07 La Antimateria
07 La Antimateria
07 La Antimateria
ANTI MATERIA
En busca del reflejo oculto
de la materia
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Ciudad de México, IV1éxico
Fecha primera publicación en México: junio 2018.
Editada, publicada e importada por RBA Ed itores México, S. de R.L. de
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Introducción 7
02 Dividir lo indivisible 45
Índice 139
INTRODUCCIÓN
1 7
constituye todo lo que conocemos: cada partícula tiene un análogo
en el mundo de la antimateria, es decir, una antipartícula. Ambas
comparten algunas características, como el tamaño o la masa, pero
otras son completamente opuestas, como la carga eléctrica.
Estas diferencias podrían pasar totalmente inadvertidas y per-
mitir que materia y antimateria convivieran sin ninguna dificultad,
de no ser porque cuando ambas se encuentran, se aniquilan mu-
tuamente liberando una gran cantidad de energía, tan enorme que
bastaría con unos pocos gramos para abastecer el consumo energé-
tico de todo el planeta durante un día. Este fenómeno convierte a la
antimateria en una sustancia muy especial y, sin ninguna duda, en
la fuente de energía más efectiva que puede existir, pero también
hace que sea una sustancia muy escasa en la naturaleza.
A pesar de su potencial, la inmediata aniquilación de una anti-
partícula al entrar en contacto con su partícula dificulta enorme-
mente el estudio, almacenaje y utilización de la antimateria, y la
convierte en una sustancia potencialmente muy peligrosa. Aunque
ya se utiliza para obtener imágenes médicas, aún hay muchos retos
para su completo dominio: hay que conocer con el máximo deta-
lle sus características físicas y desarrollar técnicas de producción y
almacenamiento que garanticen niveles de seguridad muy superio-
res a los de cualquier otra tecnología. Una vez superados estos retos,
tendremos acceso a todo un mundo de utilidades por explorar.
Debido a la pequeña cantidad de antimateria existente en el uni-
verso no fue fácil descubrir su existencia. El primero en deducirla
fu e Paul Dirac, en 1929, cuando intentaba encontrar una ecuación
que describiera el comportamiento tanto cuántico como relativista
del electrón. Una vez formuló esta ecuación, descubrió que también
se aplicaba a una partícula idéntica pero con carga eléctrica positi-
va. Era la primera vez que se predecía la existencia de una partícula
antes de ser detectada experimentalmente: en 1932 Carl David An-
derson detectó el primer antielectrón - que ahora se conoce como
positrón- en rayos cósmicos provenientes del espacio exterior.
8 1
La ecuación de Dirac también era aplicable a otras partículas
subatómicas como, por ejemplo, el protón, lo que implicaba que de-
bía existir el antiprotón, que no se llegó a detectar hasta 1955, cuan-
do se pudo crear de forma artificial en un acelerador de partículas.
Según las leyes de conservación de la física, cada partícula te-
nía que crearse juntamente con su antipartícula: por tanto, en el
universo debería haber exactamente la misma cantidad de materia
que de antimateria. Sin embargo, es fácil deducir que la cantidad
de antimateria a nuestro alrededor es insignificante, pues en caso
contrario observaríamos con frecuencia las potentes emisiones
energéticas de las aniquilaciones materia-antimateria.
Toda la materia del universo se creó a partir de la energía del
Big Bang. Así que, según las leyes de la física conocida, en aquel
momento se debería haber creado exactamente la misma cantidad
de antimateria que de materia. De ser así, lo lógico hubiera sido que
ambas sustancias se hubieran aniquilado mutuamente, dejando un
universo lleno de energía y nada más, pero no fue así, como lo de-
muestra la existencia actual del universo. Para explicar este exceso
de materia solo sería necesario que se hubiera creado o manteni-
do una partícula más por cada 1000 millones de anti partículas. La
cuestión entonces recae en resolver en qué momento la materia se
impuso a la antimateria: ¿se violaron las leyes de la física desde un
principio imponiendo esta diferencia? ¿O fu e más adelante que las
diferencias entre ambas sustancias provocaron esa desigualdad?
A pesar de que existen varias teorías que permitirían dar respuesta
a estas preguntas, los físicos de partículas siguen en busca de más
datos experimentales que las confirmen o desmientan.
Algunos científicos han planteado otra opción a la que pocos
han dado credibilidad: que, justo después de la creación de lama-
teria y antimateria, estas se separaran fo rmando galaxias enteras
de antimateria. Sin embargo, existen argumentos científicos para
impedir la viabilidad de un mundo en el que ambas formas convi-
vieran.
1 9
Según la física actual, la naturaleza se rige por cuatro fuerzas
fundamentales: la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear
fuerte y la nuclear débil. Durante el siglo xx los físicos empezaron a
desarrollar un modelo teórico, conocido como el modelo estándar,
para explicar la diversidad de partículas subatómicas existentes y
las fu erzas que se ejercen entre ellas. El desarrollo del modelo ha
consistido en una carrera constante entre físicos teóricos y aplica-
dos; por una parte, consiguiendo explicar los nuevos e inesperados
resultados que se obtenían de los experimentos y, por otra, detec-
tando partículas que habían sido predichas con anterioridad de
form a teórica.
El modelo estándar ha sido capaz de describir de forma correc-
ta tres de las cuatro fuerzas fundamentales, pero todavía le falta
ser capaz de explicar la gravedad. Para poder incluir esta fuerza
dentro del modelo, es indispensable detectar de forma experimen-
tal u n gravitón, una partícula que se ha predicho de forma teórica
y de la que se cree que es la portadora de la fuerza de gravedad.
A finales del siglo xx aparecieron nuevas teorías físicas , como la
teoría de cuerdas, capaces de explicar fenómenos más allá del mo-
delo estándar. Dentro de este marco se concibe alguna teoría que
pueda explicar la ruptura de simetría entre la materia y la antima-
teria en los primeros instantes del universo.
En los laboratorios de partículas se están llevando a cabo escru-
pulosos estudios para conseguir encontrar fenómenos que expli-
quen o verifiquen las teorías existentes. El CERN (Organización
Europea para la Investigación Nuclear) es el centro de investiga-
ción sobre físi ca de partículas más grande e importante del mundo
y en él se realizan varios experimentos simultáneamente, muchos
de ellos destinados a descubrir los secretos que esconde la antima-
teria. Para ello es necesario no solo crear las partículas y antipartí-
culas deseadas, sino que estas se deben poder dominar y almace -
nar suficiente tiempo. Solo mejorando estas técnicas será posible
algún día estudiar y detectar las propiedades que diferencian la
10 1
antimateria de la materia y que nos ayudarán a entender nuestro
origen y el del universo.
Una vez se consiga entender y dominar la antimateria, será ne-
cesario encontrar la mejor fo rma de utilizarla en las aplicaciones
que durante tantos años se han soñado. Es el estudio de las propie-
dades de su aniquilación con la materia lo que permitirá que sea
usada en las terapias contra el cáncer u otras enfermedades, o lo
que la convertirá en una fuente de energía para los cohetes, que
permitirá viajar a la Luna en cuestión de horas y a Marte en cues-
tión de días. Incluso se especula que un viaje fu era del sistema solar
duraría pocos años, de forma que la antimateria nos podría abrir
la puerta a todo un mundo desconocido, el espacio exterior. Solo
cuando seamos totalmente capaces de controlar la antimateria a la
perfección se podrá crear, transportar y usar para convertir el mun-
do actual en un mundo inimaginable.
1 11
01 DESENTRANAR
-
LA ANTI MATERIA
18
~ Número atómico
~ Símbolo 13 14 15 16 17 [ ; ]
rn wwww§
19
Los protones se encuentran en el núcleo del átomo junto con los
neutrones, ligados entre ellos con gran intensidad gracias a una de
las interacc iones fu ndamentales de la naturaleza, la llamadafuer-
za nuclear fu erte. En el núcleo se concentra la mayor parte de la
masa del átomo: la masa de un protón es de 1,6726 x 10-27 kg y la del
neutrón es ligeramente mayor, 1,6749 x 10-27 kg. En comparación,
la masa de los electrones es insignificante, 9,1094 x 10-31 kg, más de
1 800 veces menor que la del protón. En el recuento de la distri-
bución de la masa de un átomo cualquiera, casi el 100% de ella se
concentra en el núcleo.
Los electrones, a pesar de aportar un porción ínfima de la masa
del átomo, son los causantes de casi todo su volumen. Orbitan alre-
dedor del núcleo a una distancia del orden de 10-10 m, dejando solo
el vacío entre ellos y el núcleo. Para entender los tamaños atómicos,
podemos recurrir a algunas comparaciones: si un átomo fuera del
tamaño de un campo de fútbo l, el núcleo sería como un guisante
colocado en su centro, y el tamaño de un protón comparado con el
de la Tierra es similar al de nuestro planeta respecto a la Vía Láctea
al completo. En conclusión, mientras casi toda la masa de un objeto
se debe a los nucleones (es decir, a las partículas de núcleo, proto-
nes y neutrones) de los átomos que lo forman, su volu men se debe a
sus electrones o, más precisamente, a su disposición alrededor del
núcleo atómico.
Los electrones no pueden orbitar en cualquier región del espa-
cio. De hecho, es justo lo contrario: solo tienen permitidas unas
pocas regiones, conocidas como orbitales atómicos. Cada orbital
puede estar ocupado por un número limitado de electrones, con
una cantidad de energía concreta, menor cuanto más cerca del nú-
cleo se encuentra. Según el principio de la mínima energía, cual-
quier sistema físico tiende a estabilizarse en un estado de mínima
energía, de manera que los electrones tienden a rellenar primero
el orbital más cercano al núcleo, después el segundo, el tercero...
y así sucesivamente, hasta que todos los electrones quedan distri-
r F1G.1
@)
En la repres en tación de lo s átomos de hidrogeno, oxígeno y Francia se observa que
el número de electrones de cada orbital no es constante. Los últimos nivele s no
están llenos, es decir, aún ca brían más electrones.
Desentra ña r la antimateria 1 23
--- --
' ' , Positrón
,"
I ' +
I
I
\
\
\ ,
\
' ,,
-----
Un antiátomo de anti hidrógeno tiene un núcleo formado por un antiprotón, con un
positrón orbitando a su alrededor.
Energía aproximada de
O, 1 5,6 X 10 -!9 3,3xl0 8
un billete cayendo desde 1 m
r FIG.3
Positrón Electrón
28 1 Desentrañar la antimateria
APROVECHAR EL MATERIAL MÁS PELIGROSO
DEL UNIVERSO
32 1 Desentrañar la antimateria
llegar a utilizarse para destruir tumores hoy inoperables o reparar
lesiones profundas en el cuerpo humano: la radioterapia con anti-
protones resultaría más efectiva que con protones, ya que al llegar
a la zona deseada se aniquilarían con la materia, irradiando energía
adicional, y se estima que los efectos colaterales serían menores.
Existe una técnica usada en medicina para obtener imágenes
médicas denominada PET en la que en lugar de irradiar un cuerpo
con anti partículas, se detectan los positrones que emiten en su des-
integración algunos isótopos del carbono, del nitrógeno, del oxíge-
no y del flúor.
Al proporcionar al paciente fá rmacos con estos isótopos, prepa-
rados para que los absorban específicamente los tejidos diana del
análisis, se puede estudiar una zona en concreto, ya que la mayor
concentración de estos elementos intensifica la emisión de posi-
trones en la zona, que al aniquilarse con los electrones del entorno
emiten rayos gamma. Registrando y analizando estas emisiones y
sus características, se obtiene una imagen muy detallada de la zona
estudiada.
La cantidad de antimateria necesaria para las aplicac iones mé-
dicas es muy reducida y solo hace falta aumentarla un poco para
ser usada, de forma similar, en ingeniería. La antimateria se pue-
de usar para obtener imágenes de materiales más densos que los
del cuerpo humano, como los metales, de manera que resulta útil
para técnicas de análisis y construcción de sensores. Con las técni-
cas aplicadas de antimateria se pueden no solo detectar imperfec-
ciones dentro de un bloque de metal, sino también calentar zonas
muy localizadas para eliminarlas. Con algo más de anti materia in-
cluso sería posible conseguir imágenes de objetos que no se encon-
traran cerca de la fuente de antiprotones, sino alejados centenares
de metros. Por el momento, estas aplicaciones pueden ser usadas,
por ejemplo, para detectar y arreglar desperfectos en estructuras de
una forma muy poco invasiva, permitiendo intervenciones imposi-
bles con cualquier otro procedimiento.
37
im pulsadas por la interacción entre los antiprotones y el material
del detector.
• Contadores de partículas con cronó metros incorporados, para me-
dir el lapso de tiempo que necesitaba cada partícula para atravesar
el detector, deducir su velocidad y, en consecuencia, determinar el
tipo de la partícula.
38 1 Desentrañar la antimateria
to de 1978 el CERN publicó una n ota de prensa anunciando que
habían conseguido almacenar antiprotones por primera vez en la
historia. Algunos centenares de anti protones se habían mantenido
circulando en un dispositivo denominado ICE (Initial Cooling Ex-
periments) durante un período de 85 horas; previamente a esto, el
máximo tiempo que se había conseguido mantener antiprotones
sin aniquilarse era de una diezmilionésima fracción de segundo. La
capacidad de almacenar antiprotones permitió producir en 1981,
también en el CERN, los primeros choques de protones contra an-
tiprotones, que condujeron a grandes descubrimientos en la fís ica
de partículas.
Después de estos logros, los científicos querían llegar mucho
más allá y seguir explorando y descubriendo el mundo de la an-
timateria. Tocaba dominar la antimateria como si fuera materia
convencional: había llegado la hora de fo rmar el primer antiáto-
mo. El 15 de septiembre de 1995 se consiguió fo rmar antiátomos
de hidrógeno, el antielemento más sencillo, que consta solo de un
antiprotón y un positrón. Otra vez el hito tuvo lugar en el CERN,
esta vez usando el LEAR (Low Energy Antiproton Ring, anillo de
antiprotones de baja energía) . Los antiátomos tardaron alrededor
de 40 bilionésimas de segundo en reaccionar con materia, pero
este intervalo fue suficiente para que dej aran marcado su paso en
la historia de la ciencia.
La física de partículas siguió avanzando a un ritmo cada vez
más rápido: en 2002 se consiguió crear antiátomos frío s, que se
movían a velocidades relativamente bajas, lo que fac ilitaba el es-
tudio de sus características, y en junio de 2011 se logró almacenar
los antiátomos durante unos 16 minutos, un período de tiempo ex-
cepcionalmente largo comparado con la escala de los fe nómenos
estudiados por la física de partículas, donde gobiernan tamaños
extremadamente pequeños y velocidades excepcionalmente altas,
de manera que todo cambio sucede muy deprisa, en comparación
con nuestros estándares.
r F1G. 4
Positrón
HIDRÓGENO POSITRONIO
41
que permiten identificar su causa y su ubicación. Se trata, como es
obvio, de una fuente de antimateria inaccesible.
La fue nte de anti protones más abundante en las proximidades de
la Tierra se encuentra en los cinturones de Van Allen, una zona
de la magnetosfera terrestre en la que se concentra gran número de
partículas cargadas, en tales cantidades que algunos estudios de la
NASA plantean recolectar mediante campos magnéticos la antima-
teria que se forma en estas estructuras.
Aunque se conocen otras pocas fu entes naturales de antimate-
ria en la galaxia, no hace falta explorar todo el universo para aven-
turarnos a asegurar que no son muchas. Igual que la aniquilación
electrón-positrón tiene su propia signatura, también la tienen el
resto de las aniquilaciones entre pares de partícula y antipartícula.
Los científicos conocen muy bien las características de las señales
que se recibirían y están atentos a su detección. Como hasta el mo-
mento no hay una recepción abundante, se puede deducir que no
deben existir muchas fuentes naturales de antimateria.
Para el estado actual de la ciencia no hay duda de que en el
universo hay muchísima más materia que antimateria, e incluso
hay pruebas científicas que demuestran que ya había la misma
falta de antimateria hace billones de años. Esto plantea la pre-
gunta por las causas de este desequilibrio. Como se ha demostra-
do teórica y empíricamente, la creación de materia y antimateria
es simétrica, es decir, por la creación de cada part ícula se debe
crear su anti partícula correspondiente. Si toda la materia existen-
te en el universo se creó en el Big Bang, debería haber, según este
pri ncipio, la misma cantidad de materia que de antimateria. Sin
embargo, pruebas experimentales muestran que también se creó
antimateria, pero en cantidades diferentes. Así pues, hubo u na
ruptura de la simetría que permanece inexplicada: se ignora si
la naturaleza prefiere la materia a la antimateria por algún mo-
tivo, o si tan solo fu e un accidente. Por el momento, de lo único
que podemos estar seguros es de que si a algo le debemos nuestra
Desentrañar la antimateria 1 43
02 DIVIDIR LO IN DIVISIBLE
Di vid ir lo indivisib le 1 47
fu ego, el aire, el agua y la tierra. Esta línea de pensamiento, conoci-
da como atomismo, no encontró continuidad durante siglos, hasta
que en 1662 el físico inglés Robert Boyle recuperó la noción del áto-
mo como la cantidad más pequeña de materia y la usó para explicar
la posibilidad de compri mir gases, ya que esto implicaba que tenía
que haber espacios vacíos entre los componentes del gas.
La teo ría atomista se fue perfilando conforme se adaptaba a los
resultados experimentales, y en el siglo XX tanto la física de partí-
culas como las matemáticas que las describían evolucionaron en
una relación muy estrecha. En la década de 1930 por primera vez
se pronosticó de fo rma teórica la existencia de una partícula antes
de su detección experimental: se trataba del positrón, la antipartí-
cula del electrón. Mediante la combinación de teoría y práctica, de
experimentos físicos y de ecuaciones matemáticas, se ha llegado
a desarrollar un modelo que explica de forma unificada todas las
interacciones conocidas de la naturaleza, con excepción de la gra-
vedad. Este modelo, conocido como modelo estándar, sirve no solo
para prever la existencia de la antimateria, sino que la contempla
como un elemento esencial e ind ispensable para que pueda haber
la materia común que conocemos y de la que estamos formados.
48 1 Dividir lo indivisible
>EL CATÁLOGO DE LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES
A principios de la década de 1960, los físicos se enfrentaban a lo que se
denominó el zoológico de partículas: se habían identificado centenares de
partículas subatómicas, que formaban una colección ac um ulativa, sin
un orden claro. La situ ac ión ca mb ió en 1964, cuando el estadounidense
Murray Gell-Mann presentó el modelo teórico de los quarks, un nuevo
tipo de partículas del que no se obtuvieron pruebas experimentales hasta
1973. Muchas de las antes consideradas elementales, como el protón y el
neutrón, pasaron a definirse como compuestas por quarks, lo que redujo
la lista de las verdaderamente elementales a 16, el núcleo del modelo es-
tándar, que da razón de las demás Existen también las correspondientes
antipartículas, excepto en los casos de neutrinos y fotones, que se consi-
deran sus propias antipart ículas.
4,8 MeV
-1/3
a rriba
1,27 GeV
2/3
1/ 2
encanto
104 MeV
-1/ 3
171 ,2GeV
2/3
1/2
4,2 GeV
-1/3
cima
o
o
o
o
•
fotón
- Las partículas elementales del modelo estándar, con sus pr incipales propiedades,
organizadas en tres grupos : quarks, leptones y bosones.
49
partículas todavía más pequeñas, una teoría que no tuvo mucha
aceptación hasta que en 1897 Joseph John Thomson observó que
los rayos catódicos (que luego se descubrió que se trataba de elec-
trones acelerados por un campo eléctrico) podían viajar mucho
más lejos en el aire de lo que se podría esperar si las partículas
que los fo rmaban tuvieran un tamaño similar al de un átomo. Los
cálculos de Thomson establecieron que, por la relación entre
la masa y la energía de estas partículas, tenían que ser más de
1 000 veces menores que el átomo de hidrógeno, y comprobó que
este resultado no variaba en fu nción del elemento utilizado para
producir los rayos catódicos. Así, Thomson descubrió que todos los
átomos contenían unas partículas mucho menores, con carga eléc-
trica negativa: había descubierto los electrones, dividiendo lo hasta
entonces considerado indivisible. En 1904 propuso un nuevo mo-
delo atómico que conseguía mantener el carácter eléctricamente
neutro del átomo y a su vez incorporaba los electrones, describien-
do el átomo como una esfera de materia cargada positivamente con
electrones incrustados en su interior.
El científico japonés Hantaro Nagaoka rechazó el modelo de
Thomson, alegando que las cargas eléctricas no pueden penetrar
entre sí, y propuso un nuevo modelo atómico en el que los electro-
nes orbitaban alrededor de la carga positiva, de fo rma parecida a
como los anillos de Saturno orbitan alrededor del planeta. La falta
de pruebas experimentales supuso que sus predicciones no tuvie-
ran demasiada repercusión en su momento. Esta situación cambió
entre 1908 y 1911, cuando el físico neozelandés Ernest Rutherford
diseñó un experimento (fig. 1) para determinar la distribución de
electrones dentro del átomo. Para ello, Rutherford bombardeó una
lámina de oro muy fin a con partículas alfa (núcleos de helio, forma-
dos por dos protones y dos electrones), esperando que, si el modelo
de Thomson era correcto, atravesarían la lámina sin dificultad, sal-
vo una pequeña fracción, que debería experimentar una muy ligera
dispersión debida a la interacción eléctrica.
50 1 Dividir lo indivisible
r F 1G. 1
Modelo de Thomson Modelo de Ruthe rford
► •
Lámina
de oro
~ ~
Fuente de
52 1 Divid ir lo indivisible
- Los fís icos Jose ph John Thom son !arriba a la iz quierda]. Ernest Ru th erford !abajo,
fotog rafiado en su laborato rio en la Universidad McGilll y Nie ls Boh r !arriba a la
derecha) propus ie ro n, sucesivament e, tres m odel os dist intos de la estructura
in terna del átomo , que da ban cue nta de los respe ctivo s resultad os experimentales.
Di vid ir lo in divisib le 1 53
El modelo atómico de Bohr, que refinó las propuestas de Dalton,
Thomson y Rutherford (fig. 2), resulta imposible en el marco de la
física clásica, en el que los niveles de energía pueden tener cualquier
valor que se quiera. Pero a principios del siglo xx se estaba desarro-
llando la mecánica cuántica, una rama de la fís ica que contempla el
hecho de que la energía no es continua, es decir, está cuantificada
para determinados valores posibles. Se puede explicar la diferencia
entre estos dos modelos estableciendo un símil: si se desea colgar es-
tantes en una pared en un mundo gobernado por la física clásica, se
pueden colocar a cualquier altura respecto del suelo; por el contra-
rio, si las leyes de la física fueran las de la mecánica cuántica habría
solo algunas alturas permitidas, por ejemplo, 1 m, 1,5 m, 1,75 m y 2 m.
En el marco de la mecánica cuántica, suponiendo que se colocara un
estante a cada altura permitida se podrían poner libros en cada uno
de ellos, de modo que cuanto más elevado estuviera el estante, más
energía potencial tendría el libro, y si un libro se bajara de un estante
a otro inferior, su energía disminuiría, como hace la energía de los
electrones al disminuir de nivel energético.
El modelo de Bohr tuvo que ser modificado, ya que no podía
explicar los espectros de otros elementos más pesados que el hi-
drógeno, aunque se mantuvo el uso de la mecánica cuántica para
Al co mpa ra r los modelos atómicos de Da lton [Al, Tho m son IBI. Rutherford
[CI y Bohr IDI, se observa qu e la estructu ra interna del á tom o ha pa s ado a
representarse cada ve z de forma más compleja .
54 1 Dividir lo indivisible
desarrollar un nuevo modelo atómico: permaneció la idea de que
los electrones tienen ciertos niveles de energía permitidos, y ade-
más se añadió que cada uno de ellos puede estar ocupado por un
número máximo de electrones; así, los niveles se van rellenando
desde el nivel de menor energía, determinando las características
de cada elemento. Una de las observaciones experimentales que
se tuvieron que incluir en el nuevo modelo fue la existencia del
espín del electrón, cuyas primeras evidencias fueron observadas
por los físicos alemanes Otto Stern y Walther Gerlach en un expe-
rimento realizado en 1922.
Con todos estos resultados, el átomo dejó de considerarse la
mínima unidad de materia: ya no era indivisible, estableciéndose
que consistía en electrones orbitando alrededor de un núcleo con
carga positiva. Pero aún quedaba mucho por descubrir, y por divi-
dir. Después del descubrimiento de los electrones, portadores de
la menor cantidad de carga negativa conocida hasta el momento,
por lo que a menudo se le atribuye el valor - 1, se hizo concebible
la posibilidad de partículas portadoras de la carga positiva, con
un valor +1, disgregando el núcleo atómico que aún se conside-
raba como un solo cuerpo. En 1917, Rutherford demostró que los
núcleos de hidrógeno se podían combinar para formar otros nú-
cleos, lo que se reconoció como el descubrimiento del protón, ya
que el núcleo de hidrógeno estaba formado por un solo protón.
En 1932, el británico James Chadwick descubrió el neutrón, con
lo que se consiguió explicar el exceso de masa concentrada en el
núcleo atómico.
A finales del siglo XIX y principios del xx, los descubrimientos
anteriores y otras teorías desarrolladas en otros campos de la física
pusieron en evidencia la incapacidad de la física clásica para expli-
car todas las interacciones de la naturaleza. Las leyes de Newton
eran suficientes para explicar las interacciones a escala humana,
pero se demostró que no servían para el mundo subatómico o siste-
mas cercanos a la velocidad de la luz. Los más grandes físi cos y ma-
Divid ir lo indivisible 1 55
temáticos de la época tuvieron que desarrollar nuevas ramas, como
la mecánica cuántica y la relatividad, para defi nir las interacciones
bajo estas condiciones, marcando así el comienzo de una nueva era
en el avance de la ciencia.
Las nuevas teorías fís icas que desde principios del siglo XX lograron
explicar resultados experimentales antes inexplicables también te-
nían sus puntos débiles. La relatividad y la mecánica cuántica se
habían definido de for ma independiente, de modo que los sistemas
cuánticos no se podían explicar desde un punto de vista relativista
ni vicecersa: los fe nómenos relativistas no encajaban con las condi-
ciones de la mecánica cuántica. Los fenómenos naturales, sin em-
bargo, no están sujetos a estas distinciones y mezclan característi-
cas de ambas teorías: las partículas subatómicas, por ejemplo, se
desplazan a velocidades cercanas a la de la luz y, por tanto, también
se deben considerar dentro de un marco relativista.
En 1928, Paul Dirac presentó una ecuación para definir el com-
portamiento del electrón que era perfectamente consistente con la
mecánica cuántica y la relatividad especial. La ecuación de Dirac
cerró todos los interrogantes sobre el comportamiento de los elec-
trones, pero abrió nuevas cuestiones por resolver. La más impor-
tante es que la ecuación de Dirac aceptaba infinitas soluciones de
energía negativa, lo que implicaba que no había un límite inferior
de energía para el electrón. Según esto, un electrón podría caer en
un pozo sin fondo, produciendo una cantidad infinita de energía
sin recibir ninguna. Este resultado no solo entraba en contradic-
ción con los resultados experimentales, en los que se podía identi-
ficar un estado de mínima energía del electrón, sino también con
las leyes de conservación de la energía. Dirac encontró una explica-
ción a este fe nómeno: justificó las infinitas soluciones negativas de
56 1 Dividir lo indivisible
>LA DIFERENCIA ENTRE UNA LÍNEA Y DOS PUNTOS
El exp erim ento Ste rn-Ge rlach fue el primero en hallar pr uebas de la exis -
te nc ia en las partículas de propied ad es cuánticas intrínsecas. Consistía
en enviar un haz de áto mos de plata a través de un campo m ag nético,
cuya intensidad crecía en direcció n perpendicular a la del movi m ie nt o
del haz. Sí las partículas no t uvieran propiedades cuánticas, el resultado
sería que su m omento magn ético se orientaría en cua lquier dirección y,
al atr avesa r el campo magnético , serían desviadas hacía arriba o hac ía
abajo seg ún la orientac ión del momento m agnético, cubriendo todo el
ran go de inte nsidades, fo r mando una línea. Pero se observó que, aunque
el desvío se daba en dos direccio ne s opuestas, sie m pre tenía la m isma in-
tensidad , agrupando los resultados en dos puntos, lo que sign ificaba que
el mo m ento magnético solo tiene dos posiciones posibles . Este fe nómeno
solo se podía explicar acept an do la existencia de una propiedad cuántica
nu eva presente en las partículas , conocida luego co mo espín.
Concentradores
Campo magnético
inhomogéneo
57
la ecuación argumentando que en cada punto del universo había
una cantidad infinita de masa y una cantidad infinita de energía,
pero que eran indetectables ya que es-
Un estad o de en ergía taban todos ocupados por electrones.
negativa desocupado Esta infinidad de estados fue bautiza-
apare cerá como da con el nombre de mar de Dirac. Sin
algo con una energía embargo, Dirac se dio cuenta de que
po sitiva. Asumimos si se proporcionaba suficiente energía
qu e estos estados un electrón podía abandonar su lugar,
son los positrones. creando un hueco con exactamente la
P AUL DIRAC misma carga que el electrón, pero po-
sitiva. Además, los electrones vecinos
podían ocupar el lugar vacío, cambiando así la localización del
hueco, de manera que sería imposible distinguir entre un hueco
en movimiento o una partícula con la misma carga que el electrón,
pero de signo opuesto.
En aquel entonces ya se había descubierto el protón, una partí-
cula con características parecidas, pero Dirac se dio cuenta de que
en su mar también se debía tener en cuenta la masa de las partículas
que ocupaban los huecos, de modo que si un electrón abandonaba
su sitio, este debía poder capturar una partícula con exactamente
la misma masa que el electrón, no casi 2 000 veces mayor como era
el caso de la masa del protón respecto a la del electrón. Dirac no
tuvo otra salida que predecir, de forma muy reticente, la existencia
de una partícula con la misma masa que el electrón pero de carga
positiva, que actualmente se conoce como positrón.
Esta fue la primera vez que se predijo una partícula de forma
teórica, sin una evidencia experimental previa. El positrón fue
detectado por primera vez en 1932 por el físico estadounidense
Carl David Anderson, que lo identificó por el rastro que dejó en
una cámara de niebla co n la que intentaba identi ficar las partí-
cu las provenientes de los rayos cósmicos. En estos dispositivos,
cuando una partícula pasa a t ravés del vapor de agua que llena
58 1 Dividir lo indivisible
la cámara, se condensan pequeñas gotas de agua a su alrededor,
marcando su trayectoria, que se puede fotografiar. Si ade más se
aplica un campo magnético, la trayectoria de las partículas
se desvía y, como cada partícula cambia su trayectoria de una
manera característica, se puede deducir de qué tipo de partícula
se trata.
Las trayectorias de algunas partículas ya conocidas, obtenidas a
partir de desintegraciones radiactivas, se usaron como referencia
para comparar sus propiedades con las de las partículas que los ra-
yos cósmicos traen a la Tierra, y así poder identificar estas últimas.
Anderson, mientras trabajaba en el Instituto Tecnológico de Cali-
fornia (Caltech) detectó que había una partícula que seguía exac-
tamente la misma trayectoria que un electrón, pero en direccción
opuesta. La hipótesis más plausible parecía ser que no era más que
un electrón viajando en dirección contraria, es decir, del suelo ha-
cia el cielo. Con el fin de comprobarlo, Anderson decidió colocar
una placa de plomo de 6 mm con orientación horizontal en mitad
de la cámara: de este modo, al atravesar la placa las partículas dis-
minuirían su velocidad y su curvatura se incrementaría; por tanto,
podría descubrir si una partícula venía del cielo, en cuyo caso su
velocidad sería mayor y su curvatura menor en la mitad superior
de la cámara o, por el contrario, si venía del suelo. Los resultados de
esta modificación del experimento demostraron que todas las par-
tículas provenían del cielo, de manera que la nueva partícula no
era un electrón viajando en di rección contraria, sino el primer po -
sitrón detectado.
Con el tiempo se vio que la ecuación de Dirac no solo servía
para describir el comportamiento del electrón, sino también el
de otras partículas subatómicas. Se hizo evidente que tener una
antipartícula ya no era un privilegio único del electrón, sino
una exigencia matemática para todas las partículas. El conjunto
de estas antipartículas forman lo que hoy en día se conoce como
antimateria.
Dividir lo indivisible 1 59
Gira r espa ci o y tie mpo, gi ra r ma te ria y antimateria
60 1 Dividir lo indivisible
acciones entre partículas, empezando por los electrones, ideó unos
diagramas, conocidos hoy como diagramas de Feynman, en los que
se muestra el movimiento de las partículas en el espacio y el tiem-
po, y sus transformaciones. Los diagramas de Feynman, que hoy se
usan para describir interacciones entre todos los tipos de partículas,
se aplicaron por primera vez para representar los fenómenos propios
de los electrones. El caso más sencillo es representar un electrón (e-)
que viaja en línea recta entre dos puntos del espacio (fig. 3a), ya que
solo es necesario trazar una línea recta entre las posiciones inicial
y final, y precisar con una flecha la di rección del movimiento en el
tiempo, es decir, si se mueve hacia delante o hacia atrás. Debido a las
leyes de conservación de la física, sin la aparición de otra partícula el
electrón seguiría viajando en línea recta eternamente, ya que no po-
dría cambiar espontáneamente de dirección. Para variar su trayecto-
ria (fig. 3b), necesita irradiar un fotón (y).
Feynman pensó que su desarrollo tenía sentido en el marco de
la mecánica cuántica, pero como ya antes había descrito Dirac con
su ecuación, el movimiento de un electrón también debería tener
r F1G. 3
~ [fil
Espacio Espacio
Tiempo Tiempo
Dividir lo indivisible 1 61
sentido de ntro de la teoría de la relatividad espacial, que indica que
debe existir una simetría espacio-temporal, lo que implica que si los
diagramas se girasen 90º aún deberían seguir describiendo el com-
portamiento real de las partículas. Cuando se le aplica este giro al
diagrama que representa el caso de un electrón que cambia de direc-
ción, se obtiene un fotón que espontáneamente crea dos electrones,
uno viajando hacia delante en el tiempo y el otro viajando hacia atrás
(fig. 4a). Como anteriormente se ha mencionado, un electrón viajan-
do hacia atrás en el tiempo equivale a un positrón (e+) viajando hacia
delante, por lo que se deduce que el fotón se convierte en un electrón
y un positrón que viajan en el flujo normal del tiempo (fig. 4b). Por
r F1G.4
0 [[]
Espacio Espacio e•
Tiempo Tiempo
Espacio
e·
Tiempo
Divid ir lo indivisible 1 63
trón. Donde inicialmente había una sola partícula, de repente hay
tres. Los dos electrones son repelidos y regresan hacia el origen del
haz, mientras que los positrones se mueven en la dirección opuesta.
La realización de este experimento es de gran dificultad, ya que
no es fácil conseguir una barrera eléctrica: si se intenta crearla in-
terponiendo una placa de metal, la mayoría de electrones del haz
pasan a través, como ya había demostrado Rutherford. La mejor
forma de crear una barrera eléctrica es establecer una barrera de
partículas cargadas, en particular de electrones. Al llevar a cabo el
experimento bajo estas condiciones, se observa cómo se crean elec-
trones y positrones, según lo previsto por la teoría cuántica.
Este método todavía es la forma más efectiva para crear positro-
nes. El procedimiento que se usa en los aceleradores de partículas
para crear anti partículas se basa en este mismo principio científico:
se hacen chocar frontalme nte dos haces de partículas (no tienen
por qué ser electrones) a altas velocidades. La energía del choque
puede crear diferentes tipos de partículas, en función del tipo de
las iniciales: las resultantes no son las mismas si los haces iniciales
son de protones o de electrones. Los experimentos llevados a cabo
en los aceleradores de partículas han permitido confirmar la exis-
tencia de partículas que habían sido predichas de forma teórica y
también completar el modelo estándar con la detección de partícu-
las inesperadas.
Í F1G. 5
n
P' - -- ------+-- - - -_ _..::._.._
El diagrama de Feynman muestra cómo un pion con carga negativa puede ser
transferido de un neutrón a un protón, con el resultado de que ambas partículas
intercambian su naturaleza.
66 1 Dividir lo indivisible
j
- El físico japo nés Hideki Yukawa [arri ba a la izquierda! predijo la ex isten cia de una
nueva part ícu la denom in ada pion. Fotografía de la traza de un po sitrón en una
cámara de niebla !arri ba a la derecha!. obtenida por el físico estad ou nidense Carl
David And erson labaJol. retratado en el la bo rat orio Gug genheim Ae ro na utics con el
dispositivo que le permi tió detectar la prim era an tipa rtíc ula cono cida.
Dividir lo indivisible 1 67
ya que son las partículas causantes de la fuerza nuclear fuerte, por
lo que hubiera sido complicado que consiguieran atravesar toda la
atmósfera sin interactuar con otras partículas por el camino. Los
físicos italianos Marcello Conversi y Oreste Piccioni se propusie-
ron demostrar que la partícula descubierta por Anderson tenía que
ser otra que no había sido predicha y en 1944 demostraron que su
tiempo de vida, de aproximadamente 2 x 10-6 segundos, era mu-
chos órdenes de magnitud superior al del pion. A esta nueva par-
tícula inesperada, sobre la que nadie tenía muy claro el papel que
interpreta en el modelo estándar, se la denominó muon (µ) y se ha
descrito a veces como un electrón pesado.
Durante las décadas de 1940 y 1950 hubo grandes avances en las
técnicas de detección de partículas, lo que permitió llenar la segun-
da mitad del siglo de sorpresas. En 1947 se descubrió una partícula
con espín O y de masa aproximadamente 270 veces mayor que la
del electrón. Además, la cantidad de estas partículas que se identi-
ficaban disminuía a medida que los detectores se acercaban a nivel
del mar, donde no se detectaba ninguna, y se vio que cuando inter-
accionaba con núcleos hacía que se desprendieran varias partícu-
las. Con estas pruebas, los científicos pudieron afirmar que la par-
tícula estaba gobernada por la fuerza nuclear fuerte y, finalmente,
se atrevieron a anunciar, esta vez sin error, que se había encontrado
por fin el pion que predijo Yukawa.
La fu erza nuclear fuerte, que mantiene unidos protones y neu-
tro nes en el núcleo atómico, se describe, dentro del marco de la
fís ica de partículas, como el resultado del intercambio de piones
entre estos nucleones. Para ello, fue necesario redefinir los pro-
tones y los neutrones como la misma partícula, u n nucleón, que
se encuentra en dos estados dife rentes. Con este fin, se propuso
u na nueva propiedad intrínseca que debían tener todas las partí-
culas, el isospín: los nucleo nes tienen un isospín que, en función
de su estado, ado pta uno de tres posibles valores: - 1, O o +l. Los
nucleones podrían cambiar su isospín absorbiendo o emitiendo
68 1 Dividir lo indivisible
un pion. Esta teoría predecía, además, la existencia de un tercer
nucleón.
La teoría del pion de Yukawa fue acogida con muchas reticen-
cias por la comunidad científica, pero fue ganando aceptación a
medida que se descubrían nuevas partículas que se adaptaban per-
fectamente a ella. Con la detección del muon y el pion en las cáma-
ras de niebla, solo se había abierto un poco la puerta al mundo de
las partículas: en 1955 ya se habían detectado muchas otras en las
fotografías obtenidas de los rayos cósmicos, a las que se sumaban
las creadas y detectadas en los aceleradores de partículas.
Divid ir lo indivisible 1 69
fermiones; por otro lado, los muones (un tipo de partículas entre las
que se cuentan los piones) y el fotón tienen espín entero, O y 1, res-
pectivamente, y entran dentro de la categoría de los bosones. Esta
clasificación permitió evidenciar que todas las partículas que forma-
ban la materia eran fermiones, mientras que las partículas portado-
ras de alguna fuerza eran bosones: el fotón es la partícula causante
de la fue rza eléctrica y el pion, de la fuerza nuclear.
Estos dos criterios no llevaron a ningún patrón que permitiera
desarrollar un nuevo modelo teórico unificado. Por ese motivo, se
optó por establecer una nueva clasificación, basada en las formas
de la interacción nuclear de las partículas. En los resultados expe-
rimentales se pudo observar que hay partículas que solo participan
en interacciones intensas, otras solo en interacciones de menor in-
tensidad y algunas lo hacen en ambas. A partir de estos resultados,
se estableció la distinción entre la fuerza nuclear fuerte y la fuerza
nuclear débil.
Sin embargo, la forma de interactuar de algunas partículas se
convirtió en todo un misterio para la comunidad científica ya que
no parecía seguir ningún patrón ni lógica acorde con sus caracte-
rísticas. Para resolverlo, el físico teórico Murray Gell-Mann ideó
u na nueva clasificación de partículas que seguía una característi-
ca propuesta por él mismo: la extrañeza, que divide las partículas
entre extrañas y normales. Su nueva teoría no acababa aquí: si la
extrañeza se ha de considerar una verdadera propiedad de las par-
tículas, también se debe poder asignar un valor para cada partícula,
como para la masa, la carga eléctrica, el espín y el isospín. Así que
se desarrolló un criterio, bastante complejo, para asignar valores a
la extrañeza: si una partícula se considera normal, como el protón,
su extrañeza es O; por otro lado, si una partícula extraña decae en
una partícula normal su extrañeza es -1, mientras que si decae
en una antipartícula normal, adopta el valor +l.
Siguiendo con el objetivo de buscar patrones entre las partícu-
las, Gell-Mann creó unos diagramas (fig. 6) en los que situaba cada
71
r F1G. 6------ ---------------------.
0 kº k·
+1 - - --e,-------9;--
[fil o-
,¡"' "'41
N N
_,c__'-.._rrº_ _. ,.'-._rr_·_ ,e
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------ -e,ti'
- - - - - - -•
ll'"
--- --- --
' ' '
' '
Los dia gramas de Gell-Mann muestran la disposición de los mesones (Al, de los
bariones !BI y de otras partículas (C).
72 1 Dividir lo indivisible
centro (A), un patrón idéntico al formado por los bariones más li-
geros (B). Por otro lado, hay partículas que no se pueden colocar
formando hexágonos, sino que siguen otras form as geométricas,
como un triángulo (C). En este último caso, no se podían rellenar
todos los posibles espacios del triángulo con las partículas conoci-
das hasta entonces, lo que llevó a predeci r de forma teórica la exis-
tencia de las nuevas partículas que debían rellenar estos vacíos.
Una vez más, las predicciones resultaron acertadas y las partículas
con tales propiedades se llegaron a detectar más adelante de forma
experimental.
A pesar de la belleza de los diagramas conseguidos, no fue con
ellos con los que Gell-Mann hizo uno de los descubrimientos más
importantes del siglo xx: el físico estadounidense se dio cuenta de
que no existía la configuración más simple de todas, un triángulo
con una partícula en cada vértice, y razonó que tales partículas de -
bían existir, ya que la naturaleza siempre tiende a los sistemas más
sencillos. En consecuencia, predijo la existencia de tres partículas
a las que llamó quarks, más concretamente el quark arriba, quark
abajo y quark extraño, con cargas de 2/3, - 1/3, - 1/3 e isospines de 1/2,
- 1/2 y O, respectivamente.
2 2 1 3
- - - - - - =-- =-1
3 3 3 3
En el caso del antineutrón, en el que la carga total de su antipar-
tícula sigue siendo neutra, el hecho de que los antiquarks que lo
forman tengan la carga invertida respecto a los quarks que forman
el neutrón explica que el momento magnético también esté orien-
tado en dirección contraria.
El modelo de los quarks parece adecuarse a la perfección a las pro-
piedades de las partículas subatómicas y también a sus interaccio-
nes. Además, a medida que se han obtenido nuevos resultados expe-
rimentales, se han podido explicar manteniendo el mismo modelo
mejorado. Actualmente se reconocen hasta 6 tipos de quarks con sus
correspondientes antiquarks, que se definen a partir de nuevas pro-
piedades, conocidas por nombres como cima o encanto.
74 1 Dividir lo indivisible
>LA PARTÍCULA DE LA GRAVEDAD
El gravi tón es una pa rtícu la hi potéti ca , la causante de la transmisión de la
fue rza gravitatoria . Seg ún las pred icc iones teóri ca s, el valo r de su espín
tien e que ser 2, po r lo que su comp orta m iento será del t ipo bosónico.
Su m asa pued e ten er cualq uier valor en t re O y 1,6 x 10-69 kg. Una de las
ra zones que los cie nt ífico s aducen para explicar el hecho de que aú n no
se haya n detec tado gravito nes es que despué s de crears e desaparecen
con gran rap idez en dimens io nes tan pe que ñas que no somos ca paces
de detectarlas, dejando tan so lo un espa cio vacío que se detecta como un
desaj uste del ba lance de energ ía y momento. Es neces ar io po der estudiar
muy deta lla dame nte y com pren der con exa ctit ud las pro pie dades del ob-
Jeto que fa lta para pod er afirma r que es un gravit ón y no confundirlo con
ot ras co sas . Lo s expe ri me nto s AT LAS y CMS del CERN intentan detectar
pos ibles fo r m as de decaim ien to del gra vitón.
- in stalaciones subterrá nea s del detector del exp erime nto AT LAS, du ran te su
construcción .
75
El modelo estándar de las partículas fundamentales empieza
con la unión de la física relativista y la mecánica cuántica y, aun-
que sigue evolucionando, ha llegado a explicar no solo la física de
partícu las sino casi todas las interacciones del universo. Ha resul-
tado un marco teórico de gran éxito, con predicciones confirmadas
como la de la existencia del bosón de Higgs.
Sin embargo, este modelo aún tiene algunos cabos sueltos. Uno
de los más importantes es que, mientras puede explicar la fuerza
electromagnética, la nuclear fue rte y la nuclear débil, aún es inca-
paz de explicar la fuerz a de gravedad, que dependería de una partí-
cula aún no detectada, conocida como gravitón. Así, para completar
el modelo estándar y el papel de la anti materia, resulta imprescin-
dible remontarse a los orígenes del universo, al Big Bang, cuando las
cuatro fuerzas estaban unificadas, y examinar cómo se diferencia-
ron en su evolución posterior.
76 1 Dividir lo indivisible
03 ,
¿DONDE ESTA
,
LA ANTI MATERIA?
y Cámaras
de muones
Traquead ores
de partículas
Detector
5m 10 m 15m 20 m
- sección transversal del túne l del LHC, con los detectores de l experim ent o LHCb
para la identificación de las partículas resultantes de la co lisión entre hadrones.
85
culas y anti partículas, quedará un exceso de materia o antimateria.
Por ejemplo, si la primera forma de desintegración ocurre un 51 %
de las veces en la materia y un 50 % de las veces en la antimateria,
habrá partículas u que no encontrarán una antipartícula ii con la
que aniquilarse. Además, la segunda forma de desintegración de
la antimateria, que tiene como producto solo materia, también
ocurrirá el 50 % de las veces, mientras que la de sus antipartículas
correspondientes solo lo hará en un 49 % de los casos. El resulta-
do después de las aniquilaciones correspondientes sería un exceso
de partículas u, d y e-. Aún no se ha descubierto una partícula que
cumpla estas condiciones, aunque se le atribuye este hecho a una
partícula teórica denominada X-bosón, que se concibe dentro del
marco de la GUT.
Poco se sabe con seguridad de los procesos físicos que tuvieron
lugar durante los primeros instantes del universo. Al cumplir el pri-
mer segundo de vida, las fuerzas fundamentales de la naturaleza se
habrían separado, se habría producido la ruptura de simetría entre
materia y anti materia y el universo ya había alcanzado unos pocos
años luz de tamaño. Aún tenía suficiente energía para crear electro-
nes y positrones, hasta que finalmente solo sobrevivió uno de cada
mil millones de electrones, quedando un electrón por cada protón.
A medida que el universo se fue enfriando los protones empezaron
a unirse con otros protones y con neutrones, creando los núcleos
de los primeros elementos químicos, el hidrógeno y el helio.
Desde dos minutos después del Big Bang hasta al cabo de
380 000 años poco pasó más allá de la continua expansión y en-
friamiento . Fue una época de libertad para los electrones, que aún
no se encont raban ligados a ningún núcleo atómico y se podían
mover sin restricciones. Est a libertad llegó a su fin cuando la tem-
peratu ra bajó de los 3 000 K, aproximadamente la mitad de la
temperatura de la superficie del Sol, momento en que los electro-
nes libres dejaron de tener suficiente energía para escapar de los
núcleos atómicos y se ligaron a ellos.
Í FIG.1
rFIG.2
V Neutrino
Los elementos de una estrella muy masiva que ha llegado a obtene r hierro y
níquel en su centro se distribuyen formando la secuencia de capas representada
en este esquema.
Í F1G . 4
Bulbo ce ntral
j I
Halo Disco
Sol
Sol
I
La posición de nu es tro sistema solar indica da en las vis ta s cenital y late ral de la
Vía Láctea. Se puede ob servar que se encuen tra muy lejos de su centro.
- Ste phe n Hawking, el físico que más ha profundizado en l as teorías físi cas m ás
in novadoras .
97
r F1 G. 5
Universos de burbujas
la burbuja
Se forma
El universo de burbuja
la burbuja
Tiempo se expande para siempre
La expans ión sin límite del uni ve rso en sus fases finales . alimentada por la energía
os cur a, deJ ará como rastro un coniunto de universos-burbuja, ais lad os entre ellos.
98 1 (, Dónd e es tá la antimateria ?
universos con diferencias mínimas. Más o menos parecidos, todos
estos universos se deberían regir por las mismas leyes de la fís ica:
no puede existir un universo donde la magia de Harry Potter sea
real, ya que no es físicamente posible. Esta limitación, sin embar-
go, no es incompatible con la posibilidad de la existencia de un uni-
verso de antimateria, formado por antipartículas, que formarí an
antiátomos, anti planetas y anti personas, que obtendrían la energía
necesaria de una antiestrella, en una antigalaxia.
Este hipotético antiuniverso sería posible si la antimateria se ri-
giera exactamente por las mismas leyes que la materia. Las anti par-
tículas tienen la carga eléctrica opuesta a las partículas, así que un
universo bajo estas condiciones se conoce como universo e -inver-
tido. Hay que tener en cuenta que al invertir absolutamente todas
las cargas de todas las partículas las interacciones entre ellas no va-
riarían, por lo que podría parecer que no hay ningún problema en
que exista un universo de antimateria. Sin embargo, la carga no es
la única diferencia entre las partículas y las anti partículas, aunque
es la más evidente. Existen partículas sin carga, como los neutro-
nes, o los neutrinos, y en este caso son otras propiedades, como el
momento magnético o la helicidad, respectivamente, las que las di-
ferencian de sus antipartículas.
La helicidad de una partícula es una magnitud física asociada al
espín, que es una propiedad intrínseca de las partículas asociada
a su rotación. De la misma forma en que todos los protones tienen
la misma masa y carga, su espín tampoco difiere. Las partículas,
además de moverse en el espacio, rotan sobre ellas mismas, y en
función de su dirección de rotación respecto a su sentido de movi-
miento, se puede considerar que la helicidad es derecha (positiva)
o izquierda (negativa), como se muestra en la figura 6.
De modo que las antipartículas que fo rmarían un antiuniver-
so no solo tendrían invertida su carga, sino también su helicidad.
Así, el antinuniverso sería como una imagen especular respecto
del universo, donde todo estaría cambiado entre izquierda y de -
100
El universo que conocemos
La atracción gravitatoria configuró el
universo en el que vivimos: fue la fuerza que
reunió los átomos de hidrógeno del universo
primitivo y formó las primeras estrellas,
factorías donde se crearon los elementos
más complejos con los que se formaron
luego los planetas.
101
Í F IG. 6
Sin lugar a duda, la antimateria tiene un gran potencial para ser uno
de los descubrimientos que, bien usado, ayude a cambiar el futuro
de la humanidad. Pero esto no ocurrirá mientras no se conozcan y se
dominen sus propiedades a la perfección: se debe crear de forma eco-
nómicamente rentable, poder almacenar durante prolongados perío-
dos de tiempo y transportar con seguridad. Hasta el momento, el uso
más importante de la antimateria se encuentra en los laboratorios de
partículas y se centra en la investigación científica, ya que sin inves-
tigación no hay conocimiento y sin conocimiento no hay innovación.
(D Fuente de partículas
@ Iones acelerados
B Campo magnético
E Campo eléctrico
..._
..~ ..~_.----,---,------i--~ ~ /_CD..,.,,.------"~-- - --+---~
s .· .
0 -· .· .
:
@
[=:=- -- ----- --- -------- ------- -- ------------- --- --------·
113
un mismo rango de velocidades. Después, es necesario disminuir
su energía y desacelerarlos para poder almacenarlos (fig. 1).
Para reducir la velocidad de los anti protones lo más común es el
uso de campos eléctricos, aunque existen otros métodos para lle-
var a cabo esta tarea. Otra opción es usar un acelerador de proto-
nes, que tiene en los antiprotones el efecto contrario: en lugar de
aumentar su velocidad, disminuye su energía y la reduce. Al mo-
verse más lentamente, los antiprotones se vuelven más sensibles a
campos exteriores, como el campo magnético terrestre, por lo que
el anillo desacelerador tiene que estar equipado para contrarrestar
estos efectos. Una tercera posibilidad es hacer pasar los antipro-
r F 1G . 1
Lente
magnética
Anti protones
Protones de alta energía foca liza dos
. -..._
Acelerador
de protones Partícu las
desechadas
Acumulador de
anti protones
de baja energía
Í F1 G. 2
Fuerzas del
~ campo eléctrico
Electrodo;de la tapa
Electrodo Electrodo
del anillo del anillo
Campo magnético
Las fue rzas eléct rica s y magnéticas genera das en una trampa de Pennin g co nfinan
a las partíc ulas co n carg a elé ct ri ca en una pequeña órbita circular, en un es pacio
vacío reducido.
INVESTIGAR LA ANTIMATERIA
1 FIG. 3
Q Protón
• Neutrón
(.o)
El helio antiprotón ico , en el que un electrón [e-) y un antiprotón or bitan
alred ed or de un nú cleo de helio , es un elemento mixto formado por partículas de
materia y de anti materia
Trampa de Cusp
Los positrones obtenido s de una fuente
radiact iva se in troducen en este disposit ivo y se
mantienen en est ado de plas ma. Se co m bi nan
con los an t i protones crea dos en un acelerador
de partículas, para formar ant ih idrógeno. Las
bobinas su percondu cto ras y los elect rodos
anulares de la t ram pa manti enen estable la
simetría del ha z de antipartículas.
122
an tiáto mos polarizad os. A continu ación , las transiciones hiperfinas, propias
de cada ele mento, se analizan en una cáma ra de microondas y se compa-
ran con las del hidrógeno . Por últi m o, med ian te un imán de alta intensidad
se confina n los an tiáto mos, que se iden tifi can en un detector.
123
por vía intravenosa un marcador radiactivo para luego analizar la
distribución de la radiación detectada (fig. 4).
La sustancia más comúnmente usada es la fluordexosiglucosa
( F-FDG), un análogo de la glucosa que contiene un átomo de un
18
En la tomografía por emisión de positrones [PETI. la imagen para el diag nós tico
m édi co se obtiene a pa r tir de la detecció n de los positrones emitid os por la
des integración de un marcador radiac tivo.
Ba-141
n
Ba-141
127
tones pueden penetrar hasta una cierta profundidad en la materia
rebotando sobre las capas de electrones de los átomos. Cuando un
antiprotón se detiene cerca de un átomo, ocupa con rapidez el lugar
de uno de sus electrones, desplazándolo de su órbita y pasando a
actuar como un electrón pesado. Al tener una masa mucho mayor
que la del electrón, la interacción con el núcleo del átomo es dife-
rente: para empezar, el antiprotón desciende de capa electrónica
hasta ocupar un lugar en el orbital de menor energía, desde donde
la atracción de protones y antiprotones provoca que estos últimos
caigan en trayectoria espiral hacía el núcleo, hasta que la atracción
nuclear fu erte entre partícula y antipartícula hace que se produzca
su colisión, con la consiguiente aniquilación (fig. 5).
La aniquilación entre cada tipo de antipartícula tiene resultados
diferentes, y en el caso del protón y antiprotón entran más elemen-
tos en juego que la pura radiación, al contrario que en el caso de la
aniquilación electrón-positrón, que da lugar a dos rayos gamma. En
la desintegración protónica se producen, por un lado, cinco piones,
dos de los cuales son eléctricamente neutros y tienen una vida tan
corta que prácticamente de inmediato se desintegran en dos rayos
gamma y, por otro lado, tres piones cargados, que tienen una vida
media de nanosegundos y se desintegran en muones y neutrinos.
Los neutrinos raramente interactúan con la materia: se calcula que
en setenta años, de los miles de millones de neutrinos que atraviesan
el cuerpo de una persona cada segundo, solo una media de cuatro
interactúan con la materia que lo forma. Los muones, en cambio,
tienen una vida de microsegundos y se desintegran en electrones y
positrones, que al aniquilarse dan lugar a rayos gamma. Así, aunque
el producto final de la aniquilación vuelva a ser rayos gamma, hay
una serie de pasos intermedios en los que se crean varias partículas.
La gran ventaja de irradiar con anti protones, en lugar de hacerlo
con protones, es que las partículas generadas en las etapas inter-
medias pueden hacer explotar la célula cancerígena diana y parte
de las demás células malignas de alrededor. Los resultados de los
Foto nes
i ·,..· \
. ,,.. ' ,.
· . . ....
Híbrido átomo-antiprotón
v ~ Gamma
Aniquilación ~ A.
r-ex..
·-.. ___ n+ :_ dd _:: Pion neutro
Pion p o s i t i v ~ ~
Pion negativo ~ v~
( ~-u-·: Vestigio
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r Rayo gamma
133
Aniquilación
Protón-antiprotón v
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Espirales
superconductoras
Índice j 139
Dirac, Paul 8, 13, 35-38, 56, 58, 61 hadrón 41, 85
ecuación de 9, 56, 58, 63, 135 Hawking, Stephen 37, 95-97, 110
m ar de 58, 60 radiación de 96
helio antiprotónico 119-120
Einstein, Albert 25, 87-88
ecuación 26-27, 102 isospín 68, 70, 72-73
eléctricos, campos 114-115 isótopo 33, 124-125, 127
espectro 52, 54, 118
espín 49, 55, 57, 68-70, 75, 99 kelvin 90
estado fund amental 21-22
extrañeza 70, 72 leptón 49, 69, 74, 111
Lockyer, Norman 48
Fe rmilab 29, 38
fermión 70 Marte 11, 130
Feynman, Richard 60-61, 63, magnético
102-103 campo 22, 57, 59,103, 113-114,
diagramas de 61-63 116-117, 120, 123, 132
fotón 23, 28, 49, 61-62, 70, momento 18, 22-23, 57, 74, 99
82-83, 88, 100, 112, 118, 124 , mecánica cuántica 22, 36, 37, 54,
131-132 56,60-61,63,76,97
fu erza modelo
de graved ad 10, 76 atóm ico 50-51, 54-55, 65
electromagnética 76 estándar 10, 34, 48-49, 64, 71,
nuclear débil 70, 103-104 76, 84, 106, 121
nuclear fue rte 20, 68, 70, 90 muon 49, 68-69
fue rzas fundame ntales 10, 83,
86 Nagaoka, Hantaro 50
neutrin o 49, 74, 90 -91, 99, 124,
galaxia 9, 40, 42, 47, 79, 81-82, 87, 128
90, 92-96, 104-105 Newton, leyes 55, 133
Gamow, George 88-89 n ucleó n 20, 68-69, 91
Gell-Man n, Murray 49, 70-73
gravitón 10, 75-76 orbital 20-22, 118, 128
140 1 Índice
paridad 102-104 Segre, Emilio 36, 38
partículas se mivida 127
fu ndamentales 73-74, 76 si metría 10, 36, 42, 62, 84-86, 103-
subatómicas 9-10, 17-18, 26, 105, 120, 122
45,49,56,59,63-64, 71, 74, 84, CP 104,121
111,134 CPT 104
PET 29, 33, 121, 125 sincrotrón 113
pion 66 -69, 70, 74, 112, 121, 128, sistema solar 11, 30-31, -43, 94,
132 130,135
positronio 40 Stern-Gerlach, experimento 57
Prout , William 48
tabla p eriódica 18-19, 89
quark 49, 71, 73-74, 84-85, 111,121 teoría de gran unificación 84
trampa de Cusp 120, 122
rayos gamma 28, 33, 40, 91, 124 , trampa de Pen n ing 115-116, 120
128-129, 131-132, 134 Thomson, Joseph John 50-51,
relatividad 26, 31, 56, 62-63, 97, 53-54
132
Rutherford, Ernest 50-55, 64 Wheeler, J ohn Archibald 60