Piedra Bruta y Su Interpretacion
Piedra Bruta y Su Interpretacion
Piedra Bruta y Su Interpretacion
INTRODUCCION
La palabra Liturgia, compuesta de los vocablos griegos LITHOS y ERGON, tiene un profundo
significado. LITHOS significa PIEDRA y ERGON, TRABAJO. Es así, que el significado esotérico de
LITURGIA, es el Trabajo sobre la Piedra.
La magia sacerdotal está íntimamente ligada con el trabajo alquimista sobre la Piedra. Esto es la
Transformación de la persona, la trasmutación del Alma Moral en Inmortal. Un hombre que no
parte de ahí, no está haciendo mucho que digamos.
En la antigua civilización, los hombres eran primero destinados a la vida activa, luego pasaban a la
escuela de oratoria, filosofía, medicina y por último ingresaban al mundo esotérico. De la vida
activa, sólo unos cuantos pasaban a la Magia, a la santa Alquimia. ¿Por qué? Porque durante su
preparación debían recibir todas las artes que pudieran disciplinar su humano entendimiento,
para poder asimilar en una edad madura, las cosas divinas. Y también, porque a la par de su
ingreso a las artes académicas, era preparado para ser un hombre exitoso en la vida material...
Sólo habiendo practicado la vida adulta exitosamente podía luego ingresar a los estudios místicos.
Piedra (Lithos) significa la más externa o literal de las formas de la verdad que se oculta, Piedra es
lo que no cambia, sino bajo la acción del cincel y el mazo, esto es el trabajo. Representa la verdad
sólida, en un concepto rígido e inflexible. Los mandamientos por ejemplo fueron escritos sobre
Piedra. Pero también es menester tener en consideración que la verdad acerca de cualquier idea
debe descansar sobre una base firme y sustentable, y para quienes no son capaces de penetrar
aún en los misterios más profundos de la Masonería, deben buscar apoyo en conceptos básicos
indispensables, como son la moral y las buenas costumbres.
DESARROLLO
Una reflexión sobre el significado simbólico de la Piedra Bruta, sugiere una estrecha relación con
un sistema moral que la Masonería nos enseña en torno a la perfección del hombre, en la
búsqueda del desarrollo espiritual y hacia las conductas sociales basadas en valores, el respeto, la
fraternidad, la humildad, la tolerancia y los derechos del individuo.
Este sistema moral es representado por la piedra rudimentaria, que desde muy temprano, a nivel
de aprendiz, nos estimula a un incesante trabajo en torno a las prácticas y doctrinas masónicas, en
un vehemente deseo de buscar la Verdad. De ahí la estrecha relación de sentido entre la Piedra y
el Cuarto de Reflexión, negro en su apariencia, donde sobresale la antigua fórmula alquímica y
hermética V.I.T.R.I.O.L.: "Visita Interior Terrae, Rectificando Invenies Ocultum Lapidem", (Visita al
Interior de la Tierra, Rectificando Descubrirás la Piedra Oculta).
Es esta alegoría, la que justamente encierra el motivo central de la existencia humana, cuyo
escultor es el propio Yo interno de cada uno hacia el logro de la perfección, al fortalecimiento del
espíritu, aprender a disciplinar de manera constructiva todas sus facultades, al conocimiento de
uno mismo y de las circunstancias que lo rodean. El logro de la perfección, simbolizada en el
pulimento de la piedra, consiste en desprenderse de errores, prejuicios, odios, desarmonías e
intransigencias, existentes en la vida interna, así como de aquellas derivadas de las relaciones
sociales entre los hombres, tales como el "desorden profano", la oscuridad del fanatismo y la
barbarie de la intolerancia.
Lograr la trascendencia a un plano más elevado es cumplir con el elemental compromiso humano
de mejorar cada día, en todos los aspectos de su existencia, modelando el carácter y el desarrollo
de la personalidad, de acuerdo a valores, como el constante progreso, la pasión por la sabiduría, el
conocimiento, el repudio de la ignorancia, la virtud, la búsqueda de lo bello como alternativa, así
como el amor a sí mismo y a los semejantes.
Ahora bien, desde nuestra perspectiva de aprendiz masón, es en la "piedra bruta" donde se
representa la fortaleza y la moral del Primer Grado, en la actitud para aprender, del esfuerzo y
dedicación que en ello se ponga. Este es el principio y el fundamento en que descansa todo
progreso, toda vez que se efectúa reconociendo, asimilando y dominando lo aprendido, a pesar de
las circunstancias de la vida y de la sociedad en que nos insertamos, con las respectivas
experiencias que se deriven de esta relación.
Por el contrario, el conjunto de las crisis han estimulado en la sociedad moderna, el pesimismo, la
decadencia de valores, la atracción por lo efímero, el consumismo y la posesión material, el
individualismo, el hedonismo y la ausencia de sentimientos de solidaridad y fraternidad. La
sociedad actual nos muestra que el interés del individuo apunta al goce inmediato, al usufructo de
lo material como camino de la satisfacción espiritual y a las relaciones sociales basadas en la
vanidad, la arrogancia, la prepotencia del poder y de la abundancia, precipitando al hombre
moderno hacia una constante deshumanización.
En este contexto, la transformación interna del Aprendiz Masón, a través del tallado simbólico de
la piedra bruta, debe crear en su conciencia, la necesidad de superar las condiciones de arrastre de
su materialidad pasada y actual, producto de la vida profana. El trabajo de transformación de la
piedra bruta, significa simultáneamente para el aprendiz, la transformación de sí mismo en su
condición de masón. Simbólicamente muere para nacer a una nueva vida. He ahí su fortaleza
moral, en el descubrimiento de su unidad y esencia interna, en la conciencia de su propio ser y la
estimulación de sentimientos nobles, lo cual implica un doble proceso psíquico, en permanente
equilibrio:
Sin embargo, para acceder a un conocimiento espiritual o superior, el aprendiz deberá asimilar y
experimentar en su conciencia, el sentimiento de la enseñanza simbólica del tallado de la piedra
bruta, es decir, la devoción, la vida interior y la calma interior. Sólo de esta forma llegan a aflorar
en la conciencia del aprendiz, los valores de fraternidad, de caridad y de tolerancia, los cuales nos
hará más dignos de nuestra condición de masones.
Por último, mientras más nos acerquemos a nuestro ideal de perfección, seremos más humanos y,
paulatinamente, iluminándonos con la luz de nuestros hermanos para desbastar con certeros
golpes la piedra bruta, algún día seremos piedras cúbicas, trascendiendo a planos superiores, para
satisfacción de nuestros propios retos, para beneficio de la humanidad y para la gloria de la
augusta institución Masónica, como escultores de nuestros propios templos y destinos.
CONCLUSIONES
Oswald Wirth, en su Manual del Aprendiz postula que “Cada masón está llamado a construir por sí
mismo el edificio de sus propias convicciones. Con este propósito se ha iniciado en la práctica del
Arte del Pensamiento. Este arte se ejecuta en materiales que es preciso desbastar. En otros
términos: se trata de eliminar los errores que desfiguran la verdad, la verdad está en todas partes,
pero oculta. Ella pide ser extraída de todo lo que parece falso o supersticioso.”
Esto es, el aprendiz está llamado a elevar templos a la virtud y cavar sepulcros a los vicios. Lo que
se logra a través del trabajo masónico dedicado y consiente, haciendo uso de las herramientas
simbólicas del grado, Mazo (Fuerza) y Cincel (Voluntad) en el desbaste de su propia Piedra Bruta.
Mas, este trabajo no nace de una obligación o imposición externa sobre el neófito, que lo conmine
al estudio y aprendizaje bajo amenaza, al contrario surge de una convicción personal arraigada en
su fuero interno al momento de su iniciación y reforzada con el compañerismo y fraternidad de
sus Hermanos. Este compromiso es único y personal, pues los beneficios de este trabajo
repercutirán positivamente sobre el desarrollo personal y vida del aprendiz.
Agosto 2014
Referencias