Historia de La Familia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19

FAMILIA: UN RECORRIDO HISTÓRICO

RESÚMEN:

El presente trabajo contiene en primer lugar un recorrido histórico del concepto de


“familia”. La concepción de la misma en los principios de la civilización y su evolución
hasta lo que hoy en día, en la posmodernidad, se presenta como la diversidad en la
constitución de una familia.

En segundo lugar se plantea, desde la corriente psicoanalítica, conceptos que se


relacionan con la temática y que han sido investigados por los principales exponentes que
tiene la temática vincular, a saber: Dr. Isidoro Berenstein, Janine Puget, Héctor Krakov,
entre otros. Algunos de los temas que van a ser desarrollados son: el concepto de familia,
los vínculos familiares y la Estructura Familiar Inconsciente.

1. Introducción

La familia, un sistema en evolución: Al paso del tiempo, con la evolución que ha


experimentado el grupo familiar y conforme a diferentes enfoques científicos, han ido
surgiendo diferentes definiciones, cada una de las cuales tiene diferentes niveles de
aplicación.

Así por ejemplo la Organización Mundial de la Salud señala que por familia se entiende:

"A los miembros del hogar emparentados entre sí, hasta un grado determinado por
sangre, adopción y matrimonio. El grado de parentesco utilizado para determinar los
límites de la familia dependerá de los usos a los que se destinen los datos y, por lo tanto,
no puede definirse con precisión en escala mundial”. Esta definición está orientada
fundamentalmente hacia cierto tipo de estudios demográficos y epidemiológicos.

El Diccionario de la Lengua Española señala que por Familia se entiende:


"Al grupo de personas que viven juntas bajo la autoridad de una ellas. Número de criados
de uno, aunque no vivan dentro de su casa. Conjunto de ascendientes, descendientes,
colaterales y afines de un linaje."

En esta definición, en la cual están reunidas tres acepciones de lo que se debe entender
por familia, se esboza ya una cierta jerarquización y distribución del poder dentro del seno
familiar.

Algunos autores resaltan en su definición la legitimidad y la estabilidad de las relaciones


sexuales, dando así importancia a una de las funciones básicas de la familia, que es la de
perpetuar la especie y proveer de nuevos miembros a la sociedad.

A partir de estas definiciones se reconocen ahora dos elementos básicos que dan un
carácter institucional a la familia. El primero porque establece las reglas que gobiernan las
relaciones entre marido y mujer, y el segundo porque determina el reconocimiento de los
deberes y derechos de los padres hacia los hijos. En éste sentido, el matrimonio no puede
definirse como la legitimación del intercambio sexual sino, más bien, como la legitimación
de la filiación.

2. Aspectos histórico- antropológicos de la familia:

La familia, como organismo vivo, se reproduce a sí misma. Pero en esta reproducción, que
también es posible llamar repetición del modelo y de las pautas que sostienen su forma
de ser, hay algo que se mantiene igual y algo que cambia. En la actualidad, cultura y
sociedad se transforman vertiginosamente. La familia, la más pequeña unidad social se ve
conmocionada y esto se manifiesta en los distintos modelos de familia coexistentes.

Una familia como organismo vivo nace, crece, se reproduce y muere. Como modelo,
distintos tipos de familia han nacido y se han transformado, han cumplido su ciclo
evolutivo, han desaparecido dejando su herencia a la forma que le siguió.

La historia escrita de la familia nos muestra que hasta mediados del siglo pasado
dominaba la creencia de que la familia había permanecido estática desde los comienzos
de la humanidad.

Es en 1871 cuando aparece la publicación de las primeras investigaciones de Lewis


Morgan, quien fue reconstituyendo retrospectivamente la historia y llegó a concluir que
existió un estado de promiscuidad sexual en el cual cada mujer pertenecía igualmente a
todos los hombre y viceversa. Morgan publicó estas conclusiones en 1871, en un libro
llamado “Sistemas de consanguinidad y afinidad de la familia humana” (F. Engels; 1884)

De acuerdo con Morgan, la humanidad salió del estado de promiscuidad sexual en una
época muy temprana y atravesó por cuatro estadios antes de llegar a la familia
monogámica (1):

a. La familia consanguínea:

Aquí el matrimonio se producía entre hermanos y hermanas. Todos los que pertenecían a
la misma generación eran, por esa misma razón, esposos y esposas. Quedaban excluidos
del matrimonio los ascendientes y descendientes, es decir, padres e hijos.

b. La familia punalua:

En este tipo de familia, un grupo de mujeres, hermanas entre sí (carnales y colaterales, es


decir, primas en primero, segundo y tercer grado) formaban el núcleo de una comunidad y
eran esposas comunes de un grupo de hombres, hermanos entre sí (también en este caso
carnales y colaterales). Tanto hombres como mujeres dejaban de llamarse entre sí
“hermanos” y a partir del inicio de la comunidad comenzaban a llamarse “punalua”, que
significa compañero íntimo. La prohibición del comercio sexual entre hermanos, que en
principio se refería a los hermanos y hermanas carnales, fue extendiéndose hasta abarcar
a los hermanos colaterales más lejanos.

Es a partir de esta prohibición que nace la institución de la “gens”, que se constituía por
un grupo cerrado de parientes consanguíneos por línea materna que no podían casarse
unos con otros. De aquí surgió la nueva familia

c. La familia sindiásmica:

Aquí el hombre tenía una mujer principal y era para ella el esposo principal, pero sin
cohabitación exclusiva. Este tipo de familia aparece en el límite entre el salvajismo y la
barbarie. Nace la idea de riqueza y el hombre necesitaba asegurarse la paternidad para
poder transmitir a sus hijos los bienes adquiridos: la mujer comenzó a cobrar un valor
especial por ser la poseedora del vientre donde se gestarían los hijos herederos. Nace la
forma intermedia de familia patriarcal.

d. Forma intermedia de familia patriarcal:

Esta forma de familia patriarcal coincidió con la entrada de la humanidad en los dominios
de la historia escrita, con el comienzo de la civilización.
Lo que caracterizaba a este tipo de familias era la “organización de cierto número de
individuos, libres y no libres, en una familia sometida al poder paterno del jefe de ésta”
(Morgan, citado en Engels. 1884).

e. La familia monogámica:

Por primera vez, al entrar en los dominios de la historia escrita, el matrimonio deja de
basarse en condiciones naturales y comienza a basarse en condiciones económicas. Esta
forma de familia consideraba a un hombre, una mujer y los hijos nacidos de esa unión.
Esta concepción de acuerdo entre un hombre y una mujer aparece en la historia a fines
del siglo dieciocho y comienzos del siglo diecinueve.

L. Morgan llega a la conclusión de que la familia es el elemento activo, que nunca


permanece estacionaria, sino que va pasando de una forma inferior a otra superior a
medida que la sociedad va evolucionando.

A fines del siglo dieciocho y durante los siglos siguientes, nace en Europa la revolución
romántica, que barrió en todo el mundo occidental las viejas normas de conductas y
afectó profundamente la forma de relacionarse entre los miembros de la familia.

El modelo de familia nuclear nació en la clase media y se extendió a todas las demás, este
modelo de familia se formó sobre todo sobre la base de la relación madre- hijo. Nace la
domesticidad, los sentimientos pasaron a ocupar un plano importante en la vida de las
personas, aprendieron a sentirse partícipes de un clima emocional privilegiado y debían
protegerlo.

La familia occidental fundada en el orden paterno, sostén de la ley simbólica se vio en el


siglo XVIII ante el desafío de la irrupción de lo femenino. Con la aparición de la burguesía,
se transformó en una célula biológica que otorgaba un lugar central a la maternidad,
cuestionando el poder del padre.

Freud y la familia

Freud, resignificando la historia de Edipo y Hamlet, dio lugar a un proceso que permite a
las mujeres afirmar sus diferencias y a los niños ser considerados sujetos. Esto generó una
angustia y un temor a la anulación de la diferencia sexual y a la disolución de la familia.
Dentro de los dos grandes órdenes, de lo biológico (diferencia sexual) y lo simbólico
(prohibición del incesto) se desplegaron las transformaciones de la familia.
En un sentido amplio se definió a la familia como un conjunto de personas ligadas por el
matrimonio, la filiación y por la sucesión de los individuos descendientes: linaje, raza,
dinastía. La familia tradicional tenía por objeto asegurar la transmisión de un patrimonio.
La sexualidad circulaba por fuera de la familia que a su vez no estaba centrada en la
crianza de los hijos.

La familia moderna (del siglo XVIII al XX) fundada en el amor romántico sanciona la
reciprocidad de sentimientos y deseos sexuales, aparece la división del trabajo entre los
cónyuges y la educación del hijo está a su cargo. Favorece el vínculo padres – hijos y pasa
a ser un lugar donde matrimonio y sexualidad se cruzan, promoviendo sentimientos
incestuosos que deben prohibir.

Tomando a Freud (2) y la historia de Edipo, vemos como el autor introduce la idea de que
el padre engendra al hijo que luego será su asesino. Edipo había atentado contra la regla
sagrada de la diferencia de las generaciones, necesaria para el orden social y las
estructuras fundamentales de la familia. Al violar las leyes de las diferencias de las
generaciones había trasgredido el principio mismo de la diferencia, en cuanto paradigma
de la ley simbólica humana que impone la separación de lo uno y lo múltiple a fin de que
no se borren las diferencias necesarias para el género humano. Cometió un doble crimen,
parricidio e incesto.

Esto inspira en la civilización occidental un modelo de novela familiar que se impone. De


allí deriva para el psicoanálisis una concepción de la familia fundada en el asesinato del
padre por el hijo, la rivalidad de este con él, el cuestionamiento de la omnipotencia
paterna y la necesidad de que los hijos se emancipen sexualmente.

El modelo edípico da una organización de la familia basada en tres fenómenos:

a) La afectividad: el matrimonio asociado al sentimiento amoroso y expansión de la


sexualidad femenina y masculina.

b) Lugar preponderante asignado al niño.

c) Disociación del deseo sexual del de la procreación.

De conformidad con la tesis del asesinato del padre y la reconciliación de los hijos con su
figura, la familia se define como necesaria para cualquier forma de rebelión subjetiva: la
de los hijos contra los padres, los ciudadanos contra el estado, etc.

El padre toma posesión del niño. Transmite al niño un doble patrimonio: el de la sangre
que imprime una semejanza y el del nombre que atribuye una identidad.
Esta descripción histórica de la familia fue sustituida por un enfoque estructural de los
sistemas de parentesco; la transformación de la mirada tuvo como consecuencia valorizar
las funciones simbólicas – alianza – filiación – hermandad – en desmedro del enfoque
anterior centrado en los orígenes del poder paterno, el patriarcado o el matriarcado.

Podríamos decir que hay un desplazamiento de la familia en tanto unidad aislable en


términos de procreación (la madre, el padre, los hijos) a la relación entre los términos. La
familia queda redefinida como un efecto de una operación en un entramado social, sujeta
a un intercambio reglado.

La familia es efecto de un ordenamiento social en la que está inmersa y que regula tanto
su constitución como su desmembramiento. La prohibición del incesto es el punto de
partida para entender la articulación entre el ordenamiento social y la familia y la función
paterna el articulador en la dinámica familiar del tabú del incesto.

3. La familia postmoderna

La rebelión de los hijos contra el padre fue el fermento de un movimiento social que se
ligaba a la emancipación de las mujeres y los niños y más delante de los homosexuales:
dio lugar a nuevos modelos parentales, familia recompuesta, monoparental, homo-
parental.

Las uniones eran por un período de extensión relativa de dos individuos en busca de
relaciones íntimas. Estas familias quisieron probar que eran buenos padres y que sus hijos
adoptados, procreados artificialmente o procedentes de familias recompuestas se
comportaban tan bien o tenían los mismos problemas que los criados en las familias
heterosexuales.

Hoy en día las cosas han cambiado en gran medida, los roles se han flexibilizado. Los
hombres participan en la crianza de los hijos y las mujeres trabajan también fuera del
hogar. Los valores han cambiado, ahora la dicha, el desarrollo y el crecimiento personal
comienzan a ser derechos del hombre, la mujer y los hijos. La familia moderna está
perdiendo las características patriarcales y evoluciona hacia la igualdad de los sexos.

La familia continúa siendo una unidad emocional además de una unidad protectora y
reproductora en la cultura occidental, pero ya no es posible hablar de “la familia”
moderna, sino más bien de los distintos modelos de familia que coexisten en la cultura
posmoderna.
4. Desde la teoría Sistémico- comunicacional

Para una aproximación a una puntuación sistémica- cibernética de la familia, se cita la


definición dada por el Dr. J. Fernández Moya (3) según la cual:

“La familia es un sistema organizado cuyos miembros, unidos por relaciones de alianza y/o
consanguinidad, sustentan un modo peculiar y compartido de leer y ordenar la realidad,
para lo cual utilizan información de adentro y de afuera del sistema y la experiencia
actual- histórica de sus miembros”.

De esta manera podemos incluir toda gama de nuevas organizaciones familiares, que
pudieran no estar comprendidas si las limitamos a la consanguinidad como factor esencial.

Para analizar la relación que existe entre comportamiento individual y grupo familiar es
necesario considerar a la familia como un sistema relacional, que supera y articula entre sí
los diversos componentes individuales. De la misma manera, se puede postular que todo
grupo social es a su vez un sistema constituido por múltiples microsistemas en interacción
dinámica.

A continuación se exponen los tres aspectos fundamentales aplicados a la familia (4):

a) La familia como sistema en constante transformación, que se adapta a las diferentes


exigencias de los diversos estadios del desarrollo por los que atraviesa (exigencias que
cambian también con la variación de los requerimientos sociales que se le plantean en el
curso del tiempo), con el fin de asegurar continuidad y crecimiento psicosocial a los
miembros que la componen. Este doble proceso de continuidad y de crecimiento ocurre a
través de un equilibrio dinámico entre dos funciones aparentemente contradictorias:
tendencia homeostática y capacidad de transformación.

b) La familia como sistema activo que se auto gobierna, mediante reglas que se han
desarrollado y modificado en el tiempo a través del ensayo y el error, que permiten a los
diversos miembros experimentar lo que está permitido y lo que no está permitido en la
relación, hasta llegar a una definición estable de la misma, es decir, a la formación de una
unidad sistémica regida por modalidades transaccionales peculiares del sistema mismo y
susceptibles con el tiempo de nuevas formulaciones y adaptaciones.

c) La familia como sistema abierto en interacción con otros sistemas, a saber, escuela,
barrio, instituto, etc. Esto significa que las relaciones interfamiliares se observan en
relación dialéctica con el conjunto de las relaciones sociales, las condicionan y están a su
vez condicionadas por las normas y los valores de la sociedad circundante, a través de un
equilibrio dinámico.

Minuchin y Fishman plantean que el desarrollo de una familia transcurre en etapas que
siguen una progresión de complejidad creciente. Hay períodos de equilibrio y adaptación,
caracterizados por el dominio de las tareas y aptitudes pertinentes, como también existen
períodos de desequilibrio, originados en el individuo o en el contexto. La consecuencia de
estos es el pasaje a un estadio nuevo y más complejo en que se elaboran tareas y
aptitudes también nuevas.

A los fines del enfoque estratégico, tomaremos en consideración la descripción


esquemática de las etapas del ciclo vital de una familia, aportadas por el Dr. Fernández
Moya (5):

• El período de galanteo: en esta etapa los jóvenes comienzan a realizar sus aprestos para
la selección de su pareja. Esta etapa es cada vez un período más largo ya que es normal
que un joven que ha realizado una carrera universitaria, para esta edad recién se esté
afianzando profesional y económicamente.

• El matrimonio y sus consecuencias: los rituales y el casamiento en especial, constituyen


un mito cultural importante que colabora para que los involucrados redefinan nuevas
pautas relacionales, no sólo entre ellos, sino también entre los miembros de las familias
de origen y política, entre los amigos y las relaciones laborales. La ceremonia modifica en
forma impredecible la naturaleza personal y por lo tanto relacional de cada uno de los
cónyuges. El acto matrimonial suele jugar una suerte de absolución de reservas mutuas, lo
cual organiza un movimiento hacia una intimidad sin límites que puede ser bienvenida,
pero también puede atemorizar. Además, en la convivencia deben elaborarse una
cantidad de acuerdos que atañen a la íntima asociación, a las relaciones con sus familias
de origen, a los aspectos prácticos de la vida en común y a las diferencias existentes entre
ellos como individuos.

• El nacimiento de los hijos y el trato con ellos: en esta etapa se generan nuevas
oportunidades que desestabilizan el funcionamiento del sistema funcionalmente íntimo y
unitario, constituido hasta ahora por la pareja. Con el nacimiento del primer hijo, las
alianzas y coaliciones toman dimensiones y formas inesperadas, la joven pareja queda
más distanciada de la familia de origen y a la vez más enredada en el propio sistema
familiar.
• Las dificultades matrimoniales del período intermedio: en esta etapa el ser humano
necesita adaptarse a los extraordinarios cambios de sus niños. Las relaciones van
cambiando y el vínculo matrimonial también se encuentra sometido a una revisión
constante. (Haley, J.; 1980) Este puede ser uno de los mejores períodos de la vida, el
marido puede estar disfrutando del éxito y la mujer puede compartir el éxito por el que
han trabajado, los hijos están más grandes, plantean nuevas exigencias, la relación
matrimonial se profundiza y amplía.

• El destete de los padres: Haley afirma que el período de emancipación de los hijos es
una etapa de crisis, que requiere de adaptación por la pérdida de los hijos y se debe
sobrevivir encontrando el nido vacío. El modo en que el matrimonio ha ido resolviendo
sus conflictos incluye la manera en que se las arreglan para permitir que los hijos tengan
sus propias parejas, carreras y trabajos, haciendo la transición a la condición de abuelos.
Un modo importante de conservar la relación mutua de las generaciones es considerar la
posibilidad otorgada a los hijos de despegarse de la influencia parental, mientras se les
ofrece una real disponibilidad.

• El retiro de la vida activa y la vejez: esta etapa es toda una tarea ya que en la pareja
aparece nuevamente la posibilidad de estar todo el tiempo juntos. Es habitual en este
período que alguno organice un síntoma, de manera que el otro cónyuge tenga que
ocuparse.

Algunos conceptos de S. Minuchin y C. Fishman

Salvador Minuchin y H. Charles Fishman (19836) postulan: “Entre los seres humanos,
unirse para coexistir suele significar alguna suerte de grupo familiar. La familia es el
contexto natural para crecer y para recibir auxilio...es un grupo natural que en el curso del
tiempo ha elaborado pautas de interacción, las cuales constituyen la estructura familiar,
que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama de
conductas y facilita la interacción recíproca”.

Estos autores sostienen que las tareas esenciales de la familia son apoyar la individuación
al tiempo de proporcionar sentimientos de pertenencia, para lo cual la familia necesita de
una estructura viable.

Toman de Arthur Koestler el concepto de holón. Este proviene del griego “holos” (todo) y
el sufijo “on” (como protón, o neutrón) que evoca una partícula o una parte. Es útil para
no caer en la dificultad que implican los términos vagos para definir un sub-sistema, o una
parte de un todo.

Los autores mencionados postulan dentro de la familia el holón conyugal, el holón


parental y el holón de los hermanos. La familia en sí constituye un holón.

Señalan el comienzo de la familia cuando dos adultos se unen con la intención de


formarla. Estos van resignando ideas y preferencias, perdiendo individualidad y ganando
pertenencia a un nuevo sistema que se forma. Ellos forman el holón conyugal. Una de sus
funciones son fijar límites que los protejan de otras personas que se pueden inmiscuir (por
ejemplo hijos, familia de origen, etc.), asegurando así un ámbito para sus necesidades
psicológicas. Este holón es vital para el desarrollo de los hijos, ya que es su modelo de
relaciones íntimas, modos de expresar afecto, relacionarse con un igual, resolver
conflictos. Lo que los hijos vivencian con respecto al mencionado holón se convertirán en
valores y expectativas con respecto al mundo exterior. Disfuncionalidades en dicho holón
conyugal repercutirá en todo el sistema familiar.

El holón parental puede estar compuesto por los cónyuges, o bien puede excluir uno de
ellos e incluir uno de los hijos, una abuela, etc. Si uno de los hijos constituye este holón, se
los llama hijos parentalizados. La función de este holón es básicamente la crianza, el
cuidar, dar afecto, disciplinar y sociabilizar a los hijos. Los niños aprenden un modo de
comunicar sus necesidades según el modo de “intra”, e “inter” relacionarse de este holón.
Aprenden a considerar la autoridad de una manera determinada y a saber qué esperar de
las personas que poseen más recursos que ellos.

El holón de hermanos es el primer grupo de iguales en el que participa un niño. En este


holón los niños aprenden unos de otros, comparten, compiten, resuelven problemas entre
iguales, practican habilidades sociales para hacer amigos y crean sus pautas de
interacción. Este holón promueve el sentimiento de pertenencia a un grupo. Estas pautas
cobran sentido y repercuten a la hora de ingresar a otros grupos de iguales, como en la
escuela y más tarde el trabajo.

Cualquiera sea el tipo de familia adoptado, la institución es constante en todas las culturas
como intermediario funcional entre el individuo y la sociedad y con una típica
organización interna; son básicamente esas funciones y su proyección hacia la sociedad la
que le presta su peculiar dinámica cultural.

Es necesario reconocer que cada familia constituye un orden específico capaz de estar en
armonía o conflicto con sus fines, y que cada persona no tiene una familia, sino varias:
tiene primero la familia en la que ha nacido y que marcará su actitud psicosocial de un
modo definido, pero ya en esta familia se encontrará la influencia de la familia paterna y
de la familia materna.

Por otra parte, y a medida que se avanza en la vida, cada uno constituye dentro de sí una
imagen de su propia familia que no está siempre regida por un criterio de realidad sino
por determinantes psicológicos.

5. Perspectiva cognitivo-conductual

Esta corriente es relativamente nueva en cuanto al tratamiento de familias. En un


principio, el foco era el individuo, luego se adaptaron y extrapolaron los principios y las
intervenciones a la pareja y más tarde a la familia.

Al igual que la perspectiva sistémica, está focalizada en la interacción entre los miembros
de la familia, pero enfatiza particularmente la interrelación de sus expectativas, creencias
y atribuciones, como también remarca la influencia multidireccional y recíproca entre sus
miembros. La idea central es que las respuestas emocionales y comportamentales de los
miembros de la familia son consecuencia de las evaluaciones e interpretaciones que
realizan entre ellos.

6. Definición de familia, perspectiva psicoanalítica

Al hablar de familia por lo general nos estamos refiriendo a familias que conocemos, las
de nuestra época y de allí son las observaciones que podemos hacer, y en todo caso, no
podemos hacer referencia a todas.

Cada uno de nosotros está y se hizo en una familia de origen, allí donde nacimos. Para
muchos de nosotros la familia de origen está en los recuerdos, fenómeno de la memoria
ligado a la ausencia, existente en el orden de la representación. Allí nos hicimos sujetos de
la familia de origen podemos decir. Y en su momento, pertenecimos a ella y en tanto
ausencia lo producido quedó como marcas de nuestra identidad. El vínculo familiar actual
y el conjunto de representaciones derivadas de lo que fue la familia de origen hacen a la
diferencia entre la presencia y la ausencia, las cuales a su vez recorren dos caminos
diferentes, aunque éstos a menudo parezcan superponerse.
Dice I. Berenstein7: “Una subjetividad vincular reconoce que como sujeto es otro desde el
vínculo con el otro, ni el sujeto ni el otro son centros de la relación sino que se producen a
partir del vínculo. La identificación comparte el lugar con la imposición del y al otro, ello a
partir de la pertenencia y ésta a raíz de las marcas de la presencia.”

Entonces podemos pensar que lo concerniente a una persona pasa por lo menos en dos
ámbitos: le ocurre a la propia persona y también, aunque en forma distinta, sucede en la
familia. Si una persona tiene un síntoma, por ejemplo un niño con un trastorno de
aprendizaje en el colegio, se podría pensar que en su psiquismo hubo una modificación y
se observará que los familiares se angustian, estarán asustados o preocupados por ese
síntoma en uno de ellos, pero, asimismo tendrán la convicción de que ellos no lo padecen.
Si bien el síntoma tiene un grado de inteligibilidad si se lo pone en el contexto de la
estructura mental de la persona sufriente, adquirirá un grado mayor de inteligibilidad si se
lo ve desde la estructura familiar. Toda manifestación adquiere un grado cualitativamente
mayor de inteligibilidad si se lo incluye en un contexto más amplio.

Según I. Berenstein (8), “Una familia es un conjunto de personas vinculadas por la


pertenencia tanto al sistema de parentesco como al de la lengua. Estos dos sistemas
comprenden un largo período de tiempo vivido y transitado en común, como también una
relación donde se obligan a compartir un tiempo actual llamado cotidianeidad”.

Hay también un supuesto compartir de sentidos respecto de los afectos que impregnan
las relaciones, así como las experiencias emocionales que en ellas se dan.

Este conjunto llamado familia reúne dos grandes tipos de relaciones emocionales y
vinculares: una dada entre dos sujetos de deseo con aparato psíquico constituido, es decir
con represión establecida, pertenecientes a distintas familias que al ligarse constituyen lo
que socialmente se llama "relación de pareja”, "matrimonial", etc. Toda pareja parece
necesitar darse un momento o período inicial en la que pasaron por una experiencia
llamada "enamoramiento".

Con ella inauguran una relación, lo cual los hará ubicarse y ser ubicados en una estructura
vincular llamada "pareja", realizada en parte bajo la presión de la genitalidad como el
deseo de relaciones sexuales, (aquí permitidas por la ley social ya que no infligen la
prohibición del incesto.) También se da un compartir y tratar de contener recíprocamente
en determinados momentos aspectos del mundo interno. Se continúa con el deseo de
hijos y un proyecto que los imagina juntos durante un largo (sino todo) el tiempo que
tienen por delante.

Los sujetos del vínculo tienen una denominación social, jurídica por la cual se llama
“esposo” o “marido” y “esposa” o “mujer”. Luego de tener un hijo se llaman “madre” y
“padre”. Pero en realidad la mejor denominación para aquellos como queda dicho es
“pareja”, porque describe en un único término distinto, y en singular la estructura que
envuelve e incluye a los yoes, en términos de I. Berenstein.

En realidad a ambas estructuraciones se debería llamarlas “vínculo” y luego caracterizarlo:


“de pareja”, “de padres”, “de amantes”, etc.

El otro tipo de experiencia emocional y vincular es el que resulta de la combinación de los


dos sujetos anteriormente mencionados, incluidos ahora en la pareja, colaborando
fuertemente en la constitución del aparato psíquico o del mundo interno del sujeto recién
nacido, sujeto que se constituye de la conjunción entre sus propias disposiciones y la
oferta identificatoria que recorre ese vínculo. Éste vínculo posiciona fuertemente a los
yoes en las posiciones de amparador y desamparado: el primero se ofrece
incondicionalmente al segundo durante un largo periodo de tiempo. Las relaciones
sexuales caen bajo en tabú del incesto.

El hecho de ocupar lugares en la familia y que cada uno tenga nombres de parentesco,
tiene ciertas consecuencias. Este bebé, luego el hijo, luego cada uno de nosotros, se
referirá con los nombres del parentesco a tres relaciones:

a) A una relación del yo con objetos a los que llamara “papá”, “mamá” o “hermanito”,
“hermanita”, etc. Tendrán característica de objeto parcial o total y podríamos decir que
habitan el mundo interno;

b) Del sujeto "hijo" con otro sujeto al que se llama "padre" o "madre" o "hermano" y

c) A una relación del sujeto con un lugar ocupado generalmente pero no necesariamente
por ese otro que soporta la misma denominación que el lugar.

El lugar del Padre puede estar ocupado por el padre o por el hermano de la mamá, o por
el hijo o por un segundo marido de la madre.

El hecho de tratarse de sujetos constituidos, y no solo en vías de constitución, no le quita


el carácter de interminable y su pertenencia al vínculo continúa esa inacabada tarea de
constitución. Estas distintas configuraciones de vínculo hacen al carácter originario de
relación que liga dos (o más) sujetos en un espacio inconsciente donde ellos se ubican o
son contenidos. El vínculo tiene esas y posiblemente otras cualidades. Por ejemplo,
pueden protagonizar movimientos no previstos o no previsibles, como sería chocar entre
sí y toparse contra la solidez de la estructura familiar que se opondría al surgimiento de
una configuración casual.
Es oportuno destacar que la familia se constituye como un conjunto de lugares y de
vínculos ocupados por sujetos y estos lo hacen a través de sus acciones. Las acciones
pueden estar previstas (seria aquello que se debe hacer de acuerdo a lo prescripto o no se
debe hacer de acuerdo a lo prohibido). Pero también hay acciones que se realizan en cada
momento, que no están previstas sino que resultan de la posible inventiva a realizar en el
conjunto para resolver alguna cuestión. Sería más una tarea creativa y se aleja de la
posible repetición.

Diremos entonces que el vínculo es la misma representación del conjunto y se inscribe


como tal en el psiquismo de los yoes con la garantía de una inscripción de pertenencia a
ese conjunto y no a otro. Dos pertenencias estables son su garante: aquellas mencionadas
antes como el sistema de parentesco y el del lenguaje.

En relación al parentesco, decimos que, como conjunto es el marco donde se dan las
acciones de unos con otros a la vez que define, clasifica y separa lo que habita en su
interior de ese otro conjunto, intrapsíquico, que reúne sólo representaciones aunque el yo
les otorgue vivacidad perceptiva en base a su propia y mutilada personificación9. Esto nos
lleva a diferenciar entre relación de objeto (lo constitutivo del mundo interno) y vínculo
con otro (lo constitutivo del mundo vincular).

El parentesco es un conjunto intersubjetivo que reúne varios sujetos, sujetos del


inconsciente tanto como de la Estructura Familiar Inconsciente. Como tal está atravesado
por lo intrasubjetivo así como por lo transubjetivo, allí donde también deberá
diferenciarse de todos los otros conjuntos llamados familia que se inscriben en el mundo.

Que estos yoes formen parte de una historia que es la del conjunto y una presencia
asegurada y perdurable en el tiempo en base a ocupar lugares del parentesco, con un
compromiso de reciprocidad, los diferencia de cualquier otro que no tenga esas tres
condiciones:

a. Ser un conjunto.

b. Tener una historia previa que los envuelve y atraviesa, que para algunos de la familia es
previa a su origen.

c. Presencia perdurable en el tiempo y el espacio.

En este conjunto de personas vinculadas todos y cada uno son diferentes en esa
semejanza que marca el pertenecer a un parentesco, es decir a una relación que los hace
parientes.
Podemos decir que los parientes (esto es, en el parentesco) son semejantes en que cada
uno es diferente a otro, forman un conjunto y en eso se diferencia radicalmente de lo que
es un solo sujeto.

Entonces, la familia es un conjunto de sujetos que tienen la peculiaridad de ocupar lugares


cuyos nombres se trasladan a la persona: el lugar del Padre tiene al padre que se llama así
precisamente por cumplir o no cumplir con las funciones que resultan de estar en ese
lugar, el lugar de la Madre tiene a la madre, el lugar del Hijo tiene al o a los hijos y hay un
cuarto lugar, lugar del representante de la familia materna o avunculado, este último
nombre tomado de la antropología estructural.

Todos estos lugares están relacionados y el conjunto tiene una base inconsciente donde la
relación con ese cuarto lugar, en tanto marca la relación entre dos familias, constituye un
lugar determinante de efectos profundos que dan sentido a las relaciones familiares sin
que quienes ocupan esos lugares puedan saberlo. Estos lugares están relacionados y estas
relaciones o vínculos tienen nombres: vínculo matrimonial o de pareja, vínculo de filiación
(aquel que une a los padres con los hijos), vínculo fraterno el de los hermanos entre sí y
vínculo avuncular el de los hijos con el representante de la familia materna. Más adelante
haremos referencia específica a los lugares de parentesco y sus características.

Estos vínculos tienen también significado inconsciente propio y no sólo el que se deriva de
cada uno de los sujetos que lo forman, sino que cada sujeto tiene que hacer propio su
propio lugar y sólo puede hacerlo en el vínculo con los otros en el conjunto. El padre
deberá hacer propio su propio lugar de padre, ya que cada padre es diferente de
cualquier otro de otra familia, y sólo puede hacerlo si en el conjunto, la madre ocupando
el lugar de Madre y los hijos ocupando el lugar de Hijo hacen propio sus lugares.

Tomando esto, podemos decir que una familia no es sólo la suma de sus integrantes sino
un conjunto que los determina como sujetos de manera tal que cada uno por pertenecer a
una familia resulta un sujeto diferente al que era en un vínculo o familia anterior o al que
devendrá si pertenece a otro vínculo.

Podemos afirmar en efecto, que siendo en la familia donde transcurren los primeros años
de vida del individuo, en ella se recibe la información y los estímulos más determinantes
para la estructuración biológica, y psicológica, así como para la socialización. En el
desarrollo del proceso de identidad son muy importantes para el individuo las figuras de la
madre y del padre, porque se identifica parcial o totalmente con ellas.

Decimos entonces que, desde la institución social, los sujetos advienen al lugar de madre,
padre e hijo ya sea desde lo biológico, desde las técnicas de fertilización, desde la
adopción y ocupan un lugar, una denominación y una función ligada a una matriz de
parentesco llamada familia.

Desde una conceptualización vincular, la familia se construye desde otras categorías. Es


decir, lo materno, lo paterno y lo filial no se definirán exclusivamente, por el evento legal
de identidad, apellido, ni por las funciones en el sentido asimétrico que se les atribuye a
los padres en cuanto a garantizar el crecimiento y la inserción social, ni por constituirse el
hijo en la prolongación del narcisismo perdido, sino que se pondrán en juego una serie de
acontecimientos, experiencias y relaciones vinculares que harán a la particularidad de
cada familia.

Acerca de la temporalidad familiar

Desde una perspectiva de temporalidad cronológica convencional, la etapa de la “pareja”


corresponde a los momentos iniciales de constitución de la familia (noviazgo, alianza.)
Cuando se incorpora el hijo, biológico o adoptivo, se marca el pasaje de “pareja” a
“familia” y se inicia entonces una nueva etapa.

La aparición de ese cuerpo real del hijo marca además una transformación estructural,
resignificando la alianza. La esposa es ahora “madre” y, en ejercicio de una función
definida, inscribe con su asistencia específica y su sexualidad, surcos libidinales y
fantasmáticos en el cuerpo del hijo10. El esposo deviene “padre”, es quien nombra al hijo
y ha de ejercer el corte que separe la continuidad corporal madre – hijo.

Luego del momento caracterizado por la crianza de los hijos, la familia ha de atravesar
otra etapa que la postcede. En ella los hijos constituyen a su vez nuevas familias, los
padres pasan a ocupar el lugar del cuarto término (avúnculo) respecto de los nuevos
grupos constituidos y los hijos la de esposos y luego padres.

La pareja queda sola, como en los momentos iniciales, en un período marcado por los
intercambios avunculares con las nuevas familias formadas por los hijos.

Nos encontramos nuevamente en la etapa inicial y el ciclo evolutivo se reinicia, con


nuevos personajes y la reubicación de los preexistentes.

De este modo se traza el transcurso del tiempo familiar, proceso marcado por crisis
evolutivas y accidentales y cambios visibles indicadores de las transformaciones que
marcan el pasaje de la estructura familiar de un estado a otro.
Podemos decir que la cronología convencional, a la que hicimos referencia con
anterioridad, es sólo un referente, ya que cada familia organiza su temporalidad, figurada
como una realidad psíquica vincular compartida. De esta manera, el grupo familiar ordena
su propio tiempo, escribe su propia historia y se la cuenta a sí mismo de un modo
enormemente singular.

Tomado de “FAMILIA: CONTEXTO VINCULAR DESDE EL PSICOANÁLISIS”. Tesina, por María


Micaela Vera Garciarena. Mendoza, mayo de 2009.

Citas:

1 R. Goldfarb. Tesina de licenciatura “Familia con padrastro y madrastra: El intento de


imitar el modelo de familia nuclear”. Facultad de Psicología. Universidad del Aconcagua.
Mendoza.

2 Freud, Sigmund (1913-1914). “Tótem y Tabú”. Obras Completas. Amorrortu Editores.

(3) Fernández Moya, Jorge (2000). “En busca de resultados. Una introducción al modelo
Sistémico- estratégico”. Editorial Triunfar. Córdoba

(4) Andolfi, Maurizio (1984). “Terapia Familiar”. Paidós Editorial. Buenos Aires.

(5) Fernández Moya, Jorge (2000). “En busca de resultados. Una introducción al modelo
Sistémico- estratégico”. Editorial Triunfar. Córdoba

(6) Minuchin, Salvador, Fishman H. Charles. (1983) “Técnicas de terapia familiar”. Paidós
Terapia Familiar. Buenos Aires.

(7) Berenstein, I (2008). Curso virtual “Psicoanálisis de familia. El hacer del psicoanalista
vincular”. Clase n° 1. Asociación de psicólogos de Buenos Aires. Buenos Aires.

(8) Berenstein, Isidoro (1996). “Psicoanalizar una Familia”. Paidós Psicología Profunda.
Buenos Aires.

(9) Berenstein, I (2008). Curso virtual “Psicoanálisis de familia. El hacer del psicoanalista
vincular”. Clase n° 1. Asociación de psicólogos de Buenos Aires. Buenos Aires.

(10) Rojas, M.C. (1986) “La transferencia en la clínica familiar psicoanalítica”. Revista de
Psicología y Psicoterapia de grupo. Año IX, N° 1. Buenos Aires.
Bibliografía

Bateson, G. (1972) “Pasos hacia una ecología de la mente”. Carlos Lolhé Editores. Buenos
Aires

Berenstein, Isidoro (1996). “Psicoanalizar una Familia”. Paidós Psicología Profunda.


Buenos Aires

Berenstein, I.; Puget, J. “Lo vincular: clínica y técnica psicoanalítica”. Paidós. Buenos Aires

Berenstein, I. (1976). “Familia y enfermedad mental”. Paidós. Buenos Aires

Berenstein, I (2008). Curso virtual “Psicoanálisis de familia. El hacer del psicoanalista


vincular”. Clase n° 1. Asociación de psicólogos de Buenos Aires. Buenos Aires

Bernard, M. (1996). “Inconsciente y vínculos”. Psicoanálisis de las configuraciones


vinculares. Revista de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de grupo. Tomo
XVIII. N°1. 1995

Bion, W.R. (1980) “Aprendiendo de la experiencia” Paidós. Barcelona

Bleichmar, S. (1999). “La Fundación de lo Inconsciente. Destinos de Pulsión”. Amorrortu


Editores. Buenos Aires

Dumont, L. (1975) “Introducción a dos teorías de la Antropología social”. Anagrama.


Barcelona.

Freud, Sigmund. (1998) Obras Completas. Amorrortu Editores.

• (1903). “Tres ensayos de teoría sexual”. Tomo VII

• (1913-1914). “Tótem y Tabú”. Tomo XIII

Fernández Moya, Jorge (2000). “En busca de resultados. Una introducción al modelo
Sistémico- estratégico”. Editorial Triunfar. Córdoba

Gutman, Juana (2008). “Psicoanálisis de familia con adolescentes”. Curso Psicoanálisis de


Familia: El hacer del psicoanalista vincular. Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires.

Kaës, R. (1984). “Apuntalamiento y estructuración del psiquismo”. Revista de Psicología y


Psicoterapia de Grupo. Tomo XIV. N° 3/4. 1991
Krakov, H. (1999) “Clínica psicoanalítica vincular”. Revista Psicoanálisis. APdeBA. Vol. XXI,
N° 3.

Kleiman, Sonia. (2008). Curso virtual “Psicoanálisis de familia. El hacer del psicoanalista
vincular”. Clase n° 7. Asociación de psicólogos de Buenos Aires. Buenos Aires

Minuchin, Salvador, Fishman H. Charles. “Técnicas de terapia familiar”, Paidós Terapia


Familiar, 1983, Buenos Aires.

Rojas, M.C. (1986) “La transferencia en la clínica familiar psicoanalítica”. Revista de


Psicología y Psicoterapia de grupo. Año IX, N° 1. Buenos Aires.

Strachey, J. (1957). Nota introductoria a Freud S. “Pulsiones y destinos de pulsión”. Obras


Completas, tomo XIV. Amorrortu. Buenos Aires. (1976).

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy