Romero Gonzales

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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN, TURISMO Y PSICOLOGÍA

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

AUTOESTIMA Y RESILIENCIA EN ESTUDIANTES DE UNA


UNIVERSIDAD PRIVADA DE LIMA METROPOLITANA

PRESENTADA POR
JOSE LUIS ROMERO VELARDE
ANDREA CRISTINA GONZALEZ OSORIO

ASESOR
JOSÉ ORÉ MALDONADO

TESIS
PARA OPTAR EL TÍTULO PROFESIONAL DE LICENCIADO EN
PSICOLOGÍA

LIMA – PERÚ

2022
Reconocimiento - No comercial - Compartir igual
CC BY-NC-SA
El autor permite entremezclar, ajustar y construir a partir de esta obra con fines no comerciales,
siempre y cuando se reconozca la autoría y las nuevas creaciones estén bajo una licencia con los
mismos términos.

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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN, TURISMO Y PSICOLOGÍA

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

AUTOESTIMA Y RESILIENCIA EN ESTUDIANTES DE UNA


UNIVERSIDAD PRIVADA DE LIMA METROPOLITANA

TESIS PARA OPTAR

EL TITULO PROFESIONAL DE LICENCIADO EN PSICOLOGIA

PRESENTADO POR:

JOSE LUIS ROMERO VELARDE

ANDREA CRISTINA GONZALEZ OSORIO

ASESOR:

MG. JOSÉ ORÉ MALDONADO

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3121-0751

LIMA, PERÚ

2022
A mi familia, por su comprensión en mis largas ausencias.

ii
AGRADECIMIENTOS

Agradezco en primer lugar a mi alma mater, la Facultad de Ciencias de la

Comunicación, Turismo, y Psicología de la universidad San Martin de Porres, también

a mi asesor, el magister José Oré Maldonado quien nos brindó su total orientación y

apoyo para la realización del presente trabajo.

iii
Tabla de contenido

DEDICATORIA ............................................................................................................ ii

AGRADECIMIENTOS ................................................................................................ iii

ÍNDICE DE CONTENIDOS ........................................................................................ iv

ÍNDICE DE TABLAS ................................................................................................. vi

RESUMEN ................................................................................................................ vii

ABSTRACT .............................................................................................................. viii

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... ix

Capítulo I: Marco teórico

1.1. Bases teóricas ............................................................................................... 11


1.1.1. Autoestima .............................................................................................. 11

1.1.2. Resiliencia ............................................................................................... 19

1.2. Evidencias Empíricas .................................................................................... 28


1.3. Planteamiento del problema .......................................................................... 32
1.4. Objetivos de la investigación ......................................................................... 34
1.4.1. Objetivo General .................................................................................... 34

1.4.2. Objetivos Específicos ............................................................................. 34

1.5. Hipótesis de la investigación .............................................................................. 35


1.5.1. Hipótesis General.................................................................................... 35

1.5.2. Hipótesis Específicas ............................................................................. 35

Capítulo II: Método

2.1. Tipo y diseño de investigación ....................................................................... 38


2.2. Participantes .................................................................................................. 38
iv
2.3. Medición Bases teóricas ................................................................................ 38
2.3.1. Escala de Autoestima de Rosenberg (RSE) ........................................... 38

2.3.2. Escala de Resiliencia de Wagnild y Young (ER) ..................................... 38

2.4. Procedimiento ............................................................................................... 40


2.5. Aspectos éticos ............................................................................................. 40
2.6. Análisis de datos............................................................................................ 41

Capítulo III: Resultados

3.1. Análisis descriptivo ........................................................................................ 42


3.2. Análisis inferencial ......................................................................................... 43

Capítulo IV: Discusión

CONCLUSIONES..................................................................................................... 53

RECOMENDACIONES ............................................................................................ 54

REFERENCIAS ........................................................................................................ 55

ANEXOS .................................................................................................................. 78

v
ÍNDICE DE TABLAS

Tabla N°1 Definición operacional de la variable de Autoestima ............................... 36

Tabla N°2 Definición operacional de la variable de resiliencia ................................ 37

Tabla N°3 Resultados descriptivos de la Autoestima ............................................... 42

Tabla N°4 Resultados descriptivos de la Resiliencia ............................................... 42

Tabla N°5 Resultados de la relación entre la autoestima y la resiliencia ................ 43

Tabla N°6 Resultados de la relación entre la autoestima positiva y las dimensiones


de resiliencia ............................................................................................................ 44

Tabla N°7 Resultados de la relación entre la autoestima negativa y las dimensiones


de resiliencia ........................................................................................................... 44

vi
RESUMEN

El propósito del presente estudio fue establecer la relación entre la autoestima y la

resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana. La

muestra estuvo conformada por 200 (66.5 % de mujeres, 33.5 % hombres)

participantes, entre los 17 y 31 años quienes accedieron al estudio a partir de un

muestreo no probabilístico. El diseño del estudio fue de tipo descriptivo correlacional

simple. Los instrumentos utilizados fueron la escala de Autoestima de Rosenberg y la

escala de Resiliencia de Wagnild y Young. Los resultados indican que se encontró

relación significativa entre ambas variables. Se discute los resultados y sus

implicancias, además de las limitaciones y recomendaciones del estudio.

Palabras claves: autoestima, resiliencia, estudiantes universitarios.

vii
ABSTRACT

The purpose of the present study was to establish the relationship between

such and such variables. The sample consisted of 200 (66.5 % of women and 33.5%

of men) participants who accessed the study from a non-probabilistic sampling. The

age of the participants ranges from 17 to 31 years. The design of the study was simple

correlational type. The instruments used were the Rosenberg Self-esteem scale and

the Resilience scale of Wagnild and Young, the results indicate that a relationship was

found between. The results and their implications are discussed, as well as the

limitations and recommendations of the study.

Keywords: Self-esteem; Resilience; correlation; population

viii
INTRODUCCION

En los últimos años, se ha estudiado la influencia de diversas variables con

otras, con el fin de generar un óptimo crecimiento personal en los individuos. Esta

interacción se pone en manifiesto conforme las personas van creciendo y

evolucionando para poder, de alguna manera, satisfacer las demandas sociales,

sobre todo cuando los vínculos interpersonales van aumentando, y con ello también

las responsabilidades. Sin embargo, las dificultades que se presentan suelen

repercutir en aquellas personas que no poseen factores protectores que actúan

activamente en pro de su bienestar personal, afectándolos en ámbitos importantes de

la vida, como el personal, social, laboral y psicológico (Ayala & Brukmann, 2016).

El presente trabajo tiene como finalidad evaluar la asociación entre variables

de Autoestima y Resiliencia, y si estas, también pueden tener relación con sus áreas

y factores. Por todo lo expuesto, el estudio es de enfoque cuantitativo, estrategia

asociativa, y de diseño correlacional simple, que busca analizar la relación de

Autoestima y Resiliencia en estudiantes universitarios de una universidad privada de

Lima Metropolitana.

El trabajo se divide en cuatro capítulos. El primero, está conformado por las

bases teóricas de los conceptos de Autoestima y Resiliencia, asimismo, en este se

detallaron las evidencias empíricas, tanto nacionales como internacionales, además,

se plantearon los problemas, los objetivos e hipótesis de la investigación. En el

segundo capítulo, se detalla el tipo y diseño de la investigación, las características de

los participantes, la medición, el procedimiento y el análisis de los datos. Por otro

lado, el tercer capítulo, está conformado por las tablas que presentaron los datos

ix
obtenidos con el programa estadístico, los cuales dieron respuesta a los problemas y

objetivos planteados a lo largo del trabajo de investigación. Por último, el cuarto

capítulo detalla la discusión, donde se analizó, comparó e interpretó los resultados

obtenidos, utilizando lo dicho por distintos autores. Así mismo, se detallaron las

conclusiones obtenidas en el trabajo y se dieron algunas recomendaciones para los

próximos investigadores.

x
Capítulo I Marco Teórico

1.1 Bases Teóricas

1.1.1. Autoestima

Según Chávez (2017), la palabra autoestima proviene de dos prefijos, el

primero es griego: autos, que significa: por sí mismo y el segundo prefijo latino,

estimare que significa evaluar o valorar. Asimismo, Coopersmith (1981), postula la

existencia de cuatro fuentes de la autoestima: (a) la capacidad de incidir y de controlar

otros (energía); (b) la aceptación la atención, y el efecto de otros (significación); (c)

adherencia a los estándares morales éticos (virtud) y (d) los funcionamientos

acertados en las demandas de la reunión para el logro (capacidad).

Por su lado, Branden (1995), menciona que la baja autoestima suele generar

malestares emocionales como ansiedad y depresión, es decir, si el sujeto se siente

carente de eficacia, lo más probable es que entre en una insatisfacción personal. En

cuanto a Valles (1998), menciona que las concepciones que se tiene de la autoestima

de que esta es, innata, o que se hereda, son afirmaciones que carecen de veracidad,

y que se va aprendiendo de igual manera como otros comportamientos de acuerdo

con las experiencias personales.

Branden (1995), la autoestima se refiere al juicio personal que hace la persona

en donde se indica así mismo hasta que nivel se cree capaz e importante. Cava y

Musitu (2000), mencionan que los individuos se autoevalúan de manera saludable,

sin importar la cultura de donde provienen. La Biblioteca práctica de comunicación

(2002), postula que, el desarrollo de la autoestima se da de manera progresiva, es

decir, va evolucionando a lo largo de toda la vida, comenzando por la infancia, y luego

11
al transitar por las demás etapas del ciclo vital, además que la autovaloración positiva

es el punto de partida para que la persona goce de una vida autónoma.

Por otro lado, Mezerville (2004), presenta su teoría donde considera a la

autoestima bajo 2 dimensiones, la primera es una actitudinal inferida integrada,

formada por tres componentes: autoimagen, autovaloración y la autoconfianza; y una

dimensión conductual por otros tres componentes: autocontrol, autoafirmación

y autorrealización. Del mismo modo, García et al. (2006), clasificó a la autoestima en

dos tipos: autoestima baja o negativa, haciendo referencia a aquellos que no poseen

confianza sólida, ni seguridad y creatividad; por otro lado, está la autoestima alta o

positiva, que son todas aquellas personas con calidad de vida, dan a conocer su

personalidad y poseen actitud ganadora.

Adicionalmente, Martínez (2010), divide la autoestima en componentes tales

como: componente afectivo, componente conductual, y componente cognitivo.

Además, considera que la autoestima alta la posee aquel individuo con mayor

autonomía, actitudes positivas, responsabilidad y fortaleza a la crítica, sin embargo,

la baja autoestima se relaciona con aquella persona que evita responsabilidades

nuevas, tienden a estar tristes, preocupados. sentimientos de inferioridad y hasta

dificultades en las relaciones interpersonales (Biblioteca práctica de comunicación,

2002).

Según Rosenberg (1965), conceptualiza a la autoestima como la percepción

propia, ligada a ideales sociales y culturales, independientemente si esta es positiva

o negativa. Esta percepción está en función a las cualidades que tiene el sujeto de sí

mismo asociada a sus emociones y condiciones (Brinkman, Segure & Solar, 1989).

12
Es por ello que Rosenberg & Galiano (1973), la autoestima es aquella cualidad

que ayudan a las personas a que se puedan crecer emocionalmente. Para Arrasque

& Orellana (1994), es la autovaloración que viene ligado al sentimiento del auto

respeto, identidad, pertenencia, propósito y competencia, convirtiéndose en

experiencias que se transmiten al entorno por medio de conductas verbales y no

verbales.

Para Carpenito (1995) la autoestima es la autoevaluación que se realiza una persona

sobre sí misma”

Asimismo, Abud y Bojórquez (1997). Afirman que la autoestima se traduce en

actitudes positivas, que van de la mano con el sentimiento de dignidad, amor y de

realismo, logrando que la persona pueda vivir una vida con expectativas muy

aterrizadas. Según Bonet (1997), sostiene que la autoestima son las diversas

percepciones, sentimientos, pensamientos y tendencias conductuales direccionado a

nosotros mismos y a nuestra forma de ser y comportarnos. De tal manera, Eagly

(2005), la autoestima está orientado a establecer el auto concepto y autoafirmación.

Por otro lado, Oñate & García (2007), mencionan que la autoestima es el profundo

poder del hombre para llegar a ser el mismo.

Para Hernández (2013), la autoestima se desarrolla en función a las

experiencias, es decir, que, si el sujeto frecuenta a personas que no lo valoran en

distintos aspectos, el nivel de autoestima bajará, por ello la autoestima es la

combinación para entendernos y entender a las personas con las que interactuamos

(Arias & Chávez, 2016). Según Oñate (1989), el autoconcepto es el modo en cómo la

persona se describe o se da a conocer frente a otras y ante sí misma, el resultado es

la forma inconsciente de comprender el mundo, apoyándose en su autoestima.

13
Además, Mejía et al. (2011) sostienen que tanto el autoconcepto como la

autoestima ayudan a la construcción de marcos de referencia, favoreciendo la

interpretación propia de la realidad y de los eventos internos como las experiencias.

Según Muñoz et al. (2014), reportan que es fundamental que el autoconcepto

sea percibido de manera positiva, para que la autoestima se pueda encontrar a

niveles óptimos dentro del sujeto. Además, ello contribuye a que otras áreas se

muevan bajo esa misma dirección (físico, interacción social, y personalidad).

Peradotto (2005) indica que la autoestima un indicador para que el sujeto se

pueda desarrollar en diversos aspectos de la vida tales como: personal, familiar y

psicológico. Además, es un gran predictor para un futuro favorable en niños y jóvenes.

Válek, (2007), menciona que la autoestima no es un factor protector lineal, al

contrario, es muy fluctuante, porque va a depender de diversos factores como:

factores ambientales, sociales y culturales para que se pueda mantener o disminuir.

Nuñez (2012), plantea que la autoestima es el conjunto de verbalizaciones

emocionales que se va adquiriendo en función a las respuestas efectivas que se

muestran en el contexto, es decir, va a depender mucho de las conductas y actitudes

que pueda tener el sujeto pueda tener en sus relaciones interpersonales.

Calderón et al. (2014), conceptualiza que la autoestima es un sentimiento que

se va desarrollando por aspectos espirituales y mentales que ayuda a consolidar la

estructura de la personalidad de cada persona, y esta misma se va a poner en

manifiesto una vez en la etapa en donde haya más interacción social.

Gómez y Jiménez (2018) para tener una buena calidad de vida es necesaria

una buena autoestima.

Existen dos marcos teóricos importantes de la autoestima de los autores más

representativos de los últimos años. Según la teoría de Rosenberg (1957), entiende

14
a la autoestima como un único constructo que va ligado con el autoconcepto que el

sujeto hace de sí mismo, además hace la diferencia entre ambas variables

mencionando que la autoestima es una dimensión emocional y el autoconcepto

cognitivo (Branden,1995).

Por otro lado, la teoría de Coopersmith (1978), postula que la autoestima es la

valoración propia, y ayuda a que la persona se pueda sentir capaz y digna. Además,

la autoestima puede variar en distintas áreas como el sexo, edad y condiciones

definitorias de roles.

Para Sánchez et al. (2006) Las conductas promotoras de salud se encuentran

entre los ámbitos más importantes de la autoestima, siendo elemental su promoción

y mantenimiento de éstas, para obtener niveles adecuados de bienestar.

Sánchez (1999), menciona que, dentro del espectro de autoestima, existen 2

grandes de tipos: Autoestima colectiva, refiriéndose a de qué manera el sujeto se

siente parte de un grupo significativo, es decir, va más orientado a la interacción

social. El segundo tipo es la autoestima personal, donde se refleja la autovaloración,

sea positiva o negativa que tiene el sujeto de sí mismo

Otra teoría muy importante es la que realiza Abraham Maslow, en donde afirma

que la autoestima, está vinculada de manera muy directa con la autorrealización, por

la manera en cómo expresamos nuestras necesidades que se traduce en la

jerarquización de las mismas. (García, sf)

• Necesidades fisiológicas

• Necesidad de seguridad

• Necesidad de aceptación social

• Necesidad de reconocimiento

• Necesidad de autorrealización

15
Asimismo, Maslow (1968, citado por Pérez, 2019), añade que la madurez viene

acompañada del proceso de autorrealización, además que brinda un nivel adecuado

de salud y de satisfacción personal

Por otro lado, entre las teorías más importantes, es la que propone Coopersmith

en 1976 (Montesdeoca y Villamarín 2017), en donde estructura a la autoestima por

dimensiones.

• Dimensión personal: se refiere a la valoración propia del individuo, y que se

pone en manifiesto con la conducta dentro de su entorno social.

• Dimensión académica: es la autoevaluación en función a su desempeño dentro

de su institución educativa.

• Dimensión familiar: Es el juicio valorativo que realiza la persona en función a

la relación con su contexto inmediato, es decir, con sus familiares.

• Dimensión social: esta dimensión sea de las más importantes, porque está muy

vinculada a la autovaloración

Coopersmith en 1976, menciona que la autoestima se divide en niveles

(Válek,2007).

• Autoestima nivel alto: Son aquellas personas que se sienten bien consigo

mismos, poseen conductas habilidosas que se van traduciendo en el éxito en

ámbitos como el laboral y académico.

• Autoestima nivel medio: La autoestima depende de las reacciones propias y

de los demás, el reconocimiento de sus habilidades es moderado, pero sobre

todo son personas que le dan mucha importancia a la aceptación de los demás.

• Autoestima nivel bajo: Son personas que suelen tener una sensibilidad muy

marcada, que incluso podría colindar con trastornos como la depresión o

16
ansiedad. Además, no se retroalimentan del entorno y suelen aislarse en lugar

de hacerle frente a situaciones problema

Según Papalia et al. (2012), menciona que existen diversos factores que influyen

de manera directa en la autoestima.

• Actividades físicas: Muchas veces el hacer deporte ayuda al sujeto a

desconectarse de alguna problemática que pueda estar sucediendo en su vida,

estimulando así la capacidad de solución de problemas, y hasta de pedir ayuda

en caso lo necesite.

• Dinámica familiar: Las relaciones parentales son sumamente importante,

porque en ella se van formando las necesidades básicas y emocionales del

sujeto, y se va a ir consolidando con las respuestas de los padres ante esas

necesidades.

• Aspecto socioeconómico: Se ha demostrado que las demandas económicas

son sumamente importantes. Esos problemas muchas veces son entendidos

por los hijos, trayendo como consecuencia, sentimiento de culpabilidad,

depresión y ansiedad, trayendo como consecuencia que los niveles de

autoestima se vean perjudicados.

Por su parte Álvarez et al. (2007), afirman que la autoestima posee elementos

• Autoimagen: Es el proceso en donde uno es consciente de sus fortalezas y

debilidades, en base a ello se va desarrollando la aceptación orgánica, entre

el individuo y su aspecto corporal. Aquella persona que no se conoce

físicamente, y no obtiene una valoración a nivel general, lo más probable es

17
que caiga en sentimientos de inferioridad cuando se llegue a comparar con los

demás (Cifuentes, 2016).

• Autovaloración: La autovaloración está asociada al respeto propio, a la

validación de las propias capacidades, ayudando a que el sujeto se pueda dar

un lugar especial y único dentro del entorno. Evitando que su esencial personal

no se pierda o se contamine por la interacción con los demás.

• Autoconfianza: es el sentimiento de ser eficaz al momento de realizar alguna

tarea que genere dificultad. Una persona con autoconfianza, es segura, y

hasta tiene actitud independiente y autónoma.

A parte, (Páliz, 2017), afirma que la autoestima se estructura mediante 3

componentes, conductual: se refiere a la intención o disposición que tiene el sujeto

a la hora de enfrentar alguna situación adversa, ello ayudara a que la conducta

apropiada se pueda mantener en el tiempo. El segundo componente es el

cognitivo, en donde hace referencia a los pensamientos recurrentes que pueden

aparecer en momentos ya sea, de mucha tensión, o ante situaciones agradable,

pero el detalle está en el contenido de esos pensamientos, y cuál sería el efecto

que estos tienen sobre el estado del sujeto que lo mantiene en cierto equilibrio

(Camacho, 2002). El tercer componente es el afectivo: Éste es posiblemente de

los más importantes, porque hay en el interior fuertes cargas emocionales que se

traduce en el valor que la persona se hace así mismo, ya sea este sea positivo o

negativo, dando un lugar especial a sus actitudes propias, y a las repuestas de su

entorno (Camacho, 2017).

El presente estudio se basará bajo lo propuesto por Morris Rosenberg que

entiende a la autoestima bajo el enfoque sociocultural, porque el nivel de autoestima

18
depende de la percepción propia y de los valores que se desarrollan mediante la

socialización (Vázquez, Jiménez y Vázquez, 2004); dicho enfoque se divide en dos

dimensiones: autoestima positiva y autoestima negativa, puestos en la “Escala de

autoestima de Rosenberg”.

Según Huang & Dong (2012), esta escala es considerada como medición

bidimensional, es decir consta de 2 dimensiones: autoestima positiva, haciendo

referencia a la confianza que la persona posee de sí misma que va ligada a la

satisfacción personal, y una segunda dimensión: autoestima negativa, que se traduce

en el autodesprecio o devaluación personal.

Martin (1990), menciona que la autoestima es aceptarse, tener un buen

concepto de sí mismo, valorarse y respetarse en ocasiones necesarias. Además,

estos conceptos son llamados equivalentes.

1.1.2. Resiliencia

La palabra resiliencia proviene del latín “resilio” que significa volver atrás,

volver de un salto, resaltar, rebotar (Kotliarenco et al., 1997). Fue incorporado este

término a partir de los años 60 en las ciencias sociales describiéndose como la

capacidad de los individuos para desarrollarse psicológicamente exitosos y sanos,

pese a vivir en ámbitos de riesgo alto, familias multiproblemáticas, entornos de

pobreza, centros de internamiento, circunstancias de estrés prolongado, etcétera

(Uriarte, 2005).

Sin embargo, se introdujo en la psicología el concepto de resiliencia en 1982

en base a los estudios de E.E. Werner y R.S. época donde predominaba la idea de

vulnerabilidad. En 1955 E. Werner hizo seguimiento de 201 niños, procedentes de

contextos sociales y familiares muy humildes, y se pudo predecir un futuro

psicológico y social complemente desfavorable. Después de más de 2 décadas, se

19
develó que 72 de los 201 sujetos de riesgo tenían una vida normal y adaptativa,

resaltando que estas personas no tuvieron ninguna atención primaria. Estas autoras

los clasificaron como característica común de esas personas como “resiliencia”

(Uriarte, 2005).

En la segunda generación de investigación hace más hincapié en entender el

proceso que lleva a los individuos a superar adversidades; por ello, la resiliencia es

un proceso social, donde se desarrolla mediante la interacción, siendo el máximo

exponente de esa generación Rutter (Gil, 2010). También se destaca el trabajo de

Grotberg (1996) que señala que la resiliencia se divide en las fortalezas, apoyo social,

habilidades y una capacidad muy desarrollada de toma de decisiones ante situaciones

difíciles.

García (2016) destaca dos eventos en relación con la segunda variable, en el

año 1991 se realizó el primer seminario sobre Resiliencia y Lösel en 1992, logran

integrar la resiliencia en algunos programas, en donde la ponen en práctica. Desde

el aspecto teórico, se encuentra una fuente relevante de información sobre

resiliencia en los relatos de personas que superaron patógenos estresores, donde

apareció Víctor Frankl, uno de los más conocidos en 1998 (Becoña, 2006).

Por otra parte, se analizó la variable sexo, donde Fergusson & Lynskey (1996)

propusieron que una variable protectora determinante es pertenecer al género

femenino. Asimismo, Grotberg et al. (1998), mencionan que recién a partir de la

década de los 80, se denotaba más intereses en la investigación sobre resiliencia, y

que efecto tenía en las personas para que puedan salir airosas de duros desafíos.

Hay que enfatizar que, en nuestro medio, Salgado (2009) basado en diversas

investigaciones, dedujo que las personas resilientes tienen más conciencia de su

identidad, pueden tomar decisiones, son socialmente competentes, establecen

20
metas, satisfacen sus necesidades básicas formándose en individuos productivos,

felices y saludables. Según puntuaciones de una investigación, del total de 72

alumnos, un 41.7% reflejaba niveles muy bajos de resiliencia, un 37.5% poseía un

nivel bajo, un 13.9% presentó un nivel promedio, y sólo se reportó con un nivel

óptimo y adecuado, el 6.9%.

Estos datos que se pudieron obtener, encajan con el aporte realizado por

Acosta (2017), donde se reportaba que el 24.2% tenía un nivel bajo de resiliencia y

el 103% de toda la población, demostraba un nivel adecuado, es importante recalcar

que los adolescentes de ciertas instituciones educativas estatales de Lima, se

ubican en zonas alejadas y hasta vulnerables, donde el nivel de resiliencia es por

debajo del promedio.

Según los autores Wagnild & Young (1993), mencionan que la resiliencia es

parte de la personalidad del individuo que disminuye los efectos generados por el

estrés y ayuda a un mejor afronte; del mismo modo, hacen mención como cualidad

que nos brinda fuerza emocional, así como el poder reestructurarse, y adaptarse a

nuevas cosas que puedan presentarse en determinada etapa de la vida, al ser

resilientes también fortalecemos nuestro yo de manera positiva.

De acuerdo con Rutter (2000), la persona que posee resiliencia tiene la

capacidad de contrarrestar y neutralizar lo que pueda ocasionar algún suceso

traumático. Además, la resiliencia ocasiona que la persona sea más saludable,

flexible, posea la capacidad de afrontar lo que suceda de manera óptima y favorable,

brindando empatía, buena proyección hacia el futuro, y una adecuada organización

en la vida (Friborg et al.,2003).

De la misma manera, Fergus & Zimmerman (2005) lo define como la

comunicación existente entre las personas con su medio ambiente que encara de

21
manera adaptativa eventos críticos que normalmente corren algún tipo de riesgo y

llegan a afectar a los demás; considerando también que la Resiliencia se va

formando de acuerdo con lo que va necesitando al paso de su vida.

Algunos autores opinan, explica Becoña (2006), que la resiliencia es descrita

mejor desde un patrón, siendo más adecuado decir “presenta un patrón resiliente”,

o “tiene características resilientes”, porque las conductas y patrones de vida pueden

variar a lo largo del tiempo y de las etapas de la vida.

La resiliencia se considera como una capacidad de sobreponerse, adaptarse y

recuperarse de forma exitosa ante las adversidades, ello involucra desarrollar una

competencia vocacional, académica y social, a pesar de estar frente a un estrés

elevado o percibir las tensiones habituales relacionados a los requerimientos

actuales (Henderson et al. 2003)

Peña, N. (2009) concluye que la resiliencia es una capacidad universal humana

que se presenta cuando alguien puede estar frente a ciertas adversidades, lo que

posibilita afrontarlos de manera efectiva y a partir de ellos salir transformado

positivamente. Considerándose una interacción reciproca entre las influencias del

individuo y el ambiente, mediante la transformación constructiva que conduce a un

desarrollo sano y productivo.

Se define la resiliencia como la capacidad que conlleva la mezcla y/o

interacción entre lo social, cultural y ambiente familiar (externos) y atributos del

individuo (internos) que facilita a poder supera la adversidad y el riesgo de una

manera constructiva (González Arratia, 2014)

Este concepto tiene similitud con dos términos principalmente, por lo que es

pertinente hacer la diferenciación. La resiliencia según Alarcón (2009) es la

capacidad para hacer frente y resistir sucesos negativos que actúan como factores

22
de riesgo que desestabilizan el comportamiento, superando la adversidad por medio

de recursos sociales y personales que obran como factores de protección.

Invulnerabilidad: hace referencia a que no hay ningún padecimiento que posea la

persona, tratándose como una resistencia total que permanece intacto; y en cuanto

la resiliencia se habla sobre la capacidad de la persona para sobreponerse a los

problemas. (Kotliarenco et al., 1997). A diferencia de la invulnerabilidad, la resiliencia

no es duradera en las personas, puede variar, referente al sexo, edad o situación

económica. (Rutter, 1993).

Se comprende a la invulnerabilidad como un recurso firme de la persona que

capacita a responder inmediatamente frente a las dificultades. En cambio, la

resiliencia consiste en una característica dinámica, que se mantiene en la dialéctica

persona-situación. (Uriarte, 2005). Y competencia: Según Luthar (1993), una de las

características más significativas de individuos resilientes en base a la competencia

social, que faculta de interactuar de forma eficaz y positiva en entornos distintos.

Se puede confundir la competencia social con resiliencia, debido a que las

habilidades de enfrentamiento están consideradas dentro este. No suele ser siempre

así ya que una persona puede manifestar sus competencias en alguna dificultad

social y al mismo tiempo ser vulnerable frente a un problema psicológico o físico

(Kotliarenco et al., 1997). Por otro lado, refiriéndonos a la competencia en

habilidades cognitivas permite estimar sucesos de modo que posibiliten un

afrontamiento eficaz, también están comprendidos en los procesos de cautela ante

percances y en caso contrario, en la continuidad de múltiples trastornos mentales,

en los que algunos llaman sensibilidad psicológica (Price y Lento, 2001).

Se ha optado por dejar de considerar a la resiliencia como algo estable y

absoluto, para ser ahora considerada como relativo que va a depender del equilibrio

23
dinámico entre componentes sociales, familiares y personales, al igual que los

momentos del ciclo vital (Villalba, 2004). Así es que se inicia en presentar como

estado a la resiliencia y no como una condición de ser del individuo (Kotliarenco,

1998 citado por Torres, 2002)

Según Fraga, G. (2016) existen dos características en la resiliencia: el primero

como la capacidad de protegerse de una situación adversa y el segundo como la

capacidad de originar una conducta positiva a pesar de la experiencia adversa. El

entorno con el que pueda contar una persona en su niñez será un aspecto muy

importante, aunque vale aclarar que no será algo determinante, ya que otros factores

también influirían dentro de este proceso.

Gómez y Jiménez (2018) señala que una de las fuentes más importantes de la

resiliencia son las emociones positivas, lo que quiere decir que se asocia como un

factor principal de la misma.

Existen tres marcos teóricos importantes de la Resiliencia. Según los autores

Wagnild & Young (1993), postulan que, en la teoría del Rasgo de Personalidad,

estiman este concepto como característica de adaptación para afrontar las

consecuencias del estrés; además reportan que las personas pueden enfrentar a los

desafíos de la vida, y dificultades, pudiendo salir airosos sin que su salud mental se

pueda mermar, va a depender mucho de que las personas puedan incrementar su

bagaje de conductas, técnicas y estrategias.

Consideran los esposos Wolin (1993) que no hay solamente resiliencia en

singular, también existiría resiliencia en plural que van identificando 7 de ellas:

independencia, capacidad de relacionarse, humor, introspección, moralidad e

iniciativa. Asimismo, Munist et al. (1998) reconoce como cualidades resilientes de

24
niños y adolescentes: sentido del humor, la autonomía, el sentido de propósito y de

futuro, y la competencia social.

Siendo la segunda teoría, descrita por Morales & Diaz (2011) desde la

psicología positiva, los rasgos positivos, que hacen que al individuo superar los

desafíos de la vida, centrándose en las virtudes y fortalezas internas de cada

individuo que le permite salir adelante ante las adversidades.

Y la tercera, la teoría del desarrollo explicada a través de Grotberg (1995) en

su modelo descriptivo, una de las premisas de la resiliencia como dinámica por no

ser de capacidad fija significando que lo podemos potenciar y reforzar.

García y Domínguez (2013) afirman que la resiliencia se amplía hacia dos

aspectos. A primera vista, se empieza a tomar en cuenta la noción de proceso,

conllevando una interacción dinámica e incluyendo en ella factores de riesgo. Y, por

otro lado, se va considerando el aspecto adaptativo, que busca la manera de

promover la resiliencia de la forma más eficaz posible a partir de programas sociales.

García Secades et al. (2014). Para tener más oportunidades de mantener la

homeostasis psicológica, así como la readaptación de los niveles de funcionamiento

es necesario un buen nivel de resiliencia.

Cogollo et al. (2015) Es multifactorial el desarrollo de la resiliencia e involucra

factores tanto a las experiencias vitales experimentales, la personalidad, así como

como las personas que se encuentran enfrentando una discapacidad física.

Fraga (2015) Se considera necesario el malestar psicológico en el individuo en

su desarrollo para que, en el transcurso como proceso dinámico, llegue a la

adaptación. Esto resulta el pilar fundamental ya que se llega a la resiliencia por el

desarrollo y porque se logra la superación.

25
En la resiliencia, la adolescencia esta etapa de la vida es considerado muy

importante, debido que procede como un ajuste constante de la vida entre las

orientaciones hacia alguna meta positiva y los cambios internos (Sibalde et al., 2020)

Basándonos principalmente en el enfoque de Wagnild & Young (1993) afirman

que la resiliencia es el atributo positivo que tienen las personas que permite aumentar

el nivel de adaptación. Según Gómez (2019) la resiliencia se conforma en dos

componentes: conocidos como Competencia personal y Aceptación de Uno mismo. A

partir de ello se desprenden 5 dimensiones de la resiliencia.

Wagnild & Young (1993) describen las dimensiones, la primera llamada:

Ecuanimidad, connota una habilidad amplia de experiencia sin juzgar lo sucedido,

tomando las cosas con tranquilidad. La segunda: conocida como Sentirse bien,

caracterizada por entender de que la vida de cada persona es única, donde hay

algunas experiencias que deben enfrentarse solo, así como el sentido de libertad. La

tercera denominada confianza en sí mismo: caracterizado por la creencia de

nuestras propias capacidades y uno mismo, reconociendo también las propias

limitaciones. La cuarta es perseverancia refiriéndose a un fuerte deseo de logro y

luchar continuamente para construir la vida que se desea, practicando la

autodisciplina a pesar del desaliento. Y por último la denominada satisfacción

personal: comprender que la vida tiene un significado diferente para cada uno.

Por otro lado, para Poletti & Dobbs (2002), es imprescindible distinguir dos

elementos de la resiliencia. El primero es la resistencia a lo negativo, la capacidad

para cuidarnos ante fuertes adversidades; y el segundo la capacidad de construir,

una vida íntegra a pesar de las circunstancias desfavorables.

Las diferentes acciones en salud pública se vuelven complementaria en la

promoción de la resiliencia; se hace hincapié en las posibilidades que pueda tener

26
cada partícipe en sobrepasar las dificultades, a lo largo de las etapas de la vida. Se

reflejado en todas las dimensiones del desarrollo humano como éste es potenciado

por la resiliencia (Ospina, Jaramillo y Uribe, 2005) La resiliencia desde esta

perspectiva está focalizada en un modelo de promoción, que no solo previene y

evita, sino que se busca maximizar las potencialidades de aquellas personas que se

consideren o encuentran en riesgo. Por lo que se relaciona la Resiliencia con un

modelo epidemiológico de la salud (García & Domínguez, 2013). Concluyeron estos

investigadores que la resiliencia se establece y es considerado como un bien común

y que para mayoría de los involucrados es necesario el compromiso con su aporte,

con el fin del desarrollo comunitario e individual de la resiliencia en la promoción de

la salud mental (Hurley et. al., 2017)

D'Alessio, L. (2011). La neurociencia tiene de referencia a la resiliencia como

pertenencia de los sistemas biológicos, la cual se va desarrollándose en los distintos

sistemas del organismo, posibilitando la adaptación y manteniendo así, su

homeostasis biológica principal. Cuando el organismo se ve alterado por algún factor

estresante, la resiliencia permite que regrese a un estado anterior, de manera que

continua su funcionamiento a nivel fisiológico y así logra la adaptación.

Se comienza a estudiar resiliencia en la actualidad desde un enfoque

multidisciplinario, estimado como un concepto psicológico (características

individuales) así como un concepto sociocultural (comunidad y familia). En otras

palabras, es un concepto psicosocial (PROMUDEH, 2001)

Zukerfeld y Zukerfeld (2011), plantearon acerca del desarrollo de la resiliencia,

y su relación con el psicoanálisis que consiste en un proceso de transformación

subjetiva. Desarrollan la relación existente entre vulnerabilidad, adversidad, y

potencial transformado. Este último, se activa por significativos vínculos, o debido a

27
la metamorfosis subjetiva resultante de la activación de un potencial que actúa con

la plasticidad requerida para la creación de nuevas condiciones psíquicas (proceso

terciario) que capte y transformen el efecto traumático.

Griffa (2013), se afirma que el nacimiento del Yo está fuertemente relacionado

en la teoría de la resiliencia. Donde se expresa, que la capacidad de resiliencia en

el sujeto va a depender de la debilidad o fortaleza del yo. Refiere a que el Yo sería

la representación del carácter, pero también sería el afectado por la circunstancia

adversa.

1.2. Evidencias Empíricas

Por otro lado, son diversas las investigaciones que reflejan la relación entre

autoestima y la resiliencia. Esto ha sido demostrado en adolescentes de centros de

atención residencial de índole religioso de Lima (Cárdenas, 2018); en adolescentes

de una institución educativa estatal en San Juan de Miraflores (Calle & Ramos,

2021); en adolescentes de una institución educativa de Otuzco (Pereda, 2016); en

estudiantes de nivel secundaria de una institución educativa del distrito de La

esperanza, Trujillo (Jiménez & Redagunda, 2018) y estudiantes de una institución

educativa estatal en Huancavelica (Barbaros & Dueñas, 2020).

Dew y Scott (2002) muestran en sus estudios que adolescentes que alcanzan

un grado alto de satisfacción, denotan un grado elevado de autoestima y disponen

de un alto control de los sucesos vitales.

Por su parte la investigación realizada por Gonzales- Arattia (2016), tuvo

como finalidad evaluar la relación entre autoestima, optimismo y resiliencia, en niños

en situación de pobreza en México, el cual se tuvo como resultado que la variable

autoestima y optimismo influyen en la resiliencia, de las cuales el optimismo influye

mucho más que la variable autoestima. A parte, Noriega et al. (2020), mencionan

28
que la autoestima, motivación y resiliencia son agentes que influyen directamente

en el rendimiento académico de los jóvenes estudiantes, es decir, que va a depender

del desempeño del estudiante para que los niveles de autoestima, resiliencia y

motivación sean los más adecuados.

Entretanto, Kocatürk, M. y Çiçek, İ. (2021) sostienen mediante su

investigación en estudiantes universitarios que, las experiencias positivas predicen

de manera significativa la autoestima y la resiliencia; además, en algunos casos

puede afectar ambos constructos durante el proceso psicosocial y el desarrollo de

la estructura de la personalidad, y la etapa adulta. Estos resultados recomiendan

enfocarse en aspectos positivos tanto como los negativos para aportar a la

autoestima y la resiliencia.

Entretanto, Morales y González (2014), mediante su investigación reportan

que existe correlación entre la autoestima y resiliencia con el bienestar psicológico,

así como también entre autoestima y resiliencia, sin embargo, estas variables no se

correlacionan con el rendimiento dentro del ámbito académico del estudiante. Canto

y Castro (2004), mediante su estudio en adultos mayores, se demostró que los

niveles bajos de autoestima, no sólo afectaría la resiliencia, sino que además el

sujeto caería en conductas depresivas, y ansiosas tales como, sentimientos de

inferioridad, pensamientos negativos e irracionales, conductas de aisladas y hasta

de suicidas. Sin embargo, se ha demostrado que la baja autoestima y la depresión

tienen una correlación más directa que con la ansiedad.

Adicionalmente, la resiliencia y la autoestima se encuentran entre los

principales factores del éxito de los estudiantes en las escuelas urbanas (Fallon,

2010). Además, Pizarro (2017), describe que la autoestima y la resiliencia son

factores influyentes dentro de la vida académica de estudiantes preuniversitarios de

29
una universidad nacional del Perú; donde la autoestima lleva al estudiante a la

búsqueda de una adecuada calidad académica, se enfrenta a estresores y

situaciones complejas cargadas de presión, y promueve que la resiliencia estimule

la perseverancia. Al mismo tiempo, se formula en otra investigación la importancia

de los procesos personales y la valoración de sí mismo en la resiliencia, como

capacidad para sobrellevar los percances y conseguir nuestros objetivos (Pizarro,

2017).

Por otro lado, se afirma que en la medida que la persona perciba mayores

respuestas positivas, aumentara su nivel de autoestima, comprobando el efecto de

las experiencias afectivas sobre la autoestima y a la vez predice una adecuada

resiliencia (Fredrickson, 2009; Villegas, 2012). Entre tanto, la autoestima y la

resiliencia son factores protectores ante el estrés muy intenso (Soler, 2018).

Además, otro estudio demuestra que la autoestima y la resiliencia son

factores asociados con salud mental, y autocuidado psicológico en estudiantes

universitarios del norte de Tailandia (Auttama et al., 2021). Asimismo, la autoestima,

la resiliencia y el optimismo aprendido influyen significativamente en la salud mental

de estudiantes universitarios de la India (Chamuah, 2019). También se revela el

papel mediador de la autoestima entre el optimismo y la resiliencia sobre síntomas

depresivos en estudiantes universitarios de Turquía (Kapıkıran & Acun-Kapıkıran,

2016). Por último, los reportes indican que la autoestima alta y la resiliencia alta son

amortiguadores que protegen a estudiantes universitarios de experimentar

depresión y desarrollar un comportamiento suicida (Wang, 2013).

En relación con las diferencias según sexo; Rojas (2007), menciona que los

niveles de autoestima más bajos corresponden en su mayoría a las mujeres, puesto

que presentan actitudes auto evaluativas, incluyendo el aspecto físico más que los

30
hombres; propicia en ellas, una menor autoestima. Sin embargo, la autoestima de

los varones no sopesa en aspectos personales, sino en su entorno diario, como

amistades, dinero y bienes materiales de cualquier índole. Por otra parte, en el

estudio de Peña, N. (2009) infiere que las niñas poseen una competencia social un

poco más alta que los niños, debido a que presentan cualidades como expresar sus

pensamientos y emociones lo que permite que sean más asertivas y empáticas en

su interacción con otras personas, por lo que conlleva a lograr sus objetivos y de

manera más efectiva la solución de conflictos. Por consiguiente, pueden ser más

resilientes que los varones en ciertos momentos de dificultad, principalmente cuando

la dificultad se relaciona a un tipo de discrepancia interpersonal. No se restringe al

sector de la población adolescencia en el campo de acción de la resiliencia, si no

también es posible estudiarla en población adulta (O’Leary, 1998; González Arratia

y Valdez, 2014)

Con respecto a la segunda variable, el sexo masculino tiene menores

posibilidades de ser resiliente en un 67% que el sexo femenino (García, 2016),

siendo en este último una variable protectora (Fergusson & Lynskey, 1996). Así

mismo, García (2016) descubrió que en los adolescentes aumentan en 1.4 veces

las posibilidades de resiliencia según se hacen mayores, esto se debe a la

maduración y al mismo tiempo a las situaciones de cómo enfrentar retos nuevos,

propios de la resiliencia.

Se ha demostrado que la autoestima también tiene correlación con otras

variables importantes que intervienen en el ambiente académico, como la

creatividad, y ello se ve reflejado mediante la investigación de Núñez (2012), en

donde su trabajo de investigación mostraba el interés en dar a conocer la influencia

31
de la creatividad en la autoestima en docentes de Junín, en donde se obtuvo como

resultado que ambas variables no influían entre sí.

González-Arratia et al. (2013), decidieron realizar una investigación referente

a la autoestima en jóvenes universitarios, quienes eran estudiantes de psicología,

en donde se obtuvo como resultado la necesidad de que los jóvenes reciban

orientación y asesoría orientados al crecimiento personal.

Mediante lo investigado por Montt y Ulloa (1996), mencionan que la ante la

presencia de una baja autoestima, cabe la posibilidad de que el sujeto sufra de

trastornos psicológicos, específicamente dentro de la autoestima social, que es la

que se encarga de la interacción y respuestas del medio ante las conductas propias

del sujeto.

1.3. Planteamiento del Problema

La educación superior debería centrarse en el desarrollo afectivo para que los

estudiantes se puedan enfrentar a las adversidades, no solo académicas, sino

también socioemocionales (Ayala & Bruckmann, 2016). En la etapa universitaria

suscitan una serie de cambios que hace que los jóvenes sean más independientes,

afronten dificultades económicas, familiares, académicas, etcétera (Beck, 2003;

Eisenberg, 2007; Kapikiran, 2016).

Es por ello que, en la actualidad, muchos de los estudiantes no contemplan la

idea de superar grandes adversidades, tienen sentimientos de inferioridad e incluso

desmotivación, que se traduce en su desempeño académico (Sánchez, 2016); como

también se evidencian problemas de adaptación, financieros, relaciones familiares

y antecedentes de enfermedades mentales (Auttama et al., 2021).

La Organización Panamericana de Salud (OPS, 2015), identificó que en

América Latina más del 50% de estudiantes de educación secundaria evidencian

32
niveles bajos de autoestima, que posteriormente puede generar problemas

de salud mental como la depresión y ansiedad. Del mismo modo, la Organización

de las Naciones Unidas ONU (ONU, 2009), menciona que una de las crisis que más

repercute a las familias, es la pobreza y la economía; la cual afecta los niveles de

resiliencia, posiblemente también en los universitarios.

A nivel nacional, según Encuesta Demográfica y de Salud (ENDES, 2016),

reporta que una de cada cuatro personas entre 7 y 17 años tiene baja autoestima.

Asimismo, Palacios (2015), menciona que el 53.9% de estudiantes de nivel

secundario una autoestima media y el 10.3% una autoestima baja, lo cual pueden

incrementarse cuando cursen estudios universitarios. Cabe mencionar que, la

autoestima y resiliencia han sido analizados con mayor seguimiento en niveles

educativos primarios y secundarios, y poco en los niveles superiores (Pizarro, 2017),

sobre todo en el Perú (Chiroque, 2012). Entre tanto, es oportuno investigar sobre la

relación de ambos constructos en universitarios.

De acuerdo con la búsqueda realizada por los autores de esta tesis en el

Registro Nacional de Trabajos de Investigación (RENATI) existen 15 tesis acerca de

Autoestima y Resiliencia en los últimos 6 años. En relación con la autoestima la

asocian con variables como identidad profesional (Valero, 2020), ansiedad

(Martinez,2020), acoso escolar (Madueño,2019), habilidades sociales (Silva,2017)

dependencia emocional (Camaiora, 2018) y funcionamiento familiar (Lozano,2017).

En cuanto a resiliencia sucede lo mismo, se asocia con variables de estrés

académico (Tirado, 2017), adaptación cultural (Pineda,2020), distrés emocional

(Tejada, 2019), sin embargo, cabe resaltar que la relación entre ambos constructos

es escasa en población universitaria.

33
Con respecto a ambas variables, se encontraron diversas investigaciones

internacionales; la autoestima se relaciona y predice la resiliencia en mujeres

inmigrantes coreanas (Lee et al., 2008 & Wang., 2013). Además, otros estudios

mostraron que la autoestima y la resiliencia son uno de los factores que previenen

los problemas de salud mental en adolescentes (Auttama et al., 2021). Por otra

parte, desde investigaciones nacionales Arias y Poma (2018), encuentran

asociación entre autoestima y resiliencia en estudiantes adolescentes de una

Institución educativa de un Asentamiento humano de Lima Metropolitana (Ibáñez,

2018). Según Peña (2018), la autoestima tiene repercusiones en la aprobación o

desaprobación personal e interpersonal. Además, la resiliencia se relaciona con la

autogestión personal y social (García & Domínguez, 2013), y de salir victorioso de

las adversidades (García et al., 2016); por lo tanto, el presente estudio tiene como

objetivo conocer si existe o no una relación entre la autoestima y resiliencia en

estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana.

1.4. Objetivos de la Investigación

1.4.1 Objetivo General

• Determinar la relación entre la autoestima y la resiliencia en estudiantes de

una universidad privada de Lima Metropolitana.

1.4.2 Objetivos Específicos

• Describir la autoestima en estudiantes de una universidad privada de Lima

Metropolitana.

• Describir la resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima

Metropolitana.

• Determinar la relación entre autoestima positiva y las dimensiones de

resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana.

34
• Determinar la relación entre la autoestima negativa y las dimensiones de

resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana.

1.5. Hipótesis de Investigación

1.5.1 Hipótesis General

• Existe una relación significativa entre autoestima y la resiliencia en

estudiantes universitarios de una universidad privada de Lima Metropolitana.

1.5.2 Hipótesis Especificas

• Existe una relación significativa entre autoestima positiva y las dimensiones

de resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima

Metropolitana.

• Existe una relación significativa entre la autoestima negativa y las

dimensiones de la resiliencia en estudiantes de una universidad privada de

Lima Metropolitana.

35
Tabla 1

Definición operacional de la variable de autoestima

Definición Escala de Escala


Variable Definición conceptual Dimensiones
operacional medición interpretativa

La autoestima como la De 1 al 5:
percepción propia, ligada
Autoestima
a ideales sociales y
La autoestima se • Autoestima positiva.
culturales,
medirá con el positiva
independientemente si
Autoestima Inventario de • Autoestima Intervalo De 6 al 10:
esta es positiva o
Autoestima de negativa
negativa, (Rosenberg, Autoestima
Rosenberg.
1965) negativa.

Nota: Esta tabla muestra las características principales de la primera variable.

Tabla 2
36
Definición operacional de la variable de resiliencia

Definición Escala de Escala


Variable Definición Conceptual Dimensiones
operacional medición interpretativa

• Ecuanimidad Todos los ítems


La resiliencia como parte
• Sentirse bien solo son calificados
de la personalidad del La resiliencia se
• Confianza en sí positivamente. El
individuo que disminuye medirá con la
mismo rango de puntaje
Resiliencia los efectos generados por Escala de Intervalo
• Perseverancia es entre 25 y 175
el estrés y ayuda a un Resiliencia de
• Satisfacción puntos. Mayor
mejor afronte (Wagnild y Wagnild y Young
Personal puntaje se estima
Young, 1993)
mayor resiliencia.

37
Capítulo II Método

2.1 Tipo y Diseño de la Investigación

El presente estudio es de enfoque cuantitativo, estrategia asociativa y de

corte transversal. Su diseño es descriptivo y correlacional, puesto que busca

conocer la relación entre la autoestima y las dimensiones de la resiliencia en

universitarios (Ato et al., 2013).

2.2 Participantes

Los participantes fueron 200 estudiantes universitarios, con el rango de

edades entre 17 a 24 años de los cuales son 33.5% hombres y 66.5% mujeres.

Se utilizó un muestreo no probabilístico de tipo accidental (León y Montero,

2011). En cuanto a las carreras que estudiaron los participantes, se dividen en

comunicaciones (32.5%), turismo (35.5%) y psicología (32%). Los ciclos que

cursaban I al III (39.5%), IV al VI (20.5%), VII al VIII (32.5%) y IX al X (7.5%).

Asimismo, el 79.5% viven en Lima, el 14% viven en provincia, y 6.5% vienen del

extranjero. El 17.5% de los estudiantes trabajaban y estudiaban, y 82.5% solo

estudiaba. Cabe mencionar que los participantes se encontraban cursando del

semestre 2019-I.

En cuanto a los criterios de exclusión del estudio; no se consideraron a

estudiantes con trastornos sensoriales severos y/o discapacidad intelectual.

2.3 Medición

2.3.1 Escala de Autoestima de Rosenberg (RSE)

38
Rosenberg Self-Esteem Scale, elaborado por Morris Rosenberg en 1965,

en la versión peruana de Ventura - León et al. (2018). El instrumento consta de

10 ítems, distribuidos en puntajes del 1 al 4 (1= muy de acuerdo, 2 = de acuerdo,

3 = en desacuerdo y 4 = totalmente en desacuerdo), dividiéndose en 2

dimensiones, autoestima positiva y autoestima negativa. La aplicación se realiza

a adolescentes, adultos y a personas mayores. El puntaje total oscila entre 10 y

40, y para su corrección deben invertirse las puntuaciones de los ítems

enunciados negativamente (3,5,8,9,10) y luego sumarse todos los ítems. En

cuanto a la confiabilidad, se evaluó la consistencia interna a través del alfa de

Cronbach que fue de 0.86 indicando un nivel bueno. Se realizó la evidencia de

validez a través del análisis factorial confirmatoria encontrando la reducción del

ítem 8 que pertenece a la dimensión de autoestima positiva (Ventura- León et

al., 2018). En el presente estudio se obtuvo un alfa de Cronbach de .80, la

dimensión de autoestima positiva obtuvo una puntuación de .81, y autoestima

negativa de .75, siendo adecuado y aceptable.

2.3.2 Escala de Resiliencia de Wagnild y Young (ER)

La escala de Resiliencia construida por Wagnild & Young (1993) y versión

peruana Novella (2002) para adolescentes y adultos. El instrumento está

constituido por 25 ítems, se puntúan en escala tipo Likert de 7 puntos, donde 1

es desacuerdo y un máximo de acuerdo es 7; se distribuye en cinco dimensiones

Ecuanimidad, Sentirse bien solo, Confianza en sí mismo, Perseverancia, y

Satisfacción Personal. Su interpretación se indica con el grado de conformidad

con el ítem; y a todos los que son calificados positivamente de entre 25 a 175,

los más altos puntajes serán indicadores de mayor resiliencia. Wagnild y Young

39
(1993) hablaron la consistencia interna de esta escala, a través del alpha de

Cronbach, encontrando un valor de 0.94 para toda la escala y de 9.9 para el

factor I de competencia personal y de 0.8 para el factor II de aceptación de sí

mismo y de su vida (Jaramillo, et al.,2005). En el presente estudio se obtuvo un

alfa de Cronbach de 070, siendo los resultados de las dimensiones en

Satisfacción personal de .54, ecuanimidad .36, sentirse bien solo .48, confianza

en sí mismo .47 y perseverancia de .55.

2.4 Procedimiento

Para recolectar la información se envió una carta formal hacia la institución

educativa superior solicitando la autorización para aplicar las pruebas a los

alumnos de I ciclo a X ciclo dentro de sus instalaciones. Luego, el consentimiento

informado se realizó con el fin de que los participantes estén al tanto de que los

test son meramente para la investigación, además de que cumplen los criterios

de confidencialidad.

2.5 Aspectos Éticos

La siguiente investigación cumplirá con los principios generales del código

de ética se pedirá a las autoridades de la Universidad San Martin de Porres

(2015), explicando con detalle los objetivos, además la información obtenida por

parte de los evaluados será confidencial y sus datos personales se mantendrán

en anonimato, así mismo se le hizo llegar la carta donde se solicitaba el permiso

para realizar la aplicación de las pruebas, una vez confirmado ello, se llegó a

concretar

2.6 Análisis de Datos

40
El procesamiento de datos se elaboró con el programa IBM SPSS versión

24.0. En una primera etapa se realizó el análisis descriptivo (media, desviación

estándar, puntaje mínimo, y puntaje máximo). En la segunda etapa se utilizó la

prueba de Kolmogorov – Smirnoff para determinar la homogeneidad de los datos

(Anexo 1). Según los resultados se confirmó el uso de estadísticos no

paramétricos, lo cual permitió determinar la relación de la autoestima y resiliencia

con el estadístico de Spearman.

41
Capítulo III Resultados

3.1 Análisis descriptivo

A continuación, se reportan los resultados descriptivos de la variable

autoestima.

Tabla 3

Resultados descriptivos de la autoestima

Desviación
Variables Media Mínimo Máximo
estándar

Autoestima
8.9 3.07 5.0 26.0
positiva

Autoestima
8.8 2.75 4.0 22
negativa

Nota: Se encuentra similares puntuaciones promedios en la autoestima positiva

y negativa.

Posteriormente se observan los resultados descriptivos de la variable

resiliencia.

Tabla 4

Resultados descriptivos de la resiliencia

42
Desviación
Dimensiones Media Mínimo Máximo
estándar

Satisfacción
21.9 3.21 9.0 28.0
personal

Ecuanimidad 17.5 3.09 8.0 26.0

Sentirse bien
16.3 2.64 9.0 21.0
solo

Confianza en
38.5 7.62 25.0 117.0
sí mismo

Perseverancia 34.9 4.43 23.0 47.0

Nota: Se observa una mayor puntuación promedio en la dimensión de

confianza en sí mismo, seguida de perseverancia en estudiantes universitarios.

3.2 Análisis inferencial

A continuación, se responde al objetivo general de la investigación

Tabla 5

Resultados de la relación entre la autoestima y la resiliencia

Variables Resiliencia

Autoestima positiva .441**

Autoestima negativa -.323**

Existe una relación positiva, moderada y significativa entre la autoestima

y la resiliencia (r=.434**). Por otro lado, se encuentra una relación negativa,

moderada y significativa entre autoestima y resiliencia (r=-.323**). Ello se explica

43
que, a mayor autoestima positiva, mayores serán los niveles de resiliencia, y a

mayor autoestima negativa, habrá menor conducta de resiliencia.

Así mismo se observa los resultados de los objetivos específicos, respecto

a la relación entre la autoestima positiva y las dimensiones de la resiliencia

(Tabla 5).

Tabla 6

Resultados de la relación entre la autoestima positiva y las dimensiones de


resiliencia

Variables Autoestima positiva

Satisfacción personal .424**

Ecuanimidad .144*

Sentirse bien solo .380**

Confianza en sí mismo .376**

Perseverancia .357**

Se encuentra una correlación positiva, moderada y significativa entre la

autoestima alta y las dimensiones de satisfacción personal (r=.424**), sentirse

bien solo (r= .380**), confianza en sí mismo (r=.376**), y perseverancia

(r=.357**). Por lo tanto, a mayor autoestima positiva, mayor satisfacción

personal, ecuanimidad, sentirse bien solo, confianza en sí mismo y

perseverancia. Lo que significa que a mayor autoestima hay una mayor

valoración de la calidad de vida, mayor serenidad a sus reacciones, mayor

autonomía, seguridad y firmeza en la manera de ser.

Tabla 7

44
Resultados de la relación entre la autoestima negativa y las dimensiones de
resiliencia

Variables Autoestima negativa

Satisfacción personal -.318**

Ecuanimidad -.131

Sentirse bien solo -.353**

Confianza en sí mismo -.295**

Perseverancia -.165*

Por otra parte, se aprecia una asociación negativa, moderada y

significativa entre la autoestima negativa y las dimensiones de satisfacción

personal (r=-.318**), y sentirse bien solo (r=-.353**). Asimismo, una asociación

negativa, pequeña y significativa con las dimensiones de confianza en sí mismo

(r=-.295**), y perseverancia (r=-.165**). Ello corresponde a que menos

autoestima negativa, habrá niveles bajos en satisfacción personal, ecuanimidad,

sentirse bien solo, confianza en sí mismo y perseverancia. Por lo tanto, a mayor

autoestima negativa, menor valoración de la calidad de vida, serenidad a sus

reacciones, menor autonomía, seguridad y firmeza en la manera de ser.

45
Capítulo IV Discusión

El presente estudio tiene como objetivo identificar la relación entre

Autoestima y Resiliencia en los alumnos de una universidad privada de Lima

Metropolitana; así como determinar la relación entre las dimensiones de ambas

variables. Seguidamente, se analizará los datos obtenidos en referencia al

objetivo general y posteriormente los objetivos específicos, respecto a otros

estudios de muestra y variables similares.

Se muestran en los resultados obtenidos de la investigación que se

cumplió con el objetivo general, al explorar la relación entre Autoestima y

Resiliencia en estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana.

Además, se confirma la presencia de una asociación positiva, moderada y

significativa entre ambas variables, al mismo tiempo demostrando la misma

cantidad de encuestantes que poseen autoestima positiva y autoestima negativa

es casi la misma 8.9 y 8.8 ,respectivamente, este dato se corrobora con la

investigación de Olave y Romo (2019) donde el 51.8% de adolescentes con

padres separados presentan también un nivel medio de autoestima, lo que

significa que un poco más de la mitad de los encuestados así como en nuestra

investigación, sostienen hacia sí mismos una adecuada autoestima. Por el

contrario, con la investigación de Vásquez (2021) en el cual el 85.2% de su

población evaluada posee baja autoestima y el 14.8% tiene autoestima media.

Si bien estos estudios corresponden a una muestra de adolescentes, se puede

inferir que los estudiantes universitarios evidencian una autoestima positiva y

negativa promedio debido a que existen aspectos contextuales que podrían

reforzar ambas variables, y como consecuencia se consolidará una fuerte base

46
en cuanto a su autovaloración, y manera de afrontar los retos o situaciones

difíciles. Este dato se puede contrastar con lo investigado por Auttama et al.

(2021).

Respecto a la segunda variable, la cantidad de participantes puntúan

mayormente en las dimensiones de resiliencia de confianza en sí mismo con

38.5 y perseverancia con 34.9, ello difiere con la investigación realizada por

Olave & Romo (2019), donde se reporta mayor puntuación promedio en las

dimensiones de Sentirse bien solo con un total de 2.10, y de Ecuanimidad con

2.07 en adolescentes. La muestra del estudio en contraste también es realizada

en adolescentes; sin embargo, en el presente estudio es una población distinta,

se puede inferir que al ser etapas distintas del ser humano pueden desarrollarse

aspectos de la resiliencia en base a las distintas experiencias que posee cada

etapa y que estas pueden ser diferentes también por el lugar de procedencia de

los participantes en cada una de las investigaciones. Asimismo, ayuda a la

adaptación de diversos cambios que estamos sujetos, como los cambios físicos,

psicológicos, emocionales, y sociales, así como también el cambio a la vida

universitaria (Bolinski et al., 2020).

Respecto a la correlación de ambos constructos, se demuestra que existe

correlación positiva , moderada y significativa, ello se puede contrastar por la

investigación realizada por Gálvez y Guayluco (2014), que tuvieron como

objetivo conocer la relación que existe entre los factores protectores (autoestima

y el nivel de resiliencia) en adolescentes de la institución educativa de Nuevo

Chimbote, concluyendo que los factores protectores del nivel de autoestima

tienen relación estadísticamente significativa con el nivel de resiliencia de los

47
adolescentes. Asimismo, Huaire (2014), en su investigación, da a conocer la

relación entre autoestima, resiliencia y el rendimiento escolar en adolescentes

de nivel secundario, de instituciones educativas del distrito de Ate- Lima; donde

se encontró que existe una correlación significativa entre ambos, este resultado

se puede contrastar con lo investigado por Matalinares et al. (2011), donde

encontraron correlación significativa entre resiliencia y autoestima en estudiantes

de nivel primario de Lima Metropolitana; donde los aspectos de la autoestima

están relacionados con niveles óptimos de confianza en sí mismo y

perseverancia que son factores de la resiliencia. Lo cual quiere decir, a mayor

autovaloración y/o autopercepción ligada al sentimiento de respeto e identidad,

mayor serán los factores protectores que mejoren el afronte y atenúan los efectos

adversos. Asimismo, podemos inferir que, si los niveles de autoestima y de

resiliencia son los más adecuados desde temprana edad, o desde los primeros

años de educación, podrían ser tomados como factores predictores de los

sujetos, logrando que se puedan desenvolver satisfactoriamente en diferentes

etapas de la vida.

Referente a la primera dimensión de la resiliencia, se encuentra

correlación positiva, moderada y significativa con la autoestima, en donde a

mayor satisfacción personal, habrá mejores niveles de autoestima. La

investigación hecha por Olave & Romo (2019), se encontró relación

medianamente débil pero significativa entre autoestima y la satisfacción personal

en adolescentes de padres separados, esto nos quiere decir que, a más

satisfacción personal, los niveles de resiliencia serán lo más saludables. La

satisfacción intrínseca se entiende como la autovaloración que el sujeto va

48
logrando, cubriendo sus expectativas a largo plazo, y éstas guardan relación

importante con sus objetivos a corto plazo (Clemente et al., 2000).

En cuanto a la dimensión de ecuanimidad y autoestima, existe una

correlación positiva, moderada, y significativa, es decir, que, a mayor nivel de

ecuanimidad, mayores serán los niveles de autoestima. Esto coincide con las

investigaciones realizadas por Finez & Moran (2017), donde concluyeron que las

personas que tienen niveles óptimos de resiliencia son aquellas con mayor

equilibrio emocional, y que además confían en sus habilidades y destrezas,

manteniendo el control de sus emociones. Por otro lado, Boop (2001), postula

que un adolescente que presenta una autoestima positiva es capaz de

mantenerse en eje, porque además confía en sí mismo, y tiene habilidad de

tomar decisiones.

En ese mismo contexto, encontramos que dentro de la tercera dimensión

de resiliencia: sentirse bien solo y autoestima, existe una correlación positiva

moderada y significativa, donde se concluye que a mayor seguridad que tenga

el sujeto, sus niveles de autoestima serán los más adecuados. A esto se le une

Olave & Romo (2019), quienes reportan, cuanto más un adolescente se sienta a

gusto consigo mismo, mayor será el significado de su vida y de su

independencia. Del mismo modo, Branden (1993), expresa la aceptación y el

sentirse bien solo, implica tomar a consideración los errores propios que

ayudarán a evolucionar, y hacer su propio soporte y apoyo. Así también, Alarcón

(2006), menciona que la satisfacción plena, estimula la vitalidad, y la felicidad, lo

cual ayuda a neutralizar las emociones displacenteras que pueden expresar las

personas.

49
Continuando con la cuarta dimensión de resiliencia, confianza en sí mismo

y autoestima se encontró correlación positiva, moderada, y significativa. En

relación con lo mencionado, en la investigación de Olave & Romo (2019), la

relación altamente significativa en estos 2 constructos, esto quiere decir que, a

mayor habilidad de creer en sí mismo, y tener la capacidad de reconocer sus

habilidades y sus limitaciones, habrá mayores niveles de autoestima. Asimismo,

Branden (1995), menciona que la capacidad para reconocer sus fortalezas y

debilidades, va a facilitar enfocarse en cualidades positivas que ayudarán a

actuar de una manera más saludable. Por lo tanto, la confianza en sí mismo

estimula la resiliencia, cumpliendo el papel de factor protector, porque la

resiliencia no se desarrolla exclusivamente en función del contexto inmediato

como la familia, sino que es una habilidad que se desarrolla de manera interna

(Uriarte et al., 2006).

Referente a la última dimensión de la variable resiliencia, perseverancia y

autoestima, se encontró una relación positiva, moderada y significativa. Por ello,

en la investigación de Olave & Romo (2019), la relación es altamente significativa

entre dicha dimensión y autoestima, es decir, a mayores niveles de autoestima,

habrá mayor capacidad de persistir ante los retos de la vida. Siebert (2007),

menciona que la perseverancia ayuda a superar desafíos, y a tener mayor control

de las dificultades reconociendo las capacidades propias del sujeto.

Adicionalmente se encontró que la autoestima negativa se asocia de

manera indirecta, con un nivel moderado y significativa con las dimensiones de

resiliencia de satisfacción personal y sentirse bien solo. Ello nos demostraría que

cuanto menor sean los niveles de autoestima negativa, no habrá una adecuada

50
valoración cognitiva personal en el individuo (Gonzáles,2000). Además, la

persona no se sentirá a gusto consigo mismo (Olave & Romo, 2019). Si bien es

cierto, diversas investigaciones consideran la autoestima como la autoestima

positiva, donde poco se ha investigado sobre la autoestima negativa, podemos

deducir, si el valor de la autoestima es desfavorable en el niño, puede repercutir

en sus siguientes etapas, donde su identidad se vea perjudicada, además

buscará aprobación en el contexto, restándole importancia a lo que él pueda

estar sintiendo.

En el mismo contexto, encontramos que la autoestima negativa se asocia

de manera indirecta, con un nivel leve y significativa con las dimensiones de

resiliencia, confianza en sí mismo, y perseverancia. Este resultado estaría

reflejando que, la autovaloración negativa en el sujeto puede perjudicar la

capacidad de reconocer sus fortalezas y debilidades, teniendo problemas para

enfocarse en cualidades que lo puedan ayudar de manera positiva (Branden,

1995). Lo que significaría que, si el sujeto posee una autovaloración negativa,

implicaría que no se encuentre seguro de sí mismo, ya sea de sus capacidades

y habilidades, y además perjudicaría la firmeza y constancia necesaria para

desarrollarse, y atender las demandas propias y de la sociedad.

Respondiendo al objetivo general del trabajo, se tiene como resultado que

existe una correlación positiva, moderada y significativa entre ambas variables.

Este resultado se apoya en la investigación realizada por Pereda (2018), ello

demostraría que cuanto más sean los niveles de autoestima en la persona,

tendrá mayor facilidad para reponerse ante las adversidades, y desafíos de la

vida. Por otro lado, la autoestima y resiliencia, son los de los factores más

51
importantes para el éxito de los estudiantes en las escuelas urbanas (Fallon,

2010). Además, Pizarro (2017), describe que la autoestima y la resiliencia

influyen dentro del ámbito académico de estudiantes preuniversitarios de una

universidad nacional del Perú; donde la autoestima conduce a la persona, para

encontrar estabilidad estudiantil, en donde se enfrentará a diversos estresores y

a situaciones con mucha presión y demanda, todo ello va a estimular la

resiliencia, así como la perseverancia. Además, en otra investigación se indaga

sobre los procesos personales y la valoración propia dentro de la resiliencia,

como habilidad para los percances, y alcanzar objetivos (Pizarro, 2017).

En cuanto a las limitaciones de la presente investigación, una de las más

resaltantes, es que la mayor población estudiada, son estudiantes de los

primeros niveles de educación, como lo son primaria y secundaria. Las

investigaciones referentes a estudiantes universitarios son prácticamente

escasas en nuestro medio.

52
CONCLUSIONES

• Se encontró una similar puntuación entre la autoestima positiva y negativa

en estudiantes de una universidad privada de Lima Metropolitana.

• Se encontró mayores puntuaciones promedio en las dimensiones de

resiliencia: sentirse bien solo, ecuanimidad y satisfacción personal.

• Se determinó la relación entre autoestima y resiliencia en estudiantes de

una universidad privada de Lima Metropolitana, donde existe una

asociación positiva, moderada y significativa.

• Se encuentra una correlación entre la autoestima positiva y las

dimensiones de resiliencia: satisfacción personal, ecuanimidad, sentirse

bien solo, confianza en sí mismo y perseverancia.

• Se obtiene una asociación entre autoestima negativa y las dimensiones

de resiliencia: satisfacción personal, ecuanimidad, sentirse bien solo,

confianza en sí mismo y perseverancia.

53
RECOMENDACIONES

• Respecto a la metodología para posteriores investigaciones se

recomienda realizar estudios desde el diseño explicativo, donde se

permita conocer la influencia de la autoestima sobre la resiliencia.

• Además, se sugiere realizar estudios para establecer las diferencias

de Autoestima y Resiliencia, según género, carrera profesional, nivel

socioeconómico, dinámica familiar y lugar de estudios.

• Por último, se aconseja continuar realizando estudios con las mismas

variables, pero desde población objetivo: estudiantes universitarios y/o

con otras variables como optimismo, bienestar psicológico, locus de

control, funcionalidad familiar, entre otros.

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105-120)

77
ANEXOS

Consentimiento Informado

Estimados:

Nos dirigimos hacia su usted, para mencionarle que se llevará a cabo un

estudio, donde se utilizan variables como Autoestima y Resiliencia en

estudiantes universitarios de una universidad de Lima Metropolitana, cuya

finalidad tiene identificar la relación entre ambos constructos.

La participación será completamente voluntaria, no llevará ningún costo

monetario, y la información que se pueda recabar, se ajustará

exclusivamente a medios académicos y de manera confidencial.

Por otro lado, la aplicación de los inventarios se llevará a cabo de manera

individual y grupal, con una duración de 15 minutos, además una vez

obtenido los resultados se podrá realizar un taller psicoeducativo con la

finalidad de que la autoestima y resiliencia sean potenciadas en los

participantes.

_________________________________

Firma del participante


Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR)

(Rosenberg, 1965)

Validación y Adaptación en Perú realizado por Ventura-León, Caycho,

Barboza-Palomino, Salas (2018)

Por favor, lee las frases que figuran a continuación y señala el nivel de acuerdo

o desacuerdo que tienes con cada una de ellas, marcando con un aspa la

alternativa elegida.

1 2 3 4

Muy en desacuerdo En desacuerdo De acuerdo Muy de acuerdo

1 Me siento una persona tan valiosa como las otras 1 2 3 4

2 Casi siempre pienso que soy un fracaso 1 2 3 4

3 Creo que tengo algunas cualidades buenas 1 2 3 4

4 Soy capaz de hacer las cosas tan bien como los demás 1 2 3 4

5 Pienso que no tengo mucho de lo que estar orgulloso 1 2 3 4

6 Tengo una actitud positiva hacia mí mismo 1 2 3 4

7 Casi siempre me siento bien conmigo mismo 1 2 3 4

8* Me gustaría tener más respeto por mí mismo 1 2 3 4

9 Realmente me siento inútil en algunas ocasiones 1 2 3 4

10 A veces pienso que no sirvo para nada 1 2 3 4

Corrección:
El estudio de validación de la EAR en el contexto peruano fue realizado por

Ventura-León, Caycho, Barboza, Salas (2018) que sugiere que la escala debe

interpretarse como una estructura bifactorial. No obstante, los autores por

revisiones posteriores al artículo recomiendan interpretar la EAR como una

escala unidimensional con efecto del sesgo (ver figura 1), que en el artículo es

el modelo 4. Asimismo, previo al análisis de la EAR debe convertir los ítems

inversos en directos y retirar el ítem 8 que presenta poca relación con el

constructo

Ítems directivos: 1, 3, 4, 6, 7.

Ítems inversos: 2, 5, 9, 10
ESCALA DE RESILIENCIA (ER)

Este test está compuesto por 25 ítems de puntuación Likert de 7 puntos. Esto

significa que el sujeto deberá elegir, por cada ítem, el grado de conformidad con

cada uno, desde 1 (desacuerdo) hasta 7 (muy de acuerdo).

De esta manera, la puntuación más alta es considerada como indicadora de

mayor resiliencia, entendiéndola como el rasgo positivo de personalidad que

permite a los sujetos adaptarse a las adversidades de la vida, enfrentándolas

con valentía y reduciendo, por tanto, el efecto nocivo del estrés. En otras

palabras, esta prueba permite establecer el nivel de resiliencia del sujeto.

ITEMS Estar en desacuerdo Estar de acuerdo

Cuando planeo algo lo realizo 1 2 3 4 5 6 7

Generalmente me las arreglo de una 1 2 3 4 5 6 7

manera u otra

Dependo más de mi misma que de 1 2 3 4 5 6 7

otras personas.

Para mí, es importante mantenerme 1 2 3 4 5 6 7

interesado(a) en las cosas.

Puedo estar sola si tengo que hacerlo. 1 2 3 4 5 6 7

Me siento orgullosa de haber logrado 1 2 3 4 5 6 7

cosas en mi vida.

Usualmente veo las cosas a largo plazo 1 2 3 4 5 6 7

Soy amigo(a) de mí mismo(a). 1 2 3 4 5 6 7


Siento que puedo manejar varias cosas 1 2 3 4 5 6 7

al mismo tiempo.

Soy decidido(a). 1 2 3 4 5 6 7

Rara vez me pregunto cuál es la 1 2 3 4 5 6 7

finalidad de todo

Tomo las cosas una por una. 1 2 3 4 5 6 7

Puedo enfrentar las dificultades porque 1 2 3 4 5 6 7

las he experimentado anteriormente.

Tengo auto disciplina. 1 2 3 4 5 6 7

Me mantengo interesado(a) en las 1 2 3 4 5 6 7

cosas.

Por lo general encuentro algo de qué 1 2 3 4 5 6 7

reírme.

El crecer en mismo (a) me permite 1 2 3 4 5 6 7

atravesar tiempos difíciles.

En una emergencia soy una persona en 1 2 3 4 5 6 7

quien se puede confiar.

Generalmente puedo ver una situación 1 2 3 4 5 6 7

de varias maneras.

Algunas veces me obligo a hacer 1 2 3 4 5 6 7

cosas, aunque no quiera.

Mi vida tiene significado. 1 2 3 4 5 6 7

No me lamento de las cosas por las que 1 2 3 4 5 6 7

no puedo hacer nada.


Cuando estoy en una situación difícil. 1 2 3 4 5 6 7

Generalmente encuentro una salida.

Tengo energía suficiente para hacer lo 1 2 3 4 5 6 7

que debo hacer.

Acepto que hay personas a las que yo 1 2 3 4 5 6 7

no les agrado.
PERMISOS PARA USOS DE LOS INSTRUMENTOS

Escala de Autoestima de Rosenberg

Validación y Adaptación en Perú realizado por Ventura-León, Caycho,

Barboza-Palomino, Salas (2018)


ESCALA DE RESILIENCIA DE WAGNILD Y YOUNG

Adaptacion de Novella (2002)


MATRIZ DE CONSISTENCIA (Ejemplificación)

Instrumento de Dimensionabilid
Variables y Formulación del
medición ad del Hipótesis de Diseño
Población de Modelo teórico problema de Objetivos
derivado del instrumento de Investigación metodológico
estudio investigación
Modelo Teórico medición

Variable 1:
Variable 1: Variable 1: General: General: Enfoque:
Variable 1: General:
• Escala de
• Modelo de Autoestima • Determinar la • Existe una
• Autoestima Rosenberg
Autoestima de
positiva • ¿Qué relación relación
Rosenberg relación entre
(1965) existe entre Autoestima y significativa Cuantitativo
Autoestima Autoestima y Resiliencia en entre
Negativa Resiliencia en estudiantes de autoestima y
estudiantes de una resiliencia en
una universidad estudiantes de Tipo:
universidad privada de una
privada de Lima universidad
Lima Metropolitana privada de
Metropolitana Lima
No experimental

Nivel:

Descriptivo
• Existe una
relación
Variable 2: Variable 2: positiva entre
la autoestima Diseño:
Variable 2:
• Wagnild & Específicos: positiva y las
Variable 2: • Escala de
Young (1993) dimensiones de
Resiliencia Ecuanimidad Describir la resiliencia en
• Resiliencia autoestima en estudiantes de
estudiantes de una
una universidad Correlacional
Sentirse bien privada de Lima
universidad
Hacer
solo privada de
Metropolitana simbología
Lima
Metropolitana

Confianza en
sí mismo

Perseveranci
a
Describir la
resiliencia en
estudiantes de
Satisfacción una
personal universidad
privada de
Lima
Metropolitana.

Población de
estudio:
Determinar las
• Estudiantes
dimensiones
universidades
de autoestima
positiva y las
dimensiones
de resiliencia
en estudiantes
de una
universidad
privada de
Lima
Metropolitana.
• Existe una
relación
significativa
entre la
autoestima
negativa y las
dimensiones de
Determinar la resiliencia en
estudiantes de
relación entre
una
autoestima
universidad
negativa y las
privada de
dimensiones Lima
de resiliencia Metropolitana
en estudiantes
de una
universidad
privada de
Lima
Metropolitana.

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