01 INFOGASTRUM Fructosa Sorbitol - Indd
01 INFOGASTRUM Fructosa Sorbitol - Indd
01 INFOGASTRUM Fructosa Sorbitol - Indd
P Á G I N A S I N F O R M AT I V A S PA R A PA C I E N T E S
D E L A C O M U N I D A D H I S PA N O PA R L A N T E
C O N S Í N TO M A S G A S T R O I N T E S T I N A L E S
q
Un proyecto de cooperación entre la Asociación Española
de Gastroenterología (AEG) y las Sociedades Latinoamericanas
de Gastroenterología
Intolerancia
a la fructosa-
sorbitol
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Intolerancia a la fructosa-sorbitol
¿Qué es la intolerancia
a la fructosa-sorbitol?
La fructosa (levulosa o azúcar de las frutas y de la miel) es un monosacárido, utilizado como edulcorante para
diabéticos por su alta capacidad endulzante y menos calorías que la glucosa y sacarosa aunque sacia mal el apetito. El
sorbitol o glucitol es un alcohol azúcar que se encuentra en las algas rojas y en las hojas y frutos de las plantas de la
familia rosaceae como son las peras, manzanas, ciruelas, membrillos, ciruelas, melocotones y otros duraznos (como los
albaricoques). Se usa como edulcorante, espesante y humectante, siendo capaz de endulzar aportando pocas calorías.
Por lo tanto es fácil encontrarlo en productos dietéticos, chicles y gominolas, zumos comerciales, medicamentos, bolle-
ría industrial, galletas, pasta de dientes, etc.
La malabsorción de fructosa se genera por la falta de un transportador intestinal específico que cuya misión es incor-
porar la fructosa desde la luz del intestino delgado. Este transporte es dependiente de la cantidad de fructosa presente
en la luz intestinal. El mecanismo no es tan simple porque en este proceso de absorción interviene otro transportador no
específico que comparten otros azúcares como la glucosa y galactosa. Esto explicaría porque en presencia de glucosa se
pueden absorber elevadas cantidades de fructosa sin dificultad, en tanto que si no hay glucosa la absorción de fructosa
disminuye considerablemente. Este mecanismo explica que personas intolerantes a fructosa puedan tomar sin dificul-
tad sacarosa o azúcar común, compuesta por glucosa y fructosa, ya que la mezcla de ambos en la luz intestinal facilita
la actuación de los transportadores de la fructosa. Sin embargo la mezcla con sorbitol dificulta aún más la absorción de
fructosa, ya que ambos compiten por el mismo transportador.
La malabsorción de sorbitol se produce también por un déficit del transportador intestinal específico. No obs-
tante, incluso en las personas sin este déficit, una persona sana solo puede absorber una cantidad limitada de
este azúcar, aproximadamente unos 20-25 gramos, por lo que si se supera este margen puede producir también
síntomas.
La intolerancia a fructosa se define como la presencia de síntomas asociados a esta malabsorción, ya que la fructosa
no absorbida llega hasta el colon, donde las bacterias intestinales la someten a un proceso de fermentación que condu-
ce a la liberación de gases como el hidrógeno, dióxido de carbono y metano, así como ácidos grasos de cadena corta
y agua. La intolerancia al sorbitol es un término que se aplica a la presencia de síntomas asociados a la malabsorción
de éste, siendo éstos muy similares a los de la fructosa. La frecuencia real de estos tipos de intolerancia es desconocida
aunque se estima que puede afectar a un 40 a 60% de la población, sin que existan claros factores geográficos o raciales
como ocurre en la intolerancia a lactosa.
Hay que tener en cuenta que tanto el grado de malabsorción (que depende del déficit de enzima transportadora y de
la mezcla de azúcares en la luz intestinal) como el grado de intolerancia (que depende de la sensibilidad intestinal) es
variable de unos pacientes a otros y no siempre van relacionados. Así por ejemplo, pacientes con elevada sensibilidad
intestinal (como ocurre en el síndrome de intestino irritable) suelen tener síntomas de mayor intensidad, aunque su
grado de malabsorción no sea muy alto y también puede ocurrir todo lo contrario, es decir que se tenga una franca
malabsorción de fructosa y/o sorbitol sin apenas síntomas.
• Intolerancia a la fructosa primaria: Obedece a una disminución de la enzima transportadora posiblemente por
causas genéticas, desarrollándose a lo largo de la vida.
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INFOGASTRUM
• Intolerancia a la fructosa secundaria: No está codificada genéticamente y se debe a la presencia de una enfer-
medad intestinal (gastroenteritis, enfermedad inflamatoria intestinal, enteritis por radiación, enfermedad celíaca…)
que daña el borde en cepillo de la mucosa intestinal de forma transitoria aunque también puede ser permanente.
Hay otras enfermedades vinculadas con el metabolismo de la fructosa pero mucho más raras, con mayor gravedad y de
carácter genético ( fructosemia , fructosuria benigna o esencial)
Algunos pacientes pueden presentar náuseas con vómitos, cefaleas y, en ocasiones, incluso agravamiento de un estre-
ñimiento previo (sobre todo en aquellos pacientes que tienen una flora intestinal que produce de forma predominante
gas metano). La desnutrición y pérdida de peso son poco probables, aunque en los niños más intolerantes podría con-
dicionar un retraso en el desarrollo y crecimiento. La presencia de heces ácidas puede determinar la aparición de eritema
perianal y escozor deposicional, especialmente en los niños.
El tiempo de latencia entre la ingesta del alimento con fructosa y/o sorbitol y la aparición de los síntomas es variable y
depende de lo que tarde en llegar el azúcar no absorbido al colon. Así, en aquellas situaciones en los que el vaciamiento
gástrico e intestinal sea rápido los síntomas pueden aparecer a los 30 minutos de la ingesta. Sin embargo, cuando el
producto con fructosa y/o sorbitol se mezcla con otros alimentos o se toma al final de una comida, o en enfermedades
que retrasen el vaciado gástrico o movimiento intestinal (como la diabetes, Parkinson o esclerodermia), etc., aparecerán
los síntomas más allá de las 3 o 4 horas de la ingesta.
Se trata de un síndrome muy frecuente (tal vez más que la intolerancia a la lactosa) pero que aún sigue siendo muy
desconocido por pacientes y médicos. La elevada frecuencia de este trastorno en la población general hace que el
médico que ha preguntado bien a su paciente (encuesta dietética) pueda sospechar esta intolerancia y en conse-
cuencia recomiende un tipo de dieta con un bajo contenido en este tipo de azúcares, sin necesidad de otras pruebas
complementarias. En cualquier caso, el médico sabe bien que la presencia de los síntomas señalados puede obedecer
a otras causas, y con toda seguridad habrá preguntado al paciente acerca de otros síntomas que podrían sugerir otras
enfermedades. Síntomas de alarma son la pérdida de peso no justificada por otra causa, la presencia de sangre o pus
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Intolerancia a la fructosa-sorbitol
en la deposición o la coexistencia de otros síntomas extraintestinales tales como llagas en la boca, dolores articulares,
lesiones en la piel o síntomas oculares. Los antecedentes familiares de cáncer de colon, enfermedad celíaca o enfer-
medad inflamatoria intestinal (Crohn o colitis ulcerosa), deben siempre ser comunicados al médico que evalúa el caso.
Especialmente en niños, es importante considerar la existencia de bajo peso o un retraso de crecimiento. En mujeres en
edad fértil es importante informar sobre la presencia de abortos de repetición, osteoporosis a una edad temprana o la
presencia de anemia o ferropenia (carencia de hierro) no justificadas por ninguna otra razón.
La prueba de curva de glucemia tras la administración de fructosa y/o sorbitol puede ser útil aunque es menos especí-
fico y más costoso y molesto para el paciente, ya que precisa extracciones de muestras de sangre antes de la sobrecarga
y cada media hora durante las siguientes 2 o 3 horas.
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El tratamiento consiste fundamentalmente en prescindir de alimentos con elevadas proporciones de fructosa y/o sor-
bitol en su composición valorando no ser excesivamente restrictivos y que el grado de intolerancia es variable de unos
pacientes a otros. Se debe tener en cuenta que lo que más intolerancia genera es el exceso de fructosa en un alimento
determinado y sobre todo la combinación con sorbitol, ya que dificulta la absorción. La sacarosa y los alimentos que
contienen además de fructosa otros azúcares en mayor proporción suelen ser generalmente bien tolerados.
Las frutas que mayor intolerancia producen son la manzana, frutas pasas, pera, ciruela, cereza, melocotón, higos, dátiles
y el albaricoque. Se debe reducir el consumo de mermeladas, sobre todo las preparadas con fructosa y la carne de mem-
brillo. Los chocolates, productos de bollería, zumos comerciales, medicamentos en jarabes y chicles o gominolas “sin
azúcar” suelen también tener elevadas concentraciones de fructosa y/o sorbitol, así como los refrescos. Se recomienda
igualmente evitar todos aquellos alimentos que en el etiquetado incluyan el E-420 (sorbitol).
En este punto, es útil proporcionar al paciente un listado de los alimentos que contienen mayores proporciones de fructosa
(la miel, por ejemplo, contiene 35 g de fructosa por cada 100g), para que pueda tener una orientación sobre el tipo de
alimentos de los que debería prescindir. En la tabla siguiente se muestra el contenido de los distintos alimentos (gr fructo-
sa/100 gr de parte comestible). Se puede estimar que una pieza de fruta pesa unos 100g, una de tamaño mediano 200g
y una de tamaño grande 250-300g y que en cada comida se pueden llegar a tolerar 15 gr de fructosa y 2 gr de sorbitol.
Muy bajo (1 gr) Bajo (1-3 gr) Medio (3-5 gr) Alto (>5gr)
Frutas: aguacate, lima, coco, Frutas: ciruelas, grosella Frutas: arándanos, fresa, Frutas: albaricoque seco,
chufas, albaricoque, papayas. roja, mandarina, naranja, frambuesa, fresón, granada, caquis, cerezas, guindas,
Almendras, avellanas, cacahuetes, melocotón, melón, guayaba, grosella negra, ciruela pasa, chirimoya,
castañas, piñones nectarina, pomelo, piña, mango, kiwi, melocotón seco, dátiles, higos secos, brevas,
sandía membrillo, moras, plátanos. manzana, pera, ciruela, uva
Zumo de naranja, de piña
Verduras: alcachofa, acelga, ajo, Verduras: apio, brócoli,
patata, boniato, berenjena, berro, calabaza, cebolla, coles,
champiñón, espinacas, chile verde, repollo, coliflor, escarola,
guisante, habas, garbanzos, judías, chile rojo, zanahoria,
lechuga, lenteja, nabos, batata, espárragos, puerros,
pepino ,setas, maíz cocido, rábano, tomate
remolacha
Farináceos: cereales, arroz, trigo,
cebada ,y productos derivados,
pan , pastas italianas, sémola,
galletas
Lácteos: Leche, leche
condensada, queso, requesón,
yoghurt, batidos
Proteínas: Huevos, carnes
y pescados
Otros: margarina, bizcocho, Otros: pastel de manzana ∙ Otros: jalea real, miel,
achicoria, natillas, flan mermelada. Bebidas
azucaradas. Cereales
azucarados o con miel.
Piña, melocotón y pera
almíbar
∙ Chocolate
∙ Dulce de membrillo, turrón
de jijona
∙ Bebidas alcohólicas
(brandy, whisky)
Arnoldo Riquelme
Profesor asociado del Departamento de Gastroenterología de la Pontificia Universidad Católica de Chile