Debo Compartir Mi Fe

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Domingo 01 de Diciembre del 2013 Ps. Fernando Hidalgo R.

SERIE: AHORA QUE SOY CRISTIANO ¿QUÉ? IACYM Los Olivos

DEBO COMPARTIR MI FE
Pasaje: Juan 4: 7 - 26
INTRODUCCIÓN
Buenos días. Continuamos con nuestra serie AHORA QUE SOY
CRISTIANO ¿QUÉ? La décima cosa que debe pasar en nuestra vida
después de recibir a Cristo es comenzar a COMPARTIR NUESTRA FE
CON OTROS. Una de las mayores bendiciones de la vida cristiana es
poder ayudar a alguien a entregar su vida a Jesucristo. La Biblia nos habla
de cuán importante es compartir nuestra fe con otras personas. De hecho,
el Señor Jesús siempre quizo que compartiéramos con nuestras familias y
amigos todo lo que Él ha hecho en nuestras vidas.
Al endemoniado gadareno, después de haberlo liberado, Jesús le dijo:
“Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor
ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (Mr. 5: 19). El
Señor quería que otros también pudieran disfrutar de su amor y de su
salvación. ¡Piénsalo! Tú y yo podemos ser los instrumentos de Dios en la
salvación de otros. Dios llama a cada cristiano a testificar de Cristo a fin
de ganar vidas para el cielo. Jesús dijo: “Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres” (Mt. 4: 19). Permítanme responder a 3
preguntas acerca del ganar vidas para Cristo:
1. ¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE GANAR VIDAS PARA CRISTO?
1.1 Porque este fue el propósito por el cual Dios no salvó:
El Señor Jesús dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os
elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto…” (Jn.
15: 16). Cristo te ha elegido a ti y a mí con un propósito definido: que
vayamos y produzcamos fruto. Y fruto tiene que ver con dos cosas:
carácter y vidas ganadas para Cristo. Fuimos escogidos para ganar vidas.
1.2 Porque este fue el último mandato que nos dejó Jesús:
Es decir, no sólo es un provilegio sino también una obligación. El Señor
Jesús nos ordenó: “Por tanto id y haced discípulos a todas las
naciones…” (Mt. 28: 19). Y no es opcional. Es nuestro deber.
1.3 Porque la gente sin Cristo se va al infierno:
La Biblia dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que
desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre
él” (Jn. 3: 36). En otras palabras, el que no cree y vive para Jesucristo
está condenado a vivir en el infierno por toda la eternidad. Por eso cuando
una persona es ganada para Cristo la estamos librando del fuego eterno.
1.4 Porque nuestro Señor Jesús nos dio el ejemplo:
El libro de Lucas dice: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido” (Lc. 19: 10). Nuestro Señor Jesucristo
vino al mundo con el único propósito supremo de salvar a los perdidos. El
vino a buscar y salvar a la raza humana que está perdida en sus pecados
y en dirección al infierno. Y todo aquel que se convierte en seguidor de
Jesucristo tiene que hacer lo que Él hizo. Por eso Jesús dijo: “Venid en
pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mt. 4: 19). Cada uno
de nosotros debe seguir su ejemplo.
2. ¿QUÉ ELEMENTOS SON NECESARIOS PARA GANAR UNA VIDA?
2.1 El amor:
El apóstol Pablo dijo del amor: “El amor es sufrido, es benigno; el amor
no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es
indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se
goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Co. 13: 4 – 7). Esas
cualidades mencionadas son las que nosotros debemos mostrar en
nuestra vida al momento de ganar una vida para Cristo. No olvides que el
amor es la cualidad indispensable para que los demás se den cuenta de
que somos discípulos de Cristo. Jesús lo dijo: “En esto conocerán todos
que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
(Jn. 13: 35). El amor hace que la gente se acerque a Jesús.
2.2 El poder:
Si hemos de ser ganadores de almas, necesitamos algo más.
Necesitamos el poder de Dios. Y ese poder viene del Espíritu Santo. El
Señor Jesús lo prometió para nosotros: “Pero recibireis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos…”
(Hch. 1: 8).
En el día de Pentecostés, los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo y
luego Pedro se puso de pie y predicó en el poder del Espíritu y cerca de
tres mil personas se salvaron. El Espíritu Santo es vital para ganar una
vida para Cristo. ¿Por qué? Jesús lo dijo: “Cuando Él venga,
convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn. 16: 8). El
Espíritu convence de pecado a la gente, les muestra la necesidad del
Salvador y les revela a Cristo. Pidamos ser llenos de Él cada día.
2.3 El testimonio:
Nota la importancia de nuestra vida para que otros puedan llegar a
conocer a Dios. Jesús dijo sobre nosotros: “Vosotros sois la luz del
mundo…así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está
en los cielos” (Mt. 5: 14-16). Nuestra vida debe ser un “EVENGELIO”
que se escribe cada día mediante las obras que hacemos y las palabras
que decimos. Los hombres leerán y verán lo que tú escribes en tu vida.
Sea bueno o malo y de acuerdo a ello responderán al mensaje de Dios.
Por eso Pablo le dijo a los creyentes corintios: “Procurando hacer las
cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante
de los hombres” (2 Co. 8: 21). Y de esa manera muchos podrán ser
ganados para Cristo al ver una vida transformada por Jesús.
2.4 La Palabra:
El mensaje del Ganador de almas es la Palabra de Dios, el Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo. Las buenas nuevas de salvación en Cristo. El
apóstol Pablo escribió: “Además os declaro, hermanos, el evangelio
que os he predicado…Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al
tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co. 15: 1, 3-4).
Nuestra vida o testimonio abre el corazón de una persona para que luego
con nuestras palabras podamos compartir el Evangelio de Jesucristo. No
olvides que es la Palabra tiene poder para salvar: “Porque no me
averguenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree…” (Ro. 1: 16). Usemos las Escrituras al compartir.
2.5 La oración:
Es en la oración donde las personas son realmente ganadas para Cristo.
Cuando les hablamos de Cristo solamente estamos recogiendo el fruto. La
oración es vital para ganar vidas para Cristo. Nota como fue importante en
la iglesia primitiva: “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la Palabra de Dios” (Hch. 4: 31). La oración
trajo llenura del Espíritu Santo y valentía para hablar de Cristo en medio
de gran oposición. La oración abre puertas a la predicación.
3. ¿CÓMO GANAR UNA VIDA PARA CRISTO?
Jesús nos enseña a ganar una vida, cuando ganó a la mujer samaritana.
¿Qué técnicas usó Jesús para ganarla? Veamos Juan 4: 7 - 26
3.1 Inicie la conversación sobre un tema de interés (vs. 7)
No tenga miedo. Jesús habló de un tema de interés para ambas personas.
El se sentó junto al pozo al medio día y hacía calor, por tanto, tenía sed.
Ella había venido a sacar agua por el mismo motivo. Cree puentes.
3.2 Deshagase de los obstáculos (vs. 8)
El Señor quería estar solo. Sus discípulos tenían muchos prejuicios sobre
las mujeres y más si eran samaritanos. Podían ser obstáculos.
3.3 Rompa prejuicios (vs. 9)
Jesús estaba dispuesto a hablar con cualquiera que tuviera una
necesidad, a pesar de la raza, credo, sexo, pecado o posición social. Los
samaritanos eran judíos mezclados con otras razas y no se llevaban con
los judíos de raza pura.
3.4 Sea cortés y directo (vs. 10)
Jesús buscó que entendiese quién era él y de lo que él podía hacer por
ella. Fue directo pero también cortés. No habló de los temas que podían
ser controversiales. No la trató mal, fue amable.
3.5 Escuche pero no se deje desviar del tema central (vs. 11-15)
La mujer trató de desviarlo del tema central hablándole de que no tenía
con que sacar el agua, hablándole de Jacob y el pozo que él construyó.
Jesús la escuchó con amabilidad, pero regresó al tema de la necesidad
que esta mujer tenía de beber el agua viva que es Cristo.
3.6 Confronte el pecado con amor (vs. 16 – 18)
Buscó que reconociera que era pecadora y la confrontó con ello, pero sin
condenarla. Bien dice la Biblia: “Porque no envió Dios a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo
por él” (Jn. 3: 17). Aunque predicamos en contra del pecado, nuestro
propósito primario es salvar, no juzgar. Tenemos que hablar del perdón.
3.7 Escuche y responda lo sustancial (vs. 19 – 24)
Jesús entendió que el tema de la adoración era sustancial y que debía
corregir su concepto erróneo sobre la adoración. Así que se tomó el
tiempo de corregirla pero buscó regresar al tema principal.
3.8 Llévela a aceptar a Cristo directamente (vs. 25 – 26)
Jesús fue directo. Enfrentó a la mujer con su identidad. Llevemos a las
personas a que se decidan por Cristo. No sabemos si ella creyó en él.
Posiblemente sí. Pues mire el resultado (vs. 39 – 42) Muchos creyeron en
Cristo. Uno nunca sabe lo que puede haber detrás de una vida.

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