Verdad y Bien

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Verdad y Bien

(una cuestión ética)


El único modo de conocer la verdad es amarla más que a ti mismo

* En un escrito referente a temas de filosofía las citas bíblicas no sirven como sustento al argumento que
se presenta, pero sí sirven para mostrar la concordancia entre el conocimiento que el hombre puede abordar
razonando y la Revelación divina a la que asentimos por fe (recomiendo buscar en bibliacatóica.com.br/en/
la-biblia-de-jerusalen).

I PARTE: Fundamento

Tipos de verdad
Como brevísima introducción te presento una clasificación básica de los tipos de verdad.
Existen dos grandes grupos:
• Verdad lógica1: es subjetiva. Aquella que considero que conozco, es decir, lo que yo
estimo verdadero. Puede ser correcta o incorrecta – en realidad, cuando es incorrecta
deja de ser verdad lógica y pasa a llamarse error, aunque en mi mente la sigo
tomando por verdad –.
• Verdad ontológica: no depende de mi conocimiento, es la realidad considerada en sí
misma, no como conocida por mí. No puede nunca ser incorrecta.

Lo ideal es que la verdad lógica se acople siempre a la verdad ontológica2, de ese modo
desaparecen los errores gnoseológicos. De hecho, la verdad ontológica es el fundamento de la
verdad lógica, sin la primera no existe la segunda, todo sería conocimiento falso, peor aún, no
sería conocimiento.

1El término “lógica” no debe entenderse ahora como la lógica matemática o aquella materia que estudia
premisas y conclusiones. Debe entenderse como “perteneciente al intelecto humano”.
2 Por eso para Aristóteles la definición de verdad (lógica) es: adecuación del intelecto a la realidad.
La verdad y el bien son correlativos

¿Puedes tú ser falsamente bueno? No, pues no serías bueno. ¿Puede ser mala la verdad,
puede ésta hacer mal o puedes tú ser malo siendo honesto? De ningún modo, pues el mal real
sería engañar o engañarte, pero la verdad no puede menos que iluminar y conducirte
rectamente. La verdad solo puede traer resultados buenos y la bondad, para ser tal, debe ser
verdadera. Hablar de una es hablar también de la otra. ¿Cómo hablar de la verdad sin
presentarla como algo conveniente al hombre, y cómo hablar de la bondad olvidando la
rectitud que ésta intrínsecamente porta consigo? La verdad y el bien son inseparables porque se
encuentran al mismo nivel (nivel ontológico) y proceden del mismo origen.

Origen de la verdad y del bien

La verdad y el bien radican en el ser (son propiedades del ser). Sabes que la verdad y el bien
son realidades (son reales, o ¿acaso alguien tendrá el atrevimiento de decir que la verdad no es
verdadera?), pero no son realidades físicas, sino metafísicas (nunca verás a la bondad
caminando por la calle, sí verás personas buenas). También el ser es una realidad metafísica.
Lo que conoces empíricamente son diversos seres, diversas maneras, modos o formas de ser.
La verdad y bondad de las cosas se encuentran en el ser, expliquémoslo: todo ser es verdadero, si
algún ser fuera falso, no sería; si algo es, es verdadero. Todo ser es bueno3, el verdadero mal es no
ser, de modo que todo ser posee en sí la “bondad de ser”, es decir, todo ser es intrínsecamente
bueno porque el ser es, de las bondades, la primera o la primera de las bondades4.

α) Origen en Dios

3 Importante aclaración: en este párrafo se habla de bondad ontológica (bondad del ser), no moral. Si aceptamos
que “el hecho de ser es una cosa buena”, entonces todo ser es intrínsecamente bueno (ontológicamente),
simplemente por el hecho de ser.
4Incluso las personas enfermas, antes de “ser enfermas” “son”, y esto es algo bueno. Lo mismo se aplica para
cualquier ser, sin excepción. Incluso el Demonio, conocido como “el padre de la mentira”. La maldad del
Demonio no es maldad ontológica (la maldad a nivel del ser es no-ser), su maldad es moral, se encuentra en el
mal uso de su libertad (la libertad es también buena), en elegir conscientemente el mal.
Si profundizas un poco más arribarás a la fuente de estas dos realidades intrínsecamente
conexas; hagámoslo: Ningún ser se hace ser a sí mismo, ninguno se dona a sí la propia
existencia. Llamamos “Dios” a quien hace ser a las cosas, les da la verdad y la bondad (de
ser), que son en realidad su verdad y su bondad – en mayor o en menor grado –5.

Dios no simplemente es verdadero y bueno, sino que Él es la Verdad y la Bondad. Cuando


Dios crea da el ser a las cosas y, como ya sabes, todo ser es intrínseca e inevitablemente
verdadero y bueno6; significando que Dios hace que lo que “no es” “sea verdad”, es decir, algo que
antes no era (no existía), ahora es algo y algo verdadero. Dios da a las cosas su verdad en un doble
sentido:
• “Su” verdad: la verdad que es propia de Dios, y por esto las cosas pasan de la “no-
existencia” a la “existencia”.
• “Su” verdad: Dios da al ser su propia verdad, la verdad que le pertenece a ese ser
específicamente.

El modo de actuar de las cosas nos muestra lo que son. Todos los seres en todas las acciones que
realizamos mostramos quienes somos y cuáles son nuestras capacidades. Así podemos deducir
infaliblemente que el Creador es el Ser que no puede no ser7, pues es dador del ser (plenitud
de ser). Él es la Verdad y la Bondad absolutas y cuando actúa no puede sino dar de lo que
tiene y mostrar lo que Él es, ejemplo: incluso el hombre, único ser de la tierra que puede
conscientemente fingir ser algo que no es, cuando actúa como si fuera otra cosa, como perro,
actúa como humano, como un humano que hace el papel de perro. Cuando Dios crea, lo
crea todo verdadero – de lo contrario lo que “no-es” seguiría “no-siendo” – y bueno, porque
Dios solamente puede hacerlo todo como Dios y no como si Él no fuese Dios, como si Él no
fuese la Verdad y Bondad absolutas.

***

5 Gn 1, 27. 31
6 Todo ser es también uno y bello, pero ese tema no es el que se desea tratar.
7 Ex 3, 13-14
Aunque no es el objeto de este escrito, me parece necesario explicar por qué Dios es la
Verdad y la Bondad, frase que en ocasiones no se comprende, y es lógico que no se
comprenda si no se explica que Dios es también Unidad perfecta. Pero antes de eso debes
tener claro que todo ser es uno (ésta es la parte fácil de entender).

a) Todo ser es uno: algo bastante claro, es imposible que un ser sea medio ser o que sea
un casi-ser, pues no sería un ser; tampoco un ser puede ser dos seres, pues no sería uno. Por lo
tanto, así como la verdad y la bondad, la unidad es una propiedad de todo ser, sin excepción. Un ser
que no sea uno sería contradictorio, esto hace imposible su existencia.

b) Dios es ser perfectísimo, de lo contrario no sería Dios (comienza lo difícil de entender y


más difícil aún de explicar). Todo ser existe de cierto modo, los modos de ser son limitaciones
del ser, ejemplo: yo soy humano, mi ser está limitado por mi humanidad, ésta me impide ser
de otro modo, así que no soy ángel ni planta. Dios es, punto. Esto significa que no puede no-
ser, por eso es eterno, es Ser absolutamente perfecto, sin limitaciones.

c) Dios es perfecta Unidad: Dios es el dador del ser, antes de Dios nada existe, junto con
Dios nada existe, Dios es el único Existente Eterno; todo lo que he afirmado se resume en
estas dos palabras: Dios es.

–Pero, ¿por qué afirmar que Él es la Verdad y no aceptar simplemente que es verdadero
así como los otros seres, de ellos aceptamos sin dificultad que ‘todo ser es verdadero’?

–Si Dios es, entonces, como cualquier ser, posee todo lo que es propio del ser (Unidad,
Verdad, Bondad y Belleza), pero en este caso ocurre algo único: Dios no puede “poseer”
nada, para poseer algo debe existir el poseedor y lo poseído; pero Dios, antes de la creación,
como único Ser Eterno es el único ser que existe y no hay nada que no sea Él y si algo hay, es Él. Si
eternamente junto a Dios hubiera otro ser, Dios se convertiría solamente en un modo de ser y
dejaría de ser Ser Perfectísimo sin limitaciones. Si se acepta simplemente que Dios es
verdadero, pero no que es la Verdad, se estaría afirmando que Dios posee en Sí la verdad,
significando que la verdad es un ser separado de Dios, cosa que es imposible.
Así llegamos a una sola opción como conclusión: Dios es y es todo lo que ser implica y
de un modo perfectísimo (Unidad, Verdad, Bondad y Belleza). En la perfecta Unidad no existe la
distinción, no existen dos seres, de modo que no existe un poseer, solo ser. Dios es la Unidad, es la
Verdad, es la Bondad y es la Belleza8, no las tiene, las es. Y es porque Dios crea que los distintos
seres poseen el ser, pero limitado, poseen un modo de ser. Estos sí son verdaderos, pero no son la
Verdad.

Y para cerrar este comentario, que no es de lo que interesa escribir ahora, agrego aún
algo más: Cuando una persona duda de la existencia de Dios cae en una contradicción desde
el momento en que se plantea la duda9.

–¿Cómo es posible esta contradicción?

–Respondo con otras preguntas: ¿Puede la Verdad no ser verdadera?, ¿puede Dios no
ser verdadero, puede Dios no ser Dios?, ¿puede Dios no ser aquel que posee la existencia
desde siempre sin haberla recibido de otro?

Cuando se niega la existencia de Dios, no se está negando la existencia del Dios


verdadero, sino de algún dios elaborado en la mente de quien refuta, ya que si se piensa en
Dios como lo que Él es – o sea: Dios –, es imposible pensar que “la existencia” sea algo que
“le falte”. Desde un punto de vista lógico10, cosmológico y metafísico, negar la existencia de
Dios es más absurdo aún que negar nuestra propia existencia. Cuando alguien niega a Dios,
realmente niega su idea de Dios, porque solamente en una concepción equivocada de lo que es
Dios puede Éste no existir. Cuando se piensa en algo que no existe, no es en Dios en quien se
está pensando.

8O si se prefiere: Dios es Uno con la Verdad, es Uno con la Bondad y es Uno con la Belleza, son lo mismo y no
existen separados. Se puede decir también de una manera que molestaría a muchos en el tiempo actual:
“¿Buscas la verdad? La Verdad es Dios; ¿Tú eres de esos que quieren ser buenos? La Bondad es Dios; ¿Eres
poeta, escritor, pintor o escultor? La Belleza es Dios. Y es que no hablo de cuatro cosas distintas, estoy hablando
de Uno”.
9 Es importante aclarar que plantearse esta duda es lícito y natural. Cuando menciono que es una contradicción
dudar no pretendo criticar. Intento referirme a que la contradicción no es intelectual, no se da al nivel lógico
(según la definición de “lógica” ya mencionada), sino a que es una contradicción respecto a la verdad misma.
Pensar que Dios no exista es como pensar que el ser no sea.
10Ahora sí uso el término “lógico” como aquella ciencia que estudia el lenguaje y también las premisas y
conclusiones para llegar a la verdad.
I I PARTE: El día a día

La moralidad de la verdad

–¿Por qué quiero conocer la verdad?

–Pues porque ésto es bueno (moralmente).

–¿Por qué quiero ser bueno?

–Para no contradecir tu propia existencia, porque debes ser coherente con lo que eres.

–¿Qué soy?

–Un ser bueno, y no solo eso, sino que entre los seres del universo, el más bueno
(“bueno” considerando las cualidades que posee todo ser humano, superiores a las del resto
de seres de la tierra). Ser moralmente bueno significa vivir tu propia verdad (no confundas
“vivir tu verdad” con “hacer tu verdad”, la verdad no se hace, no se construye; la verdad es y por esta
razón o la aceptas o te equivocas). San Gregorio Magno decía: “Corruptio optimi pessima”, no
hay cosa peor que la corrupción de lo mejor. El hombre que obra mal hace más daño que
cualquier otro ser que no actúa según su naturaleza. Cuando no usas tus cualidades debida y
ordenadamente es como si nos las tuvieras, son cualidades desperdiciadas, ejemplo: alguien
compra un Ferrari y lo coloca dentro de su casa como mesa de comedor y almuerza todos los
días sobre éste. Otra persona le dice: “¡¿Qué estás haciendo, acaso estás loco?!”, y este
hombre responde “déjame en paz, yo uso mi Ferrari como yo quiero”.

En ámbito moral la búsqueda de la verdad es una obligación grave para todos (una
culpa también grave no cumplir esta obligación).

–¿Por qué?
–Porque las normas morales11 existen con el fin de que seas buen hombre, y es
imposible ser bueno sin tener como fundamento la verdad sobre la que se construye la
bondad; principios falsos te conducen a falsos pensamientos, actitudes, decisiones y
acciones12. Juan Pablo II dice que ciertamente tienes derecho a que se respete tu conducta y
tus principios – exigencia muy actual. Y también dice que –, este derecho lleva de la mano un
deber: la obligación de buscar la verdad para establecer correctamente y no arbitrariamente
tus principios, porque la llamada “libertad de conciencia”, en lo que a la verdad respecta, no
es libre.

Debes entender que la libertad de la que gozamos no es absoluta, tu debes elegir libremente
siendo consciente de las verdades que ya existen, la libertad no es creadora de verdades –
como muchos malos entendedores de este término piensan –. La libertad se encuentra solo
entre las verdades, la libertad se encuentra solo entre las bondades. La libertad no es
instrumento para elegir mal, errar no es una de sus características. Elegir mal o elegir lo falso
es equivocarse, no es ser libre. Cuando la persona ejercita su libertad como debe es porque ha
elegido bien13.

La moral (ciencia que evalúa el buen obrar) tiene como objeto los actos libres del
hombre, la verdad es el fundamento de la libertad. No se puede erradicar la libertad de la
verdad.

–¿Por qué la verdad es el fundamento de la libertad?

–Respondo con otra pregunta: ¿Has visto alguna vez a alguien equivocarse y a otro que
lo defiende diciendo: “¡Pobre!, es que él no sabía lo que debía hacer.”? Esta justificación es
válida. Para que una persona tome una decisión libre y correcta debe conocer lo que debe

11 Las normas morales no son otra cosa que la exposición a modo imperativo de la verdad en lo que se refiere al bien.
12 Rm 1, 18-32
13 La conocida frase de los jóvenes: “déjame ser libre, permíteme equivocarme”, no es moralmente aceptable. La
libertad no ha sido hecha para elegir el error. Por supuesto que esto no significa que se debe obligar
violentamente a todas las personas a obrar bien, solo intento dejar claro que la libertad se pone en práctica
solamente cuando se toman decisiones propias y esas decisiones son correctas. No toda decisión propia es ejercicio
de la libertad. No somos como la araña – o cualquier animal – que teje una red perfecta sin ser consciente de
ello, la libertad sirve para elegir obrar del mejor modo precisamente porque es lo mejor que se puede hacer. La
verdadera libertad es elegir lo mejor pensando, consciente y voluntariamente, sin estar obligado. Solo aquí se encuentra
el mérito (mérito moral) de las acciones bien realizadas.
hacer y elegir hacerlo; la ignorancia recluye a la persona dentro de su limitado entendimiento,
impidiéndole tomar decisiones correctas, pues está cegado y su mente obscurecida de tal
modo que no es libre de evitar el error, porque ésta es la única opción que conoce14.

*Quien dice afirmar su libertad viviendo de espaldas a Dios, ya que ni siquiera Él puede obligarlo, está
tomando una actitud infinitamente más absurda que aquél que se coloca zapatos en las manos y "camina" con
ellas pensando mostrar que es libre y nadie le impone nada. Ante esto, recordemos las palabras de la Virgen
santa cuando Dios le presentó el plan que tenía para ella: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.15”. ¿No es ésta la mejor de las elecciones libres que el ser humano puede hacer en su vida?

α) La búsqueda de la verdad requiere virtud (bondad)

Tu deseo de conocer no puede existir sin un mínimo del deseo por ser bueno. El deseo
de conocer es en sí mismo algo bueno, es el querer liberarte de la obscuridad de la ignorancia,
escapar del error, evitar lo incorrecto, el mal. Es también algo bueno porque demuestra que
tus facultades rebasan aquello que se te presenta a simple vista y estás pensando en algo más –
y mayor –; te demuestra que eres mejor que aquello frente a ti, porque esto no te satisface del
todo. Por esto es importante que no pongas límites a este tu anhelo de verdad, de conocer, si
lo haces te alejarás de la verdad en el momento en que ésta te estorbe, te incomode, ya que
conocerla obliga a respetarla, vivirla – algo que puede en ciertos periodos no ser lo más
placentero o agradable según los impulsos que se sientan en un momento específico –. Es
inaceptable la actitud cobarde de quien hace de su propia debilidad el criterio de verdad sobre el bien16.

Limitar la verdad es limitar la bondad. Poner barreras al deseo de conocer la verdad es


bloquear además el amor por la verdad, que es limitar la bondad de este acto; en cambio,
desarrollar este deseo y satisfacerlo es un acto inmensamente bueno, como inmensamente
bueno el resultado (llegar a conocer a Dios, y con Él, comprender las cosas como fruto de un
sapientísimo Creador). Siempre que se colocan límites – a cualquier cosa – se lo hace
siguiendo un criterio, ¿cuál es el criterio que usarás?: ¿tu propia capacidad especulativa, tu
comodidad?, ¿tal vez el criterio que te ofrece la sociedad u otro hombre más “inteligente” y
famoso que tú, pero que padece tus mismas debilidades y son éstas las que han configurado su

14 Jn 8, 31-32
15 Lc 1, 38
16 cfr. Veritatis Splendor. Documento pontificio de Juan Pablo II.
modo de pensar – y el tuyo también – ?17 Y como los límites siempre dejan fuera lo más grande
porque no lo abarcan18, es de notar que las cosas más grandes y buenas te serán siempre
lejanas, y conservarás solo aquello que es menos verdadero, más efímero, susceptible de
cambio, superfluo, etc.

Limitar la bondad es limitar la verdad. El obstáculo que le pongas al bien en tu vida será
también el obstáculo que le pongas al descubrimiento de la verdad, porque acoger la verdad
implica una actitud de humildad (no de dominio) y apertura en la que aceptas que no te bastas a ti
mismo y te encuentras necesitado – cuando la persona piensa que se basta a sí misma, se
enclaustra en sí –. Requiere admitir que no eres Dios y no puedes crear la verdad a tu
antojo19 (aunque Dios no ha creado por “antojo”, sino con sabiduría y amor). Acoger la
verdad conlleva la superación tus propios criterios y caprichos para disponerte a vivir y pensar
según el criterio de lo que lo otro te impone – lo que te impone es su propia realidad, y no la
que has elaborado en tu cabeza y según la cual laxamente deseas vivir –20.

Aspirar y aceptar la verdad es un acto de bondad, asimismo vivir la bondad es un acto de


coherencia y rectitud de pensamiento y de obras, un acto honesto, un acto de verdad o, si se
quiere, la vedad puesta en acto. Responde: ¿Qué es la búsqueda de la verdad, sino el
desprecio21 intelectual de lo que ya conoces a cambio de una realidad más profunda que
supera a esta anterior? Superior significa más bueno, la búsqueda de la verdad es la búsqueda
de lo más bueno también, entiéndelo ahora: la búsqueda de la verdad es el anhelo inconsciente del
hombre por Dios. “Las preguntas por la verdad y la bondad son, en su sentido profundo,
preguntas religiosas” (Juan Pablo II).

17Llegados hasta aquí ya se debería poder comprender bastante bien la famosa frase de G. Marcel: “el que no
vive como piensa, termina pensando como vive”.
18 Fíjate cómo es necesaria la verdad para vivir la libertad: las plantas captan solo una pequeña porción de la
realidad (luz del sol, minerales); los animales perciben sensiblemente otro tanto más, pero son aún demasiado
limitados como para gozar de libertad; el ser humano abarca con su entendimiento realidades prácticamente
infinitas, ésta es una condición necesaria para la libertad. Cuando te cierras a la verdades, son las verdades más
grandes y más valiosas a las que te resistes, y te vuelves esclavo de tus errores.
19 El padre de la mentira es también el padre de la maldad. Observa atentamente cómo el engaño (lo falso) lleva
al pecado (lo malo) y el pecado a alejarse de la verdad en Gn 3, 1-8.
20 Un corazón cerrado no descubre la verdad: Jr 5; 21-22; Mc 8, 17-21

“Desprecio” tomado en su sentido más literal, esto es, algo cuyo valor atribuido por una persona al inicio es
21
mayor al atribuido en el presente. No pensar que se habla aquí de desprecio como un rechazo.
El camino hacia la verdad es un camino de virtud. Acarrea valentía acoger lo que sea real, te
guste o no; comenzar a caminar sin saber cómo acabarás; la humildad permite aceptar que no
eres tú el dador de la verdad, sino que ésta te sobrepasa, por lo que debes comparecer ante
ella consciente de tu pequeñez. Implica desacomodarte y abandonar tus propias seguridades y
estar dispuesto a someterte a las que tus nuevos conocimientos te presenten, aunque sean in-
comodidades. Camino de confianza, en el que depositas tus esperanzas en la bondad que la
verdad porta consigo.

β) La verdad plena o completa22

Ya mencioné que esforzarse por conocer es un acto moral y conocer la verdad es bueno.
Es contradictorio afirmar: “me interesa solo conocer la verdad, pero no ser bueno”. No
puedes pretender acercarte a la verdad buscando una verdad incompleta. Interesarse por la
verdad total es intentar entender todas las cosas que son verdaderas, un aspecto de la verdad
es la moral, el bien. Desear solo saber sin vivir bien es imposible, es realmente no desear
saber. Rehuir del bien es cortar una parte de la verdad, desmembrarla, rechazar una
dimensión de la verdad. Desear conocer ciertos aspectos de la verdad y rechazar otros no se llama amor a la
verdad, se llama seguir tus propios intereses más que a ésta. Una actitud así te conduce a rechazar
todas las verdades que no se adecuen a tus gustos. Y, como es lógico, rechazar la verdad es
permanecer en el error y permanecer en el error es alejarse de la verdad; ¿Cómo puedes
entonces afirmar que quieres buscar la verdad, que eres un amante del saber? No, no puedes
afirmarlo (el joven de la esta última lectura bíblica conservó todos sus bienes – que eran muchos –,
pero rechazó el bien total y, lee con atención, se retiró triste).

La verdad no se dice, se vive. No basta acumular verdades, estas deben ser llevadas a nuestra
vida. No es adecuado solo decir la verdad, se debe obrar conforme a ella también, un
ejemplo: un profesor que es PhD. en matemáticas, pero que innecesariamente se endeuda,
gasta 10 cuando solo tiene 8. Podrá quizá elaborar las fórmulas más complicadas en su
cabeza y resolver los problemas más complejos, pero si no aplica las matemáticas más simples
en su vida se podría afirmar que él mismo no se ha creído aquello que sale de su boca, porque
no logra aplicarlo; en otras palabras: vive como si no supiera que en la realidad 8 menos 10 no
da un resultado factible – es imposible pagar 10 cuando se tiene solo 8 –. Lo que intento decir

22 Mt 19, 16-22
es que la verdad que no se vive es una verdad incompleta y mientras no sea vivida no se puede indicar
como realmente conocida y comprendida, tampoco como creída23.

En pocas palabras, pero que expresan mucho: la teoría y la práctica no se deben separar (muy
especialmente en temas existenciales – temas que definen el curso de la vida de la persona –),
se interrelacionan e influyen mutuamente, se descubren nuevas dimensiones de una gracias a
la otra y se llega al punto más alto de una solo junto a la otra. Aristóteles decía: “el hombre
virtuoso juzga bien todas las cosas, y en todas ellas se le muestra la verdad. Para cada modo
de ser hay cosas bellas y agradables, y, sin duda, en lo que más se distingue el hombre bueno
es en el ver la verdad en todas las cosas, siendo como la medida de ellas”24. Tampoco es
suficiente decir “creo en Dios” y “amo Dios”. Si esto no se demuestra con acciones se hace
notorio que en la vida de este sujeto el amor propio es más verdadero que el conocimiento y el
amor hacia Dios25.

γ) El hombre sabio26

Sabio27 no ha sido nunca considerado aquel que retiene mucha información, este último
puede ser estimado un gran intelectual quizá, o alguien brillante, pero no un sabio. El
hombre sabio es el que ha logrado entender algo que otros no, y es por esta razón que las
personas lo interrogan con honesto interés. Se busca al hombre sabio siempre con el mismo
objetivo, que no es preguntarle cuál es el resultado de una operación matemática difícil,
tampoco el año de la revolución francesa; sino recibir un consejo.

–¿Y con esto qué intentas decirme?

23 Alguno podría argumentar: “debo conocer la verdad y las drogas son parte de la verdad, esto significa que,
aunque sepa muchos datos sobre drogas, nunca conoceré toda la verdad hasta que no viva la experiencia de las
drogas”. A esta persona, obviamente equivocada, habría que hacerle entender que lo que él necesita saber sobre
las drogas es que le hacen un mal, y que la verdad sobre las drogas lleva precisamente a alejarse de ellas, no a
seguirlas. No es necesario vivirlo todo para conocer toda la verdad, sino ser capaz de poner cada cosa en su sitio
y, en la ruta hacia la inteligencia hay también obstáculos – estos son los males (los pecados) –, que deben ser
removidos del camino.
24 ARISTOTELES, Etica a Nicómaco.
25 Mt 7, 21; St 2, 17
26 Lc 10, 38-42
27“Saber” deriva del latín sapere, significa saborear, esto es: conocer, interiorizar, hacer de algo ajeno parte de la
propia vida.
–Que el hombre sabio no es una biblioteca andante, es alguien que posee un
entendimiento más profundo, posiblemente retiene menos o los mismos conocimientos que
otras personas, pero lo que el sabio entiende sobre estos mismos datos no es igual a lo que
otros entienden28. El sabio es el verdadero inteligente.

–¿Qué es lo que el sabio ha entendido?

–La respuesta es a la vez simple y compleja: el sabio es aquel que ha entendido la vida. Las
personas aspiran escuchar los consejos del sabio porque el objetivo es resolver los problemas
de sus vidas, no problemas cuánticos o biológicos. Éste puede no saber mucho de
matemáticas, pero seguro sabe para qué sirven – o a quién sirven – las matemáticas. Me
refiero a que no es lo mismo saber todas las cosas que son verdad – cosa imposible – a saber la verdad
sobre todas las cosas. Lo que el sabio transmite no son solo datos, son vivencias – o verdades
vividas –29. Las cosas que dice no pueden ser vistas o comprobadas mediante el microscopio o
sobre una pizarra, pero se saben verdaderas cuando se las vive y se ponen a prueba. El sabio
ha logrado hacer algo que resulta fácil decir, pero muy difícil aplicar: conoce las diversas
dimensiones de la vida y coloca cada una en su respectivo puesto, es decir, ha establecido
correctamente las prioridades30. Te estoy hablando de alguien que ha “elegido la parte mejor” y
sabe donde se encuentra, por este motivo es capaz de aconsejar, de presentar las mismas
situaciones de la vida ya conocidas por otras personas, pero desde una perspectiva que ellos
no habían considerado por cuenta propia. El horizonte del hombre inteligente se encuentra
allende al de los demás, por eso su perspectiva de la vida es más amplia, más completa.

–¿Por qué?, ¿cómo puede ser posible que una persona adquiera esta capacidad y otros
no?

28Entender: acto propio del intelecto. Los animales conocen, relacionan estímulos y sensaciones, pero no
entienden nada.
29El sabio es aquel que está abierto a la realidad, se deja informar por ella y por eso la entiende. El sabio
aprende por experiencia, no solo por estudio (no significa que el estudio sea innecesario). La realidad – entendida
en su sentido más propio – no se estudia, se vive. Lo que se estudia son aspectos de la realidad. Para el cristiano,
sabio sería aquel que está abierto a Dios, no le cierra su entendimiento ni su corazón, la sabiduría no se adquiere
por mérito propio, sino por saber escuchar. Recibir la realidad y, mejor aún, al Dueño de toda realidad.
30Ha puesto el Bien en cuanto bien en primer lugar; no el “bien” en cuanto “me gusta”. Se elige al Bien, porque
bueno, sobre las demás cosas; no se elige al bien solo porque place. Se coloca a lo Primero en primer lugar por
ser lo primero, no por ser lo “primero para mí” o “según mi criterio”. Estoy hablando de reconocer la realidad
como es, de un modo objetivo y honesto; estoy hablando de reconocer la Verdad y vivirla.
–Admito no conocer todos los factores que permiten alcanzar la sabiduría, pero sé – y,
habiendo leído todo lo expuesto hasta ahora, la respuesta podrías deducirla tú también – que
el principal es el modo de vivir31. La manera cómo llevas tu vida corresponde al modo cómo
has colocado tus prioridades. Si según tu perspectiva eres la persona más importante del
planeta (¡Atención! Porque así no pienses que eres el más importante, puede ser que vivas, que
actúes, como si lo fueras), todo deberá acoplarse a tus medidas, a tus gustos, tus normas y
nunca lograrás ampliar tu mundo, tu horizonte, un lugar donde tengan cabida otras cosas,
otras personas, Dios. Aquello que entra en tu estrecha mirada es aquello que te sirve, que te
interesa, todo lo demás es solo estorbo y basura que debes retirar de tu visión, porque en tu
mundo no hay espacio para ello.

En cambio una vida moralmente buena amplía tus confines porque los coloca “más allá
de tus narices”, de modo que te hace más apto para observar el mundo, tener de él una visión
más profunda; te facilita colocar las cosas en su sitio según su propia dignidad32 y no según la
dignidad que tú mismo le atribuyes. En pocas palabras, para conocer la verdad – no una verdad
– debes ser bueno (Interesante, ¿verdad?). La esencia de lo que intento decirte es: acoger
(aceptar y vivir) la verdad no es un acto de la lógica (un acto intelectual), como sí un acto de honestidad
(acto de bondad, una virtud).

Conclusión

Es a la Verdad a lo que debes adecuar tus pensamientos – a menos que quieras vivir de
engaños o de superficialidades –, es tu responsabilidad seguir con tus actos a la bondad de la
Verdad – si es que deseas ser coherente y que tus obras no contradigan tu esencia –. En
resumen, es a la Verdad y Bondad a las que debes seguir con tu vida entera.

–¿Debes?, ¿son tus palabras una obligación?

31 En realidad el principal es un don del Espíritu Santo, pero esto no puedo afirmarlo en el campo filosófico.
32 Pr 1, 7. Y un largo etc. en toda la Biblia.
–Materialmente no, pero moral y existencialmente sí – recuerda que en estos asuntos
siempre se respeta tu libertad33 –. Seguir algo con tu vida es equivalente a entregársela.

–¿Por qué entregar mi vida a la Verdad y Bondad?

–Porque ambas – que en realidad son Uno solo – son más que tú y tú no tienes sentido
sin ellas. Pensándolo bien, a éstas debes tu vida, son la razón de tu existencia.

Con todo lo expuesto, después de haber profundizado juntos en este tema, llegamos a
una cuestión conclusiva: si esta Verdad/Bondad fuera algo y no Alguien, será inútil dedicarle
tu vida, porque algo no puede apreciar lo que haces por ello, tampoco se merece nada de tu
parte porque tú, siendo un sujeto (alguien), eres siempre cualitativamente superior a todo
objeto (algo), tú vales más.

Significa que el único modo en que tu vida pueda tener su sentido pleno es
dedicándola toda entera a la Verdad/Bondad si es que esta Verdad/Bondad es una realidad
personal, sujeto (Alguien), no una verdad/bondad inerte (algo). Y por lo escrito al inicio
sabemos que la Verdad/Bondad no es algo, entonces nos atrevemos a afirmar: Dios sí que
merece tu vida – merece mucho más, pero lamentablemente no puedes dar más, pues tu vida
es tu mayor posesión –.

–¿Cómo se entrega la vida?

–Perfecta obediencia34, ése es el modo en que un ser racional entrega la vida – aparte de
la manera obvia y literal de entregar la vida, es decir, muriendo por otro –. Y la perfecta
obediencia no es otra cosa que seguir la Verdad porque la amas más que a ti mismo y la has colocado
por encima de tus propios y pequeños bienes. Al fin, si buscas la verdad es a Él – a esta

33 Materialmente: no te estoy moviendo a actuar físicamente. Moralmente es una obligación porque es la única
manera de llevar una vida recta y buena. Recuerda que las normas morales son la exposición de la verdad sobre
la bondad, no son reglas arbitrarias ni impuestas para limitarte, sino para tu pleno desarrollo.
34Obediencia: del latín oboedire=ob-audire: “ob” es equivalente a “otro” o “lo que está frente a mí”; “audire” es
“escuchar”. Escuchar a otro.
Persona que es la Verdad misma – a quien debes creer, a su Palabra35. Único que merece tu
vida entera36.

Dejarte alcanzar por la sabiduría es absolutamente imposible sin creer37. Como ningún hombre
llega al pleno conocimiento por sí solo ni en conjunto, la Sabiduría – Bondad – se aproxima y
dice: “Sé lo que buscas, aquí estoy, ‘Yo Soy’38”. Y ante esta Revelación solo hay dos actitudes
que puedes tomar: creerle o no. Si eres egoísta, cerrado y no aceptas ninguna verdad que no
puedas alcanzar – que supere – tu propia capacidad racional (filosofía), no le creerás; ni aún si
la misma Sabiduría se te colocase en frente y con lenguaje humano, fácil y directo te dijese
explícitamente a la cara: “Ven y sígueme”39.

***

Exhortación

¡Hombre, ¿que estás haciendo contigo?!, ¿Sabes lo que olvidarte de Dios significa en
tu vida?, ¿Eres el único ser en el universo entero capaz de pensar en Dios, de amar a Dios, y
no lo haces? Dime: ¿Qué puede valer tanto, como para olvidar a Dios y elegir a otro (o a ti
mismo) en su lugar? ¡Dime por qué te alejas de la Verdad, como si algo bueno pudieras
encontrar fuera de ella! Hombre, cada vez que con tus obras te alejas de Dios, te estás
negando a ti mismo, pues estás hecho por Dios y para Dios. Olvidar a Dios es peor aún que
olvidar a tu madre.

35 Jn 1, 14
36Nos damos cuenta que en realidad el único modo de entregar la vida es amando, porque solo en el amor la
obediencia se efectúa de un modo perfecto. Pero no es mi intención desarrollar aquí el tema del amor como
perfección humana.
37 Todo saber que no se ha obtenido por cuenta propia es un conocimiento que ha sido creído. A la Revelación
se cree con fe. “Fe” no es igual a “suspensión del pensamiento”, sino que con ella se acepta que nuestra
capacidad es limitada y reconocemos la sobreabundancia de verdad que Dios nos comparte (Sal 138)… no sé tú,
pero yo prefiero creer a Dios que a cualquier “hombre sabio”, y al sabio le creo en cuanto sepa cómo dirigirme
hacia el Bien mayor (Dios), sino no le creería.
38 Ex 3, 14; Jn 8, 58; 18, 4-6
39 Nuevamente Mt 19, 16-22. Esta lectura también ayudará Lc 16, 19-31.
Esta libertad y autonomía de las que gozas es el regalo más grande que el Señor nos
ha dado, no los uses en su contra, no los uses para darle la espalda, aunque puedas hacerlo.
Entiende que no existe obra más hermosa que, con toda la autonomía y libertad que posees,
caminar hacia el encuentro con Dios y poner estos inmensos dones a su servicio. Entiende
que tu dignidad de hombre está precisamente en hacer lo que ningún otro ser de la tierra
puede, esto es: dirigir a Dios todos tus afectos, tus pensamientos, tu cariño, tu agradecimiento.
Amarlo a Él directamente a través de los sacramentos (entrando en unión íntima con Él en
cada misa o pidiendo que te perdone por ofenderlo en la confesión), o indirectamente a través
del amor a quien está a tu lado, por ser éste como tú, obra de las tiernas y misericordiosas
manos de Dios.
APÉNDICE

Ya tienes claro que si alguien dice: “quiero ser bueno, según mi medida de bondad” esta
persona no aspira ni sigue la bondad, sino a sí mismo. Sabemos que hay seguir la Bondad en
Sí misma, pero surge una pregunta bastante lógica: ¿No es injusto que el sentido de nuestra
vida sea ir detrás de una Bondad infinita, siendo nosotros seres finitos? Sí. Este es un callejón
sin salida en el que el hombre filósofo encuentra una barrera insuperable. Buscar la Bondad
sin límites es una conclusión lógica a la que éste llega con esfuerzo, pero precisamente en ese
momento se encuentra con la paradoja de saberse algo finito yendo inútilmente detrás del
infinito sin poder nunca tomarlo.

–¿Entonces, qué podemos hacer?

–Filosóficamente nada más que ser humildes y aceptar con dolor nuestra condición de
seres regidos por la finitud y atraídos por la infinitud.

Pero no es aquí donde termina todo. La filosofía ha logrado su máxima lontananza, así
que lo escrito en los siguientes párrafos no es solo filosofía: la Bondad, por ser lo que es
(buena), ante la desesperación y el naufragio intelectual – realmente no es solo intelectual,
sino vivencial y existencial – del hombre, se acerca para ayudar a su creatura a alcanzar su fin
– que es la Bondad misma –. Si no puedes alcanzar la Bondad por infinita, significa que
tampoco puedes conocer la Verdad en su totalidad – si no abarcas la Bondad habrá partes de
ella que no conozcas nunca y que son verdad, de modo no eres capaz de conocer toda la
Verdad –. Nos encontramos existencialmente necesitados y la Bondad no sería bondad sin
límites si no viniera en nuestra ayuda40.

*¿No se relaciona lo expuesto a estar enamorado?, ¿no es estar enamorado – enamorado de verdad – ir
detrás de un amor infinito deseando cumplirlo y sabiendo que somos completamente incapaces de lograrlo, de
amar con la perfección con que quisiéramos amar? Sí, así es también el cristianismo, y no es el simple

40¿Por qué el animal no está existencialmente necesitado? Porque no busca la Verdad ni la Bondad, de modo
que la vida del animal y todos los otros vivientes sí puede encontrar un sentido cumpliendo con su fin. En
cambio, el hombre está orientado a la Verdad y Bondad, y si no tuviera la capacidad de gozar de ellas sería en sí
mismo un absurdo, es decir, sin sentido.
enamorarse, es mucho más: es enamorarse de Alguien que es el Amor (no un amor de romanticismo, sino una
Persona, Dios, Bondad infinita que no hace otra cosa que amar).

A la Bondad que ha venido a decirnos toda la Verdad y a darnos la capacidad para


entenderla y seguirla, la llamamos Revelación, esto es: Dios que habla (se avecina), no por
necesidad, sino por libérrima voluntad propia, y lo que comunica es Él mismo, se nos da Él a
nosotros para que al fin vivamos la verdad que buscamos, que necesitamos. La plenitud de la
Revelación es la Palabra de Dios hecha hombre, hecha Vida (recordemos que cuando
hablamos de Dios, decir “Verdad”, “Palabra”, “Vida” y “Dios” es decir lo mismo41). La
Revelación en términos filosóficos sería la Verdad que se manifiesta al hombre por propia decisión
personal – por bondad – para rescatarlo de la obscuridad en la que se encuentra42. Ahora entiendes un
poco mejor para qué sirven las cualidades humanas43. El culmen de tus facultades es hacerte
capaz de reconocer la Revelación como verdad y aceptarla en tu vida libremente como lo
mejor que te ha podido ocurrir44. Sin la razón no serías nunca apto para admitir esta Verdad
que te supera. El sentido de tu vida y la plenitud de tu vida es Alguien.

Por último: Todo esto puede parecer abstracto, alejado de la realidad, del día a día. Pero
si lo entiendes así no has comprendido nada. La filosofía y la sabiduría a la que ésta
esencialmente tiende – y el enamorarse del Amor, que es lo que le da sentido a (el fin de) la
sabiduría – es una forma de vivir – la más adecuada al hombre, se podría agregar –. No son
solo palabras, especulaciones, sino una vida puesta en palabras, pero para comprender esto
hay que vivirlo. En resumen, lo escrito no son conjeturas mentales de una imaginación que ha
decidido jugar con la retórica tanteando y probando hasta dónde puede llegar, estas palabras
tienen una base sólida y firme que es la vida de muchos, es experiencia, es “el día a día” de los
“sabios” – con “sabios” quiero hacer alusión a los santos45, en primer lugar la Bienaventurada

41 Jn 14, 6
42¿Por qué obscuridad? Porque, aunque sabiendo la verdad el hombre encuentra su luz, compara todo lo que ya
conoce con el anhelo infinito de conocer, ergo, con la infinitud, donde siempre será mayor la obscuridad, el
espacio no conocido que permanece en tinieblas (Jn 8, 12).
43 Rm 12, 2
44Aunque en realidad acoger la Revelación con la propia vida es algo que solo se puede con la ayuda de la
gracia de Dios.
45El sabio en sentido estricto es aquel que posee la sabiduría, pero sabemos que esto es imposible, así que sabio se
considera al filósofo que indaga en ella con honestidad. El santo es quien se dejó poseer por la Sabiduría y le es
perfectamente obediente, fiel, en otras palabras: alguien que adecua su intelecto según la Verdad y vive en la
Verdad (1 Jn 1, 5-6; 2, 3-6).
Virgen María (llamada Trono de la Sabiduría [Sedes Sapientiae], porque la Sabiduría ha
puesto su sede en ella) y sobre todo quien nos ha enseñado a los hombres cómo ser hombres,
la Sabiduría misma, Jesucristo – el fundamento y base de todas estas palabras.

* Aunque quisiera continuar, debo detener este escrito porque seguir haciendo el intento de explicar a
Dios con una terminología tan inadecuada, como si su misterio pudiera ser reducido a los límites humanos,
me parece una falta de respeto. Para seguir profundizando son ya necesarios los términos usados por la
teología – santidad, Trono de la Sabiduría, Hijo de Dios –. No quiero mezclar campos, la filosofía no basta
para hacer teología46, y está mal reducir la teología al mero campo filosófico (también es tremendamente
errado considerar a Jesús como “un sabio”), pues ésta habla de un objeto que excede al filosófico, algo ante lo
que la filosofía solo puede callar, reconocer, aceptar y dedicarse a escuchar: es la Sabiduría – ilimitada –
hablando: Revelación.

Jn 1, 1-18

46 Filosofía es la ciencia de la sabiduría humana: sabiduría=verdad y bien; humana=limitación.

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