Fábulas de Esopo

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FÁBULAS DE ESOPO

1. «La liebre y la tortuga»


Érase una vez una liebre muy veloz que presumía de ello ante todos los
animales del bosque. Un día, se encontró con una tortuga que caminaba
muy despacio. La liebre se burló de su lentitud.
—Hagamos una carrera y veamos quién gana —propuso la tortuga.
Al empezar la carrera, la liebre salió disparada, mientras que la tortuga
avanzó lentamente. Al ver que sacaba una gran ventaja a la tortuga, la
liebre se paró en un árbol a descansar. La tortuga siguió avanzando, poco
a poco y sin detenerse.
Cuando la liebre despertó, vio angustiada que la tortuga estaba a punto
de llegar a la meta. La liebre corrió y corrió, pero fue demasiado tarde. La
tortuga cruzó la meta, agotada pero feliz.

● Moraleja: De poco vale el talento sin esfuerzo. Esta fábula


de Esopo nos enseña que, con perseverancia y con esfuerzo,
podemos lograr nuestras metas.

2. «El pastor y el lobo»


Había una vez un joven pastor que todos los días llevaba a su rebaño a
pastar. Como se aburría muchísimo, decidió gastar una broma a los
campesinos del lugar.
—¡Que viene el lobo! ¡Auxilio! ¡Mis ovejas!
Los campesinos corrieron a ayudarle, pero no vieron ni rastro del lobo.
El joven pastor rió a carcajadas, mientras los campesinos se alejaban
muy enfadados. Una semana después, el pastor volvió a gastarles la
misma broma.
Hasta que un día, el pastor vio acercarse a un lobo. Aterrorizado, gritó
pidiendo auxilio. Pero esta vez, los campesinos no le creyeron y el pastor
se quedó sin su rebaño.

● Moraleja: Nadie cree al mentiroso cuando dice la verdad.


Esta es otra de las mejores fábulas de Esopo y nos enseña
que si mentimos, nadie confiará en nosotros cuando
digamos la verdad.

3. «El avaro»
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo que tenía a cambio
de varios lingotes de oro. Y para que nadie le robara, enterró el oro en un
bosque. Todos los días acudía al lugar para comprobar que su oro seguía
allí, sin saber que un ladrón lo vigilaba escondido.
Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo llevó. Cuando el rico
descubrió el robo, dio tal grito que un vecino se acercó a ver qué pasaba.
El hombre rico lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó unas
piedras, las enterró en el mismo lugar y dijo:
—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría gastado sus lingotes. ¿Qué
más le da, entonces, que sean piedras? Así por lo menos dejará de sufrir.

● Moraleja: Corazón codicioso no tiene reposo. Esta fábula


de Esopo nos enseña que la riqueza, si no se comparte, no
vale nada y solo trae pobreza.

4. «El lobo disfrazado de cordero»


Esto era un lobo muy hambriento que vio un rebaño de ovejas. Un día
encontró una piel de oveja en el bosque y tuvo una idea para despistar al
pastor.
—Me disfrazaré con esta piel de oveja. Así las ovejas y el pastor creerán
que soy una oveja más.
Y su plan funcionó. Al atardecer, el lobo fue llevado al establo con el
resto de las ovejas. El lobo se relamió, pensando en el gran banquete que
se daría por la noche. Pero, cuando anocheció, el pastor entró en el
establo buscando carne para cenar. Y, creyendo que el lobo era una
oveja, lo tomó y se lo llevó.

● Moraleja: Quien muchas trampas hace termina por caer


en ellas. Esta fábula de Esopo quiere enseñar que la
mentira y las trampas siempre nos traerán problemas.
Cuanto mayor sea la mentira, mayor será el daño.
5. «La hormiga y la paloma»

Una hormiga bebía agua en un río, con tan mala suerte que cayó al agua.
Pasaba por ahí una paloma que, al oír sus gritos de auxilio, corrió a
salvar a la pequeña hormiga.
—Gracias, amiga paloma —dijo la hormiga muy agradecida—. Si algún
día estás en peligro, yo te ayudaré.
Varias semanas después, un cazador vio a la paloma sobre una rama.
Estaba a punto de disparar su escopeta cuando, de pronto, la hormiga se
metió por debajo del pantalón y le mordió la pierna. Y así pudo la
paloma escapar, sana y salva.

● Moraleja: Haz bien y no mires a quién. Esta no podía faltar


en nuestra selección de las mejores fábulas de Esopo pues
nos enseña a ayudar siempre a los demás, y que toda buena
acción trae más acciones buenas.

6. «La cigarra y la hormiga»


Un verano especialmente caluroso, una cigarra descansaba bajo la
sombra de un árbol. Se pasaba el día cantando y bailando, mientras su
vecina la hormiga iba y venía cargada de comida.
—¿Por qué no descansas conmigo, vecina? —le preguntó la cigarra.
—Si descanso ahora, ¿quién alimentará a mis crías en invierno? Si fuera
tú, recogería provisiones.
Pero la cigarra siguió ociosa. Entonces llegó el frío invierno, y la cigarra
no encontró alimento. Tiritando, fue a casa de la hormiga a pedirle
comida. Pero la hormiga le contestó que apenas tenía provisiones para su
familia. Y la pobre cigarra siguió su camino, pero con la lección bien
aprendida.

● Moraleja: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.


Esta quizás sea una de las más emblemáticas y mejores
fábulas de Esopo. Enseña que el esfuerzo obtiene su
recompensa, mientras que con pereza y vagancia no se
logra nada.
7. «La gallina de los huevos de oro»
Érase una vez un campesino pobre que encontró una gallina muy
especial: cada día ponía un huevo de oro. Desde ese día, su suerte cambió
y se convirtió en el hombre más rico de la región.
Pero llegó el día en que el campesino quiso más huevos de oro al día. Y
tuvo una idea.
—Si la gallina pone huevos de oro, será porque los tiene dentro… ¿Y si
saco todos de golpe?
Así fue como el campesino avaricioso mató a la gallina y, con ella, su
fuente de riqueza. Desde ese día se tuvo que conformar con huevos de
yema.
● Moraleja: La avaricia rompe el saco. Esta fábula de Esopo
nos enseña que la persona avariciosa siempre quiere más, y
que debemos valorar lo que tenemos.

8. «La zorra y el cuervo»


Una zorra muy hambrienta vio a un cuervo posado sobre un árbol, con
un trozo de queso en el pico. La zorra, que era muy astuta, ideó un plan
para conseguir el queso.
—¡Qué hermosas son tus plumas, amigo cuervo! ¡Qué brillo! ¡Qué color!
Eres la envidia de todas las aves.
El cuervo se estiró sobre la rama, sacó pecho y extendió sus alas con
orgullo. La zorra siguió piropeando al cuervo, pero todavía agarraba el
queso con recelo. Hasta que…
—Me han dicho que el cantar del cuervo supera cualquier cantar. ¿Es
cierto, amigo cuervo? ¿Tan hermosa es tu voz? ¿Cantarías algo para mí?
Entonces, lleno de vanidad, el cuervo tomó aire, abrió el pico y graznó lo
más fuerte que pudo. Cuando terminó, vio a la zorra alejarse feliz con el
trozo de queso en su boca.

● Moraleja: Si te halagan sin parar, intenciones hay detrás.


Esta fábula de Esopo nos enseña a desconfiar de las
personas que nos adulan sin motivo alguno, porque solo
quieren engañarnos y conseguir algo a cambio.
9. «El cuervo y la jarra»
Hubo una vez una gran sequía. Un cuervo sediento vio, de pronto, una
jarra, pero su pico no alcanzaba el agua.
—¡No puede ser! Moriré de sed si no encuentro la forma de beber.
El cuervo metió aún más el pico y zarandeó la jarra, pero nada…
Entonces metió la pata con la idea de mojarla y poder lamer alguna gota,
pero su pata también era demasiado corta.
A punto estaba de tirar la toalla cuando tuvo una idea. Durante una hora
estuvo el cuervo metiendo piedras en aquella jarra. Era un trabajo lento y
pesado, pero al final obtuvo su recompensa. Gracias a las piedras, el agua
subió hasta el borde de la jarra y el cuervo pudo saciar su sed.

● Moraleja: La necesidad agudiza el ingenio. Esta es otra de


las más famosas y mejores fábulas de Esopo. Enseña a tener
paciencia ante los problemas, pues ante las dificultades
surgen las mejores ideas.

10. «La lechera»


Érase una vez una joven campesina que salió al mercado a vender un
cántaro lleno de leche. Por el camino, iba pensando qué haría con las
ganancias:
—Con el dinero que gane, compraré doscientos huevos. Los huevos me
darán hermosos pollitos, que venderé al mejor precio. Con ese dinero,
compraré un cerdito. Y cuando lo venda, me compraré el vestido más
hermoso del pueblo.
Tan ensimismada iba la joven que no vio una piedra en el camino y
tropezó. El cántaro cayó al suelo, haciéndose añicos. Adiós a la leche, a
los huevos, los pollitos, el cerdito y al maravilloso vestido con los que
había soñado.

● Moraleja: Sueña cuanto quieras, pero no olvides mantener


los pies en la tierra. Esta fábula de Esopo nos enseña a huir
de las ensoñaciones y a valorar y ser felices con lo que
tenemos.
11. «El cascabel del gato»
Había una vez unos ratones que vivían atemorizados por un gato. Cada
vez que salían a por comida, el gato los perseguía. Hacía semanas que no
comían nada. Entonces, uno de los ratones tuvo una idea:
—¡Ya sé! Pondremos un cascabel al gato. Así lo oiremos a tiempo y
podremos escapar.
—¡Qué buena idea! —contestó el ratón más viejo—. Pero ¿quién será el
valiente que le ponga el cascabel?
Todos los ratones pusieron excusas y volvieron a sus hogares, más
hambrientos que nunca.

● Moraleja: Del dicho al hecho hay un gran trecho. Esta no


podía faltar entre las mejores fábulas de Esopo. Nos enseña
que es muy fácil opinar y hablar, y que lo difícil es llevar
algo a la práctica.

12. «La zorra y la cigüeña»


Cuentan que una zorra invitó a cenar a su vecina la cigüeña. Le sirvió
sopa en un plato llano, y la pobre cigüeña no pudo tomar nada con su
largo pico. Entonces la cigüeña invitó a comer a la zorra. Le sirvió un
delicioso guiso de carne en una vasija alta.
—Vecina, así no alcanzo a comer nada —se quejó la zorra.
—¿De verdad? Pues entonces disfrutarás de mi cena tanto como yo
disfruté de la tuya.
● Moraleja: No hagas a los demás lo que no te gustaría que
te hicieran a ti. Esta fábula de Esopo nos enseña a tratar a
los demás con respeto y como quisiéramos que nos trataran
a nosotros.

13. «El caballo y el asno»


Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día en que iban a la ciudad
con los fardos cargados, el asno se sintió muy cansado y pidió ayuda al
caballo. Pero el caballo se hizo el sordo y siguieron el camino.
Una hora después, el asno se desplomó, sin fuerzas. Entonces el dueño
echó toda la carga del asno y al propio asno encima del caballo.
—Debí haber ayudado al asno cuando me lo pidió —se lamentó el
caballo—. Ahora no tendría que llevar tanto peso…

● Moraleja: Cuando ayudes a los demás, tu propio bien


cosecharás. Esta fábula de Esopo enseña que cuando
ayudamos a alguien, nosotros también salimos
beneficiados.

14. «El león y el ratón»


Érase una vez un ratón que caminaba, sin saberlo, sobre el lomo de un
león. De pronto, una garra atrapó al ratón, con la intención de
comérselo.
—No me coma, por favor. Le prometo que si alguna vez está en apuros,
yo lo ayudaré.
—¡Ja, ja, ja! ¿Cómo podrá ayudarme alguien tan pequeño?
Pero el león lo dejó marchar por esta vez. Días más tarde, el ratón
escuchó unos rugidos cerca de su madriguera. Era el león, que había
quedado atrapado en una gran red. Entonces el ratón comenzó a roer la
red, hasta hacer un agujero del tamaño del león. Y desde entonces, el
pequeño ratón y el enorme león fueron amigos inseparables.

● Moraleja: Hasta los más grandes necesitan de los


pequeños. Esta fábula de Esopo nos enseña a valorar a
todos, sin importar su aspecto o las apariencias.

15. «El ciervo y su reflejo»


Había una vez un ciervo que se acercó a un lago para beber. Al ver su
reflejo en el agua, dijo:
—¡Qué cuernos tan majestuosos! Son impresionantes. Pero ¿estas patas?
¡Qué frágiles y finas en comparación con los cuernos!
De pronto, apareció un león dispuesto a comerle. El ciervo corrió y corrió
con sus ágiles patas. Casi había despistado al león cuando sus cuernos se
enredaron en las ramas de un árbol. Y entonces comprendió que lo que
tanto admiraba, su cornamenta, iba a ser su perdición.

● Moraleja: Valora y aprecia lo que tienes: lo necesitarás


cuando menos lo esperes. Esta fábula de Esopo nos enseña
a querernos como somos y a valorar lo que tenemos, sin
compararnos.

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