Trauma Nuclear II
Trauma Nuclear II
Trauma Nuclear II
Hay que estudiarse los miedos, ir hacia adentro para descubrir a qué le
tenemos miedo. Parece que tenemos una maraña y hay que ir tirando de un
hilo de esta maraña para desvelar qué nos duele, a qué tenemos miedo.
Cuando lo identificamos, lo podemos mirar de frente y empezar a trabajar.
El tema de los miedos se saca de los libros "La muerte lúcida" y "El trauma
nuclear". En la muerte lúcida hay todo un capítulo que habla sobre los
miedos.
El miedo lo sentimos, pero casi nunca nos atrevemos a mirarlo a los ojos.
En el momento en el que nos atrevemos a mirarlo y, sobre todo a ponerle
nombre, podemos empezar a afrontarlo y desaparece el miedo a lo
desconocido.
Hay una serie de ejercicios que ayudan a romper con este recorrido. Si
empezamos a pensar en algo que nos preocupa, en vez de dejar que siga el
curso de este pensamiento, hay que pararlo, por ejemplo con un "no"
rotundo, un "basta!!!", buscar una frase que corte. Si esto se va haciendo
con frecuencia, la energía cerebral, al encontrarse parada por ese camino,
busca otro alternativo. También se puede hacer algo físico, como ejercicio o
algo creativo.
Cuando hay algo que nos llama la atención sobre un miedo, lo observamos
y empezamos a tirar del hilo porque ese hilo nos va a mostrar algo de
nosotros, que podremos ver y encontraremos caminos para ir despejando
esos miedos.
Cuanto más nos alejamos de nosotros mismos, más distorsión tenemos del
tiempo. O bien pasa volando, o bien se detiene. Cuanto más estamos en
eje, más nos apoderamos del tiempo. Para tener paciencia, hay que confiar
en los procesos y en el tiempo que estos requieren para darse. También hay
que confiar en lo que cada uno pone en el proceso, las acciones y decisiones
que se toman con respecto a un proyecto para que llegue a un resultado.
Tiene que pasar el tiempo para que estas acciones lleguen a su culminación
y he de confiar en eso que hemos hecho y en el proceso de su desarrollo
para llegar a concluirse.
CÓMO TRABAJAR CON LOS MIEDOS
La naturaleza de los miedos es escurridiza y ambigua y una manera de
poder desenmascararla es empezando por conocer es carácter de nuestras
preocupaciones. Debajo de la preocupación subyace un miedo y debajo del
miedo hay un trauma emocional importante.
Como las preocupaciones suelen estar más a la vista, podemos empezar por
localizar todo aquello que nos preocupa en la vida o en el momento actual.
Conviene registrar de forma clara y reflexiva sobre el papel los siguientes
aspectos:
1 - Observar la naturaleza de lo que nos preocupa, a lo que estamos dando
vueltas continuamente de forma recurrente, lo que vuelve y vuelve y no
podemos apartar de nuestro espacio mental.
2- Analizar cual es el miedo que se esconde detrás de esta preocupación.
Ej: Una persona adicta al tabaco. Hay un miedo a dejarlo. El primer miedo
que surge es al síndrome de abstinencia y a los altibajos emocionales que
conlleva: irritabilidad, ansiedad, tristeza (es un duelo). Detrás de esto está
el miedo a la locura.
Parece que hay muchos miedos, pero hay uno de fondo que es el que
nuclea todo.
Todos los miedos se pueden superar, pero hay que verlos para poder ir
desmontándolos capa a capa. Desarticular los circuitos neuronales lleva un
tiempo, un proceso.
- ¿Dónde me golpea ese miedo?, ¿en qué lugar físico me lo noto? Por
ejemplo, un nudo en la garganta, presión en el pecho, pinzamiento en ele
estómago, temblor...
- ¿En qué aspecto afectivo de afecta? Me siento víctima, me siento inútil,
rechazado...
- ¿En qué aspecto mental se mueve?, ¿Qué ideas irracionales aparecen?,
¿Qué guiones se ponen en marcha?...
Hay que acumular grandes dosis de motivación y amor propio para paliar
los momentos de desaliento y tener la confianza absoluta en el éxito de la
tarea. Ya sabemos que el ciclo de la preocupación se instala a través de un
pensamiento que disocia a la persona y la sitúa en un determinado campo
emotivo. También puede desatarse a partir de un acontecimiento emocional
que disocia e instala un campo mental rígido en la persona.
La clave está ahí. Una vez detectado, a la más mínima señal, hay que
actuar con prontitud para detenerlo de inmediato.
La preocupación nos genera una disociación, que nos saca del centro y del
eje de la realidad en la que estamos y ni siquiera podemos tirar del
pensamiento para salir de eso, ya que la disociación nos saca del
pensamiento lineal.
PRÁCTICA ENERGÉTICA
Esta práctica nos va a llevar a poder sentir nuestros miedos, poder bajar al
cuerpo y hacernos conscientes de estas preocupaciones. Nos va a venir
información y hay que estar atentos a captarla, abiertos de corazón y de
cabeza a recibirla.
Vamos a dejar que vengan a nosotros y las vamos a mirar, nos vamos a
permitir reconocerlos con mucho amor hacia nosotros mismos. Esto es un
ejercicio de amor hacia nosotros.