05 - Filosofía
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PROFUNDIZACIÓN EN FILOSOFÍA
TABLA DE CONTENIDO
2
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
Para Gimnasio William Mackinley
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Con cada nuevo pensamiento, surgen formas diversas de ver el mundo y con ellas, la
creación de nuevas ciencias que dan paso en el transcurso de los años a nuevos inventos
con el fin de seguir explorando el universo, aquél que desde el principio de los tiempos le
ha previsto todo lo necesario para su indagación. De ahí que se haga necesario conocer en
primer lugar qué se entiende entonces por filosofía, cómo se debe filosofar, cuál ha sido la
importancia dentro de las etapas de construcción del mundo y del ser humano y cuáles
han sido sus métodos de reflexión, análisis e investigación a través de este tiempo.
1
Cf. «Filosofía» en FERRATER, J., Diccionario de filosofía, Editorial Alianza, Madrid
1980, 1176.
2
Cf. MELENDO, T., Introducción a la filosofía, Ediciones universidad de Navarra,
Pamplona 20045, 82.
3
Cf. Ibídem, 75-83.
3
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4
Ibídem, 84.
5
Cf. ARTIGAS, M., Introducción a la filosofía, Editorial Eunsa, Pamplona 1987, 94 -98.
6
Ibídem, 20.
7
Cf. Ibídem, 20-21.
8
Cf. CONESA, F. – NUBIOLA, J., filosofía del lenguaje, Editorial Herder, Barcelona
1999, 56-57.
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aspirara al pensamiento personal, sería iluso imaginar que se puede alcanzar este
pensamiento con independencia de la tradición, porque así como es imposible pensar sin
lenguaje, así mismo es imposible pensar sin tradición9.
Aunque estudie las filosofías sistematizadas, el filósofo debe intentar de una u otra
manera retornar a la realidad que toda proposición trata de describir. Sólo en la presencia
de la realidad, en la experiencia, es posible llegar a lo incontrovertible y aceptarlo
personalmente. De esta manera la verdad se convierte realmente en mi verdad, superando
así la cháchara y la ambigüedad. Pero, esta verdad que por la experiencia he obtenido de la
realidad, no llegará a ser tal si no alcanza a trascender mi individualidad; cuando la
trasciende ya no será sólo mi verdad sino más universal, verdad intersubjetiva10.
⮚ Importancia de la filosofía
Para nosotros hoy en día, una sociedad inmersa en el mundo de la tecnología se nos
hace muy difícil encontrar el verdadero valor de la filosofía, ya que por lo general nos
parece útil solo aquello que nos evita la fatiga en el trabajo y aquello que nos produce
ganancias lucrativas en el mundo de los negocios. Pero no podemos caer en un mundo
dominado por la tecnología y olvidarnos de la filosofía, pues ésta va mucho más allá, como
lo expresó muy bien Josef Pieper: “la filosofía es un acto a través del cual vamos más allá
del mundo del trabajo”11. Cobra relevancia la filosofía en las realidades actuales, en cuanto
que ayuda a liberar la persona de los simulacros entorpecedores y le permita acceder a la
realidad tal como auténticamente es; por otro lado, permite tener un conocimiento personal
de la realidad y ayuda a modelar la nueva civilización12.
La filosofía siempre ha tenido una doble faz a través de su historia: o bien se mira desde
el punto de vista teorético como saber último y fundante, o bien como una forma de
conducir virtuosamente la vida. En el primer caso, la filosofía abre al hombre el horizonte
infinito de la vida espiritual, de la aventura del pensamiento que lo ensancha en sus miras e
intereses, no porque lo aparte de este mundo sino porque su forma de mirarlo y asumirlo es
diferente. El objetivo de la filosofía es tratar de comprender hasta donde puede ir el mundo,
más allá del sentido común o del simple conjunto de creencias o supersticiones. Por esto
9
Cf. LUYPEN, W., Fenomenología Existencial, 13-22.
10
Cf. Ibídem, 18-19.
11
Ibídem ,21.
12
Cf. MELENDO, T., Introducción a la filosofía, 108-112.
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mismo, el filosofar sigue manteniendo una función interpretativa, contemplativa, pues nos
eleva a un nivel diferente de existencia, más allá de nuestro propio destino personal.
Pero la filosofía ha sido también requerida por su función crítica como útil en el
esfuerzo por señalar siempre las situaciones que ahogan la vida humana, o cuando el
hombre está sometido a múltiples peligros que lo alienan de muchos modos. Sin embargo,
esta función vital y necesaria corre el peligro de querer convertirse en un sustituto sutil de
la religión o de la política. Pero la filosofía no salva a nadie ni al propio filósofo, pues su
destino y horizonte es el hombre mismo; éste como viajero incansable, que buscándose a
sí mismo en un laberinto interminable de preguntas y respuestas, no tiene como hallar
reposo en una meta absoluta y definitiva13.
⮚ Filosofía Antigua.
13
Cf. RODRIGUEZ, E., Introducción a la filosofía, USTA, Bogotá 1997, 181-189.
14
GONZÁLZ, Z, Historia de la Filosofía, Madrid, 1986, 14.
15
Ibidem, 91.
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Fue opinión muy recibida entre los neoplatónicos, entre muchos Padres de la Iglesia, y
generalmente entre los antiguos cristianos, que el movimiento inicial de la Filosofía griega,
y no pocos de sus elementos, debieron su origen a las religiones y literaturas de otros
pueblos más antiguos, y principalmente a las que florecieron en la India, la Persia y el
Egipto. Algunos de aquellos exageraron sin duda la influencia ejercida en la Filosofía griega
por las religiones asiáticas, y también las relaciones de afinidad entre el pensamiento griego
y el pensamiento oriental; pero en cambio no pocos historiadores y críticos modernos,
partidarios de la originalidad absoluta de la filosofía griega, cayeron en el extremo
contrario. Las opiniones encontradas de Roeth y de Zeller, y los fundamentos respetables
en que uno y otro se apoyan, demuestran que el problema no se considera resuelto de una
manera definitiva. Bien es verdad que, según nota oportunamente Ueberweg, se trata aquí
de un problema cuya solución plena y segura depende de las investigaciones y trabajos
referentes al Oriente y al Egipto, investigaciones y trabajos que todavía dejan mucho que
desear16.
La Filosofía griega, sin abandonar la indagación del problema físico, y sin negar la
importancia científica de la cuestión cosmológica, entra en una nueva fase de su evolución,
dedicando atención preferente al examen y solución del problema antropológico. El
hombre, como ser inteligente, como ser político-social, y sobre todo como ser moral, viene
a ser el objeto y el centro de las discusiones y sistemas de los filósofos. Aparecen entonces
por vez primera, además de los tratados que versan sobre metafísica, los diálogos de Platón,
que tienen por objeto investigar la naturaleza, atributos e inmortalidad del alma humana,
los que tratan del bien, de la república y de las leyes, así como los tratados De
Anima, los Magna moralia y los Politicorum de Aristóteles. Al mismo tiempo, la dialéctica
adquiere notables proporciones y sustituye a la dogmática instintiva del primer periodo; la
lógica reviste condiciones rigurosamente científicas; la psicología aparece como una
ciencia propia y relativamente independiente; pululan teorías político-sociales concretas, y,
sobre todo, los estudios y sistemas éticos adquieren extraordinaria y general importancia,
como se observa en las escuelas cirenaica, cínica, estoica y epicúrea, en las cuales el
pensamiento ético domina y se sobrepone a los demás problemas filosóficos17.
Platón y Aristóteles son los principales y los más genuinos representantes de este periodo
de la Filosofía griega; porque ellos son los que, sin abandonar ni olvidar el problema
cosmológico, antes bien desenvolviendo y completando sus soluciones por medio de la
especulación metafísica, condujeron de frente las demás partes de la Filosofía, dieron ser y
unidad y conjunto y método científico al problema filosófico en todos sus aspectos, y sobre
todo comunicaron a este nueva vida y dirección fecunda por medio del elemento
antropológico. De entonces más, el hombre viene a ser como centro principal de la
especulación filosófica por medio de la dialéctica, la psicología, la moral, la política y la
teodicea18.
⮚ Filosofía Medieval.
16
Ibidem, 93.
17
Ibidem, 198.
18
Ibidem, 199.
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⮚ Filosofía Moderna.
19
Briceño V., Gabriela. (2018). Filosofía medieval. Recuperado el 7 enero, 2021, de
Faqs.Zone: https://www.euston96.com/filosofia-medieval/
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⮚ Filosofía Contemporánea.
La marcha de la filosofía asemeja aquella del cangrejo: avanza en cuanto retrocede. Ella
no es progresiva en el sentido de acumulación gradual de verdades, ni constructiva en el
sentido de articulación de un sistema de las mismas. Ambas cosas pueden, eventualmente,
acontecer "también" en la filosofía, no obstante, no constituyen su esencia ni, mucho menos,
la razón esencial de su devenir. La construcción sistemática, la derivación de consecuencias,
la "solución de problemas", los "discursos argumentativos", son internos a las tradiciones
ya constituidas, signos de una "virada" (turn) ya efectuada, pero no fundan un nuevo
comienzo en la historia del pensamiento. Ellos son posibles sólo como desenvolvimientos
epigonales, no propiamente como "pensar" originario. El "progreso" en filosofía camina en
la dirección de la explicitación; la identificación de supuestos (tanto lógico-veritativos
cuanto hermenéuticos) es el impulsor de su historia. En cada nuevo período filosófico se
tematiza aquello que era aceptado de modo tácito, aún cuando necesario, en el período
anterior. También el período ontológico y el epistemológico-trascendental trabajaban de
esta forma. En este sentido hay un esencial elemento de unión de la filosofía contemporánea
con la historia de la filosofía. La "virada" al significado es un momento más en la larga
historia de la explicitación21.
⮚ Métodos filosóficos
Seguramente aquí se querrá recibir unos pasos para poder ser filósofo, unos pasos
concretos en los que se apliquen los principios anteriores y los resultados sean óptimos.
20
Briceño V., Gabriela. (2018). Filosofía moderna. Recuperado el 7 enero, 2021, de
Faqs.Zone: https://www.euston96.com/filosofia-moderna/
21
González P., Mario. (2002). ¿Qué es "filosofía contemporánea"?(la unidad de la
filosofía contemporánea desde el punto de vista de la historia de la
filosofía). Trans/Form/Ação, 25(1), 29-52. https://doi.org/10.1590/S0101-
31732002000100003
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Pero, ¿Cuál ha sido la técnica de los grandes filósofos? Si quisiéramos responder a ello
encontraríamos tantas respuestas como a filósofos consultados. Lo que es claro, desde la
sana antropología y según los principios anteriores, es que el método filosófico lo
caracterizan el uso de los sentidos (experiencia sensible) y el uso de la mente (en su
cualidad razonante), llamado entonces y con justa razón método experimental – racional. A
continuación, mencionaremos los métodos más importantes que a lo largo de la filosofía
fueron surgiendo:
Con el transcurrir de las diferentes etapas en la construcción social del ser humano se
han venido construyendo diferentes conceptos que están enmarcados de acuerdo a cada
uno de los elementos que se han venido gestionando a través de la historia y que hacen
parte del cúmulo de saberes que se evidencian con la aparición de nuevas ciencias, la
reinterpretación de otras, es así, que ante la preocupación de crear nuevas sociedades con
nuevas normas y con una mejor armonía, se empiezan a plantear nuevas relaciones que
proyectan una complejidad en la propia existencia del ser humano con relación a su
realidad y la realidad de quienes se encuentran a su alrededor, por tanto, nace la
Antropología como ciencia y se establece dentro del pensamiento moderno y
contemporáneo como una respuesta a todos estos interrogantes y la cual promueva una
nueva forma de ver las relaciones que el hombre y la mujer mantienen dentro de una
comunidad.
⮚ Antropología.
22
Cf. GARCIA M., Lecciones Preliminares de Filosofía, Editorial Tosada, Buenos Aires
1973, 22-54.
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presentar una visión introductoria básica a este saber: se expondrán sus principales
características, método, teorías, contenidos, y una breve síntesis de su desarrollo histórico.
Se ofrece también una selección bibliográfica de calidad que permite profundizar en este
tema23.
La información sobre sí mismo que el ser humano obtiene a través de las tres fuentes de
conocimiento mencionadas, aun siendo abundante y necesaria para su vida, no resulta
completamente satisfactoria. Estos saberes proporcionan un tipo de información que se
circunscribe al ámbito de lo fáctico: de qué estamos hechos, cómo estamos hechos, etc.;
pero no pueden explicar por qué somos, por qué somos como somos, ni tampoco para qué
existimos. En definitiva, el conocimiento espontáneo, las ciencias empíricas y las
humanidades no pueden responder a la pregunta por el sentido de lo humano que, de
modo más sencillo, podría formularse así: “¿Para qué existe alguien como yo en un sitio
como éste?”25.
La pregunta por el sentido –que es, en definitiva, la cuestión de la causa final- no puede
abordarse desde las ciencias particulares sino desde otras instancias gnoseológicas. En
concreto, el ser humano ha intentado hallar respuestas recurriendo a las grandes
tradiciones sapienciales de carácter más o menos explícitamente religioso y la reflexión
filosófica26.
En efecto, la filosofía -como ejercicio de la razón más allá de las apariencias sensibles,
en busca de los primeros principios de la realidad- surgió en el ámbito cultural griego
alrededor del siglo VII a. C. En sus inicios, los filósofos se preguntaron
fundamentalmente por las últimas causas del mundo físico: el arjé o primer principio del
que todo está hecho. Siglos más tarde, en la ciudad de Atenas, Sócrates orientó por
primera vez la reflexión filosófica hacia los seres humanos, con la intención de resolver
una cuestión práctica: ¿cuál es el modo de vida digno del ser humano? Para responder a
esta pregunta se necesita tener una idea acerca del hombre, y aunque Sócrates no
desarrolló propiamente una teoría antropológica, sino que su reflexión tuvo un carácter
23
AMILBURU María, Antropología Filosófica, 2019, 2.
24
Ibidem, 2-3.
25
Ibidem, 3.
26
Ibidem, 4.
11
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fundamentalmente ético, a él se debe que la pregunta por el ser humano haya estado
presente en la tradición filosófica occidental hasta nuestros días, hasta constituir
posteriormente una rama de conocimiento específica dentro de la Filosofía como
disciplina académica27.
Desde que Platón, siguiendo a Sócrates, formulara la primera teoría filosófica sobre el
ser humano, las preguntas “¿Qué es el hombre?”, y “¿Qué es lo que nos hace humanos?”
–es decir, la cuestión de la “esencia”, “condición humana” o cualquier otro nombre que se
le haya dado- ha estado siempre presente, hasta nuestros días, en la reflexión filosófica. Y
muchos filósofos están convencidos de que preguntarse por lo que significa ser una
persona
humana es la tarea intelectual más importante que puede plantearse en la actualidad
(Ward 2010, 12).
En tercer lugar, relacionada también con las diferencias entre el hombre y el resto de los
vivientes, está la pregunta por el origen de la cultura. En efecto, solo los humanos -en
cuanto especie- creamos estructuras y objetos culturales en los que se produce una
innovación que es acumulativa. Con el surgimiento de la Filosofía de la Cultura a inicios
del siglo XX, la “naturaleza humana” deja de considerarse algo opuesto o enfrentado a la
“cultura”, para concebir al hombre como un ser naturalmente cultural. El ser humano no
habita en un universo meramente físico sino cultural, entretejido por el lenguaje, el mito,
el arte, la ciencia, las costumbres e instituciones, etc., que él ha creado para hacer del
mundo físico un ámbito habitable29.
27
Ibidem, 4.
28
Ibidem, 7.
29
Ibidem, 8.
12
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⮚ Vida Humana.
- Representantes:
Muchos han sido los filósofos que se han arriesgado a investigar, reflexionar y dar su
aporte con relación al fenómeno de la vida desde muchas perspectivas, pero lo que aquí
nos interesa es ver los que más se destacan en cuanto a la filosofía.
Aristóteles
30
Ibidem, 8.
31
Ibidem, 8-9.
32
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donde las cosas están compuestas por materia y forma. La materia es potencia y la forma
es entelequia o acto. Luego observa el Estagirita que los cuerpos vivientes tienen vida,
pero no son vida: constituyen una especie de substrato material y potencial, cuya forma y
cuyo acto es el alma33. En definitiva “el alma es causa y principio del cuerpo viviente. Y
por más que las palabras causa y principio tengan múltiples acepciones definidas: ella es
en efecto, causa en cuanto principio del movimiento mismo, en cuanto fin y en cuanto
entidad de los cuerpos animados”34.
Santo Tomás
Explica que los vivientes son los entes que según su naturaleza les conviene moverse así
mismos para obrar. La vida queda caracterizada por el movimiento y al haber tomado esto
de Aristóteles, reafirma en decir que este movimiento no es extrínseco sino intrínseco;
luego el agente del movimiento y por lo tanto de la vida misma es: el alma. Según Santo
Tomás, el alma no es un principio cualquiera de operación vital, de otro modo sería
necesario decir que es un alma también un ojo, respecto a la vista y así consecuentemente
de los otros órganos. Más bien, por el alma se suele entender como el primer principio de
la vida, pues ella es para los vivientes la causa de su propio ser y existir35. “Por lo tanto, el
alma, primer principio vital, no es el cuerpo, el acto del cuerpo”36.
René Descartes
Este filósofo ha considerado que tanto los seres humanos como los seres vivientes
irracionales son máquinas y funcionan de acuerdo a las leyes mecánicas que rigen sus
movimientos y sus relaciones. Este principio está absolutamente en contraposición con
Aristóteles y Santo Tomás, ya que excluye la existencia del principio vital. En el tratado
del hombre Descartes escribe: “supongo que el cuerpo no es más que una estatua o una
máquina de tierra, formada expresamente por Dios para asemejarla lo más posible a
nosotros: y por lo tanto... imita todas aquellas funciones que cabe imaginar que proceden
de la materia y dependen exclusivamente de la disposición de los órganos... os ruego que
consideréis que estas funciones son una consecuencia del todo natural en dicha máquina
de la simple disposición de sus órganos, ni más ni menos que los movimientos de un reloj
o de cualquier otro autómata proveniente de sus contrapesos y de sus ruedas; por eso en
esta máquina no hay que concebir un alma vegetativa ni sensitiva, ni ningún otro principio
de movimiento y de vida, además de su sangre y de sus espíritus”37.
33
REALE, G. - ANTISERI, D., Historia del pensamiento filosófico y científico, Vol. 1,
Editorial Herder, Barcelona 1991, 179-180.
34
ARISTÓTELES, De ánima II, 4,415 b.
35
Cf. MONDÍN, B., Antropología filosófica, 34.
36
S. Th. I, 75, a. 1.
37
REALE, G. - ANTISERI, D., Historia del pensamiento filosófico y científico, Vol. 2,
329.
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Friedrich Nietzsche
Para él, “la vida es superación continua de sí misma, negación de lo uno que da paso a la
afirmación de lo otro; ahora la fuerza destructora de la naturaleza no es otra cosa que el
instrumento del ilimitado afán de vivir”38. Nietzsche, fue un apasionado defensor de la
individualidad, su vida fue tocada por muchos sufrimientos, que lo llevaron a ser muy
individualista; la vida es cambiante y por lo tanto, lo que permanece es el individuo. La
vida tiene el sentido que cada uno le da, en esto, reside la grandeza del hombre39. El autor
“se ha acercado a la vida primeramente con una actitud intelectual destructiva: ¿Qué es en
verdad la vida? La vida no es otra cosa que un sinsentido”40.
Henri Bergson
Según el filósofo francés, la evolución de la vida a nivel general debe ser buscada en el
interior del hombre. El ser humano es aquél que tiene conciencia de un élan vital que se
manifiesta en la continuidad de su propio devenir. El choque de este élan vital con la
materia inerte hace que se produzcan diferentes líneas de evolución. Por esto la evolución
bergsoniana es creadora ya que el impulso vital no sigue una sola trayectoria, sino que se
ramifica en distintos tipos de vida41. En definitiva, “la vida es evolución creadora,
creación libre e imprevisible, impulso vital que no necesita más que distenderse para
extenderse”42.
- El origen de la vida
Es difícil dar la respuesta al problema del origen de la vida, pues no hay evidencia
empírica de lo que sucedió. Sin embargo, se afirma que durante un tiempo no existió vida
en la tierra y es donde surge la pregunta ¿de dónde viene la vida? Las posibles respuestas
se pueden resumir en dos: la generación espontánea de la vida y la creación de la vida por
un ser superior, Dios. En el mismo sentido, algunos científicos sostienen que la vida no
siempre existió y que la tierra se formó hace 4.000 millones de años y la vida empezó
hace mil millones de años43.
La ciencia experimental ha obtenido grandes logros, uno de esos logros es obtenido por
Mendel (1822-1884), padre de la genética, que estudia los mecanicismos de la herencia.
38
HERNÁNDEZ, J., Friedrich Nietzsche, Biblioteca de filosofía, Vol. 28, Editorial Herder,
Barcelona 1990, 35-36.
39
Cf. Ibídem, 35-39.
40
FAZIO, M- FERNÁNDEZ, F., Historia de la filosofía Vol. 4, Ediciones Palabra, Madrid
2004, 151.
41
Cf. Ibídem, 262.
42
REALE, G. - ANTISERI, D., Historia del pensamiento filosófico y científico, Vol. 3,
362.
43
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, Ediciones Sígueme, Salamanca 20054,
44-48.
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Estos estudios influyen en el siglo XX donde se descubre que una de las características
fundamentales del ser vivo es su capacidad de reproducirse. El problema surge de la
pregunta ¿cuál es el origen?, en la actualidad conocemos mucho de ciencia, de la
estructura y formación de los seres vivos pero no sabemos con exactitud su origen; por
ello cada día surgen nuevas teorías que argumentan un posible origen: Francis Crack,
descubre el ADN y sostiene que el origen de la vida es casi un milagro, pues llega a la
tierra en una nave espacial por extraterrestres; otra teoría es la del caldo primitivo,
propuesta por Oparín, donde explica cómo en ese caldo primitivo se dieron procesos de
selección natural que llegaron a la vida. Y así muchas otras teorías que desencadenan
múltiples respuestas al problema del origen de la vida44.
Principio según el cual, los seres vivos pueden generarse no solamente a partir de los
semejantes suyos, sino de la materia inorgánica, mediante una transformación a materia
viva, disponiendo desde el primer instante de organización compleja y perfectamente
acabada. Un ejemplo claro de esta propuesta la encontramos en los griegos, y entre ellos
Aristóteles, que creía que los seres vivientes se originan de la materia inorgánica45.Esta
explicación ya no es aceptada por la misma ciencia, como se demuestra en los
experimentos de Louis Pasteur46.
Evolucionismo y Creacionismo
44
Cf. ARTIGAS, M., Las fronteras del evolucionismo, Ediciones Universidad de Navarra,
Pamplona 2004, 37-44.
45
Cf. Ibídem, 44-48.
46
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 44-45
47
DONCEEL, J., Antropología filosófica, 69-70.
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biogeografía, la embriología, y la genética. Sin embargo, hay que aclarar que no existe un
acuerdo entre los científicos para explicar el evolucionismo48.
Existe una polémica entre los creacionistas científicos y los evolucionistas. Los primeros
quieren extraer ciencia de la Biblia frente a los evolucionistas que pretenden extraer de la
evolución conclusiones materialistas antirreligiosas mediante la instrumentalización
ideológica de la ciencia. Sabemos que los antiguos dijeron que de la nada no sale nada, en
la modernidad que la materia no se crea ni se destruye sino se transforma y en la
actualidad se habla de lo mismo, pero dentro del conjunto materia-energía. La creación de
la nada exige un creador y resulta sorprendente que algunos científicos como Paul Davies
y Peter Atkins, pretenden explicar la creación del universo por medio de la física con la
idea de una autocreación, de una creación sin Dios; esto es absurdo pues la nada no puede
ser objeto de experimentación49.
Los estudiosos de cada época acerca del fenómeno de la vida se han dividido en dos
corrientes opuestas: unos han considerado la vida como un fenómeno absolutamente
originario u original, irreducible a la materia: es el grupo de los vitalistas. Otros han visto
en la vida un fenómeno derivado que encuentra en la materia todas las razones suficientes
de su aparición, como es el grupo de los mecanicistas.
- El vitalismo
Para toda la antigüedad, el medioevo y para gran parte de la época moderna, la tendencia
general de los filósofos y de los científicos, ha sido la de considerar la vida como un
fenómeno singular, originario, irreducible a la materia: ella toma su origen de lo alto, del
Uno, del Nous, del Logos, de Dios, de una inteligencia angélica, del Espíritu. Por
ejemplo, Aristóteles considera la vida como un fenómeno primario, una de las formas
primarias e inmutables de las cosas. A esta forma primordial se le dará el nombre
comúnmente de “principio vital”. Según Barthez, uno de los más convencidos defensores
48
Cf. Ibídem, 73-76.
49
Cf. ARTIGAS, M., Las fronteras del evolucionismo, 64-84.
50
Cf. Ibídem, 64-84.
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del vitalismo en el siglo XVIII, el principio vital del hombre es la causa que produce
todos los fenómenos de la vida en el cuerpo humano. El nombre de tal causa es
absolutamente indiferente y puede ser escogido según el agrado o el gusto personal. Hoy
en día se prefiere el nombre de impetum fascines (to en hormón, en griego), que
traducido al español sería algo así como: el impulso fascinante que venía ya dado desde
Hipócrates51. Las principales razones que los vitalistas argumentan para sostener su tesis
son los siguientes:
- El mecanicismo
A partir del siglo XVII, los triunfos de la física y de la matemática condujeron primero a
unos filósofos (Descartes y Gassendi) y después muchísimos científicos a abandonar el
vitalismo y a sustituirlo con una interpretación mecanicista de la vida, aplicando a la
biología modelos tomados de la mecánica clásica o incluso de la ciencia física en general.
El entusiasmo por la mecánica galileana inspiró la corriente de los “iatromecánicos”: ellos
buscaban individuar o distinguir en los organismos vivientes y en sus partes sistemas
análogos a aquellos a los de las máquinas.
Los iatromecánicos, fueron los primeros mecanicistas y solo a ellos le corresponde con
exactitud este nombre. Entre ellos se distingue Juan Alfonso Borelli, alumno de Galileo,
un discreto ingenio que Newton mismo reconoció entre los precursores de la teoría de la
gravedad universal. Borelli observó que el cuerpo animal es una máquina bien compacta,
bien lograda con su carrocería (huesos), su motor (corazón), y su carburador (pulmones)
etc. La analogía entre organismos vivientes y máquinas, en particular el reloj, fue
propuesto también por Descartes y por Leibniz y gozó de una enorme aceptación hasta
nuestros días. Pero con el progreso de las ciencias se han propuesto nuevas y más teorías
mecanicistas. Hoy la teoría más seguida es la de la biología molecular, esta teoría
considera la vida como una disposición particularmente compleja de un cierto tipo de
moléculas52.
Conclusión
El hombre es un ser viviente, pero no cualquier viviente es el ser vivo por excelencia. La
vida hace parte de su esencia, es su característica, de ahí la gravedad de asesinar a un ser
humano; se diferencia del animal y de la planta.
Se distingue de los otros seres vivientes por los niveles espirituales y sociales que
alcanza, de ahí que se hable de vida espiritual, social, política, afectiva... Además, porque
solamente el hombre se interroga por la vida misma de los seres, aprecia la belleza de la
vida, busca mejores condiciones de vida, y le da un sentido trascendente. En una palabra,
es él el responsable y el conductor de su propia vida.
51
Cf. MONDIN, B., Antropología Filosófica, 34-35.
52
WEIZACKER, C., La imagen física del mundo, Editorial B.A.C., Madrid 1974, 19, 36-
37.
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Por tanto, “la vida es siempre un bien. Esta es una intuición o, más bien, un dato de
experiencia, cuya razón profunda el hombre está llamado a comprender…Lo que Dios da
al hombre es mucho más que un existir en el tiempo. Es tensión hacia una plenitud de
vida, es germen de una existencia que supera los mismos límites del tiempo”54.
⮚ El Ser Físico.
El ser físico es un ser compuesto, no es radicalmente simple. Mas allá de todas las
estructuras inteligibles descubiertas por el sentido común o la ciencia, la dimensión
metafísica discierne una estructura aún más fundamental y radical, absolutamente común
a todos los seres de la naturaleza56.
53
Cf. MONDÍN, B., Antropología filosófica, 58-60.
54
JUAN PABLO II, E. V. 34.
55
Cf. AUBERT, J., Filosofía de la naturaleza, Editorial Herder, Barcelona 1984, 299-307.
56
Cf. Ibídem, 322.
19
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Existen tres sentidos principales de sustancia, que normalmente van unidos: en primer
lugar, la sustancia es la esencia de una realidad lo que hace que una cosa sea lo que es. En
este sentido responde a la pregunta ¿qué es esto?, denominado por Santo Tomas la
“quididad”. En segundo lugar, la sustancia es el sustrato de los accidentes. El sujeto
portador y sustentador de los accidentes que además permanecen mientras los accidentes
cambian. Es la raíz donde se apoyan los accidentes59. Donde hace alusión a “lo que está
debajo” de los cambios (la sustancia como lo que subyace)60. Y por último, la sustancia es
lo que subsiste, ella tiene como propiedad el sustentarse por sí misma, al no necesitar otro
fundamento intrínseco en que apoyarse: su modo de ser en sí, y no en otro. De aquí se
caracteriza la sustancia por ser el ente en sentido más pleno y completo. El accidente es
algo, pero no un ente, no le compete el ser en sentido pleno, sino de modo secundario, en
tanto que inhiere en una sustancia61.
Por otra parte, la sustancia es una realidad inteligible en sí misma. Los sentidos solo
alcanzan cualidades y cantidades –color, sabor, tamaño, número de las cosas… pero no
llegan a la sustancia o a la esencia de las cosas. Esas realidades sólo pueden ser vistas con
visión intelectual: son inteligibles, no sensibles. Por ejemplo, cuando vemos a “Juan” y lo
entendemos como una persona, estamos captando su sustancialidad de un modo
aparentemente muy sencillo, pero estrictamente intelectual: el carácter personal de Juan
no se puede ver con los ojos (estos solo ven luces, colores y formas) ni con ninguno otro
sentido. Es erróneo, por eso, pensar que sustancia y accidentes sean dos entidades situadas
en diversas partes del cuerpo (como la pulpa y la cáscara de una fruta)62.
57
Cf. “Devenir” en FERRATER, J., Diccionario de filosofía, Vol. 3, Editorial Ariel,
Barcelona 1994, 2471.
58
Cf. ALVIRA, T. - CLAVELL, L. - MELENDO, T., Metafísica, 62.
59
Cf. ARTIGAS, M. - SANGUINETI, J., Filosofía de la naturaleza, 47.
60
Cf. WEISSMAHR, B., Ontología, Editorial Herder, Barcelona 1986, 184.
61
Cf. ARTIGAS, M. - SANGUINETI, J., Filosofía de la naturaleza, 47-48.
62
Cf. Ibídem, 49-50.
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propiedades comunes a todos los individuos de una misma especie (la figura propia del
caballo). Accidentes inseparables de cada individuo. Estos nacen del modo concreto
como la especie se realiza en cada individuo y permanecen (color, estatura). Accidentes
separables o contingentes. Estos proceden de los principios internos del sujeto y le
afectan ocasionalmente63, por ejemplo, tener vista es propio del hombre, pero
contingentemente puede haber hombres ciegos64. Accidentes que proceden de un agente
externo, por ejemplo: algunos son violentos (una quemadura) otros perfeccionan a quien
los recibe (educación)65.
Hilemorfismo
No se ha de pensar que la materia es el cuerpo visible y que la forma sería como una
entidad invisible situada dentro del cuerpo. Son dos realidades inteligibles que están
presentes en todo el ente corpóreo y en cualquiera de sus partes68.
63
Cf. ALVIRA, T. - CLAVELL, L. - MELENDO, T., Metafísica, 55-57.
64
Cf. ARTIGAS, M. - SANGUINETI, J., Filosofía de la naturaleza, 52.
65
Cf. ALVIRA, T. - CLAVELL, L. - MELENDO, T., Metafísica, 56-57.
66
Cf. Ibídem, 145-146.
67
Cf. ARTIGAS, M. - SANGUINETI, J., Filosofía de la naturaleza 74.
68
Cf. Ibídem, 73-74.
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de una naturaleza cuya cúspide es un ser racional: la persona humana, que existe en
condiciones materiales, pero que trasciende al mismo tiempo esas condiciones69.
Las condiciones de existencia del ser físico “pueden ser reunidas en la idea de
continuidad, extensión espacial y duración temporal, pero con una profunda
heterogeneidad entre las dos, pues en el primer caso lo continuo es realizado en una
simultaneidad de las partes constitutivas del ser, y en el otro caso en la sucesión de las
mismas”70. Se encuentran como dos categorías muy unidas, pues nadie ocupa un lugar o
recorre una distancia sin un tiempo que transcurre en un lugar; pero pese a que van unidos
se dan diferencias entre ellos: el espacio se funda en la extensión y sus partes son
simultáneas; el tiempo en la duración o permanencia y sus partes son sucesivas; un
momento va después de otro71.
Las sensaciones
Son la captación inmediata del mundo exterior, fruto de la asociación de los sentidos y
facultad propia del ser humano que reacciona mediante la voluntad, frente al contacto con
la naturaleza, originando el conocimiento subjetivo: es un hombre el que ve, siente…73 Es
una síntesis de la objetividad y subjetividad del ser humano; un salirse del psiquismo de sí
mismo, para captar la realidad sensible a través del cuerpo74.
En el sistema Platónico-Agustiniano, la sensación es un modo como el alma usa el
cuerpo, para aprehender y conocer la realidad sensible. En la tradición Aristotélico-
69
Cf. ARTIGAS, M., Filosofía de la naturaleza, 149-150.
70
AUBERT, J., Filosofía de la naturaleza, 370-371.
71
Cf. FARIA, R., Cosmología y ética, Vol. 3, Librería Voluntad Limitada, Bogotá 1954,
72-76.
72
Cf. BURGOS, J., Antropología: una guía para la existencia, Ediciones Palabra,
Barcelona 2003, 85-86.
73
Cf. Ibídem, 86.
74
Cf. VÉLEZ, J., El hombre un enigma, Editorial CELAM, Bogotá 1995, 67.
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La Percepción
La memoria.
La imaginación
75
Cf. “Sensación” en FERRATER, J., Diccionario de Filosofía, Vol. 4, Editorial Ariel,
Barcelona 1994, 3226.
76
Cf. VÉLEZ, J., El hombre un enigma, 73-74.
77
Cf. GILSON, E., El tomismo, Introducción a la filosofía de Santo Tomás, Editorial
Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1951, 186.
78
Cf. VÉLEZ, J., El hombre un enigma, 75.
79
Cf. Ibídem, 98.
80
Cf. VÉLEZ, J., El hombre un enigma, 81.
81
Cf. GILSON, E., El tomismo, 298–299.
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La afectividad corporal
“El mundo de la sensibilidad comunica e introduce con otro de los mundos de la realidad
personal: el de los sentimientos y la afectividad”84. Ésta constituye una dimensión
esencial y única del ser humano; sentir, sufrir, amar…85.
La emoción podemos definirla como una vivencia subjetiva intencional, que posee una
intensidad, un carácter puntual y unas manifestaciones fisiológicas patentes. El
sentimiento es más persistente, profundo y espiritual, en tanto que su manifestación
externa es más débil. “Es un estado habitual del alma, del yo, más que una reacción ante
algo que nos sucede”88. Tiene relación indirecta con el objeto que lo causa, incluso puede
ser fruto de situaciones diversas difíciles de identificar, y es más referido a la afectividad
psíquica. La pasión es entendida como emoción o sentimiento particular desordenado. “Es
una vivencia afectiva especialmente poderosa capaz de arrastrar en pos de sí a una
persona”89.
82
Cf. Ibídem, 100-101.
83
Cf. GILSON, E., El tomismo, 291-292.
84
BURGOS, J., Antropología, 109.
85
Cf. Ibídem, 109-110.
86
Ibídem, 113.
87
Cf. Ibídem, 113.
88
Ibídem, 121.
89
Ibídem, 122.
24
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El amor no solo resume toda la afectividad, sino que la rebasa en la medida en que es
también un acto de la voluntad racional y, por tanto, además de expandirse por el campo
de la afectividad, se propaga por el campo de la mente, la razón, la conciencia, la parte
apetitiva irracional. Así pues, el amor sintetiza en sí toda la afectividad, desde lo más
instintivo y biológico, hasta lo más sublime y desinteresado. Es por ello, que podemos
hablar de una diferencia entre el amor de benevolencia y amor de concupiscencia. El
primero busca el bien del otro, y el segundo desea las cosas para sí mismo o para otro;
éste tiene que ver más con los objetos y el primero con las personas90.
Si la afectividad nos muestra que ella es apertura al mundo y a los demás, el amor pone
de manifiesto aún más la intencionalidad y la relación de la afectividad, en cuanto que
éste exige un fin, un objeto, se dirige a algo o alguien. Amar es vivificación perenne,
creación y conservación intencional de lo amado. Amar es estar empeñado en que el otro
exista, por tanto, el amor es la clase de afecto que me permite relacionarme de manera
positiva, alegrarme de su existencia, que comienza por algo tan simple como es mirarlo
con buenos ojos91.
En síntesis, podemos afirmar que todo amor autentico es incondicional. No tiene que ver
con lo que el otro tenga, ni con sus cualidades corporales y espirituales, sino
esencialmente con su persona. Se ama a los demás no por lo que tienen sino por lo que
son. El amor no busca ventajas ni enriquecimiento y, por tanto, toda forma de
instrumentalización y explotación es contraria al amor92.
La voluntad.
La voluntad es propiedad inseparable del ser humano como agente racional y libre,
tendiendo al bien universal. En ella es fundamental la atención que movida por el
intelecto aprehende rápidamente el objeto que éste le presenta: el ser y la verdad
90
Cf. AMENGUAL, G., Antropología filosófica, Editorial BAC, Madrid 2007, 113-117
91
Cf. Ibídem, 116-117.
92
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca 200514 55.
93
Cf. VÉLEZ, J., El Hombre un Enigma, 135-136.
94
Cf. “Voluntad” en FERRATER. J., Diccionario de Filosofía, Vol. 4, 3721-3722.
95
GEVAERT, J., El problema del hombre, 183. .
25
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universal. Todas las facultades del alma son movidas por la voluntad y a ella deben la
propiedad de tender a la intención. Implica también la elección es decir la deliberación de
la razón y la decisión de la voluntad y constituye un acto de voluntad, que implica dos
actos diferentes: el acto interior que lo constituye el fin al que se orienta y el acto exterior,
subordinado al primero96.
La voluntad es una propiedad inalienable de todo ser espiritual. Quiere naturalmente las
cosas relacionándose más con el entendimiento de los primeros principios que con la
razón. Este actuar es propio del hombre, que puede elegir y decidir sobre sus actos
orientados a un único fin: el bien. Está inclinada al bien y por ello es importante en el
actuar humano, también está subordinada en la práctica al entendimiento, en cuanto su
objeto es la verdad que constituye el bien superior, que hace al entendimiento el más
noble de las potencias, en cuanto este conoce que la voluntad quiere y la voluntad quiere
que el entendimiento conozca97.
⮚ La Persona Humana.
La dignidad de la persona.
Las notas fenomenológicas de la persona hacen entender que los hombres y las mujeres
son especiales por su perfección, ya que los pone por encima de los otros seres de la
naturaleza, el Aquinate afirmó: “persona significat id quod est perfectissimun in tota
natura”. Esta perfección se conoce en nuestra época como dignidad. La persona es el ser
digno por excelencia, por encima de la perfección del universo y de los organismos, por
su corporalidad y espiritualidad100. Este concepto se puede comprender de mejor manera
basados en los siguientes principios:
96
Cf. GILSON, E., El tomismo, 352-363.
97
Cf. DE AQUINO, T., Suma Teológica, Editorial BAC, Madrid 1959, 340-354.
98
Cf. LUCAS, J., Las dimensiones del hombre, 175.
99
Cf. BURGOS, J., Antropología, 39.
100
Cf. BURGOS, J., Antropología, 47-48.
26
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“La dignidad de la persona hace que sea un valor en sí misma y no pueda ser
instrumentalizada. La perfección intrínseca de la persona hace que tenga valor por sí
misma, por el simple hecho de ser o existir… Nadie puede instrumentalizarla, es decir,
servirse de ella únicamente como medio para sus intereses porque esto significaría que se
le está identificando como una cosa y se esta prescindiendo de su carácter personal”102.
Toda la filosofía humanista considera como valor absoluto a la persona humana, pero
contrario a lo que piensan Nietzsche, Marx y otros autores que absolutizan a la persona, es
evidente que no es el Absoluto ni el Ser Supremo, es absoluto en cuanto Valor, pero no
101
Ibídem, 48.
102
Ibídem, 48-49.
103
Cf. Ibídem, 49-50.
104
Cf. Ibídem, 50.
105
Cf. Ibídem, 50-51.
106
Cf. JUAN PABLO II, Fides et ratio, Ediciones Paulinas, Bogotá 2003. 50.
107
Cf. Cf. BURGOS, J., Antropología, 51.
27
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La persona está abierta al absoluto. El hombre tiende al absoluto porque está dotado de
inteligencia y voluntad; además porque una propiedad esencial de la persona es ser
espiritual y por lo tanto está abierta al infinito, ya que tiende a ir más allá de lo que ha
alcanzado. Al hablar de que el hombre es inteligente y libre se afirma el carácter absoluto
de la persona ya que la misma inteligencia y voluntad están abiertas al absoluto. Por
medio de la inteligencia se capta al ser en cuanto ser, captando a la vez lo finito en el
horizonte de lo infinito teniendo en sí misma un deseo insaciable de conocer y su deseo de
conocer, sólo lo saciaría en la verdad absoluta. La voluntad está abierta al infinito ya que
no se contenta con el bien alcanzado, sino que tiende a un bien nuevo y mayor; y su
objeto es lo que le presenta la inteligencia, esta a su vez está abierta al Absoluto
reconociendo que Dios es Verdad infinita y Absoluta, Bien ilimitado y Absoluto; así
solamente Dios puede saciar la sed de verdad y bondad que es propia del ser espiritual: la
persona109.
Las implicaciones del valor absoluto de la persona. Si la persona es fin nadie puede
usarla como medio; por eso Dios en el momento de la creación le confiere el poder de
autodeterminarse. Por tanto, le compete a cada persona alcanzar su propia realización,
aunque ya es realizada ontológicamente; en su constitución psíquica y moral debe hacer
uso de su autoconciencia y autodeterminación para poder realizarse. Por tanto, la persona
tiene todo el derecho de que se le respeten todos los elementos constitutivos que le
garantizan su realización. Existen unos derechos naturales como: libre pensamiento,
corporeidad, propiedad privada, matrimonio... ellos contribuyen a su pleno desarrollo.
Además, están las leyes del estado que deben estar al servicio de los hombres, regulando
su actividad y siendo medios para alcanzar sus fines111.
108
Cf. MONDIN, B., Antropología Filosófica, 278-280.
109
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 271-272.
110
Cf. Ibídem, 272-273.
111
Cf. Ibídem, 273.
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Metafísica.
El término “metafísica” surgió en el siglo 1 a.n.e. (antes de nuestra era) como designación
de una parte de la herencia filosófica de Aristóteles y significa literalmente “lo que sigue
después de la física.” Aristóteles mismo llamaba “primera filosofía” a esta sección (la más
importante, a su juicio) de su doctrina filosófica, que supuestamente investiga los principios
de todo lo existente, obligatorios para todas las ciencias, superiores, inaccesibles para los
órganos de los sentidos, concebibles tan sólo de manera especulativa e inmutables. En este
sentido el término “metafísica” se usaba en la filosofía posterior. En la filosofía medieval,
la metafísica servía a la teología como su fundamentación teórica. A partir del siglo 16 más
o menos, además del término “metafísica” se empleaba en igual sentido el término
“ontología”. En las doctrinas de Descartes, Leibniz, Spinoza y de otros filósofos del siglo
17, la metafísica estaba ligada aun estrechamente al conocimiento científico natural y
humanitario. Esta ligazón se perdió en el siglo 18, particularmente en la ontología de Wolf,
&c. Precisamente en este sentido el término “metafísica” se usa ampliamente en la filosofía
burguesa moderna.
La crisis de la metafísica.
112
Diccionario de filosofía · 1984:286-287: Recuperado de:
http://www.filosofia.org/enc/ros/meta1.htm
29
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La crisis inicia con Descartes, máximo exponente del racionalismo, como exageración
del yo. Para Kant el fundamento de la metafísica, eso que religa al hombre con el centro
trascendente absoluto está en el imperativo moral114. “El resultado de la fundamentación
kantiana consiste en el conocimiento de la necesaria conexión de la antropología con la
metafísica”115; sin embargo, terminan planteando una metafísica de la subjetividad.
En los siglos XIX y XX, la crisis se agudiza, a partir del pensamiento kantiano. La
idealización del hombre y de la realidad de Hegel, y la propuesta de una metafísica
humanista antropocéntrica, toma un nuevo horizonte con Feuerbach, quien afirma al
hombre como ser trascendente de sí mismo. A ello se une el planteamiento evolucionista
de Darwin, el materialismo histórico de Marx y el inconsciente psicológico de Freud;
planteamientos sintetizados en el argumento Comtiano: el hombre infantil o religioso, el
hombre joven o metafísico y el hombre adulto, científico, que posee el conocimiento
verdadero116. Surge así el positivismo como movimiento intelectual empírico, que enlaza
el desarrollo intelectual del individuo y de la sociedad, y aplica los métodos científicos al
estudio de las relaciones sociales, pretendiendo reemplazar con el progreso de la ciencia,
la religión y la metafísica. Se da en tres vertientes: positivismo social (Comte y Mill). Da
relevancia a la historia. Positivismo evolucionista (Spencer) considera un patrón de
transformaciones progresivas en el conocimiento, la ciencia y la sociedad. Positivismo
científico (Mach). Reduce el conocimiento a la sensibilidad117. Igualmente, el positivismo
lógico (círculo de Viena, 1920) que pretende fijar un límite al conocimiento, limitando
todo al lenguaje y su significado.
La metafísica vista desde la historia descansa en la apertura del hombre por la libertad y
la admiración, por su presencia en el amor, como el más auténtico motor de la historia. La
inserción del hombre en la historia se hace en función de su amor. La dialéctica histórica
es ante todo praxis comunitaria, como iluminadora de la realidad que fundamenta el
113
Cf. GÓMEZ, J., Metafísica fundamental, 56.
114
Cf. Ibídem, 61-62.
115
Ibídem, 66.
116
Cf. Ibídem, 67-73.
117
Cf. GRACIA, J., Concepciones de la metafísica, Editorial Trotta, Madrid 1998, 209.
118
Cf. Ibídem, 311.
119
GÓMEZ, J., Metafísica fundamental, 73.
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sentido, el desvelamiento del último por qué y el último para qué de la existencia humana;
el amor integralmente entendido es la fuente de la posible luz para entender la última y
decisiva verdad120. Dar sentido metafísico a la existencia es, pues, “amar y por amor
transformar el mundo; sólo en el transformarlo se le interpretará vívidamente y sólo quien
en el amor lo vive y lo transforma puede con autenticidad dar de él una interpretación
especulativa que lo revele cargado de real sentido”121. La metafísica es pues, una ciencia
enclavijada con los grandes interrogantes de la existencia. Es un ideal apoyado en la
esperanza de una racionalidad última inalcanzable122.
⮚ Trascendencia
Según otros autores, Dios no es trascendente al mundo, sino que es, como decía Spinoza,
"causa inmanente de todas las cosas", de modo que se llega de este modo a una
identificación de Dios con el mundo, tal como es sostenida en el panteísmo (VÉASE) en
sus varias formas. La noción de trascendencia a que acabamos de referirnos puede ser
llamada "teológica" y a la vez "metafísica". Hay otros modos de entender la trascendencia
— aparte la trascendencia de los trascendentales de que hablamos en
120
Cf. GÓMEZ, J., Metafísica fundamental, 477-481.
121
Ibídem, 481.
122
Cf. GRONDIN, J., Introducción a la metafísica, 380.
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Para San Agustín el ser uno, o sumo bien es Dios, es el Ser pleno, permanente, fuente de
todo ente, todo depende de Él; se impone como una necesidad que impulsa al alma
humana a luchar contra las tensiones y el tiempo para volver a su centro124. Para San
123
FERRATER, José., Diccionario Filosófico, Tomo II. Editorial Sudamericana, Buenos
Aire. 2011, 828-830
124
Memoria (pasado), la atención (presente) y la expectativa (porvenir)… (Cf. Ibídem, 135-
136).
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Anselmo y Santo Tomás Dios constituye el ser de los seres, Él permite la existencia de los
entes. Para los filósofos árabes (Averroes, Avicena…) el objeto de la metafísica es el ser
en cuanto ser, común a todas las cosas que son, en cuanto existentes125.
El ser es una perfección de las cosas, es un acto total que está en cualquier objeto del
universo; abarca todo lo que las cosas son, comprende la totalidad del ente. Es el acto
constitutivo y más radical, aquello por lo que las cosas son; revelado en la comunidad del
ser, en su prioridad de naturaleza, como presupuesto de toda acción; y por exclusión,
pues, sólo el ser hace que las cosas sean. “El ser constituye el acto primero y más íntimo
del ente, que desde dentro confiere al sujeto toda su perfección”126. Expresa la auto
superación de la realidad radical, existir en el mundo. El concepto de ser es trascendente,
va más allá de todas las nociones genéricas, individualizantes, fundamento de su
analogía127.
El ser es por excelencia análogo, pues todas las cosas del universo son de modo
diferente, con una relación entre sí. Si se entiende de modo unívoco se cae en un
monismo-panteísmo; y en sentido equívoco, se cae en el agnosticismo en cuanto se
declara la imposibilidad de conocer por medio de las criaturas materiales las realidades
espirituales128.
- El ser y el devenir
- Acto y potencia
125
Cf. Ibídem, 154-158.
126
Ibídem, 31.
127
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Editrice Pontificia Università Gregoriana, Roma 19939, Nº
59.
128
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 62.
129
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 60.
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Con esta doctrina Aristóteles soluciona el problema entre ser y devenir; muestra que
entre el ser en acto y la nada hay algo intermedio: la potencia. A través del cambio las
cosas adquieren perfecciones que antes no poseían130. Es necesario que el ente tenga esa
capacidad de cambio, capacidad de alcanzar cierta perfección, actualización de la
potencia, contrapuesta al acto: perfección actual del ente131.
La potencia es lo que puede recibir o poseer un acto, como principio de las cosas. Es
esencialmente distinta del acto, su única razón de ser, que la hace inteligible; acto y
potencia son opuestos en cuanto el uno es determinante y la otra determinable, pero se
complementan para formar un solo ser132. Son principios metafísicos constitutivos de la
realidad, ordenados y unidos para constituir las cosas. Son necesarios, no es el uno sin el
otro, excepto Dios, Acto puro. Como principios que explican el movimiento, se instalan
en el mundo del espíritu, que establece la relación de los entes creados con su creador:
Dios Acto puro, perfecto, arquetipo de los seres por su capacidad potencial de
perfección133.
El acto tiene una prioridad de perfección ya que es lo perfecto; cada cosa es perfecta en
cuanto es en acto. Es prioridad cognoscitiva, da a conocer la potencia; es prioridad
causal, ya que todo ser obra en cuanto está en acto; es prioridad temporal, es necesario
estar en acto, para estar en potencia. El ente es en acto, pero está en potencia de llegar a
ser más perfecto134.
- Esencia y existencia
Toda mutación implica acto y potencia que se dan de forma diversa; hay un cambio
accidental, cuando una cosa cambia, pero queda substancialmente la misma y otro de tipo
substancial cuando es más profundo y toca la substancia misma de la cosa que cambia.
Hay cambios profundos como la creación y la aniquilación, producidas de la nada o que
conduce a ella, exigen el poder de Dios e implican la unión de esencia y existencia135.
La esencia, es aquello por lo cual un ser es lo que es, a cuyo modo existe, es un tipo de
ser abstracto y constituye un género perteneciente a una especie. Es un tipo de ser
completo, común a los individuos de una especie, que los diferencia de los demás.
La existencia, corresponde a aquello por lo cual un ser existe, es; se encuentra fuera de
sus causas y de la nada. En los seres creados la existencia es diferente a la esencia como la
potencia de su acto136. La palabra existir significa por sí misma que una cosa tiene
consistencia a partir de; es decir, a partir de otra cosa o como principio que permite que
130
Cf. Ibídem, Nº 64.
131
Cf. ALVIRA, T., Metafísica, 79-80.
132
Cf. COLLIN, E., Manual de filosofía tomista, Vol. 1, 103-106.
133
Cf. ALVIRA, T., Metafísica, 87; 91.
134
Cf. Ibídem, 86-87.
135
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 65.
136
Cf. COLLIN, E., Manual de filosofía tomista, Vol. 1, 107-109.
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una cosa sea lo que es y no sea otra; la esencia en los entes materiales es constituida por la
materia y la forma137. “La materia y la forma son principios esenciales de las cosas; lo
que subsiste es el compuesto de materia y forma (esencia), actualizado por el acto de
ser”138.
El Ser y la Causalidad.
“La causa se define como aquello que real y positivamente influye en una cosa,
haciéndola depender de sí”139. Depende efectivamente del ser; es distinta y prima sobre el
efecto. Se caracteriza por: el principio, aquello de lo que algo procede de cualquier modo.
La condición, requisito o disposición necesaria para el ejercicio de la causalidad; y la
ocasión, aquello cuya presencia favorece la acción de la causa. El principio de causalidad
es posterior a la noción de ente, ya que éste no implica ni ser causado ni causar. “A la
criatura no le compete ser efecto en cuanto es ente, sino más bien, en la medida en que no
es plenamente por tener un ser defectuoso, finito y limitado”140.
Los trascendentales son propiedades del ser, universales como él: la Unidad, la Verdad,
la Bondad y la Belleza expresan lo que el ser significa141. Cada uno de éstos es el ser
mismo bajo cierto aspecto y manifiestan una realidad del ser, que no se expresa con el
simple nombre de ser y que lo fundamenta142. Son nociones que fluyen de la noción de ser
y lo expresan de forma particular. Todo ser considerado en sí mismo es uno; respecto a su
entendimiento es verdadero y por su voluntad es bueno143.
- La Unidad
Todo ente como ente es uno; unidad que siempre va ligada al ser en cuanto éste
constituye un ente propio y único, diferente a los demás. Uno y ente se identifican, ya que
el ente como unidad se fundamenta en el ser. La unidad más perfecta es la del ente carente
de pluralidad de principios y elementos: Dios; luego están los entes puramente
espirituales: los ángeles, que poseen sólo esencia y acto de ser. Por último, los entes
materiales se da un grado inferior de unidad o unidad de agregación. Este trascendental
137
Cf. WAHL, J., Tratado de metafísica, Fondo de la cultura económica, México 19753,
520-522.
138
ALVIRA, T., Metafísica, 97.
139
Ibídem, 183.
140
Ibídem, 181-182.
141
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 70.
142
Cf. MARITAIN, J., Siete lecciones sobre el ser, 105-106.
143
Cf. COLLIN, E., Manual de filosofía tomista, Vol. 1, 178.
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- La Verdad
- La Bondad
144
Cf. ALVIRA, T., Metafísica, 143-146.
145
Cf. MARITAIN, J., Siete lecciones sobre el ser, 106.
146
Cf. ALVIRA, T., Metafísica, 151-153.
147
Cf. COLLIN, E., Manual de filosofía tomista, Vol. 1, 178-179.
148
ALVIRA, T., Metafísica, 153.
149
Cf. Ibídem, 152-155.
150
Cf. Ibídem, 157-162.
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suprema, bondad plena; los entes son buenos parcialmente en cuanto tienen perfección
pero no en sentido absoluto. Algo es bueno en cuanto alcanza su fin y en cuanto difunde
su perfección como característica esencial de lo perfecto151.
- La Belleza
La perfección humana de la belleza, el gusto por ella, exige una proporción entre sus
potencias cognoscitivas y la hermosura que capta, es decir, nuestras facultades recibidas
de Dios para conocer el ser, gozan en la contemplación de lo perfecto, al tiempo que la
belleza natural e incluso la que procede del obrar humano, es trascendente al hombre, por
ello cada uno la capta de forma diferente154. Exige el esplendor como elemento formal,
esplendor del ser íntegro y proporcionado. Exige también un carácter moral, no
indispensable en la belleza artística, pero requerida por el hecho de ser imagen de Dios155.
¿Qué es la ética?
Ética viene del griego ethos, que significa costumbre; pero aquí surge el primer
problema porque la palabra latina mos (moris), significa también costumbre. Se puede
diferenciar la ética y la moral en lo siguiente: la moral es el conjunto de reglas o normas
de comportamiento, distinguiendo lo bueno y lo malo. La ética es el estudio sistemático
de la moral, es la filosofía de la moral156. Esta tiene como objeto de estudio la moralidad;
es decir, aquella prioridad que hace que nuestras acciones sean buenas o malas157. En De
151
Cf. Ibídem, 160-162.
152
Cf. Ibídem, 165-166.
153
Ibídem, 166.
154
Cf. Ibídem, 170-171.
155
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 72; 75.
156
Cf. GONZALEZ, L., Ética, Ediciones Búho, Bogotá 2000, 24.
157
Cf. BARON, F., Nociones de ética, Ediciones Voluntad, Bogotá 1945, 9-12.
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Finance, según la etimología de ética y moral, tienen significados equivalentes; por ello
se habla de ética o moral para designar la ciencia de la acción humana158.
Para Adela Cortina ética y moral son sinónimos; tienen significado del lugar donde
vivimos y cómo debemos vivir; costumbres, modo de ser. Pero a la vez los distingue: la
ética designa una reflexión sobre los problemas morales, ¿por qué debemos?; en cambio
la moral, se refiere al conjunto de principios, normas, valores trasmitidos que orientan el
modo de comportarse ¿qué debemos hacer?159
La persona humana siempre se considera como un ser que está en una constante apertura;
un ser en relación; la moral busca, la perfección del hombre y por tanto su realización y su
liberación160. Para responder a este interrogante ha de tenerse en cuenta tres criterios: 1.
La persona, realidad de ética fundamental. Esta proposición nos presenta que la
fundamentación de la moralidad está en el análisis del ser personal en cuanto tal; aquí la
persona encuentra su lugar adecuado. Para que la persona sea persona; se requiere que sea
una realidad abierta. 2. La persona “lugar” adecuado de la moralidad. Toda moralidad
tiene que apoyarse en la persona porque es ella quien constituye el centro de los valores
morales. 3. La persona “abierta”: fundamento completo de la moralidad, ella no puede
entenderse como realidad cerrada, sino como el ser abierto a la alteridad (que construye
como fin-en-sí) y también como persona abierta a Dios (trascendencia definitiva del
hombre). El hombre se constituye persona por intimidad y apertura; “la persona humana
no puede entenderse como una realidad cerrada; sino que la persona es lugar de los
valores morales, en este sentido se afirma la apertura de la persona como el fundamento
completo de la moralidad”161.
- El bien moral
El ser humano por naturaleza es un ser que tiende al bien. Pero, ¿por qué este bien es
moral? ¿Por qué surge la moralidad precisamente en el hombre? El bien adquiere en el
hombre carácter moral porque el hombre es libre, de manera que la consecución de su
bien depende y es causada por su libre autodeterminación. El hombre se gobierna así
mismo mediante la inteligencia y la voluntad, según la ley moral. La persona humana
conoce los bienes morales que debe conseguir, y según los cuales debe autodirigir su vida,
aunque puede no hacerlo. El ser humano es moralmente bueno cuando respeta el orden o
la ley natural que se le presenta162.
158
Cf. DE FINANCE J., Ética genérale, Tipografíca Meridionale, Bari 1994, 7.
159
Cf. CORTINA, A. - MARTINEZ, E., Ética. Editorial Akal, Madrid 1996, 22.
160
Cf. GONZALEZ, L., Ética, 111-114.
161
Cf. VIDAL, M. - SANTIDRIAN, P., Ética personal, 35-38.
162
Cf. RODRIGUEZ, A., Ética, 39-40.
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La noción de valor es una noción muy compleja, porque por una parte hace referencia a,
algo especifico; además, el valor no puede concebirse sin referenciarlo a otras categorías,
como el bien; el fin... ¿Qué es pues el valor?, es una cualidad estructural que tiene
existencia y sentido en situaciones concretas; pero el valor no se reduce a las cualidades
empíricas, no se agota en sus realizaciones concretas, sino que deja abierta una ancha vía
a la actividad creadora del hombre. El valor es fruto de una síntesis que surge entre una
realidad objetiva y una realidad subjetiva163.
- El valor moral
Los valores morales son los que tocan lo propio de la persona, son lo que permite a la
persona desarrollarse integralmente y plenamente a la luz de la razón; es lo más íntimo y
personal, y se pone de manifiesto en su libertad164. Los valores morales se refieren
entonces a las acciones propias del hombre en cuanto preceden a su libertad, y no se
refieren a la obra mía ejecutada por esas acciones165.
La responsabilidad social
163
Cf. VIDAL, M. - SANTIDRIAN, P., Ética personal, 54.
164
Cf. CONTRERAS, J., Manual de ética para las fuerzas militares y de policía, CELAM,
Bogotá 1999, 69-71.
165
Cf. AGUDELO, G., Ética fundamental, profesional y de la educación, Editorial verdad
y vida, Bogotá 1973, 196.
166
Cf. VIDAL, M. - SANTIDRIAN, P., Ética personal, 56-57.
167
Cf. Ibídem, 56-57.
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Responsabilidad viene “del latín respondere, responder, que referido a actos significa que
se asumen como autor. En sentido amplio significa: madurez psicológica de una persona
que la hace apta para realizar adecuadamente una tarea determinada y capaz de tomar las
decisiones pertinentes. La responsabilidad moral obliga a la persona a reconocerse autor
de sus actos, ante la propia conciencia y ante la sociedad”168.
Nos interrogamos: ¿quién o quiénes son los responsables de esta situación social?
Encogernos de hombros o acusar al sistema de gobierno y a las estructuras sociales, no
son respuestas aceptables. Si el ser humano crea un estado de cosas, él es el responsable.
Ciertamente nadie es responsable de aquellos acontecimientos causados por fenómenos
naturales (un terremoto) independientes de nuestra voluntad. A nivel colectivo un pueblo
puede que no sea responsable de las acciones de otros pueblos. Sin embargo, fuera de los
acontecimientos que se nos imponen, existen muchos otros que dependen de nuestras
decisiones. El campo de la responsabilidad individual o colectiva es tan amplio como el
campo de la libertad.
SEGUN
DO
SEMÁF
ORO
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42
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TABLA DE CONTENIDO
3. LA VISIÓN DE DIOS.
3.1. La pregunta por Dios.
3.2. Las pruebas de la existencia de Dios.
3.3. Crítica a los argumentos de la filosofía tradicional sobre Dios
y la vigencia de la pregunta por Dios.
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Aquí nos ocuparemos de dos formas de abordar el hecho religioso relacionadas entre sí.
Ambas toman el material de reflexión de las ciencias positivas de la religión, pero lo
hacen desde perspectivas distintas. La fenomenología de la religión es una ciencia que
busca la comprensión del fenómeno religioso a partir de sus manifestaciones tanto
individuales como colectivas. La filosofía en cambio, es una reflexión racional sobre el
hecho presentado por la fenomenología169. La fenomenología de la religión, surge de la
necesidad de unificar las diversas áreas de conocimiento de lo religioso con el fin de
determinar su sentido y significación propia. Parte de la observación del hecho que se
muestra al sujeto y su finalidad es interpretar lo que se muestra, lo dado en la experiencia.
El objeto de la fenomenología se identifica con lo sagrado, misterioso trascendente, y el
sujeto es el hombre creyente. La relación entre ambos se hace por medio de actos
humanos que expresan un sentimiento de dependencia respecto a un ser extraño, superior
y trascendente.
El fenómeno no es un objeto puro, es la verdadera realidad cuya esencia queda oculta por
la apariencia de las manifestaciones. El fenómeno no es producido por el sujeto; menos
demostrado por él. Toda la esencia está dada en que se muestra a “alguien”, quien
empieza hablar de ello. La fenomenología de la religión no comienza hablando de Dios,
sino de la experiencia vivencial que el hombre tiene de Él, manifestada en su actuación.
Su objetivo es analizar las respuestas dadas por el hombre a la interpelación de lo sagrado,
lo otro, y en la forma de vivir ésta llamada. Con éste procedimiento se llega a descubrir la
fe del creyente y su comportamiento para con Dios, pero sin decir nada más que él es el
otro. Su dificultad principal consiste en el paso de la vivencia de dependencia de lo
sagrado a la realidad objetiva de éste, ya que no se sitúa en el ámbito de lo
experimentable, aunque se inserte en la vida humana. En síntesis, la fenomenología de la
religión se define como la ciencia que trata de la percepción inmediata de la experiencia
religiosa a través de sus manifestaciones170.
169
Cf. LUCAS, J., Fenomenología y filosofía de la religión, 43.
170
Cf. Ibidem, 44-48.
171
Cf. Ibidem, 61-62.
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Las semejanzas entre la filosofía de la religión y la fenomenología del hecho religioso son
innegables porque ambas versan sobre el mismo tema (idéntico objeto material), pero el
punto de vista es diferente (objeto formal). De la fenomenología se ha dicho que es la
búsqueda de sentido de lo religioso, mientras que la filosofía es reflexión sobre los
hallazgos de la fenomenología. Para establecer la verdad del hecho religioso no es
suficiente determinar su sentido, se requiere además una operación que garantice su
racionalidad más allá del nexo entre pensamiento y acción. La filosofía de la religión es la
que juzga la verdad de las manifestaciones, expresiones y asertos del hombre religioso a
la luz de los principios de la mente como expresión del ser173.
172
Cf. Ibidem, 66-67.
173
Cf. Ibidem, 68.
174
Cf. LUYPEN, W., Fenomenología existencial, Editorial Carlos Lohlé, Buenos Aires 1967,
22-25.
175
Cf. HEIDEGGER, M., El ser y el tiempo, Fondo de cultura económica, México 19775, 65,
253.
176
Cf. LUYPEN, W., La fenomenología es un humanismo, Editorial Carlos Lohlé, Buenos Aires
1967, 29.
177
Cf. Ibidem, 64-65.
45
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El por qué y el para qué, últimos de la vida constituyen al ser humano como totalmente
cuestionado en su inteligencia y libertad que está llamado a conocerse a sí mismo y a
realizarse en sus decisiones libres, optando por sus propias posibilidades. Sin embargo,
ante tan inmensa capacidad del ser humano hay autores que proclaman el sin sentido de la
vida como Nietzsche y Sartre (nihilismo), no hay un por qué ni para qué; todo está
permitido. Sin sentido revelado ante el fracaso de los proyectos de la vida y ante todo por
la muerte de la persona amada. En otras palabras, el único problema esencial es el que
plantea el conflicto del amor y de la muerte. La muerte termina con todo lo que es el
hombre. En Nietzsche la angustia expresa la paradoja de la existencia individual178.
La búsqueda del sentido del hombre se realiza en la existencia. Esta búsqueda profesa el
carácter absurdo de la existencia humana, al verse rodeado de lo catastrófico de la vida
(muerte, angustia, mal). El existencialismo se caracteriza por: la centralidad de la
existencia como modo de ser del ente finito que es el hombre; la trascendencia del ser (el
mundo y Dios) con el cual se relaciona la existencia; la posibilidad como modo de ser
constitutivo de la existencia. La existencia es un constitutivo del hombre, es un modo de
ser, es poder ser. La existencia no es una esencia, algo dado por naturaleza, una realidad
predeterminada e inmodificable, sino que, el hombre existe, y será aquello que él haya
decidido ser; es por ello que la existencia es incertidumbre, problemática, riesgo, decisión
y empuje hacia delante179.
La cuestión del sentido de la existencia aparece ante la admiración y maravilla por las
cosas creadas, la frustración y desilusión de los propios proyectos, los hechos negativos y
vacíos de la vida. Ante todo, la cuestión del sentido surge tan obvia como dramática ante
la muerte, sobre todo de la persona amada. Marcel ha insistido en el hecho de que el
único problema es el conflicto entre el amor y la muerte; no es mi muerte, ni la suya, sino,
la muerte de los que amamos180. Para pensar la cuestión del sentido de la vida hay que
pensarla en referencia a la muerte y viceversa. La cuestión de la muerte es por tanto una
cuestión sensata, dotada de sentido, punto radical sobre el sentido último de la
existencia181.
Heidegger habla del término existencia como Dasein (el ser-ahí, la realidad humana, el
estar). El hombre se experimenta y se comprende como ya-arrojado a la existencia. Su
existencia se le ha impuesto sin que la haya podido escoger libremente. Al mismo tiempo
se experimenta arrojado en el mundo, con la tarea de realizarse así mismo libremente. El
Dasein vive entre sus posibilidades como proyecto; sin embargo, el hombre está lleno de
negatividad, se encuentra con la nada. Llegamos hasta la angustia como la experiencia
más honda del existir humano, la disposición más afectiva radical y revelación de la nada.
178
Cf. JULIVET, R., Las doctrinas existencialistas, Editorial Gredos, Madrid 19704, 69.
179
Cf. REALE, G. – ANTISSERI, D., La historia del pensamiento filosófico y científico, Vol.
III, Editorial Herder, Barcelona 1992, 527-529.
180
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca 200313, 288-
290.
181
Cf. ALFARO, J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Ediciones Sígueme,
Salamanca 1988, 239-254.
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Sartre, concibe la existencia humana como la sustancia misma del hombre y de las cosas;
la existencia es nosotros mismos; estamos ahí sin ninguna razón, la clave de la existencia
es el absurdo. Comienza su análisis existencial basado en la conciencia y en la libertad.
El hombre es libertad, es lo que él decide de sí mismo. En el hombre la existencia
precede a la esencia; es decir, que tiene la capacidad de construirse así mismo, de hacerse.
La muerte es el fin de la vida humana, es la aniquilación de todas mis posibilidades, quita
toda significación a la vida. Proclama el carácter absurdo de la existencia. Es absurda la
vida porque es absurda la muerte. La vida humana hecha de proyectos y expectativas se
hunde en la nada de la muerte, es el absurdo total.
El hombre es una pasión inútil porque se afana dándole sentido a la vida y de repente todo
naufraga en la catástrofe de la muerte. El hombre está destinado al fracaso. Es por tanto
que sobre la nada del absurdo, no se puede formular ninguna cuestión; ni la del hombre, ni
la de Dios183.
La existencia humana según Marcel, hay que verla en relación con el Ser. Éste es la
fuente de mi seguridad; mi situación existencial tiene un fundamento eterno. El hombre
tiene el poder de valorar su propia vida y por tanto de tomar una posición ante esta. En mi
vida, yo soy portador de algo más que mi vida; mi ser es la dimensión trascendente. El
testimonio concreto de la trascendencia está en la realidad del sacrificio. La esencia de la
vida está en entregarla y donarla. Es sentir que la vida está al servicio de un más allá. Un
hombre que sacrifica su vida se da cuenta de que acercarse a la fuente de la llamada es, al
mismo tiempo, acercarse a la fuente del ser. El acceso al ser se logra mediante la
fidelidad, la esperanza y el amor184.
182
Cf. Ibidem, 46-57.
183
Cf. Ibidem, 95-108.
184
Cf. GALLAGHER, K., La filosofía de Gabriel Marcel, Editorial Razón y Fe, Madrid 1968,
91-140.
185
Ibidem, 140-146.
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Heidegger ha calificado la existencia del ser humano como ser en el mundo186. Con esta
fórmula se expresa una experiencia originaria, constitutiva de la existencia humana, que
indica la pertenencia a una totalidad. El mundo no es meramente la morada insustituible
del hombre, ni un ente, ni la suma de los entes; sino también es el lugar de su origen, es
una dimensión existencial que ayuda a proyectar sus propias posibilidades y la base
permanente de toda su actividad. La experiencia que el hombre tiene de sí mismo está
íntimamente unida a su experiencia en el mundo. Al decirse que el ser humano existe, se
quiere plantear que el ser del hombre es un ser-consciente-en -el mundo. La cuestión
sobre el ser humano es significativa, y la vida humana tiene sentido187.
Todas las cosas que encontramos están a nuestra disposición, están al servicio del ser
humano. El ser del hombre es el para qué último de los entes del mundo. El ser en el
mundo implica dos estructuras fundamentales: El ser arrojado al mundo y su condición
originaria de existir; es decir, ser arrojado a la existencia. El ser arrojado es una estructura
existencial que marca su estar-proyectado a las posibilidades nuevas de la libertad188.
La trascendencia del hombre está en la dimensión existencial de ser para el mundo porque
trasciende los entes en cuanto está abierto al mundo y a través del mundo al ser189. El
mundo reclama la presencia del hombre; es radicalmente humano, es su sentido190. El
hombre se realiza obrando en el mundo y sobre el mundo, y de esta manera, descubre el
significado último de su existencia. Es en el mundo y a través del mundo donde se dan
las relaciones interpersonales con los demás. El hombre experimenta en todo momento su
dependencia del mundo, por su condición corpórea, concebida como intencional, existente
y de significado para el mundo191.
En la relación hombre – mundo, el hombre aún formando parte de él, vive como distinto y
contrapuesto a él en su conciencia y libertad. El mundo del hombre es el mundo real y
concreto, no un mundo objetivista y cientista que lo empobrece a una totalidad de cosas
materiales gobernadas por leyes universales. Es un mundo habitable por la comunidad de
hombres. En síntesis, el mundo del hombre es el espacio histórico – cultural en donde el
hombre junto con los demás intenta realizar su propia existencia, creando un mundo más
humano192.
186
Cf. HEIDEGGER, M., El ser y el tiempo, 65-66.
187
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, 129-130.
188
Cf. ALFARO, J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, 201-217.
189
Cf. Ibidem, 65-66.
190
. LUYPEN, W., Fenomenología existencial, 33-35.
191
Ibidem, 35-36.
192
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, 131-134.
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1.4. La Intersubjetividad.
- Representantes
193
Cf. ALFARO, J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, 219-238.
194
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, 34-35.
195
Cf. Ibidem, 34-36.
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La tesis fundamental de Buber está en que la relación con el tú no es una relación entre
los demás, sino la relación por excelencia, el hecho primario de toda antropología y
filosofía. La relación con el otro se caracteriza por la inmediatez; el otro está
inmediatamente presente, sin conceptos ni fantasías, no hay intermediarios. El espacio
interpersonal en la relación con el otro está en el encuentro de personas, es allí donde el
hombre se hace auténticamente yo y el otro auténticamente tú196.
El núcleo esencial de la existencia humana está en ser con los demás y para los demás. La
estructura interpersonal se revela con claridad por medio de la palabra recibida del otro, es
revelación de la persona. La palabra le permite al hombre moverse en el mundo y realizar
el significado de su propia existencia. Se revela en la familiaridad con las cosas y cuando
se considera el amor en la existencia, como un amor que se da y se recibe. El ser amado y
el amor a los demás es condición esencial para alcanzar la realización, equilibrio y
madurez humana. El hombre maduro y logrado es el que consigue vivir un amor real y
auténtico a los demás. El hecho fundamental, es que todo hombre es interpelado como
persona por otro ser humano; en la palabra, en el amor y en su obra. Uno se hace hombre
gracias al otro; es decir, amando, hablando, promoviendo y reconociendo al otro198.
- Formas de intersubjetividad
El amor como querer el bien del otro. El amor es encontrar y reconocer al otro, quererlo
como sujeto, como alguien que se revela ante mí. El hombre que ama busca la felicidad,
promueve al otro en la comunión íntima de amor con el Altísimo. Además, es
incondicional, desinteresado y busca siempre la felicidad de esa persona199.
La justicia como concreción del amor. Significa permitirle al otro que sea otro, que
desarrolle las dimensiones fundamentales de su existencia. El amor crea derecho y
196
Cf. Ibidem, 37-39.
197
Cf. Ibidem, 39-43.
198
Cf. Ibidem, 43-54.
199
Cf. Ibidem, 54-55.
50
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justicia. Es la medida mínima de reconocimiento que hay que darle al otro. El amor se
fundamenta en la justicia200.
2. LA VISIÓN DE DIOS.
Aparece como hecho evidente la preocupación incesante del ser humano por el más allá
de la realidad histórica; esta inquietud emerge en formas distintas. “Las afirmaciones
sobre Dios revisten el carácter de aproximaciones graduales y complementarias a una
instancia o entidad misteriosa que confiere sentido pleno a la existencia humana y fija el
destino de la historia”204. En los comienzos de la edad moderna, el Dios de la tradición
judeocristiana ostentó el privilegio de dotar de sentido a la vida humana y de dar
coherencia racional al pensamiento. Pero a partir del siglo XVIII, Kant socavó los
presupuestos epistemológicos de aquella convicción, llegando a cuestionar la consistencia
objetiva metahistórica del Dios de la religión. A partir de esto, el hombre de nuestro
tiempo se pone en relación con una instancia superior dotada de coherencia, que da
profundidad a su vida personal y colectiva205. “Nuestros contemporáneos siguen
planteando la cuestión de Dios, porque no encuentran en la razón tecnológica la medicina
de los males que aquejan a la humanidad, pero la plantean desde el mismo hombre en
relación con sus semejantes”206.
200
Cf. Ibidem, 55-56.
201
Cf. Ibidem, 57-58.
202
Cf. Ibidem, 58-59.
203
Cf Ibidem, 59.
204
LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, Editorial B.A.C., Madrid 2003, 3.
205
Cf. Ibidem, 3-4.
206
Ibidem, 4.
51
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la relación del hombre con el mundo y con los demás hombres; esto lleva al
convencimiento de que la vida humana sobre la tierra es inexplicable sin la presencia de
un ser que polariza y da sentido a la propia experiencia. El segundo tiene en cuenta las
características comunes de todos los seres del universo, donde se pone en evidencia la
precariedad del mundo en su estado actual y la imposibilidad de explicarse por sí mismo,
así como la necesidad de otra realidad de distinto orden que posibilite su existencia207.
Actualmente, el hombre ha desvelado los misterios del mundo y sabe lo que puede dar de
sí, su conocimiento de la realidad; conoce de una manera mejor el comportamiento de la
naturaleza, los factores y leyes que lo rigen. Se vale de este pretexto para no aceptar a
Dios como hipótesis de trabajo porque la considera encubridora de la ignorancia de
épocas pasadas. Así sumergido en la ciencia y la técnica, el hombre de hoy se refugia en
la seguridad de lo inmediato y prescinde de todo fundamento trascendente. El hombre se
proyecta como autor de la realidad y de la historia; en los últimos años la pregunta por
Dios se ha hecho irrelevante, como lo reconoce Heidegger: hoy se prefiere, en el ámbito
del pensar sobre Dios, guardar silencio208.
Pero a pesar de los resultados de la ciencia no se logra acallar en el hombre los deseos de
ser y de saber. Georg Picht habla de que el futuro del hombre es otro. La eterna pregunta
del hombre apunta siempre a la misma meta: la completa liberación y la conquista de lo
irreversible, dimensiones de su propio ser. Convencidos de esta condición, se abre la
posibilidad de una reconciliación que proviene de un ser más poderoso. En éste contexto
es donde tiene lugar la pregunta por Dios, una pregunta enraizada en las entrañas del ser
humano; además desde el momento de interrogarse ha perdido su autoevidencia y advierte
la necesidad de su fundamentación; Dios vuelve a ser pensable209.
2074
Cf. Ibidem, 5.
208
Cf. Ibidem, 6.
209
Cf. Ibidem, 7.
210
Cf. Ibidem, 8-11.
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- Introducción.
Hay un proceso que posee la razón humana para llegar a Dios; primero reconocemos que
el hombre posee un conocimiento previo del ser general, aunque es oscuro y confuso;
segundo es necesario un razonamiento que haga saber con certeza si existe un ser
absoluto; y, por último, hay que justificar racionalmente esa realidad afirmada y
determinar su naturaleza; esto es lo que se entiende por demostración213. La ultimidad que
el hombre persigue en su obrar tiene que ser una realidad fundante e impelente a la que se
siente religado; ahora, como religante y fundante la ultimidad tiene que ser una entidad
distinta de las cosas y del hombre mismo. Se demuestra así que tiene que existir una
realidad primera y última, trascendente y fundante del orden fenoménico. Como causa
primera trascendente, es una realidad absoluta y personal, se pertenece a sí misma y no
depende de nada ni de nadie. Es plena autoposesión y completo dominio de sí y del
mundo; su carácter fundante es expresión de su libre volición y de su donación
enteramente gratuita214.
Tengamos presente que “probar” no significa aquí demostrar estricta y racionalmente que
Dios existe. La argumentación de la existencia de Dios, parte del fenómeno religioso tal
como ha aparecido a la conciencia, por lo tanto, la reflexión filosófica no debe suprimir o
sustituir ese dato sino que lo asume para justificarlo, así la prueba es verdad de fe y la fe
realidad de la prueba. La prueba de la existencia no puede ser estricta demostración a
partir de unos seres que están en un nivel totalmente diverso al ser cuya existencia se
pretende demostrar. Esto mismo hace que la prueba sea un “indicador”; “vía” la llama
Santo Tomas, porque de los seres limitados se concluye la necesidad de un ser ilimitado
que nos explique y que está más allá de los mismos215.
211
Cf. VERGÉS, S., Dimensión trascendente de la persona, Editorial Herder, Barcelona 1978,
38-39.
212
Cf. LUCAS, J., Fenomenología y filosofía de la religión, Editorial B.A.C., Madrid 1999, 187.
213
Cf. LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, 122.
214
Cf. Ibidem, 122-123.
215
Cf. LUCAS, J., Fenomenología y filosofía de la religión, 97-98.
216
Cf. LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, 153-154.
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Por el movimiento: esta vía es innegable y consta por el testimonio de los sentidos que en
el mundo hay cosas que se mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es movido por otro,
ya que nada se mueve más que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que
se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover es pasar de la potencia
al acto, y ésto no puede hacerlo sino lo que está en acto. Ahora bien, no es posible que una
misma cosa esté a la vez en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas
diversas. Es pues imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y
móvil. Por consiguiente, todo lo que se mueva es movido por otro y esta cadena no puede
proceder hasta el infinito, lo que hace necesario llegar a un primer motor que no sea
movido por nadie, quien es Dios219.
Por la causalidad eficiente: hallamos que en éste mundo de lo sensible hay un orden
determinado entre las causas eficientes. Pero no hallamos que cosa alguna sea su propia
causa. Ahora bien, tampoco se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas
eficientes, porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de
la intermedia, y ésta causa de la última. Pero si se quita la causa se quita también el
efecto; luego, si no hubiera una causa eficiente, tampoco se daría el efecto último ni
causas eficientes intermedias, lo cual es falso. En consecuencia, es necesario que haya una
primera causa eficiente, a la que todos llaman Dios220.
Por la contingencia: hallamos en la naturaleza cosas que pueden existir, pues vemos seres
que se producen y seres que se destruyen y por tanto, hay posibilidad de que existan o de
que no existan; por eso tienen la posibilidad de no ser. Si, pues, todas las cosas tienen
posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existió. Pero, si esto es verdad,
tampoco debiera existir ahora cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir
más que en virtud de lo que existe, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezase
a existir cosa alguna y en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa.
Por consiguiente, no todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre ellos ha de
217
Cf. Ibidem, 156.
218
Cf. Ibidem, 157.
219
Cf. GONZALEZ, A., Teología natural, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 1985,
122.
220
Cf. Ibidem, 128.
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haber alguno que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su
necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás, el cual es Dios221.
Por los grados de perfección: esta cuarta vía tiene su punto de partida en que las criaturas
son más o menos perfectas. Por los grados de perfección que encontramos en los entes se
llega a Dios como ser sumamente perfecto, o perfección pura. Efectivamente se
encuentran en las cosas algo más o menos bueno... Por consiguiente, hay algo que es
causa para todas las cosas del ser y de la bondad y cualquier otra perfección. A este ser lo
llamamos Dios222.
Por la finalidad o el orden: esta quinta vía parte de la experiencia de la finalidad de las
cosas y llega a la existencia como inteligencia ordenadora del mundo. Vemos en efecto,
que las cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin,
como se pone de manifiesto porque siempre o frecuentemente obran de la misma manera
para conseguir lo mejor; de ahí que llegan al fin no por azar, sino intencionalmente. Pero
los seres que no tienen conocimiento no tienden al fin sino dirigidos por algún ser
cognoscente o inteligente. Luego existe un ser inteligente por el cual todas las cosas
naturales se ordenan al fin: a este ser llamamos Dios223.
- Otras pruebas
El argumento anselmiano. “El punto de partida es la idea del ser perfectísimo mayor que
el cual nada se puede pensar. Esta idea es entendida por todos como Dios, pues aquello
mayor que lo cual nada puede ser pensado es la suma perfección, que incluye la existencia
real”224. En consecuencia, Dios es el ser mayor que el cual nada puede pensarse, tiene que
existir realmente, pues si no existiera no será lo más perfecto. Así Dios no se da solamente
como idea, sino también como realidad objetiva225.
Prueba de las verdades eternas. Las criaturas podemos observar normas invariables de
belleza, de bondad, de justicia, en un plano ya no sensible sino inteligible, es fácil darse
cuenta de las leyes inmutables en matemáticas, derecho todavía por encima de estas, se
encuentran los principios morales. Todas ellas son verdades necesarias, inmutables y
eternas. Pero la necesidad, inmutabilidad y eternidad de esas verdades no puede radicar en
las cosas, ni siquiera en el mismo hombre, ya que estos son contingentes, mutables y
limitados en el tiempo. Si existen por encima del espíritu humano deben fundamentarse en
un ser inmutable, necesario y eterno, es decir, Dios226.
Prueba por la conciencia de la ley moral natural. Ésta prueba manifiesta la existencia de
la ley moral en la naturaleza humana; ella no tiene en sí su fundamento, sino que es
221
Cf. Ibidem, 133-134.
222
Cf. Ibidem, 142-143.
223
Cf. Ibidem, 154-155.
224
LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, 142.
225
Cf. Ibidem, 142.
226
Cf. GONZALEZ, A., Teología natural, 162-163.
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- Crítica kantiana
Según Kant las formas del pensamiento sólo convienen a una experiencia posible; pero la
razón extralimita su capacidad y afirma conceptos sin base experimental suficiente, por
eso se cae en la ilusión y el engaño. Así, conceptos como ser supremo son meros sofismas
porque aparecen como condición formal del pensamiento y no como condición material e
histórica de la existencia. Nada se logra mediante el proceso trascendental con respecto a
la teología de una razón meramente especulativa. De esta manera, Kant reconoce a la
teología trascendental el mérito de ser el control de la propia razón, puesto que el
concepto del ente supremo es la cima del conocimiento humano, aunque su realidad
objetiva no se puede demostrar por este camino230.
227
Cf. Ibidem, 164-165.
228
Cf. Ibidem, 165-166.
229
Cf. Ibidem, 166-167.
230
Cf. LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, 178.
56
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es una suposición que no podemos justificar con nada, es como pretender aumentar la
fortuna añadiendo ceros a lo existente en la caja231.
En la base de la refutación del argumento cosmológico, Kant dice que tropieza con
idénticos inconvenientes que en la prueba anterior. La razón fundamental de su crítica
consiste en la imposibilidad de aplicar el principio de causalidad a un ámbito que no sea el
experimental, porque ello supone el paso indebido de la necesidad absoluta a la suprema
realidad de Dios. No se puede afirmar la existencia de un ser necesario desde la
experiencia de existencias contingentes. El concepto de ser supremo funciona como
regulador de las aspiraciones de la razón humana, cosa que no implica su realidad
objetiva232.
231
Cf. Ibidem, 179.
232
Cf. Ibidem, 179-180.
233
Cf. Ibidem, 180.
234
Cf. Ibidem, 182-183.
235
ESTRADA, J., La pregunta por Dios, Editorial Descleé De Brouwer, Bilbao 2005, 375.
236
Cf. Ibidem, 375.
57
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237
Ibidem, 376.
238
Cf. Ibidem, 376.
239
Cf. Ibidem, 376-377.
240
Cf. Ibidem, 379.
241
Cf. Ibidem, 380.
242
Cf. LUCAS, J., Dios, horizonte del hombre, 304-306.
243
Cf. ESTRADA, J., La pregunta por Dios, 402.
244
Ibidem, 402.
58
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Hay que plantear el teísmo en el marco de una cosmovisión tan racional, sin negar su
carácter místico, propio de toda imagen del mundo, pero sin concluir que lo que no se
puede demostrar es por ello irracional, cabe recordar la crisis en que ha caído la razón
fundamentadora245. Las viejas pruebas de la existencia de Dios incluían el argumento del
consenso de los pueblos. La universalidad de las religiones muestra las necesidades
humanas que llevan a la pregunta por Dios desde un sistema de prácticas y creencias, mas
no demostrar la presunta existencia de Dios246. Las pruebas antropológicas de la
existencia de Dios muestran necesidades y preguntas humanas persistentes y
generalizadas, siendo el teísmo una respuesta razonada y coherente, pero ciertamente no
la única racionalmente posible247.
245
Cf. Ibidem, 408.
246
Cf. Ibidem, 411.
247
Cf. Ibidem, 412.
59
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TERCE
R
SEMÁF
ORO
https://www.caracteristicas.co/wp-
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60
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TABLA DE CONTENIDO
6. Valoración Crítica.
61
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No es fácil comprender qué es conocer, puede parecer tan próximo e inmediato que no se
puede expresar, o tan complejo que no se puede comprender tan fácil; por eso la mejor
manera de definir qué es conocer es la que da Aristóteles, “el conocimiento es aquel acto
que posee intencionalmente el objeto conocido”. Es acto porque posee un fin o es un fin
en sí mismo, ya que para conocer no hay que hacer otra cosa previa248.
- Intencionalidad
248
Cf. LLANO, A., Gnoseología, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 1984, 47-48.
249
Cf. BURGOS, J., Antropología, Ediciones Palabra, Madrid 2003, 141-142.
250
CORAZON, R., Filosofía del conocimiento, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 2002,
169.
251
ARISTOTELES, Metafísica, I, 1, Editorial Espasa, Madrid 2007, 41.
252
Cf. CORAZON, R., Filosofía del conocimiento, 187.
253
Cf. Ibídem, 49-50. DONCEEL, J., Antropología filosófica, 300.
62
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- Inmaterialidad
Conocer es poseer; pero esa posesión no es física. Poseemos su color, tamaño, figura, pero
no su realidad material; es un conocer de manera extrínseca donde no se le quita o se le da
nada a la materia o a la cosa, pero si afecta al que conoce ya que sabe algo que ignoraba y
que puede cambiar algo en su actuar. Santo Tomas así lo afirma: “los que conocen se
diferencian de loa que no conocen en que los que no conocen, solo poseen su propia
forma, mientras que los que conocen pueden poseer, además de la suya, la forma de otras
cosas, pues la especie de lo conocido esta en el cognoscente”255.
En pocas palabras el conocimiento es un fenómeno físico, aunque en casos dependa de
condiciones físicas, y es así un acto inmaterial256.
- Reflexividad
- Espiritualidad
254
Cf. LUYPEN W., La fenomenología es un humanismo, Editorial Carlos Lohlé, Buenos Aires
1967, 21.
255
DE AQUINO, T., S. Th., I. q. 14. a.1.
256
Cf. LLANO, A., Gnoseología, 52-53.
257
Cf. BURGOS, J., Antropología, 142.
258
Cf. LLANO, A., Gnoseología, 137.
259
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 138.
260
Cf. BURGOS, J., Antropología, 143.
261
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 75-76.
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activarse262. Evocando las palabras de Leibniz: “No hay nada en nuestro intelecto, que no
haya estado antes en los sentidos, excepto el mismo intelecto”263.
La inteligencia es como una luz espiritual; nos permite comprender la complejidad del
mundo con sus riquezas y misterios, objetos y personas, hechos elementales y culturas
sofisticadas. Por ello el sujeto, al abrirse al mundo, recibe lo que el mundo es y lo que en
el mundo hay264. Un ejemplo, cuando en la ruta se maneja automóvil, los signos
indicadores del camino aparece claramente iluminados, la luz parece venir de los
indicadores, aunque en realidad viene de los faros del automóvil que se maneja, esta luz
parece provenir de los objetos: ciertamente viene del intelecto humano, y lo que se ve en
el objeto es su reflejo265. No hay conocimiento sin sujeto que conozca; tampoco sin un
objeto que le provoque y de un contacto a su acto. El sujeto lo convierte en objeto de
conocimiento en el momento que apunta hacia él. Por su parte el objeto especifica el
conocimiento, dándole su contenido. El objeto no se hace otro, pero se convierte en el
otro266.
El objeto se muestra como uno solo, que no sólo está delante del sujeto, sino también
delante de los otros: así la intersubjetividad pertenece al fenómeno; no sólo el sujeto
cognoscente está presente, tal como este se manifiesta allí, sino que al mismo tiempo en la
objetividad de los objetos se dibuja la conexión íntima de los sujetos267. Mediante el
conocimiento como interactivo, el sujeto sale de sí mismo y se abre al mundo, lo que
supone realizar una actividad que involucra a toda la persona. Esto el hombre nunca lo
realiza de modo independiente e individual, sino mediado socialmente por las personas,
culturas e instituciones que constituyen el medio vital en el que la persona crece y vive.
Aunque el proceso de conocimiento es inmaterial, los objetos conocidos modifican el
mundo interior de la persona que activan ante ellos algún tipo de respuesta; lo que se
conoce puede afectar de manera profunda o incluso decisiva a la vida268.
262
Cf. BURGOS, J., Antropología, 143. La inteligencia se sirve del cerebro y los sentidos los cuales
le proporcionan el material para pensar, pero no piensa con el cerebro. (Cf. LUCAS, R., El hombre
espíritu encarnado, 142).
263
DONCEEL, J., Antropología Filosófica, 296.
264
Cf. BURGOS, J., Antropología, 144. El conocer es una praxis, una operación inmanente:
perfecciona al sujeto que conoce y no a la cosa conocida. (Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología
137).
265
Cf. DONCEEL, J., Antropología filosófica, 295.
266
Cf. VERNEAUX R., Filosofía del hombre, Curso de filosofía tomista, Vol. 5, Editorial Herder,
Barcelona 1985, 39.
267
Cf. PEURSEN, V., Orientación filosófica, 86-87.
268
Cf. BURGOS, J., Antropología, 145.
64
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El juicio. Es la segunda operación del intelecto mediante la cual el sujeto relaciona sus
conceptos abstraídos de la realidad mediante proposiciones para negar o afirmar algo.
269
Cf. Ibídem, 149-150.
270
Cf. PEURSEN, V., Orientación filosófica, 39.
271
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 135.
272
Cf. BURGOS, J., Antropología, 152.
65
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El juicio toma dos o más conceptos, los une mediante una cópula y garantiza que
concuerden273. Mediante el juicio capto la realidad y me pronuncio frente a ella;
también intento hacer un examen crítico y riguroso de las propias afirmaciones274.
- Tipos de conocimiento
273
Cf. DONCEEL, J., Antropología filosófica, 301-303.
274
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, 161-162.
275
Cf. VELEZ, J., El hombre un enigma, 114-121.
276
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 129-130.
277
Cf. BURGOS, J., Antropología, 153.
278
Cf. GUTIERREZ, R., Temas de psicología médica, 100- 101.
66
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279
Cf. LOBATO, A., El pensamiento de Santo Tomás de Aquino para el hombre de hoy, Vol.
1, Editorial EDICEP, México 1994, 450-452.
280
Cf. GUTIERREZ, R., Temas de psicología médica, 72.
281
Cf. MONDIN, B., L' uomo chi é?, Editrice Massimo, Milano 19972, 77-78. Cf. También,
LOBATO, A., El pensamiento de santo Tomás de aquino, 449-455.
282
Cf. BURGOS, J., Antropología, 154-155.
283
Cf. MONDIN, B., L' uomo chi é ?, 84-85.
284
Cf. CORAZON., R., Filosofía del conocimiento, 73-77.
67
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capacidad racional. El ser humano da a las impresiones un significado, que ya no está sólo
en el hombre, sino algo que se halla en el mundo. De este modo, afirma Merleau-Ponty, el
mundo se hace más humano; y el sujeto, menos acósmico; el sujeto y el objeto están
referidos el uno al otro y determinados recíprocamente285. En esta misma dirección afirma
Heidegger “sin Dasein no hay mundo”, pues un mundo considerado cuando falta la
conciencia es un mundo sin sentido. El conocimiento real entraña la inserción de la
conciencia humana en el mundo286.
Hegel, afirma “que el hombre se diferencia del animal por el pensamiento; así todo lo
humano lo es única y exclusivamente porque se produce a través del pensamiento”287. El
hombre por su pensamiento no solo tiene por objeto lo particular, sensible o material, sino
también lo universal y lo abstracto. Es la noción de ente la que constituye el principio de
todo conocimiento intelectual, pues la aprehensión de lo real se resuelve inmediatamente
en el ente; el intelecto cuando aprehende un objeto, lo primero que capta es su ser288. El
acto cognoscitivo no pone el ser, sino que actúa captando el ser, se orienta hacia el ser y
es consciente del ser. El sujeto no recibe solamente un punto, o una raya, sino que se
vuelve de modo consciente al objeto que conoce, a su contenido real lo capta, lo
aprehende y lo comprende289.
285
Cf. PEURSEN, V., Orientación filosófica, 84-87.
286
Cf. LUYPEN W., La fenomenología es un humanismo, 22-24.
287
KELLER, A., Teoría general del conocimiento, Curso fundamental de filosofía, Vol. 2, Editorial
Herder, Barcelona 1988, 54.
288
Cf. LLANO, A., Gnoseología, 124-128.
289
Cf. BRANDENSTEIN, V., Cuestiones fundamentales de la filosofía, Biblioteca de filosofía,
Vol. 13, Editorial Herder, Barcelona 1983, 149-150.
290
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 83.
291
Cf. Ibídem, 122-123
68
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292
BABOLIN, S., Producción de sentido, Editorial San Pablo, Bogotá 2005, 51-53.
293
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 95.
294
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 125.
295
Cf. PEURSEN, V., Orientación filosófica, 38-39.
296
Cf. GEVAERT, J. El problema del hombre, Ediciones Sígueme, Salamanca 200313, 160-161.
297
Ibídem, 126.
298
Cf. CORAZON, R., Filosofía del conocimiento, 55.
299
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 126.
69
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300
Cf. “Conocimiento” en BRUGGER Walter, Diccionario de filosofía, Editorial Herder, Barcelona
1983, 132.
301
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 126; “El conocimiento funciona necesariamente
por contacto metafísico con el ser”. (Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 89).
302
Cf. VERNEAUX, R., Filosofía del hombre, 96-97.
303
Cf. LLANO, A., Gnoseología 132. DE AQUINO, T., S. Th., I. q. 14. a.7.
304
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 126.
305
Cf. VERNEAUX, R., Filosofía del hombre, 99-101.
306
Cf. LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 139-140.
70
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- Escepticismo.
Entre los argumentos principales figura el relieve al hecho del error, a las contradicciones
entre filósofos y a la diversidad de opiniones humanas, señal de que las facultades
cognoscitivas no son de fiar. Con el argumento lógico de la demostración imposible,
dicen que ninguna proposición puede ser admitida sin que se deduzca las premisas ciertas;
éstas a su vez han de ser demostradas por otras, y así indefinidamente. Esto hace que no
se llegue a una demostración verdadera y categórica. El conocimiento posee una
relatividad intrínseca con relación al objeto, porque es imposible conocer, pues va
entrelazado al universo y al sujeto porque es variable en sus circunstancias y en su
cultura311.
Concluyendo esta postura, afirmamos que “el escepticismo es una de las tentativas del
espíritu humano para alcanzar lo absoluto”312; por ello no deja de ser atractivo. Se ve la
imposibilidad de ir al absoluto positivo es decir la divinidad misma, pues el camino que
lleva al escéptico a lo más lejos, es el renunciamiento al absoluto negativo. El escéptico
307
Cf. “Escepticismo” en CORTÉS, J. – MARTÍNEZ, A., Diccionario de filosofía en CD-ROM,
Editorial Herder, Barcelona 19963.
308
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 15.
309
Cf. HESSEN, J., Teoría del conocimiento, Editorial Losada, Buenos Aires 197113, 36-37.
310
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 15.
311
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 239-240.
312
VERNEAUX, R., Epistemología general, 42.
71
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- Agnosticismo
Esta posición sostiene que no se sabe, o no se pretende saber, donde se enraíza la doctrina
de la incognoscibilidad de lo suprasensible y a la vez la negación de la metafísica como
ciencia en cuanto al conocimiento de Dios314. Los agnósticos no quieren ir más allá de los
límites que impone el conocimiento científico, en una fase determinada de la evolución de
la ciencia. Los dogmas o doctrinas metafísicas, van más allá de dichos límites, se hallan
fuera de, y más allá de, toda posibilidad de conocimiento. Desde luego, se afirma que un
agnóstico no sabe si existe Dios o no. El agnosticismo no defiende ninguna doctrina, se
limita a usar el método científico, en el que intervienen la experiencia y el razonamiento,
cerrando todo pronunciamiento religioso o metafísico. También se entiende el
agnosticismo como la posición que sostiene la incognoscibilidad en principio de toda
supuesta realidad trascendente y absoluta, la cual ha sido llamada por algunos filósofos lo
“incognoscible”. En la medida en que los teístas han manifestado poseer un conocimiento
de Dios, el agnóstico se ha opuesto a Dios. La posición de Huxley no se opone al saber
sino a la pretensión de saber lo que no se sabe, pues no se puede predecir el estado futuro
de los conocimientos315.
- Empirismo
Conocido con el nombre de filosofía de la experiencia, que sostiene como única fuente y
origen del conocimiento la experiencia. La conciencia cognoscente saca sus contenidos de
la experiencia; el espíritu humano está por naturaleza vacío, es una tabula rasa, una hoja
en la que se escribe la experiencia316. Por otro lado, afirma que todo conocimiento debe
ser justificado recurriendo los sentidos, de modo que no es propiamente conocimiento, a
menos que sea confirmado por los mismos317. Su máximo exponente es Hobbes, junto con
Locke, Berkeley y Hume; el empirismo ingles reduce el pensamiento a rex extensa y
plantea un conocimiento sensista-nominalista rechazando toda posibilidad de ideas
innatas; planteando la idea como una representación sensible percibida por la mente318.
Entre sus argumentos cabe destacar que para los empiristas no hay en el espíritu ideas
innatas ni conceptos abstractos; el conocimiento se reduce a impresiones sensibles y a
ideas que son imágenes de estas impresiones; las relaciones entre ideas se reducen a
asociaciones; y el conocimiento está limitado a los fenómenos y toda metafísica es
imposible319.
313
Cf. Ibídem, 42.
314
Cf. “agnosticismo” en, BRUGGER, W. Diccionario de filosofía, Editorial Herder, Barcelona
199513, 47.
315
Cf. “Agnosticismo” en FERRATER, J., Diccionario de filosofía, Vol. 1, 73.
316
Cf. HESSEN, J., Teoría del conocimiento, 57.
317
Cf. “Empirismo” en FERRATER, J., Diccionario de filosofía, Vol. 1, 999.
318
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 247.
319
Cf. VERNEAUX, R., Epistemología general, 44.
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- Racionalismo
El racionalismo propone la razón como verdadera fuente y base del conocimiento humano
y niega toda posibilidad gnoseológica a la experiencia. Para ellos, un conocimiento sólo
merece este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando
nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y no de otro modo; es ahí entonces
cuando nos encontramos ante un verdadero conocimiento320. Su representante antiguo es
Parménides, quien sostenía que los sentidos nos engañan, que sólo la razón podría
conducir al hombre a la verdad321. En la edad moderna, el racionalismo con Descartes no
tiene en cuenta la experiencia en el conocimiento y hace derivar del pensamiento la
existencia: pienso luego existo. Hay una primacía del sujeto sobre el objeto322. Se
concluye, que el pensamiento es la única realidad desde donde se prueba la existencia del
yo, de Dios y del mundo. Las cosas son verdaderas en cuanto yo las pienso clara y
evidentemente323.
- Idealismo
320
Cf. HESSEN, J., Teoría del conocimiento, 51.
321
Cf. BARRAGAN, H., Epistemología, Publicaciones Universidad Santo Tomás, Bogotá 19832,
39.
322
Cf. Ibídem, 42.
323
Cf. Ibídem, 65.
324
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 26.
325
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 276.
326
Cf. BARRAGAN, H., Epistemología, 65.
327
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 27.
328
Cf. PEURSEN, V., Orientación filosófica, 48.
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auto divinización, pues el poder de crear que él mismo atribuye al espíritu humano, desde
una perspectiva cristiana, pertenece al espíritu divino329.
- Criticismo
El criticismo acepta que el hombre puede llegar a conocer y poseer la verdad; tener
conocimientos que le dan certeza; pero se hace indispensable justificar racionalmente la
forma como llegamos al conocimiento, es decir, demostrar cómo es que conocemos y en
qué forma se nos da la realidad.
- Existencialismo
Esta doctrina concibe el existir como una posibilidad de hacerse, fruto del deseo y de la
elección, que sólo se plenifica en la libertad humana. En lo que se refiere al conocimiento
afirman que la mente humana conoce las realidades sólo extrínsecamente y sobre ellas
hace abstracciones que son ilusiones puras de la mente, pues la esencia de las cosas es
totalmente incognoscible. Lo único que se puede conocer es la existencia, sólo por el
contacto existencial y no por el intelectual. Para Kierkegaard el conocimiento se funda en
la interioridad existencial y, por tanto “la verdad es una subjetividad”, es mi verdad, la
verdad por la que yo vivo y con la que me comprometo. La verdad está en función de mi
libertad. Es necesaria una reflexión de tipo existencial subjetiva que lleve al hombre
(sujeto) a la realidad y la interiorice331.
Según Sartre el mundo es fruto del conocimiento, que es una relación íntima entre el en-sí
y el para-sí. El sujeto que conoce crea el mundo y el mundo cambia según los cambios del
hombre. La razón como función intermedia entre el sensible y el inteligible, no existe332.
329
Cf. VERNEAUX, R., Epistemología general, 84.
330
Cf. BARRAGAN, H., Epistemología, 36-38.
331
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 313-315.
332
Cf. Ibídem, 316-317.
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“Heidegger, más que una gnoseología estricta, construye una ontología y su sistema
puede llamarse ontología de la existencia. Mientras para Sartre el único existente es el
hombre, para Heidegger lo es el ser”333. El ser se identifica con su manifestación; así su
ontología es fenomenista y relativista334. “El hombre no es ser, sino custodio del ser, en
cuanto el ser se hace patente en el entendimiento y en el lenguaje del hombre. En el
entendimiento se ilumina el ser, y así nace la verdad. El entendimiento es activo y creador
y tiene en sí la medida del ser”335.
- Realismo
Se presenta desde diversas circunstancias: en el sentido vulgar, según las cosas son tal y
como se presentan, teniendo muy en cuenta el conocimiento sensitivo; en el sentido
filosófico como gnoseológico, existen las cosas reales independientes del sujeto que
conoce; y en el sentido metafísico, afirma la existencia de una realidad metafísica de la
que se deriva la realidad fenomenológica. Esta postura realista ha tenido gran influencia
en el pensamiento occidental. Dentro del desarrollo histórico podríamos distinguir un
realismo iluminista presentado por Platón, S. Agustín y S. Buenaventura y un realismo
abstraccionista afirmado por Aristóteles, Santo Tomás, la escolástica medieval y la
neoescolástica336. El realismo sostiene que se puede conocer la verdad, afirmando la
capacidad de la mente para conocer en cuanto que es conformidad del pensamiento con la
cosa en sí337.
3. VALORACIÓN CRÍTICA.
- Escepticismo
El hecho de que el conocimiento humano esté propenso al error no significa que lo que
conocemos este siempre envuelto por la falsedad, pues no siempre el hombre actúa
equívocamente; es imposible dudar de todo, pues no se puede negar el conocimiento en la
práctica, esto supone que la mente está en capacidad de conocer la verdad338. El
desacuerdo que se da entre los filósofos es las cuestiones más difíciles y complejas339. Al
argumento lógico de demostración imposible debemos decir que toda demostración se
apoya en principios indemostrables o postulados, pues el conocimiento no es solo racional
sino también intuitivo. En cuanto a la relatividad intrínseca del conocimiento no se duda,
pero este hecho no es siempre así, pues es cierto que un objeto no puede ser integralmente
conocido, cosa que indica que no conocemos todo el objeto, pero se conoce algo que es
333
Ibídem, 318.
334
Cf. Ibídem, 318.
335
Ibídem, 319.
336
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 431.
337
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 37.
338
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 240.
339
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 17.1.
75
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verdadero340. Dudar de todo es imposible; hay verdades que podemos conocer y de hecho
la conocemos, queda por analizar hasta dónde puede llegar nuestra capacidad de conocer
la verdad341.
- Agnosticismo
- Empirismo
340
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 240-242.
341
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 17.4.
342
Cf. GONZÁLEZ, A., Teología natural, Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona 1985, 55-
57.
343
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 268-269.
344
Cf. VERNEAUX, R., Epistemología general, 51-52.
345
Ibídem, 51.
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las diferentes partes del raciocinio. Atiende a una verdad sistemática, se confunde con la
verdad real346.
- Idealismo
- Criticismo
346
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 273-274.
347
VERNEAUX, R., Epistemología general, 67.
348
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 290.
349
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 29.
350
Cf. HESSEN, J., Teoría del conocimiento, 48.
351
Cf. WILLIAM, T. “Crítica al criticismo” en http://www.enciclopediacatolica.com/k/kant
77
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- Existencialismo
Aparece como una filosofía pobre de contenido que, aunque haya tenido fortuna,
inmediatamente después de la guerra, entre el filósofo y el no filósofo, porque ha tocado
diversos problemas que interesan íntimamente al hombre en su existencia concreta, pero
que pronto ha comenzado a decaer porque no ha sabido dar a estos problemas una
solución satisfactoria. Bajo el aspecto gnoseológico no ha logrado escapar al
abstraccionismo que él mismo condenaba, ¿no son quizá universales y abstractas las
nociones de individuo, persona, existente, de las cuales se habla insistentemente?, ¿no son
abstractos sus análisis acerca de la existencia auténtica e inauténtica, de la angustia, de la
elección, del salto y del fracaso? Es verdad que no es posible obrar de otra manera con
nuestro lenguaje humano, así no debemos condenar en los otros aquello que nosotros
mismos no podemos evitar. El existencialismo es la filosofía del contingente, de lo
singular, del yo empírico con exclusión de toda otra realidad; el error de éste está en la
negación de lo absoluto352.
- Realismo
El realismo es una teoría del conocimiento, pero mientras las demás son como extrañas o
hasta opuestas al sentido común de la humanidad, éste está plenamente encajado y exigido por
el sentido común; garantía del conocimiento en la humanidad. Es una teoría florecida a partir
de la funcionalidad del conocimiento de la humanidad. El realismo se podría considerar
opuesto al idealismo, pero hasta dice más que lo negado por el idealismo; es un anti-
idealismo, pero es algo más que eso. El realismo responde a los escepticismos, empirismos y
racionalismos. Frente al escepticismo afirma la posibilidad de verdad y certeza; frente a los
empirismos y racionalismos sostiene la colaboración esencial entre la experiencia y la razón;
frente al idealismo sostiene que conocemos algo más que el mismo conocimiento; la realidad
no se agota en el acto de conocer, sino que presupone algo distinto del mismo conocimiento,
que no puede ser creador de su objeto353.
352
Cf. DEZZA, P., Filosofía, Nº 34.
353
Cf. DE ALEJANDRO, J., Gnoseología, 413-414.
354
Cf. VERNEAUX, R., Epistemología general, 14.
78
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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II SEMESTRE
FILOSOFÍA
BOGOTÁ
79
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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TABLA DE CONTENIDO
FILOSOFÍA LATINOAMERICANA
1.1. Introducción.
1.2. El problema de la identidad de pensamiento.
1.3. Periodo de irrupción de los emancipadores a los positivistas.
1.4. Periodo de grandes confrontaciones o la lógica interior del
utopismo latinoamericano.
1.5. Pensamiento latinoamericano.
3.1. Bolivarismo.
3.2. Marxismo.
4. PENSAMIENTO LATINOAMERICANO
CONTEMPORÁNEO.
80
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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1.1. Introducción.
En América Latina, tal vez como en pocas partes del Mundo, la filosofía por sus
circunstancias históricas tuvo como tarea fundamental reflexionar y desarrollar un
concepto sobre la identidad de nuestras naciones. En esta acción, la filosofía deja de ser
una tarea estrictamente especulativa sobre temas amplios y generales como la metafísica,
la ontología, la ética, etc., y se convierte en un pensamiento que se nutre y reflexiona
sobre la realidad concreta. En este sentido, para la tarea de construir una identidad
nacional no bastan los descubrimientos históricos o antropológicos. Se trata más bien de
interpretar nuestro ser a partir de las circunstancias tanto históricas, sociales y culturales;
de conocer cuál es nuestro pasado para comprender nuestro presente, y de ser conscientes
de cómo proyectamos nuestro futuro. El pensamiento filosófico no se contrapone al saber
histórico, sociológico o antropológico, sino que se alimenta de ellos para su reflexión,
aportando una interpretación más general sobre el tema de nuestra identidad. Es necesario
reconocer que, nuestros países no tienen una realidad única, una identidad que se impone
a todos por igual, sino que, por el contrario, somos diversos y ricos, tanto en cultura como
en realidades. El tratar de construir una identidad, una idea de lo que somos, debe partir
de reconocer nuestras diferencias y coincidencias como una noción del pasado histórico.
No se debe borrar ninguno de nuestros rostros, como el indígena, el negro o el español, ni
se puede importar una imagen que no nos pertenece355.
355
Rodríguez, B., Juan Antonio. 2007. EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD EN LA FILOSOFÍA
LATINOAMERICANA EN EL SIGLO XX. Revista de Filosofía y socio política de la educación.
81
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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Una vez que los pueblos latinoamericanos habían logrado su libertad política con
respecto a la Corona española o portuguesa, el problema que se planteaba ahora era la
dirección, el rumbo que debían tomar estos países en el futuro. Por un lado, estaban los
intereses de aquellos grupos sociales y políticos que, favorecidos en la etapa colonial,
pretendían que las cosas siguieran como estaban, pero ahora sin el control o la influencia
de España o Portugal. Por el otro lado, encontramos aquellos grupos que influidos por las
ideas liberales y por el desarrollo de la democracia liberal burguesa en Estados Unidos,
pretendían realizar un cambio radical, de fondo, tanto en las estructuras sociales como
356
Salazar, B., Richard. 2019. Breve panorama del pensamiento latinoamericano contemporáneo: orígenes,
desarrollo y perspectivas a futuro. Textos y Contextos N°18. Ecuador.
357
Ibidem, página 77-83.
82
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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políticas. De ese modo, en el siglo XIX nuestros actores políticos se dividieron, a grandes
rasgos, en dos bandos -ampliamente documentado en la historiografía latinoamericana-
que se repiten con pocos cambios en casi todos los países de Latinoamérica: los
conservadores, quienes pretendían mantener las estructuras sociales y políticas de la
Colonia, y los progresistas o liberales, que pretendían cambiar el orden social, pero de
acuerdo a modelos políticos y sociales provenientes de Europa.
Ya en la segunda parte del siglo XIX, el segundo grupo había tomado el poder de manera
paulatina en casi todos los países del continente de habla española; dejando de lado, por
lo menos durante algunas décadas a la corriente más conservadora. Así, la primera misión
que debían realizar los grupos progresistas consistía en primer lugar, en la liberación de
mentalidades. Es decir, las ideas con las cuales los hombres se habían formado dentro de
un régimen despótico, como el de la Colonia, debían ser eliminadas, y en este sentido, la
educación era el camino más expedito para llevar a cabo dicha tarea.
Estos hombres, que habían luchado con las armas no sólo para liberar a sus pueblos del
yugo colonial ahora debían, como tarea primordial ante sí, la transformación y disipación
de las ideas fomentadas por el antiguo régimen. Su pensamiento se nutría de las filosofías
que consideraban habían originado a los pueblos más “avanzados” del orbe. En este
contexto, tanto el liberalismo como el positivismo se consolidaron por el vasto territorio
latinoamericano con mayor o menor grado de éxito según los casos.
El positivismo tiene pues, un lado poco amable en lo social, el cual fue profusamente
señalado posteriormente por los intelectuales latinoamericanos de las etapas históricas
siguientes. Los cuestionamientos más importantes consistieron en básicamente dos
consecuencias teóricas: la primera, el considerar a la ciencia como el único medio válido
para el conocimiento auténtico del ser humano. El segundo cuestionamiento fue el de
tratar de imponer, en el plano político y social teorías que quizás (la Historia reveló
posteriormente su inconsistencia teórica y práctica), podían ser relevantes para el contexto
europeo pero que se revelaron inaplicables en el contexto de la América mestiza de habla
española, portuguesa y francesa. El positivismo se convierte así, en un pensamiento
impuesto a una realidad que poco tenía que ver con las circunstancias en las que se
83
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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originó dicha teoría. Era un afán de ser lo que no éramos ni somos hoyen realidad, es un
intento de emular lo europeo, aunque la realidad americana era y es- muy diferente a la de
otras partes.
En México, esta segunda actitud fue encabezada por lo que se conoció como el Ateneo de
la Juventud, conformado por los notables intelectuales Antonio Caso y Alfonso Reyes
[12], entre otros. Todos ellos aspiraban a conocer mejor nuestra cultura mestiza, para
potenciar su personalidad, exigiendo y participando con el conjunto de la humanidad, sin
complejos. La idea de nacionalismo que promovían es aquella que no atiende a la nación
sólo en un sentido político, sino fundamentalmente cultural. Para ellos la nación sería el
espíritu que se desarrolla en las cualidades de cada pueblo, y que se plasma tanto en el
arte como en el pensamiento. Se trata entonces, de romper la uniformidad cultural que
quiere imponer Europa y Estados Unidos, para afirmar los matices culturales que existen
dentro de la humanidad.
En América Latina, tal vez como en pocas partes del Mundo, la filosofía por sus
circunstancias históricas tuvo como tarea fundamental reflexionar y desarrollar un
concepto sobre la identidad de nuestras naciones. En esta acción, la filosofía deja de ser
una tarea estrictamente especulativa sobre temas amplios y generales como la metafísica,
la ontología, la ética, etc., y se convierte en un pensamiento que se nutre y reflexiona
sobre la realidad concreta. En este sentido, para la tarea de construir una identidad
nacional no bastan los descubrimientos históricos o antropológicos. Se trata más bien de
84
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
Para Gimnasio William Mackinley
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interpretar nuestro ser a partir de las circunstancias tanto históricas, sociales y culturales;
de conocer cuál es nuestro pasado para comprender nuestro presente, y de ser conscientes
de cómo proyectamos nuestro futuro. El pensamiento filosófico no se contrapone al saber
histórico, sociológico o antropológico, sino que se alimenta de ellos para su reflexión,
aportando una interpretación más general sobre el tema de nuestra identidad. Es necesario
reconocer que, nuestros países no tienen una realidad única, una identidad que se impone
a todos por igual, sino que, por el contrario, somos diversos y ricos, tanto en cultura como
en realidades.
El tratar de construir una identidad, una idea de lo que somos, debe partir de reconocer
nuestras diferencias y coincidencias como una noción del pasado histórico. No se debe
borrar ninguno de nuestros rostros, como el aborigen, el africano o el europeo, incluso el
de recientes componentes étnicos inmigrantes como el asiático (árabe, chino, hindú), ni se
puede importar una imagen que no nos pertenece. Por el contrario, la riqueza cultural de
América Latina se debe, no sólo a dicha diversidad, sino a que se dio una mezcla, un
mestizaje cultural propiamente dicho, lo que no sucedió en el norte de nuestro continente.
y aceptando esta rica diversidad cultural, y de manera paralela llevando a cabo una
revisión histórica, apartándonos de los mitos que, o nos condenan a la barbarie o nos
redimen casi hasta la santidad, podemos construir una visión de quiénes somos y cómo
llegaremos a realizarnos de una manera más acertada358.
358
Ibidem.
359
Candia, B., Cristian. 2007. Filosofía, Identidad y pensamiento político en Latinoamérica. P. 4-8.
85
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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humano por excelencia8 . La filosofía comienza, entonces, en América con una polémica
sobre la esencia de lo humano y la relación que pudiera tener esta esencia con los raros
habitantes del continente descubierto, conquistado y colonizado. Dura problemática que
hoy avergonzaría a cualquier pensador, sin embargo, situación real que marcó la manera
de conducir la sociedad en su contexto jurídico, y en tanto que tal, filosofía política que
sentó las bases de la convivencia de los habitantes de América. Al menos en su primer
periodo, porque hay que decir que a pesar de la polémica entre Las Casas y Sepultada, los
conquistadores mezclaban libremente su sangre con aquellos a los cuales se estaba
negando la humanidad, y cabe decir, que lo hacían no sólo para enyuntarse, sino también,
para formar familia y con ello, dar nacimiento al pueblo latinoamericano.
La escolástica que tomó el control de las reflexiones teóricas del tiempo de la colonia se
mantiene –con variantes locales y mayor o menor intensidad– hasta el siglo XVIII. A
fines de este siglo se produce una atmósfera de cultura equivalente a lo que se conoce en
Europa como la época de la ilustración y por eso algunos pensadores han denominado del
mismo modo a esta etapa del proceso hispanoamericano. Periodo que cobra real
significado con el advenimiento de los procesos revolucionarios de principios del siglo
XIX y que se extiende aproximadamente hasta 1870, segmento de tiempo que configura el
estadio de los emancipadores, definiendo por tal a los pensadores que tomaron el relevo,
en el ámbito del pensamiento, de las figuras emblemáticas de los procesos
independentistas. Andrés Bello, los describe de la siguiente forma; “La obra de los
guerreros está consumada; la de los legisladores no lo estará mientras no se efectúe una
penetración más íntima de la idea imitada, de la idea advenediza, en los duros y tenaces
materiales ibéricos”9 . Al definir Andrés Bello el perfil de estos hombres como
continuadores de la obra de los guerreros, los sitúa también como el fundamento de las
Filosofía, identidad y pensamiento político en Latinoamérica Polis, 18 | 2007 4 teorías
políticas que surgirán en esta época. Concretamente estos pensadores darán cabida a la
discusión entre liberales y conservadores y protagonizarán las principales disputas acerca
de la forma de conducir el Estado y dirigir la sociedad civil.
360
Ibidem, p. 8.
86
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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Esta doble preocupación antecedió a los movimientos revolucionarios que gestaron los
procesos independentistas de comienzos del siglo XIX. Preocupación, que lejos de decaer,
se terminó de configurar en su real significación con los pensadores que prosiguieron, en
el ámbito de las ideas, el trabajo realizado por los hombres de acción. Ya Simón Bolívar
se preguntaba en la carta de Jamaica ¿Qué somos?, ¿indios?, ¿Españoles?, ¿Americanos?,
¿Europeos? Y ligadas a estas preguntas las consideraciones relacionales: ¿Qué tenemos en
común con otros hombres situados allende los mares? Problemáticas que pusieron a estos
hombres en la pista de la segunda emancipación, la independencia mental. El argentino
Domingo Faustino sarmiento vuelve a preguntar: ¿Qué somos? De la respuesta que cada
pueblo fue dando depende el orden social y político que prima en nuestra América.
Los desafíos que la historia va poniendo a los americanos agudizarán más aún esta doble
preocupación. Anulado el coloniaje impuesto por la Europa ibera surgen nuevas formas
de dominación que mantendrán la tensión durante todo el siglo XIX. La Europa occidental
y los Estados Unidos, al otro lado del río bravo en América, van imponiendo formas de
integración ajenas a la voluntad de los pueblos de la América Latina. Las preguntas sobre
la identidad son ahora en relación con la extraordinaria civilización que el mundo
occidental, Europa y estados Unidos, había originado y las razones por las cuales los
pueblos de nuestra región se saben marginados. ¿Cómo ser como Europa?, ¿Cómo ser
como Estados Unidos? Preguntas de corte relacional que se enfrentan a la misma
identidad que se venía formando. Paradoja del ser latinoamericano, que para llegar a ser
debe dejar de ser. Se trata de eliminar la vieja identidad, en tanto que esta actúa como
prolongación del antiguo coloniaje, y relega a los pueblos americanos al atraso y la
postergación. ¿Cómo ser occidentales? Hay que dejar de ser indios, españoles y mestizos:
para ello, debemos lavarnos la sangre y el cerebro. Habrá que anular etnias y culturas
consideradas impuestas por el coloniaje para poder ser otro de lo que se es17. Fue esta la
respuesta que emprendieron los positivistas y emancipadores cuando ya el siglo
comenzaba a declinar.
La teoría de la dependencia nace para superar la concepción desarrollista que los Estados
Unidos venía imponiendo en las escuelas de sociología y economía de Latinoamérica, la
cual se caracterizaba por propiciar una conducta imitativa y una alianza estratégica que
obligaba a los latinoamericanos a depender de la gran potencia del norte. La idea era
situar un proceso, continuo y estructurado, que, sin modificar sustancialmente las
relaciones internacionales, hiciera de las sociedades “subdesarrolladas”, naciones
modernas y prosperas, a partir de un punto de despegue, desde adonde el desarrollo se
volvería acumulativo, como en los países “desarrollados”.
361
Devés, V., Eduardo. 1997. El pensamiento latinoamericano a comienzos del siglo XX: La reivindicación
de la identidad. Argentina.
87
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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permanente el intento por equilibrar ambas dimensiones. Esta es la tesis que quiero
probar, referida a un momento específico: los primeros 15 o 20 años del siglo XX. En ese
momento desciende la onda modernizadora, así como asciende la perspectiva identitaria.
A comienzos del siglo XX aparece una nueva onda identitaria que cristaliza en la obra de
José E. Rodó, sin menoscabo de obvios antecedentes. El arielismo, una posición de
reivindicación culturalista de lo propio, tiene expresiones importantes, además de
Uruguay, en Perú, en México, en Colombia, en Cuba y en Argentina. Florece por esa
época un movimiento nacionalista que es convergente con el arielismo en Chile,
Argentina y Brasil. En Centroamérica se desarrolla el paganismo. Luego de la primera
Guerra Mundial este afán identitario se hace más social y se centra en el campesino y en
el indio como verdadero depositario de lo propio: es la época en que florece el
indigenismo e incluso el afroamericanismo.
Desde fines de la década del 30 y sobre todo en los años 40 y 50 se acentúa nuevamente
lo modernizador, en la línea de la CEPAL, proponiéndose con fuerza el proyecto de
industrialización. Raúl Prebisch, inspirando a toda una generación de cientistas sociales e
ingenieros, va a relanzar la necesidad de modernizar la producción, las estructuras, la
educación. Junto a Prebisch se agrupan Aníbal Pinto, Jorge Ahumada, Adolfo Dorfman.
Fernando Monckeberg, de los peruanos Mario Vargas Llosa y Hernando de Soto y los
escritos políticos de Octavio Paz.
2.1. Introducción.
En tiempos actuales, entramos en una perspectiva crítica, donde se retoma los aportes de
las ideas europeas, especialmente desde el socialismo, para crear procesos revolucionarios
que generen cambios en las estructuras sociales. La hibridación cultural, la injerencia del
capitalismo y la posmodernidad, han llevado a procesos de crisis de la acción social. Sin
embargo, los esfuerzos políticos, sociales, culturales y artísticos buscan crear posturas
críticas sobre el pensamiento latinoamericano, lo acercan a sus herencias indígenas, toman
en cuenta los complejos cambios de la época actual, y buscan reestructurar el sistema por
el que funcionan las sociedades latinoamericanas
362
Salazar, B., Richard. 2019. Breve panorama del pensamiento latinoamericano contemporáneo:
orígenes, desarrollo y perspectivas a futuro. Textos y Contextos N°18. Ecuador.
90
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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Contrarias a estas dos obras que privilegian el concepto de la “civilización”, está el relato
titulado La araucana, de Alonso de Ercilla, un “poema heroico de la conquista, mito
fundador de la nacionalidad chilena.” (Cueva, 1977: 69). Este poema tiene la
característica de reivindicar la figura del indígena como un ser humano con sus propias
convicciones, que se opone a la conquista y lucha heroicamente contra los españoles,
precisamente por esto fue desprestigiado durante la época en la que fue escrito. Todo esto
revela cómo estas categorías están presentes en el pensamiento latinoamericano,
especialmente en los años previos a la independencia y en muchos años posteriores a esta.
363
Cf. Salazar, R. 2019. P. 91-92.
91
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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92
Elaborado por: Marcos D. Rodríguez O.
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complejo proceso histórico que vivieron las colonias americanas. Sobre esto Bolívar
Echeverría (2010) menciona que:
3.1. Bolivarismo.
La figura de Bolívar fue uno de los principales hitos de los discursos nacionalistas que se
generaron desde América Latina para buscar un proceso independentista y liberador, “es
decir que Bolívar representaba los intereses de la aristocracia latifundista criolla, pero,
como jefe revolucionario, de alguna manera vino a ser representante, asimismo, de los
otros estamentos sociales, los que integraban la plebe” (Roig, 1984:42). La construcción
de la figura de Bolívar buscó crear el imaginario del “libertador” en los diversos pueblos,
esto con el objetivo de reunir a todas las etnias presentes en Latinoamérica bajo el mando
de un líder que consiguiera finalmente la independencia y liberación del yugo español. Sin
364
Cf. Salazar, R. 2019. P. 92-93
93
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El sistema, en general, se mantuvo igual, solo cambiaron los dirigentes que estaban
delante de las sociedades latinoamericanas, y aunque fue un avance significativo, se
continuaron reproduciendo los procesos de dominio, estratificación y gobernabilidad. Los
gobiernos de las nuevas naciones “no supieron establecer las bases de un orden moderno,
de un orden liberal. El más completo desorden siguió a la revolución de independencia y,
[…] se vieron arrastrados a imponer dictaduras cuando habían prometido la más completa
libertad” (Zea, 1965:71). Los estados se impusieron como producto de un anhelo de los
grupos criollos que lideraron los procesos de independencia, pero que no tomaron en
consideración los ideales de las antiguas poblaciones indígenas, afros, entre otras. Se
consolidó un proceso de mestizaje, que a la vez que integró a los diferentes grupos
étnicos, también segregó a lo que no era mestizo, siempre privilegiando el
blanqueamiento. Sobre esto, menciona Leopoldo Zea (1965):
3.2. Marxismo.
94
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puede hacer Calibán sino utilizar ese mismo idioma para maldecir, para desear que caiga
sobre él la <>?” (Fernández, 1998:33- 34). Desde esta metáfora se puede entender cómo
muchos intelectuales latinoamericanos se plantearon utilizar varios postulados del
pensamiento europeo para desarrollar el latinoamericano365.
365
Cf. Salazar, R. 2019. P. 95-96.
95
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Las sociedades actuales están afectadas por varios fenómenos y procesos sociales que
atraviesan la formación de la identidad de los sujetos y de las naciones. Tal es el caso de
la posmodernidad que “no es otra cosa que la lógica cultural del capitalismo tardío”
(Castro-Gómez, 2011:19). Igualmente, la hibridación cultural, que vino de la mano de los
procesos de globalización, ha cambiado la matriz ideológica cultural. Ahora vivimos bajo
la lógica del consumo y “cada nuevo producto coloniza un espacio semiológico, se
legitima en un mundo de sentidos y de signos, arraiga en un humus cultural”. (Margullis.
2003:41). Ahora la lógica del mercado del sistema capitalista ha adentrado a la sociedad
en una época de consumo. La nueva base cultural y social, la posmodernidad, ayuda a
mantener ese modo de producción capitalista, ya que comienza un proceso de
individualización de la sociedad lo que genera una atomización de las luchas sociales.
Castro-Gómez (2011) lo explica de la siguiente manera:
Esta ruptura de las antiguas luchas sociales por intereses universales se fue reduciendo a
pequeñas luchas por intereses más particulares, lo que generó un debilitamiento de la
acción social. Esto difuminó el desarrollo de un pensamiento latinoamericano colectivo,
se generaron varios ideales, posturas y pensamientos diversos dentro de las sociedades y
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fue imposible abarcar todo en un solo pensamiento latinoamericano. Sobre esto Leopoldo
Zea (1965) menciona que:
366
Cf. Salazar, R. 96-98.
97
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a que puede ser una fuente de acción social. Sobre esto, Leopoldo Zea (1965) menciona
que:
Las manifestaciones culturales que se generan en las sociedades latinoamericanas son sus
principales muestras identitarias. Dentro de estas manifestaciones radica el pensamiento.
Sin embargo, para que esto sea completamente efectivo, es necesaria la consolidación de
la interculturalidad para establecer un pensamiento latinoamericano inclusivo y holístico,
que reconozca la herencia indígena, afro, mestiza, etc., y que ponga en cuestionamiento el
sistema en el que se maneja la sociedad.
367
Cf. Salazar, R. 2019. P. 98-99.
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TRABLA DE CONTENIDO
1. FILOSOFÍA LATINOAMERICANA.
2. FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN.
2.1. Introducción.
2.2. Caracterización general.
3. ÉTICA DE LA LIBERACIÓN.
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1. FILOSOFÍA LATINOAMERICANA.
Pensamos que los criterios para definir las épocas no son los mismos que para definir los
períodos o las fases. Denominamos "épocas" de la historia de la filosofía aquella porción
de tiempo en la que el discurso filosófico mantiene su estructura fundamental de un
mismo tipo, condicionado igualmente por los demás niveles de la sociedad cuya esencia
práctico-productiva no cambia. Si el nivel del discurso filosófico tiene autonomía propia -
y por ello hay historia de la filosofía-, sin embargo, su autonomía con respecto a los
niveles contextuales y condicionantes, verdaderas determinaciones, es sólo una autonomía
relativa, así como las determinaciones son igualmente relativas (Dussel, Enrique, 1994,
p.14).
Es bueno recordar que en las historias de la filosofía se puede caer en dos extremos. Por
una parte, en un cierto idealismo de la autonomía absoluta de la filosofía, frecuentes
historias de la filosofía desde la misma filosofía. Pero, igualmente, se puede caer en un
cierto mecanicismo vulgar al determinar absolutamente la filosofía desde lo nofilosófico
(lo económico, político, ideológico, etc.). Por nuestra parte intentamos mostrar una vía
media, de autonomía real y de determinación efectiva, pero ambas relativas. Se da así a lo
nofilosófico su peso real y a la filosofía toda la importancia al sujeto filosófico que crea
(es decir, que tiene diversos grados de indeterminación, originalidad desde su libertad, ex
nihilo) desde una historia de la filosofía (Dussel, Enrique, 1994, p.15).
- PRIMERA ETAPA:
Por ser una época pre-industrial o de capitalismo arcaico (dinero para comprar y no para
producir mercancías), la ideología de la oligarquía latinoamericana no podía ser burguesa,
si por ello se entiende no al hombre que tiene dinero sino al que invierte Su dinero para
producir mercancías y de ese modo aumentar el dinero previamente invertido. Para el
capitalista su ganancia final no es fruto ni de la extracción de oro y plata, ni de mero
préstamo a interés, ni por renta del campo, etc.; es el fruto de una circulación en la que la
industria es su centro. Esto no fue conocido en América Latina sino hasta fines del siglo
XIX, y sólo en algunos países -y de manera dependiente- (Dussel, Enrique, 1994, p.18).
- SEGUNDA ETAPA:
- TERCERA ETAPA:
Es muy reciente, ya que desde mediados del siglo XVIII hasta el presente, casi todos los
países latinoamericanos permanecen en la dependencia del capitalismo central, y por ello
se encuentran de hecho en esta segunda época -aunque en un período de profunda crisis,
en algunos de ellos en fases francamente de finales de época-. Esta tercera época será la
determinada por una totalidad práctico-productiva post-capitalista. Esta denominación
negativa quiere dejar abierta la puerta para mirar lo que emerge con suma atención,
sabiendo de antemano que la creatividad latinoamericana ha irrumpido en la historia
universal y con ella la filosofía que se articule al crecimiento lento pero profundo de la
tercera época. Podría darse una fecha, meramente indicativa, desde finales de la década de
los 50s del siglo XX, en el momento de la crisis del populismo (Dussel, Enrique, 1994,
p.19).
2. FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN.
2.1. Introducción.
3. ÉTICA DE LA LIBERACIÓN.
Esta es una ética de la vida, es decir, la vida humana es el contenido de la ética. Por ella
deseamos aquí, desde el inicio, advertir al lector sobre el sentido de una etica de contenido
material. El proyecto de una Ética de la Liberaci6n se juega de manera propia desde el
ejercicio de la crítica ética donde se afirma La dignidad negada de la vida de la víctima,
del oprimido 0 excluido. Este capítulo 1 sobre el contenido material de la ética es
ciertamente el más difícil y el que despiertan más sospechas. No se expone porque se
desee fundamentar una ética material darwinista naturalista 3, neoaristotelica,
comunitarianista, axiológica de otro tipo. Es en función de las víctimas, de los dominados
excluidos, que se necesita esclarecer el aspecto material de la ética, para bien fundarla y
poder desde ella dar el paso crítico (capitulo 4). Sabemos que podremos ser criticados de
«racionalistas» 0 «fundamentalistas», de «vitalistas», «irracionalistas» «materialistas».
Sin embargo, nuestra posición es distinta a todas ellas liberación (Dussel, Enrique, 1998).
Es una ética de la alteridad, que muestra el rostro sufriente de la mujer que padece la
dominación a causa del machismo; de los niños, silenciados por una pedagogía vertical,
rígida y dictatorial. Es una ética que reconoce a quienes históricamente, el sistema vigente
desconoce y clama por la unidad comunitaria como espacio de concreción de la liberación
ética369. Es así como:
368
Palta V., William. 2012. La ética de la liberación como proximidad a las víctimas.
369
Ibidem, p. 41.
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Esta ética, entonces, implica la proximidad como conciencia de responsabilidad del Otro.
Por tal razón, su atención no es asistencialismo sino transformación radical de las
estructuras de injusticia. En palabras de Dussel: “La proximidad es la raíz de la praxis y el
punto de partida de toda responsabilidad por el Otro. Solo el que ha vivido la proximidad
en la justicia y la alegria toma a cargo su responsabilidad por el pobre, por la victima al
que desea la proximidad de los iguales” (Dussel, 2011, p. 49)
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TRABLA DE CONTENIDO
1. FILOSOFÍA COLOMBIANA.
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1. FILOSOFÍA COLOMBIANA.
Rubén Sierra Mejía, uno de los maestros propulsores de la reflexión sobre el pensamiento
en Colombia, señalaba el auge editorial en Hispanoamérica y la labor publicitaria del
pensamiento europeo que Ortega y Gasset desempeñó, como dos de los factores
determinantes que generaron un cambio de actitud hacia la filosofía en nuestro país;
habida cuenta de las reformas educativas que aseguraron las cátedras de filosofía en las
instituciones universitarias colombianas más importantes. El resultado de este cambio de
actitud, ocurrido hacia 1940, consistió justamente en la profesionalización de la filosofía,
según Sierra. Ello implicaba una redefinición según la cual se entiende que la filosofía es
un campo del saber que requiere del estudio de su historia, del dominio de sus categorías
y conceptos, de un manejo de su metodología o metodologías, y sobre todo que es una
disciplina a la que hay que llegar desprovisto del temor a perder la fe (1985: 10). Como
resulta evidente, la preocupación por una historia del pensamiento queda así vinculada
con la filosofía profesionalizada. Historiar el pensamiento es labor de un filósofo
profesional. Si razonamos en la línea del profesor Rubén Sierra, resulta necesario que
exista, primero, una cierta actitud hacia la filosofía para que pueda surgir como
370
Molano Vega, Mario Alejandro, & Ronderos Jiménez, Kalia María, & Chavarro Bohóquez, Diego Andrés,
& Orozco Castro, Luis Antonio (2006). La historia de la filosofía en Colombia y el proyecto Sistema de
Información sobre la Filosofía en Colombia (SIFCO). Hallazgos, (5),187-206. [fecha de Consulta 24 de
Noviembre de 2021]. ISSN: 1794-3841. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=413835164013
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Rota a comienzos del siglo XVI la unidad de la cultura cristiana, la visión católica del
mundo Se vio enfrentada a la idea protestante de una natural·eza humana culpable,
condenada o salvada de antemano por la omnipotente y colérica voluntad divina. Ante la
sombría y dura concepción de Lutero o de Calvino, un español, Ignacio de Loyola, alzó la
bandera de la voluntad humana capaz de redimirse de la culpa originaria gracias a las
buenas obras y a la libertad del hombre. Pero como suele ocurrir en la historia, algo pasa
del uno al otro de los adversarios en la lucha de las ideas. Es .el fenómeno que se observa
en el movimiento español de la Contrarreforma. El pesimismo de la visión protestante de
la naturaleza humana no se combate con una concepción optimista, sino con una doctrina
Un poco ecléctica y maniquea en que aparecen por igual la idea de la culpabilidad, de la
naturaleza proterva del hombre y la posibilidad de su redención por las obras. El resultado
fue la aparición de un misticismo activista que recuerda siempre al hombre la existencia
del pecado pero lo invita a combatirlo por medio de la milicia cristiana371.
La cultura que empieza a constituirse a comienzos del siglo XVII ·en México, Lima,
Quito y Santa Fe entre la naciente población criolla y mestiza es un reto de la cultura
española y por eso posee los mismos valores, con las transformaciones y aculturaciones
que le introdujeron las culturas indígenas en grados diferentes según su fuerza, grande en
México y el Perú, débil en el Nuevo Reino de Granada372.
2.2. La Ilustración.
371
Jaramillo, Uribe, Jaime (s.f). Tres etapas de la historia intelectual de Colombia. P. 6.
372
Ibidem.
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gerigonza" 12. En 1774, después de haberse expulsado a los Jesuitas de los dominios de
América, el virrey Guirior intenta organizar una Universidad pública con un nuevo plan
de estudios cuya redacción encomienda al criollo Francisco Antonio Moreno y Escandón,
fiscal de la Real Audiencia de Santa Fe, natural de Mariquita, que había viajado a España
de donde, regresó impregnado del espíritu que comenzaba a reinar en los medios
intelectuales de la metrópoli.
Los cambios introducidos por los reyes borbones en la segunda mitad del siglo, en la
organización del estado (régimen de intendencias y mayor centralización), en la educación
(introducción de las modernas ciencias físico-matemáticas) y en la economía (nuevos
planes de explotación racional de los recursos naturales y cambios en la técnica) tenían
ese propósito. Representaban el último esfuerzo de España por mantener su calidad de
gran potencia. Como sabemos se realizó sin éxito. O por lo menos con sólo éxitos
parciales, pues, aunque España perdió la batalla del poder a la escala mundial -la pérdida
de sus colonias fue solo un episodio de ella- ese postrer esfuerzo de la monarquía dejó sus
huellas perdurables en América373.
2.3. El Romanticismo.
Los años que corren entre 1810 y 1850 tienen menos interés desde el ángulo de la historia
de la cultura, aunque tienen una enorme importancia para la historia política nacional,
pues dentro de eSe periodo Se libra la guerra de independencia y se echan las bases de la
organización institucional. Pero por las circunstancias mismas de estar el país ocupado,
primero en librar la guerra y luego en organizar el estado, la productividad cultural de este
momento no tiene ni la brillantez ni la amplitud que tienen los dos momentos entre los
cuales se sitúa como una época de transición: el de 1790 y el de 1850. La Ilustración y el
Romanticismo. En el primero, como lo hemos visto, interrumpe entre nosotros el espíritu
moderno, con su producto más característico, la ciencia. En el segundo nos inundan la
influencia francesa y el pensamiento romántico374.
373
Jaramillo, Uribe, Jaime (s.f). Tres etapas de la historia intelectual de Colombia. P. 13-14.
374
Ibidem, p. 18.
375
Cf. Ibidem, p. 19.
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Han sido muchas las personas que han dedicado páginas enteras a considerar la reflexión
sobre los desarrollos filosóficos en nuestro país. Este artículo no se propone repetir lo ya
dicho hasta el momento, sin o mostrar un estado de la cuestión que, aunque general.
permitirá coincidir en una misma conclusión.
376
El siguiente artículo es tomado de la revista “Pensamiento y Cultura” digitalizado por la Biblioteca Luis
Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
377
Esponda, Katherine, 1998. El papel de la filosofía en Colombia: ¿filosofía o historia del pensamiento
filosófico? Revista Pensamiento y Cultura. Bogotá, Universidad de la Sabana. N°1. mayo de 1968. P. 71-72.
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