Caso Swatch
Caso Swatch
Caso Swatch
“Nos convencimos de que, si cada uno de nosotros pudiera agregar fantasía y cultura
a un producto emocional, podríamos derrotar a todos. Las emociones son algo que
nadie puede copiar.”
Nicholas Hayek
Fundador de Swatch
The New York Times, 1992
“Paradójicamente, el tiempo no pasa para Swatch. La estrategia de convertir al reloj
en un accesorio de moda logró que la empresa, de la mano de su marca estrella,
recuperara la vitalidad. Desde 1983, año de su lanzamiento, el Swatch – un producto
de plástico, bajo costo y diseño atractivo- logró que las cajas registradoras emitieran
su característico sonido de vendido 250 millones de veces. Pero el Swatch Group,
nacido hace 16 años de la fusión de dos tradicionales empresas, también contribuyó
a que la industria relojera suiza recuperara la competitividad que había perdido por
obra y gracia de la astucia de los japoneses. En rigor de verdad, más allá de contar
con un líder visionario, capaz de defender con uñas y dientes un concepto en el que
pocos creían, Swatch respetó los principios básicos del marketing: una marca
poderosa, el producto apropiado en el momento justo, y una excelente estrategia de
ventas y distribución”.
Mercedes Reincke
Revista Gestión, 1998
• Antecedentes
A finales de la década del ’70 las cosas se habían puesto difíciles para la industria relojera
suiza. Si bien el mercado mundial seguía con un ritmo de crecimiento considerable, los
japoneses habían capturado la mayor parte de ese sector. La tecnología del cuarzo era la
clave del éxito de oriente. Las dos principales empresas de la industria suiza (ASUAG y
SSHI) recibieron de frente el golpe de los japoneses. Para ambas compañías, el deterioro
de la posición competitiva se hacía presente con inusitada crudeza.
El corazón de SSHI era el reloj OMEGA, con una trayectoria de muchos años. Pero en aquel
momento registraba pérdidas cuantiosas, y hacía tambalear a la organización.
LONGINES era la estrella de ASUAG, pero la verdadera fortaleza de la empresa residía en
la provisión de piezas a la industria relojera suiza. Desde 1978 se venía trabajando en el
estudio de “Delirium tremens”, una tecnología de producción totalmente integrada. Esta
tecnología productiva permitiría a ASUAG, presentar en 1979 el reloj más delgado del
mundo (1,8 milímetros de grosor). Es importante resaltar, que este desafío correspondía a
la necesidad de adelantarse a los japoneses, quienes desde 1978 llevaban la delantera con
un reloj que había logrado el objetivo de los 4,10 milímetros.
La gran pregunta fue: ¿el reloj más delgado del mundo, alcanzaría para ganar la batalla?.
Había quien pensaba que la respuesta era NO.
Nicholas Hayek , uno de los principales ejecutivos de la industria, fue quien tuvo la visión
correcta. Era necesario, según lo que pensaba, diseñar una estrategia que permitiera
competir en términos de volumen.
Lo primero que hizo fue convencer a los directivos de ambas compañías de que la fusión
era la única salida, y que si unían esfuerzos tendrían posibilidades de remontar el trance, y
hasta de revivir la industria. El merger se concretó en 1981, y nació así el Swatch Group.
Su revolucionario plan se jugaba a la necesidad de crear un reloj barato, que permitiera
recuperar la participación de mercado perdida. Sin embargo, Hayek sabía que para bajar
los precios era fundamental introducir innovaciones en el diseño, la fabricación y la
distribución. También era un hecho, que sólo la producción masiva y de gran escala
permitiría ganar mercado. El interrogante final que Hayek tenía era: ¿Por qué motivo un
reloj barato de menos de 60 dólares, podría generar una demanda inmensa?. La respuesta
no tardó en llegar. Pensó en un producto fuera de lo común, y especialmente seductor por
su diseño y color. Imaginó también que el concepto de joya debía dejar paso al de
accesorio, mucho más vinculado a la moda.
Nacía así el proyecto “Delirium Vulgare”, cuyo objetivo fue desarrollar un reloj barato,
basado en aquella tecnología integrada de ASUAG. Esta tecnología permitía reducir
sustancialmente la cantidad de piezas componentes del reloj. Más de 200 ingenieros
trabajaron sin pausa hasta la creación de un concepto: relojes de plástico. Es evidente que
tanto la forma de producir, como los materiales de fabricación, permitían bajar costos.
La tarea que se encaraba simultáneamente al desarrollo ingenieril, era la búsqueda de una
marca para el producto.
Una agencia de New York propuso el nombre SWATCH. Un nombre corto, significativo e
identificatorio (recordemos que watch significa reloj en inglés). El slogan elegido fue:
“¿por qué no tener un segundo reloj?”.
En Zurich, el primero de marzo de 1983, se lanza al mercado el “reloj increíble”. Fueron
inicialmente 12 modelos los que harían punta. Esta fue una jugada maestra de la
compañía, basada en conceptos revolucionarios: 1) Un reloj de cuarzo a un precio jamás
visto. 2) Una calidad comparable a la de los relojes de precio más alto. 3) Una marca capaz
de convertirse en sinónimo de innovación y espíritu juvenil 4) Un producto que se adapta
a cualquier estilo: excelente para dar la hora, pero ideal para usar como accesorio de
moda.
Así la empresa logró tomar distancia de los competidores. Se estableció una brecha con
las marcas que pertenecían a la categoría de lujo por ser extremadamente caras (Piaget y
Rolex), y de las reconocidas por sus avances tecnológicos (Tag Heuer y Seiko).
Más allá de todo, Nicholas Hayek seguía pensando en agregar valor a su producto. Su idea
era incorporar intangibles muy vinculados a lo emocional. Es así que bautizó cada modelo
con un nombre distinto (incluso los 1800 modelos actuales). Nombres como Tutti Frutti,
Cigars, Knight of the night; dieron ese toque distintivo que caracteriza a la marca. En 1984
Swatch se dio el lujo de entrar al libro de Guinness, gracias a su reloj gigante de 13
toneladas y 162 metros de altura, colocado en la sede central del Commerzbank en
Frankfurt. En pocas semanas toda Alemania reconocía la marca.
• Cronología
En 1985 con los modelos Ice Mint, Banana, Raspberry y Jelly Fish, Swatch es la primera
marca que hace de los relojes un complemento de moda de temporada. El mismo año se
lanza en Los Angeles “Limelight”, el primer reloj de plástico que lleva diamantes.
En 1986 Keith Haring, el pintor americano de graffitis, diseña cuatro Swatch especiales. En
Ginebra, Sotheby’s subasta 125 relojes Swatch.
En 1988 se inaugura el Swatch Newseum, en Biel - Suiza. Se celebra también los 50
millones de relojes Sawtch vendidos.
En 1989 se crea el Swatch Pro Team, con el objeto de apoyar deportes de vanguardia:
ciclismo de montaña, rollerblade y snowboard. Se establece en Milán el Creative Lab
Swatch.
En 1991 se lanza al mercado el Swatch Automatic. También se presenta el primer reloj
analógico de pulsera que integró la función buscapersonas: el Swatch Pager.
En 1992 Swatch pasa a integrar la colección permanente del Centro Pompidou en París.
En 1993 Swatch hace su entrada al mercado chino.
En 1994 nace una nueva era en la historia de la compañía: el metálico Swatch Irony se
presenta en Estados Unidos, Suiza, Alemania e Italia.
En 1995, Nicholas Hayek presenta el Swatch UNlimited, encargado por las Naciones
Unidas para conmemorar su 50 aniversario.
En 1996 “Acces to space”. Claude Nicollier despega hacia una misión espacial con un
Swatch Acces en su muñeca. Swatch es el cronometrador oficial de los juegos olímpicos de
Atlanta.
En 1997 se lanza el Swatch Skin, el reloj de plástico más delgado del mundo. Se inaugura
en Covent Garden (Londres) el primer Mega Store Swatch europeo.
De 1998 al año 2002 se suceden exitosos lanzamientos en la línea Iron. En el año 2002 se
lanza un nuevo paquete de productos exclusivos para coleccionistas. Esta vez los fanáticos
de la serie del agente 007 podrían tener un Swatch conmemorativo de cada película,
desde un reloj para “Los diamantes sean eternos”, pasando por “Octopussy”, y llegando a
“El mañana nunca muere”.
También se incorpora al portfolio en el año 2003, una colección especial “Phill Collins”
diseñada para los fanáticos del músico.
Diez años después, en el 2012, la amplitud de línea, el posicionamiento de la marca en
canales múltiples, la publicidad y el constante lanzamiento de nuevos productos no tienen
igual en el sector. Sus últimos logros en cuanto a producto, son los relojes simil acero en
diferentes colores para damas. Última moda para una mujer juvenil y con estilo.
El posicionamiento buscado era claro: Swatch debía ser para el consumidor un producto
“fashion”. Es por ello que Swatch comprendió cabalmente que debía utilizar una
estrategia de publicidad acertada. Pero para un producto con un target casi ilimitado,
elegir el mensaje correcto no era sencillo. Surgieron entonces sucesivos mensajes: “El
tiempo es lo que hagas de él”, o “¿Cuánto dura un minuto Swatch?”. Como se puede
observar, son mensajes simples pero causan una impresión duradera.
Desde el punto de vista de los medios utilizados, Swatch se orientó a construir una marca
sin apelar a medios masivos. Convocar a todos los saxofonistas de París a tocar en un
mismo lugar, lograr que muchos artistas pintaran las paredes de los edificios de un barrio,
o auspiciar una competencia de break-dance, son muestras de la táctica elegida. Como
dice Amanda Blair, directora de comunicaciones de la compañía: “Swatch tiene 250
millones de embajadores que se encargan de difundir el mensaje de su poderosa marca”.
También la empresa aplica su inteligente marketing directo. Se diferencia a los mejores
clientes, quienes se ven recompensados con beneficios especiales. Por este motivo, cada
año reciben un reloj de regalo y un catálogo con las nuevas colecciones.
A nivel de difusión, la última gran novedad es que Swatch fue el cronometrador oficial de
los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Y también fue en el 2006 en Turín y en el 2008 en
Beijing.
• Canales de distribución
Con más de 17.000 empleados, en el grupo Swatch conviven varias marcas: Longines,
Omega, Tissot, Calvin Klein Watch, pero no hay duda que Swatch es el buque insignia.
Swatch, en la base de la pirámide y con ventas de gran volumen, es una barrera que
impide a los competidores el desarrollo de un modelo de negocio similar. Y
simultáneamente, con las tres marcas de lujo en lo superior de la pirámide, la empresa
obtiene el 80% de la rentabilidad. Estas marcas (Omega y Longines) dejan márgenes
mucho más altos.
Es importante entender que cada marca tiene su propia organización, su propio
management, su propia estrategia, y hasta su propio edificio.
Todo es “made in Switzerland”. Porque a pesar de la teoría que sugiere que las compañías
deben buscar la producción y mano de obra barata en el extranjero, el Swatch Group está
muy comprometido con Suiza. Hayek asegura: “En nuestro país es posible hacer productos
para todo el mundo, sólo basta con proponérselo”.
Este es un caso de estudio por la visión y el pensamiento estratégico de Nicholas Hayek, y
fundamentalmente por la calidad de su liderazgo. “A veces me acusan de ser muy
optimista y fomentar la euforia. Es verdad, todas las mañanas necesito ver gente
sonriendo, y personas contentas con lo que hacen”.
Lo real es que en sólo 30 años, una marca bien posicionada, un líder visionario, un
producto de la más alta calidad, y una buena estrategia de marketing, demostraron que
pueden ser la mejor de las combinaciones.