UD01 Proceso Penal
UD01 Proceso Penal
UD01 Proceso Penal
EL PROCESO PENAL
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1. OBJETIVO .................................................................................................. 3
...................................................................................................................................................................................................................1
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1
1. OBJETIVO.
Desde un punto de vista práctico hemos de entender que una vez cometido un hecho
delictivo, aquel que el código penal recoge como figura típica en su articulado, la única forma
de buscar el castigo del delincuente y su declaración de culpabilidad, lo es a través del cauce
procedimental adecuado, esto es el proceso penal, puesto que nadie puede ser condenado
sino en virtud de Sentencia dictada tras la cumplimentación de los trámites previstos
legalmente.
3. SISTEMAS PROCESALES.
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Esta idea fundamental es la que sustenta los actuales tipos procedimentales que
regulados en la ya indicada LECrim se verán a continuación, sin olvidarnos del procedimiento
del tribunal del jurado que tiene su regulación propia y separada a través de la Ley Orgánica
5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado, en la que se viene a desarrollar el artículo 125
de la Constitución española de 1978 al establecer que «los ciudadanos podrán participar en la
Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la forma y con res- pecto a
aquellos procesos penales que la ley determine», “modalidad del ejercicio del derecho
subjetivo a participar en los asuntos públicos y a la par es al mismo tiempo y de forma
complementaria, una manifestación del artículo 24 de la Constitución que declara que todos
tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley; cumple por tanto una función
necesaria para el debido proceso, pero lo hace desde una óptica distinta a la que tenía
atribuida en su recepción en el Estado liberal burgués; no hay reticencia alguna al Juez
profesional; no se trata de instaurar una Justicia alternativa en paralelo y menos aún en
contradicción a la de los Jueces y Magistrados de carrera a que se refiere el Constitución sino
de establecer unas normas procedimentales que satisfagan al mismo tiempo y en paralelo
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todas las exigencias de los procesos penales con el derecho-deber de los ciudadanos a
participar directamente en la función constitucional de juzgar. “así viene a establecerse enla
exposición de motivos de la señalada Ley del Tribunal del Jurado.
Una circunstancia que debe dejarse plasmada de inicio, es la que sustentaba el derogado
Art. 300 LECrim, y que ahora refleja el art. 17. 1 de la LECrim al disponer que cada delito dará
lugar a la formación de una única causa. No obstante, los delitos conexos serán investigados y
enjuiciados en la misma causa cuando la investigación y la prueba en conjunto de los hechos
resulten convenientes para el esclarecimiento y la determinación de las responsabilidades
procedentes salvo que suponga excesiva complejidad o dilación para el proceso. En palabras
de recogidas en el preámbulo de la Ley modificadora de la LECrim, se pretende reformar las
reglas de conexidad con el fin de que tengan el contenido más adecuado para la rápida y eficaz
sustanciación del proceso, evitando el automatismo en la acumulación de causas y la
elefantiasis procesal que se pone de manifiesto en los denominados macroprocesos. En otras
palabras, cada delito habrá de tramitarse en cuanto su averiguación y posterior enjuiciamiento
en un proceso independiente, si bien, si en la comisión de varios delitos pudieran verse o
apreciarse síntomas de conexidad estos habrán de tramitarse conjuntamente. Y ¿cuándo
existe esta conexidad? La LECrim prevé y considera delitos conexos aquellos cometidos
simultáneamente por dos o más personas reunidas, los cometidos por dos o más personas en
distintos lugares o tiempos si hubiera precedido concierto para ello, los cometidos como
medio para perpetrar otros o facilitar su ejecución, o buscando la impunidad de otros, los
delitos de favorecimiento real y personal y el blanqueo de capitales respecto al delito
antecedente, o los cometidos por diversas personas cuando se ocasionen lesiones o daños
recíprocos. Esto implica en numerosas ocasiones acumulaciones de procesos en uno único que
habrá de dar lugar al dictado de una Sentencia que abarque todos los pronunciamientos
necesarios. Ahora bien los delitos que o sean conexos, pero cometidos por la misma persona
y tengan analogía o relación entre sí, cuando sean competencia del mismo órgano judicial,
podrán ser enjuiciados en la misma causa, a instancias del Fiscal, si resulta conveniente para el
esclarecimiento y determinación de las responsabilidades, salvo que suponga complejidad
excesiva o dilación para el proceso.
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Las cuestiones de competencia entre dos órganos judiciales, para el supuesto de que
ninguno entienda que es competente, denominadas negativas, serán resueltas por el Órgano
Judicial superior a ambos.
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- Audiencia Provincial. Enjuicia todos los delitos cuya competencia no corresponda a los
Juzgados de lo Penal. En su ámbito, aunque no de manera exclusiva, tiene lugar el Juicio
con Jurado, en los casos en que procede. Igualmente conocen de los recursos de
apelación contra las Sentencias dictadas por los Juzgados de lo Penal.
- Tribunal Superior de Justicia (Sala de lo Civil y Penal): Conocen de las causas penales que
los Estatutos de Autonomía les reserven por aforamiento del autor de los hechos. Así
como de los recursos de apelación contra la Sentencia del Tribunal del Jurado y de las
Sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en primera instancia.
- Tribunal Supremo (Sala Segunda de lo Penal): Le corresponde la instrucción y enjuicia-
miento de los hechos ilícitos cometidos por aquellos que estén aforados ante el mismo.
Así como del recurso de Casación.
Por último, no debemos dejar de mencionar también la existencia de los Juzgados de Vigilancia
Penitenciaria, que tienen competencias en fase de ejecución de penas. Art. 94 LOPJ.
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Sin entrar en el desarrollo de cada tipo o clase de procedimiento penal, pues ese es el
objetivo del curso a lo largo de todos sus módulos, debemos de inicio dejar citadas al menos
las diferentes fases o trámites por los cuales pueden y deben transcurrir estos, si bien no
podemos dejar de señalar que con las últimas reformas legislativas, sobre todos por las
llevadas a cabo en la LECrim, por la ya citada LO 1/15 de reforma del Código Penal, se procede
derogar unos tipos procedimentales y a crear otros con distinta denominación, provocando
un periodo de transición entre el final de los primeros y la consolidación de los segundos. Así,
los procedimientos penales que nos podemos encontrar en trámite actualmente en los
órganos jurisdiccionales son:
Juicios de Faltas.
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Previsto para aquellos hechos recogidos a lo largo del articulado del código penal y que
tengan prevista pena de carácter leve, esto es aquellas que señala el art. 33.4 del Código Penal,
entre ellas, y por ser las más características la de multa hasta tres meses, la localización
permanente de un día a tres meses o los trabajos en beneficio de la comunidad de uno a
treinta días. Si bien cuando por su extensión pueda considerarse como leve y como menos
grave, el delito se considerará en todo caso, como leve (véase art. 245.2 del Código penal que
castiga a quien ocupare, sin autorización debida, un inmueble, vivienda o edificio ajenos que
no constituyan morada, o se mantuviere en ellos contra la voluntad de su titular, será
castigado con la pena de multa de tres a seis meses). Este procedimiento, que viene a sustituir
al derogado juicio de faltas, es competencia de los Juzgados de Instrucción o de los Juzgados
de Violencia sobre la mujer, para aquellos hechos de su competencia (art. 87 ter LOPJ). Está
previsto legalmente para enjuiciar las infracciones penales de menor gravedad, y viene
regulado en el Libro VI de la LECRim, artículos 962 a 977.
Este procedimiento, al igual que el anterior juicio de faltas, viene caracterizado por
carecer de una fase delimitada de instrucción o averiguación delictiva, pues esto, como hemos
visto anteriormente impediría el conocimiento del juicio oral por el Juzgado de Instrucción, sin
perjuicio de que se puedan realizar diligencias que sirvan o ayuden a concretar el objeto del
juicio, como son aquellas que posibilitan la identificación correcta del denunciado, la tasación
de objetos sustraídos o daños producidos, o la realización de informes forenses sobre las
posibles lesiones del denunciante.
Regulado bajo el contenido de los mismos artículos que el anterior se prevé para
determinados delitos leves, aquellos recogidos, en principio, en el art. 962 LECrim, y se
concreta en la especial actuación, al igual que ocurría para el desaparecido Juicio de Faltas
Inmediato, de la policía, pues habrá de citar ante el Juzgado de Guardia a ofendidos,
denunciantes y denunciados, y a los testigos, para la inmediata celebración del juicio. Si bien
cabe, igualmente la posibilidad anteriormente ya recogida, de acordar su celebración una vez
el atestado hubiera sido recibido en el Juzgado de Guardia. Procedimentalmente y una vez
señalado, salvo la distinción en cuanto a la forma de realización de las citaciones para juicio
oral indicada, es idéntico en su tramitación al Juicio por Delitos Leves.
Podemos entender este como el procedimiento tipo previsto en la LECrim, aun cuando
su tramitación sea escasa en cuanto a número de procesos por delitos graves se tramitan
anualmente en los órganos jurisdiccionales, frente a otros tipos procedimentales. Está
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previsto para aquellos delitos que el Código Penal castiga con penas de privación de libertad
superiores a 9 años. Se configura en la LeCrim en tres fases, una primera de investigación o
instrucción denominada Sumario, que se tramita en el Juzgado de Instrucción; una segunda
fase, fase intermedia, no nominada en el articulado de la LeCrim, pero concretada en su
redacción y denominada así por la doctrina, en la que se perfila el objeto de juicio mediante
la presentación de los escritos de calificación, acusación y defensa; y una tercera fase de
enjuiciamiento o de celebración de juicio oral. Estas dos últimas fases se tramitan ante la
Audiencia Provincial. Delitos como el homicidio o el secuestro se han de llevar
procedimentalmente por estos trámites.
Procedimiento Abreviado.
Regulado en los artículos 757 a 794 de la LeCrim, previsto para aquellos tipos delictivos
castigados con penas de privación de libertad inferiores a 9 años, o cualesquiera otras penas
de distinta naturaleza con independencia de su cuantía o duración. Es con diferencia el tipo
procedimental con mayor número de entrada en los órganos jurisdiccionales. Su tramitación
viene delimitada en una primera fase de instrucción ante el Juzgado Instructor, que procederá
a la averiguación delictiva en las llamadas Diligencias Previas, para que, una vez concretado
los hechos y el autor dictar el auto de incoación de procedimiento abreviado, iniciando así
ante este mismo órgano judicial una difuminada en la LECrim fase intermedia, con la
presentación del escrito de acusación, el dictado del auto de apertura de juicio oral y la
recepción de los escritos de defensa, para derivar el enjuiciamiento bien al Juzgado de lo Penal,
si la pena prevista en el código Penal es inferior a cinco años de privación de libertad o pena
de otra naturaleza inferior a diez años, o a la Audiencia Provincial se es superior a las
anteriores.Delitos como el robo con fuerza, hurto, estafas, lesiones o contra la salud pública
se han de tramitar por este tipo procedimental.
Tipo procedimental regulado en la LECrim en los arts. 795 a 803, y se encuentra previsto
para aquellos delitos cuya pena privativa de libertad no exceda de cinco años, o con
cualesquiera otras penas, bien sean únicas, conjuntas o alternativas, cuya duración no exceda
de diez años, cualquiera que sea su cuantía, y que se trate de delitos flagrantes o que se trate
entre otros de delitos de lesiones, coacciones, amenazas o violencia física o psíquica habitual,
cometidos contra las personas a que se refiere el artículo 173.2 del Código Penal, Delitos de
hurto, Delitos de robo o Delitos contra la seguridad del tráfico; o en definitiva que se trate
de delitos cuya instrucción sea sencilla. Este procedimiento se caracteriza por atribuir a los
cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado amplias facultades, en cuanto que han de practicar
las suficientes diligencias como para que a la hora de la presentación del atestado en el Juzgado
de Guardia, bien junto con el detenido o bien por que el supuesto autor haya sido citado ante
él, se pueda tramitar el mismo, sin perjuicio de poder completarse las mismas en este.
Igualmente se caracteriza por la posibilidad de dictar Sentencia de conformidad en el Juzgado
de Guardia, si el acusado se conformara con la pena solicitada por la acusación, concediéndole
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Introducido en la LECrim por la última reforma llevada a cabo, como una forma de
procedimiento monitorio penal, y regulado en los arts. 803 bis a. a bis j. Mecanismo que
pretende acelerar la justicia penal con la finalidad de descongestionar los órganos judiciales y
dar una rápida respuesta punitiva a delitos de escasa gravedad, posibilitando la culminación
de la fase de investigación del Ministerio Fiscal de los hechos delictivos con una posibilidad de
actuación mayor que la prevista anteriormente, limitada a la presentación de denuncia o
querella. Este permite la conversión de una propuesta sancionadora realizada por el Ministerio
Fiscal en sentencia firme cuando se cumplan determinados requisitos objetivos y subjetivos y
el encausado da su conformidad. Se han de cumplir una serie de requisitos: el delito ha de
estar castigado con pena de multa, trabajos en beneficio de la comunidad o prisión que no
exceda de un año y pueda ser suspendida, llevando o no aparejada la privación del derecho a
conducir vehículos a motor y ciclomotores; el Ministerio Fiscal ha de entender en concreto
aplicable la pena de multa o la de trabajos en beneficio de la comunidad; y que no esté
personado acusación particular. El procedimiento consistirá en la proposición mediante
Decreto del Ministerio Fiscal de la imposición de la pena, remitiendo este al Juzgado, y si este
es admitido se citará a una comparecencia al encausado, a la que ha de asistir con abogado.
Es en esta comparecencia donde este podrá aceptar o rechazar la propuesta del Ministerio
Fiscal, para el primer supuesto se le atribuye carácter de resolución firme, con efectos de una
Sentencia condenatoria firme, y si no lo acepta, la propuesta por decreto deviene ineficaz,
prosiguiendo la causa por los cauces procesales correspondientes.
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partes alegaciones, fase a llevar a cabo ante el Juzgado de Instrucción, aperturado el Juicio
oral se elevarán las actuaciones ante la Audiencia Provincial, pues es en su ámbito donde se
celebra el juicio oral, en esta se habrá de nombrar a aquellos ciudadanos que configuraran el
jurado de entre la lista bianual que se tiene formada, y una vez constituido el Tribunal por
nueve jurados, dos suplentes y el Magistrado Presidente se celebrará el juicio oral, a su
finalización este último habrá de concretar el objeto de veredicto por parte del tribunal del
jurado, junto con las instrucciones a estos para que procedan a deliberar y posteriormente a
redactar el acta que será leída, cesando así la intervención ciudadana, pues la concreción de
la pena, si se estimó la culpabilidad, sería función atribuida al Magistrado Presidente.
En este apartado nos hemos de adentrar en el análisis de las distintas partes que
intervienen en el procedimiento penal, profundizando, igualmente en las circunstancias que
adecuan la legitimación de las mismas en el proceso, y la necesidad de la postulación de estas
durante la tramitación de los autos, esto es la necesidad de personación mediante procurador
y abogado, circunstancia esta que no obliga a todos los participantes en el procedimiento penal.
Tal y como hemos ido viendo a lo largo del presente módulo, el sistema sobre el que se
sustenta el procedimiento penal se basa en la configuración de entender que quien mantenga
la acusación no ha de coincidir con quien ha de juzgar, esta circunstancia, sin duda viene
solucionada con la atribución a otra institución distinta que la judicial la función de mantener,
si así procede la acusación, siendo esta la del Ministerio Fiscal. Si bien, en nuestro
ordenamiento no existe una adjudicación en monopolio de esta función en este instituto sino
que también se posibilita el ejercicio de esta al ofendido o perjudicado por el delito, victimas
del mismo, y sin que con esta atribución se les atribuya un derecho subjetivo a obtener una
sentencia en la cual se condene al acusado, sino que únicamente lo que se les otorga es con
la posibilidad de ejercitar la acción pertinente para tener derecho al proceso.
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La victima es por tanto el sujeto pasivo del delito, quien sufre directamente la lesión del
bien jurídico tutelado por el ordenamiento o protegido por el mismo, y que puede, pues no
está obligado a ello, participar en el procedimiento penal mediante el ejercicio de las acciones
que le competen, esto es, bien el ejercicio de la acción penal, pidiendo la condena a una pena
del acusado, o bien, conjunta o separadamente, el ejercicio de la acción civil, en reclamación
de los perjuicios económicos que haya sufrido. Hay que indicar que a lo largo de la historia
legislativa se ha identificado a la víctima con diferentes denominaciones, que implicaba la
confusión terminológica entre quien era directamente ofendido por el delito, por ser titular
del bien jurídico protegido por este (llamado también agraviado), del que lo era como
perjudicado, como aquel que sufre perjuicios causados por la comisión del delito. Si bien con
la reforma llevada a cabo con la Ley 4/15 se viene a aclarar esta confusión terminológica
distinguiendo entre quien es propiamente víctima, de quien es simplemente perjudicado por
el delito, limitando la posibilidad de acción de este último únicamente a la de reclamación de
los perjuicios sufridos por la comisión del hecho delictivo.
Referida, como ha sido ya, la Ley 4/15 de 27 de abril del Estatuto de la Víctima del delito, no
podemos dejar de detenernos en ella, pues tal y como señala el preámbulo de la misma
pretende ofrecer una respuesta amplia a las víctimas, no solo desde el marco de un proceso
penal, sino también ofrecer una respuesta minimizadora de los efectos traumáticos en lo
moralque puede generar esta condición.
Tiene este Estatuto la vocación de ser el catálogo general de los derechos, procesales y
extraprocesales, de todas las víctimas de delitos, sin dejar de entender que existen victimas
con necesidades especiales por su vulnerabilidad, las cuales vienen más amparada por su
normativa específica.
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Así por ejemplo la Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de Ayudas y Asistencia a las Vícti-
mas de Delitos Violentos y contra la Libertad Sexual o las medidas previstas en materia
de violencia de género en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre o la Ley Orgánica
10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual.
2. º En caso de no existir los anteriores, a los demás parientes en línea recta y a sus herma-
nos.
Las disposiciones de esta Ley no serán aplicables a terceros que hubieran sufrido perjuicios
derivados del delito.
Pues y tal como señala el art. 109 de la LECRim al recibirse declaración al ofendido el
Secretario judicial le instruirá del derecho que le asiste para mostrarse parte en el proceso y
renunciar o no a la restitución de la cosa, reparación del daño e indemnización del perjuicio
causado por el hecho punible. Asimismo, le informará de los derechos recogidos en la
legislación vigente.
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Esta previsión hay que sumarla a la que prevé el art. 109 bis por la LO 8/21 de protección
integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia: Artículo 109 bis.
1. Las víctimas del delito que no hubieran renunciado a su derecho podrán ejercer la
acción penal en cualquier momento antes del trámite de calificación del delito, si bien
ello no permitirá retrotraer ni reiterar las actuaciones ya practicadas antes de su
personación. Si se personasen una vez transcurrido el término para formular escrito
de acusación podrán ejercitar la acción penal hasta el inicio del juicio oral
adhiriéndose al escrito de acusación formulado por el Ministerio Fiscal o del resto de
las acusaciones personadas.
Prevé, igualmente el art. 109 bis en su apartado 2, que el ejercicio de la acción penal por
alguna de las personas legitimadas conforme a este artículo no impide su ejercicio posterior
por cualquier otro de los legitimados. Cuando exista una pluralidad de víctimas, todas ellas
podrán personarse independientemente con su propia representación. Sin embargo, en estos
casos, cuando pueda verse afectado el buen orden del proceso o el derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas, el Juez o Tribunal, en resolución motivada y tras oír a todas las partes,
podrá imponer que se agrupen en una o varias representaciones y que sean dirigidos por la
misma o varias defensas, en razón de sus respectivos intereses.
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Como veremos más adelante, cuando hablemos de las acusaciones, se prevé la entrada
de entes distinto a la víctima a su ejercicio, pues la acción penal también podrá ser ejercitada
por las asociaciones de víctimas y por las personas jurídicas a las que la ley reconoce
legitimación para defender los derechos de las víctimas, siempre que ello fuera autorizado por
la víctima del delito, pues sin esta autorización no se podrán atribuir la defensa de intereses
sobre los cuales la víctima no está interesada en su persecución.
Con la nueva terminología introducida en la LECrim por la Ley reguladora del Estatuto de
la Victima, se viene a perfilar mejor las circunstancias diferenciadoras entre quién es ofendido
por el delito, como hemos visto anteriormente, esto es la víctima, y quien es mera- mente
perjudicado por el mismo, art. 110 por la LO 8/21 de protección integral de la infancia y la
adolescencia frente a la violencia “Las personas perjudicadas por un delito que no hubieren
renunciado a su derecho podrán mostrarse parte en la causa si lo hicieran antes del trámite de
calificación del delito y ejercitar las acciones civiles que procedan, según les conviniere, sin que
por ello se retroceda en el curso de las actuaciones. Si se personasen una vez transcurrido el
término para formular escrito de acusación podrán ejercitar la acción penal hasta el inicio del
juicio oral adhiriéndose al escrito de acusación formulado por el Ministerio Fiscal o del resto de
las acusaciones personadas.
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No debemos dejar de resaltar la amplitud que con esta Ley se pretende en cuanto a la
posibilidad de actuación de la víctima, entendiendo que para poder llevar a cabo esta se leha
de informar de los trámites procedimentales, toda víctima tiene derecho a la protección,
información, apoyo, asistencia y atención, así como a la participación activa en el proceso
penal y a recibir un trato respetuoso, profesional, individualizado y no discriminatorio.
La Ley, como ya hemos señalado recoge una serie de Derechos de la víctima, como
son:
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Las comunicaciones con las víctimas, orales o escritas, se harán en un lenguaje claro,
sencillo y accesible, atendiendo a sus necesidades especiales si tuviera una discapacidad.
h) Procedimiento por medio del cual la víctima pueda ejercer sus derechos en el
caso de que resida fuera de España.
Toda víctima que haya realizado la solicitud de ser notificada de las resoluciones
dictadas en el procedimiento será informada de manera inmediata de la fecha, hora y lugar
del juicio, así como del contenido de la acusación dirigida contra el infractor, y se le notificarán,
a través de los medios señalados en ese artículo o en su caso, si se hubiera personado
formalmente a través de su procurador y abogado, de las siguientes resoluciones:
Como derecho que hay que entenderlo, podrán manifestar su deseo de no ser
informada, e igualmente se le facilitará información sobre el estado del procedimiento cuando
lo solicite.
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Servicios de asistencia y apoyo facilitados por las Administraciones públicas, así como a
los que presten las Oficinas de Asistencia a las Víctimas.
Mediante la posición activa que la víctima puede adoptar en el procesa, tiene derecho
ejercer la acción penal y la acción civil conforme a lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento
Criminal, y a aportar las fuentes de prueba y la información que estime relevante para el
esclarecimiento de los hechos.
Para ello se han de cumplir una serie de requisitos, como son que el infractor haya
reconocido los hechos esenciales de los que deriva su responsabilidad; que la víctima e
infractor hayan prestado su consentimiento; que el procedimiento de mediación no entrañe
un riesgo para la seguridad física o moral de la víctima; y que no esté prohibida por la ley para
el delito cometido. (recordemos que la mediación está expresamente prohibida en los delitos
de violencia sobre la mujer Ley Orgánica 1/04 de Protección Integral contra la violencia de
genero), igualmente a raíz de la modificación introducida por la Ley Orgánica 10/22 se prohíbe
igualmente la mediación y conciliación en los delitos de violencia sexual.
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Hay que tener en cuenta que los delitos tipificados en el Código Penal español se pueden
clasificar en 3 categorías: delitos públicos, semipúblicos y privados. En primer lugar, si el delito
es público, el Ministerio Fiscal tiene el deber de ejercitar la acción penal, mientras que el
acusador particular y el acusador popular tienen la facultad de hacerlo. En segundo lugar, si el
delito es semipúblico, el Ministerio Fiscal también tiene el deber de ejercitar la acción penal,
pero su ejercicio está condicionado a que previamente el ofendido o perjudicado por el delito
presente denuncia; igualmente, en este caso el acusador particular podrá ejercer la acción
penal. Y en último lugar, si el delito es privado, el único legitimado para ejercer la acción penal
es el ofendido (a quien se denomina acusador privado), sin que puedan hacerlo ni el Ministerio
Fiscal ni los acusadores privado y público.
¿Quién, por tanto, puede mantener la acusación?, y frente a ¿Quién puede mantenerse?
Estas cuestiones, que han sido objeto de numerosos artículos doctrinales y perfiladas,
estas posiciones, por la jurisprudencia tienen su razón de ser, en la necesidad de concretar
claramente dentro de un proceso penal los sujetos actuantes.
- El Ministerio Fiscal, que ejerce por imperio de la ley la acción penal en los delitos
públicos, en los semiprivados y la acción civil, (o a oponerse a las ejercitadas por otros cuando
proceda.).
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- Actor civil, Señala el art. 100 LECrim que de todo delito nace acción penal para el
castigo del culpable, y puede nacer también acción civil para la restitución de la cosa, la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible,
buscando así la reparación obligatoria por parte de quien ha cometido el hecho delictivo.
Esta acción civil que se origina ha de acumularse en un único procedimiento, atribuyéndose
competencias al Órgano judicial penal para su resolución, y el actor civil, a estos efectos, es
quien ejercita una acción normalmente de naturaleza patrimonial reparatoria. Normalmente
es ejercitada también por el Ministerio Fiscal, salvo que haya habido renuncia o reserva por
su titular, pero también la ejercitara el acusador particular, víctima del delito o el privado,
no así la acusación popular por entender que no ha sufrido perjuicios. Igualmente se ha de
citar la figura del actor civil, que únicamente ejercita esta acción y que por aplicación del art.
110 LECrim se ha de entender limitado a quien es perjudicado por el delito sin ser víctima
del mismo.
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El sistema penal y el proceso penal ha sido construido para que sean las personas físicas las
que reciban la condición de imputadas o acusadas. De esta manera hay que distinguir lo
siguiente:
- Capacidad para ser parte. Esta capacidad sólo ha sido atribuida a las personas físicas, por
lo que quedan excluidas de tal condición las cosas y animales y las personas fallecidas.
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Personas jurídicas:
El sujeto pasivo del procedimiento penal, en sus distintas fases, es objeto de protección en
cuanto también se le han de respetar los Derechos y Libertades que constitucionalmente nos
amparan a todos. Dicho esto la LECrim viene a recoger un catálogo de Derechos que han de
salvaguardar el fundamental derecho de defensa de la persona a la que se atribuya la comisión
de un hecho punible. Así señala en esencia el art. 118 de la LECrim que:
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Toda persona a quien se atribuya un hecho punible podrá ejercitar el derecho de defensa,
interviniendo en las actuaciones, desde que se le comunique su existencia, haya sido objeto
de detención o de cualquier otra medida cautelar o se haya acordado su procesamiento, a
cuyo efecto se le instruirá, sin demora injustificada, de los siguientes derechos:
a) Derecho a ser informado de los hechos que se le atribuyan, así como de cualquier
cambio relevante en el objeto de la investigación y de los hechos imputados. Esta información
será facilitada con el grado de detalle suficiente para permitir un ejercicio efectivo del derecho
a la defensa.
Para actuar en el proceso, las personas interesadas deberán ser representadas por
Procurador y defendidas por Abogado, designándoseles de oficio cuando no los hubiesen
nombrado por sí mismos y lo solicitaren, y en todo caso, cuando no tuvieran aptitud legal para
verificarlo.
Este mismo artículo, en su última redacción, indica que las comunicaciones entre el
investigado o encausado y su abogado tendrán carácter confidencial, salvo que existan indicios
de participación del abogado en el hecho delictivo.
Esta última reforma ha implicado, igualmente, retoques en la redacción del art. 520 LECrim,
que a los efectos que nos ocupa, en cuanto estudio de la parte pasiva del procedimiento y los
derechos que le vinculan hemos de concretar en el apartado segundo y siguientes. Pues este
artículo viene a desarrollar la necesidad de que aquella persona a quien se hubiera detenido
por la presunta participación en la comisión de un hecho delictivo se le ha de amparar de una
serie de derechos, que constitucionalmente protegidos, art. 17 de la Constitución Española,
han de ser referidos a continuación pues desde el mismo momento de la detención habrá de
ser informada por escrito, en un lenguaje sencillo y accesible, en una lengua que comprenda y
de forma inmediata, de los hechos que se le atribuyan y las razones motivadoras de su
privación de libertad, así como de los derechos que le asisten y especialmente de los siguientes:
d) Derecho de acceso a los elementos de las actuaciones que sean esenciales para
impugnar la legalidad de la detención o privación de libertad.
e) Derecho a que se ponga en conocimiento del familiar o persona que desee, el hecho
de la detención y el lugar de custodia en que se halle en cada momento. Los extranjeros
tendrán derecho a que las circunstancias anteriores se comuniquen a la Oficina Consular de su
país.
f) Derecho a comunicarse telefónicamente, sin demora, con un tercero de su elección,
en presencia policial o funcionario designado judicialmente o por el Ministerio Fiscal.
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Artículos cuya última redacción ha sido la otorgada por las reformas llevadas a cabo por
la LO 5/15 de 27 de abril, y, por la LO .................... , que vienen a remarcar la necesidad de
ofrecer no ya solo al detenido, sino también a quien es imputado, desde el mismo momento
de que esta se produzca, la posibilidad de defenderse en el procedimiento. Circunstancia es-
ta que se producirá con lo que se ha venido a llamar “lectura de derechos”, y que consiste en
la comparecencia a realizar ante el Secretario Judicial, para que este proceda a informar de los
Derechos que le amparan, entre los que debemos destacar:
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Desde el punto de vista pasivo del procedimiento, el autor o autores del hecho delictivo
punible, lo es igualmente de las consecuencias que con su realización se producen, en concreto
aquellas que producen daños bien en las víctima, bien en los perjudicados, como yahemos
visto anteriormente, y junto al ejercicio de la acción penal frente a estos, se podrá ejercitar,
conjunta en el mismo proceso penal o individualmente en proceso civil independiente, la
acción civil derivada del delito, para la reclamación bien de la reparación del daño, bien para
la restitución de las cosas o bien para la reclamación de una indemnización que pueda paliar
los perjuicios sufridos. Esta circunstancia o posibilidad es clara frente a quien aparece como
autor del hecho delictivo, pero en el Código Penal se recogen o señalan otrossujetos frente a
los cuales se podrá repercutir esta responsabilidad civil derivada del delito.
En esta esfera de los responsables civiles hemos de englobar a las aseguradoras que
hubieran asumido el riesgo de las posibles consecuencias derivadas del uso o explotación de
cualquier bien, empresa, industria o actividad, cuando, como consecuencia de un hecho
previsto en el código penal, se produzca el evento que determine el riesgo asegurado, serán
responsables civiles directos hasta el límite de la indemnización legalmente establecida o
convencionalmente pactada, sin perjuicio del derecho de repetición contra quien
corresponda, así lo señala el art. 117 CP.
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1
Como indica la Ley 8/2021 “Los curadores con facultades de representación plena que
convivan con la persona a quien prestan apoyo, siempre que haya por su parte culpa o
negligencia”
Las titulares de industrias o comercios, por los delitos que hayan cometido sus
empleados o dependientes, representantes o gestores en el desempeño de sus obligaciones
o servicios.
Las titulares de vehículos susceptibles de crear riesgos para terceros, por los delitos
cometidos en la utilización de aquellos por sus dependientes o representantes o personas
autorizadas.
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Más aún se regula, novedosamente, la figura del decomiso autónomo, cuando esta no
haya sido ejercitada con anterioridad esta acción, siempre que hubiera sentencia firme que
haya resuelto sobre las responsabilidades penales del encausado. En este supuesto, del cual
conoce directamente el órgano enjuiciador, la legitimación pasiva será atribuida a los sujetos
contra la que se dirija la acción por su relación con los bienes a decomisar.
5.4. POSTULACIÓN.
Sin duda, uno de los derechos sobre los que no se puede dejar de ahondar, pues viene a
reflejarse directamente sobre el derecho de defensa, art. 24.2 CE, es el de la defensa técnica,
más aún cuando se encontrare detenido aquel a quien se imputa un hecho delictivo, pues ha
de ser asistido en las diligencias policiales y judiciales. El proceso penal ha de real izarse, por
tanto, necesariamente con la asistencia de abogado del acusado, y si este no nombrara a uno
de su confianza se le habrá de designar de oficio, solicitando el mismo al Colegio de Abogados
correspondiente, quien mediante un turno preestablecido procederá a nombrar el mismo.
Esto es así para los juicios por delitos que lleven aparejada pena menos grave y grave, y se
tramiten por los cauces del Juicio Ordinario por delito grave, Procedimiento Abreviado, Juicio
del Jurado o el Procedimiento para el Enjuiciamiento rápido de determinados delitos, no así
para el antiguo juicio de faltas, ni para el enjuiciamiento de los juicios por delito leve, en los
que la intervención de Letrado no es preceptiva, no siendo necesaria su asistencia al acto de
juicio, ofreciéndose tal posibilidad a las partes en la citación a juicio que se realice.
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1
Esta posición, respecto a la representación por procurador que hemos visto, que lo es
para la parte pasiva, para la parte activa se ha de presenciar desde el punto de vista de la
necesidad de su designación desde el momento en el que pretenda su personación en las
actuaciones, designando procurador que lo represente, y abogado que la defienda en sus
intereses, bien mediante poder otorgado ante notario habilitado, o mediante apoderamiento
apud acta tras comparecencia realizada ente el Secretario Judicial.
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1
5.6. DECLARACIÓN
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1
Quienes tengan derecho en los términos previstos en esta Ley a la asistencia jurídica
gratuita podrán, no obstante, lo previsto en el artículo anterior, renunciar expresamente a la
designación de abogado y procurador de oficio, nombrando libremente a profesionales de su
confianza debiendo constar expresamente este extremo en la solicitud y afectando
simultáneamente esta renuncia al abogado y procurador.
La renuncia posterior a la designación, que, asimismo, deberá afectar simultáneamente
al abogado y procurador designados de oficio, tendrá que ser comunicada expresa mente a la
Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita y a los correspondientes Colegios Profesionales y no
implicará la pérdida de las demás prestaciones reconocidas en la concesión del derecho de
asistencia jurídica gratuita.
En el orden penal se aplicarán, además de las reglas contenidas en la Ley, las garantías
previstas en la Ley de Enjuiciamiento Criminal con objeto de asegurar, en todo caso, el derecho
a la defensa desde el mismo momento de la detención.
En el orden penal podrán los abogados designados excusarse de la defensa. Para ello
deberá concurrir un motivo personal y justo, que será apreciado por los Decanos de los
Colegios.