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ÍNDICE
PRESENTACIÓN 5
ARTÍCULOS
DANIEL TOSCANO LÓPEZ. El cuerpo humano y el dispositivo expedición- 9
conquista: un efecto de prácticas heterogéneas.
CARLOS GONZÁLEZ ABURTO Y OMAR A. BARRIGA. Los Mapuche y personeros 23
de Gobierno en la cobertura mediática del diario chileno La Nación sobre el
conflicto chileno-mapuche durante el primer gobierno de Michelle Bachelet
Jeria (2006-2010).
ANDRÉS PEREIRA COVARRUBIAS. Imágenes mapuche de pueblos como dispositi- 51
vos de pensamiento crítico.
CONSTANTINO CONTRERAS OYARZÚN. Relaciones interculturales en dos 67
novelas contemporáneas.
DOMINGO FERNÁNDEZ AGIS. Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir 87
Jankélévitch.
SAMIR SAID SOTO. Amalfitano o la rosa ilimitada de los vientos: fronteras 105
imaginarias en Los sinsabores del verdadero policía, de Roberto Bolaño.
PAULA ALONQUEO BOUDON, FERNANDO WITTIG GONZÁLEZ Y NATALY 119
HUENCHUNAO HUENCHUNAO. Lleupeko tuwün. Un estudio exploratorio sobre
niveles de competencia en mapuzungun en niños mapuche de La Araucanía.
NIELS RIVAS NIELSEN. Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en 137
Trilce, Altazor y En la masmédula.
CLAUDIO AGÜERO SAN JUAN, GUSTAVO POBLETE ESPÍNDOLA Y MARÍA CECILIA 153
GARCÍA PETIT. ¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
IGNACIO GARCÍA PEÑA. El carácter de Augusto Pérez a través de la niebla. 175
MACARENA GARCÍA MOGGIA. La historia en la ventana: configuración y 197
representación del tiempo en la ventana albertiana.
3
NOTAS
PAOLA LIZANA-MIRANDA. El juego del arte narrativo contemporáneo en 211
Fuerzas Especiales de Diamela Eltit: realidad develada y espacio lúdico e
irónico de resistencia.
YAEL ZALIAZNIK SCHILKRUT. Villa o cómo practicar (y abrir o ampliar) un 221
lugar y sus memorias a través de la teatralidad.
DANIEL LOEWE. Virtudes, racionalidad y el desarrollo moral. 243
ALBERTO EDMUNDO CANSECO. Politizando la escena ética. La lectura 253
butleriana de la propuesta levinasiana.
PÍA CORDERO. La desarticulación de lo habitual. Consideraciones fenómeno- 265
lógicas sobre el espacio a partir de la intervención arquitectónica Haus u r de
Gregor Schneider.
RESEÑAS
Raúl Zurita, Verás (Zenaida Suárez). 275
Marcelo Pellegrini (Selección y prólogo), Nostalgia del silencio. Diálogos con 277
Pedro Lastra (Roberto Onell).
Fernando Tola de Habich, María de Toledo. La primera Virreina de las Indias 279
(Alberto Ortiz).
Diego Alegría, Raíz abierta (Georgios Ioannou) . 281
Inmaculada Díaz Narbona, Literaturas hispanoafricanas: realidades y contextos 287
(Jean-Arsène Yao).
Información para los autores 289
4
PRESENTACIÓN
6
ARTÍCULOS
9-21
EL CUERPO HUMANO Y EL DISPOSITIVO EXPEDICIÓN-
CONQUISTA: UN EFECTO DE PRÁCTICAS HETEROGÉNEAS1
The human body and the expedition-conquest device: an effect of heterogeneous
practices
Resumen
En este artículo propongo una lectura del cuerpo humano como ―efecto‖ de heterogéneas
y múltiples prácticas, como la escribanía, la catequesis, la violencia física, el ―mito literario‖ del
conquistador y el ―mito del fin de las antiguas culturas‖. Planteo que dichas prácticas están
articuladas con lo que he llamado ―dispositivo expedición-conquista‖, cuyo papel más importante
es el de configurar las representaciones antagónicas del cuerpo entre el conquistador y el indígena
en la conquista, de modo particular en México, en tiempos de Hernán Cortés y Moctezuma.
Palabras clave: Cuerpo humano, dispositivo, conquista, prácticas, efecto.
Abstract
In this article I propose a reading of the body as ―effect‖ of heterogeneous and multiple
practices, such as the clerkship, catechesis, physical violence, ―literary myth‖ of the conqueror
and the ―myth of the end of the ancient cultures‖. I argue that such practices are articulated with
what I have called ―expedition-conquest device‖ which plays the role of the antagonistic set
representations of the body between the conqueror and the conquered indigenous in a particular
way in Mexico, in times of Hernán Cortés and Moctezuma.
Key words: Human body, device, conquest, practices and effects.
1
Una primera versión de este artículo se expuso en el marco del Primer Encuentro Latinoamericano de
Investigadores del Cuerpo en la Universidad de Rosario en Argentina, del 1 al 3 de agosto de 2012.
Daniel Toscano López
Ponty: ―la experiencia del propio cuerpo nos revela, por el contrario, un modo de
existencia más ambiguo‖ (Fenomenología, 215). En el texto Lo visible y lo invisible este
autor bautiza a este movimiento del cuerpo con el nombre de ―réversibilité‖,
―reversibilidad entre el vidente y lo visible, el tangente y lo tocado‖ (171). En la línea de
situar el cuerpo desde la óptica de una fenomenología ontológica, es un autor como
Hans Jonas quien lo aborda como condición de inteligibilidad del viviente, pues para él
―el cuerpo vivo es el prototipo de lo concreto y, en la medida en que es mi cuerpo, es en
su inmediatez simultánea de interioridad y exterioridad la única cosa concreta que se me
da íntegra en la experiencia‖ (40).
Por otra parte, el cuerpo interpretado desde una perspectiva ―tecno-lógica‖ dice
relación con el hecho de pensarlo sobre la base de las condiciones biotecnológicas del
mundo actual que lo moldean a partir del proceso de tecnificación de la vida misma,
pues la técnica está enquistada en nuestros cuerpos. En efecto, el cuerpo, tal y como lo
pone de relieve Donna Haraway, al estar inscrito dentro de códigos socioculturales, crea
la imagen de un ser humano de seres encarnados en mundos de alta tecnología, esto es
de cyborg, en tanto ―creaturas de la realidad social‖, o ―híbridos entre máquina y
organismo‖ (7-45). Esta autora aborda el cuerpo desde una perspectiva ―semiótico-
material‖, es decir, desde su transformación técnica toda vez que para ella ―los cuerpos
son mapas de poder e identidad y los cyborg no son una excepción (…) la máquina
somos nosotros; las máquinas no nos dominan o amenazan‖ (38). En este orden de
ideas, el filósofo italiano Roberto Esposito dirá que mientras Foucault enfatiza en el
cuerpo normalizado y medicalizado, visto aún bajo la lógica de cierta unidad, Haraway
―toma el cuerpo por el flanco de su descomposición y multiplicación merced al
vertiginoso incremento de las nuevas tecnologías biónicas, electrónicas e informáticas‖
(206). Por su parte, en su concepción particular del cuerpo humano, Roberto Esposito
hace hincapié en este como el ―terreno más inmediato para la relación entre política y
vida porque solo en aquel esta última parece protegida de lo que amenaza con
corromperla o de su propia tendencia a sobrepasarse, a alterarse. Es como si la vida,
para mantenerse como tal, tuviera que ser comprimida y custodiada en los confines
del cuerpo‖ (26). Por tanto, para este autor el cuerpo es entendido no como una
substancia o realidad maciza y cerrada de forma hermética, sino que ―lejos de
constituir un dato definitivo e inmodificable, es un constructo operativo abierto a un
continuo intercambio con el ambiente circunstante‖ (30).
Por último, desde una perspectiva genealógica, como el mismo Foucault lo ha
señalado en Vigilar y Castigar, el cuerpo del delincuente se disciplina para hacerlo
dócil, se le retiene en el cuartel para domesticarlo y se le contiene en el aula de clases
para que sea educado. De manera que si concebimos el cuerpo del ser humano como
algo abierto y dinámico, y no como algo hermético y estático, estamos en condiciones
de entender por qué razón se le explota en la fábrica para volverlo productivo, se lo
modela físicamente para que se ajuste a algún canon estético, o, incluso, se gestionan
sus afectos, deseos, memoria y atención.
10
El cuerpo humano y el dispositivo expedición-conquista
2. DISPOSITIVO EXPEDICIÓN-CONQUISTA
A continuación abordo el ―dispositivo expedición-conquista‖ como ―máquina‖
que articula en su seno heterogéneas prácticas burocráticas administrativas españolas
como las de la escribanía, la designación de alcaldes, regidores, maestre de campo,
alguacil mayor y tesorero, pero también histórico-culturales como el ―mito literario‖ por
parte del español y el mito de Quetzalcóatl en los indígenas. Por práctica he de entender
aquello que los hombres realmente hacen cuando hablan o cuando actúan. Estas
entrañan un sentido que es inmanente, porque no remiten a algo fuera de ellas que las
explica, siempre están en acto y no son engañosas. Asimismo, las prácticas, al estar en
red, forman parte de un ensamblaje que en este caso es el llamado ―dispositivo
13
Daniel Toscano López
2
También se ocupan expresiones como ―régimen de verdad‖ y ―estilo de pensamiento‖. Esta última es una
expresión, acuñada por Ludwig Fleck, y definida por Francisco Vázquez García ―para designar un nivel
enunciativo que, a diferencia de lo que sugiere la noción kuhniana de ―paradigma‖ es previo y condición de
posibilidad para la formulación de proposiciones verdaderas o falsas‖. En Vásquez García, Francisco, ―La
medicalización y su sombra‖. Biopolíticas de la identidad sexual (España 1870-2007). Cortesía del autor. Una
primera versión de este artículo fue presentada el 5/09/2013 en el IV Coloquio Latinoamericano de
Biopolítica y II Coloquio Internacional de Biopolítica y Educación. Bienes comunes, tecnologías de gobierno,
contra-conductas, celebrado en Bogotá del 3 al 6 se septiembre de 2013.
14
El cuerpo humano y el dispositivo expedición-conquista
15
Daniel Toscano López
vida está por completo en manos del soberano, quien la concede o quita, el soberano
tiene el poder de apropiarse de las fuerzas vitales del súbdito y emplearlas como quiera,
guerra, labores agrícolas o esclavitud. La diana del poder soberano es el territorio y sus
habitantes. Es una visibilidad del orden de la verticalidad, propia del poder soberano, de
arriba abajo y en donde la producción de verdad se condensa en las prácticas de
escribanía y la catequesis.
Quiero subrayar que aquello que he dado en llamar ―dispositivo expedición-
conquista‖ no toma como blanco directo el cuerpo mismo, sino que, antes bien, el
objetivo es corregido y calibrado estratégicamente, ya que en un comienzo es la
esclavitud o la mano de obra requerida para la isla de Cuba, pero luego ese objetivo se
yuxtapone al del ―rescate‖ de oro cuando desde la primera expedición Francisco
Fernández de Córdoba lo manifiesta al gobernador de Cuba, después de recibir varias
heridas: ―se volvió con los dichos navíos y gente a la isla Fernandina donde hicieron
saber al dicho Diego Velázquez como habían hallado una tierra muy rica de oro, porque
a todos los naturales de ella los habían visto traer puesto adellos en las narices, adellos
en las orejas y en otras partes‖ (Cortés, 6). Además de que la expedición-conquista fuera
animada por el requerimiento de cuerpos y mano de obra para la isla de Cuba, del
rescate del oro, también es clara la intención de ―catequizarlos‖ y convertirlos en
vasallos de la Corona. Estas dos últimas ideas se ponen de relieve así:
Y el dicho Fernando Cortés hablándoles por medio de una lengua o faraute que
llevaba, les dijo que no iban a hacerles mal ni daño alguno, sino para les
amonestar y atraer para que viniesen en conocimiento de nuestra santa fe católica
y para que fuesen vasallos de vuestras majestades y les sirviesen y obedeciesen
como lo hacen todos los indios y gentes de estas partes que están pobladas de
españoles, vasallos de vuestras reales altezas (Cortés, 9).
En el caso de Cortés y su tropa, el objetivo parece ser el de servir a Dios y a su
majestad con el propósito de aumentar sus señoríos, multiplicar las rentas y, por último,
poblar las tierras conquistadas. Recordemos que por ―derecho real‖ a la Corona le
pertenecía la quinta parte de lo ―rescatado‖ en las tierras conquistadas. Al mismo tiempo
esa era la manera en la que el conquistador y los soldados servían a Dios y a la
majestad. A cambio, por medio de cabildos y por acuerdo entre los mismos
conquistadores, elegían sus procuradores con el fin de mantener la pacificación, la
concordia y, en último término, velar por el bien público,
En relación con la práctica de la ―catequesis‖, los españoles tienen la misión de
instruir a los indios en los misterios de la fe católica. A tal práctica subyace la lógica de
la conversión, pues Cortés señala en la Primera relación que ha visto cómo en los
templos, los que son confundidos con ―mezquitas‖, se quema incienso y se sacrifican
personas, además, ―cortándose unos las lenguas y otros las orejas, y otros
acuchillándose el cuerpo con unas navajas‖ (17). Ante la costumbre del sacrificio de los
cuerpos de mujeres, niños y ancianos, Cortés y los demás conquistadores no reparaban
en librar a los indios de dicho mal, reprendiéndoles de la idolatría de los dioses,
16
El cuerpo humano y el dispositivo expedición-conquista
17
Daniel Toscano López
maravillar que yo lo escriba aquí de esa manera, porque hay mucho que ponderar
en ello (82).
Los relatos de rescates de doncellas, combates individuales y colectivos,
monstruos, gigantes, amazonas, fuentes de la juventud, las siete Ciudades míticas, islas
encantadas, el Dorado y seres extraordinarios motivaron a querer ―palpar‖ en la realidad
las maravillas, riquezas y aventuras allí contadas. Tal motivación se ve en la descripción
que Cortés hace de los cuerpos de los indios de México:
La gente de esta tierra que habita desde la isla de Cozumel y punta de Yucatán
hasta donde estamos es una gente de mediana estatura, de cuerpos y gestos bien
proporcionada, excepto que en cada provincia se diferencian ellos mismos los
gestos, unos horadándose las orejas y poniéndose en ellas muy grandes y feas
cosas, y otros horadándose las ternillas de las narices hasta la boca y poniéndose
en ellas unas ruedas de piedras muy grandes que parecen espejos, y otros se
horadan los bezos de la parte de abajo hasta los dientes, y cuelgan de ellos unas
grandes ruedas de piedra o de oro tan pesadas que les hacen traer los bezos caídos
y parecen muy disformes‖ (16).
Por otra parte, la ―ficción literaria‖ o los libros de caballería influyen sobre la
mente y comportamiento del conquistador operando como ―línea de subjetivación‖, por
cuanto este se experimenta a sí mismo en la convicción de cumplir un destino como
instrumento de Dios en la empresa de cristianizar a los indios y para ello su cuerpo
valeroso es pieza fundamental en la conquista:
Valor individual frente a los mayores obstáculos, aceptación estoica de
desventuras y heridas, exaltado sentido del honor y de la dignidad personal,
maneras corteses y un concepto caballeresco del amor, todo esto reflejaba los más
altos ideales del carácter español, forjado en un largo y triunfante batallar contra el
extranjero infiel, invasor de la península (Irvine, 49).
Antes de la llegada de los conquistadores a tierras mexicanas, hubo presagios que los
aztecas tomaron por señales que les anunciaban el fin de su cultura: un cometa, el agua de un
lago que hierve sin que hubiera viento, el incendio sin causa del templo de Xiuhtecuhtli, el
rugido de un volcán o la incesante amenaza de la naturaleza que lleva a que sus rituales
incorporen al cuerpo dentro del sacrifico a los dioses. Esta ―línea de objetivación‖ en cuanto
genera una cosmovisión de la realidad en donde los dioses les castigan es también línea de
subjetividad del ―dispositivo expedición-conquista‖, por cuanto lo que parece tener mayor
poder sobre la acción del indio es la imagen del mito acerca de su pensamiento y del
cumplimiento del fin de su cultura incorporado en su cosmogonía.
Es Quetzalcóatl, uno de los grandes dioses del panteón azteca, quien dio la vida
al hombre en su última generación el que volverá de oriente, pues ―dioses adversos y
engaños de nigrománticos le obligaron a emprender la huida hacia un país, más allá del
mar, que el mito denomina Tlallapan‖ (Salas, 108). Es por esto que los aztecas no
precisan saber si los dioses habitan la piel de esos teules blancos venidos de oriente, que
19
Daniel Toscano López
vienen en templos flotantes, junto con el poder de sus armas, el sonido del arcabuz, la
explosión de la lombarda son el modo en que el poder de lo sagrado se manifiesta.
Cortés navega con once navíos el 10 de febrero de 1519 rumbo a la isla de Cozumel,
frente a Yucatán. Va con quinientos ocho soldados, dieciséis caballos, diez cañones de
bronce y cuatro falconetes. Marta Dujovne según las ilustraciones del Códice
Florentino, el que articula la tradición indígena de la imagen como escritura con la
imagen como ilustración de la cultura europea, señala que ―cuando los españoles
entraron en la ciudad Moctezuma se adelantó a recibirlos con todos los honores,
pensando que quizás se tratara del ‗regreso de los dioses‘ tan largamente esperado‖ (63).
Las prácticas de la escribanía, la catequesis, la violencia física, el ―mito literario‖
alimentado por los libros de caballería y el ―mito de Quetzalcóatl‖ son heterogéneas
líneas que se ensamblan en lo que he denominado ―dispositivo expedición-conquista‖,
el que forma un caleidoscopio que genera representaciones múltiples del cuerpo como
el cuerpo-posesión o cuerpo-cosa, el cuerpo atravesado por flechas o el cuerpo enfermo,
el cuerpo de los dioses blancos, el cuerpo del indio infiel y no civilizado. Dichas
prácticas terminan por invisibilizarse o, mejor aún, naturalizarse, de tal modo que al
asumir el papel de lo más cercano, familiar y evidente, paradójicamente, terminan por
erigirse en una especie de ―parte oculta de un iceberg‖ que es ignorada cuando la vista
se fija en la parte emergente. Ese ocultamiento de las prácticas, al decir de Dreyfus y
Rabinow se explica porque en relación con el hombre: ―este no puede reflexionar sobre
qué son las prácticas, precisamente porque están demasiado cerca de él y, por eso, son
demasiado abarcadoras‖ (65). Este punto de naturalización-invisibilizacón de las
prácticas es importante porque estas coadyuvan a formar diversas representaciones del
cuerpo. De este modo, el cuerpo en tanto representación es un efecto u objetivación de
las prácticas; no obstante, tal representación del cuerpo termina por sedimentarse,
cristalizarse o naturalizarse. Por eso el cuerpo no es un objeto en sí mismo, sino un
―campo‖ de acción generado a partir de un conjunto de prácticas heterogéneas.
OBRAS CITADAS
Agamben, G. Qu’est-ce qu’un dispositif? Paris: Éditions Payot & Rivages, 2007.
Benítez, F. La ruta de Hernán Cortés. México: Fondo de Cultura Económica, 1950.
Cortés, H. Cartas de relación. Segunda edición, México, D.F.: Porrúa, 1963.
Deleuze, G. ―¿Qué es un dispositivo?‖ en Balbier, Deleuze, Dreyfus et al., Michel
Foucault, filósofo. Barcelona: Gedisa, 1990.
20
El cuerpo humano y el dispositivo expedición-conquista
21
23-49
LOS MAPUCHE Y PERSONEROS DE GOBIERNO EN LA
COBERTURA MEDIÁTICA DEL DIARIO CHILENO LA NACIÓN
SOBRE EL CONFLICTO CHILENO-MAPUCHE DURANTE EL
PRIMER GOBIERNO DE MICHELLE BACHELET JERIA (2006-2010)
The Mapuche and government officials as portrayed by Chilean newspaper La
Nacion’s coverage of the chilean-mapuche conflict, during the first government of
Michelle Bachelet Jeria (2006-2010)
Resumen
En este artículo analizamos, en un corpus del diario La Nación, la ideología de la
cobertura mediática respecto del conflicto chileno-mapuche durante el primer gobierno de
Michelle Bachelet Jeria (2006-2010). En particular, nos preocupa dar cuenta de la forma en
que son retratados en este periódico los comuneros indígenas y los personeros de gobierno.
Para ello, en primer lugar, describimos la caracterización de estos dos tipos de actores a partir
de un análisis de contenido, y luego, en una segunda parte, damos cuenta del panorama
ideológico general en donde se insertan estas construcciones. Concluimos que la cobertura del
diario se funda en tres puntos nodales: en primer lugar, el ―reconocimiento cultural‖, donde
prima la construcción del llamado indio permitido; en segundo lugar, la ―seguridad pública‖,
donde predomina la imagen del indio insurrecto. Estos dos puntos, el ―reconocimiento
cultural‖ y la ―seguridad pública‖, siempre van en la dirección de insinuar ―competencia
gubernamental‖, el tercer punto nodal, entendido como ―éxito y destreza en la generación de
gobernabilidad‖, parte fundamental en el proyecto político de la Concertación de Partidos por
la Democracia.
Palabras clave: Conflicto chileno-mapuche, La Nación, cobertura periodística, ideología,
Concertación de Partidos por la Democracia.
Abstract
In this article we analyze the ideology behind chilean newspaper La Nacion‘s coverage
of the chilean-mapuche conflict, specifically during the first government of Michelle Bachelet
Jeria (2006-2010). We try to account for the way both indigenous subjects and government
officials are portrayed, characterizing these types of actors, to later, in a second part, attempt to
account for the general ideological landscape in which these constructs are inserted. We
conclude that the coverage moves between three nodal points: first, ―cultural recognition‖, in
which we find the indio permitido; second, ―public security‖, where we find the indio
insurrecto. Both these nodal points always seem to imply the third one: ―governmental
competence‖, understood as success and skill in generating political governance, a fundamental
part of the Concertacion‘s political project.
Key words: Chilean-mapuche conflict, La Nación, media coverage, ideology, Concertación.
Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
1. INTRODUCCIÓN
Los estudios de prensa han develado sesgos significativos en la forma en que
diversas coberturas presentan a los actores involucrados en el conflicto chileno-
mapuche (Amolef, 2004; Del Valle, 2005; Álvarez, 2011; Troncoso & González,
2014). Tales estudios, sin embargo, han estado concentrados en diarios de derecha (El
Mercurio, El Austral de Temuco), centroderecha (La Tercera), o diarios mapuche
(Azkintuwe), por lo que aún resulta necesario abordar otros espacios del espectro
político-ideológico chileno, más aún si se trata de la ideología que ocupó gran parte
de los espacios políticos institucionales desde el fin de la dictadura militar. Esto nos
motivó a estudiar la cobertura del diario La Nación acerca del conflicto chileno-
mapuche, considerándolo un diario de centro-izquierda, progresista, en línea con el
proyecto político de la Concertación de Partidos por la Democracia.
Este estudio se presenta en dos partes. En primer lugar, realizamos una revisión
de la forma en que dos tipos de actores –los mapuche y los personeros de gobierno– son
retratados en la cobertura del diario La Nación durante el primer gobierno de Michelle
Bachelet Jeria (2006-2010). En segundo lugar, una vez hechas dichas caracterizaciones,
intentamos describir la ideología general en la que estos actores se enmarcan y se
relacionan. Para realizar este trabajo hacemos uso de las herramientas teóricas de la
tradición de crítica ideológica marxista, en particular los aportes teóricos de Louis
Althusser, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Para la metodología, en tanto, recurrimos
a las herramientas del análisis de contenido de Klaus Krippendorf.
2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Esta investigación asume las siguientes premisas teóricas:
1) El diario La Nación (y su respectiva cobertura) será entendido como un
aparato ideológico del Estado, de acuerdo con la clásica noción de Louis Althusser
(Ideology, 143-146), vale decir, como una institución que busca mediante prácticas
significativas –la interpelación ideológica, en este caso, el acto de actualizarse respecto
del acontecer noticioso, leer el diario– la constitución de actores devenidos en sujetos
sociales, asignándoles un lugar determinado en el esquema social. De aquí que nos
interese explorar cuál es la posición que ocupan los actores dentro del corpus del diario,
el contenido mismo de la interpelación.
2) El diario La Nación (y su respectiva cobertura) es entendido como parte de un
antagonismo social en el sentido de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1987). Se asume
que aspira a realizar una operación hegemónica: el significante ―el conflicto chileno-
mapuche‖ no tiene un significado en sí mismo, sino que debe ser fijado por las distintas
ideologías que compiten entre sí, esto mediante el establecimiento de puntos nodales (por
ejemplo, podría llenarse con el punto nodal ―violencia terrorista indígena‖ o ―lucha por
autonomía territorial‖). La búsqueda de estos puntos constituye un requisito necesario para
describir y caracterizar la ideología que un aparato ideológico aspira a hegemonizar.
24
Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
3. METODOLOGÍA
Utilizando las metódicas categorías analíticas ofrecidas por Krippendorf (83-
87), hemos elaborado el siguiente marco metodológico.
Primer paso: elección de unidades de información a partir de la sistemática
delimitación de segmentos del texto que son de interés para los investigadores. Como
señalamos, nuestro primer objetivo es obtener una caracterización de los comuneros
mapuche y los personeros de gobierno dentro del conflicto chileno-mapuche de acuerdo
con la cobertura del diario La Nación. Para ello consideraremos como unidad básica las
oraciones con sujeto sintáctico de la cobertura y las respectivas acciones (activas o
pasivas) que se les asocian. Ejemplos: ―los comuneros demandaron una revisión del
juicio‖, ―el ministro prefirió no evaluar la situación del mapuche baleado‖.
Segundo paso: muestreo. Una vez elegida la forma de las unidades de información,
corresponde delimitar el corpus en el que se buscarán aquellas unidades. En este caso,
consistirá en todos los artículos objetivos (noticias, crónicas y reportajes) de la cobertura
de La Nación sobre el conflicto chileno-mapuche, esto durante el primer gobierno de
Michelle Bachelet Jeria (marzo de 2006 hasta marzo de 2010).
Tercer paso: codificación. Operación por la que atraviesan las unidades de
información y que sirve de nexo entre las unidades de texto y la lectura que de ellas hace
el investigador. Para esta investigación, en la que se asume que las acciones asociadas con
los actores sintácticos son una buena representación del papel que desempeñan en la
ideología del diario –después de todo, según Althusser (1971), la ideología asigna lugares
a los individuos en el esquema productivo, convirtiéndolos en sujetos sociales–, hemos
decidido considerar dos tipos de actores: comuneros indígenas (integrados por tres
subtipos: comuneros, líderes indígenas e integrantes de la Coordinadora Arauco Malleco),
y personeros de gobierno. Por cierto que hay otros tipos que merecen atención, pero en
este artículo centraremos nuestra atención en estos dos grupos.
Cuarto paso: reducción. Una vez puesta toda la diversidad de las unidades en la
mesa, y ordenadas de acuerdo con nuestra codificación elegida, corresponde avanzar
hacia una reducción de dicha complejidad, vale decir, la reducción es el resultado de pasar
las unidades de información por medio de la codificación. Por ejemplo, se puede
encontrar varias menciones a comuneros denunciando ser víctimas de violencia policial,
por lo que pueden ser reducidos al subtipo ―denunciantes de excesiva violencia policial‖.
Quinto paso: inferencia: mediante la abducción, la información reducida se lleva
fuera del ámbito de lo empírico. Lleva la mera descripción del analista hacia lo que dicha
información significa, sugiere, provoca o causa. Apunta hacia la originalidad de la
investigación realizada.
Aquí es en donde se encuentran los puntos nodales, temas generales que aspiran a
llenar el significante ―conflicto chileno-mapuche‖. Por ejemplo, si tenemos subtipos de
actores como ―denunciantes de excesiva violencia policial‖, ―víctimas de violencia policial‖,
―detenidos‖ y ―los que garantizan seguridad‖, estos pueden agrupados bajo el punto nodal
―seguridad pública‖.
25
Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
4. RESULTADOS
4.1. PRIMERA PARTE: LOS MAPUCHE Y PERSONEROS DE GOBIERNO
Una vez que se han extraído todas las unidades de información elegidas, se
clasificaron y analizaron por los tipos de sujeto sintáctico entre mapuches y personeros de
gobierno. De acuerdo con los tipos de actores encontrados, dividimos a los mapuche en
tres grandes grupos: los comuneros, sean residentes urbanos o indígenas miembros de
comunidades, siempre que no ocuparan cargos; líderes mapuches, figuras que destacan
como dirigentes de instituciones o comunidades indígenas (lonkos, intelectuales, líderes de
agrupaciones como el Consejo de Todas las Tierras o Identidad Lafkenche, etcétera). Por
último, miembros de la Coordinadora Arauco Malleco. Esta división se realizó a base de
la forma en eran representados estos tipos en la cobertura, por lo que más que
corresponder a una nomenclatura a priori, emergió de nuestro análisis mismo del corpus
textual. Esto no ocurrió con los personeros de gobierno, que más allá de diferencias de
cargos y funciones, poseían una forma común de ser retratados (es posible señalar que se
consideraron autoridades locales o regionales siempre que fueran designadas por el poder
ejecutivo, como intendentes y gobernadores, y no los que asumían cargos por votación,
como alcaldes y concejales). Mostraremos a continuación nuestros resultados, primero
para los tres tipos de mapuche –comuneros, líderes y miembros de la CAM– y luego los
personeros de gobierno.
4.1.1. Comuneros
El siguiente cuadro muestra un panorama general de los subtipos de la categoría
comuneros que encontramos en la cobertura de La Nación, con la cantidad de menciones
–unidades de información– para cada año considerado. Considera además dos columnas
adicionales: una para la cantidad total de apariciones de cada subtipo, y otra reservada para
un resultado final una vez congregados subtipos afines en grupos.
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
Activistas 13 3 16 26 58 67
Declaradores 5 4 9
Procesados 11 11
Condenados 3 3 39
Ilegales 11 14 25
Culturales 6 6 15
Emprendedores culturales 9 9
Víctimas de violencia 12 6 18 26
Denunciadores de
8 8
violencia
Familiares 7 7 14
28
Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
29
Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
Con los subtipos encontrados hemos construido tres grupos: el primero, con 29
apariciones, está constituido por los subtipos ―violentos‖, ―ilegales‖, ―procesados y
condenados‖ y ―huelguistas‖. La temática común que permite agruparlos es que en todos los
subtipos los líderes aparecen siendo procesados o cumpliendo condenas por actos de
violencia. Los ―huelguistas‖, en tanto, corresponden a los condenados por Ley Antiterrorista
como autores del incendio del fundo Poluco-Pidenco, de la Forestal Mininco, quienes piden
la revisión de sus casos, el otorgamiento de beneficios carcelarios y que se retire el uso de la
Ley Antiterrorista, entre otras peticiones.
El segundo grupo está formado por ―declaradores contra el excesivo control‖ y
―denunciantes de violencia‖, con 17 apariciones, en donde dirigentes mapuches, que no
están siendo procesados o condenados por actos de violencia, aparecen denunciando la
violencia y el excesivo control o presencia policial al que están sometidas sus comunidades.
Este nuevo grupo de subtipos tiene mayor relación, con el punto nodal ―seguridad pública‖,
sobre todo porque refiere a una consecuencia del tratamiento del tema desde la perspectiva
de la seguridad nacional. Curiosamente, la violencia de la que son objeto los comuneros –o
al menos la preocupación que existe de parte de ellos respecto del actuar de la policía– es un
tema recurrente en la cobertura. Este aspecto es pocas veces considerado en otras coberturas,
de acuerdo con los estudios que hemos nombrado antes.
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
Debido a esta naturaleza reivindicativa, que recurre como uno de sus métodos de
acción a la destrucción de la propiedad privada, no es extraño que sus integrantes aparezcan
casi exclusivamente en acciones relacionadas con las consecuencias judiciales de su actuar.
En bastante menor medida, aparecen adjudicándose atentados. Vale decir, aunque sus
acciones contengan no solo una reflexión teórica, sino también se contextualicen, a juicio de
ellos, dentro del fracaso o insuficiencia del Estado para hacer frente a la relegación indígena,
lo único que se resalta es la violencia de sus acciones o lo polémico de la aplicación de leyes
de excepción. Por lejos la categoría más presente es aquella de ―ilegales‖, que muestra a los
miembros de la CAM siendo procesados, condenados o cumpliendo penas de cárcel por sus
acciones reivindicativas violentas. A este total pueden sumarse, sin mayores problemas
temáticos, el subtipo ―huelguistas‖, que son miembros de la CAM condenados por ley
antiterrorista y que, mediante una prolongada huelga, buscaban beneficios carcelarios y la
revisión de sus casos.
Hablaremos ahora acerca de la función o rol que ocupan los miembros de la
Coordinadora en la cobertura de La Nación. Por cierto que, cuando consideramos el punto
nodal de la seguridad pública, en esta cobertura hay elementos símiles a los encontrados por
otros investigadores en diarios de derecha y centroderecha: violencia indígena contra
empresas y privados, control policial y enfrentamientos con Fuerzas Especiales, juicios y
encarcelamientos, etc. Sin embargo, en este diario estos actos de violencia están ceñidos solo
a menciones de la Coordinadora, y no a otros grupos o a los mapuches en general. Hacer
esto y poner énfasis en los mapuches violentos de forma muy explícita o como el principal
eje del conflicto –como en las investigaciones sobre El Mercurio, La Tercera y El Austral
realizadas por de Amolef (2004), Del Valle (2005), Álvarez (2011) y Troncoso y González
(2014)– creemos que puede ir en detrimento de la reputación o imagen pública de un
gobierno progresista. Esto es, desde el gobierno, y como se refleja luego en el análisis de sus
personeros, se tienen dos prioridades: hacer valer el estado de derecho y la mantención de la
seguridad pública, y un intento, con diferentes grados de éxito y fracaso, por incorporar
aspectos de la cultura indígena (comida, salud, lengua, etcétera) a la cultura institucional del
país, vale decir, políticas multiculturales. Entonces, para evitar una generalización de los
mapuches como violentistas, La Nación puede seleccionar al grupo que más recurre a ella, y
centrar la denuncia del mapuche violento –―el indio insurrecto‖– en ellas. De una forma, la
Coordinadora y sus miembros son una especie de chivo expiatorio, sobre el que se pueden
verter las nociones de indígena insurrecto, y esquivar el sesgo racista o polémico que puede
connotar esta acusación. Tratar el tema de la violencia se transforma así, en primer lugar, en
el control de grupos extremistas, subversivos y poco razonables, y no en nuevas formas de
hacer frente a la tensión entre las consecuencias inesperadas de la modernidad y las
soluciones institucionales ofrecidas para resolverlas. Los miembros de la Coordinadora
Arauco Malleco, entonces, cumplen el rol de indígenas violentos, lo que permite al gobierno
enfatizar la seguridad pública.
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
Como tal, no sorprende que la CAM y sus miembros aparezcan ligados al punto
nodal de seguridad pública, en especial a la construcción del ―indio insurrecto‖. Podemos así
finalizar este análisis con la presentación del cuadro de puntos nodales respectivos.
Punto Nodal Reconocimiento Cultural Seguridad Pública
Indio Permitido Indio Insurrecto
Miembros de la Coordinadora ―Ilegales‖, ―los que alegan inocencia‖,
Arauco Malleco - ―la institución‖, ―huelguistas‖,
―adjudicadores de atentados‖
mapuches. Al final, este grupo se presenta con la segunda mayoría de menciones, con un
total de 64 apariciones (o unidades de información).
El segundo grupo (―cautelosos‖, ―negociadores‖ y ―autorreflexivos‖) muestra a
personeros en la administración y ejercicio del poder, más que en una posición característica
del conflicto chileno-mapuche. Sin embargo, aquello no significa que esta caracterización no
cumpla un rol en el marco de la cobertura del diario. Creemos que se trata, en este caso, de
distanciarse de la imagen de poseer una postura o una actitud extrema o intransigente, o más
bien, de parecer razonables, con buena disposición y con la situación bajo control. De esa
forma se puede explicar la cautela de los personeros de gobierno en sus declaraciones, en
donde no quieren parecer presurosos; se puede explicar también su aceptación de las
condiciones de la huelguista Patricia Troncoso (―negociadores‖); por último, también
explica su reflexividad, mediante ella pueden asumir una postura crítica respecto de medidas
o políticas anteriores (en parte porque permite reforzar las nuevas medidas, que no contienen
las mismas debilidades que las anteriores). También nos parece que este segundo grupo, si
bien distinto del primero, posee sin embargo una afinidad con él: comparte, en el fondo, una
actitud de aceptación y trabajo hacia el reconocimiento de la cultura indígena y las
necesidades más contingentes del conflicto.
El tercer grupo que emerge del análisis está constituido por ―los que llaman a la
calma‖, ―los que bajan el perfil a la violencia‖, ―los que garantizan seguridad‖, ―los
condenadores de violencia‖ y ―querellantes‖, vale decir, por quienes generan respuestas a
la parte más violenta del conflicto. Estas respuestas consisten, a nuestro juicio, en
diferentes técnicas para significar la violencia, ofrecer una interpretación de ella, mediante
diferentes técnicas, las que exploraremos enseguida.
En primer lugar, ―condenadores de violencia‖ son personeros que rechazan la
violencia en el conflicto, sea cual sea su fuente: la violencia indígena de la Coordinadora
Arauco Malleco o de algunas comunidades; del Comando Hernán Trizano, que de
manera pública ha amenazado con violencia y muerte a varios dirigentes mapuches; o la
violencia excesiva de la policía. Por supuesto que la violencia, como bien lo prueba la
cantidad de menciones totales de estos subtipos agrupados (primera mayoría, con 84
menciones), pareciera ser el origen de muchos de los problemas –más urgentes, por
cierto– que debe resolver el gobierno. De ahí que una de las formas de ser consistente con
su condena, al menos en su versión indígena, es en la forma de ―querellantes‖: la puesta en
Tribunales de acciones legales en contra de la quema de predios, camiones y fundos,
muchas veces utilizando las leyes de excepción (Ley Antiterrorista o Ley de Seguridad del
Estado). Lo mismo para ―los que garantizan seguridad‖ mediante medidas que pretenden
reforzar la seguridad de la zona, ya sea por medio de la disuasión legal, la amenaza de la
aplicación de las leyes de excepción, o la inversión en seguridad pública y vial.
En segundo lugar, los subtipos ―los que llaman a la calma‖ y ―los que bajan el
perfil a la violencia‖ utilizan la técnica de minimizar la violencia indígena o sus
consecuencias, en parte para desestimar versiones que hablarían, según ellos mismos, de
una guerra civil o de células terroristas, y por otra para proyectar una imagen de control
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
5. CONCLUSIONES
Este trabajo estudió la ideología en la cobertura del diario La Nación respecto del
conflicto chileno-mapuche durante el primer gobierno de Michelle Bachelet Jeria (2006-2010).
Tras una descripción detallada de indígenas y funcionarios gubernamentales, concluimos que
―el conflicto chileno-mapuche‖, como significado flotante sin contenido, intenta ser cooptado
por la cobertura de La Nación, un aparato ideológico del Estado, de acuerdo con tres puntos
nodales:
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
Universidad de Concepción*
Facultad de Ciencias Sociales.
Departamento de Sociología y Antropología
Barrio Universitario s/n 4to. Piso, Oficina 15 Concepción (Chile)
c.gonzalez.aburto@gmail.com
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
Universidad de Concepción**
Facultad de Ciencias Sociales.
Departamento de Sociología y Antropología
Barrio Universitario s/n 4to. Piso, Oficina 15 Concepción (Chile)
obarriga@udec.cl
OBRAS CITADAS
Althusser, Louis. ―Ideology and ideological state apparatuses (notes towards an
investigation)‖. Lenin and Philosophy and Other Essays. New York & London:
Monthly Review Press, 1971: 85-126.
—— For Marx. New York: Penguin Press, 1969.
Álvarez San Martín, Roberto. ―Imágenes de la prensa, el empresariado y los
parlamentarios sobre el conflicto mapuche‖. Gazeta de Antropología, 27.1
(2011). Web. 15 Marzo, 2014.
Amolef, Andrea, ―La alteridad en el discurso mediático: Mapuches y la prensa chilena‖.
Boletín IFP, 2.6 (2004): 7-9.
Bello Maldonado, Álvaro. ―Igualdad, diferencia y gobernabilidad en Chile: ¿es posible
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social y diversidad. Articulación desde una perspectiva intercultural. Ed.
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Boeninger, Edgardo. ―La gobernabilidad: un concepto multidimensional‖. Estudios
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Camou, Antonio. ―Estudio Preliminar‖. Los desafíos de la gobernabilidad. México
D.F.: FLACSO, 2001: 15-58.
Del Valle, Carlos. ―Interculturalidad e intraculturalidad en el discurso de la prensa:
cobertura y tratamiento del discurso de las fuentes en el ‗conflicto indígena
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Hale, Charles R. ―Rethinking indigenous politics in the era of ‗indio permitido‘‖.
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Ideas para Chile: aportes de la centroizquierda. Ed. Clarisa Hardy. Santiago:
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La Nación. ―Ley de seguridad por ataque a bus de pasajeros en Temuco‖. Diario La
Nación 30 de julio de 2009. Pág. 7.
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
ANEXOS
A continuación presentamos algunos ejemplos de las unidades de información
en las que construimos los diferentes subtipos de actores. Como ya están
categorizadas según subtipos, no se incluye el sujeto específico de la oración, sino el
subtipo y las acciones que le son asignadas (se trata de nuestra forma de trabajo).
1. Comuneros Mapuche
Los activistas
―…ocuparon ayer el consulado chileno en Bariloche…‖ (La Nación 3 de mayo de 2006: 6).
―…se tomaron (…) la sede del Arzobispado de Santiago (…) para solicitarle a la Iglesia que
interceda en la creación de una mesa de diálogo que estudie las reivindicaciones de los presos
mapuches…‖ (La Nación 30 de noviembre de 2007: 10).
―…hicieron públicas peticiones que ya habían hecho al comisionado para políticas indígenas (…)
piden que se estudien, entre otras cosas, Programa Orígenes, violación de derechos humanos e
implementación de recomendaciones del relator especial de la ONU…‖ (La Nación 23 de julio
de 2008: 18).
―…las acciones reivindicativas se produjeron por cuarto día consecutivo…‖ (La Nación 27 de
julio de 2009: 11).
―…los habitantes de esa polémica localidad (…) intentaron tomarse un predio del agricultor René
Urban…‖ (La Nación 31 de julio de 2009: 8).
Los procesados
―…fueron detenidos por personal de Carabineros…‖ (La Nación 16 de noviembre de 2006: 8).
―…fueron trasladados a la Segunda Comisaría de Temuco…‖ (La Nación 16 de noviembre de
2006: 8).
―…ya están en condiciones de retornar a la cárcel de la capital de la Araucanía…‖ (La Nación 23
de mayo de 2006: 18).
Los condenados
―…tras ser condenado fue llevado al Tribunal de Garantía de Collipulli, donde se controló su
detención y se dispuso su traslado a la Cárcel de Angol, para dar inicio a su cumplimiento de
condena…‖ (La Nación 21 de marzo de 2007: 8).
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
―…permanecen recluidos en recintos penales del sur del país, purgando condenas de 10 años de
cárcel…‖ (La Nación 16 de octubre de 2007: 2).
Los culturales
―…enseña a los niños de su curso a tener respeto por la naturaleza y a entender el significado de la
cosmovisión mapuche a través de leyendas y juegos…‖ (La Nación 5 de octubre de 2007: 23).
―…con sus palines en ristre mantuvieron a distancia prudente a los muchos reporteros
gráficos…‖ (La Nación 16 de octubre de 2007: 2).
Los declaradores
―…sostuvo que ‗debemos avanzar en los temas de derechos indígenas y de la participación en
todas las instancias políticas‘…‖ (La Nación 16 de noviembre de 2007: 2).
―…reiteró ayer su rechazo al proyecto de Reconocimiento Constitucional de los Pueblos
Indígenas…‖ (La Nación 2 de septiembre de 2009, Web).
―…(según ellos) la iniciativa ‗tiene un carácter genérico y no reconoce el derecho relativo a las
tierras, ni a sus recursos, ni el derecho a la participación, ni los principios del derecho a la libre
determinación…‘‖ (La Nación 2 de septiembre de 2009: 8).
Los ilegales
―…debe cumplir medidas cautelares luego de haber pasado varios meses en prisión…‖ (La
Nación 28 de agosto de 2008: 10).
―…todos fueron formalizados por los delitos de robo con violencia, atentado contra la autoridad
en el ejercicio de sus funciones y asociación ilícita de carácter terrorista…‖ (La Nación 14 de abril
de 2009: 6).
―…acusados de ser los autores de los disparos de perdigones contra un vehículo particular, la
quema de un camión y el robo de 40 mil pesos, dos celulares y una cámara de peaje…‖ (La
Nación 20 de octubre de 2009, 8)
Los emprendedores culturales
―durante nueve años esta mujer mapuche se ha desarrollado en el rubro de la gastronomía
intercultural, donde se destaca por la promoción de la identidad culinaria de su pueblo…‖ (La
Nación 8 de mayo de 2008. 10).
―…llevan consigo el conocimiento milenario de la curación natural en base a yerbas…‖ (La
Nación 26 de febrero de 2008: 17).
Las víctimas de violencia
―…fue alcanzado por una ráfaga de balas que le perforaron el pulmón…‖ (La Nación 4 de enero
de 2008: 2).
―…presentaba una fractura en su brazo izquierdo, producto de un impacto de bala, y diferentes
impactos de perdigones en los pies…‖ (La Nación 25 de junio de 2008: 2).
―…les informaron que en el enfrentamiento del sábado un mapuche perdió un ojo…‖ (La Nación
3 de agosto de 2009: 6).
―...murió ayer en violentos incidentes con carabineros que desalojaban una toma…‖ (La Nación
13 de agosto de 2009: 6).
Los familiares
―…la pérdida de una grabación que exculpa al comunero mapuche Héctor Llaitul Carrillanca fue
denunciada por los familiares del líder…‖ (La Nación 22 de abril de 2008: 9).
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
―…afirmaron que él ‗fue sometido a torturas con el objeto de que se autoinculpara del atentado
incendiario…‘‖ (La Nación 3 de junio de 2008: 8).
―…dijo que ni aunque le den cadena perpetua a Walter Ramírez, nadie le devolverá la vida de su
hijo…‖ (La Nación 18 de noviembre de 2009: 10).
Los denunciadores de violencia
―…afirmó que actos de violencia como el que costó la vida a su hijo seguirán ocurriendo
‗mientras no haya voluntad política de las autoridades para escuchar al pueblo mapuche‘…‖ (La
Nación 30 de junio de 2009: 10).
―…añadió que ‗estamos absolutamente convencidos de que la desproporción de fuerza fue
tremenda‘…‖ (La Nación 30 de junio de 2009: 10).
―…denunciaron ayer un accionar desproporcionado de Carabineros…‖ (La Nación 30 de julio de
2009: 7).
2. Líderes Mapuche
Violentos
―…agredieron a dos fiscales, a los gendarmes que estaban custodiando el tribunal…‖ (La Nación
21 de noviembre de 2006: 21).
―…cumple pena remitida por desórdenes públicos y amenazas a personal de carabineros…‖ (La
Nación 21 de noviembre de 2006: 21).
Ilegales
―…fue detenido el viernes en Contulmo, y trasladado bajo fuertes medidas de seguridad hasta
Angol…‖ (La Nación 20 de noviembre de 2006: 7).
―…se encuentra detenido y engrillado a su cama en el hospital…‖ (La Nación 15 de septiembre
de 2008: 10).
―…al ser reconocido fue formalizado por el delito de incendio perpetrado el 2006…‖ (La Nación
15 de septiembre de 2008. 10).
Procesados y condenados
―…fue detenido en febrero pasado y en su poder tenía un arma de fuego…‖ (La Nación 30 de
agosto de 2007: 8).
―…purgan draconianas penas, ya que se les aplicó Ley Antiterrorista…‖ (La Nación 29 de
noviembre de 2007: 8).
Huelguistas
―…iniciaron (…) una huelga de hambre para exigir ‗libertad inmediata a todos los presos
políticos mapuches‘, ‗la desmilitarización de las zonas en conflicto‘ y el fin a ‗la represión
a las comunidades‘…‖ (La Nación 16 de octubre de 2007: 2).
―…más de 15 kilos ya han perdido (…) permanecen en huelga de hambre hace 51 días en la
cárcel de Angol…‖ (La Nación 29 de noviembre de 2007: 8).
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
Denunciantes de violencia
―…dijo que, al menos, 15 civiles dispararon contra la comunidad, resultando tres mapuches
heridos de bala…‖ (La Nación 3 de agosto de 2007: 6).
―…aseguró que el comuneros habría sido ejecutado por carabineros cuando se encontraba
detenido…‖ (La Nación 13 de agosto de 2009: 6).
―…aseguró que su hijo de 13 años fue golpeado y amarrado en un allanamiento de su
comunidad…‖ (La Nación 23 de octubre 2009: 7).
Políticos
―…no comulga con la idea de formar un partido político…‖ (La Nación 15 de mayo de 2006: 16).
―…indica (que) como la idea es gobernar el Wallmapu (…) ‗necesitamos un partido para
participar en contiendas electorales‘…‖ (La Nación 15 de mayo de 2006: 16).
Declaradores multiculturales
―…criticó los supuestos acuerdos que están firmando algunas pescadores con Celulosa
Arauco…‖ (La Nación 22 de noviembre de 2007: 21).
―…entrega sus fundamentos. Por primera vez en Chile se instala en el ordenamiento jurídico el
concepto de ‗pueblos originarios‘ en vez del añejo concepto ‗minorías étnicas‘…‖ (Diario La
Nación 22 de noviembre de 2007: 21).
―…añadieron que presentarán una demanda internacional, debido a que no se respetan a sus
autoridades (lonkos)…‖ (La Nación 8 de julio de 2009: 9).
Activos
―…se opone a una declaración interpretativa que ha impulsado la derecha para aprobar el
Convenio 169 de la OIT…‖ (La Nación 15 de enero de 2008, Web).
―…realizó ayer la Primera Conferencia Nacional sobre el Derecho a la Libre
Determinación/Autogobierno en la ciudad de Temuco…‖ (La Nación 25 de junio de 2008: 3).
Propositivos
―…explicó que la iniciativa tiene por objeto establecer de manera institucional la participación
política de los pueblos indígenas…‖ (La Nación 10 de septiembre de 2009: 8)
―…pidió ayer al gobierno que aplique la ley de expropiación de tierra, ‗teniendo en cuenta que la
situación es de interés nacional y público‘…‖ (La Nación 28 de septiembre de 2009: 8).
Críticos del gobierno
―…han cuestionado las propuestas contenidas en el borrador del gobierno…‖ (La Nación 14 de
junio de 2009: 30).
―…cuestiona la existencia misma del proyecto. A su juicio, desde el punto de vista jurídico, un
código se relaciona más con acuerdo entre privados y la autorregulación que con un instrumento
de derecho internacional…‖ (La Nación 14 de junio de 2009: 30).
No recibidos
―…llegaron ayer hasta La Moneda, pero no pudieron reunirse con la presidenta…‖ (La Nación 8
de julio de 2009: 9).
―…trataron de llegar hasta la Moneda, para reunirse con la presidenta (…) lo que fue
impedido…‖ (La Nación 28 de julio de 2009: 6).
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Carlos González Aburto y Omar A. Barriga
4. Personeros de gobierno
Hacedores
―…envió ayer con carácter de suma urgencia el proyecto de ley que otorgará el beneficio de la
libertad condicional a nueve comuneros mapuches…‖ (La Nación 16 de mayo de 2006: 18).
―…anunció que para el año 2007 habrá más de 40 mil becas de educación básica, media y
superior…‖ (La Nación 13 de diciembre de 2006: 19).
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Los mapuche y personeros de gobierno en la cobertura mediática de La Nación
Propositivos
―…nombró (…) como nuevo director del Programa Orígenes a Fernando Quilaleo Aguirre (…) y
como fiscal de la Conadi al abogado de la Universidad de Chile Arturo Huenchullán Pino…‖ (La
Nación 28 de mayo de 2007: 19).
―…(su propuesta) se basa en cinco ejes: fortalecer las formas de participación de los pueblos
originarios en el ámbito político y social, reconocimiento y profundización de derechos política
indígena urbana, mujer indígena y educación y cultura…‖ (La Nación 10 de mayo de 2007: 21).
―…comprometió el envío al Congreso de un proyecto de reforma constitucional que reconozca el
carácter multicultural de Chile. También se dará urgencia en el Parlamento a la aprobación del
Convenio 169 de la OIT…‖ (La Nación 10 de mayo de 2007: 21).
Activos
―…señaló que durante los gobiernos de la Concertación, la pobreza en la Araucanía ha disminuido
paulatinamente, hasta alcanzar el 13%...‖ (La Nación 19 de agosto de 2009: 7).
―…anunció que está en marcha la creación de la subsecretaría indígena…‖ (La Nación 19 de
agosto de 2009: 7).
―…mantuvieron alrededor de 154 reuniones durante el día con delegaciones de Lumaco,
Pitrufquén, Vilcún, Ercilla y Freire y representantes de las 155 comunidades que están priorizadas
en la entrega de tierras…‖ (La Nación 20 de agosto de 2009: 2).
Declarantes
―…explicó anoche que el argumento comparativo para explicar la salida de Parra es muy sencillo:
‗es como que el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) no puede ser dirigido por un
hombre‘…‖ (La Nación 3 de mayo de 2007: 5).
Multiculturales
―…comentó que la idea es que para el año 2010 ‗tengamos vigente en Chile política indígena
urbana que haya permitido reconocer en su identidad de derechos‘…‖ (La Nación 13 de
diciembre de 2006: 19).
―…reconoció la deuda con los pueblos originarios urbanos…‖ (La Nación 13 de diciembre de
2006: 19).
―…anunció el envío de un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Asuntos Indígenas…‖ (La
Nación 25 de junio de 2008: 2).
―…firmó un instructivo presidencial que ordena la creación de unidades específicas sobre los
pueblos originarios en todos los ministerios…‖ (La Nación 25 de junio de 2008: 2).
―…firmó la ratificación del convenio (169 de la OIT) en agosto de este año…‖ (La Nación 15 de
octubre de 2008: 20).
Cautelosos
―…prefirió no evaluar la situación del mapuche baleado hasta conocer el resultado de las
investigaciones…‖ (La Nación 30 de agosto de 2006: 6).
―…explicó que no se pronunciará ya que estimó más apropiado esperar que ambas investigaciones
demuestren si todo se hizo acorde a la norma…‖ (La Nación 30 de agosto 2006: 6).
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Negociadores
―…se había comprometido a designar dentro de las próximas 48 horas un mediador para que
inicie gestiones tendientes a que los comuneros puedan deponer la prolongada huelga…‖ (La
Nación 29 de noviembre de 2007: 8).
―…ha estado en permanente contacto con las autoridades de Gendarmería, familiares y
huelguistas y no descartó que ante una condición crítica de los ayunantes de les traslade a un
centro asistencial…‖ (La Nación 13 de diciembre de 2007: 8).
―…aceptó la propuesta respecto a los beneficios carcelarios que ésta hizo llegar a las autoridades
mediante el presidente de la conferencia episcopal…‖ (La Nación 29 de enero de 2008, Web).
Autorreflexivos
―…señaló que para entonces él no estaba en el gobierno, pero reconoció que ha habido ‗cierto
elemento de distorsión, hay algunos que están presos por un tipo de ley y otros, por otra‘…‖ (La
Nación 30 de enero de 2008: 3).
―…señaló que (…) en el ámbitos de los pueblos indígenas se está pasando del hecho de cubrir
necesidades a otro punto centrado en derechos…‖ (La Nación 30 de enero de 2008: 3).
Los que llaman a la calma
―…desestimó que el ataque con arma de fuego del que fue víctima el gerente de Trayenco (…)
haya sido una acción organizada por la CAM (Coordinadora Arauco-Malleco)…‖ (La Nación 9
de enero de 2008: 9).
―…negó que hubiera una ‗guerrilla rural‘…‖ (La Nación 6 de enero d 2008, 12).
―…pidió tranquilidad a la comunidad mapuche del país…‖ (La Nación 4 de enero de 2008: 3).
Los que bajan el perfil a la violencia
―…agregó que la autoridad no ha sido sobrepasada en este tema…‖ (La Nación 23 de enero de 2009: 8).
―…afirmó que son sólo dos las comunidades mapuches, dentro de dos mil, que han optado por el
camino violentista…‖ (La Nación 28 de julio de 2009: 6).
―…afirmó además que ‗no hay ningún clima de inseguridad‘…‖ (La Nación 30 de julio de 2009:7).
―…dijo que en la Araucanía ‗ha habido incidentes, pero aquí no estamos hablando de una región en
llamas o algo por el estilo‘…‖ (La Nación 21 de agosto de 2009: 2).
Los que garantizan seguridad
―…aclaró la posición de la moneda respecto al conflicto: ‗(…) el gobierno no puede quedar inmóvil si un
grupo, grande o pequeño, su forma de hacerse escuchar (sic) es quemando micros, haciendo barricadas o
tirando peñascos‘…‖ (La Nación 6 de enero de 2008, Web).
―…dijo que para el Gobierno es muy importante ‗la anticipación, prevenir, estar atento a sobre cuáles son los
posibles conflictos y buscar todas las medidas para evitar esto‘…‖ (La Nación 30 enero de 2008: 3).
―…detalló algunas de las medidas que se adoptarán, entre ella, aumentar la seguridad para
camioneros…‖ (La Nación 29 de julio de 2009: 7).
―…aclaró ayer que los camioneros de la Araucanía tendrán vigilancia permanente en la
ruta que une Collipulli y Freire…‖ (La Nación 9 de septiembre de 2009: 10).
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Condenadores de violencia
―…repudió la aparición del supuesto comando paramilitar ‗Hernán Trizano‘…‖ (La Nación 2 de
agosto de 2009: 19).
―…condenó el hecho y pidió mantener la confianza en que las policías aclararán el ‗contexto y
responsabilidades‘ en que se produjo la muerte del comuneros…‖ (La Nación 13 de agosto de 2009: 6).
―…lamentó las muerte del comunero de Angol (…y) entregó sus condolencias a los familiares de la
víctima Jaime Facundo Mendoza Collío…‖ (La Nación 14 de agosto de 2009: 6).
Querellantes
―…anunció ayer que el Gobierno se querellará contra los 11 comuneros mapuches detenidos por su
presunta participación contra el fiscal especial Mario Elgueta…‖ (La Nación 13 de abril de 2009: 7).
―…presentó una querella por Ley de Seguridad del Estado, por el ataque a un bus de pasajeros…‖
(La Nación 31 de julio de 2009: 8).
―…condenó los hechos y anunció una querella en contra de quienes resulten responsables…‖ (La
Nación 12 de octubre de 2009: 8)
―…condenó los atentados incendiarios contra dos camiones (…) y anunció que el gobierno se
querellará por Ley Antiterrorista…‖ (La Nación 14 de octubre de 2009: 8).
Los que rechazan la especulación de tierras
―…fue tajante al indicar que desde el año pasado hasta la fecha, el valor de las tierras subió 2,7 veces
más de lo que realmente hacen (…) añadió que el gobierno tomará medidas ante esta situación…‖
(La Nación 21 de agosto de 2009: 2).
―…informó que ‗vamos a cambiar las normas de adjudicación de tierras, porque las actuales
favorecen la especulación‘…‖ (La Nación 28 de septiembre de 2009: 8).
49
51-65
IMÁGENES MAPUCHE DE PUEBLOS COMO DISPOSITIVOS DE
PENSAMIENTO CRÍTICO
Mapuche images of peoples as devices of critical thought
Resumen
Dentro del movimiento sociopolítico mapuche por la autodeterminación que surge en
Chile en la década de los noventa, una generación de mapuches de las ciudades comienzan a
llevar a cabo proyectos de comunicación y cultura. Allí se vuelve relevante el desarrollo de
producciones audiovisuales, estas han jugado un rol fundamental en la disputa por el derecho a la
elaboración y circulación de sus propias imágenes y representaciones. El presente trabajo busca
establecer el estatuto crítico de algunas de estas imágenes en tanto dispositivos de pensamiento,
para abordar la potencia afirmativa e inmanente que implica su irrupción estético-política, y
plantearla como contracara de un historicismo teleológico Estado-nacional y como suspensión
proliferante de la violencia biopolítica funcional al patrón económico regional de acumulación
por desposesión.
Palabras clave: Mapuche, estética, política, estudios de la imagen, pueblos, violencia.
Abstract
Within the Mapuche sociopolitical movement for self-determination (autonomy) which
rose in Chile in the nineties, a generation of urban Mapuche began to undertake projects of
communication and culture. The development of audiovisual productions, which have played a
fundamental role in the struggle for the right to do and to spread their own images and
representations, has become relevant there. This paper seeks to establish the status of these images
as devices of critical thought in order to address the affirmative and immanent power which this
aesthetic-political breakthrough implies. In this way it is stated as a counterpart of the teleological
nation-state historicism and as proliferating suspension of the consubstantial biopolitics sacrificial
violence of the regional economic pattern of accumulation by dispossession.
Key words: Mapuche, aesthetics, politics, Image Studies, peoples, violence
I.
Plantea Georges Didi-Huberman, que una ―imagen crítica‖ es una imagen que
puede criticarse a sí misma, una imagen que se revela en crisis y que desde esa
condición es capaz de tener cierta eficacia teórica y cierto efecto en nuestros modos de
verla, como si nos interrogara, como si nos mirara y entonces nos obligara a volver a
mirarla ahora sí verdaderamente y a construirla mediante el ensayo de su escritura
(Didi-Huberman, Lo que vemos).
Quisiera empezar por ensayar una escritura de esa mirada a partir de lo que se nos
aparece como una imagen crítica habitando el documental En el nombre del progreso
(2010), del joven realizador mapuche Danko Marimán, el que aborda las consecuencias
socioambientales de la idea de ―progreso‖ y de su consecuente dinámica de expansión
económica extractiva-urbanística en los territorios mapuche. Uno de los varios casos que
se tratan en este trabajo hace referencia a la lucha llevada a cabo por las comunidades
mapuche-lafkenche de la localidad de Mehuin1, quienes desde 1996 se oponen a la salida
al mar de un ducto de desechos tóxicos provenientes de una planta de la empresa Celulosa
Arauco2. Durante el tratamiento fílmico del caso, de modo convencionalmente
desplegado, en el minuto veinticuatro se yuxtapone un plano que corta la secuencialidad
del relato: es la imagen de una mujer frente al mar tocando el kultrún3. Se trata de una
especie de disrupción visual que se desplaza fuera del código propuesto por el
documental. Sabiendo por la tradición cultural mapuche que corresponde únicamente a la
machi tocar el kultrún solo en momentos rituales, la escena de esta mujer tocando frente al
mar sin ser machi –se sabe por su vestimenta que no lo es– en primera instancia puede
llegar a significar una subversión del sentido, una desautomatización iconográfica que
operará de todos modos en función de la denuncia característica del discurso del filme y
de este tipo de documentales realizados por mapuche en general (Pereira Covarrubias).
Sin embargo, más allá del discurso audiovisual, con esta breve pero concreta
experimentación visual acerca del imaginario sociocultural mapuche, se experimenta por
medio de la imagen también una disrupción de lo que podemos identificar como las
formas del tiempo que sostienen, sitúan y anclan la narración y los personajes en
coordenadas referenciales de una realidad contemporánea; una fisura ante la que se ve
aparecer otras formas temporales o, si se quiere, formas ―espectrales‖ del tiempo.
Una insistencia fantasmática, una supervivencia (Didi-Huberman, La Imagen) en
la superficie del tiempo presente y continuo del documental cuya anacronía enfatiza
más la potencia dejada por una desaparición –o más bien por un desapareciendo– que
cualquier invocación referida a algún origen perdido. Dicho de otro modo, desde esta
imagen no emergerá un arcaísmo fácilmente reducible al dispositivo identitario original
1
Localidad de la provincia de Valdivia en la Región de Los Ríos, Chile.
2
Firma que fuera estatal hasta 1976, cuando bajo la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet pasó a ser
propiedad del grupo Angelini, uno de los grandes dueños de las plantaciones forestales en Chile y de los
principales grupos económicos del país.
3
Instrumento mapuche de percusión.
52
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
sino más bien algo equivalente a una irrupción indeterminante de los márgenes
establecidos por el formato, por los códigos, por las imágenes referenciales que
establece la temporalidad y espacialidad específica del documental. Y de este modo, ya
no se está solamente ante una denuncia discursiva en la que suele operar el binarismo
víctimas y victimarios. Esta suerte de supervivencia encriptada en la mujer mapuche
frente al mar –no machi y machi a la vez– ciertamente se puede observar como una
suerte de cabo ―originario‖ que tensa la escenificación de lo contemporáneo y desnuda
una intimidad vernácula que desaparece en la deriva del progreso, pero su potencia
radicará mayormente en la capacidad de hacer estallar la trama de sentido lineal e
impeler insoslayablemente a la pregunta por cuál sería, en definitiva, el presente del
progreso que denuncia discursivamente el audiovisual; dónde sostiene este su
historicidad y efecto de unidad; sobre qué progresa el progreso. Lo que se ve aparecer
aquí, por medio de esta imagen, es un espacio crítico para la toma de posición y su
dialectización, que no habría que entender solo como una exposición testimonial de las
problemáticas reales y actuales del pueblo mapuche, sino como la presentación de un
―real problemático‖ (Didi-Huberman, Cuando las imágenes, 128), esto es, los puntos
críticos, las brechas, las aporías y los desórdenes de la realidad constituida: su
historicidad. Opera, en definitiva, un retorno del reprimido tiempo cultural heterogéneo,
de un pensamiento mágico y múltiple coexistente e invisibilizado por la temporalidad
cerrada del progreso, mediante la potencia de la imagen crítica, viva de una mujer frente
al mar tocando el kultrún. Tan solo un fotograma, un detalle dentro de la secuencia de
imágenes, tal vez muchas de ellas inquietantes, pero como diría Jacques Rancière, el
detalle aquí funciona como síntoma, ―como objeto parcial, como fragmento
desconectado que deshace el ordenamiento de la representación para dar paso a la
verdad inconsciente que no es la de una historia individual, sino la oposición de un
orden con otro: el figural bajo lo figurativo o lo visual bajo lo visible representado‖
(Rancière, El Inconsciente, 78).
Como coágulos visuales sobre lo visible, sobre el régimen escópico dominante,
las imágenes que irrumpen en los audiovisuales realizados por mapuche que comienzan
a producirse a partir de la década de los noventa4, y traen de vuelta silenciosamente lo
que se podría reconocer como un verdadero instante de peligro (Benjamin, Sobre el
concepto de historia) en el paisaje mediático y representacional de la nación-ficción
4
A partir de mediados de los años noventa, se puede observar la emergencia de una producción simbólica
desarrolladas por jóvenes mapuche en ciudades de Chile. Miembros de una generación descendiente de
indígenas que migraron del campo a la ciudad durante distintos momentos del siglo XX, comenzarán en este
período a organizarse y activar relaciones basadas en proyectos de comunicación y cultura orientados
principalmente hacia una autoafirmación identitaria y recomposición del entramado cultural de su pueblo, en
una comprometida militancia con los movimientos de reivindicación socioterritorial desarrollados en las
comunidades y de resistencia a la dominación que el Estado-nación ha ejercido históricamente hasta hoy
sobre el pueblo mapuche. Se trata de la aparición de una heterogeneidad expresiva que en el seno de estos
movimientos sociales, entre otras modalidades, toma la forma de realizaciones audiovisuales gestadas por los
propios indígenas (Pereira Covarrubias).
53
Andrés Pereira Covarrubias
criolla; o dicho de otro modo, se trataría de la exposición visual, sensible de una escena
desde siempre excluida en las tramas narrativas de la historiografía oficial, que conjuga
la memoria de los pueblos y su deseo de emancipación: lo obsceno de su reticulado
sociohistórico y la disolución del sentido de progreso.
No se profundizará acá sobre los fundamentos de violencia que atraviesan
inobjetablemente la llamada ―cuestión mapuche” a lo largo de toda la historia
republicana-colonial de Chile hasta hoy, pero se parte de la hipótesis de que aquellos
fundamentos la han hecho de algún modo el envés, la contracara de la interpretación
histórica nacional, de sus mitos fundantes y de la legitimidad del orden en donde se ha
inscrito a punta de sangre y fuego. Sirva por ahora referir a las operaciones militares de
desposesión, aniquilación, subyugación y represión llevadas a cabo a fines del siglo XIX y
hasta entrado el XX por los sucesivos gobiernos nacionales para consolidar el Estado
liberal oligárquico tanto en el territorio chileno como en Argentina, llamadas
eufemísticamente ―Pacificación de La Araucanía‖ y ―Conquista del desierto‖
respectivamente, que como violencia originaria fundante de la conformación político-
jurídica llevará inscripta en el seno mismo de la representación, la posibilidad y necesidad
de su reiteración (Derrida, Fuerza de ley).
II.
Lo que se ha llamado la ―dimensión estética‖ de la realidad, esto es, el mundo de lo
sensible en su reparto, en su forma de distribución y modos de afección, no es pensable
hoy con justicia desde ideas omnicomprensivas como la de la representación o de la
imagen, pues por consiguiente ―solo hay imágenes, imágenes cuya propia multiplicidad,
ya sea conflicto o connivencia, resiste a toda síntesis‖ (Didi-Huberman, Volver sensible,
69). De este modo, será en el encarnar de la pluralidad de imágenes5, imágenes en este
caso mediadas por los audiovisuales realizados por mapuche, desde donde será posible
ver y pensar cómo la imaginación social ―altera y reinventa constantemente la figura
humana en el espacio mismo de su comunidad‖ (Didi-Huberman, Pueblos expuestos,
105). Allí es que recuperar la mutua implicación entre estética y política se vuelve más
que nunca una tarea ineludible en el pensamiento de esta irrupción, sobre todo bajo la
actual ―hegemonía del ojo‖ de una sociedad-espectáculo cuya cada vez más evidente
pretensión de transparencia y omnipresencia opera peligrosa y aguzadamente como
maquinaria de control social y sujeción (Jay).
Entonces hay otras imágenes habitando otro filme. En él se puede ver una
multitud excesiva al encuadre avanzando por un sendero rural. Es la procesión funeraria
de un mapuche caído en el Fundo Santa Elisa de la comuna de Ercilla6, en la lucha por
5
Esta idea se entiende acá desde el ―enfoque medial‖ de las imágenes propuesto por Hans Belting, que
comprende la imagen y el medio como dos caras de la misma moneda, siendo el medio la manera en las que
la imagen como potencia nómade puede manifestarse, sin ser este su continente o materia ni aquella su
contenido o forma, sino el lugar en el que llega a corporizarse (Belting).
6
Provincia de Malleco en la Región de La Araucanía.
54
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
la recuperación de sus tierras usurpadas por el Estado de Chile, hoy explotadas en este
lugar por Forestal Mininco7. Se trata de Álex Lemún, joven de diecisiete años asesinado
en 2002 por la policía, cuyo funeral es registrado en el trabajo audiovisual Wiño Choyü
tui Lemún (Lemún Renace) (2006).
La multiplicidad hormigueante, singular y desidentificada que se ve aparecer a
partir del minuto uno del video, recortada, siempre excesiva al cuadro fílmico, marcha en
la procesión de un cortejo fúnebre que como todo rito semejante quita el velo a la
condición permanente del estar vuelto hacia la muerte (Heidegger). Un estar vuelto hacia
la muerte como conceptualización de lo que acontece. Un acontecer como aquel que
congrega en torno a la exposición de los restos de Álex Lemún, ante la exposición del
cuerpo y de la muerte como dos límites que separan a cada uno de cada otro
absolutamente. La muerte –dice Martin Heidegger– es un límite irrespectivo,
irreferencial, que pone de manifiesto el aislamiento y el fracaso del coestar8 pese a la
proximidad del estar en una colectividad, es decir, la imposibilidad del estar-con que hace
evidente el consecuente repliegue de la existencia en el ―uno mismo‖. Y sin embargo, no
es precisamente la propia muerte la que interpela, duele, convoca, sino la muerte del otro,
esa muerte que representa la emergencia súbita de aquel límite absoluto compartido por
todas y todos, al que esa muerte expone. La reflexión acerca de esta experiencia ha sido
central en pensadores contemporáneos ocupados del problema de la alteridad, cuyas
escrituras han girado en torno a la instancia de ―lo común‖ y de la imposibilidad de la
comunidad. Desde esta perspectiva, particularmente la de Jean-Luc Nancy, se ha
planteado que ―en la muerte el yo y el tú no se funden en un nosotros de sentido (…), sino
que la muerte patentiza que somos comunidad –como imposible comunión de sentido– en
la exposición a la finitud‖ (Cragnolini, 67). Un estar vuelto hacia la muerte entonces
desde el que podemos pensar a partir de esta escena visual y observar su insistencia en
imágenes de otros audiovisuales, como las de un enigmático funeral en el minuto
veintiuno de Mencer (2011), de Francisco Huichaqueo o, en ese mismo filme, en el
minuto veintiséis, el plano de un kultrún hundido en un charco de agua en cuya superficie
flotan hojas de eucalipto (árbol modelo de la explotación forestal en Chile) formando
nombres de algunos mapuche muertos en operativos policiales de represión, entre esos, el
nombre de Lemún.
La gente de la tierra (mapu, tierra, y che, gente), reunida ante el cuerpo expuesto,
frente a la muerte acaecida, deviene entonces en una multitud que conmina a ser pensada
ya no por la homogeneidad de un ser colectivo trascendentalizado, definido por un ser
común sobre la base de fundamentos, de principios o fin que otorguen sentido y verdad a
7
Firma que administra el patrimonio forestal de Empresas CMPC, después del grupo Angelini mencionado
anteriormente, el segundo de los grupos industriales y forestales más grandes de Chile y América Latina
(Durán y Kremerman).
8
Dice Heidegger que la irrespectividad de la muerte, i.e. que es respecto de ningún otro, como característica
de la ―posibilidad más propia del Dasein‖ (la muerte), ―singulariza al Dasein aislándolo en sí mismo. (…) El
aislamiento pone de manifiesto el fracaso de todo estar en medio de lo que nos ocupa y de todo coestar con
otros cuando se trata del poder-ser más propio‖, cual es estar vuelto hacia la muerte (Heidegger, 283).
55
Andrés Pereira Covarrubias
las singularidades que la componen, como si fuera el cuerpo viviente de alguna unidad
orgánica. Es posible recordar que la comprensión sociologizante de lo comunitario en la
retórica y semántica de lo identitario han estado enteramente constituidas por el trasfondo
de la categoría del sujeto y la metafísica occidental; por el contrario, la propuesta para ver
estas imágenes consiste en tomar una perspectiva desde la cual gente allí reunida ya no sea
vista desde aquello que pone en relación a sujetos, ni como un sujeto abstracto general –
como la unitaria idea de Pueblo–, sino a partir de un ser-en-común que pueda ser
entendido en el ser mismo de la relación que vincula a los existentes en su exterioridad, en
su salir afuera de sí mismos (Esposito), en su pertenencia a esa relación. Una interrupción,
por consiguiente, de la violenta determinación de la ―otredad‖ como ―interioridad‖, que
nos deje en el borde abisal de una afirmación inmanente a su eventualidad (Villalobos-
Ruminott, Negatividad, deconstrucción y política en el pensamiento contemporáneo). Lo
que queda inquietado a consecuencia de esta instancia, a causa del dialectizar estas
imágenes críticas, será un ser común en la experiencia y en la exposición del límite de la
subjetividad de la gente de la tierra: un común yaciente en lo nada-en-común.
Por supuesto, no se quiere medir ni minar la validez del genuino sentir colectivo
expresado en torno a la muerte del comunero y la identificación con ese sentimiento de
duelo, sino más bien, a objeto de contribuir a desterritorializar categorías institucionalizadas
en la comprensión y en la relación misma con la construida alteridad mapuche toda vez que
estas categorías evidentemente siguen sosteniendo de diversos modos la legitimidad y
soberanía planetaria del ordenamiento actual, se quiere pensar de otro modo la potencia del
ser gente de la tierra que se muestra en la fragilidad misma de estas imágenes. Del ser
mapu-che inmanente y ―anterior‖ (no cronológico, por supuesto) a la distinción
estatonacional moderna de ―Pueblo‖, un modo de ser por su potencia suspensivo de lo que
podría comprenderse como la sujeción que realiza sobre la heterogeneidad de la vida la
alterización sacrificial del derecho9.
Referir a una diseminación anterior o más allá, quizás, de la comprensión moderna
de lo político, donde hay ―lo común, lo conjunto y lo numeroso‖ (Nancy, 21), en todo
caso lo inmerso en lo puramente conflictivo; pues es posible recordar como factor
determinante para la crítica de estas imágenes, que la muerte ante la que se expone acá la
comunidad mapuche no constituye un hecho natural ni accidental y, aun sin pretender
restituir su acontecimiento en una economía del sentido, podemos observar que está
claramente signada como consecuencia de la condición espectral de la violencia de la
institución policial del Estado: la autoridad del Estado operando donde este no está
presente, y cuya facultad y obligación no será solo la de conservar el derecho que le otorga
su legitimidad sino también, mediante la violencia de su autoridad, suspenderlo y fundarlo
permanentemente. Es decir, legislar; la policía es aquí sobre el cuerpo del comunero
mapuche ―fuerza de ley, tiene fuerza de ley‖ (Derrida, Fuerza de ley, 107), lo que
9
Ello desde una perspectiva sacrificial de la matriz biopolítica que referiría, por ejemplo, a la tesis de René
Girard sobre la dinámica de una violencia alterizadora como fundamento del orden cultural y de la teología
que lo sostiene (Girard, 30).
56
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
significará una violencia que se define en la dominación o soberanía del poder legal, esto
es, en una autoridad autorizadora o autorizada. Autoridad propia de la ley, del contrato
social, cuyos fundamentos consistirían precisamente en aquellos momentos terroríficos,
catastróficos e indescifrables, inherentes a la cualidad iterable de su violencia suspendida y
suspensiva del derecho, que funda y promete la ley, que funda y promete un determinado
pacto social.
Huella de la materialización de la lógica sacrificial iterativa para la
administración de la vida, la imagen del cadáver de Álex Lemún, weichafe (guerrero)
muerto en una lucha de ímpetu exapropiativo10 en el marco de una conflictividad
socioambiental, constituye en realidad una evidencia concretada, un resto de la descarga
mortal de la fuerza de ley que funda y conserva el ordenamiento jurídico-democrático
chileno, de la espectralidad de una violencia que ante la ley, y antes de ella, sobreviene
sobre los cuerpos iterativamente como una cita histórica, para circunscribir, sujetar y
alterizar una vez más, la multiplicidad heterogénea expresada en la gente de la tierra,
frente a la amenaza y obstáculo que implica su irrupción, la irrupción mapuche para el
desarrollo eficiente del modelo económico extractivo forestal y la sutura del relato
estatonacional como su embrague representacional.
Y no sería forzar las imágenes pensarlas desde este ángulo, toda vez que a partir
del modo de aparecer del cuerpo muerto de Lemun, de su figurar en el cuadro del film,
durante el minuto siete, mediante un plano cerrado a su rostro semicubierto dentro del
ataúd –donde apenas se logran distinguir sus rasgos individualizantes– se llega a
percibir y entender el carácter perfectamente sustituible de su singularidad. Quien se ve
en el cuadro podría ser cualquiera de los que rodean al cuerpo o de los que miran la
imagen, cualquiera indómito al encuadre del derecho, confundiendo así todo intento de
identificación a la vez que diluyendo toda posibilidad de su interpretación como
excepción en una deriva transitológica.
Se puede plantear que esta imposibilidad de identificar aquel rostro del encuadre
puede evocar sin mucha dificultad la idea del ejemplar de humanidad, lo que Giorgio
Agamben llamaría una singularidad cualsea, la que escapando de la antinomia entre lo
universal y lo particular, se constituye respecto de su pertenencia misma y no sobre
alguna identidad particular; un ejemplo que pese a ser ―singular y no indiferente, es
múltiple y vale por todos‖ (Agamben, La comunidad, 22). Se verá nuevamente así
brotar de esta imagen una temporalidad otra, distinta al chronos lineal de la historia, al
hacer aparecer en un ―cualsea‖ la encarnación de las ―excepciones ininterpretables‖ de
la violencia como necesidad de la normalidad jurídico-democrática, desocultando y
confirmando de este modo el dictum benjaminiano que la regla es el “estado de
excepción en el que vivimos” (Benjamin, Sobre el concepto, 139) en esta historia,
escrita con el pulso de un patrón de acumulación infinito. Es interesante mencionar a
10
La exapropiación es la ―radical contradicción de todo «capital», de toda propiedad o apropiación, así como
de todos los conceptos que dependen de ello, empezando por el de libre subjetividad y, por tanto, de la
emancipación que se regula a base de dichos conceptos‖ (Derrida, Espectros de Marx, 104)
57
Andrés Pereira Covarrubias
este respecto, pues no deja de ser alegórico que el material audiovisual que dio origen a
este video haya sido incautado por la policía chilena y sus imágenes hayan sido
utilizadas por parte de la fiscalía como medio de prueba acusatoria en una de las causas
de ―asociación ilícita terrorista‖ emprendidas por el Estado contra activistas, dirigentes o
autoridades mapuche11, bajo la llamada ―Ley Antiterrorista‖12.
Será de cualquier modo que el aparecer de la potencia de un múltiple singular en
estas imágenes, junto con manifestar una absoluta vulnerabilidad e impoder en el plano
del guerrero muerto, tiene su contracara en la figuración de los guerreros sobrevivientes
que llegan a anacronizar la Historia, la representación, la imagen. Porque no tendrán solo
un carácter de deudos quienes rodean el cuerpo muerto del weichafe: se ve allí también de
modo central la figuración de una inextinguible lucha en la insistencia de lo que se podría
reconocer como una ―postmuerte‖ en tanto elemento potencial, condensada en la
aparición de los encapuchados como protagonistas de las imágenes –figura que aparecerá
también de modo central en otros audiovisuales mapuche, e.g. en la video-performance
del encapuchado en Mencer, sobre el minuto dieciséis. Es factible mencionar que esta
figura ha sido persistentemente utilizada –hasta la saturación– por los medios de
comunicación dominantes, los que han elaborado un estereotipo, la imagen, la
representación del encapuchado reduciendo su complejidad, asociándolo a una
manifestación de ―violencia subjetiva‖13 y con ello a la razón delictiva, ilegal, por
consiguiente ocluyendo y desplazando los sentidos de la protesta del movimiento indígena
hacia su criminalización.
Pues bien, ante ese mínimo pero autoritario valor estético que tiene el
estereotipo, las imágenes de encapuchados en estos audiovisuales se vuelven
radicalmente críticas al producir una recuperación de esta figura en su legitimidad, en su
dignidad y justeza política, más allá por supuesto de los marcos establecidos por el
derecho. La gente de la tierra avanza con este procedimiento estético sobre las
11
Dicha situación es señalada en un texto sinóptico al inicio del video. También se señala que cuatro años
después, la causa fue absuelta y en agosto del 2006 se recuperó el material audiovisual incautado que habría
dado origen a este trabajo.
12
Esta Ley (N° 18.314), creada en 1984 por la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet con el objeto de
perseguir y desactivar movimientos sociales, se encuentra vigente desde entonces hasta hoy, habiendo sido
perfeccionada, invocada y aplicada por parte del Estado desde que Ricardo Lagos asumiera la presidencia de
Chile el año 2000, a una década de recuperada la democracia en el país. Dicho marco, duramente cuestionado
por organismos de Derechos Humanos nacionales e internacionales, ha servido para interpretar la causa
mapuche como un problema de orden público, gestionándolo por medio de la criminalización y la
persecución legal.
13
Slavoj Žižek ha analizado la compleja interacción entre tres modos de violencia: subjetiva, objetiva y
simbólica; teniendo en cuenta, por supuesto, la distinción lacaniana entre lo imaginario, simbólico y lo real.
Según su argumentación, la violencia subjetiva tendría que ver con la violencia que se percibe, aquella
emanada de los agentes sociales, ―individuos malvados‖, aparatos represivos y las multitudes fanáticas. La
violencia subjetiva es solo la más visible de las tres. Así un acto violento es percibido solo en relación con un
principio básico acerca de lo que es una situación ―normal‖ no violenta, pero la más alta forma de violencia
sería la imposición de este principio de referencia, por el que algunos acontecimientos se muestran como
violentos (Žižek).
58
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
14
Aludo con esto a lo que Walter Benjamin conceptualizó como violencia divina, como un tipo de ―violencia
revolucionaria‖ que destruiría la fuerza coactiva del derecho, de la culpa y responsabilidad que ligan al sujeto
con el marco jurídico, es decir, que subjetiva la vida (Para una crítica de la violencia)
59
Andrés Pereira Covarrubias
60
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
III.
La condición heteróclita y múltiple de lo que tras este rodeo ya se puede llamar una
aparición de lo popular en los audiovisuales mapuche –emergencia en gran medida
autodeterminante de su propia exposición en las imágenes–, convertirá a estas
figuraciones de pueblo en un ―ámbito de conflicto inextinguible‖ (Didi-Huberman,
Pueblos expuestos, 106) no circunscriptible, insacrificable, desbordante al ―pacto social‖
del Estado-Nación/mercado chileno. Ello se puede traducir atendiendo a cómo estas
visualidades operan disruptivamente, heterotópicamente, en la dimensión de lo sensible,
15
Mapuche-warriache: gente de la tierra-gente de la ciudad; warria/kara: ciudad (Aravena). Se considera
importante referir a esta categría y no a la comúnmente utilizada de ―urbanos‖, pues esa definición corre el
riesgo de pasar por alto la complejidad social que significa el fenómeno de la migración y el proceso de
construcción identitaria en dicha dinámica; tendiendo a omitir la historicidad colectiva y el fenómeno de ―ida
y vuelta‖ que implica el proceso.
61
Andrés Pereira Covarrubias
16
Instancia que para Rancière es definitivamente política en la medida en que ―rompe la configuración
sensible donde se definen las partes y sus partes o su ausencia por un supuesto que por definición no tiene
lugar en ella: la de una parte de los que no tienen parte. Esta ruptura se manifiesta por ciertos actos que
vuelven a representar el espacio donde se definían las partes, sus partes y las ausencias de partes. La actividad
política es la que desplaza a un cuerpo del lugar que le estaba asignado o cambia el destino de un lugar; hace
ver lo que no tenía razón para ser visto, hace escuchar un discurso allí donde solo el ruido tenía lugar, hace
escuchar como discurso lo que no era escuchado más que como ruido‖ (Rancière, El desacuerdo 45).
17
Parafraseando la idea de ―imaginación figurante‖ de Villalobos-Ruminott (Soberanías en suspenso).
62
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
OBRAS CITADAS
Agamben, Giorgio. La comunidad que viene. Valencia: Pre-Textos, 1996.
—— ―¿Qué es un pueblo?‖. Medios sin fin: notas sobre la política. Valencia: Pre-
Textos, 2001. 31-36.
Ajens, Andrés. La flor del extérmino. Escritura y poema tras la invención de América.
Buenos Aires: La Cebra, 2011.
Aravena, Andrea. ―Los Mapuche-Warriache: Procesos migratorios contemporáneos e
identidad mapuche urbana en el siglo XX‖. América Indígena LIX.4 (2003):
359-385.
Belting, Hans. Antropología de la imagen. Katz Editores, 2007.
Benjamin, Walter. ―Para una crítica de la violencia‖. Estética y política. Buenos Aires:
Las Cuarenta, 2009: 31-64.
—— ―Sobre el concepto de historia‖. Estética y política. Buenos Aires: Las Cuarenta,
2009: 129-152.
Cabezas, Oscar Ariel. Postsoberanía. literatura, política y trabajo. Buenos Aires: La
Cebra, 2013.
Cragnolini, Mónica B. ―La comuidad de Nancy: entre la imposibilidad de
representación y el silencio‖. La comunidad enfrentada. Buenos Aires: La
Cebra, 2007: 59-69.
63
Andrés Pereira Covarrubias
64
Imágenes mapuche de pueblos como dispositivos de pensamiento crítico
FILMOGRAFÍA
Che uñüm. Gente pájaro. Dir. Francisco Huichaqueo. 2007. Vimeo. Web. 19 diciembre
2014. <http://vimeo.com/63830243>.
En el nombre del progreso. Dir. Danko Marimán. 2010. Vimeo. Web. 15 diciembre
2014. <http://vimeo.com/12643008>.
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65
67-85
RELACIONES INTERCULTURALES EN DOS NOVELAS
CONTEMPORÁNEAS
Intercultural relations in two contemporary novels
Resumen
El propósito de este artículo es describir –con fundamento en teorías de la
comunicación y en estudios de semiótica– las relaciones interculturales que generan los
protagonistas de la novela de Patricio Manns El corazón a contraluz: un colono rumano y su
joven cautiva selk’nam; y los protagonistas de la novela de Isabelle Autissier El amante de la
Patagonia: una joven criada de procedencia escocesa enamorada de un pescador yámana. Esas
relaciones, y en primer lugar las lingüísticas, son favorecidas, o frenadas, por factores
personales, y también por factores influyentes del contexto histórico –desde fines del siglo XIX
hasta comienzos del XX–, caracterizado por la situación de conflicto entre colonos europeos y
pueblos nativos de Tierra del Fuego.
Palabras clave: Novela, relaciones interculturales, colono, pueblo nativo, contexto histórico.
Abstract
The purpose of this paper is to describe -with basis in communication theories and
semiotic studies- the intercultural relations that are generated by the protagonists of the Patricio
Manns‘s novel El corazón a contraluz: a rumano colonist and their young selk´nam captive;
and by the protagonists of the Isabelle Autissier‘s novel El amante de la Patagonia: a young
servant coming from Scotland in love of a yámana fisher. Those relations, the linguistics in the
first place, are favoured or obstructed by personal factors, as well as by influential factors of the
historical context –from the end of the 19th century to the beginning of the 20th century–,
distinguished by the conflict‘s situation between the European colonists and native peoples of
Tierra del Fuego.
Key words: Novel, intercultural relations, colonist, native people, historical context.
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Constantino Contreras Oyarzún
¿Qué comunicación puede haber entre un rumano y una selk’nam? ¿Qué comunicación
puede haber entre una escocesa y un yámana?
Julio Popper, protagonista de El corazón a contraluz, colono ávido de poder y
riqueza, no trepida en atacar a sus rivales buscadores de oro y en atacar también a los
nativos fueguinos que cazan ovejas en las grandes estancias ganaderas, como antes
cazaban guanacos. Utiliza a su cautiva de la etnia ona solamente para el servicio
doméstico y para secretaria e intérprete, pues es multilingüe, gracias a su formación en
la escuela de la Misión Anglicana y debido a la experiencia de sus viajes por varios
países europeos como criada al servicio de un matrimonio alemán.
La relación intercultural que se establece entre el colono europeo y la nativa
fueguina es una relación asimétrica. Popper es multilingüe, pues habla tres lenguas
románicas: rumano, francés y castellano; y dos germánicas: inglés y alemán. Drimys
también es multilingüe: habla selk’nam y ha aprendido dos lenguas románicas:
castellano y francés; y dos germánicas: inglés y alemán. La pareja utiliza para
comunicarse preferentemente el inglés o el castellano. Hasta aquí parece que en la
comunicación verbal no hubiera mayores problemas. Pero están las actitudes de ambos,
que son bastante diferentes. Más allá del plano lingüístico, ella ha asimilado objetos y
formas de comportamiento de raíz europea, que utiliza principalmente cuando
acompaña a Popper a la ciudad de Buenos Aires. Él, en cambio, así como no siente
atracción por la belleza de su cautiva (es misógino que hereda un trauma desde su
infancia, cuando fue forzado por su padre a someterse al rito de la circuncisión),
tampoco manifiesta ni un mínimo interés por conocer algo de la cultura o de la lengua
selk’nam. Piensa que los ―salvajes‖ entorpecen las relaciones humanas y que nada
pueden aportar al progreso regional, aunque en algunas de sus conferencias ofrecidas en
Buenos Aires les reconociera algunas bondades.
Es evidente que Popper se orienta en el mundo guiado por un notorio
eurocentrismo. Por ejemplo, en una ocasión pide a Drimys que le lea un capítulo de un
libro que habla de los escitas, pueblo milenario que habitó en la antigua Europa Central
y parte del Este y que se caracterizaba por su extrema crueldad o ensañamiento con el
enemigo, incluso cuando este ya estaba muerto; por su habilidad para recorrer largas
distancias a caballo; y por su amor al oro y a la orfebrería (Popper, 90-93). Justamente,
Popper parece ver proyectados en su propia vida los atributos de ese pueblo; en cambio
y por contraste, según lo que revela su cautiva, a los onas les han bastado sus pies para
correr a gran velocidad, arco en manos, tras su presa de caza (ya fuera un guanaco o
bien un ñandú), no se han interesado por el oro y siempre han respetado al enemigo,
especialmente cuando ha estado desarmado.
Los selk‘nam –dice– no matan jamás a un enemigo desarmado, así sea aquel el
exterminador de su raza. El deber de un selk‘nam es respetar las leyes de Kuanip
[héroe mítico] y proteger al enemigo cuando no existe igualdad de condiciones para
un combate. Es una ley antigua, de la época del mito de la cabeza ambulante (124).
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Constantino Contreras Oyarzún
y del antiguo puente de piedra que conducía hacia un sur más remoto, tampoco se
conmueve el espíritu del rumano. Es tanta su insensibilidad y su desinterés que se
queda dormido, circunstancia que el narrador expresa en los siguientes términos:
[…] Una revelación jamás oída, […] una espléndida conseja de tal magnitud
que ninguna biblioteca podría contenerla entera, […] acababa de cruzar junto a
su cuerpo, y él no la escuchó, él no la vio, había bajado los brazos, había
reblandecido el acecho, porque, contra su costumbre, dejó que sus ojos se
cerraran en descampado, y que el más antiguo de los cantos terrestres pasara
junto a su oído y se perdiera para siempre, recóndito e irrecuperable, porque se
lo había tragado la oscuridad del sueño (155).
Otro ejemplo: en cierta ocasión la joven Drimys da a conocer otro aspecto que
considera relevante de su cultura, cual es la creencia en que un chamán tiene poderes
superiores para controlar lo que parece incontrolable. A propósito de este tema,
cuenta que un Kon, como lo era su padre, podía juntar las dos orillas de un río cuando
este era un obstáculo para huir de un peligro. Ante esta información, el poderoso
dominador de la Tierra del Fuego reacciona con una actitud francamente desdeñosa:
—Muy bien: un ―Kon‖. ¿Y qué hago yo ahora con esa palabreja?
Levantando la mirada hasta que la aceitosa luz de la lámpara que colgaba de
una viga del techo le anaranjó la piel, Drimys Winteri dijo:
—Un wizard. Un chamán. El hechicero –traduciendo (37).
En definitiva, Popper necesita expresar su sentimiento de superioridad frente al
mundo indígena. No en vano, se ha ganado el apelativo ―Rey de Tierra del Fuego‖.
Mira a los nativos, en particular a los selk’nam, desde patrones de la civilización
europea: en lo material, concede lugar únicamente al progreso mediante el capital y la
industria de su tiempo y, en lo espiritual, solo a las creencias religiosas cristianas
(catolicismo, anglicanismo), sin el mínimo interés o esfuerzo por comprender las
creencias de quienes considera inferiores, bárbaros o salvajes.
[…] Para él –dice el narrador–, fueron salvajes que necesariamente debían
desaparecer, en aras del progreso, o ser asimilados y controlados por las
misiones salesianas y anglicanas de Tierra del Fuego (153).
Tanta soberbia y espíritu de dominio parecían infundir carácter heroico a Popper;
sin embargo, su figura se derrumba al caer derrotado por sus propios errores y debilidades.
Frente al afán de poder y al espíritu impositivo de este ―Rey‖, está el espíritu
amable, sensible, solidario y respetuoso de la joven selk’nam, quien ha extraído
lecciones sabias incluso de las situaciones más adversas, como las de su cautiverio. Una
vez lograda su libertad, resulta admirable, sale enaltecida por su sabiduría y su espíritu
tolerante; en cambio, el civilizado captor ha demostrado ser más bárbaro que cualquiera
de los despreciados nativos.
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dieron impulso también a una flota mercante que activó el intercambio comercial con
otros países, particularmente europeos. Más tarde, además, llegaron eslavos, italianos,
escoceses, etc. Colonos de diversa procedencia ampliaron la actividad ganadera hacia
Tierra del Fuego. En ese proceso hubo también participación de gauchos argentinos y
chilotes. Y en Tierra del Fuego hubo otro polo de atracción: lo que se ha llamado ―la
fiebre áurea‖, a partir del descubrimiento de arenas auríferas en varios sitios de la isla. Las
descubiertas en 1885 por el ingeniero rumano Julio Popper en el Páramo de la bahía de
San Sebastián ayudaron a alimentar esa fiebre. Cuando murió José Menéndez (en 1918),
la realidad patagónica y la fueguina tenían indudablemente el signo del progreso. La
actividad ganadera y la aurífera incidieron especialmente en la vida de Punta Arenas, que
de humilde villorrio se transformó en una floreciente ciudad.
Pero Martinic no olvida la otra cara del desarrollo. Por eso hace la siguiente
afirmación:
La colonización ganadera de Tierra del Fuego, tanto en la parte chilena como en
el territorio argentino, fue causa principal de la extinción de los onas. Viéndose
en estos indígenas a enemigos naturales de la explotación se les persiguió
cruelmente, expulsándolos de los campos en los que cazaban y vivían como
dueños y señores, hasta acorralar los restos de las tribus en las regiones
boscosas del sur de la isla (Martinic, 113).
La antropóloga francesa Anne Chapman, autora del libro Los selk´nam. La
vida de los onas, al comentar la acelerada disminución de la población de dicha etnia
a fines del siglo XIX y comienzos del XX, escribe:
[…] Durante las dos últimas décadas del siglo pasado [el XIX], los indígenas
(hombres, mujeres y niños) fueron atacados por buscadores de oro y por asesinos
profesionales a sueldo de algunos propietarios y administradores de estancias. Y a
comienzos de este siglo [el XX] también fueron perseguidos y muertos por
partidas militares. Los propietarios de estancias justificaban el genocidio que
perpetraban alegando la legítima defensa de sus bienes, las ovejas. Es cierto que
los indígenas robaban ovejas, pero lo hacían porque se sentían con derecho a
tomarlas, ya que los blancos les habían robado sus territorios y matado a los
guanacos porque comían el pasto de las ovejas (Chapman, 27).
Hay también otros textos –esta vez literarios– que se refieren al tema de la
extinción de los onas. Por ejemplo, obras de Francisco Coloane, como Tierra del
Fuego (1956) y Rastros del guanaco blanco (1980). Pero aquí es posible hacer notar
particularmente un pasaje testimonial de Los pasos del hombre. Memorias (2000). En
esta obra, el autor dice que en 1929, cuando llegó a Tierra del Fuego para trabajar en
la estancia de Sara Braun, aún se comentaban los procedimientos empleados por Julio
Popper, el ingeniero que hizo fortuna con la explotación del oro, y por algunos dueños
de estancias para atacar a los onas, considerados enemigos, pues estos atentaban
contra la propiedad privada al cazarles sus ovejas (los ―guanacos blancos‖):
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Sus juicios son aún más discriminatorios al referirse al grupo yámana como una
―miserable y desmedrada raza‖ de ―innobles y asquerosos salvajes‖. En un pasaje más
compacto se encuentra la siguiente descripción:
[…] Estos desgraciados salvajes tienen el cuerpo achaparrado, el rostro deforme,
cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta, los cabellos apelmazados, la
voz discordante y los gestos violentos. Cuando se los ve cuesta trabajo creer que
son seres humanos, habitantes del mismo mundo que nosotros (Darwin, 75).
Se puede apreciar que en el período que sirve de marco histórico a las dos obras
literarias que son el objeto del presente artículo, ni las etnias fueguinas, ni sus lenguas, ni
su cultura gozaban de prestigio; todo lo contrario: eran objeto de menosprecio. Por eso
resulta excepcional que el lingüista francés Lucien Adam haya hecho a fines del siglo
XIX una descripción de la lengua yagán, trabajo publicado en su país en dos números
de una revista especializada (1884, 1885) (Clairis, 436). Igualmente, la recopilación del
léxico yámana llevada adelante por el misionero anglicano Thomas Bridges en ese
mismo período es algo excepcional, a pesar de sus prejuicios acerca de los vecinos onas.
Estos, en cambio, fueron observados y descritos en su dimensión cultural y en su
dimensión lingüística por el padre Beauvoir, de la orden salesiana, y fruto de ese interés
es su publicación, ya citada, de 1915. Solo más adelante, en la década de 1930
aparecerán en Viena las obras escritas en alemán por el sacerdote Martín Gusinde, que
pondrán atención a los aspectos etnográficos y lingüísticos de la etnia selk’nam (1931) y
de la yámana (1937). Y solo a partir de mediados del siglo XX se llevarán adelante
estudios más especializados y sistemáticos de lingüística fueguina, aunque la proporción
de hablantes de tales lenguas se haya debilitado hasta situaciones extremas (Clairis).
En cuanto al esfuerzo de los religiosos mencionados aquí por describir con base
científica las lenguas y culturas fueguinas, lo hicieron, por lo general, no en castellano,
sino en italiano, francés o alemán, y sus resultados fueron publicados también lejos del
mundo hispanohablante. Por su parte, las autoridades de la educación y la cultura de
Argentina y Chile, al parecer, tampoco se preocuparon, entonces, de acercar ese
conocimiento al sistema educacional. En cuanto a las investigaciones llevadas adelante
por antropólogos, etnógrafos y lingüistas de nuestros países, como esfuerzos universitarios
más cercanos a la actualidad, seguramente tampoco habrán llegado a remecer las
conciencias de quienes rigen los destinos del sistema educacional.
4. CONCLUSIONES
1) El mundo novelesco de ambas obras, El corazón a contraluz y El amante de
la Patagonia, donde cobra sentido el proyecto vital de cada personaje protagónico, se
estructura tomando como referente la sociedad fueguina en un período en que se
agudiza su conflicto entre inmigrantes europeos y etnias nativas.
2) En la novela El corazón a contraluz, la relación intercultural que se establece
entre el colono europeo (Julio Popper) y su cautiva fueguina (Drimys Winteri) es una
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Constantino Contreras Oyarzún
relación asimétrica. Desde el punto de vista laboral, es una relación entre un jefe con
formación militar y su subalterna (de servicio doméstico y secretaria). Desde el punto de
vista de la comunicación verbal, ambos son multilingües, por su educación y viajes
dominan varios idiomas europeos, pero no utilizan su respectiva lengua materna
(rumano/selk’nam). Para comunicarse recurren al inglés o al castellano. Ella ha
asimilado también objetos y formas de comportamiento de raíz europea, que utiliza
principalmente en la vida pública; en la vida privada se acerca a los hábitos de los
demás miembros de su etnia. Popper se atiene a los patrones culturales impuestos por
los colonos europeos y desprecia la lengua y la cultura de los nativos. Piensa que los
―salvajes‖ son un obstáculo para el desarrollo de la sociedad civilizada y progresista.
Pero sus acciones de hombre civilizado resultan ser más bárbaras que las cometidas por
los despreciados nativos.
3) En la novela El amante de la Patagonia, la relación intercultural que se
establece entre Emily, criada escocesa, y Aneki, joven pescador yámana, es una
relación diferente, una relación de índole amorosa y recíproca. Al comienzo, ella
domina solo el inglés; pero él es prácticamente bilingüe, porque habla yámana, su
lengua materna, y ha aprendido inglés con los anglicanos de las Falkland (Malvinas).
Este es el idioma que inicialmente utiliza la pareja para comunicarse y,
complementariamente, usan también la gesticulación; pero muy pronto la joven europea
se interesa por aprender la lengua indígena y él por perfeccionar su inglés. Es
importante el interés de ella por hacer acopio de palabras yámanas para formar un
diccionario y por aprender de la anciana Cushi aspectos relevantes del conocimiento
ancestral de su etnia, particularmente de sus relatos míticos y de las prácticas rituales
iniciáticas y sanatorias. Más aún, aspira a llevar una vida sencilla, como la mujer nativa,
en contacto con la naturaleza, con lo mínimo para subsistir y, sobre todo, en libertad.
Admira a la abuela Cushi, porque esta pondera los tiempos remotos en que las mujeres
tenían más poder que los varones. Finalmente, estas aspiraciones se frustran por factores
contextuales. Vuelve a vivir según los patrones de la cultura impuesta por los
inmigrantes europeos (en lo material, trabajos productivos de la crianza ovina y la
explotación forestal; en lo espiritual, cánones religiosos anglicanos). Con todo, la vida
interior de Emily se ha enriquecido, pues expresa que la experiencia más importante que
ha vivido en Tierra del Fuego es el conocimiento que ha obtenido de la lengua y la
cultura de un pueblo nativo del fin del mundo, lamentablemente en una fase de su
historia que percibe como final.
4) La trama de ambas novelas está claramente relacionada con factores
influyentes del contexto histórico-social de la Tierra del Fuego de fines del siglo XIX y
comienzos del XX. Este contexto nos presenta una sociedad compuesta por grupos
humanos de culturas y lenguas muy diferentes: 1) por una parte están las etnias nativas
fueguinas (principalmente selk’nam y yámanas); 2) por otra, están los inmigrantes de
procedencia europea (diferenciados internamente por nacionalidad, lenguas, culturas).
En este segundo grupo es posible distinguir dos subgrupos: a) los colonos, quienes,
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Relaciones interculturales en dos novelas contemporáneas
Universidad de La Frontera*
Departamento de Lenguas, Literatura y Comunicación
Casilla 78, Castro, Chiloé (Chile)
ccontcuraco@hotmail.com
83
Constantino Contreras Oyarzún
OBRAS CITADAS
Autissier, Isabelle. El amante de la Patagonia. Trad. de Manuel Serrat Crespo [del
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Buenos Aires: Zagier & Urruty Publications, 1998; b) Aborígenes de la
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Relaciones interculturales en dos novelas contemporáneas
85
87-104
PENSAR DESDE LA PASIÓN. FILOSOFAR CON VLADIMIR
JANKÉLÉVITCH
Think from passion. Philosophize with Vladimir Jankélévitch
Resumen
El pasado 6 de junio se cumplieron 30 años de la muerte del pensador Vladimir
Jankélévitch, acaecida en Paris en 1985. Se trata de un lapso temporal considerable, casi un tercio
de siglo, que nos permite realizar un balance de la actualidad y previsible pervivencia en el futuro
de su obra. En el presente trabajo pretendo realizar un breve recorrido por algunos de los temas
filosóficos que abordó en sus obras más relevantes, reivindicando la vigencia de su pensamiento
en este siglo XXI, que va abriéndose paso entre profundos dramas humanos. En cierta forma, tan
complejas circunstancias constituyen otras tantas proyecciones de las que Jankélévitch conoció a
lo largo de su extraordinaria peripecia vital. Con todo ello como telón de fondo, focalizaré mi
atención en cinco grandes asuntos: el estatuto del saber filosófico, la ética como base de la relación
con el otro, el amor, la muerte y la búsqueda de la pureza.
Palabras clave: Jankélévitch, filosofía, ética, amor, muerte, pureza.
Abstract
On June 6 the 30th anniversary of the death of Vladimir Jankélévitch, happened in Paris
in 1985. After a considerable time lag, almost a third of a century, allows us to take stock of the
present and foreseeable future survival of his work. In this paper we try to provide a brief
overview of some of the philosophical issues addressed in his most important works,
vindicating their importance thought this century, which are presented through deep human
dramas. In a way, such complex circumstances are projections of those that Jankélévitch met
throughout his extraordinary life. With all this as background, I will focus my attention on five
major issues: the status of philosophical knowledge, ethics as the basis for the relationship with
the other, love, death and the search for purity.
Key words: Jankélévitch, philosophy, ethics, love, death, purity.
FILOSOFÍA
¿Merece el resultado de filosofar el empeño y esfuerzo que en esa tarea ha de
ponerse? Esta es una cuestión que se plantean desde siempre quienes practican la filosofía
o sienten inclinación a aproximarse a su práctica, si bien hoy más que nunca aparece como
una pregunta ineludible, debido a las presiones y sacudidas a las que esta disciplina está
sometida. Vladimir Jankélévitch se planteó ese problema una y otra vez a lo largo de su
vida, en distintas circunstancias pero asumiendo en cada ocasión un considerable riesgo
por el solo hecho de afrontarlo tal como lo hizo. Así se pone de manifiesto en La paradoxe
de la morale, donde responde a ella evocando la figura de Pascal quien, ―al considerar lo
irracional de la muerte y el vacío al que estamos abocados, se preguntaba si filosofar valía
Domingo Fernández Agis
la pena‖. Desde ese punto de anclaje en nuestra tradición cultural común, Jankélévitch
respondía a continuación sin ambages: ―Claro que sí, la filosofía vale la pena a condición
de no eludir el problema radical de su propia razón de ser, que siempre es, en algún grado,
moral‖ (Jankélévitch, La paradoja, 12).
La razón de ser de la filosofía se pone en juego cada vez que nos preguntamos
por su pertinencia, en un mundo que con tanta frecuencia nos grita que no, que no es
necesaria la reflexión filosófica, que ya basta de filosofías. Un mundo en el que, frente a
la sinrazón del grito, parece imponerse la razón prudencial del silencio. Frente a él,
Jankélévitch ve necesario adoptar, sin pretenderlo en última instancia, una perspectiva
moral aunque no moralizante, cree que es necesario ver la vertiente moral que engloba la
pregunta por la pertinencia o no del saber filosófico. Porque para él ―filosofar se reduce,
en suma, a esto: comportarse ante el universo y la vida como si nada fuese por sí mismo;
contingencia o necesidad: en lo real hay algo que exige que lo justifiquen‖ (Jankélévitch,
La mala conciencia, 8). Y también nosotros mismos tenemos que justificarnos ante lo
real, pues no nos vale el simple estar ahí, la presencia sin otra densidad que la
materialidad ni otro sentido que la no ausencia.
Enfrentamiento, por tanto, a la niebla que envuelve nuestra existencia. Entre ella,
el filósofo acierta a ver las tinieblas a las que otros llaman luz. Por eso se produce su
confrontación con lo establecido, con esa equívoca transparencia, con aquella engañosa
luminosidad. Jankélévitch señala, a este respecto, que el ―poder de refutar las
certidumbres comunes es una especialidad de los filósofos‖, añadiendo un comentario
esclarecedor a propósito de las relaciones entre la filosofía y la ciencia. En efecto, para
él, ―si las ciencias nos ayudan a tomar conciencia del dato, la filosofía tal vez podría
llamarse la conciencia de las ciencias, y la moral, a su vez, no sería más que la
conciencia de esta conciencia; toda conciencia encuentra así una conciencia más
espiritual que, por así decirlo, es su interior y se ajusta a ella. La moral, como la
metafísica, empieza por rechazar evidencias; y la evidencia moral es el placer‖
(Jankélévitch, La mala conciencia, 9). En efecto, no es fácil poner en cuestión la bondad
del placer, su aparente evidencia sensible. Esta se presenta ante quien lo experimenta
como una verdad manifiesta, aunque su claridad y distinción disten mucho de la fría
evidencia de las verdades cartesianas. En todo caso, se acceda a él o no, el placer
generará inquietud, deseo, añoranza, justificación o reivindicación. Así pues, de una u
otra forma, el placer conlleva una incitación a la reflexión moral.
En consecuencia, Jankélévitch no ve justificación para que exista inquina
alguna de la filosofía ante lo sensible. Sin embargo, considera que el frecuente rechazo
de la filosofía hacia la sensibilidad proviene de una aventurada actitud crítica frente a
lo dado, de una desconfianza permanente ante todo aquello que parece bien asentado
en lo real. ―La apariencia es, por tanto, a la vez, lo primero en relación con nosotros
mismos y lo que pone en pie el paso subsiguiente; y sin embargo, el ser, sin parecerlo,
no sería lo que es, a saber Esse nudum, tenue sustancia y realidad desconocida‖
(Jankélévitch, Le je-ne-sais-quoi, 5).
88
Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
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Domingo Fernández Agis
ha de imponer sus condiciones o ser el factor clave para sortear aquellas que se nos
imponen desde instancias externas. ―La voluntad como el amor, es más fuerte que el
remordimiento y hace milagrosamente del pasado un futuro‖ (25).
El conocimiento implica otra forma de detención de su objeto, dejándolo en
suspenso entre el pasado y el futuro, aun sin permitirle asentarse en el presente. Dice por
eso Jankélévitch que ―todo lo que es cognoscible en el tiempo es inmovilidad. Todo lo
que es palpable en el presente es lo que se hace a sí mismo, es pasado o futuro, todo
realizado o cosa pendiente de realización. Todo lo que es asignable en la libertad es (en
los dos sentidos del término) determinado. Todo lo que es pensable en la muerte es
positividad vital‖ (81).
Puede que sea pobre el resultado de nuestro deseo de conocer. Este quizá tan
solo arroje parciales hallazgos que serán cuestionados y superados de inmediato. Pero
hay algo bello y valioso en el mismo impulso a conocer, sean cuales sean sus logros.
Arte y conocimiento son los frutos más deseados, a pesar de ser, en cierto sentido,
poca cosa, casi nada. Jankélévitch pone con frecuencia el ejemplo de la música, pues
no olvidemos que fue un gran amante y un profundo conocedor de esta forma de
creación artística. Nos dice que
la música, esa muy vana vanidad, ¿no es toda entera un quasi-nihil? ¿Una
pompa de jabón irisada que explota apenas se la toca? La música, que no
consiste únicamente en la melodía (puesto que el canto desnudo no es nada), ni
en la armonización de la melodía, la música a decir verdad no consiste en nada y
huye al infinito: siguiéndola penetramos en la región supraespacial y
transmundana de la irrealidad, en el País de los sueños y la Patria de las cosas
inexistentes (Jankélévitch, Le je-ne-sais-quoi, 83).
Lo que en verdad importa suele ser en realidad algo que tiene una existencia
fugaz y evanescente. Consideremos, tras haber hablado del arte y el conocimiento, es
decir, tras haber evocado algunos de los terrenos en los que se juega su posibilidad de
realización, el problema de la libertad. Para Jankélévitch ―la libertad es equívoca y
fugitiva hacia el infinito‖ pero, pese a ello, ―la voluntad de querer no puede ser
nihilizada‖. En definitiva, sostiene que ―estas dos marcas contradictorias coinciden por
la intuición en la simplicidad puntual de un casi nada‖ (Jankélévitch, Le je-ne-sais-quoi,
261). La libertad también es, por tanto, presque rien, casi nada. Pero sobre ella pivota la
posibilidad de una existencia auténtica, pese a que no encontremos con facilidad anclaje
firme para apoyar o justificar nuestra acción. Es lo que ocurre cuando, en el contexto de
la pérdida de confianza en la solidez de la racionalidad, hablamos de la libertad de
pensamiento y de la libertad de expresión. ―Decir lo que se piensa –he aquí toda la
fórmula de la Franqueza–. La franqueza se convierte en un problema en la medida en
que pierde la confianza en el logos‖ (262). Por tanto, no es solo problemática por la
desconfianza y prevención en relación con los otros.
Sin poder remitirnos a una confianza en el logos que hoy es tan difícil de
sostener, hemos de actuar y dar razones de nuestro actuar. Por ello, ―la conciencia en
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
realidad se encuentra atrapada entre dos contradicciones: o el Bien, obligado a ser bueno
a cualquier precio, se negará a sí mismo; o el Bien, más atento a la supervivencia en
general que a permanecer como bueno en stricto sensu, será previsiblemente infiel a sí
mismo‖ (Jankélévitch, Traité des vertus, 278).
La cuestionada existencia del logos afecta como es obvio a la existencia y
consistencia de la verdad. Por otra parte, como Foucault nos ha enseñado, la
construcción de la verdad es una necesidad ineludible para el poder (Foucault,
Microfísica, 180-181). Ninguna estructura social ni ningún individuo pueden funcionar
al margen de relaciones de poder y es en el seno de ellas donde se define y construye la
verdad (Foucault, la critique, 47). Por ello, la verdad no puede pensarse como algo
abstracto, singularizado e independiente de las relaciones de poder. Jankélévitch ha
insistido en esto al afirmar que ―la verdad concebida aisladamente es una verdad sin
logos, una verdad gramatical, una verdad mentirosa‖ (Jankélévitch, Traité, 279). Para él,
este tipo de verdad nos remite a los sofismas que, como es sabido, siempre contienen
algo de verdad a pesar de ser falsos en aquello que concluyen. A estos, ―en ningún lado
se les sorprende en flagrante delito de superchería, y sin embargo es necesario que estén
en la no verdad, ya que su conclusión es tan contradictoria como el suicidio de la libertad
en nombre de la libertad absoluta, o la suspensión del agente moral en el nombre del
ascetismo‖ (Jankélévitch, Traité, 279).
Por lo demás, es muy frecuente escuchar la expresión ―tomarse las cosas con
filosofía‖. Dicho de otro modo, mucho se ha hablado de resignarse ante la realidad,
asumir los hechos y negarse a transformar nada. Parece que pensara en ello Jankélévitch
cuando afirmaba que ―la resignación al absurdo, es decir, la imposibilidad necesaria, es
la filosofía misma‖ (Jankélévitch, Traité, 580). Pero ¿acaso no es más filosófica la
rebelión frente al absurdo? Nos negamos a resignarnos frente al absurdo de la existencia.
De ahí proviene el impulso filosófico determinante.
ÉTICA Y ALTERIDAD
Habría un posicionamiento previo a la elección moral, pues antes de orientar una
acción en uno u otro sentido, el sujeto moral tendría que haber optado por intentar
superar el egoísmo, poniendo el bien del otro por encima del bien propio. Es este
requisito de la elección previa lo que convierte la moral en un territorio utópico. Afrontar
la entrega completa al otro, jugarse uno la vida para defender la vida de otro, de una
multitud sin rostro, de otros a los que no nos une ningún lazo personal, tal como hizo el
propio Jankélévitch al enrolarse en la resistencia contra el nazismo, constituye la
expresión más alta del sentido ético que puede impregnar hasta lo más profundo la
existencia humana. Pero también puede ensayarse tal entrega en el territorio del deseo,
tanto o más que como puede hacerse en el territorio de la realidad. Sin embargo, ―la
preferibilidad incondicional del otro no puede justificarse de manera racional. La vida
del otro tiene un precio infinito, sea quien sea ese otro, independientemente de las
cualidades, talentos o competencias de ese otro; tengo que consagrarme a él solo porque
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Domingo Fernández Agis
es otro; porque no es yo‖ (Jankélévitch, La paradoja, 56). Al igual que Lévinas, él sabe
bien que en este insondable enigma puede encontrarse una de las fuentes del sentido de
la existencia (Lévinas, 211), no duda que ―es este inexplicable lo que explica lo
inexplicable de la segunda paradoja, la absurdidad de vivir hasta morir por ello. El hecho
de la alteridad no es siquiera, hablando con propiedad, la razón abstracta que explica el
amor‖ (Jankélévitch, La paradoja, 56). Pero ¿qué puede explicar el amor? ¿Qué puede
justificarlo? Altruismo y narcisismo se mezclan en él en dosis desiguales, las relaciones
amorosas tienen una geometría variable, una distribución asimétrica en la que el
altruismo ha de pesar siempre más que el narcisismo, sin que este último pueda estar del
todo ausente, pues su carencia absoluta también acabaría con el amor.
La filosofía tiene que ayudarnos a vivir, en lugar de ser una fuente de continua
insatisfacción y perpetuo reproche. Para él, esto conlleva asumir que hemos de
enfrentarnos al enigma de lo absoluto en terrenos tan espinosos como el de la moral.
En efecto, ―lo-que-debe-ser está hecho para realizarse un día en la tierra. Así pues, el
valor es ciertamente la razón de ser del ser, puesto que sin valor el ser no merecería
siquiera existir, no tendría derecho a la existencia; puesto que sin el valor, el ser no
sería lo que es‖ (Jankélévitch, La paradoja, 101-102). En suma, a su juicio, ―la vida
no vale nada sin las razones de vivir; pero ¿qué son razones de vivir sin una esperanza
de vida, sin una vida al menos virtual y futura? Y el ser, a su vez, es también la razón
de ser del deber-ser, razón de ser no racional o nocional, razón de ser no jurídica e
ideal, sino vital‖ (101-102).
La vida necesita razones, por más que digamos lo contrario en momentos de
desesperación absoluta y negación nihilista, necesitamos poder dar razón de la vida,
intentamos una y otra vez ser capaces de vivir envueltos en una racionalidad que,
como quería Ortega y Gasset, ha de ser razón vital (Elorza, 140).
La moral plantea retos y exigencias pero, frente a ellos, frente a los imperativos
que suscitan, abrazar el relativismo es la más seductora tentación. Podemos decirnos a
nosotros mismos que la voz de la moral no es clara (Heidegger, 293), que no clama en
el interior de la conciencia con la fuerza debida, que todo depende del punto de vista,
que mejor no poner el acento en la posibilidad de la verdad sino en la probabilidad del
error moral. Sin embargo, para Jankélévitch hay en la exigencia moral una ambigüedad
que en realidad resulta ser no ambigua. A su modo de ver, la exigencia moral se sitúa
entre dos extremos, un punto en el que la ―exigencia infinita del deber‖ y la defensa de
los ―derechos imprescriptibles‖ pueden llegar a neutralizarse entre ellos, donde lo opaco
puede llegar a mostrarse luminoso, ―consumido por la llama del amor y acariciado por
su luz‖, donde se da la oscilación permanente entre dos exigencias. Para él, es ―la
ambigüedad misma de estas cuatro ambigüedades la que da la consistencia
inconsistente, la evidencia tan inevidente, tan decepcionante y, sin embargo,
indestructible e infinitamente renaciente del imperativo moral. Un modus vivendi se
establece entre el agente moral y esa miseria interior que es la incompatibilidad
irreductible del ser y del amor‖ (Jankélévitch, La paradoja, 121).
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
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Domingo Fernández Agis
simulacro privado de fuerza vital. Siempre en guardia contra lo que denomina ―la
conciencia especulativa‖, denuncia que esta se ocupa ante todo de ―destilar sus
conceptos para que no sean más que ellos mismos y sin mezcla con ningún otro, en
administrar un vacío, por minúsculo que sea, entre el sujeto y el objeto‖. Frente a ello, se
esfuerza en mostrar que ―la dificultad del conocimiento de sí mismo es, por tanto, una
simple dificultad psicológica: ¿cómo pensar, aparte del yo, en un objeto tan próximo a
ese yo? Entre el mayor alejamiento que es condición de toda visión serena, y la mayor
proximidad, única que nos da imágenes detalladas, individuales y flagrantes,
arrebatadoras de relieve y de vida, ¿cuál es la distancia ‗óptima‘?‖ (26).
Distancia indica separación, pero también proximidad. Finis es el término
latino para designar la frontera, pero a la vez significa territorio. La distancia introduce
en la conciencia lo que hay detrás de ambas acepciones. Contrapone la conciencia
especulativa, entendida como conciencia contemplativa, a la ―mala conciencia‖, que
arrastra al individuo a una verdadera condena, al acusarse a sí misma y sucumbir al
―horror de sí misma‖. Por ello afirma que, una vez instalados en ella, ―ya no es posible
una retirada estratégica, y la conciencia, arrinconada en las últimas trincheras, privada
de ese ‗divertimento‘ que, según Pascal, le evita pensar en sí misma, la conciencia se
encuentra en lucha consigo misma; y como no puede ni mirarse a la cara ni desviar la
mirada, se encuentra atormentada por la vergüenza y los remordimientos. Uno de los
elementos esenciales de la mala conciencia es esta horrible soledad de un alma que ha
debido renunciar a toda diversión y que experimenta una especie de horror pánico o
de agorafobia moral al sentirse desnuda en presencia del único testigo al que no puede
ocultar nada, puesto que ese testigo soy yo mismo‖ (28-29).
En efecto, habría una mala conciencia tras todo ejercicio de ocultamiento que el
sujeto emprende para ponerse a salvo de la culpa, para salvaguardarse del remordimiento,
para no apesadumbrarse bajo el peso del pasado y el agobio de la irresolución.
Jankélévitch distingue entre el arrepentimiento y el remordimiento, recurriendo para ello a
considerar que lo que separa a ambos no es una simple diferencia de intensidad. Considera
así que, lejos de ser un ―remordimiento crónico‖, ―el arrepentimiento es lo contrario del
remordimiento‖, porque el remordimiento remitiría a ―la falta misma, la falta no resuelta,
que se ha hecho consciente y, por ello, dolorosa; el pecado se conoce como pecado sin
dejar, empero, de ser él mismo, de suerte que se puede decir del remordimiento que es, a
nuestra voluntad, el sujeto o el objeto, el pecado o la conciencia del pecado, o el pecador,
ya que todas esas cosas no forman más que una sola. El remordimiento, el sufrimiento
eterno y puro, en tanto que no desemboca más que en sí mismo, parece por completo
insoluble. El arrepentimiento, por el contrario, es una solución; aquí el acento se desplaza
de la falta propiamente dicha, al yo culpable‖ (79).
Así pues, en el arrepentimiento podemos ver, con Jankélévitch, una solución, una
vía de escape al atormentado deambular de la conciencia en el interior del
remordimiento. Por otra parte, el remordimiento también se contrapondría a la justicia.
De hecho él considera que es muy injusto, pues por el modo de pensar que el
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
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Domingo Fernández Agis
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
AMOR
Su punto de partida al hablar de la experiencia amorosa es afirmar que subyace
al amor un imperativo ético altruista. En ese sentido, para él, el impulso que conduce
hacia el amor carece de motivación y, en virtud de ello, por tal carencia de
fundamento motivacional, tiene un carácter categórico.
Te amo porque eres tú… ¡Lo cual, evidentemente, no es una razón! En el mejor
de los casos, es una mala razón. O simplemente: amo sin razón. O mejor aún:
¡amo contra toda razón! Amo porque amo… No hay por qué. En general, se
reconoce la sublimidad del sacrificio por el hecho irrisorio de que el amado no
merece semejante amor…: entonces, es cuando la piedad pasa a ser más
desgarradora (Jankélévitch, La paradoja, 57).
Sin embargo, no puede abandonarse por completo el narcisismo en la relación
amorosa (Derrida, Donner le temps, 12). De otra forma no habría modo de contrastar el
peso del imperativo altruista. Esto llevaría la relación amorosa a un callejón sin salida y a
los amantes a embarcarse en un proceso que puede conducir a su autodestrucción
(Fernández Agis, En torno al amor, 31-32).
No obstante, hay un potencial de superación de todo antagonismo en la
afirmación amorosa, que puede ser tanto confirmación del otro como afirmación de sí.
En efecto, es la reciprocidad de la relación amorosa lo que permite superar, siquiera
sea de forma fugaz, la aparente e irreductible polaridad de la existencia humana. Por
otra parte, también es en la reciprocidad –según Jankélévitch– donde el ser se
manifiesta en su plenitud.
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Domingo Fernández Agis
Amar hasta morir por ello puede tener dos sentidos, el uno sublime, el otro
trivial, y uno de los dos sentidos es al otro lo que es para Platón la Afrodita
urania en relación a la Afrodita casamentera. En el sentido sublime, el no-ser del
amor, aéreo como el oxígeno, es más sobre-ser que no-ser; este no-ser, que es
sobre-ser, es paradójica e incomprensiblemente una vida; una vida más allá del
ser; una vida más amplia que el firmamento estrellado de la esperanza. Y esta
vida, en su intensidad, es la vida afirmativa por excelencia (Jankélévitch, La
paradoja, 102).
El poder unificante, vivificador y de superación que conlleva el amor, está
detrás de la realización de muchos imposibles.
El tête-à-tête del amor y la muerte, del deber y la muerte, excluyendo toda
verdadera reciprocidad, nos arrincona en un callejón sin salida. El cada-vez-más
deja entonces de aparecer como un signo de vitalidad y como un crescendo
pasional; no es más que un síntoma de fiebre, y una frenética aucción tropieza
en el último momento y en última instancia con la barrera de la muerte. Es el
fracaso supremo, la caída final en la nada (Jankélévitch, La paradoja, 107-108).
Sí, la muerte marca un límite, una frontera sin retorno. Frente a ella, cada ser
humano consciente define su oportunidad y dibuja como puede el mapa del territorio
en el que quisiera proyectar sus esfuerzos (Lisciani, 333).
En él aparece la posibilidad imposible del amor puro como la más obstinada
forma de reconocimiento, de afirmación del otro, por medio de la proyección y de la
entrega de sí. Pero, en su opinión, el amor desinteresado, sin razón justificatoria, está
lejos de ser un mero capricho de los amantes. La búsqueda del amor puro es vivida, por
el contrario, como respuesta a una exigencia ética (Fernández Agis, Sofisticados, 5). En
última instancia,
nuestro amor es, para la alteridad del otro, un puro amor, porque se dirige a la
esencia misma del ser amado. Lo que ama no es tal o cual cualidad eminente en
tal o cual persona amada (un don excepcional de esta, un notable talento en
aquella), ya que el amor, en tal caso, pasaría en segundo lugar después de la
amabilidad y se extinguiría con la cualidad que le dio a luz (Jankélévitch, La
paradoja, 233).
Jankélévitch considera que esta sería una forma menor del amor, una
inframanifestación que entraña la no realización plena del mismo, pues responde a una
motivación específica y permanece condicionada por ella.
En todo caso, al poder reconciliador de la diferencia y lo disyuntivo, hay que
añadir la apertura a la posibilidad de lo posible. Y, junto con esto, claro está, el poder
afirmativo del amor. ―El amor es ‗aquello que dice sí’ y aquello que responde no al no
de la muerte, y que a continuación responde sí al sí, responde afirmativamente a la
afirmación y vitalmente a la vida, y se hace eco de la positividad del ser‖ (Jankélévitch,
La muerte, 401). Por otra parte, sostiene que
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
el amor, aún más que el alma, da a la pureza su valor y razón de ser, pues es
movimiento y no sustancia. Su pureza no es, pues, la de un ser puro de todo
ingrediente halógeno: ¿se puede pedir incondicionalmente a alguien que solo
sea él mismo, es decir, sin mezcla de ningún otro, en tanto que se ignora lo que
es en sí mismo? (Jankélévitch, Lo puro, 235).
Es mucho lo que la realización del amor exige: autoconocimiento, conocimiento
del otro, sabiduría en relación con nuestra posición y hacer común en la vida. Ante las
dificultades que se presentan a la hora de realizar el amor puro, no ha de extrañarnos su
ostensible ausencia. Para Jankélévitch, ―la falta de amor y la ausencia de cualquier
convicción apasionada explica el gusto de nuestros contemporáneos por el equívoco, el
abandono a la violencia y la fobia al rostro‖ (Jankélévitch, Lo puro, 242). Engaño,
autoengaño, hostilidad, imposibilidad de mirar al otro; todo ello convive con nosotros,
todo ello nos aleja del amor. Sin embargo, el punto de partida para la realización del
amor no es en absoluto una posición inalcanzable. Hablamos, en efecto, del ―amor que
es una consecuencia de la estima, el amor obtenido sutilizando el placer, el amor que se
edifica con sentimientos amistosos que no tendrán jamás el agudo corte de la generosa
locura o la bella hipérbole‖ (Jankélévitch, Traité, 477).
Acerca de ese sustrato, la generosidad y sus formas claman buscando su lugar.
―Amar, dar, perdonar, crear –estas cuatro iniciativas designan cuatro formas de
inocencia–,‖ Jankélévitch no podía albergar duda alguna al respecto. No obstante,
recordando el discurso de Fenelón (Fernández Agis, Sofisticados, 3-4) sobre el amor
puro, insiste en que ―el amor puro quiere almas simples, es decir, sin pliegue de
conciencia, y no retorcidas sobre sí mismas, sino enteramente perdidas y derramadas en
su cosa; las almas simples, que son buenas conciencias, van hasta el final sin detenerse
en ellas mismas‖ (Jankélévitch, Traité, 495-496). Por tanto, si un rasgo puede definirlo,
este sería la generosidad absoluta y la plena entrega a quien se ama.
LA MUERTE
Jankélévitch, como hemos visto hasta aquí, jamás ha retrocedido ante las
dificultades que conlleva un filosofar abocado al tratamiento de las más grandes
cuestiones. De esta forma, en su obra La mort, encontramos una original línea de
reflexión acerca de la muerte, en la que ahora vamos a adentrarnos.
Su punto de partida es considerar que ―la furtiva muerte no está encerrada en la
vida como el contenido en el continente, la joya en un cofre o el veneno en un frasco.
¡No! La vida está a la vez investida y penetrada por la muerte; envuelta por ella de
cabo a rabo, empapada e impregnada por ella. El que el ser hable solo del ser y la vida
de la vida es debido a una lectura superficial y demasiado literal. La vida nos habla de
la muerte, no habla de otra cosa más que de la muerte‖ (Jankélévitch, La muerte, 66).
Buscar un espacio de reflexión en el que abordar este problema, no es una tarea que
solo afecte al ámbito de lo teorético. Antes bien, se trata de una realidad presente en lo
cotidiano. Sin embargo, las dificultades se hacen presentes a la hora de construir un
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Domingo Fernández Agis
discurso acerca de la muerte. Por ello Jankélévitch señala que ―hay al menos tres
maneras de eludir el obstáculo de la indecidibilidad: la primera es el eufemismo, la
segunda la inversión apofántica, y la tercera, que será la nuestra, la conversión a lo
inefable‖ (Jankélévitch, La muerte, 68). El punto de partida ha de ser, en
consecuencia, asumir el carácter inefable de la muerte como realidad, así como la
proyección del mismo en el intento de construir un discurso, extremo en el que se
manifiesta la imposibilidad radical de decir la muerte.
Sorprende su firme convicción, al orientar sin titubeos su discurso respecto de
la muerte en la dirección menos esperable, en aquella que más dificultad encierra. En
todo caso, a su juicio, la muerte representa la precariedad e inconsistencia esencial de
todo lo humano. Por ello jamás puede apelarse a la muerte buscando un fundamento o
un sentido para la existencia. Pero, aun así,
la mortalidad termina por hacer fugaz, poroso, fantasmal, ese devenir privado de
antemano de consistencia. La muerte no es del mismo signo ni tiene el mismo
sentido que la continuación del ser, sino un sentido y un signo contrarios:
contradice esa continuación es el Menos de su Más, la negación de su positividad.
La relación de nuestro ser con su propia nada arruina completamente los cimientos
de este ser (Jankélévitch, La muerte, 75-76).
Por ello concluirá que es absurdo que, en una reflexión acerca de la muerte,
pretenda cimentarse el sentido de la vida. ―La muerte tiene tan poco de cimiento, que si
hay algo que necesite cimentarse es precisamente ella misma‖ (Jankélévitch, La muerte,
75-76). En ese sentido, Jankélévitch se aleja de la posición característica de Heidegger
en Ser y tiempo (Heidegger, Ser y tiempo, 270). En su opinión, nada podemos
sustentar de este absurdo, en este sinsentido que es la muerte. A su juicio, ―la muerte
cierra todas las salidas y detiene toda futurición. En ningún caso, de ninguna forma, en
ninguna circunstancia, bajo ninguna condición, en ningún momento la muerte
desmiente su gran rechazo. La muerte no es el horizonte infinito que nos atrae, sino el
muro opaco que nos detiene‖ (Jankélévitch, La muerte, 84).
La apuesta de nuestro pensador es clara, tanto en su dimensión discursiva como
en sus implicaciones prácticas. Jankélévitch dio, al respecto, sobradas muestras de
coherencia en su vida y su obra, si es que ambas pueden separarse en su caso. Hemos
de asumir, en consecuencia, que en la vida hay tanto crecimiento como decadencia. A
su entender, la vida posee un sentido, aunque esté infectada por un ineludible
sinsentido pues ―a medida que el tiempo pasa, el contrasentido del envejecimiento
implícito en el sentido aflora cada vez con más insistencia a la superficie del devenir; y
lo mismo que el organismo envejecido repara sus pérdidas cada vez peor y compensa
de forma cada más lenta los efectos de los traumatismos, así la esperanza optimista,
luchando palmo a palmo contra los desmentidos repetidos de manera continua al
fracaso y de la decepción, se vuelve cada día más difícil decir por qué se vive, y en
vistas a qué, y a qué viene todo esto‖ (178).
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LO PURO
Obra cuya claridad es más admirable si cabe, en la medida en que se alza desde
un fondo turbio en el que es tan difícil ver con alguna claridad, Le pur et l’impur, es
un extraordinario trabajo de autoafirmación. En sus páginas iniciales, Jankélévitch
recuerda que las palabras, ―¡Soy puro!‖, constituían el lema ―que los difuntos del
antiguo Egipto llevaban consigo como viático para el gran viaje‖. Pero, como él
mismo nos hace ver, esas palabras ―parecen más bien una protesta o la reivindicación
de un estado de derecho‖. En efecto, son ―palabras que quizá son hechos para las
momias de las necrópolis, pero que ningún ser vivo se atrevería a pronunciar de buena
fe‖ (Jankélévitch, Lo puro, 7).
La pregunta primera que hemos de hacernos es, a este respecto, cómo
caracterizar la pureza. A ella Jankélévitch responde afirmando que ―la pureza semeja a
la muerte, que también es una especie de pureza y que, para todo nuestro ser,
representa lo mismo que la nada para el todo‖ (9). Una pureza conquistada al elevado
precio de la ausencia absoluta, de un vacío que recuerda a la imposible plenitud.
De manera inevitable hay que hablar de la infancia al plantear la pregunta por
la pureza. En ese sentido, Jankélévitch nos dice que ―la pureza comparte este principio
con todas las virtudes frágiles: el niño es la inocencia misma, o la pureza sustancial,
pero, por definición, lo ignora; el niño es puro, pero no lo sabe, y precisamente esta
ignorancia es su pureza; el adulto consciente lo sabría e incluso lo sabría demasiado
bien si lo fuese, ¡pero justamente porque lo sabe deja de serlo!‖ (Jankélévitch, Lo
puro, 7). La pureza del otro puede ser pensada, la de uno mismo, jamás, pues se
esfuma cuando pretende ser consciente de sí misma. La fragilidad de la pureza es tal,
que es imposible reconocerse en ella, habitarla de forma consciente, ya que en el
momento en que lo hacemos la pureza se desvanece o, si pretende permanecer, se
transforma en simulacro.
En cualquier caso, ante el carácter inaprensible de la pureza, es preciso dirigirse
a su contrario si queremos aproximarnos a ella. Bien sabe Jankélévitch que es
imposible la alusión consistente a la pureza, sin tener presente lo impuro. De esta
forma, un filosofar sobre la pureza será imposible de construir sin la descripción de la
impureza que acompaña a aquella como ineludible contrapunto. Las manifestaciones
de lo impuro se presentan ante nosotros como innumerables. De este modo, en su
opinión, todo intento de enunciación de la pureza constituirá una operación análoga a
la de la teología negativa, que procede diciendo lo que no es Dios, para ofrecer
mediante ello una cierta caracterización de lo que Dios es (15-16).
Es posible, por tanto, una inferencia indirecta de lo que pueda ser la pureza, por
medio de la enunciación de lo que la pureza no es. En cualquier caso, las dificultades
que plantea su conocimiento llevan a Jankélévitch a afirmar que ―la pureza no solo es
rara. La pureza es además inexistente; la pureza no es solamente inexistente de hecho
o hasta el momento presente, sino que también es imposible que exista aquí o allá bajo
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Pensar desde la pasión. Filosofar con Vladimir Jankélévitch
Universidad de La Laguna*
Facultad de Humanidades. Sección Filosofía
Campus de Guajara s/n.38071 La Laguna, Tenerife (España)
dferagi@ull.edu.es
OBRAS CITADAS
Derrida, Jacques. Donner le temps. Paris: Éditions Galilée, 1991.
—— ―Une certaine possibilité impossible de dire l‘événement‖. En Soussana, Gad
(et al), Dire l’événement, est-ce possible? Paris: L‘Harnattan, 2001: 79-112.
Fernández Agis, Domingo. Mucho más que palabras. Zaragoza: Eclipsados, 2009.
—— En torno al amor. Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2015.
—— Sofisticados caníbales. Saarbrücken: EAE, 2012.
Elorza, Antonio. La razón y su sombra. Barcelona: Anagrama, 1984.
Foucault, Michel. Qu’est-ce que la critique? Paris: Vrin, 2015.
—— Microfísica del poder. Trad. J. Varela y F. Álvarez Uría. Madrid: La Piqueta, 1980.
Heidegger, Martin. Ser y tiempo. Trad. J. E. Rivera. Madrid: Trotta, 2003.
Jankélévitch, Vladirmir. La muerte. Trad. M. Arranz. Valencia: Pre-textos, 2002.
—— Lo puro y lo impuro. Trad. J. L. Checa. Madrid: Taurus, 1990.
—— La mala conciencia. Trad. J.J. Utrilla. México: FCE, 1987.
—— La paradoja de la moral. Trad. N. Pérez. Barcelona: Tusquets, 1983.
—— Le je-ne-sais-quoi et le presque-rien. Paris: PUF, 1957.
—— Traité des vertus. Paris : Bordas, 1949.
Lévinas, Emanuel. Totalidad e infinito. Trad. D.E. Guillot. Salamanca: Sígueme, 2002.
103
Domingo Fernández Agis
Lisciani Petrini, Enrica. ―Porque solo somos la corteza y la hoja… Acerca de La Mort
de Vladimir Jankélévitch‖. Logos. Anales del seminario de Metafísica. Vol. 44
(2010): 331-354.
Lukács, Georg. El joven Hegel. Trad. M. Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1976.
Plourde, Simonne. ―E. Lévinas et V. Jankélévitch: un ‗grain‘ de folie et un ‗presque-
rien‘ de sagesse pour notre temps‖. Laval théologique et philosophique. Vol.
49. Nº 3 (1993): 407-421.
104
105-118
AMALFITANO O LA ROSA ILIMITADA DE LOS VIENTOS: LA
NACIÓN IMAGINARIA EN LOS SINSABORES DEL VERDADERO
POLICÍA, DE ROBERTO BOLAÑO
Amalfitano or The Unlimited Wind Rose: the imaginary nation in Los sinsabores del
verdadero policía, of Roberto Bolaño
Resumen
El presente estudio intenta demostrar que mediante la novela Los sinsabores del verdadero
policía (2011), Roberto Bolaño construye una alegoría de las fisuras que se provocan en las tramas
simbólicas de la geografía global mediante la figura de su protagonista Oscar Amalfitano. A partir
de este personaje en constante tránsito por distintos territorios, el autor deja en evidencia la situación
diaspórica de un sujeto que representa el conflicto de aquellos individuos que traspasan las fronteras
establecidas en la lógica del mapa trazado por Occidente, constituyendo así una transgresión de la
propia configuración identitaria nacional. Desde este enfoque, se propone la figura de Amalfitano
como el sujeto que deconstruye la idea eurocéntrica de la ―rosa de los vientos‖ y permite apropiarse
de esta misma noción para generar un juego casi ―archimboldiano‖: el origen de una ―rosa ilimitada
de los vientos‖.
Palabras clave: Nación, identidad, cartografía, territorio, líneas de fuga.
Abstract
The present study attempts to show that through the novel Los sinsabores del verdadero
policía (2011), Roberto Bolaño constructs an allegory of the cracks that are caused in the symbolic
frame of global geography through the figure of its protagonist, Oscar Amalfitano. From this
character in constant transit through other territories, the author shows clearly the diasporic situation
of a subject that represents the conflict of individuals who cross borders established in the logic of
the map drawn by the West, thus constituting a violation of the configuration of national identity
itself. In this approach, the figure of Amalfitano as the subject that deconstructs the Eurocentric idea
of wind rose and allows the appropriation of this notion to generate an almost "archimboldiano"
game: the origin of the the unlimited wind rose.
Key words: Nation, identity, cartography, territory, vanishing points.
Existe un elemento en común que puede aunar las obras de Roberto Bolaño en
cuanto a sus temáticas, este elemento es el del viaje. El viaje es evidenciado en este
autor bajo distintas dinámicas de movimiento de los personajes, los que a su vez van
construyendo el universo de su novelas como una especie de ―mapa imaginario‖.
Es así como en varias novelas del autor podemos constatar la presencia de
protagonistas que, por una razón u otra, deciden emprender un viaje para subsanar sus
circunstancias. Es el caso de Oscar Amalfitano, personaje que además de transitar por
distintas latitudes territoriales, también ejecuta un desplazamiento intertextual desde una
novela a otra del mismo autor (el personaje también figura en 2666).
Para el caso de esta propuesta, interesa la figura de Amalfitano como un
personaje que demuestra la transgresión del concepto de Nación impuesto bajo la lógica
eurocéntrica. Respecto de este concepto, Balibar y Wallerstein en Raza, nación y clase
mencionan que:
[…] consiste en creer que las generaciones que se suceden durante siglos en un
territorio más o menos estable, con una denominación más o menos unívoca, se
transmiten una sustancia invariable. Consiste también en creer que esta evolución,
cuyos aspectos seleccionamos retrospectiva de forma que nos percibamos a
nosotros mismos como su desenlace, era la única posible, representaba un destino.
Proyecto y destino son las dos figuras simétricas de la ilusión de la identidad
nacional (136).
Me sirvo del último alcance hecho por los autores en su definición, ya que se
contempla la noción de ―identidad nacional‖, idea que en este trabajo representa un
punto de encuentro entre otros términos que más adelante trabajaré. Por otro lado,
Benedict Anderson en Comunidades imaginadas define nación de la siguiente manera:
―[…] una comunidad política imaginada como inherente limitada y soberana‖ (23); es
interesante esta definición al considerar la impronta que Anderson le asigna a los cuatro
términos que rigen su definición (comunidad, imaginada, limitada, soberana). Ahora
bien, Ignacio Álvarez se apropia de la definición de Anderson y la complementa
señalando que:
[…] la nación se construye como artefacto cultural y no como sentimiento,
principio espiritual (en palabras de Renan) o fatalidad. El sentimiento, el principio
espiritual o fatalidad son eventuales contenidos de lo nacional –imaginados a
posteriori como eternos o naturales– y nunca su definición esencial (27-28).
De este modo, la idea de Álvarez es la que más se acomoda a la intención del
trabajo que pretendo establecer para situar el concepto de Nación como una construcción
cultural, y desde esta perspectiva hacer las consideraciones necesarias para el análisis
mismo. Se concibe así, para los efectos de este análisis, el cuestionamiento de una
cartografía que impone sus construcciones imaginarias mediante la idea de frontera.
106
Amalfitano o “la rosa ilimitada de los vientos”
1
En una nota anterior se mencionó la idea de nación según Benedict Anderson. Pues esta noción se desprende
del concepto de ―comunidades imaginadas‖, el que elabora el mismo autor para referir que una nación es una
comunidad construida social, e imaginada por las personas que se conciben como parte del grupo de esta
comunidad.
107
Samir Said Soto
2
El crítico se afirma de la construcción de esta obra como un amalgama textual que da vida al entramado
narrativo, el que es armado mediante retazos de diferentes escritos que Bolaño habría elaborado muchos años
antes de su muerte. Si bien para el español esta obra no calza con los criterios de novela según la orientación
original que Bolaño habría dado a estos escritos, en su condición de edición póstuma ella se ha recepcionado
como novela. Ahora bien, no es propósito de este estudio ahondar en la afirmación que elabora Echevarría,
pero estimo conveniente abrir la posibilidad a la crítica académica para discutir esta situación.
3
Por medio de su obra Modernidad líquida Bauman hace un gran aporte al estudio de la modernidad desde
una mirada crítica que profundiza sobre todo en el tópico de la identidad.
108
Amalfitano o “la rosa ilimitada de los vientos”
109
Samir Said Soto
111
Samir Said Soto
parece claro que esta identidad nacional de un sujeto se ve afectada en cuanto a las
influencias simbólicas que este recibe desde la colectividad con la que comparte su
entorno social y geográfico. De esta forma, existen ciertas repercusiones que se van
generando a medida que esta identidad nacional se va forjando:
La identidad también presupone la existencia de otros que tienen modos de vida,
valores, costumbres e ideas diferentes. Para definirse a sí mismo se acentúan las
diferencias con los otros […] Así surge la idea del ―nosotros‖ en cuanto distinto a
―ellos‖ o a los ―otros‖ […] Si bien la diferencia es un proceso indispensable para
la construcción de identidad, la oposición hostil al otro no lo es, y constituye un
peligro de todo proceso identitario (Larraín, Identidad chilena, 32).
Siguiendo las ideas de Larraín, es posible dar cuenta que la identidad nacional se
aliena en gran parte mediante la percepción territorial que han generado los elementos
simbólicos de las capas dominantes de un propio territorio, es decir, elementos como la
delimitación cartográfica forjarán el esquema de la Nación que cobijará o marginará a
los sujetos que conviven y transitan dentro de sus límites impuestos de acuerdo con
cómo estos se ajusten al proyecto de este mismo territorio. El narrador de Los
sinsabores nos permite dilucidar en una de sus escenas la construcción identitaria de
Amalfitano en base a sus circunstancias geográficas:
Los chilenos, se decía, no sabemos envejecer y por lo común caemos en el ridículo
más espantoso; no obstante, ridículos y todo, en nuestra vejez hay algo de valentía,
como si al arrugarnos y enfermarnos recobráramos el valor de nuestra infancia
templada en el país de los terremotos y maremotos (por lo demás, lo que Amalfitano
sabía de los chilenos solo eran suposiciones, hacía tanto que no los veía) (129).
El personaje se ha desprendido de sus raíces territoriales y, por esta razón, ha
dejado de poseer una identidad ligada a la lógica del espacio territorial. Sin embargo, ya
que esta normativa jurídica del territorio responde a un fundamento epistémico, es lógico
pensar que para que esta perpetúe en el tiempo se requiere de una estrategia subyacente
que mantenga la dinámica de adecuación a las reglas sociales. Así, la frontera se
transforma en un elemento cartográfico trascendental para el dominio que intentan
imponer quienes trazan la Nación sobre los sujetos fragmentados, problemática que en
variadas ocasiones lleva al protagonista al conflicto interior cuando recuerda su vida
pasada en Chile: ―[…] un país imaginario llamado Chile que a Amalfitano le atacaba los
nervios aunque de tanto en tanto procuraba enterarse de lo que sucedía allí […]‖ (63).
Por otra parte, si se considera que la construcción de la identidad de un sujeto
puede estar influenciada por el imaginario que configura su territorio, esta dependerá
sobre todo de la valoración y aceptación que tenga de lo que se ha elaborado bajo las
normas cartográficas, y en ese sentido, para un individuo que se desplaza de manera
constante, traspasando las fronteras de diversos territorios, el mapa viene a constituir
una imagen y referente simbólico espacial, que podrá considerar o no considerar. Ante
112
Amalfitano o “la rosa ilimitada de los vientos”
la función y carácter que adquiere el mapa como representación, Valeria de los Ríos
menciona lo siguiente:
El carácter político en la elaboración de mapas (tanto materiales como cognitivos)
se relaciona con el concepto mismo del mapa como representación abstracta del
espacio. El mapa intenta capturar el territorio en una superficie plana y permiten
ver algo que de otra manera permanecería invisible. Al mismo tiempo, traslucen
las estructuras de conocimiento de quienes los elaboran. A pesar de que el
territorio es un referente concreto de los mapas, estos suelen ser construcciones
simbólicas e ideológicas, capaces de reflejar, por ejemplo, la estructura colonial o
de dependencia, sirviendo a intereses políticos o económicos. En pocas palabras,
los mapas son instrumentos materiales que permiten visualizar relaciones
espaciales y de poder. Generalmente, son trazados por quienes detentan una
posición privilegiada en una relación de poder (una característica de esta posición
es precisa poseer la prerrogativa de representar) y un ejemplo de esto es la
proliferación de los mapas imperiales (241).
El trazado del mapa, como bien señala De los Ríos, busca representar la
resignificación que Amalfitano le otorga al mapa, me permite sospechar en la posibilidad
de la desintegración de los límites de la cartografía. Consecuencia de lo anterior se
generan dos instancias para el personaje en cuestión: primero, quedar fuera de los
márgenes del mapa, y por tanto, no ser parte de un proyecto nacional, ni mucho menos
compartir un sentimiento de identidad nacional. Pero en segundo lugar, esta misma
circunstancia le otorgaría la posibilidad de construir desde la marginación una identidad
cimentada en su propia subjetividad, y no sometida a las normas cartográficas.
Estas sospechas me permiten creer que para Bolaño no existe una lógica de
representación que se rija por los parámetros topográficos del Estado-Nación, ya que tal
como va evidenciando Amalfitano mediante sus desplazamientos, el territorio no tiene
fronteras, estas no son más que imaginadas y puestas al servicio del dominio como una
trama simbólica que intenta establecer un imaginario impositivo. Desde una perspectiva
optimista, esta conformación de una identidad fragmentaria del personaje, bien podría
oponerse a la imagen de una identidad trizada, ya que es el resultado de una experiencia
transcultural que sus propias intervenciones por el mapa han generado. Las intervenciones
y movimientos de Amalfitano permiten la apropiación de estos fragmentos vivenciales
que dan forma a su subjetividad.
LA FRONTERA IMAGINARIA
Bolaño en su discurso ―El exilio y la literatura‖ al hablar acerca de su amigo Mario
Santiago como una forma de introducir la temática del texto, menciona lo siguiente:
Austria y México y Estados Unidos y la feliz extinta Unión Soviética y Chile y
China le traían sin cuidado, entre otras cosas porque no creía en países y las
Únicas fronteras que respetaba eran las fronteras de los sueños, las fronteras
temblorosas del amor y del desamor, las fronteras del valor y el miedo, las
113
Samir Said Soto
fronteras doradas de la ética. Y con esto tengo la impresión de que he dicho todo
lo que tenía que decir sobre literatura y exilio o sobre literatura y destierro.
Me quedo con estas palabras del chileno referidas a la situación de su amigo
Santiago, las que, curiosamente, permiten comprender de qué manera piensa Bolaño la
idea de frontera y, además, son más que aplicables también a las circunstancias de su
personaje Amalfitano.
Pero al situarnos en la lectura de Los sinsabores, y pensando en la figura de
Amalfitano, ¿qué sentido adquiere la noción de ―frontera‖ en la construcción de la identidad
nacional de un sujeto? Si entendemos según Ignacio Álvarez el concepto de Nación como
un artefacto cultural que, aunque se postula como una construcción de identidad, este
cambia de manera constante en el tiempo, la idea de frontera se permea en el imaginario
social que alimenta a la cultura de un territorio, de esta manera los sujetos que comparten
una identidad nacional construida gracias al imaginario de esa cultura, manejan los mismos
códigos simbólicos de espacio y tránsito. Por tanto, la frontera pasa a ser un sistema
simbólico de control no solamente espacial, sino también identitario. Esta situación es la que
precisamente se transgrede en la historia de Amalfitano, quien al desplazarse de manera
continua desde un territorio a otro polemiza con el mapa trazado por Occidente.
La idea de frontera que plantea Tatiana Calderón puede orientar de mejor forma
cuál es el sentido que adquiere el concepto en la construcción de identidad:
La aporía de la frontera radica en su hermetismo y permeabilidad. En su holgura
semántica abarca el límite, el margen, el confín, la línea, la franja, el borde.
Concepto polisémico, la frontera […] atañe primero al territorio y sus
problemáticas históricas, sociales y políticas, para luego alcanzar un nivel
simbólico ligado a la reconfiguración de las identidades culturales (21).
De esta forma, la frontera constituye esa ―zona de contacto‖ de la que habla
Mary Louise Pratt en Ojos Imperiales, zona que permitiría un desplazamiento que
provoca líneas de fuga en el mapa inscrito desde el logos occidental. Para el caso de
aquellos que transgreden estas fronteras, el concepto de identidad se reconfigura.
Los desplazamientos de Amalfitano se convierten en una alegoría clave que
permite desdibujar el mapa establecido por la Nación globalizada, y es aquí donde es
posible preguntar también cuál es el lugar de aquellos sujetos que no responden a la
lógica que impone el territorio mediante el sometimiento a los límites cartográficos.
El lugar es el ―aquí‖ y el ―allá‖ en paralelo, como un cronotopo que permite
generar un peregrinaje libre por los recovecos territoriales. La desadaptación a las
normas espaciales que dicta el Estado es en primer término un conflicto identitario, pero
a su vez, se transforma en una estrategia que revierte la situación de dominio epistémico
y le permite a los sujetos escapar de la dinámica impositiva de las fuerzas que ejercen
las ―fronteras imaginarias‖. Un claro ejemplo de esto, es la propia hija del protagonista,
Rosa Amalfitano quien, en cierto modo, ha tenido que sortear conflictos de desarraigo
similares a los de su padre:
114
Amalfitano o “la rosa ilimitada de los vientos”
115
Samir Said Soto
4
El libro fue publicado el año que se indica en el apartado, sin embargo, es la reedición del 2000 por Lumen
la que incluye el prólogo de Gimferrer.
116
Amalfitano o “la rosa ilimitada de los vientos”
la revolución, o el latir insurrecto de las pulsiones atávicas tras la rutina sórdida del vivir
acorralado en las esquinas desde las que, día a día, el orden o el desorden íntimos
impugnan el orden o el desorden exterior (Gimferrer citado en Echevarría,
Extraterritorial, 444).
Los sinsabores es una alegoría espacial que plasma este ―desorden íntimo‖ en las
condiciones del sujeto en conflicto con su deambular por los distintos territorios que han sido
determinados por el entramado de la ―aldea global‖ que lo ha ido marginando por medio de
sus límites geográficos. Amalfitano es quien personifica esta imagen alegórica en la novela.
Y tal como se defiende en este estudio, la idea de Bolaño mediante el diseño y desarrollo de
este personaje es poner entre las coordenadas del mapa del lector, un sujeto capaz de
desdibujar la estructura de la geografía mapeada por sus propios márgenes.
Entendida de este modo, la novela Los sinsabores del verdadero policía viene a dar
cuenta de las problemáticas no solamente de aquellos individuos en una circunstancia de
diáspora, sino que, además, es la posibilidad de comprender que el sentido que busca la
Nación mediante sus imaginarios territoriales y topográficos, son la norma con que pretende
perpetuar la representación simbólica de la identidad nacional. El imaginario que Amalfitano
transgrede mediante estas líneas de fuga fronteriza, permite al lector entender que este
personaje es el referente de un sujeto marginado por la cartografía del proyecto nacional,
pero que no resiste la clausura de su historia, ya que ―Su identidad es el misterio./ Y en este
misterio/ se halla la puerta de toda maravilla‖ (113). Es este el misterio que subyace en la
novela y debe ser revelado por el lector para llegar a abrir la ―puerta de toda maravilla‖,
aquel que está en la suma de todos los desplazamientos del protagonista: una identidad
híbrida y desarraigada que gira y gira como una ―Rosa ilimitada de los vientos‖.
Universidad de Playa Ancha*
Doctorado en Literatura Hispanoamericana Contemporánea
Av. Playa Ancha 850, Valparaíso (Chile)
ssaidsoto@gmail.com
OBRAS CITADAS
Álvarez, Ignacio. Novela y nación en el siglo XX chileno: Ficción literaria e identidad.
Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009.
Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. Ciudad de México: Fondo de Cultura
Económica, 1993.
Areco, Macarena. Cartografía de la novela chilena reciente: realismos, experimentalismos,
hibridaciones, subgéneros. Santiago de Chile: Ceibo Ediciones, 2015.
Balibar, Etienne; Wallerstein, Immanuel. Raza, nación y clase. Madrid: IEPALA, 1991.
Bauman, Zygmunt. Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica
de Argentina S.A., 2004.
Bolaño, Roberto. Los sinsabores del verdadero policía. Madrid: Editorial Anagrama
S.A., 2011.
—— 2666. Madrid: Anagrama, 2004.
117
Samir Said Soto
118
119-135
1
LLEUPEKO TUWÜN . UN ESTUDIO EXPLORATORIO SOBRE
NIVELES DE COMPETENCIA EN MAPUZUNGUN EN NIÑOS
MAPUCHES DE LA ARAUCANÍA2
Lleupeko tuwün. An exploratory study on proficiency levels in Mapuzungun among
mapuche children in the Araucanía region
Paula Alonqueo Boudon*
Fernando Wittig González**
Nataly Huenchunao Huenchunao***
Resumen
En este artículo se presentan y discuten los resultados preliminares de una investigación
en torno a la competencia lingüístico-comunicativa en mapuzungun de niños procedentes de una
zona reconocida por su alta vitalidad lingüística. La muestra del estudio se compone de 34 niños
mapuches, de 6 a 10 años. Los datos se recogieron mediante la aplicación de un instrumento de
medición directa (Cuestionario de Competencia Lingüística en Mapuzungun, CCLM), realizada
individualmente en dependencias de la escuela rural a la que asisten los participantes. Los
resultados generales muestran que la competencia en la lengua es de un bajo nivel, y que el
desempeño es mejor en comprensión que en producción. Se destacan cuatro casos que presentan
niveles de competencia media o alta, y que corresponden a niños de mayor edad. Se discuten las
implicaciones de estos resultados a la luz de los procesos de adquisición y transmisión
intergeneracional del mapuzungun.
Palabras clave: Mapuzungun, niveles de competencia, niños mapuches, medición directa,
adquisición de la lengua.
Abstract
This article presents and discusses the preliminary results of an investigation about the
linguistic and communicative competence in mapuzungun of children from an area renowned for
its high linguistic vitality. The sample consists of 34 Mapuche children between 6 and 10 years of
age. Data were collected through the application of a direct measurement instrument
(Questionnaire of Language Proficiency in Mapuzungun). The application was carried out
individually at the rural school attended by the participants. The overall results show low levels of
language proficiency, and performance is better in comprehension than production. Four cases
with medium or high level proficiency in mapuzungun, corresponding to older children, were
highlighted. The implications of these results in light of the processes of language acquisition and
the intergenerational transmission of mapuzungun are discussed.
Key words: Mapuzungun, proficiency levels, mapuche children, direct assessment, language
acquisition.
1
Provengo de Lleupeko
2
Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto Fondecyt Nº1130504 “Factores culturales, evolutivos y socio-
lingüísticos en la construcción de los conceptos de espacio, tiempo, y número en escolares mapuche de zonas
rurales”, del que la autora principal de este artículo es investigadora responsable.
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
1. INTRODUCCIÓN
Hay amplia coincidencia en las investigaciones sociolingüísticas en cuanto a la
disminución de hablantes de mapuzungun y los bajos niveles de competencia que estos
presentan (Lagos, 2012; Zúñiga, 2007). En ese contexto, Gundermann, Caniguán,
Clavería y Faúndez (2011) plantean que la lengua podría estar en peligro de extinción si
no se modifican algunos patrones como la creciente concentración de hablantes activos
entre adultos y mayores y la disminución sostenida de niños con manejo activo de la
lengua. En estas investigaciones se destaca también la heterogeneidad con que se
distribuye la vitalidad de la lengua mapuche en relación con variables geográficas,
generacionales y socioculturales. Siguiendo a Giannelli (2008), algunos territorios
mantienen redes de hablantes con mayor uso activo de la lengua y circuitos de
transmisión intergeneracional vigentes, lo que explicaría la coexistencia de procesos
diferenciados de bilingüismo en la población mapuche infantil de una misma
comunidad o de comunidades aledañas (Olate, Alonqueo y Canigúan, 2013).
La investigación empírica en torno al bilingüismo mapuzungun-castellano en
niños es reciente y se caracteriza por el uso de métodos indirectos como cuestionarios
de autopercepción y entrevistas a informantes clave. Olate y Henríquez (2010), en su
análisis de la vigencia del mapuzungun en escuelas con programas de Educación
Intercultural Bilingüe (EIB), observan que el mapuzungun es una lengua vigente en las
comunidades donde están ubicadas las escuelas y su uso es más activo entre adultos y
ancianos en los espacios sociales comunitarios. En la escuela, en tanto, el principal
agente de uso es el Asesor Cultural o Educador Tradicional y, en menor grado,
profesores y escolares.
Henríquez (2014) estudia la competencia en mapuzungun en escolares lafkenche
y pewenche de la VIII Región (Biobío). Los datos obtenidos dan cuenta de bajos niveles
de competencia en los niños lafkenche y una situación opuesta en los escolares de la
zona pewenche, principalmente debido al uso interactivo de la lengua en su entorno
familiar. No obstante, los resultados de las comunidades escolares analizadas muestran
que la situación de la lengua en la zona pewenche no es homogénea.
Los trabajos de Relmuán (2005) y Ñanculef (2012) dan a conocer procesos de
transmisión a los niños, desde las pautas socioculturales mapuches en comunidades
wenteche de Padre las Casas y nagche de Chol-Chol. En ambos casos se observa una
presencia significativa de la lengua en los espacios de socialización familiar y comunitaria
(en contraposición con el ámbito escolar). Las autoras destacan la función que desempeñan
ciertos agentes (abuelos o kimche) en la socialización lingüística de los niños.
Las investigaciones hasta aquí mencionadas acuden a métodos indirectos para
estudiar la competencia en mapuzungun. El uso de cuestionarios de autorreporte o de
reportes de terceros (Karmiloff y Karmiloff-Smith, 2001) y de encuestas sociolingüísticas
(Hernández y Almeida, 2005) puede implicar un sesgo en las respuestas de los
participantes que sobrevalore o subvalore los desempeños reales de los sujetos. Se
120
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
121
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
3
El proyecto considera una muestra de cuatro escuelas. Los resultados globales del estudio se encuentran en
fase de elaboración.
122
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
3. MARCO METODOLÓGICO
3.1. OBJETIVOS
Los objetivos de esta investigación son: (1) evaluar la competencia lingüística
oral en mapuzungun de niños mapuches y (2) describir desempeños característicos de
cada nivel de competencia en comprensión y producción.
El diseño de la investigación es de tipo cuantitativo, de corte transeccional con
alcance descriptivo.
3.2. PARTICIPANTES
Mediante un muestreo por conveniencia se seleccionó a 34 niños mapuches (13
niñas y 21 niños) de 6 a 10 años de edad, quienes residen en la comunidad mapuche de
Truf-Truf, ubicada a unos 10 km de la ciudad de Temuco; esta zona se caracteriza por
mantener una alta vitalidad en el uso de la lengua y en las prácticas culturales
tradicionales (Relmuán, 2005; Durán y Quidel, 2007).
Se contactó a los niños en la Escuela Ñielol Che Kimün,establecimiento rural que
tiene una matrícula aproximada de 470 estudiantes distribuidos desde pre-básica hasta
enseñanza media. Debido a la alta proporción de estudiantes mapuches, el establecimiento
cuenta con el programa de Educación Intercultural Bilingüe. La selección de los
participantes se hizo basada en dos criterios de inclusión: a) autoidentificación mapuche y
b) residencia en la comunidad de Truf-Truf. Como criterios de exclusión se consideró la
participación en programas de integración escolar y un rezago escolar superior a 2 años.
3.3. INSTRUMENTO
Se aplicó un instrumento evaluativo de elaboración ad hoc denominado
Cuestionario de Competencia Lingüística en Mapuzungun (CCLM, en adelante)4. La
selección de tareas, las consignas y los materiales utilizados como reactivos consideran el
principio de validez ecológica (García, Tirapuy Roig, 2007). El cuestionario incluye
4
Este instrumento fue elaborado por el equipo de investigación del proyecto Fondecyt N° 1130504 y del
proyecto DIUFRO DI12-0005
123
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
5
Dentro de las expresiones cotidianas, están por ejemplo: kümelekaymi?; chew mapu tuwimi?; petu
mongeley tami laku? (¿estás bien?), (¿de dónde provienes?), (¿vive tu abuelo todavía?), respectivamente.
6
Se hace referencia a expresiones como: ¡rinkünge!, ¡küpalnge kiñe wangku! o ¡yemenge mamüll! (¡salta!),
(¡trae una silla!), (¡anda a buscar leña!)
7
Se hace referencia también a expresiones como: ¿chew püle müley tami ruka?¿tunten achawall müley? y
¿eymi ikeymi rangiantu? (¿hacia dónde queda tu casa?), (¿cuántas gallinas hay?, en referencia a figuras de
animales), (¿comiste hoy al mediodía?)
124
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
3.5. PROCEDIMIENTO
Para llevar a cabo esta investigación se tomaron los debidos resguardos éticos
mediante el consentimiento informado de los padres de los escolares y el asentimiento
de estos últimos por medio de la firma de la documentación pertinente.
Los ítems del cuestionario fueron formulados íntegramente en mapuzungun; no
obstante, atendiendo a la heterogeneidad sociolingüística de los niños, las consignas
generales se entregaron en español. La aplicación del instrumento estuvo a cargo de una
profesora básica, hablante nativa de la lengua. Cada ítem fue presentado en dos
oportunidades, ambas en mapuzungun. La administración individual del cuestionario
tuvo una duración aproximada de 30 minutos. Las respuestas de los participantes fueron
registradas en formato de audio y por escrito. Una vez finalizado el procedimiento,
como retribución por su participación, a cada niño se le entregó una colación y
materiales escolares.
125
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
4. RESULTADOS
4.1. EVALUACIÓN GENERAL DE LA COMPETENCIA
En esta sección, presentamos los resultados generales obtenidos tras la aplicación
del CCLM. En la Tabla III se muestra la distribución porcentual de niños por nivel de
competencia, tanto en comprensión como en producción. Los resultados indican bajos
niveles de competencia general8, no obstante, el rango de los puntajes obtenidos en
comprensión (desde Baja Inferior hasta Alta) es más amplio que el de producción
(desde Nula hasta Media Superior).
Tabla III. Distribución de niños según nivel de competencia en mapuzungun
Nivel de Competencia Comprensión Producción
f % f %
Nula 0 1 (3)
Baja inferior 25 (73) 30 (88)
Baja superior 5 (15) 0
Media inferior 1 (3) 2 (6)
Media superior 1 (3) 1 (3)
Alta 2 (6) 0
Total 34 (100) 34 (100)
8
Si se suman los resultados de “baja inferior” y “baja superior”, el 88% de los participantes se sitúa en este
nivel, tanto en comprensión como en producción.
126
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
9
Son todos niños de 8 a 10 años.
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Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
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Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
4.2.5 ALTA
En este nivel de competencia se registraron dos casos solo en la dimensión
comprensión. Para dar cuenta de ello se tomará el caso del niño que obtuvo el mejor
129
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
5. DISCUSIÓN
Las ideas que se plantean en esta sección deben entenderse en relación con el
alcance exploratorio de esta investigación. El análisis permitió establecer diferencias en
el desempeño de los participantes en las dimensiones de comprensión y producción. En
líneas generales, los desempeños registrados muestran una secuencia progresiva entre
los niveles de competencia y las dimensiones lingüísticas consideradas en el
instrumento. Por último, los resultados muestran una posible relación entre nivel de
competencia y edad.
En un plano general, los resultados sitúan el desempeño de los niños en niveles
bajos de competencia. Cuantitativamente, los resultados en comprensión concentran al
88% de los participantes entre los niveles de competencia Baja Inferior y Baja Superior.
Una proporción similar se observa en los resultados de producción, donde el 88% de los
participantes alcanza el nivel de competencia Baja Inferior y 3% (1 caso) obtiene un nivel
de competencia Nula. En este escenario de baja competencia en mapuzungun destacan
casos particulares que obtienen desempeños de nivel medio y alto, casi todos con mejores
resultados en comprensión que en producción (ver Tabla III). Estos resultados son
coincidentes con los datos presentados por Henríquez (2014), respecto de un grupo
específico de niños que “poseen algunas competencias receptivas o de comprensión, pero
carecen de las competencias productivas mínimas que les permitan comunicarse”
(Henríquez, 29). Estas diferencias entre compresión y producción responden a un proceso
característico en la adquisición de una segunda lengua (Karmiloff y Karmiloff-Smith,
2001); este fenómeno se acentúa en el caso de lenguas en situación de desplazamiento,
como la lengua mapuche (Álvarez-Santullano et al, 1997).
130
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
131
Paula Alonqueo, Fernando Wittig y Nataly Huenchunao
6. REFLEXIONES FINALES
En estas páginas se han presentado y discutido los resultados de un estudio
exploratorio que utiliza la medición directa para determinar niveles de competencia en
mapuzungun en una muestra intencionada de niños mapuches menores de 10 años. Para
dar cuenta del desempeño de los niños en comprensión y producción oral se propuso
una relación progresiva entre niveles de competencia y dominios lingüísticos
específicos. El enfoque de esta investigación permite avanzar en el conocimiento
respecto del bilingüismo mapuzungun-castellano en población infantil, hasta ahora
centrado en los diagnósticos de vitalidad a base de diseños sociolingüísticos. Los
hallazgos analizados en la sección previa permiten proyectar la investigación acerca de
este fenómeno en distintas direcciones.
De la relación observada entre edad y nivel de competencia se desprende la
necesidad de profundizar en el estudio de la adquisición del mapuzungun en niños
mayores de 10 años, cuestión que podría abordarse con diseños longitudinales o de
alcance comparativo. Con la incorporación de los resultados de las otras escuelas
consideradas en el proyecto podremos identificar con mayor certeza esta relación.
Estos mismos datos permitirían evaluar la pertinencia de la hipótesis de
adquisición tardía que se ha planteado en la discusión. El proceso de adquisición de una
lengua desborda lo estrictamente lingüístico, por lo que el foco de indagación debiera
orientarse a la interacción de las distintas dimensiones que convergen en el proceso. Por
ejemplo, las actitudes lingüísticas de las familias y las representaciones que los padres
tienen respecto del bilingüismo en los niños constituyen un elemento central para
comprender con mayor profundidad el proceso de adquisición de la lengua mapuche.
Los trabajos de Huenchunao (2015) y de Ñanculef (2012) son un punto de partida
significativo en esta dirección.
Los dominios lingüísticos incluidos en el instrumento se proponen como punto
de partida para abordar el estudio de la competencia oral en mapuzungun en población
infantil. En este trabajo no se asume que estos dominios constituyan de modo
excluyente el núcleo central de esta competencia. La condición de lengua en peligro y
las implicancias que esto tiene para la socialización lingüística de los niños son factores
que dificulta la identificación de los dominios lingüísticos pertinentes para este contexto
en particular.
132
Lleupeko Tuwün: un estudio exploratorio sobre niveles de competencia en mapuzungun
Universidad de La Frontera*
Departamento de Psicología
Centro de Investigación en Lenguas, Cognición y Cultura (CILCC)
Francisco Salazar 01145, Casilla 54D, Temuco (Chile)
paula.alonqueo@ufrontera.cl
Universidad de La Frontera***
Francisco Salazar 01145, Casilla 54D, Temuco (Chile)
n.huenchunao@gmail.com
OBRAS CITADAS
Álvarez-Santullano, Pilar, Forno, Amilcar y Contreras, Manuel. “Presentación de un
instrumento para medir actitudes y conductas lingüísticas en comunidades
mapuche-huilliches”. Alpha 13 (1997): 91-110.
Centro de Estudios Públicos (CEP). Estudio de opinión pública. Los mapuche rurales y
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135
137-151
BOSQUEJOS DE LO UNIVERSAL: LA APERTURA DEL
LENGUAJE EN TRILCE, ALTAZOR Y EN LA MASMÉDULA
Sketches of the universal: the opening of language in Trilce, Altazor and
En la masmédula
Resumen
Este trabajo propone una aproximación a tres obras centrales de la poesía
latinoamericana: Trilce, Altazor y En la masmédula, tomando como base la confrontación entre
las limitaciones que el lenguaje necesariamente impone y la voluntad radicalmente transgresora
que estos textos exhiben. En particular, el trabajo explora la tensión entre la tendencia del lenguaje
a fragmentar la realidad mediante conceptos y la aspiración a la unidad –la superación de toda
fragmentación– que denotan los procesos verbales desplegados en estas obras. Para profundizar el
análisis, se propone un diálogo entre el lenguaje poético y el pictórico, tomando como referencia
los planteamientos teóricos de Piet Mondrian y su visión acerca de la relación entre lo
―individual‖ (la fragmentación) y lo ―universal‖ (la unidad).
Palabras clave: Crítica del lenguaje, experimentación poética, Trilce, Altazor, En la Masmédula.
Abstract
This article presents an approach to three masterpieces of Latin American poetry: Trilce,
Altazor, and En la masmédula, based on the confrontation between the limitations that language
necessarily entails and the rule-breaking attitude that these poetical works display. Specifically,
this study explores the tension between the tendency to divide reality into segments inherent in
language and the quest of unity –the cancellation of any kind of segmentation– that underlies
verbal processes in Trilce, Altazor, and En la masmédula. In order to deepen the analysis, this
work poses a significant connection between poetical and pictorial language, taking as reference
Piet Mondrian‘s theoretical contributions about the relationship between ―individual‖ and
―universal‖ forms.
Key words: Critique of language, poetical experimentation, Trilce, Altazor, En la Masmédula.
1. LA INDIGENCIA DE LA REALIDAD
Juzgar la realidad exterior como insuficiente. Cuestionar la legitimidad del llamado
―mundo objetivo‖. Conciencia de una fractura. Disidencia. Desde el romanticismo en
adelante, la creación poética se desarrollará en gran parte impulsada por una experiencia de
profunda insatisfacción y escepticismo: hacia la razón, hacia la mentalidad ilustrada. A juicio
de Alfredo de Paz, el elemento que unifica el movimiento romántico por toda Europa lo
constituye, precisamente, ―la condena radical de cualquier racionalismo, la glorificación de
la intuición, del sentimiento y de la pasión [...] como únicas fuerzas redentoras de un mundo
cuya norma era la mediocridad‖ (50). Para el sujeto romántico, la realidad circundante está
Niels Rivas Nielsen
1
Al hablar de ―ambiciones del espíritu‖ vale la pena recordar la descripción que Albert Beguin desarrolla en su
exhaustivo estudio acerca del romanticismo alemán: ―todo el empeño de los románticos tiende a rebasar las
apariencias efímeras y engañosas para llegar a la unidad profunda, la única real, de manera que se esfuerzan por
encontrar todo lo que en nosotros puede sobrevivir de nuestros poderes anteriores a la separación‖ (106). En igual
dirección se orienta la visión que propone Harold Bloom acerca de los principales exponentes del romanticismo
inglés: ―Keats se aproxima a ese acto supremo de la imaginación romántica, tan dominante en su maestro
Wordsworth: la fluida disolución o desvanecimiento donde los límites del tiempo y el espacio desaparecen, y las
fronteras entre el ser y el no ser, la vida y la muerte, parecen derrumbarse‖ (315).
138
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
cual siente pertenecer […] Hay que recobrar a cualquier precio los métodos que nos
permitan ser dueños del mundo o perdernos en la inmensidad cósmica […] En un intenso
abandono a las sensaciones, es donde Rimbaud busca el éxtasis que le permita llegar a la
contemplación de la eternidad‖ (466).
Como se puede deducir de los ejemplos anteriores, la idea de que la realidad
exterior se había adelgazado sustancialmente, convirtiéndose en un territorio
desencantado, carente de profundidad y de misterio, germinó con fuerza más que
suficiente durante el siglo XIX, para convertirse, al despuntar el siglo siguiente, en una
de las piedras angulares de las poéticas vanguardistas. En el surrealismo esto se percibe
con singular claridad. En su análisis del primer manifiesto de André Breton, el poeta y
crítico Juan Eduardo Cirlot subraya esta apreciación:
El tono (del Manifiesto) es altanero y desdeñoso. Comienza por una declaración
contra la vida, considerándola esencialmente como insuficiencia; hace un
inventario de los pobres motivos de felicidad cotidiana, de las conquistas de la
razón y de la miseria del destino humano. Salva de esta visión pesimista la
independencia de la infancia y señala cómo las imperiosas necesidades prácticas
conspiran para destruir implacablemente los poderes de esas etapas ensoñadoras
de la vida. Abominando el positivismo y el realismo, llega Breton a defender el
―derecho a la locura‖ contra la general sumisión a los principios de la lógica, del
sentido común, de la coherencia de lo habitual (128).
La ―esencial insuficiencia‖ que se le atribuye a la realidad objetiva no solo
movilizará las búsquedas metafísicas del surrealismo sino que, en un marco más
amplio, puede ser considerada como el detonante de uno de los procesos artísticos más
importantes ocurridos a fines del siglo XIX y principios del XX, a saber, la
consagración de la autonomía de la obra de arte, el descrédito y abolición de la
obligación mimética. Pues ¿qué valor tendría emplear la palabra poética para expresar
una realidad mediocre? Si la realidad circundante es concebida como insuficiente, ¿por
qué la poesía y el arte en general tendrían que guardarle algún tipo de lealtad? ¿por qué
tendrían que reconocer en ella la verdad o la belleza? Frente a una realidad empobrecida
por ―el Estado, el orden público y sus coacciones, el bienestar establecido, el curso
convencional del amor y de las familias, el cristianismo, la moral‖ (Raymond, 30), el
poeta elige dirigir su mirada fuera de las coordenadas del mundo que lo rodea. Ahí
podrá presenciar la eclosión de inéditas imágenes e intuiciones. Más aún, podrá ser su
artífice. Empieza, con esta aspiración, un proceso creciente y sistemático de
experimentación poética: la búsqueda de realidades no objetivas conlleva una ―voluntad
de ruptura, disonancia y distorsión de los modelos literarios establecidos‖ (Verani, 30).
2
La cita pertenece al texto ―La poesía‖, breve manifiesto leído por Huidobro el año 1921 en el Ateneo de Madrid
–en pleno apogeo de las vanguardias– y publicado en 1931, como prólogo a la edición madrileña de Temblor de
cielo. Otro ejemplo acerca de este punto lo constituye el consabido non serviam que Huidobro le espeta a la
naturaleza, en su texto homónimo, leído en el Ateneo de Stgo. en 1914 y publicado por primera vez en 1945, en
la Antología de Vicente Huidobro de E. Anguita: ―Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu
amo […] Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares,
tendré mi cielo y mis estrellas. Y ya no podrás decirme: ese árbol está mal, no me gusta ese cielo […] los míos
son mejores‖ (Obra poética, 1295).
140
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
3
Libro publicado por Mondrian en la revista De Stijl, a lo largo de trece entregas entre 1919 y 1920. Fundada en
1917 por el mismo Mondrian y Theo van Doesburg, De Stijl ―recogió en breve tiempo las mejores energías
pictóricas orientadas en sentido abstracto‖ (De Micheli, 248), convirtiéndose en un importante catalizador del
espíritu experimental que dominó la escena artística durante las primeras décadas del siglo XX.
4
Apollinaire publicó Meditaciones estéticas. Los pintores cubistas en París en 1913. El texto es un reflejo
ejemplar del ―clima de fervor intelectual en el que nació el cubismo‖ (De Micheli, 305).
141
Niels Rivas Nielsen
términos espirituales, similares a los que emplea Mondrian: ―El arte actual –sostiene–,
sin ser emanación directa de creencias religiosas determinadas, presenta sin embargo
varios rasgos del gran arte, es decir del Arte Religioso‖ (22).5
5
En esta misma línea, Mircea Eliade, en Lo sagrado y lo profano, señala que en el arte moderno lo sagrado se
halla camuflado en formas y significaciones profanas. Ante el decaimiento de la religión institucionalizada, el arte
canalizaría las inquietudes espirituales de las sociedades occidentales modernas.
6
Esta cita fue extraída del libro La nueva imagen en la pintura. Mondrian lo publicó por entregas en la revista De
Stijl durante1917 y 1918.
142
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
7
Publicadas en 1922, 1931 y 1956 respectivamente, Trilce, de César Vallejo; Altazor, de Vicente Huidobro; y
En la masmédula, de Oliverio Girondo, llevan el afán de ruptura y la exploración del lenguaje propios de las
vanguardias a una de sus manifestaciones más radicales. Cabe citar las palabras del crítico Hugo Verani,
quien señala: ―sin estridencias, se publica en 1922 la obra más perdurable de la vanguardia latinoamericana:
Trilce‖ (30), libro que a su juicio constituye un punto de inflexión en el tratamiento de la escritura y en el que
―la desarticulación expresionista del lenguaje, de la sintaxis y de la forma‖ (30) ilustra de forma ejemplar ―la
voluntad de ruptura, disonancia y distorsión de los modelos literarios establecidos‖ (30). Por su parte, Saúl
Yurkievich resalta el impacto de Altazor al afirmar que en esta obra la poesía se convierte en ―lenguaje de la
creación‖ (Cuanto miren, 19), alcanzando ―la máxima autonomía referencial, formal, figurativa y lingüística.
Nadie puede sobrepasar los confines de lo concebible y lo comunicable marcados por este texto limítrofe.
Altazor es aventura y hazaña irrepetibles‖ (19). En la masmédula, por cierto, se aparta cronológicamente del
periodo abarcado por las vanguardias, pero quizás este mismo hecho permite considerarla como un
espléndido colofón de las mismas. No en vano Enrique Molina destaca de esta obra atributos similares a los
de Trilce y Altazor. ―La estructura misma del lenguaje sufre el impacto de la energía poética desencadenada
en este libro único‖, sostiene el crítico y poeta argentino (34). En la masmédula, añade, cada frase opera como
un ―sismo psíquico‖, provocando un impacto ―sin tregua en el que el intelecto y la sensibilidad son agitados al
unísono con la misma violencia‖ (36).
8
Cabe precisar que el enfoque ha sido elaborado a partir de textos seleccionados de Vallejo, Huidobro y Girondo,
no de la totalidad de sus obras.
143
Niels Rivas Nielsen
9
Llegado este punto, cobran pleno sentido las apreciaciones sobre el lenguaje desarrolladas por G. Giorgi y F.
Rodríguez en su prólogo al texto Ensayos sobre biopolítica: ―Hablar es antinatural […] La palabra es la muerte
tanto de la cosa viva como del que habla, su asesinato diferido. Cuando hablamos perdemos la plenitud de una
presencia inmediata‖ (17).
10
―Jugamos fuera del tiempo / y juega con nosotros el molino de viento‖ (Huidobro, Altazor, 84). Hecha esta
declaración, comienza la creciente metamorfosis del molino.
11
Por cierto, la aspiración a la música juega un rol clave no solo en este fragmento sino en todo Altazor. Ya en el
primer canto nos encontramos con versos como los que siguen: ―Dadme mis violines de vértigo insumiso / Mi
libertad de música escapada‖ (Huidobro, Altazor, 43). En el contexto de trasgresión y ruptura que propone la obra, la
música se convierte en herramienta privilegiada de subversión. El poeta utiliza sus ―violines de vértigo insumiso‖
145
Niels Rivas Nielsen
para movilizar la disolución de las estructuras que nos brinda el orden conceptual, empujando la intelección hacia una
zona resbaladiza y desconocida. En ese terreno inestable acontece, por cierto, el ―vértigo‖, entendido como ausencia
de soportes pero sobre todo como ausencia de amarras, como rebelión ante la fuerza gravitatoria del concepto.
146
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
poema: ―yo abismillo‖, ―yo dédalo‖, ―yo voz‖, ―pulpo yo‖… Volvemos, pues, a la idea de
extensión: la cerrazón de la forma individual cede una y otra vez, con lo que el yo participa
de múltiples identidades que en definitiva lo convierten en una entidad transversal:
―panyo‖, yo total, yo exento de toda fragmentación. Tal como señala Saúl Yurkievich, en
este poema Girondo lleva el yo a su extremo, ―lo radicaliza, lo colma, lo satura, lo
magnífica o denigra hasta el último grado, hasta tornarlo universal‖ (Fundadores, 213).
Llaman la atención las formas finales que asume el yo: ―vamp‖, ―maramente‖,
―gong‖. La ―saturación‖ y la ―amplificación‖12 que sacuden al yo y que promueven su
apertura superlativa desembocan en expresiones abstractas, ajenas a toda cartografía
verbal. La vibración de lo universal, como se desprende del poema, exige rutas
expresivas inéditas. Esta solo puede ser pensada mediante configuraciones intelectuales
liberadas de todo condicionamiento, de todo contenido impuesto por el lenguaje
práctico, cuya base es la fragmentación y la existencia de demarcaciones semánticas
firmemente establecidas. Así, en el límite donde el yo radicaliza su extensión, donde se
encuentra a la vez con el todo y con la pérdida, con la exuberancia y con el vacío:
―panyo‖, ―yo ralo‖, ahí, en ese punto decisivo, el poema da un giro fundamental,
enfrentando al lector a lo que Paz denomina interiorización de la visión poética, vale
decir, la representación puramente subjetiva, la vivencia irrepetible que tiene lugar en la
profundidad de la conciencia. ―Yo vamp‖, ―yo maramente‖, ―yo gong‖: como se puede
apreciar en la secuencia final del poema, el bosquejo de lo universal ha de asumir una
forma expresiva rigurosamente íntima, determinada por una resonancia interna antes
que por cualquier consideración de orden objetivo.
12
Yurkievich utiliza estos dos términos para referirse a los mecanismos expresivos con que Girondo provoca la
extensión de los objetos que entran en su corriente verbal. Tal como señala en su ensayo ―La pupila del cero‖,
incluido en el libro Fundadores de la nueva poesía latinoamericana: ―Hay en Girondo un eje de exaltación vital
que opera un reintegro fraterno al cosmos […] Este eje vitalista eufórico se expresa a través de una inflación
encomiástica, extremadamente emotiva […] Esta tendencia expansiva se concreta en los textos mediante dos
recursos: la saturación y la amplificación‖ (213).
147
Niels Rivas Nielsen
austeras13. Kandinsky, por el contrario, eligió un derrotero formal cuyo rasgo central es
la exuberancia de la línea y el color, la vibración, el estallido de múltiples
combinaciones expresivas14. Malévich a su vez desembocó en la supresión de toda
forma, relación y color, como lo manifiesta su ―Cuadrado blanco sobre fondo blanco‖15.
La pintura nos ha enseñado de forma bastante tangible que la representación de
lo universal excede todo consenso. En el plano de la poesía podemos ver algo similar.
Vallejo, Huidobro y Girondo comparten la aspiración de superar la limitación de lo
individual, de ―introducir, en el interior de un mundo fundado sobre la discontinuidad,
toda la continuidad de la que este mundo es capaz‖ (Bataille, 23), pero a la vez cada uno
de ellos elige una ruta expresiva particular. De esta manera, lo universal se nos presenta,
por ejemplo, bajo el signo de una superlativa pluralidad: el molino en su intento de
abrazar todos los ámbitos de la experiencia, todas las parcelas de lo real, ―las noches y
las mañanas‖, ―el cielo y la tierra‖. En este caso, lo universal se erige a partir del
reconocimiento de la naturaleza radicalmente proteica del objeto. Metamorfosis,
ductilidad, apertura: tales son los trazos que conforman su bosquejo. Otro poema, en
cambio, nos mostró que lo universal se configura a partir de la disolución de las formas
pormenorizadas: el cristal que en su expansión se ―marcha a formar las izquierdas, los
nuevos Menos‖, recluyéndose en una soledad innominable. El objeto se redime e
inmola a la vez. Se orienta hacia lo universal en la medida en que se desintegra. De
igual manera, vemos en el último texto analizado que lo universal nos empuja fuera del
lenguaje: el yo que es panyo, que es posyo, y cuya naturaleza última se resuelve en una
secuencia de formas abstractas, inasignables para el discurso establecido: vamp,
maramente, gong. Sería difícil encontrar un ejemplo que ilustre de mejor manera que
este la idea rimbaudiana de la ―invención de lo desconocido‖: la intuición visionaria
exige romper las fronteras de la palabra, perforar la trama verbal y dejar testimonio de
esa experiencia en el poema16. El resultado no puede ser otro sino el de una forma
13
Mondrian, en La nueva imagen en la pintura: ―Lo universal se expresa en la línea por lo recto, en el color por
lo plano, lo puro, y en la relación por lo equilibrado‖ (24).
14
Kandinsky, en Mirada retrospectiva: ―Toda cosa ‗muerta‘ palpitaba. No solamente las estrellas, la luna, los
bosques, las flores, de que hablan los poetas, sino también una colilla en un cenicero, un botón blanco, paciente
que nos echa una mirada desde el charco de agua de la calle […] Todo eso me mostraba su rostro, su ser interior,
el alma secreta que con más frecuencia calla que habla […] Eso me bastó para comprender con todo mi ser y con
todos mis sentidos la posibilidad y la existencia del arte que hoy se llama ‗abstracto‘ por oposición al arte
figurativo‖ (99).
15
Malevich, en Manifiesto del suprematismo: ―Decisiva es la sensibilidad; a través de ella el arte llega a la
representación sin objetos, al suprematismo […] El artista se ha desembarazado de todo lo que determinaba la
estructura objetivo-ideal de la vida y del arte: se ha despojado de las ideas, los conceptos y las representaciones,
para escuchar solamente la pura sensibilidad‖ (De Micheli, 327-328).
16
En sus cartas a Georges Izambard, escritas en 1871, Rimbaud se refiere al poeta como ―vidente‖: descifrador
de signos, rabdomante capaz de reconocer y traducir la vibración esencial de cada objeto, de cada experiencia.
Para alcanzar esta condición, Rimbaud recurrirá a un ―largo, inmenso y razonado trastorno de todos los sentidos‖
(84), en el entendido de que ese tortuoso y superlativo procedimiento le permitirá acometer la tarea esencial del
ejercicio poético: alcanzar lo desconocido, saltar salvajemente ―hacia cosas inauditas o innombrables‖ (84). En
ese punto, tras haber agotado ―todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura‖ (84), el poeta se convierte en
148
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
6. EPÍLOGO
El sustrato lógico-racional del lenguaje promueve la segmentación de lo existente
en categorías estancas, subrayando la separación de los objetos, la distinción rigurosa entre
―lo uno‖ y ―lo otro‖. Octavio Paz lo expresa certeramente cuando afirma que el mundo
occidental se define por la formulación ―esto o aquello‖, a diferencia de otras culturas que
privilegian la noción ―esto y aquello‖, o, más aún, ―esto es aquello‖18, lo que pone de
manifiesto la primacía de la fragmentación –la parcelación semántica– en nuestros
procesos de aprehensión de lo real. De esta manera, el lenguaje establecido proyecta a
nuestro alrededor una realidad compuesta por entidades individuales y discontinuas,
impulsándonos a ver cada objeto cerrado en sí mismo, ajeno a imbricaciones, a puntos de
fusión, a señales de unidad o vinculación con el conjunto de lo existente. El estudio nos
mostró que diversos procesos verbales (asociaciones insólitas, saturación y amplificación
―el gran enfermo, el gran criminal, el gran maldito –¡y en el supremo sabio!‖ (84). Así, la verdadera creación
poética resulta inseparable de una radical conmoción psíquica, capaz de poner en suspenso los formatos
perceptivos que rigen la vida ordinaria. Tal ambición, por cierto, requiere de la experimentación y exploración de
nuevos lenguajes poéticos. En palabras de Rimbaud: ―Las invenciones de lo desconocido reclaman formas
nuevas‖ (89).
17
Cobra sentido aquí la expresión de Nietzsche acerca del sujeto jovial, despierto, que se libera de la servidumbre
impuesta por el ―gigantesco entramado y andamiaje de los conceptos al que de por vida se aferra el hombre
indigente‖ (200) y que, en esa renovada tesitura, se abandona voluptuosamente al exceso de su visión. En ese
punto, por fuerza ha de cuestionar el lenguaje y señalar su precariedad mediante la elaboración de ―metáforas
rigurosamente prohibidas o concatenaciones conceptuales jamás oídas‖ (200).
18
En El arco y la lira: ―el mundo occidental es el del ‗esto o aquello‘; el oriental, el del ‗esto y aquello‘, y aun el
de ‗esto es aquello‘‖ (Paz, 141).
149
Niels Rivas Nielsen
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150
Bosquejos de lo universal: la apertura del lenguaje en Trilce, Altazor y En la masmédula
151
153-173
¿ES LA RELECTIO DE INDIS SOLO UN DISCURSO DE
ANÁLISIS POLÍTICO?1
Is the Relectio of Indis only a discourse of political analysis?
Resumen
Este artículo postula que el mejor modo de leer la Relectio de Indis de Francisco
de Vitoria (1539) es considerar que no solo se trata de un texto que pertenece al género
de análisis político. Para fundar esta hipótesis de lectura la investigación discurre en tres
niveles: analiza el contexto de producción del texto; fija las características de los textos
de análisis político y propone un autor y lector modelos de la Relectio. La conclusión de
la investigación distingue entre interpretación y uso del texto, y sostiene que la
interpretación de la Relectio exige que el lector empírico conozca los tres niveles de
análisis, mientras que el uso del texto exige considerar que él trata un conjunto de
soluciones a problemas perennes en las sociedades: los dilemas interculturales.
Palabras clave: Semiótica, cooperación del lector, lectura teológica, Relectio de Indis,
lector modelo
Abstract
This article postulates that the best way of reading Francisco Victoria‘s Relectio of Indis
(1539) is having in mind that it not only is about a text which belongs to the political analysis
genre. To support this reading hypothesis, the investigation proceeds in three levels: First, it
analyzes the context of production of the text; second, it sets the features of the texts of political
analysis and; third, it proposes an author and model reader of the Relectio. The conclusion of the
investigation distinguishes between interpretation and the use of text as well as it holds that the
interpretation of the Relectio demands the empiric reader to know the three levels of analysis,
whereas the use of the text demands him to deal with a set of solutions to perennial problems in
societies: intercultural dilemmas.
Key words: Semiotics, reader cooperation, theological reading, Relectio of Indis, model
reader.
1
Investigación realizada en el marco del Proyecto FONDECYT Regular N° 1120536 titulado ―La influencia de
la filosofía práctica de Francisco de Vitoria en la argumentación teológico-jurídica de la real audiencia (1700-
1810)‖ y cuyos investigadores responsables son Juan Pablo Zambrano Tiznado y Claudio Agüero San Juan.
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
INTRODUCCIÓN
Leer autores clásicos del pensamiento occidental es un ejercicio intelectual que
presenta muchos desafíos al lector empírico. Desde la Literatura la reflexión sobre qué
son, cuáles son y cómo deben leerse los clásicos son problemas recurrentes y tales
controversias se extienden a la Filosofía y a la Historia, entre otras disciplinas. Ítalo
Calvino (1991) en un ensayo sobre este problema ofrece un listado de razones que
responden a la pregunta por qué leer a los clásicos. Usando los criterios propuestos por
Calvino es claro que la Relectio de Indis es un clásico de la filosofía Occidental (en lo
que sigue usamos la denominación Relectio para referirnos a esta obra de manera
simplificada). No es posible probar aquí completamente el estatus de clásico de la
Relectio, pero nos ocuparemos de las dos razones más ilustrativas: la séptima y la
octava razones en la lista de Calvino.
Dice Calvino en la séptima razón que ―los clásicos son esos libros que nos llegan
trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la
huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más
sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres)‖ (Leer los clásicos, 15). Según
Calvino una pregunta que debe formular el lector al leer un clásico es si los significados
asociados por la cultura al texto estaban implícitos en él o, en realidad, son
incrustaciones, deformaciones o dilataciones. Para responder a esta pregunta lo
recomendable es, según Calvino, la lectura directa del original y la evitación de la
bibliografía crítica, de los comentarios y de las interpretaciones. Estas obras secundarias
son calificadas de polvillo en la octava razón: ―Un clásico es una obra que suscita un
incesante polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de
encima‖. Cuando se levanta esta capa de polvo el clásico vuelve a sorprendernos y ―nos
enseña necesariamente algo que no sabíamos; a veces descubrimos en él algo que
siempre habíamos sabido (o creído saber) pero no sabíamos: que él había sido el
primero en decirlo (o se relaciona con él de una manera especial). Y ésta es también una
sorpresa que da mucha satisfacción, como la da siempre el descubrimiento de un origen,
de una relación, de una pertenencia‖ (Leer los clásicos, 16).
La huella de la Relectio en la tradición hispanoamericana es indiscutible. Sin las
ideas de Vitoria y sin las ampliaciones, modificaciones y críticas que por más de cinco
siglos se le ha realizado es imposible comprender el proceso de modernización del
derecho en esa tradición. Luego, este amplio impacto cultural no es razón para pensar
que se han agotado todas las lecturas disponibles del texto. De hecho, la presencia de
nuevas lecturas del mismo texto (relecturas en términos de Calvino) nos permitiría
sustentar el estatus de clásico de la Relectio. El desafío es entonces levantar el polvillo
del discurso crítico y mostrar algo nuevo. Este afán inspira este artículo.
El objetivo de este artículo es reflexionar sobre un modo de releer la Relectio de
Indis de Francisco de Vitoria. La tesis afirma que no se trata solo de un texto de análisis
político, sino que, principalmente, es un texto que deja en evidencia un modo de pensar
la teología como ciencia y de usarla. Con algunas herramientas semióticas de la obra de
154
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
2
Aquí la actuación de Vitoria también fue relevante. En la cátedra Nominal se explicó inicialmente a
Gregorio de Rimini, pero ya en 1528 se le sustituye por Durando, quien no era un nominalista y tenía una
doctrina afín con la del Aquinate. Huelga decir que toda esta docencia era contraria al estatuto universitario.
En la cátedra de Escoto los estatutos de 1538 ordenaban la lectura de la obra, pero en la práctica, nuevamente
la normativa no se cumplía. Por ello en el claustro de 5 de mayo de 1550 se trató de imponer el reglamento
por sobre las prácticas docentes arraigadas. Dice el libro de claustros ―Yten mandaron notificar al lector de la
cátedra de Escoto que leha [a] Escoto según lo manda el estatuto, so pena de ser multado a quien [hiciere] lo
contrario‖ (AUSA).
156
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
invierno y estaba programada con una hora y media cabal de lectura con una pequeña
interrupción para oir Misa. Más allá de lo fijado en los estatutos, era muy común que no
se leyera el tiempo programado (Simòn Rey, 109-164). Como veremos en esta sección,
existían importantes diferencias entre lo preceptuado por las reglas universitarias y la
práctica de los docentes.
La introducción de la Summa en las aulas universitarias no era una gran novedad
científica pero, como ya hemos resaltado, era una decisión docente que no respetaba las
reglas vigentes3. Las cuestiones de qué y cómo enseñar eran, tal como hoy, asuntos
controvertidos en términos políticos y teológicos. Esa controversia solo se disolvió
parcialmente en 1538 porque en ese año la universidad de Salamanca aprobó sus
primeros estatutos4. En el proceso de redacción de esos estatutos formó parte Vitoria5.
El 14 de octubre de 1538 se aprobaron los estatutos que vinieron a complementar la
Constitución de Martín V. Aunque los estatutos de 1538 volvieron a fijar el texto de
Pedro Lombardo como el libro básico para la enseñanza de la Teología, las reglas
dejaban un margen de libertad al profesor para que desarrollase las cuestiones más
convenientes6. Ese margen de libertad, pensado como excepcional, fue en la práctica la
regla general de la práctica docente7. Esto fue así, porque aunque los dominicos tenían
3
Las Constituciones del papa Martín V ordenaban que el texto básico para le enseñanza de la Teología fuese
Sentencias de Pedro Lombardo. Para salvar este problema, Vitoria al iniciar cada curso, trazaba un esquema
de las materias tratadas según el texto de Sentencias pero, en la práctica, el orden expositivo era el de la
Summa del Aquinate.
4
En 1411 el papa Luna reconoció la vieja tradición asamblearia que ponía en manos de los estudiantes la
decisión de qué textos debían leerse en la cátedras. En 1422 el papa Martín V dictó Constituciones para dar al
rector asesorado por los consiliarios el poder de fijar los contenidos que debían ser enseñados en las cátedras.
Pero el intento de controlar qué se enseñaba y cómo no fue exitoso. De hecho coexistían diversas formas de
fijar los contenidos según la cátedra. Ya en el siglo XVI, las lecturas fueron intervenidas por la monarquía a
través de agentes regios que tenían objetivos fiscalizadores y reformistas. Así, la vieja tradición fue
reemplazada por estatutos que fijaron los contenidos que debían enseñarse de modo estricto. De este modo el
trabajo de los catedráticos quedó circunscrito a los textos señalados en el estatuto, conforme a un orden y
ritmos anuales predeterminados. La cuestión no se resolvió en breve tiempo. Al menos en el tiempo que
intermedia entre 1526 y 1594 hay buenas evidencias para pensar que los estatutos no eran cumplidos por los
profesores. En 1594 la dictación de los estatutos de Zúñiga parece zanjar el asunto (Peset y Alonso, 25;.
Rodríguez-San Pedro, Historia, 25).
5
En la elaboración de esta normativa fue realizada por una comisión nombrada por el claustro. En esta
comisión Vitoria colaboró con el visitador don Juan de Córdoba, el abad de Villanueva de Rute y el deán de
Córdoba.
6
―Item. Los catedráticos de Teología de prima y Vísperas lean los quatro libros de las Sentencias de tal
manera que en principio de cada distinción sucintamente declaren la sentencia del texto del Mestro, y después
muevan las questiones que les pareciere‖. Estatutos de la Universidad de Salamanca de 1538. Preámbulo.
7
La sobreinterpretación del estatuto de 1538 en la convocatoria al claustro pleno por el vicerrector Bartolomé
de Castro el 5 de mayo de 1550. La convocatoria al claustro señala: ―[…] sobre la lectura que an de leher los
catredáticos de Prima y Vísperas de Theología e para que haya pena si no lo guardaren conforme el estatuto
que habla de la lectura‖ (citado por Barrientos, La teología, 211).
157
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
8
Item. Los catedráticos de teología de prima y vísperas lean los quatro libros de las Sentencias de tal manera
que en principio de cada distinción juntamente declaren la sentencia del texto Maestro y después muevan sus
cuestiones que les pareciere: el catedrático de Biblia lea un año del Nuevo Testamento y otro del Viejo y no
otra lección ni autor ninguno: el catedrático de partes de Santo Tomás lea las partes de Santo Tomás y no otra
cosa y ansí mismo el de Escoto al mismo y la cátedra de nomial solo doctor nominal (Esperabé, 155).
9
El equilibro de las cátedras se resguardaba con el sistema corporativo de provisión de profesores. El sistema
garantizaba que los mejor capacitados o apoyados corporativamente llegaran a Prima y Vísperas. La creación
de la cátedras Órdenes rompió este equilibro.
10
Solo en los estatutos de 1561 institucionaliza el tomismo en la Universidad de Salamanca. Con el paso del
tiempo y la sucesión de generaciones de profesores, el trabajo teológico que en Vitoria y de Soto es una
respuesta creativa a la inquietud social se va institucionalizando y comienza a fijarse una ‗interpretación
oficial‘ de la obra de santo Tomás (Pena, La Universidad de Salamanca; 62).
11
Según informa Rodríguez-San Pedro durante el siglo XVI la facultad de derecho cifra en seis mil
matriculados por año (Historia, 24).
158
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
A. LA ESCUELA DE SALAMANCA
12
El dictado es una innovación docente de Vitoria en Salamanca.
159
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
13
De silenti obligatione en el curso 1526-27, leída hacia Navidad de 1527, De potestate civil para el curso 1527-
28, leída hacia Navidad de 1528, De homicidio en el curso 1528-29, leída el 11 de junio de 1530, De matrimonio
correspondiente al curso 1529-30, leída el 25 de enero de 1531, De potestate Ecclesiae prior durante el curso
1530-31, leída en los primeros meses de 1532, De potestate Ecclesiae posterior en el curso 1531-32, leída en
mayo o junio de 1533, De potestate Papae et Concilii para el curso 1532-33, leída entre abril y junio de 1534, De
augmento charitatis en el curso 1533-34, leída el 11 de abril de 1535, De eo ad quod tenetur veniens ad usum
rationis en el curso 1534-35, leída hacia junio de 1535, De simonía en el curso 1535-36, leída a fines de mayo o
principios de junio de 1536, De temperantia para el curso 1536-37, impartida en el curso siguiente, De Indis del
curso 1537-38, leída hacia el 1 de enero de 1539, De jure belli correspondiente al curso 1538-39, leída el 19 de
junio de 1539, De magia, curso 1539-40, leída el 18 de julio de 1540. No se sabe si dictó la relección De magia
posterior en el curso 1540-41, algunos estudiosos sostienen que pudo ser leída en primavera de 1543. Las
primeras cinco ediciones de las Relectiones son las siguientes: la primera de ellas es de 1557. La edición de
Jacobo Boyer: Relectiones Theologicae XII, Lyon. Reverendi Patris F. Francisci de Victoria ordinis
Praedicatorum Sacrae Theologiae in Salmanticensi Academia quondam primarii Professoris Relectiones
Theologicae XII in duos tomos divisae, Lugduni apud Iacobum Boyerium, MDLVII. La segunda edición es la
de Salamanca en 1565: Relectiones undecim / per R.P. praesentatum F. Alfonsum Muñoz eiusdem ordi. á
prodigiosis innumerabilibusq[ue] vitiis quibus Boyeri, hoc est prima aeditio, plena erat summa cura repurgatae...:
Salmanticae : apud Ioannem a Canoua. La tercera edición es de 1917. El editor es J. Torrubiano Ripoll,
Relecciones teológicas del P. Fray Francisco de Vitoria, de la Orden de Predicadores, 3 vols., Librería Religiosa
Hernández, Madrid. La cuarta edición fue realizada en 1933 por L. G. Alonso Getino (ed.), Relecciones
teológicas del Maestro fray Francisco de Vitoria, edición crítica con facsímile de códices y ediciones príncipes,
variantes, versión castellana, notas e introducción, t. I, Imprenta La Rafa, Madrid, 1933. La quinta edición es del
año 1960 y la realizó T. Urdánoz, Obras de Francisco de Vitoria. Relecciones Teológicas, BAC, Madrid.
14
El número de las Relectiones de Vitoria y su orden es asunto discutido por los especialistas. Por ejemplo,
según Beltrán de Heredia la relección ―De matrimonio‖ es la cuarta relección impartida y la tercera que llega
hasta nuestros días. Se supone que en el curso 1540-41 Vitoria dictó la relección De magia posterior pero no
ha llegado ningún texto (ver Francisco de Vitoria. Sobre el matrimonio. Edición de Luis Frayle Delgado,
editorial San Esteban, Salamanca 2005; Francisco de Vitoria, Sobre la magia. Edición de Luis Frayle
Delgado, editorial San Esteban, Salamanca 2006). Según Juan José Alzugaray Aguirre,Vitoria escribió un
total de quince Relectiones, siendo la primera ―De silentii obligatione‖ en 1527 y la decimoquinta ―De magia
posterior‖, pronunciada en 1543. Trece de ellas, salvo la primera y la última son editadas en 1557 en Lyon por
Jacobo Boyer y el 1565 en Salamanca por el padre Alfonso Muñoz (43).
160
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
primera vez a fines del siglo XVI. Luego, volvió a desaparecer del mercado editorial
hasta mediados del siglo XVIII (1765) y solo a principios del siglo XX con el trabajo
del Beltrán de Heredia –quien sistematizó el conjunto de trabajo de Vitoria en su libro
Los manuscritos del maestro fray Francisco de Vitoria (1928)– la Relectio es puesta
en su lugar dentro del conjunto de la obra. A partir de esta fecha, es el contexto
político español durante la dictadura de Franco el que determina nuevas ediciones de
la obra. La docencia de Vitoria tampoco fue llevada a imprenta. En 1538 intentó
redactar un primer volumen de comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo y en
el curso siguiente (1539-1540) intentó lo mismo con sus comentarios a la Summa,
pero su estado de salud le impidió finalizar la tarea. La primera constancia que
tenemos de que un intento por imprimir los textos que dejó Vitoria es de 1548.
15
Aunque en Lingüística y en Análisis del Discurso se suele distinguir ente géneros discursivos y tipos
textuales en este trabajo hemos decidido evitar esa distinción para efectos resguardar la simplicidad. Es claro
161
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
que lo que aquí llamamos tipo de texto es, en estas disciplinas, un género discursivo (Parodi, Venegas y
Gutiérrez, 39-75).
16
Aunque filosofías políticas, ideas políticas, pensamientos políticos y doctrinas políticas no son sinónimos
aquí los usaremos como tales por razones de simplicidad (Prieto).
162
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
resultados del juego entre los elementos que constituyen el código. En cambio, la Teoría de
Signos se ocupa del proceso por medio del cual se establece una regla de asociación entre un
funtivo de expresión y un funtivo de contenido por sobre la indeterminación de la fuente de
significación17. Aquí nos interesa solo la Teoría de los Signos. En ella se entiende por
semiosis el proceso por el cual dos o más entidades, sujetos, individuos o personas, se
comunican considerando los sistemas de significación que hacen posible la comunicación
(Eco, Tratado, 424). Algo se convierte en un signo cuando alguien decide asignarle ese rol.
La Relectio de Indis es un signo del trabajo intelectual de Vitoria (el mismo decide dictarla) y
en tanto emisor de un mensaje decide estimular la conducta de un destinatario. Decide
también que los destinatarios del mensaje, son quienes han sido educados para asignar una
función semiótica a la señal que perciben,18 de modo que cuando su auditorio le oye, cuando
sus estudiantes la copian, cuando sus sucesores le citan, cuando los académicos la estudian
deciden que la Relectio es signo de un funtivo del plano de contenido.
Los funtivos del plano de contenido asociados a la Relectio (y a cualquier texto) no
son infinitos; hay un mínimo de literalidad que debe ser respetado (Eco, Los límites). Así, la
lectura teológica y filosófica tradicional de la Relectio enfatiza que el principal contenido
conceptual del texto es el razonamiento de Vitoria sobre los derechos y la libertad de los
indios (Rivera de Ventosa) y sobre la justicia de los títulos del rey para gobernar los nuevos
territorios (Pena, Universidad de Salamanca). Quienes enfatizan este modo de leer la
Relectio, al buscar un análisis atemporal de la intentio operis descuidan el estudio del plano
de expresión, pues olvidan que la Relectio es un texto de análisis político cuyo contexto de
enunciación era un acto académico anual y extraordinario, poco reglado en los estatutos
universitarios y que era obligación de los profesores dictar una Relectio al año sobre asuntos
no tratados en el programa regular de los cursos. Así, la observación semiótica de los textos
se diferencia de la perspectiva teológica y filosófica porque no concentra la vista en los
conceptos, sino que promueve un ir y venir de la mirada entre el contenido y la expresión.
17
La teoría de códigos se ocupa de la estructura de la función semiótica y de las posibilidades de codificación
y descodificación. A su turno, la teoría de producción de signos se ocupa de: (i) interpretar y producir signos,
mensajes, textos adecuándose al código, (ii) la conmutación del código por parte del discurso retórico y por
los discursos ideológicos sin volver evidente el proceso de ignorar que el campo semántico presenta
contradicciones, (iii) la interpretación de textos mediante procesos inferenciales de hipercodificación,
hipocodificación y extracodificación, entre otros asuntos (Eco, Tratado).
18
Eco (Signo, 35), citando a Morris (27-28), define signo del modo siguiente: ―Algo es un signo solo (sic)
porque un intérprete lo interpreta posiblemente como signo de algo… por tanto, la semiótica no tiene nada
que ver con el estudio de un tipo de objeto particular, sino con los objetos comunes en la medida en que (y
solo [sic] en la medida en que) participan en la semiosis.‖
163
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
Universidad. Esta idea es difícil de justificar porque exige sostener que el autor modelo
era ingenuo, es decir, que creía sinceramente que podía (perlocutivamente) modificar
las creencias y la conducta de ese destinatario. Aunque los lectores de Vitoria no lo
reconozcan explícitamente, la tesis del análisis político es débil porque al resaltar que
estamos frente un acto de habla argumentativo dirigido al rey o a los funcionarios de
imperio y olvida que ese acto resultó desafortunado, pues nada cambió en la política del
Imperio inmediatamente después de la Relectio. Además, este modo de leer la Relectio
no puede explicar por qué un acto de habla directo de esa osadía dejó como únicas
consecuencias historiográficamente pesquisables un intercambio de cartas.
Creemos que es sensato leer la Relectio como un acto de habla indirecto (Searle).
Evitamos así explicar el infortunio del acto de habla, la ingenuidad del autor modelo y
la ausencia de represalias por parte del emperador frente al desenfado de Vitoria. La
actividad cooperativa del lector en este modo de leer la Relectio exige distinguir un
significado denotativo, primario o de ‗primera línea’ (el análisis político) y un
significado connotativo, secundario o de ‗segunda línea’ que se expresa a través de un
acto de habla afortunado. Evidentemente esto implica considerar que la Relectio es una
red de signos y significados que se entreteje y que permite aprehender los significados
denotados y connotados.
El modo de leer la Relectio que proponemos postula que el destinatario
principal del texto es la comunidad universitaria salmantina y por ello los significados
connotados tienen que ver con la vigencia de un cierto modo de comprender la
teología como ciencia. Esto significa que el lector modelo de la Relectio es un
miembro de dicha comunidad que conoce sus tensiones y disputas y que puede
decidir que el texto significa (connotativamente). Ese lector sabe de la superioridad
científica de la teología tomista, del poder académico de los dominicos y del mismo
Vitoria (Díez). Así, los problemas teológicos de la Relectio son solo una excusa para
exhibir las capacidades explicativas y justificativas de la teología tomista y mostrar
por omisión las insuficiencias de teología dogmática dominante.
Una primera evidencia respecto de la plausibilidad de este ejercicio semiótico de
lectura la presenta la biografía académica de Vitoria que hemos presentado en la primera
parte de este trabajo. Es indudable que una de las preocupaciones permanentes de Vitoria
es el trabajo universitario en términos de posicionar el tomismo en Salamanca. Para lograr
este objetivo Vitoria despliega una estrategia compleja: a) influye en las designaciones de
los académicos en las cátedras de la Facultad y en el convento, b) introduce la Summa en
su cátedra de forma antirreglamentaria, c) desarrolla todas sus Relectiones sobre la
relación entre el individuo y el poder usando herramientas tomistas y, finalmente, c)
interviene en la modificación de los estatutos de la universidad en 1538 consiguiendo una
causal excepcional para derrotar la hegemonía de las Sentencias de Pedro Lombardo. Una
segunda evidencia es el hecho que Vitoria fuese criticado por sus colegas de la Facultad de
Derecho Canónico y Leyes por ocuparse de asuntos no vinculados directamente con la
teología (Pereña; Langella). Así, queda acreditada la persistencia de Vitoria en intervenir
164
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
19
Vitoria es sensible a los problemas sociales y, en este sentido, su trabajo académico no solo renovó la
forma en que se entendía la II-IIae de Santo Tomás, especialmente las qq. 57 a 88, sino que les permitió
construir textos atrayentes para un auditorio de legos en teología y desembocó en la participación de su
discípulo Soto en el Concilio de Trento, logrando así que la escolástica recupere un lugar destacado en la
reflexión de los problemas del mundo.
165
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
La teoría de Eco presenta dos niveles de cooperación del lector (Eco, Lector): el
nivel de la expresión y el de contenido. En el nivel de expresión se distinguen los
códigos y sub-códigos de las circunstancias de la enunciación. En el plano de la
expresión es importante destacar que Vitoria no construyó un vocabulario teológico
nuevo y que tampoco resignificó el vocabulario ya existente modificando los criterios
de aplicación de los conceptos de la Summa. La estrategia general de expresión de la
innovación ideológica que usó Vitoria en el plano académico fue aplicar una red
conceptual existente a un problema no tratado. Así, semióticamente se puede afirmar
que el razonamiento de la Relectio se convierte en un signo por reproducción de la
aplicación de la teología tomista a un problema concreto y es un signo por ostensión de
la capacidad científica de esta teología (Eco, Tratado, 332). Luego, es obvio que siendo
la Relectio un texto que fue leído se ha perdido mucha información extralingüística y
que lo que queda es una estilización, es decir, un conjunto de funtivos de un plano de
expresión que se han convencionalizado formando un género discursivo o tipo textual
(Eco, Tratado, 338)20.
En el nivel de contenido, la teoría de Eco reconoce estructuras intencionales y
estructuras extensionales. En razón de que los niveles de cooperación textual de la
teoría de Eco son bastante complejos y, como afirma el propio autor, ellos pueden ser
expandidos (a textos no narrativos) y reducidos según las necesidades del análisis
(Eco, Lector, 101-102) hemos decidido simplificar el modelo de cooperación textual
y concentrarnos solo en dos estructuras: el topic y la isotopía porque creemos que ahí
hay pistas útiles para releer la Relectio no solo como un texto de análisis político.
El topic en la teoría de Eco es una categoría pragmática (metatextual) que
responde a la pregunta ¿De qué se habla? y la isotopía es una categoría semántica que
es un nivel de coherencia interpretativa que permite un trayecto uniforme de lectura
(Eco, Lector, 131). Para Eco el topic como movimiento pragmático conduce a las
isotopías y, entonces, una deficiente configuración de los asuntos sobre los que trata
un texto (una mala formulación del topic) conlleva irremediablemente a un
reconocimiento insatisfactorio de las propiedades semánticas del texto (144). Un acto
de habla indirecto nos conduce a dos topic; uno denotado y otro connotado. Ambos
topic controlan el proceso de semiosis fijando cuáles son hipótesis posibles de lectura.
El problema, tal como lo destaca Eco (Lector in fábula), es cómo la Relectio conduce
al Lector Modelo a formular los topic. No hay una única forma de inferir los topic y
siempre las hipótesis (los modos de leer) deben estar sustentados en evidencias y ser
susceptibles de ser falseados.
Una de las formas de falsear el topic es la construcción de isotopías.
Simplificando el modelo de análisis de Eco podemos afirmar que la Relectio es un
caso de ―isotopía narrativa no vinculada con una disyunción isotópica discursiva que
20
Un problema menos obvio es el análisis intertextual de la Relectio de Indis con las Relectiones que la
precedieron y con la Relectio de Magia que le sucedió. No hemos encontrado investigaciones sobre este
problema.
166
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
de todas maneras genera historias complementarias‖ (Eco, Lector, 141). Esto significa
que en el texto hay un juego semántico que atribuye a los mismos individuos (los
conceptos de la Summa y los hechos políticos analizados) diferentes propiedades E-
necesarias y, entonces, el texto proyecta dos mundos posibles a partir de un mismo
conjunto de signos. Hay una relación de implicación y de complementariedad (y no
de disyunción) entre los significados connotados y los denotados. Así, el Lector
Modelo no debe elegir entre dos alternativas excluyentes de lectura, sino que debe
decidir un modo preferencial de leer el texto y estar atento porque que ambas lecturas
se refuerzan mutuamente (Eco, Lector, 141).
El autor modelo es una estrategia textual para el autor empírico y una hipótesis
interpretativa que, junto con el lector modelo, le sirve al lector empírico para actualizar el
máximo contenido potencial del texto (Eco, Lector). El autor modelo es uno solo y su
función es unificar los mundos posibles del texto y los actos enunciativos del
argumentador (equivalente al narrador en los textos) y le da textura de argumentación al
texto. Es el autor empírico quien actúa estratégicamente y construye un autor modelo que
se manifiesta en el texto. El argumentatario es un contradictor textual a quien se le
presenta el punto de vista y las razones que lo sustentan. El lector empírico en cambio, es
un académico de Salamanca que, en 1539 escucha la Relectio. El lector modelo es un
conjunto de condiciones de felicidad que deben satisfacerse para que el contenido
potencial del texto se actualice plenamente (Eco, Lector)21.
El lector modelo es un conjunto de condiciones de felicidad que permite sacar el
máximo provecho al texto, porque posibilita actualizar el máximo contenido semántico y
entender el texto como un todo coherente. El texto puede prever un lector modelo capaz
de realizar muchas (o virtualmente infinitas) apuestas sobre el autor modelo. Esas
conjeturas dependen de la enciclopedia con la que se lee el texto. La enciclopedia ―es una
hipótesis regulativa sobre cuya base –en la interpretación de un texto (ya se trate de una
conversación en la esquina o de la Biblia– el destinatario decide construir un fragmento de
enciclopedia concreta que le permita asignar al texto o al emisor una serie de
competencias semánticas‖ (Eco, Semiótica, 134). Esta hipótesis controla la relación
―dialéctica entre la intención del lector y la intención del texto […] y convierte en
radicalmente inútil la noción de intención del autor empírico‖ (Eco, Interpretación,78). La
figura del argumentatario no coincide, necesariamente, con el lector modelo ni con el
lector empírico. La coincidencia es accidental y virtual porque un lector empírico podría
21
Sobre este punto Eco sostiene: ―Un texto es un dispositivo concebido con el fin de producir un lector modelo.
Repito que este lector no es el único que hace la ‗única‘ conjetura ‗correcta‘. Un texto puede prever un lector con
derecho a intentar infinitas conjeturas. El lector empírico es solo un actor que hace conjeturas sobre la clase de
lector modelo postulado por el texto. Puesto que la intención del texto es básicamente producir un lector modelo
capaz de hacer conjeturas sobre él, la iniciativa del lector modelo consiste en imaginar un autor modelo que no es
el empírico y que, en última instancia, coincide con la intención del texto. Así, más que un parámetro para usar
con el fin de validar la interpretación, el texto es un objeto que la interpretación construye en el curso del esfuerzo
circular de validarse así mismo sobre la base de lo que construye como resultado. No me avergüenzo de admitir
que con esto estoy definiendo el viejo y aún válido círculo hermenéutico‖ (Eco, Interpretación, 77).
167
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
con fines filosóficos puede ser interesante, pero pierde de vista que el Vitoria modelo es
diferente al sujeto de la enunciación y que el Lector Modelo es también diferente al
receptor empírico del mensaje.
22
La influencia de John Mair, John Fisher, Josse Clichtowe, Jacques Lefevre d‘Étaples, Johannes Eck es
significativa en el trabajo de Vitoria porque le permiten ampliar el horizonte interpretativo del comentario de
la Summa hacia un humanismo religioso y moral, de igual manera que hacia el campo jurídico. Así, lo
demuestra el hecho que Vitoria se detuviese a comentar la I-IIae y la II-IIae donde la argumentación es
típicamente práctica y jurídica (Rodríguez-San Pedro y Polo Rodríguez, Historia, 261-263).
169
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
Para fundar esta forma de releer la Relectio hemos analizado fragmentos del
contexto de producción del texto; fijado las características de los textos de análisis político
y propuesto que el autor y el lector modelos de la Relectio de Indis son miembros del
claustro de Salamanca, pues ellos eran quienes contaban con la enciclopedia necesaria
para comprender que la fuerza ilocucionaria y perlocucionaria del texto. La Relectio de
Indis no se dirigía de modo preferente ni al rey ni a los funcionarios del imperio, sino que
las autoridades universitarias. De acuerdo con estas ideas, nuestra hipótesis de
interpretación de la Relectio de Indis reduce el desajuste entre la intención
tradicionalmente atribuida a su autor y la inexistencia de efectos en la política del imperio
español. Tal desajuste es explicado como una estrategia retórica provocada por el mismo
Vitoria para mejorar la capacidad persuasiva de su argumentación y potenciar el efecto
perlocutivo dentro de la comunidad salmantina.
Esta interpretación de la obra de Vitoria tiene dos ventajas: es caritativa en la
medida en que considera que ella es parcialmente exitosa a partir de 1538, un año antes
de la Relectio de Indis, fecha en la cual se modificaron los estatutos universitarios y, en
segundo lugar, no necesita rechazar la tesis que afirma que la Relectio de Indis es un
texto que comunica un mensaje que cuestiona el poder del Imperio Español. A
contrario, se basta con complejizar esa tesis sosteniendo que ese mensaje es parte de
una estrategia argumentativa más amplia para persuadir al lector modelo sobre la
idoneidad del saber teológico para proveer de una respuesta a la incertidumbre social de
la España del siglo XVI.
OBRAS CITADAS
AUSA. Libro de Claustros 1549-1550, lib. 19, folio 82.
Barrientos García, José. ―La teología siglos, XVI-XVII‖, en Rodríguez-San Pedro
Bezares, Luis Enrique. Historia de la Universidad de Salamanca, Volumen III.1:
saberes y confluencias. Ediciones Universidad de Salamanca (2006): 203-250.
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¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
171
Claudio Agüero San Juan, Gustavo Poblete Espíndola y María Cecilia García Petit
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172
¿Es la Relectio de Indis solo un discurso de análisis político?
173
175-196
EL CARÁCTER DE AUGUSTO PÉREZ A TRAVÉS DE LA NIEBLA
Augusto Pérez’s character through the Mist
Resumen
El título de Niebla, acaso el relato más importante de toda la obra de Unamuno, sugiere
las ideas de confusión, indefinición e imprecisión. Lo contrario de lo que se busca en el ámbito
intelectual, aunque caracteres esenciales en toda vida humana. Tomando estas coordenadas
como punto de partida, nuestro propósito es relacionar la nebulosa vida de Augusto Pérez, sus
acciones y circunstancias, en apariencia azarosas e impredecibles, con la concepción de
Schopenhauer en torno a la Voluntad, el querer y el carácter humano. Esto nos permitirá
conciliar, o confundir, la libertad con el determinismo y la realidad con la ficción, incurriendo
en contradicción, si es preciso, para sugerir que quizá la vida de Augusto, como la nuestra, no
sea otra cosa que el despliegue temporal de un eterno e inquebrantable anhelo.
Palabras clave: Carácter, ficción, niebla, nivola, voluntad.
Abstract
Mist, perhaps the most important of all of Unamuno‘s works, suggests ideas of
confusion, uncertainty and imprecision; the opposite of what is desired in intellectual spheres,
but essential features in every human life. Taking these coordinates as a starting point, the aim
of this study is to link the nebulous life of Augusto Pérez, his apparently random and
unpredictable actions and circumstances, to Schopenhauer‘s conception of Will, desire and
human character. This will allow this study to bring together, or confuse, freedom with
determinism and reality with fiction. If necessary, we will incur in the contradiction of
suggesting that Augusto‘s life, much like ours, may just be the temporary display of an eternal
and unbreakable fervor.
Key words: Character, fiction, mist, nivola, will.
Sin duda, Del sentimiento trágico de la vida constituye la obra filosófica por
excelencia de Unamuno, donde, a pesar de su deliberada ausencia de sistematicidad,
expone con mayor claridad y detenimiento sus concepciones filosóficas y sus personales
interpretaciones de diversos pensadores y teorías. Sin embargo, hemos decidido resaltar
algunas reflexiones del autor en su nivola Niebla, como modesto homenaje en el
centenario de su publicación. No cabe negar el paralelismo existente entre ambas obras1, e
incluso podríamos atrevernos a sostener que, debido a su concepción dinámica y agónica
1
En la introducción de una de sus ediciones (López Molina, 18), se nos dice que el autor ―expone en forma de
novela las grandes líneas argumentales de su ensayo filosófico más importante‖.
Ignacio García Peña
(heraclítea, en definitiva)2, acaso, como Nietzsche, se sintiera más cómodo nuestro autor
expresando sus pensamientos mediante personajes en diálogo que con argumentos y
conceptos. Desde luego, así lo entiende Julián Marías:
Y es que don Miguel de Unamuno, al hacer una obra literaria, no se propuso
una tarea de índole estética o artística en sentido estricto, sino que toda ella
tendía a plantear y revivir –acaso a resolver, si era posible– aquella ―cuestión
única‖ que enunció casi en sus comienzos. Cuando Unamuno habla del valor
literario de sus escritos suele rehuir esa palabra, o al menos aclararla mediante
otro término, que es poético. Y da a este vocablo su sentido inmediato y original
de creación (55).
Si la razón resuelve o disuelve, la vida y sus anhelos se comprenderán mejor por
medio de lo poético, de lo creativo. Aunque a uno se le rebelen sus propias criaturas.
Imaginación, fe y fantasía no deben desterrarse tan a la ligera del terreno filosófico, por
lo que Unamuno, incidiendo en lo difuso de la frontera que separa realidad y ficción,
nos exhorta a mitologizar3. Entre el filósofo y el nivolista, en ocasiones olvidamos al
profesor de griego4, que con tanto esmero y cuidado resalta las etimologías y la cultura
clásica. La vida se comprende en su devenir, como relato, como algo contado; mito, en
definitiva. La historia y el relato tienen valor cognoscitivo en la medida en que suponen
una cierta proyección de la propia conciencia5, por lo que un personaje de ficción
vendría a ser algo así como una introspección proyectada. O proyección introspectiva.
Por eso, quizá podamos interpretar que la obra de Unamuno es un conjunto de
novelas, incluido el mencionado Sentimiento trágico6, en las que filosofía y literatura
2
Son muy interesantes las comparaciones y reflexiones que encontramos en: Pascual Mezquita, 189-210.
3
Citaremos los fragmentos de Unamuno siguiendo la clásica edición: De Unamuno, M., Obras completas.
Madrid: Escelicer, 1966-1971, 9 vols. En adelante utilizaremos una abreviatura, seguida del volumen y la
página correspondientes. En este caso, OC, VII, 183.
4
Es una lástima que nunca escribiera un ensayo acerca de Homero, del que podría haber dicho cosas más
interesantes que las que dijeron todos los helenistas españoles de su tiempo juntos, porque lo entendió mucho
mejor. A sus alumnos de Salamanca les hacía trabajar una y otra vez, en clase, acerca del canto sexto de
la Ilíada, su preferido, glosándolo él con las observaciones gramaticales y métricas que le parecían oportunas.
No los agobiaba con el estudio sistemático de la gramática griega, concedía mucha importancia a la
etimología, y salpicaba sus lecciones de digresiones lingüísticas y filosóficas. No formó especialistas, pero los
estudiantes aprendieron de él a amar la lengua y la literatura de los griegos (Juaristi, 206).
5
Un estado de conciencia que consistiera pura y simplemente en que la conciencia se contemplase a sí
misma, no sería tal estado de conciencia, por falta de contenido. Esa supuesta reflexión del alma sobre sí
misma es un absurdo. Pensar que se piensa sin pensar algo concreto, no es nada. Aprendemos a conocernos lo
mismo que aprendemos a conocer a los demás: observando nuestros actos, sin más diferencia de que como
estamos siempre con nosotros mismos y apenas se nos escapa nada de lo que hacemos concientemente,
tenemos más datos para conocernos que los que para conocer a los demás tenemos. Mas aun así, rara vez
sabemos de qué somos capaces hasta que nos ponemos a ello, y a menudo nos sorprendemos a nosotros
mismos con algo que de nosotros no esperábamos (El individualismo español, OC, I, 1085).
6
El sentimiento, no la concepción racional del universo y de la vida se refleja mejor que en un sistema
filosófico o que en una novela realista, en un poema, en prosa o en verso, en una leyenda, en una novela
(Prólogo-epílogo a la segunda edición de Amor y Pedagogía, OC, II, p. 313).
176
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
7
Ignacio Elizalde nos dice lo siguiente a propósito de Amor y Pedagogía: ―No seguía ya las normas realistas
de la novela del XIX. Pero no fue bien recibida y ponía en duda las condiciones de novelista de su autor.
Resultó una novela difícil, con un relato esquemático y unos personajes que eran ideas sin cuerpo. Carecía de
descripción y no se hacía el retrato físico de los personajes. La crítica opinó que no era novela. El mismo
juicio se mantuvo con sus producciones novelísticas siguientes. Eran –afirmaban- ensayos disfrazados y con
tanto diálogo se acercaban al teatro. Unamuno no dejó de defender sus novelas. Con humor fino advirtió a la
crítica que si no eran novelas eran nivolas. Por supuesto Unamuno no creía en los géneros literarios, según el
criterio tradicional‖ (173-174).
8
Basta con que algo se haya escrito una sola vez, para que el escrito circule por todas partes lo mismo entre los
entendidos que entre aquellos a los que no les concierne en absoluto, sin que sepa decir a quiénes les debe
interesar y a quiénes no. Y cuando es maltratado, o reprobado injustamente, de manera constante necesita de
la ayuda de su padre, pues por sí solo no es capaz de defenderse ni de socorrerse a sí mismo (Platón, Fedro,
275d-e). Sobre la relación entre ambos autores puede verse: García Castillo, 501-514.
177
Ignacio García Peña
9
Augusto Pérez anticipa ya esta queja, aunque referida en este caso a la actitud de Eugenia: ―Quiere jugar
conmigo, como si yo fuese un piano... me deja, me toma, me volverá a dejar... Yo estaba de reserva... Diga lo
que quiera, anda buscando que yo vuelva a solicitarla, acaso para vengarse, tal vez para dar celos al otro y
volverle al retortero... Como si yo fuese un muñeco, un ente, un don nadie... ¡Y yo tengo mi carácter, vaya si
le tengo, yo soy yo!‖ (OC, II, 623).
10
En su cuadernillo de juventud titulado Filosofía Lógica (80), Unamuno menciona el diálogo Sofista, en el
que se aborda esta problemática.
178
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
11
Podría estudiarse, aunque con cierto atrevimiento, en qué medida las obras de Platón, que no son otra cosa
que ficciones dialogadas, constituyen un antecedente de la nivola unamuniana. En cualquier caso, quien esté
interesado en este fundamental aspecto de la filosofía de Platón, puede consultar algunos pasajes del Sofista
(237a-259d), además de recordar que, en el Fedro (245e), se afirma que el movimiento es ―la esencia y
noción del alma‖.
12
En esta dirección apunta el interesante estudio: Sánchez, 127-142.
13
Véase, por ejemplo, Franz, 13-26. Contiene, además, amplia y valiosa bibliografía para el lector interesado
en esta relación.
14
Un análisis completo y detallado se encuentra en: Ardila, 85-118.
15
Es esta una distinción que se repite a lo largo del escrito Sobre la Voluntad en la naturaleza que, como se
sabe, Unamuno tradujo.
179
Ignacio García Peña
16
Cabría recordar aquí uno de los primeros fragmentos de la historia filosófica, en el que Tales de Mileto
afirma que ―el imán tiene alma porque mueve al hierro‖ (DK 11 A 22), así como aquel motor inmóvil de
Aristóteles, causa primera del movimiento, que no actúa en cuanto causa eficiente sino final, es decir, mueve
por atracción, como mueven los objetos del deseo (Metafísica, 1072b).
17
Respecto de la metáfora de la existencia como sueño es recomendable por su contenido y su abundante y
útil bibliografía: Quinziano, 135-148.
18
Es aquí clara la deuda de Unamuno con Calderón, no tanto con su afamada La vida es sueño, sino con la
obra titulada El gran teatro del mundo, vertebrada por la idea de un dramaturgo divino que asigna su papel a
cada individuo, como cualquier autor a sus personajes de ficción. De esta manera, el mundo no es otra cosa
que un gigantesco escenario en el que tiene lugar la representación que es nuestra vida. Y es esto algo
destacable, pues el concepto tiene connotaciones claramente gnoseológicas en el planteamiento de
Schopenhauer (gran conocedor de Calderón, por otra parte), mientras Unamuno parece resaltar sus matices
dramatúrgicos a pesar de que como resulta evidente, ambos sentidos están entrelazados.
19
Tomamos la metáfora del estudio: Hadot, 1.
20
Para comprender el concepto negativo de libertad, como ausencia de causa y razón suficiente, nada mejor
que acudir al escrito schopenhaueriano Sobre la libertad de la Voluntad. Las referencias de las citas del
filósofo alemán se realizarán empleando las abreviaturas habituales de sus obras y siguiendo la edición de
Arthur Hübscher: Schopenhauer, Arthur, Sämtliche Werke. Wiesbaden: Brockhaus, 1966-1988, 7 vols.
21
Así se expresa en el mencionado escrito Sobre la Voluntad en la naturaleza: ―El rasgo fundamental de mi
doctrina, lo que la coloca en contraposición con todas las que han existido, es la total separación que establece
entre la voluntad y la inteligencia, entidades que han considerado los filósofos, todos mis predecesores, como
inseparables y hasta como condicionada la voluntad por el conocimiento, que es para ellos el fondo de nuestro
ser espiritual, y cual una mera función, por lo tanto, la voluntad del conocimiento‖. (WN, IV, 17-18). La
traducción corresponde al propio Miguel de Unamuno (Schopenhauer, Sobre la voluntad, 60-61). En un
180
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
en una función sin dramaturgo que la dirija, sin causa ni finalidad. No obstante, como
bien indica el título de su obra fundamental, el mundo no es solo Voluntad, sino que
aparece desdoblado, objetivado, hecho visible, accesible a la conciencia, sometido al
principio de individuación; una Voluntad que, en definitiva, aparece desplegada en
espacio y tiempo, aconteciendo según causas, pues estos tres elementos no le
pertenecen esencialmente, sino solo al sujeto cognoscente, de acuerdo con la
modificación que realiza el filósofo alemán de la doctrina kantiana.
Y así, también en Schopenhauer aparece esta concepción de nuestro
conocimiento, nuestros objetos de conocimiento y aun del sujeto mismo, como
ilusión, sueño, representación. Y también él cita a Píndaro, Shakespeare y Calderón, y
hasta nos deja algunas páginas que no desentonarían en el corpus de Unamuno:
La vida y el sueño son hojas de uno y el mismo libro. La lectura conexa es la
vida real. Pero cuando las horas de lectura (el día) han llegado a su fin y
comienza el tiempo de descanso, con frecuencia hojeamos ociosos y abrimos
una página aquí o allá, sin orden ni concierto: a veces es una hoja ya leída, otras
veces una aun desconocida, pero siempre del mismo libro. Y así, una hoja leída
aisladamente carece de conexión con la lectura coherente: pero no por ello es
muy inferior a esta, si tenemos en cuenta que también la totalidad de la lectura
coherente arranca y termina de forma improvisada y no hay que considerarla
más que como una hoja aislada de mayor tamaño (…) Si juzgamos desde un
punto de vista externo a ambos, no encontramos en su esencia ninguna
diferencia definida y nos vemos obligados a dar la razón a los poetas en que la
vida es un largo sueño (WWV, I, § 5, 21) 22.
En su Filosofía Lógica (5-6) intenta Unamuno, en contra de lo que pretende
con Niebla, esclarecer el sentido de las nociones filosóficas fundamentales, por lo que
se esmera en separar el ser del existir, siendo este un obrar en espacio y tiempo, que
no parecen aquí formas a priori de la sensibilidad. Sin embargo, esta separación
supone finalmente una inversión del sentido común, en el que lo espaciotemporal
aparece como lo real, frente a ideas, mitos y ficciones. Muchos años después de aquel
temprano escrito, se siente Unamuno obligado a insistir en esta tesis, quizá por haber
sido mal comprendida:
Ni creo deber alargarme más aquí, en este sencillo prólogo a exponer una
doctrina, que tantas veces he expuesto respecto a la realidad histórica, tanto más
que preparo una obra sobre el quijotismo, en que me esforzaré por esclarecer la
diferencia entre estar, ser y existir. Y cómo Don Quijote y Sancho son –no es
artículo que analiza y compara el irracionalismo de ambos autores (Rábade Obrado, 41-58) se señala una
diferencia al respecto, pues en Unamuno hay una clara contraposición entre vida y razón, que se encontrarían
al mismo nivel, mientras en el pensamiento de Schopenhauer la razón es una mera manifestación de la propia
Voluntad, perteneciendo así a planos distintos de la realidad. Aunque, cabría señalar, la propuesta final es la de
la supresión, por medio de la razón de esa Voluntad que es la esencia misma del individuo.
22
Nos servimos de la traducción de Pilar López de Santamaría citada en la bibliografía.
181
Ignacio García Peña
23
En la narración, las almas eligen el tipo de vida que han de llevar con anterioridad a su encarnación. Por lo
tanto, la libertad de elección parece limitarse a la condición del alma antes de caer en el cuerpo. Para un
análisis de esas páginas: Thayer, 369-384.
24
Como resulta evidente, el ocasionalismo de Malebranche constituye un claro antecedente de esta doctrina,
tal como Schopenhauer reconoce: En efecto, Malebranche tiene razón: toda causa natural es mera causa
ocasional, solo da ocasión o motivo al fenómeno de aquella voluntad una e indivisible que es el en sí de todas
las cosas y cuya objetivación gradual constituye todo este mundo visible. Solo la manifestación, el hacerse
visible en ese lugar y en ese tiempo, es producido por la causa y en esa medida dependiente de ella; pero no la
totalidad del fenómeno, no su ser interior: este es la voluntad misma, a la que el principio de razón no
encuentra aplicación alguna y que, por lo tanto, carece de razón (WWV, I, § 26, 164).
182
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
25
Esto puede recordarnos al amor, o más bien al matrimonio que don Fulgencio denomina deductivo en
Amor y Pedagogía, en el que la intención de casarse es anterior al encuentro de alguien con quien hacerlo:
Acontece que al llegar a cierta edad experimenta el hombre un inexplicable vacío, que algo le falta, y
sintiendo que no está bien que esté el hombre solo, se echa a buscar viviente vaso en que verter aquella
redundancia de vida que por sensación de carencia se le revela. Busca mujer entonces y con ella se casa en
matrimonio deductivo (OC, II, p. 319).
26
En su escrito Sobre el fundamento de la moral afirma lo siguiente: El individuo, que con su carácter
invariable e innato está estrictamente determinado en todas sus manifestaciones por la ley de causalidad –que
aquí, al estar mediada por el intelecto, se llama motivación– es solo el fenómeno. Lo que se encuentra en el
fondo de éste es cosa en sí, situada fuera del espacio y el tiempo, libre de toda sucesión y pluralidad de los
actos, una e invariable. Su índole en sí es el carácter inteligible que, presente en la misma medida en todos los
actos del individuo e impreso en todos ellos como el sello de mil lacres, determina el carácter empírico de ese
fenómeno que se presenta en el tiempo y en la sucesión de los actos y que, por tanto, tiene que mostrar la
constancia de una ley natural en todas sus manifestaciones, que son suscitadas por los motivos; por eso, todos
sus actos tienen lugar de forma estrictamente necesaria‖. (GM, IV, § 10, 175). La traducción corresponde a la
edición de López de Santamaría (Schopenhauer, Los dos problemas fundamentales de la ética).
183
Ignacio García Peña
27
Aunque esto supone una clara contraposición con respecto a postulados platónicos o hegelianos,
Schopenhauer afirma que el planteamiento más distante del suyo es el de Anaxágoras: pues él adoptó de
manera arbitraria como lo primero y originario de lo que parte todo a un νοῦς, a una inteligencia, a un sujeto
representativo, y pasa por ser el primero en haber establecido semejante parecer. De acuerdo con ello el
mundo estaría en la representación antes de haber existido en sí mismo, mientras que para mi filosofía la
Voluntad inconsciente es la que fundamenta la realidad de las cosas, cuyo desarrollo ha tenido que llegar muy
lejos antes de aparecer finalmente como representación (WWV, II, § 21, 304-305).
28
Cabe destacar que en otro aspecto, por vía intuitiva, Schopenhauer sí realiza una extensión analógica desde
nuestro cuerpo, que se nos presenta como más clara manifestación de la Voluntad, al resto de la naturaleza.
Sobre esto, siempre es recomendable: Rábade Romeo, 135-148.
29
En extremo interesantes resultan las consideraciones de Unamuno a este respecto: El conocimiento está al
servicio de la necesidad de vivir, y en principio al servicio del instinto de conservación personal. Y esta
necesidad y este instinto han creado en el hombre los órganos del conocimiento, dándoles el alcance que
tienen (…) Si no percibe colores ni por debajo del rojo ni por encima del violeta, es acaso porque le bastan los
otros para poder conservarse. Y los sentidos mismos son aparatos de simplificación, que eliminan de la
realidad objetiva todo aquello que no nos es necesario conocer para poder usar de los objetos a fin de
conservar la vida (…) Existe, en efecto, para nosotros todo lo que, de una o de otra manera, necesitamos
conocer para existir nosotros; la existencia objetiva es, en nuestro conocer, una dependencia de nuestra propia
existencia personal. Y nadie puede negar que no pueden existir y acaso existan aspectos de la realidad
desconocidos, hoy al menos, de nosotros, y acaso inconocibles, porque en nada nos son necesarios para
conservar nuestra propia existencia actual‖ (OC, VII, 123-124). Puede profundizarse en este asunto
consultando: Paredes Martín, 77-94.
184
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
sea cual fuere, y es, por tanto, invariable. Augusto puede soñar, conocer o amar… La
diferencia aquí se torna superficial, ya que, como impulso para la acción, posee la
misma capacidad lo conocido que lo que se cree conocer, lo amado que lo que se cree
amar30. Y podemos recordar aquí las palabras de La ciudad de Dios de Agustín de
Hipona, tan emparentado con Unamuno en su intención de resaltar lo afectivo, la
importancia de la interioridad y el deseo de trascendencia:
Aunque me engañe, soy yo el que me engaño y, por tanto, en cuanto conozco
que existo no me engaño. Síguese también que, en cuanto conozco que me
conozco, no me engaño. Como conozco que existo así conozco que me
conozco. Y cuando amo estas dos cosas, les añado el amor mismo, algo que no
es de menor valor. Porque no me engaño de que amo, no engañándome en lo
que amo, pues aunque el objeto fuera falso, sería verdadero que amaba cosas
falsas (XI, 26).
La existencia se hace también patente por vía afectiva y volitiva. Y, en cuanto
resortes de la acción, tanto valen los conocimientos precisos y definidos como los
sueños y fantasías, la lluvia y la pedrea como las nubes y la niebla. Tan indudable es el
querer como el conocer para Unamuno y San Agustín; y aun aquel parece más
auténtico, más real y palpable31. Pero lo que se revela no es tanto lo extramental cuanto
la interioridad de la propia conciencia, aunque de una conciencia sentiente, volente y
amante. Sé que conozco, o pienso o sueño algo y que algo quiero.
Eugenia despierta a Augusto y le hace sentirse a sí mismo por primera vez. Amo,
ergo sum (OC, II, 566), llega a afirmar. La Voluntad es anterior a la representación,
pues todo lo que en esta aparece no es sino manifestación de aquella. Es el querer el que
suscita el conocimiento, es expresión y herramienta suya, por lo que la distinción y
delimitación tiende, una vez más, a difuminarse. Así afirma Gregorio Magno en las
Homilías sobre los Evangelios: amor ipse notitia est (II, 27).
La coherencia en la conducta vendría dada, así pues, por el hecho de que todo
cuanto hacemos no es otra cosa que una búsqueda de satisfacción de un anhelo
insaciable, en esencia no diferente del impulso que guía las acciones del animal o la
órbita de un planeta.
Tal perspectiva, no obstante, parece reducir los complejos caracteres humanos
a una cierta simplicidad, convirtiéndolos en personajes unidireccionales, en meros
esquemas o esqueletos. Sin embargo, es sabido que esto no se debe a la casualidad,
sino a la clara intención de Unamuno de despojar al relato de descripciones
30
―—De veras estás enamorado, ya lo creo, pero de cabeza solo. Crees que estás enamorado...
—Y ¿qué es estar uno enamorado sino creer que lo está?
—¡Ay, ay, ay, chico, eso es más complicado de lo que te figuras!...
—¿En qué se conoce, dime, que uno está enamorado y no solo que cree estarlo?
—Mira, más vale que dejemos esto y hablemos de otras cosas‖ (OC, II, 589).
31
―Este amor, Orfeo, es como lluvia bienhechora en que se deshace y concreta la niebla de la existencia.
Gracias al amor siento al alma de bulto, la toco‖ (OC, II, 566).
186
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
32
Debe señalarse que se trata de un artículo de 1900 en el que aún parece conjugarse la concepción
schopenhaueriana del carácter, como algo que guía la conducta y se va descubriendo de forma progresiva, con
la posibilidad de forjar y alterar ese carácter a medida que hacemos nuestro camino. Podríamos retorcer
maliciosamente el texto y sugerir que Unamuno no quiere indicar que ―la personalidad esté al fin‖, sino
nuestro conocimiento de la misma, pero, como ya se ha indicado, mejor será mantener la confusión y hasta la
contradicción.
187
Ignacio García Peña
mediadas por motivos, las acciones son siempre obligatorias, necesarias, no podrían
haber sido de otra manera que como fueron.
Libertad significa ausencia de causa, de estímulo, de motivo; pero todo lo que
acontece está determinado por estos. Pertenece al noúmeno, por tanto, y no al
fenómeno. Así, afirma Schopenhauer, no actuamos de acuerdo con lo que decidimos,
sino de acuerdo con lo que somos:
Por eso a cada individuo dado, en cada caso individual dado, solo le es posible
una acción: operari sequitur esse. La libertad no pertenece al carácter empírico
sino solo al inteligible. El operari de un hombre dado está determinado
necesariamente, desde fuera por los motivos, desde dentro por su carácter: de
ahí que todo lo que hace se produzca necesariamente. Pero en su esse, ahí se
encuentra la libertad. Él habría podido ser otro: y en aquello que es radica la
culpa y el mérito. Pues todo lo que él hace resulta de ahí por sí mismo, como un
mero corolario (GM, IV, § 10, 177).
Cuando, de un modo cartesiano, se identifica al individuo con un alma
pensante, una mente que primero conoce y después decide33, se transfieren al ámbito
de lo intelectual competencias que no le atañen. Debe mostrar, dirigir, iluminar, pero
no decidir, puesto que somos un carácter atemporal, algo así como una decisión
tomada ya de antemano, que racionalmente intentamos llevar a término, calculando y
buscando los medios para un fin que nos viene impuesto. Si para Unamuno los
personajes, de carne y hueso o no, son ensueños o creaciones, así explica
Schopenhauer la invariabilidad del carácter:
Puesto que los motivos que determinan el fenómeno del carácter o el obrar
actúan sobre él por medio del conocimiento, pero este es cambiante y con
frecuencia oscila de acá para allá entre el error y la verdad, aunque por lo
regular se va rectificando a medida que avanza la vida, cierto que en grados
muy diversos, la conducta de un hombre puede cambiar de forma muy notable
sin que esté justificado inferir de ahí una transformación de su carácter. Lo que
el hombre quiere verdaderamente y en general, la aspiración de su ser más
íntimo y el fin que conforme a ella persigue, eso no lo podemos modificar con
33
Según mi parecer, todo aquello es una inversión de la relación verdadera. La voluntad es lo primero y
originario, el conocimiento es algo meramente añadido que pertenece al fenómeno de la voluntad en calidad
de instrumento suyo. Por consiguiente, cada hombre es lo que es por su voluntad y su carácter es originario,
ya que el querer es la base de su ser. Por medio del conocimiento añadido y en el curso de la experiencia se
entera de lo que es, es decir, llega a conocer su carácter. Así pues, él se conoce a sí mismo como resultado y
en conformidad con la índole de su voluntad, en lugar de querer como resultado y en conformidad con su
conocimiento, como suponía la antigua opinión. Según esta, él no tenía más que meditar cómo prefería ser, y
lo era: esta es su libertad de la voluntad, consistente, pues, en que el hombre es su propia obra a la luz del
conocimiento. Yo, por el contrario, digo: es su propia obra antes de todo conocimiento y este solo se añade
para iluminarle. Por eso no puede decidir ser tal o cual, ni puede tampoco hacerse otro, sino que es de una vez
por todas y conoce de manera sucesiva lo que es. En aquellas teorías él quiere lo que conoce; en la mía conoce
lo que quiere (WWV, I, § 55, 345-346).
188
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
34
El carácter de cada hombre particular, en la medida en que es individual y no se halla totalmente
comprendido en el de la especie, puede ser considerado como una idea especial correspondiente a un acto
peculiar de objetivación de la voluntad. Ese acto mismo sería, entonces, su carácter inteligible, mientras que el
empírico sería el fenómeno de aquel (WWV, I, § 28, 188).
35
De esta manera, siendo el autor un Dios para sus criaturas, ―un concepto puede llegar a hacerse persona‖
(Prólogo a Tres novelas ejemplares y un prólogo, OC, II, 975).
189
Ignacio García Peña
36
En el párrafo anterior nos ha explicado que ―la coexistencia de esa necesidad con la libertad de la voluntad
en sí misma, es decir, fuera del fenómeno, la ha demostrado por vez primera Kant, cuyo mérito es aquí
especialmente grande por haber establecido la diferencia entre el carácter inteligible y el empírico; diferencia
que yo conservo en su totallidad, porque el primero es la voluntad como cosa en sí, en cuanto se manifiesta en
un grado determinado y en un determinado individuo; el último es ese fenómeno mismo tal y como se
presenta, según el tiempo, en la conducta y según el espacio, en la corporeidad‖.
37
Se trata de una carta de Unamuno a Jiménez Ilundain, de 19 de octubre de 1900. Tomamos la referencia del
artículo: Ribas, 105.
38
Pensemos que cada uno de nosotros, los seres vivientes, es una marioneta divina, ya sea que haya sido
construida como un juguete de los dioses o por alguna razón seria. Pues esto, por cierto, no lo sabemos, pero sí
sabemos que estas pasiones interiores nos arrastran como si fueran unos tendones o cuerdas y que, al ser
contrarias unas a otras nos empujan a acciones contrarias, en las que quedan definidas la virtud y el vicio
(Platón, Leyes, 644d-e).
39
Así lo establece también Schopenhauer quien, como hemos indicado, constituye en esto la influencia más
decisiva: ―La voluntad es lo primero y originario, el conocimiento es algo meramente añadido que pertenece
al fenómeno de la voluntad en calidad de instrumento suyo. Por consiguiente, cada hombre es lo que es por su
190
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
voluntad y su carácter es originario, ya que el querer es la base de su ser. A través del conocimiento añadido y
en el curso de la experiencia se entera de lo que es, es decir, llega a conocer su carácter. Así pues, él se conoce
a sí mismo como resultado y en conformidad con la índole de su voluntad, en lugar de querer como resultado
y en conformidad con su conocimiento, como suponía la antigua opinión. Según esta, él no tenía más que
meditar cómo prefería ser, y lo era: esta es su libertad de la voluntad, consistente, pues, en que el hombre es su
propia obra a la luz del conocimiento. Yo, por el contrario, digo: es su propia obra antes de todo conocimiento
y este simplemente se añade para iluminarle. Por eso no puede decidir ser tal o cual, ni puede tampoco hacerse
otro, sino que es de una vez por todas y conoce de manera sucesiva lo que es. En aquellas teorías él quiere lo
que conoce; en la mía conoce lo que quiere‖ (WWV, I, § 55, 345-346).
40
Ofrecemos un par de pasajes a modo de ejemplo, pues no es nuestra intención profundizar en el asunto: El
aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las
novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma un dulce aburrimiento, licor agridulce. Todos estos sucesos
cotidianos, insignificantes; todas estas dulces conversaciones con que matamos el tiempo y alargamos la vida,
¿qué son sino dulcísimo aburrirse? ¡Oh, Eugenia, mi Eugenia, flor de mi aburrimiento vital e inconsciente,
asísteme en mis sueños, sueña en mí y conmigo! (OC, II, 568). Pero ¡qué alegría es esta chiquilla!, ¡y con qué
gracia saluda a aquel que va por allá! ¿De dónde habrá sacado esos ojos? ¡Son casi como los otros, como los
de Eugenia! ¡Qué dulzura debe de ser olvidarse de la vida y de la muerte entre sus brazos! (OC, II, 586).
191
Ignacio García Peña
41
Tomo algunas de estas ideas del final de un interesante artículo: Jurkevich, G., 3-14.
42
Así lo establece el propio Víctor Goti: ―voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté,
cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno‖. (OC,
II, 615).
43
El texto se encuentra en Cicerón, De fato, 43.
192
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
44
―Yo quiero contarte, lector, cómo se hace una novela, cómo haces y has de hacer tú mismo tu propia
novela‖ (OC, VIII, 761).
45
En el magnífico libro X de las Confesiones, utiliza San Agustín las expresiones memoria Dei, memoria sui,
memoria rerum. Acerca de las sensaciones nos dice: ―Todas estas cosas las recibe, para recordarlas, cuando
fuere necesario y para revisarlas, el gran receptáculo de la memoria y no sé qué secretas e inefables
concavidades suyas‖ (X, 8, 13). Siendo el alma el lugar en que se hace presente lo pasado y lo futuro, no
estaría Unamuno lejos de poder afirmar aquello del Deum et animam scire cupio.
46
De ahí que en el hombre solo la decisión y no el mero deseo sea una señal válida de su carácter, tanto para
él mismo como para los demás. Mas para él como para los demás, la decisión se hace cierta solo por la acción.
El deseo es una consecuencia necesaria de la impresión presente, bien del estímulo externo o bien del pasajero
ánimo interior, y por eso es tan inmediatamente necesario e irreflexivo como el actuar de los animales: por esa
razón expresa, al igual que este, solo el carácter de la especie, no el individual; es decir, solo indica lo que sería
193
Ignacio García Peña
capaz de hacer el hombre en general, no el individuo que siente el deseo. Porque en cuanto acción humana
necesita siempre una cierta reflexión, y porque el hombre es dueño de su razón, prudente, es decir, se decide
por motivos abstractos y pensados, solo la acción es la expresión de la máxima inteligible de su obrar, el
resultado de su querer más íntimo, y se caracteriza como una letra en la palabra designada por su carácter
empírico, el cual es la simple expresión temporal de su carácter inteligible (WWV, I, § 55, 354).
47
Como habrá percibido cualquier lector, Unamuno no es ejemplo de autor que repita ninguna doctrina ajena,
por más que sus conocimientos sean vastos y la influencia de distintos pensadores muy evidente. Y en el caso
de Schopenhauer no se ha de hacer una excepción, pues siendo clara también su huella en las páginas del
escritor bilbaíno, quizá el concepto de asimilación sea el más indicado para explicar esta relación, ya que
Unamuno hace suyas las teorías de otros, las integra y hasta las deforma si es necesario, no siendo un
pensador dedicado a combinar ideas o a sistematizarlas, sino hombre de carne y hueso que piensa, vive y
siente.
48
Sobre las implicaciones filosóficas y científicas del concepto de azar, véase: Arana, 173-188.
194
El carácter de Augusto Pérez a través de la Niebla
Universidad de Salamanca*
Facultad de Filosofía
Departamento de Filosofía, Lógica y Estética
Campus Miguel de Unamuno, Edificio F.E.S., Salamanca (España)
nachogp@usal.es
OBRAS CITADAS
Arana, Juan, ―Física y metafísica del azar‖, Anuario Filosófico, 30:57 (1997), 173-188.
De Unamuno, Miguel, Obras completas. Madrid: Escelicer, 1966-1971. 9 vols.
—— Filosofía Lógica. Madrid: Tecnos, 2016.
Elizalde, Ignacio, Miguel de Unamuno y su novelística. Guipúzcoa: Caja de Ahorros
Provincial de Guipúzcoa, 1983.
Fernández Turienzo, F., ―La niebla de Niebla de Unamuno‖, en Torres Martínez, J.C.,
García Antón, C. (coords.), Estudios de literatura española de los siglos XIX y
XX: homenaje a Juan María Díez Taboada. Madrid: CSIC, 1998: 860-868.
Franz, Thomas R., ―Niebla y el Quijote (otra vez)‖, Cuadernos de la Cátedra Miguel de
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García Castillo, Pablo, ―Un clásico a los ojos de un pensador del 98: el Platón de
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(coords.), Filosofía hispánica contemporánea: actas del XI Seminario de
Historia de la Filosofía Española e Iberoamericana, Salamanca: Universidad de
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Garrido Ardila, Juan Antonio, ―Nueva lectura de Niebla: Kierkegaard y el amor‖,
Revista de Literatura, LXX/139 (2008): 85-118.
Hadot, Pierre, La ciudadela interior. Barcelona: Alpha Decay, 2013.
Jurkevich, Gayana, ―Unamuno's Anecdotal Digressions: Practical Joking and Narrative
Structure in «Niebla»‖, Revista hispánica moderna, 45:1 (1992), 3-14.
195
Ignacio García Peña
196
197-207
LA HISTORIA EN LA VENTANA: CONFIGURACIÓN Y
REPRESENTACIÓN DEL TIEMPO EN LA VENTANA
ALBERTIANA
The history on the window: configuration and representation of time in the albertian
window
Resumen
Este artículo ofrece una lectura de la pintura renacentista según los principios establecidos
por Leon Battista Alberti, uno de los primeros teóricos de la perspectiva en cuyo Tratado de
pintura (1435) se refiere al cuadro como “una ventana abierta a la historia”. El concepto de
historia empleado por Alberti, que se presta a numerosas interpretaciones, es abordado a partir de
las reflexiones de Erwin Panofsky en torno a la perspectiva como “forma simbólica”, avanzando
hacia una hipótesis en torno al carácter simbólico de la configuración y representación del tiempo
en el cuadro-ventana albertiano.
Palabras clave: Cuadro, ventana, espacio, tiempo, historia.
Abstract
This paper offers a reading of the renaissance painting according to the principles
established by Leon Battista Alberti, one of the first theorists of perspective in painting which
Trattato della pittura (1435) define the frame of the painting as “an open window into history”.
The concept of history employed by Alberti, which lends itself to many interpretations, is
approached from the reflections of Erwin Panofsky about the prospect as “symbolic form”,
moving towards a hypothesis about the symbolic nature of the configuration and representation of
time in the alberti’s window.
Key words: Painting, frame, window, space, time, history.
I.
En su famoso tratado De Pictura, de 1435, Leon Battista Alberti habla del
cuadro como de “una ventana abierta a la istoria”, donde la istoria quizás no sea
exactamente el relato, la anécdota o el tema del cuadro sino más bien, como ha señalado
Jean-Louis Schefer, traductor del tratado de Alberti al francés, “el objeto mismo de la
pintura”, vale decir, “lo que puede ser objeto de una narración o de una descripción”
(Schefer, 115)1.
Esta arista del texto de Alberti ha sido, en general, menos comentada; suele
privilegiarse la dimensión espacial de la intuición perspectiva por sobre la dimensión
temporal que involucra. Erwin Panofsky, sin ir más lejos, da inicio a su texto señero
1
La traducción de este y los siguientes pasajes citados cuya fuente está en francés o inglés, es nuestra.
Macarena García Moggia
acerca del problema haciendo referencia a la concepción albertiana del cuadro como
una ventana “a través de la cual nos parezca estar viendo el espacio” (11), espacio que
es negado en su condición material para transformarse en un “plano figurativo”, sobre
este se proyecta un espacio unitario y homogéneo que nunca es dado sino un construido
como un Quantum continuum que omite, por ejemplo, “que vemos con dos ojos en
constante movimiento y no con uno fijo” (Panofsky, 14-15). Dicha concepción del
espacio conlleva, según Panofsky, una determinada concepción de la relación entre el
sujeto y el mundo exterior, la que presenta un doble filo:
(...) por un lado reduce los fenómenos artísticos a reglas matemáticas
sólidas y exactas, por otro las hace dependientes del hombre, del individuo,
en la medida en que las reglas se fundamentan en las condiciones
psicofisiológicas de la impresión visual y en la medida en que todo su
modo de actuar está determinado por la posición de un “punto de vista”
subjetivo elegido a voluntad (Panofsky, 49).
Consolidación y sistematización del mundo externo, expansión de la esfera del
yo: entre ambos polos, la ventana perspectiva aparece como un dispositivo que modela
tanto al espacio proyectado como al observador mismo, cuya experiencia de la visión
pasa por reglas matemáticas que facultan una representación del espacio que deviene,
en adelante, simbólica. De ahí el título que Panofsky escoge para su estudio: La
perspectiva como forma simbólica:
Si la perspectiva no es un momento artístico –dice Panofsky–, constituye, sin
embargo, un momento estilístico y, utilizando el feliz término acuñado por Ernst
Cassirer, debe servir a la historia del arte como una de aquellas “formas
simbólicas” mediante las cuales “un particular contenido espiritual se une a un
signo sensible concreto y se identifica íntimamente con él” (24).
Al acuñar el término “forma simbólica”, Panofsky realiza un desplazamiento de un
concepto ampliamente desarrollado por Ernst Cassirer en su Filosofía de las Formas
Simbólicas, cuyo primer volumen sale a la luz en 1923, cuatro años antes de la primera
publicación del ensayo de Panofsky, en 1927. El estudio realizado por Cassirer propone, a
su vez, una reapropiación de los resultados esenciales del trabajo crítico llevado a cabo por
Kant en el campo del conocimiento, trasladándolos al problema general de la cultura. Si la
Crítica de la razón pura había brindado los fundamentos teóricos para una ciencia que
renuncia a la pretensión de captar la realidad objetiva de manera “inmediata”, de lo que se
sigue que toda objetivación del conocimiento nunca sería más que una “mediación”, es
decir, un acto de la mente cognoscente, no por ello esa ciencia renuncia a “la exigencia
fundamental de unidad” que el conocimiento conlleva, dirá Cassirer, agregando que esa
unidad que no puede encontrarse ante nuestros ojos se encuentra en nuestros ojos, vale
decir, en la mente que conoce, cuyo límite es el “principio de razón suficiente”, que es “la
meta esencial del conocimiento: unir lo particular a una ley y un orden que tengan la
forma de la universalidad” (18). Así, no puede trazarse, según Cassirer, una “tajante línea
198
La historia en La ventana: configuración y representación del tiempo en la ventana albertiana
divisoria entre el campo de lo sensible y el campo de lo inteligible, en forma tal que ambos
quedaran como esferas aisladas entre sí, correspondiendo a cada una de ellas una especie
propia e independiente de realidad” (156): la crítica del conocimiento kantiana ha
mostrado que la mera sensación de ningún modo es resultado de la experiencia inmediata
sino el producto de una abstracción o proceso de síntesis que reposa sobre las formas
puras de la sensibilidad –espacio y tiempo- y funda el acto del conocimiento.
La noción de “Forma Simbólica” empleada por Cassirer, y luego por Panofsky,
seguiría la lógica de este esquema trascendental. Según ha señalado George Didi-huberman
en un acucioso análisis acerca de la evolución e implicancias para la historia del arte del
concepto en cuestión:
Como las Ideas kantianas, en efecto, las formas simbólicas de Cassirer y de
Panofsky habrán sido aprehendidas en la óptica de principios reguladores que
“sistematizan una síntesis”; al igual que las Ideas, primero habrán sido pensadas
desde el punto de vista de la subjetividad –como actos del mundo de la cultura y no
del mundo a secas–, pero luego re-objetivadas, si podemos decirlo, en su autoridad
de reglas y en su vocación en la “unidad final” de las cosas (174).
Sin embargo, que el arte en general, tanto como el lenguaje y el mito operen,
según Cassirer, de acuerdo con formas simbólicas, reintroduce un “tercer término” en el
esquema trascendental kantiano, a saber, la cultura. Jean-Louis Déotte se ha referido a
este aspecto con detenimiento. En su estudio de lo que él llama “aparatos”, que en pocas
palabras pueden definirse como dispositivos culturales capaces de crear mundo y
portar una verdad, y dentro de los que se incluye, por cierto, la perspectiva, Déotte
explica que el neokantismo de Cassirer y Panofsky consistió en pensar la necesidad de
“puentes” culturales entre las “islas” que eran la primera y la tercera crítica kantiana,
esto es, entre la estética trascendental, “que pone de manifiesto el tiempo y el espacio
como condición de posibilidad de todo saber sensible puro”, y la estética en el sentido
de juicio del gusto. En esa misma línea, Déotte arguye que:
Es menester introducir, entre la sensibilidad pura y las síntesis espaciales a las
cuales ella da lugar, y la síntesis por el entendimiento, a causa de las categorías y
los conceptos, una puesta en práctica de la imaginación trascendental por los
aparatos (133).
Lo que equivale a decir que es necesario introducir una puesta en práctica de una
imaginación historizada. En efecto, tanto el “aparato” de Déotte como la “forma
simbólica” de Cassirer introducen, a su modo, la dimensión histórica de la cultura en la
síntesis de la que resulta el conocimiento y la experiencia estética. Allí radica, en efecto,
la distancia que Cassirer toma respecto de Kant. Dicho de manera resumida: para
Cassirer ya no hay ser en sí, sino ser simbolizado, por tanto toda reflexión ontológica se
vuelve una filosofía cuyo punto de partida es la cultura. Es el símbolo el que permite
que nuestro conocimiento no se limite a lo dado y trascienda el mundo inmediato de las
impresiones, el símbolo entendido como energía creativa del espíritu por el que los
199
Macarena García Moggia
II.
Hay dos versiones del texto De pictura, de Leon Battista Alberti. La primera,
escrita en latín, data de 1435. La segunda, traducida por él mismo al italiano, ve la luz
un año después. Entre ambas hay una diferencia importante relativa al problema que
intentamos despejar. Y es que allí donde dice en el acápite número 19 de la versión en
latín: Principio in superficie pingenda quam amplum libeat quadrangulum rectorum
angulorum inscribo, quod quidem mihi pro aperta finestra est ex qua historia
contueatur, dirá en italiano: Principio, dove io debbo dipingere scrivo uno quadrangolo
di retti angoli quanto grande io voglio, el quale reputo essere una finestra aperta per
donde io miri quello che quivi sarà dipinto3. Lo que cambia, lo que primero aparece y
después no, es la palabra “istoria”. Donde primero dice: “una ventana abierta a través de
la cual veo la istoria”, dirá después, en la versión italiana: “una ventana abierta a través
de la cual veo lo que quiero pintar”. La diferencia entre ambas traducciones no amerita,
sin embargo, mayor detenimiento, porque, avanzado el texto, queda claro que aquello
que “se desea pintar”, vale decir, lo que se ve por la ventana-perspectiva no puede ser,
según Alberti, sino la istoria: “La mayor obra del pintor no es un coloso, sino una
istoria. La istoria le da un renombre mayor al intelecto que cualquier coloso” (Alberti,
Tratado, 92).
El término comienza a introducirse en la parte media del libro segundo,
ocupando un lugar prominente en el desarrollo total de la obra, lo que muestra que
Alberti le daba la mayor importancia. La pintura, escribe, se debe ante todo a la istoria
representada, la que resulta de un trabajo compositivo y a la que puede atribuirse por
completo el efecto alcanzado en el espectador:
2
Para precisar este punto, me he servido del artículo de Antonio Gutiérrez Pozo (2008).
3
Las versiones originales de ambos textos fueron descargadas de la página http://www.ousia.it/ Fecha de
consulta: 4/4/ 2015.
200
La historia en La ventana: configuración y representación del tiempo en la ventana albertiana
Los cuerpos forman parte de la istoria, los miembros forman parte de los cuerpos,
y los planos son parte de los miembros. Por tanto, las partes principales de la
pintura son los planos. Esa gracia de los cuerpos a la que llamamos belleza, nace
de la composición de los planos (…) en esta composición de planos debiera
buscarse con tenacidad la gracia y la belleza de las cosas (Alberti, Tratado, 92).
Y continúa más adelante:
La fama del pintor y de su arte se halla en lo siguiente: la composición de los
cuerpos. Algunas cosas que se dijeron respecto a la composición de los miembros
también se aplican aquí. Los cuerpos deben armonizar entre sí en la istoria, tanto
en dimensiones como en función. (…) todos los cuerpos deben corresponder en
tamaño y en función a lo que está sucediendo en la istoria (97).
Cuerpos, miembros y planos organizan una composición que debe ser acorde a
la istoria que se desea pintar, una istoria cuyo contenido emocional va a expresarse
mediante la utilización específica de un gesto que produce identificación en el
espectador. Al respecto, Alberti define una posición fundamental en la historia del arte:
La istoria moverá el alma del observador cuando cada persona representada allí
muestre claramente los motivos de su propia alma. Sucede en la naturaleza que
sólo ella es capaz de ciertas cosas como ella misma; derramamos lágrimas cuando
lloramos, reímos con la risa y nos afligimos con las penas (100).
John Spencer, traductor de Della pintura al inglés y uno de los primeros en
identificar el aspecto altamente productivo de los trabajos de Alberti, advierte que la
istoria a la que se refiere el tratado estaría dirigida sobre todo hacia la expresión de un
nuevo arte humanista, según esta, la adecuación de la obra a las leyes de la construcción
en perspectiva da como resultado una unidad visual, temporal y espacial que asegura
tanto al artista como al espectador una recompensa afectiva, de carácter moral. A este
argumento, Anthony Grafton agrega que Alberti estaría brindando a la pintura
humanista un valor y una función comparables a la que ostentaba, por entonces, la
retórica, otro de los centros medulares del currículum humanista (37-68). Como hace
notar en un exhaustivo recorrido por los elementos contextuales que permiten
comprender el sentido que Alberti otorga al término istoria, el florentino volvería esto
claro cuando en su escrito De re aedificatoria utiliza el término istoria para establecer
una equivalencia entre la literatura y la pintura:
Cuando miro una buena pintura (hacer una mala pintura es como deshonrar una
pared) experimento el mismo placer que siento cuando leo una buena historia.
Ambas son trabajo de la pintura: la historia pinta con palabras, la pintura cuenta la
historia con su brocha (Alberti, citado en Grafton, 42).
La comparación entre el cuadro y el libro, y más aún, entre la ventana que es el
cuadro y un libro, es decisiva. Compromete, antes que nada, el problema de la
201
Macarena García Moggia
narratividad, aunque solicita al mismo tiempo una pregunta, a saber: ¿cuando Alberti
habla de istoria se refiere a la representación de los hechos ocurridos de manera
concreta en el pasado –es la versión clásica de la palabra, que nos remite a la figura del
testigo (Agamben, 133)–, o bien alude a una forma de narración independiente de los
hechos? Al respecto, Grafton suscribe que el uso de la palabra historia en Alberti no
puede adherirse por entero ni a una ni a otra versión: “(Alberti) dejaría en claro a los
literatos que leerían el texto latino de su obra, que el término “historia” no era solo
polisémico, sino inestable” (Grafton, 64). Los humanistas, en ese sentido, seguirían a
sus precedentes antiguos al momento de definir la historia como un conjunto de hechos
genuinos registrados por las mejores fuentes o testigos disponibles, sin embargo
insistirían, al mismo tiempo, en que el estudio de la historia podía servir, de manera
sumamente efectiva, para un propósito moral: “Los relatos históricos enseñaron a sus
lectores los principios de la moral y la prudencia, la conducta correcta llevada a cabo
decorosamente” (Grafton, 64). Estos dos aspectos de la historia pueden coexistir solo en
tensión: frente a una conducta indecorosa, el historiador viola ya sea el mandamiento de
decir la verdad completa, ya sea el deber de proporcionar una guía moral confiable por
medio de la forma más atractiva. En esa tensión habría que ubicar a Alberti, pues:
Cuando él insiste en que la historia pintada puede tener los mismos efectos
beneficiosos en la audiencia que la historia escrita –tanto si sus contenidos
provienen del reino de los mitos, de antiguos hechos o de la historia sagrada– está
diciendo que únicamente el estilo y la ejecución, no la correspondencia de los
contenidos con la verdad, determinan la efectividad emocional de una “historia”
(Grafton, 65).
De ese modo, Grafton concluye que en el texto albertiano la palabra historia
puede comprenderse como la retórica misma de la pintura, si entendemos la retórica
como el arte de expresar e inspirar emoción mediante un uso adecuado de la forma. Una
forma que ya no se ciñe a los elementos discursivos propios de la retórica sino a
elementos pictóricos, acordes a una determinada gramática visual, geométrica y
corporal (a la que nos referíamos antes, a propósito de la “composición” de cuerpos,
miembros y planos4), que no por ello deja de reconocer un vínculo tanto con los textos
en los que está escrito aquello que el pintor desea trasladar al lienzo, como con “poetas,
oradores y otros igualmente bien versados en las letras”, que “darán creaciones nuevas o
cuando menos [alguna] ayuda para arreglar bellamente la istoria” (Alberti, Tratado de
pintura, 118).
Tal vez en la vereda opuesta a la de Grafton habría que situar los planteamientos
de un teórico como Gerard Wajcman, autor del que quizá sea uno de los estudios más
exhaustivos realizados a la fecha acerca de la dimensión “productiva”, por así decirlo,
de la ventana albertiana, poniendo especial énfasis en el problema de la istoria que
4
Respecto del lugar de los miembros y de los cuerpos en la composición, según Alberti; y sobre la relación de
la composición con la retórica, ver Baxandall (1996).
202
La historia en La ventana: configuración y representación del tiempo en la ventana albertiana
5
Wajcman se refiere, en particular, a la traducción de J. Lallot y J. Dupont-Roc de la Poétique, de Aristóteles.
6
Ver Rougé (1997), donde se plantea un análisis de la “composición” albertiana a partir del concepto “Mímesis
II”, de Paul Ricoeur.
203
Macarena García Moggia
(Alberti, Tratado, 40). Con ello Alberti aplicaría la metáfora de la ventana a imágenes
narrativas en las que además de espacios –un espacio proyectado, objetivado y la
mismo tiempo subjetivado, como decía Panofsky– se representan acciones y
movimientos que en último término nos remiten a un ámbito particular, a saber, el de la
representación teatral y el espacio escenográfico. Al respecto, Hans Belting ha señalado
lo siguiente:
Cuando usa el término historia, Alberti no piensa simplemente en una narración, sino
en una especie de representación teatral de un tema. Esta representación es la labor más
noble del pintor y no es ni mera narración épica ni mero relato histórico, sino una
situación teatral como la que se da entre escenario y espectador (207)7.
Belting tiene presente, en primer lugar, la indicación de Alberti de que es preferible
trabajar en formatos muy grandes para simular el tamaño real de las figuras8 –como en un
teatro–, lo que contribuiría a subyugar al espectador “mostrándole hombres que parezcan
vivos, que sufran y amen” (Belting, 207). Por otra parte, el autor está pensando en una
figura que según Alberti debe existir en cada cuadro, una figura destinada a dirigir la
atención del espectador al acontecimiento representado, invitándolo con un gesto del
rostro o de la mano a contemplarlo9. Ese personaje, sugiere Belting, es eminentemente
teatral, cuya función es potenciar el contrato de ficción entre el espectador y los personajes
de la imagen, contrato que depende de un escenario en el que vemos pintado un tema
como si fuese real y que define, ante todo, una relación espacial entre la imagen y el
espectador.
El cuadro como ventana y el cuadro como escenario son dos modos de figurarse
el espacio simbólico que crea la perspectiva. Cada uno tiene sus derivas, que son
distintas pero no excluyentes. Belting habla de una “doble representación en la que los
pintores objetivan dos veces la mirada”10. Ambas formas de representación de la mirada
comparten, por ejemplo, la separación entre sujeto y objeto, instaurando al mismo
tiempo una distancia necesaria tanto a la representación como a la posibilidad de
movilizar las facultades miméticas de los espectadores. Pero además, ambas formas de
representación de la mirada implican una forma de representación de la historia de
acuerdo con un lugar limitado por el encuadre que le brinda el cuadro o la ventana,
lugar a partir del cual la obra constituye una unidad orgánica, cerrada sobre sí misma,
7
Según aclara el mismo Belting, esta arista del problema se encuentra desarrollada con mayor profundidad en su
libro Giovanni Bellini: La Pietá (Franco Cosimo Panini, Italia, 1996), que a la fecha no hemos podido consultar.
8
“Yo prefiero que practique dibujando las cosas en grande, como si la representación y la realidad fueran
iguales [a escala]. En los dibujos pequeños con facilidad se ocultan grandes defectos; en lo grande se ven
fácilmente los menores defectos” (Alberti, Tratado, 123).
9
“En una istoria me gusta observar a alguien que nos advierte y destaca lo que allí está sucediendo; o señala con
su mano para ver; o amenaza con cara enojada y con ojos fulminantes, para que nadie se acerque; o muestra
algún peligro o algo maravilloso allá; o nos mueve a reír o a llorar junto con ellos” (Alberti, Tratado, 102).
10
Allí donde Panofsky habla de un “espacio simbólico” a propósito de la invención de la perspectiva, Belting
hablará de una “mirada simbólica”, poniendo énfasis no en el objeto sino en el sujeto (Belting, 207).
204
La historia en La ventana: configuración y representación del tiempo en la ventana albertiana
III.
Pensar la pintura, y más aún, el cuadro-ventana como paradigma de la historia,
implica necesariamente pensar una nueva relación del hombre con el tiempo. Como nos
enseña Agamben: “Cada concepción de la historia va siempre acompañada por una
determinada experiencia del tiempo que está implícita en ella, que la condiciona y que
precisamente se trata de esclarecer” (Agamben, 129).
Cuando Wajcman plantea que la historia podrá concebirse como un cuadro, o
bien que el cuadro, el cuadro-ventana, es aquello que origina la posibilidad de la
historia, está contemplando, por una parte, al hombre como actor de esa historia, como
responsable de su acción, pero además una experiencia subjetiva del tiempo que se
estructura –dice parafraseando la fórmula lacaniana– por el cuadro-ventana. Por su
parte, Daniel Arasse plantea que si la perspectiva es una “forma simbólica” de la nueva
relación que se instaura entre los hombres y su mundo, lo es en la medida que ella
205
Macarena García Moggia
206
La historia en La ventana: configuración y representación del tiempo en la ventana albertiana
OBRAS CITADAS
Agamben, Giorgio. Infancia e historia. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2011.
Alberti, León Battista. Tratado de pintura. México: Universidad Autónoma
Metropolitana, 1998.
Arasse, Daniel. Les primitifs italiens. Ginebra: Famot, 1968.
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Baxandall, Michel. Giotto y los oradores: la visión de la pintura en los humanistas
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207
NOTAS
NOTA 211-220
EL JUEGO DEL ARTE NARRATIVO CONTEMPORÁNEO EN
FUERZAS ESPECIALES DE DIAMELA ELTIT: REALIDAD
DEVELADA Y ESPACIO LÚDICO E IRÓNICO DE RESISTENCIA
The game of contemporary narrative art in Fuerzas Especiales by Diamela Eltit: Reality
revealed and ludic and ironic space of resistance
Paola Lizana-Miranda*
INTRODUCCIÓN
Según Patricia Rubio, Diamela Eltit es la narradora más significativa y consagrada
de las últimas décadas (512). Como parte de la generación de los 80 postgolpe1, va a dar a
conocer sus primeras obras en plena dictadura. Por ello, la represión y la censura marcarán
la producción artística de Eltit, así como la del resto de dicha generación. Agrupados bajo
la consigna solidaria de la lucha contra la dictadura, la ortodoxia militante de la izquierda
tradicional va a privilegiar la estética del testimonio y la denuncia, apelando a la
sensibilidad emotivo-referencial del mensaje proletario. Contra ese expresionismo de la
contingencia va a luchar un segmento artístico y literario de corte neovanguardista
(Richard, 37). En esta última tendencia se ubica Diamela Eltit, quien va a destacar por la
radicalidad de su propuesta. Ella quiebra los códigos escriturales convencionales mediante
la subversión de los procedimientos y prácticas discursivas (Lértora 34). Procedimientos
entre los que se pueden mencionar la introducción de múltiples puntos de vista dentro del
relato, un narrador que duda y sospecha de la veracidad del mismo, de-construyendo la
existencia de una verdad única y objetiva; además, de la ruptura de la linealidad de la
frase, las construcciones sintácticas fragmentadas y el recurso de la incorporación de un
lenguaje onomatopéyico o preverbal. Vale decir, estamos en presencia de una escritura de
los márgenes.
Considerando lo anterior, es posible afirmar que Eltit escribe desde el borde social
y el margen escritural. En la obra de esta autora, la discursividad es detentada por los
marginados del poder central2, haciendo presente la relación siempre compleja
poder/resistencia. Eje temático nada ajeno a las letras chilenas y latinoamericanas. Sin
embargo, la fuerza subversiva de su escritura no radica en la mímesis del referente, sino en
los procedimientos de desmontaje de los códigos tradicionales. Herramientas lingüísticas
en los que narra las vivencias, muchas veces incomprensibles de los marginados,
1
Como generación de los 80 o postgolpe se denomina al grupo de escritores nacidos entre 1948 y 1957, que
comienzan a dar a conocer sus trabajos en plena dictadura (1973-1989). Entre ellos se destaca: Pía Barros, Jaime
Collyer, Ana María del Río, Ramón Díaz Eterovich; Diamela Eltit y Antonio Ostorno (García-Corales, 123).
2
Al respecto la autora señala “[…] Lo que más me importa es el asunto del poder y cómo se manifiesta en ciertos
sectores oprimidos ya sea en forma de violencia, el desamparo, el desarraigo, la discriminación sexual, el
silenciamiento” (García-Corales, 112).
Paola Lizana-Miranda
ubicándose con ello, en el margen del canon escritural. De acuerdo con Lértora, son los
quiebres con la tradición y con las prácticas discursivas canónicas, así como también la
incursión en un universo imaginario poblado de mundos y personajes con experiencias
límites, que constituyen la puesta en práctica de una literatura menor (34), que pone en
crisis el referente real.
Ahora bien, el devenir crítico y anticanónico del que hemos dado cuenta, se ha
vuelto a ratificar en su décima novela Fuerzas Especiales (2013). La misma Eltit aclara
que el título alude al grupo especializado de carabineros como también a las fuerzas que se
necesitan para resistir en una población periférica y sus espacios habitacionales
minúsculos3. En esta última novela se aprecia el mismo impulso subversivo del discurso,
presente en su novelística anterior. Al respecto, Julio Ortega señala que Diamela Eltit ha
resistido, con éxito, las obligaciones del mercado, haciendo de la lectura una labor crítica
del lenguaje, y del libro un instrumento conspirativo contra el orden dominante4.
3
Rojas, Carolina; “Fuerzas Especiales, la nueva novela de Diamela Eltit.” Resonancia.org (2015):
http://www.resonancias.org/content/read/1530/fuerzas-especiales-nueva-novela-de-diamela-eltit-por-carolina-
rojas-n/
4
Ortega, Julio. “Fuerzas Especiales, Diamela Eltit.”Reseña. s.f. http://www.editorialperiferica.com/
5
Jameson, siguiendo los planteamientos de Mandel, señala que el capitalismo ha conocido tres momentos
fundamentales, cada uno de ellos supone una expansión dialéctica respecto de la fase anterior: se trata del
capitalismo mercantil, la fase del monopolio o etapa imperialista, y la etapa actual, erróneamente llamada
postindustrial, y que debería denominarse con mayor propiedad fase multinacional” (80).
6
Para Gadamer el juego es una función elemental de la vida humana, hasta el punto que no se puede pensar la
cultura humana sin un componente lúdico (31).
212
El juego del arte narrativo contemporáneo en Fuerzas Especiales de Diamela Eltit
7
Código sémico (voz de la persona) (unidad mínima de significado) son unidades de sentido que circulan libres
en el texto (Barthes).
8
Similar técnica narrativa es posible encontrar en Patas de Perro (1965) de Carlos Droguett, novela que se vale
de ello para dar cuenta de la opresión de la pobreza. También en el Otoño del Patriarca (1975), este recurso se
usa para configurar la atmósfera de postrimería en que se mueve el patriarca.
213
Paola Lizana-Miranda
9
Según Lyotard: “se tiene por postmoderna la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Este es, sin duda, un
efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la presupone. Al desuso del dispositivo
metanarrativo de legitimación corresponde especialmente la crisis de la filosofía metafísica, y la de la institución
universitaria que dependía de ella. La función narrativa pierde sus funciones, el gran héroe, los grandes peligros,
los grandes periplos y el gran propósito. […] Cada uno de nosotros vive en la encrucijada de muchas de ellas. No
formamos combinaciones lingüísticas necesariamente estables, y las propiedades de las que formamos no son
necesariamente comunicables” (4).
214
El juego del arte narrativo contemporáneo en Fuerzas Especiales de Diamela Eltit
10
Al respecto Foucault señala que: “por poder hay que comprender, primero, la multiplicidad de las relaciones de
fuerza inmanentes y propias del dominio en que se ejercen, y que son constitutivas de su organización; el juego
que por medio de las luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte” (112).
11
Según Jameson, la fascinación hipnótica que ejerce la tecnología en la actualidad es que las redes informáticas y
comunicacionales nos ofrecen un esquema de representación privilegiado a la hora de poder captar esa red de
poder y control, compleja y descentralizada que significa la capitalismo multinacional de esta tercera fase (85).
215
Paola Lizana-Miranda
entretenerme, muevo el cursor y avanzo hacia las últimas tendencias de los suntuosos
abrigos italianos” (89). El desplazamiento del padre a uno de los vértices inferiores del
triángulo (movimiento de desterritorialización para reterritorializarse en la familia, aunque
devaluado o cuestionado), re-significa todas las relaciones sociales. Y, además, se
despliegan nuevas zonas de resistencia. Respecto de los vínculos sociales, la praxis de
vigilar y castigar también se incardina a la lógica del mercado. Pacos y tiras son
trabajadores asalariados que cumplen órdenes provenientes de un incorpóreo poder: “los
pacos se entregaron a lumazos porque les prometieron una acotada gratificación si
demostraban el éxito en sus golpes” (50). Por otro lado, la protagonista/hija se iguala con
el padre. Al ser la voz discursiva del relato, primero establece cierta superioridad que no
tienen las otras mujeres de la triada: “Me dijo que cada vez que me miraba me encontraba
igual a mi papá y eso no lo soportaba” (133).
Respecto de los espacios de resistencia, la estructura edípica se re-construye en
una figura de al menos cuatro puntos (ver figura). Uno de ellos en fuga de los del encuadre
institucional: los hermanos ausentes. El problema no es la libertad sino encontrar una
salida donde él (el padre) no la encontró (Deleuze y Guattari, 20). La ausencia (en fuga) de
los hermanos, connota desestructuración de lo establecido, subversión y resistencia del
orden, crisis entre el signo y el referente. Un juego de movimiento incierto, que no permite
ubicarlos dentro de la trama ¿Están con los pacos o con los tiras? ¿Regresan o no
regresan? Ausentes también del texto, Pedro y Leandro, cuyos nombres son prohibidos,
solo aparecen mencionados una vez, han realizado desterritorializaciones absolutas. A
diferencia del padre que se ha vuelto a territorializar, los hermanos ausentes se han
adentrado en el mundo desértico que consiste en trazar una línea de fuga en toda su
positividad (24). En relación con esto, nos es posible poner en contraste las figuras del
migrante, encarnado en la novela por el padre, y la del nómada, que serían los hijos
ausentes. Al respecto Deleuze y Guattari señalan: “Si el nómada puede ser denominado el
Desterritorializado por excelencia es precisamente porque la reterritorialización no se hace
después, como en el migrante […]” (Mil mesetas, 386). Entonces, abrir líneas de fuga se
ha convertido en la esencia desterritorializada de los hermanos, en tanto nómadas, es por
ello que se presentan como sujetos que solo dejan un nombre como huella de intensidad
(Deleuze y Guattari, 10): “Por eso cuando mi mamá me dice Pedro, Leandro o papá, ella
y yo nos miramos con terror porque nos prohibimos mencionar sus nombres […]” (23).
Traspasar el umbral, como lo han hecho los hermanos significa trazar una línea
de fuga desde uno de los vértices de la estructura triangular, hacia un afuera de los
mecanismos de inhibición que ella impone. Movimiento deslocalizado, que se constituye
en imagen de las fuerzas neoprimitivas, que no dejan de estar presentes en cualquier
órgano social moderno. Se trata entonces de una forma de exterioridad que se presenta
necesariamente como la de una máquina de guerra12, poliforma y difusa, (378). En este
12
Según Deleuze y Guattari “la máquina de guerra es la invención nómada que ni siquiera tiene la guerra como
objeto primero, sino como objeto segundo, suplementario o sintético, en el sentido de que está obligada a destruir
la forma-Estado y la forma-ciudad con las que se enfrenta” (Mil mesetas, 418). Vale decir, es trazar una línea de
216
El juego del arte narrativo contemporáneo en Fuerzas Especiales de Diamela Eltit
sentido, la ausencia de los hermanos es un acto político, ya que ellos en su nomadía son un
vector de desterritorización. Este flujo ambulante constituye en la obra un devenir- animal,
que no cesa de hacer pasar partículas asignificantes a la estructura triádica, liderada ahora
por el mercado: “entendí que los niños tenían que prepararse para obedecer sus propias
naturalezas y ya estaban lo suficientemente adiestrados” (20). ¿Adiestrados por quién? Por
la protagonista/hija/protagonista/hermana. En el primer binomio re-produce al padre,
quedando fijada en el vértice de subyugación que el nuevo orden les ha reservado. Porque
capturar el devenir no se trata de reproducir figuras “sino de producir un continuo de
intensidades en una evolución de intensidades a-paralelas y no simétricas […] el devenir
es una captura, una posesión, una plusvalía, nunca una reproducción o una imitación”
(Deleuze y Guattari, Kafka, 25). En tanto, en el otro binomio, deviene en fuerza
amenazante del orden. Entonces, proponemos la siguiente figura:
fuga, invención creativa. La combinación fuga e invención es la cualidad de la máquina de guerra. No tiene a la
guerra como objeto. Todo lo contrario, el poder de la máquina de guerra es su capacidad de crear nuevos
mundos, escapando de la violencia del aparato de Estado, de su orden, de su representación.
217
Paola Lizana-Miranda
13
De acuerdo con La Poética de Aristóteles, se establecen tres géneros literarios principales o mayores: la
epopeya, la poesía trágica y la comedia. Según esto, entenderemos como pertenecientes a un género menor o
subgénero literario, a aquellas obras cuyo registro no se puede clasificar totalmente en ninguna de estas
categorías definidas en la retórica clásica. En tanto, entenderemos como literatura menor: “[…] una literatura
política y metafóricamente un tipo de escritura del tercer mundo, que elude formulaciones totalizadoras de
formalismos, o modos de organización edípicos, burgueses o marxistas; por el contrario, se caracteriza por ser
tanto antiautoritaria como anticentrada en la figura del autor” (Renza. cit en Lértora).
14
Jacques Lacan distingue entre pene y falo, entre órgano e información (Rubin, 126).
15
La misma operación de des-montaje del lenguaje se observa cuando la narradora habla de “pacos” y “tiras”.
16
El carácter distintivo del juego humano es poder darse fines y aspirar a ellos conscientemente, y puede burlar lo
característico de la razón conforme a estos fines (Gadamer, 31).
218
El juego del arte narrativo contemporáneo en Fuerzas Especiales de Diamela Eltit
SÍNTESIS
En Fuerzas Especiales de Diamela Eltit se manifiesta una concepción rupturista
del mundo y la escritura. Esta obra, como juego del arte narrativo contemporáneo, se
transforma en un espacio lúdico de representaciones, que se construye desde su genuino
ser: el vaivén y el movimiento. Vale decir, es acción que se autorrepresenta. Junto con
ello, existe la necesidad de plantear el rol del jugador-personaje (la protagonista, el padre,
los hermanos, etcétera) en el desarrollo de la trama, que no es otra cosa que plantear una
reflexión crítica respecto de la historicidad/ocasionalidad del relato del mundo narrado por
Eltit. En este sentido, el texto es instancia transformadora de la escritura, y es también,
conciencia crítica que transgrede los límites de la página. La obra despliega con ello la
contemporaneidad del arte narrativo, lo que significa un constante movimiento entre lo
establecido y sus marginalidades, zigzag que envuelve a los personajes, a la escritura y a la
historia narrada, confirmando la actualidad escritural de la autora, la que una vez más,
configura un mundo narrativo que devela una realidad agónica y, además, construye un
espacio lúdico e irónico de resistencia.
219
Paola Lizana-Miranda
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Gadamer, Hans- George. La actualidad de lo bello. Barcelona: Paidós , 1991.
García-Corales, Guillermo. “La deconstrucción del poder en Lumpérica”. Lértora, Juan
Carlos. Una poética de literatura menor: la narrativa de Diamela Eltit. Santiago:
Cuarto Propio, 1993: 111-126.
Jameson, Frederic. El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado.
Barcelona: Paidós, 1991.
Lértora, Juan Carlos. “Una poética de literatura menor: la narrativa de Diamela Eltit”
Lertora, Juan Carlos. Una poética de literatura menor: la narrativa de Diamela
Eltit. Santiago: Cuarto Propio, 1993: 27-36.
Lyotard Jean-Francois. La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Madrid:
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Lértora, Juan Carlos. Una poética de literatura menor: la narrativa de Diamela
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Rojas, Carolina. “Fuerzas Especiales, la nueva novela de Diamela Eltit”, Resonancias.
Org (2015): http://www.resonancias.org/content/read/1530/fuerzas-especiales-
nueva-novela-de-diamela-eltit-por-carolina-rojas-n/
Rubin, Gayle. “El tráfico de mujeres: notas sobre economía política del sexo”. Revista
Nueva Antropología, noviembre vol VIII Nº 030 (1986): 95-145.
Rubio, Patricia. Escritoras chilenas. Santiago: Cuarto propio, 1999.
220
NOTA 221-242
VILLA O CÓMO PRACTICAR (Y ABRIR O AMPLIAR) UN LUGAR
Y SUS MEMORIAS A TRAVÉS DE LA TEATRALIDAD1
1
Este trabajo forma parte de la investigación Teatralidad de y en distintos espacios de memoria relacionados
con la dictadura en Chile (Conicyt Fondecyt/ Postdoctorado Nº 3150050).
2
Utilizo la palabra ―espacio‖ echando mano a la conceptualización de Michel de Certeau, quien, en La
invención de lo cotidiano 1. Artes de hacer, explica que los espacios son ―lugares practicados‖ (129). Y esta
práctica, en distintos ―espacios de memoria‖ se da a través de las expresiones de teatralidad que allí se han
desarrollado o desarrollan, marcándolos, de alguna manera, otorgándoles o reforzando la identidad cultural
a/de los grupos sociales que participan, convirtiéndose en hitos. No obstante, existen conceptualizaciones
totalmente contrapuestas como, por ejemplo, la diferenciación que hace Yi-Fu Tuan entre espacio y lugar
(Space, 6), para quien el espacio es más abstracto que el lugar. Lo que comienza como espacio indiferenciado
se convierte en lugar, para él, cuando lo conocemos mejor y lo valoramos. Opto también por utilizar el
término ―espacio‖ (como un ―lugar practicado‖) porque es una palabra con una utilización menos habitual que
―lugar‖, presente en un sinnúmero de expresiones de uso común como: ―ponernos en el lugar‖, ―lugar
común‖, ―ocupar su lugar‖, ―fuera de lugar‖.
3
La teatralidad es definida por la académica canadiense Josette Féral, en su libro Teatro, teoría y práctica:
más allá de las fronteras, como ―un acto de transformación de lo real, del sujeto, del cuerpo, del espacio, del
tiempo, por lo tanto un trabajo a nivel de la representación; un acto de transgresión de lo cotidiano por el acto
mismo de la creación; un acto que implica el cuerpo, una semiotización de los signos; la presencia de un
sujeto que pone en su lugar las estructuras de lo imaginario a través del cuerpo‖ (104).
Yael Zaliasnik Schilkrut
espacio y en su relación con los otros dos conceptos: memoria y teatralidad, para
ahondar en él, por su importancia y la práctica frecuente de asumirlo como algo natural,
lo que anula, impide o esquiva muchas veces, en lo que a este concepto respecta,
nuestra capacidad reflexiva y crítica.
Todo esto, en una expresión de teatralidad (manifestación artística y/o
ciudadana que de manera consciente o inconsciente utiliza estrategias relacionadas
con elementos teatrales para lograr una eficacia performativa, es decir, para afectar de
alguna manera la realidad7) que, en su contenido, temática, construcción dramática,
así como en su itinerancia (y presencia) por los distintos lugares donde se ha
realizado, escenifica de forma evidente e inteligente este cruce entre espacio,
teatralidad y memoria. Es interesante destacar que la palabra scenery (paisaje), se
utiliza también para denominar un escenario teatral, ilustrando así el nexo obvio entre
espacio y teatralidad, pues el espacio es un elemento de teatralidad muy importante a
tener en cuenta en el análisis de distintas expresiones sobre, por ejemplo, las
memorias de la dictadura en Chile.
La obra teatral ―Villa‖ de Guillermo Calderón –estrenada en el festival
Santiago a Mil en 2011–, ejemplifica, como pocas, la ligazón difícil e importante
entre espacio y memoria, mediada por la teatralidad. Esto en relación a lo allí ocurrido
(en Villa Grimaldi), tanto antes de ser campo de tortura y exterminio, como después
de serlo, una vez recuperada y hasta el día de hoy, pues se hace una lectura y re-
lectura actual, obligada, al momento de realizar ahí diversas actividades y de discutir
qué hacer en la actualidad con este –y otros– sitios de memoria relacionados con la
dictadura en Chile. Y también al presentarla y re-presentarla en estos espacios. La
obra se puso en escena en la misma Villa Grimaldi, así como en Londres 388, la Casa
Memoria José Domingo Cañas9 (los tres nombrados ―monumentos nacionales‖ por el
Estado) y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (mencionado y criticado
también en ―Villa‖) y, en Argentina, se presentó en el Parque de la Memoria10. Villa
Grimaldi, entonces, como sinécdoque de los sitios de memoria, también llamados
―sitios de conciencia‖11 y, con ello, de las discusiones sobre cómo plantear, conversar,
7
En Yael Zaliasnik, Memoria, 26.
8
Londres 38, conocido como el ―cuartel Yucatán‖, entre los militares, fue un recinto clandestino de prisión y
tortura ubicado en pleno centro de Santiago y que funcionó como tal entre septiembre de 1973 y septiembre
de 1974. Incluso el número de su dirección fue cambiado por los militares para intentar negar su existencia y
lo que allí ocurrió.
9
En el sitio donde hoy está la Casa Memoria José Domingo Cañas, hubo un centro de detención,
desaparición tortura y exterminio de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), conocido como ―Cuartel
Ollagüe‖, que funcionó como tal entre agosto y noviembre de 1974.
10
Espacio de memoria que, al igual que los otros mencionados, ha sido muy controversial y discutido en
cuanto a su construcción, colección y uso. Como en el caso del Museo de la Memoria en Chile, este no
corresponde a un ex centro de detención y tortura, es decir, un lugar que en su genealogía cargue con una
memoria de la época, sino un lugar planificado y construido después para recordar.
11
Edificaciones utilizadas durante las dictaduras del Cono Sur como casas o campos clandestinos de prisión,
tortura y muerte. Una vez recobradas las democracias o pseudo democracias, algunas de ellas han sido
223
Yael Zaliasnik Schilkrut
―visibilizadas‖, generalmente por miembros de la sociedad civil vinculados con víctimas de violaciones de los
derechos humanos en esa época, para solicitar al Estado, en el caso chileno, su declaración como monumento
nacional con la idea de que sean entregados en comodato a los grupos que solicitaron su uso (Piper y Hevia, 17).
12
Recordar, del latín re-cordis: volver a pasar por el corazón. Pero aquí se ejemplifica como corazón y
raciocinio, los que son, por supuesto, uno solo, inseparables.
13
De hecho, en la publicidad que realiza la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública (ONEMI) en los cines chilenos, antes de cada película, aconseja: ―aléjate de posibles
discusiones y problemas‖.
224
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
14
Con este concepto, en este artículo (y en relación a actos de memoria), me refiero en especial a la
resignificación estético-política de algunas prácticas culturales de la memoria, en la medida en que el
protagonismo ciudadano activa la construcción identitaria con un profundo sentido de empatía, solidaridad y
lazos horizontales.
15
―¿Qué es lo que hace que uno ame una ciudad? ¿Qué nos lleva a sentir que en sus calles estamos en casa,
que el aire tiene la densidad justa que necesitamos para respirar, que su ritmo es el nuestro? Para mí, sólo
aquello que conversa directamente con nuestra piel, con nuestro corazón, con nuestra memoria. Que podamos
allí reconocer y reconocernos. Encontrar lo que hemos vivido. Lo que ha vivido nuestra gente querida. Lo que
nos han contado. Saberle los secretos a las calles, ponerle nombre a sus sombras,‖ señala la escritora argentina
Sandra Lorenzano (en http://www.sinembargo.mx/opinion/03-05-2015/34216)
16
―Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida‖, canta Mercedes Sosa. A lo que podemos
agregar que uno también vuelve –o en el caso de las experiencias traumáticas allí vividas, muchas veces no
puede nunca en realidad dejarlo– donde sufrió experiencias ininteligibles de violencia y dolor.
225
Yael Zaliasnik Schilkrut
17
Aunque en Chile tenemos otras ―villas‖ con una fuerte carga asociada a su nombre como la ―Villa Baviera‖
y la ―Villa Francia‖.
18
Solo en la página 22 (y luego en la 46 y 59), se menciona el ―Cuartel Terranova‖. Este es el nombre que
tuvo el lugar cuando fue cuartel de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)‖
19
En realidad, el ejercicio intelectual y racional de debate que refleja y a la vez propulsa la obra, se combina
con la emotividad de vivenciarla en sitios que, efectivamente, fueron lugares de detención, tortura y muerte.
20
Cada uno de los sitios de detención, tortura y muerte recibió variadas denominaciones, quizá para que
quienes ejercían allí dichas actividades pudiesen referirse a ellos con eufemismos y palabras muy distintas a la
vergonzosa e inefable realidad que allí ocurría, como ―Terranova‖, ― la venda‖, ―la disco‖, ―la villa‖.
226
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
21
Para Williams, la estructura de sentimiento es una hipótesis cultural que permite leer estrategias simbólicas
y de representación a partir de la forma en que fueron vividas. Es decir, de una experiencia social que todavía
está en proceso. En entrevista con Beatriz Sarlo, sostiene: ―mantengo el concepto de estructura de sentimiento
para describir algo que sucede específicamente en las obras de arte, en la literatura: que se comunica y se
realiza en un nivel diferente al de la ideología, en sistemas de atracción y repulsión, disposición de intereses,
etc.‖ (Williams, 13).
22
Según cifras obtenidas por los mismos sobrevivientes.
23
En el libro de testimonios Nosotras también estuvimos en 3 y 4 Álamos,Victoria Villagrán Aravena dice sobre
Villa Grimaldi: ―Seguí en ese lugar de horror varios días más y pensaba cómo esta casa que se notaba había
tenido un hermoso pasado, lleno de paz, se había convertido en una casona de crímenes, tortura y dolor‖ (69).
227
Yael Zaliasnik Schilkrut
obstruido, herido (Steve Stern denomina a esta particular memoria emblemática ―la
memoria como una ruptura irresuelta‖), por lo allí vivenciado durante la dictadura,
Alejandra (interpretada por la actriz Macarena Zamudio), sostiene:
Lo que a mí me gustaría es que nunca hubiera habido villa. Nunca. Y yo lo que
realmente haría sería reconstruir la villa como era antes de que fuera villa.
Reconstruiría la antigua casa solariega. Para mirarla y tener la ilusión de que
aquí nunca pasó nada. Y sería una casa feliz. Y la llenaría de niñas. Sería la
máquina del tiempo. Aquí no ha pasado nada. Como si estuviéramos todas
vivas. Y tendría olor a carbonada. Y tendría gallinas. Y vacas (…) Y no se va a
sentir una energía tenebrosa. Va a ser como estar presos en una infancia feliz.
Pero sería infeliz porque todos sabemos lo que pasó. Y por eso sería perfecta.
Porque sería una villa agridulce (64).
Es tan fuerte lo ocurrido que, en esta genealogía del espacio, pareciera que
entre las distintas memorias (aunque se intente luego resignificarlas), siempre
prevaleciera la memoria del derrumbe, la memoria traumática, la de las experiencias
límites, la memoria que la uruguaya Carina Perelli apoda ―de sangre‖ y define como
la ―memoria que deviene de una experiencia de miedo, sufrimiento, dolor y pérdida
tan extrema que se convierte en el hecho sobresaliente del pasado‖ (Boyarin, 40).
Dicha memoria quizá radicaría sobre todo en los sobrevivientes, amigos y familiares
y saldría poco de allí si no se hubiesen recuperado estos lugares, como pruebas
fehacientes del horror ahí vivido. No obstante, como se ve en la obra, no basta con su
recuperación, importa qué se hace allí, cómo se narran, cómo se difunden, cómo se
comparten y, en especial, discuten –y así, construyen y habitan– estos espacios y las
memorias que albergan.
Su propia naturaleza, su estética, pero, en especial, los actos que allí ocurrieron y
ocurren, ―marcaron‖ y ―marcan‖ de alguna manera y le dieron y dan identidad a un
determinado espacio (por lo mismo, tan distante y opuesto a los ―no-lugares‖, que
señala Marc Augé, lugares de paso, sin identidad24). La identidad entonces se la dan su
naturaleza, pero, también, los distintos acontecimientos, la mayoría traumáticos, para
quienes por allí pasaron25 y las formas en que, posteriormente, se ha intentado utilizar
24
Para mucha gente que visita el lugar, sin mediación de guía o acto, como apunta Michael Lazzara, la villa
puede parecerse mucho a un no-lugar (212). Néstor García Canclini, en una entrevista con Alicia Lindón,
apunta a algo relevante en esta cuestión cuando, por medio de un ejemplo, muestra que un espacio puede ser
lugar para uno y no-lugar para otro. Para que sea lo primero, esta y otras expresiones de teatralidad cumplen
un papel muy importante.
25
Aunque tampoco estuvieron ausentes en tiempos de crueldad, vesania, muerte e ignominia, hechos de
gran humanidad, eticidad, solidaridad y valentía, como los señalados por Tzvetan Todorov, en Frente al
límite o, en el caso chileno, como aquellos estudiados por Jorge Montealegre, presentes en su libro
Memorias eclipsadas. Duelo y resiliencia comunitaria en la prisión política o los muchos e impactantes
ejemplos –varios en la misma ―villa‖– del libro Relatos de dolores y esperanza, de Gastón Muñoz Briones.
El autor de este último, en la introducción señala que ―en las condiciones más extremas, los hombres
228
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
ese espacio, a todo lo cual hace referencia esta obra. Parte importante de su identidad la
aporta el ejercicio de debate en que se centra ―Villa‖ (el artista alemán Horst Hoheisel
alguna vez dijo, refiriéndose a los monumentos, que estos están vivos mientras se
discute sobre ellos), debate irresuelto y más amplio a nivel de nuestra sociedad, sobre
qué hacer con estas memorias dolorosas y supurantes, sobre cómo narrarlas y re-
presentarlas, cómo discutirlas y conversarlas, cómo asumirlas y re-conocerlas, cómo
abrir esta discusión, sacarla metafóricamente de estos sitios, compartirla y vivenciarla,
cómo incorporarla a la agenda social. Para esto, la puesta en escena de ―Villa‖, a su
manera, realiza un aporte, un ―acto de memoria‖, construyendo puentes entre pasado y
presente y llevando a estos espacios y a esta discusión a personas que han estado
distanciados o ajenos. Combate así uno de los principales riesgos que enfrentan estos
espacios cuando se ―recuperan‖ e ―institucionalizan‖, ―monumentalizando‖ de alguna
manera la memoria. Es lo que explica James Young que ocurre muchas veces con los
monumentos, los que, citando al historiador alemán Martin Boszat, ―en sus referencias a
la historia, pueden no recordar tanto los acontecimientos como sepultarlos bajo capas de
mito y explicación‖ (At Memory´s, 94).
Para luchar contra esto, hacer allí una ―mansión siniestra‖, es decir, tratar de re-
construir el espacio exactamente cómo era cuando todo fue horror (la ―literalidad‖ de la
memoria), es otra de las ―posibilidades‖ debatidas. ―Posibilidad‖ en realidad imposible, la
de lograr provocar/ evocar/ experimentar en los asistentes el horror vivido. Calderón
ejemplifica esto (en entrevista personal) con la presencia de una ―parrilla‖26 exhibida en el
Museo de la Memoria, que describe como ―uno de los lugares más siniestros del museo‖.
Hacer un esfuerzo por reproducir una situación de tortura es un problema
porque la tortura ocupa un espacio simbólico de algo que es irrepresentable.
Pero, a la vez, el horror merece ser representado por razones como la de darle la
trascendencia que tiene en nuestra cultura, de visitar la violencia de nuestra
historia y también porque de alguna forma hay que traspasarlo, comunicarlo,
tiene que trascender, no puede olvidarse. Sin embargo, como se discute en la
obra, si se reproduce mal, pierde peso. Existe también una dignidad y respeto en
no representarlo. Representar el espacio, el objeto o el momento de la tortura, es
algo que para mí gusto es tabú, es un tabú que apoyo, un tabú que pienso que
tiene que ser visto como tal. Sin embargo, hay mucha gente que siempre
pretende representarlo. Esa cama, ese catre en el Museo de la Memoria, para
mí, es el momento más problemático del museo, pero no se ve así, la gente en
general lo agradece porque siente que es una forma de demostrar lo cruel y
equivocado de todo el proceso de la dictadura.
tienen esa dimensión maravillosa de comunicarse y sentir‖ (2), lo que además demuestra a través de cada
uno de sus relatos.
26
La ―parrilla‖ era la forma más habitual de tortura de la época. Consistía en amarrar al detenido desnudo
sobre un catre de metal y aplicarle descargas de electricidad sobre distintas partes del cuerpo.
229
Yael Zaliasnik Schilkrut
230
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
Lorenzano y Buchenhorst, 11). ¿Logran hacer esto los sitios de memoria? ¿Lo logran
por su sola presencia? Muchas veces su ―institucionalización‖ como sitio de memoria
propulsa, más bien, lo contrario (su ―monumentalización‖), por lo mismo, tienen una
importancia fundamental los actos de memoria que allí (o en otros espacios, pero
sobre ellos) se realicen para tratar de revertir esto, como lo hace ―Villa‖, llevando
incluso a estos lugares (y narrándoselos; los lugares, discusiones y problemáticas que
suscitan) a muchas personas que ni siquiera conocían empíricamente estos sitios
(Calderón calcula que la mitad del público de la obra no había estado nunca en estos
espacios). Lo hace, a su vez, planteando, dando a conocer, amplificando, un debate
importante sobre este tema (y con él, muchas preguntas que, aunque no tengan
respuestas claras, no son por ello menos imprescindibles).
231
Yael Zaliasnik Schilkrut
27
James Young, hablando de los memoriales, dice que que más que de ―memoria colectiva‖ (collective memory)
prefiere referirse a la ―memoria recolectada‖ (collected memory), ―las muchas memorias discretas que se reúnen
en espacios memoriales comunes y a las que se les asignan un significado común‖ (The Texture, xi)
28
Aquí es interesante mencionar el concepto de ―cómplices pasivos‖, puesto en la palestra por el ex
presidente chileno Sebastián Piñera, quien en una entrevista del 31 de agosto de 2013, algunos días antes del
40º aniversario del golpe de Estado, acusó a muchos chilenos de ser ―cómplices pasivos‖ de la dictadura.
232
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
memoria. Este es conformado no solo por la obra, sino también por su puesta en
escena y a veces posterior discusión y debate así como por el recorrido que luego de
ella hizo el público por los lugares donde se presentó29 en diferentes espacios de
memoria vinculados con las memorias de la dictadura, lo que nos recuerda en todo
momento que la temática y discusión son reales, vigentes, atingentes, necesarias,
urgentes, actuales, pues apuntan a problemas irresueltos de nuestra sociedad,
problemas que, por lo mismo, nos atañen a todos y ante los movimientos más tenues
(y otros no tanto), irrumpen, en la terminología de Alexander Wilde30 .
Estas divagaciones nos hacen tomar conciencia de que los espacios (y las
memorias y las teatralidades) son dinámicos, que la historia que cuentan es producto
de una discusión que, por supuesto, es política (politicidad entendida, como dice
Homi Bhabha, como performatividad31), que los espacios (y las memorias y las
teatralidades) tienen una textura (que hace referencia a la superficie, pero también al
contexto, con lo que subyace bajo esa superficie, irrumpiendo también con su historia,
con lo que allí ha ocurrido, con cómo se ha pensado y representado). Dejan en
evidencia además que los espacios requieren de agentes humanos, que los discutan,
los narren, los muestren, los delimiten, los simbolicen. Por lo mismo, la dimensión de
las subjetividades es muy importante para hablar de los espacios (y las memorias y las
teatralidades) y, más aún, de los espacios de memoria.
La obra nos lleva así a reflexionar sobre algunas características de la memoria,
como su performatividad (su hacerse en el mismo ejercicio), su carácter individual,
pero también colectivo, donde a través de su discusión y ejercicio, se construye, re-
construye, de-construye (igual que los espacios y las teatralidades). Por otra parte,
toda memoria es enmarcada (también en un territorio determinado). Según Maurice
Halbwachs, no hay memoria colectiva –y toda memoria lo es–, que se desarrolle fuera
de un marco espacial (aquí encontramos otra similitud con los espacios y las
teatralidades, los que, de igual manera, son enmarcados por la mirada subjetiva de
un/os observador/es participante/s). Todas estas características son tales porque la
memoria es constitutiva de nuestra cultura y, como dice Stuart Hall, ―la cultura no es
arqueología, es producción‖ (494). Por lo mismo, como lo demuestra esta obra teatral,
la memoria (así como sus posibilidades de re-presentación y así como los espacios)
29
En realidad, ―Villa‖ siempre se presentó junto a otra obra, ―Discurso‖. Entre ambas, había un intermedio de
entre 10 y 15 minutos, donde el público (en Chile, Calderón estima que 2500 personas vieron la obra),
instintivamente, se dedicaba a recorrer el lugar, acto que el dramaturgo y escritor describe como ―epílogo‖ de la
obra, el que cree muy necesario, pues ayuda a los participantes a ver el sitio desde otras perspectiva,
cuestionándose cómo se re-presenta allí la memoria, lo que no suele ocurrir con los visitantes de estos sitios.
30
Wilde define las ―irrupciones de la memoria‖ como ―hechos públicos que asaltan la conciencia nacional de
Chile, espontánea y a veces súbitamente, y evocan asociaciones con símbolos, figuras, causas, estilos de vida,
que, en una medida fuera de lo común, se relacionan con un pasado político que todavía está presente en la
experiencia vivida de una parte importante de la población‖.
31
En El lugar de la cultura, a raíz del análisis de una novela de Nadine Gordimer, afirma que en esta se
―exige un desplazamiento de la atención de la política como una práctica pedagógica e ideológica a la política
como la necesidad imperiosa de la vida cotidiana, la política como performatividad‖ (32).
233
Yael Zaliasnik Schilkrut
no es unívoca (ni consensuada), rígida ni rotunda, sino que una posibilidad siempre en
movimiento, nunca finalizada, conformada por múltiples trozos y fisuras que deben
ser reunidos y debatidos de manera colectiva para respetar su naturaleza e impactar y
actuar32 en la sociedad.
Se enfatiza entonces la idea de que casi o más importante que las cuestiones de
qué hacer con ex campos de prisioneros y centros de detención y tortura o de cómo
construir un museo de la memoria, entre otras, es el papel que le cabe a la discusión,
al debate, a la visibilidad que de esta manera se les da a estos temas. Ellos logran
transformar las distintas posturas y opiniones en verdaderos ―actos de memoria‖,
necesarios y trascendentes en nuestra sociedad, una sociedad que constantemente
evade hablar de muchas cosas, con un temor residual que arrastramos desde la época
evocada. Es importante, por supuesto, el contexto, la difícil relación que los chilenos
tenemos y hemos tenido con nuestro propio pasado traumático de la época de la
dictadura de Pinochet y el miedo que perdura. Está presente allí el fracaso de
conversar, conocer, juzgar y, así, elaborar el pasado, pues se opta por escamotear
muchos temas, intentando evadir los conflictos, producto de este miedo persistente,
protagonista de la postdictadura.
Dicho temor tiene varias aristas: la sociedad que prefiere no hablar del horror
(algunos que intentan justificarlo), pero también aquellos que creen que no cualquiera
puede aportar en este debate. Esto, por tratarse de temas duros, fuertes y, por lo
mismo investidos de una cierta solemnidad, temas casi sagrados, que están en un
territorio entre-medio (in-between, dice Bhabha), en una zona umbral (Víctor Turner,
haciendo referencia a las etapas de los ritos de paso, señaladas por Van Gennep, habla
de ―liminalidad‖), un sitio pantanoso, distante. Estos temas, por su sola existencia, por
el cuidado que merecen, parecen aconsejar a muchos mantenerlos a distancia, no
hablar de ellos. Desde esta perspectiva, pareciera que solo pueden hacerlo quienes los
sufrieron. Si no, hay que ser muy cuidadosos, respetuosos, evitar banalizarlos. Los
lugares también pueden ser sacralizados. De hecho, el escritor alemán Karl Markus
Michel acuñó el concepto de ―topolatría‖ para referirse a lugares históricos que se han
convertido en especies de memoriales (citado en Ekman, 4).
Al riesgo de banalizar estas memorias (y espacios) se opone, entonces, la
amenaza de su sacralización. Todorov señala que la memoria en sí no es ni buena ni
mala. De hecho, algunos de los beneficios asociados a su ejercicio pueden ser
neutralizados, e incluso desviados. Esto, ―en primer lugar, por la propia forma que
adoptan nuestras reminiscencias, navegando constantemente entre dos escollos
complementarios: la sacralización, aislamiento radical del recuerdo, y la
banalización, o asimilación abusiva del presente al pasado‖ (Memoria del mal, 195).
En este terreno, la obra, logra, sin banalizarlos, desacralizar el tratamiento de
estos temas (como un paso importante también para ―desnaturalizarlos‖, porque cuando
algo se sacraliza, es consagrado como ―natural‖). En ―Villa‖ hace esto a través de tres
32
―Actuar‖ en su doble acepción: re-presentar y presentar o hacer algo.
234
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
personajes en su treintena (o, un mismo personaje, con distintas posiciones), que son
hijas de sobrevivientes y hablan en un lenguaje coloquial, que a algunos puede parecer
liviano, sobre las posibilidades de qué hacer con Villa Grimaldi. Por ejemplo, cuando
Alejandra (interpretada por Carla Romero) dice: ―Entonces pasa el tiempo, ya, y va a
caer, y va a caer, toda la cuestión‖ (23). Y más adelante, defendiendo también su
posición de reconstruir el lugar tal como fue, habla de la ―ambientación artística‖.
Crearía un falso antiguo. Pintaría las paredes con agua con tierra, otra paleta de
colores en el fondo. Tonos como sepia. Y compraría la parafernalia. Compraría
una cama metálica, compraría cables y enchufes, compraría uniformes, compraría
ropa con solapa, compraría olor a caca. Para crear una especie de disneylandia de
realidad realista. Para que la gente se sintiera como sintiendo esto tiene que haber
sentido la gente que sentía. Y al público los haría sentir como presos (23).
Como un camino para desacralizar época y mitos, la obra destaca así la
teatralidad de situaciones muy dolorosas, provocando una cierta ―desfamiliarización‖
a través de otra mirada, tomando esa distancia que permite el teatro, pero para
provocar la reflexión y el debate. Para esto, es importante el permiso que se concede
un autor que nació en 1971, que si bien ha reconocido tener ligazón con el tema por
historias familiares, no ha querido hablar sobre esto. No obstante, se atreve a plantear
esta discusión de una manera que a muchos puede parecerles excesivamente racional,
fría, distanciada. Algo así señaló el dramaturgo Marco Antonio de la Parra sobre la
obra, en una crítica en el diario La Nación (30/01/2011). Allí dice ―Villa es
interesante pero cierta frialdad al servicio de las ideas y enfriando emociones no
consiguió tocarme‖. Como señalamos antes, la obra en sí apunta a lo intelectivo, con
su debate de ideas sobre el tema, creando quizás cierto distanciamiento entre los
participantes. No obstante, este se revierte al ponerse en escena en determinados
espacios, donde lo allí vivenciado apela más bien, a un nexo o memoria emotiva que
Marianne Hirsch denomina ―heteropática‖. Esta memoria permite ―sentir y sufrir con
el otro‖, es decir, en ella la ―empatía‖ se da con mucha gente33. Porque el acto de
memoria aquí analizado no es únicamente la pieza teatral, sino también su montaje, su
itinerancia por distintos centros de detención y tortura durante la dictadura, sus
debates, la cobertura de la prensa y lo que todo esto ha provocado, lo que hace
referencia a la teatralidad.
III. LA TEATRALIDAD
No es solo por ser una obra teatral que ―Villa‖ aporta elementos de teatralidad,
de hecho, teatralidad no es sinónimo de teatro. La misma obra, apunta en varios pasajes
33
Recordemos que la postmemoria, o la memoria que tienen los hijos de sobrevivientes de traumas colectivos
que ―recuerdan‖ historias e imágenes con las cuales crecieron, pero no vivieron, es un tipo de memoria
heteropática. En Mieke Bal y otros, eds. Acts of Memory (Hanover y Londres: Darmouth College, 1999).
235
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34
Lo que lleva también a varios autores (Taylor, The Archive; Schechner, Performance) a afirmar que
prácticamente cualquier acontecimiento puede ser estudiado como performance sugiriendo, por lo tanto, que
esta funciona como una epistemología.
236
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
35
Steve Stern menciona distintos ―nudos‖ de memoria que nos llaman a la reflexión. Entre estos, están los
espacios físicos. Son ―lugares y restos que son artefactos directamente descendientes del gran trauma o viraje
histórico, y aquellos que son invenciones humanas `después del hecho´‖ (24). El Museo de la Memoria sería
de los últimos.
36
Calderón comenta (en entrevista personal) que, al montar la obra allí, adaptaron algunos parlamentos que
decían, por ejemplo, ―allá, en el Museo de la Memoria‖ por ―aquí….‖, para, en palabras del director y
dramaturgo, ―hacernos cargo del lugar‖.
237
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37
En la introducción de su texto At Memory’s Edge, Young señala un ejemplo de contramonumento, obra del
artista berlinés Jochen Gerz, el que busca, ―no consolar sino provocar; no permanecer fijo sino cambiar; no
perdurar sino desaparecer; no ser ignorado por quienes pasan por allí sino demandar su interacción; no
permanecer prístino sino invitar a su propia violación; no aceptar graciosamente la carga de la memoria sino
tirarla de vuelta a los pies del pueblo‖ (7).
238
Villa o como practicar (abrir o ampliar) un lugar y sus memorias a través de la teatralidad
OBRAS CITADAS
Arfuch, Leonor. Crítica cultural entre política y poética. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2008.
Assman, Jan. ―Collective Memory and Cultural Identity‖. New German Critique Nº 65,
Cultural History/Cultural Studies. (Spring - Summer, 1995) 125-133. Disponible en:
http://links.jstor.org/sici?sici=0094033X%28199521%2F22%290%3A65%3C12
5%3ACMACI%3E2.0.CO%3B2-Z
Augé, Marc. Los no lugares. Espacios del anonimato: una antropología de la
sobremodernidad. Barcelona: Gedisa, 1994.
Barthes, Roland. Cámara lúcida. Notas sobre la fotografía. Trad. Joaquim Sala-Sanahuja.
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Bhabha, Homi. El lugar de la cultura. Trad. César Aira. Buenos Aires: Manantial, 2007.
Boal, Augusto. Teatro del oprimido 1. Trad. Graciela Schmilchuk. México: Editorial
Nueva Imagen, 1982.
Borges, Jorge Luis. ―El Aleph‖, Obras completas. Buenos Aires: Emecé Editores, 1974.
Bourriaud, Nicolas. Estética relacional. Trad. Cecilia Beceyro y Sergio Delgado. Buenos
Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006.
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NOTA 243-251
VIRTUDES, RACIONALIDAD Y EL DESARROLLO MORAL1
Virtues, Rationality and Moral Development
Daniel Loewe*
filosófica. Por eso Appiah nos invita a reunir otra vez a la economía, a la psicología y a la
filosofía, y así reconstituir a las ―ciencias morales‖ (31-32).
Pero ¿por qué serían relevantes los resultados de la psicología empírica para la
psicología moral y las teorías morales? Evidentemente tienen un valor en sí, en tanto nos
permiten conocer más acerca de la psicología moral de los sujetos y acerca de si las
suposiciones de las teorías filosóficas corresponden o no a la realidad. Pero además, tienen
un valor instrumental en tanto sirven en el diseño de modos efectivos de intervención en el
desarrollo moral. En este artículo investigo en qué medida los resultados de la psicología
empírica son relevantes para la teoría moral. En especial, me refiero a resultados que
pudiesen ser relevantes para el desarrollo moral. Primero examino algunos desafíos que la
psicología experimental presenta a concepciones morales que consideran que el núcleo de
la moral es la virtud. Luego examino algunos resultados de la psicología experimental que
refieren de manera directa a la relación entre intuiciones y razonamiento en el juicio y en
la acción moral. Por último, me refiero al desarrollo moral normativo, dando cuenta de la
problematicidad de estos desafíos.
cierto modo (por ejemplo, con moderación o valentía), se espera que de manera
consistente actúe de ese modo en toda la serie de situaciones en que ese tipo de
comportamiento sea apropiado. Sin embargo, de acuerdo a una larga tradición
experimental de la psicología social, el recurso a las disposiciones para la acción parece
ser un tiro al aire: científicos empíricos han mostrado que la mayoría de los individuos no
se deja guiar por virtudes abstractas (como valentía o moderación). Por el contrario, la
actualización de la virtud, es decir la realización de la disposición en la acción, parece
depender de elementos a todas vistas irrelevantes para la evaluación de la situación. Esta
posición se denomina ―situacionismo‖. Algunos ejemplos:
Investigaciones experimentales han demostrado que la buena voluntad y el grado
de solicitud para ayudar a una mujer cuyo portafolio se acaba de desparramar en la calle es
22 veces mayor si uno acaba de encontrar una moneda en la cabina telefónica (Isen y
Levin, 387). O que al situarse en las cercanías de una panadería aromática el grado de
probabilidad de ayudar a un desconocido es mucho más alto que al encontrase en un sitio
con un olor neutral. O que transeúntes sin apuro están 6 veces más dispuestos a ayudar a
una persona desafortunada en una situación de fuerte angustia que transeúntes apurados
(63% versus 10%) (Darley y Batson, 105). O que cuando el ruido ambiental se encuentra
a niveles normales la disposición para ayudar a una persona en apariencia herida al que se
le cayeron algunos libros es 5 veces más alta que cuando hay una cortadora de pasto
funcionando en las cercanías (80% versus 15%) (Mathews y Canon, 574-575). O que
minutos después de haber leído palabras como ―honor‖ o ―respeto‖ se genera y mantiene
una tendencia para actuar de un modo más amable.
Si el situacionismo es empíricamente correcto, entonces la fuerte conexión entre
carácter y moralidad propuesta por la ética de la virtud se vería, de algún modo,
debilitada. La pregunta acerca del carácter virtuoso habría sido sobrevalorada en la
moral. A los rasgos del carácter les cabría un rol más bien nimio en la determinación de
los motivos de la acción.
Por cierto, el teórico de la virtud puede replicar a las limitaciones situacionistas.
La réplica es seria. Después de todo, ¿por qué serían los experimentos de la psicología
empírica relevantes para las teorías morales o éticas? La estadística es al fin y al cabo la
ciencia que afirma que si usted ha comido dos manzanas y yo ninguna, cada uno de
nosotros ha comido una. Por consiguiente, el teórico de la virtud podría replicar que no
es el hombre promedio, sino que justamente el hombre virtuoso es el que se deja guiar
en su accionar por las virtudes gravadas en su carácter (y, por cierto, hay una minoría de
individuos dispuestos a ayudar con independencia del olor o ruido ambiental). Pero
incluso así, al menos al nivel de la práctica social la crítica se mantiene: ¿qué valor tiene
una teoría moral que se construye recurriendo a recursos no disponibles para la mayoría
de los individuos?
¿Qué significa esto para una teoría acerca del desarrollo moral? Teóricos de la
virtud suelen promover modelos interioristas del autodesarrollo que recurren a la
educación del carácter (aprender a dolerse en lo correcto, etcétera). Por su parte,
245
Daniel Loewe
situacionistas (que también pueden ser partidarios de una ética de la virtud, pero de otro
modo) nos llevan de nuevo al mundo circunstancial en el que actuamos. La
consecuencia es una advertencia contra las promesas excesivas acerca de las ventajas de
la educación moral como educación del carácter. En vez de esto, habría que aspirar a
generar aquellos contextos sociales en que se puedan desplegar nuestras excelencias
morales. Es decir, general las condiciones que permitan nuestro florecimiento moral.
Recurriendo a las palabras de Gilbert Harman, para mejorar el bienestar humano,
haríamos mejor en ―poner menos énfasis en la educación moral y en la construcción del
carácter y más énfasis en tratar de organizar las instituciones sociales de modo tal que
los seres humanos no sean puestos en situaciones en la cuáles ellos actuarán mal‖ (14,
traducción del autor).
INTUICIONES Y RAZÓN
Desde mediados del siglo XX los entendimientos racionalistas de la psicología
moral han gozado de gran popularidad. Los trabajos de Lawrence Kohlberg han jugado
en este entendimiento un papel importante. En esta tradición, los juicios morales se
derivan de la aplicación del razonamiento consciente. El desarrollo moral a través de la
vida refleja una creciente capacidad para articular razones de peso al realizar juicios
morales. De acuerdo a la estructura del desarrollo moral de Kohlberg, la etapa más alta
del desarrollo moral se alcanza con la capacidad de razonar sobre principios abstractos y
generales, tales como justicia, fairness y la máxima kantiana del fin en sí mismo
(Kohlberg).
Esta es una teoría neokantiana y como tal, descansa en la capacidad racional.
Mediante el uso de la razón (en el caso de Kant, lo que él denomina razón práctica
pura, es decir razón práctica despojada de todo contenido empírico) podemos descubrir
o construir (depende de la posición meta-ética que se sostenga) la acciones morales
correctas e incorrectas o, en términos kantianos, la ley moral. Las teorías deontológicas
suelen descansar en la razón porque recurren a ejercicios de abstracción y
universalización. Ejercicios de este tipo se encuentran detrás de las tres formulaciones
del imperativo categórico kantiano (compare la Fundamentación de la Metafísica de las
Costumbres, 1785). Los sentimientos, deseos e intereses propios, es decir, las
inclinaciones, no juegan ningún papel en la determinación de la ley moral.
Teorías de inspiración kantiana sostienen lo que los filósofos suelen denominar
en términos técnicos, un tipo de internalismo motivacional fuerte (Miller). Esta es la
tesis de que realizar un juicio moral por fuerza genera una motivación para actuar según
lo que este dicte. Por ejemplo, si actor A realiza el juicio moral de que la acción X es
moralmente correcta, entonces, actor A genera una motivación para realizar X.
Utilizando términos kantianos, la universalización de la máxima trae consigo, por tanto,
el deseo de actuar por ésta.
¿Pero, le cabe a la racionalidad –abstraer de las particularidades moralmente
irrelevantes, ponerse en el lugar del otro, etcétera– un papel tan preponderante en el
246
Virtudes, racionalidad y el desarrollo moral
247
Daniel Loewe
a la formación moral como formación racional. Después de todo, las capacidades racionales
solo secundarían, y de un modo supeditado, a las emociones generadas ante situaciones
particulares. Y si se comprueba que las intuiciones generadas dependen de la estructura de
expectativas sociales o culturales, deberíamos aspirar a general estructuras de expectativas
que hiciesen surgir las respuestas emocionales apropiadas en cada caso. De este modo, no
habría espacio, o se trataría al menos de un espacio menor, para la formación moral
mediante el fortalecimiento de la capacidad racional.
DESARROLLO MORAL
Sin embargo, hay indicios claros de que el situacionismo no es siempre el caso.
Con referencia al genocidio en Ruanda Appiah afirma que, como Hutu en ese lugar y
momento específico, es probable que ninguno de nosotros habría actuado de otro modo.
Pero tanta comprensión situacional puede conducir al menos a malentendidos cuando no a
errores serios: no todos los Hutus participaron en el genocidio, y tal como en otros
fenómenos de horror de masas, otros Hutus se comportaron de un modo decente, y lo
mismo también cabría esperar de cualquiera de nosotros como Hutus. Quizás estos seres
humanos decentes a pesar de las situaciones adversas recurrieron en su accionar a
intuiciones, o a disposiciones virtuosas, o a cálculos de utilidad, o a dictados divinos, o a la
universalización de máximas, o a alguna otra fuente de la moral. Pero una cosa es clara:
independiente de la fuerza o debilidad de las teorías morales a las que se remitieron, si es
que se remitieron a alguna, o con las que su comportamiento se podría relacionar, ellos no
eran en modo alguno el individuo promedio en cuyo comportamiento se basa la filosofía y
psicología experimental.
Lo dicho encuentra sustento en algunas lecturas que se puede hacer de
descubrimientos asociados a los procesos de decisión en el caso de dilemas morales.
Estos son los famosos trolley-escenarios2. Estos escenarios, de los cuales hasta la
fecha se han realizado incontables variaciones, han ocupado y ocupan intensamente a
algunas corrientes de la filosofía moral. Considere los siguientes escenarios.
En el primero usted divisa al trolley sin conductor. Usted puede tener certeza
de que si el trolley continúa su recorrido, cinco individuos que se encuentran en los
rieles morirán atropellados. Afortunadamente usted se encuentra en el lugar en el que
puede mover la aguja y así desviarlo. Desafortunadamente, también en ese caso un
individuo que se encuentra trabajando en la línea alternativa morirá atropellado.
Cinco vidas contra una. ¿Qué es lo que usted haría? Y la pregunta central para la
filosofía moral: ¿qué es lo que usted debería hacer?
Para la gran mayoría de los filósofos que se han ocupado de este caso, así como
para los sujetos de estudio en las investigaciones empíricas, la respuesta parece ser
2
Escenarios de este tipo ya se encuentran en los casos de trasplantes (con frecuencia discutidos en la literatura
utilitarista), así como en la generalización de estos casos en el tratamiento del aborto de Philippa Foot. Una
elaboración se encuentra en Judith Jarvis Thomson (1976).
248
Virtudes, racionalidad y el desarrollo moral
relativamente sencilla: dejar morir a cinco seres humanos es peor que dejar morir a uno.
Por lo tanto, se debería mover la aguja y así desviar el curso del trolley.
Sin embargo, ahora imagine el siguiente escenario: usted se encuentra
cruzando una pasarela peatonal por encima de los rieles cuando divisa al trolley sin
conductor. Como en el caso ya descrito, usted tiene certeza de que si los
acontecimientos se continúan desarrollando sin su intervención, cinco individuos que
se encuentran en los rieles morirán atropellados. Afortunadamente, en la pasarela
peatonal también se encuentra un hombre obeso, y usted calcula que su masa corporal
detendría la marcha del trolley. Usted mismo es demasiado liviano para detenerlo con
su propio cuerpo. ¿Debería usted dar un empujón al hombre para hacerlo caer a los
rieles de modo que al ser mortalmente atropellado detenga al trolley en su recorrido?
Como vimos, dejar morir a cinco individuos parece ser peor que dejar morir a solo
uno. Nada se opondría, entonces, a la conclusión de que habría de darle un pequeño
empujón. Sin embargo, la gran mayoría de los sujetos de estudio y de los filósofos
afirma justo lo contrario: en vez de intervenir, en este caso hay que dejar que el trolley
continúe su carrera mortífera.
Por cierto, los filósofos se han esforzado por demostrar que los casos son
distintos de un modo moralmente relevante. De acuerdo a la interpretación usual, en
el primer escenario usted acepta las consecuencias negativas de una acción
encaminada a producir resultados positivos, lo que se asocia con la doctrina del doble
efecto, mientras que en el segundo caso estaría tratando a una persona como medio, lo
que ofendería nuestras convicciones deontológicas. Pero más allá de estas acrobacias
argumentativas (que implican aceptar algo tan discutible como la doctrina del doble
efecto), la neurobiología muestra que la diferente valoración de los dos escenarios se
retrotrae a los centros del cerebro que son activados en cada caso (Greene).
En el primero, que no incluye violencia directa, los centros activos son
aquellos que se asocian con el pensamiento impersonal: creciente actividad en las
regiones del cerebro localizadas en la corteza prefrontal que se asocia con
razonamiento deliberativo y control cognitivo (funciones ejecutivas). Esto sugiere que
dilemas morales impersonales son tratados más que nada como problemas racionales
en sentido estrecho (maximización del número de vidas salvadas). Mientras que en el
segundo caso, un dilema que invoca violencia personal y cercana (empujar a alguien a
la muerte), de manera simultánea se activan y luego se superponen las áreas
conocidas por procesar respuestas emocionales negativas. En este tipo de dilemas, los
individuos requieren de más tiempo para tomar una decisión y los patrones de
actividad mental hacer suponer un conflicto cognitivo y emocional creciente. En el
dilema de la pasarela la mayoría de las personas (cerca del 90%) se decide por la
respuesta emocional. Y el caso de la pequeña minoría de sujetos de estudio que
arrojaría al hombre a los rieles confirma este resultado: también ellos muestran una
reacción emocional, que con posterioridad es corregida de acuerdo al modelo del
pensamiento impersonal. Por eso necesitan más tiempo para decidirse.
249
Daniel Loewe
Estos experimentos sugieren algo acerca del importante rol de las emociones
en la generación de patrones de juicios morales. Para explorarlo, Antonio Damasio ha
examinado el efecto en el juicio moral de daños en una región asociada con el
procesamiento de emociones sociales negativas, la corteza prefrontal ventromedial
(Damasio). Enfrentados al primer dilema, sujetos con este daño escogen exactamente
como la mayoría de las personas sin daño. Pero en el segundo dilema optan por una
solución utilitarista afirmando la permisibilidad de arrojar al hombre obeso a los
rieles. Estos descubrimientos sugieren la idea del juicio moral como un proceso doble
en que compiten sistemas afectivos y racionales (Greene).
Si esto es así gana plausibilidad la idea (defendida entre otros por Lind,
Moralisches Urteilen; Inhalt und Struktur) de considerar tanto los afectos y la cognición
como dos aspectos del juicio moral (según Lind, inseparables pero distinguibles), y
considerar que el aspecto cognitivo es una capacidad que puede ser fomentada mediante
mecanismos educacionales, es decir, que es enseñable y aprendible. Estos resultados no
solo tendrían un valor en sí, como conocimientos relevantes sobre la psicología moral.
Además, nos ofrecería un promisorio mecanismo de intervención mediante
mecanismos educacionales en la tarea de hacer de nuestro mundo un lugar mejor. En
todo caso, si no es posible probar de forma empírica que el internalismo motivacional
fuerte es una doctrina defendible (es decir, que el juicio moral por sí mismo motiva para
actuar según sus dictados), entonces la educación moral debería también hacerse cargo
del elemento motivacional que, como la literatura experimental sugiere, se relaciona de
manera estrecha con las emociones y así con el espacio contextual.
OBRAS CITADAS
Appiah, K.A. Experiments in Ethics. Cambridge Mass: Harvard University Press, 2008.
Aristóteles. Nicomachean Ethics, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1934.
Damasio, A. Descartes Error. Revised edition with a new preface. London: Vintage
Books, 2006.
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dispositional variables in helping behavior‖, en Journal of Personality and
Social Psychology 27, (1973): 100-108.
Feinberg, J. Rights, justice, and the bounds of liberty: essays in social philosophy.
Princeton, NY: Princeton University Press, 1973.
Foot, Ph. ―The problem of abortion and the doctrine of double effect‖, en: Oxford
Review 5 (1967): 28-41.
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Virtudes, racionalidad y el desarrollo moral
Greene, J. y Brian Sommerville, R. Brian/ Nystrom, L.E./ Darley, J.M./ Cohen, J.D.
―An fMRI investigation of emotional engagement in moral judgment‖, en:
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Isen, A.M. y Levin, P.F. ―The effect of feeling good on helping: cookies and kindness‖,
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Kohlberg, L. Zur kognitiven Entwicklung des Kindes. Frankfurt: Suhrkamp, 1974.
Lind, G. Moralisches Urteilen und soziale Umwelt. Theoretische, methodologische und
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BeltzMonographien 1983), 2000a. Accesible en: http://www.uni-konstanz.de/ag-
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—— Inhalt und Struktur des moralischen Urteilens (publicación corregida de la
Disertación para obtener el grado de doctor del año 1985). 2000b. Accesible en:
http://www.uni-konstanz.de/ag-moral/pdf/Lind-1985_Inhalt-und-Struktur.pdf
Loewe, D. ―La filosofía experimental y la ética del promedio‖, en Daimon, Revista
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Thomson, J. ―Killing, letting die, and the trolley problem‖, en: Monist 59 (1976): 204-217.
251
NOTA 253-263
POLITIZANDO LA ESCENA ÉTICA. LA LECTURA BUTLERIANA
DE LA PROPUESTA LEVINASIANA
Politicizing the ethical scene. The butlerian reading of the levinasian proposal
1
Usaré el asterisco (*) para evitar una generización (que suele ser androcéntrica a través del uso del masculino
como universal o neutro) tanto de quien leerá el texto en la figura del ―nosotr*s‖ como en la figura de la
alteridad. Considero que, si bien el asterisco es un signo tipográfico que no resuelve todos los problemas de
una generización, se trata de un signo que se eleva por sobre el renglón, de modo que interrumpe la escritura y
la lectura como lo hace, de hecho, la alteridad generizada. En el caso de los artículos, pondré el asterisco justo
luego de la ―l‖ final (―el*‖; ―del*‖; ―al*‖) para causar el mismo efecto. Soy consciente de que esta elección
ciertamente puede llegar a dificultar la comprensión del texto, sin embargo, se encuentra en sintonía con las
reivindicaciones del feminismo y de los movimientos de diversidad sexual, al mismo tiempo que invita a
reflexionar en torno a las dificultades que le supone a la inteligibilidad del entorno social el hacer justicia a
todos los géneros y sexualidades.
Alberto Edmundo Fabrizio Canseco
el mismo Levinas se alejó explícitamente. Sin embargo, no es esto lo que sucede, pues
los reparos que tiene Butler ante la filosofía levinasiana la vuelven a colocar del lado de
Hegel más que de Levinas, haciendo más evidente su fuerte hegelianismo. Dicha
herencia, en efecto, le permite desligarse de algunos problemas dentro de la propuesta
ética levinasiana, particularmente aquellos que apuntan a una despolitización de la
escena ética y a un excesivo trasfondo teológico en el planteo filosófico del pensador
judío. Espero poder dar cuenta de esta hipótesis de lectura a través de una serie de pasos:
en primer lugar, desarrollaré en rasgos generales el planteo ético levinasiano, atendiendo
particularmente a aquellas conceptualizaciones que sirven a los propósitos filosóficos de
Butler; en segundo lugar, expondré los puntos en los que Butler se acerca a la ética de
Levinas; y en tercer lugar, pondré el foco en aquellas cuestiones de las que se distancia
Butler, destacando aquellas que la acercan a Hegel y que le permiten desembarazarse
del problema de la despolitización de la escena ética dentro del planteo levinasiano.
255
Alberto Edmundo Fabrizio Canseco
256
Politizando la escena ética. La lectura butleriana de la propuesta levinasiana
257
Alberto Edmundo Fabrizio Canseco
El primer mensaje implícito del rostro es ―No matarás‖, esto es, el mandato
bíblico que prohíbe tal violencia. Este es el significado tácito de la exposición, la cual se
ofrece en una demanda fundamental. La singularidad aparece entonces en la
formulación del mandamiento que interpela al yo, a uno que es único: respecto de esa
orden el yo no es remplazable. Ese mandamiento interpela además desposeyendo al sí
mismo y vaciándolo ontológicamente. De este modo, el sí mismo no es sustancia ni el
mandamiento es ley codificable; ambos son vínculos que obligan y vacían.
En segundo lugar, en su indefensión, el rostro provoca la tentación de asesinar a
es* otr* que se expone. En palabras de Levinas:
El otro es el único ente cuya negación solo puede anunciarse como total: el
asesinato. El otro es el único ente al que puedo querer matar. Puedo quererlo. Y, a
pesar de ello, este poder es todo lo contrario del poder. El triunfo de ese poder es
su derrota como poder. En el mismo momento en que mi poder de matar se
realiza, el otro se me ha escapado (…). No lo he mirado a la cara, no me
encontrado con su rostro. La tentación de una negación total (…) es la presencia
del rostro. Estar en relación con el otro cara a cara es no poder matar. Y ésta es
también la situación del discurso (Levinas, Entre nosotros, 21).
En tercer lugar, es* otr* que parece llamar a la agresión y la violencia al mismo
tiempo que demanda no hacerlo, se encuentra, en el esquema levinasiano estudiado por
Butler, amenazando permanentemente con ocupar el lugar del yo, asediándolo de modo
tal que pone en cuestión su derecho a la supervivencia. De esta manera, podríamos decir
que es esa forma en la que otr* se vincula con el yo la situación más justificada para
provocar su muerte. Levinas habla, en ese sentido, de ―substitución‖, de modo que el ―yo‖
es hostigado por otr* desde el comienzo. Así, la forma que adopta la persecución es la
sustitución misma: ―algo se sitúa en mi lugar y surge un ‗yo‘ que no puede entender su
lugar de otro modo que como ese lugar ya ocupado por otro. En el comienzo, entonces, no
solo soy perseguida sino asediada, ocupada‖ (Butler, Dar cuenta, 125). La alteridad, por
tanto, amenaza permanentemente por tomar mi lugar y me mantiene rehén de esa
amenaza, de modo que la individualidad al estilo liberal, la cual implica cierta decisión de
ser afectado o no, es imposible: Yo ya fui afectado antes de cualquier tipo de deliberación.
Quisiera sugerir, entonces, que podríamos traducir lingüísticamente la demanda
del rostro del* otr* en una triple ligazón con la muerte. En primer lugar, no temporal
sino analítico, el mandato bíblico ―No matarás‖; en segundo lugar la tensión con la
tentación que lleva el impulso asesino o, lo que podría traducirse como un ―Mátame‖;
en tercer lugar, (no) justificando el asesinato, una amenaza persistente de ocupar el lugar
del yo y desplazarlo, o lo que podría describirse con una frase con la que el* otr*
interpelaría al yo: ―Te mato‖.
Butler, sin embargo, llama la atención acerca de la inefabilidad del mensaje del
Rostro, el cual pareciera ―decir‖, antes de cualquier narrativización, el gemido del
sufrimiento. En palabras de Butler,
259
Alberto Edmundo Fabrizio Canseco
[a]sí, el rostro, el nombre para el rostro, y las palabras por las cuales vamos a
comprender su significado –―No matarás‖– no transmiten con exactitud el
significado del rostro, puesto que al final de la cadena parece estar la vocalización
sin palabras del sufrimiento que marca los límites de la traducción lingüística. Si
tuviéramos que poner su significado en palabras, el rostro es aquello para lo que
no hay palabras que puedan funcionar. El rostro parece ser una especie de sonido,
el sonido de un lenguaje vaciado de sentido, el sustrato de vocalización sonora
que precede y limita la transmisión de cualquier rasgo semántico (Butler, Vida
precaria, 168-169).
En este sentido, el rostro ofrece el mensaje indecible de la precariedad; su triple
mensaje, por tanto, en la recepción específicamente butleriana de la propuesta de
Levinas, es consecuencia de una exposición fundamental que señala los límites de la
articulación lingüística.
Ahora bien, surge un problema entre los mensajes del rostro, particularmente
entre el primero y el segundo, los cuales entran en contradicción. Del tercer mensaje, del
―Te mato‖, Levinas tiene el cuidado, como ya quedó dicho, de desatender el motivo de
la autoconservación para vincularse responsablemente con otr*. El primer y segundo
mensaje, por su parte, configuran una situación paradojal en la que, mientras se abre la
tentación de matar, dando cuenta además de la capacidad fundamental de asesinar, se
prohíbe esta misma competencia. Es así que la relación ética se convierte en lucha entre
estos dos mensajes, una ―ansiedad que permanece abierta, que no resuelve las
ambivalencias mediante la deslegitimación sino que, antes bien, da origen a cierta
práctica ética, que es también experimental y que trata de conservar la vida en vez de
destruirla‖ (Butler, Marcos, 243). Ansiedad que, por otro lado, tiene que ver con esta
necesidad de plantear un vínculo responsable con el* otr*, previo al conocimiento de
sus circunstancias particulares, una situación de tensión permanente que no resulta en
una convicción respecto del Otr*, sino una vigilancia persistente del daño que desde ya
estoy tentad* a hacerle a ese rostro que se muestra en su indefensión; una ética como
ansiedad (ver Butler, The desire to live). Lo que se plantea como ansiedad en tanto
lucha interna entre respuestas al rostro es también una ansiedad en tanto intranquilidad
persistente ante ese rostro frente al cual ya soy culpable.
260
Politizando la escena ética. La lectura butleriana de la propuesta levinasiana
261
Alberto Edmundo Fabrizio Canseco
nadie, la voz de un dios escondido como infinito y preontológico‖ (Butler, Dar cuenta,
126). En ese sentido, aun cuando la autora acepta el modelo levinasiano para pensar la
relación ética con otr*, lo comprende más bien cercano a una idealización de la vida
social. De esa manera, Butler entiende la alteridad levinasiana –con sus múltiples
mensajes y demandas– participando de una estructura diádica más próxima a la
descripción que Hegel hacía de la confrontación de las dos autoconciencias que a la
conversación a un ―Usted‖ cuasi divino, tal como lo plantea Levinas. Por otra parte,
para Butler, ese vínculo con la alteridad, contrario a lo que postula Levinas, no es pre-
ontológico, sino fundamentalmente fenoménico, lo que permite, de hecho, que cobre
especial importancia el relato –lo dicho– de es* otr* que me desposee, un relato que
responda a la pregunta por el ¿quién eres? (ver Butler, Dar cuenta).
El hecho de que no se trate de un planteo preontológico le permite a Butler,
además, problematizar la mediatización del encuentro con la alteridad. En efecto, para
Butler, la irritación, la impugnación y la crítica dependen de marcos (frames) visuales y
discursivos que permiten la relación con el rostro en sentido levinasiano. Así, la autora
puede reflexionar en torno a la capacidad de respuesta que prepara y antecede a la
responsabilidad ética, y que se da en términos de marcos de percepción permitiendo el
conocimiento previo a la posibilidad de reconocimiento (ver Butler, Marcos).
Por otra parte, Butler cuestiona la asimetría ontológica en el planteo levinasiano.
Para Levinas, efectivamente, no puede ser la reciprocidad la base de la relación ética. La
alteridad está en una relación asimétrica con el yo y el egoísmo resulta ser, precisamente,
el fracaso de la ética. La autora busca entonces pensar una reciprocidad que no se reduzca
al egoísmo, esto es, la conceptualización de una co-pertenencia que tenga que ver con el
carácter social compartido. Si es cierto que nuestra vida es ―nuestra‖ en un sentido que se
deriva de la esfera social, del mundo del que dependo, no podemos hablar de una distancia
tan radical entre el sí mismo y el otr* como la que propone Levinas. Estamos, en efecto,
aunque distint*s, obligad*s/atad*s un*s a otr*s y a los procesos de vida que exceden la
forma humana. El hecho de que la vida de un*, en este sentido, es también la vida de
otr*s, incluso cuando esta vida es y debe ser distinta, significa que el límite propio es a la
vez un límite y un sitio de adyacencia, un modo de proximidad y de ligazón espacial y
temporal. La exposición mutua supone así cierta reciprocidad que, sin embargo, no vuelve
a poner en escena el motivo de la autoconservación, sino, por el contrario, a la precariedad
compartida. En efecto, aquí resuena el carácter social de la Sitteleckheit, esto es, el
horizonte cultural compartido de normas, el sistema de interdependencia al que las
autoconciencias se encuentran atadas en el esquema hegeliano. De este modo, si bien la
reciprocidad ética es cuestionada por el planteo levinasiano, la solución que encuentra
Butler vuelve a Hegel desde otro punto.
En síntesis, la propuesta levinasiana le sirve a Butler para seguir teorizando
acerca de la primacía de la alteridad en la constitución (y de-constitución) del sujeto y
formular la idea de una exigencia ética que precede la voluntad y libertad. Una demanda
que le llega al yo desde afuera, lo sujeta y le permite hablar de sí mismo a la vez que lo
262
Politizando la escena ética. La lectura butleriana de la propuesta levinasiana
arroja fuera de sí. Ahora bien, las correcciones poshegelianas que Butler le hace al
planteo de Levinas, le permiten desembarazarse de ciertos problemas de dicha
propuesta, tales como el excesivo tinte teológico y la despolitización de la escena ética.
En efecto, el modo en que Butler lee a Levinas coloca la escena cara a cara dentro de un
horizonte normativo, lo cual politiza la relación ética y habilita una crítica a los modos
en que aparece la alteridad. De este modo, la vuelta a Hegel a través de Levinas parece
ser una buena estrategia para seguir teorizando en torno a las obligaciones éticas del
sujeto en el contexto de una crítica judía postsionista.
OBRAS CITADAS
Butler, Judith. ―Vida precaria, vulnerabilidad y la ética de la cohabitación‖. Saez
Tajafuerce, Begonya (ed.). Cuerpo, memoria y representación. Adriana
Cavarero y Judith Butler en diálogo. Barcelona: Icaria Editorial, 2014: 47-80.
—— Parting Ways. Jewishness and the Critique of Zionism. New York: Columbia
University Press, 2012.
—— Sujetos de Deseo. Reflexiones hegelianas en la Francia del Siglo XX. Buenos
Aires: Amorrortu, 2012.
—— Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Buenos Aires: Paidós, 2010.
—— Dar cuenta de sí mismo. Violencia ética y responsabilidad. Buenos Aires:
Amorrortu, 2009.
—— Vida Precaria. El poder del duelo y la violencia. Barcelona: Paidós, 2006.
—— ―The desire to live. Spinoza‘s Ethics under pressure‖. Kahn, Victoria;
Saccamano, Neil y Coli, Daniela (eds.). Politics and the Passions, 1500-1850.
Princeton: Princeton University Press, 2006: 111-130.
Butler, Judith y Athanasiou, Athena. Dispossession. The Performative in the Political.
Cambridge: Polity Press, 2013.
Critchley, Simon. ―Introducción a Levinas‖. Levinas, Emmanuel. Difícil libertad,
Lilmod, Buenos Aires: Lilmod, 2004. 11-41.
Hegel, Georg W. F. Fenomenología del Espíritu. México D.F.: Fondo de Cultura
Económica, 1985.
Levinas, Emmanuel. Difícil libertad. Buenos Aires: Lilmod, 2008.
—— Entre nosotros. Ensayos para pensar el otro. Valencia: Pre-Textos, 2001.
—— Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1999.
—— De otro modo que ser o más allá de la esencia. Salamanca: Ediciones Sígueme,
1995.
263
NOTA 265-273
LA DESARTICULACIÓN DE LO HABITUAL. CONSIDERACIONES
FENOMENOLÓGICAS SOBRE EL ESPACIO A PARTIR DE LA
INTERVENCIÓN ARQUITECTÓNICA HAUS U R DE GREGOR
SCHNEIDER
The disarticulation of the habitual. Fenomenological considerations on space according
to the arquitectonic intervention Haus u r of Gregor Schnider
Pía Cordero*
1. INTRODUCCIÓN
A partir de la segunda mitad del siglo XX la escultura se desplaza a la conquista del
lugar, desde el minimalismo se transgrede el canon escultórico para acceder al territorio; se
abandona el concepto de monumentalismo para problematizar el lugar de la obra; surge la
noción site specific, cuya transversalidad abarca disciplinas tales como artes visuales y
arquitectura, así también teatro, danza y performance. Consecuentemente, debido a la
integración de elementos somáticos se reorienta la percepción, para tomar distancia de una
visión del arte dominada por la perspectiva visual. En el contexto de la transgresión y
deconstrucción artística de los últimos decenios –en cuyos hitos destacan, por ejemplo, la
Merzbau de Kurt Schwitters (1887-1948) y la anarquitectura de Gordon Matta-Clark
(1943-1978)–, se hace necesario repensar aquello llamado espacio, con el fin de
comprender las operaciones del arte, cuyos desplazamientos se originan en aquello común
y unitario llamado mundo. En estas coordenadas, destaca el trabajo Haus u r, del artista
alemán Gregor Schneider, intervención arquitectónica realizada durante 16 años (1985-
2001). En 1985 el artista comenzó a intervenir la casa donde habitaba, duplicando paredes
y ventanas, creando nuevos lugares con la sala de estar, el dormitorio, la cocina, el pasillo,
el cuarto de invitados y el sótano. En efecto, realiza habitaciones concéntricas, laberintos y
accesos escondidos, bajo una poética arquitectónica del vacío y la desestabilización. En
1988 realiza la intervención u r 1 u 15, habitación dentro de otra habitación, construida
con placas de yeso y madera, iluminada con lámparas halógenas y un ventilador, que
ubicados en el intersticio de las habitaciones simulan luz y brisa matutina. En u r 8 (1989-
1991), habitación aislada e insonorizada con puntas de espuma, construida con plomo,
lana de vidrio y materiales para la aislación sonora, la oscuridad y el aislamiento de los
tránsitos constructivos de la obra, llevan el habitar a la indeterminación y hermetismo. En
tanto Haus u r refiere al habitar dentro de una casa y su emplazamiento en la ciudad ¿A
qué vivencia de campos sensibles está referida? ¿Se aleja de los cánones visuales ideales y
abstractos del museo y de la exposición? En La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica, Walter Benjamin examina los aspectos táctiles de la obra de
arte presentes en la aprehensión sensible de las construcciones mediante el
desplazamiento, el uso y la proximidad. Asimismo, en el año 1990, en su ensayo Llamado
Pía Cordero
267
Pía Cordero
2. LA ARTICULACIÓN DE LO HABITUAL
En Ser y tiempo Heidegger analiza el útil (Zeug) o ser a la mano (Zuhandenheit)
presente en la vida del hombre de manera significativa. En lo cotidiano (Umwelt) los útiles
que conforman el mundo aparecen bajo la figura de la empleablidad e inempleabilidad,
esto es, bajo la posibilidad o imposibilidad de uso. En la ocupación el útil emerge como un
―para-algo‖, no comportando ningún tipo de tematización u objetivación teórica, como
afirma Heidegger: ―Un útil no es en rigor jamás. El útil es ―algo para…‖ (Ser y tiempo 96).
De hecho, generalmente, una escalera, una mesa o una silla conforman el mundo en un
silente ―para-algo‖, estando disponibles para su ocupación, en oposición al observar
distante de la teorización y contemplación estética. Asimismo, en El origen de la obra de
arte el filósofo examina el útil desde la noción de instrumento determinado por el uso
habitual y confiable. Las cualidades del ser útil son resumidas en dos: se gasta o consume,
y se vuelve habitual. Cuando la utilidad desaparece por causa del desgaste se suprime su
rasgo esencial: su ser de confianza, en donde descansa su apariencia estable. En efecto,
una casa y sus enseres se caracterizan por el uso y la habitualidad de lo familiar, y su ser de
confianza yace en la seguridad y protección de su resguardo. Por el contrario, en la
desarticulación de lo habitual, una intervención artística como Haus u r desplaza la
servicialidad y el ser de confianza del útil al más simple estar-ahí al descubierto. Es el caso
de la intervención ur 9 u 42 (1992), cielo raso móvil debajo de techo, construido con
placas de aglomerado de fibras de madera, sobre construcción de vigas con motor. En este
trabajo Schneider interviene el techo de una de las habitaciones de su vivienda con el fin
de mover el cielo raso, el cual imperceptiblemente sube y baja mediante la fuerza de un
motor. También destaca la intervención ur 10 (1993), construida con partes de ur 3
(1986), habitación giratoria dentro de habitación –la distancia que separa a las habitaciones
concéntricas es aproximadamente de 35 a 105 cm– construida con placas de yeso y de
madera aglomerada, sobre construcción de vigas con postes, rodillos y motor. En este
caso, la habitación interior gira levemente desorientando la percepción del espacio.
El hombre se encuentra en constante relación con las cosas del mundo, sin
embargo, para que éstas comparezcan en su particularidad deben tener un contexto previo
que las determine. Por ejemplo, la significación de una mesa para cenar o cocinar está
determinada por la totalidad en la que se encuentra: sillas, enseres de cocina, alimentos,
cubiertos, etcétera, mientras que la significación de la misma mesa para diseccionar un
cadáver está dada por los instrumentos: bata, gorro quirúrgico, bisturí, pinzas, ganchos,
sutura, sondas, etc. En otras palabras, el desplazamiento del ―estar-ahí‖ del útil al ―para-
algo‖ de su ocupación es efectuado desde la referencia a las cosas en las que se encuentra,
que en su totalidad generan la figura del mundo. Al respecto dice Heidegger:
Este ente a la mano, que por eso llamamos martillo, está en respectividad con el
martillar, el martillar lo está con el clavar y consolidar, éste lo está con la protección
contra el mal tiempo; y esta última ―es‖ por mor del Dasein (3) que necesita
protección, es decir, por mor de una posibilidad de su ser (Ser y tiempo, 110).
268
Desarticulación de lo habitual. Consideraciones fenomenológicas sobre el espacio
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270
Desarticulación de lo habitual. Consideraciones fenomenológicas sobre el espacio
3. LA DESARTICULACIÓN DE LO HABITUAL
Lo cotidiano se caracteriza por estar sumido ante las ocupaciones, caída en la
impropiedad del mundo que configura la vida fáctica. En este contexto, Gregor Schneider en
su obra Haus u r modula un argumento de creación imbricado que destruye la unidad
funcional de una construcción habitacional mediante la duplicación de accesos y
habitaciones. Las inacabadas modificaciones que recibe la casa surgen como intervenciones
artísticas, cuyos códigos arquitectónicos dejan la estabilidad del lenguaje, para constituirse en
indeterminación de los límites del espacio habitable. Más aún, mediante la pugna y
confrontación con lo habitual recrea la relación hombre y espacio, a través de la
resignificación de los dinamismos que determinan las referencias a las cosas. Desde esta
perspectiva, ¿Cómo se caracteriza aquello que disloca el sentido de lo habitual?¿Cómo una
intervención artística puede dejar entre paréntesis las significaciones del diario vivir?
Según Gianni Vattimo la sociedad de las comunicaciones promueve el surgimiento
de las heterotopías en oposición a una visión unitaria de la historia. Sobre los mass media
y su influencia en la idea de la historia como fragmentación afirma: ―(…) a pesar de
cualquier esfuerzo por parte de los monopolios y las grandes centrales capitalistas, es, más
bien al contrario, que la radio, la televisión y los periódicos se han convertido en
componentes de una explosión y multiplicación generalizada de Weltanschauungen: de
visiones del mundo‖ (79). Sin embargo, afirma el filósofo, en la extrañeza del hombre
frente a las diferencias, es decir, bajo el supuesto de la fragmentación y el
desconocimiento, los medios de comunicación generan una suerte de autoconciencia de la
simultaneidad. Consecuentemente, el hombre es consciente de sus límites como parte de
una totalidad, suerte de extrañamiento ante la emergencia de los elementos locales, los
dialectos y las diversidades. En este contexto, la obra de arte es caracterizada por Vattimo
como ―oscilación entre la pertenencia y el extrañamiento‖, (152), interpretación efectuada
a partir de los conceptos Schok de Benjamin y Stoss de Heidegger, cuya función según
Vattimo es: ―captar los rasgos principales de la nueva ―esencia‖ del arte en la sociedad
tardoindustrial; rasgos en que la reflexión estética contemporánea, incluso la más
penetrante y radical –empezando por Adorno- no ha reparado‖ (137). Por una parte,
Benjamin observa en la obra de arte un desplazamiento desde lo aurático, caracterizado
por la unicidad y perdurabilidad, a lo profano, representado por lo reproducible y
exhibible. Tránsito provocado por el desarrollo de los medios de reproducción técnica y el
complejo entramado de aparatos tecnológicos que modelan paulatinamente el acontecer
del hombre. En efecto, para Benjamin, el cine produce aquel Shock cuando quienes
observan la imagen cinematográfica perciben con mayor fuerza el mundo mediante la
reproducción técnica de: imagen, sonidos, escenografía, interpretaciones, etc. De modo
semejante, el Stoss heideggeriano es angustia ante el desarraigo, que yace en la
confrontación del ser obra como apertura y develación de la verdad. Afirma Heidegger,
que cuando se contempla la obra surge un ―extático abandonarse del hombre existente a la
desocultación del ser‖ (El origen, 79), el cual desarticula el entramado de las relaciones
271
Pía Cordero
cotidianas con las cosas del mundo. Para el filósofo, la obra de arte es conflicto en la
exposición del mundo y la producción de la tierra. Particularmente, la tierra que confronta
y de la cual emerge posee el carácter de la inagotabilidad, es decir, es φύ σις, ―(…) lo que
brota y surge por su propia fuerza y sin apremio alguno, lo que vuelve sobre sí y perece: el
imperar que brota y vuelve a sí‖ (Heidegger, Nietzsche, 85), y el mundo que expone es el
sistema de significados que inaugura, los que extrañan causando: ―la movilidad y la
hipersensibilidad de los nervios y de la inteligencia, características del hombre urbano‖
(Vattimo, 151). Cuando se contempla la obra surge según Heidegger: ―un extático
abandonarse del hombre existente a la desocultación del ser‖ (El origen, 79), que
desarticula las relaciones de las cosas del mundo. Es preciso señalar que devenir y
acontecimiento de la obra de arte constituyen una lucha, tensión entre ―alumbramiento‖ y
―ocultación‖, que manifiesta el modo de su estar al descubierto. Retomando el análisis de
Haus u r, la apertura de la obra se origina desde las intervenciones artísticas a una casa y
de quien las vivifica bajo la desorientación y el asombro. Relación controversial en tanto el
acontecer de la obra efectúa su estetización desde la escisión de la casa-útil a la casa-obra o
desde el para-sí al en-sí de su estar. Bajo la interpretación del Stoss heideggeriano como
sensación de extrañamiento, una intervención artística a una casa se torna desazón, es
decir, angustia ante la carencia de la seguridad de lo familiar. Según Vattimo, lejos de un
trascendentalismo romántico, la angustia en el arte surge como ―ejercicio de mortalidad‖
(152) por el que el hombre experimenta sus límites dentro de una sociedad
homogeneizada.
272
Desarticulación de lo habitual. Consideraciones fenomenológicas sobre el espacio
OBRAS CITADAS
Bachelard, Gastón. La poética del espacio. México: FCE, 2012.
Bourriaud, Nicolás. Estética relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006.
Derrida, Jacques. Khora. Buenos Aires: Amorrortu, 2011.
Frampton, Keneth. ―Llamado al orden. En defensa de la tectónica‖. Architectural Design
60, Nº 3-4 (1990).
Heidegger, Martin. El Origen de la obra de arte. México: FCE, 2006.
—— Nietzsche. Barcelona: Destino, 2000.
—— Ser y tiempo. Chile: Editorial Universitaria, 1997.
—— Kant y el problema de la metafísica. México: Fondo de Cultura Económica, 1996.
—— Construir, habitar y pensar [En conferencias y artículos]. Barcelona: Ediciones del
Serbal, 1994.
Maldiney, Henry. ―Originariedad de la obra de arte‖. Brumaria, prácticas artísticas,
estéticas y políticas. Documento 273. Fecha de ingreso: 6 de agosto, 2014.
http://www.brumaria.net/wp-content/uploads/2012/08/273-Maldiney.pdf.
Vattimo, Gianni. La sociedad transparente. Barcelona: Paidós, 1998.
273
RESEÑAS 275-288
Raúl ZURITA. Verás (Prólogo de Héctor Hernández Montecinos). Santiago:
Ediciones Biblioteca Nacional, 2016, 260 pp.
Verás (2017) nace como un regalo al lector de Raúl Zurita (1950), como un
reconocimiento del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) de Chile que, con
el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en su versión 2016, reconoce a la más
creciente, activa y trascendente de las obras literarias de un poeta vivo actualmente en
Chile. Otorgado a escritores tan destacados como José Emilio Pacheco (México), Juan
Gelman (Argentina), Ernesto Cardenal (Nicaragua) o José Kozer (Cuba), tres poetas
nacionales lo han recibido antes que Zurita: la siempre jovial y coherente Carmen
Berenguer, Oscar Hahn y Nicanor Parra; padre, mentor y apoderado absoluto de la
“antipoesía”, que ha dado vueltas y vueltas alrededor del ancho mundo.
El libro, cuya edición, selección de textos y prólogo fueron producto de la pulcra y
apasionada labor del poeta Héctor Hernández Montecinos (1979), no solo recoge parte de
los textos más importantes de la obra poética de Raúl Zurita sino fragmentos de
entrevistas, textos inéditos, fotografías de sus acciones poéticas [o “escritura material”,
como se llamó a su exposición de 2013 en la Biblioteca Nicanor Parra de la UDP] y,
como colofones dorados, parte de su traducción de La Divina Comedia de Dante
Alighieri, que aún se encuentra en ejecución, y la maqueta, del año 1985, de Canto a su
amor desaparecido.
Abrir Verás, cuyo nombre remite a la intangible exposición-acción del mismo
nombre que Raúl compartió con el pintor y artista visual Fernando Prats (Chile, 1967) en
2013, conlleva para el que no conoce la obra de Zurita el riesgo de sentir ese ahogo por
exceso de emoción que a muchos, en muchas partes del mundo y en horas de variada
índole nos ha producido. Desde sus tapas, que recogen la ilustración de La Divina
Comedia (1884) hecha por Gustavo Doré para la colección de la Biblioteca Nacional de
Chile, hasta “DE PUÑO Y LETRA”, en que se nos regala la maqueta de Canto a su amor
desaparecido, la antología rezuma fuerza, lucha, compromiso, paciencia y crecimiento
porque es, al fin y al cabo, una obra cumbre.
El “prólogo”, firmado en Santiago en septiembre de 2016 por Héctor Hernández,
describe la historia de una erudición poética compartida, pero también la gratitud que el
prologador siente hacia su maestro, padre literario y amigo. Podríamos prescindir de todo
comentario sobre la obra de Zurita y sobre Verás leyendo este breve e intenso texto, pero
la necesidad apremia y la magistralidad de Zurita amerita el intento por descubrir y dar a
descubrir que “insoslayablemente estamos ante una obra conmovedora, sin límites, única
en lo que fue el siglo XX y en lo que va del XXI” (9) que para su recopilador supone “un
itinerario documental de ese hermoso delirio, de esa fuerza incomparable y esa
imaginación literaria” (9) de “un artista que, como los del Renacimiento no se ha
conformado con escribir; sino que ha llevado la palabra y la imagen, el pensamiento y los
sueños, hasta espacios y límites que no habían sido pensados ni mucho menos realizados”
(10) y que, quizá, con el nuevo texto recopilatorio que Hernández prepara con las
Reseñas
1
Siglas de Héctor Hernández.
276
soberbia composición recordándonos la esencial sensibilidad que rezuma Raúl Zurita en
su escritura y en su vida, que también ha hecho parte de la poesía.
Creo que Verás, por la importancia, trascendencia y crecimiento de la obra y el
hombre que homenajea, por el cuidado con que se pensaron y dispusieron sus partes y por
el reconocimiento que supuso el premio que representa, será una de las obras más
celebrada de este 2017 que hace tan poco, y sin embargo ya tanto tiempo, nos acompaña.
Zenaida Suárez M.
Universidad de los Andes
Instituto de Literatura
Av. Mons. Álvaro del Portillo 12455, Las Condes, Santiago, (Chile)
zsuarez@uandes.cl
dramática del dentro y el fuera en que se debate el escritor, de la situación paradojal que
constituyen la minusvaloración en el terruño y el reconocimiento y apoyo en tierra
extranjera. Por eso, ante el drama de un habitar acaso demasiado móvil, Lastra dirá que
“el intelectual latinoamericano reside en la paradoja” (15) y lo ilustra con los datos de su
propia vida. La experiencia de la escritura como parte capital de esa misma biografía
aparece en “Algunas respuestas de Pedro Lastra” (21-26), en diálogo con Rigas
Kappatos, donde Lastra reflexiona que “uno escribe tal vez por eso, por descolocación y
lejanía” (21). Pero la detonación de la escritura personal nunca es meramente individual,
sino más bien heredera de un legado que, al decir del autor, es también una exigencia de
lectura, en especial en el trabajo del profesor. Por esa razón, “después de Neruda,
Huidobro, la Mistral, todo escritor chileno tiene que cuidar su palabra. Como los poetas
peruanos después de Vallejo, o los nicaragüenses después de Darío” (25). Una
alternancia, un diálogo, acaso la simultaneidad, pues, entre lectura y escritura, que el
texto “Pedro Lastra, el escrilector” (27-39), pone aún más de manifiesto, esta vez junto a
Mario A. Rojas, en procura de “una especie de poética, pero del lector” (36). Sugerente
concepto el del poética del lector, refrendado por el cúmulo de incitaciones a la lectura
que el mismo Lastra y otros se han encargado de dar a la publicación (cf. Relecturas
hispanoamericanas, Sala de lectura, Una vida entre libros, entre otros títulos).
Si América es la casa, como le gustaba decir a Gonzalo Rojas, el diálogo “Pedro
Lastra y la pasión americanista” (41-57), con Luis Rebaza Soraluz, permite verificar esa
condición hogareña del gran terruño, la casa común enlazada por una lengua. Un
terreno que es también escenario de la amistad, esa otra modalidad de vínculos que
Lastra se complace en caracterizar y detallar en “Las lecciones de la poesía y la
amistad” (59-68), con Marcelo Pellegrini, una retrospectiva hacia los primeros años de
escritura y publicación de poemas en compañía de diversos hermanos mayores. De ahí
que suceda en perfecta continuidad la conversación “Del espejo a la multiplicación de
las voces” (69-75), con Floriano Martins, donde se indaga en la verosimilitud de la
ficción y, nuevamente, en la tradición donde el propio Lastra se reconoce. Una vuelta al
tema de la extranjería y EE.UU. es el asunto de “Pedro Lastra: el poeta chileno que
regresa de Estados Unidos” (77-81), junto a Sergio Rodríguez Saavedra y Francisco
Véjar, diálogo en que el magisterio de Ricardo Latcham es puesto en relieve, y donde el
elogio agradecido no opaca el examen riguroso de la lección del maestro. Un retorno a
las vicisitudes del proceso de escritura de poemas –inseguridad, tentativa, confianza,
escepticismo– y también al eco de otras disciplinas estéticas –como la obra de Magritte–
observamos en “El diálogo con Pedro Lastra” (83-94), junto a Arturo Gutiérrez Plaza, y
en “Pedro Lastra: la restricción de la palabra” (95-100), con Miguel Ángel Zapata. Otra
vez las vicisitudes del proceso de escritura de poemas, donde ahora el autor declara su
“temor a los ruidos molestos y a la sinonimia” (97), su preocupación, en otras palabras,
por las sutilezas clave en la elaboración del verso.
El examen detenido de la valía poética de dos autores contemporáneos de Lastra
se hace en “Enrique Lihn, el poeta sin pergaminos” (101-114), con Óscar Sarmiento, y
278
en “Carlos Germán Belli, un poeta fundamental de nuestra lengua” (115-120), con
Paula Rodríguez Matta, a lo cual se suma la vigorosa amistad de Lastra con ambos; un
vínculo que, según el testimonio de nuestro autor, constituyó y constituye lecciones
artísticas, intelectuales, existenciales. Como de manera natural, sigue el “Cuestionario
sobre Fernando Pessoa” (121-124) administrado por Armando Romero, y que Lastra
responde con apreciables aunque breves consideraciones sobre la trascendencia del
poeta portugués, y con menciones a Antonio Machado, T.S. Eliot y César Vallejo como
claves del siglo XX, que abrieron y exploraron caminos cruciales al menos para la
literatura de Occidente. Nombres que se reiteran en “Lector de todas las horas” (125-
138), la conversación con Francisco José Cruz en que Lastra hace feliz memoria del trío
Salgari-Verne-Dumas como parte fundamental de su iniciación en la lectura; un
ejercicio complejizado después por el contacto con Neruda, Paz, Borges y Conrad entre
los más aludidos, junto al trato amistoso también de Eduardo Anguita y Juan Gelman, y
la enseñanza de ensayistas como el Dr. Johnson y George Steiner. Una conversación,
como se ve, expansiva y expandida a la “Grecia revisitada” (139-145), junto a Rigas
Kappatos otra vez, en sus lazos afectivos y literarios donde Lastra es motivado a
reflexionar sobre su trabajo como académico.
La afirmación de que “toda escritura es esencialmente dialógica” (151) resulta
ser, a la postre, una especie de conclusión natural de esta publicación. El texto “Al fin
del libro, o las buenas trampas de la memoria” (147-152), con el mismo Marcelo
Pellegrini, abrocha todo lo anterior de modo conciso y siempre en la rica inestabilidad
del conversar. Porque, recordemos, así como el gaucho Martín Fierro hacía bien al
aconsejarnos “no tiemplen el instrumento/ por sólo el gusto de hablar/ y acostúmbrense
a cantar/ en cosas de fundamento”, tenemos que advertir que Pedro Lastra hace lo
propio al conversar. Es cierto que la benignidad del diálogo depende también del
interlocutor; sólo que Lastra arrastra consigo, protagonista de esta trama, el deseo de dar
con una verdad. Efímera, permanente, evanescente, hospitalaria, retadora, esa verdad es
aquí no el enunciado correcto ni el objeto preciado en disputa, sino el acontecimiento
del que cabe atestiguar. Con Platón aprendimos que la verdad es dialógica: encuentro y
desencuentro, proceso, camino, andanza. Con Pedro Lastra seguimos caminando.
Roberto Onell H.
Pontificia Universidad Católica de Chile
Av. Vicuña Mackenna 4860, Santiago (Chile)
ronell@uc.cl
280
connotado padre. Así, por el vínculo matrimonial, María se convirtió en un eje de la
historia oculta de América.
A fin de proponer las anteriores reconstrucciones y perspectivas de estudio,
Fernando de Tola necesitó bregar sobre campos escasos de referencias y documentos,
hacer las conexiones faltantes mediante ensayos hipotéticos, y batallar con la ausencia
de información que acompaña a toda búsqueda comprometida con la recreación de la
vida y obra de una mujer histórica. No fue sencillo, luego de una reciente entrevista
personal, en la que el autor expuso su sistema de trabajo, sabemos que hizo falta
paciencia, minuciosidad y disciplina en la labor de establecer un marco teórico e
historiográfico, cruzar opiniones y escudriñar lo mejor posible entre viejos libros y
legajos para dar con el dato que vertiera luz sobre la idea esencial. Resulta entendible.
Dotar de voz a las mujeres del pasado sigue siendo un reto para todo historiador, porque
su silente actividad formó parte de la identidad de género, y tal vez ni ellas mismas
hubieran aceptado revelar sus intenciones, ni mucho menos dar cuenta de su vida
personal; ya sea porque lo considerarían falta de modestia o porque los preceptos
sociales y religiosos así las educaron.
Destaca la construcción de los personajes históricos, ciertamente la obra es un
trabajo académico-biográfico, registra la historia de una mujer de vida interesante,
enfrentada al sistema del imperio español justo durante la primera colonización europea,
sin embargo también tiene una lectura literaria. Los eventos de esta crónica trascienden
la simple biografía y conducen al lector hacia el descubrimiento de personajes poco
conocidos pero muy importantes para entender el funcionamiento de una sociedad
cuyos rasgos sorprenden y emocionan en toda comparación con nuestra actualidad.
En suma, el libro de Fernando de Tola constituye un valioso aporte para la
historiografía hispanoamericana, rellena convenientemente un hueco de nuestro pasado y
rescata la presencia social de la mujer noble, la esposa paciente, la madre denodada, y, si las
circunstancias lo hubieran permitido, la primera, única y más peculiar Virreina de las Indias.
Alberto Ortiz
Universidad Autónoma de Zacatecas
Av. Preparatoria N° 301, Col. Progreso, Edificio B de Posgrado
1er. Piso, Campus II, C.P. 98060, Zacatecas (México)
albor2002@gmail.com
Diego ALEGRÍA: Raíz abierta, Santiago: Pez Espiral, Colección Pez Espada, 2015, 40 pp.
El relativamente reciente renacimiento de la hermenéutica a través de la
transformación de los problemas tradicionales de la crítica y análisis literarios, en base a
una perspectiva cognitiva, entendida como una relación íntima entre textos y mentes
(Stockwell, 2002), también ha formulado preguntas respecto a las posibilidades de un
análisis objetivo de la subjetividad de un escritor. En otras palabras, ¿puede la intención
subjetiva ser analizada objetivamente?
281
Reseñas
282
Estos versos intentan expresar la eliminación de cualquier distancia entre la
intensión poética y el poema en sí mismo, la descripción de la cosa y la cosa en sí. En
cierto sentido, el poema se transforma en lo que intenta transmitir. Es un acto donde se
elimina la distancia entre el significante y el significado. Asimismo, difiere del habla
cotidiana en el siguiente aspecto crucial: no constituye uno de los posibles comentarios
sobre un tópico que genera información, sino que se vuelve el tópico mismo. El poema
luego se embarca en un viaje, donde el actor, el lugar de su acción y la manera en que
lleva esto a un fin, son unificados en una predicación holística:
los remos
puestos al sol
el agua navega
mi barca (23)
Este gentil juego de desplazamiento donde los roles semánticos de los participantes
se intercambian dentro de los confinamientos de una oración breve, es ubicuo. El autor nos
señala que la unificación se trata, precisamente, de una cuestión de cambio. Este
desplazamiento de perspectiva entre lo que usualmente percibimos como figura donde una
forma utilizada mental, emocional o estéticamente es prominentemente destacada, está
sorprendentemente presente en cada poema. Incluso, desde las primeras líneas, alguien lee:
las raíces
en el fondo de la tierra
savia
primitiva (14).
La transposición de la atención desde el sujeto (“las raíces”) a lo que literal y
metafóricamente es la figura (“la tierra”) a través del uso de una frase nominal (“savia
primitiva”), nos hace sospechar sobre una posibilidad sorprendente: el foco discursivo que
posiciona naturalmente al sujeto no permanece impenetrablemente como propiedad del
mismo, sino como un flujo de energía que trasciende sus propios límites estructurales,
focalizando su propio fondo. En este sentido, trayector e hito son vistos como vasos
comunicantes o como dos partes de un reloj de arena en un flujo singular de tiempo. La
relación de predicación se muestra en principio como invertible. ¿Puede la entidad de “la
que se habla” ser al mismo tiempo “lo que se habla”? ¿Es en realidad el árbol o la tierra lo
que está destacándose? ¿Y qué reside entremedio? Como el autor ya nos ha dicho, esto es
la poesía en sí misma: el acto de unificación a través de la distancia, teniendo coraje para
navegar por ella. De esta manera, presente y pasado se pueden unir, con la propia
dirección del tiempo contra-factualmente invertida hacia el pasado, el cual ya ha puesto en
segundo plano lo que vivimos en el presente:
283
Reseñas
284
Esta es la manera en que Raíz abierta, al mismo tiempo, aumenta, transforma y
unifica su universo poético a través de palabras combinadas variablemente, intercambiando
su posición dentro de repeticiones conceptuales. Esta estructura le entrega a la colección la
naturaleza de un palimpsesto, donde cada texto contiene en sí mismo la memoria de todos
los textos. Hay continuamente un fondo contra una figura que negocia los términos de su
nacimiento poético. ¿Cuál es el costo de alterar la realidad? ¿Cómo puede este movimiento
en el universo afectar lo que previsionalmente se pensó como inamovible y eternamente
reconocible como una certeza personal y cristalizada? Pienso que es así como nosotros
encontramos en los poemas de Diego Alegría el nacimiento de una cualidad profundamente
trágica, donde encontramos las consecuencias de una paradoja creada a través de la
inversión de los términos en una secuencia lineal y causal. ¿Podemos retornar el tiempo?
¿Puede un árbol florecer desde su interior?
al interior
del árbol
brota
la ceniza” (19)
Estos poemas borran nuestra concepción adquirida de lo trágico, para re-trazar su
nacimiento junto a los filósofos naturalistas presocráticos, donde la mente aún no ha
logrado tomar su distancia de la materia, permaneciendo con asombro frente a los
límites cósmicos y frente a la posibilidad de conciliación entre las fuerzas contrarias de
nuestra experiencia. Mientras desnudamos los pliegues del palimpsesto de Alegría, no
puedo sino traer a la memoria algunos fragmentos de Heráclito:
No es posible introducirse dos veces en el mismo río (Fragmento 91)
Mientras vive durmiendo préndese del muerto, y despierto, préndese del dormido
(Fragmento 26).
Esta es, yo creo, la manera en que la colección adquiere el carácter de un solo
poema, a través de la compresión no lineal de figuras sobre un fondo común, o a través
de desplazamientos del fondo que variablemente establecen el escenario para la
presencia persistente de sus actores.
Pero hay un punto en donde las palabras que han aparecido una y otra vez y se han
constituido en el material sobre la cual la poesía ha florecido, son en sí mismas negadas:
sin tronco
ni monte
ni cielo
el árbol (28)
El árbol, despojado de todo lo que materialmente podía sostenerlo, se entrega
como la única figura en un universo eliminado, significando un punto de inflexión en la
285
Reseñas
serie de los poemas. En este sentido, Raíz abierta no sólo se revuelve a través de un
campo conceptual común, que permanece fuera del tiempo, pero que también construye
una secuencia con los mínimos episodios definidos, que, en un nivel narrativo lineal,
establecen un proceso de transformación a gran escala en el tiempo, con un claro “antes”:
separados
caen del risco
la roca
el árbol (25)
y un claro después:
después de la caída
en mis ojos
tu figura trizada
de cristal (26)
Este momento dramático, donde el acto poético de eliminar la distancia ha dado
lugar a la separación, y donde la caída del árbol se integra conceptualmente con la caída
del hablante lírico mismo, una metamorfosis empieza a tomar lugar:
caí
de un rostro
a otro rostro
en esa inmensidad
encontré el silencio” (37)
Esta transformación puede así salvar el todo, si solo conserva el mínimo. La marca
que esta palabra ha dejado como reminiscencia de su existencia, contiene su propia
reconstrucción, en la misma manera en que la materia primitiva de escasez ascética es lo que
se necesita para la re-definición de la realidad.
En una total y nueva inequívoca inversión entre figura y fondo, el flujo de la vida del
árbol cambia de dirección: las raíces se vuelven las ramas, y el silencio primitivo donde el
poeta ha caído, luz:
las raíces
se abren al cielo
árbol
iluminado (39).
Georgios Ioannou
Universidad de Chile. Departamento de Lingüística
Av. Capitán Ignacio Carrera Pinto 1025, Ñuñoa (Santiago)
georgios@u.uchile.cl
286
Inmaculada DÍAZ NARBONA. Literaturas hispanoafricanas: realidades y
contextos. Madrid: Verbum, 2015, 383 pp.
Hasta hace poco dominada por los autores oriundos de Guinea Ecuatorial, único
país africano de habla hispana, la literatura africana en lengua castellana se ha
“democratizado”, gracias a la contribución de escritores nativos de otros Estados del
continente vecino. Un hecho que va quitando peso a la aserción según la cual España vive
de espaldas a África, pese a su cercanía con su vecino al sur del Mediterráneo.
Con la propuesta de poner de relieve la presencia cada vez mayor de las obras
escritas por novelistas y poetas que, sin necesariamente haber tenido un contacto colonial
con el castellano, han optado por utilizarlo como lengua de creación, el libro Literaturas
hispanoafricanas: realidades y contextos trae una contribución consistente y detallada
acerca del tema. Además de los aspectos históricos, este volumen coordinado por la
profesora Inmaculada Díaz Narbona, de la Universidad de Cádiz y que cuenta con la
participación de especialistas en la materia, retrata los contextos sociales, económicos y
políticos de autores y autoras que han asumido el castellano o el catalán como lenguas de
creación literaria. Este repaso, el libro lo hace en torno a cuatro ejes temáticos que
organizan la obra, a saber, la consolidación de la literatura ecuatoguineana, la emergencia
de una creación saharaui y marroquí y la presencia y traducción de textos africanos
escritos en otras lenguas en el contexto español.
En el primer bloque, además de reconstruir la esencia de la poesía ecuatoguineana,
se analizan las obras de Donato Ndongo-Bidyogo –una de las máximas voces de la
literatura ecuatoguineana y autor del prólogo de este libro−, César Mba Abogo y
Guillermina Mekuy Mba Obono. “En nuestro contexto advierte el académico
correspondiente Justo Bolekia Boleká , hablar de poesía de Guinea Ecuatorial implica
reconocer dos realidades: la autóctona debilitada y la foránea emporada” (81). Se trata de
una poesía entre cuyos rasgos destacan la influencia de la traumática situación colonial y
las dictaduras postcoloniales.
Denunciar precisamente estos autoritarismos es la esencia de los escritos de
Donato, César y Guillermina. El primero, enfoca sus obras hacia la recuperación de la
identidad nacional, la lucha por la libertad, el desarrollo de su país y la denostación de la
represión y la censura sin quedar al margen de cuestiones políticas (pág. 18). Este mismo
compromiso es compartido por César, considerado como la gran esperanza de la nueva
literatura guineana, cuya obra combina relatos cortos, poemas en prosa y verso que
constituyen la desesperada manifestación de la condición de ser africano y europeo, a la
vez (66). Autora que vive entre dos mundos, Guillermina presenta por su parte un corpus
con un contenido marcadamente sensual, sexual y, hasta para algunos críticos,
pornográfico.
Esta polémica forma parte de las trabas que las escritoras africanas se encuentran a
la hora de publicar sus libros en España debido al escaso respaldo que tienen por parte de
287
Reseñas
las grandes distribuidoras de libros, como se evidencia en esta obra. Aunque, gracias al
Internet y las redes sociales, la situación va cambiando.
El segundo bloque se dedica al estudio de la literatura saharaui y del norte de
Marruecos. Aquí el libro ofrece un pormenorizado análisis de los textos producidos por
autores procedentes del Magreb, tanto en castellano como en catalán, así como la obra del
malagueño-marroquí Sergio Barce. El recorrido por la historia de la incipiente literatura
saharaui deja clara una cosa: aunque el español forma parte de la identidad cultural del
pueblo saharaui, les corresponde a los saharauis contar sus historias y reflejar su sentir ante
la dura realidad de la que son protagonistas. Y, sobre todo, garantizar que, esta literatura,
hoy por fin una realidad, tenga continuidad en generaciones venideras (321).
Junto a la poesía y narrativa en castellano escrita por autores marroquíes,
merecen especial atención las obras publicadas en catalán; un esfuerzo que permite
destruir la fronteras propias de la africanidad literaria y reinventa otras. Estas
producciones van más allá de los límites de las literaturas nacionales tradicionales,
abriéndose así a un universalismo literario plurilingüe en el que el discurso minoritario
se encuentra en el centro de lo global (128). En este mismo contexto encaja a la
perfección la narrativa de Barce, considerada como una obra marroquí y española, de
los dos lugares y de ninguno (292).
En el tercer bloque, el libro pone de manifiesto algo innegable: la literatura en
lengua española dejó de ser un territorio acotado, exclusivo y excluyente, de españoles y
criollos latinoamericanos (15). En efecto, la incorporación de autores de otros países,
originalmente francófonos, como Agnès Agboton (Benín) o Inongo-vi-Makomè
(Camerún), permite hablar, con rigor, de una literatura hispanoafricana, ya imposible de
ignorar (14). Una escritura testimonial africana en el contexto español, marcada por la
migración y la extrañeidad, que solo pretende contarse (162). En ella, los autores adaptan
el discurso de la Negritud a los nuevos retos que plantea la globalización, dejando claro
que los subalternos negros y pobres siguen siendo los grandes perdedores (194).
El último bloque del libro recorre la trayectoria de las obras africanas anglófonas y
francófonas traducidas al castellano. Además de denunciar los criterios que marcaron la
selección de la primeras obras traducidas, se concluye que para evitar políticas editoriales
erráticas, dando paso a criterios más sólidos en la selección de las obras africanas, sería
muy beneficioso operar desde otros modos de relación con la literatura africana (198).
En definitiva, Literaturas hispanoafricanas: realidades y contextos es un estudio
sistematizado con seriedad que pasa a ser un valioso documento acerca de la obra de
autores y autoras oriundos del continente vecino escrita en lengua castellana, catalana en
incluso gallega. Consulta obligada para todos aquellos que desean conocer con mayor
detalle el éxito de la tenaz resistencia de estos creativos, que se han desarrollado en
contextos no siempre favorables.
Jean-Arsène Yao
Universidad Félix Houphouët-Boigny
Cocody, Abidjan (Costa de Marfil)
288
INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES
1. Los temas deben ser inéditos y apropiados para una revista de humanidades:
literatura, lingüística, filosofía, artes, estudios culturales, teoría crítica, o temas que
sin pertenecer exclusivamente a alguna de estas áreas del conocimiento constituyen
puntos de encuentro de las mismas.
4. Todos los trabajos, exceptuando las reseñas y notas, deberán enviarse con un
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Incluir traducción del título del artículo y entre cuatro y seis palabras claves, en
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electrónica del autor, indicando la institución a la que pertenece (si corresponde).
5. Los trabajos se publican solo si son aprobados por unanimidad por el Comité de
Redacción de la Revista, previa evaluación de Consultores Externos, cuyo dictamen
es decisivo. Para efectos de la edición, el Consejo de Redacción se reserva el derecho
de efectuar las precisiones que sean necesarias para mantener el estilo de ALPHA.
9. Lista de obras citadas (o bibliografia citada). Al final del artículo se hace la lista de
las obras de hecho citadas cuyas referencias básicas se han dado en el texto del
artículo. Se ordena alfabéticamente tomando como base el apellido de los(las)
autores(as) (excepto en autores institucionales) e incorporando el nombre, ello con el
propósito de visibilizar el género del(la) autor(a) correspondiente. Si se ha trabajado
con más de una obra de un(a) mismo(a) autor(a), ordenar sus obras desde la más
reciente a la más antigua. Se utiliza sangría francesa.
Bolaño, Roberto. Los sinsabores del verdadero policía. Madrid: Editorial Anagrama
S.A., 2011.
—— 2666. Madrid: Anagrama, 2004.
Barrera, Andrés. “Re: Literatura modernista”. Correo electrónico enviado a autor. 15
Nov. 2000. (En este caso se trata de una comunicación electrónica. Se indica
el autor, título del mensaje ―si procede―, indicación de que es un correo
electrónico enviado a: puede ser al autor(a) o a otra persona, indicar el nombre
si es a otra persona, fecha del correo).
Matus, Alberto. Entrevista personal. 13 de octubre de 2004 (En este caso se trata de
una entrevista inédita hecha por el autor del artículo a Alberto Matus).
Arellano, Ignacio. “Los personajes del Quijote en sus espacios (algunas calas)”.
Revista ALPHA 43 (2016):117-189. (Corresponde este caso a un artículo
aparecido en una publicación periódica).
Paulsen, Fernando. “Tolerancia Cero”. Canal Chilevisión. Domingo 17 de octubre de
2004. (La fuente en este caso es un programa de televisión).
291
ALPHA N°44 - Julio - 2017
10. Se recomienda usar las notas al pie exclusivamente para agregar información o
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EDITORIAL
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
AVDA. ALCALDE FUCHSLOCHER 1305 – OSORNO
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SANTA ELENA 1955
SANTIAGO