Exégesis GN 2,4b-3

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Segundo Relato de

la Creacion
Génesis 2, 4b-3.Exégesis Bíblica

Luego del inicio del génesis con el relato sacerdotal de la Creación del mundo y del
hombre, encontramos un segundo relato de tradición Yavista, en el que hay
diferencias importantes con el primero.
Alumno: Alex Echeverría; I Configuración
Génesis 2, 4b-3

4b. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, 5.no había aún en la tierra
arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues
Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el
suelo" "6 .Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo.
7. Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices
aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8. Luego plantó Yahveh Dios un
jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9. Yahveh Dios
hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y
en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10. De
Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos. 11. El
uno se llama Pisón: es el que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro. 12. El oro
de aquel país es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice. 13. El segundo río se
llama Guijón: es el que rodea el país de Kus. 14. El tercer río se llama Tigris: es el que
corre al oriente de Asur. Y el cuarto río es el Eufrates. 15. Tomó, pues, Yahveh Dios al
hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. 16. Y Dios
impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17.
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres
de él, morirás sin remedio.» 18. Dijo luego Yahveh Dios: «No es bueno que el hombre
esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» 19. Y Yahveh Dios formó del suelo
todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para
ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le
diera. 20. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos
los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. 21.
Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se
durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. 22. De la costilla
que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
23. Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi
carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.» 24. Por eso deja el
hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. 25.
Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del
otro."

La tradición Yahvista es el autor de este relato, que continúa hasta el 3, 24.


Esta da a Dios el nombre de Yahveh («El Señor»), y habría tenido su origen en
la época de los reyes David y Salomón (s. X a.C.). Se caracteriza por su
excelente nivel narrativo, con relatos muy vivos y llenos de imágenes. Su forma
de llamar a Dios es muy expresiva. La teología de esta tradición acentúa el
tema de la elección y de la promesa.

En este segundo relato, lleno de coloridos y antropomorfismos, Dios aparece


más cercano al hombre y quiere darle una existencia feliz, que el hombre
destruirá por su pecado. El autor describe los orígenes de la humanidad y sus
condiciones existenciales con el ropaje de la cultura neolítica.
En el contexto de la tradición Yavista (J), el relato de la creación es un
preludio al relato de la caída y al subsiguiente relato del progresivo alejamiento
del hombre con respecto a Dios; todo lo cual constituye, a su vez, una
introducción a los relatos patriarcales y, en último término, a las acciones
salvíficas del Éxodo. Por tanto, la historia de la creación en J, lo mismo que en
P, es el comienzo de la historia de la salvación.
El relato yahvista difiere notablemente del sacerdotal. Por su género literario
es un relato popular con elementos que dependen más estrechamente de
fuentes extra-bíblicas. El estilo es más vivo y concreto. La intención didáctica,
aunque profunda a veces, está subordinada al mismo relato y no es tan
marcada como en P.
Comentario Bíblico

No había brotado aún matorrales (v.5): Se trata de una tierra estéril, privada
de la bendición del agua. Para P, el caos de las aguas primordiales sería
sustituido por un cosmos organizado; para J, el caos de la esterilidad sería
sustituido por un jardín fecundo.
Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices
aliento de vida (v.7): El centro de interés y el primer objeto de la actividad divina
es el hombre (ádam, en sentido colectivo), que tiene relación con la tierra
(ádamáh). El hombre posee también un género especial de vida que lo
distingue de todos los seres terrestres, una vida que viene de Dios (nismat
hayyím, «aliento de vida»). Estas verdades se expresan con unas imágenes
que, en parte, encuentran su paralelo en la literatura extra bíblica.
El árbol de la vida y del conocimiento del bien y del mal (v.9): El árbol de la
vida, un viejo símbolo corriente para designar la inmortalidad, y el árbol del
conocimiento del bien y del mal puede significar la autonomía moral y la
confianza en sí mismo en detrimento de la confianza en Dios.
No comerás (v. 17): La felicidad del hombre depende de estar sometido a
Dios.
Esta si (v. 23): La mujer, a diferencia del animal, es la «ayuda semejante a
él». Pero la existencia de la mujer, psicológicamente y en el orden social,
depende del hombre.
Serán una sola carne (v.24): Dios bendice la unión matrimonial y su
naturaleza monógama.
Implicaciones a nivel social
La unión matrimonial se encuentra cuestionada por las grandes dudas
existenciales del hombre de hoy. Parece que la pérdida del sentido de la
existencia, en cuanto a que venimos de Dios, nos impide reconocernos al
mismo tiempo como sexos complementarios, que no debemos vivir en una
constante lucha sino en armonía, sabiendo que dependemos el uno del otro por
amor y que tal unión es imagen de la potencia creadora de Dios.

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