Asignacion 1 (Problemas Aúlicos)

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INSTITUTO DEL DESIERTO DE SANTA ANA

DOCTORADO EN DOCENCIA

MATERIA:
PROBLEMAS AÚLICOS

PRODUCTO 1:
IDENTIFICACIÓN DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS SOCIALES Y
EDUCATIVOS QUE SE VIVEN EN LA ESCUELA.

MAESTRA. MINERVA BARRERAS SILVA

HERMOSILLO, SON. MARZO 2022


INTRODUCCIÓN

La institución escolar se sitúa en un contexto social, político, económico y cultural


específico, condición que la hace una instancia permeable, abierta al entorno. El
tipo de convivencia que en ella se va configurando recibe la influencia de los
códigos, valores, creencias, formas de interacción e incluso los problemas y
desafíos del contexto.

El entorno puede nutrir, fortalecer y fomentar la convivencia escolar hacia una


orientación democrática y ciudadana, pero también es fuente de riesgos, conflictos
y contradicciones en sus espacios y entre los actores que intervienen en el
proceso educativo. En estas circunstancias se generan prácticas de violencia,
intolerancia, autoritarismo, impunidad, corrupción, delincuencia y otros rasgos
contrarios a una convivencia democrática a cuyos efectos la escuela, por constituir
a su vez una comunidad, es sumamente sensible; por ello se convierte en
productora y reproductora de los códigos socioculturales existentes, entre ellos los
que integran el ejercicio de la violencia.

Frente a estos desafíos, la escuela puede presentar una alternativa al deterioro


social y ético de un entorno caótico, incierto, violento y complejo. Los tiempos
exigen desarrollar un trabajo por una convivencia escolar sustentada en valores
cívicos y democráticos, con límites claros y respetados por todos, en la que se
converse, participe, se aprenda y se resuelvan los problemas sin violencia; una
escuela que ofrezca nuevas formas de participación con posibilidades de
desarrollo y de una vida mejor ante un entorno turbulento.

Son muchos los factores que obstaculizan el aprendizaje de los alumnos día a día
por lo que se analizarán en el siguiente documento algunos de los problemas
sociales y educativos que se viven en nuestras escuelas.
PRINCIPALES PROBLEMAS SOCIALES Y EDUCATIVOS QUE SE VIVEN EN
LA ESCUELA.

Al comenzar a analizar los fenómenos de supuesta violencia en la escuela, la


primera dificultad a la que se enfrenta es a la imprecisión en el lenguaje. No se
puede considerar dentro de la misma categoría un insulto u otra falta más o menos
leve de disciplina a una de vandalismo o de agresión física con un arma. Sin
embargo, se presta dentro de nuestras aulas a considerar todos los casos de
violencia en un mismo nivel. Se consideran seis tipos de comportamiento
antisocial que afectan en nuestros centros escolares.

La primera es la disrupción en las aulas es la preocupación más directa e


importante de los docentes. Cuando hablamos de disrupción nos estamos
refiriendo a las situaciones de aula en que tres o cuatro alumnos impiden con su
comportamiento el desarrollo normal de la clase, obligando al profesorado a
emplear cada vez más tiempo en controlar la disciplina y el orden. Aunque de
ningún modo puede hablarse de violencia en este caso, lo cierto es que la
disrupción en las aulas es probablemente el fenómeno, entre todos los estudiados,
que más preocupa al profesorado en el día a día de su labor, y el que más
gravemente interfiere con el aprendizaje de la gran mayoría de los alumnos de
nuestros centros.

Las faltas o problemas de disciplina, se trata de conductas que implican una


mayor o menor dosis de violencia, desde la resistencia hasta el desafío y el insulto
activo al profesorado, que pueden desestabilizar por completo la vida cotidiana en
el aula. También se encuentran casos en que las agresiones pueden ser de
profesor a alumno y no viceversa, más sin embargo se trata de agresiones que
anuncian problemas aún más graves en el caso futuro de no atenderse a tiempo y
de manera correcta.

El término bullying, se refiere a los procesos de intimidación y victimización entre


alumnos compañeros de aula o de centro escolar. Se trata de procesos en los que
uno o más alumnos acosan e intimidan a otro a través de insultos, rumores,
vejaciones, aislamiento social, motes, etc. Si bien no incluyen la violencia física,
este
maltrato intimidatorio puede tener lugar a lo largo de meses e incluso años, siendo
sus consecuencias ciertamente devastadoras, sobre todo para la víctima.

El vandalismo y la agresión física son ya estrictamente fenómenos de violencia; en


el primer caso, contra las cosas; en el segundo, contra las personas. Actualmente
existe un incremento de las extorsiones y de la presencia de armas de todo tipo en
los centros escolares, que han llevado a tomar las medidas más drásticas en las
escuelas de muchos países.

El acoso sexual es, como el bullying, un fenómeno o manifestación oculta de


comportamiento antisocial. Son muy pocos los datos de que se dispone a este
respecto. En cierta medida, el acoso sexual podría considerarse como una forma
particular de bullying, en la misma medida que podríamos considerar también en
tales términos el maltrato de carácter racista o xenófobo. Sin embargo, el maltrato,
la agresión y el acoso de carácter sexual tienen la suficiente relevancia como para
considerarlos en una categoría aparte.

Es importante mencionar dos fenómenos típicamente escolares que también


podrían categorizarse como comportamientos antisociales, el primero es el
absentismo, que da lugar a importantes problemas de convivencia en muchos
centros escolares; el segundo el fraude en educación, esto es, copiar en los
exámenes, plagio de trabajos y de otras tareas, recomendaciones y tráfico de
influencias para modificar las calificaciones de los alumnos, y una larga lista de
irregularidades.

En las escuelas se dan muchos conflictos, y de muchos tipos, y no tanta violencia


extrema como los medios de comunicación dan a entender. La existencia de
conflictos en las instituciones escolares no solamente no debe asustarnos, ni
siquiera preocuparnos, sino que debemos entenderla como algo en principio
natural en cualquier contexto de convivencia entre personas; así, por el contrario,
los conflictos pueden ser oportunidades de aprendizaje y de desarrollo personal
para todos los miembros de la comunidad escolar.

Los fenómenos de comportamiento antisocial en las escuelas tienen raíces muy


profundas en la comunidad social a la que los centros educativos pertenecen; está
claro que los episodios de violencia no deben considerarse simplemente como
eventos aislados que ocurren espontánea y arbitrariamente, como si fueran meros
accidentes; y que las distintas manifestaciones de comportamiento antisocial en
las escuelas ocurren con más frecuencia de lo que usualmente se piensa y que,
puesto que la relación entre los agresores y las víctimas es necesariamente muy
extensa en el tiempo y muy estrecha en el espacio las consecuencias personales,
institucionales y sociales de dicha violencia son incalculables.

Resulta fundamental poder ser capaces de identificar qué aspectos de la vida del
aula y de la escuela tienen una incidencia en la configuración de las relaciones
interpersonales de nuestros alumnos, en los modelos y patrones de convivencia,
y, en definitiva, en la posible prevención del comportamiento antisocial. En otras
palabras, aunque sabemos que el comportamiento antisocial en los centros puede
estar muy determinado por variables sociales y familiares ajenas a la escuela,
también existen variables internas al propio centro educativo que parecen estar
positivamente relacionadas con la mayor o menor ocurrencia o aparición de
fenómenos de comportamiento antisocial. Y parece claro que es sobre estas
variables estrictamente escolares donde el profesorado tiene y puede hacer el
mayor esfuerzo de prevención.

Según Marqués (2001) actualmente, aprender significa memorizar información y,


además, comprenderla, analizarla, considerar relaciones con situaciones
conocidas y posibles aplicaciones para finalmente, sintetizar los nuevos
conocimientos e integrarlos con los saberes propios para lograr su “apropiación” e
integración en los esquemas de conocimiento de cada uno. Pero este concepto va
más allá, se encamina hacia la búsqueda individual de significado donde se
generan nuevos conocimientos: análisis, resolución de problemas, creatividad... se
configura la comunicación y la interacción que ésta genera entre los alumnos y
con el profesor como un elemento clave, posibilidad de cuestionar y debatir temas,
de preguntar o de realizar un trabajo común o cooperativo. El aprendizaje se sitúa,
además de como una actividad individual, como una actividad social de
construcción de nuevos conocimientos. La interacción como influencia mutua o
recíproca debe ser atendida por el contexto de aprendizaje. Los entornos de
aprendizaje deben permitir no sólo el trabajo individual en el que se produce una
interacción con el material de aprendizaje y con el medio empleado, sino que,
también, deben facilitar el trabajo en colaboración con otros alumnos y profesores
que pueden estar situados en espacios y tiempos diferentes y pueden tener un
nivel de competencia diferente. La calidad del aprendizaje estará condicionada por
la interacción que debe conducir a la construcción de nuevos conocimientos. Esta
interacción se presenta dentro de un entorno conformado no sólo por profesor y
alumno sino por otros elementos implicados: materiales, entorno de trabajo, grupo,
actividades, institución.

La interacción en el aprendizaje es una parte primordial en el proceso de


enseñanza-aprendizaje. Realmente, la interacción que existe en una experiencia
educativa materia o asignatura es la que define la manera en que el alumno
aprende con respecto a los contenidos, sus compañeros y el docente; es decir, la
interacción puede ser alumno-contenido, alumno-alumno y docente-alumno.
Dependiendo la forma en que el docente proyecte su práctica, es como ocurrirá la
interacción. Sin embargo, a veces ni siquiera existe una interacción, una
negociación o una aclaración del aprendizaje mediante el canal comunicativo,
pues en ocasiones el docente es tan dominante en su clase que no permite un
diálogo intelectual que produzca la interacción. Por ejemplo, cuando el docente se
centra en exponer repetidamente su clase y predomina el conferencista y
expositor sobre el profesor, la interacción no sucede, y en ese momento solo hay
la recepción de conocimientos mediante el canal auditivo, de modo que las
reflexiones internas que pueda hacer el alumno se quedan únicamente para éste.
Este es un caso típico que ya se ha ido alejando de nuestros esquemas
educativos, pero que algunas veces inconscientemente seguimos realizando.
Como recurso no es inadecuado, pero sí lo es como único recurso docente.

La interacción ocurre a partir de oportunidades estructuradas para que el aprendiz,


respondiendo a una pregunta o tomando una acción, pueda resolver un problema.
Esta parte esencial del encuentro con los materiales, las lecturas o cualquier
información instructiva que se haga para que el alumno aprenda sobre el tema, es
un punto detallado para que éste reflexione, indague y cree esquemas mentales a
partir de una interacción más profunda que, por ejemplo, la mera lectura pasiva.
Entre mayor es la profundidad de los contenidos, más detallada tiene que ser la
forma en que habrá de interactuar el alumno con los mismos, por lo que deberá
solicitársele una lectura trabajada con preguntas de reflexión; crear contextos
sociales, políticos, económicos, laborales o estudiantiles necesarios para el tema
propicia una interacción mental individual con su entorno y con la disciplina que
está desarrollando. Es importante seleccionar adecuadamente la información, pero
sobre todo plantear las actividades de aprendizaje pertinentes para asimilarla
mediante la interacción individual o de equipo. El enfrentamiento con los
contenidos puede estar conectado con otra actividad grupal en la que
eventualmente pueda surgir la interacción docente-alumno.

La parte esencial que siempre es motivante para una cultura donde la figura del
docente y su opinión intelectual es apreciada, se ve reflejada en la interacción del
facilitador con sus alumnos. Los momentos más pertinentes son cuando se dan
instrucciones, se guía el proceso de aprendizaje, se expone un tema concreto, se
explica o ejemplifica, se crean nexos, se hacen preguntas de reflexión, se plantean
esquemas, se organizan actividades o se da retroalimentación a las
participaciones, tareas o trabajos. Es también en gran parte el momento adecuado
para instruir personalizadamente sobre aspectos que pueden mejorarse o que el
estudiante va realizando adecuadamente.

Se sugiere que, en nuestros días, el mejor medio de promover el aprendizaje es la


interacción que ocurre entre varios aprendices. La parte primordial del enfoque
constructivista que promueve la construcción de conocimientos surge en el
momento en que los alumnos interactúan entre sí para llegar a conclusiones,
crear, evaluar, formar juicios, indagar, solucionar problemas y llevar a cabo otros
medios de aprendizaje cooperativo. Es ahí donde la intervención del docente se
centra en guiar este proceso de negociación y gestión del conocimiento. La
cooperación en equipo, en parejas o mediante la clase completa crea un ambiente
socioafectivo e intelectual que promueve la apertura, la tolerancia a la diversidad y
el trabajo en equipo para el desarrollo intelectual. La parte activa del alumno y la
guía y encuadre del docente crean una práctica intelectual y afectiva muy
productiva. Como apunta Moreno, “el acceso intersubjetivo en las relaciones
interpersonales genera una dinámica de demandas y expectativas que influye en
los modos de actuar y de pensar de las personas implicadas en el proceso”.

En conclusión, la interacción en la enseñanza-aprendizaje influye directamente en


las actividades que el docente plantea en su práctica. Le da una tendencia hacia el
aspecto comunicativo individual y grupal con los contenidos que se abordan.
Además, dependiendo de la postura acerca de la planeación estratégica que se
tenga, se diseñan las actividades en función de los implicados en el proceso de
enseñanza-aprendizaje contenidos, docentes, alumnos. Sin lugar a duda, existen
más combinaciones en la interacción, pero estas tres mencionadas son la parte
esencial que compone la práctica de la enseñanza-aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA

LECTURA_1.Comportamiento_antisocial_en_los_centros_escolares_una_vision_
desde_Europa_Juan_Moreno_1_.pdf

LECTURA_4.Tesis_Doctoral_La_interaccion_y_el_aprendizaje.pdf

MORENO, C. (1999). Pensamiento e interacción en los procesos de enseñanza-


aprendizaje.
http://es.wikibooks.org/wiki/Pensamiento_e_interacción_en_los_procesos_de_ens
eñanza-aprendizaje.

MARQUÈS, P. (2001). Los procesos de enseñanza y aprendizaje. Madrid.


Santillana

COLL, C. (1990). Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento. Barcelona,


Paidós.

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