Recurso Nulidad 237 2021 Lima

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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE

DE JUSTICIA RECURSO DE NULIDAD N.° 237-2021


DE LA REPÚBLICA LIMA

Confirmar condena
Los argumentos postulados por los
procesados en sus respectivos recursos
impugnatorios deben desestimarse, por
cuanto se cuenta con prueba suficiente
que acredita la comisión del delito;
asimismo, se verifica que en la sentencia
cuestionada se analizaron los medios de
prueba recabados, así como que esta se
encuentra debidamente motivada.

Lima, veintiséis de julio de dos mil veintiuno

VISTOS: los recursos de nulidad


interpuestos por los procesados Jhesson Pool Chávez Valderrama,
Roger Américo Espinoza Romero y Juan Carlos Baca Sotomayor, así
como por el representante del Ministerio Público y la parte civil (Sunat)
contra la sentencia del diecinueve de enero de dos mil veintiuno (foja
6171) que:

i) Declaró improcedente la excepción de prescripción deducida por


la defensa del acusado Juan Carlos Baca Sotomayor;

ii) Adecuó de oficio el título de imputación de “co-autor", atribuido en


la acusación fiscal al procesado Roger Américo Espinoza Romero, a
la de "autor";

iii) Absolvió, por mayoría, a Benjamín Ángel Ventura Rivera como


cómplice primario del delito de defraudación tributaria-obtención
indebida de crédito fiscal por concepto de Impuesto a la Renta de
Tercera Categoría, correspondiente al Ejercicio 2000, e Impuesto
General a las Ventas, correspondiente a los períodos de octubre,
noviembre y diciembre de 2000, en agravio del Estado;

iv) Condenó a Juan Carlos Baca Sotomayor, Jhesson Pool Chávez


Valderrama y Roger Américo Espinoza Romero como autores del
delito de defraudación tributaria-obtención indebida de crédito fiscal

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por concepto de Impuesto a la Renta de Tercera Categoría,


correspondiente al ejercicio 2000, e Impuesto General a las Ventas,
correspondiente a los períodos de octubre, noviembre y diciembre de
2000, en agravio del Estado; a seis años de pena privativa de libertad
y seiscientos cincuenta días-multa; fijó en S/ 2 069 738 (dos millones
sesenta y nueve mil setecientos treinta y ocho soles), el monto que por
concepto de reparación civil deberán pagar los citados encausados,
de manera solidaria con el tercero civilmente responsable; con lo
demás que contiene. De conformidad con lo opinado por el señor
fiscal supremo en lo penal.

Intervino como ponente el señor juez supremo Coaguila Chávez.

CONSIDERANDO

§ I. Expresión de agravios

Primero. La defensa técnica del procesado Jhesson Pool Chávez


Valderrama, en el recurso de nulidad (foja 6261), alega que:

1.1. A pesar de que se dispuso que, en la sesión siguiente de juicio


oral, el procesado podía manifestar su conformidad o no
respecto de la resolución que declaró infundada la excepción
de prescripción deducida, no se produjo por omisión de esta.

1.2. Por otro lado, no se resolvió la excepción de naturaleza de


acción deducida el tres de junio de dos mil catorce, cuyos
fundamentos fueron ampliados en la sesión de juicio oral del
veinticinco de agosto de dos mil veinte, con lo cual se vulneró su
derecho de defensa.

1.3. Asimismo, el cinco de agosto de dos mil catorce, se declaró


fundada la cuestión prejudicial, empero, no debió considerarse

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el tiempo de la suspensión, por haberse dictado durante ese


tiempo diversas actuaciones, como la acusación fiscal y el auto
de enjuiciamiento; ergo, si los hechos datan del treinta y uno de
diciembre de dos mil, a la fecha, la acción penal ha prescrito.

1.4. No existen pruebas ni testimonios que lo involucren en el ilícito


atribuido.

Segundo. Por su parte, la defensa técnica del procesado Roger


Américo Espinoza Romero, en el recurso de nulidad (foja 6270), sostuvo
que:

2.1. Se vulneró su derecho de defensa, al ser condenado como autor


del delito de defraudación tributaria, pese a que durante el
proceso se le juzgó como coautor y no se le concedió la
oportunidad de pronunciarse respecto a la tesis de
desvinculación y, de ser el caso, ofrecer nuevas pruebas.

2.2. Igualmente, la sentencia no está debidamente motivada, toda


vez que en el proceso no se acreditó que el recurrente elaboró
los documentos ingresados a la administración tributaria, pues no
tenía injerencia directa en el procesamiento ni elaboración de
estos, ya que solo suscribió la declaración jurada de Impuesto a
la Renta del Ejercicio Fiscal 2000, en su condición de contador
externo, incluso solo le correspondía verificar que los
documentos recibidos y procesados remitidos a Courier San
Martín de Porres S. A. cumplan con los requisitos exigidos por ley;
no era su función presumir la ilicitud de la documentación y
transacciones; en ese sentido, concurre duda a su favor.

Tercero. La defensa técnica del procesado Juan Carlos Baca


Sotomayor, en su recurso de nulidad (foja 6284), alega que:

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3.1. El hecho, referido a la emisión de recibos por honorarios no


fehacientes con la ilícita finalidad de incrementar sus gastos y
reducir el impuesto a la renta en el Ejercicio Fiscal 2000, se
condice con el tipo penal básico previsto en el artículo 1° del
Decreto Legislativo número 813; por ende, de acuerdo con la
pena prevista en el precitado artículo, la acción penal
prescribió; sin embargo, el Colegiado, de manera mecánica, se
remitió a lo resuelto con anterioridad.

3.2. En la sentencia cuestionada no se analizó por separado cada


hecho y se omitió valorar las pruebas de descargo, entre ellas, el
testimonio de Antonio Baca Sotomayor, quien precisó que era el
encargado directo de los contratos celebrados con los
proveedores, de sus pagos y de coordinar con el Área de
Contabilidad lo relativo a la tributación correspondiente a la
tercerización de personal proveniente de dichos proveedores;
también desmereció la pericia contable de parte.

3.3. No se le puede atribuir responsabilidad penal solo por ser


gerente general.

3.4. Se sancionó como responsable solidario del pago de la


reparación civil al tercero civil, que no fue convocado ni tuvo
participación en el juicio oral.

Cuarto. El representante del Ministerio Público, en el recurso de


nulidad incoado (foja 6263), muestra su disconformidad con el extremo
absolutorio por cuanto:

4.1. No se tuvo en cuenta que el Informe pericial de grafotecnia, con


el que se pretende negar la firma del encausado Benjamín Ángel
Ventura Rivera, fue efectuado sobre una copia fotostática

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simple; por tanto, no reúne las condiciones de idoneidad e,


incluso, resulta incompleto, al no haberse pronunciado sobre la
firma atribuida al citado encausado en los recibos extendidos
por la empresa Courier San Martín de Porres S. A. a favor de la
Cooperativa de Trabajo y Fomento del Empleo "Perú 2000" Ltda.

4.2. Tampoco se consideró la declaración indagatoria e instructiva


del procesado Hugo Cueva Egúsquiza, en la que señaló que
Ventura Rivera tenía activa participación en el manejo y
administración de las empresas Cooperativa de Trabajo y
Fomento del Empleo "Perú 2000" Ltda. y Arvec Consultores S. A.,
ni lo señalado en el Informe de indicios de delito tributario, estas
pruebas vinculan directamente al encausado con los hechos
ilícitos que se le atribuye en su condición de cómplice.

Quinto. Igualmente, la parte civil (Sunat), en su recurso de nulidad (foja


6280), únicamente cuestiona el extremo absolutorio y alega que:

5.1. Se absolvió al procesado Benjamín Ángel Ventura Rivera solo por


su declaración, sin efectuar una adecuada valoración de las
pruebas, entre ellas, el Contrato de servicio firmado por el
encausado en representación de Cooperativa de Trabajo y
Fomento al Empleo "Perú 2000" Ltda., el Informe de indicios de
delito tributario y la declaración instructiva del procesado Hugo
Cueva Egúsquiza, que demuestran que tuvo conocimiento y
participación en la simulación de los hechos, habiéndose
probado el aporte realizado por este, que permitió a la empresa
Courier San Martín de Porres S. A. contabilizar indebidamente el
crédito fiscal mediante la utilización de comprobantes de pago
por operaciones no reales, con el fin de reducir el impuesto a

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pagar por el Período Fiscal 2000. Se vulneró el derecho a la


debida motivación de las resoluciones judiciales.

§ II. Imputación fiscal

Sexto. Con base en la acusación fiscal (foja 5325), se imputa que la


empresa Courier San Martín de Porres S. A. es una persona jurídica
dedicada a la actividad económica de prestar servicio de correo,
que inició sus actividades el veinticinco de agosto de mil novecientos
noventa y cuatro y, durante el proceso de fiscalización a cargo de la
Sunat, modificó su razón social a Time Courier S. A. C.

Esta fiscalización se inició por la recepción de una denuncia que


señalaba que los representantes de la empresa Courier San Martín de
Porres S. A. habían utilizado los comprobantes de pago (recibos por
honorarios) que correspondían a sus trabajadores, con la finalidad de
incrementar los gastos de la empresa, consignando cifras elevadas
por el pago de honorarios, cuando en realidad los trabajadores
recibieron como sueldo mensual un aproximado entre S/ 410 y S/ 450
(cuatrocientos diez y cuatrocientos cincuenta soles); dichos trabajadores, al
término de la relación laboral, solicitaron a la contribuyente sus
recibos por honorarios, que estuvieron en poder de la empresa.

Los resultados de los requerimientos del proceso de fiscalización


establecieron que la empresa Courier San Martín de Porres S. A., cuyo
gerente general es el procesado Juan Carlos Baca Sotomayor no
cumplió con exhibir ni presentar la documentación e información que
se le solicitó; además, que tampoco facilitó la labor de auditoría,
limitándose a proporcionar información incompleta. Dicha empresa,
el veintiocho de abril de dos mil cuatro, solicitó un plazo adicional
para exhibir la documentación solicitada y refirió que se trataba de
documentos del año dos mil; tal pedido le fue concedido. Sin

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embargo, tampoco exhibió el Plan contable general, el Balance de


comprobación o el Plan de cuentas, señalando que no podía
hacerlo porque el contador de la empresa de ese período, el
procesado Roger Espinoza Romero, sufrió el robo de la computadora
donde guardaba la información solicitada.

La fiscalización determinó que no se aportó documentación que


detalle los nombres y apellidos de los trabajadores, documentos de
identidad, detalle de las labores que cada uno desempeñaba, los
días y el número de horas trabajados diariamente, los cuales resultan
importantes porque, de acuerdo con lo estipulado en el contrato, se
necesitaba esos datos para la liquidación del pago mensual a
efectuar al proveedor y, aun cuando no eran trabajadores de Courier
San Martín de Porres S. A., era ilógico que no realizaran control de la
documentación por las tareas asignadas a tales personas, cuando
esos servicios se efectuaban para posteriormente realizar los pagos a
sus proveedores, sin adjuntar tampoco la documentación referida a
los servicios de traslado y entrega de cargo, como guías de remisión y
relación con los datos de los choferes, destinos y tiempos en que se
prestaba el servicio.

Además, la administración tributaria hizo el cruce de información con


cada uno de los supuestos proveedores, a fin de verificar y constatar
la veracidad de las operaciones, determinándose que no eran reales,
solicitándoles que exhiban y proporcionen los comprobantes de pago
de ventas, guías de remisión, notas de débito y crédito y el registro de
ventas, que se realizaron durante el año dos mil al contribuyente
Courier San Martín de Porres S. A., pedido que no cumplieron; sin
embargo, mostraron fotocopia de las facturas emitidas a la empresa
indicando reconocerlas, pero que estas facturas las cancelaron en

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efectivo, no por el monto total, sino por un diferencial conformado


por la comisión y el impuesto general a las ventas, ya que Courier San
Martín de Porres S. A. pagaba directamente a los trabajadores. Lo
que evidencia que la operación no era real, porque usualmente en el
mercado pagaba al trabajador la empresa service por el monto de
las facturas. Esa misma modalidad se utilizó en las facturas a nombre
personal que emitió el inculpado Hugo Luis Cueva Egúsquiza y las
emitidas por intermedio de las empresas Arvec Consultores S. A. y
Cooperativa de Trabajo y Fomento del Empleo "Perú 2000".

La administración tributaria determinó que el perjuicio irrogado por la


obtención indebida del crédito fiscal para efectos del impuesto
general a la venta de los períodos octubre a diciembre de dos mil y
por el incremento indebido de gastos, así como por operaciones no
reales para efectos de la determinación del Impuesto a la Renta del
Ejercicio Fiscal 2000, ascendió a la suma de S/ 2 069 738 (dos millones
sesenta y nueve mil setecientos treinta y ocho soles).

En suma, la imputación señala el empleo de una modalidad


defraudatoria por parte de Juan Carlos Baca Sotomayor,
representante de la contribuyente Courier San Martín de Porres S. A.,
de haber emitido y manipulado recibos por honorarios de sus
extrabajadores entre los meses de septiembre y diciembre de 2000,
consignando montos mayores a los que efectivamente habían
pagado con la ilícita finalidad de incrementar sus gastos y reducir el
Impuesto a la Renta del Ejercicio Fiscal 2000 (recibos por honorarios no
fehacientes); así también, en cuanto al impuesto general a la venta, se
habría beneficiado indebidamente con el crédito fiscal durante los
meses de octubre, noviembre y diciembre de 2000 empleando
facturas que simulaban la prestación del servicio de personal de la

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Cooperativa de Trabajo y Fomento del Empleo "Perú 2000" Ltda.,


Arvec Consultores S. A. C., representada por el procesado Benjamín
Ángel Ventura Rivera y, como persona natural, el procesado Hugo
Luis Cueva Egúsquiza (operaciones no reales).

§ III. Fundamentos del Supremo Tribunal

Séptimo. El ilícito atribuido a los procesados es el previsto en los artículos


1 y 4, literal a, del Decreto Legislativo número 813, Ley Penal Tributaria:
“La defraudación tributaria será reprimida con pena privativa de libertad no menor de
ocho ni mayor de doce años y con 730 a 1460 días multa, cuando: a) Se obtenga
exoneraciones o inafectaciones, reintegros, saldos a favor, crédito fiscal,
compensaciones, devoluciones, beneficios o incentivos tributarios, simulando la

existencia de hechos que permitan gozar de los mismos […]”.

Octavo. Conforme se desprende de la acusación fiscal (foja 5325), se


acusó a Juan Carlos Baca Sotomayor y Jhesson Pool Chávez
Valderrama (como autores), así como a Roger Américo Espinoza Romero
(como coautor), Benjamín Ángel Ventura Rivera y Hugo Luis Cueva
Egúsquiza1 (como cómplices primarios), de haber cometido el delito de
defraudación tributaria en la modalidad de obtención indebida de
crédito fiscal.

En síntesis, se imputa que para la obtención indebida de crédito fiscal


por concepto de Impuesto a la Renta de Tercera Categoría
correspondiente al Ejercicio Fiscal 2000, utilizaron comprobantes de
pago (recibos por honorarios) que correspondían a sus trabajadores, con la
finalidad de incrementar los gastos de la empresa consignando cifras
elevadas por el pago de honorarios, cuando en realidad los
trabajadores recibían como sueldo mensual entre S/ 410 y S/ 450
(cuatrocientos diez y cuatrocientos cincuenta soles), afectando al Fisco.

1 Se reservó el proceso en su contra.

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Asimismo, se señaló que la referida empresa acreditó mediante facturas


emitidas por los proveedores Cooperativa de Trabajo y Fomento del
Empleo "Perú 2000" Ltda., Arvec Consultores S. A. y Hugo Cueva
Egúsquiza, servicios que correspondían a operaciones comerciales no
reales con el propósito de aumentar indebidamente el crédito fiscal del
Impuesto General a la Venta de los meses de octubre, noviembre y
diciembre del año 2000, sin que ninguna de estas empresas haya
acreditado la realidad de las operaciones contenidas en los
comprobantes de pago observados.

En ese sentido, la conducta descrita se encuentra adecuadamente


tipificada en los artículos 1 y 4, literal a, del Decreto Legislativo número
813, Ley Penal Tributaria.

A. Sobre la vigencia de la acción penal

Noveno. Los recurrentes cuestionan distintos aspectos de la sentencia:


vigencia de la acción penal, condena y absolución.

En ese sentido, corresponde dilucidar el primer aspecto, tanto más si los


procesados Juan Carlos Baca Sotomayor y Roger Américo Espinoza
Romero, en los escritos presentados ante esta Instancia Suprema,
aducen que el ilícito prescribió el veintidós de febrero de dos mil
veintiuno.

9.1. El delito de consumó el treinta y uno de diciembre de dos mil.

9.2. La comisión del delito de obtención indebida de crédito fiscal,


imputada a los procesados, está conminada con una pena
privativa de libertad no menor ocho ni mayor de doce años. La
prescripción extraordinaria (artículo 83 del Código Penal) para dicho
delito es de dieciocho años desde la fecha de su consumación.

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9.3. Por otro lado, desde el cinco de agosto de dos mil catorce (foja
5358) hasta el veintiocho de septiembre de dos mil dieciséis (foja
5410), se suspendió la causa, por existir un proceso en la vía
contencioso-administrativa, lo que dio lugar a que se declarara
fundada la cuestión prejudicial promovida por uno de los
procesados, por lo que el plazo de prescripción quedó suspendido
por el plazo de dos años, un mes y veintitrés días.

9.4. De ese modo, desde el treinta de diciembre de dos mil, debe correr
el término que corresponde a la prescripción extraordinaria
(dieciocho años), con el descuento del tiempo transcurrido desde
que se declaró fundada la cuestión prejudicial (dos años, un mes y
veintitrés días), lo cual evidenciaría que la acción penal habría
prescrito el veintiuno de febrero de dos mil veintiuno.

9.5. Empero, es menester excluir también de ese plazo el tiempo


transcurrido durante el estado de emergencia nacional para
prevenir la COVID-19, puesto que existe normatividad que
suspendió los plazos procesales de prescripción y caducidad
emitidos por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.

9.6. Se tiene la Resolución Administrativa número 115-2020-CE-PJ (dieciséis


de marzo de dos mil veinte), seguida de otras2 y, en especial, de la
Resolución Administrativa número 177-2020 (treinta de junio de dos mil
veinte), que aclaró que la suspensión comprende plazos procesales

2
Las Resoluciones Administrativas consideradas son las signadas con los números 115-
2020-CE-PJ (dieciséis de marzo de dos mil veinte), 117-2020-CE-PJ (treinta de marzo de
dos mil veinte), 118-2020-CE-PJ (once de abril de dos mil veinte), 61-2020-P-CE-PJ
(veintiséis de abril de dos mil veinte), 62-2020-P-CE-PJ (diez de mayo de dos mil veinte),
157-2020-CE-PJ (veinticinco de mayo de dos mil veinte), 177-2020-CE-PJ (treinta de junio
de dos mil veinte), 179-2020-CE-PJ (treinta de junio de dos mil veinte) 120-2020-CE-PJ
(dieciséis de octubre de dos mil veinte), 025-2021-CE-PJ (veintinueve de enero de dos mil
veintiuno) y 14-2021-P-CE-PJ (trece de febrero de dos mil veintiuno).

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de prescripción y de caducidad. La última Resolución


Administrativa es la número 14-2021-P-CE-PJ (trece de febrero de dos mil
veintiuno).

9.7. En ese sentido, como precisó el señor fiscal supremo en lo penal en


su dictamen del tres de mayo de dos mil veintiuno, la acción penal
se encuentra vigente. Por tanto, al no haber transcurrido la
indicada suspensión de plazos desde el treinta y uno de diciembre
de dos mil, la facultad de perseguir y sancionar el delito atribuido a
los procesados se encuentra aún expedita.

Décimo. Por lo demás, se debe considerar que ya en anterior


pronunciamiento esta Sala Suprema estableció que la suspensión es un
efecto jurídico –que se verifica en presencia de algunas causas impeditivas del
procedimiento penal– por el cual el transcurso del término de la
prescripción se detiene durante el tiempo necesario para remover el
obstáculo, de tal modo que la porción de tiempo ya transcurrida no
pierda validez y pueda sumarse al periodo de tiempo posterior, que
transcurre desde el día de la cesación de la causa suspensiva. “Las
causas de suspensión tienen que ser expresamente determinadas por la ley, y su
consistencia jurídica la toman exclusivamente de la ley, no del principio contra non
valetem agere non currit praescriptio: la prescripción no corre contra el que no puede

obrar3“.

B. Respecto a los cuestionamientos del procesado Jhesson Chávez


Valderrama

Undécimo. El recurrente Chávez Valderrama denuncia aspectos que


darían lugar a una nulidad. En primer lugar, señala que el Colegiado
Superior omitió consultarle sobre su conformidad o no de la resolución

3Sentencia de Casación número 902-2019-La Libertad, del once de junio de dos mil
veintiuno, emitida por la Sala Penal Permanente, apartados 3 y 6 del considerando
tercero de los fundamentos de derecho.

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que declaró infundada la excepción de prescripción que dedujo.


Empero, del análisis de los actuados se desprende que en la sesión de
juicio oral del veinticinco de agosto de dos mil veinte (foja 5761 vuelta),
ante el pedido de la defensa del referido procesado, se dispuso que en
la siguiente sesión debía dar su conformidad o no; y a pesar de que en
la siguiente sesión no se dio cuenta de este aspecto pendiente (foja
5774), su defensa solicitó en ese acto la nulidad de lo actuado desde
agosto de dos mil catorce, lo que comprendía la resolución que
declaró infundada la excepción de prescripción deducida, de modo
que se descarta el agravio postulado.

Duodécimo. En igual sentido, también señaló que no se resolvió la


excepción de naturaleza de acción deducida (foja 5278) y ampliada en
las sesiones de juicio oral (fojas 5761 y 5775); sin embargo, lo alegado se
descarta, puesto que con la resolución del veintidós de septiembre de
dos mil veinte (foja 5802), oralizada y notificada en el acto oral (foja 5809),
se emitió el respectivo pronunciamiento.

Decimotercero. Por otro lado, en cuanto al cuestionamiento sobre la


decisión de condena, de los actuados se desprende que se cuenta con
el Informe de indicios de delito, emitido por la Sunat (foja 14), donde se
concluye que los recibos por honorarios eran entregados
específicamente al supervisor o jefe de mensajeros y eran devueltos al
término de la relación laboral.

Decimocuarto. En esa línea se cuenta con lo manifestado por el


procesado Juan Carlos Baca Sotomayor (fojas 4994 y 5849), quien señaló
que contrató a su coprocesado Chávez Valderrama para que se
desempeñe como supervisor o jefe de mensajeros; labor que también
fue reconocida y aceptada por este último (fojas 3572, 5066 y 5829), de
modo que es factible inferir que el cargo que ostentaba propiciaba la

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constante comunicación con los mensajeros a su cargo (emisores de los


recibos), lo que también le permitía retener y custodiar los talonarios de
los recibos por honorarios que le entregaban para que su empleadora,
la empresa fiscalizada Courier San Martín de Porres S. A., consigne en
ellos, de manera fraudulenta, montos de pago superiores que no se
ajustaban a lo que realmente los trabajadores percibían, logrando así,
reducir el pago del impuesto a la renta.

Decimoquinto. Lo expuesto se encuentra corroborado con la


declaración de Blanca Neri Celis Cayao, trabajadora de Courier San
Martín de Porres S. A. (foja 5929), quien refirió que la empresa se quedaba
con los talonarios completos de los trabajadores, los llenaba y que, el
día de pago, unas veces les hacía firmar y otras veces no, y que, debido
al tiempo transcurrido, no recuerda si le devolvieron su talonario.

Decimosexto. En el mismo sentido declaró el trabajador Willy Martín


Tassara Díaz en el plenario (foja 5958). Así como, ante los auditores de la
Sunat, los trabajadores Virginia Raza Valverde (foja 525), Santos Panana
Rueda (foja 539) y Rosario Bautista Montes (foja 544), donde de modo
uniforme refirieron que el jefe de su sección era el procesado Chávez
Valderrama, quien les decía que entreguen sus talonarios de recibos por
honorarios, encargándose de su control, emisión y custodia; además,
que tenían conocimiento de que la empresa emitía tales recibos por un
importe mensual superior a lo que realmente recibían, pero que no
tomaron ninguna acción por temor a las represalias del empleador.
Dichas declaraciones forman parte del Informe de indicios de delito
tributario, que es considerado como prueba de cargo válida, como se
ha señalado. En consecuencia, existe prueba fehaciente respecto a
que el procesado se encuentra vinculado al ilícito y, por ende, está
probada su responsabilidad penal en el suceso.

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C. En cuanto a la impugnación del encausado Roger Américo Espinoza


Romero

Decimoséptimo. El encausado Espinoza Romero cuestiona el título de


imputación, de coautor, por el que fue acusado; sin embargo, en la
sentencia, sin que se le corra traslado o se haga valer su derecho de
defensa, fue condenado como autor. Al respecto, además del Acuerdo
Plenario número 04-2007/A-16, citado por el fiscal supremo, la
jurisprudencia, a nivel supremo, también descartó que la variación del
título de imputación vulnere el derecho de defensa del procesado. Si en
la variación del título de imputación de coautor a autor, no hubo
modificación de los hechos ni de la calificación, no se generó
indefensión, dado que ello no constituyó una reforma peyorativa ni
exigió la acreditación de elementos adicionales para la determinación
de este título de intervención. Asimismo, el reproche penal de sanción a
la coautoría es igual a la autoría4. De modo que si, en el caso concreto,
no se variaron los hechos ni el bien jurídico tutelado, la alegada
vulneración debe ser rechazada.

Decimoctavo. Respecto a que él no elaboró los documentos ingresados


a la administración de la empresa, se tiene que el procesado Baca
Sotomayor, representante legal de esta última (foja 4994), refirió que las
declaraciones tributarias fueron elaboradas por el encausado Espinoza
Romero, para lo cual contó con la documentación que su
representada le alcanzó.

Decimonoveno. En ese sentido, el mismo procesado Espinoza Romero, a


nivel instruccional y plenarial (fojas 4951 y 5813, respectivamente), señaló que,
como asesor contable externo y representante de la empresa

4Recurso de Nulidad número 1498-2018-Lima Norte, del veintitrés de abril de dos mil
diecinueve, Sala Penal Permanente, numeral 4.5 del cuarto considerando.

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Accounting Solutions S. R. L., recibía la documentación que le enviaba


la empresa Courier San Martín de Porres S. A. para ordenarla, clasificarla
y procesarla, con el fin de hacer la contabilidad y los pagos
correspondientes evaluando los reportes que realizaba su personal para
luego alcanzarlos a la empresa fiscalizada; lo que acredita que, como
contador externo, elaboró los documentos que la empresa fiscalizada
ingresó a la administración tributaria con conocimiento de la ilicitud de
la documentación que la respaldaba, lo cual trajo como consecuencia
que se defraudara al Fisco, puesto que era el encargado directo del
procesamiento de dicha información, que luego fue observada.

Vigésimo. En cuanto a que, como contador externo, recibía de buena


fe los documentos que le remitía Courier San Martín de Porres S. A. para
elaborar los informes y ser alcanzados por él mismo a dicha empresa, y
que no reparaba sobre la veracidad de estos, ya que ello no le
competía, es de tener en cuenta que, en su calidad de contador
público, tenía el deber de vigilar que las declaraciones que presentaba
la empresa a la que le brindaba sus servicios contables (Courier San Martín
de Porres S. A.) debían estar sustentadas en recibos por honorarios
fehacientes y en facturas que respalden operaciones comerciales
reales, pues, dada su especialidad –contador público– conocía la forma y
modo exigidos por ley para el cumplimiento de las obligaciones
tributarias, así como también que debía reparar en la veracidad y
contrastación documental de las declaraciones tributarias que
elaboraba y remitía a la administración tributaria.

Vigesimoprimero. Los argumentos defensivos no son aceptables, dado


que el ilícito es uno de infracción de deber y, dada su experiencia la
elaboración de los documentos ingresados a la administración
tributaria, a sabiendas de que los recibos por honorarios no eran

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DE JUSTICIA RECURSO DE NULIDAD N.° 237-2021
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fehacientes y las facturas correspondían a operaciones comerciales no


reales, quebrantó los deberes funcionales inherentes a su calidad de
contador público frente a la hacienda pública.

D. En cuanto al recurso promovido por Juan Carlos Baca Sotomayor

Vigesimosegundo. El procesado alega que el hecho imputado en


realidad se desdobla en dos. El primero es el que guarda relación con
los recibos por honorarios no fehacientes y su injerencia en la
determinación del impuesto a la renta, al cual le corresponde solo el
tipo base (ocho años), y que, por el tiempo transcurrido, este ya
prescribió; se debe considerar que los hechos, en realidad, configuran
un suceso único y, por ende, corresponde una sola tipificación, esto es,
el artículo 1, concordado con el artículo 4 como tipo agravado, el cual
está sancionado con doce años de pena privativa de libertad; por
ende, como se expuso precedentemente, la acción penal se
encuentra vigente.

Vigesimotercero. Refiere también que no se analizó cada hecho por


separado, pero los hechos –que, además, fueron comprendidos como únicos–
se originaron por una acción de fiscalización de la administración
tributaria a la empresa Courier San Martín de Porres S. A., respecto a un
período de tiempo en el que se cometieron acciones ilícitas (año 2000)
enmarcadas tanto en el tipo base como en el tipo penal agravado del
delito de defraudación tributaria, como se expuso. En consecuencia,
constituyen una sola actividad ilícita cometida dentro de un periodo de
tiempo y no puede ser desglosada.

Vigesimocuarto. El procesado Juan Carlos Baca Sotomayor, en su


defensa, señala que solo se le condenó por ser gerente general de la
empresa fiscalizada y, pese a que no tenía funciones específicas que lo
vinculen a los hechos, pues incluso algunas de ellas le correspondían al

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testigo Antonio Baca Sotomayor (como el haber suscrito el contrato de personal


con la Cooperativa de Trabajo y Fomento al Empleo "Perú 2000"); sin embargo, del
Informe de indicios de delito tributario se desprende que este suscribió la
Declaración Jurada del Impuesto a la Renta 2000 e Impuesto a la Venta
de los meses de octubre a diciembre de 2000, en que se consignaron
datos falsos que beneficiaron económicamente a la empresa que
dirigía; además, para no pagar los mencionados impuestos, se agenció
de facturas que contenían operaciones no reales y, para concretar su
ilícito proceder de defraudar el pago del Impuesto a la Renta del
ejercicio 2000, obtuvo recibos por honorarios de sus trabajadores
contando para ello con la intervención del procesado Chávez
Valderrama. Por tanto, en la suscripción de los documentos que
respaldaban las declaraciones juradas, el procesado infringió su deber
que, como gerente general de la empresa fiscalizada, era contribuir
mediante el pago de tributos al sostenimiento del gasto público.

Vigesimoquinto. En efecto, la pericia institucional recabada por la Sunat


da cuenta de lo expuesto y sus conclusiones no pudieron ser rebatidas
por los procesados, pues luego del debate pericial, con relación al
Informe pericial de parte, se otorgó valor probatorio al primero, que
junto a las pruebas actuadas, evidencian que el procesado Baca
Sotomayor, en su calidad de gerente general de la empresa Courier
San Martín de Porres S. A., a la fecha de los hechos, infringió su
obligación frente al Fisco, permitiendo y suscribiendo declaraciones
ingresadas a la administración tributaria, producto del engaño y la
simulación, con el fin de procurarse beneficios económicos a favor de su
representada y en perjuicio del Fisco.

Vigesimosexto. Finalmente, la empresa Courier San Martín de Porres


S. A., representada por el procesado Juan Carlos Baca Sotomayor,

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fue comprendida como tercero civilmente responsable, al haber


resultado beneficiada económicamente de manera ilícita con la
obtención indebida del crédito fiscal del Impuesto General a las
Ventas de los periodos octubre a diciembre de 2020, así como el
incremento indebido de gastos en la determinación del Impuesto a
la Renta en el ejercicio gravable 2000 (foja 5114) y, dado que en los
fueros tributario y contencioso administrativo se determinó que la
empresa fiscalizada incurrió en infracción tributaria, se encuentra
justificada la decisión de reiterar la obligación de pagar la
reparación civil ya establecida en la vía extrapenal, de forma
solidaria con los condenados.

Vigesimoséptimo. En consecuencia, los argumentos postulados por los


procesados en sus respectivos recursos impugnatorios deben
desestimarse, por cuanto se cuenta con prueba suficiente que acredita
la comisión del delito; asimismo, se verifica que en la sentencia
cuestionada se analizaron los medios de prueba recabados, así como
que esta se encuentra debidamente motivada.

D. Con relación a la absolución de Benjamín Ángel Ventura Rivera

Vigesimoctavo. La decisión absolutoria a favor del encausado Benjamín


Ángel Ventura Rivera es cuestionada tanto por la representante del
Ministerio Público como por la parte civil, representada por la Sunat, por
la inadecuada valoración de la prueba de cargo.

Vigesimonoveno. Sobre los cuestionamientos efectuados, en primer


lugar, respecto al medio impugnatorio de la titular del Ministerio Público,
este Tribunal Supremo no puede soslayar la posición jurídica del señor
fiscal supremo en lo penal, pues, conforme reiterada línea
jurisprudencial, la conducción de la investigación, el ejercicio de la
acción penal y la interposición de la acusación corresponden al

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Ministerio Público, quien lleva a cabo tales funciones de manera


monopólica. Dicha participación tiene reconocimiento en la
Constitución Política del Perú, donde se ha encomendado al Ministerio
Público la función persecutora, destinada a la aplicación del derecho
penal a los infractores de las normas jurídico-penales; a partir de ello, es
trascendente observar que de allí se derivan tanto el reconocimiento al
principio acusatorio como la garantía esencial del proceso.

Trigésimo. De otro lado, es de considerar que el rol que se le ha atribuido


al Ministerio Público, que este despliega como ente autónomo de
reconocimiento fundamental, es la titularidad de la acción penal y que
le corresponde ejercitarla de oficio o a pedido de parte.

Trigésimo primero. Aquella función va en consonancia con el principio


institucional de jerarquía, que “estipula la prevalencia de la posición que adopte
[el] superior en grado, en caso de conflicto o contradicción con la decisión que

adopte el fiscal inferior”5.

Trigésimo segundo. Así, siendo uno de los principios que rige la


actuación del Ministerio Público el de jerarquía, se precisa que este se
caracteriza por ser una institución jerárquicamente organizada (así lo
indica su Ley Orgánica), lo que se traduce en un sistema de instrucciones
generales y específicas para el correcto ejercicio de sus funciones;
existe, entonces, una relación que conlleva dos consecuencias
fundamentales: a) la posibilidad de que el superior controle la
actuación del fiscal de cargo inferior, del que es responsable, y b) el
deber de obediencia de los subordinados respecto de aquel; lo referido
se traduce en dos formas de control: 1) el conocimiento de los casos
que conoce el superior en grado, donde la orden de este ha de

5Recurso de Nulidad número 2976-2016. LIMA NORTE, del doce de marzo de dos mil
dieciocho, Primera Sala Penal Transitoria, Fundamento quinto, apartado 5.3.

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cumplirse, y 2) a través de las instrucciones que se impartan de manera


general, sea mediante la expedición de circulares o directivas que, en
suma, lo que buscan no es sino una actuación uniforme de los miembros
del Ministerio Público6.

Trigésimo tercero. En consecuencia, si el señor fiscal supremo en lo


penal, al absolver en grado el recurso de nulidad interpuesto por la fiscal
adjunta superior penal en el dictamen fiscal supremo, coincide con la
decisión del órgano de primera instancia de absolver al procesado
Benjamín Ángel Ventura Rivera y opina porque se declare no haber
nulidad en el extremo absolutorio, por considerarlo justo, y dado que
detenta la máxima jerarquía, así como la titularidad del ejercicio de la
acción penal y la persecución pública del delito, su posición debe
prevalecer.

Trigésimo cuarto. Tanto más que la posición jurídica del máximo ente
fiscal obedece en lo fundamental a lo siguiente:

34.1 En el caso concreto no se aprecia la presencia de prueba que


acredite su responsabilidad, sino que surge duda a su favor, puesto
que:

a) El procesado alegó inocencia (fojas 3568, 5052 y 5832, vuelta), señala


que fue representante legal de la Cooperativa de Trabajo y
Fomento del Empleo "Perú 2000" Ltda. y socio fundador de la
empresa Arvec Consultores S. A. C.; sin embargo, debido a los
desacuerdos societarios con el coprocesado Cueva Egúsquiza, su
socio, se apartó de estas en mil novecientos noventa y nueve; por
tanto, no solo desconoce de las relaciones comerciales con la
empresa Courier San Martín de Porres S. A., sino también de la

6 Tomado de SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de Derecho Procesal Penal. Lima:


Editorial Idemsa, 2004, p. 137.

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firma que a su nombre aparece en el Contrato de servicios del


primero de agosto de dos mil (foja 302), celebrado entre esta
última empresa y la Cooperativa de Trabajo y Fomento del
Empleo "Perú 2000" Ltda., en la que aparece como representante
legal y en los recibos extendidos por la empresa Courier San
Martín de Porres S. A., a favor de la cooperativa en mención.

b) Incluso, en el Informe Pericial de Grafotecnia de parte (foja 5388) se


señala que la firma atribuida al procesado Ventura Rivera, que
aparece en el Contrato de servicios del primero de agosto de dos
mil, presenta características gráficas de ser una firma falsificada, y
si bien el cuestionamiento del Ministerio Público y el de la parte civil
está referido a que fue realizada sobre una fotocopia y no en el
original, es de tener en cuenta que el perito, en el juicio oral (foja
6041), no solo ratificó el contenido y firma de la pericia, sino que
explicó las razones por las que era posible practicarla en una
fotocopia y concluyó que la firma materia de cuestionamiento era
falsificada.

c) El procesado Cueva Egúsquiza, en su declaración indagatoria (foja


4701), señaló que su coprocesado Ventura Rivera no tenía
injerencia ni estaba al tanto de las operaciones comerciales que
mantuvieron con la empresa Courier San Martín de Porres S. A.,
realizadas entre 1998 y 2000, debido a que en ese periodo
empezaron las desavenencias entre ambos y, por tal motivo, su
persona tomó el control del patrimonio.

d) Esta declaración fue sostenida también por el procesado Juan


Carlos Baca Sotomayor, gerente general de la empresa Courier
San Martín de Porres S. A. (foja 4994 vuelta), respecto a que solo
conoce al encausado Cueva Egúsquiza porque tuvo relaciones

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comerciales, al ser su proveedor, siendo que con dicha persona


hacía las coordinaciones, pero sin tener ningún tipo de trato con su
coencausado Ventura Rivera, a quien ni siquiera conoce.

e) Se infiere que el procesado Ventura Rivera no tendría injerencia en


las operaciones comerciales realizadas entre las empresas
Cooperativa de Trabajo y Fomento del Empleo "Perú 2000” Ltda. y
ARVEC Consultores S. A. C. con la empresa Courier San Martín de
Porres S. A.

Trigésimo quinto. En esa línea, y en segundo lugar, en lo concerniente a


la intervención procesal de la parte civil también existe jurisprudencia
emitida por esta Sala Suprema, respecto a lo que se dejó sentado que
su labor es coadyuvante en la acreditación del hecho histórico
postulado por el Ministerio Público, pero no es independiente de los
lineamientos persecutores de aquel. Rige, en lo particular, el principio de
oficialidad: el ejercicio de la acción penal y la formulación de una
pretensión punitiva son prerrogativas ejercidas a instancia privativa del
Ministerio Público, como órgano oficial especializado. Las atribuciones
de este último no pueden ser ejercidas por ningún otro órgano, aun
cuando sea gubernamental, al no existir norma constitucional que
habilite un supuesto de excepción7.

Trigésimo sexto. En ese sentido, el recurso de nulidad propuesto por la


parte civil, que no fue de recibo por el titular de la acción penal,
tampoco puede prosperar; en observancia de los principios: acusatorio
y de oficialidad en la persecución pública del delito.

Trigésimo séptimo. La decisión a la que se arribó, respecto a ambos


recursos, halla su base en la autonomía del Ministerio Público,

7 Recurso de Nulidad número 2274-2018 Huánuco, Sala Penal Permanente, fundamento


jurídico séptimo.

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reconocida en el artículo 158 de la Constitución Política del Estado, por


lo que esta Sala Penal Suprema debe confirmar el extremo de la
resolución recurrida.

Trigésimo octavo. Finalmente, se precisa que la decisión objeto de


cuestionamiento se encuentra suficientemente motivada, la que, en
efecto, se halla en consonancia con los motivos o consideraciones
jurídicas manifestadas por el señor fiscal supremo en lo penal (reseñada
precedentemente), que se basan en criterios lógicos, los cuales evidencian
la insuficiencia de pruebas manifestada en la ausencia de prueba, que
no permite acreditar la responsabilidad penal del procesado Benjamín
Ángel Ventura Rivera. La posición del fiscal supremo se encuentra
debidamente justificada y resulta razonable. A lo que se aúna que los
cuestionamientos efectuados se basan en el cuestionamiento de la
valoración de la prueba, por lo que no trasciende que se haya
denunciado la afectación de garantía constitucional de la tutela
jurisdiccional efectiva o del derecho a la prueba.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, los señores jueces integrantes de la Sala Penal


Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República
DECLARARON:

I. NO HABER NULIDAD en la sentencia del diecinueve de enero de dos


mil veintiuno (foja 6171), que: i) adecuó de oficio el título de
imputación de “co-autor", atribuido en la acusación fiscal al
procesado Roger Américo Espinoza Romero, a la de "autor"; ii)
absolvió, por mayoría, a Benjamín Ángel Ventura Rivera como
cómplice primario del delito de defraudación tributaria-obtención
indebida de crédito fiscal por concepto de Impuesto a la Renta de
Tercera Categoría, correspondiente al Ejercicio 2000, e Impuesto

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General a las Ventas, correspondiente a los períodos octubre,


noviembre y diciembre de 2000, en agravio del Estado; iii) condenó
a Juan Carlos Baca Sotomayor, Jhesson Pool Chávez Valderrama y
Roger Américo Espinoza Romero como autores del delito de
defraudación tributaria-obtención indebida de crédito fiscal por
concepto de Impuesto a la Renta de Tercera Categoría,
correspondiente al ejercicio 2000, e Impuesto General a las Ventas,
correspondiente a los períodos octubre, noviembre y diciembre de
2000, en agravio del Estado; a seis años de pena privativa de
libertad y seiscientos cincuenta días-multa; fijó en S/ 2 069 738 (dos
millones sesenta y nueve mil setecientos treinta y ocho soles), el monto que por
concepto de reparación civil deberán pagar los citados
encausados, de manera solidaria con el tercero civilmente
responsable; con lo demás que contiene.

II. INFUNDADA la excepción de prescripción deducida ante esta


Instancia por los procesados Juan Carlos Baca Sotomayor y Roger
Américo Espinoza Romero. Hágase saber y devuélvase.

S. S.

SAN MARTÍN CASTRO

SEQUEIROS VARGAS

COAGUILA CHÁVEZ

TORRE MUÑOZ

CARBAJAL CHÁVEZ

CCH/jj

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