Las Horas Más Oscuras

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LAS HORAS MÁS OSCURAS

Las guerras mundiales o los conflicto globales han sido motivo de creación de

películas, series, cortometrajes, canciones, obras de teatro, obras de arte, documentales,

libros, entre otros. Dicho motivo se debe al gran impacto social, económico y cultural que

ha tenido para la historia misma de la humanidad. Dentro de todo el desarrollo de la

historia, como se dijo anteriormente, se han creado diferentes herramientas multimedia y

apalancadas en ellas se han implementado algunos modelos que emulan la Segunda Guerra

mundial teniendo en cuenta que a esa época ya existían métodos de recolección de

información y gracias a ellos se pudo almacenar evidencia en torno a la Segunda Guerra.

La guerra en cuestión, es la Segunda Guerra Mundial, y “Las Horas más Oscuras”

se enfoca en la polémica figura de Winston Churchill político del partido conservador no

muy bien visto por sus colegas ni el monarca de turno, en este caso Jorge VI, empujado a

convertirse en Primer Ministro, justamente, para afrontar estos tiempos de conflicto.

Estamos en mayo de 1940, en los primeros meses de la guerra, donde los ingleses se creían

muy confiados y descartaban el poderío (y la amenaza) alemana. Cuando Hitler invade

Francia cambia las reglas del juego, obligando a los británicos a tomar una decisión:

rendirse bajo sus condiciones o afrontar el destino que les espere en las playas de

Dunkerque donde terminaron concentradas casi todas sus fuerzas. Está a punto de

convertirse en Primer Ministro del Reino Unido en medio de una guerra con los Nazis que

amenaza el núcleo mismo del Imperio. Al entrar al segundo tercio de una narración que
para el personaje representa una pesadilla recurrente, Winston Churchill realiza el mismo

recorrido, en el mismo auto, probablemente auxiliado por el mismo chofer, pero algo ha

cambiado. En el primer recorrido la rutina parecía desarrollarse casi con normalidad. En

este segundo viaje, en un punto casi violento en la historia que cuentan al alimón Joe

Wright y el guionista Anthony McCarten, el panorama se ha transformado para mal.

Las Horas Más Oscuras es una película que muestra los momentos más oscuros de

la historia, momentos de desesperación, de incertidumbre, momento en el cual el miedo se

apoderaba de las personas, habla sobre Gran Bretaña y la segunda Guerra Mundial en

donde el primer ministro Winston Churchill debe tomar la decisión o de luchar contra

Hitler o aceptar el acuerdo de paz que se le ofrece. El filme permite conocer el otro lado de

la historia narrada en Dunkerque, de Christopher Nolan. Aquí se ve como los hombres

poderosos del Reino Unido, el rey, Churchill y su consejo de guerra decidían la suerte del

eventual rescate de las tropas varadas en esas playas y discutían si era mejor sentarse a

negociar o enfrentar a la gran amenaza alemana que avanzaba a gran velocidad.

Winston Churchill (Sir Winston Leonard Spencer Churchill) Es recordado

principalmente por ser el primer ministro durante la segunda guerra mundial, se caracterizó

por ser uno de los hombres más reconocidos de ese lapso de tiempo, ganando muchas

personas de su lado, que lo apoyaban pero también era uno de los más criticados de

Inglaterra. Las calles lucen sucias, descuidadas, los sacos de arena se apilan en la entrada de

los negocios, la gente luce un tanto desaliñada y presurosa de llegar a donde sea, parecería
que están en la otra cara de la moneda. En esos tres recorridos, simbólicos al 100% está

marcado el tono de la historia y está medida la historia dentro del tono. Primero, un actor

con solidez y tamaño, que aquí lleva el nombre de Gary Oldman y que se muestra

consistente como hace mucho no se le veía, contundente y mortífero en una transformación

exterior indispensable para el papel pero que él usa solamente para otorgarnos el punto de

vista de Churchill, para meternos en su mente, para empaparnos de sus ideas. Después, la

historia dentro del tono no es la del héroe victorioso y triunfante que se pinta a sí mismo

como un césar sin tacha.

Winston Churchill llego al poder en el año 1940, momento en el cual el Reino

Unido pasaba por uno de los peores momentos de su historia, Hitler estaba en el poder. A

petición del parlamento, Winston Churchill es ascendido como primer ministro y es

notificado por medio de una carta, fue elegido tras la renuncia de Neville y Winston era

prácticamente la única opción ya que era la única persona aceptada o bien vista por el por el

partido de la oposición. El primer ministro Churchill, debido a la fuerte situación que se

enfrentaban continuamente ante Alemania e Italia, decide formar un segundo gabinete de

guerra, el cual estaba conformado por el ex primer ministro Neville Chamberlain, Halifax

quien era uno de los amigos más cercanos al monarca Jorge VI, y otras personas de su

mismo partido político. Las dos guerras que aquí pelea Winston Churchil se entrelazan para

descarnar un acto que desde fuera parece heroico pero que ahora, desde dentro, nos obliga a

comprender más los sacrificios del pueblo dentro de una guerra, un pueblo que soportó la

caída en espiral y que puso a prueba su propia resistencia , un pueblo que esperaba lo mejor

de quienes decidían lo que se hacía en la guerra, pero un pueblo olvidado por esos
estrategas y esos políticos a tal grado que lo vemos en picada en esos tres viajes que

Churchill hace a bordo de su auto. Esa parece ser su última sorpresa a pesar de una

secuencia que exuda falsedad y en la que Churchill encara a sus gobernados de la manera

más directa posible. Fueron ellos los que tomaron los fusiles para enfrentar al viejo

pensamiento nazi y ellos quienes desenmascararon a los viejos políticos que querían vivir

para siempre. Al encerrarnos en la mente de un Churchill más humano que otros que nos

han regalado por ahí, encerrado él mismo en una tormenta de dudas e inseguridades, de

errores y aciertos arriesgados, la película busca más un apunte crítico hacia las clases

políticas y sus enfoques egoístas y un bombardeo directo a la cobardía de los totalitarismos

pasados o presentes.

El primer ministro Winston Churchill decide realizar un viaje a Francia y allí

reunirse con el primer ministro Francés, y llegar a un acuerdo de como confrontar la

amenaza Alemana, que en ese momento tenía un gran poder militar y aterrorizaba a la

comunidad su dominio, en esta reunión el ministro Churchill se lleva una gran desilusión y

un gran enojo puesto que el ministro francés le notifica que han perdido bastante territorio y

que no tienen ningún plan de contra ataque en contra las fuerzas alemanas. Hay que

recordar que a Churchill lo devoró el tiempo, que pocos años después de terminada la

Segunda Guerra demostró lo más anticuado de su pensamiento político, caduco ya para la

segunda mitad de un siglo que empezaba a pensar en el futuro. Pero no hay que olvidar que

atendiendo a ese egoísmo político fue que, mirando y comprendiendo al pueblo que peleaba

la guerra consiguió dar un respiro a Inglaterra hasta que el segundo frente consiguiera

abrirse derrumbando las estrategias nazis.


Al regresar de Francia, el ministro Churchill, da un discurso por la radio con la

intención de que le llegara a toda la comunidad un mensaje de tranquilidad al hacerles creer

que los sucesos estaban saliendo bien. El primer ministro Churchill decide comunicarse con

Franklin Roosevelt para solicitarle un arsenal militar para lograr ir un poco más seguros a la

guerra, pero Roosevelt no accedió ya que Estados Unidos estaba en el acuerdo de no tener

ningún aporte a la guerra, no obstante le propone a Churchill llevarle el arsenal militar a la

frontera con Canadá pero solo si él la recogía en caballos. En el momento en el cual estaban

en medio de la segunda guerra mundial, justo antes de que Gran Bretaña fuera invadida por

el imperio Nazi. El gabinete de guerra del gobierno de Gran Bretaña tuvo unas

negociaciones con Italia quien era dirigida por Mussolini y era uno de los principales

aliados del imperio nazi, en dicha negociación ofertaron una posible paz y esta oferta era

muy apetecible, y algo lógica, ya que loa Británicos no creían en la mínima posibilidad de

ganar, puesto que Hitler ya había tomado posesión de territorios Franceses, y tenía

invadidos a Polonia, Holanda, Bélgica, Noruega.

El gobierno Italiano y de Gran Bretaña optaron por intentar hacer una alianza de paz

pero el gobierno Alemán deseaba que le dieran la autoridad de conquistar las tierras del

este. Winston Churchill estaba muy seguro de querer rechazar esta oferta, él quería irse a la

guerra, no querían darse por vencidos o versen derrotados ante el imperio nazi, para él era

mejor convencer a los ingleses de morir peleando, antes que morir arrodillado.

Lo más destacado, tal vez, es mostrar a Churchill en sus momentos más cotidianos,

y otros tantos vulnerables. Situaciones que lo humanizan y lo despegan de esa imagen de


manual de historia, donde podemos ver el verdadero peso que recae sobre sus hombros en

este momento crucial para los acontecimientos del siglo XX. Curiosamente, la escena más

“emotiva” (cortesía del guionista Anthony McCarten) es pura ficción y no se atiene a los

verdaderos hechos, pero igual resume y sirve para ejemplificar esta necesidad del político

de despertar el espíritu patriota del pueblo británico, en parte, para justificar sus propias

decisiones.

“Las Horas más Oscuras” se liga directamente a ese patriotismo creciente, a esa

resistencia contra el enemigo aunque la guerra llegue hasta la puerta de casa, y el clásico

discurso de Churchill (“Lucharemos en las playas…”) que, de alguna manera, justifica la

derrota victoriosa de Dunkerque. Toda la película está diseñada para llegar a ESE

momento, el lucimiento de Winston/Oldman, que debe convencer a partidarios y opositores

de que la suya, fue la decisión más sensata.

Pedir una película con más acción que palabras, con más exterior que ideas sería

igualmente desproporcionado. Churchill era un hombre de discursos, mucha de su labor en

la política se hizo en base a ellos, con palabras, tantas que Las horas más oscuras pudo

haberse narrado dentro de una sola oficina. Ante ello, la respuesta del montaje y de los

símbolos es un acierto (no carente de fallas y algunas exageraciones, pero un acierto al fin)

y la ejecución de Oldman no es sino la última tuerca de la maquinaria, una que dota de

dramatismo a esos discursos pero que también deja claro que si bien Churchill derrotó al

viejo patriotismo instaurando uno relativamente nuevo, el personaje fue también devorado

por el tiempo

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