COMO PODRÍA OLVIDARTE (M. Román Sarmentero)
COMO PODRÍA OLVIDARTE (M. Román Sarmentero)
COMO PODRÍA OLVIDARTE (M. Román Sarmentero)
• Fabiana
• Ricardo (Padre)
• Adolfo (Hermano de Ricardo)
• María Laura (Hermana menor)
• Cristian
• Doctor Zacarías
• Enfermera
Escena: Cuarto de hospital con una parca perpendicular al público que ocupa
aproximadamente un cuarto del escenario. Una cama vacía, luz tenue.
Adolfo: ¿Sabes algo de tu papá?
M. Laura: No... quedaron en avisarle, pero todavía no aparece…
Adolfo: ¿Y Fabiana?
M. Laura: La llevaron para hacer unos estudios…
Adolfo: Sí, eso ya sé, pero… ¿Por qué no la traen?
M. Laura: Dijo el doctor que iban a demorar… ¿A ti te dijo el médico qué es lo que tiene?
Adolfo: … No… No me dijo nada…
M. Laura: ¿Y por qué estás tan preocupado entonces?
Adolfo: Porque a veces no hace falta que te digan algo, se puede leer una expresión en la
cara de alguien…
M. Laura: ¿Lo dices por el médico?
Adolfo: No, no me hagas caso…
(Entra el Padre rápidamente)
Ricardo: ¿Qué pasó?
M. Laura: Hola papá
Ricardo: Hola ¿Qué pasó?
Adolfo: María Laura me llamó porque no podía ubicarte, Fabiana se había desmayado y
tenía hemorragia, y ella (señalando a M. Laura) se asustó.
Ricardo: (Enérgicamente a María Laura) Pero ¿Por qué se desmayó? ¿Qué estaban
haciendo?
M. Laura: Nada, fue como la otra vez…
Ricardo: ¿Qué otra vez?, ¿Ya había pasado esto?
Adolfo: Parece que más de una vez, pero Fabiana le hizo prometer que no te iba a decir
nada.
Ricardo: ¡¿Por qué?! (tomándola del brazo)
M. Laura: No sé, déjame (se suelta).
Ricardo: (A Adolfo) ¿Qué te dijo el médico?
Adolfo: Todavía nada, la llevaron para un estudio y unos análisis...
Ricardo: Voy a buscarlo, ¿cómo se llama? (nervioso)
Adolfo: Dijo que lo esperáramos acá.
Ricardo: ¿Cuánto tiempo lo vamos a esperar?
Adolfo: Tranquilízate hermano, que te van a terminar internando a ti por problemas de
presión... ¡Ah!, mira„ allá viene el médico... (señala hacia la puerta, momentos después
entra doctor con un sobre en la mano, Ricardo está impaciente)
Doctor: (A Ricardo) ¿Usted es el padre de Fabiana?
Ricardo: Sí, ¿qué le pasó?
Doctor: ¿Cómo, usted no lo sabe?
Ricardo: ¿Qué quiere decir con que si no lo sé?, se supone que usted es el médico, usted es
quien debe decirme.
Doctor: Fabiana… no es la primera visita que nos hace ...no entiendo...
Ricardo: Debe haber un error... ¿Cómo que no es la primera visita?, ¿vino a consulta otra
vez?
Doctor: No... estuvo internada… aunque fue solo por un día. Pero estuvo hospitalizada hace
algo más de una semana, y anteriormente también...
Ricardo: No, la debe estar confundiendo, porque yo...
M. Laura: (Interviniendo) Es cierto papá...
Ricardo: ¿Cómo que es cierto?
M. Laura: El lunes de la semana pasada te dije que se había ido a dormir a lo de Julieta...te
mentí...ella me pidió que no te dijera nada... para que no te preocupes.
Ricardo: Pero, ¿están locas ustedes?
Doctor: Tranquilícese... creo como usted que hicieron mal, pero ahora debe serenarse para
que podarnos hablar.
Ricardo: Bueno, ¿qué pasa?
Doctor: (Señalando a María Laura) ¿Podríamos hablar a solas?
Ricardo: (A M. Laura) ¿Ya desayunaste?
M. Laura: Si, pero si quieren que me vaya no hace falta que inventen una excusa.
Ricardo: Después hablarnos... (sale M. Laura). (A doctor) ¿Y bien?
Doctor: Cuando estuvo la semana pasada otra vez, comenzamos a hacerle algún estudio
más específico porque nos llamaba la atención que no evolucionara favorablemente con el
tratamiento que le habíamos indicado.
Ricardo: ¿Qué tiene?
Doctor: Le dije que volviera en dos semanas, pero volvió por esta emergencia, unos días
antes de lo previsto, pero agilizamos el papeleo para tener inmediatamente la
información...y estos son los resultados... (se los alcanza en el sobre).
Ricardo: (Abre con miedo el sobre, lee, pero no alcanza a comprender) ¿Qué quiere decir
todo esto?
Doctor: Que su hija contrajo una enfermedad… para la cual no se ha encontrado cura.
Ricardo: ¿Qué?, ¿tiene SIDA?
Doctor: No, no es SIDA, es un trastorno que degenera las funciones de los sistemas
internos...
Ricardo: Bueno... ¿qué tratamiento hay que hacerle?
Doctor: Se lo acabo de mencionan...no hay cura aún para este problema.
Ricardo: ¿Cómo?, ¿qué quiere decir?... que no van a hacer nada, que la va a dejar morir
(poniéndose nervioso).
Adolfo: Tranquilo Ricardo...
Ricardo: Estoy tranquilo... (aunque no la demuestra) ... ¿qué va a hacer?... usted es el
médico... ¡dígame que va a hacer!
Doctor: Quisiera poder tener una respuesta, pero cuando surgió el SIDA, no se sabía contra
que se estaba luchando, ahora tampoco lo sabemos, lo único que sabernos es que no son las
mismas vías de contagio y hasta se especula que no es un problema de contagio, sino
efectos de la hipercontarninacion de las aguas y el aire, pero otros dicen que no tiene nada
que ver… comprendo su dolor, pero estamos con las manos atadas...
Ricardo: ... ¿¡Comprende mi dolor!?... ¡No!, no sea absurdo... hasta ayer tenía una hija sin
problemas y ahora me dice que se está muriendo y que no puede hacer nada.... (se vuelve
hacia su hermano) ... es mentira Adolfo...nos quieren sacar plata... vámonos y llevémonos a
Fabiana de acá.
Adolfo: (Mirando con resignación a Ricardo) Ricardo...
Ricardo: ¡No! (no quiere que hable), no es cierto... no le puedes creer...
Adolfo: Hermano...
Ricardo: No le creas... (corno resignándose)
Adolfo: (Al Doctor) ¿Qué van a hacer ahora?
Doctor: Están terminando con la tomografía y la traerán para acá, está algo débil, pero tiene
mucha fortaleza interior y eso ayuda, permiso (sale).
Adolfo: En cualquier momento la pueden traer, tienes que ser fuerte, reacciona...
Ricardo: ¿Reaccionar?... ¡qué fácil es decirlo! ... te dicen "vaya al hospital a ver a su hija",
vienes sin entender que pasa, y un inepto de mierda te dice "su hija se va a morir y no
puedo hacer nada"... ¿reaccionar?... ¿qué es lo que se espera que haga?, ¿que sea el señor
fortaleza emocional?, y le diga "Está todo bien hija, está todo controlado...y no me anime a
mirarle a los ojos para que no descubra que le miento...
Adolfo: Espérame acá, voy a preguntarle algo al médico... (llega a la puerta)
Ricardo: ¿Qué le vas a preguntar?
Adolfo: Si Fabiana está al tanto de todo esto (sale mientras el padre queda atónito, entra M.
Laura que quedó merodeando por el pasillo).
M. Laura: Sí, lo sabe...
Ricardo: (Levanta lentamente la cabeza, mira M. Laura) ¿Tú también lo sabes?
M. Laura: No hace mucho... pero sí, lo sé...
Ricardo: No entiendo... ¿cómo pudieron ocultarme algo así?
M. Laura: Fabi dijo que, si no se podía hacer nada, ¿de qué valía que te hicieras problema?
Ricardo: No sé, algo podría haber sido diferente, la hubiera atendido mejor...
M. Laura: Eso es lo que no quería… No quería tu lástima, quería tu amor… si la amas,
atiéndela sin que esté enferma.
Ricardo: ¿Por qué me dices eso?, tú sabes cuantas cosas dejé desde que murió mamá para
no descuidarlas, para estar con ustedes...
M. Laura: Si, es cierto...pero también es cierto que te olvidaste de sonreír Papá... no
recuerdo tu sonrisa… y antes cuando sonreías, decir "las amo", como cuando nos abrazabas
fuerte a las dos. te salía más fácil.
Ricardo: Puede ser… ¡No!, iba a excusarme, pero me acordé de tu madre que siempre me
decía “excusas Ricardo, sin excusas". Es cierto, hay cosas que descuidé, pero no dejé de
amarlas nunca.
M. Laura: Lo sé, Fabi siempre me lo dice por ti, pero me gustaría sentir tu amor sin
intermediarios.
Ricardo: Perdóname chiquita... y no dudes nunca que te amo, que son lo más grande y
valioso que tengo en este mundo. (va llegando Fabiana, con indumentaria hospitalaria,
acompañada por la enfermera que la acompaña hasta su cama y luego sale).
Ricardo: Así que haciendo las cosas a mis espaldas...
Fabiana: Sin sermones viejo, ¿eh? (Padre le ayuda a ubicarse en la cama. A Fabiana se la ve
débil).
Ricardo: Fabi…
Fabiana: No viejo, no, hablemos de otra cosa.
Ricardo: Pero...
Fabiana: Pero ¿qué?, ya los dos... los tres lo sabemos, nada va a cambiar el que lo
hablemos, ¿por qué no buscar un tema de conversación más ameno?
M. Laura: (Al padre) ¿Quieres que los deje solos?
Ricardo: Bueno… y gracias (sale M. Laura). Parece mentira… que grande que está tu
hermana, uno la ve todos los días, pero no se detiene a ver que ha crecido no solo
exteriormente, sino interiormente también... y eso es gracias a ti...
Fabiana: No sé si es gracias a mí.
Ricardo: Yo si lo sé, tal vez hice mal, pero te delegué las funciones de una madre y Laurita
siempre te tuvo cerca cuando tendría que haber estado yo cerca de ella...y ahora...
Fabiana: Ahora me vas a prometer que la vas a cuidar mucho, y que le vas a dar todo el
cariño que sabías darnos cuando éramos más chicas.
Ricardo: Quiero prometértelo y a la vez tengo miedo de no poder cumplirlo...
Fabiana: ¿Por qué no podrías cumplirlo?
Ricardo: No sé... vivo tan enfrascado en el trabajo... además siempre me inculcaron que las
distintas generaciones no pueden entenderse.
Fabiana: No es un problema generacional viejo, a algunos solo les basta convertirse en
adultos para creer que tienen prohibido tener sensibilidad y se hacen los duros, y eso de que
los hombres que no deben llorar... y todas esas cosas que van en contra de la propia
naturaleza humana...
Ricardo: ¿Tú me enseñas a mi lo que es la vida?
Fabiana: ¿Por qué no?, tú tendrás más años que yo, pero yo tengo otra visión de las cosas, y
si sabes escuchar también puedes aprender...
Ricardo: ...Está bien... me dispongo a aprender... ¿cuál es la primera lección para su padre?
Fabiana: La primera lección... podría titularse... "Aprender a tener memoria".
Ricardo: ¿Tener memoria?
Fabiana: Si, que te acuerdes de mamá y lo que compartimos cuando ella vivía.
Ricardo: ¿Cómo podría olvidarme de tu madre?
Fabiana: ¿Y de mí?
Ricardo: ¿De ti qué?
Fabiana: ¿Podrías olvidarte?
Ricardo: ¿Cómo dices algo así?
Fabiana: El doctor me dijo que no me queda mucho tiempo, tal vez eso es lo que te hace
pensar en un montón de cosas y....
Ricardo: ¿Y?
Fabiana: A veces me imagino que pasará después que yo... y tengo miedo de que se olviden
de mí...
Ricardo: ¡Cómo podría olvidarte! (le torna la mano) ... quizás tú me ves andando de acá
para allá, haciendo una cosa, haciendo otra, y por eso piensas que no recuerdo tu madre, sin
embargo, sin necesidad de decirlo en voz alta, la tengo presente mucho más de lo que
supones, en silencio, pero muy junto a mí...te frustré tu vocación de maestra
Fabiana: Entonces enséñame tú.
Ricardo: ¿Qué puedo enseñarte?
Fabiana: Me enseñaste tantas cosas...copié tu fortaleza, tu sonrisa...después que murió
mamá copié tu silencio... no te puedes quejar, fui tu mejor alumna.
Ricardo: Quizás quedaron muchas cosas por enseñar en el camino
Fabiana: Hay cosas que no se aprenden hasta que te toca vivirlas...
Ricardo: ¿Lo dices por lo que te pasa ahora?
Fabiana: Si pa', me enseñaste a vivir… ahora, enséñame a morir...
Ricardo: ¡Fabi!
Fabiana: Sí, enséñame a no tener miedo, enséñame a ser valiente, enséñame...por favor. (Se
oscurece todo para indicar el paso de los días. Al encenderse la luz, tenue, estará Ricardo
dormido en una silla junto a la cama, tapado con SU campera, Fabiana va despertando y lo
llama).
Fabiana: Papá...papá... (él va reaccionando).
Ricardo: ¿Qué pasa?
Fabiana: Va como una semana Que todas las noches estás durmiendo en esa silla, te vas a
romper la espalda.
Ricardo: No te preocupes por mí.
Fabiana: Después me preguntas a quién salgo tan cabeza dura... (Entra doctor).
Doctor: Señor Escudero... ¿me permite un momento?
Ricardo: Sí... (salen al pasillo)
Doctor: Estuvimos investigando y contactándonos con distintas instituciones médicas de las
más importantes de Alemania y E.E.U.L., y en Alemania están experimentando con una
droga que parecería no presentar acciones colaterales y ha ayudado a algunas personas con
patología semejante a la de Su hija.
Ricardo: ¿Que tengo que hacer?
Doctor: Esas drogas experimentales no son reconocidas por las mutuales y seguramente
habrá que pagarlas con anticipación... y se imagina que son caras porque aún no se
producen en serie....
Ricardo: ¿Cuánto?
Doctor: Según las consultas que realizamos, tendría que hacerse una aplicación cada doce
horas, por lo menos durante un mes… más el traslado con la seguridad que demanda el
tema…
Ricardo: ¿Cuánto?
Doctor: No le puedo dar cifras exactas, pero calcule unos dos mil o tres mil dólares de
inicio, pero tendría que asegurarse de contar con más fondos porque eso es sólo la primera
etapa.
Ricardo: No importa, vendo el auto, lo que sea...
Doctor: Pero recuerde, que por más que yo deseara decirle otra cosa, esto no nos da más
que una esperanza, no es garantía de curación
Ricardo: Lo vamos a intentar… (Aparece Cristian).
Cristian: (Dirigiéndose a Ricardo) Perdón. ¿dónde, está Fabiana?
Ricardo: (Señalando la entrada) Ahí, pasa... (Cristian se dirige hacia Fabiana que está con
los ojos cerrados, mientras Doctor y Ricardo terminan su diálogo)
Ricardo: indíqueme lo que debo hacer.
Doctor: Venga conmigo y vemos si podemos comunicarnos con esta gente.
(Salen el Doctor y Ricardo)
(Cristian se acerca y le obsequia un ramo de flores)
Fabiana: (Abre los ojos) ¡Hola!... Ay, gracias...
Cristian: Hola preciosa ¿cómo te estás portando?
Fabiana: ¿Cómo quieres que me porte estando quieta en una cama?
Cristian: ¿No te dejan Que estés levantada?
Fabiana: Es que me siento débil.
Cristian: No levantándote, te debilitas más ¿Quieres que te saque a pasear?, me debes una
cita...
Fabiana.: Lamento no haber podido ir, seguramente me hubiera interesado escuchar lo que
tenías que decirme...
Cristian: Te lo puedo decir ahora...
Fabiana: ¡No!, por favor, ahora no, gracias por preocuparte por mí, pero ya no...
Cristian: ¿Como que ya no?
Fabiana: Sé que mi hermana te dijo la verdad, ella me lo contó, y se lo que hubiera sido
nuestra
verdad. Pero no puede serlo...
Cristian: No hables así...
Fabiana: No quiero vivir con engaños, sólo quiero decirte que lo que me ibas a pedir, yo iba
a decir que sí, pero ahora soy yo la que quiere pedirte algo... por favor, nunca me olvides…
Cristian: Fabi…
Fabiana: Sé que más tarde o más temprano uno se resigna, y buscarás alguna buena chica
que sea tu compañera... pero, aunque tengas esa compañera y compartan su vida juntos, por
favor… no me olvides...
Cristian: ¡Cómo podría olvidarte! si eres tan especial, si eres… no puedo verte en esa cama.
¡Vamos!... te llevo a caminar…
(Ella intenta levantarse, pero le cuesta mucho, cuando está bajando de la cama, le fallan las
fuerzas y parece que va a caer, en ese preciso momento entra el padre)
Ricardo: ¿Qué hacen?
Cristian: Tiene que caminar, se está enfermando de estar quieta.
Ricardo: No comprendes muchacho (vuelve a acostarla), no tiene fuerzas, está débil…
Cristian: Pero señor...
Ricardo: Ven conmigo
Cristian: Ya vuelvo... (salen al pasillo)
Ricardo: Yo sé cuáles eran tus intenciones con Fabiana, María Laura me contó todo.
Cristian: Que bocina la petisa, ¿eh?
Ricardo: Pero eso no es todo, también sé que te contó lo de Fabiana, tú lo sabes, no me lo
niegues, ni te lo niegues a ti mismo.
Cristian: ¿Cuántas veces se han equivocado los médicos?
Ricardo: Muchas veces y recién se acaban de equivocar otra vez…
Cristian: ¿Por qué?
Ricardo: Porque me dijeron que en Alemania había un grupo de médicos que estaban
experimentando con una droga que podía curar a Fabi, pero no la envían, hay que ir allá,
para que esos médicos que están experimentando la controlen y la usen como conejillo de
indias, y no puedo ir… no tengo el maldito dinero…
Cristian: Se puede hacer una colecta, poner un número de caja de ahorros como se hace
muchas veces...
Ricardo: Ya no hay tiempo... me lo dijo el médico… puede ser cuestión de horas…
Cristian: Pero… si no se la ve tan mal
Ricardo: Muchacho, la conozco hace casi veinte años, no tiene esa energía desbordante de
antes, es otra...otra... (decaído)
Cristian: Pero señor/yo no la puedo ver así… yo…la amo…
Ricardo: Yo también la amo y no quisiera verla morir, daría lo que fuera para morirme yo
en su lugar, pero no es posible...ven, tomemos un café (Ricardo lo lleva hacia el lateral
desapareciendo de escena).
(Momentos después entra María Laura).
M. Laura: (A Fabiana) Hola...
Fabiana: Hola, ¿cómo está mi hermana preferida?
M. Laura: ¡Que viva que eres! si soy la única hermana que tienes... ¿y eso? (señalando las
flores).
Fabiana: Me las trajo Cristian.
M. Laura: ¿Vino?, ¿te dijo?...
Fabiana: No lo dejé...no vale la pena cimentar si sabes que después no vas a poder
construir.
M. Laura: ¿Ni un besito?
Fabiana: Eres tonta...si por mi fuera, pero creo que solo sería para hacerlo sufrir más, no
quiero eso para él.
M. Laura: Hay días que tengo miedo de venir a verte, pienso que voy a venir y que...
Fabiana: A mí me da miedo que no vengas, te extraño cuando pasan las horas y no te veo.
M. Laura: Es que también tengo que hacer todas las cosas de la casa porque tu querido
viejo no ayuda para nada...
Fabiana: ¿Te tiene de esclava?
M. Laura: Que llega a casa y se tira en el sillón y está horas con la mirada perdida, no
come, y hasta a veces se queda dormido en el sofá...no puedo decirle nada...
Fabiana: Yo lo voy a regañar por ti.
M. Laura: No, déjalo...yo sé que, aunque pareciera que se olvide que estoy al lado de él, me
tiene presente.
Fabiana: Tenía razón papá, estás hecha una Mujercita, cualquier día de estos te le apareces
al viejo con un noviecito y le da un infarto.
M. Laura: Por el momento no me preocupan los muchachos, me olvidé de todos mis
amigos para estar con vos...
Fabiana: ¡Gracias!, pero no descuides a tus amigos... solo prométeme que siempre, siempre
me vas a llevar en tu corazón...
M. Laura: Seguro.
Fabiana: ¿Seguro?
M. Laura: ¿Cómo podría olvidarte?
(Se oscurece todo para indicar el paso del tiempo, al volver la luz, Fabiana está sola, entra
la Enfermera, quien prepara la medicación que le dará, le tomará la temperatura, etc).
Enfermera: ¿Cómo amanecimos?
Fabiana: Igual que siempre.
Enfermera: ¿Qué siempre?
Fabiana: Bueno, que siempre de estos últimos días.
Enfermera: No sé si sabes que muchas veces lo que un paciente luche por recuperarse, es lo
que en gran parte le ayude a salir adelante.
Fabiana: Usted piensa que a mí no me interesa vivir, ¿no?
Enfermera: Supongo que sí, pero en la vida no basta con desear vivir, tenemos que poner
hasta lo último de nuestras fuerzas para superar el problema.
Fabiana: Yo sé a lo que usted se refiere, pero el médico me explicó bien la situación y no es
una cuestión de entregarse, posiblemente ni yo sea consciente de lo grave que es...
Enfermera: ¿Te parece?
Fabiana: ¿Sabe por qué se lo digo?, porque en este último tiempo no me ha asustado tanto
la idea de morirme, sino más bien otra cosa.
Enfermera: ¿Qué es? … si puedo saberlo...
Fabiana: Tengo miedo de que me olviden...
Enfermera: ¿Qué te olviden?, ¿quiénes?
Fabiana: Quienes van a ser, mi familia, mis amigos...
Enfermera: Pero, ¿cómo se te ocurre una cosa así?, seamos realistas, pero con otro ejemplo.
cuando un amigo que queremos mucho, por alguna razón. debe mudarse a un lugar muy
lejano, no vamos a estar permanentemente pensando en él, pero no lo olvidamos jamás.
Fabiana: Si, ya sé, pero usted sabe cómo es el ritmo de vida actual, la gente se enreda en
tantas cosas, si no es el trabajo, son otras preocupaciones y no se dan el tiempo para pensar
en nada más.
Enfermera: A ver si te entiendo, tú quieres que, si te pasa algo, tu papá esté todo el día
pensando en ti, angustiándose...
Fabiana: No... tal vez sí, ya a esta altura no sé ni que es lo que quiero...
Enfermera: Por acá pasan muchas personas, una, supuestamente debiera olvidarlas, pero
siempre hay gente que por alguna particularidad se las recuerda, es posible que pasen los
años y yo me acuerde de esta charla, y que tanto nos conocernos como para decir que
debiéramos recordarnos, ahora piensa, si yo podría recordarte, ¿cómo Quienes
compartieron tantas cosas contigo podrían olvidarte?
Fabiana: Si, es verdad, tal vez estas cosas las esté pensando por lo que me pasa, no me haga
caso… ¿cómo se llama?
Enfermera: Alicia… (mira hacia la entrada de la habitación donde está Cristian asomándose
para ver a Fabiana) parece que hay alguien que quiere verte... (comienza a retirarse) ...
Fabiana: Alicia… gracias (sale enfermera, entra Cristian).
Cristian: Te traje algo para que te quedes tranquila.
Fabiana: ¿Qué?
Cristian: Tú me dijiste que te recuerde siempre, pero yo también quiero que me recuerdes
siempre.
Fabiana: Lo voy a hacer, quédate tranquilo.
Cristian: (Algo vergonzoso) Pero yo quiero asegurarme de que sea totalmente cierto...(saca
dos avecitas de adorno) ésta (mostrándole una que guarda para sí) ) eres tú. Y se va a
quedar para siempre conmigo… y éste (mostrándole la otra que coloca en mano de ella) soy
yo, y me vas a tener siempre a tu lado...
Fabiana: ¡Gracias!, te prometo que va a estar junto a mí.
Cristian: Eso no es todo... (saca un anillo) Permíteme que te regale esto. (le toma la mano
para colocárselo) y déjame imaginar que esto es un momento que hubiera pasado en el
futuro, pero que debo adelantarme a los hechos, porque es una de las cosas más
significativas y hermosas… que pueden unir a un hombre y a una mujer...
Fabiana: Cristian...
Cristian: (No queriendo dejarle hablar) sé que no querías que te lo diga, pero
perdóname,
no puedo resistir el deseo de decir…que …te amo.
(Se acercan como para besarse, entra de repente Adolfo interrumpiendo).
Adolfo: Hola gente, ¿sabes algo de tu padre? (Cristian opta por besarla en la frente y se
despide. Tras la salida de Cristian...)
Fabiana: ¿No podías ser más oportuno Tío?
Adolfo: ¿Por qué?... ¡Ah!, no me digas que... Uy, lo siento...
Fabiana: (Sonriéndose) No tiene importancia... ¿preguntabas por papá?, no sé adónde se
habrá metido.
Adolfo: ¿A qué no adivinas?
Fabiana: ¿Qué pasa?
Adolfo: Uno de los médicos del equipo del hospital alemán, accedió venir a la Argentina.
Viene exclusivamente para verte a ti, ¿qué me cuentas?
Fabiana: ¿Cuándo viene?
Adolfo: En una semana más o menos...
Fabiana: (Se sofoca) No va a llegar a tiempo...
Adolfo: Nena, no hables así.
Fabiana: Yo sé porque te digo... llama a papá.
Adolfo: Pero Fabi...
Fabiana: Hazme caso por favor...
Adolfo: Está bien, ya lo llamo... (sale)
Fabiana: (Se reduce la luz a la cama) Dios mío, tengo miedo, quisiera tener una esperanza,
pero veo en la mirada de todos, el mismo temor y la misma angustia mía... yo siempre creí
en ti, siempre repetí "hágase tu voluntad"... ahora debo someterme a ella... pero por favor,
no me dejes sola... necesito tu paz...
(Se oscurece por un momento para indicar el paso del tiempo, cuando vuelve la luz, entra
Ricardo).
Ricardo: ¿Por qué me llamabas con tanta urgencia?
Fabiana: Necesitaba estar contigo...
Ricardo: Pero estaba... (cambia de expresión, más comprensivo) hiciste bien, yo también
necesito estar contigo…
Fabiana: Papá, ya me queda muy poco, lo siento...
Ricardo: No Fabi, ahora hay otra esperanza, ¿te dijo Adolfo que viene, un médico de
Alemania para verte?
Fabiana: No hay tiempo papá...
Ricardo: Si que lo hay, resiste... resiste… por favor...
Fabiana: ¿Sabes que me deja tranquila?
Ricardo: ¿Qué?
Fabiana: Que no fui de esos que valoran lo que tuvieron después de haberío perdido...
Ricardo: No hables así.
Fabiana: Ya vas a tener silencio después para que quieras que me calle ahora... Viejo,
siempre nos dijiste que la vida está llena de símbolos, que son símbolos silenciosos que a
veces dicen más que mil palabras… una mirada, un gesto... unas manos que se toman y se
aprietan fuerte (lo hacen), un silencio...
Ricardo: Es cierto...
Fabiana: Pero por algo Dios hizo que el hombre hablara, el silencio puede ser significativo,
pero también lo es la palabra, no te resignes a mirar con cariño, también di "te amo"...pero
no lo digo por mí, lo digo por Laurita.
Ricardo: Si Fabi, voy a tratar de tenerlo en cuenta siempre.
(Entra María Laura interrumpiendo)
M. Laura: Papá, ¿vamos a almorzar?
Ricardo: Espera un rato.
M. Laura: Tengo hambre...
Ricardo: No jodas Laura.
Fabiana: Háblale bien... y después acompáñala.
Ricardo: (Se separa de Fabiana y va hasta María Laura) Laura. cuando todo esto termine,
voy a estar en cada momento que me necesites a tu lado, pero...toma (le da dinero),
cómprate algo, y permíteme que esté un rato más con Fabiana, me necesita...por favor...
M. Laura: Esta bien ... (se miran por un momento, M. Laura sale de escena mientras
Ricardo
vuelve aliado de Fabiana).
Fabiana: ¿Te acuerdas cuando era chiquita y te sentabas en la cama a contarme algún
cuento?
Ricardo: Una vez el año...
Fabiana: Si... quizás no fueron muchas veces porque siempre estabas cansado, pero a veces
venías a mi lado para que no tuviera miedo, y cuando me sentía protegida o acompañada
por ti, tenía la sensación de que nada malo podía pasarme y era la nena más feliz, del
mundo...ahora ya no tengo edad para cuentos...pero siéntate a mi lado... (se sienta y ella se
recuesta en el pecho de él para que la abrace).
Ricardo: Puede parecerte tonto, pero se supone que el papá es quien debe tener toda la
fuerza del mundo para protegerte y darte seguridad... pero ni siquiera sé que decirte...
Fabiana: Ya no hay mucho para decir... solo prométeme que jamás me vas a olvidar, que
por lo menos voy a estar viva en ti, que vas a volver a sonreír cuando me recuerdes, que
van a ser compinches con Laurita, y que...
Ricardo: ¿Qué?...
Fabiana: ¿Es de noche?
Ricardo: No...
Fabiana: ¿Por qué se puso todo oscuro?, no veo bien...
Ricardo: (Dándose cuenta de la situación Es la habitación… tiene mala iluminación…
Fabiana: Entonces háblame, dime cualquier cosa, pero háblame, porque ya no veo tus ojos
y no sé si están tristes o llenos de miedo, no puedo saber si tienen lágrimas o si ya han
vuelto a tener la chispa que le daba tu sonrisa...no te quedes en silencio...porque no se
interpretarlo...
Ricardo: Fabi...
Fabiana: Sólo prométeme que nunca te vas a olvidar de mí...
Ricardo: Nunca chiquita… nunca. porque para hacerlos tendría que arrancarme una parte
de mí mismo... (ella cierra los ojos definitivamente) mamá, María Laura y tú son lo más
importante que tuve en este mundo, ¿te das cuenta que es imposible no llevarte en mí… en
cada momento Fabi?... (tras un silencio, él se da cuenta que ella acaba de morir) ¡Fabi!...
(impotente) ¿te dormiste?... aunque ya no me escuches, yo te voy a seguir cuidando... aun
cuando ya no estés, porque como… como podría olvidarte...
TELÓN