Derecho Ii-Comercial
Derecho Ii-Comercial
Derecho Ii-Comercial
INTRODUCCIÓN:
-El “comerciante” fue reemplazado por la persona humana que realiza “actividad
económica organizada” o es titular de “una empresa” o de “un establecimiento
comercial, industrial, agropecuario o de servicios.
-El eje del derecho comercial sigue siendo “la empresa” con un rol mas
destacado que que sin la cuál no hay sociedad, y cuya continuación se procura
mediante los mecanismos de tolerancia de la unipersonalidad sobreviniente,
efecto no liquidatorio de las nulidades y posibilidad de reactivación societaria si
existe viabilidad económica y social de la subsistencia de la actividad .
-CONCEPTOS Y CRITERIOS.
-CASOS.
La decisión tiene su merecimiento en que las personas que realizan tal actividad
procuran la misma por la utilización de la naturaleza. La larga historia de nuestro
país respecto de la productividad agropecuaria puede explicar tal decisión.
Debe señalarse que en el nuevo Código la empresa recibe una mayor y especial
protección en cuanto a su continuación. Es así que en el texto del CCCN se
establecen algunas normas de tutela de la empresa entre las que se destaca la
no paralización de las empresas que presten servicios públicos (art. 243), el
“pacto de herencia futura” para la continuación de la empresa familiar (art.1010),
la posibilidad de indivisión forzosa para su continuación por los herederos por
diez años (art. 2330 incisos b y c.) y la atribución preferencial de la empresa en
casos de divorcio (art.499) y sucesión (art.2380) a favor de aquellos con vocación
de continuarla. La protección está muy clara en la Ley General de Sociedades
(19.550 “remixada” por la ley 26.994) ya que por diversos mecanismos la ley
busca impedir que la sociedad se liquide y, por ende, se destruya el valor de la
“empresa en marcha”. Ellos son: la generalización del instituto de la “reactivación
societaria” (art. 100 LGS), también legislada para las personas jurídicas privadas
(art. 166 CCCN); la derogación de las nulidades liquidativas por “atipicidad”
(art.17 LGS); y el hecho de que la unipersonalidad sobreviniente no va a ser
causal “expresa” de disolución en ningún tipo social (arts. 94 y 94 bis).
Adicionalmente, cabe destacar que todo el sistema concursal se vincula a dar
oportunidad de reestructuración y continuación a la empresa en cesación de
pagos(9). Finalmente, a nivel de derecho penal y penal tributario se manifiesta la
protección de la continuación de la empresa impidiéndose la sanción de
liquidación cuando se trata de empresas útiles. Al respecto, el art. 304 del Código
Penal Argentino, en lo relativo al delito de lavado de dinero, establece sanciones
para las sociedades se suspensión total de actividades (inc. 2) y de cancelación
de personería (inc.4º), pero en su último párrafo establece que “cuando fuere
indispensable mantener la continuidad operativa de la entidad, o de una obra, o
de un servicio en particular, no serán aplicables las sanciones previstas por el
inciso 2 y el inciso 4”. Similar fórmula presenta el art. 14 de la ley 24.769 en
materia de Ley Penal Tributaria.
1.-LA EMPRESA.
2.-EL EMPRESARIO.
Un elemento que hace difícil encontrar un concepto unívoco esta dado por el
hecho de que, tal como señala la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el
fallo “Reig”(30), el derecho privado ha perdido la preeminencia que en un
principio tenía sobre el derecho tributario, por los conceptos, reglas, institutos y
métodos suficientemente desarrollados con que éste cuenta. Las normas de
derecho privado y las de derecho público fiscal actúan, frecuentemente, en
ámbitos diferentes y persiguen objetivos distintos; de esto se deriva que el
Estado, con fines impositivos, tiene la facultad de establecer las reglas que
estime lícitas, eficaces y razonables para el logro de sus fines tributarios, sin
atenerse a las categorías o figuras del derecho privado, siempre que éstas no se
vean afectadas en la esfera que les es propia. A ello cabe sumar las
conclusiones del profesor Le Pera en el sentido de que en el Derecho Tributario
Argentino el concepto de “empresa” es equívoco, asimilándose a veces a los de
“explotación”, “sociedad”, “organización”, “fondo de comercio”, “compañía”, entre
otros(31), lo que en gran parte debe atribuírse a la diversidad de tributos, de
hechos imponibles y de jurisdicciones fiscales.
4.1.-CONCEPTOS Y CRITERIOS.
1. LA NORMATIVA LEGAL.
Si bien no hay mas “comerciantes” existen nuevos sujetos comerciales que son
los obligados contables. La norma básica en la materia es el art. 320 del Código
Civil y Comercial de la Nación, el que dispone:
“Están obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y
quienes realizan una actividad económica organizada o son titulares de una
empresa o establecimiento comercial, industrial o de servicios. Cualquier otra
persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus
registros o la rubricación de sus libros, como es establece en esta misma
Sección”.
“Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluídas de las
obligaciones previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan
profesionales liberales o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u
organizadas en forma de empresa. Se consideran conexas las actividades
dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos agropecuarios
cuando están comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También
pueden ser eximidas de llevar contabilidad las actividades que, por el volumen
de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según determine la
jurisdicción local”.
Ahora bien, ese nuevo texto debe complementarse, en primer lugar con otras
disposiciones contables del mismo código unificado y, en segundo término, con
lo que surge de leyes especiales no derogadas por la nueva legislación
proyectada.
De ello resulta que en el nuevo universo normativo resulta que los obligados a
llevar contabilidad pueden ser agrupados en cuatro categorías, a saber:
1. a) profesionalidad en su dirección;
2. b) mayor complejidad en su organización;
3. c) permanencia y habitualidad;
4. d) asunción de riesgo;
5. d) utilización de trabajo ajeno, en dependencia o colaboración, para la
prestación misma del servicio en grado de conferir neutralidad al factor
personal de su titular;
6. e) mayor incidencia del capital en los resultados;
7. f) propósito de lucro por sobre la atención de necesidades económicas; y
8. g) recurrencia habitual al crédito.
VIII.-CONCLUSIONES Y PROPUESTAS.
ANEXO:
2 Ver del autor “Panorama del Derecho Comercial en el Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación”, Nota introductoria de la obra de texto “Código Civil y
Comercial de la Nación”, Edit. Erreius, Bs.As., 2014, pags. 35 a 83; “La
autonomía y los contenidos del Derecho Comercial a partir del nuevo Código
Unificado”, La Ley, T. 2015 A, pag.756.
3 Cabe coincidir con Fargosi que dicho rol fundamental de la empresa no está
debidamente reglamentado o exteriorizado en el CCCN como hubiera sido
deseable. Ver, Fargosi, Horacio “La empresa y el proyecto de código Civil y
Comercial”, LL 2012-F, pag.1361.
4 “La autonomía y los contenidos del Derecho Comercial a partir del nuevo
Código Unificado”, La Ley, T. 2015 A, pag.756.
8 Ver sobre el valor de la empresa frente al sistema jurídico: Alegría, Héctor “La
empresa como valor y el sistema jurídico”, LL 2006-D, pag.1172 y stes.
32 Ver los votos en minoría de los Dres. Jose Osvaldo Casás y Luis F.Lozano
en autos “Sapoznikow, Jacobo David c/G.C.B.A.” T.S.J.Bs.As., 4-3-2009. 33
Curotto, Jose Alberto “Concepto de empresa a los efectos de la exención en el
impuesto sobre los ingresos brutos”, El Derecho, 27-2-03, nro.10.703, año XLI,
pag.1, citando el dictamen 7/80 de la Dirección General Impositiva.
34 Bello Knoll, Susy Ines “La obligación de llevar contabilidad en el Código Civil
y Comercial” en “El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, efectos en
materia Societaria y Concursal”, Ed. D&D, Bs.As., 2015, pag.189.
35 Tal diferenciación de efectos legales deja sin sustento la postura que entiendo
que los tres conceptos aluden al mismo presupuesto. Ver Fridman, Susana A. y
Pereira, Mauro N. “Consideraciones críticas sobre el ámbito de aplicación del art.
320 del código civil y comercial de la Nación”, en “Los aspectos empresarios en
el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación», Ed. Fidas, Bs.As., 2015,
pag.185.
Por eso he querido hacer toda esta referencia a los aspectos generales de la
actividad empresarial, porque para mí el artículo 11 en sus incisos, vuelvo a
decir, 3, 4 y 6 (requisitos formales para la apertura del concurso) debe merecer
un cambio de interpretación. La experiencia dice que estos requisitos. como lo
señala Quintana Ferreyra y toda la doctrina, no son requisitos meramente
formales, sino que son requisitos mínimos para poder reconstruir el patrimonio
de aquél que pretende una salida preventiva o un remedio preventivo. De todas
formas, habrá casos en que indudablemente será muy fácil: el comercio de la
esquina, la carnicería del barrio, en que la exigencia no podrá plantearse; pero
habrá casos en que realmente la situación va a volverse delicada en cuanto a la
interpretación de este aspecto. Este artículo 11 para mí entonces merecerá una
interpretación distinta. 2.2. La personalidad societaria. También queda
modificado, indudablemente, el artículo 2 de la Ley Concursal, en cuanto hace
referencia a los sujetos de los concursos. Este artículo, en la nueva redacción
del proyecto dice: "Pueden ser declaradas en concurso las personas físicas y las
personas jurídicas privadas". Ya sabemos entonces que las personas jurídicas
privadas han merecido toda una modificación a través del nuevo texto del artículo
30 y del nuevo texto del artículo 1648. Aquí es donde el punto se vuelve, de
nuevo, totalmente cambiante frente a la actual realidad. Las notas explicativas,
señalan que no hay categorías intermedias y que estamos frente a una normativa
que intenta marcar quiénes no son sujetos de derecho, quiénes están dentro de
los contra tos asociativos y quiénes sí son sujetos de derecho. Sin embargo, el
análisis de las normas que tan bien hiciera Hugo Richard en las últimas
exposiciones, muestra que las categorías intermedias son una realidad
innegable. En la teleología de la ley proyectada, no cabe ninguna duda que la
sociedad ha dejado de ser sujeto de derecho, por lo menos la sociedad simple.
Recordemos nuevamente: los textos del proyecto, los artículos 30 y 34 que
pretenden reglar el nuevo esquema de los sujetos de derecho, van
evidentemente COLEGIO DE ESCRIBANOS DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
REVISTA NOTARIAL 1987-2 Nro. 54 [13] a reflejar lo que es la gran corporación
o la gran empresa, pero no está incluida la sociedad o la sociedad simple del
artículo 1648 y siguientes y esto tiene una clara explicación. En torno a la
responsabilidad de quienes se asocian en negocios comunes, la legislación
concursal argentina, antes de la reforma de la ley 22.917, traía dos normas de
extensión de responsabilidad, la 164 y 165, que hizo que la jurisprudencia
extendiera de oficio la quiebra a estos contratos asociativos, entendiendo que
había verdaderas sociedades de hecho. La doctrina entonces, presionada por
determinados intereses, señaló que siempre había sido tradición argentina que
la extensión de quiebra solamente podía pedirla el síndico o los acreedores
interesados. Esto no se condice con la realidad y no es cierto. Desde el caso
Swift-Delter, que fue confirmado por la Corte Suprema y que mereció todo un
procedimiento sui generis, hasta las discusiones de cuál es la vía para la
extensión de quiebra, si es la citación del artículo 91, si es la vía incidental del
303 o si es un juicio ordinario, pasando por otra serie de aspectos,
indudablemente la jurisprudencia se encaminaba a la declaración de oficio en
base a la interpretación del artículo 297 que daba al juez del concurso las
facultades de dirigir el procedimiento. Recuerdo todavía un librito pequeño pero
muy interesante, Sistemas de Recursos Concursales, de Richard y Romero, en
el cual llegan a decir que el juez concursal se asemeja al juez de instrucción y
debe intentar en este procedimiento de composición patrimonial activa y pasiva
que es el concurso, utilizar todo el impulso de la ley para obtener ese resultado.
Sin embargo, como bien señaló Maffía, este impulso de oficio o esta dirección,
simplemente fue un poder impulsar el trámite, fue una mera facultad de impulsar
el proceso y no fue considerado como titularidad o ejercicio de acciones
sustantivas, y la doctrina produjo ahí una interpretación disvaliosa en mi opinión.
¿Por qué? Porque no reflejó esta primera opinión. Indudablemente creo que esa
interpretación fue porque existían determinados intereses que querían evitar la
extensión de la quiebra y por eso viene la modificación de la ley 22.917; se
modifica el artículo 165, se le ponen todos los incisos que actualmente tiene el
nuevo texto en cuanto a las distintas configuraciones o figuras que requieren o
justifican la ex- COLEGIO DE ESCRIBANOS DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
REVISTA NOTARIAL 1987-2 Nro. 54 [14] tensión. A partir de allí sí se pone un
plazo de caducidad de seis meses a partir del informe general o de la junta, para
el ejercicio de las acciones y la extensión de quiebra pasa a ser letra muerta,
porque, en el poco tiempo que se tiene, sin duda, es virtualmente imposible
realizar el trámite con éxito y con toda la responsabilidad que implica para un
síndico enfrentar una acción de esta naturaleza. En esta misma línea viene como
instrumento de política legislativa el nuevo esquema de la personalidad limitando
la responsabilidad societaria a las relaciones directas o de mandato. Las
sociedades simples no son sujeto de derecho y se van a regir, como lo dice el
1648 y siguientes, por las reglas contractuales y de la representación. ¿Para
qué? Para que cada uno quede comprometido por sus propios actos y la
responsabilidad no sea solidaria. En consecuencia, si a eso le agregamos la
nueva modalidad del contrato de mutuo reglada por el artículo 2244, veremos
que el 2248 va a establecer una forma de inversión muy particular, que es a
través del contrato de mutuo. Si el préstamo es de dinero puede convenirse,
primero, que el interés sea una parte o un porcentaje de las utilidades de un
negocio o actividad o se calcule una tasa variable de acuerdo con ella. Segundo,
que el mutuante tenga derecho a percibir intereses o recuperar su capital sólo
de las utilidades o ingresos resultantes de un negocio o actividad, que el mutuario
dé a los fondos un destino determinado y que el crédito sea postergado en su
preferencia. Se advierte entonces la reforma indirecta de los arts. 1, 2, 5, 6 y 11
de la ley 19.551. También la reforma influye sobre el régimen de responsabilidad
de los arts. 164, 165, 166, 167 y 168 del estatuto concursa!. Ahora, deberíamos
tratar las modificaciones directas a los arts. 44 y 163 y siguientes, pero esto
requiere indudablemente, otra comunicación.