Unam y Pascal
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La búsqueda de la verdad
aimable" (661; fr. 338). Así, para Pascal es solamente el cristiano quien reúne
todas las cualidades, en cuanto que éste alia las calidades de la razón a las
morales y a las sociales. Para el pensador francés, la religión católica es la úni-
ca verdad y, por lo tanto, la única vía de salvación eterna. El principio medie-
val philosophia ancilla theo logice, que hace de la filosofía la esclava de la teo-
logía, permanece más válido que nunca. Para Pascal, la ecuación antigua,
verdad igual a felicidad, mantiene su vigencia. La búsqueda es perenne aunque
nunca será completada, se trata de una conversión continua.
Con Unamuno en SMBM , por el contrario, es la teología la que fracasa, ya
que don Manuel no es feliz: él dispensa la felicidad a su alrededor, ayuda a los
aldeanos a sobrellevar la angustia de la muerte y de la vida presentándoles el
consuelo de la fe cristiana: la meta de don Manuel "is not the salvation of the
faithful in an eternal afterlife [. . .] but rather, the happiness of the people of
Valverde de Lucerna here on earth, achieved through an active involvement in
their lives" (Andrachuk 205-06). Así, Don Manuel renuncia a la teología para
dirigirse hacia una filosofía pragmática. La verdad todavía queda por encon-
trar, la duda se impone. La ecuación antigua se anula: la verdad deviene dolor
y la mentira conduce a la felicidad.5 En Unamuno, solamente las personas cré-
dulas son felices, aquellos que se lanzan ciegamente en el cristianismo. Por
ejemplo, en SMBM los personajes centrales hacen todo lo posible por escon-
der la verdad: que don Manuel no cree en lo que predica. Ellos no quieren
revelar la falsedad del cristianismo para evitarle al pueblo el horror de la
angustia ante el vacío después de la muerte, como sentencia el párroco: "¿La
verdad? La verdad, Lázaro es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal;
la gente sencilla no podría vivir con ella" (131). Del mismo modo, tanto
Ángela como Lázaro se sienten obligados moralmente con el cura y guardan
su secreto y trabajan por su causa - "Mi hermano, puesto ya del todo al servi-
cio de la obra de Don Manuel, era su más asiduo colaborador y compañero"
(133) -, ya que creen que es una labor santa la de dar paz y felicidad al pue-
blo, sea de la forma que sea. En términos ortodoxos, don Manuel no podría
llegar a ser un verdadero santo ya que no cree en la vida eterna. Sin embargo,
bajo el influjo de la mentira, tanto el pueblo como las autoridades eclesiásticas
aclaman su santidad: "Parece que el ilustrísimo señor obispo, el que ha promo-
vido el proceso de beatificación de nuestro santo de Valverde de Lucerna, se
propone escribir su vida, una especie de manual del perfecto párroco" (140).
En este pasaje, podemos ver la crítica de Unamuno a la Iglesia Católica, que
llega hasta el ridículo de querer canonizar a un hombre no creyente, guiada
simplemente por las apariencias, sin buscar comprender la interioridad del
hombre tal cual es. El hecho de que don Manuel sea un escéptico y tal vez un
ateo - aunque en la obra no queda claro si no cree en Dios o simplemente no
cree en la salvación eterna -, no significa que Unamuno lo sea.6 Así, don
Manuel se aproximaría a los jesuítas y a su casuística elástica, ya que su punto
de vista privilegia la realidad cotidiana sobre la ética de la Biblia.7
para matarles" (131). Don Manuel quiere impedir que Ángela reflexione por sí
misma porque considera que su inteligencia y su educación - aunque escasa
en un colegio de monjas - la conducirían a la misma conclusión a la que él lle-
gó, como ocurrió con Lázaro. Esa verdad le parece funesta porque no conduce
a la felicidad, por eso, el sacerdote incita a la joven a conservar su fe: "sigue
creyendo. Y si se te ocurren dudas, cállatelas a ti misma" (132). Así, mientras
para Unamuno el divertimento es una evasión, para Pascal es al mismo tiem-
po un remedio y un veneno, es un remedio porque evita que el hombre piense
en su condición miserable, y un veneno porque lo aleja de la vía del cristianis-
mo.9 En SMBM , el divertimento no sería más que un remedio en la medida en
que alejaría de una verdad que causa miedo, de una verdad que no tiene solu-
ción y que conduce a la desesperanza, que constituye a su vez un suicidio psi-
cológico.10
Contrariamente al divertimento, que es completamente negativo para Pas-
cal y enteramente inútil para Unamuno, la costumbre va a jugar un papel más
positivo en nuestros dos autores. Según Pascal, hay tres formas de creencia:
"la raison, la coutume, l'inspiration" (815; fr. 664). La primera forma concier-
ne a los ateos y a los deístas que analizan a Dios a partir de la razón; la segun-
da se refiere a la gente simple del pueblo, que son cristianos por el azar de
haber nacido en tierra cristiana; y el tercero es sinónimo de la gracia divi-
na. La fe de Ángela sería, en términos de Pascal, el producto de la gracia divina,
don Manuel y Lázaro estarían más próximos a la primera forma, mientras que
Valverde de Lucerna caería en la segunda definición. Para Pascal, la costum-
bre es el medio por el cual el hombre se aproxima a Dios, pero en tanto que
sendero humano, la costumbre está condenada al fracaso. Para el ser que no
tiene la gracia divina, Pascal propone la imitación de los gestos de la fe. Esta
idea es retomada por Unamuno a la letra cuando don Manuel recomienda a
Lázaro: "Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás creyendo" (131).
Ese "alguien" es Pascal en su famoso fragmento "Pari", en Pensées (680; fr.
397). Sin embargo, para Pascal la costumbre no hace sino abêtir o atontar, ya
que solamente se salvan aquellos que creen por inspiración divina, y de ningu-
na forma aquellos que lo hacen simplemente por costumbre: "la religion chré-
tienne [. . .] n'admet point pour ses vrais enfants ceux qui croient sans inspira-
tion" (815-16; fr. 664). Sin embargo, el filòsofo francés acepta que la
costumbre puede tener un lado positivo: imitar el bien, lo verdadero con el fin
de acercarse a la verdad: "L'homme est ainsi fait qu'à force de lui dire qu'il est
un sot, il le croit; et à force de se le dire à soi-même, on se le fait croire" (570;
fr. 91). 11 Entonces, a pesar de que la costumbre podría conducir a una vida
sometida a la moral cristiana, ésta deberá ser completada por la gracia divina
para conducir a la salvación eterna.
El divertimento y la costumbre tienen objetivos distintos en Pascal y Una-
muno y los dos van a llegar a un pesimismo común que cambiará la comedia
humana en una tragedia.
A don Manuel le corresponde el papel más trágico ya que desea no morir solo,
él mismo pide a su pueblo que lo acompañe en sus últimos momentos y, aun-
que muere rodeado de todos los aldeanos que lo aman, el cura se encuentra
profundamente solo ya que él es el único que comprende su propia tragedia.
Valverde de Lucerna no comparte sus miedos y dolores pues cree que don
Manuel irá al cielo después de su muerte. Tal vez Blasillo, el tonto, es el único
que lo acompaña enteramente pues muere con él. La idea del vacío después de
la muerte es tan insoportable que incluso Ángela trata de justificar a su herma-
no y al cura para consolarse a sí misma: "creo que Don Manuel Bueno, que mi
San Manuel y que mi hermano Lázaro se murieron creyendo no creer lo que
más nos interesa, pero sin creer creerlo, creyéndolo en una desolación activa y
resignada" (139). De la misma forma, para Pascal, la muerte es el momento
más trágico y difícil para el ateo porque se encuentra solo frente a la nada, sin
ninguna esperanza de vida futura: "on mourra seul" (598; fr. 141). SMBM se
dirige tanto al creyente como al ateo. Al creyente le pide que reflexione, que
reconsidere su juicio. En este sentido, ambos se colocan desde el punto de vis-
ta del hombre que busca lo que es lo mejor para todo individuo.
Por otra parte, los Pensées de Pascal son un grito que quiere despertar al ateo
de su inconsciencia, que le pide ponerse en marcha hacia la búsqueda de Dios:
"Et ainsi celui qui doute et qui ne cherche pas est tout ensemble malheureux et
injuste" (691; fr. 403). En SMBM vemos un pesimismo extremo porque don
Manuel está convencido de que no existe la salvación eterna, sin embargo, en
Unamuno mismo - en su ensayo "Mi religión" -, encontramos la duda, las
ganas de luchar a toda costa por esa verdad:
Y sin embargo, en el mismo ensayo, podemos ver casi una certeza: "Y si creo
en Dios, o, por lo menos, creo creer en Él, es, ante todo porque quiero que
Dios exista" (11). Por su parte, Pascal es todavía más pesimista ya que él ha
encontrado la verdad, pero es incapaz de ofrecerla a sus prójimos, ya que la
gracia divina concierne únicamente a Dios.
NOTAS
OBRAS CITADAS
Andrachuk, Gregory Peter. " 'He That Eateth of This Bread Shall Live For
6:58): Lázaro 's Communion." Romance Notes 31.3 (1991): 205-13.
Cabanas, Miguel Ángel. " San Manuel Bueno, mártir , budista." Torre de
(1993): 34-49.
Carey, Douglas M. "Religious Confessions as Perspective and Meditation in Unamu-
no 's San Manuel Bueno , mártir MLN9Ì.2 (1976): 292-310.
Chirpaz, François. La Condition de l'homme . Paris: Michaion, 2000.
Longhurst, C. A. "The Problem of Truth in San Manuel Bueno, mártir ." The Modern
Language Review 76.3 (1981): 581-97.
Molina, Ida. "Truth Versus Myth in En la ardiente oscuridad and in San Manuel Bue-
no, mártir ." Hispanófila 52 (1974): 45-49.
Morón Arroyo, Ciriaco. "San Manuel Bueno, mártir y el 'sistema' de Unamuno." His-
panic Review 32.3 (1964): 227-46.
Natan, Stéphane. Les Pensées de Pascal : d'un projet apologétique à une œuvre poéti-
que. Paris: Connaissances et Savoirs, 2004.
Pascal, Biaise. Œuvres complètes II. Ed. Michel le Guern. Paris: Gallimard, 2000.
Unamuno, Miguel de. Cómo se hace una novela. La tía Tula. San Manuel Bueno, már-
tir y tres historias más. México: Porrúa, 1995.
1978. 9-15.