Napoleon I Bonaparte
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Napoleón Bonaparte
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Información personal
Tratamiento Su Majestad Imperial
Familia
Dinastía Bonaparte
Hijos Napoleón II
Información profesional
Lealtad Francia
Índice
1Primeros años
2Campañas iniciales
3Campaña de Italia de 1796-1797
4Expedición a Egipto
5La Francia napoleónica
o 5.1Periodo revolucionario
5.1.1Golpe de Estado del 18 de brumario
o 5.2Consulado
5.2.1Interludio de paz
o 5.3Imperio
5.3.1Fundación del Imperio
5.3.2Guerras de conquista
5.3.2.1Guerra contra Reino Unido
5.3.2.2Expansión hacia el este
5.3.2.3Ocupación de España
5.3.2.4Europa Central
6Implicaciones fuera de Francia
o 6.1La Europa napoleónica
o 6.2Intervención en América
7Ocaso y caída de Napoleón
o 7.1Tierra arrasada
o 7.2Los Cien Días
o 7.3Exilio y muerte
8Distinciones honoríficas
9Valoración crítica
10Cine y televisión
11Ancestros
12Véase también
o 12.1Familia
o 12.2Otros
13Referencias
14Bibliografía
15Enlaces externos
Primeros años
Carlo Buonaparte y Letizia Ramolino, padres de Napoleón. Carlo fue un partidario del líder
independentista corso Pasquale Paoli.6
Nacido Napoleone di Buonaparte (Nabolione o Nabulione en corso), solo un año
después de que Francia comprara la isla de Córcega a la República de Génova.
Napoleone, años después, cambió su nombre por el afrancesado Napoléon
Bonaparte. El registro más antiguo de este nombre aparece en un informe oficial
fechado el 28 de marzo de 1796.
Su familia formaba parte de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte,
abogado, fue nombrado en 1778 representante de Córcega en la corte de Luis
XVI, lugar donde permaneció durante años, por lo que fue su madre, María Letizia
Ramolino, la figura fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que
sus ocho hijos se bañaran a diario, cuando lo común era una vez al mes.
Napoleón, huraño y taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le
gustaba estar solo para meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a
quienes acusaba de ser los opresores de los corsos. No era buen estudiante y
solo le preocupaban las matemáticas, en las que progresaba. Se dedicó a la
lectura de obras clásicas, como la Historia universal de Polibio, las Vidas
paralelas de Plutarco o la Expedición de Alejandro de Arriano de Nicomedia, que
tuvieron una profunda influencia en su espíritu.
Su padre consiguió que Napoleón y su hermano José se trasladaran a
la Francia continental, para estudiar en la escuela militar francesa de Brienne-le-
Château a la edad de 10 años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma
que habló con un marcado acento italiano por el resto de su vida. Obtuvo notas
destacadas en Matemáticas y Geografía, y consiguió las necesarias para aprobar
las demás materias. Tras su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale
Militaire de París. Aunque había buscado en un principio una formación naval,
terminó estudiando artillería en la École Militaire. Después de su graduación en
septiembre de 1785, fue comisionado como teniente segundo de artillería. Tomó
sus nuevas obligaciones en enero de 1786, a los 16 años.
Napoleón sirvió en la guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de
la Revolución francesa (aunque se tomó casi dos años de licencia en Córcega y
París durante este lapso). Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se
encontraba en Córcega. Apoyó la facción jacobina y obtuvo el rango de
comandante segundo de la Guardia Nacional de Voluntarios de la isla. Después
de entrar en conflicto con el líder nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de
Napoleón), Bonaparte y su familia fueron obligados a huir a Francia, donde
llegaron en junio de 1793.
Campañas iniciales
Artículo principal: Guerras revolucionarias francesas
En marzo de 1798 Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar
Egipto, en aquel entonces una provincia otomana, con el objetivo de proteger los
intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India.
El Directorio, aunque preocupado por el alcance y el coste de la expedición,
aprobó la empresa dado que significaba sacar a Bonaparte del centro del poder.
El aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de
científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la devoción de Bonaparte por los
principios e ideas entonces en boga de la Ilustración. Otros, sin embargo, lo vieron
como una maniobra propagandística que solo buscaba ocultar las intenciones
imperialistas de Napoleón. Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se
presentaba como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y
alabando los preceptos del islam. Esta maniobra no fue exitosa dado que el
pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.
De camino a Egipto, la expedición conquistó a traición Malta el 9 de junio,
expulsando a la Orden Hospitalaria. Desembarcó en Alejandría el 1 de julio de
1798, eludiendo de momento a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron
la decisiva batalla de las Pirámides (con 25 000 hombres enfrentados a 100 000
del enemigo), toda la flota francesa (a excepción de dos naves) fue destruida por
el almirante Nelson en la batalla del Nilo. Con su ejército atrapado en Egipto, el
objetivo de Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio
frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes
diversas revueltas populares. Ordenó que en Egipto la servidumbre y el
feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos
garantizados. Bonaparte fue llamado por los egipcios Sultán Kebir. La situación
propició el desarrollo de importantes estudios sobre el antiguo Egipto, entre los
que se destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta.
Bonaparte ante la esfinge, pintura de Jean-Léon Gérôme, c. 1868.
La Francia napoleónica
Napoleón abucheado en el Consejo de los Quinientos, con motivo del golpe de Estado del 18 de
brumario, pintura de Bouchot.
Periodo revolucionario
Golpe de Estado del 18 de brumario
Artículo principal: 18 de brumario
En el año X (1802), otra constitución dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio
a su consulado y sirvió como preámbulo para su autoproclamación como monarca
del Primer imperio francés. Apoyado por buena parte de la aristocracia, en una
ceremonia realizada en la catedral Notre Dame de París, y ante la presencia del
papa Pío VII, Napoleón se coronó a sí mismo, lo cual dio origen a la creencia
popular de que ese acto fue una demostración de negación a la autoridad
pontificia, lo cual no es cierto. La ceremonia estaba acordada con el papa en
forma anticipada, aunque se avisó al papa del acto de la autocoronación según se
acercaba a la ceremonia.
Napoleón reorganizó la administración del estado y el sistema judicial, tipificó la
legislación civil francesa con el Código napoleónico y con otros seis códigos que
garantizaban los derechos y libertades conquistados durante el período
revolucionario, así como la igualdad ante la ley y la libertad de culto. También
sometió las escuelas a un control centralizado.
El famoso y temperamental compositor alemán Ludwig van Beethoven estaba
entre las personalidades de aquel tiempo que admiraban a Napoleón por lo que
simbolizaba políticamente: los ideales democráticos y republicanos de
la Revolución francesa. Al parecer por una sugerencia del embajador francés
en Viena, Jean-Baptiste Bernadotte, comenzó a componer su Tercera sinfonía,
que titularía Eroica ('Heroica', en italiano). Sin embargo, con la autocoronación de
Napoleón, Beethoven se decepcionó y le retiró la dedicatoria colocando como
subtítulo: Sinfonia eroica, composta per festeggiare il sovvenire d'un
grand'uomo (Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran
hombre).
Imperio
Napoleón en su trono imperial, por Jean Auguste Dominique Ingres, 1806.
Los nexos de familia que tenían Austria y España con la derrocada dinastía de
Borbón.
El temor (no muy fundamentado) que les inspiraba la figura del General Bonaparte,
capaz de destruir grandes ejércitos en días.
Los generosos sobornos económicos que ofrecía Gran Bretaña a Europa a cambio de
que aportaran sus soldados para la cruzada antinapoleónica.
La rivalidad comercial-militar entre los británicos y franceses.
Contra la voluntad de todo el continente, la Gran Bretaña reanudó la guerra naval
con Francia en abril de 1803. Hasta 1805 Napoleón solo tuvo que batallar contra
los británicos. En este año, Rusia, Suecia, Austria y Nápoles se unieron a Gran
Bretaña en la antifrancesa Tercera Coalición.
Para atacar a Gran Bretaña, el problema era el mismo de 1798: para cruzar
el canal de la Mancha, los franceses tenían que tomar el control del mar.
Por otra parte, Austria rompió el pacto con Francia y Napoleón se vio obligado a
comandar sus fuerzas en los frentes del Danubio y Alemania. En la batalla de
Aspern-Essling (21 y 22 de mayo de 1809), cerca de Viena, Napoleón estuvo a
punto de perder su ejército, sin que el enemigo tampoco lograra un triunfo. Tras
una tregua de casi dos meses, nuevamente se enfrentaron ambos ejércitos, pero
esta vez el ejército francés derrotó al austríaco en la batalla de Wagram, el 6 de
julio de 1809.
Tras este triunfo, Francia convirtió los territorios conquistados en las provincias
ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-
Herzegovina, Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados pontificios. Tras
aliarse nuevamente con Austria, Napoleón contrajo matrimonio con María Luisa de
Habsburgo-Lorena, hija del monarca austríaco, Francisco I de Austria,
perteneciente a la casa de Habsburgo, una vez repudiada Josefina al no poder
darle un heredero. Con este enlace vinculaba su dinastía a la más antigua de la
casas reales de Europa, con la esperanza de que su hijo, nacido en 1811 y al que
otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado
por las monarquías reinantes.
El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación
de Bremen, Lübeck y otros territorios del norte de Alemania, así como con el reino
de Países Bajos, después de obligar a abdicar a su hermano, que había adoptado
el título de Luis I Bonaparte.
La tierra arrasada fue la técnica militar que usaron los rusos contra los franceses,
la cual consistía en retroceder y no pelear de frente con los soldados de la Grande
Armée y arrasar las tierras abandonadas a los franceses para que estos no
pudieran abastecerse del terreno invadido. Pero el zar, muy molesto con el hecho
de que los franceses siguieran avanzando por tierra rusa, destituyó a Mijaíl
Barclay de Tolly y lo reemplazó por el general Smoronski; así al enfrentarse a los
franceses el 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras victorias, los franceses
siguieron su avance. Los rusos evitaron batallar en repetidas ocasiones contra
la Grande Armée, aunque en algunos casos solo porque Napoleón dudó en atacar
cuando la oportunidad se le presentó.
Otra batalla de la campaña a Rusia fue la batalla de Borodinó, que significó un
gran triunfo para los franceses y es conocida como la batalla del río Moscova.
Los rusos se replegaron y Napoleón entró a Moscú asumiendo que Alejandro I
negociaría una paz. Sin embargo, las órdenes del gobernador del ejército y
comandante en jefe, Fiódor Rostopchín, era la de incendiar la ciudad. Tras un
mes, temeroso de perder el control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.
Gráfica que muestra las pérdidas humanas del ejército, sus movimientos y la temperatura durante la
campaña rusa de 1812, en color claro el viaje de ida, en negro la vuelta. Litografía, 62 x 30 cm, 1869.
Los franceses sufrieron su retirada de Rusia, al punto que de los 650 000 hombres
que la invadieron, solo 40 000 cruzaron el río Berézina en noviembre de 1812. Se
estima que murieron 570 000 soldados del ejército francés y 400 000 del ejército
ruso, a lo cual hay que sumar cientos de miles de bajas en la población civil.
Existió calma en el invierno de 1812-1813, mientras rusos y franceses intentaban
recuperarse de sus masivas pérdidas. Un pequeño ejército ruso atormentó a los
franceses en Polonia, y 30 000 tropas francesas debieron retirarse hacia los
estados alemanes para reunirse con las fuerzas estacionadas allí, llegando a los
130 000 hombres, con los refuerzos de Polonia, cifra que crecería cuando
Napoleón se presentase.
Tras este fracaso, Prusia se unió a la coalición, la cual ahora incluía a Rusia,
el Reino Unido, España y Portugal. No obstante, Napoleón reasumió el orden
en Alemania, e infligió una serie de derrotas a los Aliados, que culminan en
la batalla de Dresde el 26 de agosto de 1813, donde las tropas aliadas sufrieron
bajas de más de cien mil soldados.
Si bien parecía que Napoleón iba a resurgir, se unieron a la
Coalición Austria y Suecia, y en la batalla de las Naciones en Leipzig, el 16 de
octubre los franceses fueron derrotados en un enfrentamiento en el que los aliados
contaban con el doble de tropas que Napoleón. Después de esta batalla donde
murieron más de 120 000 soldados de ambos lados, Napoleón se replegó a
Francia, pero su ejército, de apenas 100 000 hombres, ya no era capaz de resistir
la embestida de la Coalición, que contaba con más de medio millón de soldados.
Los Cien Días
Bonaparte murió el 5 de mayo de 1821 a las 17:49. Sus últimas palabras fueron:
«France, l'armée, Joséphine» («Francia, el ejército, Josefina») o, según la versión
de las memorias de Santa Elena «...tête...armée...Mon Dieu !». Tenía 51 años.
Había dispuesto en su testamento el deseo de ser enterrado a las orillas del Sena,
pero se le dio sepultura en Santa Elena. En 1840, a instancias del gobierno
de Luis Felipe I, sus restos fueron repatriados. Trasladados en la fragata Belle-
Poule, se depositaron en Les Invalides (París). La llegada de los restos de
Napoleón fue muy esperada en Francia. Durante su funeral sonó el Réquiem de
Mozart. Millones de personas han visitado su tumba.
Distinciones honoríficas
Nacionales
Valoración crítica
Tumba de Napoleón Bonaparte bajo la cúpula del Palacio nacional de los Inválidos, en París.
Cine y televisión
Artículo principal: Anexo:Napoleón en el cine y televisión