Gasometria, Uci, Presión Venosa Central

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PRESIÓN VENOSA CENTRAL

GASOMETRÍA
UCI

VIRGINIA YUNUEN VICTORIA SERECERO


7° CUATRIMESTRE
LICENCIATURA EN ENFERMERÍA
21 DE NOVIEMBRE DEL 2020
L.E ANA FABIOLA RESENDIZ HEREDIA
PROCEDIMIENTOS ESPECIALES EN
ENFERMERÍA
UACI

La presión venosa central (PVC) es la presión medida a través de la


punta de un catéter que se coloca dentro de la aurícula derecha (AD). La
presión de la aurícula derecha se puede medir de tres maneras:

a) Manómetro de agua conectado a un catéter central.


b) A través de la luz proximal de un catéter colocado en la arteria
pulmonar.
c) A través de una vía colocada dentro de la AD y conectada a un sistema
transductor de presión.

Para fines de este capítulo sólo se hablará de la medición a través de un


manómetro de agua.

La cifra normal de PVC proporciona información acerca del estado de la


volemia y sobre la función ventricular derecha. La PVC está influida y es
influible por el retorno venoso y por la función cardiaca. Desde el punto de
vista fisiológico, la PVC representa la precarga cardiaca derecha, o bien
al volumen de sangre que se encuentra en el ventrículo derecho al final
de la diástole. Al medir la PVC a través de un manómetro de agua, los
resultados se informan en centímetros de agua (cm de H2O). La cifra
normal de PVC fluctúa entre 5 y 12 cm de H2O.

Objetivos

 Vigilar la presión en la aurícula derecha.

 Señalar las relaciones entre el volumen de sangre circulante y la


capacidad cardiaca.

 Indicar el estado del paciente con hipovolemia y su respuesta al


tratamiento

 Sirve como guía en la identificación temprana de insuficiencia


cardiaca congestiva.

 Calcular el volumen circulante para conservar el equilibrio


hemodinámico
Valoración del paciente

 Evaluar en el paciente los signos y síntomas de déficit de volumen


de líquido (debilidad, sed, disminución de diuresis, aumento de la
densidad urinaria, taquicardia, sequedad de mucosas, etc.).

 Evaluar los signos y síntomas de exceso de líquidos (disnea


ortopnea, ansiedad, congestión pulmonar, ruidos pulmonares
anormales, edema, distensión venosa yugular, etc.).

 Evaluar la presencia de signos y síntomas de embolia gaseosa


(disnea, taquipnea, hipoxia, hipercapnia, sibilancias, burbuja de
aire, taquicardia, cianosis, hipotensión, etc.).

Material y equipo

 Manómetro de PVC.

 Llave de tres vías.

 Solución intravenosa.

 Sistema de administración IV.

 Tripié o pentapié.

Procedimiento para la instalación del equipo

 Lavarse las manos.


Conectar las tres partes del equipo de medición de la PVC.
a) Conectar el equipo para infusión a la solución (insertar la
bayoneta) y éste a su vez al sistema tubular que contiene la llave
de tres vías asegurando la conexión con el conector lock.
b) El sistema tubular de medición se inserta a la escala
manométrica.
c) Colocar el sistema tubular que va a la parte terminal del catéter
central.

 Purgar el sistema de medición de la PVC.


 Explicar al paciente sobre el procedimiento a realizar.

 Conectar el sistema para medición de la PVC (ya purgado) al


catéter central.

 Fijar el manómetro de la PVC al soporte de la solución. En el punto


cero del manómetro, el cual debe estar a nivel de la aurícula
derecha del paciente.

Procedimiento para la medición de la presión venosa central

1. Colocar al paciente en decúbito supino, con la cama dispuesta


horizontalmente, en caso de algún estado respiratorio, bajar la
cabecera de la cama tanto como pueda tolerar y medir la PVC.
Anotando el ángulo de la cama en el expediente, para que la
medición siempre se realice en la misma posición.

2. Localizar el punto flebostático (colocar el punto cero del manómetro


a la altura de la aurícula derecha del paciente, la cual se localiza en
la línea axilar media en el cuarto espacio intercostal).

3. Llenar las tuberías del equipo con solución, expulsando todas las
burbujas del sistema.

4. Girar la llave de vías siguiendo las manecillas del reloj, de tal


manera que la solución llegue al manómetro a una altura de 20 cm
de H2O, o a dos tercios de su capacidad.

5. Girar nuevamente la llave para que la solución contenida en el


manómetro, fluya hacia el paciente.

6. Observar el descenso de la solución a través del manómetro. El


líquido debe fluctuar con cada fase de la respiración. En el nivel en
que se detiene el descenso de la solución, es la cifra que se
registra la presión venosa central.

7. Colocar la llave de tres vías en la posición que permita el paso de


la solución intravenosa al paciente, controlando la permeabilidad y
la velocidad del flujo.

8. Lavarse las manos.

9. Registrar la cifra obtenida de la PVC en cm de H2O y la hora de la


verificación.

10. Vigilar constantemente el sitio de inserción y conservar una técnica


aséptica.

11. Mantener el equipo y conexiones limpios, para prevenir infecciones.

12. Realizar la curación del catéter de acuerdo al protocolo


institucional.

Medidas de seguridad

 Valorar el estado clínico del paciente y relacionar las lecturas


frecuentes de la PVC para que sirvan como guía decidir el manejo
adecuado, volumen circulante y las alteraciones de la función
cardiovascular. (Evaluación del estado hemodinámico del
paciente).

 El descenso de la solución debe coincidir con el ritmo la frecuencia


respiratoria del paciente. De no suceder así, comprobar la
permeabilidad y/o posición del catéter.

 Controlar la ausencia de aire o de coágulos en el catéter de PVC y


asegurarse de que las conexiones estén firmemente fijadas.

 Mantener la permeabilidad del catéter, aspirar antes de irrigar de


permeabilizar.

 Verificar que el sistema no tenga dobleces.

Posibles complicaciones

 Embolia pulmonar.

 Embolia gaseosa.
 Sobrecarga de líquidos.

 Infección del catéter.

GASOMETRÍA ARTERIAL: INDICACIONES, TÉCNICA DE


REALIZACIÓN

La gasometría es la medición de los gases disueltos en una muestra de sangre


(arterial o venosa) por medio de un gasómetro. Es la mejor prueba para el estudio
del intercambio pulmonar de gases y el equilibrio ácido-base.

    *Está indicada siempre que queramos valorar el intercambio gaseoso pulmonar


y sospechemos alteración del equilibrio ácido-base

·   * Está indicada en el diagnóstico, valoración de la gravedad y evolución de los


distintos trastornos ácido-base tanto metabólicos como respiratorios.

Ordinaria

Necesidad de medir la oxigenación o el estado ventilatorio

Sospecha de alteración del equilibrio ácido-base

Cuantificación de la respuesta a la oxigenoterapia

Monitorizar la gravedad y progresión de las enfermedades respiratorias

Preoperatorio de resección pulmonar

Urgente

Parada Cardiorrespiratoria

Coma de cualquier origen


Broncoespasmo con signos de Insuficiencia Respiratoria

EPOC reagudizado

Tromboembolismo pulmonar

Neumonia con signos de Insuficiencia Respiratoria

Insuficiencia cardiaca congestiva con signos de Insuficiencia Respiratoria

Shock de cualquier etiología

Descompensación diabética

Intoxicaciones agudas.

Lo primero que hay que realizar es la localización de una arteria palpable. Al


elegir la zona de punción debe tenerse en cuenta la accesibilidad del vaso y el tipo
de tejido, ya que los músculos, tendones y grasa, son menos sensibles al dolor
que el periostio y las fibras nerviosas. Además, para reducir la posibilidad de
punción venosa accidental, es preferible elegir arterias que no presenten venas
satélites importantes. Por todo ello, la arteria radial es la más recomendada como
lugar de punción; de forma que cuando la circulación colateral es insuficiente o es
difícilmente accesible, se pueden utilizar como alternativa la arteria humeral en la
fosa antecubital.

Una vez elegida y palpada la arteria, hay que comprobar la viabilidad de la


circulación colateral suficiente; para ello se realiza la maniobra de Allen, que
demuestra el flujo colateral a través del Arco Palmar Superficial. Para ello se pide
el enfermo que abra y cierre vigorosamente el puño, tras haber localizado y
comprimido la onda de pulso radial y cubital. Tras 5-10 flexoextensiones suele
aparecer palidez isquémica palmar. Con la mano del enfermo extendida, se libera
la compresión cubital y se registrará el tiempo necesario para que reaparezca la
coloración palmar habitual. En general, se considera que la circulación colateral es
adecuada si reaparece en menos de 15 segundos.

Figura 1. Maniobra de Allen

Si todo es normal hay que realizar la punción, para ello se coloca la muñeca del
paciente en hiperextensión, formando un ángulo de 45º con la aguja. Para la
punción deben emplearse agujas de calibre inferior a 20G y especialmente
diseñadas para ésta práctica. En ocasiones, se puede inyectar de forma
subcutánea un anestésico local que no contenga adrenalina para evitar la
vasoconstricción; con ello evitamos el dolor, disminuimos la ansiedad y la
hiperventilación.
En condiciones ideales, debe obtenerse un reflujo de sangre arterial, capaz de
elevar el émbolo de la jeringa de forma pasiva, obteniendo entre 2-5 ml. Tras la
punción debe comprimirse la zona durante 2-3 minutos, con objeto de evitar la
formación de un hematoma.

El análisis de los gases sanguíneos involucra la medición directa que la máquina


hace del pH, PO2 y PCO2; a partir de estas mediciones se puede calcular de
manera matemática otros parámetros como el bicarbonato, el exceso y déficit de
base, la base exceso estándar, la saturación de oxígeno, el contenido total de
oxígeno entre otros. En la mayoría de los sistemas, la muestra de sangre arterial
es aislada del medio aerobio en jeringas con heparina selladas que deben ser
trasportadas hasta el laboratorio para su procesamiento.

Los analizadores de gases sanguíneos usan tres tipos de electrodos para


determinar el pH, PCO2 y PO2 en la sangre. Debido a que los cambios en la
temperatura afectan las mediciones, los electrodos y la cámara reservorio de la
muestra están localizadas dentro de un ambiente controlado a temperatura
constante de 37 º C (igual a la temperatura corporal).

Antes de la introducción de las muestras sanguíneas, los electrodos son


calibrados con concentraciones conocidas de buffer estándar y de soluciones
calibradoras. La forma de calibración varía entre las diferentes máquinas
disponibles en el comercio y por ello es importante conocer la forma particular de
realizar la calibración con el aparato que se esté trabajando.

Una vez realizada la calibración, la muestra sanguínea es inyectada o aspirada


dentro de la recámara de muestras para su medición. Algunas máquinas demoran
el análisis hasta que la temperatura de la muestra se equilibra con la de la
recámara, otros inician el análisis antes de que el equilibrio ocurra. Típicamente,
cuando la muestra sanguínea entra en contacto con los electrodos en la recámara,
se produce una salida de electricidad que corresponde a un valor de pH o a una
presión parcial. Los analizadores de gases sanguíneos automáticamente
monitorizan la respuesta del electrodo continuamente y, después de un periodo
predeterminado de estabilización, informan o imprimen los valores medidos. Al
terminar el análisis, algunas máquinas bombean la muestra hacia un contenedor y
limpian el sistema con soluciones acuosas, otros utilizan un cartucho desechable
que se retira para ser desechado al terminar el proceso.

Resumiendo, los gasómetros miden directamente la pO2, la pCO2 y el pH. Las


restantes variables se calculan automáticamente a partir de éstas. De forma que
además de éstas variables, se pueden cuantificar mediante gasometría arterial: la
concentración de hemoglobina (Hb), saturación de oxígeno (SatO 2), metabolitos
como la glucosa y lactato, y electrolitos.

Parámetros básicos Parámetros relacionados


con el ácido-base

Hombres: 22,5-
26,9mmol/L
-
pH 7,35-7,45 HCO3  (aP,st)
Mujeres: 21,8-
26,2mmol/L

Hombres: -1,5
–(+)3mmol/L
pCO2 35-45 mmHg cBase(Ecf)
Mujeres: -3 –
(+)2mmol/L

-2 –(+)3
pO2 80-100 mmHg cBase(B)
mmol/L

HCO3 22-26 mEq/L olitoMetab

Parámetros relacionados con la oxigenación Lactato 4,5-14,4 mg/dL

ctHb Hombres: 13,5-17,5 g/dl Glucosa 70-105 mg/dL

Mujeres: 12-16 g/dl


Electrolitos
K+ 3,4-4,5 mmol/L

136-146
sO2 95-100 % Na+
mmol/L

FO2Hb 94-98 % Cl- 98-106 mmol/L

1,15-1,29
FCOHb 0,005-0,015 Ca+2
mmol/L

FMetHb 0-0,015  

Hombres: 35-41mmHg  
px
Mujeres: 32-39mmHg

     

Hombres: 18,8-22,3mL/dL  
ctO2
Mujeres: 15,8-19,9mL/dL

cx 2,3 mmol/L  

Qx 1  

FShunt 0,01-0,10  

Tabla 2. Valores de referencia.


CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL ÁREA DE CUIDADOS
INTENSIVOS

La uci es un área del hospital donde atendemos a aquellos pacientes cuyo estado
de salud es grave o pueden presentar complicaciones que requieren de una
actuación inmediata. Aunque las UCIs pueden variar mucho en forma,
organización, protocolos, etc de un hospital a otro, es cierto que todas ellas reúnen
unas características comunes: son espacios destinados al cuidado de pacientes
en estado crítico, con personal muy cualificado y especializado y con recursos
materiales altamente tecnológicos.

En la UCI se llevan cabo intervenciones para manejar situaciones fisiológicas tan


delicadas que comprometen la vida del paciente. Dos de estas intervenciones son
pilares de la unidad: los cuidados críticos de Enfermería y la monitorización del
estado del paciente.
En este servicio, los profesionales de Enfermería son la principal fuente de
asistencia a los pacientes durante su estancia. Es el personal que más tiempo
pasa junto al paciente y proporciona al paciente tanto cuidados más
especializados como la colaboración en cuidados básicos de Enfermería
recordemos que éstos últimos se consideran la base de nuestra profesión.

La metodología utilizada para ofrecer estos cuidados debe estar basada en los
avances tecnológicos, en ética y evidencia científica y nunca debemos perder la
visión holística del cuidado, permaneciendo alerta a las necesidades fisiológicas,
psicológicas y sociales del paciente como un ser integral.

Las funciones básicas de Enfermería son a nivel general: Gestión, asistencial,


docencia e investigadora. En las Ucis concretamente, estás funciones vendrían
referidas de la siguiente manera:

– Función de gestión: permite “gestionar los recursos asistenciales (materiales,


humanos y financieros) con criterios de eficiencia y calidad”.

– Función asistencial: se da en el 100% de los enfermeros de cuidados críticos y


que proporciona el cuidado oportuno, integral e individualizado a través de la
aplicación de la metodología enfermera (proceso de atención de Enfermería).

– Función de docencia: se desdobla en educación al paciente y educación al


equipo. La formación de los futuros profesionales de Enfermería debe ser también
un objetivo para la Enfermería de cuidados críticos, ya que por esa formación pasa
la calidad y excelencia aquéllos que desarrollarán en un tiempo su labor en
nuestras unidades.

– Función de investigación: como elemento fundamental de la ciencia enfermera


que permite generar conocimiento para la aplicar en la práctica y tomar nuevos
problemas que surjan de esa práctica para investigar.

Por último, a hora de afrontar los cuidados en la Unidad de Cuidados Intensivos,


podemos valernos del modelo que más nos interese (ó el protocolizado por la
unidad en caso de estar ya establecido). Entre los más aceptados destaca V.
Henderson y su Teoría de las Necesidades.
DESARROLLO:

CUIDADOS BÁSICOS DEL PACIENTE EN UCI

Como cualquier paciente hospitalizado, el paciente crítico necesita también


cuidados diarios encaminados a satisfacer las necesidades básicas alteradas por
su estado patológico. No obstante, partiendo de la situación de compromiso vital,
los cuidados de nuestro paciente crítico se regirán bajo los criterios de prioridad,
continuidad y sistematización.

Además, una correcta organización de dichos cuidados implica asignarlos a un


turno específico (mañana, tarde, noche) y supone tener en cuenta las
peculiaridades implícitas en los cuidados a pacientes según su patología y área de
ingreso (UCI coronaria, UCI polivalente, UCI pediátrica…).

Cuidados diarios:

Entre los cuidados generales del paciente crítico a realizar en todos los turnos
encontramos:

 Participar del relevo de Enfermería para conocer la evolución de nuestro


paciente durante las últimas 24 horas, con especial interés en la realidad
inmediata (el último turno).

 Aplicar los cuidados planificados para nuestro paciente.

 Aplicar el tratamiento médico prescrito y colaborar con el médico en


procedimientos diagnósticos y terapéuticos.

 Cumplimentar los registros de Enfermería de la unidad: gráfica, plan de


cuidados, hoja de evolución, etc.

 Controlar y registrar las constantes vitales.

 Actuar ante situaciones de amenaza vital inmediata.

 Controlar la nutrición del paciente: tolerancia, tipo de dieta, sensación de


apetito.
 Dar respuesta adecuada a las demandas del paciente y de la familia y
asegurar que disponen de los recursos para hacérnoslas llegar.

 Movilizar al paciente de forma segura cuando así esté indicado (cambios


posturales, levantar al sillón…)

 Asegurar una correcta higiene del paciente, especialmente ante y después


de las comidas (manos, boca…) y siempre que la circunstancia lo requiera
(diarrea, vómitos, diaforesis…)

 Asegurar el correcto cumplimiento de las medidas de aislamiento por parte


del personal, del paciente y de los familiares.

Para desarrollar este punto más ampliamente, me voy a basar unos puntos
importantes como son la higiene, cuidados del entorno y la movilización.

Higiene del paciente:

Al realizar la higiene del paciente perseguimos varios objetivos. Obviamente, la


higiene permite eliminar secreciones y excreciones corporales reduciendo el
número de microorganismos patógenos transitorios y, por consiguiente, el riesgo
de infección. Pero además, la higiene favorece el bienestar del paciente,
mejorando su autoimagen y autoestima y el estado de confort del que hablábamos
al inicio de la lección. Al realizar la higiene del paciente crítico deberemos partir de
la capacidad de autocuidado del mismo, estimulando siempre su independencia y
supliendo sólo aquellas funciones en las que el paciente es dependiente.

 La higiene completa se realizará al menos una vez al día y tantas veces


como sea necesario. En ella colaborará todo el equipo de Enfermería
responsable de ese paciente (enfermeras y técnicos en cuidados auxiliares
en Enfermería) con la colaboración del celador/es.

 Antes de iniciar la higiene, la enfermera se informará del estado del


paciente y de todas aquellas particularidades del mismo que deban ser
tenidas en cuenta durante la técnica (paciente con PIC elevada,
politraumatizado, postoperatorio cardiaco, arritmias, etc.)
 Durante la higiene del paciente encamado, la enfermera se encargará
especialmente de la correcta movilización y manipulación del mismo,
prestando especial interés a la protección de vías, drenajes, tubuladuras,
apósitos, etc.

 En caso de higiene y movilización de pacientes intubados, la enfermera


mantendrá durante todo el proceso de movilización la fijación manual del
tubo endotraqueal para evitar su desplazamiento accidental. Ante cualquier
alarma del respirador, se parará el proceso de higiene y se resolverá la
situación que ha provocado dicha alarma (aspiración de secreciones,
desconexión accidental, falta de sedación y/o relajación…)

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