MACBETH

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MACBETH >:V

escenario
personaje

ACTO I
Escena 1: Un paraje desierto
- Truenos y relámpagos entran tres brujas
- Tres hermanas fatídicas
*como lo dice el libro

Escena 2: Un campo cerca de forres


- El favor de combate
- Rey Duncan, Malcom, Donalbain, Lennox, y acompañante

Duncan : quien es ese ensangrentado, juzgando su aspecto nos dará las últimas noticias
del levantamiento

Malcom: es el oficial que me salvo del cautiverio, (toca el hombre) salud valiente, cuéntale al
rey como quedó la batalla

Capitán: -suspira- la guerra fue muy incierta y cruel, el cruel y rebelde Macdonald que
recibió de las islas hebreas soldadesca y fortuna. sonreía a su buena causa. Consiguió
favores, más todo en vano, pues el bravo Macbeth desprecio la fortuna y
Blandió el acero que dio muerte sangrienta y cuál favorito del valor, se abrió a enfrentar al
infame sin mirar atrás hasta que lo destripó y plantó su cabeza en las almenas.

Duncan: Ah- bravo primo mio, noble caballero

Capitán: Desde donde sale el sol se ven estrellas y tormentas, de naufragios que desbordan
tristezas. Escuchad rey de Escocia, penas la justicia llena de valor, forzó a los irlandeses a
la huida y el rey noruego noto su ventaja y con su ejército volvió renovado

Rey: Eso podría asustar, a nuestros jefes Macbeth y Banquo sin dudar

Capitán: Como la liebre al león,


Ambos eran cañones cebados con doble carga, pues el contraataque no dudaron en
redoblar pero con en sangre caliente no se querían bañar ni un nuevo Gólgota hacer
memorar. No sé más, débil estoy, mis heridas piden auxilio.

Rey: Tus palabras tal como tus heridas enaltecen y alientan honor. ¡Traigan un médico!

(Sale el capitán acompañado)


ENTRAN ROSS Y ANGUS

Rey: ¿Quién llegó?


Malcolm: El noble varón de Ross

Lennox: Por lo que sus ojos pueden reflejar, noticias insólitas nos va a dar

Ross: Dios salve al rey!

Rey: De dónde vienes, noble varón?

Ross: De Fife, donde las banderas noruegas se mofan del cielo. El rey noruego atacó, con
el apoyo del traidor más desleal, el Barón de Cawdor, hasta que el novio de Belona
contraatacó y la victoria se llevó

Rey: Gran dicha!!

Ross: Ahora el rey noruego súplica paz, más no accedimos al sepulcro de sus hombres
hasta que Inchcomb nos pagara 10 mil taleros a cada uno.

Rey: Nunca más traicionará el Barón de Cawdor mi afecto, disponed su muerte y saludad a
Macbeth con su título

Ross: Así será

Rey: Lo que él pierde, el noble Macbeth lo gana

Escena 3:Un Páramo


- Truenos
- las tres brujas

Bruja 1: Dónde has estado hermana?

Bruja 2: Matando cerdos

Bruja 3: ¿Y tu hermana? ¿Dónde?

Bruja 1: La mujer de un navegante masticaba y masticaba, le dije: "Dame". Pero la


respuesta de esa sucia culona fue, "Atrás tú bruja". Su marido se fue a Alepo, así que
navegare en un cedazo y gozaré hasta más no poder

Bruja 2: Un viento te doy

Bruja 1: Lo agradezco

Bruja 3: Yo, uno más

Bruja 1: Yo tengo los demás, y el puerto donde soplan al igual. Cuál paja seca lo dejaré, y
no pondrá caer en el sueño en ningún momento, su vida maldita será. En pena vivirá mes
tras mes, ha de menguar y caer, y aunque el barco no se pierda lo batirán las tormentas.
Miren lo que tengo
Bruja 2: Enséñame! Enséñame!

Bruja 1: Es el pulgar de un piloto que náufrago a su retorno

Tambor dentro

Bruja 3: Tambor, tambor! Macbeth llegó

TODAS: Las hermanas de la mano, vueltas van a dar, 3 aquí, 3 allá, 3 de ese lado, nueve
en total. Chsss! El hechizo presto está

Entran Macbeth y Banquo

Macbeth: Un día tan feo y bello nunca he visto

Banquo: Cuanto falta para Forres? Quienes son estas, tan resecas y extrañas a la vez que
ni de este mundo parecen ser? Tiene vida? Son algo con lo que podamos conversar? A
juzgar por sus acciones me entienden. Sin duda son mujeres, pero su barba me hace dudar

Macbeth: Hablen si saben. Quiénes son?

Bruja 1: Salud a ti, Macbeth, Barón de Glamis!

Bruja 2: Salud a ti, Macbeth, Barón de Cawdor!

Bruja 3: Salud a ti, Macbeth, que serás rey!

Banquo: En nombre de la verdad, quienes son? A mi compañero saludan por su título ahora
pido que hagan lo mismo conmigo, que pido favores más no temo su odio

Bruja 1: Salud

Bruja 2: Salud

Bruja 3: Salud

Bruja 1: Menos que Macbeth, pero más grande

Bruja 2: Menos feliz y mucho más feliz

Bruja 3: Engendraras reyes, más no lo serás, así que ¡Salud Macbeth y Banquo!

Macbeth: ¡Esperen imperfectas hablantes! Por la muerte de mi padre soy Barón de Glamis
más ¿Como de Cawdor? Si el Barón de Cawdor vive y continúa vigorosamente y ser rey
traspasa la realidad tanto como ser Cawdor. Digan de dónde han llegado con tan extraña
novedad y por qué nos han detenido con tal profético saludo? Hablen, lo ordeno
Desaparecen las brujas

Banquo: A dónde se han ido?

Macbeth: se han ido por el aire, su apariencia corporal se perdió, ¡Ojalá se hubieran
quedado!

Banquo: No habremos caído en la locura?

Macbeth: Tus hijos serán reyes

Banquo: Tu serás rey

Macbeth: También Barón de Cawdor, no fue así?

Banquo: Tales fueron sus palabras, quién va?

Entran Ross y Angus

Ross: Macbeth el rey se ha enterando lo nuevo que has logrado, combatiendo a los
rebeldes con asombro, quedando callados viendo lo que has logrado, has encontrado entre
los noruegos sin temer los muertos que los tuyos dejan. Llegaban correos tras correos, cada
uno traía elogios por la gran defensa de su reino

Angus: Venimos a agradecerte en nombre del rey y a llevarte con él, no a recompensarte

Ross: Y me ha mandado a que te llame Barón de Cawdor ¡Salud por este título, pues es
tuyo!

Banquo: Cómo?! Dice verdad el diablo?

Macbeth: el Barón de Cawdor vive. ¿Por qué me visten con ganas ajenas?

Angus: Quién fue el varón sigue vivo y condenado a pena capital ha sido por alta traición
confesada y probada

Macbeth: Glamis y Barón de Cawdor, lo más grande después, gracias por su servicio

Macbeth (a Banquo): no esperas que tus hijos sean reyes? Las que me dijeron sobre el
título de Cawdor no prometieron menos

Banquo: Eso pensaba ciegamente, podría empujar te a la corona después de convertirte en


Cawdor. A pesar de la rareza, la sombras nos decían la verdad con certeza, nos tientan con
minucias y luego nos engañan en lo grave y trascendentes. Parientes, denme un momento

Macbeth: Ya se han dicho dos verdades, gracias señores.


Macbeth: Estás incitaciones naturales no pueden ser malas o buena. Si es mala, por qué
me ha dado promesa de éxito? Soy Barón de Cawdor y si es buena, ¿Por qué cedo a esa
tentación cuya imagen me eriza el cabello? Es menor un peligro real que un horror
imaginario. La idea del crimen, sacude mi entera humanidad.

Banquo: Miren que absorto está nuestro amigo

Macbeth: Si el azar me quiere rey, que me corone sin mi acción

Banquo: Los honores le vienen como ropa nueva, que se ajusta al cuerpo con la ayuda del
uso

Macbeth: sea lo que haya de ser, corren tiempo y hora en el día más cruel

Banquo: Noble Macbeth, cuando gustes

Macbeth: Perdonadme, pensaba en cosas que creía olvidadas. Señores su servicio ha


quedado escrito en el libro que reviso cada día.
Vamos con el rey
(a banquo): piensa en lo que ha pasado, y después de haberlo ponderado, hablamos entre
nosotros

Banquo: estoy de acuerdo

Macbeth: Por ahora basta, vamos amigos

Salen
Después de tambor llega Macbeth y banquo
Se van las brujas
Entran Ross y angus

Escena 4: forres
- oboes y antorchas
- rey (duncan), malcom, donalbain, banquo, lennox, macduff, ross, angus y
acompañamiento

Han ajusticiado a Cawdor?? No han vuelto aún los encargados?

Malcolm: Aún no ha llegado, majestad. Aunque hable con alguien que vio su fin: me confesó
sus traiciones, suplicando perdón y demostrando su pesar. Durante vida nada le honró tanto
como la forma de dejarla: falleció como el que ha ensayado su muerte y está dispuesto a
arrojar su bien más preciado como si no tuviese importancia

Rey: No hay mente que descubra lo que abunda en la mente de una cara. Él era la un
caballero en quién fundé mi plena confianza

Entran Macbeth, Banquo, Ross y Angus


Rey: A noble pariente! El pecado de la ingratitud ya estaba pensando sobre mi, Te has
adelantado tanto que ni las alas más veloces llegan a alcanzarte. Ojalá fueras digno de
menos, así te habría dado la justa medida de premio y gratitud. Jamás podremos ganar tus
merecimientos

Macbeth: Les demuestro mi lealtad y mi servicio, esto es suficiente.


Les corresponde realizar sus deberes para el trono y la nación, como hijos y sirvientes que
cumplen su trabajo protegiendo su honor y afecto

Rey: Sé bienvenido. Te plante y así mismo te cultivaré para que florezcas. Noble Banquo,
no es menos tu gratitud ni menos mérito el que ha de proclamarse en tu honor. Deja que te
abrace y te estreche contra mi corazón

Banquo: Si crezco en él, la cosecha es suya

Rey: Mi gran dicha, tan inmensa, se desborda y se va a esconder en lágrimas- hijos, parientes,
varones y todos ustedes, saben que el reino es heredado a mi hijo Malcom que pasa a llamarse
príncipe de Cumberland, este no va a ser el único honor que tenga: otros signos de la realeza lucirán
como estrellas cuando lo merezca. Vamos Inverness, mi deuda crece contigo.

Macbeth: Lo que queda es trabajo que no debe ser hecho por sus manos, seré su heraldo y
alegraré a mi esposa con la noticia de su llegada. Humildemente me despido

Rey: ¡Mi ilustre Cawdor!

Macbeth: Príncipe de Cumberland, he aquí un tropiezo que me hará caer si no lo supero,


pues el paso me está impidiendo. ¡Estrellas, escondan su brillo para que no alumbren mis
negros deseos, la vista finge ceguedad ante los hechos, que sea aquello que, una vez
realizado, teman ver los ojos

Sale

Rey: Cierto, mi fiel Banquo. Es muy valeroso, y tanto me han nutrido con sus excelencias
que parece un banquete. Vamos a seguirle ya que se ha adelantado a prepararnos el
recibimiento. ¡Un pariente sin igual!

Suenan trompetas y clarines. Salen

ESCENA V
- lady macbeth leyendo una carta

Lady Macbeth: Carta tal cual (Mari finge leer la carta mientras que Macbeth detrás de
escenas la lee para hacer alusión a que él la escribió)
Lady Macbeth: Eres Glamis y Cawdor y serás lo que te anuncian. Pero temo que tu carácter
está tan empapado de bondad que podrá tomar atajos. Tú quieres ser grande y no te falta
ambición pero sí careces de la maldad que debe acompañarla. Quieres gloria, pero por tu
virtud, no quieres jugar sucio pero sí ganar mal. Gran Glamis, tú codicias lo mismo que
clamas y hacer eso te llena más de pavor que del deseo de no hacerlo. Ven a mí ya, date
prisa, que vierta en tu oído mi espíritu y así logre derribar con mi lengua aquello que te frena
ante el círculo del oro que quiere coronarte

Entra el Mensajero

Lady Macbeth: ¿Qué nuevas traes?

Mensajero: El rey viene esta noche

Lady Macbeth: ¿Te has vuelto loco? ¿Viene con él tu señor? de ser así me habría avisado
para preparar el recibimiento

Mensajero: Con permiso, es cierto: viene nuestro Señor, pero se le ha adelantado uno de
mis compañeros, apenas tenía aliento para decir su mensaje

Lady Macbeth: Cuídale bien; trae buenas noticias

Sale el Mensajero

Lady Macbeth: Hasta el cuervo que está cansado de graznar la nefasta entrada de Duncan. ven a
mí, espíritus que le sirven a la muerte, quitenme la ternura y lléname de crueldad. Esperadme la
sangre, tapen toda entrada o acceso a la piedad para que ni el pesar quebrante mi plan. Venid a mi
cuerpo, espíritus del crimen y la maldad, ven noche espesa y envuélvete en el humo más oscuro del
infierno, para que mi puñal no vea la herida, que ni el cielo asoma por el manto de las sombras
gritando: «¡Alto, alto!»

Entra Macbeth

Lady Macbeth: ¡Gran Glamis, noble Cawdor y aún más grande por tu proclamación! Tu carta me ha
llevado por encima de la ignorancia y ya siento el futuro en el instante

Macbeth: Amor mío, el rey Duncan viene esta noche

Lady Macbeth: ¿Cuándo se irá?

Macbeth: Partirá mañana

Lady Macbeth: ¡Ah, nunca verá el sol esa mañana!, su cara mi señor, parece un libro en el que se leen
cosas extrañas. Para engañar al mundo, lleva la bienvenida en los ojos, las manos, la lengua.
paréceme a la serena flor, pero se la serpiente que hay debajo. Del visitante hay que ocuparse;
déjame este gran asunto en mis manos, ha de dar absoluto poder y majestad.
Macbeth: Hablemos más tarde
Lady Macbeth: Muéstrate sereno: alterar el semblante es siempre mostrar temor. Lo demás déjamelo

Salen

ESCENA VI

OBOES Y ANTORCHAS. Entran el REY (DUNCAN), MALCOLM. DONALBAIN, BANQUO, LENNOX,


MACDUFF, ROSS, ANGUS Y ACOMPAÑAMIENTO

En el castillo de Macbeth

Rey: El castillo está en un sitio placentero; dulcemente lo recomienda el aire a los sentidos apacibles

Banquo: El huésped veraniego, el vencejo que ronda las iglesias, nos demuestra con su amada
construcción que el hálito del cielo aquí seduce con su fragancia: no hay lugar favorable en que este
pájaro no haya hecho su colgante nido. He observado que donde más anida y cría el aire es más
delicado

Entra Lady Macbeth

Rey: ¡Mirad! Nuestra noble anfitriona! El afecto que recibo es a veces mi molestia, más siendo amor lo
agradezco. Con esto demuestro en qué forma deben de rogar a Dios y nos agradezcais las molestias
que les proporcionamos

Lady Macbeth: Nuestro entero servicio, prestado en todo dos veces e incluso doblado, sería pobre y
de fácil ocupación que compitiera con estos honores tan profundos y extensos con los que llenan
nuestra casa. Quedamos obligados a implorar al cielo por ustedes

Rey: ¿Dónde está el barón de Cawdor? Galope tras él para preparar su llegada pero es gran jinete y su
afecto le ayudó a adelantarse. Bella y noble dama, esta noche soy vuestro huésped

Lady Macbeth: A la cuenta tienen siempre a placer nuestros servidores, sus personas y cuanto de
ellas es para restuiros lo que les pertenece

Rey: Dadme la mano. Lléveme con mi anfitrión; le quiero bien y le he de seguir favoreciendo. Con
permiso, señora

ESCENA 7
EL REY SE AGARRA DEL BRAZO CON LADY MACBETH. LUEGO ENTRAN UN MAESTRESALA Y VARIOS
CRIADOS CON PLATOS Y SERVICIO DE MESA. DESPUÉS ENTRA MACBETH

Macbeth: Si ya fuera el fin, más valdría que fuera pronto; si el crimen pudiera atrapar mi suerte con su
muerte; si el golpe fuese todo y todo terminara, aquí en este escollo y bajío del tiempo,
arriesgaríamos la otra vida. Pero en estos casos nos condenan aquí, pues damos lecciones de sangre
que regresan a atemorizar al instructor: la justicia ofrece a nuestros labios el veneno de nuestro cáliz.
El disfruta doble amparo: primero porque soy familiar y súbdito suyo, dos grandes razones contra el
acto, como anfitrión debo cerrar la puerta al asesino y no usar la daga. Además, Duncan ejerce sus
poderes con suavidad y en su dignidad que sus virtudes proclamarán el horror infernal de estos
ángeles y la piedad de un recién nacido o como el querubín de los aires, soplará esta horrible acción,
hasta que el viento se ahogue en lágrimas. No tengo espuela que mueva los costados de mi plan,
sólo la ambición del salto que, sube demasiado y cae al otro

Entra Lady Macbeth

Macbeth: ¿Qué significa esta presencia suya? ¿Hay noticias?

Lady Macbeth: Está terminando de cenar ¿Por qué saliste de la cámara?

Macbeth: ¿Ha preguntado por mí?

Lady Macbeth: ¿No sabes que sí?

Macbeth: No vamos a seguir con este asunto. Él acaba de honrarme y he ganado entre toda clase de
gente brillante reputación que quisiera lucir en todo su esplendor desde su iniciación y no darle de
lado tan pronto

Lady Macbeth: ¿Estaba ebria la esperanza de que te vestiste o se durmió? ¿Ahora se despierta
mareada después de sus excesos? A partir de ahora ya sé que tu amor es igual. ¿Temes ser en tus
acciones y en tus impulsos el mismo que eras antes en tus deseos? ¿O es que intentas poseer lo que
consideras ornamento de la vida viviendo en tu propia estimación como un cobarde que supedita el
“quisiera” al “no me atrevo”, lo mismo que el gato de la fábula, que se moría de ansias por atrapar un
pez para comerselo pero no quería mojarse las patas?
Macbeth: ¡Ya basta! Me atrevo a todo lo que sea digno de un hombre. Quién a más se atreva, no lo es

Lady Macbeth: ¿Qué fiera pasión te movió entonces para hacerme sabedora de este proyecto?
Cuando sentías atrevimiento para realizarlo, eras hombre. Se te está brindando ahora el momento y el
lugar pero eres tú el que no está preparado. ¡He amamantado a una criatura y conozco las dulzuras
de amar al ser alimentamos!. Pues bien, si yo hubiera sido tan falsa a esos sentimientos míos como
lo estás siendo ahora, mientras el tierno niño me sonreía le habría arrancado el seno de la boca y lo
hubiese estrellado contra el suelo para que le salieran los sesos de la cabeza

Macbeth: ¿Y si fracasamos?

Lady Macbeth: ¿Fallar nosotros? Tú tensa tu valor hasta su límite y no fallaremos. Cuando Duncan
duerma (producto de este largo viaje) someteré a sus guardianes con vino y regocijo, de tal suerte
que la memoria y el sitial de la razón no sea más que el cerebro de un borracho sin memoria. Cuando
duerman su puerca borrachera como muertos ¿Qué no podemos hacer tú y yo con el desprotegido
Duncan? ¿Qué no imputaremos a sus chabelanes borrachos, que tendran que soportar la culpa de
nuestra gran asesinato?

Macbeth: ¡No engendres más que hijos varones, pues tu indómito temple sólo puede crear hombres!
¿Se podrá creer, después que hayamos salpicado en sangre a los dos chambelanes que duermen y
sirviéndose de sus propias dagas, que fueron ellos quienes cometieron el crimen?

Lady Macbeth: ¿Y quién lo creería de otra manera, después que ruja nuestro pesar y clame nuestro
duelo por su muerte?

Macbeth: Decidido estoy, aplicaré todos mis ánimos a esta terrible acción. ¡Adelante! Y burlemos a
todos con la apariencia más complacida, un falso rostro ha de ocultar lo que siente un falso corazón

Salen

ACTO II

Escena 1

Entran Banquo y Fiance con una antorcha

Banquo: cómo va la noche, hijo?


Fiance: está oculta la luna, aún no he oído el reloj
Banquo: se oculta a media noche, ten, toma mi espada, soy incapaz de dormir por estos
pensamientos ( entra Macbeth y una sirvienta con una antorcha)

Banquo: dame la espada, quién va conmigo?


Macbeth: un amigo
Banqueo: el rey ya está dormido, ha estado de bueno humor, a sido muy generoso con la
gente. Y con este diamante envía saludos a tu esposa
Macbeth:

Banquo: Anoche, tuve un sueño con las tres brujas, hablaban certeras sobre ti

Macbeth: no me importa

Banquio: que b que estás pensando

Macbeth: si mis planes aceptas cuando llegue el momento recibirás honores

Banquo: si tus planes no afectan mi libre consciencia ni mi lealtad o integridad aceptaré tus
consejos

Macbeth: nos vemos luego

Banquo: te lo agradezco mi señor, lo mismo re deseo

( salen Banquo y fleance de la escena)

Macbeth: le dice a la sirvienta

⁃ cuándo mi bebida esté lista has que suene la campana


(Sale la sirvienta)

Macbeth:
¿Contemplo acaso una daga con su empuñadura cerca a mi mano?
Acércate para que pueda tomarte que aunque no te tengo siempre te veo ahí, puedo verte
tan palpable como lo que empuño ahora.
Me indicaste el camino por el que avanzar y el arma que usar.
Mis ojos son la burla de mis sentidos y aunque todos ellos me superen en valor aún te
veo…

⁃ inhala -
¡No!, no eres real… -sonríe cínicamente-
Es mi sangrienta empresa que crece ante mis ojos sobre medio mundo… la naturaleza -
pausa de unos segundos- la naturaleza ha muerto y los sueños corruptos nacieron para
engañar al sueño oculto

El hechizo celebra los ritos de la apagada Hécate y el crimen avisado por el lobo, su
centinela.

Tierra, segura y firme, no escuches mis pisadas, que no sean las piedras las que descubran
en dónde arrebato al tiempo el horror de este instante y mientras eso suceda, sigue
viviendo, que las palabras congelas el calor de los actos

⁃ SUENA UNA CAMPANA -

¡Es real, ya voy!: la campana llama por mi.

Duncan, tú no la escuches puesto que su tañido al cielo te reclama… -pausa- o al infierno -


sonríe-

MACBETH SALE Y FIN DE LA ESCENA

Escena 2
(Entra lady Macbeth)

Lady Macbeth: Se aprovechan de lo que me hace valiente, apagan lo que a mi se enciende


… SILENCIO. El cruel guía, que da las buenas noches, burlón. Las puertas abiertas,
Los guardias se burlan de su oficio. Puse droga en sus vasos para que debatan entre la
vida y la muerte.

Macbeth: ¿quién está ahí? ¿Qué pasa?

Lady Macbeth: Y si despiertan? Y no estuviera hecho? Nos condenará el solo intento


SILENCIO. Prepare los puñales, están a la vista , si no fuera por mi padre dormido, yo
misma lo hubiera hecho
(Entra Macbeth)
Esposo estás ahí?

Macbeth: lo he hecho, no lo has escuchado?

Lady Macbeth: el lamento de un búho y el llanto de los grillos, ¿dijiste algo?

Macbeth: ¿Cuándo?
Lady Macbeth: ahora

Macbeth: mientras bajaba?

Lady Macbeth: si

Macbeth: ESCUCHA, ¿quién duerme en el otro cuarto?

Lady Macbeth: Donalbain

Macbeth: Que triste esta escena

Lady Macbeth: ahora es necio decir que es triste esta escena

Macbeth: Uno estaba en sueño, y otro grito “ASESINO”, se despertaron, me quedé inmóvil e
intente escuchar, pero solo rezaron y se fueron a dormir de nuevo

Lady Macbeth: si, ambos duermen

Macbeth: Uno gritó -Dios nos bendiga, amén. El otro al ver mis manos de verdugo. Al ver su
miedo no les contesté, no pude responder amén

Lady Macbeth: no pienses mucho en eso

Macbeth: ¿Porque no pude pronunciar el amén? Justo ahora que necesito bendición, no
pude decirlo

Lady Macbeth: no le demos más vueltas al asunto o enloqueceremos

Macbeth: creo haber escuchado una voz - NO DUERMAN, QUE MACBETH QUITA EL
SUEÑO-
El inocente sueño, el sueño que arma la tela de preocupaciones, la muerte de la rutina, el
baño de fatiga, la crema de las heridas mentales, la comida fuerte de la vida

Lady Macbeth: y eso qué significa?

Macbeth: no deje de escuchar el grito. “No duerman en cualquier lado, Glamis mata el
sueño, por tanto cawdor nunca dormirá, Macbeth no dormirá”

Lady Macbeth: ¿de quien era ese grito? Mi señor, no desgastes tu hábil mente en tonterías,
ve por agua para lavarte las manos, porque trajiste los puñales aquí?, devuelvelos, que
mancha la sangre

Macbeth: no, no volveré allí. Me da miedo pensar en lo que he hecho y no tengo el valor de
verlo de nuevo
Lady Macbeth: COBARDE, dame a mi los puñales, los muertos y los dormidos son solo
imágenes, solo los niños temen al diablo dibujado. Si sangra, la pondré en el rostro de los
guardias para que se muestre como su culpa ( se va )

Macbeth: ¿de donde vienen? ¿Como es que cada leve ruido me espanta? ¿Quien me jala
los ojos? ¿Podrá el océano de Neptuno lavar la sangre? ¿Limpiarla de mi? No, nunca lo
hará. Mi mano roja manchara todos los mares

(Entra lady Macbeth)

Lady macbeth: mis manos ahora son como las tuya, me daría pena llevar tan blanco el
corazón
Llaman
los oigo llamar.
Vamos a nuestro cuarto, algo de agua purificará nuestros actos, ¿ves que ha sido fácil? Tú
constancia de ha ido
Llaman
Escucha, llaman de nuevo, ponte la pijama, que no descubran que hemos estado en vela,
no te dejes llevar por tus pobres pensamientos

Macbeth: YO SÉ LO QUE HE HECHO,


Llaman
Mejor no saber quien soy yo, DESPIERTA TU A DUNCAN, ay si tú pudieras
Salen

Escena 3

⁃ entra un portero y llaman dentro -

Portero: Esto sí que es llamar, ¡una vez más a gastar la llave! Ni el portero del infierno la
habrá usado tanto

⁃ LLAMAN -

¡Toc, toc, toc! ¿Quién es? En el nombre de Belcebú, ¿quién es? Será un granjero
ahorcado en espera de que viniese la abundancia. ¡Llegáis a tiempo! ¡Ojalá
llevéis pañuelos suficientes! Aquí la vais a sudar.

⁃ LLAMAN -

Toc, toc! ¡Callaos de una vez! ¿Qué sois ?... Cierto que es demasiado frío para infierno. No
quiero ser el portero del diablo. Pensé en dejar entrar a gente de toda clase y profesión que
van al fuego eterno por camino de rosas.

⁃ LLAMAN -
¡Ya voy! - llaman - ¡Que ya voy!

⁃ ABRE LA CANCELA -

Les ruego recordar al portero

⁃ ENTRAN MACDUFF Y LENNOX -

Macduff: ¿hasta tan tarde estuviste en pie?


¿Que siendo tan tarde no puedes ni levantarla?

Portero: Pues a decir verdad, estuvimos en pie hasta el segundo toque de mi gallo; y la
bebida, mi señor, provoca estas tres cosas

Macduff: ¿qué tres cosas en particular provoca la bebida?

Portero: ¡Demonio, mi señor! La nariz roja, la orina y el sueño, provoca una lujurias extraña,
hace que aparezcan los deseos pero flojea la representación de estos, empinarla en
exceso, mi señor, es engañar a la lujuria en un subir y bajar constante

⁃ ENTRA MACBETH -

Macduff: ¿tu amo está despierto?


Considero que nuestros golpes lo despertaron puesto que aquí viene

Lennox: Buenos días, señor

Macbeth: Buenos días a ambos

Macduff: ¿se encuentra el rey levantado, noble cawdor?

Macbeth: aún no

Macduff: me ordenó despertarle muy temprano, y casi pasa de la hora

Macbeth: te llevaré ante él

Macduff: yo sé que este trabajo os gratifica, aunque trabajo al fin

Macbeth: El trabajo que agrada nos cura del dolor.


Esa es la puerta -señala la puerta-

Macduff: me tomaré la libertad de entrar puesto que así ordenaron que lo hiciera

⁃ SALE MACDUFF POR LA PUERTA-

Lennox: ¿el rey partirá hoy?


Macbeth: así lo ha decidido
Lennox: la noche fue agitada. Allí donde dormimos el viento ha hecho estragos, gritos y
voces alarmando sobre revueltas y sucesos confusos se escucharon

La tierra tuvo fiebre y tembló

Macbeth: Áspera fue la noche

Lennox: mi aún joven memoria no acierta a recordar alguna otra parecida

⁃ ENTRA MACDUFF -

Macduff: ¡HORROR, HORROR! Ni corazón ni lengua pueden nombrar lo antes visto

Macbeth y Lennox:
¿Qué sucede?

Macduff: La destitución completó su obra maestra. El más sacrilegio asesino violentó el


templo del señor y robó la vida de su santuario

Macbeth: ¿Qué decís? ¿La vida?

Lennox: ¿quieres decir la de su majestad?

Macduff: Acercaos a la alcoba y que vuestra mirada se ilustre ante esta nueva górgona. No
me digas que os hable
Observen y que vuestra lengua hable

⁃ SALEN MACBETH Y LENNOX -

¡Tocad la alarma! ¡Traición! ¡Asesinato!


¡Banquo! ¡Donalbain! ¡Malcolm! Despertad!
De ese blando sueño han de escapar para contemplar la muerte que ha de saludar

⁃ SUENA UNA CAMPANA -


⁃ ENTRA LADY MACBETH -

Lady Macbeth: ¿qué es lo que ocurre aquí? Que con tan estremecedores golpes a nadie
dejan descansar

Macduff: Oh mi señora - hace una expresión de preocupación-

no es bueno que escuchéis lo que diré, decir estas cosas en oídos de una dama sería como
verter la muerte en ellos

⁃ ENTRA BANQUO -

Banquo: nuestro regio señor… -pausa- ha sido asesinado


Lady Macbeth: ¡Dios!, ¡Oh Dios!
¿En nuestro propio hogar?

Banquo: Maldita crueldad de donde quiera que venga…


Noble duff, te lo ruego -habla como voz de súplica- dime que no es cierto

⁃ ENTRAN MACBETH,LENNOX Y ROSS -

Macbeth: Sí yo hubiera muerto una hora antes de este acontecimiento, habría tenido una
vida plena y feliz, mas sin embargo, en este instante nada vale la pena que siento en vida
mortal.

⁃ ENTRAN MALCOLM Y DONALBAIN -

Donalbain: ¿qué mal es este?

Macbeth: El vuestro aunque vosotros no lo sabeis… el principio… el origen de la Fuente de


vuestra sangre se ha agitado… su mismo manantial se ha detenido

Macduff: - suspira - vuestro padre ha sido asesinado

Malcolm: ¡Dios! ¿Por quién?

Lennox: Los guardias de su alcoba, al parecer, fueron los culpables: las manchas de sangre
en sus rostros y manos, las dagas llenas de la sustancia del delito que hallamos sobre sus
almohadas… no debió confiarse a su cuidado la vida de hombre alguno y menos la de su
majestad

Macbeth: Aún así me arrepiento del furor que me llevó a matarlos

Macduff: ¿Y, por qué lo hiciste?

Macbeth: ¿quien puede ser a un tiempo, sabio y necio, ponderado y furioso, leal e
indiferente? Nadie
Lo impulsivo de mi amor le pudo a la razón. Aquí hacía Duncan, su plateada piel bordeada
de su propia sangre, sus hondas heridas iguales a una brecha en la naturaleza

Allí los asesinos… ¿quién en su sano juicio y teniendo un corazón renunciaría a la


oportunidad de revelar su amor después de tal acontecimiento?

Lady Macbeth: ¡A mí, llevarme afuera!

Macduff: Cuidad de ella

Donalbain : - Mira a Malcolm -

¿Y qué decir aquí dónde nuestro destino oculto puede saltar de pronto y agarrarnos?
Partamos
Malcolm: -mira a Donalbain-

Ni nuestro gran dolor presto para moverse

Banquo: ¡Cuidad de ella! Y cuando hayamos encubierto nuestra reveladora fragilidad


podremos encontrarnos e indagar estos hechos tan sangrientos.

El miedo y los escrúpulos nos turban.

Confío en la poderosa mano de Dios y, en consecuencia contra el oculto intento lucharé de


la traición malévola

Macduff: yo haré lo mismo

⁃ TODOS HABLAN -

Todos: Y todos

Macbeth: re vistámonos de coraje Cirilo y reunámonos en la gran sala

⁃ TODOS -
Todos: vamos

⁃ SALEN TODOS, EXCEPTO MALCOLM Y DONALBAIN -

Malcolm: ¿ y qué harás? No vayamos con ellos, dar muestra de un dolor que realmente no
se siente es un oficio fácil para los falsos…
Yo partiré hacia Inglaterra

Donalbain: Y yo hacía Irlanda. El separar nuestros destinos nos dará mayor seguridad: en
donde nos encontramos ahora las sonrisas de los hombres son dagas y el más cercano en
sangre, el más sanguinario

Malcolm: La fecha asesina que se ha disparado aún sigue en el aire y es más seguro que
evitemos el golpe. En marcha pues, y que no sea una preocupación el salir sin despedirnos
puesto que es lícito robar lo que ya es hurto cuando no existe la misericordia.

⁃ SALEN Y FIN DE LA ESCENA TRES -

Escena 4

viejo:(melancolico) he vivido muchas adversidades, inumerable noches de oscuridad,


sinembargo esta a sido cuanto menos la peor.
ross:(estaba con el viejo) aunque es de dia, se ve la oscura noche, porque sera? sera que el
dia se averguenza por lo que la oscuridad renace?
viejo: todo es contra natura, por esos actos cometidos.
ross: los caballos antes hermosos y ligeros, ahora son salvajes cual torrente, y los que
antes eran sus establos, ahora ruinas parecen
viejo: se dicen que se devoraban entre si
ross: tal como se dice, yo lo presencie
Entra Macduff
ross: (alegre) macduff!, cuanto tiempo amigo, como va el mundo
macduff: no lo veis vos mismo
ross: (un poco serio) se sabe quien cometio este acto tan sangriento?
macduff: aquellos que macbeth hirio de muerte
ross: sin embargo no logro entender, que provecho sacaria tal masacre cometer
macduff: fueron sobornados (silencio gay) Malcolm y Donalbain, los dos hijos del rey,han
desaparecido y dado en fuga, lo que hace recaer en ellos
las sospechas del crimen
ross:no lo puedo creer, y de ahora en adelante lo mas problable es que la soberania caiga
en manos de macbeth
macduff:Ya ha sido proclamado y ha partido hacia Scone para la investidura
ross: y donde se encuentra el cuerpo de duncan
macduff: Camino de Colmekill la sagrada tumba de sus antepasados y guardian de sus
huesos
ross: piensan ir hasta scone?
macduff: no esta en mis planes, en ves de eso ire a fife
ross: bien, yo ire
macduff: mucha suerte
ross: quedad con dios anciano
viejo:Que la bendici´on de Dios vaya contigo y con los que transforman
el mal en bien, los enemigos en amigos.
se acaba la escena, salen todos

FIN DEL ACTO 2


ACTO III
ESCENA I

Forres. Una sala en el Palacio.


(Entra Banquo.)
Banquo: Ya lo tienes todo rey Cawdor, jugando con vileza lograste toda tu riqueza, más esta no
pasará a tu heredero, sino a mí, lo más certero. Como lo dijeron las fatídicas.
Macbeth, ¿Como has tenido suerte en tu destino, debería yo tener esperanza en mi camino?
No callaré

(Clarines. Entran Macbeth como rey, Lady Macbeth, Lennox, Ross, Nobles
y acompañamiento.)
MACBETH — Aquí está nuestro huésped principal.
LADY MACBETH — Haberle olvidado habría sido un vacío en el
banquete y una gran desatención.
MACBETH — Esta noche celebramos una cena de gala, y desearía tu
presencia.
BANQUO — Majestad, contadme vuestras órdenes, a las cuales mi lealtad
está ligada por siempre con un nudo indisoluble.
MACBETH — ¿Cabalgas esta tarde?
BANQUO — Sí, mi señor.
MACBETH — Si no, habría solicitado tu buen consejo, siempre
ponderado y provechoso, en nuestra junta de hoy. Lo oiré mañana. ¿Vas lejos?

BANQUO — Señor, tan lejos que mi tiempo se ocupe hasta la cena. Si mi


caballo no es más rápido, le pediré prestadas a la noche una o dos de sus horas
oscuras.
MACBETH — No faltes al banquete.
BANQUO — Señor, no faltaré.
Macbeth—residen en Inglaterra e Irlanda, mis parientes sangrientos, enterrando la verdad bajo
cimientos. Para mañana nuestra charla pospongo y hablar de otros asuntos supongo, te acompaña
Fleance?
BANQUO — Sí, mi señor, y el tiempo nos apremia.
MACBETH — Corran los caballos raudos y seguros; a sus lomos os
confío. Adiós.
(Sale Banquo.)

Deseo quedarme solo hasta la hora de la cena, para que vuestra compañía sea plena, mientras tanto
hagan lo que desean, hasta que las 7 en el reloj vean.
(Salen todos menos Macbeth y un Criado.)
Tú, un momento. ¿Me esperan esos hombres?
CRIADO — Sí, mi señor, a las puertas de palacio.
MACBETH — Tráelos ante mí.
(Sale el Criado.)

Ser rey no es nada sin estar a salvo , mi temor a Banquo se me clava hondo, por audaz y sabiondo, a
las fatídicas enfrentó y por mi cargo les reclamó.
Una corona y un cetro me dieron y con ellos una maldición sobre mí pusieron, no podré tener
herederos.
Para mi reinado seguir Duncan tuvo que morir, los hijo de Banquo coronaré y por ellos mi paz
arruiné, a cualquiera me voy a enfrentar hasta mi plan culminar..
(Entran el Criado y dos Asesinos.)
Vete a la puerta y quédate allí hasta que te llame.
(Sale el Criado.)

¿No fue ayer cuando hablamos?


ASESINOS — Con vuestra venia, así fue.
MACBETH —Bien. ¿Habéis considerado mis palabras? en el pasado él en penuria os tenía, y la
responsabilidad sobre mi caía, en nuestra última entrevista os demostré, cómo se burló y estorbó os
mostré:«Fue Banquo».
ASESINO PRIMERO — Nos lo hicisteis saber.
MACBETH — En efecto, ahora es el fin de esta reunión. Tanta es su paciencia y devoción que no
tenéis propia opinión? como su rigor os lleva a la tumba humillados,no se sienten limitados?
ASESINO PRIMERO — Somos hombres, Majestad.
MACBETH — Como el índice de razas distingue al rápido, al lento, al listo, al
guardián, al cazador.
Cada uno de ustedes se distingue según las virtudes que le asigna el creador. A vuestra disposición,
os podré encomendar una tarea cuya ejecución os lleve a su liberación.
Se unirán a mí en afecto y amistad.
ASESINO SEGUNDO — Majestad, soy un hombre que por azotes y golpes ha sido marcado; que
haría lo que fuese por desquitarme después de tiempo frustrado.
ASESINO PRIMERO — Yo también; tan harto de infortunios, de ser por mi, arriesgaría la vida, sin
importar que sea perdida.
MACBETH — Los dos sabéis que Banquo fue vuestro enemigo.
ASESINOS — Cierto, señor.
MACBETH — Bien pudiera apartarle de mi vista abiertamente, más no debo desafortunadamente.
pues los dos tenemos amigos comunes a los que no puedo renunciar, entonces vuestra ayuda debo
aprovechar.
ASESINO SEGUNDO — Mi señor, haremos lo que nos ordenéis.
ASESINO PRIMERO — Aunque nuestra vida…
MACBETH — En una hora os diré el mejor plan respecto a tiempo y ocasión,
pues hay que hacerlo esta noche y con precaución. De sospechas libre yo debo quedar y con su hijo
también deben acabar. Ahora vuelvo con vosotros.
ASESINOS — Señor, estamos resueltos.
MACBETH — En seguida os veo. Quedaos en palacio.
(Salen los Asesinos.)

Está decidido. Banquo, si tu alma va a la gloria, esta noche ha de ganarla.


(Sale.)

ESCENA II
Otra sala del Palacio.
(Entran Lady Macbeth y un Criado.)

LADY MACBETH — ¿Ha salido Banquo del palacio?


CRIADO — Sí, señora, pero vuelve esta noche.
LADY MACBETH — Dile al rey que deseo hablar con él un momento.
CRIADO — Sí, señora.
(Sale.)
LADY MACBETH — Todo es pérdida si el deseo se logra, siempre es más seguro ser lo que se mata
que tras esa muerte vivir dicha falsa.

(Entra Macbeth.)
¿Cómo estás, señor? ¿Por qué solitario, sin más compañía que las tristes
ideas y pensamientos que debieron morir con quienes te absorben? Lo que
no tiene cura, habría que olvidarlo: lo hecho, hecho está.
MACBETH — Duermo en la tortura de los sueños espantosos,. más vale estar con los muertos, a
quienes, por ganar mi paz, mandé a la paz.
Duncan está en la tumba, tras la fiebre de la vida duerme bien en su partida.
ya nada puede alcanzarlo más y está tranquilo quizás.
LADY MACBETH — ¡Vamos! Querido esposo, suaviza esa frente
arrugada y esta noche muéstrate radiante y jovial ante tus invitados.
MACBETH — Así lo haré, mi amor. Tú también, acercandote a Banquo con hipocresía,
rindiéndole honores con los ojos que conocía. Que nuestra cara sea
la máscara del pecho y lo encubra, hasta que estemos seguros que la tierra lo cubra.
LADY MACBETH — No sigas así.
MACBETH — ¡Ah, esposa! Tengo el alma llena de escorpiones. Sabes
que Banquo y su Fleance aún viven.
LADY MACBETH — Más en ellos la estampa de la vida no es eterna.
MACBETH — Antes de que el fin del vuelo del murciélago y el zumbido del inmundo escarabajo
anuncie la noche, se habrá cumplido una acción horrible.
LADY MACBETH — ¿Qué acción?
MACBETH — Conocerla no querrás, la noche es espesa y te acechan sus tierras,
No estés inquieta: lo que el mal emprende con mal se refuerza. Te lo ruego, ven conmigo y que no
haya ningún testigo.
(Salen.)

ESCENA III

Parque, con una puerta que lleva al Palacio.


(Entran tres Asesinos.)

ASESINO PRIMERO — ¿Quién te dijo que vinieras?


ASESINO TERCERO — Macbeth.
ASESINO SEGUNDO — No hay por qué dudar de él: conoce nuestro
encargo y nos ha dado órdenes precisas.
ASESINO PRIMERO — Entonces que se venga. Aún asoman a poniente
algunos rayos. Ahora el viajero retrasado hinca espuelas por llegar a tiempo a
la posada, y el hombre al que esperamos ya se acerca.
ASESINO TERCERO — Calla. Oigo caballos.
BANQUO. (Dentro.)—¡Eh, tráeme luz!
ASESINO SEGUNDO — Es él. Los demás convidados de la lista ya están
en la corte.
ASESINO PRIMERO — Ha dejado los caballos.
ASESINO TERCERO — Casi a una milla. Pero él suele, igual que todos,
ir a pie desde aquí hasta las puertas de palacio.
(Entran Banquo y Fleance con una antorcha.)
ASESINO SEGUNDO — ¡Alumbrad, alumbrad!
ASESINO TERCERO — Es él.
ASESINO PRIMERO — Preparados.
BANQUO — Habrá lluvia esta noche.
ASESINO PRIMERO — ¡Pues que caiga!
(Atacan a Banquo.)
BANQUO — ¡Ah, traición! ¡Huye, mi Fleance! ¡Huye, huye, huye! Podrás
vengarme. ¡Ah, canalla!
(Muere. Fleance escapa.)
ASESINO TERCERO — ¿Quién apagó la antorcha?
ASESINO PRIMERO — ¿No era ese el plan?
ASESINO TERCERO — Sólo ha caído uno; el hijo ha huido.
ASESINO SEGUNDO — Pues perdimos la mejor mitad de nuestro
encargo.
ASESINO PRIMERO — Bueno, vámonos a contar lo que hemos hecho.

(Salen.)

ESCENA IV

Gran salón en el Palacio.


(Banquete preparado. Entran Macbeth, Lady Macbeth, Lennox, Ross, Nobles y acompañamiento.)
MACBETH — Conocéis vuestro rango; sentaos. Sed todos cordialmente
Bienvenidos.
NOBLES — Gracias, Majestad.
MACBETH — En cuanto a mí, me mezclaré con los presentes y haré de
humilde anfitrión. La reina permanecerá en su sillón, más oportunamente
rogaré su bienvenida.
LADY MACBETH — Mi señor, dásela a todos en mi nombre, pues los
acojo de todo corazón.
(Entra el Asesino Primero.)
Macbeth—- te responden con gratitud. En el centro de la multitud, brindando.
Es eso sangre que a tu cara está adornando?
ASESINO PRIMERO — Es la de Banquo.
MACBETH — Mejor en tu exterior que dentro de él. ¿Está muerto?
ASESINO PRIMERO — Degollado, señor. Yo lo hice.
MACBETH — Eres el mejor degollador, aunque bueno es también el que
mató a Fleance. Si fuiste tú, no tienes rival.
ASESINO PRIMERO — Soberano señor, Fleance ha escapado.
MACBETH — Ya vuelve mi angustia, entre dudas y temores permanece la molestia
sereno estaría, pero este percance mata mi alegría.;
Pero Banquo, ¿estás seguro?
ASESINO PRIMERO — Sí, mi señor. con veinte tajos que le surcan la cabeza.
MACBETH — Gracias. Ahí yace la serpiente; su cría ha huido y tiene vida
que podrá criar veneno, mañana nos vemos cuando sea más ameno.
(Sale el Asesino Primero.)
LADY MACBETH — Mi regio esposo, un banquete con buena atención no tiene comparación, hay
que mostrar complacencia para una buena convivencia.

(Entra el Espectro de Banquo y se sienta en el sitio de Macbeth.)


MACBETH — ¡Mi fiel recordadora!, salud para los dos.
LENNOX — Dignaos tomar asiento, Majestad.
MACBETH — Todas las glorias se hallarían bajo este techo si no
faltara el gentil Banquo, a quien prefiero acusar de negligencia por su incompetencia,
que llorarle una desgracia.
ROSS — Señor, su ausencia empaña su promesa. Majestad, dignaos
favorecernos con vuestra augusta compañía.
MACBETH — No hay sitio en la mesa.
LENNOX — Aquí hay uno reservado.
MACBETH — ¿Dónde?
LENNOX — Aquí, señor. ¿Qué es lo que os agita, Majestad?
MACBETH — ¿Quién de vosotros ha hecho esto?
NOBLES — ¿Qué, señor?
MACBETH. (Al Espectro.)—Tú no puedes decir que he sido yo. ¡No
sacudas contra mí tu melena ensangrentada!
ROSS — Levantaos, caballeros. El rey está indispuesto.
LADY MACBETH — Sentaos, nobles amigos,si os fijáis mucho en él le ofenderéis y su mal
alargaréis, . Comed, no le hagáis caso. ¿Tú eres hombre?
MACBETH — Sí, un valiente que no teme mirar lo que aterraría al diablo.
LADY MACBETH — ¡Qué estupidez! No es más que la imagen de tu
espanto, deja el llanto. Al final, no ves más que un asiento, en medio del sentimiento.
MACBETH — ¡Mira ahí, contempla! (Al Espectro.) ¡Habla, no te quedes callado! tu tumba vacía
dejaste y mi paz alteraste.
(Sale el Espectro.)
LADY MACBETH — ¿Has perdido la hombría en la locura?
MACBETH — ¡Como estoy vivo, que lo he visto!
LADY MACBETH — ¡Qué vergüenza!
MACBETH — La muerte yacía antes que la ley suavizara la costumbre, crímenes se oían entre la
muchedumbre,pero ahora resucitan con veinte tajos por toda la cabeza, aunque no lo sabemos con
certeza.
LADY MACBETH — Mi señor, tus nobles amigos te echan de menos.
MACBETH — Me olvidé. —No os asombre mi conducta, amigos míos, para mis conocidos no son
extraños mis líos. Ahora me sentaré. ¡Echadme vino hasta el borde!
(Entra el Espectro.)
¡Brindo por todos y por él! ¡Todos por todos!
NOBLES — ¡Nuestro brindis con lealtad!
MACBETH. (Al Espectro.)—¡Vete, fuera de mi vista! tu sangre es fría y sin tí todo mejor sería.
LADY MACBETH — Buenos nobles, tomad esto como algo habitual, no
es otra cosa, aunque empaña el agrado del momento
MACBETH. (Al Espectro.)— A cuanto el hombre se atreva, yo me atrevo: Acércate, adopta la forma
que sea, sin que tu cara vea. O resucita y rétame con tu espada, fuera de mi morada.¡Fuera, sombra
horrenda!
(Sale el Espectro.)
.Bien, se ha ido, y ya vuelvo a ser hombre. —Os lo ruego, seguid sentados.
LADY MACBETH — Desahucias el contento y enturbias la armonía con
tu asombrosa alteración.
MACBETH — ¿Puede ocurrir algo así sin que nos deje suspensos? Me volvéis un extraño a mi
propia condición.
ROSS — ¿Qué visiones, señor?
LADY MACBETH — No habléis, se pone cada vez peor. No os preocupe el orden de salida y salid
ya.
LENNOX — Buenas noches y mejor salud a Su Majestad.
LADY MACBETH — A todos, feliz noche.
(Salen Nobles y acompañamiento.)
MACBETH — Quiere sangre, Se sabe que hallaron al criminal más
oculto. ¿Qué hora es?
LADY MACBETH — La hora en que pugnan noche y día.
MACBETH — ¿Qué me dices de Macduff, que desatiende mi solemne
invitación?
LADY MACBETH — ¿Le has citado, señor?
MACBETH — No; me lo han dicho. Pero le citaré: Mañana, y bien temprano, iré a ver a las
Hermanas Fatídicas. Quiero saber más; estoy decidido a oír lo peor por el peor
medio. Llevo en la cabeza ideas extrañas que han de ejecutarse antes de estudiarlas.
LADY MACBETH — Te falta la sal de la vida, el sueño.
MACBETH — Vamos a dormir. Sólo es mi quimera temor de novicio: le
falta experiencia. En acción aún somos nuevos.
(Salen.)
ESCENA V
La llanura.
(Truenos. Entran las tres Brujas al encuentro de Hécate.)
BRUJA PRIMERA — Estás airada, Hécate. ¿Qué pasa?
HÉCATE — ¿No hay motivo, viejas harapientas? Pues, ¿cómo habéis
tenido la insolencia de tratar con Macbeth para moverlo con pláticas
de muerte y yo, nunca he sido llamada a ser parte ni dar gloria y honor a nuestro arte?
Y lo peor es que sólo lograron trabajar al servicio de un rencoroso y brutal que no os ama
más que en beneficio propio.
Ahora partid, y junto al pozo de Aqueronte, buscadme de mañana. Pienso dedicar esta
noche a un propósito fatal. Ahora cae una gota de gran magia; que me he propuesto
coger cuando caiga, invocará a espíritus astutos que le hundirán en la ruina y
perdición, pues la despreocupación es la gran enemiga de un mortal.
(Música y canción.)
Silencio: me llaman. Mi pequeño trasgo en nube me aguarda sentado.
(Cantan dentro.) «Vente ya, vente ya, etc.».
BRUJA PRIMERA — Vámonos, deprisa. Ella volverá pronto.
(Salen.)

ESCENA VI
Forres. Una sala en el Palacio.
(Entran Lennox y otro Noble.)
LENNOX — Lo que yo decía concuerda con vuestras ideas; haced vuestras
deducciones. Yo sólo digo que todo ha ocurrido de un modo extraño. Duncan fue llorado por
Macbeth (vaya, había muerto) y el valiente Banquo paseaba muy tarde.
Digamos que Fleance lo mató, pues Fleance huyó: ¿Quién podría no pensar que Malcolm y
Donalbain, matando a su padre, no cometieron una acción monstruosa? ¡Ese crimen!
¡Cómo apenó a Macbeth! ¿No corrió a destrozar a los culpables? ¿No fue un
acto de nobleza? Sí, pues cualquier alma se habría enfurecido oyendo a esos hombres
negarlo.
Pero alto, pues por hablar claro y no acudir al festín del tirano, me han dicho que
Macduff ha caído en desgracia. Señor, ¿sabéis dónde reside?
NOBLE — reside en la corte inglesa. Allí le acogió el piadoso Eduardo Y allí ha ido Macduff
a rogar al santo rey que apoye su causa y mueva a Northumberland y al bélico Siward, para
que, con su ayuda y la sanción del
Altísimo, podamos de nuevo dar comida a nuestras mesas, sueño a nuestras
noches y liberar los festines de puñales sangrientos. Esto enojó tanto al rey, que ya prepara
alguna acción de guerra.
LENNOX — ¿Y él no citó a Macduff?
NOBLE — Sí, y éste respondió con un rotundo «No, señor». El ceñudo
mensajero dio media vuelta y gruñó, como diciendo: «Os pesará cargarme con
esa respuesta».
LENNOX — Eso debe aconsejarle precaución .¡Que vuele un santo ángel a la corte de
Inglaterra y anuncie su mensaje antes que él llegue, para que una bendición venga pronto a
nuestra tierra !
NOBLE — Vayan con él mis plegarias.
(Salen.)
Fin del acto 3

ACTO IV

Escena I

BRUJA PRIMERA — Tres veces maulló el gato atigrado.

BRUJA SEGUNDA — Tres veces. Y gimió el puercoespín.

BRUJA TERCERA — Harpier ha venido a gritar: «¡Ya es hora, ya es hora!»

BRUJA PRIMERA — En torno al caldero den vueltas y vueltas y en él


arrojen la víscera infectada. Que sea hervido primero el sapo que suda veneno por treinta y
un días un días , este que se encuentra dormido debajo de una roca que sea cosido por la
olla mágica

TODAS — Mezcla , mezcla la tristeza; arde, fuego; hierve, olla.

BRUJA SEGUNDA — Algunas rodajas de bicha, que hierva y se cueza, dedo de rana y ojo
de tritón , como lengua de víbora, lana de murciélago y lengua de perro.creas este potente
hechizo,que hierva y cocine en un mal guiso

TODAS — Mezcla, mezcla la tristeza; arde, fuego; hierve, olla.

BRUJA TERCERA — Algunas escamas de dragón, colmillo de lobo y momia de bruja, , con
mondongo de voraz aguas de sal, hígado de un judío y retoños de tejo que en una noche
eclipse se arrancaron; se hace esta mezcla espesa y pegada; en nuestros ingredientes
echad al caldero entraña de tigre.

TODAS — Mezcla , Mezcla la tristeza; arde, fuego; hierve, olla.

BRUJA SEGUNDA — Enfrien el caldo con sangre de mico, así seguro y firme estará el
hechizo

(Entra Hécate con otras tres Brujas.)

HÉCATE — ¡Buen trabajo! Se alaban sus hazañas y se da ganancia por buenos


resultados. Ahora canten en torno al caldero, que este gire con las hadas y los elfos para el
hechizo que tiene todo interno.

(Música y canción.): «Espíritus negros, etc.».

BRUJA SEGUNDA — Los pulgares me hormiguean: algo malvado se


acerca. Abran, llaves, a quien llame
.
(Entra Macbeth.

MACBETH — Bien, sombrías y enigmáticas brujas de medianoche. ¿Qué


hacen?

TODAS — Una acción que no lleva nombre.

MACBETH — Yo los conjuro, en nombre de vuestro arte, cualquiera que


sea su fuente, que me respondan. Aunque se desaten mil vientos contra las iglesias;
aunque el mar enorme aniquile y se trague las embarcaciones; aunque se abata el trigo y se
derriben los árboles; aunque caigan los castillos sobre sus guardianes; aunque se inclinen
palacios y pirámides; aunque haya destrucción de mil cosas más: respondan a mis
preguntas

BRUJA PRIMERA — Habla.


BRUJA SEGUNDA — Pregunta.

BRUJA TERCERA — Responderemos.

BRUJA PRIMERA — Dinos si prefieres que hable nuestra boca o la de nuestros


poseedores.
.
MACBETH — Llamalos, que los vea.

BRUJA PRIMERA —Vierte la sangre de la cerda que devoró a sus nueve cría; echala
enseguida a las llamas

TODAS — Seas de abajo o de arriba, ven y muéstrate luciendo tu sabiduría.

(Truenos. Primera aparición: cabeza cubierta con casco de armadura.)

MACBETH — Aparición desconocida , dime…

BRUJA PRIMERA — Sabe lo que piensas:escucha atentamente y habla cuidadosamente.


.
APARICIÓN — ¡Macbeth, Macbeth, Macbeth! ¡Atento a Macduff, atento al Barón de Fife!
Dejame ya.

(Desciende.)

MACBETH — Quienquiera que seas, gracias por tu aviso. Acertaste a mi


temor. Pero escucha...
BRUJA PRIMERA — no se admiten sus ordenas. Uno más poderoso va llegando.
ahora.
(Truenos. Segunda aparición: niño ensangrentado.)
APARICIÓN — ¡Macbeth, Macbeth, Macbeth!
MACBETH — ¡quien tiene lleno de oídos para escucharte!
APARICIÓN —se cruel y de resultado serás audaz. Riete del poder de los hombres. Que
nadie nacido de una mujer Macbeth podrá hacer dañar.
(Desciende.)
MACBETH — entonces Macduff. ¿Qué debería de temer por ti? Con toda certeza he de
tomar al destino como garantía: haz de morir y yo diré miedoso cobarde, y aunque haya
trueno dormiré con este
(Truenos. Tercera aparición: niño coronado, con un árbol en la mano.)
¿Quién es este, que similar al hijo de un rey, se eleva con la corona de majestad?
TODAS — Escuchen y no hablen.
APARICIÓN — Ten energía de león, generen soberbia y da paso a quien incomoda,
conspira o inquieta:Macbeth no caerá vencido hasta el día en
que contra él el bosque de Birnam suba a Dunsinane.
MACBETH — Eso nunca va a ocurrir ¿Quién podría llamar al bosque y decir
árbol «¡Arráncate!».como Buena profecía. Muertos rebeldes no se entreguen sin que
Birman no los alcance; Macbeth el que se esconde vivirá su vida en aliento al tiempo y la
muerte. Más anhela mi alma saber algo. Si vuestra ciencia hasta ahí alcanza, diganme:
¿Reinará algún día la progenie de Banquo en nuestro reino?
TODAS — No intentes saber más.
MACBETH — Tienes que complacerme. ¡Si me lo niegas, aunque les caiga una terrible
maldición su deber es decírmelo!
(Desciende el caldero. Oboes.)
¿Por qué baja el caldero? ¿Y estos bailes?
BRUJA PRIMERA — ¡Muestranos!
BRUJA SEGUNDA — ¡Muestranos!
BRUJA TERCERA — ¡Muestranos!
TODAS — muestranos esa alma desconsolada vengan como unas sombras
(Aparición de ocho reyes, el último con un espejo en la mano, seguidos de
Banquo.)
MACBETH — ¡Cuánto te pareces al espectro de Banquo! ¡Fuera! Tu
corona me abrasa los ojos. Tu cabello, se parece al primero
. Sucias viejas, ¿por qué me muestras esto? ¿Un
cuarto? ¡Cómo! ¿Llegará su linaje hasta el fin del mundo? Ya no miraré más. Pero llega el
octavo portando un espejo que muestra a muchos más; y algunos de ellos llevan dos orbes
y tres cetros.
¡Horrible visión! Ahora veo que es verdad: Banquo, con el pelo cubierto de
sangre, me sonríe y los señala como descendientes. ¿Es cierto?
(Salen los reyes y Banquo.)
¿HÉCATE —eso es cierto, pero porque se quedan atónitos Macbeth? Daré magia al sonido
mientras dan su rara danza, pues el rey podrá decir que pagan su acogida sin ningún cargo
Pues sí, todo es muy cierto. Mas, ¿por qué se queda tan asombrado Macbeth ?

(Música. Bailan las Brujas y desaparecen con Hécate.)


MACBETH — ¿Dónde están? ¿Se fueron? ¡Que esta hora nefasta sea por
siempre maldita en el calendario! —¡Que vaya entrando el de ahí fuera!
(Entra Lennox.)
LENNOX — ¿Qué desea, Majestad?
MACBETH — ¿Has visto a las Hermanas Fatídicas?
LENNOX — No, mi señor.
MACBETH — ¿No pasaron por tu puesto?
LENNOX — De verdad que no, señor.
MACBETH — Contaminado a de quedar el aire que cabalgaban y malditos los que de ellas
confíen. He oído caballos, ¿Quién podrá ser?
LENNOX — Señor, nos han traído la noticia de que macduff ha huido de Inglaterra
MACBETH — ¿Cómo que ha huido de Inglaterra?
LENNOX — Sí, mi señor.
MACBETH —han comenzado los actos horrendos, se debe de dar acción rápida
Desde ahora, por consiguiente ;tomaré por sorpresa el castillo de
Macduff, ocuparé Fife; pasaré a cuchillo a su mujer, sus criaturas y su triste
descendencia. Cumplire el propósito lo antes posible .¿ donde se encuentran los
mensajeros. Ven muéstrame en donde se encuentran, cumpliré dicho propósito. Basta de
visiones. ¿Dónde están los mensajeros? Ven, llévame
donde estén.
(Salen.)
ESCENA II

Fife. Una sala en el castillo de Macduff.

(Entran Lady Macduff, su Hijo y Ross.)

LADY MACDUFF — ¿Qué es lo que hizo que le obligue a marcharse?

ROSS — Tienes que dominarte.

LADY MACDUFF — Él no lo hizo. Huir es algo loco. Cuando no


nuestras acciones, nuestro miedo nos vuelve traidores.

ROSS — Si fue miedo o prudencia no lo sabes.

LADY MACDUFF — ¿Prudencia? ¿El abandono a su esposa, sus hijos, su hogar, su


hacienda en un sitio del que él mismo huye? No nos quiere. No tiene sentimientos de padre.
Hasta el pobre pajarillo, defiende a las crías de su nido contra el ser de grandes ojos. Todo
es miedo, no hay aprecio; y apenas hay prudencia cuando huir está tan fuera del
razonamiento.

ROSS — Conserva la calma, querida prima, te lo ruego. Tu marido es noble, prudente,


paciente y entiende bien los problemas del instante. No me atrevo a continuar, es más la
crueldad en aquellos tiempos en que somos traidores y no nos logramos conocer; en que se
juzga los rumores según lo que se teme sin saber lo que se teme; en que nos lleva cada
impulso y movimiento de un mar en apuros. Debo despedirme; no tardaré mucho en volver
a verte. Terminarán los grandes males o retrocederán a donde estaban antes. Jovencito,
que Dios te de bendiciones.

LADY MACDUFF — Tiene padre y está huérfano.

ROSS — Me emociono tanto que, si me quedo, sería mi sonrojo y tu desconcierto. Me


despido en este momento.

(Sale.)

LADY MACDUFF — Niño, tu padre ha muerto. ¿Qué harás en este instante? ¿Cómo vas a
mantenerte?

HIJO — Como los pájaros, madre.

LADY MACDUFF — ¿Cómo? ¿De gusanos y moscas?

HIJO — De lo que encuentre, como hacen ellos.


LADY MACDUFF — ¡Pobre pajarillo! ¿No tendrás miedo de la red, la liga, el lazo o que
alguien te atrape?

HIJO — ¿Por qué, madre? No las ponen para los pájaros pobres. Y, digas lo que digas, mi
padre no ha muerto.

LADY MACDUFF — Sí que ha muerto. ¿Qué harás sin un padre?

HIJO — ¿Y tú qué harás sin un esposo?

LADY MACDUFF — Yo puedo comprarme veinte donde quiera.

HIJO — Pues los comprarás para venderlos


.
LADY MACDUFF — Hablas como un niño, aunque, la verdad, como un niño muy listo.

HIJO — Madre, ¿mi padre fue un traidor?

LADY MACDUFF — Sí lo fue.

HIJO — ¿Qué es un traidor?

LADY MACDUFF — Pues alguien que ha jurado y ha mentido.

HIJO — ¿Y todos los que lo hacen son traidores?

LADY MACDUFF — Todo el que lo hace es un traidor y hay que ahorcarlo


.
HIJO — ¿Y son ahorcados todos los que han jurado y han mentido?

LADY MACDUFF — Si, todos.

HIJO — ¿Y quiénes son los ahorcadores?

LADY MACDUFF — Pues los hombres de bien.

HIJO — Entonces los que han jurado y han mentido son tontos, pues hay de sobra para
ganar a los hombres de bien y mandarlos a ahorcar.

LADY MACDUFF — Dios te valga. Pero, ¿qué vas a hacer sin un papá?

HIJO — Si hubiera muerto, tú hubieras llorado. Si no lloraste, sería señal de que pronto
tendría otro padre.

LADY MACDUFF — ¡Ay, mi niño! ¡Cuánto hablas!

(Entra un Mensajero.)
MENSAJERO — Dios los bendiga, señora. No me conocen, pero yo sí los conozco. Temo
que algún peligro se les está acercando. Si quieren tomar consejo de un hombre sencillo, no
sigan en este espacio, marchense con sus hijos. Tal vez estén asustados, pero más bárbaro
sería el ataque que ya viene en camino. El cielo los asista; porque quedarme no
puedo.

(Sale.)

LADY MACDUFF — ¿Adónde huiremos? Yo no he hecho ningún daño. Aunque bien


recuerdo que estoy en el mundo, donde suele alabarse el hacer daño y hacer el bien es
juzgado. Entonces, ¿a qué acogerse a la defensa femenina diciendo que no he hecho
ningún daño a nadie?

(Entran Asesinos.)

LADY MACDUFF – ¿Qué caras son estas?

ASESINO — ¿Dónde está su esposo?

LADY MACDUFF — Espero que en algún lugar mejor donde alguien como tú no pueda
encontrarlo.
ASESINO — Es un traidor.

HIJO — ¡Mentira, canalla peludo!

ASESINO — ¿¡Cómo, renacuajo?! ¡Cachorro de traición!

(Le mata.)

HIJO — Me ha matado, madre. ¡Huye, te lo ruego!

(Sale Lady Macduff gritando «¡Criminal!» perseguida por los Asesinos)

ESCENA III

Inglaterra. Ante el Palacio del Rey.

(Entran Malcolm y Macduff.)

MALCOLM — Busquemos una sombra solitaria en donde podamos apartar la tristeza de


nuestros corazones.

MACDUFF — Mejor seamos hombres valientes y dignos! Defendamos nuestra patria


derribada con la espada mortal. Cada día que pasa, las personas sufren, las viudas gimen,
los huérfanos lloran, todos gritan sílabas en pena.
MALCOLM — Soy un hombre derrotado, por lo que lloraré y creeré en lo que sepa y lo que
pueda. La verdad tú dices, ese tirano ya demostró su verdadera cara, no aquella máscara
que hacía que todos lo tomaramos como un hombre de bien. Tú lo apreciabas y por esa no
te hizo daño. Soy joven y te ayudará a ganarte su favor. Una buena idea sería darle una
ofrenda a un dios airado con un cordero débil e inocente.

MACDUFF — Yo no soy un traidor.

MALCOLM — Eso lo sé pero Macbeth sí. Mientras que tú eres brillante, tal como un ángel,
Macbeth es la maldad disfrazada de virtud y recuerda, la virtud no lleva máscara.

MACDUFF — He perdido mi esperanza.

MALCOLM — Te lo ruego, que no te deshonren mis sospechas, receloso estoy. Deseo


saber: ¿Por qué dejaste a tu esposa e hijos de improviso sin despedirte?. Es por mi
seguridad, tal vez seas muy leal.

MACDUFF — Yo no soy el canalla que piensas que soy por todo el territorio del tirano con
el Oriente y sus riquezas. Mi pobre patria, aquella tiranía es una completa injusticia y ofensa
justo como tus palabras.

MALCOLM — Mi objetivo no es ofenderte, no te cuestiono porque sienta total desconfianza.


Y al igual que tú pienso que nuestra patria se hunde, llora y sangra, cada día es acuchillada
por el tirano. Cuando la punta de la espada sea clavada en su cabeza, la pobre Escocia
sufrirá males peores, no obstante, sé que muchos alzarán las manos por la causa.

MACDUFF — ¿Quién es aquel hombre valiente?

MALCOLM — Soy yo Macduff. Cuando lo aniquile, el negro Macbeth parecerá más


blanco que la nieve y el pobre país le tendrá por un cordero.

MACDUFF — Jamás entre las legiones del infierno habrá un diablo más maldito que
Macbeth.

MALCOLM — Es cierto que es sanguinario, lascivo, codicioso, pérfido,


falsario, violento, malicioso, con tintes de todo pecado que tenga nombre. Pero reconozco
mi pecado, la lujuria, derribaría cualquier barrera que se opusiera a mi deseo. Ante una
persona lujuriosa como yo, es mejor que reine Macbeth.

MACDUFF — La falta de autocontrol ha causado la caída de muchos reinos porque esta es


tirana en la vida. No sientas preocupación joven, en secreto podrás gozar de tus placeres
mientras que frente al mundo parecerás casto. Las damas complacientes sobran y tu deseo
no para.

MALCOLM — Además, empiezo a sentir tanta codicia que si yo fuera rey acabaría con los
nobles y tomaría sus tierras, sus joyas, sus casas y cuando tenga más y más, mi hambre
solo se hará más grande, haciéndome emprender injustos pleitos contra fieles
y leales para hundirlos por sus bienes.
MACDUFF — La codicia es más perversa que la lujuria, esta acabó con muchos reyes, sin
embargo, todo lo equilibra las virtudes. Escocia tiene muchas virtudes que saciarán nuestro
deseo.

MALCOLM — Los reyes son justos, honestos, perseverantes, humildes, pacientes,


entregados, virtudes que en mí ni siquiera se asoma. Por el contrario, practico el delito de
muchas maneras y si fuera rey, acabaría con la paz del mundo y destruiría la unidad de la
tierra.

MACDUFF — ¡Ah, Escocia, Escocia!

MALCOLM — Si alguien así es digno de reinar, dilo. Yo soy el que he


dicho.

MACDUFF — ¿Digno de reinar? No es digno de vivir siquiera. ¡Ah, mísero país! ¿Cuándo
regresarán los días de salud, si el heredero del trono está renegando su sangre?. Adiós a
los males que me desterraron de Escocia.

MALCOLM — Macduff, por favor borra de mi alma mis dichas sospechas y reconcilia mi
ánimo con tu honor y verdad. Macbeth ha intentado ganarme muchas veces, por esta razón,
poniendo a Dios de testigo, me entrego como tu guía. Me retracto de los males, defectos y
vicios que he dicho; nunca he sido desleal y no te traicionaría aunque el diablo me obligará,
amo la verdad. Ahora estoy a tu servicio, al servicio de mi patria.

El viejo Siward partió con diez mil hombres valientes y guerreros, vamos Macuduff,
luchemos por la causa y seamos felices.

(Silencio)

MALCOM - ¿Por qué callas?

MACDUFF — No es fácil conciliar a la vez lo agradable con lo


desagradable.

(Entra un Médico.)

MALCOLM — Continuaremos discutiendo después. Doctor,. ¿Puedes decirme si va a salir


el rey?

MÉDICO — Sí, señor. Hay una pobre multitud esperando a que les cure:
Su dolencia desafía mis capacidades, pero él los toca y en seguida están curados.

MALCOLM — Gracias, doctor.

(Sale el Médico.)

MACDUFF — ¿A qué dolencia se refiere?


MALCOLM — La dolencia es llamada el mal del rey. Es un acto milagroso de este
soberano que a menudo le he visto realizar desde que estoy en Inglaterra. Cura a los
enfermos colgándoles del cuello una medalla de oro que les pone mientras reza. Existe un
mito de que el linaje real contiene virtudes curativas y este don celestial se une con la
profecía, confirmando su gracia divina.

(Entra Ross.)

MACDUFF — Mira quién viene.

MALCOLM — Un compatriota, al cual no reconozco.

MACDUFF — Mi muy noble pariente, bienvenido.

MALCOLM — Que Dios quite pronto las causas que no nos permitieron conocernos hasta
este momento.

ROSS — Que así sea.

MACDUFF — ¿Está Escocia donde estaba?

ROSS — ¡Ah, pobre patria! Ya ni la reconozco, ahora es nuestra tumba, Escocia dejó de ser
nuestra madre, solo escucho suspiros y llanto, las sonrisas de las personas las dejé de ver
hace mucho tiempo, las personas ya no mueren de viejos ni por enfermedades.

MACDUFF — Un relato muy doloroso.

MALCOLM — ¿Cuál es el último dolor?

ROSS — El de hace una hora ya lo silban; cada minuto un dolor nuevo aparece.

MACDUFF — ¿Cómo está mi esposa?

ROSS — Pues bien.

MACDUFF — ¿Y mis hijos?

ROSS — Bien también.

MACDUFF — ¿No ha turbado su paz ese tirano?

ROSS — No, estaban en paz cuando los dejé.

MACDUFF — No me mientas. ¿Cómo va todo?


ROSS — Cuando venía para traer las noticias, puede observar a muchos hombres dignos
que iban en contra de Macbeth, sin embargo, fueron movilizados por las tropas del tirano.Su
presencia en Escocia haría un cambio, crearía a soldados y las mujeres se defenderían.

MALCOLM — Que les conforte saber que ya vamos. El augusto rey


inglés nos presta diez mil hombres y al buen Siward.

ROSS — Ojalá pudiera sentir ese consuelo, mis palabras solo se sienten como gritos
desesperados que nadie puede escuchar.

MACDUFF — ¿De qué se trata? ¿Es de interés general o es dolor que


concierne a una persona?

ROSS — Ningún alma podrá ser indiferente ante este dolor y la parte principal del dolor te
pertenece a ti.

MACDUFF — Si es así, no te la guardes. Adelante, dilo.

ROSS — Lo que te diré, será lo más triste que jamás habrás oído, no desprecies mi lengua
de por vida.

MACDUFF — ¡Mmm! Creo que lo adivino.

ROSS — Asaltaron tu castillo. Mataron salvajemente a tu mujer y a tus hijos.

MALCOLM — ¡Cielos clementes! Expresa tus penas, no guardes el dolor.

MACDUFF — ¿Mis hijos también?

ROSS — Esposa, hijos, servidumbre, todos los que hallaron.

MACDUFF — ¡Y yo tan lejos! ¿Mataron a mi esposa?

ROSS — Ya lo he dicho.

MALCOLM — Consuélate. Nuestro gran desquite será la medicina que


cure esta pesadumbre.

MACDUFF — Él no tiene hijos. ¿Todos mis pequeños? ¿Has dicho todos?


¡Buitre de los infiernos! ¿Todos? ¿Todos mis polluelos con su madre de un cruel
zarpazo?

MALCOLM — Afróntalo como un hombre.

MACDUFF — Así lo haré, más también debo sentirlo como un hombre.


No puedo olvidar que existían unos seres que quería tanto. ¿El cielo
lo vio todo y no los defendió? Macduff pecador, murieron por tu pecado.
Malvado de mí, no por sus injurias, sino por las mías, la muerte cayó sobre sus
almas. El cielo les dé paz.
MALCOLM — Afila tu espada en tu dolor. Que tú pena se convierta en furor y
no te quite el ánimo: que te enoje.
MACDUFF — ¡Podría como una mujer llorar y con esta lengua aullar!
Mas,cielo benévolo, atajar todo intervalo: ponerme a mí y al verdugo de
Escocia frente a frente, que esté a mi alcance. Si se me escapa, que
Dios a él también perdone.
MALCOLM — Ese tono ya es de hombres. Vamos con el monarca. La tropa
está lista; sólo falta la despedida. Macbeth está maduro para la caída y los poderes del cielo
ya toman sus armas. Tu aliento reanima: muy larga es la noche que no encuentra el día.
(Salen.)

ACTO V
Escena 1
* Entra un doctor y una dama de compañia *
Doctor: He estado dos noches con vos y aun no confirmo la veracidad de vuestro relato
¿Cuándo fue la última vez que así caminó?

Dama: Cuando su majestad partió al campo de batalla la he visto levantarse, echar sobre
sus hombros su ropa de noche, tomar un papel, escribir y leerlo para después sellarlo y todo
esto dentro del sueño más profundo

Doctor: ¡Qué alteración de la naturaleza! gozar del sueño a la vez que conducirse a la vigilia
en dicho trastorno además de verla caminar, la has oído decir algo?

Dama: Sí, señor. Cosas que no repetiré.

Doctor: Conmigo podéis y conviene que lo hagáis.

Dama: No lo haré ni contigo ni con nadie, ya que no tengo a nadie que me apoye

Entra Lady Macbeth con una vela*

Dama: Miradla, así es como sale, se encuentra bien dormida, escondanse y observenla

Doctor: ¿De dónde ha sacado esa luz?

Dama: La tenía a su lado. Siempre tiene una luz a su lado. Fue una orden suya.

Doctor: ¿Veis? Tiene los ojos abiertos.

Dama: Sí, pero la vista está cerrada.

Doctor: ¿Qué hace ahora? Mirad cómo se frota las manos.

Dama: Acostumbra a hacerlo como si se lavara las manos. La he visto seguir así un cuarto
de hora.
Lady Macbeth: Aún queda una mancha.

Doctor: ¡Chsss..! Está hablando. Anotaré lo que diga para asegurar mi memoria.

Lady Macbeth: Maldita mancha, el infierno es sombrío, porque tener miedo si las cuentas no
han pedido

Doctor: Os fijais?

Lady Macbeth: ¿Dónde está ahora la esposa del barón de Fife? ¿Nunca tendré limpias mis
manos? Ya basta, deja de estropearlo todo con tu pánico

Doctor: Vaya, ¿Cómo sabes lo que no debes?

Dama: Ha dicho lo que no debía, lo que ha dicho solo Dios lo sabe

Lady Macbeth: Aún queda olor a sangre. Todos los perfumes de Arabia no darán fragancia
a esta mano mía. ¡Ah, ah, ah!

Doctor: ¡Qué suspiro! Grave carga la de su corazón.

Dama: Ni por toda la realeza de su cuerpo llevaría yo en el pecho un corazón así.

Doctor: Bien, bien, bien.

Dama: Dios quiera que así sea, señor.

Doctor: Mi ciencia llega hasta aquí, he conocido sonámbulos que murieron en su lecho de
muerte

Lady Macbeth: Lávate las manos, ponte la bata y no estes tan pálido, recuerda que Banquo
está enterrado y no puede salir de ahí

Doctor: Es posible?

Lady Macbeth: Acuéstate y dame tu mano, que todo esto a quedado en vano, acuéstate

Doctor: ¿Va a acostarse?

Dama: Ahora mismo.

Doctor: Los rumores corren al igual que las almas. Necesita un sacerdote, que Dios nos
perdone y la cuide de cerca. Esto no deja de sorprenderme y asombrarme.

Dama: Buenas noches doctor

Salen*
Escena 2
Campo, cerca de Dunsinane.
Entran, con tambores y bandera, Menteth, Cathness, Angus, Lennox y soldados*

Menteth: El ejército inglés cerca se encuentra, lo mandan Malcolm, su tío Siward y el buen

Macduff. la venganza corre por sus venas su justa causa movería al hombre más sensible a
dicha odisea.

Menteth: El ejército inglés ya está cerca; lo mandan Malcolm, su tío


Siward y el buen Macduff. La venganza arde en ellos: su justa causa movería
al hombre más insensible en fiero y sangriento combate.

Angus: Los encontraremos junto al bosque de Birnam: es por donde


vienen.

Cathness: ¿Sabe alguien si Donalbain va con su hermano?

Lennox: No, seguro que no. Tengo una lista de toda la nobleza: está el
hijo de Siward y muchos imberbes que por vez primera ostentan su hombría.

Menteth: ¿Qué hace el tirano?

Cathness:Se dice que Dunsinane está loco y algunos le han dejado el odio poco a poco,
hasta algunos lo denominan como una intrépida furia

Angus: Ahora siente sus crímenes en sus manos, a cada rato las revueltas lo condenan,
cuando manda le obedecen y ve que la realeza le queda ancha

Menteth: ¿A quién puede extrañar sus nervios? Si todo lo que lleva en su cuerpo se
avergüenza de ocuparlo

Cathness: En marcha, vayamos al encuentro del médico que ha de salvar esta nación y
derramemos con él cuantas gotas de sangre purguen nuestra patria

Lennox: Todas cuantas puedan regar la flor regia y anegar la mala


hierba. ¡En marcha hacia Birnam!

Salen marchando *

Escena 3

Lady Macbeth: No me llenen de historias, porque a pesar de ello, no cederé al miedo. Nadie
nacido de mujer tendrá poder en mi, lo he escuchado de espíritus que lo me lo han
asegurado
Entra un Criado*
¡El diablo lo ponga negro, pálido imbécil! ¿De dónde sacaste esa cara de
ganso?

Criado: Señor, hay diez mil...

Lady Macbeth: ¿Gansos, miserable?

Criado: Soldados, señor.

Lady Macbeth: ¿Qué soldados, bobo? ¡Muerte a tu alma! Esas mejillas de lino mueven al
espanto. ¿ De qué soldados hablas?

Criado: Con permiso, el ejército inglés.

Lady Macbeth: ¡Llévate esa cara!


Sale el Criado*
Lady Macbeth: Seyton este ataque me dará la muerte o destronará, he vivido bastante, pero
mi vida debe llegar al final y lo que debe acompañar a la vejez, como afecto no puedo
pretenderlo, en su lugar hay palabras insinceras que mi pobre alma rehusaria, pero no se
atreve, Seyton ?

Seydon: ¿Qué deseáis, Majestad?

Lady Macbeth:¿Qué más noticias?

Seydon: Todas las que había se han confirmado.

Lady Macbeth: Lucharé hasta que arranquen la carne de mis huesos.


Tráeme la armadura.

Seydon: Aún no hace falta.

Lady Macbeth: Quiero ponérmela. Mandad más jinetes, batid el territorio, ahorcad al que
hable de miedo. ¡La armadura! ¿Cómo está la enferma, doctor?

Doctor: Más que una dolencia, señor, la atormenta una lluvia de visiones que la tiene sin
dormir.

Lady Macbeth: Si debes tratar un alma enferma curala, borra esa angustia y dolor. Y con un
dulce antídoto, desahoga su pecho

Doctor: En eso el paciente debe ser su propio médico.

Lady Macbeth: Como doctor, examina la orina de mi tierra, señala el mal y traele su salud
de vuelta, obtendrás mis aplausos. Tira fuerte. ¿Que ruibarbo, poción, medicamento nos
purgaría de estos ingleses?
Doctor: Sí, Majestad. Vuestras medidas de guerra nos llevan a oír algo.

Lady Macbeth: (A Seyton.)—Eso tráetelo. Sólo temeré la muerte o la ruina si viene a


Dunsinane el bosque de Birnam.

Doctor: (Aparte.)—Si me hubiera ido ya de Dunsinane, nunca por dinero habría de volver.

Salen*

Escena 4

Campo ante Dunsinane. Un bosque al fondo.


Entran, con tambores y bandera, Malcolm, Siward, Macduff, el joven Siward, Menteth,
Cathness, Angus y soldados en marcha*

Malcolm: Parientes, espero que esté cerca el día en que nuestra alcoba sea un lugar
seguro.

Menteth: No nos cabe duda.

Siward: ¿Qué bosque es el de ahí enfrente?

Menteth: El bosque de Birnam.

Malcolm: Que cada soldado corte una rama y la lleve delante. Así encubriremos nuestro
número, y quienes nos observen errarán su cálculo.

Soldado: A vuestras órdenes.

Siward: Según nuestras noticias, el tirano aguarda confiado en Dunsinane y dejará que le
pongamos cerco.

Malcolm: Esa es su esperanza, pues, cuando ha habido ocasión de escapar, nobles y


humildes le han abandonado y sólo están con él unos míseros forzados que le siguen sin
ánimo.

Macduff: Que el justo dictamen venga tras los hechos; ahora entremos en acción marcial.

Siward: Se acerca la hora en que se podrá distinguir de cierto, lo que nuestro llamamos y lo
que es nuestro. Nutren esperanzas las suposiciones, mas la certidumbre la darán los
golpes. ¡Hacia ella avance la guerra!

Salen en marcha*

Escena 5
Dunsinane. Dentro del castillo.
Entran Macbeth, Seyton y soldados, con tambores y bandera*

Lady Macbeth: Continúen con el grito, izando los estándares sobre las murallas, así la
robustez del castillo, reirá de asedio. Queden con la peste y el hambre. De no estar
reforzados, habíamos combatido hasta su tierra
Gritos de mujeres, dentro*
¿Qué ruido es ese?

Seydon: Gritos de mujeres, mi señor. Sale*

Lady Macbeth: Yo ya he olvidado a qué sabe el miedo, cuando el sentido se me iba al oír un
chillido en la noche y me erizaba al escuchar un cuento de terror, me he saciado del temor,
ya nada me asusta
Entra seyton*
¿Qué son esos gritos ?

Seydon: Mi señor, la reina ha muerto.

Lady Macbeth: Pronto vendría la muerte, sea tarde o temprano. Se vienen los finales del
tiempo escrito y la luz guiará a los bobos al fallecimiento.
Entra un Mensajero*
Tú vienes a usar la lengua. ¡Venga la noticia!

Mensajero: Augusto señor, debo informar de lo que he visto, aunque no sé cómo hacerlo.

Lady Macbeth: Pues dilo ya.

Mensajero: Estando de vigía ahí en lo alto, he mirado hacia Birnam y me ha parecido que el
bosque empezaba a moverse.

Lady Macbeth: ¡Infame embustero!

Mensajero: Sufra yo vuestra cólera si miento: podéis ver que se acerca a menos de tres
millas. Repito que el bosque se mueve.

Lady Macbeth: Si mientes, habrá consecuencias, si es verdad, no me interesa lo que se me


aproxime. Refreno mi determinación, ¡Toca el arma, venga el fin y con armadura he de
morir!
Salen*

Escena 6
Llano ante el castillo.
Entran, con tambores y bandera, Malcolm, Siward, Macduff y el ejército, con ramas*

Malcolm: Muestrense al resto y tiren la verde cortina. Tío, primo y noble hijo, mandarán el
primer batallón. Macduff y yo seguiremos nuestro plan.
Siward: Id con Dios. Si encontrásemos la hueste del tirano, que nos venza si en la lucha
flaqueamos.

Macduff: ¡Dad a las trompetas aliento vibrante, esas mensajeras de muerte y de sangre!

Salen. Toque de trompetas prolongado*

Escena 7

Otra parte del llano.


Entra Macbeth*

Lady Macbeth: Me han atado al palo y no puedo huir: como el oso, haré frente a la
embestida. ¿Quién no ha nacido de mujer? Sólo a éste he de temer, a nadie más.
Entra el joven Siward*

Joven Siward: ¿Cómo te llamas?

Lady Macbeth: Te aterraría saberlo.

Joven Siward: No, aunque tu nombre abrase más que cualquiera del infierno.

Lady Macbeth: Me llamo Macbeth.

Joven Siward: Ni el diablo podría pronunciar un nombre más odioso


a mis oídos.

Lady Macbeth: No, ni más temible.

Joven Siward: Mientes, tirano execrable. Probaré tu mentira con mi espada.


Pelean y cae muerto el joven Siward*
Lady Macbeth: Tú naciste de mujer. De todas las armas y espadas me río si el que las
empuña es de mujer nacido.

Sale. Fragor de batalla. Entra Macduff*

Macduff: De ahí viene el ruido. ¡Enseña la cara, tirano! Si te matan y el golpe no es mío, las
sombras de mi esposa y de mis hijos siempre han de acosarme. No puedo herir a los
pobres mercenarios, pagados por blandir varas: o contigo, Macbeth, o envaino mi espada,
indemne y ociosa. Ahí estás, sin duda: ese choque de armas parece anunciar a un hombre
de rango.
Sale. Fragor de batalla. Entran Malcolm y Siward*

Siward: Por aquí. El castillo se rinde de grado. Los hombres del tirano
dividen sus lealtades, los nobles barones pelean con ardor, la victoria se
anuncia casi nuestra y poco resta por hacer.
Malcolm: Algunos del bando enemigo combaten de nuestro lado.

Siward: Y ahora, entra en el castillo.

Salen. Fragor de batalla. Entra Macbeth*

Lady Macbeth: ¿Por qué voy a hacer el bobo romano y morir por mi
espada? Mientras vea hombres vivos, en ellos lucen más las cuchilladas.

Entra Macduff*

Macduff: ¡Vuélvete, perro infernal, vuélvete!

Lady Macbeth: De todos los hombres sólo a ti he rehuido. Vete de aquí: mi alma ya está
demasiado cargada de tu sangre.

Macduff: No tengo palabras; hablará mi espada, tú, ruin, el más sanguinario que pueda
proclamarse.

Luchan. Fragor de batalla*

Lady Macbeth: Vivo bajo encantamiento, y no me rindo ante nadie. Tu esfuerzo no fue a
favor, antes que hacerme sangrar, tu afilado acero podrá dejar marca en el aire incorpóreo.

Lady Macbeth: Tu esfuerzo es en vano. Antes que hacerme sangrar, tu afilado acero podrá
dejar marca en el aire incorpóreo. Caiga tu espada sobre débiles penachos. Vivo bajo
encantamiento, y no he de rendirme a nadie nacido de mujer.

Macduff: Desconfía de encantamientos: que el espíritu al que siempre has servido te diga
que del vientre de su madre Macduff fue sacado antes de tiempo.

Lady Macbeth: Maldita sea la lengua que lo dice y amedrenta lo mejor de mi hombría. No
creamos ya más en demonios que embaucan y nos confunden con esos equívocos, que
nos guardan la promesa en la palabra y nos roban la esperanza. Contigo no lucho.

Macduff: Entonces, ríndete, cobarde, y vive para ser espectáculo del mundo. Te llevaremos,
como a un raro monstruo, pintado sobre un poste con este letrero: «Ved aquí al tirano».

Lady Macbeth:No pienso rendirme para morder el polvo a los pies del joven Malcolm y ser
escarnio de la chusma injuriosa, lucharé hasta el final. Empuño mi escudo delante del
cuerpo: pega bien, Macduff; maldito el que grite: «¡Basta, basta ya!»

Salen luchando. Fragor de batalla. Entran luchando y Macbeth cae muerto. Sale
Macduff con el cuerpo de Macbeth. Toque de retreta. Trompetas.
Entran, con tambores y bandera, Malcolm, Siward, Ross, barones y soldados*

Malcolm: Ojalá los amigos que faltan estén a salvo.


Siward:Habrán muerto algunos, aunque, viendo los presentes, tan grande victoria no ha
sido costosa.

Malcolm: Faltan Macduff y vuestro noble hijo.

Ross: Señor, vuestro hijo pagó la deuda del soldado. Vivió para llegar a ser un hombre,
mas, no bien hubo confirmado su valor en el puesto en que luchó inconmovible, murió como
un hombre.

Siward:¿Así que ha muerto?

Ross: Sí, y ya le han retirado del campo. No midáis vuestro dolor por su valía, pues
entonces sería infinito.
Siward: ¿Fue herido por delante?

Ross: Sí, de frente.

Siward:Sea entonces soldado de Dios. Si tuviera tantos hijos como tengo cabellos, no
podría desearles la mejor muerte. Su campana ya ha doblado.

Malcolm: Él merece más duelo; yo se lo daré.

Siward: Ya más no merece: su cuenta ha pagado con su hermosa muerte. Dios sea con él.
Aquí viene más consuelo.

Entra Macduff con la cabeza de Macbeth*

Macduff: ¡Salud, rey, pues lo sois! Ved aquí clavada la cabeza del vil usurpador. El mundo
es libre. Os rodea la flor de vuestro reino, que en su pecho ya repite mi saludo. Que sus
voces digan alto con la mía: ¡Salud, rey de Escocia!

Todos: ¡Salud, rey de Escocia!

Toque de trompetas*

Malcolm: Mis barones y parientes, desde ahora son condes, que de Escocia alcanzaron el
honor, cuánto queda por hacer y reparen justamente, con favor divino y buen cumplimiento.
Quedan invitados a Scone.

Fin :)

* Manos de jazz*

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