Ensayo Sobre El Derecho Penal Del Enemigo
Ensayo Sobre El Derecho Penal Del Enemigo
Ensayo Sobre El Derecho Penal Del Enemigo
I. INTRODUCCIÓN
De esa manera gira en torno al tema de los famosos y reconocidos “enemigos” porque tienen una
constante histórica que en la mayoría de casos y en toda la evolución en este tiempo se logró
estigmatizar como “enemigos” a los opositores, disidentes, adversarios, divergentes, discrepantes
o contrarios.
Por ello, en el presente trabajo se abordará la definición del Derecho Penal del Enemigo, a quién
se le considera como enemigo entre ellas sus características, la influencia en la normatividad penal
peruana y su tendencia del Derecho Penal del Enemigo.
II. DEFINICIÓN
Para Günther Jakobs (1985): ciertas personas, porque son enemigos de la sociedad o estado, no
tienen todas las protecciones penales y procedimientos penales que se dan a otras personas.
Este reconocido autor propone la distinción entre un derecho penal del ciudadano, que se
caracteriza por el mantenimiento de la vigencia de la norma y un derecho penal para enemigos
orientado a combatir los peligros y que permite que cualquier medio disponible sea utilizado para
castigar estos enemigos. Por lo tanto, el derecho penal del enemigo no constituye en sí mismo un
corpus legislativo, sino significa la suspensión de ciertas leyes, justificada por la necesidad de
proteger la sociedad contra determinados peligros.
El Derecho Penal del Enemigo o Antiliberal debe su origen aproximadamente a mediados de los
años ochenta como resultado de la fusión del Derecho Penal Simbólico y el Positivismo. Además,
el autor intenta explicar acerca de la estigmatización que se brinda a los enemigos, porque
evidentemente se generan mecanismos de guerra contra los etiquetados enemigos. Es así que
crea un debate sobre un derecho penal solo puede plantearse y tiene sentido con el derecho de
sociedades democráticas que reconocen y garantizan derechos y libertades fundamentales y que
depositan el poder en auténticos Estados de Derecho. Pero objetivamente, el enemigo es buscado
especialmente por su tipo y comportamiento antisocial.
IV. ¿A QUIEN SE CONSIDERA COMO ENEMIGO?
El Derecho Penal del Enemigo considera que los enemigos son los que están o actúan en contra o
al margen del derecho penal y del sistema social, en consecuencia, para nuestro caso, vendrían a
ser los terroristas, los narcotraficantes, los violadores, los secuestradores, incluso los que se
dedican al tráfico de personas, etc. Por eso, sin duda alguna Luis Gracia Martín (2005) tiene razón
al mencionar que:
En principio un ordenamiento jurídico debe mantener dentro del Derecho también al criminal por dos
motivos:
De esa manera se cumplen las garantías y la protección de las personas como del Estado en
general. Sin embargo, se debería tener en cuenta que el transito de un ciudadano al enemigo es
muy claro porque desde el exterior siempre se va a observar por imagen propia de la
reincidencia, habitualidad y profesionalidad delictiva.
En cuanto a si es o no una tendencia nueva es necesario precisar que esta tendencia doctrinaria
no es nueva o novedosa ya que existe una evolución histórica muy reconocida. Pues, el reconocido
y famoso Jakobs fue quien creo y impulsó la misma, impulsando que era necesario su existencia e
implantación ante un accionar limitado e ineficaz del Estado de Derecho ante el advenimiento
apabullante de la globalización del delito en contra de las sociedades contemporáneas porque le
otorga al delincuente o “enemigo” la desventajosa categoría de sujeto de derecho en desmedro
de los llamados ciudadanos. Pero, más adelante propone una evolución de la juridicidad alejada a
toda concepción axiológica la cual la calificamos como preocupante.
Es así que se abre paso a que la evolución gire entorno a las leyes de la naturaleza de la mano de
las leyes civiles, pero con el recorrido que se hace por la Historia de las ideas políticas y jurídicas
se deja en claro que los defensores actuales del llamado Derecho penal del enemigo disponen de
un serio aval histórico-filosófico como garantía de su doctrina. Esto no sólo parece que debe estar
fuera de discusión, sino que en realidad, si bien se mira, en la doctrina actual del derecho penal
del enemigo apenas encontramos ideas nuevas y no fundamentaciones originales, pues casi todos
los principios y reglas que se definen como propias de aquél se encuentran ya claramente
perfilados en el pasado que acabo de describir, sobre todo en las doctrinas hobbesianas, en las
cuales hallamos incluso derivaciones o conclusiones programáticas acerca de cómo ha de
configurarse un Derecho positivo del enemigo como un Derecho de guerra. Por lo demás, la idea
de que en el caso de determinados delincuentes vayan en contra del ordenamiento jurídico se
justifica diciendo que se trata en realidad de enemigos de la sociedad. Esto, perdura en el último
tercio del siglo XIX y primero del XX, pues se considera a los reincidentes, habituales y delincuentes
por tendencia.
Por otro lado, parece incuestionable que en la sociedad moderna existen formas de criminalidad
diferenciadas de las que, con Jakobs, podríamos denominar como “normales”, no solo por su alto
potencial de lesividad social sino también por las características específicas de los autores desde
el punto de vista o desde la perspectiva criminológica. En la criminología, por ejemplo, ya hace
tiempo que la investigación ha demostrado que la criminalidad económica, objetivamente, supera
a la tradicional criminalidad contra el patrimonio tanto en el grado de lesividad social como en la
producción de daños materiales e inmateriales. También, en los diversos tipos de criminalidad
organizada que se manifiestan como realidades fenoménicas diferenciadas. Además de las
organizaciones terroristas, y de la criminalidad de Estado, existe un amplio abanico de actividades
delictivas que por sus objetos podemos denominar como inequívocamente ilícitas, en el sentido
de que se oponen de raíz y frontalmente a valores sociales fundamentales e incluso a las
estructuras sociales básicas; piénsese por ejemplo en el tráfico de drogas, en la falsificación y
tráfico de moneda, en el tráfico de armas, de órganos humanos, de personas para la prostitución,
de niños para la adopción, de inmigrantes o en el blanqueo de capitales. Es así que se buscaba
prestarse atención sobre todo al hecho de que tales actividades son impensables sin la utilización
de sólidas redes logísticas y sin el establecimiento de eficientes estructuras organizativas, todo lo
cual hace que en un contexto de globalización como el actual, las organizaciones dedicadas a tales
actividades criminales gocen en algunos casos de mayor poder que los Estados, o, por lo menos,
que escapen al control político y jurídico de estos y que, con ello, la persecución y castigo de esas
actividades criminales y se da la razón a Jakobs porque afirma, casi treinta años después de que
él mismo anunciara al Derecho penal del enemigo, que lo que cabe encontrar sobre el tema en la
discusión científica actual es realmente muy poco y, además, con tendencia a nada. En relación
con esto hay que recordar lo dicho “el rechazo de plano al Derecho penal del enemigo por la
doctrina mayoritaria parece explicarse sólo a partir de dispositivos emocionales refractarios”, es
decir, de una sensibilidad que actualiza inmediatamente en la conciencia la idea de que algo,
simplemente, “no deber ser en absoluto”.
VIII. CONCLUSIÓN
En conclusión, el Derecho Penal del Enemigo es una tendencia que desconoce al ser humano como
individual, libre, digno, social e imperfecto. Pero lamentablemente es una constante histórica que
en la actualidad sirve de mucho para reconocer las divergencias de la sociedad, las características
que permiten esto y que conllevan a ser el resultado de las conductas desviadas y criminales. Si
bien es cierto no es nada serio optar por el facilismo al agravar las penas (cadena perpetua o pena
de muerte) con el pretexto se “solucionar” o “eliminar” los flagelos de la delincuencia, subversión,
etc. Porque hasta la actualidad no suman soluciones favorables, pero de todos modos se debe
tener en cuenta que todas las personas tienen derechos y no por salvar a unas se tienen que ir en
contra de otras. Por eso, el derecho penal del enemigo tiene en cuenta la resocialización y los
mecanismos que se utilicen para ello deben ser decretados en la actualidad objetivamente para
que funcione en la sociedad de manera eficaz.
Luis Gracia, M. (2005). Consideraciones criticas sobre el actualmente denominado Derecho Penal
del Enemigo. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología. 7(2).
Mazuelos Coello, Julio F. El derecho Penal del Enemigo. Un modelo a desarmar. En: Revista
Derecho y Sociedad. Edición a cargo de los estudiantes de derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima – Perú. 2006
Polanio Orts, Miguel. Derecho Penal del Enemigo. Desmitificación de un concepto. Editorial
Libros Derecho. España. 2004.