"Sangre, Sudor y Lágrimas" de Winston Churchill PDF

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HISTORIA CONTEMPORÁNEA

DE EUROPA. SIGLO XX.

Facultad de Geografía e Historia.

ALUMNO: Samuel Valls Aragón.


GRUPO: C2.
ANÁLISIS DE DISCURSO: Winston Churchill “Sangre, sudor y lágrimas”.
El discurso que será objeto del presente análisis es conocido comúnmente como “sangre,
sudor y lágrimas”. Es atribuido a la figura de Winston Churchill, cuya alocución tuvo
lugar el 11 de mayo de 1940, en una sobresaliente muestra de elocuencia verbal. Winston
Churchill fue capaz de levantar el ánimo del espectro político inglés reforzando la moral
de un pueblo vacilante que renovó su determinación hacia la defensa del Imperio
Británico no sin antes comprender, que dicha tarea traería consigo múltiples sufrimientos
y numerosos sacrificios. Antes de desglosar cuales fueron las características principales
del discurso pronunciado por el aquel entonces Primer Ministro de Reino Unido ,
conviene poner de manifiesto el contexto histórico y social en el que se encontraba la
sociedad inglesa.

En un contexto previo a la Segunda Guerra Mundial, el rencor que los ingleses habían
dirigido hacia Alemania tras los acontecimientos transcurridos durante la Primera Guerra
Mundial fue diluyéndose progresivamente, coincidiendo en el tiempo con el ascenso de
Hitler dentro del marco político alemán. En aquel momento, entre las distintas clases de
la sociedad inglesa existía una sensación de culpa en relación con las sanciones y los
términos que se impusieron en los Tratados de Versalles a Alemania1. Además, el
panorama político inglés tenía aún presente el recuerdo fatídico de los acontecimientos
transcurridos durante la Primera Guerra Mundial, por lo que el pensamiento generalizado
por aquel entonces era el de que no debía permitirse entrar en un nuevo conflicto bélico.
Esto explicaría la tolerancia con la que Gran Bretaña evitó a toda costa (hasta que no les
quedó más remedio), involucrase en un conflicto armado de tal magnitud dentro del
continente Europeo.

En 1939 tras quebrantar los Pactos de Múnich (30 de septiembre de 1938), Hitler se
anexionó varios territorios. La opinión pública inglesa pensaba que era el momento de
actuar2. Se pensaba que la única manera de parar los pies al régimen nazi era advertir a
Alemania de que Inglaterra se opondría militarmente a ellos si continuaban con su política
expansionista.

1
LUKACS, John. Sangre, sudor y lágrimas: Churchill y el discurso que ganó una guerra. Editorial Turner,
(2008), pp. 24-25.
2
MCCARTEN, Anthony. El instante más oscuro: Winston Churchill en mayo de 1940, Editorial Planeta,
(2017), pp. 9-10.
Tras estos acontecimientos, Gran Bretaña en 1940 se encontraba de lleno en la Segunda
Guerra Mundial. La eficacia militar de los nazis había hecho caer numerosas democracias
de toda Europa. En aquel entonces, entre los miembros del sector político inglés, una
cuestión rezumbaba en sus cabezas sin saber bien como proceder. El dilema consistía en
seguir dos caminos radicalmente distintos3 , dos corrientes de pensamiento que giraban
en torno al conflicto. Por un lado, estaba la posibilidad de que Inglaterra se mantuviera
firme, luchar hasta la victoria o por el contrario, hasta ser derrotada sin paliativos por su
enemigo. Todo esto teniendo presente en todo momento, que ellos podrían ser la última
gran potencia europea que pudiese hacer frente al régimen nazi. Sin embargo, los
británicos también tenían otra opción, la cual consistía en alcanzar un acuerdo con Hitler,
evitando así la posibilidad de que su nación fuese destruida ante la idea de ser aniquilados
si su enfrentaban directamente al régimen nazi.

A partir de aquí es cuando comienza a coger importancia la figura de Winston Churchill,


cuyo discurso ocupa el protagonismo del actual análisis. Winston Leonard Spencer-
Churchill nació en noviembre de 1874 en Oxfordshire. Churchill es conocido por haber
sido un político, militar, escritor y estadista británico que desempeñó el cargo de Primer
Ministro del Reino Unido de 1940 a 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, y
nuevamente de 1951 a 1955 por parte del Partido Conservador. Al inicio de la Segunda
Guerra Mundial fue elegido primer ministro tras la dimisión de Neville Chamberlain por
su pésima gestión en el conocido desastre de Noruega. Ejemplo en toda regla de político
con una oratoria magnífica, sus discursos le permitieron mantener la cohesión del pueblo
británico en los momentos más difíciles del conflicto. Posteriormente junto con los
Estados Unidos y la Unión Soviética ayudó a liderar una exitosa estrategia durante la
Segunda Guerra Mundial para derrotar a las potencias del Eje y mantener la paz de
posguerra.

3
MCCARTEN, Anthony. El instante más oscuro: Winston Churchill en mayo de 1940, Editorial Planeta,
(2017), pp. 9-10.
Explicado de forma breve el contexto histórico procederé a abordar el análisis del presente
discurso. El discurso se divide en tres partes claramente diferenciales.

Durante la primera parte del texto, Winston Churchill hace referencia a los
acontecimientos ocurridos durante los días anteriores, con Chamberlain presentando su
dimisión y el Rey proponiendo a Churchill la formación del gobierno, con lo que queda
justificado la potestad con la que el Primer Ministro Británico se dirige al pueblo inglés.
Esta es la parte más políticamente correcta del discurso, ya que apela a la unidad de la
nación y de los partidos. Hay algún que otro momento protocolario que evidencia la
seriedad del asunto a tratar. Esta parte finaliza cuando Churchill afirma que el motivo de
aquella convocatoria no es ni más ni menos que el de continuar la guerra contra Alemania.

Tras haber anunciado el motivo de dicho acto, comienza la segunda parte del discurso.
En este aspecto Churchill pone sobre la mesa argumentalmente hablando, la magnitud del
conflicto al igual que la imperante necesidad de actuar de forma rápida y práctica. En esta
parte del discurso se remarca la todavía prematura etapa de la guerra en la que se
encuentra, dando a entender que aún hay tiempo para reaccionar y darle la vuelta a la
situación, eso sí, actuando de manera rápida, directa y conjunta. Posteriormente emite el
fragmento con el que se identifica este texto, “no puedo ofrecer otra cosa más que sangre,
esfuerzo, sudor y lágrimas”. Esta breve cita esta cargada de significado pues en un
momento crítico como el que estaba pasando la sociedad inglesa, Churchill expone con
realismo lo complicada que es la situación. Sin duda una declaración de honestidad ante
un futuro que se presentaba incierto, honestidad frente a la idea de un futuro mejor y
frente a ello él solo podía ofrecer su trabajo. Algo también a destacar es el momento en
el que emplea el término prueba para referirse al sufrimiento que aún les queda por pasar,
afirmando que sin sacrificio no habrá victoria y que sin victoria el Imperio Británico tal
y como lo conocían desaparecería para siempre ante la mayor amenaza de la historia en
términos de oscuridad y maldad.

Por último, la tercera parte del discurso se centra en dos conceptos que serán
fundamentales, la lucha y la victoria. Winston Churchill señala con convicción y firmeza
que no hay nada más importante que la victoria, victoria a toda costa, la cual sería
tremendamente complicada alcanzar pero era la única opción por conservar su vida tal y
como la conocían, todo ello a través de la lucha. El cierre de su discurso está cargado de
emoción, apelando a la lucha y a la unidad nacional. Un líder que se echa la nación a la
espalda, demostrando que tiene claras sus ideas y la manera en que estas han de ser
llevadas a cabo. Un pueblo que está dispuesto a darlo todo para hacer frente a Alemania
sin importar el coste ni las pérdidas, un país que lo dará todo por defender su tierra, su
ideología y su estilo de vida.

De esta manera se pone fin a la incertidumbre de cual era la dirección debía de tomar
Inglaterra con respecto a la Alemania nazi, demostrando que al frente del país inglés había
una persona con las ideas muy claras e incapaz de ser doblegado sin antes luchar, y esto
al pueblo le brindaba esperanza y seguridad. Hay que señalar también que el discurso de
Churchill tiene matices patrióticos que sin duda alentaron a la población inglesa a
concienciarse con la causa.

En su discurso, Winston Churchill, que sin duda tenía unas excelentes capacidades en
oratoria expone dos tipos de comunicación. Por un lado una de tipo político y ético, la
cual se caracteriza por que apela a la conciencia nacional con el objetivo de conseguir la
“justicia”, de manera que representan el bien mientras que los nazis representan la maldad
del ser humana y una sociedad tiránica. Este simbolismo refleja el marcado lenguaje con
el que el Primer Ministro Británico quería influir sobre sus oyentes. Por otro lado un tipo
de comunicación más estética, la cual apela directamente a las emociones y cuyo
argumento principal se centra en el patriotismo, en el estilo de vida, la familia, la libertad,
etc.

En su discurso Churchill no ofrece absolutamente nada, no tiene nada que ofrecer pero en
cambio le pide a la nación inglesa que lo entregue todo. Este acto de honestidad fue clave
para que Inglaterra se levantase del letargo que estaban sufriendo y recuperase la valentía
para hacer frente a la amenaza que representaba la Alemania nazi. Las palabra más
utilizada en su intervención es victoria, una idea clave que pretende transmitir a través de
su propia convicción cuando alega que el se enfrenta al futuro con optimismo y esperanza.
Creo que el discurso caló profundamente en la gente debido a la reputación y experiencia
militar del orador. Si lo hubiera dicho una persona insegura y sin experiencia no hubiera
sido lo mismo.

Como he tratado de reflejar a lo largo del análisis, la situación para Inglaterra no podía
ser más complicada. La agresión por parte del régimen nazi, así como el peligro que estos
representaban, era por entonces una realidad casi imposible de negar. Su ideología basada
en la supremacía del hombre ario era conocida por todos, al igual que las numerosas
atrocidades que habían cometido contra aquellas personas que se oponían a su régimen o
contra aquellos que representasen un objetivo por su religión, orientación sexual,
preferencias políticas, etc. Este era el caso de ciertas minorías como los gitanos, los
judíos, los comunistas… La amenaza nazi era algo conocido por todos en Europa.

Hasta aquel discurso de 1940, los ingleses no habían logrado cosechar ningún éxito
contundente frente a los alemanes. La incertidumbre y el miedo atemorizaban el corazón
de los británicos que veían como peligraba su propia supervivencia como nación. Si ellos
caían, también lo haría con ellos sus colonias y el modelo de ciudadanía inglés, sus
derechos fundamentales, la democracia y la visión conjunta que poseían de su país. En
lo que se refiere al componente anímico de la sociedad británica, este estaba en un
momento crítico, se podría decir que estaba casi por los suelos, debido a la ineficacia de
un gobierno dividido, un pueblo que había perdido la esperanza y una situación Europea
que no invitaba ni al más optimista a pensar que aquello pudiera cambiar a mejor. Fue
entonces cuando comenzaron a alzar la voz con fuerza aquellos que veían como mejor
opción para asegurar su supervivencia un pacto con la Alemania nazi.

Winston Churchill a diferencia de muchos de sus contemporáneos fue capaz de


comprender el estado en el que se encontraba sumida la población británica. El Primer
Ministro Británico en un ejercicio de honestidad, se dirigió a la nación inglesa realizando
un breve diagnostico acerca de la situación en la que se encontraban, la cual distaba
mucho se ser buena. Churchill a través de su discurso, dejaba atrás toda rivalidad política
y las rencillas que pudiera tener con cualquier miembro del parlamento. Por el contrario,
se centró en el verdadero problema asumiendo el cargo de máximo responsable de la
nación y pidiendo el apoyo de todos sus ciudadanos para que juntos pudiesen afrontar la
difícil tarea que tenían por delante.

Winston Churchill con el presente discurso consiguió el apoyo de la ciudadanía inglesa a


través de la persuasión y la emotividad, todo ello unido con el fin último de alcanzar un
objetivo: la supervivencia del Imperio Británico sin renunciar a sus valores nacionales y
a su estilo de justicia. Un claro ejemplo de un líder que es capaz de interpretar una
situación límite con la que poner a la gente de su lado, mostrando honestidad, esperanza
y realismo por un proyecto en común, sin prometer algo que no podía garantizar. Ahí
reside la genialidad del discurso.
Bibliografía.

• LUKACS, John. Sangre, sudor y lágrimas: Churchill y el discurso que ganó una
guerra. Editorial Turner, (2008), pp. 24-25.
• MCCARTEN, Anthony. El instante más oscuro: Winston Churchill en mayo de 1940,
Editorial Planeta, (2017), pp. 9-10.
• RAMIRO TROITIÑO, David. “Winston Churchill y el proceso de construcción
europea”, Notas históricas y geográficas, N.º. 24, (2020), pp. 453-482.

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