Cuadernillo
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DIÁLOGO Y ENCUENTRO
Introducción pág. 3
,
Cosmovisión Diálogo y Justicia
Un poco de memoria
Las presentes jornadas de estudio y formación –compartidas entre dos espacios curriculares– son
una continuación de las prácticas nacidas, en el contexto del trayecto pedagógico, en el año 2016.
Las jornadas están orientadas por las siguientes intencionalidades:
Desde el año 2016 al 2017 los espacios curriculares involucrados fueron Historia de la Educación
Argentina y Didáctica General a cargo de los docentes Eunice Rebolledo y Agustín Maizón
respectivamente.
En esa ocasión se organizaron con los estudiantes mesas redondas con instituciones que ayudan a
conformar el ser y hacer docente. Sobresalieron las visitas de directivos y docentes de escuela
secundaria; delegados gremiales de la UEPC; estudiantes del Cenma. El resultado de las jornadas
fue la producción de un material que pudiera utilizarse en las clases de Didáctica e Historia de la
educación.
En el año 2018 las jornadas se realizaron en la asignatura Didáctica General. La temática estudiada
fue la Educación transversal e inclusiva. El temario abordado fue: la ESI, Formación política
participativa adolescente, Centros de estudiantes, Inclusión de la escuela secundaria en tareas de
investigación y de formación laboral. Lo particular de ese año fue que las charlas/mesas redondas
estuvieron a cargo de adolescentes.
En el año 2019 los temas giraron en torno a la Realidad adolescente. Los temas fueron: El
acompañamiento personal de adolescentes en la secundaria; La pastoral de adicciones; Testimonios
de inclusión en la escuela media; Los docentes integradores. La particularidad de aquel año fue que
las voces que se escucharon en cada una de las cinco jornadas fueron de actores que no eran
profesores pero que educan interactuando en la escuela (padres, profesionales de la salud,
profesionales en ejercicio que tuvieron el acompañamiento de docentes integradores durante la
secundaria, directivos y docentes integradores).
La actualidad
El año 2022 posibilita retomar nuevamente estas jornadas formativas. Por la estructura y nuevo
diseño curricular de la Formación pedagógica de profesionales se ha optado por trabajar con
segundo año. Siguiendo el espíritu original se retoma la modalidad de cátedra compartida siendo las
asignaturas involucradas Ética y Construcción de Ciudadanía, y Filosofía y Educación a cargo de
los docentes Francisco Abril y Agustín Maizón respectivamente. Una comisión formada por docentes
y estudiantes del profesorado ha tenido a su cargo la organización de las presentes jornadas con
intervención en diferentes instancias de representantes de los pueblos originarios. Las temáticas a
abordar serán las de “Modelos de justicia escolar” y “Cosmovisión de los pueblos originarios y
diálogo intercultural”
Dada la bimodalidad vigente, las jornadas se realizarán en los meses de septiembre y octubre. En el
presente instrumento se encuentra recopilado el material teórico que servirá para el estudio y
reflexión con vistas a la participación en las dos mesas redondas.
Propuesta Educativa
E-ISSN: 1995-7785
propuesta@flacso.org.ar
Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales
Argentina
SCHULIAQUER, IVÁN
Entrevista a François Dubet. Modelos de igualdad para la justicia, en la sociedad y en la
escuela
Propuesta Educativa, núm. 36, noviembre, 2011, pp. 79-85
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
Buenos Aires, Argentina
36
propuesta@flacso.org.ar
ISSN 1995- 7785
ARGENTINA
2011
Modelos de igualdad para la justicia, en la sociedad y en la escuela.
Entrevista a François Dubet, por Ivan Schuliaquer,
Propuesta Educativa Número 36 – Año 20 – Nov 2011 – Vol 2 – Págs. 79 a 85
Entrevista a François Dubet*
Modelos de igualdad para la justicia, en la
sociedad y en la escuela
IVÁN SCHULIAQUER**
* Dr. en Sociología, Director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de Paris y Profesor
en la Universidad de Bordeaux II. Es Investigador del Centre d’Analyse et d’Interventions Sociologiques (CADIS,
CNRS). Publicó más de 30 libros de sociología. Entre ellos, y traducidos al español, se encuentran: El declive de
la institución, La escuela de las oportunidades: ¿qué es una escuela justa?, En la escuela: sociología de la experiencia
escolar -con Danilo Martuccelli-, y La experiencia sociológica.
** Lic. en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires; Mg. en Sociología, École Normale Supérieure y Paris IV-
Sorbonne; Doctorando en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. E-mail: ischuliaquer@yahoo.com.ar
La idea que yo desarrollo, que es muy simple, dice: hay un primer modelo, que es sobre
todo el de los movimientos obreros europeos, que propone reducir progresivamente las
desigualdades entre las posiciones sociales. Entonces, se razona en función de las posiciones
sociales diciendo: hay que lograr que los empresarios sean menos ricos y que los obreros
sean menos pobres. Después, hay un segundo modelo, que fue sobre todo dominante en
Estados Unidos, que es el que propone que las desigualdades sociales no son un proble-
ma desde el momento en que todos los individuos tienen las mismas chances de acceder
a todas las posiciones en función de su mérito. Quiere decir que si la competencia social
es equitativa, en el trabajo, en la educación, si luchamos contra el racismo y el sexismo, el
mundo vuelve a ser justo porque cada uno ocupa el lugar que amerita. Es lo que yo llamo la
igualdad de oportunidades.
Estos dos modelos estuvieron siempre combinados, presentes, pero con una prioridad en la
igualdad de posiciones, sobre todo en Europa -y en la izquierda europea-, y en la igualdad de
oportunidades en Estados Unidos. Lo que me parece que caracteriza al caso francés es que el
primer modelo se agota, se fatiga, y que el segundo crece. No se trata sólo de un modelo de
justicia, también son representaciones de la vida social.
En el primer modelo, las desigualdades son percibidas como de clase. En el fondo, toda la so-
ciología, desde Marx a Parsons pasando por Durkheim, desde ese punto de vista es marxista.
Las desigualdades son entre posiciones sociales. En la sociedad industrial pensamos así. En el
otro modelo, ya no son desigualdades de clase, son desigualdades de oportunidades. Y las
80 grandes víctimas ya no son los obreros: son las mujeres, son los inmigrantes, son los jóvenes,
los homosexuales. La gente discriminada. En el otro modelo son quienes son explotados.
El primer modelo era hegemónico en Francia hasta que el segundo ocupó su lugar. Con lo cual,
está presente tanto en la derecha como en la izquierda y sobre ese modelo se discute.
DOSSIER / ENTREVISTA / ARTÍCULOS / RESEÑAS
Y para pensar la cuestión de la escuela, se ve muy claro que, según uno acepte el primero o el
segundo modelo, las concepciones sobre la educación se contraponen. En el libro critico los
dos modelos. El modelo de la igualdad de posiciones es difícil económicamente, porque es
conservador, corporativo, tiene muchos defectos. Mientras el de la igual-
dad de oportunidades es desigual, es cruel, porque organiza el mundo en-
El modelo de la igualdad de tre los vencedores y los vencidos. Si sos explotado, sos víctima. Pero si sos
vencido, quiere decir que te merecés lo que te pasó.
posiciones es dificil económi-
camente, porque es con- -El modelo de las posiciones tiene en el centro al trabajo y a la utilidad co-
lectiva. En ese sentido, incluye, como usted dice en el libro, una prioridad
servador, corporativo, tiene
por la igualdad social basada también en que los trabajadores contribuyen
muchos defectos. Mientras el a la producción de riqueza y del bienestar y, por eso, la sociedad les debe
algo que se traduce en achicar la distancia entre las posiciones sociales.
de la igualdad de oportunida-
¿Cuáles son los argumentos por los que prefiere al modelo de la igualdad
des es desigual, cruel, porque de posiciones, por sobre la hegemónica igualdad de oportunidades?
organiza el mundo entre los
-No quiere decir que estoy en contra del otro modelo, pero desarrollo tres
vencedores y los vencidos. Si argumentos fundamentales para sostener la igualdad de posiciones.
sos explotado, sos víctima.
En principio, hay un argumento que puede parecer idiota, pero me parece
Pero si sos vencido, quiere loco que así sea, y es que la igualdad está bien. Está bien. No en el sentido
de Mao Tsé Tung o Fidel Castro. Pero las sociedades igualitarias, en las que
decir que te merecés lo que te
las desigualdades son menos fuertes, son más tolerantes, más liberales,
pasó. más pacifistas, menos violentas, tienen un mejor sistema educativo, etcé-
tera. Es mejor vivir en una sociedad un poco menos rica pero igualitaria, que en una sociedad
muy rica y muy desigual. Ese es el primer punto.
-La acción política pareciera ser una preocupación fundamental para usted: además de que
subyace a su obra como investigador, usted colaboró activamente con el Partido Socialista.
En esa línea, en Repensar la justicia social sostiene una posición explícita a favor de cambios
graduales en el sistema y dice que el capitalismo puede ser modificado con éxito para lograr
una sociedad más igualitaria, en la que se garanticen ciertas condiciones para las posiciones
ocupadas por los más frágiles, como lo hizo en ciertos países el Estado de Bienestar. ¿Por qué
es reformista y qué futuro le ve al reformismo de izquierda?
-Yo soy ultrareformista. Detesto las posiciones radicales porque, en general, son las más con-
servadoras. En definitiva, cuando vos decís que hay que cambiar todo, en general quiere decir
que, como uno no puede cambiar todo, no se puede cambiar nada. Y en las universidades
francesas la gente quiere cambiar todo, pero si uno se pasa un rato del fin de la hora de clase,
se enojan. Lo digo muy seriamente. Hoy el radicalismo en las clases intelectuales es una pose
intelectual. No era una pose cuando la gente podía ir presa por eso, pero hoy lo único que
uno arriesga es ir o no a la televisión. Hoy el verdadero coraje político está en tomar ciertas
responsabilidades. Lo cual significa preguntarse: “¿Qué podemos hacer ante esto?”. Y no en
decir: “El mundo es insoportable”, mientras tomo una cerveza con mis amigos.
Sobre la cuestión de fondo del reformismo, soy optimista. Tengo el sentimiento de que las
En las categorías políticas, Obama no es un hombre de izquierda. Pero, ¿quién hubiera pensa-
do que Obama, un candidato negro que defiende las protecciones sociales, iba a ser elegido
en Estados Unidos? Las cosas no fueron como hubiéramos pensado, pero de todas formas,
¿quién hubiera imaginado que en Túnez, Egipto, Libia, Siria, la gente diría “Ya basta”? No son
todas razones para ser optimistas, pero hay cosas para ser muy optimistas porque las otras
fuerzas son las del repliegue, las del encierro.
-El año pasado usted publicó en Francia Les societés et leur école, junto con Marie Duru-Bellat y
Antoine Vérétout, que compara las desigualdades sociales y las desigualdades escolares en los
países más ricos del planeta. En ese marco, muestra que no son equivalentes y que la escuela
no es un simple producto de la sociedad que la alberga. También un factor que remarcan en
el libro es cómo en los países en los que las tasas fiscales son más altas, las desigualdades son
menores.
-En la investigación mostramos que no había un paralelismo entre la amplitud de las desigual-
dades sociales y la amplitud de las desigualdades escolares. Hay países en los que las desigual-
dades escolares son más fuertes que las sociales, y países en que las desigualdades escolares
son mucho menos fuertes que las desigualdades sociales. Es por eso que soy reformista por-
que eso quiere decir que no hay que esperar la revolución mundial para mejorar el sistema
82 escolar. Uno puede hacerlo porque en países de riquezas comparables tenés escuelas que son
mejores que otras. Lo mismo pasa con los sistemas de salud o con la delincuencia. Hay siempre
un espacio de acción.
En lo que respecta a lo fiscal, lo más importante para la justicia social es la justicia fiscal. Más
uno redistribuye el dinero, más uno compensa los mecanismos desiguales del mercado. El arte
DOSSIER / ENTREVISTA / ARTÍCULOS / RESEÑAS
de la política es hacer esto sin que se paralice la economía. Sin embargo, la historia liberal nos
dijo durante mucho tiempo que las desigualdades son buenas para el desarrollo económico
y no es así. Felizmente no lo es. Los países europeos tuvieron tanto desarrollo como Estados
Unidos. En ese sentido, la correlación entre el poder del Estado Benefactor y la igualdad social
es muy fuerte.
-¿Y cómo se explica que Estados Unidos sea, dentro de los treinta países desarrollados que
investigaron, el más desigual, aquel en el que la brecha entre los más pobres y los más ricos
es más grande? ¿Lo que falla es la solidaridad orgánica del sistema? ¿Esto se relaciona con el
modelo de justicia de la igualdad de oportunidades?
la oposición del Tea Party que es muy interesante. Lo que dicen no es tan simple como uno
cree. No es necesariamente una banda de brutos fascistas. Es gente que dice: “Lo justo es
que cada uno sea responsable de lo que le toca”. Y ellos creen en eso. Por razones filosófi-
cas, políticas, religiosas. Mucha otra gente lo cree también. Entre ellos, negros, pobres. Es
complicado.
Lo segundo que esta gente dice es que, al mismo tiempo, ellos quieren ser solidarios sólo
con aquellos que ellos deseen. Quiere decir que quieren pagar, pero sólo por aquellos que les
caigan bien. Para mí eso, sin dudas, es una catástrofe social. Es algo muy perturbador sobre el
modelo norteamericano, que es muy particular. El principio de libertad y de responsabilidad
individual es superior al principio de igualdad. Las consecuencias: desigualdad, salud abomi-
nable, uno de cada ocho estadounidenses vive de la protección social y no tiene trabajo, se
mantienen los clivajes raciales. Es un corte. Pero este corte es aceptado porque los norteame-
ricanos consideran que la igualdad de oportunidades es un verdadero principio de justicia.
Desde el punto de vista de la sociología, es apasionante.
En el mundo europeo hay una tasa fiscal del orden del 50%, en Estados Unidos es de 38%.
Creo que el riesgo de lo que pasa en Estados Unidos, que fue bien subrayado por el sociólogo
Robert Putnam, es que hoy las desigualdades cierran el capital social. Es decir, que cuando
uno está en un mundo igualitario, tiene una suerte de confianza difusa en los otros. Incluyen-
do a aquellos a los que uno no conoce. Por ejemplo, hay investigaciones muy interesantes
acerca de por qué los suecos pagan el colectivo, pese a que podrían colarse. En el fondo dicen:
“Tengo que ser solidario con los otros porque no somos tan diferentes”.
Cuando hay mayor desigualdad, menos gente paga el colectivo porque
uno dice: “Los ricos no lo pagan, por qué lo pagaría yo”. En la investigación mos-
tramos que no había un
En Estados Unidos hay nexos de solidaridad, pero que se desarrollan con la
gente que uno tiene cerca. Por ejemplo, hay fenómenos muy inquietantes, paralelismo entre la amplitud
que son los de escisión municipal. Es como si el barrio de Palermo dijera:
de las desigualdades sociales
83
“Tenemos un barrio simpático, no tenemos ganas de pagar por los demás
barrios que son distintos al nuestro”. Entonces, piden armar una nueva co- y la amplitud de las desigual-
muna y ser solidarios entre ellos. Y eso pasa muy seguido. Cuando uno está
dades escolares. Hay países
en Los Ángeles lo observa claramente en el estado de las rutas. Uno está
sobre una ruta muy bien hecha, y de pronto la ruta está repleta de baches en los que las desigualdades
-Durante mucho tiempo la selección social era anterior a la selección escolar. Los chicos del
pueblo estaban de un lado, los de la burguesía de otro. Las desigualdades sociales definían el
camino. Agrego: las mujeres estaban de un lado y los hombres de otro. La sociedad determina-
ba la carrera escolar. Había algunos pocos chicos pobres, con ciertas condiciones, que llegaban
a transformarse en burgueses.
Desde que progresa el principio democrático, esto es inaceptable. Esa es una escuela de
appartheid. La escuela a la que yo fui de chico, hoy sería intolerable. Ahora, en Francia, me-
temos a todos los chicos en la misma escuela. Y cada vez más niños, y cada vez más tiempo.
Y, a partir de eso, la escuela pasa a ser la institución que hace la selección
que la sociedad hacía antes. Entonces, la escuela es una competencia, que
(…) Ahora, en Francia, me- funciona con la lógica de una copa: una vez que uno pierde, sale. Pero
partimos del principio de igualdad. Y la gran decepción de este sistema
temos a todos los chicos en
es que al final de la competencia, cuando vemos quiénes ganaron, son los
la misma escuela. Y cada vez mismos de siempre.
más niños, y cada vez más
Eso crea una gran decepción respecto de la escuela. Porque si todos los
tiempo. Y, a partir de eso, la chicos hacen la misma escuela, y la competencia de igualdad de oportu-
nidades es justa, pero al final tenemos los mismos resultados estadísticos,
escuela pasa a ser la institu-
¿cómo se hace para manejar ese sistema para que los alumnos no sean
ción que hace la selección víctimas de ese sistema de selección? Tuve un encuentro con especialistas
argentinos en educación y me contaban que, como en Francia, son muchos
que la sociedad hacía antes.
los chicos de medios populares que saben que en la escuela van a perder
Entonces, la escuela es una y que se preguntan para qué jugar el partido si saben que van a quedar
84 competencia, que funciona
afuera.
con la lógica de una copa: -Usted hablaba en trabajos anteriores de la muerte de la escuela como san-
tuario, entendiendo por santuario a un modelo escolar heredado de la Igle-
una vez que uno pierde, sale.
sia. No obstante, la imagen de lugar apartado del mundo pareciera estar
Pero partimos del principio de muy presente en los discursos mediáticos y en los del sentido común, que
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vuelven una y otra vez sobre la necesidad de preservar a la escuela del ex-
igualdad. Y la gran decepción
terior. Es más, todo suceso negativo que tenga lugar en la escuela se presta
de este sistema es que al final a un discurso moralizante y prescriptivo en el que la escuela tangible apa-
rece lejana de lo que la escuela “debería ser”: una imagen idealizada que
de la competencia, cuando
pareciera referir a una escuela intangible. Pero, además, en Francia, la idea
vemos quienes ganaron, son de resantuarizar la escuela reapareció a partir de que el presidente actual
Nicolás Sarkozy repitió varias veces que la solución a la crisis educativa, en
los mismos de siempre. Eso
general vinculada con casos de violencia en las escuelas, pasa por resan-
crea una gran decepción res- tuarizar a la escuela. ¿En qué consiste la muerte de la escuela santuario?
pecto de la escuela. Porque si
-En esos trabajos intenté demostrar que la escuela republicana francesa
todos los chicos hacen la mis- era la traducción laica del modelo católico. En el fondo, propongo que la
escuela republicana, que fue hecha contra la Iglesia, en realidad fue hecha
ma escuela, y la competencia
como si fuera la Iglesia. Entonces, la Iglesia, y su modelo católico, suponen
de igualdad de oportunidades que la educación religiosa se hace fuera del mundo. Es por eso que uno va
a las iglesias, incluso si uno no es creyente: hay silencio, tranquilidad y paz.
es justa, pero al final tenemos
Es la idea de pensar que la escuela sería como la Iglesia. Sin vida social, sin
los mismos resultados esta- sexo, sin dinero. Sólo hay saber. Esa es la primera santuarización: estar fuera
del mundo.
dísticos, ¿cómo se hace para
manejar ese sistema para que La segunda santuarización es que los profesores ocupan el lugar del cura.
En el mundo católico, es un intermediario entre Dios y los hombres. El cura
los alumnos no sean víctimas
basa su autoridad diciendo: “Hablo en nombre de Dios”. El maestro dice:
de ese sistema de selección? “Hablo en nombre de la razón, del saber, de la ciencia, etcétera”.
La tercera forma de santuarización, que es más sutil y que es muy francesa, es que, como
se hace en la teología católica donde se distingue el alma pura del cuerpo impuro, distin-
guimos al alumno, un ser irracional, del maestro, un ser de razón. Y la escuela francesa pide
a los chicos que se queden afuera. La escuela dice: “Hagan entrar a los alumnos, pero que
los chicos se queden afuera”. Es un imaginario. Con la masificación, todo este imaginario
explotó.
La escuela, en varios de los países católicos, tiene una suerte de crisis de legitimidad extraor-
dinaria. Crisis de la autoridad y de la relación pedagógica porque los maestros creían que eran
como curas en una Iglesia y hoy los jóvenes les dicen: “No es una Iglesia y usted no es un cura,
no tengo por qué creerle”. Y eso genera un gran problema.
Uno ve que los países de tradición protestante tienen hoy en las evaluaciones internacionales
mejores sistemas escolares. Porque la tradición protestante es muy democrática. Ellos leen la
Biblia por sí mismos, en su propia lengua. El gran acierto de Lutero estuvo en haber traducido
la Biblia al alemán. Hasta entonces, como estaba en latín, nadie la leía. Las ceremonias de pro-
testantes son entre creyentes que se juntan y son todos iguales. El pastor no es un cura, es el lí-
der de la comunidad. Señalo además, que en muchas partes de América Latina los evangelistas
son mayoría: en Brasil, en Chile y pronto lo serán en Argentina. Esto porque, de cierta manera,
tienen una experiencia religiosa más emocional y más democrática.
Creo que, filosóficamente, se trata de la oposición entre el filósofo norteamericano John Dewey,
que asegura “Educar es hacer tener experiencias a los niños”, y Émile Durkheim, que afirma
“Educar es hacer entrar en el chico la ley y la razón”. Es un tema ligado al estilo pedagógico. Lo
que es impresionante es que, de cierta manera, en sociedades como la francesa, hay una caída
simbólica de este sistema. Entonces, los docentes están infelices.
-Ese patrón católico también lo tendría Argentina, cuyo sistema educativo fue creado mirando
hacia Francia y cuya matriz laica también fue fundante. Más allá de diferencias socioeconómi- 85
cas y culturales fuertes, pareciera que la desantuarización también sacude al sistema escolar
argentino.
-La desantuarización es general. El problema es que para los protestantes es normal. Cuando
uno está en un país que tiene sobre todo una tradición protestante, no hay que idealizar igual,
mensiones vinculadas: por un lado, cuál es el lugar de las políticas sociales en las LOS DESAFÍOS DE LA JUSTICIA ESCOLAR
estrategias de reproducción social de las familias; por otro lado, qué papel juegan
esas políticas en la construcción de las fronteras simbólicas que distinguen legiti- François Dubet
midades, dignidades y prestigios diferenciales entre personas. El artículo concluye UNIVERSITÉ DE BORDEAUX- EHESS*
que a pesar de los escasos montos, los recursos provenientes de los programas TRADUCCIÓN: VANESA ROMUALDO (UBA)
(denominados coloquialmente “planes sociales”) son instrumentos clave en las es-
trategias de vida de las familias, y que se insertan dentro de un conjunto más am-
plio de estrategias para sostener o mejorar su propia posición en el espacio de las
clases sociales. Por otro lado, los hallazgos muestran cómo las políticas sociales
–más precisamente los “planes”– forman parte de un acervo común de categorías
simbólicas, que son movilizadas de múltiples maneras en los repertorios discursi-
vos para construir distancia y distinción social en todo el espacio social, pero muy RESUMEN
particularmente en la frontera entre posiciones de clase del mundo popular. El gran proyecto escolar moderno se fundó en la mayoría de los países entre fina-
D’Amico aborda la relación entre sectores populares y Estado a partir de un estu- les del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, cuando se construyeron los siste-
dio acerca de la manera en que la implementación de la AUH fue acompañada por mas educativos públicos nacionales con la misión de escolarizar a todos los niños.
reconfiguraciones en las prácticas de organizaciones socioterritoriales de sectores En esos años de fuerte confianza en la educación, dos grandes proyectos se afir-
populares. La autora argumenta que la AUH conllevó dos transformaciones simul- maron: un proyecto de justicia social y un proyecto de emancipación. Uno se ba-
táneas en esas prácticas, y reconstruye las tensiones irresueltas que generaron en sa en la creencia en la capacidad de la escuela para promover una jerarquía social
las experiencias de ciudadanización y desigualdad. De un lado, las organizaciones justa basada en el mérito de los individuos y no solo en los privilegios debidos a su
se apartaron del papel protagónico como mediadoras en la gestión de políticas so- nacimiento; el segundo postula que la escuela puede formar ciudadanos autóno-
ciales que habían tenido hasta el momento, lo que colaboró con procesos de indivi- mos y solidarios en el marco de las sociedades nacionales democráticas. En este
dualización de los sectores populares. De otro lado, reconfiguraron su trabajo terri- artículo se analizan esos dos proyectos, el de la justicia y el de la educación, para
torial a través de su participación en otros programas sociales. distinguir sus diversas dimensiones e intentar definir los desafíos a los que hoy nos
enfrentamos. Se sostiene, en líneas generales, que en tanto los sistemas educati-
Soldano cierra este segundo bloque con un artículo que recupera una perspectiva
vos están insertos en las sociedades, cuanto más justa e igualitaria es una socie-
CIUDADANÍAS. Nº 3, 2do semestre de 2018, ISSN 2545-7969 - ISSN-e 2545-7977
Para finalizar, queremos agradecer a todos los autores por sus contribuciones que, ABSTRACT
creemos, dan cuenta del dinamismo y solidez que ha adquirido el campo de estu- The great modern school project was founded in most countries between the late
dios sobre desigualdades. Esperamos que sus ideas sean retomadas en la cons- nineteenth century and the first half of the twentieth century, when the national pub-
trucción de diagnósticos y políticas que aspiren a transformar a la Argentina en una lic education systems were built with the mission of schooling all children. In those
sociedad más igualitaria. ◙ years of strong confidence in education, two major projects were affirmed: a social
Gabriela Benza justice project and an emancipation project. One is based on the belief in the abili-
Docente investigadora CEIPSU-UNTREF
Coordinadora del dosier
* Ciudadanías. Revista de Políticas Sociales Urbanas agradece al profesor François Dubet, miem-
bro de su Comité Editorial Internacional, por facilitarnos este artículo inédito para su publicación.
8 François Dubet los desafíos de la justicia escolar 9
ty of the school to promote a fair social hierarchy based on the merit of individuals dría promover así desigualdades escolares justas y útiles para la sociedad ya que
and not only on the privileges due to their birth; the second one postulates that the se basan en las competencias de los actores. Heredera de la filosofía de la Ilustra-
school can form autonomous and solidary citizens within the framework of demo- ción, el proyecto de emancipación postula que la escuela puede formar ciudadanos
cratic national societies. This article analyzes these two projects, that of justice and autónomos y solidarios en el marco de las sociedades nacionales democráticas; el
that of education, to distinguish their different dimensions and try to define the chal- sujeto de la educación moderna se distingue entonces del de la Iglesia la que, sin
lenges that we face today. It is argued, in general terms, that in so far as education embargo, ha inventado la escuela y ha tenido durante mucho tiempo el monopolio
systems are embedded in societies, the more just and equal a society is, the more de la educación de los niños.
likely the school is to be fair and egalitarian. Because although the school inter-
Me propongo tratar de observar más claramente esos dos proyectos, el de la justi-
venes on society, it is perhaps not able to “save the world”.
cia y el de la educación, para distinguir sus diversas dimensiones e intentar definir
Key words: Educational System - Equality - Justice - School los desafíos a los que hoy nos enfrentamos.
En este contexto, pensamos en términos de democratización absoluta, en términos igualdad de oportunidades pura que lleva, a cada generación, a una movilidad so-
de la distribución de los bienes educativos sin entrar en el detalle de los bienes en cial perfecta, una nueva redistribución de los individuos en las diversas posiciones
sí mismos y de su jerarquización más fina. Hay bienes educativos como los hay de de la jerarquía social.
consumo –automóviles, computadoras, televisores– a los cuales cada vez más per-
Esta concepción de la justicia escolar está tan profundamente arraigada que hoy es
sonas tienen acceso a pesar de las diferencias de valor de esos bienes. En un país
la piedra angular de los críticos de los sistemas educativos. Sin embargo, es nece-
como Francia es así como se concibió la justicia escolar hasta mediados del siglo
sario remarcar algunas dificultades.
XX: la justicia escolar consistía en extender la edad de escolarización obligatoria,
postergar la selección, proponer becas, igualar las condiciones de las niñas y los 1. Primero, es extremadamente exigente ya que supone que la escuela sea capaz
niños. La movilidad social, el “elitismo republicano”, no es un objetivo central, de- de neutralizar los efectos de las desigualdades sociales y culturales mientras
pende de los talentos y méritos excepcionales de los becarios, los “dones”, el azar que toda la sociología de la educación muestra que eso no es fácil, especialmen-
y las necesidades de la nación. te cuando el capital cultural de las familias pesa más que las mismas desigualda-
des económicas.
En definitiva, en este contexto, la igualdad de acceso se basa en una norma de in-
tegración social y nacional. En el momento en que la oferta educativa se expande, 2. Implica que la escuela sea de una neutralidad perfecta y que no ceda a las de-
se espera sobre todo de la escuela que difunda una cultura común y, para ser más mandas desiguales de las familias construyendo una oferta escolar desigual en
preciso aún, una cultura cívica nacional. La escuela debe ofrecer algo común a to- sí misma; sin embargo, en general se observa que la escuela beneficia más a los
dos los ciudadanos, superando así la vieja escisión entre las élites instruidas y la privilegiados, incluso en los sistemas completamente públicos y gratuitos.
masa de ignorantes. Este modelo generalmente se asocia a una gran confianza en 3. La igualdad de oportunidades también requeriría que las clases privilegiadas estén
la escuela emancipadora y liberadora. dispuestas a renunciar a algunos privilegios escolares para que la competencia sea
perfectamente justa; lo que es al menos optimista, ya que los hijos de los docen-
LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES tes no son ellos mismos los menos favorecidos en términos de rendimiento escolar.
Cuando dejamos de contrastar el valor de una escuela con el número de niños esco- 4. A continuación, esta norma de justicia es extremadamente cruel porque supone
larizados para medir el porcentaje de niños de origen social vulnerable que acceden que los estudiantes son totalmente responsables de sus éxitos y fracasos cuan-
a los niveles educativos superiores pasamos de la igualdad de acceso a la igualdad do se garantiza la imparcialidad de la competencia escolar. De hecho, no dice
de oportunidades. Este modelo predomina hoy en las sociedades que consideran nada sobre los perdedores que no tendrían que quejarse de su destino siempre
CIUDADANÍAS. Nº 3, 2do semestre de 2018, ISSN 2545-7969 - ISSN-e 2545-7977
Sin importar cuáles sean esas críticas o limitaciones, la igualdad meritocrática de trayectorias escolares comunes no selectivas son más importantes que la equidad de
oportunidades es el fundamento de la mayoría de las políticas educativas de la la competencia. La mirada del investigador está menos enfocada en el porcentaje de
segunda mitad del siglo pasado. Mediante la creación de una educación pública niños pobres en las grandes universidades que en el nivel de los más vulnerables y
abierta a todos, el establecimiento de sistemas de becas, el desarrollo de exáme- los más pobres. La pregunta esencial es la de las desigualdades tolerables sabiendo
nes y concursos, el avance de políticas de discriminación positiva, se han intentado que el mejor de los sistemas educativos es el que limita las desigualdades, aunque
construir, en todas partes o en casi todas, las condiciones para la igualdad de opor- sea a costa de una baja movilidad. En general, las sociedades socialdemócratas del
tunidades. Pero los éxitos fueron moderados y los hechos hablan por sí solos: se norte de Europa son partidarias de este modelo, un modelo favorable para los desfa-
observó especialmente que el desarrollo de las condiciones de la igualdad de opor- vorecidos, mientras que las élites se quejan de la baja del nivel y la escasa competiti-
tunidades acentuó la competencia entre las familias, entre las carreras y entre los vidad. Pero la fuerza de esta concepción de la justicia escolar, y lo que la distingue de
diversos segmentos del sistema. Ahí donde el capital cultural de las familias hacía la igualdad de oportunidades, proviene del hecho de que se posiciona desde el pun-
la diferencia se deben tener en cuenta también las estrategias de distinción más ra- to de vista de los más débiles y de los vencidos del sistema. Por cierto, este princi-
cionales y más eficaces que explican en gran medida la recurrencia al sector priva- pio de justicia puede tener una traducción presupuestaria inmediatamente legible: se
do. También se ha observado que la igualdad de oportunidades ha aumentado el destinan más recursos financieros a la educación primaria y a la educación secunda-
papel selectivo de la escuela: cuantos más esfuerzos se realizan para neutralizar ria común para garantizar su calidad, a riesgo de financiar de manera más privada la
el papel del nacimiento y los orígenes sociales, más selecciona la misma escuela y educación de las élites en las mejores instituciones de nivel superior.
hace la diferencia, más competitiva se vuelve la escuela y más estrategias utilitaris-
Llevado al extremo, el modelo de la igualdad de resultados tiene sin embargo una de-
tas tienen las familias y los estudiantes. En última instancia, el modelo de la igual-
bilidad. Las clases privilegiadas pueden movilizar otros medios además de los de la es-
dad de oportunidades decepcionó porque exigió de la escuela la capacidad para
cuela pública para asegurar su reproducción: recurrir a las redes y alianzas familiares,
construir una justicia social más allá de los límites de la mera educación. Asimis-
inversión en educación privada, educación superior en el exterior... En resumen, pue-
mo, en muchos países, la escuela se mostró incapaz de cumplir sus promesas aun
den redescubrir los encantos de la aristocracia. Estos comportamientos se observan en
siendo bastante más justa respecto del tiempo en que la igualdad de acceso sola
“la élite de la élite” que ya no juega el juego común cuando la competencia meritocráti-
no amenazaba las modalidades “aristocráticas” de la reproducción social.
ca de la igualdad de oportunidades ya no le garantiza una ventaja considerable.
LA IGUALDAD DE RESULTADOS
TENSIONES Y DEBATES
CIUDADANÍAS. Nº 3, 2do semestre de 2018, ISSN 2545-7969 - ISSN-e 2545-7977
opone la igualdad de oportunidades a la igualdad de resultados. A priori, los dos sistema de igualdad de oportunidades extremadamente competitivo en lo que hace
principios parecen compatibles, pero si pienso en la experiencia francesa no siem- a la selección de las élites futuras.
pre es tan evidente. La igualdad de oportunidades invita a proponer, desde el prin-
cipio, los programas más ambiciosos ya que todos tienen el derecho, y el deber, de
PARA QUÉ SIRVEN LOS DIPLOMAS: LA ESCUELA EN LA SOCIEDAD
llegar al final de la competencia. Invita a identificar a los mejores estudiantes de ori-
gen popular para apoyarlos y ayudarlos a escabullirse en la educación de élite, a Los modelos de justicia que acabo de mencionar son propios de los sistemas edu-
veces a costa de una discriminación positiva hacia los mejores y más merecedores cativos y solo rigen en relación con lo previo, en relación con las desigualdades so-
estudiantes. Aquellos que favorecen la igualdad de resultados optan por programas ciales previas a la escuela, desigualdades que se trata de controlar e, idealmente,
menos ambiciosos y velan por limitar las brechas entre los mejores estudiantes y eliminar. Generalmente, es en este contexto que los sociólogos de la educación
los menos buenos y se esfuerzan por defender la mixtura social de las carreras y piensan. Pero este razonamiento no es suficiente para definir la justicia escolar por-
las instituciones. Los defensores de la primera fórmula acusan a los defensores de que todo se desarrolla como si las desigualdades producidas por la escuela fue-
la segunda de bajar el nivel, mientras que los defensores de la igualdad de resulta- ran necesariamente justas; sus efectos sociales posteriores a la escuela serían, a
dos acusan a los defensores de la igualdad de oportunidades de ser elitistas y de su vez, fatalmente justos. Sin embargo, no encontraríamos una sola escuela que
no preocuparse por los estudiantes que fracasan. Los defensores de la igualdad de les otorgue todos los beneficios sociales a los más merecedores y que les quite a
oportunidades tienen los ojos puestos en los ganadores de la selección escolar y los demás cualquier utilidad educativa. No encontraríamos ni una sola escuela en
quieren aumentar la proporción de estudiantes provenientes de entornos desfavo- la que los ganadores acapararan todas las posiciones sociales prestigiosas y bien
recidos en la élite; los defensores de la igualdad de resultados piensan en primer remuneradas, mientras que los vencidos estuvieran condenados al desempleo y la
lugar en los estudiantes más vulnerables y quieren evitar que abandonen. pobreza, incluso si la competencia escolar fuera indiscutiblemente justa.
Obviamente, en principio, las dos políticas no son incompatibles. Pero se tornan in- Una escuela que tenga una especie de monopolio de acceso al empleo no sería
compatibles siempre que hablamos de problemas concretos como la ambición de justa porque exacerbaría la influencia del mérito académico y excluiría socialmente
los programas o la focalización de las ayudas escolares en los estudiantes de sec- a todos los estudiantes que no tienen éxito. En este caso, las desigualdades esco-
tores vulnerables o en los estudiantes meritorios. No es necesario ser marxista pa- lares se duplican por las desigualdades sociales que generan y legitiman.
ra ver que estos dos principios de justicia no se basan en los mismos intereses. La Si uno reconoce que los diplomas no son solo bienes culturales sino también utilidades
igualdad de oportunidades que quiere democratizar el acceso a la élite piensa en convertibles en bienes puros y duros, una escuela justa debe velar por garantizar un ré-
primer lugar en las categorías de las clases medias y las élites populares; la igual-
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A priori, la igualdad de acceso requiere la gratuidad de los estudios y ese es el caso que implica más borrar un síntoma que curar una enfermedad, un sistema justo de-
de la mayoría de los países donde la escuela primaria es financiada por la comuni- be exigir una cuota de estudiantes de sectores desfavorecidos a las instituciones
dad. Cuando el impuesto es progresivo, ese financiamiento es más justo sobre to- privadas que reciben financiamiento público.
do porque realiza una transferencia de los más ricos a los más pobres. La igualdad
En general, la preocupación por la justicia escolar invita a cuestionarse por los fi-
de oportunidades y la igualdad de resultados requieren, también, un financiamien-
nanciamientos de los sistemas educativos para preguntarse quién paga y quién ga-
to público al que conviene agregar apoyos específicos para los más pobres a fin de
na. Y es a partir de esta pregunta que debe ser posible mediar entre los financia-
que el costo de los estudios no perjudique a las familias desfavorecidas. Dado que
mientos públicos y los financiamientos privados. Por supuesto, esto supone que se
son los hijos de las familias acomodadas los que frecuentemente estudian durante
dispone de datos sólidos sobre el costo de la formación, el origen social de los es-
mucho tiempo, estos sistemas de becas y apoyos reequilibran los mecanismos de
tudiantes y las carreras profesionales relacionadas con estos estudios. Esto tam-
transferencia hacia los menos favorecidos. Sin esos apoyos específicos, la finan-
bién implica que se quite el “velo de ignorancia” que rodea el financiamiento de los
ciación pública de las carreras de larga duración, de hecho reservadas para los pri-
sistemas educativos, “velo de ignorancia” al que adhieren aquellos que piensan
vilegiados, se asemejarían a una transferencia de los más pobres, que pagan im-
que la educación es sagrada y que, entonces, no tiene precio sino un costo y que
puestos principalmente indirectos, hacia los más ricos que tienen el monopolio de
su financiamiento mide la justicia.
esos estudios.
Pero debemos ir más allá en el caso de los estudios más largos y más calificados.
Expliquémonos. Todas las sociedades necesitan médicos y parece evidente que
LAS ELECCIONES EDUCATIVAS
esos estudios deben ser gratuitos porque los médicos servirán a toda la comuni-
dad. Pero a menudo se observa que solo los estudiantes más favorecidos acceden A veces la preocupación únicamente por las desigualdades escolares nos hace ol-
a ese tipo de formaciones. El financiamiento público está reservado para los más vidar que la escuela es una institución de socialización y no solamente una máqui-
meritorios pero esos son también los más ricos. Esto no sería necesariamente in- na para seleccionar a los individuos. Para usar el antiguo vocabulario de la socio-
justo si las habilidades adquiridas durante esas formaciones se pusieran al servicio logía, la escuela es también una institución de socialización encargada de producir
de todos. Sin embargo, no es este siempre el caso cuando la medicina solo cura a un tipo de sujeto social. Ese sujeto fue un cristiano en el mundo religioso, un “hom-
los ricos. Se instala entonces una transferencia de los pobres a los ricos y uno se bre honesto” en la era clásica, un ciudadano ilustrado y un miembro de la nación en
puede preguntar si la financiación privada de los estudios de larga duración no se- el mundo moderno.
ría más justa que un financiamiento público que desemboca en beneficios esencial-
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encuentran entre las más justas en términos de igualdad de oportunidades e igual- cipios sagrados, lo cual no significa religiosos. Lo sagrado era la nueva nación a
dad de resultados. Pero también nos dicen que los estudiantes se encuentran en- construir, la de la ciencia y la razón, y esas escuelas quisieron formar a los ciu-
tre los más estresados y entre los que tienen menos confianza en sus pares y en dadanos de la misma manera que las escuelas religiosas querían formar a los
sí mismos. Después de todo, los regímenes revolucionarios o muy autoritarios han cristianos.
podido crear escuelas relativamente justas al servicio de ideologías que tendría-
2. La vocación. Dado que el proyecto escolar se concibe como trascendente, los
mos dificultades para tomar por justas en la medida en que confundían educación y
profesionales de la educación deben definirse por su vocación más que por su
militarización de la infancia y la juventud. Por lo tanto, es importante realizar juicios
profesión. Una vez más debemos seguir la comparación con el catolicismo en
sobre el valor de los procesos educativos mismos.
el cual el sacerdote es considerado un mediador entre Dios y los hombres. Es
Si bien los problemas de la justicia escolar pueden ser abordados mediante marcos lo mismo para el maestro de escuela que debe creer primero en los valores de
normativos universales, los de la calidad educativa de la escuela son específicos la ciencia, la cultura, la razón, la nación, para que los estudiantes crean en sus
de cada país y cada cultura, lo que nos llevará a evocar un único caso, el de Fran- creencias y valores. La vocación se basa en un modelo pedagógico implícito
cia que es el que conocemos mejor. Sin embargo, se debe destacar que todos los puesto claramente de manifiesto por intelectuales tan diferentes como Bourdieu,
países enfrentan una crisis educativa: malestar docente, violencia y abandono es- Durkheim, Freud y Parsons: el estudiante accede a los valores de la escuela me-
colar, poco interés en la cultura escolar
diante la identificación con los maestros que encarnan esos valores.
EL DECLIVE DEL PROGRAMA INSTITUCIONAL muros de los santuarios escolares porque todos esos nuevos estudiantes que
no son ni los herederos ni los “buenos alumnos” de la antigüedad han importado
En los últimos treinta años, en Francia y en la mayoría de los países, la modernidad
con ellos las tensiones de la adolescencia y los problemas sociales de los cuales
se volvió contradictoria con el programa institucional en sí mismo; introdujo en las
la escuela estaba, hasta entonces, ampliamente protegida. Al mismo tiempo, la
instituciones un virus que las descompone poco a poco.
producción masiva de títulos ha cambiado la naturaleza de los “mercados esco-
1. El “desencantamiento del mundo”. La institución se basa en una concepción ver- lares” que se han vuelto más abiertos y competitivos. Cuando los sistemas edu-
tical y trascendente de la producción del sentido y el lazo social por la religión o cativos producen muchos títulos estos se vuelven indispensables para ingresar
por lo sagrado secular. El desencantamiento del mundo significa principalmente a la vida laboral y los actores desarrollan necesariamente comportamientos más
que esta fabricación de sentidos y valores por una trascendencia postulada de- utilitaristas que los que podían tener en un momento en que la escasez de diplo-
clina a favor de construcciones locales y sociales de valores y acuerdos sociales mas garantizaba su utilidad. Las formaciones, las carreras y los establecimientos
y políticos. En este sentido, cuanto más democráticas e individualistas son las educativos entran en juegos competitivos y los gobiernos tienen que lidiar con
sociedades modernas, menos postulan un universo de sentido común que los políticas educativas cada vez más complejas puesto que la formación es vista
programas institucionales se dediquen a socializar. La profecía weberiana so- como una inversión por parte de los Estados, las empresas y los individuos.
bre los conflictos de valor y la guerra de los dioses se ha cumplido ampliamente.
4. La autonomía del individuo. La creencia fundamental de las instituciones en la
Lo que es más importante aún es que la legitimidad de la cultura escolar no se disciplina liberadora se fue desmoronando progresivamente con la emergencia
impone con la misma fuerza en las sociedades donde la cultura de masas, inde- de la representación de sujetos los cuales se postula que preexisten al trabajo
pendientemente de la manera cómo se la juzgue, debilita el monopolio cultural de socialización institucional. La escuela ya no solo recibe alumnos sino también
de la escuela. Hoy, los niños huyen directamente de los límites del mundo esco- niños y adolescentes que deben formarse de manera autónoma y “auténtica” co-
lar por la gracia de los medios de comunicación e internet. Por lo tanto, la escue- mo sujetos de su propia educación. En todas partes, la pedagogía del “proyecto”
la compite con culturas cuyas capacidades de seducción sobre niños y adoles- y del “contrato” sustituye insensiblemente a las antiguas disciplinas de la memo-
centes no son insignificantes y, desde hace treinta años, los docentes se pregun- rización y la repetición. Dewey reemplazó a Durkheim.
tan cómo domar a esa cultura que juega con la velocidad, el zapping y la seduc-
ción, principios contradictorios con el rigor de los ejercicios escolares. También Esta larga evolución es hoy en gran parte vivida como una crisis por los actores es-
se preguntan cómo usar tecnologías que desestabilizan su rol. colares y especialmente por los docentes. La legitimidad de la escuela y su cultura
se debilitaron porque la escuela dejó de ser sagrada para convertirse en un servi-
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4
NT: Se dejó la palabra original que puede traducirse como “pericia”.
22 François Dubet los desafíos de la justicia escolar 23
¿QUÉ DESAFÍOS? medidas y las herramientas estadísticas se basan en teorías latentes de la justicia y
que es mejor saberlo y decirlo. El carácter complejo y a menudo ambivalente de los
Al centrarse únicamente en la cuestión de las desigualdades, las ciencias sociales
criterios de justicia requiere de elecciones a su vez complejas y que no pueden ba-
corren el riesgo de abandonar el tema de la educación propiamente dicha única-
sarse solamente en información sociológica sólida y perspicaz.
mente a manos de los “empresarios morales”, corren sobre todo el riesgo de dejar
que la escuela se reduzca solo a su dimensión utilitarista dominada por problemas Pero la justicia escolar no es toda la escuela y la transición de una escuela-insti-
de equidad, eficiencia y utilidades. Más allá de las desigualdades y la justicia, esta- tución a una escuela-relación y a una escuela-utilidad también implica reflexionar
mos entonces obligados a redefinir los objetivos educativos de la escuela. sobre los propósitos mismos de la educación y no reducir la sociología de la edu-
cación solo a los problemas de las desigualdades. La escuela no debe definir so-
Obviamente, depende de las sociedades, los actores políticos y los movimientos so-
lamente lo que es justo, también debe definir lo que es bueno para los individuos y
ciales el hecho de definir esos objetivos y los sociólogos no tienen ningún privilegio
para las sociedades.
en el tema. Los sociólogos, sin embargo, tienen un papel que desempeñar en este
asunto enfocando sus trabajos en la vida escolar misma y en la experiencia de los Si no es apropiado que los sociólogos decidan las políticas educativas, no pueden
estudiantes y los docentes. Debemos entonces desviarnos de los análisis solamente hacer como si su trabajo no alimentara la decisión pública. Esto les da algunas res-
estadísticos de las desigualdades para estudiar el trabajo educativo en sí mismo a fin ponsabilidades y un deber de lucidez. ◙
de mostrar lo que la escuela hace a los estudiantes, cómo produce sujetos o cómo a
veces los destruye a través de la humillación, la rebeldía o la pérdida de confianza.
En la medida de lo posible, este trabajo cualitativo de micro-sociología debería rea-
lizarse de forma comparativa ya que las escuelas más acogedoras y “estimulantes”
no son necesariamente las más justas y eficientes. En un momento en que la legi-
timidad de la escuela misma puede ser cuestionada por el e-learning, por Google,
por el peso del instrumentalismo escolar y por la competencia generalizada, es im-
portante reflexionar seriamente sobre la misión de la educación escolar en las so-
ciedades que se perfilan ante nuestros ojos. Después de todo, la escuela no es
más eterna que cualquier otra institución.
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Esta observación no es solo una prudencia filosófica y política. También es una in-
vitación a los sociólogos recordando en primer lugar que las observaciones, las
24 François Dubet
Bibliografía
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10 propositions pour changer d’école, avec Marie Duru-Bellat, Paris, Seuil, 2015, 149 p.
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
MUTACIONES CRUZADAS: LA CIUDADANÍA Y LA ESCUELA
François Dubet
Universidad de Burdeos/EHESS, París
219
sal que la Iglesia. Semejante proyecto se cumplió de modo excepcional y, en la
actualidad, la mayoría de los franceses siguen sintiendo nostalgia por las miles de
escuelas de pueblo, por sus maestros austeros, esos «húsares de la República» que
forjaron una nación de ciudadanos. Ahora bien, conforme se aleja la época de su
fundación, la imagen de la Escuela Republicana se vuelve confusa y ya no logra-
mos detectar las nuevas cuestiones en juego, nacidas de los cambios de la escuela,
la sociedad y la ciudadanía.
¿Qué es la ciudadanía?
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
Conviene tener presente que no hay una sola ciudadanía; ésta cambia según las
épocas, los países y las tradiciones, y sobre todo, no es homogénea y abarca varias
dimensiones más o menos contradictorias entre sí. Podemos distinguir algunos ele-
mentos constantes de la ciudadanía.
220
los reyes, héroes y hombres ilustres. En la escuela, la historia es ante todo un rela-
to del que todos los niños deben sentirse herederos. La geografía cumple idéntico
cometido; hay que conocer el territorio y estar dispuesto a defender su suelo
sagrado. Las grandes obras de la cultura son también parte de la conciencia nacio-
nal; todos los niños aprenden de memoria los poemas de nuestros grandes escri-
tores: La Fontaine, Lamartine, Hugo... Cada uno debe sentirse parte del panteón
cultural nacional.
Conviene tener presente que ese proyecto de formación de una conciencia
nacional no es exactamente la democracia ni la ciudadanía, aunque sí establece los
cimientos de los que nacerá el sentimiento de pertenencia a una comunidad de
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
individuos iguales, de ciudadanos, de nacionales (Schnapper, 1994). De hecho, ese
relato nacional fue muy eficaz en los países que se propusieron convertirse en
naciones modernas; los nuevos ciudadanos se dejaron matar sin rechistar entre
1914 y 1918, los súbditos de los imperios coloniales aceptaron también esa con-
cepción nacional en vez de alzarse en contra de sus opresores y, en Francia en par-
ticular, los inmigrantes compartieron durante años esa conciencia nacional (Noi-
riel, 1988).
2. El sujeto autónomo
221
dad de los valores. Dicha moral abarcaba la moral cristiana sin contradecirla direc-
tamente. La literatura y la historia debían ser morales. La propia ciencia era una
moral de la verdad. La escuela laica enseñaba también una fe en el progreso, la
ciencia y la creencia en las virtudes de la Razón. Enseñaba más las bellezas de la
ciencia y la técnica que la misma ciencia, a través del ejemplo de hombres ilustres:
Galileo, Pasteur... considerados como una especie de santos laicos. Más allá de las
pasiones sociales y religiosas, los niños podían percibir un universo más amplio,
universal, el de la Razón del que cada ciudadano poseía una parte.
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
3. La competencia ciudadana
222
La escuela como institución
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
de lo más tradicional, pese a la modernidad de los valores instaurados. Se puede
caracterizar ese programa institucional en cuatro grandes elementos (Dubet,
2002).
223
po en las escuelas, los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad no parecieron
ser incompatibles.
2. La vocación
tro crea en los valores de la República, del mismo modo que el sacerdote cree en los
dogmas de la Iglesia. De hecho, Durkheim señalaba que el maestro era tan sagrado
como el sacerdote y que convenía reclutarlo y formarlo de la misma manera.
La vocación ocupa un puesto fundamental en el dispositivo del programa ins-
titucional. Instaura la legitimidad y la autoridad de quien ejerce su labor sobre otro
y al que se delega así algo de carisma, ya que representa algo superior a todos los
demás. Al igual que el sacerdote lleva consigo algo de lo divino, el maestro encar-
na parte de la República, la Razón, la Cultura... Tal y como me decía mi maestro
de escuela: «si no me respetas, al menos respeta lo que represento». La autoridad
necesaria para cualquier labor educativa recurre mucho más a un principio supe-
rior, no negociable, que a la tradición y a la eficacia de la labor cumplida. Ese tipo
de legitimidad ofrece una doble ventaja.
Por un lado, da seguridad al que ejerce la autoridad, así no se ve reducido sim-
plemente a lo que es en la práctica; el maestro es respetable siempre porque es el
maestro. Tiene que cometer muchos errores para que pierda ese capital. De forma
paradójica, esa vocación da pie a la crítica, aunque se trate de una crítica esencial-
mente conformista. En efecto, en ese modelo la crítica es fundamentalmente endó-
gena y se refiere a la incapacidad que tienen los maestros para ser conformes con su
vocación. Por otro lado, la vocación participa del mismo mecanismo de socialización,
tal y como han apuntado pensadores tan diferentes como Durkheim, Freud o Par-
sons, cuando han puesto de relieve el papel de los mecanismos de identificación. Al
identificarse con la persona del maestro, intermediario entre él mismo y principios
universales, el alumno se identifica con lo que el maestro encarna. Dicho de otro
modo, cuando al niño le gusta el maestro, le gusta lo que al maestro le gusta de modo
más o menos ejemplar. Ya que el maestro es sagrado y el amor por el maestro prohi-
bido, se crea un mecanismo de sublimación gracias al cual el niño crece hacia lo uni-
versal, hacia una ley más amplia que las únicas normas particulares de la vida social.
Obviamente, ni con la vocación, ni con la unidad de los principios fuera del
mundo, pretendo describir lo que ocurre realmente en la labor del programa insti-
tucional, aunque sí creo poder caracterizar así la representación del modo como
ocurren las cosas. Por lo que se refiere a la socialización, sabemos que las represen-
taciones y las creencias tienen idéntica importancia que los hechos o, para ser más
exactos, que son hechos simbólicos que tienen su propia eficacia. La producción de
los otros es cuestión de creencias y consentimiento.
224
3. El santuario
Basado en una tensión entre los valores mundanos y la vocación de los profe-
sionales, el programa institucional se realiza en un santuario protegido de los des-
órdenes del mundo. Las escuelas se constituyen así como una especie de Órdenes
Regulares, confiadas durante mucho tiempo a los religiosos en los países de tradi-
ción católica. Sin embargo, el ocaso de lo religioso no conllevó inmediatamente la
caída del santuario. Deseosas de inscribir su extraterritorialidad, las instituciones
laicas recurrieron también a la arquitectura monumental, cuya misión consistía en
marcar la ruptura entre lo sagrado institucional y la vida social banal.
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
Durante mucho tiempo, la escuela francesa separó los sexos, desde el primer
año de la escuela primaria hasta la Escuela de Magisterio, y su mezcla a partir de
los años sesenta es más la consecuencia de la demografía escolar que la realiza-
ción de un proyecto igualitario. La radical separación de los sexos no era sólo un
reflejo de las costumbres, al fin y al cabo mujeres y hombres viven juntos, sino
un deseo de convertir la escuela en un santuario, alejarla de las pasiones huma-
nas. En cuanto los padres entregan a sus hijos a la escuela, renuncian a inmis-
cuirse en la vida escolar, y sabemos hasta qué punto les ha costado a los enseñan-
tes, en particular en Francia, hacerse a su reciente presencia en la escuela. Lo
mismo ocurre con las demandas de la economía; en cuanto surgen, la escuela
pierde algo de su carácter sagrado y su dignidad. La «gratuidad» atribuida al
saber, rige en las jerarquías escolares, las de los escalafones, de los enseñantes y
de los alumnos, independientemente de la utilidad social del saber, y con fre-
cuencia en contra de ella. Al igual que en las Órdenes Regulares, en el santuario
escolar los profesionales del trabajo realizado sobre otros individuos no deben
rendir cuentas más que a ellos mismos, a su vocación y a su jerarquía. No les
deben nada a los usuarios porque se supone que les sacrifican todo. Es evidente
que el santuario no se dedica más que al interés de los alumnos sin que éstos pue-
dan defender sus intereses particulares.
La escuela republicana francesa ha construido una auténtica teología del san-
tuario con la ficción de la separación del niño y el alumno, teología cuyo teórico
fue Alain. Lo mismo que la Iglesia sólo se dirigía a unas almas, todas iguales y uni-
versales, expulsando de su reino a los «cuerpos» y la vida social, la escuela republi-
cana quiso tratar solamente con alumnos, con juicios en formación, y echó fuera
de su dominio a la niñez y la adolescencia1.
Sería fácil mostrar que las paredes del santuario no fueron impermeables. Las
pasiones penetraron en la escuela, los padres entraron en el juego, las demandas
económicas fueron atendidas... Fuera como fuera, hasta los años setenta todos esos
«asuntos» se perciben como escándalos, atropellos, faltas. Y esa sensibilidad aún
perdura.
1
Las sociedades protestantes no reprodujeron idéntica separación y se abrieron más a la infan-
cia y la adolescencia; aunque el santuario adoptó otras formas, entre otras, la de la comunidad edu-
cativa autónoma.
225
4. Socialización y subjetivización
226
Cambios en la ciudadanía.
Antes de evocar las mutaciones del programa institucional, debemos señalar las
recientes transformaciones de la ciudadanía que son el resultado, en lo esencial, de
las mutaciones del Estado-nación.
Seguimos siendo sin duda ciudadanos de una nación, sin embargo la represen-
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
tación de la nación ha cambiado profundamente y con ella, la representación de la
ciudadanía. El modelo nacional francés se basaba en la idea de una fuerte integra-
ción entre una cultura nacional, una completa soberanía política nacional y una
autonomía económica también nacional. Dicho de otro modo, la escuela republi-
cana enseñaba a los ciudadanos franceses que eran miembros de una nación forma-
da por una cultura, un Estado central soberano y una economía nacional dirigida
por un Estado y una burguesía. Un conjunto de símbolos contribuía a forjar aque-
lla representación imaginaria nacional de una República imperial. No podemos
ignorar el desconcierto de los franceses de mayor edad que vieron cómo, en unos
treinta años, se descomponía aquella imagen; en efecto, los franceses pensaron
durante muchos años que su cultura nacional era particular y universal al mismo
tiempo2.
Hoy en día, Francia ya no es un imperio colonial; se imponen otras culturas
con las que la identidad nacional francesa debe contar. Debe tener presente las cul-
turas provinciales y locales ignoradas durante mucho tiempo por la cultura nacio-
nal. En la escuela y en otros lugares también, resulta evidente que uno puede ser
francés y vasco, francés y bretón, francés y ateo, católico o musulmán, es evidente
también que se debe estudiar inglés en la escuela y que Francia no está sola en el
mundo. Los programas escolares llevan la marca de esa evolución: el futuro ciuda-
dano tiene que aprender progresivamente otros idiomas, otras literaturas, otras his-
torias además de las nacionales. No se puede ignorar a los hijos de la inmigración.
El futuro ciudadano no puede olvidar que vive en Europa y en el mundo, sobre
todo teniendo en cuenta que viaja cada vez más, que la televisión le ofrece imáge-
nes de todas las partes del mundo y que consume productos, literaturas y músicas
que ya no son nacionales.
Aunque el ciudadano siga siendo ante todo miembro de una nación, resulta
patente que la imagen de su nación ya no es tan simple y que las pertenencias se
han multiplicado. Al igual que vivimos en economías locales, nacionales, europeas
y mundiales, los niños y los jóvenes viven en una multitud de culturas y de siste-
mas de referencias. En consecuencia, la formación de la ciudadanía ya no puede
basarse en un relato nacional tan firme y homogéneo como el que se impuso en
los albores del siglo veinte.
2
Podemos pensar que el voto populista de extrema derecha es la expresión de ese desconcierto.
227
2. Las competencias ciudadanas
economía, conocer algunos derechos sociales. Es más, podemos pensar que el ciu-
dadano debe poseer el sentido de sus responsabilidades cuando se trata de higiene,
sexualidad o normas de tráfico. En consecuencia, en todas las escuelas los progra-
mas de educación cívica son cada vez más extensos: la educación sexual, la educa-
ción en las normas de tráfico, el aprendizaje de la lectura de la prensa, los rudimen-
tos de derechos sociales se han sumado a la presentación de las instituciones
políticas.
La escuela republicana se formó en una sociedad en la que apenas existían
medios de comunicación de masas. Hoy en día, los alumnos pasan el mismo
número de horas delante de la televisión que en los pupitres de la escuela. La
escuela no puede ignorar ese hecho y los medios de comunicación se hacen cada
vez más presentes en la enseñanza. En el pasado, era suficiente que un niño supie-
ra leer; ahora es necesario que sepa ver la televisión, que sepa navegar por inter-
net, que sepa lo que es una tasa de desempleo o de inflación si queremos que sea
capaz de comportarse como un ciudadano informado. Y se exige cada vez más en
la escuela.
3. El ciudadano activo
228
misma escuela. Es en este punto donde la formación de los ciudadanos tiene que
ver con la mutación del programa institucional y con su ocaso.
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
actores de la escuela se halla profundamente trastocada también, más allá de los
problemas particulares que dichos actores encuentran. Aunque la escuela haya sido
un programa institucional moderno, no por ello deja de ser un programa institu-
cional. Ahora que somos «aún más modernos», las contradicciones de ese progra-
ma aparecen de modo patente, no sólo bajo el efecto de una amenaza exterior, sino
también por un impulso endógeno, que se inscribe en los mismos gérmenes de la
modernidad. En un relato de tipo weberiano, el desencantamiento se acentúa, vivi-
mos la racionalización de la racionalización, sufrimos la guerra de los dioses y los
enseñantes comparten ampliamente los fundamentos de un pensamiento crítico
que desvirtúa sus propias creencias, pone en entredicho sus convicciones y encie-
rra a muchos de ellos en una irreprimible nostalgia de un mundo definitivamente
perdido, tanto más perfecto cuanto que su pérdida es irremediable, sobre todo por-
que la originó la misma escuela3.
3
Podemos observar que muchos sociólogos conocen una evolución paralela; en efecto, los crí-
ticos más acérrimos de los años setenta se han convertido en algunos casos en los mayores defenso-
res del programa institucional republicano.
229
derecho a existir en una cultura específica no coinciden tan fácilmente como en
la época en que todos los antepasados de los franceses eran galos. Saben tam-
bién que la entrada en una tradición cultural, tal como recuerda Hannah Arendt
(1972), no coincide fácilmente con una formación útil para la economía y los
futuros empleos de los alumnos. La escuela se ha convertido en un mundo de
debates inagotables sobre los fines de la escuela, los principios y las «ciudades»
de justicia y ya ninguno de esos principios puede destruir los otros. Ciertamen-
te, esa explosión no es sólo el calco del enfrentamiento de los intereses sociales
en juego, ya que cada grupo y cada individuo parece perseguir objetivos hetero-
géneos: es necesario que los alumnos tengan éxito y sean felices, deben integrar-
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
2. Vocación y profesión
4
Debemos señalar el desplazamiento del sentido de la palabra carisma. Para Weber, el caris-
ma basa la legitimidad en un principio sagrado; en la actualidad, significa simplemente encanto per-
sonal.
230
ción de otros se encuentran en una situación paradójica. Por un lado, reivindi-
can un reconocimiento profesional reforzado por una definición de las tareas
específicas y por un aumento del nivel académico y técnico del reclutamiento y
de la formación; por otro lado, no dejan de lamentar la decadencia de las legi-
timidades sagradas que parecían mucho más estables y tranquilas que los actua-
les soportes de la autoridad, aquellos que los individuos deben constantemente
poner a prueba.
La profesionalización ha contribuido a cambiar la propia naturaleza de las ins-
tituciones. El programa institucional estaba vinculado con organizaciones simples
en las que la regulación de las relaciones de trabajo se basaba fundamentalmente
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
en compartir los objetivos y las vocaciones, en una «solidaridad mecánica» y en
cadenas jerárquicas cortas. Hoy en día, esas instituciones son sustituidas por orga-
nizaciones en las que una parte importante del trabajo consiste en asegurar la cohe-
rencia de una actividad que sufre una creciente división del trabajo. La escuela se
ve cada vez más administrada y «gestionada». En todas partes, la gran organización
administrada y regulada por especialistas, despachos y reuniones de equipo, va sus-
tituyendo a las burocracias simples de vocaciones compartidas.
231
4. La doble cara del individuo
El programa institucional se basaba en una creencia central: la continuidad de
la socialización y la subjetivización que implicaban el establecimiento de disciplinas
racionales y universales. Sin embargo, la modernidad y la llamada a la autonomía
como capacidad y derecho de construir sus propias convicciones y su propia auten-
ticidad han roto esa cadena mágica. Las antiguas instituciones se enfrentan en todas
partes a la existencia de un sujeto ya existente o a la de un sujeto que merece la pena
ser promocionado por su condición de individuo singular. En este aspecto también
entendemos mejor las cosas si comparamos con la religión; su labor de socialización,
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
que iba del dogma a la fe pasando por el rito, se ha invertido en la Iglesia en la que
la exigencia de una fe emotiva y racional se convierte en el preámbulo para acceder
al rito y al dogma. Aquellos que siguen respetando el proceso tradicional son con-
siderados tradicionalistas o integristas que exigen fe y obediencia ciega.
A partir de ahora, en la escuela el niño y el alumno ya no son antagónicos; se
pone el acento en la actividad del alumno, en su compromiso con el aprendizaje y
todos admiten que existe cierta distancia entre obediencia y autonomía. En todos
los casos, parece evidente que el niño preexiste al alumno, que debe participar en
su educación, construir proyectos y expresarse. Sin duda podemos ver en esas lla-
madas a la autenticidad y responsabilidad nuevas formas de dominación; sea como
sea, resulta patente que la confianza en las disciplinas de formación del otro se ha
roto porque ya no estamos seguros de que la socialización sea suficiente para la for-
mación de sujetos. Esa promoción de la creatividad y la autonomía moral no es tan
sólo uno de los aspectos de un nuevo espíritu del capitalismo y de la gesión, es
también el producto de la modernidad cuyo ideal postula que cada uno debe ser
su propio maestro y el autor de su vida. De hecho, la mayoría de los que ven la
cara del neoliberalismo en esa distancia entre el conformismo de la socialización y
la autenticidad de los individuos no se atreven a volver a la configuración pasada y
a la cara hosca de las disciplinas institucionales.
Con el ocaso del programa institucional, el trabajo con el otro ha cambiado
profundamente y generado un sentimiento de crisis que puede afectar a los acto-
res; en efecto, al ver cómo se derrumban los santuarios y su legitimidad, éstos se
sienten desposeídos de la mayoría de los consuelos que daba una coherencia poco
común a su labor. Sin embargo, debemos superar ese sentimiento de crisis y poner
al día las profundas transformaciones de la naturaleza del trabajo con el otro. Pode-
mos describirlas del siguiente modo: las dimensiones de la acción sobre el otro, que
se integraban firmemente en el programa institucional, van separándose paulatina-
mente entre las relaciones definidas en términos de control, de servicio y en térmi-
nos de relaciones centradas únicamente en las personas.
232
vuelta a los valores y el orden del pasado. Muchos enseñantes y políticos invocan
la República para volver a fundar la escuela del pasado, ante los desórdenes que la
asaltan, y las tesis progresistas de los primeros años de la República adquieren a
veces unos tonos nostálgicos. No creemos en ese movimiento porque las evolucio-
nes de la cultura, la nación y los sistemas económicos tienen tanto peso que la anti-
gua institución no los aguantaría. Por otro lado, no podemos conformarnos con las
incertidumbres actuales. En consecuencia, debemos diseñar los retos en torno a los
que las nuevas figuras de una formación ciudadana podrían constituirse.
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
Cultura y competencias comunes
En la mayoría de los países que deben asumir una escolaridad larga y masiva,
los programas escolares se definen ante todo en términos de utilidad: los progra-
mas escolares son aquellos que permiten realizar exámenes y oposiciones para
lograr los mejores puestos. De modo progresivo, los programas no tienen más que
una finalidad escolar. Sin embargo, al estar inmersos en un mundo cada vez más
complejo y variado, en un mundo en el que los conocimientos parecen infinitos,
es necesario definir la cultura y las competencias comunes que se esperan de los
ciudadanos, sean cuales sean las carreras que estudien. ¿Cuál puede ser el vínculo
con la escuela? La respuesta es muy complicada porque supone sacrificar un gran
número de conocimientos y no conservar más que los que podrán desarrollarse más
adelante. Por ese motivo, el tema de la cultura común suele rechazarse en nombre
de las ambiciones enciclopédicas de los programas, aunque los alumnos capaces de
asimilar esos programas sean escasos.
Por ejemplo, pienso que la cultura común de los ciudadanos debería conceder
una importancia particular a los medios de comunicación, no para que entren en
la escuela, sino para que los futuros ciudadanos puedan resistirse a su dominio. No
se trata de denunciar los medios de comunicación como máquinas que manipulan
las mentes, sino de mostrar a los alumnos cómo se fabrican, cómo están hechos,
cómo dan una imagen del mundo que no es el mundo. Podemos imaginar tam-
bién que ciertas competencias informáticas deberían formar parte de la cultura
común, como por ejemplo el conocimiento de los procesos ecológicos elementales,
o como el hecho de saber «leer, escribir y las cuatro reglas». Sea como sea, la defi-
nición de una cultura común es una cuestión política esencial, una elección políti-
ca que no puede ser únicamente asunto de los especialistas en pedagogía.
Aunque la escuela tenga que dar una cultura común, es también una máquina
que permite jerarquizar y seleccionar a los alumnos. Sea pública o privada, la edu-
cación funciona actualmente como un mercado al que los individuos acuden para
obtener «capitales» escolares. Sin embargo, con frecuencia ese mercado es opaco,
233
únicamente los privilegiados conocen sus reglas, las competiciones escolares no sue-
len ser más transparentes que las competiciones económicas y lo suelen ser menos
que las competiciones deportivas.
En ese campo, la claridad de los derechos y las normas no es sólo un problema
de justicia e igualdad, es también un problema de ciudadanía, ya que cada ciuda-
dano debe tener la posibilidad de elegir con conocimiento de causa. Ahora bien,
¿cómo poder elegir en situaciones en las que el desequilibrio de la información es
patente, en las que algunos conocen las reglas del mercado escolar, mientras que
otros las ignoran? En semejantes condiciones, algunas familias son unos consumi-
dores ilustrados mientras que otras no saben nada del funcionamiento de la escue-
Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes
La civilidad escolar
Referencias bibliográficas
234
Filosofía andina
Sabiduría indígena
para un mundo nuevo
— Segunda edición —
(Reimpresión)
J o se f E sterm ann
O lS E A T
Instituto Superior
Ecuménico Andino de Teología
E79t ESTERMANN, Josef
Filosofía andina: Sabiduría indígena para un mundo nuevo
Josef Estermann -2da. ed. - La Paz: ISEAT, 2006.
ISBN: 978-99905-878-0-7
CDD: 199.80
FILOSOFÍA ANDINA
Sabiduría indígena para un mundo nuevo
JosefEstermann *
® Derechos reservados
Es propiedad intelectual del autor
•Josef Estermann, de origen suizo, con una larga trayectoria en el mundo andino, es
doctor en filosofía y licenciado en teología. Es investigador y docente en el Instituto
Superior Ecuménico Andino de Teología (¡SEAT) en La Paz - Bolivia.
Impreso en Bolivia
Printcd in Bolivia
A los pueblos andinos
cotí mucho cariño
y gratitud
\
Prólogo
E lruna
presente trabajo es el fruto de diez años de convivencia con el
y jaqi andino y de una reflexión cada vez más profunda
acerca de la riqueza filosófica oculta en las culturas andinas. Soy muy
consciente de que la cuestión de la ‘filosofía andina' es altamente
controversial, sobre todo en los medios académicos. A pesar de las
muchas dificultades que encontré a lo largo de mis reflexiones, me
parece de suma importancia rescatar el pensamiento de los pueblos
andinos como auténtica filosofía. En este sentido, el presente trabajo
es una muestra de mi gratitud a todas las personas que encarnan en
su propia vida esta filosofía, los pueblos andinos que han sufrido
tanto y siguen sufriendo aún en el siglo XXI.
Tengo la esperanza de que este tipo de filosofía (tal como hay
muchas en nuestro planeta) ya no encuentre el rechazo rotundo de
la filosofía académica occidental, ni de las filósofas y los filósofos en
el mismo mundo andino. La filosofía intercultural es una necesidad
global a comienzos del tercer milenio de la era cristiana. Sólo me
diante múltiples diálogos (es decir: ‘polílogos’) podemos evitar con
flictos y guerras entre etnias y culturas. El presente trabajo es una
pequeña contribución a ello.
Esta segunda edición es una ampliación y corrección de la pri
mera edición de 1998. Se ha incluido la perspectiva aimara con su
aporte lingüístico y etnológico, y se ha actualizado en lo posible la
bibliografía.
Me queda agradecer a todas las personas que han hecho posible
este estudio. En primer lugar quiero mencionar a mi familia, mi es
posa Colette y mis hijos Sarah, Rafael y Christian, por la comprensión
y el espacio que me han brindado. Agradezco a Gloria Tamayo por
la revisión del quechua y a José Condori por las correcciones del
8 FILOSOFÍA ANDINA
JosefEsterm a n n
CAPÍTULO 1
Introducción
1 Según los lingüistas, la dicción “aimara” (con una I) debe ser la forma española,
para indicar tanto el idioma como el pueblo y la cultura (“el idioma, aimara”; "I*
cultura aimara”; “el pueblo aimara”). La dicción “aymara" (con una Y7es la forma
del idioma aymara (por ejemplo: “aymar parltati?” que significa “¿hablas aimara?")
y concuerda con el origen etimológico de la palabra. “Aymara” es la composición
y contracción de “aya mara aru” que quiere decir, “el idioma de años lejanos", En
este trabajo, escribo “aimara” siempre y cuando es una expresión del idioma 61*
pañol, y “aymara” siempre y cuando se refiere a una expresión del idioma aimara.
10 FILOSOFÍA ANDINA
’ Uso en esta oportunidad dos términos que ya tienen una cierta Wirkungsgeschichte
(historia eficaz) en América Latina. El concepto (feuerbach-marxiano) de la ‘alie
nación’ no sólo juega un papel trascendental en la ‘Filosofía de la Liberación’,
sino que acompaña el proceso de la emancipación filosófica latinoamericana des
de sus inicios. Cabe mencionar los trabajos de Augusto Salazar Bondy (quien
hace uso del término “inautenticidad” de cuño existencialista) y de Enrique Dussel.
Véase:
Salazar Bondy, Augusto (1968). ¿Existe una filosofía de nuestra América? México.
Dussel, Enrique (1980). Filosofía de la liberación. Bogotá.
El concepto de la ‘obsesión’ es originario de Lévinas [Lévinas, Emmanuel (1978;
• 1987). De otro modo que ser, o más allá de la esencia. La Haya (en francés);
Salamanca (en español). I47ss.l, pero usado aquí en sentido opuesto: El yo occi
dental ‘ocupa’ u ‘obsesiona’ a la otra y al otro andinos, tal como un embrión,
resultado de una violación, ‘ocupa’ lo más íntimo de la personalidad femenina.
4 Sin menospreciar el gran mérito de la filosofía postmoderna de haber cuestionado
el paradigma racionalista monocultural de Occidente, creo, sin embargo, que no
llegue a superar el occidento-centrismo en sus planteamientos y presuposiciones.
Jameson caracteriza la postmodemidad como la “mutación cultural del capitalis
mo más reciente’’ (Jameson, Fredric (1986). "Ideologische Positionen in der
Postmodemismus-Debatte”. En: Das Argument N° 135. 18-28J.
A pesar de su origen francés (en el post-estructuralismo), la postmodernidad se
ha convertido muy rápidamente en la expresión filosófica más nítida del yuppie
norteamericano y de su modo de vivir hedonístico y esteticista.
12 FILOSOFÍA ANDINA
' Véase:
Fornet-Betancourt, Raúl (1994). Filosofía Intercultural. México; especialmente
9-38.
También: Estermann, Josef (1996). “Hacia una filosofia del escuchan Perspecti
vas de desarrollo para el pensamiento intercultural desde la tradición europea“.
En: Concordia Reibe Monographien. voi. 19. Aachen. 119-149; especialmente
137-143.
INTRODUCCIÓN 13
2.1. Introducción
latinoamericana". Pero recién a partir de la segunda mitad del siglo pasado, co
mienza a plasmarse este programa en dos posturas distintas, pero complementa
rias: La ‘filosofía de la liberación' con Mariátegui, Salazar Bondy, Dussel y Cerutti,
por un lado, y la ‘filosofía inculturada’ con Zea, Kusch, Scannone, Miró Quesada
y Itoig, por otro lado.
1 Dussel, Enrique 0977; 1980). Filosofía de la liberación. México; Bogotá. 26
U.l.8.7.2).
6 El veredicto hegeliano sobre America: "Was bis jetzt sich hier ereignet, ist nur der
Widerhall der Alten Welt und der Ausdruck fremder Lebendigkeit..." [Lo que aquí
sucede hasta el momento, es sólo el eco del Mundo Viejo y la expresión de una
vitalidad foránea...] [Hegel, Georg Wilhelm Friedrich (1837; 1970). “Vorlesungen
über die Philosophie der Geschichte”. En: Werke in zwanzig Bänden. Tomo 12.
Francfort/M. 114; (1999). Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal. Ma
drid: Alianza].
Lévy-Bruhl (1857-1939) considera el pensamiento americano no-europeizado como
‘primitivo’ [Lévy-Bruhl, Lucien (1922; 1945). La mentalitéprimitive. París; La men
talidad primitiva. Buenos Aires: Lautaro. Idem (1927; 1986). L'ämeprimitive. Pa
rís-. Ed. Félix Alean; El alma primitiva. Buenos Aires: Planeta-Agostini].
7 En alusión a la ‘para-psicología’ (hipnosis, telequinesia, telepatía, precognición,
etc.) que siempre lucha para ser admitida en el canon académico de las ciencias.
El prefijo ‘para’ indica la heterodoxia frente a una ortodoxia científica y académi
ca establecida. Cabe mencionar que en la historiaban sido las posturas 'heterodoxas'
que han contribuido a revoluciones paradigmáticas en las ciencias.
¿COSMOVISIÓN, MITO, PENSAMIENTO O FILOSOFÍA? 19
I' “Chercher les premières causes et vrais Principes dont on puisse déduire les raisons
de tout ce qu'on est capable de savoir" [Descartes, René (1644; 1995). Principia
Philosopbiae (Praefatium). Madrid; Alianza. IX.51.
II “Philosophie ¡st ihre Zeit in Gedanken gefasst" [Hegel, G.W.F. (1831; 1966),
Vorlesungen iiber Philosophie der Religion I. Ed. por G. Lasson. Hamburgo. 16-27).
1J “Ars vitae” (Séneca); “Cultura animi” (Cicerón); “Philosophia incoatio est religionis"
(Pico della Mirándola); “Amator sapientiae Dei" (San Agustín. De Civitate Dei.
VII.1 [PL 41.2251.
1,1 Evidentemente nos referimos a Heidegger y su exaltación de la filosofía presocrática
(ante todo de Parménides); pero también podemos mencionar a Nietzsche como
representante de esta concepción (purista).
¿COSMOVISIÓN, MITO, PENSAMIENTO O FILOSOFÍA? 21
15 “El filósofo no es sólo el amante del saber sino que es el mismo sapiente del
amor, esto es, un saber que no cesando de amar sabe (saborea) que el amor qo
es posesión sino dádiva, que el amor no termina nunca, ni se queda fijo una vez
para siempre" [Panikkar, Raimon (1997). La experiencia filosófica de la India. Ma
drid. 161.
22 FILOSOFÍA ANDINA
2‘ Hegel sólo 'lleva al concepto' (a u f den Begriff bringen) lo que la filosofía moder
na occidental implícitamente presupone: La particularidad (cultural) de la filosofía
(con respecto a su contexto) se convierte en universalidad (y supra-culturalidad)
en la medida en que es 'filosofía de lo universal’. La máxima expresión ideológica
de este category mistake (Ryle) se halla en la ecuación hegeliana: 'La filosofía del
Absoluto es la filosofía absoluta'.
25 Acerca de los distintos modos de cómo se relaciona la tradición filosófica occi
dental con la alteridad (cultural), véase: Estermann, Josef (1996). “Hacia una filo
sofía del escuchar: Perspectivas de desarrollo para el pensamiento intercultural
desde la tradición europea". En: Concordia Reibe Monographien. Vol. 19. Aachen.
119-149; 126-130.
¿COSMOVISIÓN, MITO, PENSAMIENTO O FILOSOFÍA? 27
50 Las referencias a las posiciones cristológicas (heréticas) del siglo IV sólo preten
den ilustrar (ex comparatione) los peligros que corren tanto el absolutismo como
el relativismo filosófico. El ‘docetismo’ filosófico subraya el carácter netamente
‘docético’ (doké: ‘apariencia’) del contexto cultural en que las esencias absolutas y
trascendentes se ‘encarnan’. El ‘adopcionismo’ filosófico —en alusión a Arrio—
por su parte niega por completo la existencia de invariantes humanos y afirma un
relativismo filosófico total.
¿COSMOVISIÓN, MITO, PENSAMIENTO O FILOSOFÍA? 43
53 Heidegger defiende esta posición ante todo después de la Kehre (vuelta), cuando
se refiere más y más a la filosofía presocrática, como una excepción en la historia
de la Seinsvergessenheit (olvido del ser), a Hölderlin y Nietzsche, y donde usa la
etimología como una prueba de que la verdad filosófica se halla en sus orígenes
(ventas in origine). Véase: Heidegger, Martin (1936). Hölderlin und das Wesen
der Dichtung [Hölderlin y la esencia de la poesía} Idem (1943). Vom Wesen der
Wahrheit [De la esencia de la verdad}. Idem (1946). Brief über-den Humanismus
[Carta sobre el humanismo}. Idem (1950). Der Ursprung des Kunstwerkes [El ori
gen de la obra de arte}.
3,1 El mimetismo académico en muchas universidades latinoamericanas es bien co
nocido. Hasta los mismos forjadores de una propia ‘filosofía latinoamericana’ (so
bre todo la llamada “Generación de la normalización“) vieron como tarea princi
pal ‘acortar la distancia’ respecto a los movimientos filosóficos de tumo en Euro
pa y Norteamérica.
¿COSMOVISIÓN, MITO, PENSAMIENTO O FILOSOFÍA? 45
Acerca del debate sobre 'ética discursiva’ y ‘ética liberadora’, véase: Apel, Karl
Otto y Dussel, Enrique (1990). Ethik'und Befreiung. Ed. por Fomct-Betancourt,
Raúl. Aachen: Concordia; Apel, Karl Otto y Dussel, Enrique (1992). Diskursethik
oder Befreiungsethik? Ed. por Fornet-Betancotdrt, Raúl. Aachen: Concordia; Fornct-
Betancourt, Raúl (ed.) (1993). Die Diskursethik und ihre lateinamerikanische Kritik.
Aachen: Concordia.
Apel, Karl Otto et al. (1994). Konvergenz oder Divergenz? f.d. por Fornet-Betancourt,
Raúl. Aachen: Concordia.
Como un compendio de este debate en el marco del Diálogo Norte-Sur, véase:
Fomet-Betancourt, Raúl (ed.) (2004). Filosofía para la convivencia: Caminos de diá
logos norte-sur. Sevilla.
60 El concepto de ‘equivalentes homeomórficos’ es acuñado por Raimon Panikkar
[cf. Panikkar, Raimon (1996). “Filosofía y Cultura-, Una relación problemática". En:
FornetBetancourt, Raúl (ed.). Kulturen der Philosophie: Dokumentation des I.
Internationalen Kongressesfü r Interkulturelle Philosophie. Aachen: Concordia. 15-
41; especialmente 17-191. “Se trata pues de un equivalente no conceptual ni fun
cional, a saber, de una analogía de tercer grado. No se busca la misma función
(que la filosofía ejerce), sino aquella equivalente a la que la noción original ejerce
en la correspondiente cosmovisión." (18)
61 Gadamer, Hans Georg (I960; 1991). Wahrheit und Methode: Grundzüge einer
philosophischen Hermeneutik. Tubinga; Verdad y Método: Principios de una her
menéutica filosófica. Salamanca: Sígueme.
48 f il o s o f ía a n d in a
<w Véase: Estermann, Josef (2003). “Anatopismo como alienación cultural: Culturas
dominantes y dominadas en el ámbito andino de América Latina". En: Fornet-
Betancourt, Raúl (ed.). Culturas y Poder: Interacción y Asimetría entre las Cultu
ras en el Contexto de la globalización. Bilbao: Desclée de Brouwer. 177-202.
52 FILOSOFÍA ANDINA
(cogito) y las y los que son pensados (cogitata)7172,entre las y los que dan
créditos y las y los que son endeudados/as; entre las y los que tienen la
información, y las y los que son desinformados/as; entre los habitantes
de la ‘aldea global’, y las y los excluidos/as de sus bondades.
Al acercarnos a la ‘filosofía andina’, no podemos dejar de lado el
aspecto axiológico de las culturas; no se trata de entidades ‘libres de
valor’ (wertfrei)12 que se puede intercambiar como la ambientación
de mi casa. Se trata ante todo de personas que representan, por su
condición de ser sujetos concretos y su situación socio-económica,
un valor más allá de lo netamente estético. Frente a la indiferencia
ética del ser humano postmoderno del llamado ‘Primer Mundo’, la
pobladora y el poblador de la periferia tienen que insistir en la ‘dife
rencia ética’ que también se expresa en términos culturales (y eo ipso
filosóficos). En el proyecto postmoderno, en alianza globalizadora
con el neoliberalismo, el runa y jaqi del ámbito andino tienen ante
todo el rol de ser un ‘objeto’ de experimentación y contemplación.
Pero no pueden darse el lujo de renunciar a los valores supuesta
mente ‘obsoletos’ de la ‘modernidad’, tal como la justicia, la libertad y
el derecho a la vida.
Por esto, opto por la concepción intercultural de la ‘filosofía’ y
por un enfoque intercultural en el acercamiento a.1 fenómeno de la
‘filosofía andina’. Recién en el diálogo con esta realidad, culturalmente
distinta, podemos establecer una noción de ‘filosofía’ que afecta y
modifica muchas determinaciones preconcebidas por un a priori filo
sófico occidental. Los límites entre ‘filosofía’, ‘pensamiento’, ‘mito’,
‘Weltanschauung y ‘cosmovisión’, entre racionalidad y sensitividad,
concepto e imagen, religión y ciencia tendrán que ser redefinidos. El
enfoque intercultural subraya la importancia del diálogo (o polílogo)
entre culturas, en este caso: entre la cultura andina y la occidental, o
filosóficamente hablando: entre los paradigmas filosóficos andino y
occidental. Soy consciente de que mi perspectiva en este diálogo será
71 La conciencia intencional puede ser descrita según Husserl como: Cogito cogitata
mea. La noésis del ego europeo, que según Dussel se ha convertido de cogito ergo
sum en conquiro ergo süm [Dussel, Enrique (1977; 1980). Filosofía de la libera
ción. México; Bogotá. 131, objetiva el noéma en algo manipulable y dependiente.
Aplicado al tema de la Interculturalidad-. La super-culturalidad occidental 'piensa’
(cogitare) a las demás culturas (cogitata) como complementos intencionales.
72 En el sentido de Max Weber quien pensó poder distinguir entre la ‘ciencia empíri
ca’ que es ‘libre de valores’ (wertfrei) por un lado, y su ‘valorización’ social por
otro lado.
54 FILOSOFÍA ANDINA
A lo largo de la historia del pensamiento, en todos los rincones de la tierra mientras hubo
alguien vivo, estuvo presente la pregunta por el ser humano: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi origen?
¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué tengo que sufrir y morir?
Tantas culturas como seres vivos “balbucearon” respuestas. Todas comprensiones acerca
del misterio del ser humano fascinantes para descubrir y para entrever, detrás de cada
una, las intuiciones profundas compartidas aquí y allá sobre ese “algo más” que nos hace
“humanos”. Es imposible pretender en este breve espacio recorrerlas a todas; más
imposible aún es
pretender “encerrar” el misterio del ser humano en un concepto, en una definición. Sin
embargo, queremos desafiarnos a pensar juntos en esa identidad que nos acomuna como
especie humana; desafiarnos no sólo a pensar sino a compartir desde nuestras vivencias
más íntimas, esa identidad que trasciende el contexto histórico-social-cultural-religioso, ese
“algo más” que cuando lo negamos -abierta o veladamente-, caemos en la más oscura
pérdida de sentido.
Hay dos grandes preocupaciones en la vida de Sócrates (470-399 a C.) que coinciden
con lo que para él es esencial a la misión del filósofo: la práctica de la virtud y el
conocimiento de sí mismo.
Acerca del “conócete a ti mismo” socrático podríamos comprenderlo como su mirada filosófica
para la comprensión más profunda del ser humano. La conciencia de sí mismo, de la propia
ignorancia acerca del saber dar razones de las cosas, de su fundamento es principio de
liberación moral y gnoseológica. Es que para Sócrates, la verdad no se puede separar de la
virtud. Cuando se busca la verdad, lo que está en juego es la misma vida: y esto lo
demostró en primera persona.
El hombre es su alma; puesto que ésta es lo que lo distingue de manera específica de
cualquier otro ente. El alma es nuestra razón y sede de nuestra actividad racional y ética;
el alma es la personalidad intelectual y moral.
1
Lo más valioso, lo que define al hombre es su capacidad de plantearse problemas,
preguntas. A diferencia de los dioses, el ser humano está permanentemente traspasado
por la duda y ésta es siempre de carácter ético. El filósofo tiene por misión despertar la
conciencia. Dirá “Soy como un corcel…elegido por los dioses para purificarlos, para
exhortarlos todos los días, sin abandonarlos ni un instante”.
La experiencia sensible nos ofusca y confunde. La misión del sabio es ayudar al discípulo a
descubrir la fragilidad del conocimiento humano y a partir de esta autoconciencia, iniciar un
proceso de catarsis -purificación ascética-. La refutación como ironía socrática es una
actitud y actividad intelectual pero por sobre todo, moral. Es a la vez que la purificación de
ideas erróneas y confusas, un camino que nos permite pasar de la ignorancia (como vicio
esclavitud) al conocimiento (como virtud-liberación-contemplación de la verdad). Por esto
afirmará que “una vida sin examen no merece ser vivida”. Quien tiene el alma llena de
errores tiene contaminado el espíritu, no puede asimilar la verdad. Por ello, la catarsis es
un procedimiento de reequilibración material y anímica (médico-filosófico y religioso
simultáneamente).
La felicidad no puede venir de las cosas externas, sino sólo del alma. Y el alma es feliz
cuando está ordenada, es decir cuando es virtuosa, libre de las pasiones que someten al
cuerpo. Este camino de purificación no se realiza solo: la verdad adviene del encuentro
entre maestro-discípulo. El maestro no enseña nada; simplemente “provoca” el ámbito del
pensar. Provoca con la ironía, la refutación. Pero la verdad está en el otro. El maestro sólo
ayuda a que la verdad venga a la luz. Sin el acompañamiento del otro, este proceso
liberador no sería posible como lo entiende Sócrates. Por esto filosofar es filosofar con
otros. Así como vivir es siempre en relación a otros, con otros, y en Sócrates con una
fuerte referencia a los dioses. Si una vida sin examen no merece la pena vivirse es porque
está profundamente convencido que nuestras acciones no son jamás autónomas: debo
hacerme cargo de ellas por el contenido o el valor moral que hay en ellas, por lo que las
mismas pueden implicar de bueno o de malo en referencia a un otro.
Para Aristóteles (384-322 a C.) la realidad subsistente es el ser, constituido por dos
principios: materia y forma, unidos sustancialmente. El ser humano es “animal racional; es
una sustancia cuya materia es el cuerpo y cuya forma es el alma. Hay tres clases de Almas:
vegetativa, sensitiva y racional (sólo esta última es inmortal). El Alma posee 5 facultades:
vegetativa, sensitiva, racional, locativa, volitiva. ”. Es, por naturaleza un ser social; un ser
político.
Sabemos que el modelo de la ciencia moderna estipuló como verdadero sólo aquello que
puede ser demostrado empíricamente y que no admite contradicción. Para Galileo, hacer
ciencia era comprender lo real-natural desde las leyes fijas, racionales que están por detrás
de todo. Dios ha ordenado el mundo de acuerdo a una racionalidad que responde a las
leyes propias de la geometría. Es un orden extrínseco, dado por Dios; un orden
geométrico. Sólo desde la razón se puede conocer y comprender el mundo.
Galileo separa, de este modo, lo cualitativo de lo cuantitativo: un mundo mecánico que no
puede concebir lo irracional, lo metafísico dentro del ámbito del conocimiento cierto.
1 2
Para profundizar estas concepciones antropológicas consultar a G. Becker (1976). Ver al
respecto la teoría desarrollada por el filósofo italiano contemporáneo Agamben (1942).
4
● Comprender al ser humano desde la lógica interna de la reciprocidad
Este modelo de las sociedades occidentales- hoy en crisis- desde diferentes manifestaciones, reclama y
exige otras alternativas.
Sea el método científico como sus aplicaciones ya no pueden sanar ni salvar sus falacias.
Entre quienes intentan innovar el paradigma de las ciencias sociales se encuentra un grupo de
investigadores de la Universidad de Zurich (Suiza). Esta escuela de reflexión y
experimentación -Escuela de Zurich- junto a otras corrientes contemporáneas y desde
distintas disciplinas está profundizando el tema de la reciprocidad.
La reciprocidad emerge de numerosos experimentos como una norma social que condiciona
sistemáticamente el comportamiento de las personas promoviendo el bienestar colectivo,
sobre todo en aquellas situaciones en las que es impensable recurrir a un vínculo
contractual. Zamagni 3(1998) desde una reflexión de las ciencias económicas afirma que la
literatura económica fundamentada en el esquema de la racionalidad moderna no logra dar
espacio a la reciprocidad por lo que es indispensable una redefinición del método de las
ciencias económicas. En muchos casos, la racionalidad individual lleva a desequilibrios
desde el punto de vista del bienestar colectivo. Entre los múltiples caminos de solución
está el redescubrir e insertar los valores y entre ellos la reciprocidad.
Es ingenuo pensar que se puedan apoyar exitosamente todos los tipos de transacciones sobre la
cultura del contrato que es lo mismo que decir, sobre los principios del intercambio entre equivalentes
(...). Si la cultura del contrato no se integra con la de la reciprocidad será la misma capacidad del
sistema que asegura los niveles elevados del bienestar que lo resentirá (Zamagni ,1998)
La relación de reciprocidad postula un equilibrio entre lo que se da y lo que se espera obtener a cambio,
pero este equilibrio no se manifiesta en una relación de intercambio fijado por un precio relativo (...)
Mientras en el intercambio de mercado la relación del intercambio precede, lógicamente, a la
transferencia del objeto del intercambio (...), en la relación de reciprocidad la transferencia precede, sea
lógicamente como temporalmente, al objeto intercambiado. Quien da inicio a la relación de reciprocidad
tiene como punto fijo únicamente una relación de reciprocidad. (Zamagni 1998, pág. 39-40)
3
Es docente en Economía en la Universidad de Bolonia- Italia
5
El aporte de la escuela de Zurich es haber demostrado que:
1. La reciprocidad existe y es un fenómeno empíricamente relevante. 2. La misma está en
grado de provocar un aumento considerable de la eficacia social, o sea, del nivel de
bienestar que se puede alcanzar a través de la interacción social.
Por su parte, el premio Nobel en Economía Amartya Sen no ahorró esfuerzos en liderizar esta
tarea de devolver la dimensión ética a la economía. Porque de esto se trata… volver a
resignificar la economía y todo ámbito de la vida.
La falta de una referencia axiológica en las acciones humanas nos ha ido empobreciendo
profundamente. Pensar las relaciones entre los hombres y mujeres en clave de provecho
personal, considerándoles objetos y no sujetos frente a mí, olvidando las decisiones y
elecciones personales de que son portadores, alteró la naturaleza de las cosas y de las
personas. De ser un ser creado para donarse, se auto-condenó a desintegrarse en una
suerte de empobrecimiento metafísico.
Carlos Díaz habla de la recuperación de la esencia del ser persona desde la dimensión
dialógica-comunitaria que le es constitutiva:
“El primer gesto humano es el abrazo, respuesta a otros brazos abiertos. Los bebés alzan los brazos,
los viejos mueren queriendo alzar los brazos. Cuenta José Saramago que su abuelo, un viejo
campesino, se levantó de su lecho de muerte y se abrazó llorando a los árboles de su huerto para
despedirse de ellos. Ningún niño viene al mundo proclamando “yo pienso, luego existo”. Abandonada a
sí misma, la persona jamás se realizaría como un yo auténtico. Si llega a realizarse es porque otra
libertad, fuera de ella, la considera y la trata como un “yo””. (Carlos Díaz, 2001. Ed. Desclée)
Ante cierto rechazo o condicionamiento actual a todo aquello que se afirma desde la religión
judeo-cristiana en el mundo laicista donde nos movemos -rechazo o resistencia que se
extiende también a las otras religiones históricas- podríamos invitar a conocer algo del alma
de los pueblos y culturas que nos precedieron: nuestros orígenes, nuestros antepasados,
nuestros “Abuelos y abuelas” como humanidad. También ellos, desde otras referencias
espirituales cimentaron sus cosmovisiones sobre esta intuición que es la reciprocidad.
Anteriores en el tiempo, anteriores a la revelación Judeo-cristiana, por ejemplo, culturas en
África, Oceanía, América construyeron sus modos de organización social en base a la lógica
del don.
Sería muy interesante recorrer sus mitos, sus prácticas religiosas, el manejo de sus bienes
materiales, la relación con la tierra y en definitiva todas sus manifestaciones culturales
(materiales y espirituales) para confirmar cómo el móvil de la reciprocidad -no siempre la
reciprocidad positiva- las mantuvo vivas y fue sustento de su continuidad.
Nos limitaremos en este texto a adentrarnos al menos un poco en el alma de los pueblos
más cercanos físicamente a nosotros.
6
En el contexto de las culturas originarias americanas, intentaremos conocer más de cerca
los rasgos esenciales de la espiritualidad andina.
● Una mirada a la herencia que nos dejaron nuestros abuelos y abuelas en las culturas
originarias americanas
A- La lógica interna de la reciprocidad
Dominique Temple 4ha dedicado más de treinta años de investigación sobre los sistemas de
reciprocidad de pueblos del pasado y contemporáneos que en distintas partes del mundo
han constituido y configuran hoy sus sociedades sobre esta base. En su reciente libro
“Teoría de la reciprocidad” sintetiza todos sus aportes sobre las estructuras elementales
binarias y ternarias de la reciprocidad.5
“La interpenetración de lo solidario y lo divisivo es algo tan interiorizado por el hombre andino que hasta
encuentra clara expresión en las estructuraciones de su organización social y su esquema mental.
Como ya hemos visto, uno de los temas más recurrentes en la organización social y en la organización
simbólica andina es el de la unión de los contrarios. A otro nivel, la comunidad es también el punto de
encuentro (no exento de conflictos) entre los intereses colectivos y los intereses individuales, sin que
ninguno de los dos polos elimine al otro”.
(1996. K. Libermann- Armando Godínez- X. Albó “Para comprender las culturas rurales en
Bolivia. Ed. Plural, La Paz, Bolivia.).
Mientras que para la lógica aristotélica una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y
bajo las mismas condiciones, en las relaciones de reciprocidad sí es posible. Temple explica
4
Biólogo-antropólogo contemporáneo
5
En adelante, para explicar la reciprocidad en el mundo andino, profundizaremos los aportes de
Temple junto a las investigaciones de Félix Layme; Jacqueline Michaaux; Martha González; Edmundo
6
Blanco en el trabajo que titularon “Las estructuras elementales de la reciprocidad” Jacqueline Michaux
(2000)
7
que siguiendo la mentalidad aymara así como de otras sociedades originarias, el donador
es y no es donador porque tiene simultáneamente la experiencia de dar y de recibir. En la
filosofía helénica- aristotélica y toda la tradición posterior que de ella se deriva, no es
posible la síntesis de elementos contrarios mientras que aquí se da la complementariedad7.
Volviendo a la dialéctica muerte-vida, es modelo de esto la mujer embarazada que da a luz
un nuevo ser. En casi la mayoría de los mitos de los orígenes (cosmológicos) es la figura de
la madre el símbolo de la Nueva creación: se habla de una maternidad no sólo biológica
sino de la humanidad como totalidad (hay una responsabilidad de creación).
La dinámica originaria de los ayllus pre-hispánicos era la movilidad interzonal. Entre los
diferentes pisos ecológicos existía un intercambio que les permitía beneficiarse
recíprocamente de los productos de una u otra zona (valles, trópico, altiplano). El proceso
de la colonización y la constitución de la República alteraron este intercambio. La mayoría
de las comunidades debieron activar otras instancias para posibilitar esta reciprocidad
interzonal tan necesaria para abastecerse de los productos que faltaban en una zona y
abundaban en otra. Así surgen, por ejemplo, las ferias interzonales (intercambio de papa,
ch’arkhi, lana, maíz, pescado –de las zonas altas- con el ají, la hoja de coca, maderas de los
valles y trópicos); este intercambio también se evidencia en los matrimonios entre pisos
ecológicos.
En la zona andina de Bolivia, por ejemplo, a partir de la Reforma Agraria (1953) las
comunidades originarias -ex haciendas- asumen la estructura de sindicatos organizados en
centrales, sub-centrales, federaciones y confederaciones; bajo un esquema de organización
verticalista y masculina. Pero como en tantos otros procesos sincréticos culturales, a pesar
que cambia la forma externa, la esencia persiste. Tanto es así que los cargos sindicales
(secretario general, secretario de actas, de conflicto, de Deportes, de Agricultura, de
Hacienda, etc.) siguen ejerciéndose al modo del ayllu pre-hispánico: cargos rotativos
anuales, entendidos como un servicio a la comunidad.
Del mismo modo, los ritos de “toma de cargos” asumieron la forma de “toma de mando”
del mallku10, de acuerdo a los mecanismos de reciprocidad andina (al respecto, nos
detendremos más adelante). La comunidad se articula dentro de las relaciones de
reciprocidad de parentesco (consanguíneas) y relaciones de reciprocidad interfamiliares
(padrinazgo, compadrazgo, etc.). Los diferentes acontecimientos familiares como son el
matrimonio,
7
El principio de la complementariedad es la especificación de los principios de correspondencia y
relacionalidad. Ningún ente y ninguna acción existen “monádicamente” sino siempre en co-existencia
con su complemento específico (...) El principio de la complementariedad enfatiza la inclusión de los
opuestos complementarios en un ente completo e integral. Se trata de un pensamiento inclusivo (que
también se encuentra en la cosmovisión de los pueblos orientales). Texto de consulta: “Filosofía
andina” J. Estermann
8
Es el nombre que se le da a las comunidades andinas de origen pre hispánico. Varios ayllus hacen
parte de una marka (pueblo). Las markas están constituidas por sus respectivas parcialidades o
mitades –siempre complementarias-: izquierda-derecha/ arriba- abajo.
9
Las comunidades son las unidades mínimas del ayllu.
10
El mallku es la autoridad máxima de las comunidades aymaras; la cabeza, el responsable de lo que
acontece en la comunidad.
8
techado de la casa, nacimiento de un hijo, bautismo, primer corte del cabello de los
hijos/as, fin de los estudios, siembra y cosecha con la ayuda mutua o ayni11; son
momentos que permiten reforzar y ampliar los mecanismos de reciprocidad, especialmente
a través de una pareja de padrinos.12
Cuando nos referimos a la comunidad hablamos de justicia, mientras que en las relaciones
interpersonales hablamos de amistad. Cuando se está entre dos, la justicia no tiene razón
de ser pues el sentimiento de amistad es más fuerte mientras que cuando la dinámica es
en una estructura centralizada o en cadena, no siempre se ve el rostro del donador o el de
quien recibe el don: en este caso prevalece al sentimiento de justicia al de amistad. A este
sentimiento se une el de responsabilidad que no es sólo responsabilidad con el presente de
la vida de la comunidad sino con el futuro de las generaciones venideras.13
“La persona humana, sin diferenciación de sexo, es pues lo más importante para el aymara (...) Y es con
el matrimonio que el hombre y la mujer consiguen toda su dimensión en la comunidad. A partir de ese
momento serán escuchados y podrán ocupar cargos de autoridad.”14 Por ello, el célibe es concebido
como un ser incompleto.
11
Junto a la mink’a son sistemas de intercambio de fuerzas o de productos.(explicitaremos sobre
ellos más adelante).
12
Sería muy interesante profundizar el tema del padrinazgo y la relación que se establece con el
13
ahijado. “De hoy en adelante eres como mi hijo, en toda ocasión me vas a prestar ayuda” Esta concepción de
“justicia” me hace recordar a cómo Aristóteles, al hablar de la forma de organizarse en la polis,
hablaba de tres clases de amistad: la guiada por la pasión-emoción que está más ligada al amor en
pareja o amigos de la juventud; la pura y más noble que exige una vida ascética y no es posible
extenderse a lo público puesto que implica todo un camino de preparación-entrega renuncia y la
amistad por interés que es la que sustenta la vida de la polis: un interés que no se encierra en lo
personal sino que se orienta a beneficiar a todos en la ciudad.
14
1996. Xavier Albó, “Rostros Indios de Dios”. Ed. Plural, La Paz. Bolivia.
15
. 1996. Calixto Quipe “Fe y pueblo” nº 1. Ed. Plural. La Paz. Bolivia.
9
El mismo es asumido por una persona pero entendido como jaqi o “pareja como persona
única” 16.
Sólo los miembros casados pueden asumir cargos dentro de la comunidad puesto que la
alianza matrimonial no sólo relaciona dos personas sino dos familias que a partir de ese
momento instauran relaciones de reciprocidad que perdurarán a lo largo de toda la vida.
Ser jaqi es una elaboración permanente y no es sólo la complementariedad de los sexos en
el matrimonio; la vida de pareja es, en definitiva, la construcción del ser comunitario.
Cuando una pareja asume un cargo en la comunidad, todos deben apoyarla pues de lo
contrario la pareja sentirá su chuyma17 vacía. Entre los aymaras se dice que los aynis18 deben
acompañarse en toda ocasión para referirse a que el don, la reciprocidad del dar y recibir debe
reafirmar la socialidad: el lazo afectivo perdura más allá del intercambio material y más allá
del servicio o trabajo realizado. Por esto se entiende que para los aymaras la posibilidad de
ofrecer grandes fiestas para la comunidad y no tanto así la acumulación de bienes
materiales (como en la mentalidad occidental) es esencialmente parte del prestigio social.
“¿Qué fuerza vela el retorno del don? Los hechos contestan de manera luminosa: es el nombre del ser
humano, el prestigio ligado al acto del don. El don es el principio del rango, de la jerarquía, del prestigio.
Dar es Nombrar.” (Dominique Temple- Mireille Chabal, 1995).
Así se entiende que para el aymara una persona incapaz de reciprocidad, de ejercer la
dialéctica del don, incapaz de reproducir “ayni” es llamada ch’usa ajanu -“cara vacía”- que es
como decir que su cara “está vacía de humanidad”, sin vida; está muerta para la
comunidad (puesto que no ha sido a la vez reconocida como donadora). Ser pobre es
entendido- no como desde la mentalidad occidental de pobreza de bienes materiales- sino
como la falta de relaciones de reciprocidad.
El Mallku (o “Secretario General” dentro del esquema del sindicato) es el cargo máximo de
autoridad que se pueda asumir dentro de comunidad. Pero es interesante analizar qué
elementos lo caracterizan.
Es garante del dinamismo de la afectividad dentro de la comunidad pues hace funcionar las relaciones
de reciprocidad bilaterales -la amistad y el compartir sea a nivel
16
La pareja constituye una unidad, una totalidad que se expresa con el término aymara jaqi.
17
Chuyma es la conciencia afectiva comunitaria
18
Durante toda su vida, cada pareja recibe y ofrece ayuda a otras familias para la realización de
tareas agrícolas así como la organización de fiestas propias de la comunidad. Esta forma
institucionalizada de trabajo comunitario es el ayni, por el cual la prestación de servicios siempre, de
un modo u otro, volverá al donador.
10
individuo/individuo; individuo/comunidad- así como las relaciones de reciprocidad ternarias
desde una dinámica piramidal o colectiva.
Ser mallku es ser “pastor”-kumun awatiri-, “guía”-kumun irpiri-, “modelo de humanidad”19, ser
modelo no sólo durante el año que prestará el servicio sino a lo largo de toda su vida.
Quien no ha sabido vivir en comunidad, evitando conflictos o con actitudes demasiado
individualistas dicen que “no es gente”, como queriendo significar que no se trata de una
predisposición o característica innata sino de una construcción permanente que dura toda la
vida. El servicio a la comunidad precede cualquier otra necesidad personal. Tanto es así que
mientras dura su cargo no podrán dedicarse a las tareas domésticas habituales como hilar,
tejer, etc.
El rito de “posesión del mallku” depende de la fuerza espiritual que le trasmita toda la
comunidad20. Hay una primera ceremonia de posesión que se realiza dentro del sistema
sindical, prestando juramento el nuevo mallku en la Central Agraria regional. Pero
aproximadamente una semana más tarde, será la misma comunidad quien “recibirá” al
mallku entrante.
No puede faltar la ceremonia de ofrenda a las divinidades, en la cual el yatiri21 oficiará de
mediador (en una estructura ternaria de reciprocidad) entre el mallku y la naturaleza. Así
como el yatiri ofrecerá un don ritual, el mallku y la t’alla ofrecerán una comida real que
simbolizará esta energía, esta fuerza espiritual que ahora los embiste y que deben
desbordar en toda la comunidad. De esta manera se visualizará en el ritual que sólo la
reciprocidad alimentará a todos.
D- El ser comunitario
Mediante el dar y recibir- que es el modo de vivir en la comunidad andina- no sólo se
intercambian valores materiales sino que sobrepasando la satisfacción de necesidades
materiales, se crea un lazo afectivo profundo: el chuyma.
Un anciano será “chuymani” que quiere decir “el que posee chuyma”. Por eso los ancianos son
garantes, custodian la conciencia comunitaria. Esto no es cuestión de status social, ni de
prestigio por la acumulación de bienes sino es el fruto en el tiempo luego de haber
cumplido todos los cargos políticos o festivos al servicio de la comunidad.
Trascribo una cita del estudio realizado por Jacqueline Michaux en Territorialidades andinas de
reciprocidad (2000):
“(ser chuyma)... es haber participado a la génesis del ser comunitario, que no pertenece a nadie pues,
al contrario, nace más allá de los individuos que han participado a su elaboración. Esta conciencia
comunitaria puede ser representada por el uno o el otro, por el anciano o por la mujer, por el donador,
etc. Pero no por ello se los considerara como dueños o propietarios de esta revelación”.
19 20
Entiéndase nuevamente “humanidad” como comunidad de personas, como unidad. En aymara el
término munasirinaka quiere decir “los seres que aman” y hace referencia a los parientes, aliados,
ahijados, compadres, ayninaka que ayudarán a la pareja en su año de cargo y de por vida.
21
Sacerdote aymara.
11
E- La economía comunitaria
Las sociedades occidentales siempre se han movido de acuerdo a una economía mercantilista.
El intercambio y el trueque rigieron siempre las relaciones de acuerdo a satisfacer las
necesidades de las partes que interactúan.
Los mecanismos de intercambio implican redistribución y en este caso las relaciones dejan
de ser igualitarias. El que “redistribuye” en cierto modo está por encima del resto (puede
llamarse jefe, rey, sacerdote); está en una posición de privilegio porque “posee más” para
dar a los demás. El mecanismo es “dar a cambio de”; regidos por las leyes de la oferta y la
demanda.
“¿Qué tipo de economía ha de tener una sociedad decente”, una sociedad cuyas instituciones no
humillen a sus ciudadanos a base de repartirles, ni siquiera gratis, volúmenes crecientes de bienes y
servicios, pero negándoles la posibilidad de autorrealizarse? Una economía en la cual, ambos
principios, el de la reciprocidad y el del intercambio tengan espacio para expresarse libremente sin que
los partidarios del principio de la reciprocidad tengan que sentirse obligados a reclamar para ellos un
simple hueco; como si tuvieran que justificar su propia excepción respecto a la primacía natural e
histórica del propio interés. En su
extraordinaria complejidad de comportamiento, el hombre puede estar movido por una gran variedad de
motivaciones. El éxito de una sociedad de mercado dependerá, pues de su capacidad de contar con las
mejores motivaciones individuales y de educar a los sujetos económicos para que persigan el mejor
bienestar para uno mismo y, a la vez, para el otro mediante la práctica recurrente de la interacción
social como valor en sí mismo, y no
12
meramente como instrumento para lograr beneficios individuales”. (Zamagni, 2000. Pág. 176).
Estamos “obligados” a convivir juntos. La aldea planetaria -como dicen los comunicadores
sociales- es una evidencia interpelante desde todos los ámbitos de la vida humana. No hay
decisiones de un Estado que no repercutan- positiva o negativamente- en el otro. Por lo
tanto, debemos obligarnos a aprender a vivir juntos.
Sólo desde el diálogo respetuoso del otro, de su modo de entender el mundo es posible una
convivencia pacífica y armoniosa.
22
Lubich, Ch. (2004). Inglaterra
13
Bibliografía:
Albó, X.- Godínez, A.- Libermann, K.- Pifarré, F. (1996) Para comprender las culturas rurales
en Bolivia” Ed. Plural, La Paz. Bolivia.
Lévinas, E. (1987) De otra manera que ser, o más allá de la esencia. Ed. Sígueme,
Salamanca.
Lubich, Ch. (2004) ¿Qué futuro para una sociedad multicultural, multiétnica y
multireligiosa? Discurso pronunciado en Londres.
Temple, D.- Layme, F.- Michaux, J.- González, M.- Blanco, E. (2003) Las estructuras
elementales de la reciprocidad. Ed. Plural, La Paz. Bolivia.
Zamagni, S. (2000) Economía de comunión. Por una cultura centrada en la persona. Ed.
Ciudad Nueva, Buenos Aires
14
SUJETOS POLÍTICOS
INDÍGENAS
Indigenismos, mestizaje
y colonialismo
Gustavo R. Cruz
(coordinador)
teseopress.com
Cruz, Gustavo Roberto
Sujetos políticos indígenas: indigenismos, mestizaje y colonialis-
mo / Gustavo Roberto Cruz; compilado por Gustavo Roberto
Cruz. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Gabriel
Andrés Kozel, 2018. 210 p.; 20 x 13 cm. – (Pensamiento lati-
noamericano)
ISBN 978-987-42-9547-7
1. Pensamiento Americano. 2. Sociología Política. 3. Cultura Polí-
tica. I. Cruz,
Gustavo Roberto, comp. II. Título.
CDD 320.01
Director
Andrés Kozel (CONICET-UNSAM, Argentina)
Comité editorial
Martín Bergel (CONICET-UNSAM / UNQui, Argentina)
Horacio Crespo (UNSAM, Argentina / UAEM, México)
Gustavo R. Cruz (CONICET-UNJu, Argentina)
Eduardo Devés (USaCh, Chile)
Marcelo González (UNSAM, Argentina)
Bernal Herrera Montero (Universidad de Costa Rica)
Soledad Jiménez Tovar (CIDE, México)
Hernán Taboada (UNAM, México)
Ana María Vara (UNSAM, Argentina)
Inés Yujnovsky (UNSAM, Argentina)
teseopress.com 7
8 • Sujetos políticos indígenas
Diseño Imagotipo
Damián Bayle (con base en antiguos ideogramas mesoame-
ricanos e imágenes del Zodíaco Mariano)
Portadas
Teseopress con la colaboración de Laura Dos Santos
teseopress.com
Índice
Presentación................................................................................... 11
Gustavo R. Cruz
teseopress.com 9
10 • Índice
teseopress.com 10
Asedios a los indigenismos
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teseopress.com
1
Introducción
teseopress.com 23
24 • Sujetos políticos indígenas
teseopress.com
Sujetos políticos indígenas • 25
teseopress.com
26 • Sujetos políticos indígenas
teseopress.com
Sujetos políticos indígenas • 27
La blanquitud de la nación
teseopress.com
28 • Sujetos políticos indígenas
teseopress.com
Sujetos políticos indígenas • 29
teseopress.com
30 • Sujetos políticos indígenas
teseopress.com
Sujetos políticos indígenas • 31
Indigenismos y blanquización
teseopress.com
32 • Sujetos políticos indígenas
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Sujetos políticos indígenas • 33
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34 • Sujetos políticos indígenas
10 Favre sitúa aquí a los mexicanos: Francisco Pimental (1832-1893), Justo Sie-
rra (1848-1912). Andrés Molina Enríquez (1866-1940), José Vasconcelos
(1881-1959), Vicente Riva Palacio (1832-1896).
11 Favre sitúa aquí: en México a Manuel Gamio (1883-1960) y Alfonso Caso
(1898-1970); en Perú a Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979) y Julio
César Tello (1880-1947). Por mi parte añado en Argentina a Juan Bautista
Ambrosetti (1865-1917).
12 Favre sitúa aquí: en Perú a José Carlos Mariátegui (1894-1930) e Hildebran-
do Castro Pozo (1890-1945); en Bolivia a Tristán Marof (1898-1979) y en
México a Vicente Lombardo Toledano (1894-1968).
13 Favre sitúa aquí, en Bolivia, a Franz Tamayo (1879-1956) y Jaime Mendoza
(1874-1939). En Argentina, a Ricardo Rojas (1882-1957). En Perú, a Luis E.
Valcárcel (1896-1987) y José Uriel García (1889-1965). En México, a Alfon-
so Reyes (1889-1959). Y también al alemán Hermann von Keyserling
(1880-1945).
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Sujetos políticos indígenas • 35
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42 • Sujetos políticos indígenas
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Sujetos políticos indígenas • 43
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44 • Sujetos políticos indígenas
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Sujetos políticos indígenas • 45
18 Sobre el “Malón de la Paz” ver Valko, 2007; Belli, Slavutsky, Rueda, 2007;
Cayo, 2012; Gigena, 2015.
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46 • Sujetos políticos indígenas
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48 • Sujetos políticos indígenas
Referencias bibliográficas
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Sujetos políticos indígenas • 49
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50 • Sujetos políticos indígenas
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Sujetos políticos indígenas • 51
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52 • Sujetos políticos indígenas
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2
Introducción
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