Conduct Is Mo

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4

k
8. OrIgenes de la terapia de la conducta

Como terapia familiar” (capItulo 19), tampoco terapia de Ia


conducta designa un ünico método psicoterapéutico (que des­
1tYt/ pués se hubiera diferenciado dentro del marco de una cescuelan)
sino que los dos conceptos caracterizan a vastos y heterogéneos
grupos de abordajes que presentan diferencias muy grandes en
su interior. Y sin embargo, en vista de la existencia de conceptos
básicos comunes, se han inipuesto estas designaciones de “tera­
pia familiar y terapia de la conducta”: lo esencial que los abor­
dajes de la prirnera tienen en comdn es la inclusion de Ia famifia
entera en el tratamiento terapéutico, por regla general sobre la
sY J’
I
base de una concepción sistémica de la genesis de los sintomas
/ r y de Ia terapia misma (cf. el capitulo 16). En cambio las tera ias
aprendi­
de Ia conducta comparten una perspectiva de teoria del
—A
j zaje aphcada a Ia genesisy r t iiiit ejcperturbacionesn,
A’, los conceptos empleados s iirincipio los que correspónden
acondrvab1e, y los procesos se analizan con métodos
análogos a los de la psicol6gia empIrico-experimental (es cierto
que en los abordajes mãs recients de a ama a c eöiia cogniti­
observa.
va de la conducta se han incluido muchos aspectos no
j bles).
(
,

\_,-‘.--

Desde el punto de vista histórico, la designaciOn de uterapia
‘ de la conducta fue introducida y empleada de manera relativa­
3
mente independiente por tres grupos de investigación en los años
J*_S*,
‘ o1 . de 1953 a 1959: en primer lugar, por Burrhus F. Skinner y sus
.4. discIpulos en Harvard; después, por Joseph Wo1pe sus aiumnos
S A,, en Johannesburgo; y en fin, por el grupo formadoHans‘­ por
} Jurgen Eysenck en el Maudsley Hospital de la Universidad de

S
‘•
-

Londres (de este grupo merece ser citado M. B. Shapiro, que ha


producido estudios controlados de casos en perturbaciones del
A
‘4 aprendizaje).
Además de estos, habrIa que mencionar otros abordajes tera­
péuticos, y a sus fundadores se trata de variantes que se sepa­
( raron después, en las décadas de 1960 y de 1970, pero que se
incluyen en ala” terapia de la conducta. En primer lugar, Albert
1
N f
‘‘

-
‘ /
( A
1
Bandura y Arnold Lazarus introdujeron el uaprendizaje de mode (y el conductismo, su variedad mãs influyente al principio, yea
los a modo de ampliaciOn de lOs conceptos básicos de Ia terapia
de Ia conducta. Mucho más heterogenea resultó la mtegracion
[ se infra) se presentara explicitamente como el ucontra-programa
del psicoanálisis pero que, al mismo tiempo, no pudiera descono­
de aspectos cognitivos: por una parte, la terapia cognitiva de cer las concepciones ya bien estructuradas y difundidas de este.
paralelamente
Aaron T. Beck se desarrollO durante mucho tiempo Desde él comienzo hubo intentos de integración, y muchas no­
a, podrIamos decir, la terapia de la conducta mientras que, ciones de teoria del aprendizaje y de terapia de la conducta se
por otra parte, Michael J. Mahoney y Donald W. Meichenbaurn elaboraron como ((traducciones’) de las nociones psicoanaliticas
integraban de manera expresa elementos cognitivos. Por ültimo, respectivas. En los Ilmites de este manual apenas podremos mdi-
otra variante autónoma es la terapia multhnodal de Lazarus, car de pasada estos interesantIsiinos nexos.
que conjuga perspectivas muy diversas. En los cuatro capitulos de esta parte expondremos las con­
Dedicaremos
concepció­ un capitulo especial (el capltulo 11) a una cepciones principales de ulau terapia de la conducta, tomando en
n que se suele mencionar entre las terapias cognitivas de cuenta en particular su desarrollo y cambio histónicos. Por eso
la conducta nos referimos a Ia uterapia racional-emotjvau de
Albert f., comenzaremos resumiendo sus primeros fundamentos teóricos y
•:
Ellis. En vista de la heterogeneidad de los demás abordajes prácticos. Para un tratamiento detallado de este aspecto histOri­
considerados
arbitrana­ en esta parte del libro, nuestra decision es •• -.• co remitimos a la amplia y notable mvestigación de Schorr (1984)
, pero puede invocar buenas razones: en primer lugar, Ellis sobre la historia Integra de la terapia de Ia conducta; en ella se
elabord su variedad terapéutica ya a comienzos de la década de encontrarán expuestos, ádemás, algunos de los interesantes ne­
1950, es deck que su labor fue contemporánea a la de Wolpe, 4 xos con el psicoanálisis.
Skinner y Eysenck en la terapia moderna de la conducta; en se­
gundo lugar, el propio Ellis organizOsu terapia de manera que
presentara “una considerable concordancjau con la terapia de la
conducta, si bien advierte que no se la debe subsumir en esta 8.1 Abordajes teóricos iniciales
t
(cf. Ellis, 1962 y 1977); en tercer lugar, en los palses de lengua c. 33

alemana ha alcanzado importancia como corriente terapéutica


autónoma. 8.1.1 Pavlov: condicionamiento cldsjco
Todas estas variedades tienen su comün raIz en supuestos de
teonia del aprendi.zaje, tal corno fueron formulados, sabre todo • El descubrimiento fundamental para Ia terapia de la condu­
en los Estados Unidos, durante la decada
de 1930, por Clark L ctacomo un todo fue el del ureflejo condicionado’, hecho por el
Hull, Edward C. Tolman, B. F. Skinner y Edwin R. Güthrie. A fisiologo Ivan Pavlov (1849-1936), que trabajabà en San Peters­
su vez, estos Secom­
ienzosdel siglo XX,remontan a perspectivas esbozadas ya
èñartièülaE :• burgo. En Ia década de 1890 —Ia misma época en que Freud mi­
el ureflejo condicionadou de Ivan . ciaba la elaboración del psicoanálisis—, Pavlov ineitigba
fisiolo­ la
P. Pavlov,la
uconductism­
uley del efectou de Edward L. Thorndike y el gia del apanato digestivo por media de expenhnentos con ani­

ou excepciO­ John B. Watson. Pero estos cientificos —con males (perros). Habia creado con sus colaboradores métodos para
n de Skinner— no se interesaron ni trabajaron en la elabo­ la determinación cuantitativa exacta de la secreción de saliva (y
raciOn y el ensayo de esquemas terapéuticos sino, sobre todo, de otras secreciones glandulanes). A raIz de estos expenimentos
en la investigaciOn bãsica, y esto particularmente en el contexto comprobaron que no solo el alimento en la boca desencadenabá
de experimentos con animales. Par eso las técnicas de terapia la secneciOn de saliva sino, que pnovocaban este mismo neflejo Ia
de la conducta aplicadas a la clinica concreta solo aparecieron vista del alimento, y aun los pasos del experimentador (que pre­
en Ia década de 1950, si prescindimos de notables estudios
precursores cedfan a su suministro).
pero aislados. Mucho antes, hacia 1830, los psicologos escoceses Thomas
La terapia de la conducta, entonces, contó coma corriente
terapéutj­ Brown y James Mill habian concebido Ia uley de la asociacióm,
ca establecjda sOlo en Ia década de 1960, o sea, medio conocida en Ia época también por muchos otros psico ogos:
siglo después que el psicoanãlisis. Par eso no extraña que ella temdos de vivencias inguIares de los que una vez se habiato157

156
3
muiotii manera simultânea (o al menos con mucha
proxirnid­ 8.1.2 Bechterev. reflexologia
ad temporal) reafloraban jun os a Ia concienciaasfuese
iba noticia de uno solo e ellosQej., por una ocasión exte- La hifluencia de Pavlov sobre la psicologia experimental de
nor sto habria permitido sostener que el perro, sobre la base los Estados Unidos fue muy grande: en el momento de viajar
a
de su experiencia asociaba al alimento lQs Boston en Swcarácter de presidente del Congreso Internacional
En términos parecidos argumentó A. T. Snarski, un cola- de Fisiologla, hacla tiempo que sus trabajos bien conocidos
eran
de Pavlov, en su explicaciOn de estos fenómenos. aun entre los psicólogos. También en Rusia era famoso,
Pero en su elaboración del concepto de reflejo condicionado, es verdad, durante Un largo perlodo, solaniente aunque,
trabajos
por sus
Paadopto de manera deliberada una perspectiva de mvesti- de fisiologia pura, que en 1904 le vaheron el Premio Nobel (no,
gacion que dejaba de lado todos los aspectos psicologicosys. entonces, por sus experunento de condicionanuento) Asi, el
psilumtab­
a a la fisiologia pura Segun sus propias palabras, escoglo qulatra Vladunr Bechterev (1857-1927) solo en 1905 se entero
iceipapèfdl observador y expernnentador externo objetivo, que por casualiclad de Ia existencia de los experunentos de Pavlov
se ocupa
miscione­ exciusivamente de los fenomenos externos y sus rela- sobre condicionamiento, y eso que ambos trabajaban en la
’ (Pavlov, 1923). Esta formulaciön caracteriza con suficiente
situais­ s ma Academia en San Petersburgo. También Bechterev
se
ión la perspectiva prescrita también por el conductismo de ba por entero dentro del paradigrna materialista (que reduce to-
Watson desde 1913, en este caso para Ia psicologla. Pavlov se dos los fenónwnos a procesos materiales; entre aquellos, en
parsituab­
a con ello en la tradicion de pensanuento de los grandes ticular, Ia “conciencia,, y otros fenomenos psiquicos) Bechterev
fisiologos rusos, como Ivan M Secenov (1829-1905), quien se pro- . queria aborda as enfei-meda es pguicas desde
perspectipus­ una
o encontrar las causas fisiologicas de fenomenos psiquicos va puramente biologica, y sustento una LcQAqgrhJetiva
Tras el descubrumento del reflejo condicionado, Pavlov constru- El descubnnuento de Pavlov le convino maraviflosarj’te
yo una vasta teoria del condicionamiento, pero en defuutiva el . Creo Ia ‘psico-reflexo1ogia,, en Ia que “no habia sitio
“pros­ para
e orien o siempre acia las conexionescerçrales cesos sub etivos o hechos de la conciencla,,, y elaboro el ‘metodo
Segün se lo puede estudiar con más detalle en cualquier ma- - de la motiljdad,, asi como un procedffñto
.

nual de psicologia, este <‘condicionantiento clásico (en la termi- mitfa aplicar a seres humanos los experimentos de condiciona­
nologia actual) se defme en general asi: el punto de partida es J’
miento; Watson (véase infra) lo puso en práctica
y ya en 1916
un s uem innato) de estImulo-reacción, en que a un eqjijo publicó resultados (cf. Schorr, 1984, pág. 22). Interesa señalar
ijcionoEI (p.ej., alhuento) sigue una reacción incondi- ‘ ( aqul que Bechterev, con esta técnica y estos métoclos, no hizo
cionadaRl (p ej, aflu.jo de sahva) Ahora bien, siunestunulo dE­ , olornvestigaciones sino tambien los pjlmeros 1-ntentos

C antes al” (con respecto a la RI, p ej , un toque de cam- a de fa conductaen el tratarniento


pana) se presenta repetidas veces usimultaneamente,, con el El (vease in ra
(las cor icionest ralWièisas del enlace se defmen diver-
samente,, pero casi siempre se ‘dice que el EC se debe introducii
poco antes del El), la RI a arece como 8 1 3 Thorndike ley del efecto
a! EC (para lo cual hacen falta ciertamente varias repeticiones
de este proceso). La intensidad de la conexión entre EC y RC 1r Edward L. Thorndike (1874-1949)
-
considerado
es el

se puede comprobar, p.ej., mediante c<extinciónD: si. se repite la .sor de las teorfas del aprendizaje en los Estados Unidos. Aun precur­
anpresentació­
n de EC solamente —o sea, sin El—, la RC se hara ;tes de 1900 publicó resultados de experimentos de
cada vez más rara hasta que la conexiOn se extinga por completo anuna1, de modo que el propio Pavldv aprendizaje
(es verdad que tras una pausa se produce una <recuperación es- nor de haber sido el primero en echar a andar por el nuevo cami­
pontánean). -o se terna que atribuir a Thorndike, anticipó
-‘experuuentos dos que se a nuestros
:SchonpfJug, 1983, en o tres años< (citado segün SchOnpflug y
pág. 338). En esos
se vaho, de experimentos, Thorndike
p ej , unajaulaparagatos que se podia abrir desde
vu

adentro por medio de cierto mecanlsino. Habia mventado


ese dis.
anini&es.
positivoPero
para corn arar la mteligencia de diversas especies Cuando famosos especialistas en la experimentaciOn animal,
1 su descubrimiento consistic5 en lo siguiente: si por como el psicOlogo Robert Yerkes y el psiquiatra Gilbert V. Hamil­
casualidad el animal encerrajo roducfa el ton, ya se hablan pronunciado de manera explicita en favor de
cionaae moviinjento
una orientación conductal pura y objetiva en la investigación,
a
ción tendiamecanismodea ertura y se liberaba, en similar situa-
atso formuló en 1913 un muy citado manifiesto sobre aLa ps­
ILJ despues proceder de Ia misma manera para abrir
ico ogia segiin Ia ye el conductistaa. Estapsicologia,
Watso­ sostenfa
I1 La ale e efecto>, forinulada por Thorndjke n, era auna rarna de las cienéias naturales puras, objetivasa,
Ia en 1911, atribu-,
que no necesitaba recurrir al conce to de conciencia más de o

ye fiación de la acción al aéXitoa de la conduct a
obtencion de un esta saber, Ta cjiTh1o ada, p.ej., la fisica. Esta concepcion, y el programa de /
condiThEitaso ape ecido El merito de Thorndike, a Jul.
cm de los
experimentalinente consjso en haber estudiado jpsi­
investigación recomendado, guiaron durante mucho tiempo la
conductas
aplicaciOn de observables, renunciando en lo posible a la .
; cologia norteamericana (y después, entre otras, también la ale­
conceptos referidos a Ia vivencja psicolOgica. Pero mana). Tal vez no deje de tener interés señalar aquf que de este
en opiniOn de ellos, modo la psicologia se asentaba en una concepciOn anticuadae
ticO que el uéxitoa de no habla ido lo bastante lejos: Watson le cri- j,
una acciOn sOlo se pudiera comprobar sobre las ciencias na uraes En efecti &Zienciaa, que orgullosa
la base de .

Y iehrninaba a nombre de la fIsica, acababa de ser intro­


un proceso introspectivo.
ducida por esta progresista disciplina como algo indispensable para
I, Ia concepciOn de los fenómenos: alas leyes (de la mecánica cuán­
81 4 Watson conduct ismo tica) sOlo se pueden formular de manera consecuente si se las
.. refiere a la concienciaa (Eugene P. Wigner, un fisico destacado,
Para el desarrollo del conducthmo 1970; citado segün Capra, 1977, päg. 301).
fue ndrtearnerjcano cuyo
onista protag­ Comoquiera que sea, hay que admitir que tantoCe­ Bechterev
importancia John B. Watson (1878-1958), tuvieron ernpero más
los del
métodos aobjetivosa empleacios por los rusos en moWatson y muchos conductistas, en su empeño e elaborar
la mvestigacion aprendizaje que los de y desiindar una a sicobogla objetivaa opuesta a Ia intros ección,
Thorridike El conductjsmo trabajos su compatriota
fue el interito de esbozar i no solo se propusieron crear una ciencia apuraa sino que or­
loglaajustada a los j’i (segul una psico- ienta4
3
,

ca) lc pri se los entendia en ese


pedagógica y dilnica. A diferencia de lo que ocurria con los re­
Si ascienclasnaturales
en Europa —sobre todo eh Alemania-_ a cdmienzos del si­ desern­
los sult
d1mtrospeccion, el programa conductista podia
gb XX predominaba sobre otros 1 bocar en esa prãCtica; el propio Watson participO en esos inten­

I,
introspeccjOn (método abordajes experirnentales Ia tos. De àhi que la relaciOn de la mayorIa de los conductistas (in­
de irivestigacion psicolOgjca en que los suje- ,

tos debianjnformar cluido Watson) con el psicoanálisis fuera declaradamente buena


acerca desu
situadOn
era distinta los Estadós vivencjar conciente), la f (salvo en cuestiones de incumbencia en Ia politica profesional)
en Unidos: esto obedecfa
al tipo de formacion en parte
de los a causa de la innegable iniportancia de aquel para la práctica.
Ia psicOlogos norteamericanos y, en par-
.1111 te, a existencia de baboratonos de experidonde
psicologla animal Yaunfue objeto de general admiración su vasto edificio teórico.
se desarro]jaba una • La objeción explcita del conductismo recafa sobre la falt 1ye-
porciOn aprecjabje del
quehacer en
psicologfa. Existia. por consi- ciones
guiente un considerable potencial para superar el ainfecundoa me- .
—psicQa aiftias.
todo
- -
.

introspectivo; esto fue lo que se manifestO el El


(I conductismo no es en realidad una teorla que sostenga de­
mo. Por Oltimo, en conductis- :“ terrnmados contenidos smo una postura en teorla de la ciencia
se trataba de deslindarse con ad de Ia
tensa y metodologfa de la investigii iIees èierto que, aeiTh
el campó de Ia psiquiatrfa que se lnsmuaba sobre todo en
(Freud, Jung y Ferenczj de las circunstancias descritas, sirviO de fundamento sobre todo
perrnanecjeron
1909 durante a trabajos de teoria del aprendizaje; en este sentido, Watsony
en un tiempo en Ia Clark
no hizo sino University, lo que otros se centraron en Ia edificación de
aumentar el
influjo del psicoanájjsjs). sobre Ia ase e re uerzos y ra aron de plicar toda la conduc:
- - _-_s___,

+
-

160
,J(j,(&çm
r
Cd\ (ciU-- v
ta humana como un conducta ad uirida. o obstante, estos abor­ minutos (todas las citas segdn Pongratz, 1973, pág. 296, quien
dajes sOlo fueron conceptualiza os en a forma de teorias del menciona además a P. Dubois y a W. Neutra como precursores
aprenthzaj& por Hull o Skinner (vdase infra). de Ia terapia de Ia conducta).

8.2.2 Neurosis eperimentales


8.2 Priineros abordajes de orientación práctica • Sobre la base tie los conocintientos teOnicos mencionados, las
neurosis producidas por via experimental —y su extinción— con­
8.2.1 Precursores stituyeron un importante programa de estudio para aproximarse
-
a una cornprensiOn de Ia genesis y la terapia de las neurosis. Co­
Las técnicas y los conocimientos de la posterior terapia de la . • mo sucediO con el reflejo conclicionado, el descubrimiento de Ia
conducta tuvieron precursores aun si estos no recurrieron a la neurosis experimental fue un resultado hE rFjI Pávk y
experimentaCiófl cienttfica exacta ni formularon de manera ex- sus colaboradores no haban revitö: nldsfüdió öbrè el
pilcita de•L­
aprendizaje tie Ia discrmunacion, los animales expenmentales
4eyes del aprendizaje’. Es que las destrezasyreglaSn apli-
cadas -bian distmguir entre un circulo y una elipse. con el cIrculo se
desde hace siglos, si no milenios, en Ia domesticaciOn
nñ3fiEása de
annnales —sobre todo caballos perros, halcones— les
correspondieñt­
dacomida, con Ia elisé, ho asi se &sthblecia el
ta­ èñC*o c (diZabid èffEFè circulo y secrecion de saliva J
que condicionamientos. Y ciertos métodos pedagogicos van 1
mbién elipse presentabaal comienzo la relaciOn de uno a dos entre sus
en est sentido. Pongratz (1973, pág. 296) menciona a 0.
Rosen (1851-1907), profesor de medicina interna en Bres- : aprox­
ejes pero, establecida Ia reacciOn ante el cfrculo, se la fue
au, como el fundador tie la técrdca tie la aversiOn. Empleaba con unando cada vez mas a un circulo cuando la relacion entre sus
buenos resultados en generaln un pince a4Tco o eléctrico’ en ejes llego a ser de ocho a nueve, sobrevinieron otros efectos: di­
--
.,

caso de trastornos de conducta, so esclarecimie­


re 0 0 cuan 0 Ufl -
iférenciaciones
yresuita­
aprendidas con anterioridad desaparecieron,
nto psicolOgico no parecla muy promisorio a causa de la falta roñ e 1dademás, otros reflejos condicionados. El
de inteligencia del enfermo o del mño en cuestiOn. Mencionaba 1r aLpiesentabaunaexc1taciorLotriz permanente,yauaba

:4astimeramente
parálisi­
movimientos convulsivos, tos nerviosa y vOrnitos, aerofagia y
s histéricas como perturbaciones para las cuales el tratamien­ animale­
Las variaciones —canales perceptivos diferentes, especies
to s distintas— introducidas en este experimento, que fue re­
era indicado.
Pongratz seflala que las explicaciones de Rosenbach se or­ producido por muchos otros investigadores, permitieron a Pa­

ientaban por entero segun la teona del aprendizaje losnisia- yby distinguir entre dos formas basicas de smtomas neuroticos
es-
blan $(para este experimento): agitaciOn intensa efi1rnal rechinaba
aprendidcLporcasuaiidad determinados movirnientos que
taban caldas­
dientes, ladraba, mordia— o bien apatfa —cola y orejas
—.
‘los
‘--

en Ia base de Ia erturbaciOn de asociado


la conducta;detf
y finahnen-
bd6s
a , inmovilidad—. Pavlov supuso que en aocurri­ corteza cerebral
por el ejercicio , aquellos se hablan
stinumentos
-
una y otra an dos procesos opuestos: uno excitatorio”, que conjCj.a
p ntecllieJ2 cp producir
estisT
La del electnco a reaccion, y uno ii iique itab El estmiuLo con
vez esasacoçs aphccion pmcel
nadä el animal reacciona­
a contrarrestar
— — esos sen defenderse deTa-
d dis-4ctiminad­
mientras que evidentemente estImulos parecidos, pero
—— —

la representaciOn de un dolor —.a-


grande. Para
óbjeciOn de que asi sOlo se consegula sustituir el sufrimiento on-I
w
os y ante los cuales el animal no debIa reaccionar, se
-

ginario por una neurosis ernocional’, Rosenbach sostenia que estol %gaban a un proceso inhibitorio. Si Ia se eanza era demasia
• grande,
era infundado y que aun los más tiernos, los que se espantan j
am­ se rompia el equilibrio normal; entonces prevalecfa
ante p amente el proceso inhibitorio o bien el excitatorio, o sea que
cualquier dolor que pueda series inferido a sus cniaturasi
no pueden menos que convencerse de la inocuidad de este méto-­ •
Ia neurosis ex erimentl. Y como
do, àr otra parte no todos los animales reaccionaban con neurosis
cuya eficacia no pueden poner en duda trascurridos pocos 1-
-
a 4
este experimento, Pavlov supuso que estos que se volvian neu4p
rdticos
titucjonajpresentaban, a diferencia de los otros, una bi]1dad corIs Esta misma objeción ética se aplica a una serie de estudios,
VI V

en su sistema nervioso. iréplica del de Watson, ilevados a cabo par otros autores (aunque
Na solo
en Rusia sino partjcularmente en •.Ias reacciones udeseadas de miedo no pudieran ser condic­
V
trabajO con neurosis los Estados Unidos L ionaV
expennenta]es en anin’ia]es, una vez co­ das). Pero es interesante también considerar estos experimentos
..

los los descubrimientos de Pavlov H. S. Liddeli .:1a luz dela sociologia del conocimiento: en la bibliografla se
en Ia Cornell University fundO en Welen citar errores de método para explicar aquellos fracasos
experimentos pavjovjanos una ‘Behavjor Farimhiler­donde se
on de ácticos. No obstante, en afios recientes los experimentos de
rros, ovejas, cabras Condjcjonamjento con pe-
y cerdos. De Inanera 4.Watson y la ideologia cientIfica construida sobre eRos han sido
creó pocos años después el aPavlovjan análoga, W. H. Gantt criticados
descubrimien­ coma tales. P.ej., Samelson (1980) señala que el
Hopkins University. Laboratory en Ia John
Estos dos centros de to
inumerabI­ de una reacción de angustia condicionada, que en
.

caron a Ia neurosis investigacion se dedi- :W


experimental, no en Oltimo térmjno con la es manuales se aduce como prueba de una teorIa de
esperaa de obtener Conclusiones importantes el 4ii adquisiciOn de la angustia, descansa en un experimnento Onico
V

para
psiquiatrjco
cluso un congreso en el ser humano. En Ia década trabajo
de 1930 sesionó in- hecho en un solo sujeto porque en verdad han fracasado todos
sobre neurosis experrnentales organj.zao por 1OS ensayos de reproducir este resultado.
des-cubrim­
Si en otro caso un
el National Research Council. iento obtenido en estas condiciones se considerarfa un ar­
Neurosis experjmentales (deliberadas) en seres tefacto al que no se atribuiria más significación, es evidente que
vez se produjeron, felizmente. Uno humanos rara êste armonizaba muy bien con Ia ideologla de los conductistas
se debiO a Watson de los experimentos clásicos
y se ilevO a cabo y sus partidarios. El hecho de que el propio Watson calificara
1919-1920 en hn bebé de Once durante el mvierno de ,
V

‘neses de norubre Albert. Antes experimento con Albert de dnconcluso e indicara que “no se
VSU

del experimento, segOn se nos informa (véase VpodIan extraer de él con clusiones fundadas (a... verified con-
V

habia manifestado miedo a ratas blancas infra) otros Albert nunca


,
clusions are not possiblei; citado segün Same)son, 1980, pág. 621),
u
V V

cambjo, el golpe de animnales. En?.

exis­
se paso par alto a sabiendas y asi se urdiO Ia leyenda de que
V

un
-

provocaba reaccjones martilio sobre una plancha de metal le


V

de angustja. Tras dos sesiones V corn­ unos hechos incuestionables para lo sucesivo. Samelson
to con Ia en quejun..
,VVVtfan

presentaciOn de la rata se produjo este ruido, quedó V Vpara el experimnento de Watson con la investigaciOn de gemelos
Condicionada Ia V1J V

reaccjón de miedo a la rata. Cinco dias después, ilevada a cabo por Cyril Burt: por el método de Ia investigaciOn
V
V V
una
liebre, un perro, un manguito de pie! y la mascara barbada
V

de gemelos, este habia demostrado que Ia inteligencia se here-


de un Papa Noel le desencadenaron
Watson reacciones de miedo. resul­
Vda), tesis festejada por muchos durante décadas coma un
llamó
V

((trasferencia,, a este fenOmeno de gene ralizaciOn V tado de Ia ciencia exacta, hasta que ültimamente se dernostrO
concepto que en verdad provenfa de Ia discusjón un V que esos resultados se obtuvieron falsificando los datos.
i:V

Junto con Ia que después fue Watson psicoanalitica.


serie de esposa, hizo toda una
experimentos sernejantes sobre todo con niños
que documentó en filmes. Pero no estä claro si negros, VV8..3 Primeras terapias basactas en Ia teorla del
se
experimentos en estos
obtuvieron ccéxitos comparables a los alcanVzados en -aprendizaje
el caso del pequeno Albert. V
V

4.
Aunque Watson Se proponja volver atrs las Entre los primneros en introducir el condicionamiento para tra­
rniedo
COndicjonadas en el reaccjones de
tar perturbaciones estuvo Bechterev. Entre 1913 y 1916 estudiO
al nub antes que esto pequeno Albert (sin embargo, se ilevaron
Ocurriera), V
en detaile fobiasy
aversivo­
comnxu1sinnes. Sobre la base de estfmul
son extremadamente experhneo de esta indole
Cuestjonables desde el de s recurrió al condicionarniento de reflejos nuëvos en el Vcas2
co. Se puede anotar en descargo punto vista éti- de perturbaciones his éricas. En 1915 publicó un ‘procedimiento
primeras
experiencja supervó de Watson que tras estas
proyectos importantes en los que se distractivo’ eij ex­á1i’ite, en un estado de distensiOn
eliminaron angustias que otros niñàs hablan adquirido de entade angustia, y con los ojos cerrados, se le sugerian los
diversa
manera (es decir, “naturalmnente)
V

contenidos
desencadenadores de angustia, lo que contribufa a disiparla.
V
Este procedirniento presenta sernejanza con Ia posterior técruca

164
165

de la desensibfflzación (véase infra); además, Bechterev co­ tante para justificar mi actividad como psicoanalista (Schorr,
mbinaba
estas técnicas con otros recursos terapéuticos, como baños 1984, pág. 84).
y duchas, tranquilizantes, etcetera. Con Watson y Hamilton, el conductismo perdiO sus dos cabe­
A comienzos de la década de 1920, Mary C. Jones, bajo Ia su­ zas orientadoras. La crisis mundial (de 1929) impuso restriccio­
pervisiOn de Watson, hizo müchos ensayos de disipar angustias nes a las Universidades é Institutos norteamericanos, que obte­
en nifios. Ya a raiz de su experimento con el pequeño Albert (yea­ nIan su principal financiaciOn de fuentes privadas; y los recumsos
se supra), atson habla esbozado varias posibifidades para la eli­ escasos se dedicaron a programas cimnicos de probada eficacia,
minación de la angustia, a saber: la de base psicoanalitica; también esto contribuyó a interrumpir Ia
temi 0, e re-cononamnöioipositos ba­ mvestigaciOn dilnica conductista.
(golosmas) o la construcción de conductas positivas hacia OI­
ijetopor la via e a
4’

, Ttrapias concretas. Los máseficaces


sereire­ resultaron 8.3 RaIces teóricas II: las teorlas norteamerjcanas
.3
“ ondicionamiento y la imitaciOn social para la cual Jones utfflzó del aprendizaje
comomodeloaotros experi­
niños en vez de hacer intervenir al
mentador en ese a el. Las teorfas norteamnericanas del aprendizaje de Ia década de
En la segunda mitad de la década de 1920, y en la de 1930, 1: 1930 hicieron reahnente de eslabOn intermedjo evolutivo entre
se mtentó reproducir, y también extender, aquellos resultados. teoL,­
los resultados —que acabamos de esbozar— de práctica y de
Sobresalieron en esto Mary Jones y su marido Harold; en el Insti­ , rIa alcanzados en las dos primeras décadas del siglo, por un lado,
tute of Child Welfare de Berkeley, irivestigaron, en niños de di- y los abordajes de terapia de Ia conducta que se elaborarfan en
versatortuga­
edad, reacciones de angustia ante serpientes, ranas, I la década de 1950, por el otro: fueron el punto cuhninante de
s. No obstante, los abordajes conductistas no hicieron pie en aquellas primeras elaboraciones y, al mismo tiempo, el punto de
el dominio de la clinica hasta la segunda mitad del siglo XX. Una referencia directo para Ia fundaciOn tedrica de las técnicas de
de las razones fue, tal vez, que la carrera universitaria de Wat­ • terapia de la conducta Tambien as_teorjas se desarrollaron
son se interrumpió a comienzos de la década de 1920 a causa casi
anim­
exclusivamente sobre la base de experimentos con
del escándalo armado en tomb de su divorcio y de un proyecto ales,y en sus foulaciones seprocuro satisfacer
de investigaciOn sobre sexualidad. Pero sin duda más importan­ losrequerimientos
ciiidad del conductismo
te fue el hecho de que el psicoanálisis ganara considerable terre- En cualquier manual de psicologla general se podrá leer una
no en esa misma década y en la siguiente. Como ya hernos dicho, exposicion detallada de las teorias del aprendizaje, aquihuntar­
nos
este ofrecla un plan de diagnóstico y tratamiento ampio y apli­ emos a una breve recapitulaciOn centrada en su valor para
cable en la dinica, lo que los propios conductistas reconoclan, 4 anteriores,
las terapias de la conducta. Remitimos también a las teorlas
a la vez que criticaban su modelo explicativo. También Gilbert que ya expusiinos, sobre todo el condicionamjento
Hamilton, protagonista del conductismo junto con Watson, aban­ clásico
de Pavlov y la ‘dey del efecto’ de Thornthke
donó la investigación poco después de realizar uno de sus ülti­
mos grandes estudios empfricos sobre sexualidad. (Segiin refiere
Schorr, 4o habla impresionado sobre todo [. .] la existencia de
. ‘18.8.1 Hull: esquema de estImulo-reaccjdn (teorla
un nexo discernible entre capacidad o mcapacidad orgásmica y t del cLutomatismo)
conducta neurótica cf. sobre esto Reich, en nuestro capitulo 5.)
El conductista Hamilton se instalO como terapeuta y administró La teorfa del aprenclizaje de Clark L. Hull (1884-1952) es Ia
a sus pacientes tratamiento psicoanalitico. Acerca de su relación
s* más significativa y abarcadora de las que hemos de mencionar.
con el psicoanálisis, escribió en 1931: c’En realidad lo considera­ No solo pro cura enlazar las ideas de Thorndike y de Pavlov sino
ba la mejor formulación explicativa que existia en la época, y ‘‘que presenta una estructuración deductiva, asf como esbozos de
se correspondia con los hechos de la experiencia clinica lo formalizacion. Por eso muchos conductistas eron en ella un pro-

,
greso aunque sus conceptos en modo alguno fueran puramente bién conducta respondient&,
obse­ elicited behavior), enlaq es
conductistas smo que, p.ej., en cdnceptos como (im)pu1siOn (una
rvable el estimulo desencadenante, y 2) conducta operante
If

de las nociones centrales) presentaba evidentes nexos (queridos (3übJthvior), una man­forma eãcciOn ue so r ne-de
por
a, Hull) con el psicoanãllsis (despues, dentro del abordaje
conductist­ era es ontánea y que e animal, por lo tanto, produèëdesde
él desarrolló incluso una teorfa especial de las
nes). pulsio­ jjkinner sostuvo que en gran parte la conç.iio esta iga a
Es verdad que el nücleo desu tesisfueque1aconthcta
construye buena iedida a es LU Os, y por eso se ocu. 6 en s e erimentos,casi exc
uswanr­
se en sobre enlaces de estimulo-reaccion
si : erit , dla segunda varied En la conducta opif por
bien es cierto que en cadenas muy complejas y dentro de je­ .3 l5Thñto, ñ iiderO las series de esth ii-reciOn de Hull sino

H
,
‘ rarquIas de reacción). Pero su intención fue mcluir además, en las coritmgencias entre cond ctasy Ia r condiciones sni
su abarcadora a — -

mbién es verdad teorIa, Inerios


plenaTa­ “psfquicos y cognitivos. El condicionamiento —— pera­
nte
‘ — (como
‘—
reacciOn-efecto)
rr —n
sobre­
pretenl que en armorila con el condiictlsmo
-‘‘a
vienifäfl1o determinada (re)acción, en determinada situaëióh,
dió alcanzar una comprension puramente fisiológica de todos
estos If
recibe p e To dcuado pro­
a IF ion’ asi aumenta la
‘*

conceptos y fenómerjos. se­


cfde
babthl que esta reaccion se produzca en una situacion
El elemento central del me—_r—_’—- , -—

ones
janfdseaque’iirreacci­ reforzada o Se convierte enna

fueizo: el estimulo adquiere
j determinado aqul el caräcter de una señal (cue; Pero aqui lo importante es la actividad
p ej, camino en e ab?it) que Junto con la üna ulsion determ por
(im)pu1sion (drive, p ej es res de

, hambre) pnsa e a reaccion 10 cual se ha reprochado a Skinner inconsecuencia con su propio
response; p.ej., correr por ese camino); ahora bien, lo esencial s ‘f postulado Eb isiEà cñducta observable no es, p ej e1ha
•5
• j

—algo semejante proponfa ya Thorndike— el logro de un estado bre, sino el cursoliev­


de una reacción de devoraciOn. Pero esto
L.Np1acentero gracias a un refuerzo (reward en este caso comi a
aria e conductismo ecpuro> al absurdo porque, Si se renuncia a
h para qüe se j51oduzcael eD enteestaconductay los estimulos conceptos como ((hambre)), etc., harla falta explicar por qué las
‘‘I
ft

pcorfei
mt eje­ asiaprendida (habit; en nuestro
jor erdihinorecompensador) ratas aprenderlan a apretar una tecla de la caja de Skinner sOlo
I depende de variables para desencadenar un movimiento de devoraciOn.
comola
.
mtensidad de Ia pu­ la
uniri 11I lsion

magnitud de la reduccion If La teorfa


cau­ de Skinner, sin embargo, impresionO a muchos a
. -—--•
de repeticiones, el tiempo, etc. ull obtiT sa de su economla explicativaysu viabi idad experi nental. Tn-
ye una expresion Ei1 o introduciendo magmtudes co­ bién resultó convincte su demostración de la plasmaciOn de
3 mo 1 hab onducta
mote’ (= 1/100 de la mtensidad máxhna de hábito), 1 la (shaping) o del aprendizaje de la aproxmiacion (ap
(= 1/100 de la intensidad maxima de la pulsion), y nexos
proximation): aqul no se lãëiiThdet­
reco
cuantitativos
entre estas magnitudes, p.ej., entre las dos mencionadas, erminado
logro de conducta (como lo es apretar una tecla en la caja
en la forma del ‘potencia1 de reacciOn. Como estas magnitudes de Skinner, para cuya producción espontánea y azarosa habia
solo tienen sentido en defiriitiva para animales de Ia misma edad, If qüe esperar al comienzo mucho tiempo) sino ya con uctp
• F de igual inteligencia, criados en las mismas condiciones, etc., ca­ ciales que se aproximabana la conducta final deseada (p•ej., mi­
recen de significacion präctica. Ca
4
4. n —
rar en duecciona lapaIatcfi, despues correr hacia alL, ulterior.
-- —

mente levantar Ia pata y, por fin, apretar). Deestmanerase


8.3.2 logio
Skinner: condicionamiento operante poner u e ueños pasos, de producción
La espontánea; este descubrimientb tiene im ortancia ara muchos
crItica de Burrhus F. Skinner (nacido en 1904) al abordaje planes e era ia e la con uc a. Se debe a Skinner la experi­
de Hull, a saber, que la tarea no puede consistir en unificar en rnentaciOn de reinforce­
diversosplanesefuerzo (schedules of
una suprateorian el mayor nüinero de abordajes, lo condujo a
ment) (p.ej., toda reacciOn, toda reacciOn x-ésima, todos los yé­
condicionamiento
una teoria conductista extrema del aprendizaje: el
simosintervalos de tiempo, etc.). Ademas, entre los denomina­
ccoperant& (o dos teOricos del aprencLizaje, Skinner es el (inico que después co­
te distingo en elcondicionamjento:
1 conducta respuesta (tam- laborO en la fundación de la terapia de la conducta.
4:
168
33 169

I.
8.3.3 Guthrie: teorIa cle. Ia contiguidad les de teorfa del aprendizaje, estasratas estaban c’saciadas a
j1
la salida del laberinto y
l. no habla comida, o sea que faltaban_la pu­
El abordaje de Edwin R. Guthrie (1886-1959) es en extremo siOn de hambre también el refti?rpara el aprendizaje.
Ahora
pragmático Si se lo compara con los expuestos antes: princip­
El bien, estas ratas, despues, en e y en las
lo de la asociación o del condicionarniento no constituye una condiciones
usuales (hambnentas refueio
y con de
explicación de tramo alguno de conducta, por pequeño que sea. dieron el é comida), apren
4. qué no cohO âfèI]ibejthito.
,

Tcorrectoiichornasrapidamente
(Nótese que Robert S.que otras ratas
Wdwórth,
No es sino un recurso auxiliar en apoyo de la explicación. Un
recurso ai.ixiliar no puede ser verdadero ni falso: es conveniente : con posterioridad, ba a-d en los puntos de vista de Tolman,
concibió
o infecundon (Guthrie, 1935). En armonia con esta apreciación, Tolman una pulsión de investigacion.) En otro experimento,
postulO de manera rnucho más vaga cpautas de estftnulo que se demostró que ratas que “conoclam el laberinto elegian siem­
encuentran activas en el momento de una reacción, y que tien- j pre el mejor desip cuando Se &erraban determinadoas
den, cuando se repiten, a desencadenar1a (Guthrie, 1938; las dos Segün Tolman (1930, 1932), estos resultados sOlo se explican
citas segün Schorr, 1984, pág. 94 y sig.). diciendo que la
j: map) adqlurierQn..un m copiitio (cognitive
En una reproducción del ya citado experimento de Thorndi-
.
les sirve
conveni­
que para orientarse y paraapreciar Ia
ke, Guthrie (por medio de cámaras fotográficas automáticas) mos­ enciade una acción. LlamO
-
sin recompensa De acuerdo
- - uaprndfajestó,1atente a este aprend1ie
tró que los animales experimentales repiten justamente aquellas con
--.

semcluyen en su teoria
modalidades de movimiento que les procuraron éxito la primera .‘ éñ 6mo expectativa (expectation y proposito urpose;
- -

vez, cuando por casualidad descubrieron el mecanismo de aper- 4. Iu’iUeJ


adema­ s,signos
- . -

er que denotan
enti ftitjio yTa iccion dla
g Yr”fiiTglismo
tura. Es aprendida, entonces, Ia ültima reacción”, la decisiva, SinulusReactio­
(S-R =
la que pone término a la situación de estImulo. n), Tolman toma en l enlace entre el signo y lo
Los refuerzos no desempenan papel alguno en la teoria de signthcados = Sign-Significate) En una remterbf&tacion dl
,:
Guthrie. Más bien lo importante es la proximidad espacio-temporal f condicionamiento pavioviano, el El, la came, pasa a ser lo desig­
entre la pauta de estfmulo (que en ültimo término abarca Ia Si­ nado, a lo cual se refiere el EC, Ia campana, como signo; entre
tuación experimental como un todo, iricluido el estado del ani- uno y otro se establece una expectativa signant&, de manera
mal experimental) y la accidn lograda (que es también compleja): que el animal, al son de Ia campana, reacciona con la RC, la
Se4i4­
este es el principio de contiguidad de Guthrie. La conexión en­ . creción de saliva, como respuesta anticipada a lo designado.
tre (pauta de) estunulo y (pauta de) reaccion seoduceentoic Es evidente que el abordaje cle Tolman ofrece principios
esenciales
ès un Ia ley deab ñâ& niduahnente, como lo terapi­
para las posteriores concepciones cognitivistas de Ia
posuaa U. a de la conducta. Pero nótese que esta teoria está muy alejada
:del nücleo del ideal cientifico conductista de un Watson o de un
Skthner,
y al mismo tiempo presenta una asombrosa semejanza
8.3.4 Tolman: aprendizäje latente con
ye.j Pavlov, a quien Watson y Skinner habian invocado con
hemencia;
a saber: La actividad básica y, a la vez, más general
Edward C. Tolman (1886-1959) se alejó mucho más todavIa de los hemisferios cerebrales es una actividad de producciOn de
que Guthrie de los principios conductistas básicos, aunque él mis­ seflales; ella
sigkllfficad­ dispone de una.enomme cantidad de seflales con
mo se declaraba totalinente conductista (es ciertc que mäs bien,’ os de seflal siempre cambiantes (Pavlov, citado segdn
para deshndarse de Ia introspeccidn o del psicoanálisis, mientras Bykow, 1966, pág. 721).
que, p.ej., Schonpflug y Schonpflug, en su manual de psicologla Mientras que Pavlov se centraba en el nexo EC-El, Watson,
de 1983, incluyen a Tolnian, de manera consecuente con la ter­ iHull
Thorndilc­
y Guthrie, en Ia buena tradiciOri del efecto (RC) de
minologla actual, entre los ccognitivistas). Por medio de notaU-. e,
concebid­
prestaron atenciOn más bien a EC-RC (donde el EC era
bles experhnentos pudo demostrar que los esquemas de estImulo4 o de maneras muy variadas, desde el estImulo dnico hasta
reacción eran insuficientes. Dejó que unas ratas recorrieran un con-
Ia situación global); Skinner se circunscribió a la RC (y a las
laberinto.
vo­ A diferencia de lo que ocurfë iôTëiij5€fluiTêiThs usua-. liciones secuenciales), rnientras que Tolinan, con EC-RC(I)-EJ,
vióatraer al primer piano la conexiOn establecida por el or anis 9. Abordajes de terapia de la conducta
mo entre iiiis Etfm os que ahora, emper&,osefan sentido y
silica -
fundados en la teorfa del aprendizaje
-

se comprende
aprendizaj­que los principios de la teoila del
e y los primeros conocimientos de terapia de La conducta con­
fluyeran después de ia Segunda Guerra Mundial en abordajes
práctico-terapéuticos: las experiencias en el campo de batalla ha­
bian sido tan terribles que el regreso de los soldados generO un
potencial de pacientes que era preciso atender, necesitados co­
mo estaban de urgente ayuda psIquica. El mandato de Ia hora, Los abordajes de La moderna terapia de La conducta de las dé­
prescindiendo de que no se habrIa contado, si flo, con suficien­ cadas de 1940 y 1950 se originaron en las preexistenteS teorfas
tes terapeutas, fue elaborar terapias breves que complemen­ del aprendizaje. Joseph Wolpe (nacido en 1915) y su grupo suda­
taran a los prolongados tratamientos del psicoanálisis. Para ello fricano, asI como el Ilamado cGrupo Maudsley, de Ingiaterra, que
resultaron muy apropiadas las concepciones de La terapia de la orienta Hans-Jirgen Eysenck (nacido en 1916), pusieron el acerito
conducta (aunque es preciso seflalar que también dentro del en la elimirLacidn de angustias y neurosis por medio de técnicas
Bu­
movimiento psicoanalItico, por consideraciones de urgencia, se que se situaban en la tradiciOn del condicionamiento clásico.
ensayaron modificaciones de la técnica en Ia perspectiva de con- rrhusF. Skinner (nacido en 1904) y sus discipulos, en cambio,
tar con terapias breves, p.ej., los trabajos de Franz Alexander, como es de suponer, abordajes basados en la teoria del
prefirieron,
Thomas French o Alexander Herzberg). AsI, después de Ia Se­ aprendizaje operante, propuesta por el propio Skinner; privile­
gunda Guerra Mundial se pusieron en marcha programas tera­ giaron entonces la construcción de habilidades y de modalidades
péuticos que después, en la década de 1950, conducirfan al fib­ deseadas de conducta. Estas dos corrientes tenian fuertes lazos
recimiento de Ia terapia de la conducta. con el conductismo. Las crfticas que se les hicieron en el sentido
de que omitian los procesos intencionales y otros aspectos co­
gnitivos,
condujeron a que en las décadas de 1960 y de 1970 se
elaboraran
cognitiva;abordajes de terapia de la conducta de orientaciOn
a estos los exponemos en el capftulo 10.

9.1 Desensibilización y dornin.io de la angustia

9.1.1 El contracondicionamiefltO

La desensibilizacidn es una de las corrientes de terapia de la

I
conducta más antiguas y difundidas. Su prthcipio es el contra­
condicionamiento, segün fue aplicado ya por Mary C. Jones con
la supervisiOn de Watson (cf. el capItulo 8, 2.3): el nexo entre
Ia angustia y el estuinulo desencadenaflte (que Ilegado el caso pue­
de ser una situaciOm entera) se interpreta como una conexiOn
condicionada, tal como ocurriO, p.ej., con Ia angustia del peque­
no Albert a clas cosas peludasn en el uexperiinento de Watson.
El propOsito es, en un nuevo experimento’ de condicionamien173

172

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