Sesión 14 GEOTERAPIA
Sesión 14 GEOTERAPIA
Sesión 14 GEOTERAPIA
GEOTERAPIA
La Geoterapia se refiere a los supuestos amplios efectos terapéuticos presentes en la tierra y que pueden
ser aprovechados en beneficio de nuestra salud. De todas las tierras con propiedades curativas, las arcillas
son las más utilizadas y también las más conocidas.
Desde épocas antiguas se han atribuido propiedades terapéuticas a ciertas clases de tierra, que en unos
casos no siempre fueron debidamente comprobadas, pero que en otros resultaron ser muy eficaces.
Ha sido practicada y se practica de las más diversas formas: desde la aplicación de pasta de arcilla sobre la
piel (tratamiento utilizado actualmente cada vez con mayor frecuencia) hasta la ingesta de diversas clases
de tierras. Esta última técnica tiene una eficacia relativa, puesto que existen suelos contaminados de
manera natural, por lo que puede ser peligroso ingerir tierras de origen desconocido.
HISTORIA
-El uso de la arcilla se remonta a antiguas civilizaciones de Oriente, como los egipcios, los cuales la usaban
para momificar los cuerpos por sus propiedades purificadoras, también conocían sus propiedades en el
tratamiento de heridas, inflamaciones y enfermedades cutáneas.
-En África occidental, conocían varios tipos de arcillas que empleaban para la higiene y en tratamientos de
belleza.
- En Filipinas, Asia y Malasia la usaban para curar infecciones intestinales y para la diarrea.
-En la China para combatir el cólera y las enfermedades parasitarias.
-El Padre de la Medicina Hipócrates (460-377 a.C.), ya consideró la arcilla como un importante elemento
curativo, así como Dioscórides utilizaba la arcilla vía interna como antídoto contra los venenos y vía externa
en forma de cataplasmas para tratar problemas inflamatorios.
-Galeno recogía tierra arcillosa de las canteras de Lemos, para estudiar los efectos curativos en
enfermedades como la disentería, las intoxicaciones, hemorragias e incluso la peste.
-Avicena (un médico árabe), Gandhi y otros habían encontrado propiedades curativas de la arcilla.
- Incluso en el Tíbet (Conocido por altura media de la región es de más de 4.000 msnm y los sistemas
montañosos que lo rodean son los más altos del planeta. El Everest, el pico más elevado del mundo, se
encuentra aquí, en la cordillera del Himalaya) ingerían arcilla roja para prevenir el bocio.
ABSORCIÓN DE TOXINAS
Su inmensa capacidad de absorción es una de las cualidades más llamativas. Esta capacidad de absorber
proporciona un efecto desintoxicante tanto en el interior como el en exterior del organismo.
ABSORCIÓN DE CALOR
La arcilla aplicada en la piel proporciona un efecto de frío bastante inmediato, ya que tiene una capacidad
extraordinaria para absorber el calor y retenerlo. Este efecto es particularmente útil en cualquier tipo de
dolor o inflamación, puesto que activa el sistema circulatorio, descongestiona y reduce la inflamación.
ANTIBIÓTICA
De manera instintiva, los animales corren al barro para curar sus heridas, no solo por su efecto
antiinflamatorio, sino por su capacidad para reducir el efecto de bacterias y microorganismos patógenos.
REMINERALIZARTE
Gracias a su rica composición en minerales y oligoelementos (elementos químicos indispensables para
realizar reacciones químicas en el organismo, tales como el boro, zinc, yodo, cloro, cadmio, etc.)
la arcilla constituye un buen aporte de nutrientes a las células, que mejoran su función (tanto a las células
internas como las presentes en la piel).
BAÑOS DE ARCILLA
Aunque la denominada “Cura de Felke” es un auténtico procedimiento terapéutico, las condiciones
habituales de vida que seguimos en la actualidad suponen un auténtico esfuerzo para llevarla a cabo, ya
que requiere cavar un hoyo en la tierra, llenarlo de arcilla y sumergirse dentro. Esta terapia ejecutada como
debe ser, reduce los niveles de azúcar en sangre, moviliza el flujo sanguíneo hacia la parte superior del
cuerpo y tiene un efecto vitalizaste.
Está especialmente indicada en caso de diabetes, hipotensión, cansancio, afecciones
renales leves, estreñimiento y afecciones de la piel.
También existe otro tipo de terapia más práctica, que consiste en llenar la bañera de arcilla de agua (no
demasiado para que la concentración de arcilla sea mayor), añadir arcilla en polvo (medio kilo) y sumergirse
dentro al menos 15 minutos.
Es importante tener en cuenta que el agua debe ser fría.
CATAPLASMAS DE ARCILLA
Mezclar en un bol agua (fría o caliente dependiendo de la dolencia), añadir arcilla hasta que consigas una
pasta consistente. Después, aplícala en la zona del cuerpo que se quiera tratar.
Al igual que el agua, la temperatura de la arcilla será más efectiva dependiendo del tipo de afección.
Si se trata de una dolencia aguda, conviene aplicar un cataplasma de arcilla fría, si se trata de una dolencia
crónica (contracturas y dolores musculares), mejor aplicar la arcilla caliente.
COMPRESAS DE ARCILLA
Básicamente la técnica es la misma, solo que en esta ocasión, en lugar de aplicar directamente la arcilla en
la piel, utilizaremos una compresa o tela de lino, franela, lana o cualquier otro material permeable. A la
hora de elaborar la arcilla, se hará lo mismo que en el caso anterior, pero añadiendo menos cantidad, es
decir, la pasta debe ser más fluida (con más agua) para que la tela o compresa pueda empaparse bien de
agua arcillosa.
CREMAS DE ARCILLA
Elaborar una crema de arcilla es tan sencillo como mezclar un aceite vegetal con arcilla en polvo hasta
conseguir una textura cremosa. Dura bastantes meses y es ideal para dermatitis, dependiendo del tipo de
piel y la finalidad con que se quiera usar, se puede utilizar distintos tipos de aceite vegetal o incluso añadir
unas gotas de aceites esenciales.
MASCARILLAS DE ARCILLA
Elaborar mascarillas con fines cosméticos es lo mismo que hacer un cataplasma. Simplemente mezclar
la arcilla con agua y, una vez elaborada la pasta se puede añadir otro tipo de elementos
naturales como fruta, aceites vegetales, aceites esenciales.
BIBLIOGRAFÍA.
1. Andrés Ursa Herguedas. «Geoterapia». http://mednaturis.com/. 2017.
2. Cote, F. Poder curativo de la arcilla. Ed. Océano Ambar. Barcelona, 2007