Principios de La Esperanza - Ernst Block

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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

UNIDAD ACADÉMICA DE CIENCIAS SOCIALES


PSICOLOGÍA CLÍNICA

TAREA
NOMBRE: Tatiana Elizabeth Ramírez Cabrera.
FECHA: jueves, 9 de junio de 2022.
TEMA: Principio de la esperanza – Ernst Bloch.

“El que sueña no queda nunca atado al lugar. Al contrario, se


mueve casi a su antojo del lugar o de la situación en que se
encuentra”
Para el ser humano la esperanza es fundamental, es el motor que nos
impulsa a conseguir todo lo que queremos, a mantenernos aferrados y
ilusionados con la vida. Por ello la posibilidad de realizar un sueño es lo
que hace que la vida no sea desabrida.
Los sueños y metas que tenemos son lo que nos dan esperanza de que lo
mejor en nuestra vida aún está por llegar. Los sueños son los que nos
motivan a levantarnos y salir todos los días con buena cara y con
dirección, con ganas de dar un paso más hacia nuestras metas. No hay
conformarnos con una vida mediocre, una vida sin sentido y no te hace
feliz. Si no tienes metas, simplemente estarás a la deriva esperando a
ver dónde te lleva la vida
Asi mismo, puede la esperanza frustrarse por las constantes
decepciones es lógico sentir que perdemos toda esperanza cuando
vienen de obstáculos permanente durante mucho tiempo seguido, sin
ninguna tregua que amortigüe esos golpes. Cuando estamos en estados
emocionales excesivamente negativos, somos más vulnerables.

“Pensar significa traspasar” Ahí reside la fuerza de los seres humanos,


nuestra capacidad de ser de otra manera, de ser distintos a como nos
hemos conformado, de conformar nuevas formas de subjetividad
distintas a las ya instauradas, es decir soñar hacia delante.

La mayoría de los hombres son demasiado cobardes para el mal,


demasiado débiles para el bien

No temor y compasión, sino tenacidad y esperanza

Querer que las cosas vayan mejor es algo que no cesa. Del deseo no
se libera uno nunca, o se libera sólo engai1osamente. ¿Sería más
cómodo olvidar este anhelo que satisfacerlo, pero ¿adónde conduciría
ello? Los deseos no cesarían o se disfrazarían con otros nuevos, o quizá
también nosotros, desprovistos de deseos, seríamos los cadáveres sobre
los que los malvados caminarían hacia su triunfo.

Hombre y su anhelo, Nos permite proyectar nuestro futuro, lo cual


para todo ser humano resulta muy motivador, sin embargo, las
personas que carecen de anhelo son porque perdió el sentido de la vida,
la esperanza.
El todo en su sentido identificante es lo general de aquello que los
hombres, en el fondo, quieren.
Para el filósofo alemán, la paz es la utopía más apremiante, y sobre ella
se puede edificar una sociedad de la que se erradiquen la explotación, el
trabajo alienado y el hambre
Los seres humanos son el sujeto de la esperanza, porque precisamente
nace en ellos, se desarrolla en ellos y en ellos tiene su raíz; no es algo
secundario en sus vidas, es algo básico que deben aprender.
Respecto a la sociedad, el filósofo parte del hecho de que el ser humano
es por naturaleza un ser social y que existe sociedad porque él mismo la
crea para ser espacio donde la esperanza se haga utopía. Hay utopía
porque hay una sociedad que transformar y porque se busca un mundo
nuevo y una sociedad nueva.
El principio esperanza concluye con una esperanza, con el anhelo de
que una nueva sociedad sea posible, que pueda llegar a establecerse un
mundo verdaderamente humano, que se convierta en <patria” de la
identidad en la que aquellos que los hombres han observado en la
infancia puede tornarse verdadero.
En 1954 Ernst Bloch publica el primer volumen del Principio
Esperanza, una obra maestra por ser una suerte de enciclopedia de
utopías y las variadas formas que adopta en todas la esferas de la vida,
como el arte, la sexualidad, la literatura, la religión, los sueños, y claro,
la política; y, su autor es, probablemente el pensador moderno más
importante de la función utópica de la existencia humana. La esperanza
para Bloch no es un signo de la ingenuidad humana sino la descripción
de su capacidad para la invención del futuro. Bloch considera que todas
las sociedades sueñan con un futuro mejor, y esos sueños no son
fabulaciones del espíritu mientras dormimos, sino que son pequeños
anhelos cotidianos, pequeños sueños diurnos que van componiendo la
incesante tenacidad de la humanidad para sobrevivir a la devastación,
la miseria y el sufrimiento. Así, el acto de soñar despiertos no es una
actividad privada y soberana del individuo sino una función
generalizada de las sociedades. Cuando imaginamos el futuro de todas
las cosas, grandes o pequeñas, privadas o públicas estas cosas tienen
dos naturalezas; es imposible imaginar el futuro sin una descripción del
estado de cosas del presente. Todas las cosas tienen un lado ya
terminado, la representación de ellas que se nos presenta como lo dado
de la realidad del mundo presente, sin embargo, todas encierran en
ellas la potencia de ser otra cosa, de transformarse, y eso sostiene la
función para crear el futuro, esa potencia para que las cosas cambien
ese es el principio esperanza, una característica anidada como atributo
de todas las cosas de lo real, desde las grandes causas políticas hasta
los objetos del discreto mundo cotidiano. Así, la esperanza deja de ser
una pasiva espera de mejores tiempos y se convierte en una activa
iniciativa de transformación. Bloch cree que la esperanza como función
utópica ha dado forma a las sociedades y a la vida de los individuos en
una escala de magnitudes imprevisibles, pero rastreables.

El Principio Esperanza no es un libro de lecciones morales, es una obra


filosófica que abre un campo de indagaciones donde la imaginación
apertura los actos de creación que habilitan la posibilidad de edificar
futuros distantes y cercanos. Es sin duda un libro vigoroso de tres
volúmenes que es una referencia ineludible para aquellos que estén
embarcados en el empeño de atender las fuerzas creativas de la
humanidad.

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