Los hábitos son patrones de comportamiento estables que se forman a través de la repetición y se vuelven automáticos. Un estudio de 2009 encontró que se necesitan en promedio 66 días de repetición de un nuevo comportamiento para que se convierta en un hábito. La formación de hábitos involucra el fortalecimiento de las conexiones sinápticas en el cerebro a través de la repetición, lo que lleva a que el comportamiento se vuelva automático.
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Los hábitos son patrones de comportamiento estables que se forman a través de la repetición y se vuelven automáticos. Un estudio de 2009 encontró que se necesitan en promedio 66 días de repetición de un nuevo comportamiento para que se convierta en un hábito. La formación de hábitos involucra el fortalecimiento de las conexiones sinápticas en el cerebro a través de la repetición, lo que lleva a que el comportamiento se vuelva automático.
Los hábitos son patrones de comportamiento estables que se forman a través de la repetición y se vuelven automáticos. Un estudio de 2009 encontró que se necesitan en promedio 66 días de repetición de un nuevo comportamiento para que se convierta en un hábito. La formación de hábitos involucra el fortalecimiento de las conexiones sinápticas en el cerebro a través de la repetición, lo que lleva a que el comportamiento se vuelva automático.
Los hábitos son patrones de comportamiento estables que se forman a través de la repetición y se vuelven automáticos. Un estudio de 2009 encontró que se necesitan en promedio 66 días de repetición de un nuevo comportamiento para que se convierta en un hábito. La formación de hábitos involucra el fortalecimiento de las conexiones sinápticas en el cerebro a través de la repetición, lo que lleva a que el comportamiento se vuelva automático.
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¿QUÉ SON LOS HÁBITOS?
Son pautas estables de comportamiento que ayudan a niños y
niñas a orientarse y a formarse mejor, permitiéndoles organizarse tanto a nivel personal como colectivo. Los hábitos son conductas que repetimos muchas veces hasta que forman parte de nuestras actividades diarias. De esta manera, luego de un tiempo, los hábitos se vuelven automáticos. « Anterior | Siguie El hábito es cualquier comportamiento aprendido (no es innato, no nacemos con ningún hábito) mediante la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin apenas pensar en ello. Es un elemento básico del aprendizaje humano. Según los científicos los hábitos, sean positivos o nocivos, se crean porque el cerebro siempre busca la forma de ahorrar esfuerzo, intenta modificar cualquier rutina en un hábito para ahorrar tiempo y energía. Esto tiene el beneficio de que un cerebro eficiente no necesita tanto espacio, por lo que la cabeza es más pequeña y el parto más fácil. Asimismo al automatizar ciertas conductas su realización se hace rápida y certera, y al no tener que concentrarse en cómo caminar, respirar o comer, podemos destinar más tiempo y energía en otras cosas como experimentar e inventar. Si el organismo tuviera que responder a toda la cantidad de estímulos que se da en cualquier situación la conducta sería caótica, por lo que la habituación tiene un valor evolutivo al contribuir a la adaptabilidad del organismo, que responde a los estímulos que para él son más relevantes.
La repetición influye mucho y es una herramienta básica en psicología. En la década de 1950 se
creía que se precisaban de 21 días para crear un hábito porque un célebre cirujano plástico, Maxwell Maltz, advirtió de que les llevaba ese tiempo a los pacientes operados acostumbrarse a su nueva apariencia. También vio que en los amputados el síndrome del miembro fantasma desaparecía a los 21 días. Más recientemente la mayoría de los expertos coincidían en que un hábito se creaba en 28 días, pero parece que suelen ser escasos para que las neuronas asimilen la mayoría de las costumbres. Esto se verificó con una investigación sobre el proceso de formación de un hábito que en 2009 hizo Phillippa Lally y su equipo en el University College de Londres.
El estudio titulado “Cómo se forman los hábitos:
modelando la formación de hábitos en el mundo real”, publicado en la Revista Europea de Psicología Social, concluía que se requerían 66 días de promedio para crear un hábito que perdure en el tiempo. Se pidió a 96 universitarios que eligieran una conducta saludable y lo repitieran hasta crear un hábito. El tiempo para alcanzar el automatismo del nuevo comportamiento varió de 18 a 254 días. Esta variación tan amplia se justifica porque varían la perseverancia y motivación de las personas y el hábito a conseguir. Por ejemplo, se comprobó que los hábitos relacionados con el ejercicio físico tardaban más en adquirirse que la costumbre de consumir una fruta al día. «Si repites algo cada día en la misma situación, se convierte en una reacción automática ante dicha situación», afirmaba Jane Wardle, coautora del estudio. Cuando se ha creado el hábito no hace falta pensar en el comportamiento seleccionado para repetirlo porque se ha hecho automático. Aprendemos mediante la asociación y memorizamos mediante la repetición. Cuando hacemos algo desconocido o asimilamos un conocimiento nuevo nuestras neuronas se agrupan químicamente para comunicarse, creando nuevas conexiones entre ellas o sinapsis. Y si repetimos esa experiencia nueva a menudo (Ley de la repetición) esas conexiones neuronales se hacen cada vez más fuertes, hasta que las neuronas individuales terminan por liberar una sustancia química (unas moléculas llamadas neurotrofinas) para fijar esas conexiones, y el hábito estará adquirido. Los hábitos como atarse los zapatos, conducir o escribir a máquina son redes neuronales que se han hecho automáticas por la repetición física. Las neuronas se reorganizan continuamente según nuestros pensamientos y aprendizajes. Entonces podemos reestructurar (literalmente) nuestro cerebro simplemente cambiando nuestra forma de pensar o aprendiendo nuevas habilidades. Si decidimos elegir un nuevo hábito y estimulamos repetidamente las nuevas conexiones neuronales, estaremos creando una mentalidad distinta en nosotros, estaremos instaurando una nueva forma de pensar y de experimentar la realidad.
¿QUÉ ES LA EMPATÍA?
Cambiar de hábitos es un trabajo arduo, especialmente los hábitos del pensamiento. Los
pensamientos que frecuentamos a diario sobre cualquier cuestión se convierten en nuestra forma natural de reflexionar, porque demanda bastante menos esfuerzo para el cerebro pensar siempre igual sobre la misma cuestión ya aprendida. Al principio debemos mentalizarnos del esfuerzo necesario que supone tener que concentrarnos en reestructurar nuestros pensamientos automáticos negativos, pero sabiendo que si lo hacemos a menudo y de forma constante (sin permitirnos ninguna excepción) nuestras neuronas empiezan a relacionarse entre ellas, creando conexiones sinápticas más dinámicas y entrecruzadas en nuestro cerebro para preparar a nuestra mente a que asimile lo que hemos trabajado intelectualmente. Así se transmite ese nuevo estado mental a nuestra conciencia. Cuando tenemos la firme decisión de que ha llegado el momento de cambiar nuestra forma de pensar, por ejemplo de que es necesario dejar de pensar recurrentemente en la vergüenza o en el resentimiento que podamos tener hacia otras personas o hacia el mundo, requiere la misma fuerza de voluntad que la decisión de dejar de fumar o de empezar a hacer una vida sana mediante ejercicio físico y una alimentación saludable.