Folklore de Cochabamba Antonio Paredes Candia

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Ya,e Unive
lio Paredes-Candia

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F3341

P37
1997
(LC)
APROXIMACION AUNA
BIBLIOGRAFIA DEL AUTOR

Publicadas:

— Literatura folklórica.
— Los pájaros en los cuentos de nuestro folklore.
— El folklore escrito en la ciudad de La Paz.
— Folklore en el valle de Cochabamba:
el sombrero.
— Folklore en el valle de Cochabamba: dos fiestas
populares.
— Todos Santos en Cochabamba.
— Comercio popular de la ciudad de La Paz.
— Fiestas populares de la ciudad de La Paz.
— Folklore de la Hacienda Mollepampa.
— Bibliografía del Folklore Boliviano.
— La Danza Folklórica en Bolivia.
— Antología de Tradiciones y leyendas bolivianas.
Tomo i.
— Artesanías e industrias populares de Bolivia.
— Juegos, juguetes y divertimientos del folklore
boliviano.
— La trágica vida de Ismael Sotomayor y
Mogrovejo.
— Antología de Tradiciones y leyendas bolivianas. [ERSITY
Tomo II.
— La vida ejemplar de Antonio González Bravo. RY
— La Navidad paceña. (Monografía).
— Antología de Tradiciones y leyendas bolivianas.
Tomo III.
— Brujerías. Tradiciones y Leyendas. Tomo I.
— Selección del teatro boliviano para niños.
— Vocablos aymaras en el habla popular paceña.
— Brujerías, Tradiciones y Leyendas. Tomo II.
— Diccionario Mitológico de Bolivia.
— Brujerías, Tradiciones y Leyendas. Tomo III.
— Brujerías, Tradiciones y Leyendas. Tomo IV.
— Cuentos populares bolivianos.
— Brujerías, Tradiciones y Leyendas. Tomo V.
— Adivinanzas de doble sentido.
— Adivinanzas bolivianas para niños.
— Refranes, frases y expresiones populares de
Bolivia.
— Fiestas Populares de Bolivia. Tomo I.
Fiestas Populares de Bolivia. Tomo II.
— El apodo en Bolivia.
Voces de trabajo, invocaciones y juramentos
populares.
Edición limitada de 500 ejemplares
Primera edición 1997
Ilustraciones de Clovis Días de Oropeza
y Antonio Paredes Candía
Fotografías de Alberto Tardío Mayda
Antonio Paredes Candía
Sixto Valdez Cueto
Depósito Legal N9 4-1-309-97

Es propiedad del autor.


Copy right by author
Derechos reservados conforme a Ley
Impreso en La Paz - Bolivia

Impresores: LIBRERIA EDITORIAL “POPULAR”


Pérez Velasco 787 — La Paz - Bolivia
Antonio Paredes Candía

FOLKLORE
de
Cochabamba
1949 - 1955

Ediciones Isla
Casilla 4311
LA PAZ - BOLIVIA
1997
fésy/
d 7

(¿C)
« El pueblo, he aquí lo que deseo
Interpretar. Cuando yo duermo, lo veo
ante mí; cuando yo como, pienso en él ;
cuando yo bebo, me aparece siempre,
y siempre renovado, como si lo viera en
su misma esencia, grande, total,
desnudo, sin máscara ni disfraz. ¡Qué
riqueza tan fecunda es el alma del
pueblo!».
Mussorsky

— 5 —

Dedicatoria.
A mis tres amigos en Cochabamba, que
en aquél tiempo se solidarizaron con mi
afán de investigar el Folklore de ese
pueblo: Don Jesús Lara, Don Augusto
Guzmán y Doña Mercedes Anaya de
Urquidi. Los tres ya descansan, pero en
mi memoria están presentes.
A. P. C.
UNA EXPLICACION NECESARIA

ace más de medio siglo que recogí este fichaje.


J i Tenía el entusiasmo de la edad, la paciencia de
mi carácter; y sobre todo el convencimiento que debía servir a la
Patria, rescatando todos aquellos patrones culturales, -espiritua­
les y materiales- que aún guardaba el pueblo en su memoria y
en sus costumbres cotidianas.

Y si en esos años escogí Cochabamba de área para mi


trabajo, fue porque hasta entonces sólo una mujer se había pre­
ocupado de hacerlo, Mercedes Anaya de Urquidi, y se corría el
riesgo que aquél emporio cultural valioso, con el correr del tiem­
po y el progreso que aceleraba el mundo, presionarían para
distorcionarlos, o finalmente extinguirlos; como ha ocurrido con
muchas de las expresiones culturales que hoy sólo son recuer­
do en el pueblo, o simplemente ignoran que hubo existido.

Algo de este material publiqué en 1956 - 1966 - 1967; pero


hoy al presentar todo lo poco que recogí, aproximadamente en
más de un lustro, en periódicos viajes, tienen la intención de
expresar mi homenaje a ese pueblo cordial, que rápidamente
comprendió la finalidad de mi trabajo. En aquél tiempo no se
habían inventado las grabadoras portátiles, que hoy tanto facili­
tan la investigación y asombrosamente ayudan a los «investiga­
dores». Yo recorrí el valle de Cochabamba a pié, con mi mochila
a la espalda en la que guardaba la elemental muda de ropa y
mis cuadernos de apuntes, muchos lápices y tajadores. Vivía­
mos el tiempo que según la gente de la ciudad era peligroso
caminar por el valle de Cochabamba, ya que el partido imperante,
por conveniencia propia y mala fe, había politizado al campesi­
no, y el señor de vidas y haciendas de la región era el Secretario

— 9 —
General del Sindicato Agrario, de Apellido Rojas. Al hablar de
aquél líder, los citadinos temblaban de miedo porque muchas
veces había amenazado invadir y saquear la ciudad. Muchos me
aconsejaban que no cometiera la imprudencia de viajar allí, po­
día sufrir atropellos me decían, y los más timoratos aseveraban
hasta que podían fusilarme. Yo me reía, no por audaz, ni por
jactarme de valiente, sino porque conocía al indio aymara y
quechua, y sabía de las altas cualidades humanas que tienen,
cualidades que están ausentes en la conducta de los mestizos y
blancoides. Llegué a Cliza y bajé del vehículo. Inmediatamente
dos campesinos armados se me acercaron y me dijeron que de­
bía explicar a su jefe el motivo que me llevaba a esa región. El
líder Rojas, tenía el despacho en la escuela y su secretaria era la
profesora. Primero me observó desconfiado y estuvo hasta reti­
cente en su actitud, no podía ser de otra manera; ellos recién co­
nocían la libertad después de cuatro siglos de esclavitud. Yo tomé
la palabra y le expliqué el motivo de mi presencia en esos luga­
res. Rojas cambió el gesto del rostro por cordial, era un valluno
moreno, alto, fornido. Me hizo recuerdo a Pancho Villa y como al
líder mejicano sus paisanos, a este los vallunos le obedecían
ciegamente y tenían fe en su palabra. Inmediatamente ordenó a
su secretaria me extendiera un memorándum que era el pasa­
porte para que todos los sindicatos y rancheríos del valle me re­
cibieran, me alojaran y me dieran los informes que yo les pediría.
Ese memorándum escrito a máquina con cinta roja, en papel cua­
driculado de cuaderno escolar, me abrió las puertas del Paraíso,
y fui tratado a cuerpo de rey por el campesino valluno. Entonces
saboreé la auténtica comida campesina, agradable, nutritiva y
sana, y conocí el cordial trato humano de esos hombres. Dormí
al aire libre en las terracitas que el valluno construye en sus ca­
sas para la estación de estío; me bañaba en los riachuelos en
que ellos acostumbraban hacerlo, tapándome el sexo con una

1 0 —
mano para sumergirme en el agua, remedando a lo que hacían
ellos y tomándonos el pelo mutuamente con picardía.

Y en las fiestas aprendí a bailar el Kaluyo, a cantar a voz en


cuello en lengua quechua las coplas picarescas que, entre risa y
risa, ellos me enseñaban; y también a trasegar una tutuma de
chicha de golpe sin pestañear, a servirme huevos duros con mote
y llajua de locotos, que hay que tener entereza y estómago a
prueba para saborear el fuego de esos ajíes rojos como diablos,
que se llaman locotos. ¡Qué hermosa vida!

Y si califiqué de Paraíso aquellos lugares, es porque hoy, al


leer las noticias de esa región, me entristece saber que aquellos
hombres, sanos de cuerpo y alma, vigorosos y trabajadores, hu­
bieran sido corrompidos por los dólares de las mafias norteame­
ricanas.

Por ese recorrido que lo hice lentamente, caminando para


absorber el paisaje y descubriendo el oro de la cultura popular,
tengo al campesino de Cochabamba en lo más hondo de mi afecto.

¡Qué ingrato sería no amar a esta dulce patria!.

Nada más.

La Paz, 6 de agosto de 1996

— 11 —
FIESTAS POPULARES

— 13 —
Tipo de mujer cochabambina. En la cocina preparando la llajua, salsa nativa
del locoto, tomate y quirquiña.

— 14 —
C a p it u l o U no

F iesta de la V irgen de D olores en T apacari

Lugar de la fiesta:
Villa Tapacari, capital de la Provincia.

Fiesta principal:
La Virgen de Dolores.

Fecha en que se realiza:


De fecha movible.
En Villa Tapacari se festeja el último domingo de Septiembre.

Duración de la fiesta:
Ocho días. Lo que llama el pueblo: «Hasta la octava».

II

La población de tapacari toma muy en cuenta su celebra­


ción y siempre ha tratado de de darle la mayor solemnidad y boa­
to. Se realiza en toda la Villa y es tradición que vienen los vecinos
que radican en otros lugares, con el único motivo de participar de
la festividad.

— 15 —
III

Desarrollo de la Fiesta:
La población muestra el mayor entusiasmo y comienza los
festejos el día sábado anterior al último domingo del mes de sep­
tiembre con las vísperas, que es la quema de fuegos artificiales
y propiamente comienzo de la fiesta.

IV

Usos y Costumbres:
La Organización de la fiesta tradicionalmente está a cargo
de las Mayoras, nombre que se les da a las personas que pasan
la fiesta, cuyas obligaciones son tomar a su cargo el gasto que
signifique la celebración. Generalmente son ocho o diez Mayoras.

En épocas pasadas, el número de Mayoras eran doce,


obligadamente. Debía de ser este número de parejas para con­
formar una danza tradicional que ya se ha perdido, denominada
«Los doce Pares de Francia», en la que tomaban parte sólo los
vecinos principales, que eran los que pasaban la fiesta. Bailar
esta danza era una distinción y motivo de orgullo.

La mujer campesina acostumbra asistir a la fiesta cargando


sobre sus espaldas toda la ropa que había obtenido en el año.
Se ve mujeres que portan veinte polleras, quince rebosos, ena­
guas, acomodadas de tal manera que el transeúnte pudiera re­
parar hasta en el número de cada prenda. En esta forma de­
muestra su estado económico o el aprecio que tiene de ella su
marido, que no ha mezquinado en comprar cualquier cantidad de
ropa. La mujer se siente orgullosa del número de sus vestidos.

— 16 —
V

Comida Especial:
Se acostumbra preparar para esta fiesta la vianda llamada
lluspichi, cuya base e in g re d ie n te p rin c ip a l es el trig o
descascarado y cocido.

El lluspichi, pertenece al grupo de las viandas criollas, co­


n o c id a s com o ajíes, y m uy v u lg a riz a d a s en el área
cochabambina. El lluspichi, se prepara en salsas de diferen­
tes colores: una de ají colorado, otra de ají amarillo y la tercera
de color verde, para lo que se ha utilizado yerbas especiales.
Para cada color se escoge una determinada carne; para el colo­
rado, presas de conejo (cúi); para el amarillo, gallina y para el
verde, rabadilla de cordero. Cada una de las salsas está condi­
mentada con orégano, comino, pimienta, ají y trigo pelado. Se
sirve formando la bandera boliviana en el plato o fuentecilla y
rodeada de papas cocidas sin cáscara.

Es costumbre mandar de obsequio a las amistades y com­


padres la vianda, y para ello, sobre una fuente de plata arreglan
las tres viandas en forma de la bandera nacional.

Con referencia a la comida, los campesinos repiten un de­


cir irónico, que se refiere a los vecinos del pueblo o a los visitan­
tes oriundos del lugar: «Tapacarí Kharas, Virgen de Dolores
cajtin wallpa mikjukuna», cuya traducción es: «La gente de­
cente de Tapacarí, espera la fiesta de la Virgen de Dolores para
comer gallina». Lo que para ellos, la gallina es vianda corriente y
común.

— 17 —
VI

Música, coreografía, e instrumentos populares:


Con referencia a las danzas, asisten de Oruro tres conjun­
tos. Los morenos; La diablada y Los negritos, que según los ve­
cinos son los que dan realce a la fiesta.

En la población y en los cantones de la Provincia, se organi­


zan grupos de danzantes. Incas, Los Challitos, Los Chaskitos,
Los Tobas, LasKullacas, Los Llameros, Los Cambas, Humajalas,
Lichiwayus y Sicuris, de los cuales algunos son bailes propios
de la región.

De las comarcas cercanas y rancheríos, asisten más de trein­


ta conjuntos musicales con instrumentos autóctonos, que es cos­
tumbre participen en concursos musicales.

Una de la danzas que ha desaparecido es la denominada


«Los doce Pares de Francia», que lucían de disfraces los trajes
franceses de lujo de la época de Luis XV.

Tapacarí, Septiembre de 1954

— 18 —
L a F ie s ta de la V ir g e n de lo s A ng eles en M elga

Lugar y fecha en que se efectúa:


Melga es una hacienda situada en el cantón de Ucuchi, de
la provincia Chapare del Departamento de Cochabamba, y allí
se venera la advocación de la Virgen de los Angeles el 18 de
octubre del calendario católico. La antigüedad de esta festividad
data, más o menos, de setenta años atras (1), época en que -
según la tradición - apareció la imágen.

II

Tradición Oral:
La tradición Oral cuenta de dos curacas de ese tiempo que
viajaban al Chapare, y que se les presentó «la aparición» cuan­
do ascendían el camino que lleva a la cumbre para luego bajar al
trópico. Era camino muy accidentado y viaje dificultoso, porque
se tenía que vadear el río «Tutimayu», llamado «rio de la
torrentera» (2), porque estando de creciente arrastra enormes
pedrones.

Notas:
(1) La ficha del presente patrón cultural popular se recogió en 1953, y, en folleto, se
publicó en 1956. De ese año al actual han pasado 44 años, más los setenta años
de antigüedad que entonces calculaba la tradición oral; a la fecha, la fiesta, va
camino a los dos siglos de existencia.

(2) Tutimayu. Proviene de la unión de dos palabras quechuas. Tuti, deformación de


la palabra Titi, plomo, nombre del cerro en cuyas cumbres se encuentra las nacientes
del río; y Mayu, quechua, traducido es río.

— 19 —
Cuando los curacas esperaban que pasara la «avenida del
río», para cruzarlo, les llamó la atención que una piedra de color
negro se mantuviera firme en medio lecho, pese a que otras,
mucho más grandes, habían sido arrastradas por el agua.

Pasada la corriente, se dirigieron hacia la piedra y observa­


ron que tenía rasgos muy peculiares que dibujaban la imágen de
la Virgen María.

- ¡Es un milagro!- exclamó el más anciano.

El,otro curaca incrédulo a lo que veía, argüyó:

-Sí, es la Virgen aparecida el río no se la llevará, espere­


mos hasta mañana.

Aguardaron cobijados en una cueva. Esa noche cayó una


tempestad muy fuerte y al día siguiente llegó el río en forma ex­
traordinaria, y la piedra continúo en el mismo sitio. Llamaron a
las gentes de las inmediaciones y con gran algazara llevaron la
piedra a la casa de hacienda, pregonando por toda la comarca el
supuesto milagro de la virgen. Los pobladores, ingenuos y cre­
yentes, la veneraron y hubo muchos que fanatizados por su fé,
sintieron que la sagrada imágen les tocaba su puerta llevándoles
un milagro a ellos o a alguno de sus familiares.

III

La Capilla:
A los diez años de esta «aparición», construyeron la prime­
ra capilla en la plazoleta de la casa de hacienda, en el lado Oes­
te; y en el año 1920, se construyó la segunda, que se encuentra
al Este, en donde se la venera actualmente.

► — 20 —
La fecha de su festividad se debe a que algunos de los pre­
sentes, cuando se encontró la piedra, creyó reconocer en el gra­
bado, la advocación de la Virgen de Los Angeles que en aquellos
días se recordaba.

IV

La Fiesta y la procesión:
La fiesta dura por espacio de tres días: la víspera, el día de
la fiesta y el siguiente o la kacharpaya, llegando gentes de todos
los rincones de la provincia y del departamento, cuyo número
casi siempre pasa de 20.000 almas.

Desde la capital del departamento se viaja a Melga en ve­


hículos, a caballo y a pie, y es tradición que desde alejadas pro­
vincias lleguen peregrinos en idénticos medios de locomoción.

La fiesta como dijimos, está dividida en tres periodos: la


víspera, en que se queman fuegos artificiales y cohetes, y cuan­
do los concurrentes empiezan a embriagarse. El día de la fiesta,
cuyo primer número es la misa, y el segundo y principal de toda
la festividad, la procesión.

La procesión.- Consiste en hacer pasear alrededor de la


plazoleta y sobre andas adornadas con flores naturales y tules, a
la imágen de la Virgen de Los Angeles. Se da comienzo a las
once de la mañana y termina a la una o dos de la tarde, porque
hay la costumbre que los asistentes que han prometido, hagan
dar una vuelta «por su cuenta», lo que quiere decir que ellos
pagan con dinero efectivo por una vuelta de la procesión.

— 21
El tercer periodo o la kacharpaya, es cuando los concu­
rrentes, bailan, cantan y terminan embriagándose, hasta perder
el sentido y copular inconscientes en los campos, sin discriminar
con quien lo hacen.

Los comerciantes levantan carpas alrededor de la plazole­


ta, y mientras dura la fiesta, expenden chicha y viandas criollas.
Respecto a las comidas, ellas no son tradicionales a la fecha,
como en otras fiestas.

Los capitanes y su atuendo:


Esta fiesta religiosa se caracteriza por tener comparsas de
disfrazados llamados «capitánes», que son personas que han
hecho promesa de «vestirse de capitanes» en el año anterior.
«La promesa» se la hace arrancando o pidiendo al capitán del
año, una flor del altar cotidiano o de las andas de la imágen du­
rante la procesión. El que ha obtenido la flor, el año,siguiente
tiene que vestirse de «capitán de la virgen».

Los capitanes tienen que ser adolescentes, que «no hayan


conocido el mundo» como ellos dicen, aunque hay gentes que
llevadas por sus creencias supersticiosas, -que haciendo capita­
nes a cualesquier miembro de su familia les irá bien en sus acti­
vidades del año-, los nombran y visten de capitanes a párvulos
de meses de edad o a ancianos que por su edad desvirtúan el
concepto tradicional de los nombramientos. Tan severa era antes
esta costumbre que - refieren los informantes- primero se com­
probaba si el muchacho era casto para nombrarlo «capitán de la
Virgen». Pobrecito de aquél que defraudaba a su familia y era
rechazado de capitán por el «impedimento» anotado.

— 22
Atuendo.- La vestimenta estrafalaria de los capitanes está
confeccionada de uniformes militares pasados de moda. Muy vis­
tosos y adornados con enormes botones dorados y relucientes
charreteras. Mientras más llamativo sea el uniforme es mayor
motivo de orgullo para el que lo lleva.

A manera de condecoraciones se cubren el pecho con bille­


tes de corte alto, haciendo ostentación de su situación económi­
ca. Se cuelgan espejuelos redondos y cuanto adorno que lance
destellos con la luz.

Cintas de colores, prendidas al hombro y colgadas por de­


bajo del brazo, simulando cordones dorados.

La ingenuidad del indígena ridiculiza sin querer los unifor­


mes de alguno ejércitos.

— 23 —
VI

Llegada de los capitanes y costumbres:


El capitán llega a la fiesta a pie cuando no montado en ca­
ballo o briosa muía, haciendo fintas con la espada que porta. Le
siguen todos sus amigos y familiares, orgullosos y felices de ha­
ber tenido en ese año un capitán en su familia, bebiendo y bai­
lando a son de música de banda que han contratado anticipada­
mente y que les acompañará los tres días que dura la fiesta.
La Virgen sobre andas decoradas, espera en el atrio de la
capilla la llegada de los capitanes, quienes desde su entrada a la
plazuela le hacen genuflexiones y reverencias, guiados por un
maestro de ceremonias, generalmente es el personaje prominente
de la reunión. Después a galope tendido dan vueltas alrededor
de la plazuela, echando a los concurrentes rosquetes de masa,
maní o fruta, o lo que han llevado para este objeto. Los más ricos
echan monedas.

Los rosquetes de masa los llevan colocados en los antebra­


zos a manera de brazaletes.

Concluye la fiesta con la kacharpaya que se efectúa el día


19, emborrachándose y bailando hasta lo increíble.

Vil

Otros Datos:
El Obispo Aspe, prohibió esta fiesta, debido a que era pre­
texto para que el elemento popular se desenfrenara, pero el man­
dato episcopal corrió la misma suerte de todas las prohibiciones
religiosas, cuando se refieren a fiestas populares que están muy
adentradas en el espíritu del pueblo.

Cochabamba, 30 de Noviembre de 1956

— 24 —
F iesta R elig io sa - P a g a na

L a S anta V era C ruz - 3 de M ayo

Fecha y motivo por el que se efectúa:


La fiesta de la «Santa Vera Cruz de Jesucristo», es recor­
dando la aparición de la Cruz de Jesucristo. Es típica y tradicio­
nal en el departamento de Cochabamba, por el concepto religio­
so-pagano que le ha dado el indígena. Si el pretexto es conme­
morar una fecha religiosa, el motivo de fondo es realizar supers­
ticiones ancestrales.

II

Lugar, sus diferentes capillas y tradición oral


de su aparición:
Su capilla en la actualidad está situada a 8 Kilómetros de la
capital de departamento, en la región denominada Valle Hermo­
so, y es la tercera que se ha edificado en veneración del crucifijo.
Las dos primeras se encontraban en la misma región pero en
distintos lugares y se las construyeron hace muchísimos años,
como recuerdo al milagro de la aparición grabada en una piedra.
Cuenta la tradición oral que «antiguamente un indígena que re­
corría dicho lugar, halló una piedra de forma casi triangular, en
cuyo centro, formada por las venas de la misma piedra, dibujábase
una cruz uniforme». El alma nativa supersticiosa en extremo, cre­
yó encontrar en ese bloque pétreo el milagro divino. Según ellos
era el deseo de Dios que se materializaba, e interpretaron como

— 25 —
pedido de una morada donde se veneraría a su nombre en dicha
reliquia. Así lo hicieron, constaba en principio de una pequeña
habitación, incómoda y sucia, en cuyo fondo y sobre un poyo de
adobes, construido para altar, descansaba la piedra de su idola­
tría. Más tarde, como aumentaba el número de fieles, la traslada­
ron a otro sitio, ra más espaciosa y construida en mejores condi­
ciones que la primera. Posteriormente, la familia Cañedo, dueña
del fundo; volvió a trasladarla hasta el lugar en que actualmente
se encuentra.

No es grande pero de dimensiones regulares que llenan su


cometido.

La piedra primigenia, motivo de la fiesta, ha desaparecido,


sustituyéndole hoy con un crucifijo.

A esta fiesta , por muchos aspectos que más adelante ano­


tamos, se la podría conceptuar íntegramente pagana. Es un cru­
cifijo cuyos milagros se circunscriben a la multiplicación de seres
humanos y de animales.

III

Supersticiones y creeencias:
Las mujeres que tienen muchos hijos y no desean más fa­
milia, llevan a «la santa Veracruz», muñequitas de trapo, envuel­
tas en hilos de colores, idénticamente como lo hacen en la vida
cotidiana, y depositan en una especie de hoyo que se encuentra
en la parte posterior del altar mayor, pidiendo el instante que arro­
jan la muñeca, el milagro de no tener más niños. Las mujeres
estériles recogen esas muñequitas pidiendo lo contrario.

— 26 —
Superstición pagana entreverada con el concepto religioso
católico.

Allí se depositan también pequeños velloncitos de lana,


manojos de pelos de muía, muy bien sujetos con cintas de colo­
res, e igualmente de caballos , de cerdo, plumas de gallina, es
decir una representación tangible de lo que desean se multipli­
que. Para el campesino es el Señor de la multiplicación.

Cuando les ha concedido el milagro, la gente agradecida


retribuye con misas, obsequio de ceras o de adornos para el al­
tar, según la situación económica del creyente y también toman­
do en cuenta la calidad del milagro.

IV

Modo peculiar de ofrendar al crucifijo:


Los pedidos se los hace rezando oraciones y en la mayoría
de los casos de un modo muy peculiar: cantando coplas nacidas
del ingenio del pueblo, tan irreverentes como llenas de picardía y
doble sentido.

Al cantarle le ofrendan incienso, y otras veces humo de los


excrementos animales que queman pidiendo su multiplicación.
La mujer indígena quechua, dulce de alma e ingenua de carác­
ter, con el reboso o la manta cubriendo media cabeza, hace que­
mar en una chúa pequeña (platillo de arcilla), sobre carboncillos
encendidos, el «guano» de las veas, de las ovejas, o del animal
que posee pocos ejemplares; hincadas las rodillas en tierra y ele­
vando en ofrenda el rústico saumerio le canta, mientras a sus
espaldas, el marido o los amigos de éste, la acompañan con
música de guitarras, charangos o de concertina.

— 27 —
V

Las coplas, solicitando procreación de animales, de cólera,


de halago, solicitando mujer, jocosas, etc.

Las coplas que podrían llamarse clásicas de la fiesta, son


las siguientes:

Para pedir la multiplicación de sus animales:

Santa Vera Cruz Tatala


waway waway nillawanqui
chay wawayqui chayamuni
imatataj dotawanqui.

Corral juntta Luisata


corral juntta waquillata
waquillataj tusurisaj
Luisapaj muyurisa

TRADUCCION

Señor de la Santa Vera Cruz


Mi hijo, mi hijo nomás me dices.
Ese tu hijo a llegado
ahora con qué les vas a dotar.

Llena mi corral de ovejas


Llena mi corral de vaquillas
para las vaquillas bailaré
para las ovejas daré vueltas.

— 28 —
Luisas.- En algunas regiones de Cochabam ba, como
pairumani, por ejemplo, los campesinos llaman Luisas a las
ovejas.

Para pedir más fuerzas y entusiasmo en el trabajo. Cuando


el hombre de campo no tiene buenas cosechas y él mismo está
convencido que más se debe a su poca diligencia en el laboréo
de la tierra, que a otra circunstancia, casi colérico le canta la si­
guiente copla:
Santa Vera Cruz Tatito
qhella, qhella nillawanqui,
cayllamancanqui qhella,
sayaspalla jisp’ascanqui.

TRADUCCION

Padrecito de la Santa Vera Cruz


flojo, flojo, tú me dices,
y tú si que eres flojo,
porque hasta de parado estás orinando.

Si el indígena en sus coplas primeras trata de caer en gra­


cia al santo, es para pedirle después, algo muy personal. Sus
coplas de halago no son muy almibaradas y al que desconoce el
alma valluna paecería un insulto, pero no es así. En sus metáfo­
ras representa todo lo que a su alma, simple e ingenua, le agra­
da, por lo gracioso, por lo bribón o por lo bello:

Santa Vera Cruz Tatito


jucucha uya machito
muko suaj simisitu
warmi khawaj ñawisitu.

— 29 —
TRADUCCION
Padrecito de la Santa Vera Cruz
cara de ratón viejito
boquita de ladrón de muko
ojitos de mirar mujeres.

Se acerca el hombre al altar y de pie, acompañado de la


música tradicional, pide al santo le ayude a encontrar compañe­
ra, pero que no sea cualquiera, sino con las cualidades más con­
venientes para la mentalidad campesina:

Santa Vera Cruz Tatito


uj warmita yuyaycuay
manca chican umayojta
wirkji chican siquiyojta.

TRADUCCION

Padrecito de la Santa Vera Cruz


dame una mujer que tenga
la cabeza del tamaño de una olla
y el culo del tamaño de un cántaro.

Le habla así familiarmente, diciéndole palabras graciosas,


como haría en la vida ordinaria cuando conoce a un amigo, con­
fidencialmente y sin ningún prejuicio.

Las coplas de carácter jocoso son innúmeras, las siguien­


tes son un ejemplo:

Santa Vera Cruz Tatala


qhella, qhella, nillawanqui
qhanllaman qhella canqui
syaspalla puñusqhanqui.

— 30 —
Santa Vera Cruz Tatala
imatataj dotawanqui
mana ni ima dotawajtiyqui
loqho sapa nimusqhayqui

TRADUCCION

Señor de la Santa Vera Cruz


flojo, flojo, tú me dices,
y tú si que eres flojo,
porque hasta de parado estás durmiendo.

Señor de la Santa Vera Cruz


que es lo que me vas a dotar
y si nada me vas a dotar;
estás ahí con tu sombrero de zonzo.

VI

Duración de la Fiesta y costumbres paganas:


Continúa la fiesta durante tres días. Delante de la capilla y
formando una avenida, levantan los comerciantes carpas, donde
expenden bebidas alcohólicas, entre las que ocupa lugar
pereferido, la chicha; y comidas de variado sabor y muy picantes

Los asistentes a la fiesta, generalmente pasean por parejas


en la avenida que delimitan las carpas, cantando coplas, tocando
instrumentos y bebiendo copiosamente, hasta que llega la noche
en la que cobijados por la obscuridad dan rienda suelta a sus
instintos, haciéndose el amor detrás de los muros de la capilla, o
contra ellos, en la creencia que el lugar «es santo» y les ayudará
a concebir o preservar la concepción, según el deseo de las
parejas.

— 31
Vi l

Prohibiciones del Clero:


La fiesta de la «Santa Vera Cruz» fue prohibida varias ve­
ces por autoridades clericales y civiles, pero el espíritu tradicio-
nalista del pueblo, ha defendido esta costumbre, dando más re­
alce, y asistiendo en mayor número los años que ordenaban su
prohibición.

Cochabamba, 15 de Septiembre de 1956

— 32 —
F iesta de T o d o sa n to s

Lugar:
Celebración de Todos Santos en la ciudad de Cochabamba
y sus alrededores, más datos referentes al desarrollo de la fiesta
en las provincias del valle del departamento, cuyas costumbres
cuando no son idénticas difieren en poco de las observadas en la
capital.

II
Vías de Acceso:
A la ciudad de Cochabamba se llega por vías aérea, férrea
y carretera. Todas tienen conexión internacional con los países
limítrofes. La carretera se conecta con la panamericana que une
a todos los países de nuestro continente.

III

Datos Generales de esta fiesta:


«El hacer rezar» y los «Masttacus».-
En esta fiesta toma parte, directa o indirectamente, todo el
pueblo de Cochabamba. En la concepción popular el jolgorio y la
alegría de vivir no deben ensombrecerse con el recuerdo de los
muertos.
Toda persona que en el transcurso del año haya tenido un
fallecido entre sus familiares o amistades, está obligada, si perte­
nece especialmente a la clase popular, a efectuar «el hacer re-

— 33 —
zar» por la salvación del alma del difunto. Costumbre que consis­
te en recibir grupos de personas para que recen por el alma del
difunto y retribuirles con masas, viandas criollas, refrescos y
chicha.
El «hacer rezar» se realiza los días 12 y 2 de noviembre. El
día 12 o de Todos Santos, en lenguaje popular se llama el «reza
chicu» que se lo efectúa en el lugar más distinguido de la casa
de la familia doliente. Allí se arregla sobre una mesa algo así
como un altarcito, con cirios encendidos, un crucifijo velado por
un tul oscuro, y la fotografía del difunto si la tiene. Rodeado todo
de masas, frutas de la estación, bizcochuelos, dulces, figuras de
almidón, etc. Las masas se llaman urpis o urpus.

— 34 —
Tiene relación con el «reza chicu» el «levantar la mesa»,
que así se denomina a la invitación a rezar, cuyo final de acto es
la repartición de golosinas y manjares que se han puesto a vista
de los asistentes rezadores.

Al día siguiente 2 de Noviembre, se efectúan en el cemen­


terio los «masttacus» , que antiguamente se los arreglaban so­
bre los nichos y en la actualidad, por prohibiciones municipales,
se realizan cerca a los muros del cementerio y sus alrededores.
No obstante la prohibición, se puede observar que algunas per­
sonas resisten las nuevas reglas y subrepticiam ente portan
«urpis» e ingresan disimuladamente al cementerio para «hacer
rezar» sobre las tumbas.

En algunos lugares, la clase indígena acostumbra lo siguien­


te; faltando uno o dos días para Todos Santos, colocan sobre
una mesa, coca, cigarrillos; bebidas; alcohol y chicha; comidas;
lagua, uchus (viandas criollas) o lo que gustó en vida al difunto.
Esos días exponen como ofertorio al alma y no tocan sino para
llevarlo el día 2 al medio día (horas doce) a enterrarlo en un lugar
apartado del cementerio.

IV

Motivo y creencias supersticiosas del «hacer rezar»


y los nombres que dan a los años siguientes
de la defunción:
En el concepto popular se hace rezar por el alma de un
familiar o amigo fallecido, para ayudarle a salvarse de la pena
que está sufriendo en el purgatorio o el infierno. Costumbre tan
arraigada y respetada por el pueblo, que se ven mal a las fami­

— 35 —
lias, que teniendo difuntos no hacen rezar. Un segundo motivo es
el temor que al «no cumplir con el alma» llegue al hogar la
«salación», el «khenchirio», es decir la «mala suerte».

El «hacer rezar» debe efectuarse dentro del año del falleci­


miento, para que el segundo año, el alma ya liberada de su cas­
tigo, visite a su familia. A este hecho se denomina «la espera» .
En los siguientes años se efectúa lo que se llama «la recorda­
ción» solamente con misas.

Sin embargo del sentido espiritual de esta costumbre, por


cada rezo para determinada alma, se paga al rezador con «urpis»
. Los niños y la gente muy pobre aprovechan esta oportunidad
para disfrutar de masas y bizcochuelos, y llenar circunstancial­
mente sus alacenas con golosinas que rara vez pueden comprar.
Motivo económico y fundamentalmente para que el pueblo dé
tanta importancia a la fiesta de Todos Santos.

Los Urpis o Urpus:


Los «urpis», son guirnaldas de pan de diferentes tamaños.
En los valles se guarda la costumbre que los «urpis» grandes ,
los hombres se coloquen alrededor del cuello como collares.

Por extensión se llaman «urpis» a todas las masas que se


fabrican para esta fiesta, que son de variedad enorme. Animali­
tos y aves pintadas con «airampu» ( colorante vegetal) y khechi-
michi , cuya traducción en español es hollín.
Era tradicional que cada familia empleara en la elaboración
de masas de Todos Santos «una fanegada de harina» , equiva­
lente a seis arrobas de veinticinco libras cada una.

Es corriente que los niños ensarten en hilos, pajaritos de


masas, que simulando collares también se los cuelgan.

— 37 —
VI

Los objetos de Almidón.


Entre los objetos de almidón, llaman la atención las «ollitas»
; los «canastillos de flores», de belleza peculiar, cuyas flores
superpuestas forman una especie de bóveda que en su parte
superior coronan cinco palomas blancas que se unen por los
picos.

«Los colegialcitos» ó «doctorcitos» , muñecos que tie­


nen la apariencia de estar vestidos con guardapolvos blancos y
en la cabeza lucen una pluma de penacho. Los «chuquitos»
que en quechua quiere decir sentaditos, son diminutos muñequitos
en actitud de sentarse con los piés estirados sobre un platillo
decorado.

Los «platitos» muy bien hermoseados con círculos y trián­


gulos de colores. Hay algunas piedras compuestas con más de
dos figuras como el llamado «columbio» (columpio): modelado
sobre un cuadrilátero de la misma, están colocados árboles con­
feccionados de plumas, en medio de los cuales se columpia una
persona, mientras otras dos, a los lados, observan apoyadas sobre
una barandilla. Todo modelado en masa de almidón mezclado
con azúcar.

Son objetos de consistencia delicada, tan frágiles que al


menor golpe se destruyen.

— 38 —
Vi l

Las muñecas de Almidón.


La muñequería es industria doméstica que se luce en esta
fiesta. Son-verdaderas obras de arte popular que las fabrican en
los conventos y son especialidad de las monjas enclaustradas de
Santa Clara.

Las famosas «pastas» miden quince centímetros a lo sumo


y están envueltas desde la cintura a los piés. Las manos sostie­
nen ramos de flores donde están posadas palomas o pajaritos.
La cabeza cubre un sombrero, también de flores, ornado por un
ruedo de pluma de color. Están pintadas con colores vivos, trans­
parentes y con muchos adornos de oro musivo. Son objetos de
manufactura primorosa que expresamente se fabrica para esta
fiesta. Los niños de cualquier clase social no aceptan pasar To­
dos Santos si no poseen uno de estos juguetes o por lo menos
una «ttanta wawa» (muñeca de pan).

VIII

Las ttanta wawas.


Las «ttanta wawas» son muñecas fabricadas de pan, ge­
neralmente de harina de maíz, adornadas con moñas y pajaritos
de la misma masa. Rociadas con anís o culandro y algunas muy
bien pintadas con «airampu».

Son las muñecas baratas, al alcance económico de las cla­


ses pobres indígenas.

Se puede observar en el modelado de las «ttanta wawas»


la gracia del adorno, muchas veces el humor picante de los pa-

— 39 —
naderos que no trepidan en colocar a sus muñecas de pan el
bulto sexual masculino, en estado erecto,también de masa y pin­
tado con airampu.
En cuyo caso las personas poseedoras de estos muñecos,
los exhiben disimulada y picarescamente, allí donde haya gente
que pueda reparar en la burla.

40 —
IX

El arreglo de los nichos:


Es costumbre general que días antes de la fiesta, la pobla­
ción en todas sus clases sociales visite el cementerio, con el úni­
co objeto de arreglar los nichos de los muertos, los de la clase
media limpiando las lápidas y esmerándose en adornarlas con
flores vistosas y finas. La clase mayoritaria, las sepulturas en el
suelo hacen diseñar removiendo la tierra a su alrededor, para
que den la idea que siempre han cuidado de ellas hasta parecer
algunas, yacijas de entierros recientes. Sobre estos promonto­
rios de tierra clavan banderitas negras, azules, moradas o de
color oscuro, cuando los muertos han sido adultos; y blancas,
rosadas o de colores claros cuando se trata de párvulos, o lo que
ellos llaman «angelitos» . También colocan frutas como soporte
de las banderitas.

— 41 —
A la cabecera de estas sepulturas colocan una cruz cuyo
color diferencia el estado civil del difunto. El negro o café se utili­
za para los casados y el blanco para los solteros. De cada cruz
cuelgan coronas de papel y cadenillas que unen con el extremo
opuesto del nicho, que por lo colorido de los adornos, parecen
pedazos de jardines florecidos.

El día 2 es el de paseo o romería al cementerio. La clase


media lo efectúa en la mañana y la tarde está reservada para el
pueblo en general. Se pasea, se observa los nichos ajenos y se
murmura; para ambas clases, es motivo de orgullo que el de su
pertenencia sobresalga por su arreglo o belleza de sus flores.

Las comparsas de rezadores:


Se reúnen cuatro o cinco chiquillos y nombran un jefe que
debe dirigirlos. Los rezos se combinan de oraciones y coplas. Se
repiten en dos formas: recitando que ellos llaman «sin tono» o
cantando cuando acomodan a la letra una melodía de carácter
religioso, que ellos muy seriamente dicen «es música sagrada».

Los a d u lto s in d ivid u a lm e n te efe ctúa n su tra b a jo de


rezadores. Hay algunos que portan una latita con agua bendita
para rociar el suelo después de haber pronunciado el nombre de
la persona que ha finado, «del alma» dicen ellos.

Los que encargan rezar son exigentes, siempre tratan de


obtener el mayor provecho de los rezadores, obligándoles a que
digan oraciones, no sólo por el que ha finado dentro del año y al
que se ofrece el masttacu, sino por los abuelos de éste, por los
primos o los parientes más lejanos. En la mayoría de los casos
discuten en la siguiente forma: la doliente reclama - «No me ven-

— 42 —
gas a engañar con tus falsos rezos, porque yo sé nomás tam­
bién». El interpelado responde: «Como pues señoray al alma
voy a engañar». Finaliza el altercado pagándole al rezador la
mitad de masas que le ha ofrecido. Por tal experiencia los
rezadores señalan antes el urpi que desean en remunerción.

XI

El «reza chicu»:
El «reza chicu» se efectúa el 19 de Noviembre en la casa de
los dolientes. Ahí se cantan «los alabados» o «Alabanzas», que
la mayoría son coplas que han nacido de la inspiración popular y
constituyen tradición, tanto, que durante el mes de Octubre, circu­
la en los puestos de venta de revistas un folletito de ocho páginas,
donde se consignan estos cánticos, seguramente extraídos en su
origen de algún catecismo que el saber popular los ha reformado
a su manera. Este folletito, la mayoría de los niños lo lleva consi­
go y leen de él cantando. Lo transcribimos integramente:

«ALABANZAS AL SANTISIMO SACRAMENTO».- Para im­


plorar de su misericordia el perdón de las almas del purgatorio .
Cochabamba. Ed. «Universo» Calama 3410.- sin fecha. 8p. Co­
mienza con una oración a la Virgen en la página 2. Continúa con:

PIEDAD POR LAS ALMAS

Oh, admirable Sacramento


de la gloria dulce prenda
tu nombre sea alabado
en los cielos y en la tierra.

— 43 —
Coro: Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar,
y la Virgen concebida
sin pecado original.

En todo el orbe cristiano


sea Jesús venerado:
y al oír su dulce nombre
todos canten alabado.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Aquí nos tenéis Señor


de rodillas a tus pies
y no nos levantaremos
hasta que nos perdonéis.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Jesucristo se ha perdido
y su madre va buscando
y un cordero acompañando
y una estrella alumbrando.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Campanitas de Belén
toqúense con alegría
cuando pase Jesuscristo
todos canten alabado.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.


En el cielo hay un naranjo
cargadito de azahar
ahí debajo está María
sin pecado original.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

En el cielo hay un altar


labrado de pedrería
que lo labró San José
para la Virgen María.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Hostia Sagrada y pura


admirable Sacramento,
en tus manos me encomiendo
Espíritu puro y santo.

Coro: Alabado sea el santísimo, etc.

Del tronco nació la rama


de la rama nació la flor
de la flor nació María
de María el redentor.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Ni la rosa ni el clavel
no tienen comparación,
a la reina de los cielos
la Purísima Concepción.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

— 45 —
A tí Virgen dolorosa
elevo tierna oración,
a las pobrecitas almas
les alcance el perdón.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Alza los ojos al cielo


ahi lo verás a Jesús
con mirada compasiva
pues nació para la cruz.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Las tres divinas personas


nos echen su bendición
y la reina de los cielos
nos alcance su perdón.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Muchas angustias y penas


sufrió por el pecador,
mártir en la cruz murió
nuestro amable Redentor.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Dueño amado ¡oh, Dios mío!


quien en la cruz te clavó
no fue un ingrato judío
el autor he sido yo.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

— 46 —
Aplaca, Señor tu ira,
tu justicia y tu rigor,
por tu pasión dolorosa
misericordia Señor.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Gracias te doy gran señor


gracias por tu gran poder
que sin mirar nuestras culpas
nos dejáis amanecer.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Divino niño Jesús


escucha nuestro clamor
mirad que las almas sufren
misericordia señor.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

Por aquí paso Jesús


con sus rayos de cristal
alumbrando todo el mundo
como Padre Celestial.

Coro: Alabado sea el Santísimo, etc.

No todos los niños cantan leyendo de dicha publicación, la


mayoría tienen escritos en sus cuadernillos , sucios y pequeños,
aquellos alabados que realmente pertenecen a la inspiración
popular y que van camino a desaparecer, ya sea por el poco
caso que se hace de ellos o por el desprecio con que se miran
algunas costumbres nuestras.

— 47 —
P O - o < = > ( x = > ( ) < = 3 o <=><)< í = > o < = > (O C X 3

A L A B A N Z A S
A L

SANTISIMO SACRAMENTO
Para implorar ríe su misericordia
el perdón de las

ALMAS DEL PURGATORIO

C O C H A B A M B A
Ed. •Universo » Calama 341 O

Faccimil del folleto


Cochabamba 1949 “Alabanzas al Santísimo Sacramento”,

— 48 —
Estos cuadernillos los hay escritos en quechua y castella­
no. Son invalorables ejemplos del folklore escrito en Cochabam­
ba.

Angel Rodríguez, niño indígena quechua, del caserío su­


burbano denominado Champa - ranchu, de diez años de edad,
que según su declaración estudia el tercer curso primario, muy
difícilmente habla el castellano, cantó en el Cementerio las si­
guientes coplas de rezorio:

«Oh, warmidable Sacramento


de la Gloria dulce prenda
tu nombrea sin alabado
en los cielo, en la tierra.

«Es único seguración


por donde se llega al cielo
de los ángeles consuelo
de la gloria dulce prenda.
Ya lo trae, ya lo lleva
por las calles de la amargura
amarrada en la corona.

Avi María Porísima


de los ángeles en la tierra
Avi María Porísima
consuelo del alma mía.
Avi María Porísima
cinco letras del alma mía
Avi María Porísima
en mi muerte en la tierra».

Consignamos algunas coplas de carácter religioso que se


los canta en los masttacus por la salvación de las almas:

— 49 —
Qhaway tatan chejta Mira a nuestro Padre
ima estadupi. en qué estado lo han puesto,
ima juchamanta ¿y por cuales pecados
cruspi chakatasca? lo crucificaron?

Coro: Jucha sapatata Coro: ¡Oh! soy culpable, Padre


perdonacuy ari perdónanos pues
¡mamanqui ñatay que puedes ya hacer
Diuspaj maquimpiri. estás en las manos de Dios.

Qhawariy uyanta Míralo a la cara


yaguarpaj chaupimpi toda manchada de sangre,
Sonqho nanay nanay el corazón le duele, le duele
chayllapuiy dolorpi. de pena y de dolor.

Coro: Jucha sapatata Coro: ¡Oh! soy culpable, Padre

Sumaj brazon qhaqhoy Frótales los brazos


cruspi estirases que en la cruz están estirados
juchajninche raycu por nuestras culpas
Ay, cruspi chakatasca. ¡Ay! en la cruz se ha quedado.

Coro: Jucha sapatata Coro: ¡Oh! soy culpable, Padre.

Informó el niño Juan Claros, 13 años, nacido y educado


en la ciudad de Cochabamba.

Otras coplas del mismo género, escuchadas también en el


cementerio de Cochabamba, son las siguientes:

Juchasapa qhaway ¡Oh pecador!, mira


juschasruasyhanta por los pecados tuyos,
"anajuchasrayqho al que no tiene pecados
SP' chakatasca. le han crucificado.

— 50 —
Aysana mamay Arrastrémonos madre,
crusta mancharcanqui porque la cruz está manchada
juchasninchejrayco con nuestros pecados.
Yawar juchasqharqui. Por qué hemos hecho brotar
sangre!

Eco Jesucristo Eco de Jesucristo


Diuspaj Sumay Churin Hijo del Gran Señor
Sonjhoyta qhawariy Mira mi corazón
llaquiypaj chaupimpi. Apenado hasta el fondo.

Qhaway diusninchejta Mira a nuestro Dios


Kjuyaway Tatay Compadécete Padre.
Mayman kcumuycusaj Dónde voy a hincarme
qhanpis apallaway. acompáñame también tú.

El mismo niño, Darío Montaño, cantó muy solem ne el


responso que lo intitulo: «Para angelitos y viejos»; lo copiamos
exactamente en el mismo lenguaje del muchacho:

«De profondis clamaviate


«dominé, dominé,
«es auden busen mía
«fuenteres tu ententes
«en vos en deprecaciones mías
«siniquitate ojservarben
«dominé Jesús tenebe
«que aporte sopesaste
«en este profulitanten
«dominé kirie leysón
«Criste leysón, kirie leysón
«Pater noster».

— 51
om i Desf ués de esta Parte del responso que lo hizo cantando y
empleando un tono elevadísimo, continúo con lo que él llama
«sin tono», o sea recitado:

— 52 —
«quesenselón santa festón
«momenton, refentón.
«advenia, fiata voluntas
«tua recoden cielo entierra
«Pater Noster cotediano danovis
«de mis turimos endukas
«en tentaciones.
«Si libramos a malos
«aporten inferior dumenos
«hijos de regues canten
«pasen, amen».

«Dómenos es auden oración mia


«etcetera clamaren adevertia
«dómenos vaviscon
«atacan espíritu santo
«acsolven que aprestan
«animan famulituy...

(a esta altura, pregunta muy ceremonioso el niño: ¿Para


quién? y continúa pronunciando el nombre del difunto para quien
dice el responso).

«Adejuntos secolitanten
«aprojitaman carmen umanen
«conversaciones comesidades
«venias misiricordias siniquitaten
«asperfen, Jesucristón, dominostrón
«Amen».

Luego de decir toda esta jerigonza, como un consumado


latinista, aspergea con el agua bendita que porta en una peque­
ña lata y pronuncia: «Que reciba el alma»; los deudos llorosos
responden: «Amen, amen».
* * *

— 53 —
Hay una coplilla que corre por boca del pueblo, y algunas
personas aseguran que escucharon repetir en los masttacus.
Creemos se trata de una burla inofensiva a esta costumbre. La
copla es la siguiente:

Paray tiempo, quellu ppisqho, Pájaro amarillo de época de lluvia


Testigo de mis pesares testigo de mis pesares,
Jamuy á qhawaysiwanqui Ven pues a ayudarme a llorar
en mis tristes soledades. En mis tristes soledades.

Otra copla del mismo sentido:

Alabado, Alabado,
¡Cuantos platos he lavado!
Ni un poquito no me han dado,
Manca llunku me he quedado.

MANCA LLUNKU, sería lamedor de platos.

XIII

La traducción de la palabra quechua wayllunka es colum­


pio. Esta costumbre tradicional de armar columpios es un hecho
folklórico que tipifica la fiesta de Todos Santos en Cochabamba.
Ignoramos de otro punto del territorio donde se realice algo igual
o parecido, con excepción de algunas poblaciones de los depar­
tamentos que lindan con las provincias de Cochabamba.

Se arman columpios en los alrededores de la ciudad: ce­


menterio, Queru-Queru, Cala- Cala, Pairumani, etc. Las cholitas
se engalanan con lo mejor que tienen, limpias y airosas, suben a
un columpio y conforme van aumentando el ritmo del balanceo,
que lo provocan otras personas, generalmente el pretendiente o

— 54 —
Las wayllunkas o columpios de Todosantos.
Fotografía de José Arellano.

— 55 —
las amigas, mediante dos cuerdas sujetas al asiento; está obliga­
da a cantar coplas alusivas a las gentes que la miran balancear­
se, al estado del tiempo o a lo que le inspire ese momento. Si
resiste a cantar el balanceo se lo provoca tan fuerte que de temor
o alegría canta. Es muy usual decir: «en el columpio la voy ha
hacer cantar» o «la he columpiado hasta hacerla cantar».
Estos decires tam bién se los acomodan a ciertos estados
circunstanciales de la vida.

Los columpios tienen temporada fija, empiezan en Todos


Santos y terminan el día de San Andrés. Hay una copla clásica
de esta fiesta que se refiere al tiempo de su duración; es la pri­
mera copla del repertorio de todo cantor:

Todos Santos manta Desde Todos Santos


¡Wipaylalita! ¡Ay flameando!
San Andresman quilla Hata el mes de San Andrés
por vos viditay. Estaré por vos vidita.

La melodía que utilizan en estas coplas es una sola, típica


de la fiesta a la cual las cantoras acomodan letras de su inspira­
ción.

Transcribimos algunas coplas de las waylluncas, recogi­


das in situ:

Recien casadosman A los recién casados


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
usas juntaycusqhan se le llenan los piojos
¡por vos viditay! ¡por vos vidita!

Qhomer molleyquiman A tu molle verde


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
sika juntaycusqhan se le llenan las hormigas
¡por vos viditay! ¡por vos vidita!

— 56 —
Taquipayanacu El juntarse dos personas
ancha fiero uso es costumbre fea.
Siquimira jiña Como las hormigas
torneasqha ttusu tienen las pantorrillas flacas.

¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!


cebadillas verdes ¡Ay pastitos verdes!
qhallajllallitay. Frescos muy fresquitos.

Recoleta torre De la torre de la Recoleta


quinsa campanayoj que tiene tres campanas
quinsa chotas chinean tres jovenzuelas se han perdido
siquimpi marcayoj pese a que tienen las posaderas
(marcadas
¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
Cebadillas verdes Ay pastitos verdes
qhallajllallitay. Frescos, muy fresquitos.

Ichuwasitaqha Casa con techo de paja


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
wayralla silbachin El viento viene y la hace silbar
¡por vos viditay! ¡por vos vidita!

qhewa qharistacu A los hombres cobardes


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
warmilla waqhanchin la mujer nomás los hace llorar
¡por vos viditay! ¡por vos vidita!

Quien es aquel joven


¡Ay palomita!
De camisa blanca
¡por vos vidita!

— 57 —
Se parece mucho
¡Ay palomita!
a un burro blanco
¡por vos vidita!

Pitaj jaqhay joven Quien es aquel joven


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
yuraj caballuyoj Montado en caballo blanco
¡por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Melgarejo chari Será Melgarejo?


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
qhetata jaywaychaj! Porque de repente me ha llamado
¡Por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Cusiicuchicuspa Después de hacerla creer


¡Wipfaylalita! ¡Ay alegría!
Ripuna kkaspilla Hay que dejarla cuando está
(flaca como un palo.
¡por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Chamamanta wawa Muñeca tosca de afrecho


¡Wipfaylalitay! ¡Ay alegría!
Aniswan ttaqhasqha Rociada con anis
¡Por vos viditay ¡Por vos mi vida!
¡Ay palomitay! ¡Ay mi paloma!
Cebadillas verdes Ay pastitos verdes
¡Por vos viditay! ¡Por vos mi vida!

— 58 —
Todos Santos urpi Masas de Todos Santos
Wipfaylalitay! ¡Ay alegría!
Tarata balcón Balcones de Tarata
¡Por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Llojsercamuy niña Sal de tu encierro niña


¡Wipfaylalitay! ¡Ay alegría!
Cunan ocasión ¡Ahora es la ocasión
¡Por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Estas últimas coplas referentes al pueblo de Tarata cuyas


casas tienen fama de mantener sus balcones cerrados, se burlan
de la costumbre femenina de las tarateñas de observar lo que
pasa en la calle, inadvertidamente, detrás de las celosías.

Lunesman, martesman El día lunes o martes,


¡Ay palomitay! ¡Ay palomita!
Supaypan apachu El diablo te va a llevar
¡Por vos viditay! ¡Por vos vidita!

Kaytachu pasarqha Por aquí ha pasado


qhellu poilerita Una poilerita amarilla
maupacholay karqha Era mi antigua chola
wistu caderita. con caderita torcida.

XIV

En lo referente a viandas criollas, típicas de esta fiesta en


Cochabamba, se tiene el uchú, que traducido es ají. La ficha es
la siguiente:

«Se prepara una especie de salsa de ají m olido con


especerías. Se fríe en un sartén y se espesa con pan molido. Se

— 59 —
mezcla con esta salsa lengua de vaca, cocida aparte y en roda­
jas; conejos lambreados, llamados así porque las presas se fríe
en manteca; y, presas de gallina bien cocida. Se acompaña con
pfuti de chuño, papas blancas y a veces arroz graneado».

Las bebidas son las siguientes: la chicha de maní, que se­


gún Ernesto Palza S., se prepara así: «Moler muy bien el maní
tostado, muy moreno, y poniéndolo en un perol, convertirlo en
arrope, esto es, en una pasta untuosa, mediante un cocimiento
continuado, moviendo siempre la masa con una pala de madera;
como el maní contiene mucho aceite, largará éste en el coci­
miento y debe separarse en otro recipiente. El arrope se diluye
con agua de maíz cocido, con chicha tierna de huiñapu o con
kaima (chicha muy simple cochabambina) y se bebe espolvo­
reando el vaso con canela molida y además, unas gotas de aquel
aceite que se separó».

El agradable refresco conocido por tostada es de uso co­


mún en aquel departamento y su fabricación es doméstica. Se
prepara de esta manera: «Cinco libras de cebada en grano y una
libra de maíz amarillo, se retuestan por separado hasta que ad­
quieran un color bastante oscuro. Los cereales así preparados,
mas hinojo, canela y clavo de olor, se los hace hervir en una olla
con capacidad de diez o quince litros, hasta que el agua tome el
color del grano retostado.- Luego se hace enfriar en un cántaro
de barro y se deja por espacio de uno o dos días máximo. El
azúcar se agrega el momento de servir y al paladar del bebe­
dor».

La garapiña, es una especie de refresco preparado en la


chicha corriente de maíz. A una cantidad de chicha se la tiñe con
airampu (colorante vegetal) y se mezcla con canela molida y
azúcar. Se sirven con frutilla que abundan mucho en el mes de
noviembre.

— 60 —
La chicha de quinua: se lavan dos libras de quinua hasta
sacarle a medias la cáscara; luego se la hace hervir en una olla
de quince litros, junto con canela, clavo de olor, cuarta botella de
singani, cuarta botella de vino corriente y una botella de chicha
de maíz, hasta que disminuya una cuarta parte. Luego se deja
enfriar en un cántaro de barro. Generalmente se envasa en bote­
llas, y en este caso se agrega un poco de azúcar con el objeto de
que fermente un poco.

— 61 —
F iestas del N iño S an S alvador

Lugar de la fiesta:
Ciudad de Totora. Capital de la Primera Sección de Provincia
Carrasco.

Fiesta principal:
Niño San Salvador. Año Nuevo.

Fecha en que se realiza:


1 de enero

II

Duración de la fiesta:
Hasta dos semanas o más. El número de Mayoras o Pa­
santes, determinan la duración de la fiesta.

III

Desarrollo de la fiesta:
31 de diciem bre - Vísperas. Se encienden fue go s
artificiales, cuyo costo paga una de las Mayoras. Otra costumbre
es que solamente las Mayoras enciendan en los patios de sus
casas o en lugares apropiados, Chawjra, que son fogatas, como
una ofrenda al Niño San Salvador. Alrededor de las fogatas se
bebe chicha y las bandas contratadas ejecutan músicas de la
tie rra . El encend er fog ata s aquella noche es una de las
prerrogativas de Mayoras; ninguna otra persona puede hacerlo
esta vez; no existe prohibición oficial sino la tradición le da ese
derecho a la Mayora.

— 62 —
19 de enero. Se realiza la procesión por las calles principa­
les, seguida de las bandas y de los grupos de la danza Diablada.
Terminada la procesión, la mayor parte del pueblo asistente se
dirige a la casa de la Mayora principal, a festejar bebiendo y bai­
lando.

A las cuatro de la tarde, los participantes de la fiesta se


dirigen al Calvario, que es un cerro cercano a la población.
Mayoras, público, danzantes, bandas, todos en corporación lle­
van en andas bien adornadas la efigie del Niño San Salvador; lo
colocan en un lugar visible y los festejantes se dedican a modelar
en barro, casitas, diseñar sobre el suelo diminutos huertos; hay
quienes hacen de Notarios, se efectúan compra y venta de in­
muebles, se toma posesión de lo comprado; es remedo de lo que
en la vida cotidiana se hace en serio. Hay la creencia supersticio­
sa de que en aquel año puede cumplirse el deseo que ese mo­
mento se está materializando en juego. Con el Calvario termina
la obligación de la Mayora principal, pero antes el Niño San Sal­
vador, en visita de despedida, ha ido a su casa con su propia
banda. Después de un rato se lo lleva a casa de la nueva Mayora
que tendrá a su cargo la organización y realización de la fiesta el
próximo año. Esta lleva a la imagen a su casa también con su
propia banda; porque la otra se ha quedado en la casa de la que
festejó ese año, haciendo bailar a sus invitados.

Después de estas visitas entre Mayoras principales, se con­


tinúa con la fiesta a cargo de las otras Mayoras. A cada una les
toca un día de celebración: a la saliente y a la nueva entrante, o
sea que se repite lo de las Mayoras principales; esta es la razón
para que la festividad, a veces, dure más de lo previsto. La fiesta
dura de acuerdo al número de Mayoras en el año.

— 63 —
Conjunto de danza “La Diablada” que asiste a la festividad religiosa del Niño
San Salvador de Totora. Conjunto que participa en casi todas las fiestas
populares del valle cochabambino. (Fotografía Alberto Tardío).

— 64 —
IV
Usos y costumbres:
Se denominan Mayoras o Pasantes, a las mujeres que tie­
nen a su responsabilidad y cargo la organización de la fiesta. La
elección la hacen ellas mismas y ninguna debe pasar la fiesta
contra su voluntad o que no hubiese pedido.

La forma de elegir es la siguiente: las mujeres que tienen


intención de festejar ese año al Niño San Salvador, se reúnen en
casa de la Mayora principal y se ofrecen voluntariamente tener a
su cargo la fiesta. Las Mayoras escogidas para el próximo año
asisten al Calvario y hacen público su deseo «Batiendo bande­
ras», que consiste en hacer flamear la bandera Nacional cuando
todo el pueblo se halla reunido en el cerro del Calvario. Enton­
ces el pueblo sabe quienes festejaran el próximo año. También
«Baten las banderas», los familiares y amigos que se ofrecen
ayudar en algunos de los gastos a la Mayora escogida y mien­
tras «Baten» gritan comunicando en lo que colaborarán: sea fue­
gos artificiales, bandan, productos, bebidas, o finalmente en di­
nero efectivo. Este compromiso, ya dicho, es ineludible para el
que ha ofrecido y ha «Batido la bandera».

Música, coreografía e instrumentos musicales:


Tradicionalmente participan dos grupos de Diablada: los de
la calle Santa Cruz y los de la calle Sucre; ambos grupos son
rivales y cada año hacen lo posible para salir primeros, lo que es
motivo de orgullo para el que se ha distinguido.

El grupo de la calle Sucre está integrado por el pueblo de


baja condición económica y el de la calle Santa Cruz por los ve­
cinos principales y de mejor economía; lo que hace traslucir de
los toroteños la discriminación social existente en ese pueblo.

— 65 —
VI
Historia popular:
Es imagen del Niño San Salvador de Totora tiene su leyenda.
Dicen que este Niño, motivo de profunda veneración en la fiesta
principal de este pueblo; cuando apareció en un cerro próximo
era tan diminuto que podía sostenérselo en la palma de una mano.
Pasó el tiempo y cada vez crecía, y fue creciendo hasta la altura
que ahora tiene, aproximadamente 0,70 cm., en cuyo tamaño se
ha detenido hace muchos años.

E l C arnaval en T otora

Lugar de la fiesta:
Ciudad de Totora. Capital de la Primera Sección de Provin­
cia Carrasco.

Fecha en que se realiza:


De fecha movible. Carácter pagano.

II

Características:
Dura ocho días, de domingo a domingo. Como en todas
partes del país es semana en que se desbordan las pasiones
humanas. El domingo de carnaval se realiza la entrada de
disfrazados que recorre por las calles principales, desde las cuatro
de la tarde.

Lo positivo de esta fiesta es que tiene algún dejo de intimi­


dad, porque los totoreños aprovechan para visitar a los amigos y
parientes, donde son invitados con bebidas y viandas criollas.

— 66 —
« L a C a n d e l a r ia » en T oto r a

Lugar de la fiesta:
Ciudad de Totora. Capital de la Primera Sección de Provin­
cia Carrasco.

Fecha que se realiza:


De fecha fija. 2 de febrero.

II

La fiesta tiene pretexto religioso. El motivo es la veneración


a la Virgen de La Candelaria, que el calendario católico señala el
2 de febrero.

Características. Dura cuatro días y cada día hay corrida


de toros, como número principal de la festividad. Las corridas se
organizan así: Primer día, los toros son mansos. Segundo día,
los toros son menos mansos. Tercer día, ya son un poco bravos y
el cuarto día son completamente bravos. A los toros siempre los
presentan enjalmados, y el valor del enjalme va subiendo en
relación a la bravura de las bestias, o sea que el último día la
bestia es riquísima en papel moneda de corte alto y en adornos
de plata. Para estos últimos días tradicionalmente se presentan
dos capeadores: uno vecino del pueblo y otro que viene espe­
cialmente desde Potosí.

A las corridas asiste todo el pueblo que eufóricamente alienta


a los toreros. Para enfurecer a las bestias, colocan en media pla­
za muñecos vestidos de rojo, figuras de cholas y soldados.

— 67 —
F iesta de S an J uan en T oto r a

Lugar de la fiesta:
Ciudad de Totora. Capital de la Primera Sección de Provin­
cia Carrasco.

Fecha en que se realiza:


23 de junio. De fecha fija.

Duración de la fiesta:
Tres días: 23-24-25.

II

Desarrollo de la fiesta:
Comienza el 23 en la noche, en que todo el pueblo, en las
puertas de sus casas o en sus patios, encienden fogatas. Due­
ños e invitados beben ponches alrededor del fuego; y se prepara
la comida especial que se llama Khollis, que son papas y ocas
asoleadas que se ponen a cocer dentro de las brasas; el charque
de vaca y la carne de cordero, se asan encima del rescoldo.

El 24 de junio, a las once de la mañana empieza la riña de


gallos, dentro del mercado del pueblo.

El 25 de junio, o sea el tercer día de fiesta, se realizan las


verbenas populares en el Mercado, con música, baile y bebidas.

La riña de gallos, es una diversión tradicional en este pue­


blo. Son de fama los galleros, que son individuos que crían y
ejercitan gallos de pelea para esta fiesta.

— 68 —
T o d o s S a nto s en T o to r a

Lugar de la fiesta:
Ciudad de Totora. Capital de la Primera Sección de Provin­
cia Carrasco.

Fecha en que se realiza:


1 y 2 de noviembre. De fecha fija.

Duración de la fiesta:
Dos días.

II

Características:
Es de carácter religiosa-pagana. Supersticiosa por las dife­
rentes creencias que tiene el pueblo en su realización.

Se arman wayllunkas (columpios) en todas las calle, con


adornos de canastas de flores y muñecas.

En los mastakus (Ver capítulo Todos Santos en ciudad de


Cochabamba), para despedir al alma, disfrazan a una persona
con sábanas y la arrojan del lugar, desde la mesa donde se ha
armado el mastaku hacia la calle y en campo fuera de la choza;
así simbolizan el regreso del alma al lugar donde estaba y que
desde allí los ha visitado.

Totora, 1954 - Octubre

— 69 —
V ir g en de la A su n c ió n en C apin o ta

Lugar de la fiesta:
Capinota. Capital de la Provincia Capinota.

Fiesta principal:
Virgen de la Asunción.

Fecha en que se realiza:


15 de agosto.

Duración de la fiesta:
Cuatro días. 1 5 - 1 6 - 1 7 y 1 8 d e agosto.

II

Descripción de la fiesta:
Se festeja con mucha solemnidad a la Virgen de la Asun­
ción. Las que organizan son las pasantes que llevan el nombre
de Mayoras, que se disfrazan de Kullaquitas, Cambas y
Diablada y se acompañan de conjuntos musicales de sikus. La
Diablada traen de Oruro. Otros organizadores de la fiesta son los
alférez, los que pasan la fiesta acompañados de bandas musica­
les.

El 14 en la noche empieza las vísperas con la quema de


fuegos artificiales. Hay pasantes que sedevotan (que se han
ofrecido a pagar) a su costa los fuegos artificiales. Esa noche
festejan entre ellos: Mayoras y Alferazgos. Se reúnen en la puerta
de la Iglesia y se invitan mutuamente chicha y a veces otros tipos
de bebidas. Intercambian las tutumas de chicha e invitan a los
vecinos que se han quedado a acompañarlos.

— 70 —
El día 15 en la mañana se saca a la Virgen en procesión,
haciéndola dar vuelta por la plaza, para luego retornarla a la Igle­
sia. O también a casa de la Mayora principal; la tiene todo el día
y en la noche, con mucha solemnidad, la vuelve a la Iglesia. La
llevaron a la Virgen a casa de la Mayora, para que esta le de
limosna. Este día se festeja con música, los sikuris caminan por
las calles tocando. Hay bastante concurrencia que llega de todas
partes y mucha bebida, chicha, cerveza y en escala menor pisco.
Los pasantes son los que elaboraron la chicha, que es gratis du­
rante tres días, hasta que termine la fiesta el cuarto día.

Durante los días de fiesta, 16 y 17, en la playa de Capinota,


donde se hace la venta de ganado, se arma un ruedo para la
corrida de toros.

Hay toreros, se llaman así a los que traen los toros, y no a


los capeadores que son los que hacen de toreros en las corri­
das. Antes venían capeadores de Oruro y La Paz; hoy solamen­
te los borrachitos del lugar entran al ruedo a torear y siempre se
hacen cornear. Muchas veces hay muertos. Un vecino contó que
«una ocasión murió un señor Máximo Barbeti porque el cuerno
del toro le atravesó el ano».

III

La fiesta se despide con los kacharparis (en lengua


quechua: las despedidas), que se realiza el cuarto día. Las
Mayoras, los Alferazgos, salen a la orilla del pueblo y buscan el
lugar mas acogedor por su vegetación. Allí, con todo el pueblo
asistente se sirven chicha solamente y bailan. Este día no se
invita comida, sólo es beber y bailar.

Durante la Kacharpaya se nombra a quien va a ser el pa­


sante en el próximo año y al escogido le colocan un arco de
flores, a manera de corona, que en lengua quechua recibe el

— 71
nombre de Pillo. Así adornado lo reconocen como al próximo
pasante, y a él y toda su familia les hacen beber chicha hasta
embriagarlos completamente.

Hay vecinos que por propia voluntad aceptan ser pasantes


y otros que se les obliga a que se devoten a la Virgen. Se prefie­
re de pasantes a los vecinos que se saben gozan de economía
holgada.

Después del Kacharpari, cada uno se va a su casa y termi­


na la fiesta.

Capinota, 24 de septiembre de 1954

— 72 —
V irgen de M er ced es en I rpa - I rpa

Se festeja el 24 de septiembre. Irpa-Irpa se encuentra a los


tres kilómetros y medio de Capinota. Se festeja igual que a la
Virgen de la Asunción. El número central y principal es la corrida
de toros, bestias que traen los devotos para este espectáculo.
Ellos arman el redondel con trincheras, postes y trancas.

V ir g e n G u a d a l u p e en « Y ata - m o k h o »

Yata-mokho se encuentra pasando el río de Arque, como


quien dice casi al frente de Capinota. Allí existe la capilla dedica­
da a la Virgen de Guadalupe, que es la Patrona del lugar.

Es región donde abunda mucha chicha y hay muchos


higueros, razones por la que los capinoteños han escogido el
lugar para hacer días de campo.

El día de campo lo efectúan en la fecha que se conmemora


a la Virgen de Guadalupe, que es el 8 de septiembre.

Capinota, 24 de septiembre de 1954

— 73 —
« M ama A sunta» o V ir g e n de la A s u n c ió n
EN QUILLACOLLO

Lugar de la fiesta:
Quillacollo.

Fiesta principal:
«Mama Asunta» o Virgen de la Asunción.

Fecha en que se realiza:


15 de agosto

II

Las dos fichas que transcribimos se han registrado el 6 de


octubre de 1954. Para los informantes (1) es «la mejor fiesta del
departamento»; otro dice: «Es la fiesta que tiene mas creyen­
tes».

Se realiza el 15 de agosto. Es la mayor fiesta del departa­


mento de Cochabamba, viene gente desde La Paz, y de Oruro
La Diablada. Dura casi una semana. Empieza el 14, sus víspe­
ras. Los fuegos artificiales los traen del lado de Vinto; por ahí hay
coheteros. Toda la noche se amanecen quemando fuegos artifi­
ciales y tomando chicha.

(1) Informante: Don René Orozco Fuentes. Nacido en Quillacollo. Casado. 23 años.
Nunca ha salido del departamento y muy pocas veces de su comunidad.
El radica en Quillacollo. 6 de octubre de 1954

— 74 —
El día 15 empieza la fiesta con tres misas, a las siete, a las
ocho y a las nueve. Hay entrada mejor que en los carnavales.

A las doce sale la procesión; el Padre va cantando delante


de la Virgen, da una vuelta la plaza y se entra al Templo. Este día,
los pasantes y los alférez, hacen la fiesta en la puerta del templo.

Al amanecer del día 16 hacen Calvario en la capilla que


existe en el cerro. El cerro del Calvarlo de Quillacollo se llama
«Oray orkho», (en quechua: cerro para orar). Ahí es donde la
Virgen recibe más dinero, se traen dos o tres millones de pesos
que le regalan los creyentes, que son muchos, tantos que es
dificil caminar por el cerro. La fiesta del Calvario es igual que en
otras partes y termina ese día con el regreso de la Virgen a la
Iglesia.

El día 17 conduce a la Virgen al río Tacata, donde la alojan


debajo de un toldo bien arreglado con flores. Hacen Calvario y
fiesta como el día anterior.

De Quillacollo al Calvario del cerro y al río de Tacata, llevan


a la Imagen en andas bien adornadas caminando los tres kilóme­
tros que distan.

El día 18, conducen a la Virgen a la Avenida «6 de Agosto»,


donde se realiza la kacharpaya (la despedida de la fiesta).

Los pasantes de la fiesta de la Virgen de la Asunción perte­


necen a la clase media. Hay otros pasantes que vienen a cum­
plir con la Virgen desde La Paz.

Quillacollo, 6 de octubre de 1954

— 75 —
« M ama A sunta» o V irgen de la A su nc ió n

Transcribimos la ficha segunda que corresponde a la mis­


ma fiesta. Es mas amplia y tiene mayor cantidad de información
de los patrones culturales que tenían vigencia en esa fecha: 6 de
octubre de 1954. La informante, (1) una señora muy comunicativa
e ilustrada sobre esta festividad.

II

Se festeja el 15 de agosto. Los indios la llaman Mama


Asunta, y en el pueblo los vecinos, mestizos natos, Virgen de la
Asunción.

La fiesta organiza el pueblo, se dividen en pasantes,


mayoras y alférez.

La pasante que agarra el guión, debe contribuir con el con­


junto de La Diablada traída desde Oruro. Fuera de estas hay
otras pasantes, que tienen la obligación de contratar la misa y
otra las luminarias (fuegos artificiales). Las obligaciones de las
mayoras son diferentes: mayora de la banda, mayora de
kallawayos, mayora de sikuris, mayora de zamponas, mayora
de cambitas; y de acuerdo a la celebración que se pretende dar
a la fiesta hay mayoras escogidas para todos los bailes y com­
parsas de danzas que se quiere presentar ese año.

(1) Informante: Doña Clori Coca de Camacho. De profesión contadora. Nacida en


Cochabamba. Edad 39 años. Cursos universitarios. Habla quechua, inglés y
castellano. Ha vivido siempre en contacto con la raza quechua. Informante muy
sincera. Radica en la ciudad de Cochabamba. 6 de octubre de 1954.

— 76 —
El 14 en la tarde, aja s 5 p.m., empieza la víspera con entra­
da de carros arreglados de platería y joyas de todo valor. En la
noche se encienden las luminarias, que son los fuegos artificia­
les que debe traer la mayora escogida expresamente para ello.

El día 15 se realiza la misa solemne cantada, procesión de


la Virgen, acompañada de pasantes, mayoras, alférez, con los
conjuntos de danzantes y pueblo en general.

Este día se bebe chicha y se come picantes en grandes


cantidades, porque la fiesta se extiende a todas las casas, ex­
ceptuando a las familias que guardan duelo, pero estas asisten a
la misa solemne.

III

El día 16, pasada la misa llevan a la Virgen en procesión al


cerro donde se verifica el Calvario.

Al Calvario va toda la gente con mucha fe para traerse di­


nero. Las personas que lo necesitan comienzan a picar la piedra
del cerro y ensacando se lo llevan a sus casas. Se llama eso
«dinero de la Virgen», y al hecho de llevárselo a la casa «prés­
tamo». Hay la creencia de que todas las personas que se «pres­
tan dinero de la Virgen», ella les concede como un milagro y
premio a su fe en el transcurso del año el dinero que han pedido.

Las personas que el año anterior simbólicamente se han


adeuda de la Virgen, y ella les ha hecho el milagro, van a pagar la
deuda al año siguiente también con piedras que las depositan a
los pies de la Virgen. Además llevan flores, cintas, velas y dinero
para la terminación de la capilla.

— 77 —
Luego al atardecer se fectúan los matrimonios, compras de
casas, de huertas, de autos. Las chicheras se compran cántaros.
Después hacen la ceremonia del Chchallacu, rociando alcohol
sobre lo comprado. Después del Chchallacu viene la posesión
que consiste en revolcarse sobre el terreno que ficticiamente se
ha adquirido. Para terminar viene el baile y al anochecer, junta­
mente con la Virgen, casi todos, borrachos y alegres, vuelven al
pueblo a dejar la Imagen a la Iglesia.

Las casas y cosas que se compran en el Calvario lo hacen


con dinero de la Virgen, llamado también «dinero del calvario»;
billetitos en miniatura y los mas pobre con piedritas.

El día 18 se hace la Kacharpaya, donde se baila, se alegra,


se come abundantemente.

Quillacollo, 6 de octubre de 1954

S an B arto lo m é en Q u il l a c o l l o

Se festeja el 24 de agosto. A los pocos días de la Asunta.


Es organizada por las capas populares: artesanos e indígenas.
Todo lo que han ofrecido a la Virgen en su fiesta: corderos, chan­
chos, gallinas, papas y productos, en San Bartolomé se remata.

Las mañasas y chifleras, son las que se preocupan de


organizar la fiesta y dar mayor solemnidad por que son devotas
del santo. Se bebe mucho.

Agosto de 1954

— 78 —
COSTUMBRES
El comercio es una actividad popular a nivel nacional. En occidente y oriente
nacionales se prolifera la costumbre de ofrecer la mercancía al aire libre. Cho­
la cochabambina vendedora de rosquetes de harina en un mercado popular.

— 80 —
C a p it u l o D os

Los C a lv a r io s

La religión católica que durante la Conquista trato de impo­


nerse en su concepto más puro en tierras de América, cumplió a
medias su cometido en la región del Kollasuyo. El espíritu nati­
vo, impermeable a otra religión que no fuera la suya, resistía
pasiva y estoicamente el afán catequista de España. El sacerdo­
te o cura, llamado por él, Tatacura, tuvo que ceder en esta lucha
y especiar pacientemente que el indígena introdujera dentro del
concepto religioso católico, creencias supersticiosas, que para
occidente tenían origen pagano.

Son muchas y de variados hechos folklóricos. Las fiestas


que se llaman religiosas tienen muy poco de ellas, y algo más,
donde disimuladamente el nativo hace befa de los ritos católicos
de la Ig le s ia . Un pa trón c u ltu ra l p o p u la r que a v a la
contundentemente estas observaciones, entre bautizos de mu­
ñecas, confirmaciones en juego, matrimonios de burla, es el de­
nominado por el pueblo Calvario.

«El Calvario» es generalmente un cerro de altura regular


que existe en todas las poblaciones grandes y pequeñas, que el
pueblo lo ha escogido. En su primera idea representó un remedo
al camino de tortura que siguió Jesucristo. En tiempos pasados,
cuando los españoles llegaron a estas tierras, escogieron esos

— 81
sitios, por tener caminos intrincados, peligrosos, llenos de obstá­
culos, para llegar a la cima y allí orar arrepentidos y ser el lugar
donde, según la mentalidad española, iban a «lavar sus peca­
dos». Por otro lado, para aymaras y quechuas, las cimas de ac­
ceso trabajoso, llaman apachitas, y aún son sitios en que se
rinde culto a Pachamama, deidad benéfica en las creencias na­
tivas. En la realización del Calvario se observa un innegable
mestizaje cultural.

En la actualidad, es el sitio al que la gente acude no se dirá


en penitencia (1), aunque esa es la palabra que se emplea, por­
que sería falso, sino en busca de brujos indígenas que se en­
cuentran allí descansando al pie de una cruz de madera, para
que les adivinen el futuro, que en lenguaje popular se llama «ver
la suerte», o les hagan preparados de brujería, sea para daño
de un rival o beneficio de una persona querida; también ahí se
casan en burla, en la creencia que al hacerlo, en el transcurso de
ese año tomaran estado en serio.

En la ciudad de Cochabamba, «el calvario», se realiza en


el cerro de San Miguel, que se encuentra al Oeste de la pobla­
ción. Según muchos informantes «allí hay calvarios todos los
domingos del año» y sólo muy grande es «en el día del santo
San Miguel, en que además del calvario se festeja con proce­
sión, misa y mucha alegría. En la actualidad sólo hay Calvario.

(1 En la ciudad de La Paz hay dos calvarios, uno al Norte de la ciudad, llamado


simplemente calvario y el otro conocido por El Calvario del Niño; en ambos y en
días determinados se realizaban prácticas de brujería, en las que oficiaban de
chamanes, aymaras ancianos. Los penitentes subía el empinado sendero, hacien­
do en el trayecto nudos con la mano izquierda de los manojos de paja brava que
había crecido en esas alturas. Decían que cada amarro limpiaba diez pecados
veniales y uno mortal.

— 82 —
No se pierde la costumbre, aunque la capilla donde se veneraba
a San Miguel, sean ruinas por el tiempo y el abandono, porque
«unos fascinerosos ladrones», sin respetar la santidad del
sitio, empezaron por robar las puertas y acabaron desmantelán­
dolo todo. El Calvario de San Miguel en sus practicas supersti­
ciosas son idénticas a las que se efectúa en Copacabana (1).
Arreglan y modelan en miniatura, huertas, casas, automóviles,
dinero, que fabrican indígenas o niños artesanos y que los ven­
den a los concurrentes. Hay un nativo que simula ser cura y casa
a parejas de enamorados que asisten al lugar con ese objeto.
Hay la creencia supersticiosa que lo que se obtiene ese día en el
Calvario, con el tiempo, y a veces en muy corto plazo, se hace
realidad. También algunos domingos, llevan a vender miniaturas.
Esta costumbre, según el investigador Rigoberto Paredes en su
estudio sobre la feria de Alacitas de la ciudad de La Paz, es de
origen kolla, pero lo cierto es que se encuentra extendida en todo
el territorio nacional.

En el Calvario de Arani, Prov. del Dpto. de Cochabamba,


hay la costumbre de sacar de una cueva piedras, que la llaman
«plata de la Virgen» y arrojarlas a un sitio tradicional para que
en el año al protagonista de la creencia no le falte dinero. Esta
costumbre se realiza en la fiesta del 29 de agosto en esa pobla­
ción. Hay que subir en penitencia al Calvario, que es un socavón
abandonado, situado en un cerro. Allí la gente tiene que extraer

(1 Copacabana, capital de Prov. Manco Kapac, Dpto La Paz. Allí se venera una
imagen de la Virgen a quien la fe atribuye incontables e increíbles milagros. Pese al
fervor religioso de los creyentes visitantes, no dejan de ascender al Calvario y ahí
junto al altar de piedra para misa y los cuadros bendecidos de la Pasión de Cristo,
se casan y compran inmueble y fincas que les ofrecen indígenas que han modela­
do en el suelo, o sea que se cumple con una costumbre pagana ancestral que no
puede borrarse del alma y la mentalidad mestiza boliviana.

— 83 —
una piedra de las paredes de la cueva sin utilizar ninguna herra­
mienta, aunque para ello tenga que destrozarse las uñas. Esa
piedra, por pequeña que fuera, la gente dice que es «plata de la
Virgen» y el penitente tiene que subir un poco más arriba, a un
lugar especial y respetado por la tradición, donde hay un pozo y
allí arrojar la piedra.

Los Calvarios en Capinota, Prov. de Dpto. Cochabamba,


empiezan desde el 24 de septiembre, todos los domingos, hasta
el 1Qde noviembre, día de Todos Santos. Consiste en modelar
miniaturas de barro que llevan desde otros lugares a vender ahí.
La vianda popular de esos días, son los pelados de maíz y trigo,
conocidos con el nombre de pfataska. Igual que en otros calva­
rios de poblaciones alejadas aquí también se efectúan los matri­
monios de burla. Los hombres agarran a las mujeres por la fuer­
za y se hacen casar con otro hombre disfrazado de cura; llevan
al extremo la farsa de besar la cruz y dar pedazos de pan como
hostias en la comunión. Después el hombre le da capital en dine­
ro, y van a comprar un terreno o casa de los que han modelado
en el suelo. Se efectúa el Chchallacu sirviéndose chicha y con
eso se concluye. Según los informante «el calvario es bien an­
tiguo».

Cochabamba, septiembre de 1954

— 84 —
II

E l « T in k u y » de C arnavales en C a p in o t a

Consistía en pegarse con chicote en las pantorrillas. El uno


pegaba primero hasta dos chirlazos, y esperaba la respuesta, el
otro también alzaba el chicote y le pegaba dos veces.

Se efectuaba delante de las autoridades. Si querían seguir


dándose más chicotazos, podían hacerlo hasta que uno de los
participantes se rinda.

A veces de borrachos hacían «tinkuy» y entonces se pega­


ban en la cabeza, lo que era castigado por las autoridades.

El «Tinkuy» empezaba faltando un mes para festejar los


carnavales; cada domingo en la noche. Se formaban dos bandos
en Irpa-irpa; los de arriba que se llamaban wichay partes y los
de abajo que se llamaban uray partes.

La última vez que se vió en Capinota el Tinkuy, o encuen­


tro a chicote como se llama en el pueblo, fue en el carnaval de
1948.

Octubre de 1954

— 85 —
C o s t u m b r e s R ela c io n a d a s con la M uerte

La muerte del angelito. Angelito en léxico popular se llama


al cadáver del párvulo muerto y al rededor de esta desgracia,
existen costumbres peculiares en el departamento de Cochabam-
ba.

La muerte de un párvulo es motivo de alegría y regocijo


familiar; no de tristeza y de pesar como cuando muere un adulto,
porque la creencia adentrada en el alma popular es que un niño
que no ha cometido pecado carnal y del pecado original ha sido
limpiado con el bautizo; cuando muere, su alma se eleva directa­
mente al cielo. No ha cometido ningún daño que pueda purgar,
ha muerto limpio.

Si los familiares lloran, lo que ocurre rara vez, es por seguir


una rutina tradicional, sin que esto signifique dolor por la pérdida.
Ellos reflexionan que no se debe llorar a un «angelito», porque
su «almita» puede penar y tardar en llegar al cielo, además en
sus propios conceptos hasta es tildado de absurdo llorar por un
alma que se dirige a disfrutar del favor del Altísimo.

En Tarata existe costumbres referentes a este patrón cultu­


ral en las capas populares de la población, ya que la indígena
tiene otra manera de festejar este hecho. Cuando muere un niño,
los padres lo primero que hacen es avisar a los padrinos para
que estos amortajen al cadáver y más que todo se hagan cargo
de los gastos del entierro, ya que ellos tienen suficiente con las
erogaciones que harán en el festejo, donde la comida y las bebi­
das están a discreción de los asistentes al velatorio.
Al niño que hubiera muerto con enfermedad contagiosa, el
padrino esta obligado a bañarlo y vestirlo con la mortaja, que es
una imitación de las vestiduras de San Miguel o San Rafael, o en
la mayoría de los casos con el vestido que imagina el pueblo
usan los ángeles en el cielo, que consiste de un camisón blanco
con aplicaciones de adornos cortados en papel de estaño, cosi­
dos a la tela; mas un pequeño velo y una guirnalda de flores en la
cabeza y en la espalda un par de alitas del mismo material que
los adornos.

Lo tienden en una habitación en que se arregla un simple


catafalco con cuatro velas, un crucifijo a la cabecera y muchas
flores blancas o coronitas pequeñas de flores. Dicha habitación
sirve al mismo tiempo de sala de recibo, de salón de baile y de
comedor, donde se sirven variados platos y mucha bebida duran­
te el velorio.

Al día siguiente se verifica el entierro. Presiden el cortejo


las dos madrinas: de bautizo y confirmación, portando dos ban­
deras blancas y bailando. Detrás el padrino de bautizo, sostiene
sobre la cabeza el cajoncito donde se encuentra el cadáver del
«angelito». A continuación del padrino, los familiares y asistentes
al entierro, muy alegres y bailando.

Llegan al cementerio, bajan el cajoncito a la fosa y todos,


absolutamente todos los asistentes tienen que echar sobre él, un
puñado de tierra o una piedra, para que el alma del niño no regre­
se a la casa a molestarlos. Después en corporación se dirigen a
la residencia de los dolientes donde menudean las tutumas de
chicha. Al anochecer empieza la música y la danza; los familiares
de rato en rato lanzan alaridos por simple pasatiempo, porque
nadie se apena ni debe apenarse porque haya dejado de existir
un «angelito». Dura la fiesta y las comilonas según el bolsillo de
los dolientes.

— 87 —
* * *

En Quillacollo, cuando muere un «angelito», el padrino de


bautizo compra la mortaja, lo viste, y contrata el carrito en el que
va a ser transportado el cadáver del niño. Son carritos especiales
para la ceremonia. El padrino de confirmación compra el cajón.

Llevan a enterrarlo y en la puerta del cementerio, ordenan


los padrinos que toque la banda que han contratado anticipada­
mente para darse porte, para demostrar que son personas de
economía holgada y pueden darse ese lujo.

La banda toca una cueca, y la madre del niño que ha muer­


to con la madrina de bautizo, bailan a manera de despedirse del
«angelito».

Es general, a nivel nacional, en las capas populares que no


se debe llorar por la muerte de un niño o párvulo.

★ * *

El entierro del «angelito» en la antigüedad. El 88 — dice


el informante refiriéndose al año 1888— todavía la costumbre
existía. Yo he visto con mis propios ojos por última vez, como si
fuera ahurita (ahora), cruzar la plazuela de San Sebastian que
era planita el entierro de un «angelito».

Un mozo o muchos que se turnaban, llevaban sobre la ca­


beza al muertito parado sobre una mesa. La mesa era chiquita,
Bspecial para enterratorios de «angelitos», de párvulos como se
dice ahura. El angelito iba parado como si estuviera vivo, vestido
de angelito, con sus alas, como para subirse al cielo. Lo hacían
3arar el cadáver tan rectito, unos amarrándoles de los pies con
)alos metidos en dos agujeros de la mesa, y otros eran muy bru-

— 88 —

i.
tos y como al santo San Miguel Arcángel lo hacen montar los
santeros, con un palo introduciéndole por el ano lo hacían parar
muy vertical.

Los concurrentes acompañaban bailando con música de una


o dos flautitas o quenas y acompañados de un charango y a ve­
ces, pero muy rara vez, de un guitarra más. Y otras veces, cuan­
do el padrino era de plata, con música de banda. Era bandas
especiales tal motivo el pueblo los llamaba ayakhatatis, o sea
arrastradores de almas.

Se tenía que acompañar al muertito al cementerio bailando


o mas propiamente saltando, quiérase o no, porque detrás de los
concurrentes, familiares del muertito o compadres de los padres,
hacían como si estuvieran barriendo los pies de ellos con un haz
de espinos. De esta manera los chuseaban (los punzaban) en
las pantorrillas o en los tobillos y todos tenían que saltar por la
fuerza, mucho más los que estaban khara chaquis (pies
descalzos).
Cochabamba, octubre de 1954.

* * *

Baile tradicional en el entierro de un angelito o «El


Ch’uspiqui». Cuando se lo estaba velando al «angelito» existía
otra costumbre, que ya ahora muy rara vez se ve, solo tiene vi­
gencia en las provincias muy alejadas, la danza del «Ch’uspiqui»,
especial para estos casos.

El padre del muertillo bailaba con la madrina en la puerta


del cementerio, ella portaba un látigo con el que castigaba al pa­
dre, quien se defendía o simulaba defenderse de los latigazos
que le daba su comadre con un bastón. Durante esta lucha, la
madrina frunciendo el ceño, preguntaba:

— 89 —
—Ch’uspiqui, Ch’uspi
maytaj wawaykha?

Traducción:

Mosca qué mosca


Dónde está la criatura?

Y el padre hacia de entregarle el bastón, respondiéndole


humildemente:

Kaikha wawaykha
Altar patapi
PfaraKheyaskhan.

Traducción:

Aquí tienes la criatura


Sobre el altar de la iglesia
está aleteando para volar.

La madrina, entonces lo castigaba cruzándole con el látigo


y preguntándole siempre en la misma forma y recibiendo igual
respuesta, hasta que terminaba el baile entre mucho alboroto,
gritería y risas. El Ch’uspiqui se bailaba delante del muertillo.
Era una costumbre del siglo pasado, hoy es extinguida.

* * *

Vestimenta del «angelito». Se lo viste con sus alitas de


ángel; con escobita para que barra el camino al cielo. Su ropita la
confeccionan las chifleras. Para los hombrecitos de San Miguel
o San Rafael. Si es mujercita con la ropita de la Virgen del Car­
men, con cintita celeste y su vestido blanco.

— 90 —
* * *

En los entierros hacencomer y beber chicha a lamadrina,


pero cuando es «angelito» se alegran y bailan mucho.

* * *

Creenciasgeneralizadas. La alegría por la muerte de un


párvulo es patrón cultural popular, muy adentrada en la mentali­
dad y costumbres de la comunidad valluna. Algunas fichas al res­
pecto:

* * *

«Se alegran porque va al cielo, porque no va a pasar mu­


cho trabajo en subir, por eso se dice: «en angelito nomás se ha
muerto», no demostrando pesar».

* * *

«Por Paurumani lo llevan al «angelito» en un cajoncito so­


bre la cabeza, bailando y cantando con música de carnaval. Es
un angelito inocente, por eso lo llevan con alegría, se va directo
al cielo».

* * ★

«Siempre llevan a enterrar al «angelito» con el cajón desta­


pado, para que vaya mirando al cielo y el camino para subir. Así
se entierra en Vinto».

Cochabamba, noviembre de 1954

— 91
IV

U na C o stum bre de C o m e r c io P o p u l a r

Se llama así el lugar donde se efectúa el comercio popular


al por mayor y menor. Desde la capital hasta la aldea mas lejana,
tiene en la semana un día de cancha. Al hecho se llama feria y
al sitio donde se efectúa, cancha. Un informante decía que se
hace cancha en los rancheríos y estancias y aún en las hacien­
das. Es costumbre vigente en todo el departamento.

Los días de cancha que tienen mayor importancia en el


departamento, son los siguientes:

LUNES. Este día los comerciantes del valle y de la ciudad


de Cochabamba aprovechan para embarcar la verdura y los pro­
ductos propios de la región con dirección a los centros mineros y
capitales principales como La Paz, Oruro, Potosí, etc. Popular­
mente llaman «el día del embarque», y se realiza en la estación
de Vinto de donde parten los envíos. Es algo parecido a una fe­
ria.

MARTES. Ferias en las canchas de Punata y Vinto.

MIERCOLES. En la ciudad de Cochabamba. Tiene gran­


des proporciones por su densidad demográfica.

JUEVES. Feria en la cancha de Tarata.

VIERNES. Feria en la cancha de Vinto.

SABADO. En dos localidades: en la ciudad de Cochabam­


ba y en el pueblo de Arani. Aparte de esta feria, que es la princi-

— 92 —
Comercio popular de verduras. La cancha. Cochabamba 1949.

— 93 —
LaCancha. ComerciopopularenCochabamba. 1951

— 94 —
pal en Arani, se realizan otras dos ferias los días martes y jueves,
que podrían calificarse de ferias especializadas porque sólo se
expende en ambas, harinas, sea de trigo o de maíz, ya que la
región es muy productiva en cereales.

DOMINGO. Se realizan ferias en muchas localidades:


Quillacollo, Totora, Sacaba, Colomi, Cliza, Capinota, Aiquile y
otras.

Aparte de los productos alimenticios, en variedad y cantida­


des abundantes que se cultiva y produce la región, también se
encuentran de otras partes del territorio: tanto del Altiplano como
del Oriente.

Presumiblemente este tipo de ferias daban prioridad a los


productos alimenticios, y con el transcurso del tiempo se ha ido
diversificando a lo que representa y es hoy: un conglomerado de
hechos folklóricos de carácter comercial.

La cancha está dividida en secciones en la que se expende


en cada una, un sólo productos de diferentes calidades, dando
oportunidad al comprador a escoger la variedad que busca o que
está de acuerdo con su economía.

En otras secciones se venden camisas, temos de casinete,


mantas de seda bordadas, cuya flecadura, también de seda, las
confeccionan las cholas con mucha habilidad, calzados y zapati­
llas de indumentaria popular, ropa clara y apropiada para el cli­
ma. Es poco el comercio de tejidos de lana, por ejemplo como
aguayos, pero no así la frazada de lana, gruesa, tosca, llamada
en quechua pfullu, en combinaciones de colores no muy cho­
cantes; parece que el indígena gusta combinar dos o tres colo­
res, nada mas: hay pfullus listados de verde y blanco y cuando
es tricolor, naranja rojo y blanco.

— 9 5 —
En Quillacollo la feria ya no se llama cancha, sino plaza y
existen cuatro plazas diferentes para el comercio: la plaza de
vacas, donde los mañasos venden ganado vacuno; la plaza de
granos para expende cereales y la plaza de papas, donde se
encuentra este tubérculo de diferentes especies y con nombre
propios en quechua; y su thantha khatu, lugar destinado al co­
mercio de ropa usada y cosas viejas o de segunda mano; y los
charangos típicos del lugar, adornados con vidrios en los que
están pintadas diferentes figuras. (Ver cap. Artesanías). Además
proliferan los suerteros.

En Cliza se mantiene el nombre de feria y es de proporcio­


nes enormes, donde el comercio, especialmente el de granos
asciende, — según declaración de un conocido comerciante de
la localidad— a mas de treinta millones de bolivianos. Cada pue­
blo del valle tiene su especialidad comercial: en Cliza los granos,
la lluchuskha (maíz y trigo sin cáscara) y sobre todo la industria
de la chicha cliceña, de gran fama a nivel departamental y nacio­
nal.

Cochabamba, Octubre de 1954

— 9 6 —
ARTESANIAS

— 9 7 —
Mujer artesana envolviendo el tabaco en papel para fabricar los famosos
cigarrillos llamados kjuyunas. (Fotografía de Sixto Valdez Cueto).

— 9 8 —
C a p it u l o T res

A r t e s a n ía e I n d u s t r ia s P o p u l a r e s

Notas.
Las pequeñas industrias caseras, o llámese domésticas, son
frutos de la necesidad vital, del ingenio hecho realidad para vivir
mejor. Evoluciona, generalmente, o mejora o perfecciona con el
aumento de la población. Llegan en manos de hombres indus­
triosos a representar capitales alrededor del cual giran la vida
económica de centenares de familias. Las porcelanas de Fran­
cia, las telas de Escocia, en principio fueron industrias domésti­
cas que abastecían solo el consumo de cada familia.

La artesanía y las industrias populares dan fisonomía pro­


pia a una comunidad. Por ejemplo: no podemos recordar a Méjico
sin acotar la figura del charro, con su enorme sombrero alón y
su chaquetilla dormanada, su pantalón pegado a las piernas y su
«Sarape» doblado sobre un hombre; vestimenta que en principio
fue creación artesanal de industrias domésticas.

Bolivia en el Continente, aunque desconocida, es un pue­


blo que tiene figura propia que la identifica en el conjunto de los
países sudamericanos.

Observando regionalmente, las industrias populares de


Cochabamba son dedicadas, unas, solo para el abastecimiento
del departamento, la sombrerería, la dulcería, los cigarrillos
llamados kjuyunas, la cohetería, etc., y otras, extienden su radio
proveedor a las ciudades vecinas, como la canastería, el arte
popular de la alfarería, la juguetería, la industria de la lluchuskha

— 9 9 —
(cereales sin cáscara) y la chicha, bebida alrededor de la cual
gira la economía del departamento.

Muñecas de Madera

Son tradicionales y se construyen en las regiones donde la


madera es materia prime abundante.

— 1 0 0 —
Este tipo de muñeca de madera es la que se fabrica en
Cochabamba, generalmente de álamo, pino, sauce, etc., utilizando
tornos rústicos y para el acabado herramientas improvisadas como
cuchillos, cortaplumas, y algunos estiletes, con las que paciente­
mente desbastan la madera y obtienen la forma requerida. La
figura de esta muñeca es tiesa, sin ninguna gracia, pintada en
colores puros como el rojo y amarillo. Los lugares más conocidos
donde se fabrican quedan en la ciudad de Cochabamba, en el
aledaño denominado Kara-ranchu.

Las trabajan en tres tamaños: de 10, 15, y 20 centímetros


de altura. El acabado para todas es el mismo. Se las expende en
las ferias del departamento y también en la ciudad de La Paz, el
día 24 de Enero, durante la Feria de Alacitas. El precio que se
cobra por cada una de ellas es bajísimo.

Uno de los motivos para que la mujer indígena prefiera


esta muñeca es su calidad de irrompible.

II

M uñ ecas de C erám ica

Un antecedente de esta muñeca creemos encontrar en el


diccionario de Bertonio cuando dice: «de lodo», presumiblemen­
te refiriéndose al barro madurado.

Actualmente son típicas en la región del valle de Cocha-


bamba. Se fabrican en el Cantón Wayculí, y hacen parte de la
industria popular de cerámica en la que los indígenas vallunos
son artífices.

— 101
Muñeca de cerámica vidreada, en dos colores: amarillo y café. La figura
Muñeca de cerámica vidreada. La figura representa una mujer llevando el hi representa una mujer llevando al hijo en un brazo y una canasta en el otro,
a bautizar. Trabajada en el Cantón Wayculí del Departamento de Cochabamb rumbo al mercado. Trabajada en el Cantón Wayculí del Departamento de
Cochabamba.

— 102 —
— 1 0 3 —

i
La materia prima que emplean es la greda, preparada con
anticipación para obtener una masa pastosa y fácilm ente
maleable. El terminado, que corrientemente es engobado, lo con­
siguen empleando óxidos, que dan a la obra brillantez vidreada.

El modelo de las muñecas de cerámica es clásico; lucen la


vestimenta de fines del siglo pasado, teniendo ahuecada la parte
que le corresponde a la saya, igual a una campana. El modelado
es muy rústico, con adornos groseros y de mal gusto; las hay
sosteniendo un perro en sus brazos, o llevando a bautizar, o yen­
do al mercado, o disponiéndose para dar de mamar, etc., o tam­
bién yendo de paseo, con un perrito en un brazo y la escarcela
en el otro. Rara vez hacen figuras de cholas cochabambinas,
con un niño en el regazo y como una variación a los modelos de
pié, las fabrican sentadas.

Grupo de muñecas de cerámica vidreada, modeladas en el cantón Wayculi


del departamento de Cochabamba.

— 1 0 4 —
La manera de modelarlas es rudimentaria. No utilizan ins­
trumentos, cuando más algún cuchillo en desuso o un fierrito
pequeño cualquiera, aparte de sus manos que son las que mo­
delan, afinan y dan el acabado.

El precio por cada una no pasa del equivalente a 10 centa­


vos de dólar americano.

V a r ie d a d en la c e r á m ic a de W ayculi

Los ceramistas de esta región, no solo fabrican muñecas,


también diferentes figuras que son demostración de su ingenio
creativo, que sin tener maestros ni escuela, modelan grupos ob­
servados por ellos en la vida cotidiana. En Cochabamba como
en toda Bolivia su folklore material no ha recibido ninguna in­
fluencia foránea.

Una de las secciones importantes y tradicionales de la Fe­


ria de Alacitas de la ciudad de La Paz, es la que corresponde a la
cerámica de este cantón.

— 1 0 5 —

L
Chola cochabambina cumpliendo una visita a sus amistades. Cerámica
vidreada de Wayculi. 1951 (Foto A.P.C.).

— 1 0 6 —
Jinete campesino. Cerámica vidreada. Modelo tradicional de la cerámica de
Wayculi.

— 1 0 7 —
Escena de una campesina dando de comer a los chanchos. Cerámica de
Wayculi. 1951 (Foto A.P.C.).
Horneando el pan. Escena campesina. Cerámica vidreada de Wayculi. 1951
(Foto A.P.C.).

— 1 0 9 —
Andavete, nombre de un recipiente de cerámica vidreada que se utiliza para
beber licores diferentes vaciados en los pequeños vasitos que al ladear para
beber se juntan en el del centro que es de mayor capacidad. Recipiente propio
del valle cochabambino. Cerámina vidreada del Wayculi.

— 110 —
M u ñ ecas de « q u is s a » de durazno

Las muñecas de quissa de durazno, como las de almen­


dra, de pan o de otra especie comestible, a los niños no sólo les
sirve para jugar, sino para comérselas mientras juegan.

Este tipo sui-géneris de muñecas las fabrican únicamente


en Cochabamba. La materia prima que se utiliza es la pulpa del
durazno, cortada en tiras largas, que luego se las hace secar al
sol para obtener lo que en lengua quechua se denomina quissa
(puede traducirse por deshidratado, arrugado). El diseño se lo
consigue envolviendo estas tiras sobre un pedazo de cañahueca,
a manera de un niño envuelto en sus pañales y fajado con una
larga faja de tejido autóctono, como hacen las mujeres de Co­
chabamba con sus hijos.

La parte de las muñecas, correspondiente a la cabeza, ador­


nan con clavos de olor como ojos y las pintarrajean con airampu
o cualquier otro colorante vegetal. Quissa pastas también las
llaman. Estas son las muñecas más sencillas trabajadas en tal
material.

En los últimos años, en su figura y acabado han sido


mejoradas. En las Alacitas de 1966, las cochabambinas que con­
curren a la feria paceña, presentaron bellísimos ejemplares del
mismo material, trabajados con esmero, buen gusto y de tamaño
mayor.

Los lugares tradicionales en la fabricación de este tipo de


muñecas en Cochabamba, son Totora y Pojo.

— 111
Muñecas de quissa de durazno, vistas de frente y de espalda.

— 112 —
I n d u s tr ia P o pu la r del S o m b r er o

E l S o m b r e r o O vejó n del C a m p e s in o

Notas.
El sombrero llamado ovejón o sombrero oveja, es una pren­
da que el campesino usa desde que amanece hasta que se echa
a dormir. Lo fabrica en forma rudimentaria y aprendida de un modo
tradicional.

Ucereña es una comunidad indígena dedicada casi exclu­


sivamente a la fabricación de sombreros ovejones y la ficha co-

— 1 1 3 —
rrespondiente a este hecho folklórico se ha recogido en dicho
lugar de dos sombrereros campesinos, padre é hijo; cuya ocupa­
ción ha sido heredada de sus antepasados. El padre declaró:
«Mi abuelo siempre ya hacía sombreros».

Ocupan una casa amplia. El patio comunica directamente


con el establo donde se encontraban un par de vacas, y al lado,
separados por una tranquera, varios mulos. Haciendo ángulo y a
la izquierda de la puerta principal, se levantan tres habitaciones
seguidas; la tercera hace esquina para continuar con otras tres.
En la última de éstas se encuentran la fábrica y la penúltima es el
dormitorio del hijo, arreglado con cierta decencia dentro de su
modalidad de vida; esta pieza también es el depósito de los som­
breros terminados y listos para llevarlos al mercado.

La casa tiene una especie de mirador, construido muy rús­


ticamente pero lleno de belleza, y es el dato más cabal de la
manera de vivir del quechua: tranquilo, apacible y en amable con­
tacto con la naturaleza. Desde allí se observa toda la campiña
valluna, y es allí también, que al atardecer hasta que oscurece,
se reúne la familia a charlar del trabajo, de los problemas ínti­
mos, de la fiesta que se acerca, etc., igual a aquellas costumbres
patriarcales de la Colonia alrededor del ceibo del jardín.

E l S ombrerero. S u c a rác ter

El sombrerero se llama Rafael Sanabria, es alto, corpulen­


to, muy callado, desconfiado cuando explica su oficio. Sólo cuan­
do le dije a qué se debía mi visita mudó radicalmente, llamando a
su hijo Andrés Sanabria, también de oficio sombrerero, mucha­
cho de 22 años, de igual figura que el padre pero de carácter

— 1 1 4 —
ámplio, charlador y muy comunicativo. Ha estado en la escuela,
lée, escribe y habla bien el castellano. Me brindaron una mañana
de generosa hospitalidad. Entonces, recién aquilaté la diferencia
del campesino con el mestizo de la ciudad. Me preguntaron de
Ucureña y les respondí lealmente: era hasta ese instante la me­
jor impresión que había tenido en el departamento de Cocha-
bamba.

Después de charlar un momento, durante el cual fui invita­


do con un plato de mote, quesillo, llajua de locotos y huevos
pasados, ingresé a la habitación de trabajo de la familia Sanabria.

III

H abitació n de tr a b a jo o taller

A) Puerta de entrada. B) Fornilla. C) Bataneadora. D) Estaca para el arco.


E) Cañoso. F) Repisa. G) Banqueta. H) Tablero.

— 1 1 5 —
Es un cuarto no estrecho pero justo para el objeto a que
jstá destinado. Más o menos tiene de perímetro cuatro por tres
netros. La disposición de los utensilios de trabajo que se en­
centran en su área explica el plano anterior.

En esta habitación los sombrereros pasan la mayoría de las


loras de un día, especialmente cuando se encuentran en la pu­
ñera face de la fabricación. Como son campesinos, para el tra-
Dajo de la agricultura se turnan entre padre e hijo, razón por la
que es permanente la fabricación de sombreros en la familia
Banabria.

IV

In str u m en to s de tr a b a jo

Los instrumentos son rústicos y construidos con maderas


de la región, tiras de cuero de oveja, tripas disecadas de anima­
les y pedazos de fierros obtenidos por los sombrereros en el
«thanta khatu» (1) de la ciudad.

Dichos instrumentos son los siguientes: El Arco y las par­


tes de que se compone:

A) Arco. B) Bordo. C) Jusko. D) Brazo. E) Cinturón.


F) Wato. G) Estaca.

(1 Palabra que en aymara y quechua tiene el mismo significado. Thanta: viejo o rotozo
y khatu: sitio de venta. Recibe este nombre el lugar donde se expende ropa, objetos,
instrumentos, toda de segunda mano. Lugares de desperdicios.

— 1 1 6 —
El arco: El arco propiamente dicho está construido de ma­
dera muy dura, llamada chachacoma. Este instrumento de tra­
bajo se compone de las siguientes partes:

El bordo, que es una cuerda gruesa hecha de las tripas


disecadas de cabra o de oveja.

El cinturón, es de cuero de vaca curtido para que sea re­


sistente.

— 1 1 7
El wato por el cual el arco se une a la pared, es trenzado
de lana de oveja. La estaca es de madera de eucalipto.

El arco, instrumento primordial e insustituible en esta in­


dustria, totalmente de fabricación casera, y cada sombrerero per­
sonalmente lo construye.

El broche: Está torneado en la madera cuyo nombre en


lengua quechua es «thakho», y sirve para hacer vibrar el bordo,
golpeando con la ranura A.

El broche es instrumento que complementa al arco. Es


insustituible por la función que tiene dentro la primera fase de la
fabricación del sombrero. Como la mayoría de los instrumentos
que utiliza el artesano cochabambino, ha sido fabricados por él.
Las herramientas de la gran industria no las ignora; pero por su
situación económica el las construye de materiales y metales
desechados.

— 1 1 8 —
Cañoso.
A1 y A2), Patas de palo de durazno. B1 y B2), tiras de cuero de oveja.
C) Sunchus de quinua. D) Tapa. E) Estaca.

— 1 1 9 —
Elcañoso

El cañoso es uno de los instrumentos principales y el que


primero se usa en la fabricación de los sombreros. Comprende
dos partes: el cañoso propiamente dicho y la tapa. Sobre el
cañoso se escarmena la lana con el arco, y la tapa sirve para
sostener la lana escarmenda más fina.

El cañoso comprende una mesa hecha de sunchus de


quinua (tallos secos de esta planta), amarrados entre sí con tiras
de cuero de oveja. Esta mesa está sostenida a la pared por dos
lados, y los otros dos por patas o pies, como llaman los sombre­
reros, trabajados en palo de durazno.

La Tapa

La tapa se encuentra sujeta a la pared y a un borde poste­


rior del cañoso. Consiste en dos palos amarrados que sostienen
un cuero de oveja casi anornaminarln

>

A), Cañoso. B) Esfeja. C) Cuero de oveja. D) Palos de durazno.

— 120 —
La espeja, parte de la tapa, es de fierro y se halla atravesa­
da por una alcayata también del mismo metal. Sirve para que la
lana escogida y escarmenada no caiga al suelo.

El Peltre

El peltre está construido rústicamente de un pedazo de


madera y una lata un tanto gruesa, que doblada sobre la madera
forma una especie de agarrador. La parte cortante se encuentra
en la base y se la afila con esmero.

A) Madera. B) Lata.

Este instrumento también se llama cortador, porque con él


se dividen los vellones para ser escarmenados.

El Tablero

El tablero está construido de madera de molle, árbol muy


común en la región, y es un tablero rectángulo, acomodado so­
bre un poyo de adobes. Completa este artefacto grosero, una
banqueta o silla para el trabajador, que en dicha circunstancia lo
llaman bataneador. Tiene dos usos en la fabricación del sombre­
ro: para ñittir y para batanear.

— 121
A1 y A2) Adobes. B) Tablero C) Banqueta.

La Bataneadora

A) Bataneadora. B) Tablero. C) Teja D) Olla. E) Fogón

— 122 —
Comprende la bataneadora propiamente dicha, que es un
poyo trabajado de adobes, sobre el que se hace descansar el
tablero; éste por medio de una teja de ladrillo comunica con una
olla que se encuentra sobre un fogón pequeño. La olla sirve para
recibir la chua de la chicha que tiene propiedades coagulantes y
el fogón mantiene la chua en la temperatura precisa para conti­
nuar trabajando.

La Fornilla

A) Fornilla.) Plancha de fierro.

No he llegado a comprobar que si la palabra fornilla, como


ellos pronuncian, es deformación del castellano hornilla. Pero es

— 1 2 3 —
de advertir que en este artefacto tienen permanentemente car­
bones encendidos, mientras dura la faena, y también es donde
forman el sombrero.

Es una especie de horno hecho de barro, tiene en la parte


superior el lugar donde se coloca el carbón y sostiene la plancha
donde se ñitti la lana.

La plancha de fierro debe estar calentada suavemente mien­


tras se dá forma al sombrero.

Otros instrumentos

Las hormas son de dos clases, hechas unas de madera y


otras de greda. Sirven para darles a los sombreros, formas defi­
nitivas con el planchado.

A) Caitu. B) Cuero de vaca.

La pieza está trabajada en madera de molle y sirve para


meter el señedor a la horma.

El señedor está hecho de cuero de vaca una parte y de


trenzado de caitu la otra, como indica la figura. Sirve para sujetar
el ángulo que forma el ala y la copa.

Otros instrumentos de interés secundario son: un par de


tijeras para cortar la lana, una plancha a carbón, una escobilla y
un pedazo de lija.

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Un arzador que es un pedazo de piedra pómes y sirve para
que el fieltro sea liso y no tenga frisa. Una prensa que es un
retazo de tela que tiene por objeto colocarlo entre el macho y la
hembra, durante la fabricación. Y un trapo de engomar, tejido de
lana de oveja.

Manera de fabricar

La fabricación de un sombrero comprende las siguientes


partes:

1a. Se escoge cueros de oveja con muy buena lana, ya sea


en el mercado o de sus propios rebaños y se lava en un recipien­
te con agua corriente, haciendo dar vuelta y golpeándola suave­
mente con una varilla de eucalipto.

2a. Se secan los cueros al sol. Después se corta la lana del


cuero. «Se saca» dicen los indígenas.

3a. Se ttisa (acción de escarmenar) la lana.

4a. Se natosia la lana escarmenada. Quiere decir que se


forman vellones.

5a. Cuando ya están formados los vellones, cada uno de


ellos se divide por la mitad, cortando con el peltre, y cada nueva
mitad idénticamente. Cada vellón da cuatro u ocho partes.

— 1 2 5 —
6a. Los vellones así cortados se los «mete al arco», que
consiste en poner sobre el cañoso y hacer uso del arco tres ve­
ces. «Se pasa el arco» dicen ellos.

El arco haciéndolo vibrar con el broche tiene la propiedad


de deshacer las hebras de lana, aclararlas y suspenderlas, que­
dando en la parte superior la de primera calidad; y en la base las
hebras viejas y las suciedades que pudieran haberse quedado
durante el lavado.

«Se mete al arco — explica el sombrerero— para que sea


clarita como el algodón».

7a. Con la lana así lavada, se forman vellones aplastados,


que son tres: macho, hembra y coronilla.

El macho se coloca sobre la hembra pero separados por un


pedazo de tela que tiene la silueta de un sombrero sin alas o más
propiamente un triángulo. Cuando las partes superiores, — des­
pués de ñittir o aprensar con la palma de la mano— , no se han
unido, se le agrega la coronilla.

8a. Después viene el ñittir que consiste en aprensar con la


palma de la mano contra el tablero, envuelto en un trapo que
llaman prensa.

9a. Ya formado el sombrero de simple lana y por presión, se


observa a trasluz para comprobar si tiene lugares claros por falta
de lana y se procede a recatar, que es la acción de agregar
diminutos velloncitos a dichos lugares.

10a. Terminado el recatar, se continúa con el batanear, que


consiste en envolver el sombrero en la prensa, y mojándolo en
chúa hervida (producto que se obtiene de la chicha), se lo retuer­

— 1 2 6 —
ce en la bataneadora. Al batanear se exprime la chúa, que se
escurre a la olla por medio de la teja, donde continúa hirviendo.

11a. Luego se arrarsa con el arsador. Se limpia de frisa.

12a. Se le engoma y se le da forma en la horma de greda.


Se baña con goma obtenida del maíz blanco.

13a. Se continúa con ttukuychar (el terminado) que con­


siste en colocarle la toquilla de cinta o de cuero de oveja y algu­
nas veces adornarlo con trenzados finos de caitus (hilos de lana)
de color.

14a. Se lo plancha en la horma de madera y está listo el


sombrero para llevarlo al mercado.

Lugares de venta.

Estos sombreros se los expende en la cancha, denomina­


ción popular de los lugares donde se comercia productos y obje­
tos. En el valle las poblaciones tienen un día fijo en la semana:

Martes: Punata y Vinto.


Miércoles: La ciudad de Cochabamba.
Jueves: Tarata.
Viernes: Vinto.
Sábado: La ciudad de Cochabamba y Arani.
Domingo: Q uillacollo, Totora, Sacaba, Colom i, Cliza,
Capinota, Aiquile y casi todas las poblaciones pequeñas.

Otros datos
Se preparan dos sombreros al día y se terminan en una
semana hasta el número de cinco. Son las prendas preferidas
del indígena, y aún los más usados los guarda.

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Un sombrero lo usan diferentes personas de una familia en
el siguiente orden: el padre lo estrena, lo usa una larga tempora­
da, y cuando se encuentra sucio o viejo, cree que no es propio de
su rango seguir teniéndolo, entonces entrega al hijo adolescente
y después que éste ha terminado de envejecerlo le obsequian a
la criatura de la familia para que se defienda del sol. Después
todavía hacen un último uso, a veces haciéndolo servir de filtro
de agua o de atajo de una acequia cuando están regando sus
huertas.

Ucureña, 23 de Julio de 1954

Feria popular en Cochabamba.


La Cancha

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E l S o m b r e r o B la n co o «T arro»

C lase s o c ia l que usa el s o m b r e r o blanco

Es prenda propia de la chola. Lo usa tanto en la ciudad


como en los pueblos de provincia.

La mujer indígena que asciende un escalón en su condición


social usa también el sombrero que luce la chola, que es distinto
al suyo u ovejón, en su figura, en su fabricación, en su consis-

— 1 2 9 —
tencia, y hasta en la gracia que dan estos «tarros» blancos colo­
cados sobre las cabezas de las agraciadas mujeres pueblerinas.

La generalidad tienen forma de chistera, aunque hay mu­


chas variantes que pasan inadvertidas. Teniendo la dureza del
cartón son de consistencia delicada.

II

E l s o m b r e r e r o , su c a rác ter y c o n v e r s a c ió n c u o tid ia n a

La vivienda del sombrerero es sencilla; se compone gene­


ralmente de una sola habitación cuya puerta dá a la calle, la que
popularmente se denomina «Tienda redonda». Allí transcurre
sus días trabajando y cuidando de su familia. La mujer, en un
lugar apropiado de la morada ha hecho su cocina. Los hijos cre­
cen, viendo trabajar sombreros al padre y atendiendo el hogar a
la madre. Ella es el ser estoico, que sin ayuda alguna, cocina,
lava, friega, comercia, y hasta recibe los malos tratos del hom­
bre. Si bien el dinero que al sombrerero le remuneran por obras
nuevas o composturas les alcanza para vivir modestamente, a
veces la familia pasa serios aprietos económicos.

El sombrerero en la mayoría de los casos es hombre amable


y hospitalario; transigiendo porque tiene que alternar durante el
trabajo con clientela y caracteres diferentes, todas cholas e indias,
regateadoras en el precio y exigentes con el acabado. Después
de convivir con él algún tiempo y de escucharle charlar, dá la
impresión que tuviera aprendido de memoria un cuestionario de
preguntas y respuestas, que las repite con cada nuevo cliente.

— 130 —
Llega una mujer trayendo más que un sombrero para com­
postura, un pedazo de cualquier cosa, sucio y viejo, que las ma­
nos del sombrerero tienen que hacer prodigios para restaurar. Se
acerca a la puerta de la tienda, si encuentra visitas espera hasta
que el sombrerero le haga una seña con los ojos, entonces saca
un paquete debajo de la manta y le dice escuetamente:

— Un sombrero.

— ¿Un sombrero? — responde preguntando el maestro y


coge la prenda, la mira, nueve la cabeza, la vuelve a mirar y
repite la actitud. Si la chola es bonita, con una mirada picaresca
le dice: «un sombreros señoray?».

— ¿Para cuándo me lo vas a hacer? — pregunta la chola


acoquinada o fastidiada si no le cae en gracia el maestro.

— ¿Para cuándo pues quieres señoray? — pregunta el som­


brerero.

— Para el lunes o martes, se podría? — dice la chola en tono


de ruego.

— Bueno — responde el sombrerero levantando los hom­


bros— son trescientos bolivianos. Aquí viene lo grave, porque
media hora tardan para ponerse de acuerdo en el precio. Des­
pués, el sombrerero delante de su cliente, agarra la prenda y la
arroja despectivamente a un rincón de su taller. La chola se va
feliz de haber obtenido el precio que quería pagar.

Mientras tanto, la mujer del sombrerero se ha mordido los


labios de cólera en su rincón, porque ella debe estar callada cuan­
do su marido conviene trabajos. Si alguna vez se atreve a inter­
venir es acallada con las siguientes palabras en quechua: «Tú
estás hablando o yo estoy hablando, si quieres me callo, pero
ven a ocupar mi lugar». Suficiente para que ella haga mutis.

— 1 3 1
Al sombrerero, igual que al sastre, le gusta charlar mientras
trabaja, y se siente contento cuando tiene visitas.

III

I n s tr u m e n to s de t r a b a jo y m ueb les q ue utiliza

Los instrumentos que utiliza en su trabajo son hormas de


madera, especiales para cada tipo de sombrero, una plancha de
carbón, varias escobillas de cerda, otras de fibras vegetales. Entre
el moblaje, un mostrador sobre el cual plancha y los siguientes:

La Sobremesa

— 132 —
La Sobremesa
Es un tablero con una abertura central, donde encaja la parte
inferior de la horma y sirve para planchar la falda (ala).
Está trabajada en madera ordinaria, existente en la región.
El Libertador
Es un pedestal con muchos colgadores al contorno que sir­
ven para colgar los sombreros que se encuentra en medio traba­
jo o en compostura.
El libertador se lo coloca en la puerta de la tienda y tam ­
bién tiene por objeto hacer notar que allí existe una sombrerería.
La Percha

— 1 3 3 —
Es un mueble de dimensiones mayores, como un ropero;
donde se guardan los sombreros del polvo y la suciedad y se
exhiben los que se encuentran en venta o restauración.

IV

D im e n s io n e s c o m u n e s del so m b r e r o

Data de muy poco tiempo la transformación de la silueta de


este sombrero, muchas informaciones coinciden que no va más
allá del año 1915, época en que aún se usaba el de copa baja y
abombada y con el ala mucho más ancha.

Actualmente se ha elevado la copa por lo menos dos y a


veces tres veces de la altura antigua; la falda o ala ha disminuido
hasta tener relación con la copa. Corrientemente tiene las siguien­
tes dimensiones: 25 cm. de altura la copa, y la falda 12 cm. de
ancho.

El fuste se lo fabrica de dos clases de materiales: de paja y


de hilo. Los de paja siempre han tenido tres procedencias: los de
jipi-japa que traían de Santa Cruz y del Perú, y los importados
del Ecuador, más conocidos por panamás y que también se lla­
man jipi-japas.

— 134 —
Los otros fustes se los teje a crochet, con hilo de carretel.
Es labor paciente y sacrificada porque uno solo de ellos se teje
en más de una semana de continuo trabajo. Las cholas lo prefie­
ren porque dura más. En la actualidad, hay mujeres dedicadas
exclusivamente a este menester, que al final les daña los pulmo­
nes por el excesivo esfuerzo que desarrollan.
La silueta del actual sombrero es graciosa y si no se cono­
ciera la época de que data su transformación, se diría que tiene
por abuelos a los pintorescos sombreros cordobeses. Tienen esa
misma belleza y donaire. La chola cochabambina cuando se lo
coloca para ir al baile o el mercado, se siente como si llevara en
la cabeza una corona de flores.
La gente de clase media lo ridiculiza llamándolo «tarro de
yeso», «Tongos», «Tarros», «Vacinicas», pero los sombrere­
ros dicen de él con mucha seriedad «sombrero panamás».
Modelos diferentes.
El sombrero panamá, tiene ligeras variantes en su mode­
lo, que se las puede distinguir en cuatro grupos:
Adornos peculiares según la región y sus nombres po­
pulares
La toquilla es la cinta negra con que se adorna el sombrero,
«lo que le dá su apellido» según los sombrereros. Los gracio­
sos y diferentes dibujos que se hacen con la cinta tienen nom­
bres propios y los más corrientes son los siguientes:

MARIPOSA DOS COCOS TRES COCOS

sectas m aleta S oto n c it o s

ROSONCITOS
O AN\ABQ¡TOS

— 1 3 6 —
Diferentes formas de toquillas usan las mujeres del valle,
habiendo regiones donde tienen preferencia por algunos dibujos,
como las de Tiquipaya que gustan de los «botoncitos», adorno
que consiste en muchos botoncitos de fieltro cosidos sobre la
guía de la toq uilla, las de Punata por los «rosoncitos o
amarritos».

M a n e r a de t r a b a ja r los s o m b r e r o s .
E l s o m b r e r o de C liza y T arata . U na C o pla P o p u l a r .

Para su fabricación, se requieren las siguientes fases:

1a. Si el fuste es de hilo se endurece con cola de primera


clase, para pasar a la segunda fase, que sería la primera de los
sombreros de jipi-japa.

2a. Se remoja en agua fría hasta que se torne moldeadle y


se lo coloca en la horma. A esto se llama prensar.

3a. En ese estado se plancha la falda o ala, dejando secar


después una media hora.

4a. Se plancha la copa.


5a. Después que está seca se deshorma y se primerea (se
pinta) con una lagua (masamorra) preparada con tiza molida y
cola. El instrumento que se usa para primerear es una escobilla
de crines de la cola del caballo.

6a. Después de primerear se vuelve a meter en la horma y


se plancha cuando no está todavía seco.
7a. Se saca de la horma y se modela una vena en la copa
en las partes anterior y posterior, que se llama «nariz». La «na­
riz» sirve para dar gracia a la prenda.

— 1 3 7 —
8a. Se embarquilla el borde del ala con el chorizo, que es
un rollo de fieltro o de trapo.

9a. Se pinta el sombrero con una mezcla de tiza molida,


óxido de zinc, cola y un poco de azul.

10a. Se plancha nuevam ente, o lo que se llam a «la


segundeada». Se seca en media hora y se pasa con azufre molido
valiéndose de un trapo.

11a. Se saca lustre con una escobilla de fibra vegetal, bas­


tante dura.

12a. Se cose el forro de hule o de vadana, y se entoquilla


en la forma preferida en la región donde vive el sombrerero.

El sombrero está terminado y listo para entregarlo al dueño


o llevarlo a la cancha a venderlo.

En Cliza y Tarata se trabaja empleando sólo óxido de zinc.


En Punata el preparado es óxido, tiza y amarillo rey, razón por
esta que los sombreros de esa región no tienen la blancura azulina
de los otros, sino que son de color amarillo o cremas.

La forma tiene excepciones; de Aiquile donde la copa es


chupada, casi en punta; y el ala mucho más ancha de lo corrien­
te, y en Sacaba aún se mantiene el uso del sombrero antiguo, de
copa baja y abombada.

El sombrero es prenda querida por el dueño y ésta le acom­


paña aún dentro de la casa, en donde no hay necesidad de de­
fenderse del sol. El folklore del sombrero, no solo en Cochabam-
ba, sino en Bolivia toda, tiene cantidad de formas y muchos orí­
genes. Es prenda que no se la lleva con la muerte porque perte­
nece a la vida, al aire, al campo, al sol.

— 1 3 8 —
El hombre, en la copla lo utiliza como confidente, y no es
raro escuchar en labios de un mancebo enamorado, una como la
siguiente:

Yuraj sombrerito Sombrerito blanco


ttantaman riwajchu Anda trae un pan
Mikjucun, mikjuncun Y comiendo, comiendo
Wajyarkhamuaschu La vas a llamar.

Cochabamba, 21 de Octubre de 1954

El sombrero es la prenda femenina que da originalidad a la mujer campesina


y de las capas populares citadinas.

— 1 3 9 —
Los C harangos de A iq uile y de Q u illa c o llo

D atos so bre los in s tr u m e n to s de caja

Los instrumentos musicales de caja que se fabrican en el


departamento de Cochabamba, comprenden desde el arpa has­
ta el charango, sin olvidar mandolinas, guitarras y violines que

— 1 4 0 —
son de preferencia del nativo. Son tan hábiles los artífices vallunos,
que en varios pueblos han logrado construir pianos verticales,
que según los entendidos tienen manufactura más que regular.

En Aiquile, Provincia Campero, fabrican guitarras muy be­


llas en su estructura, de maderas de diferentes colores, con
incrustaciones laboriosas y de sonido nítido y armonioso. Pero
donde sobresale el artífice es en la fabricación del charango.

El charango es el instrumento preferido por el mestizo de


las provincias y por el indígena de todo el valle. Representa para
él un compañero inseparable de su vida — como la quena para el
aymara— ; lo porta en los viajes, lo usa en las fiestas y en los
entierros, en los bautizos, en los cumpleaños y en todo momento
significativo de su existencia. En los caminos del valle no es ex­
traño escuchar melodías con el sonido carrasposo de este instru­
mento en manos de un solitario caminante. Cuando el indígena
siente miedo al paisaje y a la soledad, hace vibrar las cuerdas de
su charango para aliviarse.

La mujer, chola o india, ríe, llora, canta, se alegra o entriste­


ce, si en la fiesta a que asiste escucha los compaces de una
tonada de la tierra rasgueada en charango.

II
El c h a r a n g o en el departam ento de C ochabamba

Este pequeño instrumento se lo fabrica en Aiquile como en


Sacaba, en Quillacollo, Tarata y en casi todo pueblo, cantón o
ranchería donde existe un artista charanguero. El fabricante es
estimado y muy visitado. En los días de feria siempre se encuen­
tra rodeado de varias parejas que están probando el sonido de
los instrumentos o que simplemente han ido a charlar con el fa­
bricante, manera de reconocerle méritos al artista de cuyas ma­

— 1 4 1
nos ha salido un instrumento que les alegra la vida y les consuela
en la tristeza.

Hay charangos que tienen sonido ronco y otros audo, éstos


llamados popularmente llokhallas. El timbre — según muchos
informantes— «depende de la voluntad con que ha sido trabaja­
do». Cuando el hombre está de mal humor no debe fabricarlo
porque el instrumento copia en su sonido ese momento emocio­
nal del fabricante.

Charangos de Quillacollo, fabricados con madera de sauce,


de sonido muy ronco.
III
M a n e r a de f a b r ic a r . F ases

El charango de Cochabamba se lo construye en madera, y


según los informantes: don Marcelo Aguirre, técnico en fabrica­
ción de instrumentos de caja, y don Víctor Flores Barrientos,
compilador y ejecutante de nuestra música folklórica, la fabrica­
ción de un charango de madera, los llamados de una sola pieza
o charangos aiquileños, porque se los fabrica en dicha pobla­
ción, comprende cinco partes:

1a. Se escoge un bloque de buena madera, sin rajaduras ni


ojos, sea cedro, naranjo o mara. Debe medir, aproximadamente,
dos pies de largo por uno de ancho; de altura quince centíme­
tros.
En todo caso el bloque debe ser perfecto en calidad.

2a. «El corte», que consiste darle al bloque la forma en


bruto del charango, cuadreando y midiendo las partes corres­
pondientes a la caja, el brazo y el clavijero.

— 143 —
Don Remberto Rojas Guardia, eximio fabricante de instrumentos de caja
en la ciudad de Cochabamba.

3a. Formación del instrumento o sea modelar el instrumen­


to por fuera, efectuar el vaciado de la caja y formar el brazo. En
esta labor se debe tener especial cuidado por la proligidad en el
vaciado.

— 144 —
4a. Esta parte se refiere al modelado por fuera del instru­
mento. Aquí explaya su buen gusto el artista, porque debe dar
belleza al modelo, cuidar de las curvas y las líneas.

5a. El acabado, que consiste en la colocación de la tapa, el


encaje de la entrastadura metálica, del puente, de la caja y del
clavijero.

La nitidez del sonido depende que esté perfecta la coloca­


ción y la distancia que debe medir del puente a la ceja; y de la
división exacta de la entrastadura.

Este es el «charango aiquileño», de bello sonido y cuyos


fabricantes llamados charangueros se sienten orgullosos de su
terminado y de su aceptación en los mercados nativos de Cocha-
bamba.

Los instrumentos que usan en su fabricación, son de manu­


factura europea o americana. Se componen generalmente de
gubias, escoplos, formones, martillo, cepillo y alguno otro más.

IV

LOS CHARANGOS DE QuiLLACOLLO

En la plaza de ttantha khatu» (m ercado de viejo) de


Quillacollo, hay de este instrumento una variedad en el acabado,
que llama la atención porque en él se encuentra un dato ocular
del espíritu alegre del valluno. Es un charango de aspecto risue­
ño, lleno de vida, multicolor, fabricado desde su aspecto para
retozar en la existencia.

— 1 4 5 —
Quién lo fabrica es un indígena quechua, de nombre José
Manuel Rocha, de alta estatura, fuerte, oseo, de rasgos irregula­
res por su afición a la chicha. Muy desconfiado. Mira al mestizo,
si nó con odio con antipatía profunda. Yo pude acercarme a él,
merced a un profesor rural de Ucureña, quien le explicó el moti­
vo de mi visita y él aceptó con sonrisa, pero hasta ofensiva.

Vive en una tienda situada en un recodo de la plaza de


«Ttantha khatu». En los ángulos posteriores a la puerta de su
habitación, se encuentran arreglados el dormitorio y la cocina. La
fábrica ocupa el demás sitio disponible.

El charanguero cuando trabaja, se sienta sobre una ban­


queta en el centro de la habitación, la banqueta es tan baja que le
obliga a estirar las piernas mientras dura la faena.

A su izquierda se encuentra un armario de tres pisos, don­


de coloca los charangos en media obra, alrededor de él y espar­
cidos en el suelo pedazos de madera de todo corte y calidad,
entrem ezclados con instrum entos rústicos como cuchillos,
desvastadoras, un pequeño cepillito, etc. De la pared cuelga un
serrucho y en un lugar desempolvado, que por lo limpio se presu­
me que es de su preferencia, los vidrios que él pinta y que distin­
gue a sus charangos de todos los que se trabajan en el departa­
mento de Cochabamba.

La característica de este charango es la siguiente: el artis­


ta, en el brazo del instrumento, en donde se coloca la entrastadura
y en el clavijero, hace vaciados suficientes para que encajen tiras
de vidrios, que con anterioridad han sido pintados con sapolín,
paisajes y figuras que tienen por objeto señalar la digitación al
ejecutante.

— 1 4 6 —
Don Remberto Rojas Guardia y su hijo Hernán, en su taller donde juntos fabrican
instrumentos de caja de excepcional calidad y sonido. Cochabamba 1954.

— 1 4 7 —
Guitarra fabricada por don Remberto Rojas Guardia, excelente instrumentista.
Cochabamba 1 954.

— 1 4 8 —
Las pinturas llaman la atención por su calidad artística, arte
popular, primario, pero de gran belleza creativa. La importancia
de estas obras de arte popular reside en el uso del color, brillante
y luminoso. Los temas son ingenuos y típicos, por ejemplo el
brazo de un charango está pintado así: comienza por una pareja
en que el hombre toca el charango y la mujer escucha muy aten­
ta la ejecución, continúa con una fila de cuatro o cinco bailarines,
cuyas figuras están en posición egipcia, el cuerpo de frente y la
cara de perfil; una media luna en cuya línea interior se dibuja el
perfil de un rostro de mirada picaresca; un árbol con dos pájaros,
parados muy pesadamente en las ramas y tocándose con los
picos.

En la parte correspondiente al clavijero, un león en actitud


de saltar, flores, diablos con vestimenta de la danza orureña. To­
das figuras pintadas en colores brillantes, llenas de fuego, donde
se destacan los rojos, verdes y anaranjados, tan bien dispuestos
que dan belleza y peculiaridad a este pequeño instrumento de
los valles.

Cochabamba, 3 de Octubre de 1954.

— 1 4 9 —

L
L as « C u er d o ser a s »

D atos g e n e r a le s so bre esta in d u s tr ia

Esta industria popular se refiere a la fabricación de cuerdas


para charango, que siendo rústica en su forma de fabricar y mo­
desta por el ínfimo capital que representa, abastece sin ningún
esfuerzo a todo el departamento de Cochabamba, quedando un
saldo para comerciar én pequeña escala con Oruro y La Paz.

El producto es conocido y buscado con el nombre de «cuer­


das para charango», y a las expendedoras, en su mayoría espo­
sas de los fabricantes, se llaman «cuerdoseras». En la antigüe­
dad ocupaba esta industria un sector especial de la ciudad de
Cochabamba, que hoy no ha desaparecido porque aún quedan
algunas fábricas y las personas ancianas persisten en llamar
«barrio de las cuerdoseras» a la actual y moderna avenida Siles.

II

I n fo r m a n tes

La fábrica que visité se encuentra situada en el lugar deno­


minado «cerro wasa» (altura del cerro) y pertenece a los espo­
sos Felipe Zambrana y María Cabezas, antiguos «cuerdoseros».
El informante fue el hijo, un muchacho de 14 años, un tanto tím i­
do, de aspecto asténico, de rostro agradable, llamado Juvenal
Zambrana Cabezas, que habla quechua y castellano y cursa el
6o. de primaria. Actualmente es el técnico y el obrero que tiene a
su cargo la pequeña industria de cuerdas de su familia.

— 1 5 0 —
La casa donde moran es amplia, compuesta de dos patios;
el primero, reservado a las visitas, es aireado y limpio, allí un
molle y un takho hacen sombra en el estío. En el segundo se
encuentran la despensa, la cocina y la habitación destinada a la
fábrica, que es muy pequeña, extremadamente sucia y de fetidez
insoportable por la materia prima que emplean, que son tripas de
cordero.

Los Zambrana Cabezas son de economía holgada porque


todos trabajan en la familia; la madre elabora chicha que la
expende los días de descanso alrededor de los dos árboles de
su casa, el marido hace comercio cuando no ayuda en la indus­
tria que el hijo atiende y es base de su prosperidad.

La madre es cabeza de familia, ejerciendo un matriarcado


positivo en el aspecto económico, que es base de su riqueza. En
la familia Zambrana Cabezas todos trabajan: padres e hijos.

III

H abitació n de t r a b a jo

La Habitación de trabajo o la fábrica está dispuesta con dos


tornos, en los que fabrican las cuerdas y varios otros utensilios
de menor interés.

La fabricación de cuerdas no es permanente como la de


sombreros o de alguna otra industria, sólo se trabaja tres días a
la semana, teniendo libres los demás, para emplearlos en distin­
tos menesteres.

— 1 5 1
IV

I n str u m en to s de tr a b a jo

Los instrumentos de trabajo son pocos, y la mayoría de


manufactura doméstica o local. Anotamos los siguientes:

El torno

Este es el más costoso y el principal. Está construido de


madera mara escogida. Hay algunos muy rústicamente construi­
dos y otros con bastante perfección, hechos por carpinteros.

El torno de las cuerdoseras, es muy parecido al de tornear


madera, muy pocas cosas los diferencian.

— 1 5 2 —
Se compone de un armazón sostenido sobre cuatro patas
que recibe el nombre de banqueta; la que se compone de las
siguientes partes: rueda o molejón, fusilos, carretas, poleas de
tripa de cerdo.

Los barrotes

Son el complemento del torno, e el número de dos, uno


sobre otro y separados por un pequeño espacio están clavados
en la pared y en dirección a los fusilos.

Cuchillo

También clavado en la pared y cerca a los barrotes para


mayor comodidad.

El fogón

Que está compuesto del fogón propiamente dicho, trabaja­


do muy rústicamente, sostiene un cántaro de regulares dimen­
siones y debajo de éste un chillami (plato de arcilla). Es el
destilador de la fábrica.

El cántaro se llena de ceniza hasta donde marca la línea


imaginaria, después se le hecha agua que lentamente se escurre
al chillami. Esta agua escurrida recibe el nombre de legía.

La repasana

Es una cañahueca partida por la mitad en sentido vertical,


con una hendidura en un extremo, la que sirve para limpiar las
adherencias de la tripa.

— 1 5 3 —
El qhaqhodor

Que traducido del quechua es raspador. Es la punta de la


cola de la vaca con más sus cerdas, que se utiliza para limpiar
las suciedades de la tripa ya retorcida.

Los palitos

Muy parecidos a los palitos de fósforos, del mismo tamaño


y grosor, hechos de madera mara, que se los emplea en sujetar
con ellos las puntas de la tripa a los fusilos del torno.

Chillamis

Platos de arcilla de fabricación popular. De diferentes tam a­


ños, sirven para guardar las tripas frescas o contener la legía.

M a n e r a de fabricar y fases que co m p r e n d e

Su fabricación, como se observará, es muy sencilla.

Comprende las siguientes fases:

1a. Se escogen tripas de buena calidad y en perfecto esta­


do. Tienen que ser insustituiblemente de oveja.
2a. Se las raspa con la repasaría de un extremo a otro,
para limpiarlas de los residuos de excremento.
3a. Ya limpias se las hace remojar en legía, que es el agua
de ceniza que se ha escurrido en el fogón, para que no se pu­
dran.

— 1 5 4 —
I n s tr u m e n to s de T rabajo de « L as C u e r d o s e r a s »

cuchillo Chillamis

El F o g ó n

1 5 5 —
4a. Ya en ese estado, las tripas se mantienen frescas du­
rante tres o cuatro días, y se las coloca en un chillami con las
puntas en el borde, con objeto de acelerar la fabricación.

5a. Se fabrica la cuerda, que consiste en exprimirla con el


torno. Se amarra una punta a un palito y se la conecta a un
fusilo. La misma tripa se la hace dar vuelta por el espacio que
dejan los dos barrotes, llevando la otra punta, sujeta también a
un palito, a conectar con el fusilo del lado. Esta operación se la
efectúa con dos tripas, porque hay espacio para ello, tanto en los
barrotes como en el torno. Luego se hace funcionar la rueda por
medio del manubrio y en pocos segundos se tienen dos tripas
retorcidas y exprimidas al máximo. En algunas horas quedan com­
pletamente secas.

VI

O tro s datos

Cinco cuerdas componen un maso, y en esa forma se las


reúne para la venta.

Los fabricantes expenden su producto en la cancha (mer­


cado popular) de la ciudad de Cochabamba, los días domingo, a
las revendedoras, quienes son las encargadas de vender al por
menor.

Cochabamba, Octubre de 1954

— 1 5 6 —
La « l l u c h u s k h a » ( c e r e a le s p e la d o s )

D atos g e n e r a le s e in fo r m a n te s

La lluchuskha, voz quechua cuya traducción es pelado,


descuerado, es el nombre de una industria popular, cuyo cono­
cimiento no se circunscribe a un grupo de obreros que identifi­
quen un oficio ú ocupación determinada. No forma gremio. Su
conocim iento es doméstico y popular, porque no hay mujer
cochabambina que ignore el procedimiento para obtener trigo,
maíz o algún otro cereal sin la cáscara para uso de la casa. Estos
cereales son insustituibles en la alimentación del valluno.

— 1 5 7 —
:l grano tiene que ser escogido para fabricar la lluchuskha. Lo prueban
rotándolo entre ambas palmas de la mano.

— 1 5 8 —
Vendedora de Lluchuskha en una feria del valle.

— 1 5 9 —
En algunas regiones del valle, ejemplo Cliza, esta industria
se ha explotado en grande escala con objeto de abastecer a los
otros departamentos cuyas poblaciones también consumen la
lluchuskha.
Los datos se recogieron en Cliza, provincia que por la abun­
dante producción de cereales es popular la lluchuskha. En el
lugar denominado «De la banda» a orillas del río Cliza mayu, a
cinco cuadras del pueblo se encuentra la fábrica de los esposos
Carlos Coria y Dora Navia de Coria, ambos oriundos de Cocha-
bamba, conocedores del oficio, quienes ocupan ocho jornaleros
entre hombres y mujeres, y dirigen personalmente la labor.
Los jornaleros realizan este trabajo circunstancialmente,
porque la elaboración de la lluchuskha es temporal.

II
I n str u m en to s de t r a b a jo

Paila
Es un perol de cobre o de fierro, con dos asas, con capaci­
dad para dos quintales de cualquier cereal.
Fogón
Muy rústicamente construido de piedras. Cabal para soste­
ner la paila, en cuya lumbre se calienta el agua.

— 160 —
Cernidor

Es un cajón grande apoyado en dos patas con objeto que


permanezca en plano inclinado y facilite la labor. El fondo calado
y cubierto con alambre de tejido milimétrico por donde se han de
cernir los residuos de las cáscaras. Se complementa con una
pala.

Batán

Es un moledor manual de piedra, compuesto de dos partes


popularmente denominadas en quechua, la primera y principal
Maran, y la complementaria Maran-uña (hijo del batán).

— 161
III

M an era de elabo ra r

Se escoge buen trigo, maduro, de las variedades méjico o


australiano», que son los que pueden pelarse.

Se prepara legía que es el agua que destila la ceniza. A


este líquido se le agrega un poco de cal para ayudar a la «pela­
da».

En la paila grande se pone una cantidad precisa de agua y


en el momento que entra en ebullición se le agrega la legía y en
seguida el trigo. Debe durar el cocimiento cuando más una me­
dia hora; después se extiende el trigo en un lugar plano y se
principia con la remolida, que consiste en molerlo suavemente
sobre el batán. A continuación se lo transporta en carretillas y se
lava en agua corriente de acequia. Generalmente las fábricas
están cerca a un riachuelo. Para esta operación, antes se ha
trabajado un atajo con alambre milimétrico o con algún cernidor
rústico que impida que la corriente del agua arrastre el cereal.
Cuando el trigo se encuentra limpio de cáscara, se lo es­
parce sobre tendidos de lona para secarlos al sol. Cuando está
seco se amontona y se procede al cernido, que por el roce y el
deslizamiento saca los residuos de cáscara o de legía, que hu­
bieran podido quedarse. Entonces está concluida la elaboración
del lluchuskha, y el producto listo para ser embolsado y condu­
cido al mercado de granos, que en la mayoría de los pueblos
cochabambinos tiene lugar en una plaza determinada por la tra­
dición.

Una pequeña parte de la industria del pelado,


deriva en el comercio de la pataskha, que es el cereal cocido.

— 163 —
Las expendedoras reciben el nombre de pataskheras, y
ofrecen su producto en los mercados, especialmente en las fe­
rias o canchas, como se denominan en Cochabamba a los sitios
de comercio popular, sean en las ciudades o provincias.

Las pataskheras, expenden su producto siempre acompa­


ñado de quesillo de leche y así representa para el indígena, la
merienda seca que puede servirse cualquier momento.

Existen tres clases de este producto, fácilmente distinguibles


por el color que tienen: oscura, amarilla y blanca, en razón del
tipo de maíz del que se ha elaborado el pelado.

También a base de la pataskha se preparan muchas vian­


das criollas, como los tamales y diferentes tipos de tortillas.

Cochabamba, octubre de 1954.

— 164 —
El peine que usa el campesino

N o m b r es po p u la r e s y o tros datos

Para peinarse el campesino de Cochabamba usa un peine


muy singular que tiene el nombre de Ñajcha, fabricado de la planta
denominada Tokhoro, que crece en estado silvestre en las re­
giones tropicales de aquel departamento.

La Ñajcha tiene similitud con el peine europeo, no es de


forma rústica como la Sajraña aymara. Es de doble dentadura;
cuyos dientes están en medio de dos pedazos de cañahueca
fuertemente sujetos por un cruzamiento perfecto de hilos de co­
lores. La Ñajcha popularmente se la conoce por «el saca pio­
jos», porque su dentadura es tan tupida que cuando se pasa por
los cabellos arrastra todos los parásitos que pudieran existir en
ellos.

Este tipo de peine, es también de preferencia de las capas


populares citadinas. Lo utiliza la chola para ordenar sus largas
trenzas.

Cochabamba, agosto de 1954

— 1 6 5 —
C o l c h o n e r ía

El c o lc h ó n de paja en el valle de C ochabamba

En los mercados populares de aquel departamento, conoci­


dos por La cancha, se expende un singular colchón de paja ( 1).
Las materias primas que se emplean en la fabricación, son la
paja brava seca y tiras o cuerdas hechas del vegetal Cusuru.

Son colchones muy burdos, trabajados toscamente, porque


no tienen forro alguno y es simplemente la paja amarrada con
cuerdas de Cusuru.

Entre este tipo de colchones, los mas buscados son los que
se fabrican en el campo por los nativos, en razón de que la cali­
dad del retobe es duro y mas fuerte.

Una variedad de estos colchones son los cojines, que sus­


tituyen a las caronas para bestias de carga.

Cochabamba, septiembre de 1954

(1) Es el colchón de las áreas aymaras, pero técnicamente no mejor fabricado porque
aquellos están retobados en fundas de arpilleras, Es el conocido por el nombre de
payasa, que en aymara se traduce: «para que se echen o recuesten dos».

— 166 —
El cusuru es el colchón de paja de fabricación muy ordinaria y además
antihigiénico. Es propio del campesino valluno.

— 167 —
calcha065 y Car° naS Para b6StÍaS qUe 56 expenden en días de feria en

— 1 6 8 —
T ejidos de F ibra V egetal

C a n a s te r ía

La in d u stria tra d icio n a l de la c a n a s te ría en el valle


cochabambino, o sea los tejidos de junco y cañahueca es ocupa­
ción propia de los nativos. Es una industria extendida por todo el
territorio boliviano, en los valles paceños como en los llanos del
Oriente, por la facilidad de encontrar la materia prima, y también
por el aprendizaje que es fácil.

La industria cochabambina se circunscribe al abastecimiento


de su población y a proveer en escala significativa a los merca­
dos de los departamentos de Oruro y La Paz, donde las canastas
tejidas en Cochabamba son buscadas y aceptadas mas que las
que se fabrican en sus propias áreas.

A la Cancha y al Mercado de la ciudad de Cochabamba


llevan desde Vinto, la Chulla y Cota, y especialmente del rancherío
llamado Canastería, por ser el lugar en que sus moradores tradi­
cional y exclusivamente se ocupan de fabricar canastas de dife­
rentes tamaños y formas.

En la fabricación se usan dos calidades de fibras vegetales:


la Ch’ilka y la cañahueca.

La Ch’ilka es una vara vegetal que crece en las inmedia­


ciones de los ríos y adquiere un color oscuro cuando se seca.
Abastecen de esta materia prima a los artesanos de Vinto y
Canastería, los nativos del río Viloma. Esta fibra es mas resisten-

— 1 6 9 —
te que la cañahueca. La cañahueca crece en todos los lugares
del valle y del trópico, donde existen plantaciones de este vejetal.

El tejer es sencillo y se lo hace cuando los vegetales recien


los han cortado. Las formas de las canastas son variadas; y los
fabricantes prefieren, mas que darles belleza, que tengan mayor
capacidad contenedora y sobre todo facilidad portable.

Algunas modelos de canastas

— 1 7 0 —
La cancha, comercio popular de canastas. 1950. Cochabamba.

— 171 —
Mercado de canastas en Vinto. (Fotografía Sixto Valdez Cueto)

1 7 2
EL TRAJE REGIONAL

— 1 7 3 —

1
Mujeres con el típico traje regional en un día de feria de calor sofocante.

— 1 7 4 —
C a p it u l o C uatro

El T r a je R e g io n a l

E l T raje de la C ho la C o c h a b a m b in a y de la C a m p e s in a

A lg u no s datos del sig lo XIX

En la chola actual cochabambina y en la mujer campesina,


a la que antiguamente se la denominaba india, el traje no tiene
ninguna variante. En la campesina y en la citadina de las capas
populares, es el mismo, sin aditamentos que la diferencien. Pero
en tiempo que D’Orbigny visitó esa región, segunda década del
siglo XIX, de acuerdo a lo que informa, el traje de la Chola era
diferente al que usaba la mujer campesina. «Las mujeres de los
artesanos mestizos tienen también los cabellos divididos de la
misma manera -escribe D’Orbigny refiriéndose al peinado de las
mujeres pertenecientes a las capas superiores, y agrega -y la
cabeza cubierta de un sombrero de hombre, blanco o negro, lo
que es poco gracioso y choca a los extranjeros. El resto del ves­
tido no es de mejor gusto. Sobre un corsé de lana lleva un rebozo
o echarpe de lana de vivos colores; rojo, rosa, verde, amarillo,
siendo mas preferidos los tintes más brillantes. Esas polleras son
tableadas para aumentar el espesor, y bordadas con cintas, cuyo
color contrasta con el resto. Cuanto más rica es la persona, ma­
yor es el número de sus polleras. Así sucede por lo general, que
parece, por ostentación, tan ancha como alta y rodar antes que
caminar. No debe buscarse en las mujeres la menor gracia en el

— 1 7 5 —
modo de andar, ni ninguno de esos rasgos tan destacados de las
españolas». Referente al sombrero que actualmente luce la cho­
la cochabambina, según D’Orbigny era prenda perteneciente a
la india campesina; cuando describe el traje de esta dice: «La
cabeza está cubierta de una montera, especie de sombrero de
género con grandes alas, con la punta levantada adelante y atrás,
terminando en punta arriba, alto, cuyo conjunto recuerda invo­
luntariamente el sombrero de Polichinela. Estas monteras me
parecieron tan extraordinarias que creía al principio que se trata­
ba de un disfraz burlesco». Parece lo que llama D’Orbigny mon­
tera, por la forma que describe es el antecedente de los actuales
tarros cochabambinos, cuya copa terminada en punta aún es de
uso en alguna región del valle cochabambino. La forma tiene
excepciones -decimos en nuestra investigación del sombrero de
esta región boliviana- ejemplo es Aiquile, donde la copa es chu­
pada, casi en punta y el ala mucho más ancha de lo corriente, y
Sacaba, donde aún se mantiene en uso el sombrero de corte
antiguo, de copa baja y abombada.

El traje actual de la chola cochabambina mantiene su sin­


gularidad en el uso del sombrero, que en general tiene la misma
manufactura en las diferentes regiones del valle, porque la polle­
ra es igual a la que usa la mujer del pueblo de cualesquier otra
región del país, con la diferencia que es mas corta y confecciona­
da de telas livianas debido al clima que en temporadas es de
elevada temperatura.

La chola cochabambina es de figura apuesta, exuberante


de complexión, es la que existió a fines del siglo pasado y prime­
ras décadas del nuestro, y que hoy ya es sólo un recuerdo. Era la
chola cochabambina, de busto abultado, de hermosas caderas,
de gruesas piernas y vestía pollera de seda y manta de espumilla
labrada con bordados de hilos de seda.

Hoy, la chola actual es un pálido reflejo de aquella otra.

— 176 —

J
Siglo XIX. Mujeres cochabambinas en un mercado. La que ofrece papas luce
el sombrero que describe Alcides D’Orbigny en su celebre libro de viajes a la
América Meridional. (Acuarela del autor).

— 177 —
Chola actual en traje cotidiano (Foto Freddy Alborta T.)

— 1 7 8 —
Chola cochabambina, en todo su porte vital vigoroso y altanero.

— 1 7 9 —
Chola cochabambina de la década del veinte.

— 1 8 0 —
E l T r a j e C a m p e s in o del V arón

N otas

El traje cam pesino pertenece a la industria y el arte y


artesanías populares, porque todas las prendas, a excepción de
las sandalias, lo confecciona el hombre, desde obtener la mate­
ria prima que es la lana de su ganado, hilar los vellones, tejer las
telas, cortar el diseño, coser, hasta el momento de usarlo. No así
los cholos (mestizos), cuyas prendas en la mayoría son de fabri­
cación europea o confeccionadas en fabricas nacionales.

La vestimenta del campesino cochabambino es sencilla y


no tiene adornos más del laboréo y colorido que se encuentra en
el tejido del chulo (gorro nativo), en la chuspa, bolsa que le sirve
para portar la coca o los papeles personales; y también en el
poncho.

El hombre teje la bayeta nativa en telares de tipo europeo,


la mujer hila los vellones y teje en rústicos telares horizontales y
precolombinos. El hombre corta el diseño en la tela y cose ayu­
dado de la mujer.

II
La descripción del que traje que hacemos, es la del traje
corriente del campesino, de uso diario. Es el que lleva el hombre
cuando viaja o se ausenta de su hogar. La ficha pertenece al
traje del indígena Ildefonso Apaza, del cotidiano y del viajero. ( 1)
(1) Don Ildefonso Apaza es nativo de Ucureña. De estatura alto, fornido, muy leído
y dirigente sindical en la región. Sabe las leyes de la Reforma Agraria de memo­
ria, y si no las entiende en su contenido cabal las intuye. Consejero de la comar­
ca, adivinador en coca y su palabra para sus hermanos de raza tiene tanta validez
como sus vidas. Es líder auténtico.

— 1 8 1
El chulo. Prenda que le sirve para cubrir su cabeza y
protejerse del frío en los viajes. Lo ha tejido de lana de oveja,
después de hilar la lana, personalmente su mujer.

El sombrero. Hecho de lana de oveja y de fabricación po­


pular, lo ha comprado en la feria de Ch’alla. Según él las partes
del sombrero son las siguientes:

El poncho. Prenda que le sirve para cubrir su torso. Tam­


bién es obra de las manos de su mujer, empleando siempre la
misma materia prima, o sea la lana de oveja.

El jatun poncho, (bilingüe: el poncho grande). Como su


nombre indica es de dimensiones mas grandes que el anterior, y
le sirve para portar su merienda o los objetos que necesitará en
su viaje. Esta prenda utiliza el campesino sólo en viajes o en las
noches de frío para agregar a sus cobertores.

La almilla. Camisa simple y sencilla de un solo corte, con


costuras en los lados y en los hombres. Está confeccionada de la
tela tejida por él, que se llama bayeta (en otras partes cordellate);
es tejido liviano. El corte de la camisa lo ha hecho el hombre y el
cosido la mujer, siempre supervisada por el varón.

El calzón. Confeccionada de la misma tela que la almilla;


cortado el diseño por el hombre y cosido por la mujer. Se diferen-

— 1 8 2 —
< ^ e

TRAJE DE VIAJE

— 1 8 3 —
— 1 8 4 —

Jk
Mujer campesina tejiendo el ch’umpi que ella y el hombre usan sujetando la
cintura.

— 1 8 5 —
cia del pantalón occidental porque aquel se encuentra completa­
mente ajustado a los glúteos y a los muslos y con un corte espe­
cial de bragueta. Mas que pantalones, parece una funda o una
malla de ballet.

La calceta. Prenda tejida que utiliza como rodillera. Le sir­


ve para cubrir esta parte de las extremidades inferiores. Es como
una funda que indudablemente tiene de objeto resguardarlo de
los fríos en los viajes, que como es costumbre tradicional en el
campesino, lo hace caminando.

La bufanda. Es la chalina que está tejida de lana de oveja


por su mujer, laboreada en varios colores. El campesino utiliza
cuando hace frío, cubriéndose la garganta arrollándola al cuello,
parte del rostro, especialmente la boca. Es una modelo nativo de
cubrecuello. Cotidianamente lo lleva arrollado a la cintura a ma­
nera de faja, para protejer la columna vertebral en los trabajos
duros.

Esta vestimenta es vulgar del indio de valle y de las comar­


cas aledañas, pero que están mas cerca de las regiones
altiplánicas. La usa cuando se encuentra en la ciudad, en el villo­
rrio cerca no o cuando acude al mercado.

El indígena valluno, cotidianamente en su casa o en las horas


de las faenas agrícolas, tiene vestimenta muy sencilla, compues­
ta del sombrero de oveja u ovejón (ver cap. dé artesanías refe­
rente al sombrero), de la almilla, el calzón y las ojotas (sanda­
lias). El clima y los trabajos agrícolas no le permiten más.

16 de octubre de 1954

— 1 8 6 —
E l tr a je del m añaso

A lg uno s D atos

Su vestimenta es peculiar y se los reconoce en cualquier


feria observando los pantalones cuyo botapie cubre completa­
mente el calzado. El saco o americana es un poco corto.

Los sombreros de los mañasos se diferencian de los co­


rrientes. El de las mujeres o mañasas tienen la copa muy alta y
el ala muy amplia; y el de los hombres o mañasos los sombreros
son de fieltro y de planchado singular.

Mañaso en quechua quiere decir comerciante en carnes


alimenticias de res y de oveja. Son personas de economía holga­
da, ricos los llama el pueblo.

El mañaso tiene fama de buen bebedor y magnífico pelea­


dor. Es de complexión vigorosa por su dieta alimenticia de carne.
De situación económica mas que holgada y rangoso y derrochador
cuando pasa una fiesta religiosa. Es un tipo humano peculiar,
con profundo concepto de clase. Hoy mismo queda en Cocha-
bamba un barrio conocido por «el barrio de los mañasos»,
donde viven y tienen sus casas sólo gente de este oficio. En esto
se parece a los judíos y los asiáticos, que en las ciudades donde
residen forman barrios exclusivos.

Como está acostumbrado a derribar ganado, algunos de


ellos han protagonizado hechos de sangre. Su figura, por lo re­
gular, es de un hombre corpulento, gordo grosero e insolente por
su situación económica.

Cochabamba, 21 de Octubre de 1954

— 1 8 7 —
mañaso

— 1 8 8 —
MAÑASA

— 1 8 9 —
is
— 1 9 1
El licor de los Incas se expende en todas las ferias del valle de Cochabamba.
C a p it u l o C in c o

F olklore de la C h ic h a

Notas.-

La fabricación de chicha es la industria firme y la más lucra­


tiva del departamento valluno. Alrededor de este producto existe
un folklore rico, vario y hasta pintoresco.

Propio de la cultura Inca, Todos los cronistas de la colonia


se han referido al licor. Joseph de Acosta dice «no les sirve a los
indios el maíz solo de pan, sino también de vino, porque de él
hacen sus bebidas, con que se embriagan harto mas presto que
con vino de uvas. Y Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo
Mundo, alaba que «la mejor chicha de todas y que más general­
mente se bebe en esta tierra, la cual, como vino precioso, tiene el
primer lugar entre todas las demás bebidas de los indios, es la
que se hace de Maíz».

Es bebida vigente en la dieta alimenticia del cochabambino,


y será popular y tradicional hasta siempre.

1. LA RIKUCHICU.
Es un vocablo de corrillo, usado mucho en las provincias
porque aún tiene vigencia la costumbre; en menor escala en la
ciudad.

La chichera tiene su técnica para atraer clientela y que me­


jor medio atractivo que una mujer bonita. La Rikuchicu, su tra­
ducción en castellano es «Para mirar nomás», y realmente es
como su nombre indica; si la solicitan para bailar acepta con en­
cantadora sonrisa; si algún ebrio adinerado la cita para media

— 1 9 3 —
noche, igualmente no es rechazado; acepta todo; pero el mo­
mento de cumplir lo prometido desaparece misteriosamente.

La Rikuchicu alienta esperanzas, da la idea que puede ser


conquistada; pero no existe ningún caso en la tradición valluna,
hubiese hecho realidad sus ofrecimientos amorosos. Es el an­
zuelo para que los parroquianos beban, coman, es decir, hagan
el mayor consumo posible por agradar a la Rikuchicu, y esta,
cabalmente, se encuentra en la chichería de su madre o de su
madrina, para corresponder con sonrisas y bailes tal generosi­
dad económica.

Este hecho folklórico, de raigambre mestiza, es conducta


propia de la astucia cholesca que explota la flaqueza humana
para ganar dinero. No es censurable porque tiene sus fascetas
de ingenio y de burla.

La chichera la coloca a la Rikuchicu primero en la puerta


del local para que los transeúntes se figen en la belleza de la
moza, su elegancia y las joyas que luce. Ella invita a pasar a
todos los que se detienen, convenciéndoles que la chicha está
en su punto para bebería, que hay picantes deliciosos pero a
ellos lo que mas les interesa es ella y ella en este aspecto no los
decepcionan, les da esperanzas. Cuando la chichería está llena
de parroquianos, la Rikuchicu les atiende solícita, les sirve las
tutumas de chicha, les insta a beber; les hace chistes picarescos,
y cuando todos están borrachos y han pagado el consumo, des­
aparece. A veces es motivo de pelea porque hay borrachos que
no se dan por vencidos y exigen la presencia de la Rikuchicu.
La chichera los saca a empellones y con insultos de grueso cali­
bre, y si tiene marido e hijos, toda la familia lo arroja a la calle
como a un costal de papas.

Las Rikuchicus, muchas veces son hijas de la propia due­


ña de la chichería. (6-VIII-54).
Pfuños y cántaros para elaborar la chicha, licor de maíz propio y tradicional
de esa región.

— 1 9 5 —
Saboreando el áureo licor de los Incas en una chichería del barrio de San
Antonio.

— 1 9 6 —
2. JAYAC CHICUY.
Es la com ida breve que sirven como obsequio de la
chichería, (cortesía de la casa), para que los concurrentes sigan
bebiendo, ya que el platillo siempre está elaborado a base de
locotos y ajíes. Tiene que ser picante. Que estimule la sed de
beber chicha para aplacar la picazón del paladar y la lengua.

Un informante, de quien hemos recogido muchos datos, tra­


duce en la siguiente forma: «quiere decir tomé estito para que te
pique la lengua y tomes tu chichita». Cabalmente ese es el obje­
tivo del Jayac chicuy.

3. AKHA LLANTO.
La traducción es «chicha llorando» o «el llanto de la chicha».
Se dice a los lugres dónde se expende chicha, sea en los
rancheríos o en los caminos. El akha llanto es la bandera que se
coloca amarrada a un asta en el lugar más visible de la casa.
Generalmente es de color blanco, adornado con cintitas. Cuando
la dueña del akha-llanto ha enviudado, coloca una bandera ne­
gra, confeccionada con retazos de sus polleras viejas de color
negro.

4. AKHA PARLITA.
Se llama así a las reuniones de hombres, de cierta perso­
nalidad y edad, de clase media o burguesa, que se juntan a be­
ber chicha en un local consabido por ellos y a charlar amigable­
mente, mientras se sirven las jarritas de chicha y alguna vianda
nacional, especialidad de la casa. Las akha parlitas son vigen­
tes. (6-X-54).

5. AKHA PALLAQUITU.
La traducción es «el que recoge del suelo la chicha». El
pedigüeño de chicha. Tiene tono despectivo. Son aquello hom­
bres que por circunstancias económicas adversas, no pueden

— 1 9 7 —
pagar la chicha que toman y tienen que hacerlo de favor casi
impuesto a otras personas. El gorrón de chicha en las chicherías.

6. WAWA MUQUITO.
Quechua: niño del muko o muko que hace niños. Nombre
popular con sentido picaresco que le dan a la chicha. El concepto
interpretativo sería: «semilla para tener hijo». Se piensa que la
chicha es un estimulante sexual poderoso.

7. Muku.
Uno de los procedimientos para elaborar chicha; consiste
en ensalibar la harina de maíz formando pequeñas bolas, que se
las deposita en una fuente, para luego hacerlas secar al calor del
sol.

8. Mukeador o Mukeadora.
Nombre que se da a la persona que su labor es humedecer
la harina con su propia saliba.

9. Wiñapu.
Otra forma de elaboración de chicha. Es el maíz recrecido
que se lo hace secar al sol para luego molerlo.

10. Khaywiña.
Pala manuable de madera que se utiliza para mezclar los
ingredientes de la preparación.

11. Miski-kheta.
Quechua, puede traducirse como miel madura o miel po­
drida, que se obtiene del primer cocimiento del muko.

12. Upi.
Nombre de las primeras decantaciones o separaciones del
liquido en la fabricación.

— 1 9 8 —
Chichera escogiendo los cántaros en que hace fermentar la chicha.

— 1 9 9 —
13. Khonchu.
Es el resto del muko que se asienta en los wirquis.

14. Khaima.
Es la chicha que se fabrica con los restos que han quedado
en los wirquis.

15. Chichería.
Nombre del local donde se expende chicha.

16. Ch’okho.
Nombre de la medida para expender el licor en la chichería.
Equivale a un valde de dimensiones corrientes.

17. Jarra.
Otra medida de chicha para expenderla. Tiene tres tama­
ños: grande, media y pequeña.

18. Akhoso.
Nombre o apodo que se da al que acostumbra mucho be­
ber chicha y cuyo aliento hace traslucir el olor de la bebida. Tiene
carácter despectivo y también es insulto.

19. Sacaba, donde la chicha se acaba.


Decir popular que da a entender que la calidad de la chicha
de esa población, es tan buena que se expende pronto.

20. Chicha con durazno.


La población de Punata tiene fama por la calidad de sus
duraznos. Durante los meses de cosecha invitan chicha con
duraznos picados en cuadraditos menudos. Se toma el líquido y
al final se sirve los duraznos impregnados del licor. Es muy
agradable.

— 2 0 0 —
21. Chicha Kulli.
Es la chicha elaborada al modo tradicional. Es la chicha
más pura.

22. Chicha caliente.


Es medicina popular. Un clavo grande se hace calentar al
rojo y se introduce en una tutuma con chicha. De esa manera se
calienta el líquido y se da a beber al emfermo para curarle el
resfrío o la tos.

23. Tutuma.
Recipiente fabricado de una calabaza especial, que el
valluno hace servir de vaso para beber chicha o cualesquier lí­
quido.

24. Pfuñus.
Cántaros donde se hace madurar la chica.

25. Akha-canca.
Alimentación popular. Carne asada y luego cocida en chicha.

— 2 0 1
Cántaros en que se hace fermentar la chicha.
MEDICINA POPULAR

— 203 —
)s cigarrillos kjuyunas, de fabricación artesanal, son elementos insustituibles
i las curaciones de tipo tradicional e informal, y en las prácticas de brujería.

— 204 —
C a p it u l o S e is

M e d ic in a P o p u l a r

Notas y Vocabulario.-

En la Patria boliviana la medicación popular o informal como


la llaman algunos, tiene vigencia a nivel nacional y aún los ex­
tranjeros avecindados en el oriente y occidente del país, prefie­
ren muchas veces, utilizar mates para curar enfermedades o pe­
dir el auxilio de los herbolarios, que de cuerdo a la región tienen
diferentes nombres: kallawayas, jampiris, curanderos, etc.

T’UKKU. Es la melancolía permanente, la que en la actua­


lidad se conoce por depresión. Para curar al enfermo de t’ukku,
se raspa muy finito el pico del tucán, y así en polvo se pone en
infusión en agua caliente. Para tomar se remueve el agua que ya
se ha mezclado con el polvo. La informante asegura de la efica­
cia del remedio, ya que sanó a su propio hijo.

TOS Y RESFRIADOS. Dos o tres y hasta cuatro flores de


wira-wira se echa en una taza con agua hirviendo. Después de
un rato, cuando está tibiecita se la toma.

JAYAC PICHANA. Quechua: jayac, picante y pichana, es­


coba. El nombre se origina en que el mate tiene sabor picante,
feo. Se toma en infusión igual que la wira-wira. Sirve para hacer
pásar las jaquecas y para hacer arrojar la bilis.

COLA DE CABALLO. Sirve para las inflamanción de los


riñones o para hacer orinar cuando se presenta la supresión de
orina. Es yerba diurética.

— 2 0 5 —
CARDOSANTO. Se toma en infusión para hacer botar las
flemas de la garganta o de los bronquios.

CHAMICO. Se muele el chamico y se hacen cataplasmas


en las partes doloridas por el reumatismo Calma los dolores.
Cuando los animales comen esta yerba, mueren.

MANKA PAQUI. Es yerba que crece en la cordillera. Se


toma en infusión y hace orinar.

RETAMA. Las flores de esta planta se toma en infusión para


curar las afecciones del corazón.

MALVA. Yerba que tomando en infusión cura las afeccio­


nes del estómago.

CHOQUECHAPI. Es astringente cuando se tiene diarrea y


también sirve para curar las enfermedades del hígado. Las espi­
nas de esta yerba se toma en infusión.

PIQUI PICHANA. Otro nom bre quechua de la jayac


pichana. Quechua: piqui, pulga y pichana, escoba. El nombre
se origina en la flor de la planta que es diminuta y semejante a
una pulga.

WACHA BARBERO. Se toma en infusión y abundantemente


y dicen que cura las hemorragias del estómago (úlceras).

CHINCHIRCOMA. Se toma en infusión para curar las afec­


ciones del corazón.

CHAMILLIQUI. Una ramita se hace hervir en mucha agua y


sirve a las mujeres indias para lavarse los cabellos. Dicen que
ennegrece y limpia de caspas o cura la seborrea. Es contra la
calvicie.

— 206 —
CREENCIAS - SUPERSTICIONES

— 207 —
Comercio popular en Cliza. La leña y el carbón son elementos necesarios
para quemar las mesas en los ritos de supersticiones o en los actos de bruje­
ría. (Foto Sixto Valdez Cueto).

— 2 0 8 —
C a p it u l o S ie t e

C r e e n c ia s y S u p e r s t ic io n e s

1. LUNA.
Cuando la luna se pone colorada es para que solamente
las mujeres enfermen con alguna gripe o epidemia. (Capinota).

2. SOL.
Cuando el Sol se pone más colorado es para que enfer­
men solamente los hombres. (Capinota).

3. GRANIZO.
Para que escape el granizo, en el patio de la casa, pero
antes pidiendo a Dios, hacemos de ceniza una cruz grande.
(Capinota).

4. GRANIZO.
También hacemos en otra forma para que escape el grani­
zo; le ponemos tres huevos al lado de la cruz de ceniza, para que
el granizo al ver los huevos se asusta y se va. (Capinota).

6. GRANIZO.
Para calmar el granizo se saca palma bendecidas al patio.
(Quillacollo).

7. LLUVIA.
Cuando las nubes se remueven o están en movimiento,
siempre llueve. (Capinota).

8. TRUENOS.
Cuando hay truenos es seña fija que si siempre cae la tem ­
pestad con lluvia fuerte y con granizos del tamaño de piedras.
(Capinota).

— 2 0 9 —
9. HELADA.
Cuando viene el viento del lado de Mazo Cruz (Cordillera),
cae helada o llueve. (Hda. Moyopampa-Ayopaya).

10. HELADA.
Cuando el viento sopla del lado de Oruro, seguro que cae
helada. (Cantón Chchalla - Tapacarí).

11. SEQUIA.
Cuando hay sequía, los indios cambian el agua de un pozo
a otro. Cuando el lugar es fiero (feo por seco) y sólo cae tempes­
tades y no lluvia menudita y persistente, el agua lo vuelven a
llevar al lugar de donde han sacado, hasta encontrar un pozo de
un lugar bueno. Cuando encuentran cae lluvia menudita, que dura
a veces hasta tres días, con calmita día y noche, casi sin hacerse
notar, esa lluvia sazona a la tierra, la traspasa. «El cambiar el
agua» se llama a esto, y no lo hace cualquiera, tiene que ser un
«Yachaj» (sabio, el sabedor). (Capinota).

12. ZORRO.
El zorro es medio adivino, cuando lo esperan en un lugar
para cazarlo, no va, hace grandes rodeos para llegar a su casa.
(Capinota).

13. IMAGEN BENDITA.


Cuando una imagen esta bendita, ninguna mujer puede
agarrarla (manejarla), sino solamente las manos del hombre. (Ciu­
dad de Cochabamba).

14. SAPO.
Escuché a un niño que decía a otro que molestaba con un
palo a un sapo: «Cuidado te va a soplar». Cuando le pregunté
al que molestaba qué es soplar, me respondió: «Son sonceras,
abusiones que dicen que uno se hincha cuando le sopla el
sapo». El otro niño intervino y dijo: «Es cierto porque a uno le
salen sarnas en la cara». (Ciudad de Cochabamba).

— 2 1 0 —
15. GRANIZO.
Por el lado donde vivo, para que se suspenda el granizo
hacen arder cera bendecida y una palma atada en cruz, y otras
veces hay que hacer humear incienso. Cuando no tenemos esto
(se refiere a los elementos anteriores), en el campo tenemos un
árbol que se llama Japa-japa, de el sus ramas hacemos humear,
y al ver el humo el granizo se asusta y se va. (Estancia khara-
lawani - Tapacarí).

16. ÑAKAY.
Es la creencia indígena, extendida a los mestizos, que se
refiere a las consecuencias anímicas y físicas que sufren las per­
sonas que maltratan a cualquier animal de la naturaleza.

17. ÑAKAWA.
Quechua: me ha dañado. Dice el indígena cuando se enfer­
ma, y mucho más si el mal es desconocido para ellos o que le
parece incurable. Entonces hace memoria y recuerda que poco
o mucho tiempo atrás maltrató a un animal y ahora estaba su­
friendo las consecuencias de su maldad. A los niños se los ate­
moriza con el ñakay para que no hagan daño a las aves. El ñakay
es para la mentalidad indígena algo así como la maldición muda
que los padecimientos de un animal, que no puede defenderse,
traen al individuo que le ha hecho daño. Por este temor, el indio
es respetuoso de los animales que le rodean. (Ciudad de Cocha-
bamba).

18. APACHETA.
En el concepto quechua de este departamento, es el lugar
donde se ha enterrado el cadáver de un hombre que ha muerto
violentamente. Sea suicidio o victimado.

19. KJARISIRI.
Según la informante -la investigadora Mercedes Anaya de
Urquidi- la palabra «viene del quechua, khari, hombre y siri, una
raza que existió en el Ecuador».

— 2 1 1
«El Karisiri vino por el Ecuador donde existía una raza de
hombres malvados, entró a Bolivia por Chile, allí dice que se
encastaron con los araucanos, y como los araucanos eran hom­
bres valientes los llamaban kharis. Eran muy malevos y sólo se
ocupaban de robar, especialmente en el tiempo de cosecha. Siem­
pre lo hacían de noche. Estos habían robado o comprado las
vestimentas grises de los frailes y se vistieron con ellas para dar
mas miedo. Y se llamaban Karisiris. Como estaban vinculados
con la clase baja de Chile y allí se maneja el corvo, estos aprove­
charon esta costumbre. Porque los maleantes en Chile siempre
dicen: -Dónde esta la huata, refiriéndose a la barriga. Estos ha­
bían aprendido bien esta costumbre, por eso dicen que los
Karisiris con el corvo sacan la grasa de la barriga. Los Karisiris
siempre atacaban a los comerciantes que regresaban de las fe­
rias después de haber hecho sus negocios. Los esperaban en
los puentes o en los lugares silenciosos para desvalijarlos. Como
el Karisiri era temido, al verlo con su traje de cura se asustaban
las gentes y se desmayaban; entonces el Karisiri después de
robarle le hacían un corte en la wata (barriga), pero no lo mata­
ban. Muchas veces el Karisiri ni le hacía el corte, se contentaba
con robarle, pero la gente se sentía enferma y era peor si le dolía
el apéndice o le venía un cólico miserere (Oclusión intestinal),
entonces decía: «fuera, ha sido el Karisiri». Ser Karisiri es como
una profesión; mucha gente se volvió riquísima haciendo de
Karisiri, antiguamente ha sido el azote de los valles el Karisiri;
como ahora ya no hay Karisiris. Yo oía decir: «el fulano había
sido Karisiri», y el tal fulano era riquísimo y su fortuna la atri­
buían a su profesión de Karisiri. Estaba tan adentrada en la mente
de la gente lo del Karisiri que cuando una persona creía que se
había encontrado con él, se atontaba, se volvía silencioso y a
veces parecía mas que un hombre un ente. «¿Qué le pasa al
fulano? se preguntaba a sus parientes y estos contestaban:
«Desde que pasó por el puente tal o cual, desde ese día nomás
está enfermo, debe ser el Karisiri». (Cochabamba 10-X-54).

— 2 1 2 —
20. KARISIRI.
Informante nativo. El Karisiri es un hombre que peca con
su hermana o se concubina con algún miembro de su familia;
como ser su sobrina o algún familiar cercano. Si es católico va a
confesarse y el Padre le obliga a que sea Karisiri para que sus
pecados se limpien cumpliendo esa penitencia. Entonces el
karisiri tiene que ir al campo con su vestimenta de fraile, con
capa y pareciéndose a algún sacerdote; lleva consigo polvos de
huesos humanos que le sirven para derribar a los hombres, bote­
lla, tijeras y cuchillo. Cuando vé a una sola persona para él es
fácil derribarla, si son dos no se anima, porque mientras el uno
duerme, el otro puede defenderse. Cuando hace efecto el polvo,
el hombre cae al suelo sin sentido y entonces aprovecha y le
abre primeramente la parte del estómago donde hay más grasa,
le hace un hoyo y sólo le saca la grasa, luego llena su botella, y le
vuelve a cerrar la herida como si no hubiera pasado nada, le
cose y le cicatriza. Entonces el hombre está fregado. Se enfer­
ma. Mas tarde, el Karisiri, la grasa va a depositar a la Iglesia
para que esté en poder del fraile que le ha obligado ha hacer eso.
Y cuantas veces le obligue el fraile tiene que hacerlo para que su
pecado se limpié. Cuando cumple el mandato del fraile recién es
libre de su pecado. Si se lo coge al Karisiri cuando está cum­
pliendo su penitencia, cualquiera tiene libertad de matarlo, por
eso raros son los que llegan a cumplir su penitencia, que siempre
es completar una botella de grasa humana y para eso tiene que
sacarle a seis o diez personas.

21. MUERTE.
Cuando uno ve que una estrella cae y no escupe al suelo,
muere algún familiar o le pasa una desgracia al que ha visto.

22. MUERTE.
Cuando una persona puede contar las estrellas, quiere de­
cir que su muerte está muy cercana.

— 2 1 3 —
23. AMOR.
Para hacerse amar con un hombre se le da el insecto
Chekhechekhe en chicha.

24. AMOR.
Para embrujar a la mujer que no corresponde en el amor, se
le da la propia sangre del enamorado, mezclada con pestañas o
uñas, en comida o bebida. Después de esto a la mujer no le im­
porta morir por el hombre que le ha embrujado y es hasta capaz
de matar por no separarse de él.

25. VERRUGAS.
Cuando se tiene verrugas en la mano o en cualesquier par­
te del cuerpo, hay que cortarlas una por una haciendo una cruz y
a las heriditas pasarle con trigo frotándolas hasta empaparle con
la sangre que brota. Se juntan todos los trigos que se ha usado y
se colocan debajo de un batán hasta que se pudran o recrezcan.
Si se pudre desaparecen las verrugas y si recrece la planta, con­
forme va brotando se va limpiando la mano, hasta que no haya ni
seña de las verrugas.

26. JAPPEKHA.
Es la enfermedad que manda la Pachamama (diosa de la
tierra) porque no se la ha reverenciado con ofrendas antes de
sacar algo de su seno o algo que ella ha creado y lo mantiene
como los árboles. La enfermedad se llama Jappekhaskha. Esto
le pasó a un hombre que derribó un Molle por mandato de su
patrón, pero sin antes dar de comer y beberá la Pachamama. Le
cogió la jappekha: se le hincharon los pies y tanto que reventa­
ron.

Dar de comer a la Pachamama es un forma de reverenciar­


la. Antes de trabajar la tierra debe hacerse un hoyo y ahí echar
vino, aguardientes y chicha; la comida puede ser un thinpu o

— 2 1 4 —
alguna otra vianda, encima de ella se echan los licores. La comi­
da y las bebidas se dejan en el lugar durante la noche y al día
siguiente se cava el hoyo para el enterratorio. Cuando no se hace
esta ofrenda, al individuo se le hinchan los pies y se le agrietan, o
sea que está jappekhaskha.

27. CURACION DE LA JAPPEKHA.


Se tiene que buscar un jampiri (curandero nativo), que mire
en coca si está jappekhaskha y de qué árbol es.

Para sanarse tiene que llevar comida y pisco (aguardiente)


a enterrar en el lugar donde estaba el árbol, a más de repetir las
palabras secretas que le ha enseñado el curandero. Después al
hombre le hace la pichara (limpieza del cuerpo) que le hace el
jampiri.

Comienza el jampiri la pichara, milluchando al enfermo,


limpiándole con millu todo su cuerpo dos veces al mes el primer
martes y el primer viernes; luego el millu, el curandero, lo echa al
fuego para hacer desaparecer la enfermedad.

El millu, elemento de brujería y magia, se compra de don­


de las arroceras, nombre popular de las comerciantes minoris­
tas de especies. (22-X-54).

28. PICHARA.
Es el nombre de la curación que hace el jampiri (curande­
ro) de alguna enfermedad grave. Utiliza el millu y una ceremonia
de carácter mágico.

29. JAMPIRI.
Nombre del brujo, o chamán, que tiene el oficio de curar
enfermedades, según los nativos, originadas por el embrujamiento
que le han preparado sus enemigos.

— 2 1 5 —
30. JAPPEKHA.
El indígena no desea que en su casa haya un enfermo de
jappekha, porque el creé que aquel que enferma jappekha es
un «ser maldito por la Pachamama».

31. JAPPEKHA.
La jappekha, según el pensamiento indígena, es cuando a
una persona, la tierra le ha absorbido su alma.

32. JAPPEKHA.
Para el indígena, una enfermedad desconocida, o que es
difícil de curarla por lo persistente, el la llama jappekha.

L as S uertes

Notas.-
En las ferias populares no faltan los individuos que tienen el
oficio de «sacar la suerte» a las personas que desean saber
que les depara el porvenir. Se trata de «suerteros», como los
llama el pueblo, que portan un artefacto que parece un castillo
diminuto, muy bien pintado y con muchas reparticiones con puer-
titas de rejilla, que encierran loritos u otras avecillas amaestra­
das.

Cuando el suertero jala una cajita que se encuentra delan­


te y debajo de la puertecilla de reja, y abriéndola llama a la avecilla,
que generalm e nte tien e nom bres hum anos com o Rosita,
Mariquita, Pepe, Tito, Blanquita, y señalándole hace que la avecilla
saque con el pico un papelito doblado, donde se encuentra re­
dactado e impreso el futuro de la persona.

— Venga Rosita, salga Rosita, aquí para el caballero saque


la suerte — dice el suertero a la avecita que obedece a la voz del
dueño.

— 216 —
Suertero lo llama el pueblo. Son hombres que portan pequeños castillos donde
crian avecillas amaestradas que sacan papelitos impresos con las
premoniciones para la persona que paga y cree en este tipo de augurios.

— 2 1 7 —
Un suertero en plena labor.

— 2 1 8 —
El indígena y el artesano, dice conocer su futuro o lo que el
llama su suerte por intermedio de este negocio sencillo, humilde
y pequeño. Las suerte tienen diferentes predicciones escritas,
destinadas las unas a mujeres y las otras a varones, y cada pa-
pelito consigna el destinatario: «Para una señora», «Para un jo­
ven»; Para una señorita», etc.

La redacción de estos modelos de suertes, son inofensi­


vos, por el contrario ofician de buenos consejeros, morales y
patriarcales, que llegan al fondo ingenuo y puritano del alma po­
pular. Hacen caso lo que les comunica el «papelito de la suer­
te» o la «suerte del pajarito», tratando de corregir el carácter si
es malo, iracundo o violento, si es envidioso o egoísta.

Como los redactores de las suertes son personas que co­


nocen o intuyen el alma popular, aconsejan con acierto al indíge­
na o a la chola, individuos que en su sencillez espiritual, creen
que el papelito de la suerte es un aviso de Dios para corregir su
destino, especialmente las mujeres que buscan a través del pa­
pelito de la suerte al hombre de sus sueños.

Estas suertes, creencias supersticiosas del alma popular


del pueblo, representan la esperanza y los anhelos a que aspira
el ser humano: riqueza, amor, salud, honores.

A los suerteros también en quechua se los conoce por


P’AFPACUS.

Transcribimos cuatro papelitos de la suerte del suertero


Severo Villa, cuyo lugar de su trabajo es La cancha de la ciudad
de Cochabamba.

— 2 1 9 —
r
P a r a una seño ra

«No te quejes de tu desgracia que no será duradera, por­


que no hay mal que dure cien años, dice el adagio. Y eso es
cierto.

«Existen cosas incomprensibles en tu hogar, tan solo son


equivocaciones de tu esposo, que él a la vez también tiene pro­
blemas y muy grandes por cierto. Entonces debes tener resigna­
ción, aunque la fortuna o el dinero hagan falta para vivir. No te
faltaran a todo esto incertidumbres, no solamente tuyos sino tam­
bién de tus familiares. Pero un buen amigo hará que todo se arre­
gle. Tarde te llegará la recompensa a tus fatigas y sacrificios.
Pero ese día llegará y entonces podrás vivir más tranquila y has­
ta feliz con tu esposo.

«Vivirás hasta los 62 años.


«Consulta siempre la suerte del pajarito».

P a r a una señorita

«El consejo que te doy es que no seas variable ni coqueta.


Así como amas a Dios ama a tu noble amante, observando esta
regla coronarás tus deseos y en el seno de tu familia serás el sol
de la dicha; pues si con tus calaveradas empeñas el brillo de tu
pureza, demás es que tires la piedra a la suerte ni a los hombres.

«No es cierto que tu corazón está amando?, y que Eva sin


su Adan no puede estar? Entonces se consciente, pues te espe­
ra un marido competente, hijos que te darán honra y un porvenir
venturoso.

«La suerte sonreirá dentro de poco tiempo a tus amistades,


pero cuídate de algunas personas, vivirás muchos años.

— 2 2 0 —
«Consulta siempre tu suerte al canario.
«Tu piedra es el rubí».

P ara m ujer soltera

«De tu suerte no tienes para qué afligirte, en cualquier tra­


bajo que sea te irá bien, se ahorrativa y asi no te faltará dinero y
i será envidiosa, si te tienen envidia deja a Dios y tu sé de buena
fe, te echará su bendición en tu hogar.
«Joven eres hermosa, pórtate bien, porque el joven que te
desea amar es de un carácter bueno y cariñoso, pero el está con
la vista a usted. Para el amor no hay que ser coqueta, si es así no
habrá matrimonio y sería tu ruina del porvenir. Consulte tres ve­
ces al canario y al oráculo, sólo así puede cambiar las desgra­
cias con la felicidad».

P ara un jo ven

«Inclínate en los trabajos y serás rico, tendrás fortuna en


edad madura, disfrutarás y gozarás con una amante fiel. Una
noticia imporante te dará uno de tus amigos y harás un viaje,
ganarás dinero, y los envidiosos te detestarán al ver que tienes lo
suficiente, cambiará tu suerte muy pronto y se realizará tus en­
sueños. Te espera una gran sorpresa y alegría. Gozarás de co­
modidades. Un paso al vicio y la corrupción te serán fatales. Tu
buena estrella te guiará por senderos floridos siempre que tu lu­
ches contra los vicios que son espectros que muy luego llevan a
la tumba. Labrando los campos y cuidando el ganado y las flores
obtendrás riquezas, que tú y tu familia se aburrirán de contarlas.

«Se noble y cariñoso con tus amigos y semejantes, vivirás


muchos años y serás feliz».

— 2 2 1
33. TIPINPARICHISKHAYQUI.
(Te voy a hacer reventar). Cuando se ofenden y la pelea
termina con esa frase por parte de uno de los contrincantes, para
el amenzado le significa una terrible venganza, que desde ese
momento empieza a preocuparle. La frase se traduce por «Te
voy a hacer embrujar».

34. WIRA KHOA.


Yerba que se hace humear sobre los terrenos que se están
preparando para la siembra o antes de cosechar los productos.
Es un rito de ofrenda a la tierra.

— 2 2 2 —
LENGUAJE POPULAR

— 223 —
— 224 —
C a p it u l o O cho

L eng uaje P o pular

Oral y m ím ico.- O nom atopeyas, in terjeccio n es


introducidas en la charla y en la copla popular. Palabras y
modismos quechuas introducidos en la charla familiar o
cotidiana. Vocabulario popular.

Las anotaciones del lenguaje popular y de la mímica tam ­


bién popular, ya que son dos expresiones culturales que se com­
plementan una con otra, yo pienso que se debe hacer conjunta­
mente, a no ser de que se tratara de anotaciones de lenguaje por
señas de mudos o sordomudos.

C om o d ijim o s , el le n g u a je p o p u la r oral e stá


insustituiblemente unido a la mímica, y tiene especial interés en
el estudio del folklore, porque es la reacción instantánea e instin­
tiva del hombre frente al dilema que se le presenta, es al fuerza
accionada y de palabra que dá a sus expresiones, para que ten­
gan más validez los pensamientos que trata de exponer o propo­
ner, para que sea más convincente lo que relata o ha imaginado.

Así tenemos el caso de una persona que trata de explicar


cómo ha caído una piedra, un objeto o finalmente otra persona al
agua; para ello dice:

¡Chultín! o también ¡Chaltán!

— 225 —
* * *

Cuando de una vez, hasta terminar, bebe un vaso de agua,


una tutuma o un andavete de chicha, dice:

Kholtín, kholtin, kholtin, se lo ha tomado.

Acompañando a estas palabras el movimiento mímico tra­


dicional correspondiente, que es remedar con las dos manos como
si estuviesen agarrando una tutuma y llevándose a la boca para
beber el contenido. Si se trata de un vaso, lo hace sólo con la
mano derecha, pero siempre en ambos casos echando la cabe­
za hacia atrás.

★ ★ ★

Si se propone hacer resaltar que la vianda, o el alimento


que está ingiriendo es exquisito, placentero a los sentidos, lle­
vando la lengua contra el paladar y juntando los dedos y acer­
cándolos a las comisuras de los labios, para después arrojarlos
con fuerza hacia adelante y abriendo los dedos, exclama:

¡Ttáj! qué rico!

* ★ ★

Cuando se tiene que contestar Sí, y se está desganado,


pero se desea simular que se atiende al interlocutor, lo hace la
indígena y la chola, pronunciando con los labios cerrados un M
prolongada, de rato en rato.

La mímica popular que emplea la mujer de capas popula­


res, en su charla cotidiana se caracteriza por el énfasis con que

— 226 —
subraya cada palabra. Maneja las manos exageradamente, ha­
cia adelante, o apoyando el dorso de una mano sobre la cadera,
mientras con la otra acciona.

Si quiere hacer hincapié de algo, el índice de una mano lo


apunta varias veces sobre la palma extendida de la otra, a conti­
nuación según del tema que trata la charla o discusión, llora, ríe,
gesticula, con el borde de su manta se limpia las lágrimas y la
orla de la pollera le sirve de pañuelo. Pasa con la mayor facilidad
de un estado emocional al contrario.

Tratándose de la chola, observamos que es bochinchera,


insolente pero no perversa. En las ferias, por cualquier nimiedad,
que puede solucionarse hablando, ellas amenzan con la autori­
dad y quieren solucionar en la policía. «¡Vamos, vamos! -gritan
mientras le jalan de la manta a la contraria; o el dorso de la mano
derecha golpean furiosamente sobre la palma de la mano izquier­
da. Es peculiar y corriente esta mímica con la que se da comien­
zo a la pelea, que es una sucesión de insultos llenos de colorido
e ingenio, frases pintorescas, burlas e ironía. Emplean al reñir el
lenguaje popular, mezcla de quechua y castellano, que brota de
los labios de estas mujeres con la rapidez de una fuerza conteni­
da trabajosamente y que aprovecha la primera oportunidad para
liberarse. Al contrario de la chola, la mujer indígena es suave de
conducta, dulce en su mirada y humilde de carácter.

La chola en la vida cotidiana se expresa pintorescamente.


Por ejemplo:

Llaman a una persona que se encuentra distante, parándo­


se con las piernas separadas y asentadas firmemente sobre el
suelo, la mano izquierda apoyada en su cadera respectiva, y con
la derecha se destoca del sombrero blanco, y moviéndolo de arri­
ba hacia adelante hasta la altura de la rodilla, grita hasta hacerse
escuchar con la persona:

— 227 —
¡Yá yuuuúú! ¡Yá yuuuúú!... ¡Khanta wajyasayqui!

(¡Oye! ¡Oye!... ¡a ti estoy llamándote!)

Para remedar el sonido del zapateo sobre la madera, en el


momento que ha bailado, las otras comentan:

Pararaj, pararaj, ha zapateado!

* ★ *

Expresan el dolor corporal provocado por otra persona, gri­


tando e insultándola en la forma siguiente:

¡Atataúúú! ¡Bandido, fascineroso!

★ * ★

Para remedar el sonido de la piedra lanzada por la flecha, y


hace blanco en el cuerpo del ave que se ha cazado, dice:

¡Ch’aataj! le hey dado.

★ ★ ★

Del sonido del proyectil del revolver o de la escopeta, dice:

Pfún, pfún, pfún.

★ * *

— 228 —
La representación fonética de la puñada que se la hace con
la mano cerrada, dece:

¡Chchapaj!
Y al hecho se llama chopaso.

* ★ ★

Cuando se da la bofetada con la mano abierta:

¡Chchallaj!

O también se representa el sonido con la voz:

¡Laákhaj!
Y al hecho se lo llama Laákhaso.

La mímica popular es sui géneris, es el remedo que se


hace a otra persona, sea con el f in de ofenderlo, burlarse de él o
simplemente como fruto de la observación personal, comunican­
do con la imitación.

Los defectos personales, las facciones irregulares, la ma­


nera de hablar o el tono de voz, cualquier peculiaridad de ur
individuo, no pasan inadvertidas al espíritu observativo del am­
biente popular.

Vocablos Frases y modismos quechuas en el lexicc


popular. El léxico popular en Cochabamba es una convinaciór
del castellano que se impone y del quechua que trata de que nc
se le olviden. La mayoría de la población, a excepción de lo:
campesinos y obreros que hablan quechua a perfección, cuand(

— 229 —
charlan lo hacen intercalando voces quechuas o de procedencia
de este idioma. Ejemplos:

Ese hombre cuando se emborracha es un khaykhoso


insoportable.

La voz quechua khaykhoso se traduce al español por ma­


jadero, cargoso, pesado, molesto.

El fulano esta umpfu desde que ha muerto su madre.

La voz quechua umpfu se traduce al español por entristeci­


do, abatido, taciturno, desganado como si estuviese enfermo.

Sus modismos tienen la terminación del quechua uy, ay,


oy. Ejemplos:

Niñituy, niñitoy, niñitay. Palomay.


Señoray. Viejoy. Abuelay, o Abuelitay.

* * *

1. WASI KHOWI.
Quechua: conejo de la casa. Con esta frase se da a enten­
der que es una persona que no gusta abandonar su casa. De los
maridos y padres hogareños, «caseros».

2. LLAJTA MASI.
Quechua: del mismo pueblo cuando se encuentran en Boli-
via; compatriota, si están en el extranjero. En vez de decir es mi
paisano, se dice es mi llajta masi, para darle mayor significado
y sentimiento a la frase.

— 230 —
3. KKITA KHOWI.
Quechua: conejo que huye o conejo huidizo. El concepto es
contrario al de wasi khowi. De las personas que abandonan su
casa o los seres queridos sin demostrar ningún sentimiento. De
los indiferentes. De los que prefieren permanecer mas en la calle
que en su casa.

4. KHARA CHAQUI.
Quechua: pie descalzo o pie desnudo. Como su traducción
indica, de las personas que se encuentran sin zapatos. También
tiene tono despectivo, de insulto, de menosprecio. Dicen: «imilla
khara chaqui», como enrostrándole su situación económica que
no tiene ni para comprarse un par de zapatos.

5. CHAKATAR.
Quechua: objeto o cosa que en vez de cruzar, de un lado al
otro; se atasca. Cuando una pelota se queda en el techo por
haber tocado un obstáculo, los niños dicen: «se ha chacatado».

6. CH’ULLA.
Quechua: impar. De uso general y corriente. Ejemplos: cuan­
do se quiere comprar media carga de papas, piden: «Vendeme
una ch’ullita de papas»; y las campesinas piden en idioma que­
chua: «Uj ch’ullita khoriwan».

7. ATAUKAR.
Quechua: poner una cosa sobre otra. En la plaza principal
de Cochabamba, un ingeniero agrónomo que estaba con su es­
posa y sus hijos, cuando la señora quizo embarcarse en un auto­
móvil, el esposo le dijo: «No podemos ataukarnos en ese co­
che».

8. CH’ANKHADO.
Quechua: onomatopeya para comunicar que a la persona o
al objeto lo ha arrojado con fuerza al suelo, si a la persona, lo ha

— 231
averiado, y si es objeto, lo ha roto, lo ha quebrado o lo ha destro­
zado.

9. KKUCHU.
Quechua: rincón. Vigente en todas las capas sociales del
departamento. Muy usado en la charla popular, o familiar de las
otras capas sociales. Según en qué situación se emplea tiene
carácter despectivo.

10. KHAYKHEARSE.
Quechua: alcohólico parlanchín. Es la palabrería sin senti­
do con que molestan los ebrios a sus acompañantes, ya sea por
creerse ofendidos o simplemente por provocar riña.

11. KHAYKHOSO.
Q uechua: a lco h ó lico m olestoso. El que aco stum b ra
khaykhearse. Son dos voces que no tienen sustitutos en la charla,
e integran el vocabulario popular de Cochabamba y de muchas
otras partes de Bolivia, especialmente en las áreas quechuas.

12. KHARANCHU.
Quechua: desmantelado, estropeado. Cuando un vehículo
o algún objeto se encuentra viejo. Ejemplo: A una señora de cla­
se media que acompañada de su hija, una joven de porte muy
señorial, esperaban un colectivo para movilizarse, le escuché
decir: «No subamos Rositay a este colectivo, es muy
kharanchu, esperemos el otro».

13. CH’ALLPIRI
Quechua: el que no descansa. Se usa frecuentemente para
adjetivar a los estudiantes memoriones, a los que aprenden la
lección de memoria y repiten como loros, muchas veces sin en­
tender el contenido.

— 232 —
14. THANACU.
Quechua: desgarbado, desaliñado. Cuando en la manera
de caminar y de vestir la persona es descuidada.

15. KHELLI.
Quechua: resentido. Cuando la persona se da por aludida
de alguna pequeña ofensa y decide no recibir el mas insignifican­
te favor ni atención de quien prejuzga le ha ofendido. Durante la
comida, los niños se hacen khelli cuando el padre o la madre les
ha regañado. También se hace khelli por celos.

16. T’UKKU.
Quechua: desanimado, consternado, anonadado. Es el es­
tado de inconsciencia en que queda una persona por algún efec­
to de carácter orgánico o espiritual. Deriva de la palabra quechua
T’ukkuri, que quiere decir: pensador. A las personas que medi­
tando se consumen las llaman T’ukkuris. «Le ha dado T’ukku»,
cuando al niño se le corta la respiración, al aspirar aire para llo­
rar. Igualmente se dice de los que sufren desmayos o ataques
nerviosos. También se llama T’ukku a los ataques de epilepsia.

17. CH’ARANCHAR.
Quechua: asperjear, mojar. Cuando la ropa se humedece
echándole gotas de agua agitando la mano, antes de planchar.
Si una persona a otra la insulta tan rápido que no da tiempo a que
le respondan, dice: «le ha ch’aranchado», queriendo dar a en­
tender en forma metafórica: «le ha regado con insultos».

18. THAMPUCHI.
Quechua: desaliñado. Insulto muy común en las capas po­
pulares. Dicen «llokhalla thampuchi» por niño desaliñado.

19. ME HE ESCAPADO DE LA PUNTA DE UNA AGUJA.


Lenguaje popular. Frase explicativa. Para dar a entender

— 233 —
que la persona se ha salvado de una grave enfermedad, que lo
llevó al borde de la muerte.

20. TARATA HAMBRIENTO - CLIZA RAPIENTO - PUNATA


CUENTO Y ARANI VIENTO.
Decir popular en verso, recogido en la ciudad de Cocha-
bamba.

21. THANSA.
Desgreñado si se trata del cabello; y entremezclado cuan­
do es otra cosa. Thansa urna, quechua: cabeza con cabellos
desgreñados, alborotados por falta de peine; se dice de la mujer
que camina hasta muy tarde sin peinarse y tiene los cabellos
abultados y enredados. Cuando la maleza que invade un jardín,
por falta de cuidado entrecruza sus tallos, enreda.

22. ME HA HECHO REIR EN QUECHUA.


Cuando la risa es fuerte, sonora. Para algunos con descaro
dando a entender que es así como ríe la chola, la mujer de capa
popular, que ríe con autenticidad.

23. MOCHO UMA PATARISCA.


En tono burlesco se refieren al sombrero de la chola pace­
ña, que es de fieltro. La traducción del quechua es: «Como si
tuviera una oveja sobre su cabeza».

24. KHOÑICHI.
Quechua: calentado. Se llama así a la comida que ha so­
brado el día anterior y se la calienta en la mañana.

25. FALTAN MANOS PARA VENDER.


Decir popular, propio de la ocupación comercial, para refe­
rirse a que la venta de su mercadería ha sido excelente, tanto
que «le faltaba manos para vender».

— 234 —
A PO D O S

El apodar es una costumbre extendida en todo el territorio


patrio. Se apoda a las personas en Santa Cruz como en Oruro,
en Potosí como en Tarija. Es costumbre heredada de España
donde hasta los reyes tenían apodos: los Católicos, el Hechiza­
do, etc.

SEKHE PFOSOKHOS.
Quechua: chicha fermentada. Apodo de las personas colé­
ricas, iracundas.

MANCA SIMI.
Quechua: boca de olla. Apodo de las personas con la boca
grande.

WISTU PICO.
Bilingüe: pico torcido. Apodo de las personas que se les ha
torcido la boca.

PISKJOLA.
Quechua: fruta picoteada por los pájaros. A los que tienen
alguna cicatriz muy notoria en el rostro.

KJUCHI MICHIS.
Quechua: Cerdos enhollinados. Apodo de los gendarmes
municipales.

— 235 —
La Najcha, peine que usa la campesina del valle.

Campesinas luciendosuhermosacabellerapsinada con la ñajcha.


CUENTOS POPULARES
C a p it u l o N ueve

C uentos P o pulares

N o ta :
El ingenio humano es universal. Florece en todos los
pueblos: sean civilizados o nó. Partiendo de que la palabra
civilización se acomoda y tiene vigencia en la cultura que domina
el mundo ese período.

Los D u r azno s (1)

Una tarde que Suttu se encontraba descansando de sus


diabluras sobre un árbol, fue divisado por Atoj quien se le acercó
y le dijo:

—Juskku diablo, ahura no te libras de mí. Bajá de ese árbol


si no quieres que suba y ahí mismo dé cuenta de tu persona...

— ¡Ay! T ío Antoño — gritó con voz muy delgadita Suttu—


cómo puedes desear mi mal si en este mismo momento estoy
recogiendo sabrosos duraznos para endulzar tu boquita?

— Entonces dámelos pronto, que no tengo tiempo para


perde rlo en ch a rla r contigo — repuso al Atoj en tono de
perdonavidas.

(1) — Suttu. Voz quechua: sin cola. Nombre popular del conejo nativo, el cuy.
— Juskku. Vos quechua: el agujereado. Otro nombre popular nativo del cuy,
utilizado en su cuentistica.
— Atojo. Voy quechua: zorro. Nombre popular nativo del zorro andino.
— Tío Antoño. Otro nombre popular nativo del zorro.
— Tiyuy. Castellano quechuizado: mi tío.
Octubre de 1954.

— 239 —
— Acércate más Tiyuy — pidió el Suttu.

Obedeció, acercándose de mala gana al árbol.

— ¡Ahí los tienes! — le gritó Suttu, arrojándole con fuerza


una lluvia de piedras en vez de los duraznos, que le cayó a la
cabeza dejándole desmayado. Instante que aprovechó Suttu para
huir.

L a R a íz del A rbol

En otra ocasión, Suttu no pudo escapar de ser cogido por


Atoj. Al ingenioso Suttu lo tenía agarrado de una pata, mientras
el cuerpo se encontraba oculto entre las ramas de un pequeño
arbusto.

— Yá te cogí infeliz Juskku. Nunca más te burlarás de mí!!


— le gritó Atoj iracundo y con los pelos de su lomo erizados de
cólera.

C om o Suttu es un a n im a lito d e sp ie rto , le co n te s tó


inmediatamente, sacando la cabeza por el otro lado:

— ¡Ah! ¡Tonto compadre!... Zoncito habías sido porque en


vez de mi pata estas agarrando una raíz del árbol...

Suttu le dijo en tono tan burlesco que lo dejo sin respuesta


al Atoj.

Como el Atoj es parlanchín y pedante, al escuchar las burlas


del Suttu, se atufó soltando la pata del conejo, que huyó riendo
de la simplonería del Atoj Antoño.

Octubre de 1954

— 240 —
E l P a s t o r c it o y l a P e r d iz

Había un pastorcito que llevaba las ovejas al campo. Se


encontró un día con una perdiz y la persiguió por todos lados; lo
había hecho corretear porque la perdiz es huidiza, es escurridiza,
pero la cogió y la llevó a su casa. Estaban su madre y su padre,
a quienes les había encargado que se la cuidaran porque la avecita
le gustaba mucho. Después volvió a su rebaño.

En la casa la perdiz corría por un lado, corría por otro, y ya


molestados por la intranquilidad de la perdiz, la desplumaron y
se la comieron.

Cuando en la noche el pastor volvió con las ovejas, había


preguntado:

— ¿Dónde está la perdiz?


Y le habían contestado:
— No sabemos, no sabemos, dónde estará.

El chico muy afligido la buscó por todos los rincones de su


casa y no la encontró. Cansado y llorando se durmió. Al día
siguiente, temprano, volvió a buscarla y encontró un pedazo de
la piernita de la perdiz. Entonces con mucho cariño recogiéndolo
del suelo, resolvió hacer del huesito una quenita (flauta).

Fue otra vez a pastear sus ovejitas y empezó a tocar la


quenita y al ser soplada, habló la quenita con tono quejumbroso
y doliente:

Mis carnecitas
se comió tu madre;
y mis huesitos
se comió tu padre.

— 241
Y cuando tocaba el pastorcito la quenita siempre hablaba.

Era una quenita mágica, porque cuando el pastorcito la


soplaba, las ovejitas bailaban y los pajaritos plegaban su vuelo
alrededor del niño que triste escuchaba el estribillo.

Cantón Acacio. 23 de septiembre de 1954

— 242 —
E l C ó n d o r y la I m il l a

Pasa mucho tiempo que había una ¡millita pastora que


llevaba siempre sus ovejas a los cerros.

Un día un cóndor que volaba por ahí, atraído por los


corderinos que estaban gorditos, se enamoró de la pastora. Desde
entonces la visitaba con frecuencia y conversaba con ella. Cuando
ya tenía confianza, la pastora le dijo que le gustaba mucho el oro
y que deseaba tener grandes palos y tubos de oro. Entonces el
cóndor le dijo que tenía en sus alas unos tubos de oro, y cuando
la pastora se acercó a tocar los tubos buscando entre sus plumas,
el cóndor la asió fuertemente con sus garras y se lanzó al vuelo
hacia su nido, situado en una alta cordillera. El cóndor se había
enamorado.

En la cueva había trozos de carne seca y fresca. El cóndor


le ofreció para que comiera, pero la pastorita no pudo comer y le
dijo:

— Yo no sé comer carne cruda, es necesario hacerla cocer


en el fuego.

El cóndor llevó en su pico toda esa carnasa hacia una fogata


que la divisó desde lejos.

Era de los indios que traen sal de Uyuni a los valles. Ellos
hacen su campamento en sitios alejados del camino para que
pasteen sus llamas y encienden fogatas para cocinar. Son los
¡lameros que cuando abandonan el lugar de su acampado, dejan
la fogata aun humeando. El cóndor había visto eso. Se apresuró
a revolver los trozos de carne en la ceniza caliente y así revuelta
en ceniza llevó para que comiera la imillita. Ella al ver esa carne
ensuciada de ceniza, le dijo:

— 243 —


— No se comer carne cruda mezclada con ceniza. Y lloró. El
cóndor volvió otra vez a cocinar mejor.

Cuando estaba sola la pastorita, se le apareció la Virgen del


Rosario y le dijo:

— Amárrate con esta pita de tu cintura. Hecho esto la Virgen


estiró la pita y la pastorita salió de la cueva.

La Virgen le dijo:

— Vuelve a tu casa sin mirar atrás.

Y después la Virgen desapareció.

C uando llegó a su casa, su madre, enojada, la retó,


diciéndole que por qué había abandonado el ganado, su hermoso
rebaño, sin permiso de sus padres, poniéndoles tan afligidos y
en conflictos. Ella les contó que el cóndor le había robado,
llevándola volando a su cueva, que estaba en un cerro muy alto.

Al día siguiente, cuando la madre vio que el cóndor se dirigía


a su casa, la ocultó a la imillita debajo de un Wirque (cántaro)
rajado.

— El cóndor se acercó y le dijo a la mujer:

— ¿Dónde está tu hija? ¡Vieja cherle verija! (vieja con la


matriz seca, que ya no concibe).

— ¡No tengo hija! — le repuso y se negó rotundamente.

El cóndor adivinando dónde la vieja ocultaba a su hija, le


dijo:
— Déjame bailar un momento sobre ese wirque. Ella le
contestó:

— 244 —
— Está rajado, ¿no ves?

Diciendo: — No importa, dió un salto sobre el cántaro y


comenzó a bailar.

Sinkja Kesinkja
Sipi Kesipi.
(Desgarra, que desgarra
Ahoga que ahoga).

Y bailó largo rato, repitiendo lo mismo varias veces. Después


se voló.

Enseguida la madre destapó el cántaro y ¡qué horror!,


encontró debajo de él solo los huesos de su hija.

Cantón Acacio, Septiembre de 1954

— 245 —
E l C uento P ic a r e s c o

Notas.-

El indio valluno relata los cuentos picarescos en algún


momento propicio; si se encuentra cuidando los sembradíos
cuando los frutos están maduros o en los momentos de descanso
de las faenas agrícolas.

Muchos de los cuentos de este género han nacido en los


valles de Cochabamba y se han expandido por todo el territorio
patrio. Su relato es mas sabroso y el humor más picante cuando
se lo cuenta en lengua quechua. Pensamos que todos estos
cuentos en principio han llegado de España con la Conquista,
pero el valluno los ha adaptado y adoptado, dándoles el ambiente
del entorno en que vive, y reform ándolos de acuerdo a su
mentalidad. Por tanto pertenecen en propiedad a los patrones
culturales populares de la comunidad quechua. Son hechos
folklóricos.

El cura y la im illa

Iba por un camino del valle un reverendo Tatacura, montado


en una muía sillonera. Después de haber recorrido un largo trecho,
encontró a una cimbreante imilla, de duras y torneadas pantorrillas,
las que impresionaron a la vista curiosa del sacerdote, que se
dirijía al mismo punto que la caminante.

— Maipi riskhanqui imilla? (Adonde te diriges jovencita?)—


le preguntó el sacerdote.

— Al pueblo Tatay — contestó la imilla.

— 246 —
— Yo puedo llevarte en la grupa — le dijo el cura. Y sin darle
tiempo a que responda la levantó en vilo, haciéndola montar, no
en la grupa sino en el pequeño espacio de montura que le sobraba
delante. — Para que no caigas — murmuró casi entre dientes
rodeándola con un brazo por la cintura.

Habrían recorrido un par de kilómetros y le habló el cura en


la oreja:

—Imilla, supiycunqui! (Jovencita te has largado un cuesco),


le dijo.

— Manaraj Tatay — contestó la indiecita.

— ¡Cómo! — exclamó airado el reverendo— imilla malcriada,


has largádote un cuesco y me lo quieres discutir. ¡Es increíble!,
deja que te huela, nos bajamos de la muía...

La hizo desmontar y con tal pretexto, el reverendo cometió


pecado mortal.

Durante el recorrido, fue pretexto para que el reverendo


pecara mas de cuatro veces el haber lanzado un cuesco la imilla
y él convencerse oliéndola. Cerca al pueblo, la imilla que ya había
saboreado y gustado del pecado carnal, le murmuró en la oreja
al sacerdote:

~—Tatay, tatitoy, supiycuni. (Padre, mi padrecito, no has


olido?, me he lanzado un cuesco).

El sacerdote, ya cansado de tanto haber cohabitado con la


imilla, le repuso:

—Ahura hijita, aun cuando te cagues...

Y siguió caminando, orondo y satisfecho.

— 247 —
El s e r m ó n del cura

Era un párroco de una provincia del valle. Lugar muy


productivo y famoso por su buena comida y excelente chicha.

Las demostraciones de agradecimiento de los feligreses para


con su párroco se habían vuelto miserables; lo que sacaba de
quicio al reverendo, acostumbrado a que en otros pueblos,
especialmente los indígenas se quedaban aún sin comer por llenar
las despensas parroquiales.

El cura, en una y otra forma trataba de hacerles comprender


que por la salvación de su alma fueran mas caritativos con él, ya
que representaba a Dios sobre la tierra. Seguían sordos, hasta
que un domingo en que se recordaba al santo del pueblo y se
llenaría la iglesia de todos los vecinos y el cura vió que era la
mejor ocasión para predicarles.

Llegó el instante del sermón. Al Tatacura en el púlpito le


relampagueaban los ojos de dicha, iba a exalar el suspiro retenido
hace tanto tiempo.

— Hijos míos — principio diciéndoles— hoy recordamos al


santo fulano de tal, que lo han asesinado los malvados y bandidos
infieles, ejem., ejem., ejem., pero antes — movió el dedo índice,
amenazador— quiero hablarles de la salvación de ustedes, que
como están pasando las cosas la veo muy verde, siií, muy verde,
— tosió un poco y por tercera vez repitió: — muy verde hijos míos,
¿y por qué me preguntaran? Ahí va mi respuesta hijos míos.
Porque ustedes han hecho de la usura el pecado diario, la avaricia
les ha carcomido el corazón... Comen pollos gordos y se olvidan
de su sacerdote que a veces no tiene un pedazo de pan que
llevarse a la boca. Muy bien hijos míos, muy bien. La mejor papa
imilla para ustedes, y ¿para el cura? ¿Que se muera de hambre

— 248 —
no? El mas gordo cordero para ustedes, el cura que coma su
mierda dirán. El mejor pan de Toco para ustedes, para el cura ni
una miga. Pero nos vamos a ver las caras después de muertos.
Yo los voy a ver a ustedes, rogándome, suplicándome; ustedes
en el In fie rn o , a rd ie n d o com o leñas, ¡kkajarándose!
(Chisporroteando), algunos carbones ya. Entonces me van a gritar:
— ¡Tatay! ¡Tatitoy! ¡Sálvame pues Tatay!, alcánzame tu mano.
Yo voy a estar al lado de Dios, con los ángeles que me esten
abrazando, ustedes kkajarándose en el fuego. Entonces me he
de acordar del pan, de la carne, de la chichita, de todo lo que
ustedes comen y beben en la tierra, y a sus ruegos les he de
contestar:

— ¡¡Malagradecidos!!, ¡¡caycuncayquiü

Terminó la última palabra al mismo tiempo que con la mano


les hacía una fea seña sexual.

Nota: Caycuncayqui se traduce por «este es tu cuello».


Es mímica popular para ofrecer el pene; muy usado en los
ambientes de farra.

E l B año del T atacura

— Aurelio — le dijo un día su mujer al sacristán— ya no sé


qué hacer con sus pedidos del Tatay, ¿qué hacemos aurelio? ¿O
le acepto? Tu pues dime sonkhoy (corazón) ¿qué debo hacer?
Me amenaza hasta botarnos a la calle.

— Bueno, bueno — contestó picado el sacristán,tengo un


plan que tienes que obedecer al pie de la letra. Cítalo para esta
noche.

— 249 —
Aceptada la entrevista, el cura tuvo el cuidado de alejarlo
del lugar al sacristán, mandándolo con un encargo al pueblo
cercano.

La noche era oscura cuando el cura cruzó las calles del


pueblo.

— ¡Pítaj! (Quien es!) — pregunto la chola desde su cama, al


escuchar tocar la puerta de su tienda.

— Soy yo, chunquito (cariñito) — respondió el cura— tu


Tatay.

— Entra nomás Tatay, el Aurelio no está aquí... — replicó la


chola.

El cura empujó la puerta y tuvo el cuidado trancarla.

— ¡Ay! palomitay, mi palom ita — principio cariñoso el


sacerdote, queriendo introducirse en la cama matrimonial del
sacristán.

— ¡Ay! no pues así Tatay — argumentó la chola cumpliendo


el plan del marido, siquiera sacate pues la sotana.

El cura, rápidamente se desnudo quedando en cueros. El


sacristán que oculto espiaba, vió llegado el instante de dar un
escarmiento al fraile lujurioso y con fuertes golpes a la puerta se
presentó.

— ¡Ay! Tatay — simuló gimotear la chola— mi marido Tatay,


mi marido.

— ¡Caramba hombre! — dijo el cura asustado por la llegada


del marido— ¿dónde me oculto, hija?

— ¡Ay! Tatay, dónde pues, allí, allí — señalando un enorme


cántaro que les servía para guardar chicha.

— 250 —
El cura, apurado, se introdujo en el cántaro, que rato antes
el matrimonio había llenado de chicha fría, recibiendo el Tatacura
un baño ejemplarizador, que duró muchas horas, hasta que el
matrimonio simuló salir en busca de un compadre, dando tiempo
al cura saliera de su encierro chichero.

El c u q u ito

Era una chola de tez blanca, obesa, que usa galera blanca,
almidonada con la dureza del cartón. Las relaciones de la familia
transcurría con tranquilidad. El hombre era ingenuo y manso como
un cordero. Ella era zalamera y magnífica charladora; una misqui-
simi. La doña no era muy santa. Decían que en ausencia del
marido recibía la visita de un jovenzuelo de la vecindad.

Una noche había el marido salido a farrear con la intención


de seguir doce horas seguidas como era su costumbre y sabía la
chola, pero por «una corazonada» regresó al hogar a media
noche.

La chola, que estaba en grandes con el amante, al oír los


golpes a la puerta de la tienda gritó furibunda:

— ¡Pitaj fastidiawanchuü (¡Quien viene a fastidiarme!)

—Yo niñitay, tu marido — contestó humilde el esposo.

La chola no supo qué hacer al escuchar la vos del marido y


rápidamente imaginó el plan para burlo. Comenzó a pellizcar a
sus hijos que de dolor gritaban. La chola salió a la puerta y le dijo:

— Wa, Remberto, también tan fuerte que golpeas, has hecho


despertar a las guaguas. Tapate pues con el poncho la cabeza y
entra diciendo: ¡Uuuuuú! ¡Uuuuuú! para que se asusten, yo les
voya a decir que es el cuquito.

— 251
El ingenuo marido hizo lo que le pidió la esposa, dando lugar
a que saliera el amante de la habitación, cuando el marido
ingresaba con la cara tapada.

L a im il l a de l a b e a t a

Era una beata para sus ayunos. Como toda beata tenía su
recogida, una imilla que a su lado hacía las veces de sirvienta y
acompañante, por las que se tomaba ciertas libertades, como la
de bailar en carnavales y tener un nuevo enamorado cada año.

Habían pasado algunos meses del carnaval y la sirvienta


no tenía la misma agilidad en los quehaceres. La beata no se dió
cuenta que la ¡milla esperaba familia, hasta que ella misma entre
llantos y arrepentimientos se lo contó.

— ¡Jesús, María y José! — exclamó echando el grito al cielo,


ahora qué va a decir la gente, ¡imilla perdida!, yo que te doy
buen ejemplo, que te consta que a esta casa no ha entrado un
sólo hombre, a no ser mi santo padre que Dios lo tenga en la
gloria. Y ahora, ¡imilla canalla! ¡imilla desgraciada!, confiesa,
¡pronto!, para quien es esa guagua? — le preguntó furibunda.

La imilla bajando la cabeza y gimoteando contestó:

— Niñitay,... m ascaritapaj ahá... (Para la m ascarita de


carnaval pues).

Los HIJOS DE LA SIRVIENTA DE LA BEATA

Era la misma beata con la misma sirvienta. Le había


perdonado por su primer hijo, pero la imilla se acostumbró traer
una nueva gugua a los nueve meses justos de cada carnaval.

— 252 —
La beata al cuarto hijo la reprendió muy severamente:

— Imilla Corrompida — le dijo— te estas acostumbrando a


buscarte un hijo cada año. ¡Qué te imaginas abusiva! que yo voy
a criar hijos sin padre? Mascaritapaj, mascaritapaj. ¿Quien es
pues esa mascarita que ni la conoces y te hace parir cada año.
Pero te prevengo, esto se acabó. ¡Ultima vez que te perdono! Si
no pides perdón al Señor de tus pecados puedes irte a buscar
trabajo en otra parte.

Las palabras de la beata a la imilla le entraron por una oreja


y le salieron por la otra. Se arregló el reboso y se fue al mercado.
Allí se encontró con una amiga, también sirvienta, a quien se le
quejó de esta manera:

— Si vieras cómo me hace sufrir de lo que tengo cada año


un hijo. Ve a mis guaguas y se la lleva el diablo. Como si fuera
malo tener un hijo cada año... pero nada dice esta vieja condenada
de lo que sus conejos paren de seis en seis cada tres meses.

— 253 —
C uentos de A parecidos y de E spanto

E l P ac to F ru str a d o con el D iablo

Ocurrió este caso en Punata hace muchos, muchos años.


El protagonista fue, según la informante, un tío suyo, que era un
hombre de carácter férreo y violento, tanto que se atrevió a pactar
con el diablo.

Un noche que reunía en su casa a varios amigos en amena


charla, tocaron en la conversación el tema de aparecidos, de
fantasmas y de gentes que decían hicieron pacto con el diablo.
Mi tío — cuenta la informante— como era hombre de genio
endiablado, se río de los temerosos concurrentes a la tertulia, y
allí mismo les apostó que el estaba dispuesto a pactar con el
diablo. Los amigos dudando le aceptaron.

Para ello en una habitación de la casa se dejo tinta, papel y


pluma. El diablo no se hizo esperar, porque al día siguiente
encontraron en el papel, escrito en letras borrosas, lo siguientes:
«Enciérrate en un armario».

Como era un hombre de pelo en pecho, se encerró en el


único armario que tenía la casa y allí, decía, que un espíritu le
habló y le dijo que a las doce en punto de la noche fuera a la
plaza de papas y esperara debajo del sauce que aún en la
actualidad existe. Un ginete pasaría por allí y debía saludarlo
diciéndole estentóreamente: «¡¡Buenos noches!!». Mi tío tenía
que contestarle con voz más fuerte: «¡¡¡MALAS NOCHES!!!».

Los amigos que sabían del pacto, se reunieron la noche


señalada, y para adquirir coraje, antes bebieron sus chichitas; y

— 254 —
a las doce menos diez dejaron que mi tío fuera a la cita, mientras
ellos esperarían a cierta distancia.

Mi tío contó después, que se paro debajo del sauce y allí


esperó un instante y a las doce en punto escuchó un ruido
atronador y por una esquina de la plaza vio ingresar un caballo
que parecía mas que galopar, volar. El ginete al pasar por delante
de mi tío le gritó muy fuerte: «¡¡Buenas noches!!».

Y mi tío, de miedo, se olvidó el trato y contesto «Buenas


noches!».

Hasta ese momento se acordaba, porque después, decía,


se le había nublado la vista, cayendo de cara al suelo.

Los amigos que le esperaban, intranquilos por su tardanza,


resolvieron ir a buscarlo, y lo encontraron debajo del sauce,
inconsciente y bañado en su propia sangre.

Por no haber contestado al saludo como mandaba el trato,


no pudo hacer pacto con el diablo.

Octubre 22 de 1954

— 255 —
El D u e n d e J uguetón

Ocurrió en una finca situada en Suticollo, donde la voz del


pueblo decía que su casa de hacienda es muy pesada.

Un señor había sido invitado a pasar sus vacaciones en


esa finca, famosa por cuentos de aparecidos. Los dueños por
burlarse del huésped, le destinaron la habitación que por los
comentarios tradicionales era la más pesada.

Aquella primera noche el huésped se acostó y de su cama


observaba que la habitación era espaciosa y que por los resquicios
de la unión de las hojas de la puerta que daba al patio se filtraba
la luz de la luna.

Se encontraba muy ensimismado en sus recuerdos, cuando


notó que una de las hojas de la puerta, empezó a sonar caj... caj..
caj abriéndose, pero daba la impresión que el que la abría trataba
de ocultar el cuerpo y empujaba sólo con la mano.

Al abrirse completamente se aclaró la habitación con la luz


de la luna. El huésped extrañado se incorporó suavemente en la
cama, descubriendo que un enanito, viejo y risueño, saltando y
haciendo piruetas se acercaba a su cama, dándole a entender
que quería jugar con él. Asustado el huésped sólo atinó a cojer la
lámpara para arrojársela a la cabeza del duendecillo, quien dando
un salto de media vuelta emprendió carrera. El huésped saltó de
la cama y corrió tras de él, pero no pudo agarrarlo porque
desapareció en el jardín.

Al día siguiente contó lo ocurrido y fueron muchos los que


aseguraron que también se les había aparecido ese duendecillo.
La gente de la finca está convencida que allí mora un espíritu.

Octubre 22 de 1954

— 256 —
L as D os N a r a n ja s

Era un mozo que teníamos en casa — dice la informante—


muy bueno y acostumbrado con mi familia. Se llamaba Mariano.

Un día desapareció Mariano y por mas que lo buscamos


por toda la finca, nadie pudo dar con él. Ya nos habíamos
conformado con su huida, que adjudicábamos a una riña que
días antes había tenido con otro colono.

Pero no había sido huida, porque a los cuatro días apareció


con el rostro completamente rasguñado y en trazas de haber
recorrido mucho campo.

— Qué es lo que te ha pasado Mariano? — le preguntó mi


madre.

— ¡Ay! mamay — le respondió M ariano— cosas muy


extrañas me han pasado. Me encontré con unos amigos que me
hicieron beber chicha. Ya sería la media noche cuando regresaba
a la casa y en el camino me encontré con una chota muy bonita
que me pidió la acompañara a su casa porque tenía miedo andar
sola a esas horas. Había vivido lejos y en una casa con catres
muy lindos. Hemos llegado y de agradecimiento me hizo acostar
y me regaló dos naranjas que las guardo en mi bolsillo. Cuando
he despertado al día siguiente y no estaba acostado en la casa,
sino debajo de un algarrobo, en donde me había arañado la cara
como me ve usted.

— Quien te cree Mariano — le recriminó mi madre— lo mas


seguro es que te has emborrachado y después has peleado.

— No mamay — insistió el sirviente— si todavía tengo las


naranjas. Dicho lo cual introdujo sus manos a los bolsillos y sacó
en vez de las dos naranjas, dos bostas de vaca.

Octubre 22 de 1954

— 257 —
L a M ula

Eran dos hermanas que vivían frente de mi casa — dice la


informante— y una de ellas trataba con un cura. (Tratar se
entiende por era amante).

Un día que salimos yo y mi madre a visitar unas amigas, al


regreso encontramos que mi hermana menor, pálida y temblorosa,
nos preguntó si no habíamos visto un animal en el jardín.

— No, nada — le respondimos.

— ¡Qué raro! — exclamó— porque hace rato que esto ha


pasado: y nos contó que al escuchar ruidos persistentes fuera de
la habitación, abrió la puerta para que se alumbrara el jardín con
la luz del cuarto y salió a ver cual era la causa de los ruidos, y
encontró una hermosa mula comiendo las flores. Ella trató de
espantarla y la bestia, empacándose, trató de cocearla, por lo
que, asustada, resolvió esperarla dentro de la habitación.

— Nosotras — continuó la informante— buscamos todo el


jardín y no apareció la mula.

Al día siguiente comentamos y mi madre atribuyó a la


im aginación fantástica de mi hermana, y hasta hubiéramos
olvidado el caso si es que en la vecindad no hubiesen ocurrido
casos de muías aparecidas o similares a esta.

— 258 —
L a M ula R ecostada

Una amiga de aquellas hermanas, sabedora que una de


ellas era la querida de un cura y se encontraba enferma, decidió
ir a visitarles y preguntar por la salud de la hermana.

Llegó a la casa al atardecer; llamó por el nombre a la


hermana sana, varias veces, pero como nadie le respondía ingresó
al dormitorio que se encontraba con la puerta entreabierta.
— Fulana — dijo en voz baja— fulana.
Nadie le respondía, solo escuchó un ruido extraño que venía
de la cama, la que no se podía distinguir debido a la penumbra
de la habitación. Entonces abrió la puerta y una ventana pequeña,
inundando de luz la pieza, y sorprendida lanzó un grito viendo
echada en la cama de la enferma a una mula gorda que pateaba
de rato en rato. Corrió la mujer a la cocina a llamarla a la hermana.

— No se qué le pasa a la fulanita — le dijo— parece que se


encuentra muy mal.

—Wa qué raro — respondió la hermana— si esta mañana


nomas estaba queriendo levantarse.

Se llegaron a la cama de la enferma y la encontraron


recostada, que al verlas a las dos mujeres les dijo:

— No sé que me ha pasado que me había dorm ido


profundamente, como muerta he dormido.

La visitante, asustada, dió un pretexto, y salió de la casa


casi corriendo a contarle a su marido lo ocurrido.

— Por qué te asustas — le dijo el marido— 'si es pues siempre


mula, acaso no sabemos todos que vive en concubinato con el
tata fulano?

— 259 —
L a M o n tu r a de la M ula

Una pareja de talabarteros que se recogían a su casa a


altas horas de la noche, por la misma calle donde vivía esta mujer,
divisaron desde lejos una mula bien enjaezada, tanto, que relucían
fosforecentes los adornos de plata y oro de la montura y sus bridas.

— Mirá esa mula tan bien enjaezada — comentó el talabartero


a su mujer.

— Si pues — respondió la mujer, mas despierta que el


hombre, fijándose en los adornos de metales valiosos y le habló:
y debe costar mucho y nos salvaría de muchos apuros. ¿No es
cierto?

— Si pues — dijo convencido el hombre— y como no hay


gente que nos vea, yo la sostendré de las bridas y tú le sacas la
montura.

— Si chuncuy (cariño) — respondió la chola— yo solo quiero


la montura y nada más.

La pareja se fue acercando a la bestia que reculaba recelosa,


hasta que estuvo arrinconada y el hombre pudo sostenerla de las
bridas y la mujer le sacaba la montura.

Muy felices de la fechoría fueron a su casa, nuevamente la


montura observaron a la luz de la vela. No había duda que era
hermosa y de incalculable valor. Con mucho cuidado la pusieron
sobre un baúl que tenían en el cuarto y se echaron a dormir.

Al día siguiente despertaron ufanos por lo que les pasó la


noche anterior.

— 260 —
—Ahura la vamos a observar mejor — dijo el hombre.

Se levantaron de cama y en vano buscaron la montura


porque había desaparecido. Todo lo revolvieron, pero no había la
m ontura chapeada de plata sino una m anta que después
recordaron pertenecía a la mujer concubina del cura.

Ninguno recordaba cuando se habían prestado, pero tenían


que devolverla, y la pareja se dirigió a la casa de la chola.

— Aquí tienes tu manta — le dijo la talabartera— tanto tiempo


que me has prestado que me había olvidado devolverte.

—Wa — le respondió la amante del cura— si anoche nomás


te estoy prestando? tan rápido te has olvidado?

— Si pues — dijo la talabartera mirando a su marido.

Ambos se levantaron y salieron de la casa para nunca más


volver. Estaban convencido que aquella mujer se convertía en
mula porque convivía con un cura.

Octubre 29 de 1954

— 261
C uentos de P illos

E l P avo B arato

Un cliceño entró a una casa y del corral se robó un pavo y


cuando estaba llevándoselo, en el zaguán lo encontró el marido
de la dueña, que acababa de llegar de la calle.

— ¿Que hace aquí? — le preguntó de mal modo.

— Nada niñituy — le contestó imperturbable el cliceño—


estaba yéndome porque la señora no quiere comprarme este pavo
tan gordo y tan barato que se lo he ofrecido.

El dueño tomó en las manos al pavo, lo sopesó y realmente


estaba gordo y el precio que pedía el hombre, era mucho menos
de la mitad de lo que costaba un pavo en el mercado. El marido
movió la cabeza como censurando que su mujer rechazara tan
buena oportunidad de comprar un pavo regalado.

Discutieron del precio y el hombre le compró el pavo. El


cliceño se fue apurado.

Muy contento ingreso a la casa, llevando el pavo adquirido


a bajísimo precio.

— ¡Mira, hija! — le dijo muy entusiasmado a su esposa—


cómo has podido despreciar un pavo tan gordo y tan barato.

— ¿Qué pavo? — le preguntó extrañada.

— El pavo que te había ofrecido ese hombre que acaba de


venderme. Si es una ganga.

— 262 —
— ¡Estás loco! — le gritó la mujer— no ha venido ningún
hombre a ofrecerme ningún pavo. Haber, mostrame, ¡cual pavo!.
Le mostró.

Ambos se miraron y sin decirse palabra corrieron al corral;


buscaron por todos los rincones sin encontrar el pavo que
envernaban desde hacía mucho tiempo.

El cliceño les había vendido su mismo pavo.

E l C o ntado r de B illetes

Los indígenas del valle cochabambino están acostumbrados


a contar su dinero y colocar en orden sobre el suelo los billetes
clasificados. Un par de cliceños, bribones para apoderarse de lo
ajeno, habían observado esta costum bre y planearon para
aprovechar una oportunidad. Era una mañana de feria.

El uno con un enorme puñal en la mano, amenazándole a


gritos e insultándole lo perseguía al otro que con cara de
atemorizado corría desesperado y atropellando todo y a todos.

— ¡Paso, ¡paso! ¡me quiere matar! — empujando y gritando,


y haciéndose el que no veía pisó los billetes que dos indios muy
serenamente contaban sobre el suelo.

A continuación también pisó los billetes el matador, gritando:

— ¡Dónde está ese bandido para matarlo!

En el alboroto que la gente hacía, los contadores no se dieron


cuenta que los dos cliceños, en la planta de los pies untados con
miel se habían llevado varios billetes.

— 263 —
C ompadre M achakapuskha

Un par de cliceños, pillos famosos en su pueblo, un día vieron


en el corral de un campesino, un burrito joven y gordo amarrado
a una estaca, y decidieron robárselo esa noche.

Aprovechando que los dueños dormían profundamente por


el cansancio del trabajo en sus tierras, despacito, con mucho
cuidado y sin hacer ruido lo sacaron del corral, llevándolo por
medio campo para que la gente no los descubriera, pero para
llegar a la casa de ellos, los pillos obligadamente tenían que
atravesar un camino por donde transitaba gente.
Era la noche muy oscura, apenas se distinguía. Los pillos al
burro le pusieron un poncho grande que le cubría hasta el suelo
y un sombrero ovejón también grande.
Cuando ya iban a llegar a su casa, apareció un campesino
en el camino y por la obscuridad sólo distinguía tres sobras que
se bamboleaban y avanzaban muy dificultosamente. El pensó
que a lo mejor necesitaban ayuda.
— ¡Qué pasa compañeros! — les gritó— necesitan ayuda?
¡Puedo ayudarles!
— No hermanoy — le respondió uno de los pillos— lo que
pasa es que nuestro com padre machakapuskha (nuestro
compadre se ha emborrachado), y lo estamos llevando a su casa.
— Con cuidado nomás llévenlo — les recomendó y se fue.
— De buena nos hemos librado compañero — le comentó el
otro pillo.
Llegaron a la casa y lo primero que hicieron fue bañarlo al
burro con agua colorante para cambiarle de color el pelaje y
venderlo al día siguiente en una feria.

— 264 —
La P ie z a d e T ocuyo

En una feria del valle, un campesino se había comprado


una pieza de tocuyo y para transportarlo mas cómodamente se
l> puso sobre uno de sus hombros. El hombre iba muy feliz por la
compra.

Tres cliceños que lo vieron, resolvieron robarle la pieza y


planearon cómo hacerlo. Dos de ellos se acercaron, lo saludaron
y se colocaron uno a cada lado, muy junto a él, distrayéndolo con
su charla y los chistes que le contaban para hacerlo reír. El tercero
iba detrás, cosiéndose la punta de la pieza a su saco. Cuando ya
estaba listo el cosido, simularon tropezarse, haciéndolo caer al
que llevaba la pieza de tocuyo, momento que aprovecho el pillo
para arancarle la pieza de tocuyo y rápidamente trasladarla a su
hombro, al que rato antes había cosido.

Cuando el hombre se incorporó y no tenía la pieza empezó


a gritar:

— ¡Mi pieza! ¡Mi pieza! ¡Me han robado mi pieza de tocuyo


que ahurita mismo me he comprado.

La gente se arremolinó y el ladrón mostrando la pieza de


tocuyo que tenía cosida a su saco, les decía:

— Ven, ven, por eso yo me coso así para que no me roben.

Todos lo creyeron y mas bien aplaudieron lo prevenido que


era ese hombre.

— 265 —
O tros C uentos

1. Los cohetes de Tarata

Un hombre que había visto los fuegos artificiales que se


quemaron en La Paz, durante los festejos de su IV Centenario,
com entaba entusiasm ado de las lluvias de estrellas, de las
cataratas de luces y sobre todo de la bandera boliviana que
apareció dibujada.

Un tarateño que lo escuchaba se amoscó de aquellas


alabanzas y picado en su amor propio, ya que su pueblo fue
famoso por tener las mejores fábricas de fuegos artificiales del
departamento, intervino en la charla y dijo:

— Eso no es nada, en mi pueblo de Tarata dónde hay las


mejores coheterías de Cochabamba, han inventado fuegos
artificiales, por eso cuando se enciende un cohete, sube al cielo
rápido y revienta diciendo TA, y al bajar los demás cartuchos dicen:
RA-TA-RA-TA, o sea que dicen el nombre de mi pueblo TA-RA-
TA.
(Informó A. G. Coch. 19-IX-54)

2. Un caso de «pichara»

Era un ingeniero que hizo el camino carretero que une Tarija


y Villamontes. Mucho tiempo había estado en el campamento y
seguramente se sentó sobre una piedra antigua, esas que tienen
musgo verde encima, o a la orilla de una acequia, dónde siempre
sería, la cuestión es que un día le salieron granos y manchas en
las dos manos.

Vino a Cochabam ba a hacerse curar, visitó a muchos


médicos, pero nada, qué iba a estar yendo a los indios (jampiris),

— 266 —
el era criado en Europa. De vergüenza ya se ponía guantes. Un
día, su hermana le dijo:

— Hermanoy, cómo vas a estar así, conozco yo a un indio


que vive en la quinta, es un jampiri (curandero nativo), te lo voy
a traer de ocultas, nadie lo va a ver.

Lo trajo al viejo un martes y le dijo que lo iba a curar, ese


mismo día empezó la curación la pichara (limpieza en quechua).

En tres curaciones, el martes cuando empezó, el viernes


próximo y el otro martes siguiente, le sanó completamente; hasta
hoy día que esta sano y bueno de salud.

Informó: Irene de la Fuente 22-X-54

— 267 —
ADIVINANZAS
Mujer campesina en la cotidiana labor de preparar el alimento. Cerámica de
Wayculí. Vidreada de color verde.

— 270 —
C a p it u l o D ie z

Notas.-

A través de las adivinanzas se puede colegir la capacidad


imaginativa de los habitantes de un pueblo o una comunidad.

Los niños, bajo la luz de la luna y alrededor de un chillami


(fuente de arcilla) con maíz y habas tostadas, se quedan hasta
muy avanzada de la noche diciéndose adivinanzas. Y es diver­
sión también de mayores. Los quechuas en su propio idioma
anteponen a la adivinanza la frase ¿Imas imam canman?, que
traducido es: ¿qué será, qué será?

A la persona que no puede encontrar la solución, se le pre­


gunta: ¿Te rindes? Si contesta Sí, el otro antes de descifrarle la
adivinanza, le insulta en quechua, anteponiendo la palabra rinqui,
que en castellano es irás. Un ejemplo:

Rinqui, rinqui, rinqui,


Muía wañuskhawan tincunqui
Rinqui, rinqui, rinqui,
Cuchurispaj mikjunqui,
¡Ay! que misqui nispaj.

Traducción:

Irás, irás, irás,


Con una muía muerta te encontrarás,
Irás, irás, irás,
Y cortándole un pedazo comerás,
Diciendo: ¡Ay! que exquisito dulce.

— 271 —
El que lo hace,
Lo hace cantando y silbando,
El que lo compra,
Lo compra llorando,
Y el que lo usa,
Lo usa callado
Y no sabe dónde,
Dónde lo están llevando.
EL ATAUD (Quillacollo)
En la torre chán,
En el corral caca.
LA CHANCACA

Capillita de barro,
Sacristán de palo,
Entra Marcelino,
Sale Franciscano.
EL PAN

Jawuan infierno
Uccun gloria
Traducción:

Por fuera infierno,


Por dentro gloria.
LA TUNA

Iscay juskkuta yaycuspaj


Uj juskkuta llojsinman.
Traducción:

Entra por dos agujeros


Sale por uno.
LA CAMISA DEL INDIO

— 272 —
Jaú, jaú, simisitu
Huchu chiras ñawisitu
Tortilla wisita.
Traducción:
Jaú, jaú, dice su boca
Tiene los ojos de pepas de ají
Y por barriga tiene una tortilla.
EL SAPO

Rintaj, jamuntaj
Kikillampipuni.
Traducción:
Va y viene,
Y está siempre ahí mismo.
LA PUERTA

Billete doblay mana atinaj


Niquel yupay mana atinaj.
Traducción:
Billete de no poder doblar
Monedas de no poder contar.
EL CIELO Y LAS ESTRELLAS

Yana trapitupi
Askja chías
Wataskha canman.
Traducción:
En un trapito negro
Muchas liendres
Amarraditas están.
EL HIGO

— 273 —
Taraj, taraj,
Wawantaraj.
Traducción:
Tan,tan,
Hacen madre e hija.
EL BATAN

Tajra pampitapi
Tawa estacas
Clavarayasanman.
Traducción:
En una pampita plana
Cuatro estacas
Se encuentran clavadas.
LAS UBRES DE LA VACA

Uj chota tiayasan
Khomer sillapi
Chejchi vestidoyoj.
Traducción:
Una jovenzuela
Sentada en silla verde
Con su vestido gris.
LA FRUTILLA

Uj yuraj urna viejita


Khomer pollerayoj.
Traducción:
Una viejicita de cabeza blanca
Tiene su pollerita verde.
LA CEBOLLA

— 274 —

i
Cajetillitay pún pún
No tiene tapa ni tapón
¿Qué puede ser?
EL JABON (Capinota)

Saltarís
Brincaris
Como el granito de anís
Nunca adivinaris.
LA PULGA (Capinota)

Yo te subo
Tu te meneas
Te saco leche
Gusto me das.
LA HIGUERA Y EL HIGO

En un campo me crié
Entre verdes y lazos
Y quien me haga pedazos
Llorará por mí.
LA CEBOLLA (La Tamborada)

Tapita sobre tapita,


Hay adentro una negrita
Encamisadita.
EL PACAY (La Tamborada)

Tablita sobre tablita


Tablita de verde caña
Haber si me lo averiguas
Hasta pasado mañana.
EL PACAY (Ciudad de Cochabamba)

— 275 —
Imas imán canman
Yana sabánas ukjupi
Yuraj niñitas tusurasanman.
JANKACANMAN
Traducción:

¿Qué será, qué será?


Dentro de unas sábanas negras
Están bailando niñitas blancas.
EL TOSTADO DE MAIZ ES (Tapacarí)
Tengo doce damas
Todas son ¡guales
Todas tienen cuartos
Todas tienen medias
Pero no usan zapatos.
LAS HORAS (Ciudad de Cochabamba)
En un campo temporal
Hay un guapo liberal
Tiene dientes de conejo
Tiene barbas y no es viejo.
EL CHOCLO (Ciudad de Cochabamba)
Vengo, verengo
De Santo Domingo
Hábito blanco
Corazón amarillo.
EL HUEVO (Ciudad de Cochabamba)
De la mar salió mi nombre
Y tan desgraciada fui
Que huyendo de mi desgracia
En una garita di.
LA MARGARITA (Ciudad de Cochabamba)

— 276 —
Pampa blanca
Semilla negra
Cinco torillos
Y una lanza.
LA ESCRITURA. Papel, tinta, dedos
y pluma. (Ciudad de Cochabamba).

No soy astro ni estrella


En medio del cielo estoy
No soy Sol ni Luna bella
Adivinen lo que soy.
LA LETRA E (Ciudad de Cochabamba)

Soy la redondez del Mundo


Sin mi no puede haber Dios
Papas y Cardenales sí
Obispos nó.
LA LETRA O (Ciudad de Cochabamba)

Adivine, adivinador
Cuales son los tres dones
Que no están en corazones?
ALGO-DON; AZA-DON; ALMI-DON
Ningrin
Quiwirina
Púpun
T’incana.
Traducción
Una oreja
Que le tuerces
Un ombligo
Que le tocas
LA GUITARRA (Ciudad de Cochabamba)

— 277 —
Kay pina
Jakhay pina
Servilletay
Kantunpiña

Traducción:

Ya aquí
Ya allá
En el canto
La servilleta.
EL MANTEL DE MESA
(Ciudad de Cochabamba)

Chimpaycamuay
Chinpaycuskhayqui
Jokhocharispa
Satiycus cayqui.

Traducción:

Acércate
Que yo me acercaré
Y mojándolo
Te atravesaré.
LA AGUJA Y EL HILO
(Capinota)

Las adivinanzas de doble sentido pertenecen al


entretenimiento de los mayores.

— 278 —
T rabalenguas

Este ejercicio de dicción, que en lengua quechua es traba­


joso dominarlo, se lo repite de principio a fin, e invertido. No sólo
tiene finalidad pedagógica, también de divertimiento.

Tata Padre
Totito Diminutivo de Antonio.
Titi Metal plomo
T in te ritu ta El tinterito
T ip iy p p a ris k h a Lo había quebrado

Traducción interpretativa: «El Padre Antonio había quebra­


do el tinterito de plomo» (Ciudad de Cochabamba).

K juchej Cerdo
Llokhe Izquierdo
C h u ch u lla Impar
C h aq u in Pié
C huta Dislocado

Traducción interpretativa: «El cerdo ahora tiene pie impar,


porque se dislocó el pié izquierdo» (Ciudad de Cochabamba).

M an q u ita Ollita
M anteca Manteca
M anteca Manteca
M an q u ita Ollita

Traducción interpretativa: «La ollita con manteca, la mante


ca en la ollita». (Ciudad de Cochabamba).

K hom er Verde
M olle Molle

— 279 —
Urapi Debajo
Kholu Sin oreja
Muru Que le falta un pedazo
Lluru Vacija de barro.

Traducción interpretativa: «Debajo de un molle verde está


una vacija rota sin oreja» (Ciudad de Cochabamba).

Wasarkhota Darse la vuelta


Perkharkhota Por la pared
Llamarkhota Y llamarlo
Tatitata A su padre
Para que coma Para que coma
Lawitata La laguita

Traducción interpretativa: «Te das la vuelta por la pared y


llamas a tu padre para que coma la laguita» (Ciudad de Cocha-
bamba).

— 280 —
COPLERIA Y CANCIONES

— 281
Yuraj sombrerito Sombrerito blanco
ttantaman riwajchu. Anda trae un pan.
Mikjucun, mikjucun, Y comiendo, comiendo,
Wajyarkhamuaschu. Me la vas a llamar.

Copla popular

282 —
C o p l e r ía

1. El pantalón que yo tengo


Poblado de mil colores
Remiendo sobre remiendo
Parece un jardín de flores.

2. A donde quiera que voy


Me parece que te véo
Alkhotapis paynin nini
(Trad: Al perro que pasa digo es él)
Y es la sombra del deseo.

3. Me quisistes, yo te quiero,
Me olvidaste, te olvidé
De mi olvido no lloraste
De tu olvido yo lloré.

4. Me quisiste me olvidaste
Y me volviste a querer,
Hiciste lo que hace el perro
Vomitar para comer.

5. Habías tenido
Tu contenido
Bajo el catre
Escondido
Y mal comido.

6. Khanmari Khanmacaskhanqui
Flor de retama.
Ricuspaila waylluricoj
Sobre tu cama.

— 283 —
Choko alkhoyman rijchacunqui
Flor de retama
Aukhamana yuyaricoj
Sobre tu cama.
Traducción:
Tu habías sido y tu eres
Flor de retama.
Me ves y te acuerdas de acariciarme
Sobre mi cama.

Te pareces a mi perro choco


Flor de retama.
Cual enemigo que no recuerda
Sobre tu cama.

7. Me dices que tienes dueño


Asi con dueño te quiero
Como soy hombre tunante
Me gusta querer lo ajeno.

8. Llevo mi vida muy triste


Gallo pelado;
Otro gallo con plumas
Se la ha llevado.

9. En tanto llorar por vos


Un ojo tengo hecho ttokho (vacío)
Y tu no me compadeces
corazón de uchu morokho
(Trad.: corazón de piedra de moler aji).

10. Maypi canqui cunancama


Maypi canqui cunancama
Imilla bándida.

— 284 —
Waj warmiyoj canaycama
Waj warmiyoj canaycama
Imilla bándida.

Wawitaypis kharisitu
Punku jaytaj chaquisitu
Warminaqui llujchejsitú
Imilla bándida. (Punata)

Traducción:

Dónde estás hasta ahora


Dónde estás hasta ahora
Jovenzuela bribona.

Mientras que esté con otra mujer


Mientras que esté con otra mujer
Jovenzuela bribona.

Mi hijito que es hombrecito


Será pateador de puertas
Manoseador de mujeres
Jovenzuela bribona.

11. Yuyarinquichu lijrayqui


Urapi puñuskhayta
Khascollayquiri
Kheshachawarca nokhayta.

Traducción:

Acaso no recuerdas
Que entre tus brazos dormía
Y que tu pecho
De blando lecho servía? (Punata)

285 —
12. Ch’aska ñawi, arco cejas
Khanripejpa wawantaj canqui
Munascayman rischacuspaj
Sonkhoyta nanachiwanqui.
Traducción:

Ojos de estrella, cejas de arco


Y tú hija de quien eres
Que te pareces a mi madre
Y me haces doler el corazón.

13. Suma el cero


Con el mismo cero
Sabrás la importancia
De lo que te quiero.

14. Al hacer tus negros ojos


Dos milagros hizo Dios
De dos gotas de tinieblas
Dos rayos de luz sacó.

15. No te quise por bonita


Y menos por afición
Como vivías en mi barrio
La ocasión hizo al ladrón.

16. Cuando paso por tu casa


Compro pan y voy comiendo
Para que no diga tu madre
Que de verte me mantengo.

17. Munacuyqui niwarkhanqui


Maypi chay munacuyniinqui
Khakhapichus orkhopichus
Omay caru llajtapichu.

— 286 —
Traducción:

Me dijiste que me querías


Dónde está ese tu querer
En el precipicio o en la cumbre
O en algún país lejano?

18. Para que sirven ojos


Y es muy sensible,
Ojos que se enamoran
De lo imposible, (i. MAU) (1)

19. El besito que me diste


Hasta el alma me ha llegado
El sabor de tu boquita
Ocho días me ha durado. ( i. MAU)

20. Cielo riguroso


No quiere llover
Porque el tatacura
Ya tiene mujer. ( i. MAU)

21. Khanchu chay Karkhanqui


Puncuypi sayacoj
Siquimira jiña
Chirmisppa jispakoj.

Traducción:

Tu habías sido aquel


Que estabas de pie en mi puerta,
Semejando a la hormiga
Te orinabas cerrando los ojos.

(1) Abreviatura: Informó Mercedes Anaya de Urquidi.

— 287 —
22. Khayna graciamanta
Kunanraj ainqui
Khari Khawajñawi
Muchacha suyajsimi.

Traducción:

De la gracia de ayer
Recien ríes hoy,
Ojos de mirar al hombre
Boca que espera su beso.

23. Imilla papita


Morao ttiquita
Carullamantapis
Soy tu palomita.

24. Te quiero mas que a mis ojos


Mas que a mis ojos te quiero;
Y también quiero a mis ojos
Porque con ellos te veo.

25. Uywa palomita


Pampapi uminacoj
¡Ah! mala conciencia
Iscayta munacoj.

Traducción:

Palomita tierna
Que en el suelo te besaba
¡Ah! mala conciencia
Que a dos hombre amas.

La copla picaresca

— 288 —
Notas.-
Está en la condición humana crear este tipo de patrones
culturales, siempre de temas sexuales. En el medio valluno, a
continuación de cantar una copla de doble sentido o notablemen­
te picaresca, repiten el siguiente estribillo:

Achí, jota y ka
Zamba yuraj ñawi
(morena de ojos negros)
Vente por acá.

Aparte de la coplería que recogimos en las fiestas de la


Santa Veracruz y Todos Santos, transcribimos las siguientes, que
a más de la intención satírica que encierran, son ejemplos del
humor pueblerino de Cochabamba.

26. Tu tienes la culpa Antonio


De llevarme ande la Ignacia
Sabiendo de la eficacia
Con que me tienta el demonio. ( i. MAU)

27. Paloma del rancho


Mía y muy mía,
Y yo nada tuyo
Que tal picardía?

28. Al pasar por la puerta


De San Francisco
Salió el Padre Bertoldo
Y me dio un pellizco.

Y mi madre me dijo,
Con gran prudencia,
Déja que te pellizque
Su Reverencia...

— 289 —
¡Ay! Kirieleisón
¡Ay! Cristeleisón,
Negra Ch’aska ñawi
De mi corazón. ( i. MAU)

29. Morochita del alma


Qué cuento es este,
Que uno tiende la cama
Y otro se acueste. ( i. MAU)

30. Aleluya dijo el cura


Por comerse la ricura
Y el sacristán le dijo amén
Por ayudarle también. ( i. MAU)

C o plas del C arnaval en P unata

Estas coplas las registré en el Pueblo de Punata de labios


de la abuelita Doña Cristina Aguila, de 70 años de edad, natural
de Punata, quien me informó que su madre y su abuela las can­
taban.

1. Carnavalespekha
Santus machaykhachan
Cojos pfincaykhachan
Ciegos khawaykhachan.

Traducción:

En los carnavales
Los santos se emborrachan
Los cojos brincotean
Y los ciegos miran.

— 290 —
2. Carnaval chayamuskha
(El carnaval ha llegado)

Sobre el empedrado
Derramando chispas
Como el condenado.

3. Pitaj wañuchipun
Suegraypa misinta
Cunan pagawankha
Sulkka ususinta.

Traducción:

Quien ha matado
El gato de mi suegra.
Ahora me lo pagará
Su hija menorcita.

4. Intij yaycupunan
Luribay ttiquita
Ramamanta rama
Jampuy palomita.

Traducción:

Cuando el Sol se ha entrado


Flor de Luribay,
Volando de rama en rama
Vente palomita.

5. Una palomita
En su palomar
Llorando me dijo
No tey de olvidar.

— 291
C a n c io n e s del S iglo P asa do
R ec o g id a s en el a ño 1 9 4 4 ( 1)

1. Sonkhoytachuy khawaycuwaj
Llawarkhochapi wayt’askhan
Llawarkhochapi wayt’askhan.

Kiscasmanta jarap’aycuskha
Jik’un Jik’unta wakhaskhan.
Jik’un Jik’unta wakhaskhan.

(Si miraras a mi corazón,


En un lago de sangre está flotando,
Rodeado de ramas de espinas
Hito a hito está llorando).

Por qué con tanto rigor


Martirizasteis mi amor,
Mi sombra te ha de hacer falta
Cuando te fátique el sol
Cuando te fatigue el sol.

Por qué con tanto rigor


Martirizasteis mi amor,
Mi corazón ahi lo tienes
Si quieres matarlo puedes
Si quieres matarlo puedes.
Pero como tu estas dentro
Si lo matas también mueres,
Si lo matas también mueres.

(1) Se registran en este capítulo las canciones, lamentablemente pocas, que estuvieron
en boga en la ciudad de Cochabamba la última década del siglo pasado y las dos
primeras del nuestro.

— 292 —
2. Pajarillo que cantáis
en las mañanas serenas,
en las mañanas serenas.

Por qué a unos les dais la vida


y a mi me matais de penas
y a mi me matais de penas.

3. Las lágrimas de mis ojos


han formado una laguna,
han formado una laguna.

Donde naufragó mi dicha


y flota mi desventura,
y flota mi desventura.

4. Pitaj suwawan
Ñawisniymanta lurunta
Ñawisniymanta lurunta.

Pitaj orkhowan
Kay sonkhoymanta llicanta
Kay sonkhoymanta llicanta.

(Quien me ha robado
de estos mis ojos las niñas?
Quien me ha sacado
de este mi corazón la tela?)

Yuyarinquichu lijrayqui
Yuyarinquichu lijrayqui.

Para qué dichas,


para qué glorias me ofreciste
que al mejor tiempo
de mis caricias te fuisteis.

— 293 —
MI CARINO

Te quiero tanto tesoro mío


Que nadie puede mi amor sondar
Es tan profundo como el vacío
Es tan inmenso como la mar.

Mira las tardes los horizontes


Del mar unirse con el confín
Alza los ojos mira los montes
Mi amor como ellos no tiene fin.

Por uno solo de tus encantos


Yo te daría todo mi bien
Yo te daría todos mis cantos
Por darte un beso sobre la sien.

Si al caer la tarde ves una estrella


Que lance pálida su resplandor
Mírala mucho piensa que es ella
La imagen bella de nuestro amor.

Y que me importa de tus enojos


Si yo te amo con tal pasión
Para alegría tengo tus ojos
Y para amarte mi corazón.

Si no tengo en oro tengo cariño


Tengo ilusiones, sueños de amor
Tu bien lo sabes yo soy un niño
Qué niño dime no es soñador.

Ya nada tengo, todo he perdido


Mi último aliento te lo daré
Pero mi amada juró ser mía
Y me decía te amaré.

— 294 —
6. RICCHARIY... (¡Despierta!)

Ricchariy, puñillanquichu
Uyarihuay huaccascayta
Ccuyahuay
Llaquicusccayta.

Huillarccayquiñas
Yacharccanquiñas
Munacususccayta.

Huillahuay ari cunancca


Manañachu munacuanqui,
Manañachu munacuanqui.

Tutapis tuta canampac


Manañan puñuniñachu
Manañan puñuniñachu.

Noccapis, ñoca cayninhuan


Manarac cconccayquiracchu
Manarac cconccayquiracchu.

Ancha munacuy
Mana cconccana
Achay yuyairi
Mana saquena.

Ricchariy puñullanquichu, etc.

7. EL FRIO.

La tarde era triste


La nieve caía,
Su blanco sudario
Los campos cubría,

— 295 —
Ni un ave volaba
Ni oíase rumor.
Ni un ave volaba
Ni oíase rumor.

Apenas en la nieve
Dejando su huella,
Pasaba muy triste.
Muy pálida y bella.
La niña que ha sido
Del valle la flor.
La niña que ha sido
Del valle la flor.

Llevaba en el cinto
Su pobre calzado:
Su hermano pequeño
Que marcha a su lado,

Le dice: «¿No sientes


La nieve a tus pies?»
Le dice: «¿No sientes
La nieve a tus pies?».

«Mis pies nada sienten» —


Responde con calma —
«El frío que yo siento
Lo llevo en el alma:
Y el frío de la nieve
Más duro no es».
Y el frío de la nieve
mas duro no es».

Y dice el pequeño
Que helado tirita:
— «¡Más frío que el de nieve!.

— 296
¿Cuál es hermanita?
¡No hay otro que pueda
Decirse mayor!...»
¡No hay otro que pueda
decirse mayor!...».

— «Aquel que de muerte


Las almas taladre;
Aquel que en el alma
Me puso mi madre,
El día que a mi esposo
Me unió sin amor» —
El día que a mi esposo
Me unió sin amor» —

8. EL PAJARILLO

Un pajarillo cantaba
por las mañanas serenas:
cómo a uno le das las glorias
y a mí aumentas las penas!

Por qué con tanto rigor


abandonastes mi amor?
mi sombra te ha de hacer falta
cuando te fatigue el sol.

Mi corazón batallando
se la pasa noche y día,
por ver si tu eres constante
o me olvidarás algún día.

Qué interés podrá llevarte


engañar a un inocente,
a un infeliz que no tuvo
más delito que el quererte?

— 297 —
Si supieras caminar
corazón, yo te enviaría
a que fueras a trocar
placeres con alegría.

SIN CORAZON

Loco de rabia y despecho


resolví en cierta ocasión:
abrirle a mi amada el pecho
y arrancarle el corazón.

Asi veré, dije fiero,


si el corazón de esta ingrata
que sin piedad me maltrata
es de bronce o es de acero.

La seguí luego sin calma


y con un largo puñal
rasgué el seno virginal
de aquella mujer sin alma.

Luego que a mis pies la vi


creció mi delirio insano
y sepulté mi ancha mano
en la herida que le abrí.

Busqué luego con tezón


y no hallé lo que buscaba
la mujer que tanto amaba
no tenía corazón.

No canto porque me escuchen


ni porque se oiga mi voz,
canto para desahogar
las penas del corazón.

— 298 —
10. EL ESCLAVO.

Nací en la playa del Magdalena


Bajo la sombra de un payandel,
Mi madre fue negra esclava
Que yo su marca también saqué.

¡Ay! suerte la mía


Cargar cadenas
Y ser esclavo
De un vil señor!

Cuando temprano, pues, amanece,


Salgo al trabajo con mi azadón;
Como atasajo, plátano asado,
Riego la tierra con mi sudor.
¡Ay! suerte la mía, etc.

Bajo la sombra de una palmera


Voy a ocultarme de ardiente sol;
Látigo fiero cae en mi espalda
Y me recuerda que esclavo soy.
¡Ay! suerte la mía. etc.

A veces pienso tomar mi lanza


Para vengarme del vil señor;
Con gusto viera su casa ardiendo
Y le arrancara su corazón.

¡Ay! suerte la mía,


Cargar cadenas
Y ser esclavo
De un vil señor!

— 299 —
11. LA BATELERA

Una hermosa batelera


que en su barquilla bogaba,
al paso que ella remaba
yo sentía un no se qué.

Batelera suelta el remo


que me altera tu manera de bogar,
suelta el remo y ven a mis brazos
que me siento naufragar.

En un delicioso lago
de verde y frondosa orilla,
en una frágil barquilla
una tarde me embarqué.

Batelera suelta el remo, etc.

Con suave y dulce abandono


sus manos puso en las mías,
las suyas sentía frías
y mi pecho palpitar.

Batelera suelta el remo, etc.

Rema, rema batelera,


que me gusta tu remar,
y durmiendo yo en tus brazos
ya no temo naufragar.

Batelera suelta el remo, etc.

— 300 —
DANZA Y MUSICA
C a p it u l o O nce

L a D anza y la M úsica

l o s c a p it a n e s d e m e l g a
Una danza escuestre.-

NOTAS SOBRE LA DANZA

Danza que satiriza a la clase militar. Ecuestre y de carácter


ceremonial. Solemniza la fiesta de la Virgen de los Angeles en
Melga, Cantón de la Provincia Chapare del Departamento de
Cochabamba, el 18 de octubre, por lo que en la actualidad se la
conceptúa como danza de fecha determinada.

— 303 —
Los capitanes, es una de las raras excepciones folklóricas
en el reglón de la danza, que existe en el citado departamento.
Su antigüedad data de principios del siglo, desde la vez que el
fervor religioso del pueblo de Melga, resolvió rendir culto a la
advocación de la Virgen de los Angeles.

La historia de esta danza tiene relación con la época de la


«aparición» de la imagen de la Virgen, la fiesta que se realiza
para rendirle culto y algunos otros datos secundarios, razones
suficientes para consignarlos en estos apuntes.

La antigüedad de esta festividad religiosa se remonta aproxi­


madamente a sesenta años atrás, época en que — según la tra­
dición— se encontró a la imagen.

LEYENDA DE LA «APARICION»

La tradición oral cuenta que dos Curacas que viajaban al


Chapare, al vadear el río Tutimayu, llamado río de torrenteras
porque estando de creciente arrastra enormes pedrones, les lla­
mó la atención que una piedra de color negro se mantuviera fir­
me en medio lecho, pese a que otras, mucho más grandes, ha­
bían sido arrastradas por el agua.

Se dirigieron hacia la piedra y observaron que tenía venas y


rasgos peculiares, creyendo reconocer en ellos la imagen de la
Virgen María.

— ¡Es un milagro!! — exclamó el más anciano.

El otro Curaca, un tanto incrédulo, argüyó:

— Si es Virgen aparecida, el río no se la llevará, esperemos


hasta mañana.

— 304 —
Aguardaron cobijados en una cueva. Esa noche cayó una
tempestad más fuerte y al día siguiente llegó río en forma ex­
traordinaria, pero la piedra continuó en el mismo sitio.

Llamaron a las gentes de las inmediaciones y con gran al­


gazara trasladaron la piedra a la casa de hacienda de Melga,
pregonando por toda la comarca el supuesto milagro de la Vir­
gen. Los pobladores, ingénuos y creyentes, la veneraron desde
entonces y hubo muchos que fanatizados por su fe decían que la
imagen les tocaba su puerta llevándolos un milagro.

LOS CAPITANES Y FORMA DE ELEGIRLOS

La fiesta dura por espacio de tres días y se caracteriza por


tener comparsas de disfrazados denominados capitanes, per­
sonas que el año anterior han hecho promesa de vestirse así.

La promesa se la hace arrancando o pidiendo que lo haga


el capitán del año, una flor del altar de la iglesia o de las andas
donde la imagen va en procesión. Quien ha obtenido la flor, el
año siguiente debe vestir de capitán de la Virgen.

Los capitanes tienen que ser adolescentes, «que no ha­


yan conocido el mundo», com o dicen los c a m p e sin o s
cochabambinos; y hay gentes que llevadas por su espíritu su­
persticioso, nombran y visten de capitanes a párvulos o a ancia­
nos que por la edad desvirtúan el concepto tradicional motivo de
los nombramientos. Tan severa fue antes dicha costumbre que
— refieren los informantes— primero se comprobaba si el mu­
chacho era casto para nombrarlo capitán de la Virgen y pobrecito
de aquel que defraudaba a su familia y era rechazado por el im­
pedimento anotado.

— 305 —
EL ATUENDO
La vestimenta estrafalaria de los capitantes está confec­
cionada de uniformes militares pasados de moda. Muy vistosos:
adornados con enormes botones relucientes y doradas charrete­
ras. Mientras más llamativo sea el uniforme es mayor motivo de
orgullo para quien lo lleva.

A manera de condecoraciones se cubren el pecho con pa­


pel moneda de corte alto, haciendo ostentación de su nivel eco­
nómico. Se cuelgan espejuelos redondos y cuanto adorno les
caiga a mano, con tal que lance destellos con la luz. Cintas de
colores, prendidas al hombro y colgadas por debajo del brazo a
manera de cordones dorados. Otros cuelgan platillos de colores
y de latón, medallas de imágenes y conmemorativas.

— 306 —
En su ingenuidad el indígena obtiene ridiculizar al ajército.

LA DANZA ECUESTRE

El capitán llega a la fiesta a pie cuando no montado en


caballo o briosa muía, haciendo fintas con la espada que porta.
Saludando con mucha ceremonia a los conocidos. Le siguen to­
dos sus amigos y familiares, orgullosos y felices de tener un ca­
pitán en el año; bebiendo chicha y bailando a son de música de
banda que han contratado anticipadamente y que les acompaña­
rá los tres días de la fiesta.

La imagen de la Virgen sobre andas decoradas espera en


el atrio de la capilla la llegada de los capitanes, quienes desde
su ingreso a la plazuela le hacen genuflexiones y reverencias,
guiados por un maestro de ceremonia, generalmente el persona­
je más respetables de la reunión, escogido con sumo cuidado y a
quien obedecen estrictamente. Después de la pleitesía a la ima­
gen a galope tendido dan vueltas alrededor de la plazuela, echan­
do a los concurrentes rosquetes de masa, maní, frutas o lo que
han llevado para este objeto. Los más ricos echan monedas.

Los rosquetes de masa los portan colocados en los ante­


brazos a manera de brazaletes.

Cada vez que los jinestes pasan por delante de la Virgen,


obligan al animal a dar vueltas o a pararse de dos patas, a relin­
char, con lo que termina esta sencilla danza que la calificamos
como ecuestre.

BIBLIOGRAFIA
ANTONIO PAREDES CANDIA: «Folklore en el Valle de Cochabamba». Dos Fiestas
Populares. La Virgen de los Angeles en Melga. La Paz - Bollvia. 1957. Impresores. E.
Burillo. 8 p.

— 307 —
«El T r is t e », M ú s ic a
y L etra q u e ya n o se c a n t a <i)

Los primeros Tristes que escuché cantar en mi niñez, fue


en labios de mi madre, que acompañada del rasguéo en su
guitarrilla, manufactura de Juancito Miguez, ponía tal acento en
las letras y en la melodía, que yo escuchaba contrito con las lá­
grimas amarradas en mi garganta. El pueblo, acertado, había
dado el nombre preciso y cabal a ese género musical, que sin
duda tenía de matriz el yarabí quechua. El Triste, si bien nació y
se cultivó en las capas populares, en el siglo XIX hasta dos déca­
das del nuestro, ascendió significando la canción preferida de las
capas medias y altas de la sociedad boliviana.

Floreció en el siglo XIX, presumiblemente herencia tradicio­


nal de los cantores populares anónimos de la Colonia, quienes
cantaban en chicherías y cantinas para un pueblo de natural tris­
te, que paradójicamente encuentra soláz en la tristeza. Al bolivia­
no le gusta sufrir, vaciar la melancolía de su espíritu en los mu­
chos avatares de la vida, y uno de los medios que conjuga con su
carácter, fue la música y la letra que cantaba; razón para que el
Triste tuviera tantos cultores, a quienes no les interesaba poner
su autoría en sus composiciones, ni que les reconocieran; sino
componer y cantar. Todas las letras y las músicas que conoce­
mos y hemos recogido, son anónimas, tradicionales y fueron po­
pulares hasta la década del treinta inclusive. En la actualidad,
a lg u n o s g ru p o s m u s ic a le s p o p u la re s , im p ro p ia m e n te
autollam ados folklóricos, los cantan; pero urge hacer notar:
distorcionando la letra y la melodía, en afán irresponsable de
corregir lo que su audacia e ignorancia piensan que está mal.

(1) Acotación posterior al libro «Folklore de Cochabamba», La Paz -1996

— 308 —
Los hechos folklóricos dentro de una sociedad, para que tengan
funcionalidad vigente, deben ser respetados en su autenticidad.
Me refiero al folklore espiritual.

Hoy día podría aseverarse que es un género musical popu­


lar extinguido. Ya no hay compositores de Tristes. Del último que
recuerdo se entusiasmaba en componerlos; y tuve la suerte que
me hiciera escuchar algunos, allá por el año cuarenta, fue don
Julio Arteaga, compositor de música popular, virtuoso ejecutante
en guitarra y en charango, de profesión sastre cortador; que tuvo
el mérito de alentar en sus dos hijos el cultivo de la música: Alber­
to, el mayor, maestro violonchelista de la Orquesta Sinfónica
Nacional, y Julio violinista de la misma entidad; ellos apellidaban
Arteaga Venegas. La obra de don Julio Arteaga, el viejo, ha corri­
do la misma suerte de las partituras de los muchos de nuestros
compositores de música popular: desaparecer o ser sustraídas,
o utilizadas en menesteres groseros. Don Julio, además de Tris­
tes, había compuesto cuecas, kaluyos, pasacalles.

Cochabamba es un valle jocundo, pleno de verdor, de flo­


res, de clima benigno; o sea que tiene todo lo que alegra la vida
y hace la felicidad del hombre. Pero incomprensiblemente, el Tris­
te, de melodía melancólica, que despierta en el alma congoja; y
al escuchar la letra el individuo consternado suspira; y si está
alcoholizado llora amargamente; allí, este género musical ha te­
nido los mayores cultores, tanto en la composición musical como
en la letra. No fue el centro donde se hubo creado, pero sí el
lugar donde mas admiradores tuvo.

Del folklore, como de muchos otros patrones culturales de


una comunidad, es aventurado aseverar cuando nacieron, dón­
de y cómo. Solo puede darle propiedad y ciudadanía la tradicio-
nalidad que tiene y la vigencia popular de que goza. La imposi­
ción de un patrón cultural en una sociedad es de lenta y progresi­
va elaboración. Su aceptación está sujeta a tiempo y funcionalidad.

— 309 —
Por ello, choca a la conciencia colectiva, e indigna, cuando co­
munidades extrañas, sin que medie el tiempo de folklorización
del hecho, la adopción y adaptación, se apropian indebidamente.
Esto es robo, no expansión cultural; y se agrava la inconducta si
esa comunidad pregona propiedad ancestral del patrón cultural
popular ajeno. Ejemplo deplorable es el caso de Chile, respecto
a la danza orureña de la Diablada. Si UNESCO no declara al
mundo que tal hecho folklórico tiene tradicionalidad ancentral
boliviana y es propiedad de nuestro pueblo, donde es vigente y
popular, habríamos sufrido también otra usurpación por ese país,
pero esta de carácter cultural.

El Triste, es música popular propia de la cultura boliviana;


si bien el yarabi peruano tiene puntos afines con el; aquel guar­
da mas cercanía a la Inca, lo quechua, que a lo mestizo, como es
el Triste nuestro, vivo reflejo del alma de una raza en cuyas ve­
nas c irc u la n dos sa n g re s d ife re n te s , a n típ o d a s , pero
co n su b sta n cia d a s, com o es el cholo bolivia no o m estizo
altoperuano.

Sobre el yarabi, que seguros estamos es matriz del Triste,


Jesús Lara escribe: «especialistas hay que consideran que el
arawi o yarawi es propiamente la canción de la tristeza. No es
evidente»; asevera el maestro, forjando un análisis que según él
«Era la canción del amor y servía para traducir todos los estados
de ánimo que podía engendrar la pasión». Podría ser, pero —
nos preguntamos— ¿en la condición humana acaso el amor no
engendra tristeza, y en general, la tristeza no ha tenido de seno
el amor?

El Triste se ha cultivado en otras ciudades bolivianas: Oru-


ro, Sucre y La Paz. Era esta música de preferencia de nuestras
abuelas, melodía llorona y romántica hasta la exageración.

— 310 —
La evasión, esa conducta propia de los espíritus débiles, es
la que predomina en el carácter del boliviano. Concepto de eva­
sión frente a los problemas que se presentan en la vida; debe­
mos subrayar que es más propia en la conducta del indio y del
mestizo o cholo boliviano; el blancoide se siente mas fuerte, por­
que goza del poder que le da riqueza e impunidad. Aquellos, los
indios, porque se saben desamparados en una sociedad clasista
que los mira con desden; y el cholo finca su idiosincracia en la
irresponsabilidad que lo caracteriza.

Los Tristes, en sus letras reflejan esta manera de ser del


boliviano: no enfrentar el problema buscando solución, no luchar
hasta encontrar la victoria; y si es derrotado, la satisfacción de
haber luchado. Su determinación es huir lejos a morir desalenta­
do, o conformarse con amargura suicida: el dejarse vivir, el con­
templar la vida en molicie y dejadez, o lo que es mas lamentable,
sumergiéndose en el pozo del vicio alcohólico. El indio cuando
tiene una pena muy honda, una frustración, murmura: «Me voy a
ir lejos, para que nadie sepa dónde estoy, y ahí me voy a morir
solito»; decisión de autocastigo, con la que pretende, a su vez,
castigar con el remordimiento de los causantes de su pena. El
mestizo o cholo, encuentra en el alcohol y la molicie la solución a
sus pesares y amarguras. Es común en las capas populares,
escuchar comentarios justificatorios de los individuos desquicia­
dos por el alcohol: «Es que el pobre sufría mucho — comentan—
el no tiene la culpa, no tiene trabajo, su mujer lo ha abandonado,
los traguitos siempre pues los consuelan a los que sufren.

Un ejemplo de Triste, de 1919, donde la evasión es el tema:

DESPEDIDA

Me voy vidita, me voy, me voy,


A lejanas tierras a padecer.
Ya no me han de ver tus ojos,
Búscate otro dueño a quien querer.

— 311
Una misma es nuestra pena,
Me voy vidita, me voy, me voy,
En vano el llanto contienes,
Ya no he de volver,
Búscate otro dueño a quien querer.

Tu también como yo tienes,


Me voy vidita, me voy, me voy,
Desgarrado el corazón,
Ya no he de volver,
Búscate otro dueño a quien querer.

Por qué ocultas, vida mía,


Me voy vidita, me voy, me voy,
El pesar que en tu alma tienes.
Ya no he de volver,
Búscate otro dueño a quien querer.

Si tengo de tí la alegría,
Me voy vidita, me voy, me voy,
En vano el llanto contienes,
Ya no he de volver,
Búscate otro dueño a quien querer.

Una sombra de dolor,


Me voy vidita, me voy, me voy,
Cubre tu frente serena,
Ya no he de volver
Búscate otro dueño a quien querer.

Si tu padeces de amor,
Me voy vidita, me voy, me voy,
Una misma es nuestra pena,
Ya no he de volver
Búscate otro dueño a quien querer.

— 312 —
La desilusión, de amargura aterradora, sin esperanzas en
hoy ni en mañana, son los estados del alma que traslucen las
letras de los Tristes. La decepción total, que se castiga con la
propia ausencia a quien ha causado las tristezas sentimentales.

NO ME HAS DE VER

Hay una esperanza vana,


Adiós, me voy,
Que el hombre suele tener,
Adiós, ya no me has de ver.

Suele esperar el mañana


Adiós, me voy,
Lo mismo que esperé ayer,
Adiós, ya no me has de ver.

Adiós, adiós,
Ya no me has de ver
Jamás, jamás,
Tan sólo recordarás
Adiós, ya no me has de ver.

La muerte y la ausencia es la solución para una vida sin


atractivos en un individuo que hace girar sus pensamientos alre­
dedor del amor. Anatole France, en su libro «La isla de los pingüi­
nos», escribía: «Las mas bellas tentaciones no las produce la
presencia de una mujer, las produce la imagen de una mujer au­
sente».

RECUERDO MUERTO

Pobre recuerdo muerto,


Enterrado en el sepulcro
Del olvido.

— 313 —
Triste memoria de mi amor fatal,
¡Pobre! pobre bien perdido.

Se van mis golondrinas


Era puras, eran bellas
Alegrías,
Sufrir, llorar, recordar el placer (1)
¡Ay! esas son las penas mías.

El sentimentalismo destructor de todo ideal alto, conduce al


boliviano a conductas hilarantes; y presumiblemente aquí se ori­
gina la mediocridad de la obra que hace o se propone, toda, en
general, ausente de la capacidad de reflexión, la que en otras
sociedades es la que regla la existencia individual y colectiva.
Pero también es indudable que la persona que ama no puede
reflexionar porque está encadena a su sentimiento. Es un escla­
vo, no puede ni tiene capacidad para ser libre o morigerarse.
Siempre el amor es más fuerte.

LA DECEPCION DE LA VIDA

Bien mío tengo en el pecho


Lo que nadie puede ver,
Un ataúd que guarda
Los pedazos de mi fe.

Mis ensueños venturosos


Cuando de tierno sentí,
Dios mío, decid por qué
Tan amargo es el vivir.

(1) La palabra placer, en el mismo Triste que escuhé cantar en la ciudad de Sucre
(1992), estaba cambiada por ayer.

— 314 —
No me digas que la vida
Es un bien que Dios nos da,
Sólo en el mundo se aprende
Nada mas que a sollozar.

Es ficción toda ventura,


Realidad sólo es sufrir,
Dios mío, decid por qué
Tan amargo es el vivir.

Dichosos los que se ausentan


En el sepulcro a dormir,
Desdichados los que quedan
En este mundo a sufrir.

Los Tristes que hemos transcrito estuvieron en boga en la


década del noventa del siglo pasado, y se cantaban aún en los
años anteriores a la Guerra del Chaco. Eran tiempos de un ro­
manticismo triste, tierno, pero envidiable.

— 315 —
INFORMANTES

— 317 —
33TMAMFICRW
C a p it u l o D oce

A lg u n o s In fo r m a n te s y su s D a to s P e r s o n a l e s

FICHAS DE ALGUNOS INFORMANTES

Fichamos a los pocos que aceptaron dar sus generales. Por


timidez o desconfianza se negaban hacerlo, y respetábamos su
decisión también por temor a perder un informante.

Gualberto Villarroel Sandi.- Nacido y educado en Capinota.


Dpto. Cochabamba. Ocupación: Pikero. Edad 43 años. Alfabeto.
Casado. Muy buen informante, comunicativo, radica en Capinota.

René Orozco Fuentes.- Nacido en Quillacollo. Casado.


Edad 23 años. Analfabeto. Nunca ha salido del Dpto. y muy po­
cas veces de su Comunidad. Se lo encuentra en Quillacollo du­
rante las ferias populares.

Pedro Blanco.- Niño campesino. Nacido y educado en


Ucureña. De padres indígenas analfabetos. Habla castellano y
quechua. Es alumno de la escuela de Ucureña.

Trifonía Orellana.- Natural de Cliza, Edad 39 años. Analfa­


beta. Habla quechua y castellano.

Rosa Mendoza.- Desde niña avecindada en Cochabamba.


Alfabeta. Ocupación: comerciante. Edad: 49 años aproximada­
mente. Habla quechua y castellano.

Víctor Flores Barrientos.- Ocupación: sastre. A rtista


ejecutante y cultor de nuestro folklore. Toca con maestría varios
instrumentos de acuerda. Natural de Oruro y educado en Sucre.

— 319 —
Radica hace muchos años en la ciudad de Oruro. Alfabeto con
instrucción secundaria. Habla quechua a perfección. Se entusias­
ma cuando se le habla de trabajos folklóricos y colabora muy
sinceramente.

Marcelo Aguirre.- Fabricante de instrumentos de caja y


ejecutante. Natural de La Paz. Edad: 67 años. Tiene afán de so­
bresalir, de tal manera que sus informes se tienen que compro­
barlos. Persona de alguna cultura y entiende de lo que se trata
de averiguar.

Rafael Sanabria.- Indígena de la Comunidad de Ucureña.


Ocupación: sombrerero. Edad: 55 años mas o menos. Analfabe­
to. Habla muy poco castellano. Casi nada; y se auxilia de su idio­
ma materno para explicar. Un tanto desconfiado de dar datos
referentes a su oficio, después es un hombre generoso y hospi­
talario.

Andrés Sanabria.- Indígena de la Comunidad de Ucureña.


Hijo del informante Rafael Sanabria. Ocupación sombrerero. Edad:
22 años. Alfabeto. Habla castellano y quechua. Muy amplio y sim­
pático de carácter. Informante sincero.

Adolfo Candía Torrico.- Profesor jubilado. Conoce gran


parte de nuestro territorio. Dicharachero. Edad: 87 años. Habla
quechua perfectamente. Informante que por la edad no es muy
preciso; sus datos se los tiene que comprobar. A momentos le
falla la memoria.

Carlos Coria.- Ocupación: comerciante. Natural de Cocha-


bamba. Alfabeto. Habla quechua perfectamente. Informante dili­
gente y sincero. Radica en Cochabamba.

Dora Navia de Coria.- Natural de Tarata y radicada en Co­


chabamba. Ocupación: comerciante. Esposa de Carlos Coria.

— 320 —
Edad: 33 anos. Alfabeta. Habla quechua perfectamente. Infor­
mante magnífica, entusiasta y colaboradora de mucho valer.

Clori Coca de Camacho.- Nacida en Cochabamba. Profe­


sión: contadora. Cursos universitarios. Edad: 39 años. Habla que­
chua, castellano e inglés. Ha vivido siempre en contacto con la
raza quechua. Informante muy sincera. Radica en la ciudad de
Cochabamba.

Sebastián Abasto.- Nacido en la hacienda (estancia llama


él) Khara lawani (palo pelado); cantón Kalliri, Prov. Tapacarí, Dpto.
Cochabamba. Analfabeto. Ocupación: agricultor. Edad: 40 años
aproximadamente. Informante de buena voluntad y de carácter
risueño, comunicativo.

Ildefonso Apaza.- Indígena quechua. Nacido en el cantón


Chchalla, Prov. Tapacarí. Alfabeto. Edad: 75 años declaró el pri­
mer día; volvió al siguiente para decirme que no sería muy bien
tener tantos años y que se publicara en un libro, me rogó que le
pusiera 50 años nomás. Habla castellano, quechua y aymara. Es
dirigente sindical y se encontraba en la ciudad de Cochabamba,
gestionando asuntos referentes con la Reforma agraria. Tiene
títulos de propiedad desde 1594 y sabe de memoria quienes le
extendieron y por qué. Informante muy vivaz, pero sus informes
hay que comprobarlos.

Roberto Barbery.- Nacido y educado en Cochabamba. Pro­


fesión: técnico electrónico. Alfabeto. Estudios universitarios. Ha­
bla quechua.

Cristina de Barbery.- Nacida y educada en Cochabamba.


Estudios: ciclo secundario. Habla quechua a perfección.

Isabel Claros.- Nacida y criada en Ansaldo. Ocupación:


doméstica. Analfabeta. Edad: 20 años. Radica en Cochabamba

— 321
y trabaja en una confitería. Ingenua para dar sus informes, pien­
sa que es para hacerle daño y se asusta.

Fernando Nogales.- Nacido en Potosí y educado en Co-


chabamba. Ingeniero agrónomo de la Prefectura. Edad 24 años.
Actualmente radica en Potosí. Se encontraba en Cochabamba
circunstancialmente. Informante sincero.

María Cerda de Candía.- Nacida y educada en Cochabam­


ba. Lee y escribe en castellano en forma incipiente. Habla co­
rrectamente. Domina el quechua. Edad: 58 años más o menos.
Informante de muy buena voluntad y relacionada con gente de
las capas populares. Casada con Adolfo Candía Torrico.

Naty Martínez de Rivero.- Se negó a dar sus generales.

Víctor Alvarado Vargas.- Nacido en Cochabamba por el


lado de Caracota. Alfabeto. Ciclo primaria. Oficio: sombrerero.
Casado. Edad: 37 años. Habla quechua a perfección.

Nota:
Y fueron muchos, muchos los que no quisieron que apunta­
ra sus datos. A todos ellos mi agradecimiento y ojalá todos aún
estén vivos para hacerles llegar un ejemplar de este librito, que
también les pertenece.

— 322 —
I n d ic e
Pág
D edicatoria................................................................................ 7
Una explicación necesaria...................................................... 9

CAPITULO UNO

FIESTAS POPULARES 13

La fiesta de la Virgen de Dolores en Tapacarí: I. Lugar y


fecha en que se realiza. II. Duración de la fiesta. III. Desarrollo
de la fiesta. IV. Usos y costumbres: Pasantes y Mayoras.
V. Comida especial y tradicional de la fiesta: el lluspichi.
VI. Música, coreografía e instrumentos populares. Danza:
los doce Pares de F ra n c ia ..................................................... 15

La fiesta de la Virgen de los Angeles en Melga: I. Lugar y


fecha en que se realiza. II. Tradición oral. III. La capilla.
IV. La fiesta y la procesión. V. Los capitanes y su atuendo.
VI. Llegada de los capitanes a la fiesta y costum bres
relacionadas con ella. Vil. Otros d a to s .................................. 19

La Santa Vera Cruz - 3 de Mayo: I. Fecha y motivo por el


que se efectúa. II. Lugar sus diferentes capillas, tradición
oral de su aparición. III. Supersticiones y creencias. IV. Mo­
do peculiar de ofrendar al crucifijo. V. Coplería. VI. Du­
ración de la fiesta y costum bres paganas. Vil. Pro­
hibiciones del c le r o .................................................................. 25

Todos Santos en la ciudad de Cochabamba: I. Lugar.


II. Vías de acceso. III. Datos generales de esta fiesta: «el

— 323 —
hacer rezar» y «los masttacus». IV. Motivo y creencias
supersticiosas del «hacer rezar» y los nombres que dan a
los años siguientes de la defunción. V. Los urpis o urpus.
VI. Los objetos de almidón. Vil. Las muñecas de almidón.
VIII. Las ttanta wawas. IX. El arreglo de los nichos. X. Las
comparsas de rezadores. XI. El rezachicu. XII. Literatura
oral: Alabanzas al Santísimo Sacramento. Otras albanzas
de p in to re s c a p ro n u n c ia c ió n . R ezos en q u e ch u a
pertenecientes al género popular de la copla. Coplas
h u m o rística s a d judica das a los rezadores. X III. Los
c o lu m p io s o w ayllunkas. C o p la s c a ra c te rís tic a s .
XIV. Comida típica: el uchu. Bebidas y refrescos: la chicha
de maní, la tostada, la garapiña, la chicha de quinua.......... 33

Fiesta del Niño San Salvador en Totora: I. Lugar y fecha


en que se realiza. II. Duración de la fiesta. III. Desarrollo de
la fiesta. IV. Usos y costumbres. V. Música, coreografía e
instrumentos musicales.VI. Historia popular........................ 62

OTRAS FIESTAS EN TOTORA.


El Carnaval: I. Lugar y fecha en que se realiza. II. Caracte­
rísticas y duración. «La Candelaria»: Lugar y fecha en que
se realiza. II. Duración y características: las corridas de to­
ros. Fiesta de San Juan: I. Lugar y fecha en que se realiza.
Duración. II. Desarrollo de la fiesta. Características: la riña
de gallos. Fiesta de Todos Santos: I. Lugar y fecha en que
se realiza. Duración. II. C aracterísticas: Masttakus y
W ayllunkas........................................................................... 66

Virgen de la Asunción en Capinota: I. Lugar y fecha en


que se realiza. II. Descripción de la fiesta: Vísperas.
P asantes, M ayoras y A lferazgos. C orrida de toros y

— 324 —
capeadores. III. Despedida de la fiesta y los (cacharparis.
Elección de los nuevos pa santes...........................................

OTRAS FIESTAS EN CAPINOTA. Virgen de Mercedes en


Irpa-lrpa: algunos datos. Virgen de Guadalupe en «Yata-
Mokho»: algunos datos.

«Mama Asunta» o Virgen de la Asunción en Quillacollo:


I. Lugar y fecha en que se realiza. II. Descripción de acuerdo
a los días de la fiesta. Calvario y kacharpari. Los Pasantes

«Mama Asunta» o Virgen de la Asunción en Quillacollo:


I. Ficha número dos sobre la misma fiesta. II. Descripción:
Pasante, Mayoras y Alférez; obligaciones de cada uno.
III. Día 16: el Calvario: préstamos del dinero de la Virgen.
C o m p ra s s im b ó lic a s de m u e b le s e in m u e b le s . El
Chchallacu. La kacharpaya.

Fiesta de San Bartolomé en Quillacollo: Algunos datos.


Capas sociales que festejan.

CAPITULO DOS

COSTUMBRES

I. Los Calvarios: origen, descripción y vigencia actual.


Creencias supersticiosas. Calvarios en Arani y Capinota.
II. El «tinkuy» de Carnavales en Capinota: encuentros a
chicote. III. Costumbres relacionadas con la muerte: La
muerte del angelito, concepto popular. Descripción del
entierro. El entierro del angelito en la antigüedad. Baile
tradicional en el entierro de un angelito o «El Ch’uspiqui».

— 325 —
Vestimenta del «angelito». Creencias generalizadas. IV. La
Cancha. Una costumbre del comercio popular. Calendario
que rige en el v a lle .................................................................. 81

CAPITULO TRES

ARTESANIAS E INDUSTRIAS POPULARES 87

N o ta s . ....................................................................................... 99

Muñequería: I. M uñecas de madera. II. M uñecas de


cerámica. III. Muñecas de «quissa» de durazno. Variedad
en la cerámica de Wayculí. 105

INDUSTRIA POPULAR DEL SOMBRERO: I. El sombrero


ovejón del campesino. Notas. II. El sombrero. Su carácter.
III. Habitación de trabajo o taller. IV. Instrumentos de trabajo:
el arco, el bordo, el wato, el broche. El cañoso: partes que
com pone: la tapa, la espeja. El peltre. El tablero. La
bataneadora. La fornilla. Otros instrumentos. Manera de
fabricar: fases de la fabricación. Lugares de venta. Otros
datos........................................................................................... 113

El sombrero blanco o «tarro» I. Clase social que usa


sombrero blanco. II. El sombrero, su carácter y conversación
cotidiana. III. Instrumetos de trabajo y muebles que utiliza:
La sobremesa. El libertador. La percha. IV. Dimensiones
com unes del som brero. M odelos diferentes. A dornos
peculiares según la región y sus nom bres populares:
mariposa, dos cocos, tres cocos rectas, maleta, botoncitos
y ro so n cito s o am arrito s. V. M anera de tra b a ja r los
sombreros: fases. El sombrero de Cliza y el de Tarata. Una
copla p o p u la r............................................................................ 129

— 326 —
Los charangos de Aiquile y de Quillacollo: I. Datos sobre
los instrumentos de caja. II. El charango en el departamento
de Cochabamba. III. Manera de fabricar: fases. IV. Los
charangos de Q u illa co llo ........................................................ 140

Las «cuerdoseras»: I. Datos generales sobre esta industria.


II. Informantes. III. Habitación de trabajo. IV. Instrumentos
de trabajo y muebles. El torno, instrumento principal. Un
cuchillo. El fogón. La repasana. El khakhodor. V. Manera
de fabricar y fases que comprende. VI. Otros datos............ 150

La «lluchuskha» (Cereales pelados): I. Datos generales e


inform antes. II. Instrumentos de trabajo: Paila. Fogón.
Cernidor. Batán. III. Manera de elaborar. IV. La «Pataskha»
y otros d a to s ............................................................................. 157

El peine que usa el campesino. I. Nombres populares y


otros d a to s ................................................................................ 165

Collchonería: el colchón de paja en el valle de Cochabamba.


Nombre de la materia prima y otros d a to s ........................... 166

Tejidos de fibra vegetal: I. Canasteria: materia prima,


lugares de venta. Algunos modelos de canastas.................... 169

CAPITULO CUATRO

EL TRAJE REGIONAL ........................................................... 173

El traje de la chola cochabambina y de la campesina:


Notas y algunos datos del Siglo XIX. El traje actual. . . . . 175

— 327 —
El traje campesino del varón: I. Notas. II. Descripción del
traje: el chulo; el sombrero, partes de que compone; el
poncho, nombres populares. La almilla. El calzón. Las
calcetas. La .b u fa n d a .............................................................. 181

El traje del mañaso. Algunos d a to s..................................... 187

CAPITULO CINCO

FOLKLORE DE LA C H IC H A ................................................ 191

1. La rikuchiku. 2. Jayac chicuy. 3. Akha llanto. 4. Akha


parlita. 5. Akha pallaquitu. 6. Wawa muquito.................... 193

CAPITULO SEIS

MEDICINA POPULAR. Notas y vocabulario........................... 203

CAPITULO SIETE

CREENCIAS Y SUPERSTICIONES..........................................207

I. R e fe re n te s a los ca m b io s a tm o s fé ric o s y a las


enfermedades. Ñakay-Ñakawa. El Karisiri. Referentes a
la muerte, al amor. Jappekha. Curación de la Jappekha.
II. Las suertes. Notas. Papelitos de las suertes; ejemplos. 209

CAPITULO OCHO

LENGUAJE POPULAR .......................................................... 223

— 328 —
I. Lenguaje popular oral y mímico. Vocabulario. El apodo;
ejemplos......................................................................................

CAPITULO NUEVE

CUENTOS POPULARES......................................................

Notas. I. Cuentos de aves: Los duraznos. La raíz del árbol.


El pastorcito y la perdiz. El cóndor y la imilla.

El cuento picaresco. Notas. El cura y la imilla. El sermón


del cura. El baño del Tatacura. El cuquito. La imilla de la
beata. Los hijos de la sirviente de la beata.

Cuentos de aparecidos y de espanto. Notas. El pacto


frustrado con el diablo. El duende juguetón. Las dos naranjas.

Cuentos de «Muías». Notas. La muía. La muía recostada.


La montura de la muía.

Cuentos de pillos. Notas. El pavo barato. El contador de


billetes. Compadre machakapuskha. La pieza de tocuyo.

Otros cuentos. Los cohetes de Tarata. Un caso de


«pichara».

CAPITULO DIEZ

ADIVINANZAS POPULARES. Notas. Adivinanzas: El ataúd.


La chancaca. El pan. La tuna. La camisa del indio. El sapo.
La puerta. El cielo y las estrellas. El higo. El batán. Las ubres

— 329 —
de la vaca. La frutilla. La cebolla. El jabón. La pulga. La
higuera y el higo. Lacebolla. El pacay. El pacay. El tostado
de maíz es. La horas.El Choclo. El huevo. La margarita. La
escritura. La letra E. La letra O. Algodón, azadón, almidón.
La guitarra. Elmantel de mesa. La aguja y el h ilo ............... 269

Trabalenguas. Cinco trabalenguas en idioma quechua. 279

COPLERIA. 26 coplas en castellano y en quechua. La copla


picaresca: cinco coplas picarescas. Coplas de carnaval en
P u n a ta ......................... 281

CANCIONES DEL SIGLO PASADO. (P o p u la re s en


Cochabamba y recogidas en 1944). En quechua y en
caste llano .................................................................................. 292

CAPITULO ONCE

DANZA Y M U SIC A ................................................................ 301

Una danza ecuestre: Los capitanes de Melga. Notas sobre


la danza. Leyenda de la «parición». Los capitanes y forma
de elegirlos. El atuendo. La danza ecuestre. Bibliografía. 303

El «triste», música y letra que ya no se canta. (Acotación


posterior. La Paz. 1996)........................................................... 308

CAPITULO DOCE

Algunos informantes. Sus datos personales.................... 317

— 330 —
\\\\\V V V V V V \\\\\iV \W

_____
La presente edición de FOLKLORE
DE COCHABAMBA del escritor
ANTONIO PAREDES-CANDIA se
terminó de imprimir el 10 de Julio de
1997 en los Talleres Gráficos de
LIBRERIA- EDITORIAL “POPULAR”,
Pérez Velasco 787, La Paz - Bolivia
El sexo en el folklore boliviano.
Costumbres matrimoniales indígenas.
De la tradición paceña. (Monografía de Folklore
El Zambo Salvito.
Kjuchi cuentos.
Once anécdotas del Libertador.
Cuentos bolivianos para niños.
Poesía popular boliviana. (De la tradición oral).
Las mejores tradiciones y leyendas de Bolivia.
Folklore de Potosí. (Monografía).
Tradiciones orureñas.
Conozca el Núcleo escolar «San Lucas».
Almanaque Punto IV.
El folklore en la ciudad de La Paz. Dos fiestas
populares: el carnaval y la Navidad.
Cuadernos del folklore boliviano.
Cuentos de curas.
Otros cuentos de curas.
Anécdotas bolivianas. (Primera entrega).
Penúltimas anécdotas bolivianas. (Segunda
entrega).
La comida popular boliviana.
(Apuntes y recetario).
Aventuras de dos niños. (Novelín).
Teatro boliviano para niños.
Cuentos de maravilla para niños.
Ellos no tenían zapatos. (Novelín).
Los hijos de la correista. (Novelín).
El Rutuchi. (Una costumbre antigua).
La historia de Gumercindo. (Novelín).
El molino quemado. (Novelín).
La chola boliviana.
Otras anécdotas bolivianas. (Tercera entrega).
Ultimas anécdotas bolivianas. (Cuarta entrega
Leyendas de Bolivia.
Brujería de Bolivia.
Estribillos populares de carácter político.
Literatura oral del Beni.
Lenguaje mímico.
Tukusiwa o la muerte.
ISOLDA (La historia de una perrita).
Quehaceres femeninos.
Nadie escapa a su destino (Novelín).
Tradiciones de Bolivia. (Tomo I).
Tradiciones de Bolivia. (Tomo II).
Artesanía e industrias populares de Sucre.
Juegos Tradicionales de Bolivia.
«Paredes-Candia se hunde en las raíces del folklore boliviano. Bucea en
las profundidades del habla de la gente sencilla; explica su literatura
recogida de su tradición oral; las fiestas de los santos patrones populares
no tienen misterios para él; juegos, juguetes y divertimientos constituyen
un mundo ignorado que nos deslumbra al conocimiento; leyendas aymara-
quechuas, salen a la luz con toda su fresca y popular ingenuidad; con la
danza y la coreografía resucita el fondo religioso, pagano, naturalista y
sexual de los aborígenes del altiplano y los valles; con la brujería pone de
manifiesto las creencias y supersticiones de un secreto rito que no cesa a
pesar de todo el avance de la civilización tecnolótica.
Todo eso, y más, mucho más, ha sido escrito, explicado,
coleccionado, tamizado y publicado por Antonio Paredes-Candia, un
taumaturgo, un brujo paceño que se deleita y enseña las cosas de nuestra
tierra en un aquelarre de libros candorosos y dramáticos a la vez».

Jacobo Libermann Z.

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