MACBETH
MACBETH
MACBETH
escenario
personaje
ACTO I
Escena 1: Un paraje desierto
- Truenos y relámpagos entran tres brujas
- Tres hermanas fatídicas
*como lo dice el libro
Duncan : quien es ese ensangrentado, juzgando su aspecto nos dará las últimas noticias
del levantamiento
Malcom: es el oficial que me salvo del cautiverio, (toca el hombre) salud valiente, cuéntale al
rey como quedó la batalla
Capitán: -suspira- la guerra fue muy incierta y cruel, el cruel y rebelde Macdonald que
recibió de las islas hebreas soldadesca y fortuna. sonreía a su buena causa. Consiguió
favores, más todo en vano, pues el bravo Macbeth desprecio la fortuna y
Blandió el acero que dio muerte sangrienta y cuál favorito del valor, se abrió a enfrentar al
infame sin mirar atrás hasta que lo destripó y plantó su cabeza en las almenas.
Capitán: Desde donde sale el sol se ven estrellas y tormentas, de naufragios que desbordan
tristezas. Escuchad rey de Escocia, penas la justicia llena de valor, forzó a los irlandeses a
la huida y el rey noruego noto su ventaja y con su ejército volvió renovado
Rey: Eso podría asustar, a nuestros jefes Macbeth y Banquo sin dudar
Rey: Tus palabras tal como tus heridas enaltecen y alientan honor. ¡Traigan un médico!
Lennox: Por lo que sus ojos pueden reflejar, noticias insólitas nos va a dar
Ross: De Fife, donde las banderas noruegas se mofan del cielo. El rey noruego atacó, con
el apoyo del traidor más desleal, el Barón de Cawdor, hasta que el novio de Belona
contraatacó y la victoria se llevó
Ross: Ahora el rey noruego súplica paz, más no accedimos al sepulcro de sus hombres
hasta que Inchcomb nos pagara 10 mil taleros a cada uno.
Rey: Nunca más traicionará el Barón de Cawdor mi afecto, disponed su muerte y saludad a
Macbeth con su título
Bruja 1: Lo agradezco
Bruja 1: Yo tengo los demás, y el puerto donde soplan al igual. Cuál paja seca lo dejaré, y
no pondrá caer en el sueño en ningún momento, su vida maldita será. En pena vivirá mes
tras mes, ha de menguar y caer, y aunque el barco no se pierda lo batirán las tormentas.
Miren lo que tengo
Bruja 2: Enséñame! Enséñame!
Tambor dentro
TODAS: Las hermanas de la mano, vueltas van a dar, 3 aquí, 3 allá, 3 de ese lado, nueve
en total. Chsss! El hechizo presto está
Banquo: Cuanto falta para Forres? Quienes son estas, tan resecas y extrañas a la vez que
ni de este mundo parecen ser? Tiene vida? Son algo con lo que podamos conversar? A
juzgar por sus acciones me entienden. Sin duda son mujeres, pero su barba me hace dudar
Banquo: En nombre de la verdad, quienes son? A mi compañero saludan por su título ahora
pido que hagan lo mismo conmigo, que pido favores más no temo su odio
Bruja 1: Salud
Bruja 2: Salud
Bruja 3: Salud
Bruja 3: Engendraras reyes, más no lo serás, así que ¡Salud Macbeth y Banquo!
Macbeth: ¡Esperen imperfectas hablantes! Por la muerte de mi padre soy Barón de Glamis
más ¿Como de Cawdor? Si el Barón de Cawdor vive y continúa vigorosamente y ser rey
traspasa la realidad tanto como ser Cawdor. Digan de dónde han llegado con tan extraña
novedad y por qué nos han detenido con tal profético saludo? Hablen, lo ordeno
Desaparecen las brujas
Macbeth: se han ido por el aire, su apariencia corporal se perdió, ¡Ojalá se hubieran
quedado!
Ross: Macbeth el rey se ha enterando lo nuevo que has logrado, combatiendo a los
rebeldes con asombro, quedando callados viendo lo que has logrado, has encontrado entre
los noruegos sin temer los muertos que los tuyos dejan. Llegaban correos tras correos, cada
uno traía elogios por la gran defensa de su reino
Angus: Venimos a agradecerte en nombre del rey y a llevarte con él, no a recompensarte
Ross: Y me ha mandado a que te llame Barón de Cawdor ¡Salud por este título, pues es
tuyo!
Macbeth: el Barón de Cawdor vive. ¿Por qué me visten con ganas ajenas?
Angus: Quién fue el varón sigue vivo y condenado a pena capital ha sido por alta traición
confesada y probada
Macbeth: Glamis y Barón de Cawdor, lo más grande después, gracias por su servicio
Macbeth (a Banquo): no esperas que tus hijos sean reyes? Las que me dijeron sobre el
título de Cawdor no prometieron menos
Banquo: Los honores le vienen como ropa nueva, que se ajusta al cuerpo con la ayuda del
uso
Macbeth: sea lo que haya de ser, corren tiempo y hora en el día más cruel
Salen
Después de tambor llega Macbeth y banquo
Se van las brujas
Entran Ross y angus
Escena 4: forres
- oboes y antorchas
- rey (duncan), malcom, donalbain, banquo, lennox, macduff, ross, angus y
acompañamiento
Malcolm: Aún no ha llegado, majestad. Aunque hable con alguien que vio su fin: me confesó
sus traiciones, suplicando perdón y demostrando su pesar. Durante vida nada le honró tanto
como la forma de dejarla: falleció como el que ha ensayado su muerte y está dispuesto a
arrojar su bien más preciado como si no tuviese importancia
Rey: No hay mente que descubra lo que abunda en la mente de una cara. Él era la un
caballero en quién fundé mi plena confianza
Rey: Sé bienvenido. Te plante y así mismo te cultivaré para que florezcas. Noble Banquo,
no es menos tu gratitud ni menos mérito el que ha de proclamarse en tu honor. Deja que te
abrace y te estreche contra mi corazón
Rey: Mi gran dicha, tan inmensa, se desborda y se va a esconder en lágrimas- hijos, parientes,
varones y todos ustedes, saben que el reino es heredado a mi hijo Malcom que pasa a llamarse
príncipe de Cumberland, este no va a ser el único honor que tenga: otros signos de la realeza lucirán
como estrellas cuando lo merezca. Vamos Inverness, mi deuda crece contigo.
Macbeth: Lo que queda es trabajo que no debe ser hecho por sus manos, seré su heraldo y
alegraré a mi esposa con la noticia de su llegada. Humildemente me despido
Sale
Rey: Cierto, mi fiel Banquo. Es muy valeroso, y tanto me han nutrido con sus excelencias
que parece un banquete. Vamos a seguirle ya que se ha adelantado a prepararnos el
recibimiento. ¡Un pariente sin igual!
ESCENA V
- lady macbeth leyendo una carta
Lady Macbeth: Carta tal cual (Mari finge leer la carta mientras que Macbeth detrás de
escenas la lee para hacer alusión a que él la escribió)
Lady Macbeth: Eres Glamis y Cawdor y serás lo que te anuncian. Pero temo que tu carácter
está tan empapado de bondad que podrá tomar atajos. Tú quieres ser grande y no te falta
ambición pero sí careces de la maldad que debe acompañarla. Quieres gloria, pero por tu
virtud, no quieres jugar sucio pero sí ganar mal. Gran Glamis, tú codicias lo mismo que
clamas y hacer eso te llena más de pavor que del deseo de no hacerlo. Ven a mí ya, date
prisa, que vierta en tu oído mi espíritu y así logre derribar con mi lengua aquello que te frena
ante el círculo del oro que quiere coronarte
Entra el Mensajero
Lady Macbeth: ¿Te has vuelto loco? ¿Viene con él tu señor? de ser así me habría avisado
para preparar el recibimiento
Mensajero: Con permiso, es cierto: viene nuestro Señor, pero se le ha adelantado uno de
mis compañeros, apenas tenía aliento para decir su mensaje
Sale el Mensajero
Lady Macbeth: Hasta el cuervo que está cansado de graznar la nefasta entrada de Duncan. ven a
mí, espíritus que le sirven a la muerte, quitenme la ternura y lléname de crueldad. Esperadme la
sangre, tapen toda entrada o acceso a la piedad para que ni el pesar quebrante mi plan. Venid a mi
cuerpo, espíritus del crimen y la maldad, ven noche espesa y envuélvete en el humo más oscuro del
infierno, para que mi puñal no vea la herida, que ni el cielo asoma por el manto de las sombras
gritando: «¡Alto, alto!»
Entra Macbeth
Lady Macbeth: ¡Gran Glamis, noble Cawdor y aún más grande por tu proclamación! Tu carta me ha
llevado por encima de la ignorancia y ya siento el futuro en el instante
Lady Macbeth: ¡Ah, nunca verá el sol esa mañana!, su cara mi señor, parece un libro en el que se leen
cosas extrañas. Para engañar al mundo, lleva la bienvenida en los ojos, las manos, la lengua.
paréceme a la serena flor, pero se la serpiente que hay debajo. Del visitante hay que ocuparse;
déjame este gran asunto en mis manos, ha de dar absoluto poder y majestad.
Macbeth: Hablemos más tarde
Lady Macbeth: Muéstrate sereno: alterar el semblante es siempre mostrar temor. Lo demás déjamelo
Salen
ESCENA VI
En el castillo de Macbeth
Rey: El castillo está en un sitio placentero; dulcemente lo recomienda el aire a los sentidos apacibles
Banquo: El huésped veraniego, el vencejo que ronda las iglesias, nos demuestra con su amada
construcción que el hálito del cielo aquí seduce con su fragancia: no hay lugar favorable en que este
pájaro no haya hecho su colgante nido. He observado que donde más anida y cría el aire es más
delicado
Rey: ¡Mirad! Nuestra noble anfitriona! El afecto que recibo es a veces mi molestia, más siendo amor lo
agradezco. Con esto demuestro en qué forma deben de rogar a Dios y nos agradezcais las molestias
que les proporcionamos
Lady Macbeth: Nuestro entero servicio, prestado en todo dos veces e incluso doblado, sería pobre y
de fácil ocupación que compitiera con estos honores tan profundos y extensos con los que llenan
nuestra casa. Quedamos obligados a implorar al cielo por ustedes
Rey: ¿Dónde está el barón de Cawdor? Galope tras él para preparar su llegada pero es gran jinete y su
afecto le ayudó a adelantarse. Bella y noble dama, esta noche soy vuestro huésped
Lady Macbeth: A la cuenta tienen siempre a placer nuestros servidores, sus personas y cuanto de
ellas es para restuiros lo que les pertenece
Rey: Dadme la mano. Lléveme con mi anfitrión; le quiero bien y le he de seguir favoreciendo. Con
permiso, señora
ESCENA 7
EL REY SE AGARRA DEL BRAZO CON LADY MACBETH. LUEGO ENTRAN UN MAESTRESALA Y VARIOS
CRIADOS CON PLATOS Y SERVICIO DE MESA. DESPUÉS ENTRA MACBETH
Macbeth: Si ya fuera el fin, más valdría que fuera pronto; si el crimen pudiera atrapar mi suerte con su
muerte; si el golpe fuese todo y todo terminara, aquí en este escollo y bajío del tiempo,
arriesgaríamos la otra vida. Pero en estos casos nos condenan aquí, pues damos lecciones de sangre
que regresan a atemorizar al instructor: la justicia ofrece a nuestros labios el veneno de nuestro cáliz.
El disfruta doble amparo: primero porque soy familiar y súbdito suyo, dos grandes razones contra el
acto, como anfitrión debo cerrar la puerta al asesino y no usar la daga. Además, Duncan ejerce sus
poderes con suavidad y en su dignidad que sus virtudes proclamarán el horror infernal de estos
ángeles y la piedad de un recién nacido o como el querubín de los aires, soplará esta horrible acción,
hasta que el viento se ahogue en lágrimas. No tengo espuela que mueva los costados de mi plan,
sólo la ambición del salto que, sube demasiado y cae al otro
Macbeth: No vamos a seguir con este asunto. Él acaba de honrarme y he ganado entre toda clase de
gente brillante reputación que quisiera lucir en todo su esplendor desde su iniciación y no darle de
lado tan pronto
Lady Macbeth: ¿Estaba ebria la esperanza de que te vestiste o se durmió? ¿Ahora se despierta
mareada después de sus excesos? A partir de ahora ya sé que tu amor es igual. ¿Temes ser en tus
acciones y en tus impulsos el mismo que eras antes en tus deseos? ¿O es que intentas poseer lo que
consideras ornamento de la vida viviendo en tu propia estimación como un cobarde que supedita el
“quisiera” al “no me atrevo”, lo mismo que el gato de la fábula, que se moría de ansias por atrapar un
pez para comerselo pero no quería mojarse las patas?
Macbeth: ¡Ya basta! Me atrevo a todo lo que sea digno de un hombre. Quién a más se atreva, no lo es
Lady Macbeth: ¿Qué fiera pasión te movió entonces para hacerme sabedora de este proyecto?
Cuando sentías atrevimiento para realizarlo, eras hombre. Se te está brindando ahora el momento y el
lugar pero eres tú el que no está preparado. ¡He amamantado a una criatura y conozco las dulzuras
de amar al ser alimentamos!. Pues bien, si yo hubiera sido tan falsa a esos sentimientos míos como
lo estás siendo ahora, mientras el tierno niño me sonreía le habría arrancado el seno de la boca y lo
hubiese estrellado contra el suelo para que le salieran los sesos de la cabeza
Macbeth: ¿Y si fracasamos?
Lady Macbeth: ¿Fallar nosotros? Tú tensa tu valor hasta su límite y no fallaremos. Cuando Duncan
duerma (producto de este largo viaje) someteré a sus guardianes con vino y regocijo, de tal suerte
que la memoria y el sitial de la razón no sea más que el cerebro de un borracho sin memoria. Cuando
duerman su puerca borrachera como muertos ¿Qué no podemos hacer tú y yo con el desprotegido
Duncan? ¿Qué no imputaremos a sus chabelanes borrachos, que tendran que soportar la culpa de
nuestra gran asesinato?
Macbeth: ¡No engendres más que hijos varones, pues tu indómito temple sólo puede crear hombres!
¿Se podrá creer, después que hayamos salpicado en sangre a los dos chambelanes que duermen y
sirviéndose de sus propias dagas, que fueron ellos quienes cometieron el crimen?
Lady Macbeth: ¿Y quién lo creería de otra manera, después que ruja nuestro pesar y clame nuestro
duelo por su muerte?
Macbeth: Decidido estoy, aplicaré todos mis ánimos a esta terrible acción. ¡Adelante! Y burlemos a
todos con la apariencia más complacida, un falso rostro ha de ocultar lo que siente un falso corazón
Salen
ACTO II
Escena 1
Banquo: Anoche, tuve un sueño con las tres brujas, hablaban certeras sobre ti
Macbeth: no me importa
Banquo: si tus planes no afectan mi libre consciencia ni mi lealtad o integridad aceptaré tus
consejos
Macbeth:
¿Contemplo acaso una daga con su empuñadura cerca a mi mano?
Acércate para que pueda tomarte que aunque no te tengo siempre te veo ahí, puedo verte
tan palpable como lo que empuño ahora.
Me indicaste el camino por el que avanzar y el arma que usar.
Mis ojos son la burla de mis sentidos y aunque todos ellos me superen en valor aún te
veo…
⁃ inhala -
¡No!, no eres real… -sonríe cínicamente-
Es mi sangrienta empresa que crece ante mis ojos sobre medio mundo… la naturaleza -
pausa de unos segundos- la naturaleza ha muerto y los sueños corruptos nacieron para
engañar al sueño oculto
El hechizo celebra los ritos de la apagada Hécate y el crimen avisado por el lobo, su
centinela.
Tierra, segura y firme, no escuches mis pisadas, que no sean las piedras las que descubran
en dónde arrebato al tiempo el horror de este instante y mientras eso suceda, sigue
viviendo, que las palabras congelas el calor de los actos
Escena 2
(Entra lady Macbeth)
Macbeth: ¿Cuándo?
Lady Macbeth: ahora
Lady Macbeth: si
Macbeth: Uno estaba en sueño, y otro grito “ASESINO”, se despertaron, me quedé inmóvil e
intente escuchar, pero solo rezaron y se fueron a dormir de nuevo
Macbeth: Uno gritó -Dios nos bendiga, amén. El otro al ver mis manos de verdugo. Al ver su
miedo no les contesté, no pude responder amén
Macbeth: ¿Porque no pude pronunciar el amén? Justo ahora que necesito bendición, no
pude decirlo
Macbeth: creo haber escuchado una voz - NO DUERMAN, QUE MACBETH QUITA EL
SUEÑO-
El inocente sueño, el sueño que arma la tela de preocupaciones, la muerte de la rutina, el
baño de fatiga, la crema de las heridas mentales, la comida fuerte de la vida
Macbeth: no deje de escuchar el grito. “No duerman en cualquier lado, Glamis mata el
sueño, por tanto cawdor nunca dormirá, Macbeth no dormirá”
Lady Macbeth: ¿de quien era ese grito? Mi señor, no desgastes tu hábil mente en tonterías,
ve por agua para lavarte las manos, porque trajiste los puñales aquí?, devuelvelos, que
mancha la sangre
Macbeth: no, no volveré allí. Me da miedo pensar en lo que he hecho y no tengo el valor de
verlo de nuevo
Lady Macbeth: COBARDE, dame a mi los puñales, los muertos y los dormidos son solo
imágenes, solo los niños temen al diablo dibujado. Si sangra, la pondré en el rostro de los
guardias para que se muestre como su culpa ( se va )
Macbeth: ¿de donde vienen? ¿Como es que cada leve ruido me espanta? ¿Quien me jala
los ojos? ¿Podrá el océano de Neptuno lavar la sangre? ¿Limpiarla de mi? No, nunca lo
hará. Mi mano roja manchara todos los mares
Lady macbeth: mis manos ahora son como las tuya, me daría pena llevar tan blanco el
corazón
Llaman
los oigo llamar.
Vamos a nuestro cuarto, algo de agua purificará nuestros actos, ¿ves que ha sido fácil? Tú
constancia de ha ido
Llaman
Escucha, llaman de nuevo, ponte la pijama, que no descubran que hemos estado en vela,
no te dejes llevar por tus pobres pensamientos
Escena 3
Portero: Esto sí que es llamar, ¡una vez más a gastar la llave! Ni el portero del infierno la
habrá usado tanto
⁃ LLAMAN -
¡Toc, toc, toc! ¿Quién es? En el nombre de Belcebú, ¿quién es? Será un granjero
ahorcado en espera de que viniese la abundancia. ¡Llegáis a tiempo! ¡Ojalá
llevéis pañuelos suficientes! Aquí la vais a sudar.
⁃ LLAMAN -
Toc, toc! ¡Callaos de una vez! ¿Qué sois ?... Cierto que es demasiado frío para infierno. No
quiero ser el portero del diablo. Pensé en dejar entrar a gente de toda clase y profesión que
van al fuego eterno por camino de rosas.
⁃ LLAMAN -
¡Ya voy! - llaman - ¡Que ya voy!
⁃ ABRE LA CANCELA -
Portero: Pues a decir verdad, estuvimos en pie hasta el segundo toque de mi gallo; y la
bebida, mi señor, provoca estas tres cosas
Portero: ¡Demonio, mi señor! La nariz roja, la orina y el sueño, provoca una lujurias extraña,
hace que aparezcan los deseos pero flojea la representación de estos, empinarla en
exceso, mi señor, es engañar a la lujuria en un subir y bajar constante
⁃ ENTRA MACBETH -
Macbeth: aún no
Macduff: me tomaré la libertad de entrar puesto que así ordenaron que lo hiciera
⁃ ENTRA MACDUFF -
Macbeth y Lennox:
¿Qué sucede?
Macduff: Acercaos a la alcoba y que vuestra mirada se ilustre ante esta nueva górgona. No
me digas que os hable
Observen y que vuestra lengua hable
Lady Macbeth: ¿qué es lo que ocurre aquí? Que con tan estremecedores golpes a nadie
dejan descansar
no es bueno que escuchéis lo que diré, decir estas cosas en oídos de una dama sería como
verter la muerte en ellos
⁃ ENTRA BANQUO -
Macbeth: Sí yo hubiera muerto una hora antes de este acontecimiento, habría tenido una
vida plena y feliz, mas sin embargo, en este instante nada vale la pena que siento en vida
mortal.
Lennox: Los guardias de su alcoba, al parecer, fueron los culpables: las manchas de sangre
en sus rostros y manos, las dagas llenas de la sustancia del delito que hallamos sobre sus
almohadas… no debió confiarse a su cuidado la vida de hombre alguno y menos la de su
majestad
Macbeth: ¿quien puede ser a un tiempo, sabio y necio, ponderado y furioso, leal e
indiferente? Nadie
Lo impulsivo de mi amor le pudo a la razón. Aquí hacía Duncan, su plateada piel bordeada
de su propia sangre, sus hondas heridas iguales a una brecha en la naturaleza
¿Y qué decir aquí dónde nuestro destino oculto puede saltar de pronto y agarrarnos?
Partamos
Malcolm: -mira a Donalbain-
⁃ TODOS HABLAN -
Todos: Y todos
⁃ TODOS -
Todos: vamos
Malcolm: ¿ y qué harás? No vayamos con ellos, dar muestra de un dolor que realmente no
se siente es un oficio fácil para los falsos…
Yo partiré hacia Inglaterra
Donalbain: Y yo hacía Irlanda. El separar nuestros destinos nos dará mayor seguridad: en
donde nos encontramos ahora las sonrisas de los hombres son dagas y el más cercano en
sangre, el más sanguinario
Malcolm: La fecha asesina que se ha disparado aún sigue en el aire y es más seguro que
evitemos el golpe. En marcha pues, y que no sea una preocupación el salir sin despedirnos
puesto que es lícito robar lo que ya es hurto cuando no existe la misericordia.
Escena 4
(Clarines. Entran Macbeth como rey, Lady Macbeth, Lennox, Ross, Nobles
y acompañamiento.)
MACBETH — Aquí está nuestro huésped principal.
LADY MACBETH — Haberle olvidado habría sido un vacío en el
banquete y una gran desatención.
MACBETH — Esta noche celebramos una cena de gala, y desearía tu
presencia.
BANQUO — Majestad, contadme vuestras órdenes, a las cuales mi lealtad
está ligada por siempre con un nudo indisoluble.
MACBETH — ¿Cabalgas esta tarde?
BANQUO — Sí, mi señor.
MACBETH — Si no, habría solicitado tu buen consejo, siempre
ponderado y provechoso, en nuestra junta de hoy. Lo oiré mañana. ¿Vas lejos?
Deseo quedarme solo hasta la hora de la cena, para que vuestra compañía sea plena, mientras tanto
hagan lo que desean, hasta que las 7 en el reloj vean.
(Salen todos menos Macbeth y un Criado.)
Tú, un momento. ¿Me esperan esos hombres?
CRIADO — Sí, mi señor, a las puertas de palacio.
MACBETH — Tráelos ante mí.
(Sale el Criado.)
Ser rey no es nada sin estar a salvo , mi temor a Banquo se me clava hondo, por audaz y sabiondo, a
las fatídicas enfrentó y por mi cargo les reclamó.
Una corona y un cetro me dieron y con ellos una maldición sobre mí pusieron, no podré tener
herederos.
Para mi reinado seguir Duncan tuvo que morir, los hijo de Banquo coronaré y por ellos mi paz
arruiné, a cualquiera me voy a enfrentar hasta mi plan culminar..
(Entran el Criado y dos Asesinos.)
Vete a la puerta y quédate allí hasta que te llame.
(Sale el Criado.)
ESCENA II
Otra sala del Palacio.
(Entran Lady Macbeth y un Criado.)
(Entra Macbeth.)
¿Cómo estás, señor? ¿Por qué solitario, sin más compañía que las tristes
ideas y pensamientos que debieron morir con quienes te absorben? Lo que
no tiene cura, habría que olvidarlo: lo hecho, hecho está.
MACBETH — Duermo en la tortura de los sueños espantosos,. más vale estar con los muertos, a
quienes, por ganar mi paz, mandé a la paz.
Duncan está en la tumba, tras la fiebre de la vida duerme bien en su partida.
ya nada puede alcanzarlo más y está tranquilo quizás.
LADY MACBETH — ¡Vamos! Querido esposo, suaviza esa frente
arrugada y esta noche muéstrate radiante y jovial ante tus invitados.
MACBETH — Así lo haré, mi amor. Tú también, acercandote a Banquo con hipocresía,
rindiéndole honores con los ojos que conocía. Que nuestra cara sea
la máscara del pecho y lo encubra, hasta que estemos seguros que la tierra lo cubra.
LADY MACBETH — No sigas así.
MACBETH — ¡Ah, esposa! Tengo el alma llena de escorpiones. Sabes
que Banquo y su Fleance aún viven.
LADY MACBETH — Más en ellos la estampa de la vida no es eterna.
MACBETH — Antes de que el fin del vuelo del murciélago y el zumbido del inmundo escarabajo
anuncie la noche, se habrá cumplido una acción horrible.
LADY MACBETH — ¿Qué acción?
MACBETH — Conocerla no querrás, la noche es espesa y te acechan sus tierras,
No estés inquieta: lo que el mal emprende con mal se refuerza. Te lo ruego, ven conmigo y que no
haya ningún testigo.
(Salen.)
ESCENA III
(Salen.)
ESCENA IV
ESCENA VI
Forres. Una sala en el Palacio.
(Entran Lennox y otro Noble.)
LENNOX — Lo que yo decía concuerda con vuestras ideas; haced vuestras
deducciones. Yo sólo digo que todo ha ocurrido de un modo extraño. Duncan fue llorado por
Macbeth (vaya, había muerto) y el valiente Banquo paseaba muy tarde.
Digamos que Fleance lo mató, pues Fleance huyó: ¿Quién podría no pensar que Malcolm y
Donalbain, matando a su padre, no cometieron una acción monstruosa? ¡Ese crimen!
¡Cómo apenó a Macbeth! ¿No corrió a destrozar a los culpables? ¿No fue un
acto de nobleza? Sí, pues cualquier alma se habría enfurecido oyendo a esos hombres
negarlo.
Pero alto, pues por hablar claro y no acudir al festín del tirano, me han dicho que
Macduff ha caído en desgracia. Señor, ¿sabéis dónde reside?
NOBLE — reside en la corte inglesa. Allí le acogió el piadoso Eduardo Y allí ha ido Macduff
a rogar al santo rey que apoye su causa y mueva a Northumberland y al bélico Siward, para
que, con su ayuda y la sanción del
Altísimo, podamos de nuevo dar comida a nuestras mesas, sueño a nuestras
noches y liberar los festines de puñales sangrientos. Esto enojó tanto al rey, que ya prepara
alguna acción de guerra.
LENNOX — ¿Y él no citó a Macduff?
NOBLE — Sí, y éste respondió con un rotundo «No, señor». El ceñudo
mensajero dio media vuelta y gruñó, como diciendo: «Os pesará cargarme con
esa respuesta».
LENNOX — Eso debe aconsejarle precaución .¡Que vuele un santo ángel a la corte de
Inglaterra y anuncie su mensaje antes que él llegue, para que una bendición venga pronto a
nuestra tierra !
NOBLE — Vayan con él mis plegarias.
(Salen.)
Fin del acto 3
ACTO IV
Escena I
BRUJA SEGUNDA — Algunas rodajas de bicha, que hierva y se cueza, dedo de rana y ojo
de tritón , como lengua de víbora, lana de murciélago y lengua de perro.creas este potente
hechizo,que hierva y cocine en un mal guiso
BRUJA TERCERA — Algunas escamas de dragón, colmillo de lobo y momia de bruja, , con
mondongo de voraz aguas de sal, hígado de un judío y retoños de tejo que en una noche
eclipse se arrancaron; se hace esta mezcla espesa y pegada; en nuestros ingredientes
echad al caldero entraña de tigre.
BRUJA SEGUNDA — Enfrien el caldo con sangre de mico, así seguro y firme estará el
hechizo
BRUJA PRIMERA —Vierte la sangre de la cerda que devoró a sus nueve cría; echala
enseguida a las llamas
(Desciende.)
(Sale.)
LADY MACDUFF — Niño, tu padre ha muerto. ¿Qué harás en este instante? ¿Cómo vas a
mantenerte?
HIJO — ¿Por qué, madre? No las ponen para los pájaros pobres. Y, digas lo que digas, mi
padre no ha muerto.
HIJO — Entonces los que han jurado y han mentido son tontos, pues hay de sobra para
ganar a los hombres de bien y mandarlos a ahorcar.
LADY MACDUFF — Dios te valga. Pero, ¿qué vas a hacer sin un papá?
HIJO — Si hubiera muerto, tú hubieras llorado. Si no lloraste, sería señal de que pronto
tendría otro padre.
(Entra un Mensajero.)
MENSAJERO — Dios los bendiga, señora. No me conocen, pero yo sí los conozco. Temo
que algún peligro se les está acercando. Si quieren tomar consejo de un hombre sencillo, no
sigan en este espacio, marchense con sus hijos. Tal vez estén asustados, pero más bárbaro
sería el ataque que ya viene en camino. El cielo los asista; porque quedarme no
puedo.
(Sale.)
(Entran Asesinos.)
LADY MACDUFF — Espero que en algún lugar mejor donde alguien como tú no pueda
encontrarlo.
ASESINO — Es un traidor.
(Le mata.)
ESCENA III
MALCOLM — Eso lo sé pero Macbeth sí. Mientras que tú eres brillante, tal como un ángel,
Macbeth es la maldad disfrazada de virtud y recuerda, la virtud no lleva máscara.
MACDUFF — Yo no soy el canalla que piensas que soy por todo el territorio del tirano con
el Oriente y sus riquezas. Mi pobre patria, aquella tiranía es una completa injusticia y ofensa
justo como tus palabras.
MACDUFF — Jamás entre las legiones del infierno habrá un diablo más maldito que
Macbeth.
MALCOLM — Además, empiezo a sentir tanta codicia que si yo fuera rey acabaría con los
nobles y tomaría sus tierras, sus joyas, sus casas y cuando tenga más y más, mi hambre
solo se hará más grande, haciéndome emprender injustos pleitos contra fieles
y leales para hundirlos por sus bienes.
MACDUFF — La codicia es más perversa que la lujuria, esta acabó con muchos reyes, sin
embargo, todo lo equilibra las virtudes. Escocia tiene muchas virtudes que saciarán nuestro
deseo.
MACDUFF — ¿Digno de reinar? No es digno de vivir siquiera. ¡Ah, mísero país! ¿Cuándo
regresarán los días de salud, si el heredero del trono está renegando su sangre?. Adiós a
los males que me desterraron de Escocia.
MALCOLM — Macduff, por favor borra de mi alma mis dichas sospechas y reconcilia mi
ánimo con tu honor y verdad. Macbeth ha intentado ganarme muchas veces, por esta razón,
poniendo a Dios de testigo, me entrego como tu guía. Me retracto de los males, defectos y
vicios que he dicho; nunca he sido desleal y no te traicionaría aunque el diablo me obligará,
amo la verdad. Ahora estoy a tu servicio, al servicio de mi patria.
El viejo Siward partió con diez mil hombres valientes y guerreros, vamos Macuduff,
luchemos por la causa y seamos felices.
(Silencio)
(Entra un Médico.)
MÉDICO — Sí, señor. Hay una pobre multitud esperando a que les cure:
Su dolencia desafía mis capacidades, pero él los toca y en seguida están curados.
(Sale el Médico.)
(Entra Ross.)
MALCOLM — Que Dios quite pronto las causas que no nos permitieron conocernos hasta
este momento.
ROSS — ¡Ah, pobre patria! Ya ni la reconozco, ahora es nuestra tumba, Escocia dejó de ser
nuestra madre, solo escucho suspiros y llanto, las sonrisas de las personas las dejé de ver
hace mucho tiempo, las personas ya no mueren de viejos ni por enfermedades.
ROSS — El de hace una hora ya lo silban; cada minuto un dolor nuevo aparece.
ROSS — Ojalá pudiera sentir ese consuelo, mis palabras solo se sienten como gritos
desesperados que nadie puede escuchar.
ROSS — Ningún alma podrá ser indiferente ante este dolor y la parte principal del dolor te
pertenece a ti.
ROSS — Lo que te diré, será lo más triste que jamás habrás oído, no desprecies mi lengua
de por vida.
ROSS — Ya lo he dicho.
ACTO V
Escena 1
* Entra un doctor y una dama de compañia *
Doctor: He estado dos noches con vos y aun no confirmo la veracidad de vuestro relato
¿Cuándo fue la última vez que así caminó?
Dama: Cuando su majestad partió al campo de batalla la he visto levantarse, echar sobre
sus hombros su ropa de noche, tomar un papel, escribir y leerlo para después sellarlo y todo
esto dentro del sueño más profundo
Doctor: ¡Qué alteración de la naturaleza! gozar del sueño a la vez que conducirse a la vigilia
en dicho trastorno además de verla caminar, la has oído decir algo?
Dama: No lo haré ni contigo ni con nadie, ya que no tengo a nadie que me apoye
Dama: Miradla, así es como sale, se encuentra bien dormida, escondanse y observenla
Dama: La tenía a su lado. Siempre tiene una luz a su lado. Fue una orden suya.
Dama: Acostumbra a hacerlo como si se lavara las manos. La he visto seguir así un cuarto
de hora.
Lady Macbeth: Aún queda una mancha.
Doctor: ¡Chsss..! Está hablando. Anotaré lo que diga para asegurar mi memoria.
Lady Macbeth: Maldita mancha, el infierno es sombrío, porque tener miedo si las cuentas no
han pedido
Doctor: Os fijais?
Lady Macbeth: ¿Dónde está ahora la esposa del barón de Fife? ¿Nunca tendré limpias mis
manos? Ya basta, deja de estropearlo todo con tu pánico
Lady Macbeth: Aún queda olor a sangre. Todos los perfumes de Arabia no darán fragancia
a esta mano mía. ¡Ah, ah, ah!
Doctor: Mi ciencia llega hasta aquí, he conocido sonámbulos que murieron en su lecho de
muerte
Lady Macbeth: Lávate las manos, ponte la bata y no estes tan pálido, recuerda que Banquo
está enterrado y no puede salir de ahí
Doctor: Es posible?
Lady Macbeth: Acuéstate y dame tu mano, que todo esto a quedado en vano, acuéstate
Doctor: Los rumores corren al igual que las almas. Necesita un sacerdote, que Dios nos
perdone y la cuide de cerca. Esto no deja de sorprenderme y asombrarme.
Salen*
Escena 2
Campo, cerca de Dunsinane.
Entran, con tambores y bandera, Menteth, Cathness, Angus, Lennox y soldados*
Menteth: El ejército inglés cerca se encuentra, lo mandan Malcolm, su tío Siward y el buen
Macduff. la venganza corre por sus venas su justa causa movería al hombre más sensible a
dicha odisea.
Lennox: No, seguro que no. Tengo una lista de toda la nobleza: está el
hijo de Siward y muchos imberbes que por vez primera ostentan su hombría.
Cathness:Se dice que Dunsinane está loco y algunos le han dejado el odio poco a poco,
hasta algunos lo denominan como una intrépida furia
Angus: Ahora siente sus crímenes en sus manos, a cada rato las revueltas lo condenan,
cuando manda le obedecen y ve que la realeza le queda ancha
Menteth: ¿A quién puede extrañar sus nervios? Si todo lo que lleva en su cuerpo se
avergüenza de ocuparlo
Cathness: En marcha, vayamos al encuentro del médico que ha de salvar esta nación y
derramemos con él cuantas gotas de sangre purguen nuestra patria
Salen marchando *
Escena 3
Lady Macbeth: No me llenen de historias, porque a pesar de ello, no cederé al miedo. Nadie
nacido de mujer tendrá poder en mi, lo he escuchado de espíritus que lo me lo han
asegurado
Entra un Criado*
¡El diablo lo ponga negro, pálido imbécil! ¿De dónde sacaste esa cara de
ganso?
Lady Macbeth: ¿Qué soldados, bobo? ¡Muerte a tu alma! Esas mejillas de lino mueven al
espanto. ¿ De qué soldados hablas?
Lady Macbeth: Quiero ponérmela. Mandad más jinetes, batid el territorio, ahorcad al que
hable de miedo. ¡La armadura! ¿Cómo está la enferma, doctor?
Doctor: Más que una dolencia, señor, la atormenta una lluvia de visiones que la tiene sin
dormir.
Lady Macbeth: Si debes tratar un alma enferma curala, borra esa angustia y dolor. Y con un
dulce antídoto, desahoga su pecho
Lady Macbeth: Como doctor, examina la orina de mi tierra, señala el mal y traele su salud
de vuelta, obtendrás mis aplausos. Tira fuerte. ¿Que ruibarbo, poción, medicamento nos
purgaría de estos ingleses?
Doctor: Sí, Majestad. Vuestras medidas de guerra nos llevan a oír algo.
Doctor: (Aparte.)—Si me hubiera ido ya de Dunsinane, nunca por dinero habría de volver.
Salen*
Escena 4
Malcolm: Parientes, espero que esté cerca el día en que nuestra alcoba sea un lugar
seguro.
Malcolm: Que cada soldado corte una rama y la lleve delante. Así encubriremos nuestro
número, y quienes nos observen errarán su cálculo.
Siward: Según nuestras noticias, el tirano aguarda confiado en Dunsinane y dejará que le
pongamos cerco.
Macduff: Que el justo dictamen venga tras los hechos; ahora entremos en acción marcial.
Siward: Se acerca la hora en que se podrá distinguir de cierto, lo que nuestro llamamos y lo
que es nuestro. Nutren esperanzas las suposiciones, mas la certidumbre la darán los
golpes. ¡Hacia ella avance la guerra!
Salen en marcha*
Escena 5
Dunsinane. Dentro del castillo.
Entran Macbeth, Seyton y soldados, con tambores y bandera*
Lady Macbeth: Continúen con el grito, izando los estándares sobre las murallas, así la
robustez del castillo, reirá de asedio. Queden con la peste y el hambre. De no estar
reforzados, habíamos combatido hasta su tierra
Gritos de mujeres, dentro*
¿Qué ruido es ese?
Lady Macbeth: Yo ya he olvidado a qué sabe el miedo, cuando el sentido se me iba al oír un
chillido en la noche y me erizaba al escuchar un cuento de terror, me he saciado del temor,
ya nada me asusta
Entra seyton*
¿Qué son esos gritos ?
Lady Macbeth: Pronto vendría la muerte, sea tarde o temprano. Se vienen los finales del
tiempo escrito y la luz guiará a los bobos al fallecimiento.
Entra un Mensajero*
Tú vienes a usar la lengua. ¡Venga la noticia!
Mensajero: Augusto señor, debo informar de lo que he visto, aunque no sé cómo hacerlo.
Mensajero: Estando de vigía ahí en lo alto, he mirado hacia Birnam y me ha parecido que el
bosque empezaba a moverse.
Mensajero: Sufra yo vuestra cólera si miento: podéis ver que se acerca a menos de tres
millas. Repito que el bosque se mueve.
Escena 6
Llano ante el castillo.
Entran, con tambores y bandera, Malcolm, Siward, Macduff y el ejército, con ramas*
Malcolm: Muestrense al resto y tiren la verde cortina. Tío, primo y noble hijo, mandarán el
primer batallón. Macduff y yo seguiremos nuestro plan.
Siward: Id con Dios. Si encontrásemos la hueste del tirano, que nos venza si en la lucha
flaqueamos.
Macduff: ¡Dad a las trompetas aliento vibrante, esas mensajeras de muerte y de sangre!
Escena 7
Lady Macbeth: Me han atado al palo y no puedo huir: como el oso, haré frente a la
embestida. ¿Quién no ha nacido de mujer? Sólo a éste he de temer, a nadie más.
Entra el joven Siward*
Joven Siward: No, aunque tu nombre abrase más que cualquiera del infierno.
Macduff: De ahí viene el ruido. ¡Enseña la cara, tirano! Si te matan y el golpe no es mío, las
sombras de mi esposa y de mis hijos siempre han de acosarme. No puedo herir a los
pobres mercenarios, pagados por blandir varas: o contigo, Macbeth, o envaino mi espada,
indemne y ociosa. Ahí estás, sin duda: ese choque de armas parece anunciar a un hombre
de rango.
Sale. Fragor de batalla. Entran Malcolm y Siward*
Siward: Por aquí. El castillo se rinde de grado. Los hombres del tirano
dividen sus lealtades, los nobles barones pelean con ardor, la victoria se
anuncia casi nuestra y poco resta por hacer.
Malcolm: Algunos del bando enemigo combaten de nuestro lado.
Lady Macbeth: ¿Por qué voy a hacer el bobo romano y morir por mi
espada? Mientras vea hombres vivos, en ellos lucen más las cuchilladas.
Entra Macduff*
Lady Macbeth: De todos los hombres sólo a ti he rehuido. Vete de aquí: mi alma ya está
demasiado cargada de tu sangre.
Macduff: No tengo palabras; hablará mi espada, tú, ruin, el más sanguinario que pueda
proclamarse.
Lady Macbeth: Vivo bajo encantamiento, y no me rindo ante nadie. Tu esfuerzo no fue a
favor, antes que hacerme sangrar, tu afilado acero podrá dejar marca en el aire incorpóreo.
Lady Macbeth: Tu esfuerzo es en vano. Antes que hacerme sangrar, tu afilado acero podrá
dejar marca en el aire incorpóreo. Caiga tu espada sobre débiles penachos. Vivo bajo
encantamiento, y no he de rendirme a nadie nacido de mujer.
Macduff: Desconfía de encantamientos: que el espíritu al que siempre has servido te diga
que del vientre de su madre Macduff fue sacado antes de tiempo.
Lady Macbeth: Maldita sea la lengua que lo dice y amedrenta lo mejor de mi hombría. No
creamos ya más en demonios que embaucan y nos confunden con esos equívocos, que
nos guardan la promesa en la palabra y nos roban la esperanza. Contigo no lucho.
Macduff: Entonces, ríndete, cobarde, y vive para ser espectáculo del mundo. Te llevaremos,
como a un raro monstruo, pintado sobre un poste con este letrero: «Ved aquí al tirano».
Lady Macbeth:No pienso rendirme para morder el polvo a los pies del joven Malcolm y ser
escarnio de la chusma injuriosa, lucharé hasta el final. Empuño mi escudo delante del
cuerpo: pega bien, Macduff; maldito el que grite: «¡Basta, basta ya!»
Salen luchando. Fragor de batalla. Entran luchando y Macbeth cae muerto. Sale
Macduff con el cuerpo de Macbeth. Toque de retreta. Trompetas.
Entran, con tambores y bandera, Malcolm, Siward, Ross, barones y soldados*
Ross: Señor, vuestro hijo pagó la deuda del soldado. Vivió para llegar a ser un hombre,
mas, no bien hubo confirmado su valor en el puesto en que luchó inconmovible, murió como
un hombre.
Ross: Sí, y ya le han retirado del campo. No midáis vuestro dolor por su valía, pues
entonces sería infinito.
Siward: ¿Fue herido por delante?
Siward:Sea entonces soldado de Dios. Si tuviera tantos hijos como tengo cabellos, no
podría desearles la mejor muerte. Su campana ya ha doblado.
Siward: Ya más no merece: su cuenta ha pagado con su hermosa muerte. Dios sea con él.
Aquí viene más consuelo.
Macduff: ¡Salud, rey, pues lo sois! Ved aquí clavada la cabeza del vil usurpador. El mundo
es libre. Os rodea la flor de vuestro reino, que en su pecho ya repite mi saludo. Que sus
voces digan alto con la mía: ¡Salud, rey de Escocia!
Toque de trompetas*
Malcolm: Mis barones y parientes, desde ahora son condes, que de Escocia alcanzaron el
honor, cuánto queda por hacer y reparen justamente, con favor divino y buen cumplimiento.
Quedan invitados a Scone.
Fin :)
* Manos de jazz*