Informacion Identidad
Informacion Identidad
Informacion Identidad
de todo aquello que permanece único e idéntico a sí mismo, pese a que tenga
diferentes apariencias o pueda ser percibido de distinta forma. La identidad se
contrapone, en cierto modo, a la variedad, y siempre supone un rasgo de
permanencia e invariabilidad. En la historia de la filosofía, la afirmación de la
identidad como uno de los rasgos del verdadero ser ha sido muy utilizada desde
Parménides, que ya afirmó el carácter idéntico del ser. Por el contrario, otras
posturas filosóficas han afirmado que es precisamente la posibilidad de variación
y modificación (es decir, la ausencia de identidad) la que caracteriza el verdadero
ser (tal es el caso de Heráclito y de las filosofías que admiten el cambio y el
devenir como rasgos esenciales de la realidad). Una de las aplicaciones más
empleadas del concepto de identidad se encuentra en la lógica, que emplea el
llamado ‘principio de no contradicción’. Según éste, no es posible afirmar de un
mismo sujeto un determinado atributo y su contrario. La formulación elemental
de este principio lógico es: “aquello que es, es; lo que no es, no es”.
La identidad es el sentimiento de ser siempre el mismo a través de los cambios
y del paso del tiempo. Es el ser que uno es, que incluye nuestro origen y nuestro
pasado; que no admite borrones y cuentas nuevas, Somos lo que somos, una
entidad que no se puede negociar ni adoptar, aunque nos veamos obligados a
abandonar el país de origen y radicarnos en una cultura de características
diferentes, aunque cambiemos de status social, nos ganemos la lotería o se
modifiquen nuestras condiciones físicas o intelectuales.
La personalidad, que incluye el temperamento innato y el carácter adquirido,
puede evolucionar y reestructurarse con el tiempo, pero la identidad no cambia,
porque es el trayecto hacia uno mismo, lo que nos hace únicos y distintos,
nuestra esencia verdadera, el ser que somos.
Nuestra identidad es el testigo silencioso, el observador interno que permanece
invariable desde el nacimiento hasta la muerte y que está siempre atento para
ser descubierto.
No podemos pretender olvidarnos de nuestra esencia, desconectarnos de
quienes somos ni desprendernos del pasado, sin riesgo de perdernos a nosotros
mismos en ese intento.
Por más doloroso que resulte el pasado tiene la jerarquía de lo genuino y la
garantía de que es enteramente único y nuestro.
No podemos renegar de lo que verdaderamente somos porque, aunque nuestro
origen nos condena también nos inspira. Es el condicionamiento necesario para
ser el que somos, porque peor que eso es no ser nada.
Los pueblos sólo pueden avanzar a partir de lo que son y nunca copiando la
historia de los otros.
Si la juventud ignora su origen y se adhiere obnubilada a una identidad
construida por otros, corre el peligro de mantenerse siempre marginado, y ser el
que no tiene grupo de pertenencia sino de referencia.
Aunque vivamos en otro país cuarenta años y seamos ciudadanos, nunca
seremos ellos, seremos nosotros mismos usando una máscara prestada que no
es real, destinados a pertenecer a esa franja cruel discriminada, que reniega de
sus ancestros.
Si bien el hombre siempre ha emigrado de un lado a otro, se llevó siempre a
todas partes sus tradiciones; esto se puede comprobar en todos los países
donde distintas etnias se enorgullecen de su pasado.
Lo nuevo no existe, tampoco existe la novedad, eso que todos repiten en
versiones diferentes. Pero cuando la identidad es genuina, supera cualquier
intento copiado, aunque parezca que haya surgido de la nada; simplemente
porque es única y solo de la unicidad puede emerger lo renovado.
Por ejemplo, las empresas selectoras de personal están orientando sus
búsquedas de personal hacia blogs personalizados.
Allí es donde creen que encontrarán a la persona genuina y única que necesitan,
a través de la radiografía mediática que se hacen a si mismos los posibles
candidatos, que a los ojos de un buen observador no pueden ocultar nada.
Los medios tradicionales de selección a las consultoras no les sirven porque
obtienen respuestas esperadas, y brindan una imagen fabricada, la del
personaje con su máscara. espacios vacíos de contenido ni huecos
existenciales.
“Los seres humanos no nacen para siempre el día que sus madres los alumbran:
la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez, a modelarse, a
transformarse, a interrogarse (a veces sin respuesta) a preguntarse para qué
diablos han llegado a la tierra y qué deben hacer en ella.”