Apuntes H de La Ciencia I
Apuntes H de La Ciencia I
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La mitología griega, como la de todos los pueblos, constituía una primera y valiosísima
aproximación al conocimiento de la realidad, tanto natural como humana, en la que confluyen
la atemporalidad, la leyenda y la personificación de las fuerzas de la naturaleza, etc, Pero,
aunque en sí misma desvela con asombrosa profundidad numerosas verdades basadas en la
experiencia humana, no puede considerarse una explicación causal del comportamiento del
mundo, pues está llena de saltos o hiatos que solo un saber racional , como es el propio de la
filosofía, puede sortear.
La ciencia surgió, por tanto, de la mano de la filosofía, bajo la convicción de que los fenómenos
naturales podían comprenderse formando parte de un sistema ordenado y coherente, lejos ya
de la concepción mitológica según la cual el capricho de los dioses o el destino es la razón
última del comportamiento de la naturaleza
La cosmovisión clásica
No se sabe a ciencia cierta qué pueblo o civilización propuso por primera vez el modelo
geocéntrico, pero sabemos que allá por el siglo VIII los pueblos que ocuparon Oriente Medio
(sumerios, acadios, babilonios y caldeos) ya disponían de instrumentos de medición que
presuponían este modelo. A los babilonios se atribuye la observación más antigua de un eclipse
solar (763 a.C), sabían calcular la periodicidad de los eclipses y el movimiento de los planetas y
recientes descubrimientos afirman que sus observaciones astronómicas se adelantaron
considerablemente a su tiempo. 1 En cualquier caso, se trata del primer modelo cosmológico y,
además, el más natural. Cualquier observador que se detuviera con detalle a mirar el
movimiento de las estrellas hubiera llegado a la misma conclusión: el firmamento se desplaza
con un movimiento circular y uniforme en torno a un centro estático, que es la tierra.
Así pues, aunque no es original en ellos, fueron los griegos quienes perfeccionaron el modelo
geocéntrico que alcanzó su culminación con Claudio Ptolomeo en el siglo II d.C
1 Mathieu Ossendrijver, de la Universidad Humboldt de Berlín, revela en un estudio publicado en la revista Science
que aquella civilización ya utilizaba elementos geométricos para calcular la posición de Júpiter adelantándose 1500
años a su tiempo. Uno de los fragmentos de las tablillas encontradas en Irak detalla el procedimiento para calcular
el desplazamiento de Júpiter en un plano eclíptico como el área bajo una curva que relaciona tiempo y velocidad.
2 S. SAMBURSKY. El mundo físico y los griegos. Alianza Editorial (Madrid, 1999)
necesariamente primaria. Pues lo perfecto es naturalmente anterior a lo imperfecto, y el círculo
es algo perfecto. Esto no puede ser dicho de la línea recta»3
Sin embargo, el movimiento los planetas no confirmaba este modelo. Planeta, ( πλανήτη) en
griego significa ¨vagabundo¨. Este nombre se le atribuyó a aquellos cuerpos celestes que dibujan
una trayectoria en forma de bucle y aparentemente errática con respecto a la esfera de las
estrellas fijas y con movimientos de ritmo diverso. Este movimiento, llamado movimiento de
retrogradación, fue un verdadero quebradero de cabeza para los filósofos griegos. ¿Cómo
explicar el movimiento de bucle de los planetas si, según la trayectoria de su órbita, este debía
ser uniforme y circular?
Eudoxo (†355 a.C) discípulo de Platón, fue el primero en dar solución al movimiento
aparentemente errático de estos seres que llegaron a ser considerados dioses o incluso dotados
de vida.
Preocupado por explicar esta diversidad entre el universo y la tierra, Aristóteles dividió el
cosmos en dos grandes regiones. La región supralunar o celeste, que sigue el modelo estructural
de Eudoxo: esferas homocéntricas que transmiten su movimiento de unas a otras por
rozamiento, desde la esfera más externa o esfera de las estrellas fijas hasta la esfera de la luna,
que constituye en límite de la región supralunar y el comienzo de la región sublunar o terrestre.
En esta esfera, el movimiento de rotación de las esferas precedentes provoca la mezcla de
elementos causando la generación y corrupción de los cuerpos. Estos elementos se encuentran
organizados según su peso o posición natural. Así, si se encontraran en estado puro, se
organizarían a modo de esferas concéntricas, siendo la tierra el elemento central sobre el que
se situarían por orden, el agua, el aire y el fuego. Esta ordenación de los elementos permite
explicar los movimientos ascendentes y descendentes de
los cuerpos de la región sublunar de acuerdo a una
concepción finalista o teleológica, según la cual, cada
sustancia tiende a ocupar el lugar que le es natural.
Como el mundo está poblado de seres de diversas
convinaciones y mezclas de estos elementos, aquellos
seres que por su estructura elemental sean más ligeros
(mayor cantidad de aire o fuego) tenderán a ocupar una
posición superiór describiendo una trayectoria rectilinea
ascendente, mientras que aquellos cuerpos compuestos
por más proporción de tierra y agua describiran
movimientos descendentes de trayectoria rectilínea.
Ptolomeo, para explicar las variaciones de velocidad y dirección del movimiento de los
planetas, la Luna y el Sol encontró la solución, siguiendo a Hiparco de Nicea, en la combinación
de los movimientos producidos por la superposición de dos esferas , un movimiento a través de
una línea circular alrededor de la tirra (deferente), y otro, en un círculo más perqueño llamado
epiciclo, cuyo centro sería la defernte.
Epiciclo
Planeta
Planeta
Deferente
Retrogradación
Planeta
Este modelo descrito en la gran obra de Ptolomeo, El Almagesto, se impuso frente a otras
concepciones como la de Aristarco de Samos cuyas obsevaciones le llevaron a postular el Sol
como centro del universo. Probablemente, los motivos de que se adoptase el modelo
aristotélico-ptolemáico eran mas filosóficos que
empíricos, aunque también, prácticos. De un lado,
la idea de un universo de orden geométrico, cuyo
centro estático era la tierra y cuyas causas
estaban sistemáticamente expuestas y remitian,
en última instancia, a Dios como motor inmóvil y,
de otro, su buena capacidad predictiva fueron la
causa de su prevalencia. Tanto es así, que dicho
esquema permaneció casi inalterable unos 1400
años, si añadimos el modelo Aristotélico, unos
1800 años No obstante, este modelo no estuvo
exento de problemas pues su desarrollo obligó a
añadir progresivamente nuevos epiciclos y
deferentes, dando como resultado un sistema extraordinariamente complejo.
Por último, es necesario citar aquí las claves o presupuestos filosóficos que subyacen a este
primer modelo cosmológico:
En segundo lugar, los seres que pueblan la realidad poseen un dinamismo interno que
responde a su naturaleza. Cada ser tiende a desarrollarse y cumplir su finalidad y su lugar propio
dentro del conjunto, más allá de los movimientos que pueda realizar un cuerpo por fuerzas
externas que lo empujen aquí o allá, la razón última del dinamismo de los seres se encuentra en
su propia naturaleza, que les impulsa a cambiar.
La realidad es, además, cognoscible. El ser humano, desde su sola razón es capaz de penetrar
la estructura profunda que explica el funcionamiento causal del cosmos. Por ultimo, atendiendo
a esta capacidad exclusivamente humana por la que este orden se hace inteligible y, también a
la posición central de la tierra con respecto al resto de seres celestes, la perspectiva desde la
que se aborda el estudio de la realidad es antropocentrica. El universo entero parece hecho a la
medida del hombre, que puede, como observador desde una posición privilegiada comprender
su naturaleza.