Segundo Autoestima Proyectar

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Autoconocimiento.

El descubrimiento de uno mismo consiste en saber destapar todo


aquello que hace referencia a su persona. Una persona que se ha
de querer a sí misma, también se ha de conocer mejor y aceptarse
incluso con aquellos aspectos de su persona que normalmente
llamamos defectos. Ha de ser tolerante consigo mismo y este
autoconocimiento ha de permitir que se sienta plenamente
identificado y, si es necesario, cambiar aquello que no le guste de
su personalidad, de su forma de actuar y relacionarse con los
demás. En definitiva, el camino va orientado hacia la mejora de la
concepción que tienen de si mismo, es decir, a lo que llamamos
autoestima. Cuanto más positiva sea la valoración que tengamos
de nosotros mismos más preparados estaremos para afrontar los
infortunios y los conflictos con que nos encontraremos en la
maduración como personas. Las personas que tienen un buen
concepto de ellas mismas establecen relaciones más ricas con los
demás y pueden sentirse más empáticas y responsables ante los
demás y ante la propia vida.
En la formación de la autoestima, influyen dos aspectos: -

El autoconocimiento que tengamos de nosotros mismos: El


autoconocimiento y la autoestima juegan un importante papel en la
vida de las personas. Los éxitos y los fracasos, la satisfacción de
uno mismo, el bienestar psíquico y el conjunto de relaciones
sociales llevan su sello. Tener un autoconocimiento y una
autoestima positivos es de la mayor relevancia para la vida
personal, profesional y social. El autoconocimiento, influye en el
rendimiento, condiciona las expectativas y la motivación, y
contribuye a la salud así como al equilibrio psíquico. –

Las expectativas, es decir, cómo a la persona le gustaría o


desearía ser. Éste aspecto viene influenciado por la cultura en la
que está inmersa. El concepto de nuestra valía personal y nuestras
capacidades se basan en la acumulación de sentimientos,
pensamientos, experiencias y vivencias tenidas a lo largo de
nuestra vida. Desde niños vamos construyendo nuestra propia
imagen y autoconcepto acorde a los mensajes, que recibimos de
nuestros padres, hermanos, amigos y, hoy en día, de todos
aquellos personajes famosos que, por contagio de masas, se
convierten en cánones a seguir y conseguir por parte de niños,
adolescentes y jóvenes.
La autoestima influye en nuestra conducta, en la forma de actuar en
el trabajo, en lo que podamos conseguir en la vida, en la manera
como afrontamos los problemas, en la forma en como nos
relacionamos con nuestra pareja, con nuestros hijos/as y en general
con las personas que nos rodean. Por lo tanto, al igual que hay
conductas y actitudes que aumentan el sentimiento de valía
personal, otras en cambio dan lugar a fracasos y alimentan un
pobre concepto de uno mismo.

AUTOCONOCIMIENTO
Es la capacidad de responder quien soy yo, el conocimiento que
tenemos de nosotros mismos. Es lo específico de la persona, la
consecuencia de si mismo . Nos identificamos y evaluamos, no es
fácil tener un autoconcepto claro. Esta disposición personal
establece la autoestima. De todos los juicios a los que nos
sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro propio. La
imagen que nos vamos haciendo de nosotros mismos se construye
desde el momento en que nacemos a través de la interacción que
tenemos con nuestra familia, especialmente con la madre. A partir
de estas relaciones se va desarrollando un proceso de percibirse a
sí mismo como una realidad diferente a los demás. La valoración de
la imagen que el niño/a va haciendo de sí mismo depende de la
forma en que lo valora su familia. Una persona con autoconcepto
limitado de sí mismo suele sentirse incómodo con su apariencia
física, tiene un deseo excesivo por complacer a los demás, se
siente víctima de las circunstancias, tiene dificultad para expresar
sus sentimientos, da excesivo interés o poca importancia a la ropa,
busca agradar a los demás. Por el contrario, una persona con buen
autoconcepto confía en sí mismo, no tiene temor a separarse de las
personas, se siente bien frente a cualquier cambio, no le tiene
miedo a las críticas, se hace responsable de sus propias acciones.
Autoconcepto y su diferencia con la autoestima

Es importante realizar un contraste entre autoestima y


autoconcepto, puesto que al realizar la búsqueda bibliográfica del
concepto “autoestima”, se encontró que el “autoconcepto” es un
aspecto frecuentemente mencionado allí, y por la similitud
gramatical, tiende a equipararse. Están relacionados, pero
constituyen partes diferentes en el ser humano, por ende, es
preciso clarificar la significación de cada uno. El autoconcepto va a
ser un aspecto trabajado por los autores anteriormente
mencionados y de él se deriva la autoestima. Consiste en los
elementos que se utilizan para describirse a sí mismo (Martínez,
2010), por lo tanto, va a mediar la forma como la persona se
percibe. Tales elementos son tomados por la persona acorde a su
cultura, su entorno, las personas con las que interactúa, la manera
en la que fue criada, su lenguaje, las costumbres que ha adquirido,
y en general por todas las situaciones externas e internas que lo
han moldeado y que le han dado contenido a su existencia. El
modo en el que la persona se menciona o se da a conocer ante
otras y ante sí misma (autoconcepto), es una manera inconsciente
para entender cómo percibe ella el mundo, apoyándose en su
autoestima (Oñate, 1989) y va afectar su forma de sentirse consigo
mismo. Además, Mejía, Pastrana y Mejía (2011) sostienen que
tanto el autoconcepto como la autoestima van a favorecer el sentido
de la propia identidad, pues ambos procesos van a constituir
marcos de referencia, desde el cual interpretar la realidad externa y
las propias experiencias. 7 Universidad de Antioquia Aunque son
conceptos que comúnmente pueden confundirse, la principal
diferencia entre estos dos, según Martínez (2010), se da en que el
autoconcepto es el acumulado de los elementos que el sujeto utiliza
al describirse, en cambio, la autoestima es la evaluación que se
logra hacer de esa información y viene de los sentimientos que
tiene la persona hacia sí misma. El autoconcepto implica una
definición que se hace sobre sí, es decir, construcciones mentales
que se realizan sobre lo que cada persona cree que es. Hay un
pensamiento reflexivo en relación al “yo” de cada individuo
(Lefrancois, 2005). Pero la autoestima es dada por la valoración
que hago de ese “yo”, ella deriva del autoconcepto, en tanto, se
necesita tener una conciencia o idea de las características de sí,
para poder evaluarlas. Según Block y Robins (citados por
Lefrancois, 2005), otra de las diferencias entre esos dos conceptos
radica en que el autoconcepto tiende a ser estable, en cambio, la
autoestima aumenta o disminuye de acuerdo a las experiencias que
se tienen, sobre todo, en la etapa infantil. Además, hay otros
aspectos del autoconcepto que no son evaluativos, sino que tratan
de nociones abstractas y cognoscitivas del “yo”, por ejemplo, las
fantasías y/o ideales sobre sí mismo. Lefrancois (2005) explica que
el término “yo” ha sido complejo de definir, pero que se puede
entender como la conciencia de las propias características,
equiparándose con el término de autoconcepto, y de nuevo
resaltando que hay aspectos evaluativos en esta noción del yo
(autoestima).

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