Guerras Mundiales
Guerras Mundiales
Guerras Mundiales
Las guerras mundiales fueron los conflictos bélicos que involucraron a casi la totalidad de las grandes
potencias internacionales de ese momento, muchas de ellas pertenecientes a distintos continentes. Fueron
las guerras más cruentas, destructivas y dañinas que ha vivido la humanidad. Ha habido dos de ellas, hasta
el momento.
No han sido, en cambio, las guerras más prolongadas de la historia, ni mucho menos, pero sí las que mayor
costo en vidas han tenido, sobre todo si se toma en cuenta su brevedad. Esto último se debe en gran
medida a la implicación de las poblaciones civiles en el conflicto, cosa que no era usual en la guerra
tradicional.
También fueron causa de rápida destrucción los mecanismos tecnológicos e industriales puestos al servicio
pleno de la guerra. Así, se involucraron elementos aéreos, marítimos y terrestres.
La Primera Guerra Mundial, también conocida como la Gran Guerra en algunos países, fue un
enfrentamiento armado internacional que abarcó a prácticamente todos los países del continente europeo,
y a varias naciones del Medio Oriente, Asia, África y también de América, en cuatro años de guerra a gran
escala, desde 1914 hasta 1918.
Los países en disputa se organizaban en dos alianzas opuestas, llamadas la Triple Alianza y la Triple
Entente, en las que se hallaban varios de los grandes imperios de la época, y casi todas las potencias
militares e industriales del momento. Casi 70 millones de soldados se enfrentaron, provenientes de
las naciones europeas y de sus colonias africanas y asiáticas.
Así, la Primera Guerra Mundial se considera el quinto conflicto armado de mayor costo en vidas de la
Historia humana, dado el enorme número de participantes y la variedad de tecnologías empleadas por
primera vez, desde bombardeos aéreos, ametralladoras, gas venenoso y los primeros tanques de guerra.
Este conflicto fue sumamente importante para el orden político y económico del mundo, dado que gestó
importantes revoluciones en algunas de las naciones participantes, derrumbó imperios y permitió el ascenso
de nuevas potencias.
El punto final de la Primera Guerra Mundial lo supuso la rendición de Alemania con la firma del Tratado de
Versalles el 28 de junio de 1919. Las opresivas condiciones de dicho tratado encenderían, paradójicamente,
la mecha de descontento que ocasionaría la Segunda Guerra Mundial dos décadas después.
El punto de inicio de la Gran Guerra fue el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de
Austria, heredero al trono del Imperio Austrohúngaro. Se desencadenó así un conflicto diplomático a gran
escala que pasó de inmediato a las armas, pues el Imperio invadió el Reino de Serbia disparó numerosas
alianzas de lado y lado que escalaron hasta devenir en guerra mundial.
También debe considerarse como causa de la guerra el reparto del mundo que hicieran las potencias
imperiales europeas durante el siglo previo, pues la colonización mercantil de África y Asia les permitió
desarrollarse económica e industrialmente, pero en términos muy desiguales y competitivos: Inglaterra y
Francia tenían el monopolio del desarrollo industrial, lo que generaba discordias y reavivaba rencillas
nacionalistas.
Más allá de los casi 10 millones de soldados fallecidos, 20 millones de heridos y casi 8 millones de
desaparecidos de ambos bandos, la Gran Guerra tuvo consecuencias políticas importantes en la época,
como lo fue la disolución de cuatro de los imperios participantes: el ruso, el alemán, el otomano y el
austrohúngaro.
El caso ruso es insigne pues tuvo lugar en 1917 la Revolución de Octubre, en la que los bolcheviques
derrocaron al zarismo y dieron los primeros pasos hacia un estado socialista que luego sería la Unión de
Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS).
Por su parte, el imperio austrohúngaro se dividió en las naciones de Austria y Hungría, y el Imperio Otomano
cayó ante la Revolución Árabe que dio nacimiento a las naciones de Turquía, Siria, Irak, Palestina e Israel.
Algo semejante ocurrió con el Reino de Serbia, que dio paso a una nación multiétnica: el Reino de
Yugoslavia.
Finalmente, la disolución del Imperio Alemán se dio en términos tan opresivos y en una condición
de pobreza tales, luego de que les fueran eliminados sus ejércitos y confiscadas sus colonias africanas,
que el resentimiento y la sensación de traición se anidarían en el país, sembrando las semillas que más
tarde Adolf Hitler cosecharía.
La Triple Alianza. Constituida en 1882, reunía a las llamadas “Potencias Centrales”: el Reich Alemán, el
Imperio Austrohúngaro y el Reino de Italia. Este último cambiaría de bando al primer año del conflicto, sin
embargo, y su lugar lo ocuparían el Imperio Otomano y el Reino de Bulgaria.
Otras naciones como la República Democrática de Azerbaiyán, la República Popular Bielorrusa, el Reino
de Finlandia, el Reino de Lituania, el Reino de Polonia, el Estado Ucraniano, entre otras, apoyarían la
alianza en base a sus relaciones comerciales con ella.
La Triple Entente. Conformado por el Imperio Británico, la República Francesa y el Imperio Ruso, y luego
por el Reino de Italia en 1915. También lo harían después el Gran Imperio del Japón, el Reino de Rumanía,
el Reino de Bélgica, el Reino de Serbia, la República Portuguesa y los Estados Unidos de América.
Pero cuando el conflicto aumentó de escala y la balanza se inclinó hacia la Triple Entente, otras naciones
se sumaron a la lucha, como Brasil, la República Democrática Armenia, Checoeslovaquia, el Principado de
Albania, el Reino de Siam, el Reino de Finlandia (que cambió de bando en 1918) y el Reino de Montenegro.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto armado que tuvo lugar entre los años de 1939 y 1945, y que
involucró de manera directa o indirecta a la mayor parte de las potencias militares y económicas de la
época, así como a numerosos países del Tercer Mundo.
En el contexto de esta guerra se produjeron eventos sumamente traumáticos para la civilización humana,
como las muertes masivas en campos de exterminio y de trabajos forzados (en particular de ciudadanos de
la etnia judía, que se denominó el Holocausto), o la utilización por primera vez en la historia de armas
nucleares de destrucción masiva sobre una población civil (las ciudades japonesas de Hiroshima y
Nagasaki).
Como toda guerra, la Segunda Guerra Mundial se debió a razones variadas y complejas, que pueden
resumirse en:
Los términos del tratado de Versalles. La rendición de Alemania y sus aliados al término de la Primera
Guerra Mundial les impuso un tratado de rendición incondicional sumamente opresivo, que le impedía a
la nación devastada por la guerra volver a tener un ejército, le arrebataba el control de sus colonias
africanas y le imponía una deuda impagable con los países victoriosos.
El surgimiento del fascismo. Adolfo Hitler en Alemania (nazismo) y Benito Musolini en Italia (fascismo),
principalmente, aprovecharon el descontento popular y construyeron movimientos nacionalistas
extremistas, buscando recuperar las glorias nacionales mediante la militarización de amplios sectores
sociales, la instauración del totalitarismo y la expansión de las fronteras nacionales.
Las tensiones chino-japonesas. Después de la Primera Guerra Sino-japonesa (1894-1895), Japón se había
convertido en una potencia imperial que no veía con buenos ojos a China y la Unión Soviética.
Aprovechando en 1932 la debilidad en que la Guerra Civil entre comunistas y republicanos había dejado a
China, Japón inició una Segunda Guerra Sino-japonesa y ocupó Manchuria, expandiéndose luego por
el Asia menor hasta verse enfrentado por los Estados Unidos.
La invasión alemana de Polonia. Alemania inició su expansión territorial tomando Austria y parte de
Checoeslovaquia, sin que hubiera mayores conflictos. Cuando en 1939 Hitler estableció un pacto con
la URSS para repartirse el territorio polaco y procedió a invadirlo, las naciones occidentales europeas le
declararon la guerra, dando inicio al conflicto como tal.
Inicio de un mundo bipolar. Las potencias europeas tanto Aliadas como del Eje quedaron, al final del
conflicto, tan debilitadas económica y políticamente que la conducción de la política mundial pasó a las dos
nuevas superpotencias: los Estados Unidos y la Unión Soviética, dando así inicio a la llamada Guerra Fría.
División de Alemania. Una vez derrotada Alemania, su territorio pasó a control de los países aliados y de la
URSS, por lo que se dividió al país en dos naciones completamente distintas: la República Federal
Alemana, con sistema capitalista y bajo control norteamericano, y la República Democrática Alemana, con
sistema comunista y bajo administración soviética. Alemania volvería a unificarse en 1991, tras la caída del
muro de Berlín.
Surgimiento de nuevas tecnologías. Tecnologías hoy comunes como la televisión, las computadoras, el
sonar, el vuelo a reacción o la energía atómica deben su descubrimiento a esta cruenta guerra.
Descolonización. La pérdida de poder político y económico de Europa llevó a la pérdida de control de sus
colonias en el Tercer Mundo, permitiendo así numerosos procesos de independencia.
Países participantes
Las potencias del eje. Conducidas por la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial, junto a
sus socios de Bulgaria, Hungría, Rumanía, y estados co-beligerantes como Finlandia, Tailandia, Irán e Irak.
Los países aliados. Integrados por Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética, así
como Polonia, China, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Grecia, Yugoslavia,
Canadá, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia y, posteriormente, algunos países de participación minoritaria
pero apoyo diplomático a los aliados.