Hora Santa Por La Unidad de Los Cristianos

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HORA SANTA POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

“Padre que todos sean uno”


Elaborada por Pbro. Jesús Galván Martínez

(Los cantos aquí colocados, son una sugerencia, pueden suplirse con cantos católicos de acuerdo
con la temática)
I. Canto inicial y exposición del Santísimo Sacramento.
Espero Jesús mío, en tu suma
Bendito, Bendito (popular) bondad, poder recibirte con fe y
BENDITO, BENDITO caridad (2).
BENDITO SEA DIOS, Por el amor al hombre moriste en una
LOS ÁNGELES CANTAN cruz, y al cáliz bajaste por nuestra
Y ALABAN A DIOS salud (2).
Entre sus ovejas está el Buen Pastor,
en vela continua lo tiene en amor (2).
II. Rezo de la estación Eucarística.
Sacerdote: Adoremos y demos gracias en cada instante y momento…
Padre nuestro…
Dios te Salve María…
Gloria al Padre…
Oración: Soberano Jesús Sacramentado, segura prenda de la eterna Gloria.
Esta estación recibe con agrado, por ser de tu pasión tierna memoria. Haz
que destruido el reino del pecado, tu Iglesia Santa cante la victoria,
asistiéndola siempre con tus dones, en sus necesidades y aflicciones. Amén.

III. Oración introductoria y ofrecimiento de la Hora Santa.


Guía: Señor Padre todopoderoso, hoy nos reunimos ante tu Hijo Jesús
Sacramentado, pidiendo la fuerza y la luz del Espíritu Santo para orar por la
unidad de los cristianos.
Por todos los que te reconocemos como Hijo de Dios, pero que estamos
distanciados por diferencias disciplinares y doctrinales, dispersados en
diferentes denominaciones.
Te ofrecemos esta hora ante tu hijo Jesús Sacramentado, adorándote, y
suplicándote derrames sobre los cristianos el don de la unidad, porque
reconocemos nuestra limitación para lograrlo y estamos convencidos de que
es un don tuyo, y que va más allá de discusiones doctrinales.

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IV. Invocación al Espíritu Santo.
Guía: Roguemos todos juntos al Espíritu Santo:
Todos juntos: Te adoramos, Dios omnipotente, Hijo y Espíritu Santo, Padre,
envíanos el Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido, Él nos guiará hacia la
unidad, Él es el que nos da el carisma, que hace las diferencias en la Iglesia,
y también Él nos da la unidad.
Envíanos el Espíritu Santo. Que nos enseñe todo lo que Jesús nos ha
enseñado, que nos dé la memoria de todo lo que Jesús ha dicho. Jesús,
Señor, Tú has pedido para todos nosotros la gracia de la unidad, Señor, esta
Iglesia que es tuya, no es nuestra, la historia nos ha dividido, Jesús, ayúdanos
a ir por el camino de la unidad o por el camino de esta unidad reconciliada,
Señor, Tú siempre has hecho todo lo que has prometido, danos la unidad de
todos los cristianos. Amén. (El Papa Francisco, audiencia, el 3 de julio de
2015 en la plaza de San Pedro).
V. Canto al Espíritu Santo.
El Espíritu de Dios está en este lugar Muévete en mí
El Espíritu de Dios se mueve en este Muévete en mí
lugar Toca mi mente, mi corazón
Está aquí para consolar Llena mi vida de tu amor
Está aquí para liberar Muévete en mí
Está aquí para guiar, el Espíritu de Dios Espíritu, muévete en mí
Dios está aquí (2)

VI. Texto Bíblico.


Si el ministro es Diácono o Sacerdote, proclama el Evangelio como de costumbre. Si quien dirige la
oración es laico, va al ambón, omite el saludo y dice solamente:
Escuchen hermanos la lectura del Santo Evangelio según san Juan (17, 17-26)

En aquel tiempo, Jesús hizo oración diciendo: Padre, Santifícalos en la


verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también
los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos
también sean santificados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también
por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí. Para que todos
sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la
gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en
ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú
me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también

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conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has
amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha
conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has
enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a
conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en
ellos. Palabra del Señor. / R. Gloria a ti, Señor Jesús.
VII. Breve silencio meditativo.
VIII. Oración guiada.
Guía: Señor Jesús, sabemos por la enseñanza de la Iglesia que esta es una
oración de intercesión, una oración sacerdotal. Porque en ella pides por cada
uno de los que creen en ti. Es una oración ecuménica por excelencia, la
oración por la unidad de los creyentes. Hoy al escucharla, a tus pies, delante
de tu presencia sacramental, nos unimos a esa oración tuya, y la hacemos
nuestra. Al mismo tiempo que lamentamos el escándalo de la división,
primero entre nosotros, y en segundo lugar, por la sorprendente cantidad de
denominaciones cristianas.
En la única y verdadera Iglesia católica fundada por ti, existen también
conflictos que dividen: división entre tus sacerdotes, entre tus fieles laicos, en
los diferentes ministerios de tu Iglesia, la división en los consejos
parroquiales.
Lamentamos la división que no proviene de ti, sino que es la estrategia del
enemigo para arrastrar las almas, primero al desánimo, luego, poco a poco a
la corrupción, para terminar, quitándoles la esperanza y dejando que se
precipiten a la autocondenación.
Es la división uno de los mayores males para el cristianismo, por eso
suplicamos que:
Todos juntos:
Por el don del Espíritu Santo, por su Que seamos abiertos al diálogo y a la
fuerza santificadora, que la diversidad posibilidad de encontrar bondad en el
sea transformada en riqueza y no en que piensa distinto, en el no católico,
dispersión. incluso en el no cristiano.
Que las diferencias nos lleven a Que podamos siempre reconciliarnos,
conocernos, comprendernos y para evitar dañar nuestro corazón y el
amarnos tal y como somos. de nuestros hermanos.
Que nos esforcemos en poner ante Que nunca el orgullo pueda más que
todo el bien común de la Iglesia, por la humildad.
encima del bien personal. Que nunca la soberbia rompa la
Que seamos capaces de sacrificar unidad.
aquello que divide y destruye.

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Que algún día demos testimonio de ti,
ante la humanidad para que el mundo
crea, como tú lo has deseado. Amén.

IX. Canto por la unidad de la Iglesia.


Sugerencias de canto:
 Ciudadanos del Cielo (Mayra Gpe. Mendoza / Gilberto Morales)
 Juntos como hermanos (Cesáreo Gabaráin)

X. Oración guiada.
Guía: Pedimos por la división eclesial, por los hermanos que se han separado
de la verdadera Iglesia fundada por Cristo, por las diferentes denominaciones
que existen en nuestra diócesis, quienes en su mayoría han sido católicos a
quienes quizás no se les atendió cristianamente o fueron heridos por nuestro
antitestimonio.
Por todos los hermanos que han sido llamados despectivamente como
“protestantes” pero que muchos de ellos han “protestado” legítimamente ante
nuestras debilidades y limitaciones. Por quienes en algún momento fueron
católicos y nuestra falta de atención, amabilidad, apertura, escucha, fue
motivo de desaliento.
Pedimos perdón porque en nuestras limitaciones, los hemos dejado
expuestos y necesitados, no solo de doctrina, sino sobre todo de amor,
acogida y comprensión.
Pedimos perdón por la falta de formación y disciplina para estudiar la Sagrada
Escritura, por no responder adecuadamente ante quienes se encontraban
confundidos por el error.
Pedimos junto a nuestro Señor Jesucristo que “nos santifique en la verdad”
para que la verdad sea conocida, y el error sea vencido por la luz del Espíritu
Santo en cada uno de los hermanos que han dejado la Iglesia de Cristo.
Que los Obispos, sacerdotes y diáconos sean iluminados por el Señor, para
que puedan pastorear al rebaño de Dios encomendado a ellos, con la
capacidad necesaria, defendiendo a las ovejas de falsos pastores, y falsas
doctrinas. Dales Señor la capacidad de amar a cada una de sus ovejas, con el
amor que procede de ti. Ayúdalos a vencer sus propias limitaciones, para que
el enfriamiento, el cansancio, y las cargas propias de su ministerio no los
vuelvan descuidados y dejen por ello a sus ovejas expuestas.
Por cada uno de los fieles laicos, para que adquiramos el compromiso de
sentirnos responsables de la pastoral, de sentirnos verdaderos responsables
del enfriamiento y deserción de muchos católicos. Que nos esforcemos en
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formarnos mejor para saber dar razón de nuestra fe, ante un mundo cada vez
más exigente y secular. Pero sobre todo que seamos capaces de promover la
paz, el verdadero diálogo y la reconciliación entre los hermanos que han
dejado la Iglesia, con nuestro testimonio, amable y respetuoso, con amor y
entrega al Evangelio de Jesucristo. Acabando con el discurso del odio, la
intolerancia y la intransigencia incluso de algunos hermanos nuestros, que
aman la Iglesia, pero que lamentablemente en ocasiones pierden el equilibrio
y se vuelven agresivos y ofensivos, contra quienes piensan distinto.
Ayúdanos a adquirir el estilo de Jesús, a difundir la verdad, sin perder la
caridad. A dialogar sin llegar a convertirnos en “enemigos”, aceptando de
corazón la verdadera razón de la unidad: “el Espíritu Santo”. Ayúdanos para
que aceptemos Señor, que es limitada nuestra colaboración, y que solo Tú
Señor, y nadie más, con la fuerza de tu Espíritu Santo, puedes convertir
corazones. Amen.
XI. Canto por la unidad.
UN SOLO SEÑOR (Lucien Deiss)
¡Un solo Señor, Llamados a formar
una sola fe, un solo Cuerpo
un solo Bautismo, en un mismo Espíritu,
un solo Dios y Padre! cantamos y proclamamos:

Llamados a guardar Llamados a compartir


la unidad del Espíritu una misma esperanza
por el vínculo de la paz, en Cristo,
cantamos y proclamamos: cantamos y proclamamos:

XII. Silencio para meditar


XIII. Preces:
Guía: Elevemos, hermanos, con fe nuestras suplicas a Dios, principio de
unidad y de paz, y pidámosle que escuche las oraciones que todos los
creyentes en Cristo le dirigimos por la unidad. Oremos diciendo: R.-Padre,
que todos seamos uno.
Para que el Señor, que ha enviado su Verbo al mundo para congregar en la
unidad a sus hijos dispersos, aleje de su Iglesia a todo fermento de discordia
y división. Oremos. R.-Padre, que todos seamos uno.
Para que Dios, que creó al hombre a su imagen y semejanza, destruya todas
las murallas que dividen separan a los hombres, los pueblos y las razas,
oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos uno.
Para que aquellos hermanos nuestros que pertenecen a otras confesiones y
sufren cualquier tipo de menosprecio por causa de las diferencias de su

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propia fe, se sientan amados y acogidos por nosotros, oremos al Señor. R.
Padre, que todos seamos uno.
Para que los cristianos de todas las confesiones consigamos la plena
comunión en Cristo, nuestro único Señor, oremos al Señor. R.-Padre, que
todos seamos uno.
Para que Dios nos conceda fortalecer todo aquello que nos une y sobrepasar
todo aquello que nos separa, oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos
uno.
Para que Dios se digne conceder a todos los que participan en las reuniones
ecuménicas su Espíritu de verdad y de caridad, oremos al Señor. R.-Padre,
que todos seamos uno.
Para que toda la familia humana sea cada día con mayor intensidad lugar de
convivencia cordial y pacífica y para que todos los que sufren sean liberados
de sus males, oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos uno.
Por los cristianos sometidos a la persecución o al desprecio en las naciones
paganas, para que, con sus oraciones, sufrimientos y el aislamiento que
viven, oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos uno.
Por nosotros, para que el señor nos libere de juzgar o condenar a los
hermanos de las demás confesiones cristianas y nos haga crecer en el amor
de los unos a los otros, oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos uno.
Para que el Señor nos conceda el gozo de ver crecer el amor mutuo entre las
distintas confesiones cristianas y nos reúna a todos, un día no lejano, en su
única Iglesia, oremos al Señor. R.-Padre, que todos seamos uno.
Guía: Escucha, Señor, nuestras súplicas y reúne en un solo rebaño a las
ovejas de tu Hijo, para que el mundo te reconozca a ti como único Dios
verdadero, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
XIV.Canto (Libre)
XV. BENDICIÓN Y RESERVA DEL SANTÍSIMO

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