Aporte de Oxígeno A Los Tejidos
Aporte de Oxígeno A Los Tejidos
Aporte de Oxígeno A Los Tejidos
La hemoglobina reducida tiene un color oscuro. En los tejidos aparece una coloración oscura,
azulada, llamada cianosis, cuando la concentración de hemoglobina reducida en la sangre de los
capilares es de más de 5 g/dL. La cianosis es más visible en la base de las uñas, en las membranas
mucosas y en los lóbulos de las orejas, los labios y los dedos, donde la piel es delgada y está llena
de capilares. Aunque la observación visible es indicativa de cianosis, no es completamente de fiar.
Pueden proporcionar diagnósticos más confiables pruebas adicionales de tensión y de saturación
del oxígeno arterial, y conteos de sangre y de hemoglobina.
La afinidad de la hemoglobina fetal (hemoglobina F) con O2, que es mayor que la afinidad de la
hemoglobina de los adultos (hemoglobina A) con O2, facilita el desplazamiento de O2 de la madre al
feto. La causa de esta mayor afinidad es la escasa unión de 2,3-DPG con las cadenas polipeptídicas
γ que reemplazan a las cadenas β en la hemoglobina fetal. Algunas hemoglobinas anómalas de los
adultos tienen valores bajos de P50 y la elevada afinidad resultante de la hemoglobina con el
O2 causa una hipoxia tisular que es suficiente para estimular el aumento de la formación de
eritrocitos; esto trae como consecuencia la policitemia.
El H2CO3 se disocia a H+ y HCO3−, y H+ es amortiguado, principalmente por la hemoglobina, mientras
que HCO3− ingresa en el plasma. Algo del CO2 en los eritrocitos reacciona con los grupos amino de
la hemoglobina y con otras proteínas y esto da lugar a compuestos carbamino.
En condiciones normales, el metabolismo celular constituye la mayor fuente de los ácidos que se
encuentran en la sangre. Gran parte del CO2 formado por el metabolismo en los tejidos se hidrata
a H2CO3, esto es lo que da como resultado la gran carga total de H+ observada arriba (> 12500
mEq/día). Sin embargo, si la mayor parte del CO2 se excreta en los pulmones, las restantes
pequeñas cantidades del H+ se excretan por los riñones.
AMORTIGUACIÓN EN LA SANGRE
Los cambios ácido-base de la sangre son, en parte, controlados por los tres principales
amortiguadores sanguíneos: 1) las proteínas, 2) la hemoglobina y 3) el sistema ácido carbónico-
bicarbonato. Las proteínas plasmáticas son amortiguadoras eficaces porque se disocian sus grupos
carboxilo libres y sus grupos amino libres
El pH plasmático arterial normal es de 7.40, mientras que el del plasma venoso es ligeramente más
bajo. Técnicamente se presenta una disminución en el pH por debajo de la
norma (acidosis) siempre que el pH arterial esté por debajo de 7.40, y un aumento en el
pH (alcalosis), cada vez que el pH esté por encima de 7.40. En la práctica, variaciones en el pH de
hasta 0.05 ocurren sin efectos adversos. Los trastornos ácido-base se dividen en cuatro categorías:
acidosis respiratoria, alcalosis respiratoria, acidosis metabólica y alcalosis metabólica. Estos
trastornos, además, pueden presentarse combinados
Para lograr una compensación completa de la acidosis o la alcalosis respiratorias o de la acidosis o
la alcalosis metabólicas, se activan los mecanismos renales compensatorios. El riñón responde a la
acidosis mediante la secreción activa de ácidos fijos y la retención simultánea del HCO3− filtrado. En
contraste, el riñón responde a la alcalosis con una disminución de la secreción de H+ y con un
descenso de la retención de HCO3− filtrado.
En el riñón, las células del túbulo renal poseen anhidrasa carbónica activa y, por tanto, pueden
producir H+ y HCO3− a partir de CO2. En respuesta a la acidosis, estas células secretan H+ en el
líquido tubular a cambio de Na+, mientras que HCO3− se reabsorbe de forma activa en el capilar
peritubular; para cada H+ secretado, se agregan a la sangre un catión de Na+ y un anión de HCO3−
La hipoxia es una deficiencia de O2 en los tejidos, que tiene graves consecuencias en las células, los
tejidos y los órganos: puede alterar los factores de transcripción celular y, por tanto, la expresión
de proteínas; puede modificar rápidamente la función cerebral y producir síntomas similares a los
del alcohol (p. ej., mareos, alteración de las funciones mentales, somnolencia, dolor de cabeza); y
puede afectar la ventilación. La hipoxia a largo plazo conduce a la muerte de las células y los
tejidos.
La enfermedad por una gran altitud no solo consiste en el mal de montaña, sino que también
existen dos síndromes graves que lo complican: el edema cerebral por gran altitud y el edema
pulmonar por gran altitud. En el primero, la fuga capilar del mal de montaña progresa a un edema
cerebral evidente con ataxia, desorientación y, en algunos casos, coma y muerte por hernia
cerebral a través de la tienda del cerebelo. El edema pulmonar de gran altitud es un edema
pulmonar “en parche” que es acompañado por la hipertensión pulmonar marcada que aparece a
grandes altitudes. Se argumenta que ocurre porque no todas las arterias pulmonares tienen
músculo liso suficiente para contraerse en respuesta a la hipoxia, y porque en los capilares
alimentados por esas arterias el incremento general de la presión arterial pulmonar induce una
elevación de la presión capilar que rompe las paredes de los capilares (fallo por estrés).
CORTOCIRCUITO ARTERIOVENOSO
DESEQUILIBRIO VENTILACIÓN-PERFUSIÓN
HIPERCAPNIA
HIPOCAPNIA
Los efectos más duraderos de la hipocapnia se observan en los pacientes neuróticos, porque
experimentan una hiperventilación crónica. El flujo sanguíneo cerebral puede reducirse 30% o
más, debido al efecto constrictor directo de la hipocapnia en los vasos cerebrales. La isquemia
cerebral causa lipotimia, mareos y parestesias. La hipocapnia, además, aumenta el gasto cardiaco.
Tiene un efecto constrictor directo en muchos vasos periféricos, pero deprime el centro
vasomotor, por lo cual la presión sanguínea casi siempre permanece sin cambios o solo se eleva de
manera ligera.
Regulación de la respiración
La respiración espontánea es producida por la descarga rítmica de las neuronas motoras que
inervan los músculos respiratorios. Esta descarga depende completamente de los impulsos
nerviosos del cerebro. La respiración se detiene si la médula espinal es seccionada
transversalmente por encima del origen de los nervios frénicos. Las descargas rítmicas desde el
cerebro que producen la respiración espontánea están reguladas por las alteraciones de PO2 y
PCO2 arteriales y la concentración de H+.
SISTEMAS DE CONTROL
Las neuronas motoras de los músculos espiratorios están inhibidas cuando las que inervan los
músculos inspiratorios están activas, y viceversa. Aunque los reflejos espinales contribuyen a
esta inervación recíproca, esta inervación se debe, principalmente, a la actividad en las vías
descendentes.
SISTEMAS MEDULARES
El estiramiento de los pulmones durante la inspiración inicia los impulsos en las fibras vagales
pulmonares aferentes. Estos impulsos inhiben la descarga inspiratoria. Por eso aumenta la
profundidad de la inspiración después de la vago y se desarrolla apneusis si se cortan los vagos
después de que se daña el centro neumotáxico.
Existe un cuerpo carotídeo a cada lado, cerca de la bifurcación carotídea y, por lo general, hay dos
o más cuerpos aórticos cerca del arco de la aorta . Cada carótida y cada cuerpo
aórtico (glomus) contiene islas de dos tipos de células, células de tipo I y células de tipo II,
rodeadas de capilares sinusoidales fenestrados. Las células de tipo I, o células del glomus, están
estrechamente asociadas con las terminaciones en forma de taza de los nervios aferentes. Las
células del glomus se asemejan a las células cromafines suprarrenales y tienen densos gránulos
centrales que contienen catecolaminas que son liberadas tras una exposición a hipoxia o a cianuro.
Estas células son estimuladas por la hipoxia (potencialmente, por la hipoxia inducida por la
inhibición de los canales de K+ sensibles a O2) y que el transmisor principal es la dopamina, que
tiene la capacidad de excitar las terminaciones nerviosas a través de los receptores D2. Las células
de tipo II son similares a la glía, y cada una de ellas rodea de cuatro a seis células de tipo I