Unam y Pascal

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"PENSÉES" DE PASCAL EN "SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR" DE UNAMUNO

Author(s): María Cristina Campos Fuentes


Source: Hispanófila , ENERO 2007, No. 149 (ENERO 2007), pp. 17-26
Published by: University of North Carolina at Chapel Hill for its Department of
Romance Studies

Stable URL: http://www.jstor.com/stable/43807613

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PENSÉES DE PASCAL EN SAN MANUEL
BUENO, MÁRTIR DE UNAMUNO

por María Cristina Campos Fuentes


University of Tennessee

En la literatura de todos los tiempos observamos referencias a las relaciones


complejas que existen entre la filosofía y la teología, además de una constante
voluntad de reflexión sobre la función de la religión en la vida del hombre.
Particularmente, Miguel de Unamuno (1864-1936) y Blaise Pascal (1623-62)
han reflexionado sobre estos temas. En apariencia, estos dos autores son muy
lejanos entre sí tanto en tiempo, ya que casi tres siglos los separan, como en
geografía, siendo el primero español y el segundo francés. Finalmente, se dis-
tancian a primera vista porque Pascal era un jansenista1 con una noción muy
fuerte de su propia fe - que puede ser clasificada de cristo-centrismo -, mien-
tras que Unamuno era un hombre de posiciones cambiantes y controversiales,
de un cristianismo más bien versátil. Sin embargo, más allá de las diferencias,
ambos coinciden en ser espíritus fuertes: los dos se han interesado en la reli-
gión y en la búsqueda de la verdad,2 cuya finalidad última debe ser la felici-
dad. Otra similitud muy representativa es que los dos rechazaron seguir ciega-
mente las prescripciones de la Iglesia Católica y decidieron cuestionar los
dogmas y la fe a la luz de la razón.3
En este artículo, analizaremos la postura filosofico-religiosa que expresa
Unamuno en San Manuel Bueno , mártir (1931), una de las obras más polémi-
cas del autor, en comparación con el pensamiento de Pascal en Pensées. Este
interés nace de la relación de intertextualidad que encontramos en toda la
novela y particularmente en un comentario del protagonista, don Manuel, que
recomienda a Lázaro: "Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás cre-
yendo" (131), en donde leemos una referencia directa a la obra del genio fran-
cés.
En este ensayo vamos a comparar las coincidencias y diferencias en el
pensamiento filosofico-religioso de nuestros autores en las obras selecciona-

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das, partiendo de la coincidencia fundamenta


la verdad, inscribiéndose en la línea de la filos
xionar sobre los medios de acceso y los obstá
esta búsqueda, para finalmente fracasar en su
Unamuno y Pascal concuerdan en las líneas ge
siones diferentes.

La búsqueda de la verdad

El deseo por conocer la verdad va a tratarse de manera diferente en Una-


muno y en Pascal. Por un lado, Pascal es un cristiano que ya ha encontrado la
verdad, y por el otro, no podemos saber con certeza lo que Unamuno represen-
ta en materia religiosa. Desde el principio asistimos a una ruptura. En Pensées ,
Pascal parte a la búsqueda de la verdad, pero desde el principio el avance está
falseado, ya que Pascal sabe de antemano a qué conclusión va a llegar: la ver-
dad del cristianismo. Con Unamuno en San Manuel Bueno, mártir (SMBM),
se asiste a algo más honesto y problemático:4 don Manuel encarna la comple-
jidad de un sacerdote que duda, incluso tal vez un ateo, quien a pesar de todo
decide parecer cristiano para el bien de su comunidad.
Esta búsqueda de la verdad no es específica de Pascal y Unamuno. La
filosofía siempre ha buscado encontrar el bien soberano: la felicidad. En la
antigüedad, la ecuación era sencilla: verdad igual a felicidad. Por ejemplo,
para Platón, el filósofo es el poseedor de la verdad, como lo muestra la alego-
ría de la caverna en el Libro VII de La República. En ésta, los hombres están
encadenados trabajando hasta que llega el filósofo y los libera con su luz. Las
cadenas son la metáfora de la ignorancia, mientras que la luz del filósofo
representa el conocimiento y la razón. Así, para Platón, la ignorancia - que es
lo opuesto a la verdad - conduce a la infelicidad y por lo tanto no es deseable,
ya que la finalidad última del ser humano debe ser la felicidad. Nuestros auto-
res, ambos filósofos, coinciden en que la felicidad es el objetivo a alcanzar en
la vida - aunque no necesariamente se logre en esta vida.
Para Pascal, "tous les hommes recherchent d'être heureux. Cela est sans
exception" (591; fr. 138); de la misma forma, don Manuel en SMBM está
constantemente velando por la felicidad de su pueblo. De esta forma, vemos
que para nuestros dos autores la búsqueda de la verdad es una obligación.
Aquí conviene precisar que la búsqueda no conlleva necesariamente a la ver-
dad misma. Pascal hace de esto una necesidad primera coincidiendo con la
filosofía antigua. Sin embargo, en Pascal aparece una ruptura neta con rela-
ción a ésta. El filósofo ya no es un mesías, por el contrario, es el filósofo
quien debe someterse al teólogo, único triunfante. Como dice Pascal en Pen-
sées , solamente el cristiano encuentra la felicidad en esta vida y en el más allá:
"Nul n'est heureux comme un vrai chrétien, ni raisonnable, ni vertueux, ni

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aimable" (661; fr. 338). Así, para Pascal es solamente el cristiano quien reúne
todas las cualidades, en cuanto que éste alia las calidades de la razón a las
morales y a las sociales. Para el pensador francés, la religión católica es la úni-
ca verdad y, por lo tanto, la única vía de salvación eterna. El principio medie-
val philosophia ancilla theo logice, que hace de la filosofía la esclava de la teo-
logía, permanece más válido que nunca. Para Pascal, la ecuación antigua,
verdad igual a felicidad, mantiene su vigencia. La búsqueda es perenne aunque
nunca será completada, se trata de una conversión continua.
Con Unamuno en SMBM , por el contrario, es la teología la que fracasa, ya
que don Manuel no es feliz: él dispensa la felicidad a su alrededor, ayuda a los
aldeanos a sobrellevar la angustia de la muerte y de la vida presentándoles el
consuelo de la fe cristiana: la meta de don Manuel "is not the salvation of the
faithful in an eternal afterlife [. . .] but rather, the happiness of the people of
Valverde de Lucerna here on earth, achieved through an active involvement in
their lives" (Andrachuk 205-06). Así, Don Manuel renuncia a la teología para
dirigirse hacia una filosofía pragmática. La verdad todavía queda por encon-
trar, la duda se impone. La ecuación antigua se anula: la verdad deviene dolor
y la mentira conduce a la felicidad.5 En Unamuno, solamente las personas cré-
dulas son felices, aquellos que se lanzan ciegamente en el cristianismo. Por
ejemplo, en SMBM los personajes centrales hacen todo lo posible por escon-
der la verdad: que don Manuel no cree en lo que predica. Ellos no quieren
revelar la falsedad del cristianismo para evitarle al pueblo el horror de la
angustia ante el vacío después de la muerte, como sentencia el párroco: "¿La
verdad? La verdad, Lázaro es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal;
la gente sencilla no podría vivir con ella" (131). Del mismo modo, tanto
Ángela como Lázaro se sienten obligados moralmente con el cura y guardan
su secreto y trabajan por su causa - "Mi hermano, puesto ya del todo al servi-
cio de la obra de Don Manuel, era su más asiduo colaborador y compañero"
(133) -, ya que creen que es una labor santa la de dar paz y felicidad al pue-
blo, sea de la forma que sea. En términos ortodoxos, don Manuel no podría
llegar a ser un verdadero santo ya que no cree en la vida eterna. Sin embargo,
bajo el influjo de la mentira, tanto el pueblo como las autoridades eclesiásticas
aclaman su santidad: "Parece que el ilustrísimo señor obispo, el que ha promo-
vido el proceso de beatificación de nuestro santo de Valverde de Lucerna, se
propone escribir su vida, una especie de manual del perfecto párroco" (140).
En este pasaje, podemos ver la crítica de Unamuno a la Iglesia Católica, que
llega hasta el ridículo de querer canonizar a un hombre no creyente, guiada
simplemente por las apariencias, sin buscar comprender la interioridad del
hombre tal cual es. El hecho de que don Manuel sea un escéptico y tal vez un
ateo - aunque en la obra no queda claro si no cree en Dios o simplemente no
cree en la salvación eterna -, no significa que Unamuno lo sea.6 Así, don
Manuel se aproximaría a los jesuítas y a su casuística elástica, ya que su punto
de vista privilegia la realidad cotidiana sobre la ética de la Biblia.7

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Después de definir lo que significa la ve


vemos que aunque uno confía en la teología (
(Unamuno), y que aunque ambos creen que la
la felicidad, para Pascal ésta debe basarse en
muno, para quien, en SMBM , ésta reposa en l
no de los autores fueron capaces de encontrar
En los caminos emprendidos hacia la verdad,
obstáculos, pero también se pueden hallar cie
lizaremos enseguida.

Los OBSTÁCULOS Y LOS ACCESOS A LA VERDAD

Tanto para Pascal como para Unamuno, la verdad no se ha encontrado,


aunque debe seguir buscándose. En esta vía, se encuentran varios impedimen-
tos: el divertimento y el ennui o aburrimiento - consecuencia de la falta de
divertimento. Contra estos estorbos, el hombre dispondrá de herramientas para
vencerlos como la razón y la costumbre.
Uno de los principales atolladeros en esta pesquisa hacia la verdad son las
actividades que distraen del objetivo final, es decir, el llamado divertimento.
Para Pascal, este término representa toda actividad que evita la reflexión y que
desvía de Dios;8 por ejemplo: el juego, el trabajo, la política, la guerra, la caza,
etc. Es decir, el divertimento no se refiere simplemente a los pasatiempos sino
que concierne a toda actividad humana que no se relaciona con Dios. Por su par-
te, Unamuno expande esta noción de divertimento en SMBM ya que lo relacio-
na con todas las actividades mundanas y también con las religiosas - que
deberían conducir a Dios, pero que en don Manuel fallan por su propia falta
de fe. Don Manuel no quiere pensar constantemente en su angustia y se crea
un sinfín de actividades:

Su vida era activa y no contemplativa, huyendo cuanto podía de no


tener nada que hacer. Cuando oía que la ociosidad es la madre de
todos los vicios, contestaba: "Y el peor de todos, que es el pensar
ocioso. [. . .] Pensar ocioso es pensar para no hacer nada o pensar de-
masiado en lo que se ha hecho y no en lo que hay que hacer." [. . .]
¡Hacer!, ¡hacer! Bien comprendí yo ya desde entonces que Don
Manuel huía de pensar ocioso y a solas, que algún pensamiento le
perseguía. (124)

La visión trágica y pesimista de Unamuno se proyecta en el cura, quien desea


alejarse de la reflexión porque el producto de ésta le parece cruel, doloroso y
fatal. El sacerdote se explica: "Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis
feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no

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"Pensées " de Pascal en " San Manuel Bueno , mártir " de Unamuno 21

para matarles" (131). Don Manuel quiere impedir que Ángela reflexione por sí
misma porque considera que su inteligencia y su educación - aunque escasa
en un colegio de monjas - la conducirían a la misma conclusión a la que él lle-
gó, como ocurrió con Lázaro. Esa verdad le parece funesta porque no conduce
a la felicidad, por eso, el sacerdote incita a la joven a conservar su fe: "sigue
creyendo. Y si se te ocurren dudas, cállatelas a ti misma" (132). Así, mientras
para Unamuno el divertimento es una evasión, para Pascal es al mismo tiem-
po un remedio y un veneno, es un remedio porque evita que el hombre piense
en su condición miserable, y un veneno porque lo aleja de la vía del cristianis-
mo.9 En SMBM , el divertimento no sería más que un remedio en la medida en
que alejaría de una verdad que causa miedo, de una verdad que no tiene solu-
ción y que conduce a la desesperanza, que constituye a su vez un suicidio psi-
cológico.10
Contrariamente al divertimento, que es completamente negativo para Pas-
cal y enteramente inútil para Unamuno, la costumbre va a jugar un papel más
positivo en nuestros dos autores. Según Pascal, hay tres formas de creencia:
"la raison, la coutume, l'inspiration" (815; fr. 664). La primera forma concier-
ne a los ateos y a los deístas que analizan a Dios a partir de la razón; la segun-
da se refiere a la gente simple del pueblo, que son cristianos por el azar de
haber nacido en tierra cristiana; y el tercero es sinónimo de la gracia divi-
na. La fe de Ángela sería, en términos de Pascal, el producto de la gracia divina,
don Manuel y Lázaro estarían más próximos a la primera forma, mientras que
Valverde de Lucerna caería en la segunda definición. Para Pascal, la costum-
bre es el medio por el cual el hombre se aproxima a Dios, pero en tanto que
sendero humano, la costumbre está condenada al fracaso. Para el ser que no
tiene la gracia divina, Pascal propone la imitación de los gestos de la fe. Esta
idea es retomada por Unamuno a la letra cuando don Manuel recomienda a
Lázaro: "Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás creyendo" (131).
Ese "alguien" es Pascal en su famoso fragmento "Pari", en Pensées (680; fr.
397). Sin embargo, para Pascal la costumbre no hace sino abêtir o atontar, ya
que solamente se salvan aquellos que creen por inspiración divina, y de ningu-
na forma aquellos que lo hacen simplemente por costumbre: "la religion chré-
tienne [. . .] n'admet point pour ses vrais enfants ceux qui croient sans inspira-
tion" (815-16; fr. 664). Sin embargo, el filòsofo francés acepta que la
costumbre puede tener un lado positivo: imitar el bien, lo verdadero con el fin
de acercarse a la verdad: "L'homme est ainsi fait qu'à force de lui dire qu'il est
un sot, il le croit; et à force de se le dire à soi-même, on se le fait croire" (570;
fr. 91). 11 Entonces, a pesar de que la costumbre podría conducir a una vida
sometida a la moral cristiana, ésta deberá ser completada por la gracia divina
para conducir a la salvación eterna.
El divertimento y la costumbre tienen objetivos distintos en Pascal y Una-
muno y los dos van a llegar a un pesimismo común que cambiará la comedia
humana en una tragedia.

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22 María Cristina Campos Fuentes

El hombre, personaje de la tragedia

Para Unamuno, el hombre inteligente no puede sino llegar a la infelicidad,


como lo muestra el ejemplo de don Manuel. Para Pascal, la condición del
hombre es una condición miserable.12 De esta manera, para nuestros autores la
vida humana se parece a una tragedia dado el fin terrible que espera al hom-
bre: la muerte. Además, ni Pascal ni Unamuno pueden ofrecer una solución a
sus lectores.
Tanto en Pascal como en Unamuno encontramos el topos literario que dice
que el mundo es un gran escenario teatral, el theatrum mundi. Por ejemplo,
Pascal explica que los jueces y los abogados visten togas en representación de
un saber que no existe realmente, ya que si ellos tuvieran ese conocimiento, no
necesitarían un artificio teatral (554; fi*. 41). En SMBM , don Manuel mismo
interpreta un rol, y después también Lázaro y Ángela tienen su propio papel,
pero no se trata aquí de una comedia, sino de una tragedia, ya que las risas se
transforman en lágrimas. C. A. Longhurst confirma esta apreciación cuando
dice:

Angela presents Don Manuel as an actor playing a role, an actor who


has a magnetic effect on his audience through his presence and vocal
qualities [. . .] several other actions of Don Manuel as presented by
Angela strike a theatrical note. [. . .] It is not so much a person as an
actor that we are presented with, an actor publicly playing the part of
a saint. (589-90)

A don Manuel le corresponde el papel más trágico ya que desea no morir solo,
él mismo pide a su pueblo que lo acompañe en sus últimos momentos y, aun-
que muere rodeado de todos los aldeanos que lo aman, el cura se encuentra
profundamente solo ya que él es el único que comprende su propia tragedia.
Valverde de Lucerna no comparte sus miedos y dolores pues cree que don
Manuel irá al cielo después de su muerte. Tal vez Blasillo, el tonto, es el único
que lo acompaña enteramente pues muere con él. La idea del vacío después de
la muerte es tan insoportable que incluso Ángela trata de justificar a su herma-
no y al cura para consolarse a sí misma: "creo que Don Manuel Bueno, que mi
San Manuel y que mi hermano Lázaro se murieron creyendo no creer lo que
más nos interesa, pero sin creer creerlo, creyéndolo en una desolación activa y
resignada" (139). De la misma forma, para Pascal, la muerte es el momento
más trágico y difícil para el ateo porque se encuentra solo frente a la nada, sin
ninguna esperanza de vida futura: "on mourra seul" (598; fr. 141). SMBM se
dirige tanto al creyente como al ateo. Al creyente le pide que reflexione, que
reconsidere su juicio. En este sentido, ambos se colocan desde el punto de vis-
ta del hombre que busca lo que es lo mejor para todo individuo.

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" Pensées " de Pascal en " San Manuel Bueno, mártir " de Unamuno 23

Tanto Pascal como Unamuno llegan a la tragedia porque ninguno puede


ayudar a sus prójimos. Pascal no tiene la capacidad de convertir ya que esto
concierne únicamente a la voluntad de Dios, es decir, a la gracia divina; y
Unamuno no puede ofrecer la verdad, como bien lo señala Ida Molina: "Una-
muno sustains that it is impossible to know the truth" (49). A pesar de su
impotencia, ambos autores hacen un llamado a la reflexión. Por un lado, Una-
muno afirmó en su ensayo "Mi religión" que:

[. . .] lo más de mi labor ha sido siempre inquietar a mis prójimos,


removerles el poso del corazón, angustiarlos, si puedo. [. . .] Que
busquen ellos como busco yo, que luchen como lucho yo, y entre
todos algún pelo de secreto arrancaremos a Dios, y por lo menos, esa
lucha nos hará más hombres, hombres de más espíritu. (12)

Por otra parte, los Pensées de Pascal son un grito que quiere despertar al ateo
de su inconsciencia, que le pide ponerse en marcha hacia la búsqueda de Dios:
"Et ainsi celui qui doute et qui ne cherche pas est tout ensemble malheureux et
injuste" (691; fr. 403). En SMBM vemos un pesimismo extremo porque don
Manuel está convencido de que no existe la salvación eterna, sin embargo, en
Unamuno mismo - en su ensayo "Mi religión" -, encontramos la duda, las
ganas de luchar a toda costa por esa verdad:

"Y bien, se me dirá: ¿cuál es tu religion?" Y yo responderé: "Mi reli-


gion es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, aun a
sabiendas de que no he de encontrarla mientras viva; mi religión es
luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche,
como dicen que con Él luchó Jacob." [. . .] Y en todo caso, quiero tre-
par a lo inaccesible. [. . .] Y yo quiero pelear ni pelea, sin cuidarme
de la victoria. (10)

Y sin embargo, en el mismo ensayo, podemos ver casi una certeza: "Y si creo
en Dios, o, por lo menos, creo creer en Él, es, ante todo porque quiero que
Dios exista" (11). Por su parte, Pascal es todavía más pesimista ya que él ha
encontrado la verdad, pero es incapaz de ofrecerla a sus prójimos, ya que la
gracia divina concierne únicamente a Dios.

Una finalidad común

Entre Unamuno y Pascal existe una similitud en su razonamiento: ambos


rechazan caer en la trampa del dualismo filosófico sin ser ni escépticos ni
estoicos.13 Es relevante notar que nuestros dos autores parten de una mism
base: el cristianismo. Pascal se da a la tarea de probar mediante la razón qu
todas las otras religiones son fundamentalmente falsas, siendo sólo el cristia

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24 María Cristina Campos Fuentes

nismo el que supera todas las pruebas - ya qu


que es verdadero, tampoco es posible probar
ficio de la duda.14 Por su parte, Unamuno tam
tiana cuando admite en su ensayo "Mi religión
cerme racionalmente de la existencia de
existencia" (11), aunque termina diciendo qu
me revela, por vía cordial, en el Evangelio y
ria" (11-12). En este sentido, un detalle aleja
cuando el cura afirma: "Todas las religiones
vivir espiritualmente a los pueblos que las pro
religión más verdadera es la suya, la que le h
más que una coincidencia religiosa entre nues
coincidencia en su finalidad: su verdadero obj
allá de las religiones y las iglesias. No debem
fueron, en su momento, contestatarios de la
manera -, y que supieron apartarse de los ca
cuanto a la forma tradicional de la creencia y
de fondo conduce al público del siglo xxi a co
verdaderas obras maestras. Como lo afirma
Pascal, la fuerza de Pensées reside en la overtu

Ouvertes, fermées, les Pensées deviennen


nent de prouver l'improuvable, de dire l
nellement au cœur. Œuvre phare à tous le
sont un chef-d'œuvre de la littérature, u
appartient pas vraiment, qui n'appartient
non plus, et qui appartient moins encore au

Este juicio podría igualmente aplicarse a Una


una verdadera autonomía con relación a su pr
es también una obra polisémica ante la cual e
parecen interminables.

NOTAS

1 El jansenismo retoma la doctrina de San Agustín que hace depend


vación de la gracia eficaz y de la predestinación. Se trata de un cristianis
moral muy rigurosa que fue la base del cristianismo antiguo, y sólo hasta
fue cuestionada por considerarla inhumana e imposible de seguir. Para un
completo sobre el jansenismo y el cristianismo, referirse a la obra de Stép
(26-40).

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" Pensées " de Pascal en "San Manuel Bueno, mártir " de Unamuno 25

2 Unamuno responde a quienes lo cuestionan sobre cuál es su religión: "Mi


religión es buscar la verdad, aun a sabiendas de que no he de encontrarla mientras
viva; mi religión es luchar..." ("Mi religión" 10).
3 Los apologistas católicos privilegian la fe sobre la razón cuando postulan
que siendo la fe verdadera, la razón debe someterse a ésta. Sin embargo, con Pascal
ocurre lo contrario: es la razón la que debe justificar la fe.
4 Para Ciriaco Morón Arroyo, la filosofía de Unamuno puede resumirse en
" ignoramus et ignorabimus " (243), que significa "ignoramos e ignoraremos". Sin
embargo, Unamuno no renuncia a buscar, lo que hace que el autor español no sea un
verdadero escéptico.
5 Pascal no estaría de acuerdo con esta lógica ya que para él, el hombre tiene
la responsabilidad y la obligación de decir la verdad y de denunciar la mentira. El filó-
sofo francés pone como ejemplo a los santos, que no se callaron jamás la verdad a
pesar del martirio: "jamais les saints ne se sont tus" (854; fr. 714). La verdad debe pre-
ferirse incluso bajo pena de muerte.
6 Probablemente, la posición de Unamuno no coincide exactamente con la
de su personaje. Como Miguel Ángel Cabanas ha señalado: "los estudiosos de Unamu-
no no se ponen de acuerdo para determinar claramente sus creencias religiosas. Parece
que la ambigüedad de su obra hace difícil discernir categóricamente una solución uni-
taria sobre el tema" (34).
7 Pascal denunció en Les Provinciales la casuística elástica que puede justi-
ficar acciones fuera de la ética cristiana, por ejemplo, cuando un hombre acaba de
robar leña en el terreno de un rico propietario para poder calentar su casa en invierno,
ya que si no lleva este combustible su hijo enfermo morirá. En este caso, los jesuítas
autorizan el robo. Por el contrario, el rigorismo jansenista lo prohibe. Para una referen-
cia completa sobre la casuística, ver: Pierre Cariou, Pascal et la casuistique (Paris:
PUF, 1993).
8 Hay que señalar que etimológicamente "divertir" viene del latín diuerto ,
que quiere decir "desviar de", y se opone a "convertir", del latín conuerto , que signifi-
ca "conducir hacia". Es decir, divertir aleja de Dios y la conversión aproxima a Dios.
9 Como lo explica François Chirpaz, el divertimento es: "Tout à la fois,
expression de notre misère et remède contre la conscience de cette misère, avec la
même ambiguïté que celle du pharmakon grec, le divertissement est remède et il est
poison." (54).
10 Don Manuel acepta su tragedia: "Sigamos, pues Lázaro, suicidándonos en
nuestra obra y en nuestro pueblo, y que sueñe éste su vida como el lago sueña el cielo"
(133).
11 Por ejemplo, como lo han mencionado Carey y Williams, "Manuel's role
develops from an imitation of to a total identification with Christ. During the Commu-
nion of his last Easter Week, his role has already become his reality. The distance be-
tween the liturgical drama and his own life was vanished" (300). Aquí confirmamos
que sin la gracia divina, el poder de la costumbre es temporal, ya que después de la
representación, la realidad se revela.
12 Sin embargo, el hombre, por medio de la gracia eficaz - don divino -,
escapa a su condición miserable y alcanza la felicidad.
13 El estoicismo es la doctrina antigua que cree en la grandeza del hombre y
en su capacidad de encontrar la verdad por sus propias fuerzas; y el escepticismo es la

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26 María Cristina Campos Fuentes

doctrina que considera que todo es relativo, que el h


verdad; en este sentido Sócrates sería el primer esc
sé que no sé nada".
14 Para ejemplificar esta reflexión, nos podemo
Pensées (676-81; fr. 397), que argumenta sobre este

OBRAS CITADAS

Andrachuk, Gregory Peter. " 'He That Eateth of This Bread Shall Live For
6:58): Lázaro 's Communion." Romance Notes 31.3 (1991): 205-13.
Cabanas, Miguel Ángel. " San Manuel Bueno, mártir , budista." Torre de
(1993): 34-49.
Carey, Douglas M. "Religious Confessions as Perspective and Meditation in Unamu-
no 's San Manuel Bueno , mártir MLN9Ì.2 (1976): 292-310.
Chirpaz, François. La Condition de l'homme . Paris: Michaion, 2000.
Longhurst, C. A. "The Problem of Truth in San Manuel Bueno, mártir ." The Modern
Language Review 76.3 (1981): 581-97.
Molina, Ida. "Truth Versus Myth in En la ardiente oscuridad and in San Manuel Bue-
no, mártir ." Hispanófila 52 (1974): 45-49.
Morón Arroyo, Ciriaco. "San Manuel Bueno, mártir y el 'sistema' de Unamuno." His-
panic Review 32.3 (1964): 227-46.
Natan, Stéphane. Les Pensées de Pascal : d'un projet apologétique à une œuvre poéti-
que. Paris: Connaissances et Savoirs, 2004.
Pascal, Biaise. Œuvres complètes II. Ed. Michel le Guern. Paris: Gallimard, 2000.
Unamuno, Miguel de. Cómo se hace una novela. La tía Tula. San Manuel Bueno, már-
tir y tres historias más. México: Porrúa, 1995.

1978. 9-15.

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