Accion Penal Ejercida Por Particulares
Accion Penal Ejercida Por Particulares
Accion Penal Ejercida Por Particulares
I. Antecedentes
213
Fuera de esos pocos casos importantes, no se requería que aquél que quería
ejercer la acusación demostrara haber sido personalmente lesionado por el
delito; antes bien, la facultad de acusar se consideraba como una función a
todo el mundo. Lo cual no quiere decir en modo alguno, que se reconociera
un derecho general de acusación ... con lo que el círculo de personas que po-
dían acusar quedaba notablemente aumentado, sobre todo por la circunstan-
cia de que en los delitos cometidos contra la comunidad no era posible limitar
el derecho de interponer la acusación, ... (Mommsen, 1976: 242-243).
Pero, con más arraigo incluso, las formas de solución compositiva privada,
alternativa al proceso, no se muestran prontas a decaer. Por su indiscutible
funcionalidad y ventaja para las partes —los infractores se libran del rigor
sancionador oficial, en tanto las víctimas se ven resarcidas— estas prácticas
subsisten, petrificadas, como recursos paralelos a los propios del nuevo orden
jurídico, y su existencia se prolongará hasta bien avanzada la Edad Moderna
(Mommsen, 1976: 53).
ción del daño habrá, por una parte, de ser exigida por el Ministerio Público,
y por otra, que la condena a la reparación del daño pasa a formar parte de la
pena pública imponible por el delito (Pérez, 1975, p. 27).
II. Denominaciones
III. Concepto
Otro criterio (Claria, 1998: 353) que ilustra el tema de la acción penal
establece los caracteres que a continuación se anotan:
1. Junto con la instancia acusatoria, el querellante puede demandar ci-
vilmente haciendo valer la pretensión reparatoria del daño ocasiona-
do por el delito.
2. Se trata de un juicio con marcado carácter dispositivo que se acerca
mucho al régimen del proceso civil común.
3. Este carácter dispositivo (acusatorio substancial) se manifiesta ante el
criterio de oportunidad que determina el inicio del juicio, por cuanto
es dejado a la voluntad discrecional del titular de la acción, y ante la
posibilidad de renuncia a la pretensión de condena hecha valer por
el querellante, o de extinción de la pena por el perdón del ofendido
triunfante.
4. ...se prevén los efectos extintivos de la retractación.
Debemos considerar que actualmente en el artículo 21 de la Constitución
se contiene un sistema mixto del ejercicio de la acción penal, la que ejerce el
poder estatal y la que ejercen los particulares, en el entendido que subsiste
el predominio de la primera, aunque el hecho que se le conceda ese dere-
cho a los particulares no desvirtúa la naturaleza de la acción en su carácter
procedimental puesto que “...la acción procesal es siempre pública dado
que su finalidad es precisamente, en cualquier caso (pública o privada) pro-
vocar el ejercicio de la jurisdicción, que es una actividad de esta naturaleza”
(Pina, 1983: 32). Esto nos lleva a manifestar que el carácter de la acción
penal realizada por particulares no debería calificarse como acción privada,
peculiaridad que se le atribuye, por algunas leyes, a la doctrina nacional y
extranjera.
V. Legitimidad activa
La doctrina establece que esta acción penal procede ejercerla por los parti-
culares en los delitos perseguibles por medio de la querella; en otro supuesto,
se establece que cuando no exista interés público gravemente lesionado, o en
delitos patrimoniales cometidos sin violencia; en otro criterio, se contempla
su procedencia en algunos delitos de acción pública, en todos estos supuestos,
los particulares la pueden invocar directamente ante los tribunales, siempre
que estén regulados en la legislación secundaria, al respecto, al legislarse, es
imperante considerar lo siguiente:
Por tanto, lo más afortunado será que el legislador ordinario la limite a los de-
litos donde se afecten intereses meramente particulares o privados en donde
la sociedad no se ve tan dañada por aquellos, pues ello evitaría que se diera
un giro diferente al fin que se persiguió al introducirla a la Constitución; por
el caso que se reconozca delitos que afecten intereses generales y/o públicos
donde la sociedad se sienta agraviada, se le estaría otorgando al particular
de un poder absoluto acerca de aquellas conductas delictivas que importan de
manera prevalente a la sociedad, pues los primeros que rigen la acción penal
privada no son los mismos a los de la acción penal pública, ya que aquella se
orienta por ser voluntaria y por ello renunciable (Valadéz, 2011: 30).
a. Tratamiento en libertad,
b. Sanción pecuniaria,
c. Amonestación,
d. Caución de no ofender, u otras.
4. Delitos cuya punibilidad máxima no exceda de tres años de prisión,
esta locución acota la sanción privativa de libertad hasta tres años,
para el caso concreto se atenderá el máximo de la penalidad fijada en
el tipo penal sin atender el término medio aritmético.
Por consiguiente, estos lineamientos se atenderán de acuerdo con lo
legislado en los códigos penales de las entidades federativas, tratándose de
delitos del fuero común, o basándose en el Código Penal Federal si el ilícito
penal es de esa competencia; para justificar la procedencia de la acción pe-
nal por particular. Además, algunos delitos corresponden a la acción penal
pública, pero el legislador se los concedió a los particulares para ejercerlos,
al haber establecido la regla general del límite de prisión preventiva de hasta
tres años.
1. Legitimación
IX. Sinopsis
X. Bibliografía
Legislación