Principios Generales CVX

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PRINCIPIOS GENERALES

DE LA COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA


Aprobados por la Asamblea General el 7 de Septiembre 1990
Confirmados por la Santa Sede el 3 de Diciembre de 1990

PREÁMBULO

1. Las tres Personas divinas, contemplando a toda la humanidad tan


dividida por el pecado, deciden darse completamente a los hombres
para liberarlos de todas sus cadenas. Por amor, el Verbo se encarnó y
nació de María, la Virgen pobre de Nazareth.

Inserto así entre los pobres, y compartiendo con ellos su condición,


Jesús nos invita a todos a entregarnos continuamente a Dios y a
trabajar por la unión de la familia humana. Esta entrega de Dios a los
hombres y de los hombres a Dios se sigue realizando hoy, bajo la
moción del Espíritu Santo, en todas nuestras diversas circunstancias
particulares.

Por eso nosotros, miembros de la Comunidad de Vida Cristiana,


hemos compuesto estos Principios Generales para que nos ayuden a
hacer nuestras las opciones de Jesucristo, y a participar por El, con El
y en El en esta iniciativa amorosa que expresa la promesa de Dios de
sernos fiel para siempre.

2. Puesto que nuestra Comunidad es un estilo de vida cristiana, estos


Principios se han de interpretar no tanto según la letra del texto, sino
más bien según el espíritu del Evangelio y la ley interior del amor.
Esta ley, que el Espíritu Santo inscribe en nuestros corazones, se
expresa siempre de un modo nuevo en cada situación de la vida
cotidiana. Respetando la singularidad de cada vocación personal, nos
capacita para ser abiertos, libres y siempre disponibles para Dios. Nos
estimula a reconocer nuestras graves responsabilidades, nos ayuda a

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buscar constantemente la respuesta a las necesidades de nuestros
tiempos y a trabajar en unión con todo el Pueblo de Dios y con los
hombres de buena voluntad por el progreso y la paz, la justicia y la
caridad, la libertad y la dignidad de todos.

3. La Comunidad de Vida Cristiana es una asociación internacional


de derecho público, y su oficina ejecutiva central está actualmente en
Roma. Es la continuación de las Congregaciones Marianas, iniciadas
por Jean Leunis s.j. y aprobadas por primera vez por el Papa Gregorio
XIII con la bula Omnipotentis Dei, del 5 de diciembre de 1584. Vemos
también nuestros orígenes, remontándonos más allá de esa primera
Congregación, en los grupos de laicos que desde 1540 se desarrollaron
en diversas partes del mundo por iniciativa de san Ignacio de Loyola y
sus compañeros. Vivimos este estilo de vida cristiana en comunión
gozosa con todos los que nos han precedido, con gratitud por sus
esfuerzos y sus realizaciones apostólicas. Con amor y en oración, nos
asociamos a todos esos hombres y mujeres de nuestra tradición
espiritual que la Iglesia nos ha propuesto como amigos y válidos
intercesores en el cumplimiento de nuestra misión.

PRIMERA PARTE
NUESTRO CARISMA

4. Nuestra Comunidad está formada por cristianos -hombres y


mujeres, adultos y jóvenes, de todas las condiciones sociales- que
desean seguir más de cerca a Jesucristo y trabajar con El en la
construcción del Reino, y que han reconocido en la Comunidad de
Vida Cristiana su particular vocación en la Iglesia.

Nuestro propósito es llegar a ser cristianos comprometidos, dando


testimonio en la Iglesia y en la sociedad de los valores humanos y
evangélicos esenciales para la dignidad de la persona, el bienestar de la
familia y la integridad de la creación.

Con particular urgencia sentimos la necesidad de trabajar por la

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justicia, con una opción preferencial por los pobres y un estilo de vida
sencillo que exprese nuestra libertad y nuestra solidaridad con ellos.
Para preparar más eficazmente a nuestros miembros para el testimonio
y el servicio apostólico, especialmente en los ambientes cotidianos,
reunimos en comunidad a personas que sienten una necesidad más
apremiante de unir su vida humana en todas sus dimensiones con la
plenitud de su fe cristiana según nuestro carisma.

Como respuesta a la llamada que Cristo nos hace, tratamos de realizar


esta unidad de vida desde dentro del mundo en que vivimos.

5. La espiritualidad de nuestra Comunidad está centrada en Cristo y


en la participación en el Misterio Pascual. Brota de la Sagrada
Escritura, de la liturgia, del desarrollo doctrinal de la Iglesia, y de la
revelación de la voluntad de Dios a través de los acontecimientos de
nuestro tiempo.

En el contexto de estas fuentes universales, consideramos los


Ejercicios Espirituales de san Ignacio como la fuente específica y el
instrumento característico de nuestra espiritualidad.

Nuestra vocación nos llama a vivir esta espiritualidad, que nos abre y
nos dispone a cualquier deseo de Dios en cada situación concreta de
nuestra vida diaria.

En particular, reconocemos la necesidad de la oración y del


discernimiento -personal y comunitariamente-, del examen de
conciencia diario y del acompañamiento espiritual como medios
importantes para buscar y hallar a Dios en todas las cosas.

6. La unión con Cristo nos lleva a la unión con la Iglesia, en la que


Cristo continúa aquí y ahora su misión salvadora. Haciéndonos sensi-
bles a los signos de los tiempos y a las mociones del Espíritu Santo,
seremos más capaces de encontrar a Cristo en todos los hombres y en
todas las situaciones. Compartiendo la riqueza de ser miembros de la
Iglesia, participamos en la liturgia, meditamos la Sagrada Escritura;
aprendemos, enseñamos y promovemos la doctrina cristiana.

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Trabajamos junto con la jerarquía y otros líderes eclesiales, motivados
por una común preocupación por los problemas y el progreso de todos
y atentos a las situaciones en que la iglesia se encuentra hoy.

Este sentido de Iglesia nos impulsa a una colaboración creativa y


concreta en la obra de hacer avanzar el reinado de Dios en la tierra, e
incluye una disponibilidad para partir a servir allí donde las
necesidades de la Iglesia pidan nuestra presencia.

7. Nuestra entrega personal encuentra su expresión en el


compromiso personal con la Comunidad Mundial, a través de una
comunidad particular libremente escogida. Esa comunidad particular,
centrada en la Eucaristía, es una experiencia concreta de unidad en el
amor y en la acción. En efecto, cada una de nuestras comunidades es
una reunión de personas en Cristo, una célula de su Cuerpo Místico.
Nuestro vínculo comunitario es nuestro compromiso común, nuestro
común estilo de vida y nuestro reconocimiento y amor a María como
nuestra madre. Nuestra responsabilidad por desarrollar los lazos
comunitarios no termina en nuestra comunidad particular, sino que se
extiende a la Comunidad de Vida Cristiana Nacional y Mundial, a las
comunidades eclesiales (parroquias, diócesis) de las que somos parte, a
toda la Iglesia y a todas las personas de buena voluntad.

8. Como miembros del Pueblo de Dios en camino, hemos recibido


de Cristo la misión de ser sus testigos entre los hombres por medio de
nuestras actitudes, palabras y acciones, haciendo propia su misión de
dar la Buena Noticia a los pobres, anunciar a los cautivos su libertad,
dar la vista a los ciegos, liberar a los oprimidos y proclamar el año de
gracia del Señor.

Nuestra vida es esencialmente apostólica. El campo de la misión de la


CVX no tiene límites: se extiende a la Iglesia y al mundo, para hacer
presente el Evangelio de salvación a todos y para servir a la persona y
a la sociedad, abriendo los corazones a la conversión y luchando por
cambiar las estructuras opresoras.

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a) Cada uno de nosotros está llamado por Dios a hacer presente a
Cristo y Su acción salvífica en nuestro ambiente. Este apostolado
personal es indispensable para extender el Evangelio de manera
profunda y duradera en la gran variedad de personas, lugares y
situaciones.

b) Al mismo tiempo, ejercemos un apostolado organizado o grupal


en una gran variedad de formas, sea a través de la acción grupal
iniciada o sostenida por la Comunidad por medio de estructuras
adecuadas, o a través de nuestra presencia activa en
organizaciones y esfuerzos seculares o religiosos ya existentes.

c) Para vivir este compromiso apostólico en sus diversas


dimensiones, y para abrirnos a las llamadas más urgentes y
universales, la Comunidad nos ayuda particularmente con la
"Revisión de Vida" en común y con el discernimiento personal y
comunitario. Tratamos así de dar sentido apostólico aun a las más
humildes ocupaciones de la vida diaria.

d) La Comunidad nos urge a proclamar la Palabra de Dios a todas las


personas, y a trabajar en la reforma de las estructuras de la
sociedad tomando parte en los esfuerzos de liberación de quienes
son víctimas de toda clase de discriminación y, en particular, en la
supresión de diferencias entre ricos y pobres. Queremos contribuir
desde dentro a la evangelización de las culturas. Deseamos hacer
todo esto con un espíritu ecuménico, dispuestos a colaborar con
iniciativas que trabajen por la unidad de los cristianos. Nuestra
vida encuentra su inspiración permanente en el Evangelio de
Cristo pobre y humilde.

9. Puesto que la espiritualidad de nuestra Comunidad está centrada


en Cristo, vemos el lugar de María en relación con El: ella es el
modelo de nuestra colaboración en la misión de Cristo. La cooperación
de María con Dios comienza con su "si" en el misterio de la
Anunciación- Encarnación. Su servicio eficaz -como se expresa en su
visita a Isabel- y su solidaridad con los pobres -como se refleja en el
Magnificat- hacen que ella sea una inspiración para nuestra acción por
la justicia en el mundo de hoy. Su cooperación en la misión de su Hijo,

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continuada a lo largo de toda su vida, inspira en nosotros un deseo de
entregarnos totalmente a Dios en unión con ella, que aceptando los
designios de Dios fue hecha madre nuestra y madre de todos los
hombres. Así ratificamos nuestra propia misión de servicio al mundo
recibida en el bautismo y en la confirmación. Veneramos a la Madre
de Dios de un modo especial, y confiamos en su intercesión para el
cumplimiento de nuestra vocación.

SEGUNDA PARTE
VIDA Y ORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD

10. Miembros

Ser miembro de la Comunidad de Vida Cristiana presupone una


vocación personal. Durante un período de tiempo especificado en las
Normas Generales, el candidato es iniciado en el estilo de vida de la
CVX. Este período de tiempo permite al candidato y a la comunidad
discernir su vocación. Una vez tomada la decisión y aprobada por la
Comunidad, el nuevo miembro asume un compromiso temporal, y con
la ayuda de la comunidad comprueba su aptitud para vivir de acuerdo
con el fin y el espíritu de la CVX. Pasado un período de tiempo
adecuado, determinado en las Normas Generales, se asume el
compromiso permanente.

11. Lazos comunitarios

Como un medio privilegiado de formación y de crecimiento


continuo, los miembros se reúnen regularmente en comunidades
locales estables que permiten a todos los miembros compartir
profundamente su fe y su vida, asegurando una real atmósfera de
comunidad y un decidido compromiso con la misión y el servicio.

12. Estilo de Vida

a) El estilo de vida de la Comunidad de Vida Cristiana compromete

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a sus miembros a buscar, con la ayuda de la comunidad, un
continuo crecimiento personal y social en lo espiritual, lo humano
y lo apostólico. En la práctica, esto trae consigo: frecuente partici-
pación en la Eucaristía; intensa vida sacramental; práctica diaria
de oración personal, especialmente de aquella que se basa en la
Sagrada Escritura; discernimiento por medio de la revisión diaria
de la propia vida y -dentro de lo posible- de la dirección espiritual
periódica; una renovación interior anual en conformidad con las
fuentes de nuestra espiritualidad; y amor a la Madre de Dios.

b) Puesto que la Comunidad de Vida Cristiana pretende trabajar con


Cristo en la anticipación del reinado de Dios, todos los miembros
están llamados a participar activamente en el vasto campo del
apostolado. El discernimiento apostólico, personal y comunitario,
es el medio ordinario para descubrir la mejor manera de hacer
presente a Cristo, concretamente, en nuestro mundo. Nuestra
amplia y exigente misión pide de cada miembro un esfuerzo por
participar responsablemente de la vida social y política, y por
desarrollar sus cualidades humanas y sus capacidades
profesionales para ser un trabajador más competente y un testigo
más convincente. Más aún, este camino pide a cada miembro
sencillez en todos los aspectos de la vida, para seguir más de
cerca a Cristo en su pobreza y para conservar la libertad
apostólica.

c) Finalmente, cada uno toma sobre sí la responsabilidad de


participar en las reuniones y actividades de la comunidad, de
ayudar y animar a los demás a realizar su vocación personal,
siempre dispuestos todos a dar y recibir consejo y ayuda como
amigos en el Señor.

13. Gobierno

a) La Comunidad Mundial de Vida Cristiana es gobernada por la


Asamblea General, que determina las políticas y normas, y por el
Consejo Ejecutivo, que asegura la ejecución de ellas. La
composición y funciones de estos organismos se especifican en
las Normas Generales.

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b) La Comunidad Nacional, constituida según las Normas Generales,
incluye a todos los miembros de la Comunidad Mundial que en un
determinado país se esfuerzan por vivir el estilo de vida y la
misión CVX. La Comunidad Nacional es gobernada por una
Asamblea Nacional y un Consejo Ejecutivo Nacional. Sus
objetivos son asegurar las estructuras y programas de formación
necesarios para responder eficazmente a lo que pide el desarrollo
armónico de toda la Comunidad, y para una participación efectiva
de la Comunidad de Vida Cristiana en la misión de la Iglesia.

c) Si lo estiman útil, las comunidades nacionales pueden establecer o


aprobar comunidades regionales o diocesanas, o centros, que
agrupen a varias comunidades locales de una determinada región,
diócesis, ciudad o institución. Estas se constituyen de acuerdo con
las Normas Generales y los Estatutos Nacionales.

14. Asistente Eclesiástico

La Comunidad de Vida Cristiana en cada nivel tiene un asistente


eclesiástico, designado en conformidad con el código de Derecho
Canónico y las Normas Generales. El asistente eclesiástico participa
en los diversos niveles de la vida de la comunidad según las Normas
Generales. Trabajando en colaboración con otros responsables, tiene
como principal responsabilidad el desarrollo cristiano de toda la
comunidad. Ayuda a los miembros a descubrir los caminos de Dios,
especialmente por medio de los Ejercicios Espirituales. En virtud de la
misión que le ha encomendado la Jerarquía, de cuya autoridad él es el
representante, el asistente eclesiástico tiene una responsabilidad
especial en el área de los problemas doctrinales y pastorales, y en lo
que toca a la armonía propia de una comunidad cristiana.

15. Tenencia de propiedades

Si es una ayuda, la Comunidad de Vida Cristiana en cualquier


nivel puede poseer y administrar propiedades, como persona
eclesiástica de derecho público, de acuerdo con el Derecho Canónico y

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con la ley civil del país en cuestión. La propiedad y su administración
pertenecen a la respectiva comunidad.

TERCERA PARTE
ACEPTACIÓN DE LOS PRINCIPIOS GENERALES

16. Modificación de estos Principios Generales

Los Principios Generales, aprobados por la Asamblea General y


confirmados por la Santa Sede como los Estatutos fundamentales de
esta Comunidad Mundial, expresan la identidad fundamental y el
carisma de la Comunidad de Vida Cristiana, y por lo tanto expresan
también su pacto solemne con la Iglesia. Las modificaciones a estos
Principios Generales deben ser aprobadas por una mayoría de dos ter-
cios de la Asamblea General, y están sujetas a confirmación por parte
de la Santa Sede.

17. Suspensión y exclusión

La aceptación de estos Principios Generales es un requisito para


ser miembro de la CVX en cualquier nivel. La falta grave de
observancia de estos por parte de un miembro o de una comunidad
local, es causa de suspensión y eventualmente de exclusión de la
Comunidad Nacional. De modo semejante, la falta de actuación de una
Comunidad Nacional cuando una de sus comunidades locales no los
observa, es causa de su suspensión y eventualmente de su exclusión de
la Comunidad Mundial. Siempre existe la posibilidad de apelación de
una decisión local o regional a la comunidad nacional, y de una
decisión nacional a la Comunidad Mundial.

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NORMAS GENERALES DE
LA COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA

Aprobadas por la Asamblea General el 7 de Septiembre 1990

Reformadas por la Asamblea General el 29 de julio, 1998


Reformadas por la Asamblea General de Nairobi, 2003.
Reformadas por la Asamblea General de Fatima, 2008
Reformadas por la Asamblea General de Líbano, 2013.

I. Miembros

1. Una persona puede llegar a ser miembro de la Comunidad


Mundial de Vida Cristiana en alguno de los siguientes modos:

a) Iniciando junto con otras personas una pre-comunidad local CVX,


que es aceptada por una Comunidad Regional o Nacional. La
Comunidad que acepta debe proveer los recursos de formación
necesarios para el desarrollo de la nueva comunidad local.

b) Siendo miembro de un grupo cristiano que en un momento de su


historia hace una opción por el estilo de vida CVX. Ese grupo
será consecuentemente recibido como una comunidad local por la
comunidad regional o nacional, que se hace responsable de la
aceptación de esos nuevos miembros.

c) Uniéndose a una comunidad local ya existente, que se hace


responsable de la aceptación del nuevo miembro y provee los
medios de formación necesarios.

2. Cualquiera sea el modo en que tenga lugar la admisión, los


nuevos miembros deben ser ayudados por la Comunidad a

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