Tema 2 Temario Específico
Tema 2 Temario Específico
Tema 2 Temario Específico
Podemos hacer tres grandes grupos a la hora de escoger un tipo de limpieza u otro, según
las características de las zonas o productos que vamos a tratar:
Inmuebles. Son las superficies de la construcción del edificio, como suelos, techos,
paredes, escaleras, etc.
Instalaciones y mobiliario. Cuartos de baño y aseos, sofás, sillas, lencería de
habitaciones, y todo aquello que tenga un contacto directo con las personas.
Alimentación. Los propios alimentos y los recipientes necesarios, tanto para la
elaboración de los mismos como los útiles empleados para su consumo.
Señalados estos grupos principales, diremos que la industria fabricante ofrece una amplia
gama de productos que, prácticamente, abarca todas las necesidades del mercado. Muchos
de estos productos son inocuos en la manipulación, pero otros son abrasivos, lo que significa
la obligatoriedad de leer y confirmar el contenido antes de hacer uso de él.
No podemos considerar que un producto, por ser limpiador, se pueda utilizar para todo. Por
lo que hacemos hincapié en la responsabilidad que se contrae cuando se utiliza
inadecuadamente.
Todos los envases tienen impreso el contenido y utilidad específica, dosificación y forma de
uso, y un dato además de suma importancia, las precauciones a tener en cuenta durante el
uso, almacenamiento y eliminación.
Toda persona que maneja estos productos debe conocer tanto las aplicaciones como las
precauciones con que se debe manipular.
Tiempo.
Acción mecánica.
Temperatura.
Acción química.
En toda operación de limpieza debe tenerse en cuenta que el círculo debe estar cubierto en
su totalidad, es decir, a falta de un elemento se sustituirá por otro u otros.
En una limpieza basada en un remojo, el sector predominante es el tiempo de acción.
Cuando aumentamos la dosificación del detergente, el sector predominante es la acción
química.
Por otro lado, cuando la limpieza se realiza con agua caliente, el sector predominante es la
temperatura.
Antes de comenzar la limpieza hay que definir los tipos de limpieza que podemos realizar:
Las diarias o de mantenimiento, también llamada limpieza ordinaria: son las que
se realizan cada 24 horas y son las más básicas, con los repasos que sean
necesarios. Podemos definir entre ellas:
la retirada de basura,
el polvo,
la limpieza de suelo, etc.
Se hará especial énfasis en los aseos públicos y en los pasillos muy transitados,
dejando siempre una zona de paso seca y disponiendo en las zonas húmedas
carteles de "suelo mojado".
Ejemplo. Si para una suciedad determinada se indica que el producto debe ser utilizado al
10%, esto quiere decir que por cada parte de detergente que se utilice tendrá que añadirse
nueve de agua.
Cualquiera que sea el detergente desinfectante elegido, conviene respetar unas cuantas
normas generales de uso, que pueden garantizar el éxito de su utilización:
La temperatura.
La acción mecánica.
Son los cuatros factores que intervienen en las operaciones de limpieza (ver círculo de
Sinner).
El pH se encuentra entre dos valores, uno máximo (14) y otro mínimo (0). En el centro de
esta escala está el valor (7).
Los productos con pH igual a (7) son los neutros (6, 7, 8) inferior a (7) son los ácidos, y entre
(7) y (14) son los alcalinos o básicos.
Escala gráfica de pH.
pH TIPO DE PRODUCTO
0-1-2 Ácido muy fuerte
ÁCIDO
3-4-5 Ácido débil
NEUTRO 6-7-8 NEUTRO
9-10 Alcalino débil
BÁSICO
11-12 Alcalino fuerte
o ALCALINO
13-14 Alcalino muy fuerte
pH = 12 Decapantes de ceras
pH = 7 - 8 Limpiamoquetas
pH = 5 - 8 Orina humana
pH = 6 Sangre humana
pH = 3 - 4 Vino
pH = 3 Vinagre
pH = 1 - 2 Cristalizador terrazo/mármol
Igual que los productos tienen un pH determinado, la suciedad como cualquier otra
sustancia tiene un determinado valor de pH.
Al transformarse la suciedad en una sal, ésta es fácilmente arrastrable por el agua, y por
tanto, tendrá lugar la limpieza.
El pH del producto químico es muy fácil de conocer o de medir, ya que el fabricante está
obligado a facilitar esta instrucción. Pero el pH de la suciedad hay que conocerlo de
antemano.
encontrar el mismo color de la tira en la tabla hacemos la lectura del pH que nos indica la
escala cromática de la tabla.
Antes de realizar cualquier limpieza, debemos saber qué producto químico necesitamos para
poder eliminar la suciedad de la superficie. Para ello también debemos conocer qué tipo de
suciedad vamos a eliminar.
En función del tipo de suciedad existente, utilizaremos el producto químico adecuado para
su eliminación, sin deteriorar la superficie.
Neutros pH = 6-7-8
Lavable Producto oxidante dependiendo de la
Grasienta.
textil, piel humana. naturaleza del colorante
No grasienta (calcáreas).
necesitamos un oxidante en medio
Colorantes.
Dura y lavable alcalino o un oxidante en medio ácido.
(*) Glicol: alcohol doble con un poder disolvente mayor que un alcohol sencillo (alcohol
etílico o etanol).
Dado que el tiempo suele ser muy limitado al objeto de que todas ellas estén en un perfecto
estado de limpieza, cualquier zona que haya sido imposible de limpiar se anotará en el parte
de trabajo que cada responsable tenga adjudicado, a fin de que la gobernanta quede
enterada y disponga los medios adecuados para subsanar esa carencia.
Es fundamental que todas las incidencias o fallos que se detecten sean comunicados
rápidamente al encargado/a; por ejemplo, si se detecta una avería que pueda generar algún
peligro o problema de continuidad debe avisarse con la máxima rapidez.
En ese estado de organización cada área habrá tenido, al correr del tiempo, una experiencia
evolutiva que servirá en todo momento para mejorar la continua labor (prácticamente no
suele haber cambios radicales en los planteamientos básicos), por ello no se debe caer en la
rutina laboral, y uno de los medios utilizados para evitar la monotonía es que los planning de
trabajo reflejen una actividad diaria fija y otra que se deba realizar de forma alternativa.
También, y con fines de que el personal se vaya capacitando para las distintas tareas y
estimular su propia formación, suelen establecerse unos grupos rotativos, salvo en los casos
de personal especializado en tareas concretas. El ejemplo es válido para el personal de
nueva contratación que va pasando un tiempo en cada área o departamento, que en razón
de sus aptitudes y rendimiento puede ser destinado a la labor más adecuada.
Limpieza especial.
Limpieza de fin de obra (bloqueo, pulir suelos, etc.).
Limpieza de desinfección (fumigar con desinfectantes, después de una
defunción…).
El hecho de que la limpieza se realice siempre a partir de una hora temprana no significa
que, una vez hecha, no requiera un continuo seguimiento. Esta situación, bastante normal,
obliga a mantener un personal de limpieza continuo, para que cada vez que se aprecie el
deterioro de alguna zona, ésta vuelva a tener el aspecto de limpia. No se puede precisar el
tiempo que debe transcurrir entre una limpieza y otra, pues son muchos los condicionantes
que pueden concurrir, en cambio, sí se puede determinar un dato concreto, que es
mantener todos los recintos totalmente limpios.
En realidad, la zona que con más frecuencia necesita esta atención continua es el hall de
entrada o vestíbulo, ya que el máximo trasiego de personas se efectúa en esas zonas,
incluyendo recepción. También los aseos que haya en esas zonas serán los que tengan
prioridad en el control de limpieza.
Sobre la base de esa experiencia que anteriormente se mencionaba, se elaboran los planning
de trabajo y las personas delimitadas en cada una de las funciones a realizar. Será
posteriormente la gobernanta de limpieza quien tenga el control y seguimiento del trabajo
que se esté desarrollando. Cumplimentar las planillas según se efectúen las distintas fases y,
una vez todas completadas, serán entregadas a la gobernanta general, la que supervisará y
dará el visto bueno.
La limpieza de los edificios públicos es de vital importancia, ya que éstos no sólo muestran la
imagen institucional sino que, por el gran número de personas que los utilizan diariamente,
Por ello, la limpieza debe realizarse con esmero y en profundidad diariamente, y repetirse
todas las veces que sea necesario. Aunque no siempre es posible, se sugiere que ésta se
lleve a cabo fuera del horario de trabajo normal, ello facilitaría no sólo la actividad del
personal de limpieza sino que evitaría incomodar a los empleados de la institución, puesto
que se levanta polvo, se cierra el paso momentáneamente, etc.
Orden de actuación.
El jefe del equipo de limpieza es generalmente un experto en esta labor, por lo que es quien
está encargado de establecer el orden de realización de la limpieza. Esta decisión es
producto del estudio que realiza el experto conjuntamente con los jefes de departamentos
del edificio en cuestión. De esta forma, se definen las necesidades, condiciones, prioridades
y periodicidad de la limpieza. Con esta información, el jefe del equipo señalará, en las
planillas correspondientes a cada área, todos los detalles vinculados al mejor desempeño de
la realización de la tarea de limpieza en cada una de ellas, es decir: utensilios, aparatos,
productos..., destacando qué áreas deberán ser repasadas periódicamente. Con esta
información ya elaborada, determinará el número de personas necesarias para realizar las
faenas de limpieza en cada zona, dependiendo del horario en el que se realizarán las
mismas. Finalmente, deberá calcular el tiempo aproximado de limpieza de cada una de ellas.
Así se conformarán los diferentes equipos que realizarán las tareas de limpieza de las
diferentes áreas.
Como el jefe de equipo es el encargado de determinar cuáles son las mejores condiciones
para la realización de la limpieza, su periodicidad, horario, número de personas que
requerirá, aparatos, útiles e instrumentos, el tiempo que ocupará la labor en cada área, y el
orden en el cual éste se ha de realizar, deberá comunicarlo claramente, tanto por escrito -
utilizando las planillas específicas- como verbalmente a los distintos grupos de trabajo.
Ya que no es posible que pueda supervisar diariamente todas las labores, dispondrá de los
coordinadores que necesite para controlar a los distintos grupos de trabajo y ayudar en las
labores que requieran más cuidados o conocimientos especiales, o para supervisar cuando el
trabajo se haya retrasado.
Existen diferentes tipos de zonas en los edificios públicos, éstas pueden ser:
a) Zonas nobles: se consideran así aquellas destinadas al uso por parte de los visitantes
del edificio. Se clasifican en tres áreas:
Privadas (recinto de alojamiento o habitaciones);
de uso común (son utilizadas por todos los visitantes al edificio: restaurantes, aseos,
cafeterías, salones, etc.);
Zonas nobles/comunes.
Se limpian según los materiales que allí se encuentren. Así, los suelos se limpiarán según el
tipo de material del que estén hechos:
Los preparados y pulidos serán limpiados con mopa.
Los de mármol se frotarán con jabón neutro.
Los alicatados (gres) se barrerán y se les pasará la fregona.
En áreas extensas se sugiere utilizar una máquina aspiradora.
Los balaustres y pasamanos se limpian con bayetas impregnadas en alcohol, si son de metal,
o de un producto específico para ello, en el caso de las maderas.
El mobiliario se limpia con una bayeta húmeda y luego se le pasa una seca.
Zonas nobles/privadas.
Las habitaciones se limpiarán haciendo hincapié en el suelo y en el mobiliario más utilizado,
sin descuidar las paredes, techos, lámparas y cortinas.
Los cuartos de baño se limpiarán con detalle y en profundidad, utilizando desinfectante para
el suelo y para los distintos objetos que en él se encuentran. La limpieza de las repisas,
cristales y espejos se realizará con limpiacristales con alcohol.
Se limpiarán y vaciarán todos los depósitos de basura que se hallen en esa zona. Uno de los
productos más utilizados en estas áreas es la lejía o hipoclorito sódico, pues es un poderoso
desinfectante cuyo uso y manipulación es muy sencillo, además de poder aplicarse a muchas
tareas diferentes, como limpieza de suelos (diluida en agua), limpieza de baños y servicios
(diluida en agua o sola), etc. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que previamente la zona
debe haberse limpiado con jabón o detergente y que, una vez aplicada la lejía, debe
enjuagarse con agua para evitar el olor y la alteración de la superficie.
Almacenaje.
Sabemos que los materiales y productos de limpieza nos ahorran esfuerzos y nos
proporcionan un aumento en la eficacia de nuestro trabajo, pero dado a la diversidad y
complejidad de los productos, hay ciertas dificultades a la hora de almacenajes, por ello es
preciso guardarlos siguiendo unas normas que nos permitan su recuento y utilización.
En principio, debemos disponer de un local en el que depositados, según sus dimensiones, se
llama almacén.
Distribución.
Un almacén de productos puede organizarse de distinta manera:
los de la lavandería,
los del comedor, etc.
Control.
Se tendrá en cuenta:
a) Habrá de seleccionar días fijos de entrega, cada 10 o 15 días, según la capacidad de los
office donde van a ir almacenados dichos artículos.
b) Marcar un horario, momentos en el que la carga de trabajo sea menor.
c) Señalar tiempos intermedios al personal, que permita un escalonamiento en las
entregas para cada sector.
d) Controlar las entregas de separación y cambios. Debe saberse el tiempo que dura
cada uno de los productos.
Almacenes de pisos.
La ropa de cama, sábanas encimeras, bajeras y fundas. Se pondrá en las estanterías
o en armarios del office con los lomos hacia fuera, para poder hacer el recuento
más fácilmente. Se señalaran (cruzando una pieza) en los bloques cada 10 prendas.
La ropa de baño estará también en bloques de 10. Toallas de baño, lavabo, bidet y
alfombrilla de baño.
Almohadas, muletones y mantas. Estas prendas se colocan en las estanterías altas o
en un segundo término.
Productos de limpieza.
Los mínimos necesarios que deben disponer los almacenes de piso serán:
Un juego de cama por cada una de ellas.
Un juego de toallas por cada cliente.
En cuanto a los productos de limpieza, los mínimos deberán cubrir el consumo previsto y
formar una reserva con la que atender aquellos imprevistos que surjan hasta la fecha de
recibir una nueva entrega del almacén general.
Debemos señalar la importancia del tiempo que para nosotros es primordial, ya que en
algunas ocasiones sólo con la organización del trabajo podemos conseguir su finalización,
pues a veces la tarea es tan extensa que no hay tiempo suficiente, para ello debe conseguir
cultivar el espíritu de equipo.
La camarera cuidará que el armario de lencería del office esté siempre ordenado y la ropa
colocada por clases y tamaños, así como perfectamente apilada y bien alineada con los
lomos hacia fuera, con el fin no sólo de presentar un aspecto estético, sino también el de
facilitar su recuento, haciendo éste más rápido y sencillo.
Si el armario es pequeño, las prendas grandes estarán colocadas al fondo y las pequeñas
delante.
Dentro del armario la ropa debe estar en diferentes entrepaños, es decir, la de cama en uno
y la de baño en otro. Nunca se pondrán en el mismo montón o pila dos tipos diferentes. Por
ejemplo: sábanas bajeras y encimeras en la misma pila; toallas de baño y de lavabo juntas,
etc.
En la puerta de este armario, pegado por la parte interior (o en otro lugar a la vista), habrá
una copia o lista de todas las prendas especificando clases y número o cantidad. Las
cantidades que reflejen esta lista pegada en la puerta del armario estarán, lógicamente, de
acuerdo con las necesidades, ya que dependerán del número de habitaciones que tenga
cada piso.
Es fácil suponer que las cantidades han de ser aproximadas al consumo, y estará en relación
directa con la ocupación del piso.
En el armario destinado al almacenamiento de los artículos de limpieza, es también
indispensable colocar pegada en la puerta (o lugar visible) la lista con la clase y el número de
los artículos. Por ejemplo:
También se reflejará en una de estas listas los útiles de trabajo, tales como: cubos, escobas,
cepillos, recogedores, etc.
Esta lista es muy práctica, ya que le permite a la camarera saber la cantidad que debe tener
en reserva y, por consiguiente, a la hora de hacer el pedido de material, puede hacer la nota
con sólo contar lo que le queda de material en el armario y restarla de la cantidad reflejada
en la lista.
Este pequeño depósito o stock en el office del piso también simplifica el trabajo de la
gobernanta, puesto que así no se ve obligada a estar continuamente suministrando
productos. Al mismo tiempo facilita el trabajo de la camarera al poder usar en todo
momento el producto de limpieza que necesita por tenerlo a mano, y también se evita la
posibilidad de que, al no tener ese producto para esa determinada limpieza, pase su uso por
alto o lo sustituya por otro que no sea el más idóneo.
Es muy importante tener el hábito de quedar todos los útiles y productos recogidos y
preparados para la siguiente jornada de trabajo:
Más producto no significa necesariamente más limpieza ni limpieza más rápida, podemos,
incluso, conseguir el efecto contrario.
No deben mezclarse productos en general, pues hay algunos incompatibles cuya mezcla
puede ser peligrosa (lejía y amoníaco no deben mezclarse nunca).
Hay que leer siempre las etiquetas de los productos que se van a utilizar, y seguir las
instrucciones de uso y dosificación.
Tensoactivos:
No iónicos:
Iógenos
Disoluciones en base solvente: este disolvente puede ser aguarrás, alcohol, derivados del
petróleo, acetona, etc.
Los productos químicos que se utilizan para la limpieza se pueden dividir en:
Productos para el lavado de vajillas.
Productos para el lavado de ropa: utilizados para el lavado de textiles.
Jabones de lavar.
Productos de mantenimiento y limpieza: cuya finalidad es la limpieza de objetos o
de superficies duras como suelos, lavabos, cristales, azulejos...
Tanto unos como otros están compuestos por sustancias químicas con diferentes funciones,
que habitualmente se potencian entre ellos:
Todos estas sustancias facilitan la limpieza y mejora el resultado de esta actividad. Pero
también pueden presentar determinados perjuicios tanto para el medio ambiente como
para los seres vivos, entre ellos las personas.
El efecto nocivo de los productos químicos para nuestra salud es consecuencia de su acción
tóxica.
La acción toxica o toxicidad: es la capacidad de una sustancia para ocasionar daños en los
organismos vivos.
Los productos de limpieza para suelos pueden tener una doble misión en función de
nuestras necesidades o exigencias. Considerando la misión fundamental, la eliminación de
las manchas y de la suciedad, debemos pedirles que nos proporcionen brillo y desinfección:
Eliminación de la suciedad.
Eliminación de manchas superficiales.
Que proporcionen brillo.
Que desinfecten.
Detergentes con tensoactivos. Disminuyen la tensión superficial del agua, con lo que
aumentan su poder de disolución y transporte de la suciedad. Si además contienen amonios
cuaternarios, tienen propiedades bactericidas, siendo considerado, por tanto, como
productos desinfectantes.
Detergentes solventes. Se aplican para eliminar manchas de grasa, están formados por
productos tensoactivos y solventes orgánicos que refuerzan la acción emulsionante.
Son productos acuosos de ceras y polímeros que se utilizan puros sobre los pavimentos. Al
secarse pierden el agua por evaporación y forman una capa sobre el revestimiento que lo
protege y proporciona brillo.
Emulsiones pulibles. Son ricas en ceras. Una vez seca deben tratarse para producir brillo.
Emulsiones no pulibles. Son ricas en polímeros. Brillan por sí solas cuando se secan, pero se
rayan. Tras su aplicación hay que protegerlas con emulsiones metalizadas (de difícil
eliminación).
Como su propio nombre indica son productos formados por una combinación de
tensoactivos, solventes y ceras en emulsión acuosa. Se utilizan puros, pulverizándolos
directamente sobre todos los revestimientos duros.
En esta Nota Técnica se revisan los desinfectantes químicos de uso más corriente para
instrumentos y superficies.
Para el empleo de estos productos es necesario conocer los riesgos ligados a su utilización y
los consejos de prudencia que deben estar indicados en la etiqueta y en la ficha de datos de
seguridad.
Al adquirir productos químicos debe exigirse siempre con la primera entrega la ficha de
datos de seguridad correspondiente.
En general, el producto debe poderse aplicar de tal manera que no presente ningún riesgo
de toxicidad aguda o crónica para los animales y el hombre. Debe tenerse en cuenta que,
por su propia función (destrucción de microorganismos), la mayoría de desinfectantes
tienen unas características de toxicidad importantes.
Glosario
Asepsia: método para prevenir las infecciones por la destrucción o evitando los agentes
infectivos, en especial por medios físicos.
Bactericida: se denomina así a un producto que tiene la propiedad de matar las bacterias
en unas condiciones de empleo definidas.
Descontaminación: es una acción que tiene por fin eliminar, matar o inhibir los
microorganismos indeseables en función de los objetivos fijados. Sólo son destruidos los
microorganismos presentes durante esta operación. La descontaminación es parcialmente
bacteriostática, es decir, que los procedimientos utilizados por la descontaminación sólo
pueden inhibir momentáneamente la multiplicación de una fracción de la población
bacteriana en unas condiciones bien definidas.
Esterilidad: ausencia absoluta de microorganismos. Este estado debe ser mantenido hasta
que el producto, el local o el fluido sean utilizados. La esterilidad es una noción relativa, se
debe considerar siempre en referencia con los métodos utilizados para controlarla: tipo de
muestra, naturaleza del medio de cultivo, condiciones de estos cultivos, tales como
temperatura y duración de la incubación, pH, potencial de oxidación/reducción, etc.
Los métodos de desinfección de material se clasifican en dos grandes grupos, según utilicen
procedimientos físicos o químicos.
Hervido o ebullición.
Pasteurización.
Existe una diferencia importante entre la leche pasteurizada y la leche esterilizada y consiste
en que la primera no contiene gérmenes patógenos y la esterilizada no contiene ningún
germen.
Rayos solares.
Por medio de la acción de los rayos ultravioletas. Estos rayos son uno de los muchos tipos de
radiación producidos por la luz solar.
Son rayos que tienen una cierta acción bactericida, pero sólo a una determinada longitud de
onda. Actualmente se utilizan lámparas de rayos ultravioletas en quirófanos, salas de
prematuros y, en especial, en el tratamiento de la tuberculosis; la luz ultravioleta se usa en
las habitaciones de aislamiento de tuberculosos para disminuir la posibilidad de contagio.
Este tipo de radiación tiene como inconvenientes que puede llegar a producir cáncer de piel
y daños en la conjuntiva (conjuntivitis). Hay que tener muchas precauciones a la hora de su
utilización:
Ultrasonido.
Se trata de ondas ultrasónicas producidas por la alta velocidad de giro del aparato. Estas
ondas actúan destruyendo las paredes de las bacterias.
Flujo laminar.
Es un método que se basa en una campana donde existen salidas de flujo laminar, que
expulsan el aire y reabsorben las micropartículas por un filtro que retiene los citostáticos.
Además, se suele emplear en los cultivos estériles para evitar que se contaminen.
Antisépticos.
Son soluciones que se usan de forma tópica sobre tejidos vivos (piel, mucosas, etc.). Entre
los que más se usan se encuentran la clorhexidina al 5%, betadine, mertiolate, etc.
Dentro de los antisépticos destacan los compuestos yodados, que tienen efecto bactericidas
y fungicidas. El más utilizado en hospitales es la povidona yodada (betadine). La povidona
yodada es un yodóforo.
Cloruros.
El de mayor uso es el hipoclorito sódico (lejía). Tiene efecto bactericida sobre bacterias
Gram+ y Gram-. También actúa sobre hongos y virus. Se usa sobre todo para equipos,
superficies, suelos, lavabos, ropa, etc.
El hipoclorito sódico se utiliza a varias concentraciones, siendo la más habitual aquella que
contiene de 20 a 40 gr. por litro.
Por último, cabe añadir que el cloro se utiliza también para la desinfección del agua que se
utiliza para beber.
Aldehídos.
Los aldehídos destruyen muy bien las bacterias, los hongos microscópicos y tienen también
una excelente acción virucida. Se usa para la esterilización de material de goma, caucho,
etc., y para desinfectar superficies, aparatos e instrumentos.
La solución de esta sustancia entre el 2 y el 10% está clasificada como nociva y peligrosa para
el medio ambiente.
Óxido de etileno.
El óxido de etileno es un producto muy utilizado a pesar de los grandes inconvenientes que
presenta:
Es un gas muy inflamable.
Puede producir intoxicaciones agudas (tóxico).
Existen sospechas de que puede ser cancerígeno, teratogénico y productor de
abortos.
Es un gas explosivo.
Se sigue empleando porque no existe otro producto que consiga esterilizar materiales que
no resistan al calor.
Además de los inconvenientes anteriormente expuestos existe otro, ya que algunos de los
materiales esterilizados con óxido de etileno deben ser aireados para evitar que los restos de
este gas produzcan efectos negativos en el paciente.
Aireación normal: dejando el objeto en el ambiente hasta que desaparezcan los restos de
gas.
Ácido peracético.
Las soluciones de ácido peracético (peroxiacético) al 35%, que pueden ser diluidas hasta un
mínimo del 0,2%, se emplean como sustituto del glutaraldehído, que es el desinfectante más
ampliamente usado. El ácido peracético es una sustancia corrosiva y comburente, a
concentraciones superiores al 10%.
Se emplea en soluciones acuosas en concentraciones del orden del 35% o, también, cuando
se trata de procedimientos que implican la generación de fase vapor, a concentraciones
ambientales no inferiores a 2 mg/L. Se usa muchas veces como sustituto del glutaraldehído.
Es utilizado también como antiséptico de uso tópico en concentraciones del 70% en agua,
con una efectividad equivalente a la del etanol.
Como desinfectante general, se utiliza a una concentración de 1 g/l (1000 ppm) de cloro
libre. En caso de salpicaduras de sangre, o en presencia de materia orgánica en cantidad
apreciable, se recurre a una solución más concentrada de 10 g/l (10.000 ppm) de cloro libre.
Estas diluciones se preparan a partir de la lejía comercial (de 40 g/l a 80 g/l de cloro libre). Si
se utiliza lejía con 40 g. de cloro libre por litro, la preparación de la solución de 10 g/l se
efectuará de la siguiente manera:
Estas soluciones son inestables, por lo cual se han de mantener tapadas, siendo
recomendable su preparación diaria.
En la lejía de uso doméstico no siempre se indica la cantidad de cloro libre que contiene.
Cuando no se dispone de este dato, se ha comprobado que las soluciones de lejía doméstica
al 10% son eficaces para la desinfección general.
La inhalación de cloro, que es un gas irritante de las mucosas y del aparato respiratorio,
puede producir hiperreactividad bronquial en individuos susceptibles.
Las soluciones de hipoclorito sódico que contienen concentraciones de cloro libre superiores
al 10% deben considerarse como corrosivas.
Debe señalarse aquí que el uso extensivo en nuestro país del hipoclorito sódico (lejía) como
producto doméstico, al revés de lo que ocurre en la mayoría de países de la Unión Europea,
no debe hacer olvidar sus características de peligrosidad, que implican la necesidad de tener
un especial cuidado en su manejo.
Utilizada sobre todo como desinfectante de superficie o para poner en remojo el material.
Agresiva y tóxica, se ha de manipular con precaución.
Se debe almacenar lejos de toda fuente de calor y de la luz, y no debe superar 2 meses
desde su fabricación hasta su uso final, ya que el producto pierde parte en su eficacia.
Los compuestos de amonio cuaternario son inactivos frente a las aguas duras, por lo que no
deben utilizarse para desinfectar el agua de los sifones de vaciado, rica en sales.
Compuestos fenólicos.
Los aril-fenol halogenados o no halogenados tienen una muy buena actividad bactericida,
pero su actividad fungicida es muy discreta y su acción virucida es discutida. El fenol y sus
derivados son irritantes de la piel y mucosas respiratorias y oculares. Tienen efecto
alergénico y fotosensibilizante.
3.5.1. Desengrasante.
Al cocinar, las grasas se transforman en una amalgama carbonizada, difícil de eliminar con
un simple detergente. Además, las grasas se transforman rápidamente en compuestos
nocivos que pueden causar intoxicaciones, por tanto, es conveniente utilizar productos
formulados específicamente para la eliminación completa y rápida de este tipo de suciedad.
Hay unos geles desengrasantes para grasas acumuladas, que pulverizados por las zonas
grasientas hacen que estas se disuelvan al cabo de unos minutos. Un aclarado con
abundante agua será suficiente para que quede limpio y anule los efectos del producto.
3.5.2. Desengrasante-desinfectante.
Es un producto que limpia, desengrasa y desinfecta en una sola operación, eliminando restos
de grasa, microorganismos patógenos y malos olores.
Precauciones.
Irritan los ojos y la piel. Deben extremarse las precauciones. Usar guantes y protección de los
ojos. Es aconsejable el uso de mascarilla. Utilizar aplicador-dosificador.
Los desengrasantes son muy utilizados, sobre todo, en cocina. Al ser productos muy tóxicos,
el uso está limitado a su aplicación lejos de los alimentos, por lo que es aconsejable
utilizarlos una vez haya terminado el servicio y se hayan retirado tanto los alimentos como el
menaje que se utilice en la preparación de los mismos.
Terminado el proceso de desengrasado, debe aclararse con abundante agua limpia para
eliminar los restos del producto.
La aplicación está orientada hacia campanas extractoras, hornos, soportes y rejillas de los
fuegos, quemadores de gas, bandejas recoge-grasas, rejillas sumideros de desagüe y
limpieza de filtros de aire.
Deben utilizarse rebajados con agua para la limpieza de metales blandos y pinturas.
En los resultados del lavado de vajilla, cubertería y cristalería intervienen distintos factores;
en primer lugar, hay que definir si el proceso se realiza a mano o a máquina. Como a niveles
industriales éste se hace por medios mecánicos, será en él donde haremos las principales
referencias. Centrados, pues, en realizarlo a máquina, tendremos en cuenta los factores
principales:
Detergente alcalino.
Analizado el tipo de agua, las industrias del ramo aportan el detergente adecuado con los
compuestos trivalentes, los que se desarrollan a su vez en tres conceptos:
Este tipo de detergente puede ser utilizado para el lavado manual y para el mecánico a
través del dosificador. La cantidad de este producto se establece entre 1 y 5 gr/litro de agua,
dependiendo del grado de dureza del agua. Los compuestos regeneradores devuelven el
brillo original a las vajillas.
Abrillantador.
Formulación: ácidos inorgánicos, que atacan las incrustaciones calcáreas y los depósitos
minerales, solubilizándolos.
Forma de uso: como abrillantador y regenerador de la vajilla se utiliza en una proporción del
2-3%, pero también es utilizado como desincrustante de la máquina, siendo disuelto en agua
entre un 10-30%, haciéndola funcionar 30 minutos; hay que vaciarla totalmente.
Abrillantador-secador.
Estos productos son incluidos en el agua del aclarado, dándole a la vajilla un abrillantado y
secado eficaz. Por su formulación, mejora también los resultados cuando los niveles de
cloruro son elevados.
En la industria de la hostelería nos encontramos con materiales muy diversos (plata, acero,
aluminio, cobre, plástico, etc.), al tiempo que con suciedades también muy variadas (sangre,
óxido, grasas, etc.). Debido a ello la investigación y puesta a punto de productos que
ataquen con eficacia la suciedad, sin que altere el producto original, se hace cada vez más
dinámica, pero a toda esta limpieza hay que sumar la desinfección, cosa que ha de
considerarse primordial, respetando en todos los casos las normas exigidas de higiene.
Podemos decir que, prácticamente, existe una solución para cada caso. Así, por ejemplo,
relacionamos algunos de los limpiadores específicos:
Jabón bactericida. Jabón líquido para lavados de manos, con fuerte acción desinfectante y
efecto dermoprotector, utilizado en áreas alimentarias.
Limpiador jabonoso para madera: la aplicación de este producto está orientada a suelos de
madera, molduras, puertas, armarios, rodapiés, muebles, bancos, y, en general, todo lo
relacionado con la madera tratada.
Modo de empleo: diluir 15 cm3/L de agua templada, humedecer una bayeta y limpiar la
superficie a tratar. En los suelos de madera pude utilizarse cubo y fregona o bayeta.
Los útiles son los elementos necesarios para realizar la limpieza, que no se consumen al ser
empleados, aunque sufren el desgaste correspondiente en cada uso.
Estos son: aspiradora, cubos, cogedores, bayetas de polvo, gamuzas, paños para cristales,
paños de felpa, pulverizadores, cepillos, estropajo de esparto, plumeros, mopas, papel para
fondos de cajones, fondos de papeleras, bolsas de ropa sucia…
Se hace necesario que el profesional de las tareas de limpieza conozca, para un mejor
desarrollo de la misma, ciertos aparatos e instrumentos que complementarán tanto el
esfuerzo físico que deberá realizar como el efecto de los detergentes y productos químicos
utilizados.
4.1. INSTRUMENTOS DE LIMPIEZA.
La escoba se utiliza para arrastrar del piso (en horizontal) objetos y restos, tanto de tipo
orgánico como inorgánico, que se encuentren dispersos o acumulados en la superficie que
se limpia. Una vez agrupados se cogen con una paleta llamada recogedor (que puede o no
tener un listón de madera o metal) y se introducen en las bolsas de basura.
Con respecto al mantenimiento y cuidado de la escoba, ésta debe ser lavada cada semana, o
antes si se requiere, con agua caliente jabonosa. Debe insistirse hasta que todas las cerdas
queden bien mojadas. A continuación, deben frotarse suavemente y aclararse con agua
limpia; para finalizar, la escoba debe sacudirse vigorosamente y dejarse secar con las cerdas
hacia arriba en un lugar seco.
El recogedor se debe cepillar con agua y desinfectante, luego enjuagarlo con agua limpia y
secarlo.
Los paños, las gamuzas y plumeros se utilizan para retirar el polvo de las paredes y
mobiliario.
Los paños deberán limpiarse diariamente, sumergiéndolos en agua tibia con detergente,
aclarándolos con agua limpia, escurriéndolos bien y, después, dejándolos secar al aire.
En el caso de las gamuzas, se deberán sumergir en una solución de agua con jabón,
enjuagarlas varias veces con agua limpia, sacudirlas vigorosamente y dejarlas secar
extendidas y en un sitio sombreado.
Las escobas especiales (mopa), para limpiar con poca cantidad de agua, cumplen con la
función de la escoba y también de la fregona, pero requieren que la superficie a limpiar esté
previamente preparada, es decir, decapada y sellada para tapar todos los poros. Se
caracterizan por estar formadas por un mango de aluminio, que puede ser fijo o articulado, y
un extremo formado con flecos, en forma de funda, que se adapta a la base metálica. La
funda es de quita y pon y puede lavarse a mano o en lavadora.
El otro tipo de escoba está formado por un mango cuya base es un soporte horizontal en
forma de trapecio, en su extremo tiene una esponja fina, sobre la cual se coloca una bayeta
de fibra sintética, que puede ser lavada una vez utilizada. Las esponjas pueden ser naturales
y sintéticas, sin embargo, son las sintéticas las más utilizadas, tanto por ser menor su costo
como por las diferentes variedades que existen en el mercado y que se adaptan a los
diferentes requerimientos de la limpieza. Para su mantenimiento se recomienda sumergirlas
en agua tibia con detergente, aclarándolas varias veces con agua, escurriéndolas bien y
dejándolas secar en un sitio seco.
La fregona: está formada por un mango que finaliza en un soporte donde se colocan unas
tiras de algodón, que pueden ser planas o enrolladas, que es la parte de la fregona que se
introduce en el agua para realizar la limpieza. Para su mantenimiento se requiere dejarla
sumergida en desinfectante, por un periodo de tres o cuatro horas, si se ha utilizado para la
desinfección de algún área. Luego aclararla abundantemente con agua y escurrirla. Si sólo se
utiliza para la limpieza normal diaria, se debe lavar cada vez que se vea sucia. Para ello se
mete en agua tibia con detergente, se mueve vigorosamente varias veces y luego se aclara
con abundante agua limpia y se escurre bien.
Escobas especiales: se utiliza con agua u otros productos. En esta categoría se encuentran
las escobas aplicadoras, que sirven para darle a los suelos cualquier tipo de emulsión en
forma fina y uniforme. Por otro lado, las escobillas de goma, que se utilizan para desalojar el
agua, y las escobillas rozantes, que disponen de abrasivos en su base y se utilizan en
superficies de difícil acceso, como esquinas, rincones, etc.
Cubo: sirve para contener el agua con o sin otros productos que se utilizan en la limpieza.
Puede tener escurridor o no, y puede ser:
sencillo, es decir, con un solo contenedor.
doble, con dos cubos, en uno de ellos se coloca agua con detergente, que se
utilizará en la limpieza del suelo, y en otro agua con desinfectante, que se utilizará
para enjuagar la fregona después de cada uso. Este sistema de doble cubo permite
mantener limpia el agua durante la limpieza del suelo.
Cepillos duros (de raíz): se utilizan para desincrustar elementos sucios fijados al suelo, sea
por la naturaleza de la sustancia en sí que se utiliza o por el tiempo de permanencia de la
misma.
Las esponjas naturales o sintéticas: que permiten soltar líquido de forma controlada y sin
que se produzca demasiado goteo.
Se utiliza tanto para extender líquido en una superficie como para absorberlo.
Las bayetas: en el mercado se encuentran con una gran cantidad de tejidos diferentes y
posibilidades de absorción. Tienden a no acumular olores, con lo cual resulta un aliado eficaz
en la limpieza y secado. Una vez utilizadas se lavan a mano o a máquina, se escurren y se
dejan secar.
Algunas veces hace falta humedecer la bayeta o esponja con agua o productos de limpieza
para realizar de forma adecuada la tarea de limpieza. Para los suelos se utilizan unas escobas
especiales, con bayetas que se humedecen con pequeñas cantidades de agua, para la
limpieza. Cuando hace falta trabajar con la bayeta humedecida, nos podemos encontrar con
diferentes tipos:
Tejidas: hace falta humedecerla previamente con agua, sin mojarse en su totalidad,
antes de ser utilizada en la limpieza con el producto elegido. Puede ser reutilizada
una vez realizado su mantenimiento.
Preimpregnadas: ya vienen preparadas con el nivel de humedad recomendado para
una mejor utilización y máximo aprovechamiento. Son de usar y tirar y resultan
costosas con respecto a los otros tipos; se utilizan en zonas que, por sus
características, requieren una atención especial, por ejemplo, Unidades de Cuidados
Intensivos, salas de recuperación, quirófanos, etc.
No tejidas, de celulosa: son de fácil uso, ya que, una vez humedecidas, se deslizan
con mucha facilidad, poseen una buena absorción, no se deshilachan y pueden ser
utilizadas con cualquier tipo de detergente o producto químico. Aunque son
desechables, pueden ser reutilizadas por lo menos en otra ocasión más.
¿Podemos utilizar la misma bayeta para la limpieza de cualquier zona o superficie? No, no
podemos utilizar una bayeta en los sanitarios y, a continuación, limpiar una mesa de
comedor. Hay establecido un código de colores, pero su uso no está muy divulgado. Es el
siguiente:
Los estropajos y lanas de acero: tienen como función raspar (fricción) elementos adheridos
a las distintas superficies con objeto de desprenderlos.
Antes de abordar la limpieza en sí, debemos mencionar que para el arreglo de habitaciones
los camareros/as limpiadores/as necesitan llevar hasta ellos/as ropa limpia, material de
limpieza, etc.
Si para transportar todo esto tuviera que ir a recogerlo al office y llevarlo en la mano o en un
cubo necesitaría hacer varios viajes, lo que supondría una pérdida de tiempo y causaría mal
efecto a quien se cruzase con ello en el camino.
Para evitar esto aparecieron los carros de servicio, en un principio de madera, aunque ahora
son totalmente metálicos, ligeros y de fácil transporte.
Carro de servicio: es una especie de estantería con cuatro ruedas movibles, donde se llevará
ordenada la ropa limpia de cama y baño de varias habitaciones, lleva sacos de lona adosados
a los lados para depositar en ellos la ropa sucia que se cambia por la limpia. En el carro se
Carro de limpieza:
Es más pequeño que el anterior, se trata de una estructura móvil, pues posee ruedas, y
dispone de diferentes compartimentos que el profesional utiliza para colocar en él
organizadamente todo el equipo que va a necesitar durante el desarrollo de su labor,
facilitando su transporte a cualquier área. Llevará un soporte donde poner el cubo de agua
de fregado, unos ganchos que soporten cepillo, fregonas, bolsas de basura, y
compartimentos para los productos de limpieza.
Es muy importante limpiar cada día los carros, quitándoles el polvo y cualquier otro
elemento que se encuentre adherido a la estructura y a las ruedas, limpiar y desinfectar las
cestas y compartimentos secándolos bien y, finalmente, hay que lavar los cubos y
recipientes. La fregona y el cepillo deberán limpiarse cada vez que haga falta. Tienen que ser
revisadas mensualmente las ruedas, engrasándolas para evitar que produzcan ruidos
molestos y para facilitar el desplazamiento.
El papel de celulosa: viene sustituyendo poco a poco el uso de los paños, pueden
encontrarse en una amplia gama, según su función, y pueden fabricarse a partir de papel
reciclado. Tiende a ser un producto resistente, sin embargo, esta característica puede
maximizarse combinándolo con fibras sintéticas, resinas o agregando un producto de
refuerzo. También es lo suficientemente absorbente y suave como para poder ser usado en
superficies delicadas.
El limpiacristales: consiste en una lámina de goma unida a un soporte fijo con empuñadura.
El rasca-vidrios: está compuesto por un mango unido a un soporte que finaliza en una hoja
de metal. Se utiliza en la limpieza de los cristales, pues con él se raspa la suciedad que esté
pegada.
El achicador de agua: consiste en un mango rígido que finaliza en un soporte que contiene
una lámina doble de goma y esponja que le permite absorber el agua.
Las escaleras de mano: son un elemento indispensable para llegar a lugares de difícil acceso
y poder limpiarlos.
Monocepillos.
Es un aparato eléctrico que realiza su función por medio del frotamiento contra el suelo de
un cepillo o de un disco. Puede contar con un depósito, que se utiliza como dispensador del
líquido de limpieza, un depósito generador de espuma y un sistema de aspiración de polvo.
Su uso es muy sencillo y requiere poco esfuerzo una vez se conocen sus características. El
operador que utiliza el monocepillo deberá apoyar la máquina contra sí mismo para poder
dominarla perfectamente.
Al girar el cepillo en sentido inverso a las agujas del reloj, hace que la máquina se mueva
lateralmente sin esfuerzo. La máquina podrá guiarla con un simple movimiento de la
empuñadura hacia arriba o hacia abajo, partiendo de un punto de equilibrio en que la
máquina está quieta en una posición perfectamente horizontal al suelo. El desplazamiento,
durante la realización del trabajo, se hará siempre hacía atrás, en dirección a la toma de
corriente.
El cambio de posición o altura del timón deberá realizarse con la máquina parada y antes de
enchufarla a la corriente, para evitar accidentes.
Los cepillos que se utilizan son diferentes según el uso que se les dé: para fregar, pulir, para
el uso de detergente con espuma y para superficies específicas (cemento, hormigón, etc.).
Los discos también pueden cambiarse según se desee decapar, pulir o lustrar una superficie.
Los cepillos van directamente sobre la máquina. Los cepillos de púas de acero no valen para
limpiar.
Tricepillos.
Se trata de un aparato con tres cepillos rotativos, que se utiliza en el mantenimiento y
limpieza de suelos industriales y de revestimientos textiles.
Su manejo es muy fácil y su limpieza se hace de forma similar al del monocepillo.
Aspiradoras de polvo.
Son aparatos eléctricos que se utilizan en seco, con el objeto de aspirar el polvo. Posee una
bolsa para recoger el polvo y permite la eliminación de los desperdicios de forma rápida e
higiénica.
Los tubos, flexibles y rígidos, permiten la conducción del aire cargado de polvo hasta el
depósito.
Aspiradoras mixtas.
Es un aparato electrónico que puede ser utilizado tanto para aspirar el polvo como la
suciedad en forma líquida, con sólo cambiar un filtro. Después de cada uso, es muy
importante retirar el depósito con los desperdicios y limpiarlo y secarlo con cuidado,
especialmente cuando se use con líquidos.
Aspiradoras-barredoras de residuos.
Son aparatos de grandes dimensiones que permiten la eliminación de todo tipo de residuos,
incluso los más o menos grandes como latas, periódicos, etc. Facilitan la limpieza de grandes
superficies, pueden ser autoarrastrables con el conductor sentado o precisar el empuje del
personal que la dirige.
Cepillos aspirantes.
Son aparatos que combinan el cepillado del suelo con la aspiración del polvo y pequeños
objetos como fibras, hilos, etc.
Autolavadoras.
Son aparatos que pueden realizar el cepillado, lavado y aspirado del suelo. Suelen tener
grandes dimensiones, por lo que su uso queda restringido a superficies abiertas que le
permitan un adecuado desplazamiento. El lavado es realizado a través de cepillos rotativos.
El sistema de aspiración va retirando tanto los restos de suciedad como de detergente.
Máquinas de vapor.
Se utilizan para limpiar las superficies por medio de vapor de agua, éste es capaz de
desprender toda la suciedad adherida, de tal forma que pueda ser retirada con una bayeta.
A la hora más temprana posible y al comenzar la jornada el equipo de planta noble empieza
su trabajo. La gobernanta o la persona responsable establecerá dicho horario, por ser el
momento en que se encuentran desalojados estos departamentos de afluencia de personal.
Zonas comunes y entrada: estas se delimitan por la característica de que pueden ser
utilizadas por el público en general, pero en las que, por imagen de la empresa o del centro,
es aconsejable un mantenimiento de limpieza. Engloba:
Aceras circunvalantes (inmediaciones del acceso principal al edificio).
Aparcamientos o anexos.
Garaje interior.
Toldos o marquesinas y quitasoles en acerados.
Se procederá a su limpieza mediante:
Riego intenso, con manguera a presión.
Barrido, debe hacerse de manera que el polvo no se introduzca y se extienda a otras
dependencias adyacentes.
Fregado, si las características del suelo lo permite.
Las fregonas serán más grandes y de palo largo, llevarán una bayeta también más grande y
gruesa, se mojan en su cubo que lleva acoplado un escurridor, donde se quita el agua
sobrante.
El agua deberá cambiarse con frecuencia, pudiendo utilizar algún agente limpiador eficaz.
Vestíbulo. El vestíbulo es una amplia sala que se encuentra a la entrada al edificio, y donde
generalmente está el departamento de recepción o conserjería.
Las limpiezas de estas áreas públicas se hacen generalmente por sistemas secos, ya que los
suelos están tratados con productos que proporcionan un aspecto brillante.
Escaleras. Comienzan en el vestíbulo y son utilizables para la subida y bajada a las plantas
superiores. Si estuviera alfombrada su limpieza se hará por medio de aspiradora, sino por el
procedimiento normal. La limpieza de las escaleras se realiza, siempre, siguiendo el criterio
general (de arriba hacia abajo).
Terminada esta operación seguimos con el balaustre, pasamanos y barandilla. La limpieza de
estas últimas será diaria. Si son de metal dorado se limpian con Sidol, si son de madera basta
con quitarles el polvo. Ojo, la tarea que estemos desarrollando nunca debe echar a perder
la que se haya realizado previamente.
Salones.
En cada edificio, y según su construcción, suele haber salones sociales. La limpieza de
salones requiere atención distinta a otros lugares debido a la decoración y material del
suelo, que será normalmente de madera, mármol u otros materiales nobles.
Lámparas de techo y de mesa.
Muebles.
Metales.
Cristales.
Verjas.
Lámparas. Su limpieza se hará siempre con la luz apagada y quitadas las bombillas.
Lámparas de techo. Se pasará, para quitar el polvo, un plumero fino.
Lámparas de mesa. Se les quita el polvo con un plumero de plumas suaves. Si se hace con un
paño, debe tenerse precaución para no torcerlas ni romper sus radios.
Lámparas de pie o de mesillas. El procedimiento es el mismo que para las anteriores.
Si son de cristal se quita el polvo con un paño fino de algodón. A continuación, se prepara
una mezcla de alcohol de quemar y agua, a partes iguales (o con un poco de amoniaco), y
con un paño muy fino se limpian todas las lágrimas, brazos y formas de la lámpara. Se seca
con una gamuza.
Las pantallas se cepillan o limpian con agua jabonosa muy clarita. A las bombillas se les
pasará una vez desmontadas un paño humedecido.
Los enchufes se limpian con aceite rebajado en agua.
Papeleras. Hay que dedicar especial atención a los fondos, después de limpios se pondrá en
ellos un papel blanco, esto las protegerá de las manchas difíciles.
Limpieza de metales. Si son dorados se hace con líquido limpiametales (Sidol) aplicado con
el paño, después se secan y frotan con un paño de lana o gamuza para proporcionarles brillo.
Los metales dorados incorporados a algunos muebles se limpian con algodón mágico,
pasando una gamuza.
Cristales. Los ventanales de los salones son de gran altura y anchura: se debe emplear para
su limpieza un mango largo y articulado, así llevan, por un lado, una esponja que se
impregna de agua y, por otro lado, provisto de un labio de goma.
Verjas. Las verjas y barandillas de balcones y terrazas recogen mucho polvo. Se limpian con
productos especiales o aceite rebajado, después de haberles quitado el polvo.
Si los barrotes son lisos, la limpieza es sencilla, pero si están labrados será necesario un
cepillo o pincel duro.
Limpieza de comedores.
Techos. Antes de empezar la limpieza de techos se recoge o se cubre el mobiliario con una
sábana en desuso para que no caiga el polvo sobre ellos. Se pasa por el techo una mopa de
MAESTRE EDICIONES. C/ Fco. Zurbarán, 6 Fuente del Maestre (BA). Tel.695170169
www.maestreediciones.es
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TEMARIO ESPECÍFICO LABORALES JUNTAEX/GOBEX CAMARERO –LIMPIADOR GRUPO V
algodón muy limpia con la que quitaremos el polvo. Si el recubrimiento del techo es de
pinturas sintéticas o al aceite, o de otros materiales resistentes al agua, procederemos a
lavarlos con agua jabonosa y bayeta.
Pintadas: La limpieza se hace pasando por las partes altas una mopa de algodón, y por las
partes bajas un paño blanco, también de algodón, se prestará atención a los puntos donde
suele haber más grado de concentración de suciedad (radiadores, zócalos, etc.). Si hay
alguna mancha se puede pasar sobre ella una goma de borrar blanda o una miga de pan.
Si la pintura es plástica, se frota la pared con una bayeta muy limpia humedecida y untada
con jabón de tocador.
Empapeladas:
Papeles lavables: en zonas no visibles se hará una prueba, consistente en una
mezcla de 2 litros de agua fría y 2 cucharadas soperas de vinagre blanco.
Se moja una esponja y escurrida se pasa por la mancha secándola inmediatamente
con un paño de algodón, con el fin de que el papel no se reblandezca ni se pegue.
Se hará la limpieza por zonas pequeñas y el agua se cambará con frecuencia.
Papeles no lavables: se pasará una mopa de algodón por la parte alta y las bajas
con un paño blanco.
Barrido húmedo.
Esta técnica elimina el principal inconveniente del barrido seco tradicional, que es el de
levantar polvo.
En el barrido húmedo el polvo de la superficie es recogido por medio de un trapo húmedo
cuya finalidad no es la de mojar el suelo, sino hacer que el polvo quede pegado a dicho trapo
sin levantarse de la superficie.
Para que este tipo de barrido resulte eficaz debe realizarse, preferentemente, sobre suelos
lisos o protegidos. Se utilizará la mopa, que se puede recubrir con una gasa de algodón o
sintética humedecida con un producto captapolvo que favorezca la adhesión del mismo. La
mopa no debe despegarse de la superficie, irá recogiendo el polvo, que quedará adherido.
Las partículas más gruesas que no quedan pegadas al trapo serán arrastradas por la mopa
hasta el lugar donde serán recogidas con un recogedor.
Lavado.
Es el método tradicional de limpieza de los suelos. Permite eliminar manchas que no salen
con el simple barrido seco o húmedo. Puede realizarse en todo tipo de superficies, siempre
que sean resistentes a la humedad.
Para el lavado de los pavimentos es necesaria una fregona con un cubo con agua suficiente,
a la que añadiremos un detergente apropiado, que limpie y que proteja; también es
necesaria una prensa escurridora (doméstica, o, preferentemente, industrial).
Se procede al fregado, tomando superficies pequeñas para fregar con abundante agua y
secar escurriendo. En esta operación es fundamental escurrir muy bien, y con frecuencia, la
fregona, e ir cambiando el agua cada vez que esté sucia por el uso.
Método mecánico.
Consiste en la pulverización sobre el suelo de una emulsión a base de agentes limpiadores y
abrillantadores, sobre la que se pasa la máquina de secar y pulir.
Los elementos que se necesitan son los siguientes:
Una máquina rotativa monocepillo.
Un pulverizador, que puede ser independiente o formar parte de la propia máquina.
Un producto para pulverizar.
La limpieza del mobiliario debe realizarse antes del fregado del suelo.
Armarios.
Se limpiará primero el interior, cajones, estanterías, barras, perchas, etc. A continuación
todo el exterior.
Procedimiento de limpieza.
Retirar el polvo de los muebles, empezando por los más altos y siempre se
trabajará de arriba hacia abajo.
Plegar la bayeta cuando la parte que estaba en uso se haya llenado de polvo.
Retirar los objetos que se encuentren en la superficie para limpiar por debajo,
después los colocaremos en el mismo sitio.
Seguir siempre un orden para no pasar de nuevo por los sitios ya limpios.
Para limpiar los muebles es conveniente saber, en primer lugar, de que calidad son:
Madera natural encerada.
Madera natural sin encerar.
Madera barnizada.
Madera pintada.
Madera natural encerada. Se frota el mueble con una bayeta de algodón, impregnada en
aguarrás, para sacar la suciedad, a continuación, se les da una mano de cera y se saca brillo
con un paño de lana.
Madera natural sin encerar. Se friega con un cepillo de raíces, agua y jabón, seguidamente
se aclara bien. Periódicamente conviene darles un segundo aclarado con agua y lejía (una
cucharada de lejía por litro de agua). Si están muy sucias será preciso lijarlas para que
queden bien.
Madera barnizada. Parquet y corcho. Para quitarle las manchas y cercas de la superficie
conviene utilizar un producto limpiamuebles o una mezcla de alcohol de vino y goma laca.
Cuando un mueble pierde el brillo primitivo se le puede tratar puliéndolo con lija de madera
y después dándole un barniz.
También se le puede aplicar una mezcla a partes iguales de alcohol de quemar o aguarrás y
aceite de linaza. Se da esta mezcla con una muñequilla.
También se limpian muy fácilmente con esencia de trementina, agua de té o, si está
revestida con barniz sintético o plástico, se pasará un paño impregnado en vinagre.
Madera pintada. Se lavan con agua tibia y jabón neutro, que se dará con una esponja. Se
aclaran con bayeta absorbente y se secan con un paño de algodón.
Si la madera está plastificada se hará una mezcla de agua amoniacada o productos
limpiadores que contengan amoniaco en su composición.
Puertas.
Se limpian, por dentro y por fuera, con una bayeta húmeda impregnada en algún producto
especial para el desmanchado, o con jabón, sin utilizar abrasivos que pueden dañar la
pintura.
Cortinas.
Los visillos: se lavan y se planchan.
Las cortinas: cuando sea una limpieza a fondo se quitan y se lavan, si es a diario se les
pasa la aspiradora.
Persianas.
La limpieza será diaria en cuanto a quitarles el polvo, ya sea con plumero, gamuza o paño
húmedo.
La limpieza a fondo será diferente dependiendo del tipo de persianas.
De madera en forma de librillo. Al abrirse hacia afuera se utiliza fácil el sacudidor; diaria,
más profunda, se hace con agua jabonosa, pasando una esponja por cada tablilla,
seguidamente se enjuagan y se secan.
De Gradulux. Se les puede quitar el polvo diariamente y para hacer la limpieza más profunda
hay que desmontarlas y lavar una a una sus tablillas y cordeles.
Cristales.
Al cristal hay que pasarle un paño todos los días. Existen bayetas especiales que no dejan
pelusa. Si se realiza la limpieza profunda, es aconsejable dar a los cristales un limpiador que
los proteja de la suciedad y de las gotas de lluvia.
Hay que tener en cuenta:
No limpiar los cristales cuando el sol se refleje en ellos.
Limpiarlos de arriba hacia abajo.
Cuando tengan manchas de pintura, rascarlas primero y frotarlas después con
esencia de trementina.
Las manchas de insectos con alcohol de quemar.
Para cristaleras grandes y ventanales altos se emplean cepillos montados en tubos
enlazados.
Si la tapicería es de cuero o de material plástico, se les quita el polvo con un cepillo suave y
se limpian con un paño de gamuza o algodón, quitándoles las manchas con aceite de
parafina, esencia de trementina o agua jabonosa.
Si la tapicería es de tejidos lavables (como hilo de algodón), se les puede quitar el polvo con
una aspiradora o un cepillo duro y las manchas con una pasta hecha de magnesio calcinado y
tricloroetileno.
Si las tapicerías son de seda o terciopelo, para las manchas se emplea un paño humedecido
con tetracloruro de carbono, y si la seda es artificial o algodón se emplea para las manchas
un paño humedecido en bencina.
5.6. ALFOMBRAS.
Alfombras de lana: cuando estén nuevas simplemente se cepillarán con escoba de paja de
arroz y cuando hayan perdido su “borra” se pasará el aspirador.
Si están muy sucias, limpiar con productos especiales a la venta.
Para avivar los colores de una alfombra de lana salpicar un serrín de madera humedecido en
vinagre de vino blanco o con hoja de té humedecido en toda la superficie de la alfombra,
acto seguido cepillar y pasar la aspiradora.
Alfombras de algodón: si son pequeñas, se pueden lavar en la lavadora con agua tibia y
detergente. Dejar escurrir sin retorcer y dejarlas secar verticalmente. Si son grandes, se
pueden lavar en el lugar donde estén colocadas, poniendo debajo un plástico. En agua
jabonosa humedecer un cepillo y frotar. Aclarar con una bayeta y dejar secar.
Alfombras de piel: lavarlas sin dejar penetrar la humedad, con una esponja embebida en
espuma de un producto especial. Secar enjuagando con un paño limpio. Dejar secar sin
mover la alfombra de su sitio y lejos de cualquier fuente de calor. Cepillada, a continuación,
con un cepillo seco, en la dirección del pelo.
Alfombras de nylon: se lavan tanto en la lavadora como en el suelo, con cepillo y agua tibia
jabonosa. Se aclara con agua limpia; se seca con un paño limpio. Dejar secar bien y volver a
cepillar en el sentido del pelo de la alfombra.
Los cuadros. Se limpiarán teniendo en cuenta el tipo de pintura que se haya utilizado en su
elaboración.
El cuadro consta de dos partes: lienzo y marco.
El marco si es grande y está sujeto a la pared no será fácil descolgarlo, por lo que habrá que
utilizar un plumero, de mango largo. Si son pequeños se descuelgan y no hay problema, se le
puede pasar un trapo humedecido.
Sobre el lienzo que puede estar al aire como los óleos, se quitará el polvo con un paño fino o
humedecido en agua fría. Si está muy sucio hay que pasar por la superficie, con sumo
cuidado, media patata hasta que ésta se vaya poniendo negra, si no se ve resultados habrá
que consultar a un especialista.
Limpieza de objetos de plata y plateados (alpaca). Se efectúa la limpieza diaria con una
gamuza o bayeta especial para la plata, para más profundidad aplicando una parte de
Acero inoxidable. Con agua jabonosa, aclarado y secado. También se puede pulir con una
mezcla de aceite y ceniza, sacando brillo con alcohol.
De cobre. Introducir el objeto si es pequeño en vinagre hirviendo y sal gorda (un puñado por
cada 2 litros) hasta que se enfríe. Sacar brillo con una bayeta impregnada en alguna cera a
base de silicona.
Con una mezcla a base de pimienta, sal y vinagre; dejar actuar y limpiar sacando brillo a
continuación. También podemos utilizar bicarbonato mezclado con vinagre.
De cobre dorado. Limpiar con un cepillo o algodón impregnado en agua alcoholizada (una
cucharada sopera de alcohol por litro de agua), aclarar y sacar brillo con un trapo suave o
bayeta de lana. También con Sidol o algodón mágico.
Teléfonos. Con un paño humedecido con agua y alcohol. Poner especial atención en el
auricular.
Velas. En agua fría se introducen, se secan y se les da una mano de alcohol de quemar para
darles brillo.
Jarrones. Si son de cerámica, se limpian con jabón y agua abundante. Si son de metal con
limpiacristales.
A nivel general, podemos decir que las instalaciones deportivas deben estar siempre en las
más adecuadas condiciones de limpieza y, por lo tanto, de higiene.
La limpieza, a la cual nos referimos, no se trata sólo de tener un equipo de personal que
pueda atender a la limpieza general. Existen una serie de problemas, sobre todo en las
Suelos de moqueta.
En despachos suele haber suelos de moqueta, a veces pegada al suelo. En este caso no sirve
de nada el paso del aspirador, pues la corriente de aire no atraviesa la moqueta. Debe
hacerse con una máquina de cepillos giratorios que saque la suciedad y asiente el pelo.
Limpieza de vestuarios.
La limpieza de grietas y juntas sólo se alcanza con agua a presión y no con bayetas y cepillos.
En las zonas de los vestuarios donde se utiliza calzado de calle, la suciedad es parcialmente
soluble en agua, formada por algas, micelios y sedimentos. Las soluciones para eliminarla
son:
a) Riego con agua para facilitar la solubilidad.
b) Limpieza mecánica: que puede ser por agua a presión o por procedimientos de lavado
con productos empleados normalmente en la limpieza casera.
En las zonas de los vestuarios donde se utiliza pies descalzos, la suciedad se forma por
albúmina, grasas, lipoides y colorantes cosméticos, además de precipitados del agua o
contenidos de hierro.
Debe preferirse la limpieza con agua fría, pues el agua caliente provoca humedades.
El efecto de desgaste de los cepillos es bastante fuerte, sobre todo los de púas plásticas y
muy discutibles sus efectos higiénicos. Constituyen vehículos para la propagación de
gérmenes.
Para el caso de aseos y vestuarios existen limpiadores desinfectantes y bactericidas que
cuentan en su composición con un amonio cuaternario y que ataca incluso los hongos del
pie del atleta.
Usado diariamente en proporción de un litro de producto por veinte de agua logra una
limpieza correcta. Semanalmente puede aumentarse la concentración y actúa entonces
como desinfectante muy potente.
Presenta, por último, la ventaja de que es muy difícil que las bacterias se modifiquen para
luchar contra él. Las casas de prestigio cada 3 o 4 años cambian, no obstante, la
composición del producto para evitar este problema.
Limpieza de piscinas.
La suciedad penetra desde el exterior en las suelas de los zapatos. Un felpudo es muy
importante, pero sólo funciona si se dan tres pasos en él. Tamaños menores no solucionan
nada, ni las esteras de coco o sisal, ni las rejillas de hierro representan una buena solución.
Sólo las de caucho sintético, que son resistentes al envejecimiento, dan buenos resultados.
Los nervios raspan, y la suciedad cae al fondo, por lo que no ensucia al siguiente usuario.
Zona «A», superficie del agua. Zona superficial, se acumulan todas las grasas, cremas, larvas
de insectos, polvo y demás cuerpos que, por su baja densidad, quedan flotando en la
superficie del agua de la piscina.
Zona «B», masa de agua, propiamente dicha. Nos encontramos con todas las partículas que,
manteniéndose en suspensión en el agua, producen el efecto denominado turbiedad y que
causa un aspecto desagradable al bañista.
Zona «C», fondo y paredes. Nos encontramos con todos los cuerpos que por su peso han
decantado hasta la sedimentación en el fondo.
Todos estos problemas tienen solución siempre y cuando se apliquen los sistemas correctos
de circulación de agua, los equipos necesarios y las atenciones oportunas.
Recogehojas.
Cepillos limpiafondos y limpiafondos por aspersión.
Tubos y accesorios de mangueras flotantes.
Analizadores de agua.
Robots limpiadores automatizados.
Dichas condiciones vienen marcadas por la humedad propia de las zonas descritas, la
elevada temperatura y una concentración de materia orgánica que favorecerá el crecimiento
de microorganismos, incrementándose a medida que aumente cualquiera de estos tres
parámetros.
Por lo tanto, consideraremos parte de las instalaciones deportivas, recintos de alto riesgo de
contagio de enfermedades, por lo que incidiremos en la limpieza y desinfección para crear
un entorno seguro para el personal que trabaja en ellas y los usuarios que las disfrutan.
Control microbiológico.
Todo plan de limpieza y mantenimiento en su primera versión o en el momento de su
implantación requiere de un ajuste o modificación, ya que cada instalación es particular en
su forma y funcionamiento, por lo que debemos encontrar algún parámetro objetivo que
nos marque la calidad de la limpieza, desinfección y seguridad de nuestras instalaciones. Es
ahí donde debemos introducir el control microbiológico como medio para medir la
efectividad o no de nuestro plan de limpieza y desinfección.
Consiste en la retirada de sólidos por arrastre, un posterior desengrase con detergentes, con
una periodicidad espaciada, suficiente para mantener en buenas condiciones de imagen las
zonas exteriores de la instalación deportiva.
Tareas Frecuencia
Retirada de sólidos por arrastre Diaria
Aplicación de detergentes
Según proceda
/desengrasantes
Tareas Frecuencia
Retirada de sólidos por arrastre Diaria
Aplicación de detergentes/desengrasantes Semanal
Desempolvado de mobiliario Semanal
Desinfección de pavimento Semanal
Desempolvado de paredes y techo Mensual
Desincrustado de chapados y pavimentos Anual
Tareas Frecuencia
Retirada de sólidos por arrastre Diaria
Aplicación de detergentes /desengrasantes Diaria
Limpieza y desinfección de pavimento, bancos y sanitarios Diaria
Limpieza y desinfección de chapados Semanal
Desempolvado de mobiliario Semanal
Desempolvado de paredes y techo Mensual
Desincrustado de sanitarios, chapados y pavimentos Bimensual
Se enjuaga con agua para eliminar los restos de detergentes que puedan interactuar
con los desinfectantes que se aplicarán a posteriori. Siempre que se pueda se hará
por baldeo. Si no fuese posible, se utilizarán esponjas o trapos limpios.
Se verificará visualmente la ausencia de zonas sucias en la superficie, realizándose
de nuevo el desengrase y aclarado en caso de ser necesario.
Una vez limpia la superficie, se desinfectará, con productos adecuados dependiendo
del grado de desinfección requerida y de otros parámetros.
Repartiremos el desinfectante sobre la totalidad de la superficie a tratar, bien con
fregona, trapo, esponja o por atomización de la solución desinfectante con
pulverizadores manuales o mochilas para la dispersión de la solución. Siempre
utilizaremos medios para la desinfección que estarán limpios y serán específicos
para ello, de modo que no entren nunca en contacto detergente y desinfectante.
El tiempo de contacto desinfectante-superficie variará dependiendo del producto
utilizado y las características de la superficie y nivel de limpieza.
Dependiendo del tipo de desinfectante utilizado, habrá que realizar un enjuague
posterior en caso de ser agresivo con personas o materiales, o se podrá dejar en
contacto con las superficies sin riesgo de daño alguno.
Para elaborar las soluciones desengrasantes y desinfectantes se utilizarán
recipientes de medida siguiendo las instrucciones del fabricante, eliminando el
método de los dos tapones, un chorrito o un dedo de producto.
Para los tratamientos en locales con niveles de limpieza 1 y 2 se aconseja su uso, pero en
dependencias afectadas por el nivel de limpieza 3 aconsejamos seguir, en la medida de lo
posible, el protocolo de limpieza y desinfección antes descrito.
Limpieza en seco.
Muy recomendadas para zonas exteriores de nivel 1.
Limpieza húmeda.
La limpieza húmeda (limpieza de la suciedad superficial) es un procedimiento que
proporciona una limpieza óptima del suelo cuando la suciedad de ellos es normal. Óptima,
en lo que se refiere a la limpieza y a su coste.
Esta operación se realizará con una mopa ligeramente humedecida, pasándola por toda la
superficie para que recoja el polvo, pelos y las pequeñas partículas de suciedad que se
acumulan diariamente. La esencia de la limpieza húmeda consiste en que el polvo y la
suciedad existentes en el suelo no se levantan en torbellino, sino que se fija a un aparato de
limpieza especialmente construido, permitiendo su eliminación total.
El aparato para limpieza húmeda consta de un mango que está unido a un marco de chapa.
Este puede tener una anchura de 40 a 160 cm. y tiene una funda de algodón; pero también
puede ser de fibra sintética o de una mezcla. Los aparatos de limpieza húmeda de anchura,
generalmente entre 40 y 60 cm., son móviles y los grandes, con anchura de 160 cm., son
rígidos.
El forro de paño se mantiene con humedad, así, llamada de niebla. Durante el trabajo el
personal de limpieza lleva varios de estos paños en un cubo de 5 litros, cambiándolos
cuando están sucios. Hay también paños para limpieza húmeda en anchura de 160 cm., en
agua o agua con lejía. Una vez limpio el suelo, se escurre la bayeta en el escurridor. Las
bayetas tienen una gran capacidad de absorción de agua y una gran duración.
El cleaner.
Por cleaner se entiende el tratamiento intensivo (local) de aquellas manchas o huellas
persistentes que puedan quedar después del fregado. Este tipo de manchas se tratan
mediante pulverización con una mezcla de productos de limpieza (cleaner). No usar
estropajos o productos abrasivos porque dañaran la protección. El tratamiento de la
suciedad más adecuado se realiza con las máquinas monodisco equipadas con discos suaves
de limpieza. Las manchas, muy intensas a veces, sólo pueden ser eliminadas con una
limpieza a fondo.
entra en contacto directo con el agua y el detergente. Tampoco resultan afectadas las manos
cuando se añade al agua un desinfectante en lugar de productos de limpieza.
Para fregar se añade al agua un limpiador jabonoso o neutro. Para suelos de poliuretano hay
detergentes especiales. Se friega el suelo con esta mezcla. Cuando se emplea jabón queda
sobre el suelo una película muy fina que no se debe pulir.
Es evidente que el fregado lleva más tiempo que la limpieza húmeda pero a los suelos
fregados se les puede exigir un mayor grado de limpieza. El fregado está indicado para
aquellos suelos de pabellones deportivos en los que, por razón de recibir una mayor
suciedad o por especiales motivos higiénicos, es necesaria una limpieza más a fondo. El
procedimiento carece prácticamente de problemas y no requiere una especial habilidad del
personal de limpieza.
Si hay que fregar grandes pabellones, se debe pensar en la conveniencia de hacerlo
empleando fregadoras automáticas, con rodillos que friccionan con el pavimento y el agua
jabonosa para eliminar la suciedad adherida. Estas máquinas, además, succionan el agua una
vez realizada la operación de fregado.
El equipamiento de los baños puede variar si se trata de aseos para uso de visitantes o
pasantes. Éstos se dividen en tres tipos principales:
Uno para señoras.
Otro para caballeros.
Un tercer tipo para minusválidos, generalmente para aquellos que necesitan sillas
de ruedas.
En la limpieza de los servicios debemos tener en cuenta que hay dos tipos de suciedades:
Suciedad grasa: procedentes de las partículas que se desprenden del cuerpo, que
limpiaremos con agua y un detergente neutro o ligeramente alcalino.
Suciedad mineral: como el sarro, el cemento, o el óxido, etc., que limpiaremos con limón,
vinagre o un producto específico, clasificado como ácido. La suciedad mineral se limpiará
después de eliminar la suciedad grasa, debido a que la grasa hace de barrera y no permite
que penetre el detergente ácido.
En los lavabos, aparte de la grifería, existirá un anexo a cada lavabo, dosificadores de jabón,
así como secador de manos, sea éste por sistema de aire caliente, o bien por toallas de
papel, siendo este método el menos idóneo, ya que obliga a disponer de unas papeleras
donde se puedan depositar las toallas de papel usadas, convirtiéndose en focos de infección.
La limpieza de los aseos públicos puede ser de características similares a la realizada en los
cuartos de baño ubicados en las habitaciones, prescindiendo, lógicamente, de los elementos
sanitarios que no estén reflejados en los públicos o comunes. En cambio, los ambientadores
y desinfectantes que se emplean en estos últimos suelen ser de mayor grado de
concentración, al objeto de que pueda neutralizar un ambiente enrarecido. No es de
extrañar que la ventilación en estos recintos se aprecie con mayor fuerza que en otros
lugares.
Es necesario, primero, limpiar las superficies menos sucias, es decir:
Limpiar de lo menos sucio a lo más sucio, lavabo, bidet, bañera, inodoro, con el fin de no
contaminar, es decir, pasar la suciedad del inodoro hacia el lavabo, bañera, etc.
Procedimiento de limpieza:
1º- Vaciar las papeleras, ceniceros y recipientes de residuos.
2º- Reponer jabón, toallas y papel.
3º- Retirar la suciedad más voluminosa y sólida, utilizar si es necesario una espátula.
4º- Echar agua en el inodoro.
5º- Hacer correr el agua en los urinarios, etc.
6º- Pulverizar con solución de detergente, neutro o desinfectante, el inodoro por
dentro y por fuera, y los azulejos que rodean la totalidad de los urinarios.
7º- Pulverizar los lavabos, los grifos, espejos, pomos de las puertas, etc.
8º- Frotar y aclarar con estropajo y bayeta el lavabo, espejo, grifería, etc.
9º- Secar con bayeta.
10º- Frotar el interior del inodoro con una escobilla.
11º- Limpiar por dentro, por fuera y secar.
12º- Fregar el suelo con agua y detergente neutro o desinfectante.
ANEXOS SUELOS
Trataremos de organizar la información que tenemos sobre suelos para facilitar en la medida
de lo posible el estudio de la materia.
Los suelos deben ser siempre antideslizantes y responder a exigencias variadas según el
lugar en el que estén colocados y la actividad a que se destinen:
TIPOS DE SUELOS.
Nos referimos a aquellos que son físicamente duros y muy resistentes al desgaste. Se
pueden, a su vez, dividir en:
Son aquellos también duros aunque no tan resistentes al desgaste como los anteriores, y,
además, su dureza se debe normalmente a tratamientos especiales del material del que se
componen. Podemos clasificarlos en dos grandes grupos:
Madera: entarimados de madera que, dependiendo del tipo de ésta, pueden ser:
Pavimentos textiles: alfombras y moquetas, las cuales, dependiendo del tipo de tejido de
que estén compuestas, se pueden clasificar en:
Linóleo.
Termoplásticos.
Vinílicos y amianto-vinílicos.
1ª VEZ.
3. Mantenimiento diario.
2ª VEZ O SUCESIVAS.
3. Mantenimiento diario.
Esta garantía viene dada por las directrices comunes para la clasificación de los
revestimientos textiles de suelos, según la aptitud de empleo.
U – Resistencia al uso.
P – Resistencia al punzamiento.
E – Comportamiento al agua.
P2 – Son revestimientos sometidos a efectos por marcas de los pies y por el uso de
mobiliario fijo sin precauciones particulares y, también, por el uso de cierto mobiliario móvil
que podemos encontrar en un domicilio (está excluida la utilización de mobiliario con
ruedas).
E0 – Los locales clasificados con este índice poseen revestimientos cuyo mantenimiento y
limpieza solamente se puede realizar en seco. Sin embargo, deben soportar humidificaciones
accidentales localizadas y de corta duración, sin que ello provoque desgastes irremediables.
E2 – Los locales clasificados con este índice incorporan revestimientos que pueden ser
normalmente mantenidos y limpiados por vía húmeda y con agua. Estos revestimientos son
prácticamente impermeables y soportan la presencia de agua estancada (Ej. aseos para
vivienda) con duración limitada, varias horas, sin que ello represente un perjuicio grave en el
revestimiento.
E3 – Esta clasificación indica que los revestimientos pueden ser mantenidos con
abundante agua sin ningún tipo de limitación temporal, sin producir, a su vez, ningún daño
grave.
Todas las moquetas cuya composición sea 100% sintéticas se clasifican como E1, y sólo las
moquetas propensas a soportar agua estancada se incluyen en la clasificación E2.
C0 – Son revestimientos que son sensibles a los productos de la “clase a”, produciendo
manchas que generalmente sólo se pueden eliminar deteriorando el revestimiento.
C1 – Son revestimientos que presentan poca penetración con los productos de la “clase
a”, y las manchas se pueden eliminar por medios conocidos sin deteriorar el revestimiento.
Actualmente, todas las moquetas se clasifican C0, ya que esta clasificación está en fase de
estudio y no se ha establecido con precisión el significado de C.
TEST TEMA 2.
Organización del espacio y del tiempo. Conceptos generales sobre sistemas de limpieza y
desinfección. Principales productos de limpieza. Identificación de los productos de
limpieza y desinfección. Composición e información sobre las propiedades de sus
componentes.
Dosificación. Significado de los símbolos utilizados en las etiquetas de los productos.
Identificación de peligros. Utensilios y maquinaria de limpieza. Limpieza integral de
los centros de trabajo: suelos, techos, paredes, cristales, escaleras, materiales
decorativos y sanitarios.
3. Los productos de limpieza por lo general son todos tóxicos, pero al estar totalmente
precintados no existe riesgo. ¿Pueden por tanto almacenarse junto a los víveres?
a) Sí.
b) No.
c) Indistinto.
d) Sólo si se conservan en su embalaje de fábrica.
6. Ante cualquier duda en nuestra labor cotidiana, debemos asesoramos a través de:
a) La gobernanta.
b) La dirección.
c) El jefe superior nuestro.
d) El jefe de partida.
7.- ¿Qué tipo de jabón debe utilizarse para el lavado de las manos?
a) Insecticida
b) Bactericida.
c) Pesticida.
d) Con el que tenga un pH alcalino para quitar la suciedad mineral.
12. Vemos que los diferenciales eléctricos que puede tener cada habitación o recinto
saltan o retroceden cada vez que intentamos su contacto, ¿qué debemos hacer?
a) Dar el aviso al superior.
b) Intentar sujetarlo con adhesivo.
c) Intentar desmontarlo para arreglarlo.
d) Realizar la limpieza con otro tipo de suministro.
13. Las cristaleras exteriores son las más perjudicadas por la polución y la
climatología y por ello es aconsejable...
a) Baldearlas con gran cantidad de agua y jabón.
b) Tratarlas diariamente con líquido limpiacristales.
c) Que se limpien solamente con agua y lejía.
d) Al ser cristaleras exteriores no se limpian todos los días.
16. La limpieza, en general, ¿se hace siguiendo un orden establecido o queda al juicio
del personal de limpieza?
a) Siguiendo siempre el planning de trabajo.
b) Se podrá cambiar cada vez que se quiera.
c) El criterio a seguir corresponde a quien realiza la limpieza.
d) Las respuestas b y c son correctas.
19. Ante cualquier posible incidente que ocurra, ¿a quién debemos dirigirnos?
a) Al director del establecimiento.
b) A nuestro jefe inmediato.
c) Al primer superior que encontremos.
d) Al servicio de mantenimiento para que lo repare.
c) Tres.
d) Cuatro.
SOLUCIÓN