Poder y Subjetividad
Poder y Subjetividad
Poder y Subjetividad
PODER Y SUBJETIVIDAD
Jorge Malachevsky1*
Introducción
En la primera parte de este texto apelaremos
a una breve biografía de Michel Foucault y abordaremos sus métodos. Seguidamente
presentaremos sus perspectivas alrededor de la categoría poder. Se intentará
establecer el lugar que ocupa esta categoría dentro de su obra y las relaciones que
permiten su comprensión en el marco de la tríada sujeto-poder-saber. Analizaremos
cómo Foucault conceptualiza el poder y en relación a qué elementos justifica su
conceptualización. Siguiendo esta línea se comentarán algunas de sus obras: El orden
del discurso, Vigilar y castigar, Microfísica del poder y El discurso del poder. Nuestro
texto rondará principalmente la problemática que relaciona a Foucault con esta
Asignatura: la subjetividad atravesada por relaciones de poder, relaciones que a su vez
lo conforman al sujeto como tal. Foucault sostiene que “el sujeto constituye la
1
* Texto establecido por Jorge Malachevsky sobre la base de los Informes de Pasantía realizadas en la Asignatura
Psicología por los alumnos pasantes Rosa M. García y Alejandro Nisnovich.
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intersección entre los actos que han de ser regulados y las reglas de lo que ha de
hacerse”.
El autor y su obra
Michel Foucault nace en 1926. Estudia con Jean Hippolite, Georges Canguilhem y
Louis Althusser, entre otros. Se gradúa en filosofía a los 23 años. En 1954 escribe su
primer libro Enfermedad mental y personalidad; en 1961 publica Historia de la locura en
la época clásica, y en 1963 Las palabras y las cosas, cerrando así una primera etapa
de su producción intelectual en la cual el objeto de su interés se sitúa en las relaciones
existentes entre poder y saber.
A partir de 1969 escribe Arqueología del saber, El orden del discurso y su participación
en el GIP (Grupo de Información sobre Prisiones) sirve de base para Vigilar y castigar,
y el primero de los volúmenes de la Historia de la sexualidad, en 1976.
·En su producción teórica a partir de este segundo grupo de obras emergen nuevos
objetos de interés y la elaboración de categorías que replantean o dejan de lado
conceptualizaciones previas, como por ejemplo la categoría poder, cuyas variaciones
se analizarán más adelante. Un caso parecido lo constituye la sustitución de la noción
de episteme por la de dispositivo. A la par de la dupla poder-saber (que no abandona),
desarrolla nociones como las de sujeto y objeto, discurso y verdad, entre otras que
mencionaremos en vistas a nuestro interés. Finalmente, si nos atenemos a una de las
últimas categorizaciones que profundizó en su obra descubriremos que su eje fue la
verdad, en relación a un sujeto que la produce y es producido por ella, a partir de
determinadas estrategias de poder-saber.
En parte esa dificultad radica en los métodos empleados en sus investigaciones, que
plantean nuevas problemáticas, a la vez que suscitan polémicas alrededor de la validez
de sus procedimientos. Quizás sea preciso señalar que todas las investigaciones de
Foucault - o la mayoría de ellas - se rigen por dos métodos diferentes entre sí: el
arqueológico y el genealógico. El primero se interesa por el descubrimiento de los
cambios en las reglas de producción discursiva acerca de un fenómeno (la
criminalidad, la sexualidad, etc), mientras que la genealogía identificaría las relaciones
que reviste el objeto de investigación con los dispositivos del poder:
“La primera trata de aislar el nivel de las prácticas discursivas y formular las reglas de
producción y transformación de tales prácticas, mientras que la segunda amplía el
ámbito de investigación y se ocupa de las fuerzas y de las relaciones de poder
conectadas con las prácticas discursivas. La relación poder-saber es necesaria para la
genealogía, pero no para la arqueología”3.
Uno de los rasgos más significativos del perfil intelectual del autor se haya quizás en su
heterodoxia, en su capacidad para romper con las evidencias y las verdades
establecidas. Entre los intelectuales que más influenciaron su obra pueden citarse a
Fréderic Nietzsche, Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Roland Barthes, entre otros.
Lo que define una relación de poder es que es un modo de acción que no actúa de
manera directa e inmediata sobre los otros, sino que actúa sobre sus acciones: una
2
Marshall, James; Foucault y la investigación educativa, en “Foucault y la educación”, A.A. V.V., Ediciones
Morata.
3
Marshall, J.;,Foucault y la investigación educativa, Ob. Cit.
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Así como existe libertad para el ejercicio del poder, existe posibilidad de resistencia. Y
el verdadero centro de las relaciones de poder es la resistencia de la voluntad y la
intransigencia de la libertad, que sería un “agonismo”, combate o relación recíproca de
incitación y lucha. Más que una confrontación cara a cara que paraliza a ambos lados,
las relaciones de poder implican una permanente provocación. Así podríamos empezar
por entender algunas de las formas que el poder tiene de actuar sobre la subjetividad
humana.
Foucault sostiene entonces que su estudio no consistió en analizar los fenómenos del
Poder, sino en crear una historia de los diferentes modos de subjetivación del ser
humano en nuestra cultura. Se basó para ello en ciertas “racionalidades específicas”: la
4
Si bien la pregunta de Foucault sobre ¿cómo podemos desear ser esclavos?, se responde implícitamente como que
no se puede establecer que en la naturaleza humana exista el deseo de la servidumbre; lo invitamos a reflexionar si
dicha pregunta no daría para otras respuestas si se tomara desde categorías psicoanalíticas.
de la locura (el loco), la enfermedad (el enfermo), el crimen (el criminal), la sexualidad,
etc. Esta genealogía del sujeto moderno, se daría en dos instancias5:
a) genealogía de las tendencias de objetivación en nuestra cultura,
b) genealogía de las prácticas de subjetivación.
Recordemos que Foucault realiza este análisis a través de dispositivos, los que serían
como aparatos donde se reúne el poder y el saber en forma de “grilla de inteligibilidad”
que comprenden un entramado heterogéneo de prácticas: instituciones, disposiciones,
enunciados científicos, reglas, leyes, discursos, etc. Dentro de estas prácticas
culturales objetivantes. Foucault, considera tres formas primordiales:
Las ‘ciencias’ que forman un dispositivo –cualquiera sea este- son partícipes de la
problemática que ese dispositivo define, partícipes no únicamente en un plano
discursivo teórico sino como “saber ejercido”, en tanto práctica discursiva. Por ejemplo,
la locura es definida en relación a los regímenes de verdad constituidos desde los
saberes disciplinares. Cada uno de estos saberes insiste en determinar lo que locura
es o no es, en virtud de la práctica discursiva que modela a su vez al loco.
Por el contrario la visión “crítica” del poder, supone que el mismo no está localizado, no
tiene un sólo origen ni un centro, sino que es múltiple y omnipresente, ya que se
encuentra atravesando todas las relaciones sociales, familiares, de trabajo, etc. De allí
que según esta última visión, corresponde además analizar al poder con un método
que dé cuenta de aquellas otras innumerables formas de existencia que tiene en las
sociedades modernas. Una visión crítica implica reconocer que todos tenemos cierto
poder, aunque el mismo sea en cada caso de muy diferente alcance. En definitiva el
poder es una red de relaciones, y el sujeto o la subjetividad se constituyen en su
interior.
Posteriormente, con su visión crítica del poder, Foucault propone ciertos recaudos
metodológicos para estudiar las relaciones de fuerza. Su preocupación inicial establece
que no deben analizarse las formas reguladas y legítimas del poder a partir de su
centro (sea éste el Estado, las leyes, etc) sino que se las debe captar en sus
extremidades, en las terminaciones; allí donde se hacen capilares, allí donde las
relaciones de poder se envisten en instituciones y toman cuerpo en técnicas; esto es en
el extremo menos jurídico de su ejercicio. Foucault propone una “microfísica del poder”.
Precisamente en su obra Microfísica del poder plantea una ruptura con una historia de
mirada totalizante (el marxismo) y señala que:
6
Dreyfus, L. y Rabinow, P.; ” Michel Foucault: Más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Ediciones Nueva
Visión. Bs. As. 2001.
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Entonces Foucault, frente a una visión negativa y totalizadora del poder contrapone una
visión productiva -en el sentido antes mencionado- y capilar, en tanto el poder, o mejor
dicho, su ejercicio, no supone un hecho masivo de dominación, sino más microfísico,
más infinitesimal, a la vez que no hay espacio donde no se ejerza. Pero el ejercicio del
poder supone también resistencias, intentos por desentrañar sus mecanismos, por
hacer visible su producción de efectos. Finalmente señala: “no hay ejercicios de poder
sin una economía de ejercicios de verdad. Estamos sometidos a la producción de
verdad desde el poder y no podemos ejercer el poder más que a través de la
producción de verdad”9.
7
Foucault, M.; “Microfísica del poder”, La Piqueta, Madrid, 1980.
8
Foucault, M.; “El discurso del poder”, Presentación y selección de artículos de Oscar Terán, 1ª ed., 1983, Folios,
México.
9
Foucault, M.; “Microfsica del poder”. Op. cit. Pag.6.
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Yendo a otro punto, Foucault no considera que el poder se adquiera como la riqueza o
un bien, que se arrancan o comparten, se conservan o pierden. El poder debe
analizarse más bien como algo que circula y funciona en cadena, y se ejerce a través
de una organización “reticular” - en red - circulando a través de los individuos. Es
necesario analizarlo en forma ascendente, individualizando a los agentes reales, con su
historia, trayectos y técnicas, para señalar qué transformaciones devinieron
económicamente ventajosas y políticamente útiles.
En torno al poder no se forman ideologías –no es este un término usado por Foucault-
pero sí saberes. Tradicionalmente se cree que “desde que se toca el poder se cesa de
saber”: “el poder vuelve loco, los que gobiernan son ciegos; y sólo aquellos alejados del
poder, desligados de las tiranías, enfrascados en sus meditaciones, éstos únicamente
pueden descubrir la verdad (…) Pero es precisamente lo contrario ya que existe una
perpetua articulación del poder sobre el saber, y del saber sobre el poder (...) ejercer el
poder crea objetos de saber, los hace emerger, acumula informaciones, las utiliza (....)
el ejercicio de poder crea perpetuamente saber e inversamente el saber conlleva
efectos de poder”11.
10
Dreyfus, L. y Rabinow, P.; Op. Cit. Pag. 6.
11
Ibidem.
Por último se remarca que donde hay poder hay resistencia. La resistencia constituye
el otro término en las relaciones de poder. Los puntos de resistencia están presentes
en todas partes dentro de la red de poder, como un elemento enfrentador
contemporáneo del poder al que se opone. Por esa razón no es posible pensar el poder
sin escapatoria; pero tampoco puede esperarse un lugar de “gran rechazo”, una
revuelta, un asalto final. Es la codificación estratégica de los puntos donde se ejerce la
resistencia, lo que hace posible una revolución, una transformación radical destinada a
conquistar autonomía y libertad para los hombres.
Estas luchas giran en torno a una cuestión: determinar quiénes somos. Son un rechazo
de estas abstracciones, del estado de violencia ideológico y económico que ignora que
somos individuos, y también un rechazo a una investigación científica o administrativa
que determina lo que es cada uno (quién es uno).
Para resumir, el principal objetivo de estas luchas es atacar no tanto “esta o aquella”
institución de poder, o grupo, o elite, o clase, sino más bien una técnica, una forma de
poder. Técnica o forma de poder que se aplicaría a la inmediata vida cotidiana
categorizando al individuo, asignándole su propia individualidad, atándolo en su propia
identidad, imponiéndole una ley de verdad sobre sí, que está obligado a reconocer y
que otros deben reconocer en él. Técnicas o formas de poder que hacen “sujetos
individuales”.
Así, hay dos significados de la palabra sujeto: por un lado “sujeto a alguien” por medio
del control y de la dependencia, y por otro, ligado a su propia identidad por conciencia o
autoconocimiento. Ambos significados sugieren una forma de poder que subyuga y
sujeta.
- Contra lo que liga al individuo a sí mismo y lo somete a otros en esta forma (lucha
contra la sujeción, contra formas de subjetividad y de sumisión).
Todos los movimientos de los siglos XV y XVI, que tuvieron a la Reforma como
expresión, deben analizarse como una “gran crisis occidental de la subjetividad”, y una
revuelta contra este poder moral y religioso, que durante la Edad Media originó dicha
subjetividad.
Como modo de funcionamiento del poder, este Poder Pastoral luego de un milenio de
ser ejercido, se ha extendido y multiplicado por fuera de la institución eclesiástica. En
lugar de encontrarnos con un poder pastoral y un poder político más o menos ligados,
12
Habría que preguntarse hoy, qué pasa en nuestra contemporaneidad, cuando el Estado tiende a ser desarmado
por fuerzas transversales, como son las mulinacionales, o el fenómeno de globalización..
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más o menos rivales, encontramos que el poder pastoral ha hallado apoyo en una
multitud de instituciones, difundiéndose por el cuerpo social como táctica
individualizadora que puede vincularse y caracteriza a una diversidad de poderes: los
de la familia, de la medicina y la psiquiatría, de la educación y de los empresarios.
Pero Foucault (1982) avanza en su análisis, y sostiene que “quizás la meta más
importante de nuestros días es descubrir lo que somos, pero para rechazarlo”13 .
Tenemos que imaginar y construir lo que podría liberarnos de esta política de “doble
ligadura” que es la individualización y totalización simultánea de las estructuras de
poder. Liberarnos del Estado y del tipo de individualización vinculada con él;
imaginando lo que podríamos ser. Una de las consignas de Foucault es promover
nuevas formas de subjetividad, a partir de rechazar esta especie de individualidad que
nos ha sido impuesta por varios siglos.
13
Dreyfus, L. y Rabinow, P.; Op. Cit. Pag. 6.
La sociedad disciplinaria
El ejercicio de observar cómo se producen las múltiples formas de dominación, cómo
se constituyen permanentemente las relaciones de fuerza en las profundidades del
cuerpo social, lo lleva a Foucault a analizar el Derecho. Toma así un tema central para
el Derecho: la soberanía. Plantea que el sistema del Derecho ha permitido “disolver en
el interior del poder el hecho de la dominación para hacer aparecer en su lugar dos
cosas: los derechos legítimos de la soberanía y la obligación legal de la obediencia”.
Analizará en adelante bajo qué forma el derecho trasmite, funcionaliza relaciones que
no son exclusivamente relaciones de soberanía, sino de dominación. Hace un análisis
de la ley como elemento de dominación.
A lo lago de los siglos XVII y XVIII se fueron gestando tecnologías políticas, a nivel de
las formas de poder, que originaron lo que Foucault define como Poder disciplinario,
originando la sociedad disciplinaria, en las redes del poder14. Con el surgimiento de la
sociedad disciplinaria se mantiene la teoría de la soberanía agregando un código
jurídico centrado en ella. El discurso del Derecho es el de la ley; el de las disciplinas es
más amplio, es el de la regla natural, es decir la norma.
14
Emiliozzi, S. y Flaster, G.; “Introducción al concepto de poder en Michael Foucault”. Eudeba. Bs.As. 1998.
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El autor sostiene que los efectos de poder modelan a los sujetos, a partir del
establecimiento de reglas y prácticas sociales e históricas, producidas y reproducidas
en el cuerpo social. Esto señala la emergencia de una subjetividad separada:
sano-enfermo, loco-cuerdo, normal-anormal.
15
Miller, Jacques-Alain. “Matemas I”. Ed. Manantial S.R.L.1987.
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la intuición de que él está mirando) captan mejor que la sombra, que en último término
protegía al prisionero. La visibilidad es una trampa.
La disciplina
La escuela, la fábrica, la prisión, el hospital, etc., que como vimos constituyen la red
institucional de disciplinamiento, tienen por finalidad la fijación de los hombres a un
“aparato de normalización”. El poder disciplinario atraviesa los cuerpos y graba la
norma en las conciencias. La fábrica los fija al aparato de producción, como la escuela
a un aparato de transmisión de saber, o el hospital a uno de corrección y normalización.
Construir individuos normales, que ajusten sus conductas y comportamientos a esas
normas es el objetivo de la disciplina. Un individuo disciplinado es aquél que ha
integrado normas de la relación con el maestro, el médico, el capataz, el juez, etc.
Además es un individuo útil, productivo y económicamente rentable.
16
Emiliozzi, S. y Flaster, Gg. Op. Cit. pag. 11.
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La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo –en términos económicos de utilidad- y
disminuye esas mismas fuerzas –en términos políticos de desobediencia. En otras
palabras: disocia el poder del cuerpo. Si la explotación económica separa la fuerza y el
producto del trabajo, la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de
coacción entre una aptitud aumentada y una dominación acrecentada. La sociedad
moderna precisa que los hombres coloquen su tiempo a disposición de ella. En cada
institución reina una verdadera micropenalidad del tiempo, de la actividad, de la manera
de ser, de la sexualidad17.
17
Emiliozzi, S. y Flaster, Gg. Op. Cit. pag. 11.
18
Marx, Carlos. “La ideología Alemana”. Pueblos Unidos. Bs. As. 1975.
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“Pero para que haya plus-ganancia es preciso que haya sub-poder, es preciso que al
nivel de la existencia del hombre se haya establecido una trama de poder político
microscópico, capilar, capaz de fijar a los hombres al aparato de producción, haciendo
de ellos agentes productivos, trabajadores. Fue el capitalismo el que hizo necesario
esta “mutación tecnológica” del poder, a partir del siglo XVIII, pero esa mutación, a la
vez, hizo posible el desarrollo del capitalismo. Una implicación perpetua de dos
movimientos que de algún modo están engrampados el uno con el otro”19.
Los dos procesos: acumulación de los hombres y acumulación del capital, no pueden
ser separados; no habría sido posible resolver el problema de la acumulación de los
hombres sin el crecimiento de un aparato de producción capaz a la vez de mantenerlos
y utilizarlos; inversamente, las técnicas que hacen útil la multiplicidad acumulativa de
los hombres aceleran el movimiento de acumulación de capital. El crecimiento de la
economía capitalista ha exigido la modalidad específica del poder disciplinario20.
19
Emiliozzi, S. y Flaster, Gg. Op. Cit. pag. 11.
20
Idem.
Poder y subjetividad / Jorge Malachevsky / Pág. 21
FHUC / Psicología / Apuntes de Cátedra
Bibliografía consultada
BRITOS, María del Pilar: “Michael Foucault: la constitución del sujeto”, Eticas del siglo. Asoc.
Arg. de Investigaciones Éticas. Rosario. Impresiones Teknhe.1994.
DREYFUS L.- RABINOW P. “Michel Foucault: Más allá del estructuralismo y la hermenéutica.
Ediciones Nueva Visión. Bs. As. 2001.
EMILIOZZI S. “Michael Foucault: Una aproximación en torno al concepto de poder”, Cap. “Del
poder del discurso al discurso del poder”. García Raggio, A.M. (comp) EUDEBA.BsAs.2001.
FOUCAULT Michael:
- “Microfísica del Poder”. Ediciones de la Piqueta. Madrid.3era.Ed. 1992
- “Genealogía del Racismo”. Caronte Ensayos.Ed. Altamira.Bs.As. 1996.
- “Nietzche, Freud, Marx”. El cielo por asalto. Bs. As. 1995.
- “Hermeneútica del Sujeto”. F. Alvarez Uría. Ed. Altamira. Bs.As.1996.
- “El orden del discurso”, Tusquets, Barcelona, 1973.
- “Vigilar y castigar”, Siglo XXI, México, 1976.
MARX, Karl y ENGELS, Frederic. “El manifiesto comunista”, Ed. Pueblos Unidos, Buenos
Aires, 1985.
MARX Carlos.
- “La ideología Alemana”. Pueblos Unidos. Bs. As. 1975.
- “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, 4ª ed., Ed. Anteo, Buenos Aires, 1975.
POULANTZAS, Nikos, Poder político y clases sociales en el estado capitalista, 6ta. ed., Siglo
XXI, Buenos Aires.
TERAN, Oscar. “Michel Foucault. Discurso, Poder y Suubjetividad”. Ed. El cielo por asalto.
Bs.As.1995.