2 - La Casa de Bernarda Alba, Acto I
2 - La Casa de Bernarda Alba, Acto I
2 - La Casa de Bernarda Alba, Acto I
Acto Primero
Celebrado el funeral por el marido de Bernarda, tras tomar un refresco y rezar un responso, las
vecinas se despiden y quedan a solas con la viusa, sus cinco hijas (Angustias, Amelia, Martirio y
Adela) y Poncia, la criada.
(…)
Bernarda: Sí, para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.
Bernarda: Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos,
donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada.
Bernarda: Igual que si hubiera pasado por ella una manada de cabras. (La Poncia limpia el
suelo) Niña, dame un abanico.
Bernarda: (Arrojando el abanico al suelo) ¿Es éste el abanico que se da a una viuda? Dame uno
negro y aprende a respetar el luto de tu padre.
Bernarda: ¿Y tú?
Bernarda: Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no ha de entrar en
esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y
ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a
bordaros el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que podréis cortar sábanas y
embozos. Magdalena puede bordarlas.
Adela: (Agria) Si no queréis bordarlas irán sin bordados. Así las tuyas lucirán más.
Magdalena: Ni las mías ni las vuestras. Sé que yo no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al
molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura.
Bernarda: Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja
para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.
(…)
Preguntas:
1.- Explica las distintas manifestaciones del carácter agrio y dominante de Bernarda.