Monografía Emprendimiento
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ÍNDICE
I. Introducción …………………………………………………………………………………………. 3
CAPÍTULO I
II. Conceptos básicos de Responsabilidad Social Empresarial……………………..4
a. Ámbitos y ejemplos de buenas prácticas en la
RSE…………………………………………………………………………………………………..4
b. Diálogo con Grupos de Interés…………………………………………………………6
c. Reportes de evaluación……………………………………………………………………6
d. La RSE en el Perú……………………………………………………………………………..7
III. Los fundamentos de la competitividad………………………………………………….10
IV. Los objetivos del desarrollo sostenible en una empresa………………………..11
a. Importancia……………………………………………………………………………………..15
CAPÍTULO II
V. Conclusiones……………………………….…………………………………………………………16
VI. Bibliografía…………………………………………………………………………………………….18
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de los últimos años, el Perú ha avanzado de manera significativa en el
desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial. Todo ello está enmarcado en
un enfoque de desarrollo sostenible en el cual el Perú buscará alinear sus políticas
a los principios de la Agenda 2030, de tal manera que se logre el cumplimiento de
los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por tanto, el concepto de
sostenibilidad será el marco clave y transversal para comprender todas las
implicancias de la RSE. Según el último informe del Anuario de Corresponsables,
organización que difunde las prácticas de RSE de diversas organizaciones para
poner en valor sus actividades responsables, se señala que existe una progresiva
adopción y consolidación de políticas de RSE y sostenibilidad por parte de los
empresarios peruanos. En consecuencia, la sostenibilidad se está convirtiendo
cada vez más en un aspecto clave en la gestión empresarial y de manera paulatina
está empezando a ocupar un lugar más destacado en la jerarquía organizacional de
las empresas (Corresponsables 2016). El panorama actual exige que las empresas
implementen diversas estrategias, como parte de sus políticas corporativas, para
mejorar el desarrollo y alcance de sus lineamientos de acción dentro de la
Responsabilidad Social Empresarial, lo cual debe reflejarse en el ámbito interno y
externo. Por tanto, el presente artículo pretende abordar el desarrollo de la RSE en
el Perú, evidenciar la importancia que tiene hoy en día para las empresas, analizar
las implicancias que posee y fomentar las buenas prácticas de RSE para enfrentar
los nuevos desafíos y aprovechar las oportunidades.
“Una empresa sostenible será aquella que cree valor para sus accionistas, para la
sociedad y el medioambiente”
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Conceptos básicos de Responsabilidad Social
Empresarial:
Para comprender el desarrollo y situación de la RSE en el Perú, es
fundamental manejar algunos conceptos claves.
La Responsabilidad Social Empresarial se basa en diversos pilares como la
sostenibilidad, principios y herramientas como reportes de evaluación para
poder medir el impacto de las estrategias aplicadas por cada organización
social.
A continuación se explicará los conceptos mencionados que pueden ser
aplicados a toda organización.
Para comprender la esencia y significado de la RSE es fundamental
entender el concepto de sostenibilidad, el cual vendría a ser la capacidad
que tiene la empresa para crear valor económico y al mismo tiempo
respetar los derechos de aquellos con los que se relaciona, es decir, buscar
una equidad social y también preservando el medioambiente en el
desarrollo de sus actividades de negocio. Por tanto, una empresa sostenible
será aquella que cree valor para sus accionistas, para la sociedad y el
medioambiente. Asimismo, luego de haber analizado el concepto de
sostenibilidad y comprender que la empresa debe generar valor para los
grupos con los que se relaciona bajo un enfoque de desarrollo sostenible,
ahora nos enfocaremos en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Este
concepto abarca tres niveles, los cuales comprenden: la responsabilidad
legal, la responsabilidad colectiva y la responsabilidad individual. La primera
se relaciona con cumplir las normas, la segunda busca cumplir las reglas y
estándares consensuados a nivel colectivo en el cual la empresa desarrolla
sus actividades, y, el tercero, se relaciona con un código propio de
conducta, desde una acción social externa, un plan de conciliación de vida
familiar y laboral para los empleados, un plan de pago justo para los
proveedores hasta la realización de una memoria de RSE.
Ámbitos y ejemplos de buenas prácticas en la RSE:
Las empresas aplican los principios de la RSE de diferentes maneras.
Asimismo, realizan acciones que se pueden agrupar en los siguientes
ámbitos.
A continuación, se revisarán algunos ejemplos de programas de RSE
presentados en el último reporte de Corresponsables (2016).
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liderazgo y es reconocida como la “Mejor tienda de mejoramiento del
hogar” y ha logrado posicionarse en el décimo lugar en el Ranking de Great
Place to Work” (Corresponsables 2016).
Ámbito Ambiental
La preservación del entorno natural y ecosistemas existentes en el
desarrollo de las operaciones de la empresa es un ámbito fundamental para
ser sostenibles en el tiempo, hay mayor conciencia de desarrollar procesos
eco-eficientes en el uso de los insumos. Por ejemplo, la empresa Securitas,
logró obtener 92 de los 100 puntos posibles en el CDLI (Índice de Liderazgo
de Divulgación de Carbono) en el 2015. Asimismo, las emisiones medias de
CO2 se redujeron en un 3.4% en vehículos y un 1.1% en monovolúmenes. “
La importancia de los grupos de interés o stakeholders se ha incrementado
en los últimos años, las empresas poseen mayor conciencia sobre la
necesidad de mantener una comunicación constante y procesos de
transparencia con los mismos”
Ámbito Social
Los lineamientos enfocados para favorecer a la sociedad, sobre todo con las
zonas cercanas al giro de negocio de las empresas, son claves para
establecer vínculos con la comunidad y generar confianza. Como ejemplo,
la empresa Danper es la primera agroindustria peruana en implementar un
CITE (Centro de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica) en
convenio con el Ministerio de la Producción para contribuir con el
incremento de la competitividad del sector agroindustrial (Corresponsables
2016).
Ámbito laboral
El talento humano dentro de las organizaciones es un pilar fundamental
para el éxito y permanencia en el mercado; por ello, las empresas deberán
brindar las mejores condiciones para sus colaboradores. Como ejemplo de
ello, la empresa Pfizer ocupó el segundo lugar en la categoría “Promoción
del balance trabajo – familia” en el año 2016, otorgado por el Ministerio de
Trabajo. Asimismo, la empresa Securitas implementó su Programa de Vida
Saludable para prevenir enfermedades relacionadas al estado nutricional de
los colaboradores.
Diálogo con Grupos de Interés
La importancia de los grupos de interés o stakeholders (partes interesadas)
se ha incrementado en los últimos años, las empresas poseen mayor
conciencia sobre la necesidad de mantener una comunicación constante y
procesos de transparencia con los mismos. Sin duda, ello involucra
garantizar un comportamiento ético en todos los procesos. Por ejemplo,
Sodimac participó en el Primer Congreso de Escuelas de Conductores y
Centro de Formación para la Seguridad Vial del país, allí se expuso la
campaña “Panel de Descanso” implementada en la carretera Panamericana
Sur para beneficio de la comunidad.
Reportes de evaluación
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La transparencia por parte de las empresas, que es cada vez más valorada
en la sociedad civil, se realiza a través de documentos denominados
reportes de evaluación que son elaborados en función de guías
metodológicas e indicadores. Ello es importante porque la presentación de
estos reportes puede lograr reforzar la confianza en los grupos de interés
de la empresa (Gestión, 2014). Por tanto, la información que se muestra en
dichos documentos es fundamental para analizar los logros de las
compañías en términos de responsabilidad social. A continuación, se
muestran dos tipos de reportes (Canessa & García, 2005). El Balance Social
es una memoria que la empresa emite periódicamente, en el cual se
presentan los proyectos, beneficios y acciones sociales dirigidas a todos los
grupos involucrados (accionistas/ inversionistas, colaboradores, clientes,
proveedores, gobierno, comunidad y medio ambiente, entre otros).
Asimismo, se considera como un instrumento estratégico para respaldar,
difundir y motivar el ejercicio de la responsabilidad social empresarial. Este
instrumento emplea variables e indicadores. Las variables están
relacionadas a áreas de actividad y los indicadores expresan las variaciones
en los mismos. Además, el Balance social está dividida en dos áreas: interna
y externa. La primera se refiere a la información y evaluación del
cumplimiento de la responsabilidad social de la empresa con sus
trabajadores. Mientras que el área externa, se refiere a la responsabilidad
de la misma hacia los sectores externos con los cuales la compañía tiene
algún tipo de relación. Por otro lado, además del Balance Social, han
surgido diferentes esquemas de información sobre el rendimiento de la
empresa en términos de desarrollo sostenible. Destaca entre ellos la Guía
de Elaboración de Memorias o Reportes de Sostenibilidad de la Global
Reporting Initiative (GRI). Éste muestra 91 indicadores clasificados por
categorías que abarcan aspectos económicos, ambientales, laborales, de
derechos humanos, comunidad y responsabilidad sobre el producto.
Asimismo, en la última versión en el año 2014, el GRI demanda que los
esfuerzos de la RSE no deben limitarse a políticas aisladas, sino que se debe
buscar una estrategia integral (Gestión, 2014). Por tanto, ello insta a que
colaboren todas las áreas de la empresa y se reporten aspectos relevantes
para todos los grupos de interés y se tomen decisiones acertadas. Por
ejemplo, grandes empresas como Alicorp, Sodimac, Petroperú y Belcorp
presentan anualmente sus reportes de sostenibilidad.
La RSE en el Perú
A lo largo de los últimos años, en el Perú han surgido un mayor número de
empresas interesadas en el tema de RSE. Este cambio ha sido producto de
una ardua y larga labor de sensibilización, difusión y viralización del
concepto. Es así que la RSE en el Perú se viene canalizando a través de un
conjunto de iniciativas que buscan abordar de forma práctica y efectiva este
nuevo valor de conciencia empresarial. Inicialmente, las organizaciones que
empezaron a aplicar estrategias de RSE fueron las transnacionales. El
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resultado fue positivo no solo porque lo integraron y comunicaron sino
también porque empezaron a implementarlo dentro de su cadena de valor.
Dentro de este nuevo enfoque, es importante señalar algunos cambios en
el Perú que de alguna manera van a determinar las nuevas reglas de juego
para las empresas, los cuales se explicarán a continuación. Por un lado,
existe un nuevo gobierno que contempla el desarrollo conectado con
políticas de sostenibilidad ambiental. Además, cabe resaltar que existe una
política de incentivos a la innovación con fondos concursables y beneficios
tributarios para empresas que desarrollen investigaciones que contribuyan
al desarrollo del Plan de Diversificación Productiva. Asimismo, existen
condiciones positivas para lograr un boom forestal, alineado a la meta
nacional para disminuir la deforestación que actualmente tiene un ritmo
alarmante de 130,000 hectáreas anuales. Adicionalmente, la tendencia
actual es que el capital humano está en una dirección de economía verde y
las instituciones educativas están priorizando los temas de innovación y
medioambientales. (Iturregui & Perla, 2016). Por otro lado, el contexto que
se vive en Lima carece de gobernabilidad respecto al control del transporte
y residuos que las industrias y la población arrojan a los ríos. Esta situación
conlleva a que el tratamiento de agua sea más dificultoso debido a su nivel
de contaminación. Otro aspecto a señalar es que diversas regiones del país
han mostrado un crecimiento y desarrollo económico incluso mayor que
Lima. Por último, cabe resaltar que la tendencia de consumo está
cambiando, se está priorizando los temas ambientales y de género, sobre
todo en la generación de los millenials (Iturregui & Perla, 2016). En ese
sentido, los cambios señalados en el Perú son aspectos que deben ser
tomados en cuenta por las empresas para replantear sus estrategias,
analizar el actual escenario y tener una visión global como agente de
cambio en la sociedad peruana, de esa manera, las acciones de
responsabilidad social estarán más alineadas con las necesidades de la
comunidad. Con respecto al consumo, las empresas deben comprender que
no solo venden productos o servicios, ya que los consumidores actuales
tienen mayor conciencia socioambiental. Por tanto, se puede señalar que
en la actualidad varias empresas ya emplean políticas de RSE; sin embargo,
éstas aún no se incorporan a las medianas y pequeñas empresas. Según el
primer Portal de Responsabilidad Social del Perú, presentado en el mes de
noviembre del 2015, se cuenta con 184 proyectos de RSE de 49 empresas.
Asimismo, en el Perú existen más de 60 empresas que elaboran sus
reportes de sostenibilidad y comunican su desempeño (Mayen, 2016). Ello
resulta importante para comprender la magnitud y saber cuánto más se
tiene que trabajar. A continuación, algunos ejemplos de proyectos de alto
impacto de RSE que están ejecutando algunas empresas en el Perú.
Alicorp: Recuperar Alicorp, La Radio saludable, Alimenta el futuro.
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Banco de Crédito del Perú: Matemáticas para todos, Obras por impuestos.
UNACEM: Aporta al acceso de los servicios básicos de agua y alcantarillado.
Ferreyros: Promueve maquinaria para el desarrollo.
Xstrata Copper: planta de lácteos - desarrollo del sector ganadero en
Espinar.
Telefónica del Perú: Aulas hospitalarias, Inclusión digital.
Por otro lado, cabe resaltar las alianzas estratégicas que realizan algunas
empresas con el Estado en la búsqueda de lograr un mayor impacto. Un
ejemplo de ello es el programa “Perú Responsable”, el cual es promovido
por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo como parte de sus
iniciativas para la promoción de la cultura de Responsabilidad Social
Empresarial en los sectores públicos y privados. Este programa presentó el
año pasado “Los 33 casos de éxito de RSE aliado con el Estado” (PERU 2021,
2016). Como se puede observar, la responsabilidad social es un eje de
acción que involucra a diversos sectores públicos y privados, y se debe de
buscar mayores sinergias para lograr resultados significativos. En esa línea
temática, Henri Le Bienvenu, gerente general de Perú 2021, señala que la
RSE se ha convertido en un aspecto fundamental para obtener una ventaja
competitiva en el mercado, ello luego de ser consultado sobre la reciente
medida adoptada por la Superintendencia de Mercado de Valores que exige
como requisito anexar reportes de sostenibilidad en las memorias
financieras anuales de sus emisores. Henri resalta que los grupos de interés
como los colaboradores, los clientes y la ciudadanía en general, exigen cada
vez más conocer la manera en que la empresa se gestiona y cómo previene
o actúa frente a los posibles conflictos o impactos que pueda generar
(Corresponsables, 2016). Ello representa un avance como país, ya que de
alguna manera desde el Estado se está incentivando que las empresas
muestren resultados concretos sobre sus programas de RSE y cuánto han
avanzado durante el año en términos de sostenibilidad. de ser un tema
exclusivo del sector privado, ahora es una práctica abarca a todos los
sectores: comunidades, sector público, ONG y sociedad civil; ya que el único
medio para lograr una sociedad más equitativa, poner fin a la pobreza y
hacer frente al cambio climático es que todos estemos unidos e
involucrados en la nueva Agenda Global de Desarrollo (Corresponsables,
2016). Las acciones responsables conciernen a todos los agentes de la
sociedad, la sostenibilidad debe ser un tema que motive a todos los
sectores a seguir trabajando, no solo debe ser un tema del Estado o del
sector privado. En ese sentido, se puede observar que, si bien es cierto
existe mayor noción y conciencia en las organizaciones del país acerca de la
Sostenibilidad como gran eje de acción y la RSE, todavía falta plasmar todo
ese concepto en proyectos concretos que generen mayor impacto en los
grupos de interés de acuerdo al core business de cada empresa. Prueba de
ello es que, de acuerdo a un estudio realizado por Global Research
Marketing que presentó la percepción de gerentes de empresas grandes y
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medianas, se indicó que si bien es cierto se ha incrementado el nivel de
preocupación por los ejecutivos por la RSE, todavía existe un 34% de
empresas que le dedica menos del 1% de su presupuesto. Asimismo,
respecto a la evaluación de las actividades de RSE en empresas peruanas, el
62% de ejecutivos considera como regular el trabajo de RSE y solo el 31%
califica los programas de RSE como “buenos” (Gestión, 2016). Ello
constituye un desafío para mejorar y desarrollar las estrategias y planes de
acción de las empresas y así incrementar el nivel de calidad de los
programas de RSE, de manera que es una oportunidad de mejora en todos
los sectores. La RSE en el Perú es un aspecto en constante evolución, en la
cual falta implementar diversos ejes y también abarcar las empresas en
todos los niveles. Para ello, cabe resaltar que es necesario mayor trabajo en
conjunto con el Estado, las universidades, los medios de comunicación y los
ciudadanos quienes también deben mostrar un comportamiento
socialmente responsable. “ En la actualidad, las empresas cada vez son más
conscientes de la importancia de la RSE” En la actualidad, las empresas cada
vez son más conscientes de la importancia de la RSE. Por ejemplo, según la
primera Encuesta sobre el Estado y la Sostenibilidad, publicada por KPMG,
en la cual se analiza la valoración de 100 CEO del país, el 71% de los
encuestados indicó que la sostenibilidad es un camino clave para lograr el
crecimiento y la innovación en su organización (Corresponsables, 2016). Por
otro lado, según la encuesta de Global Research Marketing en el 2013, solo
el 26% de empresas, de un universo aproximado de 140, indicaron que
tenían programas de RSE. Luego en el año 2014, 58% indicó que su empresa
ya las implementaba. Por último, el 98% indicó que se trataba de un tema
entre relevante y muy relevante (El Comercio, 2015). Por otro lado, cabe
resaltar que el tema de la responsabilidad social va más allá del enfoque
empresarial.
LOS FUNDAMENTOS DE LA COMPETITIVIDAD
Según la nueva forma de pensar la competitividad se consigue de dos formas diferentes:
Cambiando el enfoque de los negocios, lo cual le permitirá ver oportunidades que antes no
veía, y Aumentando la productividad en el empleo de los recursos, lo que se traducirá en
mejores estándares de desempeño.
Dos palabras claves son, entonces, el posicionamiento estratégico y la productividad.
A través de su posicionamiento estratégico la empresa define, a la luz de sus postulados
estratégicos (visión, misión, valores y macroobjetivos), los elementos básicos de su enfoque de
mercados (segmentación de mercados, características de su producto, estrategia comercial,
fuerza de ventas, canales de distribución, estrategia de precios, política de innovación. Etc.)
Por su parte, el crecimiento y el desarrollo delas empresas no se logra solo compitiendo en el
mercado, en el mundo interior de la organización hay soluciones muy importantes que
permiten elevar la productividad en el uso de recursos con lo cual se mejorará el
funcionamiento de la empresa, sus costos, su calidad, y el nivel del servicio,
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El punto final que amalgama el posicionamiento de una empresa y su nivel de productividad es
la innovación. Las empresas competitivas siempre están pensando en formas nuevas y
diferentes en términos de productos, procesos u organización.
Si la meta de una empresa es hacer dinero, entonces el hacer más dinero es siempre
mejor que el hacer menos o igual cantidad de dinero. También, las empresas no viven
un horizonte de corto plazo, por lo que buscarán hacer dinero hoy y en el futuro. Por
ello es que podemos establecer que la meta de una empresa con fines de lucro de la
siguiente manera: “Hacer más dinero ahora y en el futuro”. Para una organización sin
fines de lucro la meta se podría definir como: “Lograr más [Impacto] ahora y en el
futuro”.
Una condición que debe estar clara para todos, es que la meta no tiene límites. Es una
continuidad sin límites. Esté seguro que ningún accionista se molestaría si su gerente le
dice que va a aumentar sus utilidades netas en un 100% este año, claro que siempre
que ello no implique afectar negativamente la capacidad futura de generar utilidades.
Restricciones
Cualquier aspecto que limite o impida que una empresa pueda obtener más de su
meta, es una restricción. Todas las empresas tienen restricciones, si no fuese así las
utilidades de la empresa serían infinitas y eso sabemos que no existe. Entonces,
siempre habrá algo que limite la capacidad de obtener más de la meta y ese algo es
una restricción.
Desde la perspectiva de sistemas, la empresa como un sistema, nada podrá generarse
más de lo que la restricción del sistema permita. O sea, que una empresa no podrá
incrementar su flujo por encima de lo que permite la restricción y esto hace que sea
críticamente importante conocer cuál es la principal restricción del sistema.
Entonces estemos claros que, una restricción es cualquier elemento que limita a una
organización el alcanzar mayores niveles de desempeño, donde el desempeño se mide
en términos de la meta empresarial.
Trate de comprender lo que significan las restricciones. Para ello recurramos a la
analogía de la cadena, que se compone de muchos eslabones entrelazados. Si
tensamos la cadena con suficiente fuerza, la cadena se romperá. El asunto es
determinar en cuántos puntos se romperá la cadena y todos sabemos, por nuestra
simple lógica, que la cadena se romperá en un solo punto - exactamente en el eslabón
más débil.
Si traslada la analogía de la cadena al entorno empresarial, podrá observar varios
aspectos importantes. Cada cadena posee un límite en resistencia o fortaleza, lo cual
significa que cada cadena posee un eslabón más débil. Otro aspecto importante es que
la cadena se define en términos de la cadena total, donde cada eslabón posee su
propio límite o fortaleza pero, desde la perspectiva de la cadena total, su límite o
fortaleza está determinado por el eslabón más débil. También, si quiere mejorar la
fortaleza de la cadena deberá fortalecer el eslabón más débil, ya que fortaleciendo
cualquiera de los otros eslabones, sin fortalecer el eslabón más débil, no causará que
la cadena sea más resistente o fuerte.
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Una organización es en esencia una cadena de muchos departamentos, centros y
procesos interrelacionados - un sistema. El eslabón más débil puede estar en
cualquiera de esas partes del sistema y el sistema solamente se puede mejorar si
atiende todo el sistema en función de ese eslabón. Si la organización falla en gestionar
el sistema en función a dicha restricción, el desempeño total del sistema será inferior
al desempeño que la limitación impuesta por el eslabón más débil pueda generar - la
organización se desempeñará muy por debajo de su propia capacidad.
Tipos de Restricciones
Existen dos tipos de restricciones internas a una empresa y uno que puede
considerarse externa pero que cae bajo el ámbito de influencia de la empresa.
1. Restricción Física (interna).- Una restricción que es tangible y física en su naturaleza y
que es fácilmente reconocida como restricción. Esta clasificación incluye maquinarias,
personal, materiales, espacios, etc. - En el léxico tradicional muchos utilizan el término
“Cuello-de-Botella” para referirse a una restricción física existente.
2. Restricción de Política (interna).- Una restricción que no es física en su naturaleza.
Esta clasificación incluye el sistema completo de métricas, métodos y hasta la cultura y
formas de percibir que gobiernan las decisiones estratégicas y tácticas de la
organización.
3. Restricción de Mercado (externa).- Esta restricción existe cuando la demanda por los
productos y servicios de una empresa es menor o igual a la capacidad de la empresa, o
que de alguna forma limita el desempeño final de la organización o sistema.
De los tres tipos de restricciones, las restricciones más devastadoras son las
restricciones de políticas. Al inicio de un esfuerzo para implantar un proceso de
transformación empresarial, es muy común apreciar que las aparentes restricciones
físicas y de mercado son solamente causadas por restricciones de políticas. Lo
importante de esta situación es que las restricciones de políticas se pueden superar
rápidamente con solamente cambiarlas, sin tener que invertir más que capital político
y los beneficios de dichos cambios se consiguen casi instantáneamente.
Una vez que se remueven las restricciones de políticas, la verdadera restricción del
sistema aflora como por arte de magia - bueno, no tanto mágicamente si no que se
vuelve evidente. Pero la restricción, ya hemos dicho, es cualquier elemento que limita
obtener mayores niveles de desempeño en relación a la meta, por lo que es muy
importante que una empresa sepa claramente cuál es su meta como sistema. Una
empresa que no tenga claridad en cuanto a su meta, no podrá articular la excelencia
estratégica, ni desarrollar la capacidad empresarial, ni propiciar ventajas en su cadena
de valor - o sea, no podrá crear valor y la capacidad de crear valor es sustantivo para
ser competitivos.
Sin perseverancia en la creación de valor, una empresa difícilmente logrará los niveles
de competitividad y productividad que le permitan mantenerse exitosamente o por lo
menos supervivir cuando las circunstancias le son adversas.
LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN UNA EMPRESA (ODS)
En septiembre de 2015, los dirigentes mundiales aprobaron en el seno de las Naciones Unidas
los ODS, con lo que quedó constituida la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El
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documento, titulado Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, se define como «un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la
prosperidad» (ONU, 2015). Se compone de 17 objetivos, divididos en 169 metas, que
configuran el marco a través del cual los países podrán dirigir sus esfuerzos a poner fin a la
pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar contra el cambio climático. La
determinación de los ODS nace en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo
Sostenible («Rio+20») celebrada en Río de Janeiro en 2012 (veinte años después de la histórica
Cumbre de la Tierra en Río). Bajo el título El futuro que queremos, la Conferencia reunió a los
líderes mundiales, junto con miles de participantes del sector privado, las ONG y otros grupos,
para definir una nueva agenda global centrada en dos objetivos principales: en primer lugar,
cómo construir una economía ecológica con la que lograr el desarrollo sostenible y acabar con
la pobreza y, en segundo lugar, cómo mejorar la coordinación internacional para el desarrollo
sostenible (ONU, 2012). La Agenda 2030 se aprueba en el año 2015, fecha límite para el
cumplimiento de la agenda anterior, compuesta por los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) (de ahí que también se denomine «Agenda post 2015»). Los ODS dan continuidad a las
aspiraciones de los ODM predecesores, incorporando una serie de mejoras dirigidas a facilitar
su implementación y su logro. Estas mejoras son las siguientes: La comunidad internacional ha
emplazado al sector privado a participar activamente en la consecución de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible. Los ODS configuran el marco a través del cual los países podrán dirigir
sus esfuerzos a poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar
contra el cambio climático. Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa - IESE
Cuaderno nº 34 - Empresa y objetivos de desarrollo sostenible (ST-438) 5 • Representatividad:
la definición de los ODS se ha basado en un proceso intergubernamental inclusivo y
transparente, abierto a todos los grupos de interés. La propuesta de los objetivos fue
desarrollada por un grupo de trabajo abierto, con miembros procedentes de los cinco grupos
regionales de las Naciones Unidas, de manera que la representación geográfica fuese justa,
equitativa y equilibrada. La labor de este grupo se complementó mediante un proceso
consultivo a nivel mundial, en el que participaron las distintas partes interesadas y los expertos
relevantes de la sociedad civil, de la comunidad científica y del sistema de las Naciones Unidas,
de modo que las demandas y las diversas formas de contribuir de cada colectivo quedasen
recogidas.
Universalidad: los nuevos objetivos presentan la singularidad de instar por igual a todos
los países (en desarrollo y desarrollados) a adoptar las medidas para promover la
prosperidad y proteger el planeta.
Diversidad: los ODS tienen en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de
desarrollo y respetan las políticas y prioridades de cada país. Las metas de los ODS
expresan aspiraciones a nivel mundial, pero posibilitan a los estados firmantes fijar sus
propios objetivos y prioridades. Cada gobierno decidirá también la forma de incorporar
esas aspiraciones y metas mundiales en los procesos de planificación, las políticas y las
estrategias nacionales.
Concepción más ambiciosa e integrada: se entiende que erradicar la pobreza exige
también abordar el resto de fenómenos a los que va asociada. Se amplía el número de
objetivos en relación a los ODM y se presentan interconectados, de manera que contribuir
a cada uno de ellos permite avanzar en la consecución del resto.
Dimensión social: los ODS rehúyen el concepto de pobreza en términos exclusivamente
financieros, para otorgar una visión más positiva, relacionada con la justicia, la igualdad de
oportunidades y las condiciones de pleno desarrollo de todos los seres humanos. Por este
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motivo, han adoptado la triple perspectiva del desarrollo sostenible: económica, social y
ambiental. Así, las iniciativas para poner fin a la pobreza deben ir de la mano de estrategias
que favorezcan el crecimiento económico y aborden una serie de necesidades sociales (la
educación, la salud, la protección social y las oportunidades de empleo), al tiempo que
promueven el cuidado del medioambiente.
Implementación: un elemento fundamental de los ODS es la gran atención que prestan a
los medios de aplicación —es decir, a la movilización de los recursos financieros—, al
desarrollo de la capacidad y la tecnología, a los datos y a las instituciones.
Colaboración: los ODS entienden que erradicar la pobreza exige la implicación de todos los
actores del sistema (gobiernos, sector privado y sociedad civil). Por ello emplazan a todos
los colectivos a participar activamente a través de alianzas a nivel mundial, regional,
nacional y local.
A pesar de que los ODS no son jurídicamente obligatorios, los estados quedan comprometidos,
a través de la firma de la resolución de la ONU, a movilizar los medios necesarios para su
implementación. Se espera que los gobiernos adopten los objetivos como propios y
establezcan marcos nacionales para su logro. Es en este contexto donde se espera que el
sector privado se involucre, a través de una Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible, en
la que también participen los gobiernos, la sociedad civil, el sistema de las Naciones Unidas y
otras instancias. Si bien para las empresas la participación tampoco es obligatoria, la
comunidad internacional ha hecho explícita la necesidad de que todos los miembros
colaboren. Asimismo, ha dispuesto un abanico significativo de incentivos con el fin de que esta
contribución resulte efectiva. Los ODS reconocen el papel del sector privado, desde las
microempresas y las cooperativas hasta las multinacionales, como motor de la productividad,
del crecimiento económico inclusivo y de la creación de empleo. En particular, se espera que
las empresas se sirvan de la creatividad y de la innovación que les caracterizan para resolver
los problemas relacionados con el desarrollo sostenible. Además se les anima a adoptar
prácticas propias de la responsabilidad social, relacionadas con el empleo digno, el
empoderamiento de la mujer, la inversión en investigación y desarrollo, la protección del
medioambiente, la transparencia y la rendición de cuentas, que van más allá del ámbito
puramente económico.
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Importancia:
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Mejora del desempeño: las prácticas en sostenibilidad optimizan la
competitividad y el rendimiento de las empresas, debido a los siguientes
motivos: la integración de sistemas que mejoran la toma de decisiones; una
gestión eficiente de los recursos que se traduce en menores costes; una
valoración de riesgo menor y la inclusión en índices que dan confianza a los
inversores; unos resultados más positivos a largo plazo; el desarrollo de
productos de valor añadido a través de la innovación; la satisfacción de los
consumidores y su disposición a pagar precios prémium; el bienestar de los
empleados que redunda en su productividad; o la favorabilidad social y
mediática (Malik, 2015).
Anticipación: para alcanzar los ODS, los países diseñarán marcos nacionales
que fomentarán, a través de la regulación o de incentivos, iniciativas para el
desarrollo sostenible. Particularmente, en la meta 6 del objetivo 12, los
gobiernos se comprometen a «alentar a las empresas, en especial las grandes
empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles e
incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de
informes». En este sentido, adoptar de manera proactiva la Agenda 2030 será
una manera de preparar a la empresa para responder tanto a los requisitos
gubernamentales como a los de los grupos de interés. Además, los ODS
abordan los grandes retos de nuestro siglo, por lo que no alcanzarlos tendrá
implicaciones negativas para los negocios. Los ODS suponen, también en este
sentido, un marco para que las empresas puedan prever posibles escenarios
futuros e implementar medidas con las que adaptarse a los cambios y
disrupciones que puedan producirse.
Alineamiento: los ODS definen un propósito compartido, un marco de acción
común y un lenguaje que servirá de ayuda al sector privado a la hora de
establecer sinergias con otras instituciones. Mediante estas alianzas podrán
abordar los retos económicos, sociales y ambientales que afectan tanto a unos
como a otros. La participación posibilitará que la empresa consiga los objetivos
propios y los compartidos, demuestre compromiso ante sus públicos y se
introduzca en redes de intercambio de conocimientos, capacidades y
tecnologías.
Comunicación: las empresas pueden utilizar los ODS como un marco general
para informar sobre sus objetivos y sus resultados. Este marco facilita la
comparabilidad, la consistencia y la comprensión de los datos recogidos y, con
esto, las decisiones de los grupos de interés y las relaciones con los mismos.
Además, ha de tenerse en cuenta la mayor atención social, mediática e
institucional que se prestará a los modelos de negocio sostenibles e
incluyentes. Ello ofrece importantes oportunidades para dar visibilidad a las
iniciativas de la compañía, así como para mejorar su reputación y
reconocimiento social.
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CONCLUSIONES
De acuerdo a lo mencionado en este artículo, podemos señalar que la
Responsabilidad Social Empresarial en el Perú aún está en desarrollo,
todavía hace falta que las organizaciones plasmen de manera asertiva sus
programas y se logre mejores resultados. Sin embargo, no se puede
desmerecer el hecho que poco a poco las organizaciones van
comprendiendo que las políticas corporativas de sostenibilidad son
fundamentales para mantenerse en el mercado. Se insta a las empresas a
que más allá de los cumplimientos y presentación de reportes de
sostenibilidad, deben buscar mayor efectividad en sus programas, que las
metas y estrategias a implementar estén más alineadas con los
requerimientos de sus grupos de interés, sobre todo, que se pueda
monitorear y medir los indicadores del impacto generados para tomar
mejores decisiones en los siguientes programas corporativos de
responsabilidad social. Asimismo, las empresas deben seguir innovando
utilizando herramientas adecuadas, captando al mejor talento humano,
buscando alianzas estratégicas con otras organizaciones del sector público y
privado logrando mayores sinergias para lograr mejores resultados. El
escenario actual, exige que las empresas se adapten; los grupos de interés
cada vez exigen mayor compromiso por parte de las empresas; no solo se
trata de seguir una moda o tendencia en el ámbito de los negocios, sino que
se trata de crecer como organización de manera responsable generando el
mayor impacto posible desde las acciones de su giro de negocio y los
programas de RSE que implementan. Por otro lado, el Estado también
cumple un rol importante para incentivar a las organizaciones las buenas
prácticas de responsabilidad social, no solo desde el cumplimiento de leyes
o aplicación de sanciones, sino desde la muestra transparente como
ejemplo que deben impartir las instituciones públicas y sus funcionarios. Las
iniciativas como el Programa Nacional “Perú Responsable” crean un clima
favorable que motiva a las empresas para participar en diversos proyectos
de responsabilidad social como aliados estratégicos. Asimismo, el hecho de
haber suscrito un nuevo Marco de Cooperación de las Naciones Unidas para
el Desarrollo, para el período 2017-2021 para enfrentar los desafíos de
Desarrollo Sostenible, exige mayor compromiso como país, donde no solo
está involucrado el gobierno, sino todos los agentes públicos y privados
para cooperar en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) enmarcados en la agenda 2030. Finalmente, la sociedad
civil es un pilar fundamental para seguir promoviendo las buenas prácticas
de responsabilidad social en las organizaciones. Los consumidores, exigen
cada vez más mayor información a las empresas, ya no se conforman con
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un buen producto, sino que el nivel de consciencia es más elevado y
benefician con su preferencia a aquellas empresas que aparte de ofrecer un
producto de calidad muestre de manera comprobada acciones socialmente
responsables. La sociedad civil se identifica con diversos programas de
responsabilidad social, cada vez hay mayor participación en los
voluntariados corporativos, mayor compromiso en la búsqueda por mejorar
la situación actual y ser agente de cambio. Sin duda, todavía queda un largo
camino por recorrer en cuanto a la responsabilidad social empresarial en el
Perú, el desafío es grande y se espera seguir construyendo bases sólidas
para un futuro sostenible.
Los ODS han abierto un importante marco para que el sector privado
entienda, interiorice y contribuya a solucionar los mayores retos que
afectan a la humanidad y al futuro del planeta. Con ellos se inaugura una
agenda de quince años de oportunidades para las empresas, que podrán
salir beneficiadas tanto por el proceso de alcanzar los ODS como por el
resultado de poner fin a los problemas que abordan. Para ello, los ODS o, al
menos, el espíritu y los desafíos que hay detrás de ellos, han de estar
integrados en la estrategia corporativa. Los ODS no deben suponer una
manera nueva de ordenar los objetivos y las iniciativas que la empresa ya
había definido con anterioridad, sino que deben servir para reflexionar
sobre la misión corporativa y sobre el modelo de negocio, lo que puede
llevar a definir nuevas líneas de negocio con las que contribuir a la
prosperidad de la entidad y del planeta. Los ODS podrán suponer un nuevo
marco para las empresas a la hora de planificar, desarrollar y comunicar sus
iniciativas de RSC. Sin embargo, más que como un nuevo modelo de
gestión, han de entenderse como una propuesta de temas que deben
tenerse en cuenta y abordarse de una forma u otra. En particular, recogen
una relación de retos comunes encaminada a facilitar que todos los
esfuerzos se dirijan en una misma dirección y que se creen alianzas entre
diferentes actores. Es recomendable que las empresas reflexionen sobre los
asuntos que proponen los ODS para definir su estrategia, ya que es posible
que muchos de ellos no se hubieran tenido en cuenta hasta el momento en
la toma de decisiones y pueden ofrecer importantes oportunidades de
negocio. Con todo, es importante no olvidar que para solucionar estos retos
no bastará con desarrollar nuevos productos y servicios o llevar a iniciativas
puntuales. Las soluciones han de actuar sobre la raíz de los problemas,
impulsando para ello el comportamiento responsable de la empresa
conforme a los principios éticos que persiguen el desarrollo y bienestar
humanos.
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