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Pero no solamente existen títulos de crédito como la letra de cambio y el pagare representan
crédito propiamente dichos, ya que también encontramos al cheque, que constituye un imprescindible
instrumento de pago; los representativos de mercaderías como el certificado de depósito, que con su bono
de prenda facilitan la constitución de gravámenes prendarios sobre las mercaderías depositadas y que
circula de manera independiente de aquel, y el conocimiento de embarque; las obligaciones que para que
la sociedad emisora se allegue de recursos sin necesidad de recurrir al financiamiento bancario, hace
partícipe a los tenedores del crédito colectivo a su cargo; los bancarios, Etc.
En relación con la enorme importancia que representan en tiempos como los actuales de
economías e las que el crédito constituye una opción a la que se accede con gran frecuencia, para
postergar con plena certidumbre jurídica el cumplimiento de las obligaciones en el tiempo, los títulos de
crédito constituyen los insustituibles instrumentos prácticos y flexibles para documentar tales operaciones,
porque el derecho que los protege es cartular, es decir, se encuentra contenido en el propio documento y
no requiere de ningún otro, sin importar inclusive que las mismas se ubique en el comercio exterior, porque
la uniformidad de las legislaciones que los regulan, además de los tratados internacionales suscritos por
casi todos los países en el mundo, otorga certidumbre y seguridad a sus suscriptores.
Por ello Astudillo señala; “en nuestro tiempo priva la economía del crédito, el cual es dentro de la
más simple acepción la obtención de riquezas presentes a cambio de riqueza futura y son precisamente
los títulos de crédito los que tienen la función jurídica de ser representativos de esa riqueza, facilitando su
transmisibilidad y lo que es aún más importante, su negociabilidad”. “Son los títulos y las operaciones de
crédito instrumentos jurídicos que han regulado el crédito y con ello propiciando el crecimiento del cambio
en la economía moderna.” 1
Y Tenas agrega “vehículos de crédito, portadores de toda suerte de valores económicos, palancas
que movilizan de continuo la riqueza social, presente y hasta futura, los títulos de crédito no prestarían tan
alto servicios si una legislación especial, inspirada en el fundamental propósito de proteger su circulación
desde el punto de vista de su seguridad y rapidez, no viniera a disciplinarlos.”2
1. FACTURA CAMBIARIA
La Factura Cambiaria, es una figura jurídica, que reviste mucha importancia para la actividad
comercial, específicamente en la compraventa de mercaderías y la prestación de servicios al crédito. Estas
transacciones deben documentarse y es allí donde surge la necesidad de emitir una factura. Ésta factura
simple carece de un valor jurídico que asegure el cumplimiento de la obligación crediticia, lo que condujo a
convertir esta factura en un título de crédito, en una Factura Cambiaria.
Antecedentes:
Los antecedentes más remotos del título de crédito los encontramos en el Derecho Comparado,
con la “fattura accettata” del antiguo Código de Comercio Italiano de 1882 que constituía un título
1
ASTUDILLO USÙA, Pedro, op. Cit., pp. 4 y 5
2
TENA, Felipe de J., op. Cit., p 392
3
César Vivante: “Tratado de Derecho Mercantil”, Vol. III, 5ª Edición, Madrid, 1936., p. 549
representativo de las mercaderías, concebido a la orden y endosable (que dio origen a la “cambiale
tratta”); el antecedente uruguayo del “conforme obligatorio”, utilizado comercialmente desde 1915; en el
Derecho Estadounidense, la “trade acceptance”, de uso consuetudinario en las compraventas a plazos, el
“extracto de factura” Portugués, solamente descontable después de ser aceptado (decreto 19. 490 de
1931) en la que se legisla el contrato de compraventa, en donde no se utilizaba ningún otro tipo de crédito
sin el extracto factura, mencionando las características de este título de crédito, que incorpora garantías a
un acto jurídico de carácter patrimonial, y se otorgaba plazo al adquirente para el pago de las mercancías.
; y las “Facturas Cambiarias” colombianas, incorporadas al Código de Comercio de ese país, merced a su
ley general de títulos valores, 1971”. 4
Es un título de crédito cuyo origen se le asigna al área latinoamericana, pues surgió de la práctica
comercial de nuestros países, aunque no todos tienen legislación sobre la materia.
La factura cambiaria, como título típico en nuestro derecho, no existía en la ley mercantil que
precedió al código vigente. Sin embargo, al elaborarse el anteproyecto de nuevo código para Guatemala,
se tomó en cuenta el proyecto de Ley Uniforme Centroamericana de Títulos Valores, en los que se
encuentra prevista la regulación de este instrumento.5
Definición
La figura de la Factura Cambiaria ha sido estudiada desde hace varios años, principalmente en
América del Sur. Dentro de esos autores podemos citar a Carlos Gerscovich y Silvio Lisoprawski con su
obra “LA FACTURA DE CREDITO” donde la definen como “Un título valor de Crédito Cambiario
endosable, de emisión y aceptación legal, obligatoria y típica para las contrataciones a plazos
mencionadas por la ley, que contiene una promesa unilateral de pago, que da derecho a su portador
legitimado al cobro de una suma de dinero, en su caso, por el proceso ejecutivo”.7
4
Carlos Gerscovich y Silvio Lisoprawski: “Factura de Crédito”. Ediciones Depalma, Buenos Aires, Argentina,
1997, p. 13.
5
“Ley Uniforme Centroamericana de Títulos Valores”, Boletín del Instituto Centroamericano de Derecho
Comparado, Nos. 7-8, 1967, Tegucigalpa, p. 180
6
Ibid. p.181
7
Gerscovich, C. y Lisoprawski, S.: “FACTURA DE CREDITO”, Ediciones Depalma, Buenos Aires, Pág. 97
El Doctor Edmundo Vásquez Martínez, define la Factura Cambiaria como: “Título de crédito que
incorpora el derecho a percibir la totalidad o la parte insoluta del precio de una compraventa a plazo de
mercaderías o, si se quiere, como el título de crédito que obliga al comprador a pagar a su vencimiento la
suma que haya quedado a deber en una compraventa a plazo de mercaderías”.8
Héctor Ángel Benélvez, citado por el Doctor Edmundo Vásquez Martínez, define la Factura Cambiaria,
como: “el título de crédito que nace de una compraventa mercantil a plazo, constitutiva de una suma de
dinero representativa del precio de la mercadería y condicionada en sus efectos a los requisitos formales y
materiales determinados en la ley de creación”.9
Naturaleza Jurídica
La naturaleza jurídica de la Factura Cambiaria no tiene discusión alguna, debido a que esta es
considerada como un título de crédito, por lo tanto, se puede establecer que su naturaleza específica es un
título de crédito de contenido crediticio, es decir, que con este documento se hace efectivo el derecho en él
incorporado, mediante la acción cambiaria.
Origen de la factura cambiaria: Entiéndase la relación jurídica de la que deviene, que se puede decir que
el negocio subyacente de la factura cambiaria es una compraventa de mercaderías al credito, cuando el
pago del precio se difiere para una fecha futura.
1º Como factura, prueba la existencia de un contrato de compraventa de mercaderías al crédito, las que
son descritas en el contenido del mismo.
2º Como factura cambiaria, es un título de crédito constitutivo de la obligación que contrae el comprador,
equivalente a todo o parte del precio dejado de pagar.
Es el título de crédito que en la compraventa de mercaderías el vendedor podrá librar y entregar o remitir
al comprador y que incorpora un derecho de crédito sobre la totalidad o la parte insoluta de la
compraventa mercantil al crédito.
No se podrá librar factura cambiaria que no corresponda a una venta efectiva de mercaderías entregadas,
real o simbólicamente.
Excepciones: Quedan exceptuadas del régimen aquí dispuesto, aquellas compraventas documentadas
con letras de cambio, pagares u otros títulos de crédito. (Artículo 592 código Comercio).
Formalización: Una vez que la factura cambiaria fuese aceptada por el comprador, se considerara, frente
a terceros de buena fe, que el contrato de compraventa ha sido debidamente ejecutado en la forma
8
VASQUEZ MARTINEZ, Ob. cit, p. 502
9
Ibid. p. 503
expuesta en la misma. (Art. 593 código Comercio).
La omisión de cualquiera de los requisitos de los incisos anteriores, no afectara la validez del
negocio jurídico que dio origen a la factura cambiaria, sin embargo, esta perderá su calidad de título de
crédito. (Artículo 594 código de Comercio)
Envió: La factura podrá ser enviada por el vendedor al comprador, directamente, o por intermedio de
Banco o de tercera persona.
Envió por correo: Si el vendedor enviase la factura cambiaría por correo, deberá hacerlo por correo
certificado con aviso de recepción, en el cual se indicará:
Envió por otros medios: si el vendedor enviase la factura por otra vía y el comprador no la aceptase
inmediatamente, este queda obligado a firmar en el mismo acto un recibo que utilizará el vendedor como
comprobante de entrega de la factura cambiaria. (Artículo 598 código de Comercio)
1º En caso de avería, extravío o no recibo de las mercaderías, cuando no son transportadas por su cuenta
y riesgo.
4º Por omisión de cualquiera de los requisitos que dan a la factura cambiaria su calidad de título de
crédito. (Artículo 600 código de Comercio)
Protesto: La factura cambiaria podrá ser protestada por falta de aceptación o por falta de pago. (Artículo
601 código de Comercio)
Protesto por falta de aceptación: El protesto por falta de aceptación deberá levantarse dentro de los dos
días hábiles siguientes al vencimiento del plazo estipulado en el Artículo 599 del código de comercio.
(Artículo 602 código de comercio)
Forma del protesto: El protesto por la falta de aceptación, deberá levantarse en la propia factura o en
hoja adherida a ella, acompañando el aviso de recepción postal o cualquier otro documento comprobatorio
de su entrega al comprador o de su devolución por este.
A falta de factura, el protesto se levantará por declaración del protestante o a vista de una copia de la
factura fechada y firmada por el vendedor, siempre que adjunte el aviso de recepción o cualquier otro
10
Rodríguez Rodríguez, Joaquín: “Derecho Mercantil”, 17a Ed., Editorial Porrúa, México D.F., 1983, p.. 315
11
Gerscovich C. y Lisoprawski S., op. Cit., P. 226-227
documento que prueba que la factura original fue enviada al comprador. (Artículo 603 código de
Comercio)
Conservación: Los comerciantes deberán conservar ordenadamente, por el término de cinco años, las
facturas cambiarias que hubieren librado o copias de las mismas. (Artículo 604 código de Comercio)
NOTA: Por medio del Decreto 1-2018 del Congreso de la Republica, el cual contienen La ley de los
Contratos de Factoraje y de Descuento, se reformó el Artículo 591 del código de Comercio el cual queda
de la siguiente manera:
"Artículo 591. La factura cambiarla es el título de crédito, emitido en forma física o electrónica, que en la
compraventa de mercaderías o en la prestación de servicios, el vendedor o prestatario de un servicio libra
y entrega o remite al comprador o beneficiario de un servicio; la factura cambiaría que se emite incorpora
un derecho de crédito sobre la totalidad o sobre parte insoluta de la compraventa o prestación de servicios.
El comprador o beneficiario de un servicio, estará obligado a devolver al vendedor o prestatario del servicio
la factura cambiaría original aceptada en la forma y condiciones que establece este capítulo.
No se podrá librar una factura cambiaria por compraventa .de mercaderías si la mercadería no se ha
entregado real o simbólicamente.
Si se trata de facturas cambiarías que se emiten por prestación de servicios, el prestatario del servicio es
responsable de la veracidad de lo establecido ·en el documento y que sea posible ceder el derecho de
crédito en forma independiente de la obligación contenida en el contrato en virtud del cual se beneficiará
del servicio."
2. CONOCIMIENTO DE EMBARQUE
En la antigüedad este documento no era necesario ya que generalmente el naviero, armador, capitán
y propietario de las mercancías eran una sola persona con lo que las mercancías eran acompañadas por
el comerciante; es por esto que todavía no se veía la necesidad del uso de un instrumento como el
Conocimiento de Embarque. Recién con el desarrollo del comercio marítimo, el aumento de las diferentes
actividades comerciales, aumento de capacidad de las embarcaciones, desarrollo de empresas navieras,
así como el nacimiento del transporte de carga propiamente dicho (es cuando el propietario deja de viajar
con sus mercaderías encargando la custodia y transporte a un tercero-porteador) obligó previo a la
existencia y evolución de otros documentos, al nacimiento del Conocimiento de Embarque.
Si bien no existe acuerdo sobre la fecha en que por primera vez el conocimiento, como tal, se
menciona en una ley sí parece que su primera regulación con cierto detalle se contiene en la Ordennance
touchant la Marine de 1681.
El Conocimiento de Embarque data del año 1737 en donde las Ordenanzas de Bilbao reglamentaban
el uso de este título valor. Este documento que era la mayor legislación marítima en la península ibérica lo
definía del siguiente modo: "El conocimiento es una obligación particular que un capitán o maestro de
navío otorga por medio de su firma, a favor de un negociante que ha cargado en sus navíos alguna
mercadería u otras cosas para llevarlas de un puerto a otro, constituyéndose a entregarlas a la persona
que se expresó en el conocimiento que a su orden o a la del cargador por el flete concertado antes de
cargarse"
No solo vemos el origen del Conocimiento de Embarque en las Ordenanzas de Bilbao sino también en
los instrumentos utilizados por los navieros de la época, en el siglo XIII por ejemplo: El cartolario
"Cartulario: palabra proveniente del latín Chartularium, de Chartula, escritura pública. Es decir, el
manifiesto de carga en su primera acepción" que era un cuaderno el cual se utilizaba para anotar todas las
mercancías cargadas a la nave. Durante esta época se percibe que los comerciantes cuentan ya con
representantes en el destino y ya no es necesario la usual compañía de antes, factores como este llevan a
la creación del Cartolario.
Los comerciantes adquirieron la costumbre durante los siglos XV y XVI de mandar lo que se llamaba
una "carta de aviso" al destinatario detallando la mercancía, pero que no legitimaba a la persona frente al
porteador a recoger el envío, lo cual a veces podía causar problemas debido al fraude. Esto se explica por
qué el recibo o carta de aviso quedaba en las manos de los expedidores o cargadores, éstos lo hacían del
conocimiento de los consignatarios a través de guías, muy parecidas a las utilizadas en el transporte
terrestre, los que se prestaban fácilmente para hacer fraudes a los terceros, por lo que se tuvo que
combinar ambos, con lo que nació el Conocimiento de Embarque.
También durante el siglo XVI, época de los grandes descubrimientos, era costumbre el uso de simples
recibos de las mercancías. Estamos hablando desde el Descubrimiento de América en 1492 hasta 1590.
Fue así como alrededor del siglo XVII, se produjo una fusión entre el documento del escribano y el del
capitán con las cartas de aviso que el cargador remitía al destinatario y que dio como resultado el actual
título de transporte circulante.
A partir de ese momento además de la función probatoria inicial, se articuló la función legitimatoria del
Conocimiento de Embarque; para luego a finales de siglo XVII nacer el principio de representatividad del
conocimiento de embarque, posibilitando así la transacción de las mercaderías sobre la base del
documento al que se agrega la cláusula a la orden, pero esta característica fue debatida durante los siglos
XVII y XVIII.
Con la presencia del incremento del comercio mundial durante el siglo XIX, el Conocimiento de
Embarque adquiere fuerza como nunca antes en la historia. La misma revolución industrial que lleva al
crecimiento del comercio, obliga a este título estar presente en las propias leyes prueba de ello es el
Código de Napoleón.
Se logra un consenso en la adopción de las Reglas de La Haya a través del Convenio Internacional de
Bruselas para la Unificación de Ciertas Reglas en Materia de Conocimientos de Embarque, del 24 de
agosto de 1924 entre otras. Con este documento ya se constata esfuerzos internacionales para unificar
esta legislación que hasta la fecha se están realizando.
A partir de fines del siglo pasado se está tratando de unificar internacionalmente este documento para
lograr un mayor beneficio para ambas partes, es decir el transportista y el cliente. Hoy en día nadie discute
la importancia del Conocimiento de Embarque.
A pesar de la peculiar naturaleza jurídica del Conocimiento de Embarque y debido a la gran velocidad
con que avanza la tecnología en la comunicación electrónica que vienen siendo utilizados en el sector
marítimo, integrándola así a la negociación rápida que caracteriza al transporte marítimo se espera que en
un futuro próximo pueda llegar a ser sustituido por medios electrónicos para lo cual ha forzado a las
organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales a estudiar la idea de implementar
reglas que regulen la documentación de transmisión de datos por vía electrónica. Sin embargo, diversos
autores son de la opinión que el hecho de que sea requerida la tenencia legítima del Conocimiento de
Embarque para obtener la mercancía del porteador o transportista en el puerto de destino, hace muy difícil
un reemplazo por tal procedimiento electrónico.
La doctrina dominante admite, que el conocimiento de embarque del transporte marítimo es un título
de crédito, perteneciente a la categoría de los títulos representativos de mercancías.13
El conocimiento de embarque “es el documento expedido por el capitán de un buque mercantil, por el
que reconoce haber recibido determinadas mercancías para su transporte y promete restituirlas al tenedor
legítimo, después de haberlo efectuado”14
Lo que originariamente se concibió como un documento de recibo que acredite la propiedad de las
mercancías transportadas a grandes distancias y que se efectúan por vía marítima esencialmente,
denominado Conocimiento de embarque, evoluciona y se hace necesario que adquiera características
esenciales de título valor, como lo es su carácter de negociable.
Sin embargo, no sólo se requiere su convertibilidad o negocio, sino también que sea seguro y
garantice al propietario de la mercancía su entrega al destinatario correcto y también para el porteador o
transportador que es responsable de su tránsito, la entrega al consignatario adecuado.
Según se cita del artículo 3 del RECAUCA en cuanto a las definiciones cita: Documento de transporte:
Es el que contiene el contrato celebrado entre el remitente y el porteador para transportar mercancías por
vía marítima, terrestre o aérea o una combinación de estas (multimodal).
13
Conf. ANTONIO BRUNETI1, Derecho Marítimo Privado Italiano. Traducción de R. Gay de Montellá, Barcelona.
1950. tomo III. págs. 827 Y sigo VIVANTE. Tratado de Derecho Mercantil. traducción de Miguel Cabeza y Anido.
Madrid. 1936. tomo III, pág. 565. GIUSEPPE DONADIO, I Titoli Representativo delle Merci, Milano. 1936, pág. 1.
14
RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Ob. cit., p.405
portador, no negociable, contra entrega previo documento y otros que permiten diversificar el ámbito de
acción de este documento que crece y se convierte en un título valor de alcance internacional.
La necesidad de tener una legislación uniforme que regulente el comercio internacional, obligó a las
Naciones Unidas a la recopilación e implementación del Convenio de Hamburgo, Convenio de las
Naciones Unidas sobre el Transporte Mercadería por Mar, en el cual se hace precisiones sobre el
Conocimiento de embarque y su aceptación por diversos países, comprometiéndose a incluir dichos
requerimientos en sus legislaciones internas.
En el derecho guatemalteco ocurrió que, por la intervención del maestro mexicano Raúl Cervantes
Ahumada, coautor del código vigente, al tratar estos títulos se les unificó en uno solo, mediante lo que él
llama una “sinonimia legal” lo que viene a ser una variante en relación con los sistemas tradicionales en
donde eran títulos diferentes. La disyuntiva entre ser carta de porte o conocimiento de embarque, la carta
de porte es utilizada para la vía aérea o terrestre y el conocimiento de embarque es utilizado para la vía
marítima.
El código de Comercio únicamente establece este título en sus dos variantes, cuando el transporte de
mercaderías se hace dentro del tráfico nacional; ya que para el internacional la misma ley establece que
se regirá por las leyes aduaneras. Sin embargo, no existiría limitación si una empresa naviera nacional
complementara el régimen de este título con la legislación nacional y con la extranjera, con similares
acciones en cuanto a la carta de porte.
El Conocimiento de embarque es el recibo que prueba el embarque de la mercancía. Sin este título no
se puede retirar la mercancía en el lugar de destino. De acuerdo al medio de transporte toma el nombre
específico (Conocimiento de embarque marítimo o Bill of Lading o conocimiento de embarque aéreo
Airway Bill, guía aérea, si es por vía aérea).
“El conocimiento es título de crédito de tradición o representativo de las mercancías cargadas. Prueba
el hecho de la carga y da derecho a obtener en su día la entrega de las mercancías transportadas.”15
Este título de crédito otorga al tenedor el derecho a reclamar al obligado la entrega de las mercaderías por
él representadas, como consecuencia de su transportación.
Tuvo su origen en las costumbres de los comerciantes italianos de la Edad Media y se difundió por
el sur de Francia y España. Dada la característica que asumió en su forma primitiva (carta abierta), el más
interesado en la emisión de la misma fue el propio porteador, para descargo suyo ante el destinatario de
15
URIA, Rodrigo. Derecho Mercantil. Pág. 925
los efectos.
Con el tiempo, y dadas las complicaciones del contrato de transporte, se empezaron a emitir
dobles y triples ejemplares del documento, de modo que las partes intervinientes en el contrato tuvieran la
prueba del mismo y la constancia de sus condiciones.
En Francia, la lettre de voiture representa el título del contrato celebrado por el remitente de la
mercadería y el porteador. En España, la doctrina considera que la expedición de la Carta de Porte es de
carácter facultativo. El documento puede o no ser emitido, según la voluntad de las partes. Es práctica
aceptada que el remitente pida al porteador la emisión de la carta, ya que el uso la ha consagrado como
documento justificativo que, a la vez, garantiza los derechos del cargador.
La Carta de Porte era una carta que enviaba el cargador también llamado remitente, dueño de la
mercancía, al destinatario o beneficiario. Esta carta la expide el cargador dándose la al transportista,
después ésta es entregada al destinatario como comprobante de la mercancía.
La Carta de Porte tuvo su origen en las costumbres de los comerciantes de Italia durante la Edad
Media. Paralelamente se propagó su uso por el sur de Francia y España. En sus inicios eran los
transportistas lo más interesados en contar con un instrumento que los ayudara a descargar las
mercancías en conformidad; es decir, originalmente la Carta Porte era pues un documento unilateral;
redactado solo por el remitente, quien entregaba al porteador juntamente con los efectos transportados, en
forma de papeleta o carta abierta; vale decir, una relación o lista detallada de los objetos a transportar.
La Carta contenía las condiciones del contrato, detallaba la mercadería, señalaba la procedencia y
el destino, las personas intervinientes, y las condiciones de entrega. Con este documento el destinatario
podía comprobar que su carga lo recibía conforme.
Posteriormente, con el crecimiento del comercio y sus complicaciones se comenzó a emitir dos o
hasta tres ejemplares del documento para que todas las partes intervinientes dentro del contrato contaran
con su sustento; es decir, una constancia. La Carta se llamaba en ese entonces Lettre de Voiture (carta de
carro). A la vez se le entregaba un recibo de parte del transportista al cargador, llamado Bulletin de
Chargement. (Boletín de Cargamento).
Según se cita del Artículo 3 del RECAUCA en cuanto a las definiciones cita: Carta de porte: Es el
documento que contiene un contrato de transporte terrestre en el que se consigna la descripción de las
mercancías transportadas, las condiciones en que se realiza el transporte y se designa al consignatario de
ellas.
Características: Este título acredita un derecho de propiedad sobre las mercaderías objeto del transporte,
su negocio subyacente es precisamente un contrato de transporte de cosas que muchas veces no consta
en un documento escrito; de manera que el titulo funciona como instrumento causal, porque describe los
elementos que se toman en cuenta para concertar un contrato de transporte.
Distinciones:
a) Por ser título representativo, la posesión del título supone la de la mercadería representada;
b) Con el título se puede lograr la transferencia del dominio sobre las mercaderías porque él las
representa;
c) Todo el tráfico jurídico al que se quiera someter las mercaderías u objetos transportados se
pueden hacer por medio del título.
Elementos personales:
Circulación y forma del título: El título puede ser a la orden o al portador, según que exprese o no el
nombre del consignatario o destinatario. Y en cuanto a la forma, debe estarse al contenido de lo que
establece el código de Comercio en los Artículos 589 y 590.
Los porteadores o fletantes, que exploten rutas de transporte permanente, bajo concesión,
autorización o permiso estatal, podrán expedir a los cargadores cartas de porte o conocimiento de
embarque, que tendrán el carácter de títulos representativos de las mercaderías objeto de transporte.
El conocimiento de embarque servirá para amparar mercaderías transportadas por vía marítima.
La carta de porte servirá para amparar mercaderías transportadas por vía aérea o terrestre. (Artículo 588
código de Comercio).
Otros requisitos: Además de los requisitos del art. 386 del código de Comercio la carta de porte debe
contener:
Las cartas de porte y conocimiento de embarque para tráfico internacional, se regirán por las leyes
aduaneras.
EL CERTIFICADO DE DEPÓSITO MERCANTIL Y EL BONO DE PRENDA O “WARRANT”
Antecedentes históricos
Íntima vinculación existe entre el certificado de depósito mercantil, el bono de prenda o warrant y los
almacenes generales de depósito; se ha querido buscar el antecedente de dichos almacenes o “docks” en
los fondacos italianos, pero estos desaparecieron sin dejar mayor rastro.
Los primeros “docks” fueron los de Liverpool; le siguieron los de Bristol. Gosport, Leith y Dublín, para
llegar a principios del siglo XVIII a los de Londres. Estos últimos adquirieron gran importancia. Al principio
servían únicamente para resguardar las mercaderías que se “amontonaban en los mulles del Támesis, de
la intemperie y de los delincuentes y para gozar de algunas concesiones fiscales” (pagar los derechos de
aduna al salir de los almacenes y no al entrar); algún tiempo después surgieron los documentos
representativos de la mercadería depositada y permitir la obtención de crédito.16 Nacieron así los
documentos llamados “weight note” y “warrant”, certificado de depósito y bono de prenda, conforme a
terminología de nuestra ley.
Posteriormente, se extendieron los almacenes de depósito a Holanda, Alemania y Francia, país este
último en que adquirieron reconocimiento legal en 1848. La institución fue teniendo cada día más auge,
hasta llegar a los años de la guerra de 1914 y al periodo de la post-guerra, que marca su verdadero
apogeo. Es de hacer notar que en todo momento los almacenes de depósito han tenido mayor incremento
en los países sajones que en los latinos.17
En conclusión, puede afirmarse que tanto la institución moderna de los Almacenes Generales de
Depósito como los documentos que están autorizados a emitir, son creaciones genuinamente inglesas.
Concepto
“…son empresas privadas, que tienen el carácter de instituciones auxiliares de crédito, constituidas en
forma de sociedad anónima guatemalteca, cuyo objeto es el depósito, la conservación y custodia, el
manejo y la distribución, la compra y venta por cuenta ajena de mercancías o productos de origen nacional
o extranjero y la emisión de los títulos-valor o títulos de crédito. Sólo los Almacenes Generales de Depósito
pueden emitir Certificados de Depósito y Bonos de Prenda, los cuales serán transferibles por simple
endoso. Los primeros acreditan la propiedad y depósito de las mercancías o productos y están destinados
a servir como instrumento de enajenación, transfiriendo a su adquiriente la propiedad de dichas
mercancías o productos. Los Bonos de Prenda representan el contrato de préstamo con la consiguiente
garantía de las mercancías o productos depositados, y confieren por sí mismos los derechos y privilegios
16
MALAGARRIGA, Carlos: Tratado Elemental de Derecho Comercial, Tomo II, 1a., p. 426
17
Nueva Enciclopedia Jurídica Seix, Tomo IV, p. 472
de un crédito prendario…” (Artículo 1, Decreto N. 1747).
Se llaman Almacenes Generales de Depósito, “porque en ellos pueden acogerse mercaderías de toda
clase, lo cual no impide que pueden acoger también mercaderías de una sola especie o de varias
exclusivamente.”18
En nuestro país, dichos almacenes se encuentran regulados por el Decreto Número 1746 del 15 de
abril de 1968, que contiene la “Ley de Almacenes Generales de Depósito”, el Acuerdo Gubernativo M. de
E 20-69 que contiene el “Reglamento de la Ley Almacenes Generales de Depósito”.
Por último, cabe considerar que los Almacenes Generales asumen una doble responsabilidad. La
puramente contractual frente a los depositantes y tenedores de los títulos emitidos (certificados de
depósito mercantil y bono de prenda), que deriva del depósito y se regula por el código de Comercio. Y la
responsabilidad legal frente al Estado por virtud de la autorización y vigilancia a que está sujeto, y
especialmente por lo que hace a los intereses fiscales.
Generalidades.
Como una consecuencia de las que podríamos llamar operaciones principales de los Almacenes
Generales, el depósito mercantil de mercaderías y la concesión de préstamos, surgió también la facultad
de emitir títulos de crédito que la doctrina más calificada de “tradición o representativos de mercaderías”.
El legítimo tenedor del certificado de depósito y sus bonos de prenda ejerce dominio sobre las
mercancías o bienes depositados, que puede recoger en cualquier momento contra la entrega del
certificado y los bonos correspondientes (incorporación), siempre que le pague al almacén y al fisco la
renta y demás costos de almacenaje, así como los impuestos correspondientes, respectivamente.
El certificado de depósito y, el bono de prenda, se crean: a) con el objeto de que el depositante pueda
vender o colocar una mercancía que obra en un almacén, sin necesidad de retirarla; b) con el fin accesorio
de poder darla como prenda, también sin tener que desplazarla.
A diferencia del certificado, que crea una relación almacén-depositante, el bono produce una relación
depositante-acreedor. De esta precisión se deducen las diferencias fundamentales entre título principal y
accesorio.
El certificado de depósito permite verificar que su titular es el legítimo propietario de la mercancía que
representa, y que ésta se encuentra depositada en el almacén que lo emitió. Por su parte, el bono permite
18
GAY DE MONTELLA, R.: Código de Comercio Español Comentado, Tomo II, p. 433
comprobar que su titular es el legítimo propietario del certificado y de la parte de mercancía que esté
representada en él; su único cometido es gravar esa parte de la mercancía depositada, mediante la
entrega del bono.
Para Messineo, “el depósito en el Almacén General está preordenado a una ulterior fase o posibilidad:
la de consentir la negociación de las mercaderías (o frutos) depositadas, o la de darlas en prenda, para
obtener de ellas una subvención sobre el valor de las mismas (mutuo pignorativo, apertura de crédito,
anticipo contra prenda, descuento; pero en uno y otro caso, sin necesidad de efectuar la entrega de la
mercadería, o frutos,”19 ya sea al comprador o al acreedor, consiguiéndose con esto una notable
simplificación y economía y haciéndose posible la reiterada negociación o dación de las mercaderías en
prenda sin desplazamiento de las mismas.
Los títulos de tradición que han sido definidos como aquellos “en los que alguien se obliga a la
devolución de ciertas mercancías de tal modo que el titulo entregado por aquel recibe las mercancías, que
legitima para la obtención de las mismas, tiene mediante su tradición los mismos efectos que la tradición
de las mercancías en cuanto a la adquisición de los derechos sobre esta”20; o, en una forma más sencilla
“aquellos que permiten a su poseedor no solo reclamar la restitución de la mercancía a la que se refiere,
sino disponer de ella como si se tuviese posesión.”21
Garrigues considera que estos títulos representan la última etapa de la evolución espiritualista de la
tradición, que partiendo de la tradición real ha llegado a la formula simbólica de que “la tradición del título
(contrato) tiene la misma fuerza que la transmisión de la cosa”.22
Los títulos que emiten los Almacenes Generales no acreditan simplemente el contrato realizado entre
estos y el propietario de la mercadería, sino que representa a esta de tal manera que permiten hacer con
ellos lo que haría con la propia mercadería. La finalidad con que dichos documentos se han creado es
doble: facilitar la venta y permitir la pignoración, sin desplazamiento material.
Esta doble finalidad dio origen al problema de si debía emitirse un solo título o dos, dándose como
soluciones legales y doctrinales las del título único y las del doble título.
Adoptan el sistema del título único Holanda, Austria y España; se inclinan, por el contrario, por el
doble título Suiza, Francia, Bélgica e Italia.
En las legislaciones que adoptan la solución del título único, el título que emiten los Almacenes
sirve para los tipos de negocios, la venta o enajenación y la pignoración, solo que esta última se verifica
por la entrega del documento, sin que esto signifique que los que se recibe en prenda es el título.
Conforme al sistema del doble título, que, a más de ser más generalizado, es el aceptado por nuestra
legislación, deben emitirse dos documentos: uno que acredita la propiedad de la mercancía depositada y
19
MESSINEO, Francisco: Manual de Derecho Civil y Comercial, Tomo I, p.283
20
RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Joaquín: Curso de Derecho Mercantil, Tomo I, p. 398
21
GARRIGUES, Joaquín: Tratado de Derecho Mercantil, Tomo II, p.761
22
GARRIGUES, Joaquín: Ob. y Tomo Cit., p. 760
el contrato de depósito y que recibe los nombres de certificado o resguardo de depósito, y otro que
acredita un derecho real de prenda sobre dichas mercancías y que recibe los nombres de resguardo de
garantía, bono prenda o warrant.
Terminología.
Varios son los nombres que reciben los títulos de crédito que emiten los Almacenes Generales de
Depósito. En Inglaterra, como ya vimos, se denominan “weight note” y “warrant”; este último nombre es
aceptado por varias legislaciones, entre ellas la belga. En Alemania, se llaman Lagerschein y
Lagerpfandschein. Finalmente, en los países latinos los nombres usuales son fe, resguardo o cedula de
depósito y fe, resguardo, certificado o bono de prenda.
A continuación se hará el estudio separado de estos dos títulos de crédito, pero antes conviene
señalar que el certificado de depósito y el bono de prenda se incluyen por la doctrina dentro de los títulos
representativos o de tradición y que se les considera como “unos de los más útiles para facilitar e impulsar
la circulación de bienes, ya que producen el singular efecto de evitar la material de las mercaderías,
sustituyéndola por la de los títulos correspondientes”, y se les atribuye como función económica típica
“hacer posible la disposición de las cosas que se hallan en depósito, disponiendo de los documentos
representativos de ellas”.23
Definición
Definido como el título de crédito “expedido por un Almacén General de Deposito que certifica la
recepción de las mercancías que en él se mencionan, y mediante el cual el tenedor legitimo tiene el
dominio y la disposición de las mismas”.24
“El certificado de depósito es el más típico de los títulos representativos de mercaderías y como tal
incorpora dos tipos de derechos: el de disposición sobre las mercancías amparadas por el título y el de
crédito para exigir del obligado la entrega de las mercancías o el valor de las mismas”.25
23
LANGLE Y RUBIO, Emilio, Manual de Derecho Mercantil Español, Tomo II, p. 91
24
RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Ob. cit., p.400
El certificado de depósito puede definirse según Vásquez Martínez “como el título de crédito creado
por un Almacén General de Deposito que acredita la propiedad y depósito de mercaderías o productos e
incorpora los derechos de disposición y entrega de los mismos”.26
EI certificado de depósito es el más típico de los títulos representativos de mercancías. Lo crean los
Almacenes Generales de Depósito, que se encuentra regulado como Título de Crédito, en los artículos del
584 al 587 inclusive, del código de Comercio, y en el Decreto 1746 Ley de Almacenes Generales de
Depósito.
Según lo establece el artículo 7º del Decreto 1746 Ley de Almacenes Generales de Depósito, el
certificado de depósito es un título de crédito representativo de la propiedad de los productos o
mercancías depositados en un almacén general de depósito, en el que también se contiene el
contrato celebrado entre depositante y depositario. Esto quiere decir que lo que el titulo representa o
acredita es el derecho de propiedad sobre el objeto depositado; y que, al contener el contrato con sus
elementos esenciales, está dejando constancia del negocio que le da origen al título, de donde deviene en
un título de crédito causal. Este título permite que se pueda traficar con las mercaderías depositadas sin
una movilización material de las mismas, pues basta la transferencia mediante endoso del título, para
adquirir el derecho representado y el dominio sobre las mercaderías. Para este título el sujeto librador
solo puede ser un almacén general de depósito y como la obligación se refiere a la entrega de la
mercadería al terminar el plazo, el obligado, en lo esencial, es el mismo almacén.
25
CERVANTES AHUMADA, Raúl, Títulos y Operaciones de Crédito., p. 190
26
VASQUEZ MARTINEZ, Edmundo. Instituciones de Derecho Mercantil., p. 390
27
ESTEVA RUÍZ, Roberto a., Los Títulos de Crédito en el Derecho Mexicano. México, 1958. página 269.
28
Conf. DONADIO. 1 Títoli Represenlativi delle Merci. Milán, 1936. pág. 92.
inexistencia del depósito, o la inexistencia o destrucción de las mercancías.
El tenedor del título es el depositante, cuyo nombre debe aparecer en el contexto del título, lo que
indica que son nominativos. El depositante tenedor inicial puede hacer circular el título por el
procedimiento de negociabilidad de esta variedad de instrumentos: endoso, entrega material del
documento y cambio de registro en la persona del creador o almacén general.
El almacén general de depósito. Es el emisor (deudor cambiario) del título y el que debe restituir la
mercancía contra la presentación del certificado, de los bonos de prenda y del pago del costo del
almacenaje.
El fisco. Es la entidad que debe recabar los impuestos correspondientes al tipo de mercancía u operación
(acreedor tributario = Superintendencia de Administración Tributaria); no siempre participa en la medida en
que no siempre existe ese tipo de adeudos o créditos.
Este título, además de sus funciones de tal, también contiene el contrato de depósito mercantil, su
redacción es bastante extensa y se contiene en formatos pre-redactados por la entidad depositaria,
previamente aprobados por la Superintendencia de Bancos tratándose entonces el negocio subyacente,
de un contrato por adhesión.
Requisitos: Deben ser los que establece el artículo 386 del código de Comercio y los especiales según
los Artículos 9 del Decreto 1746 Ley de Almacenes Generales de Depósito y 12 de su reglamento siendo
los siguientes:
e) Descripción de los riesgos contra los cuales están aseguradas las mercancías y, nombre y dirección
de la entidad aseguradora;
f) Indicación de las mermas, deterioros, riesgos de descomposición o avería a que pueden estar sujetas
las mercaderías.
g) Tarifa del almacenamiento y otros cargos a que pudieran estar sujetas las mercancías.
h) Valor de las mercancías depositadas
j) Espacio para anotar el monto del crédito directo por el almacén de que se trate
k) Espacio para anotar los endosos y las constancias de los registros legales;
l) Condiciones en que pueden efectuarse retiros parciales de las mercaderías o productos depositados.
a) Por ser título nominativo, la sociedad emisora debe tener un registro de certificados en los que irá
anotando los nombres del inicial o sucesivos propietarios del título, cuando entra en circulación.
b) Es un título liberado legalmente de la obligación de protestarlo, por lo tanto, es título ejecutivo para
exigir el cumplimiento de la obligación.
c) Se puede emitir en forma múltiple y como consecuencia de un mismo negocio jurídico, si los bienes
depositados son designados genéricamente y admiten cómoda división. Cada título ampararía una
parte alícuota del objeto depositado;
d) El plazo del certificado (vencimiento) no puede exceder de un año; sin embargo, puede prorrogarse;
e) El título es objeto de circulación jurídica; sin embargo, puede limitarse su movilización si consigna que
“NO ES TRANSFERIBLE”. Sin embargo, hay certificados que por disposición legal no se pueden
negociar; y son aquellos que se emiten cuando el almacén general está actuando como “almacén
fiscal”. Es decir, si el almacén está autorizado para actuar como almacén fiscal, puede recibir
mercaderías que tengan pendiente el pago de impuestos al fisco. Un depósito así le da varias ventajas
al depositante porque, entre otras cosas puede aplazar el pago de la tributación, contar con el dinero
en efectivo para otros negocios o ir pagando los impuestos conforme va retirando la mercadería. Sin
embargo, en este caso, el certificado de depósito no es transferible y no se tiene derecho a que se
extienda bono de prenda. Para que una sociedad pueda actuar como depositaria fiscal, debe tener
autorización específica de la Superintendencia de Administración Tributaria.
5. EL BONO DE PREDA
Generalidades
Vimos ya que en nuestro ordenamiento legal son dos los documentos que emiten los Almacenes
Generales de Depósito: el certificado de depósito mercantil y el bono de prenda.
Es otro título de crédito que proviene de un contrato de depósito mercantil con almacenes
generales de depósito. Se le tiene también como un título representativo de mercaderías; sin embargo, no
representa en si el derecho de dominio sobre la mercadería, sino es para concertar una relación de
crédito; una obligación de pagar una cantidad mutuada, garantizada con un derecho real prendario sobre
la mercadería objeto del depósito.
Para facilitar esta última, a la par del certificado de depósito mercantil o resguardo de depósito, se
ha creado un documento de crédito accesorio, que representa a la mercadería para solo efecto de la
constitución del derecho real de prenda.
Para Ripert, “es un billete a la orden suscripto por un comerciante que da como garantía de su
firma, mercaderías depositadas en almacén general…”30 Estima que el mismo título sirve para hacer nacer
el crédito y para constituir la prenda.
29
RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Ob. cit., p.403
30
RIPERT, Georges: Tratado Elemental de Derecho Comercial. Tomo III, p. 254
Para Vásquez Martínez “se trata de un título de crédito de tradición, a la orden, accesorio, emitido
por un Almacén General de Deposito, en que consta un contrato de mutuo y la constitución de garantía
prendaria sobre los bienes depositados”.31
El bono de prenda es un título de crédito expedido por un Almacén General de Depósito que
acredita la constitución de un crédito prendario, sobre las mercancías o los bienes depositados e indicados
en el correspondiente certificado de depósito.
Estos títulos derivan del "warrant" del derecho inglés y del derecho francés. Tienen por finalidad
permitir o facilitar la circulación de las mercancías y de los créditos prendarios que sobre ellas se
constituyan.
Definición
El bono de prenda es un título de crédito que expide un almacén general de depósito, a solicitud del
depositante, mediante el cual se representa un contrato de mutuo celebrado entre el propietario de las
mercaderías depositadas y un prestamista, con garantía de las mercaderías que el titulo especifica. O sea
que el titulo representa un crédito, razón por la que se pignoran las mercaderías, únicamente para la
constitución de la prenda sin desplazamiento.
Con el bono de prenda se pretende que esté en poder del acreedor prendario sólo por un tiempo: el
que transcurra para que el deudor prendario pague la prestación o la obligación garantizada; si no la
cumple se procederá al protesto del bono y a la ejecución ulterior de la mercancía por él amparada, en el
remate que se detalla más adelante.
Formalidad
El bono de prenda debe contener los elementos ya indicados con relación al certificado de depósito,
más los siguientes: monto del préstamo otorgado y la tasa de interés que devengue, número de registro
del certificado de depósito con el que tenga relación y, espacio para que se pueda avalar, pagar por
intervención o consignar cualquier otra modalidad permitida por la ley. Este último elemento es importante
porque en caso de aval, la obligación del título estaría doblemente garantizada: prendaria y fiduciaria y,
permite el pago por intervención como medio de liberar la obligación, circunstancia que no es común en
otros títulos de crédito.
Circulación
Como se entiende en forma nominativa, circulará por endoso, entrega material y cambio de registro.
En todo caso, los almacenes expedirán los bonos, desprendiéndolos de los libros/talonarios en que
insertarán los mismos datos inscritos en el certificado matriz.
Naturaleza de la garantía
31
VASQUEZ MARTINEZ, Ob. cit, p. 396
En vista que los bienes a que se refiere el título son mercaderías (bienes muebles), la garantía es
prendaria; con la característica de que este título permite una prenda sin desplazamiento, ya que el
acreedor no recibe el objeto dado en prenda, el que sigue en poder del almacén.
El creador del título es la sociedad depositaria o sea el almacén general de depósito; el obligado del
título, aunque por la misma naturaleza y operatividad del bono no le podríamos llamar librado, es el
depositante de la mercadería, ya que él debe que pagar la cantidad a que se haya obligado por medio del
bono; y el beneficiario es el prestamista que concede la cantidad mutuada por medio del bono.
Plazo
El bono se puede extender en conjunto o independientemente del certificado; por eso su plazo puede
ser igual o menor al de aquel. Sin embargo, nunca puede exceder del año, a menos que el certificado
fuera prorrogado, por su calidad de título accesorio.
Función
Este título sirve para cobrar la cantidad mutuada, extrajudicial o judicialmente. En este último caso, el
bono de prenda es título ejecutivo, libre de protesto y de inmediato se hace valer ante los tribunales
ejecutando la prenda. Sin embargo, también puede el acreedor prendario seguir el procedimiento de
remate directo de la prenda a través del almacén depositario, tal como lo establece la ley. Este último
procedimiento, puede considerarse que es contrario a la garantía constitucional del derecho a defenderse,
porque la ley no establece mecanismos adecuados para que el deudor prendario depositante de las
mercaderías tenga participación efectiva dentro del procedimiento de remate extrajudicial. Artículos 17 al
21 del Decreto 1746 Ley de Almacenes Generales de Depósito con aplicación supletoria de la Ley de
Garantías Mobiliarias.
CUESTIONARIO