Final Vipri 2010

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1

“Una nación no es una mera suma de personas sino el diálogo de un


territorio con sus memorias, sus sueños y sus inventos. Un día
comprendimos que no podía definirnos sólo una lengua, sólo una religión.
Sólo una raza, sólo una memoria cultural.

Estos dos siglos nos enseñaron que tenemos lenguas, religiones, razas y
memorias, no sólo leyendas sino mitos posibles, fusiones culturales,
tesoros particulares de la sensibilidad, de la imaginación y del gusto.”
(William Ospina. El Espectador, Octubre 10 de 2010)
3

INTRODUCCION

Esta investigación se realiza sobre el área de la división político-administrativa


correspondiente al actual Departamento de Nariño, y se aborda desde una
perspectiva sociológica e histórica, teniendo en cuenta la conformación y
consolidación de los primeros asentamientos étnicos que ocuparon este territorio,
a través del estudio de las épocas de la conquista, colonia, república, hasta la
actualidad.

Este trabajo, busca llenar los vacíos académicos referentes al poblamiento y


ocupación del territorio del Departamento de Nariño, el cual hasta el día de hoy se
ha estudiado de manera fragmentada por diferentes investigadores, sin abarcar
todo el territorio en su conjunto y centrándose, fundamentalmente, en el estudio
de su región andina, que tiene como característica principal su composición étnica
indígena y mestiza, y descuidando la conformación y características de
poblamiento en la Llanura del Pacífico, que se compone mayoritariamente de
comunidades negras.

Para abordar el tema sobre la ocupación del territorio, se ha recurrido a la


experiencia que sobre estos asuntos posee el Departamento de Sociología de la
Universidad de Nariño, que desde su fundación, en 1994, tiene como objetivos
centrales el estudio del desarrollo local y los fenómenos sociales, desde la óptica
de la planificación social y de la ocupación del territorio por diferentes grupos y
actores sociales, en especial, de la experiencia sobre la aplicación de la
cCnstitución política de 1991, que abrió el debate sobre la necesidad de
replantear el Ordenamiento Territorial, que era obsoleto y no representativo de la
sociedad colombiana1y que reflejaba un viejo país y una forma de construirlo a
través de históricos privilegios regionales, los cuales generaron grandes
desigualdades y nuevamente la violencia social y política dejó entrever las

1
FALS BORDA, Orlando. Acción y espacio, autonomías en la nueva República.Bogotá: TM..
Editores, 2000. pp.31-38.
4

columnas carcomidas en las cuales descansa la institucionalidad del país,


especialmente en sus regiones periféricas o de frontera, como es el caso de este
estudio, donde están presentes todas las manifestaciones de violencia, desde la
proveniente de la insurgencia armada, los frentes guerrilleros pertenecientes al
Ejército de Liberación Nacional (ELN), y de las FARC-EP, hasta las del bloque
Libertadores del Sur, de los grupos paramilitares, financiados estos últimos,
fundamentalmente, por el dinero proveniente de propietarios de tierras y de las
actividades del narcotráfico.

Desde su poblamiento y ocupación del territorio en el siglo XVI, Nariño se ha


caracterizado por ser considerado como una región periférica por los distintos
gobiernos que desde entonces han prevalecido en Colombia. Tempranamente se
estableció el régimen de hacienda en las Tierras Altas de Los Andes (TAA), las
cuales tuvieron como unidad económica el latifundio. Se fundaron centros
urbanos (CU), que hoy siguen siendo la base del poblamiento local; se redujeron
las comunidades indígenas y se creó la base de la sociedad que hoy prevalece en
el sur del país.

Las Tierras Bajas del Pacífico Sur (TBPS) se conquistaron a comienzos del siglo
XVII con la derrota militar y posterior reducción de los indígenas Sindaguas-
Barbacoas (1537). Su unidad productiva fue la explotación de los placeres de oro
y la importación de la mano de obra esclava. Con la conquista de estas tierras
bajas, la ocupación del territorio del Departamento estaba totalmente copada. De
allí surgieron dos formas de ver, vivir y compartir un mismo territorio,
sobreponiéndose, de esta manera, múltiples territorialidades y múltiples lealtades
locales.

El Departamento de Nariño tiene una extensión de 33.268 kilómetros cuadrados,


que representan el 2.9% del territorio nacional; lo conforman 64 municipios y 67
resguardos indígenas, estos últimos con una superficie de 467 mil hectáreas; el
5

52% de su territorio pertenece a la Llanura del Pacífico, las tierras altas de los
Andes son un 46% y el 2% restante hace parte de la alta Amazonía.

Hasta finales del siglo pasado, Nariño tenía dificultades para comunicarse entre
sus CU, la vía que comunicaba el norte de Colombia con el Ecuador sólo se
realizó en los años setenta, y la vía a Tumaco (por mar) a comienzos de los
noventa. Aún está pendiente la vía al Putumayo; en 1928 se inauguró el
ferrocarril, que comunicaba a Tumaco con El Diviso, a finales de los años
cincuenta fue desmantelado. Aun hoy, en el 55% de su territorio, el principal
medio de comunicación es fluvial o marítimo. Este aislamiento creó un sentimiento
de territorialidad propio, generando identidades e imaginarios locales que son la
base de su regionalidad y de su propia cultura. El ecuatoriano Juan Montalvo
(1832-1889) calificaba su cultura local como parte de lo “típico” en América del
Sur, acompañado del gaucho argentino, el roto chileno y el llanero venezolano2.

Demográficamente, se puede decir que Nariño ha ingresado en un proceso de


transición demográfica, con bajas tasas de natalidad y bajas tasas de mortalidad;
según el censo de 1995, tenía un millón y medio de habitantes, que representan
el 3.5% de la población del país; el 10.8% de ella, es indígena (155.000
personas), el 18.8% es afrodescendiente (270.000 personas), el restante 70% es
mestizo, superando con casi cuatro veces más en indígenas y dos veces más en
afrodescendientes que el promedio nacional; el 53% de su población es aún rural;
tres municipios (Pasto, Tumaco e Ipiales) tienen más de 100 mil habitantes, 21
municipios tienen una población inferior a 10 mil habitantes3.

Nariño, es una de las entidades territoriales más pobres de Colombia, de cada


cien pesos que se producen en el país, tan solo 1.7 de ellos lo produce el
Departamento. Su población representa el 3.45% de todos los colombianos, el
38.5% de sus hogares tienen Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), mientras
2
MONTALVO, Juan. Lecturas de Juan Montalvo. Quito: Tipografía de la Escuela de Artes y Oficios, 1898.
p.199.
3
VILORIA DE LA HOZ, Joaquín. Economía del Departamento de Nariño: Ruralidad y aislamiento. Documento
de trabajo sobre economía regional. No 87. Marzo 2007, pp. 19-21.
6

que el promedio nacional es del 25.8% y 4,3 veces más que el de Bogotá; en la
región del Pacífico el 63% de los hogares presentan este indicador.

En cuanto a su estructura económica, es poco competitiva, se ubica en el puesto


18 de 23 Departamentos estudiados por el Banco de la República; su
participación en el PIB es de 1.9%; el sector agropecuario es el ás dinámico con
el 32%, el comercio con el 7%, transporte con el 6% y la industria con, apenas, el
3%, seguido de la minería con un 1.2%4. Estos indicadores se deben
fundamentalmente a las políticas aperturistas y globalizantes aplicadas desde el
gobierno central y que han resentido la producción de cereales y lácteos]; aunque
el área de cultivos ilícitos ha disminuido en relación a años anteriores, hasta
diciembre de 2009 estaban sembradas de coca 16.428 hectareas (frente a 12.272
hectáreas sembradas de papa), que representan el 24% de este cultivo en el país
, siendo hoy Nariño el primer Departamento productor y exportador de alcaloides5.

El 38% de los hogares rurales son atendidos por madres cabeza de hogar, las
cuales, entre otros factores, llegaron a esa condición por la migración sostenida
de miles de “raspachines”, que se dirigieron al vecino Departamento del
Putumayo y no regresaron. Cadenas productivas importantes, como la del trigo y
de la cebada, se extinguieron en los últimos veinte años, debido ante todo a las
políticas neoliberales implementadas desde el gobierno del presidente César
Gaviria (1990-1994). Nariño llegó a ser el segundo productor de trigo y el primer
productor de cebada del país. Hoy más del 26% se encuentra en situación de
miseria. Uno de cada tres nariñenses vive fuera del Departamento, migrando
especialmente hacia zonas del Putumayo, Valle del Cauca y centro del Ecuador.

Apesar, del crítico diagnóstico anterior, este Departamento es rico en su


ocupación espacial del territorio. En este trabajo se tuvieron en cuenta los aportes
de Sergio Bossiano (2002) y sus contribuciones sobre la estructura y prestación

4
Ibidem, pp. 43-44.
5
OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO. MONITOREO DE CULTIVOS
ILÍCITOS. 2009. Bogotá, pp. 13-14.
7

de servicios en la ciudad moderna y sobre la región virtual; de Manuel Castell


(2004), el funcionamiento de la ciudad moderna y la información; del planificador
chileno Carlos Matus (1994), y sus aportes hacia un sistema de planificación
altamente participativo e incluyente, en especial la relación entre lo político y lo
técnico. De Jose Luis Coraggio (1997), sus aportes sobre los problemas de la
globalización y la crisis de los Estados nacionales; de Orlando Fals Borda (1988),
la definición y aportes de la región, los problemas sociales, con énfasis en el tema
de Ordenamiento Territorial y la conformación de conflictos sociales; de Fernando
Calero (1995), sus investigaciones sobre la apropiación del territorio de las
comunidades precolombinas en el sur de Colombia; del sociólogo Miguel Borja
(1997), sus aproximaciones en torno a la ocupación del territorio de la actual
Colombia; e indudablemente los trabajos de Odile Hoffman (2007), sobre la
conformación de las comunidades negras en Colombia; así, también, los estudios
que sobre las mismas comunidades, realiza el profesor de la Universidad de
Liverpool, Peter Wide (2002), del hindú, Appadurai Arjun (2001), sus
contribuciones sobre la modernidad y cultura en el entorno de la globalización y
sobre la lectura del paisaje social; del brasilero Milton Santos (2007), sus aportes
epistemológicos sobre el espacio y el territorio.

El estudio de la ordenación y ocupación del territorio es una disciplina bastante


nueva en el mundo, y en especial en Colombia. Sáenz de Buruaga, pionero en
exponer este tema en España (1969), lo define de la siguiente manera: “Es el
estudio interdisciplinario y prospectivo de la transformación óptima del espacio
regional, y de la distribución de esta transformación y de la población total entre
núcleos urbanos con funciones y jerarquías diferentes, con vistas a su integración
en áreas supranacionales”6.

Al mismo tiempo, la Carta Europea de Ordenación del Territorio lo define como:


“La expresión espacial de las políticas económicas, sociales, culturales y
ecológicas de la sociedad. Es a la vez una disciplina científica, una técnica
6
PUJADAS, Romá y FONT, Jaume. Ordenación y planificación territorial.España Editorial Síntesis,
1998, p. 10.
8

administrativa y una política concebida con un enfoque holístico (interdisciplinario


y global), cuyo objetivo es un desarrollo equilibrado de las regiones y la
organización física del espacio según un concepto rector”.

Por otra parte, el problema de Ordenamiento Territorial (OT) ha sido


conceptualizado en América Latina, por la Comisión de Desarrollo y Medio
Ambiente, "como una de las estrategias fundamentales para alcanzar un
desarrollo sustentable. Aporta el camino que conduce a buscar una distribución
geográfica de la población y de sus actividades, de acuerdo con la integridad y
potencialidad de los recursos naturales que conforman el entorno físico y biótico.
Todo ello en búsqueda de unas condiciones de vida mejores”.

Se define igualmente como "ordenar provisoriamente conductas y relaciones


sobre bases socio-geográficas, teniendo presente los recursos existentes y las
necesidades sociales. Aunque, generalmente, se la vincula con la planificación
económica y con el planeamiento urbano, la ordenación territorial no se subsume
en estas técnicas, sino que se constituye en un marco de referencia general para
ambas; unos grandes lineamientos que orientan decisiones más concretas y
detalladas materializadas en instrumentos planificadores y programas
específicos”7.

El proceso de la ocupación del territorio, se entiende como un componente de la


planificación territorial. Significa una política estructurada en la asignación de
usos de la tierra, localización de la población y de las actividades productivas en
los espacios geográficos nacionales. Por otro lado, constituye un proceso integral
y complejo, cuyos fines últimos se refieren al incremento del bienestar social y de
la calidad de vida, procesos en que interesa la consideración de parámetros de
índole físico, territorial, social, cultural, económico, y político-administrativo y que
van más allá de considerarlo como una técnica que debe concluir con la división

7
COMISIÓN DEL DESARROLLO Y MEDIO AMBIENTE DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. Nuestra
Propia Agenda, Fondo de Cultura Económica – PNUD. México.p. 71- 72.
9

política de un país o una región, o exclusivamente tener como objetivo final la


elaboración de un plan de ordenamiento territorial. El OT, en su versión holística,
debe contemplar la ocupación del territorio y todas las relaciones sociales que en
él se generan. Se puede decir, entonces, que el problema de OT, en Nariño, no
es propiamente de orden político-administrativo, ni de las soluciones aisladas de
carácter micro-económico sino de enfoque histórico y cultural, dentro de un
amplísimo contexto de relaciones sociales, espaciales y parentales, que ese
mismo proceso histórico ha concurrido a determinar.

El asunto de la organización del espacio se determina en un nivel político-


administrativo que se relaciona con el papel del Estado, en su misión de constituir
los Entes Territoriales, y la forma espacial en la cual se organiza la Administración
Pública; la definición de competencias y recursos de las entidades territoriales.
Además, el OT se asume en una dimensión económica que tiene relación con el
territorio como fundamento material de la producción, cuyo proceso de desarrollo,
a su vez, tiene como objetivos mejorar la calidad de vida de la población en el
marco de un desarrollo sustentable que oriente la organización espacial o
territorial, interactuar permanentemente con el componente político, manifestado
en la participación de estos actores en los cuerpos colegiados y la generación de
procesos de empoderamiento de la sociedad civil o de los diferentes sectores de
la actividad económica. A través de largos períodos de la historia de un territorio
se pueden observar sus diversas formas de apropiación y uso del mismo que, a
su vez, reflejan los disímiles tipos de dominación que las han creado; también se
analizan los procesos de desterritorialización generados por procesos violentos
que alteran la ocupación del territorio y fracturan su tejido social.

Como se puede apreciar, el problema de la ocupación del territorio conduce a


reflexionar sobre el proceso histórico de la relación entre la sociedad y el espacio
geográfico por ella habitado, que constituye el escenario de sus prácticas
cotidianas. El territorio nacional sirve de fundamento material para la producción
como proveedor de recursos naturales. La sociedad "valoriza" los recursos
10

naturales de acuerdo con su "modo de producción", reglamenta su uso, dado que,


en gran medida, su cantidad y calidad condicionan el desarrollo de la actividad
productiva.

En esta dirección, la investigación parte de estas premisas, como referentes


históricos y teóricos, para desplegar sus discernimientos y aprehensiones en un
objeto de estudio extremadamente complejo y rico en mediaciones,
determinaciones y condicionamientos.

La estructura de esta investigación se construye siguiendo la lógica del objeto


investigado, a partir de un aparato teórico-metodológico flexible, que orienta las
búsquedas y discernimientos y que tiene como base la hermenéutica propia de
las Ciencias Sociales;La primera parte contiene las generalidades políticas y
geográficas del área de estudio y la referencia de los conceptos metodológicos y
teóricos, el planteamiento del problema y su metodología que permiten construir
los objetivos generales, específicos y la hipótesis. Se analiza la situación teórica
actual del problema; además, refleja los aspectos teóricos y las diferentes
posiciones sobre la importancia y pertinencia del tema, además de definir los
términos fundamentales y los aportes teóricos de sus principales autores, casi
todos ellos provenientes de la sociología o de disciplinas cercanas a ella, y que,
desde la historia o el ensayo social explican el surgimiento y las características
más sobresalientes de la sociedad moderna y sus contradicciones desde las
sociedades prístinas, el inicio del régimen feudal imperante en Europa y cómo la
ciudad, entre otras instituciones, sirve de soporte para que siglos después
surgiera el capitalismo. Estos autores se acercan al análisis sociológico a partir de
la historia y sus aportes a la sociología.

Además, se busca precisar el concepto de espacio, territorio, ciudad y región, a


partir de la experiencia colombiana, introduciéndose el debate con los aportes de
autores nacionales, como: German Colmenares, (1973), Juan José Palacios
(1983), Fabio Zambrano (1993), Miguel Borja (1996) , Fernando Calero (1995) y
11

Orlando Fals Borda (2000) entre otros, y los aportes de los investigadores
extranjeros sobre el m, Rondinelli (1988), José Luis Coraggio (1989), Romá
Pujadas (1998), Odile Hoffman (2006) y Milton Santos (2007).

La segunda parte expone sucintamente el trabajo de campo, que tuvo como base
la cátedra de planificación social que se dicta en el Departamento de Sociología
de la Universidad de Nariño y que busca analizar los aspectos esenciales de la
ocupación del territorio del actual Departamento de Nariño, generados desde la
conquista europea en Colombia, haciendo énfasis en el poblamiento
precolombino y en la fundación de los primeros núcleos urbanos que sirvieron de
base para la actual ocupación del territorio, de categorías rurales como la e
inmóvil y rígida hacienda, ubicada en los fríos valles de las tierras altas de los
Andes, hasta la implementación del régimen de Reales de Minas en las tierras
bajas del Pacífico; desde la implementación de la encomienda y las reducciones,
hasta la discriminación extrema del ser humano, reflejada en la importación y
posterior sometimiento de numerosas comunidades negras ligadas a la
explotación del oro.

Estudia la conquista del territorio, que contiene la creación de las instituciones


políticas y sociales, los efectos en el poblamiento de América y de la región en
estudio, luego analiza el periodo de la Colonia, que estudia el desarrollo de esta
institución y la crisis social que generó, en la cual juegan un papel decisivo los
levantamientos sociales de fines del siglo XVIII y la formación de una clase
señorial, que jugó un papel fundamental en la formación del Estado–nación.

La tercera parte analiza la República, las causas, efectos y consecuencias que


creó la independencia, las contradicciones entre el naciente Estado y la Iglesia, la
creación del Departamento de Nariño, el surgimiento de un concepto de
Ordenamiento Territorial y de cómo se apropió el territorio, el papel de las guerras
civiles; además, la creación de nuevos entes territoriales, su vinculación al
mercado mundial del narcotráfico y sus efectos en el tejido social.
12

Esta visión de poblamiento se va a mantener como hilo conductor en las


diferentes propuestas políticas por las cuales se ha gobernado el territorio, desde
la precolombina, pasando por la conquista, la colonia y la República. En cada una
de ellas, se resaltan los principales conflictos sociales que generaron y que
dejaron su impronta en el desarrollo social de estos pueblos.

Por lo tanto, esta investigación explica e interpreta cómo, en una misma entidad
territorial (el Departamento de Nariño), surgieron dos formaciones sociales diversa
y, en algunas ocasiones, antagónicas: la situada en las tierras altas de Los Andes
(TAA), que tiene como unidad económica la explotación del minifundio y la
hacienda, y la de las tierras bajas del Pacífico Sur (TBPS), con la minería. Cómo,
en esa interrelación, se va construyendo un sentimiento de lo local y se crean sus
propios imaginarios y cómo estos generan en el tiempo las características
culturales de región que se mantienen hasta hoy.

La motivación central de este trabajo investigativo es reconstruir la formación y


ocupación de territorio y sus relaciones y conflictos con el Estado central. Hasta el
día de hoy, no existe un estudio sistemático de esta región, aunque se reconocen
los aportes de diversos esfuerzos dispersos del sur de Colombia.

Agradezco la disponibilidad de tiempo del Dr. Ernel González Mastrapa, director


del Departamento de Sociología, de la Universidad de la Habana, por su asesoría
metodológica; a los directores y empleados de los archivos históricos de Quito,
Cauca y Bogotá, por su afán de colaboración en la búsqueda de información; a
mis estudiantes, que con su crítica enriquecieron este trabajo, y al profesor
Gonzalo Jiménez, del Departamento de Filosofía y humanidades de la UDENAR,
que hizo como lector y consejero gramatical de este trabajo.

También se anexan: un glosario de términos, Tablas, ilustraciones y Mapas, que


amplían la información expuesta en este trabajo y contribuyen a una mejor
comprensión e interpretación de la realidad investigada.
13
14

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I

ESPACIO Y TERRITORIO
15

1.0. ASPECTOS FÍSICOS

1.1. Localización astronómica


El territorio del Departamento de Nariño se le situado entre los 0º 21º y 2º 40º , de
latitud norte, y los 76º 50º y 79º 02º de longitud al occidente del meridiano de
Grenwich; igual que el resto del país, se encuentra en la zona de bajas latitudes,
por lo cual sus días y noches son casi iguales8.

1.2. Posición geográfica


El Departamento de Nariño se sitúa en el rincón suroccidental del país, y limita
con el Ecuador; y entre el Litoral Pacífico y la vertiente occidental de la selva
amazónica, por el norte limita con el Valle del Río Patía.

Esta diversidad geográfica genera todos los pisos térmicos que se pueden
encontrar en los trópicos, desde climas cálidos (cero metros al nivel del mar) hasta
las nieves perpetuas en la cúspide de antiguos volcanes nevados.

1.3. Forma, extensión y límites


El Departamento de Nariño tiene la forma de un rectángulo inclinado; limita al
norte con el Departamento del Cauca, al sur con la República del Ecuador, al
Oriente con el Departamento del Putumayo y al occidente con el Océano Pacífico.

Tiene una extensión de 33.268 kilómetros cuadrados, que representa el 2.7% del
área total de Colombia (1.141.748 Km2); ocupa el sexto lugar entre las 32
entidades territoriales, después de los Departamentos de Amazonas, Caquetá,
Meta, Antioquia y Chocó.

8
Nariño, aspectos geográficos, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, subdirección de investigación y
divulgación geográfica, Bogotá, 1985. p 17.
16

El 52% de su territorio pertenece al Litoral Pacífico, un 40% a las tierras altas y los
valles interandinos de la Cordillera de los Andes y un 8% de su territorio hace
parte de la cuenca alta y media de la selva amazónica9.

Los limites del área de estudio, está determinada más por los aspectos culturales
de los pobladores del sur del país, antes que por sus límites geográficos o físicos.

1.4. CONFORMACIÓN POLÍTICA


El Departamento de Nariño fue creado el 6 de agosto de 1904, segregado del
actual Departamento del Cauca, con capital en la ciudad de San Juan de Pasto;
hoy lo conforman 64 municipios, cada uno de los cuales tiene un consejo
municipal y su respectivo alcalde.

1.5. MEDIO NATURAL


El medio natural es el espacio constituido por elementos geográficos relacionados
entre sí, los cuales se hallan en permanente dinamismo mediante el intercambio
de energía y materia. Algunos de estos elementos son abióticos (no vivos), como
el clima, el relieve, las aguas, etc.; otros son de índole biótica (vivos), conformados
por comunidades de seres con un mismo sistema de vida como: los animales, los
vegetales y, finalmente, la acción de los grupos humanos (antrópica), que modifica
el paisaje10; esta última interacción, por las características de este trabajo más nos
va a interesar.

9
Ibid. p. 25.
10
Ibid. p. 25.
17
18

Al paisaje geográfico, evoluciona por la acción dinámica de sus elementos y la


acción antrópica; las comunidades de animales y vegetales son más fácilmente
modificables por el hombre que aquellas de condición abiótica.

Al paisaje geográfico lo constituyen aquellos elementos del paisaje natural y


cultural. El primero, se considera como el conjunto de los siguientes elementos:
relieve, clima, suelos, vegetación, aguas, que no los ha modificado, el hombre y
se encuentran en estado prístino, como algunos bosques de la Llanura del
Pacífico, las cumbres de alta montaña en los Andes y la selva del piedemonte
costero.

El segundo, son los objetos realizados por el hombre y la intervención de éste en


el paisaje, dando como resultado que el entorno natural sea cada vez más
intervenido por el hombre y, por lo tanto se convierta en paisajes culturales, como:
la adecuación de tierras para la agricultura, la creación de ciudades y pequeños
poblados, el cambio en el curso de los ríos∗, la tala indiscriminada de bosques, la
introducción de especies animales y vegetales foráneas, etc.

1.6. CONFIGURACIÓN DE LA SUPERFICIE


Es el conjunto de desigualdades que se observan en la litosfera, como: montañas,
ríos, valles, volcanes y nevados, producidos por las fuerzas generadas en el
interior de la corteza terrestre, que dan como resultados fallas y plegamientos, y
fuerzas externas, como el viento, la temperatura, y la acción del hombre que la
modifica (procesos erosivos).

El Departamento de Nariño es una de las dos entidades territoriales que en


Colombia presenta todas las características del trópico, desde las tierras al nivel
del mar (tierras bajas, situadas fundamentalmente en el Litoral Pacífico) hasta las
tierras altas (cumbres andinas con nieve permanente en sus cúspides); esto se ha


Ver el texto, Relatos, revueltas y desventuras de la gente entintada del Pacífico Sur, de Ricardo Oviedo
Arévalo. Observatorio Social, 2009, Pasto; en especial, el acápite correspondiente a la construcción a efectos
del canal Naranjo, en la costa Norte del Departamento de Nariño. pp. 147-173.
19

denominado una micro-verticalidad ecológica y climática; según las características


de su relieve se tiene que, en Nariño, se distinguen tres grandes regiones
fisiográficas:

- La Llanura del Pacífico (Tierras Bajas del Pacífico, TBP)

- La Región Andina (Tierras Altas de los Andes, TAA)

- Vertiente oriental amazónica (Tierras Orientales, TO)

1.6.1. Llanura del pacífico


Es plana; se caracteriza por altas temperaturas, abundante lluvia y exuberante
vegetación. Su territorio lo cruzan numerosos ríos. Su anchura máxima en el sur
del país, es de 55 Km., frente a la desembocadura del río Patía. La conforman dos
tipos de paisaje:

- Las planicies de aluvión reciente

- El Andén aluvial o zona del mangle

Según West, la característica dominante de la margen pacífica del noroccidente de


sur América es una larga depresión estructural, denominada geosinclinal Bolívar.
Esta estructura forma las cuencas interiores actuales y a parte de las llanuras de
las tierras bajas costeras y se extiende por 1500 Km., desde el Urabá, al norte de
Colombia, hasta el golfo de Guayaquil, en el Pacífico ecuatoriano.

“Al sur de Guapi está ubicada la elevación de Tumaco, expresada por


colinas bajas que atraviesan el geosinclinal; el río Patía ha abierto su curso
a través de las rocas terciarias de esta débil estructura. El eje del
20

geosinclinal continúa hacia al sur, cerca de la costa, formando las planicies


de las cuencas de los ríos Mira, Mataje y Santiago11.”

Sin rasgos geomórficos los han formado deposiciones aluviales de los grandes
ríos que nacen en los Andes. En caso, los Ríos Patía (nace en el macizo
colombiano), Telembí (nace en la cordillera occidental),y Mira (nace en la
cordillera occidental ecuatoriana); en sus desembocaduras estos ríos forman
grandes deltas con intrincados esteros e islas, los cuales generan robustas
comunidades de manglares; a sus orillas costeras las influencian profundamente
la escorrentía de estos ríos, las mareas, las corrientes marinas, los terremotos y
la acción antrópica (Oviedo:1994) se pone decir que sus costas cambian de forma
permanente. Su anchura máxima es de unos 10 Km.

Durante la pleamar, las mareas inundan la desembocadura de los ríos,


introduciéndose el agua salada varios kilómetros tierra adentro.

El Delta del Río Mira cubre un área de 25 por 50 Km; Siendo el más grande del
Pacífico colombiano.

“Si el área tiene alguna unidad física, está dada por su clima húmedo y cálido, y
por el denso bosque tropical que constituye su cobertura vegetal.

Las tierras bajas del pacífico colombiano son la parte más lluviosa de las
Américas, con promedios anuales que varían entre 3.000 y 10.000 m.m. Su
ubicación entre 1º y 8º al norte del Ecuador, contribuye a que el área tenga altas
temperaturas durante todo el año y una humedad relativa que casi siempre pasa
del 90 por ciento12”.

11
WEST, ROBERT C. Las tierras bajas del Pacífico colombiano, Instituto Colombiano de Antropología,
Impreso por la Imprenta Nacional de Colombia, 2000. p. 41.
12
Ibid p. 33.
21

1.6.2. Zonas de colinas y cordillera occidental


Formadas por disecciones recientes de los sedimentos terciarios y del pleistoceno
hechas por las corrientes de agua. (Ídem). Su anchura máxima es de 30 a 60 Km,
entre la angosta franja costera aluvial y la Cordillera Occidental.
Allí, la mayoría de los ríos rompen hacia las tierras bajas; su altura promedio no
llega a los 400 sobre el nivel del mar; recostadas a la Cordillera Occidental,
condensan las corrientes marinas cálidas cargadas de agua y las lava en forma
abundante la lluvia, formando una típica selva húmeda tropical. Hoy se lo
denomina piedemonte costero.

1.7. REGIÓN ANDINA


Su rasgo más característico es la Cordillera de los Andes, que atraviesa al
Departamento de Nariño de sur a norte; al penetrar a Colombia, se forma el Nudo
de los Pastos, hoy llamado también Macizo colombiano, que lo conforman seis
Departamentos: Nariño, Cauca, Putumayo, Valle, Huila y Tolima, allí nacen los
ríos más importantes de Colombia: Magdalena, Cauca (desembocan en el mar
Caribe), el Río Caquetá (afluente del Amazonas) y el Patía (desemboca en el
Océano Pacífico); es lo que se llama la Estrella Fluvial de Colombia. De dicho
Nudo se desprenden dos grandes ramales andinos: la Cordillera Centro-oriental y
la Cordillera Occidental.

En su ramal occidental se presentan algunos volcanes, como el Chiles (4718 m),


Cumbal (4764 m), Azufral (4070 m); hacia el norte, la fosa tectónica del Patía,
donde el río rompe la cordillera y se llama la Hoz de Minamá (360 mts).

El ramal centro-oriental, más amplio que el anterior, presenta algunas formas


especiales, como: el altiplano de Túquerres-Ipiales, el Valle de Atríz y los volcanes
Galeras (4276 mts) y Doña Juana (4256 mts) (IGAC: 1985).
22

Dentro de esta región pueden distinguirse:

1.7.1. Cordillera Occidental


Es un gran anticlinal de material volcano-sedimentario del cretáceo, plegado
fallado posteriormente en el terciario. Se debe destacar la presencia de volcanes
de materiales andesíticos del terciario-cuaternario.

1.7.2. Cordillera Centro-oriental


Cadena montañosa alta y maciza, sin ondulaciones importantes en su eje,
coronada por varios conos volcánicos. Se compone de dos anticlinales: el
occidental, que contiene rocas volcánicas, y el oriental rocas metamórficas; el
Nudo de los Pastos se constituye como una de las áreas volcánicas más
recientes de los Andes colombianos.

1.8. EL CLIMA
El Departamento de Nariño se encuentra en la zona de bajas latitudes; se halla
bajo la influencia de la verticalidad del sol, con la presencia de la Cordillera de los
Andes y de las corrientes marinas, y de fenómenos marinos como “el niño”, que
produce periódicamente grandes sequías en las tierras altas durante los meses de
diciembre y abril e inundaciones en las tierras bajas del Pacífico; aún sus efectos
se encuentran en fase de estudio.

En la región del Litoral Pacífico, las precipitaciones anuales superan los 3000 mm
al año, mientras que en la región de colinas recostadas a la Cordillera Occidental
superiores a los 4000 mm al año, mientras que en la Región Andina (estación de
O. Pérez), no llegan a los 1700 mm al año, produciendo un fenómeno de abrigo de
montaña, muy notorio en el caso del Valle del Patía, que no llega a 1000 mm al
año.
23

1.8.1. Distribución mensual de lluvias


El Departamento de Nariño se caracteriza por tener dos regímenes de lluvia; uno
monomodal, en la Costa del Pacífico, con un semestre lluvioso de diciembre a
junio, y otro menos lluvioso de julio a diciembre; y el otro bimodal, con una
estación seca entre los meses de Julio a septiembre y una menos acentuada
entre enero y febrero.

1.8.2. Pisos térmicos


En el Departamento de Nariño existe todo tipo de clima, desde el cálido a nivel del
mar y de los estrechos valles interandinos, hasta el de nieves perpetuas en las
altas cumbres, teniendo en cuenta que este clima tropical la temperatura
disminuye un grado cada 186 metros, aproximadamente, que se asciende sobre el
nivel del mar.

Se pueden determinar los siguientes pisos térmicos:

- Cálido: cubre el 56% del territorio y se ubica especialmente en el Litoral


Pacífico y algunos valles interandinos, como el del Patía. Cero y 1600
metros s.n.m.

- Templado: es el 17% de la superficie del Departamento; se localiza a lo


largo de los estrechos valles interandinos y de las vertientes que forman la
parte media de los Ríos Guáítara, Juanambú y Mayo. Entre 1600 y 2000 m.
s.n.m.

- Frío: cubre el 18% de la superficie departamental y se sitúa en las tierras


altas de los Andes. entre 2000 y 3500 m. de altura s.n.m.

En este último piso térmico habita cerca del 70% de la población actual y
se ubican sus principales asentamientos humanos.

- Páramo: cubre el 9% de la superficie departamental, y se ubica entre 3500


y 4000 m. s.n.m.
24

- Nieves: cubre las cimas de los volcanes nevados Chiles y Cumbal, y se


ubica a más de 4000 m. s.n.m.

1.9. HIDROGRAFÍA
Los ríos son líneas de drenaje natural que llevan el exceso de agua superficial al
mar, y se convierten en agentes muy activos en la modificación del relieve, ya sea
destruyendo formas existentes o construyendo nuevas formas, como llanuras
aluviales, diques naturales, deltas y abanicos aluviales.

Los ríos, desde su curso, arrancan y transportan sedimentos, que luego depositan
en el curso medio y bajo; estos sedimentos contribuyen a la fertilidad de las tierras
aledañas, por acción de la escorrentía al depositar minerales precisos en sus
meandros.

Los ríos de esta región del país tienen las siguientes características:

Conforman dos vertientes: la occidental, con las aguas que van al Pacífico (ríos
Patía y Mira).

Las subcuencas del Guáitara, Mayo y Juanamabú y Alto Patía, que corren en
valles interandinos estrechos y produciendo el fenómeno de recalentamiento
conocido como “efecto de chimenea”.

Los ríos en las tierras altas no son navegables; en las bajas, por acción de la
escorrentía, depositan algunos de ellos oro y platino en sus meandros; son
navegables cuando irrumpen al Litoral Pacífico.
25

1.9.1. La cuenca del Amazonas


Recoge las aguas de la región oriental y las dirige, a través del Río Putumayo al
Río Amazonas y, posteriormente al Océano Atlántico.

Además, hay ríos que tienen una importancia geopolítica importante, como el Río
Mira, que nace en el Ecuador y desemboca en la parte colombiana del litoral; lo
mismo que el Río Mataje; ambos sirven de límites entre Colombia y Ecuador.

En la vertiente occidental, en la Llanura del Pacífico, se ubican las lagunas de


Pisbuí o El trueno y en la oriental la Laguna de la Cocha a 2760 m, s.n.m., que
tiene 20 km de largo y su anchura varía entre 3 y 5 km, con una profundidad
máxima de 75 m.

1.10. FORMACIONES VEGETALES


Con esta variedad de relieve, climas y ríos, se puede decir que esta región del
país posee una gran variedad de plantas y, por lo tanto de formaciones vegetales;
su característica es la biodiversidad extrema.

A continuación, se describen las principales formaciones vegetales del


Departamento:

- Páramo
Se caracteriza por extensos pajonales, donde predominan las gramíneas, que
pueden presentarse acompañadas por frailejones; los arbolitos son escasos y no
forman agrupaciones continuas. Se encuentra por encima de 3800 mts.

- Subpáramo
Tiene aspecto de matorral, con arbustos y arbolitos pequeños, muy ramificados,
con espacios abiertos, donde se encuentran plantas herbáceas de alta montaña.
26

- Bosque altiandino
Agrupa árboles pequeños, que no sobrepasan los 10 o 15 m de altura; sus copas
no se entrelazan sino que dejan espacios abiertos. Se encuentra entre 3000 y
3800 m de altura.

- Selva andina (bosque de niebla)


Se encuentra entre los 2000 y 3000 m; los troncos son rugosos y no tan rectos,
hay muchas variedades de epifitas (quiches, helechos y orquídeas); el suelo tiene
una capa espesa de musgos y desechos de los árboles; además, está poblado de
ficus, como los encenillos y robles; se ubica entre los 2000m y 3000 m. s.n.m.

- Selva subandina
Consta de tres estratos, como máximo; en el dosel superior, cerrado, de hojas
persistentes, los troncos son generalmente lisos y muy pocos ramificados, casi
todos de las familias de las lauráceas y algunas acacias; se hacen más notorias
las epifitas; en su dosel medio y en el inferior existen variedad de musgos y
plantas espinosas; se encuentra entre 1000 y 2000 m. s.n.m.

A lo largo de la Costa, se presentan playones de arena con escasa cobertura


vegetal en forma de parches discontinuos.

- Bosque de manglar
Constituido por arbustos y árboles entre 25 y 30 m de altura que se adaptan al
empuje de las olas; se desarrollan sobre lodazales con un alto grado de salinidad,
o sobre suelos orgánicos más ácidos y menos salinos.

- Hylea del Pacífico


Se distribuye en tres estratos de árboles; los más altos sobrepasan los 35 m, las
copas de los árboles se entrelazan, los troncos son rectos, las ramas y las hojas
se agrupan en la parte superior; las flores de la mayoría de los árboles nacen
27

directamente en el tronco y ramas principales; el sotobosque es relativamente


poco denso, el estrato herbáceo es pobre; se encuentra entre los 5 y 1000 m.
s.n.m.

- Bosque de guandal
Se deriva del nombre de dos especies de árboles predominantes, con alturas de
35 m o más es frecuente la presencia de palmas.

- Bosque de natal
Predomina el árbol del nato y es frecuente la presencia de otros árboles
característicos de las hyleas del Pacífico y, además, palmas.
Se encuentra en la desembocadura de los ríos al mar, donde se mezclan aguas
saladas y dulces.

1.11. LOS SUELOS


El suelo se puede considerar como una formación natural de la superficie
terrestre, resultante de la transformación de las rocas y de la materia orgánica,
mediante procesos químicos y biológicos, y de la influencia de diferentes factores
ecológicos.

Las diferentes clases de rocas, climas y relieves han dado lugar a la formación de
suelos distintos, que difieren en sus características físicas, químicas y
mineralógicas.

En el Departamento de Nariño existen suelos desde origen volcánico, producidos


a partir de la erupción, en épocas geológicas, de los grandes volcanes, ricos en
material orgánico y mineral, lo que los hace muy atractivos para el asentamiento
humano y sus actividades económicas.
Suelos arcillosos y pobres en nutrientes, como los de la Selva Pluvial del Pacífico
o la cuenca amazónica, mal drenados, superficiales, con un perfil edáfico escaso.
28

Ambos arenosos y bien drenados, como los de la línea del Litoral Pacífico, pero
pobres en nutrientes.

Actualmente, la erosión es un factor para tener en cuenta, respecto al uso y abuso


del suelo.

1.12. ESPACIO Y TERRITORIO

Para poder enriquecer el proceso de poblamiento en el Departamento de Nariño,


se debe antes tener claridad conceptual sobre algunas definiciones que
enriquezcan la relación hombre entorno-geográfico, en relación con los diferentes
tipos de dominación económica y social que ha tenido el territorio durante toda su
historia.

Los conceptos de territorio y espacio tienen un uso antiguo en las Ciencias


Sociales y Naturales. Para las Ciencias Naturales, el territorio es el área de
influencia y dominación de una especie animal, que lo domina de manera más
intensa en el centro y va reduciendo esta intensidad en la medida en que se
aproxima a la periferia, donde compite con dominios de otras especies; el
territorio, allí, es vital para la subsistencia y la reproducción de su prole y lo
delimita la resistencia del otro para preservar para sí sus propios recursos que,
además, le garantizan su subsistencia.

Las Ciencias Sociales incorporan el concepto de territorio para la especie humana


como el espacio de dominación, propiedad y/o pertenencia, de los individuos o las
colectividades, sean éstas naciones, Estados o pueblos; es decir, como espacio
sometido a unas relaciones de poder específicas, donde se crean y recrean las
contradicciones sociales que generan los diferentes juegos de los actores que
reinventan algún tipo de dominación, en el territorio, los objetos y todo tipo de
vínculos espaciales es posible, lo mismo que el juego de sus diferentes actores.
29

Por lo tanto, términos como ciudad, espacio, territorio, región y vínculos


espaciales remiten a categorías básicas a tener en cuenta en la definición de la
ocupación del territorio; no constituyen conceptos absolutos, neutros, ni
desprovistos de contenido. Por el contrario, el territorio y la región son
expresiones de la especialización del poder y de las relaciones de cooperación o
de conflicto que de ellos se derivan y explican el modo de producción y el
desarrollo desigual que impera, teniendo, entonces, que sus relaciones
económicas el (capital) “produce” territorio y “espacio”, en la medida en que se
generan rasgos homogéneos y dicotonómicos, tanto en la producción como en la
reproducción social del capital, es decir, que cada modelo económico genera, a
su vez, nuevos territorios y espacios, que corresponden al modelo de producción
correspondiente; en este caso, en algunas ocasiones se puede observar la
existencia de varios conceptos de espacio y territorio yuxtapuestos en un mismo
modelo económico, que representan el tránsito de lo precolombino a lo actual13.

Pero ninguno de estos conceptos ha sido propiedad exclusiva de las Ciencias


Sociales, también los han utilizado indistintamente otras disciplinas, en algunas
ocasiones deformando su definición epistemológica o simplemente desconocen,
desnaturalizan sus significados, los cosifican, utilizados, de esta manera,
confusamente, para significar diferentes conceptos, los cuales, por el abuso, se
vuelven polisémicas, como invita a reflexionar Fals Borda: “quitar de la mente
algunas telarañas concernientes a la idea del espacio. Por regla general, vemos
éste como una entidad de dimensiones físicas (alto, largo, ancho, pequeño,
grande) que, una vez dadas, quedan estáticas configuradas para resistir los
cambios14”. Este es el análisis clásico mecanicista newtoniano de la construcción
social de la visión de territorio rígido con límites definidos; para este autor, “es
necesario derruir la idea clásica y concebir el espacio como un ente flexible y
variante, con impulsiones que van y vienen, no solo por el principio antrópico sino
por el de la construcción social en el tiempo que ha venido enmarcando la
13
MAHECHA DELGADO, Ovidio. El espacio en la geografía contemporánea. Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá. 2003. p. 23.
14
FALS BORDA, Orlando. Acción y espacio, autonomías en la nueva república. TM Editores, Bogotá. 2000.
p.1.
30

explicación sociológica contemporánea.”15 Es decir, un ente de construcción


eminentemente social, en que, como en la pintura renacentista de Giotto (1267-
1337), prime el sfumatto en sus fronteras, antes que los límites definidos de las
acciones de sus diferentes actores.

1.12.1. EL ESPACIO SOCIAL


Antes de definir el concepto de territorio, se necesita precisar lo que se entiende
como espacio. Al respecto, Milton Santos (1926-2001) propone concebirlo como
“un conjunto indisociable, solidario y también contradictorio, de sistemas de
objetos y de sistemas de acciones, no considerados aisladamente, sino como el
contexto único en que se realiza la historia”16. De esta manera, se desarrolla una
construcción simbiótica entre objetos y acciones; los sistemas de objetos no
ocurren sin los sistemas de acciones y estos últimos no suceden sin los primeros.
Todo ello lo permea el tiempo, que se construye históricamente.

Para Santos:

“Al principio la naturaleza era salvaje, formada por objetos naturales, pero a lo largo de la
historia van siendo sustituidos por objetos fabricados, objetos técnicos, mecanizados, y
después cibernéticos, haciendo que la naturaleza artificial tienda a funcionar como una
máquina. A través de la presencia de esos objetos técnicos: centrales hidroeléctricas,
fábricas, haciendas modernas, puertos, carreteras, ferrocarriles, ciudades, el espacio se
va marcando por esos agregados, que le dan un contenido extremadamente técnico.

El espacio geográfico hoy es un sistema de objetos cada vez más artificial, provocado por
sistemas de acciones igualmente imbuidas de artificialidad, y cada vez más tendientes a
17
fines extraños al lugar y a sus habitantes” .

Por lo tanto, se necesita diferenciar entre cosas y objetos, entre lo natural y lo


artificial, entre lo “dado” y lo que “hace” el hombre; los objetos son el resultado
del desarrollo tecnológico del hombre a través de la historia; hoy, la tendencia es

15
Ibid. pp. 1-2.
16
SANTOS, Milton. La naturaleza del espacio, Ariel Geografía. Barcelona. 2000. p.54.
17
Ibid: p.54.
31

que los objetos cada vez son más numerosos que las cosas, las reemplazan: “En
un principio todo eran cosas, mientras que hoy todo tiende a ser objetos”18.

Estos objetos no sólo contemplan lo utilitario (utensilios y herramientas), también


incluyen sus expresiones semióticas que surgen del imaginario de los grupos
sociales y que hoy se lo puede ver en la construcción de la ciudad, donde se
yuxtaponen diferentes sistemas de concebir los vínculos de transporte en sus
diferentes modos de dominación y que se proyecta, entre otros, sobre la malla vial
urbana, que obstinadamente quieren cambiar los urbanistas y planificadores a
favor de nuevos objetos, más eficaces para sus intereses mercantilistas.

Para teóricos de la sociología como Weber, la acción:

“Debe entenderse como una conducta humana (bien consista en un hacer externo o
interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen
a ella un sentido subjetivo… La “acción social”, por tanto, es una acción en donde el
sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose
19
por ésta en su desarrollo” .

Es decir, solo es válida en la medida en que contenga un alto contenido de


racionalidad y en la que intervengan otros actores, que posibilitan definir el
propósito de dicha acción; en su construcción de tipos ideales, se puede señalar
que interesa las acciones de tipo tradicional, racional y carismático, que se
manifiesta en la forma de gobernar el territorio desde tiempos pretéritos y que
hasta hoy, con algunas variables, se mantienen en el imaginario local e invocan
viejos recuerdos sobre “mejores” épocas pretéritas y de supuestas “tiranías
bolivarianas” generadas a través del triunfo de la república a principios del siglo
XIX.

18
Ibid. p. 56.
19
WEBER, Max. Economía y sociedad. Fondo de Cultura Económica. México.2004. p.5.
32

De esta manera, para Santos:


“La acción es un proceso dotado de propósito, y en el cual un agente, modificando
alguna cosa, se transforma a sí mismo. Esos dos movimientos son comitentes. Se
trata, por otra parte, de una de las líneas básicas de Marx y Engels. Cuando, por medio
del trabajo, el hombre ejerce su acción sobre la naturaleza, es decir, sobre el medio,
se cambia a sí mismo, su naturaleza íntima, al mismo tiempo que modifica la
20
naturaleza externa” .

Según Coraggio:

“En lo referente a las ciencias sociales, el término espacio es utilizado algo


descuidadamente, simplemente cuando se le agrega el adjetivo social o, más
específicamente: económico, político, etc. En muchos casos denotando meramente
ciertos recortes territoriales de significación económica, política, etc. Con esto,
prácticamente no se diferencia entre espacio y región. Por lo demás, la determinación
social, que estableciera una diferencia con respecto a la natural, suele aparecer como
un simple criterio alternativo y paralelo para recortar segmentos del territorio
21
(oponiéndose las regiones naturales a las regiones económicas, etc.)” .

Para éste, la espacialidad no es una propiedad exclusiva de los cuerpos, pero sí


una nueva definición de la espacialidad aplicada al territorio que, “es el momento
categorial fundamental de todo lo corpóreo real; es lo que abarca todos los
momentos, de la extensión, de la forma, la posición, la distancia, la dirección y la
diversidad de dirección, por eso abarca también el movimiento y las conexiones
espaciales”22.

Fals Borda difiere del criterio newtoniano de rigidez y permanencia en el tiempo y


se acerca más a las teorías relativistas de Einstein, donde el movimiento y la
transformación es lo característico y, por lo tanto, las fronteras del mismo espacio
se confunden y crean límites fluidos poco diferenciados o imposibles de ser

20
SANTOS, Milton, Op. Cit. p.67.
21
CORAGGIO, José Luís. La cuestión regional en América Latina. Centro de Investigaciones ciudad de
Quito. Ecuador. 1989. p. 69.
22
Ibid. p. 69
33

demarcados; se acerca de esta manera a la teoría marxista de la gradualidad en


los cambios sociales y de éstos con su entorno natural23.

Por lo general, los sociólogos y antropólogos han tratado de cambiar la visión


puramente mecánica que se tiene sobre lo espacial. Lo entienden a partir de las
leyes que lo construyen o reconstruyen socialmente y dejan implícita la
espacialidad física como tal; esta investigación reconoce estos aportes y los
asume creadoramente.

Se sigue considerando que hombres y territorios, en tanto son materia, tienen una
dimensión espacial, siendo imposible su existencia sin esta dimensión o más allá
de ella. De ahí que el concepto de región, ordenamiento territorial, etc., se debe
comprender dentro de lo espacial por esta dimensión y condición primaria de su
existencia, sin confundirse con la sola referencia aislada a territorio o superficie
terrestre. Sobre dicha superficie, se desarrollan los procesos naturales y los
fenómenos sociales, en un sentido interrelacionado y dialéctico, que configuran lo
“espacial” en última instancia.

Por lo tanto, los objetos del espacio geográfico contemporáneo no son


colecciones al azar, sino sistemas que surgen a partir de un comando único y que
parecen dotados de una intencionalidad más definida que en épocas anteriores,
intencionalidad que puede ser mercantil o simbólica. Se vive en una época en que
el número de objetos del espacio geográfico se ha multiplicado exponencialmente:
en los últimos cuarenta años, se vieron surgir sobre la faz de la tierra más objetos
que en los anteriores cuarenta mil años.

Hoy, el valor de los objetos depende de su eficiencia, de su contribución para la


productividad de la acción económica y de otras acciones, con objetos que
tienden a la unicidad; es decir, por primera vez en la historia del hombre, tiende a
ser el mismo sistema de reproducción de objetos en todas partes. Esto ocurre
23
FALS BORDA, Orlando. Op. Cit. pp.2-5.
34

principalmente con los objetos de los sistemas hegemónicos surgidos para


atender las necesidades de las acciones hegemónicas. Sólo es posible realizar
estas acciones sobre un territorio, en el que se reproduce el sistema productivo.

En la Conquista, el espacio solo se concebía como un vasto horizonte de


diferentes operaciones militares y mercantiles; en las primeras, sólo era válido en
la medida en que el espacio se supeditara a la capacidad de las huestes para
entrar, cabalgar y ranchear; y en las segundas, para crear, antes que ciudades,
improvisadas factorías donde se pudieran acumular las riquezas generadas por el
saqueo a las comunidades prehispánicas; en la Colonia, lo característico fue
superponer los nuevos núcleos urbanos sobre las behetrías indígenas y relacionar
la funcionalidad espacial en torno a su cercanía a la explotación del oro24.

A partir de la última década del siglo pasado, nuevamente el espacio se redelinea


a partir de la utilidad militar, se redefine su uso, afecta procesos de poblamiento
en las fronteras agrícolas o mineras y genera grandes fenómenos de
desterritorialización, creados no sólo por los hechos de la confrontación armada,
sino también por la introducción, a la fuerza, de procesos agroindustriales, de
carácter de plantación, la cual tiene como características el monocultivo
acompañado de procesos agroindustriales, que casi siempre se generan en
centros urbanos desarrollados; de esta manera, el espacio rural lo monopolizan
las fuerzas más agresivas del mercado, muchas de ellas provenientes de los
actores sobrevivientes de las diferentes guerras y enfrentamientos del
narcotráfico, que generan nuevas lecturas espaciales, donde lo autóctono y propio
se mira como un estorbo para los nuevos usos del suelo planteados por estos
nuevos actores económicos y, como en el caso de la Colonia solo se les permite
un uso espacial del territorio a aquellos individuos o comunidades que aceptan
estas nuevas realidades sociales y económicas.

24
TOVAR, Hermes, La estación del miedo o la desolación dispersa, Ariel Historia, Bogotá.1997. p.144.
35

1.12.2. EL TERRITORIO
Analizar el territorio (del latín, terra) es importante para su comprensión histórica
de formación y ocupación social en Colombia y el actual Departamento de Nariño.

Para ello, se debe tener en cuenta que toda relación social tiene como escenario
el territorio, que sirve para materializar las relaciones sociales y delimitar las
formas de dominación que allí ejerce el Estado.

Por lo tanto, se convierte en un espacio donde se ejerce, se administra y gestiona


el poder que se genera a través del Estado, pero, también, el de sus actores y de
sus organizaciones sociales o empresariales, las cuales construyen vínculos
espaciales con otros territorios o con el imaginario de nación o de otras naciones
que se construye entre ellos.

Se debe recalcar que el territorio es, ante todo una construcción social; para su
estudio y conocimiento, incluye el estudio detallado de sus procesos de
producción y reproducción del capital, pero, también, de las relaciones sociales
que produce, teniendo en cuenta que en las mismas génesis del origen del
Estado colonial o del capitalismo, se definen por crear sistemas profundamente
desiguales, fuertemente estratificados y excluyentes, que, para Duverger (1917-
), son la esencia misma de esa génesis: “ el sistema occidental se formó en el
interior de un sistema absolutamente diferente, que podríamos llamar
“aristomonarquía”, que tenía como base la igualdad de los hombres frente a la ley
pero no frente a sus semejantes”25.

Esto hace que su apropiación, frente al territorio, también sea desigual y


excluyente, lo que lleva a que un mismo tiempo y momento concurran y se
yuxtaponen distintos conceptos, identidades y apreciaciones sobre él y su
relación con los demás vínculos que se puedan dar; se generan consensos

25
DUVERGER, Mauricio. Las dos caras de occidente. Ediciones Abril. Barcelona.1972. p.19.
36

territoriales pero, también, se generan conflictos, como lo afirma el sociólogo


Manuel Castell (1942- ):

“En un mundo globalizado como el nuestro, la gente se aferra a su identidad como fuente
de sentido de sus vidas. Eso dicen los datos y eso revelan los conflictos sociales o
violentos, que configuran el mapa dramático de una humanidad convulsionada y que se
remiten casi siempre a la defensa de identidades agredidas.

Cuanto más abstracto se hace el poder de los flujos globales de capital, tecnología e
información, más concretamente se afirma la experiencia compartida en el territorio, en la
historia, en la lengua, en la religión y, también, en la etnia. El mito universalista de los
racionalismos liberal y marxista ha sido desmentido por la experiencia histórica. La
cuestión que se plantea, entonces, es la de las condiciones de su comunicación en un
futuro compartido. Pero pensar la relación de identidades en su diversidad exige su
26
reconocimiento previo” .

Lo anterior produce una apropiación del imaginario territorial desigual,


desequilibrado, por esencia excluyente y opresor, que por su carácter social, es
móvil y mutable, lo que al derrumbarse, como fue el tránsito de la Colonia a la
República, puede arrastrar sus anteriores instituciones y relaciones, las adaptan a
nuevas realidades, pero, en ultimas, permiten que los grupos fundantes de estas
desigualdades sigan gozando de privilegios históricos y mantengan en el tiempo el
poder que se ejerce sobre los demás actores; las “nuevas instituciones” siguen
con la vieja práctica de avasallar al otro, ya no por las normas heredadas por una
dominación tradicional, sino ahora por cuenta de la democracia y la racionalidad.

Entonces, cuando se habla de territorio, se refiere a una extensión terrestre con


límites creados por el hombre y en la cual se incluye y se desarrollan las
relaciones de poder y/o posesión de individuos o de grupos sociales, que se
manifiestan en la creación y recreación de imaginarios de soberanía, pertenencia,
apropiación, disciplina, vigilancia y jurisdicción, que determinan los límites de ese
territorio, le dan características homogéneas, las cuales le adscriben

26
Diario El País. 18 de Febrero. 2003. Madrid. España.
37

características propias que lo van a diferenciar de otros territorios; entonces, tiene,


que el significado de territorio se relaciona con el dominio que se ejerce sobre él y
se liga en muchas ocasiones, al concepto de lo público y estatal (baldíos, tierras
comunales, entidades territoriales, normas, jurisdicción, etc.) y, en otras, a lo
privado (área de influencia del mercado de una empresa, propiedad privada, etc.),
aunque no se descarta la combinación armónica o en conflicto de estos dos
conceptos. En últimas, el territorio es el espacio apropiado por el hombre, para
asegurar su reproducción y la satisfacción de sus necesidades vitales, que pueden
ser materiales o simbólicas27.

De esta manera, el territorio se construye a partir de la actividad espacial de


actores que operan en diversas escalas. Esta actividad espacial se refiere a la
intrincada red espacial de relaciones y actividades, de conexiones espaciales y de
localizaciones con las que opera un actor determinado, ya sea un individuo o un
grupo de ellos, o agentes particulares, como los propietarios de una empresa
local, nacional o transnacional, unas ONGs o cualquier grupo de poder. Dado que
la capacidad y alcance de la actividad espacial es desigual y convergente en los
lugares, la apropiación de territorio y, por consiguiente, la creación de la
territorialidad, generan una geografía del poder caracterizada por la desigualdad,
la fragmentación, la tensión y el conflicto.

Al darse el fenómeno de que en un mismo espacio nacional o regional operan


agentes o actores que ejercen jurisdicción y mando y delimitan su territorio frente a
los otros, o yuxtaponen su poder sobre otros actores ya establecidos, existen
organizaciones guerrilleras que se territorializan y expulsan o dominan actores
territoriales locales; migrantes que se apropian de las periferias urbanas o emigran
a otros países vecinos, compañías comerciales que superponen o fragmentan su
territorio represiva a los Estados.

27
JIMENEZ, Gilberto. Cultura, territorio y migraciones. Revista Altaridades. Departamento de Antropología,
Universidad Autónoma Metropolitana. México. 2001. p.6.
38

En el espacio local, desde el siglo XVII, dos proyectos macro-económicos


distintos, generaron apreciaciones diversas de apropiación del territorio en el
Departamento de Nariño; crean dos formaciones sociales antagónicas pero, a su
vez, complementarias: en las Tierras Altas de los Andes (TAA), se estableció la
hacienda, que tenía como mano de obra a las comunidades indígenas, que
conformaban su unidad básica de producción económica y de poblamiento, lo que
desarrolló una visión lascasiana de ocupación del territorio; y en las Tierras Bajas
del Pacífico Sur (TBPS), la explotación de los placeres del oro y la importación de
mano de obra esclava fue una característica de esta economía extractiva, que
tuvo como proyecto de poblamiento las riberas y meandros de los ríos, donde se
asentaban la mina y sus centros urbanos, desde la cual se reconstruyeron sus
redes de vínculos espaciales y económicos, se crean su propia imagen identitaria,
que tenía como base la esclavitud, que expresa la exclusión extrema de su mano
de obra, con una élite de “los señores del oro”, que serán protagonistas de primera
fila en la creación del imaginario de lo local en el hoy Departamento de Nariño.

Lo anterior genera procesos de apropiación, de identidad y afectividad, mejor


conocidos como procesos de territorialidad, que revela el grado de control de una
persona, los grupos sociales, el Estado, las empresas nacionales o
multinacionales sobre una determinada porción del territorio, que generan un
conjunto de prácticas y sus expresiones materiales y simbólicas capaces de
garantizar la apropiación y permanencia de un territorio por un determinado agente
social, o el Estado, como lo manifiesta el chileno Sergio Boisier :

“Nos gusta, en nuestra propia fatuidad, recordar que Aristóteles hablaba del hombre como
un “animal político”, que encontraba en el ágora y en la polis los espacios para su
realización social, como arquitecto de la cosa pública, la “res publica” como dirían más
tarde los romanos. Tratamos de ocultar o de no recordar el hecho más primario de ser el
hombre un “animal territorial”, que ocupa, usurpa y defiende su entorno físico con igual o
peor ferocidad que cualquier otra especie animal. Con mucha mayor ferocidad a partir de
su paulatino dominio de la técnica de las armas destructivas. No nos gusta recordar esta
faceta de nuestra personalidad, quizás precisamente porque ella nos recuerda nuestra
cercanía indesmentible al mundo primitivo de las fieras. El cerco en torno a la casa, la
39

muralla en torno a la ciudad, los hitos y alambradas en torno al país, ¿qué son sino
28
mecanismos de preservación del territorio propio?”

Se tiene, entonces, que la territorialidad se asocia con apropiación y ésta con


identidad, pertenencia y afectividad espacial, que se combinan y definen
territorios apropiados de derecho, de hecho y afectivamente. Al hoy Departamento
de Nariño, desde tiempos precolombinos, lo recubren territorios que se
sobreponen o se complementan y derivan en diversas formas de percepción,
valoración y apropiación; es decir, de territorialidades que se manifiestan
cambiantes y conflictivas. Las lealtades al territorio nacen del grado de
territorialidad, y en un mismo espacio se pueden yuxtaponer varias lealtades a
distintos actores territoriales (animal territorial) y, en muchas ocasiones, se
manifiesta como regionalismo, que se expresa históricamente por la presencia o
ausencia, la inclusión o exclusión de los diferentes actores que se interrelacionan
con el poder.

Pero, también, en el territorio, se dan procesos de desterritorialización, donde se


conciben procesos de pérdida de territorio derivados de los conflictos de poder
generados por los diferentes actores territoriales, que se pueden manifestar en
forma pacífica o violenta; en la primera, se manifiesta por el ingreso de empresas
que, en el juego de la “libre competencia”, pueden expulsar pacíficamente a sus
competidoras, reconstruir redes de distribuidores y pertenencia a sus clientes a
partir de mejores precios y de calidad o de una combinación de los dos; o, en
forma violenta o de extremo conflicto, cuando los diferentes actores tratan de
dominar el territorio a partir de la imposición de la fuerza de las armas o del terror
y, que se manifiesta por el desplazamiento forzado de sus pobladores, la pérdida
de su tejido social, los ponen en un estado de alta fragilidad social en la medida en
que se fracturan su sentido de pertenencia y sus imaginarios identitarios, llevan al
individuo o su grupo social a un estado de indefensión frente a sus victimarios o a
los demás actores receptores; convierten, de esta manera, a terror en un factor de

28
BOISIER, Sergio. Crónica de una muerte frustrada, el territorio en la globalización. Charla pronunciada el 27
de julio del 2001.INAP, Chile.
40

poder y de reorganización violenta del territorio; como dice la investigadora


noruega Lussa Malki:

“La identidad (de los refugiados) siempre es móvil y cambiante, en parte una
autoconstrucción, por otra parte una categorización impuesta por otros, en parte una
condición, un status, una etiqueta, un arma, un escudo, un fondo de memorias… el
desplazamiento conlleva un cambio radical en el contexto (la tierra, el trabajo, la
participación social) y en la relación con los otros, atravesadas, primero, por hechos
violentos, y luego por la imposición de categorías estigmatizantes. Pero el desplazamiento
también activa resistencias y nuevas búsquedas y representaciones de lo propio o
29
simplemente aferrarse a ese fondo de memorias ”.

Colombia, y el Departamento de Nariño, han sufrido periódicamente de esta ola de


migrantes generados por los conflictos políticos y sociales internos, desde la
época de la temprana República, pasando por la Guerra de los Mil Días, la
violencia partidista de mediados de siglo, hasta este último periodo violento,
cuando la guerra, como nunca, está en casi todo el territorio del Departamento; lo
nuevo es que los diferentes actores violentos tienen diversas prioridades sobre la
apropiación y uso del territorio, desde el narcotráfico hasta la toma del poder por
las armas.

De manera que, al examinar el problema del poblamiento del territorio y de sus


consecuencias de territorialidad, se requiere hacerlo en una perspectiva espacio-
temporal o socio-histórica; al tener en cuenta las relaciones de lo local, con lo
regional, nacional e internacional en que ocurre su dinámica económica, social y
política, los intereses y los conflictos por y en el territorio de sus diferentes actores
y los procesos de territorialización y desterritorialización que se producen, y cómo
éstos, a su vez, generan una nueva visión de territorio, construido, reconstruido y
poblado por actores violentos que, a partir de la fuerza y/o el terror, se han
impuesto sobre los demás, se generan a su vez, nuevos conflictos sociales, que
tienen como telón de fondo los problemas originados por un desarrollo desigual,

29
Citada por Donny Meertens. Desplazamiento e identidad social. Revista de estudios Sociales No 11.
Universidad de los Andes.2002. Bogotá. pp. 101-102.
41

que crea diversos imaginarios de lo local, alimentados, en los últimos tiempos, por
el ingreso del negocio del narcotráfico a lugares históricamente pauperizados y
aislados de la construcción del Estado nacional.

1.3. LA REGIÓN
Etimológicamente, en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
se define región como: “(del latín regio) Porción de territorio determinada por
caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía,
administración, gobierno, etc. Cada una de las grandes divisiones territoriales de
una nación, definida por características geográficas e histórico-sociales, y que
puede dividirse a su vez en provincias, departamentos, etc. Y en su definición
militar: cada una de las

ILUSTRACIÓN 1
TÚQUERRES, VISTAS DE LOS VOLCANES CUMBAL Y CHILES.1853

FUENTE: Geografía física y política de la Confederación Granadina, Tomo III, UNICAUCA. Bogotá. 2002.
42

partes en que se divide un territorio nacional, a efectos de mando de las


fuerzas terrestres en el mismo”30.

Si se parte de la definición militar, se llega a que precisamente la palabra región


tiene sus raíces etimológicas en las divisiones que practicaban los augures latinos
al delimitar, mediante líneas “rectas”, determinados sectores del cielo formados
por grupos de estrellas. Acompañados de preocupaciones en ciertas medidas
parecidas, los geógrafos, y luego otros estudiosos de los fenómenos que se
suceden en el espacio terrestre, se han esforzado por dividir la superficie terrestre
en sectores, para proceder a su estudio y descripción.

“Desde una perspectiva de las ciencias sociales, podemos sostener que la región
sociocultural nace de la historia, de un pasado vivido en común por una colectividad, en
una porción de territorio; es la expresión espacial —en un momento dado— de un proceso
histórico. Durante generaciones, la población de un área territorial experimenta las mismas
vicisitudes históricas, afrontando nuevos desafíos. Tuvieron los mismos líderes y se
guiaron por modelos de valores semejantes: de aquí surge un modelo de vida peculiar y, a
veces, la voluntad de vivir colectivamente que confiere la identidad a la colectividad
31
considerada) ”.

La región, de esta manera, fue, en el pasado, un sinónimo del ejercicio de una


territorialidad absoluta de un individuo, familia o grupo, territorialidad a veces
manifiesta a través de algunas características de identidad, de exclusividad y de
límites, pero también de un origen y una historia común, que hace que surjan
solidaridades e identidades comunes de regionalidad que la identifican y que en el
caso del Departamento de Nariño, se ligan profundamente con los procesos
políticos electorales, donde los “barones electorales” han marcado, con sus
excentricidades y despotismo, estas regiones. Estos rasgos homogéneos son el
hilo conductor de esta investigación.

30
Diccionario De La Real Lengua Española, Vigésima Primera Edición. Madrid 1998.
31
http://www.participaperu.org.pe/. Giménez 1994b: 71
43

Para autores como Miguel Borja, las regiones han sido la célula en la cual ha
descansado la organización y posterior desarrollo del concepto de Estado
Nacional en Colombia; con ella se formó el concepto de país en la Colonia y
posteriormente se recompuso en la República32 y solo se interrumpe con la
promulgación de la Constitución Política de 1886, cuando se buscó anular las
provincias y regiones, por los de: nación, Departamento y municipio, como
entidades territoriales del nuevo Estado33.

Para Orlando Fals Borda, provincia y región pueden tener las mismas
características, especialmente por sus definiciones etimológicas originadas en los
confines del Imperio Romano, especialmente de las antiguas provincias de
Hispania y Galia, “de donde derivamos en Colombia el modelo provincial, que
vieron el florecer unidades (territoriales) relativamente pequeñas constituidas por
“países” que, a diferencia del sentido nacional que hoy damos a esta palabra,
eran simples lugares, aldeas o territorios campestres muy reducidos, como la
ínsula Barataria de Sancho Panza, en donde los habitantes se identificaban entre
sí por costumbres, dialectos y estilos de vida propios34”.

Para el colombiano, Alberto Mendoza, la región: “Es una porción del territorio, de
tamaño variable, delimitada por límites arcifinios, individualizada por algún
elemento unificador que la distingue, le imprime el carácter único y la hace
singular frente a otras regiones”35.

José LuisCoraggio se refiere a la región como “ámbitos o áreas, definidas a partir


del dominio territorial particular de una relación de acoplamiento o de una relación

32
BORJA, Miguel. Estado, sociedad y ordenamiento territorial en Colombia. IEPRI. Universidad Nacional de
Colombia.1996.Bogotá. p. 26.
SANTOS, Milton, Op. Cit.p.54
33 33
BORJA, Miguel. Estado, sociedad y ordenamiento territorial en Colombia.. IEPRI. Universidad Nacional
de Colombia.1996.Bogotá. p.26
34
FALS BORDA, Orlando. La insurgencia de las provincias. IEPRI-UNAL. 1988. Bogotá. pp.27 28.
35
MENDOZA M., Alberto. Colombia: Estado regional y ordenamiento territorial. Sociedad Geográfica de
Colombia, 2000. Bogotá. p.49.
44

de semejanza”36 (homogeneidad) y define las relaciones entre naturaleza y


sociedad cuando dice que lo natural no es algo que subyace “debajo” de lo social
sino que está en el interior mismo de las estructuras y procesos sociales; lleva a
considerar a la colectividad asentada en el ámbito definido como región como un
complejo social-natural, donde no sólo hay agentes sociales y sus relaciones, sino
también elementos naturales relacionados a través de procesos ecológicos, y, así
mismo, un sistema de relaciones sociales de apropiación de elementos naturales
por los elementos de la sociedad”37.

Rofman plantea que el concepto de región parte de reconocer que cada sociedad
organiza su espacio y le imprime una forma específica de configuración38.

Además, Manuel Castells observa que estas definiciones deben ser enriquecidas
con nuevos sucesos, como la tecnología, especialmente aquella que supera los
límites de lo local y nacional y ubica en una aldea global; para el autor, éste es
uno de los temas a definir en el actual milenio39.

La tecno-región se define, según Luke, por las vinculaciones creadas por avances
científicos, técnicos e informativos que desbordan a nivel macro los límites de los
territorios. Surgen allí los poderosos mundos de las empresas multinacionales,
vinculaciones económicas sectoriales o regionales, redes comunicativas de
ONGs, y la Internet, y se forman conjuntos geo-políticos y alianzas como la Unión
Europea, la OEA, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la NAFTA y el
MERCOSUR, entidades que van adquiriendo progresiva identidad y autoridades o
personeros propios.

36
“En consecuencia se rechazan las concepciones que consideran la región como: a) forma espacial
más contenido natural; o b) forma espacial más contenido natural más contenido social, y adopta el
criterio de que la región es forma espacial de un subconjunto social (complejo social-natural) o, en forma
más amplia, que la regionalización es forma espacial de una sociedad” CORAGGIO, José Luís, La
cuestión Regional en América Latina., Centro de Investigaciones Ciudad, Quito, 1989. p. 91.
37
Ibid.
38
PALACIOS, Juan José. El Concepto de Región: dimensión espacial de los procesos sociales. En:
Revista Interamericana de Planificación, vol. XVI I No. 66, México junio 1983, p. 58.
39
CASTELLS, Manuel. La ciudad informacional, tecnologías de la información, reestructuración
económica y el proceso urbano regional. Alianza Editorial. Madrid. 1995. p.427.
45

Estas teorías sobre “región”, “ocupación del territorio”, han tenido algún desarrollo
en los últimos tiempos, y ayudan a determinar el sentido más general de lo que
significa la “apropiación social del espacio”.

Resulta racional la utilización del concepto de formación social de la región como


organismo históricamente determinado, lo cual subyace en la base de la
organización y configuración eventuales de lo espacial.

La formación económico-social, sobre todo en la actualidad y en la sociedad en la


que precisamente aparece como concepto (marxista), tiende a aplicarse a
comunidades del orden nacional, de donde se deduce que lo regional compartiría
rasgos esenciales de un sistema nacional y puede calificarse según el tipo de
variante que presente respecto a esa formación social tendencial de tipo macro.

Para el efecto, este concepto de “región”, que busca ser integral, se desarrollaría
al dar cuenta los mitos fundamentales como: nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas regionales; relaciones de producción; organización y nivel tecnológico
de la economía; grado de concentración económica; distribución del ingreso,
niveles de organización social, grado de participación en el conflicto.
Posteriormente, y con base en estos indicadores, se encontraría el modo de
producción dominante, los modos subordinados, las formas de coexistencia entre
sí, el grado de vinculación con el mercado regional y nacional; o sea, lo referente
a los elementos de la estructura económica y estructura política.

Otros autores han buscado inscribir la integración de lo espacial y lo regional


dentro del fluyente proceso de la historia que debió caracterizar a toda
averiguación sobre una determinada formación económico-social. De esta
manera, se intentan superar las notorias limitaciones de los estudios regionales
que únicamente consideran lo singular y característico de las regiones, tal y como
aparecen en el presente, sin tener en cuenta el sentido integral de las influencias
pasadas y de las tendencias futuras. También se quiere ir más allá de considerar
46

a la región “como entidades autónomas separadas del sistema nacional o


internacional del que forman parte, el cual llega así a concebirse como la mera
suma de sus regiones”40; este estudio trata a la región con sus contradicciones
internas, en especial las generadas por procesos económicos disímiles
implantados desde la ocupación europea y que hasta el día de hoy, se mantienen
y cómo puede ser su proyección hacia el futuro.

Este estudio de la articulación o desarticulación entre lo regional y lo nacional,


para los autores que defienden lo histórico como inseparable de la investigación
socio-espacial, es fundamental, en tanto caracterizaría el estilo propio de la
formación social latinoamericana, porque, se supone, ha existido, en el medio
continental aludido, una relación de desigualdad social, de dominación respecto
de lo cual se establecerían las diferencias mayor o menormente acentuadas, que
caracterizarían a una región determinada: “En síntesis, la región se conceptúa
como un espacio históricamente constituido que es producto de las relaciones
sociales y de patrones de dominación imperantes en las sucesivas etapas
históricas de su desarrollo”41.

Se destaca, así, la noción de comunidad como elemento de identidad regional;


además, que el concepto de formación social asume un papel fundamental
respecto de las configuraciones espaciales producidas en un territorio en distintos
momentos históricos; hoy se destaca la necesidad de enfoques relacionados con
factores de mayor relevancia para conformar la idea de región (relaciones entre
naturaleza y sociedad, entre espacio y espacialidad, espacio y territorio).
Igualmente, es indispensable identificar esa idea de región o “regionalidad” para
identificar, en la realidad geográfica, un sentido social apropiado, y reconocido el
carácter transitorio de las formas, cómo se han apropiado, cómo se ha agrupado
una determinada sociedad a lo largo de la historia, para así superar criterios
convencionales que proponen atributos únicos de homogeneidad, o nuevas

40
PALACIOS, Juan José. Op. Cit. pp.56-68.
41
Ibid. p. 64.
47

atribuciones, como la intensidad de flujos (vínculos) y objetos para caracterizar a


las regiones.

Así, se da cuenta no sólo de la imagen descriptiva de una región, de lo que hay o


sucede en las distintas partes de su territorio, sino también se evidencia “las
fuerzas que dieran origen a esa situación y a las que tienden a mantenerla,
además de que aportan criterios para modificarla”42.

Al contrastar las anteriores definiciones, pero sin descartar la importancia de lo


histórico en relación con lo regional, las últimas teorías antropológicas y
sociológicas enfatizan en el concepto de espacio como construcción cultural; aún
más, como determinación cultural, en la medida en que la percepción (por
ejemplo, ideológica) de una u otra manera condiciona la forma de ver el mundo y
la realidad cotidiana, en tanto se está condicionando culturalmente, y, al auto-
identificarse, por ejemplo, en la averiguación de lo regional como espacio social,
se puede reflexionar y conocer con qué elementos y símbolos se construye una
cultura, una forma de percibir el mundo y las cosas.

Según este concepto sociológico, que busca especificar el sentido de las


relaciones sociales productivas, en cualquier sociedad históricamente
determinada, el concepto de espacio social se delimita como “el dado por la
actividad del hombre desde su contexto cultural; aquí lo regional adquiere una
dimensión heurística: el espacio social como producto de la cultura”.

Finalmente, si bien se ha desarrollado una teoría del espacio social y de la región,


que adoptó los aportes de lo histórico y lo económico, hoy se agrega un
componente considerado fundamental: el ecológico, en autores que parten de
considerar que, en el espacio social estructurado para desenvolvimiento de los
capitales, en el mundo se ha provocado una acelerada destrucción de recursos,

42
. PALACIOS, Juan José. Op. Cit. p. 67.
48

reservas naturales y sociales, que está llevando o induciendo a una forma de


autodestrucción aceptada, sin mayor obstáculo, por todos.

Aunque el capitalismo tiene como característica contemporánea la globalización,


que tiene como discurso, en las Ciencias Sociales, el postmodernismo, aun hoy
no puede decir que estos procesos globalizantes lleven al fin del territorio y el no
lugar, como tampoco a la negación de la región; al contrario, las regiones hoy son
el soporte y la condición de esas relaciones globales, las transforman
continuamente, renuevan permanentemente en su arquitectura por estructuras
más complejas en su coherencia funcional recomponen en breves lapsos de
tiempo su estructura social y, por lo tanto, reconstruyen vínculos y objetos en
forma permanente43

43
SANTOS, Milton. Op. Cit. p.208.
49

PARTE II
CONQUISTA Y COLONIA

“Los hombres se parecen más


a su tiempo que a sus parientes”.
Marc Block.
50

CAPÍTULO II
DESCUBRIMIENTO Y POBLAMIENTO DEL
TERRITORIO

“Padre has de saber que Dios se cansó de sufrir los grandes pecados de los indios de esta
tierra, y envio a los Incas a los castigar, los cuales tampoco duraron mucho, y por su culpa
cansose Dios también de sufrirlos y venisteis vosotros que tomastes su tierra, en la cual
44
estáis, y Dios también cansará de sufriros y vendrán otros que os midan como medistes ”

(CIEZA de León. Crónica del Perú. Descubrimiento y conquista del Perú)


51

2.0. EL DESCUBRIMIENTO
El descubrimiento de América, o encuentro de dos mundos es parte del
desencantamiento del mundo producido desde el siglo XI y, por lo tanto, su
ingreso a lo que hoy se denomina “la modernidad”, además del abandono de
muchas ideas y concepciones que habían acompañado a la sociedad occidental
desde la Antigüedad. Con el surgimiento de las primeras iniciativas sociales que
cambiarían lentamente el modo de observar el mundo, al alejarse del monopolio
de la visión teocrática y rígida de la religión católica, que tenía como base
ideológica la escolástica de Santo Tomas de Aquino que, a su vez, trataba de
reinterpretar el pensamiento helénico y aristotélico para ponerlo a tono con el
pensamiento hierocrático católico ante los cambios que se estaban produciendo
en el continente europeo, que se despertaba de un largo letargo después de sus
épocas de gloria del fenecido Imperio Romano, en el que se construían nuevos
imaginarios culturales y políticos que derrumban los mitos sobre los cuales se creó
el espíritu religioso predominante en lo que hoy se conoce como la Edad Media,
se acercan cada vez más a la visión renacentista del mundo, donde el hombre va
a ser el centro del universo y relega a los dioses al fondo de su templos.

Con el avance de los musulmanes tempranamente sobre el Mediterráneo, este


mar dejó de ser una vía de comunicación para Europa y el norte del África, se
convirtió en una barrera profunda entre las diferentes provincias del antiguo
imperio de Roma, prácticamente desapareció el comercio pues la navegación era
su arteria principal; aunque las ciudades subsistieron, sólo ejercían el papel de
centros importantes donde se ubicaba la burocracia eclesiástica,; el
empobrecimiento de Europa fue total, como lo muestra la desaparición del sueldo,
moneda emblemática del imperio, y se remplaza en el siglo IX, por la moneda de
plata de los carolingios.

De esta manera, Europa se internó en el aislamiento de una sociedad agrícola,


abandonó su experiencia de navegación y del intercambio económico que
producía, la tierra se convirtió en su única unidad de valor y fuente de toda
52

riqueza, que desde muy temprano, da origen al latifundio, categoría indispensable


para la Conquista y posterior poblamiento de América.

Según Henri Pirenne:

“….Se puede decir que la Europa occidental, del siglo IX, ofrece el aspecto de una
sociedad esencialmente rural y en la que el intercambio y la circulación de los
países se restringieron al grado más bajo que podían alcanzar. La clase mercantil
ha desaparecido en dichas sociedades. La condición de los hombres se determina
ahora por sus relaciones con la tierra. Una minoría de funcionarios eclesiásticos o
laicos detenta la propiedad; debajo de ellos, una multitud de colonos está
distribuida en los límites de los dominios. Quien posee la tierra posee a la vez la
libertad y el poder; por eso, el propietario es al mismo tiempo señor; quien está
privado de ella, queda reducido a la servidumbre….45”

Se dando como resultado una sociedad fuertemente estratificada y desigual,


ligada profundamente a la Iglesia, a la tierra y a su cosmovisión; era común que
los monjes y sacerdotes, además de servir como consejeros espirituales de los
actores económicos y del poder político, también eran indispensables para hacer
cualquier tipo de transacción financiera, pues eran los únicos letrados y, por esta
vía, no pocas veces ocuparon lugares destacados como parte de los ministerios
de las nacientes monarquías.

Pero el surgimiento de una nueva sociedad también creó una nueva imagen del
otro; en este caso, de la floreciente sociedad musulmana que había invadido la
Península Ibérica en el siglo VIII (711), y que obligó a una resistencia armada que
duro ochocientos años más a los señores del centro y norte de la actual España, y
obligó a formar una sociedad caballeresca guerrera e intolerante con sus
obligados e indeseado vecinos, que, de lejos, eran más cultos, como lo muestran
los escritos de Avicena (980-137) y Averroes (1126-1198) que habían

45
PIRENNE, Henri, Historia económica y social de la edad Media. Fondo de Cultura Económica. México.1975.
p.16
53

reintroducido de nuevo el debate aristotélico abandonado tempranamente por la


sociedad feudal, entre la independencia del pensamiento filosófico y el
pensamiento religioso, algo que luego, en los orígenes de la Conquista americana,
se va a traducir en el debate filosófico entre los sacerdotes deLas Casas (1488-
1566) y Juan G. Sandoval (1490-1573), frente a los criterios que se debían aplicar
en el caso de la esclavitud o no del pueblo aborigen del Nuevo Continente.

El renacimiento del comercio en Europa occidental evidencia la presión generada


en los límites externos de la feudalidad por la intensa actividad económica de las
comunidades escandinavas a las orillas del río Dnieper, en la actual Rusia, las
cuales intercambiaban miel, esclavos y pieles, por vinos, especias y sedería
proveniente de Bagdag y de la naciente Venecia en el mar Adriático y de las
mismas comunidades en el Mar del Norte, en especial en las costas de la actual
Suecia, Dinamarca y Noruega, conocidas luego, en Inglaterra y norte de Francia
como los vikingos.

Venecia, cuyo origen se remonta a las primeras invasiones germánicas, alrededor


del siglo V, obliga al pueblo Veneto a refugiarse en las islas y bancos de arena
producidos en la desembocadura de los ríos Po y Piave en el mar Adriático;
desde muy temprano, por sus características geográficas y ecológicas estos
‘pueblos se vieron obligados a sobrevivir a partir del intercambio de peces y sal
por productos generados en su entorno agrícola, actividad que, cien años
después, abarcaba a las nacientes ciudades del Mediterráneo italiano como Piza o
Génova, esta última la ciudad donde nació el descubridor de América. El
monopolio del comercio ejercido por esta ciudad obligó, en el siglo XV, buscar
nuevas vías de comercio; América es el resultado de esa búsqueda.

España, desde un inicio, se quedó por fuera del pensamiento renacentista de su


época y, por lo tanto, se aisló de su despertar cultural y económico, sólo se
interesó por nuevas rutas comerciales, gracias a los adelantos geográficos
producidos en su vecina Portugal e impulsados por Enrique el Navegante (1360-
54

1460), quien fundó la primera escuela geográfica en la naciente ciudad de Sagres,


junto al Cabo San Vicente, en el sudoeste del país y de donde partieron las
diferentes empresas descubridoras de la Costa Atlántica del África a partir de 1426
y que culminar cuando Vasco de Gama (1460-1524) en 1498, al doblar el Cabo de
la Buena Esperanza, llegó a tierras de la actual India, logrando, por primera vez,
una ruta alterna al comercio de especies dominadas por árabes y venecianos.

Este pensamiento tardío lo expresa el asombrado Colón46, en su carta en que


anuncia el descubrimiento del nuevo continente, cuando por primera vez otea la
naturaleza tropical del Nuevo Mundo desde el Mar Caribe:

“… Yo entendía harto de otros indios, que ya tenía tomados, como continuamente


esta tierra era isla, y así seguí la costa de ella al oriente ciento y siete leguas hasta
donde hacía fin. Del cual cabo vi otra isla al oriente, distante de esta diez y ocho
leguas, a la cual luego puse nombre La Española y fui allí, y seguí la parte del
setentrión, así como de la Juana al oriente, 188 grandes leguas por línea recta; la
cual y todas las otras son fertilísimas en demasiado grado, y ésta en extremo. En

46
“….Hernando Colón, que escribió entre 1537 y 1539 la Historia del Almirante, señala que fueron tres tipos de
causas las que movieron a su padre en su aventura descubridora: los conocimientos científicos, sus nutridas
lecturas de autores clásicos y contemporáneos, y los datos experimentales. Es difícil saber la importancia que
unas y otras tuvieron en el proyecto colombino.

Cuantitativamente, el peso de los análisis teóricos es abrumador: a través de los propios textos de Colón y de
las anotaciones o “apostillas” a determinados libros de su biblioteca se llegaría a la conclusión de que fue un
verdadero erudito, imagen que aparece nítida en Hernando Colón y el padre Las Casas. Ambos cronistas
mencionan a los autores que fueron determinantes en el proyecto colombino: filósofos de la Antigüedad como
Aristóteles y Séneca, geógrafos clásicos como Ptolomeo, científicos árabes como Averroes y Alfragano, y,
especialmente, tres textos, el Imago Mundi o Tractatus de imagine mundi (1410), de Petrus Alliacus (cardenal
Pierre d’Ailly), publicado en Lovaina entre 1480 y 1483, la Historia rerum ubique gestarum (1461), de Eneas
Silvio Piccolomini, impresa en Venecia en 1477, y El libro de las maravillas de Marco Polo (escrito hacia
1300), en la edición de Amberes de 1485. El interés de Colón por dichos libros se manifiesta en las
numerosas “apostillas” (898, 861 y 366, respectivamente). Desde luego, el padre Las Casas no tiene duda de
la gran influencia que en Colón ejerció la lectura de Pierre d’Ailly: “y este doctor creo cierto que a Cristóbal
Colón más que entre los pasados movió a su negocio; el libro del cual fue tan familiar al Cristóbal Colón, que
todo lo tenía por las márgenes de su mano y en latín notado y rubricado” (libro I, cap. XI, p. 60). Es probable
que el padre Las Casas desconociese que Colón leyó estos libros con posterioridad al Descubrimiento, dato
que sabía Hernando Colón ―ya que había contribuido a la anotación de algunos de ellos― y que oculta,
buscando dar a su padre la imagen del hombre culto que dedujo de aquellas lecturas su proyecto descubridor.
Es cierto que Colón ya conocía estas obras a través de otras fuentes y, de hecho, cita su autoridad como
elemento a favor de su viaje. Hoy sabemos que fue a partir de 1497 (Gil, 1992: XXXI) cuando adquirió estos
libros y los anotó, lo que debe entenderse como un acopio de argumentos que sirviesen de respuesta a las
muchas quejas que habían surgido entre los defraudados viajeros que se habían enrolado en su segunda
travesía o, como indica Francisco Socas, asumiendo el papel de un don Quijote al revés, intentando
corroborar en los libros todas aquellas fantasías que había visto en sus dos viajes (Piccolomini, 1992: XXII)”.
GONZALEZ BOIXO, José Carlo. Revista Destiempo. No. 14. México. 2008.
55

ella hay muchos puertos en la costa de la mar, sin comparación de otros que yo
sepa en cristianos, y hartos ríos y buenos y grandes, que es maravilla. Las tierras
de ella son altas, y en ella muy muchas sierras y montañas altísimas, sin
comparación de la isla de Tenerife; todas hermosísimas, de mil fechuras, y todas
andables, y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parece que llegan al cielo;
y tengo por dicho que jamás pierden la hoja, según lo puedo comprehender, que
los vi tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España, y de ellos
estaban floridos, de ellos con fruto, y de ellos en otro término, según es su calidad;
y cantaba el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre por
allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o ocho maneras, que es admiración
verlas, por la deformidad hermosa de ellas, mas así como los otros árboles y frutos
e hierbas. En ella hay pinares a maravilla y hay campiñas grandísimas, y hay miel,
y de muchas maneras de aves, y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas
minas de metales, y hay gente en estimable número. La Española es maravilla; las
sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan hermosas y
gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios
de villas y lugares. Los puertos de la mar aquí no habría creencia sin vista, y de los
ríos muchos y grandes, y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En los
árboles y frutos e hierbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana. En ésta
hay muchas especierías, y grandes minas de oro y de otros metales47”.

Esta visión del almirante genovés era la mirada utilitaria de un hombre de


negocios que estaba al servicio de un reino recién creado y necesitado de
riquezas, pero también la mirada de un hombre que no comprendía el
descubrimiento de hombres y naturaleza nuevas, especies de árboles
desconocidas, ríos gigantescos en los que en sus meandros, descansaban los
placeres del oro, de gigantes sierras, extensas llanuras y profundos valles,
habitados por personas que, a primera vista, lucían todos iguales para el inexperto
ojo europeo: “En todas estas islas no vi mucha diversidad de la hechura de la
gente, ni en las costumbres ni en la lengua; salvo que todos se entienden, que es
cosa muy singular para lo que espero que determinaran Sus Altezas para la
conversión de ellos a nuestra santa fe, a la cual son muy dispuestos”.

47
COLÓN, Cristóbal. Diario a bordo. Edición Luis Arranz. Madrid. 2006. pp. 263-264.
56

García Márquez, al citar al navegante florentino Antonio Pigafetta, acompañante


de Magallanes en su famosa primera vuelta alrededor del mundo, da una idea de
lo asombroso de este nuevo mundo:

“… Escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que,
sin embargo, parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos
con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en
las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían
una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de
mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al
primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y
que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia
imagen48”.

En cuanto a los objetos creados por el hombre americano, se los asimila a cosas
de poco valor; su tipo de vivienda y su distribución espacial, sus artículos utilitarios
o religiosos se desconocen o ignoran; para Milton Santos, la historia de la
humanidad parte de un mundo de cosas en conflicto hacia un mundo de acciones
en conflicto; los acontecimientos disuelven las cosas, disuelven las identidades,
proponen otras, que no son fijas, y recuerda que no hay acontecimientos sin actor
y, por lo tanto, sin sujeto, base de su teoría de la acción, con la que surge una
diferenciación entre los acontecimientos naturales (la lluvia, un huracán, etc.) y los
acontecimientos sociales, estos últimos como el resultado de la interacción
humana, de la relación entre los hombres y su influjo sobre la naturaleza49 y son
los temas que van a ocupar a América y Europa en los próximos siglos.

La primera visión colombina del hombre americano se asimila a la del paraíso


terrenal, donde, en vez de monstruos creados por la ignorancia medieval
encontraron:

48
GARCÍA MARQUEZ, Gabriel. Revista Nueva sociedad. Nro 64. Discurso para la entrega del premio Nobel
de literatura. Enero Febrero. Bogotá.1983. pp. 126-128.
49
SANTOS, Milton. La naturaleza del espacio. Ariel Geografía. Barcelona, España. 2000
57

“..Gente de muy lindo acatamiento, ni son negros como en Guinea, salvo con sus
cabellos correndíos∗, y no se crían adonde hay ímpeto demasiado de los rayos
solares… andan todos desnudos, hombres y mujeres, así como sus madres los
paren, aunque algunas mujeres se cobijan un solo lugar con una hoja de hierba o
una cofia de algodón que para ellos hacen. Ellos no tienen hierro, ni acero, ni
armas, ni son para ello, no porque no sea gente bien dispuesta y de hermosa
estatura”.

Estas primeras observaciones hacen que Colón exprese, al mirar los cerros de la
actual isla Margarita, frente a las costas venezolanas:

“…. Grandes indicios son estos del paraíso terrenal, porque el sitio es conforme a
la opinión de santos y sanos teólogos, y rectifica a quienes han dicho que el
mundo, tierra y agua, era esférico: hallé que no era redondo en la forma que
escriben; es en forma de pera, o como quien tiene una pelota muy redonda, y en
lugar de ella fuese como una teta de mujer, y que esta parte de este pezón sea la
más alta y propincua del cielo50”.

De esta manera, con este descubrimiento, no solo se ponía en duda toda la


cartografía tolemaica, heredada desde tiempos inmemoriales, del mundo
alejandrino, sino que hace que el mismo descubridor de América como continente,
Américo Vespucci, en el año 1499, al bordear la costa norte de Suramérica señale
que: “…. Se dice que en el mundo hay más de 77 lenguas, yo digo que son más
de 1000, porque sólo las que yo he oído son más de 4051”; discute, sin querer, el
origen mismo de uno de los mitos judío-cristianos más importantes, el origen de
las lenguas en la famosa historia de la torre de Babel.

Entonces, la invención de un discurso sobre América pasa por discutir el discurso


humanista del Renacimiento, que tenía como esencia el etnocentrismo y el
eurocentrismo, todo ello arropado en el antropocentrismo del naciente mundo
científico; la invención del nuevo continente fue primordial para validar estos


ligero, suelto, desembarazado. DRAE. p.124.
50
ARCINIEGAS, Germán. América en Europa. Plaza & Janés. Bogotá. 1980. p.50.
51
DOLWER, NICOLAU. Cronista de las culturas precolombinas. Fondo de Cultura Económica. México.1963.
p.46.
58

nuevos discursos que, aunque progresistas en sus inicios, terminaron convirtiendo


a Europa en el continente próspero y dominante que hasta el día de hoy se
conoce.

Por lo tanto:

“La invención de “Indias” o la “invención de América”… revela ya no la panóptica


del descubridor, sino la red retórica de una red de discursos tomados entonces
como verdades “científicas” unitarias axiológicas….. es decir: que la tupida red de
ficciones e invenciones (de motivos cronotópicos del pasado) permitió que los
lectores privilegiados de la Corona (y los oyentes) identificaran una serie de
verdades como sistemas de ficciones (invenciones) útiles para dominar la
naturaleza. Que mediante un dominio de la retórica y transposiciones, metáforas y
metonimias, se evidencia en la escritura de los conquistadores (desde las cartas
de Colón), un afán de inventar para apropiarse el mundo52”.

Se Tiene entonces, que en los últimos años, gracias a los adelantos tecnológicos y
en especial los arqueológicos, el debate entre los estudiosos del tema lleva a que
Cristóbal Colón no fue el primer europeo en llegar a América, pero todos están de
acuerdo que es el que logró con su hazaña naval, vincular el nuevo continente a
Europa; el viejo continente nunca había ignorado la existencia del mundo árabe,
asiático y africano, pero América llevaba implícito no sólo el asombro geográfico-
espacial de lo nuevo, sino, ante todo, llevaba inmerso el descubrimiento de lo
americano, del hombre, que había desarrollado su propia cultura fuera del
Mediterráneo o del Mar de la China; por primera vez, la civilización occidental
tenía una imagen completa de su entorno biótico y entendía que este nuevo
mundo debía partir de conceptos filosóficos renovadores, donde el paraíso se
había dilatado hasta el fin del Océano Atlántico, por fuera del pentateuco bíblico -
mediterráneo, que existían hombres y dioses que discutían lo sagrado y lo bíblico,
donde surgían civilizaciones e imperios hijos del sol y de la luna; en palabras de
Germán Arciniegas, América ayudó a consolidar a Europa como continente.

52
ZABALA, Iris M. Discurso sobre la “invención de América”. Edit. Rodopi. Amsterdam. 1992. p.12.
59

“En cuanto América aparece, cambian las dimensiones de la tierra, las


posibilidades del experimento. La esfera que algunos presentían, materialmente se
revela, y duplica su tamaño. Pero más que esta comprobación física, lo esencial es
la progresión geométrica en que se desenvuelven los horizontes del pensamiento.
La esfera intelectual no se multiplica por dos sino por cientos. Lo que sigue de la
historia – hoy lo vemos con la perspectiva de quinientos años - es fascinante.
Europa y sus sabios entran a vivir su nuevo mundo - el nuevo mundo europeo que
existe por América. Tienen a la vista la totalidad de su planeta53”.

Además de las dudas geográficas y filológicas de los primeros cronistas,


especialmente se debían derrumbar los muros creados por la vieja filosofía
escolástica medieval, que había impedido el avance de la ciencia y la tecnología
en Occidente y que quedaba estrecha para explicar los nuevos acontecimientos,
en especial un nuevo pensamiento que resalte la tolerancia y el respeto hacia
otras culturas, solo logrado en Venecia a partir del comercio y, en especial,
renovar el debate acerca de la tolerancia ética hacia la esclavitud, justificada
plenamente por Aristóteles.

““….Y la casa, completa, se compone de libres y de esclavos. Puesto que hay que
examinar cada cosa primeramente en sus componentes menores, y las partes
primeras y mínimas de una casa son el señor y el esclavo, el marido y la esposa, y
el padre y los hijos, hay que investigar respecto de estas tres relaciones qué es
cada una de ellas y cómo deben ser. Son, pues, la relación heril, la matrimonial (el
emparejamiento de hombre y mujer carece de una denominación propia), y en
tercer lugar, la procreadora. Queden, pues, las tres como las hemos llamado54”.

Esta relación entre esclavos y señor no se da por otra vía que la natural, deja por
fuera convenciones o pactos, no acepta como esclavos los generados por
actividades bélicas, hacen del esclavo un objeto útil y necesario para el
funcionamiento de la sociedad griega y, luego, para una sociedad occidental que
surge de las entrañas del cristianismo primitivo que, desde el profeta, rechaza la

53
ARCINIEGAS, German. Óp. Cit. Editorial Plaza Janes. Bogotá. 1980. p.14
54
Aristóteles, La política, libro primero. Capítulo III. p.45.
60

esclavitud de los hombres y sólo acepta la esclavitud ante Dios al afirmar el origen
divino de todos los seres:

“Mandar y ser mandado no sólo son hechos, sino también convenientes, y pronto,
desde su nacimiento, algunos están dirigidos a ser mandados y otros a mandar.
Desde luego, hay muchas formas de mandar y de ser mandado…. el esclavo es
una parte del amo, como si fuera una parte animada, y separada, de su cuerpo.
Por eso entre el esclavo y el señor, que por naturaleza son dignos de su condición,
existe un cierto interés común y una amistad recíproca. En cambio, entre los que
no se da tal relación, sino que lo son por convención y forzados, sucede lo
contrario55”.

El anterior debate, aunque lejano del trópico americano, define en lo fundamental


las relaciones sociales con los sujetos subordinados, y, en especial, con los
actores que no quieren sujetarse pacíficamente al nuevo paradigma de
dominación; algunas comunidades aborígenes, al resistir ferozmente a la inclusión
colonial, se las esclaviza, contradiciendo, de esta manera, los principios
aristotélicos de esta institución; posteriormente, se subyuga a los miembros de
civilizaciones considerada, por El Estagirita, inferiores y, por lo tanto susceptibles
de ser esclavizadas, como es el caso de las comunidades negras traídas desde la
ardiente África56; pero, además, define el sistema de poblamiento, las relaciones
sociales y la construcción de lo social del continente americano, y en especial al
actual Departamento de Nariño.

55
Aristóteles, Op. Cit., libro cuarto y quinto. Capítulo III. pp. 5-47.
56
MUÑOZ G, Ángel. y otros. Esclavitud, la presencia de Aristóteles en la polis colonial. Revista de Filosofía
No 55. Universidad de Maracaibo. 2007. pp. 7-33.
61
62

2.1. LA VISIÓN REGIONAL DE LOS PRIMEROS CRONISTAS DE INDIAS


El mundo andino es prácticamente la columna vertebral de Suramérica; en sus
laderas y tierras altas se estableció el imperio más importante, el incario, que
ocupó buena parte de su geografía; este mundo recorre desde el Antártico hasta
el Mar Caribe, pasa por decenas de picos de más de cinco mil metros de altura,
comprende desiertos, como Atacama o selvas inmensas, como el Amazonas,
grandes valles interandinos, como el Magdalena o el Cauca, y regiones lluviosas,
como la costa norte del Pacífico; poblada por un sinnúmero de culturas y de
lenguas casi todas singulares y que se asentaron en casi todos los nichos
ecológicos que podían aprovecharse para ello, desarrollaron su propia tecnología,
desde el manejo del agua en las zonas secas de la costa del Perú y Chile, hasta la
siembra de cultivos en terrazas en sus empinadas laderas, desarrollaron sus
propios instrumentos agrícolas∗, domesticaron las especies de plantas posibles
para la manutención de sus miembros, lograron crear su propio sistema de
asentamientos, que se comunicaban a través de una eficiente y dilatada red de
caminos, por los cuales se transportaban las cosas y los objetos producidos por
estas civilizaciones, aprovecharon todos los nichos ecológicos para lograr su
autosuficiencia alimentaria, lo que John Murra57(1916-2006) ha llamado el control
vertical de un máximo de pisos ecológicos, que para el caso de Nariño y el norte
del Ecuador, lo ha estudiado, entre otros, el arqueólogo Ubo Oderem el profesor
norteamericano Frank Salomon∗∗.

De los casi 20 millones de personas que habitaban en América Latina en 1492,


hacia 1600 se habían reducido en un noventa por ciento; para el caso de
Colombia, según los cálculos demográficos del profesor Hermes Tovar, hacia


Para conocer más de los aportes y relación entre cultura y tecnología, consultar el texto “La tecnología en el
mundo Andino”, de: Heather Lechtman publicado por la Universidad Autónoma de Mexico.1985. con prólogo
de Víctor Murra.
57
MURRA, John V. El mundo andino. Pontifica universidad Católica del Perú. José Marcelo QUISPE
BOLAÑOS. Lima. 2002. p.86.
∗∗
Ver. Reproducción y transformación de las sociedades andinas, siglos XVI al XX, ediciones Abya-Yala.
Quito. 1991. Los señores étnicos de Quito en la época de los Incas. Frank Salomon. Volumen 10, colección
pendoneros. Instituto Otavaleño de Antropología. Ecuador. 1980. Contribución a la etnohistoria ecuatoriana II.
, Udo Oberem. Edición Pendoneros, Banco Central del Ecuador. Quito.1995.
63

1500 había 8.284.264 habitantes y, para fines del siglo XVI, existía menos de un
millón de indígenas en su territorio; en el caso de los Quimbayas, pasaron, para el
mismo periodo de tiempo, de 100.000 a 70 a finales de esta centuria58; a esto,
diferentes autores lo han denominado el “colapso demográfico”, que tuvo diversas
características e incidencias en las diferentes culturas andinas59; este colapso lo
produjo, entre otros factores, la introducción de nuevas enfermedades, en especial
la viruela, que le cobró la vida al mismo inca Huayna Cápac a su regreso al Cusco,
antes del encuentro con los Pizarro.

Esta civilización, construida en las tierras altas suramericanas, es realmente lo


nuevo en el descubrimiento; como dice Friederici Georg (1866-1947):

“…Los ingleses, al llegar a Norteamérica, llevaron a cabo su obra de colonización


en regiones que por el clima, la conformación del suelo y el mundo vegetal y
animal, coincidían o presentaban cierta semejanza con el norte de Europa
occidental, es decir, con su patria de origen. Y hemos tenido ocasión de
comprobar, reiteradas veces, que ello y las muchas particularidades que
caracterizaban a estas regiones hacían que sus condiciones naturales aventajasen
tanto a las de los territorios coloniales españoles y portugueses, que su conquista
y penetración representó una empresa relativamente fácil. En cambio, los
españoles, al llegar a las Indias Occidentales, al centro y sur de América,
encontraron un mundo realmente nuevo60”.

Se puede afirmar, entonces, que la conquista del sur de Colombia se produce


después de la catástrofe de la caída y posterior sometimiento del imperio incaico
por Francisco Pizarro (1476-1541), aunque éste había estado en la Isla del Gallo
(actual municipio de Tumaco), durante buena parte de 1526, mientras esperaba
refuerzos de Diego de Almagro (1475-1538) desde Panamá; su estadía, en el
territorio del actual Departamento de Nariño, se puede decir que es insignificante,

58
TOVAR, Hermes. Op. cit. p. 61.
59
BURGA, Manuel. Historia de América Andina, formación y apogeo del sistema colonial (siglos XVI- XVII)
Vol. II. Universidad Andina Simón Bolívar, Quito. 2000. p.265.
60
FRIEDERICI, Georg. El carácter del descubrimiento en América. Instituto de Antropología Aplicada. Quito
p.1.
64

si no nula; diez años después, sus capitanes y tenientes ingresaron a las Tierras
Altas de los Andes, desde el sur, luego de la caída de Quito y sus alrededores por
los españoles enviados por un Pizarro victorioso y enriquecido luego del secuestro
de Atahualpa; pero, también, de unos conquistadores que, luego de años de
sometimiento de las comunidades indígenas, tenían una imagen mucho más
completa de ese Mundo Andino, que habían destruido, y el mundo que
empezaban a construir y que tenía como base el conocimiento de lo indio y, en
especial, cómo se construía la imagen de lo indiano como parte del nuevo sistema
de símbolos que legitimiza la dominación impuesta a través de las armas, la
lengua∗ y la religión.

Con la soldadesca de Pizarro, llegaron también los primeros cronistas, que


empezaron a describir sus primeras impresiones sobre lo que se presentaba frente
a sus ojos, teniendo en cuenta que solamente podían hacer los conquistadores
observaciones superficiales y casi siempre basadas en datos procedentes de
informantes indios, que no pocas veces, al tratar de alejar a los españoles de su
terreno, les anunciaban riquezas en tierras lejanas con el único fin de alejarlos de
su propio terruño61; en otras ocasiones, el cronista no tenía acceso al diálogo
directo sencillamente por no comprender las lenguas locales y, en estas
ocasiones, debía valerse de “indios lenguaraces”, los cuales traducían al español
lo que les trasmitían; en general, es valiosa para el caso del Departamento de
Nariño, esta primera etapa de la crónica que cuenta con la autoría de Pedro Cieza
de León (1520-1554), uno de lo más valiosos representantes de este género.

Para el francés, Louis Baudin, Cieza de León (1520-1554) puede considerarse


como un cronista temprano, de “los que han visto el imperio incaico y la época de


…. “Se “inventa” una dominación de los “otros” válida y obligatoria para todos, y la legislación del lenguaje
dicta también las primeras leyes en materia de verdad. Se nos revela entonces algo que no por sabido
merece olvidarse: que el lenguaje no solo es un sistema de reglas gramaticales, sino una organización
jerárquica, que se orienta a relaciones de dominio. La situación de privilegio que se otorga”. ZABALA, Op. Cit.
Iris M. p. 2.
61
TOVAR, Hermes. Op. Cit. p.61.
65

la conquista62”; para Horacio Larraín, Cieza se enmarca dentro de los cronistas-


soldados, en conjunto con Francisco de Jerez (1497-1565), Pedro Sancho (¿-
1547), Pedro Pizarro (1514-1571), Pedro Sarmiento de Gamboa (1530-1592) y
Juan de Betanzos (1510-1576)63; Philips Means lo clasifica como un cronista
garcilasista, de “los que sostenían la bondad, mansedumbre y régimen patriarcal
de imperio Inca, y su formación gradual, a través del reinado de muchos
gobernantes64”, y Raúl Porras Barrenochea lo clasifica como un cronista del
incario pre-toledano (1550-1559)65.

Cieza, nacido en Llerena, Extremadura, a los trece años pasó a América,


acompañando a los Heredias; sus primeras crónicas se inician en 1535; fue
soldado y recorrió desde el Atrato hasta el Valle del Cauca, participó de las
campañas de Jorge Robledo (1500-1546), en 1539, y fue uno de los primeros
cronistas que se refiere al actual territorio del Departamento de Nariño, en especial
al escribir las primeras impresiones paisajísticas y de sus habitantes nativos, lo
mismo que el ingreso del Inca Huyna Cápac a las “provincias de Quillacença y
Pasto”, además de tratar de identificar las características homogéneas externas
que identificaban a cada grupo social, que según el cronista, eran extremas como
el consumir o no carne, u homogéneas, al describir su pobreza y normas de aseo;
para el caso de las comunidades Quillacingas, Cieza las describe de la siguiente
manera:

“Huyna Capac pasó delante de Quitu y llego a otra provincia llamada Quillacenca,
quiere decir nariz de hierro.

Porque se horadaban la ternilla que han entre las ventanas de las narices, y traina
colgado sobre los labios un joyelito de cobre, o de oro, o de plata como un zarcillo;
hallólos el inca muy viles y sucios, mal vestidos y llenos de piojos, que no era para

62
WEDIM, Ake. El concepto de lo incaico y las fuentes .Akademiförlaget. Scandinavian University Books.
Suiza. 1966. p.32.
63
LARRAIN, Horacio. Cronistas de raigambre indígena. Colección Pendoneros No 15. Instituto Otavaleño de
Antropología. Quito. 1980. p. 16.
64
Ibid. p. 17.
65
Ibid. p. 19.
66

quitárselos, sin idolatría alguna, que no sabían que cosa era adorar, si ya no
dijésemos que adoraban la carne, porque son tan golozos por ella que hurtan
cualquier ganado que hayan; el caballo o yegua, o cualquier otra res que hoy
hallen muerta, por muy podrida que esté se la comen con grandísimo gusto; fueron
fáciles de reducir como gente vil, poco menos de bestia66”.

Y para el caso de las comunidades Pasto:


“De allí pasó el Inca a otra provincia llamada Pastu, de gente no menos vil que la
pasada, y tan contraria en el comer de la carne, que de ninguna manera la comían;
y apretándoles que la comiesen, decían que no eran perros. Atrajéronles al
servicio del Inca con facilidad; diéronles maestros que les enseñasen a vivir; y
entre los más beneficios que les hicieron para la vida natural, fue imponerles el
tributo de los piojos, porque no se dejasen morir comidos de ellos…67”

Cieza, además, hace las primeras descripciones sobre el poblamiento del


Departamento de Nariño, en especial de las comunidades que habitaban
alrededor del Valle del Patía.

“Desde la ciudad de Popayán hasta la villa de Pasto hay cuarenta leguas de


camino y pueblos (de) que tengo escrito. Salido de ellos, por el mismo camino de
Pasto se allega a un pueblo que en los tiempos antiguos fue grande y muy
poblado, cuando los españoles lo descubrieron asimismo lo era, y ahora en el
tiempo presente todavía tiene muchos indios. El valle del Patía por donde pasa el
río que dije, se hace muy estrecho en este pueblo y los indios toda su población la
tienen de la banda del poniente, en grandes y muy altas barrancas. Llama a este
pueblo los españoles el pueblo de la sal. Son muy ricos, y han dado grandes
tributos de fino oro a los señores que han tenido sobre ellos encomienda.

En sus armas, trajes y costumbres, conforman con los de atrás (Los indígenas
que pueblan alrededor de Popayán), salvo que estos no comen carne humana

66
LARRAIN, Barrios Horacio. Cronistas de raigambre indígena No 14. Quito.1980. pp. 80-82.
67
Ibid.p.82.
67

como ellos, y son de alguna más razón. Tienen muchas y muy olorosas piñas y
contratan con la provincia de Chapanchita y con otras a ellas comarcanas68”.

Además, describe los asentamientos ubicados en los actuales municipios de la


Cordillera (Policarpa, Cumbitara, Leyva y el Rosario), y de los municipios de
Samaniego y Ancuya. (Ver Mapa 12.p. 166) todos ellos hasta hoy importantes por
su riqueza aurífera, que contienen sus montañas, que, desde tiempo
precolombino, explotan las comunidades nativas y, luego los primeros
conquistadores europeos; pero, también, por primera vez se une la visión de
Pizarro y la de Cieza, en cuanto al poblamiento de las Tierras Bajas ubicadas en
el piedemonte costero, al reconocer su importancia estratégica en la medida en
que, por acción de la escorrentía, se deposita el dorado mineral en los meandros
de los ríos que desembocan al Pacífico, en especial el Río Telembí y sus
afluentes.

“Más adelante de este pueblo está la provincia de Masteles, que tendrá o tenía
más de cuatro mil indios de guerra. Junto con ella está la provincia de los Abades
y los pueblos de Isancal y Pangan y Zacuanpus, y en el que llaman los Chorros de
Agua y Pichilimbuy, y también está Tuyles y Angayan y Pagual y Chuchaldo, y
otros casiques y algunos pueblos.

En la tierra adentro, mas hacia el poniente, hay gran noticia de mucho poblado y
ricas minas y mucha gente que llega hasta la mar del sur 69“.

En el caso de las comunidades Pasto, ubica su poblamiento en la vertiente


suroccidental de la Cordillera de los Andes, al tratar de explicar el origen del
nombre de la ciudad de Pasto a partir del abundante poblamiento, que tenía como
origen las primeras reducciones indígenas alrededor de sus caciques principales
y,en algunas ocasiones, son la base poblacional para los actuales municipios de
esta zona del Departamento de Nariño, como se lo va a ver más adelante.

68
Ibid.p132.
69
Ibid.p134.
68

“También son comarcanos con estos, otros pueblos, cuyos nombres son Ascual,
Mallama, Tuquerres, Zapuys, Iles, Gualmatal, Funes, Chapal, Males, Ypiales,
Pupiales, Turca, Cumba.

Todos estos pueblos y caciques tenían y tienen por nombre Pastos, y por ellos
tomó el nombre de villa de Pasto, que quiere decir población hecha en tierra de
pasto.

Y tienen sus pueblos hacia la parte del oriente muy poblados. Los nombres de los
mas principales de ellos contaré, como tengo de costumbre, y nómbrese
Mocondino y Bejendino, Buyzaco, Guajanzagua, y Macaxamata”.

“Las armas que tienen (los pastos) son piedras en las manos y palos a manera de
cayados y algunos tienen lanzas mal hechas y pocas70”.

Al describir el poblamiento de origen Quillacinga, Cieza, lo ubica más al oriente de


los Pasto, alrededor de la actual Laguna de la Cocha y más atrás en el Valle de
Sibundoy, actual Departamento del Putumayo y destaca el gran número de
indígenas sujetos a la encomienda, uno de los mayores de la Gobernación de
Popayán.

“Más al oriente está una provincia algo grande, muy fértil, que tiene por nombre
Cibundoy71”.

También hay otro pueblo que se llama Pastoco, y otro que está junto a una laguna
que está en la cumbre de una montaña y más alta sierra de aquellas cordilleras, de
agua frigidísima, porque con ser tan larga tiene más de ocho leguas en largo y
más de cuatro de ancho, no se cría ni hay en ella ningún pescado ni aves ni aún la
tierra en aquella parte produce ni da mayz alguno ni arboledas. Otra laguna hay
cerca de esta, de su misma naturaleza. Más adelante se presentan grandes

70
Ibid.p148.
71
Ibid.p142.
69

montañas y muy largas, los españoles no saben lo que hay de la otra parte de
ellas72”.

“Otros pueblos y señores hay en los términos de esta villa, que por ser cosa
superflua no los nombro, pues tengo contado (cerca de) los principales. Y
concluyendo con esta villa de Pasto, digo que tiene más indios naturales sujetos a
sí, que ninguna ciudad ni villa de toda la Gobernación de Popayán73”.

Lo importante de la visión de este cronista es que tempranamente observa las


diferencias lingüísticas, religiosas y culturales de los tres grupos indígenas más
importantes que han poblado el Departamento: Pastos, Abades y Quillasingas, y
además, describe la toponimia de los diferentes poblados que poco a poco van
surgiendo de las relaciones de estas dos culturas; estos primeros pueblos están
cerca a los sitios más poblados y de fértiles suelos, como es el caso de Túquerres,
Ipiales, o en la zona de la frontera minera, como son los pueblos que Cieza
denomina la Provincia de Masteles, que se la puede ubicar hoy entre los
municipios de Samaniego, Ancuya y Sotomayor, todos ellos ubicados en el
piedemonte costero.

Describe en detalle la conquista del Inca a los pueblos de la Sierra Norte del
Ecuador y del sur de Colombia, además del medio geográfico y ecológico donde
se desenvuelve cada una de estas “naciones” y, también, señala cómo se
transforma el medio con la introducción de los productos agrícolas y ganaderos en
la región.

72
Ibid. p144.
73
Ibid p144.
70

ILUSTRACIÓN 2
Priorización centros urbanos siglo XVI

Fuente: Felipe Guaman Poma de Ayala. El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno. Siglo XXI. Mexico. 1992

Otro de los cronistas de gran importancia para la región de estudio es el peruano


Felipe Huamán Poma de Ayala (1556?-1644), considerado uno de los principales
cronistas indios; según él, “….anduvo el autor (como) pobre en el mundo, con los
demás pobres indios para ver el mundo y alcanzar (conocimiento) y escribir este
dicho libro y crónica (para él) servicio de Dios y de su majestad y bien de los
pobres indios de este reino. Trabajó el autor treinta años dejando su pueblo, casa
y hacienda, comenzando a vestirse de un saco el más pobre, y así los ganó con
ello…74.”.

74
Ibid. p.368.
71

Su principal obra es El primer nueva corónica y buen gobierno, que tiene por
objetivo, según el propio autor, “…celebrar y hacer inmortal la memoria y hombre
de los grandes señores antepasados nuestros abuelos como lo merecieron sus
hazañas”, que para sacar en limpio estas dichas historias hube tanto trabajo por
ser ellas sin escritos, ni letra alguna, a no más de quipus y relaciones de muchos
lenguajes apuntando con la lengua… castellana, quichua, inga, aymara, poquina,
colla, canche, cana, chiaysuyo, andesuyo, collasuyo, condesuyo y todos los
vocablod de indios….75”.

Este texto tiene como aporte que es la única crónica hasta hoy descubierta que
integra valiosísimos dibujos que representan a los personajes y lugares por él
descritos y que, aunque nunca estuvo en Pasto y sus alrededores, sí dejó uno de
sus primeros dibujos, donde se destaca el frontis de la iglesia de San Andrés, con
sus dos torres y su amplio atrio colindante con el parque, que aún hoy conserva su
nombre, y, en la parte superior del dibujo, a la ciudad de Pasto la denomina la
ciudad de Atríz, pero, además, deja uno de los primeros dibujos de la distribución
espacial y jerarquización territorial que se tenía para la época, donde por el
tamaño de la letra, los símbolos que utiliza y el lugar que ocupa cada uno de los
asentamientos, da una idea de su importancia territorial y de su principal actividad
económica para su tiempo; para el caso de Pasto, lo señala como pueblo y
Tambo real76. (Ver ilustración 2.)

Referente a sus pobladores, Poma de Ayala dice:

“…..Todos los caballeros y vecinos y sodlados son gente de pas, cristianicimos,


gran servidor de Dios y de su magest y son caritativos con los prógimos. Y tienen
bastante comida de pan y uino y poca carne y pobre de plata ,oro, ropa uarato.

Y tienen juridicción, comarcanos, gente de pas y nunca se han reuelado desde la


dicha fundación. Y tienen conventos y monasterios, yglesias muy aderesado y

75
Ibid. p.146.
76
Ibid. tomo 15. p. 228.
72

hordenado y jamás a tenido jueces ni pisquicidores. Y entre ellos se quieren y se


aman como hermanos y abido buena justicia y no abido mentiras77”.

Juan López de Velasco ( ¿??) reitera su visión de que era un valle fértil y:

“… Es mejor tierra que toda otra de esta gobernación, de buen temple y abundosa
de maíz, coca, papa, yuca, algodón y otros mantenimiento y frutos de la tierra de
España y algunas ovejas del Perú, muchos venados y perdices de la tierra, y en
muchas partes minas de oro, en un cerro de los que cercan el Valle, hay un volcán
que siempre echa fuego78”.

Para Antonio de Herrera y Tordesillas (1559-1625), “…Es tierra con abundancia de


comida; tiene ingenios de azúcar y muchas frutas de la tierra y de Castilla….79”;
mientras que para el sevillano y sacerdote carmelita Antonio Vásquez de
Espinoza, (¿-1630) la “… tierra es abundante, varata, y regalada, cogese mucho
trigo”; Juan Flores de Ocaris (1612-1692) resalta también su “…Temple frío, con
abundancia de frutos y de maíz..”; los anteriores cronistas coinciden en que el
valle donde estaba situada la naciente villa era fértil, de abundantes recursos
alimenticios, pero también a los lejanía a sus dos centros urbanos más
importantes, Quito y Popayán, su denso poblamiento indígena y la pobreza de su
población, características que se mantuvieron en el tiempo hasta bien entrada la
República.

En general, la visión, de estos primeros cronistas, sobre la región tiene la


predisposición de comparar lo “local” con sociedades fuertemente estatales, como
el imperio incaico, sus riquezas en metales preciosos, su aspecto exterior y sus
costumbres; además, su dieta alimenticia, en especial lo que tenía que ver con el
canibalismo, lo mismo que su predisposición para la guerra y, ante todo, sus
artefactos de guerra; en casi todas ellas, las comunidades que habitaban las

77
DE AYALA, HUAMAN POMA, Felipe. Nueva crónica y buen gobierno. Siglo XXI.Bogotá.1992. p. 921.
78
DIAZ DEL CASTILLO, Emiliano. San Juan de Pasto, siglo XVI. Fondo de Cultura Cafetero. Bogotá. 1987. p.
37.
79
Ibid. p. 38.
73

actuales Tierras Altas del Departamento de Nariño tenían una gran asimetría con
el imperio que los había asimilado treinta años atrás y que los absorbía
rápidamente; para arqueólogas, como María Victoria Uribe80, la cultura pasto
estaba en franca decadencia en relación con sus antepasados, grandes orfebres y
comerciantes en el momento del descubrimiento.

2.2. EL MUNDO ANDINO

El mundo andino se caracteriza por una gran complejidad ecológica, biótica y


étnica; esta diversidad, en muchas ocasiones, es extrema: desde las desérticas
llanuras del Pacífico chileno, peruano y del sur del Ecuador, hasta las selvas de
alta pluviosidad del biochocó de Colombia y Panamá; por el oriente extensos y
caudalosos ríos, como el Amazonas, reservorio de la selva más grande del
mundo, que lleva su nombre; altas cumbres (de más de 6000 m.s.n.m.) nevadas, y
paramos y punas secas y frías que rápidamente descienden a las gélidas aguas
del Pacífico, enriquecidas por la corriente de Humboldt; tiene, además, una gran
diversidad edáfica, de climas y regímenes de lluvia diferentes.

Desde antes de la conformación del Estado Inca, el hombre andino había utilizado
todos estos recursos biogeográficos para su poblamiento, aprovechó todos los
nichos ecológicos y desarrolló una tecnología propia para su explotación, que
contemplaba desde el terraceo en las laderas montañosas de los valles
interandinos, hasta el uso de camellones y acequias para el control de los
recursos hidráulicos en la región de la Llanura del Pacífico, lo mismo que el uso de
abonos, a partir de incluir en el cultivo pequeños peces disecados al sol, que
aportaban los minerales y nutrientes que el suelo requería.

Conocían los metales (oro, platino, cobre) y los trabajaron fundamentalmente


como parte de una cosmovisión mítica y de estratificación social; su economía
tenía como base la explotación de la tierra y del recurso energético de sus
habitantes: su trabajo. La tenencia de la tierra era de propiedad colectiva y, casi en

80
URIBE, María Victoria. Asentamientos prehispánicos en el Altiplano de Ipiales, Colombia. Revista
Colombiana de Antropología. Instituto Colombiano de Antropología. Bogotá. 1977. pp.185-195.
74

todas las culturas, la base social de esta sociedad era el ayllu∗, origen del linaje y
base fundamental para las sociedades precolombinas.

Con el incario se optimizó el aprovechamiento de estos recursos naturales y


humanos, se distribuyó su población en los diferentes microclimas y pisos térmicos
para mejorar la producción, distribución y almacenamiento de los productos
agrícolas; trasladó núcleos poblacionales de las regiones más pobladas a las
despobladas o subutilizadas, lo que el antropólogo John V. Murra llamó el control
vertical de un máximo de pisos ecológicos81, que tenía como sustento el producir
bienes de consumo para los grupos sociales originarios82.

Entonces, para Murra, la complementerización ecológica era base para el acceso


de bienes de consumo procedentes de los diferentes pisos térmicos y nichos,
generados por la diferencia de altura de las laderas de los Andes, con una
distancia variable que afianzo un uso cultural de esos productos, sin presentar un
modelo geográfico uniforme.

2.2.1. EL MODELO DE ARCHIPIÉLAGO VERTICAL

Al armar como base el trabajo de campo y la visita de Iñigo Ortiz, a la provincia de


León de Huanuco en el año de 1562, Murra formuló se teoría del control vertical
de un máximo de pisos ecológicos, que confirma “la fuerza del factor ecológico en
el desarrollo de las civilizaciones andinas “, que tiene como base la percepción y el
conocimiento del hombre andino sobre su medio natural y que es una suma de
conocimientos de varias civilizaciones en el transcurrir del tiempo, para aprovechar


Un ayllu, es una forma de comunidad familiar extensa originaria de la región andina con una descendencia
común –real o supuesta– que trabaja en forma colectiva en un territorio de propiedad común. El ayllu era una
agrupación de familias que se consideraba descendiente de un lejano antepasado común o totem. El curaca
era el jefe del ayllu y quien se encargaba de distribuir las tierras, organizar los trabajos colectivos y actuar
como juez de la comunidad. El cargo de curaca o jefe no se heredaba, sino que él era seleccionado a través
de un ritual especial, en algunas ocasiones eran nombrados directamente desde el Cuzco.
81
MURRA, John V. El mundo andino, población, medio ambiente y economía. IEP Ediciones. Lima.2002. p. 85
82
“….Algunos aspectos de la organización política del Tawantinsuyo, es decir del Estado Inka, han llamado la
atención desde hace siglos y su funcionamiento se comprende bien, por ejemplo, en el caso de los caminos.
El vasto territorio y las muchas etnias incorporadas por conquista, diseminadas en múltiples pisos ecológicos,
diseminadas en múltiples pisos ecológicos, entre serranías, desiertos y quebradas profundas, requirieron de
algún sistema que relacionara la periferia con el centro y la costa con el altiplano; que mantuviera a los
rebeldes potenciales bajo la observación de las guarniciones cusqueñas; que permitiera al Khipu Kamayog
anudar en su khipu la información necesaria para dar a conocer a sus superiores de la burocracia. La red de
caminos incaicos servía para todo esto y mucho más……”. MURRA, John V. Op. Cit. p. 43.
75

la riqueza biótica generada por la verticalidad climática y edáfica, que permitía la


siembra y recolección de diferentes variedades de cereales, tubérculos y frutos en
diversos pisos térmicos, lo que hacía de estas comunidades autosuficientes, pese
a las dificultades que genera cualquier cultivo en alta montaña; todo este conjunto
de riqueza biótica lo manejaban como un macrosistema económico, donde los
cultivos se veían antes que como un sistema compartimentado e independiente,
como un sistema integral donde cada nicho ecológico era parte de una dieta
alimenticia básica que dependía del otro piso térmico, a esto, Murra lo llamó los
“archipiélagos verticales” 83.

Descubrió de esta manera:

“….un antiguo patrón de asentamiento y de organización social, política,


económica y territorial, a lo que él llamó el control vertical de un máximo de pisos
ecológicos y que se refiere a la preocupación de los pueblos andinos por
aprovechar todo un conjunto de ambientes productivos, un “archipiélago de
recursos” de diferentes pisos ecológicos, cuyo control no significaba
necesariamente el dominio de las zonas intermedias, sino la posesión de “islas de
recursos manejados por colonias, más o menos alejadas de su núcleo o centro
principal de poder en el que quedaban el grueso de la población y el mando
político84”.

Este patrón se sustentaba en el traslado de poblaciones a dichos “nichos”,


aislados entre sí, pero unidos en cuanto al linaje, al poder político y, ante todo, en
sus manifestaciones religiosas, que convalidaban la tradición y su pertenencia al
ayllu; de esta manera, lo andino se presenta como un todo cultural, pero con una
multiplicidad de partes, tantas como las variables ecológicas lo permitan y que
pueda controlar una autoridad central; de esta manera, la civilización más

83
Ibid. p.43.
84
SILVA, SANTIESTEBAN, Fernando. Desarrollo político de las sociedades de la civilización andina. Fondo
de Desarrollo Editorial. Universidad de Lima. 1997. p. 75.
76

poderosa era la que podía poblar y controlar más “archipiélagos productivos”, que
aseguraran la provisión de alimentos en tiempos de escasez.

Se generaban, así, modos diversos y unitarios, de continuidad y semejanzas en


aspectos significativos, como los medios de subsistencia, los asentamientos
poblacionales, las formas culturales, las creencias, los lenguajes, la estructura
social y muchísimos otros rasgos que se encuentran en el carácter y personalidad
cultural del hombre andino a lo largo de Suramérica, lo que da como resultado una
gran área que representa ese mundo, que, en su interior, está lleno de
heterogeneidades, contradicciones, especificidades y acercamientos, que hacen
parte indisoluble de ese universo que, siendo un todo, tiene particularidades que
sólo se entienden al otear todo el modelo.

Esta diversidad en su poblamiento surgió prácticamente desde su génesis:

“…y se expresaron en sociedades con una economía mixta de amplio espectro,


diferenciada una de la otra. Así, también, las culturas y los idiomas fueron
singulares. Por tanto, estas distinciones y similitudes culturales devinieron del
proceso neolítico, que tuvieron las sociedades que hacían frente y sometían a un
territorio muy difícil, de condiciones inestables y recursos contrastados. Desde
entonces, hemos tenido, a la par que un mosaico geográfico, uno cultural e
idiomático85”.

Se poseía, además, una intricada, extensa y eficiente red de caminos que


comunicaban rápidamente a los ejércitos, ayllus y aldeas:

“… El camino de los Incas, tan famoso en estas partes, como el que hizo Aníbal
por los Alpes cuando bajo a Italia. Y puede ser este tenido en más estimación (que
el de Aníbal) así por los grandes aposentos y depósitos que había todo en él,
como por ser hecho con gran dificultad por tan ásperas y fragosas sierras, que
pone admiración verlo.86”

85
SHADY SOLÍS, Ruth. Caral Supe y la costa norcentral del Perú: La cuna de la civilización y la formación del
estado prístino. Historia de la cultura peruana I. Fondo Editorial del Congreso. Lima.2000. pp. 45-88.
86
LARRAÍN Barrios, Horacio. Cronistas de raigambre indígena. Edición Pendoneros No 14. Quito.1980. p.
192.
77

Este camino (capag ñan) servía fundamentalmente para el flujo de cosas y objetos
producidos por las diferentes culturas andinas; por él transitaba, también, el poder
de Este Estado andino, la producción de sus diferentes pisos térmicos, sus
soldados, contadores y funcionarios, que controlaban hasta el último detalle de
esta sociedad; para ello, habían construido, a lo largo de esta red vial, toda una
infraestructura de depósitos (Cullca) y tambos (mesones), con el fin de alimentar
a los chasquis y viajeros que frecuentaban esta ruta; que, en el Departamento de
Nariño, comprendía desde el Valle de Atríz hasta la ciudad de Ipiales.

Para el caso de los Andes tropicales de centro y sur de América, donde existían
sociedades estatales que tenían como carácter la redistribución y la jerarquización
de sus miembros y economías, y donde podía garantizar su cohesión y
continuidad con el centro densamente poblado, desde donde se ejercía el poder
político, económico y religioso, con estos enclaves aislados y periféricos, la
distancia del centro con la periferia puede ser variable, de un día de camino hasta
de varios días; este tipo de poblamiento era típico de las comunidades preincas,
como la Lupago en las orillas del Lago Tititaca, actualmente en la frontera de
Bolivia y Perú, y que Murra denominó de macro verticalidad87.

Pero si se revisan las visitas generadas a partir del siglo XVI, en regiones de los
Andes ecuatoriales de Ecuador y sur de Colombia, se puede notar que este
patrón de poblamiento y de producción varía, se acorta la distancia de los
archipiélagos con el centro, fundamentalmente por un clima mucho más húmedo
que genera una gran variedad de nichos ecológicos en menos amplitud espacial,
en especial por el surgimiento del páramo como fenómeno geográfico a partir de
los 3000 m.s.n.m y en el caso del sur de Colombia, el límite superior de
poblamiento se lo puede ubicar a 3500 m.s.n.m. en contraposición a los aAndes
centrales y del sur, donde el poblamiento asciende a más de 4500 m.s.n.m.

Al reducir, de esta manera, las distancias y, a su vez, complementar con un


comercio de largo alcance, fundamentalmente generado por bienes de consumo

87
MURRA, John V. Op. Cit. p. 83.
78

suntuario, como el comercio del oro, las plumas, las armas y, especialmente, la
concha spondyllus∗, como lo muestran las excavaciones arqueológicas registradas
en el territorio Pasto por la arqueóloga Uribe y que se produce en las
macroregiones climáticas, como la Amazonía y el andén del Pacífico, este nuevo
fenómeno se puede denominar microverticalidad, que: “quiere decir que los
habitantes de un pueblo tenían campos situados en diferentes pisos ecológicos
alcanzables en un mismo día con la posibilidad de regresar al lugar de residencia
por la noche88”, para crear un verdadero sistema de subsistencia a pequeña
escala, que tenía como base la exogamia, los acuerdos interétnicos, las alianzas
militares, etc. Con la Conquista y después la Colonia, aún en algunos lugares del
Departamento de Nariño se mantiene este sistema de aprovisionamiento por
intermedio del parentesco y el compadrazgo.

Juegan un papel importante, en esta microverticalidad, los territorios ubicados en


los estrechos valles interandinos, los que crean verdaderos valles en forma de
chimenea, los cuales sirven para cultivar productos como los ajíes, la yuca y en
especial la coca, en las paredes intermedias de algunos de ellos, aún hoy se
pueden observar terrazas que se utilizan para el cultivo del maíz, como ocurre en
el valle del río Guáitara, entre los municipios de Iles, en el sitio conocido como
Pilcuán∗.


Spondylus es un género de moluscos bivalvos presentes en diferentes partes del mundo; particularmente
dos especies de este género, la Spondylus princeps y Spondylus cacifer se encuentran en las costas de Perú
y Ecuador. Sus colores varían entre naranja, rojo y púrpura, tienen ciertas espinas o protuberancias en su
concha, lo cual las hace atractivas. En la época precolombina, también se llamaban mullus; eran de sumo
valor comercial.
MARTÍN RAMOS, Pablo. En busca del Spondyllus, Rutas del simbolismo.
http://www.scribd.com/doc/13971717/En-Busca-del-Spondylus-Rutas-y-Simbolismo.
88
HERRERA, Alexander. Patrones de asentamiento y cambios en las estrategias de ocupación en la cuenca
sur del Rio Yanamayo, callejón de Conchucos. Actas del XII congreso del hombre y la cultura andina,
Huamanga, Ayacucho. Lima. 1999. pp. 222-249.

Para analizar el caso particular de la complementación ecológica aplicada en Colombia, en el especial en el
Reino Muisca, ver: IMPERIOS IBERICOS EN COMARCAS AMERICANAS, estudios regionales de historia
brasilera y neogranadina. ALZATE ECHEVERRI, Adriana y otros, editorial Universidad del Rosario. Bogotá.
2008.
79
80

Para Murra, Oberem, Salomon, entre otros, el poblamiento de los Andes es, ante
todo, un sistema que incluye los tres macrosistemas ecológicos que surgen desde
el Valle del Patía (límite de los Departamentos de Nariño y Cauca) y se prolonga
hasta Bolivia, que significa tener tres grandes franjas: en el oriente, la Amazonía,
en el centro, la sierra, y en el occidente, el andén del Pacífico; cada uno tiene sus
propias características bióticas y humanas y pueden desarrollar sus propios
sistemas de poblamiento y domesticación de plantas y animales, además, de
desarrollar sus propias tecnologías, lo que les permitió resistir la hostilidad del
paisaje tropical.

En el oriente, se reconoce la capacidad de sus comunidades en el conocimiento


de la floresta y, sus habilidades de antiguos arbolarios, como lo muestran las
migraciones permanentes, desde tiempos precolombinos, hacia la tierra de estos
“sanadores” amazónicos; pudieron domesticar varios tipos de yuca (manihot
esculenta) o mandioca, crear comunidades autosuficientes y con una gran

diversidad cultural y lingüística, desarrollar un intenso comercio con las


comunidades de las tierras altas de los Andes; muchos de ellos, como los
Quillasingas y Pasto, lo muestran en los dibujos de su abundante cerámica,
encontrada en las excavaciones arqueológicas realizadas en los Andes, donde es
común la representación de pumas, jaguares, anacondas, micos, etc. Estas
comunidades pertenecen a este entorno selvático; en el caso del Departamento de
Nariño, está muy cerca lo que se conoce geográficamente como la alta Amazonía,
la que se la puede ubicar entre 1800 hasta 3000 m.s.n.m.

El actual Departamento de Nariño pertenece a la Amazonía nororiental, con sus


municipios de Pasto, Puerres, Córdoba, Funes, Potosí e Ipiales, lo mismo que el
Departamento del Putumayo, el occidente del Caquetá, el noroccidente del
Guaviare, el suroccidente del Meta, el suroriente del Cauca (la Bota Caucana),
esta subregión representa el 34.47% (164.506 km cuadrados) de toda la
81

Amazonía colombiana; hoy se puede considerar parte de la frontera interna de


Colombia y del mismo Departamento de Nariño89.

Para el caso del andén del Pacífico, corresponde geográficamente al Chocó bio-
geográfico, región que se caracteriza por su alta pluviosidad (más de 5000 mm al
año), su extensa riqueza biótica y sus cortos pero inmensos ríos que la
atraviesan de oriente a occidente; algunos de ellos, como el Mira o el Patía, en su
desembocadura forman intrincados deltas, en los cuales se asentaron las primeras
comunidades precolombinas hace aproximadamente 3000 años, lo que algunos
arqueólogos llaman el periodo formativo (1500 años a.n.e.) durante el cual se
alcanzó un alto nivel sociocultural, expresado en los logros en la producción
agrícola, la alfarería, la metalurgia y la piedra, como también por el comercio
intenso con las comunidades andinas de la concha spondyllus, de plumas y
armas.

Al producirse un cambio sociocultural, se manifiesta en el crecimiento poblacional


y la realización de obras de ingeniería, como canales, montículos funerarios
(llamados también Tolas), y, en cuanto a la metalurgia, lograron un buen manejo
del oro y del platino, crearon su propio estilo orfebre; los metales se encuentran en
los meandros formados por los ríos que descienden de los batolitos andinos, ricos
en metales, que se depositan en sus orillas, cuando los ríos ingresan a la Llanura
del Pacífico90.

89
SALAZAR, Carlos. Asentamientos humanos en la Amazonía colombiana. Revista Colombia amazónica.
Instituto Amazónico de Investigaciones científicas, SINCHI.Leticia Colombia. 2008. p.1.
90
RODRÍGUEZ, Carlos Armando. Alto y medio Cauca prehispánico. Vol.1. Syllaba press. Miami Fl. 2007. p.
46.
82

TABLA 1
PROCESO PRECOLOMBINO DE POBLAMIENTO
DEL DEPARTAMENTO DE NARIÑO

COMUNIDAD POBLAMIENTO SITIOS FECHAS

Asciende de la Ecuador: Valle del


Amazonía y se Chota, Tuza, San
asientan en el Valle Gabriel, Tulcán.
del Chota; luego, a Colombia: los
PASTO partir del siglo VI, municipios que Siglos VI al XVI
migran al norte, hacían parte de las
hasta el sur del exprovincias de
actual Departamento Obando y Túquerres,
de Nariño. además, de Mallama.
Originarias de la Alta
Amazonía y se
Valle de Sibundoy,
asienta en el actual
Almaguer, Buesaco,
QUILLASINGA alto Putumayo, el Siglos X al XVI
Yacuanquer,
valle de Atriz, el
Taminango.
antiguo camino a
Popayán.
Se asienta en la
vertiente occidental Actuales municipios
de los Andes de: Samaniego,
ABAD Siglos X al XVI
centrales y en los Sotomayor, Ancuya,
estrechos valles Consacá, Linares.
interandinos.
Originaria de la
cultura Chorrera
(Manabí, Ecuador),
asciende por el 3.000 años
TUMACO TOLITA andén del Pacífico y Municipio de Tumaco a.n.e. al 600
se asientan en la d.n.e.
actual provincia de
Esmeraldas y mpio.
de Tumaco.
Tribus y aldeas
SINDAGUAS- diseminadas en las Mpios, de la Costa
Siglos VI al XVI
BARBACOAS orillas de los ríos del del Pacífico.
andén del Pacífico.
Fuente: Esta investigación.
83
84
85

CAPÍTULO III
PROCESO DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO
Y POBLAMIENTO
DEL DEPARTAMENTO DE NARIÑO
86

ILUSTRACIÓN 3
LINAJE DE LA CULTURA NAZCA

Representación de la cultura Nazca, que representa un linaje; en el centro, la representación de una divinidad
celeste, su origen, posición en brazos: descendientes femeninos; relación por bandas, descendientes
masculinos. Lado izquierdo: descendientes en línea paterna (superior). Lado derecho: descendientes en línea
materna (padre de linaje inferior) (Dib. Golte: 1999)91.

3.0. PROCESO DE POBLAMIENTO EN EL SUR DE COLOMBIA

La ocupación del territorio en el sur del país está por escribirse. Este trabajo
busca, ante todo, recoger las experiencias más importantes en relación con la
ocupación del territorio del actual Departamento de Nariño, con los sucesos
sociales más relevantes en los últimos cuatrocientos años.

Una de las preguntas que cotidianamente se debe hacer, para comprender la


“conformación” de este territorio, es qué pasó entre los años de fundación de la
ciudad de San Juan de Pasto (1537) y la de Santa María del Puerto de las
Barbacoas (1637); es un siglo donde los historiadores poco ilustran, pero son cien
años en los cuales los conquistadores exploran el territorio, fundan centros
91
GOLTE, Jürgen. La construcción de la naturaleza en el mundo prehispánico andino, su
continuación en el mundo colonial y en la época moderna. Revista de Antropología. Santiago de Chile. 2003.
p. 18.
87

urbanos, resuelven su dominación local y se ingresa de la Conquista a la Colonia,


del régimen de hacienda a la economía extractiva, de la encomienda a la cuadrilla
de minas; este período, además, define las características étnicas, económicas y
culturales, que, con algunas variables, aún existen en el Departamento y esto solo
fue posible al reducir y vencer a los actores más radicales con la nueva propuesta
de ocupación de territorio, las comunidades indígenas y posteriormente las
comunidades negras.

Para emprender este estudio, se deben hacer varias aclaraciones: En primer


lugar, comprender que las diferentes visiones que se han construido dependen
fundamentalmente de los diferentes “actores” que han relatado, desde sus propias
aprensiones e intereses, el quehacer de sociedades “primitivas”, desde los
primeros contactos con el territorio.

Como ya se dijo, los europeos que llegaron a América, a finales del siglo XV,
representaban una época en la que el desencantamiento del mundo era evidente;
el Renacimiento produjo la revolución cultural más importante, hasta hoy; este
desencantamiento conmovió los cimientos ideológicos sobre los cuales se
construída Europa, desde las ciencias naturales hasta las ciencias sociales; lo que
hoy era un anatema, mañana era una duda evidente; el cristianismo, que tuvo
como base fundamental la negación de la esclavitud y la ganancia y promulgaba la
igualdad del hombre ante Dios, poco a poco se volvía una religión que justificaba,
evocando a Santiago, el mayor opositor de los infieles, estas instituciones
excluyentes y perversas.

España era inexistente; dos reinos: Castilla, empotrado en el centro del territorio,
que tenía como base económica el latifundio y la actividad agraria, y Aragón
(actual Cataluña). Desde el siglo XI, reino conformado por grandes conquistadores
y comerciantes, de sus entrañas surgió el primer gran gobernante de la península
Jaume I de Aragón (1208-1276). Casi todos los conquistadores provenían del
88

primero de estos reinos92 y, por lo tanto, trajeron no solamente sus enfermedades;


con ellos llegaron sus instituciones, sus temores, trajeron la visión de una Europa
que se negaba a ser la misma; pero España, ante el temor a sumarse a ese
sentimiento de cambio, se refugió en la religión y en la tierra y posteriormente, con
Portugal, hicieron la crítica más profunda a las redes comerciales construidas
desde la Baja Edad Media, especialmente por los venecianos en el mar Adriático,
al encontrar nuevas vías de comunicación con las Indias, aquellas que habían
hecho posible el surgimiento de poderosas ciudades acuáticas y que hacían
posible que los toscos caballeros medievales se inclinaran poco a poco por los
lujos y los nuevos gustos traídos de Oriente. Eran los caminos que conocía Marco
Polo era la Europa que navegaba con Federico de Finchal∗, un continente cada
vez más influenciado por la vida burguesa y el comercio; España prefirió
ensimismarse en su pasado, huir del pecado, del capitalismo naciente; el resultado
de estos temores fue el descubrimiento de América: primero su fortuna y
posteriormente su perdición.

Desde la creación de Colombia, como Estado independiente, a partir de los años


veinte del siglo XIX, el Estado ha carecido de una política coherente en referencia
a su poblamiento y Ordenamiento Territorial. Los movimientos cíclicos de
colonización para ampliar sus fronteras agrícolas y económicas, la incongruencia
en las normas de competencias, lo mismo que la conformación y reconocimiento

92
“A pesar del matrimonio contraído por Isabel de Castilla con Fernando de Aragón, seguían estos dos viejos
reinos peninsulares manteniendo cada uno de ellos su propia personalidad política y administrativa. En tierras
de Castilla, continuaban rigiéndose según las normas jurídicas peculiares del derecho castellano. En los
viejos estados que integraban la corona de Aragón, se mantenía igualmente la vigencia de sus derechos
particulares: aragonés, catalán, mallorquín. Navarra, incorporada pronto por el reino aragonés, conllevaba en
aquellos años, dentro de la península, su condición de estado soberano e independiente.
Estas circunstancias, unidas al hecho de que fuera Isabel la que patrocinase los proyectos descubridores de
Colón, explican históricamente que los territorios de las que se llamaron Indias Occidentales quedaran
incorporadas políticamente a la Corona de Castilla y que fuera el derecho castellano -y no los otros derechos
españoles peninsulares- el que se proyectase desde España, sobre estas comarcas del nuevo mundo,
modelando originariamente la vida de sus instituciones.” OTS CAPDEQUI, JM, El estado Español en las
Indias, Fondo de Cultura Económica, 1982, México. pp. 9-10.

Comerciante británico del siglo XI que, a partir de su habilidad en comerciar y con algunos golpes de suerte,
creó la primera flota de cabotaje en las costas inglesas y posteriormente expandió sus actividades
comerciales a Escocia, Flandes y Dinamarca. Ver: Historia económica y social de la edad media. Henri
Pirenne. Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1975. p.41.
89

de las diferentes regiones que componen el mosaico de la nacionalidad


colombiana, así lo demuestran.

Los extensos y reiterativos conflictos internos de la República, que ha vivido en


periódicos estados de sublevación en diferentes regiones, han hecho que el
ordenamiento del territorio se vea más como una consecuencia de la guerra que
como política de Estado en los cortos períodos de paz.

Los españoles trajeron a América su propia impronta en cuanto a la ordenación


del territorio; construyeron nuevas territorialidades sobre las prehispánicas
existentes; para ello tuvieron que crear un aparato jurídico legal que permitiera la
apropiación de dicho territorio y conciliar los intereses de los diferentes grupos de
poder; en no pocas ocasiones, la aplicación de estas leyes, llamadas luego
indianas, no se pudo efectuar por la interferencia de estas mismas élites, que
veían amenazados sus intereses por esta nueva racionalización jurídica.

Esta herencia colonial de la división territorial, posteriormente llamada política,


hace del poblamiento del territorio una extensión normativa de la distribución
colonial; el poblamiento de Colombia tiene como base las gobernaciones de
Cartagena, Popayán (incluye el actual Departamento de Nariño) y Cundinamarca
(incluye a Bogotá) y se lleva a cabo en los valles, a partir de los dos grandes ríos
que cruzan su territorio de sur a norte, el Río Grande de la Magdalena y el Río
Cauca, su afluente.

En estos dos extensos valles interandinos surgen los centros urbanos más
importantes de la Colonia, y posterior República, y donde se entreteje su malla
vial y económica, que perdura hasta el día de hoy; once Departamentos
comparten hasta el día de hoy el largo trecho del Río Magdalena∗.


Leer, La ciudad colombiana, prehispánica, de conquista e indiana, Jackes Aprile Gniset. Editorial Banco
Popular, Bogotá, 1991.
90

Si se tiene en cuenta que el fenómeno de la Colonia española fue, ante todo, un


concepto urbano, donde, desde estos lugares, se administraba la hacienda o la
mina, se generaban sus contradicciones sociales y políticas, desde estos centros
urbanos se crearon las diferentes especializaciones del territorio desde las cuales
se abastecía de los recursos mínimos para la subsistencia y mantenimiento de la
sociedad colonial; muchas de esas características heredadas son, aún hasta hoy,
punto de referencia para la definición e identidad regional.

Lo realmente nuevo hasta hoy, durante la ocupación de territorio desde el siglo


XVI, es la colonización antioqueña producida por el café y que abarcó las laderas
andinas de las tierras templadas del centro del país, para dejar a su paso la
fundación de las únicas ciudades intermedias realmente creadas en el siglo XIX,
lo que se puede considerar como el aporte de la República a este proceso de
poblamiento∗.

Así como la huída permanente de los perdedores de los diferentes


enfrentamientos bélicos durante el siglo XX, hacia la zona de la Amazonia y
Orinoquia, lo cual generó la única guerra internacional que ha tenido Colombia
desde su creación, la guerra por la soberanía de la Amazonia contra su vecino
Perú, en la cual el país salió victorioso, y que podría catalogarse como el aporte
del Estado moderno al poblamiento∗∗.


PARSONS, James. La colonización antioqueña en el occidente de Colombia. Capítulo VI. Colonización
antioqueña moderna Ancora Editores. Bogotá.1997. pp. 106-144.
∗ ∗
Para profundizar más sobre este tema, revisar la obra del sociólogo, Alfredo Molano: Aguas arriba: entre la
coca y el oro (1990), desterrados: crónicas del desarraigo (2001), Yo le digo una de las cosas, colonización de
la reserva de la Macarena (1989), Los años del tropel relatos de la violencia (1985), Selva adentro: una
historia oral de la colonización del Guainía (1987),Jaime Jaramillo: Colonización, coca y guerrilla. Desplazados
(1986), Migraciones internas y reestructuraciones territoriales. La colonización de la selva pluvial en el
piedemonte amazónica de Colombia. Wolfgang Brücher. (1974).
91
92

En cuanto a la ocupación del territorio del Departamento de Nariño, se tiene que,


aunque quedó por fuera de los primeros circuitos comerciales y políticos de la
Colonia y su eje de poblamiento, la cuenca hidrográfica de los ríos Magdalena y
Cauca, el mismo tenía como centro de su poblamiento el hoy llamado Macizo
Colombiano, que tiene como característica geográfica un escarpado terreno de
alta montaña carente de grandes ríos y de extensos valles interandinos cálidos,
cosa que hizo que su poblamiento se realice en pequeñas terrazas de acarreo en
las empinadas laderas andinas (Tangua, Samaniego, Consacá,Ancuyá), o de
centros urbanos en los pequeños valles interandinos en sus tierras altas(Pasto,
Túquerres), casi todos ubicados por encima de los 1800 metros de altura; lo difícil
de su terreno dificultaba la construcción y mantenimiento de vías de comunicación,
cosa que ayudó a su histórico aislamiento de centros importantes como Quito o
Popayán. (Ver gráfico 2).

Por estas condiciones geográficas, al Departamento se le dificultó tempranamente


crear un mercado interno de importancia; el único que sobrevivió en el tiempo fue
el de surtir con carnes y quesos las minas de oro en las Tierras Bajas de la
Llanura del Pacífico (Barbacoas y su entorno), y luego, en la República, no se
vinculó a la plantación agroindustrial al no incluirse entre los productores
importantes del café en el siglo XIX, y, por lo tanto, no logró desarrollar una
agroindustria propia y permanente con los recursos excedentes generados por
este producto de exportación.

Al Departamento lo ha influenciado mucho el segundo tipo de colonización, el


amazónico, que requería mano de obra para la explotación cíclica de sus recursos
económicos, en especial el caucho (hevea basiliensis), lo que generó la
confrontación bélica contra el Perú, convirtiendo la zona de frontera en un
territorio estratégico político y militar para la soberanía del país; desde 1937 se
buscó, por primera vez, desde el poder central integrar al Estado Nacional estos
vastos territorios, compuestos fundamentalmente por el hoy Departamento de
Nariño, Caquetá y Putumayo.
93

3.1. LA CONQUISTA

Para poder realizar sus sueños, los españoles tuvieron que destruir los sueños de
cientos de hombres en América, en lo que se llama Conquista.

Los franceses y los ingleses, al llegar a Norteamérica, llevaron su obra de


colonización a regiones que, por el clima, la conformación del suelo y el mundo
vegetal y animal, coincidían o presentaban cierta semejanza con el norte de
Europa occidental, es decir, con su patria de origen. En cambio, los españoles, al
llegar a las Indias occidentales, al centro y sur de América, encontraron realmente
un mundo nuevo,93 ignoto, desconocido, el mundo que años atrás había
descubierto el lusitano Vasco de Gama en las costas africanas, donde los días son
iguales a las noches, donde el verde es de todas las tonalidades, no hay
estaciones, pues en estas tierras hay todas las estaciones en cualquier época del
año.

Desde el inicio del descubrimiento y posterior conquista de las Indias, éstos fueron
obra eminentemente popular y predominó más el esfuerzo privado e individual
que la acción oficial del Estado. Jurídicamente, tenían como base las
capitulaciones, que fijaban “los derechos que se reservaba la corona en los
nuevos territorios a descubrir y las mercedes concedidas a los diferentes
participantes en la empresa descubridora94.”

El financiamiento de la misma empresa casi siempre recaía sobre el individuo que


organizaba la expedición, al que se le daba un carácter de inversionista,
empresario o caudillo militar.

Estas mismas capitulaciones sirvieron de base para la creación del derecho


indiano, que generó un derecho lleno de casuística jurídica, que se trató de
reparar con la publicación de la Recopilación de las leyes de Indias de 1680,
donde se intentaba generalizar la experiencia conquistadora y darele un carácter
de unidad jurídica a ésta empresa.

93
FRIDERICI, Georg. Op. Cit. p1.
94
.OTS CAPDEQUI, Juan Manuel. Op. Cit. p.15.
94

Este carácter individual y privado hace que, en la construcción del imaginario


americano, surjan los privilegios excesivos hacia los conquistadores, forma en que
reconoce el Estado el riesgo y la inversión hecho por ellos. Se otorgaron títulos,
que hacen recordar las batallas contra los moros, como el de Adelantado con
carácter vitalicio o hereditario, mismo que tenía facultad: “Para repartir tierras y
solares y en ocasiones también para hacer repartimientos de indios; se le autorizó
para la erección de fortalezas y para gozar, vitalicia y hereditariamente, de la
tenencia de las mismas; se le permitió la provisión de oficios públicos en las
ciudades de su jurisdicción, y se unieron a éstas lucrativas recompensas de
carácter patrimonial.”95. De esta manera, el derecho medieval, surgido en la
reconquista ibérica y en distribución de la tierra, se extendía a América.

MAPA 5
TIERRA FIRME NUEVO REINO DE GRANADA Y POPAYÁN. 1657

FUENTE. SECCIÓN MAPAS Y PLANOS, MAPOTECA 4. REF: X28. AG/N.

Con estas características, la aristocracia se marginó de la Conquista y no participó


ni como inversionista ni como caudillos militares; en muchas ocasiones, impidieron

95
Ibid. p. 17.
95

el paso de cultivadores y artesanos al verse perjudicados al emigrar mano de obra


indispensable para el mantenimiento de sus feudos castellanos.

Pero las mismas normas medievales sirvieron para que los excluidos por
instituciones como el mayorazgo (solo hereda el primogénito varón), aún vigentes
en España para la época del descubrimiento, que hacían que los segundones
quedasen en una situación económica difícil, que en muchas ocasiones
generaban la división familiar y el empobrecimiento de los segundones, llevaron a
que el Estado autorizase su traslado a América, donde existía toda una serie de
posibilidades de crear fortuna propia, aun en un territorio inhóspito y desconocido,
de muchos riesgos personales; esta nueva cruzada era de los desheredados de
Europa, de los pobres de la tierra.

En los años 1492 y 1497, se autorizó el reclutamiento de delincuentes, pero


rápidamente, por Real Cédula del 11 de abril de 1505, se prohibió su traslado a las
Indias; posteriormente, también se hizo extensiva dicha prohibición “a los
descendientes de moros y judíos, los herejes reconciliados o castigados por la
inquisición, los negros ladinos o a los gitanos.96” Aun a los españoles no
castellanos los trataron como extranjeros, hasta el año de 1596, cuando se
reconoció a todos los ibéricos los mismos derechos.

En el caso de los judíos, especialmente de origen lusitano, se vincularon


rápidamente a la trata de esclavos en el siglo XVI y XVII, y permanentemente hay
acusaciones de herejía, en los archivos de la Santa Inquisición de Cartagena,
donde, en allanamientos de morada, se encontraban candelabros y demás
símbolos de la religión mosaica97∗.

96
Ibid. p. 20.

Por Ej. 1628. Proceso instaurado contra Franco, Luis, natural de la ciudad de Lisboa y vecino de la de
Zaragoza, por seguir profesando la religión judía a pesar de ser cristiano nuevo. L(s). Zaragoza - Nuevo Reino
de Granada; Lisboa - Portugal. A. Judaísmo. U. D. [Leg. 1620]. R. 01. exp. 05 b, ff. 1r. AG/I, ICANH: 2000.
96

Tempranamente los reyes católicos diseñaron una política de poblamiento para el


nuevo mundo, en los meses que mediaron entre el arribo de Colón a España el 15
de marzo de 1493 y el 26 de noviembre del mismo año, los reyes perfilaron, en lo
esencial, la estrategia ideológica, política y económica que debía empezarse a
aplicar en la etapa inicial de la colonización.

Una de las decisiones que tomaron fue que, a diferencia de lo ocurrido en


Canarias - donde se había propiciado la eliminación de la población -, en los
territorios conquistados o por conquistar, se pondrian en práctica los patrones
establecidos en Granada para someter a la comunidad no católica a partir de las
concesiones que, para ese empeño, había establecido el Real Patronato
Eclesiástico al permitir a la corona de España proponer a los religiosos que
desempeñarían los altos puestos eclesiásticos y disponer de los diezmos para el
desarrollo de su política de conquista ideológica98, criterio que luego se desarrolla
a partir del pensamiento lascasiano y de San Pedro de Claver (1580-1654), tanto
en el Caribe como en lo profundo de los valles interandinos, con obispos como
Juan del Valle (1652-1698), en la gobernación de Popayán,99 el cual abraza
rápidamente la protección de “naturales” que tanto disgustaba a las nacientes
elites locales, los encomenderos en el sur de Colombia, pero que garantizaba el
sometimiento y el vasallaje de la población nativa y no su extinción total.

3.2. Sus instituciones

3.2.1. El rescate

Colón llegó al territorio de la actual Colombia en su cuarto y último viaje. Se cree


que estuvo en el actual golfo de Urabá, frontera con Panamá; posteriormente, y a
partir de los comienzos de 1500, llegaron las primeras huestes españolas a la

98
BETANCOURT, Césa.r y GARCIA, César. Conquista y colonización de la isla de Cuba, (1492-1553),
historia de Cuba, la colonia, Instituto de Historia de Cuba. editorial Félix Varela. La Habana, 2003. p. 58,
99
QUEIJA, Berta. Visita de la Gobernación de Popayán, libro de tributos (1558-1559). Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1989, Madrid (E). p. XXXIII.
97

Costa Caribe, instaurando, en conjunto con las Antillas y México, una de las
fronteras de la conquista del nuevo continente.

Su llegada no tomó por sorpresa a los nativo; cuando Juan de la Cosa llegó a
Uraba en 1505, uno de los caciques de allí mismo dijo: “He aquí los barcos de los
que les hablé hace X años.... algunos barcos llegarían del este, de un gran rey
desconocido por ellos, quien les tendría a todos como servidores y que los
extranjeros estaban dotados de vida inmortal y adornaban sus personas con
variadas vestiduras.100”

Los señoríos, cacicazgos y grandes imperios habían prendido sus alarmas;


comerciantes, embajadores, guerreros y chamanes sabían de antemano la llegada
de europeos a las Antillas y los graves acontecimientos que esto había generado.

Para aprovechar de estas circunstancias, una de las instituciones que instauraron


inmediatamente, fue la del rescate, que consistía en el cambio de abalorios por
oro; teniendo en cuenta que las comunidades indígenas mantenían una
reciprocidad comercial desde tiempos inmemoriales y que las hazañas de éstos
eran conocidas en el continente, el temor y la expectativa hizo que esta institución
funcionara, al comienzo, como un intercambio pacífico y, por lo tanto, voluntario
de las dos partes, que hacía que este intercambio de machetes, cuentas, espejos
y demás chucherías por oro fuera posible.

Con la llegada de más españoles y, por lo tanto, la ampliación de la frontera de


conquista en el Caribe colombiano, “cuando los pueblos indígenas se negaron a
entregar metales, los europeos acudieron al chantaje y a las armas101”. El
equilibrio generado por los primeros contactos se había roto, era el tiempo de los
caudillos militares, de los exterminadores de sueños; Balboa, el descubridor del
Mar Pacífico, le escribió al rey:

...”Cada uno sigue por donde cree que más interés le puede venir...Y a acaecido
de traer en veces un cacique ocho mil pesos oro y enviar al capitán por otra parte y

100
TOVAR, Hermes. Op. Cit. p. 44.
101
Ibid p. 49.
98

tomarle otros tres mil pesos de oro y las mujeres e hijos y naborias, y hazerles
esclavos. Y todas estas cosas y otras muy graves se pasan sin castigo por donde
ha sido cobsa que ya no hay cacique ni indio de paces en toda la tierra102...”

“En el universo de los blancos las desigualdades imponían la necesidad de más


entradas, más rescates y más robos, pues una población de frontera, dominada
por la ilusión del oro, no podía dejar de actuar ante una escasez de rentas o la
baja participación en los resultados finales de una empresa103”

Ante la beligerante resistencia, y al agotarse el oro y los bienes de los indígenas,


el saqueo de tumbas por el valle de Sinú y la Sierra Nevada, se puso al orden del
día; Juan Badillo, entre los años de 1536 y 1537, rescató 5651 pesos de oro fino y
3434 de oro de baja denominación: “ellos encontraron en el Cenú los cementerios
indígenas que entregarían el último botín de las provincia de Cartagena”.104

En estos primeros años de conquista, lo importante para los conquistadores era


saquear lo más pronto posible los recursos y no fundar núcleos urbanos estables;
más bien por inclinaban en establecer factorías, como las que fundaban los
portugueses en las costas africanas, que tenían como función principal, el acopiar
las tropas y los metales y lograr el intercambio mercantil que sirviera para sostener
a los saqueadores; en su interioridad, los conquistadores pretendían acumular
riquezas en América para regresar a España: “hablalles en poblar es tocar en
Espíritu Santo.... pues estos capitanes les interesa es traer oro y esclavos para
irse a Castilla.105” Algunos de ellos murieron en el intento, como fue el caso de
Cristóbal Guerra en 1505 y Juan de la Cosa (1450?-1509) asesinado por los indios
de Cartagena en 1509; esta última muerte conmocionó al cuerpo legionario
español y obligó varias campañas punitivas contra los aborígenes.

Originariamente, se fundaron con carácter de factoría, Santa María la Antigua del


Darién (1510), que tenía como función influir sobre el rescate de Urabá y el actual
Panamá; Santa Marta (1526), que extendería su influencia en la Sierra Nevada, la
región del Valle de Upar y en general en la región Caribe y en el bajo Magdalena;

102
Ibid. p. 53.
103
Ibid. p. 129.
104
Ibid. p. 125.
105
Ibid. p. 142.
99

Cartagena (1533), que tendría influencia sobre las vertientes de los Rios Sinú y
San Jorge y los Montes de María.

Estas factorías, tempranamente, se convirtieron en centros urbanos que superaron


la misión inicial por la cual se crearon, bases de rescate; esto se debió más a la
escasez de recursos y, en especial, al descenso de la población indígena, que
obligó a los españoles a crear nuevas instituciones que se adaptaran a los nuevos
sucesos, como fueron la reducción y la encomienda. El suelo cambió de uso,
pasó de guaquearlo y cabalgarlo militarmente a asentarse, teniendo como base la
agricultura y la tributación; el nativo retomó importancia, no por los bienes que
poseía, sino por lo que podía crear y tributar y, ante todo, monopolizar su fuerza
de trabajo. La intención muy temprana de la Reina Isabel (1493) pretendía
convertir a los pobladores de América en vasallos de la monarquía y no esclavos
en España.106.

En las Antillas, a finales del siglo XV, la crisis de la factoría era evidente, ante el
cambio de las normas para su funcionamiento, pero ante todo por las mismas
razones que estaban pasando en el continente.

Por lo tanto:

“En el modelo del rescate, el espacio estaba supeditado a la capacidad de las


huestes para entrar, cabalgar y ranchear. El espacio era considerado como un
vasto horizonte de operaciones militares y mercantiles. La articulación y sobre
posición a los espacios prehispánicos fue un fenómeno tardío, que solo se
consolidó con los repartimientos. Los núcleos urbanos fueron sobrepuestos a
poblados indígenas y su relación con el interior fue el oro. Quienes entregaban el
metal podían seguir ocupando sus espacios, pero negarse a ello suponía la
desaparición de sus territorios, y, por ende, de sus culturas107.”

Esto se verá en detalle más adelante.

Este puede ser uno de los factores importante para tener en cuenta en los
distintos intentos de fundar centros urbanos, como fue San Juan de Pasto y el
ingreso de los españoles a la región del valle de Atríz a partir de 1535, recorrieron
106
BETANCOURT, César. y GARCIA. Op. Cit. p. 74.
107
.TOVAR, Hermes. Op. Cit p. 144.
100

valles y campiñas donde posteriormente se ubicarían sus principales centros


urbanos, se descubrían los caminos y senderos precolombinos, se observaban
detalladamente las costumbres y economía de los nativos con el fin único de que
puedan vivir en “policía”, mientras se rescataba el oro de sus habitantes; de
saquear las alhajas y adornos estamentales, se pasó al saqueo de tumbas; no se
olvide que los españoles habían salido victoriosos del rescate hasta hoy más
costoso de la historia moderna, el de Atahualpa.

3.2.2. EL REPARTO

Cuando el rescate entró en franca decadencia en los años 30 del siglo XVI, en el
área del Caribe, y en el sur de Colombia 20 años después, surgió el reparto, como
una institución transicional entre el rescate y la encomienda, para: repartir indios a
los españoles para que trabajen forzadamente para estos últimos en las minas y
estancias, con la única condición de que “....les enseñaran las cosas de la fe
católica”108. La apropiación forzada de la energía humana era el centro de esta
institución, se rompía definitivamente cualquier acto de reciprocidad con los
nativos; el reconocimiento del otro debía pasar por el trabajo forzado; quedaban
los indios en un limbo jurídico entre la esclavitud y el servilismo, porque los
individuos sometidos no podían ser cambiados, vendidos ni enajenados; al
quererlos vincular al proyecto ideológico teológico, se les reconocía su condición
de ser humano, de poseer alma, pero no de seres libres para escoger su propio
destino. Se exceptuaban los indios caníbales y comedores de carne humana, cuya
reducción y esclavización se autorizó muy tempranamente.

Sin esta fuerza de trabajo “forzosa”, no se podía garantizar el sostenimiento y


ampliación de la frontera poblacional, ni la estabilización de los nacientes núcleos
urbanos, que requerían una gran demanda de mano de obra para poder crear una
infraestructura inexistente; además, las comunidades locales eran actores
fundamentales en la interacción con un medio biótico exótico y desconocido para
los europeos; la construcción de estos centros requería grandes cantidades de
madera y movimiento de tierra, que sólo lo podía hacer una mano de obra cautiva.

108
BETANCOURT, Cesar y GARCIA César, Op. Cit. p. 76.
101

Entonces, se puede considerar el reparto como una unidad político - territorial,


pero lo que se puede inferir es que el reparto dependía, en sus funciones tanto
administrativas como políticas, de los nacientes cabildos, base del aparato de
sujeción colonial.

3.2.3. REDUCCIONES

En muchas ocasiones, el reparto debía “reubicar” a estas comunidades, de tierras


económicamente atractivas a tierras menos productivas, como fue el caso del
traslado de la comunidad de indígenas Quillasingas de Siquitan, en las goteras de
Pasto, a una terraza de acarreo, menos fértil, a orillas del Guáítara, como el actual
municipio de Tangua; las tierras se declaraban vacuas y, por lo tanto se repartían
entre los encomenderos, caudillos militares y población en general; en los
diferentes poblados que circundan el Valle de Atriz, pues algunos de ellos
recuerdan su sitio de origen: Gualmatan, Males, etc.

3.2.4. LA ENCOMIENDA

La institución que tuvo más importancia, por el impacto fiscal y social en la


Colonia, fue la encomienda:

“Este nombre de encomienda es una merced hecha por ley antigua de los reyes
de Castilla a los que descubrieren, pacificaren y poblaren en las Indias, en que les
hacen merced de que aquellos indios que en su título o cédula, se contienen, los
tengan en encomienda (que es tanto decir como a su cargo) todos los días de su
vida, y después de él su hijo o su hija mayor, y por defecto de hijos su mujer y no
más; y estos tales son llamados encomendaderos, y es a su cargo al mirar por el
bien espiritual y temporal de los indios de su encomienda, y darles doctrina, y los
indios, supuestas las condiciones de la encomienda son, por respecto de ellas,
obligados a dar a sus encomenderos, cada año, cierta cantidad de oro y otras
cosas en que están tasados por los jueces y visitadores, para el sustento de los
encomenderos109...”

Tempranamente, esta institución constriñó la autonomía de las comunidades


indígenas, destruyó su organización interna, al nombrar el encomendero al

109
TOVAR, Hermes. Op. Cit. p. 165.
102

cacique y, de esta manera, resquebrajar la autoridad de éstos, al suprimir la


reciprocidad en el intercambio con que se había iniciado la conquista sumado esto
a la imposición de las costumbres cristianas, que modificaron los lazos de
parentesco de las comunidades, rompieron el carácter del núcleo familiar (ayllu),
del poder local y, ante todo, de vincularse desigualmente en el proyecto social y
económico de la Colonia y, por lo tanto, el significado de solidaridad étnica; se
crearon nuevos conceptos, como lo ladino, lo mestizo. Fue el origen de la
hacienda y del latifundio que, aún hoy días existe, por lo tanto:

“La encomienda, como sistema de explotación de la fuerza de trabajo indígena, se


formó debido a las imposibilidades de trasladar a los territorios ocupados las
relaciones de producción feudales existentes en la metrópoli; no obstante, su
implementación reforzó las características medievales de la mentalidad de los
conquistadores, quienes pretendían adquirir y acumular riquezas sin trabajar,
utilizando para ellos a otros hombres que debían de atar de una u otra forma a la
tierra a fin de que se ocuparan de las labores agrícolas y mineras110”.

“En su aspecto jurisdiccional, la encomienda fue un cargo de gobierno, el


comendador o encomendero (comendero) ejerciendo la autoridad de la corona en
el área afectada, y en su aspecto territorial constituía un patrimonio temporal111”.

Para poder controlar el creciente poder de los encomenderos, España,


periódicamente, enviaba visitadores para controlar los abusos cometidos contra
los aborígenes y su tasación se puede decir que fue uno de los orígenes de la
propiedad privada en América (origen de la hacienda).

Más adelante, se verá cómo se desarrolló esta institución en el sur del país.

3.2.5. LA MITA

Esta unidad económica fue anterior a la Conquista. Su origen se lo puede ubicar


en el imperio incaico, que obligaba periódicamente a los hombres, entre 18 y 55
años, a trabajar en forma gratuita y obligatoria para el inca, sin ninguna
remuneración. Los españoles la adoptaron rápidamente; fue especialmente la
dirigieron hacia el trabajo de minas y haciendas, luego le otorgaron cierta
110
BETANCOURT, César. y GARCIA, César. Op. Cit. p. 76.
111
GONZALEZ, Margarita. Ensayos de historia colonial colombiana. Ancora Editores,1.984. p 21.
103

remuneración, que casi siempre servía para que el mitayo pudiese pagar parte de
sus tributos y deudas.

Tuvo un gran impacto sobre el despoblamiento de América; casi siempre los


metales preciosos se ubican en regímenes climáticos y ecológicos diferentes al
origen de los mitayos. Joaquín de Merisalde y Santiestevan, en su Relación sobre
Cuenca (Ecuador), hecha en 1765 por orden del virrey de la Nueva Granada, no
se detenía en describir los rasgos miserables que caracterizaron a la mita. Según
el funcionario, esta era la causa principal de la destrucción de los indígenas:

“Ni es menester- decía- mucha la luz para conocer esta verdad. Los mismos
estragos que diariamente se experimentan publican sus malas consecuencias.
Quien ha llenado y llena de cadáveres los sepulcros? Quien destruye en la oficina
del hambre denegridos, áridos esqueletos que solo en los suspiros con que
explican su necesidad dan señas de vivientes? Quien despobla pueblos enteros
para poblar desiertos? Quien hace delincuentes tantos inocentes sin delitos?
Quien constituye huérfanos muchos hijos que aún tienen padres vivos? Quien ha
de ser sino la mita? ella mata cuanto mira, de sola cuanto encuentra, cautiva
cuanto puede. La mita es un azote con que la ira divina castiga estos pueblos”112.

El mitayo no hacía parte de la mina ni de la hacienda, funcionaba más como


tributo, donde el curaca o cacique estaba en la obligación de cumplir con cierto
número de hombres, independiente del individuo.

A la mita de servicios personales se la denominó mita de nabori y tuvo su origen


en el Caribe.

Cuando se agotó la mano de obra indígena, ingresó otro actor en el continente: el


negro.

Solo cuando las Antillas, el Caribe colombiano y México habían sido usurpados y
con el establecimiento de los primeros núcleos urbanos en la costa colombiana se
conquistaron las tierras altas de los Andes. Surgen las grandes expediciones que
tratan de explorar y poblar, “tierra adentro”, las montañas y los extensos valles
interandinos.
112
MIÑO, Grijalva, Manuel. La economía colonial, Relaciones socio-económicas de la Real Audiencia de
Quito. Corporación Editora Nacional, 1985, Quito Ecuador. p. 39.
104

3.3. La conquista de las Tierras Altas de los Andes del Departamento de


Nariño

Como se veía en la primera parte de este trabajo, a Colombia la irrigan dos


grandes ríos, Cauca y Magdalena; ambos nacen en el Macizo Colombiano en el
sur del país y desembocan en el norte en el Mar Caribe; estos ríos los
descubrieron prontamente las huestes españolas y sirvieron como referentes
geográficos para la fundación de los primeros núcleos urbanos en el Caribe y
posteriormente en el interior del país. El agua dulce sirvió de ruta expedita para el
descubrimiento de los Andes113.

3.3.1. La Expedición de Gonzalo Jiménez de Quesada. (GJQ). (1536-1537)

Así, en 1536, GJQ, ante la presión de la llegada de nuevos colonos, tomó rumbo
hacia el Medio Magdalena, al real de La Tora, actual ciudad de Barrancabermeja,
Departamento de Santander, que funcionaba como un campamento donde la
tropa se avituallaba y se ejercía algún mando administrativo sobre la frontera de
conquista114; desde allí observó que, río arriba, las canoas indígenas llevaban
como carga principal panes de sal, producidos en algún lugar de la sierra dentro
del continente y que, a su vez, servía como mercancía principal en el intercambio
de estas comunidades, que tenían como base de su economía este mineral, en
especial para la preservación de la carne, el pescado del río grande y venados;
tempranamente, Jiménez de Quesada supuso que quien dominara a estos
mercaderes dominaba el comercio y los hombres que lo producían. Los indígenas
en su desesperación por deshacerse de los europeos, señalaban que la sal y el
oro se hallaban más adelante, y así continuaba el ascenso de los expedicionarios.

113
“¿Y qué diremos del río Grande de la Magdalena, que entra en la mar entre Santa Marta y Cartagena, y
que con razón lo llaman el río grande de la Magdalena? Cuando navegaba por allí me admiro ver que diez
leguas la mar adentro, hacia clarísima señal de sus corrientes, que sin duda toman de ancho dos leguas y
más, no pudiéndolas vencer allí las olas e inmensidad del mar océano.” DE ACOSTA, Joseph. Historia
natural y moral de las Indias. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1985. p. 71.
114
“Los Españoles acostumbraban a nombrar como real, el campamento del gobernador o de quien dirigía la
expedición, en este caso, Gonzalo Jiménez de Quesada...... El real era una especie de eje basculante de las
huestes en movimiento. Un punto de referencia, el núcleo del poder”. TOVAR, Pinzón Hermes. Relación y
Visitas de los Andes, Siglo XVI, Tomo III, Región centro oriental. Instituto de Cultura Hispánica. 1995. Bogotá.
p. 33.
105

Al seguir el camino de la sal, llegaron a las tierras altas de los Andes, a la


Sabana de Bogotá y posteriormente a las tierras de las esmeraldas: “Nos dixeron
que nos llevarían a donde debaxo de la tierra se sacaba lo qual bisto.... De las
minas de las piedras....115” La sal los condujo a las esmeraldas y, posteriormente,
al oro, elementos indispensables en la cosmogonía Mwiska (chibcha) y de la
ambición colonialista.

Al contrario de las comunidades descubiertas en el Caribe, en los Andes, GJQ y


sus soldados:

“ Hallaron un pueblo nuevo que el señor que llamavan Bogotá avía acabado de
hazer el qual pueblo era muy hermoso de pocas casas y muy grandes de paja muy
bien labradas las cuales casas estaban muy bien cercadas de una cerca de hazes
de cañas por muy gentil arte obradas tenían 10 o 12 puertas con muchas bueltas
de muralla en cada puerta, era cercado el pueblo de dos cercas tenía entre cerca y
cerca una muy gran plaza y entre las casas tenía otra muy hermoza plaza, una
casa de ellas estava llena de tasajos de venados curados con sal.116”.

Luego.... ”Llegaron 10 o 12 indios cubiertos con mantas negras y bonetes de


algodón negros de aguja muy pulidos y truxeronles venados de parte del señor y
un poco de oro dixeron que venyan alli hacer sus honras por los muertos que
avian en la batalla y comenzaron a cantar a manera de lloro que los crixtianos no
le entendian porque no tenían lengua que bien los entendiese, tuvo este lloro y
alaridos ora y media poco más o menos, acabados se fueron117”...

Un año después de su partida, habían llegado al reino Mwiska, uno de los tres
reinos importantes de América y el más importante al norte del imperio incaico; en
solo dos años, habían rastrillado aquí y allá más de 36878 pesos en oro de baja
denominación y 191859.4 en oro fino y 1815 piedras de esmeralda118.

Su tropa, famélica por la trashumancia, encontró que dicho reino estaba en plena
disputa sangrienta entre el zipa Tusquezusa y el Zaque Qhimanchetagui, ambos
curacas (caciques, para el mundo caribe). No pudieron defenderse por combatirse

115
Ídem. p. 47.
116
Ibid. p. 42.
117
Ibid. p. 43.
118
FRIEDE, Juan. Jornada del descubrimiento del río Grande de la Magdalena. Documentos inéditos para la
historia de Colombia. Bogotá. 1956. pp. 79-90.
106

entre sí y los vencieron, sin bajas para el invasor. Luego, vino el saqueo y, el
reparto de encomiendas. En las llamas del templo de Sogamoso, se incineró la
cultura chibcha119.

De esta manera, se resumía la experiencia de casi cuarenta años en el Caribe y


Centroamérica: destruir prontamente una cultura para crear otra e imponer sus
instituciones. De las cenizas de esta civilización surgió el Virreinato de la Nueva
Granada, en el cual GJQ no lo tuvieron en cuenta; murió. Posteriormente, en la
población de Mariquita, que él fundó, soltero, pobre y olvidado; esta conquista no
sólo devoraba indígenas; ahora esta vorágine consumía a sus propios creadores.

Por lo extenso del territorio, por sus grandes riquezas en metales, sal y
esmeraldas, los españoles creyeron encontrar El Dorado, la ciudad donde sus
habitantes vivían cubiertos de oro, Manoa, la ciudad imaginaria del rebelde Lope
de Aguirre (1510-1561), poblada por mujeres guerreras en el Amazonas; estos
imaginarios servían para justificar la preparación de otras expediciones, como las
de Alonso Luis de Lugo (1542-1543)∗ y la de Nicolás de Federmann (1505?-1542),
que lograron poblar todos los valles interandinos y las tierras altas de los andes.
Los ríos y los caminos ancestrales abreviaron esta tarea∗ .

Entonces, surgieron centros urbanos como Bogotá (1539), Tunja (1539), Monpox
(1539), Ibagué (1550) Mariquita (1551), Honda (1539), Tocaima (1544), Villa de
Leiva (1572) Santa Fe de Antioquia (1541), etc. El centro y norte de Colombia
estaba poblado y con ello se crearon redes de comunicación, puentes y puertos,
ahora faltaba poblar el lejano e ignoto sur.

119
GALICH, Manuel. Nuestros primeros padres. Colección Nuestra Países, Casa de las Américas. 2004, La
Habana, Cuba. p. 253.

Leer el texto. La Expedición de Alonso Luis de Lugo al Nuevo Reino de Granada, José Ignacio Avellaneda.
Colección bibliográfica, Banco de la República, Bogotá. 1.994.

Para entender mejor el papel que jugaron los caminos ancestrales en la colonización y fundación de centros
urbanos en el norte del país, Perú y Ecuador, leer: Caminos precolombinos. Las vías, los ingenieros y los
viajeros de Leonor Herrera y Marlanne Cardale de Schrimpff, Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá,
2000, Caminos reales de Colombia, Pilar Moreno de Ángel, Fondo FEN, Bogotá.1995, Mi viaje por el camino
del Inca, Alejandro Von Humbolt. Editorial Universitaria, Santiago de Chile. 2006.
107
108

TABLA 2
CIUDADES FUNDADAS EN COLOMBIA ENTRE 1510 y 1600
FECHA
NOMBRE PRIMERA DE OBSERVACIONES
FUNDACIÓN
NORTE DEL PAÍS (CARIBE)
Santa María del Darién 1510 Desaparece hacia 1519.
San Sebastián de Urabá 1510 Abandonada en el mismo año.
Santa Marta 1525 Fundación definitiva 1544
Traza y reparto de solares hacia
Cartagena 1531-1533
1544
Desaparece luego. Tolú viejo y Tolú
Tolú 1535
actual son fundaciones posteriores.
Según Lucas Fernández de
Monpox 1539
Piedrahita
Fecha de primera fundación,
Tamalameque incierta; solo se establece en su
sitio definitivo en 1600.

CENTRO DEL PAÍS (ANDES CENTRALES)

Bogotá 1539 Fecha imprecisa, aún discutida


Trasladada a su sitio definitivo en el
Vélez 1539
mismo año.
Se muda en 1541 y se traslada a su
Cartago 1540
actual sitio en 1691.
Se la refunda en 1550, pasa a
Ibagué 1540
ocupar su sitio definitivo en 1551.

SUR DEL PAIS (MACIZO COLOMBIANO Y ANDES DEL SUR)

Después de varias fundaciones


Cali 1537 precarias, fecha de radicación
definitiva.
Popayán 1536-1537
Destruida, abandonada poco
Timaná 1537
después.
Segunda fundación en Villa Vieja
Neiva 1539
(1550) y definitiva en 1612.
Refundada en 1539 y trasladada a
Pasto 1537
su sitio definitivo en 1540.
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN.
109

3.4. La visión lascasiana del territorio y de la sociedad

La complejidad de la sociedad andina sólo logró su integración con la Conquista,


lo heterogéneo siguió siendo el eje fundamental de sus nuevos gobernantes; el
principio aristotélico de ser iguales ante la ley no se cumplía; los hombres, según
su origen y posterior mezcla, se integraban a la nueva sociedad en forma
asimétrica; la sociedad colonial era una unidad de varias partes, las que se
presentaban, en muchas ocasiones, como separadas, contradictorias y
excluyentes, pero se mantenía una relación simbiótica de cada una de ellas, en la
medida en que cada unidad requería de las otras para poder interactuar y
sobrevivir en medio de una sociedad que surgía en un entorno hostil y
desconocido.

Una de las categorías coloniales que reinventaron en América los españoles, para
poder denominar a sus pobladores, que no eran negros ni blancos120, fue la
construcción de la categoría de lo “indio”, como una categoría que explicaba
morfológicamente a sus habitantes; surge en la Conquista y se desarrolla
plenamente en la Colonia, como se describe en las visitas, tasaciones, censos y
juicios de residencia, elaborados a partir del siglo XVI y XVII, por toda América
Latina y, en especial, en el actual Departamento de Nariño; luego, con la
expansión y consolidación del proceso de poblamiento, se inventa toda una serie
de categorías para definir su mestizaje, surge el concepto de castas, de esta
manera:

“Se llamó así a la población nativa que ocupaba el territorio antes de la llegada de
los españoles, a los vencidos y nuevos súbditos del rey de Castilla. También se
definió a los indios por las obligaciones que debían a sus encomenderos y a la
Corona: el tributo y los servicios personales, para hablar solamente de las
principales. El tributo constituía la huella que definía a los indígenas, dejando de
lado a los que sólo gozaban de una exención, especialmente los caciques.
Reconocidos como súbditos libres del rey, y por lo tanto diferenciados de los

120
COLÓN, Cristóbal Diario. Relaciones de viaje. Biblioteca de historia. Sarpe.1985. Madrid. p. 44.
110

negros esclavos, tenían obligaciones pero también derechos que les otorgaban las
Leyes de Indias, si bien eran considerados como menores. Es más, se definió a
los indios como república, según el modelo de la de los españoles. Al igual que
éstos, que debían residir en las ciudades recién fundadas, aquellos debían vivir en
los pueblos de reducción que se implantaron; así como los españoles se regían
políticamente por los cabildos urbanos, se otorgó a los indios la misma estructura
política, con regidores y elección de alcaldes. De manera teórica, el buen gobierno
de las Indias correspondía a una segregación, y las cédulas para impedir la
residencia de los españoles, negros y mestizos en los pueblos de indios, o las
órdenes de expulsión de los indígenas del casco de las ciudades están ahí para
comprobarla »121.

Por lo tanto, los españoles trajeron a América su propia impronta en cuanto a la


ocupación y ordenación del territorio. Construyeron nuevas territorialidades sobre
las prehispánicas existentes; para ello tuvieron que crear un aparato jurídico legal
que permitiera la apropiación de dicho territorio y que admitiera conciliar los
intereses de los diferentes grupos de poder; en no pocas ocasiones, la aplicación
de estas leyes, llamadas luego indianas, no se pudo efectuar por la interferencia
de estas mismas élites, que veían amenazados sus intereses por este nuevo
proceso de racionalización jurídica.

Desde muy temprano, la Iglesia tomó partido en la construcción de este nuevo


mundo, e impuso una visión fracturada en la administración y ocupación del
territorio y, por lo tanto, de las relaciones sociales que se generaban en él; ante la
complejidad del mundo americano y, en especial, del andino, se creó desde el
inicio una sociedad excluyente, separada por todo tipo de contradicciones,
culturales, políticas, sociales y económicas, que tenía como base las políticas
“proteccionistas” del padre de Las Casas, que partía del presupuesto de que lo
mejor que le podía ocurrir a esta nueva sociedad, que surgía de la dominación y la
desigualdad, era separar el territorio en una república para los blancos y una

121
SIMARD, Jacques. Historiografía de los indios de los Andes, los indígenas en la historiografía andina:
análisis y propuestas. Tandil, Argentina. 2005. pp. 87-100.
111

república para los pueblos de indios, cada una con sus propias leyes y
funcionarios.

Pero, a su vez, esta sociedad y sus “repúblicas”, en el encuentro permanente y


cotidiano de sus contradicciones sociales y políticas, estaban destinadas a
interactuar tanto en lo cultural como en lo económico; allí se encuentra el origen
de lo mestizo; lo verdaderamente nuevo en este mundo en construcción, el
mestizaje, permeó toda la estructura social colonial y se enriqueció aún más con el
ingreso de los negros traídos del África, cosa que hizo que por la mente medieval
y racista de los colonialistas, se dedicaran numerosos escritos a acomodar las
leyes a esta nueva realidad; así se formó la noción de castas. De los hijos de los
peninsulares nacidos en estos territorios surgió el concepto de criollo, que tuvo
mucha relevancia al final del periodo colonial, cuando se iniciaron las jornadas por
la independencia.

3.4.1. La república de los blancos


A la república de los españoles la conformaba todo un variopinto grupo de
actores, desde la diversa corte de funcionarios del Estado (cronistas, contadores,
escribanos, virreyes, tesoreros, etc.), o de soldados embarcados con promesas
hacia América, de todo tipo de aventureros y de los hijos de estos migrantes con
mujeres españolas o criollas.

En una sociedad fuertemente estamental y excluyente, que se regía por conceptos


de honor, de piedad cristiana, el lujo, pero ante todo el afán de lucro y la ganancia
ilimitada, desde su génesis se forjaron toda suerte de contradicciones; muchas de
ellas terminaron en privilegios sempiterno, que se mantuvieron durante todo el
periodo colonial y aún en la República; uno de los factores importantes para tener
en cuenta, en el manejo de la cosa pública, fue la “limpieza de sangre”, institución
traída desde la península y que tuvo sus propias normas, muchas de ellas
administradas por la Santa Inquisición y fue la base para acceder a cargos
públicos de alguna relevancia, dándose la contradicción de que no podían acceder
112

plenamente al poder colonial, pero sí debían acatar todas sus leyes; lo mismo
sucedía con un grupo numeroso de blancos pobres que, al sentirse excluidos para
ocupar cargos burocráticos de base (escribanos, citadores, clero pobre) no en
pocas ocasiones fue protagonista de los levantamientos de finales del siglo XVIII,
como el caso del levantamiento contra los Rodríguez Clavijo en Túquerres.

A lo anterior se suma la heterogeneidad cultural de España, que se proyectó en el


poblamiento y en la construcción de lo público en América; la lucha de las
diferentes corporaciones civiles con las eclesiásticas se mezclaban con las luchas
no resueltas de los diferentes nacionalismos españoles, en especial de los
andaluces contra vascos y catalanes.

En una sociedad con escasa movilidad social, uno de los caminos de ascenso
social era la vocación eclesiástica, que se asumiá como una profesión más y que
permitía acceder a cargos y privilegios de gran representación social (honor) y
económica.

Nada de lo anterior superaba la adjudicación de una encomienda, que ligaba al


funcionario de medio y alto rango con la riqueza más importante de la época, la
tierra, y los que la trabajaban, los indios; estos hacía parte de la cúspide de la
pirámide social y una de las fuentes de discordia más importante con la metrópoli,
en especial en su resistencia inicial de permitir el ingreso de funcionarios para la
numeración y censo de indígenas, base de la Tributación Real, como fue el caso
de las visitas, en el territorio del actual Nariño, de Tomás López (1558), García de
Valverde (1570), Diego de Armenteros y Henao (1606), y Luis de Quiñones (1616)
entre otros, y en no acatar las leyes que limitaban la herencia de esta institución a
sus descendientes.

En cuanto al papel de la mujer en la Colonia, primaba el carácter misógino de una


sociedad donde la visión mariana de la pureza o de la reproducción de la especie
primaba sobre el goce erótico,; la mujer era la fuente del pecado original y, por lo
113

tanto, “impura” desde su nacimiento; solo se le reservaba el papel de la reclusión


eclesiástica en los diferentes conventos, el recogimiento domiciliario, en caso de
viudez o soltería, y cuando accedía al sacramento del matrimonio lo hacía por
medio de la dote; al fallecer su cónyuge, no en pocas ocasiones mostró sus
habilidades como administradora de bienes y en lograr reproducir el capital
heredado, además de hacer protagonismo y resistencia social a partir de la
reafirmación de su papel en la religión (beatería), o en la contracultura urbana,
como hechiceras o brujas, influenciadas por los contactos culturales con negros e
indígenas.

Aunque toda la estructura jurídico - estatal se construía en torno a la visión


lascasiana aislacionista de las dos repúblicas, en una sociedad pobre y en
construcción de imaginarios, con gran escasez de mano de obra, era inevitable el
contacto permanente entre los diferentes actores que componían estos dos
grandes bloques sociales: la medicina tradicional, el comercio, la agricultura, la
ganadería y la construcción de vivienda, entre otras actividades, no se podían
hacer sin una simbiosis entre indios y blancos.

Desde el inicio, la construcción de lo social a partir de estos compartimentos


estancos, supuestamente “protectores y altruistas”, se vio permeadas por el
contacto intercultural y sexual, que dejó profundas huellas en la estructura de
parentescos, en especial por surgir el mestizaje como una propuesta propia en
que, aunque se componía de la confrontación de dos mundos, su resultado era un
mundo nuevo, el mundo americano que hasta hoy está en construcción.

La “bastardía” y la “limpieza de sangre”, por la vía de la reproducción, hicieron que


se proyectara como ya se dijo, en numerosas leyes, que trataban de validar esta
visión y preservar los dos pilares fundamentales de la sociedad, la república de
blancos e indios, muchos de los grandes protagonistas de estos años tienen ese
origen, como es el caso de Garcilaso de la Vega, o Felipe Huamán Poma de
Ayala, o en el surgimiento del barroco americano, que tiene su máxima expresión
114

en la escuela cusqueña y quiteña de arte religioso, que ha influenciado


profundamente la actividad artesanal en el Departamento de Nariño.

3.4.2. La república de los indios


En este otro pilar de la sociedad colonial, se encuentra un gran número de
comunidades indígenas; cada una tenía su propia cosmovisión del mundo, su
propia lengua, sus propias costumbres y su propia manera de poblamiento; todo
ello se modificó con la llegada de los nuevos conquistadores, la Colonia no solo
destruyó o modificó muchas de estas comunidades, sino que sirvió también como
agente homogeneizador, como en el caso de las comunidades Sindaguas -
Barbacoas (que eran más de 17, según su conquistador Francisco de Prado y
Zúñiga)122, donde autores, como Jeffrey D Ehrenreich.123,Alain Dubly (1990),
observan que muchas de las comunidades dispersas de la Costa Pacífica de
Nariño pudieron convertirse, con los años, por la persecución de las autoridades
coloniales y la presión de colonos y esclavistas, en el actual pueblo Awa, que
puebla la vertiente occidental de la Cordillera Occidental del Departamento.
Ehrenreich,

El 20 de mayo de 1573, se expide la REAL CÉDULA DE FELIPE II POR LA QUE


SE URGE LA NECESIDAD DE REDUCIR A PUEBLOS LA POBLACIÓN
INDÍGENA DISPERSA, CONTANDO CON LA COLABORACIÓN ENTRE LOS
PODERES CIVILES Y ECLESIÁSTICOS, y en la cual se manifiesta que:

“Ya tendréis entendido el cuidado con que siempre hemos procurado proveer el
remedio más conveniente para que los indios naturales de esas provincias,
súbditos nuestros, sean instruidos en las cosas de nuestra santa fe católica y ley
evangélica, y vivan en concierto y policía, olvidando los errores de sus antiguos
ritos y ceremonias. Y como para que en esto se tomase mejor y más acertado
medio, se han juntado diversas veces, así los del nuestro Consejo de las Indias

122
Archivo General de Indias, Sevilla España, fondo Quito, legajo 16.
123
EHRENREICH, Jeffrey D. Contacto y conflicto, el impacto de la aculturación entre los Coaiquer del
Ecuador, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, 1989.pp.15-31.
115

como otras personas religiosas, y particularmente los prelados de esa Nueva


España, que por nuestro mandado se reunieron en el año pasado de 1546: los
cuales, con el muy bueno y santo celo que tuvieron, y deseo de acertar,
proveyeron y ordenaron algunas cosas que por entonces parecieron ser más útiles
y necesarias para que los dichos indios pudiesen ser doctrinados. Y lo más
importante que les pareció, para que esto se pudiese poner en efecto, fue que se
juntasen en pueblos. Y en ellos se hiciesen iglesias, donde hubiese sacerdotes y
religiosos que los enseñasen, porque con esto se podía entender en su doctrina y
vivirían en concierto y policía.

La causa principal porque se ha hecho esta congregación y lo que todos más


deseamos y oramos a Dios con todo efecto es que estos indios sean bien
instruidos y enseñados en las cosas de nuestra santa fe católica y en las humanas
y políticas. Y porque para ser verdaderamente cristianos y políticos, como
hombres racionales que son, es necesario estar congregados y reducidos en
pueblos y no vivan derramados y dispersos por las tierras y montes, por lo cual
son privados de todo beneficio espiritual y temporal, sin poder tener socorro de
ningún bien124”.

Aunque esta Cedula Real, invoca los beneficios de que vivian en “policía” las
comunidades indígenas y enumera las virtudes de las reducciones como parte de
la política de dominación al poder controlar de mejor forma el hábitat y la
cotidianidad de estas comunidades, lo cierto es que el nuevo orden impuesto
cambiaría para siempre las costumbres de los nativos americanos y los pondría ad
portas del mestizaje y su avasallamiento como cultura autóctona.

Si tiene entonces, que los pueblos de indios que surgen a partir de la aplicación de
estas leyes segregacionistas tienen como referente espacial la cultura
mediterránea, pero sus actores construyen un hábitat que recoge lo mejor de los
dos mundos que se enfrentan y que se ajustan a los nuevos requerimientos
físicos, espaciales y culturales de los dominadores; el orden colonial impone a sus

124
DE SOLANO, Francisco. (ed.). Normas y leyes de la ciudad hispanoamericana, 1492-1600. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas/Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1996, tomo I pp. 242-244.
116

habitantes la visión del vencedor, donde la tributación juega un papel protagónico;


sus habitantes son numerados con base en las visitas, seleccionados según sus
capacidades físicas, sexo y edad, ante todo son básicamente tributarios antes que
ciudadanos, gobernados por sus propias autoridades étnicas, pero regidos por el
corregidor de indios y con la veeduría del “protector de naturales”, los cuales
debían ser veedores del cumplimiento de las normas protectoras, pero en la
práctica resultaron ser sus mayores explotadores, como se puede observar en los
innumerables pleitos por abusos, cuyos expedientes existen en los Archivos
históricos de Colombia y Ecuador.

Tempranamente, los encomenderos y las autoridades coloniales abusaron de sus


nuevos súbditos, cosa que hizo que éstos permanentemente recurrieran al
“enmontamiento” o al escape, como se observa en la ciudad de Pasto para el año
de 1586, cuando ante la imposición de tributos para la construcción de un nuevo
templo, los afectados envían una carta al cabildo quejándose de la pobreza de los
vecinos, de los altos costos de artesanos de la construcción, ante todo por la falta
de mano de obra indígena por haber regresado a los montes, especialmente
refugiándose en el Alto Putumayo, en el actual Valle de Sibundoy125.

Otra forma de esquivar las leyes y los abusos fue migrar hacia zonas cercanas,
pero que demandaban gran cantidad de mano de obra indígena, como es el caso
del crecimiento urbano del siglo XVII, en gran parte del Virreinato y en especial en
ciudades como Quito, Popayán y Cali, donde, ante la escasez de mano de obra,
debían soportar una nueva clase de indígenas, los “forasteros” o “indios peinados”,
que no obedecían a encomienda alguna, pero que habitaban en los bordes de los
centros urbanos alquilando “libremente” su mano de obra, bien sea en forma de
salario o con mixturas del vasallaje.

125
Carta sin clasificar, Archivo Histórico de Pasto (AH/P)
117

ILUSTRACIÓN 4
PASTO: INDIOS DE LA LAGUNA.1853

FUENTE: Geografía física y política de la Confederación Granadina, Tomo III, UNICAUCA. Bogotá. 2002

El caso típico de estas nuevas relaciones laborales se lo encuentra en la ciudad


de Ibarra, en el norte del actual Ecuador, en los detallados censos poblacionales
de mediados del siglo XVIII, cuando un buen porcentaje de indios censados
pertenecían a esta categoría y se reconocían de la etnia Pasto; casi todos
ejercían profesiones de artesanos, picapedreros, tamemes, peluqueros, sastres,
curanderos, etc., pero muy pocos de ellos se registran en los censos del obraje de
San Ildefonso, en las afueras de esta villa∗.

Ante la pérdida de los movimientos de resistencia de todo tipo, las comunidades


indígenas se “adaptaron legalmente”, resisten a partir de hacer cumplir las propias


Para acercarse al tema de demografía y asentamientos indígenas en la sierra norte del Ecuador, revisar en
el Archivo Nacional del Ecuador, Quito, (AN/E) Fondo Popayán y en, Demografía y asentamientos indígenas
en la Sierra Norte del Ecuador, Horacio Larrain Barros, siglo XVI. Editorial Pendoneros, Instituto Otavaleño de
Cultura. Quito. 1980.
118

leyes que los sujetaban, se embarca en largos, tediosos y costosos pleitos en


defensa de la tierra y de su cultura, contra los abusos de encomenderos y
funcionarios; muchos de esos pleitos se mantienen hasta el día de hoy y son el
sustento legal para su defensa como comunidad.

También se generó toda una “diáspora” indígena, con base en los indios peinados
o forasteros, que en no pocas ocasiones intervinieron en levantamientos en todo
el territorio, como fueron los protagonizados por la aplicación de las reformas
borbónicas a finales del siglo XVIII y que abarcaron amplias zonas del
Departamento, como el levantamiento de Juan de la Cruz en Tumaco o el
asesinato del corregidor Clavijo en Túquerres (1800)126 y el protagonizado por
Antonio Tandazo (1802), indígena ecuatoriano del pueblo de Guamote (sur del
Ecuador), que protagonizo un nuevo levantamiento indígena de corte nativista en
los municipios de influencia de las comunidades Pasto al sur y occidente del
Departamento de Nariño y terminó cuando lo apresaron en la ciudad de Ipiales las
autoridades coloniales y lo acusan entre otros cargos, de rebeldía127.

Al aparecer una nueva categoría de indígenas no ligados a la encomienda, la


“resistencia legal” se convirtió en parte de la estrategia para cambiar de status
dentro del mundo andino colonial; poco a poco, los indios encomendados pasaron
a ser indios del común, muchos de ellos habitantes de la periferia de los centros
urbanos como Pasto; otros, al liquidarse la encomienda por la migración
permanente, se convirtieron en campesinos ligados al latifundio y al régimen de
hacienda, generan una nueva visión entre ellos, se reconstruyen individualidades
y nuevos imaginarios sociales, en la medida en que, al terminarse la encomienda
como institución, la tierra pasaba a manos de sus antiguos socios y, en el peor de
los casos, a las manos de los nuevos hacendados y latifundistas.

126
OVIEDO, Ricardo. Los comuneros del sur, levantamientos populares del siglo XVIII. Departamento de
sociología. Observatorio Social. Gobernación de Nariño. 2001. Pasto. pp.28-38.
127
OVIEDO, Ricardo. Revista Obando. Banco de la República. 1995. Ipiales, Nariño. p.47.
119

3.5. Los imaginarios sociales en la construcción de región


Cuando los europeos llegaron a América, se encontraron con una gran diversidad
de sociedades; desde sociedades pre-estatales establecidas en el neolítico hasta
sociedades estatales fuertemente centralizadas, jerarquizadas y estratificadas,
como lo fueron sus dos más grandes imperios, los incas y los aztecas, que por
sus características de formación étnica y social, sobrepasan los imaginarios y las
formas de dominación del Estado Nacional de origen europeo.

Se parte del hecho histórico de que siempre hubo sociedad y no siempre existió el
Estado; este último surgió con la aparición de las clases sociales y, con esta, sus
contradicciones, en especial las que se relacionan con la propiedad privada,
incluso para aquellas sociedades donde la propiedad privada no fue relevante y
que Marx denominó como las de “modo de producción asiática128”, que no
encajaban en los modos históricos de producción, como el esclavista o el feudal;
tenía como características sociedades fuertemente centralizadas, casi siempre
manejadas por un déspota y su entorno, los cuales monopolizaban recursos
vitales, como la mano de obra (mita), el agua, la tierra, los caminos y el monopolio
de algunos cultivos (en el mundo andino, por ejemplo, la coca) que se mantiene a
través del tributo de sus dispersos asentamientos agrícolas, como dice Ávila
Sandoval:

“Los principales elementos del modo de producción asiático a buscar en las


sociedades antiguas fue: Estratificación social sin llegar a constituir clases sociales
en comunidades aldeanas igualitarias, inexistencia de propiedad privada de la
tierra, producción no orientada hacia el mercado con uso limitado de moneda, un
Estado propietario de la tierra coordinador del esfuerzo social canalizado
preferentemente a la realización de grandes obras hidráulicas, centralización de
los excedentes y su disfrute por un reducido grupo de privilegiados que heredaban

128
MARX, K. HOBSWAWN Eric. Formaciones económicas pre-capitalistas. Editorial Siglo XXI. México. 2004.
p. 13.
120

las prebendas, urbanismo poco desarrollado, y un esclavismo que no excluía la


libertad personal del individuo.129”

Para el caso de este estudio, el norte de Suramérica, la Costa Pacífica es una de


las selvas tropicales con los más altos índices de pluviosidad del mundo y una
gran biodiversidad; además, una de las tierras altas más fértiles del continente,
gracias a sus suelos volcánicos; estas nuevas realidades ecológicas,, en vez de
impedir el desarrollo cultural y social del hombre andino, rehicieron sus
imaginarios y los acoplaron a estas nuevas realidades creando sociedades en las
que, según los primeros cronistas, su poblamiento tenía formas de las antiguas
behetrías castellanas, por su alto grado de dispersión poblacional, como fueron las
que habitan hasta hoy en el actual Departamento de Nariño.

Lo característico del poblamiento del mundo andino precolombino fue su


diversidad cultural, patente en el gran número de pueblos, que se asentaban en
las extensas llanuras de sus tierras bajas y en los estrechos valles interandinos, lo
cual generó todo un mosaico de relaciones sociales y de imaginarios culturales,
intercomunicados por vínculos viales eficientes, que permitían cierto tipo de
comercio suntuoso con miembros de sus propias etnias, que se ubicaban en
pequeñas terrazas y valles, que permitía el intercambio de productos generados
en sus propios microclimas, logrando un control vertical máximo de pisos
ecológicos, lo que Murra ha llamado “islas verticales” y que cubren casi todos los
pisos térmicos poblados por indígenas mitimaes de sus propias comunidades o,
en otros casos, externos, los cuales permitían apropiarse de un “archipiélago de
recursos”130; por lo que Salomon ha identificado a sus comerciantes como una
élite de mindalaes, que buscaba el intercambio no solo con fines comerciales sino
también de reafirmación cultural y de reconocimiento a su ayllu, en especial
asentadas en “colonias extraterritoriales”, como en el cálido Valle del Chota, que
surtía a las comunidades pasto de sus elementos básicos, ají, coca y algodón, en

129
AVILA, Sandoval Santiago. Una reflexión sobre la historia de la economía prehispánica. Revista Análisis
Económico. Vol. XVIII. No 39. Universidad Autónoma Metropolitana. México. 2003. p. 325.
130
MURRA, John. El mundo andino, población, medio ambiente y economía.IEP, ediciones. Lima Perú. 2002.
p. 86.
121

Mayasquer, Funes y el mismo Valle de Atríz, como lo confirma la visita del


bachiller Tomás López en 1558131.

Al tener en cuenta las características climáticas de los Andes y sus dificultades


para su poblamiento, que se ubica en desiertos costeros, como en el Perú, o en
selvas húmedas tropicales, como en Colombia o Ecuador, como se ilustra J.
Murra:

“El entorno ecológico del mundo andino suramericano: es el menos propicio para
el hombre: la costa es un verdadero desierto y los altiplanos son muy altos, secos
y fríos. Y sin embargo, los habitantes de esta región han demostrado a través de
muchos siglos ser capaces no solo de sobrevivir en tales circunstancias, sino
también de crear una serie de civilizaciones que extrajeron del medio el excedente
necesario para expandirse y florecer; en la costa, el riego hizo posible la
agricultura; en las punas y sierras se adaptaron una serie de cultivos que
permitieron la sobrevivencia132”.

Por lo tanto, estos primeros asentamientos eran más poderosos en la medida en


que controlaran el mayor número de “islas” en la variedad de microclimas andinos,
que los prevenían y proveían en épocas de escasez de los alimentos necesarios
para su autoabastecimiento, al diseminar, de esta manera, sus fuentes de
recursos alimenticios por extensos y desiguales territorios, que necesariamente
debían permitir el intercambio con comunidades afines culturalmente pero también
antagónicas, haciendo del intercambio una actividad de contacto cultural y
permanente de conocimientos, de experimentación y de acumulación de sabiduría,
en especial en lo relacionado con la riqueza herbolaria de la selva tropical, que
como un gran reservorio, surtía de medicina, alimentos y artículos de lujo a las
élites de las tierras altas y que partía de las comunidades asentadas en la alta
Amazonía, en el caso del Departamento de Nariño, en lo que hoy se conoce como
el Valle de Sibundoy.

131
OVIEDO, Ricardo. Relaciones y visitas de tasación en las tierras altas del Departamento de Nariño.
Alcaldía municipal de Pasto, dirección de Cultura. Pasto. 2005. pp.23-28.
132
MURRA. V. John. La organización económica del Estado Inca. Editorial siglo XXI.1977. México. p. 29.
122

“Estas diversas adaptaciones e interrelaciones humanas, correspondientes a las


diferentes zonas del territorio andino, se produjeron casi desde su poblamiento y
se expresaron en sociedades con una economía mixta de amplio espectro,
diferenciada una de la otra.

Así también las culturas y los idiomas fueron singulares. Por tanto, estas
distinciones y similitudes culturales devinieron del proceso neolítico, que tuvieron
las sociedades que hacían frente y sometían a un territorio muy difícil, de
condiciones inestables y recursos contrastados. Desde entonces, hemos tenido, a
la par que un mosaico geográfico, uno cultural e idiomático”. Por lo tanto, y en
términos generales, “el período neolítico en los Andes Centrales fue un proceso
pluricultural milenario, que involucró la participación de múltiples grupos humanos.
A partir del Arcaico Tardío, este proceso fue repotenciado al intensificarse el
intercambio de productos y de experiencias adaptables. Se crearon así las
condiciones necesarias para el desarrollo civilizatorio133”.

De este intercambio de productos y cultural fueron surgiendo los rasgos


homogéneos que luego dieron paso a una identidad e imaginario regional en la
medida en que la lengua y las costumbres se extendían con estas redes
comerciales, posibilitando la comunicación más o menos permanente de los tres
macro-nichos ecológicos en que se mueve el mundo andino: sierra, costa y
oriente, que se manifiesta nítidamente en la conformación espacial del actual
Departamento de Nariño, siendo, en la práctica, el único con estas características
ecológicas en todas las regiones de Colombia. Este mundo se interrumpe con la
llegada de los conquistadores europeos, que traen sus propios imaginarios de
conquista imbuidos en las guerras contra los moros en la Península Ibérica, lo cual
se muestra en la imaginería religiosa, donde los santos que logran subir de
primero en los altares son aquellos que tienen una larga tradición en la lucha
contra la herejía musulmana:

133
SOLIS, SHADY Ruth. Caral-Supe y la costa norcentral del Perú: La cuna de la civilización y la formación
del estado prístino. En: Historia de la cultura peruana. Lima.2000. p. 48.
123

“Los cristianos quemaban los templos e imponían sus dioses, y se negaban al


compartimiento o la sobreimposición para exigir la aniquilación de los cultos
locales. No contentos con eliminar a los antiguos sacerdotes y a una parte de la
nobleza, los españoles se reservaban el monopolio del sacerdocio y de lo sagrado,
y por lo tanto de la definición de la realidad, pero sobre todo, empleando un
lenguaje diferente, tan exótico y tan involuntariamente hermético que podemos
dudar que la mayoría de los indios pudieron captar su alcance exacto. Con ello, el
cristianismo y la iglesia trastornaban tanto el juego como las reglas del juego. La
cristianización marcó los espíritus y melló el monopolio de la idolatría primero por
su manifestaciones exteriores, mediante la ocupación del espacio, la construcción
de capillas y de conventos; mediante sus celebraciones, sus misas, sus fiestas;
por el ritmo de su calendario…. Arrasados los antiguos templos, prohibidos los
antiguos cultos, la iglesia y el cementerio se constituían en los nuevos polos
religiosos del pueblo, según lo muestran los mapas trazados por los propios
indios134”.

De esta manera, la conquista inicia su proceso de dominar el espacio social y la


mente de los vencidos, lo que luego, en la Colonia, se reafirma con la
consolidación de la cosmogonía del vencedor, que pasa posteriormente, con
pocas modificaciones, a la República y que se pronuncia con toda la fuerza hasta
bien entrado del siglo XX, cuando la sociedad local, aislada, con escasa presencia
de las instituciones del Estado Nacional, prácticamente vivía en una teocracia, que
como tal, tenía a sus propios agitadores sociales, como en el caso del padre
filipense Francisco de la Villota, verdadero Pedro el Hermitaño del siglo XIX, o los
diferentes censores sociales que lo sucedieron durante el siglo XX, y que describe
con gran detalle el primer rector de la Universidad de Nariño, Fortunato Pereira
Gamba (1866-1936), cuando, en el año 1905, recién fundado el Departamento de
Nariño y al ingresar junto a su primer gobernador Julián Buchelli (1865-1935) por
las calles de Pasto, la población aclamaba al político, pero tenía grandes reservas
sobre el académico: “A usted lo miran más que al Gobernador, todos los ojos
están clavados en usted, lo creen el diablo", le dijo uno de los secretarios de la

134
GRUZINSKI, Serge. La colonización de lo imaginario. Fondo de Cultura Económica, México. 2001. p. 154.
124

naciente Gobernación al nuevo rector; indudablemente los temores por los


efectos que la modernidad podía traer a una sociedad pastoril como la nariñense
eran evidentes∗.

3.6. Poblamiento precolombino del territorio


3.6.1. Los pasto
A diferencia del norte de Colombia, donde las “cabalgadas” se realizaron
simultáneamente por vía terrestre y fluvial, utilizando los dos grandes ríos, Cauca
y Magdalena, en el caso del sur, por lo denso y difícil de su territorio, que hace
imposible geográficamente el recorrido de grandes ríos en sus tierras altas, la
conquista se realizó por tierra desde el Perú, pasando por el actual Ecuador, por
órdenes de los Pizarro y encabezada por Sebastián de Belalcázar considerado
como uno de los grandes fundadores de centros urbanos en América.

“Esta tierra descubrió Sebastián de Belalcázar, en nombre del Marques Don


Francisco Pizarro, saliendo de Quito y bajando a buscar la mar.... comienza desde
Tocha, pueblo despoblado de indios, hasta la puente de Rumichaca, entre los
Pastos. Tiene más de 100 leguas de travesía, por el camino, a los 2 lados, no tiene
población. A la mano derecha llevamos, como vamos al Perú, la mar del sur y a la
izquierda la Mar del Norte, toda tierra por descubrir y mala. La mar del Norte caéle
muy lejos; la del sur cerca..... 135”

3.6.1.1. Límites

La población Pasto se ubicaba entre el Valle del Chota, Provincia del Carchi,
Ecuador y hasta Funes, por el nororiente; al occidente la planicie Ipiales-
Túquerres, además de colonias extraterritoriales en Mayasquer y Mallama en el
piedemonte costero; su territorio lo bañan fundamentalmente la cuenca del río


Leer, La vida en los Andes colombianos del Ing. Fortunato PEREIRA Gamba. Editorial El Progreso. Quito
Ecuador. 1919.
135
ANUCIBAY DE, Francisco. 1.592, trascrito por Pilar Ponce Leyva. Fuentes para la Historia Andina. 1.992.
Abya- Ayala. Quito Ecuador. p. 520.
125

Guáítara-Carchi y pequeños afluentes de ríos que desembocan a los ríos Mira y


Telembí en la Costa Pacífica.

Más del 80% de su territorio comprende alturas superiores a los 2000 metros; solo
dos asentamientos, Mayasquer y Mallama, considerados como parte del control
microvertical, están por debajo de estas alturas, en algunas ocasiones poblaban
los estrechos valles interandinos cálidos, donde sembraban fundamentalmente
coca, maíz y ajíes.

Según Jijón y Caamaño:

“ Su territorio se habría, pues, extendido desde parte del río San Juan, en la costa,
hasta la bahía de san Mateo, a lo largo del mar, comprendiendo todo el valle del
Patía y del Mayo, hasta la rivera occidental del Guaytara, llegando por allí a la
confluencia del Téllez o quizás la de Guapuscal (municipio de Fúnes), para
remontar por esos ríos hasta las cumbres de la cordillera oriental, que le servia de
límite, hasta las fuentes del río Pisquer, tributario del chota, que marcaba en el
valle interandino el lindero de los Pastos con los Caranquis; en la región de la
costa habrían ocupado en buena parte las dos orillas del Mira, y tenido una
colonia, resto de una antigua expansión mayor, en el alto Daule y su afluente el
Colimes” (JIJON y Caamaño:1950).

Cuando llegaron los españoles al sur del país, encontraron que este territorio
estaba densamente poblado por diferentes comunidades indígenas: “Por el mismo
camino de Pasto se llega a un pueblo que en los tiempos antiguos fue grande y
muy poblado y cuando los españoles lo descubrieron así era136”, el territorio ya se
lo habia apropiado el hombre e incluso lo había explorado otro imperio, el inca, y
por su señor Huayna Capac, antes de su muerte.

“Su principio y origen fue del valle del Cuzco, y poco a poco fueron conquistando
la tierra que llamamos Pirú, pasado Quito hasta el río Pasto, hacia el norte137”.

136
LARRAÍN, Barros Horacio. Cronistas de Raigambre Indígena, Cieza de León, número 14., Editorial
Pendoneros, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo Ecuador. 1980. p.132.
137
DE ACOSTA, Joseph. Historia natural y moral de las Indias, Fondo de Cultura Económica. México, 1985
p.305.
126

“.....Llegaron (los incas) a los confines y términos de una tierra asperísima


montuosa y de pocas y malas puestas poblaciones y al cabo de algunos trabajos
se les ofrecieron comenzaron a hallar los pueblos con toda la gente inútil y sin
provecho, así como los viejos y viejas y niños y muchachos de poca edad y
algunos indiezuelos débiles..... de éstos tuvieron rastro, con algunas jornadas más
adelante estaba la población principal.... y tomando las guías y lenguas necesarias
caminaron hasta dar con el asiento y el pueblo del señor donde vieron sus
humildes casas cercadas de gran población..... les dieron obediencia y
entendiendo los del Cuzco que estaba ya la guerra concluida comenzaron a
tratarse como victoriosos y vencedores dándose a comer y beber con la demasía
que se usaba en tiempos de paz. Los Pastos que no dormían dieron sobre ellos
de noche con gran cantidad de chusma y como los del Cuzco dormían dieron
sobre ellos de noche gran cantidad de chusma..... y comenzaron a sentir los
aguijones de los Pasto saltaron a las armas y morían muchos... hubo notable
mortalidad entre los collas. Los orejones trataron de ayudar a escapar los que
quedaban.... murió el general cuntimollo. Guayna Cápac vengó cumplidamente la
muerte de sus soldados y bajo a lo más llano y fabricó el fuerte de pucara junto al
puente de piedra de Rumichaca138....“Pudieron tanto los incas que conquistaron y
señorearon desde Pasto hasta Chile, y sus banderas vieron por la parte sur al río
de Maule (Chile central) por la parte norte hasta el río Angasmayo (Colombia,
frontera con Ecuador).

Y estos ríos fueron término de su imperio, que fue tan grande, que hay de una
parte a otras más de mil trescientas leguas. Y edificaron grandes fortalezas y
aposentos fuertes, y en todas las provincias” (Cieza de León: 1984).

3.6.1.2. La arqueología
La presencia del hombre en América se cree hoy que tiene una antigüedad de
más de 50.000 años; por procesos migratorios continuos, en pocos años se pobló
Suramérica, que se cree poblada desde 15.000 años a.C. Su poblamiento, se
cree, surge desde la Amazonía hasta las altas montañas de los Andes peruanos;
para el sur de Colombia, se cree que lo ocuparon desde el siglo XI de nuestra era
138
CABELLO de Balboa, Miguel. Miscelánea Antártica. 1.955. México.1955. Posiblemente la invasión incaica
al sur de Colombia se puede ubicar en 1526 y 1527, en plena expansión del imperio incaico. pp. 366-367.
127

en la zona de los Andes, y 500 a.C. en el litoral Pacífico, junto a la desembocadura


del río Mira.

Por lo complejo y disímil que fue el poblamiento en este territorio, para desarrollar
de una mejor manera este trabajo, se va a dividir en dos el estudio de la ocupación
territorial. El primero será tratar de dilucidar la ocupación en las tierras altas
andinas (sierra), que cuenta con una mejor documentación archivística y
arqueológica y el segundo será el estudio de la ocupación en las Tierras Bajas del
Litoral Pacífico, costa (TBLP). El poblamiento amazónico se lo verá en conjunto
con el de la sierra.

Se debe tener en cuenta que el trabajo arqueológico en Nariño ha sido mínimo en


comparación de otras áreas del país y, por lo tanto, su conocimiento es
fraccionario e incompleto; hoy se trata de recomponerlo.

3.6.2. Poblamiento en la sierra de Nariño


Una de las características de esta área de estudio es que, desde tiempos
precolombinos, este territorio sirvió como corredor de paso de comunidades
andinas, amazónicas y costeras, además de ser casi siempre un territorio de
frontera con diferentes comunidades y, en algunos casos, con el imperio inca,
como se va a explicar más adelante.

El trabajo arqueológico ha demostrado que, por lo menos el territorio de la sierra


de Nariño ha estado ocupado en los últimos 1000 años. En la visita del Bachiller
Tomás López a la región en el año 1558, había 71 pueblos o asentamientos139.

El territorio del sur del país no solo ha estado desvinculado históricamente del
desarrollo nacional en cuanto a la economía; aún hasta hoy, se desconoce en
forma sistemática quiénes ocuparon su territorio antes de la llegada de los
europeos. Los primeros estudio de la región fueron esfuerzos individuales, como el

139
LÓPEZ, Tomas. Visita de 1558, Fondo Quito, folios 8r- 52v.AG/I.
128

de Sergio Elías Ortiz (1894-1978), oriundo de Pasto y uno de los fundadores de la


Academia de Historia del Departamento de Nariño, que por más de 30 años
escribió permanentemente sobre los principales acontecimientos históricos de la
región, aunque sus estudios tuvieron más la intención de reconstruir hechos antes
que criticar acontecimientos, como se revela en las siguientes obras: Cronicas de
la ciudad de San Juan de Pasto (1985), Agustín Agualongo y su tiempo (1958). La
necrópolis del Cerrillo (1936), Estatuas prehistóricas de piedra de Chimayoy
(1958) y Sobre el dominio de los incas en nuestros territorios del sur (1960), casi
todas elaboradas a partir del Boletín de la academia de historia de Nariño, una de
las instituciones más antiguas del país.

Posteriormente, José Pérez de Barrada (1941) y Wenceslao Cabrera (1962)


muestran interés por lo valioso que para la arqueología es el sur del país, en
especial cuando los buscadores particulares (llamados guaqueros) estaban
saqueando y comercializando importantes piezas de centros funerarios, en
particular el hallado por casualidad por un agricultor en el municipio de Pupiales, lo
cual obligó al Instituto Colombiano de Antropología a organizar algunas
investigaciones sobre los sitios saqueados.

A mediados de los años setenta, Ana Maria Groot de Mahecha adelantó un


estudio interdisciplinario sobre el poblamiento antiguo de los Andes nariñenses,
conjuntamente con la historiadora lingüista Eva María Hooykaas y la arqueóloga
Luz Piedad Correa; dicho trabajo tenía como objetivo central “establecer el
territorio que fue ocupado por los grupos étnicos Pastos y Quillasingas en el
altiplano nariñense y evaluar las posibles excursiones incaicas en la región”140.
Como las opiniones de diferentes investigadores no coincidían sobre los posibles
límites de la ocupación prehispánica, recurren a una fuente metodológica nueva,
la etno-historia lingüística, y a una ya conocida en el área, la arqueología.

El argumento utilizado para la primera de estas metodologías fue que:


140
DE MAHECHA G, Ana María. Boletín de Arqueología No 3, Fundación de Investigaciones Arqueológicas
Nacionales. Bogotá, enero 1988 p. 3.
129

“Un rasgo universal y observable es que el idioma es un elemento distintivo de la


cultura y uno de los factores posiblemente más fuertes de cohesión cultural y
política de un pueblo. Se presenta espacialmente delimitado; a través de la
toponimia y antroponimia se pueden establecer áreas lingüísticas. Es así como,
para una área continua que tiene una toponimia que se distingue de otras
toponimias contiguas, se puede postular la existencia en cualquier tiempo, de un
idioma que se distingue de los espacialmente contiguos, aunque no sobreviva
ninguno de ellos (como es este caso). La toponimia del área Pasto se distingue
de la del territorio Quillasinga, y se puede postular que estas etnias tenían idiomas
distintos141”. Se utilizaron diversas fuentes como la tradición oral (leyendas orales
locales), los apellidos, la toponimia, etc.

En cuanto a la segunda fuente metodológica, la arqueología, se realizaron


prospecciones arqueológicas en los posibles asentamientos Pastos y Quillasingas,
utilizando la fotografía área, la recolección de materiales culturales de superficie y
pozos de sondeo; en esta ocasión no se exploró la Provincia del Carchi en el
Ecuador.142

Como conclusión, dicho trabajo investigativo caracterizó los complejos cerámicos


hallados hasta el momento en dos grandes grupos: Capulí y Piartal-Tuza; cada
uno representa una fase de desarrollo de las comunidades Pasto. De esta manera
se corroboraban los estudios de la arqueóloga norteamericana Alice Francisco, en
los años 1967 y 1968, realizados en la región de San Gabriel, Provincia del Carchi,
Ecuador (Francisco:1969) paralelamente María Victoria Uribe en 1976 en el
altiplano de Ipiales, realizaba fechamientos con carbono 14, el que dieron los
siguientes resultados:

Capuli, 800 a 1500 años d.C. Piartal 750 a 1250 d.C. Tuza 1250 a 1500 d.C143.

141
Ibid. p.6.
142
Ibid. p. 9.
143
URIBE, María Victoria. Asentamientos pre-hispánicos en el altiplano de Ipiales, Colombia, Revista
Colombiana de Antropología, No 21, 1.978. Bogotá. p. 67.
130

3.6.2.1. Complejo Capuli (750 a 1500 años)


Está se ubica en las actuales Provincias del Carchi e Imbabura en el norte del
Ecuador y el sur del Departamento de Nariño, en Colombia, cubre un área de más
de 12.000 km cuadrados, encontrándose su poblamiento entre 1500 metros a
3500 metros de altura.

Se asentaron, de manera dispersa, en lugares altos y bien drenados del Río


Guáitara, no dejaron rastro de construcción de viviendas; aún hoy se observa, en
la vía a Ipiales (municipio de Iles), el terraceo para la siembra de maíz; sus
asentamientos tendieron a concentrarse en torno a un lugar central, con un
complejo de construcciones monumentales, donde seguramente enterraban los
individuos de mayor jerarquía dentro de las elites gobernantes.

Respecto a “Francisco, postuló que la región del Carchi experimentó una tradición
cultural continua, que se desarrolló en un relativo aislamiento hasta la llegada del
inca y de los españoles”.144 lo cual generó un tipo de cerámica decorada con
pintura negra sobre rojo, que es abundante en el área y casi siempre
representada en copas con base de pedestal alto (compoteras), copas con figuras
antropomorfas integradas a la base (cargadores), vasijas antropomorfas,
moldeadas sobre bases planas.

Esta cerámica se encuentra asociada a tumbas de pozo con cámara lateral que
alcanza a tener hasta 40 m. de profundidad y no hay asociación con ruinas de
casas visibles (MAHECHA: 1988).

Los diseños de sus cerámicas indican una relación de intercambio y comercio con
las tierras bajas, muy posiblemente con la costa Pacífica (Calero: 1991).

144
CALERO, Luis Fernando. Pastos, Abades y Quillasingas 1535 1700, Biblioteca Banco Popular, colección
textos universitarios. Bogotá 1991. p.32.
131

3.6.2.2. Complejo piartal-tuza (1250 a 1500)


Surgió prácticamente en paralelo al anterior; se asentó en las tierras altas de los
Andes, especialmente en las cimas, valles y mesetas interandinos, como es el
altiplano Túquerres-Ipiales; formaba pequeñas poblaciones con casas
145
semicirculares, con base en tierra apisonada .

Su cerámica se caracteriza por la combinación en la decoración de pintura


negativa y positiva, utilizando tres colores básicos: rojo, negro y crema. Las formas
más frecuentes son: cuencos abiertos (Platos), copas abiertas de base anular,
botijuelas, botellones y ollas lenticulares (Mahecha: 1985).

Uribe sugiere que, a partir del siglo XVIII, el Piartal evolucionó lentamente a
complejo Tuza, cambio que se considera como influencia foránea sobre el grupo
Piartal; la misma autora sugiere que la creciente influencia Tuza sobre el grupo
capulí se debe, ante todo, a la fuerte influencia del Inca sobre sus cacicazgos. A la
llegada de los españoles al territorio, el grupo Tuza-Piartal habitaba los valles
interandinos y la meseta de Túquerres-Ipiales (Uribe: 1978).

Los textiles elaborados de algodón, pelos de llamas (lama guanicoe) y cortezas de


árboles y la metalurgia del oro y la tumbaga, lo mismo que el trabajo de la piedra
(lítico) los conocían las dos formaciones indígenas; se cree que el oro provenía del
Valle del Sibundoy (alta Amazonia) y las tierras bajas del Pacífico (costa). Fueron
grandes orfebres y tejedores; aún hoy, sus descendientes muestran estas
habilidades.

Como se ve, este territorio lo poblaron a partir de los años 1000 d. n.e. Según las
excavaciones arqueológicas de los últimos años, el hombre ascendió a partir de la
cuenca amazónica, Valle del Chota, actual Provincia de Imbabura, Ecuador, y
posteriormente realizó su formativo cultural migrando hacia las Provincia del

145
URIBE, María Victoria. Asentamientos pre-hispánicos en el altiplano de Ipiales, Colombia, Revista
Colombiana de Antropología, No 21, 1.978. p. 172.
132

Carchi y, luego, al sur del Departamento de Nariño; éste era su territorio a la


llegada de los Europeos.

Su forma de asentamiento era lo que los españoles denominaron de behetría; es


decir, pequeños bohíos dispersos, casi siempre ubicados en afluentes de agua y
asentados en suelos volcánicos fértiles. Este tipo de poblamiento facilitó la
creación de una intrincada red de caminos, por la cual se producía el intercambio
con otras comunidades.

“También son comarcanos con estos, otros pueblos, cuyos nombres son
(Y)Ascual, Mallama, Tucquerres, Zapuys, Iles, Gualmatal, Funes, Chapal, Males,
Ypiales, Tulcan y Cumba. Todos estos pueblos y casiques tenían y tienen por
nombre Pasto” (Cieza de León: 1984)

Se debe tener en cuenta que, para la determinación de su hábitat en modo alguno


estos grupos constituían señoríos plenamente integrados social y políticamente
hablando; no poseían territorios delimitados, consolidados y establecidos, como
hoy se los conoce; las avanzadas de estos grupos se trasladaban
simultáneamente en múltiples lugares, cambiando sus fronteras, según la suerte
de sus guerras intestinas o de las vicisitudes de sus redes de comercio,
especialmente para las comunidades Pasto.

Eran estas comunidades: “Hasta donde se ha podido deducir de la evidencia


disponible, el desarrollo de las sociedades prehispánicas del territorio colombiano
(incluidos los Pastos y Proto-Pastos) no alcanzó el nivel de la diferenciación de
clases y la propiedad comunal de los medios de producción se mantuvo
intacta”146.

146
Uribe, María Victoria. y Lleras, Roberto. Excavaciones en los cementerios Proto-pasto de Miraflores-
Nariño, Revista Colombiana de Antropología. Instituto Colombiano de Antropología, volumen XXIV, Bogotá.
1983. p.349.
133

Sin querer decir que no existieran individuos que alcanzaran condiciones


“distintas” y “superiores” a las del resto de pobladores, especialmente aquellos que
hacían las veces de comerciantes y que vinculaban los otros dos ecosistemas
importantes, la Amazonía y la Costa Pacífica; de esta última provenían los
caracoles, que servían como moneda en casi todos los Andes centrales, “que
conforman una de las piezas de ajuar más notables y sabemos que hacia la época
de la Conquista, los Mindalaes (comerciantes viajeros) eran numerosos y
sostenían un comercio organizado con áreas situadas por fuera del territorio
Pasto.” (URIBE y LLERAS: 1983).

Para el siglo XVI, las comunidades Pasto estaban en plena decadencia,


especialmente porque parecen haber estado gastando una parte muy
considerable de su plus producto en el mantenimiento de sus caciques y su se
séquito147”, lo que produjo un debilitamiento en sus fuertes lazos económicos y,
por lo tanto, un empobrecimiento de sus miembros; Cieza de León, el primer
cronista que escribe sobre la región, observó los cambios que estaban acaeciendo
en estas comunidades: “Es gente de poco ánimo. Los indios de
lustre y principales, se tratan algo bien; la demás gente, son de ruines cataduras y
peores gestos, así ellos como sus mujeres y muy sucios todos; gente simple y de
poca malicia....no tienen creencia ni se le han visto ídolos, salvo que ellos creen
que después de muertos han de tornar a vivir en otras partes alegres y muy
deleitosas para ellos....”148 Las armas que tienen son piedras en las manos y palos
a manera de cayados y algunos tienen lanzas mal hechas y pocas”149.

“Su traje es que andan las mujeres vestidas con una manta angosta a manera de
costal con que se cubren de los pechos hasta las rodillas y otra manta pequeña
encima que viene a caer sobre la larga y todas las demás son hechas de yerbas y
de cortezas de árboles y algunas de algodón. Los indios se cubren con una manta
así mismo larga, que tendrá tres o cuatro varas con la cual se dan una vuelta por

147
Ibid.p.350.
148
LARRAÍN BARROS, Horacio. Cronistas de Raigambre Indígena, número 14. Editorial Pendoneros, Instituto
Otavaleño de Antropología, Otavalo Ecuador. 1980. p.152.
149
Ibid. p.148.
134

la cintura y otra por la garganta y hechan el ramal que sobra por encima de la
cabeza y en las partes deshonestas traen maueres pequeños150” (Cieza de
León:1984).

Aunque las comunidades Pasto se organizaron en cacicazgos y en algunas


ocasiones en federaciones, como otras comunidades indígenas de América, lo
más característico en ellas fue su manera de comerciar con otras “naciones”.
Identificado esto, tanto con las técnicas arqueológicas, como en la etnohistoria,
especialmente en su forma de comercio, que incluía el intercambio, el traslado y la
convivencia de grupos humanos Pasto con sus “clientes” étnicos, como lo
observaron las visitas del Bachiller Tomás López y del licenciado García de
Valverde en el siglo XVI: “Algunos indios del dicho pueblo de Ancuyá hablan
lengua Pasto y otros son Abades y hablan la lengua, aunque están poblados
juntos.151” Y “Tienen muchas y muy olorosas piñas y contratan con la provincia de
Chapanchita y con otras a ellas comarcanas”.

Cuando el Bachiller Tomás López llegó al Valle de Atríz, observó el mismo


fenómeno, como los indios Pastos estaban prestando servicio de minga agrícola,
sembrando maíz, en el asiento del valle, mientras que los Quillasingas vivían en
sus alrededores.

Lo mismo constató Cieza de León en el Valle del Chota, cuando pudo verificar el
establecimiento de estas colonias, con los indígenas Caranques, que habían
dejado casi toda la responsabilidad de sembrar coca y ajíes a los Pastos.

Además, entre los Quillasingas también había colonias extraterritoriales en el


municipio de Funes. y Mayasquer, en los límites de las comunidades Sindagua-
Barbacoas.

150
DE LEÓN, Cieza. Citado por Horacio Larrain Barros. Cronistas de raigambre indígena. Editorial
Pendoneros. Quiito. 1980.p.152.
151
GARCÍA, de Valverde. 1570, folio 214. Fondo Quito. Archivo General de indias. AG/I.
135

Este tipo de colonias extraterritoriales caracteriza, aún hasta hoy el poblamiento


en la sierra de Nariño, como se va a desarrollar en forma detallada más adelante.

Para los españoles, esta comunidad fue la más desarrollada culturalmente.

3.6.2.3. Los abades


Habitaron el batolito de Túquerres en la cordillera sur-occidental de los Andes, el
mismo rico en minerales y en especial en oro; allí nacen los ríos que desembocan
en el Pacífico. Se asentaron entre los 700 y 1800 metros s.n.m.; limitaban con las
comunidades de las tierras bajas del Pacífico, en especial con las comunidades
conocidas hoy como Sindaguas-Barbacoas; para los españoles, esta era la
comunidad que mostraba el grado más bajo de desarrollo cultural, de los tres
grupos (Calero: 1991) principales de la sierra de Nariño.

Poblaciones como Ancuyá, Tabiles, El Peñol, Panga, Sacanpus, Pichilimbuy,


Pacual y el actual municipio de Samaniego, fueron sus sitios principales de
asentamiento.

Su tecnología para explotar el oro era simple, pero eficaz, la batea de madera, la
cual, con movimientos precisos, hace que el oro se asiente en el fondo y la arena
y demás desechos se separen y puedan ser expulsados; la explotación de
placeres de aluvión la continuaron los españoles, cuando a estas comunidades
indígenas se les impuso el tributo, como consta en las visitas de López y
Valverde en el siglo XVI.

Esta comunidad indígena fue exterminada prontamente, especialmente por la


imposición de la mita como forma de tributación: “Los Abades no pueden pagar
tributo alguno, porque es gente que no tiene sino el oro de las minas....152; a
finales del siglo XVII, quedaban pocos miembros y sus poblados estaban en
decadencia por escasez de mano de obra.

152
VALVERDE, folio 213v, Fondo Quito. Archivo General de Indias AG/I.
136

3.6.2.4. Los quillasingas


Habitaron al norte de los Pastos, desde Guapuscal (al sur, Funes) hasta el Rio
Mayo y Juanambú al norte; al oriente se extendieron hasta el actual Valle de
Sibundoy en la alta Amazonía, gobernados por cacicazgos con cierto grado de
autonomía, lo cual hacía que, al llegar los conquistadores, a estos mismos les
parecía “que había diferentes Quillacingas, que unos son los que están en el valle
a la redonda del pueblo.... y otros los de la tierra caliente que son de la provincia
de Juanambú y Quina....y los Sibundoy que también son Quillasingas.153”

Esta variedad cultural se evidenciaba en el vestuario: “Los Quillasingas también se


ponen maures para cubrir sus vergüenzas, como los Pastos y luego se ponen una
manta de algodón cosida y ancha y abierta por los lados. Las mujeres traen unas
mantas pequeñas, con que también se cubren y otra encima que les cubre las
espaldas y les cae junto a los pechos” (Ídem)

Garcilaso de la Vega los describe de la siguiente manera:

“Huayna Capac pasó adelante de Quitu y llegó a otra provincia llamada


Quillacenca, quiere decir nariz de hierro, por que se horadan la ternilla que han
entre las ventanas de las narices, y traían colgados sobre los labios un joyelito de
cobre, o de oro, o de plata como un zarcillo.... .que no sabían que cosa era adorar,
si ya no dijésemos que adoraban la carne, que son tan golosos por ella que hurtan
cualquier ganado que hallan.... por muy podrida que estén (y) se la comen con
grandísimo gusto” (Garcilaso de la Vega:1963).

Vivieron en asentamientos dispersos (behetrías), sus viviendas en forma de


bohíos, fueron construidas posiblemente en materiales frágiles no perecederos,
como consta en las excavaciones arqueológicas hechas en la zona. Se asentaban
en suelos fértiles volcánicos en especial en las faldas de volcanes como el Galeras
en el valle de Atríz o en el Patascoy en el Departamento del Putumayo, no

153
Ibid. Folio 207.
137

pagaban tributo y su origen es amazónico, pero en el siglo XVI, se habían


asentado en tierras altas pero no muy frías de los Andes.

“Tienen sus pueblos hacia la parte del oriente, muy poblados. Los nombres de los
más principales de ellos contaré como tengo costumbre, y nómbrese Mocondino y
Bejendino, Buyzaco, Guajanzagua, Moconxonduque, Guacuanquer y
Macaxamata.

Mas al oriente está esta otra provincia algo grande, muy fértil, que tiene por
nombre Cigundoy154”

Su falta de costumbre en la tributación hizo que presentaran mayor resistencia al


europeo, pero su mejor herramienta fue huir hacia las montañas.

154
DE LEÓN, Cieza. Op. Cit.p.152.
138
139
140
141
142

ILUSTRACIÓN 5
SAN JUAN DE PASTO 1869

Fuente: Alphons Stübel, 1869, tomado del libro Volcanes de Colombia.


143

CAPÍTULO IV

LA FUNDACIÓN DE LOS CENTROS URBANOS


144

4.0. Fundación de Pasto

Aunque los españoles estuvieron en las tierras del sur de Colombia a partir de
1535, con las primeras avanzadas de Sebastián de Belalcázar y sus capitanes, lo
cierto es que la ciudad no se funda definitivamente sino en 1537, aunque algunos
cronistas ubican su asentamiento en 1539; como en otros territorios de Colombia,
los conquistadores no encontraron poblados o ciudades, como hallaron en
Mesoamérica (Tenochtitlán) y el Perú (El Cuzco), que sirvieran de inicio de su
poblamiento.

Como ya se vio, en este caso sucede exactamente igual que en la fundación de


las ciudades del Caribe colombiano, donde el interés inicial era el de rescatar oro
y luego se fundan en forma estable los centros urbanos, que tienen como misión
principal ser “puntos de encuentro..... Mas han tenido maña los capitanes de robar
y alterar los yndios que no de pacificar y poblar.155”

4.1. La ciudad
Se pueden encontrar los orígenes de los centros urbanos en la era paleolítica,
cuando el hombre empezó la transición del nomadismo al sedentarismo, con la
aparición de la agricultura y, con ella, acompañada de adelantos tecnológicos de
importancia, como el arado, la selección de semillas y, en especial, el
almacenamiento de sus excedentes, que aseguran el sostenimiento hacia el
futuro de estas comunidades prístinas.

Se tienen referencia de estos, centros urbanos desde los relatos bíblicos,


pasando por la literatura helénica y, luego, su desarrollo en el Imperio Romano;
esta ciudad surgió desde su embrión, la empalizada, luego la aldea, que es el
inicio de la complejidad social de sociedades que, además, de ser agrícolas,
ingresan a la domesticación de animales; allí, sus habitantes desarrollan sus
primeros rasgos homogéneos, que los identifican como originarios de estos

155
TOVAR, Hermes. La estación del miedo o la desolación dispersa, el Caribe colombiano en el siglo XVI,
Ariel Historia. Bogotá, 1.997. p. 142.
145

nuevos centros urbanos, en especial la simbiosis que se desarrolla con su entorno


biótico, como es su relación con animales, plantas y en algunas ocasiones con
sus minerales, base de su desarrollo tecnológico, como la preservación de
alimentos, para los cuales utilizaron depósitos, los mismos que requerían
características de construcción especiales que garantizaran su sostenimiento en
el tiempo.

Por primera vez, muchas funciones, que se cumplían en forma dispersa, y en


algunas ocasiones temporales, pudieron concentrarse en pequeñas áreas,
facilitando el acceso a sus pobladores, pero, además, se visualizó y democratizó
su uso; allí, el poder se concentra y se manifiesta a través de su arquitectura y
sus símbolos de dominación y surge un control ciudadano mucho más estrecho
que se expresa en el concepto de libertad y orden.

Una de las características del origen del Estado moderno, en Occidente, es


indudablemente el reconocimiento de lo propio como una característica
homogéneo, que lo diferencia de los otros. Según Weber, para interpretar el
Estado Nacional se debe tener en cuenta un acervo cultural que haga énfasis
sobre esta homogeneidad, que se manifiesta externamente en las costumbres
propias de cada pueblo, en su lengua, en sus tradiciones jurídicas y ciudadanas y
en la validación de formas tradicionales o racionales de dominación, que
intervienen en la ocupación y aprovechamiento de un territorio a través de lo que
se conoce como formas de gobierno156.

Otra de las particularidades del surgimiento de este Estado fue la contradicción,


desde un inicio, entre la ciudad y el campo, teniendo como referencia la sociedad
feudal, que convivió con los núcleos urbanos que no podía manejar a su antojo;
éstos poco a poco fueron ganando autonomía y autoridad y, como en el caso de
Venecia, rápidamente se declararon abiertamente republicanos, en contra de la
sociedad fuertemente rural y estratificada que caracterizaba su entorno feudal. Se

156
Weber, Max. Historia Económica General. Fondo de Cultura Económica. 1946. México p. 329.
146

puede afirmar que la ciudad medieval fue creando las condiciones económicas,
políticas y culturales para disolver la sociedad feudal, que no podía competir con
sus servicios y normas, que se pueden resumir en el aforismo de: “el aire de la
ciudad os hará libre”157.

En esta contradicción surgen la sociedad moderna, el Renacimiento italiano en


el siglo XIV, la revolución industrial inglesa del siglo XVIII y las revoluciones
socialistas del siglo pasado, como fenómenos urbanos; desde el surgimiento de la
ciudad ésta ha crecido en algunas ocasiones lentamente y en otras
precipitadamente; hasta hoy, lo urbano desplazó la pasividad del mundo rural;
este último depende de lo que la ciudad genere: como afirma George Duby: “A lo
largo de la historia, la ciudad no se caracteriza ni por el número de sus habitantes,
ni por las actividades de los hombres que allí residen, pero sí por sus rasgos
particulares del estatus jurídico, de sociabilidad y cultura. Estos rasgos derivan del
rol primordial que desempeña el órgano urbano. Este rol no es económico, es
político. La ciudad se diferencia del medio que la circunda, y en éste ella es el
punto de residencia del poder. El Estado crea la ciudad. Sobre la ciudad el Estado
toma lugar”158.

Este tránsito de una sociedad a otra no fue homogéneo; en el caso de España, se


deformó por la lucha que, por más de ocho siglos, llevó a cabo contra la
ocupación de los árabes en el sur de la península ibérica; lo hispano pasó
obligatoriamente por el baño de sangre contra lo moro e islámico, la sociedad se
reafirmó en la guerra y creó instituciones que garantizaran los logros conseguidos
en los campos de batalla; éste es el origen de instituciones castellanas como el
rescate, la reducción y la encomienda.

157
ZAMBRANO, FABIO. y otros. Ciudad y territorio, el proceso de poblamiento en Colombia Academia de
Historia de Bogotá, Instituto Francés de Estudios Andinos. 1993. Bogotá. p. 29.
158
Ibid. p. 26.
147

MAPA 11
PLANO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE GRANADA ESPAÑA

En contravía a la ciudad europea, en España, lo urbano no surgió como una


respuesta a un entorno hostil al comercio y a la propiedad de la tierra; reafirmaba
el avance de las fronteras de la guerra y de sus dividendos; la ciudad era el
sumun del control del territorio frente al enemigo, era la imposición de los
vencedores sobre los vencidos; el esplendor de la ciudad de Granada se debe a
un mundo árabe, culto y cosmopolita; la forma de dominación tradicional
permaneció mucho más en el tiempo que el resto de Europa, si a esto se le
suman sus prevenciones frente a la rápida industrialización de este continente,
España, como el Quijote, eran personajes tardíos, angustiados, alucinantes,
temerosos y melancólicos, estaban fuera de una realidad que cambiaba a pasos
agigantados]; Europa, en palabras de Webe, se desencantaba rápidamente a
favor de la ciencia y de su expresión utilitaria, la tecnología.
148

Entonces, la ciudad se originó a imagen y semejanza de las diferentes


estructuras sociales y sus civilizaciones. Sócrates afirmaba que la cultura griega
surgió, con sus ciudades, alrededor del Mar Mediterráneo, como ranas alrededor
de un charco159, en comparación con América que solo fue posible en la medida
en que creció la conquista y se fortaleció alrededor de la naciente ciudad y, ésta,
en el contorno de su plaza, como eje central de su poder y desarrollo.

No siempre una civilización debe tener como referente la creación de ciudad; el


mejor ejemplo son las múltiples civilizaciones que poblaban a América, por
ejemplo las comunidades Pasto y Quillacingas, en que, en tiempos
precolombinos, para muchos cronistas de Indias, su poblamiento se asemejaba
más a las behetrías∗ que a los centros urbanos de Castilla. Los asentamientos
urbanos precolombinos sirvieron de cimientos para la ciudad española; den los
templos aztecas o Incas, sobrepusieron los templos de los nuevos dioses
cristianos; por muchos siglos, sus grandes templos fueron sus hitos urbanos, de
esta manera, los centros urbanos; que surgieron de este choque de culturas
fueron la avanzada de la dominación del territorio y de sus habitantes; en ellos se
establecieron los nuevos propietarios y sus intrigas, desde allí surgió un nuevo
mundo mestizo, el mundo americano.

Indistintamente de las civilizaciones que la generaron, la ciudad ha mantenido


ciertas características comunes, como son: su surgimiento en sociedades
clasistas, una especialización en la división social del trabajo, que permitió el
surgimiento de guildas, cofradías, asociaciones de artesanos, productores,
militares, sacerdotes, etc. Además, mantienen en el tiempo la concentración de
los diferentes roles de los actores que la componen, sean estos políticos,
religiosos, económicos o culturales; todas tienen como principio alterar la

159
CAHILL, Thomas. De cómo los irlandeses salvaron a la civilización. Editorial Norma. 2008. Bogotá. p.8.

Antiguamente, población cuyos vecinos, como dueños absolutos de ella, podían recibir por señor a quien
quisiesen, con tal que fuese de determinados linajes que tuviesen naturaleza en aquel lugar. (DRAE). Muchos
cronistas hacen referencia, con esta forma de poblamiento, al carácter disperso del poblamiento nativo en
algunos lugares de América; en este caso específico, al poblamiento encontrado a la llegada de los españoles
en el Valle de Atríz.
149

densidad poblacional tradicional, concentran la población en pequeñas áreas e


intensifican su densidad; por lo tanto, generan su propia arquitectura y vínculos
espaciales y se sitúan en un territorio que tiene alguna importancia estratégica
para sus fundadores (bahías, valles, ríos, fertilidad del suelo, o puntos claves de
intercambio comercial).

FOTOGRAFÍA 1
PANORÁMICA DE MACHU PICCHU, PERÚ

La ciudad, desde sus inicios, ha atrapado lentamente, pero en forma, las


civilizaciones, en especial a la sociedad feudal.

También es cierto que factores naturales, como el clima, la biodiversidad, el tipo


de suelo, las corrientes de agua, más factores humanos, como el régimen político
o religioso, también han incidido en su creación y posterior desarrollo y
decadencia, como es el caso de Machu Picho o del Cusco en el incario, que
evidenciaban las relaciones de poder y económicas del imperio, pero también
irradiaban, a partir de su arquitectura, la concepción del mundo mágico y religioso
andino, un mundo lleno de sacrificios y culto a los muertos, donde las grandes
150

construcciones pasaban por el reconocimiento del poder del Inca y su forma de


gobierno, cosa que comparada con el rústico mundo urbano castellano, maravilló
a los conquistadores.

En Hispanoamérica, España dominó y expandió las áreas descubiertas, fundando


ciudades. Un nuevo núcleo urbano significaba la posesión de tierras y la sujeción
de los pueblos que las habitaban. Desde las ciudades se organizaba la
explotación de las regiones conquistadas y se administraban las unidades
económicas y dilataban su Ordenamiento Territorial”160, pero, además, la ciudad
surgía con el afán de ocultar lo prístino; las piedras ceremoniales de los templos
indígenas se convirtieron en las bases de los nuevos edificios de los poderes
coloniales, para mostrar, de esta manera, en el tiempo, una nueva pirámide social
construida desde su base con la subyugación de los antiguos arquitectos.

El nuevo territorio conquistado necesitaba toda una parafernalia jurídica y una


reinvención en lo cultural y religioso; muchos de los sitios de culto indígena poco a
poco se convirtieron en lugares de peregrinación católica o, por lo menos, se
construyeron grandes templos, donde casi siempre se recuerda la victoria de los
cristianos sobre el paganismo americano, como lo muestra el escultor quiteño
Bernardo de Legarda (¿-¿), representante del barroquismo de la Escuela quiteña
del siglo XVII, en su escultura conocida como “La Bailarina”, que representa una
Virgen que pisa una serpiente y una media luna, símbolos de los peores
enemigos de la cristiandad, el islamismo y el paganismo precolombino; esta
misma escultura, en gran escala, se encuentra a la entrada de uno de los sitios
más importantes del catolicismo en el sur de Colombia y norte del Ecuador, como
es la Virgen de Las Lajas, en en el actual municipio de Ipiales, en pleno corazón
del territorio Pasto.

El imaginario de ciudad que trajeron los europeos fue el de Castilla, Extremadura


y Andalucía, lugares de origen de sus primeros conquistadores; trasladaron su

160
ZAMBRANO, Fabio y otros. Op Cit. p. 26.
151

estilo arquitectónico, su diseño espacial y su forma de urbanización en “tablero


de ajedrez” (damero), que recordaba los antiguos campamentos romanos, que
tenía” como hito urbanístico la plaza, que, en contravía del mundo griego, no era
el espacio para construir libremente ciudadanía; en este caso, era el espacio para
refrendar las normas despiadadas contra el hereje; desde un inicio, la plaza y la
ciudad son una sola, pudiéndose afirmar que: “Una ciudad hispanoamericana es
una plaza mayor rodeada de calles y casas, antes que un conjunto de casas y
calles en torno de una plaza mayor”161.

Pero este imaginario de poblamiento provenía de antiguos invasores a la


Península Ibérica, como los antiguos romanos, que tenían sus propias normas
para fundar ciudades ex novo, que se iniciaban con el trazado de su plaza,
corazón civil, militar y político del nuevo asentamiento; en segundo lugar, el
trazado a cordel de sus calles, como prolongación de la plaza misma y, por último,
la ubicación del templo, que era una de las funciones principales del fundador y
que reafirmaba la misión religiosa de la conquista.

Estos elementos urbanos los redescubrieron por los “nuevos” arquitectos del
Renacimiento europeo, agregándoles siempre un sentido militar de proteger estos
nuevos asentamientos de enemigos externos, lo que hizo que se redescubrieran
los antiguos textos de Aristóteles (384-322. a.n.e.) y, en especial, de Hippodamus
de Mileto (aprox. 500 a.n.e.), este último, arquitecto griego, representante de la
Escuela Jónica, que se caracterizaba por la perfección y el lujo, que se le atribuye
el diseño de la ciudad ortogonal, que caracterizó a todas las nuevas fundaciones
griegas a orillas del Mediterráneo, incluyendo a la actual España; por ello se lo
considera el fundador del “urbanismo” moderno.
En su libro Política, Aristóteles define a la ciudad de la siguiente manera:

“La ciudad es agrupación; las agrupaciones se organizan con miras al bien;


porque el hombre obra siempre con el fin de lograr lo que cree bueno. Si todo

161
Ibid.p. 26.
152

tiende al bien, la ciudad o sociedad política, que es la superior entre ellas y las
comprende todas, tiende al bien en mayor grado que las demás, y al mejor
bien”.

Ambos, Aristóteles e Hippodemus, exigían:

“Que la forma de la ciudad se adaptara a normas estéticas, matemáticas y


filosóficas, con una ordenación razonada de sus elementos, de manera que,
por ejemplo, las calles deben tener una orientación de acuerdo con el curso
del sol y la dirección predominante de los vientos; debiéndose asegurar la
monumentalidad y proporción de sus edificaciones con el todo y sus partes162.”

Y, además, reseñaba Aristóteles que para fundar un centro urbano, se debía tener
encuentra factores como la comunicación por vía marítima o terrestre, la
salubridad, las facilidades de la administración política y su defensa para la
guerra, estar cerca de ríos y, o manantiales y por lo tanto:

“….Tener un cuidado especial en lo tocante a la salud de sus habitantes, que


dependerá especialmente de lo salubre de la localidad y de su orientación, y en
segundo lugar, de su pureza de las aguas; este segundo punto tiene suma
importancia, porque los elementos que más empleamos para satisfacer
nuestras necesidades del cuerpo son los que más contribuyen a la salud, y
entre ellos figuran el agua y el aire”.

En cuanto a su diseño urbanístico, el estagirita proponía la presencia estética, de


Hippodemus, de calles rectas, con calles sinuosas, que permitieran que, en caso
de ataque enemigo, éste se refundiera en la malla urbana, combinando, de esta
manera, la estética con la seguridad, cosa que plasmó en su obra Francesco
Eiximenes (1327-1409), sacerdote franciscano, que vivió en Barcelona en el siglo
XIV, y tuvo gran influencia en la élite catalana de la época y el cual recomendaba
que: la “ciudad recta es más bella y ordenada”; también, para seguir los pasos de

162
BREWER, CARIAS Allan. El modelo urbano de la ciudad colonial y su implementación en América.
Universidad Externado de Colombia.Bogotá.2008. p.67.
153

anteriores autores, hizo sus recomendaciones, debían tener en cuenta para la


fundación de los centros urbanos, entre otros, los accidentes geográficos, como
las montañas y los ríos, y recomendaba la ubicación del palacio del príncipe y de
la iglesia en su plaza mayor, desde donde surgían dos ejes, que atravesaran toda
la ciudad y la dividieran en cuatro partes o barrios, que giraban en torno a la plaza
mayor.

Muchas de estas ideas quedaron plasmadas en las Ordenanzas de Felipe II de


1573, en especial las No. 35, 40,112, 114, 115, 116, del libro IV, donde se tenían
en cuenta las condiciones básicas para la fundación de un centro urbano en el
nuevo mundo, incluyendo la disposición de su plaza, las calles, el tipo de
geografía y demás elementos naturales que logren afianzar en el tiempo el
asentamiento; muchas de estas recomendaciones se tuvieron en cuenta en el
momento de fundar estos centros, pero su promulgación algo tardía las hizo
inoperantes para las primeras fundaciones.

Pero, para el profesor de la Universidad Nacional de Colombia Jaime Salcedo,


los españoles también tuvieron en cuenta factores astrológicos para la fundación
de sus ciudades en América, como lo muestra la Ordenanza No. 34, donde se
recomienda tener pendiente la “buena y felice constelación”, hipótesis que
demostró, en 1996, en su estudio astrológico sobre la fundación de Guadalajara
de Buga, en el actual Departamento del Valle del Cauca163.

Mientras tanto, en América, se siguieron manteniendo las características


fundantes de la ciudad europea, como comunidad de asentamiento base, donde
un colectivo humano reside, se organiza y se reproduce socialmente, donde se
ubican diversos grupos domésticos en forma permanente (sedentarios), que no
dependen de desplazamientos estacionales, temporales o cíclicos, con una
arquitectura de carácter permanente, comunidad no es autosuficiente en sus
163
SALCEDO, Jaime. Arquitectura, urbanismo y astrología en Guadalajara de Buga, Ensayos,
Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2000, No. 5, La versión
original del estudio fue preparada para el 49 Congreso Internacional de Americanistas, Quito, 7 a 11 de julio
de 1998. pp.177- 209.
154

alimentos y, para ello, debe interactuar con su entorno rural y ella desarrolla
actividades que no tienen como objetivo primario la producción de alimentos y
realiza actividades cada vez más especializadas en lo económico, político y
social164.

Para Hermes Tovar; Los conquistadores:

“Primero intentaron construir fortalezas y terminaron fundando ciudades. Estos


núcleos o tuvieron una función muy concreta, como fue de servir de apoyo a las
huestes, a los mercaderes y a los nuevos empresarios y aventureros que
llegaron en las primeras oleadas del siglo XVI165”.

La jerarquización de estos centros urbanos se puede ubicar a partir de su


importancia estratégica para dominar territorio, su cercanía a los puertos o
caminos de alguna importancia y, en general, por sus funciones productivas. El
número de habitantes, en relación con su entorno rural, no fue una razón
importante; el reconocimiento como ciudad le daba privilegios políticos, como el
de asentar instituciones coloniales y de atraer el valor agregado generado en la
acción misma de la conquista; tanto los impuestos como el lujo de la época se
concentraban en estos centros urbanos; allí se asentaban instituciones
influyentes, como la Iglesia, que caracterizaba a estas fundaciones; alrededor de
su edificación surgieron los primeros poblados, en los cuales se asentaron los
propietarios latifundistas. El latifundio servía como extensión de la ciudad en la
aculturación y organización de la mano de obra rural166.

Como lo afirma Luis M. Glave:

“El nacimiento de ciudades en los Andes y la nueva manera de poblar que los
españoles implantaron, devino en una creación; el resultado no fue lo que en
164
CASTRO, M Pedro. Que es una ciudad? Aportaciones para su definición desde la prehistoria. Revista
electrónica de geografía y Ciencias sociales. Vol.VII. Número 146. 2003. Barcelona.
165
TOVAR, Hermes, La estación del miedo o la desolación dispersa, Ariel Historia, Bogotá.1997. p.140.
166
ZAMBRANO, FABIO, y otros. Ciudad y territorio, el proceso de poblamiento en Colombia. Academia de
Historia de Bogotá, Instituto Francés de Estudios Andinos. 1993. Bogotá. p. 29.
155

Europa imaginaron, las ciudades fueron asentamientos andinos, peculiares, en


donde el entorno nativo marcó sus dinámicas, e incluso su aspecto y, entre
hombre y espacio andino, influyeron para que la República de españoles, fuera
permeada para convertir a su espacio social por excelencia – la ciudad - en un
escenario colectivo de creación de nuevas identidades, de conflictos y de
maneras de resolverlos y, finalmente, de sentires y percepciones que
confirmaron mentalidades: regionales étnicas, de género y nacional-criollas.

… Fueron los desplazamientos, la diáspora, el trajín en un espacio interminable


pero definido, por patrones pre-coloniales y coloniales, otros tantos momentos
de la creación cultural de la ciudad y su historia. Sin comercio, sin migraciones,
las ciudades andinas no hubiera existido, como no lo hubieran hecho sin la
provisión de productos y de servicios de los pueblos indios167”.

Se tenemos entonces, que ciudad y territorio forman una simbiosis perfecta, que
es imposible la existencia de una sin el otro, como lo afirma el historiador Fabio
Zambrano, cuando se hace la pregunta qué es ciudad:

“…. En primer lugar, se trata de una concentración inhabitual de gentes; una


serie de casas próximas, puesto que la ciudad es una anomalía del
poblamiento, aunque no siempre llena de gentes, es decir, no siempre los
pueblos rebosantes se convierten en ciudades. En otros términos, no sólo es
cuestión de número, y, por lo tanto, la ciudad como tal no existe más que por
contraste con una vida inferior a la suya. No hay ciudad - por pequeña que sea-
que no imponga, a su mundo rural anexo, las comodidades de su mercado, de
los servicios religiosos, mercantiles, financieros, así sea para personas o para
instituciones168”.

167
GLAVE, Luis Miguel. Norba. Revista de Historia. Vol. XVIII. Universidad Pablo de Olavide. España. 2005.
p. 51.
168
TORRES, TOVAR Carlos Alberto, y otros, La ciudad: hábitat de diversidad y complejidad. Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá. 2002. p.131.
156

4.1.1. La plaza como espacio de poder


Como se expuso anteriormente, uno de los lugares más importantes de la ciudad,
desde las culturas helénicas, es la plaza, como centro de discusión democrático
de esta sociedad, allí se reunía la ekklesia para decidir el presente y diseñar su
futuro, de allí se trasladó a la naciente ciudad medieval de Occidente, donde se
mantuvo su carácter comunitario y de centro de encuentro de sus habitantes; por
lo tanto, mantuvo su carácter público; generalmente abierta, la plaza es parte de
esa apropiación espacial de sus habitantes, donde se representa el poder y sus
desigualdades y se escenifica en sus edificaciones, sean eclesiásticas,
económicas, civiles, políticas y judiciales, o simplemente las casas de sus
caballeros principales que, como en el caso de casi toda América, se las
apropiaban los primeros conquistadores, sus fundadores; en la plaza, entonces,
resaltaban las asimetrías de una sociedad fuertemente estamental, como lo
muestra el dibujo de Felipe Huamán Poma de Ayala, donde aparece la plaza
principal de Pasto a comienzos del siglo XVII, que en torno a la actual iglesia de
San Andrés, con atrio amplio para la evangelización de las comunidades
indígenas, hoy convertida en un parque.

La plaza es, entonces, parte de la identidad de la ciudad, donde se desarrolla su


vida social y, además, casi siempre identifica su carácter y, por lo tanto, a sus
habitantes; desde sus costados surgen las calles estrechas y el espacio
comunitario que ellas representan, sus vínculos espaciales, por donde transitan
sus objetos y cosas y los habitantes celebran los momentos más especiales, que
reafirman su pertenencia a una comunidad; es decir, desde la plaza se revalidan
los lazos comunitarios y sus vínculos sociales, se reafirman sus habitantes como
ser social, se aprueban sus gobernantes o se les defenestra, se reafirman en su
territorio apropiado desde este centro a partir de la
actividad económica generada, interna o externamente, o por una combinación de
estos dos factores, pero también en sus aristas se jerarquiza la conquista.
157

Desde este centro comunitario, la ciudad crece y se extiende, teniendo solo como
límites, los generados por el relieve o por accidentes geográficos, como un río; en
la medida en que se alejan sus pobladores de la plaza, se apartan más del poder y
de lo que esto representa; los bordes exteriores de la ciudad son también los
límites del poder colonial y de sus beneficios; la ciudad colonial se organiza hacia
afuera, en donde, en el centro, se ubican sus fundadores, los funcionarios y la
Iglesia y hacia afuera los recién llegados o miembros de las nuevas clases
sociales originados por la mixtura de sus dos naciones.

Para el caso de Pasto, sus historiadores, en especial los de la generación del


novecientos, se dedicaron a buscar fecha de fundación, que hace parte del
debate que, para el momento, existe entre sus diferentes intelectuales, todos ellos
de primera línea; este afán por encontrar la “partida de bautismo”, ha impedir el
estudio integral de su desarrollo como centro urbano e introdujo a sus habitantes
en el debate bizantino de quién fue el fundador, lo que se proyecta en los
diferentes nombres de sus posibles fundadores en los barrios y edificaciones de la
ciudad, y el que se ha inclinado en el tiempo por darle ese honor al conquistador
de más alto rango político y militar de esa época, Sebastián de Belalcázar.

De esta manera, aparecen diversas fechas y fundadores de la ciudad de San Juan


de Pasto. El historiador Sergio Elías Ortiz, en sus obras selectas, Crónicas de la
Ciudad de San Juan de Pasto, se hace la pregunta sabe quien fundó la ciudad de
Pasto. Y concluye diciendo que: “de la discusión, larga y erudita, ha salido
triunfante, a nuestro juicio el nombre de Lorenzo de Aldana como el verdadero
fundador de Pasto en el sitio de Guacuanquer (actualmente municipio de
Yacuanquer a 20 km de Pasto) a fines del año del señor de 1539.169” para 1535, el
gobernador de Quito, Sebastián de Belalcázar envíe a sus capitanes Pedro de
Añasco y Juan de Ampudia a explorar la región andina ubicada al norte del Río
Carchi.

169
ORTIZ, Sergio Elías. Obras Selectas. Crónicas de la ciudad de San Juan de Pasto. Cámara de
Representantes, Bogotá. p. 21.
158

Para Calero, a la ciudad la funda en 1537, el capitán Pedro de Puelles,


“estableció unos pocos españoles en la población de Villaviciosa de la Concepción
de Pasto” y dos años más tarde la refunda Aldana, en el valle de Atriz170. Lo
mismo señala el historiador quiteño, Juan de Velasco en su Historia del Reino de
Quito, donde coincide con Calero sobre el fundador y la fecha, pero, además,
agrega que en su fundación participaron vecinos de Madrigal (1536), población
ubicada al noroccidente del actual Departamento de Nariño: “Esta villa fue
deshecha por el mismo Belalcázar, tres años después, y agregada su gente a una
mayor fundación que le pareció más necesaria. Para ello dejó sus poderes al
capitán Lorenzo de Aldana, quien la efectuó el año de 1539, eligiendo el bello y
dilatado Valle de Atriz171”.

Lo cierto es que, durante el quinquenio de 1535 a 1539, se fundó la ciudad, luego


de que los conquistadores conocieron ampliamente las características de la región
y establecieron ciudades, como Madrigal, en los bordes de la Cordillera
Occidental; sólo después de apropiarse de los conocimientos básicos del espacio
geográfico en el cual se movían y luego de reducir a las comunidades indígenas,
se establecen núcleos urbanos permanentes, cosa que reforzaría la expedición de
las Nuevas Leyes de Indias de 1542, la prohibición de regresar los colonos a
España de 1547 y, en especial, el surgimiento de la encomienda como una unidad
económica importante.

La base de la apropiación del territorio en el sur del país no fue otra que las
caballerías o expediciones. Para comienzos del siglo XVI, se realizaron las
siguientes expediciones en los alrededores del actual Valle de Atríz:

1. Expedición de Ampudia y Añasco, en julio de 1535, solamente exploratoria.

170
CALERO, Luis Fernando. Pastos, Quillasingas y Abades. 1535 1700. Banco Popular, 1991, Bogotá. p. 63.
171
VELASCO, Juan de, Historia del Reino de Quito, historia moderna, tomo III. Editorial Casa de la Cultura
Ecuatoriana. 1973. Quito, Ecuador. p. 82.
159

2. Expedición de Gonzalo Díaz de Pinera, hacia los Kofanes, por la vía del Chota
y Tuza; sale de Quito en 1536.

3. Entrada del capitán Hernando de Cepeda, Diego de Benavides y otros a la


zona de Mallama, Yascuasi, con colaboración de indígenas Pastos y
Caranquis.

4. Expedición de Hernando de Cepeda y Alonso del Valle, a Sibundoy, quedando


La Laguna (región de La Cocha) como encomienda de este último, a finales de
1542.

5. Expedición de Hernán Pérez Quesada en la zona de Mocoa y Sibundoy,


solamente exploratoria; llego a principios de 1543 y se encontró con los
capitanes antes mencionados, que habían salido de Pasto.

6. Expedición de Antonio de Prado, Diego de Benavides y otros, en 1544, hacia


los Masteles y Provincia del Çandey, para reformar las bases de Madrigal o
“Chapanchica”, como asiento minero entre las etnias del norte del actual
Departamento de Nariño.

7. Expedición de Francisco de Belalcázar y Rodrigo Pérez de Guzmán a la alta


Amazonía, en 1544, sin resultados de poblamiento.

8. Según Juan de Velasco y Francisco Pérez de Quesada, en 1557 funda el


primer asentamiento en el piedemonte amazónico en el actual Departamento
del Putumayo en la actual Mocoa, según Sañudo con el nombre de San
Andrés de Málaga172

9. Expedición de Gonzalo Rodríguez de Avendaño Vides, Alonso del Valle y otros


que refundan el primer Mocoa o “Málaga la Nueva”, en otro sitio, como asiento
172
SAÑUDO, Rafael. Apuntes sobre la historia de Pasto. Tomo I, II, III. Biblioteca del Centenario. Gobernación
de Nariño. 2005. pp. 57-58.
160

minero, junto con el pueblo del Caquetá, primer Puerto Limón, entre los
indígenas Mocoas, Charaguayes y otros de origen Kamenzat y Andakí (familia
lingüística Chibcha Arauak), reedificado con el nombre de San Miguel de
Mocoa en septiembre 1563, por orden del gobernador de Popayán Pedro de
Agreda, por lo cual se lo llamo también “Agreda de Mocoa” o simplemente
“Agreda”.

Además, se deben que tener en cuenta las luchas intestinas de los mismos
conquistadores, como la guerra civil desatada en el Perú, que, para el caso de
Pasto, influía en su fundación, disolución y refundación, como lo anota
certeramente Germán Colmenares.

“Durante algún tiempo la vasta provincia tuvo como perspectiva su autonomía,


tanto del Perú como del Nuevo Reino, hasta que le fue segregada la provincia de
Antioquia. Este reacomodo, que se originó tanto en el avance de Robledo hacia el
norte y las fricciones de los “peruleros” y cartageneros como en la necesidad de
estimular la ocupación efectiva de la frontera antioqueña, fue visto por los
payaneses como una usurpación. A partir de entonces (1563), el gobierno de
Popayán quedó sujeto a la doble intervención de las audiencias de Quito y
Santafé de Bogotá173”

De esta manera, alrededor de Pasto se crea una intrincada red de caminos; se


convierte, hasta el día de hoy, el en centro urbano más importante de la región,
donde tiene asiento todo el aparato administrativo, judicial y religioso, desde la
Colonia hasta el día de hoy.

4.2. Espacio y ciudad colonial


El territorio conquistado a comienzos del siglo XVI, desde el Caribe hasta los
Andes del sur de Colombia, muestra lo dilatada que se fue convirtiendo la
conquista; las huestes, de soldados y empresarios, se dirigieron por los amplios

173
COLMENARES, Germán. Historia Económica y Social de Colombia Tomo II. TM Editores, Universidad del
Valle y Banco de la República, Bogotá 1997. p. XXII.
161

valles interandinos creados por los ríos Magdalena y Cauca y los convierten en el
eje de poblamiento más significativo; de los quince asentamientos más
importantes fundados por los españoles en esos años, ocho se sitúan sobre la
cuenca de influencia del Magdalena; algunos como Bogotá y Tunja, sobre la
vertiente de la Cordillera Oriental, y el resto están sobre los bosques de catival de
Urabá, en la frontera con Panamá o sobre el Macizo Colombiano, como en el caso
de Popayán y Pasto.

La Gobernación de Popayán, aunque territorialmente la más extensa del Nuevo


Reino de Granada, aún tenía dificultades en la anexión de todo el territorio
existente; en el caso de la Provincia de Pasto, como se a ver más adelante, es él
en el transcurso del siglo XVII, se anexa la Costa Pacífica y, para la misma época,
al norte de la gobernación, se vincula, el Chocó, con su centro minero importante
de Nóvita, el valle alto del Magdalena, en los actuales Departamentos de Huila y
Tolima y lo que se conoce hoy como Eje Cafetero, que abarca los departamentos
del Quindío, Risaralda y Caldas, todas estas regiones pobladas por comunidades
indígenas, que realizaron una resistencia cerrada a los conquistadores.

La presencia del Estado colonial solo tenía validación real en los centros urbanos
y en algunas de sus regiones rurales próximas, como se puede notar a lo largo
del siglo XVI, con las diferentes visitas hechas en la región y con las
contradicciones y prevenciones que estas generaban.

Los españoles que se quedaron en estos centros urbanos (CU) de la sierra, poco
a poco fueron perdiendo el ímpetu aventurero; ya ancianos, se quedaron
retozando en sus villas y nobles ciudades, muchos de ellos renunciaron a la
búsqueda de oro y se dedicaron mejor al trabajo de la encomienda y al comercio
en menor escala, los más afortunados empezaron a trabajar sus haciendas y se
convirtieron en agricultores o burócratas del aparato colonial.
162

En una sociedad intensamente estratificada se puede encontrar que los CU eran


realmente los lugares donde las intrigas y la administración ejercía su poder,
donde las élites locales estaban inmersas en el sopor del inmovilismo y, en
algunas ocasiones, en el orgullo provinciano de sus costumbres; donde surge la
clase señorial, que se prolonga más allá de las fronteras coloniales y se extiende
hasta hoy donde el tosco encomendero pudo realizar alianzas matrimoniales que
le permitía intercambiar beneficios económicos y sociales con otras “clases” más
poderosas especialmente la de los mineros y los funcionarios de carrera, los
mismos que con la llegada de la República, conformaron los nacientes partidos y
movimientos políticos que construyen el imaginario de región y posteriormente de
nación, que, en muchas ocasiones, priman hasta hoy.

El mapa creado por estos, en el siglo XVI, se parece mucho a la distribución


espacial que aún hoy tiene el país, a excepción de zonas nuevas, como la zona
cafetera, colonizada en los siglos XVIII y XIX; los CU más dinámicos hoy son los
mismos y aún se mantiene la desigualdad territorial y de poblamiento; zonas que
se incorporan rápidamente a la maquinaria colonial, y otras que, por la resistencia
de los indígenas o las dificultades geográficas, se demoran cien o más años; por
ejemplo, mientras que, para el siglo XVII, está plenamente poblado y vinculado el
altiplano cundi-boyacence, en el centro del país, o el altiplano de Túquerres-Ipiales
en Nariño, la Costa Pacífica, regiones de la Cordillera Central (actuales
Departamentos del eje cafetero, Risaralda, Caldas, Quindío y Tolima) o del Caribe,
como la Guajira, aún no se habían colonizado en su totalidad; se mantuvo en el
tiempo, hasta comienzos de la República, el eje sur-norte de la primera ola de
poblamiento.

La Colonia entonces, impone una dinámica desigual en el desarrollo de estos CU:


tempranamente, Tunja y Bogotá, en la Cordillera Oriental, se especializan en
prestar servicios de carácter administrativo y religioso: “mientras muchas aldeas
163

periclitan o vegetan, toman gran impulso centros como Cartagena, Bogotá o


Tunja.174”

Poco a poco estos CU pierden el carácter de “nobles ciudades españolas” y se


convierten en centros mestizos, dominados, en lo alto de la pirámide social, por los
descendientes de los conquistadores o de sus funcionarios; este fue el precio de la
sobrevivencia, pero, además, esto genera su propia impronta, lo americano,
diferente a lo peninsular; sobrevivir, entonces, es crear algo nuevo que tiene de los
dos mundos pero además, crea un tercero nuevo, que desarrolla sus propias
características sociales y culturales y que poco a poco, en su homogeneidad, va
creando diferencias que convierten lo homogéneo en heterogéneo con
características regionales.

Pasto, desde su establecimiento conserva las mismas características de cualquier


“Ciudad Indiana” para el siglo XVI; se funda en los bordes del valle de Atríz, en lo
que hoy se conoce como la iglesia de San Andrés, con un típico poblamiento en
forma de damero español, donde sus fundadores se establecen, alrededor de la
plaza principal, lo mismo que los principales poderes coloniales y, en la medida en
que se aleja el CU de este eje, la ciudad se empobrece, hasta llegar a los bordes
de las tierras del ejido municipal, hacia el oriente, y al río Pasto, hacia el norte
Cada barrio tiene su iglesia y entorno a ella gira la vida social de la ciudad. Cada
barrio tiene su iglesia y entorno a ella gira la vida social de la ciudad.

Se tuvieron en cuenta todas las recomendaciones que, para esa époc se


formulaban para que el asiento de la ciudad tuviera éxito: se fundó alrededor de
dos ríos (Pasto y Mijitayo), en la zona alta del Valle de Atriz, que la prevenía de
futuras inundaciones, cerca a las reducciones indígenas, y todo ello favorecido
por fértiles suelos volcánicos y con un clima óptimo para protegerse de las
enfermedades tropicales.

174
APRILE GNISET, Jaques. la ciudad colombiana. Editorial Banco de la República, 1991, Bogotá. p.299.
164

Pasto, desde sus inicios, sirvió como fuente de abastos de Popayán, y luego fue
paso obligado de viajeros entre Cartagena de Indias y Quito o Lima, cosa que
afecta hasta hoy, en forma permanente su desarrollo económico y social.

En el caso de Colombia, su topografía agreste, el tipo de españoles que la


poblaron y los indígenas que sobrevivieron, son la génesis de región y de
regionalidad que perdura hasta hoy.

4.3. Pasto y su espacialidad


4.3.1. Vínculos externos
El desarrollo urbano de San Juan de Pasto se debe inscribir en los grandes
cambios generados por la conquista europea, en especial el usufructo en el uso
del suelo, que pasa de un suelo estatizado al extremo o de propiedad colectiva, a
su privatización por los conquistadores y a la creación de la “República de indios”,
que se mantuvo durante toda su etapa colonial; el ingreso de nuevos cultivos
como el trigo, la cebada, la caña de azúcar, el plátano, la palma de coco, etc.;
También, el ingreso de la ganadería en todas sus especies; esto último sirve como
insumo fundamental para justificar el origen de la hacienda y su subproducto
improductivo, el latifundio.
Aunque las principales comunidades indígenas, como pastos, abades, quillasingas
y demás grupos del piedemonte y la Llanura del Pacífico, fueron tributarias del
imperio incaico o de otras comunidades locales, lo cierto es que los europeos
modificaron profundamente este concepto, que tuvo en sus primeros años la
captura de la energía humana y luego se dirigió en gran medida a la explotación
de minerales preciosos; dicha tributación tenía como sustento jurídico las visitas,
las cuales buscaban identificar y cuantificar a los tributarios y sus tributos, como se
va a ver más adelante que tenían como base de legitimidad las normas
recopiladas en la voluminosa legislación indiana de 1681.
165
166

Además, el establecimiento de una sinergia económica, que se desarrolló con más


intensidad en las zonas costeras (Cartagena, Santa Martha, Mompox, Honda,
Barbacoas, etc.), que tenía como fundamento la exportación o importación de
productos y materias primas, y centros urbanos importantes como Bogotá,
Popayán y Tunja, en los cuales habitaban las élites conquistadoras y, por lo tanto,
se convertían en atractivos mercados de consumo; y los CU que tenían como
sustento económico el escaso mercado interno y la prestación de algunos
servicios, como fue el caso de Pasto.

Una de las características del poblamiento en Colombia fue las dificultades para la
ocupación de todo el territorio descubierto; en el caso del actual Departamento de
Nariño, como ya se dijo, duró cien años la conquista entre la Sierra y la Llanura del
Pacífico; para el caso del valle de Atríz, por la importancia del centro
administrativo creado en el siglo XVI, su consolidación trajo, también, la
apropiación local de su propio espacio, que se ligaba a las actividades sociales,
económicas y culturales que desarrollaban sus primeros pobladores y que se
extendían poco a poco en torno a los bordes del Valle, como un modo de
garantizar la autosuficiencia de sus pobladores y de sostener unas relaciones
armónicas con su ruralidad indiana, que era indispensable para el desarrollo y
sustentabilidad de largo aliento de este asentamiento.

De esta manera, la ciudad seguía siendo una ínsula conquistada en un entorno


hostil, que debía ser vinculado a partir del abastecimiento de materias primas y
mercancías que ofrecía su entorno geográfico; pero teniendo en cuenta la
adaptación de nuevos recursos agrícolas (trigo, cebada, etc.) indispensables para
la alimentación diaria, pero, en algunos casos, como el trigo, importante para el
desarrollo de la liturgia cristiana, que se resolvía fundamentalmente con la
elaboración de hostias para el rito diario, como lo reclamaban permanentemente
los párrocos a sus superiores, y les pedían permisos para reemplazar al cereal
europeo por el raizal maíz; las autoridades eclesiásticas negaron su uso, por ser
ésta una planta que no estaba en el libro sagrado.
167

Para el caso de Pasto, jugaron un papel importante las reducciones indígenas que
tempranamente ubican los españoles en los bordes altos del Valle de Atríz y que
se identifican en cada una de las visitas realizadas durante el siglo XVI y XVII;
estas reducciones, fuera de proveer mano de obra para la construcción de
viviendas y el equipamiento urbano de la naciente ciudad, también garantizaban el
abastecimiento de productos agrícolas que, desde muy temprano, se
especializaron y que perduro, con pequeños cambios, hasta mediados del siglo
XX.
ILUSTRACIÓN 6
ENTRADA A PASTO 1873

FUENTE: AMÉRICA PINTORESCA. EL ANCORA EDITORES. BOGOTÁ.1984

El drástico descenso de mano de obra indígena a finales del siglo XVI, el escaso
número y la poca vocación agrícola de los españoles, que buscaban ser
encomenderos o funcionarios de la Corona antes que cultivadores, contrastaba
con la riqueza de sus suelos, como lo observan detalladamente Cieza de León y
demás funcionarios coloniales a su paso por este Valle, hacían que la naciente
ciudad asegurara los recursos agrícolas necesarios para abastecer a sus primeros
168

pobladores, sumándole, a lo anterior, el rápido proceso de mestizaje, que


garantizaba lazos de “sangre” entre los miembros de las dos repúblicas.

En la medida en que este centro urbano se estabilizaba y, a su vez, otros CU


ubicados en el sur, que por sus características de microclima se ubicó
tempranamente la siembra de cereales, como el trigo y la cebada (actualmente
municipios de Iles, Yacuanquer, Funes, Tangua), en el suroccidente de la
cordillera (Túquerres, La Llanada, Cumbal, Guachucal, etc), donde se ubican las
primeras haciendas y se reducen los pueblos indígenas alrededor de lo que hoy se
conoce como la Sabana de Túquerres y en su noroccidente (Chapanchica,
Ágreda, Madrigal, etc.), donde empiezan las primeras explotaciones de metales
preciosos.

De esta manera, los vínculos espaciales de la ciudad se van ampliando, en


especial en para fortalecer la presencia colonial sobre el territorio conquistado y la
ciudad va creando sus propias redes de autoabastecimiento; por el nororiente, se
aprovisiona de mieles de caña de azúcar y tubérculos como la yuca, producida en
las laderas de los estrechos valles interandinos, (territorio yunga); por el sur, en las
suaves laderas de más de 2500 s.n.m., tubérculos andinos como la papa,
verduras, la ganadería y sus derivados lácteos y madera (territorio Quillacinga);
por el suroriente, madera, caza y productos de pan coger (alta Amazonía), y, por
el norte, hacia el actual municipio de Chachagüi, el hato ganadero, servía para
surtir, en primer lugar, a la ciudad de Pasto y luego a ciudades como Quito o
Popayán, todo lo anterior en un radio de acción hasta de 30 kilómetros a la
redonda, lo que garantizaba los recursos de sobreviviencia a menos de dos días
de camino (Ver gráfico3).
169
170

comunicación-, gracias a la variedad de climas que genera la microverticalidad


como complemento ecológico, la región gozó por muchos siglos de una relativa Se
tiene, entonces, que desde el inicio de su poblamiento, la región, y su centro
urbano más importante, Pasto, mantuvo las características planteadas por
Oberem, Salomon y Murra, para el poblamiento precolombino, de
autoabastecimiento de productos, frente a las dificultades estructurales de
autosuficiencia alimenticia de productos básicos; cuando, en el siglo XVII, don
Francisco de Prado y Zúñiga, abre el camino a Barbacoas, la ciudad amplía sus
vínculos espaciales hasta el piedemonte costero, y se activa el comercio surgido
con ese centro minero.

4.3.2. Vinculos internos


Pasto, igual que ciudades como Bogotá, Quito y Popayán, fueron fundadas
teniendo en cuenta todas las recomendaciones geográficas (topográficas, eólicas
e hídricas) y sanitarias que, para la época, se tenían en cuenta para su
establecimiento; como ya se dijo, en este caso, su asentamiento definitivo se hizo
en el medio alto del Valle de Atriz, equidistante de su zona más fría y húmeda, el
suroriente y de la más seca y baja, el norte, pero, además, hacia el occidente, en
la ladera baja del Volcán Galeras que, según las crónicas de sus primeros
visitantes, se encontraba en plena erupción para la fecha de su fundación.

Se ubica en su inicio a las orillas del río Mijitayo, que descendía de las laderas del
Galeras y garantizaba la satisfacción cotidiana de las necesidades básicas de
bebida, cocina, lavandería e higiene personal; en ningún momento, como en otras
fundaciones a lo largo del país, el río tuvo algún valor paisajístico que creara una
estética urbana más armónica con el medio; la plaza colindaba con el río como su
patio trasero; este comportamiento se mantuvo a lo largo de los años en la medida
en que la ciudad crecía, como se observa hasta el día de hoy en la ronda del Río
Pasto, o en la ocupación de la isla de Tumaco; de esta manera, el espacio común
de la plaza (san Andrés) se divorcia de los terrenos comunitarios generados en las
orillas de sus fuentes hídricas, y, por lo tanto, éstas se convierten desde muy
171
172
173
174

temprano en el reservorio de desechos de todo tipo. Siglos después, y debido


fundamentalmente a la presión demográfica y al valor del suelo, se canaliza este
río en bóvedas de ladrillo, se lo oculta como en el caso de Bogotá el Río San
Francisco, su fuente prístina, y todo su valor paisajístico e histórico.

El diseño de la ciudad en torno a la plaza, con su trazado reticular ortogonal,


genera no sólo el modelo creado desde el mundo griego y posteriormente español
y mediterráneo, como ya se vio, de poblamiento urbano, sino, también, buscaba la
máxima ganancia en la utilización del suelo en el nuevo mundo, pero, además,
ante el poblamiento disperso (behetría), sin ningún orden urbanístico aparente del
poblamiento indiano que sirviera para contrarrestar la propuesta traída por los
conquistadores, se consolidó como la única propuesta urbanística válida, en la
cual la ciudad surgiera y se mantuviera en el tiempo.

Como dice el profesor Jacques April:

“….En cuanto se refiere al origen del trazado reticular ortogonal, hoy en día y
desde España se difunde la doctrina del orden, cuyos dictámenes según parece
presidieron en la implementación del “plano de damero”. De acuerdo con esta
teoría, la noción de orden guió a la Corona para prescribir el uso de la retícula
ortogonal en la fundación de la ciudad hispanoamericana. Con toda evidencia esta
exigencia de orden era una aspiración más española que americana. La ciudad
prehispánica, por más anárquica que tal vez pudo parecer a los intrusos, era un
modelo de orden, tanto social como espacial; pero de un orden distinto (por lo
menos en Colombia) y que no pudieron entender los invasores. Además y
siguiendo este camino argumental, es mas evidente el orden de una ciudad
precolombina azteca o maya, o en Machu Picchu, que en una ciudad europea del
siglo XV. Después de siglos de civilización musulmana, la ciudad española
presentaba el compacto y sinuoso laberinto árabe, pareciéndose a una sucesión
desordenada de hechos urbanísticos antagónicos, pegados uno al otro e
imbricados. Quizá para los Reyes Católicos la manifestación urbanística
persistente e inadmisible de una civilización que querían borrar de España.
Entonces elaboraban un orden urbano nuevo pero lo proyectan en América. Es
175

decir, donde no lo necesitaban las civilizaciones autóctonas, pero donde lo exigía


la empresa supuestamente civilizadora y donde era más fácil de conseguir en el
trazado de las ciudades nuevas, que en las viejas urbes medioevales. De tal modo
que la retícula ortogonal es, hasta cierto punto, en el urbanismo indiano un reflejo
americano de la empresa política e ideológica de aniquilamiento del mundo árabe
de España175.”

De esta manera, el ángulo recto, generado a partir del uso indiscriminado de la


“regla y el cordel”, genera un nuevo concepto de espacialidad y de tenencia de la
tierra en el Valle de Atríz, crean solares, separa vecinos y a estos de sus
habitantes originarios, los indios; lo público, que no es lo mismo que lo
comunitario, se separa y contrasta con lo particular; esto último se fracciona a
partir de las medidas medievales de cuadra o caballerías (que casi siempre son de
cien u ochenta metros), las cuales contienen las viviendas de sus primeros
propietarios y son además, la forma impertérrita de la ciudad hasta hoy; se
generan nuevos vínculos espaciales, sus calles, que comunican entre sí a cada
uno de los vecinos, vías a las cuales se les asigna un nombre, (nomenclatura)
que, a su vez, proyectan la visión de los dominadores sobre el nuevo espacio
creado. (Ver mapa 15.p.172).

La plaza surgida de su fundación, al contrario de la igualdad pregonada por el


ágora griega, es, ante todo, la demostración en gran escala de las desigualdades
y de los nuevos poderes implantados a la fuerza; para el siglo XVI, su composición
era la siguiente: al lado norte y en el centro se ubica la iglesia de San Andrés, y
en su costado sur, el cabildo de la ciudad, junto a la cárcel, todo esto rodeado por
los vecinos ligados, casi todos ellos, a los primeros conquistadores o sus
descendientes, familias ilustres como los hijos de Sebastián de Belalcázar, Zúñiga,
Toribio Nieto, Ahumada, Pérez de Guzmán, Armero, Esquivel y Velásquez176.
(Mapa13.p.170).

175
APRILE, GNISET Jacques. La ciudad colombiana. Colección textos universitarios. Biblioteca Banco de la
República. Bogotá. 1991. p.197.
176
JURADO NOVOA, Fernando. El conquistador Rodrigo Pérez de Guzmán, o el reino de la inteligencia. Serie
25 años. Quito, Ecuador. 2006. p.43.
176

Desde allí, la ciudad lentamente se extiende hacia el norte, hasta colindar con el
río Pasto, su límite con el territorio indiano de las reducciones de Botana, Botanilla
y Tescual; la ciudad sólo pudo extenderse sólidamente a la otra orilla del río hasta
mediados del siglo XX, con la fundación de los barrios Belalcázar y Centenario, y
luego a finales del siglo XX, cuando las normas de uso del suelo priorizaron las
políticas de contingencia contra las posibles amenazas del Volcán tutelar de la
ciudad, el Galeras.

Por el sur, su límite son las tierras comunitarias del ejido de la ciudad, que
brindaba pastos, leña y pastoreo, para el uso y mantenimiento de sus pobladores;
en los archivos de Quito y Popayán, se pueden ver los interminables pleitos por su
uso e invasión inexorable de los predios comunitarios de la ciudad; este ejido duró
hasta principios del siglo XX, donde luego se ubicaron servicios como el Hospital
Departamental, el Batallón, escuelas, un parque, y también se situaron sus
nacientes industrias como la de la extintas Cervecería Bávaria.

Por el oriente limita con la vertiente de la Cordillera de los Andes, limítrofe con la
alta Amazonía; su suelo aún mantenía las características de humedal, que
impedía su poblamiento temprano y se generó una de las haciendas más
emblemática, El Potrerillo.

Por el occidente, la ciudad limitaba con las laderas del Volcán Galeras; la fertilidad
de sus suelos hizo de esta área una de las más fértiles para abastecer este centro
urbano.

Ya se ha dicho que Pasto no se aparta de las características que otros CU tienen


en el norte de Colombia; durante cerca de cinco o seis años, las huestes de
Belalcázar “rescataron” el territorio; prontamente los españoles lograron reducirá
las comunidades Quillasingas que rodeaban el Valle de Atriz e inmediatamente
empezaron a encomendarlas, ante la crisis demográfica que significaba esta
empresa; de 21767 indígenas tributarios que existían para el año de 1558, según
177

la visita del bachiller Tomás López (la población más alta en la provincia de
Popayán en el mismo año), en 1570, solo se pudieron tasar, en la visita del
Licenciado Valverde, 9153, con una caída brusca de más del 42.1%.

Uno de los factores que tuvo mayor influencia en este violento cambio
demográfico fue el traslado, por diferentes motivos, de la población aborigen; en el
caso de las visitas del siglo XVI, es común leer en ellas que una de las causas
más importantes para reducir y trasladar población es las dificultades geográficas
o la escasez de aborígenes; en algunas ocasiones, primaba las características de
poblamiento de Pastos y Quillasingas, al vivir en ambientes abiertos y dispersos
(behetrías). La reducción ya había cobrado con creces sus frutos en la Península
de Yucatán, en México, donde originalmente se aplicó, como lo relata Juan de
Urrutia:

“... Su total destrucción ha sido por haberlos mudado de sus antiguos asientos,
reduciéndolos de muchos pueblos en uno, y esto con demasiado y bárbaro rigor....
a este fue uno de los frailes que estaban en la dicha cabecera, donde habían
hecho casa y asiento para la doctrina por mandado del provincial que entonces
era, con cuatrocientos indios... y llegado al pueblo con grande alboroto, mandó a
poner fuego a todas las casas, que eran más de ciento setenta, y aún los
miserables indios no todos tuvieron tiempo de sacar del fuego sus haciendas;
asimismo, les mandó a poner fuego a todos los árboles de fruta que tenía por
delante de sus casas en el dicho pueblo, y en un instante fue quemado el dicho
pueblo, juntamente con una iglesia que tenía muy buena, y llevados a la dicha
cabecera, viéndose los caciques y principales sin sus casas, que las tenían muy
suntuosas, aunque de madera, sacados de su antiguo asiento, en ocho días
murieron los caciques y los más principales.. .Por manera que las mudadas han
sido la principal parte de su menoscabo”177.

Una de las referencias para legalizar estas reducciones eran las visitas, que
buscaban, ante todo validara las autoridades coloniales.

177
DE LA GARZA, Mercedes. Relaciones histórico-geográficas de Yucatán. Tomo II. Edit. Universidad
Autónoma de México.1983. Relación de Chachahuac-Ha, Chimila y Chancenote por Juan de Urrutia. p. 243.
178

4.4. Carácter de las visitas


Durante los primeros años de conquista y hasta cuando los NU no estuvieron lo
suficientemente estabilizados para poder crear una red de caminos y una naciente
economía local, la administración colonial ve el interés de implementar lo que se
llamó las visitas, que no era otra cosa que un inventario social, económico y
ecológico de regiones específicas de América. En el caso de Colombia, la primera
y más importante visita fue la realizada por el bachiller Tomás López Medel, en los
actuales Departamentos de Nariño, Putumayo, Cauca y Valle del Cauca, que
conformaban la gobernación de Popayán y se realizado en 1558.

Dichas visitas se componían fundamentalmente de las siguientes metodologías


para la recolección de información; La primera era la visita ocular, donde los
caminos y accidentes geográficos lo permitieran, de las reducciones o
encomiendas, que debía generar datos cuantitativos sobre la composición de los
miembros de las encomiendas, y sólo contemplaba a los indígenas entre las
edades de 15 a 55 años, que se consideraban en edad de trabajar y, por tanto, de
tributar; además, se estipulaba claramente el tipo de tributo y la cantidad anual
que se tributaría a su encomendero; por otro lado, el funcionario debía averiguar
fenómenos esencialmente económicos; “la población, la producción, los
intercambios, los beneficios y los tributos. La población indígena debería
consignarse en listas de nombres, que luego se discriminarían entre casados y
solteros, viudas, niños y niñas.178”

La segunda metodología es la que hoy en día se llama cualitativa, y en que


funcionarios, caciques e informantes aportaban al margen del interrogatorio, pero
que ayudaban a reforzar las opiniones de los colonizadores para comprender el
mundo andino; era el intercambio con el “otro”, que estaba arrinconado, vencido:
“Lo que hay en estos escritos son hombres, sociedades, no la forma curiosa de la

178
TOVAR, Hermes. Relaciones y visitas a los Andes, siglo XVI, tomo IV. Edit. Colcultura. Año de 1995.
Bogotá p.25.
179
180

palabra. Lo que hay en estos testimonios es un escenario bullicioso de cambios,


de alegatos y de transformaciones que estallan bajo el silencio de la escritura....
Las llamadas visitas a los naturales no son meros relatos etnológicos, sino
denuncias de tránsitos forzados, de estratigrafías sociales y de irreparables
caídas. Son, además, asombrosos testimonios que caminan como fantasmas
acusadores entre la euforia de los que acumularon y remesaron para la grandeza
de occidente...179”

En la imposición del poder sobre los vencidos se reinicia el diálogo con las
comunidades andinas; son las primeras impresiones sobre un mundo desconocido
que, en el caso del Departamento de Nariño, era un mundo que apenas se abría a
un nuevo imperio, el incario, al cual le tributaban algunas comunidades como la
Pasto. La supervivencia de estos mundos derrotados dependió en gran medida,
de su capacidad de adaptación a las formas de control y dominación; en el juego
del lenguaje y de sus símbolos el mundo de los blancos trató de entender la
cosmovisión nativa, en el impedimento de la comunicación directa y el uso de
“indios lenguaraces” y sacerdotes, traducían, en muchas ocasiones desde su
propia cultura, lo que se trataba de explicar; allí se puede ubicar el origen de la
incomunicación que hasta hoy se mantiene; “Las visitas nos revelan como los
fundadores del nuevo poder no necesitaban hablar directamente con los “otros”.

La mediación, los puentes de una sola vía, apenas dejaban ver su distancia para
traducir, y se traducía para actuar, para dominar, para adecuar los intereses del
otro a los intereses de los que lo interrogaban. Así, bien temprano en el siglo XVI,
la historia fundó el primer abismo entre pueblos nativos y señores europeos: la
incomunicación180”.

En el actual Departamento de Nariño, hubo seis visitas, durante los siglos XVI y
XVII, que abarcaron exclusivamente la región de la sierra y, en algunas ocasiones,
llegaron a los bordes del piedemonte costero; en el siglo XVI se hicieron dos
179
Ibid. p. 26.
180
Ibid. p. 30.
181

visitas: la del bachiller Tómas López M., y la del Licenciado García de Valverde;
para la siguiente centuria hubo cuatro.

TABLA 3
VISITAS REALIZADAS EN EL DEPARTAMENTO DE NARIÑO

VISITADOR AÑO

TOMÁS LÓPEZ 1558-1559


GARCÍA DE VALVERDE 1570-1571
DIEGO DE ARMENTEROS Y HENAO 1606
LUIS DE QUIÑONES 1616
DIEGO DE INCLÁN VALDÉS 1638-1639
ANTONIO RODRIGUEZ SAN ISIDRO MANRIQUE 1668
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN.

Estas Visitas tenían como misión la rendición de cuentas y acciones por parte de
los colonos, levantar censos poblacionales que tenían como meta la medición de
mano de obra, su tributación y posterior apropiación y, en este caso, el traslado y
refundación de pueblos indígenas, las mismas que tuvieron una vasta influencia
en la vida indiana y reglamentaron el uso de la mano de obra indígena. Pero la
acción más importante de estas visitas era la reafirmación de la corona sobre sus
súbditos; esta presencia institucional, bastante criticada por los pobladores
locales, hace recordar el viejo aforismo de que: “se obedece pero no se cumple”,
además, son una excelente fuente sobre el origen de muchas de las actuales
cabeceras municipales.

4.4.1. La visita del Bachiller Tomás López Medel (TLM) 1552


Esta visita se la considera una de las más completas realizadas en el mundo
andino durante el siglo XVI. Tomás López Nació en Tendilla (Guadalajara,
España) hacia 1520 o 1521; sus padres fueron Francisco Medel y Catalina García,
campesinos; al amparo de la iglesia de su localidad, hizo los primeros estudios de
gramática, castellano y artes. En 1539, recibió el título de bachiller en derecho
182

canónico en la Universidad de Alcalá de Henares; en 1545, recibe el título de


licenciado y luego lo nombran oidor y viaja a Centroamérica.

Perteneció a las primeras promociones de clérigos y funcionarios estudiados en


las universidades, y que luego ayudaron a la estructuración del poder en el nuevo
mundo. Llegó a la ciudad de Guatemala el 19 de marzo de 1550 y desde allí
propuso primero la enseñanza de la ley natural...”por tratarse de gente bruta y
bestial”, como parte fundamental de una “reeducación” de los nativos que tenía
como premisa básica la enseñanza del castellano: “Para que, por medio de la
comprensión mutua, todos los españoles puedan ser maestros y transmisores de
la nueva cultura por el simple contacto con ellos181...” Luego se dirigió a la
provincia de San Salvador, donde fundó un convento de Dominicos; dejó unas
ordenanzas para reglamentar la vida indígena y estuvo en el actual Estado de
Chiapas y en la Península de Yucatán, en el sur de México.

El 19 de marzo de 1550, López M. llegó a la ciudad de Guatemala en medio de un


conflicto entre las autoridades coloniales y los encomenderos, cuando el
gobernador Alonso López Serrato prohibió la esclavitud de los indígenas y de los
tamemes y la gobernación entró en una crisis de transporte y de abastecimiento,
lo cual generó una alza generalizada de productos y, por lo tanto, la protesta de
los colonos.

Para López M., la sociedad colonial era una sola, en la cual subsistían dos
“repúblicas”, que eran las columnas en las cuales descansaba el nuevo mundo: la
primera era la república de los indios y la segunda la de los españoles, las cuales
se necesitaban mutuamente y, por lo tanto, eran interdependientes.

“El bien o el mal destas dos republicas... está tan conjunto y an de estar tan
fraterniçadas y cresçer y correr tan a la par que el que quisiera aprovechar a la una
con daño a la otra ni aprovecha a la que quiso y destruye a la otra.... ase de mirar

181
ARES, Berta. El oidor Tomás López Medel, visitador de Popayán. Libros de tributos (1158-1559) Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos. Madrid (E). 1989. pp. XX - XXI.
183

por el bien de los unos y de los otros y no hazer contra los unos y ayudar a los
otros...182”

Para el caso de la república de los indios, propuso un poblamiento de las


comunidades indígenas con las mismas características castellanas: “En primer
lugar, que se junten en pueblos, trazados al modo de España, con sus calles y
barrios y con sus edificios públicos.... porque aya lugar de doctrinarlos y
conversarlos que es necesario para su policía y conversión…” Este tipo de
poblamiento, conocido también como reducciones, generó grandes conflictos
sociales en Centroamérica, y luego en el resto del continente, como indica don
Juan Farfán, en la relación de Kalpocolche Chochola, en la Gobernación de
Yucatán, años después de la visita del oidor López:

“Fue también la causa porque estos indios han venido a tanta disminución,
haberse salido y dejado sus pueblos y asientos viejos, en donde ellos solían estar
asentados y situados, los cuales no dejaron de ellos de su voluntad, ni se salieron
de ellos, porque fueron apremiados por un Tomas López Oidor de su Majestad,
que vino de la audiencia real de Guatemala a esta tierra, porque entonces estaba
esta tierra sujeta a ella, y este les apremio que se mudasen y dejasen sus casas,
árboles de frutas, labranzas y sementeras, para que se llegasen a los monasterios
porque fuesen doctrinados e industriados en las cosas de nuestra santa fe
católica, y los que no se querían mudar de buen grado, los mudaban por fuerza y
contra su voluntad, quemándoles sus casas y cortándoles sus árboles y plantas
que tenían en sus casas, que habían plantado y sembrado ellos mismos, y visto
que los habían mudados y sacándoles de sus casas y habían perdido sus
contentos y placeres porque siempre andaban en fiestas, en bailes y en bodas de
algunos casamientos que hacían, y porque les quitaron sus ritos y ceremonias y
cosas antiguas, y también porque les quitaron que no hiciesen un vino que ellos
solían hacer, que dicen ellos que aquello les era sano....... Dicen que también en
aquel tiempo tenían las mujeres que quería cada uno y las dejaban cuando les
parecía y se les antojaba y ahora la justicia por un cabo, los religiosos por otro, les
apremian a que sean cristianos y a que dejen sus malas costumbres, idolatrías,

182
Ibid. p. XXII.
184

ritos y usos pasados y malos y tomen los buenos y no tengan más de una mujer y
con ella estén casados por orden de la santa madre iglesia, y que tenga buena
crianza, policía y orden de cristianos; y porque les han quitado todo lo que arriba
se ha dicho, dicen que se han entristecido y les ha dado tanta pesadumbre, que de
pensamiento se dejan morir, porque son de tal calidad los indios de esta tierra
echándole un poco malos, si se pone en la mente que se han de morir, se van que
es cosa de espanto, y así digo que el día de hoy no hay, de veinte partes de indios
que solía haber, ahora veinte años las quince, y esta es la causa que ellos dan
porque se mueren, y así me parece a mí que podrá ser, porque la libertad es
grande cosa....183”

Por este mismo motivo, declaró Juan Cano, en la relación de Tinun y Temozon en
la misma Gobernación de Yucatán: “Después de haberlos despoblado vinieron los
indios a tanta disminución que por la mudada se morían todos los más de
184
ellos. .”

En el caso de la visita de 1558, realizada en la gobernación de Popayán, y


específicamente en lo concerniente al actual Departamento de Nariño, de 70
poblaciones, 15 fueron trasladadas, algunas de ellas en los bordes altos del Valle
de Atríz como es el caso de Mocondino, Catambuco y Obonuco, en los límites de
la población Pasto en Guapuscal (Mpio. de Funes), en la sabana de Túquerres
Ipiales, se realizaron traslados en Yascual, Ancuya, Túquerres, Guachucal,
Muellamues, Ipiales y Males (Hoy mpio. de Córdoba), Pastás y Carlosama
formaron un solo pueblo; los indios de Siquitan se trasladaron a Chapacual y,
entrado el siglo XVII, a la actual cabecera municipal de Tangua; en la población
Abad, se juntaron diferentes pueblos alrededor de Tabiles y El Peñol. Estos
traslados demuestran el interés de los españoles en las comunidades asentadas
en suelos volcánicos fértiles y en una numerosa población que se requería para la
consolidación de estos asentamientos, oficios y es más razón que los de acá sean

183
DE LA GARZA, María Mercedes. Relaciones Histórico-geográficas de la gobernación de Yucatán. Edit:
Universidad Autónoma de México.1983. México. p. 325.
184
Ibid.p. 158.
185

aprovechados en todas estas cosas185” y de los privilegios de los primeros


conquistadores, López M. cree que las cosas en “estas republicas en estos duros
principios no (va) para donde queremos sino por donde podemos, no todo se ha
de hazer de una vez, cosas hay que es mexor dexarlas para que el tiempo las
reforme.... y las que tuvieren nesçesidad de reformaçion que se haga poco a poco
y con tiento y no de golpe porque haya lugar de arrepentimiento186.....”

En el año de 1552, lo nombran como oidor del Nuevo Reino de Granada, que solo
se hizo efectivo hasta el año de 1557, cuando, en el mes de agosto, llega a
Cartagena; durante el viaje conoce otras provincias o gobernaciones, como las de
Honduras, Nicaragua y Panamá. Su actitud frente a los encomenderos empieza a
radicalizarse ante el hecho contundente de la disminución drástica de la población
indígena en Centroamérica, aunque él creía que era por malos tratos y no por su
política de poblamiento,;187 en el Nuevo Reino de Granada, encuentra que las
rivalidades entre autoridades rayan en la conspiración contra el rey; esto hace que
tempranamente nombre el primer Defensor de indios, y eligió para ello a don
Martín de Agurto, como medida de frenar los abusos y, en especial, la ambición de
los encomenderos, los cuales no cumplían con la misión principal de esta
institución como es el de “capacitar a los indios en las cosas de Dios”; esto hizo
que escribiera una misiva a sus superiores, donde manifestaba esas inquietudes:

“Es grande abominaçion para ante Dios que esta gente miserable pague tanto
tributo al Rey e a nuestra naçion y que aya tanto fasto en las Yndias a costa de
sus carnes y vidas destos miserables y que se consuman y acaben syn resçibir el
beneficio de la redençion de manera que podremos dezir por ellos que nos les
emos dexado plata ni oro ni quanto de sus tataraguelos tenían allegado ni el oro
de sus sepulturas ny será en los oydos y antes muertos que predicados188...”

185
ARES, Berta. El oidor Tomas López Medel, visitador de Popayán. Libros de tributos (1158-1559) Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos. Madrid (E). 1989 p. XX IV.
186
Ibid. p. XXVI.
187
Ibid. p. XXVIII.
188
Ibid. p. XXXI
186

A comienzos de 1558, se dirige hacia la gobernación de Popayán, hacen escala


en Cali, donde se entera de las tensas relaciones entre los encomenderos y las
autoridades locales y el obispo Juan del Valle, que había abrazado abiertamente
las políticas lascasianas de protección de indios y las estaba aplicando en su área
de influencia; además, en varias cartas, dirigidas desde 1548, solicitaba la visita
de un funcionario para aplicar las distintas cédulas de protección de indígenas, de
prohibir la esclavitud, de fijar una tasa justa y sobre los tamemes; estas
solicitudes no tuvieron respuesta hasta la llegada de López M. Luego de la
intervención de altos funcionarios, como la del bachiller Luis Sánchez en
Valladolid, que logra que designaran a Tomás López como visitador y tasador,
quien debía hacerla en compañía del obispo de la gobernación, Juan del Valle, la
pugna entre estos actores hizo que López escribiera una carta desde Cali, donde
señala que una de sus misiones durante la visita era, precisamente, aclarar y
mejorar las relaciones entre la Iglesia, el Estado y los encomenderos.

“....Una de las causas porque yo vine a esta provinçia fue esta y por dicha la
principal para tratar de estos negoçios con el obispo porque hay tanta desgraçia de
parte de sus feligreses para con él y él para con ellos que ni los an querido
confesar ni administrar sacramento a su tiempo y no ay ombre que no tenga tres o
cuatro proçesos por parte de la justicia eclesiástica y pudiera ser que a no poner
remedio en el negoçio pasara mas adelante con algún mal porque el
desabrimiento de los vecinos es grande.189”

El obispo del Valle, en el año 1559, partió hacia España para tratar de explicar los
problemas de su jurisdicción al Rey, cosa que hizo que López escriba, el 28 de
octubre de 1559 al rey sobre la misión de la visita del funcionario eclesiástico.

“.....Yo trate dello e hize lo que pude. Falta de medios an causado mucha parte de
esas barajas Aunque el obispo por çierto ha mostrado y tenido buen zelo para con
los naturales y a procurado su defensa y los españoles es gente de dura çerviz y
para con los yndios muy desmandados y por eso ay neçesidad de rigor en la

189
Ibid. P. XXXVIII
187

justiçia con particular cuydado les vaya a la mano el va la corte de vuestra


majestad a dar cuenta de su persona y negoçios. Vuestra magestad sabrá ya lo
que pasa190.”

Tomás López comienza su visita a Pasto el 9 de noviembre de 1558, en compañía


del obispo de Quito Garci Díez Arias, cuya jurisdicción comprendía la provincia de
los Pastos, Abades y Quillasingas; posteriormente se dirigiría a Almaguer (actual
Departamento del Cauca) acompañado por el obispo Juan del Valle, quien tenía
jurisdicción sobre ese distrito minero, y finalizó a mediados de julio en la ciudad
de Cartago (actual Departamento del Valle del Cauca), para convertirse en la visita
de mayor cobertura en todo el siglo XVI.

Aunque según el mismo Tomás López M. por las dificultades del terreno, no
pudieron cumplir todo lo que la provisión real contemplaba, porque: “Debían ir a
cada uno de los pueblos, ver la calidad de sus tierras y contar el número de sus
moradores, para proceder luego a la tasación correspondiente. Esto no era
posible, según ellos, debido a la dificultad del terreno para llegar hasta los lugares
a caballo, a la falta de caminos y a estar los naturales dispersos por lo cual no
podían contarse191.”

Se pueden clasificar los tributos, impuestos por esta visita, de la siguiente manera:
los que provenían de la economía prehispánica, como son: chaquiras, mantas,
algodón, ají, maní, coca, etc.; los que provenían de la cultura hispánica: trigo,
cebada, garbanzos, caña de azúcar, etc.; los generados por el poblamiento de
animales traídos por los colonos, aves (gallinas) equinos y la tecnología que
generan: artesas, cinchas, jáquimas, etc.

Posteriormente, los vecinos de las poblaciones tasadas por Tomás López M. se


quejaron de que los tributos que se pusieron no coincidían con los productos que
daba la tierra y solicitaron, en posteriores visitas, como la del licenciado García de

190
Ibid. p. XL
191
Ibid. p. XLII
188

Valverde, reformar los tributos y solicitaron nuevamente el envío de indios a los


reales de minas.

En resumen, la visita del Bachiller Tomás López fue la primera relación después
de la promulgación de las leyes nuevas y, por lo tanto, se realizó el censo indígena
para regular las tasas de tributos, se organizaron parroquias o doctrinas
indígenas, se repoblaron o fundaron asentamientos, se reglamentó el trabajo de
minas (mita) y de los tamemes (cargadores); fue el primer intento de romper la
hegemonía de la clase encomendera, que por veinte años estaba asentada en la
región y, lo más significativo, la Corona logró que los colonos reconocieran su
soberanía.

Después de realizar esta visita Tomás López M. regresó a la Universidad de


Alcalá de Henares, donde ingresa a estudiar teología y artes; en 1574, lo
nombraron como provisor y administrador del Hospital Real de Villa Franca de
Montes de Oca (Burgos), donde murió en 1582 o 1583.

TABLA 4
POBLAMIENTO INDÍGENA, EN LA GOBERNACION DE POPAYÁN, SEGÚN LA
VISITA DEL BACHILLER TOMAS LOPEZ. 1558192

NO ASENTAMIENTO NO TRIBUTARIOS
1. Pasto 21767
2. Popayán 8341
3. Santa Fe de Antioquia 5500
4. Cartago 5382
5. Buga 5000
6. Iscancé 4500
Total 45108
Nota: Indios casados, comprendidos entre los 18 y 50 años

192
AG/I, Quito 60, visita del bachiller Tomás López a la Villa de Pasto.
189

4.4.2. Visita del licenciado García de Valverde


Esta visita se realizó 12 años después de la del Bachiller López Medel, en 1570 y
1571; su motivo principal fuera de tasar a las comunidades indígenas, era la
preocupación que tenía la Corona por el traslado y posterior despoblamiento de
las colonias, fenómeno que afectaba grandemente a la provincia de los Pastos.(
Ver tabla 5.p.190). También tenía como objeto corregir el poco interés de los
encomenderos para validar esta institución en la conversión de los indígenas;
según datos de Valverde, de un número aproximado de 3000 indios que habitaban
el Valle de Atríz, tan sólo 500 participaban efectivamente en las doctrinas, donde
ellos recibían la enseñanza de la fe cristiana.

Aunque el traslado de población se hizo en aproximadamente 15 pueblos, de un


total de 70, lo cierto es, que para la llegada de García de Valverde, las
comunidades indígenas Quillasingas vivían aisladamente alrededor del Valle de
Atríz y lo mismo sucedía en aquellos que habitaban los caminos a Quito y
Popayán; los traslados afectaron poblaciones dispersas en el altiplano de Ipiales-
Túquerres y en poblaciones cercanas a Pasto, como Yacuanquer.

Una de las medidas efectivas para revitalizar el poblamiento fue la creación de la


doctrina, que tenía como objetivo central la conversión de los indígenas y el
abandono de sus costumbres paganas; García de Valverde estableció 16
doctrinas, cada una de ellas atendida por un cura perteneciente al clero secular
que se financiaba directamente de los resultados de la tasación que él estaba
realizando; este cambio en la forma de tributación es su aporte más importante.

A cada doctrinero que tenía su residencia en la misma área donde poblaban las
comunidades indígenas desde un comienzo, se le prohibió residir en el asiento de
Pasto; era tal la preocupación de la corona frente al escaso esfuerzo hecho en la
“salvación de estas almas”, que la orden perentoria de esta visita fue la de tributar
primero al doctrinero antes que al encomendero y, para ello, se estableció que se
podía contribuir en especie. Su misión trascendía exclusivamente la de convertir;
190

se buscaba, ante todo, la familiarización de los sacerdotes con las costumbres y la


lengua de los indígenas, como una forma de entender su cosmovisión, actividad
que facilitaba la propagación de la doctrina cristiana, lo mismo que transmitir los
valores culturales y éticos de la sociedad ibérica.

De esta manera, por primera vez, el tributo debía repartirse en tres partes: la
primera, para el doctrinero; luego, al encomendero, y, posteriormente, al cacique
indígena, que servía de intermediario entre las comunidades y el aparato tributario
colonial.

4.5. Descenso demográfico


El descenso poblacional en el sur de Colombia tiene casi los mismos factores el
los del resto de América. Los primeros contactos no sólo fueron entre sociedades
disímiles; fueron, también, un intercambio de virus y bacterias que influenciaron
profundamente la organización y estructura de estas dos sociedades, para el caso
de América fueron, importantes; recuerde que Huayna Cápac, padre de Atahualpa
y Huáscar, se contagió de viruelas, años antes que los españoles llegaran a
conquistar el Perú, y muy lejos de su tierra, cuando estaba conquistando el sur de
Colombia. De un estimado de 8284264 habitantes, hacia 1500, para finales del
siglo XVI, no llegaban al millón. Eso mismo pasó en el norte de Colombia: en el
caso de las comunidades Quimbayas, que para 1540 eran unos cien mil
indígenas, para 1628 apenas quedaban unos 70; lo mismo sucedió en la provincia
de Pamplona en 1559, cuando la visita de Cristóbal Bueno reportó 32000
indígenas; veinticinco años atrás, los mismos eran cerca de 200.000. Un año
después, esta provincia la atacó una pandemia de viruelas y mal de cámaras y
tuvo un descenso, en un solo año, del 25%193.

193
TOVAR, Hermes. La Estación del Miedo o la Desolación Dispersa. edit. Ariel Historia. Bogotá. 1997. pp. 39-
40.
191

TABLA 5
DESCENSO DE POBLACION TRIBUTARIA
EN EL DISTRITO DE PASTO 1558-1570

T.L.M. Valverde %
No COMUNIDAD INDIGENA Descenso
1558 1570 Descenso
1 Pastos 10366 5857 -4460 43
2 Abades 2772 923 -1849 66.7
3 Quillasingas
4 Q.camino a Quito 814 711 -103 12.6
5 Q.camino a Popayán 842 618 -224 26.6
6 Q.camino a Almaguer 2820 1602 -1218 43.2
7 Q. del Valle 1853 1222 -631 34.1
8 Q. de la Montaña 2300 1481 -819 35.6
Total 21767 12614 -9153 42.1
Fuente: Visita del bachiller Tomas López y García de Valverde.AG/I. Fondo Quito.

Pero las enfermedades no fueron el único factor de despoblamiento en la Colonia;


se tinen también, factores como la reducción o traslado de población, la huída y el
exterminio violento de las comunidades; de esto último existe una buena
documentación archivística. El bachiller Tomás López fue uno de los funcionarios
que aplicó la reducción como forma de poder “catolizar” y “educar” a los indios.
Pero, como ya se citó en este estudio, que es, ante todo, un arma para romper los
lazos de solidaridad y la estructura misma de las comunidades precolombinas,
doblegar lo que se había construido durante siglos, sus lazos culturales.

Como se puede observar para el caso de Nariño se tiene que el descenso


demográfico se presenta de la siguiente manera: las comunidades Pasto
descienden, en un periodo de 12 años, entre 1558-1570, en un 43%; las
comunidades Quillasingas en un promedio de 22%, si se tiene en cuenta que las
comunidades relacionadas con la explotación del oro, como los Quillasingas de la
montaña, presentaron un descenso de 35%; lo mismo sucedió con la comunidad
abad, que explotaba placeres en el batolito de Nariño, la cual desciende
dramáticamente en un 66%.
192

Además, está bastante documentado el hecho de que los migrantes se dirigían, en


número notable, a algunos centros de refugio, que correspondían, por lo general, a
los límites extremos de su región u ordenamiento territorial precolombino, límites
en los cuales se habían formado (sea en Otavalo o en los piedemontes de las
cordilleras) unos nichos transculturales y de intercambio social de carácter
geopolítico y también estratégico para la supervivencia o para la posibilidad
adaptativa. Hacia 1570, ya se había presentado una primera gran experiencia de
migración selectiva de los indígenas de Ipiales y Potosí (estos últimos de carácter
bilingüe o sea de tipo Pasto y Quechua) que sintetiza esas dos direcciones de la
migración: la una hacia una región de refugio en la zona oriental de la meseta, y
la otra hacia de Otavalo. Dicho evento ocurre ante la presión combinada de las
pandemias de aquel año y el afán reduccionista de los doctrineros bajo la
conducción (incluso personal) del obispo de la Peña.

A lo anterior hay que agregar que los repartimientos de indios, entre las haciendas
o estancias mayormente desarrolladas, fue otro de los mecanismos mediante los
cuales las visitas contribuían a despoblar los ya mermados asentamientos
indígenas. Se tiene que en la visita de Inclán Valdés (1638-1639): “los
encomenderos habían seguido tomando nativos de las cuencas de los ríos
Juanambú y Mayo para trabajar en las minas de oro de almaguer, y en Ancuyá,
Pacual, Chuguldí y Sacampús”, además, de seguir utilizando mano de obra
indígena para trapiches y minas, sólo autorizó los “cargueros” en los caminos de
Barbacoas, Mocoa y Sucumbíos, autorizando una arroba de carga por pesona y
prohibió la venta de las tierras indígenas por tributos194.

En 1678, la Audiencia ordena que se entreguen indios de los pueblos de


Yascuaral, Mainchag y Guachavés para que trabajen en la hacienda de Puerchag
(municipio de Samaniego) de propiedad de Antonio Ruiz Navarrete, cura
beneficiado del pueblo de Sapuyes. Inclán Valdés repartió indígenas de los citados
pueblos para la hacienda La Loma de los Dominicos, a la hacienda Ancuya de
194
CALERO, Luis Fernando. Pästos, Abades y Quillasingas, 1535-1700. Bilioteca Banco Popular.
Bogotá.1991.p.167.
193

Diego de Benavides y Esquivel, a la estancia de Alonso Godoy, a la hacienda Las


Hoyas, y a la de Juan Gómez en Ancuya y Yascuaral respectivamente195. También
hay problemas entre los indígenas Pastos, que se habían residenciado en
Otavalo, en la encomienda de Pedro de Bolívar. Su Cacica principal, María Pinsa,
y caciques menores, Agustín Pulsarán y Silvestre Izamá, alegan que son
tributarios desde hace muchos años (desde 1574 aproximadamente) en dicho
corregimiento∗, y que, en 1654, el Virrey del Perú prohibió que esta comunidad
haga mitas por no tener tierras de comunidad, y piden que ello se cumpla porque
el cacique principal de Otavalo les ordena que hiciera mitas de obraje. Dicha
petición fue favorecida por auto de la Audiencia de 1696196.

Es de anotar que, para someter al indígena y sus tributos, dentro de la figura del
“pueblo de indios”, se hizo indispensable establecer subregiones de dominación a
través de dieciséis doctrinas (por ejemplo, Mallama, Colimba, Muellamués y
Guachucal; Janacatú, Sacandonoy, Quiña y Palasinoy), puesto que los doctrineros
tenían también un control fiscal y de policía (alguaciles) e intervenían en la
elección de Cabildo indígena o designación del cacique, sobre un total de 70
pueblos, en 1558 que luego son 75, en 1691197. Sin embargo, este aparato de
coerción extra - económica, opera en condiciones muy difíciles, ante la baja
demográfica de la mano de obra indígena (ya entre 1558 y 1570, los Quillasingas
están muy mermados en Atríz y en el camino a Almaguer, los Pastos decaen en
un 43% y los Abades en un 66.7%); se salván algunos núcleos cuya supervivencia
dependía, en gran parte, de su residencia permanente en las zonas altas.

195
Fondo Popayán, 1680 AN/E. Quito. caja N° 18.

Pedro Henao, por muerte del cacique Gabriel Chillabán, fue nombrado cacique de Ipiales y Potosí a pedido
de Juan Pincués por Ipiales y Francisco Flallamiés por Potosí. En 1574 condujo hasta Otavalo a 150
tributarios de la encomienda de Sebastián de Benalcázar Cepeda, que se hallaban fugitivos en Potosí, desde
el tiempo de Gonzalo Pizarro, y eran hablantes del quechua. Henao viajó a España y el Rey le concedió títulos
de heredad sobre amplias tierras y una real cédula para que los indígenas no fueran despojados de sus tierras
a manera de realengas si descendían en población. En: VARGAS, José María. "El cacique Pedro Henao...".
En: " II Encuentro de Historia Social ", Universidad de Nariño. Pasto 1996. pp. 34- 35.
196
AN/E. Fondo Popayán., Quito, caja N° 17. 1698.
197
CALERO, Luis Fernando.Op Cit., pp. 74-205.
194

Las tierras sobrantes, exceptuando las de comunidad que se inician en la visita de


López ,se adjudicaron a vecinos y encomenderos en calidad de estancias, se
endeuda la economía andina durante largo tiempo y se obliga (hasta donde ello
era posible) a las comunidades a reducirse en sitios cercanos a las haciendas que
se iban especializando para la exportación interna generada por las minas
tradicionales (terminadas hacia 1580) y, sobre todo, por los nuevos veneros
explotados en Barbacoas, desde 1630 aproximadamente198.

Calero habla de 15 poblaciones reducidas cuando Valverde, como sucediera con


la de Ipiales, en las cercanías del Carchi, y otra cerca de Potosí (primer
Pastarán?), la de Pastás, que se congregó con Carlosama, también los de
Guapuscal, un Males cerca de Agailo (Ipiales), parte de Puerres y Funes haciae al
valle de Atríz, dos pueblos en Mallamués, otro en Guachucal, Túquerres –
Guáitara, además de concentraciones en Yascual, Ancuya, Tabiles y El Peñol,
entre los Abades199 .

Sin embargo, siguiendo a Sañudo en este punto, se piensa que sólo con la
creación de doctrinas se posibilitaron tales reducciones, mas no en la cantidad que
previó Valverde ni como él quiso ubicarlas, y se reconoce que, definitivamente,
entre los Quillasingas de los caminos a Popayán y a Almaguer, y, por supuesto,
entre los Abades, sí se presentó una agregación considerable de etnias cerca de
las haciendas y sitios de acceso a tambos y caminos.

Las tierras de comunidad de los indios, o sea los Resguardos indígenas actuales,
de alguna manera se fortalecieron con las prolijas disposiciones del Oidor Antonio
Rodríguez de San Isidro Manrique, en particular por la renovación de los Cabildos
198
CALERO, Luis Fernando. Op. Cit., cuando obtenían importancia las mitas mineras y agrarias establecidas
por Valverde, se disminuyeron en población (por haber sido muy explotados o por migración) pueblos ya
mermados antes de 1570 como Iles, Ijaguí y Chuguldí (p. 89), en tanto que después de 1570 son casi
desaparecidos el pueblo de Juanambú, de Mataconchuy, Chimajojoa y Buesaco (trasladados a Atríz), pero
también Guachucal, Pupiales, Mallama, Guáitara, Funes y Túquerres (P. 76 – 77), situación que, en la
coyuntura del siglo XVII (pocos indios y mucha tierra) obligó a los indígenas a re – fundar sus propios
asentamientos y a reivindicar sus tierras sea como población autóctona, de comunidad y de propiedad de las
familias extensas, denotando esta última forma de apropiación del espacio con la denominación de “ayllu”, a
la usanza kechua. pp. 76-132–133-136–137.
199
CALERO, op, cit pp. 70-71.
195

que habían venido a menos desde su creación en 1571 por el Oidor Valverde,
ante todo por la disputa continua que se tenía con caciques y sus reclamos de
tierras hereditarias y con los gobernadores indígenas que, muchas veces, los
nombraba por el respectivo corregidor de naturales o el doctrinero.

Sin embargo, algunas comunidades habían hecho valer sus derechos de tierras de
Resguardo, desde mucho antes de esta política proteccionista de la Audiencia de
Quito, y ello contribuía a la afirmación de su propia confianza y de su identidad
étnica, hasta el punto de que se constituyeron en valiosos antecedentes para
muchas otras etnias de la región nariñense, aún después de la confirmación de
los Resguardos por el presidente de la Real Audiencia de Santa Fe, Antonio
González, en 1592. Para mostrar cómo, en los siglos XVII y XVIII, se consolidaron
núcleos indígenas ancestrales de la región andina de Nariño, incluyendo su propio
ordenamiento territorial y por un tiempo considerable, se debe estudiar por aparte
tan interesante proceso.
196

CAPÍTULO V

POBLAMIENTO DE LA COSTA PACÍFICA


197

5.0. POBLAMIENTO DE LAS TIERRAS BAJAS DEL PACÍFICO

Las Tierras Bajas del Pacífico, fueron las últimas en ser pobladas en el sur del
país, (siglo XVII) pero las primeras en entrar en contacto con los españoles (1525):
el primer conquistador que pisó suelo, en el Pacífico sur colombiano, fue Francisco
Pizarro (1478-1541), en la isla del Gallo, situada actualmente en el municipio de
Tumaco (N), cuando con su tropa se dirigía desde Panamá a conquistar el imperio
incaico. Su estadía, por más de seis meses, en estas costas, le permitió diseñar la
estrategia que aplicaría contra el imperio más grande de América, pero además,
fue el pionero en la visión de este territorio; con el descubrimiento del Pacífico, por
Vasco Núñez de Balboa (1475-1519), ahora la conquista cambiaba de tercio y se
dirigía al nuevo Océano y con él nuevas riquezas por conquistar.

A diferencia de la sierra, donde su población se ubica fundamentalmente en los


valles interandinos o las tierras de ladera, la Llanura del Pacífico, con clima de selva
pluvial, lluvioso, irrigado por cortos y caudalosos ríos que nacen en las altas
montañas andinas, de las cuales, por acción de la escorrentía, hacen que en sus
meandros se depositen metales preciosos, como el oro y el platino, a orillas de estos
ríos se ubican las comunidades indígenas.

“En la tierra adentro en el paraje de la isla del gallo, hay cierta provincias de ríos
muy poblados, que las casas todas son fortalezas, armadas en alto sobre pilares
de madera muy altos y había en lo más alto una escalera levadiza. Gente muy
rica, no hechos a la guerra, porque de una barca que vayan 5 0 6 hombres no
osan en guardar en aquellas fortalezas.200”

“En la tierra adentro, más hacia el poniente, hay gran noticia de mucho poblado y
ricas minas y mucha gente, que llega hasta la mar del sur201”.

200
JURADO, NOBOA Fernando. Esclavitud en la costa pacífica, siglos XVI al XIX. Ediciones ABYA YALA,
Quito. 1990. p.48.
201
CIEZA DE LEÓN, Pedro. La crónica del Perú. Ediciones de la revista de Ximénez de Quesada. Bogotá.
1971. p.137.
198

Estas primeras observaciones de Andagoya y Cieza de León rebelan la óptica con


la cual veían los españoles estos nuevos territorios: oro e indios. Como en el
Caribe, encontraron que las viviendas se construían “en lo alto” en forma de
barbacoas;202∗ de allí provino el nombre de su asentamiento minero más
importante, con el que aún se conoce hasta hoy.

Tempranamente, los españoles diferenciaron estas formaciones sociales con las


de la sierra y las compararon con las comunidades Caribes ubicadas al norte.

“Son indios robustos, carnudos, morenos, de ojo negros, holgazanes y bebedores,


grandes cazadores. Es la tierra de fértil maíz que se siembra en los montes en rosas de
fuego. No tuvieron plata, ni cobre, ni hierro.... tienen buenos ríos todos con pescado.
Madera mucha”203.

"Esta tierra fue habitada de poca gente que tenía muchas leguas.

No tenían rey ni ley, ni superstición alguna y vivían cada una en su casa. Las casas
eran muy grandes en que moraban 10 y 12 y 20; toda la casa era de una pieza larga,
con unas grandes salidas de poste a poste, como gateras o alminares grandes, por
donde cabía un hombre o mujer para salir o entrar. Tenía tres puertas la casa como
acá las iglesias, de poste a poste habitaba cada indio, teniendo allí su hamaca, su
telar, su hogar, uno de un lado y otro de otro, el mayor y el mas viejo en lo interior, los
demás como heredaban."

Con las siguientes características en su poblamiento:

"Cada un buhio de esto distaba del otro 1/4 o 1/2, puesto en lo alto por el aire y un
escombrado por los mosquitos, acomodado de agua y leña y frutales. Era 6, 8 o 10

∗ 202
Palabra Caribe que indica una parrilla para asar carne y, por lo tanto se asimiló al pilotaje que se
requería para construir este tipo de vivienda en zonas húmedas o lacustres; posteriormente, los españoles
llamaron a este tipo de viviendas bohíos o tambos y, paradójicamente, el nombre de barbacoas se sigue
utilizando hasta nuestros hoy para denominar asar carne.
203
ANUCIBAY, de Francisco. 1.592, trascrito por Pilar Ponce Leiva, Fuentes para la Historia Andina. Relaciones
histórico-geográficas de la Audiencia de Quito. 1992. Abya Yala. Quito Ecuador.pp.66-71.
199

amigos que para cazar y para se defender se juntaban y para sus bailes, borracheras
y casamientos.

Vivían por behetría, por que cada río los apartaba en lengua, en costumbres, en
trajes y condiciones y bandos. La mayor parte andaban desnudos, cubiertos con
unas pampanillas lo deshonesto. Sus armas eran lanzas largas, macana con
espadas, algunos arcos y más dardos tostados las puntas. Entre sí fueron y son
belicosos204”.

Mientras que, en las tierras altas, la influencia de los señoríos étnicos confederaba
a varios cacicazgos durante tiempo más o menos definido, donde se tributaba y
había intrincadas redes de intercambio, en la Costa, las comunidades eran
independientes unas de otras, y era “... tierra.... habitada de poca gente que tenía
muchas leguas”, altamente territoriales, las comunidades costeras se asimilaban
más al concepto de comunidades y aldeas antes que a confederaciones
permanentes: “El que más comida tenía o más valiente se mostraba, era electo por
aquella vez por cabeza y capitán y duraban según lo hacía y le sucedía”.

Cronistas, como Cieza de León y Cabello de Vaca, entre otros, se quejan del
desconocimiento de culto alguno, entre los indígenas Pasto o Quillasingas, pero, en
el caso de la Costa opinaban todo lo contrario:

“.....Háyanse cuevas en que enterraban sus padres secos que duran a hasta hoy;
otros los colgaban al humo para sus consuelos secos, y como acecinado y curados al
humo".

En sus borracheras los sacaban al modo que los romanos las famosas imágenes en
los entierros. Tuvieron mucho oro de que usaban para chagualas y joyas a las orejas
y narices y pecho, frente y manillas y algunas vasijas, pocas, pero no para comprar ni
vender, por que nunca conocieron precio y ni contrato de empleo//ni vendían
quedándose en puros términos de permuta”.

204
Ibdem.
200

Hasta el día de hoy, no se ha podido aclarar el origen de las comunidades de las


tierras bajas; para Ortiz, Cerón y West, los indígenas Sindaguas-Barbacoas,
pertenecen a la familia macro-chibcha; incluso, este último los clasifica como los
“grupos chibchas del sur..... muchas tribus nómadas...... la mayoría de ellas hablaba
el dialecto Sindagua de la lengua chibcha.205”

Entre otras tribus, se pueden señalar las siguientes: Puises, Nulpe, Alambiçíes,
Pichimbas, Chailas, Tumacos, Barbacoas, Timbiquíes, Mongones, Maguis,
Tangalaes, etc. Hasta llegar a un número aproximado de 40, según lo declara, en el
siglo XVII, Francisco de Prado y Zúñiga, que fue su conquistador y posterior
encomendero y administrador de reales de minas206.

La mayor parte de estos grupos desapareció por diferentes motivos; uno de los
principales fue la transmisión de pandemias, en especial viruelas, por parte de los
españoles∗ que llevaban cien años en la zona; otra vía fue la reducción, (luego de su
conquista), la encomienda y posterior traslado a las minas, y, por último, la “huída”
hacia el sur de la Llanura del Pacífico.

Los españoles del siglo XVII, aterrorizados por los ataques permanentes que les
hacían tanto a los expedicionarios como a los cultivos y trapiches de caña, los

205
WEST Robert, Las Tierras Bajas del Pacífico Colombiano, Instituto Colombiano de Antropología. Bogotá.
2000 p.148.
206
Ibid.p. 148-149.

En una de las primeras expediciones en la región, el capitán Hernando González de Saa entre 1598 y 1599,
acompañado por le cacique Pasto García Tulcanaza, los sacerdotes Mercedarios desde Tulcán hacia el
Pacífico, confirman lo anterior:
“Ahora últimamente a los 15 días de septiembre de 1599 entré con García Tulcanaza en el valle vicioso a los
asientos referidos y anduvimos la tierra con vista de ojos reduciendo algunos naturales que se habían
ausentado por el temor a las viruelas y los dejamos en quietud .... he traído muestras de oro y manifestación
porque la tierra era rica en oro y plata y solo se ha visto hasta este viaje porque había un río que entiendo es
de mucha riqueza....... en todas estas provincias hay abundancia de comidas de tierra que es de maíz que se
da de tres a tres meses, muchos plátanos, piñas, chontaduros, paltas, caimitos, yuca, puercos de monte,
pavas, paujíes, mucho pescado, raíces que comen los naturales. Hay víboras muy ponzoñosas en unas
partes más que en otras y las comen los naturales quitadas las cabezas y las colas. No hay mosquitos sino en
la orilla del mar. Es tierra de buenos temples y hacia el mar es muy caliente...... el uso antiguo de vestirse es
telilla de cáscaras de árboles y cera.... ”CALERO, Luis Fernando, Pastos, Abades y Quillasingas.. Banco
Popular. 1991. Bogotá. p.56.
201

denominaron “caníbales y comedores de carne humana207”, especialmente por sus


ritos guerreros, que incluían consumir partes de éstos como gesto de apropiación
de la fuerza del “otro”, pues su entorno ecológico era rico en alimentos
proteínicos, de origen marino o terrestre.

Con la conquista de la Costa, a mediados del siglo XVII, se tiene el panorama


completo de la ocupación de territorio en el sur del país. En la sierra se
desarrollaron unidades económicas, como la reducción y la encomienda, que
tuvieron su máxima expresión en el régimen de hacienda. En la costa estas
instituciones fueron débiles y efímeras; lo que perduró fue la economía extractiva,
que tiene como base los reales de minas y su posterior explotación por parte de la
mano de obra africana, de esta manera fue surgiendo un Departamento de Nariño,
pluriétnico, con dos regímenes económicos diversos, dos culturas autóctonas, las
cuales hasta hoy representan intereses distintos.]Se puede decir que, desde el
siglo XVII, la mesa estaba servida y los comensales siguen siendo los mismos.

5.1. LA CONQUISTA DE LA COSTA PACÍFICA


Al contrario de la sierra, donde se consolida tempranamente el régimen de la
hacienda, la Costa del Departamento se conquista tardíamente, en la medida en que
se redujeron las diferentes comunidades que la habitaban: los Tumas, Iscuandés,
Guapis, Sindaguas y Barbacoas; como estos últimos eran los más numerosos, y
beligerantes, eclipsaron a las demás comunidades del alto Patía; para el caso de los
españoles, las denominaron genéricamente Sindaguas-Barbacoas.

La conquista y colonización de la Costa va, entonces, de la mano de la reducción por


las armas de estas comunidades, conquista que duró más de cien años, y retardó el
establecimiento de la Colonia en el 55% del territorio del Departamento de Nariño;

207
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (A.G/I.), Expediente contra los indios Sindaguas-Barbacoas Caribes y
comedores de carne Humana. Fondo Quito. Legajo 16. p.1.
202

este proceso de poblamiento tiene casi las mismas características del Departamento
del Tolima y su lucha contra los Pijaos, en el centro del país.

Se tiene, entonces, que desde la conquista y posteriormente en la Colonia, el


proyecto económico y social para Nariño fue diverso; en la sierra se estableció la
encomienda, que dio origen a la hacienda, y esta, a su vez, al latifundio, com lo que
se genera una clase señorial ligada a la tierra, mientras que, en la Costa, el suelo se
aprovechó intensamente para la explotación del oro y, en sitios muy focalizados, la
agricultura, para crear una cultura económica extractiva: la de los señores del oro.

En la sierra, se utilizó intensamente la mano de obra indígena, especialmente la de


las comunidades Pasto y Quillasinga; en cambio, en la Costa su utilización fue
menor, en la medida en que a las comunidades allí asentadas las calificaron, por su
ferocidad para defender su territorio, como "Indios Caribes y comedores de carne
humana", aunque tanto a las comunidades de la sierra y de la Costa las calificaron
por los españoles como behetrías, por tanto lo disperso de su poblamiento como por
su escasa estratificación social∗; en la costa, la utilización temprana de mano de
obra esclava negra sería lo característico durante decenas de años.

De esta manera surgieron dos formaciones sociales disímiles en una misma entidad
territorial, dos "países" con características totalmente diferentes, no solo por su
vocación económica, sino por la composición étnica y cultural de las individuos que
las conforman: los indios, mestizos y blancos, en las cordilleras, y, en la Costa, los
negros (Según el Plan Pacífico, el 90% de la actual población es negra, el 4% india y
blanca otro 6%208), indios (cholos) y blancos históricos, estos últimos vinculados a la
propiedad, el comercio y administración de minas.


Ver: Los señores étnicos de Quito en la época de los Incas. Frank Salomon. Editorial Pendoneros. Quito.1980,
Rituales y sincretismo en el resguardo indígena de Ipiales Edmundo Osejo Coral y otros. Abya-Ayala. Quito.
1998.
208
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN. Una nueva estrategia de desarrollo sostenible para la
Costa Pacifica colombiana. Versión aprobada del Documento DNP-2589 DEPAC-UDS-UDU-UDT-UINF.
Bogotá, marzo 30 de 1992.
203

La conquista de la costa empezó con la fundación de Madrigal e Iscuandé, el


primero en el alto Patía y el segundo en el bajo Patía, a orillas del río Iscuandé a
pocos kilómetros del mar Pacífico, y donde confluían las etnias Sindaguas,
Barbacoas y Chapanchicas, que, para el caso de los levantamientos indígenas del
siglo XVI y XVII, se confederaron en más de una ocasión.

Madrigal (actual corregimiento del municipio de Policarpa) fundado por Antonio de


Prado en el año de 1544 y natural de Madrigal de las Altas Torres, población
localizada a pocos kilómetros de Valladolid, España, se localiza en la Cordillera
Occidental, en el Valle alto del Patía; su vía principal de comunicación era: " El río del
pueblo de la sal (Patía), se pasa 13 leguas de la ciudad de Pasto para ir a la villa de
Madrigal, en canoas" (y, en invierno, por tierra), aunque algunas veces en tiempo
enjuto se vadea"209 en los primeros años también conocido como Chapanchica y
dependiente administrativamente de Almaguer (Cauca).210 Con la fundación de este
poblado en medio del territorio Chapanchica, Abad y Sindagua, empieza la conquista
de la costa; Madrigal, rico en minas de oro y paso obligado de los viajeros que
debían cruzar el cálido Valle del Patía hacia Popayán o Quito, se convierte, a su vez,
en una avanzada militar contra los nativos que, casi simultáneamente con su
fundación, se levantan en contra de las reducciones impuestas por los españoles211,
levantamiento que duró hasta 1637, cuando el capitán Francisco de Prado y Zúñiga
(pariente del fundador de Madrigal) reduce a los caciques Sindaguas y se los
descuartiza en plaza pública.

Para el año 1591, después del auge inicial∗, Madrigal apenas tenía 20 vecinos
blancos, 12 encomenderos y 8 vecinos y más de mil indios ubicados en hasta diez
leguas alrededor del asentamiento y, ante los ataques permanentes de los

209
RELACION DE QUITO, año de 1573, ANONIMO. transcripción de Pilar Ponce Leiva, Edit: ABYA-YALA,
Quito Ecuador, 1992. p. 194.
210
JURADO, Novoa Fernando. Esclavitud en la Costa Pacífica.: editorial ABYA-YALA, Quito Ecuador.1990.
p.51
211
“La de Iscancé está de guerra y no sirven; es templada y muy abundosa de todo género de comida... En las
provincias de Iscance y Ochoa hay de guerra dos mil quinientos... año 1560".PONCE Leiva Pilar, RELACIONES
HISTORICO-GEOGRAFICAS DE LA AUDIENCIA DE QUITO, Edit: Abya-Yala Quito Ecuador. p. 27,

En 1550, producía 8000 pesos anuales de oro. Fernando Jurado Noboa. Op. Cit. p.52
204

Sindaguas, muchas veces confederados con Chapanchicas y Abades, lograron que,


para comienzos del siglo XVII, prácticamente se despueble totalmente.

"Por que como es notorio los yndios sindaguas cariues y que comen carne humana a
muchos años que están reuueltos faltando de la pas y ouediencia que tantas ueses
an dado a su magestad y an cometido muchas muertes y asaltos de capitanes y
soldados de la provincia de las barbacoas e y ndios naturales de ellas y de los
pueblos circunvezinos de los términos de esta ciudad y de la de popaian y valle del
Patía de tal manera que están despoblados y los caminos reales ynfestados y con
mucho rriesgo y se espera que de no poner breue rremedio rresultaran maiores
daños"212.

Los españoles se hacen fuertes en la sierra; la Costa, productora de oro y maderas,


además de posible puerto, aún entrado el siglo XVII, era inconquistable; ante el
ataque permanente de indios a las avanzadas en la zona Chapanchica- Abad,
prácticamente los esfuerzos hechos desde 1542 para conquistar las tierras bajas del
Pacífico se tomaron en una tarea imposible.

Estas acciones de acoso permanente, contra los poblados y viajeros, hace que, en
1584, el anciano capitán Juan Galíndez armara otra expedición a Barbacoas, que se
enrumbó por los lados de Túquerres": En Noviembre Galindes compro a un cura un
arcabuz, un quintal de fierro, una arroba de acero y una botija de vino, entre los
preparativos. En diciembre seguían alístandose en Pasto, y en marzo del 84 pidió
soldados, comida y amigos indios para animarse a marchar, pues estaba parado a
medio camino y el cabildo nominó a Cristóbal Delgado a que haga de cabo"213.

Pero los Sindaguas y Barbacoas acometiero primero a Galíndez y sus hombres, y


no sólo los obligaron a retirarse, sino que se dedicaron a salir al camino de Popayán
a Quito (Alto Patía) para matar a los pasajeros.

212
AG/I, Expediente contra los indios Sindaguas-Barbacoas Caribes y comedores de carne Humana. Fondo
Quito. Legajo 16. p.4.
213
JURADO NOBOA. Op. Cit. p.56.
205

"Abra tiempo de dos años...... que fueron al hato del capitán lope de uenauides que
esta en el ualle del Patía y mataron diesinueve personas españolas, esclauos
negros, indios saquiando quanto abia en el dicho hato y quemaron todas las
casas.... Así mismo fueron y despoblaron los pueblos de Sainabamba (actualmente
departamento del Cauca) y Pinguata (Item) yndios del servicio de los españoles de la
ciudad de popaian y pueblos de envenacos los cuales rrouaron y saquearon
quemando las yglesias y casas y otros muchos daños que an hecho en el ualle del
Patía y juridicion de popaian así en sus naturales como en pasajeros españoles por
cuia causa y daños an perdido muchos (sus) vidas y otros las haziendas así de la
214
dicha ciudad como de los circunuecinos .

Un mes después Galíndez con 48 soldados, fundó en el nacimiento del Río Telembí,
(actualmente municipio de Túquerres), el pueblo de "Encarnación de Nuestra
Señora de Ecija", nombrando escribano a Francisco Zúñiga215.

Posteriormente, Galíndez salió, desde Ecija hasta Mallama, en buscan de oro, se


enfermó y posteriormente se despobló esta villa;216ante la imposibilidad de
conquistar la Costa por las dos regiones factibles, el Patía y Túquerres, y de fundar
asentamientos estables que permitieran el asiento de reales de minas", que
producían barba regada con poquísimo empeño"217 hizo que nuevamente los
Pastusos solicitaran, ante el Cabildo y al gobernador Tuesta, una nueva excursión,
para el año 1586, que se aceptó y se les dio como provisión 200 indios de doce
resguardos, 100 pesos en oro y 20 caballos; se nombró como cabo a Galíndez y
sargento a Fernando Pérez de Ruales.218

La excursión nuevamente pobló el asentamiento que años atrás Galíndez había


dejado por enfermedad y lo denominó Écija de los Sucumbíos, en las estribaciones
de la misma cordillera; aunque duró más de un año dirigiendo esta empresa en la
Costa, los indios terminaron asesinando a parte de su ejército y nuevamente se

214
Ibid.p.69
215
Ibid.p.56
216
Ibid.p.57.
217
Ibid.p. 57.
218
Ibid.p.65.
206

retiró, sin ningún resultado hacia el oriente de Nariño, posiblemente al Valle de


Sibundoy (actualmente Departamento del Putumayo). Murió en esa región en 1597.

En 1601, el gobernador de Popayán, Vasco de Mendoza, retomó la iniciativa de


financiar una expedición a la Costa, que no habían autorizado por el Virrey del Perú
y la Presidencia de ya Quito que, ante la resistencia indígena y las matanzas
provocadas por cada una de las expediciones anteriores, dieron prelación a la
evangelización antes que a la conquista; al enviar misioneros , los Sindaguas-Barba-
coas los asesinaron, lo que dió como resultado que a don Francisco Sarmiento de
Sotomayor, para los años 1610 -12, se el autorizara otra empresa conquistadora.

Don Francisco de Prado, funda por primera vez, en 1610, a Santa María del Puerto,
a orillas del Telembí: " Las casas fueron construidas sobre pilotes de madera por el
tipo de suelo pantanoso. Su salida al mar se aseguraba con el puerto llamado de
Santa Bárbara situado en la isla del Gallo"(en una de las desembocaduras del delta
del Patía, al frente de la bahía de Tumaco); ante el hostigamiento de los indios
"Caníbales y comedores de carne Humana", nuevamente se despuebla y en 1621
don Francisco de Prado y Zúñiga la repuebla,"219 en medio del acoso de las
comunidades indias.

Una de las dificultades que más favorecía a los Sindaguas-Barbacoas era lo agreste
del terreno, que se convierte entre la cordillera y la Llanura del Pacífico, en selva
tropical y, por lo tanto, con alta pluviosidad; luego, en la llanura, en bosque de
guandal, que limita, al occidente, con gran cantidad de ríos y esteros, lo que dificulta
la comunicación por tierra, esta falta de vías terrestres seguras que comunicaran la
sierra con la Costa, además de que el antiguo camino Pasto, Patía, Sanabria,
Iscuandé, era cada vez más inseguro por las frecuentes excursiones armadas de los
indígenas, hacen que los españoles se localicen en el otro extremo, junto a
Túquerres, en territorio Pasto, y funden a Écija y posteriormente, en medio de la
selva, a Mallama (Municipio de Ricaurte y territorio Pasto), y desde allí, ya

219
Ibid. p. 66
207

consolidados, obligan a los Sindaguas-Barbacoas a salir sobre el Patía, al norte y


occidente de Pasto, y atacar a los pasajeros y las pocas industrias allí localizadas.

"Así mismo fue gran cantidad de indios Çindaguas al pueblo de Sacampús (actual
municipio de Sotomayor) del distrito de Pasto y quemaron la yglesia (y) casas
matando mucha cantidad de personas con lo qual los pocos que escaparon se an
desnaturalisado por el rriesgo grande que auia.

Así mismo...... anido muchas veces al rio de guaytara donde an muerto más de
sesenta yndios tributarios de los pueblos del Tambo Pintado (Municipio de El
Tambo) Panga (Mun. de Samaniego) y Peñol (Munp.d e El Peñol). El qual dicho
pueblo del peñol del temor se a rretirado y desnaturalizado.... así mismo aura tiempo
de año y medio fueron una noche y dieron fuego a un trapiche, casas y cañauerales
que tenían las señoras monjas de la ciudad de pasto en el rio guaytara donde se
perdió mucha hazienda por cuia causa esta despoblado dicho trapiche... (Además) el
comer carne humana como lo tienen de costumbre los dichos sindaguas”220.

Como por las dos vías anteriores los indios habían podido detener el avance de los
españoles, éstos intentan ingresar por la Provincia de Esmeraldas (Ecuador,
localizada al sur del actual Tumaco), en el año de 1569, como lo relata don
Bartolomé Marín de Carranza:

"Dieronme noticia de muchas provincias ricas y de mucha gente y de grandes


caciques que tienen guerra unos con otros. Dijeronme había pueblos cercanos de
cañas gordas, hechas murallas de ellas y guarnecidas las puertas con muchas
piedras y armas de los que ellos usan.

Dieronme noticias que en la provincia de Tacame (actual Atacames, cantón de la


provincia de Esmeraldas, Ecuador) se sacan esmeraldas finas y mucho oro.

Dicen que en la provincia de Dobe, se forjan las esmeraldas de vidrio y que el Dobe,
es gran señor y usa perlas, que las salen a pescar hacia la punta de Galeras. Dicen

220
Expediente contra los Sindaguas-Barbacoas. Fondo Quito, legajo 16. A.G/I., Sevilla España. p. 10.
208

que hay un pueblo que se llama Ciscala, que tiene pas con todas las demás
provincias, y aquel pueblo es seguro a todos y allí hacen ferias o mercados y los
Tacamas traen oro y esmeraldas a vender, y los compaces y pidres llevan sal y
pescado y, los beliquiamas llevan ropa y algodon y hacen allí sus mercados.....

Todas estas tierras y noticias incluyen desde Pasto hasta el río San Juan por la
costa. Tiene esta tierra de ancho desde la costa hasta enfrontar con Quito, con Pasto
y con Chapanchica.

Sábese cierto que todas las esmeraldas que han habido en estos reinos han salido
de aquellas provincias"221

Y en 1582, en la Relación de la provincia de Esmeraldas nuevamente relata los


intentos de conquistar la Costa Pacífica don Ruy Díaz de Fuenmayor:

“Tienese esta jornada por importante por que demás de lo dicho, tiene muy buenos
puertos de mar, y de la mar a Quito hay (...) sirve camino un río arriba para Quito y
Gobernación de Popayán. Es la tierra fértil de comidas y pescados y caza"222

"Así se ha ido a conquistar esta tierra por orden de los Gobernadores y Audiencia de
Quito de 15 años a esta parte tres veces. La una el capitán Alvaro de Figueroa por
orden de la audiencia, el cual salió desbaratado porque los indios son belicosos y
muchos y el entro con poca gente, y en una batalla que le dieron los desbarataron y
se salió sin hacer efecto. Después de esto el Licenciado Castro dio esta jornada al
capitán Contero, vecino de Guayaquil, el cual entró y así mismo lo desbarataron. Y
últimamente entró el capitán Martín de Carranza, yerno de Contero con la comisión
de su suegro; este estuvo en la tierra muchos días, tuvo con los indios muchos
encuentros y tuvo mala noticia de oro y tomó en los despojos alguna cantidad de ello
en vasijas y joyas. No es el oro/ muy subido. Estando dicho Carranza dentro, le
dieron los indios la paz fingida y le aseguraron, y por engaño le llevaron a mostrar las
minas de plata y le pusieron en el camino una celada de gente de guerra y a el y a

221
CARRANZA de. Martín Bartolomé, Relación de la provincia de Quito. trascrito por Pilar Ponce Leiva, Edit:
ABYA-YALA, Quito Ecuador. p. 71.
222
RELACION DE LA PROVINCIA DE ESMERALDAS, Relaciones histórico-geográficas de la presidencia de
Quito. Transcritas por Pilar Ponce Leiva, Quito. 1992. p.312.
209

dos compañeros que iban con él los mataron y muerto (Carranza) la gente se salió
sin hacer nada..... "223

Como los intentos realizados por la provincia de Esmeraldas tampoco pudieron


romper la férrea resistencia indígena, y ante la imposibilidad de ingresar por otros
caminos que no fueran los antes conocidos, la Gobernación, en 1614, autorizó
nuevamente una intervención a la región de "Caníbales" a don Agustín Argüello y
Fernando de Cepeda Caraveo para abrir un camino Pasto-Barbacoas, por la vía de
Túquerres, Mallama, para proteger, además, a los indios convertidos al catolicismo,
que eran blanco de la furia de los Barbacoas; sólo se consolidó esta propuesta a
finales del siglo XVII, cuando los indios habían sido reducidos y los asentamientos y
la explotación del oro se había consolidado.

En 1615, el Gobernador Laso de la Guerra ordenó, a Luis Reza Montoya organizar


otra excursión de guerra; al no poder financiarla, en 1617 se formó una sociedad en
Pasto para "Conquistar a Casavara, cercana a Chapanchica o Madrigal, cerro de
Mascarones de oro y demás partes frontera al mar" para "labrar minas con gente
voluntaria y negros esclavos"224; y los mismos intentos de dominio se hicieron en
años consecutivos; en 1628, destruyen Barbacoas y asesinan al cacique
Quendambí, en 1.634, el cabildo de Pasto se quejaba ante el capitán Francisco de
Prado y Zúñiga por que los Sindaguas confederados con las comunidades Chapan-
chicas y Abades habían atacado las ciudades de San Felipe de Austria, Sacampús,
San Francisco de Sotomayor, todas ellas situadas en la vertiente occidental de los
andes en pleno territorio Abad. En la Costa, a Santa María del Puerto y Santa
Bárbara isla del Gallo, en la sierra, en el alto Valle del Patía, Camino a Popayán y
Pasto.

El 26 de Junio de 1634, en la ciudad de Pasto, don Francisco de Prado y Zúñiga se


notifica ante el notario público y acepta dirigir la guerra contra los indios Caribes; el

223
DIAZ de Fuenmayor, Ruíz. Relación de la Provincia de Esmeraldas, año de 1582, Relaciones Históricas y
Geográficas de la Real Audiencia de Quito. Edit.: ABYA-YALA. p.312.
224
JURADO Noboa Fernando, Esclavitud en la Costa Pacífica. Edit: ABYA-YALA, Quito, Ecuador.1990. p.67.
210

mismo día se abre cabeza de proceso contra los indios rebeldes y se los acusa de
los siguientes delitos:

....." Aueriguen los delitos atroces y muertes que


an hecho como la muerte de Don lope ortis caudillo de la ciudad de San Felipe de
Austria con once soldados y vezinos della la cual dicha ciudad quemaron y
saquearon sin dejar en ella persona uiua lo cual abra tiempo de veinte años. Asi
mismo dentro de muy poco tiempo salieron los dichos sindaguas como lo tenían de
costumbre y echaron una emboscada al capitán domingo ortis que iba a la dicha
ciuda de San Felipe con otros quatro españoles con algunos negros e yndios pasto y
los mataron (a) todos rouandolez toda la hazienda que lleuauan.

Y así mismo susesiuamente fueron los dichos sindaguas y pusieron serco a la


ciudad de San Francisco Sotomaior y
quemaron algunas casas dellas y hizieron otros destrosos y que no auer estado bien
fortalezida la quemaran y la despoblaran como la de San Felipe.

También fueron de mano armada y caso pensado según la noticia que hubo los
dichos yndios Cindaguas a dar fuego y quemar la ciudad de Santiago del Principe y
estando sercada de los dichos yndios enuio al socorro de dicha ciudad el gobernador
que era en aquel tiempo Franco Muñoz de Otero al qual le hecharon una emboscada
y lo mataron con otros quatro españoles que y ban en su compañia y le rrouaron
quanto lleuaua. Y asy mismo dentro de muy poco tiempo se fueron de mano armada
muy gran cantidad de yndios cindaguasa la ciudad de San Francisco de Sotomaior
visto la defensa por los españoles amenazaron grandemente a los yndios del servicio
de la dicha ciudad por las cuales quebrantaron la pas que tenía dada su magestad y
se alzaron matando a muchos españoles. Asi mismo an despoblado el rreal de minas
de Yácula donde cataron al licenciado Don Diego Mexia cura de la dicha ciudad de
San Francisco y al capitán Joan de Bayona y a Don Gaspar y Don Agustín de Prado
y otros Españoles cuyos cuerpos quemaron juntamente con las casas donde no se
hallo solamente mas de las senysas rrobandoce todos los ornamentos y demás
necesario del culto divino y bestidos que tenían los españoles y que estaban en el
dicho rreal con muchos otros y ndios que mataron en esta ocacion los dichos yndios
Cindaguas.
211

Asi mismo an ydo...muchas veces a la ciudad de Santa María del Puerto (actual
Municipio de Barbacoas) y de Santa Bárbara (actualmente Iscuandé) de la isla del
Gallo del mar del sur y an muerto más de dos mil almas del servicio de las dichas
ciudades con otros muchachos y chinas que se an traydo para su servicio los dichos
sindaguas. Y así mismo abra tiempo de seis años que fueron los dichos sindaguas y
hecharon serco a la ciudad de Santa María del Puerto y hallandola fortalecida dieron
en una casa de un yndio llamado quendaui del servicio de los españoles y mataron
todos los yndios lleuandoce las mujeres y los niños para su servicio dando fuego a la
casa y rouando quanto auia en ella.

Abra tiempo de dos años......que fueron al hato del capitán lope de uenauides que
esta en el ualle del Patía y mataron diesinueve personas españolas esclauos negros
yndios saquiando quanto abia en el dicho hato y que maron todas las casas.... Asi
mismo fueron y despoblaron los pueblos de Sainabamba (actualmente Departamento
del cauca) y Pinguata (Item) yndios del servicio de los españoles de la ciudad de
popaian y pueblos de envenacos los cuales rrouaron y saquearon quemando las
yglesias y casas y otros muchos daños que an hecho en el ualle del Patía y juridicion
de popaian así en sus naturales como en pasajeros españoles por cuia causa y
daños an perdido muchos (sus) vidas y otros las haziendas así de la dicha ciudad
como de los circunuecinos.

Asi mismo fue gran cantidad de indios Çindaguas al pueblo de Sacampús del distrito
de Pasto y quemaron la yglesia (y) casas matando mucha cantidad de personas con
lo qual los pocos que escaparon se an desnaturalisado por el rriesgo grande que
auia.
Asi mismo......an ido muchas veces al rrio de guaytara donde an muerto más de
sesenta yndios tributarios de los pueblos del Tambo Pintado, Panga y Peñol. El qual
dicho pueblo del Peñol del temor se a rretirado y desnaturalizado...así mismo aura
tiempo de año y medio fueron una noche y dieron fuego a un trapiche casas y
cañauerales que tenían las señoras monjas de la ciudad de pasto en el rrio guaytara
donde se perdió mucha hazienda por cuia causa esta despoblado dicho trapiche...
212

(Ademas) el comer carne humana como lo tienen de costumbre los dichos


Çindaguas, Firmado Don Francisco de Prado y Çúñiga" 225

Estos hechos hicieron que, en 1,635, el Cabildo organizara, una expedición con don
Francisco de Prado y Zúñiga, pariente del fundador de Madrigal:

"Persona que desde su niñez se a criado en aquellas prouincias de que tiene larga y
particular experiencia y conosimiento continuando los muchos servicios que en ellas
hicieron tíos y hermanos suios que murieron a mano de aquellos enemigos por si
los an hecho y de quien confía que como persona noble y deseoso del servicio de su
magestad (de) byen espiritual y de educacion de aquellos naturales...con toda
brevedad y a su costa como hasta aquí lo a fecho continuara por el presente en
nombre de su Magestad y por virtud de sus rreales poderes lo elige y nombra por
maese de campo general teniente de gobernador y justicia mayor de las dichas
provincias de las Barbacoas y Çindaguas"226 .

Con la tarea específica de que:

"Administre la real justicia en pas y guerra y en la materia della puede nombrar y


nombre capitanes y demás oficiales y caudillos militares para que estando a su
orden acudan con el dicho maese de campo en la forma que les ordenare a la
rreducion (de la) población y pasificacion de los dichos yndios manteniendolos en pas
y justicia de manera se siga el real servicio procurando con toda atencion a que las
ciudades pobladas permanescan y baian en aumento y que los naturales sean
poblados en sus tierras o partes mas comodas así para su costrucion y aumento
como para que sean doctrinados en las cosas de nuestra santa fe catolica para lo
cual rrecoxera todos los y ndios yndias chinas y muchachos que d las dichas prouin-
cias de las barbacoas estubieran en cualesquier partes por que tiene noticia que se
an desnaturalizado contrauiniendo a lo por su magestad ordenado y mandado en
esta razon"227.

225
Expediente contra los indios Caribes y comedores de carne humana.Fondo Quito. legajo 16. p.10. Ag/I.
226
Ibid.p.3.
227
Ibid.p.4.
213

Con toda diligencia procurara que los puertos que estén auiertos y que conuiniere
abrir y descubrir estén seguros y bien poblados con aduanas y bodegas para el
comercio y trato de los mercaderes y tratantes que a ellos ocurrieren cuando su
cuenta y rriesgo personas o persona que cobren los reales derechos y quintos que a
su magestad pertenecen así de esto como del oro perlas preciosas que se
descubrieren y sacaren" 228

Para lo cual se asegura la siguiente infraestructura:

Demás de lo qual hará abrir los caminos reales que mas cómodos fueren para el
comercio y trato de esta ciudad (Pasto) y la de Popaian para la qual sacara de las
encomiendas y partes mas sicunvezinas los yndios necesarios pagandoles su deuido
trauajo y nombrando para ello los executores que le pareciere mas conueniente y
procediendo contra los casiques y gouernadores y mandones y contra todas las
demás personas que impedimento le pusieren”229.

Las razones para justificar la guerra total contra las comunidades "Caribes y
comedoras de carne humana" fueron las siguientes:

“Por que como es notorio los yndios Çindaguas cariues y que comen carne humana
a muchos años que están reuueltos faltando de la pas y ouediencia que tantas
ueses an dado a su magestad y an cometido muchas muertes y asaltos de
capitanes y soldados de la provincia de las barbacoas e yndios naturales de ellas y
de los pueblos circunvezinos de los términos de esta ciudad y de la de popaian y
valle del Patía de tal manera que están despoblados y los caminos reales ynfestados
y con mucho rriesgo y se espera que de no poner breue rremedio rresultaran maiores
daños.

Le da plena facultad (a Don Francisco de Prado y Zúñiga ) "para que por sy y los
caudillos que nombrare y con la mayor fuerça de soldados que sea posible haga
guerra a los dichos yndios sindaguas a fuego y a sangre a manera que haga Justicia
de todos aquellos que en la muerte y daños rreferidos ayan sido culpados

228
Ibid.p.3
229
Ibid.p.4
214

executandolo (s) y castigandolo(s) a fuer(za) militar por la forma y justificaciónn que


como a detener la cosa presente le pareciere conuenir al servicio de su majestad y
bien quietud y seguridad de estas prouincias procurando por todos los medios que
estos yndios se acaben y la tierra quede segura y sus familias sacadas y rreducidas
a parte cómoda do(nde) sea pobladas enseñadas y que se pueda fiar que no
bolueran al estado presente"230.

Aunque los datos anteriores muestran el poderío de estas comunidades para poder
extender la guerra a todo su territorio y prolongar la resistencia hasta bien entrado el
siglo XVII, se ve que no pudo llevarse a cabo sin ayuda indiscutible de otras
comunidades, como las Chapanchicas, situadas en el límite noroccidental del
Departamento,se puede señalar que ataques como el del trapiche de las monjas o el
de las poblaciones del Cauca indudablemente tuvieron que recurrir a la
confederación de etnias.

El ataque permanente a caminos y ríos, recuerda otro levantamiento, también largo


y sangriento, como fue el de los Pijaos en el centro del país, que, casualmente, es
contemporáneo y que guarda algunas semejanzas. lo mismo que los rituales de
canibalismo simbólico que para el caso de los Sindaguas describe de la siguiente
manera Beatriz Tanguana, india ladina del pueblo de Panga:

"Que uenia el cacique quibul con muchos indios dando algaçaras y en ellos uio
como traian muchos (muchachos) y chinas del pueblo de Sacampus y que la abian
quemado todo y muerto todos los yndios de los cuales uio tres cauezas que trayan
ahumadas para sus hechisos y carne ahumada para comer231.

O esta otra declaración de Felipe Pil, indio Sindagua, el 9 de Agosto de 1.535:

A la gente de Nano de Abajo las cuales las a uisto este testigo comer carne
humana... Y en la casa de Nano de Abajo hallo y uio carne humana y quatro
cauecas ahumadas ....del ualle del Patía..y que de ordinario suelen ir al pueblo de

230
Ibid.p.5
231
Ibid .p. 22.
215

Panga y su contorno a matar iyndios cristianos para comer la carne y traer sus
232
caueças.

Aunque las declaraciones anteriores afirman que los Sindaguas Barbacoas, "eran
indios comedores de carne humana", lo que se puede ver es su interés por
adueñarse más de las cabezas de sus enemigos que del resto del cuerpo; esa
práctica era común para muchas comunidades prehispánicas (Harris: 2000); del
canibalismo ritual, Sindagua-Barbacoa, al canibalismo real, de los aztecas, hay una
distancia como la que separa actualmente a Colombia de Méjico.

En Julio de 1.535, don Francisco de Prado y Zúñiga, juzga a 111 indígenas


inculpados de ser los dirigentes del levantamiento, a 83 los cuales los pasaron por
las armas, para luego: " ser descuartizados y colocadas sus partes en sitio público
para que sirva de escarmiento"233 y los sobrevivientes trasladados y reducidos cerca
de Barbacoas, entre otros los indígenas del Patía234.

Al gozar la región de una paz, por fin en el último siglo, don Francisco de Prado:
“Diría más tarde haber fundado varios pueblos como el real de minas de Timbiquí
(Cauca), haber conquistado 15 provincias (tribus), haber abierto el camino Cuaiquer
(Municipio de Ricaurte) a Barbacoas, haber hecho bautizar mas de 7000 indios y
haber hecho 5 donativos al rey"235. Ahora sí se podía dedicar a las minas, las
encomiendas y a los negros.

Con el asesinato de los principales caciques, a finales de 1.536, y con la reducción


de los indios alrededor de la ciudad de Santa María del Puerto de las Barbacoas, y
con la huida de la mayoría monte adentro, se termina este levantamiento en el año
de 1537, cuando, por primera vez, los caminos a Barbacoas se ampliaron por la
actual vía, para transitar hasta 1930 a lomo de indio toda clase de mercancías y
hombres para la sierra nariñense; de esta suerte, se salvaron los caciques Nano de
232
Ibid. p. 26
233
Ibid. p. 62
234
Ibid. p. 19.
235
JURADO, Noboa Fernando. Op. Cit. p. 74.
216

Arriba, Nano de Abajo, Naste, Uzadquina, Achapaspa, Candicus, Quibul,


Chisguaxes, Quembi, Gualte, Quasna, Pail, Guisbicus, etc, que prefirieron enmon-
tarse, en el mejor de los casos, antes que cargar pianos y blancos a sus espaldas
unos siglos adelante.

Como se vio anteriormente, la conquista de la Costa fue tardía con relación a la


sierra, donde ya se había consolidado un comercio en casi todas las direcciones; el
mercado de esclavos, en la Costa de Nariño, empezó a realizarse alrededor del año
1645, después de que Iscuandé y Barbacoas se han establecido en forma
permanente como los asentamientos mineros más importantes, en la medida en que
Madrigal, para la época, ya se había despoblado y sus vecinos repartido entre Pasto
y Almaguer.
217

ARBOL GENEALÓGICO DE DON FRANCISCO DE PRADO Y ZUÑIGA

Álvaro Zúñiga y Guzmán de Leiva y Ayala n 1410 c, primer Duque de Bejar c.c. Isabel Manríquez
Enríquez, descendiente de la Casa Real española, abuelos de:

Diego López de Zúñiga Leonor Álvarez Cornejo n. Salamanca

Catalina Zúñiga n. Salamanca c. 1520 con Andrés Moreno Carvajal n. Palacios, Rubios descendientes
de pecheros que consiguieron hidalguía. Pasaron a Cali y Popayán. Testó en Pasto en 1593 de 90
años.

Catalina Moreno de Zúñiga


Brígi
da Álvarez de Zúñiga n. En Salamanca, c.c.
Francisco Vélez Zárate, vecino de Pasto.

Leonor Velasco Zúñiga

Manuel Moreno de Zúñiga


Murió en julio 1613,
Conquistador de Barbacoas
Catal
ina Moreno de Zúñiga y Vélez. Nació en
Pasto por 1555 c.c. Alonso Prado y Mejía.
Español, conquistador de Barbacoas.

Francisco de Prado y Zúñiga Brígida de Prado y Zúñiga. Nació en


n. en Pasto por 1589, conquistador Pasto por 1587, heroína de la conquista
de Barbacoas, c. Elena Cano Mideros de las Barbacoas, c.c. Con Juan
Pastusa, murió en 1662, de los primeros Bayona Godoy.
grandes esclavistas.

Francisco Figueroa Velasco.

Francisco de los Cobos Mosquera


Minero y encomendero en Barbacoas (1632-1671)

Fuente:
Papeles de Luis Salazar y Castro, Madrid, España
Fichero, Jurado Novoa, Quito Ecuador. 1990.
218

MAPA 17
DONDE SE LOCALIZA LAS POBLACIONES DE MADRIGAL Y AGREDA

FUENTE: SECCIÓN MAPAS Y PLANOS, TIERRA FIRME, AMSTERDAM. 1635.


MAPOTECA 4, REF: X3. AG/N

5.2. Poblamiento negro de la Costa Pacífica

5.2.1. La esclavitud
Desde el inicio del descubrimiento de América, el debate que más conmovió a los
funcionarios, a la Iglesia y, en general, a la intelectualidad europea fue el tema de la
esclavitud, partidarios de la “piedad” para el conquistado, como el pensamiento
lascasiano, que durante todo el siglo XVI y XVII en México y luego en toda América
era el orden del día; Occidente había surgido entre las cenizas de la cultura cristiana
y de una de sus premisas más impactantes, la lucha contra la esclavitud, las
permanentes condenas de la Iglesia a la ganancia, que equiparaba a la usura
219

generada por el trafico de esclavas dálmatas a los harenes de Siria y Egipto por los
venecianos en el siglo XI.

“Aunque el Papa amenace con la excomunión a los vendedores de esclavas


cristianas, y no obstante que el Emperador prohíba que se proporcionen a los infieles
objetos que puedan serles útiles para la guerra. Todos sus esfuerzos resultan vanos.
Venecia donde los mercaderes han llevado desde Alejandría, el siglo IX, la reliquia de
San Marcos, cuentan con la protección de este santo para permitirse todo y
considera el constante progreso de su riqueza como una recompensa merecida de la
veneración que se le tributa236”.

Esta práctica de la esclavitud en Europa se extendió durante los siglos XIV y XV a


España, en pleno periodo de la reconquista de la península contra los moros; cuando
esta fuente menguó, comenzaron a importar esclavos de los Balcanes y el Mar
Negro237 y, un siglo más adelante, la esclavitud doméstica era común en los hogares
acomodados de España; antes de 1492, existían numerosos esclavos africanos en
la Península Ibérica, que superaban en número a los esclavos orientales,
musulmanes y canarios; este acrecimiento, se produjo, entre otros factores, por la
introducción del cultivo de caña de azúcar en el Mediterráneo, las limitaciones para
esclavizar griegos, canarios e indígenas americanos para la época del poblamiento
de América, la decadencia de la esclavitud moral al final de la reconquista, la
prohibición de la entrada de judíos, moros y nuevos convertidos en la Isla de la
Española y, finalmente, la posibilidad de sustituir el mercado del oro por el de los
esclavos (Cortes López:1986:27).

236
Pirenne, Henri. Historia Económica y Social de la Edad Media. Edit.: Fondo de Cultura Económica,
Bogotá. 1975. p.20.
237
MOSQUERA, Claudia y otros. Afro descendientes en las América, Trayectorias sociales e identatarias.
150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia. Edit.: Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.
2.002. p. 424.
220
221

Los españoles ya tenían un cuerpo administrativo que reglamentaba la esclavitud y


que se sustentaba ideológicamente en el Tratado de la Política de Aristóteles, que
decía “que aquella persona que no pertenecía a la polis griega y que tenía como
único bien la disposición corporal para llevar a cabo las actividades de fuerza física,
era naturalmente esclavo.”238 El esclavo natural, al carecer de facultad reflexiva, no
podía ser feliz siendo libre... como Platón, Aristóteles

ILUSTRACIÓN 7
BARBACOAS, MODO DE LAVAR ORO. 1853

FUENTE: Geografía física y política de la Confederación Granadina, Tomo III, UNICAUCA. Bogotá. 2002.

asociaba la esclavitud con un ideal de autoridad inteligente y virtuosa que gobernaba


las fuerzas del mundo; oponía objeciones a que los ciudadanos practicaran las artes

238
Ibid. p. 425.
222

manuales de sus inferiores, pues ello podría eventualmente tender a eliminar las
distinciones entre esclavos y hombres libres239.

Para el cristianismo, la esclavitud era la fe ciega en Cristo; esta fe liberaba al


hombre del pecado original, que era inherente a todos los hombres. Tanto San Pablo
como San Judas Tadeo decían ser esclavos de Cristo. Y, como ningún siervo
(oiketes) podía tener dos amos, se le pedía al hombre elegir entre Dios y el becerro
de oro..... De esta manera, el cristianismo confirió cierta dignidad moral a la
servidumbre. Para los romanos, el carácter servil era sinónimo de todo lo bajo y lo
vicioso; el cristianismo elevó la obediencia, la humildad, la paciencia y la resignación
a nivel de altas virtudes, como dice el Juan:

“Si perseveráis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la


verdad, y la verdad os liberará. Le respondieron: somos de la simiente de Abrahán y
nunca hemos sido esclavos de ningún hombre. Cómo dices: os liberareis? Jesús le
respondió: En verdad en verdad os digo que quien comete el pecado es esclavo del
pecado. Y el esclavo no mora en la casa por siempre: el hijo sí mora en ella por
siempre240”.

La disputa del padre de Las Casas fue entre otras para mostrar el alto grado de
debilidad y vulnerabilidad de las comunidades indígenas y su imposibilidad de
asimilarlos como esclavos naturales, según los anteriores conceptos aristotélicos:
“por lo tanto, su argumento no es la igualdad de los indígenas con los españoles,
como seres humanos, sino su falta de propensión natural a ser esclavos.241” Este
pensamiento lascasiano sirvió, paradójicamente, como inspiración para todas las
normas “proteccionistas” americanas, donde al indio se lo asimilaba como menor de
edad y, por tanto, debía tener su “protector”; este concepto, en la Colonia, se
convirtió en parte del aparato de dominación y que, en el caso colombiano,

239
BRION, DAVIS DAVID. El problema de la esclavitud en la cultura occidental. El Ancora Editores. Bogotá.
1996. p.70.
240
Apóstol Juan: Nuevo Testamento. La Sagrada Biblia. 8:31-35.
241
MOSQUERA, Claudia y otros. Afro descendientes en las América, Trayectorias sociales e identatarias.
150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia. Edit.: Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2002.
p. 425.
223

trascendió sin más discusión hasta bien entrado el siglo XIX, con la expedición de la
Ley 98 de 1889, en la cual se reconocía al indio como imposibilitado de manejar su
propio destino y se le asignaba un protector; esa norma, con algunas variante, sigue
vigente hasta el día de hoy. Estos conceptos aristotélicos y lascasianos sirvieron,
también, para justificar la esclavitud del hombre negro, como se lo puede ver más
adelante en este trabajo.

Entonces, se puede decir que el descubrimiento de América no fue la causa por la


cual la esclavitud se extendió en plena modernidad, sino que América es la disculpa
perfecta para distanciar a la esclavitud de las conquistas individuales de la
modernidad, los derechos ciudadanos en Europa; de esta manera,la modernidad
pudo convivir con este fenómeno extremo de desigualdad, donde los argumentos
aristotélicos, del esclavo natural, habían dado paso a los argumentos de inferioridad
racial y a otros aspectos externos del eurocentrismo.

La introducción de los primeros negros esclavos a América se realizó en el Caribe;


en el caso de la isla de Cuba, los trajeron en los primeros años del siglo XVI y tenían
como objetivo suplir la escasez de mano de obra indígena que para la época, ya
percibía en la isla; estos esclavos eran ladinos (hablaban castellano), provenían de
las cuadrillas que existían en la Península Ibérica y que conocían algún oficio o
estaban disciplinados dentro de la concepción de la civilización española.242” Con la
muerte de Fernando el Católico y el ascenso de Carlos V, la concepción del
descubrimiento de América cambia radicalmente; este continente deja de ser un
puente para descubrir un camino hacia las Indias para convertir el mar Caribe en el
mare nostrum del descubrimiento; allí se situaría la gran factoría de negros esclavos
que luego pasarían al continente por los puertos continentales de Veracruz, México y
Cartagena, Colombia, y posteriormente Panamá, y desde allí, a mediados del siglo
XVII, hacia las tierras bajas del Pacífico colombiano.

242
BARCIA, María del Carmen y otros. Historia de Cuba, La Colonia, evolución socioeconómica y formación
nacional, de los orígenes hasta 1867. Instituto de Historia de Cuba. La Habana. 2003 p. 93.
224

5.3. POBLAMIENTO DE LAS TIERRAS BAJAS DEL PACÍFICO SUR (TBPS)


Los españoles que poblaron las TBPS no tenían una cultura de minería del oro, ni
mucho menos un entrenamiento en las técnicas para su extracción; casi todos
aventureros y soldados, provenían de regiones de España donde los placeres se
habían agotado antes del siglo XVI, o simplemente no existían.

Al contrario de los europeos, los indígenas americanos tenían una cultura de oro
bien acendrada; el metal se explotaba desde México hasta el lejano Chile. En las
Indias Occidentales, los españoles encontraron que los Taino (Arawaks) y los
Caribes poseían ornamentos de una aleación de oro y cobre llamada guanín o
karakolí (para el caso de la sierra andina, tumbaga).

Colombia, para la época, tenía una de las culturas y de los artesanos más hábiles en
la orfebrería, como lo muestra la variedad y riqueza de ofrendas y utilitarios
encontrados en las excavaciones arqueológicas a lo largo y ancho del país; en las
TBPS, se puede ubicar el descubrimiento del oro blanco (platino), que ya trabajaban
las comunidades Tumaco-Tolita. Esta riqueza generó el imaginario de una ciudad
cubierta en oro, donde su cacique, periódicamente, se bañaba en una laguna, con su
cuerpo cubierto de este metal precioso de pies a cabeza. Ese es el origen de la
leyenda de El Dorado, que tanto trasnochó a los conquistadores.

Los indígenas explotaban el oro, tanto en veta como en placeres a la orilla de los ríos
que desembocaban en los valles interandinos, o en la costa del Pacífico; para el
caso, los Mindalaes (elite cacical Pasto) tenían un intenso comercio con los
indígenas de la TBPS y en especial con las comunidades que quedaban en sus
bordes altos, como los Abades, como ya lo vimos en el acápite de las visitas en el
siglo XVI.

Para los españoles, aunque explotaron minas de vetas, como en Mariquita, en el


Tolima, y Buritica, en Antioquia, el descubrimiento de las minas de aluvión del
Pacífico mejoró su explotación, al facilitarse por realizarse a cielo abierto y adoptaron
225

la técnica de explotación del canelón utilizada por los indígenas desde tiempos
inmemoriales que consistía en:

“Una acequia, llamada canelón, se excavaba a lo largo de la base del barranco de


gravas, o terraza, hasta el nivel del falso lecho de roca (la peña), donde se
encontraban usualmente los trazos más productivos.

Con barras de hierro y barretones, los mineros cavaban la superficie de la terraza,


haciendo caer la arena y la grava aurífera al canal. Entonces se hacía pasar agua
por el canal, lo que extraía los materiales más livianos; los guijarros más grandes se
extraían con cachos (planchas cóncavas de madera); el cascajo restante se lavaba
gradualmente, mientras el oro se depositaba en el fondo del canelón. En seguida se
removía el fondo del canelón, compuesto de la arcilla altamente aurífera situada
inmediatamente sobre la peña, con almocafres, un instrumento con un corto mango y
una hoja metálica curva. Finalmente el fino residuo, rico en polvo de oro concentrado,
se apilaba dentro del canal y se lavaba el precioso metal cuidadosamente en bateas
de madera redondas y aplanadas.243”.

El poblamiento negro en las TBPS, tiene una simbiosis trágica con el oro; como ya
se dijo, estas tierras son ricas en oro pero pobres en nutrientes para la actividad
agrícola. Este poblamiento seliga profundamente con los reales de minas, casi todos
ellos asentados en las orillas de los ríos que nacen en las tierras altas andinas; en
este caso, se estudia el poblamiento a partir del núcleos urbanos más importante:
Barbacoas, a orillas del río Telembí. Repoblada cien años después de la fundación
de Pasto, Santa María del Puerto de las Barbacoas se convirtió, desde un inicio, en
uno de los referentes administrativos y culturales de las TBPS, junto con Iscuandé,
poblada años anteriores en medio de la batallas de los Sindaguas; posteriormente se
funda Tumaco, a partir de los derechos de conquista de don Francisco de Prado y
Zúñiga, y, de esta manera, se realiza la ocupación total del territorio en la

243 243
WEST, Robert. La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial. Edit. Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá. 1972. p.54.
226

gobernación de Popayán; el historiador colombiano Germán Colmenares observa


esta primera etapa de ocupación de la siguiente manera:

“Pero no eran solamente las decisiones político-administrativas las que podían limitar
la influencia del gobierno en el siglo XVI. Como se ha visto, en el periodo de
conquistas entre 1535 y 1550, no pudo reducir una frontera interna y en Popayán la
guerra se prolongó por cerca de setenta años más. Así, el radio de influencia
administrativa de la gobernación no se extendía más allá de la jurisdicción efectiva de
sus ciudades. Entre estas Toro, Buga, Caloto, lo mismo que Timaná y La Plata, eran
un arco tendido hacia las naciones indígenas que pudieron conservar su
independencia y que redujeron el dominio español a los altiplanos de Pasto y
Popayán y una parte del valle geográfico del Cauca. Una vez sometidos estos
territorios (en 1623), el dominio de la gobernación se extendió en otras direcciones.
Así, en los primeros decenios del siglo XVII, se incorporó la región de Barbacoas, y,
en la segunda mitad de ese siglo, la región chocoana244”

Desde el comienzo, las TBPS presentaron una característica de frontera: es decir, de


un marcado aislamiento político, administrativo, económico y social, lo cual sirvió
para ser tierras de refugio, como el famoso Palenque del Castigo, entre las
montañas del Patía y los actuales municipios de Santa Barbara e Iscuandé, tanto de
negros cimarrones como de indios. O de excesivos abusos, como el proyecto de
poblamiento minero del amo Casimiro Cortés en las orillas del Telembí. La escasa
presencia del aparato administrativo colonial y la imposibilidad de reprimir los
continuos brotes de rebeldía o de desobediencia a las normas coloniales hacen, de
este territorio, suelo abonado para cualquier cantidad de abusos y esguinces a las
leyes vigentes para esa época.

Al contrario del sedanterismo y seguridad generados por instituciones como la


encomienda, los reales de minas casi siempre estaban en un movimiento continuo
en busca de los placeres de oro; allí lo económico predominaba con más fuerza que
lo señorial: “Las minas y las empresas mineras sirvieron para romper los moldes
244
COLMENARES, Germán. Historia Económica y Social II. Popayán una sociedad Esclavista. 1680- 1800TM
Editores y otros. Bogotá. 1997. p. XXII.
227

estáticos que imponían los términos jurisdiccionales de los núcleos urbanos y una
economía basada en repartimientos (de tierras e indígenas)...245”. La explotación de
minerales preciosos descubre la cara real de la conquista: la acumulación original de
capital que se dirige a las arcas de los banqueros europeos. La encomienda queda
supeditada, de esta manera, como una abastecedora de productos agrícolas,
carnes, queso, ropa de Castilla, etc., para los territorios mineros; este papel aún lo
cumplen núcleos urbanos de importancia regional, como Túquerres, y el altiplano de
Ipiales, en la sierra nariñense.

Fray Juan de Santa Gertrudis escribió sobre este comercio intenso basado en
indígenas tamemes:

“De ahínace que en toda la provincia de los Pastos, continuamente, se arman viajes
para Barbacoas, y así todo el año es un continuo acarreo de víveres para Barbacoas,
que al día le entran ya cuarenta, ya sesenta, ya ochenta y ya cien indios cargados de
víveres. Y esto no puede jamás cesar, que si cesaban se morirían de hambre; y
siendo así que el haber de acarrear los víveres a la espalda de indio los ha de
encarecer, por que de cada carga se pagan cuatro pesos de flete246”.

Este territorio estuvo ligado al auge y a las crisis financieras de la Gobernación; para
1684, negros e indios trabajaban en 28 campamentos arriba del río Telembí, lo
mismo que a lo largo del río Magüí, Telpí, Huelgambí y Tembí; en este año se
produjeron 20442 pesos de oro en polvo.247.

5.3.1. Origen de los negros en las TBPS


El negocio de la trata de negros, desde su inicio, estuvo en las manos de
portugueses, ingleses, holandeses y franceses; especialmente los primero que
llegaron tempranamente a las costas de África, después de los viajes de Vasco de
Gama; colonizaron todo el Golfo de Benin y asentaron su poder en su provincia
245
Ibid. p. XXIV.
246
ZARAMA, Rosa Isabel y otros. Historia socio-espacial de Túquerres, de Barbacoas hacia el horizonte
nacional. Edit. Universidad de Nariño. 2003. San Juan de Pasto, Colombia. p. 105
247
WEST, Robert. La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial. Edit. Universidad Nacional
de Colombia. Bogota. 1972. p.30.
228

colonial de Angola y Cabo Verde: en éste último se estableció la primera factoría de


negros en 1466, cuando el reino de Portugal le dio concesión a Santiago de Cabo
Verde para sacar esclavos de las costas de Guinea, que abarcaba los territorios
ubicados desde el río Senegal hasta Sierra Leona y, por el interior, por los cursos de
los ríos, para el siglo XVII, esta factoría contribuyó con el 44% de los negros traídos
a Cartagena de Indias, otras factorías ubicadas en Angola con el 46.26% y Sao
Tomé con un 3.22%248.

De Cartagena se repartían a todo el Caribe y, en especial, en Panamá que, por sus


condiciones geográficas, permitía un mercado sobre el Pacífico; desde allí se
transportaban, en embarcaciones más pequeñas, para Chile, Ecuador y, en
particular para el Perú, este último un mercado muy importante porque pagaba en
plata. Para el caso de las TBPS, desde Panamá, don Francisco de Prado y Zúñiga
transportó los primeros esclavos hacia Santa María del Puerto de las Barbacoas.
Entre 1585 y 1640, entraron 89000 esclavos a Cartagena.

Los principales puertos de embarque africanos fueron249:

1. Ale, Joala y Berbecim, que perdieron su importancia hacia finales del siglo
XVI, por los continuos ataques de los piratas franceses; también se
comercializaba con el marfil, que era monopolio del Rey.
2. Rio Gambia, que era un centro variado de comercio de ropa de algodón,
marfil y esclavos.
3. Puerto del Río de Santodomingo: a más de esclavos, se comercializaba con
hierro, marfil, cera, ropa; desde allí había un comercio intenso de esclavos
hacia Cartagena, durante todo el siglo XVII. En su mejor momento, podía
despachar entre 6 y 8 embarcaciones.
4. Río Grande, que podía abastecer entre 20 a 30 barcos; además de esclavos
se comercializaba oro y marfil, procedentes del interior del África.

248
MOSQUERA, Claudia y otros. Afro descendientes en las Ameritas. Edit. Universidad Nacional de
Colombia. Bogotá. 2002. p.156.
249
Ibid. p.158
229

5. Río Grande de Guíñala, en las Islas de Bijagos. Comercializaba ganado


vacuno y esclavos.
6. Rio Nuno.
7. Ríos de Sierra Leona, desde donde se despachaban más de 3500 esclavos
por año.
Los colonialistas portugueses, en más de una ocasión, atizaron guerras interétnicas
con el fin de que los mismos africanos surtieran sus factorías de los guerreros
perdedores de esas contiendas, como fue el caso de los conflictos entre Manis y
Zapes, estos últimos compuestos por las comunidades Nalu, kokoli, Landuna, Baga
y Limba, Bullon, Temme, Loko, Susu Djalonke.
O también por conflictos de sucesión de reinos, como fue el ocurrido en el reino
Mandinga, al dividirse en dos, El Farid Gabu y Farid Brazo, que controlaban desde la
alta Guinea hasta el río Casamanse, teniendo bajo control las comunidades
Balantas, Mandingas, Djolas, Papel, Banhun y Casangas.

Para el genealogista ecuatoriano Jurado Novoa, de la Isla de Cabo verde y del


puerto del Cacheo, a orillas del Río del mismo nombre se embarcaban los
Mandingas, del Castillo de San Jorge de Mina, al occidente del río Volga, se
acopiaban los araras; del puerto de Carabari, en el delta del rio Niger, salían los
Lucumiíes y Carabalies, de la isla de Saó Tomé, sobre la línea equinoccial, salieron
los Mina, Araras, Lucumies y Carabalies y de la isla de Luanda, entre el Congo y
Angola, se embarcaron los Congos y Carabalíes. (Jurado Novoa: 1999: 109).
230

TABLA 6
ORIGEN DE LOS BARCOS REPORTADOS EN CARTAGENA

FECHA No. DE BARCOS PROCEDENCIA


1596 7 Cabo Verde y Guinea
2 Angola
2 Desconocido
1597 7 Cabo Verde
3 Angola
1 Sao Tomé
2 Desconocido
1603 1 Angola
1 Cabo Verde
1606 1 Cabo Verde
1608 7 Guinea y Cabo Verde
2 Angola
Fuente: Enriqueta Vilar Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla (E), Escuela de Estudios Hispanoamericanos.
1997. p. 148.

Por lo tardío de la conquista de las TBPS, los primeros negros se establecieron en


las regiones mineras de los Andes, en la Gobernación de Popayán, y, como
cimarrones, en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. Sólo después de la reducción
de los Sindaguas- Barbacoas, su conquistador Francisco de Prado y Zúñiga trae los
primeros negros desde Panamá para trabajar en los recientes reales de minas a lo
largo del Telembí, aunque y, desde 1614, Resa Montoya formó una compañía que
tenía como componente principal “gente voluntaria y negros esclavos”; en 1560, se
produjo el primer levantamiento cerca a Popayán.

Para este caso se puede citar el siguiente contrato de compraventa:

“Yo don Pedro Mosquera y Valencia, vendo a don Nicolás Velasco y Arboleda, 3
negros bosales, 2 hembras y un varón, de castas congos, errados con la marca de
enfrente, con todas sus tachas, vicios y defectos, al uso de la feria y mercado de
Cartagena de Indias en el precio y cantidad de 440 patacones cada uno, libres de
escritura y alcabala...250”.

250
Arboleda, Gustavo. La Historia de Cali. Tomo I. Cali.1957.p. 353.
231

5.3.2. Los primeros contactos


Con la reducción de las comunidades indígenas en la costa nariñense y el norte del
Cauca (Timbiquí), se establecieron, por primera vez núcleos urbanos estables; ante
la imperiosa necesidad de explotar prontamente los reales de minas, se hace
inevitable la importación de mano de obra esclava que realice esas labores, aunque
para los Españoles de la época no era extraña la presencia de negros en la región
de Esmeraldas (Puerto muy cerca a Tumaco). En la excursión de don Ruy Díaz de
Fuenmayor, para romper por el sur la resistencia de los Sindaguas-Barbacoas, relata
cómo al llegar los Españoles a la actual provincia de Esmeraldas, ecuador, en el año
de 1582, don Martín Carranza hizo los primeros contactos con población negra, que
ya habitaba la región en forma de hombres libres, que convivían en alianza con los
nativos de la zona, que, según el mismo:

“En un puerto de aquella costa dio un navío al través y en ella quedó un negro que se
salvo, que ha mas de 20 años que está entre los indios; tiene ya muchos hijos y
nietos, y de por si tiene un pueblo poblado junto a los indios. Respetanle mucho
porque está emparentado con todos los caciques de aquella provincia. Este habrá 5
años que apartan (doce) un navío (a)quella costa, subió hablar con los españoles y
les dijo que si la audiencia enviaba persona a capitular con él y un sacerdote que le
bautizase sus hijos, quedaría aquella provincia en paz. El licenciado García de
Valverde que presidía en Quito envió a un clérigo que decía (Miguel Cabello) de
Balboa, el dijo que se volviese, porque con él no podía tratar cosas tocantes a la
guerra, que enviasen a un capitán con gente, que el ayudaría a la pacificación de
aquella tierra como se le diese perdón del daño que había hecho y se le diese de
comer en la tierra y en este estado se ha estado hasta hoy"251.

En la relación que hace el obispo de Nicaragua, Fray Jerónimo de Escobar, de las


minas de Zaruma, en 1.592, el argumento central para la importación de mano
esclava era el siguiente:

251
Ibid.p.353.
232

"Porque la gente que reside en estas minas es gente pobre y estos sacan a los indios
de sus tierras y temples que están criados, que con esta mudanza y con la violencia
que les hacen a su voluntad y con el inmenso trabajo en que están constituidos,
acaban brevemente con su miserable vida, y porque se entienda que el orden que se
tiene en cada asiento donde hay cuadrillas de minas es este:

A cada cuadrilla se pone un minero, el cual es para estos indios un comité de


galeras, porque si todas las noches no da jornal le dan muchos azotes y con esta
vida se podría considerar lo poco que podrán durar y así podré obviar estos daños
he sido siempre de parecer que pues en todas partes que hay minas de oro, pues el
oro es mucho y Dios lo crió para el servicio de los hombres, porque son inmensas las
riquezas que tiene este cerro (Zaruma) y las que tiene toda la gobernación de
Popayán, que corre desde los indios Pastos hasta Santafé de Antioquía, que son
más de doscientas cincuenta leguas, que todas ellas es una herrería de oro y casi
todas yermas y pobrísimas por falta de naturales, pero si en todas estas tierras se
mete fuerzas de esclavos por el orden que en otros memoriales tengo avisado,
serían inmensas estas riquezas que se sacasen. Porque los negros como es cosa
que les cuesta dinero a sus amos, miran por ellos y curanlos, pero como los indios es
gente sin defensa y no les cuesta nada, sirvance de ellos como de ganado manso; y
así los han acabado, en lo cual es Dios muy ofendido, haciéndose odiosa su Santa
Ley acerca de ellos, violentando la voluntad de su magestad que con tanto cuidado
en sus instrucciones tan rectas y santas manda con tanto cuidado que se mire bien a
los naturales, Y así, de ninguna manera se podrá conservar aquella tierra si no es/
sobrellevando a los naturales, esto es general a todas las tierras que tienen
minas".252

5.3.3. Presencia de negros en la costa


La escasa presencia del estado colonial en toda la región hizo que el cimarronismo
del sur del Pacífico fuera más una negociación entre una comunidad de negros, con
fuertes alianzas regionales con indios, los cuales buscaban algún grado de
reconocimiento y de negociación con las autoridades españolas, que se sentían

252
ESCOBAR Fray Jerónimo. Relación que hace el Obispo de Nicaragua de las minas de Zaruma: Trascrito por
Pilar Ponce Leiva, Relaciones Histórico-Geográficas de la Audiencia de Quito Edit.: ABYA-YALA, Quito Ecuador.
p. 516.
233

imposibilitadas de reprimirlos por su escasa presencia en la región; antes de


declararles la guerra abierta a los negros, que ya hacían presencia como "libres" a
finales del siglo XVI, cuando aún los Reales de minas se habían conquistado, estas
alianzas y presencia de negros que se ligados a las mina, ni a ninguna otra forma de
trabajo esclavo, hicieron de la región del Mira y el Mataje una "zona de refugio" ideal
para escapar del trato de "cárcel", de amos como don Casimiro Cortés, en
Barbacoas.

5.3.4. Discurso sobre los negros que conviene se lleven a la Gobernacion de


Popayán253.
Este discurso se elaboró en base al cuestionario de 1592, que motivó una pesquisa
sobre las zonas mineras de la Audiencia y el estado de explotación tanto de la
Gobernación de Popayán como en Zaruma, Ecuador ,donde se dan las
justificaciones económicas, sociales y legales para la importación de negros:

“Es la gobernación muy rica, toda de oro y no le faltaría plata si hubiese brazos que le
meneasen. El oro se halla en criaderos, peladeros, en vetas suelen haber tropezones
riquísimos. Es grande la suma de oro que se ha sacado de aquella provincia por que
toda ella esta milagrosamente lastrada de oro y no hay río ni quebrada que no lleve
buen oro, por ser tierra caliente y los indios bebedores y por otras causas han
faltado//

El Licenciado Pacheco corrobora las opiniones del obispo Jerónimo de Escobar, en


cuanto:

“No hay otro remedio para sacar un tesoro tan grande como hay en aquel sitio sino
procurar de poblarle con negros cazados en colonias que aúnque sean esclavos han
de ser ascripticios a los metales en forma de pueblos de que resultara un provecho
muy grande sin daño de nadie en utilidad de todos.

253
Pilar Ponce Leiva. Op. Cit. p 518.
234

Los negros no reciben agravio porque les será muy útil a los mismos sacarlos de
Guinea, de aquel fuego y tiranía y barbarie y brutalidad donde sin ley ni Dios, viven
como brutos salvajes, llevados a tierra mejor, mas sana para ellos, abundante,
alegre, para que mejor se conserven y vivan en policía y religión de que conseguirán
muchos bienes temporales, y lo que más estimo, espirituales; que porque la nación
de los negros es muy capaz de ellos será sumo beneficio si se les concediere e
injuria denegándoselos y en este discurso lo menos es el interés de la población y
cultivar las minas con lo que se pretende del útil de los negros mismos, cuyos tutores
como sean los Reyes de Portugal deben atender el pro útil universal suyo, por ser
estos ignorantes tanto que necesariamente se les ha de proveer de curador temporal
y espiritual //...y como ignorante no hago escrúpulo de sacar como quiera negros de
Guinea para los cristianar y como veo cristiano un negro, me alegro con San Pablo
aúnque sea la servidumbre la ocasión y téngola por dichosa cuando acarrea al
racional, tanto de felicidad que le pone en caminos de salvarlos.

Y aúnque el nombre de siervo y esclavo ofende a las orejas pías, este negocio con
beneficio de las Leyes de la Partida y con la igualdad de la justicia Castellana se ha
mudado de manera que ser esclavo es como hijo y como compañero familiar y se
hace sumo beneficio al que le da la ley de tutor, amo padre y señor y ya no había de
ser favorable la libertad entre nosotros cuanto esta se ha vuelto en daño de los
hombres que fueron esclavos que careciendo de amo y patrón, mueren, viviendo con
sumas necesidades, viviendo a suma miseria y pobreza mayor que la tuvieran en la
servidumbre si en ella perseverara; de que resuelvo cuan poco escrúpulo hay si doy
orden en que sean estos bien tratados y sea como compañía entre el dueño y ellos,
donde ellos pongan el sudor y las manos y ejercicio tolerable y moderado y el amo
los instrumentos y el oro que sacare, sirva para el sustento y vestido del negro y útil
del amo"254.

Aunque las intenciones "piadosas" del Lic. Pacheco, de salvar a los habitantes de
Guinea de la barbarie y prometerles que la esclavitud, aun con "oposición de orejas
pías", es lo más parecido a una adopción, donde unos colocan " las manos y el
ejercicio moderado" y los otros " los instrumentos y el oro", lo cierto es que la

254
Ibid. p.522.
235

justificación central es por ser la gobernación de Popayán una gran "herrería de oro"
y la escasez, por malos tratos, de mano de obra indígena, hizo necesario el traslado
inmediato de las primeras “piezas” de negros a América y a la costa del Pacífico sur
de Colombia.

Sin embargo, las relaciones laborales y de contacto social o de sobrevivencia entre


negros y blancos se habián reglamentados detalladamente desde el inicio de la
conquista y el "Discurso sobre los negros que conviene llevar a la gobernación de
Popayán, elaborado en el año de 1592, por el Licenciado Francisco de Aúncibay" así
lo muestra, donde, en el capítulo de las condiciones, contiene todo tipo de
prohibiciones; en la venta de piezas, se contempla la venta de "lotes" y no individual:

"1... Los negros bien es así que han de ser esclavos, peor han de ser como cuadrilla
o hato, que no ha de ser posible la venta por cabezas, sino todos juntos como acá se
vende un pueblo."

Y sólo:

2...Han de ser adscripcios (adscritos) a los metales y minas y no se han de despoblar


si no es faltando las minas y habiendo escogido otras con gran autoridad de justicia y
conocimiento de causa y con que la ranchería toda se levante.

Y crear una caja de riesgo por si el negro fuera "ajusticiado" antes de que el amo
rescatara su precio (asegurar la inversión):

.... Y para esto es bien que se haga una caja en que se junte una buena cantidad a
rata de cada negro, que el primer año cada dueño meta por cada negro para que
cuando el negro delinquiere tan atrozmente que haya de ser ahorcado, se le pague la
mitad al amo y no pierda tanto.

Además, quedaba prohibido "hacer ejecución" por el endeudamiento individual:


236

3... No se ha de poder hacer ejecución en ellos por deudas si no fuera por la del
precio de ellos y en este caso en todos juntos digo. Ni se ha de poder hacer
ejecuciones barras y caballos e instrumentos y mantenimiento de minas en que hay
prisión pero hace de renovar ahora más.

En este informe del Licenciado Francisco de Aúncibay, se dan las primeras normas
sobre el tipo de prohibiciones para contrarrestar el desarraigo temprano del núcleo
familiar, especialmente por el cambio de oficio hacia lo que los mismos españoles
habían denominado, para el caso de los indios Caribes, la mita de nabori, o mita de
servicios personales; "El dueño no ha de sacar ningún hijo ni muchacho ni negra
para ama de su casa, porque estos salen ladinos y ya no vuelven a la mina y si
vuelven es en daño a los bozales y simples y los negros reciben agravio en verse
despojar de sus hijuelos y en esto toda la quietud de este negocio y en que la mina
menos sirve al amo ni al minero ni al sacerdote255".

Para el caso de los negros, a diferencia de los indios encomendados, se llegó a


prohibir su participación en actividades "peligrosas", como que "ni aprendan a leer y
a escribir", ni a esgrimir, ni andar a caballo, ni tengan armas ofensivas y defensivas";
además, se le recomienda al amo " hacer procurar que sean los mas casados con
negras, por que el matrimonio es el que amansa y sosiega a los negros" y, aunque
ellos y sus descendientes han de ser siempre esclavos, han de tener algunos
accidentes, como es pejugal propio, no al arbitrio del señor sino de la ley de la
justicia; han de ser dueños de su casa, su roza, su huerta y administradores de sus
hijuelos// y capaces de tutelas de otros negros y han de ser alcaldes, alguaciles y
regidores entre sí, porque lo malo que ha de la condición servil, confecciona y purga
la posesión cuasi de si y de su mujer y de su casilla y roza e hijuelos y la aptitud de
los oficios dichos"256.

255
Ibid.p.522.
256
Ibid.p.522.
237

5.4. El régimen carcelario de los reales de minas


5.4.1. El amo Casimiro Cortes
Aunque el permitir "ser dueños de casa y roza", para el caso del Pacífico sur, aliviaba
el penoso tránsito de productos desde los centros agrícolas o ganaderos hacia los
"reales de Minas", lo cierto es que se aplicó más en la provincia del Raposo (Chocó)
donde ya, a mediados del siglo XVIII, los "libres" casi igualaban en número a los
esclavos y ciertas ocupaciones, como el cultivo del plátano, del coco y la venta de
mercancías y viandas a la orilla del río Calima y San Juan era común para la
época257; en las orillas del Río Telembí, por la lejanía de los centros de poder y por
la falta de una real supervisión por parte de la gobernación de Popayán, además por
lo penoso del camino y las inclemencias del clima de selva, en Barbacoas y toda su
zona de influencia, se desarrollo más un régimen cerrado de tipo carcelario donde,
por la prohibición expresa de que el negro cumpliera cualquiera otra actividad que no
fuera la minera, se castigaba con los azotes, el desoreje, las marcas en diferentes
partes del cuerpo y, por último. la muerte∗.

Un caso típico de este sistema carcelario, impuesto por los mineros y con el visto
bueno de los tenientes de gobernación de Barbacoas, es el de don Casimiro
Cortés,de quien en diciembre de 1798 y después de varios intentos de escape, dos
esclavos: uno, Manuel Salvador Cortés, capitán de la mina que don Casimiro había
heredado de su padre, y Manuel" se quejaron de que Don Casimiro les trataba con
impiedad e incaridad... de suerte que todos los esclavos de esta mina están
despechados a la última desesperación ... por serles ya insufrible la vida que tienen",
el amo Casimiro prohibía el trabajo "libre" entre sus esclavos y llegaron a

257
ROMERO, Mario Diego. Revista América Negra, edit: Universidad Javeriana, Diciembre 1991. pp. 137- 139

Un caso típico de los malos tratos es el de Valeira Piñeiros, esclava de don Manuel Piñeiros, vecino de
Barbacoas:
"Ha procurado reducirme triste víctima del furor (...) largando enteramente las riendas del rencor y la ira
(...) siendo el primer castigo el de docientos azotes atada de pies y manos, hallandome recien
embarazada pues me hizo malparir (...) que puede decirse con verdad y sin ninguna exageracion que
éste es real y efectivo manjar con que con dar Págarto a su género, propenso a la sevicia y al ultraje. El
último (castigo) es el más atroz que me ha inferido (...) es la cruel rotura de la cabeza que finalmente
me ocasiono con un fuerte palo, lleno de la mayor impiedad y sin ningún temor de Dios... Siendo al
mismo tiempo vilmente tratada de puta sin reflexion a mi estado (de matrimonio, con que se encontraba
con el negro libre Francisco Caicedo) solo por vía de ser mi señor". ROMERO, Mario Diego, 1.991 p.
139.
238

presentarse casos de infanticidio como una manera de escapar desde pequeños a


los malos tratos; "dicen que hace años se mataron uno a otros los esclavos a influjos
de la desesperación de la mala vida que les daban".258

TABLA 7
PROVISIÓN DE ESCLAVOS NEGROS A BARBACOAS 1650-1699∗

AÑO ESCLAVISTA MINA ESCLAVOS


1658 Pedro Ruiz de Arguiño Barbacoas 36
1659 Francisco de los Cobos Timbiquí A.E.*
1660 Diego del Castillo de la Concha Barbacoas 12
1660 Francisco de Prado y Zúñiga Barbacoas 33
1669 Marcelo Quiñones Guapilpí N.D.*
1674 Manuela Tabares Timbiquí N.D*
1675 Gaspar Carlos Díaz de Fuen- Barbacoas 43
mayor
1681 Gaspar Estancio y Villada San Ildefonso 66
1690 Pedro Baltasar de Cuellar Timbiquí 15
1694 Ventura Díaz del Castillo Barbacoas 24
219*
Fuente: JURADO Noboa, Fernando, Esclavitud en la Costa Pacífica. Edit.: ABYA-YALA, Quito, Ecuador. p.144.

Aunque el tránsito de negros esclavos en la Costa del Pacífico sur, era evidente para
el siglo XVII y XVIII, el cabildo de Tumaco expide el siguiente auto:

"Que ninguna persona mande esclavos fuera de la jurisdicción de este puerto ni a


otras partes a diligencia ninguna, sin llevar pasaporte de la justicia, ni que tampoco
se admite en él los esclavos forasteros que vinieren sin ese requisito"259.

"que más valía morir en manos de la justicia, y tomando un machete que estaba al lado, le dio a la
hija María Merced con ánimo esta de quitarle la vida.... esto es lo que ha querido el capitán por
estarme violentando". ROMERO, Mario Diego, sociedades negras en la costa pacífica de Colombia,
Revista AMERICA NEGRA. p.148.

"Arrastrada la cola de una bestia... con una soga en el pescuezo atada de pies y manos con voz de
pregonero que publique su delito y así sea llevada por las calles (de Barbacoas) a la horca en que será
colgada por el pescuezo hasta que muera naturalmente"...... ROMERO, Mario Diego. Sociedades negras
en la Costa Pacífica de Colombia,
Revista AMERICA NEGRA. Bogotá.1991. pp.148-351.

En el anterior cuadro no se cuentan los esclavos que trabajan en Barbacoas en labores distintas de las minas,
según Fernando Noboa, estos pudieron ser más de 840, para un total de 1050 para el siglo XVII, los cuales
laboraban en 28 minas, dando un promedio de 30 esclavos por mina.
259
.JURADO, Noboa Fernando Op. Cit. p. 352.
239

Además, en Barbacoas había "orden serrada" de no comprar a los esclavos en las


orillas de los ríos:

"Es orden serrada que ningún esclavo compre en (Barbacoas) cosa ninguna, cuando
pasan canoas a traer plátanos al río Patía (...) porque precisamente han de comprar
al amo sus reventas y ropas por el precio que quiere y hasta el tavaco de amo y
longaniza (...) sin permitir que lo compren en el estanco Rea260.

MAPA 18
PLANO DE LA CARCEL DE BARBACOAS, SIGLO XVIII

Fuente: Sección Mapotecas y Planos, MAPOTECA 4. REF: 27ª. AG/N

260
ROMERO, Mario Diego. Op. Cit p. 145.
240

Como pude ver, el excesivo castigo y un sistema cerrado y rígido en cuanto al


trabajo de las minas, que, para el caso del Telembí, eran verdaderos campos de
Concentración, que no permitían el trabajo "libre", hicieron que el negro se
enmontara y entrara en cimarronaje en las zonas por fuera de la opresión de los
reales de minas, las orillas y barrancas de los ríos Mataje, Rosario y Mira en los
límites con la provincia de Esmeraldas y sobre las estribaciones de la Cordillera
Occidental, en el palenque conocido como El Castigo, que tenía presencia activa de
negros cimarrones. La agricultura de caña y plátano, la pesca y la venta en la orilla
de los ríos hacían parte del sustento diario de estos refugios.

Estos casos exagerados de poblamiento, el de un naufragio que hace que los negros
lleguen primero que sus amos y logren tejer complicados lazos de parentesco con
las tribus locales, o el caso extremo de Casimiro Cortés caracterizan a las TBPS, y
es lo que hace que la cultura que surge de allí no tenga mucho que ver con
poblamientos ligados profundamente al sistema de plantación, como en Cuba o
Brasil, donde, se puede decir, que con la permanencia de la religión africana (Regla
de Ochá o Santería en diversas variables) en amplios sectores de la población negra
y mulata sirvió de hilo conductor con su génesis africana, que les permitió preservar
en mejor forma sus rasgos culturales, manifestados en sus cantos, ritos animistas y,
ante todo la preservación de una variante de la lengua yoruba. Este hilo, en el caso
del Pacífico sur, se rompió tempranamente, como lo manifiestan en sus trabajos
Robert West (2000), Peter Wed (2000) y Odile Hoffman (2000), entre otros. Para
Wade, hoy existe todo un movimiento, a partir de las ONG, para revivir ese pasado
africano. Pero, ante todo con el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural de
la Constitución de 1991, se empiezan a registrar los aportes de las comunidades
negras para la conformación del Estado nacional y, por lo tanto, de la nacionalidad;
el negro era “invisible”, aunque:

“La ciudadanía derivada de los valores cristianos y liberales europeos fue otorgada
en lo legal, en lo formal y retórico al vasto sector de la población afro descendiente,
pero lo discriminó en lo real, en lo práctico y en lo cotidiano. Los afro
descolombianos, formalmente libres a partir de 1851, fueron trasladados- según la
241

visión de las élites - del lugar de esclavizados al lugar de subcivilizados, al lugar en


que el color de la piel se asoció al atraso, al semi-salvajismo, a una situación que solo
podría ser redimida a través de la intensa mezcla con el europeo civilizador; están
como testimonio de esto los distintos escritos al respecto de los ilustres varones de la
aristocracia criolla de la época261. Los lugares y regiones habitadas por gentes de
ancestro africano fueron y continúan siendo sometidos al generalizado abandono del
Estado, a la carencia de infraestructura mínima, de servicios públicos, de salud, de
educación. Los índices de mortalidad, de morbilidad, de analfabetismo, de pobreza
absoluta son mucho más altos entre los afro descendientes que en el resto de la
población nacional. La presencia africana nunca penetró los imaginarios de Nación
que se forjaban en los distintos escenarios hegemónicos262”.

El establecimiento a partir de 1635, de las autoridades españolas en las


estribaciones de la Cordillera Occidental en plena selva pluvial y su consolidación
con la creación del camino a Barbacoas, que acercaba por primera vez la Costa a
los principales centros urbanos de la gobernación, hacen que los negros compartan
territorio con los antiguos pobladores de la Costa, los AWA, en los límites entre la
selva y la llanura del Pacífico, de este sincretismo263, aun quedan recuerdos: el
bombo, la marimba y el guasá se integran al repertorio musical de todas las
comunidades negras en la Costa, al ritmo cadenciado y alegre del bambuco viejo,
conocido actualmente como currulao∗.

262
MOSQUERA, Claudia y otros. Las trayectorias sociales e identitarias. Afro descendientes en las Américas.
Universidad Nacional de Colombia. 2002. Bogotá. p. 16.
263
“En la costa muchos negros se mezclaron con indios, formando zambos, que mezclados con blancos son
hoy comunes en muchos pueblos costeros”. WEST Robert, las tierras bajas del Pacífico colombiano. Instituto
Colombiano de Antropología, 2000, Bogotá. p. 161.

Entrevista a la folclorista esmeraldeña, Pepita Palma, en el festival de música del Pacífico, Diciembre 1989,
Tumaco
242
243
244

TABLA 8
PRIMEROS POBLADORES BLANCOS Y MESTIZOS DE BARBACOAS 1627-1650

No
NOMBRE PROCEDENCIA
1 Juan Alcocer Quito
2 P. Sebastián Armero de Sanabria Pasto
3 Sebastián Arquinigo Vasco
4 Pedro Becerra Pasto
5 Diego Ayllón Santander (España)
6 Pedro Ortiz Braceros (Alférez) Español-Popayán
7 Juan Martín Cabezas
8 Pedro Casañas Buga (Valle del Cauca)
9 Agustina Córdoba Obando y Trejo
10 P. Lucas de la Cueva
11 Angelina Cortés Pasto
12 Juana de la Cruz Pasto
13 Pedro Ruiz de Eguino y Martín Español-Guayaquil
14 Melchor Estancio Amaral Isla Madeira. Portugal
15 Tomas Galíndez Bolaños Pasto
16 Nicolaza Godoy y Prado Pasto
17 Juan Godoy Prado y Ortiz Pasto
18 Francisco Godoy Pasto
19 Antonio Jácome López Quito
20 Inés Alcocer y Cruz
21 Agustín Argüello y Zúñiga Pasto
22 Juan Bautista Arroyo (Escribano) Pasto
23 Juan Núñez de Bonilla Quito
24 Antón Fernández de Bugallón Español
25 Pedro Sánchez de Carvajal Español-Quito
26 Mencia de Cepeda y Belalcázar
27 Francisco de Cobos y Mosquera
28 Hernando Sánchez Cortés
29 Ursula Cortés Parezco Pasto
30 Juan Martín de la Cruz Pasto
31 Antonio de la Cruz Pasto
32 Margarita (India)
33 Gaspar Estacio y Villada Madeira (Portugal)
34 Alonso Godoy y Prado (sargento) Pasto
35 Antonia Godoy y Ortiz Pasto
36 Juan Jácome Obando Flamenco-Pasto
37 Miguel Gutiérrez de León Sevilla (Es)
245

No NOMBRE PROCEDENCIA
38 Juan López
39 Alonso Mejía del Toro
40 García Merchancano Pasto
41 Antonio Moreno Campo Pasto
42 Pedro Maria Navarro Toledo (E)
43 Juan Fernández de Orellana
44 Domingo Palacios
45 Bárbara Pérez
46 N. Parezco
47 Antonio Portocarrerro
48 Brigida de Prado y Zúñiga Pasto
49 Francisco Ramos (Alférez)
50 Francisco Serrano Buga (Valle del Cauca)
51 Mateo Tabares Portugues (Judio)
52 Cristóbal de Vergara (Lic.)
53 Juan López de Ulloa Galicia (E)
54 Matías Vallejo (Pbro.)
55 N. Villada Oyón
56 Sebastián Vivero de Sanabria
57 Gaspar Lorenzo
58 Sebastián Merchancano Pasto
59 Baltasar de Montesdeoca Español-Quito
60 Angélica Muñoz
61 Jerónimo Oyón y Escandón
62 Juan Ortiz de Argueta y Godoy Almaguer (E)
63 Andrés de Pineda
64 María del Portillo
65 Francisco de Prado y Zúñiga Pasto
66 Elena de Prado y Zúñiga Pasto
246

No NOMBRE PROCEDENCIA
67 Marcos Rivera
68 Juan García Tenorio (sargento) Buga (V del C)
69 Manuel del Valle Sevilla (E)
70 Andrés Zambrano (Pbro.)
71 Juan de Vargas Machuca (Alf.)
72 Jacinta Villada Oyón
73 Alonso de Villada España
74 Juan Rengifo
Fuente: JURADO Novoa, Fernando. Esclavitud en la costa Pacífico, siglos XVI al XIX, Ediciones Abya Ayala, Quito
Ecuador. 1990. pp. 74 -97.
247

5.5. Vínculos espaciales


Nada de lo anterior hubiera sido posible sin el aprovechamiento y construcción de
caminos que hicieran permisible la comunicación de personas y mercancías entre
sus nacientes centros urbanos, al crear ejes estructurantes de dominación colonial y
por los que se pudieran transportar sus funcionarios estatales, sus sacerdotes y
comerciantes; se tiene entonces, que los caminos, juegan un papel importante en la
construcción de esta nueva sociedad, en especial, porque, por entre sus senderos,
fluye también, el activo cultural, social y simbólico de sus usuarios y de estos con los
nacientes ciudades; estudiar la estructura de una red de caminos hace entender
mejor la tenencia de la tierra, su interacción social y cultural y, en general, la
construcción de la cotidianidad de sus habitantes y, como en el caso en la región de
estudio, es un factor importante para crear características homogéneas, que son
base fundamental para la creación de región, desde bien entrada la Colonia hasta la
actualidad.

Como ya se dijo, la colonización del norte de Colombia se hizo a partir de sus dos
grandes ríos, Magdalena y Cauca, y en sus cuencas se fundaron los principales
centros urbanos; en cambio, en el sur, la conquista del territorio se realizó por los
antiguos senderos precolombinos, a pie y a caballo, que, para el caso de los Andes,
John Murra, calcula en más de 25000 kilómetros, cálculos que le corresponden
exclusivamente a lo concerniente al imperio incaico∗, sin tener en cuenta la red vial
que cada una de estas culturas tenía y con la cual podía sostener su civilización; hoy
se conocen los caminos utilizados por Muiscas, Taironas, y Quimbayas en el centro
y norte del país; y, en el sur, hay relatos tempranos del camino de los Quillacingas
hacia el oriente amazónico, la red creada por los mindalaes Pasto en el Macizo
Colombiano y en los Andes del norte del Ecuador, además de la trama de caminos


Este tema lo trata John Murra en: El mundo Andino, población medio ambiente y ecología, en su capítulo La
temprana percepción del mundo andino y sobre la tecnología en el mundo andino; leer selección elaborada
por la universidad Autónoma de México y realizada por Heather Lechtman, Tomo I. México. 1985.
248
249

que comunicaban con las comunidades del piedemonte costero, como los abad, y de
éstos con las comunidades Sindaguas del Pacífico.

Si se tiene en cuenta que una de las actividades más importantes de las


comunidades indígenas asentadas en el el actual Departamento de Nariño era el
intercambio de productos generados por la actividad intensa de la
complementaridad ecológica, que se expresa en la explotación de los recursos
naturales a partir de la utilización de diferentes pisos térmicos y, además, la
interacción con otros grupos ubicados en sus fronteras externas, que se
caracterizaban por su alto grado de porosidad, que se expresaba en el intercambio
fluido de productos provenientes de otros macroambientes ecológicos como fueron
la Amazonía y la Llanura del Pacífico, de este primer macroambiente se traían
productos, como plumas, armas, plantas medicinales y rituales y coca, entre otros, y
de la occidental Llanura del Pacífico, el spondyllus, molusco bivalvo, de gran valor
económico (que en muchas partes del incario servía como moneda), oro, plumas y
conchas.

Para el caso de las comunidades Pasto, dicho comercio lo ejercía una élite de
comerciantes, llamados mindalaes264, que creaban colonias extraterritoriales para
controlar su explotación y distribución de los recursos; todo ello era posible por una
bien elaborada red de caminos, que permitía su tránsito y garantizaba posibles
alianzas en periodos de guerras interétnicas; muchos de estos caminos aún existen
y se utilizan en Nariño, como el camino del actual municipio de San Pablo al
municipio de San Agustín, de Iles al valle del Guamués, de La Victoria, actual
corregimiento del mucipio de Ipiales, con la región media amazónica, o la maraña de
caminos que, partiendo de Rumichaca, en la frontera con el Ecuador, se distribuyen
hacia los actuales municipios de Cumbal, Guachucal, Mallama, Ancuya, Sotomayor,
y que se conectan con las diferentes comunidades del Pacífico.

264
LANDAZURI, Cristóbal. Los curacazgos Pastos Prehispánicos, agricultura y comercio siglo XVI. Abya Yala.
Quito. 1998. p.p. 31-42.
250

Pero, indudablemente, el camino que más llamó la atención de los conquistadores


europeos fue el Cápac Ñan, mejor conocido, hoy, como el Camino del Inca, que se
dirigía a todas las direcciones del imperio, la perfección de su trazo, su extensión,
desde el sur de Colombia hasta Chile, la ubicación para cada jornada de a pie, de
tambos, los cuales preservaban la alimentación y brindaban hospedaje a los viajeros
y funcionarios imperiales, permitía que los diferentes pueblos del imperio se
vincularan al proyecto estatal en forma eficiente y que mostraran el avance de sus
constructores frente a los avatares de la naturaleza, que revela una idea sobre sus
adelantos tecnológicos∗; dicho camino, en algunos de sus tramos más benignos, en
cuanto al relieve, podía tener una anchura de 6 metros y, en las zonas empinadas,
se angostaba, para formar una hilera de interminables escaleras, como dice John
hyslop:

«Los escalones con frecuencia son de piedras de campo ancladas en la superficie


de la pendiente. Cuando se usan escalones en abundancia tienden a producir el
efecto de angostar el camino, lo que nos lleva a observar que un camino de 6
metros de ancho sobre una superficie plana puede verse reducido a un ancho de 1
a 3 metros allí donde se usa una considerable cantidad de escalones ya que estos
requieren un trabajo sustancial para su construcción y mantenimiento. Los
cronistas tempranos de la conquista abundan en comentarios sobre estos
escalones en el camino incaico. Su frecuente mención se debe sin duda a lo
impresionante de su construcción (algunas cuestas tienen miles de escalones) y
porque eran difíciles de transitar a caballo por el temor que les ocasionaba […]265”.

O como lo describe el ya citado Cieza de León:

“…..Habia en los tiempos de los ingas un camino real, hecho a manos y fuerzas de
los hombres que salía de esta ciudad (Quito) y llegaba hasta la del Cuzco, de donde
salía otro tan grande y soberbio como él, que iba hasta la provincia de Chile, que esta


Para ilustrarse más sobre la tecnología en el mundo andino (1985), leer el tomo I subsistencia y
mensuración, selección elaborada por LECHTMAN, HEATHER. Universidad Autónoma de México. México.
1985.
265
Citado por BOTERO, Sofía. Redescubriendo los caminos históricos desde Colombia. Bulletin de l’Institut
Français d’Études Andines / 2007. Bogotá. 2007 pp. 343-352.
.
251

de Quito más de mil doscientas leguas, en los cuales caminos había a tres y cuatro
leguas muy galanos y hermosos aposentos o palacios de

MAPA 22
CAMINO DEL INCA

los señores y muy ricamente aderezados. Podráse comparar con este camino a la
calzada que los romanos hicieron, que en España llamamos el camino de la Plata”.

“…. Me parece que si el emperador (Carlos V) quisisese mandar otro camino real
como el que va del Quito a Cuzco o sale del Cuzco para ir a Chile, ciertamente con
todo su poder para ello no fuese poderoso, ni fuerza de hombre le pudiese hazer sino
fuese con la orden tan grande que para ello los Incas mandaron que hubiese…∗”.


Cieza de León, en su Crónica del Perú (1971), explica en muchos de sus apartes los aportes tecnológicos
de los incas, lo mismo hace John Murra (2002), en el texto: el Mundo Andino, varias veces citado en esta
252

El asombro de los españoles demuestra la magnitud de esta obra ingenieria, la que


se realizadó totalmente con energía humana, utilizando la minga y la mita, como
unidades de trabajo voluntario y obligatorio; al no poseer animales de tiro y carga de
gran alzada, como los caballos, estos caminos se diseñaban para el tránsito a pie y
de gran distancia de sus usuarios, por eso el uso intenso de escaleras y de frágiles
puentes colgantes, que acortaban el camino entre los estrechos valles interandinos;
llama la atención que esta opinión del cronista se realiza en pleno auge del
Renacimiento europeo, que se caracterizó, ante todo, por el surgimiento de la ciencia
y la tecnología moderna, pero no de Estados fuertes, que pudieran emprender
grandes empresas, como sucedia en la América precolombina.

De esta manera, el Camino del Inca se dilataba según como el imperio conquistaba
nuevos territorios; en el caso de Nariño, lo que se puede inferir de los estudios ya
citados de Frank Salomon (1980), María Victoria Uribe (1986) y de Cristóbal
Landázuri (1998), el Inca mejoró los caminos ya existentes antes de su llegada y los
vinculó a su enmarañada red vial imperial, en especial en lo referente a la instalación
de tambos, depósitos de granos y su mantenimiento; estos mismos vínculos
espaciales los utilizaron, en su conquista, los europeos hasta bien entrada la Colonia
y, en algunos casos, como el camino a Barbacoas, o a Mocoa, en el actual
Departamento de Putumayo, los utilizaron los gobiernos republicanos hasta
principios del siglo XX y luego los convirtieron en vías carreteablesm como la actual
vía al mar que une la sierra con la Costa.

5.5.1. El camino a barbacoas


El establecimiento de este camino esta liga al proceso de conquista y posterior
colonización de las Tierras Bajas del Pacífico (TBP) que, como ya se vio, fueron las
primeras en descubrir, pero las últimas en dominar, entre otros factores, por la
belicosidad de sus habitantes y por lo agreste de su selva tropical húmeda, que las

investigación; el libro: Tecnología en el mundo andino (1985), anteriormente citado de Lechtman Heather, de
Cristóbal Landázuri, Los curacazgos Pastos Prehispánicos (1995), de John Hyslop. El sistema de caminos
incaicos (1972), entre otros.
253

hacian prácticamente inhabitables e ignoradas por los españoles durante todo el


siglo XVI, como lo recuerda el padre quiteño Juan de Velasco ( ):

“….Fueron estos países ignorados de nuestros conquistadores por bastante tiempo.


No se sabia de ellos por mar; porque siendo toda aquella costa brava, y sin conocido
puerto, desde mas arriba de la Gorgona, ningún europeo había arribado a ellos.
Tampoco se sabía por tierra, aunque, estaba en la raya de Popayán y de Quito;
porque siendo muy extraviados del camino real, y llenos de pantanos, y cerrados de
bosques impenetrables, los juzgaron inútiles, y los despreciaron todos, la fama que
corrió despues sobre el mucho, y finísimo oro, del cual estaban adornados de pies a
cabeza los indianos, sin usar de otro metal aun para sus instrumentos, y armas, y
sobre el particular carácter de esa nación, metió a los gobernadores de Popayán en
los deseos de conquistarla.266”

Para el padre Velasco, dicho territorio se dividía en tres grandes tribus: los
Barbacoas, los Telembí y los Iscuandé, todos ellos ubicados en las riberas de los
ríos y afluentes del Patía, Iscuandé y Telembí, y que se comunicaban con las
comunidades de las Tierras Altas de los Andes (TAA), en los asentamientos de
Panga, Sacanpús, Ancuya, Guachavés, entre otros, pero, por su alta belicosidad, no
permitieron un comercio fluido y permanente con estas comunidades y, por lo tanto,
se puede decir, que sus vínculos comerciales, aunque permanentes, fueron pobres,
en contraposición a los contraídos con las comunidades del oriente amazónico que
fueron más fluido e importantes.

266
VELASCO, DE Juan. Historia del Reino de Quito en la América Meridional, Historia Moderna, tomo III,
Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1979. pp. 87-88.
254

ILUSTRACIÓN 8
PUENTE DE BEJUCOS DE GUASCAS

Fuente: AMÉRICA PINTORESCA. ÁNCORA EDITORES. BOGOTÁ. 1984

Para contrastar con la visión de Alonso Luis de Lugo, al navegar por el Río Grande
de la Magdalena en su famosa excursión que terminó por descubrir el territorio
Muisca267, la sal no fue un mercado importante entre estas dos comunidades, que
permitiera un intercambio de valor simbiótico; en las TAA, la sal provenía de las
fuentes termales de origen volcánico aunque no tenía el aspecto blanquecino de la
sal de mina de Zipaquirá, servía para el consumo humano y, además, el comercio de
peces o mariscos no fue de la importancia que tuvo en el resto del mundo andino; al
carecer de grandes ríos en las TAA, la pesca fluvial no tuvo mayor importancia, en

267
TOVAR PINZON, Hermes. Relaciones y visitas de los Andes, siglo XVI, tomo III, región Centro Oriental.
Instituto Colombiano de Cultura Hispánica- Colcultura. Bogotá. 1993 - 1996. p. 45.
255

contravía de la abundancia de recurso íctio generada por el desove estacional de


millones de peces, que son el origen de “La Subienda” en el medio y alto Magdalena,
que requería grandes cantidades de sal para su preservación, para aprovechar el
recurso en tiempos de escasez o para comerciar a distancia con otras comunidades.

Mientras en las TBP, la alta pluviosidad, los cortos, pero recios ríos que desembocan
en el andén del Pacífico, hacen a sus costas no aptas para la creación de salitreras
al aire libre, como existen en el seco Caribe guajiro del norte de Colombia, hasta el
día de hoy, la sal que se consume a nivel humano o industrial en esta región se trae
del sur del Ecuador o norte del país, desde muy temprano la importancia de su
conquista y posterior poblamiento se ligaría al descubrimiento del oro en los
meandros y costas de sus ríos, como lo observaba el padre Velasco.

Los intentos por llegar a las TBP se realizaron desde dos frentes: el primero, desde
el año 1568, cuandoel gobernador de Quito, licenciado Lope García de Castro,
destacó al capitán Andrés Contero, corregidor de Guayaquil, para pacificar la
Provincia de Esmeraldas (actual provincia de Esmeraldas, Ecuador, frontera con el
municipio de Tumaco en la Costa Pacífica), con prebendas muy parecidas, por su
generosidad, a las endilgadas a otros pacificadores, como Prado y Zúñiga, partió a
principios de octubre de ese año con 40 soldados y muchos caballos y ganado, y
relata que:

“…Metimonos por unas montañas desiertas y como las guias que llevábamos había
muchos tiempos que no habían andado aquel camino, desatinaron y anduvimos
muchos días perdidos. Perdieronse los ganados, padecimos muchas hambres y
calamidades hasta el segundo día de pascua de navidad, que di de una provincia
poblada de buena gente vestida y que todos andan adornados de joyas de oro, en
las narices y las orejas y labios de abajo….. Dieronme la noticia que en la provincia
de Tacama se sacan esmeraldas finas y mucho oro… y sabese cierto que todas las
esmeraldas que ha habido en estos reinos han salido de aquellas provincias….268”.

268
PONCE LEIVA, Pilar. Op. Cit. pp. 69-70.
256

Para el año 1571, la Gobernación de Quito nuevamente intenta abrir un camino más
corto, que uniera esta ciudad con Manta, pero la actitud belicosa de los indígenas y,
en especial, la de los comerciantes de Guayaquil, que se oponían a la apertura de
nuevas vías hacia Panamá, impidieron su realización; su motivación, antes que el
oro, era agilizar y abaratar el ingreso y salida de mercancías hacia el centro de la
Gobernación.

Y el segundo intento se realizó, a partir de la última repoblación de Barbacoas en


1535, por don Francisco de Prado y Zúñiga y, como una de sus capitulaciones frente
a la conquista y reducción de los indígenas Sindaguas Barbacoas, fue solicitar al
Gobernador y capitán general de la Provincia de Popayán, Lorenzo de Villaquirán,
formalmente se le autorice la apertura del camino de Barbacoas a Túquerres, el 24
de Septiembre de 1635 le responde el Gobernador, según el siguiente Decreto:

“…Vista esta peticion y la ynformacion y demas rrecaudos que el maese de campo


don Francisco de Prado y Cuñiga mi lugar teniente y justicia maior de las
Baruacoas presenta ante mí y examinada la justificacion con que a procedido en el
castigo y allanamiento y paficicación de los yndios Sindaguas y lo bien y
puntualmente con que a seruido a su Magestad en esta ocacion como en otras
que me consta que asi mismo a acudido en el allanamiento de los yndios rreueldes
de aquellas prouincias de las costa de la mar del Sur a ymitacion y memoria de
sus pasados y que esta pronto para actuar de poner rrazon las dichas prouincias
de las Baruacoas como asi mismo abrir el camino para el comercio desta ciudad a
aquellas prouincias con que comodamente se puede traginar con mulas y otros
animales de carga para que se aliuie a los yndios que estan en el dicho camino
que no carguen sobre sus hombros lo que es necesario para aquella parte. Dixo
que aprouaua y aprouo rratiticaua y rratifico quanto por estos dichos autos consta
auer hecho y le da la licencia que pide para boluerse a seuir a su Magestad en
aquellas prouincias dichas de las Baruacoas en el dicho oficio de su lugarteniente
y justicia maior y maese de campo de la gente de guerra que alli asiste y que abra
el dicho camino según y cómo en el dicho su titulo se especifica y ansi mismo
apunte generalmente los yndios que en las dichas Baruacoas tiene poblados asi
de los sindaguas como de los demas que alli está por apuntar y que se le den los
257

tantos que de esta cauza pide autorizados en manera que haga fee para los
presentar donde más le conuenga sobre lo qual anteponia y antepuso su autoridad
y decreto judicial al que para su balidacion es necesario y a lugar de derecho ansi
lo proueio mando y firmo quedando siempre en su poder los autos originales. Don
Lorenco de Vilaquirán269”

Al reconocerle, entre otras virtudes, a don Francisco de Prado el de: “… persona


que desde su niñes se a criado en aquellas prouincias de que tiene larga y
particular experiencia y conosimiento y continuando los muchos seuicios que en
ellas hicieron tios y hermanos suios que murieron a manos de aquellos enemigos”,
expresa el deseo de activar los puertos y el comercio entre la naciente tierra de
minas y el territorio de haciendas en los Andes, per,o además, autoriza todos los
recursos económicos y humanos para su construcción, “…. que en ello no le
pongan estoruo ni ynpedimento antes le den todo a fauor y ayuda peltrechos
mantenimientos auios y cargueros pagandoles su trauajo y valor…270”; además, el
mismo gobernador autorizaba a Prado y Zúñiga a crear encomiendas para
asegurar el pan coger y la alimentación requerida para la activación de las minas,
esto último, hasta el día de hoy, sin poderse realizar.

Por otra parte, la reducción de los indígenas sindaguas-barbacoas era


indispensable para garantizar los núcleos poblacionales que se iban estableciendo
en el Litoral Pacífico, en especial los de Santa Bárbara- Iscuandé, que permitía el
ingreso a la sierra, por los actuales municipios de Cumbitara y Policarpa y, desde
allí, a Pasto; también la Isla del Gallo, en la bahía de Tumaco, y, primordialmente,
la estabilización y defensa del nuevo asentamiento de Santa María del Puerto de
las Barbacoas, que quedaba en todo el corazón minero de la costa y garantizaba
el manejo de las playas ricas de placeres de oro del Río Telembí y de sus
afluentes; lo mismo que garantizaba el tránsito de personas y mercancías por el
Valle del Patía, y de municipios como el actual El Tambo y El Peñol, donde

269
Autos que remite el Gobernador a su magestad en su Real Consejo de las Yndias sobre el castigo que se
les a hecho a los induios Sindaguas, caribes comedores de carne humana Fondo Quito. Legajo 16. AG/I. pp.
2-3.
270
Ibid. p.4.
258

atacaban permanentemente los viajeros, las comunidades indígenas reducidas,


los esclavos negros y los trapiches de caña y sus habitantes; todos los anteriores
contactos bélicos se producían a escasos kilómetros del asentamiento principal, la
ciudad de Pasto, como dice al auto de proceso:

“….Santiago del Sindagua prouincia de las Baruacoas en ueinte y quatro días del
mes de Julio de mil y seiscientos y treinta y cinco años, don Francisco de Prado y
Cuñiga maese de campo teniente de gobernador y justicia maior en estas dichas
prouincias por el rrey Nuestro Señor y en virtud de la comicion que tengo del Señor
don Lorenco de Villaquiran gobernador y capitan general desta gobernacion de
Popaian auiendo uenido con mi compañía de gente española e yndios amigos a la
conquista reducion pasificacion y castigo de los yndios Sindaguas y de guerra
desta dicha prouincia del Sindagua y para que sepan auiriguen los delitos atroses
y muertes que an hecho como la muerte de Lope Ortis caudillo de la ciudad de
San Felipe de Austria con onze soldados y vezinos della la qual dicha ciudad
quemaron y saquearon sin dejar persona en ella uiua lo qual abra tiempo de veinte
años.

Asimismo dentro de muy poco tiempo salieron los dichos Sindaguas como lo
tenian de costumbre y echaron una enboscada al capitan Domingo Ortes que iba a
la dicha ciudad de San Felipe con otros quatro españoles y algunos negros e
yndios Pastos y los mataron todos rrouandoles toda la hazienda que lleuauan. Y
asimismo susesiuamente fueron los dichos Sindaguas y pusieron serco a la ciudad
de San Francisco de Sotomaior y quemaron algunas casas della y hizieron otros
destrosos que a no auer estado tan bien fortalezida la quemaran y despoblaran
como la de San Felipe.

También fueron de mano armada y aso pensado según la noticia que hubo los
dichos yndios Sindaguas a dar fuego y quemar la ciudad de Santiago del Principe
y estando sercada de los dichos Sindaguas enuio al socorro de dicha ciudad el
gobernador que era en aquel tiempo a Franco Muños de Otero al qual le echaron
una emboscada y lo mataron con otros quatro españoles que yban en su
compañía y le rrouaron quanto lleuaua. Y asy mismo dentro de muy poco tiempo
se fueron de mano armada muy gran cantidad de yndios Cindaguas a la ciudad de
San Francisco de Sotomayor para la quemar y uisto la defensa por los españoles
259

amenasaron grandemente a los yndios del seruicio de la dicha ciudad por las
quales quebrantaron la pas que tenian dada a su Magestad y se alsaron matando
a muchos de los españoles.

Asi mismo an despoblado el rreal de minas de Yácula donde mataron al


licenciado don Diego Mexia, cura de la dicha ciudad de San Francisco y al capitan
Joan de Bayona y a don Gaspar y don Agustin de Prado y otros españoles, cuyos
cuerpos quemaron juntamente con las casas donde no se halló solamente mas de
las senysas rrouando todos los ornamentos y demas necesario del Culto divino y
bestidos que tenian los españoles que estauan en el dicho rreal con muchos otros
yndios que mataron en esta ocacion los dichos yndios Cindaguas.

Y asimismo an ydo los dichos yndios Cindaguas muchas veses a la ciudad de


Santa Maria del Puerto y de Santa Baruara de la Ysla del Gallo del Mar del Sur y
an muerto más de mil almas del seruicio de las dichas ciudades con otros
muchacos y chinas que se an traydo par su seruicio los dichos Cindaguas.
Asimismo abra tiempo de doze años que auiendo venido los españoles al castigo
de los rreferido enuistieron con un rreal que estaua hecho en el rio de la pas
debajo de la qual envistieron con los soldados y amigos y mataron algunos dellos y
salieron muy mal erydos algunos soldados y entre ellos el capitan Joan Cauecas.

Asimismo dentro de dos meses se fueron los dichos Cindaguas y se lleuaron mas
de treinta personas de las que seruian a los españoles de la dicha ciudad. Y asi
mismo abra tiempo de seis años que fueron los dichos Cindaguas y hecharon
serco a la ciudad de Santa Maria del Puerto y hallandola fortalecida dieron en una
casa de un yndio llamado Quandanvi del seruicio de los españoles y mataron
todos los yndios lleuandose las mugeres y niños para su seruicio, dando fuego a la
casa rouandose que anto auia en ella.

Asimismo abra tiempo de dos años que fueron los dichos Cindaguas al hato del
capitan Lope de Venauides que está en el Valle de Patía y mataron diez y nuebe
personas españolas esclauos negros yndios saqueando cuanto auia en el dicho
hato y quemaron todas las casas. Asimismo fueron los dichos Cindaguas y
despoblaron los pueblos de Sainabanba y Pinguata, yndios del seruicio de los
españoles de la ciudad de Popaian y pueblo de Envanacos los quales rrobaron y
saquearon quemando las yglesias y casa y otros muchos daños que an hecho en
260

el valle de Patía y jurisdicion Popaian asi en sus naturales como en pasajeros


españoles por cuia causa y daños an perdido muchos las uidas y otros las
haziendas asi de la dicha ciudad como sircunuezinos.

Asimismo fue muy gran cantidad de yndios Cindaguas al pueblo de Sacanpus del
distrito de la ciudad de Pasto y quemaron la yglesia casas matando mucha
cantidad de personas con lo qual los pocos que escaparon se an desnaturalizado
por el rriesgo grande que auia. Asymismo an ydo los dichos Cindaguas muchas
ueces al rrio de Guaytara donde an muerto más de sesenta yndios tributarios de
los pueblos del Tambo Pintado, Panga y Peñol. El qual dicho pueblo del Peñol del
temor se a rretirado y desnaturalizado de su natural. Asimismo abra tiempo de año
y medio fueron los dichos Cindaguas una noche y dieron fuego a un trapiche casas
y cañaberales que tenian las señoras monjas de la ciudad de Pasto en el rrio
Guytara donde se perdio mucha hazienda por cuia cauza esta despoblado dicho
trapiche. Asimismo an quebrantado la pas que an dado los dichos yndios
Cindaguas muchas ueses a los capitanes que an sido en nombre de Su Magestad
delitos atroses dignos de ponicion y castigo para cuia auiriguacion hize estas
cauesas de proseso por la qual se esaminaron los testigos que supieron de los
casos rreferidos asi lo mando y firmo.

Asimismo el comer carne humana como lo tienen de costrumbe los dichos


Sindaguas. Don Francisco de Prado y Cuñiga271”.

Diez años después, y gracias a las capitulaciones firmadas entre la Corona y


don Francisco de Prado, se da inicio al camino de Barbacoas a Túquerres, para
lo cual tuvo todo el apoyo de las autoridades, para unir por primera vez, por vía
terrestre todo el territorio del actual Departamento de Nariño, pero, al mismo
tiempo, empezó la decadencia de algunos de los primeros asentamientos
establecidos en la fronteras de las tierras de minas, como fue Madrigal (fundada
por Antonio de Prado en 1544, vereda del actual municipio de Policarpa) y su
entorno, donde sus vecinos blancos se trasladaron a ciudades como Popayán o
Pasto; la población de Iscuandé pierde, de esta manera, su contacto por tierra
hacia la sierra y sólo se conecta por vía fluvial y marítima a las ciudades de

271
Ibid. pp. 8-10.
261

Tumaco y Barbacoas, hasta el día de hoy; Barbacoas se convierte en el puerto


fluvial más importante del Departamento y se estabiliza como un centro muy
activo de comercio y de pasajeros entre las TBP y las TAA; por esta vía
ingresaban los víveres y abarrotes para alimentar los nacientes territorios de
minas y se creó una de las dos élites más importantes del Departamento, “los
señores del oro”, que tuvieron, por su riqueza económica, gran influencia
política hasta bien entrado el siglo XX y fueron los protagonistas de la guerra
civil generada por la manumisión de esclavos decretada por el presidente
liberal, José Hilario López (1798-1869), en 1851.

El camino a Barbacoas, prácticamente se dividía en dos: desde el puerto hasta


Ricaurte, por lo escarpado de su trazo, su tránsito se hacía a pie y con
cargueros indios, y de allí hasta Túquerres a lomo de mula]; solo se mejoró su
diseño a finales del siglo XIX, con la intervención, vrentre otros, del ingeniero
Fortunato Pereira Gamba y, luego, a finales del siglo XX, con su rectificación y
pavimentación, en lo que hoy se conoce como la vía al mar que une la ciudad
de Túquerres con la ciudad de Tumaco.

Esta obra civil fue la de mayor impacto social realizada por los españoles; su
impronta, en la formación social y económica del Departamento, ha sido
enorme, en especial para la creación de un comercio que tenía como base
esencial la preservación de carnes, con apliación de viejas técnicas ibéricas,
como el tasajo, que recurre a la técnica de la deshidratación de la carne
empleando gran cantidad de sal; los quesos, la ropa de Castilla, especialmente
producida en la actual provincia ecuatoriana de Ibarra; pero, además, mantuvo
en el tiempo, a pesar de las dificultades de su tránsito, la migración, en épocas
de crisis del oro, de las capas inferiores de la sociedad colonial, como los
llamados “blancos pobres”, que poblaron los bordes de la Cordillera Occidental,
en los actuales municipios de Túquerres y Guaitarilla; muchos de ellos fueron
administradores de haciendas, otros se convirtieron en verdaderos
colonizadores, que se casaron con mujeres nativas, para producir un mestizaje,
262

que hasta el día de hoy se mantiene, como consta en los dilatados pleitos de
testamentos y de tierras, que reposan en el Fondo Popayán, y testamentarios,
del Archivo Nacional de Historia del Ecuador.

Otros “blancos pobres” migraron hacia la zona de la Costa norte, en los


actuales corregimientos de Mulatos, Vigía, Amarales, Boquerones y
Pasacaballos y se convirtieron en navegantes y calafateadores∗ de las

ILUSTRACIÓN 9
CESTO DE CARGUERO A BARBACOAS

FUENTE: AMÉRICA PINTORESCA. ÁNCORA EDITORES. BOGOTÁ. 1984


La construcción de barcos de madera para la pesca y el transporte marítimo fue una actividad muy
importante en las zonas costeras del país hasta fines del siglo XIX, en que empezó a declinar por la
competencia de las embarcaciones de casco de hierro. Sin embargo, transcurrido más de un siglo, con
grandes avances en los materiales disponibles y en las tecnologías de producción, se siguen manteniendo en
activo algunos astilleros que utilizan las primeras materias y los sistemas tradicionales. Esta actividad
requería un notable número de artesanos especializados como los carpinteros del monte rebera, herreros
navales, cordeleros o los calafateadores, ademá de peones dedicados a diversas tareas.
263

embarcaciones de cabotaje entre Tumaco y Barbacoas, produciendo la única


colonia de blancos en la Costa Pacífica y que es uno de los orígenes de los
pocos “blancos históricos”, que existen hoy en las TBP, de todo el país272.

Con la unión, por el camino a Barbacoas, de las TAA y las TBP, se completó el
imaginario local de la ocupación del territorio del actual Departamento de
Nariño, que revela la visión de sus dos protagonistas más importantes,
Sebastián de Belalcazar y don Francisco de Prado y Zúñiga, el primero
fundador de de la ciudad de Pasto y su entorno, y el segundo, que alcanza el
título de haber sido el único conquistador nariñense, y que organizó los reales
de minas y su poblamiento, en especial por ser quien trajo los primeros
africanos al territorio y uno de los pioneros en el mestizaje étnico; al morir, dejó
más de cincuenta minas de oro y, durante sus largos años de vida, vió cómo se
estabilizaba su proyecto económico, que aportaba un tercio del oro producido
en la Nueva Granada∗.

272
WEST G. Robert, Las tierras del Pacífico colombiano. ICAH. Bogotá. 2000. p. 169

Para ver en detalle todo el proceso de la esclavitud y sus primeros pobladores europeos en las TBP, ver el
texto del Doctor, Fernando Jurado Novoa , Esclavitud en la costa Pacífica, siglos XVI al XIX. Editorial Abya-
Yala, Quito, Ecuador. 1990.
264

CAPíTULO VI
MOVIMIENTOS SOCIALES
EN EL SIGLO XVIII Y XIX
265

6.0. Movimientos sociales y poblamiento

Durante estos dos siglos el gobierno colonial no se había validado en todo el


territorio de América; se puede decir que había más territorio que gobierno. La
pesada y obsoleta máquina de gobierno colonial no podía dar respuesta a los
rápidos cambios que se sucedían en Europa y en América Latina; las
interminables guerras de sucesión entre las diferentes coronas europeas
requerían de ingentes recursos económicos. Desde muy temprano, a mediados
del siglo XVI, potencias como Inglaterra, Francia y los recién liberados territorios
de los Países Bajos, especialmente Holanda, habían convertido el Mar Caribe en
el centro del pillaje y la piratería. que tenía fundamentalmente dos frentes: el
primero acosar el acopio y transporte de los metales y piedras preciosas de
América hacia el viejo continente, y, el otro, romper con el monopolio del comercio
que mantenía España con sus colonias.

El inicio de la Revolución Industrial en Inglaterra y sus aliados hace que España


entre en contravía de los cambios sociales y políticos generados por la
mecanización y la industrialización; se refugia en el fanatismo religioso como una
forma de ver y sentir la construcción del Estado nacional, que, como ya se dijo, era
una confluencia de pequeños pueblos con diversos orígenes y proyectos
culturales. Desde los Reyes Católicos, el proyecto colonial fue el mismo, mantener
una burocracia con pocas funciones, basada en una sociedad fuertemente
estratificada, con unas élites identificadas con los valores fundamentales de la
metrópoli y con unas leyes que no correspondían a la realidad en la cual se
aplicarían.

6.1. Reformas Borbónicas y levantamientos populares


Europa para finales del siglo XVII, había consolidado la propuesta de desarrollo
capitalista, que se manifestaba en el impulso del mercantilismo como propuesta
económica mundial y que para Marx “…. las colonias brindaban a las nuevas
manufacturas que brotaban por todas partes mercados para sus productos y una
acumulación de capital intensificada gracias al régimen monopólico. El botín
266

conquistado fuera de Europa mediante el saqueo descarado, la esclavización y la


matanza, fluían a la metrópoli para convertirse aquí en capital…273”, lo anterior,
tenía como base el reconocimiento de la propiedad privada y de todos los efectos
producidos por ella en esta nueva forma de dominación económica, y que se
refleja en la promulgación de nuevas leyes que manifestaban esa nueva realidad
social y que rompían con el concepto de desarrollo estamental heredado desde la
feudalidad, sentando de esta manera, uno de los principios básicos del Estado
nacional moderno, el de ejercer el poder político centralizado, generando un nuevo
concepto de nacionalidad y de ciudadanía, principios fundamentales para la
primera etapa de acumulación de capital de algunos países europeos, que para la
época, habían demostrado la eficacia de esta políticas y que se reflejaba en su
ascendente poder económico, político, cultural y militar, frente a una debilitada y
cada ves mas empobrecida España, que mantenía con pocos cambios, su
política colonial desde comienzos del descubrimiento de América.

Con el ascenso al trono de los monarcas de la casa de Borbón, se inició un


periodo de grandes transformaciones políticas, económicas y administrativas, en
España, en especial, por su sentido altamente centralista, que tomó como modelo
el sistema francés de gobierno, y que además, buscaba reorganizar las relaciones
entre la península y los territorios de ultramar y que tenía como eje una
actualización de las políticas imperiales frente a la economía y al manejo del
Estado, heredado por los Habsburgo, aunque dichas políticas no buscaban un
cambio profundo de las relaciones coloniales, creía que era tiempo de reformas
modernizantes, como las emprendidas por otras monarquías y las cuales se
conocen hoy como el “despotismo ilustrado”, el cual podría oponerse a la agresiva
Inglaterra, la cual había canalizado gran parte del éxito de la naciente manufactura
y de la apropiación de las nuevas rutas comerciales y que amenazaba el
monopolio comercial de América.

273
MARX, Carlos. El capital, Fondo de Cultura Económico, México, 1974, Vol.I, pp. 640-641.
267

“El centro de la reforma fue, sin duda, el dominio de la monarquía y el Estado


sobre los intereses particulares y corporativistas en todos los aspectos de la
sociedad, la agricultura, la industria, el comercio, el arte y el conocimiento. España
se debatía entre el proteccionismo y el libre comercio. Este conflicto fue conjugado
con la implementación de las medidas reformadoras. Se mantuvieron las
restricciones comerciales con las colonias, pero se suprimió el tradicional
monopolio de Sevilla y Cádiz como puertos autorizados a tal comercio; para
algunos productos manufacturados se liberaron los derechos de salida de la
Península y los de entrada en América, también se negó el trafico con puertos no
españoles o de mercancías europeas274”

En lo fiscal, se fortaleció el recaudo, creando nuevas rentas estancadas y


liberalizando puertos para el comercio entre España y sus colonias, en lo
administrativo, se suplantó al Supremo Consejo de Indias, que quedó reducido a
un mero órgano consultivo275. Este gobierno centró sus reformas en la
implementación de nuevas instituciones, como la creación del Virreinato del Río de
la Plata y de las intendencias; estas últimas, redujeron la autonomía de virreinatos
y cabildos a partir de 1770276, cuando se instaló la primera de ellas en el Río de la
Plata, para luego extender esta experiencia al Virreinato del Perú y luego a toda
América: “Con la implementación de este régimen los antiguos gobernadores de
los territorios coloniales fueron sustituidos por intendentes-gobernadores,
sometidos en parte al Virrey, y en parte, al Intendente General.

Además, este espíritu reformador tocó instituciones del derecho privado, como la
familia, el derecho de sucesión, la propiedad y las obligaciones, las cuales se
precisaron y adaptaron a la realidad de la época y poco a poco se fueron
separando del viejo derecho castellano. Se reconoció el matrimonio entre
españoles con diferentes etnias, se precisó el derecho de sucesión de las

274
ESTRADA, Fabiola. Marco y propósitos generales de las reformas borbónicas, FUAC. Bogotá. p.3.
275
OTS CAPDEQUI J. M. El Estado Español en las Indias. Fondo de Cultura Económico. México. 1982. p. 68.
276
MORENO E Segundo. Sublevaciones indígenas en la audiencia de Quito. Ediciones Universidad Católica.
Quito. 19773. p.222.
268

encomiendas y de las características de usufructo de la propiedad privada y


pública, de la propiedad comunal y los bienes propios, del hallazgo de tesoros y la
propiedad privada de los oficios públicos en las Indias, sobre el derecho de
propiedad de los indígenas y el nuevo manejo de los esclavos, las limitaciones a la
capacidad de contratación de las autoridades coloniales y el monopolio del juego,
el aguardiente y el tabaco, entre otras reformas277.

Estas reformas borbónicas produjeron una nueva dinámica social y crearon un


nuevo lenguaje frente a la administración colonial; el Estado español abandonaba
su acostumbrada forma de negociar con los diferentes actores, como lo muestra la
negociación de los diferentes levantamientos suscitados por estas medidas; el
más conocido a nivel nacional es el de los Comuneros de José Antonio Galán
(1740-1782) de 1780, pero a su vez, “….Tanto indígenas como esclavos,
esclavistas y agentes de la Corona representantes de la reforma usaron
selectivamente el nuevo lenguaje para defender sus intereses y lograr sus
propósitos. Esto lo hicieron apelando a sus derechos, percibidos en algunos casos
desde la costumbre y en otros, precisamente a partir de los nuevos preceptos de
Gobierno278”.

Estas “leyes nuevas” se aplicaron en el Perú en 1752, en Nueva España en 1764


y en 1777 en Venezuela y, en la Nueva Granada, a partir de la visita de Gutiérrez
de Piñeres, en 1778279. Esto generó un resentimiento en las diferentes castas y
élites locales, en especial aquellas que convertían en monopolio el juego, que
tenía como base el control de elaboración, distribución y venta de barajas y dados;
estas normas llegaron a reglamentar hasta el valor máximo de las apuestas en un
día, que tasaron “en que no se jueguen más de diez pesos de oro en un día”280. El
ramo de la pólvora y el tabaco, considerados como productos no esenciales y

277
Ibid. p.156
278
ECHEVERRI, Marcela. Conflicto y hegemonía en el suroccidente de la Nueva granada. Fronteras de la
historia. No 11. ICANH. Bogotá. 2006. p. 354
279
MORENO E, Segundo. Op. Cit. p.222
280
Ibid. p.68
269

peligrosos para la salud humana y, por lo tanto, debía ser gravado con un valor
más alto.

Estas normas buscaban afanosamente reactivar la economía peninsular, volver


más eficaz el recaudo de rentas para la metrópoli, que se obligaba a declarar al
aguardiente, los rones y mistelas como una industria monopolio del Estado que lo
administraría un corregidor, denominado administrador de rentas estancadas,
quien remataría su cargo cada cinco años; dicho administrador tendría su propia
fuerza pretoriana que garantizaría la ejecución de esta norma y, además, trataría
de resarcir el daño hecho a la gente consumidora de este desenfreno con el pago
de los párrocos de su jurisdicción, es decir, podía construir, a nivel local, su propia
clientela espiritual.

Para finales del siglo XVIII, las rentas estancadas, en la Nueva Granada,
representaban las rentas de mayor volumen en recolección; cuadruplicaban las
rentas de minería, quintuplicaba las de tributo indígena y las de comercio y
producción y en el total de las rentas virreinales, representaban más del ciento por
ciento (ver tabla 9.p.272); por las características geográficas y ecológicas aquí
expuestas, el Departamento de Nariño no fue importante en la siembra del tabaco,
como sí otras regiones del país, como las vegas de los ríos Magdalena y los
valles interandinos cálidos de los Departamentos de Santander, Boyacá y Tolima.

En Nariño, se estableció, desde comienzos del siglo XVII, la siembra de caña de


azúcar, traída por los primeros conquistadores con el objetivo de surtir con mieles,
azúcar, aguardientes, rones y mistelas, los desarticulados y nacientes mercados
internos y cuyo objetivo central era ser un insumo culinario corriente; con el pasar
del tiempo y ante la imposibilidad ecológica y climática de sembrar vid para la
elaboración del vino, el aguardiente remplazó esta necesidad. La base de su
producción se situaba en las playas de los ríos de las TBPS∗y en las vertientes


“Donde se solicita permiso para establecer un estanco en la región de las Barbacoas y donde se establece el
ramo de aguardientes a partir de 1749”. Se crea que antes de esta fecha los vecinos de Barbacoas y demás
poblaciones mineras de las TBPS, se surtían de alcohol a partir del comercio realizado por el Camino Real, en
270

empinadas de la Cordillera Occidental, a menos de 2000 metros sobre el nivel del


mar, en pequeñas propiedades de blancos pobres, resguardos indígenas y
propiedades de mestizos, que en forma primitiva pero eficaz, destilaban pequeñas
cantidades de aguardiente, lo cual era su ingreso básico y parte importante de las
economías locales; estos pequeños alambiques no pagaban ningún tipo de renta
al fisco local, no existía control sobre la calidad ni la cantidad a producir, ni sobre
su distribución; su base eran las bebidas anisadas; el ron, al contrario de las
Antillas, se producía en menor cantidad281.

Este anillo cañero se lo puede ubicar hoy en lo que se denomina coloquialmente el


“guaico y Yunga” y que comprenden los municipios de Ancuya, Sotomayor,
Linares, Samaniego, Consacá y Sandoná, y fue su base de poblamiento.

Indudablemente que este sistema de producción no solo era ineficaz sino


peligroso para la Colonia; las altas ganancias, producidas por un consumo seguro
y de gran cobertura, hacían rentable su operación e hicieron que muchas de las
nacientes haciendas del guaico se arrendaran y no explotadas; directamente, los
propietarios ausentistas pertenecían a las élites de los centros urbanos más
importantes del Departamento, en especial, Túquerres y Pasto. Al no existir un
control de calidad, su consumo, en algunas ocasiones, era peligroso y afectaba su
precio, que sufría drásticas variaciones.

El establecimiento de las rentas estancadas llegó en toda su plenitud cuando se


estableció en 1781, la Real Fábrica de Aguardiente, en la ciudad de Túquerres (a
más de 3000 metros sobre el nivel del mar) como una forma de controlar la
siembra, la producción y distribución de aguardientes, mieles y mistelas, que se

especial los alambiques situados en el piedemonte costero y que hoy son los municipios de Ricaurte y
Guachaves. Además, de la producción de las playas de los ríos como el Telembí. AG/R. C2-20 ca- 4554.
281
MINAUDER, Jean Pierre. ¿Revolución o resistencia? Fisco y revueltas en la región de Pasto a finales del
periodo colonial. Alcaldía municipal de Túquerres, Fondo Mixto de Cultura de Nariño. Túquerres. 2000. P. 21.
271

producían en las haciendas de Ancuya, Mallama, Ricaurte, Samaniego,


Sotomayor y el Valle del Chota e Ibarra en el Ecuador282.

Desde 1778, se impuso la política de estancar las rentas de aguardiente, a partir


de la visita del gobernador de Popayán a la región y de estarse implementando en
el norte del país, en especial, en la región del Medio Magdalena y de los
Santanderes lo cual llevó, para esta fecha, al primer gran levantamiento social
contra estas medidas y que se conoce hoy, como la Revolución de los
Comuneros, dirigida por José Antonio Galán.

Para el caso del Departamento de Nariño, por lo frágil de su economía local, este
cambio en la costumbre del cobro del tributo se extendió a ramos inusitados, como
se queja el cacique Pablo Díaz de la región de Túquerres, en enero de 1801, por
abusos cometidos por el fallecido rematador de diezmos don Atanasio Rodríguez
Clavijo:

“Con este designio comenzó a cobrar (diezmos) de todas aquellas especies de que no
había costumbre en los pasados tiempos, pues pagando antes los indios por sus
guasipungos a razón de tres reales, ya se les exige de las gallinas cuyes y quanto pasen
con el mayor rigor.

No contento con esto establece que por la leña, habitación y sueño se le contribuyan dos
reales por su casa y para que llegue su inequidad al último punto y la extorsión extrema
más importante, se intima a una pobre india que estaba encinta y reclamaba tanta injusticia
que no solo contribuiría por todo lo dicho sino que también pagaría un peso por el fruto de
su vientre.

Se les pretendía cobrar diezmos contra la costumbre de unos pollos, cuyes, huevos,
legumbres y verduras y ansi de sus mismos hijos. A mas de ser general el odio con que
miraban al corregidor por los perjuicios que (este) les infería, que aquel cobro lo llamaban y
283
nominaban hasta hoy aduana” .

282
OVIEDO, Arévalo Ricardo. Los comuneros del sur, levantamientos populares del siglo XVIII. Departamento
de Sociología. Observatorio de desarrollo social. Pasto. 2001. P. 32.
283
. Expediente contra Francisco Rodríguez Clavijo.AG/Q. Caja 256. Fondo Popayán. P.3
272

TABLA 9
VALOR ANUAL DE IMPUESTOS ENTRE 1761 Y 1810

CUENTAS 1761-1765 1776-1780 1796-1800 1801-1810


MINERÍA 63350 99976 216862 228000
COMERCIO Y PRODUCCIÓN 93565 128906 174172 184880
TRIBUTO INDÍGENA 17307 30944 102815 47000
VENTA DE PUESTOS 7820 9116 14893 70000
ESTANCOS 141846 366271 860612 853500
COMERCIO EXTERIOR 38955 35122 98061 191000
DIEZMOS 17890 21196 42841 100000
SUMA COMÚN 124082 270140 1510256 811377
TOTALES 506815 961671 2576170 2445000
IMPUESTO PER CÁPITA 0,72 1,21 2,74 2,5
IMPUESTO/PIB 2,95 4,75 10,39 8,4
FUENTE: EL PIB EN LA NUEVA GRANADA EN 1800. AUGE COLONIAL ESTANCAMIENTO REPUBLICANO.
KALMANOVICH, Salomón, Revista de economía internacional. Vol.8 no 15. 2006. p. 161

6.1.1. Levantamiento contra José Ignacio Peredo


El Primer intento de implementar las rentas estancadas en Nariño fue en el año
1781, cuando, desde Popayán, se envió, en el mes de junio, al teniente de
gobernación don José Ignacio Peredo, con el fin de establecer el estanco; al
llegar a Pasto, y en medio de las celebraciones por la fundación de la ciudad,
Peredo es perseguido desde la entrada a la ciudad hasta el actual corregimiento
de Catambuco, muriendo lanceado por un indígena de apellido Naspirán en la
puerta de la iglesia de esta población, cuando buscaba refugio. Aunque la muerte
del teniente produjo una gran consternación en la gobernación y su crimen,
después de un largo proceso judicial, quedó impune, lo cierto fue que este hecho
hizo que la implementación de estas medidas se retrasara en su aplicación.

6.1.2. Levantamientos fiscales de Tumaco


En noviembre de 1781, en la población de Tumaco, un mulato Vicente de la Cruz,
arrestó a don Ramón Honesto de la Cruz, quien había llegado, en 1789,
queriendo implementar las rentas estancadas; se uso el cabildo municipal en
representación de toda la población; los amotinados irrumpieron en la casa del
teniente de gobernación y la destruyeron en su totalidad, rompieron las botijas de
aguardiente en la vía pública y las existencias de tabaco, le arrebataron el bastón
273

de mando, secuestraron los documentos y sellos oficiales, confiscaron las armas


de la guardia, con los gritos de “viva el Rey y abajo el mal gobierno”, consigna que
también se gritaba en los levantamientos del norte del país, que acaudillaba José
Antonio Galán284.

Nombraron dos alcaldes mulatos, de las mejores familias de Tumaco, y días


después todo siguió funcionando normalmente; luego de una borrachera
generalizada del grupo organizador de la revuelta, el teniente huyó de la cárcel
municipal y se refugió en la población de Barbacoas; desde allí informó a la
gobernación de los sucesos; el gobernador Diego Antonio Nieto solo fue al lugar
de los hechos en 1783, recibió las quejas de los vecinos, los cuales le endilgaban
a don Ramón desde malos tratos con los comerciantes y familias pudientes de la
ciudad, hasta el haberse casado con la hija de un liberto; la queja principal de
todos los afectados era la intromisión indebida de personas extrañas al lugar de
los hechos, lo que hacía que no se comprendiera la aplicación de estas nuevas
normas; lo que en realidad se escondía era la confiscación de plantas de tabaco y
el querer monopolizar la producción de aguardientes, como lo dice el mismo
teniente en su declaración:

Avanzaron a la real casa de estancos y atropellando sus puertas también lo


hicieron con las reales armas que estaban con ella y entrando se saquearon todas
las armas del resguardo y hasta no se cuanto de dinero e intereses que se
encerraban dentro de la Real Casa..... Pues me obligaron que firme titulo de
teniente, promulgando bando al siguiente día mandando que todos destilen
aguardiente y siembren tabaco con total perjuicio del Real Erario de dicho puerto,
verificándose la siembra de tabaco en tanta copia que sus introducciones ilícitas a
la rayana jurisdicción de Barbacoas ha hecho decaer el consumo a menos de dos
mil pesos por año en perjuicio de su Majestad285....

284
AN/E. Fondo Popayán. Caja No 161, 165, 166, 168 y 178.
285
BN/C. Sala LRC. No381. Folios 190-200.
274

Después de este levantamiento por lo lejano y aislado de Tumaco del resto de la


gobernación, las rentas estancadas nunca se tomaron en serio y los pobladores
de Tumaco terminaron pagando un impuesto anual para que les permitieran la
destilación libre del aguardiente.

7.1.3. Levantamiento contra Francisco Rodríguez Clavijo


La revuelta de más amplio aspecto social sucedió en Túquerres el 18 y 19 de
mayo de 1800; cuando, en la población de Guaitarilla, el cura leyó, en plena misa,
el recudimiento de nuevos impuestos que gravaban los animales de granja como
cuy y pollos, además de las legumbres, los huevos y frutas, una de las asistentes
al acto religioso, la indígena Francisca Aucug, rompió el recudimiento de
impuestos, lo arrojó al piso y lo pisoteó, luego la detienen y conducen a la cárcel
de Túquerres286.

Este hecho hizo que los blancos pobres y las autoridades indígenas se reunieran
en la plaza principal del pueblo y se dirigieran hacia Túquerres, sitio de habitación
del corregidor de rentas estancadas Francisco Rodríguez Clavijo, donde
quemaron la Real Fábrica de Aguardientes y lo mataron, en conjunto con su
hermano Atanasio Clavijo, recaudador de diezmos en Guaitarilla, en el templo de
la ciudad, luego de toda una noche de amenazas; los días posteriores a la
revuelta, quemaron o destruyeron los estancos de la provincia de Los Pastos,
rompen tinajas de mieles o aguardientes287; al mes siguiente, vino el gobernador
Diego Antonio Nieto y reprimió violentamente a los inmiscuidos en este
levantamiento; a cuatro de ellos los descuartizaron, a otros los llevaron al destierro
en conventos o en la prisión del Chagres en Panamá; los indios los multaron con
el aumento de dos pesos en el tributo anual.

286
AN/E. Popayán. Fondo rebeliones Cajas 5 y 8. Folios 142-154.
287
Ibid. Folio 88, entre otros.
275

ILUSTRACIÓN 10
CARGUERO EN EL PUENTE DE CUAIQUER, CAMINO DE BARBACOAS

FUENTE: AMÉRICA PINTORESCA. ÁNCORA EDITORES. BOGOTÁ. 1984

Don Francisco Rodríguez Clavijo era natural de Ibagué, Tolima; su padre, don
Pedro Rodríguez Clavijo y su madre Sebastiana de Guevara y Frías, natural de la
provincia de Mariquita (Tolima); perteneció a una familia de agricultores,
comerciantes y de funcionarios coloniales del centro del país; desde muy joven, en
conjunto con sus hermanos, desempeñó cargos en las rentas estancadas de
tabaco del Alto Magdalena, en especial las de Tocaima (Cundinamarca)288,
Ambalema, Honda y Mariquita, que, para el año 1880, eran los sitios de
producción más importantes del país por la calidad de la hoja y el volumen de
producción289.

288
AH/C. Libro de cabildo año de 1800. Folio 90.
289
“…Las regiones del Nuevo Reino de Granada mas destacadas por su producción tabacalera habían sido,
en primer lugar, las provincias de Socorro y Vélez, en donde el cultivo había estado en manos de un
276

Posteriormente con su familia se trasladó a Cartago y, a finales de los años


sesenta del siglo XVIII, a Popayán, donde se casó con una viuda rica e influyente
de apellido Sarasti y Ante.

Casi desde su llegada lo nombraron como uno de los alcaldes provinciales y


regidor perpetuo de la ciudad de Popayán290. El 11 de octubre de 1787, lo
nombraron de contador fiscal de esta ciudad; el 27 de mayo de 1790, lo
nombraron como administrador de rentas estancadas en Túquerres, Pasto,
Barbacoas, Iscuandé y Tumaco y, como lo dictaban las normas, para este tipo de
rentas tenía a su mando guardia propia, a la que le cancelaba un peso al mes;
recolectaba el impuesto a las tercenas (carnicerías) y les pagaba a los curas
párrocos de su jurisdicción, además de pagar impuestos como al hospital de
Cartagena en la Costa Caribe, al cual le adeudaba $300, para el año de 1793.

Con las anteriores atribuciones, el corregidor Clavijo pudo tejer toda una red de
funcionarios que lo protegían de las críticas permanentes hechas por los
habitantes de la región, las cuales coincidían, en algunas ocasiones, con el
sentimiento xenófobo de sus habitantes a la intromisión de “extranjeros” en el
manejo de lo público; por lo tanto, se puede notar que ya, en la sierra del actual
Departamento de Nariño, se habían creado rasgos culturales e intereses
económicos propios, que entraban en abierta contradicción con la sede de la
gobernación, el cabildo de Popayán.

En conjunto con Francisco, se trasladó a la región su hermano Atanasio, Rafael y


Martín; a este último no lo ajusticiaron en el levantamiento, por no estar
involucrado en forma directa en la implementación de las rentas estancadas, y lo
dejanron huir en la noche del 19 de mayo, vestido de mujer; las rentas

campesino libre, la provincia del Cauca, en donde suponemos que la hacienda esclavista pudo tener un
desarrollo importante….. En la segunda mitad del siglo XVIII hubo un importante movimiento migratorio de
población libre hacia la región del alto Magdalena cuyo propósito exclusivo fue el de adecuar aquellas tierras
al cultivo del tabaco. El establecimiento de la población se produjo en las vegas de los ríos Opia, Totare,
Recio, Lagunilla, Sabandija y Gualí, ubicados entre las poblaciones ribereñas de Honda y Ambalema
(Tolima).GONZALEZ, Margarita. Ensayos de la historia colonial colombiana. El Ancora Editores. Bogotá.1984.
pp. 69-70.
290
AH/C. Sig.7101. Col.cIII-116
277

estancadas, de esta manera, se convirtieron en un proyecto de orden familiar para


asolar su jurisdicción por más de 10 años.

Los Clavijo, junto con Francisco Sarasti y Ante (hijastro de Francisco Clavijo),
hicieron de las rentas estancadas un proyecto despótico, donde a los tres los
nombraron para los puestos más importantes de este ramo; monopolizaron de
esta manera uno de los ingresos más importantes de la provincia, hecho que
motivó desde el comienzo, una resistencia radical, en especial de algunos
funcionarios locales, que aprovecharon sus influencias para “desprestigiar” al
corregidor Clavijo, como es el caso del señor Miguel Ángel Palacios, administrador
de correos, al cual le siguen causa criminal en la Presidencia de Quito, hasta el
año 1810, pues lo acusaban de haber sido uno de los instigadores y
patrocinadores de la población el día del asesinato de los Clavijo.

Se toma la remisión de presos que reposa en el proceso, se va a ver que más de


la mitad de los reos remitidos eran blancos pobres (que, para la época, se los
asimila como indios), y la minoría indígena sufre los más grandes castigos, como
el descuartizamiento y el destierro291.

Esto sucedía en una provincia donde las quejas permanentes de sus habitantes y
de las autoridades, por el alto grado de impunidad de un sistema judicial caduco y
de hondas preferencias casuísticas se protegía los privilegios locales frente al
poder central; como sucedió en el caso del teniente Peredo, su crimen fue una
verdadera reacción contra la implementación de los nuevos impuestos, como se
puede leer en el juicio que se le llevó al sargento Gabriel Valdés en la ciudad de
Popayán, donde se le acusó por negligencia al enviar primero los fusileros y
después las balas, cosa que dejó indefenso al teniente y la acarreó su posterior
muerte; su juicio se dilató hasta cuando pudo salir libre de cualquier acusación de
complicidad en este hecho292.

291
AG/Q. Popayán. Fondo rebeliones. Caja 105. Folios. 146 y 147.
292
AH/C. Fondo colonia, militar. I-63. sig. 7848. p.30
278

Con la quema de la Real Fábrica de Aguardientes de Túquerres, terminaron, los


intentos de establecer las rentas estancadas en el Departamento; luego llegó la
era de la independencia, cuando el aguardiente nuevamente se estancó, hasta
hoy, pues sigue siendo monopolio del Estado su fabricación y distribución.

6.1.4. Levantamiento de Antonio Tandazo


En 1803 y después de la muerte de los principales protagonistas del levantamiento
de Túquerres, apareció don Antonio Tandazo Montoya y Minchala, proveniente del
sur de la actual República del Ecuador, del pueblo de Cotacocha en la provincia
de Loja. Tandazo había participado en las rebeliones de Riobamba, Otavalo,
Columbe y Guamote, todas provocadas por las mismas causas que las de
Guaitarilla y Túquerres, el cambio en la costumbre del cobro del tributo; lo
acusaron de ser uno de sus principales protagonistas.

Tandazo se vio obligado a trasladarse y se dirigió hacia la zona sur de Colombia;


conoció allí a Margarita Iboag, esposa de Julián Carlosama, uno de los caciques,
protagonistas del levantamiento contra F. Rodríguez Clavijo, asesinado en Pasto
por las autoridades coloniales. Esta unión le permitió a Tandazo moverse por la
zona como una autoridad étnica y proclamarse él mismo como “cacique de todos
los indios”.

Apenas llegó a la Provincia de Túquerres, se hizo nombrar cacique de todos los


pueblos; a sus 39 años, había viajado varias veces a Quito por problemas de tierra
con su hermano, Julián Tandazo, por los daños que éste y su mujer le
ocasionaban a sus “cañaverales y tomas de aguas”. Viudo de Ausencias Macas,
de profesión labrador, el indio lojano duró en la provincia más de tres meses, los
cuales los pasó huyendo de las autoridades, que lo acusaban, desde concubino
hasta “levantador de indios”.

Llegado a la provincia, se hacía regalar de los indios, pues les decía “que era
cacique principal y que venía a liberarlos de la servidumbre de los blancos... por lo
279

que se titulaba también como cacique libertador.... decía públicamente ser cacique
de muchos pueblos y traer siete Cedulas Reales para poderse radicar donde le
pareciera y que también traía breves pontificios.... entre sus intenciones eran
extinguir las rentas estancadas, inhibirlos del pago de los tributos, repartirles el
terreno, no solo el perteneciente a ellos sino también los que poseen los blancos,
hacer barrios y muchas poblaciones y coronarse, en fin, Rey chiquito de todos los
indios de aquella provincia293”.

Como se puede ver, las intenciones de Antonio Tandazo iban más allá de las
expectativas de quienes participaron en revueltas anteriores en la misma región;
pretender ser cacique de “todos los pueblos”, repartir y reconstruir los
asentamientos y ciudades de los blancos, muestra un perfil netamente nativista,
de retorno al ideal del incario, que, como el levantamiento de Riobamba, pretendía
volver al proyecto de sociedad precolombina. Las anteriores propuestas tuvieron
gran acogida en las comunidades indígenas Pasto; durante los tres meses que
duró Tandazo, ninguna denuncia llegó a las autoridades, la protección comunitaria
era total; a sólo dos años del levantamiento de Túquerres y después del largo
proceso judicial de las ejecuciones y de las rogativas para que este hecho no
volviera a suceder, los indígenas Pasto reiteraban la esperanza de un mejor
gobierno, y, en este caso, con la peculiaridad de que el gobierno lo compusieron
ellos mismos.

Además, creía que las ciudades fundadas por los blancos debían ser destruidas
en la medida en que se habían construido al contrario de sus usos y costumbres,
y, por lo tanto, debían construirse mirando hacia el Cuzco, exterminar la religión
traída por los blancos y regresar a sus creencias animistas y el culto también
monoteísta del sol. Según Tandazo, esta reindiamización debía pasar por el
asesinato de toda la elite blanca, que, aunque era minoría, oprimía a la mayoría
indígena294.

293
AN/Q. Popayan. Fondo rebeliones. Caja No 5.
294
OVIEDO, Ricardo. Antonio Tandazo, un levantamiento de la esperanza. Revista Obando, No. 3. Banco de
la República. Ipiales.1983. p.47.
280

Las anteriores propuestas se respaldaban con obras y hechos concretos, como la


repartición de panes y comidas a los indios pobres, el ingreso a la cárcel de
Ipiales, con gran arrogancia de autoridad, y la repartición, en su interior, de comida
y aguardiente a los indios presos, el reparto de dinero, hicieron que, por las
autoridades, lo consideraran enemigo público número uno, la recompensa por la
delación o la cabeza de Tandazo se hizo conocer a lo largo y ancho de la
provincia, sin tener resultados concretos.

Finalmente, lo detienen en Ipiales y acusan, las autoridades, de vivir en


concubinato con varias mujeres, lo trasladan a Pasto, de donde huye, en
complicidad con los carceleros y los mismos presos indígenas, llevándose incluso
la cadena con la cual lo habían atado. En el camino que de Potosí conduce a
Cumbal, lo detiene nuevamente el Administrador de Correos, don Juan Recalde,
auxiliar del teniente de ese pueblo y desde allí, don Antonio Lancheros, corregidor
de la Provincia, lo hace conducir a Quito, con cinco soldados de guardaespaldas,
ante el temor que sucediera lo mismo que en Pasto y, además, de que los indios
se levantaran para liberarlo.

En Quito, lo acusan de haber participado en los levantamientos del sur del


Ecuador, de alborotar a los indios de la provincia de los Pasto y, aunque él niega
los anteriores cargos, lo condenan, finalmente a doscientos azotes en la plaza
pública y a ocho años de reclusión en la cárcel del Chagres, la primera condena
se cumplió.

Si se tiene en cuenta la diversidad de comunidades que habitaron la región desde


tiempos precolombinos y, luego, la posterior conquista y colonia y, con esto, el
desarrollo e integración de vastas zonas, se puede decir que las manifestaciones
de descontento fueron de características muy diversas, no solo por el fin que
perseguían sino, también, por el papel de sus protagonistas, lo mismo que la
participación de los blancos en estas protestas, que casi siempre planteaba
281

reivindicaciones comunes a todos los estamentos coloniales, y no exclusivas de


las comunidades indígenas, como muchos historiadores quieren hacer ver.

La integración de las comunidades étnicas, su crecimiento demográfico y su visión


ante el dominio foráneo, hacen que los levantamientos tomen diferentes
caracteres, aunque su origen casi siempre es el mismo: imposición de nuevos
impuestos, en el caso de José Antonio Peredo, cambio en la costumbre del cobro
del tributo;en el levantamiento contra Rodríguez Clavijo; reindianización de la
sociedad (regreso a un pasado glorioso y reconstrucción del incario), como en el
de Tandazo, y la lucha abierta contra cualquier tipo de dominación foránea, como
es el caso de los Sindaguas Barbacoas. Al contrario de otras regiones de América,
las comunidades negras, ligadas íntimamente a las minas, no fueron protagonistas
de sus propios levantamientos, como sí los hubo en las Antillas, especialmente en
Cuba y Haití; los esclavos negros casi siempre fueron espectadores de estos
levantamientos; en el caso de Tumaco y Barbacoas, los blancos pobres, en unidad
con mulatos y, en algunas ocasiones, acompañados con sus propios esclavos,
apoyaban las protestas contra las prohibiciones de sembrar tabaco o estancar las
rentas del aguardiente.

Durante los siglos XVIII y XIX, los movimientos indígenas contra el poder colonial
tuvieron características diversas, incluso dentro de la misma dinámica, como por,
ejemplo, en el caso de los Clavijos, donde el papel del clero y de los blancos
pobres y de las mismas autoridades coloniales y étnicas (caciques) no fue
homogéneo y, por lo tanto, se conjugan intereses diferentes, se pierde, de este
modo, la homogeneidad que, a veces presentan algunos historiadores, pero, a su
vez, ganan en riqueza y profundidad. Para el historiador inglés John Lynch: “Los
comuneros eran mas reformistas que revolucionarios; intentaban que se les
concediran mayores oportunidades y bajar las cargas de los impuestos, no la
disolución del imperio295”. Estos hechos muestran como, en algunos casos, los
protagonistas representan diversas castas: la xenofobia ante los funcionarios de

295
LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826. Ariel. Barcelona.1983. p. 260.
282

fuera de la región, o “extranjeros”, y el comienzo de ver lo regional como lo propio,


contra lo externo o foráneo; allí se pueden ver rasgos fundantes de los conceptos
de lo regional contra lo colonial, en especial en la pugna generada años después,
cuando se enfrenta el ejército libertador contra los ejércitos coloniales en la región;
uno de los argumentos unificadores de las elites señoriales locales fue,
precisamente, esgrimir el argumento de lo “local, como propio”, contra lo “foráneo”,
el ejército liderado por Sucre y Bolívar; todo lo anterior adobado por una férrea
concepción teócratica de lo social y de una lucha permanente contra los cabildos
de Quito y Popayán por el manejo económico de Pasto, que entre otros factores,
aseguraba el mercado textil hacia el rico territorio de Barbacoas y, con éste, el
ingreso al puerto de Tumaco.

Durante el siglo XX, muchos de estos levantamientos sirven de base ideológica y


de carácter globalizante para la reconstrucción de imaginarios regionales, como en
el caso de los años sesenta, cuando surgió un movimiento pluriclasista
reivindicatorio muy fuerte, conocido eufemísticamente, como los movimientos
cívicos, que tenían como argumento central, fuera de las reivindicaciones
económicas mediaticas, el reconocimiento de su aporte cultural en la construcción
de imaginarios del Estado Nacional, y que reivindicaron a estos levantamientos
como parte de una tradición de lucha histórica contra el poder central; estos
movimientos tuvieron su propia expresión política, el movimiento de Los
Inconformes, que llegó a mediados de los años ochenta a tener representación en
el Congreso de la República y que mantuvo el discurso de rebeldía contra la
nación sin quererse exindir de ella.

En los años noventa del siglo pasado, se institucionalizan estos hechos sociales
cuando los los municipios se asociaron para prestar algunos servicios básicos
(Ley 136 de 1994) y los nombres de estas asociaciones, en algunas ocasiones,
tomaron su nombre, como en la Asociación de Municipios de los Comuneros del
Sur, que tenía como centro principal Túquerres y toda su zona de influencia, lo
que coincidía con la del levantamiento de 1800; o la Asociación de Municipios de
283

los Abad, cuyo centro es el municipio de Samaniego, y coincidía con el hábitat de


esta comunidad indígena de comienzos del siglo XVI. Incluso los movimientos
armados al margen de la ley utilizan estos hechos como parte de la justificación de
su accionar armado y los incluyeron para identificar grupos en su estructura
militar, como en el caso del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que, desde
comienzos de los años 80 del siglo pasado, conformó un frente guerrillero, cuyo
nombre los Comuneros del Sur, y las fuerzas paramilitares organizaron otro frente
de guerra en las TBPS, cuyo nombre es Libertadores del Sur.

6.1.5. El palenque del Castigo


En contravía a las manifestaciones abiertas de rebeldía de las comunidades de la
sierra, las comunidades negras escogieron la ruta del “blanqueo” y el
cimarronismo∗”, como una forma de huir de las consecuencias del trabajo esclavo;
el mulataje era la puerta para la libertad porque, en dos o tres generaciones, se
podían integrar fácilmente a una sociedad reciamente estratificada y, por lo tanto,
con fuertes prevenciones raciales; a lo largo de la historia de las TBPS, se ve
como esta forma de transformarse sin transformar la sociedad, fue mucho más
fácil y viable que la de los levantamientos, aunque durante todo el siglo XVIII y
parte del XIX, en la región aún existían refugios famosos, como el de “El Castigo∗,
ubicado en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, cerca la Hoz de
Minamá, entre los actuales Departamentos del Cauca y Nariño296.


“La mujer esclava logró un mayor éxito en alcanzar la libertad utilizando diferentes estrategias, como la
notoria interiorización en la cotidianidad de los dueños y de las familias propietarias, desempeñando un
importante papel en la vida sexual de los amos y de los hijos de éstos, constituyéndose en la madre
extramarital de los hijos – en su mayoría mulatos - de los amos, y una reconocida función socioeconómica no
sólo en las labores domésticas sino en su desempeño como “jornalera”, esclava de renta y participe de los
intercambios comerciales. Domestica, jornalera, compradora, vendedora, amante, concubina, madre,
consejera, amiga, acompañante, fueron caminos distintos o paralelos seguidos por la mujer esclava para
llegar a la libertad”. DIAZ, Rafael. Afro descendientes en las Américas. Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá. 2002. p.89.

Según el historiador Francisco Zuloaga, “En el siglo XVIII los indígenas Sindaguas fueron expulsados hacia
la Costa Pacífica por la cabecera del río Naya. En 1635, 84 indígenas Sindagua fueron muertos a palos, lo
cual dio el nombre de “El Castigo”, que tuvo en adelante importancia extraordinaria en la historia de la región
de El Patía. En efecto, durante el periodo colonial fue ese el lugar de asentamiento del principal palenque de
la Costa pacífica en Colombia,” ZULUAGA, Francisco. Guerrilla y sociedad en el Patía. COLCIENCIAS-
UNIVERSIDAD DEL VALLE. CALI. 1988. p. 117.
296
COLMENARES, Germán. Historia económica y social de Colombia II, Popayán una sociedad esclavista
1680-1800. TM Editores, Universidad del Valle, Banco de la República. Bogotá. 1997. pp. 78-80.
284

FOTOGRAFÍA 2
LA HOZ DE MINAMÁ, RÍO PATIA
MUNICIPIO DE CUMBITARA

Foto: Eduardo Checa M.

Estos refugios cada vez más, se convertían en sitios de descanso de los negros e
indios que huián de de las autoridades coloniales, en las haciendas de los valles
interandinos o los reales de minas, ubicados en la Llanura del Pacífico; estos
individuos asaltaban permanentemente a los viajeros en el Valle del Patía o las
caravanas de carga hacia Barbacoas; de eso queda una tradición oral y escrita
rica en acontecimientos, alianzas y levantamientos contra el poder colonial que, de
vez en cuando, los quería integrar al aparato de dominación; por su ubicación
estratégica entre Cali y Quito, generaron periódicamente choques armados entre
los negros e indios asentados en el valle y sus alrededores con las autoridades
coloniales.

Por tanto, esta sociedad “cimarrona” se construyó sobre las bases de una cultura
de resistencia que la cohesionaba y le daba su sustento ideológico; allí se
mantuvieron instituciones ancestrales de las comunidades africanas, como la
familia extensa, la tenencia colectiva de la tierra y el poblamiento disperso de sus
285

habitantes y, ante todo, la dirección y el entrenamiento, para la guerra desigual, de


todos sus miembros; ante la imposibilidad de reducirlos, permanentemente las
autoridades coloniales buscaron establecer y estabilizar caminos alternos más
seguros entre Popayán y Pasto; hasta el día de hoy, permanece este espíritu
indomable de “frontera” entre sus habitantes.

ILUSTRACIÓN 11
DANZA DE BAMBUCO EN LA ALDEA DEL BORDO, PATIA

FUENTE: AMÉRICA PINTORESCA. ÁNCORA EDITORES. BOGOTÁ. 1984

Sus miembros, casi todos ellos provenían de los reales de minas de Barbacoas y
sus alrededores, donde se había impuesto el régimen carcelario de los señores de
oro, en especial a finales del siglo XVII, cuando Casimiro Cortés pudo establecer
todo un régimen de castigos extremos para sus esclavos; otra buena parte se
componía de negros que huían del régimen de hacienda que se impuso en el Valle
del Patía y su área de influencia; a todo lo anterior, se le sumaban los indígenas
que habían sido derrotados en el avance de los españoles hacia la Llanura del
Pacífico, o que se refugiaban ante el cobro del tributo y el traslado obligatorio a las
reducciones indígenas surgidasen las diferentes visitas de los funcionarios reales
a la región del suroccidente de Colombia.
286

Se tiene entonces, que una de las características de este palenque fue su


formación multiétnica, lo que permitió un contacto temprano entre las
comunidades indígenas de la Llanura del Pacífico y del macizo Colombiano con
las comunidades negras asentadas en la misma área; se crea un híbrido cultural
nuevo, el cual, se puede afirmar es un componente importante para la formación
de la cultura del Pacífico del Departamento de Nariño, como lo observaba en los
años cincuenta del siglo pasado, el geógrafo norteamericano Robert West: “ los
negros han perdido prácticamente toda su herencia cultural africana: han
adoptado primordialmente modos de vida indígena y, en segundo lugar, europea
(española)…297”. Estos rasgos culturales se mantienen hasta hoy, en buena parte
de estas comunidades.

6.2. Migración del hombre del Pacífico


Por las características de su poblamiento, las TBPS tuvieron, desde su inicio,
dinámicas demográficas diferentes: la primera, que, desde el siglo XVI, se produjo
desde la actual Provincia de Esmeraldas hacia el hoy municipio de Tumaco y que
tenía como protagonistas a las comunidades negras que se originaron desde el
encallamiento y posterior hundimiento de un barco negrero al frente de las costas
ecuatorianas; estos negros lograron hacer sus propias alianzas étnicas y políticas
con las comunidades indígenas asentadas en la zona, a la llegada de los primeros
españoles a la región, en especial, la del licenciado Lope García de Castro, en
1568, que provenía de Guayaquil, junto con cuarenta jinetes, que funda la ciudad
de Castro, a las orillas del “río grande que baja de los sichos”, pero la beligerancia
de los indios los hizo efímera.

Posteriormente, a comienzos del siglo XVII, el oidor Juan de Barrio Sepúlveda


trata de dominar el territorio con la estrategia de una dominación indirecta, es
decir, construir alianzas con los actores locales más importantes, como eran los
caciques y mulatos asentados años atrás en la zona; este proyecto, además, se
insertaba en un objetivo central, el de construir un nuevo concepto sobre el

297
WEST, Robert, Op. Cit. p. 34.
287

poblamiento y la construcción de lo colonial en la audiencia de Quito, al unir los


territorios de frontera, como Esmeraldas, a la economía de la sierra, en especial a
las tierras altas de la cuenca del Río Mira, como era la provincia de Otavalo, con
redución de las comunidades indígenas que aún no habían sido reducidas en las
vertientes medias y bajas de dicho río, lo cual permitiría la ampliación de la
floreciente industria textil de los obrajes y, además, el ingreso al territorio de los
placeres del oro; para ello, Sepúlveda contemplaba, en su proyecto, la
construcción de un camino por tierra permante entre las TBP y la economía de los
centros urbanos de la Colonia.
ILUSTRACI ÓN 12
LOS MULATOS DE ESMERALDAS, QUITO
DON FRANCISCO DE AROBE Y SUS HIJOS

Autor: Andrés Sánchez Gallque. Óleo sobre tela, 92 x 175 cm, Museo de América, Madrid1599
.

Para ello, Sepúlveda, clasificó a los grupos indígenas de la región en dos: los
primeros, los grupos indígenas relativamente pacíficos y asimilables a sus políticas
(comunidades Cayapas), y las comunidades guerreras y difícilmente asimilables
(Sindaguas-Barbacoas); con las primeras, realizó una serie de alianzas en torno al
compadrazgo con sus principales caciques, que ya tenían contacto con las
autoridades coloniales, a partir de 1570 y que les ofrecían cierta autonomía en el
288

manejo de los asuntos domésticos, siempre y cuando se supeditaran al gobierno


local, terminando por ser bautizados sus dos principales dirigentes, Francisco de
Arobe y Alonso Sebastián de Illescas en Quito siendo su padrino el mismo
Sepúlveda de esta manera, trataba de neutralizar a las tribus más beligerantes, al
crear una alianza entre las comunidades mulatas e indígenas más proclives a la
interacción con el poder español y aislara las más beligerantes, las comunidades
Sindaguas, que, simultáneamente, habían mostrado no ser presa fácil de las
huestes conquistadoras, como aquí ya se ha relatado.

Esta política de Sepúlveda, que incluyó al cacique García Tulcanaza∗, de la


comunidad pasto, que limitaba con la frontera Sindagua, la abandonaron a
comienzos del siglo XVII, las élites quiteñas, que creían que era más eficiente el
enfrentamiento directo con las comunidades más belicosas asentadas en los
meandros de los ríos ricos en oro.

Este poblamiento temprano de comunidades “libres” de negros y mulatos, en


Esmeraldas, marcó el poblamiento de la esquina sur de las TBPS, en la cual, al no
tener grandes depósitos de oro, la economía colonial se especializó más en la
prestación de servicios navieros (con la fundación de Tumaco como parte de las
capitulaciones a don Francisco de Prado y Zúñiga), en una economía rural de
silvicultura, ligada con la pesca y el intercambio ocasional o permanente de estos
productos a los viajeros que utilizaban sus ríos para trasladarse a los centros
urbanos, como Barbacoas e Iscuandé, lo que dió como resultado una sociedad
m´ás “laxa” frente a la aplicación de las leyes sobre la esclavitud, en contravía del
régimen carcelario impuesto años después por el amo Casimiro Cortés, en los
reales de minas de Barbacoas, donde el abuso del poder de las autoridades obligó
a las comunidades negras e indígenas a crear su propio espacio de poblamiento,
los palenques, esencia territorial del cimarronismo colonial.


Ver el texto, Los curacazgos pastos prehispánicos. Agricultura y comercio, siglo XVI. Cristóbal Labndazuri.
Edición banco Central del Ecuador. Quito.1995. pp.31-42.
289

También, ´se debe tener en cuenta que la minería no era una actividad económica
geográficamente estable; con el agotamiento de los placeres, permanentemente
los mineros y sus cuadrillas de esclavos, se trasladaban a otra cuenca
hidrográfica, donde se iniciaba de nuevo un ciclo de explotación y poblamiento,
como sucedió en la Gobernación de Popayán a finales del siglo XVII y comienzos
del XVIII, donde, reducidos los indígenas Sindaguas, los mineros popayanejos
adujeron un agotamiento de las minas del Chocó y trasladaron numerosas
cuadrillas a orillas de los ricos Ríos Telembí e Iscuandé, recientemente
descubiertos, lo que les permitía evadir de mejor manera los controles fiscales
impuesto por las autoridades coloniales298, y, a su vez, se produjo otra corriente
migratoria en sentido contrario a finales del siglo XVIII.

Durante todo el siglo XIX, y, en especial, luego de la manumisión de los esclavos,


los negros asentados en las tierras altas emigraron hacia la región del Medio Patía
y hacia la bota caucana. En las TBPS, éstos, poblaron las partes altas de los Ríos
Telembí, Mira, Rosario, Chagüí, Bajo Patía y el Sanquianga; en sus orillas,
sembraban cultivos como el arroz (oryza Sativa), el árbol del pan (artocarpus
altilis), la malanga (Xanthosoma Sagittifolium), el guandúl (Cajanus Cajan) y
demás viandas necesarias para su manutención; en un clima húmedo de selva,
mantuvieron el patrón de poblamiento, que se generó desde la Colonia, de
asentarse en las orillas de ríos navegables, que les permitieran la comunicación
con los demás asentamientos rurales y algunos centros urbanos de importancia,
pero a su vez, los ríos servían de fuente alimenticia y de higiene, vital para el
sostenimiento de estos asentamientos en el tiempo.

Tambien se opusieron a éstos cambios los blancos vinculados al poder local, en


tanto que muchos de sus privilegios coloniales desaparecían con la
implementación de la República y sus leyes modernizantes influenciadas por la
Revolución Francesa y Norteamericana, en especial, en lo referente a los cargos
“perpetuos” de funcionarios públicos como alcaldes, el mejor caso de esto en el
298
COLMENARES, Germán. Popayán, una sociedad esclavista, 1680-1800. Tm Editores y otros. Bogotá.
1997. pp.131-147.
290

Departamento de Nariño, es el de don Tomás de Santacruz, personaje político de


gran importancia y que tenía como fuero alcalde vitalicio de Pasto

Un buen número de negros, asentados en los alrededores de Tumaco y


Barbacoas, huyeron hacia la región del norte de Esmeraldas, donde
tempranamente se había asentado un pensamiento más liberal y tolerante con la
población negra, en especial, durante el periodo de guerras liberales dirigidas por
el caudillo liberal, Eloy Alfaro, a comienzos del siglo XX. Durante los primeros años
de este siglo, las comunidades negras se vincularon a los nacientes centros
urbanos del Departamento del Valle del Cauca, en especial en las tareas ligadas
al cultivo y recolección de la caña y a la construcción de vivienda, ubicados estos
servicios alrededor de la ciudad de Cali; también como estibadores y pequeños
pescadores en el floreciente puerto de Buenaventura. Atrás quedaron los tiempos
de los palenques como El Castigo,
Sanabria, Pacual y Quiña.

Este movimiento demográfico redefine las fronteras agrícolas y amplía aún más el
poblamiento en las regiones de Nariño; al comprimir las tierras de frontera que
siempre lo han caracterizado, se estabilizaron los asentamientos urbanos de la
costa norte, como: El Charco, Magüí, Payán, La Tola, Mosquera, etc.
291

MAPA 23
PLANO TOPOGRÁFICO DE TERRENOS BALDÍOS, EN LA LAGUNA
PARPUELA, MUNICIPIO DE BARBACOAS, 1869

FUENTE:AG/N. SECCIÓN MAPAS Y PLANOS, MAPOTECA 4, REF:707A

Aunque la población blanca, desde la conquista de Iscuandé y Barbacoas, se


estableció fundamentalmente en estos reales de minas, se producían
periodicamente diásporas de mineros ricos a las ciudades de Lima, Quito,
Guayaquil o Popayán∗; también se expulsaba a los “blancos pobres”, que se
dedicaban a tareas de administración o de vigilancia de las cuadrilla de esclavos,
o eran pequeños comerciantes establecidos en sus centros urbanos, casi siempre
estas crisis las generaban factores como el desplome de los precios del oro,
resultado de descubrimientos de nuevas minas o simplemente por su escasez;
además, por la globalización creciente de los descubrimientos europeos, que se


Ver el texto del Dr. Fernando JURADO, NOVOA. Esclavitud en la Costa Pacífica, Iscuandé, Tumaco,
Barbacoas, Siglos XVI al XIX. Edición Abya Yala. 1990. Quito, Ecuador. En cuanto a las referencias hechas
por el autor en el Capítulo III, Sociedad blanca. pp. 219-353.
292

estabilizaban en todos los rincones del mundo conocido, en especial, en el sur del
África y en Australia.

La minería como actividad económica extractiva que generaba mas del 30% del
oro de la gobernación de Popayan, por las condiciones clímaticas y bióticas del
andel del Pacífico que impedía la creación de grandes pastizales y chacras para la
implementación de la ganadería o la agricultura, se vió desde el comienzo en la
necesidad de generar las condiciones para aprovisionarse desde fuera de su
territorio creando sus sus propias rutas de abastecimiento, para garantizar el
aprovisionamiento permentente de abarrotes y textiles a estos centros, como lo
manifestó Fray Juan de Santa Gertrudis (1724-1799) a mediados del siglo XVIII:

“En Barbacoas no hay más que oro, y todo lo comestible se ha de proveer de la


Provincia de los Pastos. Por allí solo hay plátanos y un poco de maíz y caña
dulce… De ahí nace que de toda la provincia de los Pastos continuamente se
armen viajes para Barbacoas que al día entran ya cuarenta, ya sesenta, ya
ochenta y ya cien indios cargados de víveres. Y esto no puede jamás cesar, que si
cesaba se morirían de hambre299.”

con la explotación de las cuencas de los Ríos Telembí, Patía e Iscuandé, en el


siglo XVII y XVIII, también se impulsaron una serie de pequeñas actividades
comerciales en los bordes de las TAA, en los actuales municipios de Túquerres,
Sapuyes, Guáitarilla, Cumbal y Guachucal, que tempranamente se habían
especializado en la producción de cereales y de ganado, alimentos esenciales en
la dieta de las cuadrillas mineras, ante las crisis periodicas del oro, muchos de
estos “blancos pobres” se dirigieron a la sierra a establecer, por medio del
desmonte, sus propias haciendas, que servirían para surtir de carnes, quesos y
cueros a las TBPS. Como consta en los archivos históricos del AG/E, en el Fondo
de testamentarias, donde, al fallecer un “blanco montañés”, propietario de la
hacienda, su mujer o hijos iniciaban el pleito jurídico que garantizara su derecho a

299
SANTA GERTRUDIS, Fray Juan. Maravillas de la Naturaleza, Tomo 2.Bogotá; Biblioteca Banco
Popular.1994. p.300.
293

heredar el bien construido familiarmente, no en pocas ocasiones, la cónyuge, era


de origen indígena o de una de las numerosas castas coloniales , lo que refuerza
el carácter mestizo temprano del Departamento de Nariño, que se manifiesta en
las sublevaciones borbónicas de 1800, en especial, el levantamiento contra
Francisco Rodríguez Clavijo, donde más de cincuenta por ciento de los detenidos,
eran considerados “blancos pobres”, los cuales tuvieron un tratamiento “especial”,
que les permitió escapar en las vísperas de su condena y posterior castigo, en
contraposición los dirigentes indígenas detenidos en la misma prisión, fueron
descuartizados en la plaza pública y en el mejor de los casos desterrados a la
prisión del Chagre, en la actual Panamá∗.

Este mismo fenómeno se generó en algunos lugares de las TAA, en los actuales
municipios del área de influencia del municipio de La Unión y de lo que hoy se
conoce como los municipios de la Cordillera (Policarpa, Leiva, El Rosario,
Cumbitara), los cuales históricamente estaban vinculados a los reales de minas de
las TBP, en especial, en el periodo cuando estos centros mineros se comunicaban
con la Sierra, por el antiguo camino real utilizado por los conquistadores desde el
siglo XVI, y que entró en crisis cuando don Francisco de Prado y Zúñiga construyó
a mediados del siglo XVII, el Camino a Barbacoas, que desplazó el eje de
poblamiento y de desarrollo económico del noroccidente hacia el suroccidente del
actual Departamento de Nariño; por esta causa, se despoblaron algunos de los
pequeños asentamientos fundado por los pioneros europeos, como fue el caso de
Madrigal, actualmente corregimiento del municipio de Policarpa. (Ver mapa
17.p.217), donde sus vecinos fueron integrados a Pasto o Popayán, esto debido
fundamentalmente a la pérdida de importancia como centro de intercambio
económico.


Leer: Los comuneros del sur, levantamientos populares del siglo XVIII, Ricardo Oviedo Arévalo.
Departamento de sociología. San Juan de Pasto. 2001.

Para analizar más de cerca todo el proceso de la minería durante el periodo Colonial, ver el texto “La minería
de aluvión en Colombia durante el período Colonial. Robert West. Universidad Nacional de Colombia. 1972.
Bogotá.
294

Posteriormente, estos territorios se convirtieron en lugar de “desmonte” y


colonización de “blancos pobres”, expulsados por el cambio en la explotación de
minerales, los cuales eran más rentables en los meandros de los ríos que
desembocaban al Pacífico, antes que lo pesado, costoso y peligroso de la
explotación en veta que se realizaba en la TAA∗, además de la consolidación del
camino hacia Popayán que evitando el clima y la inseguridad del cálido Valle del
Patía, se había rediseñado en las crestas de los Andes, entre Pasto, La Venta
(actualmente municipio de La Unión) y Mercaderes (Cauca), reactivando, de esta
manera, los pequeños centros urbanos que servían de tambos y de centro de
acopio de las mercancías producidas en su entorno y que sirvieron como base
para las cabeceras municipales de los actuales municipios del norte del
Departamento.


Para analizar más de cerca todo el proceso de la minería durante el periodo colonial, ver el texto de Robert
West: La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial. Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá.1972.
295

PARTE TERCERA

ENTRE EL INCENCIARIO Y LA ESPADA

CAPÍTULO VII

LA INDEPENDENCIA Y SU VISIÓN DEL


TERRITORIO
296

7.0. Antecedentes

El siglo XIX es un periodo de repentinas y grandes transformaciones. Al inicio, se


realizan las primeros levantamientos sociales en toda América; en el caso
colombiano, cada uno de estos levantamientos tiene sus características propias,
en especial debido a la creación de imaginarios locales de poder, que se venían
construyendo de acuerdo a las condiciones generadas por cada una de las
regiones históricas, que, como ya se dijo, surgieron por la imposibilidad de crear
una red de vínculos espaciales permanente entre ellas, lo que impidió la creación
de un mercado local de alguna importancia y generó una autarquía económica que
tenía como base la riqueza climática y biótica de cada una de ellas; a esto se le
sumanlos rasgos comunes que venía desarrollando cada uno de los grupos
humanos que hacían parte de estas regiones, que no conocieron grandes
tendencias migratorias entre ellas o con el extranjero, como es el caso de Cuba,
Perú o Argentina.

Como dice el profesor Alfonso Múnera:

“En 1734, el intendente general Bartolomé de la Tienda captó mejor que nadie la
esencia de la política interna de la Nueva Granada. "Cada gobernador en su
distrito, —dice—, sea o no su jurisdicción grande, con el carácter de Capitán
General, es absoluto y no conoce superioridad en otro para corregir sus yerros".
Probablemente en ninguna otra parte de Latinoamérica esta autonomía regional
exhibió manifestaciones más extremas que en lo que es ahora el territorio de
Colombia o la vieja Nueva Granada.

Francisco Silvestre, fiscal de la Real Audiencia, refiriéndose a la ausencia de una


autoridad central en la Nueva Granada, decía: "Cada gobernador era un Capitán
General de su provincia, que se creía independiente [...] y como no había
correspondencia frecuente ni comercio de unos [gobernadores] a otras [reales
audiencias] y aquellos tenían la fuerza, obedecían o no sus providencias [de las
297

audiencias] [...] cursaban mal ejemplo, y todo andaba trastornado, triunfando el


que más podía, aunque cada cual en el nombre de la autoridad del Rey”300.
Lo anterior se quiso corregir, al crear en 1739 el Virreinato de la Nueva Granada,
no sin antes disputar por su sede los dos centros urbanos más importantes para
esa época, Cartagena y Bogotá, el primero por ser el puerto de tráfico de esclavos
más significativo de Suramérica y entrada del comercio hacia el interior del país, y
el segundo, por ser la ciudad con mayor tradición administrativa y política, además
de estar protegida por sus altas montañas del ataque frecuente de los piratas.

De esta manera, a finales del periodo colonial, el gobierno central se caracterizaba


por su debilidad frente a una fragmentación regional que se había consolidado
durante siglos de coloniaje; además, por una enmarañada y pesada estructura de
poder, que lo hacía altamente ineficiente y que tenía como entidades
administrativas las Audiencias Reales y las Capitanías Generales, las cuales
debían enfrentar el caótico mundo de competencias y leyes, muchas de ellas
contradictorias, lo que obligó a las élites locales a crear espacios autónomos de
poder, que se resumían en la popular expresión: “se obedece pero no se cumple”,
y que abría las posibilidades de crear una verdadera costumbre jurídica propia y
que, en algunas ocasiones, primaba sobre las normas reales y que en muchas
otras obligaba a los funcionarios de mayor rango a asistir personalmente asuntos
jurídicos de gran envergadura, como fue, en el caso,en la Provincia de Pasto (en
el año de 1803), del asesinato del administrador de Rentas Estancadas, Francisco
Rodríguez Clavijo, que obligó al traslado en persona de su Gobernador Diego
Antonio Nieto, para construir el expediente respectivo y elevar cargos a sus
principales actores, muchos de ellos blancos pobres y funcionarios coloniales,
implicados en el levantamiento y posterior asesinato de Clavijo y su hermano,
caso, que, sin esa intervención, iba rumbo a la impunidad, al declararse impedidos
los funcionarios judiciales por manifestar sus grados de parentesco con los
rebeldes.

300
MÚNERA, Alfonso. Boletín cultural y bibliográfico, Vol. 33, No 41, Bogotá: Banco de la República. 1996, pp.
29-49.
298

Desde mediados del siglo XVIII, frente al liberalismo racial de los Borbones, de
incorporar a “individuos de Castas” en actividades como el clero secular y el
ejército, los criollos defendieron cada vez más su lugar social ante el avance de
ésas, haciendo valer su “limpieza” de sangre como forma de distinción de clase;
frente al avance de mulatos y mestizos, sus fueros y privilegios estaban en peligro,
como dice un funcionario de la época en la Nueva Granada: “ Es necesario la
supresión de todos los fueros privilegiados, que sólo sirven para multiplicar pleitos
y tribunales y para dificultar la administración de justicia, en perjuicio general de
los vasallos y de la juridicción Real301”. Dichas distinciones incluían hasta la forma
de vestir de cada una de las castas y sus diferencias con los blancos; el vestir era
parte de los símbolos de sometimiento y de diferenciación social para la época∗.

Entonces, la independencia es el resultado de un largo camino de imbricaciones


culturales, raciales y regionales que “….aunque precipitada por un choque
externo, fue la culminación de un largo proceso de enajenación, en el cual
Hispanoamérica se dio cuenta de su propia identidad, tomó conciencia de su
cultura, se hizo celosa de sus recursos…302”, avivado esto por el segundo aire que
pretendía dar las reformas borbónicas al decadente imperio, las cuales buscaban
ante todo el control de las vidas de los americanos elincrementar su imperialismo y
dependencia de la metrópoli; estas políticas chocaron con la creciente toma de
conciencia e identidad de las recientes y revitalizadas élites de terratenientes y
comerciantes locales, que se estaban formando a partir de las políticas reformistas
de los Borbones, que, aunque no tenían un peso fuerte en la burocracia colonial,
sí lo tenían en lo económico y social, lo que los hacía un grupo de presión
importante a la hora de tomar decisiones de fondo.

301
LYNCH, John. Las revoluciones hispanoaméricanas 1808-1826. Editorial Ariel, 1976, p. 263.

Ver el libro, Los negros curros, Fernando Ortíz. Editorial de Ciencias sociales, La Habana, 1995, pp. 38-67. E
historia del traje en Colombia. Celanese s.a. 1945. Medellín. 1945.
302 302
LYNCH, John. Op. Cit. p 9.
299

En el caso del sur de Colombia, las élites económicas y sociales se ubicaban


históricamente en la capital de su Gobernación, Popayán, aunque se superponían
diferentes actores económicos que correspondían a los dos.

ILUSTRACIÓN 13
PASTO, TEJEDORAS. 1853

FUENTE: Geografía física y política de la Confederación Granadina, Tomo III, Bogotá: UNICAUCA. 2002

proyectos fundamentales establecidos tempranamente en la región: el de la


hacienda, en sus TAA y en los amplios valles interandinos cálidos en las orillas de
los ríos Cauca y Patía, y en las TBPS, aún, sus reales de minas producien
abundante oro; la élite minera se ubicaba fundamentalmente en Quito, Lima y
Popayán, desde donde administraban sus riquezas y mantenían su influencia
sobre extensas comunidades de negros, mulatos y mestizos que laboraban en sus
propiedades y que jugarían un papel importante en la independencia del país;
mientras que los hacendados (TAA), casi todos ellos ausentistas, se ubicaban en
300

centros urbanos cercanos a sus propiedades, como eran Túquerres, Ipiales,


Guachucal, Pasto y La Cruz.

Aunque Popayán fue un centro importante del debate ideológico previo a la


independencia, como lo muestran los periódicos y libelos que reposan en el AH/C,
y, en especial, el papel que jugaron intelectuales como Camilo Torres (1776-
1816), Francisco José de Caldas (1768-1816), Joaquín Mosquera y Arboleda
(1787-1878), entre otros, los cuales, desde sus escritos y manifiestos, exigían la
igualdad con los españoles y no con los comuneros rebeldes; estos criollos eran
potencialmente más peligrosos que los protagonistas de las revueltas comuneras,
en la medida en que estaban interesados en participar como iguales en la
administración y en la toma de decisiones políticas de la estructura colonial, a las
luces de las tesis de la Ilustración; este espíritu reformista no pudo permear la
homogénea sociedad pastusa que, desde siempre, tenía sentimientos
encontrados con la Gobernación, al sentirse “desplazados” en sus decisiones de
importancia, que no correspondían con el aporte económico realizado desde la
Provincia y que, en el momento de los reconocimientos burocráticos, no eran
tenidos en cuenta.

Los “señores del oro” tenían una visión más conservadora de su entorno y temían
aún más a los cambios intempestivos generados por las revoluciones que se
avecinaban, en especial la manumisión de esclavos, uno de los argumentos
fundamentales de la lucha libertadora, en especial en superiodo bolivariano,
cuando se argumentaba que la libertad se podía lograr al vincularse a los ejércitos
insurgentes.

Al tener que, en contravía a la actividad extractiva del oro, desde la hacienda se


generaba la autosuficiencia alimentaria de la región, con la ganadería y la
agricultura doméstica, pero era la tierra, el latifundio, lo que generaba el status
político y social de sus propietarios, y así se produjo lo que quería evitar la visión
lascasiana del territorio, el mestizaje entre vencedores (blancos) y vencidos
301

(indios). Como lo muestra el censo de 1778, la Nueva Granada tenía la siguiente


composición demográfica: de un total de 826550 habitantes, se componía de
277068 blancos y 368093 mestizos, formando los dos grupos el 80 por ciento del
total; tan sólo había 136753 indios, o sea un 15 por ciento y los esclavos
alcanzaban la cifra de 44636, es decir un 5 por ciento…303. Estos datos
poblacionales muestran una composición predominantemente mestiza e indígena
del Virreinato, que se mantiene, con algunos cambios, durante buena parte del
siglo XIX.

Estos mestizos e indios, verdaderamente, producían la alimentación diaria de sus


pobladores a partir de sus pequeñas y medianas parcelas o chagras, las cuales,
gracias a la microverticalidad climática, la riqueza de sus suelos y lo abundante y
barato de su mano de obra, hacían posible un mercadeo fluido y barato de sus
productos, que compensaba en algo la histórica pobreza de sus habitantes.
ILUSTRACIÓN 14
PASTO, BARNIZADORES.1853

FUENTE: Geografía física y política de la Confederación Granadina, Tomo III, Bogotá: UNICAUCA. 2002.

303
Ibidem; pp. 255-256.
302

Otra de las actividades económicas importante que se realizaba, entre estos


centros urbanos y los reales de minas, era proveerlos, entre otros productos, de
textiles “de la tierra”, los cuales servían para satisfacer las necesidades de la
población minera asentada en las TBPS, los indígenas ligados a las haciendas, y
su excedente se mercadeaba con el resto de la Gobernación; esta industria tenía
como producto básico unos textiles de baja calidad, baratos, pero que tenían una
excelente demanda; los centros de su manufactura eran Pasto y Túquerres, en
que en contravía a la industria textil asentada en los obrajes de Otavalo, Ecuador,
se hacía a domicilio, “dándoles los empresarios a los tejedores campesinos la
materia prima y comprándoles el producto acabado304”; dicha industria tenía las
limitaciones legales generadas por la política proteccionista colonial, que impedía
organizar, ampliar o mejorar la calidad y cantidad de la producción, por estos
impedimentos normativos.

De esta élite de comerciantes surgieron personajes que participaron activamente


en los inicios insurrecionales de comienzo de siglo, como fueron: Francisco Sarasti
y Ante (1762-1819), hijastro de Rodríguez Clavijo, comerciante de textiles hacia
Barbacoas y firmante del Acta de independencia de Ipiales, hecho que lo obliga a
refugiarse en la ciudad de Quito y luego deambula por el territorio de Barbacoas,
siempre acusado de “…protoinsurgente de la provincia de los Pasto, sostenedor
del inicuo sistema de la insurrección.. Hombre perverso, ha sido la peste
desoladora de aquellos pueblos, él los ha seducido y auxiliado…”; y Francisco
José de Caldas, también comerciante textil hacia los territorios de minas y héroe
nacional de la independencia.

Como ya se dijo, a finales del siglo XVIII, el actual Departamento de Nariño aún
era una de las regiones con mas número de territorios indígenas en el Virreinato,
los cabildos se mantenían intactos y ciudades como Pasto, Túquerres o Ipiales
prácticamente estaban cercadas por estos territorios; en el caso de su capital,

304
Ibid., p. 258.
303

limitaba al norte con los resguardos de Genoy y Pandiaco, al oriente con los
antiguos pueblos de indios de Pejendino y Mocondino, al occidente con
Buesaquillo, Males, Tescual, Botana y Bonatilla; estos tres últimos limitaban con la
ciudad en el río Pasto y al sur con Catambuco, confinaban, de esta manera, su
crecimiento urbano y dilataban su crecimiento exclusivamente sobre el Valle de
Atríz, presionando su desarrollo urbano sobre su histórico territorio de ejidos,
ubicados en el suroriente de la ciudad.

La totalidad de la provincia de Pasto tenía, para el año de 1797, según el padrón


general de la Gobernación de Popayán, 12.461 personas, de las cuales 6120
blancos, libres 1441, esclavos 113 e indios 4719, repartidos, estos últimos, en los
siguientes pueblos: Pandiaco, Anganoy, Aranda, La Laguna, Puerres, Cumbala,
Malecillos, Tescual, Mocondino, Jamondino, Buesaquillo, Chapal, Funes,
Catambuco, Obonuco, Gualmatán, Jongobito, Buesaco, Taminango, Tablón, el
Monte, Hacienda Erre, Matituy, Genoy, Mombuco, El Ingenio, El peñol, Consacá,
Chachagüi, El Tambo, Yacuanquer, Tangua, Sibundoy∗, Santiago305∗, Putumayo∗,
Aponte, Sucumbios∗, Aguarico∗ y Mocoa∗; esta provincia tenía una composición
multiétnica, agrupando la mayoría de las comunidades Quillasingas, pero,
además, comunidades del alto y medio Amazonas, que incluián pueblos de origen
quechua.

Sus pobladores giraban en torno a su centro urbano más importante, Pasto;


muchos de ellos hacían parte de la fronda de prestación de servicios personales
de los hacendados, comerciantes y funcionarios asentados allí, pero también
participaban en la vida de las haciendas por medio del concertaje y, en no pocas
ocasiones, como peones libres; los mestizos e indígenas que, al trasladarse a los
centros urbanos habían perdido el contacto con sus autoridades étnicas, se


Lugares pertenecientes al actual Departamento del Putumayo.
305
PATIÑO, Victor Manuel, Revista Cespedecia, suplemento No 4. Cali.1983. ps. 495-511
304

dedicaban a las actividades artesanales que, según historiador ecuatoriano Juan


de Velasco, era una de las actividades económicas más importantes, en especial
el comercio del barníz de Pasto (Mopa Mopa), que se efectuaba más allá del
ámbito regional, llegando a ser estimado, por su delicada filigrana, en otras partes
de América306.
La provincia de los Pastos, cuya capital era Túquerres, tenía, según el mismo
padrón, 8021 blancos, 559 libres y 9382 indígenas, los cuales habitaban los
siguientes pueblos: Ancuya, Carlosama, Cumbal, Guachavés, Guachucal,
Guaitarilla, Iles, Imués, Ipiales, Males, Mallama, Mayasquer, Muellamués, Pastás,
Pupiales, Putis, Sapuyes, Yaramal y Yascual, para un total de 17887307 habitantes,
todos ellos pertenecientes a la etnia Pasto.

Sus pobladores se dedicaban a actividades complementarias con la explotación


de los reales de minas en las TBPS, en especial a la actividad textil, en ser
cargueros hacia Barbacoas y en la explotación de las ricas haciendas asentadas
en su suelo volcánico, muchas de ellas dedicadas a la actividad ganadera, que,
luego de procesarla, era utilizada como carne “serrana” para abastecer los
territorios mineros, también se comerciaban sus cueros y cuernos, utilizados en la
elaboración de zapatos, petacas y botones.

La provincia de las Barbacoas, asentada en el piedemonte costero del Pacífico,


tenía 509 blancos, 512 indios, 1678 libres y 3907 esclavos de origen africano, los
cuales explotaban sus reales de minas, y la componían los centros mineros de
Iscuandé, Barbacoas y Guapí y el puerto de Tumaco, además de numerosos
asentamientos de blancos pobres y mestizos en las bocanas y playas de sus
costas y ríos; el comercio con las poblaciones de la Sierra nariñense era pobre, lo
que reafirmaba los efectos de su economía eminentemente extractiva, sólo se
componía de un intercambio periódico de sal y de dinero; era la única provincia
que rompía con la bipolaridad de las demás, que se centraba entre los grupos
indígenas y blancos.
305

Esta importancia de su composición étnica, en las provincias de las TAA, crea este
espíritu de defensa de la corporación indiana en sus actores; la asignación de sus
cargos corporativos reproduce el poder colonial que los oprime; en primer lugar, su
Gobernador o alcalde mayor y, luego, sus alcaldes menores y alguaciles; este
corporativismo lo premian permanentemente las autoridades coloniales, en la
medida en que, ante las permanentes sublevaciones contra la Corona a
comienzos del siglo XIX, hace que el ejército, en sus periódicas levas, reclute
indígenas o mestizos a cambio de reducción de impuestos, de reconocimiento de
sus autoridades y de mantener sus privilegios sobre la tierra, como es el caso de
Agustín Agualongo (1780-1824), mestizo de origen artesano, que fue un férreo
defensor del corporativismo indígena, en contra de las ideas modernistas de la
independencia, confiando mejor en la metrópoli que en las oligarquías “externas” a
su territorio.

Pero, en las tierras de indios o de comunidad, se redefine el papel de los actores


comunitarios y se enlazan éstos con la “república de los blancos”, de esta manera,
la tierra no sólo es un espacio económico que define las relaciones entre los
diferentes actores; es ante todo, el espacio cultural donde se construye y se
codifica su mundo simbólico cultural y político, allí se recrean sus imaginarios de
poder local y de estos con su entorno; en especial cuando al migrar o morir uno de
sus miembros, las autoridades étnicas entran a distribuir la tierra a sus nuevos
propietarios con total independencia de las autoridades externas, y revalidende
esta manera el poder sobre sus miembros; también, cuando se infringen los “usos
y costumbres” comunitarios, estas autoridades imponen sus castigos, los cuales,
en no pocas ocasiones, terminan con el látigo o con la expulsión, de las tierras
comunales de los infractores.

Desde mediados del siglo XVIII, frente a las políticas reformistas borbónicas que
buscaban modernizar las relaciones sociales en sus colonias, uno de sus
propósitos fue el de reducir el número de cabildos indígenas, muchos ellos
306

asentados en tierras fértiles o situados en lugares estratégicos del territorio


americano, que impedían desarrollar el sistema de plantación con miras a la
exportación de materias primas, que se venía implementando durante todos estos
años; de esta manera, se abolieron corporaciones indígenas, en el Valle del
Magdalena, Cauca y Llanura del Caribe, pero cuando quisieron aplicar estas
medidas en el sur del país, se encontraron con la férrea resistencia de sus
caciques, los cuales se unieron, en no pocas ocasiones, contra las decisiones
regionales de permitir el arrendamiento y /o la usurpación del territorio comunal,
viajaron muchos de ellos a Quito, y lograron defender sus posiciones de la
ambición de los blancos; todo esto se realizaba por la vía de la reclamación
júridica y no por la senda de la resistencia abierta o por el levantamiento social; al
contrario, el consenso entre las autoridades de las dos “repúblicas” lograba volver
la tranquilidad a las comunidades afectadas, en muchas ocasiones renunciando a
la rebaja de los impuestos otorgada por las autoridades coloniales∗, como gesto de
reconocimiento de la dirigencia indígena hacia el poder colonial, que reafirmaba la
defensa de sus fueros históricos contra los hacendados y propietarios, que se
veían con derechos de avanzar sus cercos ante las nuevas políticas económicas
de la metrópoli, pero sus caciques, con estos gestos, se reconocían como parte
integral del engranaje de una sociedad, que los oprimía pero que los visibilizaba
como parte fundamental de su funcionamiento.

También se opusieron a estos cambios los blancos vinculados al poder local, en


tanto muchos de sus privilegios coloniales desaparecían con la implementación de
la República y sus leyes modernizantes, influenciadas por la Revolución Francesa
y norteamericana, en lo referente a los cargos “perpetuos” de funcionarios
públicos; el mejor caso de esto, en el Departamento de Nariño, es el de Don
Tomás de Santacruz, personaje político de gran importancia y que tenía como
fuero ser alcalde “perpetuo” de Pasto, firmante del armisticio de rendición de la
ciudad en 1824; era, además, uno de los hombres más ricos de la región y el


Ver el conflicto generado entre las autoridades coloniales y los indígenas Pasto a comienzos del siglo XIX,
por la rebaja de impuestos como medio de lograr adhesiones a la causa realista, en:. Los indios de Pasto
contra la República (1809-1824). Jairo Gutiérrez Ramos. Bogotá: ICAHN. 2007, pp. 116-128.
307

quien en conjunto con alguno de sus parientes, dominaba el espectro de los


cargos públicos de la provincia y que no veía con buenos ojos tener que revalidar
periódicamente su carisma frente a una sociedad que lo reconocía como su
dirigente natural.

Estas contradicciones, por el cambio en las reglas del manejo de lo fiscal y lo


público, hicieron que las élites criollas construyeran un nuevo discurso del poder
frente a la metrópoli, el cual trataba por todos los medios de unir un pasado
indígena con el presente de dominación extranjera, cambiando expresiones
populares, como “naciones”, para calificar los diferentes grupos sociales que
componían el Virreinato, por el de “patria”; esta última contenía toda la carga
valorativa de la “ilustración” europea.

De esta manera:

“Los criollos independentistas recurren a la exaltación del pasado indígena para


reclamar la defensa de una etnia; al establecimiento de la imagen del criollo
explotado; y a la idea de existencia previa de una nación sometida por la
dominación colonial.

Por ello, en las primeras elaboraciones conceptuales sobre la nación se incluye a


todos los sometidos por los españoles. De este proceso surgió una imagen
fundamental del discurso criollo de todas las épocas: la existencia de una
polarización entre europeos y americanos, los primeros ricos y poderosos y los
segundos agraviados y despreciados”308.

Por consiguiente, entraron en crisis los conceptos de nación y Estado; la primera,


no se reducía “simplemente al empleo coyuntural del pasado y al rescate
panfletario de las comunidades indígenas309”; y, en la segunda, a la creación de
mitos fundacionales, a la delimitación del territorio, a las nuevas relaciones entre

308
URREGO, Miguel Ángel. Mitos fundacionales, reforma política y nación en Colombia. Revista Nómades.
Bogotá: Universidad Central, pp. 10-18.
309
Ibidem, pp. 10-18.
308

Estado y ciudadano y, en general, la reconstrucción de lo público a partir de la


realización de nuevos principios y valores para definir los nuevos conceptos de
ciudadanía que se avecinaban con el surgimiento de la primera República.

Para el caso del sur del país, el recuerdo del incario aún tenía audiencia en
algunas de las comunidades Pasto, especialmente en la actual frontera con el
Ecuador, donde levantamientos de corte nativista, como el de Antonio Tandazo
(1803), que añoraba el regreso al pasado glorioso indígena, aún “convocaban a
caciques y demás naturales” al asesinato de todos los blancos y la destrucción
de sus centros urbanos, como una forma radical de transformar una sociedad
mayoritariamente nativa y relegada al olvido; este suceso no fue elevado a mito
fundante de lo local porque, mayoritariamente, todos los actores coloniales
preferían defender el status quo, antes que aventurarse a un futuro incierto, lleno
de vicisitudes y dificultades en su formación y desarrollo del poblamiento local310.

Sólo a comienzos del siglo XX, los historiadores, agrupados en torno a la


Academia de Historia de Nariño, resaltaron la pérdida de los privilegios, políticos,
sociales y económicos de una clase señorial que, como la luz sobre el cristal, pasó
incólume, frente a la propuesta republicana de construcción del Estado Nacional;
estos intelectuales ayudaron, desde la cátedra o la magistratura, a crear el mito
fundante del espíritu de lo nariñense, hasta hoy, destacando las acciones
militares del coronel realista Agustín Agualongo.

7.1. Visión de la Iglesia sobre lo local


Colombia en su conformación de Estado nacional, desde la conquista, no posee
un mito fundante unificador y centralizante del espíritu nacional, que identifique y
ligue el pasado precolombino con su legado hispanizante, que, por lo tanto, lo
haga partícipe de una tradición y construcción de una utopía propia, como sí lo fue
en Perú con la fundación del Cuzco y del imperio incaico y en México, a partir de
la leyenda fundacional de la ciudad de Technotitlán y la posterior construcción del
310
OVIEDO ARÉVALO, Ricardo. Levantamientos indígenas del siglo XVI al XVIII. Revista Mopa Mopa,
Universidad de Nariño. Nos. 9-10, Abril 1996, Pasto. pp. 74-92.
309

imperio Azteca, o en Centroamérica, en torno a la cultura Maya∗; los mitos


indígenas en Colombia, fueron siempre de orden local y en el caso de El Dorado,
fueron construidos fuera de su territorio y, luego se trató de ubicarlos
geográficamente, sin tener ningún resultado concreto.

La sociedad civil también quedó por fuera de la creación de estos meta-relatos


que permitieran identificarlos con la construcción de un “ideario manifiesto”, que
los diferenciara de sus vecinos, con los cuales compartían una misma génesis
histórica, a las élites criollas les incomodaba el espíritu autoritario, igualitario y
libertario bolivariano y su contraparte Francisco de Paula Santander (1792-1840),
el hombre de las leyes, siempre fue parte de un debate aún vigente, sobre sus
aportes a la construcción de lo nacional, que lleva a la literatura Gabriel García
Márquez (1927- ), en El general en su laberinto (1989).

La Iglesia, por su parte, desde el inicio de la conquista americana, propuso el


modelo social y de ocupación de territorio para América, la visión de las “dos
repúblicas” propuesta por el padre de Las Casas, que planteaba el derecho de los
indígenas a ser catequizados en la nueva religión y, por lo tanto, ser parte de la
Iglesia de sus nuevos amos; desde el comienzo, éste proyecto, tuvo un fuerte
apoyo de las autoridades eclesiásticas en la Gobernación de Popayán , como fue
el caso de su primer obispo(1548-1560), Juan del Valle, que se enfrentó en más
de una ocasión los poderosos encomenderos, proclives al maltrato y la esclavitud
de los aborígenes, en especial en el Sínodo Diocesano de Popayán de 1558, en
que manifestó abiertamente la ilegalidad de la conquista y de la abolición de las
autoridades étnicas, lo mismo de encomendarlos a los primeros conquistadores311.

Aunque con la oposición inicial del obispo de Popayán, este modelo iba
acompañado de instituciones económicas, como la encomienda y, posteriormente,


Para profundizar sobre el tema, leer La ciudad maya, un escenario de lo sagrado, de Miguel Rivera
Dorado.Madrid: Editorial Complutense, 2001.
311
FRIEDE, Juán. Vida y lucha de Don Juan del Valle, primer obispo de Popayán y protector de
indios.Popayán: Universidad del Cauca, Popayán. 1961.
310

la mita, donde el indio quedaba sujeto a estas nuevas formas de explotación como
clase subalterna y donde tenía como fin altruista la conversión de las creencias
nativas a los nuevos ritos traídos por los conquistadores; pero, además, este
modelo buscaba evitar el mestizaje entre estas dos repúblicas, como lo demuestra
la abundante proliferación de normas que Impiden el matrimonio interétnico y,
luego de su inevitable mezcla, las características que tenía cada una de estas
castas en la pirámide social de la Colonia.

Por todo lo anterior, la Iglesia garantizaba el origen divino del modelo, elevando al
santoral, a su diseñador, el padre de Las Casas y a sus buenos sentimientos
frente a un aborigen cándido, débil, frágil y sumiso, lo que, doscientos años
después, era la prueba del impedimento para gobernarse por sí mismo, por su
“corrompida y degenerada naturaleza”, lo que cambian en toda Europa el
concepto de “ buen salvaje”, creado por el mismo Colón en su primer viaje, “y
comienza a pensárselo como un ser absolutamente inferior, raza inmadura,
imperfecta o degenerada de la que se duda hasta de la capacidad para el
amor312”; esta visión sólo cambió con los estudios de Alejandro Von Humboldt
(1769-1859), entre el siglo XVIII y XIX, por su paso a América (1799), que
reconocieron todas las riquezas del nuevo continente, incluyendo la étnica.

De esta manera, la Iglesia fue un factor indispensable para la creación de los


nuevos imaginarios locales y sociales; la ocupación del territorio pasa por la
construcción, reconstrucción y deconstrucción del mundo simbólico indígena y
mestizo, crean una nueva imaginería popular, que remplazará el santoral de los
vencidos; uno de los recursos más comunes fue la aparición milagrosa y
espontánea de Vírgenes, que se producía en antiguos lugares de culto
precolombino, en accidentes geográficos de alguna importancia, curso de los ríos,
cuevas, abismos, etc.

312
MOYANO, Beatriz Elisa. Revista Andaluza de Ciencias Sociales No 3. Andalucía. 2003, p. 73
311

Todos ellos ligado a la continuidad cultural y crisis de identidad de grupos sociales


subordinados, el aparicionismo es un factor importante en la recreación del
imaginario nacional ( Virgen de Chiquinquirá), pero también local (el más famoso,
en el actual Departamento de Nariño, es el del Santuario de Las Lajas); él mismo
crea procesos de cohesión social, recrea una identidad de lo cotidiano con el más
allá, generando soluciones identitarias terapéuticas de identidad grupal, que
validan la ocupación espacial y simbólica del territorio, a partir de ser el grupo
elegido por la deidad para beneficiarse periódicamente de sus milagros, casi todos
ellos, dirigidos a la sanación y a la buena fortuna de sus adorador.

Pero también le da esperanzas a las clases subalternas de un futuro celestial de


igualdad, donde amos y esclavos, indios, encomenderos y hacendados serían
iguales y donde lo que prima es la entrega a los evangelios; en últimas,
refrendaba, la Iglesia, la visión tomasina de la ciudad de Dios, recogía los criterios
aristotélicos y sandovalistas de la legalidad y justeza de las desigualdades
(incluyendo la del hombre y la mujer), todo ello mezclado con el pudor y la
misericordia del padre de Las Casas y San Pedro Claver, lo que hacía de la
Iglesia, una institución de primer orden para la continuidad del proyecto colonial.

Se producen de esta manera, procesos de apropiación del territorio a partir de su


sacralización, y con la validación de todos los actores sociales, así:

… Los aparicionismos son simbolizados por el grupo como actos de fundación.


Igualmente promueven acciones reintegradoras de la identidad social; en algunos
casos revitalizando identidades primordiales en riesgo (como las étnicas, que se
manifiestan como mesiánicas); en otros, fomentando la formación de nuevas
identidades fundadas en lealtades de nuevo cuño… En casos de pueblos
colonizados de larga tradición histórica en un territorio, como los indígenas, las
apariciones se relacionan con procesos de reafirmación de identidades
minusvaloradas, que implican actos de refundación de territorios ancestrales que
fueron “demonizados” por los evangelizadores. Estos territorios necesitan ser
312

resacralizados por las nuevas deidades, para ser así readquiridos simbólicamente
y ocupados por los hombres313.

En el caso local, en el actual Corregimiento de Las Lajas (municipio de Ipiales), se


destaca en lo alto de una de sus colinas de ingreso al templo de la Virgen de Las
Lajas, una gran estatua mariana, que reproduce la imagen realizada por el
escultor quiteño Legarda; con sus pies, pisa los símbolos clásicos de la idolatría
hispánica, la media luna musulmana y la culebra de los cultos precolombinos,
recordándole a sus fieles el triunfo de la religión cristiana sobre sus enemigos
infieles∗, todo ello realizado en antiguos territorios pastos, cargados de gran
simbolismo, lo cual se corrobora en lo extendido y profuso de sus “guacas”, todas
ellas de gran riqueza arqueológica y que indican la importancia de este territorio
para su cultura, el cua era un verdadero cruce de caminos (capac Ñan) entre el
incario, asentado en la actual provincia de Imbabura, Ecuador, los pueblos del
oriente amazónico, la occidental Llanura del Pacífico y los poderosos
asentamientos Quillacingas, asentados al norte del río Guáitara.

Esta sacralización territorial también se presentaba en el centro urbano más


importante, Pasto, que, aunque no tuvo la “bondad” de las apariciones marianas,
sí tuvo una fuerte presencia de la Iglesia, como se lo ha visto, en los comienzos
de este trabajo, donde prácticamente la ciudad se dividió en poderosas
parroquias, que controlaban la vida de sus habitantes; desde 1559, con la
fundación de su primer templo en honor de San Juan, la Iglesia fue la institución
de mayor cobertura, duración y presencia de las instituciones coloniales; sus
párrocos abarcaban prácticamente todo su territorio y, desde esta ciudad, se
dirigió y estructuró la misión jesuítica hacia la Amazonía, sur del Tolima, Caquetá y
el actual Departamento del Putumayo; otro caso típico de esta sacralización del
territorio es el cambio de nombre del río prístino de la ciudad, el Mijitayo, que, al
313
BARABAS, Alicia. La identidad, imaginación, recuerdos y olvidos. México: Instituto de Investigaciones
Antropológicas, 1995, p.38.

Para profundizar sobre el culto mariano en el Departamento de Nariño, La geografía de lo Sagrado: El Culto
a la Virgen de Las Lajas. Escenarios para la Batalla, Circulación y Apropiación de los signos. Germán Ferro
Medina, Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Centro de Estudios Socioculturales e
Internacionales: Bogotá: Ediciones Uniandes, 2004.
313

pasar por la iglesia de San Felipe Neri, tomaba el nombre del Río Jesús ¡El templo
se llamaba Templo de Jesús del río! y, en el templo, como en el mítico Río Jordán,
en la lejana Palestina, se construyó un pozo de sanación, para bañarse en las
aguas milagrosas provenientes de las cumbres andinas; estas mismas aguas ya
santificadas, bañaban luego la ciudad y sus habitantes, paradójicamente, el
recurso vital, como el agua, también pasaba por su sacralización, pudiendo
penetrar hasta en el último lugar de su intimidad, su propia vivienda.

7.1.1. Los Jesuitas


La Iglesia era una de las mayores propietarias de tierras, monopolizaba el
préstamo y cobraba impuestos como el diezmo; tenía en su poder innumerables
capellanías; para el historiador Germán Colmenares∗, los Jesuitas jugaron un
papel importante en la consolidación de un mercado local, con el manejo de los
abastos de carne que se hacían desde las haciendas situadas en los alrededores
de la ciudad y en la provincia de los Pastos, y que se exportaba a centros urbanos
como Popayán e Ibarra (Ecuador); para antes de su expulsión en el siglo XVIII,
sus siete haciendas ganaderas fueron avaluadas en 101526 pesos y rematadas
por un valor mayor de 108105 esta diferencia de precios la genera en
subvaloración.

La participación de los jesuitas, en el desarrollo y comercio del hato ganadero,


reafirma su espíritu de racionalidad comercial, pero, también, señala su abstención
voluntaria de la participación en actividades “poco decentes” como la minería y,
en el caso local, por sus características climáticas y geológicas de incentivar el
sistema de plantación, que podría desarrollar una economía de escala para sus
propios productos, como si lo hizo en las misiones del sur del continente; lo mismo
se puede decir en el caso del comercio, prohibido desde 1633 por el Papa Urbano
VIII, y que los alejaba de los circuitos comerciales coloniales; pero:


Ver, el texto, La Hacienda de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, siglo XVIII. Germán Colmenares.
Bogotá: TM Editores, 1998.
314

TABLA 10
HACIENDAS DE LOS JESUITAS EN EL SIGLO XVIII,
EN EL DEPARTAMENTO DE NARIÑO
HACIENDA PRODUCTO AVALÚO REMATE REMATADOR

Cimarrones Ganado, pan llevar 27390 28301 Bernardo y Fco


Burbano
Capulí Ganado, caña 14332 14502
Funes Ganado, pan llevar 10358 11452
Hubunuco Ganado, pan llevar 12830 13072 José Zambrano
Gregorio de
Pandiaco Ganado, pan llevar 8952 10192
España
Chillanquer Ganado 25260 27463
Tejar Ganado 2404 3123 Matías de Rojas
TOTAL 101526 108105
FUENTE: COLMENARES, Germán, Hacienda de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, siglo XVIII.
Bogotá: TM Editores, 1998, pp. XIX-XX, 114.

“en ningún momento debe perderse de vista que la actividad económica de los
jesuitas buscaba ante todo un fundamento material para el ejercicio de sus
cometidos culturales y sociales314”.

Los jesuitas desde 1712, año de fundación del Colegio de Pasto, diversificaron sus
actividades hacia la enseñanza de trabajos manuales que reportaran cierta
actividad comercial e ingresos económicos a los empobrecidos núcleos familiares,
como es el caso de la propagación de la palma de iraca (cardulovica palmata)
entre las poblaciones cercanas al clima templado, o “guaico”, con el fin de
aprovechar este recurso barato y abundante en climas tropicales, y convertirlo en
una prenda de trabajo y de vestir, el sombrero de paja toquilla o jipijapa que, para
comienzos del siglo XVIII, ya se elaboraba en sus misiones en el paraguay, para
comienzos del siglo XIX, se había convertido en una actividad de alguna
importancia económica en pequeños centros urbanos como Sandoná, Túquerres,
La Venta (Actualmente La Unión), El Tambo y Yacuanquer.

314
COLMENARES, Germán. Op. Cit. p.6.
315

Dicha práctica artesanal provenía de la costeña provincia de Manabí; luego,


ingresó al actual Departamento de Nariño a finales del siglo XVIII y, desde allí, se
extendió a otros lugares de Colombia, como lo recuerda Manuel Ancizar en su
obra Peregrinación de alpha (1853):

“Que por los años de 1820 a 1822 el presbítero Felipe Salgar, virtuoso cura de
Girón, conoció a un pastuso que pasaba de viaje y supo de él "que en las
cercanías había innumerables palmas llamadas nacuma, cuyos cogollos
preparados convenientemente, suministraban a los neivanos el material para tejer
sus afamados sombreros jipijapa”315.

Aún se debe estudiar con detenimiento la influencia de la Compañía de Jesús en


relación con la formación de una élite local y de expresiones culturales como la
música, la elaboración de textiles y el desarrollo de la artesanía, actividades
importantes hasta el día de hoy, en la medida en que son parte fundamental en la
construcción de un imaginario local, que entrevera las actividades manuales con
sus expresiones culturales, que reafirman lo local a partir de lo comercial.

Con la expulsión de los jesuitas de la Nueva Granada en 1767, no sólo se


remataron sus bienes a propietarios locales, a las que en el caso del Colegio de
Pasto, por la penuria económica de sus habitantes∗ o por lo costoso de las
haciendas se autorizó su fraccionamiento, según Cédula del 8 de Noviembre de
1769; también se prohibía su venta a las demás comunidades religiosas; esto
produjo indudablemente una democratización en la tenencia de la tierra, liberaliza
al mercado inmobiliario su sector más productivo, se crea una nueva fronda de
propietarios, muchos de ellos, protagonistas de los sucesos del siglo XIX, como

315
ANCIZAR, Manuel. Peregrinación de alpha. Por las provincias de la Nueva Granada. Bogotá. 1853.

“En Pasto se trataba de una escasez absoluta. El defensor de Temporalidades observa en 1770 que los
miembros de la junta “…Son fieles testigos de lo miserable y pobre que es la ciudad de Pasto y la corta salida
que tienen sus frutos en ella; por estas circunstancias se dignó la clemencia de su Majestad el regular los
réditos en un 3%, en esta posesión se halla aquella miserable ciudad y de tal modo se hallan aquellos
habitadores constituidos con su poco comercio, que de no permitirse posturas a 3% no se verificará remate
alguno de todas las haciendas de aquella ciudad”. COLMENARES Germán. Op. Cit., p. 111.
316

es el caso de Bernardo y Francisco Burbano de Lara, quienes adquirieron el


predio de Cimarrones (Chachagüi), parientes de Don Tomás Burbano de Lara316.

Con el remate de los bienes de la Compañía, se excluyó el sector económico más


dinámico, que generaba un espíritu empresarial con algún tipo de racionalidad, y
la región nuevamente estuvo en manos del clero más cercano al imaginario
contemplativo pre-moderno, promovido por algunos sectores coloniales que, al
fortalecerse con la adquisición de tierras, se hicieron lo suficientemente poderosos
como para influir fuertemente en la vida de la región durante todo el siglo XIX y
buena parte del siglo XX.

7.2. La visión de la independencia


El periodo comprendido entre 1810 y 1850 se puede considerar como de
transición, entre la Colonia, la independencia y la primera República, cuando se
desarrollan los principios fundantes del nuevo concepto de Estado-Nación y se da
tránsito a nuevas formas de dominación capitalista; como afirma José Antonio
Ocampo:

“El siglo XIX fue una larga y penosa transición al capitalismo en Colombia. Esta
afirmación puede parecer un tanto paradójica. Todavía a fines del siglo XIX era
difícil encontrar en el país los elementos de una estructura económica capitalista,
en el término que hoy concebimos… Con todo, en el siglo XIX, este proceso era
evidente en muchos aspectos de la vida social: en el tortuoso proceso de
gestación de un Estado Nación a partir de la independencia, en el ascenso gradual
al poder de una clase que se identificaba claramente con la integración de la
economía al sistema de intercambio mundial, en las actividades mercantiles que
vivificaron en diferentes momentos las economías regionales, en la acumulación
de capital mercantil, en la aparición del crédito bancario, en la creciente inversión

316
Ibídem, p.110.
317

de capital en actividades productivas (haciendas cafeteras y ganaderas, minería


moderna, primeras industrias manufactureras, etc) 317”.

De esta manera, la independencia es la sumatoria de victorias locales de centros


urbanos de relativa importancia, manejados por élites locales con proyectos
propios de dominación, que se ponen de acuerdo en un tránsito hacia un nuevo
modelo de dominación racional con arreglo a fines, en el mejor sentido de las
teorías weberianas, el capitalismo, que desde su génesis, genera sus propias
instituciones económicas, políticas y sociales, pero, también, crea un concepto
sobre la ocupación espacial urbana y en su área de influencia rural, dando como
resultado una ciudad diferente a la colonial, donde se deben construir nuevos
imaginarios identitarios, que deben reflejar nuevas relaciones de poder y el nuevo
orden urbano, teniendo en cuenta los adelantos científico- técnicos de la
revolución industrial y de las nuevas tendencias urbanísticas de la época.

Estos imaginarios deben reflejar los principios cívicos de la naciente República,


reconvirtiendo espacios públicos de demostración de subyugación colonial, la
plaza colonial (San Andrés), en lugares deliberativos de la democracia, la plaza
republicana (La Constitución), donde, en conjunto con sus pobladores, se
reafirmaban los principios de libertad e igualdad de la gesta libertadora; se
rebautizan estos hitos urbanos con hechos o nombres de los nuevos héroes,
teniendo en cuenta la crisis económica generada por la independencia, la
destrucción de importantes centros urbanos, la crisis económica generada por la
guerra, por la adaptación a nuevos sistemas contributivos y la migración
descontrolada de personas que participaron en la gesta y querían, luego de ella,
quedarse en los centros urbanos liberados; la ciudad republicana es parte del
proyecto de ingresar al circuito mundial de mercancías y de digerir sus
consecuencias, de desigualdades económicas y hacinamiento poblacional.

317
OCAMPO, José Antonio. Colombia y la economía mundial 1830-1910. Bogotá: FEDESARROLLO. 1984, p.
21.
318

La consolidación de estos CU logra modificar la visión lascasiana de las “dos


republicas”; de las 21 reducciones indígenas asentadas desde la conquista en los
bordes del Valle de Atríz y creadas para abastecer la naciente ciudad, a mediados
del siglo XIX, muchas de ellas habían disuelto sus autoridades étnicas y se habían
sumado al nuevo concepto territorial de corregimiento; este proceso de
conurvación se fue ampliando en la medida en que Pasto se fue consolidando
como un centro urbano de importancia regional; en el resto del actual
Departamento de Nariño, la desamortización de bienes de manos muertas, el
mestizaje, el crecimiento demográfico de “blancos pobres” y su reubicación en las
laderas de la cordillera de los Andes, en la zona conocida como el “guaico”
(actuales mpios de La Florida, Consacá, Sandoná, Ancuya) y la presión ejercida
por éstos, en algunos resguardos indígenas, lograron su desaparición, en especial
alrededor de Túquerres, Funes e Iles, para mediados del siglo XIX.

La república también creó su propia nomenclatura urbana, rebautizando las calles


de los centros históricos de sus ciudades, como una forma de olvidar el pasado y
recrear el presente con nombres precolombinos, de batallas, héroes y ciudades
herocas, que reafirmaran las raíces americanas de la nación, desconociendo, de
esta manera, sus nombres históricos hispánicos, que estaban llenos de leyendas,
que recreaban la fundación y el posterior crecimiento de estos centros urbanos; en
el caso de Pasto, este cambio fue drástico. Nombres como la calle de El Sol,
Camal, La Pila, El Seminario, El Hospital, Huyaguanga, etc., se cambiaron con los
nombres de: Tundama, Vélez, Popayán, Panamá, Santander, Bogotá, Barbacoas,
etc. (Ver mapa 15.p.172). Muchos de estos cambios, fueron liderados por el
presidente caucano Tomás Cipriano de Mosquera (1798-1878), el cual
implementó, en su primera presidencia (1845), la nueva nomenclatura en Bogotá,
que luego se extendió por todo el país.

Se tiene, entonces, que en el territorio del actual Departamento de Nariño,


también se agudizan estas contradicciones de los diferentes actores coloniales, de
forma dramática, en especial en la defensa de sus privilegios y fueros, logrados
319

por centenares de años de aislamiento, de lazos y parentescos familiares y de la


creación de un imaginario local donde el territorio no solo era propiedad particular
o familiar, sino, ante todo, era parte vital para la sobrevivencia cultural, económica
y social de todos sus actores, incluyendo a las comunidades indígenas; la
independencia no aseguraba la continuidad de este modelo; al contrario, el
pensamiento bolivariano pretendía construir un nuevo concepto de ciudadanía y
de ciudadano, que pasaba por la abolición de los privilegios coloniales del
territorio, la desaparición de las castas y de instituciones como la esclavitud; el
nuevo poder a construir era centralizante en lo administrativo y político, restándole
autonomía a las regiones históricas y poder a las élites locales.

Pero, en cuanto al manejo de la cosa pública, proponía terminar las prerrogativas


heredadas por las “muy fieles y leales” ciudades fundantes, entre las cuales se
encontraba la ciudad de San Juan de Pasto, a la que, a partir del 17 de junio 1559,
le fue otorgado este reconocimiento por vía de Cédula Real, expedida por la
princesa doña Juana, hermana de Felipe II, este título, que contenía, entre otros
privilegios, contar con cabildo propio y, por lo tanto, supeditar un territorio de
conquista de importancia. La República, desde un comienzo, ligó la categoría de
estos centros urbanos a las cifras demográficas, que indudablemente generaba
unos nuevos indicadores para su manejo administrativo; aunque su entorno
territorial se mantuvo el repartimiento elaborado por los españoles, en este caso
Pasto y su entorno provincial continuaron perteneciendo al naciente Estado del
Cauca, que mantenía como capital a la ciudad de Popayán, escenario de
importantes acontecimientos en la independencia.

Lo anterior hacía poco atractivo acogerse a la propuesta independentista, de un


territorio que había logrado un cierto grado de autonomía, no precisamente por las
vías de hecho, sino por alianzas y negociaciones locales y regionales; la ciudad de
Pasto, por sus condiciones económicas de pobreza y aislamiento crónico, no
hacía posible plantear una división territorial de su pasado colonial; las tres
provincias, en que se dividía, no eran homogéneas en su visión sobre su pasado y
320

mucho menos lo eran sobre su futuro republicano; el cabildo de la provincia de los


Pastos, cuyo centro urbano era Túquerres, que contenía a Ipiales, siempre se
trató de diferenciar de la provincia de Pasto y de Barbacoas; así consta en los
interminables pleitos por competencias que reposan en los archivos de Quito y
Popayán y que afloran en momentos críticos, como en el periodo de las reformas
borbónicas.

A todo esto lo permea transversalmente lo disímil de sus proyectos económicos y


sociales, la hacienda y la mina, ya vistos en este trabajo, y la participación de sus
diferentes protagonistas en las gestas revolucionarias de comienzos del siglo XIX;
Túquerres, Ipiales y Barbacoas, estuvieron mas cercanas al proyecto bolivariano,
que la ciudad de Pasto y su entorno realista; para el caso de Ipiales, es larga la
lista de prisioneros de guerra y de familias que se destacaron en estas luchas
independentistas, en especial el papel jugado por Francisco Sarasti, que mantenía
relaciones políticas y conspiradoras con miembros de cada uno de esos cabildos∗.

Aunque la clase señorial quedó intacta luego de la independencia, indudablemente


su derrota militar obligaba a rehacer sus imaginarios de dominación y de
interpretación de la nueva situación de gobierno, que reconstruyera los lazos de
poder; como dice el historiador John Lynch, “era más fácil derrotar a los españoles
que organizar a los criollos318”; Simón Bolívar la definió de la siguiente manera:

“En Colombia hay una aristocracia de rango, de empleos y de riqueza, equivalente,


por su influjo, por sus pretensiones y peso sobre el pueblo a la aristocracia de
títulos y de nacimiento de las más despóticas de Europa…. En aquella aristocracia
entran también los clérigos, los frailes, los doctores o abogados, los militares y los
ricos; pues aunque hablan de libertad y de garantías, es para ellos solos que las
quieren no para el pueblo, que según ellos, deben continuar bajo su opresión:
quieren también la igualdad, para elevarse y ser iguales con los demás
caracterizados, pero no para nivelarse con ellos con los individuos de las clases


Ver el texto, FLÓRES P, María Guadalupe. La independencia de Ipiales y Tulcán (1809-1815). Ediciones
Fundación Antonia Josefina Obando. Ipiales, 2010.
318
LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas. 1808-1826. Editorial Ariel. Barcelona. 1983. p. 269.
321

inferiores de la sociedad; a éstos los quieren considerar siempre como sus siervos
a pesar de todo su liberalismo”319.

Inmediatamente después de la victoria, los criollos se dividieron en dos facciones


políticas; los centralistas y los federalistas; los primeros querían que los centros
urbanos se unieran en torno a Bogotá, y los segundos luchaban por mantener sus
fueros de autonomía, logrados durante la Colonia y que no estaban dispuestos a
cederlos a las élites nacionales; el Cauca, junto a Cartagena y Tunja, crean, el 27
de noviembre de 1811, las Provincias Unidas de Nueva Granada; de esta manera
se inicia el periodo conocido en la historiografía nacional como el de la “patria
boba”, que termina con el ingreso de Bolívar que plantea un gobierno fuerte para
“domesticar a los colombianos y su falta de homogeneidad social320.

Todo este debate del orden nacional fue atemperado, a nivel local, por las
creencias católicas y conservadoras de la clase señorial local, el clero y las
autoridades étnicas, que mantenían sus privilegios coloniales, frente a opiniones,
como la del procer de la independencia Pedro Fermín Vargas, que veía en las
comunidades indígenas una de las dificultades para lograr los avances
económicos y fiscales que requería la república:

“Para aumento de nuestra agricultura sería igualmente necesario españolizar a


nuestros indios. La indolencia general de ellos, su estupidez y la sensibilidad que
manifiestan hacia todo aquello que mueve y alienta a los demás hombres, hacen
pensar que vienen de una raza degenerada que empeora en razón de la distancia
de su origen… Sería muy de desear que se extinguiesen los indios,
confundiéndolos con los blancos, declarándolos libres del tributo y demás cargas
propias suyas y dándoles tierra en propiedad”321.

El payanés Miguel de Pombo (1779-1886) promueve la primera ley sobre la


abolición de los resguardos, aprobada el 24 de septiembre de 1810, que promovía

319
Ibídem. p. 298.
320
Ibídem. p. 276.
321
Ibídem. p. 293.
322

los derechos de propiedad individual y la abolición del tributo, ley que no se pudo
llevar a cabo por el inicio de la “reconquista española”; lo mismo hizo en el
Congreso de Cúcuta, el 11 de octubre de 1821, cuando nuevamente se ordena la
liquidación de resguardos, se establecía el derecho privado sobre la tierra y
declaraba a los indios restaurados en sus derechos ciudadanos, pero la misma no
contemplaba las características específicas de la tenencia de la tierra en los
territorios indios, en especial el fenómeno del minifundio y de los cultivos
tradicionales, como la quinua (chenopodium quinua), a los cuales no se les
garantizaba un mercado local ni nacional, tampoco se contemplaban políticas
claras para la reconversión de agricultores étnicos a campesinos con algún
conocimiento del mercado, lo que hizo que Fals Borda manifestara que: “ la
subdivisión de la tierra del resguardo fue un gesto sublime de avanzado
liberalismo; pero un tremendo error desde el punto de vista social y económico”.
Nuevamente se retomó el problema indígena, a finales del siglo XIX, en plena
república liberal, con la expedición de la Ley 79 de 1880, que reconoce el
resguardo, sus instituciones étnicas, pero pone al indígena aún bajo la supervisión
de un protector; es decir, mantiene las principales características de la visión del
padre de Las Casas; esta Ley con algunas reformas, aún hoy está vigente.

Si los indígenas tenían, con toda razón, prevenciones frente a la propuesta que les
hacía la república, los negros no se quedaban atrás; aunque, en Colombia, la
esclavitud no fue importante para la implementación del sistema de plantación,
como lo fue en el Caribe y en Venezuela; sí lo era en los reales de minas y en
algunas haciendas andinas, donde la mano esclava era su sostén principal; para
líderes como Bolívar, la libertad pasaba por el apoyo de las comunidades negras
al ejército libertador:

“¿Qué medio más adecuado y legítimo para obtener la libertad que pelear por ella?
¿Será justo que mueran solamente los hombres libres para emancipar a los
esclavos? ¿ no será útil que éstos adquieran sus derechos en el campo de batalla,
y que se disminuya su peligroso número por un medio poderoso y legítimo?
Hemos en Venezuela morir la población libre y quedar la cautiva; no sé si esto es
323

política, pero se que si en Cundinamarca no empleamos los esclavos sucederá


otro tanto”322.

Este pensamiento bolivariano encontró resistencia en algunos lugares de


Colombia, en especial en las provincias mineras de Antioquia y Chocó, donde
muchos de los propietarios de minas eran afectos a la independencia, en el caso
de Barbacoas, los señores del oro se opusieron, desde el inicio, a cualquier
política de manumisión de esclavos, rechazando la Ley de 1821, del Congreso de
Cucuta, y participando activamente en la guerra civil generada por José Hilario
López (presidente en 1849); cuando declaró la libertad de los esclavos (1852),
este hecho hizo que su paisano caucano, Julio Arboleda Pombo (1817-1862),
iniciara la guerra contra estas políticas libertarias reclutando a los principales
propietarios de minas de la provincia de Barbacoas, los cuales son derrotados por
el mismo López.

Los negros cimarrones del Valle del Patía también se oponían a las políticas que,
sobre la población de origen africano, tenía la indepedencia, los cuales veían
amenazada su autonomía frente a las nuevas autoridades, al quererlos incluir en
las perioóicas levas generadas por el conflicto armado, no como integrantes del
cuerpo de mando, sino como tropa; pero, además, como parte de las
prevenciones raciales de la época y como un modo de controlar el excesivo
número de negros y mulatos que podrían amenazar la conformación del proyecto
republicano, en especial en sus zonas costeras y en algunas haciendas andinas;
por lo estratificado de la sociedad nariñense, los negros y mulatos no tuvieron una
relevancia en la conformación de la sociedad republicana, como sucedió en el
Caribe; éstos fueron relegados a los sitios costeros, incomunicados e inhóspitos,
conformándose como grupos humanos, con una economía casi autárquica de
“frontera”, con poco mestizaje con la población blanca, que se comunicaban con
mayor fluidez con Guayaquil o Panamá, que con su futura capital∗.

322
Ibidem. p. 295.

La república trajo consigo transformaciones sociales que fueron de muy difícil asimilación por parte de los
habitantes del sur. Quizás la más importante de estas transformaciones se dio en lo referente a la abolición
324

Agustín Codazzi, director de la Comisión Corográfica, a mediados del siglo XIX,


sobre los asentamientos en la Costa y bocanas del
Pacífico nariñense, describía su sistema de poblamiento y mestizaje de la
siguiente manera:

“….En cada una de estas islas que llaman playas y que toman diferentes
denominaciones, se ha establecido una familia y ésta ha ido aumentando en
términos que una pareja establecida en la playa de Boquerones hace sesenta
años, hoy cuenta más de sesenta individuos repartidos en doce casas, cuando
antes no había sino una sola. Allí tiene unas vacas que crecen bien con las
graminias silvestres que brotan en el terreno arenoso más antiguo limitado con los
manglares que están en medio de lodazales que se cubren y descubren cada seis
horas por el flujo y reflujo del mar. Las casas tiene todas el mismo aspecto:
elevadas sobre postes y orcones, con piso de tablas de palmas abiertas, las
paredes del mismo tablazón y el techo formado de guaduas y luego cubierto de
palmas, alrededor de las casas hay cocales que dan abundantes racimos.

… El más antiguo de la familia viene hacer el patriarca, la isla que vive bajo su
gobierno aun cuando sean considerados como vecinos de los pueblos que están
en lo interior de las tierras anegadas, y a la orilla de los ríos, no tienen mas
dependencia que del jefe principal de la isla, que viene a ser el Comisario nato y

biológica de la esclavitud que se proyectó mediante la libertad de vientres decretada en 1821, medida con la
que se buscaba evitar la abolición legal de una institución odiosa, que era el soporte de las fortunas de las
élites regionales. Esta medida, que llegó unida a promesas incumplidas hechas a los esclavos para que
alcanzaran la libertad sirviendo en los ejércitos levantados tanto por el Estado colonial como por el
republicano, hizo pensar que la esclavitud sería irremediablemente abolida, por lo que muchos de los esclavos
se negaron a continuar sirviendo a sus antiguos amos iniciando procesos de cimarronismo y de otras formas
de resistencia, que estaban, desde luego, fuera de la ley (Valencia, 2003b).

Ambos procesos de resistencia, de los libres y los esclavos, mostraron a las élites caucanas y a sus
subalternos, que la independencia había roto la pax colonial y había generado un proceso de inestabilidad
social y política que se manifestó desde 1810 mediante procesos de insurgencia social, la misma que se hizo
dramáticamente manifiesta en 1819, cuando después de la batalla¡ de San Juanito - que selló la
independencia del Valle - muchos campesinos gritaron: “¡Mueran los blancos y los ricos!”, en una especie de
advertencia de que lograda la independencia no aceptarían la continuidad de las bases de dominación social
que las élites habían mantenido hasta el momento.

Este grito, que fue considerado por los patriotas como una advertencia de guerra racial que ya se había
presentado en Venezuela en las épocas tempranas de la guerras de independencia, se repitió en 1828,
cuando las élites regionales enfrentaban los proyectos monárquicos de Bolívar, pues en apoyo del libertador
muchos negros, mulatos y blancos pobres gritaron: “¡Viva Bolívar! ¡Mueran los blancos!” VALENCIA Llano,
Alonso. La Experiencia federal en el Estado soberano del Cauca. Cali. 2008. pp. 2-3.
325

vitalicio de la playa y de manera que las familias que en ella viven, y que todos
están unidos por parentescos mas o menos cercanos, están subordinados a la
voluntad del patriarca. En estas islas se dedican a la pesca del mar, fabrican
faluchos y embarcaciones para hacer con las unas su comercio, con Barbacoas,
Tumaco hasta con el puerto de La Tola, en la provincia del Ecuador..

Los aires del mar de las brisas del S. O. que vienen muy débioles a concluir en
estos parajes, son los que hacen estas islas verdaderamente patriarcales, cuyos
habitantes dichosos, visten bien, tiene aseo en sus casas, y en sus personas, son
de un entendimiento despejado a causa del trato que han tenido en los puertos de
mar desde Panamá hasta Guayaquil, pues hasta allá avanzan sea en sus
faluchos, con los buques costeros de Buenaventura y Tumaco que son goletas o
bergantines.

Esta raza es peculiar de esta costa y se creen blancos descendientes de


españoles y desprecian altamente a los indios y a los negros y sin embargo de que
la sangre de los unos y de los otros corre en sus venas aunque mezclada con la
caucana, se pueden considerar como cuarterones mas bien, sea de estos lo que
fuera pues que es difícil la averiguación por la multitud de mezclas y contrabandos
habidos, lo cierto es que son activos, industriosos, inteligentes y muy amigos de
viajar, y son los únicos buenos marineros que tiene la República en las costas del
Pacífico pues en las dilatadas del Chocó sus pocos habitantes son indios manzos
o bien zambos o negros criminales que se han fugado de los presidios o huyendo
de las persecuciones de la justicia, lo que no sucede en esta costa de Barbacoas
toda habitada por la raza de que hablamos y que raramente se mesclan entre sí
las mujeres de una isla con los hombres de otra, y de las mismas islas,de manera
que se puede asegurar que en cada playa no hay un solo individuo que no tenga
lazos de parentesco con el jefe principal que se dice propietario de aquel territorio
y efectivamente debe serlo por el derecho de primer ocupante…”323.

323
CODAZZI, Agustín, Geografía física y política de la Confederación Granadina, Volumen III. Universidad del
Cauca. Bogotá. p. 279.
326

7.2.1. La Iglesia y la independencia


Otro de los actores importantes, que influye en las políticas independentistas de
comienzo del siglo XIX, es la Iglesia; todo cambio en su accionar pastoral afectaba
la estructura de la sociedad colonial, que tenía como fundamento una simbiosis
entre la evangelizaciónn y la política imperial, que comprendía la cosmovisión de
la nueva sociedad trasatlántica. En el caso de la América hispánica, la Iglesia,
dirigió protagónicamente su poblamiento sin producir fracturas importantes con la
Iglesia metropolitana; al contrario, el debate, entre el padre de Las Casas y
Sepúlveda, sirvió para diseñar una política de poblamiento de largo aliento,
creando los conceptos de centros urbanos, “pueblos de indios” y del protector de
naturales, los cuales se aplicaron, con todo éxito, en el actual Departamento de
Nariño.

Esto contrasta con la colonización de la América anglosajona, donde sus pioneros


eran el resultado de la intolerancia de la Iglesia Anglicana, contra los ritos
fundamentalistas de congregaciones como los cuáqueros, los hugonotes y toda
una serie de movimientos carismáticos; los pioneros norteamericanos fueron el
resultado de la “expulsión” religiosa de sus miembros “desobedientes”, que
pretendían ganar su libertad de culto idealizando el paraíso espiritual en el Nuevo
Mundo, al recrear sus ideas religiosas en un rico y extenso territorio, no muy
distinto geográfica y ecológicamente al de su origen; todos ellos traían la idea
luterana de la libertad de culto y la separación de la Iglesia y el Estado como un
medio de lograr una tolerancia a sus disímiles ideas religiosas; los aborígenes
nunca fueron tenidos en cuenta como actores activos en el poblamiento del
territorio y fueron excluidos tempranamente de las pretensiones de salvación
espiritual de sus miembros.

En contraste con lo anterior, la iglesia hispánica, desde su inicio en el territorio


americano, cumplió funciones de evangelización y conversión espiritual de su
población aborigen; por lo tanto, tenía, entre otras funciones, atender los asuntos
políticos hasta los económicos de la nueva sociedad en formación, además, de
327

asistir asuntos como la salud y la educación; esta última le garantizaba, en el


tiempo la reproducción de su ideología a los estratos altos de la sociedad, o
aquellos, que habían tenido el “privilegio” de ser escogidos, por ser considerados
estrátegicos para sostener las políticas coloniales; todas estas funciones
justificaban su presencia en América, gracias a la firma de tratados entre el
Vaticano y la Corona; esto es lo que se conoce como El Patronato.

Entonces se tiene que:


El patronato era un derecho de antigua costumbre derivado de unos acuerdos
políticos entre la Santa Sede y el Rey de España, donde se le concedía, a éste,
títulos y concesiones apostólicas; por tal derecho, se convertía en patrón de todas
las iglesias Catedrales de estos Reinos; además, se le permitía la presentación de
los arzobispados y obispados, primero en España, luego en las tierras
conquistadas,;en consecuencia, la jerarquía eclesiástica americana era nombrada
por el Rey, de manera que el centro de la cristiandad hispanoamericana era
Madrid y no Roma324.

Por lo tanto, el patronato tenía la doble función de ejercer funciones políticas y


económicas; la primera, porque todo nombramiento eclesiástico tenía como fin
servir al Rey, antes que a sus superiores jerárquicos; por lo tanto, las políticas
generadas en la administración colonial debían ser transmitidas a las
comunidades atendidas por la Iglesia; y, en cuanto a la segunda, le correspondía
velar por la recaudación del diezmo, que sufragaba parte del valor del costo del
culto religioso, el sostenimiento de iglesias, conventos, abadías, etc-, convirtiendo
los fines del Estado en los mismos que los de la iglesia; esto garantizaba que las
leyes eclesiásticas emanadas de concilios o eventos de todo tipo, al mismo tiempo
fueran leyes que la Corona hacía suyas, pudiendo afirmar que la Iglesia estaba
dentro del Estado y el Estado estaba dentro de la Iglesia.

324
ACEVEDO V, John Jairo. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Vol. 37. No 107.
Medellín. 2007, p. 512.
328

Esta relación, entre Estado e Iglesia, se sustentaba ante todo en la concepción


prístina de la Conquista y su posterior desarrollo, la visión de conversión espiritual
del indio americano, en que se sostenía todo el edificio del aparato de dominación
realista, que validaba las desigualdades y abusos cometidos en su proceso de
inserción en la máquina del poder; de esta manera, el imaginario cristiano de
salvación es la imagen misma de la sociedad que se construye, pero también
aplica toda su carga valorativa con respecto a la intolerancia y exclusión, cuando
se oponen a su misión espiritual.

En esta sociedad, fuertemente estratificada y excluyente como la colonial, uno de


los pocos espacios donde existía algún tipo de movilidad social era la Iglesia,
donde se podía hacer carrera eclesiástica ascendiendo cada uno de sus peldaños
burocráticos, tener respeto de la sociedad e influir en sus decisiones políticas y
espirituales; los sacerdotes eran uno de los pocos actores que tenían algún
acceso al conocimiento de la época, a practicar la lectura y las habilidades de la
escritura; muchos de ellos dominaban el latín u otra lengua; en no pocas
ocasiones, eran los únicos que habían podido visitar o conocer los demás “países”
que conformaban el Virreinato, y era considerada una carrera profesional, que
podian ejercerla los estratos bajos y medios de la población y se los consideraba
como personalidades muy importantes; entre 1750 y 1800, el 43.1% de los
prelados era criollos y el 53% tenía grados académicos de doctor y, como en el
caso de los jesuitas, “eran deseosos de introducir la razón tanto en la enseñanza
como en las actividades productivas325”.

Desde 1757, la curia diocesana manejaba las parroquias, mientras que las
órdenes religiosas eran confinadas a las zonas de misiones: “Las parroquias eran
dirigidas por uno o dos curas. Enriquecidos por su parte del diezmo, por su salario
(el sínodo) obtenido del tributo indígena, por las limosnas, por el pago de los
sacramentos y de las fiestas y por el servicio personal de los indios, estos
sacerdotes pertenecían a la élite de la sociedad colonial y los más ambiciosos

325
CARRERA, Germán. Universidad Andina Simón Bolívar. Volumen 4. Quito. 2003. p.275.
329

podían tener la esperanza de formar parte del capítulo episcopal”; estos curas
eran los verdaderos agentes de la corona a nivel local.326 Para la misma fecha, las
cinco principales órdenes religiosas asentadas en América: Dominicos,
Franciscanos, Mercedarios, Agustinos y Jesuitas (todos ellos con fuerte presencia
local) habían acumulado un poder inmenso a partir de la enseñanza en colegios y
seminarios; en la práctica, construyeron una sociedad paralela, que tenía como
sustento sus grandes extensiones de tierra, sus conocimientos en la enseñanza y
en algunos casos, en la aplicación de la medicina y la beneficiencia, además de la
dote por adquisición de hábitos religiosos, las capellanías, las herencias, etc. Su
número era significativamente grande en relación con sus habitantes; aunque no
hay cifras del número de curas en la ciudad de Pasto para la fecha, no puede ser
diferente a las ciudades de Lima o Quito, donde eran abundantes por su población
de indígenas; detrás de sus muros se recreó el pensamiento predominante de la
época, pero también se tejieron toda clase de intrigas palaciegas para preservar
sus privilegios.

El mestizaje de todo tipo fue ajeno a la estructura burocrática de la iglesia; en el


caso de los indígenas de las tierras Altas de los Andes, el celibato y, por lo tanto,
la prohibición de vivir en pareja, era incompatible con las costumbres de las
comunidades indígenas; el soltero era considerado un perpetuo menor de edad y,
por tanto, en la práctica excluido de la estructura social y económica de estas
comunidades; en cuanto a las comunidades negras, se los vinculaba más como
parte integrante de la liturgia, siendo cantantes, músicos, sacristanes, sirvientes,
esclavos de curas o de conventos, artesanos y artistas… “Aunque relativamente
cercana la iglesia a esos neófitos, la iglesia no los acogió y se mantuvo como una
institución socialmente externa a las poblaciones autóctonas, salvo tal vez,
parcialmente, en el caso de la nobleza indígena327”.

Esta visión rígida y estática de la sociedad, contrastaba con los fines de la


independencia, donde la percepción que tenían sus líderes era que la Iglesia era
326
Ibidem, p. 276.
327
Ibidem, p. 282.
330

una de las instituciones que mejor representaba el antiguo régimen e instituciones


como los diezmos y el patronato, pero no fue, de ninguna manera, una institución
homogénea frente a los sucesos libertadores; el 28 de septiembre de 1810, como
lo muestra la invitación que hace, en la ciudad de Ipiales, el corregidor afecto a
las ideas republicanas, Francisco Sarasti, que cita a ecleciásticos y seculares para
que certifiquen la asistencia a la rúbrica del Acta de independencia de esa ciudad,
entre los firmantes están los sacerdotes: fray Mariano Andrade, Presbítero Joaquin
Pío Torresino y el presbítero Jose Gómez Jurado, en conjunto “con todos los
vecinos en que reside la opinión pública328”; también fue el caso del padre Ignacio
Pío Martínez Barroso, párroco de Mayasquer, actual municipio de Cumbal, que, en
conjunto con sus feligreses, mestizos, blancos e indígenas:“firmaron un
documento el 11 de septiembre de 1813, por el cual se declaraba que la citada
parroquia se independizaba por completo de España y del Rey329”, acogiéndose,
de esa manera, al sentimiento libertario que protagonizaba el naciente Estado de
Cundinamarca.

En pleno desarrollo de la campaña libertadora, desde 1822, en el sur de Colombia,


sacerdotes, como: Santacruz, Torres y Gallardo y otros, “se comportaban como
“agitadores”, es decir, simpatizantes e impulsores de la rebelión. Estos gozaban
del respeto y acatamiento de los sublevados”; algunos clerigos participaron,
también, como embajadores de Flores, ofreciendo indultos a los realistas, sin ser
oídos.330 Estos intentos de independencia de las autoridades religiosas fueron
duramente reprimidos por las autoridades españolas y, en muchas ocasiones, no
fueron respaldados por sus feligreses.

Pero el debate sobre la religión e independencia subió también a los altares, de la


Virgen de los Remedios, traída originalmente de España por los curas
mercedarios a la ciudad de Cali en 1541, una segunda imagen se traslada al
convento de la Merced de la ciudad de Pasto, tomando el nombre de la Virgen de

328
FLORES MARÍA GUADALUPE. Op. Cit. p.50.
329
Ibidem. p 86.
330
GUTIERREZ R. Jairo. Los indios de Pasto contra la República, (1809-1824). ICAHN. 2007. Bogotá. p. 241.
331

la Merced, nombrada tempranamente patrona de la ciudad y denominada


cariñosamente por sus habitantes la “Michita Linda”, adorada fervientemente por
los indios; en pleno conflicto armado, se la nombra patrona de las tropas realistas
y defensora de la ciudad de Pasto, ante los avances de las tropas patriotas331;
paradójicamente, en 1823, por proposición realizada por el mariscal Sucre, el
Congreso Constitucional del Perú la nombra como patrona de los ejércitos
patriotas:, “Reconociendo la especial protección del ser supremo por la mediación de la
santísima Vírgen de Las Mercedes en los acontecimientos felices por las armas de la
patria, con la tenaz contienda de la América con la España por la independencia332”;
cuando la República se consolida en el sur de Colombia, pasó a recibir el título de
“Gobernadora de Pasto”, dignidad que mantiene hasta el día de hoy.

Como se puede observar, rápidamente los líderes de la independencia, muchos


de ellos masones, se dieron cuenta del poder que los íconos tenían sobre el
pueblo y las élites locales, su poder terapeútico, su convocatoria espiritual y el
poder de consenso, que unificaba la base social con el ejército y de estos dos
estamentos con la Iglesia, santificando la confrontación armada entre los
defensores de Dios y la Iglesia, contra sus enemigos, los masones y liberales
revolucionarios influenciados por las ideas de la Revolución Francesa; de esta
manera, se convirtió el rito ecuménico en una fiesta barroca, sirviendo como el
medio más apropiado para representar simbólicamente un orden deseado y un
imaginario confabulado.

Es, de alguna manera, la construcción de un tinglado donde se afirman y


reafirman los poderes, se explican los diálogos encubiertos de actores y de las
sociedades en plena construcción y donde se recrean unos nuevos imaginarios
sobre lo local, que facilita el diálogo y el reconocimiento entre las clases
subalternas y las dominantes, convierten lo cívico en sacro, elevan de esta
manera, las diferencias políticas a la iconografía religiosa, al inalterable foro del

331
BROSETA, Salvador. Las ciudades y las guerras 1750-1898. Universitat. Jaume I. Barcelona.202. p. 573.
332
Ibidem. p. 577.
332

altar, que cargado con toda la escolástica tomasina, tenía como premisa, primero
la fe, para después creer333.

Aunque la Virgen de La Merced no está sola en esta geografía de lo divino de la


iconografía popular en el actual Departamento de Nariño, pues también se trajo
tempranamente la imagen de la Virgen de Atocha, asentada en la población de
Barbacoas, en el centro de los reales de minas de la Costa Pacífica, la cual era
venerada por la élite minera; posteriormente, la adoptaron por las comunidades
negras como su patrona, pero su fervor nunca pudo tener el impacto de “la michita
linda”, en la sierra. Otra imagen de gran acogida popular, la Virgen del Rosario de
Las Lajas (1754), que es, como en el caso de la Guadalupana, una imagen
mestiza nacida en las entrañas del territorio andino del Departamento, que hace
parte del aparicionismo mariano del siglo XVIII y que tiene sus mismos
protagonistas, indígenas escogidos para transmitir un mensaje divino, sólo jugó un
papel local de negociación de actores, casi todos ellos indios o mestizos, que
tenían poca convocatoria en la sociedad rígida y excluyente que giraba en torno a
la sociedad de Pasto.

Sucede aquí lo contrario del barroquismo mexicano, que yuxtapone formas


híbridas de dominación tradicional, con formas liberales de gobierno, donde la
Virgen de Guadalupe (12 de diciembre de 1531), se instituye, en 1737, como
patrona del Virreinato, convirtiéndose, a finales del siglo XVIII, en un culto de toda
la nación méxicana, y, por lo tanto, en parte de los imaginarios sociales fundantes
de los nacientes sentimientos nacionales, y reúne, de esta manera, los conceptos

333
KENNEDY T.ALEXANDRA. La fiesta barroca en Quito. Anales del Museo de América. Madrid, no 4. 1996.
p.137.
333

ILUSTRACIÓN 15
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LAS LAJAS

de territorialidad, soberanía política e identidad colectiva, en torno al culto mariano,


que, desde sus inicios, se presentó como propio, como de origen indígena,
sentimiento recogido luego por el cura Miguel Hidalgo (1753-1811), que, en 1810,
inicia con el grito de Dolores, la independencia mexicana; relata la historia que, al
pasar el cura por el santuario de Atotonilco, tomó un estandarte de la Virgen de
Guadalupe y, al ser aclamado por la tropa, se transformó en ícono de lo nacional,
Convirtiéndose, así, en patrona de la independencia y de sus ejércitos∗, mientras
que la Virgen de los Remedios, era la patrona de las tropas realistas334. Guarda de


Por las calles de México, se entonaban las siguientes coplas en homenaje a la Virgen de Guadalupe:
Mi virgen Morena,
Mi virgen ranchera
Eres nuestra reina,
México es su tierra
Y tu bandera….
¡Que viva la reina
de los mexicanos!
La que con sus manos
Sembró rosas bellas
Y puso en el cielo
Millares de estrellas.
(Canción popular: la Virgen ranchera)
334
Para mayor ilustración de los aportes del culto mariano en la creación de los imaginarios nacionales en
México, leer: BALDERAS Vega, Gonzalo. Reforma y contrarrreforma. Universidad Iberoamericana.
México.1996.
334

esta manera, la tradición de recrear el mensaje religioso a través de la


representación teatral y el espectáculo urbano de sus principales acontecimientos.

Aunque la resistencia de la Iglesia a los cambios pregonados por la


independencia, tenían como base el breve pontificio Etsi Longuissimo (30 de
Enero de 1816)∗, emitido por el Papa Pío VII, donde se condenaba la campaña
libertadora por impía y llamaba la obediencia hacia la monarquía y en la defensa
de la religión católica, dándole, de esta manera, un piso de legitimidad divina a la
presencia de España en América y legitimando,de esta manera, la resistencia de
curas y feligreses a las ideas independentistas; pero, también, estaba en juego la
sobrevivencia de sus privilegios espirituales y terrenales, amenazados por el
fragor de los combates, que en el caso de Pasto y sus alrededores, fueron
violentos y extensos en el tiempo; esto hizo que Bolívar le escribiera al obispo de


A los Venerables [Hermanos],
Arzobispos y Obispos y a los queridos hijos del Clero de la América sujeta al Rey Católico de las
Españas.
PIO VII, PAPA.
Venerables hermanos o hijos queridos, salud, y nuestra Apostólica Bendición. Aunque inmensos espacios
de tierras y de mares nos separan, bien conocida Nos es vuestra piedad y vuestro celo en la práctica y
predicación de la Santísima Religión que profesamos.
Y como sea uno de sus hermosos y principales preceptos el que prescribe la sumisión a las Autoridades
superiores, no dudamos que en las conmociones de esos países, que tan amargas han sido para Nuestro
Corazón, no habréis cesado de inspirar a vuestra grey el justo y firme odio con que debe mirarlas.
Sin embargo, por cuanto hacemos en este mundo las veces del que es Dios de paz, y que al nacer para
redimir al género humano de la tiranía de los demonios quiso anunciarla a los hombres por medio de sus
ángeles, hemos creído propio de las Apostólicas funciones que, aunque sin merecerlo, Nos competen, el
excitaros más con esta carta a no perdonar esfuerzo para desarraigar y destruir completamente la funesta
cizaña de alborotos y sediciones que el hombre enemigo sembró en esos países.
Fácilmente lograréis tan santo objeto si cada uno de vosotros demuestra a sus ovejas con todo el celo que
pueda los terribles y gravísimos prejuicios de la rebelión, si presenta las ilustres y singulares virtudes de
Nuestro carísimo Hijo en Jesucristo, Fernando, Vuestro Rey Católico, para quien nada hay más precioso
que la Religión y la felicidad de sus súbditos; y finalmente, si se les pone a la vista los sublimes e
inmortales ejemplos que han dado a la Europa los españoles que despreciaron vidas y bienes para
demostrar su invencible adhesión a la fe y su lealtad hacia el Soberano.
Procurad, pues, Venerables Hermanos o Hijos queridos, corresponder gustosos a Nuestras paternales
exhortaciones y deseos, recomendando con el mayor ahínco la fidelidad y obediencia debidas a vuestro
Monarca; haced el mayor servicio a los pueblos que están a vuestro cuidado; acrecentad el afecto que
vuestro Soberano y Nos os profesamos; y vuestros afanes y trabajos lograrán por último en el cielo la
recompensa prometida por aquél que llama bienaventurados e hijos de Dios a los pacíficos.
Entre tanto, Venerables Hermanos e Hijos queridos, asegurándoos el éxito más completo en tan ilustre
fructuoso empeño, os damos con el mayor amor Nuestra Apostólica Bendición.
Dado en Roma en Santa María la Mayor, con el sello del Pescador; el día treinta de enero de mil
ochocientos diez y seis, de Nuestro Pontificado el décimo sexto.
335

Popayán una carta, el 25 de enero de 1824, donde le pedía ayuda: “en esta causa
piadosa (la independencia) de atraer a la vía de salvación a los habitantes de la
desafortunada Pasto. La presencia de vuestra señoría ilustrísima, revestida de la
autoridad episcopal y dotada de la amnistía del gobierno, podría calmar el
desenfreno impetuoso de los indomables rebeldes. Predicándoles el evangelio de
la ley y el orden, vuestra señoría ilustrísima logrará sin duda desarmarlos, como
Josué, que tiró abajo las murallas al sonido de la trompeta del Señor.335”

La resistencia a la militarización del territorio tenía un componente étnico


importante; los indios, agrupados alrededor de la ciudad de Pasto en los llamados
“pueblos de indios”, que, desde tempranamente en la Colonia, servían para
abastecer de provisiones y de mano de obra necesaria para la construcción y
crecimiento de los nacientes centros urbanos; luego de su consolidación, a partir
del siglo XVII, continuaron ligados a la ciudad de una forma estrecha y
económicamente dependiente, como servidumbre rural o urbana, para la
prestación de servicios personales a las élites locales y, por lo tanto, subordinadas
y frágiles ante los posibles cambios intempestivos de la independencia; la
conservación del orden tradicional garantizaba su subsistencia, su reproducción
comunal e identitaria y ante todo la tenencia de la tierra bajo su visión lascasiana;
incluso no los atrajo la oferta de Bolívar, de convertirlos en productores libres,
suprimiéndoles el tributo indígena y convirtiéndolos en propietarios privados de su
tierra.

Pero, también, la independencia trastocaba el complicado ajedrez local del


sometimiento de Pasto a los intereses comerciales de Quito, que buscaba
mercados para su industria textil en el centro minero de Barbacoas y su área de
influencia, además de aprovechar su situación geoestratégica para poder ingresar
a los mercados del Cauca y Chocó; la resistencia a esta política expansionista
quiteña se refleja en la resistencia de 1809 y 1811, del Cabildo de Pasto, para
impedir las invasiones militares sureñas; estas intenciones se mantuvieron hasta

335
CARRERA, Germán. Op. Cit. p.315.
336

el inicio de la República, teniendo como base de la reclamación la Cédula Real de


1567, que incluía la jurisdicción de Quito hasta la ribera occidental del Río Cauca∗.

7.3. Entre el incenciario y la espada


Al terminar el conflicto bélico en 1824, las élites locales comprendieron que la
pérdida del antiguo régimen era irreversible y que debían recrear un nuevo
imaginario que tuviera en cuenta el nuevo lenguaje republicano, que tenía como
pilares la igualdad del hombre ante la ley (no así frente a la sociedad), una nueva
estructura del Estado en cuanto a lo jurídico, educativo y territorial, que creaba
nuevos privilegios para las élites vencedoras, pero, ante todo, un nuevo proyecto
económico, que giraba en torno a la inserción de la región al circuito mundial de
mercancías, activando la hacienda improductiva en plantación agroexportadora,
que tenía como premisa la vinculación laboral libre, que aprovechara el
crecimiento demográfico y la migración de “blancos pobres” y mestizos, como una
de las consecuencias del nuevo régimen.

Al carecer de un lenguaje y símbolos propios y al no tener un imaginario nacional,


que cohecsonaria al nuevo ciudadano, se produjeron grandes vacíos ideológicos y
de validación política y social, que se daban por descontados en el anterior
régimen; en el tránsito de una forma de gobierno a otra, el discurso liberal de la
independencia tuvo que asociarse con la Iglesia, para utilizar la influencia que
mantenía sobre la sociedad de la época; esta institución, que había sobrevivido a
la guerra, aún se mantenía en sus altos niveles de aceptación, además de ser uno
de los pocos establecimientos que tenía una cobertura en todo el territorio y
seguía siendo un referente moral e ideólogico del “nuevo ciudadano” republicano.

La república tuvo que recurrir, entonces, a la: “tradición inventada”, de que habla
Hobsbawn, que: “Incluye por igual tradiciones efectivamente inventadas,
elaboradas y formalmente establecidas, y aquellas que emergen en forma no tan


Ver el texto, Historial de la América Andina. Universidad Andina Simón Bolívar, Capítulo IV. Las primeras
juntas autonomistas 1802-1812. Germán Carrera. Quito.2003. pp. 129-169.
337

fácilmente rastreable dentro de un periodo breve e identificable


cronológicamente336”. Esto implicaba un grupo de prácticas simbólicas o rituales,
las cuales unieran el pasado Colonial con el presente liberal, y que utilizaban la
técnica de la repetición como metodología pedagógica.∗
Al caracer de su propio lenguaje simbólico, retomó el imaginario de la Revolución
Francesa, que desde muy temprano fragua un movimiento pedagógico político de
las representaciones públicas a partir de la fiesta del símbolo como sustituto de lo
divino, resaltando, de este modo, en forma rápida y eficaz, la nueva visión de
poder y bienestar republicano; de esta manera:“La revolución francesa impone y
difunde un modelo de sociedad ideal gobernada por la opinión del pueblo soberano,
fundamento de la legitimidad política moderna, que coexistirá durante todo el siglo XIX
con una sociedad conformada por comunidades tradicionales con su sistema de
referencias, valores y jerarquías de tipo arcaico, lo que en el ámbito americano se ha
denominado estructuras criollas telúricas337”.

Uno de los rituales litúrgicos más importantes del nuevo régimen fue el culto
emblemático a la bandera, que adapta tempranamente Bolívar de un diseño previo
de Francisco Miranda (1750-1816) y que busca eclipsar un buen número de
estandartes y pendones que se usaba indistintamente en diferentes regiones que
florecieron en los comienzos de la independencia, a partir del Congreso de

336
HOBSBAWN, Eric. La invención de las tradiciones. Revista uruguaya de Ciencia Política. No 4.
Montevideo. 1990. p. 97.

Para Hobsbawn:
“Debe distinguirse claramente la tradición en el sentido de la costumbre como factor dominante en las
llamadas sociedades tradicionales. El objeto y característica de las tradiciones, incluyendo aquellas producto
de la invención, es la invariación. El pasado, ya sea real o inventado al que ellas se refieren, impone prácticas
fijas (normalmente formalizadas), tales como la reiteración. La costumbre en las sociedades tradicionales
actúa en función de motor y volante. No excluye la innovación y el cambio hasta cierto punto, aunque
evidentemente el requisito de que debe mostrarse compatible o incluso idéntica con respecto a los
precedentes le impone significativas limitaciones. Lo que hace es darle cualquier cambio deseado (cualquier
resistencia a la innovación)” la sensación del precedente, de la continuidad social y de la ley natural según se
expresa en la historia. Los estudiosos de los movimientos campesinos saben que la reivindicación de una
aldea a una tierra común o un derecho por costumbre desde tiempo inmemorial no es a menudo la expresión
de un hecho histórico sino de equilibrio de fuerzas en la lucha constante de los aldeanos contra los señores
terratenientes o contra otras aldeas…. La costumbre no puede ser invariable por la sencilla razón de que aún
en las sociedades tradicionales la vida no lo es…. La diferencia entre tradición y costumbre según nosotros
lo entendemos, resulta por cierto bien ilustrada, a través de lo siguiente. La costumbre es la que hacen los
jueces; la tradición (la tradición inventada en este caso) es la peluca, la toga y demás parafernalia formal y
prácticas ritualizadas que rodean lo sustancial de su actividad”. Ibidem. pp. 98-99.
Ibídem. p. 98.
337
MARTINEZ DE CODES, Rosa María. La iglesia católica en la América independiente. Siglo XXI. Madrid.
1992. P. 14.
338

Cúcuta, en 1818, aparece el uso del gorro frigio como símbolo de la libertad, el
carcaj de lanzas, al estilo del consulado romano, frases como: “vencer o morir”,
acompañados de cuernos de la abundancia; estos signos representaban los
deseos y la voluntad de darle permanencia en el tiempo a las instituciones recién
creadas o por crearse, teniendo como fondo la abundacia característica de las
tierras tropicales, que sería garantía del sentimiento igualitario e incluyente del
nuevo gobierno.

Estos símbolos se teatralizan en diferentes actos públicos; la blonda con los


colores de la república representa la transparencia del poder; una mujer, escogida
entre la multitud, es vestida de blanco, con un gorro frigio o una corona de laureles
sobre su cabeza, haciendo recordar el culto a la razón de Robespierre de la gesta
francesa: “En 1818, en Angostura, Hippisley y sus compañeros de armas bailan la
Carmañola∗ alrededor de un cacaotero convertido de improviso en árbol de la
libertad, a fin de celebrar el octavo aniversario de la fundación de la república338.”
Masivamente, los participantes en actos públicos o gubernamentales juran
colectivamente defender la República y sus ideales, creando, de esta manera, un
nuevo compromiso con la patria que genera gestos de soberanía colectiva; en
1828, acuña por Eloy Valenzuela en Bogotá, una medalla en homenaje al
Libertador; en una de sus caras se representa el símbolo de la masonería, el
triángulo con el ojo y los rayos que se dirigen hacia el público; por otra parte, en
las exequias de uno de sus héroes, Atanasio Girardot (1791-1813), Bolívar le
organiza un gran funeral, donde los principales ideales republicanos se destacan,
la entrega a la patria y la libertad; de esta manera, la república se funde con el
naciente culto bolivariano, teniendo como base el unanimismo frente a la figura de
su más destacado protagonista, el mismo Bolivar, que poco a poco se encarna
como el verbo de la independencia; a esta simbiosis semiótica rechaza vía como
de la expiación, el historiador nariñense, José Rafael Sañudo (1872-1943), en su


La carmañola (francés: Carmagnole) fue una canción y baile anónimo que fue popular durante el Reinado
del Terror, durante la Revolución francesa. La canción fue introducida por las tropas que regresaban de Italia
durante la revolución y esta canción daba el apoyo a los republicanos.
338
LOMME, George. La revolución francesa y la simbólica bolivariana. Instituto Francés de Estudios Andinos.
París.1989. p.3.
339

polémico texto, Estudio sobre la vida de Bolivar, donde analiza este periodo
histórico y dice que: Las ideas de un demagogismo frenético, habían deshonrado
la causa de la libertad y hecho más perniciosa que útil la conquista de la
independencia339”.

En la elaboración de esta liturgia libertaria, aun se podía observar su componente


barroco; los símbolos y gestos de los nuevos protagonistas no eran suficientes; en
cada lugar donde se exhibía el ritual independentista, se homenajeaba, también, a
la Virgen o al Santo del lugar, se retiraba el retrato del Rey y se ponía el de
Bolívar; en 1822, en Quito, en uno de estos ágapes libertarios, a falta de símbolos
propios, los organizadores, exciben el escudo de armas de la familia del
Libertador y, en Bolivia en 1826, él mismo se pone como busto junto a una
pirámide elaborada en su honor, surgiendo un proceso de auto-heroicización ( tan
criticado, desde una visión regional por Sañudo, a mediados del siglo XX); de esta
manera, todo este ritual litúrgico se relaciona más con la voluntad de afianzar las
instituciones republicanas alrededor del personaje-mito del Libertador340.

Lo anterior contrastaba con la riqueza dada por natura a estos países y la


mezquindad del proyecto colonial, que generó una sociedad profundamente
estamental, excluyente, desigual e inmóvil, frente a un paisaje biótico rico y
diverso, pero aún desconocido, despoblado e indómito; esto se representa
simbólicamente con el cuerno de la abundacia, que presagiaba el bienestar
ilimitado de una nueva sociedad que estaba para construir unas nuevas
costumbres, en contra de la tradición realista; este pensamiento liberal llevaba
implícita una creencia sobre el desarrollo ilimitado de la sociedad, dirigido
armónicamente por la razón, tomando dos vías: una, la científica y, otra, la política,
esta última responsable de materializar el pensamiento “ilustrado” de un mundo de
libertades que creará un hombre, luminoso, pacífico e ilustrado, inserto en una
sociedad de las mismas características, que haga el tránsito libre entre la

339
SAÑUDO, José Rafael. Estudios sobre la vida de Bolívar. Tercera edición. Pasto. 1949. p.10.
340
Op. Cit. LOMME, George. p. 3-4.
340

oscuridad y la luz, de un Estado natural a otro regulado por un nuevo pacto social
basado en leyes y en una Carta constitucional.

La difusión de estas ideas liberales encontró en la Iglesia una gran resistencia,


pues aún no aceptaba los adelantos de la ciencia y los rápidos cambios políticos
producidos en Europa y América:

“La condena al progreso y la adjudicación de rasgos casi demoniacos a la técnica,


aparece con frecuencia en los documentos de la iglesia: el papa Gregorio XVI llegó
a considerar la vacuna contra la viruela como una introducción en los dominios de
las provisiones de la Divina Providencia; por su parte, el Papa Pío IX condenó en
el Syllabus como heterodoxa la expresión siguiente: La iglesia, mejor dicho, el
Papa de Roma, debe reconciliarse con el progreso, el liberalismo y la nueva
civilización. En la misma línea hay que recordar lo mal que lo pasaron los
llamados “católicos liberales”, las condenas del modernismo y la persecucíon
desencadenada contra las tendencias progresistas al interior de la iglesia: durante
el pontificado de Pío X, se creó en el interior de la iglesia una sociedad secreta, la
sapiniére, para dscubrir y denunciar a los reales o supuestos modernistas y por
medio de un decreto de la Santa Inquisición Romana expuesto en la enciclica
“Encíclia Lamentabili Sane Exitu Pascendi” se condenó toda idea moderna que
atentara contra la ortodoxia cristiana, prohibiéndose cualquier mención al
modernismo, presbiterianismo o laicicismo, lo que condujo a un estancamiento de
la vida intelectual de los eclesiásticos de ese periodo del siglo XIX341”.

Estos pensamientos “restauracionistas” tuvieron gran eco en la curia pastusa, en


especial el rechazo de la Reforma educativa auspiciada por el general Santander,
el 18 de mayo 1826, que localmente se la identificaba como: “¿el origen de todos
los males que han afligido a la nación hasta nuestros días?; a su plan de estudio
se lo responsabilizaba del “contagio de las ideas disociadoras, ¿No hemos
proclamado la educación pública como el primer elemento social? Sí, y si esta
educación conduce a la incredulidad, que quita el freno de la conciencia; al

341
ACEVEDO V, John Jairo. Iglesia y Estado en la conformación política de la Nueva Granada. Revista de la
facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Vol. 37. No 107. Medellín. 2007. p. 516
341

materialismo, al civarismo, al utilitarismo, al egoísmo, ¿qué podría resultar de una


sociedad compuesta de semejantes individuos?”, se pregunta el historiador y
exministro de Educación José Rivas Groot (1863-1923) e identificaba “las malas
doctrinas” educativas con la influencia de las ideas modernizantes, de Jeremy
Benthan (1748-1832) y Claude Destutt (1754-1836), como ideólogos y causantes
del peligro de esta reforma342; indudablemente, la resistencia eclesiástica se debía
fundamentalmente al fortalecimiento de la educación pública, al fundar colegios
laicos en varias partes del país, como es el caso de Pasto, donde se funda el
Colegio Provincial343, en 1827, se amplía la oferta de educación en la región, se
inicia el desmonte del monopolio que poseía la Iglesia desde el inicio de la
Colonia, al crear, de esta manera, nuevas lealtades ciudadanas con la naciente
nación.

La Iglesia, también se opuso a la modificación de su estructura por el nuevo


régimen, como fue su rechazo al Decreto, expedido el 27 de mayo de 1839, por el
Soberano Congreso de la República, acerca de la supresión de los conventos de
la Merced, San Francisco y San Agustín, de la provincia de los Pastos, y la
destinación de sus bienes y rentas al fomento de las misiones en la media
Amazonía; aunque era política, desde la Colonia y en el nuevo régimen, de
suprimir los conventos menores, que no tuviesen más de 12 sacerdotes, para el
sector mas conservador e intolerante de la iglesia en Pasto, liderado por el
influyente sacerdote Francisco de la Villota (un verdadero Pedro el Hermitaño), el
rechazo al Decreto fue inmediato: “Éste se llenó de escrúpulos, montó a caballo
con el estandarte de San Francisco en la mano y seguido de una masa como de
5000 personas, las excito a la defensa de la religión344”; ante la escasez de tropa
para defender la ciudad de los amotinados, el sacerdote de la Villota firma, con el
comandante Mariano Alvarez, un acuerdo que contemplaba la no publicación del
Decreto, la permanencia de la estructura de la Iglesia y la rotación del ejército

342
GUTIERREZ, Arístides. Biografía del reverendo padre Francisco de La Villota. Imprenta del Departamento.
1929. Pasto. p. 41.
343
LÓPEZ DOMÍNGUEZ, Horacio. Santander y la educación, los colegios Republicanos, una herencia
perdurable. Revista Credencial historia. Edición 28 de abril. Bogotá.1992. p. 5.
344
Op. Cit. GUTIERREZ, Arístides. p. 58.
342

acantonado en la ciudad, todo lo anterior supeditado a la ratificación de la


propuesta por parte de las autoridades centrales345.

De esta manera, la Iglesia reconstruyó rápidamente su influencia perdida durante


el periodo de la independencia y los primeros años de la República, siguió siendo
una intermediaria esencial entre los diferentes actores de la nueva nación,
conservó su autoridad frente a las élites que no fueron tocadas en la guerra, pasó
de ser una institución indispensable en el discurso colonial, a una institución
básica en el nuevo orden republicano, convirtiéndose, de esta manera, en una
aliada imprescindible del nuevo Estado; en 1827, Bolívar, al obtener de la Santa
Sede el nombramiento de nuevos obispos, asigna el nuevo rol que jugaría la
Iglesia:

“La causa que más nos une en este tiempo, el bien de la iglesia y el bien de
Colombia. Una cadena sólida y más brillante que los astros nos ata de nuevo a la
Iglesia Romana, que es la puerta del cielo. Los descendientes de San Pedro
siempre fueron nuestros padres, pero la guerra nos dejó huérfanos, como el
cordero que va la vanamente ante la madre perdida. La tierra madre lo buscó y lo
devolvió al rebaño; nos dió pastores dignos de la iglesia y de mi República. Esos
príncipes ilustres, los padres del rebaño colombiano, son nuestros lazos sagrados
con el cielo y la tierra. Que sean nuestros modelos de religión y de virtudes
políticas. La unión entre el incenciario y la espada del derecho”346.

345
Ibídem.
346
CARRERA, Germán. Historia de la América Andina. Volumen 4. Universidad Andina Simón Bolívar. Quito.
2003. pp. 315-316.
343

CAPÍTULO VIII

LA REPÚBLICA Y EL RODENAMIENTO
TERRITORIAL
344

8.0. el nuevo Ordenamietno Territorial

El proceso de ocupación y ordenamiento del territorio, en lo que hoy constituye el


Departamento de Nariño, es resultado de un conjunto de discontinuidades etno-
culturales, fenómenos demográficos y de límites administrativos, provenientes de
relaciones y contradicciones sociales de origen político y social. En la naciente
República del siglo XIX, al no cambiar la estructura de clases y de castas, que
provenían del régimen colonial, tampoco cambian mucho las fronteras
internacionales; luego de la disolución de la Gran Colombia, los nuevos Estados
se acogieron al principio uti possidetis∗ (base pragmática determinada por el
Congreso de Angostura en 1819).

Aunque la determinación de límites jurídicos nacionales para lo militar, lo civil, la


administración de gobierno, de justicia y, finalmente, lo eclesiástico, no se procesó
sino en la medida en que se consolidaban los Estados nacionales, esto generó no
pocas guerras entre regiones y países, siendo especialmente álgidos los
conflictos políticos y jurisdiccionales con la provincia y distrito de los Pastos, que
volvía a ser frontera de la naciente República de la Nueva Granada, toda vez que
este núcleo había experimentado una larga autonomía respecto al poder
peninsular en América, una especial conexión con los intereses del imperio
español como tal, y, en fin, un anhelo de mantener los nuevos límites los distritos
de Barbacoas, en las TBPS, y los centros urbanos de Túquerres e Ipiales en las
TAA; de esta manera, se aseguraba estratégicamente el ingreso a los reales de
minas y del comercio de éstos con la sierra.


El uti possidetis iure (del latín, "como poseías [de acuerdo al derecho], poseerás") es un principio de
derecho en virtud del cual los beligerantes conservan provisionalmente el territorio poseído al final de un
conflicto, interinamente, hasta que se disponga otra cosa por un tratado entre las partes. Al parecer derivó de
la expresión latina "uti possidetis, ita possideatis", es decir, "como tu poseías, continuarás poseyendo". Este
principio proviene del derecho romano, que autorizaba a la parte beligerante reclamar el territorio que había
adquirido tras una guerra. A partir de ello, el término ha sido utilizado históricamente para legitimar conquistas
territoriales.
345

Al inicio de la República, se expide la Constitución, el 30 de Agosto de 1821, que


dividió el territorio de la Gran Colombia, en Departamentos, provincias, cantones y
parroquias, fragmentando el país en seis grandes Departamentos; en 1844, había
20 provincias, 114 cantones y 831 distritos; teniendo en cuenta que estas cifras
son sólo para la actual Colombia, en 1851, el ordenamiento territorial era de: 33
provincias, 130 cantones y 801 distritos parroquiales; cinco años después se pasó
a 33 provincias∗ ,y el país nuevamente cambia el nombre por el de la
Confederación Granadina (1858); cinco años después, de nuevo hay un cambio
en la composición de las provincias, que se agrupan en nueve Estados:
Cundinamarca, Antioquia, Cauca, Magdalena, Tolima, Panamá, Santander, Bolivar
y Boyacá; este nuevo reagrupamiento del territorio tenía como característica
fundamental incluir los centros urbanos de alguna importancia bajo una misma
entidad territorial llamada Departamento, que tenía como antecedente el
OrdenamientoTerritorial de origen francés.

TABLA 11
ESTADO DEL CAUCA
PROVINCIAS, SEGÚN LEY DEL15 DE JUNIO DE 1857

No PROVINCIA CAPITAL
1 BARBACOAS BARBACOAS
2 BUENAVENTURA CALI
3 CHOCÓ QUIBDÓ
4 CAUCA BUGA
5 PASTO SAN JUAN DE PASTO
6 POPAYÁN POPAYÁN
7 TÚQUERRES IPIALES
8 TERRITORIO DEL CAQUETÁ MOCOA
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN


Todas ellas giraban en torno a los centro urbanos de alguna importancia para la época: Riohacha, Santa
Marta, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Soto, Pamplona, Vélez, Socorro, Tunja, Casanare,
Mariquita, Neiva, Popayán, Mompox, Buenaventura, Pasto, Bogotá, Chocó, Zipaquirá, Córdoba, Cauca,
Túquerres, Tequendama, Cundinamarca, Barbacoas, Valledupar, Sabanilla, Azuero, Chiriquí, Ocaña,
Santander, García Rovira, Tundama y Medellín.
346
347
348

Estas iniciativas de encontrar un camino propio para reordenar el territorio se


dificultaban por la casi nula información sobre él: “en 1860, sólo se conocían 22
mapas de países en el mundo, 18 eran de territorios europeos, uno estaba en
África, Asia contaba con dos y en América sólo era conocido el de Venezuela,
Realizado por Agustín Codazzi (1793-1853)347”. José María Samper (1828-1888),
para la época, se quejaba de que en la Nueva Granada no existía ningún tipo de
estadística pública ni privada, ni se tenía conocimiento de gran parte del territorio
de la Confederación, ignorándose, dice Samper, a sí misma la República,
desconociendo sus potencialidades geográficas y de

TABLA 12
ESTADO DEL CAUCA
REESTRUCTURACIÓN DE PROVINCIAS, DE 1857

No PROVINCIA CAPITAL

1 BUENAVENTURA CALI
2 CHOCÓ QUIBDÓ
3 CAUCA BUGA
4 PASTO SAN JUAN DE PASTO
5 POPAYÁN POPAYÁN
6 TERRITORIO DEL CAQUETÁ MOCOA
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN

recursos naturales, desconociendo la Federación los elementos de subsistencia y


de progreso con que pueden contar los Estados348”. En cambio, este periodo
republicano es rico en relatos de viajeros de todo tipo de intereses, que recorrieron
su territorio.

La consolidación de estos criterios federalistas dio paso a la conformación del


Estado-región, se ampliaron los mercados locales abriéndole paso a lo regional y,

347
GARCÍA INSUASTY, María Angélica. Las políticas de la geografía: Fronteras en Colombia siglo XIX.
Ponencia Congreso de Geografía de América Latina, Université de La Rochelle. Francia. 2005. p.5.
348
Ibidem. p.6.
349

en algunos casos, se vincularon a la economía mundial, como el Estado del


Tolima con la exportación de tabaco a Europa y Norteamérica; se crearon nuevas
provincias y surgieron los grandes caudillos políticos, como el general Tomás
Cipriano de Mosquera (1798-1878) o José Hilario López (1798-1869); presidente
del Estado del Cauca, Mosquerase declaró en rebelión contra el Estado central en
el año 1859, dos años después ganó la guerra civil y expidió una nueva
Constitución Política el 8 de Mayo de 1863, en Rionegro, Antioquia, que tenía
como principio rector el federalismo; esta constitución creaba nueve Estados
soberanos, bajo el nombre de Estados Unidos de Colombia; en la misma, el
territorio del actual Departamento de Nariño quedaba anexado al poderoso Estado
del Cauca.

El federalismo acentuó la tendencia al regionalismo, como expresión histórica,


frente a la naciente imagen del Estado-Nación, y se hizo necesario concretar
términos, como el de territorio, que debía extenderse de su expresión clásica
geográfica a la de elementos socio-jurídicos, que validarán el nuevo concepto de
ordenamiento territorial que agenciaba esta Carta magna. Este fraccionamiento
nacional en aisladas provincias fortalecía a las élites locales, especialmente de los
grandes hacendados y terratenientes, lo que, a mediados del siglo XIX, los lleva a
conformarse como Estados federales. El primero en fundarse fue el de Panamá,
(1855), luego los de Antioquia (1856) Santander (1856), y Cauca, Cundinamarca,
Boyacá, Bolívar, Tolima y Magdalena, en 1857.

Por lo tanto la base del OT seguía siendo la Provincia de origen colonial y,


posteriormente el surgimiento de la República de la Nueva Granada, en 1832; esto
generó, hasta mediados del siglo XIX, lo que sociólogos, como Miguel Borja, han
denominado la aparición del Estado Provincial, que revelaba el liberalismo radical
de la época, cuya principal característica fue la aparición de una economía
autárquica en la que por el aislamiento geográfico y social de cada una de las
provincias, eran autosuficientes en recursos y mercados; donde se crearon
ejércitos propios que desafiaban permanentemente al Gobierno Federal y generan
350

más de un enfrentamiento violento que, en muchas ocasiones, se convirtió en


feroces guerras civiles; estos ejércitos defendían leyes propias para cada
Provincia-Estado, que eran del más diverso tipo; no se desarrolló una estructura
burocrática nacional y, por lo tanto, en muchas ocasiones intentaban unirse a otras
repúblicas, como era Panamá o las de la Costa del Caribe o, en el caso del sur
del país, al Ecuador349; allí se pueden ubicar los conflictos sociales que
permanentemente amenazaban al Estado Nacional colombiano; uno de los últimos
ejemplos de este tipo del sentir regional, por encima de nacionalismos
totalizadores e igualitaristas, fue el levantamiento del Pacífico Sur, denominado el
Tumacazo, realizado en el año 1988 y que, entre sus fines, tenía lograr la
independencia del Estado Colombino y crear una República soberana e
independiente350.

349
Por lo mismo resulta explicable que, en la Costa Atlántica, se hubieran registrado repetidos intentos
autonomistas o separatistas del resto de la “nación colombiana”, que no terminaba de integrarse: en 1830,
cuando llegó Simón Bolívar exiliado y enfermo; en 1840-1842 al confederarse cinco estados soberanos
nuevos. En 1860-1861, con la presidencia transitoria nacional de Juan José Nieto... Las conspiraciones de
1906 del General Francisco Burgos Rubio, de Montería, para Fundar la República de la Costa en 1918, para
fomentar “la multiplicidad dentro de la unidad” federal; las campañas de Tico Noguera Carbonell para
proclamar la República del Caribe, en los años 60,..Y se sabe de intentos similares en otras partes: Arauca,
Nariño, Antioquia y Chocó”. FALS BORDA Orlando, Las insurgencias de las Provincias, Siglo XXI Editores,
Bogotá 1988. p. 45.
350
“Si Tumaco ha aportado con sus riquezas, su raza y su sangre a la formación de la República y de la
nacionalidad colombiana, ha recibido muy poco hasta el punto que no cuenta con los más elementales servi-
cios públicos como agua potable y energía eléctrica. Hoy 16 de septiembre de 1988, nosotros, negros
descendientes de africanos, con el corazón en las manos, estamos izando a media asta el tricolor
colombiano, por el cual dieron la vida nuestros antepasados para expresar nuestro profundo dolor de
sentirnos huérfanos de la patria”.
Como primer acto de soberanía levantamos la bandera de Tumaco proclamando a las naciones del mundo
que de continuar indiferente el gobierno a nuestros álgidos problemas, nos veremos en la penosa obligación
de continuar el proceso hasta llegar a la separación definitiva de nuestro territorio, de la República de
Colombia."
Pueblo de Tumaco, Cancha San Judas, a los 16 días del mes de septiembre de 1988. OVIEDO ARÉVALO,
Ricardo. Relatos, revueltas y desventuras de la gente entintada del pacífico Sur. Departamento de Sociología.
Pasto. 2009. pp. 107-108.
351

TABLA 13
ESTADO DEL CAUCA
MUNICIPALIZACIÓN DEL AÑO DE 1874

No MUNICIPIO CAPITAL
1 ATRATO QUIBDÓ
2 BARBACOAS BARBACOAS
3 BUENAVENTURA BUENAVENTURA
4 BUGA BUGA
5 CALDAS ALMAGUER
6 CALI CALI
7 OBANDO IPIALES
8 PALMIRA PALMIRA
9 PASTO SAN JUÁN DE PASTO
10 POPAYÁN POPAYÁN
11 QUINDIO CARTAGO
12 SANTANDER SANTANDER DE QUILICHAO
13 SAN JUAN NÓVITA
14 TORO TORO
15 TULUÁ TULUÁ
16 TÚQUERRES TÚQUERRES
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN

Si tiene que, entre 1535 y 1825, no variaron sustancialmente la forma y


procedimientos en lo político - administrativo relacionado con lo territorial. La
presencia de jurisdicciones de justicia (penal, civil, administrativa y eclesiástica)
que predominaban durante toda la Colonia en el distrito de Pasto, con su origen en
Quito, no permitió una sólida articulación con la gobernación de Popayán ni con la
Audiencia de Santa Fe (de jurisprudencia a veces muy diferente), lo cual, en
buena parte, anula los esfuerzos de la Colonia por volver coherente la dominación
metropolitana en lo jurídico - político para el caso que se está tratando, y así
mismo permite un pragmatismo constante en todos los niveles sociales, el cual
solamente se obliga a unas mínimas reglas sociales de juego cuando el Cabildo
colonial o de indígenas intervienen dentro de la correspondiente comunidad.

En tales condiciones, los límites territoriales, las políticas de poblamiento y la


aplicación de las jurisdicciones, públicamente se vuelven confusos, no legitimables
por los más amplios núcleos de población, hasta el punto de que el distrito de
Pasto era considerado, al final de la época colonial, como el sitio donde se
352

practicaba al máximo la famosa frase de “se obedece pero no se cumple”,que no


era mal vista en dicha época, porque con ello se significaba el paso a la
interpretación o adecuación de cualquier ley a las condiciones americanas y, en
especial, a sus élites.

Como ya se dijo, Pasto fue una de las ciudades a la que más la afectó física y
económicamente la guerra de la independencia, sus campos lucían prácticamente
arruinados, muchos de sus habitantes fueron desterrados o incorporados al
ejército insurgente y trasladados a la fuerza a ciudades lejanas, como Guayaquil o
Lima; en palabras del historiador Sañudo, Pasto retrocedió más de cincuenta años
por causa del conflicto armado; de tener 10000 habitantes en 1822, tres años
después apenas albergaba 4460351; su economía, dependiente de la exportación
de harina de trigo y ganado, estaba en quiebra; los reales de minas, en las TBPS,
se vieron afectados por la crisis del esclavismo y el estancamiento del comercio
internacional; los beneficios económicos de la independencia no fueron
inmediatos; la nueva política económica trajo como consecuencias una reducción
considerable de los impuestos; al suprimir los diezmos eclesiásticos, la abolición
del monopolio del comercio, del estanco, la creación de una banca privada, la
liberación de los esclavos, todo lo anterior, aun, para 1859, Manuel Murillo Toro
(1816-1880) se lamentaba que las traba para modernizar el país se mantenían,
para mediados del siglo XIX: “lo que no nos deja levantar el vuelo en la política,
en industria, en instrucción, son las costumbres y las instituciones que nos dejó
España”.

En 1885, derrotan a los radicales liberales y comienza el período del Estado


central con el desconocimiento de la Constitución de 1863 y la promulgación de la
Constitución de 1886, donde, entre otras cosas, se plantea al Estado como una
institución vertical y centralista, que pretendía mantener el monopolio de las leyes
y de las armas, en contraposición con la libertad regional del federalismo de años
anteriores; se instituyó al Departamento (se crearon 34 Departamentos) como la

351
SAÑUDO, Rafael, Apuntes sobre la Historia de Pasto, Capítulo V. Vol. I,II, III,IV. Biblioteca del Centenario.
Gobernación de Nariño. Pasto.2005. pp. 175-176.
353

entidad territorial que reemplazaría al Estado; se crearon nuevas provincias y


éstas, a su vez, se dividían en pequeños cantones.

Se puede afirmar que durante más de cien años (de soledad), las élites locales
primaron sobre una élite nacional; por lo tanto, el sentimiento nacional fue tardío.
En otras palabras, como dice uno de los fundadores de la sociología en el país,
López de Mesa (1864-1967), durante todo ese período hubo más país que nación,
lo cual hizo que se ingresara al siglo XX siendo aún una sociedad pastoril∗, el
sentimiento nacional vino de la mano de la industrialización y de nuevos usos y
proyectos económicos del territorio, es decir, del ingreso tardío del capitalismo.

Se tiene, entonces, que los criterios entre 1509 y 1991, que han guiado la
organización del territorio en Colombia, obedecen a los intereses del poder político
de turno y a las formas espaciales caprichosas que las élites políticas, económicas
y militares han querido dar al territorio para repartirse su dominio y, por lo tanto,
beneficiarse del erario público y de las potencialidades de sus riquezas naturales,;
no de otra manera se explica cómo todos los Departamentos que fundaron la
República tienen, hasta hoy, salida a la vía principal del siglo XIX, el río
Magdalena.

Al hacer un recuento histórico del ordenamiento territorial en el siglo XIX, fueron


cuatro las iniciativas que se desarrollaron en1821: la Constitución de Cúcuta, que
dividia el territorio en provincias, cantones y parroquias; en 1824, se expide la Ley
del 25 de junio, en la que determina que Buenaventura pertenece al Departamento
del Cauca; en 1886, se le da el carácter de República unitaria y, mas tarde, en
1890, se reconoce la autonomía administrativa de las Entidades Territoriales que
la componen, en especial los Departamentos.


Leer sobre el tránsito de la República al ingreso del siglo XX, en la obra de Luis López de Mesa: Disertación
sociológica (1970) y De cómo se ha formado la Nación colombiana (1934).
354

8.1. PROCESO DE POBLAMIENTO, SIGLO XIX


Con la irrupción de la República en 1830, los nuevos dirigentes políticos encontraron
un país desigualmente ocupado, con poca población y con una división
administrativa y política que abarcaba grandes territorios, que no se integraban al
concepto de nación moderna e incluso no se podían comunicar entre sí, no existía
una verdadera red urbana; había un complejo sistema de jerarquías conformado por
ciudades, villas, parroquias, pueblos de indios y veredas (que mantenía en el tiempo
el sueño lascasiano de la construcción de dos repúblicas separadas en América: una
manejada por los blancos y sus descendientes y otra por los aborígenes), el cual se
mantenía gracias a los privilegios que el aparato colonial les otorgaba y que no
respondía a la nueva realidad del país; se puede decir qu, para entonces, existía
más país que gobierno.

TABLA 14
CENSO POBLACIONAL DE 1825

PROVINCIA POBLACION
Antioquia 104.253
Bogotá 188.695
Buenaventura 17.684
Cartagena 143.645
Casanare 19.080
Chocó 17.250
Mariquita 31.339
Mompox 40.180
Neiva 247.157
Pamplona 66.126
Panamá 66.119
Pasto 7.325
Popayán 87.519
Riohacha 11.925
Santa Marta 44.395
Socorro 90.119
Tunja 177.426
Vélez 97.335
Veraguas 33.966
TOTAL 1491538
FUENTE: GOMEZ F. Los Censos en Colombia antes de 1905. En: URRUTIA M. Compendio de Estadísticas Históricas de
Colombia. Dirección de Divulgación Cultural. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1970, p. 35.
355

La República abolió este orden jerárquico urbano caótico. En muchas ocasiones


los centros mineros lucharon por separarse de élites criollas asentadas en los
cascos urbanos, fieles a las fuerzas realistas (conservadores), como fue el caso
de Popayán y Pasto; en los reales de minas de Barbacoas (TBPS), los negros
lograron su libertad en el gobierno de José Hilario López en 1851; abrazaron
tempranamente el pensamiento liberal, partido al cual pertenecía este presidente.

Los ejes de poblamiento en el país cambiaron, de los estrechos corredores norte-


sur, construidos en la Colonia, por uno transversal, de oriente a occidente; ahora
era importante crear una red interna de caminos que uniera los CU que habían
participado en la campaña libertadora y crear la infraestructura básica para el
fortalecimiento de un mercado interno. La ley de 25 de junio de 1824, que dispuso
la división de Colombia en Departamentos, provincias y cantones, abolió el sistema
jerárquico de privilegios y promocionó automáticamente a muchas poblaciones al
rango de municipios. Sus habitantes se concentraban especialmente en los
actuales Departamentos de Santander y en la sabana cundi-boyacense (51%); el
Departamento de Nariño representaba apenas el 7% del total de colombianos, para
la época; se colonizó la Cordillera Central, especialmente con la introducción del
café como un producto que revitalizaría el comercio internacional, fenómeno que se
conoce como la Colonización Antioqueña.

El Departamento de Nariñotuvo un crecimiento poblacional dinámico durante todo el


siglo XIX; se fundaron las siguientes cabeceras municipales: San Lorenzo (1810), El
Rosario (1815), La Florida (1820), Puerres (1825), Gualmatán, La Unión (1830),
Samaniego (1837), Tangua (1840), Los Andes (1846),Sapuyes (1849), Mosquera
(1850) San José de Albán (1854), Arboleda (1857), Consacá (1861) Pupiales
(1863), Sandoná (1866), Linares (1868), Contadero (1869), Magüí (1871), El
Charco (1866), Cumbitara (1890),
356
357

TABLA 15
POBLACIÓN DE LA COSTA PACÍFICA, SEGÚN PROVINCIAS, CANTONES Y
DISTRITOS, 1835-1870

PROVINCIA CANTÓN DISTRITO 1835 1843 1851 1870


B/VENTURA ISCUANDE ISCUANDÉ 3027 3709 5441 4176
BARBACOAS BARBACOAS 4569 4769 5049 5509
SAN JOSÉ 1124 3200 3000 2723
SAN PABLO 1006 1025 1103 1759
PROVINCIA TUMACO TUMACO 1534 2157 2506 2642
PASTO SALA HONDA 334 400 473 562
BOCA
- - - 1214
GRANDE
MAGÚÍ - - - 1910
MOSQUERA - - - 2032
TOTAL

FUENTE: LEYVA, Pablo, Colombia Pacífico, tomo II. Fondo FEN. 1993. Bogotá.

TABLA 16
DISTRIBUCIÓN RELATIVA DE LA POBLACIÓN DE LA COSTA PACÍFICA,
SEGÚN PROVINCIAS, 1835-1870

PROVINCIA 1835 1843 1851 1870


CHOCÓ 50.3 52.4 59.4 48.8
BUENAVENTURA 29.4 25.5 24.0 29.6
PASTO 20.3 22.1 16.6 21.6
TOTAL 100 100 100 100
FUENTE: LEYVA, Pablo, Colombia Pacífico, tomo II. . Fondo FEN. 1993. Bogotá.

Durante casi todo este siglo, el debate político se centra en la discusión entre
federalismo y centralismo, el primero influenciado por la revolución norteamericana
y el segundo por la experiencia del desarrollo territorial francés. En el trasfondo de
esa discusión se validan los intereses de estas élites nacionales, se divide el país
en trece estados independientes, el ejército nacional se fracciona y cada una de
estas entidades territoriales ejerce su soberanía, en muchas ocasiones,
independientes del Estado central.
358

En 1854, sólo existían dos parroquias para Pasto (Pasto y Santander): la primera
tenía como límites su área urbana, y la segunda abarcaba toda su área rural352.

Es interesante constatar que la parroquia de Santander sigue la división civil


(distrito parroquial) del mismo nombre, establecida por Decreto de la Gobernación
de la provincia de Pasto el 14 de agosto de 1850, separada de la de Pasto por una
línea recta que tomaba la Calle de Tunja ( Ver Mapa 15.p.172) hasta la iglesia de
Santiago como matriz, en tanto la de Pasto tenía como sede la vieja iglesia matriz,
San Juan353. La ley del 15 de junio de 1857 crea los Estados Federales,
incluyendo el del Cauca, en el que se comprenden las provincias del Cauca,
Buenaventura, Pasto, Popayán y el territorio del Caquetá, poniendo a este último,
de hecho, bajo la administración directa de la provincia de Pasto, porque era la
más cercana geográficamente y por haber sido colonizada desde este antiguo
distrito.

La legislatura que creó los Estados Unidos de Colombia, en 1863, facultó a los
Estados Federales para que dividan su propio territorio y así la legislatura del
Estado Soberano del Cauca, por Ley 131 de octubre 23 de 1863, sobre división
territorial, en su Artículo dos, numeral segundo, crea el municipio y municipalidad
de Barbacoas, en forma autónoma, lo mismo que Túquerres, Ipiales y La Cruz en
las TAA, hasta ahora es el intento de ordenación del territorio más completo que
se ha dado a los municipios en la historia de Colombia.

En el Artículo cuarto, se autorizó a las municipalidades para señalar cabeceras y


límites de las secciones en que se subdividen los municipios. Estos, a su vez,
establecieron distritos por fuera de sus cabeceras y también "aldeas", o sea lo que
hoy equivale a las veredas o secciones354. La Ordenanza 18 del 23 de febrero de
1874, expedida por la municipalidad y/o municipio de Pasto, sobre división
territorial del mismo municipio, en su Artículo primero, establece que esta
352
ALCALDIA MUNICIPAL DE PASTO. Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio de Pasto. Pasto
1999. p. 78.
353
AH/P. 1850, Tomo XVIII, N. 1, folio 270.
354
ESTADO DEL CAUCA. "Leyes de 1863". Imp. del Estado, Popayán 1864. p. 121.
359

municipalidad se compone de doce distritos parroquiales: Pasto, Buesaco, El


Tablón, Arboleda, La Unión, Taminango, Tambo, La Florida, Consacá,
Yacuanquer, Funes y San Rafael (con capital Tangua)355. En 1887, se
mencionaban como aldeas relacionadas con la provincia de Pasto a las de: El
Rosal del Monte, Ingenio, Matituy, Peñol, La Erre (o San José), Las Mesas y
Cabuyal356.

La aplicación del federalismo radical en la región de Pasto, especialmente en las


zonas urbanas, reavivó los movimientos sociales y bélicos. A comienzos de 1870,
un movimiento de artesanos y trabajadores libres toma por más de dos meses el
gobierno local; la vida cotidina de sus habitantes se seculariza con la república y
surgen las fiestas en su honor y en honor al trabajo; se une el onomástico de la
ciudad con el día de la independencia, y se celebran masivamente los dos
acontecimientos anualmente, durante tres días; para el caso de Pasto, su
celebración era los días 20,21 y 22 de julio; para ello:

“El gobernador de la provincia invitará algunos meses antes del 20 de julio a los
agricultores, artesanos, profesores i discípulos de artes i oficios, para que en
aquellos días presenten las obras de su injenio e industria, los adelantamientos
que hayan hecho en su profesión, las mejoras útiles que hayan introducido i el
derecho que tengan al premio de la opinión pública i al que se hubiere acordado
para recompensarlos357”.

En 1884, el Estado del Cauca declara la guerra, que termina en 1885, cuando el
movimiento de “regeneración” gana la guerra; promulga en 1886 una nueva
Constitución, la cual afirma que Colombia es un Estado centralista y unitario, crea
un ejército único y nacional, remplaza a los Estados por Departamentos, donde el
presidente elige a sus autoridades, les asigna recursos y competencias; dicha
Constitución duró vigente, con algunas modificaciones, hasta 1991.

355
AH/P. Cabildo de Pasto 1874 Caja N. 57, Tomo XVII, fojas 45 - 47.
356
AH/P. Fondo Provincia de Pasto Caja Nº 2.
357
DUQUE, María Fernanda. Historia Crítica. no 25. Enero – Junio de 2003. Universidad de lo Andes. Bogotá.
2003. p. 131.
360

Este orden territoria, impuesto desde arriba, se oprime por largo tiempo la
espontaneidad de los ciudadanos para participar en la creación de nuevas
entidades administrativas o territoriales, no obstante que la Constitución centralista
admite la necesidad de conservar las provincias y sus prefectos, sobre todo en las
periferias de los nuevos "Departamentos", con el fin de que cada gobernador los
nombre, y maneje, a través de dichas prefecturas, la asignación de alcaldes para
los municipios, francamente disminuidos en autonomía y en funciones de orden
administrativo.

La lucha por el autonomismo había sido consecuente y esforzada en todo el


período republicano en el sur colombiano, pero el desgaste de este discurso, que
es ante todo político, era ya notorio hacia finales del siglo XIX, en especial por las
guerras civiles internas a la región en la época federal (1872, 1876-1878); no
existió la suficiente consistencia para confrontar social y militarmente el proyecto
centralista de Rafael Núñez, en la medida en que nuevamente Pasto se hubiera
visto abocado, como en 1809, a luchar desigualmente contra las provincias
centrales más pobladas y, ya en 1886, mejor dotadas de recursos económicos; en
última, el discurso “regeneracionista” era un discurso antiliberal y modernista,
como lo manifiesta Rafael Núñez, en su discurso al Consejo de Delegatarios de
los Estados, en 1885:

“El particularismo enervante debe ser reemplazado por la vigorosa generalidad, los
códigos que funden y definan el derecho deben ser nacionales; y lo mismo la
administración pública encargada de hacerlos efectivos. En lugar de un sufragio
vertiginoso y fraudulento, deberá establecerse la elección reflexiva y auténtica; y
llamándose, en fin, en auxilio de la cultura social los sentimientos religiosos, el
sistema de educación deberá tener por principio primero la divina enseñanza
cristiana, por ser ella la Alma Mater de la civilización del mundo. Si aspiramos a
ser libres, es preciso que comencemos por ser justos.

El campo de acción de cada individuo tiene, por tanto, límite obligado en el campo
361

de acción de los otros y en el interés procomunal. La imprenta debe, por lo mismo,


ser antorcha y no tea, cordial y no tósigo; debe ser mensajera de verdad, y no de
error ni calumnia; porque la herida que se hace a la honra y al sosiego es con
frecuencia la más grave de todas. Las sociedades que organizan las facciones sin
escrúpulos, para intimidar por la audacia y el escándalo al mayor número, que
siempre se compone de ciudadanos pacíficos, no ejercen derechos legítimos, sino
que por el contrario, vulneran el de los demás. El amplio comercio de armas y
municiones es estímulo constante dado a la guerra civil en países donde ha hecho
corto camino la noción del orden. Se cae de su peso el que la palabra deja de ser
inocente cuando se convierte en agresiva. Justicia y libertad son, pues, entidades
armónicas. En este sencillo principio debe exclusivamente fundarse la definición
de los derechos individuales. La realidad de tales derechos es cosa muy diversa
de su teórica enunciación con más o menos énfasis358”.

En cuanto a la población aborigen, se expide la Ley 79 de 1880, que mantenía la


visión de las dos repúblicas (de blancos e indios), al dar cierta autonomía a los
territorios y pueblos indígenas; el reconocer la propiedad colectiva de la tierra y en
especial el reconocimiento de sus autoridades étnicas, las cuales se construyeron
a partir del resguardo y los cabildos como instituciones heredadas desde la
Colonia; dicha norma le daba validez al derecho indiano creado por los españoles;
las cédulas reales y demás documentos de antes de la fundación de la República
eran válidos para todo tipo de reclamaciones de tierra, con esta norma se inician
extensos juicios fiscales en reclamo de latifundios, los cuales habían sido
expoliados por terratenientes y funcionarios del Estado; los indígenas continúan
marginados de las propuestas integradoras de la nacionalidad, las comunidades
que más preservan su anhelo organizativo son las comunidades Pasto, las cuales
mantienen una lucha constante por preservar la tierra como factor indispensable
para preservar su cultura.

Los indígenas, que no acataron a las autoridades creadas por esta Ley, siguieron
vinculados como agregados, aparceros o simples peones rurales en las grandes

358
Citado por: JARAMILLO URIBE, Jaime. Núñez y Caro 1886. Bogotá: Banco de la República, 1986. p. 39-
48.
362

haciendas de las TAA, o emigraron hacia las tierras templadas alrededor de Pasto,
las cuales empezaban a ser colonizadas por blancos pobres e indígenas.

Este movimiento demográfico redefine las fronteras agrícolas y amplía aún más el
poblamiento en las regiones de Nariño, comprimiendo las tierras de frontera, que
siempre lo han caracterizado; se estabilizaron los asentamientos urbanos de la
costa norte, como El Charco, Magüí, Payán, La Tola, Mosquera, etc. y de lo que
hoy se denomina como “guaico”: municipios de Samaniego, Sandoná, Consacá,
La Florida. Estos últimos tenían como base económica la explotación de la caña
panelera, que durante todo el siglo XVIII originó una serie de levantamientos
sociales que tenían como epicentro la fabricación del aguardiente, que advierten
sobre la crisis que se vivía en los estertores de la Colonia y los cambios que se
avecinaban con la independencia.

De esta manera, las instituciones heredadas desde la Colonia eran una rémora
para el nuevo sistema económico propuesto desde los inicios de la República; en
una primera etapa (1821-1845), se cambió lentamente la estructura de ingresos
tributarios, dándole énfasis a los crecientes aranceles por importaciones; en una
segunda etapa (1845-1863), se eliminó el estanco del tabaco, se abolió la
esclavitud, se liquidaron los resguardos indígenas, se avanzó en la
descentralización fiscal y se sentaron las bases para la separación de la iglesia y
el Estado; en un tercer momento (1863-1876), se implementaron las reformas al
sistema educativo, se creó la Universidad Nacional, se desamortizaron los bienes
de manos muertas∗, y se establecieron los primeros bancos privados; miles de
hectáreas de tierras entraron al mercado inmobiliario y se extendieron los cultivos
de café, en las estribaciones de la Cordillera Central.


El historiador del derecho Francisco Tomás y Valiente, señala que la desamortización fue un:”… proceso
político y económico transcurrido desde finales del siglo XVIII hasta cien años después, en el cual se produjo,
por medio de normas estatales y en función de una política consciente, la conversión, en bienes nacionales,
de los bienes y derechos que hasta entonces habían constituido el patrimonio amortizado d diversas
entidades, para enajenarlos inmediatamente a ciudadanos individuales en pública subasta”. Citado por:
JARAMILLO, Roberto Luis, Más allá de la retórica de la reacción, análisis económico de la desamortización en
Colombia, 1861-1888. Banco de la República. Bogotá. 2008. p.3.
363

Pero estas transformaciones debilitaron política y económicamente al naciente


Estado, como lo afirma Salomón Kalmanowitz:

“El costo económico de la Independencia fue la pérdida del orden político, que
tomó casi un siglo en restaurarse, mientras que el beneficio mayor fue una
reducción radical de la carga tributaria y la construcción de unas regulaciones
modernas que reemplazaran las legadas por España, en particular el sistema de
castas, que aunque debilitado continuó llevando por dentro la república. Sin
embargo, ese beneficio pudo ser también lo contrario: la carga tributaria resultó tan
pequeña que el Estado fue incapaz de generar un orden político que requería
monopolizar los medios de violencia. Resultó además económicamente muy débil
como para entregar a la población bienes públicos: infraestructuras, educación e
higiene.

La desigualdad frente a la ley, que da lugar a tratamientos distintos según la


posición social, corporativa o de casta del involucrado, fue de nuevo herencia de
un sistema político que conservaba ancestrales derechos de pueblos, de gremios,
razas, monopolios e individuos, defendidos por los criollos más conservadores
dentro de la república. Ante ellos, los liberales buscaron afanosamente un nuevo
orden político por medio de la prueba y del error. Mestizos y negros adquirieron
alguna representación y ciertos derechos, pues la contienda a veces recurría a las
masas, ya fueran artesanos, indígenas o esclavos.
De allí en adelante, las reformas fiscales y legales buscaron promover un
desarrollo económico basado en el comercio internacional que se fue asentando
también de manera volátil, aunque la minería del oro y después de la plata
aportaron un fondo mínimo de exportaciones a todo lo largo del siglo xix, hasta que
el cultivo cafetero en el occidente del país se insertó sólidamente en la economía
mundial.

A partir de la integración a la globalización, fueron emergiendo penosamente


empresas y bancos que serían el germen del capitalismo que se desarrollaría con
buena fuerza sólo en el siglo xx. Se puede concluir entonces que el costo de la
Independencia fue la pérdida del orden político, expresado como inestabilidad de
las reglas de juego que caracterizan el siglo xix colombiano, resultado de la larga
364

lucha entre liberales y conservadores. El frecuente conflicto permitió la


depredación de los derechos de propiedad de muchos agentes que eran víctimas
de los préstamos forzosos o expropiaciones ejecutadas por el propio Estado, y el
desorden propiciaba que otros agentes privados se apropiaran de los activos de
los ciudadanos más pudientes de la sociedad. Estas rachas de desorden dieron
lugar a fugas de capital y al testaferrato para ocultar los bienes del Estado,
desviando la inversión del país y reduciendo su crecimiento potencial.359”

Se tiene, entonces, que se pasa a un nuevo régimen, el republicano, con unas


instituciones y clase señorial, heredadas del antiguo sistema colonial; su lucha por
desmontarlo, es parte de la historia de mediados del siglo XIX, la que, para el caso
de Colombia, se escribe con sangre; en Nariñ, esta clase señorial pasó al nuevo
régimen, fortalecida por su alianza con la Iglesia, única institución que no se
fracturó en la lucha por la independencia.

359
KALMANOWITZ, Salomón. Consecuencias económicas de la independencia. Universidad Jorge Tadeo
Lozano. Bogotá. 2008. pp. 38-39.
365
366

8.2. La “regeneración” y la creación del Departamento de Nariño

La ordenación del territorio, en la mayoría de los países, está fuertemente


influenciada por los conflictos internos que casi siempre se resuelven con grandes
consensos sociales, donde los contrincantes se sienten representados en las
nuevas instituciones que generan la división política de un país o de una región
específica.

En el caso de Colombia, ha existido, desde principios del siglo XIX, una


permanente lucha por la apropiación del territorio por actores armados (los
señores de la guerra), que buscaban la escisión de grandes porciones del
territorio nacional para afianzar su clientela política y reforzar los privilegios
sociales y económicos que daban las armas o, en caso contrario, modificar la
composición de los órganos representativos del Estado, el Congreso bicameral,
que lo componen los Representantes y Senadores de las diferentes entidades
territoriales que conforman el país; el resultado de la guerra civil más sangrienta y
larga que ha existido en Colombia, que los historiadores han llamado la Guerra de
los Mil Días (1899-1903), que enfrentó a las huestes liberales y conservadoras
contra la hegemonía de este último partido, que representaba los intereses de las
élites rurales y de la Iglesia Católica, concluye con la modificación del mapa
político de Colombia, cuando la provincia de Panamá se independiza y, en lo
interno, se crean nuevas entidades territoriales de mayoría conservadora, como:
el Departamento de Caldas, que abarcaba toda la región cafetera en las laderas
de la Cordillera Central; el Huila, que se desprende del Tolima; Santander del
Norte, del Departamento de Santand, y el antiguo Distrito Sur del Departamento
del Cauca pasó a llamarse Departamento de Nariño.

Desde 1866, los concejales del Cabildo de Pasto iniciaron la campaña para
formar un "décimo Estado", a la usanza federal de aquella época, toda vez que la
administración del gran territorio del Cauca y el Distrito Sur, que le correspondía a
Pasto, se volvía cada vez más compleja por el surgimiento de élites locales
ligadas al comercio y al contrabando y que no se veían representadas por los
367

diputados y demás políticos de Popayán y por su desconocimiento sobre la


problemática sureña. Es curioso que el primer publicista de la idea de crear una
entidad territorial aparte, el general Juan E. Moncayo, encontrara resistencia en
personajes de Ipiales y de Barbacoas, pues, de todas maneras, la capital
quedaría en Pasto, y esto era visto con malos ojos por gran parte de los dirigentes
de las otras provincias importantes360; Túquerres, por su parte, no se mostró ni
favorable ni desfavorable al proyecto, convencido como estaba de que, pasase lo
que pasase, seguiría controlando el acceso al principal mercado interno de las
haciendas y de los Reales de Minas, conformado por las antiguas Tenencias de
los Pastos y Sindaguas-Barbacoas; lo que se demostró nuevamente cuando, a
finales de 1895, se hizo una consulta entre los concejales de los cabildos
municipales de La Unión, Túquerres, Ipiales, Barbacoas y Tumaco y todos
votaron contra la creación de esta nueva entidad territorial; el diputado Burbano,
quien fue el de la iniciativa, renunció a su curul y regresó a Pupiales, lugar de su
influencia política361.

Demuestra esto que no sólo existían rencillas y diferencias históricas con


Popayán, sino que, internamente, las contradicciones generadas desde la época
colonial se habían profundizado; al propiciar la creación de un nuevo
Departamento, los centros locales de alguna importancia, como: Ipiales,
Túquerres, Tumaco y Barbacoas, todos ellos centros liberales en la G_uerra de
los Mil Días, se oponían a que la capital fuera Pasto, pues los dejaba por fuera del
juego político y supeditados a una élite conservadora y aislacionista.

Julián Bucheli y Daniel Zarama, una vez que en 1898 se presentara al Congreso
Nacional el primer proyecto de creación del nuevo Departamento, se dedicaron a
convencer a los concejos renuentes a esta idea y, para difundir su campaña,
redactaron el periódico "El Carácter". Igualmente, Manuel María Rodríguez fundó,
con el mismo propósito, "El Bien Público" y, con el tiempo, las reuniones y el buen
recibo de la propaganda en todos los estamentos sociales concitaron a la
360
Gaceta Asamblea Departamental del Cauca. Popayán: 1896. Archivo Central del Cauca. p. 65
361
Ibídem: p. 320.
368

oposición liberal a unirse a la misma campaña, no obstante que en el ideario


político continuara su enfrentamiento.

Al ser elegido presidente Rafael Reyes, conocedor como era de las aspiraciones
de la dirigencia del sur, la idea de la nueva entidad se empezaba a definir. En el
último día del mandato del saliente presidente, Dr. José Manuel Marroquín, Reyes
le pidió el favor de que sancionara la Ley por la cual se creaba el Departamento
llamado Nariño, aprobado en el Congreso meses antes.

Se tiene, entonces, que con una larga tradición de conflictos, sociales, económicos
y políticos internos, muchos de ellos inconclusos, las élites locales, avasalladas y
excluidas por la Constitución de 1886, acumularon resentimientos históricos que
se expresaron, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, con la guerra que
eufemísticamente se llamó “de los mil días”, que empezó en el año de 1899 y
terminó en 1902; en dicho conflicto se exterminó una tercera parte de la población
del país, se escindió el Departamento de Panamá y le dio la configuración
bipartidista e intolerante que caracteriza a Colombia hasta el día de hoy.

Entre las innumerables causas que generaron este conflicto, se pueden señalar
las siguientes: la continuidad de las rentas estancadas del tabaco y el aguardiente,
la reducción de los precios internacionales del café y el surgimiento de nuevos
cultivadores en los Departamentos de Tolima, Antioquia y Cundinamarca, que
desplazaron a los tradicionales cultivadores santandereanos, el nuevo régimen
cambiario del papel moneda, la corrupción de los funcionarios del Estado, el
otorgamiento de tierras baldías a personas cercanas al gobierno conservador, la
pérdida de Panamá, la explotación extranjera de algunos recursos naturales, la
reelección y el presidencialismo.

De esta manera, desde la fundación de la República, el Estado giraba en torno a


la disolución o concentración de poder, entre la anarquía y el orden, entre la lucha
de las emergentes élites locales y las consolidadas élites nacionales, entre
caudillos militares y políticos profesionales, lo que el sociólogo francés Durkheim
369

definió como anomia social, que luego, con el tiempo, se transforma en la


conformación de ejércitos privados, en el clientelismo político, en el desorden
institucional, en el caos administrativo que han caracterizado hasta hoy al Estado
colombiano.

En el actual Departamento de Nariño, la hegemonía del Partido Conservador era


histórica; las regiones liberales se concentraban en torno a la ciudad de Ipiales, en
las Tierras Altas, y de Tumaco y Barbacoas, en la TBPS, convirtiéndose en una
minoría política que contrastaba con la mayoría liberal en el resto del
Departamento del Cauca, aunque, con alguna insistencia, a partir de mediados del
siglo XIX, para ser autónoma frente a un Departamento profusamente liberal, sólo
logra, con la modificación del Ordenamiento Territorial producido por este
enfrentamiento bélico, que mostraba que la jerarquización espacial generada en la
Colonia no correspondía a las nuevas realidades históricas de comienzo de siglo,
la sujeción de élites locales, como las del Valle del Cauca, fortalecidas por el
comercio con el puerto de Buenventura y la introducción de la agroindustria; su
centro urbano más importante, Cali, aún seguía dependiendo de Popayán, ciudad
que ya había pasado sus días de gloria y que ahora era una ciudad derrotada; lo
mismo sucedía con la ciudad de Pasto, que, a lo largo del siglo XIX, había sido un
centro urbano más dinámico que su capital Departamental, en especial, por el
comercio generado por la ganadería, el maíz y la harina de trigo, su situación
estrátegica como frontera con el Ecuador y la producción de oro, sombreros y
textiles∗, que se producían en los centros urbanos de alguna importancia, como:
Ipiales, Túquerres y Barbacoas, pero que aún dependía administrativamente del
Cauca.

La finalización de la guerra mostró esas fisuras producidas por la nueva dinámica


económica introducida por el capitalismo y su vinculación a los mercados
nacionales e internacionales; se suma, a lo anterior, la poca capacidad de


Para ver más de cerca este intercambio comercial del Departamento de Nariño, consultar, BOUSSINGAULT,
Jean-Baptista. Memorias. Banco de la República. Bogotá. Tomo 5. 1985. ALMARIO, Oscar. Territorio, región y
poder, en el sur de Colombia, 1832-1932. IX Congreso de Historia de Colombia. Universidad Tecnológica y
Pedagógica de Colombia.Bogotá.1995. SOSA S, Guillermo, Redes comerciales en las provincias
suroccidentales de Colombia, siglo XIX. Historia Crítica. No 26, Universidad de los Andes, Bogotá. 2003.
370

negociación de los vencidos en esta contienda; el liberalismo había avanzado en


las costas y valles interandinos poblados por antiguos esclavos y mulatos de los
reales de minas y de las grandes haciendas, lo mismo que en las ciudades que
tenían algún tipo de contacto con las ideas de la modernidad; pero en las tierras
altas de Nariño, la lucha de ideas se había estancado, la élite local, aún no se
había repuesto de su pérdida en la contienda libertadora y todavía no era
asimilada a la República, la Iglesia jugaba el papel de ideóloga contra cualquier
manifestación del modernismo y fue protagonista principal en la Guerra civil de los
“Mil días”, donde salió victoriosa, luego de la muerte, fuera de combate, del último
de sus guerreros, el general Avelino Rosas (1856-1901), en la localidad de
Puerres.

La personificación del discurso de la “regeración” nacional, a nivel local, la


encarnaba el obispo español Ezequiel Moreno Díaz (1848-1906), que se resume
en la frase “el liberalismo es pecado”; uno de los financistas de las tropas
gubernamentales en esta contienda, amigo del vicepresidente Miguel Antonio
Caro (1843-1909) y protagonista de primera fila de la vida política local, logró
aclimatar el discurso “de regeneración o catástrofe”, que tenía como premisa el
recorte de los derechos individuales y económicos contemplados en la
Constitución de 1875, al apoyar el retroceso de la secularización del país,
permitiendo el monopolio de la educación a la Iglesia∗∗, el control de la prensa y la
destrucción de la oposición política de los liberales, influenciados en los principios
radicales del “laissez faire” y “laissez passer”, que, para Mariano Ospina
Rodriguez (1805-1885), era equivalente al desorden producido por las ideas
masonas originadas en la Revolución Francesa, encarnadas en: “los apóstoles del
comunismo, que es la doctrina del robo aplicada a todas las propiedades, la porscripción


En el caso de una posición más flexible frente al papel del Estado en la educación, inmediatamente fue
considerada como: “débil y contemporizadora por Canuto Restrepo, Obispo de Pasto, y de Carlos Bermúdez,
Obispo de Popayán, que afirmaban que el sistema escolar liberal hacía parte del complot universal de los
gobiernos masónicos del mundo y que pretendía la destrucción de la iglesia católica y que,
consiguientemente, estaba comprendida en la condena papal del SYLABUS”. GONZALEZ, Fernán E.
Partidos, guerras e iglesia en la construcción del Estado Nación en Colombia (1830-1900). La Carreta
Histórica. Bogotá. 2006. pp. 92.
371

del matrimonio, la comunidad de mujeres, la destrucción de la familia, la barbarie de los


362
brutos en sustitución de la sociedad civilizada .

El sacerdote Ezequiel Moreno, desde el púlpito, arengaba a sus feligreses para


luchar por la religión contra la revolución, y presentaba la inminencia de la guerra
como parte del pago de los pecados sobre la tierra; como un Pedro el ermitaño,
de su época, terminaba sus discursos con el grito de las cruzadas:! a pelear por
nuestra religión, Dios lo quiere! “Por ello, no era extraño que al final de sus
pastorales fuera utilizado por un general conservador para arengar sus tropas
antes de entrar en batalla. Y el apoyo del obispo a la causa conservadora no se
reducía al apoyo moral sino que se concretó en ayuda financiera para los ejércitos,
que hizo decir a uno de los biógrafos del Santo, el padre Toribio Minguela, que el
éxito del conservatismo en la campaña del sur se debió más a las intervenciones
del obispo Moreno que a la bravura y pericia de los generales363”.

Estas pasiones desbordaron las fronteras, en el norte, por el apoyo dado por
Cipriano Castro (1856-1924) desde Venezuela y desde el sur, por el ecuatoriano
Eloy Alfaro (1842-1912), ambos mandatarios seriamente comprometidos con la
causa liberal colombiana y como respuesta a la intromisión de los conservadores
en el conflicto político de estos dos países vecinos; desde el Ecuador, sin el apoyo
del nuevo gobierno de Leónidas Plazas (1865-1932), ingresó, proveniente de
Cuba, de apoyar la guerra de la independencia, junto a Antonio Maceo (1845-
1896), Avelino Rosas y su maltrecho ejército de liberales es reducido y asesinado
en la localidad de Puerres; su cadáver, ultrajado, fue rescatado por los liberales
de Ipiales, donde le rindieron un sentido homenaje, bajo la bandera roja del
liberalismo364.

Pero del Ecuador también, se refugió, en medio de la presión de Eloy Alfaro, el


sacerdote alemán Pedro Schumacher Niessen (1839-1900), obispo de Portoviejo,
362
Ibidem. pp. 46-47.
363
Ibidem. pp. 161-162.
364
JARAMILLO, Carlos Eduardo. La última guerra del siglo XIX y la primera del XX. Boletín cultural y
bibliográfico, vol. 37. No.54. Banco de la República. Bogotá. 2000. p. 9.
372

provincia de Manabí, quien ingreso al país en 1895, se hospedó inicialmente en


Túquerres, donde organizó la resistencia contra los liberales alfaristas, en 1897, se
asiló en Samaniego, desde donde organizaba y traficaba armas para la guerrilla
conservadora ecuatoriana, que hostilizaba el norte del Ecuador; fue intolerante,
como su par, Moreno Díaz, y reforzó la resistencia al liberalismo desde el
suroccidente del Departamento; escribió varios folletos, donde mezclaba la política
y la religión, cosa que el periodista guayaquileño Manuel J. Calle, a afirmar que el
cura Schumacher era:

“Irascible, neurótico, intemperante en eso del deber: quería en su diócesis


ser no sólo el jefe espiritual sino también el mandarín político y el patriarca,
esto es, el jefe de la familia; y así se entrometía en la vida privada del
prójimo, como alzaba la voz contra el liberalismo de una provincia tan
libérrima como Manabí...”365

De esta manera, el territorio del Departamento de Nariño se convertía en un


tinglado de las más importantes tendencias del pensamiento; en esta ocasión,
ganaron la guerra los perdedores de 1824, las élites premodernas se habían
impuesto y nuevamente ratificaban su hegemonía en el distrito Sur del Cauca, en
esta oportunidad victoriosas, ante una Popayán perdedora; de esta manera, se
avizoraba un nuevo gobierno conservador que llevara al Congreso las conquistas
obtenidas en el campo de batalla, en especial al de desmebrar las Entidades
Territoriales “disfuncionales” con la visión “regeneracionista” de la República, era
el tiempo de crear nuevos Departamentos.

El primero en crearse fue el Departamento de Nariño, por Ley primera de 1904, y


que comprendía las antiguas provincias de Barbacoas, Obando, Túquerres y
Pasto,;un año después se creó el Departamento de Caldas, en 1905 se erigió la
Intendencia del Putumayo; en 1908, los Departamentos de Cali, Buga y Cartago;
éstos tres últimos, al unirse, dieron paso al Departamento del Valle, creado en

365
Pérez Pimentel, Roberto. www.diccionariobigráficodelecuador.com
373

1910, con capital Cali; todas las anteriores Entidades territoriales surgieron del
Departamento del Cauca.

En el año de 1905, segregaron del Tolima, el actual Departamento del Huila, con
capital Neiva; en 1909, crean el Departamento de Santander: un año después,
Santander del Norte, segregado del anterior; se tiene, entonces, que, ocho años
después de la guerra civil, prácticamente, los Departamentos donde se había
iniciado el conflicto estaban reducidos a su mínima expresión, con la característica
de que todas las nuevas Entidades Territoriales eran de copiosa votación
conservadora, que, al tener derecho a un número determinado de Senadores en el
Congreso de la República, modificaban su composición política, mejorando, de
esta manera, la gobernabilidad de los Conservadores, acosados por el avance de
los votos liberales en los centros urbanos.

TABLA 17
SEGREGACIÓN DEL DEPARTAMENTO DEL CAUCA
1904-1910

NOMBRE LEY SEGREGADO


NARIÑO LEY 1 DE 1904 CAUCA
BUGA DECRETO 916 DE 1908 CAUCA
CALI DECRETO 916 DE 1908 CAUCA
CARTAGO DECRETO 916 DE 1908 CAUCA
VALLE DEL CAUCA DECRETO 340 DE 1910 BUGA, CALI, CARTAGO
FUENTE: ESTA INVESTIGACIÓN

8.3. Cronologia normativa, creación del Departamento de Nariño

1903. junio. Los tratados de Nerlandia, Wisconsin y Chinácota, declaran


restablecido el orden público en el país, luego de la confrontación de la Guerra de
los Mil Días.

1904. Ley 1ª del 6 de agosto. Crea el Departamento de Nariño, Barbacoas,


Núñez, Obando, Túquerres y los territorios del Caquetá. A la provincia de Pasto,
que se designa como capital, se le anexan los distritos de San Pablo, La Cruz y
374

El Rosario. A la provincia de Núñez se le anexa el distrito de Guapi. El nuevo


Departamento de Nariño posee un territorio de 136 000 kilómetros cuadrados (Un
poco mayor que Cuba).

1905. Decreto presidencial 28 de enero 31. Se constituyen las Intendencias del


Putumayo y Caquetá, segregadas del Departamento de Nariño.

Decreto 456. Se ordena la supresión de la prefectura de Pasto, que desempeña


la autoridad de la provincia. Colombia queda con 15 Departamentos y un distrito
capital.

1906. Decreto 290, de marzo 8. Se suprimen las Intendencias y el territorio del


Putumayo se anexa al Departamento de Nariño.

1906. Decreto 998, de agosto 25. El presidente de la República restablece la


prefectura de Pasto, en idénticas condiciones a las del año anterior.

1907. Ley 1ª, de agosto 5. Disposiciones sobre división territorial. Desde la


presente ley el territorio de la República se dividirá en 34 Departamentos, entre
los cuales se crean: el Departamento de Tumaco, con las provincias de Núñez y
Barbacoas. El Departamento de Túquerres, con las provincias de Obando y
Túquerres, y el Departamento de Pasto, con las provincias de Pasto, La Cruz,
Juanambú, del extinguido Departamento de Nariño, y los territorios del Caquetá y
Putumayo.

Mediante Decreto 863, de agosto 19. Reglamenta la 1ª de agosto de 1908,


sobre nombramiento de gobernadores y funcionarios y se crea la Comisión de
División Territorial.

Por Decreto 913. Suprime el Departamento de Túquerres y se crea el


Departamento de Ipiales, unificando el territorio del extinguido Túquerres.
375

1908. Decreto 577, de junio 6. El ejecutivo nacional reincorpora al Departamento


de Pasto, los Departamentos de Ipiales y Tumaco, con los límites que poseen en
la fecha; la disposición se hace efectiva a partir de julio 1 de 1909.

1909. La Ley 65. Restableció la división territorial que existía el primero de enero
de 1905, que dividía a la República en 10 Departamentos: Antioquia, Bolívar,
Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander, Tolima y
Nariño. Y las Intendencias de Meta, Caquetá, Guajira y Chocó.

1911. El Departamento de Nariño está conformado por ocho provincias: Pasto,


Túquerres, Obando, Juanambú, La Cruz, Barbacoas, Núñez y Mocoa. Nariño está
conformado por 48 distritos y 47 corregimientos.

1912. Decreto 230. Creó la Comisaría del Putumayo, segregada del


Departamento de Nariño. Colombia queda dividida en 15 Departamentos, dos
Intendencias y siete comisarías especiales. Nariño queda con 58 000 kilómetros
cuadrados y el Putumayo con 32 000 kilómetros cuadrados.

1913. Ley 4. Expide el Código de Régimen Político Municipal Colombiano.

1916. Julio 15. Suscripción del Tratado Internacional Suárez-Muñoz Vernaza, que
define los límites internacionales entre Colombia y Ecuador a lo largo de 586
kilómetros. El Departamento de Nariño, por su ubicación fronteriza con el
Ecuador, perdió territorio en el nuevo alinderamiento internacional.

1926. Ley 72. Sobre reformas al Código de Régimen Municipal Colombiano. Esta
disposición sirve de base para la reforma de los distritos municipales
componentes de la provincia de Pasto.
376

1927. Ordenanza 14. Suprime la provincia de Pasto. Hasta la fecha el municipio


de Pasto ha permanecido con esa denominación. Los cambios en los términos del
territorio continúan ofreciendo transformaciones.

1953. Decreto 2674, de octubre 15. En Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, el


territorio del Putumayo nuevamente se anexa al Departamento de Nariño.

1957. Decreto 131. El territorio del Putumayo nuevamente se segrega del


Departamento de Nariño. Desde ese año, el Departamento de Nariño posee
32560 kilómetros cuadrados.

1968. Ley 72. Pasó de Intendencia a Comisaría el territorio del Putumayo.

Ley 11 del 11 de enero de 1986. Reestructura la forma de administración


municipal y ordena la participación de la comunidad en el manejo de los asuntos
legales.

Decreto 1222 del 18 de abril de 1986. Expidió el Código de Régimen


Departamental, en ejercicio de las facultades conferidas por la Ley 3 de 1986.
Estableció lo relativo a la planeación municipal y la coordinación de las funciones
nacionales, vinculando y armonizando la planeación nacional, departamental,
metropolitana y municipal.

Decreto 1333 de 1986. Se expide el Código de Régimen Municipal, en el ejercicio


de la Ley 11 de 1986. En el título III, artículos 30 al 37, se encuentra lo relativo a
planeación municipal.

Decreto 3152 del 7 de octubre de 1986. Reorganizó la estructura y funciones del


Departamento Nacional de Planeación, con el fin de adaptarlo a las necesidades
de la descentralización.
377

Ley 78 de diciembre 30 de 1986. Desarrolló parcialmente el Acto Legislativo 1 de


1986, sobre elección popular de alcaldes y dictó otras disposiciones.

1991. Julio. Se promulga la Constitución Política de Colombia. Entre otras


normas, convierte a las comisarías e intendencias en Departamentos.

1992. Ordenanza 20 de noviembre 24. Se crea el municipio de Chachagüí


segregado del municipio de Pasto.

2001. En los últimos años se han creado los municipios de La Tola, Belén,
Providencia, San Pedro de Cartago, San Bernardo, Chachagui, El Peñol y Nariño.
Hasta hoy, el Departamento de Nariño cuenta con 64 municipios.

Se puede decir, entonces, que la creación del Departamento de Nariño es parte de


un proceso de conflicto social y el resultado de una guerra civil; su élite,
profundamente clerical y con fuerte arraigo patrimonial, va a predominar hasta
bien entrado el siglo XX,; no es de extraños, que uno de los primeros debates
generados por la iniciativa de crear esta nueva Entidad territorial, fuera el del
nombre; para el sector liderado por Ezequiel Moreno, el nombre debía ser un
homenaje a la Virgen ,or lo tanto, proponía el de la Inmaculada Concepción; el ala
378
379

conservadora del orden nacional, que tenía una visión más amplia sobre la
importancia de bautizar el nuevo Departamento, se inclinó por rendirle homenaje
al prócer de la independencia Antonio Nariño (reconocido por su trabajo
intelectual, hasta por el crítico Sañudo366), reafirmando su interés en consolidar el
espíritu nacional pregonado por la “regeneración”, disintiendo de la afirmación de
Armando Montenegro de que: “Aunque se trataba de bautizar un pedazo de
Colombia, al mismo tiempo se quería caracterizar con un apelativo preciso para
una región problemática367”; la razón más sencilla de que el nombre escogido
correspondía más a los sentimientos altruistas de los regeneradores, es que
ambos estuvieron del mismo lado de la trinchera, defendiendo sus mismos
intereses políticos; entonces, para el gobierno central, el naciente Departamento
de Nariño, era un botín de guerra, arrebatado al liberalismo; la región problémica
era el Departamento del Cauca.

La discusión sobre la escogencia del nombre del Departamento fue premonitoria,


frente al nuevo escenario que temía el sacerdote Moreno Díaz: la convivencia
entre pobladores de diferentes credos políticos y la vinculación por su propia
iniciativa a un mercado nacional e internacional; para él: “la ilustración es no tener
Dios, ni religión, ni conciencia….. progreso es ser iguales al burro, sin pensar en
otra cosa que en multiplicar los goces, poner toda la felicidad en gozar la materia,
y desterrar toda idea de espiritualidad368”; aunque la intolerancia del sacerdote
rayó en el fanatismo, también es cierto que representaba la forma de ver el mundo
de una clase señorial, que le temía al cambio, por su fragilidad, generada por la
pobreza y el aislamiento histórico y por la fuerte influencia teológica, que le abrió el
camino a tesis biologistas, etnocentristas y moralistas, como la del historiador José

366
“Se comprende que los venezolanos, por ciego patriotismo, hagan de Bolívar, un héroe, sin mancha
alguna; pero esto no es explicable en Colombia, donde parece la egregia figura de Nariño, hombre superior a
todos los de su tiempo, que, dado su atraso, no pudieron ni comprenderle, lleno de nobleza, magnanimidad,
de ideas justas y científicas en política, como habrá ocasión de conocer, valiente estratega, erudito, porque
era lector incansable, en su biblioteca de más de seis mil volúmenes, patriota y no manchado ni por la lujuria
ni por la crueldad…. Nariño debería ser el héroe nacional de Colombia, porque su historia no tiene manchas, y
hasta la muerte fue la de un noble caballero, con la augusta magestad de un cristiano”.SAÑUDO, José Rafael.
Estudios sobre la vida de Bolívar. Tercera Edición. Editorial Cervantes, Pasto. 1949. p.4.
367
MONTENEGRO, Armando. Una historia en contravía: Pasto y Colombia. Editorial el Mal Pensante. Bogotá.
2002. p.134.
368
Op cit: SAÑUDO, José Rafael. p.136
380

Rafael Sañudo, que, al comparar la pobreza de Colombia con otras naciones, dice
que es: “Cierto que el atraso material de Colombia, respecto de otras naciones, procede
de su topografía, que impide una comunicación más rápida entre sus pueblos y el
extranjero, por donde se impide la circulación de valores, parte principal para allegar
riquezas369”.

Y al comparar el desarrollo desigual, entre Antioquia y el joven Departamento de


Nariño, afirma que:

Teniendo Antioquia muy grande proporción de gentes de raza negra, el 14 por


ciento, la más inepta para la civilización, es el Departamento más adelantado; lo
que se explica por las condiciones de su suelo, rico en oro, que le suministró un
objeto de cambio, de mucho valor y corto volumen, y bueno por tanto para la
exportación a pesar de malos caminos; con que acrecentó su riqueza y, por lo
mismo, su civilización material. No tuvieron fortuna los otros Departamentos: sin
frutos para el comercio, forastero, o teniendo aquellos que tienen alzas y bajas
considerables en el mercado, que impiden un asentado comercio, no han podido
igualarlo en desarrollo; aunque sea como Nariño, que, poblado por fuertes y
laboriosos descendientes de extremeños, andaluces, vascos y castellanos,
mezclados con Incas y Mayas (sic), pacientes y hábiles artífices y aptos para la
civilización como los que más, como lo prueban sus congéneres los japoneses, y
teniendo un 20 por ciento de indios y apenas un 10 por ciento de negros; su falta
de artículos de exportación, le ha obligado ir algo zaguero de Antioquia370”.

No sin antes quejarse de la desigualdad en la inversión pública: “Puesto que en


Nariño, el Gobierno Nacional, no construye ninguna obra pública, cuando en otros
Departamentos, arroja anualmente una lluvia de oro, en ferrocarriles, muelles, etc.”371.
Esto lo decía Sañudo, después de la euforia y el desencanto producido por la
creación del Departamento de Nariño; 20 años después, las élites locales
reclamaban el reconocimiento del Estado Nacional frente a sus necesidades,
insatisfechas por un Gobierno que, en conjunto, ganó la guerra, pero que no
369
Ibidem: p. VI
370
Ibidem, p. VI.
371
Ibidem, p. 8.
381

solucionaba los problemas estructurales ni mediáticos del Departamento y su


sociedad; por eso plantea perdonar, por vía de la expiación, “cada descarrío que
haya tenido”, la sociedad o la nación en su conjunto, y se pregunta que si ¿No se
justificaría el separatismo, para procurar, con su gobierno propio, su progreso?372
Estos desamores con la república aún se mantienen en extensos sectores de la
sociedad nariñense y fueron, en algunas ocasiones, reivindicaciones en los
movimientos cívicos de los años setenta del siglo pasado.

Durante el siglo XX, el Departamento de Nariño tuvo una gran dinámica


poblacional; se crearon nuevas entidades territoriales, como: Colón-Génova
(1905), Belén (1929), La Llanada (1921), Leiva (1924), Olaya Herrera (1975), La
Tola (1988), Chachagüí (1993), El Peñol (1998) y Nariño (2000); se fortalecieron
los corregimientos de: La Guayacana, Llorente, La Espriella, en la vía a Tumaco,
Pasto se consolidó como una ciudad intermedia en Colombia, y centros urbanos,
como: Tumaco, Ipiales, Túquerres, Samaniego y La Unión, se mantuvieron como
centro urbanos regionales de importancia.

372
Ibidem, p. 9.
382

TABLA 18
FUNDACIÓN DE ASENTAMIENTOS URBANOS EN EL
DEPARTAMENTO DE NARIÑO

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS ALTAS

No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN ASNM OBSERVACIONES

Fundado por el Cacique Pedro Jauca


1 Aldana 1728 3000 Aylla, creado como municipio por
Ordenanza 11 de 1911.
Fundado por Fernando de la Chica y
2 Ancuya 1534 1358 Francisco Bravo, creado como
municipio en 1986.
Fundado por el Presbítero Jaime
3 Arboleda 1859 2200 Moreno, creado como municipio según
Ordenanza 20 de 1857.
Fundado por Liberata Solarte,
4 Belén 1929 2162 Ordenanza 053, 12 de Diciembre de
1985.
Fundado por el Capitán Casanzola, se
5 Buesaco 1618 1960 creó como municipio en el año de
1975.
Fundado por Sebastián García
6 Carlosama 1646 2988 Carlosama. Creado municipio según
Ordenanza 11 de 1911.
Fundado por Alonso Carrillo, creado
7 Chachagüí 1538 1960 como municipio según Ordenanza 20
de 1992.
Fundado por Benjamín Cerón y
Colón Bernardo Cerón, creado como
8 1905 2000
(Génova) municipio según Ordenanza 37 de
1921.
Fundado por Jaime Churupamba,
9 Consacá 1861 1640 creado como municipio según
Ordenanza 2 de 1870.
Fundado por el presbítero Carlos
10 Contadero 1869 2000 Guerrero Chamorro, creado como
municipio según ordenanza 4 de 1871.
11 Córdoba 1632 2877 Se crea como municipio en 1911.
383

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS ALTAS

No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN ASNM OBSERVACIONES

Fundado por el cacique Cumbe,


12 Cumbal 1529 3500 creado como Mpio, según Ordenanza
053 del 2 de enero de 1924.
Fundado por Florentino Romo Solarte,
13 Cumbitara 1892 3000 creado como municipio según
Ordenanza 65 de 1968.
Fundado por Diego Benavides, creado
14 El Peñol 1563 2200 como municipio según Ordenanza 36
de 1998.
Mariano, Vicente, José Ojeda y Mateo
15 El Rosario 1815 1500 Cerón, creado como Mpio, según
ordenanza 53 de 1986.
Fundado por Don Lorenzo Gómez,
16 El Tablón 1760 1600 creado como Mpio por el Cabildo de
Pasto en 1834.
Fundado por Don Juan Guigua,
fundado como municipio, segun
17 El Tambo 1713 2216
Ordenanza No 78 del Estado del
Cauca.
Fundado por Miguel de Téllez y Lucas
18 Funes 1616 1800 Fúnes, se crea como municipio
ordenanza 22 de 1838.
Fundado por José María Guachavita,
19 Guachavés 1775 2600 creado como municipio Ordenanza 40
de 1913.
Fundado por don Pedro de Añasco.Se
20 Guachucal 1535 3807 crea como municipio, según
Ordenanza 33 de 1892.
Fundado por S. de Belalcázar, creado
21 Guaitarilla 1536 2653
como municipio en 1892.
Fundado por Francisco Chalapud y
22 Gualmatán 1734 2725 Arcesio Tepud, se crea municipio el 1
de julio de 1881.
Creado como municipio, Ordenanza 7
23 Iles 1711 2985
de 1881.
384

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS ALTAS

ASN
No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN OBSERVACIONES
M
Fundador, Carlos Quiscualtud de Imués,
24 Imués 1550 2550
creado como municipio en 1849.
Fundada por Juan Caro, creado como
25 Ipiales 1615 2897 municipio según Ordenanza 1615 de
1853.
Fundado por Juan de Ampudia y Pedro
26 La Cruz 1535 2050
de Añasco, creado como mpio. en 1867.
Fundado por E. Merchancano, creado
27 La Florida 1820 2180 como municipio según Ordenanza del
Cauca 23 de 1866
Fundado por Nicanor Álvarez y Juan
28 La Llanada 1921 2340 Gómez, creado como mpio, según
ordenanza 026 de 1989
Fundado por Don Diego Pérez de
29 La Unión 1847 1727
Zúñiga. Se crea como mpio en 1869.
Creado como municipio según
30 Leiva 1924 2000 ordenanza 02 del 27 de Noviembre
1977.
Fundado por Antonio Linares, creado
31 Linares 1868 1200 como municipio según Ordenanza 120
del 1 de marzo de 1871.

Los Andes Fundado por Ubriano Baca y J. Oviedo,


32 1846 1588 creado como municipio por Ordenanza
(Sotomayor) 25 de 1911.
Fundado por Crisanto Orbes y Miguel
33 Mallama 1646 1888 Estupiñan, creado como municipio,
Ordenanza 40 de 1926.
Creado como municipio según
34 Nariño 1999 2000 Ordenanza 027 del 29 de noviembre de
1999
Fundado por, María M. Calcán, se creó
35 Ospina 1965 2877
como municipio, Ordenanza 50 de 1965
385

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS ALTAS

No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN ASNM OBSERVACIONES

36 Pasto 1537 2527 Fundado por Sebastián de Belalcázar


Fundado por Sebastián de Belalcázar,
37 Policarpa 1582 880 creado como municipio según
Ordenanza del 28 Nov de 1972.
Fundado por Diego Potosí, se crea
38 Potosí 1538 2746 como municipio. Ordenanza 61 de
1903.
Fundado por Florencio Rodríguez,
creado como municipio según
39 Providencia 1992 2000
Ordenanza No 034 del 27 de
noviembre de 1992.
Sacerdote Joaquín González de
40 Puerres 1825 2775 Posada, se crea como municipio,
Ordenanza 3 de 1881.
Por el cacique Pupial, se crea como
41 Pupiales 1536 3014
municipio en 1874.
Ordenanza 21, del 4 de Agosto de
42 Ricaurte 1881 1181
1890.
Fundado por Simón Álvarez, Mariano
43 Samaniego 1837 1335 de la Bastida y Juan Bautista de la
Villota.
Creado por Ordenanza 023 del 26 de
44 San Bernardo 1992 2100
noviembres de 1992
Fundado según cédula real del 15 de
San José de junio de 1573, creado como municipio
45 1573 2000
Albán según Ordenanza 41 del 20 de Abril de
1903.
Fundado por Miguel Suarez de Bolaños
e Isabel Burbano de Lara, creado como
46 San Pablo 1764 1750
municipio mediante Ordenanza No 144
de Octubre de 1852.
San Pedro de Fundado como municipio, Ordenanza
47 1870 1830
Cartago 25 de 1989.
Fundado por Pedro de Añasco y Juan
48 Sandoná 1537 1817 de Ampudía, creado como municipio,
Ordenanza 33 de Octubre de 1868.
386

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS ALTAS

No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN ASNM OBSERVACIONES

Fundado por Don Rafael Martínez y


49 San Lorenzo 1886 2150
Jeronima Consuegra.
Fundado por Sebastián de Belalcazar,
50 Sapuyes 1537 3000 creado como municipio según
Ordenanza No de 1936.
51 Taminango 1704 1300 Ordenanza 4 de Enero 19 de 1886.
Fundado por Don Juan Dorado,
Francisco Puchana y Laureano
52 Tangua 1840 2400
Guerrero, creado como municipio
según Ordenanza 103 de 1874.
Fundado por el capitán Miguel Muñoz,
53 Túquerres 1541 3104 creado como municipio según
Ordenanza 40 de 1933.
Fundado por Don Lorenzo de Aldana,
creado como municipio según
54 Yacuanquer 1539 2670
Ordenanza 33 del 17 de agosto de
1892.
387

MUNICIPIOS DE LAS TIERRAS BAJAS DEL PACÍFICO

No MUNICIPIO F.FUNDACIÓN ASNM OBSERVACIONES

Fundado por Don Francisco de Prado y


55 Barbacoas 1537 36 Zúñiga, creado como municipio en
1916.
Fundado por Don Fidel de la Cruz y
56 El Charco 1866 5 Federico Archier, creado como
municipio en 1967.
Fundado por Don Bartolomé Ruiz,
Francisco
57 1536 10 creado como municipio según
Pizarro
ordenanza 52 de 1971.
Fundado por Don lope Rodriguez en el
58 La Tola 1988 2
año de 1902.
Fundado por Don Faustino Herrera,
59 Maguí (Payan) 1871 27 creado como municipio según
Ordenanza 07 del 1 de junio de 1937.
Fundado por el General Tomás
60 Mosquera 1850 10 Cipriano de Mosquera. Creado como
Mpio en 1850.
Creado como municipio, Ordenanza 02
61 Olaya Herrera 1975 20
del 5 de Octubre de 1979.
Fundado por Don Ignacio Gómez y
62 Roberto Payan 1730 24 creado como Mpio. por ordenanza 27
de 1937.

Santa Bárbara Fundado por Don Francisco de Prado y


63 1600 5 Zúñiga, creado como municipio
(Iscuandé) Ordenanza 58 de 1966.
Fundado por el padre José María
64 Tumaco 1640 2 Garrido, creado como municipio en
1824.
FUENTE: Departamento de Planeación Departamental. 2010.
388

CAPÍTULO IX

LA CRISIS SOCIAL Y POLÍTICA DE MEDIADOS


DEL SIGLO XX

Es mejor el barbecho propio,


Que el mejor trigo extranjero”
Proverbio árabe.
389

9.0. Antecedentes

Desde el año 1886, cuando fueron derrotados los últimos partidarios de las ideas
federales, surgió en Colombia una tendencia en la clase dominante de supeditar
el sentimiento de las regiones a un proyecto nacional centralizado en lo político y
administrativo, que se conoce como la “Regeneración Conservadora”, que
dirigía desde la presidencia Rafael Núñez; su base ideológica es la construcción
de la República francesa post-revolución; se importaron sus entidades
territoriales, como fue la prefectura, el Departamento y los cantones, que luego en
la Reforma Constitucional de 1905, se convierten en los actuales Departamentos
y municipios.

Ante la extensión territorial del país y las presiones de las élites económicas y
políticas locales, se deja todo el peso de organizar el territorio a los
Departamentos —lo mismo que en Francia, para esta época—. Los gobernadores
eran nombrados agentes del presidente, que designaban a los alcaldes, que, a su
vez, eran agentes del gobernador en sus municipios; este modelo predominó en
Colombia hasta la Reforma Constitucional de 1988, cuando los alcaldes fueron
elegidos por voto popular.

Esta manera de gobernar a las regiones generó todo tipo de abusos políticos y
administrativos; el clientelismo, el nepotismo y la corrupción estaban al orden del
día, los empleados públicos no estaban adscritos a una carrera administrativa
durante todo el período del Frente Nacional (1960-1976) y, como parte de este
acuerdo de paz entre los dos partidos tradicionales, Liberal y Conservador, los
trabajadores del Estado debían ser la mitad de uno u otro partido, excluyendo a
las demás corrientes y movimientos de opinión, que para esos años existían,
generando sentimientos de exclusión y resentimiento; éste fue uno de los
argumentos esgrimidos por el incipiente movimiento de izquierda para llamar a la
abstención y a la toma del poder por las armas.
390

En el año 1968, en la presidencia de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), se


reforma nuevamente la Carta Magna, en esta ocasión se crean nuevas entidades
territoriales (Departamentos de Quindío, Risaralda y Cesar), se establece la
obligatoriedad de instaurar procesos de planificación y se fortalece el
Departamento Administrativo de Planeación.

En el gobierno conservador de Belisario Betancur (1988-1992) se reforma la


Constitución Política y se implementa la elección popular de alcaldes, esto como
resultado del primer proceso de paz con las FARC, las cuales tenían como
objetivo democratizar la elección de mandatarios locales, mermar la influencia de
la clase política y ampliar su espectro político; en la primera elección popular de
alcaldes, la naciente Unión Patriótica —partido político surgido del proceso de
negociación con las FARC— gana varias curules y queda como segunda fuerza
electoral en Departamentos como el Meta, Caquetá y Arauca, en el Departamento
de Nariño, logró la alcadía del municipio de Leiva. Estos resultados electorales
preocuparon a los sectores más tradicionales de la derecha y propiciaron la
exterminación de esta corriente de opinión, años después373.

9.1. Política territorial y Constitucion Política de 1991


Durante enero de 1989, en el período presidencial de Virgilio Barco (1986-1990),
se inició la reinserción a la sociedad del Movimiento 19 de abril (M19), el cual
tenía, entre otros objetivos de su proceso de paz, crear una Asamblea Nacional
Constituyente, que planteara un nuevo pacto social, entre el Estado y la sociedad
colombiana, reformara las costumbres políticas y, en general, creara un nuevo
ambiente en el ejercicio de la cosa pública374.

Posteriormente, durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994), se


disuelve el Congreso de la República, se llama a elecciones para la conformación
de una Asamblea Nacional Constituyente,; por primera vez, se reconoce una

373
TURRIAGO PIÑEROS, Gabriel y otros. Estudio de los procesos de reinserción en Colombia. 1991-
1998. Editorial Alfa omega. Bogotá. 2003. p. 6.
374
Op Cit. TURRIAGO PIÑEROS, Gabriel y otros. p. 15.
391

circunscripción especial para los insurgentes en procesos de reinserción y para


las comunidades indígenas; durante sus seis meses de sesiones, los
constituyentes diseñan una Carta Política (CP) donde se reconocen los derechos
fundamentales de los colombianos y se retoma el debate de reorganizar el
territorio, teniendo en cuenta las nuevas tendencias de ocupación y poblamiento y
la realidad social y política del momento.

En sus inicios, la Asamblea Constituyente concentró la atención en la


problemática del régimen político administrativo, ante la evidencia del desfase
entre las funciones, competencias e interrelaciones entre la Nación y las
entidades territoriales, frente a la evolución cada vez más acelerada de nuevas
realidades y tendencias en las relaciones de la sociedad con el territorio, el
surgimiento de nuevas élites locales y el creciente propósito de descentralización.

Estos factores, entre otros, ponian a los tradicionales municipios, Departamentos


y a la misma Nación con niveles territoriales con funciones y competencias no
adecuadas para administrar y promover el desarrollo a escala provincial, regional,
y mostraban la importancia de reconocer regímenes político-administrativos
particulares para las entidades indígenas, de tal forma que se conservara la
unidad nacional y se impulsara la descentralización y la autonomía375, teniendo
como base la diversidad étnica y cultural de la nación, que enriqueciera el
concepto del Estado-nación, que poco había cambiado desde la época de la
Regeneración, a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Ante las opiniones provenientes de la academia y de los sectores de izquierda, se


replantea, en la Carta de 1991, el concepto de República Unitaria Centralizada,
que venía desde la Carta de 1886 y, en su Artículo primero, declara que:

“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de


República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades
375
PORRAS VALLEJO, Oswaldo y otros. Departamento Nacional de Planeación (DNP). Ordenamiento
Territorial y su marco normativo. Bogotá. 2001. p.1.
392

territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de


la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la
integran y en la prevalencia del interés nacional”376.

Y, en su Artículo tercero, reconoce que: “La soberanía reside exclusivamente en


el pueblo”377 y no en Dios, como en la Constitución de 1886.

Como el tema de ocupación y ordenamiento territorial formó parte importante de


las discusiones de la Asamblea Nacional Constituyente, se creó la Comisión de
Ordenamiento Territorial (1991-1994), la cual tenía, entre otras funciones, que
elaborar el proyecto de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT), que
aún hoy está en discusión en el Congreso de la República.

En cuanto al ordenamiento territorial, la Constitución Política de 1991, contiene los


siguientes criterios:

- Contribuir a la reorganización político-administrativa de la Nación dentro de un


régimen unitario, como base para el logro de la autonomía de las entidades
territoriales, la descentralización y el fortalecimiento de la participación
democrática (Art. 1,).

- Contribuir a la protección de la diversidad étnica y cultural de la Nación (Art. 7,).

- Proporcionar estrategias que propicien un desarrollo territorial equilibrado, que


se manifieste en una mejor distribución espacial y estructural del bienestar social
(Arts. 65 y 334).

376
Nueva Constitución Política de Colombia. Reforma política Constitucional. Acto Legislativo 01. julio 3 de
2003. Editorial Unión. Bogotá. 2003. p.13.
377
Ibid.
393

- Propiciar la asignación eficiente de la inversión pública y privada, la distribución


y dotación adecuada de servicios públicos y sociales, la implementación de
infraestructura, la transferencia tecnológica y la capacitación de la comunidad.

- Fortalecer la coordinación administrativa e institucional para la planificación


solidaria, coherente, eficiente y eficaz.

- Propender por la distribución y localización ordenada de las actividades y usos


del territorio, en armonía con el medio ambiente (Arts. 79, 80 CP; Ley 99 del 93,
Ley 388/97).

- Orientar y regular los procesos de utilización y ocupación del espacio


(planificación del uso de la tierra). La definición de alternativas de uso se basa en
el concepto de ¨uso óptimo¨ de la tierra (agrícola, forestal, pecuaria, urbana,
industrial, conservación, etc.). El uso óptimo que se proponga para las unidades
territoriales deberá ser ecológicamente sostenible, económicamente viable, social,
cultural y políticamente aceptable378.

En esta ocasión, los constituyentes ampliaron la histórica visión lascasina de


ocupación de territorio, de larga tradición en Colombia: la nueva CP reconocía los
derechos ancestrales de las comunidades indígenas (3% de la población) y
elevaba a norma constitucional sus derechos inalienables de autonomía cultural,
financiera y territorial, dando legitimidad a los actos administrativos generados por
sus propias autoridades y abriendo la posibilidad real de crear sus propias
Entidades Territoriales Indígenas (ETIS), las cuales podrían tener categoría de
municipio, aunque no se ha reglamentado su funcionamiento; se les asignó dos
curules permanentes en el Senado por circunscripción especial y se reconoció los
aportes culturales, económicos y sociales que estas comunidades han generado
para la creación del imaginario como nación.

378
Op Cit. Nueva Constitución Política de Colombia. pp.1, 28, 36.
394

También, por primera ocasión, se reconoce el aporte social de las comunidades


negras, se les asigna el uso comunitario de sus territorios, casi en los mismos
términos que a los indígenas, se les otorga, por circunscripción especial, dos
curules en la Cámara de Representantes y se les reconocen sus autoridades
étnicas. Posteriormente, se promulga la ley 70 de 1993,, la cual reglamenta el
funcionamiento de esta comunidad.

A partir de entrar en vigencia la nueva CP, generó inmediatamente un desarrollo


normativo sobre el tema, el cual buscaba, ante todo, mejorar las relaciones, entre
las entidades territoriales y la Nación, reforzar las políticas de planificación y crear
nuevas instituciones que reforzaran el espíritu de la CP, aunque durante los dos
gobiernos de Alvaro Uribe Vélez (2002-2010) se desconocieron sus alcances y se
incentivó la adquisición de tierras de éstas comunidades a cultivadores de palma
africana, lo que produjo un éxodo masivo de sus propietarios ancestrales.

9..2. Neoliberalismo y cultivos ilícitos


Durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994), se implementan las
primeras políticas de corte neoliberal, que buscaban fundamentalmente abolir los
aranceles y abrir la economía a los grandes mercados mundiales, lo cual se
efectuó importando grandes cantidades de productos agrícolas de primera
395
396
397
398

necesidad. Colombia pasó de ser autosuficiente en maíz, trigo y cebada, a ser un


importador neto; todos estos productos eran la base productiva rural del
Departamento de Nariño: el trigo se introdujo al territorio prácticamente de la
mano de sus primeros conquistadores europeos y se cultivó en sus Tierras Altas,
hasta finales del siglo XX; son diez los municipios con tradición en la siembra de
este cereal: Yacuanquer, Funes, Ospina, Tangua, Imués, Contadero, Pupiales,
Gualmatán, Guaitarilla e Iles, estos municipios que aun hoy, aportan, el 63% de la
producción nacional.

Hacia el año de 1994 se cultivaban a nivel nacional 45.590 hectáreas, con una
producción de 107.653 toneladas; para el año de 2005, la extensión cultivada era
apenas de 18.578 hectáreas y la producción había descendido a sólo 51.511
toneladas, mientras que las importaciones, desde el año 1991, pasaron de
642.617 a 1.061.872 toneladas, para el año de 2005.

Este fenómeno se reflejó, en Nariño, en una baja sustancial de la producción; su


área de cultivo disminuyó desde 1994, año en que se cultivaron 27.792 hectáreas,
con una producción de 45.415 toneladas; para el año 2010, se calcula una
producción cercana a las 45.000 toneladas, afectando dramáticamente a los
pequeños productores, que, sin poder encontrar sustitutos agrícolas rentables, se
sumaron a la mano de obra no calificada (los llamados raspachines) que
requerían los nacientes cultivos de coca que se estaban estableciendo en la
Amazonía.

Con toda esta experiencia histórica acumulada, con el trigo se había instalado
toda una cadena productiva, que iba desde la siembra hasta la conversión en
harina blanca refinada, pasando por su comercialización y exportación a centros
urbanos de importancia, como Cali; para 1990, el Departamento era el primer
productor de trigo del país, puesto que mantiene hasta el día de hoy; después de
la crisis de los años noventa, muchos molinos cambiaron de dueño, otros se
instalaron en ciudades como Cali, cercana al puerto de Buenaventura; hoy, de las
399

cinco empresas trigueras más grandes de Colombia, dos tienen origen en Nariño:
Harinera del Valle, cuyo propietario, Arsenio Paz, inició su negocio en Pasto, y
Solarte Hermanos, empresa que nació en el municipio de Guaitarilla.

Con la importación masiva de estos cereales a finales de la misma década, estas


dos cadenas productivas comercializaban cereales de Estados Unidos y Canadá;
miles de pequeños productores de las TAA quebraron y decenas de obreros
fueron despedidos, los pequeños propietarios rurales quedaron, en muchas
ocasiones, endeudados, con créditos agropecuarios que no podían pagar; entre
1990 y el 2001, “el área cultivada disminuyó de 152 mil a 99 mil hectáreas,
afectando principalmente cultivos transitorios como trigo y cebada, mientras era
evidente el crecimiento de los cultivos ilícitos379”.

En el caso de la cebada, ésta iba fundamentalmente dirigida a la preparación de


bebidas, que, desde el año de 1925, con la fundación de la cervecería artesanal,
“CERVECERÍA ALEMANA”, de propiedad de don Federico Stake, y la
“CERVECERÍA BAVIERA”, del señor José Stangel, manejaban el mercado local;
en 1950, se funda “MALTERÍAS DE IPIALES”, de propiedad del grupo Bavaria, en
1962, se montó la cervecería en Pasto, del mismo grupo cervecero; las dos
monopolizaban e incentivaban la compra de cebada y la venta de cerveza en la
región, produciendo 335.000 hectolitros para el año de 2001, pero se cerraron por
la reestructuración de Bavaria380.

La sustitución de cultivos se dificultó, fundamentalmente, por la inexistencia de


paquetes tecnológicos que facilitaran su implementación; en un período
relativamente corto, miles de campesinos se quedaron con sus pequeñas
parcelas y sin ninguna posibilidad de explotarlas económicamente, obligando a
una buena parte de ellos a emigrar a la Amazonía, donde se requería mano de
obra no calificada para el floreciente cultivo de la coca.

379
VILORIA DE LA HOZ. Op. Cit. p. 48.
380
Periódico El Tiempo. Sección otros. Septiembre 19 2001. Bogotá.
400

Según un estudio de la FAO381, para mediados de la década del noventa, en las


TAA de Nariño, el 38% de los hogares eran atendido por mujeres jefes de hogar,
las cuales sobrevivían con los escasos ingresos que podía general el trabajo rural;
mientras tanto, los hombres estaban ampliando la frontera agrícola en el vecino
Departamento del Putumayo; miles de “raspachines”∗ eran la base de la rentable
economía de los estupefacientes. En la ciudad de Pasto, se activó el comercio y
la construcción de vivienda, en uno de sus momentos de mayor crisis social.

Nariño, se encuentra inmerso en las áreas estratégicas para la producción de


coca y amapola por las condiciones edáficas y climáticas y, en especial, las de
cobertura vegetal, que permite el camuflaje de su infraestructura en tierra. Otro
factor que incide de manera significativa es la ubicación estratégica, el acceso al
mar, la zona de frontera y su cercanía a la Amazonía; esta posición
geoestacionaria estratégica lo convierte en un territorio privilegiado para la
industria del narcotráfico.

Según el informe anual sobre cultivos ilícitos, de las Naciones Unidas, se calcula
que en Colombia existen 68.500 hectáreas sembradas de coca para el año 2009;
en el Departamento de Nariño, hay sembradas 16428 hectáreas de coca,
convirtiéndose, de esta manera, en el segundo producto por área de siembra,
después de la palma africana, y el primero en valor agregado, desplazando
cultivos lícitos tradicionales, como la papa.382 Es el primer productor de hoja, con
el 24% del total de la producción nacional, superando a Departamentos como el
Guaviare y el Putumayo.

Los impactos ambientales generados por estos cultivos se reflejan en la


disminución de áreas de bosques nativos de carácter protector, que incide en la
disminución de caudales de agua, pérdida de fertilidad de los suelos, emigración
de la fauna, contaminación del suelo, aire y fuentes hídricas por el uso de

381
Informe FAO, para el Departamento de Nariño 1994. p. 35

Así se les llama a los recolectores de la hoja de coca.
382
VILORIA DE LA HOZ. Op. Cit. p. 48.
401

agroquímicos, modificación del paisaje, lo que repercute en la pérdida de la


biodiversidad.

Con este uso ilícito del suelo, se han destruido miles de hectáreas de cobertura
boscosa. El documento CONPES 2834 de 1996, denominado “Políticas de
bosques” del Ministerio del Medio Ambiente-Planeación Nacional, estima que, por
cada hectárea de coca sembrada, se destruyen 2 hectáreas de bosque, y por
cada hectárea de amapol, se destruyen 2.5 de bosque.

Algunas de las causas que llevaron a los campesinos a incursionar en las


actividades ilícita son, entre otras: la baja competitividad de la actividad
agropecuaria, altos costos de insumos, escasa tecnología, exiguas oportunidades
de comercialización, nula transformación de materias primas, pésimas vías de
comunicación y ausencia de infraestructura de soporte a la producción, como es
el crédito de fomento y capacitación permanente, además de los altos riesgos por
condiciones climáticas383; todo lo anterior, hace parte de las políticas neoliberales
aplicadas indiscriminadamente en la economía nacional y que afectan a las
regiones más frágiles y dependientes, como es, en este caso, Nariño.

En muchas ocasiones, los narcotraficantes remplazan a las autoridades locales


por medio del soborno o de la intimidación armada; la complicidad de altas
autoridades privadas o estatales es evidente; miles de hectáreas cambiaron su
uso agrícola por el de la plantación de cultivos ilícitos presionando los precios de
los productos básicos de la canasta familiar y haciendo que, en estas zonas
cocaleras y en los CU donde se comercializa, la inflación y los altos precios de la
finca raíz obligaran a amplios sectores de la clase media y alta a vender sus
bienes y vivir en zonas deprimidas o periféricas de las ciudades; la inseguridad
ciudadana y la creación de nuevos imaginarios urbanos donde la violencia y el
derroche ilimitado eran ejemplos a seguir, que hizo que más ciudades, como
Medellín, Cali y Pasto, fueran las de más altos índices de desempleo, inflación y

383
Ibidem: Inciso 6.5.5.
402

de delitos contra la propiedad y la vida,; estas ciudades se paralizaron social y


económicamente.

En múltiples ocasiones, los principales cabecillas de los carteles narcotraficantes


incursionaron en política —con la anuencia de los partidos tradicionales liberal-
conservador— escalando escaños en el mismo Congreso de la República; ante la
oposición de la opinión pública, los mismos recurrieron al terrorismo como arma
de intimidación a la población y al gobierno, ultimaron candidatos a la presidencia,
senadores y demás funcionarios del Estado y de los partidos políticos, asesinaron
a 5000 dirigentes del naciente partido de izquierda Unión Patriótica384 y se
crearon las primeras bandas paramilitares que, entre otras funciones, tenían la de
protegerlos en su negocio principal, producir y comercializar estupefacientes hacia
Europa y Estados Unidos y de asegurar militarmente territorios estratégicos, cosa
que siguen haciendo hasta el día de hoy385. Esto se conoce como el origen de la
parapolítica.

De esta manera, las TAA del Departamento de Nariño, tradicionalmente


productoras de alimentos y base de su economía, se convirtieron en importadoras
de los mismos y en consumidoras de artículos de lujo, que deformaron su
estructura cultural, generaron crisis en sus valores tradicionales y destruyeron el
núcleo familiar, miles de hogares quedaron en manos de madres solteras jefes de
hogar, se incrementaron las tensiones sociales y la delincuencia organizada creó
toda una inversión de los valores sociales; la prostitución y el sicariato hicieron
presencia en municipios históricamente pacíficos; su clase política, en contubernio
con los nuevos “inversionistas”, copó el espacio público, el clientelismo y la
corrupción se pusieron al orden del día; más del 70% de los alcaldes estaban
siendo investigados por los organismos de control del Estado y muchos de ellos
llegaron a ser destituidos. Nariño pasó a ser uno de los Departamentos con más

384
COCKCROFT James. América Latina y Estados Unidos, historia y política país por país. Pág. 491.
Editorial Ciencias Sociales, La Habana. 2004.
385
DE BEAUFORT Marc. Los Archivos Privados de Pablo Escobar. Divina producciones. 2004. Bogotá.
403

dificultades en el manejo del dinero público y con una de las clases política smás
incapaz de Colombia386.

TABLA 19
LOS DIEZ MUNICIPIOS CON MAYOR ÁREA CULTIVADA CON COCA
Y DE MAYOR PRODUCCIÓN DE COCAÍNA. 2009

% ÁREA
PRODUCCIÓN
ÁREA CULTIVADA
MUNICIPIO DEPART. DE COCAÍNA
CULTIVADA CON COCA
PURA EN TN
EN COL.
TUMACO NARIÑO 4.681 6.9 27
CUMARIBO VICHADA 3093 4.5 31
BARBACOAS NARIÑO 2928 4.3 15
S.J.
GUAVIARE 2906 4.3 15
GUAVIARE
EL RETORNO GUAVIARE 2371 3.5 14
MIRAFLORES GUAVIARE 2325 3.4 11
MAPIRIPÁN META 2123 3.1 13
TIMBIQUÍ CAUCA 1699 2.5 7
R. PAYÁN NARIÑO 1539 2.3 10
O. HERRERA NARIÑO 1452 2.1 7
TOTAL 25117 36.9 150
Fuente: Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito. Monitoreo de cultivos de coca 2010.junio 2010.
Bogotá.

9.2.1. El Plan Colombia


Paralelamente al escenario anterior, el presidente Andrés Pastrana (1998-2002),
en conjunto con el gobierno de los Estados Unidos, diseñaron estrategias
intervencionistas para este problema, que denominaron Plan Colombia, que
contemplaba básicamente la erradicación de los cultivos ilícitos, teniendo como
sustento la fumigación con exfoliantes (muchos de ellos usados en la guerra de
Viet Nam), la sustitución por cultivos rentables y permanentes, como la palma
africana, y, en general, incrementar la presencia del Estado en las regiones más
problemáticas, pero el trasfondo de dicho Plan era ampliar la presencia militar en
los sitios donde la insurgencia armada tenía alguna influencia.

386
Informe del Contralor Departamental Lucio Rodríguez. 30 de Diciembre. Pasto. 2004
404

“Para comprender El Plan Colombia correctamente, debemos ubicarlo en su


perspectiva histórica, tanto en relación con Colombia como en los últimos
conflictos de América Central. El Plan Colombia es una política “nueva” y la
continuación de la pasada intervención de los Estados Unidos en este país”387.

A principios de los años sesenta, con el gobierno de John F. Kennedy (1961-


1963), Washington lanzó su programa de contrainsurgencia y entrenó a fuerzas
especiales diseñadas para atacar a los “enemigos internos”. El objetivo era la
autodefensa de las comunidades colombianas, particularmente Marquetalia.
Posteriormente, el Pentágono continuó su presencia en Colombia con mayor o
menor intensidad. Por lo tanto, el Plan Colombia es la extensión y profundización
de la guerra interna de Kennedy, ahora intensificada por la creación de bases
militares en diferentes sitios del territorio nacional. La diferencia entre la versión
antigua de la guerra interna y la actual, se encuentra en las justificaciones
ideológicas de la intervención norteamericana en el contexto regional y en la
escala y el alcance de su participación… “Hoy la justificación se encuentra en la
amenaza de la droga. En ambas instancias existe una negación total de la base
histórica y sociológica del conflicto”388, quedebe encontrarse en la previa
implementación de las políticas neoliberales, que hacen que, paradójicamente, el
único cultivo rentable sea los ilícitos, los que sirven de pretexto para combatir a
las organizaciones campesinas y populares y permitir una contra-reforma agraria
de grandes proporciones: más de dos millones de hectáreas terminaron en manos
de narcotraficantes y paramilitares.

Dicho plan contemplaba, como “efecto colateral”, el desplazamiento de millón y


medio de colombianos, de los cuales ciento cincuenta mil de ellos se dirigirían
hacia sus lugares de origen, el Departamento de Nariño. Hoy, cerca de treinta mil
personas han buscado refugio o han retornado a sus hogares:389 muchos de ellos

387
Presidencia de la República. Plan Colombia. Bogotá. 2000. p. 5.
388
PETRAS James. Imperio vs Resistencia. Casa Editora Abril. La Habana. 2004. p. 181.
389
Presidencia de la República. Red de Solidaridad Social. Informe 2004, sobre desplazamiento en el
Departamento de Nariño. Pasto. 2004.
405

no regresaron, incrementando dramáticamente el número de población vulnerable


y de mujeres cabeza de hogar, especialmente en las TAA.

Desde mediados de los años noventa del siglo pasado, se introdujo el cultivo de la
amapola (Papaver somniferum) en las laderas de Los Andes, por encima de los 2
000 metros sobre el nivel del mar, nicho ecológico de los cultivos como el trigo y
la cebada. Nariño desplazó, en esos años, a los Departamentos con “tradición” en
estos cultivos, como el Departamento del Tolima, y se convirtió en el primer
productor de látex en Colombia; al sembrarse, en la alta montaña, la amapola
coincide con el nacimiento de los grandes ríos que brotan en el Macizo
Colombiano y sus efectos económicos y ecológicos sobre las tierras bajas, donde
se asientan importantes núcleos poblacionales y la industria, son de gran
magnitud, especialmente por la deforestación y la contaminación de sus riberas y
fuentes hídricas.

Hoy, Nariño sigue teniendo el área de mayor siembra, con 238 hectáreas, que
representan el 67% de la producción nacional, seguido por el Cauca (28%) y Huila
(3%); casi toda la dormidera o amapola se cultiva en pequeñas chacras
(minifundios).

Al hacer un balance de esta primera parte de la ejecución del Plan Colombia, se


tiene que, luego de cinco años, por los puertos y esteros cerca de Tumaco se
sigue exportando el 70% de la coca hacia el exterior; la extensión de hectáreas
sembradas de coca se ha mantenido o su disminución no ha sido notoria; el
número de desplazados sigue siendo dramático y las políticas del Estado, para
las zonas de intervención de dicho Plan, han sido escasas o nulas. Han florecido
nuevos centros urbanos de importancia, como es el caso de Llorente (Mpio de
Tumaco), en el piedemonte costero; de Satinga, en la costa norte; de Madrigal,
Policarpa y Cumbitara, en la Cordillera Occidental, todos ellos importantes centros
de acopio y distribución de drogas, se puede decir que el único sector económico
dinámico en lo rural, hoy, es los cultivos ilícitos; según el gobierno de los Estados
406

Unidos, en los diez años que lleva la aplicación del Plan Colombia, ha entregado
8000 millones de dólares, en aportes de la Secretaría de Estado y de Defensa, a
las autoridades colombianas.390.

TABLA 20
CULTIVOS DE AMAPOLA EN COLOMBIA
POR DEPARTAMENTO 2003-2009 (En Hectáreas)

DEPARTAMENT
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 TOTAL∗
O
NARIÑO 540 460 475 316 204 24 238 67
CAUCA 600 450 538 448 280 126 100 28
HUILA 636 1135 320 114 45 45 11 3
TOLIMA 1359 1090 265 90 170 170 3 1
CESAR 651 675 152 3 7 18 2.5 0.7
V. DEL CAUCA - - - - - - 1.5 0.3
GUAJIRA 240 3 68 - 2 4 - -
5
CAQUETÁ - 105 132 52 7 7 - -
TOTAL 4.026 3.950 1950 1023 715 394 356 100
FUENTE: DIRAN- ONU: 2010.

A su vez, en lo social, ha traído un cambio en los patrones culturales y de


consumo de sus habitantes; la tasa de homicidios de Pasto, en el año
2003,corresponde al 27.5 por cada 100 000 habitantes, superior a la de Bogotá y
un poco más baja que la de Cali e Ipiales; el 62% de estos homicidios se realizan
con armas de fuego, el 26% de estos casos se archivan como de “autores
desconocidos” y sólo el 19% se le imputa a la delincuencia organizada391; en
Enero de 2009, la tasa de homicidios se disparó en más del 200% en todo el
Departamento; en el 2010, según la Secretarií de Gobierno municipal y el
Observatorio del Delito, sólo en el muncipio de Tumaco, superaba con el 300% la
tasa de homicidios a nivel nacional y es la más alta a nivel Departamental,
cuadruplicando esta cifra con relación a Pasto, que, a su vez, tiene 2,5 veces más
de población392.

390
Periódico El Tiempo, sección política. 13 de Julio de 2010.

Total del área sembrada en el año 2009.
391
ALCALDIA DE PASTO. SECRETARÍA DE GOBIERNO Y DIRECCIÓN MUNICIPAL DE SALUD.
OBSERVATORIO DEL DELITO. Año 2003, primer semestre de 2004. Pasto. 2004. p.3 y 4.
392
Diario del Sur, sección actualidad. 14 de Agosto 2010. Pasto.
407

En el año 2003, se incautaron más de 70 toneladas de alcaloide y se destruyeron


más de 50 laboratorios; el año siguiente hubo sonados escándalos que
involucraban a altas personalidades de la vida pública del Departamento e incluso
a marines norteamericanos, cuando en un aeropuerto de Miami se les incautaron
5 kilos de cocaína∗; en Diciembre de 2009, había sembradas, en todo el territorio
nacional, 68.000 hectáreas de coca, distribuidas en 22 de los 32 Departamentos,
representando una reducción de 13.000 hectáreas (-13%) en relación al año
anterior de 2008; el 79% del área cultivada está en los siguientes Departamentos:
Nariño, Guaviare, Cauca, Putumayo, Bolivar, Meta y Caquetá393; hoy, se utilizan
artefactos sofisticados, como sumergibles, que transportan la droga hacia
Centroamérica, dificultando su detección por parte de las autoridades de los
países que sirve de tránsito.

De esta manera, se reforzó aún más la visión militarista de la apropiación y uso


del territorio; los pequeños y empobrecidos campesinos, de un momento a otro,
se convirtieron en objetivo militar de las Fuerzas Armadas colombianas y
norteamericanas, se les judicializa el ejercicio de su profesión, se impide su libre
tránsito, se les niegan los préstamos agropecuarios; los grupos paramilitares los
acosan permanentemente, dejándoles, como única salida, el éxodo hacia los
principales CU del país o del Departamento de Nariño, los cuales, por su propia
dinámica social, les generan la tranquilidad de su anonimato, recordando el viejo
aforismo de la ciudad europea del Medioevo: “La ciudad os hará libres”.

En palabras del profesor norteamericano James Petras: “Más que contener el


conflicto civil, el Plan Colombia está extendiendo e internacionalizando la guerra,
exacerbando la inestabilidad en las regiones fronterizas con los países vecinos.
Además, claramente escala el grado y la visibilidad de la implicación


Fue muy sonado el caso del enfrentamiento en zona rural del municipio de Guaitarilla, cuando dos
patrullas del ejército y la policía nacional se enfrentaron a tiros; los policías murieron en el acto. El origen
del operativo, la incautación de más de 300 kilos de coca, que desapareció y, por último, los agresores
fueron absueltos por la Corte Suprema de Justicia.
393
OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO UNODC, Monitoreo del cultivo
de coca 2009. Bogotá. 2009. p. 7.
408

norteamericana en Colombia, se militariza la sociedad colombiana y se


incrementa la salida al extranjero de profesionales, y otros que escapan de la
creciente intimidación causada por las descontroladas fuerzas militares-
paramilitares en las ciudades”394. En Nariño, sus Entidades Territoriales y
habitantes, escasos de recursos económicos, se ven obligados a ser solidarios
con el 10% de su población, que son desplazados involuntariamente desde las
selvas al casco urbano de sus ciudades∗.

9.3. La insurgencia armada


Su surgimiento es anterior a la aparición del narcotráfico. Al contrario de éste, la
insurgencia armada es histórica y tiene profundas raíces en las luchas
bipartidistas del siglo XIX, XX, y comienzo del XXI, como se vio en los acápites
anteriores. Sus orígenes y fines son antagónicos a los del narcotráfico; la
insurgencia armada lucha por la toma del poder y tiene un modelo ideal de
sociedad395; el narcotráfico se asimila más al comercio y a la ganancia ilimitada
del filibusterismo del capital, definido por Max Weber. Lo novedoso de este
problema endémico es que, desde los años cincuenta del siglo pasado,
ingresaron nuevos actores al conflicto: los desplazados políticos generados por la
muerte del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán (1898-1949), asesinado en una
calle céntrica de Bogotá el 9 de abril de 1948, sus seguidores, al ser perseguidos
por las huestes contrarias (conservadoras), huyeron a las montañas de la
Cordillera Central, en el sur de los Departamentos de Huila, Tolima y Caquetá, en
lo que se denominó posteriormente, por el gobierno de Guillermo León Valencia
(1964-1968), las “repúblicas independientes de Riochiquito, El Pato y Guayabero”,
pequeños caseríos ubicados en un área conocida como Marquetalia, en pleno
corazón del Macizo Colombiano.

394
Op. Cit. PETRAS James. p. 192.

Ver anexo. Mapa 19. Tendencias del desplazamiento.
395
PECAUT, Daniel. Violencia y política en Colombia. Hombre Nuevo Editores y
Universidad del Valle. Medellin. 2003. p. 29.
409

Uno de sus más destacados dirigentes, Manuel Marulanda Vélez (1930-2008), de


origen humilde, liberal y nacido en el municipio de Génova (Departamento del
Quindío), funda, en el año 1964, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), que tenían como objetivo principal: “Instaurar una república
socialista siguiendo el ejemplo de la Revolución cubana396”, este pequeño grupo
de campesinos, ese mismo año, sufrió la aplicación del plan LATIN AMERICAN
SECURITY OPERATION, mas conocido con plan LASO (1964), dirigido por el
general Hernando Currea Cubides, diseñado por el Pentágono de los Estados
Unidos, aplicado en conjunto por 16000 soldados colombianos, los cuales,
después de perseguirlos por lo profundo de la selva, abandonaron sus
intensiones. Como respuesta, las FARC hicieron metástasis en diferentes
regiones del país; en el Departamento de Nariño, hizo presencia a partir del año
1985, con avanzadas de exploración y de trabajo político del Octavo Frente, que
operaba en el sur del Departamento del Cauca, en los límites de Nariño;
posteriormente, se desdobló en el Frente 29 “Alfonso Ortega”, que tiene como
área de influencia los municipios de la Cordillera Occidental y las TBPS; sus
operaciones se centran en toda el área de explotación de minas y, en años
recientes en el área de mayores cultivos ilícitos.

396
.PECAUT, Daniel. Op Cit P. 62.
410
411

Ante la militarización de su área de influencia, las FARC respondieron creando las


columnas móviles Daniel Aldana, Jacinto Matallana y Mariscal Sucre. A finales de
los años noventa, nuevamente se desdoblaron, fundando el Frente sesenta y tres
Arturo Medina y el segundo frente Mariscal Sucre; con esta infraestructura de
guerra, prácticamente quedó copado todo el Departamento de Nariño397.

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) también hace presencia militar y política


para esos mismos años, con las columnas Mártires de Barbacoas, Héroes del
Sindagua y Manuel Vásquez Castaño. Por la disputa de territorio con las FARC,
se producen varios enfrentamientos armados, que dejaron víctimas en cada uno
de los bandos. En el año 2000, hacen presencia los grupos de paramilitares, que
llegaron a controlar y consolidar el tráfico de estupefacientes en el Departamento,
estos últimos se enfrentaron contra los grupos insurgentes y, en especial, contra
la dirigencia cívica y popular de larga tradición de lucha reivindicativa en el
Departamento; las matanzas de campesinos hicieron su aparición, inicuyendo a la
población civil en el conflicto y obligando a su desplazamiento hacia los centros
urbanos de Ipiales, Pasto y Tumaco. En estos CU apareció una nueva modalidad
de guerra: la creación de los grupos de “limpieza social”, los cuales tenían como
misión exterminar a los actores indeseables de la sociedad, ladrones de poca
monta, drogadictos, etc.

Con la presencia de todos los actores armados del conflicto, se militariza la visión
sobre el ordenamiento y poblamiento del territorio; su ocupación pasa por los
requerimientos estratégicos de sustentabilidad y sobreviviencia de estos grupos
armados; se militariza la elección de alcaldes y concejales. En el año 2000, más
de treinta alcaldes son amenazados por las FARC para que abandonen sus
cargos, por los abusos cometidos contra el erario público o por ser caja de
resonancia de las bandas paramilitares; se los autoriza, por parte del Ministerio
del Interior, despachar desde cualquier ciudad de Colombia; esto generó un
éxodo de la clase política local, desvertebró cualquier posibilidad de aplicar en

397
Visión Nariño 2030. Op cit. Inciso 7.1.8.
412

forma coherente políticas de desarrollo y dificultó la ejecución y control de los


recursos municipales.

A comienzos de los años noventa. hicieron su aparición las Autodefensas Unidas


de Colombia (AUC) con el Bloque Libertadores del Sur, las cuales se habían
hecho fuerts en el norte del país, en especial en el Nudo de Paramillo, en el
Departamento de Córdoba y se ubicaron en los municipios del Alto Patía
(Policarpa, Leyva, La Unión, El Rosario, Cumbitara), todos ellos productores de
coca, desplazaron a las FARC y se iniciaron las primeras masacres de
campesinos y de estudiantes. Posteriormente coparon el Bajo Patía (Barbacoas,
Magüí, Iscuandé, Satinga, Mosquera), rico en yacimientos de oro de , empezaron
a explorar, desplazando a sus dueños históricos, las comunidades negras del
Pacífico; en esta zona crearon una gigantesca infraestructura de procesamiento
de alcaloide, llegando a ser una de las rutas predilectas para su exportación y
donde tempranamente hicieron presencia las políticas de fumigación del Plan
Colombia, aunque para el año 2002 no se había ampliado esta frontera agrícola;
para el año 2003, se mantenía el mismo número de hectáreas sembradas, esta
vez con variedades de plantas resistentes a algunas de las enfermedades
endémicas de la coca y con mayor nivel de producción de alcaloide.

Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas


(SIMCI), Colombia,para el año 2010, después de diez años de estar en el primer
lugar, es desplazada en la producción de hoja de coca, por el Perú.

La ONU señala que, en el 2009, Perú produjo 119.000 toneladas, que corresponden al 45
por ciento de toda la producción en la región andina. Mientras tanto, Colombia produjo
103.000 toneladas, que representan el 39,3 por ciento. Aunque el país sigue estando en el
grupo de mayores productores mundiales, en el 2009 se registró una reducción en
hectáreas (pasó de 81 mil a 68 mil hectáreas) y en la producción de cocaína (de 450
toneladas en 2008 a 410 en 2009). El Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos
(Simci), de la ONU, explica que aunque aquí las hectáreas sembradas son más que las de
413

Perú (59.900), en el país vecino la cantidad de matas por hectárea es mayor. En Colombia
398
hay 11.000 matas por hectárea y en Perú, casi 40.000 ”

El ingreso de los cultivos ilícitos al Departamento de Nariño tiene impactos


sociales y económicos de gran envergadura. En las TAA, por primera vez, los
campesinos tienen excedentes de dinero para mejorar su calidad de vida, muchos
de ellos invirtieron su dinero en comprar tierras, vivienda en los CU, invertir en
educación y salud para sus hijos, aunque una buena parte de esta “bonanza” se
dilapidó en gastos suntuarios y en placer. Por otra parte, en las TBPS, la tierra se
valorizó por lo que producía y no por el oro; las comunidades negras fueron
desplazadas de sus territorios ancestrales, o convertidas en “raspachines” o
empleados en la cadena de producción y de distribución de la droga. Como en el
caso del oro, su economía siguió siendo de carácter extractivo; la coca no mejoró
las condiciones de vida de la población, en algunos casos las empeoró, al romper
los núcleos familiares y el tejido social e introducir el sicariato y la intimidación
física como una forma de sujetar a estas comunidades con el tráfico de
estupefacientes; hizo aparición, por primera vez, la delincuencia organizada; al
desaparecer su dirigencia cívica, se corrompió aún más la clase política local, se
encarecieron los productos de la canasta familiar y se generó un proceso
inflacionario que reflejaba las pingües ganancias de este negocio; las
comunidades negras e indígenas hacen parte de la estrategia de la militarización
del territorio y son convertidas en objetivos militares.

Lo anterior fue fuente de desestabilización y crisis en el orden municipal. La


corrupción administrativa, amparada en muchas ocasiones por los actores
armados, generó desconfianza sobre las bondades del régimen democrático y
fortaleció las posiciones militaristas de la insurgencia y de los grupos
paramilitares; el caso más dramático fue el del municipio de Tumaco, en el que
en un lapso de tres años (2000-2003) se sentaron en el sillón de la Alcaldía, más

398
Periódico EL TIEMPO. Sección, justicia, 22 de Junio de 2010. Bogotá.
414

de 52 alcaldes; se les esquilmó a los más pobres cerca de 10 millones de


dólares399.
Se puede agregar, como un ingrediente nuevo, la intromisión de los grupos
armados, sean éstos de la insurgencia de los ejércitos irregulares o las bandas
armadas paramilitares,que representan a los grandes inversionistas en la TBPS.
Los primeros se establecieron a partir de los años 90, después de que las FARC
EP∗ exploraran las tierras de alta montaña de la Cordillera Occidental y el
piedemonte costero y luego descendieran alrededor de la cabecera municipal de
Barbacoas atraídos por las condiciones de miseria de sus habitantes, pero
también por las riquezas en oro de su subsuelo. En los años noventa, y ante los
programas de erradicación de cultivos ilícitos que tienen como política la
fumigación permanente, que contempla la ejecución de la primera fase del Plan
Colombia en el Departamento del Putumayo, la mayoría de pequeños y medianos
cultivadores se traslada a los bordes del piedemonte costero e implementan el
cultivo de “chagras” de coca e instalan toda la parafernalia para su explotación:
pequeños laboratorios, consumo de precursores químicos, poblamiento acelerado
en algunas cabeceras corregimentales (caso Llorente, en Tumaco), además de
los problemas de orden público y social que este “resurgir” urbano y rural acarrea.
De esta manera, aumentaron los delitos contra la vida, contra la propiedad de la
tierra (en este caso, conflictos con minorías étnicas, indígenas y negras) y, ante
todo, un deterioro profundo del tejido social, un fraccionamiento de la familia, de
los valores sociales tradicionales y un incremento inusitado de ansias por la
ganancia fácil, generando toda una industria del crimen cuya máxima expresión
es el sicariato y la prostitución a gran escala, lo que trae como consecuencia el
asesinato de los dirigentes sociales que se oponen a ese nuevo modelo
económico y social o, en el mejor de los casos, el desplazamiento forzado de

399
Op. Cit. Informe Contraloría Departamental año 2004.

Ver el texto del ex comandante guerrillero, actualmente residente en España, Yesid ARTETA DÁVILA,
La Tramacua, donde explica el surgimiento de las FARC EP, en el Departamento de Nariño. El fue
protagonista por ser el comandante encargado del 8 frente, que luego se desdobló en el frente 29, que
actualmente está funcionando en esta región del país. La Tramacua. Bogotá. 2002.
415

numerosos núcleos familiares, que dejan sus propiedades en manos de estos


nuevos señores de la guerra.

Como lo recuerda la antropóloga Hoffman que:

“Es obvio, pero suele soslayarse que los conflictos nacen de las ambiciones
territoriales de los grandes agentes económicos, que no pararon la política de
titulación colectiva en el Pacífico. En el sur, las plantaciones de palma africana; en
el norte, las empresas madereras y mineras; en ciertos lugares las turísticas o los
macroproyectos; todos manejan grandes extensiones de tierra, muchas veces las
mejores y requieren estabilidad y seguridad en el Pacífico. Si bien la Ley 70 prevé
para todos ellos la obligación de negociar con las comunidades negras cualquier
proyecto que tenga impacto en los territorios, en realidad inventaron múltiples vías
para eludir estas limitaciones. En un principio, sencillamente las ignoraron; luego,
intentaron manipular los concejos comunitarios; ahora negocian contratos de
explotación que las comunidades y los concejos comunitarios son incapaces de
controlar. La concepción utilitarista y mercantil del espacio se impone en los
lugares donde existen proyectos de explotación “capitalista”, y las teorías
económicas elaboradas alrededor de las rentas o de los derechos de propiedad
son las más adecuadas para entender las dinámicas actuales. De hecho, se
podría interpretar la Ley 70 como un mecanismo implementado por el Estado, bajo
presión de las agencias internacionales, entre otras, para legalizar títulos y aclarar
los derechos de propiedad, base y condición de cualquier inversión a gran escala.
Solamente así, aunque fuera en la forma de títulos colectivos, se puede propiciar
la intervención de agentes privados en campos estratégicos, a corto o mediano
plazo: explotación maderera, hidrológica, turística, minera, de la biodiversidad. En
esta interpretación, la dimensión étnica fue casi un pretexto para facilitar un
proceso de normalización jurídica indispensable para los actores económicos.400”

De esta manera, el territorio del Departamento de Nariño pasó de ser un territorio


aislado del desarrollo nacional, para vincularse al mercado mundial a través del
comercio de las drogas ilícitas, pero manteniendo las características de otros
modelos económicos pretéritos, como la minería; su carácter de modelo extractivo

400
HOFFMAN, Odile: Afrodesendientes en las Américas. Teyectorias sociales e identitarias a 150 años de la
abolición de la esclavitud en Colombia. Conflictos territoriales y territorialidad negra, el caso de las
comunidades afrocolombianas. ICANH. Bogotá. pp. 351-368.
416

y depredador aún se mantiene; sus habitandes, desplazados forzosamente de sus


tierras, de ambulan por el territorio nacional y de algunos países limítrofes como el
Ecuador; se militarizó el poblamiento de su territorio, haciendo presencia todos los
actores armados; se dispararon las tasas de criminalidad, los grandes capitales y
los señores de la guerra se apropiaron de extensos territorios; miles de sus
habitantes, en las tierras altas de los Andes, se desplazaron hacia los nacientes
cultivos de coca en la Amazonia; su economía tradicional, el trigo y la cebada,
quebraron ante las políticas neoliberales que impulsaron las importaciones
ilimitadas de cereales, empobreciendo a miles de pequeños campesinos; su clase
política, incapaz de dar soluciones a mediano y a largo plazo, sólo funciona para
resolver problemas mediáticos, casi siempre ligados a alimentar y engrasar el
aparato clientelista que la mantiene vigente.

Ante este desolador panorama, se avizora, el fortalecimiento de las minorías


étnicas y de sus organizaciones, lo mismo que de las ONGs del orden local; hoy,
hacen presencia 40 ONGs del orden internacional, casi todas ligadas al
asistencialismo social y a la construcción de propuestas para mejorar la
participación de la comunidad en la toma de decisiones; lento, pero seguro, se
está reconstruyendo el tejido social, fracturado por la violencia y el abandono; hoy
se puede afirmar que, en Nariño, están surgiendo nuevos actores políticos y
sociales que pueden enrumbar un Departamento, afectado por la discriminación y
el abandono de su clase política local y nacional; el futuro está en capacitar a una
nueva dirigencia que comprenda el compromiso histórico con la región, una de las
regiones prístinas del Estado colombiano, al cual le ha aportado sus mejores
hombres y energías.
417

CONCLUSIONES

La discusión sobre el tema de la ocupación y ordenamiento territorial en Colombia


surge a partir de los años ochenta, con el Proceso de paz de 1988 con el M-19 y
se plasma en la Carta Política de 1991, la cual, por primera vez, le asigna
competencias claras a las entidades territoriales municipales y se redefine la
función del Estado frente a ellas.

El territorio del actual Departamento de Nariño ha estado ocupado desde hace


más de mil años, por diferentes grupos humanos, los cuales lo han aprovechado
de diversas formas, desde la silvicultura hasta la agricultura intensiva en terrazas
artificiales para la siembra de maíz en las laderas de los estrechos valles
interandinos del Río Guáitara. Se crearon vínculos espaciales (caminos), muchos
de ellos aún permanecen activos, y sirvieron de base para las actuales carreteras
que unen los diferentes CU. Cerca de treinta comunidades aborígenes existían a
la llegada de los españoles. Cada una de esas comunidades tenía su propia
cultura, reflejada en lsu cosmovisión y en su lengua, que provenía de diferentes
familias lingüísticas: los macrochibchas, situados en el piedemonte costero y en
algunos lugares de la sierra; los caribes, ubicados en la costa norte del
Departamento, y las comunidades de origen amazónico (Kamtzá) en los valles
interandinos. Esto muestra que, desde muy temprano, el territorio sirvió de lugar
de encuentro de diferentes migraciones de hombres, que aprovecharon su
entorno ecológico y se adaptaron a nuevas condiciones climáticas y bióticas; la
domesticación de plantas, en especial de tubérculos (solanáceas) como la papa,
los ajíes, y animales, como las llamas (camélidos) y cuyes, completan su dieta.
En el caso de las comunidades costeras, aprovecharon la riqueza alimentaria del
mar y lograron una dieta avanzada en proteínas, lo que posibilitó el florecimiento
de culturas complejas como la Tumaco-Tolita, en la llanura del Pacífico, en la
frontera de Ecuador y Colombia, que tuvo logros significativos en su trabajo de
orfebrería.
418

Aunque los conquistadores llegaron tempranamente al territorio de Nariño (1525),


sólo doce años después y posteriormente de conquistar el imperio incaico, fundan
los primeros CU en la sierra del Departamento, luego de tener una visión
compleja del territorio y de su gente. Al contrario del poblamiento del norte del
país, que tiene como eje fundacional los dos grandes ríos (el Cauca y el río
Grande de la Magdalena) que sirvieron eficazmente de vínculos espaciales con
los nacientes CU, en el sur, al carecer de estos ríos, se apropia el territorio por
tierra, desde Quito por Sebastián de Belalcázar y sus tenientes; Nariño sirvió de
paso obligado para la conquista y poblamiento del sur del país. Al no tener mayor
resistencia por parte de las comunidades indígenas existentes en la época, los
españoles establecen su proyecto de conquista, que tiene como base, en una
primera etapa, las cabalgadas, el rancheo y el rescate. Este último consistía en el
intercambio de oro por mercancías de ínfimo valor, estableciendo los primeros
intercambios desiguales entre América y Europa. ,o es el conocido secuestro y
posterior asesinato de Atahualpa, en el Perú.

Cuando el oro, que se utilizaba en los rituales funerarios o en los trajes de las
autoridades étnicas, se fue agotando, los conquistadores se apropiaron de la
mano de obra indígena como única manera de poder establecer su sistema
económico colonial; para ello implementaron categorías del incari, como la mita, y
luego establecieron instituciones surgidas en la Gobernación de Guatemala y en
el Virreinato de la Nueva España, como la hacienda, que tenía como base la
reducción de los pueblos indígenas y la apropiación de grandes extensiones de
tierras productivas y de la mano de obra de sus pobladores, los que debían ser
encomendados a un señor para que supervigilara su conversión al cristianismo.
De estas reducciones surgen, en muchos casos, los actuales cascos urbanos de
los municipios del Departamento y es el origen de su “vocación” agrícola.

Aunque hoy es desconocido el latifundio en el Departamento, pues se caracteriza


más por su alto índice de mini y microfundio, que tiene su génesis en las antiguas
“tierras de indios” y en la parcelación excesiva por factores culturales, como la
419

herencia y las políticas gubernamentales de comienzos del siglo, cuando, a partir


de la creación de las Comisiones Aldeanas desde el Ministerio del Interior, se
busca terminar, desde dentro, con la autonomía de los resguardos y cabildos,
facilitando el tránsito de indígena a campesino, esta tendencia sólo se revierte a
partir de la Constitución de 1991, cuando la “reindianización” está al orden del día,
en la medida en que las nuevas normas protegen e incentivan la organización y la
autonomía de los pueblos indígenas con la creación de las Entidades Territoriales
Indígenas (ETIS), que se asimilan, en el Ordenamiento Territorial, a municipios,
con sus propias leyes, autonomía administrativa y financiera.

No fue sino hasta los años treinta del siglo XVII cuando al Departamento de
Nariño lo pueblan totalmente los españoles. Cien años duró la conquista de las
tierras bajas del Pacífico, ricas en oro, pero pobladas por comunidades hostiles al
proyecto conquistador, así como persistió la resistencia de las comunidades
Sindaguas-Barbacoas, hasta su conquista en 1537, con la muerte de sus
principales caciques a manos de Francisco de Prado y Zúñiga. Con la fundación
de Santa María del Puerto de las Barbacoas y, posteriormente, con el
establecimiento del puerto de Tumaco sobre la rada del mismo nombre, el mapa
del Departamento estaba completo y empieza el nuevo período de la Colonia.

Durante todo el siglo XVII, se estabilizan los CU, se crea una red de caminos
importantes, en especial cuando se erige el camino a Barbacoas, que une los
centros mineros, de las TBPS, con los centros agrícolas y ganaderos, de la sierra,
articulando un mercado interno de importancia y que perdura hasta el día de hoy.

Con el agotamiento de la mano de obra indígena, se importa mano de obra


esclava desde Panamá, que busca reemplazar y estabilizar la explotación de los
reales de minas. Así surge el establecimiento de las primeras comunidades
negras en el Departamento. Por su grado de aislamiento y la escasa presencia de
las autoridades coloniales, los esclavistas desarrollan un proyecto social de
extrema explotación, como en el caso de Casimiro Cortés, en el río Telembí,
420

quien desarrolla todo un régimen carcelario contra los esclavos, aún hasta el día
de hoy recordado en la tradición oral de estas comunidades.

El mestizaje se convierte en una de las escapatorias más eficaces contra este


régimen discriminatorio. Muchos de estos esclavos huyen hacia sitios de frontera,
alejados de las autoridades coloniales, refugios que hoy se conocen como
palenques, el más famoso el del Castigo, activo hasta mediados del siglo XIX, y el
de Sanabria, ubicado en el actual municipio de Iscuandé. Desde allí, negros e
indígenas preparaban ataques a los viajeros, en especial en el Valle del Patía,
ubicado en las tierras altas del Departamento; con la manumisión de esclavos en
1851, estos territorios son vinculados a las nuevas entidades territoriales que
surgen en la República.

A finales del siglo XVIII y ante las reformas económicas impulsadas por los
Borbones, la aparente paz colonial se interrumpe y surge una serie de
levantamientos sociales interétnicos, que buscan reafirmar su fidelidad al Rey y la
lucha contra sus malos funcionarios. Algunos de estos levantamientos llegan al
asesinato de burócratas, como el caso de Ignacio Peredo y de Francisco
Rodríguez Clavijo, pero, ante todo, muestran el surgimiento de una clase “local”
que tiene cada vez más contradicciones con la antigua y tradicional clase
gobernante colonial. Las nuevas reformas tributarias borbónicas hacen aflorar
estas contradicciones y advierten al Virreinato sobre las nuevas olas
independentistas que van surgiendo a comienzos del siglo XIX.

Durante el siglo XIX, surge un nuevo sistema político, la República, dirigido por las
clases locales o criollos, muchos de ellos representantes de las clases
gobernantes de la época y que siguen dominando el Departamento después de
este tránsito. Estos criollos tienen como base social a los hacendados,
funcionarios coloniales y blancos pobres asentados en los CU de alguna
importancia, que crean los nuevos partidos políticos y son sus dirigentes más
destacados.
421

Para el caso de Nariño, esta élite está muy influenciada por la Iglesia Católica, la
única institución que hace una presencia real en el territorio y que lo influye
culturalmente, lo que hace que predomine el pensamiento conservador, llegando,
en algunos casos, a extremos, como el del santo español Ezequiel Moreno Díaz,
protagonista, a comienzos del siglo XX, del debate político de la época entre
conservadores y liberales. Resulta vencedor cuando los conservadores ganan la
Guerra de los Mil Días y origina la creación del Departamento de Nariño, que se
desprende del Departamento del Cauca de predominante orientación liberal.

Desde su comienzo, el Departamento de Nariño se ubica en la frontera de la


nación; sin vías de comunicación hacia el norte del país y por su lejanía a los
principales CU, se desarrolla como un Departamento autárquico, que genera
intentos de industrialización a comienzos del siglo XX, y decae luego de los años
60 del siglo pasado, cuando la región empieza a vincularse al mercado nacional.

Con la implementación de la hacienda en las TAA y de la minería en las TBPS, se


crean dos sociedades disímiles hasta el día de hoy: latifundistas y comunidades
indígenas en la sierra, y la de los señores del oro y los negros en las llanuras del
Pacífico, ambas con identidades históricas, sociales y culturales antagónicas, lo
cual ha generado, no en pocas ocasiones, luchas cívicas por la autonomía
territorial, y, en casos extremos, tentativas de modificar el mapa de Colombia
como sucedió en 1988, con el Tumacazo.

A partir de los años 70, cuando Nariño se vincula realmente con el resto del país,
se construye la Vía Panamericana que une a Popayán con Ipiales, en la frontera
con el Ecuador, ingresa la televisión nacional y muchas instituciones del orden
central hacen presencia regional. Se desarrolla un nuevo sector rural, la
agroindustria, que tiene como base la explotación del ganado lechero, que
produce hoy 500 000 litros al día, que se comercializan hacia el norte del país.
422

Este surgimiento agroindustrial trae nuevamente el debate sobre la legalidad de


títulos y el saneamiento de los antiguos territorios indígenas, hoy llamados
resguardos y cabildos, que reclaman posesión de antiguos latifundios,que sus
propietarios ausentistas retienen en forma improductiva. Las comunidades
indígenas Pasto, ubicadas en los municipios del sur del Departamento, en la
frontera con el Ecuador, levantan la consigna de “la tierra para el que la trabaja”, y
empieza un largo proceso de conflicto social, que aún hoy no termina y que, entre
otras conquistas logró fragmentar los últimos latifundios existentes, cuando sus
propietarios se vincularon a los proyectos reformistas estatales de reforma agraria
o la ocupación directa de los predios generó procesos de negociación con las
comunidades indígenas. Con las nuevas políticas de la Constitución de 1991,
estas comunidades crean organizaciones nacionales, las cuales llegan por
primera vez al Senado de la República.

La nueva Constitución también favoreció a las comunidades negras, cuando


reconoció explícitamente el aporte cultural y económico que han realizado a la
creación de la nacionalidad colombiana. Actualmente, el 30% de la población del
Departamento es afro-descendiente, y en la segunda ciudad, Tumaco, el 90% de
su población es de esta etnia. Los negros ubicados en las TBPS tienen los
indicadores sociales más críticos: más del 40% de es integrantes son analfabetas,
y cerca del 70% tiene necesidades básicas insatisfechas; su vinculación con el
resto del Departamento aún es deficiente, actualmente luchan por crear una
nueva entidad territorial, que los uniría a los municipios del litoral Pacífico de los
Departamentos del Cauca y Valle. Su territorio está amenazado por la
sobreexplotación de la madera, el sistema de plantación de la palma africana,
impuesto en algunas ocasiones por la vía armada, el establecimiento de los
cultivos ilícitos, que llegó acompañado de cambios en los patrones culturales y
económicos de estas comunidades; la presencia de la insurgencia armada y de
grupos paramilitares, que han debilitado el tejido social, con el asesinato
permanente de sus dirigentes y la amenaza constante contra la propiedad de la
tierra, reciclada como territorio de prioridad militar o de producción y siembra de la
423

coca. Todo esto ha traído como consecuencia el desplazamiento de estas


comunidades a otras regiones del país, en especial al Valle del Cauca.

Con las propuestas de desmembramiento del Departamento de Nariño por parte


de los municipios del Pacífico, se puede decir que el proyecto social iniciado en el
siglo XVII aún no termina y que generó dos sistemas económicos diferentes que,
a su vez, tuvieron dos proyectos sociales divergentes, que hasta el día de hoy no
se encuentran.

La ocupación del territorio y su poblamiento aún continúa influyendo en el


presente. La República no ha podido dar respuesta a los grandes problemas que
aquejan a esta región: la pobreza, la desigualdad, el racismo. La República no
reconoce los aportes que se han hecho desde lo local a la creación de lo nacional
y a la creación del Estado nacional.

Después de la promulgación de la Constitución Política de 1886, en que se crea el


OT que perduró hasta 1991, los Departamentos eran la célula vital del país,
donde recaían todas las competencias y obligaciones; los gobernadores eran
agentes directos del presidente, quien tenía, entre sus facultades, que nombrarlos
y también destituirlos, generando una gran inestabilidad en estas entidades.

Con la nueva Constitución, son elegidos por voto popular por un tiempo de tres
años y se crean nuevas ET, como es el caso de las Entidades Territoriales
Indígenas (ETIS) y se reconocen los territorios negros. En ambos casos, se buscó
generar procesos organizativos autónomos que reafirmaran las especificidades
históricas y culturales de estas minorías étnicas; sin embargo, estos esfuerzos se
han visto obstaculizados por diversos actores armados, los cuales ven la
importancia militar y estratégica de estos territorios.

Por otra parte, la intervención de los cultivos ilícitos ha agravado aún más este
diagnóstico. El 38% de los hogares rurales en Nariño es atendido por mujeres-jefe
424

de hogar. Los hombres emigraron hacia los cultivos de coca o amapola y no


regresaron.

Además, estos territorios se han visto afectados por la ejecución de políticas


intervencionistas, como el Plan Colombia, que ha generado más de 30000
desplazados en el Departamento, agudizando aun más las condiciones de crisis
social.

Más del 70% de la droga que exporta el país se embarca en puertos clandestinos
de la Costa Pacífica, y Tumaco tiene una de las tasas de mortalidad, por hechos
violentos más alta de Colombia.

En fin, la situación actual sigue siendo crítica y no se diseñan y ejecutan


estrategias que encaucen vías de salida real ante la situación que se presenta.
425

ARCHIVOS
Archivo Histórico de Pasto, AH/P
Archivo Histórico del Cauca, AH/C
Archivo Histórico Nacional del Ecuador, AHN/E
Archivo General de Colombia, AG/C
Archivo Histórico de Indias, AH/I
Archivo Privado de Segundo Delgado. Pasto
Archivo Particular familia Cano. Quito

NOTARÍAS
Notaría de Túquerres NT
Notaría 1 de Ipiales N1IP
Notaría 1 de Pasto N1P

INSTITUCIONES
Instituto Colombiano de Antropología
Instituto Otavaleño de Antropología
Biblioteca Nacional de Colombia
Biblioteca del Banco de la República. Pasto-Bogotá
Biblioteca Universidad Católica de Ecuador
Biblioteca Universidad Nacional de Colombia
Biblioteca Universidad del Cauca
Biblioteca del Congreso de la República de Colombia
Ministerio del Interior-División de Asuntos Indígenas de Nariño
Instituto Colombiano de Desarrollo Rural. INCODER
Corte Constitucional de la República de Colombia
Gobernación de Nariño- Observatorio del Delito
Oficina Departamental de Planeación
Alcaldía Municipal de Pasto - Observatorio del Delito
Universidad Central del Ecuador
Universidad Católica del Ecuador
426

Universidad Simón Bolívar - Ecuador


Universidad Nacional de Colombia
Universidad de Los Andes
Universidad Javeriana
Universidad de Nariño

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ƒ Revista de Indias. Madrid. España.
ƒ Política y Sociedad. Escuela de Sociología. Quito.
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Bogotá.
ƒ Revista Colombiana de Antropología. ICAHN. Bogotá.
ƒ MOPA MOPA. IADAP/ UDENAR. Pasto.
ƒ América India. Universidad Javeriana. Bogotá
ƒ Cultura Nariñense.
ƒ Cespedecia. Quito
ƒ Revista de Historia. Quito
ƒ Gaceta Departamental. Departamento de Nariño
ƒ Boletín de Historia de la Academia de Historia de Nariño
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-Caminos reales de Colombia, Pilar Moreno de Ángel, Fondo FEN, Bogotá.1995

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Quito. 1980.

-Desterrados: crónicas del desarraigo. Áncora Editores. Bogotá. 2001.

-El mundo Andino, población medio ambiente y ecología. Víctor Murra.


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-Esclavitud en la costa Pacífica, siglos XVI al XIX. , Fernando Jurado Novoa.


Editorial Abya- Yala, Quito, Ecuador. 1990.

-Historia económica y social de la edad media. Henri Pirenne. Editorial Fondo de


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-La Expedición de Alonso Luis de Lugo al Nuevo Reino de Granada, José Ignacio
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-La minería de aluvión en Colombia durante el periodo colonial. Robert West.


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-La tecnología en el mundo Andino, Heather Lechtman. Universidad Autónoma de


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-La vida en los Andes colombianos del Ing. Fortunato PEREIRA Gamba. Editorial
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-Los años del tropel, relatos de la violencia. Alfredo Molano. CINEP. Bogotá.
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-Los curacazgos Pastos Prehispánicos. Cristóbal Landázuri. Edición banco


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-Los indios de Pasto contra la República (1809-1824). Jairo Gutiérrez Ramos.


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-Los negros curros, Fernando Ortíz. Editorial de Ciencias sociales, La Habana,


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-Los señores étnicos de Quito en la época de los Incas. Frank Salomon. Volumen
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-Mi viaje por el camino del Inca, Alejandro Von Humbolt. Editorial Universitaria,
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-Migraciones internas y reestructuraciones territoriales. Fernando Cubides.


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-Relatos, revueltas y desventuras de la gente entintada del Pacífico Sur, de


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-Selva adentro: una historia oral de la colonización del Guainía. Alfredo Molano.
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-Yo le digo una de las cosas, colonización de la reserva de la Macarena. Alfredo


Molano. Fondo FEN. Bogotá. (1989),

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