Resumen SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Resumen SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Resumen SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
La sociología nace para comprender y explicar las leyes del desarrollo social que se dan durante
los cambios y consolidaciones de los Estados.
Karl Marx, Émile Durkheim y Max Weber son considerados los padres fundadores de la
sociología, ya que establecieron las bases para que la sociología sea disciplina específica dentro
de las Ciencias Sociales.
Estos pensadores dieron lugar a la sociología crítica, la cual realizaba una crítica al Estado y a la
Iglesia y consideraba que debían estar separados de la Escuela. Con criterios de igualdad y de
justicia social plantean una escuela integral científica para todos, de calidad y al servicio de la
democracia y no solo instrucción para ocupar un lugar. Esta escuela la debía proveer el Estado,
ya que escuela, estado y sociedad son inseparables. El objetivo principal de la educación debe
ser el de formar ciudadanos libres, conscientes y reflexivos, es el ideal de perfección del
humanismo clásico.
KARL MARX: (1818-1883 alemán) Fue un defensor del cambio social. Junto a Federich Engels
propuso una concepción científica que trata de explicar las relaciones sociales y los modos de
producción, a la que llamaron Materialismo Histórico. En la producción se generan relaciones
de producción (fuerzas productivas) que se dividen en: proceso de trabajo (transformación de la
naturaleza) y proceso de producción (relaciones dentro del proceso de trabajo). Estos procesos
en conjunto dan como resultado una estructura y superestructura.
Las sociedades se organizan y reparten de distintos modos las tareas. Marx plantea la División
social del Trabajo como la forma de organización y división de las tareas necesarias y se
vinculan a las relaciones de fuerza social. Reparto de las tareas entre diferentes personas según
su fuerza, habilidades y conocimientos.
A Marx le preocupaba la opresión que existía gracias a los modos de producción capitalistas.
Esta era la forma en la que el pensador veía el orden social. La sociedad se dividía en
burgueses, que eran las personas de la clase alta las cuales poseían la propiedad privada y
proletariado, que era la clase trabajadora, los obreros que poseían la mano de obra. De esto
modo se daba la plusvalía, un acumulamiento de riquezas en unos pocos y el aprovechamiento y
explotación de las clases altas por sobre las bajas. Los trabajadores debían vender esta mano de
obra para subsistir y se genera la mercantilización de los seres humanos. Este modo de
producción capitalista supone la alienación del trabajador porque genera una ruptura de la
interconexión natural entre las personas y entre las personas y lo que producen.
Esto generaba un malestar en la clase baja que se ve oprimida y genera conflictos de clase,
debido a la irracionalidad del capitalismo. Aunque existía una falsa conciencia donde muchas
veces se aceptaba este modo debido a la poca educación que recibían.
Consideraba que las escuelas debían tener otros fines, no solo evitar el embrutecimiento y seguir
fomentando la ideología capitalista, sino que debía formar a sujetos revolucionarios.
Las escuelas de la época eran lugares donde se reproducía esta doctrina capitalista. Una forma
de evitar esto era apartar la influencia del gobierno y de la iglesia. Pero donde un Estado esté
presente para garantizar los derechos universales y la equidad de oportunidades para todas las
clases sociales.
Proponía un desarrollo integral del hombre, donde no encasille a las personas en una sola
profesión o recibiendo la educación según el lugar que a los ojos del capitalismo le correspondía
ocupar. Marx sienta su base del cambio en la educación, una educación que brinde las
herramientas para un cambio revolucionario, promover el control social.
MAX WEBER: (1864-1920) Alemán. fue el tercer padre fundador de la Sociología por sus aportes
en el área. Lo que a este autor preocupaba era la naturaleza de la empresa capitalista, explicar el
origen del nuevo orden que estaba surgiendo. Estudió los vínculos entre la educación y las
relaciones de poder en la sociedad. La definición que le dió Weber al poder fue que es la
posibilidad de imponer la voluntad al comportamiento ajeno; y que esto, se da en todos los
aspectos de las relaciones. Este poder lo que quiere lograr es controlar la vida del hombre. El
autor postula que hay dos tipos de poder, los que derivan de constelaciones de intereses y los
de autoridad constituida. Las relaciones se daban dentro de un orden social establecido por la
dominación, el cual es uno de los mecanismos del poder para lograr la obediencia. Además,
planteó que el modelo de estratificación social era otra forma de dominación, ya que estaba
organizada y dividida en clases (propiedad, lucrativa, social), estamentos y partidos, y que esta
organización de la sociedad se debía a la diferenciación por honor. En esta diferenciación por
honor se daba por la educación que se daba en la escuela, cuya principal función, para Weber,
era reproducir lo establecido inculcando conductas aptas para cada clase social. Esta teoría lo que
trataba de hacer era interpretar la acción social, dentro de esta burocracia. El autor define a la
burocracia como una organización donde existen diferentes jerarquías, las cuales tienen sus
derechos y obligaciones y se encuentran amparadas bajo documentos escritos, los cuales
ordenan y regulan las actividades. Este modelo de burocracia lo vemos mucho en las sociedades
modernas. Para poder interpretar la acción social, Weber construye los tipos ideales, los cuales
son herramienta para simplificar la realidad, que a sus ojos, era un caos. Estos tipos ideales son
ideados para orientar la observación de los hechos concretos. Weber plantea que no son puros.
Es una construcción teórica de rasgos de la realidad para entender la misma. Existen, para
nuestro autor, cuatro tipos ideales, los cuales están divididos en dos rangos: los racionales que
son; la acción racional de acuerdo a fines y acción racional de acuerdo a valores; y están los
irracionales que son: la acción tradicional y la acción afectiva/sentimientos. Todas estas acciones
constituyen una forma de dominación legítima.
Esta dominación se divide en tres: dominación tradicional, dominación carismática y dominación
legal-racional.
Dominación Tradicional: es una características de la era patriarcal y del mundo medieval, está
ligada a las creencias en la santidad de los mandatos del poder señorial ejercido en nombre de la
tradición, usos y costumbres originados en tiempos pasados. Un ejemplo de esto es el respeto a
la autoridad del director de la institución educativa, y más cuando éste está hace mucho tiempo y
es una persona de edad avanzada.
Dominación Carismática: Cualidad o don natural, que tiene una persona para atraer a los demás
por su presencia, su palabra o su personalidad. gracia o don. La dominación carismática supone
un proceso de comunicación de carácter emotivo, la selección no es burocrática si no por sus
cualidades carismáticas. No hay una jerarquía y mucho menos un sueldo para los dominados. Es
el carismático quien crea mandatos, por lo que no existen reglamentos. El carisma puro rechaza
los dones económicos como fuente de ingreso, pero no es una renuncia al lucro. Solo procura su
sustento a través de donaciones, botines, sobornos, propinas, etc. Un ejemplo de este tipo de
dominación puede ser cuando se sigue a un alumno o profesor por su personalidad, atractivo o
gracia, aunque en muchas ocasiones una persona que es seguida por su forma de ser o de
pensar no siempre es alguien destacado por obrar bien.
Dominación legal-racional: que descansa en la creencia de la legalidad de ordenaciones
establecidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la
autoridad. Este tipo de dominación es muy característico del Estado moderno, a la cual la
legitiman los estatutos. Donde los miembros de la asociación no obedecen al soberano sino al
orden impersonal sobre él, y lo hacen en cuanto son miembros de la misma y solo obedecen al
derecho. Un ejemplo de esto es el cumplimiento del reglamento de una escuela o instituto de
educación, ya que es son normas que dicta la institución.
Emile Durkheim plantea que la Educación es una herramienta para la democratización del
conocimiento y para la emancipación social y personal. Entiende al Estado Social como el
responsable de formar a los ciudadanos en una moral social compartida, liberar las
personalidades individuales; de este modo se lograría la cohesión social democrática.
Weber, define al Estado como un instituto político que posee el monopolio legítimo de la coacción
física para el garantizar el orden.
Siguiendo a Marx y Engels (1845), la suma de las fuerzas productivas condiciona al estado social
y forma parte de la estructura económica de la sociedad, Marx la define como la base real.
En cada período histórico se configure un modo de producción, es decir, una forma de articulación
en la manera como los hombres producen los medios de subsistencia para cubrir sus necesidades
a través del trabajo socialmente organizado y el sistema político, jurídico y cultural.
Hay que diferenciar la teoria de Marx y Hegel, desde el idealismo absoluto de Hegel, el hombre
crea a la historia, dado que la realidad es racional, y lo racional es real. Por su parte Marx sostiene
“ (…) las circunstancias hacen al hombre en la misma medida que éste hace a las circunstancias”
(Marx y Engels, 1848, 2005:14).
El materialismo histórico plantea como punto de partida la práctica material, para explicar los
conceptos teóricos e ideológicos.
Rol de Escuela, para Marx, la escuela es un instrumento de legitimación y conservación del orden
capitalista, dado que plantea el discurso hegemónico de la burguesía enmascarado en la idea de
“bien común”, dando lugar así a una dominación sutil.
En este sentido, la división social del trabajo se traduce en la división del conocimiento escolar, la
masa se forma como mano de obra y la formación intelectual queda reservada para unos pocos.
Marx plantea una Educación igual para todos, que no se desarrolle en relación a la posición en el
entramado socioeconómico; una educación integral que promueva el carácter intelectual, físico y
técnico y que no condene a los/as niños/as de la clase obrera a un destino de explotación
inexorable.
2.1 Introducción
El enfoque funcionalista es una de las grandes corrientes de pensamiento teórico que influyó en la
estructuración del campo disciplinar y fue fundada en la sociología norteamericana en los ‘50 y
‘60.
El enfoque funcionalista brindó las justificaciones necesarias para las políticas del período a
construir explicaciones sobre la escuela en las sociedades democráticas capitalistas, que la
presentaron como un engranaje central para la socialización, selección y asignación de posiciones
sociales mediante la distribución de recompensas justas en función de los méritos individuales.
Las nuevas preocupaciones de la sociología de la educación en estos años, estuvieron vinculadas
con los procesos de estratificación y movilidad social, y con la articulación entre el campo
educativo y el mundo productivo. El estructural funcionalismo humano propuesto por Parsons y
los aportes de la teoría del capital humano de Schultz constituyen las contribuciones más
significativas.
Hacia los ‘60, diversos trabajos de investigación marxistas, criticaron la perspectiva funcionalista
hegemónica, denunciando las funciones más ocultas de la escuela: reproducir y legitimar las
desigualdades sociales inherentes al capitalismo. Estos estudios se encuentran dentro de las
teorías de reproducción o los enfoques crítico-reproductivistas (se pretende comprender la
realidad social y generar condiciones para transformarla, superando las relaciones de
dominación).
Principal exponente de estas perspectivas fue Talcott Parsons con su análisis de la vinculación
escuela-aula-sociedad y su teoría del “capital humano” propuesta por Schultz, donde discute
sobre la relación entre educación y sistema productivo.
Define sistema social como una pluralidad de actores que interactúan en una situación para
obtener gratificación y cuyas relaciones están mediadas y definidas por un sistema de símbolos
culturalmente estructurados y compartidos.
Las sociedades son sistemas de relaciones sociales entre actores que proceden según sus roles
específicos y diferenciados en cada subsistema (familia escuela, trabajo, etc.), estos roles e
interacciones son legitimados por la internalización de una cultura común y están ordenados
jerárquicamente según el rol/función. El principio que garantiza una estratificación adecuada, el
equilibrio y estabilidad es la distribución de recompensas (premios materiales, prestigio,
estimación, etc.), de acuerdo con los méritos individuales.
Como subsistema específico, la educación aparece como un eslabón central para garantizar la
integración social como una distribución de las posiciones sociales en función de los esfuerzos y
capacidades individuales, funciones imprescindibles para mantener el orden social existente.
Parsons analiza la estructura del sistema escolar y los modos en que ésta colabora con la
distribución de los RRHH para los diferentes roles sociales.
Quienes acceden a niveles superiores y quienes no, se explica no sólo por el estatus económico,
sino también por las distintas aptitudes individuales que se ponen en juego en el ámbito escolar e
influyen en su rendimiento.
Además la familia se rige por vínculos afectivos y diferencias generacionales, en la clase escolar
lo que importa son los roles y el desempeño de ellos, esos roles son específicos dentro de la
clase.
Parsons habla del “aprendizaje del rendimiento como motivación de la conducta”, aprendemos a
someternos a la disciplina escolar y a comportarnos como alumnos por la obtención de
titulaciones, entre otras cosas.
Para que esto sea posible, la familia y la escuela deben compartir la creencia de la legitimidad y la
meritocracia siempre que se haya garantizado la igualdad de oportunidades. A la vez, debe
“suavizarse” con el carácter cuasi maternal de la profesora.
Esta perspectiva tiene continuidad en la teoría del capital humano desde el campo de la
economía, con la meritocracia como valor liberal por excelencia.
A principios de los ‘60 surge por primera vez en el debate académico la idea del significado
puramente económico de la formación educativa de la población. De la mano de los economistas
estadounidenses Schultz y Becker, la teoría del capital humano apuntó a desmontar la creencia
dominante de concebir a la educación como un gasto proveniente de necesidades ajenas a la
esfera de la economía. Planteaban que el aumento de la formación y de las capacidades
educativas de la población, debían considerarse como una inversión en virtud de la posibilidad de
otorgar mayor tasa de retorno individual y social a futuro.
Los bienes de inversión, no producen satisfacción inmediata, sino que su valor se estima por la
capacidad de generar nuevos bienes y servicios y aumentar así el rendimiento productivo. Así, la
educación no sólo mejora los ingresos individuales, sino que a la vez aumenta las capacidades
productivas mejorando el funcionamiento de la economía a gran escala, puede ser concebida
como una inversión.
Para este enfoque, todo gasto que provea a las personas de la posibilidad de aumentar su
capacidad productiva debía ser concebido como un “capital”. De allí que el concepto de capital
humano no se limita al problema educativo, sino que también refiere a aquellas actividades
vinculadas tanto a los servicios de salud como de formación profesional o de movilidad migratoria
que, en virtud del impacto que tienen sobre el rendimiento productivo de los individuos, son
también considerados elementos prioritarios.
La teoría del capital humano sostiene que la decisión política de aumentar la inversión pública en
educación se justifica por la “tasa de retorno” (o rendimiento) que genera, tanto a nivel individual
como social. Hay un interés colectivo en la inversión educativa por parte de los gobiernos, en la
medida en que redunda en un crecimiento económico por el aumento de la productividad de los
trabajadores y, por ende, de la producción nacional en su conjunto, al tiempo que contribuye a
disminuir la pobreza. Así, la tasa interna de retorno y el rendimiento social de la educación
compensan el gasto de inversión realizado.
Los costos que debemos afrontar como individuos en el proceso de inversión en capital educativo
no son todos visibles. Estudiar o capacitarnos nos exige que paguemos lo que los economistas
llaman “el costo de oportunidad”.
La consolidación del modelo neoliberal durante los años noventa y los procesos de
reestructuración económica y estatal promovidos en ese contexto, mostrará un escenario con
serias limitaciones para generar empleo. De este modo, se observa un crecimiento exponencial
del sistema escolar durante la década de los noventa, en especial en la educación secundaria y
superior universitaria, pero en un escenario muy distinto al que se planteaba en los años cincuenta
y sesenta, donde se inscribe la teoría del capital humano. Allí, los procesos de expansión
educativa iban de la mano de un mercado de trabajo también en crecimiento que ofrecía
oportunidades atractivas de inserción laboral y altos salarios; en los años noventa, por el contrario,
la demanda por la educación se vinculaba a evitar la pérdida de posiciones o un empeoramiento
de la situación socio-ocupacional.--------------------
Schultz expone que la persona adquiere conocimientos y habilidades, que es una forma de
capital, producto de una inversión deliberada, mayor que el capital convencional (no humano) y
que su crecimiento pueda ser el rasgo más distintivo del sistema económico. Las inversiones en
capital humano constituyen lo que llamamos consumo. Un ejemplo claro son los gastos en
educación, salud y migración interna para obtener mejores oportunidades de trabajo. También son
las ganancias a las que renuncian los estudiantes maduros que acuden a la escuela y las de los
trabajadores que adquieren formación en el puesto de trabajo. Por estos medios, y otros similares,
puede aumentar mucho la calidad del esfuerzo humano, con la consiguiente mejora de la
productividad. Schultz, tratará de mostrar que esas inversiones en capital humano pueden explicar
la mayor parte del enorme aumento de las ganancias reales por trabajador. Concentrará su
atención en el ámbito y la esencia del capital humano y su formación. Considerará algunas de las
implicaciones sociales y políticas.
1. El miedo al concepto de la inversión en hombres: Los economistas saben que las personas
son una parte importante de la riqueza de las naciones. Pero no dicen que las personas invierten
en sí mismas, y que esas inversiones son muy grandes. Nuestros valores y creencias nos impiden
considerar a los seres humanos como bienes de capital, salvo en el caso de la esclavitud que
aborrecemos. Tratar a los seres humanos como riqueza que puede aumentarse mediante
inversión es algo que esta en contra, de valores profundamente asentados. Parece como si fuera
de nuevo reducir al hombre a un mero componente material, se degrada si se considera a si
mismo como un bien de capital, incluso aunque ello no afecte a su libertad. Son pocos los que han
considerado a los seres humanos como capital. Son pocos los que han considerado a los seres
humanos como capital, distingue a: Adam Smith, Von Thünen e Irving Fisher. Los trabajadores no
se han convertido en capitalistas por la difusión de la posesión de los stocks de las empresas, sino
por la adquisición de un conocimiento y una habilidad que tienen valor económico (Johnson,
1960). Este conocimiento y habilidad son el resultado de la inversión; y en combinación con otras
inversiones humanas dan cuenta de la superioridad productiva de los países técnicamente
avanzados. Omitirlos en el estudio del crecimiento económico es como tratar de explicar la
ideología soviética sin Marx.
ENFOQUE FUNCIONALISTA:
Se constituye como una de las grandes corrientes del pensamiento teórico que ha influido en la
estructuración del campo disciplinar, ya que contribuyó a legitimar las políticas estatales de
igualdad de oportunidades al poner el foco en estudiar la función social que debía cumplir la
educación. Las preocupaciones principales de la sociología funcionalista de la educación: la
contribución de la educación a la estratificación social, al desarrollo y a la movilidad social. El
estructural funcionalismo propuesto por Talcott Parsons y los aportes de la teoría del
capital humano de Theodore Schultz constituyen las contribuciones más significativas, por sus
novedosos análisis y discusiones respecto de la relación entre educación y sistema productivo.
THEODORE SCHULTZ: (1902-1998) Estadounidense. Postuló la teoría del capital humano, esta
teoría se basa en la inversión económica que se debe hacer para así mejorar a las personas,
invertir para formar personas que después serán seres activos dentro de la misma sociedad. Esto
nos dice que sin conocimiento no hay un bienestar humano. Para el progreso económico
necesariamente hay que tener educación. Invertir para preparar capital humano, mayor
educación igual a mayores ingresos. Se invierte en preparar la mano de obra para el trabajo. Este
capital es un gasto que provee a las personas la posibilidad de aumentar su capacidad productiva.
Dentro de la inversión en capital educativo se pueden diferenciar dos tipos de costos: costo
directo (gastos en libros, cuotas, material, etc.) y costo de oportunidad (el tiempo de estudio, el
resignar otras cosas para estudiar).
Esta teoría se basa en que el bienestar (individual y social) solo se asegura aumentando el
esfuerzo (individual y colectivo) de la inversión educativa. Pero esto genera lo que el autor
denomina como el efecto fila donde se genera una distorsión en el vínculo educación y trabajo y
se devalúan las credenciales educativas. Se genera un círculo vicioso, donde para obtener un
empleo presiona a las personas a seguir en el sistema educativo, ya que para acceder a dicho
puesto hay que poseer ciertos requisitos, algunas veces no están relacionadas con las exigencias
de calificación del empleo ofrecido.
LOUIS ALTHUSSER: (1918-1990) Francés. postuló la idea de pensar a la escuela como aparato
ideológico del Estado. Siguiendo los aportes de Antonio Gramsci se propuso dar cuenta del
fenómeno de la ideología en tanto instrumento poderoso de dominación del Estado capitalista.
Althusser concibe la estructura del orden social distinguiendo tres niveles, cada uno de ellos
dotados de una materialidad concreta e independiente de la subjetividad de los individuos y de sus
configuraciones históricas. Estos niveles son: el nivel económico (se refiere al nivel de la
infraestructura donde los sujetos entablan relaciones de producción, distinguiendo particularidades
en el tipo de vínculo en cada una de las instancias de superestructura); el nivel político (se
caracteriza por instituir relaciones de clase entre los individuos) y el nivel ideológico (determina
vínculos imaginarios de los sujetos con las relaciones reales en que viven).
Propone entender al Estado como una institución que se impone no sólo por medio de la
represión, sino también por medio de la ideología. Distingue dentro del aparato estatal, por un
lado los Aparatos Represivos de Estado (ARE) los cuales proceden del ámbito privado y
garantizan la ideología de la clase dominante mediante la represión y agresión física en casos
extremos. Por otro lado, los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE) los cuales operan de manera
más sutil y poseen diversas instituciones para formar o producir moral y culturalmente el tipo de
trabajo que requiere el modo de producción capitalista.
Esta ideología a la que hace referencia el autor es el conjunto de representaciones míticas o
ilusorias de la realidad, expresan las relaciones imaginarias de los hombres con sus condiciones
reales de existencia y que son inherentes a su experiencia inmediata, construyendo una imagen
distorsionada de su vínculo con la realidad. La interpelación es el mecanismo a través del cual la
ideología crea esa falsa ilusión de autonomía en los sujetos.
La escuela, para Althusser, era una de las instituciones del los AIE donde se inculcan habilidades
(reproducción de la fuerza de trabajo) de la ideología dominante capitalista. Lo que se enseña
responde a necesidades de producción capitalista, realizando una reproducción del sometimiento
a la ideología dominante, dependiendo del lugar que ocupa en la sociedad.
Este enfoque fue muy cuestionado por falta de herramientas para pensar el cambio y la
transformación social.
En síntesis:
El sistema económico solo es estable si la conciencia de los estratos y las clases que lo
componen continúan siendo compatibles con las relaciones sociales que lo caracterizan como
forma de producción. La perpetuación de la estructura de clases exige que la división jerárquica
del trabajo se reproduzca en la conciencia de los participantes. El sistema educativo es uno, de
entre varios mecanismos de reproducción a través de los cuales las elites dominantes buscan
alcanzar su objetivo.
Hablar de cambio social, es hablar de hacer historia. Así, nos vemos obligados a profundizar en
las raíces históricas del sistema educativo actual, a fin de comprender mejor el marco dentro del
cual ocurre el cambio social.
TEORÍAS DE LA RESISTENCIA
La Teoría de la Resistencia es un recurso teórico e ideológico que ofrece las herramientas
necesarias para analizar la relación existente entre la escuela y la sociedad, como impulso teórico
que permite comprender las formas bajo las cuales los grupos subordinados experimentan o
enfrentan el fracaso educativo. La Teoría de la Resistencia enfatiza la importancia del
agenciamiento humano y la experiencia escolar, para analizar las ya complejas relaciones
existentes entre las instituciones educativas y la sociedad dominante. Los teóricos de la
resistencia intentan combinar los enfoques macro y micro sociológicos, y de esa forma salvar
las limitaciones de las teorías reproductivistas, analizando el papel que desempeña la escuela y
sus actores en el cambio educativo y social.Las teorías de la resistencia entienden a la educación
como una práctica transformadora de la sociedad.
Los más influyentes dentro de estas teorías fueron Paul Willis y Henry Giroux, los cuales hacen
una crítica a la escuela como reproductora de desigualdad social. Y comienzan a plantear
nociones como conflicto, lucha y resistencia. Los corrientes que utilizaron para llevar a cabo los
estudios fueron la etnometodología (estudio de los métodos populares o no expertos que la
gente emplea para dar sentido a lo que hacen los demás y especialmente a lo que dicen-
Garfinkel, 1984) y la fenomenología (Alfred Schutz se centró en recuperar los fundamentos de la
Sociología de Weber, desarrolla en profundidad la noción del sentido subjetivo que el actor
individual otorga a su acción).
PAUL WILLIS: (1945) Británico. En un contexto signado por los cambios en la Escuela (universal,
gratuita y obligatoria) este autor, a través de investigaciones etnográficas lleva a cabo su
investigación en pos de comprender cómo se lleva a cabo la reproducción de la fuerza de trabajo
en las escuelas capitalistas. Aprendiendo a Trabajar es fruto de una investigación llevada a cabo
con un grupo de alumnos de la clase obrera. Este libro plantea la división del alumnado en dos:
“pringaos” y “colegas”. Los pringao eran los alumnos que aceptaban en forma pasiva y
tranquila la imposición de las normas escolares, de los pedidos de los profesores, etc.; los
segundos, los que se denominaron colegas, eran lo contrario a los pringao, ellos ponían en
acción estrategias para poner en evidencia su inconformidad a las reglas. Willis se centró en los
segundos, los colegas, ya que en este grupo se encontraba la mayor cantidad de deserción
escolar. Y su oposición a la autoridad brindaba al autor una visión más real de lo que sucedía
en las aulas.
La importancia de este análisis es que ofrece una mirada que va más allá del contenido que se
enseña, sino de cómo los alumnos reciben lo que se les enseña y cómo se rebelan ante la
autoridad. Mostrando el inconformismo por parte de clase baja y poniendo sobre la mesa no solo
los conflictos entre los grupos sociales, si no también dentro de un grupo en particular, los
obreros. Los pringaos y los colegas son del mismo grupo o casta social, pero no reaccionan igual
ante el intento de dominación. Los primeros toman como algo natural que la escuela trate de
reproducir el modelo capitalista, mientras que los segundos se resisten a este currículum oculto.
Se plasma la idea de la escuela como un lugar de reproducción que se enfrenta a diferentes
formas de oposición, donde coexisten múltiples formas de resistencia a la ideología y cultura
dominante. Este análisis muestra como clase y cultura conviven en las aulas, dando lugar a una
contracultura o subcultura de resistencia.
HENRY GIROUX: (1943) Estadounidense. Siguiendo los pasos de Paul Willis, este autor apostó
por la construcción de una teoría radical de la escolarización, que fundada en una pedagogía
crítica, permite pensar a la institución escolar como un terreno de lucha por el cambio social.Esta
concepción radical de resistencia trata de desentrañar el origen de las formas contradictorias de
resistencia y lucha y esclarecer teóricamente bajo qué condiciones, dichas conductas, son
acciones de resistencia y no solo de oposición.
El diálogo y la lectura problematizadora de la experiencia social se vuelven elementos centrales
para el desarrollo de esta nueva pedagogía que apuesta por la valorización de la cultura
subalterna, potenciando los elementos emancipatorios que allí se expresan.
El trabajo sobre la formación docente se vuelve central, poniendo en cuestión los propios
programas que se utilizan en las instituciones formadoras, con un lenguaje que privilegia los
asuntos vinculados con la gestión, los métodos, los recursos y la eficacia de las prácticas,
ignorando cuestiones nodales de la tarea de todo educador como el análisis de las condiciones
que estructuran las prácticas ideológicas y materiales de toda escuela. Giroux ha generado
material de investigación con críticas potentes de las realidades educativas aportando ideas para
revoluciones, cambios y transformaciones de los procesos educativos para una sociedad más
justa e igualitaria.
Plantea una concepción de resistencia distinta a la de oposición, y que los educadores deben
reconocerla y usarla para desarrollar una pedagogía crítica. Resistencia no es solo oposición, es
proveer oportunidades teóricas para la lucha de la emancipación propia y social. Redefine las
causas y significados de la conducta de oposición, tiene mucho que ver con la indignación política
moral. No todos los actos de oposición son de resistencia.
PIERRE BOURDIEU: (1930- 2002) Francés. Construyó un verdadero contramodelo de las tareas
funcionalistas con el desarrollo de su teoría de los campos sociales, la cual es una corriente
sociológica. Cuyo eje principal es la reproducción social y cultural en el espacio escolar. Su
concepción de sociedad era que era un espacio o sistema de posiciones desiguales que se dan
en una relación dinámica. Esta sociedad está dividida en campos. El campo es un espacio de
juego, estructurados y diferentes entre sí y dentro del mismo existe una jerarquía, Cada campo
social engendra y activa una forma específica de interés, que es la condición para su
funcionamiento. El campo es donde intervienen todos los agentes sociales (personas
denominadas así por no mantenerse estáticas) y se establecen relaciones de lucha, conflicto y
puja de intereses. Estos agentes no aprenden las reglas de juego, si no que las incorporan
generando lo que Bourdieu denomina habitus, el cual es un sistema de disposiciones para actuar,
pensar, sentir de una forma determinada que se ha interiorizado a lo largo de la historia. Se puede
diferenciar también el habitus de clases, que son un conjunto de conductas y juicios aprendidos
dentro de la clase social a la que pertenece. Bourdieu plantea que, en ocasiones, se da un
desfase entre las disposiciones ya adquiridas (habitus) y el entorno actual de acción, lo
denominado histéresis del habitus. Estos agentes sociales dentro de los campos acumulan,
compite y luchan por la distribución (desigual) de los recursos y bienes para tener un mayor
“capital simbólico” y así posicionarse en los escalones más altos de la sociedad, El capital
simbólico es el conjunto de capitales que otorga legitimidad, prestigio y autoridad. Existen tres
tipos de capitales que van a incrementar el capital simbólico: capital económico (objetos
materiales y dinero), capital social (influencia y contactos que activen la movilidad social), capital
cultural (saber acumulado, titulaciones académicas), los cuales, según Bourdieu, tienden a
convertirse en capital económico. Lo que posiciona a los agentes en las diferentes clases
sociales es el conjunto de capitales, según su volumen (cantidad de los mismos) como su
estructura (los tipos de capitales que acumuló). estos capitales varían con el tiempo generando
trayectorias. El lugar de posición recibe el nombre de espacio social, en ese espacio social se
incorporan los aprendizajes espontáneos y través de ellos se llega a la objetividad social, que
son las disposiciones que brindan la capacidad de entrar en el juego y de luchar por un lugar. Las
clases sociales no son estructuras fijas y existe una competencia por titulaciones, por lo que los
agentes ponen en práctica estrategias de reproducción (prácticas de modo consciente e
inconsciente para conservar o mejorar su posición social). Dentro de los campos sociales existen
movimientos o desplazamientos, los desplazamientos verticales, ascendentes y
descendentes (movimientos dentro del mismo campo) y desplazamientos transversales
(movimientos entre diferentes campos). Los últimos se dan gracias a las estrategias de
reconversión que son los cambios de capital ya que cada grupo se esfuerza para conservar su
lugar.
La educación es un recurso importante en la lucha por el ascenso dentro de los campos.
Consideraba a la escuela como la institución que centra “el monopolio de la violencia
simbólica legítima”, ya que reproduce las diferencias, porque selecciona y legitima los
conocimientos “significativos” que benefician a aquellos que están mejor dotados por su origen
familiar, marginando y discriminando a los de bajo capital cultural. Esta selección, además
condiciona el currículum y cómo enseñan los docentes. Esta violencia simbólica es el poder de
la imposición que se ve oculto legitimando así su existencia. La naturalización del mundo social
es funcional a una forma de dominación basada en lo que Bourdieu denomina violencia
simbólica. La cual es ejercida por quienes la padecen, porque son ellos quienes la han
internalizado como un rasgo de su propia identidad (habitus) y se han naturalizado
simbólicamente las formas de dominación que se derivan de la distribución asimétrica del
capital y la reproduce. Bourdieu plantea también el concepto de acción pedagógica, esta acción
impone un arbitrario cultural e implica un trabajo pedagógico que es el modo de inculcación que
se desarrolla de forma sistemática por un plazo duradero, cuyo objetivo es formar determinados
habitus, los cuales dan lugar a la creación de cierta autodisciplina y autocensura contextualizada
en una falsa libertad que perpetúa el orden social vigente.
DESIGUALDADES DE GÉNERO:
El género y la desigualdad es un componente emergente de la sociedad y cultura contemporánea,
instalado como tema de conversación cotidiano en las vidas de los ciudadanos. Como puede
advertirse el género es un tema relevante en el campo de las ciencias sociales. Muestra su
carácter complejo e inacabado de sus formas, desplazamientos y transformaciones en la
sociedad. Esta condición de revolución y cambio de las estructuras interpela las formas de
dominación del patriarcado (en la distribución desigual de los roles sociales de toma de decisiones
para hombres y de roles subalternos para las mujeres), cuestiona los parámetros de normalidad
de las sexualidades binarias de hombre y mujer, los prejuicios, estereotipos estigmatizadores de
los anormales o desviados “outsider” (dejando evidencias de la condición multiforme de la
sexualidad y las opciones de construcción del objeto de deseo en elecciones diversas:
lesbianismo, bisexualidad, transformismo, travestismo), hace un profundo cuestionamiento de los
relatos eurocéntricos organizadores de la realidad ( que muestra una la cultura europea como
modelo a imitar hipotecando la propia latinoamericana) y además denuncia a las formas de
organización capitalista que impacta en la distribución de posiciones sociales de los seres
humanos dentro del sistema social (el trabajo para el hombre con la provisión de los recursos
económicos de la familia y las tareas hogareñas para la mujer).
La “segunda ola del feminismo” aporta una nueva mirada crítica sobre la realidad social,
visibilizando cómo las relaciones de poder favorecen a los hombres como grupo social y cómo se
configuran identidades sexuales y de género según las prescripciones socialmente estructuradas
(opciones y prohibiciones).
La categoría género se tornó de gran utilidad, ya que comprende el estudio de las diversas
manifestaciones de la dominación patriarcal como producto de una relación histórica y cultural
entre ambos, determinadas construcciones culturales acerca de los roles apropiados para mujeres
y hombres.
El aprendizaje de género es iniciado por la familia y reforzado o debilitado en otros ámbitos de
socialización. Al igual que la dominación social, uno de los mayores obstáculos para comprender
las estructuras históricas del orden patriarcal es que nuestros esquemas de pensamiento para
abordar estas cuestiones son precisamente producto de esa dominación.
Inicialmente el enfoque de género fue el estudio de las mujeres y los modos de subordinación,
actualmente se incorporó los modos de sufrimientos de los varones en la escuela por no
responder al modelo de masculinidad hegemónica.