Jecucristo y Las Mujeres Wanda Bender
Jecucristo y Las Mujeres Wanda Bender
Jecucristo y Las Mujeres Wanda Bender
I.- INTRODUCCION.-
Las demás mujeres que veremos dan un testimonio activo de Jesús. Y las que
encontramos en esta categoría expresan su fe por medio de un servicio, que llevan a
cabo, frecuentemente por gratitud, luego de una curación.-
Este es el caso de las que lo acompañan, aunque probablemente sientan un gran
afecto por Él, dado que su entrega es total, y lo han dejado todo por seguirle. Se las ve
solícitas, sin segundas intenciones, como muchos otros que seguían a Jesús. Sus actos
expresan una actitud más religiosa, ya que ellas están imitando a Jesús, quien se ofreció
como servidor, y servirle a El, es servir. Estas seguidoras dan un testimonio muy
respetuoso de las tradiciones, y con su bondad, su amabilidad y sus bienes le
proporcionan lo necesario para su existencia. Y es gracias a ellas que “el Hijo del
Hombre no tiene por qué envidiar a los pájaros ni a los zorros y puede encontrar
hospedaje y alimento” (Lc 9,58).-
Se dan con todo su ser y todo cuanto poseen, pero en los Evangelios no se les da
el título de discípulas y es imposible identificarlas con el grupo de los Doce, que
cumplen otra función.-
En efecto, sus características evitan cualquier confusión: no han recibido la
orden de misión, se han presentado en señal de agradecimiento y no han sido llamadas
individualmente por Jesús. Nunca le piden explicaciones sobre sus parábolas, quizás
porque las comprenden enseguida, y permanecen siempre ausentes de las discusiones
doctrinales y de las confidencias de Jesús.-
LUCAS las llama por su nombre:”María Magdalena, de la que habían salido
siete demonios; Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes, Susana y otras muchas
que le servían con sus bienes” (Lc 8,3).-
También hace lo mismo MARCOS: “María Magdalena, María, madre de
Santiago el menor y de José, y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en
Galilea, y otras muchas que habían subido con El a Jerusalén” (Mc 15,40).-
MATEO hace lo propio, diciendo que “Había allí muchas mujeres mirando
desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas
estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos
del Zebedeo”.(Mt 27,55-56).-
4.1.- MARTA Y MARIA (Lc 10, 38-42).- Nos cuenta LUCAS que, yendo de
camino, Jesús entró en una aldea. Y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.
Ella tenía una hermana, María, la que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su
Palabra, mientras Marta estaba atareada en múltiples quehaceres. Entonces Marta,
acercándose, dijo:”Señor ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo?
Dile que me ayude”.-
Marta se activa febrilmente para servir a su huésped; y reprende a María y
también a Jesús. Ella no ha comprendido que su huésped es el Mesías, y no cualquiera,
y lo está metiendo, a la fuerza, en una disputa de familia, cuando con acritud, llama la
atención sobre su persona, dando a entender a su visitante que la está obligando a
trabajar mucho. Pero su principal error es que, a través del servicio, se está portando
como quien manda, y tanto a Jesús como a María les está diciendo lo que hay que hacer.
Y Jesús le responde:”Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y
hay necesidad de pocas, o mejor de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le
será quitada”. Marta festeja al Jesús carnal, al velar por su sustento, pero su persona es
importante, en la medida en que comunica la Palabra de Dios. Quien sirve a Jesús, sirve,
ante todo su Palabra, y no a su cuerpo físico. Y María, al abandonar el servicio, ha
comprendido cual era la parte necesaria, “la parte buena”, como lo hace notar Jesús.-
En la medida en que no reconoció la naturaleza de Jesús, Marta se ha
equivocado, dispensando cuidados superfluos a su huésped. Y estupefacta puede
apreciar la distancia que se ha establecido entre María, discípula, y ella, sirvienta..-
SAN AGUSTÍN expresa esa diferencia entre ellas diciendo que Marta es una
figura de posesión, mientras que María lo es de esperanza.-
4.2.- LAS MUJERES EN LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS.- MATEO nos
dice que estaban allí muchas mujeres que habían acompañado y servido a Jesús desde
Galilea, como María Magdalena, María, madre de Santiago y José y la madre de los
Zebedeos. Y llegó entonces, al atardecer, un hombre rico, José de Arimatea, a reclamar
el cuerpo de Jesús a Pilato, quien ordenó que se lo entregaran. Y José lo tomó, lo
envolvió en una sábana de lino limpia, y lo depositó en un sepulcro nuevo excavado en
la roca; después hizo rodar una gran piedra a la entrada, y se marchó. Allí estaban,
sentadas, frente al sepulcro, María Magdalena y la otra María (Mt 27,55-61).-
A este relato agrega MARCOS que, como ya anochecía, y era el día de
preparación, víspera del sábado, José de Arimatea, consejero respetado que esperaba el
reinado de Dios, tuvo la osadía de presentarse ante Pilato, a pedirle el cuerpo de Jesús; y
que, cuando lo depositó en el sepulcro, María Magdalena y María, madre de José,
observaban donde lo colocaba (Mc 15,40-47).-
LUCAS relata que, cuando conducían a Jesús con la cruz, lo seguía una gran
multitud. (Lc 23, 26-31).- Y que después de la crucifixión y muerte de Jesús “sus
conocidos se mantenían a distancia, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea
lo observaban todo” (Lc 23, 49).- Asimismo, que después del entierro “las mujeres que
lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás para observar el sepulcro y cómo
habían colocado el cadáver” y que “se volvieron, prepararon aromas y unguentos, y el
sábado guardaron el descanso de precepto” (Lc 23,55-56).-
Vemos que la presencia de las mujeres se hace visible y continua, aunque en una
forma patética e impotente deben acompañarlo a distancia: Así, los más cercanos a
Jesús no se le acercan, sino que lo miran desde la distancia; y al tumulto de la ciudad
pecadora, de las “hijas de Jerusalén” que lo siguen de cerca, y a las que Jesús se dirige
con imprecaciones que las asocian al desastre de la ciudad, a ese tumulto se opone la
inmóvil consternación de amigos y mujeres, que miran, en silencio, y desde lejos,
“sentadas”, expresando así su trágica impotencia.-
Sin embargo, se aprecia su continua vigilancia, observando dónde y cómo lo
colocan en el sepulcro.-
Al decir de QUÉRÉ, se adivina que estos testigos ya han entrado en la aventura
de la resurrección, que necesita una muerte real, unos ritos de despedida y esa disciplina
fúnebre que, poniendo un orden en el sufrimiento, contribuye a atenuarlo.-
El sábado obliga a las amigas de Jesús a permanecer en sus domicilios, porque
su muerte es como la de un hombre cualquiera, y no ha alterado las costumbres; salvo
que, como un último desafío, Cristo ha escogido este día para resucitar.-.
4.3.- LAS MUJERES EN LA RESURRECCIÓN DE JESÚS.- Veremos su
resurrección en los cuatro Evangelios.-
MATEO relata que, pasado el sábado, al despuntar el alba del primer día de la
semana, fueron María Magdalena con la otra María a examinar el sepulcro. Y sobrevino
un fuerte temblor, pues un ángel del Señor, bajando del cielo, llegó e hizo rodar la
piedra y se sentó encima. Su aspecto era como de relámpago y su vestido blanco como
la nieve. Los de la guardia se echaron a temblar de miedo y quedaron como muertos. Y
el ángel dijo a las mujeres:”Vosotras no temáis. Sé que buscáis a Jesús, el crucificado.
No está aquí; ha resucitado como había dicho. Acercaos a ver el lugar donde yacía.
Después id corriendo a anunciar a los discípulos que ha resucitado y que irá por delante
a Galilea y que allí le veréis. Ellas se alejaron aprisa del sepulcro, llenas de miedo y
gozo, y corrieron a darles la noticia a los discípulos. Jesús les salió al encuentro y les
dijo:”Salve”. Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y se postraron ante El. Y Jesús
les dijo: “No temáis; id a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán”
(Mt 28, 1-10).-
MARCOS agrega al relato de MATEO que el primer día de la semana, por la
mañana, resucitó Jesús y se apareció a María Magdalena, quien fue a contárselo a los
discípulos, que estaban llorando y haciendo duelo. Pero ellos, al oír que estaba vivo y se
le había aparecido, no le creyeron. (Mc 16, 1-11).-
LUCAS relata que las mujeres, María Magdalena, Juana y María de Santiago,
fueron al sepulcro llevando los perfumes preparados, encontrando corrida la piedra. Y
que entraron, pero no vieron el cadáver. Desconcertadas, se les aparecieron dos
personajes, con vestidos refulgentes, y les dijeron: “¿Por qué buscáis al vivo entre los
muertos? No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que os dijo en Galilea, de que este
Hombre tiene que ser entregado a los pecadores y será crucificado; y al tercer día
resucitará. Ellas recordaron sus palabras y se lo contaron a los once. Pero ellos, tomando
el relato por un delirio, no les creyeron. (Lc 24, 1-11).-
En estos relatos de la resurrección de Jesús, las dos Marías vuelven al amanecer
del primer día de la semana. Mientras que para MATEO es una simple visita, MARCOS
y LUCAS las presentan con una ofrenda aromática, con el objetivo de cumplir un
servicio ritual; así siguen siendo fieles servidoras de su amigo muerto.-
En el Evangelio de MATEO el ángel del Señor se presenta según el mejor estilo
de las teofanías bíblicas; y su discurso es tan luminoso como su vestido: las ayuda a no
temer; les dice que si creyeron en el discurso de Jesús, deben creer en su resurrección,
que cumple esas palabras; las manda verificar la seriedad de sus afirmaciones; y las
envía en misión, cerca de los discípulos. Gracias a ese discurso es que las mujeres salen,
a toda prisa, “llenas de miedo y gozo” a anunciar lo que habían visto.-
En el Evangelio de MARCOS, Salomé se agrega a las dos Marías. Pero las
mujeres están preocupadas por quién les va a mover la piedra, o sea que van sin ninguna
esperanza. Sin embargo, al llegar, la piedra ya está retirada. Al entrar ven a un joven
sentado, con un hábito blanco, y eso las espanta. Y su discurso, aunque parecido al de
MATEO, dado que sólo presenta hechos, no hace referencia a la promesa de Jesús, que
hubiera hecho verosímiles las palabras del ángel. Luego de mostrarles el lugar vacío
donde habían colocado a Jesús, las envía en misión frente a los discípulos, en particular
a Pedro, los que se convertirían así en testigos más autorizados de la resurrección, que
las mujeres. Pero como las palabras de las mujeres reflejan la brusquedad del discurso
del ángel, los discípulos no les creen ni una palabra. Por eso que el Evangelio de
MARCOS termina en un clima de angustia.-
En tanto que el Evangelio de LUCAS, si bien nombra a tres mujeres, las dos
Marías y Juana, expresa que otras las acompañan, y llegan temprano con los perfumes.
Y cuando ven la piedra corrida, les parece una ventaja, y entran, y ante el sepulcro vacío
empiezan sus perplejidades; no se imaginan, como las otras, que se trate de una
resurrección, a pesar de los dos ángeles con sus vestidos resplandecientes; y,
comenzando a temblar, no los miran, aunque siguen buscando a Jesús en el suelo, lo que
los ángeles les reprochan delicadamente, ya que lo hacen por no buscarlo en el lugar
indicado. Y LUCAS, más que los otros dos evangelistas, acentúa el anuncio hecho por
Jesús en Galilea, y reproduce sus palabras; y así fue que ellas recordaron, y entonces
comienzan a creer, dado que su memoria confirma las palabras que habían oído antes de
boca del mismo Jesús. Y es así que, sin necesidad de la menor directiva por parte de los
ángeles, ellas corren a anunciar la buena nueva a los Once.-
Por otra parte, en el Evangelio de JUAN (Jn 20, 1-18) se ponen de manifiesto
varias peculiaridades. Expresa que, el primer día de la semana, muy temprano, todavía a
oscuras, va María Magdalena al sepulcro, y al observar la piedra retirada, corre adonde
se encontraban Simón Pedro y Juan y les dice:”Se han llevado del sepulcro al Señor y
no sabemos dónde lo han puesto”. Ante esto, los dos discípulos salieron corriendo, en
dirección al sepulcro; y aunque Juan llegó primero, y vio los lienzos en el suelo, no
entró. Pero cuando llegó Pedro, sí entró, y observando las sábanas en el suelo y el
sudario enrollado en otra parte, creyó en la resurrección, así como lo hizo Juan.
Entonces ambos volvieron a casa.-
A su vez, María Magdalena estaba frente al sepulcro, llorando; pero cuando
miró, vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y el otro a los pies
de donde habían colocado a Jesús. Y ellos le dicen: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María
responde: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Y dando
media vuelta ve a Jesús, pero no lo reconoce. Jesús le dice entonces:”Mujer ¿por qué
lloras? ¿a quién buscas?”. Y ella, creyendo que era el jardinero, le responde:”Señor, si
tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a recogerlo” .Jesús, entonces, la
llama: “!María!”. Ella le responde:”!Rabbuni!” (Maestro). Entonces Jesús le dice:
“Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi
Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. Así, llega María Magdalena y dice a
los discípulos:”He visto al Señor, y me ha dicho esto” .-
Pedro y Juan han creído en la resurrección, sin ayuda del ángel; con sólo ver los
lienzos sobre el suelo y el sudario enrollado en un rincón, alejaron la hipótesis del
secuestro y con esos indicios pudieron comprender las Escrituras, cuyas profecías
aclaraban el enigma del sepulcro vacío.-
Frente a ellos, ¡que apocada parece María Magdalena!, a quien las sombras de la
hora, su dolor, la piedra retirada, el cuerpo que falta, la soledad del huerto, habían
aumentado su desamparo. Por lo cual, corre a refugiarse junto a Pedro y Juan. Pero
luego, al reconocer a Jesús, que la llama por su nombre, se tira a sus pies, y Jesús le
dice:”!Suéltame!”. Ella le toca porque cree en El; como hace un instante: ella quería
llevarse su cuerpo, ahora que lo tiene, se aferra al que tanto había buscado. Y lo que
sigue diciéndole Jesús es:”...que todavía no he subido al Padre”. Según JUAN, al
resucitar, Jesús no ha terminado aún su proceso ascendente, que implica una entrada
solemne en la plenitud divina. Por lo que el abrazo de María Magdalena estaría
contrariando el gran movimiento que el Señor estaba siguiendo. Jesús, que sólo había
resucitado, o sea que recién había comenzado su proceso de glorificación, le señala así a
María que el sueño infinito de Dios sólo había empezado; y desde entonces, la hace
participar de su glorificación. La enseña a creer, no con sus sentidos, sino “en espíritu y
en verdad”. Y es así es que, según QUÉRÉ, la misma María que no creyera en cuatro
ocasiones, al no intuir la resurrección, ante el sepulcro vacío, al no reconocer a Jesús en
el hortelano, ni en Jesús a Cristo, ni en la resurrección su glorificación, esta misma
María es escogida para llevar la noticia de la glorificación de Jesús a los discípulos. Y
les anuncia que, el hombre, Jesús, que había sido enterrado, ahora subía al Padre; esta
vez sí, ya había comprendido.-
Pero ¿cómo se explica que sean las mujeres las primeras en recibir el anuncio de
la resurrección?. QUÉRÉ afirma que se necesitaban personas pusilánimes, sensibles,
como las mujeres, que no alcanzaran a ver del todo bien, ni con los ojos ni con la mente.
Presentar a los varones sollozando y temblando frente al sepulcro, habría sido impropio.
También hacía falta unas personas que aceptaran enseguida el testimonio, y las mujeres,
cuya sumisión era conocida, y que temblaban a la vista del acontecimiento, cuando se
trató de informar, sin alterar nada de lo visto y oído, van corriendo. Y nadie sospechó
que ellas pudieran alterar nada del mensaje, dado que ellas amaron a Jesús y lo
siguieron a la cruz, cuando todos lo habían abandonado.-
Frente a sus dichos, los discípulos les creen o no. Así, los discípulos de Emaús,
que al aparecérseles Jesús tampoco lo reconocen, aunque luego dicen, al reconocerlo en
la fracción del pan, que cuando lo escuchaban por el camino, les ardía el corazón,
expresan al compañero de camino –Jesús- que unas mujeres los habían confundido
cuando anunciaron que Jesús había resucitado. Así, ellos tampoco les creyeron.-
Sin embargo los cuatro evangelistas observan que las mujeres no pregonaron la
noticia en cualquier sitio, evitando hacerlo en las muchedumbres, inconstantes y
proclives al delirio. Ellos entendieron que el acontecimiento debía ser comunicado por
testigos seguros, como las mujeres, fieles acompañantes, por discípulos escogidos y
confirmados; y luego por obispos y predicadores ordenados, todos ellos personas de fe y
dignos de confianza. La palabra continuada es esencial, ya que es la sustancia misma de
la verdad. Es por eso que Jesús rechaza el contacto físico de María, ya que su mensaje
es más importante que su abrazo. Y de este modo es que las mujeres están situadas en el
punto de contacto, tan delicado, entre los ojos y la palabra. Si bien sus sentidos las
informan, también las asustan, las turban y las entristecen. Pero cuando se integran a la
cadena de la palabra y relatan las verdades dichas por el ángel o por Jesús, cambian de
naturaleza y se convierten en eslabones de la verdad.-
VIII- CONCLUSIÓN.-
. Como hemos podido observar, a lo largo de nuestro trabajo nos hemos abocado
al tratamiento del tema de la situación histórica de las mujeres en épocas de Jesús, como
integrantes del grupo de los excluidos del sistema.-
Asimismo, estudiamos la posición del propio Jesús frente a ellas, respetuosa y
liberadora.. Y para ello, hemos examinado a distintos tipos de mujeres que nos son
presentadas en el Evangelio.-
Por último, nos hemos referido a María, como “la Mujer” por excelencia, Madre
de Jesús y nuestra, así como el modelo que debemos imitar para seguir mejor a su Hijo.-
En resumen, creemos que los propósitos que hemos planteado en la
Introducción, han sido comprobados y fundamentados a lo largo de todo nuestro
trabajo, recurriendo a distintos autores que se refieren al tema elegido.-
BIBLIOGRAFÍA.-
Según se nos indicara en la “Guía para el trabajo final”, voy a intentar describir
lo que me ocurrió en todo este primer año del MAGIS III, respecto a la articulación en
mi vida de las cuatro dimensiones propuestas por el programa: intelectual, comunitaria,
apostólica y espiritual.-
1.- DIMENSIÓN INTELECTUAL.- Al respecto debo decir que me he sentido mucho
más motivada, desde el punto de vista intelectual, con los conocimientos que, sobre la
figura de Cristo, he podido adquirir a lo largo de este primer año del curso, tanto por lo
efectuado aquí en Montevideo, y por todo lo leído bajo la dirección de nuestro tutor,
como por lo aprendido en el Curso intensivo, realizado en Asunción el año pasado.-
Así, he podido adquirir conocimientos de los que carecía, y ahondar en otros que sí
tenía, que me han llevado a conocer mucho más profundamente a Jesús, Hijo de Dios.-
Y en lo relativo al tema elegido para este trabajo final, tema al que me he dedicado
mucho en mi profesión y que me es muy entrañable, su estudio profundo me ha
conducido a clarificar mis ideas a ese respecto.-
2.- DIMENSION COMUNITARIA.- En lo relativo a lo comunitario, en nuestra propia
comunidad de CVX, formada por personas con diferentes historias, situaciones de vida
y diferente formación, he tratado de aportar algunas de las vivencias que he tenido y los
conocimientos que he ido adquiriendo en el curso del MAGIS III..-
Y lo mismo me ha pasado en los otros grupos que integro: de Catequesis, para la
enseñanza a los niños, de Pastoral de la Salud, dedicado al trabajo con enfermos y
ancianos, y el grupo del CAIF, para la formación de los niños de barrios marginados, y
de sus familias.-
3.- DIMENSIÓN APOSTÓLICA.- A este respecto, el MAGIS me ha ayudado mucho,
dado que me ha motivado más en la misión a la que me siento llamada. Así, el
profundizar en el conocimiento de Jesús, de su persona y de su vida y muerte, en este
Curso de Cristología, me han hecho ver que, al Dios-Amor que es Jesús, que me ha
dado todo gratis, he de darle también yo, en forma gratuita y con total disponibilidad,
toda mi persona, para transmitir su palabra y la Buena Noticia de su Reino.-
4.- DIMENSIÓN ESPIRITUAL.- En lo relativo a esta dimensión, pienso que el
MAGIS me está proporcionando tal riqueza espiritual, que debo agradecer siempre a
Dios por poderlo hacer. Así, el haber dedicado parte de mi tiempo a las lecturas
propuestas, en forma reflexiva, durante todo este año, me ha ayudado en mi crecimiento
espiritual, de fe y personal, dado que me he podido ver a mí misma como lo que soy,
con mis aciertos, mis errores y mis dudas, así como descubrir lo que Dios me está
pidiendo como misión de vida. Y no es poca cosa poder aprender a ver los caminos de
Dios.-
Y termino orando, con San Ignacio: “.............