El Mediterraneo

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Capítulo primero

El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa


global?
Pedro Sánchez Herráez

Resumen

El Mediterráneo, un pequeño mar interior aparentemente insig-


nificante en la inmensidad del planeta y de los océanos, puede
pasar inadvertido en un momento en el que las miradas se tornan
hacia Asia Pacífico, en un mundo sujeto a una nueva reordena-
ción y pugna a escala global.
Sin embargo, la realidad del Mediterráneo, su posición entre
océanos y continentes, el hecho de contar con una centralidad
que le posibilita ser una de las encrucijadas del planeta motiva,
junto a otros factores, que en esa nueva reconfiguración global y
en la que la geopolítica en estado puro ha regresado, las viejas
y nuevas potencias foráneas disputen por sus aguas y por sus
costas, mientras las naciones ribereñas, en muchas ocasiones no
en sus mejores momentos, afrontan esta nueva realidad con un
escaso grado de unidad.
Es por ello que ese pequeño Mare Nostrum observa cómo exis-
te una pugna entre sus naciones ribereñas, y cómo también se
ha convertido en espacio de liza de las grandes potencias. Por
lo tanto, en la actualidad, se puede hablar de una pugna en el
­Mediterráneo y de una pugna por el Mediterráneo.

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Pedro Sánchez Herráez

Y, al menos aparentemente, estas pugnas están lejos de acabar.

Palabras clave

Mediterráneo, geopolítica, Magreb, España, Francia, Italia, ­Grecia,


Turquía, Estados Unidos, Rusia, China.

The Mediterranean: a new area in the global dispute?

Abstract

The Mediterranean, a seemingly insignificant small inland sea in


the vastness of the planet and the oceans, may go unnoticed at
a time when all eyes are turning to Asia Pacific, in a world under-
going a new global reorganization and struggle.
However, the reality of the Mediterranean, its position between
oceans and continents, the fact of having a centrality that allows
it to be one of the crossroads of the planet motivates, along with
other factors, that in this new global reconfiguration and in which
geopolitics in its purest form has returned, the old and new fo-
reign powers dispute over their waters and their coasts, while the
riparian nations, often not in their best moments, face this new
reality with a low degree of unity.
That is why that small Mare Nostrum observes how there is a
struggle between its riparian nations, and how it has also become
a space of dispute for the great powers. Therefore, at present,
one can speak of a struggle «in» the Mediterranean and a strug-
gle «for» the Mediterranean.
And, at least apparently, these struggles are far from over.

Keywords

Mediterranean, geopolitics, Maghreb, Spain, France, Italy,


­Greece, Turkey, United States, Russia, China.

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

El Mediterráneo y el mundo
¡Un pequeño gran mar!

Si bien la extensión de Mediterráneo es de algo más de 2,5 millo-


nes de kilómetros cuadrados —unas cinco veces la superficie de
España—, y si bien esa masa de agua palidece frente a la inmen-
sidad del oceánico Pacífico (166 millones de kilómetros cuadra-
dos), ante la del cercano Atlántico (82,5 millones de kilómetros
cuadrados) o incluso frente a la del Índico (73,5 millones de ki-
lómetros cuadrados), no es menos cierto que, como mar interior,
es el segundo más grande del mundo tras el mar Caribe.
Por otra parte, sus costas, muy recortadas en la mayoría de los
casos, proporcionan calas y ensenadas muy adecuadas para el
establecimiento de puertos y de espacios para la navegación,
hecho que sumado a otros factores ha motivado la apertura de
muchos de sus pueblos ribereños hacia el mar; ya Herodoto, el
gran historiador y geógrafo griego, señaló hace casi 2.500 años
que los fenicios, uno de los grandes pueblos comerciantes del
Mediterráneo, eran «un pueblo botado al mar por su geografía».
Y, además, la presencia de gran número de islas y de penínsu-
las conforma una tupida red de espacios, de puntos de paso y
de apoyo que se constituyen como esenciales para permitir o
negar la navegación por sus aguas. Por lo tanto, no solo sus
costas cuentan con pueblos marineros, sino que las aguas del
­Mediterráneo se encuentran plenas de espacios cuyo control de-
viene en un recurso geopolítico clave.
También es preciso considerar que en el Mediterráneo, durante
milenios, además del acceso en el este al mar Negro (también un
mar interior) a través de los estrechos de Dardanelos y Bósforo,
en la actualidad en tierras turcas —y origen de infinidad de dispu-
tas a lo largo de los siglos—, la única salida a mares abiertos ha
sido a través del estrecho de Gibraltar, la salida por occidente del
mar hacia el Atlántico, el camino por vía marítima hacia el resto
del mundo.
Pero en el año 1869 se inauguró el canal de Suez1, una obra de
ingeniería que a través de las tierras de Egipto crea una nueva

1  La importancia del canal es tal que basta recordar que la nacionalización del mis-
mo por parte de Nasser, el dirigente egipcio, constituyó una de las causas detonantes
del conflicto del Sinaí en el año 1956, incluyendo una intervención militar británica y
francesa para intentar controlar dicha vía de navegación Pérez González, C. y ­Sánchez
Herráez, P. (2012). El conflicto palestino-israelí II. Madrid, Ministerio de ­Defensa.

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Pedro Sánchez Herráez

vía hacia el océano, en este caso hacia el mar Rojo y, desde este,
al Índico y Pacífico, evitando la necesidad que tener que rodear
toda África para navegar desde cualquier puerto mediterráneo
hacia Asia. Se crea una nueva vía de entrada y salida en la zona
oriental.
El Mediterráneo se convierte en un mar con dos puertas, cam-
biando así la geopolítica del mismo, y concediendo un papel y
valor creciente a las tierras que rodean —y permiten controlar—
tanto el canal como sus puntos de entrada y salida. Y también
se complica en mayor medida dicha geopolítica mediterránea,
haciendo que si sus aguas y sus costas ya constituían objetos de
deseo para propios, para los países ribereños, cada vez lo sea
más para países y potencias foráneas.
Además de esta realidad marítima, el Mediterráneo, el Mar Medi
Terraneum (mar en medio de todas las tierras), debido a su posi-
ción relativa en el planeta, constituye el punto de paso entre tres
continentes, lo cual incrementa la apetencia por él, así como la
dificultad de su dominio por parte de un único poder, de una sola
potencia. Y, por todo ello, la historia del Mediterráneo2 es la de
una de las zonas del planeta en la que se ha producido un mayor
número de intervenciones de diferentes actores, sobre la que se
han intentado innumerables intentos de control, pero que, salvo
desde los tiempos de Roma y su Mare Nostrum, ninguno lo ha
conseguido, ningún poder ha sido capaz de dominar la totalidad
del Mediterráneo, pese a su relativo reducido tamaño.

¡Un mar pleno de visiones y percepciones!

Desde la óptica de la Roma histórica, desde esa visión del Mare


Nostrum, el Mediterráneo conforma la masa de agua que pone
en comunicación, como posición central, a todas las partes el
Imperio. Pero, con un foco y enfoque mayor, a una escala global,

Pp. 80-85; o el reciente (marzo 2021) bloqueo accidental del canal por parte del buque
Ever Given, que imposibilitó el tránsito a través del mismo durante casi una semana,
provocó una disrupción significativa en el comercio mundial y un cierto cuestionamien-
to del modelo globalizador actual. Goodman S., P. (29 de marzo de 2021). El buque
atascado en el canal de Suez es una parábola sobre la globalización excesiva. The New
York Times. Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2021/03/26/espanol/ca-
nal-suez-evergiven.html (NOTA: todos ls vínculos de Internet del presente documento
se encuentran activos a fecha de cierre del mismo, 9 de mayo de 2021).
2  Una obra interesante para recorrer la historia mediterránea es Abulafia, D. (2014).

The great sea: a human history of the Mediterranean. Londres, Penguin Books.

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

también es posible percibir el Mediterráneo como una masa de


agua contenida en el interior de lo que Mckinder (2004) definía
como la «isla mundo», la gran masa de tierras emergidas forma-
da por Europa, Asia y África y que constituía, para este analista,
la esencia del poder mundial. Así, el Mediterráneo articularía la
zona, constituiría el espacio geopolítico que pone en conexión a
las tres partes de ese continente isla, de esa esencia del poder
global.
Esa realidad posicional infiere diferentes visiones y percepciones
en función de la cosmovisión de cada pueblo y de su perspectiva
respecto a este espacio geopolítico (Sánchez de Rojas, 2013)
—como muestra de esa centralidad en muchos aspectos, baste
recordar que constituye uno de los pocos espacios en el planeta
definidos por el nombre de una extensión marítima—; así, es
posible entender este espacio como unión, en esa visión de Mare
Nostrum, de entorno compartido y que presenta un poderoso
componente económico y comercial, de relaciones y de potencia-
lidad de integración.
Pero también es posible entenderlo como barrera, como espacio
de separación entre civilizaciones, entre mundos diferentes, des-
de una perspectiva huntingtoniana3; el concepto MENA (Middle
East and North Africa) que articuló una gran parte de la geopolí-
tica y las estrategias durante la Guerra Fría de la segunda mitad
del siglo XX responden, en gran medida, a esta visión.
Igualmente, existe una visión del Mediterráneo que le otorga un
papel de simple punto de paso, una zona de tránsito sin un gran
valor específico, percepción que cuenta con un fuerte predica-
mento en los países de Europa central y del este. Y esta percep-
ción genera fuertes disensiones en el seno de la Unión Europea
respecto a su política hacia el Mediterráneo y hacia el sur en su
conjunto, al ser una visión en absoluto compartida por los países
ribereños mediterráneos de la Unión, generando, así, una de las
llamadas diferencias norte-sur.
Y, también, por mor de esa centralidad y de su realidad y posibi-
lidades, el espacio mediterráneo puede ser visto y refleja —como
otras veces en la historia— la pugna entre potencias, no solo en-
tre las ribereñas —la guerras púnicas sostenidas entre Roma y
­Cartago entre el 246 a.C. y el 146 a.C. dan fe de esta ­situación—

3  Haciendo referencia a las tesis relativas al choque de civilizaciones contenidas en la


obra con el mismo nombre de Samuel Huntington, publicada como artículo en Foreign
Affairs en el año 1993 y como libro en 1996.

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Pedro Sánchez Herráez

sino también entre las ajenas y alejadas del Mediterráneo, como


la materializada entre los Estados Unidos y la Unión Soviética
durante la Guerra Fría. La consecución de influencia, de con-
trol de espacios, recursos y poblaciones en las riberas del mar
ha constituido y constituye un poderoso componente de disputa
geopolítica.
Y eso ha llevado a que en la zona los actores locales contaran, o
pudieran contar con facilidad, con el apoyo de actores foráneos
en el intento de dominar, o al menos negar el control al adver-
sario, de este espacio clave mundial. Y, por ello, a las disputas
y dinámicas propias de los países ribereños, es preciso sumarle
las tensiones generadas por las disputas de las potencias exter-
nas, bien a través de sus aliados o bien directamente, crean-
do una pugna constante de intereses y una fuente constante de
conflictos.

¡Y el mundo en plena reconfiguración!

En un planeta que desde la caída del muro de Berlín en 1989 y


tras el fin de la Guerra Fría pensó que se encaminaba hacia «el
fin de la historia» (Fukuyama, 1992), hacia una nueva era de paz
y prosperidad lejos de enfrentamientos armados, la tozuda rea-
lidad se impone: acabadas las disputas entre potencias, surgen
las disputas internas en muchas naciones, que degeneran en un
cúmulo de guerras civiles a escala global; se produce el ascenso
en la escala de poder y de amenaza del terrorismo internacional
—del cual el 11S constituye un poderoso hito— y se genera un
vacío de poder en muchas zonas del globo ante el relativo replie-
gue de los Estados Unidos, acabada la razón geopolítica de su
pugna frente a la Unión Soviética.
En el marco de esa reconfiguración geopolítica, en un mundo que
observa el surgimiento de nuevas potencias —como China— o la
recuperación de algunas de las clásicas —como Rusia o la propia
Turquía—, cada una busca su lugar bajo el sol, su parte de poder,
en sentido amplio, que le permita cumplir sus aspiraciones y an-
helos. Y pensar que el Mediterráneo estaría al margen de dichas
disputas parece un ejercicio de posibilismo, pues la geopolítica
vuelve, siempre vuelve.
Si los Estados Unidos y las potencias europeas, especialmente
tras el fin de la Guerra Fría, podrían considerarse como los ac-
tores dominantes, en la actualidad existen dinámicas y procesos

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

que contemplan la presencia de otros actores, incluso actores no


estatales, como los grupos terroristas y las tramas de crimen or-
ganizado, capaces de poner en cuestión el poder y la credibilidad
de gobiernos de la región.
Por otra parte, las dinámicas de la economía global desde los
años 80 del pasado siglo van generando largas cadenas de valor,
lo cual redunda, entre otros muchos aspectos, en el incremento
del comercio marítimo internacional (Levinson, 2006), mercade-
rías que desde la fábrica del mundo, desde China y Asia Pacífico,
inundan el planeta con los productos creados en oriente.
Y si las relaciones entre las riberas mediterráneas son importan-
tes —como acontece igualmente en los que se denominan los tres
mediterráneos (Lorca y Hong, 2009) (Mediterráneo, Caribe y mar
del Sur de China), mares cerrados en los que la interacción en-
tre los pueblos de las costas que los conforman ha sido intensa y
en los que las relaciones entre sus pueblos costeros, unas veces
cooperativas y otras competitivas, han generado unos poderosos
intercambios comerciales—, el Mediterráneo está adquiriendo un
papel cada vez más importante en los flujos comerciales transo-
ceánicos —en detrimento de los flujos entre ambas orillas del Mare
N
­ ostrum— (Oliver, 2019), sobre todo de aquellos que tienen origen
en Asia Pacífico, lo cual no hace sino acrecentar el interés de po-
tencias foráneas por el Mediterráneo, y con manifiestas intenciones
de instalarse, de una manera u otra, como potencias residentes.
La combinación de un poderoso desencanto social y las graves
consecuencias de la crisis económica iniciada en el año 2008 (so-
bre los aspectos sociales y económicos en la región mediterránea
versan sendos capítulos de la presente obra) ha acentuado la
pérdida de confianza, en gran parte del planeta, sobre las institu-
ciones y los líderes, permitiendo que naciones de corte más auto-
ritario, como Rusia y China, fueran capaces de sacar rendimiento
a esos momentos de debilidad e incertidumbre. Y la crisis del
COVID no ha hecho sino magnificar dicha realidad, teniendo un
impacto directo en el paradigma de seguridad (Sánchez, 2020b)
que ha articulado nuestro mundo prácticamente desde el final de
la Segunda Guerra Mundial en el año 1945. Y esos vacíos de lide-
razgo y confianza se llenan, esas debilidades son aprovechadas,
tanto por algunas naciones mediterráneas como por las nuevas y
viejas potencias, en ese marco de reconfiguración global.
Por tanto, y dado que el Mediterráneo adquiere una centralidad
cada vez más significativa en este mundo global, no solo por los

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Pedro Sánchez Herráez

crecientes flujos económicos, sino por su posición geoestratégica


que le convierte en un poderoso nodo de interconexión de redes
interregionales y de confluencia de áreas e intereses geopolíticos,
muchas naciones mediterráneas se lanzan, una vez más, si bien
en diferentes grados de intensidad, a controlar sus aguas y sus
espacios.

La pugna en el Mediterráneo

Dado que el papel e importancia de la región es creciente, y con-


siderando la reconfiguración y reordenación de poderes existente
a todos los niveles —desde los marcos globales y supranacionales
a los internos existentes en las naciones—, sus riberas también
cambian y se ven sujetas a tensiones y dinámicas complejas.

¡Una era convulsa!

Ante esta realidad, muchas naciones mediterráneas están re-


forzando considerablemente sus capacidades aéreas y navales,
incrementando consecuentemente la densidad de fuerzas en la
zona mediterránea en línea con su papel y visión como una nueva
zona estratégica, plena de tensiones potenciales (Lobo, 2021).
Además, la aparición de bolsas de hidrocarburos bajo sus aguas,
especialmente en la zona del Mediterráneo oriental así como la
potencial construcción de nuevos gasoductos que unan Oriente
Medio y el Norte de África con Europa a través de sus aguas, su-
mado a la aparición de gobiernos autoritarios e intervencionistas
en la región, constituyen elementos que influyen poderosamente
en el intento de reordenación del área mediterránea, y no solo
por parte de potencias foráneas, sino también por parte de varias
naciones ribereñas.
Y en el espacio mediterráneo, en ese contexto de reorganización,
el crecimiento de las armadas, de las marinas de guerra, forma
parte de la acumulación de capacidades, de herramientas que
posibiliten, llegado el caso, imponer la voluntad al adversario o,
cuanto menos, disuadirle de que intente conseguir sus fines; y,
en ese ámbito, señalar el impulso renovado realizado al arma
submarina (Child, 2021) —a escala global, y, obviamente, a es-
cala mediterránea4— factor con un alto componente de técnica y

4  Las naciones mediterráneas que en la actualidad cuentan con submarinos son:


­España, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Israel y Argelia.

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

complejidad, pero que dota de grandes opciones a las naciones


que la poseen.
Pero, y además, en ese mundo complejo en el que se desenvuel-
ve la realidad en este milenio, las sociedades en su conjunto pre-
sentan altos grados de fractura, la resiliencia de las mismas pasa
a ser un motivo de seria preocupación para sus gobiernos y las
divisiones internas no solo minan las capacidades y posibilidades
de las naciones, sino que se convierten en el caldo de cultivo per-
fecto para su instrumentalización por parte de actores externos.
Como materialización palpable de esta realidad, se pueden traer
a colación las llamadas primaveras árabes, por la fractura interna
que supusieron y pusieron de manifiesto en las sociedades de
muchas naciones, y que permitieron el aumento de la influencia
de actores foráneos (VV.AA., 2017) en los asuntos internos de
varios países, hecho del cual la guerra en Libia constituyó un au-
téntico paradigma (Sánchez, 2019a), tanto por su génesis como
por su evolución posterior.
Y, en el marco de las aspiraciones y peticiones irredentas, es, o
puede ser relativamente sencillo instrumentalizar dichos desen-
cantos para que fuerzas foráneas, lejanas o no tanto, puedan
alcanzar sus intereses y emplear los movimientos y protestas
para alcanzar sus objetivos particulares. Así, y además de la ya
citada guerra de Libia, y en una de las secuelas de esa primavera
árabe como es la Hirak argelina, se indica que «se emplea el mo-
vimiento Hirak para hacer la guerra»5; de hecho, la embajada de
Turquía en Argelia ha llegado a tener que desmentir6 informacio-
nes aparecidas relativas a unas supuestas reuniones mantenidas
entre líderes del movimiento de oposición argelino y funcionarios
turcos, indicando que Ankara no interfiere en los asuntos internos
de Argelia.
El desencanto y el malestar continúan, la pandemia de COVID no
ha hecho más que exacerbar la situación y las primaveras árabes
han mutado en cierta medida, si bien el trasfondo de ­potenciales

5  MONITOR DE ORIENTE. (15 de abril de 2021). Argelia acusa a partidos extranjeros


de utilizar el movimiento Hirak para hacer la guerra. Disponible en: https://www.moni-
tordeoriente.com/20210415-argelia-acusa-a-partidos-extranjeros-de-utilizar-el-movi-
miento-hirak-para-hacer-la-guerra/
6  MONITOR DE ORIENTE. (21 de abril de 2021). La embajada de Turquía en Argelia

niega haber interferido en sus asuntos internos. Disponible en: https://www.moni-


tordeoriente.com/20210421-la-embajada-de-turquia-en-argelia-niega-haber-interfe-
rido-en-sus-asuntos-internos/

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Pedro Sánchez Herráez

revueltas y altercados, de cuestionamiento de gobiernos y es-


tructuras, e incluso del contrato social, sigue pendiendo como una
espada de Damocles. Y si normalmente se mira al sur al hacer
referencia a estas cuestiones, quizás bastaría hacer un poco de
introspección para, con las obvias diferencias, contemplar cómo
las dos orillas mediterráneas (Sánchez, 2020a) no son ajenas a
la marejada social y a la potencial debilidad y vulnerabilidad que
genera en sus sociedades.
Y, además, es necesario tener en cuenta que estos nuevos pro-
blemas se superponen con los viejos problemas.

Magreb: ¿disputas en las arenas y en las aguas?

Las relaciones entre Marruecos y Argelia, las potencias magrebíes


(la geopolítica del Magreb se analiza en otro capítulo de este libro),
son complejas y, en la mayor parte de los casos, pueden definirse
como de desencuentro, añadiendo un componente de tensión
significativo a la convulsa situación regional (VV.AA., 2017). Las
Fuerzas Armadas de Argelia son las segundas de África, y las
de Marruecos las quintas, y están adquiriendo equipo militar de
última generación, especialmente de Rusia y de Estados Unidos y
Francia respectivamente.
Desde hace años, Marruecos se encuentra inmerso en un proce-
so de modernización y ampliación de sus capacidades militares,
prestando una atención especial a las navales, para lograr que
una Armada cuyo origen tiene un fuerte componente de protec-
ción costera pase a convertirse en una fuerza con capacidades
oceánicas y destinada a jugar un papel muy significativo en la re-
gión (Guerrero, 2020), especialmente en la amplia zona en torno
al estrecho de Gibraltar.
La importancia concedida a esta zona por Rabat es capital, y el
desarrollo del puerto Tánger Med7—que pretende competir en
relación a los flujos crecientes de mercancías que discurren por
estas aguas con los puertos de Algeciras y Valencia—, instalación
y nodo de comunicaciones situado en el límite de las aguas medi-
terráneas, en pleno estrecho de Gibraltar y con cercano acceso al
océano Atlántico, constituyen una muestra de esa realidad.
En esa mejora de capacidades militares, a finales de enero de
2021 Marruecos ha adquirido sistemas antiaéreos y antimisiles

7  TANGER MED. Disponible en: https://www.tangermed.ma/es/groupe-tanger-med/

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

Patriot, de procedencia estadunidense, así como sistemas de


radar de la francesa Thales y de la norteamericana Lockheed
Martin, lo que permite la detección de aeronaves con baja firma
—como los aviones invisibles— así como los que realicen vuelos
a muy bajas cotas8, lo cual va incrementando la posibilidad de
crear burbujas de antiacceso, de cerrar zonas al tráfico de avio-
nes —no solo militares— y de buques —no solo militares— en
las zonas en las que se desplieguen una combinación de estos
sistemas de armas.
Como continuación del programa de incremento de capacidades,
Marruecos tiene prevista la compra de un submarino de 5.ª ge-
neración, un modelo francés denominado Scorpene, así como la
intención de adquirir otro a la Real Marina Británica, pues tras el
Brexit, el Reino Unido estrecha lazos y acuerdos con otros países
para compensar la caída de la actividad comercial con Europa.
La intención de Marruecos, que en la actualidad no cuenta con
ningún submarino, es llegar a cuatro buques de estas caracterís-
ticas, que permitan realizar guerra contra buques, guerra anti-
submarina y labores de inteligencia9.
Argelia —como simple reflejo del peso específico de esta nación,
además de su riqueza en hidrocarburos, señalar que es la de más
superficie de toda África— cuenta con un poderoso equipamiento
militar que también se encuentra en proceso de renovación;
ha adquirido recientemente dos submarinos rusos kilo tipo
636 M, que se añaden a otros cuatro submarinos operativos ya
existentes. Y muestra de la importancia concedida por Argel a
esta capacidad, significar que, aparentemente, es la única nación
mediterránea, junto con Israel, con posibilidad de lanzar misiles
de ataque a tierra desde submarinos (Villarejo, 2019), lo que
convertiría a estos en unas plataformas con capacidad de infligir
duros ataques sobre tierra con un grado de relativa discreción.
Por otra parte, la presencia y actividad china en la región, que se
abordará con mayor amplitud en un epígrafe posterior, es vista
en ocasiones como una interesante alternativa frente a las po-
tencias clásicas, cuestión especialmente importante en los países

8  THE AFRICA REPORT. (4 de marzo de 2021). Morocco/Algeria: the armed forc-


es behind the Western Sáhara conflict. Disponible en: https://www.theafricareport.
com/69722/morocco-algeria-the-armed-forces-behind-the-western-sahara-conflict/
9  EL ESPAÑOL. (16 de marzo de 2021). Marruecos completa su arsenal militar: com-

prará un submarino de 5.ª generación clase Scorpene. Disponible en: https://www.


elespanol.com/mundo/20210316/marruecos-completa-arsenal-comprara-submari-
no-generacion-scorpene/566194894_0.html

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Pedro Sánchez Herráez

del Magreb, que pueden visualizar a Pekín como una contraparte


interesante a considerar frente a la influencia francesa o europea
(Ekman, 2018), induciendo un poderoso cambio en los equilibrios
existentes.

Turquía: ¿un nuevo Imperio otomano?

Turquía, en el nuevo milenio, adopta un papel muy activo y cre-


ciente en la región, tanto con el foco puesto en el área mediterrá-
nea como en el mundo árabe e islámico. Y si bien, y en un espacio
que ya cuenta con la presencia de Estados Unidos, Rusia y China,
además de la de Arabia Saudí, Irán e Israel, parece complejo que
pueda aparecer un nuevo actor, el hecho es que no solo Ankara
se ha hecho presente, sino que se muestra muy activa, lo que ha
llevado a la consideración de la reactivación de unas aspiraciones
habitualmente denominadas como neotomanismo.
El cambio de aspiraciones requiere, para su materialización, de
un cambio de la visión estratégica por parte de Turquía. Y esta
nueva perspectiva se sustenta, entre otros aspectos, en los con-
ceptos denominados profundidad estratégica y patria azul.
El concepto profundidad estratégica10 hace referencia a que el
peso de una nación en el mundo depende de su posición en el
globo y de su profundidad histórica, de la riqueza de su pasa-
do. Turquía se encuentra ubicada en el Bósforo, en la lengua
terrestre que une Asia y Europa, además de ser la heredera del
Imperio otomano que ya en una ocasión unificó el mundo musul-
mán, creando una superpotencia musulmana. Por tanto, Turquía
considera que no es una nación más que emerge en un contexto
de acuerdos entre grandes potencias, sino una potencia regional
por derecho propio, con un pasado claro como Estado nación y
con un amplio alcance estratégico11; y, por consiguiente, no es
un Estado periférico, no es un Estado que simplemente pretenda
estar alineado con la OTAN, la UE o Asia, pues tiene espíritu y es-
pacio propio, sino un Estado central que en el pasado se extendía
por Asia, Balcanes, Cáucaso y que además se sitúa en mitad del

10  Concepto presentado por Ahmed Davutoglu, asesor jefe de política exterior del
primer ministro turco Erdogan, en la obra escrita en turco —cuyo título traducido sería
Profundidad estratégica, la posición internacional de Turquía— y publicada en el año
2001.
11  The Indian national Interest Review. (4 de julio de 2010). A Turkish concept of stra-

tegic deep. Disponible en: http://pragati.nationalinterest.in/2010/07/a-turkish-con-


cept -of-strategic-depth/

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

cinturón terrestre que va del Mediterráneo al Pacífico, el denomi-


nado en la geopolítica clásica como Rimland (Sánchez, 2021a)
—uno de los espacios claves que permiten un alto grado de con-
trol del planeta—, por lo que Ankara considera que debe adoptar
una política proactiva en ese espacio geopolítico otomano.
Y, por tanto, desde esta visión, Turquía deja de estar en la perife-
ria y pasa a estar en el centro, y la estrategia deja de ser nacional
para pasar a ser regional y al planteamiento de tener que jugar
un papel importante en los asuntos internacionales, optando por
adoptar plenamente ese concepto de profundidad estratégica12,
frente al mantenimiento del status quo que se realizó durante
y después de la Guerra Fría. Y dado que, concordante con esta
visión, era preciso desempeñar un papel proactivo, era necesaria
una reinterpretación dinámica de la situación que fomentara el
papel regional y global de Turquía, esta se plantea sobre la base
de la geointegridad cultural, poniendo el foco en la identidad, lo
que ha desencadenado un torrente de acciones en el marco del
llamado softpower en el mundo islámico y en los antiguos terri-
torios del Imperio otomano, empleando lo que en ocasiones se
denomina geopolítica civizacional (Önis, 2014a). Y pese a que
los argumentos relativos al intento de promover el cambio en la
región a través de una combinación de interdependencia econó-
mica, afinidad cultural y la promoción de la democracia parecen
ser herramientas propias de una potencia regional amable, el cla-
ro alineamiento de Ankara con los Hermanos Musulmanes (Önis,
2014b) marca obvias distancias con dicha visión.
Por tanto, ese concepto de profundidad estratégica se plantea
frente al concepto más estático de pivote geopolítico, de punto
que sirve de apoyo a aliados o coaliciones.
Continuando con esa nueva visión, la Doctrina de la Patria Azul se
enmarca en el plan de Ankara para establecer el control marítimo de
sus mares circundantes; de ahí sus acciones en el mar Mediterráneo,
mar Egeo y mar Negro, y en segunda instancia, en el mar Rojo,
mar Caspio y mar Arábigo, así como en las tierras aledañas de
Siria, Libia, etc. Enunciada en el año 2006, pretende el control y
la consolidación turca en los mares que la rodean, expandir su
influencia regional e internacional y lograr el acceso a fuentes de
energía, lo que, desde la óptica de Ankara, permitirá su crecimiento

12 THE JERUSALEM POST. (4 de septiembre de 2012). Turkey´s new «Strategic


Depth». Disponible en: https://www.jpost.com/opinion/op-ed-contributors/turkeys
-new-strategic-depth

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Pedro Sánchez Herráez

económico y demográfico sin depender de otras naciones13. Frente


a estas visiones y propósitos, se plantea en el ámbito internacional
si el objetivo final pudiera ser la anulación del Tratado de Lausana
de 192314, por el cual se establecieron las fronteras de la Turquía
actual tras la descomposición del imperio Otomano.
Ya finalizada por mor de ese viraje en la visión estratégica de
Ankara la política de problemas cero (Satanakis, y Süss, 2021)
con los vecinos, se van paulatinamente incrementando los lazos
por la región, especialmente intentando establecer una comple-
mentariedad en las economías y asegurando las fronteras con los
países del entorno; Turquía, necesitada de hidrocarburos dada su
dependencia energética de los flujos de estos del exterior, inicial-
mente proporciona bienes de consumo y actividades como la cons-
trucción como medios de equilibrar la balanza de pagos, si bien se
van extendiendo las actividades y las esferas de acción económica
en el exterior. Y tras la crisis económica global de 2008, ante una
Europa debilitada —una Europa que es el principal socio comer-
cial de Ankara— Turquía busca nuevos mercados y zonas donde
crecer (Önis , 2014a) para compensar esa pérdida de ingresos.
Además, se muestra muy activa en la renovación y reconstrucción
de edificios de la etapa otomana, como la mezquita de Ketchaoua,
en Argel (Dedet, 2021), uno de los grandes símbolos de la capital
argelina, hasta tal punto que incluso Rusia, aliada en muchos as-
pectos con Turquía (si bien es una alianza más táctica que estraté-
gica), no deja de poner de manifiesto las aspiraciones imperiales y
afán de expansionismo de Ankara, señalando la popularidad de las
ideas neotomanas en parte de la sociedad turca15.
Como parte de esa creciente proactividad turca en el marco de su
visión neotomana, la intervención decidida de Turquía en Libia,
en la guerra civil de este país, motivó un punto de inflexión en la
misma por la llegada masiva de los equipos, asesores y merce-
narios enviados por Ankara; eso le permitió, como contrapartida
otorgada por parte de Trípoli, tanto la consecución de la amplia-

13  INISEG. (27 de abril de 2020). Turkey´s maritime strategy ambitions: la Doctrina
de la Patria Azul (Mavi Vatan). Disponible en: https://www.iniseg.es/blog/seguridad/
turkeys-maritime-strategy-ambitions-la-doctrina-de-la-patria-azul-mavi-vatan/
14  TREATY OF LAUSANNE. (24 de julio de 1923). Treaty of Peace with Turkey signed at

Lausanne. Disponible en: https://wwi.lib.byu.edu/index.php/Treaty_of_Lausanne


15  Sputnik. (15 de febrero de 2021). Ilusiones imperiales: ¿podrían los turcos de-

vorar Crimea y el resto del sur de Rusia? Disponible en: https://mundo.sputniknews.


com/20210215/ilusiones-imperiales-podrian-los-turcos-devorar-crimea-y-el-resto-
del-sur-de-rusia-1106771069.html

50
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

ción unilateral e ilícita de las aguas territoriales libias —acorde


a los interés turcos, y tal y como ha hecho Ankara— como la
presencia permanente de fuerzas turcas en suelo libio a modo de
cabeza de puente en el Magreb (Tanchum, 2020a), incluyendo
la base aérea de al-Watiyah, a solo 27 kilómetros de la frontera
de Túnez, así como una presencia naval creciente en la zona. El
apoyo turco permitió revertir el curso de la guerra civil libia, y
en la actualidad constituye el país que más firmemente apoya al
Gobierno de ­Trípoli, lo cual posibilita a Ankara alcanzar algunos de
sus objetivos estratégicos, como tener acceso a los recursos libios
y el establecimiento de un corredor entre sus costas y las de Libia.
Y eso posibilita a Ankara un mayor grado de control de las aguas
entre Libia y Turquía, ya que las ampliaciones realizadas de ma-
nera unilateral —e ilícita— por ambas naciones dividen realmente
el Mediterráneo —o una parte del mismo— en dos. Turquía em-
plea una política de hechos consumados, instrumentalizando a
Estados débiles, como Libia, o no reconocidos, como el norte de
Chipre (la parte turcochipriota), para intentar alcanzar una cota
de poder en la región no vista desde la etapa del Imperio otoma-
no (Frantzman , 2019).
Considerando la riqueza libia en hidrocarburos y las reservas
descubiertas en el Mediterráneo Oriental (sobre la geopolítica de
esta subregión mediterránea versa otro capítulo de esta obra),
Turquía juega —y quiere seguir jugando— en el ámbito ener-
gético un papel clave, no solo por la posibilidad de que su zona
terrestre sea empleada como punto de tránsito de hidrocarburos,
sino también ejerciendo control e influencia, de manera directa
e indirecta, en las aguas mediterráneas. Así en torno al disputa-
do y dividido Chipre (Johnson, 2019), si bien los diferendos ya
tienen recorrido previo (Henderson, 2019), Ankara envía buques
de guerra y de exploración y perforación petrolífera para hacer-
se con una parte de la potencial riqueza existente bajo el lecho
mediterráneo, al margen de la legalidad internacional e incluso
proponiendo una interpretación16 particular de la ley del mar que
regula la zona económica exclusiva de cada nación.
Para la consecución de esos objetivos estratégicos, Ankara lanza
el programa MILGEN en el año 2004 (Lobo, 2021), con el que
pretende revitalizar su flota de guerra e incrementar tanto sus

16  AA. (25 de julio de 2019). Turkey´s activities in Eastern Med lawful: Academ-
ics. Disponible en: https://www.aa.com.tr/en/middle-east/turkeys-activities-in-eas-
tern-med-lawful -academics/1540758

51
Pedro Sánchez Herráez

capacidades de construcción naval como de combate; el primer


buque es botado en el año 2008 (Jenkins, 2008), y el programa
se centra especialmente en buques tipo corbetas17 y fragatas,
logrando el establecimiento de varios acuerdos en este ámbito,
destacando el establecido con Pakistán, nación con la que Turquía
estrecha vínculos en diferentes esferas y a la que a principios del
año 202118 se le ha entregado la tercera corbeta de las cuatro
que fueron acordadas en el año 2018.
Desde el incidente con Israel con el buque Mar de Mármara19 en
el año 2010, Ankara ha invertido miles de millones de euros en
mejorar y ampliar sus capacidades, de tal modo que se habla de
la apuesta de las cañoneras turcas en el Mediterráneo (Bekdil,
2019); el proceso de rearme continúa, señalando incluso el pre-
sidente Erdogan que considera una carencia no contar aún con
un buque de propulsión nuclear, e incluso que es inaceptable que
Turquía no pueda tener armas nucleares20, y en ocasiones se
apunta (Jacob, 2021) a que pudiera estar desarrollando un plan
de armas nucleares con apoyo de Pakistán.
En ese proceso de incremento de capacidades navales, aparen-
temente se detecta un submarino turco con nuevas capacidades
(Sutton, 2020) —un potencial sistema de defensa antitorpedos
Zargana—, así como Ankara pretende desarrollar un submarino
propio que equipe a su flota (Sutton, 2019) —en la actualidad,
la segunda flota de submarinos mayor de la OTAN—, submarino
cuya primera unidad se espera esté disponible en el año 202221 y
que se entreguen a la Armada turca al ritmo de uno al año hasta
completar un total de seis unidades.
En ese afán por primar absolutamente los intereses puramente
nacionales y pretender alcanzar las visiones estratégicas neo-

17  NAVAL TECHNOLOGY. (2021). Milgen class multimission corvettes. Disponible en:
https://www.naval-technology.com/projects/milgem_class_corvett/
18  NAVALTODAY. (29 de enero de 2021). Turkey hosts welding ceremony for Pakistan

Navy´s 3rd Milgen corvette. Disponible en : https://www.navaltoday.com/2021/01/29/


turkey-hosts-welding-ceremony-for-pakistan-navys-3rd-milgem-corvette/
19  En este sentido EL PAÍS. (31 de mayo de 2010). Al menos 10 muertos en el ataque

de Israel a una flotilla con ayuda humanitaria para Gaza. Disponible en: https://elpais.
com/internacional/2010/05/31/actualidad/1275256803_850215.html
20  Reuters. (4 de septiembre de 2019). Erdogan says it´s unacceptable that

­Turkey can´t have nuclear weapons. Disponible en: https://www.reuters.com/article/


us-turkey-nuclear-erdogan-idUSKCN1VP2QN
21  BAIRD MARITIME. (25 de diciembre de 2019). Turkey´s first type 214 submarine launched.

Disponible en https://www.bairdmaritime.com/work-boat-world/maritime-security-world/
naval/submersibles-naval/turkeys-first-type-214-submarine-launched/

52
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

tomanas, se producen choques constantes con las naciones del


entorno e incluso con la propia OTAN.
Turquía, pese a ser miembro de la OTAN, ha adquirido el sistema
de defensa antiaérea rusa S-400, llegando las primeras unidades
en julio de 2019, generando un gran revuelo en la Alianza y en
los Estados Unidos —en lo que ha llegado a calificarse como desa-
fío22— no solo por el acercamiento a Rusia de una nación aliada,
sino también por las implicaciones que tiene la compra de sistemas
de armas, especialmente los tecnológicamente avanzados, dadas
las potenciales brechas de seguridad que pudiera generar —por
ejemplo, la no compatibilidad de los mismos con el sistema de
defensa aérea de la OTAN— vulnerabilidades que pueden ponerse
de manifiesto en los sistemas de armas propios al contrastarlos
con los rivales pudiéndose obtener una información clave que po-
tencialmente resultaría muy peligrosa en manos de un adversario;
por ello, los Estados Unidos pusieron en suspenso la venta del nue-
vo avión de combate F-35 a Turquía, así como también decidieron
imponer sanciones23. Y, en la actualidad, aparentemente existe
intención por parte de Ankara de adquirir más sistemas S-400
a cambio del traspaso de tecnología24, lo que podría permitir la
creación de un mayor número de burbujas antiacceso, además de
señalarse25 que las razones de los Estados Unidos no son las que
estos indican para intentar evitar la compra del sistema ruso.
Y pese a que Turquía y Grecia son ambos miembros de la OTAN,
las tensiones entre ellos alcanzaron tales cotas en el M
­ editerráneo
Occidental que en octubre del año 2020 se puso en marcha un
mecanismo26, iniciado por el secretario general de la Alianza,
para intentar minorar la tensión.

22  BBC. (12 de julio de 2019). Turkey defies US as Russian S-400 missile defence
arrives. Disponible en https://www.bbc.com/news/world-europe-48962885
23  WORLD POLITICS REVIEW. (29 de diciembre de 2020). Why there is no easy solu-

tion to the US Turkey dispute over the S-400. Disponible en: https://www.worldpoli-
ticsreview.com/articles/29319/for-nato-turkey-s-400-crisis-has-no-easy-solutions
24  Sputniknews. (11 de enero de 2021). Turquía, preparada para adquirir más S-400

rusos a condición de traspaso de tecnologías. Disponible en: https://mundo.sputni-


knews.com/20210111/turquia-preparada-para-adquirir-mas-s-400-rusos-a-condi-
cion-de-traspaso-de-tecnologias-1094073570.html
25  TRT WORLD. (15 de diciembre de 2020). The real reasons behind US opposition

to Turkey´s S-400 purchase, Disponible en: https://www.trtworld.com/magazine/


the-real-reasons-behind-us-opposition-to-turkey-s-s-400-purchase-42381
26  Organización del Tratado del Atlántico Norte. (2020). The Secretary´s General An-

nual Report 2020. P. 82. Disponible en: https://www.nato.int/nato_static_fl2014/as-


sets/pdf/2021/3/pdf/sgar20-en.pdf

53
Pedro Sánchez Herráez

La disputa entre Turquía y Grecia ha llegado a unos niveles ta-


les que Francia envió su portaviones nuclear27 a la zona del
­Mediterráneo oriental para mostrar apoyo a Grecia (Tanchum,
2021), señalándose que esta zona se está convirtiendo en el cen-
tro de una tormenta geopolítica (Tanchum, 2020b), pues Turquía,
aparentemente, no está dispuesta a renunciar a sus aspiraciones
sin luchar; de hecho, en agosto del año 2020, buques de guerra
turcos y griegos se embistieron. En esa disputa, junto a Grecia
se alinean Egipto e Israel, así como Francia, sin olvidar que en
el todavía no plenamente finalizado conflicto de Libia, Francia y
Egipto se encuentran alineadas frente a Turquía.
El 10 de junio de 2020, una fragata francesa, operando bajo el man-
dato de la OTAN, se disponía a inspeccionar un buque de bandera de
Tanzania que iba acompañado por tres navíos turcos; estos no solo
impidieron al buque francés cumplir su misión, sino que uno de ellos
activó sus radares de combate sobre el buque galo mientras la tri-
pulación turca se ponía su equipo de combate y ocupaba posiciones
tras las armas de cubierta del mismo28. Tras estos hechos, Francia
se ha retirado de la misión de la OTAN en el Mediterráneo.
Durante el año 2019, el ejercicio naval denominado Madre
­Patria Azul, el más grande jamás realizado hasta el momento
por Turquía, se extendió desde el mar Negro al Mediterráneo,
implicando a 96 buques de diferentes tipos, 7 submarinos, además
de helicópteros, aviones y fuerzas de operaciones especiales.
Y constituyó una clara demostración de fuerza, así como, tal y
como recogen los medios turcos29, un aviso al denominado Foro
del Gas del Mediterráneo Oriental (Egipto, Israel, Chipre, Grecia,
Italia, Jordania y la Autoridad Palestina), un acto político para
mostrar que Ankara está dispuesta a proteger lo que considera
sus intereses en el Mediterráneo.
Y no solo en el Mediterráneo; la guerra de Nagorno-Karabaj de
202030 —que ha sido un acelerador de la capacidad de combate

27  USNI NEWS. (23 de febrero de 2021). French carrier strike group begins 2021
deployment. Disponible en: https://news.usni.org/2021/02/23/french-carrier-strike-
group -begins-2021-deployment
28  Reuters. (7 de julio de 2020). France-Turkey tensions mount after NATO naval in-

cident. Disponible en: https://www.reuters.com/article/us-nato-france-turkey-analysis


-idUSKBN2481K5
29  BOSPHOROUS NAVAL NEWS. (27 de febrero de 2019). What does the exercise

Mavi Matan mean? Disponible en: https://turkishnavy.net/2019/02/27/what-does-the


-exercise-mavi-vatan-mean/
30  Un análisis sobre dicho conflicto puede leerse en Castro Torres, J. I. (4 de noviembre

de 2020). Nagorno Karabaj: un nudo gordiano en mitad del Cáucaso. Documento de

54
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

de ciertos materiales y de la capacidad militar turca en su con-


junto31—, contempló el apoyo turco al bando azerí, grupo étnico
muy afín a Ankara en el marco de esa geopolítica civilizacional, y
donde los drones turcos fueron claves en la victoria de dicho ban-
do. Tanto es así que empiezan a obtener pedidos entre diferentes
países mediterráneos, como el que aparentemente ha realizado
Marruecos32, relativo a una docena de drones Bayraktar TB-2.
Por tanto, se puede afirmar sin ambages que Turquía es una nue-
va potencia en el Mediterráneo (Talbot, 2020), y que el lobo (el
animal por el que gusta representarse a Turquía) está buscando
ampliar su territorio.

Europa: ¿cada uno a su manera?

La Unión Europea, ese maravilloso experimento y visión de uni-


dad, cooperación, solidaridad y seguridad, si bien no atraviesa
sus mejores momentos (Sánchez, 2019b y 2021b), ciertamente
presenta, o puede presentar, un elenco de grandes capacidades,
al contar entre sus miembros con varias de las más poderosas
naciones de la Tierra. Pero, y como se ha comentado en la intro-
ducción, la Unión dista de tener una visión completa y unificada
sobre el Mediterráneo, espacio que, además, conforma su vecin-
dad sur; tanto es así que de hecho se emplea de manera más
habitual el concepto MENA (Middle East and North Africa, Medio
Este (u oriente) y Norte de África) que el de Mediterráneo33.
Pese a ello, la Unión no es completamente ajena a la realidad
mediterránea, como pone de manifiesto el hecho de que des-
pliega y ha desplegado misiones en el Mediterráneo para hacer

Análisis 34/2020. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Disponible en : http://www.


ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2020/DIEEEA34_2020JOSCAS_Nagorno.pdf
31  TV5 MONDE. (18 de abril de 2021). Maroc: dans quel but le royaume chérifien

s´équipe-t-il de drones? Disponible en: https://information.tv5monde.com/afrique/


maroc-dans-quel-le-royaume-cherifien-s-equipe-t-il-de-drones-405224
32  AFRICA INTELLIGENCE. (16 de abril de 2021). Rabat s´offre des drones armés

turcs en pleine reprise du conflit sahraoui. Disponible en  : https://www.africaintel-


ligence.fr/afrique-du-nord_politique/2021/04/16/rabat-s-offre-des-drones-armes-
turcs-en-pleine-reprise-du-conflit-sahraoui,109657829-ar1
33  A modo de simple ejemplo, en el documento anual que analiza las relaciones de

la Unión Europea con el vecindario sur, este se descompone en Norte de África, Medio
Oriente, Región del Golfo y África Subsahariana. Fiot, D. y Theodosopoulos, V. (2020).
Yearbook of European Security 2020. European Union Institute for Security Studies.
Pp. 41-114. Disponible en: https://www.iss.europa.eu/sites/default/files/EUISSFiles/
YES_2020.pdf

55
Pedro Sánchez Herráez

frente a diferentes contingencias, como la ya finalizada operación


­ ophia34 (iniciada en el año 2015), para atender a las circunstan-
S
cias generadas en torno al flujo de inmigración irregular a través
de las aguas mediterráneas y que fue sustituida en el año 2020
por la operación Irini35, cuyo centro de gravedad se dirige a con-
tribuir a evitar el contrabando de armas hacia Libia, país donde
se encuentra desplegada una misión civil desde el año 2013 (EU-
BAM Libia)36, para asistencia en las fronteras nacionales.
Y si bien estas misiones materializan en cierta medida esa vi-
sión hacia el sur de Europa (como también lo hacen las misiones
desplegadas por la Unión Europea en el continente africano), y
también recordando que las organizaciones internacionales no
son más que lo que sus Estados miembros quieren que sean, el
hecho es que las diferentes naciones de la Unión no solo tienen
diferentes visiones sobre el Mediterráneo, sino incluso las propias
naciones miembro ribereñas, y, además, no siempre perfecta-
mente alienadas.
Sin pretender realizar un repaso pormenorizado de los actores
de la Unión en el Mare Nostrum, simplemente recordar que todos
los países ribereños de Europa, salvo Bosnia (con una pequeña
salida al mar en Neum) Montenegro y Albania, son miembros
de la Unión Europea; y que, respecto a la Alianza Atlántica, la
Organización del Tratado del Atlántico Norte, sí que cuenta como
Estados miembros a todos los países europeos ribereños del
­Mediterráneo —salvo Malta y Chipre—, y que, además, incluye
a Turquía.
La OTAN, organización con largo recorrido y que ha sido clave
para el mantenimiento de la paz y la estabilidad durante décadas,
despliega en el Mediterráneo una de las llamadas fuerzas de pre-
sencia, que en este caso se denomina Operation Sea Guardian37,
con la misión de apoyar la presencia y diplomacia de la ­Alianza,
luchar contra el terrorismo por medio del registro de buques sos-
pechosos, además de compartir información con las misiones de
la Unión Europea. Pero las disputas y los crecientes intereses
encontrados de algunas de las naciones mediterráneas generan

34  EUNAVFOR MED SOPHIA, web oficial https://www.operationsophia.eu/


35  EUNAVFOR MED IRINI, web oficial https://www.operationirini.eu/
36  Web oficial https://eeas.europa.eu/csdp-missions-operations/eubam-libya/89602/

eubam-libya-european-union-border-assistance-mission-libya-civilian-mission_en
37  North Atlantic Treaty Organization. (16 de octubre de 2020). Operation Sea Guar-

dian. Disponible en: https://www.nato.int/cps/en/natohq/topics_136233.htm

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El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

serios diferendos en el seno de la Alianza, lo cual complica la es-


tabilidad en la región.

España: garante del acceso occidental del Mediterráneo

España, país con una posición privilegiada, con fachada atlántica


y mediterránea, presenta no solo una fuerte vocación y reali-
dad mediterránea, sino que es el único país de la Unión Europea
con territorios y espacios, con ciudades y lugares plenamente
españoles en el Norte de África, en la orilla sur del Mediterráneo
(Echeverría, 2021), lo cual no solo confiere un carácter diferen-
cial, sino una capacidad y potencialidad de actuación ingente.
La vocación mediterránea de España es secular, como se puede
observar con un simple repaso a vuelapluma de su historia; y
además, esa propia vocación, visión y realidad han motivado y
motivan que el compromiso de España con la paz y estabilidad
en el Mediterráneo sea una constante: desde el Proceso de
Barcelona —proyecto de cooperación regional mediterránea
liderado por España en el año 1995— al impulso realizado (junto
con Alemania) para que la Unión por el Mediterráneo —asociación
nacida en el año 2008, y que pretende aumentar la integración
y cohesión regional— incluyera a todos los países de la Unión
Europea y no solo a los ribereños38, la actividad y participación de
España en los foros mediterráneos es una realidad.
Por otra parte, España mantiene amplias relaciones con las na-
ciones mediterráneas, y con una intensidad especial con las
magrebíes, fruto de la vecindad y de los riesgos y amenazas
compartidos —desde el cambio climático al terrorismo interna-
cional—, jugando Madrid un papel importante en el siempre com-
plejo equilibrio que sostienen estas naciones del Norte de África.
Y en la importancia esencial que presenta la salida —y entra-
da— occidental del Mediterráneo, es preciso considerar que tanto
la península ibérica en su conjunto como los archipiélagos y los
territorios españoles del Norte de África conforman un mallado
de espacios que son claves para el control del Mediterráneo oc-
cidental y para la entrada y salida al mismo desde el Atlántico
—el denominado en ocasiones eje estratégico Canarias-Estrecho-­

38 Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Asociación Euro-


mediterránea, del Proceso de Barcelona a la Unión por el Mediterráneo, Política Exterior,
Mediterráneo. Disponible en: http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/PoliticaExterior-
Cooperacion/Mediterraneo/Paginas/PartenariadoEuroMediterraneo.aspx

57
Pedro Sánchez Herráez

Baleares—39, hecho que motiva que, y precisamente por ese nivel


de importancia, los diferentes puntos que le conforman hayan sido
y son objeto de deseo por parte de potencias del pasado y del pre-
sente, baste recordar los intentos británicos de ocupar ­Canarias y
Baleares o el mantenimiento de la colonia40 de Gibraltar.
De hecho, durante la Guerra Fría, la isla de Alborán, territorio
español sito en el Mediterráneo Occidental y un buen punto de
apoyo en la ruta de y hacia el estrecho de Gibraltar, fue objeto,
durante el año 1967, de movimientos en sus proximidades e in-
cluso del desembarco de algunos efectivos (Echeverría, 2021:40-
41) por parte de la V Eskadra soviética, la flota que la URSS
mantenía en aguas mediterráneas, lo que llevaría a la necesidad,
por parte de España, del despliegue permanente de una guarni-
ción militar, despliegue que continúa en la actualidad.
Y en la actualidad, el deshielo del Ártico posibilita, cada vez en
mayor medida, la navegación por la llamada Ruta Marítima del
Norte —antaño Pasaje del Noroeste—, singladura que los buques
realizan por aguas del Ártico junto a las costas de Rusia y que
permite acortar el tiempo de navegación entre Asia y Europa en
aproximadamente un tercio respecto a la ruta que pasa por el ca-
nal de Suez41; y esta nueva vía incrementa exponencialmente el
valor del estrecho de Gibraltar como punto de entrada de buques
hacia aguas mediterráneas.
Y, como aspecto no menos significativo, resulta necesario no ol-
vidar que España posee una gran experiencia y capacidades es-
pecíficas que permiten una adecuada monitorización del estrecho
de Gibraltar; y la renovación de la flotilla de submarinos, con la
puesta en servicio del nuevo modelo S-8042, de fabricación ínte-
gramente nacional, permitirá que tanto los intereses de España
como los compromisos adquiridos en el marco de las alianzas de
las que España forma parte puedan ser garantizados en mejor
medida.

39  En este sentido, y de manera esquemática, El eje estratégico Baleares-Estrecho de


­ ibraltar-Canarias. (2019). Artículo 30. Análisis número 213. Disponible en: https://articu-
G
lo30.org/politica-defensa/el-eje-estrategico-baleares-estrecho-de-gibraltar-canarias/
40  El único territorio no autónomo, según la terminología de Naciones Unidas, que res-

ta en Europa. Naciones Unidas. (22 de septiembre de 2020). Territorios no autónomos.


Disponible en: https://www.un.org/dppa/decolonization/es/nsgt
41  EL ORDEN MUNDIAL. (14 de enero de 2020). Hacia la ruta del Ártico. Disponible en:

https://elordenmundial.com/mapas/hacia-la-ruta-del-artico/
42  DEFENSA.com. (21 de abril de 2021). Todas las claves del submarino S-80. Disponible

en: https://www.defensa.com/programa-submarino-s-80/todas-claves-submarino-s-80

58
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

Francia e Italia: nuevo gendarme vs mediterráneo extendido

Italia, nación que siempre ha mantenido una poderosa armada


en el Mediterráneo, ha sido también un punto de apoyo significa-
tivo para los Estados Unidos; no en balde, el mando de la Sexta
Flota se encuentra en Nápoles, además de que este poderoso
activo naval estadounidense opera también desde las bases ita-
lianas de La Spezia, Augusta, Taranto, Brindisi y Gaeta.
Roma intenta posicionarse como centro en el transporte, energía
y comunicaciones mediterráneas, estableciéndose como eje en lo
que en ocasiones se llama Ruta de la Seda Mediterránea, y que
desde la óptica de Italia se denomina Il Mediterraneo Allargato
(Tanchum, y Bechev, 2021), si bien esa visión puede generar
­disputas con el resto de países de la Unión Europea.
Como manifestación patente de esta intención, ya en el año 2018
se redujeron los efectivos que Italia tenía en misiones internacio-
nales en otras partes del mundo y se incrementó su presencia en
otros escenarios, en un entorno más próximo a los intereses es-
tratégicos italianos, tal y como señaló43 su ministra de Defensa,
pues el núcleo de los mismos pasa por el Mediterráneo extendido,
en un amplio arco que abarca desde Balcanes al Sahel, incluyen-
do el cuerno de África.
Y en el marco de esa visión se anima a la creación de un corre-
dor de transporte y comercio entre Italia, Túnez y Turquía, que
con epicentro en Italia, servirá de vínculo entre centroeuropa y
el Magreb vía Túnez, desde donde y a través de la autopista
transahariana podría establecer enlaces hasta con los países del
golfo de Guinea (Tanchum, 2020b); y la incorporación de Turquía
—sin olvidar la propia visión geopolítica turca— permite a Roma
la potenciación de esa concepción de mediterráneo extendido,
que pretende reforzar el papel de Italia más allá de la región
mediterránea e implicar el establecimiento de un nuevo orden
geopolítico en una amplia zona.
Si bien Italia mantiene una sólida y poderosa relación con ­Turquía,
y además comparte la visión de incrementar su presencia e in-
fluencia en el Magreb y en África, parece que se producen dife-
rendos entre ambas naciones, como el conflicto de intereses con

43 SKY TG24. (15 de enero de 2018.) Pinotti: meno military in Iraq e Afghanistan,
più in area Mediterraneo. Disponible en: https://tg24.sky.it/mondo/2018/01/15/
Missioni-militari-pinotti-aumenta-presenza-mediterraneo

59
Pedro Sánchez Herráez

Ankara en relación a las disputas relativas a los yacimientos de


gas en las costas chipriotas, pues Roma llegó a enviar un buque
de guerra a la zona ante las tensiones surgidas44.
Francia, tras el relativo repliegue estratégico de los EE. UU., parece
que intentó adoptar una posición de gendarme del ­Mediterráneo
(Sánchez de Rojas, 2013:5), y llenar, al menos parcialmente,
dicho vacío, como ponen de manifiesto el liderazgo de París en
la intervención frente a Gadafi en Libia en el año 2011 y las san-
ciones contra Siria, pues no conviene olvidar que, en grandes
partes del Magreb y de África, Francia ha constituido la potencia
de referencia.
Pero en esa creciente disputa mediterránea, durante la guerra ci-
vil libia (Sánchez Herráez, 2020c), Roma y París apoyaron a ban-
dos enfrentados —Italia y Turquía lo hacían a la misma facción—,
exacerbando los diferendos entre ambas naciones europeas (Wa-
silewski, 2020) y minorando, en la misma proporción la capaci-
dad de acción y credibilidad de la Unión. Y las aproximaciones de
Italia a Egipto chocan con los vínculos que mantiene el país de los
faraones con París, pues Francia es el tercer exportador de armas
a El Cairo —hasta el año 2017 fue el primero—, pese a las críticas
relativas a la falta de derechos humanos en Egipto ante las que
Macron argumenta45 que no se puede contribuir a debilitar a un
país que lucha activamente contra el terrorismo. Y Egipto se en-
cuentra entre los mayores importadores de armas del planeta46.
En el marco de las tensiones crecientes en el Mediterráneo, es-
pecialmente en la zona oriental, reseñar que Francia firmó un
acuerdo de cooperación en defensa con Chipre47, que fortalece
las relaciones entre ambas naciones y que amplía su esfera de
acción hasta aspectos tales como energía, seguridad marítima,
gestión de crisis y lucha contra la piratería. Así mismo, Chipre

44  GREEK CITY TIMES. (11 de diciembre de 2019). Italy send frigate to Cyprus saying «we
are ready to show our flag». Disponible en: https://greekcitytimes.com/2019/12/11/
italy-sends-frigate-to-cyprus-saying-we-are-ready-to-show-turkey-our-flag/
45  Reuters. (7 de diciembre de 2020). Alongside Sisi, Macron says France will sell

arms to Egypt irrespective of rights. Disponible en: https://www.reuters.com/article/


us-france-egypt-idUSKBN28H0BG
46  EGYPT INDEPENDENT, SIPRI. (15 de marzo de 2019). Egypt occupies 3th position

among world´s 25 largest arms importers. Disponible en: https://egyptindependent.


com/sipri-egypt-occupies-3rd-position-among-worlds-25-largest-arms-importers/
47  NAVALNEWS. (6 de agosto 2020). Defense cooperation agreement between

­Cyprus and France comes into force. Disponible en: https://www.navalnews.com/


naval-news/2020/08/defense-cooperation-agreement-between-cyprus-and-france-co-
mes-into-force/

60
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

facilitará la presencia de buques de la Armada francesa en su


puerto de Limassol, ubicado en una posición clave en las proxi-
midades de la costa oriental mediterránea y cerca de una de las
zonas en litigio por las ampliaciones unilaterales de las zonas
económicas exclusivas realizadas por Turquía y Libia, generándo-
se, como ya se ha citado, fuerte controversias e incluso inciden-
tes serios48 entre navíos de diferentes nacionalidades.

Grecia: la tensión crece muchos enteros

Si bien las relaciones greco-turcas siempre han sido complejas,


la nueva geopolítica turca supone para Atenas la percepción de
una creciente amenaza.
De hecho, Grecia ha incrementado su presupuesto de defensa,
con la intención de mejorar y modernizar sus fuerzas armadas,
así como también ha incorporado 15.000 efectivos más y amplia-
do la duración del servicio militar obligatorio de nueve meses a
un año mientras dure la situación de tensión con Turquía (Hafidi,
2021). Igualmente, Atenas ha expresado su inquietud relativa a
la venta de submarinos alemanes de ataque tipo 214 a Turquía,
cuestión que ha sido tratada en varias ocasiones por el Gobierno
griego frente a Berlín (Escalonilla, 2021), y que incluso ha sido
objeto de una cuestión elevada al Parlamento Europeo49, inclu-
yendo el planteamiento de la posibilidad de imposición de un em-
bargo de armas a Ankara.
Y todo ello tiene lugar tras haberse realizado avisos y adverten-
cias por parte de la Unión Europea a Turquía, organización que
incluso en varias ocasiones50 ha expresado su seria preocupa-
ción por las actividades ilegales de perforación en el Mediterráneo
Oriental y su pesar porque Ankara no responda a las reiteradas
peticiones de la Unión para el cese de dichas actividades, las cua-
les, por otra parte, producen un serio impacto en las relaciones

48  FRANCE24. (14 de agosto de 2020). El choque entre una fragata griega y un buque
turco eleva las tensiones en el Mediterráneo. Disponible en: https://www.france24.
com/es/20200814-turquia-grecia-buque-tensiones-mediterraneo
49  EUROPEAN PARLIAMENT. (17 de febrero de 2021). Parliamentary questions.

Question E-000974/2021. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/doceo/


document/E-9-2021-000974_EN.html
50  EUROPEAN COUNCIL. (18 de junio de 2019). Council conclusions on enlarge-

ment and stabilisation and association process. Press release. Párrafo 35. Disponible
en: https://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2019/06/18/council
-conclusions-on-enlargement-and-stabilisation-and-association-process/

61
Pedro Sánchez Herráez

entre Bruselas y Turquía. Así mismo, las condenas han sido cons-
tantes por parte de la Unión a Ankara (Fiot y Theodosopoulos,
2020:49-52), con resultado, cuanto menos, dispar.
Las naciones mediterráneas se encuentran embarcadas en un
proceso de cierta —o abierta— pugna en el Mare Nostrum, en
el marco de ese orden internacional que se reconfigura. Pero el
espacio mediterráneo es también apetecido por las grandes po-
tencias, las viejas y las nuevas, con unas capacidades en casi
todos los sentidos mayores que las de las propias naciones me-
diterráneas. Por eso, además de la disputa en el Mediterráneo,
las grandes potencias disputan por, buscan el mayor grado de
control posible de dicho mar.

La pugna por el Mediterráneo

Si bien el centro de gravedad del planeta parece que se despla-


za, en gran medida, hacia Asia-Pacífico, no es menos cierto que
la intensidad de la globalización, en todos los órdenes, conlleva
la inexistencia de espacios autónomos y aislados. Pero si, como
es el caso del Mediterráneo, no se trata de un espacio aislado,
sino que por el contrario se articula como un área de centralidad
y comunicación entre continentes y océanos, el valor del mismo
sube muchos enteros.
Y como todo lo que tiene valor, como todo lo que constituye un
área clave, se convierte en objeto de deseo y de disputa, y las
potencias están dispuestas a pugnar por este mar.

¡Un espacio clave global!

Es preciso no perder de vista que el Mediterráneo, como espacio


geopolítico, debe entenderse recordando también la importancia
capital de sus puntos de entrada y salida, tanto el estrecho de
Gibraltar —la salida hacia el océano Atlántico, hecho que motiva
que las posiciones y territorios en la embocadura atlántica ha-
cia el Mediterráneo resultan claves— como también lo es la ruta
de Suez, con similares connotaciones geopolíticas pero con otros
condicionamientos debidos a la propia morfología de la misma,
pues gran parte de la él no es más —ni menos— que un canal
estrecho excavado en las arenas del desierto egipcio.
Además, el Mediterráneo, desde una cierta óptica, constituye el
flanco sur de Europa, pues el viejo continente, en muchas ocasio-

62
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

nes y especialmente en la historia reciente —y generando un gran


peso en ese recuerdo la Guerra Fría— siente que sus amenazas y
riesgos principales proceden del este, y que el área mediterránea
es una zona secundaria a la cual no es preciso, en su conjunto,
dedicar los mismos recursos ni energías que a la oriental; pero
las dinámicas han ido cambiando, y a lo largo del siglo  XXI los
focos de atención prioritaria han ido oscilando hacia el sur, inclu-
yendo los concernientes a la seguridad, si bien la inercia de las
alianzas y organizaciones resulta, en ocasiones difícil de vencer
(Berenguer, 2014). Así, el auge del terrorismo de corte yihadista,
el aumento de la conflictividad, los flujos irregulares crecientes
de seres humanos y el agravamiento en las condiciones de vida
y seguridad de cientos de millones de personas, entre otros, qui-
zás deberían haber motivado un cambio de foco, especialmen-
te en Europa (Sánchez, 2015), hacia el sur, pues a través del
­Mediterráneo, además de mercancías, bienes e ideas que contri-
buían al bien común, también fluían —y fluyen— armas, drogas,
tráfico de seres humanos e ideas disruptivas.
Y dado que el control del Mediterráneo posibilita el control de
dichos flujos, posibilita consecuentemente el control de la amplia
región terrestre asociada al mismo, de sus riberas y espacios
aledaños; permite, por tanto, un alto grado de control de Europa,
de gran parte de África y de Oriente Próximo. El control del
Mediterráneo supone ascender un importante peldaño en la
carrera mundial, aunque no se sea nación ribereña. Y en esa
carrera están embarcadas las mayores potencias con afanes
globales del momento.
Las crecientes tensiones, especialmente y de momento en
el Mediterráneo Oriental, llevan a establecer una suerte de
comparativa (Gagaridis, 2018) con el mar del Sur de China en
el lejano oriente, y donde la pérdida de influencia y poder de
los Estados Unidos, que hasta ahora habían sido un elemento
clave para el mantenimiento, al menos, del status quo, precisa,
al menos aparentemente, del establecimiento de una estrategia
coherente (Ploumis, 2020) en el Mare Nostrum, pues, de lo
contrario, puede convertirse en un nuevo campo de batalla.

Estados Unidos: ¿repliegue y retorno?

La incorporación como potencia naval de los Estados Unidos en


el Mediterráneo, especialmente en lo referente al despliegue de
unidades navales como modo de mostrar la presencia avanzada,

63
Pedro Sánchez Herráez

suele retrotraerse al envío del acorazado Missouri en el año 1946,


acto de demostración de fuerza en apoyo a una Turquía ame-
nazada por la Unión Soviética en el entorno de creciente com-
plejidad que devino en la llamada Guerra Fría, tras el final de la
Segunda Guerra Mundial en el año 1945. A este mítico buque —la
rendición de Japón se firmó en él—, se le irían sumando nuevas
unidades, hasta constituirse formalmente la Sexta Flota (Bruns,
2021) en el año 1950.
Tras el final de la Guerra Fría y la desintegración de la Unión
­Soviética, además de esa esperanza de paz perpetua y de fin de
la historia, la mayor parte de la nueva tipología de conflictos que
estallan tienen un fuerte componente interestatal y son, esencial-
mente, terrestres; las guerras de desintegración de ­Yugoslavia y
la lucha contra el terrorismo, junto con la activación de conflictos
que habían quedado congelados durante la pugna de las dos su-
perpotencias (EE. UU. y URSS), constituyen los paradigmas del
enfrentamiento armado durante casi tres décadas. Y, consecuen-
temente, la presencia naval estadounidense en el Mediterráneo
se va minorando.
A partir del año 2011 se produce el denominado viraje de los
Estados Unidos hacia Asia Pacifico, ante el poder e importancia
creciente de China y del conjunto de dicha región, lo cual supone,
obviamente, una reasignación de recursos y prioridades hacia
oriente, la reorientación de esfuerzos hacia aguas como las del
mar del Sur de China (Sánchez, 2017:369-394) en las cuales la
conflictividad es creciente; este hecho, sumado a una debilidad
también creciente del vínculo trasatlántico, genera un relativo va-
cío de poder en la zona mediterránea —y también en otras, como
África (Sánchez, 2019c:203-206), Oriente Medio, etc.— respecto
al ejercido por Washington durante décadas, pese a las ingentes
capacidades de las que continúa haciendo gala, pues baste re-
cordar, entre otros puntos de apoyo, las bases navales de Rota,
en España, Nápoles en Italia y Creta en Grecia —esta última la
única de todo el Mediterráneo capaz de realizar el mantenimiento
de los superportaaviones—. Pero se produce un repliegue, tanto
material como de voluntad de presencia.
Sin embargo, y tras cerca de una década de ese relativo re-
pliegue estadounidense, como consecuencia de las realidades
geopolíticas actuales se comienza a señalar que los EE. UU. de-
ben tener más presencia avanzada en el Mediterráneo (Gradi,
2018). Y Dado que China y Rusia incrementan sus actividades en
el ­Mediterráneo, crecen las voces que indican (Gibson, 2020) que

64
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

los Estados Unidos deberían redefinir su estrategia en este espa-


cio, pues, como simple ejemplo, en la Estrategia de Seguridad
Nacional estadounidense del año 2107 la palabra Mediterráneo
no aparece.
Ese relevo de potencias —y de presencia— tensiona las relacio-
nes establecidas durante muchos años; así, una Turquía que jue-
ga un papel clave en el Mediterráneo Oriental, por constituir el
punto de paso a través de los estrechos ubicados en su territorio
al mar Negro —y a tierras rusas—, paulatinamente incrementa
sus lazos con Moscú y Pekín, relaciones que llegan a un nivel
de intensidad que incluso amenazan la estabilidad de la OTAN.
Y los EE. UU., en el marco de una rivalidad creciente con Rusia
intentan, empleando diferentes medios y medidas —tanto el palo
como la zanahoria— evitar el despegue de Ankara plenamente
hacia oriente.
Por otra parte, y considerando que las empresas chinas son en gran
parte de capital estatal, resulta preocupante para ­Washington —y
no solo para esta nación— que puertos, redes de comunicaciones
y otras infraestructuras esenciales y estratégicas, a lo largo de
todo el Mediterráneo y con un mayor grado de densidad —de mo-
mento— en la zona oriental, la más cercana a Rusia y al canal de
Suez, estén en manos de empresas de esa índole, por la facilidad
de control que supone para Pekín. Por lo tanto, desde el punto de
vista de los EE. UU., deben tomarse medidas para contrarrestar
esas tendencias disruptivas, así como considerar adecuadamente
las profundas implicaciones para la seguridad, en sentido pleno,
que puede conllevar la pérdida del control sobre infraestructuras
estratégicas de transporte, tanto para los propios países donde
se encuentran como para el conjunto de la Alianza (De Maizière
y Wess, 2021).
Pero el avance de Pekín parece imparable; incluso un aliado se-
cular de Washington, como es Israel, no permitió que medios
estadounidenses realizaran una inspección en el puerto de Haifa
para verificar los medios de reconocimiento e inteligencia chi-
nos (­Haaretz, 2021) que pudieran encontrase en el mismo, en
el marco de una controversia de más de tres años con relación a
la presencia de una empresa china responsable de la gestión de
dicho puerto. El Shanghai International Port Group (SIPG) firmó
en el año 2015 un acuerdo con el Gobierno de Israel para am-
pliar y gestionar el puerto de Haifa, y en el año 2018 Washington
presentó objeciones al mismo, dado que junto a dicho puerto
existe una base naval militar israelí que es empleada por la Sexta

65
Pedro Sánchez Herráez

Flota de los Estados Unidos. Pero, y al menos de momento, la


inversión china de 2.000 millones de dólares y el contrato de ges-
tión del puerto durante 25 años han salido exitosos de la pugna,
que pone de manifiesto que la expansión del país asiático en el
­Mediterráneo, empleando todo tipo de herramientas es crecien-
te51, y que desafía a otras potencias clásicas.
Pero la disputa, en diferentes asaltos, sigue: intentando recuperar
parte del espacio perdido en el área, los Estados Unidos presio-
nan, y, aparentemente debido a esa presión, la plana desaliniza-
dora que se va a ubicar en suelo israelí, cerca de la base aérea de
Palmachin y del centro de investigación nuclear Soreq (Haaretz,
2020b), finalmente no ha sido adjudicada a China, así como Israel
ha creado un comité para analizar las inversiones chinas en el
país. Y mientras China dice que «confía en los amigos judíos», el
Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, durante la vi-
sita que realizó a Israel en el año 2020, alertó sobre el alcance de
las inversiones chinas (Haaretz, 2020a). Y la presión para evitar
que la red de 5G sea desplegada por Huawei es alta52, muy alta.
Rusia, una potencia ya con recorrido previo en la región en la era
soviética, muestra una actividad creciente en el Mediterráneo,
y no solo busca ampliar su presencia en la base naval siria de
­Tartus, sino que Moscú está aprovechando el vacío dejado por los
Estados Unidos (Feith y Chorev, 2019) y reafirmándose como una
potencial política y militar en la zona.
Los Estados Unidos acusan a Rusia de amenazar la estabilidad del
Mediterráneo y de fomentar el caos, el conflicto y la división y en
la región53, y se emplea como ejemplo las acciones que Moscú ha
realizado en el marco del conflicto de Libia. Y en ese paquete de
acusaciones, se incluye el apoyo al régimen sirio, el blanqueo de
capital realizado por oligarcas rusos a través de Malta y Chipre54

51  AL MONITOR. (1 de febrero de 2021). Israel turned down US request to inspect


Haifa port after deal with China. Disponible en: https://www.al-monitor.com/origi-
nals/2021/02/israel-china-haifa-port-inspection.html
52  EAST ASIA FORUM. (26 de enero de 2021). Drawing the curtain on China-Israel

cooperation? Disponible en: https://www.eastasiaforum.org/2021/01/26/drawing-the


-curtain-on-china-israel-cooperation/
53  Europa Press. (15 de diciembre de 2020). EE. UU. acusa a Rusia de amenazar la

estabilidad y fomentar el caos en la región mediterránea. Disponible en: https://www.


europapress.es/internacional/noticia-eeuu-acusa-rusia-amenazar-estabilidad-fomen-
tar-caos-region-mediterranea-20201215170550.html
54  EUR NEWS. (15 de diciembre de 2020). Rich Russian laundered billions of dollars in Malta and

Cyprus. Disponible en: https://eurnews.net/rich-russians-laundered-billions-of-dollars-in-


malta-and-cyprus-pompeo/; THE ECONOMIST. (24 de junio de 2019). Malta and Cyprus fac-

66
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

–alentando la así corrupción y al inestabilidad- y las acusaciones


de injerencia en los asuntos internos de Grecia que condujeron a
la expulsión de varios diplomáticos rusos en el año 201855.
La Rusia de Putin, una Rusia resurgida tras la etapa de caos y de-
bilidad derivados del fin de la URSS, va recuperando espacios en
los que antaño hubo presencia soviética. De nuevo ¿semblanzas
del pasado?

Rusia ¿una nueva Guerra Fría?

Una de las constantes geopolíticas de Rusia (Sánchez Herráez,


2015a:15-78), a lo largo de la historia, ha sido la búsqueda de
salida a mares abiertos, a mares cálidos, pues pese a la enorme
extensión de sus costas, bien por el hielo, como acontece en el
norte, bien por estar rodeadas de islas y tierras de otros países,
las posibilidades de salida al océano siempre han estado condi-
cionadas, cuanto menos, por la aquiescencia de otros Estados;
por ello, y en especial desde el siglo  XVII, desde la época de
­Pedro El Grande, la pretensión rusa de llegar al mar constituye un

imperativo geopolítico, así como el intento británico por evitarlo


en lo que se llamó el gran juego, continuado, ya en el siglo XX,
con la política de contención estadounidense en sus diferentes
modalidades durante la Guerra Fría para evitar, entre otros as-
pectos, dicha salida al océano.
En este siglo XXI, con el planeta en plena reconfiguración, se
abren oportunidades para materializar dicho afán, esfuerzos
que en la zona mediterránea puede incluso entenderse, según
determinados analistas (Lugan, 2017), como una secuencia de
etapas con las que Moscú pretende alcanzar el océano Atlántico.
Etapas que comenzarían con la anexión de Crimea en el año
2014, la implicación en Siria —donde Rusia ya poseía las bases
de Tartus y Latakia— en el año 2015, la entente con Turquía
en ese mismo año —hecho que le permitiría facilitar el paso
de buques de guerra por los estrechos del Bósforo y Dardane-
los, única salida del mar Negro al Mediterráneo y controlada
por Turquía, en unas determinadas condiciones, desde la adop-

ing growing pressure over money laundering. Disponible en: https://www.economist.com/


europe/2019/01/26/malta-and-cyprus-face-growing-pressure-over-money-laundering
55  ABC. (11 de julio de 2018). Grecia expulsa a dos diplomáticos rusos y prohí-

be la entrada de otros dos por injerencias. Disponible en: https://www.abc.es/


internacional/abci-grecia-expulsa-diplomaticos-rusos-y-prohibe-entrada-otros-inje-
rencias-201807111321_noticia.html

67
Pedro Sánchez Herráez

ción de la Convención de Montreux de 193656—, seguido del


r­eforzamiento de las relaciones con Egipto, el apoyo al mariscal
­Haftar en la guerra civil de Libia y el incremento de las relacio-
nes con Argelia, además de un creciente intento de aproxima-
­ arruecos57, país con fachada atlántica y, por tanto, del
ción a M
máximo interés para Moscú.
Así, más allá de la potencial existencia de un plan estratégico
absolutamente preconcebido, lo cierto es que los intereses rusos
respecto al Mediterráneo siempre han sido claros y constantes,
logrando un mayor o menor grado de éxito en función de varias
circunstancias, entre otras, el poderoso contrapeso y rivalidad
con los Estados Unidos y con los países de la Alianza Atlántica.
Pero el repliegue parcial de Washington produce un cierto vacío
en la zona que es aprovechado por una Rusia en crecimiento y
expansión, y que no deja pasar las oportunidades que se generan
para lograr mayor presencia e influencia.
Así, la inestabilidad creada en la región a consecuencia de las pri-
maveras árabes ofreció nuevas opciones para la acción a actores
foráneos, entre otros a Rusia, que lo hace con varios intereses58:
establecer una línea defensiva frente a las crecientes disputas
con occidente y frente a los ataques del terrorismo islámico; con-
solidar viejas alianzas y crear otras nuevas con objeto de es-
tablecerse firmemente en el Mediterráneo, tanto Oriental como
Occidental; seguir llenando el vacío dejado por Washington para
desalojarle de espacios que ocupaba previamente; y también,
en una lectura en clave interna, para poner de manifiesto el in-
cremento de poder y de prestigio internacional de Rusia, lo que
refuerza al Gobierno de Putin.
El Mediterráneo es el núcleo de la proyección naval rusa sobre
Oriente Medio59; y tras la solicitud del líder sirio Bachar el-Assad

56  Convention regarding the regime of the straits signed at Montreux. (29 de julio de
1936). Disponible en: http://sam.baskent.edu.tr/belge/Montreux_ENG.pdf
57  Como muestra, MAROC.MA. (12 de marzo de 2016). Visita oficial de SM el rey

Mohamed VI a la Federación Rusa. Disponible en: https://www.maroc.ma/es/news/


visita-de-sm-el-rey-mohammed-vi-la-federacion-de-rusia
58  NATO DEFENCE COLLEGE. (Enero 2021). Russia in NATO’s South: Expansionist

Strategy or Defensive Posture? Research Paper, número 16. Disponible en: https://
www.ndc.nato.int/news/news.php?icode=1523
59  FOUNDATION MÉDITERRANÉENNE D´ETUDES STRATÉGIQUES. (2 de marzo de

2021). Le Soudan, nouvelle porte d´entrée de la Russie vers l´Afrique et l´océan.


Disponible en: https://fmes-france.org/arnaud-peyronnet-le-soudan-nouvelle-porte-
dentree-de-la-russie-vers-lafrique-et-locean/

68
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

de intervenir en apoyo de su régimen, el año 2015 marca un


punto de inflexión en la presencia y acciones de Rusia en la zona,
pues a la intervención terrestre y aérea se le suma una creciente
actividad naval y el desarrollo de una estrategia de antiacceso
en la costa de Siria, desplegando tanto misiles antiaéreos y an-
tibuque como equipos de inteligencia, de telecomunicaciones y
guerra electrónica, aviones y medios de combate en todos los
ámbitos de batalla.
Estos despliegues de sistemas de armas permiten la creación
de amplias burbujas, de espacios multidominio en los que el
potencial acceso de fuerzas no autorizadas solo se puede hacer
a un coste muy elevado [estrategia A2/AD (Lokshin, 2016)];
además se cuenta como puntos de apoyo importantes con la
base de Latakia y la de Tartus, así como la última cuyo uso
fue autorizado por Damasco, la base aérea de Hmeymin, en la
que se realizaron grandes inversiones rusas que permitieron la
creación de espacios protegidos, refugios de hormigón, han-
gares y edificios de mando. Por ello, la intervención de Rusia
en Siria, además de otros objetivos geopolíticos, consolida su
posición y presencia en el Mediterráneo, pone de manifiesto
sus capacidades y su voluntad de ser un actor con el que es
preciso contar en la zona, lo que implica reconsiderar a Moscú
como un elemento más a tener en cuenta en el complejo juego
geopolítico actual.
Rusia busca también aumentar su influencia en Líbano, además
de para poder incrementar sus esferas antiacceso —prolongando
las ya generadas en Siria, lo que crearía un serio problema para
otras potencias en la zona—, incluso para poder tener acceso
a las potenciales riquezas en hidrocarburos que puedan encon-
trarse en la costa libanesa; para ello, Moscú ejerce su influencia
sobre los cristianos ortodoxos del país, e incluso intenta incre-
mentar los contactos con los cristianos maronitas, así como va-
rias y poderosas familias de Líbano hacen lobby a favor de Rusia
(Melamedov, 2020).
Con Egipto, el país del canal de Suez, las relaciones son crecien-
tes y fluidas (Ramani, 2015); tanto es así que tras firmarse en
el año 2018 un acuerdo de asociación estratégica entre ambas
naciones, las relaciones en los ámbitos diplomáticos, económicos
y de seguridad no han hecho más que aumentar en cantidad e
intensidad. Y la importancia concedida a Egipto y al canal, a la
vía de salida y entrada desde Oriente al Mediterráneo es patente;
en ese sentido, existen noticias relativas a que Rusia podría estar

69
Pedro Sánchez Herráez

escoltando buques iraníes60 en el Mediterráneo tras su entrada


en el mismo por el canal de Suez en tránsito hacia Siria.
Y también en Libia se muestra Moscú muy activo, y si bien ha
sostenido una posición clara en apoyo al mariscal Haftar —alinea-
do con Egipto—, no ha olvidado mantener los enlaces y contactos
con el bando adversario, con el Gobierno de Trípoli; y tras el alto
el fuego alcanzado en el año 2020 intenta de nuevo poner en
marcha sus activos y fortalezas para seguir teniendo presencia e
influencia en Libia, sin olvidar la cooperación militar61, uno de los
pilares de la acción exterior de Moscú.
Por medio de esa sucesión de etapas, la intención es, en la me-
dida de lo posible, alcanzar el océano Atlántico. Y en ese juego
geopolítico —alcanzar y negar el acceso al océano— es preciso
considerar la condena de Rusia a la decisión de Trump, en los
momentos finales de su presidencia, relativa al Sáhara Occidental
y la soberanía del mismo62; las acciones de información e influen-
cia rusas sobre dicha cuestión crecen, a efectos lograr beneficios
en la zona e intentar reforzar su presencia en la misma, amén de
fortalecer los vínculos con Argelia —aliada tradicional de la Unión
Soviética y de Rusia—, enfrentada a Marruecos por este y otros
diferendos. Y la posición de Rusia como miembro del Consejo de
Seguridad de la ONU proporciona un valor añadido, aspecto que
es empleado e instrumentalizado en cualquier diferendo; y, de
hecho, el intento de atraer la mirada de Rusia hacia esa zona por
parte de actores locales es permanente63.
La presencia y actividad rusa en el Mediterráneo alcanza tales
dimensiones que, en ocasiones, y en el marco del complejo con-
texto geopolítico en que nos encontramos, se ha llegado a seña-
lar, en ocasiones, la posibilidad de que exista una segunda Guerra
Fría en la región. Pero la Rusia actual no es la URSS de antaño,

60  USNI NEWS. (21 de octubre de 2020). Russian navy seen escorting iranian tankers
bound for Syria. Disponible en: https://news.usni.org/2020/10/21/russian-navy-seen-
escorting-iranian-tankers-bound-for-syria#:~:text=Last%20week%2C%20the%20
Iranian%2Dflagged,Navy%20ships%2C%20including%20a%20destroyer
61  THE LIBYA OBSERVER. (17 de abril de 2021). Dbeibah discusses resuming mil-

itary cooperation with Russia. Disponible en: https://www.libyaobserver.ly/news/


dbeibah-discusses-resuming-military-cooperation-russia
62  AL ARABIYA. (11 de diciembre de 2020). Russia condemns US recognition of Morocco

claim to Western Sáhara. Disponible en: https://english.alarabiya.net/News/north-afri-


ca/2020/12/11/Russia-condemns-US-recognition-of-Morocco-s-claim-to-Western-Sáhara
63  AL MONITOR. (11 de abril de 2017). How Polisario Front hopes to partner with

Russia in Western Sáhara. Disponible en: https://www.al-monitor.com/pulse/origi-


nals/2017/04/western-sahara-polisario-sell-russia-moscow-visit.html

70
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

y la partida global no se dirime solo entre dos bandos (Sánchez


Herráez, 2019d), sino entre un cúmulo de actores con multitud
de intereses contrapuestos y también coincidentes, lo cual no ex-
cluye ni las disputas ni las rivalidades, y ni siquiera la posibilidad
de una confrontación directa, o más probablemente, indirecta,
por medio de terceros países, fuerzas delegadas o incluso merce-
narios y empresas militares privadas, como ha ocurrido durante
la última fase de la guerra de Libia.
Y, entre ese cúmulo de actores que disputan esa partida global
también en el Mediterráneo, sea con recorrido previo —o no— en
la región, es necesario, de entre estos últimos, señalar a la nueva
gran potencia: China.

China: ¿nueva gran potencia mediterránea?

China ha incrementado sustancialmente su presencia y actividad


en el área mediterránea en los últimos años, en paralelo al de-
sarrollo de su gran proyecto de la iniciativa de la Nueva Ruta de
la Seda y su interés por incorporar a nuevos países a la misma,
así como en su intención de asegurar la interconexión entre el
océano Pacífico y el mar Mediterráneo a través de la Ruta de la
Seda Marítima, sin olvidar el desarrollo de una Ruta de la Seda
Digital. Toda una red de interconexiones globales, con epicentro
en Pekín, que refuerza así la cosmovisión china relativa a consti-
tuir el país del centro.
Para ello, en primera instancia emplea grandes inversiones en
infraestructuras de transporte y energía, así como intensifica las
relaciones comerciales con todos los países mediterráneos, sin
olvidar prestar una atención especial al Magreb, y más en con-
creto, a Marruecos y Argelia, como nuevas puertas de entrada
a África y Europa; igualmente, emplea la expansión cultural vía
Instituto Confucio, acción sujeta a polémica pues en ocasiones es
vista más como un elemento de propaganda del régimen chino
que de una institución realmente centrada en el ámbito cultural.
Las inversiones en puertos, realizadas bajo diferentes moda­
lidades, tanto adquiriendo derechos de uso de terminales como
construyendo y gestionando infraestructuras portuarias se hacen
empleando varias empresas (desde COSCO Shipping Ports a ­China
Merchants Port Holdings, pasando por Shangai International Port
Group, China State Construction Corporation o ­China Harbour
Engineering Company) controladas, totalmente o en gran parte,

71
Pedro Sánchez Herráez

por Pekín; y esas inversiones constituyen uno de los aspectos


más visibles de la presencia de China en el antaño llamado Mare
Nostrum (Duchâtel, 2019). Y dicha presencia, que se extiende y
de manera creciente por diferentes puertos mediterráneos —in­
cluyendo el puerto de Valencia en España— tiene, obviamente,
una lógica comercial, dado el flujo creciente de contenedores que
fluyen de y hacia China, flujo al cual debe China, en gran parte,
tras haberse convertido en la fábrica del mundo, su poderoso
despegue económico que le ha hecho auparse al segundo puesto
mundial.
Y no solo puertos: los cables submarinos por los que discurre la
información constituyen otro elemento de poder y de potencial
control; ya en el año 2009 se tendió, con una gran participación
de la Huawei Maritime Networks, la división de esta empresa de
comunicaciones china dedicada al despliegue de cables submari-
nos, el Hannibal, que conecta Túnez e Italia, y al año siguiente se
tendió otro, que unió Libia y Grecia (Ekman, 2018). Sin embar-
go, el último proyecto chino, relativo al tendido de un cable que
desde Pakistán llegue a Francia, y que se espera finalice en este
año 2021 —cable denominado PEACE (Pakistan and East Africa
­Conecting Europe, con significado en inglés de paz)— y que reco-
rre todo el fondo del Mediterráneo, ha generado una nueva dispu-
ta con los Estados Unidos64, ante el despliegue de un nuevo cable
de fibra óptica tendido en el marco de la Ruta de la Seda Digital65.
Es necesario considerar que, además de una lógica económica,
dicha presencia y despliegue también tiene una lógica geopolíti-
ca, pues las infraestructuras representan el esqueleto, el sistema
nervioso (caso de las telecomunicaciones) y el circulatorio de las
naciones y de las organizaciones regionales; el que controla las
infraestructuras, controla, en gran medida, el devenir y las po-
sibilidades de la zona en cuestión; por ello, China además de en
otros puertos del área mediterránea, tiene presencia e inversio-
nes en Puerto Said, en Egipto, en la salida del canal de Suez al
Mediterráneo y en Tanger-Med, en Marruecos, contando así con
un poderoso punto de apoyo en la embocadura del Mediterráneo
hacia el océano Atlántico. Las dos únicas salidas a aguas abiertas

64  PRESSTV. (6 de marzo de 2021). China´s internet cable in Europe likely to fuel ten-
sions with U.S. Disponible en: https://www.presstv.com/Detail/2021/03/06/646650/
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65  SILK ROAD BRIEFING. (17 de marzo de 2021). China ´s submarine fiber optic

Belt and Road. Disponible en: https://www.silkroadbriefing.com/news/2021/03/17/


chinas-submarine-digital-fiber-optic-belt-and-road/

72
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

desde las aguas mediterráneas —o entradas a las mismas desde


los océanos— cuentan con presencia china.
Puertos, flujos de contenedores, redes de comunicaciones… dada
la condición estatal o semiestatal de la mayor parte de las gran-
des empresas chinas, así como de su opacidad, tanto las infraes-
tructuras como el resto de elementos pueden ser empleados con
fines militares (O´Dea, 2019) de manera rápida y sencilla, pu-
diendo además concentrar un gran número de medios y recursos
y dejarlos preposicionados; por ejemplo, el control de un puerto
permite tener un rápido embrión de una base naval, y una red
de puertos permite establecer una red de puntos de apoyo tanto
para buques como para un amplio mallado de comunicaciones,
en lo que se denomina weaponización (con el significado apro-
ximado de militarización, de empleo como arma) de la logística.
El puerto de El Pireo, en Grecia, constituye la joya de la corona
de los puertos chinos en el Mediterráneo, si bien las inversiones
de Pekín alcanzan a 14 puertos de contenedores europeos y re-
presentan el 10 % de la capacidad logística de este continente,
y ello en el marco de la Nueva Ruta de la Seda Marítima, lo que
hace de la conquista del Mediterráneo una de las piezas claves
de la estrategia política y comercial de China (Parra, 2019) para
ocupar una posición de potencia global.
Continuando en la zona del Mediterráneo oriental, ya se ha comen-
tado en el epígrafe dedicado a los Estados Unidos los diferendos
existentes relativos a los despliegues chinos de infraestructuras
en Israel. Y en el Líbano, el puerto de Trípoli, el único puerto de
aguas profundas de la zona que no está bajo control ruso, ha sido
objeto de trabajos e inversiones de empresas chinas desde el año
2012, lo cual ha incrementado en tal medida sus capacidades que
ha permitido que los grandes buques que no han podido recalar
en el puerto de Beirut por la megaexplosión ocurrida en el año
2020 puedan ser gestionados desde Tripoli66. Y, de esta manera,
China se posiciona para tener mayor capacidad de influencia y
presencia en Siria67, pues la distancia desde Damasco al puerto
libanés de Trípoli es menor que a los propios puertos sirios. Y

66  GLOBAL CHINA DAILY.COM. (7 de agosto de 2020). Lebanon´s Tripoli port ready
to temporarily replace port of Beirut after deadly blast. Disponible en: http://global.
chinadaily.com.cn/a/202008/07/WS5f2cb632a31083481725edb8.html
67  FINANCIAL TIMES. (3 de enero de 2019). Lebanese port eyes China as it sells itself

as hub for Syria. Disponible en: https://www.ft.com/content/386b3fd2-01db-11e9-99


df-6183d3002ee1

73
Pedro Sánchez Herráez

también así se evita tener que emplear Tel Aviv, pues muchos
países musulmanes y árabes todavía no ven con buenos ojos la
llegada de mercancías, aunque sea en tránsito, desde la nación
hebrea.
Y Egipto, país clave en la zona no solo por su peso humano y eco-
nómico, sino por ser un referente en el mundo árabe y africano
—es miembro destacado de la Liga Árabe, de la Unión Africana
y de la Organización para la Cooperación Islámica—, controla un
poderoso activo que es el canal de Suez, uno de los puntos de
mayor tránsito comercial del planeta. Por ello, la aproximación
de Pekín ha sido constante68, existiendo varios proyectos e ini-
ciativas entre los que se pueden destacar la construcción de una
nueva capital administrativa y financiera a 45 kilómetros del El
Cairo —que incluye el edificio más alto de África— así como, y en
torno a ese eje que es el canal de Suez, el proyecto de desarrollo
conjunto de la zona económica del mismo69. Y que China inau-
gurara en el año 2017 una base naval en el Cuerno de África, en
Djibouti, en la embocadura al mar Rojo desde el Índico, es decir,
en el acceso al mar que conduce al canal de Suez, y que esté am-
pliando las capacidades militares (Sutton, 2020c) de la misma,
no parece una casualidad.
No solo la presencia en la zona se materializa por medio de inver-
siones e infraestructuras; también los buques de la Armada chi-
na, fuerza militar en proceso de crecimiento constante70, surcan
con mayor frecuencia las aguas mediterráneas. Así, intervinieron
en la evacuación de sus ciudadanos residentes en Libia durante la
guerra civil de esta nación —se extrajeron cerca de 35.000 per-
sonas—, en el año 2011 (Ekman, 2018); y en el año 2013, uno
de sus más impresionantes buques, el Jinggangshan, en el marco
de la guerra de Siria, fue enviado al Mediterráneo oriental, como
observador, según indicó Pekín, pero, aparentemente, para in-
crementar las capacidades de la flota rusa actuando en la zona y
disuadir en cierta medida a los estadounidenses (Chang, 2020);

68  ALJAAZERA. (15 de marzo de 2021). The competition for Egypt: China, the west
and megaprojects. Disponible en: https://www.aljazeera.com/news/2021/3/15/
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glish/2021-01/24/c_139693564.htm
70  A modo de simple ejemplo LA RAZÓN. (28 de abril de 2021). Pekín refuerza su

Armada con un submarino nuclear, un destructor y un buque de asalto. Disponible en:


https://www.larazon.es/internacional/20210428/7subaisr7neuthwvulhg6nc4ya.html

74
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

y también participaron, junto con la flota rusa, en la escolta de


las armas químicas sirias entregadas por dicha nación.
La parte occidental del Mediterráneo y la salida al océano ­Atlántico
tampoco es ajena a los afanes chinos. En ese sentido, China tien-
de a ver a los países del Magreb desde una perspectiva centrada
no solo en constituir una fuente de recursos naturales y como un
mercado para sus productos, sino también en el hecho de que
estas naciones ocupan una posición geoestratégica muy signifi-
cativa, dada su posición relativa entre el mundo árabe, África y
el Mediterráneo. E, igualmente, son contempladas como espacios
donde promover el éxito del modelo chino frente a la democracia
occidental. Por ello, una Argelia pasando dificultades políticas y
económicas supone un mercado muy sugerente para China, si
bien la relación entre Argel y Pekín cuenta con recorrido previo
(Calabrese, 2021).
Por ello, en Argelia China aborda la construcción de un megapuerto
(El Hamdania, en la localidad de Cherchell, a 70 kilómetros de
Argel) así como la Gran Mezquita de Argel, que se pretende sea
la tercera mayor del mundo (tras las de Medina y la Meca)71.
Dicho puerto —cuya construcción se paralizó en el año 201972, en
el marco de las disputas sociopolíticas en el país, si bien parece
se ha reactivado de nuevo— es contemplado por Argelia como el
rival del marroquí Tanger Med. Pero China también participa en
el proyecto rival, pues el desarrollo de la ciudad Mohammed VI-
Tanger Tech, en Marruecos, se materializa, en parte, por consorcios
chinos cuyas actividades incluirán no solo la construcción, sino
también la administración de la urbe73, espacio que se pretende
tenga 300.000 habitantes y genere 100.000 puestos de trabajo.
Y como referente del nivel de ambición perseguido por Pekín en la
aproximación al Mediterráneo Occidental —y al océano ­Atlántico—,
y recordando la importancia de mantener una ­ capacidad de

71  La magnitud del proyecto puede contemplarse en PLATAFORMA DE ARQUI-


TECTURA. (16 de abril de 2021). Mezquita de Argelia/KSP Juergen Engel Ar-
chitekten. Disponible en: https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/960056/
mezquita-de-argelia-ksp-juergen-engel-architekten
72  INTERNATIONAL TRADE ADMINISTRATION. (29 de marzo de 2020). ­ Algeria´s
El Hamdania port. Disponible en: https://www.trade.gov/market-intelligence/
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73  MARRUECOS NEGOCIOS. (23 de noviembre de 2020). El proyecto Mohammed VI

Tangier Tech City avanza con nuevos acuerdos de asociación. Disponible en: https://
www.marruecosnegocios.com/el-proyecto-mohammed-vi-tangier-tech-city-avanza-
con-nuevos-acuerdos-de-asociacion/

75
Pedro Sánchez Herráez

­ ontrol sobre el estrecho de Gibraltar para una potencia global,


c
además de los puertos ya citados de Tanger Med y el nuevo puer-
to de Argel, China ha puesto la mirada en un punto de apoyo
que permitiría establecer un primer elemento defensivo/ofensivo
avanzado, como son las portuguesas islas Azores. La atención se
orienta hacia la isla de Terceira, donde existe una base aérea solo
parcialmente empleada por los Estados Unidos, y, desde el fin de
la Guerra Fría, cada vez más en desuso, si bien el argumento em-
pleado por Pekín es el de desplegar un nodo comercial (Kavanagh,
2019) que permitirá enlazar Europa, África y América.
China, ya una gran potencia, y camino de ser una poderosa po-
tencia global militar, está presente, y de una manera importante,
creciente y copando espacios y sectores claves. China es ya una
gran potencia mediterránea.

¿Conclusión?

Las dinámicas de cambios son constantes, y más en un mundo en


plena reconfiguración. Desde las certezas de la Guerra Fría —bando
en el cual se encontraba cada nación, valores y opciones defen-
didas, adversarios identificados y nítidos…— se ha pasado a las
incertidumbres de este siglo XXI, amén de un cuestionamiento, a
nivel global, de todo, tanto a escala internacional —globalización,
instituciones internacionales, alianzas, valores, etc.— como a es-
cala nacional —desencanto, radicalización, descohesión, localis-
mos— lo cual genera un panorama muy complejo.
Como en otras etapas de la historia, estas circunstancias hacen
bueno el refrán «a río revuelto, ganancia de pescadores». En un
entorno de debilidad y de descohesión, el que permanece fuerte
y unido tiene muchas, muchas opciones de conseguir imponer su
realidad, su modelo, su narrativa o, simplemente, sus intereses,
sean cuales fueren.
El Mediterráneo ha sido secularmente un punto de tránsito y
vida, donde una pléyade de civilizaciones, culturas, pueblos e
ideas han florecido, han coexistido, disputado y, en ocasiones, in-
cluso algunas han desaparecido, quedando relegadas a los libros
de historia. Y, tal y como muestran los hechos, el Mare Nostrum
sigue siendo un espacio de tránsito y vida, y, si cabe, con más
intensidad que nunca, pues aunque aparentemente ensombreci-
do por las mayores magnitudes de los océanos y de otros conti-
nentes, constituye una zona clave en la reconfiguración del orden

76
El Mediterráneo: ¿nueva zona de liza en la disputa global?

global que se está gestando y dirimiendo, día a día, delante de


nuestros ojos.
Y todo ello acontece en momentos de debilidad para sus riberas
—y no solo por la pandemia—, en tiempos en los que los países
costeros, tan diferentes pero tan iguales en el marco de eso
que se ha dado acertadamente en llamar cultura mediterránea,
y tan vinculados por la historia, la economía y sus propias reali-
dades, afrontan desde difíciles cuestiones de índole interna a su
posicionamiento en el orden internacional, de manera separada
e individualizada. No es necesario recurrir al viejo adagio divide
y vencerás para lograr imponer tu voluntad, no hace falta que
una potencia foránea que pretenda alcanzar una posición de
dominio tenga que activar unos poderosos y complejos proce-
dimientos para desunir… si ya te desunes tú solo, si no hay un
afán, una intención de permanecer unidos para no solo ocupar
el lugar en el planeta que corresponde, sino, incluso, para sal-
vaguardar un modo de vida, el modo de vida mediterráneo…
¿entonces?.
Los tiempos son complejos, pero también los momentos difíciles
y de cambio constituyen espacios de oportunidad —y no solo
para los foráneos—; quizás sea el momento de afrontar la visión
del Mare Nostrum desde una óptica única, de que sus riberas
adopten una visión compartida del Mediterráneo y que esta sea
común, permitiendo que este cálido mar sea el espacio de inter-
cambios y relación como fue en otros momentos del pasado. Y
todos saldremos ganando, sin duda.
De otra manera, la conclusión relativa al destino del Mediterráneo
¿será…?

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