La Enfermedad Del COVID-19
La Enfermedad Del COVID-19
La Enfermedad Del COVID-19
Esteban Ortiz-Prado
Editor
La enfermedad del
coronavirus-2019 (COVID-19)
y el virus del SARS-CoV-2
La enfermedad del
coronavirus-2019 (COVID-19)
y el virus del SARS-CoV-2
Editor
Dr. Esteban Ortiz-Prado
Coeditores
Dra. Samanta Landázuri Navas
Dra. Dayra Navarrete Santacruz
Dra. María de Lourdes Noboa Lasso
Dra. Katherine Simbaña-Rivera
Dr. Jorge Eduardo Vásconez
Coautores
Dra. Alejandra Barreto Dr. Edwin Ricardo Carvajal
Dra. Ana Cristina Aguilar Dr. Elías D. Guamán Charco
Dra. Ana María Gómez Jaramillo Dr. Enrique Terán
Dra. Ana Lucía Iturralde Dr. Estefan Matiz
PhD. Andrés López-Cortés Dr. Estéfano Cadena
Dr. Aquiles R. Henríquez Trujillo Dr. Francisco Jaramillo
Dra. Blanca Ríos-Touma Dr. Francisco Silva
Dr. Bryan Nicolalde Dra. Ismar A. Rivera-Olivero
Dra. Camila Schiavi Dra. Jennyfer Granizo
Dr. Carlos Nieto Ing. Jhommara Bautista
Dra. Carolina Merlo Bodenhorst Univ. Jhon Guerrero
Dra. Claire Muslin Dra. Johanna Mosquera
PhD. Clara Paz Dr. Jorge Eduardo Vásconez
Dra. Claudia Silvana Alvear Dr. Jorge Fabara
Dr. Cristian Garcés Dr. Jorge Salazar Vega
Dra. Daniela Fuentes Dra. Karen Delgado
Dra. Dayra Navarrete Dra. Karla Andrade Ruiz
Dra. Denisse Meza Dra. Katherine Simbaña Rivera
Dra. Diana Checa PhD. Laura Guerrero Latorre
Univ. Diego Añazco Univ. Lesly Ayala
Dra. Doménica Cevallos Dra. Lía Padilla
Dra. Lila Adana Díaz Dr. Pablo Santillán
Dra. Liliana Torres Dra. Paola Solís
Dr. Luis Unigarro Dra. Paola Abedrabbo
Dr. Manuel Calvopiña Dr. Patricio S. Espinosa
Dr. Marco Coral Dra. Pierina Simone Cordovez
Dra. María Alejandra Marchán Dra. Rasa Zalakeviciute
Dra. María Camila Medina MSc. Raúl Fernández
Dra. María José Rosero Dr. Renato Silva
Dra. María de Lourdes Noboa Dr. Rolando Javier Chiluisa Alomía
Dra. María Arroyo Dra. Samanta Landázuri Navas
Univ. Mariam Mushtaq Dr. Sebastián Encalada
Dr. Mario Rubio Dra. Tannya Lozada Montero
Dr. Miguel Ángel García Dr. Víctor Hugo Pinos
PhD. Nikolaos C. Kyriakidis Dr. Xavier Mantilla Pinto
Dr. Óscar Ojeda
La colección Núcleo reúne obras clave que concentran
y sistematizan el conocimiento para el continuo estudio
y desarrollo de la humanidad.
Editor
© Dr. Esteban Ortiz-Prado
© Universidad de las Américas
Vía a Nayón s/n
www.udla.edu.ec
Facebook: @udlaQuito
Quito, Ecuador
Primera Edición
Diciembre, 2021
ISBN: 978-9942-779-47-2
Gracias por respetar las leyes del copyright al no reproducir, escanear ni distribuir ninguna parte de esta obra, sin la
debida autorización. Al hacerlo está respetando a los autores y permitiendo que la UDLA continúe con la difusión
del conocimiento. Reservados todos los derechos. El contenido de este libro se encuentra protegido por la ley y es
publicado bajo licencia exclusiva mundial.
Antes de su publicación, esta obra fue evaluada bajo la modalidad de revisión por pares anónimos.
XIII
adecuados, la correcta aplicación de la telemedicina y, quizá lo más importante,
el cumplimiento de las medidas de prevención, para evitar el contagio masivo en
la ciudadanía.
Debemos resaltar también el rol cumplido por la academia, la Universidad
de Las Américas y el grupo de investigación One Health, detallado desde el ca-
pítulo 39 hasta el 48.
Es importante resaltar que este libro no solamente está dirigido al personal
de la salud sino, particularmente, a la población en general; de ahí que conten-
ga una sección de abreviaturas que facilitan la comprensión de su contenido.
Al final de esta publicación, podemos conocer el perfil profesional de quie-
nes la escribieron y 1000 referencias bibliográficas actualizadas, que nos invitan
a seguir investigando y aprendiendo.
Constituye un honor para mí, como médico, académico y, en la actualidad,
en el ejercicio de mis funciones como vicepresidente de la República, realizar
este prólogo que conlleva una muy sincera felicitación a su editor y sus autores,
pues con su libro contribuyen a develar, entender y combatir una de las pande-
mias más virulentas y mortales que ha soportado la humanidad.
Les invito a su lectura, a enriquecerse con su conocimiento y a apoyar de esta
forma la investigación en el área de la Salud.
Alfredo Borrero Vega1
Vicepresidente de la República de Ecuador
Octubre 2021
XIV
Prefacio
XV
La historia de las enfermedades infecciosas no sería la misma si no hacemos
hincapié en la viruela, aquella enfermedad eruptiva aguda altamente contagio-
sa que originó el concepto de vacunación actual. Fue descrita por primera vez
en el siglo X y, desde entonces hasta 1977, cuando se reportó el último caso
conocido, diezmó pueblos enteros, y causó muerte y malformaciones cutáneas
perennes por todo el mundo. Un proceso meticuloso de variolización fue deter-
minante para poder detener el avance de esta enfermedad.
Luego apareció la pandemia del cólera, que se originó en asentamientos de
la India entre 1850 a 1860. Posiblemente se relaciona con las condiciones insa-
lubres de la época y las tradiciones alrededor del agua, los muertos y la vida.
La mal llamada «gripe española», que surgió en 1918, fue considerada la pri-
mera gran pandemia del siglo XX. Esta devastadora enfermedad fue ocasionada
por el virus de la influenza H1N1 y ya daba claras señales de que la globalización
incipiente de aquella época era el motor y el vehículo principal para el desplie-
gue inimaginable de un microorganismo invisible que llegaría a matar a más de
50 millones de personas en algo menos de dos años.
Dentro de nuestra historia contemporánea, y luego de la famosa gran pande-
mia de 1918 a 1920, el mundo se toparía con un sinnúmero de brotes de origen
respiratorio en su mayoría. En 1957, un nuevo virus de la famosa gripe, la in-
fluenza tipo A (H2N2), apareció en el este de Asia y desencadenó lo que se llama-
ría «gripe asiática». Este virus se notificó en Singapur por primera vez, luego en
Hong Kong e inclusive en ciudades costeras de Estados Unidos.
Décadas después, tuvimos los primeros reportes del siglo XXI causados por
la influenza, tanto la de origen aviar (H5N1) como la relacionada con la crianza
de puercos (H1N1). Al inicio de siglo, se reportaron los primeros casos de en-
fermedades respiratorias ocasionadas por los primeros coronavirus de origen
zoonótico (SARS-CoV y MERS-CoV).
En febrero de 2003, el mundo se enfrentaría a su primera pandemia ocasio-
nada por un coronavirus que había saltado desde un reservorio animal hacia
el ser humano. En este caso, un gato civeta (Viverra civetta) era el causante
de vincular a los murciélagos (reservorios comunes de más de 1000 especies
de coronavirus) con los humanos. En ese año, se reportaron más de 8000 casos,
en 29 países y al menos 774 muertes en el mundo. Este fue el origen de la prime-
ra pandemia causada por un coronavirus.
Casi 10 años después, el 20 de septiembre de 2012, en Arabia Saudita apare-
cieron los primeros casos de una enfermedad de origen desconocido que oca-
siona un síndrome de dificultad respiratoria muy parecido a los de pacientes
complicados por la neumonía viral de la influenza. Estos pocos casos aumen-
taron progresivamente y todos tenían algo en común: se asociaban al brote
inicial originado en la península arábiga que ocasionó brotes importantes en
Arabia Saudita, Emiratos Árabes y la República de Corea. Esta enfermedad,
conocida como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), tenía una
XVI
alta tasa de mortalidad, lo que hasta cierto punto limitó la expansión a nivel
global de una manera más abrupta.
De aquí en adelante, aparecieron varias pandemias en el horizonte, como
aquellas causadas por los distintos tipos de virus de la influenza (porcina, aviar y
humana). La pandemia del VIH, cuyo control no se avizoraba, y los nuevos bro-
tes recurrentes de enfermedades nuevas y desconocidas para Occidente, como
el ébola, nunca dejaron de ser un problema de salud para ciertas poblaciones.
Posteriormente, la reaparición repentina del virus del zika en Latinoamérica
y los múltiples brotes de chikungunya ya alertaron sobre la necesidad de tener
sistemas de salud interconectados con el concepto de «una salud» (one health,
en inglés). Este concepto se refiere a que los humanos no podemos tener buena
salud si los animales o el medio ambiente están enfermos.
No se acató ningún llamado, ni siquiera el del multimillonario y más grande
filántropo de la salud pública moderna, Bill Gates. A finales de 2019, quienes
tenemos gusto por la salud pública y global escuchábamos sobre una nueva
enfermedad de origen desconocido, pero quedaban cuadros similares a los re-
portados décadas atrás con los pacientes que sufrían de síndrome de distrés
respiratorio agudo (SDRA). No pasaron ni 10 días hasta que, en enero de 2020,
siete científicos de la china secuenciaron por primera vez a un nuevo virus de
origen zoonótico, el SARS-CoV-2.
El inicio de este brote vino junto a una abrumadora cantidad de información
que nos llegaba en tiempo real. Nuestros teléfonos celulares, tabletas y compu-
tadoras, así como toda la información que circulaba por radio y televisión, cau-
só, no solo confusión, sino también ansiedad, preocupación y desesperación.
Para ese entonces, no sabíamos muy bien cómo se desarrollaría la futura
pandemia. Entendíamos que este virus de origen respiratorio podía expan-
dirse rápidamente, y causar enfermedad y muerte debido a las condiciones
favorables de globalización. La lucha por informar inclusive a médicos fue
extremadamente dura. Colegas, investigadores y opinólogos decían que este
virus sería igual a un simple resfriado común. Ante esta lógica, quienes nos
hemos dedicado a informar desde el inicio de la pandemia tuvimos una tarea
difícil de sortear.
Enfrentarnos con una crisis sanitaria de niveles globales, con una magnitud
pocas veces vista en nuestras épocas, encendió las alarmas de todos los sistemas
sanitarios del planeta y, como siempre, los países en vías de desarrollo fueron
los menos preparados. Esta crisis llegó más rápido de lo esperado, y evidenció
las debilidades y deficiencias de los sistemas sanitarios de muchos países, en es-
pecial aquellas relacionadas con vigilancia epidemiológica. La llegada del virus
a nuestro territorio trajo cambios drásticos en nuestra rutina diaria. Los efectos
deletéreos sobre nuestras vidas, nuestras familias, nuestra economía y nuestra
esperanza recién comenzaban.
XVII
Al inicio de la pandemia, una parte de la colectividad nos volcamos a
contribuir e interactuar positivamente con el planeta virtual en cual nos en-
contrábamos; éramos todos versus el SARS-CoV-2. Personal sanitario liderado
por personal médico y de enfermería, investigadores y demás voluntariosos li-
diamos día a día en el campo de la medicina y la salud pública mientras nos
acercábamos a la llegada abrupta y letal de la enfermedad COVID-19 al Ecuador.
Sin entrar (aún) en detalles, el virus llegaba acompañado de noticias falsas (las
famosas fake news), desinformación y la aparición de esotéricos e ilusionistas que
dieron origen a una nueva pandemia, tal vez casi tan letal como la del COVID-19:
la famosa «infodemia». ¡Y es que la desinformación nos ha costado caro!
En nuestros lares, poblaciones históricamente excluidas y con paupérri-
mos niveles de salud preventiva empezaban a creer que el SARS-CoV-2 moría
con brebajes tóxicos, como aquel «dióxido de cloro» que tanto contrapeso
nos hizo a los médicos. No solo eso, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) no recomendó mascarillas en un inicio y quienes hacemos ciencia
basada en evidencia recitamos sus líneas en tiempo real. Posteriormente, las
noticias se viralizaron alrededor del uso de mascarillas y una supuesta rela-
ción con la hipoxia cerebral. De aquí en adelante, la batalla fue muy dura.
Políticos desde una tarima recomendaban antiparasitarios, algunos médicos
acudían a la Asamblea a expresar sus testimonios de vida sobre el uso de bre-
bajes a base de dióxido de cloro, hordas de personas desabastecieron de papel
higiénico los supermercados y las farmacéuticas facturaban miles de dólares
en hidroxicloroquina, ivermectina o azitromicina.
Desde nuestros espacios de divulgación personal, desde las famosas redes
sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Tik Tok, etc.) y desde los medios de co-
municación tradicionales se ha tratado de frenar esta desinformación, muchas
veces con éxito y muchas otras sin tanta suerte. Cabe reconocer que muchos de
nosotros responsablemente suplantamos el rol del Estado, un Estado que dio
claras luces de ser incapaz de contener la llegada de una pandemia a territorio
nacional, y evidenció la estructura funcional de un sistema de salud fragmenta-
do y desarticulado. El virus hizo de las suyas dejando muerte y desolación por
donde pasaba.
Esta brevísima reseña de la pandemia del COVID-19 ha dejado marcado en
nuestros corazones, nuestras vidas y en nuestra historia uno de los capítulos
más amargos que seguramente tendremos que recordar. Hasta hoy, junio de
2021, la pandemia sigue sin dar tregua, y a pesar de que las vacunas han llegado,
su distribución aún es inequitativa y no alcanza todo su potencial.
En Ecuador hemos sufrido la debacle de tener ministros y ministras de salud
que no han estado a la altura de la crisis sanitaria que enfrentamos. Quienes cono-
cemos y estudiamos salud pública desde un inicio resaltamos la urgencia de con-
tar con un sistema de salud interconectado con las necesidades de la sociedad, de
acceso libre, pero también de calidad y que cumpla el rol de protegernos.
XVIII
En esta línea de tiempo, que hoy, con un año y unos meses más, parece
fugaz, recalcamos el rol definitorio de la gente. El esfuerzo comunitario de
#QuedarseEnCasa (mientras algunos podíamos más que otros), colaborar con
quien menos tiene o brindar apoyo a quien más lo necesita son gestos que se
deben resaltar y que, aunque usted no lo sienta, marcaron la diferencia entre
un día gris y uno claro.
Describir esta historia dolorosa toma más que un simple libro. Sin embar-
go, con un grupo de colegas, amigos e investigadores hemos compilado y re-
copilado cientos de citas bibliográficas, párrafos y capítulos enteros dentro de
esta obra académica. Buscamos informar y servir de referencia para quienes
quieren conocer a profundidad, pero de manera simple, todo lo relacionado y
vinculado con los efectos del virus del SARS-CoV-2 y el COVID-19.
Empezamos este libro con la historia de las pandemias y de las infecciones,
y cómo estas han modelado la historia de la humanidad. Después nos adentra-
mos en los detalles referentes al propio virus del SARS-CoV-2 y las implicacio-
nes sobre la salud de las personas, los sistemas sanitarios y el medio ambiente.
Analizamos a detalle las distintas ramas de la medicina que tratan de entender
su naturaleza desconocida y sus consecuencias sobre el cuerpo humano. Descri-
bimos cómo se ha manejado la pandemia en el país y las implicaciones en la sa-
lud pública. Terminamos la obra con información referente al rol de la academia
para controlar la infección o el salto tecnológico en relación con la telemedicina.
Leer este libro brinda la oportunidad de revisar conceptos claves e impor-
tantes relacionados con la pandemia del COVID-19, así como adentrarse y pro-
fundizar el conocimiento técnico, científico y actualizado de cualquiera de los
aspectos relacionados con el virus del SARS-CoV-2 y la infección que pasó, en
pocos días, de un brote desconocido en China a una pandemia que ha puesto a
prueba a la humanidad.
Esteban Ortiz-Prado
Editor
XIX
Contenido
Prólogo................................................................................................................ XIII
Prefacio.................................................................................................................XV
SECCIÓN I
Introducción al virus del SARS-CoV-2
CAPÍTULO I
Historia de las pandemias........................................................................................ 3
Infecciones bacterianas............................................................................................ 7
Cólera................................................................................................................. 7
Tos ferina............................................................................................................ 8
Leptospirosis....................................................................................................... 9
Tuberculosis......................................................................................................11
Tuberculosis pulmonar..................................................................................12
Tuberculosis extrapulmonar..........................................................................12
La peste.............................................................................................................13
La peste bubónica..........................................................................................13
Peste pulmonar.............................................................................................13
Peste septicémica..........................................................................................13
Infecciones parasitarias...........................................................................................14
Paludismo..........................................................................................................14
Infecciones víricas ..................................................................................................15
Influenza tipo A..................................................................................................16
Influenza A(H1N1)..............................................................................................16
Gripe A (H3N2)...................................................................................................16
Rubéola.............................................................................................................17
Virus de la hepatitis B.........................................................................................18
Hepatitis B aguda...........................................................................................18
Hepatitis B crónica........................................................................................19
Encefalitis japonesa............................................................................................19
Poliomielitis.......................................................................................................20
Fiebre amarilla...................................................................................................21
XXI
Sarampión.........................................................................................................23
Virus de inmunodeficiencia humana (VIH)..........................................................24
Zika...................................................................................................................26
Ébola.................................................................................................................26
Chikungunya......................................................................................................27
Virus del Nilo Occidental....................................................................................28
La rabia.............................................................................................................30
Paperas..............................................................................................................31
Viruela...............................................................................................................32
Varicela..............................................................................................................33
Resfriado común................................................................................................34
Metapneumovirus.........................................................................................34
Rhinovirus....................................................................................................34
Coronavirus.......................................................................................................35
Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS)..................................................35
SARS-CoV-1 y la primera pandemia
causada por un coronavirus.....................................................................................36
COVID-19, la pandemia contemporánea
causada por el virus del SARS-CoV-2..........................................................................37
Cronología de la pandemia del COVID-19..................................................................39
CAPÍTULO II
Virus del SARS-CoV-2.............................................................................................. 57
Capítulo III
SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes
e implicaciones en la infectividad........................................................................... 65
XXII
Polimorfismos en TMPRSS2 y su comparación
con diversas poblaciones del mundo.........................................................................79
CAPÍTULO IV
Epidemiología del COVID-19................................................................................... 81
CAPÍTULO V
COVID-19 y el rol de los modelos matemáticos para estimar
el impacto de la pandemia en Ecuador y el mundo................................................... 97
CAPÍTULO VI
Pruebas de identificación y diagnóstico de COVID-19..............................................109
Pruebas diagnósticas.............................................................................................111
Recomendaciones relacionadas con la toma de muestras.........................................114
Recomendaciones generales para trabajar con materiales
potencialmente infecciosos....................................................................................114
XXIII
Técnicas de análisis...............................................................................................115
Pruebas de diagnóstico para SARS-CoV-2.................................................................116
Pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT).........................................116
Pruebas serológicas..........................................................................................116
Pruebas serológicas cualitativas ........................................................................117
Pruebas serológicas cuantitativas ......................................................................117
Pruebas de detección de antígenos SARS-CoV-2..................................................118
CAPÍTULO VII
Evaluación de imagen en COVID-19........................................................................121
CAPÍTULO VIII
COVID-19 en Ecuador, análisis situacional de la fase temprana
de la pandemia.....................................................................................................143
XXIV
Tasas de mortalidad (muertes confirmadas por cada 100 000 personas)................154
Prueba realizada...............................................................................................155
Distribución geodemográfica.................................................................................156
Resultado por región y elevación.......................................................................156
Nuevos casos diarios y defunciones por provincia..............................................156
Análisis de la carga de enfermedad.........................................................................156
CAPÍTULO IX
Fisiopatología del COVID-19..................................................................................157
CAPÍTULO X
Inmunología y COVID-19.......................................................................................167
SECCIÓN II
Efectos del SARS-CoV-2 sobre el cuerpo humano
CAPÍTULO XI
Manifestaciones cardíacas en COVID-19.................................................................181
XXV
Insuficiencia cardíaca.......................................................................................189
Arritmias.........................................................................................................189
Eventos tromboembólicos.................................................................................190
Síndrome inflamatorio multisistémico en niños y adolescentes...........................191
Tratamiento .........................................................................................................192
Terapia anticoagulante......................................................................................192
Inhibidores de la ECA y bloqueadores de los receptores de angiotensina..............192
Hidroxicloroquina, cloroquina y azitromicina....................................................192
Corticoesteroides .............................................................................................193
Soporte cardiopulmonar mecánico....................................................................193
CAPÍTULO XII
Afectaciones vasculares en COVID-19.....................................................................195
Lesión endotelial...................................................................................................198
Trombosis venosa profunda...................................................................................199
Trombosis arterial.................................................................................................200
Hemorragia...........................................................................................................201
CAPÍTULO XIII
Neurología y COVID-19..........................................................................................203
XXVI
¿Puede empeorar la enfermedad neurológica de base en pacientes
que contraen COVID-19?........................................................................................214
CAPÍTULO XIV
Pediatría, neonatología y COVID-19.......................................................................215
Patogenia..............................................................................................................218
Sintomatología......................................................................................................219
Comportamiento de la inmunidad pediátrica..........................................................220
Manifestaciones clínicas........................................................................................221
Diagnóstico y exámenes complementarios..............................................................222
Laboratorio......................................................................................................222
Imagenológico .................................................................................................223
Tratamiento..........................................................................................................223
Complicaciones.....................................................................................................225
Afectación miocárdica......................................................................................225
Síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico (MIS-C)...................................225
Definición de MIS-C.....................................................................................226
Diagnóstico diferencial del MIS-C.................................................................227
Factores de riesgo de severidad....................................................................227
Manejo inicial.............................................................................................227
Manejo del paciente ....................................................................................228
Tratamiento inmunomodulador ..................................................................228
Datos ecocardiográficos de MIS-C.................................................................229
Recomendaciones.......................................................................................229
CAPÍTULO XV
Embarazo y COVID-19...........................................................................................231
XXVII
Parto y COVID-19...................................................................................................243
Transmisión materno-fetal.....................................................................................244
Patología de la placenta.........................................................................................245
Lactancia materna.................................................................................................246
Control del embarazo durante la pandemia.............................................................246
Vacunación contra el COVID-19 durante el embarazo...............................................247
La población obstétrica y COVID-19 en el Ecuador...................................................247
Recomendaciones y prevención.............................................................................248
CAPÍTULO XVI
Dermatología y COVID-19......................................................................................251
CAPÍTULO XVII
Traumatología y COVID-19....................................................................................265
CAPÍTULO XVIII
Reumatología y COVID-19......................................................................................273
XXVIII
CAPÍTULO XIX
Endocrinología y COVID-19...................................................................................279
CAPÍTULO XX
Salud mental y COVID-19.......................................................................................287
CAPÍTULO XXI
Implicaciones psicosociales en niños y adolescentes por la
pandemia COVID-19..............................................................................................295
XXIX
CAPÍTULO XXII
Salud sexual y reproductiva y COVID-19.................................................................305
Sexualidad............................................................................................................307
Formas de contagio...............................................................................................308
Para personas sin pareja, se recomienda fuertemente no iniciar
la actividad sexual con una pareja esporádica (Cabello et al. 2020).
Actividad sexual....................................................................................................309
Sexualidad y salud mental......................................................................................310
Aproximación a una visión diferente y nuevas prácticas
de la sexualidad ....................................................................................................311
Salud sexual y reproductiva del hombre..................................................................312
Testosterona.....................................................................................................312
Testículos.........................................................................................................313
Próstata...........................................................................................................314
Semen.............................................................................................................314
Función eréctil.................................................................................................314
Salud sexual y reproductiva de la mujer..................................................................314
Salud sexual y reproductiva en grupos vulnerables..................................................315
Violencia doméstica sexualizada.......................................................................315
Trabajadoras sexuales.......................................................................................315
Comunidad LGBTQ...........................................................................................315
Reproducción asistida............................................................................................316
Priorización de pacientes..................................................................................316
Criopreservación de ovocitos............................................................................317
Criopreservación de semen...............................................................................317
Criopreservación de tejido ovárico o testicular...................................................317
CAPÍTULO XXIII
Oncología y COVID-19...........................................................................................319
Epidemiología.......................................................................................................321
Fisiopatología y COVID-19......................................................................................322
Cáncer..................................................................................................................322
COVID-19 y cáncer.................................................................................................324
Estrategias de evasión al sistema inmune................................................................325
Diagnóstico...........................................................................................................325
Presentación clínica.........................................................................................325
Laboratorio e imagen........................................................................................326
Medidas de prevención en pacientes oncológicos....................................................327
Tratamiento..........................................................................................................328
Pronóstico.............................................................................................................329
Conclusiones.........................................................................................................331
XXX
CAPÍTULO XXIV
VIH y COVID-19....................................................................................................333
CAPÍTULO XXV
Odontología y COVID-19........................................................................................339
CAPÍTULO XXVI
Anestesiología y COVID-19....................................................................................349
XXXI
CAPÍTULO XXVII
Emergencias quirúrgicas, protocolo de cirugía y COVID-19.....................................363
Cirugía electiva......................................................................................................365
Cirugía por emergencia.........................................................................................366
Cirugía en pacientes oncológicos............................................................................368
Protocolos de bioseguridad en el ámbito quirúrgico.................................................369
Pacientes que requieren una cirugía de emergencia................................................369
Pacientes que requieren una cirugía electiva...........................................................369
Flujograma de estratificación y atención a pacientes
en procedimientos electivos...................................................................................371
Screening para la COVID - 19 en procedimientos electivos.......................................372
Recomendaciones.................................................................................................373
CAPÍTULO XXVIII
Enfermedades tropicales desatendidas por la pandemia
causada por el COVID-19.......................................................................................375
CAPÍTULO XXIX
Enfermedad por COVID-19 y coinfecciones............................................................385
XXXII
Infecciones atípicas...............................................................................................392
Aspergilosis pulmonar: ....................................................................................392
Candidiasis......................................................................................................392
Mucormicosis..................................................................................................393
Tuberculosis....................................................................................................393
Coinfección COVID-19 y dengue.............................................................................394
CAPÍTULO XXX
Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia.....................................395
CAPÍTULO XXXI
Complicaciones severas asociadas a COVID-19.......................................................417
XXXIII
Respuesta inmunológica...................................................................................420
Coagulación y microangiopatía.........................................................................420
Manejo de la lesión renal aguda.........................................................................420
Síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) asociado a COVID-19....................420
Epidemiología..................................................................................................421
Fisiopatología...................................................................................................421
Presentación clínica del SDRA por COVID-19......................................................423
Diagnóstico......................................................................................................424
Parámetros clínicos para el diagnóstico: ............................................................424
Ventilación fisiológica del espacio muerto (VD / VT)...........................................425
Manejo de la insuficiencia respiratoria aguda y SDRA.........................................425
Ventilación mecánica no invasiva (VNI)........................................................425
Cánula nasal de alto flujo (HFNC).................................................................425
HFNC para pacientes con COVID-19.............................................................426
Riesgos para el equipo sanitario...................................................................426
Ventilación mecánica no invasiva (VNI) y presión positiva
continua en las vías respiratorias (CPAP).......................................................427
Riesgos para el equipo sanitario...................................................................427
Recomendaciones para disminuir el riesgo de contaminación........................427
Manejo de ventilación mecánica invasiva......................................................428
Potencial de reclutamiento, reclutamiento pulmonar
y titulación de PEEP.....................................................................................428
Manejo farmacológico...........................................................................................429
Conclusiones.........................................................................................................430
Fallo Cardiovascular..............................................................................................430
CAPÍTULO XXXII
Terapia respiratoria del COVID-19..........................................................................433
Fase de confinamiento...........................................................................................435
Ingreso hospitalario...............................................................................................436
Agudización o período crítico.................................................................................436
Fase de recuperación y alta hospitalaria..................................................................437
Conclusión............................................................................................................437
CAPÍTULO XXXIII
Terapias alternativas del COVID-19........................................................................439
Vitamina C............................................................................................................443
Inmunomoduladores Naturales..............................................................................445
Dióxido de cloro....................................................................................................446
XXXIV
CAPÍTULO XXXIV
Criterios de alta epidemiológica del COVID-19........................................................449
CAPÍTULO XXXV
Vacunas contra la amenaza del COVID-19...............................................................457
XXXV
Vacunas de subunidades proteicas..........................................................................482
NVX-CoV2373 (Novavax)....................................................................................482
Nombre desconocido (Anhui Zhifei Longcom Biofarmacéutico /
Academia China de Ciencias Médicas)...............................................................483
Vacuna de partículas similares a virus....................................................................484
CoVLP (Medicago)............................................................................................484
Covax y EMA....................................................................................................485
CAPÍTULO XXXVI
Estimación de la carga de la enfermedad por COVID-19:
bases conceptuales y retos metodológicos..............................................................487
CAPÍTULO XXXVII
Comorbilidades y COVID-19..................................................................................497
COVID-19 e hipertensión........................................................................................499
COVID-19 y diabetes mellitus tipo II........................................................................501
Fisiopatología........................................................................................................502
Tratamiento..........................................................................................................502
COVID-19 y enfermedad cardiovascular..................................................................503
COVID-19 y riñón..................................................................................................504
Recomendaciones.................................................................................................505
CAPÍTULO XXXVIII
Adulto mayor y COVID-19......................................................................................507
Epidemiología.......................................................................................................509
Factores de riesgo..................................................................................................509
Manifestaciones clínicas en el adulto mayor............................................................510
Impacto emocional y psicológico............................................................................511
Tratamiento..........................................................................................................511
Prevención y control en la población geriátrica.......................................................512
Control del COVID-19 en hogares para ancianos......................................................512
XXXVI
SECCIÓN III
Implicaciones del SARS-CoV-2 en la sociedad y el ambiente
CAPÍTULO XXXIX
COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública.......................................517
CAPÍTULO XL
El COVID-19 prolongado........................................................................................531
CAPÍTULO XLI
Medidas de prevención contra el COVID-19............................................................539
Distanciamiento social...........................................................................................542
Higiene de manos..................................................................................................543
Higiene respiratoria (MSP 2020).............................................................................543
Prendas de protección personal..............................................................................543
Mascarillas.......................................................................................................544
Mascarillas quirúrgicas vs. mascarillas caseras..............................................545
Consideraciones económicas.......................................................................545
Pantallas faciales..............................................................................................545
Guantes...........................................................................................................546
En comunidad ............................................................................................546
En entornos sanitarios.................................................................................547
Descontaminación en el ambiente..........................................................................547
Medidas preventivas en niños.................................................................................548
Recomendaciones generales.............................................................................548
Uso de mascarillas en niños..............................................................................548
XXXVII
Uso de mascarillas en niños menores de cinco años ......................................548
Uso de mascarillas en niños entre seis y 11 años............................................549
Uso de mascarillas en niños y adolescentes mayores de 12 años.....................549
Pantallas faciales en niños................................................................................549
Vacunas......................................................................................................550
Información oficial ...............................................................................................550
CAPÍTULO XLII
COVID-19 y medio ambiente..................................................................................553
Peligros modernos.................................................................................................556
Virus y Clima.........................................................................................................558
COVID-19 y altura..................................................................................................559
Epidemiología del COVID-19 y su relación con la altura.......................................559
Factores fisiológicos y biológicos vinculados con la altura...................................560
Baja densidad de población y medio hostil.........................................................562
COVID-19 en la altura, datos de Ecuador.......................................................562
Material particulado en suspensión y aerosoles.......................................................564
COVID-19: ¿Un respiro para el medio ambiente?......................................................566
CAPÍTULO XLIII
SARS-CoV-2 en aguas residuales y sus implicaciones...............................................571
CAPÍTULO XLIV
Tabaquismo y COVID-19........................................................................................577
Recomendaciones .................................................................................................580
El humo del tabaco como vehículo para transporte el virus del SARS-CoV-2...............581
Tabaquismo como instrumento para la transmisión del virus...................................581
Tabaquismo como hábito que puede incrementar el riesgo de transmisión ..............582
CAPÍTULO XLV
Telemedicina y COVID-19......................................................................................583
Componentes de la telemedicina............................................................................585
Telepresencia...................................................................................................585
Teleconsultas...................................................................................................585
¿Cuáles son los principales requisitos para poder acceder a una teleconsulta? ..........586
¿Cuándo se puede desarrollar una teleconsulta?......................................................586
XXXVIII
¿Cuáles criterios se podría tomar en cuenta para escoger entre
una teleconsulta y una consulta presencial? ...........................................................587
¿Cómo se estipulan los valores a pagar según el servicio de teleconsultas?................588
Aplicación de la telemedicina en distintas áreas de servicios de salud ......................589
Telemedicina aplicada en pediatría durante la pandemia por COVID-19...............589
Telemedicina aplicada a los controles postoperatorios........................................590
Aplicación de telemedicina en pacientes hospitalizados......................................590
Aplicación de atención psicológica durante la pandemia
por COVID-19...................................................................................................591
Beneficios de la aplicación de Telemedicina durante
la Pandemia por COVID-19.....................................................................................591
Limitantes de la aplicación de telemedicina durante
la pandemia por COVID-19.....................................................................................593
Telemedicina aplicada en Ecuador durante
pandemia por COVID-19........................................................................................593
CAPÍTULO XLVI
Salud y medicina ocupacional en época de la pandemia de COVID-19......................597
CAPÍTULO XLVII
Ideas y acciones que transforman: el rol de la Academia
frente al SARS-CoV-2..............................................................................................607
SARS-CoV-2 en Ecuador..........................................................................................609
El papel de la UDLA frente al SARS-CoV-2................................................................610
Trabajo de todos los actores...................................................................................613
CAPÍTULO XLVIII
COVID-19. Diagnóstico molecular del SARS-CoV-2 desde la perspectiva
de investigación de Una-Salud o One-Health...........................................................615
XXXIX
Abreviaciones.......................................................................................................619
Reseñas profesionales...........................................................................................623
Referencias...........................................................................................................655
Índice Figuras
Figura I-1* Muertes causadas por cada pandemia.............................................. 6
Figura I-2 Tasa de letalidad, método de transmisión y nivel de contagio
de las enfermedades infecciosas...................................................... 6
Figura II-1 Estructura general y mecanismo de infección
del SARS-CoV-2..............................................................................62
Figura II-2 Ciclo de replicación del SARS-CoV-2 y sus inhibidores......................64
Figura III-1 Estructura de SARS-CoV-2...............................................................69
Figura III-2 Mutaciones de SARS-CoV-2.............................................................70
Figura III- 3 Proteínas humanas físicamente asociadas
con proteínas de SARS-CoV-2..........................................................72
Figura IV-1 Estimación del Rt en el Ecuador desde el inicio
de la pandemia..............................................................................84
Figura IV-2 Estimación del Rt en tiempo real en cantones del Ecuador
con baja transmisibilidad en junio 2021...........................................85
Figura IV-3 CFR % en Ecuador en relación con el mundo
durante la pandemia......................................................................86
Figura IV-4 Estimación del número aproximado de población contagiada
previamente con COVID-19 en el Ecuador.......................................88
Figura IV-5 Casos nuevos diarios por COVID-19 en el mundo,
por continente...............................................................................89
Figura IV-6 Número de muertes diarias por COVID-19
en el mundo por continente...........................................................90
Figura IV-7 Muertes en exceso en el Ecuador desde el inicio
de la pandemia..............................................................................92
Figura IV-8 Número de nuevos casos diarios a nivel nacional en Ecuador,
desde abril de 2020 a abril 2021.......................................................93
Figura IV-9 Número de nuevos casos diarios a nivel provincial en Ecuador,
desde febrero de 2020 a abril de 2021..............................................94
Figura VI-10 Número de nuevas muertes a nivel provincial en Ecuador,
desde enero 2020 a junio 2021.........................................................95
Figura IV-11 Muertes en exceso en Quito durante la primera
y la segunda ola cantonal...............................................................96
Figura VI-1 Hisopado nasofaríngeo................................................................113
XLI
Figura VI-2 Hisopado orofaríngeo..................................................................113
Figura VI-3 Lavado broncoalveolar.................................................................113
Figura VI-4 Análisis directos e indirectos de las muestras para
identificar SARS-CoV-2 ................................................................115
Figura VI-5 Curva de movimiento de los marcadores del SARS-CoV-2
en la infección y diagnóstico de laboratorio...................................118
Figura VII-1 Patrón opacidad en vidrio esmerilado...........................................125
Figura VII-2 Patrón empedrado o adoquín desordenado (crazy paving)...............126
Figura VII-3 CO-RADS 1..................................................................................128
Figura VII-4 CO-RADS 2 Infección no COVID-19...............................................128
Figura VII-5 CO-RADS 2 Infección no COVID-19 ...............................................129
Figura VII-6 CO-RADS 3 COVID-19 indeterminado ...........................................130
Figura VII-7 CO-RADS 3 COVID-19 indeterminado............................................130
Figura VII-8 CO-RADS 4..................................................................................131
Figura VII-9 CO-RADS 4..................................................................................131
Figura VII-10 CO-RADS 5 .................................................................................132
Figura VII-11 CO-RADS 5 .................................................................................133
Figura VII-12 CO-RADS 5 .................................................................................133
Figura VII-13 CO-RADS 5 .................................................................................134
Figura VII-14 CO-RADS 5 .................................................................................134
Figura VII-15 CO-RADS 5 .................................................................................135
Figura VII-16 CO-RADS 5 .................................................................................135
Figura VII-17 CO-RADS 5 .................................................................................136
Figura VII-18 CO-RADS 5 .................................................................................136
Figura VII-19 CO-RADS 6 .................................................................................137
Figura VII-20 CO-RADS 6 .................................................................................137
Figura VII-21 Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF.........................138
Figura VII-22 Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF.........................139
Figura VII-23 Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF ........................140
Figura VIII-1 Casos y defunciones por COVID-19 en Ecuador
por edad y sexo ...........................................................................146
Figura VIII-2 Cálculo del riesgo relativo por ocupación en comparación
con los trabajadores de cuello blanco............................................149
Figura VIII-3 Sintomatología reportada en el Ecuador en pacientes
leves ambulatorios ......................................................................152
Figura VIII-4 Curvas epidemiológicas de casos de COVID-19 por fecha
de inicio de síntomas (azul) y fecha de diagnóstico (rojo),
del 14 de febrero al 18 de abril de 2020 ..........................................153
Figura IX-1 Estructura del SARS-CoV-2............................................................160
Figura IX-2 Unión celular COVID-19...............................................................161
XLII
Figura X-1 Invasión del virus SARS-CoV-2 a las células del organismo..............170
Figura X-2 Tormenta de citocinas y apoptosis celular.....................................176
Figura XI-1 Sistema cardiovascular................................................................183
Figura XI-2 Expresión de ECA2 necesario para la invasión del SARS-CoV-2
en células pulmonares, endotelio y células cardíacas.....................185
Figura XI-3 A) Tejido miocárdico no inflamatorio región del sistema
de conducción. B) Tinción tricrómica que no muestra
fibrosis intersticial ......................................................................187
Figura XI-4 Mutaciones identificadas en la secuencia después de la
comparación con la referencia genómica de Wuhan-Hu-1 .............187
Figura XIII-1 Localización de receptores ECA 2 en el sistema
nervioso central..........................................................................206
Figura XIII-2 Vías de ingreso del SARS-CoV-2 al sistema nervioso........................207
Figura XIII-3 Resonancia magnética en secuencia FLAIR donde se evidencia
a nivel cortical infarto cerebral isquémico ( flecha roja)
en parietal izquierdo en paciente con COVID-19. ..........................211
Figura XIII-4 Posibles mecanismos subyacentes a las manifestaciones
neurológicas en los pacientes con SARS-CoV-2...............................212
Figura XIV-1 Diferencias del sistema inmune innato y adaptativo ......................221
Figura XIV-2 Pilares de tratamiento..................................................................224
Figura XV-1 Adaptaciones respiratorias en el embarazo ...................................237
Figura XV-2 Presentación clínica en pacientes embarazadas
infectadas con COVID-19..............................................................239
Figura XV-3 Tasa de letalidad de pacientes embarazadas en Ecuador................248
Figura XVI-1 Erupción maculopapular localizada en tórax.................................255
Figura XVI-2 Lesiones urticariformes localizadas en tórax.................................256
Figura XVI-3 Eritema violáceo tipo sabañón en dedos del pie ............................256
Figura XVI-4 Vesículas hemorrágicas en tórax...................................................257
Figura XVI-5 Ampollas monomorfas en miembros inferiores.............................257
Figura XVI-6 Livedo reticular leve y transitorio sin síntomas
sistémicos importantes................................................................258
Figura XVI-7 Livedo necrótico en paciente adulto mayor...................................258
Figura XVI-8 Lesiones en diana .......................................................................259
Figura XVI-9 Vasculitis en miembro inferior.....................................................259
Figura XVI-10 Eritema anular centrífugo............................................................260
Figura XVI-11 Herpes zóster en muslo ...............................................................260
Figura XVI-12 Reacción liquenoide por uso de hidroxicloroquina........................262
Figura XVI-13 Necrólisis epidérmica tóxica........................................................263
Figura XVI-14 Pustulosis exantemática generalizada aguda.................................264
Figura XVI-15 Carcinoma epidermoide en fase avanzada.....................................264
XLIII
Figura. XIX-1 Diferentes glándulas/ órganos endocrinos que pueden
verse afectados por COVID-19.......................................................281
Figura XXVII-1 Flujograma de atención...............................................................371
Figura XXVII-2 Exámenes de laboratorio previo a cirugía......................................372
Figura XXVIII-1 Casos de dengue reportados en Ecuador........................................380
Figura XXVIII-2 Reservorios de aedes aegypti en comunidades
del río Cayapas-Esmeraldas..........................................................381
Figura XXIX-1 Clasificación de la familia Coronaviridae.......................................387
Figura XXIX-2 Sintomatología de infección por SARS-CoV-2.................................389
Figura XXIX-3 Imagen típica en vidrio deslustrado, indicativo de COVID-19 .........391
Figura XXXV-1 Estrategias de vacunas contra la enfermedad del COVID-19............464
Figura XXXV-2 Vacunas más utilizadas a nivel mundial.........................................465
Figura XXXV-3 Características vacuna Moderna...................................................469
Figura XXXV-4 Características vacuna Pfizer........................................................471
Figura XXXV-5 Características de la vacuna AstraZeneca......................................475
Figura XXXV-6 Características vacuna Sputnik-V..................................................476
Figura XXXV-7 Características vacuna Johnson & Johnson....................................478
Figura XXXV-8 Características vacuna CoronaVac/SinoVac....................................479
Figura XXXV-9 Características de la vacuna recombinante ZF2001.........................484
Figura XXXVI-1 Cálculo de los años de vida ajustados
por discapacidad (DALY)..............................................................490
Figura XXXIX-1 Medidas de control de movilidad, aislamiento
y eventos en el Ecuador en relación a los casos
nuevos confirmados de COVID-19.................................................522
Figura XXXIX-2 Plan de Desarrollo Territorial 2020................................................525
Figura XL-1 Duración de la enfermedad por COVID-19.....................................533
Figura XL-2 Síntomas del COVID-19................................................................536
Figura XL-3 Secuelas de «Long COVID»...........................................................536
Figura XLI-1 Pasos de lavado de manos............................................................551
Figura XLI-2 Pasos de desinfección de manos...................................................552
Figura XLI-3 Momentos de higiene de manos...................................................552
Figura XLII-1 Evolución diaria del exceso de muertes en los cantones de
menor (<2 500 m) y mayor altitud (>2 500 m) en Ecuador................564
Figura XLII-2 Tamaños relativos de partículas en suspensión
y aerosoles en escala logarítmica..................................................565
Figura XLVI-1 Algoritmo propuesto para evaluación y semaforización
del personal laboral para estudio de paciente sospechoso..............604
Figura XLVI-2 Algoritmo propuesto para evaluación y semaforización
del personal laboral para estudio de paciente con alto
riesgo de contagio de COVID-19....................................................605
Figura XLVI-3 Estrategia propuesta para la implementación de acciones
XLIV
en el ambiente laboral dentro del contexto de la primera
etapa de la pandemia en Ecuador.................................................606
Figura XLVII-1 Mapa de provincias de Ecuador con el número de muestras
procesadas por el laboratorio de Biología Molecular UDLA.............612
Figura XLVII-2 Distribución temporal de las muestras analizadas (totales
y positivas) para SARS-CoV-2 RT-PCR durante el período
del 23 de mayo al 26 de septiembre de 2020 en el
Laboratorio de Biología Molecular UDLA......................................612
XLV
Índice Tablas
Tabla I-1 Resumen de enfermedades infecciosas...........................................41
Tabla II-1 Clasificación de los coronavirus subfamilia orthocoronavirinae.........60
Tabla III-1 Variantes preocupantes (VOC) del SARS-CoV-2.................................73
Tabla III-2 Variantes de interés (VOI) del SARS-CoV-2.......................................74
Tabla III-3 Variantes bajo seguimiento del SARS-CoV-2.....................................76
Tabla IV-1 CFR % en el Ecuador por edad y sexo de febrero 2020
a junio 2021...................................................................................86
Tabla VI-1 Tipo de muestras recolectadas para la detección
de SARS-CoV-2.............................................................................112
Tabla VI-2 Interpretación clínica de los resultados del diagnóstico
microbiológico............................................................................116
Tabla VII-1 Hallazgos tomográficos en COVID-19............................................125
Tabla VII-2 Clasificación de CO-RADS............................................................127
Tabla VIII-1 Tasa de letalidad (% CFR) por COVID-19 y riesgo
relativo (RR) en Ecuador entre mujeres y hombres
de diferentes grupos de edad (N = 9,468).......................................146
Tabla VIII-2 Número total de defunciones, pacientes vivos y porcentaje
del total ( %) y tasa de letalidad ( %) para mujeres y hombres
de diferentes grupos étnicos, tipo de atención sanitaria,
presencia de comorbilidades e historial de viajes...........................148
Tabla VIII-3 Tasa de letalidad (%), riesgo relativo y probabilidad de riesgo
por COVID-19 en Ecuador por ocupación......................................150
Tabla VIII-6 Regresión logística ajustada utilizando el resultado final
(vivo/muerto) como variable dependiente y la presencia
de comorbilidades, sexo y edad de los pacientes
como covariable..........................................................................152
Tabla VIII-7 Capacidades de prueba de RT-PCR en Ecuador..............................155
Tabla IX-1 Manifestaciones extrapulmonares del COVID-19...........................165
Tabla XV-1 Número acumulado de mujeres embarazadas positivas
a SARS-CoV-2, número de defunciones y tasa de letalidad,
por país. Actualización a febrero de 2021 ......................................233
Tabla XV-2 Clasificación de la infección por SARS-CoV- 2 en
población obstétrica....................................................................240
Tabla XV-3 Criterios de ingreso hospitalario en población obstétrica...............241
Tabla XV-4 Criterios de ingreso a UCI en población obstétrica.........................241
XLVII
Tabla XV-5 Valoración inicial en la paciente embarazada
COVID-19 positiva........................................................................246
Tabla XXVI-1 Equipo de protección personal por niveles ...................................352
Tabla XXVI-2 Listas de chequeo de protección del personal................................352
Tabla XXVII-1 Tipos de cirugía y necesidad de atención.......................................370
Tabla XXIX-1 Resultados de analítica sanguínea en pacientes
con SARS-CoV-2 ..........................................................................390
Tabla XXXIII-1 Recomendaciones para la ingesta diaria de vitamina C...................444
Tabla XXXV-1 Visión general de las ventajas y desventajas de las principales
estrategias de vacunas y ejemplos de vacunas autorizadas
desarrolladas con estos métodos...................................................485
Tabla XXXVI-1 Estados de salud asociados a la infección por SARS-CoV-2 utilizados
en el cálculo de carga de la enfermedad por COVID-19 ..................493
Tabla XXXVI-2 Tiempos de estancia hospitalaria estimados en
pacientes con COVID-19 grave......................................................494
Tabla XXXVI-3 Carga de la enfermedad atribuible al COVID-19 en Ecuador
entre el 27 de febrero y el 18 de abril de 2020.................................495
Tabla XLII-1 Peligros modernos que afectan a la población mundial..................556
Tabla XLII-2 Ciudades sobre 2 500 msnm en Ecuador........................................562
Tabla XLIII-1 Resumen de estudios realizados para la cuantificación molecular
del SARS-CoV-2 en aguas residuales: métodos de concentración,
dianas genéticas amplificadas y resultados....................................574
Tabla XLV- 1 Servicios de telemedicina.............................................................588
XLVIII
SECCIÓN I
Introducción al virus
del SARS-CoV-2
CAPÍTULO I
5
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura I-1*
Muertes causadas por cada pandemia
Figura I-2
Tasa de letalidad, método de transmisión y nivel de contagio
de las enfermedades infecciosas
6
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Infecciones bacterianas
Las infecciones bacterianas tienen un gran impacto en la salud pública, ya que
se transmiten a los humanos a través del aire, el agua, los alimentos o vectores
vivos. Por esto, las medidas preventivas son sumamente importantes, e impactan
de manera dramática en la morbilidad y la mortalidad (Doron y Gorbach 2008).
Cólera
El cólera es una enfermedad diarreica aguda causada por Vibrio cholerae, una
bacteria flagelada en forma de coma; es miembro de la familia Vibrionaceae, de
bacilos gramnegativos curvos, que se encuentra en aguas costeras y estuarios
(Harris et al. 2012; Lekshmi et al. 2018; Ramamurthy et al. 2019).
Se han descrito enfermedades diarreicas compatibles con el cólera desde el
siglo VII, incluso en la época de Hipócrates, pero no hay pruebas que demues-
tren que estén causadas por Vibrio cholerae. El primer caso de cólera fue bien
documentado en la India en 1563 por García de Orta, un médico portugués
(Lekshmi et al. 2018). En 1854 Filippo Pacini observó por primera vez al micros-
copio formas con figura de coma en las heces del cólera, y ese mismo año John
Snow anunció que el suministro de agua contaminada era la principal causa
para que esta enfermedad se propagara en Londres (Lekshmi et al. 2018). En
1884 Robert Koch aisló por primera vez el V. cholerae (Harris et al. 2012; Sandra
y Alonso 2009).
A partir de 1817, siete pandemias de cólera se han extendido desde Asia a
gran parte del mundo. La primera (1817-1821), conocida como cólera asiático,
«comenzó en Jessore, cerca de Calcuta, y luego apareció en toda la India antes
de extenderse a Extremo Oriente y a otras regiones del mundo, como Mascate,
Teherán y Bagdad, donde murieron 1 800 000 personas a causa de esta enferme-
dad» (Azizi y Azizi 2010). La segunda (1829-1851) comenzó de nuevo en la India
y se extendió a China, Europa y América. En Londres causó 30 000 muertes y
en España, 302 500 (Azizi y Azizi 2010; Claeson y Woldman 2019; Lera y Váz-
quez 2014). La tercera (1852-1860) se produjo principalmente en Rusia, con una
elevada tasa de mortalidad (Azizi y Azizi 2010; Lera y Vázquez 2014). La cuarta
(1863-1875) comenzó en la región de Bengala. Los peregrinos musulmanes in-
dios que visitaban La Meca propagaron esta pandemia por todo Oriente Medio
(Azizi y Azizi 2010). La quinta (1881-1896) comenzó en la India y llegó a Europa;
sin embargo, Alemania fue uno de los países apenas afectados (Azizi y Azizi
2010). La sexta (1899-1923) tuvo lugar a principios del siglo XX y mató a más
de 800 000 personas solo en la India y posteriormente se extendió a Oriente
Medio, Europa del Este y el norte de África (Azizi y Azizi 2010). La séptima pan-
demia (1961-1970) comenzó en Indonesia y se extendió a la India, Rusia y el
norte de África. En esta, el organismo responsable fue un biotipo de cólera «El
Tor» (Azizi y Azizi 2010).
7
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tos ferina
Es una enfermedad causada por Bordetella pertussis o Bordetella parapertussi.
Son bacterias gramnegativas, encapsuladas, cocobacilos estrictamente aero-
bios (Finger y Von Koenig 1996).
Esta infección se identificó por primera vez en Asia y se consideró la primera
epidemia de gripe en el mundo; después se extendió a Europa y América. En
Europa, casi el 80 % de la población murió en tan solo seis semanas y lo único
que hicieron como tratamiento fue llevar una dieta reducida (Camaño Puig et al.
2005). En 1578, en París, Guillaume de Baillou reconoció la bacteria por primera
vez, pero no fue hasta 1906 cuando Julies Bordet y Octave Gengou la aislaron
8
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Leptospirosis
La leptospirosis es una enfermedad bacteriana aguda febril septicémica,
también una zoonosis causada por espiroquetas del género Leptospira especie
interrogans, que son bacterias aerobias altamente negativas (Carrada-Bravo
2005; De Brito et al. 2018).
9
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Fue descrita en 1886 por Weil; la primera vez que vieron este microorganis-
mo, en una autopsia, pensaron que se trataba de fiebre amarilla (Bennett et al.
2014). Las primeras descripciones claras de la ictericia por leptospira aparecie-
ron a principios del siglo XIX, algunos años antes de la descripción de Weil, se
ha sugerido que «Leptospira interrogans serovar icterohaemorrhagiae» fue intro-
ducida en Europa occidental en el siglo XVIII por la extensión hacia el oeste
de la distribución de Rattus norvegicus desde Eurasia (Levett 2001). La etiología
de la leptospirosis se demostró de forma independiente en 1915 en Japón y en
Alemania; el papel de la rata como fuente de infección humana se descubrió en
1917 (Levett 2001).
Leptospira spp., se transmite principalmente por el contacto directo con ex-
creciones (orina) de roedores infectados, e indirectamente por la ingestión in-
voluntaria de agua o alimentos que han estado expuestos a la misma excreción
(Marco et al. 2018). Las leptospiras entran en el organismo al penetrar en las
membranas mucosas o en las abrasiones de la piel y se diseminan por la vía
hematógena. También se reconoce que la leptospirosis puede estar presente en
una amplia gama de animales. Por lo tanto, las actividades ocupacionales en las
que participan animales infectados, así como el suelo y el agua contaminados
son factores de riesgo para desarrollar leptospirosis. Los humanos son huéspe-
des accidentales y suelen presentar excreción urinaria de leptospiras durante
períodos cortos una vez infectados, también se ha informado de portadores cró-
nicos en lugares endémicos (De Brito et al. 2018).
En los humanos, la leptospirosis tiene una presentación clínica bifásica. Co-
mienza con la fase septicémica, que dura los primeros ocho días de fiebre, y
puede presentarse con síntomas que van desde fiebre leve con mialgias y cefa-
leas, seguidas de manifestaciones inmunológicas (Chiu y Pan 2019; De Brito et
al. 2018). La forma más grave de la enfermedad, con daños multisistémicos y
lesiones vasculares, hepáticas que presentan ictericia (Chin et al. 2020), rena-
les, pulmonares y de los músculos esqueléticos, se conoce como síndrome de
Weil (De Brito et al. 2018). Muchos casos de leptospirosis presentan un cuadro
inespecífico de enfermedad febril; sin embargo, la manifestación vascular de
la enfermedad puede presentarse como una conjuntivitis hemorrágica (De Bri-
to et al. 2018).
Se ha estimado que la tasa de mortalidad anual de la leptospirosis es de
0,84 muertes por cada 100 000 personas, a nivel mundial (De Brito et al. 2018).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga la leptospirosis como
una enfermedad tropical desatendida. Estima una incidencia de 5,1 casos por
100 000 habitantes en zonas endémicas, y 14 casos por 100 000 personas en
epidemias (Marco et al. 2018). Es una importante enfermedad zoonótica mun-
dial; endémica en muchas regiones con climas tropicales y subtropicales, y
las grandes epidemias se producen después de fuertes lluvias e inundaciones
(Chiu y Pan 2019).
10
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Tuberculosis
Es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, bacilos estricta-
mente aerobios y ácido-alcohol resistentes (López 2018). En el siglo V a. C. Hi-
pócrates describió la enfermedad que se caracteriza por dolor en el pecho, tos y
expectoración con sangre. Las tablillas de arcilla asirias, del siglo VII, describen
a pacientes que tosían con sangre (Smith 2003).
Europa, debido a la explosión demográfica del segundo milenio después
de Cristo y al crecimiento de los grandes centros urbanos, se convirtió en el
epicentro de muchas epidemias de tuberculosis en los siglos XVI y XVII. Esta
enfermedad alcanzó su punto álgido en Europa, en la primera mitad del siglo
XIX, y se calcula que una cuarta parte de los europeos murieron de tuberculosis
(Smith 2003).
Los inmigrantes europeos en el Nuevo Mundo trajeron la enfermedad con-
sigo y, aunque la tasa de mortalidad nunca alcanzó los niveles de Europa, los
grandes centros urbanos como Boston y Nueva York tuvieron tasas de mortali-
dad por tuberculosis de 6 a 7 por 1 000 personas en 1800. Después de que la tasa
de mortalidad de la tuberculosis disminuyera a 4 por 1 000 entre 1860 y 1870, el
24 de marzo de 1882 el doctor Robert Koch anunció el descubrimiento del Myco-
bacterium tuberculosis (Smith 2003).
Según la Organización Mundial de la Salud, esta enfermedad se encuentra en-
tre las 10 primeras causas de muerte en el mundo, con 1,5 millones de muertes
registradas en 2018, de las cuales 251 000 eran seropositivas. El hacinamiento de
personas provocó que esta enfermedad se propagara mucho más rápido debido a
que se transmite por el aire. La OMS cuenta con un programa que propone erra-
dicar esta infección para el año 2030, sin embargo, algunas cepas se han vuelto
resistentes a la rifampicina, un medicamento de primera línea (WHO 2019d).
11
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tuberculosis pulmonar
La tuberculosis pulmonar primaria se caracteriza por una inflamación
granulomatosa local, generalmente en la periferia del pulmón, acompañada
de afectación de los ganglios linfáticos ipsilaterales, denominada complejo de
Ghon. Esta infección suele ser asintomática, pero puede presentarse como una
infección aguda del tracto respiratorio inferior (Loddenkemper et al. 2016). Las
complicaciones locales de la tuberculosis pulmonar primaria pueden ser la obs-
trucción bronquial, la tuberculosis miliar y la meningitis (Loddenkemper et al.
2016). La tuberculosis pulmonar postprimaria es la manifestación predominan-
te de la tuberculosis en adultos, y se caracteriza por fiebre, anorexia o disminu-
ción del apetito, pérdida de peso, sudores nocturnos, anemia y tos persistente
de más de 14 días de duración, acompañada de esputo purulento o teñido de
sangre; ocasionalmente, los pacientes se quejan de dolor torácico localizado
atribuible a la inflamación pleural (Loddenkemper et al. 2016).
Tuberculosis extrapulmonar
La tuberculosis extrapulmonar se presenta en entre el 10 % y el 42 % de
los pacientes adultos con tuberculosis. Factores como la raza o etnia, la edad,
la presencia o ausencia de enfermedad subyacente, el VIH y otras condicio-
nes que deterioran notablemente la inmunidad del huésped han causado un
aumento de la enfermedad extrapulmonar (Loddenkemper et al. 2016). Los
síntomas están relacionados con el sitio u órgano afectado. Cuando afecta a
los ganglios intratorácicos, se puede observar agrandamiento del mediastino,
con calcificación; los ganglios linfáticos pueden llegar a ser tan grandes que
causan obstrucción bronquial y colapso de una región adyacente del pulmón
(Loddenkemper et al. 2016). También puede afectar a los ganglios linfáticos
intratorácicos, principalmente en la zona cervical y supraclavicular. Los gan-
glios linfáticos son firmes, indoloros y no están calientes, pero más tarde se
vuelven fluctuantes, enredados e hinchados, y pueden perforar la piel y crear
fístulas que no se curan (Loddenkemper et al. 2016).
Cuando se afecta la pleura, se produce dolor torácico, derrame pleural y
disnea. Cuando se afectan los huesos, principalmente la columna vertebral,
se produce inflamación del disco intervertebral; se puede desarrollar dolor de
espalda, cifoescoliosis o un gibus, además de compresión de la médula o raíz
espinal. Afecta al sistema nervioso con síntomas sensoriales o motores, inclui-
da la paraplejia. La enfermedad del sistema genitourinario incluye la tubercu-
losis del riñón, del uréter, de la vejiga y del tracto genital masculino y femenino
(Loddenkemper et al. 2016). La tuberculosis abdominal incluye la afectación del
peritoneo con ascitis o de cualquier órgano intraabdominal. El dolor abdominal
se produce con frecuencia y otras manifestaciones incluyen la obstrucción del
intestino delgado o la hemorragia gastrointestinal; también puede dar lugar a
insuficiencia suprarrenal (Loddenkemper et al. 2016).
12
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
La peste
La peste es una enfermedad zoonótica causada por la bacteria Yersinia Pestis
coccobacillus gramnegativa inmóvil no esporulante de la familia Enterobacteriaceae.
Se descubrió en 1894 y es transmitida por las pulgas de las ratas negras y otros roe-
dores (Dennis y Mead 2006).
La peste es conocida por ser la pandemia más terrible y mortal de la historia,
pues ha causado aproximadamente 200 millones de muertes (Ruiz 2019). Existen
importantes registros de las tres principales epidemias que ha causado la peste.
La primera, conocida como la peste de Justiniano, se produjo en todo el Medite-
rráneo en el siglo VI, durante el reinado del emperador romano Justiniano. La se-
gunda fue la muerte negra de la Europa del siglo XIV. La tercera comenzó en Chi-
na a finales del siglo XIX, y causó la muerte de millones de personas en China e
India (Dillard y Juergens 2020). Desde mediados del siglo XX, la peste ha sido más
activa en Madagascar, con un total de 13 234 casos entre 1998 y 2016. En Estados
Unidos, entre 2000 y 2009, se registraron 57 casos, con siete muertes (Butler 2013).
La peste se contrae de forma natural como resultado de la interferencia hu-
mana en el ciclo zoonótico durante o después de una epizootia y por la introduc-
ción de roedores salvajes o de sus pulgas infectadas en el hábitat humano. La
peste bubónica no suele contagiarse de persona a persona, a menos que haya
contacto con el pus de los bubones supurantes. La peste neumónica puede ser
muy contagiosa en condiciones climáticas adecuadas, y el hacinamiento facili-
ta la transmisión (Pedroso Flaquet 2010). En general, se describen tres formas
principales de peste: la bubónica, la neumónica y la septicémica, que pueden
transmitirse por picaduras de pulgas, gotitas respiratorias, consumo de carne
cruda contaminada y contacto con animales infectados (Yang 2017).
La peste bubónica
Es la forma clínica más común de la peste humana. Se caracteriza por la
aparición de «bubones» duros, blandos, pequeños y extremadamente doloro-
sos, que se abscesan y supuran. Los acompañan fiebre alta repentina, malestar
general, dolor de cabeza y, a veces, vómito (Carniel 2002; CDC 2018; Yang 2017).
Peste pulmonar
Esta forma de la enfermedad es extremadamente grave, los signos clínicos
incluyen fiebre de entre 40 y 41 ° C, profundo deterioro del estado general, dolor
en el pecho, tos, dificultad para respirar, esputo con sangre, coma (Carniel 2002;
CDC 2018; Yang 2017).
Peste septicémica
Los pacientes desarrollan fiebre, escalofríos, debilidad extrema, dolor ab-
dominal, shock y posiblemente hemorragia de la piel y otros órganos. La piel
y otros tejidos pueden volverse negros y morir, especialmente los dedos de las
manos, los pies y la nariz (Carniel 2002; CDC 2018; Yang 2017).
13
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Infecciones parasitarias
Las enfermedades parasitarias constituyen un problema de salud pública
por su alta prevalencia en los países en desarrollo de Asia, África y América La-
tina; por su frecuencia en los países desarrollados, dada la migración de perso-
nas de los países del Tercer Mundo, y por su alta morbilidad (Werner Apt 2014).
Paludismo
La malaria se transmite a través de la picadura de mosquitos llamados
anopheles. Su agente etiológico es el parásito Plasmodium. Existen cuatro tipos
que afectan al ser humano: Plasmodium vivax, Plasmodium ovale, Plasmodium
malariae, Plasmodium falciparum. Este último es el más común y el más peligro-
so si no se trata a tiempo (Sánchez 2021a).
Anualmente se producen entre 300 y 500 millones de nuevos casos de mala-
ria por año. En ese período, más de un millón de niños menores de cinco años
mueren por esta zoonosis. Se estima que hay alrededor de 8 a 10 millones de
individuos infectados con Trypanosoma cruzi en América Latina, pero esta pa-
rasitosis autóctona de ese continente se ha extendido debido a la migración de
personas infectadas desde zonas endémicas a países de Europa, Asia y Oceanía
(Werner Apt 2014).
Existen muchas teorías sobre el origen del paludismo en el continente ame-
ricano, ya que en el pasado no se recopiló información. Se destacan tres teorías.
La primera menciona que el paludismo era endémico en el continente, la se-
gunda cuenta que esta enfermedad fue traída al Nuevo Mundo por los conquis-
tadores, y la tercera nos dice que llegó a las islas del Caribe y a todo el continente
a través de los esclavos africanos (Castro et al. 2007).
Debido a la incertidumbre de la historia de esta enfermedad, los científicos
aún discuten sobre su verdadero origen. La teoría más aceptada es que los colo-
nos europeos la trajeron junto con sus esclavos desde África Occidental, ya que
no se menciona en los libros de medicina de las civilizaciones que habitaron el
nuevo continente (Yalcindag et al. 2012). La OMS, en su informe de noviembre
de 2020, señala que África es el continente con mayor incidencia, con el 97 % de
14
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
los casos. Se estima que hubo 229 millones de casos en el mundo, de los cuales
murieron 409 000 personas; el grupo más vulnerable a la infección fue el de
los niños menores de 5 años, y representaron el 67 % de la mortalidad (WHO
2020d). Entre los síntomas que puede presentar un individuo infectado están
fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, pero estos síntomas aparecen después de
10 días de la picadura del mosquito (WHO 2020d).
Como la mayoría de las enfermedades transmitidas por vectores, la acumu-
lación de agua en estanques y humedales representa un mayor riesgo de infec-
ción, por lo que es tan frecuente en climas tropicales o subtropicales húmedos
que favorecen la vida del vector (WHO 2020d).
La mayoría de los pacientes presentan fiebre (92 %), escalofríos (79 %), cefa-
leas (70 %) y diaforesis (64 %). Otros síntomas comunes son mareos, malestar,
mialgias, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea leve y tos seca (Trampuz
et al. 2003). Los signos físicos incluyen fiebre, taquicardia, ictericia, palidez,
hipotensión ortostática, hepatomegalia y esplenomegalia (Trampuz et al. 2003).
Las principales complicaciones del paludismo grave son el paludismo cerebral,
el edema pulmonar, la insuficiencia renal aguda, la anemia grave o la hemo-
rragia. La acidosis y la hipoglucemia son las complicaciones metabólicas más
comunes (Trampuz et al. 2003).
El tratamiento dependerá del tipo de plasmodio. Se recomienda el artesuna-
to parenteral como tratamiento de primera línea para el paludismo grave por
P. falciparum, con quinina parenteral como alternativa en los casos no complica-
dos. Se puede utilizar cloroquina oral, atovacuona-proguanil oral, quinina oral
combinada con doxiciclina, o clindamicina oral o terapia combinada con un
derivado de la artemisina. Para prevenir las recaídas de la malaria por P. vivax
y P. ovale, el fosfato de primaquina 30 mg base diaria durante dos semanas debe
seguir al tratamiento con cloroquina (Boggild et al. 2014). RTS, S / AS01 (RTS, S)
es la primera vacuna antipalúdica del mundo que ha demostrado proporcionar
una protección parcial contra el paludismo en niños pequeños. La vacuna actúa
contra el Plasmodium falciparum, el parásito del paludismo más mortífero del
mundo y el más común en África (Sánchez 2021b).
Infecciones víricas
Los virus son pequeñas partículas formadas por una molécula de ácido nu-
cleico, ARN o ADN, que puede encontrarse en forma de cadena simple o doble,
lineal o circular, cuya función es suministrar la información necesaria para pro-
ducir la síntesis de sus componentes en la célula huésped (Sánchez Conde 2010).
Los virus pueden causar enfermedades, tras superar las barreras protectoras
naturales del organismo y evadir el control inmunológico, destruyendo célu-
las o desencadenando una respuesta inflamatoria e inmunológica que puede
15
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Influenza tipo A
Existen cuatro tipos de virus de la gripe: A, B, C y D. La gripe A es uno de
estos tipos de virus que puede causar epidemias estacionales de la enfermedad
casi todos los inviernos. Los virus de la gripe A se dividen en subtipos basados
en dos proteínas de la superficie del virus: la hemaglutinina (H) y la neuramini-
dasa (N) (CDC 2019c).
Influenza A(H1N1)
Este virus está relacionado con el virus pandémico H1N1, que surgió en la
primavera de 2009 y provocó una importante pandemia de gripe, especialmente
en los países de América del Norte. Este virus ha seguido circulando estacio-
nalmente desde entonces (CDC 2019). Se trata de una nueva reafirmación que
nunca antes había circulado entre los seres humanos. Este virus no está estre-
chamente relacionado con los virus de la gripe estacional humana anteriores o
actuales. El CDC estimó que entre 151 700 y 575 400 personas en todo el mundo
murieron a causa del (H1N1) (CDC 2019c).
El primer caso se notificó en Veracruz, México, y en junio de 2009 el virus
fue declarado pandémico. La duración de la pandemia fue de casi un año (WHO
2009). Entre los medios de contagio tenemos el contacto con gotas de saliva (al
toser o estornudar) o con superficies y materiales contaminados; incluyen las
manos y los juguetes, por supuesto, ambientes muy concurridos o de hacina-
miento. Esto se aplica a todas las variantes de la gripe (WHO 2009).
Gripe A (H3N2)
Los virus de la gripe A(H3N2) aparecieron en el ser humano en 1968 y
han sido las causas más importantes de morbilidad y mortalidad relacionadas
con la gripe desde entonces (Niederman 2006). La pandemia de 1968 causada
por un virus de la gripe A (H3N2) fue una de las más importantes del mundo, ya
que el número estimado de muertes fue de 1 millón en todo el mundo y de unas
100 000 en Estados Unidos. La mayor parte de las muertes se produjeron en per-
sonas de 65 años o más. Se calcula que este virus mata a casi 36 000 personas en
Estados Unidos cada año. Cada gripe estacional AH3N2 es ligeramente diferente
de una de las variantes H3N2 del año anterior (CDC 2019c).
La presentación clínica de la gripe varía de leve a grave en función de la
edad, las comorbilidades, el estado de vacunación y la inmunidad natural al
virus. Los signos y síntomas de la gripe en los casos leves incluyen tos, fiebre,
dolor de garganta, mialgia, dolor de cabeza, secreción nasal y ojos congestiona-
16
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Rubéola
La rubéola es una infección viral contagiosa que afecta principalmente a ni-
ños y adultos jóvenes. Es causada por un virus de la familia Togaviridae y del gé-
nero rubivirus; es un ARN envuelto de una sola hebra con un solo tipo antigénico
(Lambert et al., 2015).
En 1814, George Maton reconoció por primera vez que una enfermedad ca-
racterizada por erupción cutánea, adenopatía y poca o ninguna fiebre, a la que
Henry Veale, en 1866, dio el nombre de rubéola. En 1942, Norman Gregg ob-
servó que la rubéola materna en el primer trimestre causaba graves defectos
de nacimiento, el impacto de la embriopatía de la rubéola siguió sin estar claro
hasta que el virus de esta fue aislado en cultivo de tejidos en 1962 por dos gru-
pos independientes: Parkman, Buescher y Artenstein, y Neva y Weller. Utilizan-
do las nuevas herramientas de laboratorio del virus, muchos investigadores se
centraron en las consecuencias de una grave epidemia de rubéola en 1964, que
afectó aproximadamente al 1 % de los embarazos, y a finales de esa década se
dispuso de vacunas contra esta enfermedad (Cooper 1985; Plotkin 2006).
La infección por rubéola puede ser asintomática o subclínica hasta en la mitad
de las personas expuestas. Clínicamente la enfermedad tiene un pródromo con
fiebre baja, malestar, linfadenopatía e infección de las vías respiratorias superio-
res. Las manchas de Forchheimer pueden preceder o acompañar a la erupción
que es leve y maculopapular, y comienza en la cara y se extiende hacia abajo.
Esta infección provoca en las mujeres síntomas articulares, junto con la conjun-
tivitis, como las complicaciones más comunes. En la paciente obstétrica, puede
desarrollarse encefalitis (Parkman 1996; White et al. 2012). Las complicaciones
17
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Virus de la hepatitis B
Fue descubierto en 1965 por Blumberg. Es un virus de ADN esférico de 42 nm
de diámetro del orden de los pararetrovirus, género Hepadnavirus (Desfilis 2020).
En colaboración con el doctor Blumberg, el microbiólogo Irving Millman ayudó a
desarrollar un análisis de sangre para el virus de la hepatitis B. Los bancos de san-
gre empezaron a utilizar la prueba en 1971 para evaluar las donaciones de sangre
y el riesgo de infecciones por hepatitis B (Hepatitis B Foundation 2020).
En 1981, la FDA aprobó una vacuna más sofisticada contra la hepatitis B deri-
vada del plasma para uso humano. Merck Pharmaceuticals fabricó esta vacuna
de plasma como «Heptavax», la primera vacuna comercial contra el virus de la
hepatitis B. El uso de esta vacuna se interrumpió en 1990. En 1986, la investiga-
ción dio lugar a la segunda generación de vacunas de ADN recombinante o de
hepatitis B modificada genéticamente (Hepatitis B Foundation 2020). Este virus
ha infectado a más de 300 millones de personas en todo el mundo y es una causa
común de enfermedad hepática y cáncer de hígado (Liang 2009).
La infección por el VHB provoca un amplio espectro de enfermedades hepá-
ticas que van desde la insuficiencia hepática aguda hasta la hepatitis crónica, la
cirrosis y el carcinoma hepatocelular (Liang 2009).
Hepatitis B aguda
Dos tercios de los pacientes con infección aguda por hepatitis B presentan
una enfermedad leve, asintomática y subclínica. Un tercio de los adultos infec-
tados desarrollan signos y síntomas clínicos de hepatitis, como fatiga, náuseas,
ictericia y, en raras ocasiones, insuficiencia hepática aguda (se produce en el
1% de los pacientes). El inicio de la hepatitis fulminante se caracteriza por la
aparición repentina de fiebre, dolor abdominal, vómitos e ictericia, seguidos de
18
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
desorientación, confusión y coma, y los niveles de HBsAg y ADN del VHB sue-
len descender rápidamente a medida que se desarrolla la insuficiencia hepática
(Liang 2009).
Hepatitis B crónica
Los pacientes con hepatitis crónica son asintomáticos o presentan síntomas
inespecíficos, como fatiga y molestias leves en el cuadrante superior derecho
del abdomen. Quienes padecen una enfermedad más grave o cirrosis pue-
den presentar síntomas como ictericia y estigmas periféricos de enfermedad
hepática terminal, incluyendo arañas vasculares angiomatosas, eritema
palmar, esplenomegalia, ginecomastia y feto hepático, y los que tienen una
cirrosis más avanzada presentan ascitis, edema periférico, encefalopatía y he-
morragia gastrointestinal (Liang 2009).
Las manifestaciones extrahepáticas de la hepatitis B están presentes en el
1-10 % de los pacientes infectados por el VHB e incluyen el síndrome similar a
la enfermedad del suero, la vasculitis necrotizante aguda, la glomerulonefritis
membranosa y la acrodermatitis papular de la infancia (Liang 2009). En indivi-
duos sanos, la vacuna contra el VHB se administra al inicio, al mes y a los seis
meses (Das et al. 2019).
La OMS recomienda que todos los lactantes reciban la vacuna contra el VHB
lo antes posible tras el nacimiento, preferiblemente en las primeras 24 horas
(Stasi et al. 2020).
La Food and Drug Administration (FDA) ha aprobado siete fármacos antivira-
les para el tratamiento del VHB crónico: interferón-a2b, interferón-a2α pegila-
do, lamivudina, adefovir, entecavir, telbivudina y tenofovir; de ellos, los agentes
de primera línea más utilizados son el peg-IFN, el TDF y el ETV (Rajbhandari y
Chung 2016).
Encefalitis japonesa
Es una enfermedad tropical muy común en Asia, causada por el virus de la
encefalitis japonesa (JEV), miembro de la familia Flaviviridae, que se transmite
a través de la picadura de un Culex spp. principalmente Culex tritaeniorhynchus
(Kumar et al. 2018).
Se notificó por primera vez en Japón en 1871 y se aisló por primera vez en
1935. Ha causado cuatro brotes en Malasia a lo largo de los años: 1974 en Pulau
Langkawi, 1988 en Pulau Pinang, 1992 en Serian Sarawak, y 1998-1999 en Perak
y Negeri Sembilan (Kumar et al. 2018; Solomon et al. 2000).Se han identificado
tres cepas principales de JEV: Nakayama, Beijing y SA 14-14-2. Históricamente,
esta enfermedad se ha convertido en un problema de salud pública y es respon-
sable de epidemias cada 10 años aproximadamente (Solomon et al. 2000).
19
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Se estima que hay 67 900 casos al año en los 24 países endémicos y unas
15 000 muertes al año en Asia (WHO 2019b). La incidencia global en estos países
es de 1,8/100 000 habitantes. Afecta principalmente a los niños. Es muy rara en
los viajeros y se estima que el riesgo es de un caso por millón de viajeros. La tasa
de mortalidad entre las personas infectadas puede alcanzar el 30 %. Entre el 30
y el 50 % de las personas con encefalitis pueden sufrir secuelas neurológicas o
psiquiátricas permanentes (WHO 2019). En las regiones de clima templado de
Asia, de mayo a septiembre es cuando hay más reproducción e infectividad de
los mosquitos. Las lluvias, las personas que están en granjas de cerdos y la falta
de fumigación en estas zonas fueron predisponentes de las epidemias registra-
das en los países asiáticos (Spickler 2010).
Los síntomas pueden incluir alteraciones del estado mental, agitación,
confusión y psicosis. En los adultos son frecuentes la cefalea y el meningismo,
mientras que los niños suelen presentar convulsiones. Otras presentaciones
más inusuales son el mutismo y la parálisis flácida (Simon et al. 2020). A me-
dida que la enfermedad progresa, los pacientes pueden desarrollar distonía,
movimientos coreoatetoides que imitan los síntomas extrapiramidales de la
enfermedad de Parkinson (Simon et al. 2020).
Las vacunas contra la encefalitis japonesa más utilizadas en la actualidad
se basan en la cepa atenuada SA14-14-2, derivada de la cepa JEV SA14. En los
últimos años se ha desarrollado una nueva vacuna, basada en una cepa india
de genotipo III, Kolar 821564XY(79). Hasta la fecha, no se ha demostrado que
ningún tratamiento específico para la encefalitis japonesa funcione. El manejo
se limita a cuidados de apoyo con líquidos intravenosos y antipiréticos; incluso
pueden ser necesarios anticonvulsivos para controlar las convulsiones (Simon
et al. 2020; Turtle y Solomon 2018).
Poliomielitis
Más conocida como polio, es una enfermedad causada por el poliovirus del
género Enterovirus perteneciente a la familia Picornaviridae; son virus de ARN
de cadena positiva (Ryu 2017).
Actualmente se desconoce el origen del virus, pero se sabe que existen tres
serotipos de origen salvaje. El tipo uno se propaga fácilmente, el tipo tres es
menos común y el tipo dos ha sido eliminado desde 1999 (WHO 2020a). Afecta
sobre todo a niños menores de 5 años; causa daños en el sistema nervioso y oca-
siona parálisis o la muerte. Se transmite por vía oral-fecal u oral-oral. Para 1953
se desarrollaron dos vacunas. Jonas Edward Salk descubrió la vacuna con el in-
activo, y se requerían tres dosis inyectables para obtener el 99 % de efectividad.
Albert Sabin, quien formó parte de la investigación de Salk, desarrolló una va-
cuna oral con un virus vivo debilitado y que era mucho más efectiva. Más tarde,
en 1956, Argentina entraría en epidemia y fue el primer país de América Latina
20
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Fiebre amarilla
Es una enfermedad vírica hemorrágica, causada por un virus ARN pertene-
ciente al género Flavivirus, de la familia Flaviviridae. Es originario de África y se
transmite a través de la picadura de un mosquito hembra infectado de la especie
Aedes aegypti, que podemos encontrar en zonas urbanas y tropicales de África,
Centroamérica y Sudamérica (Simth 2020; WHO 2020c).
Esta enfermedad es un gran ejemplo de cómo la globalización temprana pue-
de propagar las infecciones, ya que el virus se originó en África y fue traído al
hemisferio occidental en los siglos XV y XVI, durante la época del comercio
de esclavos. La primera epidemia se reportó en 1648, en Yucatán. Durante los
siguientes 200 años, se produjeron numerosos brotes en la América tropical,
las ciudades costeras de Sudamérica (Chippaux y Chippaux 2018), América del
Norte y Europa. En el siglo XIX se reconoció que la fiebre amarilla no era trans-
misible de persona a persona y, en 1881, Carlos Finlay, de Cuba, sugirió que el
Aedes aegypti era el mosquito responsable de propagar la enfermedad, pero no
pudo demostrar esta teoría (Staples 2008).
21
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
A finales del siglo XIX, Reed demostró que los mosquitos Aedes aegypti eran
el principal modo de transmisión de la enfermedad y que la fiebre amarilla era
causada por un agente filtrante que se encontraba en la sangre de los pacientes
infectados. El trabajo de Reed llevó al general William Gorgas a instituir una
campaña en La Habana contra el mosquito vector urbano, y se eliminó la enfer-
medad en 1902. En 1927, Adrian Stokes aisló el virus de un enfermo de Ghana
conocido como Asibi. En 1930, Theiler y sus colegas pasaron el virus de Asibi
más de 200 veces en cultivos celulares, y probaron este subcultivo, denomina-
do 17D, que serviría de base para la vacuna que se sigue utilizando hoy en día
(Monath 1991; Staples 2008).
La fiebre amarilla es originaria de África, donde podría haber surgido hace
unos 3000 años (Monath 1991; Staples 2008). Existen reportes sobre esta infec-
ción en África desde finales del siglo XV, a través de casos esporádicos o peque-
ñas epidemias limitadas observadas en los mostradores coloniales de la costa
occidental africana (Monath 1991; Staples 2008). Las epidemias de fiebre ama-
rilla afectaron a Estados Unidos en repetidas ocasiones en los siglos XVIII y
XIX, y causaron terror, trastornos económicos y unas 100 000-150 000 muertes
(Patterson 1992). La última gran epidemia de Brasil fue en 1935-1940, y después
se notificaron regularmente casos esporádicos en los estados endémicos, prin-
cipalmente en la Amazonía, hasta 2002-2008 (Monath 1991; Staples 2008). En
2015-2016 se registraron brotes en Angola y la República Democrática del Congo
(RDC), que dieron lugar a 965 casos confirmados (Ndeffo-Mbah y Pandey 2020).
Actualmente el virus sigue causando grandes brotes, como ocurrió en Brasil
entre diciembre de 2016 y marzo de 2018, con más de 2000 casos confirmados,
incluyendo más de 500 muertes (Barrett 2018).
En la actualidad, la fiebre amarilla es endémica y está ampliamente distri-
buida en las zonas tropicales de África y América Latina, donde se estima que
causa entre 56 000 y 420 000 casos graves, y entre 29 000 y 60 000 muertes al año
(Ndeffo-Mbah y Pandey 2020). Estimaciones adicionales del Estudio de carga de la
enfermedad a nivel global de 2017 indican que la fiebre amarilla ocasiona 97 400
casos incidentes al año, pero solo 4 800 muertes (Ndeffo-Mbah y Pandey 2020). El
control de la fiebre amarilla depende principalmente de la vacuna viva atenuada
17D, segura y muy eficaz, que se desarrolló en la década de 1930 y se ha utilizado
ampliamente desde entonces (Ndeffo-Mbah y Pandey 2020). Dado que las vacu-
nas están disponibles pero controlar los brotes parece difícil, se diseñó el actual
programa EYE, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este tiene como
objetivo eliminar las epidemias de fiebre amarilla para 2026 (Barrett 2018). Se re-
comienda vacunar contra la fiebre amarilla a las personas de 9 meses de edad en
adelante, que vivan o viajen a zonas endémicas. Una sola dosis de la vacuna es
muy eficaz y confiere protección de por vida (Ndeffo-Mbah y Pandey 2020).
22
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Sarampión
Esta enfermedad, causada por el virus del sarampión (VSM), es un virus
de ARN envuelto, monocatenario, no segmentado y de sentido negativo que
pertenece a la familia Paramyxoviridae y al género Morbillivirus (Kondamudi y
Waymack 2020). Se cree que el MeV evolucionó en un entorno en el que el gana-
do y los humanos vivían en estrecha proximidad (Furuse et al. 2010).
En el siglo IX, un médico persa publicó uno de los primeros relatos escritos
sobre la enfermedad del sarampión. Francis Home demostró, en 1757, que
esta es causada por un agente infeccioso en la sangre de los pacientes. En
1912, el sarampión se convirtió en una enfermedad de declaración obligatoria
a nivel nacional en Estados Unidos, por lo que se exigió que proveedores de
atención sanitaria y laboratorios informaran de todos los casos diagnostica-
dos (CDC 2020d).
En 1954, John F. Enders y el doctor Thomas C. Peebles recogieron muestras
de sangre de varios estudiantes enfermos durante un brote de sarampión en
Boston, Massachusetts. El objetivo era aislar el virus del sarampión en la san-
gre de los estudiantes y crear una vacuna. En 1963, John Enders y sus colegas
transformaron su cepa Edmonston-B del virus del sarampión en una vacuna y la
autorizaron en Estados Unidos, pero en 1968 se empezó a distribuir otra vacuna
mejorada y aún más débil, desarrollada por Maurice Hilleman y sus colegas. El
sarampión se declaró eliminado de Estados Unidos en el año 2000 (CDC 2020d).
A pesar de la vacunación en la era actual, la Organización Mundial de
la Salud informó que se produjeron aproximadamente 134 200 muertes en
2015. Según los CDC, hubo 372 casos en 2018 y 764 casos hasta mayo de 2019
(Kondamudi y Waymack 2020).
El período de incubación del sarampión, desde la exposición hasta el pródromo,
es de 10 a 12 días en promedio. El pródromo se caracteriza por fiebre, tos, cori-
za o conjuntivitis. Las manchas de Koplik, una erupción presente en las mucosas,
23
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
24
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
En abril de 1984, el Instituto Nacional del Cáncer anunció que había encon-
trado la causa del sida: el retrovirus HTLV-III. En una conferencia conjunta con
el Instituto Pasteur, anunciaron que el LAV y el HTLV-III son idénticos y la causa
probable del sida (Avert 2019).
En ese momento la historia ha dejado claro que el VIH no se transmite por
el aire, el agua o en un vector. El medio ambiente no está relacionado con la en-
fermedad; sin embargo, si se analiza desde una perspectiva social, hay pruebas
contradictorias, ya que el entorno social es incluso ahora un componente clave
para transmitir el VIH.
Se estima que en 2016 había 36,7 millones de personas con VIH en el mundo,
de las cuales el 53 % se encontraban en África oriental y meridional (Melhuish
y Lewthwaite 2018). Alrededor de 19,5 millones de personas con VIH tenían ac-
ceso a la terapia antirretroviral (TAR), lo que supone un aumento respecto a los
7,7 millones de 2010 (Habicht et al. 2020). En todo el mundo, el número de casos
de VIH ha disminuido, lo que podría deberse a la campaña médica y al acceso
al tratamiento, aunque si se analizan los países por separado puede haber dife-
rencias. No hay cambios en América Latina, hay un aumento de las nuevas in-
fecciones en Europa del Este y Asia Central, y un descenso en la región de África
oriental y meridional (Melhuish y Lewthwaite 2018).
La infección puede transmitirse por contacto con fluidos corporales in-
fectados, sangre, sexo, y también perinatalmente y a través de la lactancia.
Después de la infección, el paciente tiene una amplia replicación del virus en
el cuerpo, y el VIH es detectable en el plasma mediante la amplificación del
ácido nucleico del ARN viral o la detección de la proteína del núcleo viral p24.
En unas cuatro a seis semanas los anticuerpos contra el VIH se hacen detec-
tables y en tres meses los individuos infectados se seroconvierten, lo que pue-
de llevar hasta seis meses. En esta etapa, los pacientes pueden experimentar
síntomas leves que pueden descartarse. A continuación, los pacientes pueden
permanecer asintomáticos durante varios años antes de que la replicación
continua del VIH en el cuerpo humano conduzca a la destrucción, tanto por el
virus como por el sistema inmunitario, de la célula efectora inmunitaria clave,
el linfocito CD4. La disminución de los linfocitos CD4 da lugar a infecciones
oportunistas, que definen el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y
pueden provocar nefropatía, demencia y cánceres asociados al VIH (Melhuish
y Lewthwaite 2018).
La terapia antirretroviral se utiliza actualmente como tratamiento que puede
retrasar la presencia del sida, pero no es una cura. Esta terapia ha mejorado
drásticamente la esperanza de vida y el pronóstico de los pacientes que viven
con la infección por el VIH, y, gracias a ella, la mortalidad en los países indus-
trializados ha disminuido en un 80 %. Existen cinco clases principales de fárma-
cos en uso actualmente: los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de
25
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Zika
El zika, un flavivirus transmitido principalmente por mosquitos del género
Aedes, se descubrió en 1947 en Uganda. Desde la década de 1960 hasta la de
1980, se detectaron infecciones humanas en toda África y Asia, normalmente
acompañadas de enfermedades leves. El primer gran brote de la enfermedad
causada por la infección del zika se notificó en la isla de Yap en 2007, cuando
el virus se desplazó desde el sudeste asiático a través del Pacífico (Kindhauser
et al. 2016).
Durante un brote en la Polinesia Francesa, entre 2013 y 2014, el síndrome
de Guillain-Barré se relacionó con el zika. En octubre de 2015, la OMS recibió
informes de Brasil sobre microcefalia en bebés cuyas madres habían estado ex-
puestas al zika durante el embarazo. A principios de febrero de 2016, se había
informado de la transmisión local de la infección en más de 20 países y territo-
rios de las Américas y un brote con miles de casos estaba en marcha en Cabo
Verde, en África occidental (Kindhauser et al. 2016). Los mosquitos de la familia
Aedes se alimentan principalmente por la mañana, y prefieren poner sus hue-
vos en aguas estancadas, como pozos, neumáticos, barriles, entre otros. Estos
recipientes aumentan la población de mosquitos, y los hace más propensos a
infectar (OPS 2021).
La mayoría de los pacientes con infecciones agudas por el virus del zika
son asintomáticos (entre el 60 % y el 80 %) o solo presentan síntomas leves.
En las infecciones sintomáticas, lo más común son erupción cutánea (90 %),
conjuntivitis (55 % a 82 %), fiebre (65 % a 80 %) y dolor de cabeza (45 % a
80 %). La erupción suele ser maculopapular, y la fiebre suele ser de bajo gra-
do y de corta duración. Otros síntomas y signos comunes son artralgia (65 %
a 70 %), mialgia (48 % a 65 %) y dolor retroorbital (39 % a 48 %) (Wolford y
Schaefer 2020).
El curso de la enfermedad es, en su mayor parte, autolimitado. El tratamien-
to consiste principalmente en reposo en cama y cuidados de apoyo, incluido el
aumento de la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación y la administra-
ción de paracetamol para aliviar la fiebre y el dolor (Rawal et al. 2016).
Ébola
El virus pertenece al género del virus del ébola, a la familia Filoviridae y al
orden mononegavirales. El género virus del ébola está compuesto por virus de
26
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
ARN filamentoso, monocatenario y con envoltura. Hay cinco especies del géne-
ro: de los bosques de Tai, de Sudán, del Zaire, de Bundibugyo y de Reston (Hasan
et al. 2019; Kourtis et al. 2015).
El virus del ébola se identificó por primera vez en 1976, cuando se produje-
ron dos brotes simultáneos: uno en Yambuku, un pueblo cercano al río Ébola,
en la República Democrática del Congo, y el otro en una región remota de Su-
dán. Se desconoce el origen del virus, pero las pruebas actuales indican que los
murciélagos frugívoros pueden ser sus huéspedes (WHO 2017a).
Según la OMS, desde el descubrimiento del virus en 1976 y hasta 2012, se han
documentado alrededor de 1 850 casos de fiebre hemorrágica del ébola, de los
cuales más de 1 200 han sido mortales. En 2013, el virus apareció por primera
vez en la historia en África Occidental, y se convirtió en la enfermedad más
grave; se han registrado 3 431 muertes y 7 470 infecciones (ABC sociedad 2014).
El brote de ébola de 2014-2016 en África Occidental causó 15 261 infecciones y
11 325 muertes (CDC 2020b).
La transmisión simultánea de este virus se produce por dos vías: por trans-
misión zoonótica, al manipular carne de animales salvajes o por contacto
directo con primates no humanos infectados, y de persona a persona, por
contacto directo o con fluidos corporales infectados. La sangre, el semen y
el vómito son los fluidos corporales más infecciosos o fómites contaminados
(Jacob et al. 2020; Khalafallah et al. 2017).
Esta enfermedad se caracteriza por la aparición repentina de fiebre alta,
dolor de cabeza, letargo, seguido de anorexia o pérdida de apetito, náuseas,
vómitos y dolor de estómago. Otros síntomas incluyen diarrea, dolor en los
músculos o articulaciones, dificultad para respirar, sangrado inexplicable
(Jacob et al. 2020; Khalafallah et al. 2017).
En la actualidad, no existe un tratamiento antiviral preciso ni una vacuna
para la infección por ébola. El protocolo de tratamiento se basa principalmente
en una terapia de apoyo y sintomática, junto con la vigilancia de las coagulopa-
tías y la disfunción multiorgánica (Hasan et al. 2019).
Chikungunya
Chikungunya es un término que nace en el grupo étnico Banto, de África, y
significa «lo que vierte». La nombraron así porque el principal signo de esta en-
fermedad es un severo dolor articular. Se originó en la antigua colonia británica
de Tanganica (actual Tanzania) durante los años cincuenta (Ribas Freitas et al.
2018). El chikungunya es un virus de ARN del género Alphavirus cuya familia es
Togaviridae (Fundación IO 2021). La forma de transmisión es a través de la pi-
cadura de mosquitos que son vectores del virus: Aedes aegypti y Aedes albopictus
(OPS 2011).
27
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
28
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
29
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
La rabia
La enfermedad de la rabia, una encefalitis letal causada por lyssavirus, se ha
documentado en numerosos registros históricos que se remontan al menos a
4 000 años y que abarcan varios continentes (Fisher et al. 2018).
En 1956 se descubrió un virus patógeno en el cerebro de los murciélagos de
la fruta (Eidolon helvum) en Nigeria. Las pruebas serológicas disponibles en ese
momento lo identificaron como relacionado con el virus de la rabia (RABV),
pero distinto de él. Un resultado similar se encontró después de que un hombre
sudafricano muriera de una enfermedad similar a la rabia tras la mordedura
de un murciélago en 1970. El hallazgo de los lyssavirus del murciélago de Lagos
y de Duvenhage fue el primero de una serie de descubrimientos de virus rela-
cionados con el RABV que ahora componen el género Lyssavirus, que incluye el
RABV (Fisher et al. 2018). La rabia es una zoonosis perfectamente prevenible
con la vacuna. Los principales casos se dan en personas vulnerables y pobres
de zonas rurales remotas de África, por lo que el acceso a la vacuna o a las inmu-
nizaciones es muy limitado (WHO 2020m).
La rabia se ha documentado en todo el continente americano, incluidas va-
rias islas del Caribe, pero Trinidad es la única isla caribeña con rabia transmitida
por murciélagos vampiros. El vínculo entre los murciélagos y la rabia paralítica
humana se estableció en 1931 en Trinidad durante una histórica epidemia de
rabia multiespecífica (1925-1937) (Seetahal et al. 2013). Aunque no se ha infor-
mado de casos de rabia humana asociados a los murciélagos desde 1937, y el
último caso notificado de rabia humana transmitida por perros se produjo en 1912,
se han producido epizootias periódicas de rabia en la población ganadera,
y el evento epizoótico significativo más reciente tuvo lugar en 2010 (Seetahal
et al. 2013).
Koury y Warrington (2020) registran cinco etapas de la rabia después de la
inoculación:
1. Etapa de incubación: es el período definido como una inoculación en la pri-
mera aparición de los síntomas.
2. Etapa de pródromo: incluye síntomas gastrointestinales inespecíficos, mial-
gias y fiebres.
3. Etapa de síntomas neurológicos: la tercera fase de la rabia es cuando apare-
cen los síntomas neurológicos. Estos se dividen en tres categorías:
a. La forma encefálica es la más común y se da en aproximadamente el
85 % de los casos. Los síntomas incluyen hidrofobia o aerofobia, cambios
mentales, disfunción autonómica y aumento de los reflejos tendinosos
profundos. A veces se produce rigidez de cuello, taquicardia, taquipnea
y fiebre.
30
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
b. La forma paralítica se observa en menos del 20 % de los casos. El signo ca-
racterístico es la debilidad, aunque también pueden aparecer trastornos
mentales, fiebres continuas y disfunción vesical.
c. La forma final de la rabia se considera no clásica y es poco frecuente.
Suele estar asociada a convulsiones y síntomas motores y sensoriales más
profundos.
4. Etapa no clásica: es la forma final de la rabia y es poco frecuente. Suele estar
asociada a convulsiones y a síntomas motores y sensoriales más profundos.
5. Etapa de falla multiorgánica: después de la aparición de la forma 4, sin cui-
dados de apoyo debido a la insuficiencia cardiopulmonar, la mayoría de los
pacientes fallecen en dos o tres días.
No existe una cura segura para la rabia, excepto los cuidados de apoyo. Pue-
de prevenirse antes de que se desarrollen los síntomas latentes. Cuando una
persona es mordida por un animal, se debe lavar la herida con agua y jabón para
disminuir las posibilidades de infección. La profilaxis posterior a la exposición
incluye una dosis de inmunoglobulina antirrábica y cinco dosis de la vacuna
antirrábica durante 28 días (Yousaf et al. 2012).
Paperas
Las paperas son un paramixovirus de ARN monocatenario del que solo se co-
noce un serotipo (Davison y Morris 2020). Pertenece a la familia Paramyxoviridae
subfamilia Paramyxoviridae género Rubulavirus (MacLachlan y Dubovi 2011).
La primera descripción escrita de la parotiditis como enfermedad se remon-
ta al siglo V a. C., cuando Hipócrates describió un brote en la isla griega de Tha-
sos, aproximadamente en el año 410 a. C. (Pharmaceutical-technology 2018).
La etiología vírica de las paperas fue finalmente descubierta y documenta-
da por Claud D. Johnson y Ernest W. Goodpasture en 1934. Ellos descubrieron
que los monos Rhesus, infectados con un virus encontrado en muestras de
saliva tomadas de pacientes que padecían las primeras fases de las paperas,
desarrollaban la enfermedad. El virus de las paperas se aisló por primera
vez en 1945 y se desarrolló una vacuna inactivada en 1948. El 30 de marzo de
1967, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. autorizó
Mumpsvax, una vacuna desarrollada por Maurice Hilleman creada a partir
del virus de las paperas que infectó a su hija de 5 años. La vacuna triple víri-
ca fue desarrollada por Hilleman mientras trabajaba en el Instituto Merck de
Investigación Terapéutica de Pensilvania, se autorizó en 1971 y se introdujo
una segunda dosis en 1989 (Pharmaceutical-technology 2018).
Este virus se transmite por vía respiratoria, por inhalación o por contacto oral
con gotitas o secreciones respiratorias infectadas. El período de incubación es
de 2 a 4 semanas. La fase prodrómica se caracteriza por síntomas inespecíficos,
31
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
como fiebre baja, cefalea y posterior malestar, debido a la fase aguda temprana,
en la cual se produce una inflamación de las glándulas parótidas y ocasional-
mente de las glándulas submandibulares. Los síntomas suelen resolverse en dos
semanas y coincidir con el desarrollo de una respuesta humoral específica para
este virus (Gómez et al. 2003; Rubin et al. 2015). Durante la fase aguda estable-
cida, pueden aparecer complicaciones como orquitis, meningitis o encefalitis
(Rubin et al. 2015).
Actualmente se dispone de una vacuna contra la parotiditis. La vacuna triple
vírica previene la mayoría de los casos de la enfermedad y de las complicacio-
nes causadas por esta; dos dosis de la vacuna tienen una eficacia del 88 % (ran-
go: 66 a 95 %) y una dosis tiene una eficacia del 78 % (rango: 49 a 92 %) (CDC
2020a). Gracias a la introducción de esta vacuna, el número de casos de paro-
tiditis notificados ha disminuido de una media de 34 000 al año a principios de
la década de los cincuenta, a menos de 400 casos al año, a principios de los no-
venta (CCDR 2010). El tratamiento consiste en usar antiinflamatorios térmicos
locales. Actualmente se discute si se deben usar antibióticos de amplio espectro
para evitar las sobreinfecciones, además de que la parotidectomía se reserva
para los casos graves y extremos (García 2014).
Viruela
Esta infección es causada por el virus de la viruela (VARV), que pertenece
al género Orthopoxvirus de la familia de los poxvirus (Chan-Tack et al. 2019).
Se cree que se remonta al Imperio egipcio (siglo III a.C.), basándose en una erup-
ción parecida a la viruela encontrada en tres momias. La primera descripción
escrita de una enfermedad que se asemeja claramente a la viruela apareció
en China, en el siglo IV. Las primeras descripciones escritas también se encon-
traron en la India, en el siglo VII, y en Asia Menor, en el siglo X (CDC 2020a). En
el siglo XI, las Cruzadas propagaron la viruela en Europa. En el siglo XV, la ocu-
pación portuguesa la introdujo en parte de África Occidental. En el siglo XVI, la
colonización europea y el comercio de esclavos africanos importaron la viruela
al Caribe y a América Central y del Sur. En el siglo XVII, la colonización europea
importó la viruela a América del Norte (CDC 2020a).
La base de la vacunación comenzó en 1796, cuando un médico inglés llamado
Edward Jenner observó que las lecheras que habían contraído la viruela de las
vacas no mostraban ningún síntoma después de la variolación. En el primer ex-
perimento para comprobar esta teoría participaron la ordeñadora Sarah Nelmes
y James Phipps, el hijo de 9 años del jardinero de Jenner (CDC 2019a).
En 1959, la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició un plan para librar
al mundo de la viruela, El Programa de Erradicación Intensificada comenzó en
1967 con la promesa de renovar los esfuerzos. A finales de 1975, Rahima Banu,
una niña de 3 años de Bangladesh, fue la última persona en el mundo que adquirió
32
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
naturalmente la viruela y la última persona en Asia que tuvo viruela activa (CDC
2019a). El 8 de mayo de 1980, la 33.ª Asamblea Mundial de la Salud declaró ofi-
cialmente al mundo libre de esta enfermedad (CDC 2019a). Es posible que la
viruela haya sido erradicada, pero quedan reservas del virus en Estados Unidos
y Rusia (MacIntyre et al. 2019).
El VARV es altamente contagioso y virulento para los seres humanos, lo que
da lugar a la viruela: una enfermedad febril sistémica con una erupción típi-
ca y una tasa de mortalidad de alrededor del 30 % tras las infecciones natura-
les. Las infecciones del tracto respiratorio superior y de la piel/contacto de los
humanos con el VARV tienen una incubación de unos 14 días (7-17 días). Las
manifestaciones clínicas son el aumento de la temperatura corporal, dolor de
espalda, cefalea, vómitos y postración. Se desarrolla una erupción centrífuga y
sincronizada en toda la piel, que pasa de ser una erupción macular a papular.
En la mayoría de los casos, después de varios días, la erupción se cura, dejando
notables signos en la piel. En aproximadamente el 90 % de los casos de viruela
ordinaria clasificados por la OMS, la mortalidad se correlaciona positivamente
con la extensión de la erupción. Otras formas menos comunes de infección por
el VARV son la viruela hemorrágica y la viruela plana (Melamed et al. 2018).
La creación de vacunas y las campañas masivas de vacunación en todo el
mundo han sido la clave para erradicar el virus de la viruela. La vacunación
se interrumpió y no ha habido un nuevo brote; sin embargo sigue siendo una
amenaza porque todavía existe en stock. Por eso se han desarrollado estudios en
animales para tratar de encontrar un posible tratamiento farmacológico para
contrarrestarla. Estos estudios han encontrado grandes dificultades debido a la
naturaleza y el estado actual de la enfermedad (Chan-Tack et al. 2019).
Varicela
Los primeros informes sobre erupciones vesiculares del tipo que ahora re-
conocemos como causadas por el herpes simple y el zóster se remontan a las
civilizaciones antiguas. Sin embargo, no fue hasta 1888 cuando se sugirió una
relación entre el herpes zóster y la varicela. Establecer este vínculo representó
uno de los principales obstáculos en la historia del virus de la varicela zóster.
No había ningún animal huésped y esto significaba que gran parte de las prue-
bas debían obtenerse mediante la observación clínica y epidemiológica. Desde
que se demostró la relación, en la década los cincuenta, la llegada del virus vivo
atenuado de la vacuna, en 1974, y el aciclovir, en la década los ochenta, han te-
nido un enorme impacto en la prevención y el tratamiento, respectivamente. La
secuencia completa del ADN del virus de la varicela zóster (VZV) se estableció
en 1986 (Wood 2000).
Los síntomas prodrómicos en adolescentes y adultos son dolores musculares,
náuseas, disminución del apetito y dolor de cabeza, seguidos de una erupción
33
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
cutánea, llagas en la boca, malestar general y fiebre baja. En los niños, la enfer-
medad puede no ir precedida de síntomas prodrómicos y el signo inicial puede
ser una erupción o lesiones en la cavidad oral que preceden a la erupción que
comienza en la cara, el cuero cabelludo, el torso, la parte superior de los bra-
zos y las piernas. Comienza como un punto rojo y progresa a pequeñas protube-
rancias, ampollas y pústulas, y finalmente umbilicación y formación de costras
(Ayoade y Kumar 2020). Una complicación frecuente es una infección bacteriana
secundaria que puede presentarse como celulitis, impétigo o erisipela. Las com-
plicaciones del sistema nervioso central son poco frecuentes, pero pueden pre-
sentarse como síndrome de Guillain-Barré o encefalitis (Ayoade y Kumar 2020).
El factor ambiental predisponente en estos casos son las familias con niños pe-
queños que pueden infectar a los adultos o a otras personas en el hogar mediante
las diminutas gotas que expulsan las ampollas de los pacientes (CDC 2019d).
En general, el tratamiento es sintomático. Se pueden utilizar cremas o lo-
ciones que contengan taninos, zinc, mentol o polidocanol para contrarrestar el
picor. También se recomiendan medicamentos orales como los antihistamíni-
cos para frenar el picor. La fiebre y el dolor articular se pueden aliviar con un
medicamento como el paracetamol (Information et al. 2019).
Actualmente existe la vacuna triple vírica, cuya primera dosis se adminis-
tra a los niños entre los 12 y los 15 meses de edad, y la segunda entre los 4 y los
6 años. Si han pasado tres meses desde la primera dosis, se puede optar por
administrar la segunda dosis antes (Kota y Grella 2020).
Resfriado común
El resfriado común es la enfermedad más frecuente que afecta al ser huma-
no y está causada por muchos virus.
Metapneumovirus
Un estudio publicado en 2008 en el Journal of Virology comparó la genética de
los metapneumovirus en humanos y aves y descubrió que la versión humana del
virus estaba relacionada con las cepas encontradas en las aves. Los datos del aná-
lisis del estudio sugieren que la versión aviar podría haber pasado a los humanos
hace unos 200 años (Brennan 2017; Society for General Microbiology 2008).
Rhinovirus
Aunque anteriormente se creía que había tres especies de rinovirus huma-
nos (el HRV-A, el HRV-B y el HRV-C), los datos del estudio de 2009 sugieren la
existencia de una cuarta: el HRV-D. También sugiere que las cepas HRV-A y
HRV-C compartían un ancestro común y estaban estrechamente relacionadas
con el grupo HRV-B. Los HRV guardan relación estrecha con los enterovirus
humanos (HEV), que son virus que infectan principalmente el tracto gastroin-
testinal (Brennan 2017; Society for General Microbiology 2008). Las estaciones
34
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
Coronavirus
Los coronavirus son virus que contienen un genoma de ARN de sentido po-
sitivo, monocatenario y no segmentado, de un tamaño aproximado de 26-32 kb.
Pertenecen al orden nidovirales, al suborden Cornidovirineae y a la familia
Coronaviridae, que a su vez se divide en dos subfamilias, la Letovirinae, que in-
cluye el género Alphaletovirus, y la Orthocoronavirinae, que se divide en cuatro
géneros: Alphacoronavirus (αCoV), Betacoronavirus (βCoV), Gammacoronavirus
(γCoV) y Deltacoronavirus (δCoV) (Helmy et al. 2020).
35
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
36
CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
37
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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CAPÍTULO I. Historia de las pandemias
39
Tabla I-1
Resumen de enfermedades infecciosas
40
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
Muerte por edad Transmisión a través Tasa de letalidad Tratamiento de P. falcipa- La vacuna RTS,
en 2017 (mundo) de la picadura del del 0,45 % al rum no complicado: S / AS01 (RTS, S) es la
mosquito anopheles número estimado • Arteméter + única hasta la fecha.
Menores de 5 hembra infectado. de casos para los
años: 354 294 lumefantrina
países de la región
• Artesunato +
5-14 años: 54 342 de África y un CFR
amodiaquina
del 0,3 % para
15-49 años: 108 969 los casos de otras • Artesunato +
regiones. mefloquina
50-69 años: 71 239 • Dihidroartemisinina
70 años: 30 982 + piperaquina.
Tratamiento de P. vivax,
P. ovale, P. malariae
o P. knowlesi sin
complicaciones:
• Arteméter -
lumefantrina
• Cloroquina
• Quinina
La mortalidad El virus se transmite 9,7 % Los niños deben recibir Las vacunas con
varía del 50 % al por el aire por 2 dosis de la vacuna MMR: licencia oficial en 1969
60 % en niños me- contacto cercano, fueron reemplazadas
nores de 6 años. estornudos, Primera dosis: de 12 a 15 en los EE. UU. por la
superficies meses de edad. nueva vacuna RA27 / 3,
contaminadas Segunda dosis: 4 a 6 años.
o tos. Otras vacunas (HPV-77
y Cendehill ).
La vacuna Plotkin
también reemplazó
a la vacuna contra la
rubéola original, la
vacuna combinada
MMR, que se usa
actualmente.
41
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
42
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
43
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
44
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
45
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
Tos ferina Bordetella Asia A principios de 300 000 - de 400 000 R0 = 12-16
pertussis y Borde- 1550, y después por año
tella parapertussis de cada 5 a 10
años hasta la
fecha.
Influenza A Familia Or- Hong Kong 1968 1968 - 1969 1 millón 1,4 %
thomyxoviridae
(H3N2).
46
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
Niños menores Aire, gotas al hablar, 4 % en niños Supresores de la Prevención con vacuna
de 4 años: 0,08 toser, etc. Contacto menores de tos (codeína), DTP, (difteria, tétanos,
muertes por cada con superficies conta- 12 meses. tos ferina).
mil nacidos vivos. minadas. antibióticos
En los países (eritromicina),
Más de 4 años: en desarrollo gammaglobulina
0,03 % por cada es del 12 %. hiperinmune,
mil nacidos vivos. hidratación.
1 2 % en personas Gotas respiratorias. 0,1 % para influen- • Oseltamivir La vacuna tetravalente
entre 0 y 56 años za estacional • Zanamivir contra la influenza
Contacto con fómites se recomienda
contaminados. • corticosteroides
anualmente.
Nuevo:
• favipiravir
47
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
48
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
49
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
Fiebre zika Virus ARN, género Bosque de Zika - 2015- Brasil 3 casos Entre 3 y 6
Flavivirus, familia Uganda confirmados
Flaviviridae de fallecimiento,
47 muertes fetales
confirmadas
como sugestivas
de infección
congénita.
Virus del Nilo Flavivirus Uganda - África 1999-2010 EE. UU. 2330 (5 %) R0 <1
50
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
Asia central = Contacto con agua 6,85 % Penicilina / Antibióticos Vacunas solo
(0 12 - 0 49) / Asia contaminada orales para situaciones
meridional (0 41 epidemiológicas
- 1 71) / Oceanía = específicas.
(3 56 - 17 11) /
50-59 = 0 52
60-69 = 0 66
≥70 = 1 13
51
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
Ébola Familia Filoviridae, Sudán del Sur Primera: Guinea, 11 300 2-3
género Ebolavirus y República 2013
Democrática
del Congo Segunda: Malí,
2014
Tercera: Reino
Unido, 2014
Cuarta: Italia,
2015
Quinta: República
Democrática del
Congo, 2017
52
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
53
Nombre de la Fechas de Número de muertes Número básico de
Agente etiológico Lugar de origen
enfermedad pandemia por pandemia reproducción r0
54
Tasa de mortalidad Método de Tratamiento
Cfr % Vacunas
por grupo de edad transmisión disponible
<5 años: 10 % Vía fecal-oral 7,20 % Cuidados paliativos Vacuna oral contra la
principalmente. poliomielitis (OPV).
Agua y alimentos
contaminados. Vacunas
A veces de persona antipoliomielíticas
a persona. orales monovalentes
(mOPV1 y mOPV3).
Bivalente oral de la
poliomielitis vacuna
(bOPV).
Vacuna
antipoliomielítica
inactivada (IPV).
55
CAPÍTULO II
L os coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfer-
medades tanto en animales como en humanos. La clasificación actual de
coronavirus reconoce 39 especies en 27 subgéneros, que pertenecen a la fami-
lia Coronaviridae (Ortiz-Prado et al., 2020). De esos, se sabe que al menos siete
coronavirus causan infecciones respiratorias en humanos. Cuatro de estos vi-
rus pueden causar síntomas similares a los de un resfriado común. Aquellos
que infectan a los animales pueden evolucionar y volverse infecciosos para
los humanos. Tres ejemplos recientes de estos saltos virales incluyen el vi-
rus SARS-CoV, MERS-CoV y SARS-CoV-2, responsables de causar el síndrome
respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio
(MERS) y la enfermedad por coronavirus, descubierta más recientemente du-
rante 2019 (COVID-19), respectivamente (Ortiz-Prado et al. 2020).
59
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla II-1
Clasificación de los coronavirus subfamilia orthocoronavirinae
HCoV-OC43
Betacoronavirus 1 BCoV
ECoV
Murciélago Hp-betacoronavirus
Hibecovirus BtHpCoV-ZJ13
Zhejiang2013
Orthocoronavirinae
Betacoronavirus
Coronaviridae
Coronavirus relacionado
con el síndrome respiratorio MERSr-CoV
de Oriente Medio
Merbecovirus
Coronavirus del murciélago
BtPiCoV-HKU5
pipistrellus HKU5
Tylonycteris murciélago
BtTyCoV-HKU4
coronavirus HKU4
Coronavirus relacionado
Sarbecovirus con el síndrome respiratorio SARS-CoV-2
agudo severo
Betacorona-
virus Coronavirus pangolín Pangolín-CoV
no clasificado
Fuente: Adaptado y resumido de The COVID-19 Pandemic: A Comprehensive Review of Taxonomy,
Genetics, Epidemiology, Diagnosis, Treatment, and Control (Helmy et al. 2020).
60
CAPÍTULO II. Virus del SARS-CoV-2
61
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura II-1
Estructura general y mecanismo de infección del SARS-CoV-2
A) Estructura y mecanismo de infección del nuevo coronavirus en células humanas a través de la glicoproteína
de pico, la proteína del receptor ECA 2 y el receptor CD147. La estructura de la glicoproteína de pico se tomó
de RCSB PDB 6VXX, según Walls et al. (L. Zhang et al. 2020); la estructura del complejo ECA 2-BoAT1 se tomó de
RCSB PDB 6M17 según Zhou et al. (Zhou et al. 2020a); por último, la estructura de la proteasa principal (Mpro)
se tomó de RCSB PDB 6Y84 . (Lu et al. 2020). B) Estructura genómica y proteínas codificadas por SARS-CoV-2.
C) Estructura genómica y proteínas codificadas por SARS-CoV-2.
62
CAPÍTULO II. Virus del SARS-CoV-2
63
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura II-2
Ciclo de replicación del SARS-CoV-2 y sus inhibidores
La infección por SARS-CoV-2 comienza con la unión de la proteína pico (S) con el receptor de la célula hués-
ped. Hasta ahora se han identificado dos receptores celulares para el SARS-CoV-2: la enzima convertidora de
angiotensina 2 (ECA 2) y el CD147. Después de la interacción del receptor, la escisión de la proteína S por la
proteasa transmembrana serina 2 TMPRSS2 asociada a la superficie celular promueve la fusión de las mem-
branas viral y celular. Después de la liberación de la nucleocápside al citoplasma, el ARN genómico viral se
traduce a través del cambio de marco ribosómico para producir poliproteínas pp1a y pp1ab, que se someten
a un procesamiento proteolítico cotraduccional en las 15 proteínas no estructurales (nsp1-nsp10 y nsp12-
nsp16) que forman el complejo de replicación-transcripción (RTC). El RTC participa en la replicación del ARN
genómico y en la transcripción de un conjunto de ARNm subgenómicos anidados, necesarios para expresar
los genes de las proteínas estructurales y accesorias. Los nuevos viriones se ensamblan por gemación en las
membranas intracelulares de las membranas del compartimento intermedio ER-Golgi y se liberan mediante
exocitosis. Además, hay opciones de tratamiento detalladas basadas en el anfitrión en azul y opciones de
tratamiento basadas en virus en rosa.
64
Capítulo III
Andrés López-Cortés1
Jhommara Bautista2
67
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
68
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
Figura III-1
Estructura de SARS-CoV-2
69
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura III-2
Mutaciones de SARS-CoV-2
A) Proteínas del virus con mayor cantidad de reemplazos de aminoácidos. B) Mutaciones más frecuentes del
virus en un total de 893,589 genomas secuenciados.
70
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
71
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura III- 3
Proteínas humanas físicamente asociadas
con proteínas de SARS-CoV-2
72
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
Tabla III-1
Variantes preocupantes (VOC) del SARS-CoV-2
73
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla III-2
Variantes de interés (VOI) del SARS-CoV-2
74
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
75
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla III-3
Variantes bajo seguimiento del SARS-CoV-2
Transmisibi-
Variante Origen Mutaciones Evasión inmune Letalidad
lidad
76
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
77
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
78
Capítulo III. SARS-CoV-2: Genoma, proteoma, mutaciones, variantes e implicaciones en la infectividad
79
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
80
CAPÍTULO IV
Esteban Ortiz-Prado1
83
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IV-1
Estimación del Rt en el Ecuador desde el inicio de la pandemia
84
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
Figura IV-2
Estimación del Rt en tiempo real en cantones del Ecuador
con baja transmisibilidad en junio 2021
85
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IV-3
CFR % en Ecuador en relación con el mundo durante la pandemia
Con datos específicos del país, desde febrero 2020 hasta 26 de mayo de 2021,
los datos demuestran que ese CFR %, en relación con la edad y el sexo, varía
considerablemente (Tabla IV-1).
Tabla IV-1
CFR % en el Ecuador por edad y sexo de febrero 2020 a junio 2021
Rango de Casos probables
Sexo Sospechoso Confirmados Descartado Probable Fallecido CFR %
edad sexo y confirmados
86
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
Por ejemplo, es llamativo que los menores de 4 años tengan una tasa de
letalidad mayor que aquellos entre 5 y 14 años. A la vez, se puede observar
que la mortalidad sube considerablemente a partir de los 35 años de edad;
alcanza un crecimiento casi exponencial desde los 50 años hacia arriba, espe-
cialmente en hombres, y llega a ser superior al 38,4 % a partir de los 80 años
(Ortiz-Prado 2020b).
87
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IV-4
Estimación del número aproximado de población contagiada
previamente con COVID-19 en el Ecuador
88
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
Figura IV-5
Casos nuevos diarios por COVID-19 en el mundo, por continente
89
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IV-6
Número de muertes diarias por COVID-19 en el mundo por continente
90
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
91
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IV-7
Muertes en exceso en el Ecuador desde el inicio de la pandemia
92
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
Figura IV-8
Número de nuevos casos diarios a nivel nacional en Ecuador,
desde abril de 2020 a abril 2021
93
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Una segunda ola nacional (primera ola cantonal) vino de la mano de los con-
tagios acelerados en la Sierra central. En Pichincha quienes gracias a un proce-
so de confinamiento absoluto lograron reducir la velocidad de contagio de ma-
nera significativa dando tiempo a que el sistema sanitario trate de incrementar
la capacidad hospitalaria en vista de una inminente llegada de miles de casos de
COVID-19 a esta zona del país (Ortiz-Prado 2021).
Figura IV-9
Número de nuevos casos diarios a nivel provincial en Ecuador,
desde febrero de 2020 a abril de 2021
94
CAPÍTULO IV. Epidemiología del COVID-19
Con esta lógica, el 2020 transcurrió con marzo y abril sumamente compli-
cados en la Costa, y julio, agosto y septiembre sin tregua en la Sierra central.
Sin embargo, estos números dieron una falsa sensación de esperanza para di-
ciembre de ese año, cuando los contagios venían disminuyendo causando que
la población se reúna sin tanto temor y las normas de distanciamiento social
sean ignoradas. (Ortiz-Prado 2021).
Figura VI-10
Número de nuevas muertes a nivel provincial en Ecuador,
desde enero 2020 a junio 2021
95
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Esto degeneró en una bola de nieve incontrolable que se vio expresada como
casos nuevos, aumento de muertes diarias y más muertes en exceso en gran
parte del territorio nacional, como antesala de lo que sería una tercera ola na-
cional que causaría en más de la cuarta parte de los cantones de ecuatorianos
más muertes en exceso que durante las primeras dos olas (Ortiz-Prado 2021).
Figura IV-11
Muertes en exceso en Quito durante la primera y la segunda ola cantonal
96
CAPÍTULO V
Raúl Fernandes
Esteban Ortiz-Prado
Jorge Eduardo Vásconez1
99
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
100
CAPÍTULO V. COVID-19 y el rol de los modelos matemáticos para estimar el impacto de la pandemia
¿Cómo se calcula?
Se utiliza la inferencia bayesiana para determinar la distribución de proba-
bilidad completa de R_0 y R_t. El método consiste en formular un esquema pro-
babilístico a partir de datos de series temporales de casos confirmados. Luego,
el procedimiento bayesiano traduce los datos de la serie de tiempo en una dis-
tribución de probabilidad para el parámetro R.
1
𝑅𝑅 = (1)
(1)
𝑀𝑀(−𝑟𝑟)
101
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Donde𝜇𝜇𝜇𝜇"" =
Donde = 𝑅𝑅𝑅𝑅∑∑"(#$
" 𝑁𝑁"%(
𝑁𝑁 𝑤𝑤((..
"%(𝑤𝑤
(#$
𝜆𝜆) 𝑒𝑒 %*
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) = 𝜆𝜆) 𝑒𝑒 %* (3) (3)
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) = 𝑘𝑘! (3)
𝑘𝑘!
)) 𝑒𝑒%*
𝜆𝜆 %*
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) = 𝜆𝜆 𝑒𝑒 (3)
Entonces, la distribución𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) =
de probabilidad (3)
𝑘𝑘! tiene el mismo estilo que el mode-
𝑘𝑘!
lo ajustado para calcular R_t:
!
!
𝑃𝑃(𝑅𝑅" |𝑘𝑘" ) ∝ @ 𝐿𝐿(𝑘𝑘" |𝑅𝑅" ) (4)
𝑃𝑃(𝑅𝑅" |𝑘𝑘" ) ∝ @ 𝐿𝐿(𝑘𝑘" |𝑅𝑅" ) (4)
(4)
"#+
!!
"#+
𝑃𝑃(𝑅𝑅""|𝑘𝑘
𝑃𝑃(𝑅𝑅 |𝑘𝑘"")) ∝∝ @
@ 𝐿𝐿(𝑘𝑘""|𝑅𝑅
𝐿𝐿(𝑘𝑘 |𝑅𝑅"")
) (4)
(4)
En este punto, se estiman los valores
"#+ de R_t, pero la precisión y la calidad de
"#+
la última expresión podrían verse afectadas por retrasos en los resultados de la
prueba. Por eso el mismo autor sugiere enfoques para corregir este problema
considerando ventanas de tiempo y métodos para evitar la estimación de pará-
metros adicionales.
102
𝜆𝜆 𝑒𝑒
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) = (5)
𝑘𝑘!
para estimar el impacto de la pandemia
CAPÍTULO V. COVID-19 y el rol de los modelos matemáticos
𝜆𝜆) 𝑒𝑒 %*
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) = (5)
Modelo propuesto 𝜆𝜆)𝑘𝑘!
𝑒𝑒 %*
Para desarrollar la metodología 𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) =para R_t (5)
𝑘𝑘! calculada, se utilizó un marco
estadístico bayesiano para derivar la distribución 𝜆𝜆 𝑒𝑒 %*
) completa del parámetro R_t
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆)
(Bettencourt y Ribeiro 2008). Debe considerarse = (5) cómo modelar el número de
𝑘𝑘!
infecciones dentro de la población. Una )forma
𝜆𝜆 𝑒𝑒 %*
de hacer esto es modelar el nú-
mero de contagiosos con una 𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆) =
distribución
, de (5)
Poisson
𝑘𝑘!𝜆𝜆)" 𝑒𝑒 %*
𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘) = @𝜆𝜆) 𝑒𝑒 %* (6)
𝑃𝑃(𝑘𝑘|𝜆𝜆)(#, = 𝑘𝑘 (5)
(! (5)
𝑘𝑘!
,
𝜆𝜆)" 𝑒𝑒 %*
Donde λ es la tasa promedio 𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘) = @de infecciones día y k es el número de con-
por (6)
,
)𝑘𝑘 !%*
tagiosos que se espera tener en un día. (#, Ahora, 𝜆𝜆 𝑒𝑒(según los registros de datos, solo
"
𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘) = @ (6)
se observa la cantidad de casos producidos cada 𝑘𝑘( ! día. Se desea definir la distribu-
,
(#, )" %*
ción del parámetro λ. Esto se puede hacer𝜆𝜆usando 𝑒𝑒 la probabilidad de su distri-
𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘) = @ -(/ %$) (6)
bución de probabilidad de Poisson: 𝜆𝜆 = 𝑘𝑘"%$ 𝑒𝑒 ! 𝑘𝑘( (7)
!
(#,
,
𝜆𝜆 𝑒𝑒
) " %*
𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘) = @ (6) (6)
𝑘𝑘( !
𝜆𝜆 = 𝑘𝑘"%$ ,𝑒𝑒 -(/! %$) (7)
(#,
𝜆𝜆)" 𝑒𝑒 %*
Se busca una conexión 𝐿𝐿(𝜆𝜆|𝑘𝑘)
entre=el@ parámetro λ y (6)
la tasa de infección R_t. La
𝜆𝜆 = 𝑘𝑘"%$ 𝑒𝑒 -(/! %$) 𝑘𝑘( (7)
!
relación después de derivar algunas matemáticas (#,
es la siguiente:
𝜆𝜆 = 𝑘𝑘"%$ 𝑒𝑒 -(/! %$) (7) (7)
, 𝜆𝜆)" 𝑒𝑒 %*
El parámetro γ en la última expresión es de aproximadamente 4 días, el in-
𝐿𝐿(𝑅𝑅 |𝑘𝑘) = @ 𝑒𝑒 -(/ %$) (8)
verso del intervalo serial (Du"𝜆𝜆et=al.𝑘𝑘"%$ 2020) El!valor 𝑘𝑘 (7)
( ! k_ (t-1) es el número de nuevos
(#,
contagiosos en el tiempo t-1. De acuerdo esto, es posible reformular la pro-
con
, )" %*
babilidad en términos de R_t. 𝜆𝜆 = 𝑘𝑘 𝑒𝑒 -(/ !𝜆𝜆
%$)𝑒𝑒
(7)
𝐿𝐿(𝑅𝑅" |𝑘𝑘) = @ "%$
, (8)
𝜆𝜆)𝑘𝑘" 𝑒𝑒( !%*
(#,
𝐿𝐿(𝑅𝑅" |𝑘𝑘) = @ (8) (8)
𝑘𝑘( !
,
(#,
𝜆𝜆)" 𝑒𝑒 %*
Con esto, se puede explicar 𝐿𝐿(𝑅𝑅" |𝑘𝑘)cómo=@ estimar (8)
𝑃𝑃(𝑅𝑅 " ) ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘 𝑘𝑘R_t usando
("!|𝑅𝑅" )
inferencia bayesiana.
𝑃𝑃(𝑅𝑅" |𝑘𝑘" ) de
La distribución de probabilidad = R_t,en términos
(#,
) %* de (9)
la regla de Bayes se puede
𝑃𝑃(𝑘𝑘
𝜆𝜆 "")𝑒𝑒
definir como: 𝐿𝐿(𝑅𝑅" |𝑘𝑘) = @ (8)
𝑘𝑘( !
𝑃𝑃(𝑅𝑅
, ) ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘 |𝑅𝑅 )
(#, " ) "%* "
𝑃𝑃(𝑅𝑅" |𝑘𝑘" ) =
𝐿𝐿(𝑅𝑅" |𝑘𝑘) =𝑃𝑃(𝑅𝑅 @ )𝑃𝑃(𝑘𝑘 𝜆𝜆 " 𝑒𝑒 (8) (9) (9)
) |𝑅𝑅 )
" ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘 "𝑘𝑘
("! "
𝑃𝑃(𝑅𝑅" |𝑘𝑘" ) = (#, (9)
𝑃𝑃(𝑘𝑘
" )
Donde P (R_t) es la distribución previa para R_t; L (k_t | R_t) es la probabilidad
𝑃𝑃(𝑅𝑅" ) ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘" |𝑅𝑅" )
de tener k_t casos dado 𝑃𝑃(𝑅𝑅
R_t" |𝑘𝑘
y P" )(k_t)
= es la distribución (9) de ver k casos. P (R_t | k_t)
𝑃𝑃(𝑘𝑘" )
se conoce como la distribución posterior de R_t, dado que han aparecido k casos.
La ecuación se puede 𝑃𝑃(𝑅𝑅 reescribir
𝑃𝑃(𝑅𝑅" ) ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘"forma,
en la siguiente
|𝑅𝑅" ) utilizando la distribución
" |𝑘𝑘" ) = (9)
posterior del período anterior como nuevo 𝑃𝑃(𝑘𝑘 ")
anterior:
𝑃𝑃(𝑅𝑅" ) ⋅ 𝐿𝐿(𝑘𝑘" |𝑅𝑅" )
𝑃𝑃(𝑅𝑅𝑃𝑃(𝑅𝑅
|𝑘𝑘
" " )" |𝑘𝑘
∝ )=
" 𝑃𝑃(𝑅𝑅
"%$ |𝑘𝑘"%$
(9) (10)
𝑃𝑃(𝑘𝑘)"⋅)𝐿𝐿(𝑘𝑘" |𝑅𝑅" ) (10)
103
Proceso de modelado
Los casos confirmados se separaron por las siguientes características demo-
gráficas: país, provincias y cantones en general. El análisis de datos se realizó
en la versión 3.6.2 del software R. Esta información se utilizó para calcular R_0 y
R_t con su intervalo de confianza e intervalos de alta densidad, respectivamen-
te, de la siguiente manera:
Para R_0 como una cantidad estática, se estimaron los parámetros mediante
los métodos de crecimiento exponencial y estimación de máxima verosimili-
tud, con cada serie confirmada (utilizando ecuaciones de la sección anterior)
(Obadia et al. 2012). Finalmente, se calcularon los intervalos de confianza.
Para R_t, utilizando cada caso confirmado, con el fin de ajustar una distri-
bución general inicial, se determinó la verosimilitud, luego se obtuvieron las
104
CAPÍTULO V. COVID-19 y el rol de los modelos matemáticos para estimar el impacto de la pandemia
Ampliación en Ecuador
Desde el brote pandémico de COVID-19 hasta el 5 de mayo de 2020, 20 483
casos han sido diagnosticados en territorio ecuatoriano mediante reacciones
en cadena de la polimerasa transcriptasa inversa (RT-PCR). La media de casos
confirmados diarios durante este período fue de 301 personas infectadas por
día, con un máximo de 1 682 casos el 9 de abril de 2020. A nivel provincial, la
mayoría presentó pocos casos diarios, pero algunas localidades se vieron más
afectadas. Guayas alcanzó una media de 203 casos diarios confirmados (pico:
1 462); Pichincha, una media de 35 casos (pico: 92); Manabí, con 19 casos (pico:
66), y Los Ríos, con 18 casos (pico: 52) (Ortiz-Prado 2020a).
105
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Estimaciones de provincia
En cuanto a las provincias de Ecuador, Guayas alcanzó el R_t más alto al 14
de marzo de 2020, con 3,96 (95 % IDH: 3,07-4,76) personas infectadas por un
enfermo con el método propuesto y 4,91 (95 % IDH: 4.4-5.39) con el método de
Bettencourt. Similar situación ocurrió con Pichincha y Manabí, con valores
de R_t de 2,83 (95 % IDH: 1,32-4,22) y 3,77 (95 % IDH: 0-7,5) con el método pro-
puesto el 17 y 14 de marzo, respectivamente. Para el resto de provincias, el R_t
máximo estuvo cerca de dos. Además, Guayas registró una fuerte caída en el
valor de sus estimaciones luego de alcanzar el valor más alto, mientras que
Pichincha y Manabí mostraron una leve caída (Ortiz-Prado 2020a).
Se observaron tendencias similares con las estimaciones de Bettencourt R_t.
Los resultados estimados de R_0 a nivel provincial mostraron que las provincias
más afectadas con método de crecimiento exponencial serían Zamora Chinchipe,
Guayas y Esmeraldas con 3,95 (IC 95 %: 2,29-6,92), 3,66 (IC 95 %: 3,55-3,77) y 3,5
(IC del 95 %: 2,44-4,94). Además, por debajo del método de máxima verosimi-
litud, estarían Zamora Chinchipe, Esmeraldas, Sucumbíos, con 4,91 (IC 95 %:
2,11-9,49), 3,45 (IC 95 %: 2,28-4,97) y 3,29 (IC 95 %: 1,.5-6,13) (Ortiz-Prado 2020a).
Estimaciones de cantones
Como se mencionó, las provincias más afectadas por el mayor número de ca-
sos confirmados de COVID-19 fueron Guayas, Pichincha y Manabí. En Guayas,
los cantones con mayor R_t con el modelo propuesto fueron Samborondón, con
106
CAPÍTULO V. COVID-19 y el rol de los modelos matemáticos para estimar el impacto de la pandemia
5,39 (95 % IDH: 1,86-8,28); Daule, con 4,39 (95 % IDH: 1,06-6,83), y Milagro, con
4,39 (95 % IDH: 1,07- 6,94). En los cantones de Pichincha, Quito obtuvo 2,83 (95
% IDH: 1,31-4,18); Rumiñahui, 1,53 (95 % IDH: 0-3,65), y Mejía 1,01 (95 % IDH:
0-3,28). Finalmente, en Manabí fueron Sucre, con 3,77 (95 % IDH: 0-7,44); Jipi-
japa, con 2,62 (95 % IDH: 0-5,72), y Manta, con 2,62 (95 % IDH: 0-4,99). Por otro
lado, las estimaciones de R_0 se replicaron para los cantones (archivo comple-
mentario 1). Por debajo de los criterios de crecimiento exponencial, los canto-
nes más afectados serían Samborondón, con 23,42 (IC 95 %: 14,6-39) , y El Triun-
fo, con 15,49 (IC 95 %: 3,99-51,06). Mientras que por debajo de la estimación de
máxima verosimilitud estarían El Triunfo y Samborondón, con 14,09 (IC 95 %:
6,44-26,23) y 12,77 (IC 95 %: 9,55-16,65), respectivamente (Ortiz-Prado 2020a).
107
CAPÍTULO VI
Pruebas de identificación
y diagnóstico de COVID-19
Bajo el criterio médico que permite catalogar a un paciente como caso sos-
pechoso por presentación clínica o epidemiológica, es meritorio indicar una
prueba de diagnóstico para SARS-CoV-2. Actualmente en nuestro país, como
en el resto del mundo, el diagnóstico se realiza mediante una prueba PCR-RT
positiva. El PCR-RT del exudado nasofaríngeo/ orofaríngeo es el gold standard,
con una sensibilidad del 85-90 % y una especificidad de incluso el 99,5 %. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que, por rentabilidad
diagnóstica, las muestras se tomen de las cavidades nasofaríngeas seguidas
de las orofaríngeas (Soldevila et al. 2021). La recomendación actual acerca de
usar los exámenes de imagen para detectar el COVID-19 indican que deben
emplearse para evaluar complicaciones generadas en los pacientes y no como
una herramienta para detectar el COVID-19 (Martínez et al. 2021).
Céspedes y De Souza, en su publicación del año 2020, indican que solo en
el caso de que la prueba diagnóstica PCR-RT no esté disponible, y existe alta
sospecha clínica (constando de paciente sintomático + epidemiología + he-
mograma indicativo de infección viral) y el paciente presente una tomografía
computarizada (TC) con patrón de opacidad en vidrio esmerilado periférico
bilateral de lóbulos inferiores permitirán llegar al diagnóstico positivo de in-
fección por COVID-19.
Pruebas diagnósticas
Los centros para el control y prevención de enfermedades (CDC) de los
Estados Unidos ordenaron que solo proveedores de atención médica autori-
zada realicen las pruebas para el SARS-CoV-2 y en personas con sintomato-
logía de COVID-19. Las pruebas diagnósticas recomendadas son las de ácido
nucleico tomadas de las vías respiratorias superiores: nasofaríngeas que se
toman con hisopos, seguida de la muestra orofaríngea. Dependiendo del ob-
jetivo de la prueba, condición del paciente, disponibilidad de recursos o ne-
cesidad de repetir la prueba por resultado negativo, existen otras alternativas
de tipos de muestras (Ravi et al. 2020).
111
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla VI-1
Tipo de muestras recolectadas para la detección de SARS-CoV-2
112
CAPÍTULO VI. Pruebas de identificación y diagnóstico de COVID-19
Figura VI-3
Lavado broncoalveolar
113
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
114
CAPÍTULO VI. Pruebas de identificación y diagnóstico de COVID-19
Técnicas de análisis
Las técnicas de análisis se dividen en dos:
• Técnicas de análisis directo: examinación del cultivo e identificación del vi-
rus, o la detección de elementos específicos como los antígenos y secuencias
del genoma, en las muestras tomadas del paciente. En el caso de los coro-
navirus, el cultivo no es útil porque el virus no se replica correctamente en
las líneas celulares más usuales. El diagnóstico de laboratorio de los casos
de infección por SARS-CoV-2 es mediante técnicas de análisis directo que
permitan identificar el virus; la reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
es la más idónea.
• Técnicas de análisis indirectos: permiten detectar anticuerpos específicos
que produce el paciente infectado en respuesta a la presencia en su organis-
mo de los antígenos virales (Ruiz-Bravo y Jiménez-Valera 2020).
Figura VI-4
Análisis directos e indirectos de las muestras para identificar SARS-CoV-2
115
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Pruebas serológicas
En la etapa temprana de la enfermedad, cuando un paciente aún no ha gene-
rado la suficiente cantidad de anticuerpos específicos, las pruebas serológicas
tienen una limitada sensibilidad. En el SARS-CoV-2, desde la primera semana
hay producción de IgM e IgG, pero es detectable desde la segunda semana de
infección, lo que genera una respuesta atrasada de los anticuerpos.
Además, en las pruebas serológicas pueden presentarse casos de reactivi-
dad cruzada entre anticuerpos de otros virus, parte de este o de otras fami-
lias de virus. La especificidad de las pruebas serológicas es mayor del 98 %.
En la tabla VI-2, se presenta la interpretación de las pruebas microbiológicas
acorde con la sintomatología, ejes fundamentales que permiten una correcta
apreciación de cada paciente (Caruana et al. 2020).
Tabla VI-2
Interpretación clínica de los resultados del diagnóstico microbiológico
- + + + Infección recién
- - + - Infección pasada
- - - - Ausencia de infección
116
CAPÍTULO VI. Pruebas de identificación y diagnóstico de COVID-19
117
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VI-5
Curva de movimiento de los marcadores del SARS-CoV-2
en la infección y diagnóstico de laboratorio
Dentro del contexto actual, la utilidad de estas pruebas sigue siendo nulo
o muy escasa. Actualmente, debido a la presencia de variantes así como de
casos de reinfección, si una persona con síntomas asociados al COVID-19 tie-
ne una PCR positiva pero también una IgG positiva durante el momento del
diagnóstico, se podría catalogar como un caso de reinfección diagnosticado
sin la necesidad de hacer una secuenciación genética para identificar al virus
(BMJ 2020).
118
CAPÍTULO VI. Pruebas de identificación y diagnóstico de COVID-19
119
CAPÍTULO VII
Evaluación de imagen
en COVID-19
123
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
124
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Reseña de CO-RADS
Los hallazgos de SARS-CoV-2 en la TC se clasifican en tres grupos: típicos,
atípicos y muy atípicos (Tabla VII-1).
Tabla VII-1
Hallazgos tomográficos en COVID-19
Hallazgos típicos
Opacidad en vidrio esmerilado (OVE). Es el aumento de la densidad pulmo-
nar sin oscurecer los márgenes vasculares en el parénquima pulmonar, debido
al llenado parcial de los espacios aéreos. La prevalencia observada en SARS-
CoV-2 varía entre el 46 y 100 %, se evidencia con mayor frecuencia en distribu-
ción basal, periférica y multilobar; es más prominente en lóbulos medios-bajos
y áreas pulmonares posteriores (Ufuk y Savaş 2020).
Figura VII-1
Patrón opacidad en vidrio esmerilado
125
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-2
Patrón empedrado o adoquín desordenado (crazy paving)
Signo de halo. Indica un OVE central rodeado por una consolidación en for-
ma de anillo más denso (forma de medialuna) (Ufuk y Savaş 2020).
Consolidaciones periféricas, segmentarias o subsegmentarias con distri-
bución multilobar. Es el aumento de la densidad pulmonar con márgenes vas-
culares ocultos en el parénquima pulmonar, debido a la sustitución completa
de los espacios aéreos (sacos alveolares) por líquido, pus, sangre o células. Se
evidencia especialmente en pacientes de edad avanzada y pacientes en estado
126
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Hallazgos atípicos
Opacidades en vidrio esmerilado parahiliares con mayor distribución apical.
Como se explicó anteriormente el vidrio esmerilado no se observa con frecuen-
cia en esta distribución y tampoco de forma apical (Ufuk y Savaş 2020).
Linfadenopatías mediastínicas. Se evidencian con poca frecuencia y se ha
demostrado que es un factor de riesgo de neumonía grave y progresiva por
COVID-19 (Ufuk y Savaş 2020).
Clasificación CO-RADS
La Sociedad de Radiología Holandesa (Nederlandse Vereniging voor Radiolo-
gie) creó a inicios de marzo de 2020 un grupo de trabajo formado por médicos
que analizaron informes estandarizados de SARS-CoV-2. Se basaron en el sistema
de datos e informes de imágenes de los pulmones (LI-RADS) o sistema de datos
y de informes de imágenes de mama (BI-RADS) para crear el sistema de infor-
mes y datos SARS-CoV-2 (CO-RADS). Se ha observado que este tipo de sistema
funciona bien dentro de la práctica clínica. El último consenso y elaboración del
sistema CO-RADS final se realizó el 7 de abril del 2020 (Raptis et al. 2020).
Tabla VII-2
Clasificación de CO-RADS
Probabilidad
Hallazgos tomográficos
de COVID-19
CO-RADS 2 Baja Imagen típica para otras infecciones, pero no para COVID-19
CO-RADS Categoría 0
Se escoge esta categoría cuando no se puede asignar ninguna de las otras
categorías, debido a que la calidad de imagen es insuficiente a causa de la tos o
la respiración (Prokop et al. 2020).
127
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
CO-RADS Categoría 1
Esta categoría implica probabilidad muy baja de afectación pulmonar por
SARS-CoV-2. Dentro de esta se consideran los siguientes hallazgos: enfisema leve o
severo, nódulos perifisurales, tumores pulmonares y fibrosis (Prokop et al. 2020).
La tomografía es normal o hay hallazgos que indican una enfermedad no infeccio-
sa como insuficiencia cardíaca congestiva, sarcoide, histoplasmosis, malignidad
Figura VII-3
CO-RADS 1
CO-RADS Categoría 2
Dicha categoría implica bajo nivel de sospecha para SARS-CoV-2. En la TC se
presentan hallazgos típicos de origen infeccioso, pero que no son compatibles
con SARS-CoV-2. Algunos de los ejemplos son bronquitis, bronquiolitis infeccio-
sa, bronconeumonía, neumonía lobar y absceso pulmonar. Las características
radiológicas incluyen signo de árbol en yema, patrón nodular centrolobulillar,
consolidación lobar o segmentaria y cavitación pulmonar (Prokop et al. 2020).
Figura VII-4
CO-RADS 2 Infección no COVID-19
128
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Figura VII-5
CO-RADS 2 Infección no COVID-19
CO-RADS Categoría 3
En esta categoría se encuentran hallazgos ambiguos de afectación pulmo-
nar, que también se observan en otras neumonías virales o causas no infec-
ciosas. Dentro de los hallazgos se encuentran opacidad en vidrio esmerilado
(OVE) perihiliar, opacidad en vidrio esmerilado extensa homogénea con o sin
preservación de algunos lóbulos pulmonares secundarios, u opacidad en vi-
drio esmerilado junto con engrosamiento del tabique interlobulillar liso con
derrame pleural o sin él en ausencia de otros hallazgos típicos de la TC.
Hay que aclarar que dentro de esta categoría también se incluyen pequeñas
opacidades en vidrio esmerilado que no son centrolobulillares (de lo contrario
serían categoría 2 de CO-RADS) o que no se ubicaría cerca de la pleura visceral
(de lo contrario serían categoría 4 de CO-RADS). Además, contiene patrones
de consolidación compatibles con neumonía organizada sin otros hallazgos
típicos de SARS-CoV-2 (Prokop et al. 2020).
129
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-6
CO-RADS 3 COVID-19 indeterminado
Nota: En las cuatro figuras se evidencia opacidad en vidrio esmerilado unifocal (flecha o círculo).
Figura VII-7
CO-RADS 3 COVID-19 indeterminado
130
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
CO-RADS Categoría 4
La categoría 4 indica probabilidad alta de SARS-CoV-2. En La TC se evi-
dencian hallazgos típicos de SARS-CoV-2, pero que también se encuentran en
otras neumonías virales. Es similar a la categoría 5, pero la característica que
lo diferencia es que los hallazgos no están en contacto con la pleura visceral ni
se localizan unilateralmente de manera estricta en una distribución peribron-
covascular predominante ni se superponen a anomalías pulmonares graves
difusas preexistentes.
Figura VII-8
CO-RADS 4
Nota: Probabilidad alta para COVID-19: presencia de áreas unilaterales OVE en lóbulo superior izquierdo.
Figura VII-9
CO-RADS 4
Nota: Probabilidad alta para COVID-19: OVE bilateral en paciente con enfisema.
131
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
CO-RADS Categoría 5
Esta categoría indica probabilidad muy alta y en ella se encuentran hallazgos
típicos y características obligatorias para SARS-CoV-2. Estos rasgos son opacida-
des en vidrio esmerilado con o sin consolidaciones en las regiones pulmonares
cercanas a las superficies pleurales viscerales, incluidas las fisuras, y una distri-
bución bilateral multifocal, cerca de la fisura menor o mayor también es típica.
Puede haber preservación subpleural (Prokop et al. 2020).
Para que se clasifique como categoría 5, es necesaria la presencia de al me-
nos un patrón confirmatorio que sea acorde con la evolución temporal de la en-
fermedad. El patrón para SARS-CoV-2 está descrito por múltiples áreas de vidrio
esmerilado, que a menudo muestran una demarcación (medio) redondeada y
poco nítida, pero que pueden ir acompañadas de áreas de vidrio esmerilado
claramente delineadas que siguen la forma de múltiples lóbulos pulmonares
secundarios adyacentes. Se ha descrito que el patrón empedrado o adoquín des-
ordenado (crazy paving) aparece más tarde en la evolución de la enfermedad; se
observan muchas líneas intralobulillares. La enfermedad avanza y ocurren más
consolidaciones dentro de las áreas de opacidad en vidrio deslustrado. Al final
aparecen opacidades que se asemejan a una neumonía organizada, como signos
de halo inverso u opacidad en vidrio deslustrado con consolidaciones subpleu-
rales extensas y broncogramas aéreos (Prokop et al. 2020).
También se consideran hallazgos típicos las bandas curvilíneas subpleura-
les o las bandas de vidrio esmerilado con o sin consolidación en un patrón de
arco anclado con pequeñas conexiones a la pleura. Los vasos engrosados den-
tro de las anomalías pulmonares son típicos y se encuentran con frecuencia
en todos los demás patrones de confirmación (Prokop et al. 2020).
Figura VII-10
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: opacidades redondeadas, con atenuación en vidrio esmerilado,
periféricas, en segmentos basal y lateral posterior LID y segmento basal posterior LII.
132
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Figura VII-11
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: opacidades en parches con patrón en empedrado en segmento
apical LID y segmento apical LII.
Figura VII-12
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: opacidad con atenuación en vidrio deslustrado distribuido en
forma difusa en lóbulos superior, medio e inferior de pulmón derecho, con progresión a consolidación en
lóbulo superior. Opacidad en parche, con patrón en empedrado periférica lingular superior.
133
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-13
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: múltiples bandas subpleurales con distorsión de la arquitectura
en lóbulos superior e inferior derechos.
Figura VII-14
CO-RADS 5
134
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Figura VII-15
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: OVE multifocal bilateral, engrosamiento vascular (círculo),
bandas subpleurales (flecha).
Figura VII-16
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: OVE bilateral y consolidación, preferencia basal, engrosamiento
vascular (círculo).
135
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-17
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: Signo de Pavimento loco con septos intra e interlobulillares
engrosados.
Figura VII-18
CO-RADS 5
Nota: Anormalidades típicas para COVID-19: Hallazgos en la TC: Opacidades en vidrio esmerilado bilaterales
generalizadas con predominio posterior. El 75 % de los pulmones están afectados.
136
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
CO-RADS Categoría 6
La última categoría indica un caso positivo para COVID-19 mediante la prue-
ba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR)
(Prokop et al. 2020).
Figura VII-19
CO-RADS 6
Nota: RT-PCR Positiva: Hallazgos en TC: opacidad del parénquima pulmonar con múltiples áreas mayores de
3 cm con patrón en vidrio esmerilado de predominio en campo pulmonar derecho. Opacidades con bronco-
grama aéreo en segmentos posterobasales de tipo consolidativo.
Figura VII-20
CO-RADS 6
Nota: RT-PCR Positiva: Hallazgos en TC: Opacidad en vidrio esmerilado bilateral. Observe el signo de halo
(flecha).
137
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-21
Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF
138
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
Figura VII-22
Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF
139
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VII-23
Escala de severidad pronóstica simplificada HCSF
140
CAPÍTULO VII. Evaluación de imagen en COVID-19
141
CAPÍTULO VIII
COVID-19 en Ecuador,
análisis situacional de la
fase temprana de la pandemia
Esteban Ortiz-Prado
Jorge Eduardo Vásconez
Samanta Landázuri Navas1
145
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura VIII-1
Casos y defunciones por COVID-19 en Ecuador por edad y sexo
Nota: Panel superior: pirámides de edad para casos confirmados y muertes notificadas oficialmente.
Panel inferior: tasa de letalidad (%) y probabilidad de riesgo de morir por COVID-19, para mujeres (gris)
y hombres (negro).
Tabla VIII-1
Tasa de letalidad (% CFR) por COVID-19 y riesgo relativo (RR) en Ecuador entre
mujeres y hombres de diferentes grupos de edad (N = 9,468)
10 a
26 0 0,00 % 37 0 0,00 % 0,71 0,0145 4,711 0,8632 –29 %
14
15 a
55 0 0,00 % 60 0 0,00 % 0,92 0,0185 5,497 0,9657 –8 %
19
20 a
175 0 0,00 % 134 0 0,00 % 1,3 0,026 9,288 0,8943 30 %
24
146
CAPÍTULO VIII. COVID-19 en el Ecuador, análisis situacional de la fase temprana de la pandemia
25 a
482 2 0,41 % 471 2 0,42 % 1,02 0,1447 7,234 0,9816 2%
29
30 a
627 3 0,48 % 717 6 0,83 % 1,742 0,4376 6,939 0,4308 74 %
34
35 a
474 3 0,63 % 627 14 2,18 % 3,47 1,0036 8,016 0,049* 247 %
39
40 a
428 5 1,15 % 567 24 4,06 % 3,516 1,3526 9,143 0,009* 252 %
44
45 a
372 4 1,06 % 476 26 5,18 % 4,86 1,7136 11,831 0,003* 386 %
49
50 a
350 12 3,31 % 451 33 6,82 % 2,05 1,0775 3,926 0,028* 105 %
54
55 a
368 9 2,39 % 410 41 9,09 % 3,80 1,8752 7,733 0,002* 280 %
59
60 a
250 21 7,75 % 339 58 14,61 1,88 1,1728 3,030 0,008* 88 %
64
65 a
173 25 14,4 % 227 41 15,3 % 1,21 0,7632 1,923 0,4156 21 %
69
70 a
112 18 16,0 % 145 38 20,7 % 1,49 0,8972 2,506 0,1221 49 %
74
75 a
71 13 18,3 % 104 25 19,3 % 1,25 0,6795 2,307 0,4708 25 %
79
80 a
46 9 19,5 % 51 16 23,8 % 1,45 0,7 3,042 0,3132 45 %
84
85 a
21 7 33,3 % 21 8 27,5% 1,10 0,4616 2,635 0,8248 10 %
89
90 a
7 4 57,1 % 10 3 23,0 % 0,634 0,1794 2,244 0,4805 –37 %
94
95 a
5 0 0,00 % 2 2 50,0 % 6,00 0,3667 11,162 0,2089 500 %
99
TO-
4 084 137 3,35 % 4 910 337 6,42 % 1,978 1,6292 2,403 0,0001 98 %
TAL
Fuente: Ortiz-Prado et al 2020b.
Variables sociodemográficas
Etnicidad
La mayoría de los casos de COVID-19 ocurrieron entre mestizos, con 78 %
(n = 7,367); seguidos por indígenas, con 0,79 % (n = 75); caucásicos, con 0,84 %
(n = 40), y afroecuatorianos/negros, con ~ 0.1 % (n = 16) (Tabla VIII-4) (Ortiz-Prado
2020).
147
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla VIII-2
Número total de defunciones, pacientes vivos y porcentaje del total ( %) y tasa
de letalidad ( %) para mujeres y hombres de diferentes grupos étnicos, tipo de
atención sanitaria, presencia de comorbilidades e historial de viajes
Mujer Hombre
Etnia ( % de población)
Afroecuatoriano
0 (0 %) 4 (0,1 %) 0% 0 (0 %) 2 (0 %) 0%
(7,2 %)
11,6
Indígena (7 %) 2 (1,5 %) 30 (0,7 %) 6,3 % 5 (1,5 %) 38 (0,8 %)
%
Mestizo (71,9 %) 128 (93,4 %) 3 197 (78,3 %) 3,8 % 314 (93,2 %) 3 728 (75,9 %) 7,8 %
11,1
Otros (0,3 %) 1 (0,7 %) 8 (0,2 %) 0 (0 %) 6 (0,1 %) 0%
%
Proveedor de salud
Público 131 (96 %) 3 089 (75,6 %) 4,1 % 325 (96,4 %) 3 486 (71 %) 8,5 %
Presencia de comorbilidades
10,3 16,9
Si 22 (16,1 %) 191 (4,7 %) 55 (16,3 %) 270 (5,5 %)
% %
No 115 (83,9 %) 3 893 (95,3 %) 2,9 % 282 (83,7 %) 4 640 (94,5 %) 5,7 %
Historial de viajes
12,3
Sí 2 (1,5 %) 66 (1,6 %) 2,9 % 9 (2,7 %) 64 (1,3 %)
%
No data 80 (58,4 %) 2 858 (70,0 %) 2,7 % 189 (56,1 %) 3 350 (68,2 %) 5,3 %
148
CAPÍTULO VIII. COVID-19 en el Ecuador, análisis situacional de la fase temprana de la pandemia
Riesgo laboral
Los resultados de la mortalidad por COVID-19 por ocupación mostraron
que el 19 % de las personas infectadas (n = 1.800) son profesionales de la salud
(Tabla VIII-5). De este grupo, los médicos (n = 876) fueron los profesionales
más afectados en Ecuador, y representan al menos el 9,3 % de todos los casos
notificados (Figura VIII-2) (Ortiz-Prado 2020).
Figura VIII-2
Cálculo del riesgo relativo por ocupación en comparación
con los trabajadores de cuello blanco
Nota: Son trabajadores de cuello blanco: ingenieros, abogados, auditores, psicólogos, cocineros, arquitectos,
comunicadores, profesores, gerentes, directores ejecutivos, emprendedores, analistas, administradores.
149
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla VIII-3
Tasa de letalidad (%), riesgo relativo y probabilidad de riesgo
por COVID-19 en Ecuador por ocupación
Personal de
1 309 0,3 % 0,1 0,023 0,013 0,732 –90 %
enfermería
Profesionales
de la salud no 4 583 0,7 % 0,211 0,003 0,074 0,600 –79 %
médicosωω
Doctores en
14 876 1,6 % 0,487 0,027 0,257 0,923 –51 %
medicina
Trabajos
de cuello 27 810 3,3 % Ref, Ref, Ref, Ref, Ref,
blancoωωω
Servicios
16 324 4,9 % 1,458 0,221 0,796 2,672 46 %
civiles˚
Collar azul
186 1 390 13,4 % 3,658 <0,001 2,465 5,433 266 %
u obreros†
Sin
106 4 229 2,5 % N/A N/A N/A N/A N/A
información
150
CAPÍTULO VIII. COVID-19 en el Ecuador, análisis situacional de la fase temprana de la pandemia
151
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla VIII-6
Regresión logística ajustada utilizando el resultado final (vivo/muerto) como
variable dependiente y la presencia de comorbilidades, sexo y edad de los
pacientes como covariable
Presencia de comorbilidades
No (Referencia)
Sexo
Mujer (Referencia)
Edad
<65 de edad
Evaluación de síntomas
El síntoma más común reportado entre los pacientes con COVID-19 en
Ecuador fue fatiga o cansancio general (53,2 %), seguido de dolores de cabeza
(43 %) y tos seca (41,7 %).
El 37,1 % de los pacientes informó pérdida del gusto (ageusia); el 36,1 %,
pérdida del olfato (anosmia), y el 35 %, dolor muscular y articular.
Figura VIII-3
Sintomatología
reportada en
el Ecuador en
pacientes leves
ambulatorios
Fuente: Ortiz-Prado
et al. 2020. Creada
por autores.
152
CAPÍTULO VIII. COVID-19 en el Ecuador, análisis situacional de la fase temprana de la pandemia
Figura VIII-4
Curvas epidemiológicas de casos de COVID-19 por fecha de inicio de síntomas
(azul) y fecha de diagnóstico (rojo), del 14 de febrero al 18 de abril de 2020
Nota: El primer caso en Ecuador fue diagnosticado el 27 de febrero, pero se notificó el día 29 febrero.
Análisis epidemiológico
Seguimiento de contactos
Los resultados de la herramienta de autoinforme (n = 856) sugirieron que
el 42,6 % (n = 365) de los pacientes no tuvieron contacto con nadie después
del diagnóstico; el 11,8 % (n = 101) podría haber contactado de 1 a 5 personas;
el 4,9 % (n = 42), de 6 a 10 personas, y el 5,8 % (n = 50), a más de 10 personas
después del diagnóstico. El otro 34,9 % (n = 299) de la cohorte no recordó ese
dato (Ortiz-Prado et al. 2020).
153
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
154
CAPÍTULO VIII. COVID-19 en el Ecuador, análisis situacional de la fase temprana de la pandemia
Prueba realizada
En Ecuador, desde el inicio del brote, se han aplicado un total de 19 875 prue-
bas, lo que arroja 1 126 pruebas por millón de habitantes. Del total acumulado,
el 48 % de estos fueron positivos y menos del 0,5 % no fueron concluyentes ni
sospechosos. Se evidenciaron 12 751 pruebas no procesadas hasta el 18 de abril
de 2020 a pesar de que se tomaron muestras de frotis nasofaríngeo (Tabla VIII-7)
(Ortiz-Prado et al. 2021).
Tabla VIII-7
Capacidades de prueba de RT-PCR en Ecuador
INSPI Guaranda 0 14 17 31 55 %
Número de pruebas sospechosas, negativas y positivas realizadas y tasas de pruebas positivas (% PTR)
155
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Distribución geodemográfica
Resultado por región y elevación
Encontramos que las regiones costeras tenían tasas de ataque más altas que
la región Andina (valor p: 0.011), y vivir por encima de los 2 500 metros de alti-
tud se asoció con un menor riesgo de mortalidad (RR: 0.63 [IC 95 % 0.50–0.79]),
en comparación con las poblaciones que viven en altitudes más bajas (Ortiz-Pra-
do et al. 2020).
156
CAPÍTULO IX
Francisco Jaramillo1
159
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura IX-1
Estructura del SARS-CoV-2
160
CAPÍTULO IX. Fisiopatología del COVID-19
Figura IX-2
Unión celular COVID-19
Sistema Renina-Angiotensina-Aldosterona,
efectos de la unión SARS-CoV-2/ ECA 2
El sistema renina angiotensina aldosterona, en condiciones normales, es
un sistema hormonal y fisiológico que controla y mantiene el equilibrio de la
presión arterial en nuestro cuerpo según sus necesidades. Cuando se necesita
algún cambio regulatorio en la presión arterial corporal, por ejemplo en una
disminución del volumen intravascular, la renina, enzima secretada por el ri-
ñón, induce un aumento en la producción de angiotensina I (Ang I) a partir del
angiotensinógeno. Luego, se activa el receptor de la enzima convertidora de an-
giotensina (ECA), que transforma el péptido Ang I en el péptido angiotensina II
161
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
162
CAPÍTULO IX. Fisiopatología del COVID-19
163
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Manifestaciones extrapulmonares
Estudios previos indican que el daño de órganos diana extrapulmonares se
da por la expresión del receptor ECA 2 en las propias células, lo que permitiría
la invasión viral y el inicio de todos los mecanismos fisiopatológicos previamen-
te nombrados. En la tabla IX-1, se explicarán las principales manifestaciones
extrapulmonares encontradas en pacientes con complicaciones asociadas a la
infección por el SARS-CoV-2 (Gupta A. et al. 2020b).
164
CAPÍTULO IX. Fisiopatología del COVID-19
Tabla IX-1
Manifestaciones extrapulmonares del COVID-19
Sistema -
Manifestaciones
órgano
• Recuentos de células: linfopenia, leucocitosis, neutrofilia, trombocitopenia
• Marcadores inflamatorios: elevaciones de la sedimentación globular, proteína C
reactiva, ferritina, IL-6, lactato deshidrogenasa
• Índices de coagulación: dímero D y fibrinógeno elevados; tiempo prolongado
Sistema de protrombina y tiempo de tromboplastina parcial
inmunológico
y • Complicaciones trombóticas arteriales: infarto de miocardio, accidente
hematológico cerebrovascular isquémico, isquemia aguda mesentérica
• Complicaciones trombóticas venosas: trombosis venosa profunda
y embolia pulmonar
• Síndrome de liberación de citocinas: fiebre de alto grado, hipotensión,
disfunción multiorgánica
• Isquemia miocárdica e infarto de miocardio
• Miocarditis
• Arritmia: fibrilación y flutter auricular de nueva aparición, taquicardia sinusal,
Cardiovascular
bradicardia sinusal, muerte súbita cardíaca, actividad eléctrica sin pulso
• Miocardiopatía: disfunción ventricular derecha o izquierda
• Shock cardiogénico
• Insuficiencia renal aguda
• Anormalidades electrolíticas (hiperkalemia, hiponatremia e hipernatremia,
entre otros)
Renal
• Proteinuria
• Hematuria
• Acidosis metabólica
• Náuseas y / o vómitos, diarrea, dolor abdominal, anorexia
Hepatobiliar y • Casos raros de isquemia mesentérica y sangrado gastrointestinal
gastrointestinal • Marcadores de laboratorio: transaminasas hepáticas elevadas, bilirrubina
elevada, albúmina sérica baja
• Hiperglucemia
Endocrinológico • Cetoacidosis, incluida la de pacientes con diagnóstico previo de diabetes o no
• Enfermedad severa en pacientes con diabetes preexistente
165
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
166
CAPÍTULO X
Inmunología y COVID-19
Nikolaos C. Kyriakidis
Carolina Merlo-Bodenhorst1
169
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
su acción temprana (Zhang C. et al. 2020; Bastard et al. 2020). Los interferones
tipo I son clave para controlar la infección viral, ya que tienen un efecto anti-
viral pleiotrópico: 1) inducen la expresión de las moléculas responsables para
presentar antígenos virales a los linfocitos T; 2) inducen la expresión de quimio-
cinas para reclutar más células con función antiviral; 3) inducen la activación
de estas células inmunitarias recientemente reclutadas al tejido infectado; 4)
inducen la expresión de RNAsas y DNAsas, enzimas que degradan el material
genético viral; 5) inhiben la proteinosíntesis celular, impidiendo así la replica-
ción viral, e 6) inducen la apoptosis de las células infectadas.
Se ha visto que la carga viral máxima se detecta a los cinco o seis días post-
infección. La severidad de los síntomas no depende principalmente del efecto
citopático del virus, sino de nuestra respuesta inmunológica temprana, que a
veces no logra controlar la replicación viral en etapas tempranas. Estos factores
que predisponen a una enfermedad severa por SARS-CoV-2 también se discuti-
rán en este capítulo (Tay et al. 2020).
Figura X-1
Invasión del virus SARS-CoV-2 a las células del organismo
Fuente: Figura original creada por autores con información de Tay et al. 2020.
Nota: El virus se une al receptor ECA 2 con la subunidad S2. Al ingresar a la célula, puede empezar a replicar
su RNA. Debido a su presencia y a los daños a la célula, esta sufre piroptosis. El virus, una vez maduro, sale
de nuevo al torrente o a la vía aérea, donde puede infectar otras células o ser expulsado y transmitido a
otro ser humano.
170
CAPÍTULO X. Inmunología y COVID-19
Respuesta celular
En inmunología, la respuesta celular se refiere a la acción de las células de
defensa frente a microorganismos. Esta respuesta puede ser innata, es decir, las
células atacan lo extraño sin preparación previa y de manera no específica, o
adaptativa, en la cual se activan los linfocitos T y B, que, al reconocer antígenos
extraños, se activan, forman clonas celulares y atacan al patógeno por medio
de sus mecanismos efectores. Los linfocitos B se describen en la respuesta hu-
moral, ya que sus mecanismos efectores se median por anticuerpos. Por otra
parte, se activan tanto linfocitos T citotóxicos que pueden identificar y matar
directamente las células infectadas, como linfocitos T cooperadores (T helper
cells o Th), que pueden coordinar y potenciar la respuesta inmune por medio
de secreción de citocinas. Especialmente, se requiere la activación y acción de
linfocitos Th1. que es el subconjunto de linfocitos cooperadores que secretan
principalmente IFNγ, TNFα e IL-2 que potencian las respuestas antivirales.
La función combinada de estos dos tipos de linfocitos T conduce a disminuir
el reservorio viral y controlar de manera adecuada la infección. Finalmente,
171
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
172
CAPÍTULO X. Inmunología y COVID-19
Respuesta humoral
La respuesta humoral en inmunología es la mediada por factores solubles
como las citocinas, el sistema del complemento y, en cuanto a la respuesta in-
mune adaptativa, los anticuerpos secretados por linfocitos B. Los anticuerpos
pueden combatir los patógenos por medio de una plétora de mecanismos efec-
tores. Los neutralizantes pueden unir antígenos superficiales del patógeno o
de sus toxinas e impedir que interactúen con sus células diana e inducir lo que
en la inmunología se llama «inmunidad esterilizante». Este es un estado de in-
munidad que inhibe la infección de las células y el efecto citopático de los di-
ferentes microbios. Adicionalmente, los anticuerpos no neutralizantes pueden
identificar las células infectadas y señalarlas para destruirlas por fagocitosis o
citotoxicidad celular. Finalmente, los anticuerpos pueden activar a la vía clási-
ca del anticuerpo e inducir la degranulación de varios leucocitos. Cada una de
estas funciones se puede generar por excelencia por diferentes isotipos de an-
ticuerpos; los más importantes para las respuestas antivirales son los IgG, IgA e
IgM, en orden de importancia. No obstante, el isotipo que por excelencia media
las respuestas adaptativas humorales en las mucosas es el IgA.
En infecciones virales, un curso de respuestas humorales involucraría la ac-
tivación de linfocitos B específicos para antígenos virales. Tras activarse, estos
linfocitos forman células plasmáticas de corta vida; estas comienzan a secretar
anticuerpos que pueden neutralizar el virus o inducir la erradicación de las
células infectadas. Si la activación es persistente y repetida, también se for-
man dos tipos adicionales de células. Primero, las células plasmáticas de larga
vida que migran a la médula ósea y pueden seguir secretando menores cantida-
des de anticuerpos altamente específicos para el patógeno, prolongando así el
efecto protector de las respuestas humorales por meses o incluso años. Final-
mente, se forman linfocitos B de memoria que quedan por años como reserva
para futuros contactos con el mismo patógeno.
En un estudio importante, se midieron en más de 30 000 personas los an-
ticuerpos de los isotipos IgM, IgG e IgA contra la nucleoproteína, el dominio
de unión al receptor (RBD) y la subunidad S1 de la proteína Spike del SARS-
CoV-2 (IgG, IgM, e IgA). Dentro de este grupo había pacientes confirmados con
RT PCR, la prueba de «oro» para detección del SARS-CoV-2, y otro grupo que
no tenía la prueba. A los pacientes que se recuperaron de la infección se les
173
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
solicitó una muestra tras la recuperación y después de tres meses para valorar
la cantidad de anticuerpos presentes, a esto lo llamamos seroprevalencia. Se
encontró que los anticuerpos se elevaron dentro de los dos primeros meses
tras el diagnóstico por PCR y se mantuvieron en meseta tras dos meses más
de estudio. Los IgG contra la nucleoproteína y la subunidad S1 se elevaron
durante las primeras seis semanas y disminuyeron progresivamente. Los IgM
se elevan rápidamente tras el diagnóstico y son indetectables en la mayoría de
los pacientes luego de dos meses. Los IgA se elevaron al mes y luego fueron
indetectables (Gudbjartsson et al. 2020).
Entre pacientes con enfermedad moderada y severa, no se encontraron
diferencias en los niveles de IgA, IgG, ni de las proteínas del complemento
C3 y C4. En los casos severos, se reportó menor cantidad de IgM, la inmuno-
globulina de acción rápida que se puede detectar en las pruebas rápidas para
COVID-19 (Qin et al. 2020).
La duración de respuestas celulares y humorales frente al SARS-CoV-2 en
personas convalecientes se analizó más detalladamente en un estudio publi-
cado en la revista Science. En este se reportó que anticuerpos IgA frente a la
proteína Spike fueron detectables en la mayoría de los participantes por un
mínimo de seis a ocho meses tras la infección. Los linfocitos B de memoria
eran principalmente células productoras de IgG con una población menor de
IgA (Dan 2021).
Por otra parte, en un estudio publicado en la revista Nature se estudiaron
las células plasmáticas de larga vida de personas convalecientes tras tener una
COVID-19 leve. En estos individuos, los niveles de anticuerpos frente a la pro-
teína Spike del SARS-CoV-2 disminuyeron bruscamente en los primeros cua-
tro meses tras la infección y de manera más progresiva en los próximos siete
meses. Así que en total se mantuvieron en niveles detectables por un mínimo
de 11 meses después de la infección. Este mantenimiento de niveles estables de
anticuerpos anti-Spike fue debido a la generación de células plasmáticas
de larga vida que se detectaron en la médula ósea de la mayoría de estos pa-
cientes por un mínimo de 11 meses después de la infección por SARS-CoV-2.
Adicionalmente, se detectaron linfocitos B de memoria en la circulación de
estos individuos, lo cual indica que incluso una infección leve por SARS-CoV-2
puede inducir respuestas humorales duraderas en la mayoría de las personas
infectadas (Turner et al. 2021).
Sin embargo, las nuevas variantes del SARS-CoV-2 que aparecen pueden es-
quivar a diferente grado las defensas adaptativas humorales —pero todavía no
las celulares— y dejar dudas sobre la duración de este tipo de defensas frente
a este virus.
174
CAPÍTULO X. Inmunología y COVID-19
175
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura X-2
Tormenta de citocinas y apoptosis celular
Fuente: Figura original creada por autores con información de Tay et al. 2020.
Nota: Respuesta exagerada del sistema inmunitario tras muerte celular. Existe una infiltración excesiva de
células de defensa como macrófagos, linfocitos y monocitos. Estas células secretan citocinas, que, a su vez,
inducen mayor reacción inflamatoria que lleva al daño celular en exceso.
176
CAPÍTULO X. Inmunología y COVID-19
Genética e inmunología
Se descubrió una asociación entre una variante en el locus del cromoso-
ma 3p21.31 con susceptibilidad a la enfermedad por SARS-CoV-2. Esto sucede
porque en esta región del cromosoma 3 se codifican algunos receptores funda-
mentales para desarrollar ciertas respuestas frente al SARS-CoV-2. Otros genes
codifican receptores de quimiocinas que orquestan la acción de los linfocitos T
citotóxicos en respuesta a agentes virales, como el CCR9 y el CXCR6 (Ellinghaus
et al. 2020). Por otro lado, el tipo de sangre por los grupos ABO también podría
tener relación a contraer la enfermedad por SARS-CoV-2. Se encontró que las
personas con tipología O tienen un riesgo menor en comparación con los A y B,
aunque se necesita de otros estudios para confirmar esta relación (Ellinghaus
et al. 2020).
Con esta revisión extensa sobre la respuesta inmunológica en la enfermedad
por SARS-CoV-2, el nuevo patógeno que ha cambiado la forma en la que nos ma-
nejamos en todo como sociedad, hemos tenido algunos hallazgos importantes.
Primero, el virus de SARS-CoV-2 no solamente invade a las células del orga-
nismo e inicia sus procesos patológicos. Tiene además la capacidad de retra-
sar la respuesta inmune innata del cuerpo, inhibiendo la activación y acción de
sus células innatas principales: los macrófagos y las células dendríticas. Estas
células, además de atacar a agentes extraños al cuerpo, presentan antígenos y
ayudan a activar linfocitos T y B.
Segundo, la carga viral no es la única responsable de la severidad de la en-
fermedad. Es muy aparente, por la evidencia disponible hasta el momento, que
nuestro sistema inmune también es el principal responsable del grado de se-
veridad, sea por una respuesta exagerada o por una comorbilidad (patologías
preexistentes).
Tercero, los autores de estas investigaciones sobre inmunología concuerdan
en que algunos factores pueden mejorar nuestra respuesta inmunitaria, como
el descanso adecuado, disminuir los niveles de estrés, mejorar la dieta, aporte
de vitaminas, y por ende ayudar a nuestra flora intestinal, y realizar ejercicio.
Si bien es cierto que la mayoría de los casos de COVID-19 han sido leves, se
debe prestar mucha importancia a la respuesta inmunitaria de los pacientes,
ya que los hallazgos de todos los estudios nos indican un daño celular directo
por el virus, el cual se asocia a mayor severidad. Esto, en combinación con una
177
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
178
SECCIÓN II
Manifestaciones cardíacas
en COVID-19
Figura XI-1
Sistema cardiovascular
183
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
184
CAPÍTULO XI. Manifestaciones cardíacas en COVID-19
Figura XI-2
Expresión de ECA2 necesario para la invasión del SARS-CoV-2
en células pulmonares, endotelio y células cardíacas
185
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Manifestaciones clínicas
Lesión miocárdica
La elevación de biomarcadores más cambios anómalos en el electrocardio-
grama se asoció a lesiones miocárdicas que se observan por primera vez en 5 de
los 41 pacientes con COVID-19 en Wuhan, con valores de troponina I mayores
a 28 pg/ml; este es un marcador de mal pronóstico. Varios estudios determinan
este factor como aumento de cinco veces en la necesidad de ventilación mecáni-
ca invasiva y 11 veces en la mortalidad. Además, niveles elevados de troponina T
tienen tasas de mortalidad del 37,5 % en pacientes sin comorbilidades, mientras
que en aquellos que padecían enfermedades cardiovasculares aumenta cerca
del 69,4 %. Otros predictores de lesión miocárdica son edad avanzada, niveles
elevados de proteína C reactiva y enfermedades cardiovasculares preexistentes
(Nishiga et al. 2020).
La falta de estudios sobre efectos cardíacos durante el diagnóstico de COVID-19
limita la evidencia de daño miocárdico. En dos pacientes la resonancia magnética
cardíaca demostró que la fracción de eyección ventricular izquierda o FEVI se en-
contraba bajo niveles normales de 60 %, con hipocinesia biventricular acompaña-
do de edema intersticial y derrame pericárdico circunferencial; en el otro paciente
la ecocardiografía reveló FEVI de 27 % y cardiomegalia (Nishiga et al., 2020).
La evidencia histológica es casi nula. Informes de autopsias revelan inflama-
ción leve y presencia de ARN viral en los corazones de pacientes con COVID-19.
Estos hallazgos pudieron ser provocados por inflamación sistémica, pero tam-
bién el virus podría infectar directamente el miocardio y causar miocarditis vi-
ral en una pequeña parte de pacientes con COVID-19 (Nishiga et al. 2020).
En el reporte de caso realizado en Hospital N° 1 de la Policía Nacional, loca-
lizado en Quito-Ecuador, se efectuó la secuenciación del genoma completo del
SARS-CoV-2 en biopsias endomiocárdicas, pertenecientes a un paciente con prue-
ba PCR SARS-CoV-2 positiva; en donde el análisis filogenético arrojó resultado de
clado 20A y linaje B.1.5.6., que en comparación con el genoma de referencia de
Wuhan-Hu-1, determinó cinco reemplazos de aminoácidos: F90L, S166G, P323L,
M666I y D614G. El clado 20 A es más frecuente en Europa, América, Asia, EE. UU.
e India, siendo las mutaciones más comunes: P323L en RdRP, F942F en NSP3 y
D614G en la proteína de pico. Además de P323L y D614G, con tres sustituciones
adicionales encontradas: F90L, M666I y S166G (Egas et al. 2020).
La mutación P323L también se encontró en el presente reporte de caso, sien-
do descrita en 71 países, considerada como una de las más frecuentes, que ha
evolucionado conjuntamente con D614G, coexistencia que probablemente está
contribuyendo a la replicación viral y la infectividad. La mutación M666I repre-
senta 0,3 % de prevalencia en Gales, Escocia e Inglaterra. S166G se ha informa-
do en EE. UU., Singapur, Dinamarca, Austria y Escocia; y curiosamente, aún no
se ha informado la sustitución de F90L (Egas et al. 2020).
186
CAPÍTULO XI. Manifestaciones cardíacas en COVID-19
Figura XI-3
A) Tejido miocárdico no inflamatorio región del sistema de conducción.
B) Tinción tricrómica que no muestra fibrosis intersticial
Figura XI-4
Mutaciones identificadas en la secuencia después de la comparación
con la referencia genómica de Wuhan-Hu-1
187
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
188
CAPÍTULO XI. Manifestaciones cardíacas en COVID-19
Insuficiencia cardíaca
La insuficiencia cardíaca fue la mayor complicación cardiovascular observa-
da durante el estudio realizado en Wuhan con 799 pacientes, con incidencia del
24 %, de los cuales murieron el 49 %. En estos pacientes se identificaron niveles
elevados de péptido natriurético tipo pro-B amino-terminal (Nishiga et al. 2020).
Se cree que la probable etiología de la insuficiencia cardíaca de los pacien-
tes con SARS-CoV-2 se debe a la exacerbación de comorbilidades preexistentes,
como enfermedad de las arterias coronarias, lesión miocárdica, hipertensión y
diabetes mellitus. Se ha observado que pacientes de edad avanzada con función
diastólica reducida desarrollan insuficiencia cardíaca con fracción de eyección
conservada debido a fiebre, taquicardia, hidratación excesiva y deterioro de la
función renal. a consecuencia de la reacción inflamatoria sistémica producida
por el SARS-CoV-2 (Clemente-Herrera et al. 2020). La respuesta del sistema in-
munológico a la infección desencadena miocardiopatía por estrés o disfunción
miocárdica relacionada con citocinas, como ocurre con la disfunción cardíaca
asociada a sepsis (Clemente-Herrera et al. 2020).
Arritmias
En un estudio de 138 pacientes en la ciudad de Wuhan, la arritmia cardíaca
estuvo presente en el 17 % de todos los pacientes hospitalizados, de los cuales el
44 % se encontraban en UCI (Wang D. et al. 2020). En otro estudio en la misma
ciudad con 187 pacientes hospitalizados que presentaban niveles elevados de
troponina T se observó que tenían más probabilidades de desarrollar arritmias
189
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Eventos tromboembólicos
Niveles elevados de dímero D, plaquetas reducidas y tiempo de protrombi-
na prolongado son hallazgos que se encuentran a menudo en pacientes con
SARS-CoV-2. Los valores elevados de dímero D al ingreso al hospital se aso-
ciaron con un riesgo de muerte 18 veces mayor; con un valor mayor a 1 μg /
ml en el ingreso hospitalario se asociaba a mayor probabilidades de muerte.
Además, se presentan niveles de fibrinógeno y factor VIII elevados, demos-
trando un estado de hipercoagulabilidad. Estos hallazgos muestran que una
proporción representativa de pacientes con SARS-CoV-2 tienen anomalías de
la coagulación (Y. Kang et al. 2020; Zhou F. et al. 2020).
La trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar son complicaciones
comunes en pacientes críticos con COVID-19. Varios estudios durante las
autopsias revelaron la presencia de trombosis venosa profunda y embolia
pulmonar en pacientes que murieron con COVID-19 sin sospecha de trom-
boembolismo venoso antes de la muerte (Y. Kang et al. 2020).
Se sabe que el virus usa el receptor ECA 2 expresado por neumocitos en el
revestimiento alveolar epitelial para infectar al huésped, pero este receptor
también se expresa en las células endoteliales de múltiples órganos. El en-
dotelio vascular es indispensable para regular el tono vascular y mantener la
homeostasis vascular. El daño de este provoca disfunción microvascular, al
causar vasoconstricción, isquemia e inflamación con edema tisular asociado
a un estado procoagulante (Varga et al. 2020).
La presencia de elementos virales en las células endoteliales que provocan
acumulación de células inflamatorias con posterior muerte celular sugiere que
la infección por SARS-CoV-2 facilita la inducción del daño endotelial en varios
órganos con respuesta inflamatoria del huésped. La inducción de apoptosis su-
giere ser la responsable de la lesión de las células endoteliales en pacientes con
COVID-19, ocasionando deterioro de la función microcirculatoria sistémica en
diferentes lechos vasculares y sus secuelas clínicas (Varga et al. 2020).
Estudios revelaron que pacientes hospitalizados con terapia anticoagulante
sistémica mostraban tasas de supervivencia prolongadas, aunque la morta-
lidad era similar entre quienes no recibían tratamiento. La diferencia en la
mediana del tiempo de supervivencia y la mortalidad fueron más pronuncia-
190
CAPÍTULO XI. Manifestaciones cardíacas en COVID-19
das entre los pacientes que requirieron ventilación mecánica. Sin embargo, se
desconoce el agente anticoagulante óptimo para prevenir eventos tromboem-
bólicos, por lo que se considera necesario realizar mayor número de estudios
(Su et al. 2020).
191
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tratamiento
Terapia anticoagulante
Debido a la tasa elevada de tromboembolismo arterial y trombosis venosa
profunda, es necesario aplicar la anticoagulación profiláctica en el manejo de
pacientes hospitalizados con SARS-CoV-2. En un estudio retrospectivo de 449 pa-
cientes con afectación grave, 99 recibieron heparina no fraccionada o heparina
de bajo peso molecular durante al menos siete días. No se observaron diferen-
cias en la mortalidad general a los 28 días, pero el grupo de heparina tuvo una
mortalidad más baja en comparación con el grupo sin heparina. Con respecto
a la tromboprofilaxis, se debe tener en cuenta la interacción fármaco-fármaco
entre algunos tratamientos antivirales, como ribavirina, lopinavir y ritonavir, y
los anticoagulantes orales directos (Y. Kang et al. 2020).
192
CAPÍTULO XI. Manifestaciones cardíacas en COVID-19
Corticoesteroides
Los corticosteroides no se recomiendan de forma rutinaria para el SARS-
CoV-2 porque exacerban la lesión pulmonar, pero en el caso de presentar el
síndrome de liberación de citocinas provocado por el virus en el sistema car-
diopulmonar, la terapia inmunosupresora podría ser necesaria para reducir la
respuesta inflamatoria. Los inhibidores de IL-6 pueden tener un papel como
inmunomoduladores. El tocilizumab, un inhibidor del receptor de IL-6, mejora
eficazmente los síntomas y previene el deterioro clínico en enfermedad críti-
ca (Zhu H. et al. 2020).
193
CAPÍTULO XII
Afectaciones vasculares
en COVID-19
197
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Lesión endotelial
Parece ser el inicio de todo; sin embargo, aún se investiga una serie de acon-
tecimientos celulares que provocan las partículas del SARS-CoV-2 en las células
endoteliales. El endotelio es una capa de células que conforman el revestimien-
to interno de los vasos sanguíneos. En las últimas décadas se han detectado
innumerables funciones en las células endoteliales, entre ellas el aislar los ele-
mentos de la sangre del tejido subendotelial que tiene diversos factores trom-
bogénicos, producción de sustancias químicas que contribuyen al equilibrio de
la coagulación, liberador hormonal, etc. El endotelio intacto interactúa con pla-
quetas y leucocitos, promoviendo su reclutamiento, adhesión e interacción en
superficies trombogénicas en sitios de injuria vascular debido a inflamación o
infección (Gavriilaki 2020).
En COVID-19, la afectación al endotelio es más notoria a nivel pulmonar y
afecta a la circulación de estos órganos vitales. Se han encontrado microtrombo-
sis en vasos pulmonares, afectación a la membrana alveolo-capilar y, por ende,
al intercambio gaseoso. La activación del sistema del complemento parece
ser clave en la disfunción endotelial. El complemento es un regulador mayor en
las microangiopatías trombóticas y al parecer el COVID-19 severo se asemeja a
estas microangiopatías en el tipo de afectación endotelial (Gavriilaki 2020).
Los estudios de patología y autopsia han encontrado partículas de
SARS-CoV-2 dentro de las células endoteliales, y un creciente cuerpo de evi-
dencia sugiere que el endotelio cumple un papel clave en la enfermedad. Los
leucocitos son importantes en la patogenia del SARS-CoV-2. La importancia del
eje leucocito-células endoteliales se ejemplifica con las observaciones de que
los pacientes con enfermedad grave demuestran un marcado aumento de neu-
trófilos en sangre que se asocia con linfopenia, y tanto los linfocitos T CD4 +
como los linfocitos T CD8 + son más bajos en los casos graves que en los mode-
rados (Evans 2020).
En los primeros días de la pandemia, los médicos descubrieron que el daño
al revestimiento endotelial de los pulmones estaba asociado con la fuga de líqui-
do y el síndrome de dificultad respiratoria aguda. Después de esto, los investiga-
dores vincularon la presencia de coágulos de sangre en los pulmones en otros
lugares con la lesión endotelial, y los estudios encontraron partículas virales
en las células endoteliales de órganos distintos de los pulmones, como los riño-
nes. Por lo tanto, el daño al endotelio y la consiguiente coagulación e inflama-
ción surgieron como posibles impulsores de los accidentes cerebrovasculares,
lesiones cardíacas, enfermedad renal y otras características de la enfermedad
(Evans 2020).
Cabe recalcar que el daño endotelial no es exclusivo de la afectación por
coronavirus. Muchas infecciones bacterianas y virales, en especial las que
provocan sepsis, causan un daño importante al endotelio; sin embargo, en el
COVID-19 hay una velocidad inusual en los acontecimientos que provocan la
198
CAPÍTULO XII. Afectaciones vasculares en COVID-19
lesión endotelial y la intensa cascada inflamatoria (P. Evans 2020). Esto puede
ser el principio de todo, debido a que el daño endotelial termina en trombosis. A
cualquier nivel la trombosis provoca severos cambios hemodinámicos y de per-
fusión. Desde capilares hasta vasos de gran calibre, el endotelio es fundamental
para el equilibrio y la función vascular. Debido a esto, la tromboprofilaxis se
considera fundamental para tratar a los pacientes con COVID-19 tanto ambula-
torios como hospitalizados y aún más importante en los pacientes críticos.
199
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Trombosis arterial
La trombosis arterial es otro evento vascular en pacientes con COVID-19. Al
igual que en la trombosis venosa, es más frecuente en los pacientes críticos en
las unidades de cuidado intensivo. Su valoración es compleja, ya que en ocasio-
nes suele manifestarse de forma tardía.
La oclusión trombótica de una arteria provoca la disminución de flujo de
sangre hacia la zona irrigada por esa arteria. En el caso de los miembros infe-
riores, las trombosis más frecuentes se dan en el territorio de la arteria femoral
común, femoral superficial y poplítea. El signo cardinal es la frialdad y palidez
de la extremidad. El dolor es un síntoma importante; sin embargo, en pacientes
intubados y sedados no es posible recabar esa información y la evaluación del
médico se convierte en pieza clave para esta patología. Puede haber ausencia
o disminución de pulsos arteriales, cianosis y rigidez muscular (Cheruiyot et
al. 2020). Es importante comparar estos signos descritos con la pierna contra-
lateral. Una vez planteada la sospecha, es importante que la evalúe el cirujano
vascular, quien puede usar exámenes de imagen para determinar la extensión
de la trombosis en los ejes arteriales de las extremidades.
Una vez confirmada la trombosis arterial de forma clínica y con apoyo de
imagen (angio tomografía, ecografía), se procede a la anticoagulación del pa-
ciente, si es que no hubiera contraindicaciones, y al tratamiento quirúrgico o
200
CAPÍTULO XII. Afectaciones vasculares en COVID-19
Hemorragia
La experiencia hasta la fecha sugiere que la infección por SARS-CoV-2 rara
vez provoca sangrado importante, a pesar de la alteración de algunos paráme-
tros de laboratorio como prolongación del TP y TTP; por lo tanto, no se debe
tratar de compensar si no hay una razón clínica de importancia. El tratamiento
debe ser individualizado. No hay datos que apoyen un valor «normal» en estos
parámetros hematológicos, al menos en estos pacientes. No hay evidencia de
que la transfusión de productos hematológicos mejore la condición, al contra-
rio, podría empeorar la trombosis diseminada. En pacientes con sangrado im-
portante, se podría transfundir plaquetas si el conteo es inferior a 50 X 109/L,
plasma fresco en INR mayor a 1,8 y concentrados de fibrinógeno o crioprecipi-
tados si el valor de fibrinógeno es menor a 1,5g/l (Benger el al. 2020).
Se han reportado numerosos casos de hemorragia cerebral en pacientes con
COVID-19 en terapia intensiva, y sorprende que en su mayoría son pacientes
más jóvenes que en los casos de hemorragia cerebral antes de la pandemia. La
edad promedio de casos reportados es de 52 años. Además, existen otras dife-
rencias importantes como la distribución. En pacientes críticos con COVID-19,
hay una alta tasa de hemorragias lobares en territorio de la circulación anterior;
además, el tiempo promedio de aparecimiento de la hemorragia es de 32 días.
Las teorías para que aparezca la hemorragia cerebral podrían ser lesión endo-
telial con los mecanismos ya explicados al inicio de esta revisión y una disrup-
ción del sistema renina-angiotensina que tiene acción en la circulación cerebral
(Benger et al. 2020).
201
CAPÍTULO XIII
Neurología y COVID-19
205
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XIII-1
Localización de receptores ECA 2 en el sistema nervioso central
Propagación transináptica
Estudios han demostrado que el SARS-CoV-2 puede difundirse entre dos
neuronas de manera retrógrada mediante vesículas en la hendidura sináptica
y transporte axonal rápido. Es decir, al ingresar y multiplicarse por las termi-
naciones nerviosas periféricas de la vía respiratoria, especialmente en el epite-
lio que recubre el bulbo olfatorio, el virus es capaz de ascender de neurona en
neurona hasta alcanzar los ganglios de la raíz dorsal, la médula espinal y even-
tualmente ascender hasta el SNC, que comprende el cerebro (Dubé et al. 2018;
Brann et al. 2020; Zubair et al. 2020).
206
CAPÍTULO XIII. Neurología y COVID-19
Figura XIII-2
Vías de ingreso del SARS-CoV-2 al sistema nervioso
207
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Cefalea
El dolor de cabeza fue uno de los principales síntomas reportados en diver-
sas series de casos. No obstante, suele ser bastante inespecífico, ya que pue-
de atribuirse a diversas causas como meningitis, encefalitis, estrés, migraña,
hipertensión intracraneal, entre otras patologías (Ahmed 2012). La causa más
probable se podría atribuir al mecanismo mediado por citocinas y quimiocinas.
Estas, al ser liberadas en el cerebro, generan un efecto de neuroinflamación que
estimula a neuronas con terminaciones nociceptivas y ocasiona dolor, lo cual
no está mediado de manera obligatoria por el virus SARS-CoV-2 (Zubair et al.
2020). En un metaanálisis de 11 069 casos, la incidencia de este síntoma fue del
12 % (Abdullahi et al. 2020).
Mareo
El mareo, descrito como una sensación de alteración del equilibrio, es otro
síntoma inespecífico del SNC; sin embargo, fue reportado en un 10 %, en 11 069
pacientes con COVID-19 positivo (Abdullahi et al. 2020). No puede atribuirse la
causa a una manifestación en el sistema nervioso específica, ya que puede tra-
tarse de neuritis vestibular, laberintitis aguda, otitis media aguda o inclusive se-
cundario a un evento cerebrovascular. En este sentido, si se presenta requiere
valoración por otorrinolaringología para intentar determinar su posible origen y
la posible necesidad de rehabilitación vestibular (Saniasiaya y Kulasegarah 2020).
Anosmia y ageusia
Los síntomas de anosmia (ausencia del sentido del olfato) y ageusia (ausen-
cia del sentido del gusto) fueron reportados, respectivamente, en un 35 % y 33 %
de pacientes con COVID-19 (Abdullahi et al. 2020). Aún no se conoce claramente
la fisiopatología de estos síntomas; sin embargo, se conoce que la cavidad oral
posee una alta concentración de receptores ECA 2. Si se toma como referencia
al virus MERS con respecto al sentido del gusto, el virus SARS-CoV-2 podría ser
capaz de unirse a receptores asociados a ácido siálico; esto causa que el umbral
del gusto se eleve y que las partículas que proporcionan el gusto se degraden
con mayor rapidez (Manzano et al. 2020; Vaira et al. 2020).
Con respecto a la anosmia, se ha determinado que el bulbo olfatorio no cuen-
ta con receptores ECA 2 a los cuales el virus se pueda unir, pero podría unirse a
208
CAPÍTULO XIII. Neurología y COVID-19
células aledañas que lo rodean, como células epiteliales, células de las glándulas
de Bowman, entre otras. Eso causa posteriormente daño a las neuronas olfato-
rias (Brann et al. 2020). De igual manera, se ha determinado que la tormenta
de citocinas y el daño de células madre adyacentes podrían liderar la muerte
celular y un daño irreversible (Vaira et al. 2020).
Mialgia
La mialgia o dolor muscular, es un síntoma relativamente frecuente que se
reporta en el 19 % de 11 069 casos (Abdullahi et al. 2020). A pesar de que su re-
lación con el SARS-CoV-2 no es clara, se ha atribuido en ciertos casos al proceso
proinflamatorio mediado por citocinas, así como secuela ante un proceso au-
toinmune mediado por interferones, proteínas producidas por las células ante
procesos virales. Estos, al depositarse en fibras musculares, producen el desa-
rrollo de componentes con efecto tóxico a nivel dérmico y muscular, y causan
dermatomiositis (Manzano et al. 2020; Lacomis 2020). Incluso se ha reportado
en ciertos casos como síntoma pródromo al desarrollo de rabdomiólisis con ele-
vación de la CPK (creatinina fosfocinasa, enzima que se produce cuando existe
destrucción muscular) (Anklesaria et al. 2020).
Crisis convulsiva
A grandes rasgos, una crisis convulsiva se define como descargas eléctricas
anómalas que se producen a nivel encefálico y que pueden causar cambios de
conducta, alteración del estado de consciencia, rigidez o espasmos musculares,
movimientos involuntarios focales o generalizados, e inclusive pérdida del con-
trol de esfínteres (Varnado y Price 2020). A pesar de que este síntoma fue descrito
en 3,33 % de 11 069 casos, su relación con el COVID-19 podría contribuir a desa-
rrollar crisis epilépticas debido al efecto proinflamatorio mediado por citocinas, a
un estado de hipoxia o hipoperfusión, inclusive ante una invasión directa del SNC
y/o alteración hidroelectrolítica (Abdullahi et al. 2020; Narula et al. 2020).
209
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Encefalopatía
El estado de encefalopatía tóxico-metabólica caracterizada por disfunción
cerebral se puede explicar ante el estado de hipoxia que pueden presentar pa-
cientes con COVID-19 severo, y ante la posible tormenta de citocinas que agra-
van el cuadro. Esto causa un proceso de metabolismo anaerobio, acumulación
de toxinas y eventualmente daño cerebral determinado por edema del parén-
quima cerebral y sintomatología asociada (Carod Artal 2020; Zubair et al. 2020;
Azim et al. 2020). De igual manera, se han reportado casos aislados de encefa-
lopatía necrotizante aguda hemorrágica, en los cuales, mediante métodos de
imagen, se evidencian zonas de hipodensidad hemorrágicas a nivel cerebral;
eso se puede atribuir a la tormenta de citocinas y a daño de la barrera hema-
toencefálica (Poyiadji et al. 2020, 19).
Encefalitis y meningitis
Tanto la encefalitis (inflamación del encéfalo) como la meningitis (inflama-
ción de las meninges) son mediadas por un estado de hiperinflamación por
SARS-CoV-2. Estas se han descrito en una mínima cantidad de casos hasta la
fecha, ya que para realizar su diagnóstico es necesario confirmarlo con un cul-
tivo de líquido cefalorraquídeo obtenido mediante punción lumbar (Ye M. et al.
2020; Azim et al. 2020). Sin embargo, síntomas como rigidez nucal, deterioro del
estado de conciencia, clonus y aumento de la tensión muscular pueden orientar
en su diagnóstico (Azim et al. 2020). La causa se podría atribuir a un aumento de
la permeabilidad de la barrera hematoencefálica que facilita la neuroinvasión
(Zubair et al., 2020). Recientemente se han asociado, en una menor cantidad,
casos de encefalitis post COVID-19 a anticuerpos antirreceptor de N-metil-D-as-
partato (anti-NMDAR). Estos son mediados por una respuesta autoinmune que
se caracteriza por sintomatología psiquiátrica, convulsiones epileptógenas y
movimientos hipercinéticos (McHattie et al. 2021).
Complicaciones cerebrovasculares
En el metaanálisis más grande hasta la fecha, de 11 069 casos con respecto
a síntomas neurológicos, se reportó 3 % de eventos cerebrovasculares rela-
cionados con COVID-19 (Abdullahi et al. 2020). Los casos de accidentes ce-
rebrovasculares se acreditaron principalmente a adultos mayores, personas
con una mayor cantidad de factores de riesgo, e individuos cuyos exámenes
de sangre mostraban pruebas de dímero -D y proteína C reactiva elevadas, lo
cual sugiere un estado de hipercoagulabilidad (Zubair et al. 2020).
Con respecto a la fisiopatología, se ha determinado que las personas con
COVID-19 que desarrollan un estado proinflamatorio por citocinas de manera
prolongada o inclusive que permanecen en estado de hipoxemia pueden ac-
tivar una cascada de efectos procoagulantes. Estos efectos aumentan la posi-
bilidad de desarrollar sepsis asociada a trombocitopenia y causan una mayor
incidencia de efectos isquémicos a nivel cerebral (Thrombosis Risk Associated
210
CAPÍTULO XIII. Neurología y COVID-19
with COVID-19 Infection. A Scoping Review | Elsevier Enhanced Reader 2020) (Fi-
gura XIII-3).
Otro factor que contribuye a los accidentes cerebrovasculares y a la forma-
ción de trombos en el organismo es la capacidad del SARS-CoV-2 de unirse a los
receptores ECA 2 de las células que conforman los vasos sanguíneos. De esta
manera, disminuye la distensibilidad de los vasos sanguíneos y aumenta la pre-
sión arterial (Pezzini y Padovani 2020; Carod Artal 2020).
Figura XIII-3
Resonancia magnética en
secuencia FLAIR donde se
evidencia a nivel cortical infarto
cerebral isquémico ( flecha roja)
en parietal izquierdo en
paciente con COVID-19.
Síndrome de Guillain-Barré
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad mediada por una res-
puesta inmunológica de causa desconocida, no obstante, se la ha asociado a
diferentes familias de virus con cualidades neurotrópicas (Berciano 2020). Se
caracteriza principalmente por desmielinizar los nervios periféricos. Mediante
anticuerpos, destruye la vaina de mielina que recubre los axones de diferentes
células nerviosas periféricas, lo cual causa arreflexia, paraparesia (disminución
de la fuerza en miembros inferiores o superiores), tetraparesia (disminución de
la fuerza en las cuatro extremidades), parestesias, ataxia de la marcha y, en el
peor de los casos, falla respiratoria (Berciano 2020; Abu-Rumeileh et al. 2020).
De igual manera, se ha reportado en un menor número de casos una variante,
el síndrome de Miller Fisher, que se caracteriza por oftalmoplejía, ataxia y arre-
flexia (Senel et al. 2020).
La relación con el virus SARS-CoV-2 se da ante el hecho de que, al producirse
la respuesta inmune mediada por linfocitos T y B contra el virus, se generan lin-
focitos de memoria que pueden destruir las vainas de mielina de manera «equí-
voca» por poseer receptores similares a los del coronavirus (Zubair et al. 2020).
Estudios recientes han descubierto que la presencia de autoanticuerpos podría
asociarse con un mayor desarrollo de complicaciones neurológicas y trombóti-
cas (Al-Ramadan et al. 2021)
211
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XIII-4
Posibles mecanismos subyacentes a las manifestaciones neurológicas
en los pacientes con SARS-CoV-2
212
CAPÍTULO XIII. Neurología y COVID-19
213
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
214
CAPÍTULO XIV
Pediatría, neonatología
y COVID-19
217
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Patogenia
Un estudio realizado en China a 2 135 niños dio como resultado la presencia
de síntomas leves con el SARS-CoV-2; el 90 % de los infantes eran asintomáticos.
Además, se demostró que los niños no se encuentran protegidos en compara-
ción con los adultos. De hecho, tienen las mismas probabilidades de contraer
COVID-19; sobre todo los lactantes se agrupan en la población vulnerable en
comparación con infantes de mayor edad (Kloc et al. 2020).
Los métodos de transmisión incluyen la respiratoria, por pequeñas gotas
transmitidas de persona a persona; vía fecal-oral mediante liberación del virus
por las heces; contacto con objetos inanimados o áreas contaminadas conoci-
das; nosocomial tras la hospitalización, y la vía materno-fetal que aún requiere
más estudios. De acuerdo con varios autores, se cree que en los niños la princi-
pal vía de transmisión del virus es el estar en contacto con familiares cercanos
que presentan la enfermedad, al menos si se toma en cuenta la poca probabili-
dad de que esta población acuda a lugares concurridos luego del confinamiento
(Dong Y. et al. 2020).
El período de incubación en niños varía de entre 5 a 7 días antes de existir
síntomas, pero se conoce que es más largo que en los adultos. Por este motivo,
se requiere vigilar de cerca a todos los niños sospechosos, ya que sintomáti-
cos como asintomáticos pueden ser transmisores (Salvatore et al. 2020). Otros
estudios manifiestan que el riesgo de que los niños presenten la enfermedad
es bajo, pero se debe tomar en cuenta que ellos pueden encontrarse asinto-
máticos y transmitir el virus por un período de incubación de hasta 21 días,
porque va desde 5 a 7 días pero con intervalo de 1 a 14 días (Merino-Navarro y
Díaz-Periánez 2021).
Las familias deben tomar en cuenta el aislamiento domiciliario para la po-
blación pediátrica. Se requiere siempre el uso de las medidas de prevención, de
higiene y actividades de diversión necesarias para que puedan desarrollarse.
Puede presentarse miedo, pero las enseñanzas y la guía de los padres ayudarán
a convivir con esta enfermedad (Merino-Navarro y Díaz-Periánez 2021).
218
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Sintomatología
Existe una clara diferencia de sintomatología entre pacientes pediátricos y
adultos. Si bien la gran mayoría de los niños contagiados permanecen asintomá-
ticos, quienes sí presentan síntomas, lo hacen de manera paulatina (rasgo que
resultaría de ayuda al momento de realizar diagnóstico diferencial con otras
infecciones respiratorias estacionales). Entre los síntomas más frecuentes, se
destacan la fiebre y tos seca, reportadas en el 74 % de los niños; les siguen la
rinorrea usualmente clara, mialgias y fatiga. En una proporción alta, el único
síntoma es la fiebre (Dong Y. et al. 2020).
Al igual que en la influenza, es usual que en los más pequeños se presenten
síntomas gastrointestinales como vómito, diarrea, rechazo a la alimentación o
simplemente disconfort, solos o en combinación con los síntomas respiratorios
descritos. La progresión de las manifestaciones clínicas iniciales suele ser pau-
latina y los niños que progresan a enfermedad moderada o severa eventualmen-
te lo hacen en alrededor de 4 o 5 días. Esto suele tener variaciones importantes
y depende en gran medida de las comorbilidades que presente el huésped (De
Souza T. et al. 2020).
En la población pediátrica, el 55 % se presenta de forma asintomática o con
sintomatología leve; el 40 % moderada, y el 5 % severa. El 1 % se clasifica como
crítica, que está reservada para aquellos que necesitan ventilación mecánica,
algún tipo de soporte inotrópico, vaso activo y/o falla multiorgánica.
• Enfermedad leve: cuando se presenta asintomática o con síntomas respirato-
rios altos o gastrointestinales leves.
• Enfermedad moderada: presentan algún dato de afectación respiratoria
baja, como taquipnea (frecuencia respiratoria alta para su edad), datos ra-
diológicos (Rx o TAC) anormales, sin hipoxemia.
• Enfermedad severa: hipoxemia (saturación por debajo de 92 % al aire am-
biente), con signos de dificultad respiratoria o, en caso de acompañarse con
crisis convulsivas, deterioro de la conciencia, etc. (Dong Y. et al. 2020).
Los factores de riesgo más importantes encontrados en niños que desarro-
llan las formas graves de COVID-19 son las enfermedades respiratorias crónicas,
cardiopatías congénitas, enfermedades neurológicas y degenerativas y padeci-
mientos oncológicos (Hoang et al. 2020).
Un grupo importante de mencionar son aquellos pacientes con síndrome
de Down, la enfermedad genética más común en el Ecuador. Según la litera-
tura revisada, tienen cuatro veces más riesgo de presentar formas graves de la
enfermedad, y estos tienen 10 veces más riesgo de fallecer (Malle et al. 2020).
Además, con los propios de la trisomía 21 el sobrepeso, obesidad, diabetes e
hipertensión desde etapas tempranas de la adolescencia, lo que posiblemente
los hace más vulnerables.
219
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
220
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Figura XIV-1
Diferencias del sistema inmune innato y adaptativo
Manifestaciones clínicas
En niños se han presentado diversos síntomas. Entre los respiratorios, se
encuentran la tos, congestión nasal, dolor de garganta, taquipnea y disnea. Los
gastrointestinales con dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. Los recién
nacidos presentan síntomas como tos, aleteo nasal, vómito, diarrea, letargo,
disminución en la alimentación e irritabilidad. Al ingreso hospitalario presen-
taron fiebre, taquipnea, taquicardia, disnea y distrés respiratorio (Di Nardo et
al. 2020). En un estudio de 2 914 pacientes pediátricos, cerca del 15 % se en-
contraban asintomáticos, mientras que el 48 % presentaron tos; 47 %, fiebre;
28,6 %, faringitis; 13,7 % rinorrea-estornudos-congestión; el 7,8 % vómito-náu-
sea, y 10 %, diarrea (Patel 2020).
221
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Laboratorio
En laboratorio, los exámenes sanguíneos como la biometría hemática deta-
llan resultados poco específicos. En una revisión sistemática que detalla infor-
mes de casos publicados entre el 24 de enero y 11 de mayo del 2020, con un total
de 2572 niños se explica que los leucocitos se encuentran dentro de parámetros
222
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Imagenológico
Los hallazgos radiológicos que se han reportado con más frecuencia son las
lesiones en parches e infiltrados neumónicos en radiografías de niños infec-
tados. Se encuentra en mayor frecuencia compromiso bilateral seguido de las
opacidades. En la tomografía, estudio que se reserva para los pacientes con pa-
tología moderada o severa, se encontró patrón de vidrio esmerilado como ha-
llazgo frecuente, sin ser patognomónico de la enfermedad (Rodríguez-Morales
et al. 2020).
En un estudio realizado exclusivamente a pacientes que necesitaron ingreso
hospitalario, los patrones radiológicos mostraron neumonía intersticial en ra-
diografía y en tomografía computarizada, un patrón descrito como “en vidrio
esmerilado” distribuido en parches unilaterales o bilaterales. Cerca del 90 % de
las ecografías determinaron un síndrome intersticial pulmonar (Denina et al.
2020).
Tratamiento
El tratamiento no farmacológico incluye medidas de apoyo y aislamiento
preventivo. Esto es vital para evitar los contagios en niños con sintomatología
leve sin patologías adicionales. Las medidas de prevención se deben recalcar
de manera oportuna, con información clara en los consultorios o lugares de
primer nivel de atención, para alertar y dar a conocer sobre el correcto lava-
do de manos y medidas de higiene necesarias. La estancia pediátrica debe
encontrarse aislada de pacientes que no logren cumplir con todas las medi-
das de higiene, sin contar con juguetes que puedan ser fuente de transmi-
sión para contraer el virus. Se requiere de todas las medidas de protección
cuando se examine a los pacientes y evitar administrar medicamentos que
generen aerosoles. En caso de que los pacientes presentan síntomas claros,
se debe recolectar una muestra de orofaringe o nasofaringe. En pacientes con
comorbilidades preexistentes, se hace hincapié en medidas preventivas como
el distanciamiento de 2 metros, aislamiento de personas con síntomas respi-
ratorios, el correcto lavado de manos, desinfección de instrumentos de uso
colectivo, uso de utensilios propios para la higiene personal (Merino-Navarro
y Díaz-Periánez 2021) (Figura XIV-2).
223
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XIV-2
Pilares de tratamiento
224
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Complicaciones
Afectación miocárdica
Aún no está totalmente establecida la causa fisiopatológica del deterioro
cardíaco en los pacientes contagiados de SARS-CoV-2. Sin embargo, una de las
hipótesis más estudiadas y aceptadas es la mediada por citocinas inflamatorias,
las cuales se encuentran elevadas en la mayoría de los pacientes que sufren
daño miocárdico. Esta hipótesis está sustentada, además, por la vasodilatación
periférica, que causa la inflamación en los niños con deterioro cardiovascular
(comúnmente encontrada en pacientes con enfermedades con respuesta infla-
matoria sistémica mediada por citocinas) que presentan las formas más graves
de la enfermedad. Otra de las hipótesis postula un daño directo del miocardio
causado por el virus. Se encuentran reportes de biopsias de músculo cardíaco
en donde se logró aislar el ARN del virus, acompañado de lesión inflamatoria
secundaria a este, similares a las encontradas en el 2005 por infecciones virales
similares; esto da como resultado miocarditis (Jiang et al. 2020)
La miocarditis es una enfermedad rara en niños; sin embargo, en estos, la
mayoría son secundarias a infecciones virales, de los más comúnmente asocia-
dos son los coxsackie virus, enterovirus, adenovirus, incluso cepas antiguas de
coronavirus. El daño miocárdico se produce por la respuesta inflamatoria
desencadenada, la cual causa edema e infiltrado inflamatorio en el miocardio.
Esto desencadena disminución de la función sistólica, que puede progresar de-
pendiendo de factores como la edad, estado inmunitario previo, entre otros,
a la resolución parcial, miocardiopatía dilatada e incluso a daño miocárdico,
disfunción severa e incluso finalmente la muerte (Jiang et al. 2020).
La lesión coronaria en un pequeño porcentaje de casos puede colaborar en
el inicio o prolongación del daño miocárdico. El sistema inmunológico podría
causar una respuesta de lesión tanto al corazón como a nivel de las arterias de
mediano o pequeño calibre (similar a lo visto en la enfermedad de Kawasaki),
principalmente las coronarias y daño orgánico multisistémico. Todo esto como
resultado de inflamación, antígenos virales que van en contra de células propias
(Jiang et al. 2020).
225
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Definición de MIS-C
Se han tomado los criterios de diagnóstico sugeridos por la OMS según lo
publicado en World Health Organization. Multisystem inflammatory syndrome
in children and adolescents with COVID-19 (OMS 2020).
Pacientes menores de
19 años con fiebre, de más de tres días de evolución y dos de los siguientes datos
clínicos:
• Rash cutáneo, conjuntivitis no purulenta bilateral, o signos e inflamación
mucocutánea (manos, pies o mucosas)
• Hipotensión o shock
• Signos cardiovasculares: valorados por eco y/o elevación de troponina I y
péptido natriurético cerebral (BNP) / Pro BNP
• Disfunción miocárdica:
• Pericarditis
• Miocarditis o
• Alteraciones coronarias
• Coagulopatía (elevación de TP, TTP Dímero D)
• Problemas gastrointestinales agudos
• Diarrea
• Dolor abdominal
• Vómito
226
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Manejo inicial
Todo paciente diagnosticado de MIS-C debe ser ingresado a UCIP o UCI,
dependiendo de la edad y la disponibilidad de la institución.
Las medidas iniciales son las siguientes (Verdoni et al. 2020):
• Canalización de vía venosa de buen calibre para administrar líquidos de ma-
nera rápida, de ser necesario.
227
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tratamiento inmunomodulador
• Inmunoglobulina intravenosa: se utiliza en dosis de 2 g/kg. Con una segunda
dosis a las 36 horas de la primera si persiste la fiebre o se incrementan los
valores de laboratorio de inflamación.
• Corticoides sistémicos: se ha demostrado que administrar corticoides es fa-
vorable cuando se usan en pacientes con mala respuesta las dosis iniciales
de inmunoglobulina IV y en aquellos con factores de riesgo de presentar al-
teraciones coronarias.
228
CAPÍTULO XIV. Pediatría, neonatología y COVID-19
Recomendaciones
La Sociedad Española de Urgencias de Pediatría sugiere, por los casos ya presen-
tados y experiencia de personal en manejo de esta patología (Dingens et al. 2021):
• Adecuar un sistema de triaje, de preferencia ubicados al exterior de las insta-
laciones, donde se identifique a pacientes con síntomas respiratorios.
• Educar a la población pediátrica y a sus padres sobre el uso correcto de la
mascarilla, el adecuado lavado de manos, manejo de desechos y distancia-
miento social.
• Informar de manera constante al entorno familiar los efectos de la enfer-
medad en los niños para identificar signos de alarma, dar a conocer núme-
ros disponibles de salud pública para garantizar atención de calidad y evitar
aglomeración en las casas de salud.
• Evitar usar instrumentos que generen aerosoles. Si se requiere nebulización,
debe efectuarse en un lugar apartado, con ventana que dé hacia el exterior.
• Realizar prueba PCR para pacientes que requieran hospitalización para ubi-
carlos en alas «COVID» o «no COVID».
• En servicios de emergencia de preferencia se deberá evitar tomar muestras
nasofaríngeas o respiratorias.
229
CAPÍTULO XV
Embarazo y COVID-19
Tabla XV-1
Número acumulado de mujeres embarazadas positivas a SARS-CoV-2, número
de defunciones y tasa de letalidad, por país. Actualización a febrero de 2021
Bahamas 16 1 6,25 %
233
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Haití 76 4 5,26 %
Uruguay 82 0 0,00 %
Para conocer los posibles riesgos que puede producir el virus SARS-CoV-2 en
la población de mujeres embarazadas, debemos comprender que el embarazo,
como tal, es un estado inmunológico complejo. Cuando ocurre el proceso de
fecundación, el cuerpo humano entra en un estado de adaptación fisiológica
e inmunológica. El sistema inmune cuenta con varios mecanismos de defen-
sa contra patógenos y microorganismos externos. Además, el sistema inmune
cumple una función importante en el embarazo desde el momento de la unión
entre óvulo y espermatozoide (Alberca et al. 2020).
Un estudio confirmó que las células asesinas naturales, células del sistema
innato y células dendríticas son de gran importancia al implantarse el óvulo fe-
cundado en el útero. Si el sistema inmune es suprimido, el proceso de la implan-
tación del embrión no se lleva a cabo. Después del proceso de fecundación, el
cuerpo humano pasa por varios cambios, entre ellos los estados proinflamato-
rios al inicio del embarazo para lograr una implantación y placentación exitosa.
Luego pasa a un estado antiinflamatorio en el que el embrión puede desarrollarse
y volver a un estado proinflamatorio al momento del parto. Por esto, se llegó a
la conclusión de que, al contrario de lo que se podría pensar, el sistema inmune
en el embarazo no disminuye su función, sino que, al contrario, está activo y es
cuidadosamente modulado (Cardonne et al. 2020).
Mor y Cárdenas describen el embarazo como un proceso fundamental para
conservar la especie humana, por lo que el cuerpo está programado para prote-
ger al embrión y a la madre en este estado tan complejo. Una posible infección
por SARS-CoV-2 no es una excepción (Mor y Cárdenas 2010).
Históricamente, dentro de la familia de los coronavirus hemos visto el de-
sarrollo del SARS (virus de síndrome respiratorio agudo severo), en 2003, o el
234
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
MERS (síndrome respiratorio agudo por virus del Medio Oriente) en 2012. Am-
bas, con gran potencial infeccioso, demostraron mayor impacto y severidad en
la población obstétrica (Castro et al. 2020).
Se dispone de información actualizada diariamente sobre las consecuencias
de la infección del SARS-CoV-2 en mujeres embarazadas, que al momento no
han demostrado mayor riesgo de contagio. Sin embargo, en ciertos casos se han
evidenciado mayores complicaciones por el virus en esta población especial, en
comparación con la población en general. Es importante conocer, como base,
los cambios propios del embarazo, tanto fisiológicamente como inmunológica-
mente, para dar atención de calidad y manejo en base a evidencia a las pacien-
tes embarazadas (Castro et al. 2020).
Cardiovasculares y hematológicas
El corazón cambia de posición debido a la elevación del diafragma a medida
que el útero crece. Por eso, al realizar el examen físico, el latido cardíaco apical
se encuentra más lateral y el diámetro transverso se ve agrandado en exámenes
de imagen. En ciertos pacientes se pueden observar alteraciones del ritmo en
el electrocardiograma o soplos fisiológicos. El gasto cardíaco y el volumen san-
guíneo aumenta entre 30 y 50 %, al igual que la masa eritrocitaria, para suplir la
demanda de oxígeno en el embarazo. Debido al aumento de volumen plasmá-
tico, se ha demostrado una caída de la albúmina sérica que favorece al edema
generalizado. Esta última adaptación genera en la paciente anemia por dilución
y deficiencia de hierro, por lo que es importante recurrir a suplementos de hie-
rro durante esta etapa (Ojeda González et al. 2011).
En conjunto con los cambios hemodinámicos, el embarazo es considerado
un estado de hipercoagulación. Los niveles en plasma de fibrinógeno, factores
de coagulación VII, VIII, X y XII están aumentados. La función de estos cam-
bios es proteger a la madre de potenciales sangrados y la inminente pérdida de
sangre en el parto, pero al mismo tiempo pueden aumentar el riesgo de eventos
trombóticos en la madre (Ojeda González et al. 2011).
235
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Gastrointestinales
Debido al constante cambio del balance hormonal durante la gestación, el
músculo liso es el más influenciado, especialmente por la progesterona. La ma-
dre presenta aumento de salivación, asociado al aumento de náuseas. El pH de
la cavidad oral se torna más ácido, y la predispone a caries y desgaste del esmal-
te dental. Se evidencia hipertrofia de encías debido a la fuerte carga hormonal.
El reflujo gastroesofágico es común en el embarazo, ya que el vaciado gástrico
es más lento, la presión abdominal aumenta debido al crecimiento del útero,
existen alteraciones de tono de los esfínteres esofágico (disminuido) y gástrico
(aumentado). Además, cambia la amplitud de las ondas peristálticas del esófa-
go (Ojeda González et al. 2011).
Renales
El sistema renal se ve proporcionalmente influenciado por los cambios car-
diovasculares y hemodinámicos, por lo que el flujo sanguíneo renal y la filtra-
ción glomerular aumentan entre el 50 y 60 % en las pacientes embarazadas. El
sistema renina-angiotensina-aldosterona se encuentra activo; predispone a la
absorción de agua y sodio en el túbulo colector renal, que favorece la retención
de líquido y el aumento del volumen plasmático. Como consecuencia de este
aumento de plasma sanguíneo, la depuración de creatinina aumenta, mientras
disminuyen los niveles séricos de la creatinina y el nitrógeno ureico, ambos
marcadores de función renal. Otras adaptaciones fisiológicas renales son la glu-
cosuria y la proteinuria. El riñón tiene la función de controlar el estado ácido
base del cuerpo humano y en el embarazo la excreción de bicarbonato aumenta
para compensar la alcalosis respiratoria que se presenta en la paciente embara-
zada (Ojeda González et al. 2011).
Musculoesqueléticos
Los niveles hormonales sistémicos causados por la relaxina favorecen la re-
lajación ligamentosa, que es necesaria para las articulaciones sacro coccígea,
pélvica y púbica, para albergar al feto y favorecer su expulsión al momento del
parto. Los cambios principales son ensanchamiento del pubis e hipermovilidad
de la pelvis. La caja torácica aumenta sus diámetros anteroposterior y transver-
so entre 4 y 7 cm, debido a la elevación del diafragma por el crecimiento uterino.
El útero, el músculo con más importancia en el embarazo, desde el momento
de la fecundación pasa por una serie de adaptaciones, todas para favorecer el am-
biente de desarrollo y protección del embrión. El peso de este en una paciente no
gestante se encuentra entre los 40 y 60 gramos, y durante el embarazo puede llegar
a pesar entre 700 y 1000 gramos. Los principales cambios son la hipertrofia e hiper-
plasia muscular, al igual que el aumento en la vascularización para suplir las nece-
sidades del nuevo ser humano que se desarrolla en él (Ojeda González et al. 2011).
236
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
Respiratorias
Cuando hablamos de las adaptaciones respiratorias de la paciente embarazada
(Figura XV-1), debemos tomar en cuenta que muchas de ellas pueden favorecer al
riesgo de contagio de enfermedades respiratorias y actualmente, al estar cursan-
do por la pandemia del SARS-CoV-2, se vuelven de mayor importancia. Entre ellas
tenemos la elevación del diafragma a medida que aumenta el crecimiento del
feto. La demanda metabólica y de oxígeno del cuerpo es mayor, entre 20 y 30 %,
por lo que la paciente embarazada es más sensible a la hipoxia.
Los volúmenes y capacidades pulmonares también se ven alterados por la es-
timulación del centro respiratorio central causado por la progesterona. La ven-
tilación pulmonar aumenta y lleva al cuerpo en un estado ácido base de alcalo-
sis respiratoria por hiperventilación (pH >7.40), la PaCO2 disminuye (entre 29-31
mmHg) y la PaO2 aumenta (>100 mmHg). A medida que el útero y el feto crecen,
el desplazamiento de órganos internos es mayor, por lo que puede acortarse la
respiración y generarse un mayor esfuerzo respiratorio. El volumen residual y
la capacidad residual funcional son los más afectados, pues disminuyen. Otros sín-
tomas comunes en la paciente embarazada son la congestión nasal, la acumula-
ción de secreciones en la faringe y en algunos casos edema de la epiglotis. Debido
a estos cambios respiratorios y pulmonares, se ha demostrado que la paciente em-
barazada es más susceptible a infecciones por patógenos respiratorios, como fue
evidenciado en la epidemia de la gripe H1N1 en 2009, en la cual hubo un aumento
en las admisiones hospitalarias en esta población en particular (Castro et al. 2020).
Figura XV-1
Adaptaciones respiratorias en el embarazo
237
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
238
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
Figura XV-2
Presentación clínica en pacientes embarazadas infectadas con COVID-19
239
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
et al. 2020). Según el CDC, los resultados demostraron que las pacientes con
mayor incidencia fueron de ascendencia hispana o latina, con el 37 % del total
de infectadas (CDC 2020b).
En el laboratorio se han observado cambios en los estudios analíticos de las
pacientes embarazadas, como leucopenia a expensas de linfocitos, aumento de
la PCR, elevación de las transaminasas y proteinuria. En casos de severidad,
existe aumento de la LDH, ferritina, dímero D o troponina-I; además, muchos
casos graves han progresado a síndrome de distrés respiratorio, sobreinfección
bacteriana, sepsis y shock séptico. Otras complicaciones incluyen fibrosis pul-
monar y eventos trombóticos. Como marcadores de pronóstico se ha considera-
do a la ferritina, troponina-I y dímero -D (Valdés-Bango et al. 2020).
Tabla XV-2
Clasificación de la infección por SARS-CoV- 2 en población obstétrica
Clasificación Criterios
240
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
Tabla XV-3
Criterios de ingreso hospitalario en población obstétrica
Tabla XV-4
Criterios de ingreso a UCI en población obstétrica
Mayores
• Necesidad de ventilación mecánica invasiva
• Shock con necesidad de vasopresores
Menores
• Frecuencia respiratoria > 30PaO2 / FiO2 < 250
• Infiltrados multilobares
• Confusión/desorientación
• Uremia (BUN > 20 mg/dl)
• Leucopenia< 4.000 células/mm3
• Trombocitopenia: plaquetas < 100.000 células/mm3
• Hipotermia: temperatura central < 36 ºC
• Hipotensión con necesidad de administración agresiva de fluidos
Fuente: Valdés-Bango et al. 2020.
Tratamiento y manejo
Debido a la aparición de este virus en noviembre del 2019, actualmente no
se cuenta con un tratamiento definitivo ni específico contra la infección por el
virus del SARS-CoV-2 (OMS 2021). La información se actualiza diariamente y
se realizan estudios a nivel mundial para recopilar información sobre el mejor
manejo y tratamiento farmacológico contra el virus. Se ha evidenciado que el ma-
nejo de la paciente embarazada debe ser igual al de la población general,
241
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tratamiento farmacológico
Las últimas guías de manejo basado en evidencia recomiendan el siguiente
tratamiento farmacológico en pacientes que cumplen con criterios de ingreso:
• Combinación de inhibidores de la proteasa como lopinavir + ritornavir
100 mg/25 mg, 2 comprimidos, vía oral cada 12h, por 7-14 días. Interferón
β o α. 3 dosis de 8 millones de UI a días alternos durante la primera semana
desde el inicio de síntomas.
• En caso de sospecha de sobreinfección bacteriana: ceftriaxona 1-2g, intrave-
nosa cada 24 h + teicoplanina 400 mg intravenoso cada 12h por 3 dosis.
• En los casos severos, se debe valorar la administración de metilprednisolona
o tocilizumab.
242
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
Alta hospitalaria
Los criterios de alta hospitalaria en pacientes con infección por el virus del
SARS-CoV-2 se resumen a continuación:
• Paciente infectada que haya superado los 7-10 días desde el inicio de sínto-
mas y presente criterios de estabilidad clínica: temperatura, saturación de
oxígeno basal ≥ 94 %, sin alteraciones del estado mental y capacidad para la
ingesta oral.
• Analítica de laboratorio: recuento linfocitario normal o en aumento respecto
al valor basal, PCR, ferritina y LDH normales o en descenso) (Valdés-Bango
et al. 2020).
Parto y COVID-19
Es importante saber que el parto debe ser individualizado según las condi-
ciones de la paciente, del feto y de la semana de gestación. En pacientes infec-
tadas se mantienen las recomendaciones obstétricas generales (González de la
Torre et al. 2020).
243
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Transmisión materno-fetal
La principal interrogante en la población de pacientes embarazadas se cen-
tra en el posible riesgo de contagio o transmisión materno-fetal. Se han realiza-
do varios estudios en muestras de líquido amniótico, placenta, leche materna
y secreciones, y hasta el momento no se ha documentado transmisión vertical.
El riesgo parece similar a las anteriores epidemias del SARS y MERS, en las que
no se demostró contagio por este medio (Valdés-Bango et al. 2020; González-de
la Torre et al. 2020).
En varios casos se identificó el virus del SARS-CoV-2 en el neonato sólo me-
diante la determinación de anticuerpos IgG, pero debemos suponer que la in-
munoglobulina atravesó la barrera placentaria, por lo que su presencia no es
suficiente para demostrar infección (Cabero-Pérez et al. 2020).
Hasta el día de hoy se conoce que no es común la infección de neonatos na-
cidos de madres COVID-19 positivo. Según el CDC, varios neonatos a nivel mun-
dial han dado resultado positivo a la infección por el virus, pero es desconocido
si se infectaron antes, durante o después del nacimiento, al estar en contacto
con un familiar infectado.
Los neonatos infectados en la mayoría de los casos presentan un cuadro clí-
nico leve o asintomático; sin embargo, también se han registrado escasos repor-
tes sobre neonatos con cuadros severos (CDC 2021).
244
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
Patología de la placenta
La placenta es un órgano sumamente importante en el embarazo, pues
cumple funciones de nutrición, oxigenación, barrera, función hormonal y
control del desarrollo y crecimiento fetal. Existen diversas patologías placen-
tarias que pueden poner en riesgo el bienestar fetal (Alberca et al. 2020).
Al centrarnos en las consecuencias de infecciones virales respiratorias
como el SARS, se observó que en la infección aguda la placenta presenta acú-
mulos de fibrina perivellosa o subcoriónica. En dos pacientes recuperadas del
virus del SARS se encontraron grandes zonas de vellosidades avasculares y
microinfartos. Ninguna de las placentas estudiadas presentó procesos infla-
matorios (Alberca et al. 2020).
En un estudio realizado en tres placentas de pacientes infectadas por SARS-
CoV-2, se encontraron deposiciones de fibrina dentro y alrededor de las vello-
sidades con nódulos sincitiales, además de microinfartos en una de las pla-
centas y un corangioma en otra. Todas las placentas fueron negativas a los
exámenes de amplificación de ácidos nucleicos del SARS-CoV-2. Otros estu-
dios demostraron defectos de perfusión maternal como arteriopatía decidual,
necrosis fibrinoide e hipertrofia arteriolar (Shanes et al. 2020).
El virus del SARS-CoV-2 ha demostrado afinidad por los receptores ECA 2,
y en las células del sincitiotrofoblasto estos receptores son altamente expresa-
dos, sobre todo en los primeros meses del embarazo, cuando incrementan el
riesgo de infección por el virus. Se ha demostrado que el virus requiere de una
proteasa de serina (TMPRSS2) para la entrada viral (100, 116). Esta proteasa
se encuentra presente, pero con expresión baja o indetectable en el primer
trimestre del embarazo, por lo que esta asociación de los receptores ECA 2 y
TMPRSS2 aumenta la afinidad del SARS-CoV-2 y predispone a patología pla-
centaria (Alberca et al. 2020).
245
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Lactancia materna
El cuerpo humano requiere de varios componentes y nutrientes para mante-
nerse saludable, y el recién nacido tiene una alta demanda de estos compuestos
para desarrollarse, crecer y estar protegido luego del nacimiento. La lactancia
materna no tiene como finalidad sólo nutrir al infante, sino también crea un
vínculo emocional entre madre e hijo (Cardonne et al. 2020; E-Mora et al. 2021).
Debido a la pandemia a la que nos enfrentamos, han surgido varias interrogan-
tes acerca de los medios de transmisión y las precauciones que se deben tomar
en la lactancia. La leche materna es un compuesto complejo, con beneficios nu-
tricionales e inmunológicos. El infante, al recibir leche materna, está ingiriendo
anticuerpos, inmunoglobulinas, vitaminas, aminoácidos, carbohidratos y ácidos
grasos que fortalecen su nutrición y su sistema inmune. Por eso, tras varios estu-
dios en los que se tuvo en cuenta la seguridad tanto de la madre como de su hijo,
se concluyó que la madre debe mantener la lactancia materna durante el período
recomendado de 6 meses de lactancia exclusiva y hasta los 2 años de lactancia
más dieta complementaria. Como alternativa, puede realizarse la extracción de
leche siguiendo las debidas medidas de higiene (Díaz M. 2020).
Los riesgos no superan al beneficio en este caso. Claro está, tomando medidas
de precaución como lavado de manos y pezones con agua tibia y jabón antes del
contacto con el infante; al igual que higienizar biberones y superficies de con-
tacto (Alberca et al. 2020; CDC 2021).
Tabla XV-5
Valoración inicial en la paciente embarazada COVID-19 positiva
Valoración inicial
La valoración incluye:
• Anamnesis, historia clínica y exploración física completa con control
de signos vitales
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246
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
247
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XV-3
Tasa de letalidad de pacientes embarazadas en Ecuador
Recomendaciones y prevención
La pandemia del virus SARS-CoV-2 comparte ciertas características con las
epidemias previas causadas por otros virus de la misma familia, pero ha im-
pactado al mundo de manera diferente. Una de las poblaciones vulnerables es
la de las pacientes embarazadas, ya que debido a sus adaptaciones fisiológicas
e inmunológicas aumenta el riesgo de contagio de enfermedades respiratorias,
por lo que es importante conocer las formas de presentación clínica, su clasi-
ficación, signos de alarma y criterios de ingreso hospitalario para permitir un
manejo adecuado de la madre y el feto.
Es importante recalcar que en la paciente embarazada se deben tomar me-
didas adicionales como controles prenatales periódicos y valoración individua-
lizada al momento del parto, además del manejo de la paciente por un equipo
248
CAPÍTULO XV. Embarazo y COVID-19
249
CAPÍTULO XVI
Dermatología y COVID-19
253
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
254
CAPÍTULO XVI. Dermatología y COVID-19
Figura XVI-1
Erupción maculopapular localizada en tórax
255
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XVI-2
Lesiones urticariformes localizadas en tórax
Figura XVI-3
Eritema violáceo tipo
sabañón en dedos del pie
Fotografía: cortesía de la
doctora Ana Moreno.
256
CAPÍTULO XVI. Dermatología y COVID-19
Patrón vesiculoso (9 %)
Se trata de vesículas monomorfas de pequeño tamaño, aunque en ocasiones
podían ser de mayor tamaño, difusas, acrales o hemorrágicas (Figura XVI-4). Se
localizan sobre todo en el tronco, sin embargo, también fueron vistas en otras
zonas, como miembros inferiores e incluso palmas y plantas (Figura XVI-5). La
edad intermedia de presentación fue los 45 años. A diferencia del resto de lesio-
nes, este patrón suele verse de manera precoz, al inicio (15 %) o inclusive antes
de los síntomas sistémicos (56 %). Se asocian a un pronóstico general interme-
dio y se acompaña de prurito en el 68 % de los casos (Galván Casas 2020).
Figura XVI-4
Vesículas hemorrágicas en tórax
Figura XVI-5
Ampollas monomorfas
en miembros inferiores
Fotografía: doctora
Jennyfer Granizo.
257
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Patrón livedo/necrosis (6 %)
Son lesiones eritemato violáceas reticulares (en forma de red), que sugieren
un factor oclusivo vascular subyacente e incluso áreas de isquemia y necrosis.
La edad media de aparición es de 63 años de edad. Las lesiones aparecen de
manera simultánea con el resto de los síntomas; cuando son leves y transitorias
(Figura XVI-6) se encuentran asociadas a un buen pronóstico mientras que las
lesiones necróticas (Figura XVI-7) se relacionan con mal pronóstico general,
con 2 % de mortalidad. El prurito se presenta en el 57 % de los casos (Galván
Casas 2020).
Figura XVI-6
Livedo reticular leve y transitorio sin síntomas sistémicos importantes
Figura XVI-7
Livedo necrótico en paciente adulto mayor
258
CAPÍTULO XVI. Dermatología y COVID-19
Figura XVI-8
Lesiones en diana
Figura XVI-9
Vasculitis en miembro inferior
259
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XVI-10
Eritema anular centrífugo
Figura XVI-11
Herpes zóster
en muslo
Foto: doctor
Víctor Hugo Pinos
260
CAPÍTULO XVI. Dermatología y COVID-19
261
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Aunque leves y autolimitados, los daños a la piel ocasionados por el uso de EPP
no deben pasarse por alto, ya que pueden aumentar el riesgo de contagio. Los sín-
tomas asociados, como ardor, picazón o escozor pueden aumentar la probabili-
dad de que los trabajadores sanitarios se toquen la cara sin usar EPP o incumplan
de manera involuntaria los protocolos de bioseguridad, como tocar o ajustar la
máscara, en un esfuerzo inconsciente por aliviar la fuente de irritación.
Además, las reacciones cutáneas secundarias al uso de fármacos para el ma-
nejo sistémico del COVID-19 han aumentado. Entre los fármacos y reacciones
cutáneas más frecuentes se ha descrito:
Hidroxicloroquina: suele utilizarse para el tratamiento de COVID- 19 y es uno
de los fármacos con mayores índices de automedicación, por lo que se han iden-
tificado múltiples reacciones cutáneas, como erupción liquenoide, urticarial,
exantematosa, eritema figurado pustular generalizado y el conocido prurito,
inducido por hidroxicloroquina. Todas estas manifestaciones tienden a desapa-
recer al suspender la ingesta del fármaco (Figura XVI-12) (Schwartz y Janniger
2020). Otras patologías menos frecuentes secundarias al uso de hidroxicloroqui-
na son la pustulosis exantemática aguda generalizada (PEAG), despigmentación
mucocutánea, erupciones tipo Stevens-Johnson, alopecia y brotes de psoriasis.
Figura XVI-12
Reacción liquenoide por uso de hidroxicloroquina
262
CAPÍTULO XVI. Dermatología y COVID-19
Figura XVI-13
Necrólisis epidérmica tóxica
263
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XVI-14
Pustulosis exantemática generalizada aguda
Por último, otro efecto indirecto de la pandemia por COVID-19, incluso men-
cionado como una pandemia paralela, es el retraso en el diagnóstico del cáncer
de piel. A pesar de que el paciente identifica una lesión altamente sospechosa de
malignidad, no acude a la consulta médica de forma oportuna por miedo a
exponerse al virus. Esto hace que recibamos al paciente en fases tardías de
la enfermedad, por lo tanto el tratamiento es más complejo y el pronóstico tam-
bién se ve alterado (Figura XVI-15). De igual forma, los esfuerzos para prevenir
el cáncer de piel, como la evaluación anual y/o mapeo corporal en personas de
alto riesgo, se han visto afectados por esta situación.
Figura XVI-15
Carcinoma epidermoide en fase avanzada
264
CAPÍTULO XVII
Traumatología y COVID-19
267
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Consulta externa
La concurrencia a los servicios ambulatorios se verá disminuida, para ayu-
dar a descongestionar la atención institucional ante la emergencia sanitaria.
Se debe establecer la prioridad de la consulta, y así evitar la presencia inne-
cesaria de pacientes en las casas de salud. De esta manera, se reduce el riesgo
de exposición de contagio hacia el personal de salud y hacia los pacientes. La
telesalud o telemedicina se ha implementado en todo el mundo, ya que es una
herramienta segura para brindar atención y seguir con la política de “continuar
en casa” (Vaccaro et al. 2020). Existen muchas plataformas y aplicaciones que
brindan este servicio. Vaccaro et al. (2020) recomiendan lo siguiente para aten-
der en la consulta externa médica:
• Realizar un cuestionario un día antes de la consulta, para dilucidar síntomas
que puedan sugerir que la persona se encuentra contagiada con COVID-19 o
en sospecha de este. Si es así, es necesario derivar a ese paciente a que reciba
atención médica para descartar la patología.
• Priorizar la consulta, si el usuario tiene sospechas o no de síntomas de
COVID-19. Si no es prioritaria, se deberá diferir o postergar la atención médica.
• El médico con mayor experticia deberá atender a los pacientes para definir
la conducta, si es posible en la misma cita.
• Patologías oncológicas no controladas, fracturas, control de operaciones re-
cientes, yesos, entre otras, son citas de carácter urgente, ya que si existe de-
mora puede producir secuelas permanentes en los pacientes.
• Solicitar exámenes de imagen de control solo cuando representen un cam-
bio de conducta en el manejo del paciente.
• El tiempo entre controles médicos se deberá espaciar al máximo.
En todas las citas médicas en las consultas externas el personal médico y los
pacientes deberán utilizar los EPP adecuados para cada escenario, además de
las medidas de bioseguridad (Calixto 2021).
Hospitalización
La atención médica no parará de ninguna manera, la atención continuará
en pacientes con fracturas, infecciones de lesiones y/o síndromes que precisen
resolverse en una casa de salud. Se debe evitar a toda costa el contacto entre
pacientes con el COVID-19 y pacientes sin la enfermedad. Es de suma importan-
cia que a cada paciente que ingrese a hospitalización se le realice una prueba
268
CAPÍTULO XVII. Traumatología y COVID-19
Cirugía
Toda cirugía es un procedimiento de alto riesgo de contaminación porque se
producen gotitas respiratorias, aerosoles y demás. Es recomendable que exis-
ta una o varias salas para realizar las intervenciones quirúrgicas. El quirófano
COVID-19 deberá presentar presión negativa, no usar flujo laminar, estar sepa-
rado de las áreas o quirófanos comunes. Es necesario preparar con anterioridad
todos los instrumentos e insumos médicos y seguir las recomendaciones en el
manejo de las salas de intervenciones quirúrgicas, guías y protocolos de cada
país, institución u organizaciones (Ricciardi et al. 2020).
Pintado y Ugarte (2020) recomiendan lo siguiente para las intervenciones
quirúrgicas:
• Antes de la cirugía, se deberá realizar una prueba diagnóstica contra el
COVID-19, además de un tamizaje a la sintomatología de esta enfermedad.
• Utilizar durante toda la cirugía los EPP; además de colocárselos y retirárselos
de manera correcta.
• En el consentimiento informado se debe plasmar el riesgo de exposición a
COVID-19 y sus consecuencias.
269
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Urgencias
Por la afluencia de pacientes, los sistemas de emergencias se enfrentarán
con una gran demanda y por eso se debe tener una excelente respuesta por
parte del servicio. Además, se necesita mantener una buena comunicación con
la red complementaria de salud. Para la exploración minuciosa de todos los pa-
cientes, es importante utilizar los EPP de manera adecuada (Colegio Mexicano
de Ortopedia y Traumatología 2020).
Existen lesiones traumáticas cuyo tratamiento puede ser conservador, pero
muchas lesiones necesitan un tratamiento quirúrgico. Se debe efectuar un con-
senso de los pros y los contras de las cirugías e individualizar a cada paciente
para tener un mejor tratamiento.
270
CAPÍTULO XVII. Traumatología y COVID-19
Las cirugías que necesitan resolución quirúrgica dentro de las ocho prime-
ras horas son las fracturas expuestas; fracturas con compromiso vascular, vis-
ceral, orgánico o neurológico; fracturas múltiples; luxaciones; amputaciones
traumáticas; artritis séptica; fractura de columna con lesión medular incomple-
ta; tórax inestable; fracturas de cadera; fracturas inestables de pelvis; síndrome
de cauda equina; mano traumática; fractura por aplastamiento; síndrome com-
partimental (Colegio Mexicano de Ortopedia y Traumatología 2020).
De la misma manera, existen otras lesiones que necesitan cirugía en las
primeras 48 horas, como fracturas desplazadas; lesión tendinosa compleja,
múltiple o asociada a lesión de partes blandas; reducción cerrada de fractu-
ras; dolor incapacitante osteoarticular sin mejoría después de tratamiento
conservador asociado a lesiones degenerativas articulares (Colegio Mexicano
de Ortopedia y Traumatología 2020).
La individualización del paciente y de la cirugía es de suma importancia
para el correcto manejo y resolución de la patología y/o lesión; las demás le-
siones se deberían posponer o resolver en los siguientes días con una adecua-
da planificación.
Exámenes complementarios
Los exámenes de imagen se deberían limitar, y solo realizarlos cuando la
conducta del paciente vaya a cambiar, esto en el caso de las radiografías (RX).
Se recomienda utilizar la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia
magnética nuclear (RMN) cuando sea necesario y sean de ayuda para tomar
decisiones en el tratamiento, ya que estos exámenes pueden ser un potencial
riesgo de contagio en una unidad de salud (Calixto et al. 2020).
Ortopedia pediátrica
Debido a la biología musculoesquelética en los niños, es importante tener
en cuenta ciertos acápites sugeridos por la Asociación Británica de Ortopedia y
Traumatología, Se necesita optimizar el tratamiento con soluciones no quirúrgi-
cas. Se deben minimizar las consecuencias a largo plazo. Sin embargo, cuando se
requiere de tratamiento quirúrgico en niños con fracturas, en muchos casos
se aplica anestesia general a pesar de que sea en miembros inferiores, por lo
que se deben considerar los cuidados pertinentes en todo el personal médico y
paramédico que realiza el tratamiento (British Orthopaedic Association 2020).
Se considerará realizar exámenes de imagen (rayos X, TAC, ecografía) en los
siguientes casos: lesiones de tejidos blandos, fracturas de miembro superior,
fracturas de huesos largos con deformidad clínica, fracturas de miembro infe-
rior sin deformidad clínica o aumento significativo del volumen. Así, se definirá
qué lesiones se pueden manejar sin necesidad de yeso, en casos como lesión
ligamentaria de la rodilla y contusiones, fracturas estables de tobillo, lesiones
271
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Conclusiones
Por la fácil propagación y la gran velocidad de esta nueva enfermedad, así
como por la nueva evidencia científica, las guías y protocolos se encuentran en
constantes cambios. Los especialistas y subespecialistas, en este caso los orto-
pedistas y traumatólogos, se verán obligados a modificar y reorganizar los ser-
vicios intra y extrahospitalarios. El seguimiento de los pacientes con patología
traumática y ortopédica se realizará de una manera ordenada y meticulosa, en
un ambiente ambulatorio y hospitalario.
Ecuador y América del Sur presentan alta prevalencia del COVID-19, por lo
cual se debe informar a todos los pacientes respecto al riesgo añadido que con-
lleva realizarse un procedimiento quirúrgico en este período de pandemia.
Este trabajo contribuye a cada lector a abordar de mejor manera el servicio
de Traumatología y Ortopedia frente a esta pandemia del COVID-19. Lo más
importante es la seguridad, salud de todo el personal sanitario y del paciente. Es
indispensable seguir las guías y protocolos internacionales, regionales y loca-
les, para disminuir el contagio intrahospitalario. De la misma manera, hay que
priorizar los recursos y utilizarlos de la mejor manera posible. Es fundamental
la capacitación y organización de todo el personal para saber qué recursos se
encuentran disponibles y darles un uso racional. La experiencia, el trabajo en
equipo, la evidencia científica, el orden y hasta el ingenio jugarán un papel pri-
mordial en las decisiones que se tomen, siempre velando por el bienestar del
paciente, del personal de salud y de toda la población.
272
CAPÍTULO XVIII
Reumatología y COVID-19
Paola Abedrabbo
Camila Schiavi
Esteban Ortiz-Prado1
275
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
276
CAPÍTULO XVIII. Reumatología y COVID-19
277
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Conclusión
La recomendación para la mayoría de los tratamientos inmunomoduladores
utilizados en reumatología es continuar con las terapias en pacientes que no
tengan la infección y suspenderlas en aquellos con diagnóstico de SARS-CoV-2/
COVID-19.
278
CAPÍTULO XIX
Endocrinología y COVID-19
Paola Solís-Pazmiño1
Jorge Salazar-Vega2
Figura. XIX-1
Diferentes glándulas/ órganos endocrinos que pueden
verse afectados por COVID-19
281
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Evidencias
COVID-19 e hiperglucemia
Se ha observado hiperglucemia en el 35- 58 % de pacientes críticos hospitali-
zados por COVID-19 (Shekhar et al. 2020). En pacientes con DM2 se han estudia-
do los siguientes factores:
• La hiperglucemia incrementa la expresión de la enzima convertidora de
angiotensina 2 (ECA 2). Esta molécula propicia el pasaje intracelular del
SARS-CoV-2 (Rowley et al. 2017).
• Existe un incremento en factores de la inflamación (interleucina 6, ferritina,
proteína- C reactiva y dímero D). Esto desencadena la cascada de respuesta
inmunológica exagerada (Yang Y. et al. 2020).
• Se presume la interacción del SARS-CoV-2 con el receptor de la enzima hu-
mana dipeptidil-peptidasa 4 (DPP-4). Esto tendría un papel protagónico en el
incremento de la degradación del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1),
lo cual influye en disminuir la secreción de insulina e incrementar la secre-
ción de glucagón y otras moléculas hiperglucemiantes (Chen J. et al. 2020).
282
CAPÍTULO XIX. Endocrinología y COVID-19
COVID-19 y tiroides
Las hormonas tiroideas cumplen un papel clave en la regulación de la
homeostasis y el metabolismo. Estudios observacionales de pacientes con
COVID-19 reportan patología tiroidea concomitante en un 3,6 % de casos
(Shekhar et al. 2020).
Evidencias
• El tejido folicular expresa el receptor de ECA 2, lo cual facilita el ingreso del
SARS-CoV-2 (Pal y Banerjee 2020).
• Después del ingreso del virus, se ha observado hiperactividad de los linfoci-
tos Th1-Th17, desencadenando una respuesta de citocinas proinflamatorias
(Caron 2020).
• El incremento de citocinas está liderado por la IL-6 (reacción denominada
«tormenta de citocinas»), este fenómeno estaría asociado a la destrucción de
las células foliculares tiroideas, donde no se registra infiltración linfocitaria,
pero sí la presencia de apoptosis celular (Lundholm et al. 2020).
283
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Enfoque clínico
Una cohorte observacional de 456 pacientes mostró que el 86,6 % quienes
registraban COVID-19 fueron eutiroideos. En el caso de existir disminución de
hormonas tiroideas durante la estancia hospitalaria, las pruebas de función ti-
roidea en el seguimiento de los sobrevivientes a la infección volvieron a valores
hormonales basales (Khoo et al. 2020). No se recomienda de forma rutinaria rea-
lizar exámenes de cribado para disfunción tiroidea en pacientes con COVID-19,
a menos que la evaluación clínica individual lo amerite (Khoo et al. 2020).
284
CAPÍTULO XIX. Endocrinología y COVID-19
Síndrome de Cushing
El Síndrome de Cushing (SC) es una enfermedad causada por un exceso de
producción de cortisol endógeno o aporte exógeno de hormonas esteroideas
(5 % de la población) (Marazuela et al. 2020). Este incremento hormonal tie-
ne una acción inmunosupresora que predispone a infecciones virales y bacte-
rianas, además de exacerbar el riesgo cardiovascular de los afectados, lo cual
implica mayor morbilidad y mortalidad (infartos agudos de miocardio y trom-
boembolismo venoso). Aunque la información es limitada, se cree que el SC
incrementa el riesgo por COVID-19 (Lundholm et al. 2020).
285
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Gónadas
Los testículos son órganos con los más altos niveles de expresión del re-
ceptor ECA 2 y de la proteína transmembrana serina-proteasa (TMPRSS2)(Pal
y Banerjee 2020). Se presume que estos tejidos serían el blanco de ataque del
SARS-CoV-2, pues puede destruir las células de Leydig, y registrar niveles bajos
de testosterona y niveles elevados de hormona luteinizante (LH), es decir un
hipogonadismo hipergonadotrópico. Se han registrado casos de orquitis como
complicaciones post-COVID-19 (Lundholm et al. 2020).
286
CAPÍTULO XX
Clara Paz
Johanna Mosquera1
289
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
290
CAPÍTULO XX. Salud mental y COVID-19
Este aumento en la violencia puede explicarse por las medidas que requieren
permanecer en casa por tiempos prolongados. La casa no siempre es un lugar
seguro para muchos individuos, de hecho, para los adultos y los niños que viven
en situaciones de violencia doméstica y familiar, el hogar es el espacio donde
ocurre abuso físico, psicológico y sexual (Bradbury‐Jones e Isham 2020).
Una encuesta aplicada en Estados Unidos encontró que 1 de cada 7 adultos
reportó angustia psicológica en abril de 2020, durante el pico del período de
aislamiento que ocurrió en este país, en comparación con 1 de cada 25 adultos
en abril de 2018. Así mismo, aumentó el volumen de llamadas de la línea directa
de violencia doméstica y abuso infantil. El inicio de la pandemia puede indicar
un aumento en la violencia, mientras que las personas probablemente pasaron
más tiempo con los posibles perpetradores dentro de sus hogares o lugares don-
de debían permanecer por la circunstancias en aquel momento. Estos hallazgos
sugieren que se han producido aumentos en la mala salud mental, el compor-
tamiento suicida, el uso de sustancias y los resultados de violencia durante la
pandemia de COVID-19. Sin embargo, aún se cuenta con poca documentación
de estas tendencias, ya que no existen grandes indicadores con los cuales com-
parar entre antes y después de la pandemia, así como su impacto a mediano y
largo plazo (Holland et al. 2021).
291
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
292
CAPÍTULO XX. Salud mental y COVID-19
Conclusiones generales
Es incierto el panorama acerca de las consecuencias a largo plazo en la salud
mental de la población general en respuesta a la situación de crisis generada
por el COVID-19. De hecho, los expertos indican que, a largo plazo, el trauma
psicológico, las enfermedades mentales, el agotamiento y la respuesta a la crisis
económica podrían llegar a conformar lo que sería la cuarta ola de la pandemia
(Kohli y Virani 2020). En este contexto, es necesario desarrollar planes de acción
a largo plazo que incluyan fomentar la investigación, crear sistemas de monito-
rización del estado de salud mental e implementar intervenciones ajustadas a
las necesidades de la población. Para esto, los sistemas de salud deben adaptar-
se e invertir recursos que mitiguen las consecuencias de la pandemia. Lo ocu-
rrido debe asimilarse como una experiencia, para que los organismos encarga-
dos de tomar decisiones consideren a la salud mental de la población como un
elemento importante cuando se tomen acciones necesarias para afrontar una
293
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
crisis. Es más, las acciones en favor de la salud mental de los individuos deben
encontrarse dentro de las prioridades de los gobiernos para mejorar la calidad
de vida de su población.
294
CAPÍTULO XXI
Implicaciones psicosociales
en niños y adolescentes
por la pandemia COVID-19
Lila Adana-Díaz
Lia Padilla Medina1
297
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
2020). Por esto se dice que existe una «segunda pandemia» de abuso y negligen-
cia infantil, dado que la probabilidad de sufrir maltrato o algún tipo de abuso se
incrementa debido a las medidas de aislamiento (Green 2020).
Sexo
No todos los estudios en población infantil y adolescente reflejan una ten-
dencia clara en función del sexo. A pesar de ello, algunos estudios evidencian
mayor probabilidad de manifestar síntomas de ansiedad y depresión en las mu-
jeres (Marqués de Miranda et al. 2020). Loades et al., en su revisión sistemática,
identificaron una relación directa con la presencia de soledad y el desarrollo de
síntomas en niños y niñas. Encontraron que cuanto mayor es la presencia de
soledad en niñas, mayores son los niveles de depresión, a diferencia de los ni-
ños que, en su caso, supone una mayor presencia de niveles de ansiedad social
(Loades et al. 2020).
Etapa de desarrollo
El impacto de la pandemia muestra un aumento en general en los nive-
les de ansiedad de los niños y adolescentes. Se observan mayores niveles de
ansiedad desde los adolescentes hasta los universitarios en comparación con
los niños. Por otro lado, tanto niños como adolescentes mostraron durante la
pandemia mayores problemas de atención, aumento de irritabilidad y más
apego (Marqués de Miranda et al. 2020).
En uno de los estudios se pudo encontrar que los niños entre 3 y 6 años eran
más propensos a manifestar síntomas de apego y miedo de que algún miembro de
la familia sea contagiado. Por otro lado, se encontró que los niños y adolescentes
entre 6 y 18 años experimentaron más síntomas de inatención (Singh et al. 2020).
En cuanto a los síntomas depresivos, se identificó que los adolescentes ma-
yores tenían altos niveles de depresión que los adolescentes más pequeños y
que los niños (Zhou et al. 2020). Según Imran, los niños pueden mostrar sus
preocupaciones desde cambios en su comportamiento siendo más desafiantes
298
CAPÍTULO XXI. Implicaciones psicosociales
en niños y adolescentes
por la pandemia COVID-19
Nivel socioeconómico
El impacto del COVID-19 ha supuesto un cese económico en el mundo. En
este aspecto se observó que adolescentes de familias de bajos recursos tienen
una mayor probabilidad de presentar alta afectación en depresión y ansiedad,
además del aumento de problemas para acceder a una educación en línea
(Marqués de Miranda et al. 2020). Las consecuencias económicas de la pande-
mia supusieron en muchos casos un cese de las ayudas y dejaron a las poblacio-
nes más vulnerables, como los niños que viven en campamentos de refugiados
o de inmigrantes u orfanatos, en situaciones donde las medidas preventivas del
COVID-19 no son fáciles de respetar y se exponen a mayor riesgo de contagio
(Ghosh R. et al. 2020).
La inequidad social está asociada con el riesgo de desarrollar problemas de
salud mental. El cierre económico que trajo la pandemia ha acentuado la des-
igualdad social ya existente. Por esta razón, los niños y adolescentes no privile-
giados se enfrentan a varias consecuencias, como la privación de nutrición y de
la protección en general (Singh et al. 2020).
Lugar de residencia
Se sabe relativamente poco sobre el impacto en la salud mental de los niños y
adolescentes en función de la zona de residencia. Una potencial amenaza para la
salud mental es residir en las zonas más afectadas por el virus. Se identificó que
los niños y adolescentes que vivían en las ciudades presentaban niveles más bajos
de ansiedad y de depresión que los que vivían en zonas rurales (Zhou et al. 2020).
Educación en línea
Muchos países implementaron la educación en línea para frenar el número
de contagios; sin embargo, no se consideró el impacto que esta medida podría
implicar en la salud mental de los niños y adolescentes (Golberstein et al. 2020).
La ausencia de un ambiente escolar estructurado dio como resultado la disrup-
ción de la rutina, el aburrimiento y bajos niveles de afecto, por la prohibición
de jugar en lugares abiertos, no tener contacto con sus amigos y no tener la
conexión social en persona durante las clases (Barrett et al. 2018; Ghosh R. et al.
2020; Lee J. 2020).
En el caso de niños y adolescentes con problemas mentales existentes, la
rutina escolar era considerada un mecanismo de afrontamiento y en algunos
casos una puerta de acceso a ayuda especializada; al no contar más con este
soporte, muchos síntomas reaparecieron o se agudizaron (Golberstein et al.
2020; Lee J. 2020).
299
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
300
CAPÍTULO XXI. Implicaciones psicosociales
en niños y adolescentes
por la pandemia COVID-19
Enfermedades preexistentes
Otro factor importante en el impacto de la pandemia sobre la salud mental
de los niños y adolescentes son las enfermedades preexistentes. Este aspecto
es fundamental dadas las necesidades de estos grupos etarios. En muchos ca-
sos la pandemia ha agudizado los síntomas o desaprendizajes debido a la falta
de terapias y los cambios suscitados (Golberstein et al. 2020; Imran et al. 2020;
Marqués de Miranda et al. 2020). Algunas condiciones como la discapacidad o
301
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
302
CAPÍTULO XXI. Implicaciones psicosociales
en niños y adolescentes
por la pandemia COVID-19
303
CAPÍTULO XXII
Sexualidad
A partir de la declaración de la pandemia, fue necesario implementar me-
didas de prevención, adoptar medidas de higiene respiratoria, de manos, pro-
tocolos para estornudos y tos, desinfección y el uso de elementos de biosegu-
ridad como mascarillas (Lopes et al. 2020). Además de estas medidas frente al
creciente contagio de la población mundial, se adoptaron prácticas de confina-
miento y distanciamiento social. Los humanos son seres que dependen en gran
medida de su interacción social y este cambio estaba destinado a afectar a la
población de forma física y mental (Alpalhão y Filipe 2020). Una de las esferas
307
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
afectadas por este nuevo estilo de vida es la salud sexual, que conlleva consigo
repercusiones en la salud mental de los individuos y causa desequilibrio en los
diferentes componentes que integran la salud. La proximidad y la intimidad
física pueden influenciar la forma en la que se desarrollan las relaciones de una
forma positiva o negativa (Banerjee y Rao 2020).
Para entender la situación presente, es necesario conocer los eventos del
pasado. Al revisar la historia, en diferentes ocasiones la humanidad ha tenido
contacto con plagas o ha vivido situaciones similares a la de esta pandemia. Las
reacciones de temor y estrés frente a estas situaciones no han cambiado con el
pasar del tiempo. Pese a que en la actualidad se cuenta con tecnología que ayu-
da a afrontar lo desconocido, la aparición de un nuevo agente infectante del que
poco se conoce es motivo suficiente para que las emociones negativas se apode-
ren de las personas. Cuando se tratan temas de aislamiento, también es posible
detectar el malestar físico y mental que este genera en las personas. Como seres
sociales, todas las personas buscan nuevas formas de mantener relaciones evi-
tando la exposición del agente contaminante del momento. Esto se vuelve vital
como parte de la salud de los seres humanos, ya que el bienestar sexual está re-
lacionado con la positividad, la esperanza, el crecimiento y la salud en general,
especialmente en épocas de desastres (Banerjee y Rao 2020).
Tras el inicio de los contagios, la proliferación de la enfermedad y las nuevas
medidas adquiridas, las personas han experimentado nuevos retos frente a los
cambios. Estos retos generan estrés en la población. La interacción social y el
ejercicio de la actividad sexual son mecanismos reconocidos para contrarrestar
este tipo de factores estresantes (Banerjee y Rao 2020). Sin embargo, prevenir el
contagio del virus se interpone en estas actividades y ocasiona nuevos proble-
mas que no han sido ampliamente revisados. Entre estos se encuentra la salud
sexual y reproductiva, que representa un equilibrio entre la salud física, men-
tal, emocional y el bienestar en las relaciones sociales, no solo la ausencia de
enfermedad (Ibarra et al. 2020).
Formas de contagio
La facilidad y rapidez con la que se transmite el virus ha sido responsable
de la amplia distribución de contagios a nivel mundial. El SARS-CoV-2 puede
transmitirse mediante aerosoles y fómites que permiten sobrevivir en objetos
inanimados, incluso hasta por tres semanas (Banerjee y Rao 2020; Lopes et al.
2020). Estas cualidades ponen en riesgo la actividad sexual de los individuos, ya
que se transforma en una forma de contagio, a pesar de que no está identificada
la transmisión sexual como tal debido, a que el virus no ha sido detectado en
semen o secreciones vaginales en estudios pequeños (Banerjee y Rao 2020; Tur-
ban et al. 2020). Aunque este tema se encuentra en desarrollo y la presencia del
virus no ha sido excluida completamente en distintas secreciones como para
determinar si existe o no riesgo de contagio (Lopes et al. 2020; Turban et al.
308
CAPÍTULO XXII. Salud sexual y reproductiva y COVID-19
309
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
310
CAPÍTULO XXII. Salud sexual y reproductiva y COVID-19
das por afectar de manera negativa las relaciones sexuales (Ibarra et al. 2020),
un problema del que se debe estudiar y hablar ya que tanto como los derechos
humanos, los derechos de la salud reproductiva deben ser salvaguardados du-
rante los desastres (Banerjee y Rao 2020). Aunque la abstinencia representa
una forma segura de evitar contagios, existe evidencia histórica de los fraca-
sos de las intervenciones de salud pública basadas en la abstinencia y la pro-
babilidad de promover estigma y vergüenza (Turban et al. 2020).
Algunas parejas presentarán reacciones de estrés normales frente a la situa-
ción de vivir una pandemia, por lo que no querrán mantener relaciones sexua-
les, actitud que constituye una respuesta normal frente a los hechos (Banerjee
y Rao 2020). El sentimiento de culpa frente a la posibilidad de contagio podría
convertirse en otro motivo de estrés para las personas y afectar de manera nega-
tiva sus relaciones. Esto se visualiza principalmente en trabajadores de primera
línea, quienes tienden a preferir el aislamiento a costa de su salud emocional
(Banerjee y Rao 2020).
La situación de las parejas es variada, dependiendo de la convivencia. Un
estudio publicado en abril de 2020, que estudia el comportamiento sexual en la
pandemia por medio de un cuestionario, reportó que el 45 % de los participan-
tes informó que el aislamiento tuvo un impacto en la vida sexual, el 72,5 % infor-
mó haber tenido relaciones sexuales de 1 a 5 veces por semana, un aumento del
3,3 % en la actividad sexual en comparación con antes de la pandemia y el 50 %
informó haber tenido cambios positivos en sus lazos emocionales (Lopes et al.
2020). Esto evidencia los efectos positivos en la salud emocional de las personas
derivados de las relaciones sexuales.
Aunque no sea un tema ampliamente difundido, la salud sexual de los indi-
viduos es clave para preservar y equilibrar su salud mental y emocional, por lo
que una parte importante de la lucha contra la pandemia es dar consejería efec-
tiva para las personas que estén pasando por problemas debido a esta situación.
311
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
312
CAPÍTULO XXII. Salud sexual y reproductiva y COVID-19
Testículos
Se conoce que la enzima convertidora de angiotensina II (ECA-2) es esencial
en la fisiopatología de la infección por COVID-19, ya que se utiliza como la for-
ma primaria de unión celular, lo que hace que el virus infecte la célula y se re-
plique (Fraietta et al. 2020; Sansone et al. 2020). Varios estudios han demostrado
concentraciones elevadas de ECA-2 en tejidos testiculares, principalmente en
espermatogonias, células de Leydig y Sertoli, lo que nos indica que el testículo
es vulnerable a la infección por COVID-19 (Fraietta et al. 2020; Sansone et al.
2020; Wang y Xu 2020).
Un estudio realizado por Ma et al., en el que participaron 81 hombres posi-
tivos para COVID-19 confirmado por RT-PCR y 100 hombres sanos, se encon-
tró que la hormona luteinizante sérica aumentó. Sin embargo, la proporción
de testosterona/hormona luteinizante y la proporción de hormona estimulante
del folículo/hormona luteinizante se redujo considerablemente en los hombres
con COVID-19, lo que podría sugerir hipogonadismo subclínico (Ma et al. 2020).
Pan et al. realizaron un estudio en Wuhan con 34 pacientes masculinos po-
sitivos para COVID-19 y encontraron que el 19 % presentó malestar escrotal su-
gestivo de orquitis viral en el momento de la confirmación de COVID-19 (Pan
et al. 2020). Un efecto del virus en el testículo es la infiltración de leucocitos,
lo cual podría afectar a las células de Leydig y, por ende, la producción de tes-
tosterona; dañar la barrera hematotesticular y destruir el epitelio seminífero
directamente. Además, estas células y sus productos pueden activar la respuesta
autoinmune y el desarrollo de autoanticuerpos dentro de los túbulos. Esto daría
a entender que el virus no afecta directamente a los testículos, sino que en su
lugar se produce una respuesta autoinmune secundaria y que lleva al desarro-
llar una orquitis autoinmune. Además, el COVID-19 se ha asociado con anorma-
lidades en la coagulación, por lo que la orquitis podría ser el resultado de una
vasculitis segmentaria (Ferran García et al. 2020).
En otro estudio realizado por Yang M. et al., en el que utilizaron tejido testi-
cular de 12 pacientes que fallecieron a causa de COVID-19, observaron micros-
cópicamente que las células de Sertoli presentaron hinchazón, vacuolización y
rarefacción citoplásmica, desprendimiento de las membranas basales tubula-
res y desprendimiento hacia los lúmenes de la masa celular intratubular, y una
disminución en el número de células de Leydig (Yang M. et al. 2020).
313
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Próstata
En un estudio realizado por Quan, en el que participaron 18 pacientes posi-
tivos para COVID-19 y 5 sospechosos de la infección, cuyo objetivo era analizar
la presencia del virus en secreción prostática y empleó como método de identi-
ficación y diagnóstico la RT-PCR, los resultados mostraron que ninguna de las
muestras evidenció la expresión de ARN del SARS-CoV-2 (Quan et al. 2020).
Semen
A pesar de la existencia de una barrera hematotesticular protectora, hay al-
rededor de 27 virus que pueden atravesar e infectarla, y transmitirse a través del
semen, como el VIH, la hepatitis B y C, el virus del Zika, entre otros (Fraietta
et al. 2020). En dos estudios, en los que participaron 34 y 12 hombres positivos
para COVID-19, ninguno arrojó resultados positivos sobre la presencia del virus
en muestras de líquido seminal, pero cabe recalcar que estos estudios tuvieron
un número reducido de pacientes (Pan et al. 2020; Song et al. 2020). En otros dos
estudios, en los que participaron 38 y 84 pacientes con COVID-19, se encontró
el virus en el semen del 15,8 y 7,1 % de los pacientes (Fraietta et al. 2020; Li G.
et al. 2020)
Función eréctil
La integridad vascular es necesaria para la función eréctil. El daño vascular
asociado con COVID-19 puede afectar al lecho vascular del pene, lo que ocasio-
na deterioro de la función eréctil. Este virus presenta un estado de hiperinfla-
mación mediado por TNF-α, IL-6 e IL-1β, las mismas citocinas inflamatorias se
han asociado con la progresión clínica de la disfunción eréctil; esto se puede
agravar ya que estas citocinas están asociadas a hipogonadismo (Sansone et al.
2020). Además, la carga psicológica causada de la pandemia, el aislamiento y el
aumento de los niveles de estrés pueden afectar la función eréctil de los hom-
bres (Ibarra et al. 2020)
314
CAPÍTULO XXII. Salud sexual y reproductiva y COVID-19
Trabajadoras sexuales
Las trabajadoras sexuales que ofrecen servicios en persona para los clientes
y los artistas pornográficos también se han visto gravemente afectadas por el
COVID-19, debido al riesgo que implica su manera de ganarse la vida. ONU-SIDA
ha exigido que se protejan la salud y los derechos de las trabajadoras sexuales
durante la pandemia, además de pedir la participación de éstas en grupos de
planificación de salud pública de emergencia. Por otro lado, las organizaciones
de trabajo sexual en todo el mundo han creado fondos de emergencia para si-
tuaciones difíciles y para brindar atención de salud sexual sin interrupciones
(Döring 2020).
El Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York fue noticia en el mundo
cuando publicó consejos sobre sexo seguro durante la pandemia de COVID-19.
Entre una de sus recomendaciones mencionaba: «Si te ganas la vida teniendo
sexo, considera tomar un descanso de las citas en persona. Las citas de video, el
sexting o las salas de chat pueden ser opciones» (NYC Health Department 2020).
Comunidad LGBTQ
Más de 100 organizaciones LGBTQ en los EE. UU. han dado a conocer a través
de cartas abiertas que están siendo gravemente afectadas por las consecuencias
negativas de la pandemia COVID-19, debido al aumento de las tasas de taba-
315
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Reproducción asistida
A medida que el COVID-19 se esparcía en el mundo, numerosos países emi-
tieron indicaciones en las que se sugiere suspender la atención no esencial. La
tecnología de reproducción asistida (ART) no constituye un campo de primera
línea de la medicina frente a la lucha contra el COVID-19, por lo que algunos
países suspendieron los tratamientos de fertilidad (Simopoulou et al. 2020)
A nivel mundial, aproximadamente el 0,3 % de los bebés que nacen cada año
son concebidos mediante tratamientos de tecnología de reproducción asistida.
Se estima que anualmente se realizan 1,5 millones de ciclos de fecundación in
vitro en el mundo, lo que da como resultado el nacimiento de aproximadamente
400 000 bebés (Adamson et al. 2018). Solo por mencionar un ejemplo, en Estado
Unidos y Reino Unido alrededor del 3 y el 2 %, respectivamente, de todos los lac-
tantes que nacen cada año son concebidos mediante técnicas de reproducción
asistida (Alviggi et al. 2020).
La probabilidad de euploidía embrionaria disminuye considerablemente
después de los 34 años. En edades de 35, 36, 37, 38, 39 y 40 años, la pérdida re-
lativa de probabilidad euploide embrionaria del año anterior es de 6,7, 8,2, 9,8,
11,6, 13,6 y 15,7 %, respectivamente. La edad juega un papel importante en las
tasas de éxito del TAR, ya que en las mujeres mayores se necesita un mayor nú-
mero de ovocitos para poder obtener un embrión euploide (Alviggi et al. 2020).
Priorización de pacientes
Los pacientes oncológicos, junto con los pacientes de edad materna avan-
zada y reserva ovárica comprometida, deben ser priorizados como pacientes
de mal pronóstico, así como aquellas pacientes sensibles al tiempo que experi-
mentan ansiedad con respecto a la planificación de su programa de tratamien-
to. De igual manera, se ha informado que los hombres pueden verse afectados
negativamente ante la perspectiva de posponer el análisis de diagnóstico del
semen y la respectiva criopreservación al banco (Simopoulou et al. 2020).
316
CAPÍTULO XXII. Salud sexual y reproductiva y COVID-19
Criopreservación de ovocitos
La Sociedad Española de Fertilidad recomienda lo siguiente:
• Realizar cribado clínico en caso de que exista clínica o contacto sospechoso,
realizar test diagnóstico (Sociedad Española de Fertilidad 2020).
• Test de PCR lo más cercano a la punción folicular hasta unas 72 horas antes.
Si el PCR es positivo, se debe de individualizar cada caso para cancelarlo o
realizar la punción folicular (Sociedad Española de Fertilidad 2020).
• Medidas de aislamiento entre la realización de las pruebas y la congelación
para evitar seroconversiones(Sociedad Española de Fertilidad 2020).
En caso de punción folicular de una paciente SARS-CoV-2 positiva, debemos
tener en cuenta los siguientes puntos:
• Medidas de protección adecuadas en el quirófano y en todo el circuito de
hospitalización.
• Valorar pauta de heparinización debido al riesgo trombótico descrito en es-
tas pacientes.
• Inducir la ovulación con bolos de GnRH.
• Valoración para procedimiento anestésico y elegir técnicas que generen la
menor cantidad de aerosoles por parte del paciente (Sociedad Española de
Fertilidad 2020).
Criopreservación de semen
La Sociedad Española de Fertilidad recomienda lo siguiente:
• Test de PCR hasta 72 horas antes de la congelación.
• Medidas de aislamiento entre la realización de los test y la congelación para
evitar seroconversiones.
• En los varones sospechosos o confirmados de COVID-19 pendientes de con-
gelación de semen, se individualiza el caso, ya sea posponiendo la entrega
hasta la negativización o si no fuera posible el criopreservado en ese mo-
mento (Sociedad Española de Fertilidad 2020).
317
CAPÍTULO XXIII
Oncología y COVID-19
Katherine Simbaña-Rivera1
Jhon Guerrero2
Lesly Ayala3
Epidemiología
La prevalencia varía de acuerdo con la edad de presentación o el tipo de neo-
plasia diagnosticada. Sin embargo, la mayoría de estudios concuerdan en que
los pacientes oncológicos mayores de 50 años presentan prevalencias más altas
de infección por SARS-CoV-2, con una media aproximada de 60 años (Albiges
et al. 2020; Dai et al. 2020; Garassino et al. 2020; Lee L. et al. 2020; J. Tian et al.
2020; Yang K. et al. 2020; L. Zhang et al. 2020). Se ha estudiado que los pacien-
tes con neoplasias hematológicas presentan mayor edad (69 años) (Aries et al.
2020). Además, la literatura refiere que la edad en los pacientes oncológicos
fallecidos es mayor a la edad de los pacientes que sobreviven; dato relevante
al momento de estimar la probabilidad de función de supervivencia (Lee et al.
2020). Hasta el momento, no parece existir diferencia significativa entre la edad
de los pacientes oncológicos que fueron hospitalizados en relación con los pa-
cientes que se manejaron de manera ambulatoria (68 vs. 66 años) (Garassino
et al. 2020).
La prevalencia de COVID-19 en pacientes oncológicos con relación al sexo
parece ser ligeramente mayor en hombres que en mujeres (entre el 50-70 % en
hombres) (Dai et al. 2020; Garassino et al. 2020; Lee L. et al. 2020; Yang K. et al.
2020; L. Zhang et al. 2020).
321
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Fisiopatología y COVID-19
Los pacientes con cáncer generalmente son más susceptibles a infecciones
que las personas sanas, debido a que presentan un estado de inmunosupresión
sistémico. Además, al estar sometidos a tratamiento, ya sea quimioterapia o ra-
dioterapia, exacerban su susceptibilidad (Liang W. et al. 2020).
Esta susceptibilidad se explica porque el cáncer ha adquirido un conjunto de
capacidades funcionales durante su desarrollo, a través de varios mecanismos
estratégicos. Entre los más relevantes se encuentran la evasión de supresores
de crecimiento, la evasión de la destrucción inmunológica, la resistencia a la
muerte celular, la capacidad de invasión y metástasis, entre otros (Hanahan y
Weinberg 2011).
Cáncer
Las células mieloides son los directores centrales de la inmunidad, capaces
de inclinar el equilibrio entre tolerancia y autoinmunidad. Estas células son ca-
paces de realizar una presentación eficaz del antígeno e iniciar la inmunidad
específica, por medio de la expresión de una serie de moléculas que incluyen
ligandos coestimuladores y citocinas (Shalapour y Karin 2015).
Los cánceres se asocian con la expansión de un grupo de células mieloides
heterogéneas que presentan propiedades inmunosupresoras que favorecen
la progresión del cáncer al inhibir la inmunidad antitumoral (Björkgren et al.
2015). Los diversos mecanismos que guían la expansión de estas poblaciones
mieloides, representadas principalmente por los macrófagos asociados al tu-
mor (TAM) y las células supresoras derivadas de mieloides (MDSC) aún no están
del todo esclarecidas (Ugel et al. 2015).
322
CAPÍTULO XXIII. Oncología y COVID-19
Sin embargo, varios estudios indican que los TAM muestran un notable
grado de plasticidad y heterogeneidad funcional, lo que sugiere que, durante
la progresión tumoral, los macrófagos experimentan un «cambio» fenotípico
que finalmente los lleva a exhibir el fenotipo alternativo activado por macró-
fagos tipo 2 (M2) asociado con inmunosupresión, promoción de angiogénesis
tumoral y metástasis. A su vez, las MDSC muestran un cierto grado de plas-
ticidad y pueden asumir un fenotipo activado de manera clásica (M1) o al-
ternativamente (M2), con funciones antitumorales o promotoras de tumores,
respectivamente. Esta última función está caracterizada por una producción
deteriorada de IL-12 funcional, a través de un mecanismo dependiente del
contacto celular. Por lo cual, el equilibrio antitumoral de IL-10 / IL-12 regula-
do por TAM y MDSC es fundamental para preparar la respuesta de los linfoci-
tos T (Ugel et al. 2015).
Estudios más recientes sugieren que la maduración y función de los TAM y las
MDSC está regulada por parámetros metabólicos e inflamatorios que controlan
sus funciones promotoras y supresoras de tumores. Las células supresoras de-
rivadas de mieloides fibrolíticas humanas expresan indolamina 2,3 dioxigenasa
(IDO) y promueven la tolerancia a través de la expansión de células Treg, lo que
indica su papel crítico en el equilibrio entre la autoinmunidad y la tolerancia
(Zoso et al. 2014).
Se conoce que los tumores sólidos promueven la infiltración de las pobla-
ciones de leucocitos, entre los cuales los TAM representan un paradigma para
la inflamación que promueve el cáncer (A. Sica y Massarotti 2017). Además, en
estos tumores se ha observado el aumento de células Treg, que pueden supri-
mir las respuestas inmunitarias antitumorales de las células T CD8 y T CD4 es-
pecíficas de tumor mediante la liberación de citocinas inhibitorias como IL-10
y el factor de crecimiento transformante - β (TGF- β). Normalmente, el TGF- β
sirve como un regulador pleiotrópico de funciones esenciales en las células
inmunes cuya vía de señalización puede inhibir la proliferación de Tregs en el
timo y promover la maduración de células T CD8 +, así como el desarrollo de
células asesinas naturales (NK). Por otro lado, el TGF- β también es necesario
para el desarrollo y la supervivencia de Tregs (Curiel 2007).
Las células T reguladoras (Treg) son una población heterogénea con al me-
nos tres subconjuntos diferentes: células Treg no supresoras, en reposo y acti-
vadas. Se han investigado las diferencias de las citocinas y otros marcadores de
superficie entre los tres subconjuntos para establecer los factores que contribu-
yen a la conversión en las células Treg que han sido estudiadas como posibles
dianas terapéuticas, ya que, desde el punto de vista clínico, el mayor número
de células Treg en tumores sólidos se asocia con una mayor tasa de progresión
tumoral y menor supervivencia (Curiel 2007).
Además, se ha demostrado que los genes relacionados con la vía TGF- β tie-
nen una desregulación entre diferentes subconjuntos de células Treg, lo que
indica que la alta expresión de TGF- β en las células Treg activadas es importan-
323
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
te para la función de las células Treg. Así también, la alta expresión de TGF- β
puede inducir una serie de regulación de eventos moleculares que contribuyen
al ciclo celular, la apoptosis y otros (Schmitt et al. 2012).
La quimioterapia convencional produce citotoxicidad directa para inducir la
muerte de las células tumorales mediante la modulación de componentes del
sistema inmune, al interrumpir redes microtubulares intracelulares, además de
la síntesis y replicación del ADN (Li J. et al. 2014). Se logran así en el sistema in-
munológico innato varios efectos directos en las células dendríticas y NK, como
su deterioro general de respuesta, dependiente del fármaco citotóxico. Por otro
lado, en el sistema inmunológico adaptativo, estudios anteriores refieren el
agotamiento de todas las poblaciones de linfocitos, especialmente de células B,
como el caso de la gemcitabina que, además, induce una depleción amplia de
las respuestas de anticuerpos IgG específicos de antígeno, causando aún más
vulnerabilidad del sistema inmunológico del paciente (Bracci et al. 2014). Sin
embargo, estudios recientes promueven el uso combinado de quimioterapia
e inmunoterapia como una nueva modalidad prometedora para potenciar el
efecto de inmunidad antitumoral y evitar la inmunosupresión (Harada 2016).
Razón por la cual es imperativo investigar más a fondo el estado inmunológico
del paciente y las características intrínsecas de las células tumorales, a fin de
identificar los requisitos que predicen el beneficio total de los tratamientos an-
ticancerosos únicos o combinados.
COVID-19 y cáncer
Se conoce que el SARS-CoV-2 se une a las células mediante los receptores
ECA 2, gracias a la glicoproteína S presente en la superficie del virus. Una vez
establecida la unión glicoproteína S-ECA2, comienza la fusión mediante la se-
rin-proteasa transmembrana de tipo II (TMPRSS2), fundamental para la fisiopa-
tología de otros virus, como los de la influenza (Astuti e Ysrafil 2020; Stopsack
et al. 2020).
La inflamación causada por la infección junto a la piroptosis podría expli-
car el daño celular y orgánico que se reporta en pacientes graves, y la famosa
«tormenta de citocinas» que empeora el cuadro clínico (Conti et al. 2020). A su
vez, la respuesta inmune humoral puede desencadenar o agravar la lesión pul-
monar, debido a que puede exacerbar las respuestas inflamatorias, en especial
dadas por células CD8+ (Citarella et al. 2020; Mehta et al. 2020). La infección por
SARS-CoV-2 desencadena la activación de la respuesta innata inicial; sin em-
bargo, es necesaria la activación de la respuesta adaptativa específica para la
eliminación de este virus.
En pacientes oncológicos, se ha encontrado que durante el tratamiento
activo, o incluso en el seguimiento, se presenta principalmente linfopenia,
por lo cual la respuesta adaptativa requerida se encuentra alterada (McLane
et al. 2015).
324
CAPÍTULO XXIII. Oncología y COVID-19
Diagnóstico
Presentación clínica
No se ha visto una diferencia en cuanto a las manifestaciones clínicas para
los pacientes con cáncer (Dai et al. 2020). Los síntomas más frecuentes son fie-
bre y tos seca, seguidos de fatiga y disnea (Albiges et al. 2020; J. Tian et al. 2020).
325
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
De acuerdo con los reportes de caso, la presentación inicial cursa con fiebre
sola, fiebre y tos o fatiga, malestar y falta de apetito (Song S. et al. 2020).
En pacientes pediátricos con cánceres hematológicos neutropénicos se han
reportado inicialmente cuadros de fiebre que progresan a síntomas respiratorios,
siendo posible el desarrollo de una dificultad respiratoria aguda, requiriendo
ingreso a la Unidad de cuidados intensivos (UCI) (Song et al. 2020). También se
ha reportado opresión en el pecho en estos pacientes como parte de los sínto-
mas de COVID-19 (X. Zhang et al. 2020).
Pacientes oncológicos en tratamiento con inhibidores de la PD-1, como lo
son aquellos con diagnóstico de Linfoma de Hodgkin pueden presentar neu-
monitis en el 2,5 % como efecto adverso, por lo cual se considera teóricamen-
te que, al infectarse con SARS-CoV-2, podría existir una sinergia, llegando
a empeorar el estado clínico del paciente (Bersanelli 2020; Choi y Lee 2020;
O’Kelly et al. 2020).
Laboratorio e imagen
Un reporte de caso en un paciente con glioma difuso de la línea media repor-
tó la ausencia de manifestaciones respiratorias y radiológicas de SARS-CoV-2;
sin embargo, se encontró dímero D elevado (Pun et al. 2020).
En los resultados de laboratorio se ha encontrado linfopenia, elevación de
proteína C reactiva, anemia e hipoproteinemia (L. Zhang et al. 2020). En un
estudio con 308 pacientes, se encontró que la linfopenia en el momento del
diagnóstico de COVID-19 se asoció con tasas más altas de enfermedad grave o
crítica. De igual forma, los pacientes con neutropenia inicial tuvieron peores
resultados (Jee et al. 2020). También se ha visto que pacientes con valores eleva-
dos de dímero D tienen mayor riesgo de muerte (Albiges et al. 2020).
En cuanto a estudios de imagen, el patrón característico de vidrio esme-
rilado y consolidaciones en parches es similar en pacientes con y sin cáncer
(J. Tian et al. 2020; L. Zhang et al. 2020). Sin embargo, este patrón también se
ha reportado en pacientes sometidos a inmunoterapia con nivolumab. Dado
que el COVID-19 y la neumonitis inducida por fármacos producen opacidades
intersticiales en forma de conglomerados, es importante hacer un diagnóstico
diferencial entre ellas (Artigas et al. 2020).
Los estudios de imagen para la evaluación de pacientes con cáncer también
han tenido otras utilidades, como el diagnóstico incidental de COVID-19 en pa-
cientes sin síntomas. Por ejemplo, en pacientes con cáncer de mama, estudios
específicos requeridos por su condición, como la tomografía por emisión de
positrones (PET), en algunos casos han mostrado imágenes compatibles con
el diagnóstico de COVID-19 sin la necesidad de síntomas (Pordány et al. 2020).
En pacientes con planificación de cirugía, como en el caso de neoplasias pul-
monares con planificación de lobectomía pulmonar, existen reportes de casos
326
CAPÍTULO XXIII. Oncología y COVID-19
327
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tratamiento
En pacientes con cáncer, el tratamiento para el COVID-19 ha cambiado con
base en la evidencia disponible para cada momento. En general, se han usado
antirretrovirales, anticoagulantes y corticoides con o sin medicación oncológi-
ca. En algunos casos, se ha agregado hidroxicloroquina (Çınar et al. 2020). Y en
otros, solo se han usado antibióticos y antirretrovirales (Dai et al. 2020).
Se ha considerado que recibir quimioterapia previa a la infección por
SARS-CoV-2 podría aumentar el riesgo de muerte. Sin embargo, esto es aún dis-
cutible. Un estudio multicéntrico realizado en una cohorte retrospectiva de 205
pacientes con COVID-19 y tumor maligno, encontró que recibir quimioterapia
dentro de las cuatro semanas anteriores al inicio de los síntomas (OR 3,51; IC95 %:
1,16-10,59) y sexo masculino (OR 3,86; IC95 %: 1,57-9,50) elevaron más de tres
veces el riesgo de muerte hospitalaria (Yang K. et al. 2020).
328
CAPÍTULO XXIII. Oncología y COVID-19
Por otro lado, un estudio con 800 pacientes, después de ajustar por edad,
sexo y comorbilidades, encontró que la quimioterapia en las últimas cuatro
semanas no tuvo un efecto significativo sobre la mortalidad por enfermedad
COVID-19, en comparación con pacientes con cáncer que no habían recibido
quimioterapia reciente (OR 1,18; IC 95 %: 0,81-1,72) (Lee L. et al. 2020). Otro
investigador, Jee, et al., en su estudio, concuerda con estos resultados, enfa-
tizando que la administración de quimioterapia citotóxica no se asoció signi-
ficativamente con un evento de COVID-19 grave o crítico (HR 1,10; IC 95 %:
0,73-1,60) (Jee et al. 2020). De igual manera, en un estudio realizado en EEUU,
Canadá y España, en el cual incluyeron a 928 pacientes, se encontró que los
factores relacionados con una mayor mortalidad a los 30 días son la edad avan-
zada, sexo masculino, historial de tabaquismo, número de comorbilidades y
recepción de azitromicina más hidroxicloroquina, además de las característi-
cas propias del cáncer, como el estado activo y un puntaje moderado o bajo en
la escala de estado funcional del Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG)
(Kuderer et al. 2020).
Se ha sugerido el tratamiento inmunosupresor como una opción de manejo
para COVID-19. Esto con base en reportes de casos de pacientes con cáncer so-
metidos a trasplante y bajo tratamiento inmunosupresor, quienes superan con
éxito la infección de SARS-CoV-2 (Zhong Z. et al. 2020). No obstante, el resulta-
do varía según el tipo de neoplasia y el estadío del mismo. Existen reportes de
pacientes con recuperación completa (Çınar et al. 2020; Spezzani et al. 2020;
H. Zhang et al. 2020) y otros con desenlaces fatales (Huang J. et al. 2020).
Finalmente, pese a la pandemia, a nivel mundial se diagnosticaron alre-
dedor de 4 millones de casos nuevos y se registraron 1,4 millones de muertes
por cáncer. De estos pacientes, alrededor del 52 % se presentan en edades
menores de 65 años (OPS 2021). Por otro lado, es importante destacar que en
Ecuador, desde septiembre de 2020, se inició el proceso de restablecer la ca-
pacidad máxima adaptada en la mayoría de consultas externas de oncología.
Referencias verbales de varios centros oncológicos ecuatorianos destacaron
que, en algunos pacientes, el grado de avance de la enfermedad fue afectado
no tanto por el virus, sino por la disminución de capacidad resolutiva en las
unidades. Lo cual plantea un panorama desalentador que debería ser estudia-
do, con el fin de obtener cifras verdaderas del impacto indirecto de la pande-
mia en estos pacientes.
Pronóstico
Se conoce que los pacientes con cáncer y COVID-19 tienen mayor riesgo de
muerte (OR 2,34; IC 95 %: 1,15–4,77; p=0,03) y de ingreso a UCI (OR 2.84; IC 95
%: 1,59–5,08; p< 0,01) comparados con pacientes sin cáncer (Dai et al. 2020).
La mortalidad en pacientes oncológicos con COVID-19 se encuentra alrededor
del 20 al 30 %, dependiendo del tipo de cáncer, el estadío y la edad (Lee L. et al.
329
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
2020; J. Tian et al. 2020; L. Zhang et al. 2020). La mortalidad en pacientes con
neoplasias pulmonares parece ser ligeramente más alta (33 %), y en pacientes
oncológicos con COVID-19 grave se ha reportado mortalidad mayor al 70 %
(Garassino et al. 2020; J. Tian et al. 2020).
De acuerdo con el tipo de neoplasia, se reporta que las neoplasias malignas
hematológicas, al igual que las neoplasias pulmonares, se asocian con un au-
mento de la gravedad de COVID-19 (OR 1,90; IC 95 %: 1,30-2,80) (Jee et al. 2020).
Los pacientes con neoplasias hematológicas parece que tienen un peor pronós-
tico que los tumores sólidos, con muertes de 41 % vs. 17 %, respectivamente
(HR 3,28; IC 95 %: 1,56-6,91) (Yang K. et al. 2020).
Pacientes con leucemia promielocítica aguda parecen tener un mal pronós-
tico, dado que el SARS-CoV-2 aumenta las condiciones pro-coagulativas, con-
dición ya existente previamente en estos pacientes (Baldacini et al. 2020). En
pacientes pediátricos con neoplasias hematológicas en tratamiento con quimio-
terapia y COVID-19, la fiebre asociada a neutropenia parece empeorar el pro-
nóstico (Flores et al. 2020; Sieni et al. 2020).
Respecto a la mortalidad en pacientes oncológicos y su relación al sexo
femenino, en modelos multivariados parece no existir una relación estadís-
ticamente significativa (OR 0,69; IC 95 %: 0,33-1,44; p<0,05); análisis que es
contradicho en otros estudios (Garassino et al. 2020; Lee L. et al. 2020). Así
mismo, se manifiesta la relación con la presencia de comorbilidades como hi-
pertensión y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Garassino et al. 2020;
J. Tian et al. 2020).
Se ha comprobado en análisis multivariados ajustados por la edad, tabaquis-
mo y quimioterapia que las puntuaciones mayores o iguales a dos en el Eastern
Cooperative Oncology Group son uno de los determinantes más fuertes para el
aumento de más de cinco veces el riesgo de muerte en pacientes oncológicos
(HR 5,83; IC 95 %: 2,60-13,1) (Albiges et al. 2020; Garassino et al. 2020). La inmu-
noterapia y la terapia hormonal no parecen tener una asociación estadística-
mente significativa con el riesgo de muerte (HR 2,22; 95 % IC: 0,75-6,58) (Albiges
et al. 2020).
Marcadores bioquímicos elevados, como la proteína C reactiva (PCR) y lac-
tato deshidrogenasa (LDH) se asocian con un mayor riesgo de empeoramiento
clínico (PCR: HR 4,17; IC 95%: 2,15-8,09; LDH: HR 2,31; IC 95%: 1,09-4,88).
Mientras que la elevación del PCR y el dímero D se asocian con mayor ries-
go de muerte (PCR: HR 2,80; IC 95 %: 1,01-7,78; Dímero D: HR 2,63; IC 95 %:
1,15-6,01) (Albiges et al. 2020). La linfopenia en el momento del diagnóstico de
COVID-19 se asocia a tasas más altas de gravedad (HR 2,10; IC 95 %: 1,50-3,10),
aumentando el riesgo si los pacientes presentan neutropenia de 14 a 19 días
previos al diagnóstico de COVID-19 (HR 4,20; IC 95%: 1,70-11,00) (Jee et al.
2020).
330
CAPÍTULO XXIII. Oncología y COVID-19
Conclusiones
Por todo lo dicho, proponemos tres estrategias principales para pacientes
con cáncer en esta crisis de COVID-19 y en futuros ataques de enfermedades
infecciosas graves. Primero, una posposición intencional de quimioterapia ad-
yuvante o cirugía electiva para neoplasias estables debe considerarse en áreas
endémicas. En segundo lugar, deben adoptarse disposiciones más estrictas
de protección personal para pacientes con cáncer o sobrevivientes de cáncer.
En tercer lugar, se debe considerar una vigilancia o tratamiento más intensi-
vo cuando los pacientes con cáncer están infectados con SARS-CoV-2, especial-
mente en pacientes mayores o con otras comorbilidades.
A medida que avanza la lucha contra la pandemia, no se puede ignorar el
estado psicológico de los pacientes con cáncer y la incertidumbre constante
de la posibilidad de contraer COVID-19. Los estilos de vida han cambiado, la
información en línea es mixta. Sea verdadera o falsa, causa diferentes niveles
de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. Considerando que
más de la mitad de los sobrevivientes de tumores malignos tiene un miedo basal
moderado a la recurrencia del tumor. Debemos precautelar no únicamente el
implementar un manejo terapéutico adecuado e individualizado, sino un mane-
jo integral con un grupo multidisciplinario, sin dejar de lado la salud mental de
nuestros pacientes.
331
CAPÍTULO XXIV
VIH y COVID-19
335
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
336
CAPÍTULO XXIV. VIH y COVID-19
337
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
338
CAPÍTULO XXV
Odontología y COVID-19
Renato Silva1
341
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
342
CAPÍTULO XXV. Odontología y COVID-19
Para la protección corporal, se debe usar una bata larga, desechable, antiflui-
dos, con cierre posterior y manga larga. No es obligatorio que esta sea estéril, a
excepción de que su uso sea en quirófano (Beltrán et al. 2020)
Para la protección de las manos, se deben usar guantes de nitrilo o látex de
la talla adecuada al profesional, ajustados a la bata de manga larga, sin que deje
al descubierto la piel (Bustillos et al. 2021).
Para proteger la vía aérea se debe usar una mascarilla de protección de alta
eficiencia del tipo N95 (o FFP2) respectivamente certificada para uso médico,
sin válvulas de exhalación, con uso de hasta ocho horas, exceptuando si esta tie-
ne contacto con fluidos del paciente (Falcón-Guerrero y Falcón-Pasapera 2020).
Para la protección ocular, se debe usar una careta de protección facial larga y
ancha que proteja la cara y de preferencia el cuello, además de cubrir la masca-
rilla. Adicionalmente, se deben usar gafas de uso médico; estas tienen que estar
ajustadas de modo que se adhieran a los contornos faciales, brindando un selle
hermético y que se ajuste con la mascarilla. Hay que tomar en cuenta que, si no
se usa un protector facial, la mascarilla debe ser cambiada con cada paciente
(Ordóñez et al. 2021).
343
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
344
CAPÍTULO XXV. Odontología y COVID-19
345
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Urgencia endodóntica
Se debe recomendar el uso de enjuague bucal para lograr reducir la carga
viral en la saliva en la medida de lo posible.
Por lo común que se vuelve en este tipo de atención, se recomienda un uso
cuidadoso de los estudios de imagen, para evitar generar reflejo tusígeno o nau-
seoso, como lo expusimos anteriormente (Fuentes et al. 2021).
346
CAPÍTULO XXV. Odontología y COVID-19
Urgencia quirúrgica
El profesional debe ser consciente de la pandemia y considerar en su
práctica, en la medida de lo posible, usar tratamientos odontológicos lo más
conservadores que pueda, siempre tomando en cuenta la relación entre el
riesgo y el beneficio de realizar un acto quirúrgico invasivo (Sigua-Rodríguez
et al. 2020).
La decisión debe ser tomada con el paciente o su tutor legal en caso de ser
discapacitado o menor de edad. Además, se deben modificar los consentimien-
tos informados y adaptarlos al reglamento local vigente; en caso de Ecuador, en
las exigencias de cada Centro de Operaciones de Emergencias (COE) cantonal.
Además de notificar en este documento los riesgos del procedimiento quirúr-
gico, se debe detallar el riesgo de contagio del COVID-19 por contaminación
cruzada, teniendo en cuenta y aplicando todos los estrictos protocolos de bio-
seguridad preventivos. Por último, se debe aclarar que cada acto quirúrgico
podría llevar a complicaciones que necesiten de atención médica de urgencias
y, por la complicada situación sanitaria que vive el mundo, la atenciones en
salas de emergencia se tornan más lentas y sujetas a disponibilidad, de acuerdo
con la situación de cada localidad (Fuentes et al. 2021).
Se debe ser claros y clasificar a cada paciente por su grupo de riesgo. El pro-
fesional debe intentar todas las opciones posibles en un tratamiento restaurati-
vo en piezas dentales consideradas para extracción. Para procedimientos en los
cuales se necesite realizar una herida quirúrgica que posteriormente necesite
síntesis, se deberán usar suturas reabsorbibles y realizar los debidos seguimien-
tos postoperatorios mediante teleconsulta (Fuentes et al. 2021).
347
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
348
CAPÍTULO XXVI
Anestesiología y COVID-19
351
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XXVI-1
Equipo de protección personal por niveles
Tabla XXVI-2
Listas de chequeo de protección del personal
1 Retirar joyas
2 Recoger el cabello
3 Vaciar bolsillos
4 Ajustar calzado
5 Sujetar gafas personales
1 Higiene de manos
2 Colocación de botas desechables
3 Colocar gorro de cabello
4 Colocación de mascarilla N95
5 Colocación de mascarilla quirúrgica
6 Colocar gafas de protección
7 Colocar guantes de manejo
352
CAPÍTULO XXVI. Anestesiología y COVID-19
353
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
354
CAPÍTULO XXVI. Anestesiología y COVID-19
Anestesia general
En los casos en los que se decida emplear anestesia general, se debe tomar
en cuenta que este tipo de anestesia emplea dos procedimientos que generan
aerosoles, la intubación orotraqueal y la extubación, los mismos que incre-
mentan el riesgo de infección cruzada con un Odds ratio (OR) de hasta 6,6
(Tran 2012).
Se debe realizar inducción de secuencia rápida, con oxigenación apneica,
para luego proceder a la intubación y minimizar la dispersión de aerosoles. En
caso de que el paciente tenga una oxigenación baja, se podría considerar ven-
tilación con mascarilla, pero con volumen pequeño y manteniendo un sello de
mascarilla hermético (London 2020).
Anestesia regional
La anestesia regional, ya sea central o periférica, presenta menor riesgo de
generar aerosoles debido a que no se manipula la vía aérea. Otra ventaja de este
tipo de anestesia es que no altera la mecánica ventilatoria, lo que reduce las
complicaciones postoperatorias. Además, no aumenta la necesidad de cuidados
respiratorios postoperatorios, ya que algunos de estos pacientes, dependiendo
del grado y severidad de infección, pueden presentar compromiso de su fun-
ción pulmonar (He H. et al. 2020; Zhao S. et al. 2020).
355
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Anestesia espinal
No está clara la seguridad de realizar anestesia espinal tanto para los pacien-
tes como para el anestesiólogo. En un estudio realizado por Zhong y sus cola-
boradores en el que se aplicó este tipo de anestesia a 49 personas, la anestesia
espinal fue bien tolerada y los pacientes no mostraron alteración en la frecuen-
cia cardíaca, la presión arterial y la saturación de oxígeno después de la cirugía.
Además se administraron antieméticos para evitar el riesgo de vómitos y, por
ende, la propagación viral. No obstante, y pese a esta medida, tres pacientes
presentaron vómitos (Zhong Q. et al. 2020).
356
CAPÍTULO XXVI. Anestesiología y COVID-19
357
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Intubación traqueal
Se trata de un procedimiento de riesgo con dificultad fisiológica. Cerca del
10 % de los pacientes en este entorno desarrollan hipoxemia grave, y alrededor
del 2 % experimenta un paro cardíaco (Cook 2020). Esta técnica es considerada
el estándar de oro para asegurar una vía aérea permeable. Los avances han per-
mitido que la intubación orotraqueal sea uno de los procedimientos más utili-
zados. Son diversas las razones por las cuales un paciente puede necesitar ser
intubado, como en la parada cardiorrespiratoria; para la protección de la vía
aérea; en pacientes con traumatismo craneoencefálico o aquellos con Glasgow
menor de 8 puntos; pacientes que tengan insuficiencia respiratoria o en aque-
llos pacientes que son sometidos a intervenciones quirúrgicas con anestesia ge-
neral (Ostabal Artigas 2002).
La tasa de éxito en el primer paso de la intubación traqueal en pacientes
críticamente enfermos es a menudo < 80 % y hasta el 20 % de intubaciones tra-
queales toman más de dos intentos (Nolan y Kelly 2011).
Se debe de considerar intubación traqueal si el paciente presenta (Vera 2020):
• Aumento del trabajo respiratorio.
• Taquipnea > 30 rpm persistente.
• Hipoxemia refractaria: saturación de O2 < 90 % pese a oxígeno suplementa-
rio (FiO2 ≥ 50 %)
• Insuficiencia respiratoria aguda y criterios de shock.
• Si se considera como opción la intubación, debe realizarse lo antes posible
ante el riesgo de deterioro rápido del paciente.
La intubación traqueal en pacientes con enfermedad por coronavirus crea
un riesgo para los pacientes fisiológicamente comprometidos. De acuerdo con un
estudio realizado en dos hospitales en Wuhan en el que participaron 202 pacien-
tes con enfermedad por coronavirus sometidos a intubación traqueal, se utilizó
la inducción de secuencia rápida (RSI) o RSI modificado con una tasa de éxito de
intubación del 89,1 % en el primer intento y del 100 % en general (Yao W. et al.
2020). Dentro de las complicaciones asociadas a este procedimiento, se encon-
traron hipoxemia en el 73,3 %, hipotensión arterial en el 17,5 %, paro cardíaco
(2 %), neumotórax (6 %) (Yao W. et al. 2020).
Saito y sus colaboradores recomiendan el uso de videolaringoscopio, ya que
presentan una alta tasa de éxito de la intubación traqueal. Incluso en pacientes
con una vía aérea difícil y tiempo de intubación corto no se requiere un intro-
ductor, además de que no es necesario insertar un estilete de tubo traqueal, de
358
CAPÍTULO XXVI. Anestesiología y COVID-19
modo que se puede conectar un filtro del sistema respiratorio al tubo traqueal
antes de la intubación (Saito et al. 2020).
Técnica de intubación
Según las guías de Cook y un estudio realizado por Yao, ambos elaborados
en 2020, la técnica de intubación recomendada consta de los siguientes pasos:
1. Antes de la inducción de la anestesia general, se realiza preoxigenación
durante cinco minutos, ya sea utilizando una mascarilla que suministre
oxígeno al 100 % o continuando la oxigenoterapia previa (Cook et al. 2020;
Yao W. et al. 2020).
2. Coloque un filtro de intercambio de calor y humedad (HME) entre el soporte
del catéter y el circuito (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
3. Adoptar la posición del paciente, incluida la rampa en la posición obesa e
inversa de Trendelenburg (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
4. La inducción de secuencia rápida modificada con ventilación con máscara
antes de la intubación, en combinación con la videolaringoscopia, logró al-
tas tasas de éxito de intubación en el primer paso y en general (Cook et al.
2020; Yao W. et al. 2020).
5. En pacientes agitados, se sugiere el empleo de una técnica de intubación
traqueal de secuencia retardada (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
6. Si existe riesgo de inestabilidad cardiovascular, se recomienda ketamina 1-2
mg/kg. Para la inducción de la anestesia, se recomienda rocuronio 1,2 mg/
kg. Para el bloqueo neuromuscular y en caso de suxametonio, la dosis debe
ser de 1,5 mg/kg. También se recomienda una combinación de etomidato
0,2 a 0,6 mg/kg o ketamina 1-2 mg/kg con dosis bajas de midazolam. El uso
de propofol debe minimizarse (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
7. Asegure el bloqueo neuromuscular completo antes de intentar la intubación
traqueal y que haya un vasopresor para bolo o infusión disponible de inme-
diato para controlar la hipotensión (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
8. Una vez el paciente se encuentre bajo los efectos de la anestesia, se puede
realizar presión positiva continua (CPAP) con el objetivo de evitar la tos. La
ventilación con bolsa-mascarilla se puede utilizar para ayudar a la ventilación
y prevenir la hipoxia si está indicado (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
9. La laringoscopia debe realizarse con el dispositivo con más probabilidades
de lograr una intubación traqueal de primer paso rápida en todas las cir-
cunstancias (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
10. Intube con un tubo traqueal de 7,0 a 8,0 mm de diámetro interno en las
mujeres o de 8,0 a 9,0 mm en los hombres. Se debe utilizar un tubo traqueal
con un puerto de succión subglótico cuando sea posible (Cook et al. 2020;
Yao W. et al. 2020).
359
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
11. Infle el manguito con aire a una presión medida de 20-30 cm H2O inmedia-
tamente después de la intubación traqueal y asegure el tubo traqueal (Cook
et al. 2020; Yao W. et al., 2020).
12. Verificar la intubación traqueal con capnografía de forma de onda continua;
la auscultación del tórax puede ser difícil cuando se usa EPP, por lo que se
recomienda vigilar la expansión bilateral de la pared torácica con la ventila-
ción (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
13. Pasar una sonda nasogástrica después de que se complete la intubación tra-
queal y se establezca la ventilación para minimizar la necesidad de interven-
ciones posteriores (Cook et al. 2020; Yao W. et al. 2020).
Manejo ventilatorio
Una vez superada la inducción con intubación exitosa, se requiere tener cla-
ro cómo se debe mantener la mecánica respiratoria, no solo por la alteración
fisiopatológica de la infección, sino por los efectos propios de los anestésicos y
medicamentos a usar durante todo el procedimiento quirúrgico.
El panel de Surviving Sepsis Campaign recomendó recientemente que los
pacientes con ventilación mecánica con COVID-19 deben ser tratados de ma-
nera similar a otros pacientes con insuficiencia respiratoria aguda en la UCI
(Greenland 2020). Sin embargo, un estudio italiano describe que la neumonía
COVID-19, a pesar de caer en la mayoría de las circunstancias bajo la definición
de síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), es una enfermedad específi-
ca, cuyas características distintivas son hipoxemia severa, a menudo asociada
con una distensibilidad pulmonar normal (Gattinoni 2020; Alhazzani 2019).
Este mismo estudio, que fue elaborado por Gattinoni y colaboradores, señala
que los pacientes con hipoxemia severa, a pesar de compartir una sola etiología
(SARS-CoV-2), pueden presentarse de manera muy diferente: respiración nor-
mal (hipoxemia «silenciosa») o notablemente disneica; bastante sensible al óxi-
do nítrico o no; profundamente hipo, normo o hipercápnico; y sea sensible a la
posición prono o no. Por lo tanto, la misma enfermedad en realidad se presenta
con una impresionante no uniformidad (Gattinoni 2020).
Se ha generado una hipótesis que se basa en la interacción de tres factores:
1. La gravedad de la infección, la respuesta del huésped, reserva fisiológica y
comorbilidades.
2. La capacidad de respuesta ventilatoria del paciente a la hipoxemia.
3. El tiempo transcurrido entre el inicio de la enfermedad y la observación en
el hospital.
La interacción entre estos factores conduce al desarrollo de un espectro de
enfermedades relacionadas con el tiempo dentro de dos fenotipos primarios:
tipo L (Low), caracterizado por baja elastancia (es decir, alta compliance), baja
360
CAPÍTULO XXVI. Anestesiología y COVID-19
Extubación
La extubación, después de la anestesia general o cuando el estado clínico
del paciente lo amerita, debe efectuarse de forma similar a la intubación. Esto
significa, por anestesiólogos expertos y con el personal mínimo necesario en la
sala, además del uso de equipo de protección personal (Mejía-Terrazas 2020). Al
extubar al paciente dentro del quirófano es necesario valorar el adecuado cum-
plimiento de los criterios clínicos de mecánica ventilatoria, criterios gasométri-
cos de extubación y recuperación completa de la relajación neuromuscular; dos
capas de gasas húmedas pueden ser empleadas para cubrir la boca y nariz del
paciente para disminuir la exposición a las secreciones propias del proceso de
extubación (Serna et al. 2020).
Además, se recomienda sobreponer un plástico transparente sobre la ca-
beza del paciente, para evitar la aerosolización de partículas. Se recomienda
también el empleo de medicamentos para reducir la probabilidad de tos y así
la generación de aerosoles. Estos medicamentos pueden ser dexmedetomidi-
na, remifentanilo, fentanilo o lidocaína. Inmediatamente finalizada la extu-
bación, se debe valorar el riesgo/beneficio de iniciar oxigenoterapia (Serna et
al. 2020). El uso de un catéter intercambiador de vía aérea está relativamente
contraindicado en un paciente con COVID-19, debido al potencial de desenca-
denar tos (Cook 2020).
361
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
362
CAPÍTULO XXVII
Emergencias quirúrgicas,
protocolo de cirugía
y COVID-19
Denisse Meza1
Cirugía electiva
Desde el mes de marzo, con la cuarentena hubo una redistribución del per-
sonal. Médicos y enfermeras del área de cirugía fueron llamados a brindar aten-
ción en los servicios de emergencias. La disponibilidad de camas en UCI para
pacientes posoperatorios disminuyó y las camas en los servicios de cirugía se
llenaban con pacientes COVID-19. Debido a la gran cantidad de contagiados,
prácticamente el servicio de cirugía y las cirugías electivas se redujeron a casi
inexistentes (Guerci et al. 2020).
365
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
366
CAPÍTULO XXVII. Emergencias quirúrgicas, protocolo de cirugía y COVID-19
367
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
368
CAPÍTULO XXVII. Emergencias quirúrgicas, protocolo de cirugía y COVID-19
Protocolos de bioseguridad en el
ámbito quirúrgico
Para Ecuador, la llegada del SARS-CoV-2 ha impactado todos los servicios
de salud, al igual que alrededor del globo. De la misma manera que en paí-
ses como España, Italia y China, se paralizó la actividad quirúrgica durante
los meses de cuarentena; sin embargo, era necesario empezar a activar estos
servicios. Siendo el COVID-19 una enfermedad altamente contagiosa, es ne-
cesario dar el cuidado adecuado perioperatorio, para proteger al paciente y
a los servidores de la salud. Es así que muchos procedimientos que se iban a
realizar de manera electiva fueron cancelados para preservar recursos y desti-
narlos a la alta demanda por los pacientes COVID-19 positivos.
Sin embargo, el personal de salud debe estar preparado porque, a medida
que disminuyan los pacientes con COVID-19, el servicio quirúrgico se reac-
tivará, siendo necesario tener un protocolo estandarizado, flexible a modifi-
caciones a lo largo del tiempo, adaptándose a diferentes situaciones que se
vayan dando con el mejor entendimiento de la patología y de su transmisión.
También es importante el hecho de la introducción de una vacuna, garanti-
zando las medidas de protección del paciente y del personal. A continuación,
se expone el protocolo con el que se está trabajando al momento en los hospi-
tales del país (Consenso Cirugía MSP Ecuador 2021).
369
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XXVII-1
Tipos de cirugía y necesidad de atención
Descripción y tiempo
Tipo de cirugía Ejemplos
para su realización
370
CAPÍTULO XXVII. Emergencias quirúrgicas, protocolo de cirugía y COVID-19
371
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Positivo (+)
PCR o Prueba
de Antígenos
Negativa (-)
Sí, Esquema
Completo Operar
Paciente CON
Síntomas
Respiratorios Historia
de Vacunación
Negativa (-)
IgG (+)
No, Esquema
Paciente con cirugía programada Incompleto
PCR o Prueba
IgG (-) de Antígenos
Paciente SIN
Síntomas
Suspender Cirugía Positivo (+)
Respiratorios
Reprogramar Cirugía
372
CAPÍTULO XXVII. Emergencias quirúrgicas, protocolo de cirugía y COVID-19
Recomendaciones
Se recomienda estandarizar un protocolo general para que lo puedan seguir
en todos los servicios de cirugía de los diferentes hospitales del país, siempre
priorizando la salud tanto del personal como de los pacientes. Es necesario tam-
bién concientizar y promocionar en el primer nivel de salud que la población
acuda a las valoraciones y opte por realizarse los procedimientos quirúrgicos, y
siempre mencionar el riesgo/beneficio y la valoración individualizada que cada
persona debe tener.
Se recomienda realizar estudios más a fondo sobre cómo afecta la redis-
tribución de recursos en los hospitales y analizar maneras de hacerlo eficaz-
mente para que los servicios, que tal vez no sean los primeros en abordar
un paciente COVID-19, estén totalmente abastecidos para brindar atención al
resto de la población.
373
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
374
CAPÍTULO XXVIII
Enfermedades tropicales
desatendidas por la pandemia
causada por el COVID-19
377
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
378
CAPÍTULO XXVIII. Enfermedades tropicales desatendidas por la pandemia
causada por el COVID-19
Dengue
La transmisión y la enfermedad son endémicas en más de 100 países de las
regiones del África, Américas, Mediterráneo, Asia y del Pacífico, en donde tam-
bién la pandemia del COVID-19 está presente (OMS 2021).
En países latinoamericanos, existen reportes de incremento sustancial de
casos de dengue en las primeras semanas epidemiológicas (SE) del año 2020,
pero luego hay un decrecimiento desde la SE-7 en ciertos países, y entre
estos Ecuador, mientras aumentan los casos de COVID-19 (Figura XXVIII-1)
(Epidemiological Alert Dengue in the context of COVID-19 2020).
Estos datos coinciden con el antes y el comienzo del confinamiento y las
restricciones de movilidad para contener la transmisión del SARS-CoV-2. El
confinamiento, el toque de queda militar y el estado de emergencia sanitaria
379
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
decretado por los gobiernos reduce la movilidad de las personas, tanto de los
enfermos a los centros de salud como de los equipos de respuesta de brotes
de enfermedades vectoriales. Además, los pacientes no acuden por el miedo a
contagiarse de SARS-CoV-2, la falta de dinero o medio de transporte o porque los
centros de salud y hospitales modificaron horarios de atención o cerraron cier-
tos servicios para dedicar la atención a pacientes con sospecha de COVID-19.
Aparte de los mencionados, existen otros factores como el no diagnóstico de
dengue por falta o retraso en la llegada de reactivos a los centros de salud para
la realización de las pruebas, incluso la falta de personal de salud (médicos,
enfermeras, laboratoristas) que se contagiaron con COVID-19 y estuvieron en
aislamiento. Muchos de los casos de dengue son asintomáticos o leves y, con el
conocimiento de la población, no asisten para ser diagnosticados y entrar en las
estadísticas. Nuestra opinión es que existen muchos más casos de dengue que
los reportados en las últimas semanas epidemiológicas del MSP.
Es importante mencionar, además, que se detuvieron ciertos programas y pro-
yectos de intervención e investigación que acudían a las comunidades endémicas y
realizaban fumigación para control vectorial y promoción de salud, motivando a
la población a tomar las medidas de prevención e incluso tomar muestras en el
sitio y diagnosticar, vigilancia epidemiológica y estudios entomológicos, resisten-
cia de los mosquitos a los insecticidas y de los serotipos virales circulantes en los
vectores (Figura XXVI-2). Otra limitante para acudir a las comunidades tanto de
investigadores como de personal de control de vectores son las regulaciones
del gobierno de tener pruebas de PCR negativas y los equipos de protección per-
sonal. La OPS, la OMS y otras organizaciones han enfatizado en la importancia de
mantener y apoyar los programas de prevención y control vectorial e integrar en
los comunicados de prevención de COVID-19 las medidas de prevención, control,
diagnóstico y manejo para dengue, malaria y otras enfermedades sindémicas
(Wilder-Smith et al. 2020).
Figura XXVIII-1
Casos de dengue reportados en Ecuador.
Fuente: Subsistema de vigilancia SIVE ALERTA, Ministerio de Salud Pública del Ecuador.
Se observa la caída brusca de casos desde la SE-11, coincidiendo con el confinamiento por el COVID-19.
Antes del confinamiento, los casos de dengue estaban aumentando 3 y 4 veces en relación con los años
anteriores.
380
CAPÍTULO XXVIII. Enfermedades tropicales desatendidas por la pandemia
causada por el COVID-19
Figura XXVIII-2
Reservorios de aedes aegypti en comunidades del río Cayapas-Esmeraldas
Josefina Coloma de la University of California, EE.UU., examinando reservorios de aedes aegypti en comu-
nidades del Río Cayapas-Esmeraldas, durante la investigación en el proyecto «Zika y dengue bajo cambio
ambiental y gradiente de urbanicidad. Esmeraldas-Ecuador».
Esquistosomiasis
El control de los caracoles es un componente importante de la estrategia de
control general; sin embargo, se ha descubierto que plantea desafíos considera-
bles debido a que persiste la transmisión de la esquistosomiasis como zoonosis.
A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud, la transmisión focal persiste en
la región de los lagos como resultado de la infección en el ganado y la resiliencia
del caracol huésped intermedio que representa un riesgo (Ehrenberg et al. 2020).
Equinococosis quística
África, las Américas y Asia son las principales zonas endémicas, donde se
suma la situación precaria de agricultores y pastores de bajos recursos econó-
micos (De Souza 2020). La escasez de herramientas efectivas para tratar y pre-
venir estas infecciones representa un obstáculo persistente que ilustra la falta
de interés de los sectores en el desarrollo de fármacos nuevos y eficaces para
muchas enfermedades tropicales (Ehrenberg et al. 2020).
381
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Leishmaniasis
La leishmaniasis se encuentra entre las diez principales enfermedades tropi-
cales desatendidas, con más de 12 millones de personas infectadas en América,
África, Asia y Oriente Medio. Un desafío adicional es la leishmaniasis visceral
canina, donde los perros actúan como reservorio y preceden a los casos huma-
nos de la enfermedad. Constituye un problema de salud pública en algunos de
los países endémicos (Ehrenberg et al. 2020).
382
CAPÍTULO XXVIII. Enfermedades tropicales desatendidas por la pandemia
causada por el COVID-19
383
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Conclusiones
La pandemia de COVID-19 ya ha afectado, está afectando y afectará en el
futuro cercano y lejano la salud de los más de 1,4 billones de personas que con-
viven con una o varias de las ETD por la falta de atención de sus necesidades
de salud y de los medicamentos que estaban recibiendo. Además, estas enfer-
medades se incrementarán en términos de morbilidad, cronicidad, secuelas y
mortalidad por la falta de prevención, diagnóstico y manejo oportuno.
La pandemia COVID-19 merece atención, debido a su alto impacto en la sa-
lud pública. No obstante, las necesidades de diagnóstico y tratamiento de las
ETD no deben ignorarse en estos tiempos, ya que es probable que muchas más
vidas se pierdan y se vean afectadas por la negligencia.
Los servicios de salud y la vigilancia de enfermedades deberán experimentar
cambios profundos para encontrar formas más efectivas de hacer frente a las
enfermedades emergentes y reemergentes, entre ellas la zoonosis.
Se cree que el COVID-19 exacerbó la situación de las ETD, ya que desvía los
recursos humanos y financieros que tanto se necesitan.
Los servicios de salud pública están siendo llevados al límite por el COVID-19.
Esto obligará a los establecimientos médicos y políticos a tomar decisiones ex-
tremadamente difíciles, empujando a una gran proporción de la población hu-
mana a la pobreza, incluso a la pobreza extrema, lo que aumenta la prevalencia
en la comunidad de las enfermedades tropicales.
384
CAPÍTULO XXIX
Carlos Nieto
Alejandra Barreto
Jorge Eduardo Vásconez1
Figura XXIX-1
Clasificación de la familia Coronaviridae
387
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Epidemiología
Langford, en su artículo «Coinfección bacteriana e infección secundaria en
pacientes con COVID-19: una revisión rápida y un metaanálisis en vivo», expone
que existe coinfección bacteriana en aproximadamente el 3,5 % de los casos e
infección secundaria bacteriana en el 15,5 % de pacientes con COVID-19 positi-
vo (Langford et al. 2020).
Richardson menciona en su estudio «Presentación de características, co-
morbilidades y resultados entre 5700 pacientes hospitalizados con COVID-19 en
el área de la ciudad de Nueva York» que la coinfección viral por virus respirato-
rios fue del 2,1 %. La infección fúngica está presente en el 10,9 % de pacientes
inmunodeprimidos y con presentación grave de la enfermedad (Richardson et
al. 2020). Por último, con respecto a la mortalidad se demostró que tener una
coinfección bacteriana y fúngica con SARS-CoV-2 aumenta la mortalidad en 2,5
veces (Martins-Filho et al. 2020).
388
CAPÍTULO XXIX. Enfermedad por COVID-19 y coinfecciones
en vivo. Microbiología clínica e infección», obtuvo como resultados que las co-
infecciones bacterianas se presentan en el 3,5 % y las infecciones secundarias
en el 15,5 %. Por el uso de antibioticoterapia empírica de primera línea, los
patógenos más frecuentes identificados fueron Mycoplasma, Haemophilus In-
fluenzae y Pseudomona Aeruginosa (Langford et al. 2020).
La coinfección fúngica, presente en la mayoría de los casos en pacientes que
tienen comprometido su sistema inmune, el organismo más frecuente hallado
fue Cándida Albicans en un 70 % de los estudiados. El porcentaje restante fue
otras especies de Cándida (Salehi et al. 2020).
Figura XXIX-2
Sintomatología de infección por SARS-CoV-2
389
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XXIX-1
Resultados de analítica sanguínea en pacientes con SARS-CoV-2
Recuento de glóbulos blancos, x/L 7,0 (5,2 – 9,5) 5 680 3,8 – 10,5
390
CAPÍTULO XXIX. Enfermedad por COVID-19 y coinfecciones
Figura XXIX-3
Imagen típica en vidrio deslustrado, indicativo de COVID-19
Tratamiento
El tratamiento de las coinfecciones va a depender del agente infeccioso,
su resistencia a la medicación y las complicaciones que podría presentar
(Bengoechea y Bamford 2020).
Pronóstico
Claramente, depende del estado del paciente. Si tiene alguna comorbilidad,
su mortalidad aumenta. Si, además de esto, presenta una coinfección o una in-
fección secundaria, su riesgo de mortalidad puede aumentar hasta cinco veces
(Bengoechea y Bamford 2020).
Lesiones dermatológicas
Las manifestaciones cutáneas en el SARS-CoV-2 se observan cuando hay
una disrupción sistémica debido a la infección, en la que se alteran vías infla-
matorias y cardiovasculares principalmente, causando exantemas, lesiones y
erupciones (Carrascosa et al. 2020).
La atracción de citocinas inflamatorias causa una desregularización sistémi-
ca, que provoca aumento de la permeabilidad vascular y alteraciones en la cas-
cada de coagulación, en especial de la activación complemento que promueve
estados protrombóticos y daño microvascular (Carrascosa et al. 2020).
391
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Infecciones gastrointestinales
Como los receptores ECA 2 también se expresan en el intestino, el SARS-CoV-2
también afecta al mismo. Otro mecanismo de acción es la bomba de antibióti-
cos que se suele administrar para tratar esta infección viral. Silan Gu menciona
que, debido al daño del epitelio intestinal, hay una destrucción de la microbiota
intestinal que predispone a que gérmenes oportunistas causen una infección se-
cundaria. Los más frecuentes encontrados son Streptococcus, Rothia, Veillonella
y Actinomyce (Gu et al. 2020).
Infecciones atípicas
Aspergilosis pulmonar:
El aspergillus spp. puede causar coinfecciones en pacientes con COVID-19,
especialmente en enfermedades graves. Zhu X. y colaboradores, en un estudio
con 243 pacientes positivos para COVID-19, observaron que el 23,3 % de estos
pacientes tenían coinfección con aspergillus, e incluso si eran pacientes asinto-
máticos podían llegar a desarrollar esta infección (Zhu X. et al. 2020).
Distintos estudios mostraron coinfección por este hongo en pacientes que
ingresaron a UCI y necesitaron ventilación mecánica. Por ejemplo, en Bélgica,
de 34 pacientes que ingresaron a UCI debido a la infección por COVID-19, 20
requirieron ventilación mecánica invasiva, de los cuales siete tuvieron sospe-
cha de coinfección por aspergillus. En Holanda, de 135 pacientes confirmados
COVID-19, 31 requirieron ventilación mecánica en UCI y, de estos, seis desarro-
llaron una infección secundaria por aspergillus. En Francia, Alanio y colabora-
dores reportaron un estudio en el que, de 27 pacientes en UCI con ventilación
mecánica, nueve tenían coinfección por aspergillus (Alanio et al. 2020; Rutsaert
et al. 2020; Van Arkel et al. 2020).
Se ha mostrado que los hallazgos radiológicos de la aspergilosis pulmonar
asociada a COVID-19 incluyen nódulos con cavidades y signos dendríticos en las
fases tempranas. Otros signos incluyen nódulo periférico, media luna de aire,
signo del halo inverso, consolidación nodular, opacidades en vidrio deslustrado,
patrón de pavimentación loco, derrame pleural y quistes pulmonares (Lai y Yu 2020).
Candidiasis
Los pacientes con COVID-19 grave tienen un alto riesgo de desarrollar infec-
ciones por especies de Cándida. Esto puede deberse a que estos pacientes pue-
392
CAPÍTULO XXIX. Enfermedad por COVID-19 y coinfecciones
den ser tratados con antibióticos de amplio espectro para tratar otras coinfec-
ciones o recibir nutrición parenteral. Además, varios de estos pacientes pueden
presentar neutropenia prolongada u otros factores de deterioro inmunológico
(Song F. et al. 2020). Se demostró que C. Albicans (19/43; 44,1 %) es la especie
de levadura más prevalente, seguida de C. Auris (10/43; 23,2 %); C. Glabrata, C.
Parapsilosis, C. Tropicalis y S. Cerevisiae (2/43; 4,6 % cada uno); y C. Krusei y Rho-
dotorula spp. (1/43; 2,3 % cada uno) (Arastehfar et al. 2020).
El cultivo sigue siendo el estándar de oro. Aproximadamente el 50 % de las
candidiasis invasivas no se identifican mediante hemocultivos. La aplicación de
diagnósticos sin cultivo, es decir, prueba de antígeno de β-D-glucano (BDG) y
manano, y plataformas moleculares como Panel de PCR y T2 Cándida, se reco-
miendan para mejorar el diagnóstico (Clancy y Nguyen 2018).
Las equinocandinas son el tratamiento de elección para las infecciones in-
vasivas por Cándida, siendo Fluconazol, Anfotericina B liposomal, Voricona-
zol, Posaconazol e Isavuconazol las alternativas de segunda línea (Arastehfar
et al. 2020).
Mucormicosis
Los pacientes con COVID-19 con traumatismo, diabetes mellitus, neutropenia
prolongada o en tratamiento con glucocorticoides pueden desarrollar mucormi-
cosis. No existen muchos estudios ni información acerca de la incidencia de esta
infección en pacientes COVID-19. En la India se reportó el caso de un paciente
masculino de 60 años, diabético, con diagnóstico confirmado de COVID-19 que
desarrolló una coinfección mucormicosis rino-orbitaria, el cual falleció a los seis
días de su ingreso hospitalario (Mehta y Pandey 2020; Song F. et al. 2020).
La guía global para el diagnóstico y manejo de la mucormicosis en 2019 por la
Confederación Europea de Micología Médica (ECMM) y el Consorcio de Educa-
ción e Investigación del Grupo de Estudio de Micosis recomiendan tratamiento
quirúrgico completo temprano para la mucormicosis, siempre que sea posible.
Además del tratamiento antimicótico sistémico con Anfotericina B, Anfoterici-
na B liposomal y la suspensión oral de Posaconazol (Song F. et al. 2020).
Tuberculosis
La tuberculosis es una de las diez principales causas de mortalidad. Tiene
una presentación notablemente similar a la infección actual por SARS-CoV-2.
Coinfecciones de tuberculosis con coronavirus en pasadas epidemias de virus,
como el SARS y el MERS-CoV, habían planteado una importante amenaza en la
propagación de la enfermedad (Bandyopadhyay et al. 2020).
Yousaf y colaboradores, en una serie de casos en la que hubo seis pacientes
coinfectados por dengue y COVID-19, evidenciaron que los síntomas más fre-
cuentes fueron tos (83,3 %), seguido de fiebre (50 %), mialgias (33,3 %), dolor de
cabeza (16,6 %) y fatiga (16,6 %) (Yousaf et al. 2020).
393
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
394
CAPÍTULO XXX
Diego Añazco
Mariam Mushtaq
Bryan Nicolalde
Ana Aguilar
Enrique Terán 1
1 Todos los autores pertenecen al Colegio de Ciencias de la Salud, Universidad San Francisco
de Quito.
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
397
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
(Nicolalde et al. 2020; Sanders et al. 2020). Sin embargo, se ha demostrado que
el número y forma de los fagolisosomas cambia cuando se emplea HQ, pero no
con el uso de cloroquina, lo que podría explicar la mayor efectividad antiviral
in vitro de esta última (J. Liu et al. 2020). Adicionalmente, su efecto inmunomo-
dulador podría ser beneficioso frente a las complicaciones que se asocian a la
tormenta de citocinas inflamatorias producida por COVID-19 (J. Liu et al. 2020).
Experimentos in vitro, se ha demostrado también una regulación negativa de
estos fármacos sobre las vías de señalización asociadas a receptores tipo Toll
(Toll-Like Receptor, TLR)-9, TLR-7 y cGAS-STING; así como inhibición de la pro-
ducción de IL-1, IL-6 y TNF-α (J. Liu et al. 2020; Schrezenmeier y Dörner 2020;
Soy et al. 2020).
Es así como inicialmente, en un ensayo clínico, no aleatorizado, se compa-
ró HQ sola, HQ más azitromicina y un grupo control. En este estudio, con una
muestra pequeña (n=36), se evidenció que, al sexto día de tratamiento con HQ
sola o HQ con azitromicina, el 70 % de pacientes se encontraban virológicamen-
te curados en comparación con el 12,5 % de los controles (p=0,001) (Gautret et
al. 2020).
Sin embargo, en un estudio posterior, multicéntrico y aleatorizado, se puso
en evidencia que HQ no produjo mayor aclaramiento viral a los 28 días (85,4 %),
al ser comparada con la terapia estándar (81,3 %) (W. Tang, et al. 2020). Adicio-
nalmente, un segundo estudio, de cohorte retrospectivo en pacientes con enfer-
medad severa, tampoco demostró diferencias significativas en mortalidad entre
los que recibieron HQ sola, HQ con azitromicina o el grupo control (Rosenberg
et al. 2020). En un tercer estudio observacional, el uso de HQ tampoco se asoció
a reducción significativa en la mortalidad o la necesidad de intubación endo-
traqueal (Geleris et al. 2020). Interesantemente, en un cuarto estudio, observa-
cional y multinacional, Mehra y colegas reportaron que el uso de cloroquina o
HQ, con o sin macrólidos, no era efectivo en pacientes con COVID-19 (Mehra
et al. 2020). Sin embargo, debido a importantes inconsistencias en los datos pri-
marios que se utilizaron, y por la presión de investigadores de todo el mundo,
incluidos nosotros (Watson 2020), el estudio fue retractado por sus autores. Días
después de esta desafortunada pero sonada situación, los investigadores princi-
pales del ensayo clínico Recovery, llevado a cabo en el Reino Unido, reportaron
que no hubo diferencias significativas en el desenlace primario de mortalidad
a los 28 días, ni hubo evidencia de efectos beneficiosos sobre la duración de la
estancia hospitalaria u otros parámetros; por lo que dejaron de reclutar partici-
pantes para el brazo de HQ (Horby y Landray 2020).
En cuanto a su potencial uso como profilaxis, un ensayo clínico aleatorizado
y doble ciego demostró que el uso de HQ no redujo la incidencia de infecciones
por SARS-CoV-2 en personas con exposición de riesgo moderado (menos de dos
metros de un caso confirmado por más de 10 minutos, usando mascarilla sin
protector facial) o de riesgo alto (la misma exposición, pero sin utilizar mascari-
lla), en un ámbito ocupacional o por contacto en el hogar (Boulware et al. 2020).
398
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
399
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
et al. 2020), y lo reactivó cuando el mismo fue retractado. Sin embargo, y de forma
inusual, posterior al anuncio del estudio Recovery, la OMS suspendió definitivamen-
te el brazo de HQ (OMS 2020a).
Recientemente, una base de datos sobre HQ en COVID-19 recopiló 307 estu-
dios, de los cuales 226 fueron revisados por pares y 257 compararon el grupo
tratamiento y grupo control. Se concluye que la HQ no es efectiva cuando se
utiliza muy tarde con dosis altas y por largos períodos de tiempo (Recovery/
Solidarity). La efectividad de la HQ mejora con el uso temprano y con la dosifica-
ción adecuada. El tratamiento temprano consistentemente muestra resultados
positivos (66 % de mejora). Las evaluaciones negativas de la HQ típicamente ig-
noraron el momento del tratamiento y se enfocaron en un subgrupo de estudios
en estadios avanzados de la enfermedad (OMS 2020a).
Remdesivir
El remdesivir es un análogo de la adenosina que, al unirse a las cadenas de
ARN virales durante la transcripción, causa una terminación prematura, im-
pidiendo la replicación viral. Este agente ha demostrado tener una potente ac-
tividad de amplio espectro in vitro contra múltiples virus de ARN, incluyendo
al virus del Ébola, y a los beta-coronavirus causantes del síndrome respirato-
rio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés) y del síndrome respiratorio de
oriente medio (MERS, por sus siglas en inglés) (Sheahan et al. 2020).
El uso de remdesivir en modelos de primates infectados con el virus del
MERS demostró una reducción significativa en la replicación viral, presencia
de lesiones en tejido pulmonar y severidad de características clínicas (De Wit
et al. 2020). Estudios in vitro han demostrado que el remdesivir tiene un potente
efecto antiviral contra el SARS-CoV-2 y que las concentraciones necesarias se las
puede lograr con el uso de sus dosis terapéuticas (M. Wang et al. 2020).
En un estudio clínico aleatorizado en pacientes hospitalizados por COVID-19,
para determinar el tiempo de recuperación, definido por el tiempo hasta el alta
hospitalaria o la hospitalización con fines de control de infección únicamente,
un grupo recibió remdesivir intravenoso (n=538) y fue comparado con placebo
(n=521) durante 10 días (Beigel et al. 2020). El grupo que recibió remdesivir tuvo
una reducción significativa (RR=1,32; p<0,001) en el tiempo de recuperación
(mediana=11 días; IC95=9-12 días) comparado con el placebo (mediana=15 días,
IC95=13-19 días). Sin embargo, no se pudo apreciar una reducción significativa
en la mortalidad a 14 días entre remdesivir (7,1 %) y el grupo control (11,9 %).
Adicionalmente, un estudio clínico aleatorizado de fase 3 en el que se com-
paró un régimen de remdesivir por cinco días (n=200) o por diez días (n=197),
encontró que el 65 % de los pacientes que recibieron un régimen corto tuvie-
ron una mejoría clínica en el día 14, comparado con el 54 % de los pacientes
que recibieron un régimen largo. Sin embargo, al ajustar los resultados según
el estado clínico basal, la mejoría clínica observada no fue estadísticamente
400
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
diferente entre los grupos. En cuanto a la seguridad, los eventos adversos fue-
ron similares, aun cuando frecuentes, en ambos grupos (70 % en cinco días
vs. 74 % en diez días). Estos resultados sugieren que una duración mayor del
tratamiento con remdesivir no brinda mejores resultados, pero desafortuna-
damente en este estudio no existió un grupo control (Goldman et al. 2020).
En otro ensayo clínico aleatorizado de fase 3, que incluyó a 584 pacientes con
enfermedad moderada, también se compararon tratamientos con remdesivir
por cinco o diez días, con la terapia médica estándar (Spinner et al. 2020). Los
pacientes que recibieron remdesivir por cinco días tuvieron una probabilidad
significativamente mayor de tener una mejoría en el estado clínico hacía los 11
días, en comparación con los pacientes del grupo control (OR:1,65; IC95 %: 1,09-
2,48). Sin embargo, esta diferencia no fue significativa para el grupo que recibió
la terapia por diez días (p=0,18). Adicionalmente, se pudo evidenciar que los
pacientes que recibieron la terapia por cinco días no tuvieron un mayor riesgo
de efectos adversos al ser comparados con el grupo de control; sin embargo, el
grupo de pacientes que recibió la terapia por diez días sí tuvo un riesgo incre-
mentado de efectos adversos.
El remdesivir es ciertamente el agente antiviral más prometedor; sin embar-
go, su eficacia, seguridad y posología no han sido establecidas por completo en
pacientes con COVID-19, y varios ensayos clínicos se encuentran en proceso.
De todas formas, la empresa farmacéutica que desarrolló este medicamento ha
mencionado sus esfuerzos por incrementar su producción y disponibilidad en
más países (Gilead Sciences Inc. 2020).
A la fecha, no existe mayor número de estudios con remdesivir; sin em-
bargo, un metaanálisis recientemente publicado muestra con un diseño de
síntesis Bayesiana y análisis multiestado de los resultados con remdesivir un
31 % [18-44 %] de menor riesgo de muerte y un 10 % [1-18 %] de más alta recu-
peración (Liao et al. 2021).
Lopinavir/Ritonavir
Lopinavir es un inhibidor de proteasa que fue diseñado inicialmente para
el tratamiento del virus de inmunodeficiencia humana tipo 1 (VIH-1), mientras
que el ritonavir mejora la biodisponibilidad de lopinavir al inhibir su degrada-
ción mediada por la fracción 3A del citocromo P450 (Nicolalde et al. 2020).
Estudios in vitro han demostrado que la combinación de lopinavir/ritonavir
tiene efecto antiviral contra el SARS-CoV-1 y el MERS-CoV, betacoronavirus res-
ponsables de las epidemias de SARS y MERS, respectivamente. Adicionalmente,
lopinavir/ritonavir se utilizó en los brotes de SARS y MERS, obteniendo resul-
tados clínicos variados (T. Yao et al. 2020). Dada la similitud de estos betacoro-
navirus con el SARS-CoV-2, se propuso el uso de lopinavir/ritonavir como un
potencial agente terapéutico.
401
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Mesilato de camostat
Se ha demostrado que el virus SARS-CoV-2 utiliza a la enzima convertidora
de angiotensina tipo 2 (ECA 2) como receptor, y a la proteasa transmembrana de
serina tipo 2 (TMPRSS2, por sus siglas en inglés) para realizar modificaciones a
la proteína S (spike protein), las cuales son necesarias para permitir la entrada
del virus a la célula (Hoffmann et al. 2020).
402
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
Favipiravir/avifavir
El favipiravir es un análogo de las purinas que actúa como un inhibidor
competitivo de la ARN polimerasa viral. Ha demostrado actividad antiviral con-
tra influenza A y B, inclusive en casos de resistencia a oseltamivir y zanamivir
(Coomes y Haghbayan 2020). Este medicamento ha demostrado además tener
efectividad in vitro contra SARS-CoV-2 (Wang M. et al. 2020).
En un estudio quasi-experimental, no aleatorizado, se comparó a un gru-
po de pacientes (n=35) que recibieron favipiravir más interferón-α contra
un grupo control (n=45) que recibió lopinavir/ritonavir más interferón-α. En
aquellos que recibieron favipiravir se pudo evidenciar un tiempo más corto
para aclaramiento viral (p<0,001) y una mejoría más evidente en la progre-
sión de imágenes radiológicas (p=0,004), al compararlo con el grupo control
(Cai et al. 2020).
En un metaanálisis que incluyó cuatro estudios clínicos, se comparó la
seguridad y eficacia del favipiravir con otros antivirales y el cuidado estándar
de pacientes con COVID-19. No se pudo evidenciar diferencias significativas en
pacientes que recibieron favipiravir en cuanto al aclaramiento viral, riesgo
de deterioro clínico ni en el riesgo de efectos adversos (Shrestha et al. 2020).
Un análisis sobre la seguridad del favipiravir mostró que tiene un perfil fa-
vorable, siendo los potenciales efectos adversos hiperuricemia y prolongación
del intervalo QT, además de teratogenicidad, pero el uso a corto plazo parece
seguro (Pilkington et al. 2020).
Favipiravir bajo el nombre comercial de Avifavir fue re-sintetizado y desa-
rrollado en Rusia por una alianza entre el Fondo Ruso de Inversión Directa y
el Grupo ChemRar. Al momento, la evidencia clínica para el uso de favipiravir
en pacientes con COVID-19 es muy limitada, y no se conoce la dosificación
adecuada para el tratamiento de infección por SARS-CoV-2 (Du y Chen 2020;
Eloy et al. 2020).
403
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Umifenovir (Arbidol)
El umifenovir interactúa en varias etapas del ciclo de infección viral, in-
cluyendo la entrada viral (acople e internalización) y durante la replicación
(Blaising et al. 2014). Ha demostrado tener una actividad antiviral de amplio
espectro in vitro contra múltiples virus, incluido el SARS-CoV-2 (Dong L. et al.
2020). Este medicamento ha sido aprobado en Rusia y China para el tratamien-
to de influenza y otros virus respiratorios.
En un estudio de cohorte retrospectivo, el uso de umifenovir fue superior
a lopinavir/ritonavir para lograr aclaramiento viral al día 14 de tratamiento
(p<0,01) (Z. Zhu et al. 2020). Mientras que los resultados preliminares de un es-
tudio clínico aleatorizado, en el que se comparó el uso de umifenovir (n=35),
lopinavir/ritonavir (n=34) y un grupo control (n=17), no se encontró ninguna
diferencia en el aclaramiento viral ni en los desenlaces clínicos en los pacientes
tratados con umifenovir o lopinavir/ritonavir, comparados con el grupo control
(Y. Li et al. 2020).
Aun cuando los resultados clínicos iniciales del umifenovir no son promete-
dores, se encuentran en marcha estudios para determinar su efectividad clínica
en pacientes con COVID-19.
Ribavirina
La ribavirina es un análogo de la guanosina que impide la síntesis del ARN
viral (Nicolalde et al. 2020). Su efectividad antiviral in vitro contra SARS-CoV-2
ha demostrado ser baja, cuando se la compara a remdesivir y cloroquina
(M. Wang et al. 2020). La dosis que podría ser requerida para obtener un efec-
to antiviral es peligrosa por los potenciales efectos adversos y la toxicidad
asociados (McCreary et al. 2020), por lo cual su uso como un agente único no
se ha recomendado. Sin embargo, es importante mencionar que actualmente se
encuentra en estudio como un tratamiento de combinación, junto a lopinavir/
ritonavir e interferón (Hung et al. 2020; Kupferschmidt y Cohen 2020).
Oseltamivir
El oseltamivir actúa mediante la inhibición de la neuraminidasa, una enzima
que no es usada por los coronavirus. Es un agente que fue diseñado para el tra-
tamiento de la influenza y no hay evidencia que sugiera efectividad antiviral in
vitro contra SARS-CoV-2. Su uso puede ser considerado en casos de sospecha de
neumonía viral antes de que se pueda determinar una etiología específica. En
caso de que se identifique que se trata de un caso de COVID-19, y no de influen-
za, este medicamento debería descontinuarse (McCreary et al. 2020).
Molnupiravir
El molnupiravir (MK-4482/ EIDD-2801) es un agente antiviral con actividad fren-
te a múltiples virus de ARN. Es una prodroga de un análogo de un ribonucléosido
404
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
Ivermectina
La ivermectina es un antiparasitario clásico, aprobado por la FDA para uso hu-
mano en el tratamiento de la oncocercosis, estrongiloidiasis y filariasis (Chhaiya
et al. 2017). Adicionalmente, la ivermectina in vitro puede inhibir la importación
de subunidades asociadas a la ADN polimerasa o proteínas de la cápside (Sharun
et al. 2020). En cuanto a su acción contra virus de ARN, incluyendo al SARS-CoV-2,
se ha postulado una posible inhibición en la importación de la integrasa mediada
por el heterodímero de importinas α/β1 (Choudhary y Sharma 2020).
En un estudio in vitro se infectaron células humanas con el virus SARS-CoV-2,
y se pudo determinar que la ivermectina en una concentración de 2μM redujo
casi por completo el ARN viral en 48 horas (Caly et al. 2020). De inmediato se pro-
puso que la ivermectina podía ser un potencial candidato para enfrentar la pan-
demia de COVID-19, pero la FDA advirtió no utilizar formulaciones preparadas
para animales en humanos (FDA 2020). Es importante mencionar que las dosis
in vitro son 35 veces mayores a la concentración plasmática máxima que puede
lograrse con la dosificación de ivermectina aprobada por vía oral (Schmith et al.
2020). Consecuentemente, la concentración necesaria para lograr un efecto anti-
viral contra el SARS-CoV-2 no se puede lograr con los regímenes de tratamiento
conocidos para ivermectina (Momekov y Momekova 2020).
Previamente, la ivermectina también había demostrado actividad in vitro
contra el virus del Zika; sin embargo, al realizar experimentos in vivo, tuvo poca
efectividad (Sharun et al. 2020). Debido a esto, es importante destacar que los me-
dicamentos deben superar distintas fases antes de considerarse como una medida
terapéutica efectiva para pacientes con COVID-19 (Bray et al. 2020) y, por tal mo-
tivo, se encuentran en marcha varios estudios clínicos para determinar la efica-
cia de la ivermectina en pacientes con COVID-19 (Chaccour et al. 2020a; Chaccour
et al. 2020b; Shaffer 2020). Al momento, no existe evidencia clínica de alta calidad
sobre la eficacia de la ivermectina ante el SARS-CoV-2.
405
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Nitazoxanida
La nitazoxanida es un antiparasitario que ha demostrado también un im-
portante efecto antiviral contra el virus de la influenza al bloquear la madura-
ción de la hemaglutinina y estimular la producción de interferones de tipo 1
(Rossignol 2014). En un ensayo clínico aleatorizado, el tratamiento con nita-
zoxanida por 5 días redujo la duración de síntomas en pacientes con influenza
no complicada (Haffizulla et al. 2014).
En estudios in vitro, se ha demostrado un efecto antiviral importante de la
nitazoxanida ante el SARS-CoV-2, inclusive a concentraciones bajas (M. Wang
et al. 2020). Sin embargo, no existe evidencia clínica del uso de la nitazoxanida
en COVID-19, aun cuando hay varios ensayos clínicos aleatorizados en marcha
para determinar su eficacia y seguridad, sea sola o junto a otros medicamentos.
También se está evaluando su uso como profilaxis pre o post-exposición.
Bamlanivimab y Casirivimab-Imdevimab
A finales de 2020, dos terapias que están en investigación fueron autorizadas
por la FDA para su uso de emergencia. La primera es un anticuerpo monoclo-
nal neutralizante IgG1κ humano recombinante llamado bamlanivimab. Este se
enlaza al dominio de unión de la proteína spike del SARS-CoV-2. De esta forma,
previene que el virus se una al receptor ECA 2 (Jiang et al. 2020). La segunda
terapia es una combinación de los anticuerpos monoclonales IgG1, Casirivimab
e Imdevimab. Cuando se usan juntos, tienen el mismo efecto que el bamlanivi-
mab (National Institutes of Health 2020). Ambas terapias están indicadas para
pacientes positivos SARS-CoV-2 mayores de 12 años con un peso mayor a 40 kg y
con presentación leve a moderada, que puedan progresar a severa o que tengan
riesgo de hospitalización. No están autorizadas para pacientes hospitalizados o
que requieran oxígeno por COVID-19, ya que no se ha visto un beneficio e inclu-
so podrían ser asociadas a peores resultados clínicos (Jiang et al. 2020; US Food
and Drug Administration 2020).
Dentro de los ensayos clínicos, se pudo determinar que tanto el bamlanivi-
mab como la combinación de casirivimab e imdevimab reducen la tasa de hos-
pitalización y de visitas a emergencia luego de 28 días de uso. A su vez, en un en-
sayo clínico aleatorio doble ciego, se evidenció que la terapia con bamlanivimab
reduce la carga viral del paciente. En el mismo estudio también se determinó
que el 3 % de los pacientes tratados con Bamlanivimab llegaban a ser hospita-
lizados en comparación con el 10 % de los que tomaban placebo, evidenciando
así su efectividad (US Food and Drug Administration 2020).
En cuanto a efectos adversos, se deben vigilar respuestas de hipersensibili-
dad, incluyendo anafilaxis. Se han reportado reacciones relacionadas a la admi-
nistración por infusión, las cuales incluyen fiebre, náusea, cefalea, hipotensión,
broncoespasmo, angioedema, urticaria, prurito, mialgia y mareo. Otros efectos
inespecíficos presentados son neumonía, hiperglucemia, obstrucción intestinal
406
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
Glucocorticoides
El uso de los glucocorticoides en condiciones caracterizadas por hiper-in-
flamación es bien conocido. En pacientes con síndrome de distrés respiratorio
agudo (ARDS, por sus siglas en inglés), el uso de glucocorticoides ha demostra-
do mejorar la saturación de oxígeno, normalizar los marcadores inflamatorios,
disminuir los días con requerimiento de ventilación mecánica y el tiempo de
estadía en las unidades de cuidados intensivos, pero los efectos sobre la morta-
lidad han sido variados en diferentes estudios (Zhong J. et al. 2020).
Se ha demostrado que el uso de dexametasona, un glucocorticoide de bajo
costo y alta disponibilidad mundial, fue efectivo en pacientes con COVID-19
grave. En el estudio clínico aleatorizado Recovery, un total de 2104 pacientes
recibieron dexametasona y fueron comparados a 4 321 pacientes del grupo
control que solo recibieron manejo médico estándar. El grupo de intervención
recibió 6 mg de dexametasona diarios, hasta por 10 días. El uso de dexameta-
sona se asoció a una reducción de la mortalidad en pacientes con ventilación
mecánica (RR: 0,64; IC95 %: 0,51-0,81) y en los pacientes con requerimiento
de oxígeno (RR: 0,82; IC95 %: 0,72-0,94). Sin embargo, es importante destacar
que los pacientes que no requerían soporte de oxígeno no tuvieron ningún
beneficio en cuanto a mortalidad (RR: 1,19; IC95 %: 0,91-1,55) (The Recovery
Collaborative Group 2020).
407
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tocilizumab
Tocilizumab es un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado que
se une a los receptores ligados a la membrana o solubles de IL-6, impidiendo la
transmisión de la señal inflamatoria mediada por IL-6 (Zhou Q. et al. 2020). Ha
sido utilizado en el tratamiento de la artritis reumatoide y la artritis idiopática
juvenil (Zhang R. et al. 2020).
Debido al importante papel de la IL-6 en el proceso inflamatorio de pacientes
con COVID-19, se ha sugerido que el tratamiento con tocilizumab debe comen-
zarse tan pronto como sea posible cuando se identifique alguna de las siguien-
tes condiciones, relacionadas con la tormenta de citocinas: fiebre persistente,
cambio de estado clínico de leve a severo, presencia de opacidades en tomogra-
fía computada o niveles elevados de IL-6, y así evitar las complicaciones de la
enfermedad (X. Xu et al. 2020).
En una serie de 21 pacientes con COVID-19 severo se reportó que el uso de
tocilizumab en la mayoría de ellos logró una mejoría del estado clínico, me-
nor requerimiento de soporte de oxígeno, resolución de lesiones pulmonares
observadas por tomografía y una normalización de los valores de proteína C
reactiva y del conteo de linfocitos (X. Xu et al. 2020). Sin embargo, los pacientes
se encontraban recibiendo varias terapias como parte del protocolo estándar
del hospital, incluyendo lopinavir/ritonavir, ribavirina, interferón y glucocorti-
coides, por lo cual, no se puede valorar el efecto del tocilizumab por sí solo en
este estudio.
En un estudio de cohorte retrospectivo multicéntrico, en donde participaron
13 hospitales, se evidenció una menor mortalidad en pacientes que requerían
ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos que recibieron tocilizumab (Biran
et al. 2020).
408
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
Interferones
Los interferones tipo 1 tienen un rol determinante en la inmunidad contra
los virus, y se ha demostrado que tienen un efecto antiviral de amplio espec-
tro in vitro. Impiden la replicación viral mediante varios mecanismos, como
enlentecimiento del metabolismo celular o el incremento de citocinas nece-
sarias para promover la respuesta inmune adaptativa. En múltiples experi-
mentos in vitro se ha demostrado una actividad antiviral contra el SARS-CoV-2
(Sallard et al. 2020).
409
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Anakinra
Anakinra es un antagonista del receptor de IL-1, que ha sido ampliamente
utilizado para artritis reumatoide y otras condiciones híper-inflamatorias. Se ha
propuesto como una potencial intervención en pacientes con COVID-19, debido
a que los niveles de IL-1 se encontraban elevados en varios de ellos. Hasta el
momento, se han reportado series de casos y pequeños estudios de cohorte que
han obtenido resultados positivos (Aouba et al. 2020; Cavalli et al. 2020; Huet
et al. 2020). Actualmente, ensayos clínicos se encuentran en marcha con anakin-
ra, junto a emapalumab (un inhibidor de interferón gamma), para determinar
la eficacia en reducir el estado inflamatorio y el distrés respiratorio en pacientes
con COVID-19 (Zhong J. et al. 2020).
Baricitinib y ruxolitinib
Baricitinib y ruxolitinib son inhibidores selectivos de la actividad de las
Janus quinasas (JAK1 y JAK2). Baricitinib se utiliza para el tratamiento de artritis
reumatoide y de artritis psoriásica, mientras que ruxolitinib ha sido aprobado
para el tratamiento de la mielofibrosis, pero ha demostrado ser efectivo en el
tratamiento de la linfohistiocitosis hemofagocítica secundaria (sHLH, por sus
siglas en inglés). Debido a que la tormenta de citocinas desencadenada por el
COVID-19 es similar al estado híper-inflamatorio asociado a sHLH, se ha suge-
rido el uso de estos medicamentos para COVID-19, y varios ensayos clínicos se
encuentran en marcha (Zhong J. et al. 2020).
Leflunomida
La leflunomida es un agente inmunosupresor oral que se ha utilizado am-
pliamente en artritis reumatoide y trasplantes de órganos. Tiene actividad an-
tiproliferativa al inhibir la enzima dihidroorotato deshidrogenasa, bloqueando
así la síntesis de pirimidinas. Adicionalmente, se ha demostrado que tiene la
capacidad de inhibir la replicación viral. Sin embargo, es importante destacar
el riesgo de neumopatía intersticial en pacientes recibiendo leflunomida, que
410
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
Talidomida
La talidomida cuenta con actividades antiinflamatorias y antiproliferativas,
que también están siendo estudiadas en el contexto del COVID-19. Se ha demos-
trado que la talidomida ha disminuido las lesiones pulmonares y ha mejorado la
supervivencia en modelos murinos de infección por influenza H1N1. Estudios
adicionales han demostrado que la talidomida tiene efectos importantes sobre
el TNF-α, una citoquina importante en pacientes con COVID-19, y puede ser
efectiva en la tormenta de citocinas. Actualmente, se están realizando dos estu-
dios clínicos para determinar la efectividad de la talidomida en pacientes con
COVID-19 moderado o severo (Zhong J. et al. 2020).
Colchicina
Evidencia anecdótica y ensayos clínicos limitados han propuesto el uso de
la colchicina, un fármaco antiinflamatorio que ha sido usado ampliamente du-
rante la historia de la medicina, para el tratamiento de COVID-19. La colchicina
ejerce su efecto antiinflamatorio mediante múltiples mecanismos, incluyendo el
bloqueo de la polimerización de microtúbulos, modulando la liberación de va-
rias citocinas y suprimiendo la activación del inflamosoma NLRP3 (Slobodnick
et al. 2018). Se ha propuesto que el inflamosoma NLRP3 juega un rol determi-
nante en la lesión pulmonar aguda asociada a COVID-19 (Deftereos et al. 2020a;
Deftereos et al. 2020b: Grailer et al. 2014). Adicionalmente, debido a que el virus
entra a la célula mediante un proceso de endocitosis, que es parcialmente re-
gulado por remodelación de microtúbulos (Stebbing et al. 2020), la colchicina
podría potencialmente disminuir la infección viral de las células.
En el estudio GRECCO-19, un ensayo clínico aleatorizado que buscaba eva-
luar el impacto del uso de colchicina en parámetros clínicos y biomarcadores
inflamatorios y de lesión cardíaca, los resultados fueron favorables (Deftereos
et al. 2020b). Los pacientes asignados a la intervención (n=55) recibieron 1,5 mg
de dosis de carga de colchicina, seguida de 0,5 mg dos veces hasta el alta hos-
pitalaria o por un máximo de 21 días; mientras que el grupo control (n=50) re-
cibió tratamiento médico estándar. En este estudio, no se pudo evidenciar una
diferencia significativa en los biomarcadores de inflamación y de lesión cardía-
ca; sin embargo, los pacientes que recibieron colchicina tuvieron una menor
probabilidad de deterioro clínico (n=1; 1 %) que el grupo control (n=7; 14 %)
(p=0.02). La frecuencia de efectos adversos fue similar entre ambos grupos; sin
embargo, los pacientes que recibieron colchicina tuvieron diarrea más frecuen-
temente, que en general fue autolimitada y no causó trastornos electrolíticos.
411
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Fluvoxamina
Un mecanismo potencial para la modulación inmune es el agonismo del re-
ceptor σ-1 (S1R). El S1R es una proteína chaperona del retículo endoplásmico
con diversas funciones que incluyen la regulación de la producción de citocinas
a través de su interacción con la enzima 1α del sensor de estrés del retículo en-
doplasmático (IRE1). Estudios anteriores han demostrado que la fluvoxamina,
un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) con alta afinidad
por el S1R, redujo el daño secundario a la respuesta inflamatoria durante la sep-
sis a través de la vía S1R-IRE1 y disminuyó el shock en los modelos de sepsis mu-
rina (Rosen et al. 2019). Un ensayo randomizado buscó comparar la efectividad
de la fluvoxamina versus un placebo en prevenir el deterioro clínico en pacien-
tes con COVID-19. Este estudio incluyó 152 pacientes con COVID-19 confirmado
y aparición de síntomas a los siete días. Se observó que 0 pacientes tratados con
Fluvoxamina vs. 8,3 % de pacientes tratados con el placebo tuvieron deterioro
clínico a los 15 días (definido por disnea, hospitalización o saturación menos del
92 %) (P=0.009; IC95= 1,8-16,4)(Lenze et al. 2020). Aunque este estudio muestra
resultados alentadores en el uso de dicho fármaco, tiene una muestra pequeña,
y son necesarios aún estudios multicéntricos y con un mayor número de pa-
cientes para llegar a conclusiones más significativas.
412
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
413
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
414
CAPÍTULO XXX. Terapéutica del COVID-19: entre la urgencia y la evidencia
415
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Conclusión
A pesar de los múltiples intentos por encontrar una estrategia terapéutica
segura y eficaz para el manejo de la infección por SARS-CoV-2, la mayoría de los
estudios han dado resultados parcialmente positivos o en algunos casos contra-
dictorios. Adicionalmente, y como quizás no ha sucedido en otras pandemias,
la velocidad con la que se han comunicado los resultados ha suscitado cambios
drásticos de conducta terapéutica, mientras que la crítica y el análisis minucio-
sos de los mismos ha permitido, en otros casos, identificar oportunidades.
El incremento en la producción científica ante esta nueva enfermedad no tie-
ne precedentes, lo que ha resultado en que múltiples autores opten por publicar
sus trabajos en plataformas que albergan manuscritos no revisados por pares
(preprints). Debido a la ausencia de procesos de revisión y posibles limitaciones
en la calidad, los resultados de estos trabajos deben ser evaluados cuidadosa-
mente (Añazco et al. 2021).
416
CAPÍTULO XXXI
Complicaciones severas
asociadas a COVID-19
Claudia Alvear1
Cristian Garcés
Liliana Torres2
Luis Unigarro3
Rolando Javier Chiluisa4
Efecto citopático
La enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA 2) convierte la angiotensina
II en angiotensina 1-7. Hay dos formas de ECA 2: soluble y unida a membrana.
La ECA 2 se expresa en los bordes en cepillo apicales de los túbulos proximales,
así como en los podocitos. El SARS-CoV-2 se une a ECA 2 en la membrana celu-
lar de las células huésped, por lo que el desarrollo y la progresión de la lesión
renal aguda se asocian a la elevada expresión de receptores ECA 2 y también
a la presencia de la proteasa TMPRSS2 (proteasa transmembrana, serina 2)
(Gagliardi et al. 2020; Hassanein et al. 2020). Datos recientes de secuenciación
de ARN de tejido humano demostraron que la expresión renal de ECA 2 era
casi 100 veces mayor que en el tejido pulmonar, lo que favorece el ingreso del
virus a los podocitos, células de los túbulos proximales y el endotelio de la
vasculatura renal (Adapa et al. 2020), evidenciándose lesión renal aguda por
necrosis tubular, proteinuria y hematuria (Sanclemente 2020; Pan 2020).
419
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Respuesta inmunológica
La tormenta de citocinas se caracteriza por una respuesta inflamatoria severa
mediada por la activación de macrófagos y linfocitos T y B, liberando moléculas
proinflamatorias fundamentalmente IL-1 β, IL-6, IL‐21, IL‐8, TNF‐α, CCL‐2, ‐3,
‐5, NF ‐κB. En casos tempranos de COVID-19, la IL-6 ha mostrado tener un papel
relevante, ya que induce a las células endoteliales renales a secretar quimio-
cinas / citocinas proinflamatorias que incrementan la permeabilidad vascular
del riñón, desempeñando un rol importante en la disfunción microcirculatoria
(Ahmadian et al. 2020).
Coagulación y microangiopatía
La activación de macrófagos, el inicio de la tormenta de citocinas, la hiper-
ferritinemia, la liberación de proteínas moleculares asociadas a daño (DAMP),
los patrones moleculares asociados a patógenos y la activación de factores de
coagulación facilitan la hipercoagulabilidad. Pacientes COVID-19 graves evi-
dencian alteración de tiempo de protrombina, tiempo de tromboplastina par-
cial activada, dímero D, fibrinógeno y niveles de productos de degradación de
fibrina y coagulación intravascular diseminada (Terpos et al. 2020).
420
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
Epidemiología
Antes de la pandemia de COVID-19, el síndrome de dificultad respiratoria
aguda (SDRA) representaba del 10 al 15 % de las admisiones en la Unidad de Cui-
dados Intensivos (UCI) y el 5 % de las hospitalizaciones generales. En América
del Sur, la incidencia de SDRA antes de COVID-19 fue de alrededor de 10,1 por
100 000, mientras que en Europa 17,9 por 100 000, en Australia 34 por 100 000
y Estados Unidos 78,9 por 100 000 personas al año (Johnson y Matthay 2010;
Paules et al. 2020). Actualmente, el SDRA por COVID-19 ha incrementado con-
siderablemente, encontrándose la necesidad de UCI hasta en el 10 % de los
pacientes infectados (Pérez Nieto et al. 2020). Analizamos un metaanálisis que
recopila datos desde el primero de enero hasta el 6 de abril de 2020 con un total
de 212 estudios realizados en 11 países y regiones (China continental: 180, Es-
tados Unidos: 8, Corea del Sur: 6, Singapur: 3, Italia: 3, Taiwán: 3, Reino Unido:
2, Hong Kong: 2, Canadá: 1, Japón: 1, Vietnam: 1, y más de un país y región 2),
con un total de población de 342 723 pacientes con COVID-19, de los cuales re-
quirieron de cuidados intensivos 80 487 pacientes que corresponde al 23,46 %,
indicando una mortalidad de 52 806 pacientes (X. Li, et al. 2020).
En términos de gravedad, los casos de SDRA leve (PaO2 / FiO2 200-300
mmHg), representan el 25 % de las admisiones por SDRA totales, mientras que
el otro 75 % de los pacientes desarrollan insuficiencia respiratoria moderada o
grave (Rezoagli et al. 2017).
Fisiopatología
Durante las etapas iniciales de la pandemia de COVID-19, ha surgido infor-
mación sobre la fisiopatología de las enfermedades en pacientes asintomáticos
gravemente afectados e incluso fallecidos. La información disponible sugiere
que la etapa inicial de la enfermedad, la lesión pulmonar primaria, está rela-
cionada con un trastorno vascular pulmonar discreto (Potus et al. 2020) o una
disociación entre hipoxemia y distensibilidad pulmonar, razón por la cual algu-
nos investigadores sugieren una clasificación práctica del SDRA en dos tipos: los
fenotipos L y H (Gattinoni et al. 2020a).
421
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
422
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
superficie y porque las células epiteliales alveolares de tipo 2 actúan como re-
servorios para la replicación del virus (Walls et al. 2020). La entrada del virus
en la célula huésped desencadena la respuesta inmune del huésped, ya que la
primera línea es el sistema inmune innato a través de células presentadoras
de antígeno (APC), células dendríticas y macrófagos.
Posteriormente, el IRF3 y el NF-κB inducirán la liberación de citocinas pro-
inflamatorias como el interferón (IFN) α e INF-β, IFN-γ, IL-1β, IL-6, IL-12, IL-17,
IL-18, IL-33, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), TGF-β y otras quimiocinas
de la respuesta de inmunidad innata como CCL2, CCL3, CCL5, CXCL8, CXCL9,
CXCL10 (Sokol y Luster 2015). Estas citocinas reclutan neutrófilos y monocitos
en el sitio de la infección y activan otras citocinas y quimiocinas proinflama-
torias, incluidas IL-1, IL-6, IL-8, IL-21, TNF-β y MCP-1 (Coperchini et al. 2020).
Esta vía generará una hiperinflación responsable, causando daño directo a los
pulmones que eventualmente conducirá al SDRA (Astuti e Ysrafil 2020; J. Chen
et al. 2010; Walls et al. 2020).
Una segunda posibilidad está relacionada con la lesión pulmonar autoinfli-
gida del paciente (P-SILI) provocada por el esfuerzo respiratorio que realizan
los pacientes con insuficiencia respiratoria al respirar de forma espontánea o
con el apoyo de la ventilación mecánica no invasiva (VMNI), ya que el impul-
so respiratorio alto genera grandes volúmenes tidales (VT) con potencial para
causar cambios de presión transpulmonar. Las zonas cerradas por daño pulmo-
nar se abren temporalmente y se vuelven a cerrar, generando daño por estrés
(cambios de presión) y daño por esfuerzo (cambios por deformación), lo que se
conoce como fenómeno de Pendelluft (Yoshida et al. 2013). Las diferentes fuerzas
generadas por el trabajo muscular provocan daños en los pulmones ya lesio-
nados, aumentando la fuga vascular al aumentar la presión capilar pulmonar
transmural (Carteaux et al. 2016).
La tercera causa es una lesión provocada por la ventilación mecánica inva-
siva (VILI), que puede provocar nuevos daños en los pulmones ya afectados o
empeorar las lesiones actuales (Ciceri et al. 2020; Cressoni et al. 2008).
423
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Diagnóstico
Todavía existe heterogeneidad para el diagnóstico y tratamiento del SDRA. Para
su diagnóstico se ha considerado la clasificación de Berlín que divide al SDRA en
leve, moderado y severo, en dependencia de la oxigenación, tiempo de evolución,
imagen pulmonar y origen del edema (ARDS Definition Task Force et al. 2012).
Imágenes pulmonares en pacientes con COVID-19 y SDRA: Técnicas de ima-
gen como la tomografía computarizada (TC) suelen ser una herramienta con-
fiable para el diagnóstico de COVID-19 (Aboab et al. 2006). Los hallazgos más
comunes son opacidades difusas en vidrio deslustrado (86 %), infiltrados foca-
lizados bilaterales (75 %), infiltrados que involucran múltiples lóbulos (71 %) y
otras consolidaciones (29 %) (Astuti e Ysrafil 2020; Li et al. 2020).
Ecografía en el diagnóstico de SDRA: El ultrasonido con portabilidad y facili-
dad de uso, permite visualizar y evaluar las estructuras pleurales y pulmonares
a pie de cama. En la titulación del PEEP, el paso de la consolidación a las líneas
B fusionadas, o de las líneas B a las líneas A, refleja un reclutamiento alveolar
exitoso (Tusman et al. 2016). Una limitación de la ecografía es la imposibilidad
de visualizar consolidaciones profundas, lo que reduce su capacidad diagnósti-
ca (Islam et al. 2020; Peng et al. 2020; Volpicelli et al. 2012).
424
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
entre PaO2 y FiO2 porque otros factores no pulmonares, como el shunt intrapul-
monar, PaCO2, V/Q respiratorio y hemoglobina, pueden modificar sus valores.
Se ha cuestionado su uso en alturas superiores a los 1500 metros sobre el nivel
del mar, donde se ha determinado un ajuste para su cálculo considerando una
constante de 0,71, pero algunos trabajos han planteado dudas sobre la precisión
del cálculo (Jibaja et al. 2020).
PaCO2 - ETCO2 (PaETCO2): El gradiente entre la presión arterial de dióxido de
carbono (PaCO2) y dióxido de carbono espiratorio final (ETCO2) se puede utilizar
en la evaluación de la progresión del SDRA, considerando un valor de corte de
Pa-ETCO2 de 10,6 mmHg, con una sensibilidad del 77,8 %, una especificidad del
85,7 % y un área bajo la curva de 0,84 (Yousuf et al. 2017; Anderson y Breen 2000).
425
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
426
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
427
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
428
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
Manejo farmacológico
Hasta la fecha, no se dispone de tratamientos antivirales específicos para
COVID-19.
El 75 % de los pacientes hospitalizados con COVID-19 requieren oxígeno su-
plementario como terapia de apoyo, lo que aparece como parte fundamental en
el manejo de la insuficiencia respiratoria y SDRA (Wiersinga et al. 2020).
Los fármacos más utilizados hasta ahora son Lopinavir Ritonavir, hidroxiclo-
roquina, Remdesivir, azitromicina, tocilizumab, dexametasona y el plasma de
convalecencia. Durante los últimos seis meses, la mayoría de estas terapias ya
han sido desafiadas, mostrando poca o ninguna evidencia de eficacia en térmi-
nos de supervivencia o mortalidad (Chalmers et al. 2021).
Se ha recomendado el uso de heparina de bajo peso molecular (HBPM) para
pacientes hospitalizados. La HBPM ha demostrado ser eficaz para reducir los
episodios trombóticos y otras complicaciones entre los pacientes hospitaliza-
dos con COVID-19 (Borges et al. 2006; Wiersinga et al. 2020).
La pandemia de COVID-19 ha evolucionado rápido, y diariamente se hacen
públicas nuevas investigaciones. Los beneficios o riesgos de varios fármacos
son una carrera en curso; sin embargo, hasta el momento, los resultados son
modestos y no hay evidencia concluyente disponible al momento de tratar
COVID-19 (Sanders et al. 2020).
429
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Conclusiones
Los pacientes con COVID-19 que desarrollaron neumonía y cumplen con los
criterios de Berlín para SDRA tienen una forma atípica de este síndrome. Las
características principales parecen deberse a la disociación entre su dinámica
pulmonar relativamente bien conservada y la gravedad de la hipoxemia. Una
posible explicación de la hipoxemia severa que ocurre dentro de los pulmones
complacientes se atribuye muy probablemente al estado proinflamatorio y a la
pérdida de regulación de la perfusión pulmonar, lo que causa vasoconstricción
del lecho vascular pulmonar.
La presentación clínica varía de un caso a otro, incluidos los individuos asin-
tomáticos, hasta síntomas leves que pueden progresar a un curso grave de la en-
fermedad. La presencia de factores de riesgo, particularmente en los mayores
de 65 años, como diabetes e hipertensión, puede tener implicaciones importan-
tes en el manejo de los pacientes.
Fallo Cardiovascular
El deterioro hemodinámico tiene una variabilidad de presentación. Esto de-
pende de la población estudiada y la definición. La presencia de choque en la
unidad de cuidados intensivos puede estar presente entre un 25 % a 35 % (Yang
X. et al. 2020; Wang D. et al. 2020). La miocardiopatía relacionada con la in-
fección viral es una de las principales causas del detrimento hemodinámico,
presentándose hasta en un 23 % de los pacientes con COVID-19 (Zhou F. et al.
2020). La falla hemodinámica es una de las principales causas de muerte en
estos pacientes, con porcentajes de hasta el 40 %; se asocian factores de riesgo
no concluyentes hasta la fecha, como lo son: diabetes, hipertensión arterial,
linfopenia y elevación del dímero D (Ruan et al. 2020).
El manejo inicial del choque se concentra en la reanimación hídrica, basada
en la aplicación de parámetros dinámicos para predecir la respuesta a líquidos,
como la variación del volumen sistólico (SVV), la variación de la presión del
pulso (PPV) y el cambio del volumen sistólico con la elevación pasiva de piernas
o el desafío con líquidos por sobre los parámetros estáticos. Variables como la
temperatura de la piel, tiempo de llenado capilar y/o medición de lactato sérico
son actualmente herramientas válidas. La cantidad de líquidos usados en la
reanimación debe ser restringida y ser administrados en relación a la valora-
ción dinámica. No se recomienda una estrategia liberal de reanimación hídrica,
prefiriendo como líquido de reanimación los cristaloides balanceados sobre los
coloides, evitando el uso de hidroxietil-almidones, albúmina, dextranos o gela-
tinas (Silversides et al. 2017; Lewis et al. 2018).
Evidencias indirectas apuntan a que la presión arterial media (TAM) obje-
tivo para pacientes con choque séptico es de 65 mmHg utilizando soporte va-
soactivo (Lamontagne et al. 2020). Se mantiene la recomendación de uso de
430
CAPÍTULO XXXI. Complicaciones severas asociadas a COVID-19
431
CAPÍTULO XXXII
Camila Schiavi
Paola Abedrabbo
Esteban Ortiz-Prado1
Fase de confinamiento
En pacientes con síntomas leves causados por SARS-CoV-2, la fisioterapia
respiratoria no ha mostrado mejoría en los principales síntomas, como fiebre
o febrícula, fatiga generalizada, dolor muscular, tos seca y otras molestias
(Arbillaga et al. 2020).
Las técnicas de fisioterapia respiratoria a aplicar en este contexto, especial-
mente el drenaje de secreciones y las modificaciones de los flujos espiratorios,
deben considerarse de alto riesgo, debido a que producen y expanden a 1 metro
435
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Ingreso hospitalario
Para los pacientes con COVID-19 que se encuentren ingresados, se valorará
de forma exhaustiva, individualizada y consensuada la necesidad de fisioterapia
respiratoria (Arbillaga et al. 2020).
Un estudio realizado por Arbillaga y colaboradores indica que los pacien-
tes hospitalizados por la enfermedad causada por SARS-CoV-2 con una radio-
grafía de tórax donde no existe la presencia de consolidación exudativa, sino
que transcurre más como una inflamación del tejido alveolar, generando tos
seca, las técnicas de fisioterapia respiratoria no estarían indicadas (Arbillaga
et al. 2020).
Según la evidencia actualizada, hasta un 34 % de los pacientes con COVID-19
presentan tos productiva, donde las técnicas de drenaje de secreciones podrían
ser beneficiosas para eliminar secreciones (Díaz Lobato et al. 2020).
436
CAPÍTULO XXXII. Terapia respiratoria del COVID-19
Conclusión
Las técnicas de drenaje de secreciones o ventilatorias tendrán como objetivo
reeducar el patrón respiratorio, mejorar la ventilación, movilizar el tórax y
favorecer el drenaje de secreciones, sobre todo en aquellos pacientes con pato-
logía crónica previa al COVID-19 o que tengan una capacidad pulmonar reduci-
da a causa de la enfermedad.
La terapia respiratoria debe ser individualizada para cada paciente, depen-
diendo de los síntomas y el contexto en el que se encuentre.
437
CAPÍTULO XXXIII
Sebastián Encalada1
441
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
442
CAPÍTULO XXXIII. Terapias alternativas del COVID-19
Vitamina C
Entre los tratamientos más populares, tenemos la Vitamina C. Conocida tam-
bién como ácido L- ascórbico, su característica es su solubilidad en el agua. Está
presente en algunos alimentos de forma natural, puede ser agregada artificialmen-
te a otros y la podemos encontrar además como suplementos nutricionales. Noso-
tros, como seres humanos, no podemos sintetizar esta vitamina, lo que la convierte
en un componente esencial para nuestra dieta diaria (Li y Schellhorn 2007).
La vitamina C es necesaria para diversos procesos bioquímicos en nues-
tro organismo, como la síntesis del colágeno, algunos neurotransmisores,
L-carnitina, además del metabolismo de las proteínas (Carr y Frei 1999; Li y
Schellhorn 2007). El colágeno actúa como componente esencial en algunos
tejidos, principalmente en el tejido conectivo, de suma importancia para la
cicatrización de heridas. Además, la vitamina C tiene propiedades antioxidan-
tes importantes, jugando un papel fisiológico clave (Jacob y Sotoudeh 2002).
Varios estudios se han desarrollado para demostrar el efecto antioxidante de
la vitamina C en enfermedades en las cuales el estrés oxidativo juega un pa-
pel crucial, como en ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares
(Jacob y Sotoudeh 2002). Además, juega un papel importante en la función in-
munológica por sus funciones biocinéticas y antioxidantes, y mejora también
la absorción del hierro no hemo (Gershoff 1993; Jacob y Sotoudeh 2002).
Por otro lado, una ingesta insuficiente de vitamina C causa una enfermedad
denominada escorbuto, caracterizada por fragilidad capilar, fatiga y debilidad
generalizada del tejido conectivo (Olmedo et al. 2006). Su absorción intestinal
está regulada al menos por un transportador específico, el cual es dosis depen-
diente (Jacob y Sotoudeh 2002). Algunos estudios in vitro han demostrado que
la vitamina C en su fase oxidada ingresa al espacio intracelular por medio de
transportadores de glucosa y posteriormente se reduce a ácido ascórbico. Al
consumir vitamina C, el cuerpo controla sus concentraciones plasmáticas y ti-
sulares. De las cuales, con una ingesta de aproximadamente 30 a 180 mg/ día, el
70 % al 90 % aproximadamente se absorbe. Sin embargo, es de suma importan-
cia entender y recalcar que con dosis superiores a 1g/ día, la absorción descien-
de al menos un 50 % y el ácido ascórbico que no fue metabolizado se excreta por
la orina (Jacob y Sotoudeh 2002).
443
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XXXIII-1
Recomendaciones para la ingesta diaria de vitamina C
0-6 meses 40 mg 40 mg
7-12 meses 50 mg 50 mg
1-3 años 15 mg 15 mg
4-8 años 25 mg 25 mg
9-13 años 45 mg 45 mg
19 + años 90 mg 75 mg 85 mg 120 mg
444
CAPÍTULO XXXIII. Terapias alternativas del COVID-19
Entre las más conocidas está el resfriado común, caracterizado por ser una
enfermedad autolimitada causada por varias familias de virus. El término res-
friado común es usado para describir una enfermedad aguda de las vías respira-
torias altas, que no tiene relación con otras patologías como influenza, bronqui-
tis aguda, faringitis, rinosinusitis bacteriana, entre otras (Heikkinen y Järvinen
2003). Es una enfermedad muy común con un promedio de cinco a siete episo-
dios por año en niños preescolares y de dos a tres episodios en la edad adulta
(Monto 1994). Desde hace mucho tiempo, en la década de los 70, un estudio
sugirió que la vitamina C podrían tratar o prevenir esta patología (Pauling 1971).
Sin embargo, hoy en día existe ya un sinnúmero de estudios controlados en
los cuales se ha desacreditado esta teoría con medicina basada en la evidencia
(Douglas et al. 2007; Douglas y Hemilä 2005).
A pesar de toda la evidencia que existe, al momento se sigue utilizando la vi-
tamina C como tratamiento de esta patología y aún es tema de debate entre mu-
chos profesionales de la salud. En una revisión Cochrane realizada en 2007 en
el cual se analizaron estudios controlados con vitamina C 200mg/día y placebo
como tratamiento o profilaxis en contra del resfriado común, se encontró que
el uso profiláctico de vitamina C no reduce el riesgo de contraer un resfriado
común en la población general (Douglas et al. 2007). Por otra parte, cuando la
vitamina C fue tomada después de la aparición de los síntomas, esta no redujo
el tiempo ni la gravedad de los síntomas (Douglas et al. 2007).
Como se dijo con anterioridad, la aparición del nuevo SARS-CoV-2 a nivel
mundial generó pánico en la población, llevando a tomar decisiones desespera-
das para evitar y prevenir el contagio, utilizando la vitamina C como profilaxis
para evitar contagio y posible tratamiento una vez contraída la enfermedad,
sin evidencia alguna de su beneficio. Al momento se encuentran en proceso
algunos estudios del uso de vitamina C en COVID-19 (Virginia Commonwealth
University 2020; Desai 2020; Lancaster General Hospital 2020). Sin embargo, no
existe evidencia alguna que demuestre que la vitamina C sirve como profilaxis
o tratamiento para combatir esta nueva enfermedad y, por lo tanto, no debería
ser recomendado para su uso (Fowler et al. 2019).
Inmunomoduladores Naturales
Otro de los tratamientos que se han popularizado en redes sociales y medios
de comunicación es el de los inmunomoduladores naturales, fármacos con poca
evidencia sobre supuestos efectos como moduladores biológicos de la respuesta
inmune. Algunos de estos productos naturales se venden sin receta médica y
tienen muchos seguidores que, fieles a sus supuestos efectos, los compran para
«mejorar la respuesta inmunitaria».
Este tipo de fármacos se hipotetiza que tienen propiedades antioxidantes y
hasta la capacidad de rejuvenecer, premisa que hasta el momento no ha sido
demostrada con evidencia científica rigurosa (BIRM® 2021).
445
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Dióxido de cloro
Otro tratamiento considerado «milagroso» sin evidencia clínica, y gran ge-
nerador de polémica y críticas, es el dióxido de cloro. El dióxido de cloro, o CDS
por sus siglas en inglés (chlorine dioxide solution), ha sido ampliamente vendido
y utilizado por ser supuestamente la cura milagrosa para el COVID-19. Es un
producto que se obtiene después de agregar agua al clorito de sodio, posterior a
lo cual se obtiene ácido cloroso y finalmente dióxido de cloro. La función princi-
pal de este producto y de sus derivados, como el clorito de sodio y el hipoclorito
de sodio, es la desinfección en distintos procesos industriales, ya que posee un
gran efecto oxidante (Burela et al. 2020).
No está claro dónde se originó la teoría de que sirve para tratar la enfermedad
causada por el SARS-CoV-2, pero ha sido un tratamiento recomendado a voces
entre familiares y amigos durante este tiempo de pandemia, siendo la tecnología
un enemigo para la salud por la velocidad en la difusión de noticias falsas.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta y aclara que, por
ningún motivo, se recomienda el uso del dióxido de cloro y sus derivados para
446
CAPÍTULO XXXIII. Terapias alternativas del COVID-19
447
CAPÍTULO XXXIV
Jorge Fabara1
451
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
452
CAPÍTULO XXXIV. Criterios de alta epidemiológica del COVID-19
ECDC
• Tiempo mínimo de ocho días desde el inicio de los síntomas para poder dar
el alta.
• Los criterios de alta se deben basar más en la clínica del paciente que en los
exámenes de laboratorio.
• Si en un hospital existen recursos suficientes para realizar una PCR, se debe
esperar que dos de estas, con muestras tomadas con un intervalo no menor
de 24 horas, tengan un resultado negativo. Sin embargo, si no existen recur-
sos suficientes, se puede considerar dar de alta a una persona que ha mos-
trado una mejoría en sus síntomas (fiebre, síntomas respiratorios y signos de
inflamación pulmonar en estudios de imagen).
En esta actualización, se especifica con más detalle el cuidado post-alta del
paciente para evitar nuevos contagios (ECDC 2021):
• Tomando en cuenta los días internados en el hospital, los pacientes deben
permanecer en aislamiento durante ocho días desde el inicio de los sínto-
mas, si se trata de un caso moderado, y 14 días en casos graves.
• Si el paciente estuvo ese número de días en el hospital, al ser dado de alta,
debe permanecer al menos tres días en aislamiento, o hasta no presentar
fiebre, y que sus síntomas mejoren.
• En caso de que el paciente sea trasladado a un lugar de población cerrada,
como un asilo, debe permanecer en aislamiento ocho días y no haber tenido
fiebre ni síntomas durante mínimo tres días.
• En el caso de pacientes inmunodeprimidos, el paciente debe permanecer
14 días en aislamiento desde el inicio de los síntomas, además de no haber
tenido fiebre ni síntomas clínicos por un tiempo mínimo de tres días.
453
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
• Contactos: el aislamiento será de diez (10) días luego del contacto con el
caso confirmado o probable de COVID-19. Si estuvo en contacto con un
caso sospechoso que se descartó, hay que culminar el aislamiento de ma-
nera inmediata.
Como se mencionaba previamente, los criterios de alta hospitalaria van a
depender del Gobierno y las normas antepuestas por cada país o región, aunque
no difieren mucho; en general todos se fundamentan en las mismas bases; pa-
cientes afebriles >24 horas, presentar mejoras en síntomas respiratorios, tener
al menos dos muestras PCR negativas y no presentar comorbilidades o compli-
caciones.
La infección por SARS-CoV-2 puede tener diferentes grados de severidad
(leve, moderado y severo), dependiendo de varios factores. En los casos leves y
ciertos moderados, los pacientes deberán cumplir aislamiento preventivo obli-
gatorio, el mismo que también requiere de criterios para su alta epidemiológica
para evitar el contagio.
El primer paquete técnico de orientación de la OMS para el tratamiento clíni-
co del nuevo coronavirus se publicó a principios de enero de 2020, poco después
de que se informara por primera vez de un grupo de casos de neumonía atípica
en Wuhan, República Popular de China (ProMED 2019), e incluyó recomenda-
ciones sobre cuándo un paciente con COVID-19 ya no se considera infeccio-
so. La recomendación inicial para confirmar la eliminación del virus y, por lo
tanto, permitir el alta del aislamiento, requería que un paciente se recupera-
ra clínicamente y que tuviera dos resultados de RT-PCR negativos en muestras
secuenciales tomadas con al menos 24 horas de diferencia (WHO 2020). Esta
recomendación se basó en el conocimiento y la experiencia con coronavirus
similares, incluidos los que causan SARS y MERS (WHO 2015).
Dentro de la guía provisional sobre manejo clínico de COVID-19 publicada
el 27 de mayo de 2020, la OMS actualizó los criterios para el alta del aislamiento
como parte de la vía de atención clínica de un paciente con COVID-19. Estos cri-
terios se aplican a todos los casos, independientemente del lugar de aislamiento
o la gravedad de la enfermedad.
Criterios para dar de alta a los pacientes del aislamiento (es decir, desconti-
nuar las precauciones basadas en la transmisión), sin requerir una nueva prue-
ba (WHO 2020):
• Para pacientes sintomáticos: 10 días después del inicio de los síntomas, y
por lo menos 3 días adicionales sin síntomas (incluyendo fiebre y síntomas
respiratorios).
• Para casos asintomáticos: 10 días después de la prueba positiva para
SARS-CoV-2.
Por ejemplo, si un paciente tuvo síntomas durante dos días, entonces el pa-
ciente podría salir del aislamiento después de 10 días + 3 = 13 días, desde la fecha
454
CAPÍTULO XXXIV. Criterios de alta epidemiológica del COVID-19
de inicio de los síntomas. Un paciente con síntomas durante 14 días puede ser
dado de alta 14 días + 3 días = 17 días después de la fecha de inicio de los síntomas;
Un paciente con síntomas durante 30 días puede ser dado de alta 30 + 3 = 33 días
después del inicio de los síntomas.
Los diferentes países también optan por seguir utilizando las pruebas como
parte de los criterios de alta. Si es así, se puede utilizar la recomendación inicial
de dos pruebas de PCR negativas separadas por al menos 24 horas. En Ecuador
se siguen los criterios antepuestos por la OMS (WHO 2021).
Una vez recibida el alta epidemiológica, se recomienda dar seguimiento a
los pacientes, ya que, según un estudio publicado por la Universidad de Wuhan,
China (Xing 2020), se encontró que dos (3,23 %) de 62 pacientes ya recuperados
resultaron positivos para SARS-CoV-2, lo que nos indica que podría existir la
posibilidad de que un una pequeña proporción de pacientes clínicamente re-
cuperados puede aún portar una pequeña cantidad del virus, que es difícil de
detectar o que se encuentre dentro del 3 % probable del margen de falsos nega-
tivos que pueden dar el estándar de referencia RT- PCR (Xie 2019).
Una pequeña proporción de pacientes recuperados puede tener una
detección de virus positiva después del alta, y la positividad no significa
necesariamente que el paciente siga transmitiendo el virus. Estos hallaz-
gos necesitan más investigación y, por lo tanto, se sugiere la vigilancia pos-
terior al alta (Xing 2020).
La tendencia actual en las guías internacionales y de algunos países ha de-
mostrado un cambio en los criterios de alta, inicialmente basados en el uso de
exámenes diagnósticos, por una estrategia basada en los síntomas y su evolu-
ción. Es importante reconocer que no existe suficiente evidencia científica que
determine exactamente en qué punto el virus deja de transmitirse y ser infec-
cioso. La evidencia encontrada aclara que un resultado positivo en la RT-PCR
no implica que el virus detectado tenga material genético capaz de replicarse e
infectar a otra persona (Jefferson 2020).
El uso de la RT-PCR negativa para determinar que un paciente se ha curado
de COVID-19 implica grandes gastos para los países y representa dificultades
para el control y seguimiento de los pacientes, por lo que al momento de hacer
un análisis costo-beneficio, esta estrategia no es la mejor.
Las guías actuales están en constante evolución y, conforme se presente nue-
va evidencia científica, se podrán establecer nuevas definiciones, criterios co-
munes y conceptos universales de recuperación y alta epidemiológica.
455
CAPÍTULO XXXV
Andrés López-Cortés1
Nikolaos C. Kyriakidis
Jorge Eduardo Vásconez
Alejandra Barreto Grimaldos
Esteban Ortiz-Prado2
459
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
460
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
461
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Vacunas de subunidades
El principio subyacente al desarrollo de las vacunas de subunidades se basó
en la observación de que no es necesario administrar todo el patógeno para
provocar respuestas inmunes fuertes, sino simplemente un fragmento inmuno-
génico. Las vacunas de subunidades de proteínas, las vacunas de polisacáridos
y conjugados, y las vacunas de partículas similares a virus se consideran formas
diferentes de estrategias de administración de subunidades que difieren en la
naturaleza química del antígeno administrado, la plataforma utilizada para ad-
ministrar el antígeno y la necesidad de usar un adyuvante para activar el siste-
ma inmunológico.
462
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
463
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXV-1
Estrategias de vacunas contra la enfermedad del COVID-19
464
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
Figura XXXV-2
Vacunas más utilizadas a nivel mundial
Elaborada por Emilia Coba, Carlos Gómez y María Moncayo, UDLA 2021.
465
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Vacunas de ARNm
ARNm-1273 (Moderna / US NIAID)
Moderna Therapeutics, con sede en Boston, se asoció con el Instituto
Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) para producir la pri-
mera vacuna candidata que entró en ensayos clínicos en 63 días después de la se-
cuenciación del genoma del SARS-CoV-2. La vacuna se basa en una molécula de
466
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
467
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
468
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
Figura XXXV-3
Características vacuna Moderna
469
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
470
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
Figura XXXV-4
Características vacuna Pfizer
Vacunas de ADN
INO-4800 (Inovio / Instituto Internacional de Vacunas)
Aunque la empresa Inovio, con sede en Pensilvania, aún no ha entrado
oficialmente en los ensayos de fase 3, su candidata es la vacuna de ADN del
SARS-CoV-2 más avanzada hasta ahora. Inovio Pharmaceuticals ha desarrolla-
do varias vacunas experimentales basadas en ADN que se administran por vía
intradérmica con la ayuda de un dispositivo portátil llamado Cellectra 2000
que emite un pequeño pulso eléctrico que permite la absorción celular y nu-
clear eficiente de las moléculas de ADN, a través de un mecanismo de electro-
poración. Su candidata es una vacuna de dos dosis.
El 30 de junio del 2020, un anuncio de la compañía reveló datos provisio-
nales de un ensayo de fase 1 en 36 voluntarios de 18 a 50 años de edad que
recibieron dos dosis de 1,0 mg o 2,0 mg de INO-4800 con cuatro semanas de
diferencia (Inovio 2020b). Estos resultados se publicaron el 23 de diciembre del
2020 y, según el artículo, no se informaron efectos adversos graves, y 34 de los
36 participantes presentaron fuertes respuestas humorales en los grupos de
1,0 mg y 2,0 mg (Tebas et al. 2021).
El 28 de septiembre, Inovio anunció que la FDA había suspendido parcial-
mente los ensayos clínicos planificados en fase 2/3 del candidato a vacuna debi-
do a preguntas sobre el diseño y el uso de Cellectra 2000 (Inovio 2020c).
471
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
El 16 de noviembre del 2020, Inovio dijo que la FDA había dado permiso para
seguir adelante con su ensayo de fase 2/3 llamado Innovate (Inovio 2020a). El
brazo de fase 2 de este estudio se llevará a cabo con 400 voluntarios que recibi-
rán dos dosis de 1,0 o 2,0 mg de INO-4800 o un placebo (Inovio 2020a).
472
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
473
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
474
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
Figura XXXV-5
Características de la vacuna AstraZeneca
475
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXV-6
Características vacuna Sputnik-V
476
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXV-7
Características vacuna Johnson & Johnson
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CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
Figura XXXV-8
Características vacuna CoronaVac/SinoVac
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
483
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXV-9
Características de la vacuna recombinante ZF2001
484
CAPÍTULO XXXV. Vacunas contra la amenaza del COVID-19
adyuvante. CpG 1018 es un ligando del receptor 9 tipo Toll desarrollado por Dyna-
vax que induce respuestas celulares y humorales robustas (Basith et al. 2011), mien-
tras que el adyuvante AS03 con base en escualeno está desarrollado y patentado por
GlaxoSmithKline (GSK) y ha sido utilizado en varios de los productos de la empresa
(Garçon et al. 2012). Los resultados de estos estudios se publicaron en línea como
una preimpresión el 6 de noviembre de 2020 (Ward et al. 2020) e indican que la
administración de CoVLP fue bien tolerada, ya que generó solo efectos adversos
transitorios leves a moderados. Además, no hubo un efecto dependiente de la dosis
sobre la inducción de anticuerpos neutralizantes y la adición de ambos adyuvantes
indujo fuertes respuestas humorales y celulares. Sin embargo, cuando se adminis-
tró junto con AS03, incluso la dosis más baja de 3,75 μg de la vacuna candidata fue
capaz de provocar fuertes respuestas de células T y niveles de anticuerpos neutra-
lizantes que fueron aproximadamente 10 veces más altos que los producidos en
promedio en individuos convalecientes por COVID-19 (Klasse et al. 2021).
Con base en estos resultados, el 19 de noviembre de 2020 se inició el recluta-
miento de una fase 2/3 aleatorizada, ciega al observador y controlada con place-
bo. El estudio incluyó a 30 612 voluntarios adultos que recibieron dos dosis de 3,75
µg de vacuna CoVLP con 0,5 ml de adyuvante AS03 o un placebo con una diferen-
cia de tres semanas. Esta vacuna se aplicó por vía intramuscular y los resultados
iniciales se esperaron para finales de diciembre de 2020 (Klasse et al. 2021).
Covax y EMA
Covax es un mecanismo fundado en 2000 que tiene como objetivo proporcio-
nar un acceso equitativo a las vacunas.
Tabla XXXV-1
Visión general de las ventajas y desventajas de las principales estrategias de
vacunas y ejemplos de vacunas autorizadas desarrolladas con estos métodos
485
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Proporciona una alternativa a Las dosis de refuerzo rara vez Vacuna antineumocócica de
las vacunas contra patógenos mejoran las respuestas. polisacáridos (PPSV o PPV-23),
con abundancia de antígenos Solo se inducen el isotipo IgM y vacuna de polisacáridos de
Vacunas de polisacáridos (principalmente el subtipo IgG2, lo que conduce Neisseria meningitidis (vacuna
polisacáridos bacterias). a funciones efectoras limitadas antimeningocócica).
mediadas por anticuerpos.
Respuestas deficientes de la me-
moria. Funciona mal en niños.
486
CAPÍTULO XXXVI
Estimación de la carga de la
enfermedad por COVID-19: bases
conceptuales y retos metodológicos
1 Grupo de investigación One Health, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador. Escuela de
Medicina Humana, Facultad de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador.
2 Escuela de Medicina Veterinaria, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Las Américas,
Quito, Ecuador.
3 Grupo de investigación One Health, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador. Escuela de
Medicina Veterinaria, Facultad de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador.
CAPÍTULO XXXVI. Estimación de la carga de la enfermedad por COVID-19
489
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXVI-1
Cálculo de los años de vida ajustados por discapacidad (DALY)
490
CAPÍTULO XXXVI. Estimación de la carga de la enfermedad por COVID-19
491
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
492
CAPÍTULO XXXVI. Estimación de la carga de la enfermedad por COVID-19
Tabla XXXVI-1
Estados de salud asociados a la infección por SARS-CoV-2 utilizados
en el cálculo de carga de la enfermedad por COVID-19
Peso de
Estado de salud Descripción discapacidad Fuente
asignado
493
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XXXVI-2
Tiempos de estancia hospitalaria estimados en pacientes con COVID-19 grave
Tiempo desde ingreso a UCI hasta el inicio de ventilación mecánica invasiva 3,6 (7,6) 2 (5)
Tiempo desde la admisión hasta el inicio de ventilación no invasiva 4,2 (8,8) 2 (5)
494
CAPÍTULO XXXVI. Estimación de la carga de la enfermedad por COVID-19
Tabla XXXVI-3
Carga de la enfermedad atribuible al COVID-19 en Ecuador entre el 27 de
febrero y el 18 de abril de 2020
DALY = Disability-Adjusted Life Year; YLL = Years of Life Lost; YLD = Years Lost due to Disability.
495
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Si asumimos que hasta el 31 de octubre de 2020 las cifras oficiales del Mi-
nisterio de Salud pública registraron 168 192 casos de COVID-19 confirmados
mediante PCR, y 12 670 defunciones atribuibles directamente a COVID-19, se
estimaría una carga de la enfermedad en el orden de 213 604 DALY o 12,2 DALY
por cada 1000 habitantes (MSP 2020).
Conclusiones
• La estimación de la carga de la enfermedad atribuible a COVID-19 es posible,
utilizando los métodos estandarizados ya descritos para los estudios de carga
global de la enfermedad.
• La transparencia en los supuestos utilizados en el cálculo es vital para la in-
terpretación correcta de las estimaciones y su reproducibilidad.
• Los avances en el conocimiento de la epidemiología del COVID-19, su espec-
tro clínico y secuelas permitirán mejores estimaciones.
Es necesaria la incorporación del COVID-19 en los próximos estudios de car-
ga global de la enfermedad.
496
CAPÍTULO XXXVII
Comorbilidades y COVID-19
COVID-19 e hipertensión
Desde enero del 2020, Wan y sus colaboradores mostraron al mundo las
primeras luces acerca de la fisiopatología de la infección producida por el
SARS-CoV-2, similar a la ya descrita previamente para el SARS-CoV: ambos
499
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
utilizan una proteína espícula (S) que, a su vez, posee una unidad de superfi-
cie denominada s1 que se acopla con la enzima convertidora de angiotensina
2 (ECA2), esencial en la fisiopatología de la hipertensión arterial que está
presente en la célula diana y, de esta forma, ingresa en ella (Wan et al. 2020).
La asociación entre hipertensión arterial y una presentación clínica grave
de COVID-19 aún es controversial. Entendiendo lo previamente expuesto, se ha
planteado que los pacientes hipertensos o que tengan otras comorbilidades, es-
pecialmente enfermedad cardiovascular y diabetes, que usan como tratamiento
de sus afecciones los Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
(IECA) o los Antagonistas de los receptores de aldosterona 2 (ARA-2), tienen un
aumento en la expresión de receptores potenciales al SARS-CoV-2, por lo que
se encuentran en mayor riesgo de desarrollar formas graves de la enfermedad
(Giralt-Herrera et al. 2020).
Para lograr dilucidar un poco más esta asociación, acudimos a la información
recopilada en uno de los mayores estudios retrospectivos realizados hasta el mo-
mento por Yang G. y sus colaboradores, donde compararon dos grandes grupos
de pacientes con COVID-19, uno con antecedente de hipertensión arterial diag-
nosticada previo al ingreso hospitalario. Dentro de este grupo, los pacientes fue-
ron divididos entre aquellos que usaban ARA2 o IECA para su tratamiento y los
que no lo hacían. El otro gran grupo del estudio fueron aquellos sin comorbilidad.
Se evidenció que los pacientes con hipertensión arterial presentaron una tasa de
mortalidad más alta, de 10,3 %, en comparación con el grupo de control con una
tasa de mortalidad de 6,4 %. Así mismo se demostró una mayor cantidad de ca-
sos críticos, con el 18,3 % frente al 11,2 % en los pacientes no hipertensos. Estos
resultados se sustentan aún más con las pruebas de laboratorio realizadas, donde
los pacientes hipertensos tuvieron un PO2 mucho más bajo, mayor nivel de úrea
y ALT en sangre. Además los marcadores de inflamación más importantes, como
proteína C reactiva, procalcitonina e IL-6 se encontraron francamente aumenta-
dos en el grupo de pacientes hipertensos (Yang G. et al. 2020).
Se conoce que la hipertensión induce en el organismo un estado pro infla-
matorio. Por ello, teóricamente, se puede decir que, aunque los IECA y ARA 2
induzcan una mayor expresión de ECA 2, también constituyen un objetivo tera-
péutico que disminuye este aumento de citocinas pro inflamatorias inducidas
por la hipertensión. Sin embargo, este mecanismo no está entendido totalmen-
te, puesto que aún se plantea que la sobreexpresión de receptores podría facili-
tar la infección por COVID-19 (Fang et al. 2020). No obstante, al comparar el uso
de IECA /ARA 2 en pacientes hipertensos con COVID-19, frente a los hipertensos
antes del inicio de la pandemia, no se encontraron diferencias significativas, lo
que sugiere que no existe un mayor riesgo para contagio y desarrollo de formas
graves de COVID-19 por el uso de estos fármacos y que la expresión común de la
ECA 2 es suficiente para contraer la infección por COVID-19. A pesar de ello, es
importante recalcar la necesidad del estudio a profundidad de estas hipótesis a
través de ensayos clínicos controlados (Yang G. et al. 2020).
500
CAPÍTULO XXXVII. Comorbilidades y COVID-19
501
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Fisiopatología
La fisiopatología por la cual la diabetes ocasiona un cuadro clínico de ma-
yor complejidad en los pacientes con COVID-19 no es conocida del todo. Sin
embargo, se sabe que los pacientes diabéticos presentan un sistema inmune
alterado, específicamente a nivel de la inmunidad innata mediada por células,
agregado a trastornos en la fagocitosis mediada por macrófagos, monocitos y
neutrófilos, más una actividad bactericida incompetente (Ma y Holt 2020). Ade-
más, se ha evidenciado que los pacientes diabéticos presentan anormalidades
en la función respiratoria a diferentes niveles, como disminución de la capa-
cidad de difusión y volúmenes pulmonares, alteración en el control de la ven-
tilación, bronquios noradrenérgicos y tono broncomotor. Probablemente toda
esta disfunción pulmonar se origine en el daño producido por la diabetes en las
estructuras vasculares pulmonares (Fuso et al. 2019).
En pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo, la hiperglucemia se
considera un predictor de morbimortalidad. Por ello, se plantea la hipótesis de
que el SARS-CoV-2 agrava la inflamación crónica, produciendo liberación des-
controlada de citocinas proinflamatorias que podría llegar a producir síndro-
me de distrés respiratorio agudo con fallo multiorgánico, hasta la muerte. Ello
explicaría el aumento de la mortalidad en pacientes diabéticos con COVID-19
(Pérez-Martínez et al. 2020).
Tratamiento
Un objetivo para el tratamiento de pacientes diabéticos infectados es la activa-
ción de la ruta no clásica del sistema renina angiotensina aldosterona, producien-
do el aumento de la angiotensina que favorece procesos antiinflamatorios, anti
proliferativos, disminuye la progresión de procesos fibróticos y aumenta la na-
triuresis. Un grupo de fármacos que es capaz de realizar esta tarea se denominan
incretínicos. Dentro de ellos, encontramos los denominados análogos del GLP-1,
que compiten con el SARS-CoV-2 por el receptor ECA 2, lo que resulta en un mejor
control de los niveles de glucosa y de la presión arterial y se traduce en
mejores perfiles metabólicos, antivirales y antiinflamatorios (Pérez-Martínez
et al. 2020). Similares efectos se han demostrado in vitro en células de riñón hu-
mano, los SGLT 2 o inhibidores del cotransportador sodio glucosa tipo 2, presen-
tando importantes efectos antiinflamatorios y antifibróticos. Esto hace suponer
que, a nivel pulmonar, activarán también la ruta no clásica del sistema renina
angiotensina aldosterona (Pérez-Martínez et al. 2020).
En el uso de insulina es el proceso de elección para el tratamiento intrahos-
pitalario de la hiperglucemia, aunque las cifras óptimas por alcanzar aún están
en discusión, se considera valores entre 110 y 180 mg/DL como recomendables.
En pacientes no críticos se puede optar por la administración subcutánea que
sea adaptada a la nutrición del mismo, y en pacientes críticos se recomienda el
uso de infusión intravenosa (Bellido y Pérez 2020).
502
CAPÍTULO XXXVII. Comorbilidades y COVID-19
503
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
COVID-19 y riñón
Tras realizar la secuenciación y el análisis de ARN unicelular encontrado
en los principales sistemas del cuerpo humano, se evidenció que el SARS-
CoV-2 infecta directamente las células epiteliales de los túbulos proximales,
las células mesangiales y los podocitos, ya que expresan ECA2 que, como ya
se ha comentado, las convierte en células diana de la infección, produciendo
muerte celular a nivel endotelial con acumulación de partículas inflamatorias.
Esto apoya la teoría de que el virus produce disfunción vascular y endotelial
generalizada (Zou et al. 2020). Además del efecto indirecto que producen las
citocinas inflamatorias y los mediadores virales, que dañan directamente el
tejido del riñón, provocando hipoxia, rabdomiólisis y, en última instancia,
shock (Cheng Y. et al. 2020).
En cuanto a la enfermedad renal crónica, no hay suficiente evidencia aún
que determine una asociación directa con la infección viral. Sin embargo, hay
datos sugerentes de aumento en el riesgo de enfermedad severa, con incremen-
te de la creatinina y desarrollo de proteinuria más aumento en el riesgo de in-
greso a unidad de cuidados intensivos y factor de riesgo de mortalidad (Pallarés
Carratalá et al.2020).
Al igual que en la diabetes, las alteraciones a nivel renal pueden cursar asin-
tomáticas. Esto, sumado al aumento de peso que ocasiona la cuarentena y la
falta de consulta oportuna de los servicios de salud, permite que la progresión
sea rápida y grave, por lo que es importante estar preparados no solo para tratar
de forma oportuna y efectiva a los pacientes con enfermedad renal, sino tam-
bién a aquellos que presenten complicaciones producidas por la enfermedad
del COVID-19 (Pallarés Carratalá et al. 2020).
Debido a que la infección en humanos por el SARS-CoV-2 es una patología
emergente, no se cuenta con experiencia previa en diagnóstico, tratamien-
to y complicaciones. Además, los datos disponibles de infecciones similares
son poco extrapolables. Los servicios de salud a nivel mundial han buscado
alternativas que permitan un mejor flujo en la atención de pacientes a tra-
vés de diagnóstico y tratamiento oportunos que adicionalmente disminuyan
las complicaciones y la mortalidad. Por ello, uno de los pilares fundamentales
es conocer y entender todos los factores que determinen casos más graves de
COVID-19, siendo las comorbilidades el foco donde centrar la atención.
Aunque los mecanismos fisiopatológicos por los cuales las comorbilidades de-
terminan cuadros clínicos más graves, dificultad en el diagnóstico oportuno, ma-
yor necesidad de ingreso en unidades de cuidados intensivos y mayor mortalidad,
aún no se han entendido en su totalidad. Los estudios realizados desde el inicio
de la pandemia han dado grandes luces acerca del manejo y, a pesar de conocer
los graves efectos que suponen la presencia de una o más comorbilidades para el
paciente con COVID-19, aún falta comprender varios mecanismos patológicos
del virus que podrían interactuar con las diferentes comorbilidades.
504
CAPÍTULO XXXVII. Comorbilidades y COVID-19
Recomendaciones
• Debido a que muchos pacientes con comorbilidades pueden presentarse
asintomáticos y tener un deterioro clínico súbito, es importante el monito-
reo continuo en el caso de sospecha de infección.
• Las medidas para evitar la infección por SARS-CoV-2 deben fortalecerse, es-
pecialmente para grupos prioritarios y vulnerables, por la mayor mortalidad
evidenciada en ellos, hasta el hallazgo de una vacuna protectora que permita
la inmunización generalizada.
El adecuado control de las comorbilidades supone menor riesgo de cuadros
graves en COVID-19. Especialmente atención merece el mal control glucémico
en pacientes diabéticos relacionado directamente con un peor pronóstico. Por
ello, no se deben suspender los tratamientos para patologías previas, además de
mantener o mejorar el control médico continuo y el estilo de vida.
505
CAPÍTULO XXXVIII
L a enfermedad causada por el COVID-19 afecta a todas las personas por igual,
sin distinción de género edad o grupo étnico. La población de mayor edad es
especialmente susceptible a la infección por COVID-19, así como a desarrollar
criterios de gravedad (Bonanad et al. 2020). Esto se debe a que la fragilidad de
algunas personas mayores condiciona su pobre respuesta inmunitaria, y a la
disminución de la reserva funcional, que conlleva una reducción en la capaci-
dad intrínseca y la resiliencia (Pinazo-Hernandis 2020). Además, el aumento de
morbimortalidad en el paciente mayor se ha asociado tanto con las comorbili-
dades, especialmente la enfermedad cardiovascular, como con la situación de
fragilidad (Bonanad et al. 2020).
Para disminuir la propagación del virus y minimizar el impacto en la vida de
las personas mayores, es importante visibilizar su situación, adaptarse a las dife-
rentes necesidades y requerimientos de las personas mayores, brindar servicios
de prevención, apoyo y manejo en los diferentes entornos como el domicilio, la
comunidad, las instituciones de cuidados prolongados y los servicios de salud;
y, finalmente, que exista una asignación de recursos económicos específicos
para el cuidado y recuperación de adultos mayores frágiles (Lucero et al. 2020).
Epidemiología
Hasta el 17 de junio de 2021, se han registrado en el mundo alrededor de
177,4 millones de casos de coronavirus y 3,86 millones de muertes (Orus 2021).
De acuerdo con Bonanad y colaboradores, en 177 633 registros de pacientes con
COVID-19 en España hasta abril del 2020, se demostró que el 24,1 % de casos era
correspondiente a pacientes que tenían entre 70 y 79 años; el 19 %, entre 80 y 89
años, y el 5,1 %, más de 90 años (Bonanad et al. 2020). Según Vega, en México,
hasta mayo del 2020, de 42 595 casos confirmados, el 21,08 % correspondía a
personas de 60 o más años, además de que el 49 % de las defunciones registra-
das corresponde a la población que se encuentra en ese grupo etario (Rivero
et al. 2020). Por otro lado, el CDC informa que del 31 al 59 % de los adultos entre
65-84 años son hospitalizados; del 11 al 31 % ingresa a UCI, y del 4 a 11 % fallece
(CDC 2020).
Factores de riesgo
La población geriátrica enfrenta riesgos especiales por COVID-19. La edad
avanzada y las enfermedades subyacentes son los principales factores de vulne-
rabilidad a la enfermedad (Dhama et al. 2020).
509
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
510
CAPÍTULO XXXVIII. Adulto mayor y COVID-19
Tratamiento
Debido a las comorbilidades y la polifarmacia comunes en los adultos mayo-
res, su manejo durante la infección por COVID-19 es más complejo y requiere
un enfoque multidisciplinario. Se debe pedir una evaluación cuidadosa de la
actividad inmunitaria biológica y función tanto renal como hepática, y la se-
lección de fármacos en función de los efectos secundarios relevantes (Perrotta
et al. 2020).
Los fármacos antirretrovirales, tales como el lopinavir o ritonavir, tienen
entre sus efectos adversos las molestias gastrointestinales, como náusea, vó-
mito y diarrea, además de hepatotoxicidad, los cuales se pueden agravar debi-
do a la terapia farmacológica combinada y la lesión hepática relacionada con
COVID-19 (Salehi et al. 2020). Por otro lado, el remdesivir está contraindicado
en pacientes con una tasa de filtración glomerular por debajo de 30 ml/min. Los
ancianos pueden experimentar efectos nocivos relacionados, y esto debe tener-
se en cuenta antes de comenzar el tratamiento (Perrotta et al. 2020).
511
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
512
CAPÍTULO XXXVIII. Adulto mayor y COVID-19
• El personal que trabaja con adultos mayores debe ser educado sobre las ma-
nifestaciones clínicas del COVID-19 para reconocer que, a menudo, se pre-
sentan de manera atípica en este grupo y que los residentes pueden ser asin-
tomáticos o presintomáticos.
• Las políticas de visitas deben basarse en evaluaciones de riesgos individuali-
zadas y en la toma de decisiones compartidas con los residentes, sus familias
y el personal de la residencia. En caso de permitirse visitas, deberán contar
con protocolos de control de infecciones y políticas de uso de equipo de pro-
tección personal.
• Cuando no sea posible realizar visitas presenciales con miembros de la fami-
lia, los cuidadores deberían facilitar otros medios, como el teléfono.
• Las residencias de ancianos deben tener procedimientos operativos están-
dar para el tratamiento de los residentes con COVID-19 positivo.
• Los hogares de ancianos deben considerar agrupar a los equipos de personal
en aquellos que trabajan con pacientes COVID-19 positivos y negativos, para
minimizar la infección cruzada.
• No se debe aceptar a los residentes nuevos o que regresan, si no hay recursos
suficientes para manejarlos de forma aislada.
• Los hogares de ancianos deben trabajar con los residentes y las familias para
garantizar que se satisfagan las necesidades emocionales de aquellos.
Los nuevos ingresos que no tengan COVID-19 sospechoso o confirmado de-
ben someterse a una prueba de hisopo para confirmar el estado. Deben aislarse
durante 14 días, independientemente del resultado.
513
SECCIÓN III
COVID-19 en Ecuador,
perspectiva desde
la salud pública
Esteban Ortiz-Prado
Doménica Cevallos Robalino1
L a rápida propagación del COVID-19 por todo el mundo ha tomado por sor-
presa a la comunidad científica y médica. Al inicio de la pandemia, Brasil
fue el primer país en tener un caso de COVID-19 en América Latina. El 26 de
febrero de 2020 se determinaba por PCR que el primer caso confirmado aterri-
zaba en Brasil. Sin embargo, y aunque oficialmente México y Ecuador reporta-
ron sus primeros casos días después, en febrero de 2020, el Ecuador ya tenía, al
menos, 21 casos sintomáticos en territorio nacional (Ortiz-Prado et al. 2020a).
Hasta la fecha, todos los países latinoamericanos, se han visto afectados por el
COVID-19. Actualmente, y siendo América Latina una de las regiones con mayor
tasa de urbanización en el mundo, el acceso desigual a los servicios públicos,
como la vivienda adecuada, el agua y el saneamiento, incrementan la presión
que la pandemia ha puesto sobre la región.
519
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Estas condiciones, en las cuales solo los proveedores del sistema público
realizan prevención y vigilancia epidemiológica, el control de la pandemia del
COVID-19 se dificulta enormemente. La falta de cobertura sanitaria universal y
la presencia de servicios sanitarios principalmente privados con ánimo de lucro
suponen importantes restricciones en el acceso a servicios sanitarios de cura-
ción y prevención, y también a los esfuerzos por controlar el brote a mano de la
prestación del servicio de diagnóstico molecular (pruebas de PCR) y al rastreo
de contactos (Torres y Sacoto 2020).
Muchos países de América Latina reaccionaron rápidamente ante la amena-
za emergente al comienzo del brote regional. La movilización de personal médi-
co, equipos e importantes medidas de salud pública han frenado la transmisión
inicial en países como El Salvador, donde se pusieron en marcha medidas dra-
conianas muy estrictas una semana antes de que se registrara caso alguno en el
país. Por su parte, Ecuador, Colombia, Perú, Chile y Argentina comenzaron con
medidas de confinamiento blandos, seguidas de control de aglomeraciones en
el sistema educativo y finalmente con el cierre de fronteras.
520
CAPÍTULO XXXIX. COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública
Barcelona e Independiente del Valle se jugara con público con más de 19 800
personas el 4 de marzo de 2020. Adicionalmente, se reportaron algunos even-
tos de bodas y fiestas de graduación en Samborondón, Guayaquil. Dos semanas
después, esto coincide con el número efectivo de reproducción o Rt en su pico
más alto, el 15 de marzo, probablemente debido a todos los eventos explicados
en las localidades más afectadas: Guayaquil y Babahoyo (Torres y Sacoto 2020).
La declaratoria del estado de emergencia sanitaria por COVID-9 la realizó el
presidente Moreno el 15 de marzo, con el objeto de tomar medidas a nivel na-
cional y evitar el contagio masivo de la población, producto de la pandemia. El
12 de marzo, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que la pandemia del COVID-19, que se
acercaba en ese momento a los 125 000 casos, aún era «controlable», pero podía
convertirse en un problema mucho más grave, si los gobiernos no tomaban en se-
rio la amenaza (El Comercio 2020). En esta fecha, también en Ecuador se anunció
la suspensión de clases en todos los centros educativos. El 13 de marzo se inició la
restricción total de eventos masivos. El 17 de marzo empezó la restricción total
de circulación, por lo que ya se contaban 111 casos (El Comercio 2020). Probable-
mente, las medidas de contención fueron tomadas por el gobierno principal y
local de manera diferida, por lo que no resultaron efectivas en reducir la tasa de
contagio y, por lo tanto, el crecimiento exponencial de casos continuó.
En tanto, países sudamericanos, como Argentina y Perú, tomaron medidas
de emergencia el 12 de marzo. En Ecuador, provincias como Ambato y Azuay
tomaron medidas preventivas para evitar contagios a nivel de transporte públi-
co, realizando desinfección y restringiendo la movilidad el 12 de marzo. Para
el 15 de marzo, provincias como Loja cumplían con un estricto aislamiento y
disciplina de su población. El 16 de marzo se restringió el ingreso de viajeros
a las islas Galápagos. Asimismo, se declaró el estado de emergencia y toque de
queda a nivel nacional. Se suspendieron las admisiones universitarias, así como
las visitas a las cárceles estaban completamente suspendidas. Los vuelos nacio-
nales fueron cancelados hasta nueva disposición el 17 de marzo. El 18 de marzo
se suspendió el transporte urbano en Quito. El ministro de Salud aseguró que
la transmisión del SARS-CoV-2 se daba por vía comunitaria. En la misma fecha
se reportaron ferias de mercado en Quito, Pichincha, sin ninguna restricción,
especialmente en San Roque y el sur de Quito.
El 24 de marzo de 2020, Galápagos registró sus primeros cuatro casos de
COVID-19. Hasta el 15 de abril, se registraron 10 000 sanciones por incumpli-
miento del toque de queda. Mientras que en países como Brasil y México sus
líderes decían que el coronavirus solo provocaba una gripe común. El 25 de
marzo se lanza una aplicación para monitorear casos desde el teléfono móvil
en Ecuador, complementando el sistema de atención de llamadas 171. La Secre-
taría de Gestión de Riesgos declara que es imposible armar y reportar un cerco
epidemiológico en las provincias de Guayas y Pichincha. El 27 de marzo, Estados
Unidos registró un récord de 345 muertes por COVID-19 y casi 18 000 casos nuevos
521
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XXXIX-1
Medidas de control de movilidad, aislamiento y eventos en el Ecuador
en relación a los casos nuevos confirmados de COVID-19
522
CAPÍTULO XXXIX. COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública
523
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
524
CAPÍTULO XXXIX. COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública
entre sectores de la ciudad, que generan rupturas del tejido social manifiestas
en urbanizaciones privadas, barrios urbano-marginales, proliferación de espa-
cios privados de uso público, como por ejemplo los 15 centros comerciales de la
capital, altos costos de los servicios de seguridad pública y privada, entre otros.
En la capital habitan 43 800 personas vulnerables (niñez, personas con discapa-
cidad, estudiantes, adultos mayores) registradas por la Misión Manuela Espejo
en el año 2012; el 70 % de los casos están registrados en las zonas dispersas del
cantón (Alcaldía Metropolitana de Quito 2019). Las brechas en la calidad de vida
son visibles entre barrios informales y/o asentados en zonas de riesgo, sin dejar
de tomar en cuenta que existen zonas que concentran riqueza económica en
servicios y equipamientos, versus otros en condiciones físicas, sociales, econó-
micas y ambientales deficitarias.
Figura XXXIX-2
Plan de desarrollo territorial 2020
525
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
los estilos de vida, existe vulnerabilidad de acuerdo con las actividades labo-
rales, en su mayoría informales, o si se trata de actividades con alto riesgo de
contagio, como personal de salud, policías, trabajadores de la empresa de agua
potable, entre otras.
Sin embargo, Quito dejó de ser el epicentro de la pandemia, lo cual se evi-
denció con los registros actuales publicados por la Secretaría de salud del
Distrito Metropolitano de Quito, con una tasa de positividad del 2,7 %; una tasa
de incidencia por 100 000 habitantes de 4,9 por 100 000 habitantes en las dos
últimas dos semanas epidemiológicas. Asimismo, la ocupación de camas UCI se
encuentra en 61 % (variable influenciada por el recambio lento de pacientes); la
ocupación de camas de hospitalización está en 44 % y el exceso de mortalidad
ha disminuido notablemente teniendo en 8,4 % hasta septiembre.
526
CAPÍTULO XXXIX. COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública
527
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
528
CAPÍTULO XXXIX. COVID-19 en Ecuador, perspectiva desde la salud pública
529
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
530
CAPÍTULO XL
El COVID-19 prolongado
Esteban Ortiz-Prado1
Figura XL-1
Duración de la enfermedad por COVID-19
533
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
534
CAPÍTULO XL. El COVID-19 prolongado
Uno de los hallazgos más llamativos son los problemas relacionados con la
alteración neurológica, que puede ser clínicamente irrelevante, como la presen-
tada durante la anosmia prolongada. Puede ser mínimamente evidente como
aquella relacionada con la fatiga crónica o definitivamente pueden ser más
graves, como aquellos con componentes psiquiátricos y neurológicos, como
la neblina cerebral, la fatiga crónica, el estrés postraumático o la depresión
(Raveendran et al. 2021; Sykes et al. 2021).
Varios estudios se han publicado a nivel mundial, y parecería que la pérdi-
da del olfato y del gusto, así como el daño en el miocardio, la fibrosis pulmo-
nar y algunas alteraciones gastrointestinales, podrían ser las características
principales de estos pacientes (Salehi et al. 2020; Yelin et al. 2020).
535
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XL-2
Síntomas del COVID-19
Figura XL-3
Secuelas de «Long COVID»
536
CAPÍTULO XL. El COVID-19 prolongado
Las complicaciones más graves a largo plazo parecen ser menos comunes,
pero se han informado. Se ha observado que afectan a diferentes sistemas de
órganos del cuerpo. Estas incluyen:
• Cardiovasculares: inflamación del músculo cardíaco
• Respiratorias: anomalías en la función pulmonar
• Renales: lesión renal aguda
• Dermatológicas: erupción cutánea, caída del cabello
• Neurológicas: problemas de olfato y gusto, problemas de sueño, dificultad
para concentrarse, problemas de memoria
• Psiquiátricas: depresión, ansiedad, cambios de humor
Un estudio de 143 personas en el hospital más grande de Roma, publicado
por JAMA, siguió a varios pacientes que estuvieron hospitalizados a raíz del
COVID-19 y describió que un porcentaje mayor al 87 % de los afectados tenía
al menos un síntoma casi dos meses después, y más de la mitad todavía tenía
fatiga prolongada meses después de haber dejado el hospital (Carfi et al. 2020).
En el Reino Unido, el uso masificado de la aplicación móvil denominada
Covid Symptom Tracker, utilizada por más de cuatro millones de personas, y sus
datos muestran que al menos un 12 % de las personas aún presentaban sínto-
mas después de 30 días post-infección. De estos, hasta un 2 % de todas las per-
sonas infectadas tenían síntomas de COVID-19 prolongado después de 90 días
(Fraser 2020; Søreide et al. 2020).
537
CAPÍTULO XLI
Medidas de prevención
contra el COVID-19
Daniela Fuentes
Samanta Landázuri Navas1
541
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Distanciamiento social
El director de la Región de Asia Sudoriental de la OMS, Poonam Khetrapal
Singh, descubrió que podríamos reducir la transmisión del virus siguiendo las
medidas de distanciamiento social (Qian 2020). Se trata de una intervención de
prevención y control implementada para disminuir y evitar el contacto entre
quienes están infectados con una enfermedad y quienes no lo están, para dis-
minuir o detener el contagio (Swati Singla 2020).
El análisis de la situación de la epidemia en siete ciudades bloqueadas en
China, Italia y España mostró que mantener el distanciamiento social realmen-
te logró resultados (Qian 2020). Este implicaba mantener una distancia de 1,5 m
entre las personas, lo que puede prevenir la propagación de la mayoría de las
enfermedades infecciosas respiratorias (Qian 2020). El distanciamiento social
es una de las medidas más eficaces para reducir la propagación del virus, que se
transmite por gotitas de aire (Qian 2020). Las gotitas producidas al toser, estor-
nudar o hablar forzado tienen una cierta distancia de transmisión. Mantenien-
do esta distancia, se puede reducir la propagación del virus (Qian 2020).
En términos de costo, el distanciamiento social también ahorra recursos
médicos, como mascarillas, desinfectantes de manos, desinfectantes a base de
alcohol, etc. Esto brinda a los profesionales de la salud, hospitales y otras insti-
tuciones un tiempo valioso para prepararse, prevenir la enfermedad y ayudar a
las personas que han sido diagnosticadas con coronavirus (Qian 2020).
Sin embargo, hay objeciones al distanciamiento social, ya que puede condu-
cir a la depresión y la ansiedad en la población y podrían causar más pánico y
ansiedad entre las personas, lo que también tendría un impacto en la estabili-
dad social (Qian 2020).
Debemos reflexionar sobre los impactos psicológicos que esto conlleva. El
personal sanitario debería brindar apoyo psicológico de manera rutinaria a
quienes lo necesitan, en lugar de detener las medidas de distanciamiento social,
ya que esta es la forma más eficaz que existe para combatir este desastre global
(Qian 2020).
542
CAPÍTULO XLI. Medidas de prevención
contra el COVID-19
Higiene de manos
Nuestras manos son un vector crítico para la transmisión de microorganis-
mos, y esto sucede cuando no hay un lavado de manos eficaz (Aveyard 2020).
El lavado de manos es una medida preventiva primaria y simple que la ma-
yoría de las personas pueden hacer de forma independiente. Lavarse las manos
con agua y jabón durante al menos 20 segundos, o el uso de desinfectantes de
manos con base en alcohol cuando no se dispone de agua y jabón, es la prime-
ra línea de defensa para detener la propagación de la infección por COVID-19
(CDC 2021). Esto ocurre porque este virus tiene una envoltura lipídica que, al
lavarse con jabón, puede romper la grasa del envoltorio, evitando que el virus se
propague y llegue a infectar células humanas (Aveyard 2020).
La OMS recomienda lavarse las manos, especialmente después de toser o es-
tornudar, antes de comer y después de ir al baño o compartir espacios comunes.
Dentro de los sistemas y servicios de atención de la salud, se han llevado a cabo
campañas de concienciación casi continuas para fomentar el lavado de manos
entre el personal de los servicios de salud, los pacientes y el público general
(Aveyard, 2020).
En la sección Anexos, se puede encontrar información sobre el correcto la-
vado de manos y sobre los cinco momentos de este proceso.
543
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Mascarillas
Según la OMS, las mascarillas médicas se definen como máscaras quirúrgicas
o de procedimiento que son planas o plegadas; se fijan a la cabeza con correas.
Se evalúan de acuerdo con un conjunto de métodos de prueba estandarizados
(ASTM F2100, EN 14683 o equivalente) que tienen como objetivo equilibrar una
alta filtración, una transpirabilidad adecuada y, opcionalmente, la resistencia a
la penetración de fluidos (Swati 2020).
El uso de una mascarilla de forma comunitaria es una de las medidas de
prevención que pueden limitar la propagación de ciertas enfermedades virales
respiratorias, incluido el COVID-19 (Swati 2020).
Una mascarilla quirúrgica proporciona sólo protección unidireccional y evi-
ta la propagación de gotas durante los estornudos y la tos del usuario a las áreas
circundantes (Howard 2020). Por el contrario, los proveedores de atención mé-
dica que atienden casos sospechosos o comprobados de COVID-19 deben usar
un respirador especializado, N95, que técnicamente es una máscara de buen
ajuste que evita la entrada de gotitas y, por lo tanto, minimiza la posibilidad de
contraer la infección (Swati 2020).
El personal de salud, que trabaja en hospitales y en ancianatos, debe usar
una mascarilla N95 resistente a fluidos durante cualquier procedimiento en el
que exista riesgo de contacto con sangre, fluidos corporales, secreciones o ex-
creciones que salpiquen hacia la nariz o la boca (ARAHI 2020). Sin embargo, el
personal sanitario que no se encuentre en contacto directo con el paciente y
no presente riesgo de salpicaduras puede usar mascarilla quirúrgica de tipo II
(ARAHI 2020).
• Todos los trabajadores de la salud fuera del área de servicio o fuera de las
áreas clínicas en hospitales y asilos deben usar una cubierta facial (ARAHI
2020).
• Todos los pacientes y usuarios que vayan de visita e ingresen a áreas clínicas
deben usar una cubierta facial (ARAHI 2020).
• Todos los pacientes hospitalizados sintomáticos deben tener una mascarilla
quirúrgica resistente a fluidos, si la pueden tolerar (ARAHI 2020).
544
CAPÍTULO XLI. Medidas de prevención
contra el COVID-19
Consideraciones económicas
En países como Ecuador, en donde los recursos se han visto limitados y los
precios sobreelevados de estos suministros, las mascarillas de tela se promue-
ven como alternativa a las mascarillas quirúrgicas como control de origen de
la infección.
Las máscaras de tela ofrecen beneficios de sostenibilidad adicionales a tra-
vés de la reutilización, lo que limita los costos y reduce los desechos ambienta-
les (Chang y Worby 2020).
Pantallas faciales
Se ha sugerido el uso de mascarillas faciales como una medida de protec-
ción frente al coronavirus, cuando las mascarillas no médicas se encuentran
escasas o en casos especiales en los que el uso de máscaras pueda ser difícil o
causar inconvenientes, como en personas con problemas de salud mental, con
discapacidad intelectual y problemas de audición (ARAHI 2020). Varias organi-
zaciones sanitarias se han ocupado de llevar a cabo estudios para determinar
recomendaciones en cuanto al uso de pantallas como un factor protector frente
al COVID-19, como se observa a continuación.
• La OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
de los Estados Unidos señalan que los protectores faciales por sí solos no
funcionan tan bien como las mascarillas con respecto a la prevención de
la transmisión por gotitas. Los protectores faciales deben cubrir los lados
de la cara y extenderse por debajo del mentón (CDC 2021d; WHO 2020i).
545
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Guantes
En comunidad
De momento no existe evidencia suficiente que recomiende el uso regular
de guantes como medida preventiva frente al COVID-19 al público. La evidencia
que existe establece lo siguiente:
• El uso de guantes en la comunidad puede llevar a la idea errónea de que se
pueden descuidar las prácticas de higiene de manos (ECDC 2020).
• El uso regular de guantes puede conllevar el riesgo de efectos secundarios
dermatológicos (ECDC 2020).
• La generación de residuos por el uso innecesario de guantes provoca daños
ambientales (ECDC 2020).
546
CAPÍTULO XLI. Medidas de prevención
contra el COVID-19
En entornos sanitarios
• Se recomienda el uso de guantes médicos como parte de las precauciones
estándar para reducir el riesgo de contaminación de las manos de los traba-
jadores de la salud con sangre y otros fluidos corporales, incluido el contac-
to con la piel no intacta y las membranas mucosas, así como también son
indicados para reducir el riesgo de diseminación de patógenos al entorno
del paciente, a otros pacientes y para la protección de los trabajadores de la
salud (ECDC 2020).
• En lo referente al virus COVID-19, se recomienda el uso de guantes cuan-
do se atiende a pacientes infectados, especialmente cuando existe riesgo de
contacto con fluidos corporales, mas no existe evidencia directa de que el
uso de guantes aumente la protección contra el COVID-19, en comparación
con la higiene de manos adecuada por sí sola (ECDC 2020).
• Teniendo en cuenta los tipos de guantes disponibles actualmente para su
utilización en entornos sanitarios, no se recomienda el uso prolongado, la
desinfección y mucho menos la reutilización de guantes médicos de un solo
uso (ECDC 2020).
Descontaminación en el ambiente
• Debido a la falta de certeza con respecto a la supervivencia en el am-
biente del SARS-CoV-2 en condiciones de la vida real, es esencial que el
ambiente esté libre de desorden y aumente la frecuencia de la limpieza
de rutina, particularmente las superficies que se tocan con frecuencia
(ARAHI 2020).
• Se debe usar una solución combinada de detergente o desinfectante a una
dilución de 1 000 ppm de cloro disponible para la descontaminación ambien-
tal. Las superficies pequeñas, y las que no se pueden limpiar con agentes a
base de cloro, se pueden desinfectar con etanol al 70 % (ARAHI 2020).
• La frecuencia de la desinfección ambiental en las áreas de COVID-19 en to-
dos los entornos de salud y cuidados debe realizarse al menos dos veces al
día, centrándose en las áreas que se tocan con frecuencia (ARAHI 2020).
• Siempre que sea posible, se debe considerar el uso de luz radiante ultraviole-
ta (UVGI) como parte de la limpieza de rutina (ARAHI 2020).
• En entornos de salud y atención que no contienen o no fueron destinados
para pacientes con COVID-19, la frecuencia de la limpieza ambiental de ruti-
na con detergente debe aumentar mientras la transmisión comunitaria está
en curso (ARAHI 2020).
547
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
548
CAPÍTULO XLI. Medidas de prevención
contra el COVID-19
• No todos los niños han cumplido los hitos del desarrollo infantil donde
se incluyen la destreza manual y los movimientos de coordinación motora
fina necesarios para usar una máscara de manera adecuada con una asis-
tencia mínima.
• Desafíos de cumplimiento y autonomía necesaria para utilizar correctamen-
te una máscara y evitar cualquier daño potencial asociado con el uso de la
máscara por parte del niño.
549
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Vacunas
Las vacunas desarrolladas para combatir a la pandemia por el virus del
SARS-CoV-2 están disponibles a nivel mundial. Al 30 de septiembre del 2021, hay
disponibles al menos siete vacunas distintas que los países están administrando
a sus poblaciones, entre ellas se encuentran la vacuna de Oxford/AstraZeneca,
Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer/Bio Tech, Sinopharm y Sinovac. Existen
más vacunas desarrollándose al momento en fase de ensayos clínicos.
Las vacunas contra el COVID-19 han demostrado eficacia y seguridad contra
la posibilidad de infección severa y mortalidad, aunque no se ha desarrollado
aún una vacuna con protección al 100 %.
La recomendación por parte de la Organización Mundial de la Salud es
«Vacúnese con la primera vacuna que esté disponible para usted, sea cual sea
lo más pronto posible…» (WHO 2021).
Para conocer más sobre la información disponible acerca de vacunas véase
el Capítulo XXXV: Vacunas.
Información oficial
El Ministerio de Salud Pública recomienda a la población mantenerse infor-
mada sobre acontecimientos actuales en relación con el COVID-19. Además de
seguir las directrices del dispensador de atención de salud, las autoridades sa-
nitarias pertinentes a nivel nacional y local o del empleador sobre la forma de
protegerse a sí mismo y a los demás (MSP 2020e).
Tras una exhaustiva revisión bibliográfica sobre las medidas preventivas
adoptadas a nivel mundial para prevenir el contagio y la propagación del virus
COVID-19, se puede observar que el llevar a cabo todas estas medidas de forma
simultánea ayuda a contrarrestar esta enfermedad. Tras varios meses de vivir
en pandemia, la población a nivel mundial se adapta a un nuevo estilo de vida,
lo cual sugiere que el público ha mejorado en cuanto a la conciencia de su riesgo
y muestra niveles más altos de adherencia a las estrategias de prevención que
durante otras epidemias que se han suscitado.
Los modelos de salud sugieren que el uso de mascarillas públicas en el 70 % de la
población, combinado con la realización de pruebas generalizadas, el rastreo de
contactos, el distanciamiento social y el continuo lavado de manos se convierten
en herramientas valiosas para detener el crecimiento epidémico (Howard 2020).
550
CAPÍTULO XLI. Medidas de prevención
contra el COVID-19
Figura XLI-1
Pasos de lavado de manos
551
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XLI-2
Pasos de desinfección de manos
Figura XLI-3
Momentos de higiene de manos
552
CAPÍTULO XLII
555
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Peligros modernos
En el Informe de Riesgos Globales emitido a inicios de 2020, no se registró
el riesgo de pandemia mundial por infecciones de origen viral; sin embargo, se
trata de la problemática sanitaria más fuerte actualmente, tomando en conside-
ración la tecnología con la que se cuenta y la capacidad de difusión mediática
sobre medidas de protección.
La Organización Panamericana de Salud (PAHO) emitió una lista de peligros
modernos a los que nos vemos expuestos en la actualidad y que son consecuen-
cia de muchos factores físicos y ambientales de los seres humanos. Dentro de
estos, se describe el riesgo de enfermedades infecciosas nuevas o reemergentes
como una de las principales, según se ve en la Tabla XLII-1.
Se debe tomar en cuenta que la aparición y consideración de estos nuevos peli-
gros para la humanidad están fuertemente ligadas a un rápido desarrollo que no con-
templa como prioridad la salud ni el medio ambiente. De tal manera que podemos
describirlos como el resultado de un consumo insostenible de recursos naturales.
Tabla XLII-1
Peligros modernos que afectan a la población mundial
AMENAZAS
556
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
557
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Virus y Clima
Numerosos estudios confirman que el clima tiene un impacto en la propaga-
ción del virus, al manipular las condiciones de I) su difusión, II) la superviven-
cia del virus fuera del huésped y III) la inmunidad de la población del huésped
(Tamerius et al. 2011). Principalmente, el virus respiratorio se transmite entre
las personas a través de gotitas de aerosoles respiratorios. Esta transmisión se
produce entre personas muy próximas entre sí a una distancia menor a 1,8 m.
Luego, una vez que está fuera del cuerpo del huésped, las condiciones meteoro-
lógicas, como la temperatura, la humedad, la velocidad y dirección del viento, la
presión atmosférica, la radiación solar (incluido el espectro ultravioleta, UV) y
la cantidad de precipitación y su intensidad, podrían influir en la sobrevivencia
y transporte del virus.
Una serie de estudios, que investigaron la relación entre los factores cli-
máticos y la actividad de la influenza en todo el mundo, concluyó que, en
las latitudes altas del mundo, los picos de influenza se correlacionan con las
condiciones climáticas frías y secas (es decir, la temporada de invierno), mien-
tras que, en la zona ecuatorial, es más común durante los meses de alta hu-
medad y precipitación (Dosseh et al. 2000; Finkelman et al. 2007; Moura et al.
2009; Rao y Banerjee 1993; Roussel et al. 2016; Tamerius et al. 2013; Viboud et
al. 2004). Esencialmente, depende de condiciones de umbral explícitas basa-
das en promedios mensuales de humedad y temperatura específicas. Cuan-
do la humedad específica cae por debajo de 11-12 g/kg y la temperatura cae
por debajo de 18-21 °C, el pico de influenza se estimula durante la estación
fría-seca; sin embargo, para las regiones tropicales y subtropicales (siempre
húmedas y cálidas), es probable que prevalezca durante los meses de alta pre-
cipitación (≥150mm) (Tamerius et al. 2013). El conjunto de condiciones climá-
ticas «frío-seco» avala una mayor supervivencia del virus fuera del cuerpo hu-
mano y, por lo tanto, resulta en una mejor transmisión (Lofgren et al. 2007;
558
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
COVID-19 y altura
El impacto generado por la rápida dispersión del COVID-19 puso en marcha
muchos estudios para lograr identificar factores predisponentes para el conta-
gio, y uno de los principales estudiados hasta ahora, aparte del factor medioam-
biental, es la situación geográfica de las poblaciones.
Investigadores de todo el mundo han puesto el ojo en poblaciones ubicadas
en altitud, específicamente sobre los 2 500 msnm. Esto se debe a que, desde
hace ya más de una década, se viene estudiando la diferencia de afectación de
ciertas patologías en poblaciones que habitan en alturas (Accinelli et al. 2020)
El vivir a gran altura podría estar relacionado con una menor transmisibilidad
del virus del SARS-CoV-2. Pero también con una reducción en la mortalidad atri-
buida a la COVID-19 a nivel poblacional y en pacientes hospitalizados (Viscor 2020).
559
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
560
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
561
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Tabla XLII-2
Ciudades sobre 2 500 msnm en Ecuador
562
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
563
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XLII-1
Evolución diaria del exceso de muertes en los cantones de
menor (<2 500 m) y mayor altitud (>2 500 m) en Ecuador
564
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
Figura XLII-2
Tamaños relativos de partículas en suspensión
y aerosoles en escala logarítmica
En rojo, los tamaños de SARS-CoV-2 y las gotitas respiratorias se muestran en el contexto de otras partículas
o gotitas en suspensión (Santa-Coloma 2020)
565
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
566
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
≤ 2,5 µm, PM2.5), óxidos de nitrógeno (NO y NO2), dióxido de azufre (SO2)
y monóxido de carbono (CO) comprometen los sistemas respiratorio y car-
diovascular (EPA 2018; Lelieveld et al. 2015; Pope y Dockery 2012). Además,
varios estudios muestran que la población expuesta a niveles elevados de con-
taminación del aire a largo plazo tiene tasas de mortalidad más altas debido
a COVID-19 (Coker et al. 2020; National Geographic 2020; Wu N. et al. 2020).
Al existir mayor contaminación del aire en el ambiente, el virus aumenta su
capacidad de esparcimiento y persistencia, por lo que se vuelve un factor de
riesgo ambiental directamente proporcional a la tasa de contagios (Domingo
et al. 2020).
Sin duda, las medidas de aislamiento y distanciamiento social implementa-
das casi a nivel mundial han dado como resultado una reducción significativa
de la contaminación del aire (Ding et al. 2020; European Space Agency 2020;
NASA 2020; Navinya et al. 2020; Nikkei Asian Review 2020; Querol et al. 2007; Shi
y Brasseur 2020; Wang P. et al. 2020). Estas estadísticas de mejoras en la calidad
del aire se pueden estimar comparando los períodos restringidos de activi-
dad humana con las «condiciones normales» meses o años antes de la emer-
gencia sanitaria. Según el estudio publicado por Le Queré y colaboradores
(2020), durante los primeros meses de confinamiento forzoso, se evidenció una
disminución de movilización y tráfico vehicular de un 36 %, lo que disminuyó
la emisión diaria de CO2 en un promedio del 26 % en la mayoría de los países
a inicios del mes de abril, en comparación con las mediciones de emisión en la
misma fecha en el año 2019. Este efecto se logró alcanzar principalmente por
los cambios tomados en las políticas de transporte a nivel mundial.
Ecuador se encuentra entre los países que implementaron medidas de cua-
rentena extremadamente estrictas. El país tuvo un primer caso reportado de
COVID-19 el 29 de febrero de 2020, aumentando rápidamente en números y, en
dos semanas, reportando las primeras muertes (Worldometer 2020). Para evitar
el colapso del sistema de atención médica, el 15 de marzo, en vigencia desde el
17 de marzo de 2020, se comunicaron reglas nacionales de prevención. El blo-
queo total solo permitió la circulación para necesidades absolutas (por ejemplo,
medicamentos y alimentos) una vez por semana, según el número de matrícula,
7:00-14:00, durante los días laborales. Un estudio a nivel Ecuador (Zalakeviciute
et al. 2020) concluyó que los niveles de contaminación atmosférica se redujeron
un 30-70 % en zonas urbanas. Aunque en Quito las restricciones fueron eficiente-
mente implementadas y el impacto a la mortalidad fue más suave, en Guayaquil
la situación fue mucho más grave por negación de las regulaciones durante la
primera semana de la cuarentena.
Es importante tomar en cuenta que la mejora en calidad del aire es tempo-
ral, ya que al iniciar o restablecer las actividades, las cifras tienden a volver
a sus rangos de normalidad si no se toman acciones y no se perpetúa ciertas
políticas de transporte y medioambientales que favorezcan la reducción de
contaminación ambiental. Entendiendo así que no es posible apaciguar los
567
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
568
CAPÍTULO XLII. COVID-19 y medio ambiente
esfuerzo por mejorar la huella de deterioro ambiental hasta ahora, con la apari-
ción del COVID-19, también inició un proceso de reestructuración de normati-
vas de contacto social, lo que se vincula fuertemente al uso de prendas de pro-
tección y plástico de un solo uso, lo que no permite mitigar el daño ambiental
generado por el humano.
569
CAPÍTULO XLIII
Blanca Ríos-Touma1
Laura Guerrero-Latorre2
573
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
algunos virus patógenos, como el poliovirus (WHO 2003). Pero sin duda el ha-
llazgo del patrón de excreción fecal del SARS-CoV-2 ha hecho que sea esta la
primera vez en que se han puesto tanto interés y recursos para implementar
esta herramienta de monitorización ambiental en tantos países (Tabla XLIII-1).
Una de las ventajas que presenta este enfoque es, además, que la excreción del
SARS-CoV-2 se observa en los casos sintomáticos como en los asintomáticos,
ayudando a estimar la circulación total del virus en la población y a adoptar
medidas sociales y sanitarias más focalizadas y equilibradas.
Las evidencias hasta ahora sugieren que se trata de una aplicación útil para
la anticipación de rebrotes y el seguimiento de la pandemia a nivel de barrio y
ciudad. Sin embargo, el análisis de agua residual es metodológicamente com-
plejo y se requieren esfuerzos para estandarizar metodologías para poder pro-
ducir datos comparables (Medema et al. 2020). Hay decenas de grupos de in-
vestigación con experiencia previa en virología ambiental que están trabajando
para optimizar los distintos métodos disponibles para la concentración de la
muestra, así como para la detección del material genético del virus (Rusiñol
et al. 2020).
Tabla XLIII-1
Resumen de estudios realizados para la cuantificación molecular
del SARS-CoV-2 en aguas residuales: métodos de concentración,
dianas genéticas amplificadas y resultados
574
CAPÍTULO XLIII. SARS-CoV-2 en aguas residuales y sus implicaciones
575
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
576
CAPÍTULO XLIV
Tabaquismo y COVID-19
579
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Recomendaciones
• En la medida de lo posible, dejar de fumar.
• Si se es fumador, evitar fumar alrededor de más personas.
• Buscar otra forma de reducir y liberar el estrés.
• Realizar ejercicio físico.
• Buscar ayuda profesional (psicológica).
• Cambiar hábitos alimenticios.
• Hidratación constante y oportuna.
La pandemia por COVID-19 ha transformado al mundo entero, nos ha obli-
gado a realizar cambios en nuestro estilo de vida, y uno de ellos es el hábito
de fumar. Aunque no hay estudios concluyentes que expliquen si fumar o ser
exfumador aumenta la probabilidad de contraer la infección por SARS-CoV-2,
es claro que ser fumador sí contribuye a una peor evolución de la enfermedad.
Se requiere de más estudios para responder a la interrogante propuesta; sin em-
bargo, independientemente de cuál sería la respuesta, la recomendación médi-
ca siempre será dejar de fumar y tener hábitos saludables.
A través de la historia, se han reportado múltiples episodios pandémicos,
como el que vivimos ahora; sin embargo, es la primera vez que un evento de
estos llega a tal magnitud que afecta al mundo entero. Fumar ha sido un mal
hábito que genera adicción y se ha venido popularizando a lo largo de los años,
poniéndolo como un arduo tema de estudio en todos los ámbitos de la vida, y
dándole relevancia al entorno biopsicosocial. Es por esto que no se pueden po-
ner en tela de duda los efectos negativos que causa el cigarrillo.
580
CAPÍTULO XLIV. Tabaquismo y COVID-19
Los estudios que se han realizado hasta el momento indican peor pronóstico
en pacientes que han contraído infección por COVID-19 y fuman, que en pa-
cientes que no lo hacen. No se ha demostrado que fumar ayuda a infectar a una
persona de SARS-CoV-2 (Reddy et al. 2021)
581
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
582
CAPÍTULO XLV
Telemedicina y COVID-19
Componentes de la telemedicina
Telepresencia
La telepresencia se da cuando el paciente y el profesional de salud están
frente a una pantalla con cámara que les permite a ambos verse. Esto genera
una situación en la cual el paciente, sea él o ella, pueden interactuar con el
profesional de la salud de manera virtual mediante el uso de la tecnología, pero
evitando estar físicamente en contacto. De tal manera que no existe un riesgo
de contagio y permite a los pacientes despejar sus dudas, obtener un diagnósti-
co o seguir en los controles programados (OPS 2020b).
Teleconsultas
Las teleconsultas son también conocidas como telesalud o consultas re-
motas. Se originan por la interacción de un profesional de la salud y un pa-
ciente. Varios de los profesionales de la salud se pueden beneficiar de esta
585
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
586
CAPÍTULO XLV. Telemedicina y COVID-19
587
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
• El paciente ya haya recibido una formación previa sobre auto examen físico.
• Se requieren pruebas complementarias a un mediano y largo plazo, que in-
cluso deban ser gestionadas por canales administrativos.
• No requiere cambios en el tratamiento.
• No haya enfermedad cardiovascular o que esta esté controlada.
• No haya otras comorbilidades significativas.
Tabla XLV- 1
Servicios de telemedicina
30
-Consulta de telemedicina
-Departamento de emergencias 50
-Hospitalización inicial
70
Telemedicina por
videoconferencia
15
Teleconsultas de seguimiento 25
35
MINUTOS
5-10
588
CAPÍTULO XLV. Telemedicina y COVID-19
589
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
para diferenciar a los pacientes sanos de quienes puedan estar contagiados por
SARS-CoV-2. Por el cambio de estación, se espera la aparición de las epidemias
estacionales que pueden generar una mayor demanda para la hospitalización
de pacientes (Alcalá Minagorre et al. 2020).
Por lo tanto, la Sociedad Española de Pediatría, en el artículo escrito por
Alcalá Minagorre y colaboradores en junio de 2020, recomienda medidas para
garantizar que los servicios médicos sigan operando, de las cual se destacan
las siguientes:
• Se deben promocionar nuevas formas de hospitalización.
• Dar prioridad a la hospitalización domiciliaria.
• Limitar a lo mínimo necesario la atención presencial por parte
del personal de Salud.
• Implementar Sistemas Telemáticos de Comunicación para
evitar el contacto físico.
590
CAPÍTULO XLV. Telemedicina y COVID-19
591
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
592
CAPÍTULO XLV. Telemedicina y COVID-19
593
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
lugares alejados de la ciudad, pero que tienen alta demanda de atención mé-
dica. En estos casos se requiere acortar la distancia entre el equipo de trabajo
capacitado para brindar atención integral en salud, con los objetivos de preve-
nir, tratar y curar diferentes enfermedades.
El equipo de profesionales que forman parte de la telemedicina puede inte-
ractuar para explicar e incluso mostrar a través del medio audiovisual el cuadro
clínico del paciente y, basándose en esto, evaluar la necesidad de transferirlo a un
establecimiento de mayor complejidad o iniciar el tratamiento más oportuno en
la unidad en la que está recibiendo la atención inicial de salud (Veletanga 2016).
El Ministerio de Salud Pública, en conjunto con el Gobierno, tomó la determi-
nación de establecer el estado de excepción a nivel nacional y decretar la emer-
gencia sanitaria provocada por el COVID-19. Desde el inicio de la pandemia, se
instituyó formalmente el uso de la telemedicina para realizar la clasificación, o
el llamado triage, de pacientes sospechosos de padecer el virus COVID-19. A tra-
vés del Call Center 171, se dispuso que se asistiera con telemedicina a todos los
pacientes que presentaran síntomas respiratorios, de tal forma que se han rea-
lizado millones de llamadas y miles de atenciones por este medio para dar aten-
ción gratuita a usuarios de la salud pública. En el ámbito privado también se
han conformado plataformas digitales que puedan dar atención a los pacientes
a través de teleconsultas. Reporta el periódico El Comercio que en la plataforma
Doctorisy, solo desde el 15 de marzo al 15 de abril de 2020, tuvieron lugar alre-
dedor de 1 000 teleconsultas. Sin embargo, hay especialidades médicas que re-
quieren programar consultas presenciales posteriores a la primera evaluación
en teleconsulta, ya que existen procedimientos básicos, como tomar la presión
arterial, que no se pueden realizar si no es de manera presencial (Trujillo 2020).
Cabe destacar que en Ecuador se ha implementado la opción de realizar vi-
deollamadas entre el paciente y sus familiares a través de equipos tecnológicos
de comunicación, ya que en la mayoría de los establecimientos de salud, para
precautelar que menos personas se contagien, no está permitido el ingreso de
visitas ni la permanencia de familiares que acompañen a los pacientes hospita-
lizados por COVID-19 u otras enfermedades.
Esta herramienta de comunicación se implementó en el Hospital Los Ceibos
del Norte de Guayaquil, para mejorar el estado emocional de los pacientes que
permanecen en aislamiento por haberse contagiado de COVID-19. De esta ma-
nera, se ha visto que la comunicación con seres queridos ayuda a que el pacien-
te mejore su estado de ánimo y disminuya el tiempo de recuperación, y además
permite también que los familiares disminuyan su nivel de ansiedad por no po-
der verlo físicamente (El Telégrafo 2020).
Se debe recalcar que, para la ejecución de la telemedicina en Ecuador, to-
davía no se encuentra establecida una legislatura en relación a este sistema de
atención por parte del servicio brindado por profesionales de la salud. Lo cual
puede acarrear dudas, confusión y, en algunos casos, malas interpretaciones
594
CAPÍTULO XLV. Telemedicina y COVID-19
tanto por parte del paciente como de prestadores de salud. Por lo cual, se debe
regularizar esta actividad y proveer la confianza necesaria para que los usua-
rios puedan acceder a este servicio con mayor frecuencia y garantizando que se
cumplan los derechos establecidos en la Constitución ecuatoriana, tanto para
los pacientes como para los profesionales (Veletanga 2020).
Después de haber realizado una investigación sobre la efectividad y eficien-
cia de la aplicación de teleconsultas, se obtiene un resultado favorable y, en
varios casos, una solución al control de monitorización de la enfermedad provo-
cada por SARS-CoV-2, las afecciones que se puedan relacionar con la pandemia
y las que no tienen ninguna relación con la misma, pero se muestra igual efica-
cia con seguimiento de consultas virtuales.
Desde hace varios años, se viene trabajando en la innovación de las ramas
de la salud para lograr un abordaje integral de las necesidades de los pacien-
tes. Se ha buscado un medio para poder brindar el mejor servicio, que permita
la comodidad tanto para el paciente como para el profesional, eliminando las
barreras que pudieran impedir una atención por un especialista tanto a nivel
nacional como internacional. Se ejecutan protocolos y recomendaciones actua-
lizadas al igual que se espera poder mantener discusiones de casos de manera
remota, lo que trae grandes beneficios para los pacientes. Todos estos avances
son parte de la era de la globalización en la que vivimos en el siglo XXI y cada
día se transforman en cambios e innovación.
A futuro, se deberán desarrollar normativas públicas acordes con las nece-
sidades de cada país para facilitar la aplicación de teleconsultas de todos los
profesionales de salud. Estableciendo cuáles serían las formas de pago, cer-
tificaciones de profesionales calificados que brinden prestaciones tanto para
personas que aportan a los servicios de Salud Pública a través de instituciones,
como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), como para quienes
aportan a seguros de salud privados.
595
CAPÍTULO XLVI
599
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
mejor equilibrio entre el trabajo y la vida. Podemos pasar más tiempo con
nuestras mascotas y familias y usar ropa con la que nos sentimos cómodos;
sin embargo, en el hogar no tenemos las herramientas necesarias para preve-
nir daños causados por el mal uso de las computadoras personales o el uso in-
adecuado de sillones, sofás y mesas que no están diseñados ergonómicamente
para servir de estaciones de trabajo, y se vuelven escritorios temporales.
Según algunos estudios, se ha demostrado que siete de cada diez británicos
han empezado a trabajar en casa desde el inicio de la pandemia. Esta cantidad
seguramente es mayor en países con más prestaciones y mejores condiciones
económicas que garantizan que el confinamiento efectivo se puede hacer desde
la casa. Si bien trabajar en el hogar parecería que es parte de la nueva realidad,
algunos estudios sugieren que alrededor del 17 % de las personas se sienta en el
piso o en su cama para trabajar con sus computadoras, y hasta un 24 % trabajan
en sus sofás o sillones (Burdorf et al. 2020).
Si bien la información es escasa, muchas personas están experimentando
problemas de salud relacionados con el teletrabajo y el trabajo de la casa. En
lecturas no científicas, y en análisis de percepción entre personas que trabajan
en casa, hemos podido evidenciar que la gran mayoría de las personas jóvenes
adultas se están quejando de molestias relacionadas a las malas condiciones de
trabajo en el hogar.
Un estudio realizado por investigadores italianos ha proporcionado una vi-
sión temprana del impacto potencial que podría tener el aumento en el trabajo
desde casa en medio de la pandemia del COVID-19 (Moretti et al. 2020). Publica-
do en la revista científica international Journal of Environmental Research and
Public Health, mostró los resultados de una encuesta realizada a algo más de 50
teletrabajadores en Italia. Los resultados mostraron que al menos el 41,2 % de
quienes trabajaron en sus casas presentaron molestias que iban desde la presen-
cia de dolor lumbar hasta un 23,5 % de personas que reportaron tener dolor del
área cervical. Aproximadamente la mitad de los encuestados dijo que su dolor
en las zonas altas del cuello (50 %) había empeorado desde que comenzaron a
trabajar desde casa (Journal of Environmental Research 2021).
Si bien el estudio fue pequeño y de alcance limitado, hizo algunas pregun-
tas importantes para los empleados que están tratando de minimizar el costo
físico y emocional de su nueva vida laboral. La buena noticia es que existen
algunas soluciones prácticas de las que la mayoría de los trabajadores pueden
beneficiarse.
La pandemia nos ha puesto en condiciones en las cuales muchas veces se
trabaja más que en la oficina, mientras se tiene que atender la casa, los hijos y
otras actividades relacionadas con el teletrabajo.
Entre las principales molestias de las personas están los dolores de la espalda
baja, las lesiones musculares por malas posturas, posiblemente alteraciones de
la vista por pasar muchas horas frente a las computadoras de las pantallas o
600
CAPÍTULO XLVI. Salud y medicina ocupacional en época de la pandemia de COVID-19
El período prepatogénico
Dentro del período prepatogénico, el nivel de prevención debería estar enfo-
cado en entender que el agente causal, en este caso el coronavirus y el huésped,
tiene una relación directa con el medio ambiente, es decir, el ambiente laboral.
En este punto, la promoción de salud a través de campañas de educación
deberían ser parte fundamental del abordaje preventivo en el lugar de trabajo.
Esto, a la vez de la realización de distintas intervenciones implementadas en
dicho lugar, entre las cuales podemos tener:
601
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Calidad de aire
La OMS reconoció hace algunos meses que la transmisión del virus se hacía por
aerosoles microscópicos que viajan por el aire y que pueden acumularse en lugares
con poca o pésima ventilación. Por lo tanto, el uso de filtros de aire o la implementa-
ción de tomas de ventilación estructural, como ventanas y puertas, definitivamente
son estrategias útiles que tienen el mejor resultado en términos de impedir el con-
tagio dentro del trabajo.
Muy pocas empresas le han dado la importancia que requiere a la limpieza de
los ductos y la implementación de filtros (i.e HEPA), y menos aún a la calidad
del aire circulante en distintos espacios confinados.
Mecanismos de barrera
Finalmente, en algunos lugares se han implementado barreras físicas de
plexiglás o vidrio para tratar de separar el contacto estrecho entre funcionarios
al momento de comer o de atender a clientes. Si bien nosotros creemos que esto
ayuda, muchas de estas empresas prestan menos importancia a los factores
más determinantes, como la calidad de aire y el tiempo de recambio del mismo.
El período patogénico
Dentro del período patogénico, debemos enfocarnos en lo que es la preven-
ción secundaria y la prevención terciaria. Dentro de la prevención secundaria,
ponemos toda nuestra capacidad para hacer un diagnóstico oportuno y brindar
tratamiento rápido. Mientras que, en términos de prevención terciaria, busca-
mos que menos gente se contagie y que se den brotes incontrolables dentro del
lugar de trabajo.
Prevención secundaria
La prevención secundaria seguramente es el área donde más problemas he-
mos tenido en relación a la detección oportuna de los casos de COVID-19 tanto
sintomáticos como asintomáticos.
Lo primero que debemos explicar es que en el trabajo no todos tienen que
someterse a una prueba diagnóstica por el simple hecho de haber estado en
contacto con una persona con posible COVID-19, sino que se debe valorar caso a
caso la exposición, el tiempo y el lugar en donde se realizó el contacto peligroso.
Muchas empresas optan al inicio por realizar pruebas costosas de PCR a man-
salva; sin embargo, sabemos que la ventana de diagnóstico es extremadamente
602
CAPÍTULO XLVI. Salud y medicina ocupacional en época de la pandemia de COVID-19
pequeña con estas pruebas y que simplemente nos dan una foto de la situación de
una persona 24 a 48 horas antes o después de realizada la prueba.
Por otro lado, erróneamente, muchas empresas recurrieron a las famosas
pruebas de anticuerpo tanto cuantitativas como cualitativas para realizar el
diagnóstico de COVID-19, cuando actualmente sabemos perfectamente que es-
tas pruebas no sirven para diagnosticar COVID-19 y que la única utilidad que
nosotros les podríamos dar es tratar de describir socio-demográficamente la
población con historia previa de la enfermedad o con una seroprevalencia po-
sitiva, en pro de una campaña de vacunación priorizada. En el primer trimestre
de 2021, las pruebas de antígeno se volvieron muy populares, ya que son estrate-
gias diagnósticas rápidas y oportunas que se pueden aplicar en cualquier lugar.
Aunque conocemos los usos positivos de esta estrategia diagnóstica, muchas
empresas se demoraron más de lo necesario para implementar esta estrategia
dentro del ambiente laboral, y seguíamos recayendo en la necesidad de realizar
pruebas de PCR o erróneamente en las pruebas de anticuerpos.
Por ahora, creemos que el seguimiento y vigilancia epidemiológica adecua-
da se puede hacer de buena manera con la utilización de pruebas de antígeno
en una población laboral controlada.
Prevención terciaria
Una vez que la enfermedad ha causado estragos, nuestra obligación dentro
de la empresa es tratar de evitar que más gente se contagie, pero en el contexto
de una pandemia deberíamos ir más allá, evitando que se contagien los familia-
res de nuestros trabajadores enfermos de COVID-19, y así la comunidad entera.
Lo más importante de implementar dentro del trabajo es la educación y la
información clara que se otorga a todos esos empleados que han tenido la enfer-
medad del COVID-19, y brindarles las estrategias necesarias para que se empo-
deren y puedan comunicar de forma asertiva y clara a todos sus contactos. De
esta forma, tratar de brindar, como empresarios, aquel rol importantísimo que
tenemos al ser agentes de cambio dentro de una estrategia nacional de salud
pública enfocada en disminuir los contagios por COVID-19.
603
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XLVI-1
Propuesta para el tamizaje rápido para asilamiento oportuno
de pacientes sospechosos
604
CAPÍTULO XLVI. Salud y medicina ocupacional en época de la pandemia de COVID-19
Figura XLVI-2
Algoritmo propuesto para evaluación y semaforización del personal laboral
para estudio de paciente con alto riesgo de contagio de COVID-19
605
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XLVI-3
Estrategia propuesta para la implementación de acciones en el ambiente
laboral dentro del contexto de la primera etapa de la pandemia en Ecuador
606
CAPÍTULO XLVII
Ismar A. Rivera-Olivero1
Tannya Lozada Montero2
SARS-CoV-2 en Ecuador
El SARS-CoV-2 (síndrome respiratorio agudo severo, por coronavirus-2) cau-
sante de la enfermedad infecciosa por coronavirus 2019 (COVID-19) surgió en
diciembre de 2019 en la provincia de Hubei, específicamente en su capital,
Wuhan, China, donde inicialmente se reportaron numerosos casos de neumo-
nía de causa desconocida. La mayoría tenía un vínculo epidemiológico en co-
mún, eran vendedores o comerciantes del mercado de mariscos de Huanan.
Para el 12 de enero de 2020, investigadores del Centro Clínico de Salud Pública
de Shanghai, asociado a la Universidad de Fudan, identificaron el patógeno res-
ponsable de este brote como un nuevo coronavirus (Zhou P. et al. 2020). La se-
cuencia genética de este nuevo coronavirus fue compartida con la comunidad
científica en las plataformas GISAID (Global Initiative on Sharing All Influenza
Data), GenBank y National Genomics Data Center, lo cual permitió mundial-
mente el desarrollo de pruebas de diagnóstico mediante la técnica de real time
RT-PCR. De esta forma, entre el 17 y el 28 de enero de 2020, numerosos protoco-
los para la detección de este coronavirus fueron puestos a disposición mundial
(Corman et al 2019).
Lamentablemente, lo que empezó como un brote local se convirtió en la
peor pandemia que ha afrontado la humanidad en el siglo XXI, oficialmente así
declarada el 11 de marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS),
con más de 54 millones de casos y más de 1 300 000 de fallecidos para mediados
de noviembre de 2020 (WHO 2020k).
El 29 de febrero de 2020, el Ministerio de Salud Pública (MSP) reportó el pri-
mer caso de COVID-19 para Ecuador: una ciudadana ecuatoriana residente en
España que ingresó al país el 14 de febrero por el aeropuerto José Joaquín de
Olmedo. El brote se extendió por la provincia de Guayas y, en pocas semanas,
el sistema sanitario público y privado colapsó, especialmente en la ciudad de
Guayaquil, la segunda ciudad más poblada del país, donde, en poco tiempo, la
pandemia puso una carga inmanejable sobre otros servicios públicos, como los
funerarios. De esta forma, Ecuador fue el primer país de Latinoamérica que
experimentó el colapso de su sistema de salud, sus morgues, cementerios y fu-
nerarias, lo que llevó a la difusión, a través de medios de comunicación nacio-
nales e internacionales, de imágenes dantescas de cadáveres abandonados en
las calles (BBC 2020).
609
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
610
CAPÍTULO XLVII. Ideas y acciones que transforman: el rol de la Academia frente al SARS-CoV-2
611
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Figura XLVII-1
Mapa de provincias de Ecuador con el número de muestras procesadas
por el laboratorio de Biología Molecular UDLA
Figura XLVII-2
Distribución temporal de las muestras analizadas (totales y positivas) para
SARS-CoV-2 RT-PCR durante el período del 23 de mayo al 26 de septiembre
de 2020 en el Laboratorio de Biología Molecular UDLA
612
CAPÍTULO XLVII. Ideas y acciones que transforman: el rol de la Academia frente al SARS-CoV-2
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
614
CAPÍTULO XLVIII
617
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
lud Pública e Investigación, ubicado solo en las tres principales ciudades del
Ecuador: Quito, Guayaquil y Cuenca.
Una vez que este enfoque fue abrumado, el MSP otorgó la autorización para
el diagnóstico de SARS-CoV-2 a nuevos laboratorios. El primero en obtener esas
credenciales fue LabGal, el laboratorio de diagnóstico del SARS-CoV-2 en las Is-
las Galápagos, ubicado en la Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad
y Cuarentena para Galápagos (ABG), que comenzó a ejecutar pruebas de diag-
nóstico molecular a partir del 7 de abril de 2020, con equipo y personal de apoyo
para el Grupo de Investigación One Health de la Universidad de Las Américas
(Quito, Ecuador).
ABG es una institución pública dentro del Ministerio del Ambiente de Ecua-
dor que controla la salud de los animales de compañía y del ganado en las Islas
Galápagos, con el alcance de Una Salud, para garantizar productos animales de
buena calidad para el consumo humano y la conservación de la biodiversidad
única dentro de las Islas Galápagos. ABG y One Health Research Group de UDLA
han estado trabajando activamente en la vigilancia de enfermedades zoonóticas
en las Islas Galápagos antes del brote de COVID-19.
618
Abreviaciones
• ECA 2: enzima convertidora de angiotensina dos
• ABG: Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para
Galápagos
• IECA: inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
• ARA 2: antagonistas de los receptores de angiotensina dos
• ALT: alanina aminotransferasa
• PO2: presión parcial de oxígeno
• DM II: diabetes mellitus tipo dos
• ENSANUT: Encuesta Nacional de salud y nutrición
• GLP-1: Péptido similar al glucagón tipo 1
• SGLT2: proteínas de transporte sodio glucosa
• SDRA: síndrome de dificultad respiratoria aguda
• IMACST: infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST
• IL6: interleucina 6
• TNF α: factor de necrosis tumoral Alfa
• BNP: péptido natriurético tipo B
• BHE: barrera hematoencefálica
• UCI: unidad de cuidados intensivos
• CDC: Centers for Disease Control and Prevention
• BAS: aspirado endotraqueal
• BAL: lavado endotraqueal
• TC: tomografía computarizada
• PCR: reacción en cadena de la polimerasa
• OVE: opacidades con densidad en vidrio esmerilado
• UDLA: Universidad de Las Américas
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
620
Abreviaciones
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Reseñas profesionales
Dra. Alejandra Barreto Grimaldos [Capítulos I, XXIX y XXXV]
Escuela de Medicina, Universidad de las Américas, Quito, Ecuador
Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Américas. Par-
ticipó como asistente de cátedra en el curso de Anatomía Osteomuscular de la misma
universidad. Participó en el proyecto de vinculación Adolescencia Saludable en Comuni-
dades Rurales y Urbano-marginales – Feria de Salud del Barrio La Bota, en 2017. Hizo su
internado en el Hospital de Especialidades de las Fuerzas Armadas N. 1 en Quito, donde
recibió un reconocimiento por la conferencia “Secuelas del SARS-CoV-2 y actividad física
/ Implicaciones militares–legales del confinamiento y el aislamiento”. Cuenta con publi-
caciones en revistas nacionales e internacionales. Es profesora suplente en la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador.
Dra. Ana María Gómez Jaramillo MD. Msc. PhD(c) [Capítulo XXIV]
Escuela de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador
Médico graduada de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador (PUCE), becada por excelencia académica durante el pregrado y mejor egresada
de la promoción 2011. Especialista en Medicina Interna por la PUCE, en donde obtuvo el
segundo lugar en rendimiento académico. Como parte de su especialidad recibió una beca
del Ministerio de Salud Pública del Ecuador estando en las primeras prioridades por exce-
lencia académica, y devengó esta beca en las Islas Galápagos. En esta provincia estructuró
la primera clínica de VIH del archipiélago e implementó la estrategia del testeo universal en
la comunidad cautiva; esto le llevó a ser coautora de la Guía Nacional de Práctica Clínica para
La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
el diagnóstico y manejo de adultos portadores del virus de VIH/sida (PVVS). Entre sus estudios
de cuarto nivel, es Máster en Docencia Universitaria por la Universidad Europea de Madrid,
y al momento cursa el doctorado en Ciencias de la Salud y Biomedicina en la misma uni-
versidad. Su proyecto se orienta a la investigación de la resistencia del VIH en la población
ecuatoriana de PVVS.
En su experiencia como investigadora, tiene dos Fellowships internacionales. El prime-
ro realizado en la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Illinois, y el
segundo en la Fundación de Lucha contra el Sida (FLS) y el servicio de enfermedades in-
fecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol en Barcelona, España. Ha colaborado como
autora de varios libros de la Sociedad de Infectología del Ecuador y de la editorial Springer
(“A little world within itself:” water, food and human health in the Galapagos, Ecuador in the
Springer Book Series Social and Ecological Interactions in the Galapagos Islands), y fue parte de
la revisión narrativa sobre SARS-CoV-2 publicada junto al grupo de investigadores del One
Health Research Group de la UDLA. Ha presentado varios pósters en reuniones científicas
internacionales, como la reunión europea de VIH de la EACS en Basel Suiza en 2019, y el
Panamericano de Infectología de 2017.
Actualmente se desempeña como docente e investigadora en el campo de las enfer-
medades infecciosas. Es miembro del Comité Científico de asesoramiento del Municipio
Metropolitano de Quito ante la pandemia de SARS-CoV-2 y mantiene actividades de divulga-
ción científica sobre el estigma que rodea a las enfermedades infecciosas.
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
lista en Terapia Intensiva en Ecuador, labora en el área de Cuidados Intensivos del Hospital
Enrique Garcés y en el Hospital Oncológico Solca, Núcleo Quito.
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
632
Reseñas profesionales
han convertido en referencia a nivel nacional e internacional. Tiene algo más de 65 publica-
ciones indexadas, dos libros publicados (incluyendo el presente trabajo) y varios proyectos
de investigación en curso.
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
Actualmente se desempeña como médico tratante del servicio de Dermatología del Hospital
Metropolitano de Quito, es docente del posgrado de dermatología de la Universidad Central del
Ecuador y miembro activo de la Sociedad Ecuatoriana de Dermatología, la Sociedad Mexicana
de Cirugía Dermatológica y Oncológica, el Colegio Ibero-latinoamericano de Dermatología y la
Sociedad Ibero-Latinoamericana de Trasplante de Pelo.
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Dr. Jorge Eduardo Vásconez González [Capítulos I, II, V, VIII, XXII, XXIV, XXIX, XXXV y XXXVIII]
Escuela de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador
Médico cirujano por la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Américas. Gra-
duado con honores, estudiante de alto rendimiento académico, recibió el Premio Esculapio
2018 a mejor estudiante de Medicina. Realizó el año de internado rotativo en el Hospital
General San Francisco de Quito donde también participó como expositor en el curso Salud
en Línea San Francisco, en el módulo de investigación. Actualmente, cuenta con varias pu-
blicaciones en revistas nacionales e internacionales.
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Dra. María de Lourdes Noboa Lasso [Capítulos XV, XXXVII, XLII y XLV]
Escuela de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador
Médica Cirujana General por la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Américas.
Nacida y residente en Quito, Ecuador. Comprometida con la realización de labor social y ayuda
humanitaria de grupos vulnerables. Durante su vida estudiantil, formó parte de la Federación
Internacional de Asociaciones de Estudiantes de Medicina (IFMSA, por sus siglas en inglés)
como Oficial Local de Derechos Humanos y Paz por parte de la UDLA. Ello le permitió la reali-
zación de varios proyectos para estudiantes de Medicina y para la comunidad en general.
Fue parte del equipo que organizó la Feria de Salud del Barrio la Bota – Quito, para brin-
dar atención de salud a grupos comunitarios de nivel socioeconómico bajo. Este proyecto
estuvo compuesto por la participación de estudiantes de Medicina y Fisioterapia, a través
del programa de Vinculación con la Comunidad de la UDLA.
Realizó su año de internado rotativo de Medicina en el Hospital de Especialidades Eugenio
Espejo (HEEE) en Quito, Ecuador. Fue nombrada representante de los Internos Rotativos de
Medicina de este hospital durante su año de internado, por lo cual formó parte del Comité de
Coordinación Asistencial Docente (COMCAD) del HEEE durante el mismo período.
Ha participado como estudiante y profesional en brigadas médicas en la zona rural de
Santo Domingo de los Tsáchilas, organizadas por la Universidad de Kentucky, Estados Uni-
dos, a través de la Fundación Hombro a Hombro en Ecuador, y a nivel internacional con la
Fundación Shoulder to Shoulder.
Realizó su año de Medicatura Rural (2019-2020) para el Ministerio de Salud Pública
(MSP) del Ecuador en la parroquia Guangaje, provincia de Cotopaxi. Allí atendió en primera
línea la pandemia por COVID-19. En el mes de julio de 2020, formó parte como organiza-
dora y asistente del I Curso Internacional de actualización en patologías más frecuentes
COVID-19, organizado por COEXPO y avalado por la Escuela de Medicina de la Universidad
San Francisco de Quito, la Asociación Nacional de Médicos Rurales y el MSP del Ecuador.
646
Reseñas profesionales
Durante este año de medicatura rural, se involucró directamente con los problemas de la
comunidad. Colaboró con la Fundación Internacional de Timmy Global Health, brindando
atención médica y combatiendo la desnutrición crónica en niños, al igual que otras enfer-
medades prevalentes en la parroquia. Fue parte de la organización del proyecto You Learn,
They learn, que tuvo como objetivo recoger recursos de manera oportuna para mejorar la
salud, alimentación y educación de varios niños de la parroquia Guangaje.
Actualmente se encuentra cursando la Maestría de Gerencia en Instituciones de Salud
en la UDLA, con una beca académica. Cabe destacar su interés por permanecer en cons-
tante innovación y formación tanto académica como personal. Desea expresar su agrade-
cimiento a Dios por estar siempre presente en su vida y le pide su bendición para todos los
lectores de este libro.
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
Dra. Samanta Estefanía Landázuri Navas [Capítulos I, VI, VIII, XV, XXXVII, XLI y XLV]
Escuela de Medicina, Universidad de Las Américas, Quito, Ecuador
Egresada con título de Médica Cirujana por la Facultad de Medicina de la Universidad de
Las Américas. Estudiante con alto rendimiento académico dentro de su generación. Realizó
el año de internado en el Hospital Metropolitano de Quito, participando en importantes
brigadas médicas en zonas rurales del país.
Completó el curso de investigación y metodología en la Universidad Internacional de
la Florida, realizando una exposición de su trabajo de investigación en el Scholarly Show-
case Booklet del West Kendall Baptist Hospital en Florida. Cuenta con la certificación de
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Reseñas profesionales
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19) y el Virus del SARS-CoV-2
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La Enfermedad del Coronavirus-2019 (COVID-19)
y el Virus del SARS-CoV-2
Una visión multidisciplinaria de la pandemia, su origen,
sus implicaciones médicas, sociales y sanitarias
se terminó de editar
en Quito, Ecuador,
el mes de diciembre de 2021,
bajo la marca
Esteban Ortiz-Prado
Editor