Botero
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El genitor del apellido Botero en Colombia fue Juan Andrés Botero Bernaví o Bernavino de la Sierra,
natural de Génova Italia. ( En italiano Guiovani Andrea Bottero) . Sus padres fueron Juan Bautista Botero
y Manuela Bernavino de la Serra.D.Gian o Guiovanni Battista Botero y María Emanuella Bernabí,
(Barlovino o Bernabino de la Serra.) Hay dos versiones sobre el significado de este apellido. Para algunos
“el que hace o adereza botes para vino, vinagre o aceite”. Para otros “patrón de un bote.” Este apellido
aparece desde el siglo XIII en la provincia de Génova, escrito como Bottero. En el siglo XVI se extendió
por la región de Liguria. Con el mismo apellido se encuentran en la historia italiana de la época, varios
personajes de importancia especialmente en el ramo de las letras.
Don Juan Andrés llegó a establecerse en Rionegro a principios del siglo XVIII. En 1722 fue ordenada la
expulsión de los extranjeros de la Nueva Granada. Dicha orden cobijaba a don Juan Andrés y él le pide al
Virrey que lo deje quedarse en el Virreinato y cuenta en su memorial que por enfermedad grave fue
dejado en Cartagena de Indias, pues venia como pasajero en el navío Santa Rosa, que estaba al servicio
del príncipe de Santabono, (Santa Bono) como artillero, en expedición que tenia como destino final
México. En los documentos no se establecen fechas exactas de cuando sucedió su llegada a Cartagena.
Tampoco encontramos en ellas una razón específica de su residencia posterior en Rionegro donde se
instaló en el ramo del comercio. En varios documentos encontramos a don Juan Andrés como miembro
del cabildo en Rionegro y en algunas posiciones distinguidas de la comunidad, aunque según sus noticias
sin patrimonio notorio.
El 26 de junio de 1719 contrae matrimonio don Juan Andrés, en Rionegro con doña María Antonia Mejía
Somoano, nacida en Rionegro de 1705 e hija única de don Ignacio Mejía Ortiz y doña Antonia Somoano
Torres, descendientes de don Juan Mejía de Tobar y don Antonio Somoano Izquierdo, genitores de sus
apellidos en Antioquia. Don Juan Andrés murió de repente, en Rionegro el 7 de junio de 1746 y su
esposa en 1781.
La gran evolución de la heráldica que explica la llegada hasta nuestros días de los escudos se produce en
el siglo XIII. Los blasones dejan de pertenecer únicamente al ámbito militar o al de los caballeros. Las
familias nobles, los más ricos y empresarios asocian un escudo heráldico a su apellido.
Lo hacían para poner en valor a su familia y, por ello, la elección de la forma, los dibujos y los elementos
del escudo heráldico era un proceso crítico. Tal y como señalan Luís Valero de Bernabé y Martín de
Eugenio en su tesis doctoral ‘Análisis de las características generales de la heráldica gentilicia española y
de las singularidades heráldicas existentes entre los diversos territorios históricos hispanos’, la elección
del blasón se llevaba a cabo con cuidado ya que “a través de su visión se identificaba y consideraba la
calidad e importancia del propio linaje”.
De este modo, cada apellido representó un escudo en el que se incluyen figuras geométricas, colores,
metales, animales (terrestres, aéreos, acuáticos y fantásticos), plantas, árboles, vegetales y flores, armas
y edificios como castillos o torres.
Cada uno de estos elementos aporta un significado al escudo, por lo que para interpretar un escudo
heráldico es necesario entender por separado sus elementos. A continuación repasamos el simbolismo
de los elementos más importantes.